LA BESTIA (Spanish Edition) - Leer Libros...

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LABESTIA

LILYPEROZO

Copyright©2015LilyPerozoTodoslosderechosreservados.

ISBN:978-1-329-65565-2Diseñodeportadapor:TaniaGialluca

PrimeraEdición:Octubre2015Nosepermitelareproduccióntotaloparcialdeestelibro,nisu

incorporaciónaunsistemainformático,nisutransmisiónencualquierformaomedio,sinpermisopreviodelatitulardelcopyright.La

infraccióndelascondicionesdescritaspuedeconstituirundelitocontralapropiedadintelectual.

Lospersonajes,eventosysucesospresentadosenestaobrasonficticios.Cualquiersemejanzaconpersonasvivasodesaparecidasespura

coincidencia.

Dedicatoria

AGezabelCárdenas,porquegraciasatiexisteesta

historia.

ÍNDICE

CAPÍTULO1

Capítulo2

CAPÍTULO3

CAPÍTULO4

CAPÍTULO5

CAPÍTULO6

Capítulo7

CAPÍTULO8

CAPÍTULO9

CAPÍTULO10

CAPÍTULO11

CAPÍTULO12

CAPÍTULO13

CAPÍTULO14

CAPÍTULO15

CAPÍTULO16

CAPÍTULO17

CAPÍTULO18

CAPÍTULO19

CAPÍTULO20

CAPÍTULO21

CAPÍTULO22

CAPÍTULO23

CAPÍTULO24

CAPÍTULO25

CAPÍTULO26

CAPÍTULO27

CAPÍTULO28

CAPÍTULO29

CAPÍTULO30

CAPÍTULO31

CAPÍTULO32

CAPÍTULO33

CAPÍTULO34

CAPÍTULO35

CAPÍTULO36

CAPÍTULO37

CAPÍTULO38

CAPÍTULO39

CAPÍTULO40

CAPÍTULO41

CAPÍTULO42

CAPÍTULO43

CAPÍTULO44

CAPÍTULO45

CAPÍTULO46

CAPÍTULO47

CAPÍTULO48

CAPÍTULO49

CAPÍTULO50

EPÍLOGO

PlayList

CONTACTACONLAAUTORA

Agradecimientos

ADiosqueesmiguía,quienmebrindalafortalezaparaalcanzarmis

metas.

Ami familia, por el apoyo incondicional que siempre me brindan,sobretodoporcomprendermishorarios.

AJessicaFermínMurray, por habermededicado tanto tiempo, paracorregir lahistoriaypor tussabiosconsejos,estoyseguradequesin tuayuda,estofueseuncompletodesastre.¡GraciasmiJess!

AYussy Deleforge, por creer en la historia, ser mi lectora beta yenamorartedelospersonajes,tantocomoparasoñarconellos,jajaja.

A Tania Gialluca, por la maravillosa creación es esta impactanteportada.

Atodaslaschicasqueconsumaravillosotalentocreanartesyvídeosparahacernossentirlahistoriamásreal.

Realmente agradecida el Equipo de preventa, porque gracias austedesLABESTIAllegaráapersonasqueprobablementenotendríanlaoportunidad,nilosmediosparacolaborarconestetrabajo.

Graciasinfinitasaquienseaventureenestahistoria.

SolosoyunhombreconunavelaparaguiarmeEstoyresistiendoparaescapardeloqueestádentrodemí.

ImagineDragons

LABESTIA

CAPÍTULO1

Julio2014

DesdeelmismomomentoenquefuecapturadobajoelpuenteVincent

Thomas, lo habíanmantenido aislado; esperaba que alguien le dijera loque harían con él porque llevaba tres días en ese lugar, que soloperturbabasupazmentalynadieseacercabaadecirleabsolutamentenada.Lasrejasgrisesdividíansuceldade lade losdemásreclusos,por las

nochescuando todos locreíandormido,escuchabaa loshombresde lasceldascontiguasmurmurar,algunosloenaltecíanyotrossimplementeloodiaban,comopasabaconelrestodelapoblación.Noeranmásqueunaboladehipócritasquefingíanestarconsternados

porloqueélhabíahecho,comosihubiesesidolopeor,cuandoadiariohabíanmiles de niñosmuriendo de hambre, pero a la ahora de brindarayuda,todossevolvíantaninhumanoscomoloeraél.Losmás arriesgados de los reclusos se atrevían a preguntarle cuáles

habíansidolasrazonesquelollevaronacometersemejante“aberración”,así era como ellos le llamaban a su demostración de valor y fidelidad.Verdaderamente disfrutaba de las estúpidas ideas que forjaban y conningunaseacercabanaloquerealmentehabíapasado.Su mirada azul indisoluble se ancló en dos hombres vestidos de

uniforme policial que aparecieron frente a su celda, los reconocía,formaban parte del equipo que él había dejado que lo atrapara. Seguíanmanteniendoesesemblanteinmutable,laspupilasdeunodeellosestabancargadasdedespreciohaciaél,lasdelotroreflejabanmiedo.Podíajurarqueeraunnovatoyqueeralaprimeravezqueseveíafrenteafrenteconunasesino.Aunqueestuvieraenesereducidoymalolientelugar,estabasegurode

que afuera el mundo empezaba a crear leyendas urbanas sobre él, esoverdaderamentealimentabasuego.Cuandoelprecintodeseguridaddelaceldasedesactivó,selevantóde

la cama lentamente y observó cómo el policía temeroso retrocedió unpaso,mientrasqueelque loodiabaavanzódentrode la celdaal tiempoquesedescolgabalasesposasdelarnés.—Datelavuelta—exigiómostrándolealreclusoladestrezaconlaque

