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    LA INDEPENDENCIA DE TIMOR ORIENTAL

    CRONOLOGA

    -1520. Portugal invade Timor.

    -1974. Luego de la Revolucin de los Claveles en Portugal, el 25 de abril, comienza el

    proceso de descolonizacin de Timor.

    -1975. Proclamacin de la independencia por el Frente Revolucionario para la

    Independencia de Timor Oriental (FRETILIN). Inicio conflicto armado conntra

    facciones pro-indonesas y anti-comunistas. Intervencin Ejrcito de Indonesia apoyado

    por EEUU. Se calcula que mueren entre 100.000 y 200.000 habitantes de la isla.

    -17 de julio de 1976. Indonesia anexa Timor Oriental.

    -12 de noviembre de 1991. Las tropas indonesias matan 271 jvenes que participabande los funerales de un militante independentista. Intento de condena por la Comisin de

    de DDHH de Naciones Unidas a proposicin de Portugal y con el apoyo por Espaa.

    Finalmente la resolucin es bloqueada por EEUU, Australia, Japn y Rusia.

    -21 de mayo de 1993. Xanana Gusmo, lder de la resistencia, es condenado a cadena

    perpetua, pena conmutada por 20 aos de prisin.

    -En noviembre de 1994 un grupo de estudiantes timorenses se encierra en la embajada

    de EEUU en Yakarta para llamar la atencin de Bill Clinton, que se encontraba de visita

    oficial en Indonesia, y para reclamar la libertad de Xanana. Clinton pedir a Shuarto que

    d a Timor una mayor capacidad para decidir sobre sus problemas y su destino.

    Indonesia se niega.

    -La postura inicial de la ONU apuesta porque Timor se integre en Indonesia como una

    regin autnoma. Las fuerzas independentistas rechazan esta posibilidad, y siguen

    reclamando la celebracin de un referndum de autodeterminacin

    -En junio de 1995 unas negociaciones de cuatro das en Austria entre activistas de

    Timor-Este y autoridades indonesias a fin de suavizar tensiones entre ambas partes.

    Conversaciones cuyo escaso xito fue respondido por los independentistas con la

    ocupacin de embajadas occidentales en Yakarta a finales de ao coincidiendo con elveinte aniversario de la ocupacin de Timor.

    -La Plataforma Internacional de Juristas por Timor Oriental denuncian el doble rasero

    utilizado por la ONU ante dos contenciosos internacionales similares: el de Kuwait y el

    de Timor. La Plataforma constata que, siendo casos muy parecidos, la reaccin fue

    totalmente contraria. En el caso de Kuwait la ocupacin afect a un aliado de los

    EEUU, pona en peligro el control sobre el suministro de petrleo y adems el invasor,

    Irak, era un enemigo estratgico de occidente; en el caso de Timor ocurra exactamente

    lo contrario. Como en el caso de Kuwait el Consejo de Seguridad de la ONU conden la

    invasin de Timor (resoluciones 384/1975 y 389/1976) y la Asamblea General respald

    en sucesivas votaciones el derecho de Timor a la autodeterminacin, totalmenteignoradas por Indonesia.

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    -Un informe denuncia que muchos pases han suministrado armas al ejercito indonesio:

    entre 1974 y 1983, EEUU envi armas por valor de 54.000 millones de dlares, Espaa

    entreg al pas agresor aviones de transporte militar tipo C-212 y CN-235, fabricados

    por CASA, empresa pblica que comenz su 'globalizacin' creando una empresa mixta

    de aviones en Indonesia, IPTN, que cuando se independiz se convirti en el mayor

    suministrador de piezas para CASA, lo que permiti reducir la plantilla y los costes dela empresa espaola; Gran Bretaa le vendi al menos 40 aparatos de combate,

    Alemania buques de guerra y sistemas de lanzamisiles, Suiza municin y piezas de

    artillera, e Israel aparatos A4 Skyhawk y subfusiles.

    -11 de octubre de 1996. Se concede el Premio Nobel de la Paz a Carlos Ximenes Belo,

    arzobispo de Dili, y a Jos Ramos Horta, portavoz de la resistencia en el exterior.

    -Por un lado el nombramiento de un mediador de la ONU en el conflicto, el pakistan

    Jamsheed Marker, por otro el cambio de postura de EEUU y por ltimo los problemas

    internos que afronta Shuarto. Plan de Paz frustrado por la oposicin de Suharto

    -21 de mayo de 1998. Renuncia el presidente indonesio Suharto, y asume en su lugar

    Yusuf Habibie. Propone un rgimen de autonoma. Trata de desbloquear un conflicto

    con muchos costos para Indonesia.

    -5 de mayo de 1999. Portugal e Indonesia, con la mediacin de la Organizacin de las

    Naciones Unidas (ONU) y presin de Australia (reubicndose preocupada por el acceso

    a los recursos de la zona), acuerdan desarrollar un referndum sobre el futuro de la isla.

    -30 de agosto de 1999. 90% de participacin, en clima pre-blico, El 78,5 % votan a

    favor de la independencia. Luego de proclamarse los resultados (el 4 de septiembre) la

    ONU evacua a sus funcionarios a causa del aumento de la violencia contra la poblacin

    (10.000 muertos).

    -Septiembre y octubre de 1999. Desembarco de la Fuerza de Interposicin Militar

    (INTERFET) e instalacin de la Autoridad Transitoria de la ONU en Timor Oriental,

    (UNTAET).

    -30 de agosto de 2001. Eleccin de una Asamblea Constituyente.

    -15 de abril de 2002. Eleccin del presidente Xanana Gusmo.

    -20 de mayo de 2002. Declaracin formal por parte de la ONU de la independencia de

    Timor Oriental, que adopta el nombre de Timor Lorosae.

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    Timor, entre el horror y el olvidoNoam Chomsky, 1999

    Occidente defini en la posguerra la importancia geoestratgica de la ricaIndonesia y la insignificancia de la isla de Timor. As se entiende elapoyo diplomtico y militar de Occidente, liderado por EE.UU., alejrcito indonesio y sus crmenes a partir de 1965. El ltimocaptulo de esta infame historia se desat en agosto pasado, cuandolos habitantes de Timor optaron por la independencia en unreferendum. El ejrcito, en connivencia con las miliciasproindonesias de Timor, desat una campaa de atrocidades quepodra derivar en un nuevo genocidio.

    No es fcil simular calma y desapasionamiento escribiendo sobre los acontecimientos

    que se desarrollan en Timor Oriental. El horror y la vergenza provienen del hecho de

    que los crmenes resultan muy conocidos y pudo ponrseles fin fcilmente. Esto es as

    desde que Indonesia invadi ese territorio en diciembre de 1975, con el apoyo

    diplomtico y militar de Estados Unidos, usando ilegalmente, pero con autorizacin

    secreta, nuevos cargamentos de armas enviados a pesar de un embargo oficial. En aquel

    momento no haba necesidad de amenazar con bombardeos, ni siquiera con sanciones.

    Hubiera bastado con que EE.UU. y sus aliados retiraran su participacin activa, e

    informaran a sus socios del comando militar indonesio que haba que poner fin a las

    atrocidades y garantizar al territorio el derecho a la autodeterminacin avalado por lasNaciones Unidas y la Corte de Justicia Internacional. No podemos modificar el pasado,

    pero al menos debiramos reconocer lo que hemos hecho, afrontar la responsabilidad

    moral de salvar lo todava salvable y proporcionar una amplia reparacin a las vctimas,

    un pattico gesto de compensacin por los terribles crmenes.

    El ltimo captulo de esta dolorosa historia de traicin y complicidad se abri despus

    del referendum del 30-8-99, cuando la poblacin vot por la independencia, en

    abrumadora mayora. De inmediato, el ejrcito indonesio organiz y dirigi una

    escalada de atrocidades. La misin de Naciones Unidas (UNAMET) hizo su evaluacin

    el 11 de septiembre pasado: "La evidencia de un vnculo directo entre las milicias y el

    ejrcito est fuera de discusin y ha sido documentado de modo abrumador por laUNAMET en los ltimos cuatro meses. Pero la dimensin y extensin de la destruccin

    de Timor Oriental a mediados de septiembre demostr un nuevo nivel de participacin

    abierta del ejrcito en la implementacin de lo que previamente era un operativo ms

    velado" . UNAMET advirti que "lo peor todava no lleg () no cabe descartar que

    sta sea la primera etapa de una campaa genocida cuyo objetivo sera terminar por la

    fuerza con el problema de Timor Oriental"1.

    El historiador de Indonesia John Roosa, observador oficial de las elecciones, describi

    crudamente la situacin: "Dado que el pogrom era tan predecible, se lo hubiera podido

    prevenir () pero en las semanas que precedieron a las elecciones, la administracin

    Clinton se neg a hablar con Australia y otros pases de la formacin de una fuerzainternacional. Incluso cuando ya la violencia haba estallado, la administracin vacil

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    durante das"2, hasta que la presin interna e internacional (especialmente de Australia)

    la oblig a algunos gestos tmidos. Incluso esos mensajes ambiguos bastaron para

    convencer a los generales indonesios de que revirtieran el curso de las cosas y aceptaran

    una presencia internacional, confirmando la capacidad de presin de EE.UU. y la

    imposibilidad de la ONU de hacer nada sin su acuerdo. Mientras Clinton vacilaba, "casi

    la mitad de la poblacin haba sido expulsada de sus casas segn clculos de la ONU, ymiles haban sido asesinados"3. La Fuerza Area estadounidense, capaz de destruir con

    gran precisin objetivos civiles en Novi Sad, Belgrado y Ponceva, carece de la

    capacidad para arrojar comida a gente que afronta la muerte por hambre en las

    montaas, en las que se refugiaron por terror al ejrcito armado y entrenado por EE.UU.

    y sus no menos cnicos aliados.

