La Ética y El Problema de Dios en Vives

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Resumen En la coyuntura histórica, turbulenta y apasionante a la vez del Humanismo Renacentista, caracterizada por la vuelta a la Antigüedad clásica y por la renovación de principios en todas las manifestaciones culturales, resultan afectadas, desde sus mismos cimientos, la filosofía y la religión. Esta crisis escolástica incide de tal manera en la conciencia de los individuos y de los pueblos, que exige sin demora una solución, aun cuando sea provisional, que haga posible a los hombres el simple fenómeno de seguir viviendo como tales. Nada tiene, pues, de extraño que entre las ruinas de la Moral tomista surjan impulsos moralizadores, como el de Justus Lipsius (1547-1606), que- riendo renovar las doctrinas estoicas de Epicteto (ca. 50 a. de C.-125/138) y Séneca (ca. 4-65) y el de Pierre Gassendi (1592-1655), empeñado en cristia- nizar a Epicuro. Para algunos, a esto se reduce, más o menos, la Ética del Renacimiento. Otros opinan que la primera Ética de la filosofía moderna hay que buscarla entre los grandes filósofos, que sin pertenecer cronológicamen- te al Renacimiento, son consecuencia madura de él. Se refieren a Descartes (1596-1650), Spinoza (1632-1677) y Kant (1724-1804). Pero en opinión de significativos autores, no hay que remontarse hasta Kant para hallar la autén- tica Ética del Renacimiento. Juan Luis Vives publicaba en 1524 un pequeño librito titulado Introductio ad Sapientiam [Introducción a la Sabiduría], que por su estructura ideológica interna y por su ascendencia senequista y cris- tiana ocupa un lugar preferente entre las Éticas modernas, y por su conteni- do y cronología puede ser considerada como la Ética del Renacimiento, al menos del Renacimiento español. Anales del Seminario de Historia de la Filosofía 2003, 20 181-245 ISSN: 0211-2337 181 La ética y el problema de Dios en Juan Luis Vives (1492-1540) Alfonso MAESTRE SÁNCHEZ (Universidad Complutense de Madrid)

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En la coyuntura histórica, turbulenta y apasionante a la vez delHumanismo Renacentista, caracterizada por la vuelta a la Antigüedad clásicay por la renovación de principios en todas las manifestaciones culturales,resultan afectadas, desde sus mismos cimientos, la filosofía y la religión. Estacrisis escolástica incide de tal manera en la conciencia de los individuos y delos pueblos, que exige sin demora una solución, aun cuando sea provisional,que haga posible a los hombres el simple fenómeno de seguir viviendo comotales.

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ResumenEnlacoyunturahistrica,turbulentayapasionantealavezdelHumanismo Renacentista, caracterizada por la vuelta a la Antigedad clsicayporlarenovacindeprincipiosentodaslasmanifestacionesculturales,resultan afectadas, desde sus mismos cimientos, la filosofa y la religin. Estacrisis escolstica incide de tal manera en la conciencia de los individuos y delos pueblos, que exige sin demora una solucin, aun cuando sea provisional,que haga posible a los hombres el simple fenmeno de seguir viviendo comotales.Nadatiene,pues,deextraoqueentrelasruinasdelaMoraltomistasurjan impulsos moralizadores, como el de Justus Lipsius (1547-1606), que-riendo renovar las doctrinas estoicas de Epicteto (ca. 50 a. de C.-125/138) ySneca (ca. 4-65) y el de Pierre Gassendi (1592-1655), empeado en cristia-nizaraEpicuro.Paraalgunos,aestosereduce,msomenos,laticadelRenacimiento. Otros opinan que la primera tica de la filosofa moderna hayque buscarla entre los grandes filsofos, que sin pertenecer cronolgicamen-te al Renacimiento, son consecuencia madura de l. Se refieren a Descartes(1596-1650), Spinoza (1632-1677) y Kant (1724-1804). Pero en opinin designificativos autores, no hay que remontarse hasta Kant para hallar la autn-tica tica del Renacimiento. Juan Luis Vives publicaba en 1524 un pequeolibrito titulado Introductio ad Sapientiam [Introduccin a la Sabidura], queporsuestructuraideolgicainternayporsuascendenciasenequistaycris-tiana ocupa un lugar preferente entre las ticas modernas, y por su conteni-doycronologapuedeserconsideradacomolaticadelRenacimiento,almenos del Renacimiento espaol.Anales del Seminario de Historia de la Filosofa2003, 20 181-245ISSN: 0211-2337181La tica y el problema de Dios en Juan Luis Vives (1492-1540)Alfonso MAESTRE SNCHEZ(Universidad Complutense de Madrid)maestre.qxd03/11/200311:30Pgina 181Palabrasclaves:Renacimiento,Humanismo,Vives,tica,Sapientia,Dios.Abstract Inthehistorical,turbulentandexcitingtimesoftheRenaissanceHumanism, characterized by a return to classic Antiquity, and the renovationof all cultural manifestations, both philosophy and religion are affected fromtheir very foundations. This scholastic crisis affects in such a way the cons-cience, of the individuals and the people that it demands a solution immedia-te although provisional solution, so that we continuing even the business ofliving.Nowonderthatamongtheruinsoftomistmorality,somemoralistsarise, as that of Justus Lipsius (1547-1606), engased in renovating the stoicdoctrines of Epicteto (ca. 50 to. of C. -125/138) and Sneca (ca. 4-65), andthat of Pierre Gassendi (1592-1655), determined to Christianize Epicuro. Forsome could be a summarise of the Ethics of the Renaissance others believethat the first Ethics of modern philosophy should be considered to be a pro-duct of the Renaissance, even if it does not belong chronologically to it theymeamDescartes(1596-1650),Spinoza(1632-1677)andKant(1724-1804).However according to the opinion of some significant authors, we dont needto go back to Kant to find the authentic Ethics of the Renaissance. Juan LuisVives published in 1524 a small booklet titled Introductio ad Sapientiam thatfor its internal ideological structure and its origin senequista and christan lea-ning occupies a privileged place within modern Ethic, and if we take accourthiscontentandchronologyitcanbeconsideredastheEthicsoftheRenaissance, at least of the Spanish Renaissance. Keywords: Renaissance, Humanism,Vives, Ethics, Sapientia, God.La ancdota de un suceso, el simple hecho histrico, por importante quehaya aparecido a los contemporneos, no tienen por s mismos valor algunopara deslindar las grandes etapas del desarrollo de las culturas humanas. Porlo tanto, ni la cada de Constantinopla en poder de los turcos, ni el descubri-mientodeAmrica,nilaReformaluterana,poseenentidadsuficienteparadeterminar el comienzo de la Modernidad. Es necesario como dice VicensVivesbuscarencapassocialesyculturalesmuchomsprofundasparahallarlaexplicacindelcambiodementalidadcolectivaquepermitedife-Alfonso Maestre Snchez La tica y el problema de Dios en Juan Luis VivesAnales del Seminario de Historia de la Filosofa2003, 20 181-245182maestre.qxd03/11/200311:30Pgina 182renciar el Medioevo de la Modernidad1. Porque son las exigencias de carc-terideolgicoylosinteresessocio/polticoslosqueinfluyenenlasclasificaciones, definiciones y periodizaciones de la historia2. 1. El humanismo renacentistaEn palabras de Reale y Antiseri, existe una inmensa bibliografa crticasobre el perodo del humanismo y del renacimiento. Sin embargo, los exper-tos no han formulado una nica definicin de los rasgos de dicha poca, querecojaunaaprobacinunnime,yademshanidoenmaraandohastatalpunto la complejidad de los diversos problemas, que al mismo especialista leresultandifcilesdedesentraar.Lacuestinresultacomplicadaasimismopor el hecho de que durante este perodo no slo se halla en curso una modi-ficacin del pensamiento filosfico, sino tambin de toda la vida del hombreen todos sus aspectos: sociales, polticos, morales, literarios, artsticos, cien-tficos y religiosos3.Explicacin simplista del proceso histricoLos humanistas y los artistas que vivieron en los siglos XV y XVI tuvie-ron la sensacin de que les separaba un abismo de los gustos y aptitudes delas generaciones anteriores. Ellos haban renovado las letras e incluso habansuperado a los antiguos griegos y romanos en el logro de la perfeccin de lasobras de arte4. Lo anterior era brbaro, gtico. Esta sensacin de ruptura,Alfonso Maestre Snchez La tica y el problema de Dios en Juan Luis VivesAnales del Seminario de Historia de la Filosofa2003, 20 181-2451831Jaime Vicens Vives, Historia general Moderna. Del Renacimiento a la crisis del sigloXX. Tomo I. Barcelona: Montaner y Simn, S. A., Editores, 1971, 7, pp. 12-53.2Cesare Vasoli, Umanesimo e Rinascimento. Palermo: Palumbo Editore, 1971, 2, p. 6.3Giovani Reale y Dario Antiseri,Historia del pensamiento filosfico y cientfico. TomoII. Del Humanismo a Kant, (Versin castellana de Juan Andrs Iglesias). Barcelona: EditorialHerder, S. A., 1988, p. 26.4GiorgioVasari(1511-1571)considerquelosartistasdeesteperiodoconsiguieronloque los artistas italianos anteriores haban alcanzado slo en parte. Distingui cinco cualida-des en la perfeccin lograda en el alto Renacimiento: mtodo en arquitectura, es decir, funda-mentar obras modernas en los planos y proporciones de edificios antiguos; orden, o clara dis-tincin de los estilos drico, jnico y corintio de las columnas;medida en la arquitectura, laesculturaylapintura,demodoquetodaslaspartesyelconjuntoaparezcanperfectamenteestructurados; dibujo, que no es otra cosa sino la imitacin de belleza de la naturaleza, cuali-dad que depende de la habilidad de la mano y la mente del artista para reproducir lo que vecon sus ojos de modo correcto y preciso sobre el papel o un lienzo de pared; y estilo, consis-tente en la habilidad para combinar las dos ltimas cualidades la copia de las cosas ms bellasmaestre.qxd03/11/200311:30Pgina 183ampliada luego por el desgarro protestante, transmiti a la intelectualidad delossiglosposterioreslaideadeunprocesohistricotripartito:lagrandezaculturaldelospasesmediterrneosclsicosseempalmabaconladelostiemposmodernosa travs de un oscuro perodo, de contornos cronolgi-cosindecisos,queGiovaniAndreadeiBussidenominporprimeravezen1469 con el nombre demediatempestas, y que la costumbre hizo aglutinarbajo el denominador comn de la Edad Media5. Aportaciones de la historiografa de los siglos XIX y XXA esta visin simplista del proceso histrico occidental, la historiografaAlfonso Maestre Snchez La tica y el problema de Dios en Juan Luis VivesAnales del Seminario de Historia de la Filosofa2003, 20 181-245184de la naturaleza con las proporciones perfectas. Con estas palabras expresa los valores arts-ticos del Renacimiento: (...) y, an ms que todos, el graciossimo Rafael de Urbino, quien,estudiando las fatigas de los viejos maestros y de los modernos, tom de todos ellos lo mejor,hizo acopio y enriqueci el arte de la pintura con aquella perfeccin que antiguamente tuvie-ron las figuras de Apeles y Zeuxis, y tambin, si se pudiese decir o mostrar las obras de estos[su pintura no se ha conservado], parangonarlas con las de l. La Naturaleza fue vencida porsus colores y la inventiva tan fcil y personal que todos los que ven sus historias pueden darsecuenta de ello (...) Adems del don de la gracia en las cabezas, jvenes, viejos y mujeres, reser-vandolamodestiaalasmodestas;lalascivia,alaslascivas,yalosnios,losviciosenlasmiradas o conservando sus ademanes en los juegos. As se ven sus vestimentas con plieguesnidemasiadosencillosnidemasiadocomplicados,sinorealizadodemaneraqueparecenautnticas. Pero tampoco Rafael el pintor que igual e incluso super tanto a los antiguos como alapropianaturalezafuelamximaexpresindelartistadelRenacimiento:SinembargosigueescribiendoVasari,quien,entrelosmuertosylosvivos,sellevalapalma,superayobscureceatodoseseldivinoMiguelngelBuonarroti.Nosolamentetienelaprimacadeuna