La Conjura Anti Cristian A Tomo i

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LA CONJURACION ANTICRISTIANAEL TEMPLO MASONICO LEVANTADO SOBRE LAS RUINAS DE LA IGLESIA CATOLICALas puertas del infierno no prevalecern contra Ella. (Mat, XVI,18) A Mara PRESERVADA DEL PECADO ORIGINAL EN PREVISIN DE LOS MRITOS DE NUESTRO SEOR JESUCRISTODijo Dios a la serpiente: Pondr enemistad entre ti y la Mujer, entre tu descendencia y la descendencia de Ella. Ella te aplastar tu cabeza. Y t pondrs asechanzas contra su taln. (nesis, III. 15).

I. ESTADO DE LA CUESTIN CAPITULO I LAS DOS CIVILIZACIONESEl Syllabus de Po IX termina con esta proposicin condenable y condenada: El Romano Pontfice puede y debe reconciliarse y transigir con el progreso, con el liberalismo y la civilizacin moderna. La ltima proposicin del decreto llamado Syllabus de Po X1 proposicin igualmente condenable y condenada, concluye as: El catolicismo actual no puede conciliarse con la verdadera ciencia, si no se transforma en un cristianismo no dogmtico, es decir, en un protestantismo amplio y liberal. No fue seguramente sin intencin que estas dos proposiciones fuesen puestas en ltimo lugar apareciendo como la conclusin en ambos decretos. En efecto, ellas

El Syllabus de Po IX (8/12/1864) se refiere decreto que expone los errores modernos condenados por la Iglesia. El Sillabus de San Po X (3/7/1907), conocido tambin como decreto Lamentabili sine exitu es el que expone los errores condenados del Modernismo.1

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resumen las proposiciones anteriores y precisan su espritu2

El beato Po IX public el Sillabus en 1864 Es necesario que la Iglesia se reconcilie con la civilizacin moderna. Y la base propuesta para esta reconciliacin, no es la aceptacin de los datos de la verdadera ciencia que la Iglesia jams repudi, que ella siempre favoreci, y a los progresos que ella siempre aplaudi y contribuy ms que nadie, sino el abandono de la verdad revelada, abandono que transformara al catolicismo en un protestantismo amplio y liberal dentro del cual todos los hombres podran encontrarse, cualquiera sean sus ideas sobre Dios, sobre sus revelaciones y sus mandamientos. Slo as, dicen los modernistas, por este liberalismo es que la Iglesia puede ver nuevos das abrirse ante ella, y procurarse el honor de entrar en las vas de la civilizacin moderna y marchar con el progreso. Todos los errores indicados en ambos Syllabus se presentan como las distintas clusulas del tratado propuesto a la signatura de la Iglesia para esta reconciliacin con el mundo, para ser as admitida en la ciudad moderna. Civilizacin moderna. Hay pues, civilizacin y civilizacin? Hubo pues, antes de la era llamada moderna una civilizacin distinta de la que goza, o al menos procura el mundo de nuestro tiempo?2

En la deliberacin de la ley sobre la libertad de la enseanza superior, M Challemenl-Lacout dijo: Las universidades catlicas que quieran preparar a los futuros mdicos, abogados, magistrados, los auxiliares del espritu catlico, debern sostener y aplicar los principios del Syllabus. Ahora bien Francia, en su gran mayora, considera las proposiciones condenadas por el Syllabus como los fundamentos mismos de nuestra sociedad.

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En efecto, la hubo, y la hubo en Francia y en Europa: fue una civilizacin llamada la Civilizacin Cristiana. En qu se diferencian estas dos civilizaciones?Se diferencian por la concepcin en que ellas fundan el fin ltimo del hombre, y por los efectos diversos e incluso opuestos que de una y otra concepcin proceden dentro del orden social como dentro del orden privado.

San Po X publica el decreto Lamentabili el ao 1907 Todo hombre busca ser feliz, dice Bossuet[1] . Eso le es tan propio, es el objeto hacia el cual tienden todas las inteligencias sin excepcin. El gran orador no ahorra punto en reconocerlo: Las naturalezas inteligentes, slo tienen voluntad de decidir por la felicidad. Y aade: Nada de ms razonable, ya que, qu hay de mejor que desear el bien, es decir, la felicidad? [2]. As, encontramos dentro del corazn del hombre un impulso invencible hacia la bsqueda de la felicidad. Su voluntad no podra negarse a ello. Es el fondo de todos sus pensamientos, el gran mvil de todas sus acciones; y al mismo tiempo que se lanza hacia la muerte, es porque se convence de encontrar en la nada una suerte preferible a la que tiene estando vivo. El hombre puede equivocarse, y de hecho se equivoca a menudo en la bsqueda de la felicidad, en la eleccin del camino que debe seguir para encontrarla. En buscar la felicidad, est la fuente de todo bien, contina diciendo Bossuet, y la fuente de todo mal es buscar lo contrario. [3] Esto es tan verdadero para la sociedad como para el individuo. El impulso hacia la felicidad viene del Creador, y Dios le da al hombre la luz que le ilumina el camino, directamente por la gracia, indirectamente por las enseanzas de su Iglesia. Pero pertenece al hombre, ya sea como individuo o sociedad, le pertenece a su libre arbitrio de dirigirse, de ir en busca de su felicidad all donde le plazca ponerla, en lo que es realmente bueno, y, por encima de toda bondad, que es el bien absoluto, Dios; o en lo que tiene apariencias de bien, o en lo que no es ms que un bien relativo.[ [ [

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Desde la creacin del gnero humano el hombre fue engaado. En lugar de creer en la palabra de Dios y de obedecer a sus mandamientos, Adn escuch la voz seductora que le deca poner su fin en s mismo, en la satisfaccin de su sensualidad, en las ambiciones de su orgullo. Seris como dioses; el fruto del rbol era bueno al paladar, bello a la vista, de un aspecto que excitaba el deseo. Habindose as desviado, y una vez dado el primer paso, Adn comprometi a toda su descendencia en la falsa direccin que acababa de elegir. __________[ [

1] Mditations sur lEvangile. 2] OEuvres oratoires de Bossuet. Sermn pour la Toussaint. [ 3] Mditations sur lEvangile.

El pecado Original En esa direccin march, avanz, y se extravi durante el transcurso de los siglos. La historia, se puede decir, son los males que encontr en su largo extravo. Dios tuvo piedad de l. Bajo su designio de infinita misericordia y de infinita sabidura, resolvi volver a poner al hombre en la va de la verdadera felicidad. Y con el fin de hacer su intervencin ms eficaz, quiso que una Persona divina viniera sobre la tierra a mostrar el camino por su palabra, y guiarlo con su ejemplo. El Verbo de Dios se encarna y viene a pasar treinta y tres aos entre nosotros, para sacarnos de las vas de la perdicin y abrirnos el camino de una felicidad verdadera. Su palabra como sus acciones invertan todas las ideas vigentes hasta entonces. El deca: Bienaventurados los pobres! Bienaventurados los mansos, los[ [ [

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pacficos, los misericordiosos! Bienaventurados los puros! Antes de l venir al mundo, se deca: Bienaventurados los ricos! Bienaventurados los que dominan! Bienaventurados los que estn en condiciones de no rechazar en nada a sus pasiones! Naci en un establo, se hizo siervo de todos, sufri muerte y pasin, para que no se tomen sus palabras para declamaciones, sino que por medio de lecciones, las lecciones ms persuasivas que se puedan concebir, siendo otorgadas por Dios y un Dios que se inmolaba por amor a nosotros. El quiso perpetuar su palabra, hablndonos siempre en forma activa, a los ojos y a los odos de todas las generaciones que deban venir. Para eso, funda la santa Iglesia. Establecida en el centro de la humanidad, no slo dej, por las enseanzas de sus doctores y los ejemplos de sus santos, de decir, a todos los que Ella ve pasar ante sus ojos: buscis, oh mortales, la felicidad, y buscis una cosa que es buena, pero advertid que la buscis donde no la est. La buscis sobre la tierra, y no es all donde ella se encuentra, como bien nos dice el divino Salmista: Diligit dies videre bonos Aqu son los das de la miseria, los das del sudor y del trabajo, los das de los gemidos y de la penitencia a las cuales podemos aplicar las palabras del profeta Isaas: Pueblo mo, los que os dicen bienaventurados, abusan e invierten todas vuestras acciones. Y agrega: Engaan aquellos que hacen creer a los pueblos que son bienaventurados Entonces, dnde se encuentra la felicidad y la verdadera vida, si no es en la tierra de los vivos? Quines son los hombres bienaventurados sino aquellos que estn con Dios? Son aquellos que ven bellos los das porque Dios es la luz que los ilumina, aquellos viven en la abundancia porque Dios es el tesoro que los enriquece. Porque Dios es el nico bien que los satisface totalmente[1]. __________[

1] OEuvres oratoires de Bossuet. Sermn pour la Toussaint.

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Bossuet Del siglo I al siglo XIII, los pueblos se fueron convirtiendo a medida que atendan a esta predicacin, y el nmero de los que hicieron de esta luz la norma de sus vidas fue cada vez ms grande. Sin duda, hubo fallas, fallas de naciones y fallas de almas. Pero esta nueva concepcin de la vida se convirti en la ley de todos, ley a la que los que se extraviaban, no perdan de vista y la que todos conocan, todos sentan que era necesario volver nuevamente a ella cuando se descarriaban. Nuestro Seor Jesucristo, con su Nuevo Testamento, era el doctor escuchado, el gua seguido, el rey obedecido. Sus derechos eran reconocidos oficialmente por los prncipes y por los pueblos, que lo declaraban hasta en sus monedas. Sobre todos estaba grabada la cruz, la augusta seal que el ideal cristiano haba introducido en el mundo, que era el principio de la nueva civilizacin, de la civilizacin cristiana que deba regir, el espritu de sacrificio opuesto al ideal pagano, al espritu de gozar que haba inspirado a la civilizacin antigua y pagana. A medida que el espritu cristiano penetraba en las almas y en los pueblos, almas y pueblos suban dentro de la luz y dentro del bien, ellos se elevaban y vean su felicidad a la altura a que los llevaba. Los corazones se volvieron ms puros, los espritus ms inteligentes, los inteligentes y los puros introdujeron en la sociedad un orden ms armonioso, que el eminente Bossuet nos describi magnficamente en su sermn sobre la dignidad de los pobres. El orden ms perfecto trajo una-6-

paz ms general y ms profunda; la paz y el orden generaron la prosperidad, y todas estas cosas daban mayor espacio a las artes y a las ciencias, que son reflejos de la luz y de la belleza de los cielos. De suerte que, como observa Montesquieu: La religin cristiana que no busca otro objeto que la felicidad en la otra vida, hace incluso ms feliz la vida presente[1]. Es lo que por otra parte haba anunciado San Pablo: Pietas ad omnia utilis est, promisiones habens vital nunc est et futurae. La piedad es til a todos, teniendo las promesas de la vida presente y de la vida futura.[2] Acaso Nuestro Seor no haba dicho: Buscad el reino de Dios y su justicia, y lo dems se os dar por aadidura[3]? No era solamente una promesa de orden sobrenatural, sino el anuncio de las consecuencias que deban salir lgicamente de la nueva orientacin otorgada al gnero humano. De hecho, no se ve acaso, que el espritu de pobreza y de pureza de corazn dominan las pasiones que son la fuente de todas las torturas del alma y de todos los desrdenes sociales? De la mansedumbre, la pacificacin y de la misericordia procede la concordia, haciendo reinar la paz entre los ciudadanos y en de la ciudad. El amor a la justicia, incluso cuando es amenazada por la persecucin y el sufrimiento, eleva el alma, ennoblece el corazn y le procura los ms nobles gozos; y al mismo tiempo eleva el nivel moral de la sociedad. __________[

