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1 La Indumentaria y la sociedad vista a través de la Edad De La Inocencia. Obra Literaria. Ficha técnica. La edad de la inocencia es una novela de género romántico escrita por Edith Wharton, publicada en 1920 y galardonada en 1921 con el Premio Pulitzer. Fue publicada dos veces: primero como folletín en la revista Pictorial Review y posteriormente como libro editado por D. Appleton and Company, tanto en Nueva York como en Londres. Fue la novela más solicitada en bibliotecas públicas y un best seller en librerías. Sobre la autora. Esta escritora y diseñadora estadounidense creó La edad de la inocencia a sus cincuenta y ocho años de edad. Situándose para ese entonces en la segunda década del 1900; momento en el que la mujer asume un papel distinto al concebido en épocas anteriores. A partir de ese momento se irán generando gradualmente mayores aspiraciones por parte de ésta, despliegue de emociones, libertades y compromisos que antes no tenían lugar en lo personal. La evolución desde estos aspectos permite pensar que no es casualidad que haya producido su obra para comienzos del siglo veinte; no hay que dejar de lado que desde un contexto histórico esto podría vincularse con la proximidad a la culminación de la Primera Guerra Mundial, momento en que se vive en Estados Unidos una atmósfera de plenitud inimaginable: los denominados “locos años veinte”. Este cambio de concepción permite que muchos aspectos de la vida cotidiana que apuntan a disfrutar la vida se expandieran hacia lo más intrínseco de los individuos, lugar desde donde puede generar pensamientos propios, aceptar los ajenos y hasta criticar la vida social de hasta ese entonces. Warthon tenía una personalidad transgresora para el común denominador de las mujeres que, de por sí, le permitía la libre producción de sus historias. Más allá de todos estos cambios que se habían producido en el género ella ya se asumía diferente, pero era necesaria la apertura mental que se prestó en la época para que tuviera el éxito que significó esta obra, la más comercializada. Nacida en una aristócrata familia neoyorquina, la autora fue instruida desde muy pequeña para llegar a ser una distinguida dama de la alta sociedad. Pero su apasionante vida la desvincula completamente de ese destino. Casada por conveniencia, mantuvo una relación amorosa clandestina que invita a pensar que fue la inspiración de esta novela. Un relato que explora la hipocresía social de dicho período histórico en Nueva York, la doble moral de sus miembros más privilegiados, y las normas no escritas que

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La Indumentaria y la sociedad vista a través de la Edad De La Inocencia.

Obra Literaria.

Ficha técnica.

La edad de la inocencia es una novela de género romántico escrita por Edith

Wharton, publicada en 1920 y galardonada en 1921 con el Premio Pulitzer.

Fue publicada dos veces: primero como folletín en la revista Pictorial Review y

posteriormente como libro editado por D. Appleton and Company, tanto en Nueva York

como en Londres. Fue la novela más solicitada en bibliotecas públicas y un best seller

en librerías.

Sobre la autora.

Esta escritora y diseñadora estadounidense creó La edad de la inocencia a sus

cincuenta y ocho años de edad. Situándose para ese entonces en la segunda década del

1900; momento en el que la mujer asume un papel distinto al concebido en épocas

anteriores. A partir de ese momento se irán generando gradualmente mayores

aspiraciones por parte de ésta, despliegue de emociones, libertades y compromisos que

antes no tenían lugar en lo personal. La evolución desde estos aspectos permite pensar

que no es casualidad que haya producido su obra para comienzos del siglo veinte; no

hay que dejar de lado que desde un contexto histórico esto podría vincularse con la

proximidad a la culminación de la Primera Guerra Mundial, momento en que se vive en

Estados Unidos una atmósfera de plenitud inimaginable: los denominados “locos años

veinte”. Este cambio de concepción permite que muchos aspectos de la vida cotidiana

que apuntan a disfrutar la vida se expandieran hacia lo más intrínseco de los individuos,

lugar desde donde puede generar pensamientos propios, aceptar los ajenos y hasta

criticar la vida social de hasta ese entonces.

Warthon tenía una personalidad transgresora para el común denominador de las

mujeres que, de por sí, le permitía la libre producción de sus historias. Más allá de todos

estos cambios que se habían producido en el género ella ya se asumía diferente, pero era

necesaria la apertura mental que se prestó en la época para que tuviera el éxito que

significó esta obra, la más comercializada.

Nacida en una aristócrata familia neoyorquina, la autora fue instruida desde muy

pequeña para llegar a ser una distinguida dama de la alta sociedad. Pero su apasionante

vida la desvincula completamente de ese destino. Casada por conveniencia, mantuvo

una relación amorosa clandestina que invita a pensar que fue la inspiración de esta

novela. Un relato que explora la hipocresía social de dicho período histórico en Nueva

York, la doble moral de sus miembros más privilegiados, y las normas no escritas que

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aprisionaban y que terminaban por diluir cualquier rasgo de individualismo. A través de

la ironía ella era capaz de mostrar sutilmente su postura frente a cuestiones sociales.

Adaptaciones.

En 1924 se realizó una primera adaptación cinematográfica,

una película muda producida por Warner Brothers, dirigida por

Wesley Ruggles y con Beverly Bayne y Elliott Dexter en los

papeles protagonistas.

En 1928 fue convertida en obra de teatro por Margaret Ayer

Barnes y estrenada en Broadway ese mismo año. Tanto la novela

como su adaptación teatral fueron la base de una segunda

adaptación a la gran pantalla en 1934, protagonizada por Irene

Dunne y John Boles.

En 1993 la tercera adaptación cinematográfica de la novela fue

dirigida por Martin Scorsese y protagonizada por importantes

figuras como Michelle Pfeiffer, Daniel Day-Lewis, Winona

Ryder, Richard E. Grant y Miriam Margolyes. Optamos para

desarrollar nuestra investigación basarnos en esta última

adaptación realizada por Columbia Pictures, la cual ganó el Oscar

al Mejor Diseño de Vestuario y fue nominada al Oscar a la Mejor

Actriz de Reparto (Winona Ryder), Mejor Guión Adaptado,

Mejor Música Original y Mejor Dirección de Arte.

Película

Antecedentes y contexto histórico.

En la segunda mitad del siglo XVIII, Gran Bretaña poseía en el norte de América

trece colonias dentro de las cuales se encuentra Rhode Island, en la región de Nueva

Inglaterra del noreste de los Estados Unidos (lugar donde se desarrolla la película). Las

colonias del norte vivían del comercio y la industria, y se encontraban dominadas por la

burguesía. Las colonias del sur desarrollaron la agricultura, controlada por los

terratenientes.

En la primera mitad del siglo XIX, la población de Estados Unidos aumentó desde

los cinco a los veintitrés millones de habitantes. Éste fuerte aumento se debió a

la llegada de inmigrantes, sobre todo del Reino Unido. La enorme expansión territorial,

tuvo una fuerte disputa de pensamiento respecto de la esclavitud, la más grave de las

divisiones en la historia norteamericana, entre el norte y el sur. Cada estado tenía

competencia para permitirla o abolirla. Los estados del sur la mantuvieron como mano

de obra para sus plantaciones de algodón y tabaco ellos tenían una inclinación a las

formas aristocráticas; mientras que los del norte y oeste la fueron aboliendo. Esta

diferencia de criterio fue creando un enfrentamiento entre ambas partes.