    Los episodios recientes evocarn amargos recuerdos entre quienes eludimos la

    "ignoracia intencional" . Somos testigos de una vergonzosa reiteracin de los

    acontecimientos de hace 20 aos. En 1977/78, tras perpetrar una enorme matanza con el

    decisivo apoyo de la administracin Carter, Indonesia se sinti lo bastante confiada

    como para permitir una breve visita del cuerpo diplomtico de Yakarta, entre ellos elembajador de EE.UU. Edward Masters. Reconocieron que se haba generado una

    catstrofe humanitaria de inmensas proporciones. Las consecuencias fueron descriptas

    ante la ONU por Benedict Anderson, uno de los ms destacados expertos en Indonesia.

    "Durante nueve largos meses de hambre y terror, el embajador Masters se abstuvo

    deliberadamente, incluso ante el Departamento de Estado, de proponer ayuda

    humanitaria para Timor Oriental (en espera de que) los generales de Yakarta le dieran

    luz verde (y de que stos) se sintieran lo bastante seguros como para permitir visitas de

    extranjeros" , segn registra un documento interno del Departamento de Estado. Slo

    entonces Washington consider adoptar algunas medidas para encarar las consecuencias

    de sus acciones4.

    Mientras el ejrcito indonesio y sus paramilitares quemaban la ciudad capital de Dili en

    septiembre de 1999, asesinando y saqueando con renovada intensidad, el Pentgono

    anunci que el 25 de agosto, cinco das antes del referendum, concluy "un ejercicio de

    entrenamiento estadounidense-indonesio centrado en actividades humanitarias y de

    ayuda en caso de catstrofes"5.

    Las "actividades humanitarias y de ayuda" se aplicaron a los pocos das del modo

    conocido, como cualquiera, salvo deliberada ceguera, debe comprender tras muchos

    aos de soluciones parecidas. Por ejemplo, el golpe que llev al poder al general

    Suharto en 1965. Las matanzas lideradas por el ejrcito acabaron con medio milln devidas en unos meses, en su mayora campesinos sin tierra, la masiva base poltica del

    Partido Comunista Indonesio. Esto suscit en Occidente una euforia incontenible y

    alabanzas a los indonesios "moderados" : Suharto y el ejrcito, que purgaron la sociedad

    y la abrieron al saqueo extranjero. El secretario de Defensa de EE.UU., Robert

    McNamara, inform entonces al Congreso que la ayuda militar y de entrenamiento

    haba dado "dividendos enormes" . McNamara inform al presidente Johnson que la

    asistencia militar estadounidense "alent al ejrcito a avanzar contra los comunistas

    cuando se le present la oportunidad" . Los contactos con oficiales militares indonesios,

    incluso a travs de programas universitarios, "fueron factores significativos para

    determinar la orientacin favorable de la nueva lite poltica indonesia"6.

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    Las cosas siguieron as durante 35 aos de ayuda intensiva, entrenamiento y

    comunicacin militar, hasta los ejercicios de entrenamiento "humanitario" de agosto de

    1999. Unos meses antes, poco despus de la matanza de docenas de refugiados que

    haban buscado proteccin en una iglesia en Liquica, el almirante Dennis Blair,

    comandante estadounidense de la escuadra del Pacfico, asegur al comandante del

    ejrcito indonesio, general Wiranto, el apoyo y asistencia de EE.UU. y le propuso unanueva misin de entrenamiento7. A la luz de esta historia, el gobierno alaba "el valor de

    aos de entrenamiento en EE.UU. de los futuros jefes militares de Indonesia y los

    millones de dlares entregados a Indonesia en concepto de ayuda militar"8. En efecto,

    desde 1975 Washington vendi ms de un billn de dolares en armas a Indonesia. La

    administracin Clinton le otorg 150 millones de dlares y el Pentgono prolong hasta

    1997 el entrenamiento de los batallones de lite Kopassus, infringiendo la legislacin

    aprobada por el Congreso de EE.UU.

    A quin le importa Timor?

    Las razones de esta funesta trayectoria han sido a veces reconocidas honestamente.

    Durante la ltima etapa de atrocidades, un veterano diplomtico en Yakarta describi el

    "dilema" que afrontan las grandes potencias: "Indonesia importa, Timor oriental no" 9.

    De modo que resulta comprensible que Washington se limite a gestos ineficaces de

    desaprobacin al tiempo que insiste en que la seguridad de Timor oriental "es

    responsabilidad del gobierno de Indonesia y no queremos quitrsela" . Esta posicin

    oficial, reafirmada dos das antes del referendum de agosto, fue reiterada con pleno

    conocimiento de cmo se haba ejercido esa responsabilidad y sostenida mientras se

    cumplan las ms sombras previsiones10.

    Dos especialistas estadounidenses en Asia explicaron el razonamiento de esediplomtico en The New York Times: "(la administracin Clinton) calcul que EE.UU.tiene que priorizar las relaciones con Indonesia, un pas rico en materias primas y con

    ms de 200 millones de habitantes, por sobre sus preocupaciones por el destino poltico

    de Timor, un territorio pobre y reducido, con 800 mil habitantes" . The Washington Postmencion a Douglas Paul, presidente del Asia Pacific Policy Center: "Timor es un

    obstculo en el camino de la cooperacin con Yakarta y tenemos que sortearlo.

    Indonesia es tan importante y crucial para la estabilidad de la regin " 11.

    La palabra "estabilidad" funciona desde hace tiempo como un sobrentendido respecto a

    "una orientacin favorable" de la lite poltica; no hacia la poblacin, sino hacia los

    inversores extranjeros y los administradores globales. En la retrica del funcionariadode Washington, "No tenemos ningn perro corriendo en la carrera de Timor Oriental.

    As que lo que all suceda no es asunto nuestro" . Pero despus de la intensa presin

    australiana los clculos cambiaron: "tenemos un gran perro llamado Australia

    compitiendo y debemos apoyarlo"12. Los sobrevivientes de los crmenes avalados por

    EE.UU. en el "territorio pobre y reducido" , no representan siquiera un perrito.

    Los principios que guan esta poltica estadounidense fueron bien comprendidos por los

    responsables de la invasin indonesia de 1975, condenada por el Consejo de Seguridad

    de las Naciones Unidas. Los precis el embajador en la ONU Daniel Patrick Moynihan

    en sus Memorias de 1978. Sus palabras debieran ser memorizadas por todos los que

    alienten un serio inters por los asuntos internacionales, los derechos humanos y la

    vigencia de la ley. "EE.UU. deseaba que las cosas evolucionaran como lo hicieron y

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    trabaj en ese sentido. El Departamento de Estado deseaba que las Naciones Unidas

    resultaran completamente ineficaces en las medidas que adoptaran. Era la tarea que me

    asignaron y que cumpl con xito no desdeable".

    En efecto, el logro fue considerable. Moynihan menciona informes que registran 60 mil

    muertes: "El 10% de la poblacin, un porcentaje casi equivalente al de las prdidassoviticas durante la segunda guerra mundial"13. Otro indicio de xito: al ao siguiente

    "el tema haba desaparecido de la prensa" . Y desapareci precisamente cuando los

    invasores intensificaron sus ataques. Las atrocidades llegaron a su punto ms alto

    cuando Moynihan escriba, en 1977-78. Utilizando nuevas entregas de equipo militar

    avanzado por parte de la administracin Carter, el ejrcito indonesio llev a cabo un

    ataque devastador contra cientos de miles de timorenses, que huyeron a las montaas, y

    puso a los sobrevivientes bajo control indonesio. Fuentes crebles de la iglesia catlica

    en Timor Oriental dieron a conocer la cifra de 200 mil muertes, que aos despus, tras

    sistemticas negaciones, fue admitida.

    Cuando la matanza alcanzaba niveles de genocidio, Francia y Gran Bretaa sumaron suapoyo diplomtico y de armamento.

    La historia no comienza en 1975. Timor Oriental no fue olvidado por los que

    planificaron el mundo de la posguerra. Haba que garantizar la independencia del

    territorio, deca el asesor de Franklin Roosevelt, Summer Welles, "pero llevara mil

    aos"14. Con un despliegue de coraje y de fuerza admirables, el pueblo de Timor

    Oriental luch para desmentir la cnica prediccin, padeciendo catstrofes monstruosas.

    Unas 50 mil personas perdieron la vida protegiendo a un pequeo contingente de

    comandos australianos que combatan a los japoneses: su herosmo puede haber salvado

    a Australia de la invasin japonesa. Ms de un tercio de la poblacin fue vctima

    durante los primeros aos de la invasin de 1975. Y muchos ms desde entonces.

    Este ao se haba iniciado con esperanza. Habibie, el presidente interino de Indonesia,

    llam a un referendum para optar entre la incorporacin a Indonesia (autonoma) o la

    independencia. El ejrcito se moviliz de inmediato para impedir mediante la

    intimidacin y el terror la segunda posibilidad. En los meses que transcurrieron hasta

    agosto, hubo alrededor de 4.000 muertes, segn fuentes de la iglesia catlica 15: el doble

    de las que en Kosovo justificaron los bombardeos de la OTAN. El terror fue ejercido a

    modo de advertencia a los insensatos que desobedecieran las rdenes del ejrcito de

    ocupacin.