1] Esprit des lois, Libre XIV, Ch. III. M de Tocqueville dio una razn que no es la nica ni la principal, pero que conviene sealar. En los siglos de fe, se coloca el fin ltimo de la vida en la otra vida. Los hombres de esos tiempos se acostumbraron naturalmente, por decirlo as sin quererlo, a considerar durante una larga sucesin de aos un ideal fijo, hacia el cual avanzan sin cesar, y aprendieron, por progresos insensibles, a reprimir mil pequeos deseos pasajeros para satisfacer mejor este gran y permanente ideal que los animaba: Cuando estos mismos hombres quieren ocuparse de las cosas de la tierra, estas prcticas chocan. Fijan de buen grado en sus acciones de aqu abajo un objetivo general y evidente, hacia el cual todos sus esfuerzos se dirigen. No se los ve no realizar cada da nuevas tentativas; mas no se detienen en sus intenciones, no se cansan de progresar. Esto explica por qu los pueblos religiosos a menudo realizan cosas tan duraderas. Descubrieron que al ocuparse del otro mundo, haban encontrado el gran secreto de salir bien de ste. Los pueblos religiosos infunden un hbito general de implicarse para el futuro. En esto, no son menos tiles a la felicidad de esta vida que a la felicidad de la otra. Es una de las partes ms importantes de la poltica. Pero a medida que las luces de la fe se obscurecen, la vista de los hombres se estrecha, y se dira que cada da el objeto de las acciones humanas les parece ms terrenal. Una vez que se acostumbraron a no ocuparse ms en la otra vida, se los ve caer fcilmente en esa indiferencia completa y brutal de lo futuro y no se ajustan ms que a ciertos instintos de la especie humana. Tan pronto como perdieron la costumbre de colocar sus principales esperanzas en la eternidad, se los ve realizar sin demora sus ms bajos deseos y parece que de momento se desesperan de vivir una eternidad, estando dispuestos a actuar como si vivieran solo para el da presente. En los siglos de incredulidad, hay todava que temer que los hombres se entreguen sin cesar a[ [ [ [

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los caprichos diarios de sus deseos, y que, renunciando enteramente a obtener lo que no puede adquirirse sin prolongados esfuerzos, no se sustentan en nada grande, pacfico y duradero. [ 2] I Tim., IV, 8.[

3] Mat., VI, 33.

San Luis rey de Francia Aquella sociedad que pone su mirada en las Bienaventuranzas Evanglicas como ideal, como el objeto a seguir y donde se ofrecen todos los medios para alcanzar la perfeccin y la beatitud son sealadas en el sermn de la montaa: Bienaventurados los pobres de espritu! Bienaventurados los mansos! Bienaventurados los que lloran! Bienaventurados los que sufren hambre y sed de justicia! Bienaventurados los misericordiosos! Bienaventurados los puros de corazn! Bienaventurados los pacficos! Bienaventurados los que sufren persecucin por la justicia!

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Santa Isabel reina de Hungra

Nuestro Seor predicando las Bienaventuranzas

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Las diferentes caras del socialismo en Amrica El ascenso, no digamos slo de las almas santas, sino tambin de las naciones, tuvo su punto culminante en el siglo XIII. San Francisco de Ass y Santo Domingo, con sus discpulos San Luis de Francia y Santa Isabel de Hungra, acompaados y seguidos de tantos otros, mantuvieron por un tiempo el ideal que haba sido alcanzado por la imitacin que haba excitado dentro de las almas los ejemplos de desprecio de las cosas de este mundo, de la caridad con el prjimo y del amor de Dios que haban dado tantos otros santos. Pero mientras que estas nobles almas alcanzaban los ms altas cumbres de la santidad, muchos otros se enfriaban en su impulso hacia Dios; y, hacia finales del siglo XIV, se manifest abiertamente un movimiento de retroceso, que impuls a la sociedad y la trajo a la situacin actual, es decir, al triunfo prximo, e inminente reino del socialismo, fin obligado de la civilizacin moderna. Ya que mientras que la civilizacin cristiana eleva a las almas y conduce a los pueblos a la paz social y a la prosperidad incluso temporal, la levadura de la civilizacin pagana, tiende a producir los efectos contrarios; la bsqueda de todos los placeres, y para obtenerlos, la guerra, de hombre a hombre, de clase a clase, de pueblo a pueblo; guerra que no podra terminar sino con la destruccin del gnero humano.

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Traducido del francs por Juan Valdivieso P UB L IC A D O PO R JU A N VA LD IVIES O EN 1 3 :2 4 0 CO MEN T A R IO S VN C U LO S A ES T A ENT R A DA ET IQ U ET AS : LA C O N JUR A C I N AN T IC R IS T IA NA

MARTES 8 DE JULIO DE 2008

LA CONJURACION ANTICRISTIANAMons. Henry Delassus 1910EL TEMPLO MASONICO LEVANTADO SOBRE LAS RUINAS DE LA IGLESIA CATOLICALas puertas del infierno no prevalecern contra Ella. (Mat, XVI,18)

A Mara PRESERVADA DEL PECADO ORIGINAL EN PREVISIN DE LOS MRITOS DE NUESTRO SEOR JESUCRISTO- 11 -

Dijo Dios a la serpiente: Pondr enemistad entre ti y la Mujer, entre tu descendencia y la descendencia de Ella. Ella te aplastar tu cabeza. Y t pondrs asechanzas contra su taln. (Gnesis, III. 15).

CAPITULO II LAS DOS CONCEPCIONES DE LA VIDALa civilizacin cristiana procede de una concepcin de la vida completamente contraria a la que dio origen a la civilizacin pagana.

Alegora de la vida pagana

El paganismo, habiendo empujado al gnero humano por la pendiente que el pecado original lo haba conducido, deca que el hombre est sobre la tierra para gozar de la vida y de los bienes que este mundo le ofrece. El pagano no ambicionaba, no buscaba nada ms all que el goce de la vida; y la sociedad pagana estaba organizada con el fin de procurarse estos bienes tan abundantes y esos placeres tan refinados o incluso hasta groseros a que pueden llegar, y solamente para aquellos que estaban en condiciones de obtenerlos. La civilizacin antigua se basaba en este principio, todas sus instituciones se sustentaban, sobre todo, en dos pilares, la esclavitud y la guerra. Y ya que la naturaleza no era lo bastante generosa, y sobre todo, porque en esa poca, no se haba cultivado desde mucho tiempo y lo suficientemente bien para obtener todos los disfrutes deseados, el pueblo fuerte someta al pueblo dbil, y los ciudadanos hacan esclavos a los extranjeros e incluso a sus hermanos para proveerse de las fuentes de riqueza e instrumentos de placer.

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Venta de esclavos en la Antigua Grecia

El cristianismo vino, en cambio, a decirle al hombre que deba buscar en otra direccin la felicidad cuya necesidad no cesa de atormentarlo. Invirti el concepto que el pagano tena sobre la vida. El divino Salvador nos ensea con su palabra y nos persuade con su muerte y su resurreccin, de que la vida presente es una va, y que sta no es LA VIDA a la cual su Padre nos ha destinado.La vida presente no es ms que la preparacin para la vida eterna. Aquella es el camino que conduce a sta. Estamos en va, nos decan los escolsticos, caminando ad terminum, en marcha para el cielo. Los cientficos de hoy expresaran la misma idea diciendo que la tierra es el laboratorio donde se forman las almas, donde se reciben y se desarrollan las facultades sobrenaturales de las que el cristiano, despus de haber terminado su paso en esta vida, gozar en la celestial morada. As como la vida embrionaria es en el seno materno, ya que tambin es una vida, pero una vida en formacin, y en donde se elaboran los sentidos que tendrn que funcionar en la estancia terrestre: los ojos con los cuales contemplar la naturaleza, el odo que recoger sus armonas, la voz que all pronunciar sus cantos, etc.

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La guerra en la Antigedad era hecha con el fin de someter y dominar

En el cielo podremos ver a Dios cara a cara [1], esta es la gran promesa que se nos hace. Toda la religin se basa en ella. Y sin embargo, ninguna naturaleza creada es capaz de esta visin.Todos los seres vivos tienen su manera de conocer, limitada por su naturaleza propia. La planta tiene un determinado conocimiento de los lquidos que necesita para su mantencin, puesto que sus races se extienden hacia ellos, los buscan para introducirlos dentro de ella. Este conocimiento no es una visin. El animal ve, pero no tiene la inteligencia de las cosas que sus ojos abarcan. El hombre comprende estas cosas, su razn las penetra, abstrae las ideas que contienen y por ellas se eleva a la ciencia. Pero las substancias de las cosas le permanecen ocultas, porque el hombre no es ms que un animal racional y no una inteligencia pura. Los mismos ngeles, que son intelectos puros, pueden contemplar directamente las substancias de su misma naturaleza y a fortiori las substancias inferiores. Pero tampoco pueden ver a Dios. Dios es una sustancia aparte, de un orden infinitamente superior. El mayor esfuerzo del espritu humano ha llegado a calificar a Dios como siendo Acto puro y la revelacin nos dice que es una Trinidad de personas en unidad de sustancia, la Segunda engendrada por la Primera, la Tercera procedente de las otras dos, todo dentro de una vida de inteligencia y de amor que no tiene ni comienzo ni fin. Ver a Dios como l se ve, amarlo como l se ama - sta es la bienaventuranza prometida - est fuera del alcance de toda naturaleza creada e incluso posible. Para comprenderlo se debera ser nada menos que igual a Dios. __________[

1] Vidimus nunc per speculum in aenigmate: tunc autem facie ad faciem. Nunc cognosco ex parte; tunc autem cognoscam sicut cognitus sum. (I Cor. XIII-12). Ahora vemos en un espejo y enigma: pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco imperfectamente: pero entonces conocer como yo me conozco (por intuicin). (Mat. XVIII-10, I Juan, III-2) El concilio de Florencia defini: Animae sanctorum intuentur clare ipsum Deum trinum el unum[ [

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siculi est. Las almas de los santos vern claramente a Dios como El es, en la Trinidad de personas y en la unidad de su naturaleza.

Las catacumbas protegan a los primitivos cristianos de la persecucin de parte de los Emperadores paganos

Pero lo que no le pertenece por naturaleza al hombre puede serle proporcionado por un don gratuito de Dios. Y as es: lo sabemos porque Dios nos ha revelado haberlo hecho de esta manera. Tanto para los ngeles como para nosotros. Los ngeles buenos ven a Dios cara a cara, y nosotros somos llamados a gozar de la misma felicidad.

