La Resurrección en el Antiguo Testamento

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Un estudio breve acerca de la revelación de la resurrección en el Antiguo Testamento

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1 Resurrección

La esperanza de la resurrección en el Antiguo Testamento

Filipenses 2:5 Haya, pues, en vosotros esta actitud que hubo también en Cristo Jesús, 6 el cual, aun-

que existía en forma de Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse, 7 sino que se

despojó a sí mismo tomando forma de siervo, haciéndose semejante a los hombres. 8 Y hallándose en

forma de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. 9

Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le confirió el nombre que es sobre todo nombre, 10

para que al nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en el cielo, y en la tierra, y debajo

de la tierra, 11 y toda lengua confiese que Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.

En estos versículos está todo el evangelio, las buenas nuevas, resumidas:

El verbo de Dios existías desde la eternidad como la segunda persona (hypostasis en griego) en la

deidad (ver Juan 1:1). La trinidad es un misterio y no voy a entrar en detalle en este momento.

A su debido tiempo el verbo de Dios se hizo carne (ver Juan 1:14). Por el agente del Espíritu Santo (la

tercera persona en la Deidad) Jesús fue engendrado en María, la que fue virgen en este momento. El

nació como hijo del hombre e hijo de Dios. 100% hombre y al mismo tiempo 100% Dios en una per-

sona. El ocultó su gloria y sufrió, hasta la muerte en la cruz.

Pero al tercer día por la voluntad de Dios Padre y el poder del eterno Espíritu Jesucristo resucitó.

Después de 40 días ascendió al cielo por donde El ahora guía la iglesia como su cabeza.

Algún día Jesucristo vendrá en poder y gloria y todo será sometido a sus pies. Este momento estamos

esperando.

A nivel personal la resurrección de Jesús nos da la garantía de nuestra resurrección en el futuro:

1ª Corintios 15:12 Ahora bien, si se predica que Cristo ha resucitado de entre los muertos, ¿cómo di-

cen algunos entre vosotros que no hay resurrección de muertos? 13 Y si no hay resurrección de muer-

tos, entonces ni siquiera Cristo ha resucitado; 14 y si Cristo no ha resucitado, vana es entonces nues-

tra predicación, y vana también vuestra fe. 15 Aún más, somos hallados testigos falsos de Dios, por-

que hemos testificado contra Dios que El resucitó a Cristo, a quien no resucitó, si en verdad los muer-

tos no resucitan. 16 Pues si los muertos no resucitan, entonces ni siquiera Cristo ha resucitado; 17 y si

Cristo no ha resucitado, vuestra fe es falsa; todavía estáis en vuestros pecados. 18 Entonces también

los que han dormido en Cristo han perecido. 19 Si hemos esperado en Cristo para esta vida solamen-

te, somos, de todos los hombres, los más dignos de lástima. 20 Mas ahora Cristo ha resucitado de

entre los muertos, primicias de los que durmieron.

La primera pregunta es, si la esperanza de la resurrección es algo nuevo en el NT (Nuevo Testamen-

to). Vamos a pasar cronológicamente y observamos algunas citas bíblicas:

Abraham Génesis 22: 5 Entonces Abraham dijo a sus mozos: Quedaos aquí con el asno; yo y el muchacho ire-

mos hasta allá, adoraremos y volveremos a vosotros.

Dios mandó a Abraham de sacrificar a su hijo Isaac. Pero él creía firmemente en la promesa que tenía

y que Dios podía devolver a su hijo de la muerte, por eso dijo a sus criados: “volveremos a vosotros”,

habló en plural. Hebreos confirma este pensamiento:

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2 Resurrección

Hebreos 11:17 Por la fe Abraham, cuando fue probado, ofreció a Isaac; y el que había recibido las

promesas ofrecía a su único hijo; 18 fue a él a quien se le dijo: En Isaac te será llamada descendencia.

19 El consideró que Dios era poderoso para levantar aun de entre los muertos, de donde también, en

sentido figurado, lo volvió a recibir.

