La Primavera Árabe Vista Por La Prensa Española

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La primavera árabe vista por la prensa española La vigencia de los estereotipos orientalistas en la actualidad Borja Odriozola Pacho

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La denominada “primavera árabe” ha desafiado la forma en que occidente entendía el mundo árabe. Estainvestigación pretende determinar el alcance que ha tenido este proceso revolucionario en el discurso dela prensa española. Para ello se ha sometido a los editoriales de los tres principales diarios de tiradanacional a un análisis de contenido durante un período de seis meses. Los términos empleados parareferirse a los actores occidentales, a la sociedad árabe y a los líderes de los países en conflicto, asícomo la frecuencia de determinadas expresiones nos dan una idea de la situación del discursoorientalista. Este estudio concluye que, a pesar de las críticas contra occidente y la aparente rupturainicial con los estereotipos, los diarios analizados tienden a mostrar una dinámica nosotros-ellos, en laque los actores occidentales aparecen sobre-representados y con un halo salvador, mientras que el papelde la ciudadanía árabe queda en un segundo plano. Las revueltas en Libia y la posterior intervenciónmilitar suponen el momento en que los editoriales retoman el viejo discurso orientalista.

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  • La primavera rabe vista por la prensa espaola

    La vigencia de los estereotipos orientalistas en la actualidad

    Borja Odriozola Pacho

  • Resumen

    La denominada primavera rabe ha desafiado la forma en que occidente entenda el mundo rabe. Esta investigacin pretende determinar el alcance que ha tenido este proceso revolucionario en el discurso de la prensa espaola. Para ello se ha sometido a los editoriales de los tres principales diarios de tirada nacional a un anlisis de contenido durante un perodo de seis meses. Los trminos empleados para referirse a los actores occidentales, a la sociedad rabe y a los lderes de los pases en conflicto, as como la frecuencia de determinadas expresiones nos dan una idea de la situacin del discurso orientalista. Este estudio concluye que, a pesar de las crticas contra occidente y la aparente ruptura inicial con los estereotipos, los diarios analizados tienden a mostrar una dinmica nosotros-ellos, en la que los actores occidentales aparecen sobre-representados y con un halo salvador, mientras que el papel de la ciudadana rabe queda en un segundo plano. Las revueltas en Libia y la posterior intervencin militar suponen el momento en que los editoriales retoman el viejo discurso orientalista.

    Palabras clave: Orientalismo, primavera rabe, actores occidentales, sociedad rabe, revueltas, editoriales

    Abstract

    The so called arab spring has challenged the way that the West understood the arab world. This research aims to determine the influence of this revolutionary process in the spanish press discourse. On this end, it was subjected to an analysis of the editorial content of the three major national newspapers over a period of six months. The terms used to refer to Western actors, Arab society and the leaders of the countries in conflict, as well as the frequency of certain expressions give us an idea of the situation of the orientalist discourse in the media. This study concludes that despite the criticism of the West and the apparent initial break with stereotypes, the analyzed newspapers tend to show an us-them dynamic in which Western actors are over-represented and with a saviour complex, while the role of Arab citizens remains in the background. The revolts in Libya and the subsequent military intervention represent the moment in which the editorials retake the old orientalist discourse.

    Keywords: Orientalism, arab spring, Western actors, arab society, revolts, editorials

  • ndice

    Introduccin...................................................................................................... 1

    1. Marco terico y metodologa....................................................................... 2 1.1.2. El orientalismo ante la primavera rabe.......................................... 5

    1.2. Hiptesis .................................................................................................. 6 1.3. El editorial de prensa ............................................................................... 7

    1.3.1. Con o sin firma?.............................................................................. 7 1.3.2. Principios........................................................................................... 8

    1.4. Objeto de estudio: Los editoriales.......................................................... 10 1.5. Tcnicas de investigacin...................................................................... 101.6. Definiciones ........................................................................................... 11 1.7. Marco geogrfico ................................................................................... 12 1.8. Referencia emprica: Keesings World News Archive ............................ 15

    2. Anlisis cuantitativo de los editoriales .................................................... 17 2.1. La primavera rabe ............................................................................. 18 2.2. La sociedad rabe ................................................................................. 19 2.3. Los actores occidentales ....................................................................... 212.4. Los lderes rabes ................................................................................. 23 2.5. Frecuencias ........................................................................................... 24 2.6. La distribucin temporal......................................................................... 25 2.7. Crticas a los actores occidentales ........................................................ 27 2.8. Expresiones referidas a los posibles intereses de los actores occidentales.................................................................................................. 29 2.9. Del apoyo a la intervencin militar ......................................................... 33

    2.9.1. La intervencin en Libia .................................................................. 34

    3. Interpretacin de los resultados ............................................................... 37 3.1. Reflexin acerca de la sociedad rabe.................................................. 38

    3.1.1. Representantes de la sociedad civil ................................................ 38 3.1.2. Descripciones de la sociedad civil................................................... 40

    3.2. Reflexin sobre los actores occidentales............................................... 42 3.2.1. Sobre los supuestos intereses de occidente ................................... 44 3.2.2. Representacin de los actores occidentales ................................... 45 3.2.3. Los actores occidentales en Libia ................................................... 46

    3.3. Descripcin de los lderes rabes.......................................................... 47 3.4. Breve reflexin sobre los peridicos analizados .................................... 49 3.5. La primavera rabe a travs de las vietas......................................... 51

    Conclusiones.................................................................................................. 55 Observaciones finales .................................................................................. 56 Perspectivas de investigacin....................................................................... 57

    Bibliografa...................................................................................................... 58 Enlaces......................................................................................................... 59 Bibliografa editorial ...................................................................................... 60

    Anexos ............................................................................................................ 61

  • 1Introduccin

    Desde enero de 2011 hemos sido testigos de un proceso revolucionario en el norte de frica y Oriente Medio que los medios de comunicacin denominaron primavera rabe. Este fenmeno ha dado a Europa y Estados Unidos la oportunidad de mirar a oriente de otra manera. Pero, realmente se ha producido algn cambio en la visin sobre el mundo rabe? Esto es lo que trata de averiguar esta investigacin. Partiendo de la descripcin de Edward Said sobre el discurso orientalista, se ha tratado de determinar las claves de la relacin occidente-sociedad rabe reflejadas por la prensa espaola. Para ello, hemos utilizado la tcnica de anlisis cuantitativo del discurso basada en el mtodo Bardin, centrndola en los editoriales de tres peridicos espaoles. La variedad ideolgica de estos diarios permite observar los acontecimientos desde diferentes perspectivas, as como determinar y comparar su sesgo orientalista.

    El anlisis editorial recorre los seis primeros meses de la primavera rabe, en los que se desarrollan entre otras las revoluciones de Tnez y Egipto con la consiguiente cada de sus lderes-, las reformas constitucionales en Marruecos, la intervencin militar en Libia, etc. En resumen, todos los acontecimientos socio-polticos vinculados a las revueltas rabes ocurridos en ese perodo. El segundo captulo de la investigacin pretende exponer, mediante el anlisis cuantitativo, las descripciones que realizaron los editoriales sobre el binomio actores occidentales-sociedad rabe; la cantidad y el significado de sus representaciones; las relaciones terminolgicas y sus connotaciones; las relaciones de poder entre ambas partes y su evolucin a lo largo del tiempo. A pesar del claro enfoque cuantitativo, no hemos renunciado a una interpretacin ms amplia sobre el contenido de los editoriales. Por ello, el ltimo captulo ofrece un regreso a la teora orientalista, en el que se comparan los resultados obtenidos con las investigaciones de diversas autoridades sobre el orientalismo y las revueltas rabes. Tambin presentamos un balance individual del discurso de cada peridico analizado.

    Esta investigacin concluye sugiriendo que a pesar del cambio de paradigma que ofreca la primavera rabe y la aparente respuesta positiva de los medios de comunicacin, tanto los acontecimientos como el discurso de los editoriales retoman la vieja lgica orientalista. La intervencin militar en Libia marca el punto en el que la sociedad rabe comienza a verse ensombrecida por un occidente que, a pesar de sus errores, se alza como nico actor capaz de solucionar los problemas de la regin. Aunque logra impulsar una reflexin crtica en los editoriales analizados, la primavera rabe no logra un deshielo en nuestra forma de observar oriente, sino que termina indicando lo que parece el comienzo de un nuevo invierno.

  • 21. Marco terico y metodologa

  • 31.1. Repensar el orientalismo

    Con la publicacin de Orientalismo en 1978, Edward Said contribuy a cuestionar la forma en que, desde Occidente, se haba representado hasta ese momento a Oriente, y ms especficamente al mundo rabe. En su obra explica cmo Europa (u Occidente) ha definido su propia identidad en contraposicin con Oriente, creando una imagen ficticia del otro1. Por lo tanto, Oriente no es un lugar geogrfico y acotado con unas caractersticas naturales, sino una construccin humana a la que han contribuido multitud de artistas, intelectuales y escritores europeos desde el siglo XVIII2. Estas aportaciones acadmicas y culturales forman parte del imaginario colectivo occidental, y se fundan en las fantasas y miedos nacidos de la mirada de Occidente. Bichara Khader seala que para analizar cualquier regin del mundo se recurre a diversas disciplinas humanas, mientras que el Islam y Oriente son el agujero negro, una especie de zona de tinieblas impenetrable, donde se vive en la barbarie y el fanatismo3.

    La autoridad de Occidente nace de su pretendido conocimiento del otro, que crea una subordinacin de la idea de Oriente a los intereses occidentales y llegado el caso lo utiliza para justificar intervenciones4. Said sostena que el orientalismo es un estilo occidental que pretende dominar, reestructurar y tener autoridad sobre Oriente5. En cuanto a los orientales, se les observaba no como a ciudadanos o simplemente como a gente, sino como a problemas que hay que resolver, aislar o dominar6. Este proceso de alienacin ha contribuido en la creacin de prejuicios y estereotipos contra el mundo rabe.

    La normalizacin de estos estereotipos naci con los diarios de viaje y los estudios de los primeros orientalistas, colonizadores y viajeros europeos, pero se sostiene hoy en da en gran medida gracias los medios de comunicacin. stos han fomentado el desconocimiento de lo rabe y lo musulmn, obviando las razones estructurales de muchos conflictos. Khader afirma que la realidad del mundo rabe no puede explicarse mediante los estereotipos de integrismo, violencia, riqueza petrolfera o antioccidentalismo7. Esta clase de mensajes sesgados no slo simplifican una situacin compleja y heterognea, sino que adems refuerza la dicotoma modernidad-tradicin. El resultado es la imagen de un Oriente imperturbable, pasivo, contrario a un

    1 Said, E. (2010): Orientalismo, Barcelona, Debolsillo pp. 20. 2 Ibid. pp. 24-29. 3 Khader, B. (2010): El Mundo rabe explicado a Europa, Barcelona, Icaria pp. 179. 4 Park, J. y Wilkins, K.(2005) Re-orienting the Orientalist Gaze, en Global Media Journal vol. 4 pp. 1-13. 5 Said, E. Op. Cit,. pp. 21. 6 Ibid. pp. 279. 7 Khader, Op. Cit,. pp. 164.

