LA INDUMENTARIA DE MENORCA EN EL SIGLO XVIII

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LA INDUMENTARIA DE MENORCA EN EL SIGLO XVIII DAMIÁN BOSCH La sociedad actual está inmersa en una vorágine de acontecimientos políticos, sociales y culturales sin precedentes en la historia de la humanidad . Una parte cultural importante representa todo aquello que tiene que ver con el vestuario. La moda en el vestir crea un mundo fascinante que desde siempre ha seducido tanto a hombres como a mujeres. Cuando las nuevas ten- dencias obligan a las existentes a formar parte de la historia, investigar los atuendos de nuestros antepasa- dos se convierte en una tarea apa- sionante aunque no exenta de cier- tas dificultades. Desde tiempo inme- moriallas personas nos hemos sen- tido hipnotizadas por esta práctica, y la historia nos muestra de qué manera hemos mecanizado y per- feccionado los procesos de fabrica- ción de los diferentes tejidos así como la confección del vestido. Actualmente , la rapidez de los medios de comunicación por hacer- nos llegar cualquier tipo de informa- ción nos lleva a una evolución cons- tante de la moda. Para entendernos de manera visual, antes los cambios se producían a cámara lenta y ahora todo avanza a la velocidad de las películas de Charlie Chaplin. Osear Wilde aseguraba que «La moda es una forma de fealdad tan intolerable que cada seis meses tenemos que modificarla». Pero la moda es más que un placer frívolo que reafirma la vanidad del ser humano. Al igual que otras prácticas, refleja la idiosincra- sia de una sociedad; lo efímero de sus gustos, pero también cómo se desenvuelve en un lugar y tiempo concretos. En Europa, centrándonos en el siglo XVIII, se desarrolló un proceso de industrialización sin precedentes que en el curso del siglo venidero marcaría las pautas de un nuevo orden estamentar io. Progresiva- mente se fue cambiando la concep- ción de la moda que dejaría de fijar- se en los caprichos de la aristocracia para enfocar su producción hacia una sociedad cada vez más abur- guesada e iniciándose en el consu- mismo. Los habitantes menorquines tampoco fueron indiferentes a la nueva espiral de cambios aunque con algunos años de retraso. El pro- ceso se aceleró entre la segunda y la tercera dominación británica.' La industrialización europea favorecía una mayor producción de tejidos, por lo tanto a más oferta mejor pre- cio. Además la fabricación de nue- vas telas permitía al pueblo el acce- so a tejidos cada vez más finos y delicados. Estos llegaban a la isla fácilmente desde que en 1712 (inicio de la primera dominación inglesa) se concedió el «puerto franco» que obligaba a los jurados de las univer- 1 Menorca en el s. XVIII tuvo diferentes perío- dos de domi naci ones extranjeras . El primer dominio in glés com enzó con el Tratado de Utrecht en 1713 hasta 1756. A partir de esta fecha estuvo bajo dominio francés hasta que el Tratado de París de 1763 devolvió Menorca a los ingleses iniciando así su segundo período. Con el Tratado de Versalles firmado en 1781 España recupera el dominio de Menorca hasta 1798, año en que los ingleses inician la tercera y más corta dominación hasta que por el Tratado de Amiens de 1802 fue devuelta definitivamente a España. sidades qobernantes" de la isla a la supresión de la mayor parte de los aranceles sobre el comercio exterior. El puerto de Mahón se convirtió en escala obligada de la mayor ía de comerciantes de la zona. Este cons- tante contacto favoreció una mayor evolución y adaptación a las corrien- tes de moda europeas que en algo menos de mediosiglo consiguió cam- biar la indumentaria popular que durante más de dos siglos había arrai- gado en Menorca. Curiosamente este arraigo continuó e incluso evolucionó de manera particular en el interior de Mallorca hastafinales del s. XIX. Los inventarios menorquines de la época, aparte de haber dejado cons- tancia de este rápido progreso, tam- bién nos muestran un leve aumento del poder adquisitivo de la clase popular, aunque fue más notorio unos años después de uno de los mayores éxodos de la población menorquina." En esta misma época la Corte espa- ñola, incluso las universidades loca- les, dictaron varias leyes suntuarias para intentar mantener en su sitio las diferencias sociales que marcaban con los tejidos, la vestimenta y los 2 El régimen municipal menorquín antes del pri- mer dominio inglés estaba constituido por cuatro universidades particulares, las de Ciudadela, Mahón, Alayor y Mercadal, y la General de Menor- ca en la cual Ciudadela iba perdiendo progresiva- mente su preponderancia a causa de las presiones de las otras poblaciones, sobre todo de Mahón. 3 En 1768, durante la segunda dominación inglesa de Menorca , el Dr. Chepres por medio de su representante y a la vez jefe de expedición Andrew Trumbell, organizó una expedición de unas cuarenta familias menorquinas , más otras tantas personas de Grecia e Italia para poblar la península de la Florida en América. 33

