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La Doctrina de la Iglesia Pentecostal Un Panorama General de la Sección El ministerio sin doctrina puede ser compa-rado a construir un edificio sin el fundamento ade- cuado. Un edificio se puede construir rápidamente, gastando menos, si se le pone mínimo cuidado al fundamento; sin embargo, se convierte en un peligro. Lo que parece hermoso y estable se puede resquebrajar, abrir e incluso derrumbar rápida-mente, cuando se enfrenta a las diversas presiones de la naturaleza y el uso. Esto también aplica al ministerio. Un ministro puede ganar personas para Cristo, y aun formar una congregación, pero eso es sólo el comienzo. Los líderes y seguidores cristianos deben saber lo que Dios espera de ellos y cómo aplicar su fe diariamente, en las experiencias concretas de la vida. Todo ministro debe estar equipado tanto doctrinal como espiritualmente, con el fin de compartir eficazmente el ministerio al que Dios lo ha llamado. Es por eso que la primera sección de Ministerios Cristianos I lo lleva a través de las doctrinas básicas de la Biblia. Estas cinco lecciones son un tanto largas y tendrá que emplear una cantidad consi-derable de tiempo y esfuerzo. Tal vez deberá aprender algunos términos nuevos y, por supuesto, también tendrá que memorizar algunas definiciones para su uso posterior. El intento de esta sección es que nosotros conozcamos lo que la Biblia enseña y, debido a que somos creyentes pentecostales, cómo debemos aplicarlo a nuestras vidas. Nuestra vida y esperanza en Jesucristo no sólo se basan en la experiencia. Están basadas en las verdades eternas y absolutas de la doctrina bíblica. Por lo tanto, ¡debemos conocerlas y ser capaces de interpretarlas correctamente! En nuestro intento por incorporar lo práctico con lo teológico, esta primera lección combina un estudio de la doctrina con el estudio de Dios. Un entendimiento claro de la doctrina y su importancia abre la puerta a cada una de las divisiones del estudio. Nos permite captar el valor personal y práctico de nuestra vida individual como cristiano y de nuestra vida como miembro de una iglesia y cuerpo de creyentes. Una vez que se abre la puerta, tiene sentido el hecho de que la primera área de estudio sea Dios. Las ocho áreas restantes que estudiaremos dependen de lo que Él es y de cómo ha decidido que opere la vida. Una vez que entendemos la naturaleza y el carácter de Dios, entonces podremos captar mejor las otras áreas doctrinales y su aplicación en nuestra vida. Como ministros del evangelio, llamados, comisionados para predicar el evangelio y de pastorear a los hijos de Dios, es vital que entendamos los materiales que se discuten en esta primera lección. Objetivos de la lección Al terminar esta lección usted podrá:

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La Doctrina de la Iglesia Pentecostal

Un Panorama General de la Sección

El ministerio sin doctrina puede ser compa-rado a construir un edificio sin el fundamento ade-

cuado. Un edificio se puede construir rápidamente, gastando menos, si se le pone mínimo cuidado

al fundamento; sin embargo, se convierte en un peligro. Lo que parece hermoso y estable se

puede resquebrajar, abrir e incluso derrumbar rápida-mente, cuando se enfrenta a las diversas

presiones de la naturaleza y el uso. Esto también aplica al ministerio. Un ministro puede ganar

personas para Cristo, y aun formar una congregación, pero eso es sólo el comienzo. Los líderes y

seguidores cristianos deben saber lo que Dios espera de ellos y cómo aplicar su fe diariamente, en

las experiencias concretas de la vida.

Todo ministro debe estar equipado tanto doctrinal como espiritualmente, con el fin de compartir

eficazmente el ministerio al que Dios lo ha llamado. Es por eso que la primera sección

de Ministerios Cristianos I lo lleva a través de las doctrinas básicas de la Biblia. Estas cinco

lecciones son un tanto largas y tendrá que emplear una cantidad consi-derable de tiempo y

esfuerzo. Tal vez deberá aprender algunos términos nuevos y, por supuesto, también tendrá que

memorizar algunas definiciones para su uso posterior.

El intento de esta sección es que nosotros conozcamos lo que la Biblia enseña y, debido a que

somos creyentes pentecostales, cómo debemos aplicarlo a nuestras vidas. Nuestra vida y

esperanza en Jesucristo no sólo se basan en la experiencia. Están basadas en las verdades eternas

y absolutas de la doctrina bíblica. Por lo tanto, ¡debemos conocerlas y ser capaces de

interpretarlas correctamente!

En nuestro intento por incorporar lo práctico con lo teológico, esta primera lección combina un

estudio de la doctrina con el estudio de Dios. Un entendimiento claro de la doctrina y su

importancia abre la puerta a cada una de las divisiones del estudio. Nos permite captar el valor

personal y práctico de nuestra vida individual como cristiano y de nuestra vida como miembro de

una iglesia y cuerpo de creyentes.

Una vez que se abre la puerta, tiene sentido el hecho de que la primera área de estudio sea Dios.

Las ocho áreas restantes que estudiaremos dependen de lo que Él es y de cómo ha decidido que

opere la vida. Una vez que entendemos la naturaleza y el carácter de Dios, entonces podremos

captar mejor las otras áreas doctrinales y su aplicación en nuestra vida.

Como ministros del evangelio, llamados, comisionados para predicar el evangelio y de pastorear a

los hijos de Dios, es vital que entendamos los materiales que se discuten en esta primera lección.

Objetivos de la lección

Al terminar esta lección usted podrá:

Definir doctrina, dogma y teología.

Definir la importancia de la doctrina en la vida cristiana.

Enumerar y explicar cinco argumentos de la existencia de Dios.

Identificar cuatro aspectos de la naturaleza de Dios.

Enumerar e identificar los atributos naturales y morales de Dios.

Discutir dos obras de Dios.

Ayudas para el aprendizaje y la memorización

1. Repasar con cuidado los lineamientos y consejos para el estudio que se presentan en la

introducción de esta guía de estudio. Esto le permitirá tener un entendimiento claro de esta

primera lección.

