Flor de mayo: Primavera a la vista

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128 ELLE DECORATION actuelle CERCA DEL SOL En la terraza, perfecta para observar el atardecer, te encontrarás con banquitos y charolas de madera rescatada de los sobrantes de las obras. Aitor Garrido les dio nueva vida y concepto: "Los banquitos son una representación de los insectos que participan en la floración. Si te fijas, son como sus patitas". La naturaleza, una leyenda maya, el diseño contemporáneo y la creatividad de un equipo interdisciplinario se mezclaron para crear un hotel llamado a convertirse en una referencia estética de Cuernavaca. por MÓNICA ISABEL PÉREZ fotos ANAÍ IBARRA PRIMAVERA A LA VISTA «Al Sudeste de la ciudad de Cuernavaca (la antigua Quauh- nahuac), en la pendiente Occidental de la Cordillera de Aná- huac, en esa hermosa región que los habitantes designan con el nombre de tierra templada, porque en ella reina una primavera eterna, se levanta una colina aislada…», escribió el explorador alemán Alexander von Humboldt en su libro Vistas de las cordi- lleras y monumentos de los pueblos indígenas de América. La men- ción del clima espléndido de la región valió para que a Cuer- navaca se le conociera desde entonces como “la ciudad de la eterna primavera”. 200 EQUINOCCIOS DESPUÉS Han pasado dos siglos del paso del barón von Humboldt y, pese a que todo termina por cambiar, en Cuernavaca hay un par de cosas que permanecen: los vestigios arquitectónicos de la épo- ca colonial, como la catedral y el palacio de Cortés, y la bene- volencia del clima templado que ha atraído a decenas de per- sonajes desde siempre, de la realeza de la época prehispánica hasta artistas como Diego Rivera y Frida Kahlo, pasando por los emperadores Maximiliano de Habsburgo y Carlota de Bélgica. Hoy, en el centro de Cuernavaca el diseño contemporáneo comienza a emerger como nuevo ingrediente de esta mezcla, y el mejor representante es el Hotel Flor de Mayo, que propone ver a esta ciudad bajo un nuevo enfoque: “No queríamos tomar lo colonial como referencia porque buscábamos algo fresco, nuevo, distinto… es por eso que la inspiración del hotel está en los jardines de Fragonard, en la eterna primavera”, dice el di- señador industrial Aitor Garrido, fundador de Aitorismo&cía y encargado del desarrollo de producto y mobiliario del hotel, “el resultado es la unión perfecta entre un edificio del siglo XIX, la naturaleza y la estética actual”. LA FLOR QUE NACIÓ DE UNA ESTRELLA Parece que los cinco pétalos de cada flor hubieran sido coloca- dos a mano, para que parecieran pequeños ramilletes de estre- llas. El perfume que nace del árbol ubicado en el patio central del hotel al que le da nombre, tiene un carácter mágico. Los mayas lo sabían y, para explicar su existencia crearon una le- yenda que narra la historia de un hombre que, triste por la este- rilidad de su mujer, rogaba cada noche por un hijo a los dioses. Estos cumplen el milagro: un día de mayo, cuando se veía en el cielo la constelación de la Cruz del Sur, se convirtieron en padres de una niña extrañamente pálida a la que llamaron Sac- Nicté (flor blanca). Enfermiza, pasaba horas mirando el cielo nocturno con melancolía y entre más crecía, más débil estaba. Una noche de mayo, a la primera aparición de la constelación bajo la que nació, la niña murió. Según la leyenda, Sac-Nicté era una estrella que los dioses habían prestado a aquel hom- bre para que sintiera la satisfacción de ser padre. Después de un tiempo, tuvo que volver al firmamento, pero dejó un legado: del lugar donde le dieron sepultura nació un árbol que nadie había sembrado, que daba flores que antes nadie conocía y que eran blancas como la piel de la niña, la flor de mayo. Aitor reprodujo el patrón natural de esta flor en el material que más ha caracterizado su trabajo: la cerámica. “Quería hacer algo único para el hotel, de modo que hice de la flor una mol- dura. Son dos piezas, la flor y la hoja, y se pueden ver por todos lados en el hotel, integradas en los muros. Eso hace que la na- turaleza invada todos los espacios”. UN JARDÍN ROCOCÓ La otra inspiración de Flor de Mayo está en el exuberante verdor de los jardines pintados por Jean-Honoré Fragonard; sin em- bargo, las paredes del hotel son grises: “el gris representa la ar- monía”, dice Aitor, “aquí los colores se obtienen de las flores y plantas elegidas por el paisajista Eduardo Peón Velázquez. La vegetación siempre cambia, para que la primavera de verdad luzca eterna. Hay floración en todos los detalles”. Y es verdad que está por doquier: en la base de los vasos, las cortinas, la bocina Floripondio, las mesitas de la terraza y hasta en el piso. “Es un concepto sólido y está lleno de piezas hechas en especial para este hotel. Flor de mayo no podía tener cual- quier lámpara, así que hice unas luminarias especiales; lo mis- mo pasa con la cerámica, los muebles y hasta con las cortinas de tejido de Jacquard y de calada que diseñé con Marisol Centeno (creadora de la firma Bi Yuu)”. Puede notarse que el proyecto, el primero para Aitor como diseñador industrial independien- te, es exitoso. ¿Cómo lo logró? “No lo sé, creo que fue un proce- so muy natural”, dice con modestia y agrega: “la verdad es que a mí solo me habían llamado para hacer un vaso”. FLOR DE MAYO