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LA INDUMENTARIA DE MENORCAEN EL SIGLO XVIII

DAMIÁN BOSCH

La sociedad actual está inmersa enuna vorágine de acontecimientospolíticos, sociales y culturales sinprecedentes en la historia de lahumanidad . Una parte culturalimportante representa todo aquelloque tiene que ver con el vestuario.La moda en el vestir crea un mundofascinante que desde siempre haseducido tanto a hombres como amujeres. Cuando las nuevas ten­dencias obligan a las existentes aformar parte de la historia, investigarlos atuendos de nuestros antepasa­dos se convierte en una tarea apa­sionante aunque no exenta de cier­tas dificultades. Desde tiempo inme­moriallas personas nos hemos sen­tido hipnotizadas por esta práctica, yla historia nos muestra de quémanera hemos mecanizado y per­feccionado los procesos de fabrica­ción de los diferentes tejidos asícomo la confección del vestido.Actualmente , la rapidez de losmedios de comunicación por hacer­nos llegar cualquier tipo de informa­ción nos lleva a una evolución cons­tante de la moda. Para entendernosde manera visual, antes los cambiosse producían a cámara lenta y ahoratodo avanza a la velocidad de laspelículas de Charlie Chaplin. OsearWilde aseguraba que «La moda esuna forma de fealdad tan intolerableque cada seis meses tenemos quemodificarla». Pero la moda es másque un placer frívolo que reafirma lavanidad del ser humano. Al igual queotras prácticas, refleja la idiosincra­sia de una sociedad; lo efímero desus gustos, pero también cómo se

desenvuelve en un lugar y tiempoconcretos.

En Europa, centrándonos en elsiglo XVIII, se desarrolló un procesode industrialización sin precedentesque en el curso del siglo venideromarcaría las pautas de un nuevoorden estamentario . Progresiva ­mente se fue cambiando la concep­ción de la moda que dejaría de fijar­se en los caprichos de la aristocraciapara enfocar su producción haciauna sociedad cada vez más abur­guesada e iniciándose en el consu­mismo. Los habitantes menorquinestampoco fueron indiferentes a lanueva espiral de cambios aunquecon algunos años de retraso. El pro­ceso se aceleró entre la segunda yla tercera dominación británica.' Laindustrial ización europea favorecíauna mayor producción de tejidos,por lo tanto a más oferta mejor pre­cio. Además la fabricación de nue­vas telas permitía al pueblo el acce­so a tejidos cada vez más finos ydelicados. Estos llegaban a la islafácilmente desde que en 1712 (iniciode la primera dominación inglesa) seconcedió el «puerto franco » queobligaba a los jurados de las univer-

1 Menorca en el s. XVIII tuvo diferentes perío­dos de domi naci ones extranjeras . El primerdo minio inglés com enzó con el Tratado deUtrecht en 1713 hasta 1756. A partir de estafecha estuvo bajo dominio francés hasta que elTratado de París de 1763 devolvió Menorca a losingleses iniciando así su segundo período . Conel Tratado de Versalles firmado en 1781 Españarecupera el dominio de Menorca hasta 1798, añoen que los ingleses inician la tercera y más cortadominación hasta que por el Tratado de Amiensde 1802 fue devuelta definitivamente a España.

sidades qobernantes" de la isla a lasupresión de la mayor parte de losaranceles sobre el comercio exterior.El puerto de Mahón se convirtió enesca la obl igada de la mayor ía decomerciantes de la zona. Este cons­tante contacto favoreció una mayorevolución y adaptación a las corrien­tes de moda europeas que en algomenos de medio siglo consiguió cam­bia r la indumentaria popu lar quedurantemásde dos siglos habíaarrai­gado en Menorca. Curiosamente estearraigo continuó e incluso evolucionóde manera particular en el interior deMallorca hasta finales del s. XIX.

Los inventarios menorquines de laépoca, aparte de haber dejado cons­tancia de este rápido progreso, tam­bién nos muestran un leve aumentodel poder adq uis itivo de la clasepopular, aunque fue más notorio unosaños después de uno de los mayoreséxodos de la población menorquina."En esta misma época la Corte espa­ñola, incluso las universidades loca­les, dictaron varias leyes suntuariaspara intentar mantener en su sitio lasdiferencias sociales que marcabancon los tejidos, la vestimenta y los

2 El régimen municipal menorquín antes del pri­mer dominio inglés estaba constituido por cuatrounivers idades part iculares, las de Ciudadela,Mahón, Alayor y Mercadal, y la General de Menor­ca en la cual Ciudadela iba perdiendo progresiva­mente su preponderanciaa causa de las presionesde las otras poblaciones, sobre todo de Mahón.