2. Consultar regularmente el bosquejo de la lección. Esto le permitirá ver el progreso de nuestro

estudio y de la dirección que está tomando.

3. Familiarícese con la lista de palabras clave. El propósito es que usted pueda entender su

significado y que las pronuncie adecuadamente. Además del texto de estudio, se le proveerá un

diccionario para su ayuda.

4. Cumpla con las lecturas bíblicas sugeridas y con los ejercicios de aprendizaje. Si lo deja para

después romperá la continuidad de la línea de pensamiento y de sacar el mayor provecho posible.

Palabras clave

doctrina dogma

teología

cosmológico

teleológico

trascendencia

inmanencia

omnisciencia

omnipotencia

antropológico

inmutable

ontológico

omnipresencia

Experiencias de aprendizaje

No hay un tiempo definido para terminar esta lección. Usted definirá su propio progreso a través

de las lecciones. Parte de esto se deberá a su conocimiento previo de la materia o a su interés

personal.

Trabaje a un paso que sea consistente con su entendimiento de los materiales. De ser necesario,

repase áreas o conceptos que requieran mayor consideración.

El lugar que elija para estudiar debe tener suficiente espacio para poner su libro de estudio, la

Biblia y otros materiales adicionales.

Recuerde: este libro es suyo. No dude en subrayar o hacer notas al margen. Ocasionalmente,

también se le pedirá que complete secciones específicas del libro.

Parte Uno Doctrina: Definición

Objetivo: Definir doctrina, dogma y teología

Las definiciones de palabras son importantes en cada área de estudio. El cristianismo y las

creencias de la iglesia no son una excepción a la regla. El no hacerlo puede contribuir a diversos

resultados tales como falta de entendimiento, o incluso, rechazo del concepto. Es por eso que esta

lección empieza con un breve repaso de doctrina y, específicamente, con una definición de los

términos relacionados.

La palabra doctrina, tal como aparece en el Nuevo Testamento, proviene del griego didache, que

significa enseñar. Así que doctrina significa enseñanzas o verdades basadas en las Escrituras.

Siempre que usamos el término doctrina, nos estamos refiriendo a enseñanzas o instrucciones

muy específicas. Usada en este sentido, doctrina no se refiere a una denominación en particular o

a la interpretación que una persona hace de la Escritura, sino a las principales líneas de

pensamiento que la Biblia contiene. Esto significa que las principales áreas de doctrina pueden ser

interpretadas totalmente distintas por diversos individuos o iglesias, dependiendo en el énfasis

que le den. No todos pueden tener la razón cuando se encuentran en polos opuestos. Algo tiene

que estar mal. En ese caso, ellos son promotores de doctrina falsa.

La palabradogma incluye la definición de doctrina, aunque el énfasis es en una perspectiva o

posición la cual se declara como algo que debe creerse. El dogma puede definirse más claramente

como la declaración que establece una iglesia sobre cómo se debe interpretar una doctrina

determinada. A través de la historia de la iglesia cristiana han existido concilios y asambleas

denominacionales que han emitido decretos o declaraciones con autoridad, con relación a cómo

se debe entender su membresía y cómo se debe promover cierta creencia bíblica. Un dogma, al

igual que la doctrina, puede ser falso o verdadero dependiendo en la exactitud de la

interpretación.

La tercera palabra es teología. Esta no es tan compleja como algunas personas piensan.

Frecuentemente se le usa igual que la palabra doctrina. Esto es aceptable, pero es necesario que

entendamos una definición más amplia del término. Cuando se le define en un sentido muy

limitado, la teología sólo se refiere al estudio de Dios. Aquí el término indica un estudio doctrinal

singular: sólo de Dios. La definición amplia que queremos enfatizar significa: “todas las doctrinas,

no sólo la doctrina específica sobre Dios, sino también todas las demás doctrinas que tratan sobre

las relaciones que Dios mantiene con el universo”.1 Con esta definición en mente, es correcto

decir que la Sección Uno de los Ministerios Cristianos I es un estudio teológico. Es abarcador pues

comienza con Dios y concluye con su trato final con la humanidad, incluyendo los particulares de

Cristo, la salvación y la iglesia, para mencionar unos cuantos.

El siguiente es un método breve para definir cada palabra:

Doctrina: la revelación que Dios hace de la verdad en las Escrituras.

Dogma: La declaración del hombre sobre la verdad de Dios en un credo.

Teología: Un estudio abarcador de Dios y su obra.

Parte Dos Doctrina: Importancia

Objetivo: Discutir la importancia de la doctrina en la vida cristiana.

Antes de seguir adelante, lea los siguientes pasajes sobre doctrina:

Juan 7:17 Efesios 4:14 1 Timoteo 1:10

1 Timoteo 4:6, 13 2 Timoteo 3:16 2 Timoteo 4:2

Tito 1:9 Hebreos 13:9

l ¿Qué tan importante es la doctrina en la vida del creyente?

l ¿Por qué es tan importante la doctrina para el creyente?

Se necesita considerar cuidadosamente estas dos preguntas interrelacionadas, ya que a la doctrina

generalmente se le considera en una luz negativa. La primera aplicación negativa es cuando se le

considera en contraste con la espiritualidad. Esta perspectiva considera la doctrina como intelecto

y no como algo relacionado con el corazón y la parte emocional de nuestra vida en Cristo. La

segunda aplicación negativa ve a la doctrina como impráctica y con muy poca aplicación para la

vida cristiana del creyente. Un repaso de los pasajes que se dieron anteriormente indica el valor y

la importancia de la doctrina correcta.

La amonestación del apóstol Pablo a Timoteo enfatiza la importancia de la doctrina en sentido

general, pero incluso más específicamente sobre la persona que es ministro del evangelio. La

doctrina determina la condición espiritual de uno.

Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te salvará a ti mismo

y a los que te oyeren(1 Timoteo 4:16).