    Desafiando la violencia y las amenazas, casi toda la poblacin fue a votar. Fueron

    muchos los que para hacerlo tuvieron que salir de sus escondites. Cerca del 80% opt

    por la independencia. Entonces sobrevino la ltima etapa de las atrocidades del ejrcito

    indonesio, que convirti buena parte del pas en cenizas para revertir los resultados del

    referendum mediante el asesinato y la expulsin. En dos semanas fueron asesinadas

    alrededor de 10 mil personas, segn el obispo y Nobel de la Paz Carlos Filipe Belo, que

    tuvo que huir bajo una lluvia de balas de su casa incendiada. Los refugiados que all se

    encontraban fueron llevados con destino incierto16.

    Aun antes de la sorpresiva decisin de Habibie de llamar al referendum, el ejrcito

    haba tomado medidas para contrapesar toda amenaza a su dominio, incluido su controlsobre los recursos de Timor. Su objetivo, conocido por los servicios occidentales de

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    inteligencia, era simplemenete "destruir la nacin" . Reclut a millares de timorenses

    occidentales y trajo desde Java fuerzas y unidades de los temibles cuerpos especiales

    Kopassus, que segn el general Makarim, especialista indonesio de informacin

    formado en EE.UU., son "famosos por su violencia implacable"17.

    El terror y la destruccin empezaron a comienzos de ao. Occidente las atribuy aelementos descontrolados. Pero hay fundamentos para creerle al obispo Belo, que

    atribuye la responsabilidad directa al general Wiranto18. Las milicias fueron conducidas

    por unidades de lite de los Kopassus, quien segn el periodista especializado en Asia

    David Jenkins "haban sido entrenadas regularmente con fuerzas estadounidenses y

    australianas, hasta que su conducta se convirti en un engorro para los amigos

    extranjeros" . Estas fuerzas son "legendarias por su crueldad" , observa Benedict

    Anderson: en Timor Oriental "se convirtieron en pioneros de toda clase de atrocidades,

    entre ellas violaciones sistemticas, torturas, ejecuciones y una organizacin gangsteril.

    Adoptaron las tcticas del programa Phoenix de EE.UU. en Vietnam del Sur, que

    acabaron con decenas de miles de campesinos y parte de la dirigencia survietnamita" .

    Jenkins compara su accionar con el de la "contra" de Nicaragua. Los terroristas armadospor Indonesia "no se limitaban a perseguir a los sectores radicales independentistas, sino

    tambin a los moderados y a quienes ejercan influencia en la comunidad" . Una buena

    fuente en Yakarta inform: "Es Phoenix; el objetivo es aterrorizar a todo el mundo: las

    ONG, la Cruz Roja, la ONU, los periodistas"19.

    Crmenes anunciados

    Mucho antes del referendum., el comandante del ejrcito indonesio en Dili, coronel

    Tono Suratman, advirti lo que vena: "Quisiera transmitir lo siguiente: si ganan los

    independentistas, todo ser destruido () va a ser peor que hace 23 aos"20

    . Undocumento militar de comienzos de mayo, cuando se alcanz un acuerdo internacional

    sobre el referendum, ordenaba "perpetrar las matanzas de aldea en aldea tras el anuncio

    del resultado electoral si ganan los pro independentistas" . El movimiento

    independentista "debe ser eliminado desde su liderazgo a sus races" . Mencionando

    fuentes diplomticas, de la iglesia y milicias, la prensa australiana inform que "se

    acumulan cientos de rifles de asalto modernos, granadas y morteros, listos para usarse si

    en el referendum se rechaza la opcin de autonoma" . Adverta que las milicias

    dirigidas por el ejrcito podan estar planeando una violenta toma de buena parte del

    territorio si a pesar del terror la poblacin insista en manifestarse21. Los "amigos

    extranjeros" , que saban cmo poner fin al terror, entendieron muy bien todo esto, pero

    prefirieron reacciones evasivas y ambiguas, que los generales indonesios pudieraninterpretar fcilmente como "luz verde" para cumplir su tarea.

    Esta srdida historia se recorta sobre el teln de fondo de las relaciones entre EE.UU. e

    Indonesia en la era de la posguerra22. Los ricos recursos del archipilago y su ubicacin

    estratgica le garantizan un rol central en la planificacin global estadounidense. Por

    eso EE.UU. lleva 40 aos tratando de desmantelar a una Indonesia lo bastante

    independiente como para permitir la participacin de un Partido Comunista de base

    campesina. Los mismos factores explican el apoyo occidental a los asesinos y

    torturadores que impusieron en 1965 "una orientacin favorable" . Adems, sus logros

    se interpretaron como una reivindicacin de las guerras de Washington en Indochina,

    motivadas en buena parte por la preocupacin de que el "virus" del nacionalismo

    independiente pudiera "infectar" a Indonesia, para usar los trminos de Henry Kissinger.

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    Un anlisis ms amplio debiera atender al hecho de que el colapso del imperio

    portugus tuvo las mismas consecuencias en Africa, donde Sudfrica fue el agente del

    terror avalado por Occidente. En todas partes se invocaron los pretextos de la guerra

    fra, un oportuno disfraz para acciones infames, especialmente en el sudeste asitico.

    Ahora debiramos hacer a un lado la mitologa y afrontar las causas y consecuencias denuestros actos, no solamente en Timor oriental. En ese atormentado rincn del mundo

    todava hay tiempo, aunque muy poco, para evitar que se consume una de las tragedias

    ms atroces de este siglo.

    1. Informe de la Mision del Consejo de Seguridad a Yakarta y Dili, 8 al 12-9-99.

    2. The New York Times, Op-Ed, 15-9-99.

    3. Boston Globe, 15-9-99.

    4. Benedict Anderson, testimonio ante el cuarto comit de la Asamblea General de

    la ONU, 20-10-80. Vase tambin Noam Chomsky, Toward a new cold war,

    Pantheon, New York, 1982 y N.Chomsky y Edward Herman, The Political

    Economy of Human Rights, Boston, South End, 1979.5. AP Online, 8-9-99.

    6. Para revisin y fuentes vase N.Chomsky, Year 501, Boston, South End, 1993.

    7. The Nation, 27-9-99.

    8. The New York Times, 14-9-99.9. Financial Times, 8-9-99; Christian Science Monitor, 14-9-99.

    10. El vocero del Departamento de Estado James Foley, citado en Sydney Morning

    Herald, 25-8-99. Declaraciones del secretario estadounidense de defensa

    William Cohen, 8-9-99.

    11. Elizabeth Becker y Philip Shenon, The New York Times, 9-9-1999. The

    Washington Post, 9-9-99.

    12. Australian Financial Review, 13-9-99.

    13. Daniel Patrick Moynihan y Suzanne Weaver, A Dangerous Place, Little Brown,

    Boston, 1978.

    14. W.R.Louis, Imperialism at bay: the United States and the Decolonization of the

    British Empire, 1941-45. New York, Oxford University Press, 1978.

    15. The Washington Post, 5-9-99.

    16. The New York Times, 13-9-99.17. "How Indonesia Plotted to Wipe out East Timor" , The Observer, Londres, 13-9-

    99.

    18. The New York Times, 13-9-99.

    19. Sydney Morning Herald, 8-7-99.20. Australian Financial Review, 14-8-99.

    21. Sydney Morning Herald, 26-7-99.

    22. N. Chomsky, "LIndonesie, atout matre du jeu amricain" ,Le Monde

    diplomatique, junio 1998.

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    Timor Oriental: Comentario con ocasin de la prximacumbre de la APEC (*)

    Noam Chomsky

    Znet, 11 de septiembre

    Traduccin para Rebelin:Jess Gmez

    En la conferencia de la APEC se deberan tratar muchas cuestiones significativas alargo plazo, pero una de ellas es de vital importancia y de urgencia absoluta. Todossabemos de qu se trata, y por qu se debe situar en un primer plano depreocupacin y -lo que es ms importante- de accin inmediata. Esta conferenciaproporciona una oportunidad que puede que no se vuelva a repetir: la oportunidadde poner fin a la tragedia de Timor Oriental, que una vez ms alcanza proporcionesalarmantes. Las fuerzas militares indonesias que invadieron Timor Oriental hace 24

    aos, y que han estado aterrorizando y masacrando a sus habitantes desdeentonces, se encuentran ahora mismo, mientras escribo, en pleno proceso dedestruir sdicamente lo que queda: la poblacin, las ciudades y los pueblos. Nopodemos saber lo que estn planeando, pero no es descartable una solucincartaginesa.

    La tragedia de Timor Oriental ha sido una de las ms pavorosas de este terriblesiglo. Por otra parte, tambin es de particular importancia moral para nosotros, porla ms simple y obvia de las razones: la complicidad occidental ha sido directa ydecisiva. El previsible corolario tambin incluye que, a diferencia de los delitos delos enemigos oficiales, estos se podran haber detenido por medios que siemprehan estado, y que siguen estando, disponibles. La actual ola de terror y destruccin

    se inici a principios de este ao, con el pretexto de que las atrocidades eranllevadas a cabo por "milicias incontroladas". Pronto se revel que las milicias eranfuerzas paramilitares armadas, organizadas y dirigidas por el ejrcito indonesio,que tambin particip de forma directa en sus "actividades delictivas", tal y comolas describi Ali Alatas, ministro de Asuntos Exteriores de Indonesia, con intencinde mantener a estas alturas la vergonzosa pretensin de que la "institucincastrense" que dirige los crmenes intenta detenerlos.