3 En 1768, durante la segunda dominacióninglesa de Menorca , el Dr. Chepres por medio desu representante y a la vez jefe de expediciónAndrew Trumbell, organizó una expedición deunas cuarenta familias menorquinas , más otrastantas personas de Grecia e Italia para poblar lapenínsula de la Florida en América.

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NARRIAdocumentos coetáneos que junto alas descripciones de usos y costum­bres menorquinas tanto localescomoforáneas (John Armstrong , C.D.F.Lindemann), más algunas obras his­tóricas (Die Balearen, Compendio degeografia e história de Luis Salvadory Hernández Sanz respectivamente)nos han proporcionado toda la infor­mación obtenida hasta el momento.También las imágenes de diferentespinturas del Museo de Menorca ,Museo Hernández Sanz-Mora, Fun­dación Rubió i Tudurí, bibliotecade laFundación Bartomeu March y dealgunas colecciones particulares handado luz, color y, lo más importante,forma a toda la documentación escri­ta analizada hasta el momento. Des­tacamos la detallada descripc iónsobre indumentaria menorquina querecoge el Ensayo sobre la topografiaé historia natural, civil, y política deMenorca en 1786 de Joan Ramis iRamis, la cual deja claro que la modamasculina, sobre todo la que secun­daba la gente de buena pos iciónsocial, seguía las tendencias euro­peas, mientras que la femenina semostraba reticente a los cambios yconservaba rasgos y característicasde épocas anteriores. Estas exiguasparticularidades, que varían de unaszonas a otras, son las que confieren ala indumentaria la tipología, en nues­tro caso, de menorquina. Había algu­nas piezas de ropa que, a causa deun hecho histórico importante, poralejamiento de los centros urbanos" osimplemente a causa del clima, per­duraban como fosilizadas a la evolu­ción imperiosa de la moda. No debe­mos olvidar que durante la primeramitad del siglo hubo un sector de laaristocracia que no secundaba loscambios introducidos por la nuevadinastía. Algunos sectores, más ale­jados de la vida cortesana, se mos­traron reticentes a las novedades que

4 Debemos tener en cuenta que las comuni­caciones terrestres eran extremadamente pre­carias frente a las marítimas que estaban entodo su esplendor. Algunas zonas interiores per­manecían durante años completamente aisla­das del mundo exterior. En Menorca el puntomás distante de la costa no llega a los veintekilómetros.

todav ía vivían lastrad iciones demane ra natural yespontánea. Nohabían aparecidoescuelas ni aso-ociaciones que uni­formaran a suspart icipantes nicoreografiaran elbaile con un mis­mo modelo paratodos. Es muyinteresante escu­char a las perso­nas mayores quetodav ía puedenconta r sus expe­riencias iniciáticasen el mundo de lamús ica y el bailepopular. No habíanada preestab le­cido , preconcebi­do ni coreográfico.Pero tan sorpren­dente como loanterio r son lasinstantáneas deprincipios de sigloXX que gua rdanp rec iososmomentos dondelas mujeres lucenlos vest idos demoda, y los hom-bres un pantalón ycamisa blancos,

con una faja ce ñida a la cintura,curiosamente ta l y como visten ,todavía hoy, los mozos pamplonicasdurante las fiestas de San Fermín.

Actualmente, como en tantos otrossitios, se reproducen los trajes y ves­tidos que predominaban entre lapoblación menorquina de la segundamitad del s. XVIII. Momento en quetambién arribaron a nuestras costaslas músicas y los bailes populares(fandangos, jotas, boleros, etc.) quehoy forman parte de nuestro reperto­rio popular tradicional.

Los inventarios de bienes, contra­tos matrimoniales, encantes, expo­lios, requisas, etc. que los diferentesprotoco los notariales isleños hangua rdado ce losame nte , so n los

Menorquina plat¡a. Colección del Museu HernándezSanz-Hernández Mora. Acuarela atribuida a Pascual Cal­bó. 1785. Mujer de menestral que viene de hacer la com­pra. Lleva un gran delantal gris sobre un faldón verde ,jubón gris acordonado con aldilla semiplisada en la cin­tura y mangas completamente ajustadas al brazo dejan­do asomar el adorno de la camisa en la muñeca. «Rebo­sillo» blanco con lazo negro justo en el gaznate,«manteta» roja ribeteada en la parte interior con coloniaamarilla, medias verdes y zapatos con hebilla.

complementos limitando o prohibien­do su uso entre el populacho.