  • 4Occidente dinmico y liberal. En definitiva, como define Georges Corm, Oriente es un espejo en el que Europa puede contemplar mejor su propia superioridad8.

    El orientalismo no est exento de crticas, y ha sido revisado por numerosos autores. En su artculo Orientalismo: Veinte aos despus9, Patricia Almcegui elabora una interesante recopilacin de las principales crticas a los presupuestos que planteaba Said en 1978. Por ejemplo, se le ha acusado desde diferentes sectores tanto de ser antioccidental como de defender el Islam y el mundo rabe -algo que neg rotundamente-, y a lo que replic que lo que buscaba en Orientalismo era una nueva forma de concebir las separaciones y los conflictos que haban creado generaciones de hostilidad, guerras y control imperial10.

    Otro de los comentarios que seala la autora es que a pesar de criticar la lectura esencialista, la propia visin de Said representa a Oriente como algo esttico e inamovible11. En su obra, explica, opt por un enfoque reduccionista y olvid hablar de las voces crticas que contradecan el propio orientalismo y se oponan al poder colonial. Aos ms tarde Said matiz su concepto sobre Oriente y lo defini como un sistema de pensamiento que abordaba una realidad humana heterognea, dinmica y compleja12. Por ltimo, otra crtica que conviene destacar se refiere a la conexin que establece Said entre imperialismo y orientalismo. Aunque supone un factor importante, no se puede considerar el orientalismo nicamente como una justificacin a la dominacin ejercida por Occidente13.

    A pesar de las revisiones a las que ha sido sometida la obra Orientalismo, consideramos vigentes sus presupuestos, especialmente en la medida en que se han visto ampliados por otros autores. El desconocimiento del Otro y del mundo rabe en particular- se mantiene en la actualidad, y la obra de Said se revela como una gua fundamental para escapar del Oriente imaginario hacia una visin ms equilibrada y prxima a la realidad.

    8 G. Corm, LEurope et lOrient, Pars, La Dcouverte, 1989, p. 26. 9 Almrcegui, P. (2003) "Orientalismo" , veinte aos despus, en Quaderns de la Mediterrnia = Cuadernos del Mediterrneo, N. 4, pp. 143-149. 10 Said, E. Op. Cit,. pp. 460. 11 Almrcegui. Op. Cit.12 Ibidem.13 Almrcegui. Op. Cit.

  • 51.1.2. El orientalismo ante la primavera rabe

    Las protestas que comenzaron en diciembre de 2010 en Tnez no tardaron en convertirse en un fenmeno global al que los medios de comunicacin pasaron a denominar primavera rabe. El nombre resulta sumamente acertado, ya que para el resto del mundo los pases rabes haban estados sumidos hasta entonces en una especie de letargo, un largo invierno del que no esperaban que fuesen a despertar. La opinin pblica mundial y la occidental en particular- han observado con asombro el alzamiento de unas sociedades que pedan democracia, trabajo y el fin de unos regmenes corruptos y cleptomanacos. En los ltimos aos se han realizado estudios en torno a la posibilidad de que las revueltas rabes (2010-2013) hayan generado cambios sustantivos en el imaginario orientalista. Los resultados han sido variados e incluso contradictorios.

    Por ejemplo, Nevzat Soguk14 defiende que el orientalismo es ahora insostenible y que las revueltas que est experimentando el mundo rabe son transformativas an en el caso de que no consigan traer cambios fundamentales. Soguk cree que las revueltas han logrado demostrar que la modernidad no es un sinnimo de occidente, y que es posible avanzar hacia el futuro sin renunciar ni avergonzarse de su legado. Adems, seala, occidente ha tenido el efecto de deslegitimar lo rabe y lo musulmn, pero no ha logrado ocultar su papel como agentes reales de la historia15.

    Existen posiciones ms escpticas sobre el tema, como la de Farah Alhaddad16, que sostiene que la primavera rabe no ha logrado cuestionar el imaginario orientalista, como muestra la escasa respuesta de los actores occidentales. Considera que la visin que tiene Occidente sobre s mismo como definidor, salvador y excepcin a la norma no se ha visto alterada por la primavera rabe, sino que ha conseguido readaptarse a la nueva situacin manteniendo la lnea del discurso orientalista17.

    En la presente investigacin se ha escogido la prensa espaola para analizar el discurso orientalista durante la primavera rabe. Concretamente se analizarn los editoriales de varios peridicos durante los primeros meses de las revueltas, cuando los medios lo reflejaban como una novedad y la brecha en el imaginario orientalista era mayor. Consideramos especialmente importante observar el discurso de los medios debido a su papel como 14 Soguk, N. (2011). Uprisings in Arab streets, `Arab minds! A provocation, en Globalizations, vol. 8, pp. 595. 15 Ibidem. pp. 598. 16 Alhaddad, F. (2012). Revisiting Orientalist Discourse since the Start of the `Arab Spring: A Conceptual Overview of Development Initiatives in the Middle East and North Africa, en The Arab World Geographer, vol.15, pp.180. 17 Ibidem.

  • 6intrpretes ante la opinin pblica, y por lo tanto como constituyentes del imaginario colectivo. Como afirma Khader:

    La saturacin de informacin sobre los acontecimientos tiende a mezclar las cosas, a confundir los problemas y ocultar los puntos clave. La opinin pblica, desorientada, se refugia en los estereotipos y prejuicios18.

    1.2. Hiptesis

    La presente investigacin trata de determinar si los editoriales referidos a las revueltas rabes se identifican con el discurso orientalista, o si por el contrario rompen con el imaginario colectivo occidental. Por lo tanto, partimos de las siguientes hiptesis:

    1. La prensa generalista espaola y concretamente sus editoriales- tienden a seguir patrones vinculados con el discurso orientalista.

    2. Durante el comienzo de la primavera rabe, los editoriales analizaron el mundo rabe desde una perspectiva ms equilibrada y prxima a la realidad, desligndose del orientalismo.

    3. La brecha abierta con las revoluciones de Tnez y Egipto se cerr rpidamente y los editoriales retomaron su forma tradicional de reflejar al otro.

    4. Las revueltas en Libia y la intervencin militar en el pas marcaron el regreso al discurso orientalista.

    5. Los medios definidos como conservadores se aferran ms al discurso orientalista, mientras que los llamados progresistas aspiran a alejarse de ese enfoque.

    Por lo tanto, si los supuestos de esta investigacin se vieran confirmados, se estara produciendo un efecto elstico en los editoriales. Por un lado estaran intentando escapar del imaginario occidental, pero al alcanzar el punto de mxima tensin el conflicto de Libia- retrocederan a las viejas representaciones orientalistas.

    18 Khader, B. (2010): El Mundo rabe explicado a Europa, Barcelona, Icaria pp. 163.

  • 71.3. El editorial de prensa

    El editorial es el texto periodstico que expresa las ideas de una publicacin. ste ocupa sin duda un puesto especial dentro de los gneros de opinin, ya que refleja por lo general sin firma- la voz y la personalidad del medio en el que se publica. Gonzalo Martn Vivaldi19 define el editorial como el artculo en el que se comenta analiza, interpreta y valora- un hecho o noticia de especial relevancia o trascendencia local, nacional o internacional () refleja, generalmente, el pensamiento de la empresa editora como rgano de opinin.

    Por lo tanto, el editorial ofrece a los lectores una interpretacin de la realidad desde el prisma de su propia ideologa. Adems de explicar los sucesos importantes del da, el editorial cumple con otras funciones. Como seala Luisa Santamara20, el editorialista debe procurar exponer los antecedentes de dicho acontecimiento para contribuir a su comprensin. A partir del anlisis e interpretacin de los hechos, en ocasiones el editorialista tambin se arriesga con mayor o menor fortuna- a elaborar predicciones de futuro. Por ltimo, los editorialistas son guardianes no oficiales de la conciencia pblica. En sus artculos toman una posicin moral y la defienden, denunciando lo que consideran injusto.

    Es habitual encontrar editoriales que llaman a la accin21, especialmente cuando tratan sobre un tema que se prolonga en el tiempo y que ha sido cubierto por la publicacin, como ocurri con la primavera rabe. Este tipo de editoriales publicados de forma progresiva proporcionan una oportunidad nica de observar la lnea ideolgica de una publicacin22. Debido a su rol como portavoz de la lnea ideolgica de la publicacin donde se inserta, se ha escogido el editorial como unidad de anlisis para la presente investigacin.

    1.3.1. Con o sin firma?

    En el mbito de la comunicacin hay un antiguo debate sobre si el editorial debe ir firmado o no. En Espaa, la mayora de los editoriales publicados en los diarios son annimos. Esto en teora garantiza una continuidad en la opinin del medio, frente a la visin individual que

    19 Martn Vivaldi, G. (1986). Gneros periodsticos, Madrid, Paraninfo, pp. 340-341. 20 Santamara, L. (1990). El comentario periodstico. Los gneros persuasivos, Madrid, Paraninfo, pp. 65-80. 21 Armaanzas, E. y Daz Noci, J.G. (1996). El editorial, en Periodismo y argumentacin. Gneros de opinin , Pas Vasco, Servicio Editorial UPV/EHU, pp. 94-95. 22 Ibid. pp. 95.

  • 8proporciona la firma23. Sin embargo, peridicos como Pblico (uno de los escogidos para el anlisis) suponen una excepcin. Su seccin de opinin cuenta con un editorial escrito por el director del medio y otro por un miembro del llamado Consejo Editorial. Ambos, por supuesto, con firma. Rompe esto con la esencia del editorial? No necesariamente. En el caso de Pblico, las firmas sirven para proporcionar una visin pluralista ante diversos temas, lo que no implica transgredir los principios morales y/o estilsticos de la publicacin. Por lo tanto, en esta investigacin consideramos vlidos los editoriales firmados siempre y cuando este hecho no altere la lnea editorial.

    1.3.2. Principios

    Los editoriales analizados pertenecen a los peridicos espaoles El Pas, El Mundo y Pblico. Su carcter generalista, as como el amplio espectro poltico que representan, contribuye a enriquecer y a mostrar diferentes visiones del fenmeno estudiado. En este caso, la primavera rabe. Por eso es interesante mostrar a rasgos generales los principios que defienden los peridicos analizados:

    EL PAIS

    Dentro de las orientaciones o lnea ideolgica fundacional, los principios de la publicacin El Pas se condensan en los siguientes trminos24:

    1. El Pas es un peridico independiente, nacional, de informacin general, con una clara vocacin europea, defensor de la democracia pluralista segn los principios liberales y sociales, y que se compromete a guardar el orden democrtico y legal establecido en la Constitucin. En este marco, acoge todas las tendencias, excepto las que propugnan la violencia para el cumplimiento de sus fines.

    2. El Pas se esfuerza por presentar diariamente una informacin veraz, lo ms completa posible, interesante, actual y de alta calidad, de manera que ayude al lector a entender la realidad y a formarse su propio criterio.

    3. El Pas rechazar cualquier presin de personas, partidos polticos grupos econmicos, religiosos o ideolgicos que traten de poner la informacin al servicio de sus intereses. Esta independencia y la no manipulacin de las noticias son una garanta para los derechos de los lectores, cuya salvaguarda constituye la razn ltima del trabajo redaccional. La informacin y la opinin estarn claramente diferenciadas entre s.