de estas tres artes [pintura, escultura y arquitectura], sino de las tres juntas. Miguel ngelsupera y vence a todos los que ya haban vencido a la Naturaleza, y adems supera a los famo-ssimosantiguosque,sindudaalguna,yaensutiempolahabansuperado.Miguelngeltriunfa sobre todos: sobre los antiguos, los modernos y la Naturaleza. Apenas se puede imagi-nar que no deje muy atrs a esta ltima con el don de su ingenio divino a travs de la inventi-va, dibujo, arte, criterio y gracia.Cfr.,G.Vasari,Vidasdeartistasilustres, (TraduccindeA.Blnquez,J.FarranyMayoral, E. Molist Pol y M. Scholz). Barcelona: Iberia, 1957, vol. III, p. 10-11.5EltrminoEdadMedia,nacidodelasreflexionesydelasesperanzasdeloshuma-nistasitalianos,esunaconvencincronolgicaquesehaidoconsolidandoenlaculturadenuestrotiempocomoevocadoradedeterminadasrepresentacionesimaginadasnegativaslasms, positivas las menos. Pero frente a la Edad Media imaginada est la realidad de la inves-tigacin histrica. El breve ensayo del profesor Giuseppe Sergi, La idea de Edad Media. Entreelsentidocomnylaprcticahistoriogrfica [TraduccinespaolaynotapreliminardePacual Tamburi. Barcelona: Editorial Crtica, S. A., 2001] recompone la unidad de un periodohistricodemilaos,ynosdaaconocerlasverdaderasestructurasdelasociedadydeloshombres de esa poca ciertamente compleja y fascinante.maestre.qxd03/11/200311:30Pgina 184delossiglosXIXyXXaadieronposteriormenteotrasconsideracionesimportantes: que la Edad Media posea unos valores culturales propios y casipodra decirse que extraordinarios, y que la transformacin profunda y moti-vadoradelaEdadModernahabatenidolugarduranteunaetapahistricaconcreta, que empez a denominarse Renacimiento. Lorenzo Valla, en el pr-logo a sus Elegantiae linguae latinae, y Niccol Machiavelli, en Dellarte dela guerra, usan para expresar este fenmeno el trminorisuscitare. GiorgioVasari, el mencionado bigrafo de los grandes artistas de esta poca, en su yacitadaclsicaobraLevitedipiuexcellentipittori,scultoriearchitettori,acua la palabra rinascita. As, pues, la renovacin (es decir, la recreacin ynolapuraimitacin delosgrandesmodelosartsticosyliterariosdelaAntigedad clsica) define la tarea que se imponen los artistas y hombres deletras de estos siglos. Para ellos no hay ms que dos periodos histricos: elmundo clsico grecorromano y el suyo propio, la Antigedad y su brillanteRenacimiento. En 1855 aparece el sptimo volumen de laHistoria de Francia de JulesMicheletconelsiguientesubttulo:Renaissance elRenacimiento,quecoincide para Michelet con el siglo XVI europeo, y representa el triunfo dela luz sobre las tinieblas del Medioevo. Por el contrario, el gran historiadorsuizoJakobBurckhardtpublicaen1860suestudioDieKulturderRenaissanceinItalien, yconlseconsagradefinitivamenteeltrminoRenacimientocomocategorahistoriogrfica.Laprimerapartedeestainvestigacin la dedica al Estado como obra de arte, y en ella Burckhardtmuestraloscondicionamientossocio-polticosdelospluralesEstadoitalia-nos, presentndolos como el excepcional contexto que posibilita al hombre laadquisicin de una nueva conciencia sobre s mismo. Tal ser precisamenteel tema de la segunda parte: la evolucin del individuo: En la contextura deestos Estados, tanto repblicas como tiranas, reside, si no la nica, al menosla ms poderosa razn de ese temprano desarrollo, que hace del italiano unhombre moderno. De eso depende que l tuviera que llegar a ser necesaria-mente el primognito entre los hijos de la Europa contempornea. En la EdadMedialasdoscarasdelaconciencialaquemirahaciaelmundoylaquemira hacia el interior del hombre mismo yacan, como cubiertas por un velo,enunprofundosueooalomsestabansemidespiertas.Esteveloestabaentretejido de fe, ingenuidad infantil e ilusin; el mundo y la historia apare-can a travs de l maravillosamente coloreados, pero el hombre slo se reco-nocaasmismocomoraza,pueblo,partido,corporacin,familiauotraforma cualquiera de lo general. Es en Italia donde por vez primera se desva-neceenelaireestevelo.SurgeunaconsideracinobjetivadelEstadoydeAlfonso Maestre Snchez La tica y el problema de Dios en Juan Luis VivesAnales del Seminario de Historia de la Filosofa2003, 20 181-245185maestre.qxd03/11/200311:30Pgina 185todaslascosasdeestemundoengeneral.Yalladodesteseyergue,conpleno poder, lo subjetivo: el hombre se convierte en individuo espiritual y sereconoce como tal6. Ensayos literarios, elucubraciones filosficas e intere-ses polticos determinaron, por ltimo, una definicin formal de las diferen-cias entre el hombre medieval y el renacentista. El primero habra tenido unaconcepcintrascendentaldelmundo,necesariamenteestticayfigurativa,basada en la idea de que las cosas humanas son imperfectas. El hombre dela modernidad, por el contrario, puso sus ideales en el progreso y perfeccinde la sociedad humana, vinculada a un mundo que poda conocer, interpretary, sobre todo, dominar. De aqu una mentalidad inmanente, dinmica y crti-ca, que podra valorizarse como la permanente creacin del sujeto histri-co, en un deseo, intranquilo e insatisfecho, de construir l mismo su propiaexistencia.Lafrmulamssencilladeexpresartalesdivergenciasentreambas culturas sera, pese a su notoria y consciente impropiedad, mundo teo-crtico, por un lado, y mundo antropolgico, por otro.TodoestoagravaanmslasdiferenciasentreelMedioevoylaModernidad, implicando posiciones ideolgicas que en el fondo resultan irre-ductibles. Sin embargo, la moderna crtica histrica, centrada en el problemadelosorgenesculturalesdelRenacimiento,harealizadoimportantespro-gresosenloquepareceserunaverdadevidente:elhechodequelaEdadMedia, por lo menos tal como se ha concebido hasta la fecha, no ha existi-do7. En efecto, esta actitud de admiracin hacia el mundo antiguo grecorro-mano no era nueva. Los hombres de la Edad Media haban mantenido duran-teunlargoperiodolatradicinculturaldelaGreciayRomaclsicas,ysuprdidadefinitivatuvoresonanciasdramticasparaampliossectoresdelaAlfonso Maestre Snchez La tica y el problema de Dios en Juan Luis VivesAnales del Seminario de Historia de la Filosofa2003, 20 181-2451866Jacob Burckhardt,La cultura del renacimiento en Italia, (Traduccin de Ramn de laSerna y Espina). Buenos Aires: Editorial Losada, 1944, 2, p. 111.7 Los anlisis socioeconmicos hechos por Pirenne demuestran que tales fenmenos delmundo antiguo se prolongaban hasta la poca carolingia en Occidente, y que la reconquista delMediterrneo por los cruzados puso trmino a la etapa medieval propiamente tal. Cfr., HenriPirenne,MahomayCarlomagno,(VersinespaoladeEstherBentez).Madrid:AlianzaEditorial, S. A., 1985 (3 reimpresin). Vase tambin el libro Historia Econmica y Social dela Edad Media. Mxico: Editorial Fondo de Cultura Econmica, 1967, 10, del mismo autor.Porsuparte,Spangenbergnotienereparosenafirmarqueelperodoquevadesdeelsiglo XIII al XVII se nos presenta, en su conjunto, como una poca de transicin. Su evolu-cinnoseejecut,enmodoalguno,enunalneacontinuayascendente.Enespecialensuscomienzos, es rica en creaciones nuevas y de desagregaciones de toda suerte, en oposicin deconceptosdelmundofundamentalmentedistintosydeinteresesdeEstadoeIglesia.Sinembargo, forma una unidad individual dependiente de s misma. Cfr., H. Spangenberg, Losperodos de la Historia Universal (Conclusin), Revista de Occidente, III, XXX, Diciembre1925, p. 337.maestre.qxd03/11/200311:30Pgina 186poblacin.EsciertocomodiceKoenigsbergerqueelconocimientoquetuvieron de ese mundo fue fragmentario, pero precisamente esa imperfeccinfue el motivo que les llev a intentar conocer ms de l y, a ser posible, deimitarlo. No olvidemos que ya en el Medioevo hicieron su aparicin renaci-mientos importantes, sobre todo en los siglos IX y XIII. El primero de estosrenacimientoselrenacimientocarolingiohabaafectadonicamentealos monasterios y cortes nobiliarias, pero el renacimiento de los siglos XII yXIIIseextenditambinalasescuelaseclesisticasyuniversidades.LonuevoenelRenacimientoelresurgimientodelaculturaclsicadesdeDante, Petrarca y Giotto hasta principios del siglo XVI fue (adems de quecontinu el desarrollo del siglo XIII) el hecho de que a l se integra el esta-mento social culto no eclesistico de las ciudades, lo que provoc un cambiofundamental en la percepcin del conocimiento y la experiencia (tanto cien-tfico-naturalcomoartstica),queibaaconvertirseenlabasedelRenacimiento tardo y los descubrimientos modernos de la ciencia y del arte8.Ms an, la inclinacin de la historiografa contempornea es la de situar enla Edad Media, concretamente en la afirmacin gozosa del mundo de la espi-ritualidad franciscana, en el giro hacia la interioridad de la mstica tardome-dieval y en el inters nominalista por la realidad concreta e individual, los pri-meros grmenes del descubrimiento renacentista del hombre y del mundo9.LatendenciahistoriogrficaaasimilarenunsoloprocesohistricolaEdad Media y la Modernidad, se ha reforzado con la tesis de Toynbee sobrela unicidad del desarrollo de la civilizacin Occidental. Partiendo de la crisisde la civilizacin griega, nuestra cultura nacera a finales del siglo VII, y cre-ceradesdeentoncesorgnicamente:superaralafasejuvenil(laEdaddeHierro)conlosltimosaosdelsigloXIyadquirirasuplenitudenelCuatrocientos.Enconsecuencia,yestaesladeduccinmsimportante,elRenacimiento no sera la negacin del Medioevo, sino su normal prosecucintras un proceso de desarrollo social acaecido en el siglo XIV10.Esta conclusin parece lgica y razonable a algunos historiadores. Desdeluego, salva las dificultades que presenta la polmica sobre los orgenes delRenacimiento, cuyas profundas races en el Medioevo no pueden negarse, ypermite, a la vez, contemplar satisfactoriamente la amplia resonancia medie-Alfonso Maestre Snchez La tica y el problema de Dios en Juan Luis VivesAnales del Seminario de Historia de la Filosofa2003, 20 181-2451878Cfr.,H.G.Koenigsberger,Elmundomoderno,1500-1789,(TraduccincastellanadeMariona Vilalta). Barcelona: Editorial Crtica, S. A., 1991. 9EusebiColomer,Movimientosderenovacin.HumanismoyRenacimiento.Madrid:Ediciones Akal, S. A., 1997, p. 7. 