La Sabiduría Del Corazón _ Jack Kornfield

70
7 EL PODER LIBERADOR , DE LA ATENCION PLENA Amigos míos, sólo al establecer la amorosa claridad de la atención plena podréis soltar el anhelo del pasado y delfaturo, superar el apego y el sufrimiento, abandonar toda avidez y ansiedad y una inquebrantable libertad del corazón, aquí, ahora. -Buda Establece la claridad liberadora de la atención plena en el cuerpo, en los sentimientos, en la mente y en el dharma. -Digha Nikya En los mitos de todo el mundo, los hombres y las mujeres han buscado un elixir que pudiera protegerlos del sufrimiento. La respuesta de la psicología budista es la atención plena. ¿Cómo funciona la atención plena? Lo explicaré con una historia. Si has visto alguna vez la película Gorilas en la niebla, sabrás quién es Dian Fossey, la valiente investigadora que entró en contacto con una tribu de gori- las. Fossey había ido a África para continuar el trabajo de su mentor George Schaller, un destacado primatólogo que había logrado recoger la información sobre la vida de los gorilas más íntima de todas las investigaciones realizadas hasta el momento. Cuando sus colegas le preguntaron cómo había sido capaz

description

para profundizar en la sabiduria del mindufness y la aceptacion

Transcript of La Sabiduría Del Corazón _ Jack Kornfield

  • 7

    EL PODER LIBERADOR ,

    DE LA ATENCION PLENA

    Amigos mos, slo al establecer la amorosa claridad de la atencin plena podris

    soltar el anhelo del pasado y del faturo, superar el apego y el sufrimiento, abandonar toda avidez y ansiedad y desp~rtar una inquebrantable libertad

    del corazn, aqu, ahora. -Buda

    Establece la claridad liberadora de la atencin plena en el cuerpo, en los sentimientos, en la mente y en el dharma.

    -Digha Nikya

    En los mitos de todo el mundo, los hombres y las mujeres han buscado un elixir que pudiera protegerlos del sufrimiento. La respuesta de la psicologa budista es la atencin plena. Cmo funciona la atencin plena? Lo explicar con una historia.

    Si has visto alguna vez la pelcula Gorilas en la niebla, sabrs quin es Dian Fossey, la valiente investigadora que entr en contacto con una tribu de gori-las. Fossey haba ido a frica para continuar el trabajo de su mentor George Schaller, un destacado primatlogo que haba logrado recoger la informacin sobre la vida de los gorilas ms ntima de todas las investigaciones realizadas hasta el momento. Cuando sus colegas le preguntaron cmo haba sido capaz

  • 108 LA SABIDURA DEL CORAZN

    de aprender tanto sobre estas tmidas y esquivas criaturas, l lo atribuy a una sola cosa: no llevaba una escopeta.

    Generaciones previas de bilogos haban entrado en el territorio de estos enormes animales con la suposicin de que eran peligrosos. Por ello, los cien-tficos llegaban con un espritu agresivo, armados con grandes rifles. Los gorilas podan sentir el peligro que emanaban estos hombres armados y se mantenan a distancia. En cambio, Schaller -y ms tarde Fossey- entraron en su territorio sin ningn arma. Tenan que moverse despacio, con suavidad y, sobre todo, actuar con todo respeto hacia estos animales. Con el tiempo, al advertir la benevolencia de estos humanos, los gorilas les permitieron perma-necer entre ellos y aprender sus costumbres. Sentada en calma horas y horas, con una atencin cuidadosa y paciente, Fossey finalmente entendi lo que vea: todo un nuevo mundo de relaciones tribales y familiares, personalidades nicas, hbitos y formas de comunicarse. Como explic el sabio afroamerica-no George Washington Carver, todo te revelar su secreto si lo amas sufi-cientemente.

    La atencin plena es conciencia, una conciencia respetuosa que no juzga. Desgraciadamente, la mayor parte del tiempo no prestamos atencin de esta manera. Por el contrario, estamos continuamente reaccionando, juzgando si lo que ocurre nos gusta, nos disgusta o podemos ignorarlo. Nos evaluamos a nosotros mismos y a los dems con un montn de expectativas, comentarios y crticas.

    Cuando la gente llega por primera vez a una clase de meditacin para entrenarse en la atencin plena, tiene la expectativa de encontrar la calma y la paz. Generalmente sufren una gran conmocin. La primera hora de medita-cin revela todo lo contrario, y descubren de forma clara todo un flujo oculto de juicios y evaluaciones. A medida que pasan los minutos, podemos alternar entre la agitacin y el aburrimiento. Escuchamos un portazo y deseamos que haya silencio. Las rodillas nos duelen e intentamos evitar el dolor. Qyisira-mos tener un cojn mejor. No podemos sentir nuestra respiracin y nos frus-tramos. Nos damos cuenta de que nuestra mente no para de hacer planes y nos sentimos decepcionados. Entonces nos acordamos de alguien con quien estamos enfadados y nos irritamos, y si somos capaces de darnos cuenta de la cantidad de juicios que emitimos, nos sentimos orgullosos de nosotros mis-mos por advertirlo.

    Pero come cio. Podemcs , atentos, es CQJJ cia sin ningf. sumamente l

    7

    ste es eLi

    La aten atencii libertad

    Paracelso, , El mdico + mar parte d~~J misma maneq dad a partir ~ El mdico s414 nombrable, ~ atencin pleqa

    Peter, un4

  • atribuy a una

    i.torio de estos r ello, los cien-ies rifles. Los armados y se '

    r- entraron en on suavidad y, 1 el tiempo, al tieron perma-horas y horas, tendi lo que ersonalidades afroamerica-lo amas su.ti-

    que no Juzga. ncin de esta ,juzgando si evaluamos a comentarios

    litacin para la calma y la il de medita-L flujo oculto rnos alternar ~seamos que 1i. Qyisira-1 y nos frus-racer planes :ncon quien t:Uenta de la 1SOtros mis-

    EL PODER LIBERADOR DE LA ATENCIN PLENA 109

    Pero como George Schaller, podemos poner a un lado esas armas del jui-cio. Podemos volvernos plenamente atentos. Cuando estamos plenamente atentos, es como si pudiramos inclinarnos con respeto ante nuestra experien-cia sin ningn juicio ni expectativa. La atencin plena, declar Buda, es sumamente til.

    7

    ste es el sptimo principio de la psicologa budista:

    La atencin plena en cualquier experiencia es liberadora. La atencin plena aporta una visin con perspectiva, equilibrio y libertad

    Paracelso, el maestro y mdico de la Edad Media, declar en una ocasin: El mdico debera hablar a lo que es invisible. Lo que es visible debera for-mar parte de su conocimiento, y l debera reconocer la enfermedad, de la misma manera que cualquiera que no es.mdico puede reconocer la enferme-dad a partir de los sntomas. Pero esto est lejos de lo que hace a un mdico. El mdico slo se convierte en tal cuando conoce tambin aquello que es in-nombrable, invisible e inmaterial y, sin embargo, eficaz. Del mismo modo, la atencin plena nos abre a lo invisible de nuestra experiencia.

    Peter, un diseador informtico de mediana edad, vino a un retiro de me-ditacin buscando alivio. Estaba intentando sobrellevar el fracaso reciente de un negocio, un precario matrimonio y la enfermedad de su madre. Pero la meditacin rpidamente destap su angustia. La rabia y la decepcin que impregnaban su situacin emergieron en la silenciosa sala de meditacin lle-nando su mente. Sus intentos de acallar su malestar sintiendo la respiracin fueron intiles, y su atencin rebotaba despedida una y otra vez de su cuerpo como una pelota de tenis. Entonces vino lo peor. A su lado, una mujer que no paraba de moverse empez a toser fuerte y repetidamente. La mujer se mova inquieta y tosa cada vez ms a medida que transcurra el primer da.

    Tras los vanos esfuerzos por permanecer con su propio dolor, Peter se sinti frustrado y enfadado y, al ver que la mujer no dejaba de toser, se enfu-reci. Fue a buscar a mi coinstructora, Debra Chamberlin-Taylor, e insisti en que la meditacin no era el mtodo adecuado para l y que necesitaba mar-

  • 110 LA SABIDURA DEL CORAZN

    charse. Ella le pidi que cerrase los ojos y advirtiera con plena atencin el estado de su cuerpo. Estaba lleno de tensin y dolor. Con la ayuda de Debra, descubri que poda sostener la tensin y el dolor con una atencin ms cari-osa, aceptndolos. Respir, se relaj un poco y reconoci que la medicina que necesitaba no era otra cosa que comprender su sufrimiento.

    La siguiente instruccin que se le dio fue simple: mantn con suavidad la atencin plena en tu cuerpo mientras permaneces sentado y date cuenta de cualquier cosa que pase. Cuando volvi a la sala de meditacin, pasaron slo unos pocos minutos cuando su inquieta vecina empez con una larga tanda de toses. Con cada tos, Peter senta que sus msculos se crispaban y su respiracin se detena. Ahora se volvi ms curioso e interesado por la manera en que su cuerpo reaccionaba. Empez a advertir que al or cada tos surga una crispacin interna y una ola de rabia, que amainaba mientras continuaba practicando la relajacin entre un ataque de tos y otro. Finalmente, al terminar el perodo de meditacin sentada, se levant para dirigirse al comedor. Al llegar all, vio que la causante de su tormento, la tosedora, se encontraba justo delante de l en la cola. Inmediatamente advirti cmo, con slo verla, su estmago se contrajo y su respiracin se cort. De nuevo se relaj. Cuando volvi a la sala de medita-cin comprob a qu hora estaba fijada su entrevista personal con la instructora. Un poco ms abajo en la misma lista ley el nombre de la inquieta mujer. Slo con leerlo, su estmago y su respiracin se tensaron. Cmo segua prestando atencin, fue capaz de relajarse nuevamente. Se dio cuenta de que su cuerpo se haba convertido en un espejo, y que la atencin plena le estaba enseando al mismo tiempo la causa y la curacin de su sufrimiento, permitindole reconocer la tensin de su mente y relajarla conscientemente.

    A medida que sigui el retiro, su atencin se volvi ms precisa. Se dio cuenta de que sus pensamientos de ansiedad y enfado hacia su familia y sus problemas de trabajo podan desencadenar la misma crispacin y tensin que la tos de la mujer. Siempre haba intentado mantener las cosas bajo control. Aho-ra que su vida se haba descontrolado, los hbitos de ira, acusacin y juicio se haban apoderado de l. Con cada reaccin, poda darse cuenta de cmo surga la tensin. Despus de reaccionar fue capaz de detenerse a observar con la aten-cin plena y permitir un cierta relajacin. Empez a confiar en la atencin plena. Cuando termin el retiro, senta agradecimiento hacia a la inquieta mujer que estuvo a su lado. Qyera darle las gracias por lo que le haba enseado.

    EL POI

    Con la atencin ficio de la curiosidal con la clebre expl'tl tamos atencin cot\l la verdad. Y al ver 1a

    La atencin ple. y libre de juicio, est la atencin perma coanalistas y la ... psiclogos humania Gestalt, esta forma i sanacin primordial mentado la eficac$ occidentales basa~ bargo, que mientr$ te en la atencin pJ.i dadero fundamente atencin plena por) sin tiene lugar de:ai ta Sharon Salzbei-g,: guntar si estn sicA.(

    ATENCIJI

    El arte de vivir 1tfl cosas con tetn()ft

    contemplarlo co1n

    Sentarse con la ateni los de otros, es un ac a su rabia se morira genes terrorficas d~

  • rplena atencin el ' ~ ayuda de Debra, atencin ms cari-6 que la medicina cnto. !il con suavidad la t--y date cuenta de cin, pasaron slo L1na larga tanda de m y su respiracin manera en que su ga una crispacin tba practicando la ihar el perodo de llegar all, vio que lelante de l en la mago se contrajo la sala de medita-ti>n la instructora. tfrieta mujer. Slo 'segua prestando que su cuerpo se

    aba enseando al ndole reconocer

    s precisa. Se dio .-'su familia y sus -ytensin que la !fb control. Aho-lacin y juicio se t;de cmo surga rvar con la aten-

    ~ien la atencin iinquieta mujer a enseado.