movíalasesposas—.Manoshaciaatrás.—Eh, eh —advirtió al sentir cómo el hombre ajustaba de manera

violentalasesposasalrededordesusmuñecas.El policía ignoró su sutil amenaza al volverlo con ímpetu, intentando

intimidarloconeso.—Asínosetrataalaspersonas—lerecordó,suvozestabaalgoronca,

talvezporeltiempoquellevabasinhablar.—Noeresunapersona,Bestia—ironizóenunmurmulloimpersonal.Benjaminsoltóunacortacarcajadaqueprovocóunmovimientoensu

manzanadeAdán.Enuna claraburlahacia el hombrequeparecía tenermásmúsculos que neuronas, dando la impresión de que el uniforme lequedabapequeño,mientrasqueelpolicíaque le temía,semantenía justoenlaentrada,noqueriendoinvadirsuespacio.Casiaempujoneselpolicíaconlasbolascargadasdevalor,losacóde

su espacio seguro y todos los reclusos de las demás celdas searremolinaron en los barrotes, creando un coro de silbidos queacompañabanalaspalabrasquelegritaban,mientraseraescoltadoporlosdoshombresdelaley.Nopreguntóadóndelollevabanporqueyalosabía,teníalacertezade

muchascosasdelasquepasaríanconélynoteníamiedo,habíadejadodetenerlo,habíadejadodepercibiralgúnsentimiento.Sus pasos eran gráciles, ni siquiera él mismo podía escucharlos,

contrarioalasbotasdelospolicías,queresonabanenelpisodeconcretopulidodeliluminadopasillo.—¡Satánico,maldito!—vociferaban algunos de los reclusos, sacando

los brazos a través de los barrotes intentando alcanzarlo, pero pormásqueestiraranlasextremidades,selesharíaimposiblealmenostocarleuncabello.—Hijo delDiablo…Bestia,Bestia,Bestia—coreaban la canción casi

apocalípticaqueyalehabíancompuesto.Nopudoevitarquesuslabiossecurvaransutilmenteenunasonrisa,laqueintentabacontener.—Anticristo… ¡Si alguno tiene oído que oiga! El que lleva en

cautividad,vaencautividad;elqueacuchillomatare,esnecesarioqueacuchillo seamuerto.Aquí está la paciencia y la fe de los santos…—legritabaunfanáticoreligiosoqueagitabaunadeterioradabiblia.Siempre eran las mismas protestas, los que lo odiaban se hacían

escuchar, mientras que los que lo glorificaban guardaban silencio,

esperandoelmomentoenqueéllescontaraunpocomásdesucrimen,yalosabían,peroqueríandetalles,siemprequeríansaberunpocomás,sobretodosuversióndeloshechos.A cada paso que daba se alejaba de las únicas personas que le habían

hechocompañíalosúltimosdías,hombresqueeranelpoloopuestodelaspersonasconlasqueestabaacostumbradoarelacionarse.Los policías iban en completo silencio, podía sentir las pesadas

respiracionesensunuca,ellosestabanatentosacadaunodesuspasos.Una puerta de seguridad en acero blanco, con una pequeña ventana

rectangularenlapartesuperiorleanunciabaqueeseeraeldestino.Elpolicíaquenolograbadisimularelmiedoqueleteníatocóelcristal,

solo pasaron contados segundos para que el sonido del precinto deseguridadlesanunciaraqueestabaabierta.Lamezcladeoloracloroyfármacosinundabaellugar;sinembargo,

ledabapropiedadalespacio.—BuenosdíasBenjamin—lo saludóunhombrepasadodekilos, con

unoslentesdeaumento,altiempoqueseponíadepiepararecibirlo.Él no le devolvió el saludo, tampoco hablaría. Solo se sentaría y

esperaríaaqueel relojdesgranara los segundos,hastaqueel tiempoeneselugarpasara.Noqueríabrindarleentretenimientoanadie.—Quítenlelasesposas—lepidióalospolicías,quieneslomiraronsin

poder disimular la alerta que les iluminaba las pupilas—. Por favor—solicitó con voz tranquila al ver el comportamiento reacio de loshombres.—Noessegurodoctor—musitóunodeellos,siendoconscientedeque

elhombrecometíaunagranimprudencia.Estabasegurodequeelreclusono necesitaba de ninguna terapia psicológica, que lo que realmentenecesitabaeralainyecciónletal.—Quítenle lasesposas—repitióyancló lamiradaenelpaciente—,y

medejanasolasconél.SéqueBenjaminnoquiereynomeharádaño,estásegurodequemiúnicaintenciónesayudarle.Al escuchar las palabras del psiquiatra,Benjamin le dedicó una larga

mirada, talvezagradeciendoelprimergestohumanoquehabíarecibidodespuésdelosucedido.A los policías no les quedómás remedio que acatar la orden, el que

tenía las llaves de las esposas se las entregó al que le temía al recluso,indicándoleconunademánqueseencargaradeliberarlo.