10Cfr.,ArnoldJ.Toynbee,EstudiodelaHistoria, (TraduccindeJ.Perriaux,M.G.Bengolea y V. Fatonel). Buenos Aires: Emec, 11 volmenes, 1956-1965.maestre.qxd03/11/200311:30Pgina 187valqueseconstataenlaModernidad.Sinembargo,seraabsurdonegarlaseparacin que existe entre dos mentalidades tan distintas, las cuales, pose-yendo una misma herencia cultural, han dado mayor o menor importancia alosfactoresquelaconstituyen.Enltimotrmino,siemprehabrunadivi-sin definitiva: la desempeada por la crtica de la razn frente a un mundode autoridades admitidas. Esta actitud es propiamente moderna; la carenciade ella, medieval.Razones que motivaron el RenacimientoYa hemos sealado antes que algunos autores buscan en el siglo XIII losorgenes del movimiento renacentista, entendiendo por tal el proceso histri-co que deba conducir a la Edad Moderna y confundirse luego con sus esen-cias a lo largo de su trayectoria. Sobre cul sea el origen de este cambio, pocose ha dicho hasta ahora que sea convincente, aunque existan plurales teoras.Para los materialistas, obedecera a cambios especficos en los instrumentostcnicos feudales (como por ejemplo, la introduccin en Europa de los moli-nos de viento), o bien sera consecuencia de determinadas transformacionesclimticas(concretamentelainauguracindeltiempociclnicotpicoenlaactualidad de las latitudes atlnticas medias). Para los culturalistas represen-tara,segnlasEscuelas,eldesarrollodelimpactoculturalislmico,olainfluenciadeBizanciosobrelaprerrenacentistaItalia.LasCruzadas,segnesta teora, sealaran el comienzo de ese proceso; pero para otros, las mis-masCruzadas,consuindudableespritudeempresa,aventuraylucro,noseran ms que la primera manifestacin de un hecho puramente vinculado alnuevo modo de ser de la civilizacin Occidental11. Alfonso Maestre Snchez La tica y el problema de Dios en Juan Luis VivesAnales del Seminario de Historia de la Filosofa2003, 20 181-24518811Las Cruzadas no son ms que un aspecto, aunque sin duda el ms espectacular, de laexpansin de occidente y de un fuerte crecimiento demogrfico de graves consecuencias eco-nmicas. Se trat de una verdadera conquista de nuevas tierras, conquista no slo poltica, sinotambinagraria.Yapesardequeestaexpansinseinscribieradentrodeunampliomovi-miento religioso de caractersticas muy particulares, y fuese adems apoyada por un espont-neo impulso colectivo, esto no modifica para nada el aspecto humano del problema: superpo-blacin que provoc un movimiento migratorio en busca de nuevas tierras.Cfr., H. G. Koenigsberger, La Edad Media, 400-1500, (Traduccin castellana de CarmenClavijo).Barcelona:EditorialCrtica,S.A.,1991,pp.170-181.VasetambinellibrodeGerald A. J. Hodgett, Historia social y econmica de la Europa medieval, (Versin espaolade J. Faci). Madrid: Alianza Editorial, S. A., 1976.Elestudiodelaideadecruzadaysutransfondotericoyteolgicoesinseparabledelestudio sobre los Estados latinos surgidos a partir de las empresas de los cruzados en TierraSanta, Chipre, Grecia e incluso la misma Pennsula Ibrica, as como del conjunto de las rela-ciones econmicas, polticas, religiosas y culturales entre Oriente y Occidente, y de las rde-nes Militares producto de la evolucin social de Occidente en los siglos XI, XII y XIII. Paraestos aspectos remitimos a la clsica obra de Alain Demurger, Auge y cada de los Templarios,(Traduccin de Fabin Garca-Prieto). Barcelona: Ediciones Martnez Roca, S. A., 2000, 4.maestre.qxd03/11/200311:30Pgina 188Todasestasteorasencierransupartedeverdad.Peroelhechofunda-mental, el que explica la favorable actitud del hombre europeo hacia nuevasformasdevida,seencuentraenopinindeVicensVivesenlarecupera-cindesuseguridadpersonalysocial.Laactualcoyunturadelosestudioshistricos nos permiten calibrar la magnitud de ese fenmeno. De la mismamanera que la inseguridad consecutiva a las grandes invasiones de los pue-blos brbaros y a la prdida de la estructura legal del imperio romano cre elambiente en que deba aparecer el feudalismo, el resurgimiento de la paz y dela confianza aport al mundo occidental la seguridad en sus inmediatos pro-yectos. Desde finales del siglo XII el hombre europeo pudo pensar, trabajar,contemplarlanaturaleza,disfrutarconlalecturaoelrelatodehechospor-tentosos,buscarlabellezay,especialmente,darriendasueltaasussenti-mientos. Cierto que todo esto no fue patrimonio general ni conquista de unageneracin.Lasdudasenelnuevocaminoemprendidoinforman,precisa-mente, el panorama de la cultura occidental en los siglos XII, XIII y XIV12. Diferencias entre el hombre medieval y el hombre del RenacimientoPero el estmulo que impulsaba al hombre medieval hacia nuevas defini-ciones de su propio ser y del modo de estar en el mundo que le rodeaba, fueaumentando con el transcurso del tiempo y actu de modo independiente delas conquistas espirituales del humanismo o de las realizaciones artsticas delos flamencos o florentinos. El desarrollo demogrfico del siglo XIII, el pro-greso econmico, las luchas sociales, la fuerte implantacin del poder de lamonarqua, son otras tantas manifestaciones que nos explican una sola y evi-denteverdad:laEuropaMedievalbuscabanuevosderroterosquedieransatisfaccinalasansiasrenovadorasqueemanabandelfondodelascon-ciencias13.Alfonso Maestre Snchez La tica y el problema de Dios en Juan Luis VivesAnales del Seminario de Historia de la Filosofa2003, 20 181-24518912Hay una afirmacin generalizada de que en la Edad Media pese a las divergencias cul-turales entre los grupos de status hubo una civilizacin comn compartida por todas las cla-ses sociales de Europa. Con el Renacimiento se ha dicho surgieron dos civilizaciones dife-renciadas:unarepresentadaporlaculturapopular,decarcterconservadorytradicional,peroabiertaapresuntasinnovaciones;laotra,olallamadaculturadeeliteoculturaparexcellence,acadmicayprofesionalizada,yquerepresentabaalilustrado,estuvosujetaacambiosdeestilo:Renacimiento,Barroco,ClasicismoyRomanticismo,yensudiversidadexiganciertaeducacinparapoderserapreciadas.LoseuropeosdelaEdadMediaydelRenacimiento vivan con un sentimiento de inferioridad bajo la sombra de las civilizacionesesencialmenteurbanasdelaAntigedadclsica.Desdeunciertopuntodevista,elRenacimiento no es sino la intensificacin final de ese sentimiento de inferioridad.Cfr., Michael Mullet, La cultura popular en la Baja Edad Media, (Traduccin castellanade Enrique Gaviln). Barcelona: Editorial Crtica, S. A., 1990.13El libroLa sociedad medieval de Robert Fossier ofrece un panorama abierto y multi-maestre.qxd03/11/200311:30Pgina 189Comohemosvenidoindicando,unodelosresultadosmspositivosalcanzados por la crtica histrica es el de considerar el movimiento culturalconocido con el nombre de Renacimiento como una derivacin lgica de lasideas y modo de ser del hombre y la sociedad del Medioevo, sin que admita-mosconelloqueelRenacimientoseaunasimpleprolongacindelaEdadMedia, ni una invencin de la historiografa del siglo XIX. Ya sabemos quela historia es una compleja sntesis de continuidad y cambio, tradicin y evo-lucin, y como dicen Giovanni Reale y Dario Antiseri, en la nueva etapa his-trica que designamos con el nombre de Renacimiento, no se trata del rena-cer de la civilizacin en oposicin a la incivilizacin, de la cultura en oposi-cin a la incultura y la barbarie o del saber en oposicin a la ignorancia. Setrata,encambio,delnacimientodeotracivilizacin,otracultura,otrosaber14.Estudiosrecienteshandemostradoquelatrayectoriaculturaldelmundo europeo, cuya evolucin conduce al esplendor artstico y literario deprincipios del siglo XVI, tiene su punto de partida en el cambio espiritual queexperimenta Europa a finales del siglo XII. En sus primeras fases, la culturarenacentista es un producto compartido por el occidente de Europa, sin dis-tincin de pases. Pero luego se vincula estrechamente al espritu italiano, quelodefineenlaprimerageneracindelCuatrocientosylodesarrollahastaalcanzarloquepodradenominarseformaclsicadelRenacimiento15.Enrealidad,comoescribeEugenioGarin,laverdaddelRenacimientoresideprecisamente en personalidades como Valla, Alberti, Poliziano y, adems, encreadorescomoMasaccio,Brunelleschi,Leonardo,Miguelngel,Galileo;Alfonso Maestre Snchez La tica y el problema de Dios en Juan Luis VivesAnales del Seminario de Historia de la Filosofa2003, 20 181-245190formedelosproblemasesencialesquepreocuparonalasgentesdelacristiandadlatinadeOccidenteentrelossiglosIVyXVI:cuestionescomolavidacotidianaylasmentalidadescolectivas, el campo y la ciudad, la familia y el trabajo, el feudo y el seoro, la dependenciay la revuelta son ampliamente estudiadas en esta obra, aunque las limitaciones derivadas delcontextohistricoinfluyenparaque,confrecuencia,lasaportacionesdeldoctorFossiernoseansinosimplesaproximacionesaltema.Elautorestudialasociedadmedievaldesdeunaperspectiva cronolgica, y para ello establece tres etapas bien diferenciadas: en la primera, lacontraccinsegnlaterminologadelautorqueseextiendeaproximadamenteentrelosaos 320 y 920, se produjo el ensamblaje entre el mundo romano y el germano; en la segun-da, la distensin, cuyos lmites cronolgicos seran ms o menos los aos 920 y 1270, nospresentaunmundonuevo,enelqueelcentrodegravedadsedesplazaalnortedelMediterrneo; y en la tercera etapa, la aceleracin que abarca desde 1270 hasta 1520, dapaso a los tiempos modernos.Cfr.,RobertFossier,Lasociedadmedieval,(TraduccincastellanadeJuanVivanco).Barcelona: Editorial Crtica, S. A., 1996.14Giovanni Reale y Dario Antiseri, Historia del pensamiento filosfico y cientfico. TomoII. Del Humanismo a Kant, (Versin castellana de Juan Andrs Iglesias). Barcelona: EditorialHerder, S. A., 1988, p. 35.15Ervin Panofsky, Renacimiento y renacimientos en el arte occidental, (Versin espao-la de M. L. Balseiro). Madrid: Alianza Editorial, S. A., 1975, p. 79.maestre.qxd03/11/200311:30Pgina 190esdecir,enlosartistas,enlospoetas,enlosfillogos-historiadores,enloshombresdecienciay,adems,enlospolticos-historiadorescomoMaquiavelo y Guicciardini e, incluso, en una serie de profetas y reformado-res que se inicia con Savonarola; no porque la poca careciese de filsofos oporque no influyera sobre la filosofa o, peor an, porque lo hiciera secreta-mente sobre las metafsicas, ontologas y gnoseologas ms tardas, sino por-queelpensamientohumanomsconscientesedesarrollprecisamenteenaquella filologa, en aquella historia, en aquel saber cientfico, que entraabauna toma de posicin clara y definida respecto de aquellas otras formas tra-dicionalesdefilosofaque,enlugardereconocerestemundoparamodifi-carlo despus sometindolo a las exigencias humanas,cum Deo contunden-tesdecertantesque...velutisuoarbitratumundumeffinxere. Estaspalabras,como se sabe, pertenecen a Telesio. No es casual, pues, que, mientras la acti-tudhistrico-flolgica,tomadaensusentidomsamplio,agotabacrtica-mente la vieja concepcin del mundo, y la situaba en el puesto que le corres-ponda entre los productos del pensamiento humano, mientras la vieja fsicaaristotlicaseextinguaenunacrisismortal,aflorasenalaluzdeldaunaseriededoctrinasmgicasyalqumicas,osea,unastcnicasparalatrans-formacin de las cosas, aquellas sacrlegas artes experimentales que se pro-ponan infringir las leyes y subvertir el orden, sacar a los astros de sus rbi-tas, transformar a los seres vivos y resucitar a los muertos. Los hombres queentoncessentirnelinflujodesufascinacinsellamarnFrancisBacon,GiordanoBrunoyTommasoCampanella.Eneseterrenoconvienerecor-darlo creci la tesis de laveritas filia temporis: comprobacin de magos yastrlogos; no aquellos que deducen a priori y reconstruyen racionalmente elmundo en forma definitiva, sino estos otros que acumulan laboriosamente losexperimentos y sobre las conquistas de ayer van edificando poco a poco lascertezas actuales.16Las transformaciones experimentadas a finales del siglo XV en la econo-ma,lasociedadyelgobiernodelEstadosonotrosexponentes,ensures-pectivocampoespecfico,delanuevaconcepcinrenacentistadelmundo.Pero a menudo, este calificativo se refiere en forma exclusiva a las corrien-tesespiritualesyartsticasconquesemanifiestalasociedadeuropeadelapoca. De ah que para Robert Fossier, los siglos XIV y XV sean medievales:He hablado del esplendor intelectual, de la riqueza afectiva, de la gran espe-ranza, y tambin de los logros y las novedades, pese al alto precio de la pesteAlfonso Maestre Snchez La tica y el problema de Dios en Juan Luis VivesAnales del Seminario de Historia de la Filosofa2003, 20 181-24519116Eugenio Garin, Medioevo y Renacimiento. Estudios e investigaciones,(Versin caste-llana de Ricardo Pochtar). Madrid: Taurus Ediciones, S. A., 2001, p. 75.maestre.qxd03/11/200311:30Pgina 191o la guerra. Se avanza hacia la crtica y el individualismo, se alejan los lmi-tes de lo habitual, se establece la pluralidad de las verdades esperando la delmundo que la remata, se desecha el argumento de la autoridad. Un gran des-tello de inteligencia marca el final del siglo XV y el principio del XVI. Unaardiente sed de placer, un inmenso deseo de crear, una necesidad imperiosadeampliarloshorizontesobliganalhistoriadoraentrarconvalentaenelsiglo XVI. Ni Hus, ni Gutemberg, ni siquiera Coln pueden bastar como sm-bolos cmodos de un cambio, si acaso son las etapas de una herencia. Peroen 1519 tenemos el desembarco de Corts en