La ignorancia Ia Iglesia·. · 2021. 1. 9. · La ignorancia y Ia Iglesia I LA CIENCIA ANTIGUA El...

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La ignorancia y Ia Iglesia·. POR DOM JACOBUS »lf:t ADMIKISTRAC ION: Alber to Ag·uilt·rJ. 5'2- MA DHI D

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  • La ignorancia y Ia Iglesia·.

    POR DOM JACOBUS

    ~~~~~~~~ »lf:t ADM IKISTRAC ION: Albe rto Ag·uilt·rJ. 5'2- MA DHI D

  • Bibliotecadel APOSTOL ADO DEL! VERDAD

    La ignorancia y Ia Iglesia

    por •

    DOM JACOBUS

    MADRID lWPR£NlA OW' OO.WlN.GO BLA.NO()--UBI:K'UD, 31

  • La ignorancia y Ia Iglesia

    I

    LA CIENCIA ANTIGUA

    El Nuevo Testamento hace decir a Cristo : «jYo soy la luz del mundo! », y nos muestra a los ap6sto-le.3 en-cenjiendo el pr1mar auto de fe cris iano.

    Ua gran nucn~ro de entre ellos que se habfa ocuoado de ciencias curiosas, llev6 sus libro3 y los quem6 de-lante de todo el muodo .... Asi crecra vi2'~ro~'unente la palaba de Dios.• (Aotas de los apostules, X£X, 19)

    El desprecio de la ciencia reputada inutil y peu· grosa, la hum llaciun del espintu a las unicas rna· ximas de salud, asi es como la nueva luz va a brillar en el mundo bajo el apagador del cristianismo.

    Abranse los Concil ios. El canon 16° del cuarto Conc;lw de C.1rtago (493) prohibe, aun a los obis-pos, leer los libros de los gentiles. c6QU~reis historia? dioen los c~none3 apost6liCO&:

    leed el Libro de los Reyes. i,Filosofia, poesia? Ahf teneis ~ Job, ~ los Profetas, los Proverbios. 6Lirismo? Tomad los Salmos. 6Aotiguos origenes? Ved el Ge11esis. t,Leyes

  • y moral~ Pues el Evangelio. Absteneos absolutamente de todos esos libros profanos y diab6licos.• ·

    Allrense los Padres. San Gregorio el Grande re-r-rende a un obispo severisimamente, como si fue-se una acci6n impia, porque enseiiaba gramatica.

    ·~Que mal nos puede amenazar porque ignoremos las bellas letras? ex'}lama San Juan Pico de Oro.•

    c Es preciso sacrificar al Verbo todos los. discursos frivolos•, dice Gregorio Nacianceno.•

    El Evangelio reprocha al hijo pr6digo porq ue se alimentaba con bellotas; la Glosa ve en este ali-menta de los puercos el emblema de las ciencias. Origenes compara las ciencias humanas a los pia-gas de Egipto, a las ranas y a los piojos. Tertulia-no condena a esos hombres que «descubrieron mu-chas cosas que la Naturaleza tenia utilmente ocul-tas, que enseiiar.-on muchas arte.s que habria sido bueno ignorar, que incitaron a los hombres a bus-car los metales en las entranas de la tierra y les mostraron las propiedades de l~s )lierb~s ... » ._ - En csto estan unanimes los Padres. San J e-t;6ni~ m-o- s.e: d_ist~ngue. en esta_ cru_z._ada, _qu~_ l:!-P-:ii_ 4:u~~.:~Es~ cuchadle: ..

    • Hay sacerdotes que ol vi dan el Evattgeho pqr Vir· gilio y cambian en placer criminal Ia necesidad de es· tudiar.• ~ ·

    c(,QU{i puede babe.r de C_OrnUn entr~ la~luz y las-tfnie· bl~s, entre el Evangelio y Virgilio; ·enire ·San Pablo · y Cicer6n? Lo que vosotros admirais, yo lo desprecio.•

    - c Es un crimen heber al mismo--tiempo en el caliZ" de J esucristo Y-en el cali.z de los demonios.• . ::;

    Esta idea le preocupa tanto., que suena :con ella: cMientras que yo era asi el juguete. de ia antig~a ser-

    piente (ascribe a una Virgen de Cristo), me vi de subito arrebatado en espiritu y conducido al tribunal del so be· rano Juez. Interrogado aoerca de mi oondici6n, respon-d( que era cristiano.-Mientes, replic6 el presidente; tii eres ciceroniano y no cristiano; porque alii donde esta

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    tu tesoro, allf estA tu coraz6n.-A estas palabras me calM y el juez orden6 que fuese azotado.-Sin embar-go, comenc~ A gritar y a decir sollozando: cjSenor, tened piedad de mfl• En fin, los que rodeaban el tribunal se eeharon A los pies del juez y pidi~ronle gracia por mi juventud y plazo para hacer penitencia, dici~ndole que yo me someterfa al suplicio si vol viera A la lectura de autores paganos. En este extremo hice las mayores pro-mesas y jur~, invocando el nombre de Dios, que sial-guna vez mAs conservara en mi poder libros psganos, que me tuviesen entonoes por ap6stata. (Carta 22 a la Virgen Eustaquia).•

    Abranse las leyes y la historia. Fanatizadas ·de este modo todas las autoridades de la Iglesia, los Cesares y los fieles nose curaban de esas obras dia-bolicas. Esta doctrina flio frutos de destrucci6n y de muerte. La superstici6n, vestal cristiana, se en-cargo de conservar el fuego encendido por: los apostole , y nose apago nunca.

    II

    IGUAL EN TODOS LOS TIEMPOS

    En nombre de la libertad de conciencia, Constan-tino comenzo a proteger a los cristianos despojan-do los templos gentilicos para enriquecer las igle-sias; sus hijos lanzan el grito de guerra: jabajo los idolos!, y pro bib en la locura de los sacrificios~ que-riendo, decian, que se re petase la fe de u padre.

    La Iglesia no queria la libertad sino para con-quistar su monopolio sobre ruinas. Invoca el de-recho para ahogar en sangre todo derecho; gue se le conceda lugar al sol y todo lo devastara para fundar su tirania. Dejem·os hablar a uno de los mas

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    fogosos oradores del cristianismo, a de Maistre; y es"o de que le acusamos, la Iglesia se jacta de ello:

    •To do el poder de los emperadores, todo el oelo, todo el entusiasmo, y aun si se quiere, todo el resentimiento de los oristianos, se desenoadenaron contra los templos. Dada la senal por Teojosio, todos aquellos magnfflcos ediftcios desapareoieron. En va&o parecfan pedir gra-oia aquellas sublimes bellezas de la arquitectura por sus asombrosas construcciones; en vano su solidez can· saba los brazos de los destruotores; para derri bar los tamplos de Apamea y de Alejandrra, fu6 necesario em· plear los medias que la guerra empleaba en los sitios. Pero nada pudo resistlr a la proscripoi6n general. (Del Papa, conclusion).