H.C. Allen (2009) entiende que hacia 1860, período anterior al desarrollo de la

película, había en el sur cerca de cuatro millones de esclavos, que eran utilizados en su

mayoría para la producción agrícola, esto es tabaco y algodón en el bajo sur, arroz en

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Carolina del Sur y azúcar en Louisiana. Gracias a la demanda de algodón sin

precedentes, de la industria de Lancashire (Inglaterra), las plantaciones se expandieron.

Debido a estas marcadas diferencias de pensamiento, el país no había logrado

constituirse en una nación sólidamente unificada.

Cuando en 1860 fue elegido presidente Abraham Lincoln, se opuso rotundamente a

la extensión de la esclavitud. Marcando un claro pensamiento racional y humanista.

Partidario de la unión entre todos los Estados Norteamericanos.

Los enfrentamientos duraron cuatro años y triunfaron los federales, culminando con

la disolución de la Confederación del Sur y el reingreso de los Estados cesionistas a la

Unión (1865).

La derrota de la formación político-social sureña implicó la consolidación del poder

de la burguesía industrial del norte.

El sur resultó devastado en términos materiales y humanos, de forma tal que la

reconstrucción conducida por el Norte impidiera al sur constituirse en poder industrial,

en términos políticos y económicos el sur quedo subordinado a las necesidades del

norte.

Fabio Nigra (2000) sostiene que el inicio del despegue económico norteamericano se

produjo con posteridad a la guerra civil, el norte industrial, como formación económico

–social, dinámica y progresista en términos de desarrollo tras la guerra, se inicia el

período conocido como la “Reconstrucción”, una época de gran prosperidad

económica que terminaría convirtiendo a los Estados Unidos en la primera potencia

económica mundial desde inicios del siglo XX. Las raíces de la industrialización

norteamericana pueden hallarse en la Revolución Industrial británica. Por un lado la

rápida expansión de la industria textil inglesa le abrió un gigantesco mercado a la

expansión de la industria textil estadounidense, marcado por consecuencia del cultivo de

algodón del sur. Para dicho autor resulta lógico pensar que las regiones más

íntimamente vinculadas con el Atlántico y, por lo tanto con Europa tuvieran un

crecimiento y un intercambio mercantil que no podían desarrollar otros territorios

norteamericanos (como por ejemplo la costa oeste). Las imposibilidades técnicas hacían

que los transportes fueran muy deficientes a fines del siglo XVIII, por lo que la

integración de los mercados se efectuaron solamente cuando el desarrollo del ferrocarril

y el de los barcos a vapor se aceleraron.

Uno de los principales problemas para el

desarrollo productivo como sucede en todo país

joven, lo constituyó el abastecimiento de mano de

obra. Este comenzó a ser resuelto gracias al impulso

provisto por la inmigración. Como consecuencia de

esta fuerte construcción y reconstrucción del estado

un inmigrante llamado Levi Strauss viajó en 1853 a

los E.E.U.U. En poco tiempo, estaba administrando

su propio negocio en San Francisco, vendiendo ropa

y telas para los mineros y los ciudadanos locales. En

1872 fundó la empresa Levi Strauss & Co. La firma

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se enfocó en la elaboración de ropa de trabajo, ya que los primeros usuarios fueron,

trabajadores. Lo que transforma al jean en pieza fundamental para trabajos forzados y

símbolo del progreso.

Ficha técnica.

Sobre el director.

En 1993, Scorsese logró desarrollar el género Romántico, nuevo para él y, tras

incorporarlo a su historial de trabajo, logró consagrarse como uno de los directores más

influyentes de su generación. Posicionándose en la mitad de su carrera artística se animó

a correr su enfoque cinematográfico más relacionado con el drama para expandir sus

horizontes y experimentar con dicho género. Además de dirigir el film también actuó en

éste.

Trabajando por primera vez en el guión con Jay Cocks, adaptaron esta novela,

reelaborando algunos modismos de la época para llevarla al cine. Asesorado por una

especialista en la historia de Nueva York, Robin Standeferd, que recopilaría una enorme

cantidad de volúmenes imprescindibles para la recreación visual, Scorsese contó por

primera vez con el diseño de producción de Dante Ferreti, que desde entonces sería un

colaborador fijo y esencial en sus proyectos. Para la crucial elaboración del vestuario se

contrató a diseñadora Gabriella Pescucci, quien con esta película ganaría su único Oscar

(y el único Oscar para la película).

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Sinopsis argumental.

Se desarrolla en Nueva York y en la ciudad de Newport, región de Nueva

Inglaterra del noreste de los Estados Unidos, hacia 1870; en un ambiente burgués donde

todos los personajes están relacionados por parentesco y normados por reglas sociales

estrictas. Newland Archer (Daniel Day-Lewis) es un joven abogado que está comprometido con May Welland (Winona Ryder), una dama ingenua, miembro de una

de las familias más importantes y acaudaladas de los Estados Unidos y que fue educada

para reprimir sus sentimientos y realizar los actos que su entorno social espera de ella.

El escenario cambia cuando su prima llega a la ciudad, la ahora condesa Ellen Olenska

(Michelle Pfeiffer), que acaba de abandonar Europa tras haberse separado de su abusivo

esposo, para refugiarse con su familia paterna de Nueva York, los Mingott. Este

personaje despierta el interés de Newland, quien gradualmente se enamora de la

rebeldía, cuestionamientos y aspiraciones que ella representa, los cuales rompen con la

estructura social vigente. Éste es un sentimiento que termina siendo mutuo y que, lejos

de ser vivido libremente por ambos, esconden y reprimen, por una mandato social y no

por miedo a herir la susceptibilidad de su entorno. El protagonista intenta continuar su

relación con su esposa; recorren juntos Francia e Inglaterra en su boda, asisten a bailes y

reuniones y se muestran en sociedad en actividades al aire libre. Pero tras no poder

sobrellevar más tal situación, y en un fugaz momento de valentía, Newland intenta

separarse de ella, aunque esta se adelanta y lo sorprende con la noticia de que serán

padres, por lo que deciden continuar con su vida marital. Esta situación acompaña a los

personajes por el resto de su juventud y, al tiempo de fallecer May ya en la vejez, el

espectador es sorprendido con la certeza de que realmente no era la ingenua esposa que

aparentaba ser, sino más bien una víctima de los mismos mandatos sociales que

oprimían al resto. Ella no desconocía la realidad amorosa de su marido como hacía

pensar, de hecho la había compartido con uno de sus hijos, quien fue el responsable de

reunir a los amantes en un encuentro cuyo desenlace resultó fallido, ya que Newland

termina por desaprovechar y reprimir sus sentimientos durante el resto de su vida.

Análisis de la película.