    23 Armaanzas, E. y Daz Noci, J.G. (1996). Op. Cit.95.24 El Pas (2008): II. De los principios de la publicacin y su observancia, Libro de estilo (21. ed). Madrid, Santillana, pp. 660.

  • 9EL MUNDO (seleccin)

    Principios ideolgicos del peridico25:

    1. El Mundo aspira a ser un peridico progresista, comprometido con la defensa del actual sistema democrtico, las libertades pblicas y los derechos humanos recogidos en la Declaracin Universal promulgada por las Naciones Unidas en la Convencin Europea de los Derechos Humanos.

    2. El Mundo ser especialmente sensible a los derechos de las minoras. El Mundo defender a los ciudadanos frente a las agresiones de cualquier tipo de poder y fomentar la libre iniciativa en todos los mbitos de la actividad humana.

    3. El Mundo rechazar, de modo tajante, la presin de cualquier persona, institucin o grupo poltico, econmico, ideolgico o religioso, que trate de poner la informacin al servicio de sus intereses.

    4. La independencia informativa, la objetividad, el rigor y la no manipulacin de los contenidos son objetivos bsicos de la redaccin de El Mundo y derechos fundamentales de sus lectores.

    El Mundo ser firme en la defensa de sus convicciones y sereno y ponderado en la expresin de sus argumentos.

    PBLICO

    El diario Pblico no cuenta con un manual de estilo propio o unos estatutos de redaccin, lo que no significa que no siga unas pautas ideolgicas concretas. Jaume Roures, presidente de la compaa Mediapro y editor de Pblico, defini el diario como progresista, popular, de izquierda, demcrata, radical, pluralista, crtico pero respetuoso26. Tambin seal que su objetivo es ampliar la democracia y las libertades que ha costado tanto conseguir desde el punto de vista de la gente que no est en el poder pero que pude verse afectada por l.

    Ignacio Escolar, director de Pblico (2007-2009) explic en su blog27 que el diario defiende el espacio pblico, el inters pblico, el dominio pblico, la cosa pblica, el gasto pblico, la sanidad pblica, la educacin pblica y el foro pblico. Habra que remarcar que Pblico naci sin editoriales, ya que segn Escolar una sociedad annima no puede tener opinin de nada. Sin embargo, aclar que s tendra lnea editorial. Adems, a partir del 7 de noviembre de

    25 Prez Fuentes, J. (2004): El Mundo: Estatuto de la Redaccin, tica periodstica, Pas Vasco, Servicio Editorial UPV/EHU, pp. 183-184.26 El Pas (2007) "'Pblico' hace hoy su aparicin en el quiosco http://elpais.com/diario/2007/09/26/sociedad/1190757606_850215.html, cons. 24 de junio 2013. 27 Escolar, I. (2007) Todo lo que siempre quiso saber sobre Pblicohttp://escolar.net/MT/archives/2007/09/todo-lo-que-siempre-quiso-saber-sobre-publico.html, cons. 26 de septiembre 2013.

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    200828 la seccin de opinin de Pblico incorpor un Consejo Editorial, con el fin de enriquecer la discusin interna del peridico y exponer sus ideas sobre diversos temas.

    1.4. Objeto de estudio: Los editoriales

    Como ya se ha mencionado anteriormente, en la presente investigacin se han analizado los editoriales correspondientes a los peridicos espaoles El Mundo, El Pas y Pblico, comprendidos entre el 1 de enero y el 30 de junio de 2011. Se han escogido estos tres diarios para tratar de representar diferentes perspectivas ideolgicas ante unos mismos hechos. Adems, son tres de los principales peridicos generalistas de pago del Estado Espaol29. En cuanto al perodo seleccionado, consideramos que es suficiente para observar tanto el discurso de los editoriales como los procesos revolucionarios en los que se centran. Durante los primeros seis meses del 2011 caen los regmenes de Tnez y Egipto, comienza la guerra en Libia y en Siria y otras muchas revueltas y revoluciones tienen lugar en otros pases rabes, como Marruecos, Bahrin, Yemen, etc. Estos sucesos aparecen reflejados en los editoriales seleccionados.

    Los peridicos comprendidos en este perodo suman un total de 537 editoriales. De ellos, un total de 167 se centran total o parcialmente en la primavera rabe: 74 pertenecen a El Pais, 42 a El Mundo y 51 a Pblico. Hay que tener en cuenta que si bien estas cifran pueden ser indicativas del seguimiento que han realizado los medios sobre la primavera rabe, habra que tener en cuenta otros aspectos tanto formales como internos. Como se explicar a continuacin, la investigacin se centra en el anlisis de contenido de los editoriales.

    1.5. Tcnicas de investigacin

    Para llevar a cabo esta investigacin se ha optado por emplear la tcnica de anlisis de contenido, concretamente el mtodo de Laurence Bardin30. Esta herramienta multifuncional resulta adecuada para el anlisis de editoriales. Como ya se ha expuesto en el apartado anterior, los editoriales se erigen como intrpretes de la realidad, y tal y como seala Antonio Muoz Carrin, las tcnicas de anlisis de contenido son las nicas eficaces para identificar las

    28 Pblico (2008) 'Pblico' renueva su seccin de Opinin http://www.publico.es/culturas/172033/publico-renueva-su-seccion-de-opinion, cons. 26 de septiembre 2013. 29 La difusin media de los tres diarios en enero de 2011 fue de 401.840 ejemplares en el caso de El Pas, 276.965 de El Mundo y 105.007 de Pblico http://www.prnoticias.com/index.php/prensa/209-ojd-/10067094-ojd-el-pais-vuelve-a-caer-y-registra-su-tercera-difusion-mas-baja-en-un-ano, cons. 26 de septiembre 2013.30 Bardin, L. (2002): Anlisis de contenido, Madrid, Ediciones Akal.

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    representaciones que orientan la visin del mundo en un sentido determinado31.

    En esta investigacin se ha empleado el programa Texstat - 2.9 para elaborar listas de frecuencias, pero la mayor parte del trabajo se ha realizado sin auxilio informtico. En sintona con el modelo propuesto por Bardin, tras la seleccin de piezas extradas de los editoriales se han realizado separaciones temticas, mediciones de frecuencias y asociaciones cuantitativas entre los tres medios analizados. Todos estos resultados pueden consultarse en el captulo 2.

    Las tcnicas empleadas para el anlisis de los editoriales est en gran medida inspiradas en el modelo presentado por Bardin de anlisis del horscopo de un semanario32. A pesar de las diferencias obvias en cuanto a contenido, ambos objetos de estudio presentan muchas similitudes. Bajo el aspecto inocente de esa seccin, la autora logra sacar a la luz varias funciones ocultas, como el apoyo moral, la difusin de valores o incluso rdenes. Esta clase de mensajes son difciles de encontrar en una lectura superficial, al igual que ocurre con los ofrecidos por los editoriales. Por lo tanto, y citando a Bardin, se ha escogido el anlisis de contenido como forma de acercar al investigador a lo oculto, lo latente, lo no aparente, lo potencialmente indito encerrado en todo mensaje.

    Como no renunciamos a un anlisis ms profundo y de carcter cualitativo, se ha dedicado el captulo 3 a realizar una reflexin - en el marco del orientalismo- sobre los resultados obtenidos en el captulo anterior. Ese apartado, ms prximo al anlisis del discurso, incluye una reflexin sobre dichos resultados, y trata de vincular el tema de estudio a investigaciones similares realizadas con anterioridad, as como a la labor de otros autores que han trabajado en torno al orientalismo en la actualidad y a su impacto en los medios de comunicacin.

    1.6. Definiciones

    Esta investigacin gira en torno al fenmeno conocido como primavera rabe o revolucin democrtica rabe, entendindola como el conjunto de revueltas que estallaron en el norte de frica y Oriente Medio a finales del 2010. Otros trminos referidos a este proceso, tales como revolucin o protesta sern considerados como sinnimos de primavera rabe, tanto si se refieren a un pas en concreto o al fenmeno en su conjunto.

    31 Ibidem. Presentacin pp. 6. 32 Bardin, L. (2002): Anlisis de comunicacin de masas: El horscopo de un semanario, en Anlisis de contenido, Madrid, Ediciones Akal.

  • 12

    En la presente investigacin se ha optado por dividir a las partes implicadas en la primavera rabe en dos grandes bloques: Sociedad rabe y actores occidentales. Entendemos por sociedad rabe el conjunto de actores que han ejercido un rol activo en los procesos revolucionarios y que pertenecen a los pases en los que se han llevado a cabo. Dichos actores pueden ser personalidades, como Mohamed El Baradei33, grupos ideolgicos como los Hermanos Musulmanes34, o la poblacin civil. Esta ltima aparece representada a travs de multitud de nombres en funcin de los acontecimientos (manifestantes, jvenes, refugiados), pero todos ellos mantienen el denominador comn de haberse visto afectados por las revueltas de una manera u otra. Por ltimo, los elementos pertenecientes a los gobiernos de los pases afectados por las revueltas no son considerados como sociedad rabe, puesto que representan el poder contra el que combaten.

    Los actores occidentales son en general los gobiernos de Europa y Estados Unidos, as como sus representantes. Sin embargo se han incluido otra clase de sujetos dentro de la definicin. En el mbito nacional, por ejemplo, se menciona repetidas veces al ex presidente de Gobierno Jos Mara Aznar, debido a sus declaraciones sobre el conflicto de Libia35. Tambin entran dentro de la definicin algunas organizaciones internacionales como la OTAN. A pesar de no ser estrictamente occidental, fue liderada principalmente por Estados Unidos, Francia y Reino Unido36. De forma similar, la intervencin militar en Libia fue aprobada por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, pero cont con el apoyo y el impulso de las potencias occidentales37. Por lo tanto, esta investigacin incluye a la ONU y al Consejo de Seguridad en el grupo actores occidentales en todos los textos referentes al conflicto en Libia.

    1.7. Marco geogrfico

    Las masivas protestas que comenzaron en Tnez y Egipto o en el Shara Occidental segn algunos autores38- pronto se extendieron por el norte de frica y Oriente Prximo, con resultados desiguales. Este proceso lleg incluso a alcanzar otros pases fuera de la rbita rabe, como Irn o China. Sin 33 Keesings Record of World Events, (Enero de 2011). Egypt: Anti-Mubarak protests en Middle East Arab World, pp. 50255. 34 Keesings Record of World Events, (Febrero de 2011). Egypt: Fall of Mubarak, Muslim Brotherhood party en Middle East Arab World, pp. 50308. 35 Editorial. (2011, 4 de febrero). Aznar opina sobre Egipto. Pblico, pp. 6. o Editorial. (2011, 17 de abril). La contradiccin de Aznar, reflejo de las de Occidente. El Mundo. pp. 3. 36 Keesings Record of World Events, (Marzo de 2011). Libya: Widening internal conflict, UN-authorised air strikes en Middle East Arab World, pp. 50365-50366. 37 Ibdem.38

    Goodman, A. & Gonzlez `The Genie Is Out of the Bottle: Assessing a Changing Arab World with Noam Chomsky and Al Jazeeras Marwan Bishara, en Democracy Now!, http://www.democracynow.org/2011/2/17/the_genies_are_out_of_the, cons. 19 de agosto de 2013.