El agente Marks era realmente supersticioso y empezaba a creerfervientementeenlasteoríasquerondabanalcasodeLaBestia,nopudoevitardedicarleunamiradadereprocheasucompañero,aunasírecibiólasllavesyseacercóalrecluso,conlafirmeconviccióndellevaracabosulabor.Bordeóaldetenidomientrasloliberabadelasesposas,nopudoevitar

anclar la mirada en las heridas abiertas que tenía en las palmas de lasmanosyquenadie sehabíapreocupadoporcurarle, apenas se lashabíalavado.Benjaminmiróporencimadelhombroalpolicía,ejerciendounpoco

delavoluntadqueposeíaparaqueloviera,justoenelmomentoenquesumiradaazul intensase fijóen losojoscoloralmendra,elpobrehombreempezóatemblar,demostrandoquenoposeíaniunatisbodevalor.Markstragóensecoycasicondesesperoterminódequitarlasesposas,

intentando disimular delante de los demás la urgencia que lo atacó porlargarsedeeselugar.Caminóhastasucompañeroylepalmeóelhombroenunaclarainvitaciónparaquesemarcharan.—Pueden pasar en una hora—pidió el doctor y con un ademán los

invitóaretirarse.Los policías salieron del lugar, dejando a todo riesgo al doctor

Grignardconelasesinoquehabíaconmocionadoalanación,haciéndolomásespantosoporsucondicióndeartistareconocido.—Esehombremedamiedo,memirócomosiestuvieraposeídoporel

Diablo—comentóMarksconlavozvibranteanteelpánico.—¡QuéDiablo!Dejatussupersticiones,soloenunpsicópatademierda

al que se le subió la fama a la cabeza y se creyó intocable—comentóBurleigh,sinprestaratenciónalestúpidomiedodesucompañero.En el lugar no había ningún tipo de comodidad, solo un estante, una

camilla,unescritorioyunasilla,todoenmetalpintadodecolorcrema.Eldoctormirabaatentamentecómoelpacientesepaseabaporellugar,

ignorandocompletamentesupresencia.Éldebíahacersenotar,porloquecarraspeóunpardeveces,altiempoquesequitabaloslentesylosdejabasobreelescritoriometálico.—¿Cómo te sientes? —preguntó el hombre, pero una vez más no

recibiórespuestas—.Benjamin,¿porquénotomasasiento?—Loinvitóysinaguardarporsurespuestaseencaminóasentarsedetrásdelescritorio,sobrelaúnicasillaquehabíaenel lugar—.Séqueestáspasandoporun

momentodifícilperoquieroayudarte,deverdadquierohacerlo.Aunqueestáclaroquesitúnomelopermites,noconseguiremosnada.Demanerainusitadaelpacientesevolvió,mostrandoporprimeravez

interéseneldoctor.Conlentitud,comosicontaracadapasoquedaba,seacercóhastalacamilla,deespaldasalmuebleseimpulsóconlasmanosysubió.Después de varios minutos el doctor sentía que estaba avanzando, al

menoseljovenhabíaaceptadosupropuestadesentarse.Benjaminposó laspalmasdesusmanossobresus rodillasy las frotó

con parsimonia mientras miraba fijamente al hombre, quien no ledemostrabatemor,comolohacíancasitodoslosqueseleacercaban.—Tal vez la pregunta que te voy a formular ya te la habrán hecho

muchasveces.Segúnelinformequetengoaquí—indicóposandolamanoderecha sobre una carpeta cerrada—, hasta ahora no has dado ningunadeclaración, te has negado a hablar. No quiero que me veas como unaamenaza,nosoytuenemigo,nosoycomoellos—extendiólamanohacialapuerta,señalandohaciaafuera,siendocompletamenteconscientedequelos policías perdían la paciencia rápidamente y actuaban por impulso yrabia—.Nisiquiera tienesquevermecomoaundoctor,sinocomoaunamigo,comoaunconfidente.Séquenecesitasexpresaresoqueteobligasaretener.¿Puedescontarmequépasó?Prometoquecreeréen loquemedigas,solocreeréenti—aseguróconlamiradafijaenelpaciente,quiennomostrabaningúntipodeemoción.Benjaminseencontrabainmóvil,analizandosilenciosamentelamirada

del hombre, quien con la panza rozaba el escritorio. Admitía que leparecíaalgocómicoyveíaenélcuriosidad,eracomounniñoalaesperadequelecontaranelfinaldesucuentofavorito,porloquedecidióserunpococondescendienteconelhombre,enlamismamedidaenquelohabíasidoconotrosreclusosalosquelesalimentabaelmorbo.—Para que pudiese ser mi amigo debería ser incorpóreo y más

inteligente…sinembargo,saciarésucuriosidadperosolounpoco,serámuchomenosdeloqueesperasaber;elrestoexclusivamentelorevelaréenmilibro.Eralaprimeravezqueeldoctorescuchabasuvoz,muyacordeconsus

veinteaños,peroconuntoquedesarcasmoyseguridadquelointrigaba.Noselepasóporaltolaprimerapartedesucomentario,noseatrevióenesemomentoaanotarsobreesedetallequesustentaríasudiagnósticode

la condiciónmentaldeBenjamin,paranoperder la confianzaquehabíaconseguido.—¿Piensas escribir un libro narrando los hechos? —curioseó

mostrándosetotalmenteatento.—Nopienso,loharé—asegurócondeterminación.—¿Locreesnecesario?—Sí.Llegaunmomentoenquealgunosartistaslocreennecesario,con

elúnicopropósitodereinventarseeimpulsarsucarrera,asícomolohizoRicky Martin después de afrontar su homosexualidad, pretendiendojustificar ante el mundo su tendencia sexual o como lo hacen lasKardashian compartiendo cómo viven el día a día. ¿A quién mierda leinteresaba si se limpian el culo o no? Sin embargo, siempre existenpersonasquepaganporesabasura,cómonopagarporelmorbo.Elserhumanoescuriosopornaturalezayquieresaberrealmentequépasóyporquéactuédeesamanera.—Talvezllegueaserunsuperventas.Peroprimerodeberásdemostrar

tuinocenciaparapoderconseguirlalibertad.—No tengo que demostrar inocencia porque no soy inocente, cometí

esosasesinatosypunto,peroséque lograrésalirdeeste lugar;elúnicoinconvenienteserálidiarconlaspersonasdeafuera—mascullódesviandosumiradadeldoctor.—¿Tienesmiedode salir?Esode "lidiar"mepareceque esmásbien