Constituyendo disparadores en ciertos aspectos de nuestro análisis de La edad de la

inocencia el trabajo elaborado Reconstrucción de una sociedad perdida, de Huguet y

Gloria Camarero (2000), doctora en Historia Contemporánea en la Universidad Carlos

III de Madrid y doctora en Historia del Arte y Profesora Titular de Historia del Cine en

la Universidad Carlos III de Madrid, respectivamente, desarrollamos una síntesis de los

aspectos que creemos más significativos para la posterior comprensión y análisis de la

vestimenta allí observada.

Edición.

Al comienzo del film se pueden observar detalles que nos cuentan parte de la historia

sin haber esta empezado. La creación de Elaine y Saul Bass, diseñadores de los créditos,

presentan una propuesta de flores y textiles que se relacionan para dar a entender, tal

vez, cómo el lujo puede oprimir los intereses y valores personales.

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La banda sonora desde un principio proporciona cierto suspenso y se vincula con las

escenas siguientes de un modo armónico. La voz en off de Joanne Woodward, presente

a lo largo del film, atrapa de manera cálida y cercana al espectador tratando de

conectarlo con la historia, a través de un ameno hilo conductor que se articula y fluye

junto con la música que termina por envolver al espectador.

Sorprende cómo la cámara filma ocasionalmente en primera persona,

constituyéndose así como un personaje más, aunque sin identidad y, en otros de un

modo más estático y ajeno a las situaciones, denotando esto la estabilidad que se vive en

ese momento.

Personajes principales.

Newland Archer: abogado que personifica al perfecto

caballero neoyorquino, perteneciente a la burguesía de 1870. A

punto de casarse con su prometida, May Welland, se enamora

de la condesa Olenska, la prima de ésta. A pesar de que ella

también se enamora de él, lo incita a casarse con May. Pero esta

relación clandestina continuará a través de los años, de un modo

casi obsesivo, aunque sin poder concretarse.

Este personaje se debate entre el peso de la tradición y el

deseo de romper con los convencionalismos de su grupo social

que, sin embargo, respeta y defiende profundamente. Su

elección es seguir siendo uno más del grupo y mantener su conservadurismo. Pese a

esto se plantea asuntos que ningún otro hombre de su clase afrontaría y llega a

cuestionarse sobre la libertad de las mujeres, afirmando que ésta debería ser tan libre

como un hombre; pero si siempre lo hace en privado. En la intimidad de su hogar

mantiene inquietudes y fascinaciones como contemplar estampas japonesas; con ello se

suma a la moda despertada en Europa tras abrirse los puertos del Japón en 1854, pero

resulta curioso el desarrollo de estos hábitos en privado por no considerar positivo que

los demás conozcan sus intereses personales y, por ende, sobresalir de algún modo del

resto.

May Welland: representa lo más puro de la sociedad neoyorquina, enquistada en la

tradición y resistente al cambio. Sus rasgos son los de la perfección y la pureza, pero su

apariencia ingenua y débil es fingida. Sigue los modelos tradicionales de

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comportamiento que sus mayores le inculcan para resultar atractiva a los ojos del resto

de la sociedad.

La luz se vuelve más clara en sus apariciones. Su

marco natural son los exteriores luminosos, los

jardines con flores, entre las que el lirio, su flor,

simboliza la inocencia. Sus gustos estéticos resultan

de lo más conservadores: vestidos blancos y crudos,

siempre recatados, siguen el estilo romántico de la

época.

Ellen Olenska: prima de la protagonista principal,

es un personaje particular que se presenta ajena a los

valores que las clases más altas sostenían; separada

de su marido europeo, libre, y con mayores intereses

culturales que el denominador común. Esto lo

observamos al encontrar piezas artísticas en su hogar,

las cuales informan sobre parte de su pasado, que

había transcurrido en Italia, lugar donde también se

había relacionado en círculos intelectuales y artísticos

avanzados. A diferencia de Newland, Ellen no se

presenta como espectador pasivo ante el arte y

transgrede la norma que dicta que la inquietud por

dicha facultad es propia de lo masculino. La casa que habita Olenska habla también de

su personalidad distinta e indomable, por motivos tales como que el barrio en el que

vive no es el adecuado a su status social, ya que está constituido por habitantes de clase

media: los vecinos más cercanos son modistas, taxidermistas de pájaros y escritores.

También se codea sin problema con artistas, considerados en aquél momento como el

estrato más bajo de la sociedad.

Ella representa todo lo que Newland desea, y viceversa. Para él, Ellen simboliza la

libertad absoluta, por su valentía y su desprecio a las normas burguesas.

Mrs. Mingott: es una figura excéntrica que

resume la idea de ascenso social permitiéndose

habitar en las inmediaciones del Central Park. La

disposición y decoración de su hogar en Nueva

York son testigos mudos de su personalidad

excéntrica. Ella habita en un único espacio de la

planta baja, con el dormitorio y la sala de estar, ya

que su obesidad le impide movilizarse libremente,

por lo que es también continuamente atendida por un sequito de sirvientes que denota su

alto rango social. Su rol principal en la película es el de orientar y avalar el accionar de

los personajes principales más jóvenes. Elige una ornamentación para su hogar con

motivos chinescos y rococós, lo que a los ojos de su grupo resulta frívolo e inmoral. El

color predominante es el “rosa rococó”, absolutamente inadecuado a su edad, y que

viene a reafirmar su carácter rebelde. Las imágenes reales de los animales que la

acompañan se superponen a las de los retratos que ambientan el lugar, remitiendo

directamente al espectador a un período histórico anterior (Rococó), característica

propia del Romanticismo.

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Escenografía.

La puesta en escena de la película resultó especialmente complicada y llevó más de

dos años de trabajo.

Se pueden observar múltiples niveles narrativos, además de los visuales, de los que

están compuestas las escenas más importantes, por la sutileza con que elementos como

los cuadros o la ornamentación afectan anímicamente al espectador mientras cuentan

algo de los personajes. Así podemos observar entonces que los detalles figurativos, lo

pictórico, cualquier elemento o rasgos del vestuario o de la dirección artística,

constituyen una parte fundamental de la mirada y el foco de Scorsese.

El diseño de las escenas es de total relevancia, ya que gracias a estas se logra

destacar, por ejemplo, la ostentación de unos privilegiados frente a la miseria económica

del resto. Observándose esto en escenas que muestran cómo los sirvientes con cierta

obsesión acomodan y presentan la vajilla y la variedad de alimentos, se aprecia la

opulencia desmedida de la clase más afortunada.

En cuanto a la iluminación se observa que durante la exposición a ambientes

exteriores abunda pero, en lugares cerrados, está proporcionada a través de velas y

pocos artefactos lumínicos que en realidad están reservados para ocasiones eventuales,

como fiestas. Esto pudo haberse dado por la reciente invención inglesa de la lámpara

incandescente de Joseph Wilson Swan y Thomas Edison, la cual demoró algún tiempo

en popularizarse en E.E.U.U.