  • 13

    El Pas

    20%

    26%

    22%

    7%

    6%

    5%4%

    2%

    2%

    2%

    0%

    3%

    1%

    Tnez

    Egipto

    Libia

    Siria

    Marruecos

    Yemen

    Bahrin

    Palestina

    Argelia

    Lbano

    Qatar

    Arabia Saud

    EAU

    Fuente: Elaboracin propia

    El Mundo

    16%

    26%

    29%

    11%

    1%

    4%5%

    0%

    1%

    0%

    2%

    2%

    3%

    Tnez

    Egipto

    Libia

    Siria

    Marruecos

    Yemen

    Bahrin

    Palestina

    Argelia

    Lbano

    Qatar

    Arabia Saud

    EAU

    Fuente: Elaboracin propia

    embargo, en esta investigacin nos ceiremos a analizar el seguimiento de la prensa en torno al mundo rabe.

    A pesar de que lo ideal sera realizar un anlisis pormenorizado de la cobertura dada a cada pas esto no es posible, debido a que dicha cobertura se ha centrado en unos pocos pases en detrimento de los dems. Por este motivo y por razones de extensin se ha optado por centrar la investigacin en los pases que atrajeron mayor atencin meditica durante ese perodo, sin descartar completamente el resto. En las siguientes grficas puede verse cules son los pases ms mencionados en cada peridico y cuntas menciones recibe cada uno de ellos:

    Tnez 62Egipto 84Libia 68Siria 22Marruecos 19Yemen 14Bahrin 13Palestina 5Argelia 5Lbano 5Qatar 1Arabia Saud 9EAU 2

    Tnez 18Egipto 30Libia 34Siria 12Marruecos 1Yemen 5Bahrin 6Palestina 0Argelia 1Lbano 0Qatar 2Arabia Saud 2EAU 3

  • 14

    Total

    19%

    27%

    26%

    7%

    4%

    4%

    4%

    1%

    2%

    1%

    1%

    3% 1%

    Tnez

    Egipto

    Libia

    Siria

    Marruecos

    Yemen

    Bahrin

    Palestina

    Argelia

    Lbano

    Qatar

    Arabia Saud

    EAU

    Fuente: Elaboracin propia

    Pblico

    22%

    22%

    28%

    5%

    4%

    4%

    4%

    1%

    5%

    0%

    0%

    5% 0%

    Tnez

    Egipto

    Libia

    Siria

    Marruecos

    Yemen

    Bahrin

    Palestina

    Argelia

    Arabia Saud

    Fuente: Elaboracin propia

    Lo primero que habra que resaltar acerca de los grficos es que la representacin proporcional de cada pas es muy similar en los tres diarios. Tnez, Egipto, Libia, Siria y en menor medida Marruecos concentran casi el ochenta por ciento de la atencin meditica sobre el mundo rabe. Sin embargo, pases como Argelia, Lbano o Qatar ocupan un segundo plano.

    Egipto y Libia son los ms mencionados, reuniendo ms del cincuenta por ciento de las menciones sobre la primavera rabe. La atencin de los tres medios se fij en estos dos pases debido a que tanto la cada de Hosni

    Tnez 24Egipto 25Libia 32Siria 6Marruecos 4Yemen 4Bahrin 4Palestina 1Argelia 5Lbano 0Qatar 0Arabia Saud 6EAU 0

    Tnez 104Egipto 139Libia 135Siria 39Marruecos 24Yemen 23Bahrin 23Palestina 6Argelia 11Lbano 5Qatar 3Arabia Saud 17EAU 5

  • 15

    Mubarak39 como parte de la guerra en Libia40 transcurren en el perodo analizado. Por lo tanto, en muchos de los casos en los que destaquemos fragmentos de editoriales que mencionan a la sociedad civil rabe, estaremos refirindonos principalmente a la de Egipto y Libia, pases que como se observar tambin ocuparon la atencin de las potencias occidentales.

    Tnez es mencionada repetidas veces, especialmente desde el inicio de las protestas hasta la cada de Ben Al41, y posteriormente para recordar su papel de detonante de la primavera rabe. Siria ocupa el 4 puesto en la tabla, ya que las protestas dieron lugar a una fuerte represin por parte del presidente del Gobierno Bacher Al Assad42. En el perodo analizado aparece reflejado el comienzo de dicho conflicto. En cuanto a Marruecos, su presencia se debe principalmente las protestas en el pas, que llevaron al rey Mohamed VI a prometer reformas en la constitucin43.

    En el presente anlisis se han excluido los Territorios Palestinos. Debido al carcter excepcional del conflicto palestino-israel, la primavera rabe no ha generado cambios directos en la regin, y los editoriales no vinculan a los Territorios Palestinos con la revolucin. S se han seleccionado fragmentos en los que Palestina e Israel se han visto afectados por los acontecimientos de pases vecinos, especialmente Egipto.

    1.8. Referencia emprica: Keesings World News Archive

    La naturaleza subjetiva de los editoriales nos obliga a incorporar un referente emprico a la investigacin con el que poder contrastar los contenidos. Se ha optado por emplear la revista Keesings World News Archive para cumplir con esta funcin. Esta publicacin mantiene un registro de acontecimientos a nivel mundial desde 1987, y publica alrededor de 150 artculos cada mes, cada uno de ellos dedicado a un pas especfico o a un tema internacional44. En este caso hemos consultado la seccin Medio Oriente y Mundo rabe de las seis revistas comprendidas entre enero y junio de 2011.

    El proceso de elaboracin de noticias de Keesings sigue algunos pasos que conviene destacar: 39 Keesings Record of World Events, (Febrero de 2011). Egypt: Fall of Mubarak en Middle East Arab World, pp. 50308. 40 Keesings Record of World Events, (Febrero de 2011). Libya: Revolt against Kadhafi en Middle East Arab World, pp. 50309. 41 Keesings Record of World Events, (Enero de 2011). Tunisia: Jasmine Revolution Flight of Ben Ali en Middle East Arab World, pp. 50254. 42 Keesings Record of World Events, (Marzo de 2011). Syria: Anti-government protests en Middle East Arab World, pp. 50369. 43 Keesings Record of World Events, (Marzo de 2011). Morocco: Constitutional reform Anti-government demonstrations en Middle East Arab World, pp. 50368.44 Keesing's Record of World Events http://www.keesings.com/keesings_record_of_world_events.

  • 16

    1. Localizar y autentificar una amplia variedad de fuentes internacionales de noticias.

    2. Comparar los hechos y las cifras desde diferentes fuentes para extraer la informacin ms precisa posible.

    3. Descartar el material especulativo, sesgado, falso o inexacto. 4. Utilizar esta materia prima para escribir artculos lcidos y digeribles, que

    resuman con precisin los acontecimientos mundiales, presentndolos con una narrativa accesible que ponga de relieve su contexto inmediato e histrico.

    Los principios editoriales que defiende Keesings son el internacionalismo, la exactitud, la objetividad y la permanencia45. Este ltimo implica que las noticias que exponen no son desechables, sino que pretenden establecer la verdad, presentarla claramente, y preservarla para futuras generaciones de investigadores46. La objetividad es otro valor interesante a tener en cuenta, ya que a diferencia de los editoriales analizados, las noticias publicadas en Keesings no contienen juicios de valor, y se consideran a s mismos independientes y sin una agenda poltica ni intereses comerciales47 .

    Por lo tanto, por su objetividad y carcter minucioso la revista Keesings se ajusta perfectamente a la labor de herramienta de referencia. En situaciones en las que los datos aportados por El Pas, Pblico y El Mundo resulten dismiles o incongruentes, Keesings servir para esclarecer la verdad o al menos para brindar una mirada ms realista al universo del anlisis.

    45 Comprehensive, accurate and concise reporting of world events since 1931 http://www.keesings.com/about_us. 46 Ibidem.47.Ibidem.

  • 17

    2. Anlisis cuantitativo de los editoriales

  • 18

    Fuente: Elaboracin propia

    2.1. La primavera rabe

    Si bien las protestas que han recorrido gran parte del mundo rabe han afectado de forma diferente a cada pas, su rpida extensin y su carcter transnacional hizo que los medios de comunicacin llamaran al proceso primavera rabe. Sin embargo, estos alzamientos han sido definidos de formas variadas por los medios de comunicacin. En este apartado aparecen representados los trminos ms repetidos en los editoriales analizados para definir el fenmeno de la primavera rabe

    FRECUENCIA

    Resulta curioso que el trmino primavera rabe -tal vez con el que mejor identificamos el proceso- aparezca escasamente reflejado en los editoriales analizados. Pblico emplea la expresin Primavera rabe 5 veces, seguido de El Pas, con 4 repeticiones. En cambio, El Mundo slo la utiliza dos veces.

    El trmino ms frecuente para definir lo ocurrido en los pases del Magreb y de Oriente Medio es Revueltas. Este hecho se aprecia de forma especialmente clara en El Pas, con 52 menciones. La palabra Protestas tambin es significativa, y se repite con frecuencia en los tres peridicos. Por otra parte, Revolucin aparece a menudo en Pblico y El Mundo, pero no en El Pas.

    Tanto Revueltas como Protestas y Revolucin van acompaado en numerosas ocasiones por la palabra Popular (20 veces en El Pas, 9 en Pblico y 7 en El Mundo). El trmino Democrtica tambin se utiliza varias veces, especialmente en Pblico (4 repeticiones), pero es menos habitual. Las dos palabras son utilizadas para recalcar que los procesos que atraviesan los pases a los que se refieren estn guiados por el pueblo.

    El tercer puesto de la tabla de El Pas lo ocupa la palabra Ola. Aunque parezca diferente a los trminos anteriormente citados, en los tres diarios son abundantes las definiciones vinculadas a la naturaleza en su lado ms salvaje y

    EL PAS

    1 Revueltas 52

    2 Protestas 28

    3 Ola 5

    PBLICO

    1 Revueltas 17

    2 Revolucin 9

    3 Protestas 6

    EL MUNDO

    1 Protestas 28

    2 Revueltas 11

    3 Revolucin 9

  • 19

    Fuente: Elaboracin propia

    peligroso. De esta forma, nos encontramos con palabras como tsunami48, volcn49, terremotos50 e incluso plaga51. Tambin son frecuentes los trminos asociados a la volatilidad. Son los casos de explosin52, estallido53 o polvorn54. Este grupo de palabras tiende a representar el proceso como algo irracional y temible.

    2.2. La sociedad rabe

    48 Editorial. (2011, 11 de abril). La crisis libia amenaza con frenar en seco la recuperacin econmica. El Pas, pp. 26. 49 Editorial. (2011, 6 de mayo). Amigos palestinos? Con o sin reconciliacin entre Al Fatah y Hams, los acontecimientos debilitan la posicin israel. El Pas, pp. 30.50 Ibdem.51 Editorial. (2011, 28 de enero). Egipto. El Mundo, pp. 3. 52 Editorial. (2011, 11 de febrero). La ltima oportunidad para Occidente. Pblico, pp. 8. 53 Editorial. (2011, 21 de junio). Balance ms agrio que dulce de la Primavera rabe. Pblico, pp. 6. 54 Editorial. (2011, 30 de enero).Occidente debe apoyar una salida democrtica en Egipto. El Mundo, pp. 3.