    La palabra vandali mo es una calumnia contra los vandalos; los cri tianos merecieron este nom-bre en su obra de destrucci6n ciega y barbara. El Delenda Cartago habia resonado y la destrucci6n dur6 muchos siglos. La t1orrible lev de le a maje3-tad de los Cesares pa! a nos, sirve a los Cesares cris-tianos. Constant.no habia prohibido los sacrificius public s; habia interdicho a los acerdotes paga-nos y a los augure la entrada en las casas particu-lares, hasta bay"o p 'retexto de amistad; habia conde-nado a los autores de Lbelos al suplicio, y los li-bros al fuego. Su hijos aboli ron la supersticiun ba;o pena de muerte y ordenaron la destrucciun de los idolos y de los templos. Todo ·acri:fi. io sera reputado crimen capital: la ciencia de la adivina-ci0n condenada, bajo pena de la vida. Desde aquel momenta habrian de dir girse a los santos; los mi-lag· OS proscribian a los augures.

    Cuando Ju liano trat6 de re tablecer la libertad erigi 1a por Constantino, fue llamado apustata: sus sucesores emprendieron la cruz1da con m 1yor vio-len , ia. Valentiniano y Valens prohib ,eron contraer matrimonio con los g ·ntile3 ba~o pena de muerte; bajo la mi ma p na prohibi ron Ia pdtctica dP las

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    matemat:cas y de la astrologia. iCesset mathemati-corum tractalus! Atentaron tambien a los teatros, pero con cautela, no olvidando el panem et ci?·cen-ses. Constancio, al ordenar la destruccion de los templos, habia hecho una reserva a favor de los ediflc!os extramuros, que podrian servir a los pia-ceres del pueblo. Arcad.o orden6 quemarlos y con ellos toda la materi:J, supers.iciosa romnis materia superst. tionis). Teodosio ordeno se destruyesen los que estuvieran intactos; y si quedaban paganos, que lo ponia en duda, se pusier(jn en v~gor contra ellos los edictos de muerte. Honorio y Teodosio ordenar n a los matematicos quemar en presencia de los obispos los c6d1·gas del e1·ror, bajo pena de ser desterrados, no solo de la ciudad, sino de todo el imperio. Los autores de libelos seran decapita-dos. Los privilegios acordados a los sabios, a los profesores y medicos, son retirados a los paganos y concedidos a los cristianos que enseiian en el Ca-pitolio. Prohibese enseiiar en las casas particulares bajo pena de destierro. (Teodosio y Valentiniano.)

    Una ley de Arcadio conmina con la pena capital al jefe de la casa en que los herejes se reunan; otra ley ordena quemar todos los libros y condena a muerte a los detentadores. El templo de Sera pis era el asilo de la ciencia pagana: su biblioteca fue des-truida con los idolos; Orosio atestigua haber en-contrado los armarios vacios. Los libros formaban parte de la materictsupersticiosa. Un historiador lan-za a San Gregorio el reproche de haber hecho que-mar la biblioteca palatina en Roma. Los sacerdotes griegos ejercian tanto imperio sobre los empera-dores bizantinos, que a su suplica hicieron qnemar un gran numero de poemas de los antiguos grie-gos. Teodosio el J oven pronuncia aun pena de muerte contra los paganos en 426. Fue necesario un barbaro, Teodorico, para que los restos de los monumentos de Roma fuesen protegidos y devuel-

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    tala tolerancia. Le6n el Isauriano bizo quemar la biblioteca del fo'rum cerarium con sus guardianes, los libros con los sabios.

    No debia quedar piedra sobre piedra de la gran civilizaci6n antigua. Er imperio cae. Razas nuevas ocupan el mundo, avidas de la savia de las ideas. aLa invasi6n de los godos fuc menos danosa a las le.tras que lo babia sido el advenimiento del cristia-nismo, dice Gibbon. » Carlomagno quiere restaurar los estudios; Alcuin probibe a los discipulos leer a Virgilio, «pOr temor a corromperlos».

    En el iglo x exi tian aun muchos autores clasi-co ; la biblioteca de Pbotius poseia a Menandro, Toopompe, Alceo, Safo y Aratus. Pero ya en el si-glo vr los monj es babian comenzado a raspar los manuscritos para hacer libros de coro. Gregorio de Tours termina su his to ria rogando a lo sacerdotes del Senor que no raspen lo que el babia escrito.

    El estudio de las letras toma algun vigor en Ita-lia al aproximar e al afio 1000. Vilgarde y sus disci-pulos unos son quemados en Ravena por orden del obispo y otro' asesinado ~ en Cerdena por el pue-blo: aEvocaron al demonio de Horacia y de Virgilio. El diablo ensayaba sus fuerzas para restaurar la idolatria por medio del arte de la gramatica. » (Ba-roni us).

    LQS arabes despiertan la ciencia y practican la tolerancia: Cristo reprueba lo uno y lo otro. La guerra a los mahometanos y a sus libros dur6 si-glos. Los moros de Espana tenian 70 bibliotecas, do las que una s.ola, lade C6rdoba, contenia 600.000 volumenes: destruy6se todo lo que se pudo. El cardenal Cisneros arroj6 al fuego mas de 100.000 manuscritos, «como si no existiesen en la B'bliote-cas mas quo copias del Coran». jEll pleno siglo XVI bizo quemar publicamente mas de 5.000 manuscri-to ! «Borrad los arabes de la bistoria, dice un sabio escritor, y el renacimiento de las letras se retarda-

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    ra- muchos siglos en Europa», No es culpa -de la Iglesia- si los arabes -no· han sido borrados de la h1storia y las letras con ellos.

    Los cruzados se apoderan de Constantinopla ~ comienzos del sig-Io xm y queman las bibliotecas. Traen ~t Europa algunos manuscritos, pero los obis-pos ·se encargan de quemarlos: la metafisica de A.rist6teles, traducida allatin, fue quemada en Pa-ris, en la plaza publica, ordenandolo asi un conci-lio de obispos y prohibiendo que se conservara ni un ejemplar ni una traducci6n. Los monjes se en-cargan de destruir el res to.

    Pretendense que ellos conservaron los manuscri-tos de la antigiiedad; es cierto, del mismo modo que el verdugo guarda al prisionero que debe ejecutar. Hasta el siglo xv se rasparon los manuscritos pa-ganos para hacer con ellos libros cristianos, reem-plazando las obras maestras del genio con las locu-ras asceticas. La biblioteca de Bobbio contenia una gran cantidad de asceticas; casi todas eran palimp-sestos. Boccacio visit6 el monasterio del monte Ca-ssino, y encontr6 la biblioteca abandonada y en el mayor desorden. «Cuando los monjes quieren ga-nar dos 6 tres sueldos, raspan un manuscrito y ha-cen un salterio para los nifios, 6 cortan las marge-nes y hacen tabletas para las mujeres.» Los manus-critos de San Gall se encontraron en el mismo es-tado por Bracciolini. Un obispo del siglo XIV, alle-gar su biblioteca a una abadia, temiendo que ven-diesen sus libros, exigi6 que cada aiio tuviese que demost1 ar el abad, por medio de inventario, que ninguno habia sido enajenado. «Durante la Edad Media, dice el abad Gaume, la proscripcion solemne de los clasicos· paganos fue una ley general y fiel-mente observada.»