    -

    EL PODER LIBERADOR DE LA ATENCIN PLENA 111

    Con la atencin plena Peter encontr alivio. Tambin descubri el bene-ficio de la curiosidad y de la espaciosidad, al que Shunryu Suzuki se refiri con la clebre expresin la mente del principiante. Como l explica, pres-tamos atencin con respeto e inters, no para manipular, sino para entender la verdad. Y al ver la verdad, el corazn se libera.

    La atencin plena, que se traduce en una conciencia paciente, receptiva y libre de juicio, es tambin importante en la psicoterapia occidental. Desde la atencin permanentemente flotante que recomendaba Freud a los psi-coanalistas y la aceptacin positiva incondicional de Carl Rogers y otros psiclogos humanistas hasta la conciencia centrada en el presente de la Gestalt, esta forma abierta de la conciencia se considera una herramienta de sanacin primordial. Desde! 980 casi mil publicaciones cientficas han docu-mentado la eficacia de la atencin plena, a menudo estudiada en prcticas occidentales basadas en el enfoque budista. Es importante distinguir, sin em-bargo, que mientras que la psicologa occidental se ha centrado principalmen-te en la atencin plena del terapeuta, la psicologa budista afirma que el ver-dadero fundamento del bienestaf es el entrenamiento sistemtico de la atencin plena por parte del estudiante. Con la atencin plena, la compren-sin tiene lugar de manera natural. Como bromeaba un da la maestra budis-ta Sharon Salzberg, Ensear es fcil. Lo nico que tienes que hacer es pre-guntar si estn siendo plenamente atentos.

    ATENCIN PLENA COMO PRESENCIA SIN MIEDO

    El arte de vivir no es ir a la deriva despreocupadamente ni tampoco aferrarse a las cosas con temor. Consiste en ser sensibles a cada momento que se presenta, en

    contemplarlo como algo absolutamente nuevo y nico, en tener la mente abierta y totalmente receptiva.

    -Alan Watts

    Sentarse con la atencin plena con nuestras aflicciones y nuestros miedos, o con los de otros, es un acto de valenta. No es fcil. Marge crea que si se enfrentaba a su rabia se morira. La fibrosis qustica del hijo de Jorge despertaba en l im-genes terrorficas de sillas de ruedas y muerte prematura. Perry tema abordar

  • 112 LA SABIDURA DEL CORAZN

    sus infidelidades y sus peculiaridades sexuales.Jerry apenas poda dejar de pen-sar en la carnicera que haba presenciado estando destinado en Bosnia. Para Angela, encarar la recurrencia de su cncer significaba encarar la muerte.

    Con paciencia y valenta, cada una de estas personas aprendi poco a poco a sentarse con firmeza sobre la tierra y a sentir la contraccin y el temblor de su cuerpo sin huir. Aprendieron a sentir el fluir de sus emociones -el miedo, la tristeza y la rabia- y a permitir que se liberasen lentamente con la atencin plena. Aprendieron a ver las historias mentales interminables que se repetan una y otra vez y, con los recursos de la atencin plena y la compasin, a soltar-las y a relajarse, a aquietar la mente y a volver al presente.

    A veces olvidamos que Buda tambin tuvo miedo: Como sera si en una noche oscura sin luna, tuviese que entrar en los lugares ms extraos y aterra-dores, cerca de tumbas y en la espesura del bosque, de modo que llegase a entender qu es el miedo y el terror. Y al hacerlo, un animal se acercara o el viento susurrara a travs de las hojas y yo pensara: "quiz ahora viene el mie-do y el terror". Y decidido a disipar el poder del miedo y del terror, me queda-ra en cualquier postura en la que estuviese, sentado o de pie, caminando o tumbado. No me movera hasta que no hubiera enfrentado el miedo y el te-rror en esa postura, hasta que no me viese libre de su poder ... Y teniendo esto presente, as lo hice. Enfrentando el miedo y el terror, me liber.

    En el entrenamiento tradicional del monasterio del bosque de Ajahn Chah, nos enviaban solos a la selva por la noche para practicar las meditacio-nes sobre la muerte. Las historias de los monjes que se haban encontrado con tigres y otros animales salvajes nos mantenan despiertos. Haba muchas ser-pientes, incluso cobras. En el monasterio de Ajahn Buddhadasa nos ensea-ron a caminar de noche golpeando el suelo con un bastn para que las ser-pientes nos oyesen y se apartasen del camino. En otro monasterio, se sola meditar de vez en cuando toda la noche en el cementerio. Cada pocas se-manas, solan traer un cadver para incinerarlo. Despus de encender la pira funeraria y de los cantos, la mayora de la gente se iba y slo quedaban algunos monjes para cuidar del fuego en la oscuridad del bosque. Al final, deba que-darse un solo monje meditando hasta el amanecer, contemplando la muerte. No todo el mundo haca estas prcticas. Pero yo era joven, deseaba recibir la iniciacin y estaba ansioso por ponerme a prueba, as que me senta atrado por estas prcticas.

    ELPOD

    Como descubr ~ tigres y serpientes ft cuando surgieron mi con todas mis frustq sentado con todo c$t aprend a enfrentar~ oscuros bosques de dl

    La atencin plen; tro. Un practicante 1't a su respiracin. H-con paciencia los ml\I crisis. Otro homb~ cin plena para e~ pa con la bondad 8' local aprendi a no, < madre soltera con qij tensin y su sensaciq ms respetuosa haq, aprendieron a co~ tades en sus vidas. ~ racin y la libertad. \,,

    CUATROP~

    El aprendizaj~~

    En muchos retm atencin plena, se eft ciente con el acrrf y no identificacin,1

    * Lluvia en ingls. (N,.

  • poda dejar de pen-do en Bosnia. Para lar la muerte. rendi poco a poco .n y el temblor de tlciones -el miedo, rte con la atencin ls que se repetan impasin, a soltar-

    rno sera si en una extraos y aterra-odo que llegase a tl se acercara o el 10ra viene el mie-terror, me queda->ie, caminando o el miedo y el te-

    .. Y teniendo esto :>er. IOsque de Aj ahn ar las meditacio-1 encontrado con aba muchas ser-:iasa nos ensea-para que las ser-nasterio, se sola Cada pocas se-encender la pira iedaban algunos final, deba que-ando la muerte. cseaba recibir la ,e senta atrado

    EL PODER LIBERADOR DE LA ATENCIN PLENA 113

    Como descubr ms tarde, sentarme en la oscuridad de la selva con sus tigres y serpientes fue ms fcil que sentarme con mis demonios interiores, cuando surgieron mi inseguridad, soledad, vergenza y aburrimiento, junto con todas mis frustraciones y mi dolor. Necesit ms valor para permanecer sentado con todo esto que para quedarme en los cementerios. Poco a poco aprend a enfrentar esos sentimientos con la atencin plena, a traer la luz a los oscuro~ bosques de mi propio corazn.

    La atencin plena no rechaza la experiencia. Deja que acte como maes-tro. Un practicante budista con asma grave aprendi a llevar la atencin plena a su respiracin. Hacindose consciente de la tensin de su cuerpo y relajando con paciencia los msculos de su garganta y su pecho, fue capaz de reducir las crisis. Otro hombre que estaba en tratamiento para un cncer utiliz la aten-cin plena para calmar su miedo al dolor y para complementar la quimiotera-pia con la bondad hacia su cuerpo. A travs de la atencin plena un poltico local aprendi a no dejarse intimidar por los que le atacaban. Una agotada madre soltera con hijos pequeos utiliz la atencin plena para reconocer su tensin y su sensacin de estar abrumada, abriendo el espacio para volverse ms respetuosa hacia ella misma y hacia sus hijos. Todos estos practicantes aprendieron a confiar en la atencin plena cuando se presentaron las dificul-tades en sus vidas. Como Buda en la espesura del bosque, encontraron la cu-racin y la libertad.

    CUATRO PRINCIPIOS PARA LA TRANSFORMACIN CONSCIENTE

    El aprendizaje slo tiene lugar en una mente que es inocente y vulnerable. -Krishnamurti

    En muchos retiros que se llevan a cabo en Occidente para practicar la atencin plena, se ensean los cuatro principios de la transformacin cons-ciente con el acrnimo RAIN*: reconocimiento, aceptacin, investigacin y no identificacin. Dicen los poetas zen que la lluvia cae indiscriminada-

    Lluvia en ingls. (Nota de la T)

  • 114 LA SABIDURA DEL CORAZN

    mente sobre todas las cosas; del mismo modo que la lluvia aporta nutricin, los principios RAIN pueden transformar nuestras dificultades.

    LOS PRINCIPIOS DE LA TRANSFORMACIN

    1. Reconocimiento 2. Aceptacin

    3. Investigacin (cuerpo, emociones, mente ydharma}

    4. No identificacin

    El reconocimiento es el primer principio de la transformacin. Cuando nos encontramos atascados en la vida, debemos empezar con la disposicin de observar qu es eso. Es cmo si alguien nos estuviese preguntando cariosa-mente: Oye qu esta ocurriendo realmente?. Respondemos bruscamente Nada? O nos detenemos y reconocemos la realidad de nuestra experiencia, aqu y ahora?

    Con el reconocimiento dejamos atrs la negacin. La negacin socava nuestra libertad. El diabtico que niega la enfermedad de su cuerpo no es li-bre. Tampoco lo es el ejecutivo compulsivo y estresado que niega el coste de su estilo de vida o el aspirante a pintor que se critica a s mismo y niega su amor por la creacin artstica. La sociedad que niega su pobreza y su injusticia ha perdido tambin una parte de su libertad. Si negamos nuestra insatisfac-cin, nuestra ira, nuestro dolor o nuestra ambicin, sufriremos.

    Cada vez que reconocemos lo que est ocurriendo realmente se produce una poderosa apertura. La comprensin, el amor y la inteligencia emergen y florecen sin relacin con ninguna tradicin externa, comenta la maestra zen Toni Packer. Es algo que ocurre por s solo cuando un ser humano se cuestiona, se hace preguntas, escucha y mira sin quedarse atascado en el mie-do. Cuando el egocentrismo se acalla, cuando queda en suspenso, el cielo y la tierra se abren.

    Con el reconocimiento, nuestra conciencia se convierte en el magnfico anfitrin. Nombramos y nos inclinamos interiormente ante nuestra experien-cia: Ah, tristeza; y ahora excitacin; humm, s, conflicto, y s, tensin; oh, ahora dolor, s, y ahora, ah, la mente que juzga. El reconocimiento nos lleva de la ilusin y de la ignorancia hacia la libertad. Podemos encender una lm-para en la oscuridad, dice Buda. Podemos ver lo que pasa.

    .......

    EL PODEll

    La aceptacin es el si nos permite relajarnos i: es necesario, porque eb aversin, una resistenci: fica que no podamos tr mento, son as. Los bw son. Si no comprend~

    La aceptacin no C$ transformacin que reqt: muerte es agradable, d.e problemas. La acep" cualquier cosa que es~~ empezar con la realict.1 mos que empezar coQJ racismo, de la codicia y aprendemos a transfom t Carl Jung: Quiz yo

    Con la aceptacin menudo se vuelven sw trar grandes dosis de lit odo que era muy bug la cabeza del perro mil introduca el lquido CJ caer el aceite de pescwl lamer lo que haba clj se resista al aceite sU. cin y el respeto, pu"

    La investigacin -. aceptacin. El maes~ Con el reconocimientt tamos la verdad de t9.1 pliamente. Donde s~1 profundamente la nat1

    Al llevar a cabo la de la experiencia: cue,;

  • Jrta nutricin,

    nes, mente

    l\. Cuando nos tlisposicin de Indo cariosa-&bruscamente ta experiencia,

    :gacin socava uerpo no es li-ega el coste de ;mo y niega su a y su injusticia stra insatisfac-

    " nte se produce mc1a emergen

    ~nta la maestra ser humano se !ido en el mie-1so, el cielo y la

    n el magnfico ~tra experien-$, tensin; oh, liento nos lleva ender una lm:-

    ...