Cada ambiente decorado y situación dan cuenta al espectador de las características

de la burguesía neoyorquina de 1870 y de la psicología de los personajes que forman

parte de la misma. Se busca describir minuciosamente los ambientes de representación

del burgués: los banquetes, los bailes o los espectáculos, recurriendo a los planos en

picado y cenitales, para mostrarlos con el distanciamiento debido. Cristalerías, vajillas,

centros de mesa de flores y frutas definen el prestigio de clase. Los objetos se acumulan

en las imágenes pero no hay exceso ni desorden. Se impone la simetría. La música

recrea el estado de ánimo de los personajes.

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Los paisajes urbanos tienden a mostrarse mediante las pinturas impresionistas, donde

la luz y el color son plasmados en el acto, con la intención de congelar un momento.

Los cielos tempestuosos y los edificios ruinosos, entre muchos otros aspectos, logran

captarse gracias a la atmósfera que la luz y el dramatismo aportan. El impresionismo

refleja la distensión y momentos de ocio de las personas que constituyen la burguesía.

La reiteración de las escenas de teatro y de ópera, de los ambientes como escenario,

plantea otra idea, que se comprende cada vez que la cámara se detiene para captar la

caída del telón. Es el símbolo del comportamiento de esa sociedad, empeñada en tapar y

en no descubrir todo lo que transgreda sus convencionalismos.

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Las obras pictóricas tienen también un valor representativo. Los géneros o estilos

artísticos se asocian a los personajes o a situaciones en que se nos presentan. Así, un

cuadro muy especial preside la escena en la que se produce una de las transgresiones del

código burgués más significativas de la narración. La obra está presente en la secuencia

en la que Archer visita a Olenska en su casa por tercera vez. El espacio no es

específicamente femenino ni masculino y ambos personajes comparten, en plano de

igualdad, el calor que proporciona la chimenea y el rito del tabaco. En el espacio se

distingue “La caricia”, de Fernand Khnopff, pintada en 1896, es decir con

posterioridad al tiempo en el que transcurre la acción de la película ya que se permiten

ciertas licencias. La esfinge es el símbolo del enigma y también el de la mujer de

sexualidad agresiva.

Este período romántico, donde se observan rasgos propios del Rococó se plasma no

sólo con la adopción de este primer estilo mencionado por parte de uno de los

personajes, sino en escenas que muestran la vajilla más lujosa, el valor de la tela de

encaje y la adopción de posturas físicas que se asimilan a las de las miniaturas de

porcelana china.

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En cuanto a los hábitos, se impone la vida al aire libre

sobre todo: pasear, comer, fumar. Las costumbres se

convierten en algo central. Así, la larga duración del

noviazgo, por ejemplo, enviar flores o usar el traje de

boda en algún acontecimiento posterior a la ceremonia.

Se observa la existencia de dos espacios delimitados por la diferencia de sexo: el

mundo de las mujeres que en la casa ocupan el menor de los espacios, como puede ser

la sala de estar, donde hacen costura, y el mundo de los hombres, en el otro extremo,

siendo su presencia preponderante frente a estas últimas, ya que su espacio específico es

mayor, generalmente situado en la planta superior de la vivienda. La biblioteca es un

lugar masculino donde se desarrolla el hábito de fumar y las conversaciones en las que

las mujeres no tienen participación. Y no casualmente es aquí donde las nuevas

tecnologías, como la fotografía o el teléfono, se instalan. La indumentaria en estas

situaciones exclusivas adopta un papel relevante ya que acompaña la actitud e impronta

masculina, sea para cerrar negocios o para transmitir simplemente su postura.

A pesar de las duras condiciones que la Revolución Industrial impuso en el mundo,

la ciencia y la tecnología avanzaron intensamente en el siglo XIX. Se incorporan nuevas

tecnologías en la vida del momento, que influirán en el comportamiento de la sociedad

neoyorquina. Algunos de éstos se pueden apreciar durante el rodaje del film, tales como

el retrato fotográfico (cámara de cajón), el teléfono, telégrafo y las lámparas, la pluma

estilográfica, el ascensor -Elisha Graves Otis, en 1853-, el tranvía, el automóvil, se

observan en el film. Todo esto posible por la existencia de nuevos materiales como el

hierro y el cristal, entre otras cosas.

Otra invención interesante durante el siglo XIX, y que vemos en la película, es el

concepto de joyería de marca. Popularizándose, hacia 1837, Tiffany la marca presentada

por Charles Lewis Tiffany.

En 1846, Isaac Singer inventó y patentó la máquina de coser, gran aporte a la

industria de la indumentaria, ya que a partir de ese momento el vestir se democratiza y

todas las clases sociales tienen la posibilidad de confeccionar sus propias prendas y de

constituirse como un oficio industrializado.

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Este período en el tiempo se denominó “Victoriano” por la ascensión al trono

británico, en 1837, por parte de la reina Victoria, personaje que reinó durante sesenta y

tres años y quien impulsó la Gran exposición de Londres de 1851, la cual fue la primera

exposición internacional que se realizaba para mostrar los grandes logros del siglo. Así

se dio la gran catarata de invenciones que surgieron para mejorar y beneficiar la vida de

una sociedad.

En esta imagen se puede observar cómo los trabajadores se dirigen en grandes

grupos a su sitio de trabajo. Situación que comienza a darse a partir de la Revolución

Industrial, momento en el que se abren fábricas para la producción de productos

masivos. Todos en apariencia uniformados, impresión que otorga el vestir una misma

tipología, la misma gama de color y los mismos accesorios como es la pajarita de

formalidad media y el sombrero bombín. A partir de esta observación el espectador

puede comprender que en esta sociedad no hay destaques, todos pertenecen a una

misma clase socio-cultural y buscan no dejar de serlo.

Vestuario.

Ideado por Gabriela Pescucci, diseñadora italiana que llevó a cabo un trabajo de

diseño impecable en la película, por lo que fue premiada con un Oscar en 1993.

También es la creadora de del vestuario de películas como Ágora 1 (Alejandro

Amenábar, 2009), Charlie y la fábrica de chocolates (Tim Burton, 2005), Los

Miserables (Tom Hooper, 2012), El nombre de la rosa (Jean-Jacques Annaud, 1986), El

Gran Hotel Budapest (Wes Anderson, 2014) y óperas como, La Traviata (Giuseppe

Verdi, 2008), La bohème (Daniel Oren, 2005) y Don Pascuale (Nello Santi, 2006).

Podemos observar su amplia versatilidad de estilos, de época y más actuales, y su

precisión y minuciosidad a la hora de plantear la confección.

La elección y diseño de las prendas que realiza la vestuarista y su equipo resultan

fieles al período histórico tratado, teniendo en cuenta que atraviesa diversas épocas y

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que por ello debe abordar varios estilos en simultáneo. Así observamos la existencia del

estilo romántico sobre todo, que incluye períodos anteriores como el Rococó y el

Neoclasicismo y, para la ópera, indumentaria del período de la Edad Media. Se realizó

un arduo trabajo desde lo comunicacional, es decir, desde lo que debe transmitir la

personalidad de cada personaje. La diseñadora atiende tanto las características

constitutivas de los personajes de la alta sociedad, de los cuales se observa generalmente

mayor y mejor desarrollo, hasta los de clases menos pudientes. Esto le brinda al

espectador un contraste interesante entre unos y otros que permite mostrar las

diferencias con más claridad y el rol que cada uno asume en la sociedad.