    Los integrantes de las fuerzas militares indonesias son comnmente descritos como"malhechores". Es un calificativo que no les hace justicia. Los ms importantes sonlas unidades del Kopassus enviadas a Timor Oriental para llevar a cabo las accionesque las han hecho tan famosas como temidas. Cuando el terror empezaba a

    aumentar, David Jenkins, veterano corresponsal en Asia, inform que "segn creenmuchos observadores, tienen la labor de dirigir las milicias". El Kopassus es la"unidad de fuerzas especiales de asalto" creada a imagen y semejanza de losboinas verdes de EEUU, y recibi "entrenamiento regular con las fuerzasaustralianas y estadounidenses hasta que su comportamiento se hizo demasiadomolesto para sus amigos extranjeros". Benedict Anderson, uno de los intelectualesindonesios ms importantes, observa que son "legendarias por su crueldad" yaade que, en Timor Oriental, "el Kopassus se ha convertido en pionero y ejemplode todo tipo de atrocidades", como violaciones sistemticas, torturas, ejecuciones,y organizacin de bandas criminales.

    Jenkins escribi que los altos mandos del Kopassus, entrenados en Estados Unidos,

    adoptaron las tcticas del programa estadounidense "Phoenix", que se aplic enVietnam del Sur y que supuso el asesinato de decenas de miles de campesinos y de

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    muchos de los lderes sudvietnamitas, as como "las tcticas empleadas por losContras" en Nicaragua a partir de las lecciones que recibieron de sus mentores dela CIA, lecciones que no ser preciso recordar. Los terroristas de estado "no selimitan a perseguir a los independentistas ms radicales, sino tambin a losmoderados, a las personas con influencia en su comunidad. "Es Phoenix", segncomentaba una importante fuente de Yakarta, y tienen intencin de "aterrorizar a

    todo el mundo": a las ONG, a la Cruz Roja, a Naciones Unidas y a los periodistas.

    Todo ello fue mucho antes del referndum y de las atrocidades desatadas a partirde entonces. Hay buenas razones para compartir el juicio de un alto cargooccidental en Dili: "No se equivoquen. Todo esto se dirige desde Yakarta. No es unasituacin en la que unos cuantos grupos de una milicia andrajosa se encuentranfuera de control. Es una operacin militar desde el principio hasta el final, comotodo el mundo sabe".

    El alto cargo hizo las declaraciones desde el campamento de Naciones Unidas en elque se haban refugiado los observadores de la ONU, los ltimos periodistas y milesde aterrorizados ciudadanos de Timor que huan de la persecucin de los agentes

    paramilitares de Indonesia. En aquel momento, hace unos das, Naciones Unidascalcul que se haba expulsado de forma violenta a 200.000 personas,aproximadamente un cuarto de la poblacin, con un nmero desconocido deasesinatos y daos materiales por valor de miles de millones de dlares. En opininde la ONU, se tardaran varias dcadas en reconstruir la infraestructura bsica delterritorio, en el mejor de los casos. Y puede que el ejrcito tenga objetivos an msambiciosos.

    La historia de horror haba continuado en los meses previos al referndum deltreinta de agosto. En julio, periodistas australianos citaban fuentes diplomticas, dela iglesia y de las propias milicias para informar de que "estn acumulando cientosde modernos rifles de asalto, granadas y morteros, para utilizarlos si la opcin

    autonmica [permanecer en Indonesia] es derrotada en las urnas". Los periodistasadvertan que las milicias dirigidas por el ejrcito podran estar planeando unaocupacin violenta de casi todo el territorio si se expresaba la voluntad popular apesar del terror. Todo ello era del conocimiento de los "amigos extranjeros" quetambin saban cmo detener el terror y que sin embargo prefirieron mantener unaactitud dilatoria, dudosa, evasiva y ambigua que los generales indonesios podaninterpretar, fcilmente, como una "luz verde" para que llevaran a cabo su macabrotrabajo.

    En una demostracin de extraordinario herosmo y de valenta, casi toda lapoblacin particip en las elecciones, aunque muchos tuvieron que salir de susescondites para votar. Enfrentndose al terror y a una intimidacin brutal, votaron

    mayoritariamente a favor del derecho de autodeterminacin, sancionado desdehace mucho tiempo por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y por elTribunal Internacional.

    Las fuerzas de ocupacin indonesias reaccionaron de forma inmediata, y del modoanunciado por los observadores que se encontraban en el terreno. Se inici unaoperacin bien planeada con las armas que se haban acumulado y con las fuerzasque se haban movilizado. Procedieron a eliminar a cualquiera que pudiera contar almundo la terrible historia y cortaron las comunicaciones mientras masacraban yexpulsaban a decenas de miles de personas a un destino desconocido, sin dejar dequemar y de destruir, asesinando a curas y monjas y quin sabe a cuntas otrasdesventuradas vctimas. Dili, la capital, fue prcticamente destruida. En cuanto a lo

    sucedido en el campo, donde el ejrcito puede actuar sin testigos, slo se puedeadivinar lo que ha sucedido.

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    Incluso antes de las ltimas atrocidades, fuentes de la Iglesia -de gran credibilidad-haban informado sobre el asesinato de entre 3000 y 5000 personas en 1999; esdecir, una cifra muy superior a la escala de atrocidades en Kosovo antes de losbombardeos de la OTAN. Y el porcentaje puede alcanzar el nivel de Ruanda si los"amigos extranjeros" se limitan a realizar tmidas declaraciones de desaprobacinmientras insisten en que la seguridad interna de Timor Oriental "es responsabilidad

    del gobierno de Indonesia, y no deseamos quitarles esa responsabilidad", laposicin oficial del Departamento de Estado de EEUU pocos das antes delreferndum del 30 de agosto.

    Si hubieran dicho hace unos meses que la seguridad interna de Kosovo "esresponsabilidad del gobierno de Yugoslavia, y no deseamos quitarles esaresponsabilidad", no seran tan hipcritas. Los crmenes de Indonesia en TimorOriental han sido incomparablemente mayores, incluso este mismo ao, por nohablar de sus actos durante los aos de agresin y terror; respaldados poroccidente, no podemos permitirnos el lujo de olvidar. Pero dejando eso a un lado,Indonesia no tiene ningn derecho sobre el territorio que invadi y ocup, almargen del derecho que le concede el apoyo de las grandes potencias. Los "amigos

    extranjeros" tambin saben que tal vez no fuera necesaria una intervencin directaen el territorio ocupado, aunque est justificada. Bastara con que EEUU hiciera unadeclaracin pblica y clara para informar a los generales indonesios de que el juegoha terminado. A fin de cuentas es la estrategia que EEUU ha llevado durante elltimo cuarto de siglo, cuando apoyaba militar y diplomticamente la invasin y lasatrocidades dirigidas por el general Suharto, que consigui batir su propio yespeluznante rcord con el apoyo de occidente y, frecuentemente, con suaclamacin. La propia administracin de Clinton lo felicit: "Es nuestro hombre",dijeron, cuando Suharto visit Washington poco antes de que cayera en desgraciapor perder el control y quedar atrapado en las rdenes del FMI.

    Si transformar la actual luz verde en una luz roja no bastara, Washington y sus

    aliados tienen medios suficientes a su disposicin: pueden detener la venta dearmas a los asesinos; pueden iniciar juicios por crmenes de guerra contra loslderes del ejrcito (amenaza que no es desdeable); pueden cortar un apoyoeconmico al que no aplican ambigedad alguna; y pueden impedir la actuacin delas multinacionales y de las grandes empresas de energa occidentales, as comorestringir otras inversiones y actividades comerciales. Adems, y si se demuestraque es necesario, no hay razn alguna para no enviar fuerzas de pacificacin quereemplacen al ejrcito terrorista de ocupacin. Indonesia no tiene autoridad algunapara "invitar" a una intervencin extranjera, como peda el presidente Clinton;tampoco la tena Sadam Husen para pedir una intervencin extranjera en Kuwait,ni la Alemania nazi en Francia en 1944, por ejemplo. Pero la terminologa que seutilice para disfrazar el envo de fuerzas pacificadoras carece de importancia,

    siempre y cuando no sucumbamos a ilusiones que nos impidan comprender lo queha sucedido, y lo que presagia.

    Apenas sabemos lo que estn haciendo EEUU y sus aliados. El New York Timesinforma de que el Departamento de Estado de EEUU "ha tomado la direccin de lagestin de la crisis, (...) en la espera de poder hacer uso de los duraderos lazosentre el Pentgono y el ejrcito indonesio". La naturaleza de esos lazos, que se hanmantenido durante dcadas, no es ningn secreto. Alan Naim, que sobrevivi a lamasacre de Dili de 1991 y que estuvo a punto de perder la vida, tambin en Dili,hace unos das, aclara las relaciones actuales entre Indonesia y EEUU. En otrobrillante xito de investigacin, Naim acaba de revelar que inmediatamentedespus de la horrible masacre de docenas de refugiados que se haban cobijado en

    una iglesia de Liquica, el mximo responsable del ejrcito de EEUU en el Pacfico, elalmirante Dennis Blair, ratific el apoyo y la ayuda estadounidense al generalindonesio Wiranto y le propuso una nueva misin de entrenamiento de EEUU.