Mxico, el viaje de Magallanes,la rebelin de Lutero, la miserable eleccin de Carlos V; en 1525 el caminode El Dorado, el saqueo de Roma, la gran guerra campesina, por no citar msque algunos hechos. Cules de ellos son todava antiguos? Cules moder-nos? Es aqu donde hay que detenerse.17Porestarazn,lapalabraRenacimiento,quesemantieneapesardesuinadecuacinalfenmenohistricoquereferencia,tienedosdistintasutili-zaciones:unaextensa,queenglobaelconjuntodeloshechoseconmicos,sociales, polticos, religiosos y culturales, y otra restringida que se refiere alos acontecimientos vinculados exclusivamente a la cultura. Renacimiento y Reforma luteranaEl armazn de la cultura renacentista reposa directamente sobre un sigloXIV cuyas caractersticas generales pueden resumirse en un afn de renova-cindeloreligiosoydelolaico.KonradBurdach,ensuobraReforma,Renacimiento, Humanismo(11 volmenes, publicados en Berln entre 1912y1939), analizalosorgenesreligiososdelaideaderenacer,entendidacomo renacimiento a una nueva vida espiritual ms elevada, y defiende quela cultura clsica era el instrumento ms adecuado para la renovatio que pre-tendanlosrenacentistas.ParaBurdach,Renacimientoyreformareligiosarenovatio yreformatio sondosconceptosinsolublementeunidos.Conclusin:siestoesas,latesisdeBurckhardtsobrelairreligiosidaddelRenacimientoitalianonoresultaraadmisible,porloqueelpaganismorenacentista, aparentemente evidente en la literatura, el arte, las fiestas corte-sanasypopulares,responderamsqueaunconvencimientoprofundodelespritu del Renacimiento, a un conjunto de elementos formales provenientesde la moda imperante en estos siglos18. Esta interrelacin entre las ideas deAlfonso Maestre Snchez La tica y el problema de Dios en Juan Luis VivesAnales del Seminario de Historia de la Filosofa2003, 20 181-24519217RobertFossier,Lasociedadmedieval,(TraduccincastellanadeJuanVivanco).Barcelona: Editorial Crtica, S. A., 1996, p. 479.18Giovanni Reale y Dario Antiseri, Historia del pensamiento filosfico y cientfico. TomoII. Del Humanismo a Kant, (Versin castellana de Juan Andrs Iglesias). Barcelona: EditorialHerder, S. A., 1988, p. 35.maestre.qxd03/11/200311:30Pgina 192renacimiento y reforma slo pretende aclarar el sentido autnticamenterenovadordelRenacimiento.PeroenverdadhayrelacinentreelRenacimientoylaReformaprotestante?LoshistoriadoresdelsigloXIXsaproximaron ambos fenmenos, y llegaron a concebirlos en su unidad comoun prembulo de la Modernidad, cuyo fin ms significativo sera la liberacindel espritu: la libertad y la verdad vendran a ser las dos grandes conquistasdel Renacimiento y de la Reforma19. Exaltacin del valor de la NaturalezaEn este tiempo es cuando se desarrolla la admiracin por la Naturaleza,por el paisaje, hecho que en el siglo XV se plasma en maravillosas construc-ciones complejas y refinadas. Se construyen admirables jardines, cuyos pre-cedentes cabe buscarlos en las casas provenzales y en los claustros benedic-tinos,conloquelateorayprcticadelartedieronunpasoadelante.ParaLen Battista Alberti (1402-1472), arquitecto, terico y admirador de Nicolsde Cusa, tanto la representacin clsica como la natural dependan del prin-cipio de armona del universo, del macrocosmos, que se reflejaba, entre otrasmuchas cosas, en las proporciones de la figura humana. Esto poda ser perci-bido, siguiendo la filosofa de Nicols de Cusa, por el poder de conocimien-to de la mente humana. Las proporciones del arte y de la arquitectura clsi-cos seguan las proporciones del cuerpo humano, y stas eran las proporcio-nes que iban a reflejarse ahora en el arte y en los edificios. El descubrimien-to de la naturaleza, del hombre y de la Antigedad se fundieron en un elabo-rado programa que fue aceptado por la mayora de los artistas italianos de lossiglos XV y principios del XVI20. Alfonso Maestre Snchez La tica y el problema de Dios en Juan Luis VivesAnales del Seminario de Historia de la Filosofa2003, 20 181-24519319El tema es enormemente complejo y no se presta a fciles simplificaciones. Es innega-ble que hubo una cierta relacin entre el Renacimiento y la Reforma. Hay que tener bien pre-sente que en el Humanismo nrdico, ms hondamente religioso que el italiano, la idea de refor-ma de la vida cristiana prevalece claramente sobre la de la renovacin de la cultura antigua.Enestesentido,elRenacimientopreparelterrenoalaReforma,proporcionndolealgunasde sus condiciones de existencia: el retorno a los orgenes neotestamentarios, la interiorizacinde la fe, la lucha contra la escolstica, la crtica de la autoridad y de los abusos eclesisticos.Perounavezconsolidadalaescisinreligiosa,RenacimientoyReformaconstituyerondoscorrientesparalelas,cuandonoexcluyentespensemosrespectivamenteenErasmoyMelanchton, que slo en contadas ocasiones, por ejemplo en Francia, en la corte de Margaritade Navarra, siguieron el mismo cauce.Ernst Troelsch puso las cosas en su punto al subrayar, acaso en exceso, lo que hubo toda-va de medieval (en su ncleo religioso y en sus tendencias culturales) en el primer protestan-tismo.Vasealrespectosuobra Elprotestantismoyelmundomoderno, (TraduccindeEugenio Imaz). Mxico: Fondo de Cultura Econmica, 1983 (1 edicin, 4 reimpresin).20Debido sobre todo al uso y perfeccin de la perspectiva, los artistas del Renacimientomaestre.qxd03/11/200311:30Pgina 193Estedescubrimientodelosvaloresnaturalestieneimportantesconse-cuencias. De un lado, aumenta el inters por las narraciones de viajes en pa-ses exticos, y se crea el ambiente propicio para los grandes descubrimientosgeogrficos. Por otra parte, las ciencias de la naturaleza tienden a basarse enunaconstatacinempricadelosfenmenosfsicos,prescindiendodelosgrandes sistemas filosficos representados por el aristotelismo. Hay un nuevoestilo cientfico caracterizado por el respeto a las realidades, deseos de pro-fundizacin y una nueva metodologa radicalmente distinta de las creenciasy supersticiones medievales. Surgen pensadores renovados, partidarios de ladoctrina de Ptolomeo, frente a la cosmologa aristotlica, los cuales sostienenel principio revolucionario de que todo el Universo obedece a idnticas leyesfsicas y mecnicas, e incluso defienden la hiptesis del posible movimientode la Tierra. Estas poderosas ideas influyen en el desarrollo de la nueva mec-nicaceleste,cuyosprincipiossentarnCoprnico,KepleryGalileoeneltranscurso del siglo XVI. Tambin inciden en la mentalidad de Leonardo daVinci,cuyospostuladosmecnicosyfsicosconstituyentodavaunadelasmayores sorpresas en el estudio del Renacimiento italiano21.Alfonso Maestre Snchez La tica y el problema de Dios en Juan Luis VivesAnales del Seminario de Historia de la Filosofa2003, 20 181-245194se vieron a s mismos como imitadores de la naturaleza, a la vez que creadores de un nuevomundo visual, ya que gracias a la perspectiva, el artista crea espacio, o mejor, la ilusin deunespaciotridimensional.Enesteespacio,losobjetosnosemuestrancomosonocomosesabe que son, sino como son vistos por el observador desde un punto de vista determinado, demanera que los objetos ms prximos a este punto aparecen ms grandes que los que estn msalejados. El artista construye el espacio de manera geomtrica, de modo que resulta homog-neo y no se diferencia una parte de otra; el espacio del artista no es, en este sentido, igual aldel universo de Aristteles, en el que el espacio vara segn su situacin en la tierra o en lasesferas celestes; se trata, ms bien, de la concepcin de Nicols de Cusa, en la que el espaciopermanecesiempreigualenununiversoinfinito.Enrealidad,NicolsdeCusaobtuvo,sinduda, la inspiracin de sus ideas de sus amigos artistas.Cfr., Ervin Panofsky, Renacimiento y renacimientos en el arte occidental, (Versin espa-ola de M. L. Balseiro). Madrid: Alianza Editorial, S. A., 1975, pp. 184-191.21Elmovimientointelectualmsconvincentequeafectalahistoriadelpensamientofilosfico de la poca fue el humanismo renacentista. Cierto que los estudiosos del periodo, engeneral, prestan menos atencin a la filosofa que a la historia poltica y religiosa, o a las con-tribuciones hechas a la literatura, a las artes, a las ciencias y a la erudicin clsica. Tambin esverdad que la literatura filosfica del Renacimiento no ofrece grandes nombres como los dePlatn,Aristteles,TomsdeAquinooDescartes.PerosesevidentequelafilosofadelRenacimientoproporcionaanalogasyfuentesquesonclavesparaelentendimientodelasartes y la litaratura, la religin y las ciencias de esta etapa histrica, y ayuda al historiador delafilosofaacomprenderladiferenciaenperspectivaqueseparan,porejemplo,aBaconyDescartes de Toms de Aquino y Ockham.Cfr., Paul O. Kristeller,Ocho filsofos del Renacimiento italiano, (Traduccin de MaraMartnez Pealoza). Mxico: Fondo de Cultura Econmica, 1985 (1 edicin, 2 reimpresin).maestre.qxd03/11/200311:30Pgina 194Exaltacin del valor del hombre en todas sus acepciones. El individua-lismo renacentista conduce al uomo universaleJuntamenteconeldelaNaturaleza,elsigloXIVsubrayaelvalordelHombre en sus variadas acepciones. No es extrao que a finales del siglo XV,Pico della Mirandola fijara con mucha precisin el alcance subversivo de lanuevaimagendelhombre:segnl,stesedistinguaprecisamenteporsuindependencia respecto de toda especie y toda forma predeterminada, domi-nando no slo la suya propia, sino tambin la totalidad de ese mundo de lasformas que, como consecuencia de las operaciones mgicas, poda combinar,transformar y renovar. Al mismo tiempo, reinterpretando de modo original laantiqusima idea del gran libro del universo, propona una audaz compara-cin en la que planteaba la convergencia profunda de la investigacin filol-gica e histrica, y de la investigacin natural, del mundo de los hombres y delmundodelanaturaleza,retomadoyhumanizadoenlaobrahumana.Asimismo, a travs de la crtica histrica de la astrologa como religin astral,y del intento de explicar con mtodos rigurosos los relatos de la Biblia, ten-da a incorporar incluso el fenmeno religioso en su visin del hombre22.As,pues,loshombresdelRenacimientoaspiranalaautonomadesupropio ser, a su individualizacin completa. El individualismo ilimitado delhombre del Renacimiento en opinin de Burckhardt se enriquece con nue-vas y significativas caractersticas, como ya hemos dicho: la experimentacincientfica, la observacin cercana de la Naturaleza, la profundizacin psico-lgica, la creatividad esttica, una cierta dosis de amoralidad y, al menos enlosespritusmscultivados,laindiferenciaoelescepticismorespectoalareligin eran sus rasgos ms significativos. Como dice Huizinga, Burckhardthaba descrito al hombre del Renacimiento como uno de aquellos magnficospecadores del Infierno dantesco, demonaco en su orgullo tenaz, satisfecho des mismo e insolentemente audaz. Entre todas las figuras de su libro sera pre-cisamente sta la que se impondra en el espritu de los diletantes. La idea delhombre del Renacimiento se fundi aqu con los ideales de una impetuosaafirmacin y dominio de la vida23. El individualismo renacentista conduce aluomouniversale,esdecir,alhombreuniversaldelRenacimiento,comoAlfonso Maestre Snchez La tica y el problema de Dios en Juan Luis VivesAnales del Seminario de Historia de la Filosofa2003, 20 181-24519522Eugenio Garin, Medioevo y Renacimiento. Estudios e investigaciones, (Versin caste-llana de Ricardo Pochtar). Madrid: Taurus Ediciones, S. A., 2001, p. 76. 