La calidad educativa, realidad o ficción

Hugo Córdoba

La calidad en la educación actualmente se ha vuelto un tema del que todos hablan

pero pocos tienen la claridad para definir tal concepto, pues a diferencia de

evaluar un proceso de manufactura de un producto donde es suficiente que

cumpla con ciertos estándares para hablar de calidad, en el caso de la educación

al ser un fenómeno social se vuelve escurridiza cuando se quiere encasillar en

conceptos que tuvieron su génesis en el ámbito empresarial.

Los esfuerzos por definir calidad educativa no han sido pocos e incluso hay

investigaciones serias al respecto que diseccionan cada uno de los componentes

de los que se conforma el proceso educativo moderno a fin de dar con lo que se

podría considerar calidad en este rubro, una muestra de esto es lo que Inés

Aguerrondo (1999) hace al dividir la educación en dimensiones y ejes con la

intención de abordar de manera más puntual y detallada lo que implica tanto el

aprendizaje como la enseñanza dentro de un centro escolar intentando estudiar

cada tópico por separado identificando sus características y lo que de ellos

corresponde para la obtención de calidad para así obtener al final una visión

totalizadora del proceso educativo con los estándares deseados.

En este tenor, en la clase de gestión directiva del tres de marzo se abordó

el concepto de calidad educativa desde la perspectiva de la UNESCO quien la

define a partir de un conjunto de rasgos a presentarse dentro del proceso

educativo en el escuela, estos parámetros son: Equidad, eficacia, eficiencia,

relevancia, pertinencia; lo enriquecedor de este ejercicio es que se trabajó con

estos indicadores pero desde el papel que tiene cada actor implicado en el

sistema educativo, es decir que fue desde las autoridades federales, pasando por

los directores, maestros, alumnos, hasta los padres de familia y cómo es que cada

uno de estos partícipes de la educación pueden e incluso deben cubrir desde su

papel con las líneas de acción que plantea la UNESCO.

Así pues, cada miembro es responsable de la calidad educativa sin

embargo la dificultad de adaptar los procesos de enseñanza-aprendizaje a las

necesidades de la población debido a un sinnúmero de factores hace que dicha

calidad no pase de ser una utópica condición que termina en discursos

demagógicos e ideales poco factibles de alcanzar ya que si no se tiene gente

preparada para diseñar políticas educativas acorde a la realidad nacional, si no se

cuenta con una generación de líderes capaces al frente de las escuelas y sin

maestros que se preocupen por consolidar su papel dentro de la sociedad y las

aulas no se vislumbra posible alcanzar las condiciones idóneas para que florezca

una educación de calidad.