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    El da ocho de septiembre, la comandancia del Pacfico anunci que el almiranteBlair va a ser enviado de nuevo a Indonesia para transmitir la preocupacin deEEUU. El mismo da, el secretario de Defensa, William Cohen, inform que EEUUrealiz operaciones conjuntas con el ejrcito de Indonesia una semana antes delreferndum de agosto. "fue un ejercicio de entrenamiento conjunto centrado enactividades humanitarias y de intervencin ante desastres". Resulta sorprendente

    que Cohen pueda decir algo as sin avergonzarse. El ejercicio de entrenamiento sepuso en prctica en cuestin de das, y de la forma habitual, tal y como podrcomprender todo el mundo -salvo los que estn ciegos por propia voluntad- trasescuchar aos y aos los mismos cuentos.

    Cada movimiento llega con una retractacin implcita. El da anterior a la reunin dela APEC (*), el 9 de septiembre, Clinton anunci la interrupcin de los lazosmilitares, pero sin detener la venta de armas, y mientras tanto declaraba que TimorOriental "sigue formando parte de Indonesia", aunque no lo sea ni lo haya sidonunca. El almirante Blair comunic la decisin al general Wiranto. No es necesarioser irnico para contemplar las actuales relaciones secretas con un escepticismo

    justificado por el pasado histrico: por mencionar un caso reciente, Clinton se las

    arregl para evitar las restricciones ordenadas por el Congreso de EEUU alentrenamiento de militares indonesios tras la masacre de Dili. Pero la crnicaanterior es mucho peor desde los primeros das de la invasin autorizada por EEUU.Mientras la publicidad poltica de EEUU condenaba la agresin, Washington laapoyaba en secreto con un nuevo envo de armas, que fue incrementado por laadministracin de Carter cuando las matanzas alcanzaron niveles de genocidio en1978. Fue entonces cuando la Iglesia y otras fuentes de Timor Oriental intentaronhacer pblico el clculo de 200.000 muertos que fue aceptado aos ms tarde,despus de negarlo constantemente.

    Todos los estudiantes occidentales, todos los ciudadanos mnimamentepreocupados por las relaciones internacionales, deberan conocer la honrada y

    franca descripcin de los primeros das de la invasin de boca del senador DanielPatrick Moynihan, que entonces era embajador de EEUU ante Naciones Unidas. ElConsejo de Seguridad Orden a los invasores que se retiraran de inmediato, perono se tom ninguna medida. En sus memorias, publicadas hace 20 aos, cuando elterror alcanz su punto ms alto, Moynihan explic las razones: "Estados Unidosdeseaba que las cosas salieran de ese modo", y el cumpli con el deber de "trabajarpara conseguirlo". En cuanto a lo que sucedi, Moynihan comenta que en pocosmeses fueron asesinados 60.000 ciudadanos de Timor, "casi la proporcin de bajassufridas por la Unin Sovitica durante la II Guerra Mundial". Fin de la historia.Aunque no en el mundo real.

    Las cosas han seguido igual desde entonces, aunque no slo en EEUU. Gran

    Bretaa tiene un pasado particularmente odioso, al igual que Australia, Francia yoros muchos pases. Su enorme responsabilidad, por s misma, debera obligarlos aactuar, y no slo para detener las atrocidades, sino para reparar lo sucedido,aunque se limitaran a hacer un miserable gesto de compensacin por sus crmenes.

    Las razones de la postura occidental son evidentes. Lo han dejado bien claro, conuna sinceridad brutal. "El dilema es que Indonesia importa, y Timor Oriental, no",declaraba un diplomtico occidental en Yakarta hace unos das. Podra haberaadido que no se trata de ningn "dilema", sino ms bien de un procedimientoestndar. Elizabeth Becker y Philip Shenon, especialistas en Asia del New YorkTimes, explicaban la negativa de EEUU a intervenir cuando informaban de que laadministracin de Clinton "ha llegado a la conclusin de que Indonesia, un pas con

    grandes riquezas minerales y ms de 200 millones de personas, es mucho msimportante para EEUU que la preocupacin por el destino poltico de Timor Oriental,un pequeo y empobrecido territorio habitado por 800.000 personas que aspira a la

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    independencia". Con semejantes conclusiones, su destino como seres humanos nisiquiera aparece en la pantalla del radar. El Washington Post cita a Douglas Paal,presidente del Asia Pacific Policy Center (APPC), para informar sobre los hechos dela vida: "Timor es un bache en la carretera a Yakarta, y tenemos que pasarlo.Indonesia es un lugar enorme y esencial para la estabilidad de la regin".

    Incluso sin la certificacin secreta del apoyo del Pentgono, los generalesindonesios pueden leer ese tipo de declaraciones y llegar a la conclusin de quetienen va libre para hacer lo que quieran.

    Durante los ltimos das se ha mencionado repetidamente la analoga con Kosovo.Pero es una comparacin inapropiada, en muchos aspectos cruciales. El caso deIrak y Kuwait es mucho ms parecido, aunque quede muy por debajo de la escalade atrocidades y de la culpabilidad de EEUU y de sus aliados. An hay tiempo,aunque muy poco, para evitar la atroz consumacin de una de las tragedias msespantosas de un siglo horrible que se dirige a un final aterrador y violento.

    (*) Asia Pacific Economic Cooperation

    23.

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    de los deseos de libertad de los mauberes porque, dicen algunos, la independencia los

    har ms pobres, mientras, por ejemplo, se alientan las aspiraciones a la secesin de un

    Tbet que sin China podra tambin retroceder varias dcadas en su progreso material.

    Argumentaba el hongkons Timothy Mo que la motivacin esencial del expansionismo

    indonesio en Timor radicaba en el hecho de que cerca de su costa existe un canal deaguas profundas (uno de los tres existentes en todo el archipilago) que permite el paso

    de un submarino nuclear. El miedo estadounidense a que un gobierno de izquierdas en

    Dli controlase esta va precipitara la intervencin de Yakarta nueve das despus de la

    espantada portuguesa. Pero hoy esas cuentas no vienen al caso. La guerra fra es

    historia, la militancia proindependentista no aspira al paraso sino a ms libertad,

    democracia y bienestar, e incluso Indonesia vive un esperanzador proceso

    democratizador.

    El papel de la ONU

    Uno quisiera tener la oportunidad de felicitar a Naciones Unidas por el empeomostrado en la bsqueda de una solucin poltica negociada para el conflicto de Timor-

    Este. Tantas veces inclinada al servicio de los intereses de las grandes potencias, algo

    pareca colarse ahora para transformar las buenas intenciones en algo ms que palabras.

    El compromiso alcanzado con la mediacin de Ian Martin, representante especial de

    Kofi Annan, con Indonesia y Portugal demostraba que era factible desbloquear

    pacficamente contenciosos histricos que hasta entonces no ofrecan ms alternativa

    que su autoreproduccin violenta. Todo un ensayo esperanzador para otras

    desavenencias semejantes, alguna tan prxima para todos nosotros como la que enfrenta

    a Marruecos y al Frente Polisario, y todo un activo para reforzar y dignificar el papel de

    una ONU clara e intencionadamente desubicada en el nuevo contexto internacional.

    Bien es verdad que el drama que actualmente viven miles de personas en Timor, no deja

    espacios para la satisfaccin, pero, an asi, es necesario tener en cuenta que antes de

    culpabilizar a Naciones Unidas de la tragedia, deberiamos recordar que su marco de

    actuacin es extremadamente limitado. Los sucesos acaecidos en Timor-Lorosae no

    evidencian la inutilidad e inoperancia de la ONU, sino que ponen de manifesto que

    necesitamos ms ONU, con ms poder, mayor autonoma y capacidad real de

    intervencin, facultades que le son negadas por las grandes potencias y por Estados

    Unidos, an su principal deudor, en primer lugar. Ha pasado bastante tiempo desde que

    se evidenci la necesidad de desarrollar el capitulo VII de la Carta de San Francisco en

    el que se contempla la posibilidad de situar contingentes militares permanentes adisposicin del Consejo de Seguridad para llevar adelante acciones coercitivas

    internacionales. Pero la estrategia de Washington y sus aliados consiste en debilitar el

    papel de Naciones Unidas, reducir costes, atarla en corto, aflojar su capacidad poltica y

    reconvertirla en una mera agencia samaritana.

    Durante las dos semanas que siguieron al referndum, la violencia desatada se

    concentr en las casas usadas por los miembros de la misin de UNAMET y los

    proindependentistas. Numerosos bienes fueron destruidos. Miles de personas fueron

    obligadas a abandonar sus hogares para refugiarse en las montaas en una operacin de

    limpieza tnica que nada tiene que envidiar a las llevadas a cabo en los Balcanes.

    Mientras, en Yakarta, el Presidente B.J. Habibie negaba la evidencia y se resista a

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    autorizar el envio de una fuerza internacional de paz, segn algunos, por las presiones

    del hombre fuerte del pas, el general Wiranto.

    Finalmente, la presin internacional, la movilizacin de esa masa crtica universal que

    se siente indignada ante la pasividad de algunos gobiernos y las diferentes varas de

    medir utilizadas segn que intereses se hallen en juego, dobleg la inicial resistencia delgobierno indonesio. El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, adopt la Resolucin

    1264, que autoriza el uso de la fuerza multinacional para proteger y apoyar a la Misin

    de Naciones Unidas en Timor Oriental y a facilitar asistencia humanitaria en el

    territorio. El secretario general debe preparar una administracin transitoria de las

    Naciones Unidas en Timor Oriental, incorporando la operacin de mantenimiento de

    paz, que ser desplegada para hacer cumplir los resultados del referndum del 30 de

    agosto.