Es interesante que los patriarcas implícitamente reconocieron que aunque morían su alma iba a estar

vivo con Dios. Esto lo podemos deducir por lo que Jesús dijo:

Mateo 22: 31 Y en cuanto a la resurrección de los muertos, ¿no habéis leído lo que os fue dicho por

Dios, cuando dijo: 32 “Yo soy el Dios de Abraham, y el Dios de Isaac, y el Dios de Jacob”? El no es Dios

de muertos, sino de vivos.

También el escritor de la epístola a los Hebreos confirma esta convicción hablando de Abraham y

Sara:

Hebreos 11:13 Todos éstos murieron en fe, sin haber recibido las promesas, pero habiéndolas visto y

aceptado con gusto desde lejos, confesando que eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra. 14 Por-

que los que dicen tales cosas, claramente dan a entender que buscan una patria propia. 15 Y si en

verdad hubieran estado pensando en aquella patria de donde salieron, habrían tenido oportunidad de

volver. 16 Pero en realidad, anhelan una patria mejor, es decir, celestial. Por lo cual, Dios no se aver-

güenza de ser llamado Dios de ellos, pues les ha preparado una ciudad.

Job Lo más probable es que Job vivió en los tiempos de los patriarcas. Entre otros pensamientos profun-

dos el exclamó en forma poética:

Job 19: 25 Yo sé que mi Redentor vive, y al final se levantará sobre el polvo. 26 Y después de deshecha

mi piel, aun en mi carne veré a Dios; 27 al cual yo mismo contemplaré, y a quien mis ojos verán y no

los de otro. ¡Desfallece mi corazón dentro de mí!

David David profetizó unos 1000 años antes de que acontezca de la resurrección de Jesús y al mismo tiem-

po expresó su propia esperanza:

Salmo 16: 9 Por tanto, mi corazón se alegra y mi alma se regocija; también mi carne morará segura,

10 pues tú no abandonarás mi alma en el Seol, ni permitirás a tu Santo ver corrupción. 11 Me darás a

conocer la senda de la vida; en tu presencia hay plenitud de gozo; en tu diestra, deleites para siempre.

Pabla aplica estos versículos explícitamente como mesiánicos, quiere decir como refiriéndose al Me-

sías, al ungido o en griego: al Cristo (Christos):

Hechos 13:34 Y en cuanto a que le resucitó de entre los muertos para nunca más volver a corrupción,

Dios ha hablado de esta manera: Os daré las santas y fieles misericordias prometidas a David. 35 Por

tanto dice también en otro salmo: No permitirás que tu Santo[o] vea corrupción. 36 Porque David,

después de haber servido el propósito de Dios en su propia generación, durmió, y fue sepultado con

sus padres, y vio corrupción.

Su fe y esperanza personal lo expresa en el próximo salmo con palabras parecidas a las de Job:

Salmo 17:15 En cuanto a mí, en justicia contemplaré tu rostro; al despertar, me saciaré cuando con-

temple tu imagen.

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Oseas A base de la situación precaria de Israel (unos 300 años después de David), el profeta Oseas hace

estas preguntas:

Oseas 13:14a ¿Los libraré del poder del Seol? ¿Los redimiré de la muerte? ¿Dónde están, oh muerte,

tus espinas? ¿Dónde está, oh Seol, tu aguijón?

Pablo contesta estas preguntas afirmativamente:

1ª Corintios 15:50 Y esto digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios;

ni lo que se corrompe hereda lo incorruptible. 51 He aquí, os digo un misterio: no todos dormiremos,

pero todos seremos transformados 52 en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la trompeta

final; pues la trompeta sonará y los muertos resucitarán incorruptibles, y nosotros seremos transfor-

mados. 53 Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de

inmortalidad. 54 Pero cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya

vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Devorada ha sido la muerte

en victoria. 55 ¿Dónde está, oh muerte, tu victoria? ¿Dónde, oh sepulcro, tu aguijón? 56 El aguijón de

la muerte es el pecado, y el poder del pecado es la ley; 57 pero a Dios gracias, que nos da la victoria

por medio de nuestro Señor Jesucristo.

Isaías Unos años más tarde Isaías más explícitamente habla de la resurrección:

Isaías 26: 19 Tus muertos vivirán, sus cadáveres se levantarán. ¡Moradores del polvo, despertad y dad

gritos de júbilo!, porque tu rocío es como el rocío del alba, y la tierra dará a luz a los espíritus.