como temoraencontrarteconelexterior—explicóalnotarunpocodetensión en el paciente, lo que le indicaba que de cierta manera eratorturadoporlaconciencia.—Ciertamente tengo temor, hay personas sin escrúpulos que nunca

entenderánmi proceder y no dudarán en hacermedaño. Permití quemecapturaranporqueséqueaquípodréestarasalvoporeltiemponecesario.Porelmomento,afueratodosmeodian.Suvozyanoeratanvacía,enesemomentoevidenciabaeltemorquelo

atormentaba,esazozobradesaberquehabíaconmocionadoalmundoconloquehabíahechoyquesinduda,podíapagarlasconsecuencias.—Es normal que sientas temor y también es normal que la gente te

tengamiedoorabia,afueranosoloteodian,tambiéntetemen.Séquenoesprofesionalcontartesobreciertascosas,perorecuerdaqueestoyaquícomotuamigo…—lemostróunasincerasonrisa,losuficienteparaqueelpacientesellenaradeconfianza.

—Ustedseempeñaenquerersermiamigo,peroyalehedichoquenotengo,esosnoexisten.Laverdaderaamistadnoexiste,todosseacercanaunocuandonecesitan,mientraspuedasbrindarlesduraráelafecto,peroeldíaqueyanopuedasofrecerlesnada,esedíaelamigoseva,desaparecepoco a poco. Usted dice ser mi amigo porque necesita mi testimonio,apenascierreestecasoseolvidarádemiexistencia.Por supuesto,no loculpopor ello, yo también lohice,meolvidédemuchaspersonas a lasquelesofrecíamistadsimplementeporqueenalgúnmomentoteníanalgoquedarmeacambio.—Tuspalabras tienenmuchacoherencia;entonces,¿podríasayudarme

acerrarestecaso?—Seaclarólagargantaaltiempoqueseacomodabaenlasilla,adhiriéndosecompletamentealespaldar—.¿Podríascontarmeunpocosobrequétellevóacometeresecrimen?—Nada me llevó a hacerlo, lo hice porque debía… tal vez porque

quería.Seguramentenoleagradeloquevaaescuchar—advirtióconunamuecadesonrisatraviesabailandoensuslabios.—Tranquilo,estoyacostumbradoaescucharcosasterribles,helidiado

conmuchospacientes.—PeronuncaconLaBestia—confesóseriamente.El doctor se quedó observando al paciente Benjamin Sutherland, del

famosoactorquedabamuypoco.Elcabelloque llevabaa laalturade lanuca y que era unode los principales atractivos para lasmujeres, habíadesaparecido, se lo raparon y las ropas demarcas extravagantes habíansidocambiadasporeluniformedelaprisión.—Entonces,¿puedesponermeaprueba?—pidiócruzándosedebrazos.—¿Pordóndequierequeempiece?¿Desdeelmomentoenquelleguéa

lacasaodesdelaprimerapuñalada?—propusoenuncompletoestadodetranquilidad,demostrandoquenoleincomodabahablardeltema—.Nosépor dónde hacerlo. De usted depende lo que le pueda contar, no quieroaburrirlo.—No,aúnnoquierosaberdeeso…¿Porquénomecuentasunpocode

Iblis?Esasícomosellama,¿cierto?—Eldoctornoqueríapresionarloaque le contara sobre el asesinato, prefería demanera sutil encontrar lasrespuestasquelapolicíanecesitaba.—Sí,puedellamarlodeesamanerasilodesea,daigual—Benjaminse

impulsóhaciaatráspegandolaespaldacontralapared.—No sabemos nada de él, pero sí que hiciste la llamada, según los

registrostelefónicosylasgrabaciones…Loquenomeexplicoes,¿cómoesqueesenúmeronuncahaexistido?¿Puedesexplicarmealgosobreeso?—solicitótratandodenollevaralreclusoalosextremos.—Si está pretendiendo que le diga dónde puede encontrarlo estámuy

equivocado,nopodránhacerlo,notieneunlugarespecífico—asegurósinapartarlamiradadelpsiquiatra.—¿Quién es? Quiero saber qué relación tiene contigo, solo eso—el

hombre frunció el ceño ligeramente al ver cómo Benjamin sonreíairónicamente,dejandoclaroqueseestababurlandodesusinquietudes.—Todosquierensaberlo—aseguróampliandounpocomáslasonrisa,

siendohastaciertopuntosatírico.—¿Quiénesquierensaberlo?—Doctor,nomegustajugaraestastonterías.Sabeperfectamentequela

policíay losmediosestánenunaencarnizadacaceríaparaveracuáldelosdoslellegaprimerolainformación.—Solo pretendo ayudarte, antes de que te toque el interrogatorio con

algúnpolicíamalhumorado,loquemenosquieroesquetelastimen.¿Porquénomecuentasunpoco?Notienesquedecirmedóndeseesconde,sinoquérelacióntienesconél.—No le tengomiedo a ningún policía en el que he despertado odio,

media nación lo hace, quémás da; sin embargo, le contaré un poco deIblis—liberóunlargosuspirocomosiseprepararparahablar—.Estansolounamigoqueconocíhacepocomásdedosañosymeenseñóciertascosas.EldoctorGrignardnoquisodetenersea recordarlequeunosminutos

atráslehabíadichoquenocreíaenlaamistad.—¿Dónde lo conociste? ¿Es norteamericano? —preguntó, aún sin

atreverse a anotar ningún dato en su libreta, porque no quería que elpacienteseretrajerayperderlopocoquehabíaavanzado.—LoconocíenelavióncuandomevineaAmérica,fuemicompañero