23J. Huizinga, El otoo de la Edad Media. Estudios sobre la forma de vida y del espri-tu durante los siglos XIV y XV en Francia y en los Pases Bajos, (VersinespaoladeJosGaos). Madrid: Alianza Editorial, S. A., 1996 (13 reimpresin en Alianza Universidad), pp.13-45.maestre.qxd03/11/200311:30Pgina 195fueronNicolsdeCusa,Alberti,LeonardodaVinciyMiguelngelentreotros muchos, no slo porque resultaran genios en reas muy distintas, sinoporque ellos vieron sus actividades como partcipes en el conocimiento de laarmona universal encarnada por Dios en el cosmos. Puesto que la mente delartistatenalavisindeltodoydelaspartes,sucapacidadmentaleraunreflejodelamentedivina,ysuobramostrabaunaimagendelacreacinhechaporladivinidadlaNaturaleza,yaqueenlacreacindelartistaseexhibalarealidaddeltodoydelaspartes.Intelectualesycomerciantesseconsideranciudadanos del mundo, hijos de una misma cultura. Por estacausa,elhombredelRenacimientoes,engeneral,toleranteypocodadoadefender las grandes verdades absolutas.La afirmacin del valor de laNaturaleza y delHombre llevainexcusa-blementealasubversindelasesenciasmedievales.Naceunaculturaimpregnada de un subjetivismo radical, que se manifiesta como relativismo,principiobsicoenelprocesoideolgicodelostiemposmodernos.Aestacultura responde un nuevo ideal de vida que se expresa, de momento, en lareaccincontraloanterior,contralogtico.Posteriormentesedesarrollahacialaconsecucindeunahumanidadmslibre,bellayarmnica.Lafeutpica en el progreso, la creencia en los derechos del hombre, se encuentracomo germen en el mismo Renacimiento24.Concepto de Humanismo. Slo cultura? Slo filosofa?Comoprocesoculturalpuro,vinculadoalaformacinliteraria,allen-guaje, a la educacin en general y al desarrollo de la proporcin, la armonay el ritmo, es decir, la belleza, el Renacimiento cristaliza en lo que se deno-min (desde la segunda mitad del siglo XVI) Humanismo25.Alfonso Maestre Snchez La tica y el problema de Dios en Juan Luis VivesAnales del Seminario de Historia de la Filosofa2003, 20 181-24519624Si bien estas condiciones sociales y psicolgicas permitieron el gran florecimiento delas actividades creativas del Renacimiento italiano y pocas veces en la historia de Europa hahabido condiciones tan favorables, el resultado final slo en parte puede derivarse de estascondiciones. Igual importancia tuvieron las tradiciones preexistentes en el campo de la crea-cin artstica, su propia lgica inherente, as como la influencia de sus protagonistas ms dis-tinguidosyoriginales,esdecir,elimpactodelgenioenelpensamientoyenelarte.Enelsegundo cuarto de siglo XV, este proceso haba ido tan lejos que, sin mediar una clara ruptu-ra, empez a producirse un nuevo tipo de civilizacin, la civilizacin que puede llamarse ver-daderamente renacentista.Cfr., H. G. Koenigsberger, La Edad Media, 400-1500, (Traduccin castellana de CarmenClavijo). Barcelona: Editorial Crtica, S. A., 1991, p. 336.25Pocos movimientos intelectuales han dejado en la cultura europea una huella ms pro-funda que el Humanismo. De hecho, Humanismo y humanista son trminos que se encuen-tran a menudo en los estudios sobre la literatura, el pensamiento, el arte, la ciencia, la polticamaestre.qxd03/11/200311:30Pgina 196Eltrminohumanismoapareceenpocareciente,aunqueeltrminohumanista (y sus derivados en las diversas lenguas) naci hacia mediadosdelsigloXV,inspiradoenlostrminoslegista,jurista,canonistaoartista, para indicar a quienes enseaban y cultivaban la gramtica, la ret-rica,lapoesa,lahistoriaylafilosofamoral.EnelsigloXIVyasehabahablado destudia humanitatis y destudia humaniora, citandoafirmacionesfamosas de Cicern y de Gelio, para sealar tales disciplinas. Para los auto-res latinos que acabamos de mencionar,humanitas significabaaproximada-mente lo que los griegos haban expresado con el trminopaideia, es decir,educacin y formacin del hombre. Ahora bien, se consideraba que en estatareadeformacinespiritualdesempeabanunpapelesenciallasletras:lapoesa, la retrica, la historia y la filosofa. Humanismo significa esta ten-dencia general que, si bien posee precedentes a lo largo de la poca medie-val,apartirdeFrancescoPetrarcadebidoasucoloridoparticular,asusmodalidadespeculiaresyasuintensidadsepresentadeunamaneraradi-calmente nueva, hasta el punto de sealar el comienzo de un novicio perodoen la historia de la cultura y del pensamiento26. Slocultura?KristellerafirmaqueelHumanismorenacentistanofuetantounatendenciaounsistemafilosfico,cuantounprogramaculturalypedaggicoquevalorabaydesarrollabaunsectorimportanteperolimitadode los estudios. Este sector se hallaba centrado en un grupo de materias quese referan esencialmente no a los estudios clsicos o a la filosofa, sino a loque en un sentido amplio cabra calificar de literatura. Esta peculiar preocu-Alfonso Maestre Snchez La tica y el problema de Dios en Juan Luis VivesAnales del Seminario de Historia de la Filosofa2003, 20 181-245197o el derecho de la Edad Moderna, porque ni esos ni otros muchos dominios pueden entender-se sin tener en cuenta la decisiva renovacin que entre los siglos XIV y XV significara los stu-dia humanitatis. Pero con demasiada frecuencia el empleo de estos trminos no responde a laimagenadecuadadesurealidadhistrica,sinoquemsbiensefundaenunaperspectivademasiado reducida o va cargado de resonancias anacrnicas. Hay que hacer, por tanto, unainterpretacin global del Humanismo, contemplndolo a lo largo de toda su trayectoria, peroen particular a la luz del grandioso ideal, en definitiva irrealizable, que le dio la vida: el sueode que el renacimiento de la Antigedad, a partir de las letras clsicas, llegara a alumbrar todauna civilizacin enteramente nueva. Sin embargo, como ya apuntaba Heidegger en suCartasobre el humanismo, la cuestin clave est en definir la terminologa: si se entiende bajo eltrmino general dehumanismo el esfuerzo por que el hombre se torne libre para su humani-dad y encuentren en ella su dignidad, en ese caso elhumanismo variar en funcin del con-cepto que se tenga de libertad y naturaleza.Probablemente, a intentar esclarecer este marco terminolgico se deba la publicacin dealgunos libros, como por ejemplo el reeditado de Francisco Rico, El sueo del humanismo. DePetrarca a Erasmo. Madrid: Alianza Editorial, S. A., 1993 (1 reimpresin).26Giovani Reale y Dario Antiseri, Historia del pensamiento filosfico y cientfico. TomoII. Del Humanismo a Kant, (Versin castellana de Juan Andrs Iglesias). Barcelona: EditorialHerder, S. A., 1988, pp. 26-27.maestre.qxd03/11/200311:30Pgina 197pacin literaria fue la que imprimi su carcter singular al estudio verdade-ramenteintensivoyextensivoqueloshumanistasdedicaronalosclsicosgriegos y en especial a los latinos. Gracias a esto, dicho estudio se diferenciadel que los fillogos clsicos realizaron a partir de la segunda mitad del sigloXVIII. Adems, los studia humanitatis incluyen una disciplina filosfica lamoral, pero excluyen a la lgica, la filosofa de la naturaleza y la metafsi-ca, as como a las matemticas y la astronoma, la medicina, el derecho y lateologa,porcitarsloalgunasdelasmateriasqueseestudiabanenlasUniversidades y tenan cabida en los esquemas clasificatorios de la poca. Slo filosofa? Esta es la perspectiva que defiende Garin, quien reivin-dic una filosofa concreta para el humanismo, haciendo notar que la nega-cin del significado filosfico a losstudia humanitatis renacentistas est enfuncin del hecho de que en la mayora de los casos se entiende por filoso-fa una construccin sistemtica de grandes proporciones y se niega que tam-bin pueda ser filosofa otro tipo de especulacin no sistemtica, abierta, pro-blemtica y pragmtica. En este sentido, Garin escribe: La razn ntima deaquella condena del significado filosfico del humanismo reside en el amorsuperviviente hacia una imagen de la filosofa que el pensamiento del sigloXVrechazdemaneraconstante.Porqueaquellocuyaprdidaselamentadesde tantos sectores, es precisamente lo que los humanistas queran destruir,esto es, la construccin de grandes catedrales de ideas, grandes sistemati-zaciones lgico-teolgicas, o una filosofa que subordina todos los problemasytodaslasinvestigacionesalproblemateolgico,queorganizayclausuratoda posibilidad dentro de la trama de un orden lgico preestablecido. A esafilosofa, que la edad del humanismo ignora como vana e intil, se la reem-plazaporindagacionesconcretas,definidas,precisas,enelmbitodelasciencias morales (tica, poltica, economa, esttica, lgica, retrica) y de lasciencias naturales (...) cultivadasiuxta propria principia, fuera de todo vn-culoydetodaauctoritas.Qusignificaesto?Puessencillamentequelaatencinfilolgicaalosproblemasparticularesconstituyeprecisamentela nueva filosofa, esto es, el nuevo mtodo de plantearse los problemas, queno es considerado como creen algunos (pinsese en la postura de Kristellerantes expuesta) en consonancia con la filosofa tradicional como un aspec-tosecundariodelaculturarenacentista,sinocomounfilosofarefectivoyautntico.Una de las caractersticas relevantes de este nuevo mtodo de filosofar eselsignificadodelahistoriaydeladimensinhistrica,conelcorrespon-diente sentido de la objetivacin, de la separacin crtica con respecto al obje-to historiado, es decir, considerado histricamente. De nuevo las palabras deAlfonso Maestre Snchez La tica y el problema de Dios en Juan Luis VivesAnales del Seminario de Historia de la Filosofa2003, 20 181-245198maestre.qxd03/11/200311:30Pgina 198Garin: Fue entonces cuando, gracias a aquellos poderossimos investigado-res de antiguas historias, se adquiri un igual distanciamiento con respecto ala fsica de Aristteles y al cosmos de Ptolomeo, y se liber al mismo tiem-po de su clausura oprimente. Es cierto que los fsicos y los lgicos de OxfordydeParshabancomenzadoaerosionardesdedentroaquellasestructuras,que se hallaban muy debilitadas despus del terrible hundimiento provocadopor Ockham. Empero, slo la conquista de lo antiguo como sentido de la his-toria caracterstica del humanismo filolgico permiti valorar aquellas teo-ras en su autntica dimensin: pensamientos de hombres, productos de unacultura determinada, resultados de experiencias parciales y particulares, y noorculos de la naturaleza o de Dios, revelados por Aristteles o Averroes, sinoimgenes y lucubraciones humanas.Nohay,pues,queatribuirlaesenciadelhumanismoaloquestehaconocido del pasado, sino al modo en que lo ha conocido, a la actitud pecu-liar que ha asumido en relacin con l: Precisamente la actitud que asumefrente a la cultura del pasado y frente al pasado, es lo que define claramentela esencia del humanismo. Y la peculiaridad de dicha actitud no reside en unmovimiento especfico de admiracin y de afecto, ni en un conocimiento msextenso,sinoenunaconcienciahistricabiendefinida.Losbrbaros(losmedievales)nofuerontalesporhaberignoradoalosclsicos,sinopornohaberlos comprendido en la realidad de su situacin histrica. Los humanis-tas descubren los clsicos porque toman sus distancias con respecto a ellos,tratando de definirlos sin confundir el latn de ellos con el suyo propio. Poreso el humanismo descubri realmente a los antiguos, ya se trate de Virgilioo de Aristteles, aunque stos eran conocidsimos en la edad media: porquerestituy a Virgilio a su tiempo y a su mundo, y trat de explicar a Aristtelesen el mbito de los problemas y los conocimientos de la Atenas del siglo IVa.C. De aqu que no se pueda ni se deba distinguir, en el humanismo, entre eldescubrimiento del mundo antiguo y el descubrimiento del hombre, porquefueron una y la misma cosa; porque descubrir lo antiguo como tal fue com-pararseconl,ydistanciarsedel,yponerseenrelacinconl.Significtiempo y memoria, y sentido de la creacin humana y de la obra terrena y delaresponsabilidad.Noporazarloshumanistasmsimportantesfueronenmuchos casos hombres de Estado, hombres activos, acostumbrados a actuarlibremente en la vida publica de su tiempo.27Alfonso Maestre Snchez La tica y el problema de Dios en Juan Luis VivesAnales del Seminario de Historia de la Filosofa2003, 20 