    FRECUENCIA

    EL MUNDO 1 Manifestantes 222 Poblacin 193 Rebeldes 164 Muertos 155 Egipcios 86 El Baradei 77 Personas 88 Ciudadanos 79 Libios 7

    10 Hermanos Musulmanes

    6

    PBLICO 1 Pueblo 142 Jvenes 103 Manifestantes 64 Civiles 55 Rebeldes 56 Calles 47 Ciudadanos 48 Mujeres 49 Poblacin 4

    10 Minoras 3

    EL PAS 1 Manifestantes 302 Rebeldes 243 Tunecinos 194 Pueblo 185 Ciudadanos 186 Civiles 187 Refugiados 178 Mujeres 149 Egipcios 13

    10 Jvenes 11

    Leyenda:

    1,2,3,4: Posicin u orden de frecuencia decreciente de las palabras.

    30,24: Cifra indicadora de la aparicin de las palabras en los editoriales

  • 20

    En su discurso, los editoriales mencionan una larga serie de actores rabes vinculados a las revueltas: Partidos polticos, personalidades y sobre todo diferentes espectros de la sociedad civil. En la tabla anterior aparecen representados los trminos empleados con ms frecuencia para definir la sociedad rabe.

    El trmino ms utilizado en el caso de El Pas y El Mundo para referirse a la sociedad civil es manifestantes, con 30 y 22 menciones respectivamente. En Pblico, por su parte, pueblo ocupa el primer lugar y manifestantes el tercero. Otros trminos similares, como ciudadano o poblacin tambin ocupan un lugar preponderante.

    Desde una perspectiva poblacional, Pblico enfatiza el papel de los jvenes durante las revueltas, especialmente en Tnez y Egipto. El Pas tambin lo menciona aunque con menor frecuencia. Las mujeres tambin son mencionadas con frecuencia relativa en estos dos diarios. Por su parte, El Mundo apenas menciona a la juventud y a las mujeres.

    En numerosas ocasiones los editoriales se refieren a cada sociedad por el gentilicio de su lugar de proveniencia. El mejor ejemplo de ello es El Pas, con tunecinos en el 3 puesto y egipcios en el 9. Destaca la escasa frecuencia del gentilicio libio en El Pas (12 puesto), siendo Libia uno de los pases rabes que mayor atencin recibi por parte del medio55. Sin embargo, en los primeros puestos de la lista vemos algunos trminos sustitutivos para referirse a ellos. Entre ellos destaca rebeldes en el 2 puesto, civiles en el 6 y refugiados en el 7. En Pblico que apenas recurre a los gentilicios- rebeldes y civiles (5 y 6 puesto) tambin se emplean para definir a la poblacin libia. Para hablar de la sociedad libia El Mundo utiliza el trmino rebeldes con frecuencia (3 puesto), pero cuando emplea la palabra muertos en casi todos los casos se refiere a personas libias.

    La oposicin poltica apenas aparece bajo nombres propios en los editoriales analizados. El nico grupo poltico con una presencia reseable son los Hermanos Musulmanes de Egipto, con 6 menciones en el caso de El Mundo y 4 en El Pas. Su aparicin en Pblico es ms residual. Se podra destacar la presencia de la Liga rabe como la nica institucin rabe transnacional presentes en al menos dos diarios. En El Mundo se la menciona 5 veces (12 puesto) y en El Pas 3 veces.

    En el mbito individual se destacan muy pocas figuras vinculadas a las revueltas. La gran excepcin es el caso de Mohamed El Baradei, mencionado en los tres medios y con una presencia significativa en El Mundo (6 puesto).

    55 Vase pp. 14.

  • 21

    Fuente: Elaboracin propia

    Tambin sobresale el nombre de Mohamed Bouazizi, el joven tunecino cuyo fallecimiento marc el comienzo de las revueltas, aunque solo aparece mencionado en El Pas (5 menciones).

    2.3. Los actores occidentales

    Al igual que se ha tratado de reflejar a la sociedad rabe, a continuacin se aplicar el mismo proceso en sentido opuesto. En la siguiente tabla aparecen representados los trminos ms habituales en los editoriales analizados para referirse a los actores occidentales.

    Los actores occidentales ms mencionados en los editoriales son Europa y Estados Unidos. En El Pas, UE y Europa ocupan el 1 y 4 puesto respectivamente; en Pblico Europa es la ms mencionada y UE es la 6. En El Mundo puede verse que UE alcanza el 4 puesto con 18 menciones. Por su parte, EEUU es el segundo actor ms mencionado en las tres publicaciones. Sin embargo, si tenemos en cuenta otras palabras con un

    FRECUENCIA

    EL MUNDO 1 ONU 272 EEUU 223 OTAN 194 UE 185 Aliados 176 Occidente 167 Zapatero 148 Espaa 109 Coalicin 9

    10 Obama 9

    PBLICO 1 Europa 182 EEUU 153 Occidente 154 Obama 135 ONU 126 UE 127 Berlusconi 78 OTAN 69 Aliados 5

    10 Con. De Seg. 5

    EL PAS 1 UE 442 EEUU 383 Potencias 324 Europa 255 ONU 256 Con. De Seg. 227 Francia 188 Washington 179 Sarkozy 16

    10 Coalicin 15

    Leyenda:

    1,2,3,4: Posicin u orden de frecuencia decreciente de las palabras.

    44, 38: Cifra indicadora de la aparicin de las palabras en los editoriales

  • 22

    significado similar o idntico su presencia es mucho mayor. El Pas repite la palabra Washington 17 veces y Obama 14, por lo que aadidas a EEUU sumaran 69 menciones del pas norteamericano, las mismas que Europa y la UE combinadas. De forma similar, Pblico menciona la palabra Obama 13 veces (4 puesto) y El Mundo 9 (10 puesto).

    Otro actor que figura con frecuencia en los editoriales es la ONU, ocupando el 1 puesto en la tabla de El Mundo y el 5 tanto en El Pas como en Pblico. En muchos casos aparece ligado a Consejo de Seguridad, ampliamente repetido por los tres diarios56. ONU tambin aparece acompaada por palabras como intervencin (21 apariciones en El Mundo) o por otros actores, como potencias u occidente.

    En el aspecto militar, la OTAN tiene una amplia presencia en los editoriales, con 14 menciones en El Pas, 6 en Pblico y 19 en El Mundo. Tambin se menciona repetidas veces los trminos aliados y coalicin. Este ltimo va acompaado en muchos casos por la palabra internacional (42 repeticiones en El Pas, 30 en El Mundo). Adems, se menciona que la coalicin est encabezada por Francia, Estados Unidos y Reino Unido57, por lo que no es extrao que Francia (18 repeticiones) y Sarkozy (16) figuren en la tabla de El Pas.

    Junto con Francia, otros dos pases europeos aparecen reflejados en la tabla: Italia y Espaa. Italia se menciona 4 veces en el diario Pblico, las mismas que Francia. Adems, su entonces presidente de Gobierno Silvio Berlusconi ocupa el 7 puesto en la tabla de esta publicacin. Por otro lado, Espaa es nombrada 14 veces en El Pas, 5 en Pblico y 10 en El Mundo. En el caso de El Mundo, el ex presidente de Gobierno Jos Luis Rodrguez Zapatero aparece nombrado 14 veces.

    Existen otras palabras dignas de mencin que no figuran en las tablas. El diario Pblico utiliza el trmino imperio en 4 ocasiones para referirse a actores occidentales. Como ya se ha explicado, el trmino internacional aparece vinculado con coalicin en numerosas ocasiones. Tambin hay muchos ejemplos en los que se habla de comunidad internacional, con 19 apariciones en El Mundo, 20 en El Pas y 3 en Pblico. El nico caso en el que comunidad aparece unida a otra palabra es en El Pas, en donde se menciona a la comunidad civilizada58.

    56 Aunque no figure en la tabla, ocupa el 11 puesto con 7 repeticiones. 57 Editorial. (2011, 27 de marzo). La OTAN al mando. El Pas, pp. 36 y Editorial. (2011, 17 de abril). La contradiccin de Aznar, reflejo de las de Occidente. El Mundo. pp. 3. 58 Editorial. (2011, 7 de marzo). Contra Gadafi. El Pas, pp. 24.

  • 23

    Fuente: Elaboracin propia

    2.4. Los lderes rabes

    Gadafi es con diferencia el lder rabe que ms atencin recibi por parte de los medios analizados, especialmente El Pas y El Mundo. Este ltimo es el que alude un mayor nmero de veces al lder libio, y tambin el que lo critica con mayor dureza. Trminos como locura59 o paria60 aparecen con frecuencia vinculados a Gadafi en El Mundo. El Pas tambin se refiere a Gadafi en trminos despectivos, tales como strapa61 o rufin62. Pblico emplea menos esta clase de definiciones peyorativas, pero tambin lo juzga con dureza y en una ocasin lo tacha de dspota63. En todo caso, los tres medios coinciden al considerarlo un personaje extravagante, dictatorial y responsable de innumerables muertes.

    Los tres medios definen tanto a Mubarak como a Ben Al como dictadores y denuncian el autoritarismo de sus regmenes. No obstante, a diferencia de Gadafi, en ocasiones emplean el trmino presidente64 para referirse a ellos. El Pas tambin se refiere ocasionalmente a Mubarak como rais65. En cuanto a Bashar Al Asad, los tres editoriales coinciden en denunciar la represin ejercida por su rgimen, y tienden a compararlo con Gadafi66.

    59 Editorial. (2011, 27 de febrero). Una respuesta tibia ante el genocidio de un luntico. El Mundo, pp. 3. 60 Editorial. (2011, 27 de febrero). Gadafi se convierte en un paria, Espaa debe bloquear su finca. El Mundo, pp. 3. 61 Editorial. (2011, 7 de marzo). Detener la matanza en Libia exige reconocer al Consejo rebelde y embargar el dinero del petrleo. El Pas, pp. 24. 62 Editorial. (2011, 12 de marzo). Una Europa inane. El Pas, pp. 30.63 Editorial. (2011, 24 de febrero). El pueblo desafa a Gadafi mientras la UE titubea. Pblico, pp. 8.64 Editorial. (2011, 6 de enero). Rabia en el Magreb. El Pas, pp. 22. 65 Editorial. (2011, 11 de febrero). Hosni Mubarak se niega a dejar el poder y finge que va a encabezar la protesta. El Pas, pp. 26. 66 Editorial. (2011, 26 de abril). Asad y Gadafi o el doble rasero de Occidente. El Mundo, pp. 3.

    FRECUENCIA

    EL PAS 1 Muamar Gadafi 962 Hosni Mubarak 693 Bashar al Asad 32

    PBLICO 1 Muamar Gadafi 332 Hosni Mubarak 273 Ben Ali 13

    EL MUNDO 1 Muamar

    Gadafi 113

    2 Hosni Mubarak 403 Bashar al Asad 22

    Leyenda: 1,2,3: Posicin u orden de frecuencia decreciente de las palabras. 96, 69: Cifra indicadora de la aparicin de las palabras en los editoriales.