deasiento,enlashorasqueduróelvuelohablamosdemuchascosas.Esunhombreiraquí,muysabio—confesóyalinstantepudopercibirloqueeldoctorpensaba,porlamaneraencómolomiró—.Yno,noesningúnterrorista. No sé qué mierda le pasa a los gringos, se nombra algunanacionalidad del Medio Oriente en su presencia y de inmediato se lesenciendentodaslasalarmasdeterrorismoquellevandesdeel2001.—¿Por qué te viniste a América? —preguntó, queriendo obviar el

comentario de su paciente, acerca de un tema que iba ligado a lasensibilidad del mundo y no era ético ponerse a discutir con Benjaminsobreeso.—Meescapédelacasademipadre,yanoqueríaseguirviviendoenun

lugardondeeralaovejanegradelafamilia,soloporserproductodeundesliz delAsesorEspecial deRelacionesExteriores de laONUconunaactriznorteamericana,amimadrastaledivertíahumillarme.Peromásalládeeso,estabamianhelodeseractor.Grignard pudo notar que desde niño Benjamin arrastraba el velo del

resentimiento,desdeelmismomomentoenquelosepararondesumadreyloobligaronavivirenelsenodeunafamiliaquelodespreciaba.—Entonces,loqueseheredanosehurta—lesonrióconfranquezaen

unintentoporganarlatotalconfianzadelpaciente.ElrostrodeBenjaminadoptólanaturalidaddeunaestatua,porloqueprefiriódesviarseunavezmás hacia sus intenciones—. Cuéntame un poco más de tu amigo,¿acordaron seguir viéndose cuando llegaron a América o solo seencontraronporcasualidad?—Cuando llegué, en el aeropuertome di cuenta de quemi padreme

habíabloqueadolastarjetas,noteníaunsolocentavo,nisiquierateníaladireccióndedondevivíamimadre,estabaperdido—sonrióevidenciandounpocodeamargura—.Habíallegadoaunpaísquenoconocíaysinuncentavoenelbolsillo,peroIblismeofrecióayuda.Medijoquetampocotenía mucho dinero pero que había alquilado un lotf, que si no meimportabadormirenunsofá,podríaquedarmeconélmientrasencontrabaamimadre.Definitivamentenoteníaotraopción.—¿Cuánto tiempo conviviste con Iblis? —Grignard quería llegar al

fondo del asunto porque su intuición le gritaba que los dantescosasesinatos cometidos por Benjamin, habían sido bajo la influencia delhastaahoradesconocido,Iblis.—Un pocomás de dosmesesme llevó encontrar la dirección demi

madre.—¿Qué pasó durante todo ese tiempo? ¿Cómo hiciste para subsistir?

¿Quétedijoellacuandotevio?¿SiguetuamistadconIblis?—Creoquehahechomuchaspreguntasporeldíadehoy;sinembargo,

antes de que termine mi tiempo aquí, se las responderé. El tiempo queconviví con Iblis fue muy beneficioso para mí, él domina todos losidiomasdelmundo,hastalaslenguasmuertas,conéllogréaprendertrece

idiomas…—¿Trece idiomas en dos meses? Eso es técnicamente imposible —

aseguró algo aturdido, creyendo que su paciente estaba jugando con él.Recibióporrespuestaunamiradapenetrante—.EntoncessifueIblisquiente enseñó latín, ¿fuiste tú quien hizo las anotaciones que estaban en lalibretaquelapolicíaencontróentuhabitación?—Enrealidadestánalgoconfundidos.Sélatín,peroesosescritosestán

enarameoysumerio—manifestócontotaltranquilidad.—¿Cómo has aprendido estas lenguas muertas en solo dos meses?

¿Puedoanotarlosnombres?—preguntóconprecaución.Benjamin le hizo un ademán invitándolo a que anotara lo que había

solicitado.—El latín y el arameo no son lenguas muertas doctor… —hablaba

cuandoelespecialistaintervino.—Pero el sumerio sí…Tal vez envíen tus escritos alVaticano…¿De

quétratan?—eldoctorlepermitióasucuriosidadhacerlapregunta.—Esoloexplicaréenmilibro,esperoqueenelVaticanotengansuerte

y logren descifrarlos… ¿Tiene algún cigarrillo?—preguntó demaneracasual,evidenciandoquenoledabaimportanciaaloquehicieranconsusescritos.—Notengo—dijoajustándoseconeldedoíndicesobreel tabiquelos

lentes. Percibió el gesto de decepción en el rostro del paciente—. Losiento,paralapróximacitatetraeréunacajetilla.—Seloagradeceré—lavozdeBenjamineracalmadaysegura,como

ladecualquierhombreconversandoconunconocido.—¿Quéotracosateenseñótuamigo?—Historia,peronolaqueyaconocen.Aprendícosasquealserhumano

noleconvendríadescubrirporquesedesataríalaterceraguerramundialentrelasreligiones;tambiénaprendíunpocodelfuturo,consolomirarloalosojosséqueaustednolequedamuchotiempodevida.El doctor cruzó las piernas y tragó en seco, echándose un poco para

atrásenlasilla,enunimpulsonaturalporprotegerse,asumiendoquesupacienteloestabaamenazando.—No debe tenermemiedo, no voy a hacerle daño…Tal vez no debí

decírselo, pero sonmuypocas las personasque corren con la suerte desaber en qué momento dejarán de existir. De ahora en adelante, ustedpodrádisfrutarcadadía,vivirloconmásintensidad—leaconsejó,viendo