Diseñó indumentaria pertinente para la ópera que se muestra como espectáculo

dentro de la película. Recurriendo a recursos constructivos medievales –prenda cosida,

abierta y ajustada-, rasgos –manga acuchillada-, materialidades –terciopelo y textiles de

lujo- o prendas características de dicho período – jubón con calzas y cotardía-.

A través de la indumentaria observamos el lujo y la sofisticación, pero Pescucci

logra que también se comprenda la realidad en la que está sumergida la sociedad. Nadie

se destaca, todos visten según lo convenido por norma, nadie tiene un lugar diferente

dentro de la homogeneidad de la clase a la que pertenece, todos marchan conformes a su

lugar dentro del grupo.

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Junto con el director su trabajo se centró en el destaque de diversas figuras, logrado

no sólo a partir de la actuación sino de la personalidad que proporciona la indumentaria,

los tejidos y las siluetas. Según apreciaciones de Marta Belluschio (1999) “Cuando la

condesa Olenska cruza el salón en La edad de la inocencia, está realizando una

poderosa declaración. Por lo tanto, figurinista y director dejaron quietos o sentados a los

demás comensales para que aquel cruce de su vestido rojo se expresara por sí sólo en su

cadencia, porque no era costumbre en la Nueva York de fin de siglo que una dama se

levantara, separándose de su caballero, para buscar la compañía de otro.”

Indumentaria de la época.

Aspectos generales de la indumentaria femenina.

François Boucher (2000) sostiene que la Revolución Industrial determina el

abandono de textiles cotosos. Francia impone el uso de tejidos como el algodón, el linón

y gasas. Esto es porque se busca volver a la pureza, a la racionalidad y lo simple que se

había perdido en el período anterior. Se comienza a utilizar el tul de seda, tejido con

telares, como innovación desde lo textil. Se democratiza el vestir.

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La figura de la mujer en este período es muy cuidada, sofisticada e impecable. Hasta

el más mínimo detalle es atendido por las damas de las clases altas y, como es habitual,

lo que las mujeres de clases menos afortunadas aspiran alcanzar.

La sociedad que se muestra en la película abarca muchos momentos que la

indumentaria femenina atraviesa, por lo que podemos distinguir varios estilos

dependiendo la edad del personaje: están los que quedaron anclados en épocas

anteriores como el Rococó y su extravagancia y frivolidad - Mrs. Mingott- o las más

aggiornadas y atentas a la moda como May y Ellen, con la notable diferencia que

determina su país de procedencia. Por otro lado es preciso indicar que prendas sastreras

conforman el vestuario de ambos sexos, influenciadas tal vez por la moda inglesa que es

la más conservadora.

Las prendas son sumamente decoradas con cintas, moños, diferentes tejidos,

superposiciones, volúmenes, encajes, con el fin de embellecer a la mujer y darle un

aspecto muy femenino.

La silueta es adherida en la parte superior de cuerpo, siendo el talle en la cintura,

determinada por una suerte de corset que la marca sutilmente a diferencia de períodos

anteriores, con la intención de estilizar las formas y darle verticalidad a la silueta. En la

zona inferior se observa el volumen propio del polisón y capas de tela, que revelan las

formas naturales de las caderas pero que se vuelve voluptuoso en la parte trasera del

cuerpo, magnificando las verdaderas líneas del mismo. Se destaca también la

importancia en el decoro de las piezas, como mencionábamos anteriormente.

Recurriendo a terminaciones que completan el estilo recargado de las prendas,

guardas confeccionadas minuciosamente en materiales lujosos y luego aplicadas,

calzado que se confecciona a la par del vestido, con textiles similares, dejando de lado

su funcionalidad y enfocándose en lo estético. Nada se libra al azar, cada conjunto es un

sistema armónico desde la combinación. Marta Belluschio (1999), ilustra la imagen de

la escena aquí presente “Una cámara arrebatadoramente lírica revela los frágiles y

tímidos escarpines bajo la falda larga de Michelle Pfeiffer en La edad de la inocencia.

Daniel Day-Lewis, refinado y elegante, se inclina hasta el suelo. Besa los pies calzados

de la grácil condesa. Con ese gesto romántico-masoquista, Scorsese quiere simbolizar el

erotismo enmarcado en la renuncia (…)”.

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Aspectos particulares. Indumentaria femenina en la película.

Alta Burguesía.

Tocados: peinado Apolo y raya en medio. Se completa con sombreros

de ala ancha decorados –capota, entre otros, más relacionados con la

estética romántica-, cuyo objetivo es la protección de la piel de la mujer

al salir al exterior y se viste en situación sociales eventuales. Foto

extraída del Museo del Traje.

Traje de corte: son atuendos que se visten una única vez. Suntuosos, de seda y otros

tejidos exclusivos y se llevan en situaciones formales, para bailes o reuniones de gala.

Presentan un escote amplio, que permite la visualización de accesorios o diversos

elementos que complementan el estilo. Indumentaria reservada para eventos sociales en

salones de baile o para óperas, mayormente con una situación de uso nocturna. La

silueta estilizada por el ajuste que proporciona el corset permite que las formas

femeninas sean más vistosas ya que la situación lo permite.

Abrigo: la prenda que se utiliza para eventos es el chal de cachemir. A final del siglo

XVIII, Europa occidental importó por primera vez esta medio prenda. Sostiene Ahiko

Fukai (2004) que durante el segundo imperio (1852-1870) los vestidos con miriñaque

adquirieron tanto volumen que resultaba imposible ponerse un abrigo encima, por lo

que se popularizaron los chales de cachemira de gran tamaño. Melissa Leventon (2009)

destaca el abrigo pelliza largo forrado de piel, entre los de la época, ya que sigue la línea

del vestido y muestra una incipiente manga abullonada y ceñida (Manga jamón).

Vestido con volantes: prenda característica del

Romanticismo. Existe una superposición de capas

ligeras, que permiten un mayor movimiento y

fluidez a la hora de llevar a cabo una actividad

física, por ejemplo. Enfatiza el aspecto femenino

y sensualidad por el contraste con las otras

prendas del conjunto y, a su vez, las diferencias

que proporcionan los textiles que las constituyen.

Llevan polisón para armar aún más la silueta.

Este vestido se complementa con una prenda inferior que

cumple la función íntima de ropa interior y que permite

movimientos más despreocupados. Imagen extraída del Instituto del

traje, Museo Metropolitano de Nueva York.

Cuellos: simulan gorgueras de influencia isabelina, almidonados y confeccionados

en pieles para invierno o en encajes para su uso en verano, tipo canesú. Estos pueden

estar incorporados a las prendas o ser heredados por su alto valor económico y

exclusividad.

