LA DOBLE SENDA DEL PESCADOR - UAM

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LA DOBLE SENDA DEL PESCADOR DAMIA DURAN Costa brava de Arta desde torre Matzoc hacia punta Roja. Litoral de buenas pes- queras como na Coronella, na Retall , es Pedrissos ... Pescadores de salpas y obladas como Perico «Reqalat», Mateu «L10- veta », Joan «Xoriquer », Tomeu «Xabec», Francisco «Polla» 1 y otros muchos colegas del levante mallor- quín recrearon no pocos caminos ; por ellos se desplazó su figura y tan- tasia. Caminos que saliendo de Arta, Capdepera , Son Servera, Sant L10- rene des Cardassar, Manacor, Fela- nitx y Santanyí van a parar al mar, pero no a un mar en general sino al mar que contiene las pesqueras. Durante siglos los pescadores de salpas y obladas , en plan deportivo , en especial durante los domingos y festivos, han formalizado todo un mundo de topónimos repartidos des- de la bahía de Alcúdia hasta mucho más allá de cala Llornbards (Santan- yí). Un mundo que nos revela el dis- tanciamiento de cada población y su regreso, una manera de estar el hombre en la realidad de la pesca. Observando Mallorca desde el interior y mirando hacia Menorca alcanzamos la costa , el litoral, identi- ficable por su gran cantidad de calas , pequeños arenales y acantila- dos. Es una forma de ser Mallorca, una peculiaridad de la relación entre dos fuerzas y dos universos: el olea- je, la labor de zapa y roce; la textura de las rocas, la frontera sólida que resiste y cede. Esta vertiente funcio- nal, quimicofísica , de energía que pulveriza y salpica, que fregotea y pelea, no es tan solo su elemento quím ico, el agua y el viento , sino «habitat » de las salpas y obladas , 1 Estos pescadores se conocen y nombra entre ellos por su noombre de pila y el alias o sobrenombre. 52 entre otros muchos peces y criatu- ras de mar. Y es también visita y estancia de pescadores de los dife- rentes pueblos cuyos términos municipales acaban o comienzan, según se mire, en el mar. Entre 1972 y 1973 entrevisté a Joan Fernández Ginard (alias «Joan Manuel») de Arta, a Mateu Esteve (alias «Mateu Pilitu») y Jeroni Sure- da, ambos de Capdepera; a Barto- meu Esteve Alzamora de Son Ser- vera, a Joan Guiscafré Cabrer (alias «Joan Menqo») de S'lllot y Son Carrió (aldea de Sant t.lorenc des Cardassar); a Toni Vives Nicolau (alias «Tonl Collcurt») de Porto Cris- to (población costera de Manacor); a Joan «Roques blanquea» de s'Espi- nagar (Felanitx); a Baltasar Binime- lis Adrover del pueblecito de S'Horta (Felanitx); a.Bartomeu Roig Barceló de la aldea de Calonge (Santanyí); a Pau Vallbona Ferrer de s'Alquería Blanca (Santanyí); a Darnia Vidal del mismo Santanyí y a Guillem Vidal Vicens de L1ombards, lugar de San- tanyí2. Estos informadores, encuestados, me hablaron de otros muchos pes- cadores de su tiempo, quizas alre- dedor de unos quinientos, y mani- festaron sus vivencias, aventuras, recorridos y pesqueras. Toda una cultura transmaterial, signitiva, que diria Luis Cencillo", subjetiva y social gravitaba sobre las pesqueras, cita- 2 Las entrevistas , según el mismo orden citado arriba, tuvieron lugar el 10-9-1972, el 15-9-1972, el 3-8-1972, el 30-6-1972, el 3-9- 1972, el 12-11-1972, el 14-11-1972, el 5-2- 1973 Y el 25-1-1973 . 3 Cencillo, Luis. García, José Luis. Antro- pología cultural: factores psíquicos de la cul- tura. 1976, 2." ed. Guadiana de Publicacio- nes, S.A. 653 págs.

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LA DOBLE SENDA DEL PESCADORDAMIA DURAN

Costa brava de Arta desde torre Matzoc hacia punta Roja. Litoral de buenas pes­queras como na Coronella, na Retall , es Pedrissos ...