    EL PODER LIBERADOR DE LA ATENCIN PLENA 115

    La aceptacin es el siguiente principio de la transformacin. La aceptacin nos permite relajarnos y abrirnos a los hechos que estn ante nosotros. Esto es necesario, porque el reconocimiento puede venir acompaado de una sutil aversin, una resistencia, el deseo de que eso no sea as. Aceptacin no signi-fica que no podamos trabajar para mejorar las cosas. Pero justo, en este mo-mento, son as. Los budistas zen dicen: Si comprendes, las cosas son como son. Si_ no comprendes, las cosas siguen siendo como son.

    La aceptacin no es pasividad. Es un paso hacia delante en el proceso de transformacin que requiere valor. Problemas? La vida es un problema. Slo la muerte es agradable, declara Zorba el griego. Vivir es remangarse y abrazar los problemas. La aceptacin es un movimiento voluntario del corazn para incluir cualquier cosa que est delante: Esto tambin. Como individuos, tenemos que empezar con la realidad de nuestro propio sufrimiento. Como sociedad, tene-mos que empezar con la realidad del sufrimiento colectivo, de la injusticia, del racismo, de la codicia y del odio. Slo podemos transformar el mundo cuando aprendemos a transformarnos a nosotros mismos. Como en una ocasin comen-t Carl Jung: Qyiz yo mismo soy el enemigo que debe ser amado.

    Con la aceptacin y el respeto, los problemas que parecen intratables a menudo se vuelven susceptibles de trabajarse. Un hombre empez adminis-trar grandes dosis de aceite de hgado de bacalao a su doberman porque haba odo que era muy bueno para los perros. Cada da agarraba entre sus piernas la cabeza del perro mientras ste protestaba, obligndolo a abrir la boca, y le introduca el lquido en la garganta. Un da el perro consigui liberarse y dej caer el aceite de pescado al suelo. Despus, para sorpresa del amo, volvi para lamer lo que haba cado. As fue como el hombre descubri que el perro no se resista al aceite sino al modo en que le obligaba a tomarlo. Con la acepta-cin y el respeto, pueden producirse transformaciones sorprendentes.

    La investigacin es el tercer principio, que sigue al reconocimiento y la aceptacin. El maestro zen Thich Nhat Hanh lo llama ver profundamente. Con el reconocimiento y la aceptacin reconocemos nuestros dilemas y acep-tamos la verdad de toda la situacin. Despus debemos investigar ms am-pliamente. Donde sea que estemos estancados, es porque no hemos observado profundamente la naturaleza de la experiencia.

    Al llevar a cabo la investigacin, nos centramos en cuatro aspectos bsicos de la experiencia: cuerpo, emociones, mente y dharma. Estos aspectos se co-

  • 116 LA SABIDURA DEL CORAZN

    nocen como los Cuatro Fundamentos de la Atencin Plena, Y en los siguien-tes cuatro captulos los examinaremos en detalle. Por el momento, vamos a exponerlos de forma general:

    LOS CUATRO FUNDAMENTOS DE LA ATENCIN PLENA

    1. Cuerpo 3. Mente 2. Emociones 4. Dharma

    Cuando estamos investigando una dificultad y algo se est cociendo den-tro de nosotros, antes que nada queremos ser conscientes de lo que ocurre en nuestro cuerpo. Podemos localizar dnde se alojan nuestras dificultades? A veces encontramos calor, contraccin, dureza o vibracin. A veces notamos un latido, una sensacin de entumecimiento, alguna forma o color. Explora-mos esta zona con resistencia o con atencin? Qy ocurre si nos mantenemos en ests sensaciones con plena atencin? Se abren? Hay ms capas? Hay un centro? Se intensifican, se mueven, se expanden, cambian, se repiten, se di-suelven o se transforman?

    A continuacin investigamos qu emociones forman parten de esta difi-cultad. Es el tono emocional principalmente agradable, desagradable o neu-tro? Nos adentramos en este sentimiento con atencin plena? Y cules son los sentimientos secundarios asociados a esta emocin? A menudo descubri-mos una constelacin de emociones. Un hombre que recuerda su divorcio puede sentir tristeza, ira, celos, sensacin de prdida, miedo y soledad. Una mujer incapaz de ayudar a su sobrino a dejar una adiccin puede sentir anhe-lo, aversin, culpa, deseo, vaco y desvalorizacin de s misma. Con la atencin plena, se reconoce y se acepta cada sentimiento. Investigamos si es agradable o doloroso, si hay contraccin o relajamiento, tensin o tristeza. Advertimos en qu lugar del cuerpo sentimos esa emocin y qu ocurre ah cuando man-tenemos la atencin.

    Mirando en el interior de muestra mente, preguntamos qu pensamien-tos e imgenes se asocian a esta dificultad. Nos hacemos conscientes de to-das las historias, juicios y creencias que mantenemos. Cuando miramos con ms atencin, nos damos cuenta de que son puntos de vista fijos y fragmen-tarios o perspectivas habituales del pasado. Vemos que slo son historias.

    ELP

    Con la atencin menos a ellos.

    El cuarto fund importante de I1W del budismo. Pue!lil los elementos y Pl!I ma,observamos.10 tan slida como., variable, se recrea~ mente o se con~ damos cuenta de!S si simplemente 4 fuente de sufrimic qu punto nos ide cuatro principio~~

    La noident~ yo o mi. VeQJ y falta de auten~ estado, experie~ de esta identida~ conciencia. s~ de los principios;c

    Un practi~ de un fracasado,.) aos de prctieat1 bargo, de algn~ abrumado por pe; los restos de un p tos y con su histOl s mismo apenas ,1

    Entonces,~ pirado por las ens relato de Buda,1q propios demoniQ decidi permanei<

  • siguien-; vamos a

    ldoi.den-curre en cultades? l'lotamos Explora-1tenemos 'eHayun

    ~,se di-

    sta difi-le o neu-Jles son lescubri-divorcio lad. Una tic anhe-lltencin ~adable tertimos io man-

    samien-!S de to-nos con

    igmen-i'storias.

    EL PODER LIBERADOR DE LA ATENCIN PLENA 117

    Con la atencin plena soltamos el apego al pensamiento. Nos aferramos menos a ellos.

    El cuarto fundamento de la atencin es el dharma. Dharma es una palabra importante de mltiples facetas. Puede referirse a las enseanzas y al camino del budismo. Puede significar la verdad, y en este caso puede tambin significar los elementos y patrones que constituyen la experiencia. Investigamos el dhar-ma, observarpos los principios y las leyes que estn actuando. Es la experiencia tan slida como parece? Es algo inmutable o es impermanente, cambiante, variable, se recrea a s misma? Se expande la dificultad en el espacio de nuestra mente o se contrae? Est bajo nuestro control o parece tener vida propia? Nos damos cuenta de si se genera a s misma. Investigamos si nos aferramos a ella o si simplemente dejamos que est. Vemos si nuestra relacin con ella es una fuente de sufrimiento o de felicidad. Y finalmente, nos damos cuenta de hasta qu punto nos identificamos con esa experiencia. Esto nos lleva de nuevo a los cuatro principios de RAIN, y al principio de la no identificacin.

    La no identificacin significa que dejamos de hablar de la experiencia como yo o mi. Vemos cmo nuestra identificacin crea dependencia, ansiedad y falta de autenticidad. Para practicar la no identificacin, investigamos cada estado, experiencia e historia. Soy esto realmente?. Vemos la transitoriedad de esta identidad. Entonces somos libres para soltarla y descansar en la propia conciencia. sta es la culminacin del proceso de soltar la dificultad a travs de los principios de la transformacin.

    Un practicante budista, Duane, se identificaba a s mismo con la imagen de un fracasado. En su vida haba habido muchas decepciones y, despus de aos de prctica, tambin se senta decepcionado por su meditacin. Sin em-bargo, de algn modo se haba vuelto ms calmado, aunque todava se vea abrumado por pensamientos de crtica intransigente y juicio contra s mismo, los restos de un pasado duro y doloroso. Se identificaba con estos pensamien-tos y con su historia de sufrimiento. Incluso la prctica de la compasin hacia s mismo apenas le haba procurado un mnimo alivio.

    Entonces, durante un retiro de atencin plena de diez das, se sinti ins-pirado por las enseanzas de no identificacin. Le conmovi especialmente el relato de Buda, que en la noche de su iluminacin tuvo que enfrentarse a sus propios demonios en forma de los ejrcitos y tentaciones de Mara. Duane decidi permanecer despierto toda la noche y enfrentar directamente sus pro-

  • 118 LA SABIDURA DEL CORAZN

    pos demonios. Durante muchas horas, intent mantener la atencin en su respiracin y en el cuerpo. Altern la meditacin sentada con perodos de meditacin caminando. Cada vez que se sentaba, se vea invadido por las co-nocidas oleadas de somnolencia, dolores corporales y pensamientos crticos. Entonces empez a advertir que todas las experiencias cambiantes eran aco-gidas por un elemento comn: la propia conciencia.

    Al final de la noche, experiment un momento de aja!. Se dio cuenta de que la conciencia no se vea afectada por ninguna de estas experiencias, que se mantena abierta e intacta, como el propio espacio. Todas sus luchas, todos sus sentimientos y pensamientos de dolor, iban y vean sin alterar lo ms mnimo la conciencia. La conciencia se convirti en su refugio.

    Duane decidi poner a prueba lo que haba comprendido. La sala de me-ditacin estaba vaca, de modo que rod por el suelo. La conciencia sim-plemente se daba cuenta. Se puso de pie, grit, ri, hizo sonidos raros de animales. La conciencia simplemente se daba cuenta. Corri alrededor de la sala, se tumb en silencio, sali y camin hasta el linde del bosque, recogi unas piedras y las arroj lejos, salt, ri, volvi a la sala y se sent. La concien-cia simplemente se daba cuenta de todo. Al descubrir esto, se sinti libre. Observ el sol cuando empez a salir lentamente tras las montaas. Entonces se fue a dormir durante un rato. Cuando se despert de nuevo, estaba lleno de gozo. Incluso cuando sus dudas volvieron, la conciencia simplemente se dio cuenta. Como la lluvia, su conciencia permita todas las cosas por igual.

    Terminar aqu esta historia sera demasiado optimista. Ms tarde, en el retiro, Duane volvi a experimentar perodos de duda, de juicio hacia s mis-mo y depresin. Pero ahora, incluso en medio de estas experiencias, poda reconocerlas como simplemente duda, juicio o depresin. Ya no poda tomar-las totalmente como su identidad. La conciencia advirti esto tambin y per-maneci silenciosa, libre.

    LOS FRUTOS DE LA NO IDENTIFICACIN

    La psicologa budista considera la no identificacin como la morada del des-pertar, el fin de apego, la verdadera paz, el nirvana. Sin identificacin pode-mos cuidar con respeto de nosotros mismos y de los otros, sin embargo, ya no

    ELP01

    estamos limitadosp del yo.

    Funciona reabi Maha Ghosanandti asoladas por la gueri presente en la siguil libro Cmo puedo~

    Hay dos teoras Ji chan contra la ~ Y algunos policf4 de mentalidad 14

    Yo trabajo .f parece que el ser.~ buena ...

    Es interesam, Arrest aun

    gran hostili~ la cara -que ytr:j. sas y lo metim01,1 hechos de mi ntt.

    '

    nos en el amo~ decirle: Mira,!! tor del coche ce/u

    ;.,

    Aldasig~ noche hasta elj~ punto de vista, ! pasillo, un lugqr, te se detuvo. Yo, dijiste ayer, y fJf!