    La misin ha quedado bajo mando de Australia y sern soldados de este pas los

    principales integrantes del contingente. Sidney se coloca asi en una posicin ventajosa

    para asegurarse un papel en la gestin de la transicin a la independencia. Convienetener presente que Australia e Indonesia firmaron en 1989 un tratado internacional

    dirigido a la explotacin conjunta de la falla de Timor, rica en yacimientos petrolferos

    y que forma parte de la plataforma continental del territorio de Timor.

    Ahora, el regreso de los refugiados y la retirada de las tropas indonesias son asuntos

    vitales para normalizar la vida poltica de Timor Este. La desmilitarizacin de la isla

    debe ser objeto de atencin prioritaria. Bien es verdad que puede chocar con los

    intereses de los colonos y de aquellas unidades militares ms implicadas en una lucha

    contra la insurgencia que les reporta considerables beneficios econmicos, pero es

    condicin necesaria para detener y entregar a la justicia a los responsables de tanta

    violencia.

    Bueno ser que en la construccin de la paz la comunidad internacional demuestre una

    mayor generosidad y rapidez de la que hecho gala para evitar una tragedia largamente

    anunciada.

    Xulio Ros es director del IGADI (Instituto Gallego de Anlisis y DocumentacinInternacional)

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    1 de octubre de 1999

    LAS NACIONES UNIDAS Y TIMOR ORIENTAL:

    PREGUNTAS Y RESPUESTAS

    Cul es el origen del trabajo de las Naciones Unidas en Timor Oriental?

    Timor Oriental ha estado en la agenda internacional desde 1960, cuando la Asamblea

    General de las Naciones Unidas coloc al territorio en la lista de los Territorios no

    Autnomos. En ese tiempo, Timor Oriental era administrado por Portugal. En 1974,

    Portugal trat de establecer un gobierno provisional y una asamblea popular que

    determinara la situacin de Timor Oriental. La guerra civil estall entre quienes estaban

    a favor de la independencia y los que apoyaban la integracin a Indonesia. Portugal,

    incapaz de controlar la situacin, se retir. Poco tiempo despus, Indonesia intervino

    militarmente y ms tarde integr a Timor Oriental como su vigsima sptima provincia.

    Las Naciones Unidas nunca reconocieron la integracin, y tanto el Consejo de

    Seguridad como la Asamblea General pidieron la retirada de Indonesia. Desde

    principios de 1982, a peticin de la Asamblea, todos los Secretarios Generales de la

    ONU, han sostenido plticas regulares con los dos pases con la finalidad de resolver la

    situacin del territorio.

    En 1997, el Secretario General, Kofi Annan manifest su determinacin de darle un

    nuevo mpetu a las plticas. Los esfuerzos sostenidos por el Secretario General y su

    Representante Personal, el Embajador Jamsheed Marker (Pakistn), culminaron en un

    avance importante. En junio de 1998, el nuevo Presidente de Indonesia, B.J. Habibie,propuso darle una autonoma limitada a Timor Oriental y que ste continuara siendo

    parte de Indonesia. Indic tambin, en una declaracin posterior, que si los timorenses

    orientales rechazaban su propuesta, Indonesia tendra que aceptar la prdida del

    territorio. A la luz de esta propuesta, las plticas se revitalizaron, bajo los auspicios del

    Secretario General y de su Representante Personal. Rpidamente hubo progresos, que

    dieron como resultado una serie de acuerdos entre Indonesia y Portugal, firmados en

    Nueva York el 5 de mayo de 1999. En esa fecha, el Secretario General anunci que los

    dos Gobiernos haban acordado confiarle la organizacin y realizacin de una "consulta

    popular" con el fin de averiguar si el pueblo de Timor Oriental incluyendo a quienes

    viven dentro y fuera del territorio aceptaba o rechazaba una autonoma especial para

    Timor Oriental aceptando ser parte de la Repblica de Indonesia.

    1. Por qu el Consejo de Seguridad estableci UNAMET?

    En los Acuerdos firmados el 5 de mayo, Indonesia y Portugal solicitaron al Secretario

    General de las Naciones Unidas establecer una misin de campo para realizar una

    consulta en la cual se le preguntara al pueblo de Timor Oriental, a travs del voto

    secreto, si aceptaba o rechazaba una propuesta de Indonesia para otorgarle autonoma

    especial. El Secretario General inform sobre los Acuerdos al Consejo de Seguridad, el

    cual estableci UNAMET el 11 de junio de 1999. La misin despleg un personalinternacional compuesto por cerca de 900 integrantes para que realizaran las tareas

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    relacionadas con la consulta popular. UNAMET tambin emple a personal local, el

    cual lleg a sumar a 4,000 personas, durante el periodo de la consulta.

    2. Qu logr UNAMET?

    UNAMET brind al pueblo de Timor Oriental la oportunidad de elegir libremente su

    condicin futura, basndose en una votacin directa, secreta y universal. Esta consulta,

    organizada y realizada por UNAMET, se llev a cabo el 30 de agosto de 1999. Bajo la

    direccin de Ian Martin (Reino Unido), Representante Especial del Secretario General

    para la Consulta Popular en Timor Oriental, UNAMET despleg a 480 funcionarios

    electorales internacionales, alrededor de 3,000 funcionarios electorales locales y a ms

    de 200 personas en otras oficinas de UNAMET incluyendo Asuntos Polticos,

    Administracin, Derechos Humanos y Asuntos Humanitarios as mismo, moviliz a

    275 policas civiles y a 50 oficiales militares de enlace para apoyar el proceso de la

    consulta en todos sus aspectos. UNAMET dirigi una campaa masiva de informacinpblica que alcanz a todos los timorenses orientales dentro y fuera del territorio. A

    pesar de lo extremadamente apretado del calendario fijado por el Acuerdo principal del

    5 de mayo y de las difciles condiciones del territorio terreno montaoso, carreteras y

    comunicaciones deficientes UNAMET registr a 451,792 votantes potenciales de una

    poblacin superior a las 800,000 personas en Timor Oriental y el extranjero. Para las

    votaciones del 30 de agosto de 1999, la Misin coloc 850 casillas en 200 lugares, en

    todo el territorio. Se establecieron casillas adicionales para los timorenses orientales que

    se encontraban fuera del territorio.

    El resultado de la consulta fue decisivo. Cerca del 98 por ciento de los votantes

    registrados fueron a las urnas. Los votantes de Timor Oriental decidieron con un

    margen de 94,388 votos (21.5 por ciento) contra 344,580 (78.5 por ciento) rechazar la

    autonoma propuesta y empezar un proceso de transicin hacia la independencia. El

    resultado fue validado por la Comisin Electoral Independiente y comunicado

    simultneamente por el Secretario General al Consejo de Seguridad en Nueva York y al

    pueblo de Timor Oriental el 3 de septiembre (4 de septiembre en Timor Oriental).

    Entonces, UNAMET emprendi su siguiente tarea, preparar la implementacin del

    resultado de la consulta.

    3. Por qu se rompi la ley y el orden?

    Durante las negociaciones de los Acuerdos del 5 de mayo, los signatarios acordaron que

    era esencial un ambiente libre de violencia para lograr realizar un proceso de consulta

    libre y justo. Los Acuerdos del 5 de mayo pusieron la responsabilidad de la seguridad

    en manos de las autoridades indonesias, en particular de la polica de Indonesia. Al

    desplegarse UNAMET, la tensin en el territorio continuo siendo elevada y se

    difundieron informes que decan que haba elementos militares de Indonesia se

    encontraban en Timor Oriental proporcionando armas y entrenamiento a las milicias en

    favor de la autonoma. Durante toda la misin, el Consejo de Seguridad, el Secretario

    General y la UNAMET recordaron repetidamente a las autoridades indonesias suresponsabilidad de mantener la ley y el orden, particularmente a la luz de la impunidad

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    con la cual se estaban las actividades violentas de las milicias locales en favor de la

    autonoma. Los funcionarios de Indonesia reafirmaron repetidamente su compromiso de

    cumplir con sus responsabilidades, conforme a los Acuerdos del 5 de mayo y de emitir

    las rdenes para este efecto. Sin embargo, estas garantas no se tradujeron en acciones

    efectivas en la prctica. Un informe de la misin del Consejo de Seguridad enviada a

    Indonesia y a Timor Oriental del 8 al 12 de septiembre sostuvo que un gran nmero demilitares y policas haban apoyado a la milicia.

    4. Por qu acept la ONU que Indonesia fuera responsable de la seguridad?

    Durante las discusiones y las negociaciones sostenidas para los Acuerdos del 5 de

    mayo, Indonesia puso en claro que continuara con la consulta slo si se le otorgaba

    responsabilidad exclusiva del mantenimiento de la ley, el orden y la seguridad en Timor

    Oriental. La ONU sinti que la oportunidad histrica deba ser aprovechada, a pesar de

    los riesgos. Por lo tanto, la ONU y Portugal aceptaron esta condicin pero alertaron aIndonesia sobre ciertos aspectos claves de la situacin de seguridad. Entre ellos, tener

    un control estricto de los grupos civiles armados y detener y procesar rpidamente a

    aquellos responsables de incitar el uso de violencia, as como proscribir las actividades

    de los grupos armados. El acuerdo separado sobre seguridad haca nfasis en que era

    esencial la "absoluta neutralidad de las Fuerzas Armadas de Indonesia y de la Polica de

    Indonesia" para lograr crear las condiciones necesarias para un voto libre y justo. El

    Consejo de Seguridad respald los Acuerdos del 5 de mayo, incluyendo los aspectos de

    seguridad. Durante el proceso de consulta popular, el Secretario General inform en

    repetidas ocasiones a las autoridades de Indonesia sobre problemas con la seguridad en

    Timor Oriental. Tambin le inform al Consejo de Seguridad, el cual a su vez emiti

    declaraciones y resoluciones que apoyaban al Secretario General y solicitaban a

    Indonesia responder a las preocupaciones de la comunidad internacional.