Pescadores de salpas y obladascomo Perico «Reqalat», Mateu «L10­veta », Joan «Xoriquer», Tomeu«Xabec», Francisco «Polla»1 y otrosmuchos colegas del levante mallor­quín recrearon no pocos caminos ;por ellos se desplazó su figura y tan­tasia. Caminos que saliendo de Arta,Capdepera , Son Servera, Sant L10­rene des Cardassar, Manacor, Fela­nitx y Santanyí van a parar al mar,pero no a un mar en general sino almar que contiene las pesqueras.

Durante siglos los pescadores desalpas y obladas , en plan deportivo,en especial durante los domingos yfestivos, han formalizado todo unmundo de topónimos repartidos des­de la bahía de Alcúdia hasta muchomás allá de cala Llornbards (Santan­yí). Un mundo que nos revela el dis­tanciamiento de cada población y suregreso , una manera de estar elhombre en la realidad de la pesca.

Observando Mallorca desde elinterior y mirando hacia Menorcaalcanzamos la costa, el litoral, identi­ficable por su gran cantidad decalas, pequeños arenales y acantila­dos. Es una forma de ser Mallorca,una peculiaridad de la relación entredos fuerzas y dos universos: el olea­je, la labor de zapa y roce; la texturade las rocas, la frontera sólida queresiste y cede. Esta vertiente funcio­nal, quimicofísica , de energía quepulveriza y salpica, que fregotea ypelea, no es tan solo su elementoquím ico, el agua y el viento , sino«habitat» de las salpas y obladas ,

1 Estos pescadores se conocen y nombraentre ellos por su noombre de pila y el alias osobrenombre.

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entre otros muchos peces y criatu­ras de mar. Y es también visita yestancia de pescadores de los dife­rentes pueblos cuyos términosmunicipales acaban o comienzan,según se mire, en el mar.

Entre 1972 y 1973 entrevisté aJoan Fernández Ginard (alias «JoanManuel») de Arta, a Mateu Esteve(alias «Mateu Pilitu») y Jeroni Sure­da, ambos de Capdepera; a Barto­meu Esteve Alzamora de Son Ser­vera, a Joan Guiscafré Cabrer (alias«Joan Menqo») de S'lllot y SonCarrió (aldea de Sant t.lorenc desCardassar) ; a Toni Vives Nicolau(alias «Tonl Collcurt») de Porto Cris­to (población costera de Manacor); aJoan «Roques blanquea» de s'Espi­nagar (Felanitx); a Baltasar Binime­lis Adrover del pueblecito de S'Horta(Felanitx); a.Bartomeu Roig Barcelóde la aldea de Calonge (Santanyí); a

Pau Vallbona Ferrer de s'Alquer íaBlanca (Santanyí); a Darnia Vidal delmismo Santanyí y a Guillem VidalVicens de L1ombards, lugar de San­tanyí2.

Estos informadores, encuestados,me hablaron de otros muchos pes­cadores de su tiempo, quizas alre­dedor de unos quinientos, y mani­festaron sus vivencias, aventuras,recorrid os y pesqueras. Toda unacultura transmaterial, signitiva, quediria Luis Cencillo", subjetiva y socialgravitaba sobre las pesqueras, cita-

2 Las entrevistas , según el mismo ordencitado arriba, tuvieron lugar el 10-9-1972, el15-9-1972, el 3-8-1972, el 30-6-1972, el 3-9­1972, el 12-11-1972, el 14-11-1972, el 5-2­1973 Yel 25-1-1973 .

3 Cencillo, Luis. García, José Luis. Antro­pología cultural: factores psíquicos de la cul­tura. 1976, 2." ed. Guadiana de Publicacio­nes, S.A. 653 págs.

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El risco de n'Álitx (Arta). Una buena pesquera.

das a centenares. Cada puebloconocía las suyas , eran su mundoexper iencial y vivido, observable y ala vez simbólico . Las pesqueras sehallan al final del camino que estospescadores realizaban entonces apie atraídos por su seducción. Totali­dades de carácter físico y mineral ,verdades simbólicas , redes herme­néuticas, territorios singulares, redu­cidos , rocas diversas relacionadascon la intimidad del pescador. Espa­cios donde la zoología , la técnica , lasensibil idad, la libertad del ocio y lavivenc ia crean horizontes de placer.