    En su ex/>

  • din en su !rodos de >ar lasco-js crticos. -eran aco-

    r'tuenta de ias,que se ,todos sus is mnimo

    ala de me-:ncia sim-s raros de edor de la e; recogi l concien-riti libre. Entonces fB.lleno de nte se dio ~ .rde,en el ias mis-ias, poda lit tomar-in yper-

    l'del des-n pode-fgo,ya no

    EL PODER LIBERADOR DE LA ATENCIN PLENA 119

    estamos limitados por los miedos y las ilusiones de nuestro pequeo sentido del yo.

    Funciona realmente la no identificacin en las situaciones ms duras? Maha Ghosananda lo demostr recorriendo durante quince aos las zonas asoladas por la guerra en Camboya, enseando la paz. El mismo espritu est presente en la siguiente historia de un agente de polica, que encontr en el libro Cmo puedo ayudar?, de Ram Dass y Paul Gorman.

    Hay dos teoras sobre la delincuencia y sobre cmo abordarla. Los tipos que lu-chan contra la delincuencia dicen: Tienes que pensar como un delincuente. Y algunos policas lo aprenden tan bien que ellos mismos adquieren una especie de mentalidad delincuente.

    Yo trabajo de manera bastante diferente. Soy un polica pacfico. A m me parece que el ser humano es esencialmente puro e inocente y que su naturaleza es buena ...

    Es interesante ver cmo funciona esto. Arrest a un hombre que estaba muy enfadado, que reaccion contra m con

    gran hostilidad. Cuando tuve que llevarlo hasta un coche celular, me escupi en la cara -que ya est bien- e intent darme con una silla. Le pusimos las espo-sas y lo metimos en la furgoneta. Bueno, por el camino, slo intent apartar estos hechos de mi mente, y de nuevo afirm para m: este tipo y yo somos herma-nos en el amor. Cuando llegu a la comisara, de forma espontnea me sali decirle: Mira, si he hecho algo que te ha ofendido, te pido disculpas. El conduc-tor del coche celular me mir como si estuviera totalmente chalado.

    Al da siguiente tena que llevarlo desde el calabozo donde haba pasado la noche hasta el juzgado. Cuando fui a recogerlo, pens: Bueno, si confas en tu punto de vista, no lo vas a esposar. Y no lo hice. Llegamos hasta la mitad de un pasillo, un lugar donde hubiera podido atacarme si hubiera querido. Y de repen-te se detuvo. Yo tambin me par. Entonces dijo: Oye, he pensado en lo que dijiste ayer, y quiero disculparme. Sent la profunda gratitud.

    En su expediente de antecedentes se reflejaba que haba pasado bastante tiempo en un par de crceles de las peores y que haba tenido problemas con al-gunos guardias violentos. Yo simbolizaba algo. Y ahora era al revs, una especie de curacin, supongo.

  • 120 LA SABIDURA DEL CORAZN

    La atencin plena y la presencia valiente aportan verdadera proteccin. Cuando recibimos al mundo con reconocimiento, aceptacin, investigacin y no identificacin, descubrimos que donde quiera que estemos, la libertad es posible, del mismo modo que la lluvia cae y nutre todas las cosas por igual.

    PRCTICA: ESTABLECER UNA MEDITACIN DIARIA Primero elige un lugar adecuado para tu meditacin regular. Coloca all un cojn de meditacin o una silla, y aade algunos libros o imgenes que puedan ayudarte a sentirlo como un lugar sagrado y pacfico.

    Elige una hora para practicar habitualmente que se adapte a tus horarios y a tu temperamento. Si te gusta madrugar, prueba a sentarte antes de desa-yunar. Si la noche se adapta ms a tu temperamento o a tus horarios, prueba entonces. Empieza sentndote diez o veinte minutos cada vez. Ms adelan-te podrs sentarte por ms tiempo y con mayor frecuencia. La meditacin diaria puede convertirse en algo parecido a la ducha o a lavarse los dientes. Puede actuar como una limpieza regular y una forma de calmar tu mente y tu corazn.

    Tanto si ests en un cojn como en una silla, sintate derecho. Permite que tu cuerpo se apoye firmemente en la tierra, que tus manos descansen relajada-mente, tu corazn est abierto, los ojos suavemente cerrados. Siente tu cuerpo y afloja cualquier tensin evidente. Suelta los pensamientos o planes habitua-les. Ahora lleva tu atencin a las sensaciones de tu respiracin. Respira pro-fundamente unas cuantas veces para que notes dnde puedes sentir ms fcil-mente la respiracin: una sensacin fresca o un hormigueo en las aletas de la nariz o en la garganta, un movimiento en el pecho, el vientre hinchndose y deshinchndose. Ahora deja que la respiracin se vuelva natural. Nota con precisin las sensaciones en cada respiracin, relajndote a medida que la sientes, notando cmo las sensaciones de respirar van y vienen sin esfuerzo.

    Despus de unas cuantas respiraciones es probable que tu atencin se vaya a otra parte. No importa si te distraes por un perodo largo o corto, con sua-vidad vuelve de nuevo a la respiracin. Antes de volver, puedes reconocer conscientemente dnde te has ido nombrndolo mentalmente con una pala-

    El

    bra, como pens~ silencio donde la siguiente rer tir con mayor e los sentimien~ te alejen de las cedes a la respi sen, vuelve a la ms estable, e$1 Mientras perm mos respiratori lerados, lentos, respiracin. C\ delicada y cuid

    Como sies' cariosamente prctica, poco respiracin. Er narn los das . lo que haya. 4.1 a mantenerte e plena puedes t Estars centra1

  • leccin. nyno posible,

    tIA

    -all un puedan

    oran os

    e desa-prueba idelan-itacin ~'entes. mente

    ite que lajada-cuerpo tbitua-ra pro-Hcil-ts de la mdose ita con que la 1erzo. se vaya if1 sua-Jhocer l pala-

    EL PODER LIBERADOR DE LA ATENCIN PLENA 121

    bra, como pensando, divagando, escuchando, anhelando. Despus de nombrar en silencio donde ha estado tu atencin, reljate y vuelve amablemente a sentir la siguiente respiracin. A medida que tu meditacin progresa, puedes sen-tir con mayor conciencia los lugares donde vagabundea tu atencin. Cuando los sentimientos o las emociones fuertes, las sensaciones o los pensamientos te alejen de la respiracin, recbelos con la misma atencin plena que le con-cedes a la respiracin. Reconcelos y nmbralos amablemente. Cuando pa-sen, vuelve a la respiracin. O si ests justo empezando y quieres mantenerte ms estable, est bien reconocerlos con una palabra y volver a la respiracin. Mientras permaneces sentado observando la respiracin, permite que lo rit-mos respiratorios cambien de forma natural, deja que sean cortos, largos, ace-lerados, lentos, irregulares o tranquilos. Encuentra la calma relajndote en la respiracin. Cuando tu respiracin se vuelva suave, sguela con una atencin delicada y cuidadosa, tan suave como la propia respiracin.

    Como si estuvieras amaestrando a un cachorro, tendrs que hacerte volver cariosamente mil veces a la respiracin. Despus de semanas y meses de prctica, poco a poco irs sintindote ms .tranquilo y centrado gracias a la respiracin. En este proceso se producirn muchos ciclos, en los que se alter-narn los das de tormenta con los das despejados. Simplemente estate con lo que haya. Al hacerlo, descubrirs que la atencin en la respiracin te ayuda a mantenerte estable y calma tu cuerpo y tu mente. Partiendo de esta atencin plena puedes acoger de forma equilibrada las otras experiencias que surjan. Estars centrado en medio de tu vida siempre cambiante

  • 8

    EL PRECIOSO CUERPO HUMANO

    Dentro del espacio de este cuerpo y esta mente, se encuentran todas las enseanzas

    -Buda

    En tu investigacin del mundo, nunca permitas que tu mente huya del cuerpo. Examina su naturaleza, observa los elementos que lo componen. Cuando su verdadera naturaleza se ve de forma completa y lcida desde el corazn, las

    maravillas del mundo se vuelven claras. -AjahnMun

    Una de las experiencias mgicas del entrenamiento budista es nuestra capaci-dad cada vez mayor de calmar la mente y sentir el cuerpo y el mundo nueva-mente. Los poetas zen celebran la nieve que cruje en los caminos invernales, las flores que en la primavera cubren sus ropas, el viento entre los pinos, los paseos en la hmeda niebla otoal, las risas de los nios. En los monaste-rios de la tradicin del bosque en Asia o en los retiros en Amrica, los practi-cantes comen pausadamente en silencio. Estando plenamente atentos apre-ciamos el verdadero sabor de la pera, del queso, de la naranja y del pan recin horneado. Aprendemos de nuevo a caminar lentamente y advertimos el tac-to de la brisa en nuestra piel, el sonido de los cantos de los pjaros, el balanceo rtmico de nuestros pasos, la tierra bajo los pies. Como un prisionero solita-

    rio que despus d~) cia de una hormiga tes y deliciosos. '';

    Tanto la psicoll; incluir el cuerpo c=f como Jung y Re~ de nuevo nuestro a su trabajo hemot la sexualidad, la 8' de la vida fsica. L larga y continuada tan enfermizam~ del cuerpo. La hea haban devaluadQ;I rante siglos, al~ promulgaron la m el pecado.

    Y actualmente ignora la sabidur en una mquina,) premisas econmi tros cuerpos es~ necemos atrapadci o en los pupitres , mida basura y Cl1 cran ahora frel\tf educacin de l()f tuido nuestra~ do natural, con. po, l mismo SA; l conexin fsica ff crnicos y enf~ tis, presin sangi sidad, la depr~ic: nes. Demasiadei

  • [ANO

    de/cuerpo. 711llndo su "tizn, las

    1uestra capaci-nundo nueva-Os invernales, 1 los pinos, los los monaste-

    ica, los practi-'~entos apre-del pan recin :rtimos el tac-

    ~. el balanceo 1ionero solita-

    .....

    EL PRECIOSO CUERPO HUMANO 123

    rio que despus de largos meses de soledad ha aprendido a apreciar la presen-cia de una hormiga visitante, los pequeos detalles de la vida aparecen vibran-tes y deliciosos.

    Tanto la psicologa budista como la occidental abogan por la necesidad de incluir el cuerpo en una visin sabia de la psicologa. Freud y sus seguidores, como Jung y Reich, se empearon en la ardua empresa de ayudarnos a habitar de nue.vo nuestro cuerpo como el conductor de la energa de la vida. Gracias a su trabajo hemos descubierto el valor de nuestros instintos, la elocuencia de la sexualidad, la necesidad de respetar las motivaciones y los impulsos bsicos de la vida fsica. La recuperacin de la vida en el cuerpo forma parte de una larga y continuada lucha. La represiva sociedad victoriana que encontr Freud tan enfermizamente asentada se haba forjado a partir de siglos de negacin del cuerpo. La herencia del neoplatonismo y el cristianismo de la Edad Media haban devaluado el cuerpo y los instintos a favor del espritu y la razn. Du-rante siglos, algunos de los padres de la cristiandad temerosos y ascticos promulgaron la mortificacin de la carne como el camino esencial para evitar el pecado.