El concepto de indumentaria tradi­cional que conocemos popularmen­te como «el traje regional» apareciódurante los años cuarenta y cin­cuenta, cuando la Sección femeninade Falange española y las Jons enuna de sus ramas culturales promo­vió las músicas y bailes, que en sumomento , denominaron ba ilesregionales. Con el tiempo vieron lanecesidad de recuperar, y en algu­nos casos crear, un vestido tradicio­nal para efectuar sus representacio­nes. A finales del siglo XIX y princi­pios del s. XX, tanto los menorqui­nes y menorquinas como los espa­ñoles alejados de las grandes urbes,34 _

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Menorquina mudada. Colección del Museu HemándezSanz-Hemández Mora. Acuare la atribuida a Pascual Cal­bó. 1785. Mujer vestida de fiesta. Lleva un jubón ajusta­do con un cordón al tronco y una gran botonada en losbrazos. Un rebosillo blanco y muy decorado cubre la ca­beza. Asoma el rebosillo blanco de debajo. Un lazo ne­gro adoma el cuello. Un gran faldón ocre-verdoso largoy adomado con unas tablas y pliegues en la cintura paradarle forma. Un mangu ito de piel para protegerse del fríode donde cuelga un rosa rio y una pres losa joya en el pe­cho. Medias color violeta y zapatos con hebilla .

se adaptaba fácil­mente a los cam­bios. Las diferen­tes descripcionescoetáneasapuntana un gran retrai­miento así como ala poca vida socialde las mu jerescomo mot ivosprincipales. Hayconstancia docu­mental de prendasfemeninas quehan servido hastacuatro generacio­nes de mujeresadaptándose, conalgunos retoques,a los diferentesest ilos de cadamomento. Esdec ir , la modamenorqu inaseguía las directri­ces gene rales dela moda españolaprimero y la euro­pea a finales del s.XVIII, que se com­plementaba co nlas particu lar ida ­des locales arrai­gadas en la isla.Por ejemplo , e lreboc illo perd uródurante más de150 años como sededuce de la obra

Geometría y trazaspertenecientes aloficio de sastres del año 1640 enMadrid de Martín de Andúxar, dondeaparece la traza de dos de ellos. Lapseudoaristocracia me no rqu inaadoptó la manteta como artículo delujo perdiendo, de esta manera, suutilidad originaria como abrigo.

Para una exposición más cla rahemos agrupado las descripcionesde los tejidos, la ropa femenina y lamasculina con sus respectivos ador­nos y joyas.-remarcando las diferen­cias sociales en el traje y los cambiosde la moda durante el siglo XVIII.

La diferencia más notoria entre lasclases sociales venía marcada porlos tejidos que utilizaban en la con-

iba instaurando el nuevo monarca yse fijaron en el populacho, sobre todoen las prendas de vestir más caracte­rísticas, como en un instinto de per­petuar la propia identidad y hacerfrente a la influencia extranjera (en elcaso de Menorca hacia los nuevosdirigentes coloniales). No sabemos sise consiguió o no, pero propició, enalgunas zonas de la geografía , unestacionamiento o incluso una ciertainvolución de la moda en la indumen­taria de la época imitando caracterís­ticas del populacho pero utilizandotejidos acorde a su cond ición. EnMenorca, como en otros sitios, estaparticularidad se hizo notar más en laropa femenina, ya que la masculina

fección de sus ropas, y la anticipa­ción de las clases altas a los cam­bios de la moda. En esta época elprincipal sector manufacturero de laisla era el textil y la confección, com­puesto por los pelaires, tejedores,tintoreros y sastres que a menudo seveían obligados a importar algunasmaterias primas debido a la pocaproducción isleña, como era el caso' .del lino. Aunque no se puede hablarde una industria rural, muchas cam­pesinas dedicaban gran parte de sutiempo a hilar y tejer sus propiastelas. Muchas piezas de la indumen­taria del populacho estaban confec­cionadas con tejidos de lana, lino,cáñamo y algodón, con sus respecti­vas mezclas, producidos mayorita­riamente en telares de Ciudadela ,Mahón y Alaior.

Según el historiador Amador Marí,algunos autores coetáneos, en refe­rencia a la manufactura textil isleña,calificaban la producción de bajacalidad. Joan Seguí i Sancho (autorde unos inf orm es esc ritos en ladécada de 1760) nos indica que enla isla se hacía un tipo de camelotede lana para la gente del campo, ycalifica de tosco y elaborado por lasmismas mujeres de los payeses.También tejían algunos lienzos delino y cáñamo (Drap de casa, bti, bri­net). Francesc Seguí i Sintes decíaque se fabricaban «algunas ropasde dife rentes spec ies , banstantedecentes, por el uso de los habitan­tes de Menorca» (Las institucionesde Menorca en el siglo XVII~ . En lamisma época , Lindemann escribióque los tejedores locales producíanmuy poco y lo hacían para la gentesencilla de la isla. Tan sólo fabrica­ban lienzos bastos, una tela groserapara los vestidos de los hombres yun material no muy fino para los abri­gos de las mujeres. De la mismamanera, Joan Ramis i Ramis descri­be diferentes tejidos de lana (estamtursut, frisetas para surtus, paños ·dits burells, camellots¡'''así corrI6 Ióslienzos de lino y cáñamo (Drap, bri,brinet). En el siglo XVIII, los menor­quines así como los europeos, subs­tituyeron paulatinamente la lana porel lino, aunque la mejora de las rela-