    A esta larga cadena tradicional, anadamos un ul-timo y brillante eslabon. Hacia fines del siglo XVI, en el momento en que el paganismo resucitado en

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    la educacion invadia a Europa, el jesuita Possevin, temblando por el porvenir, hacia oir estas energi· cas palabras:

    •lQuer6is salvar vuestra repiib' ica? 1Pues no dilat6is meter la segur en la raiz del mall 1Desterrad de vues· tras esouelas los autores paganos que, bajo el vano pre· tcxto de ensefiar a vuestros hijos la bella lengua latma, los instruyen en Ia lengua del inflernol

    Si hemos de dar cn3dito al abad Gaume y el abad Toursel, el cone ilio de Trento prohibe aun poner en mano de los niiios los autores paganos. San Car:os Borromeo tratu tambien de proscribir los autores clii.sic:os, pero inutilmente. Igual tentativa se repitiu en Besan

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    e.truscos y caldeos culti vaban la astronomfa; los druidas y los bardos conservaban el tesoro de las ciencias y de la historia. Thales, Pit.lgoras, Anaxi-mandro, Plat6n, hacen marchar ftla par las cienc.as exactas y la filosufia. Egipto vis1umbra el sistema de Copernico. Habiendo descubierto Thales una ley del triangulo, ofrece un :;acrificio a las Musas. Diferentes veces el mismo ora,culo proponia cues-tiones cuya soluci6n honra ala antigiiedad, siendo de notar el calendario y la duplicac!6n del cubo. «Dios se ocupa de la geometria, » dijo Platon.

    ELcristianismo, basado sobre el dogma del peca-do original y de la redencion, reprueba la ciencia. El hombre ha caido por haber tocado al arbol de la ciencia. «Yo destruire la sabiduria de los sa bios, yo reprobare la ciencia de los sabios, >> dijo el Reden-tor. No ha habido esfuerzo del pensamiento qne no haya sido perseguido, detenido 6 retardado como una herejia por la Igl r sia, consecuente con sus principios.

    jLa Gramatica! He aqui la mas inofensiva de las ciencias. Gregorio el Grande prohibio su ensenan-za como una impiedad.

    jLas bellas letras! Despues de los libros paganos, los ensayo; de los pueblos modernos so ·1 destrui-dos. Carwmagno habia reunido los cantos naciona-les de los sajones: sus piadosos sucesore.:; los supri-mieron. Los bardos son asesinados y perseguidos por el cato1icismo; los trovadores y los juglares en el Norte: los primeros son confundidos en el asesi-nato 1de los valden~es; Felipe AuQ.usto y S::m Luis destierran a los segundos del reino Cristiano.

    La poesia no muere; pero la persecuci6n es in-mort::Il. Dante, amenazado, es reducido a escribir un Credo con la misma mano que hrt fia~elado a los papas y cantado el porvenir. Se quema a los poetas: Palingeniu =,Durand, Cecco d'Ascoli, en Italia; Pe-dro Petjt, en Francia (siglo xvn). Ariosto es objeto

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    de burla en una corte religiosa que pre6ere a Are-tina. El Tasso es perseguido y Maquiavelo queda en la rniseria.

    Renacen las letras a pesar de los obstaculos. Atri-buyeselos todos l6s males de la c1·i.c:: tiandad: la Re-forma, la Revoluci6n francesa, la peste, el c6lera, los motines y la miseria.

    iEl teatro! Despues de los Digestos y de los pri-meros Conci1ios hasta los rituales del siglo XIX, los comediantes llevan la nota de infamia. El arte pre-tende ronacer on un convento y se prohibe repre-sentar en elias pieza . Los cofrades de la Pasi6n lo re ucitan en la misma Iglesia y son suprimidos.

    jLa musical Forma parte del culto. Pero la Iglesia tiene miedo de los progresos del pensamien to; to-do lo que se separa del canto llano es reprobado. Gui d'Arozzo doscubre la base de la musica moder-na y cs perseguido. Juan XXII oxpido una bula contra ol arte moderno quo se ensaya (1552).

    En el siglo XVI hace falt1 un hombre de genio para salvar la musica. Palestrina contiene por dos veces los rayos de la Iglesia, mas no consigue nada sin poner un freno a u genio. La musica no tu vo porvenir sino en el terreno profano. En el siglo XIX un Papa la ha desterrado de la iglesia de San Pe-dro,. suprimiendo los instrumentos de la orquesta y las voces de mujer.

    jEl bailc!·En Ldos los tiempos habia sido un :sig-no de :adoracion. Los pr'imor(1 s crlstianos IJailaban en el cora de la .igle ias; Roma prob,ibe bien pron-to es.taarte considerandole profano como los otros.

    jPintura y escultura! Estas artes sirven mas·direc. tamente·.a las pomp as. do la Iglesia; pero en ellas, co., rno on t~do, no ~ay no-:vedad que no asuster ni in de-: pendenCia que no sea s·osp rcholi>a. Le6n X enoarga un lie~zo· aLe.onardo d!ii Vlnoi; el pintor se OOllpa · de ?¥~ra_oio_ne~ quimicas .para. su bar!lizado; . el.~~pa ·.-fi e rrnta: y- sa-· ofende -d.~ us. trab-aJOS. -Tornsui.nQ ·

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    rompe u:.na estatua cuy_o precio se le rehusa; era.uoa Virgen; fue condenado a morir de hambre.-S6lo en el siglo xvrn, bajo Clemente XI, el gobi'erno roma-no prohibe destruir las pinturas antiguas cuan.do se encontraran.

    iLas lenguas mismas! Un capitulo de la orden del Cister prohibe a sus reJigiosos en el siglo xrr escri-bir yen el xvr leer lil;>ros en lengua vulgar. Un si-nodo de obispos de Francia ordena en 1210 entre-gar a los obispos todos los libros de teologia escri-tos en frances, asi como el Credo y el Pate1·; no se puede guardar mas que las vidas de los san tos en lengua moderna, baJO pena de excomuni6n y de herejia. Buda pudo evitar a fuerza de cuidados las persecuciones que sobre si atrajo la ciencia del griego.

    iLa Historia! Renaci6, si; pero para ser atormen-tada en Maquiavelo, historiador de Florencia; de-capitada en Bonfadio, analista de Genova (1561); quemada en los libros de Giannone, cronista de Napoles, teniendo el autor que huir; censurada en de Thou, historiador frances, yen Fleury, escritor eclesiastico.

    iLa Filosofia! Los pitagoricos degollados todos en uri dia; la escuela de Alejandria dispersada p or la muerte y por el destierro; la bella Hipathia asesi-nada_por orden de un santo ... he ahi el Bajo I,mpe-rio. ~No se hablaba de la Filosofia sino como de una.bestia feroz », dice un poeta del siglo v. La cien-cia de las ciencias} no .teniendo .. entonces otro obje-to que. defender la teologia, se limitaba ala dialec.~ tica grosera de lo-s monjes. Pero .desde que el·espi-ritu.marcha, la persecuci6n vuelve a comenzar:. El e5tudio de Aris.t6teles fue sin duda alguna un pro-gre.su: aponas sus libros fueron sacados de Or~ente, la Iglesja los quem6: «N'O solamente pueden estau .. inficionados de .antiguas herejias, sino suscitar nue- · . vas .. El .Cancilio~prohib.e loorlos y conservarLO$~ Los··

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    mismos obbpos hacen desenterrar el cuerpo de Amaury de Chartres para arrojarlo al rio.,.