181-24519927Las dos tesis contrapuestas de Kristeller y de Garin constituyen en realidad una antte-sismuyfecunda,porqueunaponedemanifiestoloquelaotradejadelado,ypuedeninte-grarse entre s, prescindiendo de algunos supuestos peculiares a ambos autores. Es cierto quehumanista en su origen, indicaba el oficio de literato, pero tal oficio va mucho ms all delmaestre.qxd03/11/200311:30Pgina 199Etapas histricasElHumanismoconocidosetapasensuformacin.Laprimera,queabarca el fenmeno renacentista hasta principios del siglo XV, se inspir par-ticularmente en la cultura romana28; en la segunda, la rpida asimilacin dela civilizacin helnica original constituye su caracterstica ms significativa.Es verdad que en Occidente el contacto con la latinidad se mantuvo con mso menos intensidad durante el Medioevo. Y como sabemos, la constante laborcrtica orientada a buscar en el pasado medieval los contenidos propios deAlfonso Maestre Snchez La tica y el problema de Dios en Juan Luis VivesAnales del Seminario de Historia de la Filosofa2003, 20 181-245200claustro universitario y entra en la vida activa, ilumina los problemas de la vida cotidiana, con-virtindose en nueva filosofa.Cfr.,GiovaniRealeyDarioAntiseri,Historiadelpensamientofilosficoycientfico.TomoII.DelHumanismoaKant, (VersincastellanadeJuanAndrsIglesias).Barcelona:Editorial Herder, S. A., 1988, pp. 27-30.Vanse las obras ya citadas de Paul O. Kristeller, Ocho filsofos del Renacimiento italia-no, (Traduccin de Mara Martnez Pealoza). Mxico: Fondo de Cultura Econmica, 1985 (1edicin, 2 reimpresin) y la de Eugenio Garin,La cultura filosofica del rinascimento italia-no: Richerche e Documenti. Firenze: Sansoni Editore, 1992, 1 edicin.28La literatura italiana en lengua verncula se desarroll con posterioridad a la francesay la alemana, a fines del siglo XIV y en el siglo XV, y estuvo estrechamente vinculada a la lite-raturalatina,llegandoamenudoaimitarla.Dante,PetrarcayBoccaccio,susfigurasmsimportantes,escribierontantoenlatncomoenitaliano;lagranobradeDante,Ladivinacomedia, est basada en los modelos clsicos, en especial en el poeta romano Virgilio, al queDante atribuye el papel de gua en su viaje por las regiones infernales. Se trata de un poemapico cristiano con la caracterstica genuinamente pica de abarcar todo un mundo, la Italia desu propia poca. Con Petrarca se alcanzan por primera vez las ms altas cimas de la poesa lri-cay,enespecial,delsoneto,esacomposicinpoticarigurosaperoinmensamenteflexible.Tantoelsonetocomoelcuento,onovella, comodijoBoccaccioenlaprosapicantedelDecamern, iban a tener una gran popularidad en la literatura no slo de Italia, sino tambinde todos los pases europeos hasta nuestro siglo.La impresin causada por los logros de Dante, Petrarca y Boccaccio en los italianos con-virtieldialectotoscanoenelqueescribieronenlalengualiterariaporexcelenciadetodaItalia.Enlascortesdedspotasyprncipes,lospoetasdelRenacimientohallaronsumejoraudiencia y el modo ms conveniente de ganarse el sustento. Adems, fue donde desarrollaronla caracterstica mezcla del Renacimiento entre la pica y la novela de caballeras, un gneroque poda resultar elegante, ingenioso e incluso emocionante, pero que haba perdido el impac-to fundamental y dramtico de los primeros poemas picos medievales como laChanson deRoland o losNibelungos. Incluso las primeras lneas del poema de AriostoOrlando furiosomuestran ese cambio. Mientras que los Nibelungos empiezan: Hemos odo hablar mucho delos hroes y sus hazaas en la antigedad (un comienzo muy similar al de Virgilio: canto alos combates y al hombre), Ariosto en seguida suaviza, ampla y civiliza, por decirlo de algu-na manera, su intento potico: Canto a las damas y caballeros, a los combates y amores, a lacorte y las hazaas.Cfr., H. G. Koenigsberger, La Edad Media, 400-1500, (Traduccin castellana de CarmenClavijo). Barcelona: Editorial Crtica, S. A., 1991, pp. 341-342.maestre.qxd03/11/200311:30Pgina 200las posiciones ms representativas del Renacimiento, ha obtenido fciles xi-tos:laEdadMediaamabalosclsicostantocomoelRenacimiento;Aristteles estaba en boca de todos, quiz ms que en el siglo XV; otro tantosuceda con Platn, y no slo indirectamente. Los poetas, los historiadores ylos oradores eran conocidos y apreciados. Bernardo Silvestre escriba poemasfilosficos dignos de Bruno; Bernardo de Chartres cantaba a laveritasfiliatemporis; los juristas restauraban las bases mismas de la sabidura romana; lavaloracin del hombre era en Santo Toms mucho ms decidida y meditabadeloqueseraenFicino;encuantoalnaturalismoylaimpiedad,precisa-mente all donde Maquiavelo, Pomponazzi y Bruno parecen ms audaces ynovedosos, son en realidad ms deudores de una tradicin antigua y remota:herederos ms o menos conscientes de alejandrismo medieval, condenado yaen1210,delaverrosmoy,atravsdelacienciarabe,deremotasfuenteshelensticas (...) Cmo negar que tambin la Edad Media conoci y admirel mundo pagano, si los sueos de los anacoretas seguan poblados por la pre-senciatentadoradelosdiosespaganos,queavecesrepresabanalossitiosdonde el pueblo celebraba solemnes sacrificios? Todos conocemos los arre-batos de Gunzone de Novara y los sueos de Vilgardo de Rvena, donde estal la presencia de las escenas clsicas que llegan a sugerir el repudio de lasdivinidadescristianasyelregresoalosritospaganos.Tambinconocemoslos versos en que se expresa el profundo amor por la Roma antigua; as comorecordamos claramente que Dante introdujo al poeta antiguo en la estructurade la historia cristiana, en cuyo cavernoso infierno volvi tambin a introdu-ciralosantiguosdioses,convertidosendemonios.29Peroesapartirdelsiglo XIV cuando se descubren cdices, conservados en su mayora en biblio-tecasconventuales,quecompletanlabibliografalatinaconnuevaseinsospechadasaportaciones.Petrarcalocalizavariosmanuscritoslatinos;Bocaccio halla las Historias de Tcito; Poggio encuentra nuevos discursos deCicern y, en 1416, el primer Quintiliano completo; cuando en 1508 se des-cubren los Anales de Tito Livio, puede decirse que se cierra el perodo de losgrandes hallazgos y que los restos del legado cultural de Roma se encuentranpor entero en manos de los humanistas. De la misma manera se incorpora paulatinamente la cultura griega origi-nal, que hoy se considera como un patrimonio espiritual esencial para el hom-breculto.LadifusindelhelenismoporEuropatambinestuvopreparadapor las traducciones rabes y griegas de los siglos XII, XIII y XIV, y se acre-Alfonso Maestre Snchez La tica y el problema de Dios en Juan Luis VivesAnales del Seminario de Historia de la Filosofa2003, 20 181-24520129Eugenio Garin, Medioevo y Renacimiento. Estudios e investigaciones,(Versin caste-llana de Ricardo Pochtar). Madrid: Taurus Ediciones, S. A., 2001, pp. 78-79.maestre.qxd03/11/200311:30Pgina 201cienta con las tentativas de unificar religiosamente el Mediterrneo orientalante el creciente peligro de la invasin turca. En el siglo XIV, Petrarca gustaya de una lengua y una cultura que apenas le son conocidas. Luego, a finesde la misma centuria, el intercambio entre Italia y Bizancio aumenta rpida-mente.En1396ManuelChrysolarasexplicagriegoenFlorencia,mientrasque un grupo de humanistas, entre los que se encuentran Aurispa, Guarino,Filelfo y Marsa, regresan de Constantinopla con una gran cantidad de cdi-cesvaliosos.Sinembargo,eltriunfodelhelenismoestardo,apesardelaaccin influyente del Cardenal Bessarion y de su crculo cultural, constituidoprincipalmente por Valla y Adrnico. A finales del siglo XV, triunfaba Platnen los crculos filosficos, gracias al entusiasmo de Marsilio Ficino y al genioprecozdePicodellaMirandola.LaAcademiadeFlorenciafundadaporFicino en 1463, ser el medio por el que pas a Europa la corriente neopla-tnica,cuyainfluenciaenlavidaintelectualdelaModernidadsertanimportante30.DivulgacindelHumanismo.ImportanciadelaimprentaydelasUniversidadesLa imprenta y las Universidades van a ser los elementos providentes quefavorezcan la divulgacin del Humanismo. En contra de lo que se ha dicho,las Universidades no fueron un obstculo para la difusin del Humanismo. Alcontrario,nosolamenteabrieronsuspuertasalarenovacindelaslenguasclsicas y de las ciencias, sino que se convirtieron, por lo menos en sus facul-tades de Artes, en semilleros de nuevos humanistas31.Alfonso Maestre Snchez La tica y el problema de Dios en Juan Luis VivesAnales del Seminario de Historia de la Filosofa2003, 20 181-24520230Jaime Vicens Vives, Historia general Moderna. Del Renacimiento a la crisis del sigloXX. Tomo I. Barcelona: Montaner y Simn, S. A., Editores, 1971, 7, pp. 41-44.31Estos cambios hubiesen sido posibles sin la invencin de la imprenta a mediados delsigloXV?Desdeluego,laimprentajuntoconelinventodelastcnicasdegrabadoparareproducir dibujos signific una revolucin de la informacin: la mayor amplitud de la comu-nicacindelsaberylasideas,yelgradodeprecisinyuniformidadconquesetransmitaninfluyeron para que las obras de los escritores, artistas, msicos y cientficos pudieran llegar aun pblico internacional mucho mayor de lo que haba sido posible hasta entonces. Las tradi-ciones culturales europeas se convirtieron as en un estmulo mutuo gracias a la letra y el dibu-jo impresos, superando con mucho las posibilidades medievales. Sin duda alguna, la invencinde la imprenta fue una de las causas principales del gran cambio histrico en la civilizacineuropea moderna. EncuantoalasUniversidades,digamosqueenItalialasUniversidadesdeBolonia,Padua, Florencia y Roma son centros acadmicos en los que encuentran cobijo renombradoshumanistas, como por ejemplo, Aurispa y Filelfo, Guarino, Victorio de Felpre y Chalcondylas,Argyrpulos, Calisto, Policiano y Juan Lascari, Ascoli y Gaza, etc. En Alemania, y desde lamaestre.qxd03/11/200311:31Pgina 202EnEspaa,ladifusindelHumanismoofreceparanosotrosuninterspeculiar,porquegraciasalalabordelCardenalCisneros(1437-1517)ydeotros personajes se conform un plantel de intelectuales catlicos instrudosen la erudicin clsica, cuya futura actuacin en la Contrarreforma y defensade la Iglesia haba de resultar decisiva32. Por ahora, nos limitamos a mencio-naraAntoniodeNebrija(1441/44-1522),comoimportadorenEspaadelHumanismo filolgico y erudito italiano33, y a presentar brevemente a JuanLuisVives(1492-1540),comounadelaseminenciaseuropeasdentrodelambiente erasmista de la primera mitad del siglo XVI34. Alfonso Maestre Snchez La tica y el problema de Dios en Juan Luis VivesAnales del Seminario de Historia de la Filosofa2003, 20 181-245203Universidad de Erfurt, el Humanismo penetra en Leipzig, Wittemberg y Rostock; por su parte,la Universidad de Basilea, centro de contacto entre el Humanismo italiano y el alemn, influ-yeenlasantiguasUniversidadesdeColoniayHeidelbergylasrecientesfundacionesdeFriburgo,MagunciayTrveris.LaUniversidaddeLovaina,fundadaen1425,acogimuyprontolastendenciashumanistas,yErasmodeRotterdam,AdrianoFloriszoon,JuanLuisVives, Van der Dorp, Costers y otros muchos humanistas residen en ella y crean un ambientepositivoquerepercuteenlosestudiosuniversitarios.EnEspaa,lasUniversidadesdeSalamanca y la recientemente fundada por el Cardenal Cisneros en 1508, Alcal de Henares,reunieronailustrespensadoresdelHumanismocatlico:Vitoria,Cano,Baez,CardillodeVillalpando, Nebrija, Nuez de Valladolid, Zamora... Slo en Francia hay una cierta resisten-cia a incorporar los estudios de las letras clsicas y orientales, la filologa, la mstica potica yla crtica literaria. Pero aqu ser Guillermo Bud, precursor del Colegio de Francia, el queinstaureelespriturenacentistafrentealatradicinescolsticamedieval,encarnadaporlaSorbona. En cuanto a Inglaterra, el Humanismo hace su aparicin en la Universidad