Este pasaje señala lo vital que es la doctrina, no sólo para nuestro futuro espiritual, sino que

también puede determinar el futuro espiritual de aquellos a quienes ministramos. ¡Qué tremenda

responsabilidad! Lo específico de nuestra doctrina afecta nuestro estilo de vida, lo que a su vez

impacta nuestra relación con Jesucristo. Nuestra doctrina afecta, e incluso puede determinar,

nuestro destino espiritual y el de aquellos que están bajo nuestro liderazgo y enseñanza en el

ministerio.

La doctrina evita que caigamos en errores bíblicos y espirituales. A través de los siglos, desde los

inicios de la iglesia, han existido plagas de ideas erróneas. Algunas han sido producto de la

ignorancia, otras de las supersticiones y muchas más de la incorporación de ideas seculares y

religiones paganas. La condenación de Jesús a los saduceos se aplica a todos los que descuidan la

doctrina: “Erráis, ignorando las Escrituras y el poder de Dios” (Mateo 22:29).

No todos los errores doctrinales contribuyen a la muerte espiritual. Algunos conducen a la

esclavitud, la cual se manifiesta tanto física como espiritualmente. Bajo la premisa de que son

santos, algunos han abusado de sus cuerpos innecesariamente. Otros se han privado de

comodidades, las cuales no han sido pecado o tenido valor espiritual. Otros errores han evitado

que creyentes experimenten la plenitud de vida y el gozo del Espíritu Santo. Todas estas personas

han guardado su salvación, pero se han mantenido al margen de experimentar la totalidad de la

vida como creyente debido a los errores doctrinales.

La doctrina nos permite desarrollar un carácter cristiano sólido. “Las creencias sólidas producen un

carácter sólido; las creencias tajantes producen convicciones tajantes”.2 Es mucho más fácil

conocer y aceptar la voluntad de Dios para nuestra vida cuando conocemos las bases del

cristianismo. Entonces podemos establecer un curso de acción y un estilo de vida que no son

desviados, ya sea por personas o por circunstancias. Cuando nosotros sabemos lo que creemos, y

lo que creemos es bíblico, entonces podemos caminar firmemente por el sendero que Dios nos

traza. Las situaciones prácticas de la vida diaria en el trabajo de uno, o las relaciones que

entablamos con la familia y nuestros amigos, también se benefician de estas enseñanzas. La

doctrina afecta todas las partes de nuestro ser, incluyendo las relaciones con los demás.

La doctrina equipa a los individuos para que sean líderes en la comunidad espiritual: su iglesia.

Pablo les enfatizó a Timoteo y Tito la necesidad que tienen los líderes de ser doctrinalmente

sólidos. A Timoteo se le dijo que los ancianos debían ser capaces de enseñar. Esto asume la

necesidad que tenían de ser conocedores y de estar comprometidos con las perspectivas

doctrinales adecuadas. A Tito se le informó de la necesidad que la iglesia tenía de ancianos

capaces de usar la doctrina como una fuente de ánimo para algunos y como un arma contra

aquellos que se opusieran y destruyeran literalmente a la iglesia (1 Timoteo 3:2; Tito 1:9).

Cuando a la doctrina se le minimiza o se le infiltran ideas falsas, se puede esperar los siguientes

resultados:

Cristianos débiles y flacos, viviendo siempre como bebés en Cristo.

Creyentes engañados, cuya salvación puede ser destruida eventualmente.

Iglesias divididas, e incluso destruidas, mientras las comunidades observan

inquisitivamente y nunca oyen el mensaje de Jesucristo.

AUTO-EXAMEN

1. Defina doctrina y dogma.

2. ¿En qué se parecen la doctrina y la teología?

3. Según 1 Timoteo 4:16, ¿cuál es la importancia de la doctrina?

4. Mencione tres razones sobre la importancia de la doctrina.

a.

b.

c.

Parte Tres Dios: Teología

Cuando empezamos a hacer un estudio de Dios, primeramente debemos reconocer que hay

muchas cosas relacionadas con Él que todavía no nos han sido reveladas. Y aun cuando Él mismo

nos las dijera, no las entenderíamos. Por otro lado, hay mucho que podemos saber de Dios, si

dejamos que ese conocimiento y las evidencias nos hablen. El problema más grande que el

hombre tiene no es la habilidad para comprender a Dios: es el deseo que tengamos de aceptar lo

que podemos conocer de Él.

Su existencia

Objetivo: Enumerar y explicar cinco argumentos sobre la existencia de Dios.

¿Cómo sabemos que Dios existe?

¿No es acaso Dios una figura religiosa imaginaria, producto de los sueños, que nos ayuda a explicar

lo que no podemos entender sobre la naturaleza?

Esta pregunta, y muchas otras similares, han sido formuladas tanto por gente sincera como por

burlones. Ellos necesitan ser considerados ya que como creyentes nosotros tenemos la obligación

de expresar nuestra fe correcta y adecuadamente. Todo lo que creemos sobre Dios se deriva del

hecho de su existencia. Si Dios no existe y no hay pruebas, entonces todos los creyentes están

viviendo en otro sistema religioso creado por el hombre.

El ateísmo establece que no hay Dios. Algunos individuos proclaman muy específicamente y se

aferran a la creencia de que no hay Dios. Algunos otros, de este mismo grupo, no hacen

declaraciones específicas al respecto. Simplemente viven como si no hubiera Dios.3

El agnosticismo no está seguro de la existencia de Dios. Esta perspectiva no puede establecer

tajantemente que Él no existe, aunque por otro lado tampoco puede establecer definitivamente

que sí existe. Los individuos que siguen esta línea de pensamiento están atrapados en medio del

camino. Cada lado establece sus conclusiones, pero ninguna es suficiente como para establecer un

compromiso definido.

El deísmo cree fuertemente en Dios. Éste concibe a Dios como el creador que ordenó todas las

cosas. Una vez en operación, dejó que el mundo siguiera existiendo bajo las leyes universales que

Él estableció. Aquí Dios es el gran relojero cósmico que creó al mundo, lo puso en operación y lo

dejó sin supervisión.