Al pescador le interesa el paisajeen cuanto le sirve de referente , deguia, porque implica el avance haciael mar, «la mar" para él. Y es que elpescador se halla immerso en undiscurso entre sus necesidades y lasposibilidades del medio geográfico.La función expresiva de l hombreque encarna el pescador, le obliga arecorrer la distancia que media entresu población o el predio en que resi­de y la pesquera como objeto lúdico,espacio localizado y polivalente.Pienso que el senderear del pesca­dor de salpas y obladas es muy dife­rente de la búsqueda de claroscu ­ros, de texturas rocosas o verdesesmeraldas del pintor. Los caminosde Ricardo Anckermann , LorenzoCerda , Franc isco Bernaregg i oMiquel L1abrés pueden coincidir con

los de l ave nturero de l mar, perocada uno tiene un significado distin­to , otra conciencia le da sent idomental, táctico y afectivo.

Sin desmerecer ningu na de larutas de Manacor y Felanitx o Cap­depera, hay que puntua lizar que laselegidas por el pescador artanenseso n más ex igentes , descubrenespacios muy diversos que sólo sedejan dominar por hombres tenaces,endurec idos por el dolor y la intem­perie. Uno de los que gustan irselejos es el que une Arta con la Colo­nia de Sant Pere. Unos diez / docekilómetros para el pescado r tradicio­nal que iba a pie nos pueden parecerexcesivos sobre todo si pensamosque el regreso lo hacían cargadoscon todos los aparejos y la pesca deldía, la cua l pod ía alcanzar veintequilas y más. Eran incansables, ter­cos, resueltos a vivir mo-mentos defatiga, de sinsabor, pero no desfalle­cían . Eran viajeros que no dedica­ban reflexión alguna a la luz en simisma, ni al dibujo de las nubescomo hace el pintor, sino que lesafectaba ver como la tormenta secernía sobre ellos, la lluvia que lesmojaba, el sol que les calentaba oachicharraba, la helada que les con­gelaba los huesos, la lejanía que lescansaba.

El pescado r de salpas y obladasanter ior a la Segunda Guerra Mun-

NARRIAdial, el tradicional de Arta, por ejem­plo, avanzaba hacia la costa con laintención de vivir emociones en suspesqueras, de queda rse quieto enellas . Su andar por el Pla de Tarra­gana entre s'Ametllera r i Morell has­ta llegar a la Colonia de Sant Peretenía hechura, era ansioso, pues leespe raba n pesq ue ras co mo saRegata des L1op, cala de sa Porce­lIa, punta lIarga de s'Es tanyol, naNicolaua, na Oestorba Jornals, pun­ta de s'Esquerda , s'escull d'en Tort,es Penyalot, n'Olivarda, es Retaulo,punta de cas Tave rne r, ca ló desCorb Marí, sa Cagussa , s'Aigo 001­ca, es Claperet y muchas más con­forme se acercaba a cala Mata ocuando , superando ésta, llegaba alcaló de Betlem.

Aunque el pescador es un viajerofestivo, lúdico, como tal viajero no separece en nada a viajeros como HAPagenstecher, Joan Cortada, AndréGrasset de Saint-Sauveur, visitantesextraños a la Isla que descubrieronsus cultivos, el carácter de la gente,las costumbres, los pueblos... El pes­cador de salpas y obladas en lugar dellevar un bloc de notas y anotar en éllos resultados de la exploración, llevaca ñas , barjuelas y zurrón, do ndetransporta comida, anzuelos, pel decuca (sedal)", pu';; o gambón paracebo, injertos de caña para alargarla,un caño para perdigones o pequeñaspiezas metálicas qu e co lgará alextremo del sedal.