Isaías 25: 8 El destruirá la muerte para siempre; el Señor Dios enjugará las lágrimas de todos los ros-

tros, y quitará el oprobio de su pueblo de sobre toda la tierra, porque el Señor ha hablado. 9 Y en

aquel día se dirá: He aquí, éste es nuestro Dios a quien hemos esperado para que nos salvara; éste es

el Señor a quien hemos esperado; regocijémonos y alegrémonos en su salvación.

Pablo se refiere en 1ª Cor. 15:54b al versículo 8. Juan en Apocalipsis hace alusión a estos versículos

de Isaías:

Apocalipsis 20: 14 Y la Muerte y el Hades fueron arrojados al lago de fuego. Esta es la muerte segun-

da: el lago de fuego.

21: 4 El enjugará toda lágrima de sus ojos, y ya no habrá muerte, ni habrá más duelo, ni clamor, ni

dolor, porque las primeras cosas han pasado.

Isaías como el evangelista del AT nos habla del Mesías una y otra vez. También pudo ver la muerte y

la gloriosa resurrección de Jesucristo:

Isaías 53: 7 Fue oprimido y afligido, pero no abrió su boca; como cordero que es llevado al matadero,

y como oveja que ante sus trasquiladores permanece muda, no abrió El su boca. 8 Por opresión y jui-

cio fue quitado; y en cuanto a su generación, ¿quién tuvo en cuenta que El fuera cortado de la tierra

de los vivientes por la transgresión de mi pueblo, a quien correspondía la herida? 9 Se dispuso con los

impíos su sepultura, pero con el rico fue en su muerte, aunque no había hecho violencia, ni había en-

gaño en su boca. 10 Pero quiso el Señor quebrantarle, sometiéndole a padecimiento. Cuando El se

entregue a sí mismo como ofrenda de expiación, verá a su descendencia, prolongará sus días, y la

voluntad del Señor en su mano prosperará. 11 Debido a la angustia de su alma, El lo verá y quedará

satisfecho. Por su conocimiento, el Justo, mi Siervo, justificará a muchos, y cargará las iniquidades de

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ellos. 12 Por tanto, yo le daré parte con los grandes y con los fuertes repartirá despojos, porque de-

rramó su alma hasta la muerte y con los transgresores fue contado, llevando El el pecado de muchos,

e intercediendo por los transgresores.

Toda esta parte es poesía. Por ello expresa la resurrección con en hechos realizados:

Verá a su descendencia

Prolongará sus días

Él lo verá y quedará satisfecho.

Yo le daré parte con los grandes y con los fuertes repartirá despojos

Daniel Otros 200 años más tarde Daniel recibe la revelación más clara en el AT acerca de la resurrección:

Daniel 12: 2 Y muchos (o mejor las multitudes) de los que duermen en el polvo de la tierra desperta-

rán, unos para la vida eterna, y otros para la ignominia, para el desprecio eterno.

Claramente hace una diferencia entre dos resurrecciones:

1ª: para vida eterna (no se refiere a la longitud sino a la calidad), quiere decir una vida eternamente

con Dios.

2ª: para ignominia, para el desprecio eterno, o sea para el juicio y separación eterna de Dios

Jesús lo expresa exactamente de la misma manera:

Juan 5: 24 En verdad, en verdad os digo: el que oye mi palabra y cree al que me envió, tiene vida eter-

na y no viene a condenación, sino que ha pasado de muerte a vida. 25 En verdad, en verdad os digo

que viene la hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que oigan vivirán.

26 Porque así como el Padre tiene vida en sí mismo, así también le dio al Hijo el tener vida en sí mis-

mo; 27 y le dio autoridad para ejecutar juicio, porque es el Hijo del Hombre. 28 No os admiréis de

esto, porque viene la hora en que todos los que están en los sepulcros oirán su voz, 29 y saldrán: los

que hicieron lo bueno, a resurrección de vida, y los que practicaron lo malo, a resurrección de juicio.

En resumen podemos concluir que la revelación acerca de la vida después de la muerte por medio de

la resurrección fue revelada claramente en el AT. Obviamente con la venida de nuestro Señor y des-

pués con los escritos en el NT la revelación fue completada y hecho más claro.