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Personajes populares de Joan Chiesa. Estudio de indumentaria de seis personajes populares de Joan Chiesa . Museo deMenorca. Las señoras estan colocadas de izquierda a derecha según el grado de sofisticación o sencillez del traje. En estaimagen nos fijamos en algunos complementos como la gran cola convenientemente forrada de una cinta de color, el aba­nico, el cambuix, etc.

cion es co merc ia les pe rmit ió laimportación de nuevas telas aumen­tando también la presencia de algo­dón. Las importaciones proced íanprincipalmente de Francia, concre­tamente de Marsella, Montpelier,Nimes, Grenoble, Ais de Provenza yLión, pero también mantenían con­tactos con Cádiz, Palma, Barcelona,Niza, Liorna, Génova, Caller, Mesi­na, Malta, Esmirna, Constantinopla,Odesa, Alejandría. En otras ocasio­nes eran los comerciantes quienesasistían a la feria de Bellca ire enFrancia. En el Museo HernándezSanz-Mora se conserva un completomuestrario de tejidos de la época,concretamente en el cuaderno de uncomerciante maonés del s. XVIII.

En definitiva , los menorquines ymenorquinas confe ccionaban susropas de uso diario con tejidos bas­tante ásperos y bastos al tacto (esta­meña, anascote, cotonina, cordella­te, paño, camelote, sarga, lienzo,media lana, etc.). Las gruesas lanasy los tejidos bastos iban quedandorelegados para la indumentaria detr abaj o . Mi entras que pa ra losdomingos y días de fiesta guarda­ban géneros algo más elegantes

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(escandelari, calamand ria, tafetán,filad ís, indiana, fr iseta , estambre,contray y lienzos finos como holan­da, true, cambray y ruan), excepcio­nalmente utilizaban telas vistosas ybrillantes (damasco, muaré , raso,muselina, batista, terciopelo, etc.).La clase alta, además de los tejidosya mencionados, también disponíade tejidos lujosos de seda (lama,segrí, tisú, tercianela y franela, entreotros). Curiosamente, en esa épocaestuvo muy de moda el tejido mahón(nanquins). Originariamente era unatela de algodón procedente de la ciu­dad China de Nankim. Gracias a lacreciente importancia del puerto deMahón en las rutas comerciales ,este tejido recaló en Menorca, don­de se le cambió el ligamento de tafe­tán por el de sarga con la trama encrudo y la urdimbre teñida en azul.Como una hipótesis más, podemosdecir que el tejido mahón encaja entiempo y forma con las leyendas ydescripciones del nacimiento de lospantalones vaqueros." Es decir, ori-

5 Los pantalones vaqueros se desarrollaronen Estados Unidos alrededor de 1872 . LeviSt ra uss era un comerc ia nte que vi vía en

ginariamente los marineros genove-­ses no t ranspor taban sarga deNimes sino nanquins, que traducidoal inglés se convertía en denim(según el Diccionario de tejidos deCastany i Saladrigas), es dec ir,transportaban el tejido mahón. Años

S. Francisco. Jacob Davis, un sastre cansado decomprarle tela para remendar los pantalonesrotos , pensó en reforzar los con remaches decobre en algunos puntos de especial tensión(extremos de los bolsillos o la base de la brague­ta). Como Jacobs no tenía dinero le propuso aLevi patentar juntos la idea del nuevo pantalón.La obtuvieron el 20 de mayo de 1873 de la ofici­na de patentes y marcas estadounidense. El teji­do denim empezó a usarse para hácer jeanscuando un militar estadounidense quiso fabricaruno con la tela que habían utilizado hasta enton­ces para montar las carpas. Dicha tela ínapropia­da para el vivac por no ser impermeable. veníade Génova. y había causado varios dolores decabeza a su fabricante. quien la comercializabapara campamentos en seco. Los primeros jeens,como los conocemos hoy. aparecieron en Géno­va (Italia). Se hicieron para la armada genovesaporque necesitaban un panta lón de todo usopara sus marineros. Se tenía que llevar tantoseco como mojado. y las perneras se tenían quearremangar fácilmente para no entorpecer laspiemas ni al limpiar la cubierta ni al nadar. Estospantalones se podían lavar arrastrándolos engrandes redes bajo el barco. El agua marina losdejaba blancos. El primer denim era orginario deNimes (Francia) y de ahí el nombre (en francésno se pronuncian las letras e-s finales, y se leedenim). El nombre jeans viene del nombre deGénova en francés (Genes) que tiene una pro­nunciación similar a la de jeans.