    Sin embargo, Aristuteles triunfa; la misma Iglesia lo defiende; pero hay que afiadir que ha desfigura-do su :filosofia hasta el punto de fundar con ella misma un obstacu 'o para el progreso de las ideas. Desde este momento se puso ya la persecucion a favor del fil6sofo pagano; el noble profesor Ramos fue condenado por haberse atrevido a atacarle (1543), y muri6 victima de la Saint-Bartbelemy. Los tel.lo os franceses contradicen al maestro. Decla-ves, Villon, y Bitaut son desterrados (1624). La Fa-cultad de Paris prohibe, bajo pena de muerte, en-sefiar na 1a contra su doctrina. Gerson, interroga-do por un cartujo si se puede abreviar los oficios por

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    cer revivir ra. palabra academia, hasfa en broma, vel serio, vel }oco. · El estudio del derecho civil se puso en entredi-eho para los monjes, y en algunas ocasiones basta el canonico. Un Papa, Honoria ltl. p roh.bio en 1220 ensefi.ar el derech0 civil en la Univers:dad de Pa is. Un capitulo del Cister del siglo xv, conside-rando que muchos monjes se jactan de habcr obt ::--nido d · R lm::l permiso p ra estudiar derecho cano-nic(), les pr,,hibe este estudio b 1jo pena de e ,co-munio ,, a menos 4_ue esten autorizados por sus su-periores.

    1La Geografia! Marco Polo, insultado; Cristobal Colon, per seguido antes de su descubri niento y cargado de cadena-: el noble sabio pro testa basta en la tumba, di-p miendo en su testamento que lo entierren con el as.

    iL'l M ·dicina! ?,N J hace la concurre1 cia a los mi-lagros y a los amuletos'? Pur s se la acus.1 de magia. A Apono, profesor en Bolonia, sa le hace compare-cer en juicio a los ochenta aiios de edad y muere en la prision: d spues de muerto l evan su cuerpo a la hoguera. (Comienzos del siglo XIV.) Miguel Servet, medico y f1sico, condenado por Ja Inqui ·i · ciun de E.;;paiia, va fugitivo de pais en peds; perse-guido en Tolosa, es por ultimo quemado en Gine-bra. Ambrosio Pare se salva de la Saint-Barthele-my por la necesidad que tenia Carlos IX de un bue ·1 medico. Pointet, celebre medico calvinista, es con:ienadJ al fuego; rehusa arrodillarse ante una im ::Jgen de la Virgeo~ y le aumentan la p ena cortan-dole la lengua. Habia curado a muchos sacerdote3 de enfermedades vergo1 zos .s, dice Beze, y esto fue lo que le perdio. B .mifac:io VHf pro .. ibe la an·l-tomia y est::! interdicc.on es renovada en 1571. Onli-gan a Carpi a emigrar; Van Helmont es tachado de loco; Vesalius es victima de la Inquisicion. La cir-cula.:i6n de la sangre y la rotacion de la tierra son

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    declaradas 4erejia , y se ,prohibe enseiiar el q~cu-hrimiento de Harvey. . ·

    La mi rna doctrina cri tiana fue puesta en el In-dice', privada y rP.hu ada a los nifios. El papa Cle-m c ·1 to recomienda no divulgar demasiado sus Cons~ tituciones apo:-tolicas. Origene , distingue la parte ext 'rna del cri tiani mo, que se demuestra a todos, de su parte intima reservada a los iniciados, y que e debe ocultar aun a los catecumcnos, seglin Cri-

    ~ u . t mo. S·m Cirilo interpreta en este entido la palabra de Cristo: No an ojad las co as santas a los pen·os. Nadic puede er mac tro si no e buen ca-t )lico, dice el Concilh de Narbona (1551), y prohi-be .' e pues a esto profc ores ortodoxos explicar el E angclio en cla e.

    lV

    LAS CIE:r{CIAS

    jLas Ciencias! Los arabes hicieron mas por las e encias en un siglo que el cristianismo en mil aiios. Debe eles el renacimicnto de la geometria, del a.na-lisis, de la astronomia, de la fi ica y de .la m edicina. La cion cia renace; la Inquisicion se crea. En los si-glo xn y xni los Concilios de Tour y de Paris pro-hilJ en [tlo::; monjcs leer obras de fi ica. Lactancio habia negudo e ta ciencia. Jibonaci, al introducir el algebra en Italia, fue insultado. AI sabio Barozzi : e 1 denuncio como hechicero y su instrumentos de matem[tticas y sus colecciones sirvieron de _pie-zas de convicci6n, escapando ala muerte por la hu-milLmte confesion qu~ hace un crimen ridiculo de la -noble ciencia que amaba. Porta es persQgnido.

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    .: iCuiintos- alquinii.stas y. .. astr6l0g{)s -arrojados·-'·~F hs Uamas! ·.- ... .... .. :..,_ . . : - '> - ·. ··· . :. -: . ~ ,_.

    -El sistema del mundo cU:esta ·infinidad de ·rii':l-rti-res. El obispo Virgilio an uncia que la .- tierra es re-donda, y es condenado por el Papa Zacarias· (si-glo x.vrrr). Copernico muere el mismo dia en que aparece su libro, llamado a reformar la astronomia: el libro es condenado. El profesor de la Universi-dad de Bolonia, Cecco d' Ascoli, es quemado a ·los sesenta afios, por astr6logo. Antonio de Dominis muer.e antes de ·su condenaci6n y queman su cada-ver. Galileo crea la filosoiia de las ciencjas y es atormentado; la astronomia hace honrosa retracta-ci6n por su boca de rodillas en una iglesia; por fin, muere harto de penalidades; la Inquisici6n, si no condujo su cuerpo al quemadero, hizo mas; impidi6 por todos los med-ios a su alcance la publicaci6n de sus descubrimientos. Uno de sus discipulos conser-va sus observaciones sobre los satelites de Jupiter y · se las roban en su lecho de muerte; su nieto es

    · inducido al sacerdocio y le obligan a quemar mu-chos manuscritos de su abuelo; Viviani se esfuerza en reunir los que se habian podido salvar, y se ve obligado a esconderlos en un silo. En nuestro siglo e3 cuando se ha podido reunir lo que escap6 ·ala Inquisici6n y publicar las obras de ese gran genio, cuyo no~bre constituye la gloria de Italia y el pal-d6n .de la Iglesiar

    Kepler es desgraciado; su tia es quemada por bru-ja, y a su madre le amenazan durante seis aiios 90n la hoguera. Descartes se ve obligado a abandonar su gran obra sobre el sistema del mundo, qu¢ hu-biese sido El Cosmos del sigto xvrr. Richelieu ·habia hecho arbitra: ala S ')rbona de las no veda des de Co-pernico y Galileo; poco falt6 para que Francia ·pre-senciara el mismo esc.Jndalo de persecuciones·_ que Italia. Descartes, amenazado como todos los sal;>ios, tuvo que ,ca1lar, y la ciencia enmudeci6, no encon-

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    trandose a su mu :- rte sino algunos raros fragmen-tos de su Monde; se hab1a adelantado al verdugo y quemado el mismo su obra.