elpánicoque invadía losojosdelpsiquiatra—.Noesamíaquiendebetemer, debe hacerlo de sus superiores que piensan trasladarlo… Ustedrealmenteesunhombreamable.—Gracias —susurró, como si agradecerle le ayudara a manejar la

angustia que se había instalado en él, no se consideraba un hombretotalmentecreyentedelaspalabrasdesuspacientes,perohabíaalgoenlaseguridad que mostraba Benjamin que muy en el fondo lo invitaba acreerle—.Benjamin,¿aúneresamigodeIblis?—Aúnsomosamigos—dijosonriendodemanerafresca—.Denoser

así,nolohubiesellamadoparainformarleloquehabíahecho,¿nocree?—inquirió y el doctor asintió en silencio, dándole la razón. Benjaminelevólamiradaalreloj—.Yasehacumplidolahora.—Tienes razón,noquieropresionarte,esperoqueelpróximoviernes

puedasseguircontándome—pidióquitándoseloslentesyponiéndosedepie.—Claroque loharé,peronoespereque lecuenteabsolutamente todo

—dijo poniéndose de pie lentamente,mostrándose sereno y distinguido,tendiéndolelamanoalhombre.El doctor miró fijamente la mano del paciente figurando un gesto

amable,aunqueenéllatíaeltemor.—No debe temerme, no le haré daño… pero si quiere que le siga

contandomihistoria,meofrecerá respetoyconfidencialidad,nosoyunreclusomás.—No…no,claroquenoeresunreclusomás,almenosyonoteveode

esamanera, solo que puedo lastimarte—dijo anclando lamirada en lasheridasdelamanoqueaúnnocicatrizaban.—Nunca han dolido, ni siquiera cuando me las hice —contestó

tranquilamente,demostrandoqueverdaderamentenosentíaningúntipodemolestia,aunquelasheridasfuesenconsiderables.Elpsiquiatracorrespondióalsaludo,estrechandoconcuidadolamano

deBenjamin,sintiéndolafríayaunquelehabíaaseguradoquenoledolíanlaslaceraciones,lecostabacreerlo.En ese momento los policías irrumpieron en el lugar, mostrándose

alarmadosanteelcontactoentreeldoctoryelpaciente,peroGrignardlesdedicóunamirada tranquilizadora,provocandoconesoque lasdefensasdeloshombresdelaleymenguaran.Benjaminsoltóelagarrequelouníaaldoctorysindesviarlelamirada,

llevósusmanoshaciaatrásparaqueloesposaran.Uno de los policías lo hizo casi inmediatamente y con poco cuidado,

provocandoqueunade lasheridasvolvieraasangrar,peroBenjaminnisiquieraparpadeó.El viaje hasta la celda que le habían asignado fue amenizado por los

gritosdelosdemásreos;noobstante,élnobajabalacabeza,siempreibaconlafrenteenaltoysumiradatotalmenteimpasible.

Capítulo2

El espejo reflejaba su imagen,mostrándola radiante en ese hermoso

vestido rosado que su madre había mandado a diseñar exclusivamenteparaesedíatanimportante,sucabellorubiocomoeltrigoseencontrabarecogido en un elaborado peinado, dejando al descubierto su largo yníveo cuello mientras se sonreía a sí misma, sin poder controlar esafelicidad, no tenía dudas, era el mejor día de su vida y el corazón lebrincabacargadodedicha.—Mihermosaprincesa,miranadamáscómotebrillanesosojitos—le

dijo sumadre, quien estaba parada justo detrás de ella,maravillada conesosojosverdescomolasesmeraldas.—Estoymuy nerviosamamá—soltó un suspiro intentando buscar un

pocodecalma—.¿CreesqueaJeremyleguste?—CreoqueJeremytepediráestanochequeseassunovia—sonriócon

complicidadalvercómosuniñasesonrojaba,apenaspodíacreerqueyaeracasiunamujer.El tiempopasabamuydeprisa,parecíaquetansolohabíatranscurrido

undíadesdeesemomentoenquelavioenlacunadelcentrodeadopción,nolahabíallevadoensuvientre,perolaadorabacomosifuesesangredesusangre,ellazoentrelasalmaseramáspoderosoquecualquiercosa.—¡Mamá! —se llevó las manos a las mejillas para controlar sus

nervios.Jeremyhabíasidoelchicoquesiemprelehabíagustadoyllevabamás

detresañosperdidamenteenamorada,eltiempoquehacíadesdequeélysumadresehabíanmudadoalladodesucasa.Secretamenteloamabayélparecía que ni siquiera se percataba de su existencia, ni siquiera porquecompartíanlamismasecundariayelmismoautobúsescolar.

Cuandoyaempezabaadesilusionarsedeéleintentabaarrancárselodelpecho,lasorprendióalinvitarlaalbailedefindegrado.Él era el joven apuesto que todas querían, era el que hacía suspirar a

mediapreparatoria,rubiocomoelsol,conunosojoscelestessoñadores.Noeraeltípicodeportistapresumido,nolehacíafaltaporquelesobrababellezaysensibilidad.CadavezquedecaíaporqueJeremynoseleacercaba,sumadreClaire

laalentabaaldecirlequeél lamirabamásde loquedeberíahacerlounchico que no le prestaba atención, quemuchas veces desde la cocina lohabíapilladomirándola,élparadoenlaventanadesuhabitaciónmientrasellajugabaeneljardínconAndrómeda,sufielperritamaltés.Claireeralamadrequetodosanhelabantener,noerasumadrenaturaly

losabía;noobstante,esonoleimportabaporquenuncalefaltóafecto,niprotección.SupadreadoptivoHector,eraesehombrequesiemprecuidabadeella,