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En el cielo contemplaremos a Dios uno y Trino, lo veremos tal cual El Es

Slo podemos llegar hasta all por algo de sobreaadido que nos eleve por sobre nuestra naturaleza, que nos haga capaces de esto, siendo radicalmente impotentes por nosotros mismos, como sera el don de la razn a un animal o el don de la vista a una planta. Este algo, se llama aqu, en esta vida, la gracia santificante. El apstol San Pedro dice que es una participacin de la naturaleza divina. Es necesario que sea as; acabamos de ver que, en ningn ser, la operacin de determinado ser no sobrepasada y no puede sobrepasar la naturaleza de ese mismo ser. Y si un da seremos capaces de ver a Dios, es porque El habr depositado algo de divino en nosotros, se habr transformado en una parte de nuestro ser, y lo elevar hasta hacerlo semejante a Dios Bienaventurados, dice al apstol San Juan, somos ahora hijos de Dios, y lo que seremos un da no parece an; seremos similares al l, porque lo veremos tal como es (I Juan, III-2).

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Romanos paganos

Este algo, lo recibimos aqu abajo a partir del santo Bautismo. El apstol San Juan lo llama un germen (I Juan III-9), es decir, una vida en principio. Es lo que Nuestro Seor nos seal, cuando hablaba a Nicodemo de la necesidad de un nuevo nacimiento, de una generacin a una vida nueva: La vida que el Padre tiene en s mismo, que l da al Hijo y que el Hijo nos da y nos ejercita conjuntamente con l por el santo Bautismo. Esta palabra que da una imagen tan viva de todo el misterio, San Pablo la haba tomado de Nuestro Seor cuando deca a los apstoles: Yo soy la vid, vosotros los sarmientos, como el sarmiento no puede dar fruto por s mismo si no est unida a la vid, as ustedes tampoco si no permanecen en mi.

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Constantino Magno, el primer Emperador cristiano

Estas altas ideas eran familiares para los primeros cristianos. Eso lo demuestra el hecho de que cuando los apstoles hablan en el Epitres, lo hacen como siendo una cosa ya conocida. Y de hecho, era as porque a ellos se les presentaban en largas catequesis los ritos del bautismo. Luego, las ropas blancas de los nefitos simbolizaban que ellos comenzaban una vida nueva, que ellos eran por esta va vueltos a la inocencia: Hijos espirituales, se les deca, como nios recin nacidos, desean ardientemente la leche que debe alimentar su vida sobrenatural; la leche de la fe sin alteracin, sine dolo lac concupiscite, y la leche de la caridad divina. Cuando este germen que recibieron haya llegado a su trmino, esta fe se transformar en clara visin, y la caridad en beatitud del amor divino.

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Coronacin de Luis VIII y Blanca de Castilla, padres de San Luis rey de Francia

Toda la vida presente debe tender a este desarrollo, a la transformacin del viejo hombre, del hombre de la pura naturaleza e incluso de la naturaleza decada, en el hombre deificado. He aqu lo que se realiza en este mundo en el cristiano fiel. Las virtudes sobrenaturales, infundidas en nuestra alma en el bautismo, se desarrollan da a da por el ejercicio que hacemos de ellas con la ayuda de la gracia y la volvemos as capaz de actividades sobrenaturales que se van a completar en el cielo. La entrada en el cielo ser como un nacimiento, que con el bautismo fue engendrado. Esto es lo que Jess hizo y a lo que vino a ensear al gnero humano. Por lo tanto, se cambi radicalmente la concepcin de la vida presente. El hombre no est en la tierra para gozar y morir, sino para prepararse para la vida de lo alto. Y para merecerla. Gozar, merecer, son los dos fines que caracterizan, que separan, que oponen a las dos civilizaciones.No se puede dejar de decir que desde el momento en que el cristianismo comenz a ser predicado, los hombres no pensaron ya en ninguna otra cosa que no fuese su propia santificacin. Ellos continuaron siguiendo los fines secundarios de la vida presente, y ejerciendo, en la familia y en la sociedad, las funciones que piden y los deberes que imponen. Por otra parte, la santificacin no se opera solamente por los ejercicios espirituales, sino por la realizacin de todo deber de estado, por todo acto hecho con pureza de intencin. Todo lo que hagan, dice el apstol San Pablo, ya sea de palabras o en obras, hacerlas todas en nombre de Nuestro Seor Jesucristo Trabajad en agradar a Dios en todas las cosas, y fructificaris en toda buena obra. (Ad Colos., I-10 y III-17)

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San Pablo

Permaneciendo por otra parte en la sociedad hasta el fin de los tiempos, hay dos categoras de hombres que la Sagrada Escritura seala: los buenos y los malos. Hay que observar, no obstante, que el nmero de malos disminuye y de los buenos se acrecienta a medida que la fe toma ms imperio en la sociedad. Estos, porque tienen la fe en la vida eterna, aman a Dios, hacen el bien, observan la justicia, son los benefactores de sus hermanos. Y por todo eso, hacen que reine en la sociedad la seguridad y la paz. Aqullos, porque no tienen fe, porque sus miradas permanecen fijas en la tierra, son egostas, sin amor, sin piedad para sus semejantes: enemigos de todo bien, son en la sociedad causa de desorden y estancamiento para la civilizacin. Mezclados los unos con los otros, los buenos y los malos, los creyentes y los incrdulos, forman las dos ciudades descritas por San Agustn: El egosmo llevado hasta el menosprecio de Dios constituye la sociedad comnmente llamada el mundo, el amor de Dios llevado hasta el menosprecio de s mismo produce la santidad y puebla la ciudad celestial. A medida que la nueva concepcin de la vida trada por Nuestro Seor Jesucristo a la tierra penetr en las inteligencias y en los corazones, la sociedad se modific: la nueva concepcin de la vida cambi las costumbres, y bajo el impulso de estas ideas y costumbres, las instituciones se transformaron. La esclavitud desapareci, y en vez de los poderosos someter a sus hermanos, se les ve santificarse hasta el herosmo para procurarles el pan de la vida espiritual, para elevar a las almas y santificarlas. La guerra no fue ms hecha para apoderarse de los territorios de los otros y tomar a los hombres y mujeres como- 20 -

esclavos, sino para romper los obstculos que se oponan a la extensin del reino de Cristo y obtener a los esclavos del demonio la libertad de los hijos de Dios. Facilitar, favorecer la libertad de los hombres y pueblos en su progreso hacia el bien, se volvi el objetivo hacia el cual las instituciones sociales fueron llevadas, aunque no siempre como un fin expresamente determinado. Y las almas aspiraron al cielo y trabajaron para merecerlo. La posesin de los bienes temporales para el disfrute de que se puede obtener de ellos, no fue ya el nico e incluso principal objetivo de la actividad de los cristianos, al menos de los que estaban realmente imbuidos del espritu cristiano, sino la posesin de los bienes espirituales, la santificacin del alma, el aumento de las virtudes que son el ornamento y las verdaderas delicias de la vida de aqu abajo, y al mismo tiempo prendas de la bienaventuranza eterna.

Bienaventurados en el cielo

Las virtudes adquiridas por los esfuerzos personales se transmitan por la educacin de una generacin a otra; y as se form, poco a poco, la nueva jerarqua social, fundada, ya no por la fuerza y sus abusos, sino sobre el mrito; en la parte baja, las familias que se aplicaron a la virtud del trabajo; al medio, aqullas que, sabiendo juntar en el trabajo la moderacin en el uso de los bienes que obtenan, fundaron la propiedad mediante el ahorro; en lo alto, aqullos que denegaron del egosmo, ascendieron a las sublimes virtudes de dedicacin a los dems: pueblo, burguesa, aristocracia. La sociedad se estableci y las familias escalonadas en el mrito ascendente de las virtudes transmitidas de generacin en generacin.Tal fue la obra de la Edad Media. Durante su curso, la Iglesia realiz una triple tarea. Luch contra el mal que provena de las distintas sectas del paganismo y lo destruy; perfeccion los buenos elementos que se encontraban en los antiguos romanos y en las distintas razas de brbaros; y finalmente, hizo triunfar el ideal que Nuestro Seor Jesucristo haba dado de la verdadera civilizacin. Para llegar a esto, haba procurado en primer lugar reformar el corazn del hombre; de all vino la reforma de la familia, la familia

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vino a reformar al Estado y a la sociedad: va opuesta a la que se quiere seguir hoy.

Pequea aldea en la Edad Media

Sin duda, creer que, en el orden que acabamos de sealar no hubo punto de desorden, sera equivocarse. El espritu antiguo, el espritu del mundo que Nuestro Seor conden, nunca fue, y nunca se superar completamente. Siempre, incluso en los mejores tiempos, y cuando la Iglesia obtuvo sobre la sociedad el ms grande ascendiente, hubo hombres de placer y hombres de ambiciones; pero se vean a las familias subir en razn de sus virtudes o declinar en razn de sus defectos; se vea al pueblo distinguirse entre ellos por su civilizacin, y el grado de civilizacin se tom de las aspiraciones dominantes en cada nacin: se elevaban cuando estas aspiraciones se purificaban y suban; retrocedan cuando sus aspiraciones los llevaban hacia el disfrute y el egosmo. Sucedi, sin embargo, que naciones, familias, individuos se abandonaron a los instintos de la naturaleza o resistieron a ellos; pero el ideal cristiano permaneca siempre inflexiblemente mantenido bajo la mirada de todos por la Santa Iglesia. El impulso dado a la sociedad por el cristianismo comenz a retrasarse en el siglo XIII: la liturgia lo constata y los hechos lo demuestran. En un primer momento se detuvo, luego retrocedi. Este retroceso o ms bien esta nueva orientacin se manifest pronto y tom un nombre, RENACIMIENTO, renacimiento del punto de vista pagano del ideal de civilizacin. Y con el retroceso vino la decadencia. Teniendo en cuenta todas las crisis atravesadas, de todos los abusos, de todos los cuadros sombros, es imposible impugnar que la historia de Francia incluso observacin para toda la repblica cristiana es una ascensin, como historia de una nacin, mientras mantiene la influencia moral de la Iglesia que all domina, y que se convierte en una cada a pesar de todo lo que esta cada tiene a veces de brillante y de pico, en cuanto los escritores, los cientficos, los artistas y los filsofos se substituyeron a la [ Iglesia y la eliminaron de su soberana. 1]___________

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1] M. Maurice Talmeyr.