    El mismo siglo xrx no pudo rendir el bomenaje debido a Copernico, sin suscitar Ia intolerancia del clero. En 1829, ae pues de la inauguraciun de la es-tltua del iiustre canonigo en Varsovia, habiendose dirigido el cortejo ala basilica de Santa Ct uz, no encontr0 un sacerdote que represent;tra en esta fiesta nacional a una religiun enemiga de las luces. «El clero no quiso rogar, dice M. Czinsky, por un hombre cuyo libro habia sido puesto en ellndi ·e. »

    jEl Vapor! Dionisio Papin, v!Ctima como tantos otros sab.os de Ia revocaciun del edic:o de Nantes, fracas t en su primera tentative! hecha en el destie-rro. Fulton, rechazado por Napoleon, tiene que re-currir a America, donde logra ver coronado con el mas f liz fxito su prodigioso invento.

    Encumiase a la Iglesia por la reforma del calen-dario, sin pensar que la Ig lesia no lleva otra mira q ne :fijar el tiempo pascual, olvidando que ya ha-bian reconocido en el siglo rx la necesidad de esta reforma, y que Rogerio Bacon la propuso en balde en el xnr, teniendo la ciencia que pedirlo ala Igle-sia durante trescientos anos.

    Tocante a ciencia y a :filosofia, la Iglesia no ve mas que la Biblia; en esta es donde hay que estu-diar, segun ella, la Naturaleza y la humanidad. &Dun-de estarian las ciencias, las industrias y las artes, si el espiritu humano se hu bicse limitado al respe-to de los libros santos'? Sulo contradiciendolos a cada paso es como se han podido hacer algunas conquistas. Siempre, al aparecer una idea nueva, la lgL sia se al:-trma, grita ja la herejia! y se encastilla en las Escrituras como en una furtaleza sitiada; en seguid1 interpone entre la religion y la ciencia te-rriole dilema, mC.s peligroso para su honra que pa-ra los sabios a quienes di para sus ray s. jLa reli-

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    gi6n esta falseada 6 la ciencia miente! jNo hay vsr-dad posible contra la verdad revdada!

    jComo! &Josue parj el sol, y el sol habria de es-tlr i .1m6vil'? j06mo! iCristo ha redimido la tierra y h tierra no sera otra cosa que una estrella entr~ millones de estrellas'? ?.Y los otros planetas habian de estar poblados'? j06mo! El hombre caido, que nada pue te sin Ja gracia, ihabria de ser redimido por la ciencia en las esfera profanas sin lt Ialesia'? j06mo! iDio ha creado un Adan, y la ciencia encon-traria por todas partes hombres? jNunca! jL!l Igle-sia amenaza; la Iglesia llama en su auxilio al brazo secular contra esas herej fas que se apellidan ciencia!

    Y, no obstante, la ciencia triunfa, porque se apo-ya en la observacion, mus infalible que todos los libros santos. La Iglesia entonces muda de plan: ensena por si mism:1 los condenahles errores gue han conducido a los sabio ala hoguera; se ve a su pesar reducida a explicar el texto sagrado seglin la ciencia, y a reemplazar el viejo sentido degradado por las nuevas verdade~. De este modo, la Biblia no es mas que un edificio en ruinas, -recubierto aqui y alla por las p · edras de la ciencia, cimentado con la sangre de los fil6sofos.

    Ellibro mas peligroso para la Iglesia seria aquel en que se rcproduj eran sus propios argumentos, y en el cual se le devol viesen los mismos dilemas que pretendia c ran mortales para la ciencia. Pero -?,qne religion es esa que transforma los pacificos traba-jos de los sabios en guerra sangrienta, y crea se-mejantes obst[tculos a la-3 conquistas del espiritu humano? jSi los pueblos conociera 1 si~u:era la his-toria de la ciencia y de sus martires, ya no queda-ria al cristianismo una h ora de existe:lCia! Sin em-bargo, los siglos marchan y las ciencias van adelan-te: la lglesi.a queda i nm6vil.

    En nuestros dias, el abad Gaume reprocha tam· bien a.-Ia cienoia c la soberbia pretensi6n de no pe·

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    dil' jamas a la religl6n la soluciun de ningun pro-blema»; como si. Galileo, en vez de dirigir e:l teles.-copio hacia el Cielo, hubiera debido buS:car en la Biblia, a fuerza de hi opazos, lo que no se encuen-tra en ella; como si fuese posible, exprimiendo 6 alambicando un text') sagrado, hallar las leyes 6las idea!? que han traido el descubrimiento de Ameri-ca, de la imprenta, del varor, del telegrafo, y crea~ do las cic·ncias y las indus trias m 1derna .

    Pio VI, en su breve a lo obi pos de Francia, com bate la constituci6n civil del dero e invoca aun aDios contra la ciencia. o: Cuando Dios hubo crea-do al hombre y colocadole en el Parai o, ~no es cierto que aJ mismo tiempo le amenaz6 con la pena de muerte si tocaba at arbol de ]a ciencia del bien y del mal? Gregorio XVI repite, con el Concilio de Trento, que el E piritu Santo sugiere incesantemen-te ala Igle -ia toda verdad. Pero i los sentimientos de la Igle ~ ia no varian, los medios deb en cambiar. Desarmada de la espada secular, pri 1·ada de las ho-gueras de la Inqui ici6n, pidiu al E piritu Santo nuevos recursos contra la ciencia.

    No ·hablemos de los Estados en que la Iglesia manda; una palabra del cardenal Antonelli bas tara. Forzado en .1853 a alumbrar algunas calles de. Ro-ma: «iV.aya por el ga! dijo; pero que no nos hablen jamas de c.aminos de hierro. » · · . . ~ · ·

    A11.n: en nuestros dias,. des de hace. cincuenta aiios;". . ·. la Iglesia esta ocupada· en c.onstreiiir toda ciencia . : nueva .Al primer as.pecto, mediante un pe.quefi.o .e.s-· · fuerzp_ .que consiste: .en cambiar en-. epocas los dias : .... deJa :creaci6n con detdmento·.de la potericia.deL :. Creador, la geologia podra compaginarse.asi.con el Gene.sis _cbm.o con .las cosmogonias .de . la India. y . Per~.i-~ .. :Per.o~ .cuatJto mas - ~e a.vaoza en .esta .ciencia, . . la cosmogonia cristiana pierd_e rna~ .terren-o,: y la . cue;;.~ion:. del hurobr.e.f6sil,_sQbre to.do, d·ehe :causar .. a la-!'or.toduxia··gr:arr-·derr.Ota. tQuielli :sin .·emb.ar!'