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Pages. Campesino de finales del s. XVIII. Museo de Me­norca. Lleva un ceguardapits» con rayas rojas y blancascompletamente abrochado. En el cuello asoma la cami­sa de lino. Pantalones anchos hasta la rodilla. Antiparasy zapatos de cuero. Un gran cinturón (percinta) de hebi­lla grande, una «[aqueta» marrón y un gran sombrero dealas anchas.

Mudat. Museo de Menorca (1790). Un pages en ropa defiesta. Lleva la camisa de lino tapada por una gran cor­bata (mucador). ceGuardapits y [aqueta» blancos. Panta­lón ajustado llegando por debajo de las rodillas, mediasy antiparas blancas y zapatos negros con hebilla. Com­plementan el atuendo dominical una gran y larga capa yun sombrero de ala ancha.

elegante sayo o casaca que añosdespués se substituiría por la levita.La casaca era larga hasta cas i larodilla, se ajustaba al tronco y eraholgada en la parte baja con la faldaabie rta airosamente hac ia atrás .Completaban el traje con elegantesmedias , generalmente blancas ,algunas veces con adornos borda­dos o estampados en el cuadrillo, aambos lados del tobillo y unos zapa­tos con hebilla. No debemos olvidaruna buena capa y el sombrero defieltro con amplias alas que algunasveces doblaban y adornaban conplumas. Cuando se doblaba en trespuntos se llamaba sombrero de trespicos (capell en cruies). A principiosdel s. XIX la capa se acortó y cam­biarían el sombrero por el sombrerode copa, que aunque estuvo muy demoda tuvo sus detractores a causade la incomodidad de su excesivovolumen.

tramos esta explo­sión de color a par­tir del último terciodel s. XVIII.

La vestimentadeverano o inviernotan sólo se distin­guía por el grosorde los tejidos o lacantidad de pren­das que sobrepo­níana las interiorescuandose vestían.

A grandes ras­gos, en cuanto a laindumentariamasculina serefiere , se puededecir que los hom­bres de clase altallevaban buenacamisa de lienzode lino larga yamplia con anchas

mangas y ab iertasólo hasta el extre­mo de l esternón.Ajustaban el cuelloy los puños conbotones de oro oplata. Solían ador­nar la pechera conelegantes chorre­ras que llamabanrófils (del inglés ruf­fle). Sobre la cami­sa ajustaban unarica jupa (una espe­cie de chaleco conald illas) , primerocon cuello a la cajay años despuéscuello alzado. Unoscalzones ajustabanambas piernas has­t a l a s rod illas .Sobre la jupa, un

después las factorías textiles deNimes lo habían imitado con suconocida sarga, acaparando progre­sivamente todo el mercado.

Desde el Tratado de óptica deIsaac Newton, donde describe comoconsiguió aislar los colores principa­lesdel espectro (rojo, azul y amarillo),se desarrollaron diferentes trabajosde los cuales los tintoreros dedujeronaplicac iones prácticas para hacercolorantes o incluso decolorantes."Los tintoreros mallorquines, a partedel quermés animal que proporciona­ba la materia prima para el color rojo,sabían teñir de colores realmentesugestivos como: color café, tabaco,paja, leonado, ceniza, canela, cala­baza, azufaifa. En Menorca encon-

6 En 1791 Berthollet obtuvo el blanqueo detejidos con el cloro.

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NARRIAde la Bastilla en 1789, se convirtióen un símbolo de libertad utilizadotambién en algunos procesos inde­pendentistas americanos.

Como ya hemos avanzado anterior­mente, la indumentaria femeniña delsiglo XVIII presentaba múltiples parti­cularidades que eran comunes con lamallorquina durante casi toda la cen­turia. En el siglo XIX, mientras lasmenorquinas se adaptaban a las nue­vas corrientes europeas, el interior deMallorca mantenía y perfeccionabasus particularidades. Por ejemplo,modificaron y perfeccionaron el rebo­cillo hasta principios del siglo XX,cambiando la tela por la blonda y divi­diéndolo en dos partes: un rebocillopequeño que llamaban cambuix en elque cosían una vuelta de un palmo omás que llamaban volant.

Las menorquinas llevaban, a modode una segunda piel , una ampl iacamisa de lienzo hasta debajo de larodilla, con un gran escote. Algunasmujeres adornaban este con randasigual que los puños de las mangas.Sobre la camisa algunas veces ajus­taban un jubón de lienzo blanco inte­rior y sobre este, o la camisa, otrogeneralmente negro descendiente delantiguo cosfemen ino del s. XVI, que afinales del s. XVIII fue evolucionandoa colores más variados y estampadosllamándose cota o gipó. Su cintura seremataba en forma de almenas o den­telladas que algunas veces se rellena­ban de borra para que sentaran mejorlos faldones. Generalmente, nuncaquedaban visibles. Las mangas seajustaban al brazo con una sarta debotones que podían llegar hasta -elcodo. En esta época las mangas yase cosían al tronco dejando atrás losojales con botones o cordones del s.XV y XVI. Uevaban tres tipos de faldo­nes con sus correspondientes bastasy pliegues en la zona de las caderas,que todavía perduraban de épocasanteriores : los faldones inferioreseran blancos de lienzo de lino o algo­dón. Entre medio podían llevar de unoa tres faldones, que según la estaciónvariaban de grosor. Gene ralmente ,estaban confeccionados con tejidosde lana o mezcla, y en ocasiones eranlistados. Por último, llevaban un fal-