Traducido del francs por Juan Valdivieso

P UB L IC A D O PO R JU A N VA LD IVIES O EN 1 7 :2 1 0 CO MEN T A R IO S VN C U LO S A ES T A ENT R A DA ET IQ U ET AS : LA C O N JUR A C I N AN T IC R IS T IA NADOMINGO 6 DE JULIO DE 2008

LA CONJURACION ANTICRISTIANAOfrecemos a nuestros lectores los primeros captulos de la afamada pero actualmente muy poco conocida obra de Mons. Henry Delassus elogiada por el Papa San Po X y que es clave para entender el problema de la era presente: LA CONJURACION ANTICRISTIANA. En los prximos das iremos publicando los captulos siguientes P UB L IC A D O PO R JU A N VA LD IVIES O EN 1 4 :2 5 0 CO MEN T A R IO S VN C U LO S A ES T A ENT R A DA ET IQ U ET AS : LA C O N JUR A C I N AN T IC R IS T IA NA

SECRETERIA DI STATO DI SUA SANTITA Dal Vaticano, 23 octobre 1910 Monseigneur, Le Saint-Pre Pie X a reu avec un paternel intrt louvrage intitul : La[

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Conjuration Antichrtienne , que vous mavez pri de Lui remettre en votre nom. Sa Saintet vous flicite affectueusement davoir men bonne fin la composition de cet ouvrage important et suggestif, la suite dune longue srie dtudes qui font galement honneur votre zle et votre ardent dsir de servir la cause de Dieu et de la Sainte Eglise. Les ides directrices de votre beau travail sont celles qui ont inspir les grands historiens catholiques : laction de Dieu dans les vnements de ce monde, le fait de la Rvlation, ltablissement de lordre surnaturel, el la rsistance que lesprit du mal oppose luvre de la Rdemption. Vous montrez labme o conduit lantagonisme entre la civilisation chrtienne et la prtendue civilisation qui rtrograde vers le paganisme. Combien vous avez raison dtablir que la rnovation sociale ne se pourra faire que par la proclamation des droits de Dieu et de lEglise ! En vous exprimant sa gratitude, le Saint-Pre fait des vux pour que vous puissiez, avec une sant toujours vigoureuse, raliser entirement le plan synthtique que vous vous tes trac, et comme gage de sa particulire bienveillance, Il vous envoie la Bndiction Apostolique. Avec mes remercments personnels et mes flicitations, veuillez agrer, Monseigneur, lassurance de mes sentiments bien dvous en Notre-Seigneur. Cardinal MERRY DEL VAL

LUNES 14 DE JULIO DE 2008

LA CONJURACION ANTICRISTIANAEL TEMPLO MASONICO LEVANTADO SOBRE LAS RUINAS DE LA IGLESIA CATOLICALas puertas del infierno no prevalecern contra Ella. (Mat, XVI,18)

A Mara

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PRESERVADA DEL PECADO ORIGINAL EN PREVISIN DE LOS MRITOS DE NUESTRO SEOR JESUCRISTO Dijo Dios a la serpiente: Pondr enemistad entre ti y la Mujer, entre tu descendencia y la descendencia de Ella. Ella te aplastar tu cabeza. Y t pondrs asechanzas contra su taln. (Gnesis, III. 15). CAPITULO III EL RENACINIENTO, PUNTO DE INICIO DE LA CIVILIZACIN MODERNA En su admirable introduccin a la Vida de Santa Isabel, M. de Montalembert dice del siglo XIII, que fue al menos por lo que se refiere al pasado el apogeo de la civilizacin cristiana: Nunca quizs la Esposa de Cristo haba reinado por un imperio tan absoluto sobre el pensamiento y sobre el corazn del pueblo Entonces, ms que en ningn otro momento de este rudo combate, el amor de sus hijos, su dedicacin sin trmino, su nmero y valor cada da crecientes, y los santos que cada da vea nacer entre ellos, ofrecan a esta Madre inmortal, fuerzas y consolaciones, hasta el momento en que le fueron cruelmente arrebatadas. Gracias a Inocencio III, que continu la obra de Gregorio VII, la cristiandad era una extensa unidad poltica, un reino sin fronteras, habitado por mltiples razas. Los seores y los reyes haban aceptado la supremaca pontifical. Fue necesario que viniera el protestantismo para destruir esta obra.

Papa San Gregorio VII, logr acabar con el abuso y la injerencia del poder temporal en los asuntos exclusivos de la Iglesia

Antes mismo del protestantismo, un primer y rudo golpe se dio a la sociedad cristiana de 1308. Lo que la sustentaba era, como dice M de Montalembert, la- 25 -

autoridad reconocida y respetada del Soberano Pontfice, el jefe de la cristiandad, el rbitro de la civilizacin cristiana. Esta autoridad fue contradicha, insultada y golpeada por la violencia y por la astucia del rey Felipe IV, en la persecucin que hizo sufrir al Papa Bonifacio VIII; esa misma autoridad fue tambin reducida, por la complacencia de Clemente V hacia este mismo rey, que lleg hasta trasladar temporalmente la sede del papado a Avignon en 1305. Urbano VI no deba volver a entrar a Roma hasta 1378. Durante este largo exilio, los papas perdieron una buena parte de su independencia y su prestigio se vio singularmente debilitado. Cuando volvieron a entrar en Roma, despus de setenta aos de ausencia, todo estaba listo para el gran cisma de Occidente que iba a durar hasta 1416 y que descabez por un tiempo al mundo cristiano.

Felipe IV, rey de Francia. Sus emisarios atentaron contra el Papa Bonifacio VIII

De esta manera, el poder comenz a prevalecer sobre el derecho, como era antes de Jesucristo. Se ve renacer el carcter pagano de conquista y perderse el carcter de liberacin. La hija primognita[1] que haba herido a su Madre en Agnani, sufre la primera de las consecuencias de su infraccin: la Guerra de Cien aos, Crcy, Poitiers. Azincourt. En los das de hoy[2], para no decir nada de lo que la precedi, la ocupacin de Roma, la expansin de Prusia a costa de sus[

1] Nota nuestra: Francia era llamada la hija primognita de la Iglesia, ya que esta fue la primera nacin que se convirti oficialmente al cristianismo bajo el reinado de Clovis, rey de los francos.

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2] Nota nuestra: recordamos que esta obra fue escrita a comienzos del siglo XX.

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vecinos, la impasibilidad de Europa ante la masacre de los cristianos por los turcos, y la inmolacin de un pueblo por las codicias del imperio britnico, todo eso es fruto del espritu pagano.

Palacio de los papas en Avigon

Pastor comienza en estos trminos su Historia de los Papas de la edad media: La poca en que se realiza la transformacin de la antigedad pagana por el cristianismo, no es menos memorable quiz que el perodo de transicin que conecta la Edad Media con los tiempos modernos. A esa poca, se le dio el nombre de Renacimiento. Bajo la influencia de una admiracin excesiva, se podra decir enfermiza, para las bellezas de los escritores clsicos, se enarbola abiertamente el estandarte del paganismo; los adherentes de esta reforma pretendan modelar exactamente todo bajo el prisma de la antigedad, las costumbres y las ideas, restablecer la preponderancia del espritu pagano y destruir radicalmente el estado de cosas existente, cuestionados por ellos como estando en decadencia. La influencia desastrosa ejercida dentro de la moral por el humanismo se hizo sentir temprano y de una manera espantosa en el mbito de la religin. Los adherentes del Renacimiento pagano consideraban la filosofa antigua y la fe de la Iglesia, como dos mundos enteramente distintos y sin ningn punto de contacto. Ellos queran que el hombre hiciese su felicidad sobre la tierra, que todas sus fuerzas, todas sus actividades estuviesen empleadas en obtener la felicidad temporal; decan que el deber de la sociedad es organizarse de modo que permita a cada uno satisfacer todos sus deseos y todos sus sentidos. Nada de ms opuesto a la doctrina y a la moral cristiana.

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Los antiguos humanistas, ha dicho muy bien Jean Janssen[1], no tenan menos entusiasmo para la herencia grandiosa legada por los pueblos de la antigedad que tuvieron ms tarde sus sucesores. Antes de stos, ellos haban visto en el estudio de la antigedad, uno de los ms potentes medios de cultivar con xito la inteligencia humana. Pero dentro de su pensamiento, los clsicos griegos y latinos no deban estudiarse con el fin de alcanzar en ellos y por ellos el fin de toda educacin. Se proponan ponerlos al servicio de los intereses cristianos; deseaban para el futuro, gracias a ellos, alcanzar una inteligencia ms profunda del cristianismo y la perfeccin de la vida moral. Movidos por estos mismos motivos, los Padres de la Iglesia haban recomendado y fomentado el estudio de las lenguas antiguas. La lucha no comenz y slo se volvi necesaria hasta que los jvenes humanistas rechazaron toda la antigua ciencia teolgica y filosfica como brbara, y afirmaron que todo concepto cientfico se encuentra nicamente contenido en las obras de los antiguos, entraron en lucha abierta con la Iglesia y el cristianismo, y muy a menudo lanzaron un desafo a la moral. La misma observacin con respecto a los artistas. La Iglesia, dice el mismo historiador, haba puesto el arte al servicio de Dios, pidiendo a los artistas cooperar a la propagacin del reino de Dios sobre la tierra e invitndolos a anunciar el Evangelio a los pobres. Los artistas respondiendo exactamente a este llamado, no elevaban la belleza sobre un altar para hacer un dolo y[

En el Renacimiento, es el hombre quien pasa a ser el centro y fin de todas las cosas

1] L Allemagne la fin du moyen ge.

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adorarlo para s mismos; ellos trabajaban para la gloria de Dios. Por sus obras maestras ellos deseaban despertar y aumentar en las almas el deseo y el amor de los bienes celestiales. Mientras el arte conserv los principios religiosos que le haban dado nacimiento, fue en constante progreso. Pero a medida que se desvaneca la fidelidad y la solidez de los sentimientos religiosos se vio esfumarse esa inspiracin. Mientras ms se admir la divinidad extranjera, ms la quiso resucitar y dar una vida artificial al paganismo, vino entonces a desaparecer su fuerza creativa, su originalidad; y, al final, cay en una sequa y aridez completa[1]. Bajo la influencia de estos intelectuales, la vida moderna tom una direccin completamente nueva, opuesta a la verdadera civilizacin. Ya que, como muy bien dijo Lamartine: Toda civilizacin que no viene de la idea de Dios es falsa. Toda civilizacin que no alcanza la idea de Dios no permanece. Toda civilizacin que no se penetra de la idea de Dios es fra y vaca.La ltima expresin de una civilizacin perfecta es la que mejor ve a Dios, la que mejor lo adora, la que mejor es servida por los hombres[2].

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1] M Emile Mle que public los estudios tan sabios y tan interesantes sobre L ART RELIGIEUX AU XIII SIECLE y sobre LART RELIGEUX A LA FIN DU MOGEN AGE, termina la segunda de estas obras con estas palabras: Es necesario reconocer que el principio del arte de la Edad Media estaba en oposicin completa con el principio del arte del Renacimiento. La Edad Media que terminaba haba impreso todos los lados humildes del alma: sufrimiento, tristeza, resignacin, aceptacin de la voluntad divina. Los santos, la Virgen, el mismo Cristo, a veces dbiles aparecen a los pobres pueblos del siglo XV no tienen otra radiacin que aquella que viene del alma. Este arte es de una humildad profunda, el verdadero espritu cristiano estaba contenido en l. El arte del renacimiento es totalmente diferente, su principio oculto es el orgullo. Desde ahora el hombre se basta a s mismo y aspira a ser un dios. La ms alta expresin del arte es el cuerpo humano desnudo: la idea de una cada, de una decadencia del ser humano, que alejaron por largo tiempo los artistas del desnudo, ya no se presenta ms en su espritu. Hacer del hombre un hroe radiante de fuerza y de belleza, escapando a las fatalidades de la raza, para elevarse hasta el tipo que ignora el dolor, la compasin, la resignacin; he aqu bien (con toda suerte de matices) el ideal de Italia del siglo XVI. [2] Citado por Mons. Perraud, obispo de Autun, en la fiesta del centenario del poeta.