Grac ias a los mapas de términomunic ipal vemos , con una sola ojea­da , la comarca , la región, inclusofiguran en ellos muchos de los cami­nos de los que se ha servido el pes­cador. Caminos que en el término deArta se dirigen hacia el macizo que

4 El pél de cuca es una fibra muy resisten­te, brillante, que se obtiene del instentino delos gusanos de seda sometidos a una mace­ración en vinagre y que sirven para ligar elanzuelo y mantener lo a cierta distancia delhilo de la caña que lo sostiene, con el fin deque los peces no vean la unión del anzuelocon el aparejo de pescar y se lancen más con­fiadamente al cebo (Diccionari csteté-veten­cia-balear de Antoni M. Alcover y Francesc deS.MolIl ·

5 Puu. Crustáceo del género Idothea quesirve de cebo.

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Cañas para posibles pescadores tradicionales antes deadecuarlas para la pesca.

r e ol o g í a , l a snubes, como rolanlos vi ent os , lasnieb las dentro lallanura y hace unapr evi s ión. Es elmomento que eli­ge el camino, unode l os muc hosque pueb la n sumemori a. Es as íco mo tod a un ageometría de sen­deros y jorobas serevuelve, disuelveo toma protago­nismo en su men­te. Prevé el es­fu er zo , las es ­cabros idades yllanos, los codospedregosos y cim­breas . Sabe quepasará entre ace­buc hes y pinos ,almendros y alga­rrobos, que verá

Los cam inos del pescador van aparar, por ejemplo, a cap Ferrutx, acala Fosca , a cala Penya Roja , acala Font Salada, donde le esperanun sin fin de pesqueras: es Soldat,na Picarandal, es rotlo de sa Sitja, saped ra Amo l lada , es Bres , sesRoquetes , es Bufado r, es CorralsVells, es Codal Negre , es Pedris­sets, na Retall, na Bailadora, n'Arru­fada...

Los mapas están llenos de lostopónimos que nombran las pesque­ras pero no los distinguen, más bienlos mezclan con la toponímia portua­ria, con los arrecifes y escollos delnavegante, los cabos y los golfos.Sólo el pescador de salpas y obla­das diferenc ia y aclara cuales deesos topónimos le pertenecen. Y esque cada roca eleg ida tiene suhechizo, algo soteriológico la inva­de. El pescador se siente atraído porsu pesquera, es algo misterioso, noexpresab le todavía con palabras,tan sólo imaginado, sentido por elamante de la pesca con anzue lo,

Manojos de pel de cuca.

c iertas casas depredio, que subiráel macizo y atrave­sa rá pob lac io nessilvestres de man­zanilla, de palmito,de carrizo teñido deverdor perenne. Encamb io los cam i­nos cartografiadosson tan so lo ins­t ru ctivos , t ien ennombre y trazado ,pero no instrumen­tan otros lenguajes,viven ci as , movi ­mientos generado­res de topónimos.Los leemos sin quepresintamos su tie­sura, no atirantan nitemplan las piernasdel viajero, se que­dan en signos quela tinta ag ua nta.

separa la población del mar. Cami­nos que cimbrean y curvan, que tie­nen braveza, a veces viento, lluvia ofria en otoño o invierno, en cambioen verano son asoleados, calurosos.El monte de sa Tudossa (436 m), laTalaia Freda (652 m), Ferrutx (432m), el puig des Porrassar (486 m),etc. obligan al pescador a rodeosque alargan su itinerario. Son cami­nos que tienen vida, que aportanvivencias , también caminos de lamemoria. Poco se parece n a losdiseñados por el cartógrafo cuyatarea consiste en levantar y extraerel camino del paisaje natural paraconvertirlo en signo, en convenciónabstracta. Es una argucia del len­guaje sin peso psíquico ni fondo cor­póreo . El mapa pierde el detalle ,también el paso del viajero a pie, elamb iente de las sensac iones , lapasión y el desasosiego.

Días antes de salir del pueblo elpescador observa el clima, la mete-

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La prisa no es aconsejable. Conviene vigilar y tener mucha paciencia.

cebo psicológico, caña que le pescaa él mismo. Es decir: el pescado r espescado .