17

Falda con polisón: a partir de 1860 y hasta

1880 fue la prenda más característica. En la

película es la protagonista de la mayoría de las

escenas. Gracias al armazón que lleva al dorso,

el polisón, que abarcan la zona del trasero y deja

plana la del frente, la silueta de la mujer se ve

menos exagerada que en períodos anteriores,

pero sigue no siendo fiel a las formas

femeninas. Éste está conformado por un

armazón con almohadillas que se colocaban

sobre las nalgas y se enmarcaban con varias capas de material textil. Gracias a esto se

logra enfatizar la nueva silueta que se proponía para ese entonces, “S”. Con dicha

estructura interna del vestido se simplifica y reemplazaba la crinolina, utilizada en

períodos anteriores. La falda está confeccionado en tejidos en combinación de seda y

algodón principalmente -como lo ya mencionado- y con motivos florales y pastorales

que siguen apoyando la influencia oriental. Se observa un raport de figuras distanciadas

y de considerable escala, y de colores pasteles, como sucedía en períodos anteriores.

Este tipo de prendas generalmente se utilizaba durante períodos vespertinos y en

situaciones de ocio.

Armazones: polisón. Dichas estructura que enfatizaba

y hasta deformaba la silueta femenina. Exhibidos en el

Museo de Artes y Costumbres Populares de Sevilla.

Accesorios: Guantes, chal, manguitos, pequeñas sombrillas de

sol caladas y talladas artesanalmente (duquesas o marquesas), bolso

pequeño (Ridícula) como la que se observa en la imagen. Estética

que se aproxima a lo oriental.

La escena donde Newland encuentra una duquesa que cree que es propiedad de

Olenska es metáfora del anhelo que éste tenía de encontrarla. La contempla, la toma con

delicadeza, siente su perfume y, en su abstracción, la hace parte a dicha mujer de ese

momento y pareciera que toda la pasión contenido finalmente tomará rumbo.

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Calzado: balerinas confeccionadas en tela blanda y en

composé con el vestido . Sin taco y en punta para verano, y

botas con la misma terminación para períodos invernales.

May Welland.

Desde una postura más juvenil representa pureza y virginidad. Siendo un personaje

fresco presenta versatilidad para la selección de su vestuario. La paleta de colores

seleccionada para su confección apoya esta idea pero, al madurar este personaje y

atravesar diversos estados anímicos, se ve reflejado también en su estilo y variantes de

color. En un principio capta y adopta las nuevas modas extranjeras por estar

influenciada por su prima Olenska, pero al continuar el rodaje se vuelve mucho más

estable y selectiva con su indumentaria.

La simpleza que lleva al vestir permite proporcionar acentos con textiles

decorativos en sectores del vestido como mangas, extremos inferiores de la falda, en

volados, escote, que no recargan las prendas sino, más bien, las sofistica.

Las sombrillas de sol, duquesas y marquesas, también son decoradas y

confeccionadas por artesanos ya que son personalizadas (los mangos se tallan con finos

diseños victorianos y el tejido que bloquea el sol se cala).

Al momento de llevar a cabo la actividad deportiva la indumentaria se simplifica,

tiene la necesidad de adaptarse, masculinizarse en determinadas zonas como la superior

-por la exigencia de movimiento y confortabilidad-. Los colores son claros, ya que son

actividades al aire libre y eligen el algodón u otras fibras naturales que proporcionan

buenas condiciones para evacuar la transpiración.

Su maquillaje es abordado de un modo muy sutil, para lograr la frescura e inocencia

que exige el personaje. Originariamente algunas mujeres románticas iban a cara lavada,

aquí se resignifica entonces de un modo muy fiel. Por lo que podemos decir que este

personaje es quien más encaja con la intención de otorgar juventud, inocencia y

naturalidad a quien lo lleva. Sus mejillas son suavemente coloreadas con tonos pálidos

como rosados, su piel se conserva en la más extrema palidez y sus labios son levemente

coloreados también, siendo la mirada la única intención de destaque en el rostro. En

algunas escenas observamos rasgos del orientalismo que se había popularizado en el

período anterior, a través de la blancura y el alargamiento de los ojos.

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La imagen de este vestido fue extraída de Museo de Artes y

Costumbres Populares de Sevilla. Observamos que esta pieza

original conserva una línea bien característica del Romanticismo, lo

que está dado por la necesidad del personaje que llevará estas

tipología en la película de transmitir por su personalidad formas no

tan duras como en períodos posteriores. Se observa una prenda

superior del tipo sastrero y una falda con polisón que da volumen al

área inferior del cuerpo.

En este retrato de Eugenia de Montijo, se logra ver el escote Berta impuesto por ella,

además de líneas más blandas que en el conjunto anterior. May viste en muchas

ocasiones atuendos que conservan texturas y silueta similares a los de dicha emperatriz

francesa, seguramente por la influencia que Europa tenía sobre este personaje de la

película.

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Condesa Ellen Olenska.

Vuelve de Europa separada de su marido, decisión fuera de lo común en esta época.

La decoración de su hogar, con tonos anaranjados y rojizos, condice con su

personalidad única, independiente. Más vinculada a la estética y los placeres permitidos

para los hombres. Teniendo una sala de estar con un “sinnúmero” de obras de arte (la

adquisición de obras pictóricas está más vinculado a una actividad masculina, al

desarrollo del intelecto) en donde se reunía con sus invitados y fumaba, a la par de los

hombres.

Este período es atravesado y, por ende, influenciado por movimientos artísticos que

se daban en otras partes del mundo, gracias a la posibilidad que prestaba entonces el

intercambio entre naciones. Europa está en el foco de América, puntualmente en países

como Francia e Inglaterra y adoptaban de ellos aspectos como la indumentaria, por la

importancia en la sofisticación e impecable apariencia.

El uso de los colores rojo, azul oscuro, negro o verde inglés en sus prendas denotan

su deseo de libertad y desinhibición, además de estar habitualmente vestida por la

última moda europea.

Dicha influencia europea también se percibe desde los accesorios: anillos, colgantes,

prendedores, aros y hebillas son algunas de las piezas de joyería suntuosa que se

observa; abanicos y guantes terminan de otorgarles lujo al conjunto. Todos éstos son

testigos a su vez del Rococó.

En cuanto a su maquillaje, observamos una gran diferencia con respecto a las demás

protagonistas. A partir de la Revolución Francesa los cuidados de la belleza resurgen, y

no sólo por la influencia europea de la condesa sino más bien para definir rasgos de la

personalidad, el maquillaje aquí se vuelve indispensable. Las características

transgresoras se reflejan perfectamente a través de sombras ubicadas en sus ojos, del

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enmarcado del rostro a través de alguna base o rubor, del perfilado de cejas y de sus

labios que, en tonos medios, logra contrastar del resto. Todo esto refleja también la edad

de la condesa, diferenciándose así de su joven prima y adquiriendo mayor impronta. El

cabello lo lleva recogido pero menos estructurado que otros personajes.