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    go, conoce este orden de hechos ya tan·rtqufshn·o·r _· Los animales f6siles, que al principia se toma:t :n ·

    por hombres, habian dado alglin evento de triunfo ala religi6n que respiraba de su primers .... bresalto, cuando vino Cuvier. Este comprendi6 la tra cen-dencia filos6fica del descubrimiento y se dirigi6 a los poderes de la tierra. El sabio prote tante ers bar6n-y consejero de Estado del imperio; escamo-te6 la cuesti6n y por espacio de treinta anos su gran autoridad mantuvo el apagador sobre la luz. Por Ultimo, Marcel de Serres dijo la pr:mera pala-bra sin escandalo, y qued6 en la oscuridad; Boue habla y habla alto, y tiene que abandonar a Fran-cia. D'Archiac publica el resultado de su ciencia tan positiva y perspicua, esquivando el punto capital. D' Orbigni, excluye al hombre del cuadro de su trabajo. El ejemplo de Cuvier es digno de imita-ci6n; la ciencia oficial e calla, se afc eta dudar de lo resultados adquirido y refierese a los aJtores or-todoxos. El silencio seria absoluto i no hubiera es-critores protestante en ambos mundo . Americ::t, obre todo, marcha resueltamente hacia e te estu-

    dio, sin inquietarse de que cada paso deJa ciencia desgarre un versiculo de la Biblia. America no tie-ne fanatismo interesado en un texto viejo, ni per-sonalidades cientificas que den la ley y envuelvan las ciencias en un interes personal.

    E tablecidos los hechos, tales como el descubri-miento de los craneos fvsiles de la raza roja en America, de la negra en Europa, de la amarilla en el N or.te, corroboran altamente que la hu.inanid'atl estaba repartida en los dos hemLferio en tina ep·o- -ca rii.uf anterior ·al diluvio y mucho antes que los hijos de Adan hub~eran podido pobl~r 1~ _ti~r~a. _

    La u·nidad de ongen de las razas humanas es des~. de ·hoy mas imposi5le d~ s_ostener ante 1~- ~si

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    inoontrastable_, triunfante, la I5·1e ~ ia tendr.l que acomodarse a ella, como tuvo que aceptar el movi-miento de la tierra, la fijeza del sol, la pluralidad de los mundos y las epocas genesiacas. Entre tanto la conjuracion del silencio sofoca hermosos descu-brimiento , hasta donde la Iglesia puede. tQue ne-cesidad tiene 1 los c·1tulicos de saber si se han en-contrado hombre:; fusiles? »iMientras menos luces tengamos, mayor sumi i6n mo traremo ante lafe! »

    v

    LA Il\IPRENT A

    L·1 imprenta merecia un lugar a parte en los favo-res de la Iglesia; venia a poner los libros en manos de tod.J ei mundo y una biblioteca en cada casa.

    Comprendese hoy cuanta fuerza, cuan poderoso aliento debia dar ala ciencia el arte de G.1tenberg; que motor de emancipaciun y de progreso traia a los pueblo'· La Iglesia parece no comprenderlo al principia: ocupada en atesorar el oro de las indul-gencias, lo Papas no ven en ella rna que un medio de activar la recolecciun. Las concesiones de indul-gen cias de Nicolas v on uno de lGS rna ' antiguos monumentos tipografi.cos (1454). Pero no tardaron en ad vertir el peligro, y la represion fue severa.

    En todos los tiempos la religion habia pretendi-do el monopolio de las conciencias y oprimido con triples cadenas la inteligencia humana. El primer Indice data del si~lo v (C mcilio de Roma, 494). La Jg:esia aun apelaba ala discusi6n contra el paga-nismo y ya com bate el libre exam en, reduciendo

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    al mas pequefto m1mero posible los libros cristia-nos, Evangelios inclusive .

    . se quemaban los libros, y los sabios, monjes y laiCos; se quemaban la:3 obras de filosofia y de cien-cia, los libros de los alquimistas y de los ascetas: los que no eran quemados eran encadenados. Luis XI quiso reformar la Universidad de Paris; de con-cierto con los doctores, Ianza aquel famoso edicto contra los Nominales, en que ordena que sus libros sean cerrados con cadena y candado, o: como con esposas, para que no puedan abrirse, » ne intra sp c-tentur. Ya hacia mucl10 tiempo que Luis Vll habia ordenado quemar los libros a e los judios (1154).

    Todos los Papas tienen a honra y deber apre-tar el frena. Prohibese imprimir lo que se quiera, sin haber .o sometido al vicario apostulico, al obis-po 6 al inquisidor, bajo pena de excomuniun, mul-tas y otros ejemplares castigos, scglin el tiempo y et lugar. Leun X explica el objeto: no quiere que un descubrimiento "hecho por la gracia de Dios y para gloria de su Iglesia, se vuelva en detrimento de lo,:; fieles ». (Bula del4 de Mayo 1515.) Mil trabas se oponen a este arte que debe llevar la luz a los mas pequenos.

    En varias ocasiones los Papas prohibieron a los monjes prestar sus manuscrito y sus libros. Six-to V Io prohibi6 a las 6rdenes menores de San Franci.::co (bula del1.0 de Octubre 1587), Urbano VII a los hermanos predtCadores (23 Marzo de 1636); Al< jandro VII a los capuchinos (3 Junio de 16.56). La excomuniun es la sanciun acostumbrada. Estas b 1Jas ordenan que la prohibici6n se fije y marque con el sella de la superioridad en un sitio visible. En la cabeza del cat;Uogo de la biblioteca de los ca-puchin as de Meudon, en 1715, S 3 leia todavia una advertencia del superior que recordaba la prohibi-ciun de dejar ninglin libro a los legos. En 1031 un capitulo del Cister prohibi6 a sus profesos tener li-

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    bro-alguno sin permiso; en 1531 un -capi.tu~o de la mi -rna orden se alza coil:tra la multiplicidad cire-cieilte de los libros y reitera la prohibici6n de leer otros que las obras latinas aprobadas por el abad. Los reyes, con todo su poder, se pusieron al lado de una Iglesia que consagraba el despotismo. No faltaron victimas de la imprenta, y ]as hubo cele-bres, como las siguientes: .

    125.-Santiago Pauvan, doctor de la Sorbona, quemado en Paris.

    1529.- Luis Berqutn; consejero de Francisco I, taladrada la lengua y quemado. ·

    1546.-3 de Agosto.- Esteban Dolet, quemado en la plaza Maubert, y su hermano en e:fi.gie.

    1573.-Geoffroi Vallee, ahorc1do y quemado en Paris por haber escrito un libro titulado De la bea-titude des chretiens.

    1589.-Gilles Du Carroi y su prole fustigados y desterrados. (L' Etoile.) · 1710.-Tres impresores colgados en Paris (San-grain, 06digo dellibrero.)

    1649.-Claudio Morlet, librero, ahoroado en Paris.

    Ni aun la Biblia escapaba a los encarnizados per-seguidores de las ideas. El Indice de Pablo IV (1559) condeno cuarenta ediciones del santo libro y todas las traducciones de la Vulgata; la misma sentencia hiere de antemano a todo lo que salga de las pren-s·as de ciento sesenta impresores sospechosos. La Biblia polaca de Radziwil es quemada con su tra-ductor; la holandesa de Liesvelt es condenada y su impresor decapitado. Un edicto del 27 de Julio de 1707 prohibe imprimir y vender iibros de horas; otros, los de clase (22 de Junio de 1725). Los mis-mos jesuitas no podian tener imprenta.

    La Enciclopedia es conde·nacta por Clemente .XIII, suprimida por Luis XIV. El E1nilio, quemado en Pa-ris y Qll Ginebra (1762). La Historia de los fesui'as,

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    de Linguet, quemada en Paris (1768). Las -cartas so,. bre el esla'.Jlecimiento de los europeos en la India, de Rayna1, quemadas en la escalera principal de pa-lacio (1781).