Los caminos de sa Clota hacia elco l l d 'A lbarca (Ar ta) , de Bet le mhacia Morei y sa Beca (Arta), caminodes Recó que enlaza sa Cava, saDuaia de Baix, torre Matzoc y calaEstreta es otra ruta utilizada por lospescado res de Arta, casi tan largacomo acceder al mar por la carreterade Arta a Capdepe ra, pasando porson Jaume ll y s'Heretat. Los gaba­IIins (habitantes de Capdepera) ibanpor la torre de Canyamel hasta lamisma playa de Canyame l con bifur­caciones. Hacia la derecha alcanza­ban na Gratallosa, na Plana, naTerres, sa Pedrera, na Turmas, saFalconera, na Pont, na Rafela; haciala izquierda na Jordia, na Blava, naParaigo, sa Reculadora... Despuésde subir el cap Vermell, por entrecarrizos , madroños y hondonadascon pinos y matorrales, bajaban a lapesquera des Frares, na Torrens, esBalancí, na Massot... Desde Capde­pera hacia el faro de punta Capde­pera establecían otro trayecto queiba al encuentro de na Fallona, naCaramel-lo, es Cocó, Triquet desMoro... Los pescado res de Son Ser­vera llegaban hasta el cap des Pinarpor el Port Vell o desde Pula haciaCala Bona. Los de Son Carrió (Santl.lorenc des Cardassar) se divertíanen la punta Amer y cala Nau proban­do en la pesquera de sa Terra, s'En-

derrossall, na Puca, n'Esquives, esMal d' entrar...y así con otros nom­bres y características , seguía estaselección de posibilidad es a travésde caminos que si empezaban flan­queados por almedrales, higueralesy algarrobos, terminaban entre mon­te bajo, la cebolla almorrana, la jara,el pino enano, el hinojo marino y elamplio horizonte del mar.

Para el novat o la pesqu era noexiste, no la ve. La pesquera es lamisma roca que al pie del acantiladose esconde debajo del agua. Tienela particularidad de ser visitada porlas salpas y obladas. Suele haber en

sus inmediac iones prad er as deplantas marinas . La salpa (Boopssalpa, L.) y la oblada (Oblada mela­nura, L.) vagan a lo largo de las cos­tas rocosas. La salpa nada cerca dela superficie en la zona de rompien­tes. Su principal alimento son lasalgas, en especial la lechuga de mar(Ulva lactuca), pero también comepequeños crust áceos".

Una roca no es pesquera hastaque ha obtenido experiencias positi­vas. El pescador la prueba, ensayacon la caña , el anzuelo y el ceborepetidas veces, hasta que descu­bre sus posibilidades. Entonces elpescador la visita más a menudo oinforma de ella a algún compañero.y es cuando es bautizada , requiereser citada fuera del lugar, toma unnombre , la naturaleza entra en elvocabulario cultural del pescador.En ocasiones el pescador se adue­ña de ella ya que se considera conderecho por ser el descubridor, einsiste en jugar con los peces eneste mismo lugar. Los demás , cons­cientes de esta perseverancia , leponen el nombre del colega que laocupa tantas veces . Así, en la costade Arta , distinguimos na Nicolaua,punta de cas Taverner, caló d 'enSureda, sa pesquera dets senyors

La tensión muscular es evidente. El brazo derecho no toca el cuerpo, ni la cañatoca la roca. 6 Wollgang Luther y Kurt Friedler. Peces y

demás fauna marina de las costas del Medite­rráneo. Barcelona, 1968. Pulide. Págs. 61-62 .

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He aquí la expresión de poder. La jornada empezó bien

d'Olors, sa pesq uera d'en Caminal,sa barraqueta d'en Violí, sa pesq ue­ra d'e n Puceta . De l repert orio deCapdepera entresacamos la pes­quera d'en Mascaró, pesquera d'enRos , pesquera d'en Joan Manu el,pesquera des Frares , pesquera d'enRei. De Sant L1orenc;: des Cardassardestaca la pesquera des Vicario DeManacor pesq uera d'en Mengo, naColl-curt, es clot de I'amo en GuiemBeia, pesquera des Capellans, d'enBa tle t , d'e n La da ri , sa roca d 'enSo llo . De Fe lan itx: sa co va desCapelta, pesquera d'en Paume. DeSantanyí: pesq uera dets Al-lots y saped ra d'en Tia Batle.