Este personaje comparte rasgos

generales con la indumentaria de

May, pero existe cierta sofisticación

y exclusividad que se lee desde el

tejido hasta la silueta. La paleta de

colores resulta ser más saturada y con

mayores contrastes dado tanto por

color como por materialidades -

encajes o puntillas en color crema o

negro-. La silueta que viste la

condesa en general es más bien

sastrera, propia de líneas inglesas, lo

que denota una personalidad que se asimila a la masculina en muchos casos, la cual

apoya la idea de fortaleza y rebeldía del personaje.

Mrs. Mingott.

Este personaje adopta el papel de la excéntrica matriarca perteneciente al clan de la

burguesía comercial holandesa que participó de la independencia de los Estados Unidos.

Estéticamente se la vincula con la apariencia recargada del Rococó, lo cual muestra

que al ser un personaje edad, se ancla con el pasado ya sea por afinidad o por algo más

psicológico. Se observa una obsesión por lo oriental, desde lo textil de lujo –sedas,

terciopelos, encajes- hasta la paleta de colores pasteles, acentuada con algún color más

vibrante que seducen al espectador. Se la observa en un ambiente recargado que rompe

con la estabilidad de la sociedad del momento. La silueta es voluptuosa, característica

del vestido flotante o a la francesa, y se completa con la postura despreocupada

adoptada en cada escena.

El maquillaje elegido para la representación de este personaje

está también asociado con el Rococó, aunque más lavado tal vez

por ser una persona de edad. Se observan rasgos determinantes

como la piel pálida, gracias al polvo blanco que se aplicaban

sobre la misma, mejillas rosadas y labial que ayuda al contraste.

Al ser una persona mayor tal vez recurra también a parches en la

piel para disimular imperfecciones, algo que se popularizó en

22

dicha época.

Podemos asociar la silueta de este personaje con el vestido a

la francesa, del SXIII, donde se expandía el Rococó. El cuadro

tomado de referencia para mostrar las características de dicho

vestido pertenece a François Boucher (1756) y muestra a la

Duquesa de Pompadour vistiendo un volumen exacerbado en la

parte inferior del mismo, textiles muy recargados y lazos

ubicados en la superficie en forma de moños y en el cuello como

una suerte de gargantilla. Este indumento consta de un peto

triangular en el frente, mangas pagoda y una falda que se deja

ver debajo de una sobrefalda; es largo y abierto por delante. El

tocado no es exagerado como el resto del indumento y tan

característico del momento.

Proletariado.

Ésta, constituida en el caso de la película por las mujeres de

servidumbre de la burguesía, quienes visten prolijamente y con

textiles poco modestos como algodón y puntillas, si deben estar

en contacto directo con este grupo, pero si no deben hacerlo,

como es el caso de cocineras, sus prendas se observan raídas y

sin ningún tipo de uniformidad. Para el primer grupo el talle y

calce de las prendas es el requerido para cada empleado, sin

embargo para el segundo grupo la desatención de sus patrones se

refleja en sus prendas que suelen ser holgadas y pasadas de

moda, por supuesto.

Esto muestra el lugar que les otorgan a estos personajes dentro de la sociedad en

general y lo importante de conservar las apariencias.

Aspectos generales de la indumentaria masculina.

La influencia inglesa siguió dominando las modas masculinas tras el final de las

guerras napoleónicas, esto se observa en la película en la devoción de Archer por los

trajes que adquiere en Inglaterra. El traje no atravesó significativos cambios

estructurales como el de la mujer, pero sí se pulieron terminaciones y modos de

producción. El impecable vestir masculino es de etiqueta por lo que debe adaptarse a

cada evento y situación del día a la que se acude.

A medida que el jubón entallado y a menudo acolchonado iba

pasando de moda fue evolucionando la indumentaria hasta llegar al

traje de 3 piezas. Este terno podía constituirse por textiles del

mismo color –comunmente se optaba por esto-, generalmente

oscuros, o combinarse chaleco y pantalón del mismo color y género

y que la variante estuviese en el saco y al camisa. Si no sucedían

estas combinaciones el conjunto carecería de formalidad.

23

Durante este período los hombres buscaron la elegancia en su atuendo apoyándose

tanto en un corte preciso como en colores discretos y materiales de calidad. Se trata de

una época que fue testigo de varios avances claves en la costura, tales como la

invención de la cinta métrica a principios del siglo XIX, lo cual permitió a los sastres

ajustar más que antes las prendas del cuerpo.

También resultó importante el desarrollo de los abrigos entallados, que aparecieron

en las islas británicas hacia 1810 y que, diez años más tarde, se habían convertido ya en

un emblema del estilo inglés por todo el continente.

Los sacos y abrigos de línea sastrera requieren tejidos firmes, de trama ajustada y

fuertes que resalten y permitan de elementos particulares como solapas y bolsillos. En

cuanto a materiales variaban dependiendo la época del año: para verano dril o lino

grueso, con colores claros y para temporadas más frías paño o lana. Se observan

texturas como líneas finas y el principio de cuadros, en contrastes de color no tan

marcados.

Aspectos particulares. Indumentaria masculina en la película.

Alta burguesía.

Newland Archer.

Como típico hombre burgués prioriza su bienestar económico y la pertenencia a su

posición social. Este aspecto es determinantes a la hora de idear el vestuario, ya que se

habla de un conservadurismo que determina su formalidad y elegancia clásica al vestir.

Es un personaje que presenta múltiples cambios no sólo desde lo vestimentario sino

desde lo psicológico por lo que, al variar su estado anímico, se ve reflejado en su

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aspecto estético. Al ser parte de una clase social alta, tiene la posibilidad de vestir

atuendos que mantienen una misma tipología pero varía en cuanto a textiles y

accesorios, dependiendo la situación de uso. Teniendo en cuenta que el vestir masculino

no presenta importantes cambios con respecto a períodos anteriores, la riqueza en los

observados en la película está dada por la permanente propuesta por parte de la

vestuarista para que no quede relegado con respecto al rico vestuario femenino.

Tocado: sombrero de copa, que se utilizaba para el vestir formal

cotidiano –se muestra en la imagen-. Bombín, para ocasiones menos

formales, realizado en fieltro. Se llevaban con levitas y hasta con el

saco americano. Y sombrero de ala angosta, achatado en la copa del

mismo.

Camisa: blanca para cualquier tipo de ocasión, podía tener alforzas al frente pero lo

que más la caracteriza era su cuello alto y rígido de tipo Mao –influencia oriental-, con

una suerte de pequeñas solapas que se completan perfectamente con la pajarita.

Traje de tres piezas (Terno): Saco y chaleco derecho, pantalón tiro alto, ajustado.

Complementado con camisa y pajarita. Este sistema se observa tanto en momentos

informales como en eventuales, reservando la utilización de la pajarita, por ejemplo,

para estos últimos. También se observa un terno con chaleco derecho menos escotado,

como el que se observa en la imagen y solapas redondeadas tipo smoking.

Pantalones ajustados: surgieron en la época neoclásica precedieron a unos años a los

pantalones actuales y se utilizaban en la película durante fiestas, cocteles o teatro.