    6. Por qu la ONU no cont con un plan de contingencia efectivo para lidiar conlos problemas de seguridad?

    Toda operacin de la ONU tiene planes de contingencia en caso de que las cosas no

    salgan de acuerdo con lo planeado. Tambin cont con ellos en el caso de UNAMET.

    Sin embargo, an los peores escenarios previstos por la ONU y sus aliados no previeronel nivel de violencia y la poltica de "devastacin" que sigui al anunci de los

    resultados de la votacin. Desde el comienzo UNAMET estaba preocupada de que

    hubiera violencia despus de las elecciones, pero la escala y la naturaleza extrema y

    organizada de la violencia que efectivamente se dio fue totalmente imprevista por las

    Naciones Unidas y por otras comunidades internacionales.

    Durante todo el proceso de consulta popular, la UNAMET, el Secretario General y el

    Consejo de Seguridad llamaron repetidamente la atencin a las autoridades en Indonesia

    para que mejorara la situacin de seguridad. Aunque en ciertos perodos las autoridades

    iniciaron acciones para aliviar el problema, pero ste persisti a pesar de que Indonesia

    insista en que cumplira con sus compromisos conforme a los Acuerdos del 5 de mayo.

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    7. Por qu la polica civil de la UNAMET y los oficiales de enlace no pararon laviolencia?

    La polica civil y los oficiales de enlace desplegados con UNAMET no contaban con laautoridad ni los medios para acabar con la violencia. Hay varias razones que explican

    esto:

    La responsabilidad de mantener la ley y el orden radican firmemente en el Gobierno

    indonesio, primero porque Indonesia fue la autoridad de facto en Timor Oriental, y

    segundo porque Indonesia afirm en los Acuerdos del 5 de mayo que as lo hara. Se

    despleg la UNAMET en Timor Oriental de acuerdo con los Acuerdos suscritos el 5 de

    mayo por Indonesia, Portugal y el Secretario General de las Naciones Unidas. Estos

    documentos explicaban en forma clara la naturaleza de la consulta popular, la redaccin

    de la pregunta que se planteara a los timorenses orientales y como debera realizarse el

    proceso.

    En los Acuerdos del 5 de mayo se asignaba especficamente a Indonesia la

    responsabilidad de mantener un "ambiente seguro sin violencia ni otras formas de

    intimidacin" as como la de mantener la ley y el orden general en el territorio. El

    Acuerdo tambin especificaba el papel limitado que desempeara la polica civil de

    UNAMET, la cual debera asesorar a la polica Indonesia durante las fases

    operacionales de la consulta, y supervisar el acompaamiento de los votos y las urnas

    desde y hacia los sitios de votacin. Los oficiales de enlace, desplegados despus de las

    consultas con el Gobierno indonesio deberan mantener contacto con las Fuerzas

    Armadas Indonesias en un esfuerzo adicional para facilitar la accin de las autoridades

    indonesias.

    El Consejo de Seguridad autoriz el despliegue de UNAMET sobre la base de estos

    acuerdos. Por lo tanto, la polica civil y el personal militar de la UNAMET era un

    nmero reducido: 275 policas civiles y 50 observadores Militares, todos ellos sin

    armas. Las Naciones Unidas no cuentan con personal de polica civil o militar

    permanente, listo para despliegue inmediato. Cada vez que se autoriza un despliegue, el

    Secretario General debe solicitar a los gobiernos que pongan a disposicin el personal

    necesario. Los gobiernos ofrecieron polica civil y militar para ir a Timor Oriental a

    cumplir con los deberes, y slo con los deberes autorizados por el Consejo de

    Seguridad.

    8. Por qu las Naciones Unidas procedieron con la consulta cuando lascondiciones de seguridad eran inestables?

    El tiempo acordado para la consulta fue muy breve. La perspectiva de alcanzar una

    mayor seguridad demorando el proceso o suspendindolo deba ser sopesada

    cuidadosamente contra el riesgo de privar a la poblacin de Timor Oriental de una

    oportunidad histrica que tal vez nunca se repetira. El deseo de los timorenses

    orientales de continuar era evidente. A pesar de la violencia y la intimidacin, ellosmostraron su determinacin de seguir con el proceso presentndose de forma masiva en

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    el registro. En sus contactos con UNAMET y otros representantes de las Naciones

    Unidas, los lderes y las comunidades de Timor Oriental indicaron su apoyo para

    continuar con el proceso, incluso los lderes de los grupos de oposicin de Timor

    Oriental haban logrado avances en sus esfuerzos de conciliacin.

    Al tiempo que el Consejo de Seguridad y los Estados Miembros de las Naciones Unidascondenaban los actos de violencia e intimidacin de las milicias armadas pro autonoma

    e instaban a las autoridades indonesias a que cumplieran con su deber, apoyaban la

    decisin del Secretario General de continuar. Por su parte, las autoridades indonesias

    reafirmaron repetidamente su compromiso de garantizar un ambiente seguro. En ningn

    momento los Gobiernos portugus ni indonesio -- partes de los Acuerdos del 5 de mayo

    -- solicitaron la suspensin del proceso de consulta.

    En una conferencia de prensa en la Sede de las Naciones Unidas en Nueva York el 28

    de septiembre, el lder del Frente Revolucionario para la Independencia de Timor

    Oriental (FRETILIN), Xanana Gusmao, dijo que "apoyaba totalmente" la decisin del

    Secretario General Kofi Annan de proceder con el referendo. El Sr. Gusmao dijo quedurante 23 aos la poblacin de Timor Oriental haba vivido en peligro y un gran

    nmero de personas haban muerto para obtener el derecho a la autodeterminacin.

    Ellos aceptaron el riesgo y estaban decididos a continuar con el fin de lograr su meta

    sagrada. Agreg que nadie esperaba que la violencia alcanzara el nivel al que lleg.

    9. Abandonaron las Naciones Unidas Timor Oriental?

    Durante todo el proceso de consulta, y a pesar de la violencia desencadenada

    posteriormente, la Organizacin de las Naciones Unidas est decidida a continuar con

    su trabajo en Timor Oriental y a cumplir con sus compromisos. El personal de

    UNAMET demostr su determinacin organizando y dirigiendo una votacin

    logsticamente difcil a pesar de la atmsfera voltil y con frecuencia incierta. A raz de

    los ataques orquestados despus de las votaciones, las Naciones Unidas han sido clave

    para formular la respuesta de la comunidad internacional a la violencia, y en canalizar la

    asistencia humanitaria a los afectados.

    Como la tensin creca despus de la votacin, el personal de la UNAMET en Timor

    Oriental sigui con el trabajo de reconciliar el nmero de votos con el nmero

    registrado de votantes y hacer cuadrar los resultados. Como despus de anunciar los

    resultados la situacin qued fuera de control, un grupo clave de 100 individuos del

    personal internacional de UNAMET permaneci en las oficinas de la misin en Dili, endonde cientos de timorenses orientales al igual que un nmero de periodistas buscaron

    refugio. El personal de UNAMET insista en quedarse hasta que unos 1,400 timorenses

    orientales pudieran ser traslados con ellos temporalmente a Australia el 14 de

    septiembre. Una docena del personal de las Naciones Unidas sigui haciendo presencia

    en Dili despus de que el resto del personal de UNAMET sali el 14 de septiembre. La

    misin recibi refuerzos con la llegada de INTERFET el 19 de septiembre.

    En Nueva York, el Secretario General Annan continu presionando a Indonesia para

    que cumpliera con su responsabilidad de mantener la seguridad y el orden en el

    territorio. Presion a Indonesia pblica y privadamente para que arrestara y castigara a

    los culpables de la violencia. En los das que siguieron el anuncio de los resultados, elSecretario General "estuvo al telfono" virtualmente veinticuatro horas diarias para

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    reunir el apoyo de los gobiernos con el fin de conformar una fuerza multinacional

    autorizada por el Consejo de Seguridad y comandada por una nacin lder de forma que

    se pudiera controlar la situacin. El Secretario General alent a la delegacin del

    Consejo de Seguridad despachada a la regin para instar a Indonesia a ver la necesidad

    de una rpida mejora de la situacin, y finalmente presion al Gobierno de Indonesia a

    aceptar el despliegue de una fuerza de seguridad internacional, lo que efectivamentehizo el 12 de septiembre. Despus de das de 24 horas de negociaciones, el Consejo de

    Seguridad vot unnimemente la autorizacin de la creacin de una fuerza

    multinacional, tal como lo solicit el Gobierno de Indonesia, para "tomar todas las

    medidas necesarias" tendientes a restaurar la paz y la seguridad en Timor Oriental.