    Marmontel y Diderot ven sus obras condenadas como lo habian sido las de Abelardo y Amaury de Chartres, de Charon y de Tb.ou. Racine y Corneille hjci~ron penitencia por sus obras maestras,

    iVoltaire! Casi todas las obras del gran ap6stol de la humanidad son condenada al fuego. «i Y po que-maremos mas que los libros?» exclama un magis-trado; y al poco tiempo el caballero de la Barre es arrojado a las llamas despues de haberle cortado la cabeza: el Diccionario filos6fico es quemado con el.

    Estos escritores, se dira, eran fil6sofos, y ataca-ban a su madre Ja Iglesia bajo pretcxto de ilumi-nar a sus hermanos. Pero los mas piado OS cristia-nos no escapan ala ferula. El abate Fleury os heri-do por el Indice (1687); Fenel6n per: eguido, supri-midas sus Maximas de los sanlos y su 'l'elemaco que-mado. Laharpe hace el elogio del obispo de Cam-bray: se le suprirne (1771). Fenel6n daba 4 un pa-gano «todos los sentimientos y todas las virtudes que s6lo el cristianismo puede inspirar, , dijo el abate Gaume. Se pregunt6 a Bossuet que libro pre-feriria haber escrito; Bossuet respondi6: «las Pro-vinciales. » Y las Provinciales on quemadas en Paris y en Aix, quemadas en frances, q uemada en latin; la hoguera arde durante tres·anos (1657-1660).iCon que derecho Pascal, un laico, ponia mano en los in-tereses de la.religi6n cristiana? · · _

    Aun despues de la revoluci6n francesa, e con-dena a la destruci6n (tal es el termino legal de las entencias) los libro ~ que ofenden la religion del

    Estado y a multa y prisi6n a sus autores. Lamennais, Beranger, Gioberti, cien mas son de ello gloriosos testigos. En 1825, el obispo de Valence condena, no solamente a la excomuni6n (muchas gentes se in-

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    quietan poco por lu excomuni6n, dice,) sino tam bien a multa, a toda persona que imprima un libro no aprobado por su Eminencia. En 1828, en M0de-na una ley ordena que todo libro sea marcado con el timbre de la censura eclesiastica, y prohibe pres-tar ninguno que no sea tiii1brado, condenando los delincuentes a multas. El Dante no puede pa~ar per la aduana. En 1857, ala voz de los capuchinos, los habitantes de Grasse pres en tan sus malos libros: Th:er", Duma ~ , Jorge Sand, Eu~enio Sue, Lamarti-ne, y el c cro va en procesi6rt a quemarlos cantan-do salmos. La Francia de Voltaire y de Dant6n vuel ve a presenciar el auto de fe de los apustoles.

    La enciclica de 1852, l,UO puso en todo su vi~or Ia doctrina secular de la Iglesia contra esta libertad funesla, contra la cual todo horro·r es poco, la tiber-tad de la libre'ria? Gregorio XVI repite en ella la palabras de Clemente XIIT: o: E ~ preciso procurar el exterminio de esa peste mortal; porque jamas se cortara bastante la materia de l error sino arroj .n-do a las llamas los culpables elementos del mal. » jSiempre la materia supe'rstitioni de los hij o de Constantino!

    I

    VII

    LAS ESOUELAS

    El mismo espiritu que se opone a imltiles estu-dios laicos pre:-ide la enseiianza. La Jglesia no en-seiia mas que el .catecLmo.

    Bien pronto fue barrida la ciencia del espiritu hum 1no. o: Hubo precision en poco tiempo, dice el sabio historiador, Guinquene, de reducir toda la . instrucci6n de la juventud a cuestiones de contro-versia y desterrar los estudios. » «Se avergonzaban

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    de la lengua latina-decian los benedictinos, seglin un poeta; la gramatica era entonces soberamente meno3preciada; se tenia ala dialectica como a una amazona arm~da; se rechazaban la mu:;ica, b geo-metria y la aritmetica como otras tantas furias, y no se hablaba de h :fi.losofia sino como de una bes-tia fe roz.»

    Carlomagno reconocia la neeesidad de las escu ·-las, pero su fin era el mismo; todos los escritores lo reconocen. «Carlomagno, Alcuin, Teodulfo y to-dos lo que trabajaron en la ref..>rma de los estu-dios, dice el sabi > abad Andres, no tenian otra mi-ra que el servicio de las iglesias. » Nose hablaba en-tonces, dice Dom Rivet, sino de biblias, evangel10s, misales, antifona , penitenciale , sacramentarios y salterios ... » Se aprendia la lectura para leer el Evan-gelio y el o:fi.cio pJrvo, la escritura para copiar los l1 bros de la Iglesia, y la musica para can tar en ella. L~s Capitulares dan el program.1 de estos estudios: abraza lo · salmo~ y el canto llano, la gramatica y el cumputo. «QJe tengan, sabre todn, libros reli-giosos correctos, dice el gran legi lador, porque se pide mal aDios lo que se dcsea por media de li-bros incorrectos.» Oarlomagno fracas6 hasta en su mism1 obt·a ortodoxa. D

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    los chantres de las catedrales 6 a los maestres-cuelas. .

    El primer emperador cristiano habia decretado ]a eficacia de ·practicas supersticiosas para curar a lo creyentes, y la fe no ha variado desde entonces. ?,Es preciso recordar el pan bendito para curar el amor; el cintur6n de San Fursi para calmar la luju-ria; S::m Jose, patr6n de los j6venes que quioren casarse; San Francisco de Paula y San Le6n, que hacen madres a las esposas; el cintur6n de Santa Margarita, para ayudarlas en los partos; el aceite de San Nicolas, que di ·ipa las nieblas; San Nepomuce-no, invocado contra la diarrea; Santa Voue, contra la fiebre; San Rigoberto, contra el dolor de muelas, San Bias, contra las e pinas en la garganta, y la misa del Santo Sudario contra la ceguera'? La Igle-sia toma parte en estas practicas y distribuye ella misma las gracias . . Se ha vis to a los Concilios prohibir la lectura en

    lengua vulgar de otros libros que la Vida de los Santos, aun cuando no ha habido prejuicio irritan-te, superstici6n inmoral, bestial nimiedad, ni cris-t-iana locura que no se encuentren a grandes do is en esos libros que se juzgan dignos del monopolio, Aqui milagros que predican la venganza y la into-lerancia; alla menospreciados todos los sentimien-tos de la familia; aculla todo pudor sobresaltado; los amores de santas j6venes y su matrimonio con Cristo; la leche de la Virgen bebida por los santos;

    · · el. mismo suicidio y el robo consagrados con he-chos so brenaturales; a cada pagina propagada la cr.eencia en las bruj erias, los poseidos del diablo, el nudo de la aguja, el sortilegio de los ganados; despues practicas de pequefieces que arrancan risa 6 cau au repugnancia: un santo haciendo dar vuel-tas, no a su sombrero, sino a su hermano, para re-conocer su ruta; otro cambiando un cap6n en car-pa en un dia de ayuno; la candela de este, los alfi-

    I

  • - 29 -

    leres del otro; una S

  • -- a) -

    con pal mas bendit::~s. tN o nos enseii.a un milagro que la limpieza se castiga en el Cielo algunas veee5? St truena, in 110quemos as m D mato y pongamos sobre nosotros sus reliquias, roci ·monos con agua bendita y encend 1mo · cirios. Los pararrayos son una invenci6n de la ciencia profana y esceptica que dud a de los milagros. Si graniza, sal ,·ad vuestras vi v1endas tocando las campanas y encendiendo candelas ala Virgen.