nosololeleíacuentosdehadasantesdedormir,sinoquetambiénmirabadebajodelacama,paraasegurarsedequeningúnsermalignohabitaraeneselugar.Cuandodespertabaenmediodeesashorrorosaspesadillas,enlaqueun

hombre sin rostro la perseguía, sus padres aceptaban que durmiera enmediodellechomatrimonial.LosAdamsnosolo leshabíandadosuapellidoa tresniñosa losque

sus padres biológicos habían abandonado, sino que también les habíanofrecidotodoelamorquepodíandar.Robert,eraelmayordelostres,condiecinueveaños,aúnvivíabajoel

techoquehabíasidosuhogardesdequeteníatresaños.Candicereciéncumplíalosdiecisiete,peroaúnteníalainocenciadeuna

niñadediez,nisiquierahabíasentidosobresuslabioslosdeotrohombrequeno fuesen losdesupadre; sinembargo,yahabíaexperimentado lasemociones que el enamoramiento provocaba en su delgado cuerpo.FantaseabaconpodersentirlascariciasylosbesosdeJeremy,incontablesveces había practicado frente al espejo con ella misma, ese primer yanheladocontacto.Lizzy con catorce años era la menor de los tres y en cuestiones del

amor semostrabamenos entusiasta queCandice.Toda su atención se larobaban los deportes, especialmente el Voleibol, no le daba miedoenfrentarseaRobertqueeramuchomásaltoyfornido,dignocapitánel

equipodebaloncestodelauniversidad.Lizzynomostrabainteréspornadafemenino;sinembargo,subelleza

no pasaba desapercibida para el género masculino, aunque siemprevistiera camisetas anchas y jeans, su cabello rubio hacía resaltar susimpresionantesojosgrises.—Tevoyaprestarmicadena—dijoClairequitándoseelcordóndeoro

conelescapulariodelavirgenMaríaquehabíaheredadodesumadre.—Mamá, no es necesario, es muy importante para ti —se volvió de

frenteaClaire.—Túeresmásimportanteparamí,estoyseguradequeestanochevasa

necesitarla,tellenarádevalor.—Si no voy a la guerra, solo iré al baile de fin de grado—sonrió

convencida de que su madre estaba más feliz que ella por el logroobtenido.—Conelchicoquetegusta—leabrochólacadenasinprestaratención

a la negaciónde suhija—.Eso sí, nopermitas quevayamás allá deunbeso,todavíano.—Mamá,nisiquierapuedoestarseguradequeJeremyvayaabesarme,

creo que solo me invitó al baile porque no tenía más opciones. No leparezco lo suficientemente atractiva,Robert tienemáspechosqueyo—echó un vistazo a sus senos, consciente de que su hermano tenía lospectoralesmejorformadosquelosdeella.—Nodigaseso,ereshermosa.Ytussenosestánacordesatuedad,por

experienciaséqueJeremynosehabíaacercadoantesporfaltadevalor;aunque no lo creas, a los hombres también les cuesta expresar sussentimientos,sinopregúntaseloatupapá.Candiceleregalabaunasonrisaasumadre,peroselecongelóenlos

labiosjustoenelinstanteenqueescuchóeltimbre.—¡Ya llegó! ¡Ya llegó! —aseguró más nerviosa que emocionada,

caminando hacia la puerta con el corazón brincándole de maneradescontroladaenelpecho.—Esperacariño,noolvideselCorsage—ladetuvoClaire, agarrando

de la peinadora undelicado adorno floral de lirios rosados y gardeniasblancas, atadosporunacintade sedablanca, laqueanudóen lamuñecaizquierdadesuhija.Repentinamente y de manera casi abrupta, se abrió la puerta de la

habitación.

—AcabadellegarJeremy—avisóLizzy—.EsmejorquesedenprisaporquepapáyRobertyaloestánamenazando.—Lizzycorre,evitaqueloespanten—suplicócasidesesperadaCandice

ylachicaconlaagilidadqueposeíasaliócorriendo.—Amor,manténlacalma,yobajaréparacontrolaraesepardecelosos,

bajacuandosientasqueestéspreparada—dijoavanzandohacialapuerta.—Graciasmamita,enunpardeminutosbajo,noquieroquepienseque

estoy desesperada—le regaló una sonrisa nerviosa. Ciertamente estabaemocionadísima, pero quería mostrarse tranquila frente a Jeremy. Noqueríaarruinarlaúnicaoportunidadquehabíaconseguido.Unavezsolaenlahabitación,sellevólasmanosalpechoytomóentre

sus dedos la medalla de la virgen María, poniendo toda su fe en esemomento.—Por favor, ayúdame… que Jeremy me bese, regálame una

oportunidad con el chico de mis sueños, prometo que lo valoraré y loamaréporelrestodemivida—suplicóconlosojoscerrados,nosoloalavirgen,sinotambiénasuabuela.Dejó libre un suspiro y volvió a ponerla sobre su pecho, se armó de

valor y con decisión salió de su habitación, aunque con el corazónlatiendotanfuertequepresionabasugarganta,comosiintentaraahogarla.Desde lo alto de las escaleras lo vio, no podía creer que estaba

esperandoporella,nuncalohabíavistotanelegante,usandounsmokingquelohacíalucirmayor.Estaba tan nerviosa que no sabía si le estaba sonriendo más de lo

normalyconcadapasoquedaba,seacercabamásaesosojosazules,losqueparecíanuncielodespejado.—Ho…hola—saludóunavezquesedetuvoanteél.—Hola, tengo algo para ti —le mostró un hermoso ramo de dalias

blancasyrosadas.—Gracias, están hermosas —bajó la mirada a las flores, intentado

ocultarlaemociónqueestabaapuntodehacerledesbordarlaslágrimas.Presentíaqueesanocheibaaserrealmenteespecialysemoríaporsabersiélestabatannerviosocomoellaosolointentabaseramable.—RecuerdaloquetedijeJeremy,dosdelamañana.Niunminutomás