La Biblia comienza asumiendo la existencia de Dios. Ninguno de los escritores bíblicos fueron

movidos por el Espíritu Santo para incluir una sección de las Escrituras que argumentara sobre la

existencia de Dios. En ningún lugar aparece una lista de pruebas sobre la realidad de Dios. El hecho

de la existencia de Dios se da por sentado o se acepta automáticamente tanto en el Antiguo como

en el Nuevo Testamento. Sólo un tonto consideraría que Dios no existe. “Dijo el necio en su

corazón, no hay Dios” (Salmo 14:1; Salmo 53:1).

Con el fin de fortalecer o apoyar la existencia de Dios, se puede emplear una variedad de

argumentos existentes. Además del hecho de que la Biblia asume su existencia, repasaremos otras

cinco líneas de pensamiento. En sí, ninguno de estos argumentos tiene la intención de probar

concluyentemente la existencia de Dios. En vez de esto, cada uno provee un paso para que los que

buscan la verdad sepan que no hay otra alternativa razonable que creer en la existencia de Dios.

El argumento cosmológico.A este razonamiento también se le conoce como el argumento

derivado de la causa. El universo, del cual forma parte nuestro mundo, no siempre ha existido.

Cuando fue formado, no sucedió por casualidad sino por una causa directa. Ninguna cosa o

persona se origina por sí sola. Todas las cosas son producto de una causa que las origina.

Se puede encontrar un fundamento bíblico para este argumento en Hebreos 3:4:“Porque toda

casa es hecha por alguno; pero el que hizo todas las cosas es Dios”. En el caso del universo, Dios es

el constructor o creador. Independientemente de lo que esté siendo considerado, la indagación de

sus orígenes debe conducir a una fuente o causa final. Esa causa debe ser Dios. Nadie más pudo

haber generado un universo tan complejo y expansivo, excepto una persona mayor que su

creación.

La Biblia abre presentando a Dios como la causa. Todos los demás efectos resultaron de su

iniciativa de crearlos. Dios existe. El universo es la prueba.

El argumento teleológico. A este patrón se le puede referir como el argumento derivado del

diseño. El constante y adecuado funcionamiento de este universo, por necesidad, habla de un

diseñador con un propósito en mente. El orden y el útil arreglo habla de un diseñador inteligente

que entendía la intención de todo lo que estaba haciendo. Considere cómo todos los planetas se

mantienen en una órbita regular. Las estaciones, el tiempo, la luz y la oscuridad siguen un horario

regular. La vida animal provee una constante cadena alimenticia para cada grupo. Esto no puede

ser resultado de la casualidad.

Todos los productos que muestran un orden se originan de un diseñador inteligente y conocedor.

Los manuscritos de libros jamás se producen por el uso caprichoso que un chimpancé haga de una

máquina de escribir. Los planos de los elevados rascacielos jamás son el resultado de los trazos

producidos por un niño de tres años. La finura de los autos de carreras nunca surgen del inexperto

uso de la soldadura por un mecánico novato. Los libros, rascacielos y autos de carreras son

producto de una acción premeditada, conocedora y voluntaria de un diseñador que entiende lo

que hace y sabe lo quiere lograr. Lo mismo se aplica al universo en el que vivimos. La única

explicación posible para el diseño de nuestro universo es la existencia de Dios.

El argumento antropológico. A este argumento también se le conoce como el argumento moral o

argumento de la naturaleza humana. La conciencia se encuentra en el corazón mismo de este

argumento. Todos tienen conciencia. Se le puede definir mejor como el conocimiento de lo que es

bueno y lo que es malo. A pesar de haber nacido en pecado y de la esclavitud que conlleva, todo

ser humano tiene una naturaleza moral que indica un patrón, ya sea bueno o malo.

Excepto por Dios, ¿cómo puede esta naturaleza o conciencia moral ser parte de todo ser humano?

La naturaleza moral de Dios se refleja en nosotros, sus criaturas. No sólo nos parecemos a Él en

este aspecto, sino que también somos responsables ante Él. No habría ningún beneficio en

conocer lo bueno y lo malo, a no ser que fuéremos responsables ante Dios. Cada vez que

experimentamos la voz de la conciencia o el remordimiento estamos conociendo, de hecho, una

prueba de la existencia de Dios.

Aun cuando ceguemos nuestra conciencia o la “cautericemos” como lo registra la Escritura,

seguimos enfrentando el hecho de que forma parte de nosotros. El obstaculizar su funcionamiento

no la erradica. Nosotros tenemos una naturaleza moral que proviene de Dios mismo.

El argumento histórico. Este argumento surge de un repaso de los argumentos históricos que

impactaron al mundo de una manera positiva. Hay muchos más que podrían resaltarse, pero los

siguientes son una buena referencia.

1. Alejandro el Grande no sólo quiso conquistar el mundo conocido sino que quiso esparcir la

cultura griega. Durante su campaña mundial de diez años, él estableció centros de aprendizaje

griego. El lenguaje griego koiné evolucionó y se dispersó hasta convertirse en el lenguaje universal

del imperio romano. Cuando surgió el cristianismo cuatro siglos después de Alejandro, el mensaje

del evangelio se difundió sin la necesidad de traductores. Esto permitió que la iglesia alcanzara

más rápidamente a distintas clases de gente.

2. En el 732 d. C., Charles Martel derrotó a los musulmanes en la Batalla de Tours. Esto frenó casi

un siglo de avance en África y Europa. Como resultado, la cultura occidental fue ganada para el

cristianismo y ocho siglos después surgió la Reforma Protestante.

3. En mayo de 1940, sucedió uno de los eventos más sorprendentes y de mayor valentía de la

segunda guerra mundial, 335,000 soldados aliados, mayormente británicos, estaban atrapados en

Dunkirk. A un lado se encontraba el Mar del Norte y las fuerzas Nazi por el otro, y tal parecía que

ésta sería la derrota más desastrosa de toda la guerra. Sin embargo, y de manera milagrosa, no

soplaban vientos fuertes y el sereno Mar del Norte permitió que cientos de pequeñas naves

provenientes de Inglaterra, rescataran a todo el ejército mientras que la Fuerza Aérea Real vigilaba

la maniobra desde los aires. Esto permitió que Inglaterra siguiera luchando y que fuera parte de la

derrota que sufrieron las Fuerzas de Axis.