    Y actualmente, de otro modo, podemos ver cmo la sociedad tecnolgica ignora la sabidura del cuerpo. En la vida moderna el cuerpo se ha convertido en una mquina para vivir, en el objeto de una atencin sanitaria basada en premisas econmicas, del dopaje con esteroides y de la ciruga esttica. Nues-tros cuerpos estn sometidos ahora a nuevas mortificaciones mientras perma -necemos atrapados en los atascos de trfico, trabajando hacinados en cubculos o en los pupitres de las escuelas bajo la luz artificial, alimentndonos con co-mida basura y entretenindonos con los videojuegos. Demasiados nios se cran ahora frente al televisor en vez de recibir el apoyo de la comunidad y la educacin de los cuentos tradicionales que durante miles de aos han consti-tuido nuestra herencia cultural. Hemos perdido nuestra conexin con el mun-do natural, con la vida instintiva. Por desgracia, cuando ignoramos el cuer-po, l mismo se hace notar a travs de diversos sntomas. Si no tenemos una conexin fsica sana, nos sentimos faltos de vitalidad, experimentamos dolores crnicos y enfermedades relacionadas con el estrs. Sufrimos lceras y coli-tis, presin sangunea alta e infartos. Somos vctimas de la anorexia y la obe-sidad, la depresin y la ansiedad, los comportamientos violentos y las adiccio-nes. Demasiados de nosotros estamos perdidos como el personaje de James

  • 124 LA SABIDURA DEL CORAZN

    Joyce, el seor Duffy, que viva a cierta distancia de su cuerpo. En Nueva York, la agencia Associated Press dio a conocer la noticia de que el cuerpo bien vestido de un hombre de cuarenta y un aos que haba muerto por la maana de camino a su trabajo haba permanecido todo el da viajando en el bullicioso metro sin que nadie reparase en ello.

    A diferencia de los pasajeros inatentos del metro, en el monasterio de Ajahn Chah los monjes permanecamos sentados deliberadamente junto a los cadveres. Lo hacamos para observar la naturaleza efmera del cuerpo. Pero, sobre todo, para valorar totalmente el regalo del cuerpo mientras permanece-mos vivos.

    En la filosofa budista, el cuerpo humano se considera enormemente va-lioso, porque proporciona las condiciones necesarias para alcanzar la libertad y la verdadera felicidad. Empezamos con un entrenamiento sistemtico de la atencin plena al cuerpo. Sentados y caminando, comiendo y movindonos, cultivamos la atencin plena. Desarrollamos la capacidad de entrar en la vida del cuerpo. Descubrimos que nuestro cuerpo responde cuando nuestra mente est clara o confusa, cuando nuestro corazn est abierto o cerrado. Aprende-mos a abrazar con respeto el misterio de la vida fsica.

    8

    ste es el octavo principio de la psicologa budista:

    La atencin al cuerpo nos permite vivir plenamente. Nos aporta curacin, sabidura y libertad.

    Cuando James se acerc a la prctica budista sufra hipertensin arterial y palpitaciones cardacas. Era un agobiado empresario y padre de dos nios, cuya custodia y crianza comparta con su ex mujer. Tena la esperanza de que la meditacin le ayudase a reducir sus niveles de estrs. Aparte de esto, estaba interesado en la iluminacin, porque en sus lecturas sobre el zen haba dedu-cido que esto resolvera sus problemas. Imaginaba la iluminacin como un estado de dicha que, una vez alcanzado, le permitira trascender las dificulta-des mundanas de su vida.

    Para su sorpresa, su entrenamiento budista empez con una atencin mi-nuciosa a la respiracin y al cuerpo. Le decepcion que la atencin no se

    ...

    centrase en alean~ sigui practicando pensaba en el fu su vida. Si histo{"' deportes y en el tn instigado para qJM tambin haca con

    Una vez Jame. truccin de pres-Con la atencin p cerse a s mismo 4 que no le resultid; haba evitado. Afii ese vaco no fam~ momentos de calt zando a saborear;

    En mi propi de empec a sabo ra tan vvida la pr en una familia in significaba el pu centro comerciaL sintieron bsicar1 estudiantes. Per-0 un claro rodead! por espesos bo~ baas estaban "!

    En el boSqM sudadas y los ~ verano, los piel; znicas, los vir.i enrollarme u~ go. sta fue l"t cambio de la hJ amanecer y al-a

  • .En Nueva :1 cuerpo bien orla maana 1 el bullicioso

    tonasterio de rte junto a los Uerpo. Pero, ~permanece-

    :nemente va-;ar la libertad :mtico de la ovindonos, rar en la vida liestra mente lo. Aprende-

    Nos aporta

    asn arterial I~ dos nios, ranza de que e esto, estaba .haba dedu-.n como un ls dificulta -

    ttencin mi-!ncin no se

    EL PRECIOSO CUERPO HUMANO 125

    centrase en alcanzar la iluminacin, sino en el aqu y el ahora. A medida que sigui practicando con esta sencilla tcnica, James se dio cuenta de cunto pensaba en el futuro, de la tensin de su cuerpo, de cunto esfuerzo haba en su vida. Si historia familiar se haba basado en los logros en la escuela, en los deportes y en el trabajo. Sus ambiciosos padres y estrictos profesores le haban instigado para que siguiera esforzndose. Ahora se instigaba l solo, lo que tambin _haca con sus hijos.

    Una vez James hubo reconocido su tensin y desasosiego, recibi la ins-truccin de prestar atencin en los momentos en los que no sintiera esfuerzo. Con la atencin plena, empez a advertir esos pequeos espacios, a recono-cerse a s mismo en la experiencia de no esforzarse. Conect con un estado que no le resultaba familiar, una sensacin incmoda de vaco que siempre haba evitado. Animado para que prestase an ms atencin, descubri que ese vaco no familiar contena la satisfaccin. Por primera vez en aos, sinti momentos de calma, se sinti en el hogar de su propio cuerpo. Estaba empe-zando a saborear la iluminacin.

    En mi propio caso, fue en el monasterio del bosque de Ajahn Chah don-de empec a saborear la belleza de la vida encarnada. Recuerdo de qu mane-ra tan vvida la prctica de la atencin plena despertaba mis sentidos. Me cri en una familia intelectual que viva en un barrio perifrico donde el aire libre significaba el patio trasero y quiz la tienda de accesorios para camping del centro comercial. Incluso en la universidad mis experiencias al aire libre con-sintieron bsicamente en los desplazamientos entre la biblioteca y el centro de estudiantes. Pero en el monasterio, los edificios del templo se encontraban en un claro rodeado por altsimos rboles de teca y de enredaderas tropicales, por espesos bosques llenos de aves silvestres y cobras. Nuestras pequeas ca-baas estaban repartidas por todo este bosque.

    En el bosque aprend a sentir los cambios de las estaciones, las ropas sudadas y los estridentes cantos de las cigarras en las noches calurosas de verano, los pies enfangados y la humedad interminable en las lluvias mon-znicas, los vientos secos de la estacin ms fresca, en la que necesitaba enrollarme una toalla debajo de la tnica para aadir una capa ms de abri-go. sta fue la primera vez que pude realmente observar las lentas fases de cambio de la luna y la aparicin de los planetas matutinos y vespertinos al amanecer y al anochecer.

  • 126 LA SABIDURA DEL CORAZN

    Cada da traamos agua de los pozos para lavar y beber y baarnos. Apren-d a compartir mi cabaa con toda una coleccin de insectos, a prestar una cuidadosa atencin para no pisar las sendas de las hormigas de fuego, cuya picadura resulta especialmente dolorosa, a distinguir los diminutos polluelos de las gallinas silvestres en los bosques.

    Y empec a descubrir los ritmos orgnicos de mi propio cuerpo. Sola meditar hasta tarde en la noche y luego descansar por la maana. Al principio coma demasiado porque tena miedo de pasar hambre despus de nuestra nica comida diaria. Luego aprend a no hacer caso de mis miedos y simple-mente comer lo que mi cuerpo necesitaba.

    Cuando mis dolores fsicos se hicieron ms fuertes, aprend a trabajar con ellos. Los aldeanos tailandeses estaban acostumbrados a permanecer sentados durante horas con las piernas cruzadas, sin ningn cojn, en el suelo polvo-riento de piedra del templo. Pero yo era un americano de cuerpo rgido acos-tumbrado a una silla. Me dolan la espalda, el culo y las rodillas. Algunos perodos de meditacin eran como una tortura lenta. Aprend el arte de sua-vizar, de relajar la zona alrededor del dolor, invitando a mi cuerpo a aceptar las fuertes sensaciones. Ajahn Chah destacaba insistentemente la diferencia en-tre los dolores que inevitablemente llegan en la vida y el sufrimiento que creamos alrededor del dolor.

    Es realmente til aprender cmo trabajar con el dolor, porque en ciertas ocasiones todos tendremos que experimentarlo. El ao pasado, Malik, un hombre con una artritis reumatoide progresiva, vino a practicar a un retiro. Mdicamente haba hecho todo lo que haba podido, pero segua frustrado y enfadado. Trabajamos juntos para que aprendiese a suavizar la ira y la aversin alrededor del dolor, a respirar y a mantener una atencin cariosa hacia su cuerpo, incluso en las contracciones. Utiliz la imagen de un padre sostenien-do y protegiendo en sus brazos a un nio que lloraba. Y lo que fue igualmen-te importante, Malik tuvo que aprender a relajar sus juicios, su frustracin, su ira y su pena de s mismo. Aprendi la prctica de la compasin hacia s mis-mo para luego ampliarla a todos aquellos que sentan dolor en el cuerpo.

    Poco a poco, el dolor fsico y la frustracin de Malik se volvieron ms ac-cesibles para trabajar sobre ellos. Descubri cmo honrar su cuerpo incapaci-tado con una atencin compasiva. Reconoci la leccin que aprendi Anne Morrow Lindbergh durante el nacimiento de su hijo. ,,.ve con el, dolor, deja

    ...

    que te lleve ... abre tll8 marea, y debes esta. ~ tiendo que te llene f.;1 una respiracin prOlfl cie de libertad intea cuerpo. El espritu :CU

    GUIAR El !l .

    No existe ningu11111 tanta gente vi~f

    realidad y nunca f>e1

    Para Katie, una jovet al cuerpo fue un viaj intencin de sanar ll tensidad de sus ret.1 cuerpo. Despus, iQ sentir sus pies mie te para ella. Haba.le secuestro. Por eso, a sentir totalmentt;_,f us su respiracin1'! y al terror, a la te~ se vea invadida p.qi A veces recuperahtf sintiendo sus pies *1

    Cuando Katie 11 como deca ella, y.a cuerdas que la atabli tos sentados, creat\.4l litase la sanacin. Di

  • hrnos. Apren-,, :a prestar una de fuego, cuya mtos polluelos

    1 cuerpo. Sola ia. Al principio llis de nuestra edos y simple-

    [,a trabajar con lecer sentados

    ~suelo polvo-' rgido acos-lillas. Algunos et arte de sua-)() a aceptar las diferencia en-frimiento que

    que en ciertas do, Malik, un ilt a un retiro. gua frustrado Rl y la aversin iilosa hacia su tke sostenien-fue igualmen-ltustracin, su :1 hacia s mis-el cuerpo. eron ms ac-trpo incapaci->rendi Anne iel, dolor, deja

    EL PRECIOSO CUERPO HUMANO 127

    que te lleve ... abre tus manos y tu cuerpo al dolor. Llega como las olas con la marea, y debes esta abierta como una barca descansando en la playa, permi-tiendo que te llene y que despus se retire, dejndote vaciar y limpiar ... Con una respiracin profunda -tan profunda como el dolor- se alcanza una espe-cie de libertad interior frente al dolor, como si ste ya no fuera tuyo sino de tu cuerpo. El espritu entrega el cuerpo en el altar

    GUIAR EL CORAZN DE VUELTA AL CUERPO

    No existe ninguna realidad excepto la que contenemos dentro de nosotros. Por eso tanta gente vive una vida irreal. Toman las imgenes externas a ellos por la

    realidad y nunca permiten que el mundo que se encuentra dentro de su cuerpo y de su mente se revele a s mismo.