    VIII

    RESULTADOS

    Los resultados de una infiuencia tan piad )Samen-te civilizador 1 se demuestran en todo.:; los siglos.

    En el V, el P c~.pa Cele.:; · ino se encu "ntra con que los clerigos ignoran el derecho canunico (Et3ist. 3.) Cassiodoro se ve o uligado a e · cri bir un tra tado para enseii.ar a los frailes a copiar correctamente los manusc ·itos. Un siglo mas tard ', Gregorio el Grande 110 hal a en C .nstantinopla un hombre ca-paz de traducir gaiego al latin y latin al priego, (L. III, carta 30). Los Ol')ispos no tienen ni morali-dad ni saber, dice el Concilio de Valence (895).

    cEn tiem ,Jo de Carlomagno, dice Mabillon, no ha bia en E ·paii.a un sacerdote que supiera eseribir una carta. " E 1 tiempo de A fredJ el Grdnde, nin-giin cura etttendia sus oraciones en latin. Lqs cu-rc.JS baut·zaban i~ nomini palris e ' fi ici et spii-it ci sanclci. (Carta del Papa Zacarias al obi-p. Bonifa-cio). Carlomagno tien~ que pedir al extranjero pro-fesores de gr,;matica y de canto llano: el mismo no sabia escribir. FedPrico Barbarroja no s1bia leer. En los siglos xru y xrv, Felipe el Atrevido y Juan de Bohemia carecian de insLrucciun. Del siglo vrn al xrr era muy 1 aro que un cura sup:ese firmar.

  • - 31 -

    llLos curas, dice Chapelain, no sabian leery no instruian al pueblo sino por med·o de "ermones. Si alguno de ellos llegaba a dedic rse a las bellas ar-tes 6 elevar su es ' iritu ala contemplaci6n del mo-vimiento de lo;;; astros, se le tenia por mago y here-je (Memorias de literal, u d' his .) Gerbe t, que ha-bia estudindo ent··e los a abes y lleg6 a Papa, fue tambien acusado de dedicarse a la m~gia. Este--ban VII no conocia la doctrina cristiana, ~ egun los historiadores eclesiasticos. Pedro de Amiens con-signa que en el siglo x los curas ;· penas sabian leer. Un c nunigo del obispado de Bourges hace cons-tar que n ) se les exigia en los examenes mas que dos puntos: distinguir el plural del singular, y para el bautismo, el rnasculino del femenino.

    X

    IGNORANCIA Y ESCLAVITUD

    La doctrina de una Iglesia que cree que la igno-rancia, como la miseria, como todos los males y to-das las humillaciones, es un efecto del pecado origi-nal, se descubre de cuerpo entero en su conducta para con los esclavos.

    He dicho que el cristianismo habia aiiadido un anillo mas a la iura caden 1. de la esclavitud: este anillo es la ignorancia. Los antiguos instruian a los esclavos; la Iglesia cat6lica prohibe instruirlo~. Epicteto, el sublime esclavo, honra la filosofia an-tigua; Phedon, el amigo de Plat6n, Mennipe, Porn-polus, Per::-eo, My-·, eran esclavos y fueron celebres fil6sofos. Entre los poetas, CheriLo, poeta griego, que

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    gran-des p0etas para reci tarselos a sus amoc:.. El pre-cio· de los- esclavos se e1evaba en raz6n a su cienchi; · los gramaticos, los poetas, los maestros, los pinto-res, los copistas, los lectores, los musicos, los mate-maticos eran numerosos y muy buscados.

    ·;.·

    * * * jPueblo! Con tal de que tu alma ignorante se so-

    meta al culto que permita a los curas dominar y v;vi_r_ bien, y ala obediencia que hace reinar a los principes, esto basta para la educacion cristiana. jHe aqu_i p9r que Ja Iglesia pretende que Dios le ha dado e.l monopolio de la enseiianza de los hon1bres. lie et docenlef jlgnorancia y superstici6n, embrute-cimiento y obediencia, esclavitud en todos sus gra-dos, en el alma yen el cuerpo, m·ra lo que te ofre-ce el clero en nombre del que dijo: "Yo soy la luz y el redentor del mundo. »

    jPueblo, pueblo! ;i,Cuando arrojaras a latigazos a los mercaderes del templo? ?,Cuando les diras con Jesucr-i~to: «jMalditos se lis, doctores de la ley~ que os habeis apoderado de la llave de la ciencia, y asi que P.abeis entrado la habeis cerrado a los que que-rian entrar!» (San Lucas, Xr, 52.) ·-

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    r. 0 La v11clla de Cn.sto, por Jose 1\'akens.-z.o La l11juria del Clero, se-gun los Concilio .-3.0 El Diablo, por Roberto Robert.-4.° Cristo ett el Vatica11o, por Victor Hugo.-s.o El Roma11cero Allliclerical, por varios au-tares (primer tomo).-6.0 Pueblo y .rlristocraCla, por Pey Ordeix.-7.0 His-torias de Ia Corle Celestial, pot· Narciso Campillo.-8.o 1vi 611ita Secreta de los Jesuitas.-g. 0 A 1t11a Madre, por Ramon Chies.-10. La Democracia y Ia Iglesia, por Potvin.

    SEGUND1\ SERlE

    1.0 Dios, por Sufier v Capdevila.-2.0 Los Milagros, por Roberto Ro-bert.-J.0 Lo qtte se comen los curas, por Fray Gerundio.-4.0 Viaje al l11{ierno, por Jose Nakens.-s.o La Libertad de Ense1ian:::a, por Edmundo Gonzalez Blanco.-6.0 La Papisa l11a11a, por Julio F. Mateo.-7.0 Sonetos J>iadosos, por varios .-8.0 Las 67 Preguntas, por el celebre te61ogo Zapa-ta.-g.0 Histo1·ias de Ia Corte Celestial, por Narciso Campillo (2.0 folleto).-1 o. Frailes al desn11do.

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    L1 moral y Ia Iglcsia.-Las cosl.ilnbrcs :\' Ia Iglesia.-La miscria :)' Ia lglesia.-La n 'q 11e:::a y Ia lglesia.-La esclavitud y Ia Iglesia.-La i!llloran-cia y Ia lglcsia.-E/ crimc11 3' Ia lglcsia.-La mujc1· y Ia Iglesia.-El ccli-bato y Ia Iglcsia.-La poUtica y Ia Iglesia, todos por Dom Jacobus.

    Cada folleto se vende a 15 centimo . A los suscriptorc de El Jloti11 que los pidan directamcnte a Ia Administraci6n, callc de Alberto 1\guilera, 52, se les ponddm a 10 centimos, lo mismo que a los corrcsponsales, librerias, kioskos y Centros republicanos. Cada serie de diez tomos, U ' .. \ PESETA.

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