Si estos tres ejemplos sólo son producto de la casualidad, entonces se debe dar un tremendo

énfasis a las posibilidades de que se dieran las circunstancias adecuadas en un momento

determinado. No obstante, es mucho más lógico pensar en la existencia de Dios y en su obra

activa entre los hombres en estos eventos. En cada uno de los tres casos, el resultado redundó en

que prevaleciera el cristianismo, ya sea directa o indirectamente.

Un estudio más completo de la historia y la profecía bíblica revela un mayor grado de la existencia

de Dios, el cual no sólo se revela a sí mismo en la vida de los individuos, sino en los asuntos de las

naciones y de todo el mundo.

El argumento universal. Este argumento final enfatiza que la humanidad cree en un ser divino.

Independientemente del siglo o de la raza, todos los pueblos han tenido una idea de que hay un

Dios. Ciertos grupos han tenido ideas muy crudas y distorsionadas de Dios, pero lo importante es

que creían en su existencia. Esta creencia frecuentemente era representada por acciones que

atentaban contra lo que Dios era pero, dentro de su pecaminosidad, ellos pensaban que

apaciguaban la ira de él.

¿Cómo abarca e incluye a todas las razas del mundo esta creencia religiosa y esta conciencia de

que hay un Dios? Algunas revelaciones de Dios se han ido legando por siglos, de generación en

generación. Otros han observado a su alrededor la manufactura de Dios y concluido racionalmente

que tenía que haber un ser superior, un Dios creador. Pero hay una razón más importante para

esta conciencia universal. Dios ha puesto una creencia intuitiva y un deseo de adoración dentro de

cada persona.

Romanos 2:14-16 indica que la ley de Dios está escrita en el corazón del hombre.4 Esto no sólo se

refiere a nuestra conciencia sino también al deseo de saber y depender de Dios.

Ciertamente, “el hombre es incurablemente religioso”. Si no hubiera Dios, entonces esta

motivación continua no fuera universalmente evidente.

AUTO-EXAMEN

1. Dé una breve identificación de los siguientes argumentos sobre la existencia de Dios.

a. Cosmológico

b. Teleológico

c. Antropológico

d. Histórico

e. Universal

2. ¿Cuál es la diferencia entre ateísmo y agnosticismo?

Parte Cuatro Dios: Su Naturaleza

Objetivo: Identificar cuatro aspectos de la naturaleza de Dios.

Antes de continuar lea los siguientes pasajes:

Deuteronomio 6:4 Isaías 44:6-8 Mateo 3:16, 17

Mateo 28:19 Juan 4:24 2 Corintios 13:14

Colosenses 1:15 1 Timoteo 1:17 1 Timoteo 2:5

Creer en la existencia de Dios provee la base para el siguiente paso, el cual es conocer la esencia o

naturaleza de Dios. ¿Qué es Dios? ¿Cómo puedo definirlo? Estas preguntas son contestadas a

medida que revisamos la naturaleza de Dios.

En primer lugar, Dios es espíritu. Dios no tiene una substancia tangible como usted o como yo.

Nosotros somos carne y hueso. Él es espíritu o substancia espiritual. Nosotros podemos ser vistos

y tener partes, identidades, limitaciones visibles y definidas. Dios es invisible y sin forma material o

limitaciones. Cuando las Escrituras se refieren a las manos, los pies, brazos, ojos u oídos de Dios,

sólo son representaciones simbólicas. Estas expresiones humanas nos ayudan a identificar y

entender a Dios en los términos que conocemos. No son indicaciones de que Dios tenga partes del

cuerpo. (Lea Hebreos 1:10; Salmo 8:6; 1 Reyes 8:29; Nehemías 1:6).

Aunque invisible, Dios se nos puede dar a conocer. En el Monte Sinaí, Dios vino a Israel. En vez de

contemplar una forma particular, vieron el fuego y el humo en los que descendió (Éxodo 19:18).

Ellos incluso oyeron su voz cuando oyeron audiblemente los diez mandamientos; sin embargo,

seguía siendo un Dios invisible. Posteriormente, Moisés pidió ver a Dios. En reconocimiento al

carácter y la entrega de Moisés, Dios le permitió ver un reflejo de su gloria no revelada. Aun así, a

pesar de este tremendo encuentro glorioso, nadie a visto jamás a Dios y vivido (Éxodo 33:18-23).

Por esa razón, como catorce siglos después, el apóstol Juan escribiría: “A Dios nadie le vio

jamás” (Juan 1:18).

Para el hombre es difícil comprender y aceptar este aspecto de la naturaleza de Dios. Nosotros

tenemos la tendencia de restringir a Dios a lo finito y tangible. El deseo de adorar y servir lo que se

puede ver y tocar puede conducir a la idolatría. Un excelente ejemplo de esto ocurrió en el monte

Sinaí, cuando los israelitas se cansaron de esperar a Moisés. Querían un ídolo que representara a

Dios y que fuera delante de ellos en su peregrinaje (Éxodo 32:1-6). Cualquier intento que nosotros

hagamos por establecer limitaciones humanas o naturales a Dios, descarta el hecho de que Él es

espíritu y un ser infinito.

Un segundo aspecto de la naturaleza de Dios es su personalidad. El hecho de que Él sea espíritu no

lo hace impersonal. Dios es una persona. Es más que un poder o influencia. La personalidad o

persona de Dios necesita ser considerada más allá de la limitada categorización humana de tener

un grupo A o B. Aquí la personalidad necesita considerarse como poseedora de un intelecto con la

habilidad de pensar, el albedrío para elegir o tomar decisiones y la habilidad de actuar en base a

las mismas. Aquí se debe incluir una nota de advertencia. Nuestra referencia a Dios como persona,

dentro de este marco de personalidad, no influye en o limita su divinidad. Simplemente provee un

vocablo para entender mejor este aspecto de la naturaleza de Dios.