    -Herman Hess

    Para Katie, una joven que haba sida secuestrada y violada, llevar la atencin al cuerpo fue un viaje delicado y doloroso. Vino a un retiro de un mes con la intencin de sanar su trauma y encontrar la paz interior. Al principio, la in-tensidad de sus recuerdos dolorosos la mantuvo completamente fuera del cuerpo. Despus, con una atencin compasiva, Katie descubri que poda sentir sus pies mientras caminaba, pero estar sentada era demasiado estresan-te para ella. Haba estado atada y la inmovilidad le recordaba demasiado al secuestro. Por eso, en vez de meditar sentada, camin y camin, aprendiendo a sentir totalmente sus pies en la tierra, sus piernas y el movimiento. Despus us su respiracin mientras caminaba para llevar la compasin a la rigidez y al terror, a la tensin de los hombros, los brazos y el torso. Peridicamente se vea invadida por oleadas de miedo, rabia y afliccin y tena que parar. A veces recuperaba una cierta sensacin de bienestar abrazando un rbol o sintiendo sus pies en contacto con la tierra.

    Cuando Katie se sinti ms fuerte, empez a sentarse inmovilizada, como deca ella, y a permitir que poco a poco surgiesen los recuerdos de las cuerdas que la ataban y del pnico. Para apoyar esta prctica, meditamos jun-tos sentados, creando un espacio de confianza para la compasin que le faci-litase la sanacin. Dirigiendo su atencin amablemente, empez a sentir todas

  • 128 LA SABIDURA DEL CORAZN

    las sensaciones que haba evitado durante tanto tiempo. Su cuerpo llor y tembl. Despus, lentamente se abri a las emociones y a las imgenes. Paso a paso, fue capaz de tolerar y liberar ms y ms recuerdos. Despus de varias semanas de prctica, relaj su apego a su historia. Su experiencia se transfor-m simplemente en sensaciones y emociones, en un recuerdo. Se dio cuenta con alivio de que el secuestro ya no estaba en el presente. Lo nico que haba ahora eran sensaciones, pensamientos, sentimientos y una espaciosa libera-cin. Katie empez a sentirse libre.

    Cuando luchamos con la confusin, el miedo, la ambicin, la depresin o la prdida, la psicologa budista nos pide que sintamos cmo experimentamos esto en el cuerpo.

    Un hombre cuyo matrimonio termino de forma conflictiva se dio cuenta de la gran carga de afliccin que soportaba en el corazn. Una mujer quepa-saba por una remisin de su cncer de mama descubri el miedo a la muerte en la rigidez de su pecho y en su respiracin constreida. Un hombre que se haba esforzado durante aos para crear un negocio y una familia se enfrent al enorme vaco en su estmago cuando tuvo que vender su negocio y cuando sus hijos se marcharon a la universidad.

    Como Katie, a veces nuestro sufrimiento y nuestro malestar fsico es tan grande que no podemos sentarnos a meditar ni mantener inmvil el cuerpo. En esos casos, para reposar la mente, se utilizan meditaciones de movimiento como la meditacin caminando y el yoga o actividades realizadas con plena atencin, como barrer el suelo y preparar la comida. En un retiro, si un estu-diante se siente inquieto, podemos proponerle que pase un tiempo trabajando en el jardn del centro de meditacin. Mucha gente ha recuperado el contacto con la vida cuidando pacientemente las plantas o cavando la tierra. Estas prcticas nos ayudan a que nuestra mente fragmentada aterrice de nuevo en el cuerpo. Recuerdo un caso extremo en el que un anciano lama tibetano en la India recomend a un estudiante que se encontraba profundamente alterado que ofreciera cien mil postraciones completas a Buda como una manera de serenar su psique desestructurada. El estudiante tard un ao entero en ha-cerlas, y descubri que le haban ayudado. Luego el lama le indic que lo re-pitiese dos veces ms aadiendo tambin una prctica de compasin. Despus de tres aos, el bienestar interno de aquel hombre se haba restablecido nota.-blemente.

    Uno de mis p~ terio de Ajanh Ch hospital psiquitril la meditacin de}I los pacientes. En'I ditar no era lo qu~ en sus mentes.~ , pos: meditacin~ volver a recuperaJj

    Despus d~ ese hospital quc,1 dos psiclogos, l'1 ofrecerles tanto " jo. Me ofrec a en personal del hosF je de un mtodo haba benefici~ pacientes.

    Debido a q~ precioso, sm q\14. mos la instrucci#il a menudo dis~ tambin venir .li enfermedad e~

    medadylas~ zones se abran~ con compasi~bre maestro bim en uno denu~ renta y uno api los mdicos ha,b tamiento de Sil! de que le qu~ una entrevist~, I

  • li cuerpo llor inrgenes. Paso Spus de varias da se transfor-, Se dio cuenta meo que haba paciosa libera-

    Ja depresin o perimentamos

    ~se dio cuenta inujer que pa-do a la muerte hombre que se ilia se enfrent ~cio y cuando

    ar fsico es tan ~vil el cuerpo. le movimiento Idas con plena ito, si un estu-lf>O trabajando Ulo el contacto I tierra. Estas ~de nuevo en rtibetano en la itente alterado ~a manera de .ttntero en ha-ilic que lo re-ISin. Despus ablecido nota.-

    ....

    EL PRECIOSO CUERPO HUMANO 129

    Uno de mis primeros trabajos cuando volv a Estados Unidos del monas-terio de Ajanh Chah fue como ayudante en la unidad de agudos de un gran hospital psiquitrico. Con gran entusiasmo les habl a mis compaeros sobre la meditacin de la atencin plena y ellos se preguntaron si podra ser til para los pacientes. En seguida comprend claramente que cerrar los ojos para me-ditar no era lo que ms necesitaban estos pacientes. Ellos ya estaban perdidos en sus _mentes. Lo que necesitaban eran prcticas para encarnarse en sus cuer-pos: meditacin caminando, yoga, tai chi, trabajos de jardinera. Necesitaban volver a recuperar la conexin con la tierra.

    Despus descubr que realmente haba un gran nmero de personas en ese hospital que necesitaban desesperadamente la meditacin: los estresa-dos psiclogos, los trabajadores sociales, el personal de enfermera, los psi-quiatras y los ayudantes. A ellos la meditacin de la atencin plena poda ofrecerles tanto bienestar personal como una mayor efectividad en su traba-jo. Me ofrec a ensear como voluntario la meditacin con atencin plena al personal del hospital. Muchos de ellos vinieron a decirme que el aprendiza-je de un mtodo sistemtico para calmar sus mentes y atender al cuerpo les haba beneficiado enormemente. Estoy seguro de que tambin ayud a los pacientes.

    Debido a que en la psicologa budista el cuerpo humano se considera precioso, sin que importe la fase de la vida en la que nos encontremos, recibi-mos la instruccin de valorarlo y cuidarlo. Cuando surge la enfermedad fsica, a menudo disminuye nuestro sentido de la dignidad. Con esto a veces puede tambin venir la vergenza y el odio hacia uno mismo. Podemos tomar la enfermedad como algo personal, como si fuese nuestra culpa. Pero la enfer-medad y la salud forman parte de toda vida humana. Cuando nuestros cora-zones se abran a la comprensin, trataremos nuestro cuerpo y nuestra mente con compasin en todas las circunstancias. Pude ser testigo de cmo un cle-bre maestro bimano, Taungpulu Sayadaw, gui a un estudiante muy enfermo en uno de nuestros retiros anuales de tres meses. Don era un hombre de cua-renta y uno aos con un cncer que se le haba extendido al cerebro y a quien los mdicos haban desahuciado despus de tratarlo sin ningn xito. El abul-tamiento de su cabeza a causa de los tumores era notable y daba la impresin de que le quedaba muy poco tiempo de vida. Lo acompa para que tuviera una entrevista especial con Taungpulu Sayadaw, esperando que el maestro le

  • 130 LA SABIDURA DEL CORAZN

    instruyese en las prcticas para la muerte consciente tan importantes en la tradicin budista. Pero sta no fue en absoluto la respuesta del maestro.

    Taungpulu escuch la historia de Don y despus coloc sus manos sobre los tumores para sanarlos directamente. Coment que el nacimiento humano es precioso y que Don deba hacer todo lo posible por curarse. El maestro cant durante un rato para crear un agua sanadora especial que Don debera beber, y despus le ense oraciones sagradas para que las recitase, junto con detalladas visualizaciones curativas: Debes intentar curarte y vivir lo ms posible, porque el nacimiento humano es la forma ms valiosa entre todas las formas de vida para realizar el aprendizaje espiritual. Bebe esta agua y practica estas meditacio-nes y pon todo tu corazn para curarte. Y slo si esto falla, y sabes que te ests muriendo, ser entonces el momento de pasar a las prcticas de la muerte. No te mueras todava. Y aunque Don no se cur totalmente, gracias al aliento in-fundido porTaungpulu vivi muchos ms aos de lo que haban predicho los mdicos.

    DESDE EL CUERPO A LA INMORTALIDAD

    Del mismo modo que la conciencia refleja misteriosamente la naturaleza dual de la luz, como onda y partcula, nuestro cuerpo es tambin un dominio con-tradictorio. Carl Jung nos recuerda que respetemos la naturaleza original de nuestro cuerpo. Pero luego contina diciendo que el cuerpo est tambin conectado con las formas ms elevadas del espritu. Insiste en que slo po-demos expresar nuestras mejores cualidades cuando el espritu y el instinto estn en armona: Demasiado animal deforma al hombre civilizado. Dema-siada cultura produce animales enfermos. Para que la sabidura y la nobleza florezcan, tiene que haber un equilibrio que incluya tanto la vida encarnada como la perspectiva universal.

    La cultura moderna americana fomenta una intensa identificacin con nues-tro aspecto externo, por lo que no resulta fcil ir ms all de esto. Dedicamos una enorme cantidad de tiempo a ocuparnos de nuestro aspecto, de vestirnos, ador-narnos y hacer que nuestro cuerpo se vuelva ms fuerte. Sin embargo, no impor-ta lo grande que sea nuestro apego, a medida que envejecemos el cuerpo nos traiciona. Si nos limitamos a satisfacer los deseos del cuerpo y a creer que so-

    mos el cuerpo, cua dificultades y la Q3

    Ajahn Chal\~ propiedad, le p~ hace ningn c~ Y cuando tiene'~ tengo un cnce1,; porque la muertt

    . " se va primero !: La psicologl

    cuerpo desde la. sentir nuestro C1t1 chacras y de ce~ un sistema anat terio utilizamos. Cuando recibim bin tenamos qi hizo salir inmftl totalmente nut'41

    En otro imp a travs de las pi derivados. La~ mentos bsicos~ sistemas tradicil China, frica y1 errneamente .~ elementos. PetI cmo experim

    Si cierras~ es slo una paliJ son zonas dur ste es el elemll elemento fuego. Es el elemento mento agua: st)f

  • htltes en la taestro. bOs sobre los Jbumano es lftstro cant ebera beber, !Kt detalladas lllble, porque l'tnas de vida limeditacio-;'que te ests

    ~muerte. No d. aliento in-predicho los

    )

    Mraleza dual ominio con-a,,original de l6t tambin que slo po-Y' el instinto 11.do. Dema-y la nobleza !a encarnada

    nconnues-dicamosuna ltimos, ador-p, no impor-!cuerpo nos :reer que so-

    EL PRECIOSO CUERPO HUMANO 131

    mos el cuerpo, cuanto tengamos que hacer frente a la edad, las enfermedades, las dificultades y la muerte estaremos perdidos y aterrorizados.

    Ajahn Chah explica: Slo hemos alquilado esta casa. Si fuese de nuestra propiedad, le podramos decir que no enfermase o que no envejeciese. Pero no hace ningn caso de nuestros deseos. Con sabidura, si ests vivo, ests bien. Y cuando tienes que morir, tambin est bien. Si lo mdicos me dijeran que tengo Uf?. cncer y que voy a morir en pocos meses, les recordara: "Cuidado, porque la muerte tambin vendr a buscarles. Es slo una cuestin de quin

    . " se va primero . La psicologa budista nos ofrece docenas de prcticas para ver nuestro

    cuerpo desde la perspectiva universal. Existe una meditacin que nos permite sentir nuestro cuerpo como un campo de energa vibrante, como una red de chacras y de centros de energa. Existen prcticas para sentir el cuerpo como un sistema anatmico de carne y hueso, de lquidos y slidos. En un monas-terio utilizamos estas prcticas centrndonos en sentir nuestro esqueleto. Cuando recibimos la instruccin de llevar nuestro esqueleto de paseo, tam-bin tenamos que observar los esqueletos de los otros caminando. Esto nos hizo salir inmediatamente de nuestras historias y melodramas y modificar totalmente nuestra identidad.