con una ringlera debotones y ceñido ala cintura con unapercinta (ampliocinturón de cuero)o en algunos casospor una faja, sobre­todo a finales desig lo . Cubrían elcha leco con unbuen sayo o unachaqueta con boto­nes. Los calzoneseran ampl ios, congran cantidad detela fruncida en lacintura según lamoda de l s igloXVII. Podían llegarhasta la rodilla o eltobill o, según laestación del año .Generalmente lle­vaban med ias decolores oscuros oantiparas y rústicasabarcas. Las anti­paras o polainasdecuero se utilizaroncomo protecciónde la piema para eltrabajo y como ele­mento ornamentalpa ra vest ir bien .Uevaban sombrerode paja en verano yen i nvi e r n o uncapote (abrigobas­to que cubría hastalas rodillas a modode capa con man-

gas y capucha) acompañado de unsombrero de fieltro con amplia visera.Cuando se mudaban la doblaban yadornaban según sus gustos sustitu­yendo el capote por la capa. Algunasveces utilizaban un gorro o barretina(cu bre testa característico de laszonas bañadas por el mar Mediterrá­neo y descendiente del antiguo gorrofrigio). Desde siempre la barretina hatenido relación con los ofic ios de lmar, pero en Menorca, a causa detener su punto más distante de lacosta a 20 kilómetros, aparecía encas i todos los oficios . Usada tam­bién por los campesinos, en la toma

Pipada. Colección Museu Hernández Sanz-HernándezMora de finales del s. XVIII. Tres personajes descansan­do. Es uno de los mejores resumenes de indumentariamenorquina. El personaje sentado lleva sobre la camisaabierta un «guardapits .. también abierto al igual que la«jaqueta.. con sus correspondientes botones en lasmangas. Pantalones largos, antiparas, «avarques.. ysombrero gacho. Del compañero de la izquierda desta­camos la percinta en la cintura, su gran sombrero y bue­nos zapatos con hebilla. Parece Ir algo de fiesta. Del se­ñor de atrás destacamos el cuello de su camisa, elpantalón largo, el saio sin botones y la curiosa relaciónde esta última con la barretina.

Los payeses y menestrales muda­ban sus ropas imitando al estamentosuperior, siempre según las posibili­dades de cada uno. En cambio, laropa de uso diario presentaba rasgoscaracterísticos de épocas anteriores.La camisa de lienzo basto, que usa­ban incluso para dormir durante másde una semana, tenía las mismasmedidas que la descrita anteriormen­te. Ajustaban el cuello y los puños dela camisa con botones de hueso ohechos a mano, pero no usaban cho­rreras ni pecheras. Sobre esta, ajusta­ban un juboncillo o chaleco que llama­ban guardapits o justacós, llegabahasta la cintura, cerrado por delante38 _

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NARRIA

Porquetjades. Museu Hernández sanz-Hernández Mora. Diferentes personajes en una escena costumbruista como es lamatanza del cerdo ajudados por un religioso franciscano.

tes. Siempre lo cerraban con un gafe­te bajo la papada, al que solían añadirun lazo para completar el atavío.Cuando el frío se hacía notar, sustituí­an el rebocillo exterior por otro demayores dimensiones al que llama­ban manteta. Cuando salían a la callelo cambiaban por la mantellina, queera mucho más grande, llegaba hastadebajo de las caderas. El mantel, quees como llamaban al mantón (capaenorme de mujer que cubría de lacabeza a los pies), se destinaba a lasocasiones especiales. En el siglo XIXtodas estas piezas de abrigo perdie­ron su utilidad para convertirse enornamentos elaborados con tejidosfinos y delicados casi transparentespara lucir en los días señalados. Deigual manera, el delantal, que se utili­zaba para la protección de las ropasen las distintas labores de la mujer,tuvo en esta época su máximoesplendor como atavío de cierto lujo.Solían trenzar sus cabellos y losenvolvían cuidadosamente en unacinta o colonia de seda de color. Erauna reminiscencia del tranzadomedieval con el que algunas vecesalargaban sus trenzas con postizos