Dios enfatizó su personalidad cuando respondió a la pregunta que Moisés le hiciera con relación a

la respuesta que les daría a los hebreos cuando éstos le preguntaran el nombre del Dios que lo

había enviado (Éxodo 3:13, 14). Su respuesta fue: “YO SOY EL QUE SOY”. Los pronombres

personales indican su carácter de persona. Además, con esta respuesta Él reiteró el hecho de su

existencia. Dios no sólo existe eternalmente sino que es autosuficiente y totalmente suficiente.

Los distintos nombres que se le dan a Dios en la Escritura indican su personalidad. Éstos tienen

significado pues reflejan el carácter de Dios, tal como los hombres lo han experimentado, y

también son la revelación de Dios sobre su propia identidad.5 Nosotros podemos empezar a

establecer una definición de Dios mediante un estudio de sus nombres.

En esta lección sólo repasaremos dos de los nombres más importantes de Dios. Elohim es el

nombre más comúnmente usado para Dios. Aparece 2.555 veces en el Antiguo Testamento.6 Este

nombre indica su poder y majestad ilimitados. Se usa al describir o implicar el poder creativo de

Dios.7 (Lea Génesis 1:1, 27). Este nombre es plural y en el lenguaje hebreo es una forma de indicar

la vastedad de Dios; sin embargo, indica o establece un precedente sobre la revelación de la

Trinidad en el Nuevo Testamento. En el Antiguo Testamento, este nombre se traduce “Dios”.

El segundo nombre a considerar es “Yavé” o “Jehová”. Este nombre aparece más de 5,500 veces

en el Antiguo Testamento. A través de este nombre Dios provee la revelación más grande de sí

mismo a la humanidad. No obstante, hay una limitación. Sólo aquellos individuos que han entrado

en una relación personal y de pacto con Él, pueden experimentar su significado total. Los judíos

consideraban este nombre con tanta reverencia, que nunca lo expresaban verbalmente. “En su

lugar, cuando lo encuentra en la Escritura, él lo leerá Adonai o Señor, mostrando así su

reverencia.”8

Al nombre “Jehová” se le asocia con otras palabras para formar un nombre que refleje una

determinada acción de relación o característica de Dios. Hay siete que tocaremos brevemente.

1. Jehová-Jire. El Señor proveerá (Génesis 22:13, 14). Aquí Dios proveyó para Abraham en tiempo

de su gran prueba. Dios no sólo conoce nuestra necesidad sino que provee en el momento

adecuado.

2. Jehová-Rafa. El Señor que sana (Éxodo 15:26). Después de tornar las aguas amargas de Mara

en dulces y aptas para beber, Dios le reveló a la nación de Israel su habilidad y deseo de

mantenerlos en salud física, siempre y cuando ellos fueran obedientes a su voluntad y sus

decisiones.

3. Jehová-Nisi. El Señor nuestro estandarte (Éxodo 17:8-15). En la batalla contra los amalecitas, el

Señor le dio la victoria a Josué y sus hombres, en su primer encuentro militar. Esto significa que los

hijos de Dios no tienen que pelear por sí solos las batallas. Dios no sólo nos ayuda sino que nos

guía a través de estos encuentros.

4. Jehová-Shalom. El Señor es paz (Jueces 6:24). Gedeón sólo conocía la estrategia de correr y

esconderse de los feroces madianitas. Dios lo eligió para que guiara a Israel a la victoria sobre este

imponente enemigo. Aun cuando cuestionó su habilidad y lo grande de la tarea, Dios le dio paz.

5. Jehová-Ra-ah. El Señor es mi pastor (Salmo 23:1). Aquí vemos el deseo que Dios tiene de

guiarnos y proveernos con lo necesario, tal como un pastor cuida de sus ovejas. Ellos dependían

totalmente en Él para su provisión, protección y dirección. La clave para que esto suceda es

nuestro deseo de ser dependientes.

6. Jehová-Tsidkenú. El Señor es nuestra justicia (Jeremías 23:6). Este nombre nos recuerda

nuestra inhabilidad para borrar nuestros pecados y escapar de la condenación por nuestras

propias acciones. Nosotros sólo podemos experimentar la justicia de Dios a través de su obra en

nuestra vida.

7. Jehová-Shamá. El Señor está presente (Ezequiel 48:35). La presencia de Dios indicada aquí se

refiere al tiempo en que Cristo reinará y estará con su pueblo Israel. También tiene un significado

muy personal para cada uno de nosotros como creyentes, pues hemos experimentado que Él

habita y gobierna en nuestro corazón y nuestra vida.

Este breve repaso de los nombres de Dios no sólo indica su personalidad sino que enfatiza lo

práctico e importante que son para nosotros los estudios doctrinales. Al considerar los nombres

de Dios, podemos aplicarlos a nuestra vida. Ellos nos fortalecen y animan, especialmente durante

las pruebas y crisis.

El tercer aspecto de la naturaleza de Dios es su unidad. El constante mensaje del Antiguo

Testamento nos presenta a Dios como el único Dios, y lo presenta sin divisiones. Deuteronomio

6:4 es el pasaje clásico que establece el mensaje de la unidad de Dios: “Oye Israel, Jehová nuestro

Dios, Jehová uno es”. Este mensaje habla claramente en contra del politeísmo de los pueblos que

rodeaban Israel. También habla en contra de aquellos que querían incorporar la adoración de

otros dioses junto con la adoración a Jehová.

La unidad de Dios no permite creer en el tri-teísmo. Esta perspectiva considera a Dios como tres

dioses separados: El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. La naturaleza de Dios no está dividida. En Él

no hay separación o división de partes. La unidad de Dios, también conocida como monoteísmo

(un dios), ¡indica que no hay otros dioses!

Antes de continuar, lea estos pasajes que enfatizan la unidad de Dios.