    En otro importante entrenamiento aprendimos a experimentar el cuerpo a travs de las propiedades de cuatro elementos principales y los veinticuatro derivados. La psicologa budista describe nuestra existencia fsica con los ele-mentos bsicos de la tierra, el aire, el fuego y el agua. Se parece mucho a los sistemas tradicionales de la psicologa y la medicina de la antigua Grecia, China, frica y los nativos americanos. Los lectores modernos pueden creer errneamente que esto es una versin primitiva de la tabla peridica de los elementos. Pero, en realidad, estos cuatro elementos son una descripcin de cmo experimentar directamente el cuerpo.

    Si cierras los ojos y sientes con atencin, no sentirs un cuerpo. Cuerpo es slo una palabra, la idea o el nivel conceptual. Lo que realmente sentirs son zonas duras o blandas, presin o pesadez, texturas como rugoso o suave. ste es el elemento tierra. Tambin sentirs zonas fras o calientes. ste es el elemento fuego o de temperatura. Notars zonas de vibracin o de quietud. Es el elemento aire o vibratorio. Y notars cohesin y fluidez. Este es el ele-mento agua: slo necesitas parpadear o tragar para sentirlo.

  • 132 LA SABIDURA DEL CORAZN

    Conocemos nuestro cuerpo ms directamente de esta manera. Tambin adquirimos conocimiento a travs de los elementos secundarios de color so-, nido (el elemento aire en el odo), olor y sabor. Una investigacin directa de estos elementos fsicos puede liberarnos de profundas capas de identificacin y confusin. Esto puede ocurrir tan sencillamente como experiment Mike, un estudiante que estaba claramente obsesionado por pensamientos irracio-nales de celos. Cuando vino a hablar conmigo, su mente racional saba que sus pensamientos tormentosos no tenan ningn fundamento real en su relacin. Haba intentado desprenderse de ellos, pero segua atrapado en su historia. Me sent con l y le indiqu que dejase que sus pensamientos de celos estuvieran presentes, y que notase dnde los senta en el cuerpo. Se hizo consciente de fuertes sensaciones de calor y contraccin en el pecho, y despus de aversin y temor cuando sinti las sensaciones directamente. Advirti cmo sus pen-samientos obsesivos se calmaron cuando sinti las fuertes sensaciones y emo-ciones que haba debajo de ellos. Pero coment que no poda entender la co-nexin entre los celos y las sensaciones de su pecho.

    Entonces invit a Mike a que notase cada elemento con atencin. Le pregunt sobre el elemento tierra: sientes esta zona del pecho dura o blanda, densa, suave, pesada o ligera? Y sobre el elemento fuego: Esta caliente, fro, templado? El elemento aire del movimiento: vibra o est inmvil? Y el ele-mento secundario del color y el olor: si esta zona tuviera un olor y sabor, cul sera? Descubri en su pecho una sensacin dura, una textura rugosa, algo palpitante, caliente y negro.

    Despus le ped a que notase cualquier sentimiento e imagen asociados a estas sensaciones de los elementos que estaban presentes. Encontr miedo y sentimientos de abandono. Luego vinieron recuerdos del divorcio de sus pa-dres cuando tena siete aos. Record la peor parte, el da en que su madre se march. Explic toda la historia y llor. Sentado, sosteniendo estas experiencias con plena atencin, aprendi lentamente a tolerar la prdida, el vaco, el abah-dono que haba cargado de forma inconsciente en su cuerpo y en su mente.

    Mike trabaj con los sentimientos de afccin, ira, prdida y miedo du-rante largo tiempo. Aprendi a reconocer los patrones repetidos de abandono en su vida. Mientras se recordaba a s mismo como un nio perdido de siete aos, sinti que surga una oleada de bondad. Despus le propuse que amplia-se esta compasin, que se abriese al dolor de todos los hijos de padres divor-

    ciados, de todos los et cer tanto la naturalq poco su experienci1M herido. Era un adulfii ciencia siendo testil'

    LA~

    Los elementos de ,A nuestras historias ,, puerta podemos $@ll y universal. Pode~ nosotros. Nuestras\i cargados, flotantes, ; go de los elementQ!l si danzamos ligett po. Nuestras afficcli Nuestros bostezotr; otros tiempos fu~ Hanh. Esto no ~

    La meditacin.ti te. sta es una de 11 Occidente nos resil muerte, porque m.A nos volvemos delij> de que esto nos ~ plenamente. El ~ cripcin de cmo~ que contemplfaW identidad del cue_q naturaleza. MieniJ cuenta de cmo Cll

    Cuando nos~ Perdemos nues~

  • a. Tambin te color, so-l directa de illtificacin ,ent Mike, ltos irracio-lba que sus lu relacin. istoria. Me

    ~estuvieran nsciente de de aversin tio sus pen-mes yemo-'nder la co-

    ~ncin. Le rao blanda, diente, fro, il? Y el de-sabor, cul ugosa, algo

    asociados a tr miedo ~de sus pa-s madre se ~riencias :fO, el aban-i mente. '-miedo du-! abandono ij{o de siete ~eamplialdres divor-

    ...

    EL PRECIOSO CUERPO HUMANO 133

    ciados, de todos los seres humanos abandonados. De este modo, lleg a cono-cer tanto la naturaleza personal como la universal de su sufrimiento. Poco a poco su experiencia se volvi ms impersonal. Ya no era simplemente este ser herido. Era un adulto meditando, era todo el curso de su historia, era la con-ciencia siendo testigo de todo ello.

    LA VIDA ELEMENTAL DEL CUERPO

    Los elementos de nuestros cuerpos pueden construir la puerta de entrada a nuestras historias ocultas y a los patrones inconscientes. Al atravesar esta puerta podemos sentir el juego de la encarnacin en un contexto ms amplio y universal. Podemos sentir los elementos de la vida movindose dentro de nosotros. Nuestras experiencias de estar agitados, rgidos, temblando, sobre-cargados, flotantes, flexibles, enraizados o transparentes forman parte del jue-go de los elementos. Tanto si nos mantenemos estticos en una postura como si danzamos ligeros se trata del movimiento de la tierra en nuestro cuer-po. Nuestras aflicciones pertenecen al elemento agua, al ocano de las lgrimas. Nuestros bostezos y nuestros cantos son las octavas del elemento aire. En otros tiempos fuiste una montaa, fuiste una nube, escribe Thich Nhat Hanh. Esto no es poesa, es ciencia.

    La meditacin sobre los elementos se utiliza tambin para entender la muer-te. sta es una de las contemplaciones que pueden transformar ms la vida. En Occidente nos resistimos a reflexionar sobre el proceso de envejecer y sobre la muerte, porque morir se considera un error y nos asusta. En el enfoque budista nos volvemos deliberadamente hacia la fuerte para enfrentarla, con la intencin de que esto nos aporte sabidura, perspectiva y una motivacin para vivir cada da plenamente. El maestro tibetano Kalu Rimpoche nos dej una poderosa des-cripcin de cmo se disuelven los elementos cuando nos morimos. Recomend que contemplramos esto con atencin, de modo que pudiramos cambiar la identidad del cuerpo por la identidad de la conciencia que es nuestra verdadera naturaleza. Mientras lees estas palabras impresas sobre el proceso de morir, date cuenta de cmo cambia tu sentido del yo.

    Cuando nos acercamos a la muerte, el elemento tierra empieza a disolverse. Perdemos nuestra fuerza, no podemos mantenernos erguidos ni sostener nada.

  • 134 LA SABIDURA DEL CORAZN

    Nuestras mejillas se hunden. Ya no podemos aguantar nuestra cabeza. Nos cuesta abrir y cerrar los ojos. Nos volvemos plidos. Nos sentimos pesados e incmodos en cualquier postura; tenemos que pedir ayuda para levantarnos. Algunos textos dicen que nos sentimos como si estuviramos cayndonos o hundindonos en la tierra, siendo aplastados por un gran peso, como si una montaa presionase nuestro cuerpo. El elemento tierra vuelve a la tierra.

    El elemento agua es el siguiente. Empezamos a perder el control de los lquidos de nuestro cuerpo. Nuestra nariz gotea, babeamos. Puede que los ojos lagrimeen, y quiz nos volvemos incontinentes. Ya no podemos mo-ver la lengua. Nuestros ojos empiezan a sentirse secos en sus cuencas. Nues-tros labios estn demacrados y sin color. La boca y la garganta estn pegajosas y obturadas. Las aletas de la nariz estn aplastadas y tenemos mucha sed. Temblamos y experimentamos sacudidas. Algunos textos dicen que nos sen-timos como si estuvisemos siendo atrados a un ocano o arrastrados por un enorme ro. El elemento agua vuelve al agua.

    El elemento fuego es el siguiente. La boca y la nariz se secan completa-mente. Todo el calor del cuerpo empieza a migrar, generalmente desde las manos y los pies hacia el corazn. Qyiz se note una sensacin de vapor ca-liente que surge de la coronilla. El aire que se respira a travs de la boca y la nariz es fro. Ya no tenemos calor para la digestin. Se hace ms y ms difcil percibir nada fuera de nosotros. La experiencia interna es la de estar siendo consumidos en una llama o en una crepitante hoguera, o como si el mun-do estuviera siendo abrasado en un holocausto de fuego. El elemento fuego vuelve al fuego.

    Sigue el elemento aire. La respiracin se hace cada vez ms difcil. La inspiracin es superficial y la expiracin se alarga. Emitimos carraspeos y ja-deos. Los ciclos respiratorios son cada vez ms breves y laboriosos. El cuerpo se sacude en espasmos y luego se queda inmvil. Nuestra visin va y viene, borrosa y confusa. La experiencia interna es la de un gran viento que barre el mundo, un tornado tragndose todo el universo. El elemento aire vuelve al aire.

    Visualizamos la disolucin de los elementos, la muerte se hace vvida. Nos despertamos sacudidos por la experiencia y sentimos la provisionalidad de esta encarnacin. Esto nos impulsa a vivir de una forma ms sabia. A la vez, la disolucin de los elementos en la muerte deja claro que el cuerpo no es

    nuestra verdadera cin y la regenCQJ llevan la concie,RJ A travs de la e~

    PIU

    U na de los mto enraizarse es la p ca simple y univei encarnada. Pued tacin sentada el da atareado o en

    Para practica sentido y en otrc de longitud. Em con tus pies firm relajadas en cual unas cuantas vec te rodea. Despw trate en ti y en s de las plantas d Mantente presci

    Empieza a e quilamente y co. ocurra con elega do majestuosatt de las sensacioft nuevo conscien1 final de tu camiJ samente y haz i paso de tu recot do con el ritmo

  • t:abeza. Nos $-pesados e lmntarnos. ~ndonos o :.Orno si una tierra. 111trol de los Puede que !demos mo-ficas. Nues-ln pegajosas ritucha sed. f1ie nos sen-ldos por un

    ~' completate desde las le vapor ca-ia boca y la ~ms difcil estar siendo ~si el mun-nento fuego

    sdifcil. La :aspeos y ja-$. El cuerpo t 'Va y viene, ~que barre ~ aire vuelve

    ~vvida. Nos inalidad de lia. A la vez, nerpo no es

    EL PRECIOSO CUERPO HUMANO 135

    nuestra verdadera naturaleza. La atencin al cuerpo humano nos trae la cura-cin y la regeneracin. Entonces las prcticas basadas en una visin universal llevan la conciencia a una presencia espaciosa que va ms all del cuerpo. A travs de la conciencia del cuerpo recordamos quines somos realmente.