  • 24

    El Mundo

    37%

    63%

    Sociedad rabe

    Actoresoccidentales

    El Pas

    43%

    57%

    Sociedad rabe

    Actoresoccidentales

    Pblico

    35%

    65%

    Sociedad rabe

    Actoresoccidentales

    Fuente: Elaboracin propia

    Fuente: Elaboracin propia

    Fuente: Elaboracin propia

    2.5. Frecuencias

    En el apartado anterior se ha podido apreciar cules son los principales exponentes tanto de la sociedad rabe como de los llamados actores occidentales. A continuacin se detallar el nmero total de apariciones de ambas partes, acompaadas de una representacin grfica:

    Sociedad rabe

    Actores occidentales

    178 308

    Sociedad rabe

    Actores occidentales

    377 496

    Sociedad rabe

    Actores occidentales

    106 193

  • 25

    El Mundo

    0

    20

    40

    60

    80

    100

    120

    140

    160

    180

    Enero Febrero Marzo Abril Mayo Junio

    Rep

    etic

    ion

    es

    Sociedad rabe

    Actores occidentales

    Fuente: Elaboracin propia

    Fuente: Elaboracin propia

    2.6. La distribucin temporal

    Hemos hablado de los actores occidentales y de la sociedad rabe, de los trminos con los que se los representa y de su nmero de apariciones en los tres editoriales analizados. No obstante, dichos trminos no aparecen repartidos de forma homognea en los editoriales. A medida que las revueltas fueron evolucionando y extendindose, la cobertura meditica tambin sufri cambios. Por este motivo consideramos necesario mostrar las apariciones de ambas partes durante cada mes del perodo analizado:

    El Pas

    0

    20

    40

    60

    80

    100

    120

    140

    160

    Enero Febrero Marzo Abril Mayo Junio

    Rep

    etic

    ion

    es

    Sociedad rabe

    Actores occidentales

  • 26

    Fuente: Elaboracin propia

    Total

    0

    50

    100

    150

    200

    250

    300

    350

    400

    Enero Febrero Marzo Abril Mayo Junio

    Re

    pe

    tic

    ion

    es

    Sociedad rabe

    Actores occidentales

    Fuente: Elaboracin propia

    Pblico

    0

    10

    20

    30

    40

    50

    60

    70

    Enero Febrero Marzo Abril Mayo Junio

    Rep

    etic

    ion

    es

    Sociedad rabe

    Actores occidentales

  • 27

    Fuente: Elaboracin propia

    A pesar de las diferencias entre los tres diarios, se pueden apreciar varias constantes. La primera de ellas es el gran nmero de menciones de la sociedad rabe en enero y febrero, especialmente en el segundo. Estos meses coinciden con el comienzo de las revueltas en Tnez y Egipto, cuando occidente apenas se haba implicado en el proceso. En marzo da comienzo la intervencin militar en Libia, lo que se traduce en un aumento exponencial en la aparicin de actores occidentales. Al mismo tiempo, las menciones a la sociedad rabe disminuyen. A partir de abril la cobertura de los tres medios sobre el conflicto empieza a decaer, por lo que tanto las menciones a los actores occidentales como a la sociedad rabe entran en declive, aunque la frecuencia de los primeros contina siendo mayor.

    2.7. Crticas a los actores occidentales

    Los editoriales analizados se posicionan en torno a las decisiones y acciones emprendidas por los actores occidentales. En muchas ocasiones, lo que critican es su supuesta pasividad ante los acontecimientos ocurridos en el mundo rabe. El otro gran foco de crticas es el doble rasero de occidente. Muchos editoriales cuestionan la moralidad de estos actores, tachndoles de hipcritas y de dejarse guiar por sus intereses. Estas crticas se encuentran clasificadas en las siguientes tablas, junto con algunos ejemplos:

    EL PAS

    El diario El Pas es el que ms crticas realiza a la pasividad de las potencias occidentales, aunque hay que tener en cuenta que tambin es el que ms editoriales dedica a la primavera rabe. En general, El Pas denuncia con firmeza la actitud de los actores occidentales, tanto desde una perspectiva

    Categoras Componentes Ejemplos Nmero de tems presentes

    PASIVIDAD Inaccin Status Quo Parlisis Desconcierto

    La histrica complacencia de las potencias occidentales La pasividad de la UE ante las dictaduras de Egipto, Tnez o Uzbekistn viola su tratado La parlisis de las potencias democrticas alienta la criminal represin de Gadafi contra su pueblo

    79

    HIPOCRESADoble moral Traicin Intereses Contradiccin

    En plena revolucin del jazmn, Pars todava ofreca al dictador tunecino ayuda para contener `la situacin de orden pblico Y mientras Aznar lea la cartilla a tirios y troyanos, el tirano machacaba a la poblacin de Misrata, ciudad en poder de los sublevados

    43

  • 28

    Fuente: Elaboracin propia

    histrica como en episodios concretos: La rehabilitacin de Gadafi por parte de las potencias occidentales67, o el apoyo del gobierno francs a Ben Ali al comienzo de las revueltas68 son ejemplos de ello. Un punto a destacar es la crtica a las declaraciones del ex presidente espaol Jos Mara Aznar en torno a la primavera rabe, en este caso sobre Libia69. Los tres peridicos analizados se muestran crticos con sus palabras.

    EL MUNDO

    El diario El Mundo es el que realiza el menor nmero de crticas hacia las potencias occidentales. Concretamente su falta de incidencia en la hipocresa/doble moral tan slo 15 menciones- contrasta con la de los otros medios analizados. Gran parte de sus denuncias se centran en los conflictos de Siria y Libia, y ponen de relieve la diferencia entre la intervencin en Libia y la falta de accin ante la represin del presidente Asad70. En cambio, las crticas ante la actuacin de occidente frente a las revueltas de Egipto y Tnez son escasas y tienen un tono ms suave. En algunos casos incluso parece dar pie a la justificacin:

    Occidente observa entre escptico y esperanzado porque no sabe si en pleno desafo sangriento del terrorismo islmico radical puede haber democracia poltica en los pases de mayora musulmana71.

    67 Editorial. (2011, 26 de febrero). Libia se desangra: La parlisis de las potencias democrticas alienta la criminal represin de Gadafi contra su pueblo. El Pas, pp. 26. 68 Editorial. (2011, 31 de enero). Vergenza europea: La pasividad de la UE ante las dictaduras de Egipto, Tnez o Uzbekistn viola su tratado. El Pas, pp. 22. 69 Editorial. (2011, 17 de abril).Extravagancia de Aznar: El expresidente espaol critica los bombardeos aliados en Libia y califica de amigo a Gadafi. El Pas, pp. 22. 70 Editorial. (2011, 21 de junio). Asad se enroca gracias a la inaccin occidental. El Mundo, pp. 3, o (2011, 26 de abril). Asad y Gadafi o el doble rasero de Occidente. El Mundo, pp. 3. 71 Editorial. (2011, 30 de enero).Occidente debe apoyar una salida democrtica en Egipto. El Mundo, pp. 3.

    Categoras Componentes Ejemplos Nmero de tems presentes

    PASIVIDAD Inaccin Status Quo Parlisis Desconcierto

    La comunidad internacional () ha reaccionado con tibieza pidiendo al rgimen que permita las manifestaciones pacficas No se puede decir que el Gobierno espaol haya actuado con especial diligencia en la crisis libia

    32

    HIPOCRESADoble moral Traicin Intereses Contradiccin

    Qu situacin tan inversa a la de esos tiempos an cercanos en los que l y su jaima eran recibidos con honores en toda Europa, Espaa incluida Libia y Siria: El doble rasero de Occidente

    15

  • 29

    Fuente: Elaboracin propia

    PBLICO

    Pblico es el peridico que denuncia con mayor vehemencia el rol de las potencias occidentales durante la primavera rabe, tachando en ocasiones su pasividad de vergonzosa72, aunque su tono tiende a ser particularmente mordaz al criticar la hipocresa/doble moral de occidente. Sin ir ms lejos, trminos como hipocresa o doble rasero aparecen enunciados con frecuencia en los editoriales, en algunos casos incluso en el titular73. El nmero de crticas de esta categora es superior que el de El Pas. En cuanto a su posicin sobre las declaraciones de Aznar coincide con los otros dos diarios, pero tambin aade una crtica a su opinin sobre Egipto, al considerar que antepone la estabilidad a la democracia74. Este tema ser analizado con ms profundidad en el siguiente apartado.

    2.8. Expresiones referidas a los posibles intereses de los actores occidentales

    Los editoriales de los medios analizados tratan de explicar la supuesta pasividad e hipocresa de los actores occidentales ante la primavera rabe. La pasividad implica miedo a que al actuar, haya algn tipo de perjuicio. La hipocresa o doble moral, en cambio, supone actuar de una forma contraria a los valores que se pretende defender. Segn los tres diarios, ambas formas de actuar esconden intereses que las impulsan a actuar de forma reprobable. En las siguientes tablas se ha tratado de sistematizar los diferentes intereses mencionados en los editoriales, as como ejemplos de cada uno de ellos:

    72 Editorial. (2011, 29 de enero). El bochornoso silencio europeo. Pblico, pp. 8, o (2011, 16 de mayo). La vergenza de Europa. Pblico, pp. 16. 73 Editorial. (2011, 11 de marzo). Libia y la hipocresa de occidente. Pblico, pp. 6. 74 Editorial. (2011, 4 de febrero). Aznar opina sobre Egipto. Pblico, pp. 6.

    Categoras Componentes Ejemplos Nmero de tems presentes

    PASIVIDAD Inaccin Status Quo Parlisis Desconcierto

    El bochornoso silencio europeo Falta una condena expresa, alta y clara, de la represin utilizada por el Gobierno de Mubarak contra la poblacin civil

    25

    HIPOCRESADoble moral Traicin Intereses Contradiccin

    Donde los principales medios de comunicacin de Occidente slo vean terroristas potenciales, ahora descubren pueblos oprimidos sedientos de democracia Libia y la hipocresa de Occidente

    49

  • 30

    Fuente: Elaboracin propia

    EL PAS

    A diferencia de los otros dos diarios analizados, El Pas dedica gran parte de su atencin en la inmigracin. Varios de sus editoriales se centran en la respuesta de Francia, Italia y la Unin Europea ante las personas refugiadas provenientes de Tnez y Libia75. El Pas hace especial hincapi en los intereses de la UE, tanto migratorios como econmicos, as como en los vinculados a la estabilidad. Este hecho resulta coherente en un medio que se declara abiertamente europesta76.

    75 Editorial. (2011, 27 de abril). Aquelarre antieuropeo: El desencuentro entre Sarkozy y Berlusconi por los inmigrantes se suma a la inaccin de la UE. El Pas, pp. 26. 76 El Pas (2008): II. De los principios de la publicacin y su observancia, Libro de estilo (21. ed). Madrid, Santillana, pp. 660.