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Arte del Renacimiento, Botticelli: el nacimiento de Venus

El cambio se oper en primer lugar en las almas. Muchos olvidaron la concepcin segn la cual el fin de todo est en Dios para adoptar aquella que quiere que todo est centrado en el hombre. Al concepto del hombre decado y regenerado, dice muy bien Beriot, el Renacimiento opone el concepto del hombre no cado ni regenerado, ascendindolo a una admirable altura por las nicas fuerzas de su razn y de su libre albedro. El corazn ya no est para amar a Dios, ni el espritu para conocerlo, ni el cuerpo para servirlo, y as merecer la vida eterna. La nocin superior que la Iglesia haba puesto tanto cuidado en fundar, y para la cual haba tardado tanto tiempo, se borr en ste, en aqul, y en las multitudes; como en tiempos del paganismo, hicieron del placer, del disfrute, el objeto de la vida; buscaron los medios en la riqueza, y para adquirirlos, no se tuvo en cuenta los derechos de los otros. Para los Estados, la civilizacin ya no tuvo ms como fin la santidad de todos, y las instituciones sociales abandonan los medios ordenados para preparar a las almas para el cielo. De nuevo volvieron a encerrar la funcin de la sociedad en el tiempo, sin respeto a las almas que estn hechas para la eternidad. Entonces, como hoy en da, llamaron a eso progreso. Todo nos anuncia, deca con entusiasmo Campanello, la renovacin del mundo. Nada detiene la libertad del hombre. Cmo detener la marcha y el progreso del gnero humano? Las nuevas invenciones, la imprenta, el telescopio, el descubrimiento del Nuevo Mundo, etc., sumndose al estudio de las obras de la antigedad, causaron una embriaguez de orgullo que hizo decir: la razn humana se basta a s misma para controlar sus asuntos en la visa social y poltica. No necesitamos una autoridad que apoye o rectifique la razn. As se invirti el concepto sobre el cual la sociedad haba vivido y por el cual ella haba prosperado desde Nuestro Seor Jesucristo. La civilizacin renovada de paganismo, actu en primer lugar sobre las almas aisladamente, luego sobre el espritu pblico, despus sobre las costumbres y las instituciones. Sus devastaciones se manifestaron en primer lugar en el orden esttico e intelectual; el arte, la literatura y la ciencia se retiraron poco a poco del servicio del alma para ponerse al servicio de la animalidad: lo que esta- 30 -

revolucin trajo consigo en el orden moral y en el orden religioso fue la Reforma. Del orden religioso, el espritu del Renacimiento alcanz el orden poltico y social con la Revolucin. Y he aqu que atacando el orden econmico con el Socialismo. Es lo que deba venir, all encontrar su fin, o nosotros, el nuestro; su final, si el cristianismo reanuda su imperio sobre el pueblo asustado o ms bien abrumado de los males que el socialismo har pesar sobre ellos; el nuestro, si el socialismo consigue empujar hasta el final la experiencia del dogma del libre disfrute en este mundo y hacernos sufrir todas las consecuencias. Esto sin embargo, no se realiz ni avanz sin resistencia. Una multitud de almas permanecieron y permanecen siempre unidas al ideal cristiano, y la Iglesia est siempre all, en la sociedad, en medio de este conflicto que lleva cinco siglos de duracin, y que ha llegado hasta el estado crtico de nuestros das. El Renacimiento es, pues, el inicio del estado actual de la sociedad. Todo esto que sufrimos proviene de all. Si queremos conocer nuestro mal, y tomar de este conocimiento el remedio radical a la situacin presente, es a ella que es necesario remontarse[1]. Y sin embargo, los Papas favorecieron lo que fue el inicio de la civilizacin moderna! Una palabra de explicacin a esto se impone. Los Padres de la Iglesia, recomendaron el estudio de los literatos de la antigedad y esto por dos razones: encontraron en ellos un excelente instrumento de cultura intelectual, y sirvi como un pedestal a la Revelacin; y as es como debe ser: la razn es el apoyo de la fe. Fieles a esta direccin, la Iglesia y en particular los monjes, pusieron todos sus cuidados en salvar del naufragio de la barbarie a los autores antiguos, de copiarlos y estudiarlos, servirse de ellos para la demostracin de la fe. Era por tanto, muy natural, que cuando comenz en Italia el renacimiento literario y artstico, los papas se hayan mostrado favorables. A las ventajas arriba sealadas, se aadieron otras, de un carcter ms inmediato y til para esa poca. A partir de la mitad del siglo XIII, se haban iniciado una serie de relaciones entre el papado y el mundo griego para obtener la vuelta de las iglesias de oriente a la Iglesia romana. Por una y otra parte se enviaban embajadas. El conocimiento del griego era necesario para discutir contra los cismticos y ofrecerles la argumentacin en su propio terreno. La cada del imperio bizantino dio ocasin a esta clase de estudios un nuevo y decisivo impulso. Los cientficos griegos, aportando en occidente los tesoros literarios de la antigedad, excitaron un verdadero entusiasmo por las letras paganas, y este entusiasmo se manifest ms entre los religiosos que en ninguna otra parte. La imprenta sirvi para multiplicarlos y para adquirirlos a un costo muchsimo menor.[

1] Jen Guiraud, profesor de la Facultad de letras de Besanon, que acaba de publicar un excelente libro bajo el ttulo La Iglesia y los orgenes del Renacimiento, nos servir de qua para recordar sumariamente lo que pas en esta poca. Este volumen hace parte de la Biblioteca de la enseanza de la Historia eclesistica publicada en Lecoffre.

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Finalmente la invencin del telescopio y el descubrimiento del nuevo mundo abran a los pensamientos horizontes ms amplios. Aqu vemos el celo de los papas, en primer lugar, los de Avignon, de enviar misioneros a los pases lejanos, y aportar un nuevo estmulo a la fermentacin de los espritus, buena en un principio, pero del que el orgullo humano abus, tal como vemos en nuestros das abusar de los progresos de las ciencias naturales. Los papas tuvieron, pues, por toda clase de circunstancias providenciales, la oportunidad de llamar y reunir junto a ellos a los representantes dignos del movimiento literario y artstico de que eran testigos. Lo tomaron como un deber y un honor. Prodigaron los pedidos, las pensiones, las dignidades a aqullos que vean elevarse por sus talentos sobre otros. Desgraciadamente al fijar la mirada en el objetivo que queran alcanzar, no tomaron bastante guardia a la calidad de las personas que as fomentaban.

Petrarca

Petrarca a quien se le conoce como el primero de los humanistas, encontr en la corte de Avignon la ms alta proteccin y obtuvo el cargo de secretario apostlico. Por lo tanto, se establece en la corte pontifical, la tradicin de reservar las altas funciones de secretarios apostlicos a los escritores de mayor reputacin, de suerte que pronto se volvi uno de los hogares ms activos del Renacimiento. Hay santos religiosos como el camaldulence Ambrosio Traversarui, pero desgraciadamente tambin los groseros epicuros como Pogge, Filelfe, Artin y otros. A pesar de la piedad, y a pesar

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mismo de la austeridad personal de los papas que en ese tiempo edificaron la Iglesia[1], no supieron, en razn de la atmsfera que los envolva, defenderse de una condescendencia demasiado grande para con los escritores, quienes, a pesar de estar a su servicio, pasaron a ser pronto, por la pendiente a la cual se abandonaron, los enemigos de la moral y de la Iglesia. Esta condescendencia se extendi a las propias obras de ellos, en resumen, ellos llegaron a ser la negacin del cristianismo. Todos los errores que vinieron a pervertir el mundo cristiano, todos los atentados perpetrados contra sus instituciones, tuvieron all su fuente; se puede decir que todo esto que asistimos fue preparado por los humanistas. Ellos son los iniciadores de la civilizacin moderna. Ya Petrarca haba dibujado en el comercio de la antigedad sentimientos e ideas que habran afligido a la corte pontifical, si hubiera medido las consecuencias. l obviamente se inclin siempre ante la Iglesia, su jerarqua, sus dogmas, su moral; pero no fueron as los que lo siguieron, y se puede decir que fue l quien los puso en el mal camino por donde entraron. Sus crticas contra el gobierno pontifical autorizaron a Valla a minar el poder temporal de los papas, acusarlos de enemigos de Roma y de Italia, y presentarlos como enemigos del pueblo. Lleg incluso hasta negar la autoridad espiritual de los Soberanos Pontfices en la Iglesia, negando a los papas el derecho de ser llamados vicarios de Pedro. Otros recurrieron al pueblo o al emperador para restablecer, o bien la Repblica romana, o la unidad italiana, o un imperio universal; todas las cosas que vemos en nuestros das, han sido, o intentadas (1848), o realizadas (1870), o presentadas como el trmino de las aspiraciones de la francmasonera.

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1] Martn V tuvo un gusto constante por la justicia y la caridad. Su devocin era grande; dio pruebas brillantes en sucesivas ocasiones, sobre todo cuando trajo de Ostia las reliquias de Santa Mnica. Soport con una resignacin profundamente cristiana los lutos que vinieron a afectarlo golpe sobre golpe en sus ms costosos afectos. En su juventud, haba distribuido la mayor parte de sus bienes entre los pobres. Eugenio IV conserv en el trono pontificio sus prcticas austeras de religioso. Su simplicidad y su frugalidad le haban hecho llamar por su ambiente con el apodo de Abstenius. Es con razn que Vespasiano celebr la santidad de su vida y de sus costumbres. Nicols V quiso tener en su intimidad el espectculo continuo de las virtudes monsticas. Para ello, llam ante l a Nicols de Cortona y a Lorenzo de Mantua, dos camaldulences con los cuales gustaba hablar de las cosas del cielo en medio de las torturas de su ltima enfermedad.

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Alberti

Alberti prepar otra clase de atentado, ms caracterstico de la civilizacin contempornea. Jurista al mismo tiempo que literato, compuso un tratado de derecho. El proclama que a Dios debe dejarse el cuidado de las cosas divinas, y que las cosas humanas son de competencia del juez. Era, como observa Guiraud, declarar el divorcio entre la sociedad civil y la sociedad religiosa; era abrir las vas a los que quieren que los gobiernos slo persigan fines temporales y sigan siendo indiferentes a los espirituales, defienden los intereses materiales y dejan a parte las leyes sobrenaturales de la moral y de la religin; decan que los poderes temporales son ineficaces o deben ser indiferentes en materia religiosa, que no tienen necesidad de conocer a Dios, que no tienen que hacer observar su ley. En una palabra, era la frmula de la gran hereja social de los tiempos actuales, y arruinar en su base, la civilizacin de los siglos cristianos.. El principio declarado por este secretario apostlico contena en germen todas las teoras que reclaman nuestros modernos partidarios de la sociedad laicaSlo haba que dejar a este principio desarrollarse para llegar a todo esto de los cuales somos, en los das de hoy, tristes testigos. Atacando as, por su base a la sociedad cristiana, los humanistas invertan al mismo tiempo en el corazn del hombre el concepto cristiano de su destino. El cielo, escriba Collaccio Salutati, en su Tratado de Hrcules, pertenece de derecho a los hombres enrgicos que emprenden grandes luchas o realizaron grandes trabajos sobre la tierra. Sacaron de este principio las consecuencias. El ideal antiguo y naturalista, el ideal de Zenn, de Plutarco y de Epicuro, era

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multiplicar al infinito las energas de su ser desarrollando armoniosamente las fuerzas del espritu y del cuerpo. Este pas a ser el ideal que los fieles del Renacimiento substituyeron en sus costumbres, as como en sus escritos, a las aspiraciones sobrenaturales del cristianismo. Es en nuestros das el ideal que Frederic Nietzsche promovi al extremo predicando la fuerza, la energa, el libre desarrollo de todas las pasiones que harn llegar al hombre a un estado superior al que se encuentra, para llegar a convertirse en el superhombre.[1]

Frederic Nietzsche

Para estos intelectuales, y para quienes los que los escucharon, y los que hasta nuestros das se consideran sus discpulos, el orden sobrenatural, queda completamente dejado de lado; la moral se convirti en la bsqueda de satisfacer a todos los instintos; el gozo de la vida, bajo todas sus formas, fue el objeto de sus actos judiciales. La glorificacin del placer era el tema preferido de las disertaciones de los humanistas. Laurent Valla afirmaba en su tratado De Voluptate que el placer es el verdadero bien, y que no hay otros fuera del placer. Esta conviccin le llev a l, y tambin a otros, a poetizar los peores[

1] La glorificacin de lo que los americanistas llaman, las virtudes activas, parecen venir de aqu, por medio del protestantismo.