    PRCTICA: MEDITACIN CAMINANDO Una de los mtodos ms tiles para observar el cuerpo atentamente y para enraizarse es la prctica de la meditacin caminando. Se trata de una prcti-ca simple y universal para desarrollar la calma, nuestra conexin y la conciencia encarnada. Puede practicarse de forma regular, antes o despus de la medi-tacin sentada o en cualquier otro momento por s sola, como despus de un da atareado o en una ociosa maana de domingo.

    Para practicar, elige un lugar donde puedas caminar cmodamente en un sentido y en otro, en el interior o en el exterior, de entre diez a treinta pasos de longitud. Empieza situndote en uno de los extremos de este camino, con tus pies firmemente plantados en el suelo. Deja que tus manos descansen relajadas en cualquier lugar donde estn cmodas. Respira profundamente unas cuantas veces y despus abre tus sentidos para ver y sentir todo lo que te rodea. Despus de un minuto, lleva tu atencin de nuevo al cuerpo. Cn-trate en ti y en sentir cmo tu cuerpo se apoya en la tierra. Siente la presin de las plantas de tus pies y las otras sensaciones naturales de estar de pie. Mantente presente y alerta.

    Empieza a caminar un poco ms despacio de lo habitual. Camina tran-quilamente y con un sentimiento de dignidad. Reljate y deja que tu caminar ocurra con elegancia y naturalidad, como si fueses un rey o una reina pasean-do majestuosamente. Pon atencin en tu cuerpo. A cada paso, date cuenta de las sensaciones al levantar el pie y la pierna del suelo. Despus apyalo de nuevo conscientemente. Siente cada paso completamente. Cuando llegues al final de tu camino, detente un momento. Cntrate en ti, da la vuelta cuidado-samente y haz de nuevo una pausa para que puedas darte cuenta del primer paso de tu recorrido inverso. Puedes experimentar con la velocidad, caminan-do con el ritmo en el que logres mantenerte ms presente.

  • 136 LA SABIDURA DEL CORAZN

    Contina caminando plenamente atento en un sentido y en otro entre diez y veinte minutos o ms. Al igual que con la respiracin cuando ests sentado, tu atencin se alejar muchas veces. En cuanto te des cuenta de esto, reconoce con suavidad donde estuvo: divagando, pensando, escuchando, pla-neando. Luego vuelve a sentir el siguiente paso. Como si adiestrases a un cachorro, volvers a centrarla mil veces. No importa si te vas durante un se-gundo o durante diez minutos. Simplemente reconoce dnde has estado, re-ljate y vuelve a tu presencia viva aqu y ahora con el siguiente paso.

    Usa esta meditacin para calmarte y centrarte y para vivir ms despierto en tu cuerpo. Practica en casa primero. Puedes ampliar la prctica de caminar conscientemente cuando vayas a comprar, cuando camines por la calle o cuan-do te dirijas a tu coche o salgas de l. Puedes aprender a disfrutar caminando en vez de estar perdido planeando y pensando. Con este sencillo mtodo, puedes estar verdaderamente presente, sentir unidos el cuerpo, la mente y el corazn mientras te mueves por la vida.

    ELR~

    date cuen

    datecue

    date cu

    En la dinmitt las decisiones:s.

    Cuando mi pad Tuvo que ser io terse a una intm nes y otras fuM, adecuados. Mi.i El diagnstiCQri superarlo. NQflC

    En la UCl 1 tos. Yo me sen1

  • n otro entre 'Wando ests uenta de esto, ttkhando, pla-.estrases a un urante un se-tas estado, re->aso.

    ins despierto ca de caminar rcalle o cuan-ar caminando .cillo mtodo, la mente y el .,).

    J

    9

    EL RO DE LOS SENTIMIENTOS

    Cuando surge un sentimiento agradable, date cuenta de que sta es la experiencia de un sentimiento agradable.

    Cuando surge una experiencia dolorosa, date cuenta de que sta es la experiencia de un sentimiento doloroso.

    Cuando surge un sentimiento neutro, date cuenta de que sta es la experiencia de un sentimiento neutro.

    -El Gran Discurso de la Atencin Plena

    En la dinmica en que la que trabajamos en la Corte Suprema, el 90 por ciento de las decisiones se basan en las emociones. Nuestra parte racional nos proporciona las

    razones para apoyar nuestras decisiones. -Juez William O. Douglas

    Cuando mi padre tena sesenta y cinco aos, sufri un grave ataque cardaco. Tuvo que ser ingresado en la unidad de cuidados intensivos, y esperar asome-terse a una intervencin a corazn abierto, siempre que sus deteriorados rio-nes y otras funciones de su cuerpo recuperasen los niveles de funcionamiento adecuados. Mi madre, mis tres hermanos y yo nos encontramos en el hospital. El diagnstico era poco esperanzador y los mdicos dudaban de que pudiera superarlo. Nosotros estbamos muy preocupados.

    En la UCI nos dejaban entrar de uno en uno durante perodo de 15 minu-tos. Yo me senta triste y conmocionado, con la sensacin de estar entre dos

  • 138 LA SABIDURA DEL CORAZN

    mundos y sin haber dormido demasiado, algo que es comn en una situacin de emergencia. Pensaba en que mi padre haba sido un hombre difcil y complica-do, un cientfico brillante, s, pero a la vez un tirano y un maltratador de su es-posa. Me acordaba de que, aunque nosotros lo pasamos mal, peor haba sido para mi madre. Ella sola esconder las botellas de vidrio detrs de las cortinas de la casa para poder usarlas en caso de que necesitase defenderse. Esto no siempre funcionaba. En verano llevaba mangas largas para cubrirse los moretones en los brazos. Pero en ese momento, gracias a la meditacin del perdn y a la terapia, me haba liberado de gran parte de mi dolor y de mi ira.

    En el tercer da en la UCI, era evidente que mi padre se estaba debilitando. Entr a verle, consciente de que sa podra ser la ltima vez que lo visitase. Lle-vaba una mscara de oxgeno y estaba conectado a un montn de mquinas que emitan pitidos constantes; su cuerpo estaba oculto bajo una telaraa de tubos y cables. Me sent al borde de su cama y le pregunt cmo estaba. Dej salir un gruido e hizo un gesto expresando dolor e infelicidad. Le habl de l y de nuestra familia y despus permanec callado durante unos minutos.

    Al final mir a mi padre: dbil, vulnerable, posiblemente a punto de morir. Le dije: Te quiero. Sus ojos se abrieron. Con gran esfuerzo, alz un brazo lleno de esparadrapos, agujas y tubos, y se lo llev a la cara. Se pellizc la nariz como intentando protegerse de un olor desagradable, frunci el ceo con des-dn y neg con la cabeza, como diciendo: eso no se hace en nuestra familia. No se reconocen los sentimientos. Es demasiado sentimental, demasiado dbil.

    En mi caso, para recuperar mi capacidad de sentir, tuve que trabajar du-rante aos en mi experiencia como monje, con la meditacin, con la psicote-rapia occidental y en las relaciones. Pero si queremos vivir con sabidura como seres humanos, tenemos que entender lo que sentimos y cmo trabajar con los sentimientos.

    LOS SENTIMIENTOS PRIMARIOS

    La psicologa budista nos ayuda a distinguir dos aspectos fundamentales de los sentimientos. La primera cualidad y ms esencial es la que corresponde a los sentimientos primarios. De acuerdo con esta perspectiva, todo momen-to de nuestra experiencia sensorial tiene un tono emocional. Como la valencia

    de los elemento& y olfativa tiene u moderna ha cord alguna valencia'._ primeros que apa: toda una gama 4< mos, como la alq

    Trabajar COI cin, explicaba1 estn fluyendo ~ equivocada de

  • ltuacin de 'complica-1rde su es-\laba sido ~inasde rros1empre ones en los L la terapia,

    ebilitando. titase. Lle-quinas que ia de tubos ej salir un de l y de

    ) de morir. ) un brazo :c la nariz .o con des-~a. No o dbil. 'abajar du-la psicote-lura como ~ar con los

    ientales de >rresponde t>momen-lll valencia

    EL RO DE LOS SENTIMIENTOS 139

    de los elementos qumicos, cada percepcin visual, sonora, gustativa, tctil y olfativa tiene una cualidad agradable, dolorosa o neutra. La neurociencia moderna ha confirmado que todo lo que registra el cerebro lleva asignado alguna valencia negativa o positiva. Los tonos emocionales primarios son los primeros que aparecen. Despus, a partir de estos sentimientos simples, surge toda una gama de sentimientos secundarios, todas las emociones que conoce-mos, como la alegra, la ira, el miedo o el placer.

    Trabajar con los sentimientos bsicos es una ruta directa a la ilumina-cin, explicaba uno de mis maestros birmanos. Los sentimientos primarios estn fluyendo constantemente en nosotros, pero a menudo tenemos la idea equivocada de que la vida no debera ser de ese modo. Secretamente creemos que si pudiramos actuar de modo correcto, nuestros sentimientos seran siempre agradables y no habra nunca dolor ni prdida.

    As que cuando surge una experiencia dolorosa, a menudo intentamos apartarla, y cuando surge una experiencia agradable intentamos retenerla. Cuando surge una experiencia, neutra solemos ignorarla. Siempre deseamos los sentimientos correctos (agradabl~s) e intentamos evitar los incorrec-tos (desagradables). Y cuando son desagradables, reaccionamos interminable-mente, tratando de que se vuelvan correctos,

    Cuando crece nuestra sabidura, nos damos cuenta de que intentar sujetar el fluir de los sentimientos no funciona. Los sentimientos primarios son sim-plemente sentimientos, y cada da contiene miles de momentos agrada-bles, dolorosos y neutros, en tu caso, en el de Condoleezaa Rice, el Dalai Lama, MickJagger y el propio Buda. Estos sentimientos no son correctos ni incorrectos. Son el fluir de la vida. Sylvia Boorstein, mi colaboradora en Spi-rit Rock, escribi: ~ alivio represent para m acudir a mi primer retiro de meditacin y escuchar a personas que parecan bastante felices explicar su verdad tan claramente: la Primera Noble Verdad de que la vida es difcil y dolorosa, por su propia naturaleza, no porque hagamos algo malo.

    Nuestra experiencia dolorosa no representa un fracaso. Los maestros de meditacin padecen enfermedades y sienten dolor como nosotros. Shunryu Suzuki, Ramana Maharshi y el dcimo sexto Karmapa Lama murieron de cncer. Ajahn Chah sufri una hemorragia cerebral que le dej en coma du-rante aos y el Lama Yeshe ha descrito la increble dificultad de los largos perodos de hospitalizacin por los que tuvo que pasar debido a una insufi-

  • 140 LA SABIDURA DEL CORAZN

    ciencia cardiaca: Despus de 41 aos de cuidados intensivos, mi cuerpo pa-reca el rey del cementerio, mi mente un anti-Dios y mi discurso el ladrido de un viejo perro loco. Y, sin embargo, fueron maestros. Su prctica fue aceptar las experiencias placenteras, dolorosas y neutras de buen grado.

    9

    ste es el noveno principio de la psicologa budista:

    La sabidura conoce los sentimientos que se presentan sin perder-se en ellos.

    En el monasterio del bosque de Ajahn Buddhadasa, recibimos la instruc-cin de estar plenamente atentos al tono emocional de cada sonido y de cada actividad. Al adentrarnos en los caminos del bosque por la maana, adverta-mos el tono neutro de nuestros pasos, el agradable balanceo de nuestro cuerpo al andar. Despus de comer sentamos el desagradable calor y el sudor pega-joso del medioda tropical que soportaba nuestro cuerpo. Cada vez que nos detenamos a descansar, sentarnos o leer, intentbamos advertir el tono emo-cional -agradable, desagradable o neutro- y despus notar si haba alguna reaccin a ello. Ahora, como profesor de meditacin, con frecuencia enseo la atencin plena a los sentimientos