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Elle Decor México | Mayo 2014

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128 ELLE DECORATION

actuelle

CERCA DEL SOLEn la terraza, perfecta para observar el atardecer, te encontrarás con banquitos y charolas de madera rescatada de los sobrantes de las obras. Aitor Garrido les dio nueva vida y concepto: "Los banquitos son una representación de los insectos que participan en la floración. Si te fijas, son como sus patitas".

La naturaleza, una leyenda maya, el diseño contemporáneo y la creatividad de un equipo interdisciplinario se mezclaron para crear un hotel llamado a convertirse en una

referencia estética de Cuernavaca.

por MÓNICA ISABEL PÉREZ fotos ANAÍ IBARRA

PRIMAVERA A LA VISTA

«Al Sudeste de la ciudad de Cuernavaca (la antigua Quauh-nahuac), en la pendiente Occidental de la Cordillera de Aná-huac, en esa hermosa región que los habitantes designan con el nombre de tierra templada, porque en ella reina una primavera eterna, se levanta una colina aislada…», escribió el explorador alemán Alexander von Humboldt en su libro Vistas de las cordi-lleras y monumentos de los pueblos indígenas de América. La men-ción del clima espléndido de la región valió para que a Cuer-navaca se le conociera desde entonces como “la ciudad de la eterna primavera”.

200 EQUINOCCIOS DESPUÉSHan pasado dos siglos del paso del barón von Humboldt y, pese a que todo termina por cambiar, en Cuernavaca hay un par de cosas que permanecen: los vestigios arquitectónicos de la épo-ca colonial, como la catedral y el palacio de Cortés, y la bene-volencia del clima templado que ha atraído a decenas de per-sonajes desde siempre, de la realeza de la época prehispánica hasta artistas como Diego Rivera y Frida Kahlo, pasando por los emperadores Maximiliano de Habsburgo y Carlota de Bélgica.

Hoy, en el centro de Cuernavaca el diseño contemporáneo comienza a emerger como nuevo ingrediente de esta mezcla, y el mejor representante es el Hotel Flor de Mayo, que propone ver a esta ciudad bajo un nuevo enfoque: “No queríamos tomar lo colonial como referencia porque buscábamos algo fresco, nuevo, distinto… es por eso que la inspiración del hotel está en los jardines de Fragonard, en la eterna primavera”, dice el di-señador industrial Aitor Garrido, fundador de Aitorismo&cía y encargado del desarrollo de producto y mobiliario del hotel, “el resultado es la unión perfecta entre un edificio del siglo XIX, la naturaleza y la estética actual”.