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vicios. De esta manera eran prostituidos los talentos que tendran que ser empleados a vivificar la literatura y el arte cristianos. Desde todos los puntos de vista, se vea venir el divorcio entre las tendencias del Renacimiento y las tradiciones del cristianismo. Mientras que la Iglesia segua predicando la caducidad del hombre, afirmando su debilidad y la necesidad de una ayuda divina para la realizacin del deber, el humanismo alimentaba sus frentes en Jean Jacques Rousseau para declarar la bondad de la naturaleza: era la deificacin del hombre. Mientras que la Iglesia asignaba a la vida humana una razn y un objetivo sobrenaturales, colocando en Dios el trmino de nuestro destino, el humanismo, volviendo a ser pagano, limitaba a este mundo y al hombre el ideal de la vida. Desde Italia, el movimiento alcanz otras partes de Europa. En Alemania, el nombre de Reuchlin fue, sin que este cientfico lo quisiera, el grito de guerra de todos los que trabajaron en destruir las Ordenes religiosas, la escolstica y, finalmente, la propia Iglesia. Sin el escndalo que se hizo en torno de l, Lutero y sus discpulos nunca se hubieran atrevido a soar lo que ellos realizaron. En los Pases Bajos, Erasmo prepar, tambin, las vas a la Reforma por su Elogio a la locura. Lutero no hizo ms que proclamarlo mucho ms alto. Y realizar audazmente lo que Erasmo no haba dejado de insinuar.

Erasmo de Rotterdam

Francia tambin se haba apresurado a acoger en su casa las letras humanas; no hubo punto alcanzado, al menos en el orden de las ideas, por tan- 36 -

nefastos efectos. No fue as mismo para las costumbres. Desde que las costumbres de los extranjeros comenzaron a agradarnos es el gran canciller Vair, que vio esto que nos lo dice los nuestros se pervirtieron y corrompieron tanto que podemos decir: Hace tiempo que ya no somos franceses. En ninguna parte, las elites de la sociedad tuvieron la bastante clarividencia para separar de lo que all haba de sano de lo que all haba de infinitamente peligroso en el movimiento de ideas, sentimientos, aspiraciones que recibi el nombre de Renacimiento. De modo que, por todas partes, la admiracin para la antigedad pagana pas a transformarse en la base de las letras, del arte y de la civilizacin. Y la civilizacin comenz a transformarse para llegar a ser lo que es hoy, y lo que esperamos ver ser maana.

San Bernardino de Siena y San Juan Capistrano

Dios sin embargo, no dej a su Iglesia sin ayuda, esto se puede afirmar con toda seguridad. Muchos santos, entre ellos San Bernardino de Siena, no dejaron de sealar y denunciar el peligro. Sin embargo no se les escuch. Y por eso el renacimiento gener la Reforma y la Reforma la Revolucin cuyo objetivo bien conocido, es destruir la civilizacin cristiana y substituirla en todo el universo por la llamada civilizacin moderna.Traducido del francs por Juan Valdivieso

P UB L IC A D O PO R JU A N VA LD IVIES O EN 1 6 :4 5 0 CO MEN T A R IO S VN C U LO S A ES T A ENT R A DA ET IQ U ET AS : LA C O N JUR A C I N AN T IC R IS T IA NA

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MARTES 15 DE JULIO DE 2008

LA CONJURACION ANTICRISTIANAMons. Henry Delassus EL TEMPLO MASONICO LEVANTADO SOBRE LAS RUINAS DE LA IGLESIA CATOLICA Las puertas del infierno no prevalecern contra Ella. (Mat, XVI,18)

A Mara PRESERVADA DEL PECADO ORIGINAL EN PREVISIN DE LOS MRITOS DE NUESTRO SEOR JESUCRISTO Dijo Dios a la serpiente: Pondr enemistad entre ti y la Mujer, entre tu descendencia y la descendencia de Ella. Ella te aplastar tu cabeza. Y t pondrs asechanzas contra su taln. (Gnesis, III. 15).

CAPTULO IV LA REFORMA HIJA DEL RENACIMIENTOEn su libro La Reforma en Alemania y en Francia, un antiguo magistrado, el conde J. Boselli, dice que el seor Paulin Paris, uno de los cientficos ms eruditos sobre la Edad Media y uno de los que la conocieron mejor, dijo un da en su presencia a un interlocutor que se asombra de la gran diferencia de la Francia moderna con la de antes, obscurecida por las tinieblas de la Edad Media: desengense, la Edad Media no era tan diferente de los tiempos modernos de lo que cree; las leyes eran diferentes, as como las costumbres y los hbitos, pero las pasiones humanas eran las mismas. Si uno de nosotros fuera transportado a la Edad Media, vera en torno de si labriegos, soldados, sacerdotes, financieros, desigualdades sociales, ambiciones, traiciones. LO QUE CAMBIA ES EL FIN AL CUAL ESTABA DIRIGIDA LA ACTIVIDAD HUMANA. No se podra decir mejor. Los hombres de la Edad Media eran de la misma naturaleza que nosotros, naturaleza inferior a la de los ngeles y, ms aun, decada por el pecado original. Tenan nuestras mismas pasiones, y a veces, se dejaban llevar por ellas, a menudo a excesos ms violentos. Pero el objetivo de esos hombres, en su mayora, era alcanzar la vida eterna; las costumbres, las leyes y los hbitos se haban inspirado con ese fin; las instituciones religiosas y civiles dirigan a los hombres hacia su fin ltimo, y la actividad humana estaba dirigida, en primer lugar, a alcanzar perfeccin del hombre interior.- 38 -

En nuestros das aqu est el resultado del Renacimiento, la Reforma[1] y la Revolucin[2] el punto de vista cambi, el objetivo ya no es el mismo; lo que se quiere, lo que se busca, no por individuos aisladamente, sino que por el impulso dado a toda la actividad social, es la mejora de las condiciones de la vida presente para alcanzar a un mejor y ms universal goce de la vida. Lo que hoy se cuenta como progreso, no es ms aquello que contribuye a una mayor perfeccin moral del hombre, sino lo que aumente su soberana sobre la materia y la naturaleza, con el fin de ponerla ms completa y dcilmente al servicio del bienestar temporal. Para alcanzar este bienestar, se declar la necesidad de la independencia de la razn frente a la Revelacin, la independencia de la sociedad civil frente a la ley de Dios: estas son las etapas en la va del progreso perseguido por el Renacimiento, la Reforma y la Revolucin. No se crea que los humanistas, literatos y artistas, cuyas aberraciones vemos en ese triple movimiento intelectual, moral y religioso, formaron solamente pequeos cenculos cerrados, sin eco, sin accin exterior. En primer lugar, los artistas hablaban a todos, y para dar un ejemplo, cuando Filarte busc en la mitologa, la decoracin de las puertas de bronce de la baslica de San Pedro, no fue ciertamente al pueblo a quin se volvi. Adems, es en la corte de los prncipes que los humanistas tenan sus academias; all componan sus libros; all extendan sus ideas, instalaban sus costumbres; esto es porque siempre es desde la cumbre por donde desciende todo mal y todo bien, toda perversin al igual que toda edificacin. No hay razn para asombrarse de que la Reforma, que hizo su primera tentativa de aplicacin prctica de las nuevas ideas emitidas por los humanistas, fuese recibida y propagada con tanto ardor por los prncipes en Alemania y en otros lugares, y no haya encontrado en el pueblo una tan fcil aceptacin. La resistencia fue bastante dbil en Alemania; ms vigorosa fue en Francia. El cristianismo haba penetrado ms profundamente en las almas de nuestros padres que en otras partes; este espritu cristiano, combatido por las teoras de los humanistas, sobrevivi mucho ms tiempo en la manera de vivir, de pensar y sentir del pueblo. En nuestra patria fue una lucha mucho ms encarnizada y prolongada. Comenz con las guerras de religin, y continu con la Revolucin, y sta continua en nuestros das, como Waldeck-Rousseau observ muy bien. Con[

Los hombres en la Edad Media tenan defectos igual que nosotros, pero buscaban la felicidad del cielo

1] Nota nuestra: entindase Reforma protestante. [2] Nota nuestra: entindase Revolucin Francesa, Liberalismo, Socialismo, Comunismo, Modernismo, Concilio Vaticano II, etc. En otras palabras, en IGUALITARISMO. Porque la Revolucin, al ser una ideologa gnstica, es esencialmente igualitaria[

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medios diferentes a los utilizados en el comienzo, contina en nuestros das, el conflicto entre el espritu pagano, que quiere reaparecer, y el espritu cristiano que lucha por sobrevivir. Tanto en la actualidad, como en el primer da, uno y otro espritu quieren triunfar sobre su adversario, el primero por la violencia con que cierra las escuelas libres, despoja y exilia a las rdenes religiosas; el segundo, por el recurso a Dios y la preservacin de la enseanza cristiana por todos los medios que quedan a su disposicin. Las diversas aventuras de este largo drama tienen en suspenso el cielo, la tierra y el infierno; ya que si Francia termina por rechazar el veneno revolucionario, ella restaurar en todo el mundo la civilizacin cristiana ya que ella fue la primera en comprenderla, adoptarla y propagarla. Si ella sucumbe, el mundo tiene todo que temer.

No servir, Non serviam: Lucifer por su rebelda a Dios, fue precipitado a los abismos del infierno

Todo lo que la Reforma haba recibido del Renacimiento y que ella deba transmitir a la Revolucin est en esta palabra: Protestantismo. Comunicado de individuo a individuo, el protestantismo gan pronto de provincia en provincia. El historiador alemn y protestante Ranke nos seala cul fue su gran medio de seduccin: La licencia que el Renacimiento haba propagado. Mucha gente abraz la Reforma, dice, con la esperanza de que le garantizara una mayor libertad en la conducta privada. Es que, en efecto, existe entre el catolicismo y el protestantismo, tal como fue predicado por Lutero, una diferencia radical. El catolicismo promete recompensas futuras a la virtud y amenaza los vicios con castigos eternos: por esto, pone a las pasiones- 40 -

humanas un freno ms potente. La Reforma prometa el cielo a todos los hombres, incluso al ms criminal, bajo la sola reserva de un acto de fe interior por medio del cual obtena su justificacin personal por la imputacin de los mritos de Cristo. Si, por efecto de esta persuasin, que es fcil conseguir, a los hombres les est garantizado ir al cielo, mantenindose en el pecado, e incluso al ms criminal, bien tonto sera aqul que renunciara a obtener aqu abajo todo lo que encuentra a su alcance.