de Oxfordcuando en 1486 empez a explicar en una de sus ctedras el italiano Cornelio Vitelli. Cfr., J. R. Hale,La Europa del Renacimiento (1480-1520), (Traduccin de R. Cotarelo).Madrid: Siglo XXI Editores, S. A., 1976, 2, pp. 324-376.32BernardoGmezMonsegu,FilosofadelHumanismodeJuanLuisVives.Madrid:C.S.I.C., Instituto Luis Vives de Filosofa, 1961, pp. 31-37.33AigualqueenelrestodeEuropa,loselementosconstitutivosdelhumanismoenEspaa tuvieron su fundamento en el humanismo italiano. Ciertamente otros modelos, comoel flamenco o el fracs, compitieron con el patrn italiano, sobre todo en la segunda mitad delsiglo XVI. Ello no impidi, sin embargo, que todas las facetas de la cultura peninsular desdemediados del siglo XV hasta despus de 1600 estuvieran siempre en deuda con el humanismoitaliano. La huella de los studia humanitatis en la cultura peninsular no slo lleg as a la lite-ratura neolatina y a disciplinas caractersticamente humansticas como la filologa bblica, sinoque tambin se apreci en su influencia en las letras en vernculo o en las traducciones de tex-tos clsicos y humansticos.Alejandro Coroleu, Humanismo en Espaa, en Jill Kraye (Ed.), Introduccin al huma-nismorenacentista, (EdicinespaolaacargodeCarlosClaverayTraduccindeLlusCabr). Madrid: Cambridge University Press (Sucursal en Espaa), 1998, p. 295.34El profesor Abelln subraya el carcter renacentista y erasmista de Vives, no slo porrazones cronolgicas, sino por su profunda amistad con Erasmo y concepcin doctrinal: Lacaracterstica renacentista de Vives se impone a todas luces; es una avanzadilla en actitudes yen doctrinas de lo ms tpico del Renacimiento: la crtica de la autoridad, la preocupacin porel hombre, la vuelta a las fuentes clsicas, la prdica de la observacin y la experiencia, el esp-maestre.qxd03/11/200311:31Pgina 203En efecto, con Erasmo de Rotterdam (1466-1536), Toms Moro (1478-1535)yGuillermoBud(1468-1540),elvalencianoVivesformapartedelcuadrunvirato supremo del Humanismo no italiano; l representa la rama his-pnica35.Ensupersonasabia,modestaypiadosa,lanuevacorrienterena-centista no fue slo un elemento filolgico, sino un instrumento para la mejo-ra de la humanidad, mediante una nueva pedagoga fundada en lo psicolgi-co, un inters novsimo por las necesidades sociales y un sistema de paz entrelas naciones cristianas inspirado en las doctrinas de la Iglesia Catlica. Esterasgo catlico es bsico en la actitud humanista de Juan Luis Vives. Frentea las ideas de la Reforma protestante supo mantenerse fiel a s mismo, a pesarde la influencia erasmista que llevaba consigo. Careci de la brillantez lite-raria,delaexuberanciadeideasydelapotencialidadcreadoradeErasmo;pero,encambio,conungranrealismo,supoponerenprcticamejorquecualquier otro humanista los dictados del sentido comn, y comprender conmayoragudezaracionallosproblemasdelmomentopresentequeletocvivir36.2.La condicin de filsofo de Juan Luis VivesJuan Luis Vives naci en Valencia en 1492, en una familia de judos con-versos. En 1509 lo hallamos en Pars, que haba de constituir uno de los vr-tices del tringulo europeo de su vida: Flandes e Inglaterra fueron los otrosdos. En Flandes conoci a Erasmo, quien le distingui con su amistad, y enPars a Bud. En 1523 se traslad a Inglaterra, donde Enrique VIII, y previoelapoyodeMoroydeJuanColet(1467-1519),lenombrpreceptordelaprincesa Mara Tudor y lector de la reina Catalina de Aragn. Tambin ense-araenelColegioCorpusChristi,deOxford.En1524secasconMargarita Valldaura. La ruptura matrimonial de los reyes en 1527, y el apoyotmido que prest a la reina, le obliga a regresar de nuevo a Brujas en 1528.Muri el 6 de mayo de 1540.Alfonso Maestre Snchez La tica y el problema de Dios en Juan Luis VivesAnales del Seminario de Historia de la Filosofa2003, 20 181-245204ritucrticoycuriosodetodaslasnovedades,hastaelpuntodeserprecursorenmltiplesaspectos de doctrinas que se van a convertir pronto en tpicos de la poca. Cfr.,JosLuisAbelln,VI.LagranfiguradelRenacimientofilosfico:JuanLuisVives, enHistoriacrticadelpensamientoespaol.II.Laedaddeoro. Madrid:EditorialEspasa-Calpe, S. A., 1986, 2, p. 108.35FranciscoRico, Elsueodelhumanismo.DePetrarcaaErasmo. Madrid:AlianzaEditorial, S. A., 1993 (1 reimpresin), p. 102.36Cfr., Alain Guy, Vivs ou lHumanisme engag.Introduccin. Pars: Editions Seghers,1972 (Hay versin castellana de Dionisia Empaytaz. Barcelona: Editorial Balmes, 1997).maestre.qxd03/11/200311:31Pgina 204Hay o no hay en Luis Vives una concepcin filosfica?LaextensaobradeJuanLuisVives,reflejodesuexistenciapersonal,abarcatemaspluralesyvariados.Efectivamente,nuestropersonajeesunpensador muy polifactico: habla de filologa, de pedagoga y de psicologa,de cuestiones polticas y sociales, de religin, de tica..., pero esta pluralidadde intereses lo enriquece personalmente, sin distraerlo de lo fundamental. Esprofundo, clarividente, apasionado, conmovedor. Su personalidad tambin esfascinante,porsudulzuranoexentadefirmeza,sucultoalaamistad,sugenerosidad. Es ntegro en sus principios, y hasta cuando es severo, su seve-ridadestmatizadaporlacortesa.Sinduda,debisufrirconlosprocesosinquisitorialesquepadecisufamilia,peronoencontramosenlreclamoalguno de venganza. Sus escritos estn impregnados de esperanza en un futu-ro ms libre y ms justo37. Pues bien, la pregunta que ahora nos formulamoses sta: Hay o no hay en Vives una concepcin filosfica?Objeto de su filosofaLa filosofa se hace presente en el hombre cuando ste es capaz de expre-sar de algn modo las intuiciones metafsicas obtenidas en el enfrentamientocon la realidad. La filosofa es la respuesta personal del hombre que es cons-ciente de su estar en el mundo como formando parte integrante del mismo.EnelcasodeJuanLuisViveslafilosofaesdarrespuesta(oplantearselaposibilidad de esta respuesta) ante los acontecimientos y experiencias de laexistencia humana, y que previamente ha sometido a crtica. Algunos historiadores de la filosofa podran presentar la originalidad, larigurosidadylauniversalidadcomocaractersticasinseparablesdelpensa-mientofilosficotradicional.Enelglobalpensamientorenacentistapareceser que no encontramos ni unas ni otras. Por qu? Por la sencilla razn deque el pensamiento filosfico renacentista no fue capaz de formular un prin-cipio en qu fundamentar su humanismo antropocntrico, ni de sentar las pre-misas indispensables para ostentar la paternidad de una nueva corriente filo-sfica38. Es decir, filosofa propiamente dicha, elaboracin ideolgica, ori-ginal y sistemtica no existe al parecer en el Renacimiento, al menos comoAlfonso Maestre Snchez La tica y el problema de Dios en Juan Luis VivesAnales del Seminario de Historia de la Filosofa2003, 20 181-24520537AnaMartnezArancon,Apndice.HistoriadelaFilosofaEspaola, enE.BREHIER, Historia de la Filosofa. II., Siglos XVIII-XX, (Traducin de J. A. Prez y M. D.Morn). Madrid: Editorial Tecnos, S. A., 1988, p. 714.38BernardoGmezMonseg,FilosofadelHumanismodeJuanLuisVives. Madrid:C.S.I.C., Instituto Luis Vives de Filosofa, 1961 p. 25.maestre.qxd03/11/200311:31Pgina 205algoqueseoponeodistinguedesistemasoteorasprecedentes.ElmismoVives, dice el profesor Abelln, sobresale siempre ms por su capacidad cr-ticaqueporsusaportacionespositivas39. Pero afirmar de Juan Luis Vivesqueesunsimplerepetidor,elaboradordeunaantiguatradicin,esignorarque como filsofo tuvo su perfil original, su pensamiento peculiar, a pesar deque particip por qu no? de unas bases comunes y un mtodo de trabajotambin compartidos por otros humanistas. Hay en Vives enseanzas valio-ssimas sobre la direccin y el mtodo que conviene seguir en filosofa: no sedebe abusar del criterio de autoridad, ni del mtodo deductivo y silogstico,ni de la discusin; es preciso que el filsofo discurra por cuenta propia, obser-velarealidadylaNaturaleza,yusedelainduccin,guindoseporreglasadecuadas; se debe encauzar la filosofa y la ciencia hacia la prctica, pres-cindiendo de cuestiones baldas e intiles, y escribir y hablar con correccin,orden y claridad, sin abusar del tecnicismo, etc40.El hombre concreto e igualEnJuanLuisVivesencontramosunapreferentepreocupacinporelhombre concreto, individual, y por las manifestaciones sociales de su volun-tad. Cierto que en el pensamiento vivista el hombre surge como artfice de sumundo,peroellosloenlamedidaqueencuentraunarespuestaalaspre-guntas que le plantean las necesidades de la vida. El hombre no es el prota-gonista en solitario o el creador arbitrario de su historia, sino el responsablede las respuestas que satisfagan las exigencias existenciales. En Vives no senosofreceslounaantropologa,sinounanuevaformadeplantearelpro-blemametafsico.Enlandoledesuplanteamientoradicalaesencialdife-rencia entre la tarea de definir racionalmente el ente segn el esquema de lafilosofa tradicional y la de hacer presente el sentido del ente en cuanto ade-cuacinalasdistintasnecesidadesqueelhombretienequeafrontar.Portanto, la caracterstica primaria de la reflexin vivista en referencia al hom-bre es su concreticidad y no su dimensin universo/conceptual41.Heaqu,porotraparte,loquepodramosdefinircomointuicinesen-Alfonso Maestre Snchez La tica y el problema de Dios en Juan Luis VivesAnales del Seminario de Historia de la Filosofa2003, 20 181-24520639Jos Luis Abelln, VI. La gran figura del Renacimiento filosfico: Juan Luis Vives,enHistoriacrticadelpensamientoespaol.II.,Laedaddeoro. Madrid: EditorialEspasa-Calpe, S. A., 1986, 2, p. 113.40MarcialSolana,HistoriadelaFilosofaEspaola.pocadelRenacimiento(SigloXVI). I. Madrid: Real Academia de Ciencias Exactas, Fsicas y Naturales, 1941, pp. 179-182.41Ernesto Grassi, La Filosofa del Humanismo. Preeminencia de la palabra, (Traduccinde M. Canet). Barcelona: Anthropos, Editorial del Hombre, 1993, p. 119.maestre.qxd03/11/200311:31Pgina 206cial del pensamiento de Vives: el ser, la existencia de cada hombre es con-tradiccin, porque una concepcin tal del ser humano est ntimamente vin-culadaalproblemadelainterpelacinexistencial,queslopuedeexperi-mentarseensuoriginalidadyensucarcternodeductivoyabismalpormediodesudesvelamientohistrico,ynoracionalmente.Ahorabien,unpensamientocontradictorionopuededesarrollarseenformarigurosa.Deah que el camino del conocimiento (que en el humanismo de Vives es un iryvenirentrelenguaje,realidadyformasdevida)42sejustifiqueenlamedida que favorezca el desarrollo de lo ms positivo que ste tiene, es decir,lapraxis,lasconsecuenciasefectivasdelsaber:Perotenganpresentelosestudiososquesialaslenguasnoaadierenotrosconocimientos,nohanhecho ms que llegar a las puertas de aquellas artes y que no hacen sino ron-darlas y asomarse al vestbulo y que no vale ms saber latn o griego que fran-cs o espaol, sin las ventajas que a los eruditos puede acarrearles su utiliza-cinyquetodaslaslenguasdelmundonocompensaneltrabajodeapren-derlas porque s, si a travs de ellas no se busca una finalidad utilitaria. Envista de ello se aprenden, a saber: para penetrar hasta lo bello y lo maravillo-so que aquellas lenguas esconden avariciosamente bajo llaves. (...) Por esto,lacontemplacindelascosasnaturales,sinosirvealasnecesidadesdelavida o del conocimiento de sus obras y no nos eleva al conocimiento, admi-racin y amor de Dios, es superflua y nociva. De ah que tenga que ser recha-zadoenabsolutoloquenosatisfacesinounameracuriosidad,noseaque,desmoralizado el nimo, deje de investigar lo mejor, aquello a cuyo conoci-miento est obligado el verdadero filsofo43.EstosignificaquesielpensamientodeLuisVivesesunpensamientofilosfico44, no lo ser, desde luego, en el sentido tradicional del trmino. Lafilosofa de Vives es una filosofa crtica, pero tambin es una filosofa eclc-tica:antiaristotelismoenladialctica,aristotelismoenlametafsica,estoi-cismo