El pescador de salpas y ob ladascanaliza sus asp iraciones según dositinerarios muy distintos . El de la idaa la pesquera só lo le sirve comomed io para llegar al mar. Es el cam i­no del viajero con tiempo y meta. Encambio al llegar a la pesquera el via­jero se convierte en caminan te deuna senda íntima, vive cada captura,se emociona, se excita su sangre,asimila la expe riencia de la pesca y,sin duda, siente placer.

Estos pescadores no vendían elpescado, por lo general tampoco locom ían, era para el consumo fami ­liar o de amistades. Es decir su peri­pecia carecía de toda utili dad. Enuna reunión que tuvimos en casa deuno de ellos (Arta) les pregunté siirse tan lejos y sufrir las inclemen-

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cias del tiempo, tenía algún sentidopos it ivo . Respuesta general: e lsilencio. Pero al insistir, uno de ellosrespondió: «Yo fuí a pescar más deuna vez dejando a mi esposa enfer­ma en la cama ». Otro añad ió: -l .. .] yalguna vez dejándola llorando»?Los demás asintieron con la cabeza,todo lo cua l revel aba un fuertedeseo. Una obsesión que dirig íatodo el discurso de los caminos, sen­deros hacia el mar, rutas hac ia laintimidad a través de la cultura , latécn ica, los peces , el mar, enfoqueque nos recuerda a Herni Lefebvreal decir que «el deseo urde su tramay su drarna - ". Otra manifestación dela fureza de este deseo cons istía enpescar, tamb ién de noche, prácticaque realizaban los pescadores deSon Servera, Manacor, Felanitx ySantanyí. Baltasar Binimel is Adro­ve r de S 'Horta , ma nifestó: «Denoche el pescado no se ve. Despuésde un cuarto de hora de cebar lapesq uera sabíamos si había salpaso quizás obladas porque notábamosla picada en el anzuelo . Tienen dosf?rm as de picar -dijo- Una suave .Esta es la buena. Me paupen (mepalpan) solemos decir. La otra pica­da consiste en un tirón vigoroso. Mal

7 Texto traducido del catalán según lamodalidad dialectal.

. 8 .L~febvre , Henri. Lógica forma l, lóg icadlsl éctice. Madrid, 5." ed. 1975. Pág. 40.

asunto. Esta salpa seguramente seescapa».

El pescador que camina hacia elinter ior de si mismo lo consigue conlas mano s, la inteligencia, la cultura.Camino circular, retórico, simbólico,del que particip a el inconsciente,

-¿Qué sentíais en el momento deextraer las salpas del mar?

-Un gran poder. Sí, un gran poder.-Habeis dicho: «Un gran poder»?- Sí, una gran victor ia. La tendría

que palpar todo el mundo.Juan Eduardo Cirlot nos recuerda

que todos los investigadores sobremitología y antropología, entre ellosScheneider, conciben la pesca comouna actividad mística: «El acto depescar equival e a la extracción delinconsciente de los contenidos pro­fundos, de tesoros difíciles de obte­ner, de los cuales hablan las leyen­das , es decir, de la sabiduría».

Insiste Cirlot al considerar que «elpez es un animal místico y psíquicoque vive en las aguas (disolución,pero tamb ién renovación y regene­ración). El pescador es un hombrecapaz , como médico, de actuarsobre las mismas fu entes de lavida- ". He aquí el sendero (Wan ­dern) del pescador, el andar hacia elinterior, un deleite, el goce de loscaminos que conducen la pasión alsubmundo de la aventura.

La última etapa de es te podermaravilloso, de estas vivencias decaptura, terminaba convirtiéndoseen narración. Los pescadores deArta se reun ían en cafés como cana Bova , can Pere Frare, can Xim ,can Xesc Ga rreta . Los de Capdepe­ra en el café Orient. Los de So nCarrió en cana Mina (café des Pes­cadors), los de Porto Cristo en canGarrover y can Parra. «A veces éra­mos más de veinte en la tertul ia. All íse cog ía mucho pescado», afirmóMateo Esteve L1ull de Capdepera.O sea que la ficc ión y la realidad seentremezclaban. La literatura oraldespertaba el buen hum or, exage­raba , invocaba la ironía y la paro­dia. Todo un andamiaje verbal paradivertirse.

9 Cirlot, Juan Eduardo. Diccionario de sím­bolos. Barcelona, 1969. Págs. 371 y 372.