Lutero, el monje apstata

La presencia de personas que seguan estos principios dentro de un pas profundamente catlico y que se esforzaban en propagarlos, debera traer al Estado ciertos desrdenes; estos se volvieron ms profundos cuando el protestantismo no se limit ms a predicar a los individuos la fe sin las obras, sino que, una vez que se sintieron lo bastante fuerte para querer apoderarse del reino, con el fin de arrancarle sus tradiciones y moldearlo a su manera. Desde Clovis, el catolicismo no haba dejado un solo da de ser la religin del Estado. Estas tradiciones carolingeas y merovingeas se conservaran completamente intactas hasta la Revolucin. Durante medio siglo, los protestantes intentaron separar de su Madre a la hija primognita de la Iglesia; usaron alternativamente el engao y la fuerza para apoderarse del gobierno, y para poner al muy catlico pueblo francs bajo el yugo de los reformadores como

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acababan de hacerlo en Alemania, en Inglaterra y en Escandinavia. Ellos estuvieron a punto de lograrlo.

Clovis, el primer rey franco en hacerse cristiano

Despus de la muerte de Francisco de Guise, los Hugonotes eran amos de todo el Medioda. No dudaron, para apoderarse del resto, en recurrir a los alemanes y a los ingleses, sus correligionarios. Para los ingleses ellos cedieron Havre; a los alemanes les prometieron la administracin de los enclaves de Metz, Toul y Verdum[1]. Finalmente, con la Rochelle, ellos haban creado materialmente un Estado dentro del Estado. La intencin era sustituir la monarqua cristiana por un gobierno y un estilo de vida modelado bajo el estilo de Ginebra, es decir, la Repblica[2]. Los hugonotes, deca Tavannes, estn fundando una democracia. El plan se haba trazado en Vern, y los estados del[

1] Ver Ranuke [2] Hanotaux (Histoire du cardinal Richelieu, t. XII, 2 parte, justifica as la revocacin del edicto de Nates: Francia no poda ser fuerte, mientras contuviera en su seno un cuerpo organizado, en plena paz, sobre el pie de guerra, con jefes independientes, cuadros militares, plazas de seguridad, presupuesto y justicia separada, armada siempre preparada para la campaa. Era necesario reconocer la existencia de un Estado dentro del Estado? Se podra admitir que los numerosos y ardientes franceses tuvieran siempre la amenaza en la boca y la rebelin en el corazn? Toleraran por siempre el recurso insolente del extranjero? Un estado no puede subsistir si esta dividido. Para garantizar la unidad del reino, para recoger todas las fuerzas nacionales, para las luchas exteriores que se preparaban, era necesario minar el cuerpo de los hugonotes en Francia o conducirlo a composicin". .[

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Languedoc reclamaban su ejecucin en 1573. El jurista protestante Franois Hatman ejerca sobre el espritu, en el sentido democrtico, una gran influencia con su libro Franco-Galia en 1573. Pone al servicio de las teoras republicanas una historia a su manera, para atraer por medio de refuerzo de textos y afirmaciones, a los Franceses a su constitucin primitiva. La soberana y principal administracin del reino, deca, perteneca a la general y solemne asamblea de los tres Estados. El Rey reina, pero no gobierna. El Estado y la Repblica son todo, el Rey nada. El lanza a sus lectores a la plena soberana del pueblo.

Reunin clandestina de hugonotes (protestantes franceses)

En la Franco-Galia tuvo una repercusin enorme. Los panfletarios hugonotes no podran haberla sorprendido mejor. El sistema expuesto en este libro es la democracia tal como se vive hoy. Es que esta forma de gobierno, al dar a los agitadores un fcil acceso a los primeros cargos del Estado, les obtuvo el poder para propagar sus doctrinas; al mismo tiempo, responde mejor a las ideas de independencia que eran el fondo de la Reforma, al derecho que el Renacimiento quera conferir al hombre de dirigirse a s mismo hacia el ideal de felicidad que se le presentaba. Francia, por culpa de los hugonotes, estaba al borde del abismo. La situacin no era menos crtica para la Iglesia catlica. Acababa de perder Alemania, Escandinavia, Inglaterra y Suiza; los Pases Bajos se levantaban contra ella. La apostasa de Francia, si vena a producirse, deba causar en todo el mundo un escndalo ms pernicioso y un golpe ms profundo: sobre todo teniendo en cuenta que Espaa deba seguirla. El objetivo ms constante en todo el partido protestante, para el cual Coligny no dej de trabajar, consista en implicar a Francia en liga general con todos los estados protestantes para aplastar a Espaa, la nica gran nacin catlica que segua siendo poderosa. Habra sido la ruina completa de la civilizacin cristiana.

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Dios no lo permiti y Francia tampoco. Los Valois debilitados, vacilaban, variaban, en su poltica. La liga naci para tomar en la mano la defensa de la fe, para mantenerla en el pas y en el gobierno. Los catlicos, que formaban an la mayora de los franceses[1], quisieron tener jefes absolutamente inquebrantables en su fe. Eligieron la casa de Guise. Cualquier juicio valrico, que se haga sobre las guerras de religin, dice Boselli, es imposible no mencionar la casa de Guise, que fue, durante todo este perodo, la encarnacin misma de la religin del Estado, del culto nacional y tradicional al cual tanto los franceses permanecan unidos. La casa de Guise personific el ideal de fidelidad catlica. Los Guise se habran convertido muy probablemente en reyes de Francia si Enrique III se hubiera hecho protestante, o si Enrique IV no se hubiese hecho catlico. Dios quiso conservar a Francia su raza real, como lo haba hecho una primera vez por la misin otorgada a Juana de Arco. El heredero del trono, segn la ley slica, era Enrique de Navarra, discpulo de Coligny, protestante y jefe de los protestantes. Dios cambi su corazn. Francia recuper la paz, y Luis XIII y Luis XIV volvieron a poner a nuestro pas sobre el camino de la civilizacin catlica. Digamos mientras que este ltimo cometi esta falta, que deba tener tan graves consecuencias, la de apoyar la declaracin de 1682. Esta contena dentro de sus lneas la constitucin civil del clero, ella comenzaba la obra ms nefasta de todas, la de la secularizacin que contina en nuestros das hasta sus ltimas consecuencias.

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1] Los protestantes no eran ms que cuatrocientos mil en 1558. Esta es la cifra que da el historiador protestante Ranke. Castelnau siendo testigo bien informado va ms lejos; l afirma que los protestantes representaban el 1 % de la poblacion. Son para este puado de calvinistas que los catlicos transfieren su pas devastado durante cincuenta aos.

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Voltaire

Luis XV, que se sum a las costumbres del Renacimiento, vivi la obra de descristianizacin comenzada por la Reforma, recogida por Voltaire y los enciclopedistas precursores de Robespierre, antepasados de los que nos gobiernan actualmente. Taine lo dijo muy bien: La Reforma no es ms que un movimiento particular dentro de una revolucin que comenz antes que ella. El siglo XIV inicia la marcha, y despus, cada siglo est preocupado en preparar, en el orden de las ideas, nuevas concepciones y, en el orden prctico, nuevas instituciones. Desde este tiempo, la sociedad ya no busca su gua en la Iglesia, ni la Iglesia su imagen en la sociedad[1].

LA CONJURACION ANTICRISTIANAMons. Henry Delassus[

1] Etudes sur les Barbares et le moyen ge, p. 374-375.

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EL TEMPLO MASONICO LEVANTADO SOBRE LAS RUINAS DE LA IGLESIA CATOLICALas puertas del infierno no prevalecern contra Ella. (Mat, XVI,18) A Mara PRESERVADA DEL PECADO ORIGINAL EN PREVISIN DE LOS MRITOS DE NUESTRO SEOR JESUCRISTO Dijo Dios a la serpiente: Pondr enemistad entre ti y la Mujer, entre tu descendencia y la descendencia de Ella. Ella te aplastar tu cabeza. Y t pondrs asechanzas contra su taln. (Gnesis, III. 15). CAPITULO V LA REVOLUCIN INSTAURA EL NATURALISMO El protestantismo haba fallado; Francia despus de las guerras de religin, segua siendo catlica. Pero se haba depositado una mala levadura dentro de ella misma. Su fermentacin produjo, adems de la corrupcin de las costumbres, tres venenos de carcter intelectual: el galicanismo, el jansenismo y el filosofismo. La accin de esto sobre el organismo social trajo la Revolucin, el segundo y ms terrible asalto a la civilizacin cristiana.

El hereje y padre de la Reforma, Martn Lutero frente al emperador Carlos V en la Dieta de Worms

As como lo demostrar la conclusin de este libro, todo el movimiento impuesto a la cristiandad por el Renacimiento, la Reforma y la Revolucin es un esfuerzo satnico para arrancar al hombre del orden sobrenatural establecido por Dios al crearlo y restaurarlo por Nuestro Seor Jesucristo en la plenitud de los tiempos , con el propsito de confinarlo en el naturalismo.

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La Declaracin de los Derechos Humanos: constituye la consagracin del culto al hombre

Como todo era cristiano en la constitucin francesa, todo debera ser destruido. La Revolucin se empe concienzudamente en lograrlo. En algunos meses hizo tabla rasa del gobierno de Francia, de sus leyes y sus instituciones. Quera crear un nuevo pueblo: esta es la expresin que se encuentra, a cada pgina, bajo la pluma de los ponentes de la Convencin; mejor dicho: se proponan rehacer al hombre, as tal cual. Por ello, los Convencionales, de acuerdo con la nueva concepcin que el Renacimiento haba dado a los destinos del hombre, no pusieron lmite en su ambicin por la Francia; quisieron inocular la locura revolucionaria a los pueblos vecinos, y a todo el universo. Su ambicin era invertir el edificio social para reconstruirlo nuevamente. La Revolucin, deca Thuriot a la Asamblea legislativa, en 1792, no es solamente para Francia; tomaremos cuenta de la humanidad. Siys haba dicho antes, en 1788: Levantaremos todo un golpe a nuestra ambicin de querer servir de ejemplo a las naciones[1]. Y Barrre, en el momento en que los Estados Generales se reunan en Versalles, declar: ustedes, deben reiniciar la historia. Se ve claramente el trayecto que realiz el ideal del Renacimiento; cuanto ms la Revolucin pona de manifiesto el final de su desarrollo, tanto ms audaz se mostraba en su empresa, lo que no pudo mostrar, dos siglos antes, en la Reforma. En su nmero de abril de 1896, el peridico masnico Le Monde deca: cuando se realiza un ideal perseguido por mucho tiempo, se amplan los horizontes de un nuevo ideal que se ofrece a la actividad humana, siempre en marcha hacia un futuro mejor, se abren nuevos campos de exploracin, nuevas conquistas pendientes, nuevas esperanzas deben proseguir.[

1] Es esto el tercer Estado?

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Esto es verdadero en las vas del bien. Como dice el Salmista, el justo dispuso en su corazn los grados para elevarse hasta la perfeccin que ambiciona[2]. Esto es igualmente verdadero en la va del mal. Los hombres del Renacimiento no llevaron sus vistas al menos todos ms all que los de la Reforma. Los hombres de la Reforma fueron superados por los de la Revolucin. El Renacimiento haba desplazado el lugar donde se halla la felicidad y cambi sus condiciones; declarando que su lugar estaba en este mundo. La autoridad religiosa continuaba diciendo: Se equivocan, la felicidad est en el cielo. La Reforma rechaz la autoridad, pero mantuvo el libro de las Revelaciones divinas[3], que segua teniendo el mismo lenguaje. Los Filsofos negaron que Dios haba hablado a los hombres, y la Revolucin ser esforz en ahogar a sus testigos en sangre, con el fin de establecer libremente el culto de la naturaleza. El peridico Journal des Dbats, en uno de sus nmeros de abril de 1852, reconoca esta filiacin: Somos revolucionarios; pero somos hijos del renacimiento y de la filosofa antes de ser hijos de la revolucin.