LA FLOR QUE NACIÓ DE UNA ESTRELLAParece que los cinco pétalos de cada flor hubieran sido coloca-dos a mano, para que parecieran pequeños ramilletes de estre-llas. El perfume que nace del árbol ubicado en el patio central del hotel al que le da nombre, tiene un carácter mágico. Los mayas lo sabían y, para explicar su existencia crearon una le-yenda que narra la historia de un hombre que, triste por la este-rilidad de su mujer, rogaba cada noche por un hijo a los dioses.

Estos cumplen el milagro: un día de mayo, cuando se veía en el cielo la constelación de la Cruz del Sur, se convirtieron en padres de una niña extrañamente pálida a la que llamaron Sac-Nicté (flor blanca). Enfermiza, pasaba horas mirando el cielo nocturno con melancolía y entre más crecía, más débil estaba. Una noche de mayo, a la primera aparición de la constelación bajo la que nació, la niña murió. Según la leyenda, Sac-Nicté era una estrella que los dioses habían prestado a aquel hom-bre para que sintiera la satisfacción de ser padre. Después de un tiempo, tuvo que volver al firmamento, pero dejó un legado: del lugar donde le dieron sepultura nació un árbol que nadie había sembrado, que daba flores que antes nadie conocía y que eran blancas como la piel de la niña, la flor de mayo.

Aitor reprodujo el patrón natural de esta flor en el material que más ha caracterizado su trabajo: la cerámica. “Quería hacer algo único para el hotel, de modo que hice de la flor una mol-dura. Son dos piezas, la flor y la hoja, y se pueden ver por todos lados en el hotel, integradas en los muros. Eso hace que la na-turaleza invada todos los espacios”.

UN JARDÍN ROCOCÓLa otra inspiración de Flor de Mayo está en el exuberante verdor de los jardines pintados por Jean-Honoré Fragonard; sin em-bargo, las paredes del hotel son grises: “el gris representa la ar-monía”, dice Aitor, “aquí los colores se obtienen de las flores y plantas elegidas por el paisajista Eduardo Peón Velázquez. La vegetación siempre cambia, para que la primavera de verdad luzca eterna. Hay floración en todos los detalles”.

Y es verdad que está por doquier: en la base de los vasos, las cortinas, la bocina Floripondio, las mesitas de la terraza y hasta en el piso. “Es un concepto sólido y está lleno de piezas hechas en especial para este hotel. Flor de mayo no podía tener cual-quier lámpara, así que hice unas luminarias especiales; lo mis-mo pasa con la cerámica, los muebles y hasta con las cortinas de tejido de Jacquard y de calada que diseñé con Marisol Centeno (creadora de la firma Bi Yuu)”. Puede notarse que el proyecto, el primero para Aitor como diseñador industrial independien-te, es exitoso. ¿Cómo lo logró? “No lo sé, creo que fue un proce-so muy natural”, dice con modestia y agrega: “la verdad es que a mí solo me habían llamado para hacer un vaso”.

FLOR DE MAYO

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CUERNAVA CONTEMPORÁNEA1. En el restaurante es posible apreciar la mezcla ecléctica que lo dota de personalidad: sillas vintage intervenidas conviven con mesas, cerámica y percheros diseñados especialmente para Flor de Mayo. Al centro de la mesa, la naturaleza hace presencia. 2. El piso circundante a la alberca tiene aplicaciones de cobre en motivos florales. Sus colores neutros contrastan con los de los elementos naturales que hay alrededor. 3. Las habitaciones se distinguen por las luminarias y cortinas que son diseños exclusivos para el hotel. 4. La alberca es de un color poco convencional: negra, con algunos detalles tornasolados. Está hecha con mosaicos fabricados en Cuernavaca, donde existe una sorprendente industria de este material. La rodean las sillas Leaf, inspiradas en los patrones de las hojas y diseñadas por Jeannette Altherr, Alberto Lievore y Manel Molina para Arper.

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FLORACIÓN SIN FINEl arquitecto paisajista Eduardo Peón Velázquez se encarga de que, sin importar la temporada, en Flor de Mayo siempre haya floración, por lo que la vegetación del hotel no es siempre la misma.