Éxodo 20:3 1 Samuel 2:2 1 Reyes 8:60

Nehemías 9:6 Isaías 44:6-8 Isaías 45:5

1 Corintios 8:4 1 Timoteo 2:5

El cuarto aspecto de la naturaleza de Dios es la Trinidad. Esta parte de nuestro estudio de Dios

provee un misterio aun más grande que las demás para nuestro entendimiento finito. A través de

la historia de la iglesia cristiana, ha sido difícil de explicar, lo cual ha contribuido al surgimiento de

herejías o falsas doctrinas. ¿Cómo puede Dios ser uno y haber tres personas distintas en la

Deidad?

La razón misma no nos permite comprender la Trinidad. Sencillamente, no tenemos un

entendimiento de tal calibre. Nosotros la aceptamos por fe, ya que Dios nos la ha revelado. No hay

ejemplos o analogías terrenales que nos la puedan explicar o demostrar adecuadamente. La

palabra “trinidad” ni siquiera está en la Biblia. Desarrollado durante el segundo siglo, este término

fue acuñado para tratar de expresar la naturaleza triple de Dios, tal como se presenta en la

Escritura. “El ‘tri’ enfatiza que en Dios son tres, y ‘unidad’ enfatiza su unidad”.9

El Antiguo Testamento da indicios del concepto de la Trinidad sin revelarla totalmente. Como se

mencionó anteriormente, el nombre plural Elohim indica la idea pero sin dar seguimiento. En la

historia de la creación hay otra declaración cuando Dios profirió: “Hagamos al hombre a nuestra

imagen, conforme a nuestra semejanza” (Génesis 1:26). No había nadie más excepto Él mismo.

Durante la confusión de las lenguas en Babel, Dios usó nuevamente el pronombre plural cuando

dijo: “Descendamos” (Génesis 11:7). Al leer la maravillosa experiencia de Isaías en la presencia del

Señor (Isaías 6), a veces pasamos por alto la referencia plural que Dios usa en el versículo ocho.

Nótese que dice: “¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros?”

Pero no es sino hasta los escritos del Nuevo Testamento que vemos revelada la doctrina de la

Trinidad. A lo largo del Nuevo Testamento podemos ver que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo

son Dios. Una vez más, debemos enfatizar su unidad. No son tres dioses por separado, sino uno

sólo, en lo que puede llamarse una unidad compuesta. Todavía hay uno sola esencia divina, pero

con tres distinciones eternas. Mientras lidiamos con la dificultad de entender, incluso de la manera

más mínima, cómo puede ser esto, parece apropiado referirnos a un pasaje del libro Knowing the

Doctrines of the Bible (Conociendo las Doctrinas de la Biblia), de Myer Pearlman.

¿Parece esto difícil de comprender? ¿Cómo puede ser de otra manera, cuando lo que estamos

tratando de hacer es describir la vida interna de Dios? Ciertamente, la doctrina de la Trinidad es

una doctrina revelada y no una concepción de la razón humana.10

No hay forma de que alguna persona haya fabricado este concepto. No se debe olvidar la relación

que existe entre cada una de las personas de la Deidad. Frecuentemente la resumimos diciendo

que son co-substanciales, co-iguales y co-eternas. Esta es una manera breve de establecer que

cada miembro es de la misma substancia, ninguna está subordinada a la otra y ninguna tuvo

principio ni tendrá fin. Cada miembro o persona tiene un ministerio, u operación, distinto, pero

esto no eleva o rebaja a ninguna en comparación con las demás.

La doctrina de la Trinidad es de especial interés para nosotros los pentecostales. Cuando hablamos

de la obra del Espíritu Santo y de sus múltiples ministerios, estamos hablando de Dios mismo. El

Espíritu Santo no es sólo una influencia o fuerza divina: ¡Él es Dios! Cada vez que experimentamos

la obra y el ministerio del Espíritu Santo, nos ponemos en contacto con Dios. Aunque seres

mortales, se convierte en nuestra oportunidad de tener un encuentro sobrenatural y divino

directamente con Dios.

Al considerar la naturaleza de Dios en esta sección y sus atributos en la siguiente, hay dos

conceptos de Dios que de pronto se tornan claros. Estos son su trascendencia y su inmanencia.

Dios es trascendente en el hecho de que está tan por encima de este universo, que ni siquiera

podemos imaginarlo. Nada de lo que hay en esta tierra se le puede asemejar, ya que todo está

compuesto por una substancia diferente y sujeto al tiempo y al espacio. Él no sólo posee poder y

gloria inmensos, sino que no depende de nada ni de nadie. Él es el Soberano absoluto de todo.

Antes de continuar, lea los siguientes pasajes de la Escritura sobre la trascendencia de Dios.

Salmo 103:19 Salmo 108:5 Salmo 113:4-6

1 Timoteo 6:15, 16

Al mismo tiempo, Dios es inmanente. Él prefiere habitar en el universo. Él participa activamente

en los asuntos del mundo y a nivel personal en las vidas individuales. Sostiene, provee, guía, dirige

y hasta disciplina. A pesar de su tremendo poder y gloria, Él prefiere estar cerca y cuidar de todo lo

que ha creado. La majestuosidad de su ser no evita que Él participe directamente en nuestras

vidas.

Antes de hacer la tarea siguiente, lea los siguientes pasajes sobre la inmanencia de Dios.

Salmo 147:4-9 Salmo 37:23, 24 Salmo 34:15, 18

Mateo 6:26-30 Colosenses 1:17 Hebreos 1:3

AUTO-EXAMEN

1. ¿Qué significa cuando decimos que Dios tiene personalidad?

2. ¿En qué Testamento se revela la doctrina de la Trinidad?

3. Falso o Verdadero. Cada persona de la Deidad está por separado y es distinta de las demás.

4. Si Dios es espíritu, ¿por qué la Escritura hace referencia a las manos, los oídos, ojos y pies de

Dios?

5. ¿Qué significa cada uno de los siguientes nombres?

a. Jehová-Ra-ah—

b. Jehová-Jire—

c. Jehová-Shamá—

6. ¿Qué significa la inmanencia de Dios?