y platonismo en la tica, realismo pragmtico en la fsica, empirismoAlfonso Maestre Snchez La tica y el problema de Dios en Juan Luis VivesAnales del Seminario de Historia de la Filosofa2003, 20 181-24520742Cfr., Cesare Vasoli, La concezione filosofica in Vives, en F. J. Fernndez, A. Meleroy A. Mestre (Coordis.), Luis Vives y el Humanismo europeo. Valencia: Servei de Publicacionsde la Universitat de Valncia, 1998, pp. 117-120.43Juan Luis Vives, De Disciplinis [De las Disciplinas], II, IV, 1, en Obras Completas.Traduccin, comentarios y notas de Lorenzo Riber. Madrid: Aguilar de Ediciones, S. A., 1992(1 reimpresin), Tomo II, pp. 612.614. En adelante citaremos esta Edicin con las siglas L.R.y el Tomo correspondiente.44Menndez Pelayo no duda de esta condicin de filsofo de Vives, y le define como elrepresentantemscompletodelafilosofaclsicadelrenacimientoencualquierpasdeEuropa.Cfr.,MarcelinoMenndezPelayo, Ensayosdecrticafilosfica.Madrid:C.S.I.C.,Instituto Luis Vives de Filosofa, 1948, p. 376.maestre.qxd03/11/200311:31Pgina 207yracionalismoenlacienciadelalma...,todoestopresididoporunapro-funda fe cristiana que no slo hace posible la explicacin exacta de la doctri-na vivista45, sino que constituye un conjunto donde los andamios de la pra-xis vital predomina sobre la simple coherencia formal. En definitiva, la filo-sofa de Vives (y el mensaje que porta) es irreductible a ningn otro. Sus exi-gencias crticas le llevaron a situarse siempre fuera del orden establecido,ya se tratara del pensamiento filosfico, de la reestructuracin de la ensean-za, de la intransigencia religiosa (era erasmista), de la crisis social, de las gue-rras, etc. Pero a pesar de todo, como dice Alan Guy, no fue un negativista,menosanunnihilistaamargadooneurtico;fue,enefecto,unfervientecristiano, a quien sus monumentales comentarios a la Ciudad de Dios de SanAgustn (Basilea, 1522), suCarta a Adriano VI, sus meditaciones sobre losSalmos (Amberes, 1518), sus Excitationes animi in Deum, sus Plegarias y sucomentario tan vigoroso delPaterNoster, sitanenprimerafiladelespiri-tualismo espaol46.Ya hemos dicho que el punto de partida de la filosofa vivista es el hom-bre concreto, es decir, el hombre singular como ser de razn, voluntad y sen-timientos integrado en la sociedad. sta, por su parte, es connatural a la natu-raleza humana47. Consecuente con este principio, y preocupado por el com-promiso temporal al servicio de la comunidad, Luis Vives tiene una concep-cin muy igualitaria de los hombres. Comentando su mxima Homo hominiAlfonso Maestre Snchez La tica y el problema de Dios en Juan Luis VivesAnales del Seminario de Historia de la Filosofa2003, 20 181-24520845AdolfoBonillaySanMartn,LuisVivesylaFilosofadelRenacimiento.II.,LasDoctrinas. Madrid: Imprenta de L. Rubio, 1929, p. 339.46Alan Guy, Historia de la Filosofa Espaola, (Traduccin de A. Snchez). Barcelona:Anthropos, Editorial del Hombre, 1985, p. 79.Recomendamos el estudio de Miquel Batllori sobre el comentario de Vives alDe ciuita-te Dei de San Agustn y las sospechas sobre la ortodoxia vivista en plena Contrarreforma pos-tridentina.Cfr.,MiquelBatllori,JuanLuisVives:comentaristadelDeciuitateDei deSanAgustn, en F. J. Fernndez, A. Melero y A. Mestre (Coordis.),Luis Vives y el Humanismoeuropeo. Valencia: Servei de Publicacions de la Universitat de Valncia, 1998, pp. 147-159.47Nadie hay, o de cuerpo tan robusto o de tan penetrante ingenio, que se baste a s solosi ha de vivir segn costumbre o usanza de hombre. Y por eso se agrega la compaa de unaesposa(...)Despusseprocuracompaerosdesusfatigas(...)y,pocoapoco,seformaunncleo de sociedad, que se propaga afuera. Juan Luis Vives, De subventione pauperum [Delsocorro de los pobres], I, 2. L. R.: I, p. 1359.Vivessuscribelanocinaristotlico/tomistadequeelhombreespornaturalezaunsersocial,yhaceusodelosargumentosmstradicionales.Perointroduceunainnovacin:lasociabilidaddelhombreesconsecuenciatambindelcarcternaturaldelabenevolenciaysimpata hacia los dems: La realidad confirma cada da que el hombre fue creado por Diospara la sociedad en esta vida mortal y en la otra, que no tendr fin. Por esto, como aglutinan-tedeesaasociacin,infundileunnimoadmirablementedispuestoparalabenevolencia.Juan Luis Vives, De Disciplinis [De las Disciplinas], I, VII, 1. L. R.: II, p. 510.maestre.qxd03/11/200311:31Pgina 208par[Elhombreesigualalhombre], exclama:Queningnhombreseencarame encima de ningn otro hombre, ni le menosprecie, ni le mire conaltanera, ni se prefiera a otro, puesto que todos fuimos enviados a esta vidaporDios,nuestroPadrecomn,ycreadosporelmismoderecho48.Conparecidostrminosfraternosseexpresacuandohabladeladistribucindebienes: Y, finalmente, todo cuanto derram de su seno ubrrimo, psolo a lavista en esa gran casa del mundo, no encerrado por vallas ni por puerta algu-na, para que de ello participasen indistintamente todos los seres que engen-dr49.La existencia del hombre como misterioLa Historia de la Filosofa demuestra cmo toda autntica filosofa dima-na de un previo asombro. Este asombro ha sido provocado por la obser-vacin de algo que se presenta como inexplicable. El intento de clarificar elmisterioeslafilosofamisma.Lafilosofaesproductodeunasombroenconstante renovacin. Pues bien, el asombro no estuvo ausente en el pensa-miento de Juan Luis Vives: la existencia del hombre concreto, tal como apa-rece en la vida ordinaria de cada uno de nosotros, se le present como algoinescrutable por su grandiosidad, y toda su vida fue un esfuerzo continuadopara clarificar este misterio. l sabe perfectamente que el hombre, sin Dios,es un enigma. No tiene explicacin satisfactoria50.El hombre es la obra maestra del Creador por la belleza y armona de sucuerpo, la versatilidad de sus aptitudes y, especialmente, por su alma, de lacual no es cosa que nos importe demasiado saber qu es (...), aunque s, y enAlfonso Maestre Snchez La tica y el problema de Dios en Juan Luis VivesAnales del Seminario de Historia de la Filosofa2003, 20 181-24520948Juan Luis Vives, Satellitium animi [Escolta del alma], pargrafo 193. L. R.: I, p. 1200.49Juan Luis Vives, De subventione pauperum [Del socorro de los pobres], I, 9. L. R.: I,p. 1379.El pensamiento de Vives es muy moderno en este aspecto. Su gran aportacin reside pre-cisamente no slo en las consideraciones sociales que entraa De subventione pauperum [Delsocorro de los pobres], sino en el planteamiento tan actual de que la solucin de las desigual-dades sociales con la garanta de un mnimo vital para los ms desfavorecidos debe ser res-ponsabilidad de la iniciativa privada y del quehacer pblico, pero siempre bajo el control finalde la autoridad pblica.Cfr., Constant Matheeussen, Vives et la problmatique sociale de son temps: son attitu-deenverslamendicitetlevagabondage,enF.J.Fernndez,A.MeleroyA.Mestre(Coordis.),LuisVivesyelHumanismoeuropeo. Valencia:ServeidePublicacionsdelaUniversitat de Valncia, 1998, pp. 107-115.50BernardoGmezMonseg,FilosofadelHumanismodeJuanLuisVives. Madrid:C.S.I.C., Instituto Luis Vives de Filosofa, 1961, p. 258.maestre.qxd03/11/200311:31Pgina 209gran manera, saber cmo es y cules son sus operaciones51. Su origen esten Dios; imagen de la Santsima Trinidad52, es inmortal53, y enriquecida desabidura posibilita que vivamos vida bienaventurada (...), eterna, abastaday colmada de toda felicidad54. Para ello es necesario conocer, porque nopuede haber bondad alguna donde no exista conocimiento de lo que se debehacery,concretamente,deloquehemosdeconservarydeaquellodequedebemos huir55. La plenitud del alma es lo que importa y no los actos exte-riores[delcuerpo],queslotienevalorencuantotestimoniodeaqulla56.Serelamorlarazdetodavirtud:amoraDios,amoranosotrosmismos(considerando la dignidad de nuestra naturaleza), amor a nuestros semejantesque ha de reflejarse en una convivencia regida por la veracidad, el respeto, lasolidaridad, la ayuda mutua y la perfecta concordia, todo esto ejecutado porla voluntad, que es aquella facultad o energa del alma por la cual deseamoslo bueno y aborrecemos lo malo, guiados por la razn57, y conforme al finpara que el hombre fue creado58.La preeminencia le viene al hombre de la mutabilidad, es decir, de noposeer una naturaleza fijada para siempre, sino ser libre de elegir cualquiergnerodevida,porrecapitularatodaslascriaturasensmismo.Esintere-sante a este respecto la lectura de Fabula de homine [Fbula del hombre]59.En este librito, Vives presenta el gran teatro del mundo: cada cosa desempe-asupapel,siendoelhombreelgranprotagonista60.Deestamanera,LuisAlfonso Maestre Snchez La tica y el problema de Dios en Juan Luis VivesAnales del Seminario de Historia de la Filosofa2003, 20 181-24521051Juan Luis Vives, De anima et vita [Tratado del alma], I, 12. L. R.: II, p. 1175.52Ibidem, II, 1. L. R.: II, p. 1182.53Ibidem, II, 19. L. R.: II, p. 1231.54Ibidem, I, 12. L. R.: II, p. 1175.55Ibidem56Ibidem, III, Introduccin. L. R.: II, pp. 1244-1247.57Ibidem, II, 11. L. R.: II, p. 1214.58Juan Luis Vives,De veritate fidei christianae [De la verdad de la fe cristiana], I, 12.L. R.: II, p. 1410.59Juan Luis Vives, Fabula de homine [Fbula del hombre]. L. R.: I, pp. 537-542.60Sorprende el paralelismo que hay entre esta concepcin vivista y las siguientes pala-bras de Epicteto: Acurdate de que eres actor de un drama que habr de ser cual el autor loquiera: breve si lo quiere breve, largo, si lo quiere largo. Si quiere que representes a un men-digo, procura representarlo tambin con naturalidad; y lo mismo si un cojo, si un magistrado,si un simple particular. Lo tuyo, pues, es esto: representar bien el personaje que se te ha asig-nado;peroelegirlolecorrespondeaotro.Epicteto,Enquiridin, XVII.Edicinbilinge.Estudiointroductorio,traduccinynotasdeJosManuelGarcadelaMora.Barcelona:Anthropos, Editorial del Hombre, 1991, p. 37. En lo sucesivo nos referiremos a esta edicincomo Ed. cit., con nmero de paginacin.El Profesor Garca de la Mora, comentando este captulo de Epicteto, no deja de recono-cer su belleza y simbolismo, y apunta la posibilidad de que en l se inspirasen nuestros clsi-maestre.qxd03/11/200311:31Pgina 210VivesreflejaensupensamientounadobleantiqusimaideaqueelRenacimientoacogiconentusiasmoenlasapologasDedignitateHominis: la nocin del hombre/microcosmos, esto es, un mundo pequeo,porque comprende en s las facultades y naturaleza de todas las cosas61, y laidea del hombre como Imago Dei62.Sindudaalguna,LuisVivesfueunpensadorproblemticoyqueproblematiza. l mismo aspir ya en su poca a una renovacin de la cien-cia.Perotieneelbuensentidodenoromperconelpasado.CriticaaAristteles,perosufondodoctrinalesengranpartearistotlico63,sibiendando cabida a otros elementos platnicos, estoicos, ciceronianos y pensado-res de su tiempo. A pesar de que admira a Aristteles64, ello no le impide pro-ceder con un equilibrado sentido de la independencia. Cierto que Vives care-ce de sistema propio y su mentalidad se mueve dentro de los temas tpicos y,en ocasiones, con los prejuicios institucionalizados del Renacimiento65.Luis Vives como filsofo renovador de la ciencia Su obra De Disciplinis [De las Disciplinas] puede ser considerada comounaenciclopediacientficadecarctercrtico,normativoyformativo.SeAlfonso Maestre Snchez La tica y el problema de Dios en Juan Luis VivesAnales del Seminario de Historia de la Filosofa2003, 20 181-245211cos para poetizar sobreEl gran teatro del mundo y toda la temtica de la comedia humana.Hagamos extensible esta hiptesis y apliqumosla tambin a Luis Vives. Cfr., O. cit., nota 99.61Juan Luis Vives, De anima et vita [Tratado del alma], I, 12. L. R.: II, p. 1177.62Ibidem, II, 1. L. R.: II, p. 1182.63J