La Toma de la Bastilla: acontecimiento smbolo de la Revolucin

Intil sera extendernos detenidamente sobre la obra emprendida por la Revolucin. El Papa Po IX la caracteriz en una frase, en su Encclica del 8 de diciembre de 1849: La Revolucin est inspirada por el mismo Satans; su objetivo es destruir por completo el edificio del cristianismo y reconstruir sobre sus ruinas el orden social del paganismo. Destruy en primer lugar el orden eclesistico. Durante mil doscientos aos y an ms, segn la expresin enrgica de Taine, el clero haba trabajado en la construccin de la sociedad como arquitecto y como constructor, en primer lugar solo, luego, casi solo; en determinado momento, se lo vio en la imposibilidad de continuar su obra, y se lo[

2] Ps. LXXXIII, 6-7. [3] Nota nuestra: se refiere a las Sagradas Escrituras, tambin conocida como la Biblia.[

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quiso poner en la imposibilidad de nunca reanudarla. Luego se suprimi la realeza, el vnculo vivo y perpetuo de la unidad nacional. Se deshizo de la nobleza, guardiana de las tradiciones y de las clases trabajadoras, que son las ms conservadoras del pasado. Luego de apartar a todos estos centinelas, se pusieron manos a la obra, mucho para destruir lo que era fcil, poco por reedificar, lo que era menos.

El Papa Po IX llam a la Revolucin: La obra de Satans

No tenemos que hacer aqu el cuadro de estas ruinas y estas construcciones. Digamos solamente que, en lo referente al edificio poltico, que el Renacimiento haba soado para la misma Roma, y que los protestantes haban ya intentado hacer en Francia substituyendo a la monarqua, y las obras que hoy realizan, son exactamente las queridas por la francmasonera. Discpulos de J. J. Rousseau, los miembros de la Convencin de 1792 pusieron como fundamento del nuevo edificio este principio: que el hombre es bueno por naturaleza; al respecto, enarbolaron la triloga masnica: libertad, igualdad, fraternidad. Libertad para todos y para todo, puesto que el hombre tiene buenos instintos; igualdad, porque, tambin siendo buenos, los hombres tienen derechos iguales en todo; fraternidad, o ruptura de todas las barreras entre individuos, familias, naciones, para unir al gnero humano abarcndolo todo en una sola Repblica Universal. En lo que toca a la religin, se organiz el culto de la naturaleza. Los humanistas del Renacimiento ya haban manifestado su deseo de hacerlo. Los protestantes no se haban atrevido a llevar la Reforma hasta all. En cambio, nuestros revolucionarios s lo intentaron.

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La reina mrtir, Mara Antonieta encarando a la chusma revolucionaria

No llegaron a este exceso en el primer intento. Comenzaron invitando al clero catlico participar en sus fiestas. Talleyrand preside el 14 de julio de 1790, la gran fiesta de la Federacin, rodeado de 40 uniformados de la guardia nacional, portando sus banderas de bandas tricolores, orquestado por 1.800 msicos, y en presencia de 25.000 diputados y 400.000 espectadores. Pero pronto no quiso ya seguir estas exposiciones ms patriticas que religiosas: no conviene, deca, que la religin aparezca en las fiestas pblicas, lo religioso debe descartarse. Descartado el culto nacional, era necesario buscar otro. Mirabeau propuso uno ms abstracto: el objeto de nuestras fiestas nacionales, dijo, debe ser solamente el culto de la libertad y el culto de la ley. Eso pareci magro para algunos. Boissy-dAnglas lament muy en alto el tiempo en que las instituciones polticas y religiosas se prestaban una mutua ayuda, donde una religin brillante se presentaba con dogmas que prometan el placer y la felicidad, adornada con todas las ceremonias que afectan los sentidos, de las ficciones ms alegres, de las ilusiones ms suaves.

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Talleyrand, el obispo apstata

Sus deseos no tardaron en ser concedidos. Una nueva religin fue fundada, teniendo sus dogmas, sus sacerdotes, su domingo, sus santos. Dios fue sustituido por el Ser supremo y la diosa Razn, el culto catlico por el culto de la naturaleza[1]. El gran objetivo perseguido por la Revolucin, deca Boissy-dAnglas, es traer al hombre a la pureza, a la simplicidad de la naturaleza. Poetas, oradores, representantes de la Convencin, no cesaban de hacer or invocaciones a la Naturaleza. Y el dictador Robespierre sealaba en estas palabras las tendencias, la voluntad de los innovadores: Todas las sectas deben confundirse ellas mismas en la religin universal de la Naturaleza.[2] Esto es lo que actualmente quiere la Alianza Israel Universal, en esto trabaja, y tiene como misin de establecer en el mundo, hacindolo, eso s, con menos precipitacin y con ms conocimientos tcnicos.

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1] En la fiesta del Ser supremo, es la Naturaleza que recibi los homenajes de Robespierre y de los representantes de la nacin. Ver A la busqueda de una religin civil, por el abad Sicard, p133144. tomamos prestado a este libro los hechos que informamos aqu. [2] Discours du 7 mai 1794.[

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Robespierre

Nada poda responder mejor a las aspiraciones de los humanistas del Renacimiento. En la fiesta del 10 de agosto de 1793, una estatua de la Naturaleza fue levantada sobre la plaza de la Bastilla, y el presidente de la Convencin, Hrault de Schelles, le envi este homenaje oficial en nombre de Francia: Soberana de los salvajes y de las naciones esclarecidas, oh Naturaleza! este pueblo inmenso, armado a los primeros rayos del da ante tu imagen, es digno de ti. Es libre, est en tu seno, est en tus fuentes consagradas, que recuper sus derechos, que se regener. Despus de haber atravesado tantos siglos de errores y de servidumbre, era necesario volver a entrar en la simplicidad de tus vas para encontrar la libertad y la igualdad. Naturaleza, recibe la expresin del compromiso eterno de los franceses por tus leyes! El acta aade: Tras finalizar esta especie de himno, solo rezado, despus de los primeros siglos del genero humano, dirigido a la Naturaleza por los representantes de una nacin y por sus legisladores, el presidente ha bebido una copa, de forma antigua, de agua que brotaba del seno de la Naturaleza: hizo libaciones en torno de la Naturaleza, bebi de la copa y la present a los representantes del pueblo Francs. Como se ve, el culto es completo: rezo, ofrenda, comunin.

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Los Estado Generales

Con el culto, las instituciones. Es por las instituciones, escriba el Ministro de Polica Duval, que se componen la opinin y la moralidad del pueblo[1]. Entre estas instituciones, la que se juzg ms necesaria para hacer olvidar al pueblo sus antiguas prcticas religiosas y hacerle aceptar las nuevas, fue la Dcada o domingo civil. Fue para esta creacin que la Republica gast ms decretos y esfuerzos. A la Dcada, se aadieron posteriormente fiestas anuales: fiestas polticas, fiestas civiles, fiestas morales. Las fiestas polticas tenan por objeto, segn Chnier, consagrar los tiempos inmortales en que las diferentes tiranas fueron aplastadas bajo la liberacin nacional, y los grandes avances de la razn, que cruzan Europa y llegan hasta los confines del mundo[2]. La fiesta republicana por excelencia era la del 21 de enero, porque se celebraba el aniversario del justo castigo del ltimo rey de los franceses. Estaba tambin la fiesta de la fundacin de la Repblica fijada el 1 vendmiaire. La gran fiesta nacional, resucitada en nuestros das, era la de la federacin o juramento, fijada el 14 de julio. Para la moral, estaba la fiesta de la juventud, la del matrimonio, la de la maternidad, la de los ancianos, y sobre todas, las de los derechos humanos. Otras fiestas fueron instituidas o celebradas, al menos decretadas o propuestas. Como coronacin, se invent todo un calendario republicano basado en la agricultura. Fue la consagracin solemne del nuevo culto, el culto de la Naturaleza. Era el resultado inevitable de las ideas que el Renacimiento haba sembrado en los espritus. La Reforma haba intentado una realizacin tmida, imperfecta; se haba limitado a envilecer el cristianismo; la Revolucin lo destruy tanto cuanto pudo, y sobre sus ruinas elev altares a la Razn y a la Voluptuosidad. Sabemos a donde condujo el naturalismo que, en el pensamiento de sus promotores, deba exaltar la dignidad del hombre. Barb-Marbois, en su informe al Consejo de Ministros, denunciaba la juventud escolar como superando todos los lmites, y hasta los que la propia naturaleza parece haber asignado a los desrdenes de la infancia. Y a la otra extremidad de la vida,[

1] Moniteur des 9, 10 et 11 pluvise, an VII. [2] Discours de 5 novembre 1793. Moniteur du 8.[

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todos los documentos del tiempo nos muestran los difuntos entregados a los impuros sepultureros, las familias acostumbrndose a considerar los restos de un esposo, de un padre, de un nio, de un hermano, de una hermana, de un amigo, como los de cualquier otro animal que muere. En 1800, el ciudadano Cambry, encargado por la Administracin Central del Sena a informar sobre el estado de las sepulturas en Pars, no crey poder publicarlo ms que en latn, tanta vergenza tena de esos crueles entierros. A menudo los cuerpos estaban donde se enterraban los perros. Todos aquellos que haban mantenido alguna honradez, se aterrorizaban del desorden de las costumbres que haban llegado a su clmax. Con la ruina de las costumbres y la abolicin del culto cristiano, se uni la bancarrota y la miseria. Tal fue el nacimiento de la llamada civilizacin moderna en su primera etapa. Por la cual somos actualmente llevados a un no mejor final. La ruina, la miseria, el desorden moral, no podan durar y siempre agravarse. El clamor popular reclamaba el restablecimiento del culto catlico. ste no haba jams cesado de ser practicado frente al menosprecio de la vida. Los sacerdotes haban permanecido en medio del pueblo, y se exponan a todos los peligros para favorecer el ejercicio clandestino del santo ministerio. En 1800, la obra de la restauracin se impona, todas las creaciones destinadas a sustituir al cristianismo haban cado en un descrdito absoluto y universal. Los Consejos generales deban unnimemente reconocerlo y declararlo[3].

Napolen

Vino Napolen. Si restableci los vnculos de la Iglesia de Francia con Po VII, lo hizo adoptando medidas por los artculos orgnicos, la institucin de la Universidad, el Cdigo civil, etc., con el fin de impedir que la civilizacin cristiana pudiera reanudar su total imperio sobre las almas y ser restaurada en las instituciones. No hizo, sino, que encausar la revolucin.

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3] Analyse des procs-verbaux des Conseils gnraux des dpartements pour lan VIII et lan IX. Bibl. Nationale.

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La Revolucin pudo, de esta manera, reanudar su curso con una suerte de regularidad que pretende mantener hasta que venga el momento propicio para la inversin completa y esta vez definitiva, como ella cree, de la civilizacin cristiana y de todo lo que se construy sobre Cristo, para establecer sobre las ruinas del orden sobrenatural, el reino del naturalismo, la deificacin del hombre.Traducido del Francs por Juan Valdivieso

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