dón de mejor calidad de color liso,pero en esta época ya podían elegirentre un abanico de colores o estam­pados, según sus gustos. En ocasio­nes también los guamecían con ran­das, cintas, etc., sobre todo la mitadinferior. La chaqueta tenía la mismafactura que el jubón y se ponía de lamisma manera, pero con menos boto­nes en las mangas y una pequeñaaldilla en la cintura, que se colocabasobre la atadura del faldón. Los díasde trabajo llevaban medias de coloresoscuros y en los festivos, las blancaso de colores claros que sujetabandebajo de las rodillas con unas ligas(trobigueres). Los zapatos podían serplanos y rústicos o de talón moderadocon hebilla, según el uso. Cubrían lacabeza con una especie de cofia lla­mada cambuix, que a principios del s.XIX cayó en desuso. Sobre este seponían un rebocillo blanco de fino lien­zo (toquilla), que guamecían de ran­das, puntas o pequeños bordados.Años después lo confeccionarían defina batista. Encima de este último seponían otro rebocillo con las mismasdimensiones que el anterior, pero detejidos mucho más vistosos y elegan-

para aparentar mejor salud y limpieza.Aunque las menorquinas ya iban sufi­cientemente recatadas con sus rebo­cillos, algunas se cubrían con som­breros de palmas para el trabajo oincluso con bonitos y amplios sombre­ros de fieltro en días de fiesta.

Debemos hacer mención especial ala joyería. Era sencilla pero marcadade un cierto punto de glamour y sobretodo gran religiosidad, como corres­pondía a la época estudiada. La pocaproducción isleña obligaba a importarlas joyas desde Mallorca, Francia y ellevante español. Las botonaduras decamisas y jubones, así como suscaracterísticas, son una muestra de laimportancia de estos complementosen la indumentaria, del mismo modoque los broches y las hebillas. Losmetales más utilizados para los boto­nes eran el oro y la plata , algunasveces con incrustaciones de piedraspreciosas. De la gran variedad debotones que había podemos destacarlos siguientes: Botons de pic de mar­tell, botons de pinyol de préssec, botóde roseta d 'or; botó de ventolina, botóde filigrafJa, botó de caragol, botó degeganta, botó de Malta, etc. Los boto­

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Page 8: LA INDUMENTARIA DE MENORCA EN EL SIGLO XVIII

NARRIA

Escena costumbrista de Heillener. 1780. Meseu Hernández Sanz-Hernández Mora. Diferentes personajes populares en ropade fiesta, paseando y charlando después de la misa.

nes además de adamar cumplían conla función de sujeción.

La religiosidad y la devoción de lasociedad isleña se refleja en la granvariedad de cruces (sobre todo de laorden de Malta), rosarios, relicarios,justinas, medallones con la imagengrabada de algún Santo y libritos delas horas . También hay que destacarla gran cantidad de anillos, arraca­das , brazaletes , collares, cade nas,co rdoncillos y dife rentes joyas enform a de águila, león , co razón ,lagarto, que profusamente mencio­nan los inventarios, mientras que sereflejan poco en las pinturas de laépoca. Encontramos algunos amu­letos que indican la existencia dediferentes háb itos superst ic iososcomo manecillas, cascabe les. Apa­recen tamb ién los primeros relojes.

Es realmente importante que todasaquellas personas que , de maneraprofesional o amateur se inicien en el

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mundo de la sastrería antigua, dejende lado el sistema actual de corte yconfección para conocer una concep­ción totalmente diferente, en cuanto alpatronaje y costura, a la que tenemosen la actualidad. La reproducciónrequierede un elevado grado de cono­cimiento, esfuerzo y grandes dosis derespeto. Es relativamente fácil y fre­cuente caer en la simplif icación delmétodo, adaptando los descubrimien­tos al sistema de costura actual, peroel resultado obtenido no tiene puntode comparación. Al adentrarnos eneste fascinante mundo la primeracosa que hay que tener clara es queno se va a obtener comodidad. Esta­mos hablando de una concepción dela moda que lo últimoque buscaba erael bienestar de la persona que lo utili­zaba. Cambiar esto significaría perderel encanto, la gracia y el portamentode toda una época. En segundo lugar,hay que tener mucho cuidado con no

mezclar elementos que en su tiemponunca estuvieron en contacto. En ter­cer lugar, es muy importante elegir eltejido acorde con la condición socialde quien queremos representar. Y porúltimo, hay que conocer en profundi­dad como se ponían cada pieza y suscomplementos, ya que muchas vecesera lo que realmente marcaba la dife­renciaba entre el traje de una zona oregión a otra.

Resulta del todo necesario contex­tualizar la indumentaria menorquinaen la moda española , con notoriainfluencia inglesa y francesa , sobretodo los años de la última domina­ción. Referente a la reproducción depiezas de indumentaria y tejidos, esmuy importante ser completamenterigurosos, por tanto, desde la raigam­bre histórica de la documentaciónencontrada hasta el momento, invita­mos a seguir investigando para mejo­rar nuestra modesta aportación.