    Categoras Componentes Ejemplos Nmero de tems presentes

    %*

    ESTABILIDAD Estabilidad Seguridad Islamismo radical Terrorismo Intereses estratgicos Status quo Geopoltica

    Baluarte para el mantenimiento del statu quo Activo para la estabilidad regional Temerosa de una posible irrupcin islamista en los mecanismos de poder Pieza clave en la lucha contra Al Qaeda Un rebrote terrorista que evoca pasadas pesadillas

    30 29

    ECONOMA

    RECURSOS

    Petrleo Suministro energtico Crisis/recesin Presupuesto militar

    Petrleo sin sobresaltos Protege las instalaciones petrolferas saudes La prioridad es garantizar el suministro La escasez de gastos militares de sus socios europeos

    24 23

    INMIGRACIN Inmigracin Flujos migratorios Huda de Libia y Tnez Libre circulacin

    Francia bloquea el acceso de inmigrantes rabes Mayor implicacin en el control de los flujos migratorios Debera garantizar su libre circulacin

    33 32

    SIN ESPECIFICAR

    OTROS

    Intereses Poder Influencia Alianza

    Mubarak como aliado clave, al que Washington ha sostenido Crudos intereses occidentales A Sarkozy no le interesaba la sociedad civil, sin el poder

    16 16

    TOTAL

    * Porcentaje en relacin al nmero total de frases.

    103 100

  • 31

    Fuente: Elaboracin propia

    EL MUNDO

    El Mundo es el medio que menciona con menos frecuencia los intereses de los actores occidentales. Su profundizacin es escasa en este aspecto y en la mayora de los casos no se refiere a estos intereses en un sentido crtico. Casi la mitad de sus menciones estn vinculadas con la economa, concretamente con cmo pueden afectar la primavera rabe a los actores occidentales en general y a Espaa en particular77. Sus editoriales tambin destacan el inters por la estabilidad, centrndose en la preocupacin de occidente ante las revueltas rabes. Por su parte, la inmigracin recibe un tratamiento residual.

    77 Editorial. (2011, 25 de febrero). La crisis libia amenaza con frenar en seco la recuperacin econmica. El Mundo, pp. 3.

    Categoras Componentes Ejemplos Nmero de tems presentes

    %

    ESTABILIDAD Estabilidad Seguridad Islamismo radical Terrorismo Intereses estratgicos Status quo Geopoltica

    No sabe si en pleno desafo sangriento del terrorismo islamista radical puede haber democracia Mubarak es el mejor aliado de EEUU en el polvorn de Oriente Prximo un pas en cuyas aguas se encuentra la V Flota

    7 26

    ECONOMA

    RECURSOS

    Petrleo Suministro energtico Crisis/recesin Presupuesto militar

    La amenaza de una subida del precio del petrleo La crisis libia amenaza con frenar en seco la recuperacin econmica Tras un fructfero viaje al Golfo Prsico

    12 44

    INMIGRACIN Inmigracin Flujos migratorios Huda de Libia y Tnez Libre circulacin

    Amenaza a Occidente con dejar de colaborar en inmigracin El temor a que las revueltas provoquen una oleada de inmigracin descontrolada sobre Europa

    3 11

    SIN ESPECIFICAR

    OTROS

    Intereses Poder Influencia Alianza

    Un pas clave para los intereses occidentales l y su jaima eran recibidos con honores en toda Europa, Espaa incluida.

    5 19

    TOTAL 27 100

  • 32

    Fuente: Elaboracin propia

    PBLICO

    Pblico destaca los intereses econmicos y geopolticos de occidente. En sus menciones predomina el tono crtico, denunciando en muchos casos la decisin de estos actores de anteponer sus intereses a la democracia78. Habra que destacar que las menciones por parte de Pblico a dichos intereses as

    78 Editorial. (2011, 25 de febrero). Democracia y petrleo. Pblico, pp. 8.

    Categoras Componentes Ejemplos Nmero de tems presentes

    %

    ESTABILIDAD Estabilidad Seguridad Islamismo radical Terrorismo Intereses estratgicos Status quo Geopoltica

    Lo que importa al otro lado del Mediterrneo no es la democracia, sino la estabilidad Ese conflicto alienta la desconfianza rabe hacia EEUU, desestabiliza la regin y nutre la yihad contra Occidente Ben Al no era an tenebroso dspota, sino un amigo de Occidente y aliado en la famosa lucha contra el terrorismo internacional

    19 37

    ECONOMA

    RECURSOS

    Petrleo Suministro energtico Crisis/recesin Presupuesto militar

    La UE es hoy, de lejos, el primer proveedor de armas del rgimen libio Los petrodlares, el petrleo y el gas libio fluan hacia Italia los recursos naturales libios volvern a fluir hacia Occidente

    18 35

    INMIGRACIN Inmigracin Flujos migratorios Huda de Libia y Tnez Libre circulacin

    Son una expresin torcida del brutal tapn migratorio que, con la connivencia europea, se impuso en Tnez y Libia La Unin Europea tiene que disear un espacio de movilidad y migracin

    8 16

    SIN ESPECIFICAR

    OTROS

    Intereses Poder Influencia Alianza

    Y la UE tendra a su vez que abrir una reflexin profunda sobre cmo conciliar, en las relaciones exteriores, sus intereses con los principios que tanto alardea defender Gadafi [] fue recibido por Berlusconi para conmemorar los tratados de amistad entre Libia e Italia

    6 12

    TOTAL 51 100

  • 33

    Fuente: Elaboracin propia

    como sus crticas- comienzan a mediados de enero con la cada de Ben Al79, cuando la primavera rabe no haba hecho ms que empezar.

    2.9. Del apoyo a la intervencin militar

    Como se ha podido comprobar, los editoriales analizados critican la inaccin de los actores occidentales y la achacan en muchos casos a diversos intereses. Pero adems, muchos de estos editoriales tratan de incitar a dichos actores a la accin, tal y como se ha explicado en el captulo 180. El verbo deber aparece un total de 112 veces en los tres diarios, lo que da una idea del tono imperativo que predomina en los textos. La tabla que viene a continuacin muestra ejemplos de llamamientos a la accin por parte de El Pas, El Mundo y Pblico a travs del verbo deber:

    Deber

    Ejemplos Frecuencia

    El Pas La UE debe trocar su mezquindad por un firme apoyo a quienes luchan por su dignidad El compromiso de Espaa con la Unin debera, en todo caso, obligar a algo ms que el intento de apuntarse efmeros tantos a su costa La ONU debe cerrar el cielo libio, adems de acorralar a Gadafi diplomtica y econmicamente

    70

    El Mundo Occidente debe apoyar una salida democrtica en Egipto Gadafi se convierte en un paria, Espaa debe bloquear su finca Esta situacin debe ser aprovechada por el resto de miembros para forzar una resolucin favorable urgente

    17

    Pblico Europa debe encontrar una nueva manera de tratar con unos vecinos que de pronto ven realizables sus anhelos de democracia y de bienestar social Zapatero debera aprovechar este impulso diplomtico para plantear en la UE un debate de fondo sobre el futuro de las relaciones con el mundo rabe

    25

    TOTAL 112

    La accin implcita en el verbo deber va dirigida en la mayora de los casos a los actores occidentales, con la intencin de que se impliquen en la primavera rabe. Durante las revoluciones de Tnez y Egipto especialmente, los editoriales de las tres publicaciones instaban de forma similar a occidente a

    79 Editorial. (2011, 15 de enero). Tnez como sntoma. Pblico, pp. 4. 80 Armaanzas, E. y Daz Noci, J.G. (1996). El editorial, en Periodismo y argumentacin. Gneros de opinin , Pas Vasco, Servicio Editorial UPV/EHU, pp. 94-95.

  • 34

    ayudar a estos pases a instaurar regmenes democrticos. Por ejemplo, en El Pas podemos leer lo siguiente a comienzos de la revolucin tunecina: Esa Europa que ha mirado hacia otro lado tiene ahora la oportunidad de propiciar la democracia en Tnez81. Y al igual que ante Tnez, ante Egipto las reacciones fueron similares: El mundo desarrollado tiene que implicarse para buscar una salida democrtica en Egipto82. A pesar de que como ya hemos visto anteriormente el estilo y el tono de las crticas vara de una publicacin a otra, la incitacin a actuar es muy similar en las tres. No obstante, con el comienzo del conflicto en Libia comienzan a surgir diferencias entre los diarios.

    2.9.1. La intervencin en Libia

    A pesar de que el nmero de muertos y heridos por la represin ejercida por Gadafi no estaba claro, en ese momento se estimaba que era muy superior al de las revoluciones de Egipto y Tnez83. Si los peridicos analizados pedan ayuda en el camino hacia la democracia para estos dos pases, en el conflicto de Libia solicitaban sanciones contra el rgimen de Gadafi y medidas para socorrer a la poblacin civil84:

    Su preocupacin debera ser [la de la UE] cmo contribuir al fin de un rgimen ubuesco y cmo salvar vidas humanas.

    Los editoriales siguen con inters las decisiones de las potencias occidentales sobre Libia y tienden a hacer balance de sus acciones. Con frecuencia consideran que estas acciones son insuficientes o se han realizado demasiado tarde:

    Europa, siempre varios pasos atrs de los acontecimientos, estudiaba ayer imponer sanciones al rgimen libio por la brutalidad con que est reprimiendo a su pueblo85.

    Las resoluciones 1970 y 1973 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas suponen un cambio radical en la situacin de Libia, al permitir la intervencin militar extranjera86. Ante la entrada de actores occidentales en territorio libio las diferentes lneas editoriales comenzaron a divergir. A pesar de

    81 Editorial. (2011, 23 de enero). La UE: Debe actuar: Europa tiene la obligacin de ayudar a Tnez a encontrar el rumbo hacia la democracia. El Pas, pp. 26. 82 Editorial. (2011, 30 de enero). Occidente debe apoyar una salida democrtica en Egipto. El Mundo, pp. 3. 83 Keesings Record of World Events, (Febrero de 2011). Libya: Revolt against Kadhafi en Middle East Arab World, pp. 50309. 84 Editorial. (2011, 23 de febrero). Europa y la revolucin: La UE debe trocar su mezquindad por un firme apoyo a quienes luchan por su dignidad. El Pas, pp. 26. 85 Editorial. (2011, 23 de febrero). El pueblo desafa a Gadafi mientras la UE titubea. Pblico, pp. 8. 86 Keesings Record of World Events, (Marzo de 2011). Libya: Widening internal conflict, UN-authorised air strikes en Middle East Arab World, pp. 50365-50366.

  • 35

    los diferentes puntos de vista que mostraremos a continuacin, lo que ninguno de los medios pone en duda es la legitimidad de la intervencin. En todo caso, los tres editoriales mencionan la importancia de su aprobacin por parte del Consejo de Seguridad, a diferencia de lo ocurrido con la invasin de Irak87.