Parte Cinco Dios: Sus Atributos

Objetivo: Enumerar e identificar los atributos naturales y morales de Dios.

Habiendo considerado la naturaleza de Dios, la siguiente área de estudio es sus atributos. Tal vez

esto parezca similar al área de la naturaleza. Aun así, al hacer esta separación podemos

categorizar o clasificar algunas de sus otras cualidades. Debido a su similitud, no todos los

escritores las enumerarán de la misma manera.

Generalmente, los atributos de Dios están divididos en dos grupos distintos: el natural y el moral.

Los atributos naturales son aquellas características de Dios que contrastan con nuestra propia

naturaleza y con la naturaleza que nos rodea. Dichos atributos son naturales para Él pero no para

nosotros; son distintivos exclusivos de Dios. A veces se les refiere como los atributos

incomunicables porque los humanos nunca podrán tener estas perfecciones.11

Los atributos morales de Dios son aquellas cualidades con las que Él gobierna. Como creyentes,

nosotros podemos tenerlos de una manera finita, aunque jamás al mismo grado que Dios.

Mediante la obra del Espíritu Santo, Él nos ayudará a que éstos crezcan y se desarrollen en nuestra

vida. Es por eso que se les conoce como atributos comunicables. Como creyentes, nosotros jamás

poseeremos los atributos naturales de Dios, pero podemos crecer y desarrollarnos en los atributos

morales.

Este estudio considera cinco de los atributos naturales. El primer atributo es la eternidad de Dios.

Su existencia no cabe en un marco de tiempo, con un comienzo y un final específicos. Dios siempre

ha sido, es y seguirá siendo. Nunca ha habido un tiempo en que Él no existiera y jamás habrá algún

tiempo en que no exista. De nueva cuenta, aquí nos encontramos con otro concepto de Dios que

es difícil de entender. Nosotros estamos familiarizados con el concepto de eterno, en el hecho de

que hay un inicio pero no hay final, tal como el del alma humana. Sin embargo, La eternidad de

Dios significa sin comienzo. Una vez más, tenemos que referirnos a la identificación que Dios hace

de sí mismo como el YO SOY EL QUE SOY. Esto habla del atributo de la eternidad de Dios.

También lea los siguientes pasajes escriturales:

Salmo 90:2 Habacuc 1:12

Un segundo atributo natural es la inmutabilidad de Dios. Inmutabilidad indica la cualidad de no

cambiar. Los atributos y la naturaleza de Dios nunca cambian. Lo que Él es y quién es Él siempre es

evidente, independientemente del tiempo en que alguien lo conozca. Dios es perfecto, así que no

puede cambiar y mejorar. Debido a que es perfecto, Él no cambiará ni se volverá imperfecto. Es

por eso que siempre tenemos que depender en Él para que cumpla lo que Él es, así como lo que

desea y lo que ha prometido.

Antes de continuar, lea estos pasajes de la Escritura sobre la inmutabilidad de Dios.

1 Samuel 15:2 Salmo 33:11 Salmo 102: 26, 27

Malaquías 3:6 Romanos 4:20, 21 2 Corintios 1:20

Santiago 1:17 Hebreos 1:12

El tercer atributo natural es la omnipresencia de Dios. El es todopoderoso. No hay límites o

barreras para lo que puede hacer, excepto por las propias limitaciones de su naturaleza. Por

ejemplo, Dios no puede pecar debido a su santidad. Él tiene la libertad y el poder para hacer

cualquier cosa, excepto por aquellas acciones que no vayan de acuerdo con lo que Él es.

La creación de todas las cosas fue posible debido a la omnipotencia de Dios. Él simplemente habló

y éstas existieron. La omnipotencia de Dios produjo los portentosos milagros para liberar a los

hebreos de la esclavitud egipcia y, posteriormente, mientras peregrinaban para asentarse en la

tierra prometida. Su omnipotencia hizo posible el cumplimiento de la profecía, incluso al punto de

erigir algunas naciones y de destruir a otras. Su dictamen de eventos mundiales es el resultado de

su poder para cumplir el plan para la humanidad.

La omnipotencia de Dios nos afecta a todos de una manera muy personal. Por ella, los hombres

fueron inspirados para transcribir las Escrituras, las cuales son su revelación para nosotros

actualmente. Su poder hizo posible la salvación mediante el acto milagroso de Cristo cuando se

volvió carne para convertirse en el Dios-hombre. Actualmente también se pueden esperar

milagros, ya que su atributo continúa y es aplicable a nuestras situaciones. Ciertamente que este

debe ser un punto de regocijo para nosotros, como creyentes, cuando vemos la grandeza de

nuestro Dios.

Además del poder y la libertad de la omnipresencia de Dios, también está el aspecto soberano. La

omnipotencia hace que Dios sea soberano, o en control de todo. Aquí surgen preguntas

inmediatas. Si Dios es soberano, ¿por qué está sucediendo esto? En este punto tenemos que

recordar que aun dentro de la soberanía de Dios, Él ha dejado lugar para la libertad y

responsabilidad humanas. Dios no nos ha hecho sus autómatas. Nos ha dado intelecto y libertad

para tomar decisiones. Dios no violará este plan para operar su soberanía o control. Por lo tanto,

cuando los humanos permiten que el pecado domine sus vidas, el mal los afecta, dañando a los

inocentes. En última instancia, todos deben rendir cuentas a Él por sus actos, y se puede ver su

soberanía; mientras tanto, la libertad humana es la que opera.

La soberanía de Dios se debe ver como una tremenda fuente de consuelo e inspiración. No

importa cuán fuera de control parezca estar los eventos a nivel personal o mundial, Dios está en

control. Él determina la duración o el efecto de cualquier acción. Satanás también está bajo el

control de Dios. Él sólo puede operar hasta donde Dios se lo permite. No tiene poder sobre el

creyente. No puede traer nada en contra nuestra a menos que Dios lo permita o que nosotros

permitamos que suceda. La historia de Job demuestra muy gráficamente la soberanía de Dios

sobre Satanás (Job 1, 2).