Pantalones holgados: de uso diario, se utilizaban en ocasiones informales.

Levita: cae suelta y abierta al frente, ocultando una silueta

casi femenina (pecho y caderas), enfatizada además por el

corte del traje de cola y los pantalones.

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Saco americano: originariamente confeccionado en

Inglaterra. Se adaptó y su acceso tradicional se modificó

para pasar a tener dos botones en el frente, de los cuales sólo

el superior se abotona. En un principio se limitaba como

prenda para deportes y paseos al campo pero hacia 1860 se

la comenzó a usar en actividades a horarios tempranos por la

ciudad.

Frac: saco derecho. Constituye un escenario de uso más formal para el hombre en

celebraciones nocturnas. Lleva dos colas, determinando una longitud mayor que la

delantera.

Abrigo para Frac: para ocasiones formales de día. Largo

hasta media pierna o tobillos y el cierre generalmente es

cruzado. Podía tener la solapa forrada total o parcialmente

en piel, así como los puños.

Capa: fue una buena alternativa al sobretodo, la levita o el gabán. Se busca soltar la

silueta con respecto a períodos anteriores para una mayor confortabilidad. Esta es de

lana, cuello amplio, y solapas. Los bastones se complementaban con dicha pieza de

moda masculina a lo largo de todo el siglo.

Accesorios: botonier -flor en el ojal de la solapa

del saco americano o del frac, se reserva para

ocasiones formales como bodas o ceremonias-,

bastón, sombrero y pajarita estilo Straight- alargada

y estrecha, recta; se coloca sobre una camisa de igual

cuello rígido y varía de tamaño generalmente, aunque

no de forma y materialidad, raso liso y estampado-,

cravat –suerte de corbata-, guantes y reloj de bolsillo.

La pajarita con el correr del tiempo fue modificando su forma y variando su uso para

diversas situaciones menos formales. Hacia 1880 la corbata se populariza, por lo que la

vemos en el final de la película. Esta es una incorporación que proviene de la moda

inglesa y se dio en vista de la poca variación en tipologías masculinas durante años.

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Observamos que en la indumentaria de las personas más jóvenes, como es el caso del

hijo de Newland, el cuello de la camisa se reconfigura, contando ahora con un pie de

cuello que la estructura mejor para la incorporación de la corbata. Newland, mantiene su

cuello tipo Mao, perteneciente ahora a un período anterior, lo cual lo ancla a su

juventud. Seguimos observando la poca variación que atraviesa el traje masculino aún

en el S.XX.

Calzado: zapato de lengüetas y medias ¾.

Proletariado.

Conformado por la servidumbre que atiende las necesidades de la clase más alta.

Asume las mismas características que la indumentaria femenina de esta clase.

Se puede observar que los lacayos que sirven en eventos tales como los bailes

guardan una estética similar al vestir de corte del período del Rococó. Peluca y cravat

como accesorios, y chaleco, calzón y medias altas completan el estilo cortesano. Se

observan textiles lujosos porque constituyen dentro de la servidumbre un escalafón más

alto por servir en dichos eventos y ameritar suntuosidad.

En el caso de los cocheros la utilización del abrigo Inverness, proveniente de

Escocia, era suelto y largo –hasta medio muslo-. Era una suerte de capa, ya que las

mangas eran sueltas y su límite se desdibujaba. Su situación de uso en este caso era para

recibir a la clase alta proveniente de la ópera y demás actividades sociales, por lo que al

ser una actividad nocturna se optaba por el largo mencionado y colores oscuros,

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mayormente negro. Esta es una prenda que requiere de

funcionalidad, a diferencia de la mayoría de las

mencionadas, ya que busca abrigar al cochero que está

expuesto a las inclemencias del tiempo en el exterior del

carruaje, y deja las extremidades superiores libres para

ejecutar movimientos para el cumplimiento de sus

tareas.

Arquitectura.

Hacia el comienzo de la película se empiezan a vislumbrar las primeras casas,

grandes mansiones, de la alta burguesía. Se evidencia que la ciudad logra levantarse en

este momento gracias a la prosperidad económica que se vive. El crecimiento en todos

los aspectos productivos es tan importante a partir de la Revolución Industrial que en

pocos años dio lugar a diversas invenciones que posibilitaron la fabricación de materia

prima para la construcción, nuevos materiales, mayor fuerza de trabajo y, por ende la

concreción de una ciudad más homogénea. Las escenas finales de La edad de la

inocencia dejan ver que dicha evolución arquitectónica en E.E.U.U., que viene de la

mano con importantes cambios sociales.

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Conclusiones

En la película se aborda fielmente la indumentaria romántica, la cual como

observamos anteriormente, recupera rasgos del Rococó y del Neoclasicismo. Cada

detalle es cuidadosamente abordado por Gabriella Pescucci, vestuarista de la adaptación

cinematográfica de Scorsese, para lograr sumergirnos a través de su trabajo, en el

S.XIX.

El espectador está en continua presencia de la riqueza tipológica que propone esta

diseñadora y, gracias a ello, es capaz de vivenciar los rasgos constitutivos del carácter y

esencia de cada personaje, factores que se completan con maquillaje y tocados -cada

cual logra destacar ciertas características imprescindibles como la mirada,

permitiéndose éstos mayores licencias que la indumentaria-.

La indumentaria que se observa en la película refleja sobre todo el crecimiento

económico norteamericano de fines del S.XIX. Capaz de importar textiles y estilos,

gracias a las nuevas rutas de comercio, E.E.U.U. logra incorporar influencias europeas

en el vestir masculino y femenino local; a partir de lo cual será capaz de lograr

distinción entre clases sociales y naciones, además de mayor sofisticación.

En cuanto a indumentaria masculina no se observan importantes cambios con

respecto a períodos anteriores, por lo cual Pescucci trabaja desde tipologías, textiles y

accesorios sobre todo, otorgando mayor impronta y determinando que éste no se vea

opacado por el rigor de lo femenino. De esta manera la indumentaria de la mujer, a

pesar de ser más compleja en volúmenes, paleta de color, textiles y estructuras, convive

armoniosamente con las prendas de los caballeros burgueses.

Pero no sólo la indumentaria permite dar cuenta del accionar de una sociedad, por

supuesto. Encontramos otros aspectos importantes, tales como la edición y la

escenografía –lo cual decidimos también analizar-, que consta a su vez de lo pictórico,

la paleta de color predominante, la iluminación, los créditos y la música. Con el análisis

de todos estos factores el director busca mostrar las costumbres y hábitos de la sociedad

del momento, dejando en evidencia el acatamiento de las normas sociales burguesas

frente a todo.

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Referencias electrónicas

1. Ministerio de Educación, Cultura y Deporte (2009). Disponible en:

https://www.youtube.com/watch?v=dOpCVpEo4AU

Ensayo realizado para la materia “Historia 1”, por María Alejandra Bernal y

Denis Jara, ayudantes de la Cátedra del Lic. Alfredo Marino. Carrera de

Diseño de Indumentaria y Textil, de la Universidad de Buenos Aires, año

2015.