    El Pas se muestra abiertamente a favor de la intervencin militar en Libia, como se puede apreciar en algunos editoriales: La decisin del Consejo de Seguridad de la ONU [] es la nica coherente tras ms de un mes de atrocidades del tirano contra su propio pueblo88. No obstante, argumenta que el nico fin de las fuerzas internacionales debe ser proteger a la poblacin civil. Por este motivo considera correcta la decisin del Gobierno espaol de enviar aviones de combate para operaciones dirigidas a proteger a la poblacin civil libia89. El Pas tambin considera vital que las fuerzas internacionales se cian a sus objetivos para mantener la legitimidad de los rebeldes90. El rol de la comunidad internacional debe ser de apoyo, y no puede permitirse errores. Ni los derivados de la inaccin ni tampoco los del entusiasmo91.

    El entusiasmo es precisamente uno de los rasgos que caracteriza a los editoriales de El Mundo en torno a la intervencin aliada. stos siguen con inters las acciones de los actores occidentales en territorio libio y en ocasiones muestran cierta satisfaccin. Por ejemplo, al hablar del rotundo xito de la coalicin internacional, El Mundo explica cmo tras una noche de bombardeos se logr establecer una zona de exclusin area. A continuacin aade: Pero los aliados no se detuvieron ah y a lo largo de todo el domingo continuaron los ataques contra los leales gadafistas92. Otra seal de la implicacin de El Mundo en la intervencin aliada es la utilizacin de la primera persona al explicar el papel de Espaa en la coalicin: Zapatero anunci que vamos a participar con otros dos aviones, una fragata y un submarino93.

    Pese a este aparente afn blico, el diario mantiene una posicin similar a la de El Pas al afirmar que a su juicio los aliados deben moverse estrictamente dentro del marco de la resolucin de la ONU que comporta un

    87 Editorial. (2011, 31 de marzo). Libia no es Irak, pero Pblico, pp. 6, o (2011, 19 de marzo). De Sadam a Gadafi: entre lo moral y lo legal. El Mundo, pp. 3. 88 Editorial. (2011, 19 de marzo). La autorizacin de la ONU para atacar a Gadafi abre una fase decisiva en la crisis libia. El Pas, pp. 42. 89 Editorial. (2011, 20 de marzo). Gadafi frente a todos: La comunidad internacional no debe olvidar que su objetivo es proteger a la poblacin civil. El Pas, pp. 44. 90 Editorial. (2011, 23 de marzo).Espaa en la coalicin: La intervencin extranjera no debe deslegitimar a las fuerzas rebeldes que luchan contra Gadafi. El Pas, pp. 30. 91 Editorial. (2011, 20 de marzo). Gadafi frente a todos: La comunidad internacional no debe olvidar que su objetivo es proteger a la poblacin civil. El Pas, pp. 44. 92 Editorial. (2011, 21 de marzo). xito de los ataques aliados, quejas de la liga rabe y Rusia: Bombardeos que no se detienen con la zona de exclusin area libia. El Mundo, pp. 3. 93 Editorial. (2011, 20 de marzo). Los aliados comienzan una guerra con un objetivo incierto. El Mundo, pp. 3.

  • 36

    uso proporcional de la fuerza para proteger a la poblacin94. Aunque El Mundo reconoce la legitimidad de la operacin blica en Libia por encima de la de Irak95, aprovecha esta comparacin para tratar de justificar desde un punto de vista moral la intervencin aliada del 2004:

    Sadam era un strapa tan sanguinario o ms que Gadafi, que cometi crmenes contra la humanidad y planific un genocidio contra los kurdos. Y ello permiti justificar aquella guerra con las mismas razones humanitarias que ahora se invocan en ayuda de los libios96.

    El diario Pblico tambin compara los conflictos de Irak y Libia, destacando el aval de la ONU con el que cuenta el segundo97. Tambin seala que el congreso de los diputados decidi que era urgente proteger al pueblo libio de la represin ejercida por Gadafi. An as, matiza, Zapatero cometera un error si interpretase la votacin del Congreso como un cheque en blanco y eludiera su responsabilidad de velar porque la misin se ajuste a los principios, en teora humanitarios, que la inspiraron98. A diferencia de los otros dos medios analizados, Pblico se muestra reacio a aceptar que la intervencin militar sea la nica opcin en Libia. Por un lado, pone en duda que la resolucin del Consejo de Seguridad logre cumplir su objetivo de proteger a la poblacin civil, a pesar de su indudable legitimidad99. Adems, asegura, apoyar la intervencin militar supone seguir acogindonos a las inercias establecidas, legitimadoras del uso de la violencia armada, lo que impide cambiar el horizonte de posibilidades de accin100.

    En la visin de Pblico sobre la intervencin aliada pesa mucho el escepticismo ante las acciones de occidente. Como ya hemos comprobado en las secciones anteriores, en los editoriales de este diario abundan las crticas hacia los supuestos intereses de las potencias occidentales. Ante el conflicto de Libia ocurre lo mismo. El siguiente fragmento, anterior a la resolucin del Consejo de Seguridad, resume a la perfeccin la actitud de Pblico sobre las acciones de los actores occidentales en el conflicto libio y tal vez en la primavera rabe en general:

    No hace falta ser un adivino para imaginar que, sea cual sea la decisin que tome la ONU, sta ser finalmente disfrazada con un discurso polticamente correcto, que la guerra que est librando el pueblo libio por sus libertades pasar a un segundo plano y que los recursos naturales libios volvern a fluir hacia Occidente101.

    94 Editorial. (2011, 22 de marzo). Divisin entre los aliados frente a Gadafi. El Mundo, pp. 3.95 Editorial. (2011, 19 de marzo). De Sadam a Gadafi: entre lo moral y lo legal. El Mundo, pp. 3. 96 Ibdem.97 Editorial. (2011, 23 de marzo). Libia y las tensiones lgicas en la izquierda. Pblico, pp. 4. 98 Ibdem.99 Editorial. (2011, 27 de marzo). A favor de las vas pacficas y no-violentas. Pblico, pp. 10. 100 Ibdem.101 Editorial. (2011, 11 de marzo). Libia y la hipocresa de Occidente. Pblico, pp. 6.

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    3. Interpretacin de los resultados

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    3.1. Reflexin acerca de la sociedad rabe

    Como se ha podido comprobar en el captulo anterior, la sociedad rabe acapar gran parte de la atencin de los editoriales analizados durante las manifestaciones multitudinarias que se dieron en Tnez y Egipto102. Estas movilizaciones parecieron romper con la supuesta inamovilidad que se le atribuye tradicionalmente al mundo rabe. Durante los meses de enero y febrero, los medios describen manifestaciones de amplitud sin precedentes 103

    y protestas que se van extendiendo por el norte de frica104. La extensin de la primavera rabe oblig a los medios de comunicacin a distribuir su atencin entre los diferentes pases en los que se desarrollaron las revueltas. Este hecho tuvo varios efectos. En primer lugar, los editoriales analizados trataron de describir la realidad de cada pas, descubriendo en el proceso la heterogeneidad de las reivindicaciones y la variedad de actores implicados. Como explica Alhaddad:

    Las tendencias nacionales y nacionalistas, as como la diversidad de pueblos que operan en el marco de la `primavera rabe ponen en cuestin la existencia de una `lgica unitaria que gobierne la regin105.

    Otro efecto importante fue la desigualdad en el tratamiento informativo de unos pases a otros. Como ya se ha mostrado en el primer captulo106, Libia, Tnez, Egipto y Siria acaparan casi toda la atencin sobre la primavera rabe. Otros estados afectados por las revueltas como Bahrein, Yemen o Jordania quedan en un segundo plano. Podramos asumir que cuando los editoriales se refieren a la revolucin rabe o a las revueltas del mundo rabe107 incluyen a todos los pases por igual, pero no por ello hacen ms visibles a los que no han contado con una cobertura suficiente.

    3.1.1. Representantes de la sociedad civil

    Los editoriales analizados mencionan con frecuencia a la sociedad rabe en su conjunto. Ya sean ciudadanos, el pueblo o los jvenes, estos tienden a referirse a grupos amplios y en muy pocos casos a organizaciones concretas. La escasez de esta clase de organizaciones en los medios puede deberse a varios factores. El ms obvio es que se trata de un proceso en el que los protagonistas son los manifestantes. Por otra parte, Abd el Wahab seala que

    102 Vase pp. 26-27. 103 Editorial. (2011, 28 de enero). Hierve Egipto. El Pas, pp. 30. 104 Editorial. (2011, 29 de enero). El bochornoso silencio europeo. Pblico, pp. 8. 105 Alhaddad, F. (2012). Revisiting Orientalist Discourse since the Start of the `Arab Spring: A Conceptual Overview of Development Initiatives in the Middle East and North Africa, en The Arab World Geographer, vol.15, pp.184.106 Vase pp. 14-16.107 Editorial. (2011, 17 de febrero). La revolucin rabe ya pide la cabeza de Gadafi. El Mundo, pp. 3.

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    en el Egipto posterior a Mubarak, existe una sociedad poltica muy fuerte y una sociedad civil muy dbil, y asegura que las asociaciones civiles no estn listas para llevar a cabo un cambio importante108. Si es cierto que estas organizaciones no ejercen un rol relevante sea en Egipto o en otros pases- es comprensible que no se hable de ellas.

    Los diarios analizados s destacan algunas figuras relevantes. En primer lugar est Mohamed Bouazizi, cuya muerte es considerada como el detonante de las revueltas109. Su historia no es muy diferente de la de muchos otros jvenes del mundo rabe, tal vez por eso tuvo ese efecto catalizador. El Pas seal que su gesto desesperado ha sido la chispa que ha hecho estallar la rabia de una juventud sin expectativas y sometida a regmenes [] dictatoriales y corruptos110. A lo largo de los editoriales analizados las referencias a Bouazizi se utilizan para contextualizar y explicar al pblico el comienzo de las revueltas.

    Mohamed el Baradei aparece mencionado con frecuencia en los editoriales, especialmente en El Mundo. Este diario lo considera el lder ms apto para Egipto:

    El paso adelante de El Baradei es una buena noticia para el pueblo egipcio porque consigue un lder reconocido en todo el mundo y con capacidad para negociar un final ordenado de la crisis con el rgimen111.

    Lo que no menciona, como s lo hacen Pblico112 y El Pas113, es que Baradei es ms conocido fuera que dentro de Egipto. Su renombre en occidente como Premio Nobel de la Paz y ex director de la Agencia Internacional de la Energa Atmica no garantiza un conocimiento preciso de la realidad egipcia. Said sostena que los textos occidentales planteaban la realidad de oriente, pero sin dar voz a sus habitantes114. En el editorial mencionado ocurre algo similar. El diario decide lo que es mejor para Egipto desde su propia perspectiva, pero en su decisin no incluye el punto de vista del pueblo egipcio.

    Merece la pena destacar el editorial que dedica El Pas a la bloguera siria Amina Arraf, en el que revela que en realidad era un hombre europeo115.

    108 Wahab, A. (2012) The January 25th Uprisings: Through or in Spite of Civil Society?, en IDS Bulletin, vol. 43, N1, pp. 76. 109 Editorial. (2011, 6 de enero). Rabia en el Magreb. El Pas, pp. 22. 110 Ibdem. 111 Editorial. (2011, 31 de enero).El Baradei, el lder ms adecuado para Egipto. El Mundo, pp. 3. 112 Edito