    Adems de organizar la entrega urgente de asistencia humanitaria, las Naciones Unidas

    est dedicada a apoyar la transicin de Timor Oriental hacia la independencia, tal como

    prescriben los Acuerdos del 5 de mayo. Las Naciones Unidas est preparando un

    despliegue mayor de personal civil y militar para ayudar a los timorenses orientales

    durante este crucial perodo, una vez que la Fuerza Internacional en Timor Oriental

    (INTERFET) haya restaurado la seguridad en el territorio.

    10. Cul es la extensin del desastre humanitario en Timor Oriental? Qu esthaciendo la ONU al respecto?

    Las cifras exactas no estn disponibles an, pero se cree que al perderse por completo el

    orden y el respeto de la ley en Septiembre, hasta 500,000 personas casi dos terceras

    partes de poblacin de Timor Oriental -- huyeron de sus hogares. En algunas reas, se

    estima que el 80% de las estructuras han sido destruidas. Por el momento, es imposible

    precisar el nmero de personas muertas.

    Se cree que 200,000 han huido a las montaas y selvas de Timor Oriental. Se estima

    que hay entre 100,000 y 150,000 refugiados en Timor Occidental. Una estimacin

    inicial de las agencias de la ONU, publicada el 28 de septiembre, seala que el costo de

    brindar asistencia y proteccin a las personas desplazadas en Timor Oriental y

    Occidental ser de unos 135.5 millones de dlares, durante los prximos seis meses. Las

    agencias humanitarias estn preocupadas por la amenaza de un brote de malaria durante

    el prximo perodo de lluvias y por la falta de abastecimientos mdicos y de personal.

    Otras preocupaciones son la falta de seguridad, que impide que la asistencia llegue a las

    personas en el campo, y la presencia de la milicia, la cual obstaculiza el regreso de las

    personas desplazadas a sus hogares. El Programa Mundial de Alimentos (PMA) estima

    que 740,000 timorenses orientales necesitarn asistencia alimentaria durante losprximos seis meses.

    An antes del estallido de violencia generalizada, la ONU estuvo asistiendo a las

    personas que haban sido arrojadas de sus casas por el deterioro de la seguridad.

    Durante el periodo de registro, por ejemplo, la Oficina de la Alta Comisionada de las

    Naciones Unidas para los Refugiados organiz convoyes de ayuda para ms de 60,000

    personas desplazadas en varios sitios.

    A pesar de que las agencias humanitarias fueron obligadas a detener sus actividades por

    algunos das despus del estallido de violencia generalizada, dichas agencias se

    ocuparon inmediatamente de evaluar las necesidades. Para dirigir este esfuerzo unequipo interagencial de alto nivel de la ONU viaj a Jakarta y a Dili. Algunos miembros

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    del equipo permanecieron en Dili como parte del ncleo de la presencia de UNAMET

    para negociar con las autoridades militares indonesias y con las milicias, la reanudacin

    de convoyes de auxilio para las personas desplazadas. Adems, se inici el suministro

    de alimentos por medio de paracadas el 17 de septiembre. En Timor Oriental, se estn

    desplegando de manera creciente, en la medida en la que las condiciones de seguridad

    lo permiten, trabajadores de socorro, abastecimiento de emergencia y, en algunos casos,los medios para distribuir las provisiones.

    Las operaciones de socorro se estn coordinando de la siguiente forma: el Programa

    Mundial de Alimentos de la ONU se concentra en la distribucin de los suministros

    alimenticios de emergencia y en la logstica; la Oficina de la Alta Comisionada de la

    ONU para los Refugiados es responsable del refugio y de la proteccin de las personas

    desplazadas; la Organizacin Mundial de la Salud y el Fondo de las Naciones Unidas

    para la Infancia (UNICEF), asistidos por las organizaciones no gubernamentales

    Mdecins du monde y Mdecins sans frontires (Mdicos del Mundo y Mdicos sinFronteras), atienden las necesidades de salud y mdicas. UNICEF es tambin

    responsable de la educacin, de los nios y de otros grupos vulnerables. Para organizarla participacin de estas y de otras entidades, el Secretario General nombr al

    Coordinador Adjunto del Socorro de Emergencia de las Naciones Unidas, RossMountain, para que se encargase de la coordinacin general del auxilio humanitario.

    11. Por qu las Naciones Unidas no enviaron inmediatamente fuerzas militares aTimor Oriental?

    De hecho, las Naciones Unidas han representado un papel crucial en la organizacin de

    la respuesta internacional ante la crisis en Timor Oriental, incluyendo la formacin de

    una fuerza multinacional. El Consejo de Seguridad proporcion el foro para consultar a

    los gobiernos sobre lo que se deba hacer, y para autorizar una accin militar conjunta

    de los Estados para restaurar la paz y la seguridad en Timor Oriental. El Secretario

    General contact personalmente a Jefes de Estado y otros lideres y les transmiti la

    necesidad de reunir una fuerza multinacional que pudiese ser desplegada rpidamente.

    Inst tambin a Indonesia a controlar la situacin o a aceptar el despliegue de una fuerza

    internacional de seguridad, dentro de un marco de tiempo especfico.

    El Consejo de Seguridad envi una misin especial para explorar con Indonesia

    medidas concretas para detener la violencia y lograr la implementacin pacfica de los

    Acuerdos del 5 de mayo. El 12 de septiembre, al concluir la misin enviada por el

    Consejo a Jakarta y Dili, el Presidente Habibie llam al Secretario General para decirleque su Gobierno invitara a una fuerza internacional para restaurar la paz y la seguridad

    en Timor Oriental. El 15 de septiembre, el Consejo autoriz la fuerza, y los primeros

    elementos fueron desplegados en Dili el 19 de Septiembre.

    Es importante recordar que las Naciones Unidas no tienen una fuerza militar

    permanente o activos. No hay fuerza naval o area de las Naciones Unidas; los recursos

    militares son proporcionados por los Gobiernos, y las Naciones Unidas por s misma no

    tiene la capacidad para desplazar rpidamente tropas o equipo. Cuando las Naciones

    Unidas despliega personal militar como en el caso de una operacin de mantenimiento

    de paz -- la operacin se arma de cero. Puede tomar meses convencer a los Gobiernos

    para que proporcionen el personal, organicen el transporte y el apoyo logstico, y para

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    que arreglen los contratos necesarios para obtener las provisiones y los servicios

    necesarios para emprender tal operacin.

    Tambin es necesario hacer la distincin entre las fuerzas de mantenimiento de paz de

    las Naciones Unidas y las fuerzas multinacionales autorizadas por el Consejo de

    Seguridad. Las operaciones de mantenimiento de paz de las Naciones Unidas -- losllamados "cascos azules"-- estn bajo el control operacional de las mismas Naciones

    Unidas (aunque los contingentes nacionales quedan bajo las rdenes de sus propios

    comandantes nacionales) y son desplegadas donde las partes involucradas en un

    conflicto han demostrado un compromiso con la paz, y donde hay una paz que

    mantener. Los costos de las operaciones de mantenimiento de paz de las Naciones

    Unidas son compartidos entre todos los Estados Miembros de las Naciones Unidas.

    Las fuerzas multinacionales autorizadas por el Consejo de Seguridad, tales como

    INTERFET en Timor Oriental, estn compuestas por unidades militares de pases

    dispuestos involucrarse en una accin determinada. Estas "coaliciones de voluntades"

    son totalmente voluntarias y generalmente estn bajo el comando de una nacin lder --no de las Naciones Unidas. En el caso de INTERFET, el Consejo de Seguridad y los

    pases participantes han reconocido el papel de liderazgo que ha asumido Australia. Los

    pases que participan voluntariamente proporcionan tropas y la gama completa de

    puentes areos y martimos, as como barcos y otros apoyos necesarios para llevar a

    cabo la operacin, asumiendo ellos mismos los costos. Finalmente, es esencial recordar

    que hasta el momento en que el Gobierno de Indonesia invit a una fuerza internacional

    a Timor Oriental, no haba gobierno en el mundo que estuviera preparado para ofrecer

    tropas destinadas a una intervencin temprana de la ONU.

    12. Cul es el trabajo de la fuerza multinacional autorizada por el Consejo deseguridad?

    En la resolucin 1264 (1999), adoptada por unanimidad por el Consejo de Seguridad,

    ste autoriz a la fuerza efectuar las siguientes tareas:

    (a) Restaurar la paz y la seguridad en Timor Oriental; (b) proteger y apoyar a UNAMET

    en la realizacin de sus misiones y, (c) facilitar las operaciones de asistencia

    humanitaria, dentro de sus capacidades. El Consejo tambin autoriz a la fuerza utilizar

    todas las medidas necesarias para llevar a cabo estas labores.

    13. Quin dirige la fuerza multinacional y quin paga por ella?Australia indic que estaba dispuesta a asumir el comando de la Fuerza Internacional en

    Timor Oriental (INTERFET) y nombr comandante al Mayor General Peter Cosgrove.

    Se espera que ms de 15 pases ofrecern tropas y proporcionarn apoyo logstico. Cada

    pas participante asume la responsabilidad de sus propios costos. Algunas naciones, sin

    embargo, podran estar dispuestas a colaborar con personal para la INTERFET, pero no

    contar con los medios financieros necesarios para su participacin. Por esta razn, el

    Consejo de Seguridad ha solicitado al Secretario General la creacin de un fideicomiso.

    De esta forma, las contribuciones de los pases donantes podran ser destinadas a los

    Estados contribuyentes de personal para solventar as sus gastos.

    14. Sern castigados aquellos que desataron la violencia?

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