—intervino Hector, intentando disfrazar el tono amenazador tras unaafablesonrisa—.Candiceesunodemismayorestesoros.—Yalosabemosamor—Claireseacercóhastasuhija—.Laspondré

enagua,esmejorquesevayanoselesharátarde—aconsejó,recibiendoelramodedalias.—Aquí tienes las llaves del auto Jeremy, conduce con cuidado —

aconsejóRobert, quien antes se las había quitado y no se las entregaríahastaqueledemostraraqueposeíaelpermisoaldíaparaconducir.—Esoharé—LasrecibióydesviólamiradahaciaelpadredeCandice

—.Nosepreocupeseñor,prometoquenadamalolepasaráasuhija.ClaireseacercóhastaCandiceylediounbesoenlamejilla.—Ve con cuidado e intenta hablar un poco —le susurró al oído,

ofreciéndoletodosuapoyo.—Intentaréhacerlo,mamá.Jeremy leofrecióelbrazoenungesto totalmentecaballeroso, ella se

aferróaél, temiendoquesedieracuentadequeestabatemblando.Nolopodíacreer,nocabíaensídelafelicidad,erasuprimeracitaconelchicodesussueños.FrenteasucasaestabaestacionadounPorschegris,noconocíamucho

de autos pero seguramente ése era del año, pensó que tal vez era delvecinodelfrente,quenoperdíalaoportunidaddedemostrarleatodosloshabitantes del barrio sus excentricidades; sin embargo, su asombro fuemayor al ver que Jeremy la guiaba hacia esa joya automovilística y leabríalapuerta.—¿Es tuyo? —hizo la estúpida pregunta al sentirse completamente

anonadada.—Sí,esunregaloculposoquemeacabadehacermipadre,nopodrá

estarenelactodegradoyme loobsequió.Essumanerade felicitarmepor el logro y al mismo tiempo de pedir disculpas por la ausencia—confesóayudándolaasubir.—Losiento—queríaserunpocomásexpresivaperosusnerviosyla

sorpresanoselopermitían,elautoaúnllevabaelaromaacuero,elquesemezclabaconelamaderadoycítricodelperfumequeusabaJeremy.—Nolosientas—pidiónegandoconlacabeza,bordeóelautoysubió

enelasientodelconductor—.Yaestoyacostumbradoalamaneraenquemi padre lava sus culpas. Permíteme—solicitó al ver que ella batallabaconelcinturóndeseguridad.—Gracias —Le entregó el cinto, sin poder evitar que sus dedos se

rozaran por primera vez, era un contacto íntimo entre ellos, tontamentealejó susmanos, en un gesto ligeramente brusco—. Lo siento—sonrió

paradisculparse,noqueríaqueélpensaraqueloestabarechazando.—No debes disculparte —volvió a decirle mientras se ajustaba su

cinturón.—Estábien,no loharé…—semordióel labio inferior sin saberqué

másdeciryrecordóelconsejodesumadrequenodebíaquedarsecallada—.Mehablabasdetupadre…Nosémuchodeél,nuncalohevisto.Esmiculpa,siempreestoyencerradaenmihabitación.—Nunca lo has visto porque nunca ha venido a casa—dijo con total

normalidad. En ese momento el techo del Porsche Spyder cubría laintemperie, brindándole un poco más de privacidad y puso el auto enmarcha—. Después de que mis padres se divorciaran y mi madre sequedaraconmicustodia,soloveoamipadrecuandoviajoaAlemania,enlasvacaciones.—Lo…—una vez más iba a decir que lo sentía, pero se detuvo al

recordar que él le había pedido que no lo hiciera—. ¿Es cierto lo quedicenenlaescuela?—Son tantas cosas que hablan sobre mí en la escuela, puedes

preguntarme directamente —le regaló una sonrisa sesgada, mientrasmanteníalamiradaenelcamino.—Detupapáyelfútbol,¿osoloesunacoincidenciadelapellido?—Esciertolodemipapáyelfútbol.Esunodelosmayoressociosdel

Ingolstadt,esporesoquenotienetiempoparaunhijoqueodiaeldeporteyqueesvegetariano.—¿Eres vegetariano? —preguntó sonriente y volviéndose un poco

hacia él, sintiéndose totalmente sorprendida pero almismo tiempo felizpor saber un poco más del chico que amaba; sin darse cuenta estaballenándosedeconfianza.—Sí,estoyencontradelamatanzadelosanimales—asegurósinsentir

vergüenzadesuideología.Candice sequedómirándolo,observandoensilencioeseperfil, como

tantasveceshabíahecho.ErapocoloqueconocíadeJeremy,peroestabaseguradequeeraunchicodealmanobleyesoaumentabalaintensidaddesussentimientos.—Aunque no soy cien por ciento vegetariana, no puedo ver cómo

maltratan a los animales, odio cada vez que comparten en las redessocialeslasinjusticasyloverdaderamentebestialquepuedellegaraserlahumanidadencontradeseresquenopuedendefenderseyquesoloactúan

porinstinto—sesintióunpocoestúpidaantesucomentario,peroeraesoo seguir con la boca cerrada y perder de golpe la poca confianza quehabíaadquirido.—Por algo el ser humano es elmás peligroso del planeta—confesó

desviando la mirada del camino y fijándola en ella, le regaló una sutilsonrisaqueparecíaserunreflejodenerviosismo—.Peronohablemosdecosasdesagradables…cuéntameunpocodeti,detufamilia.—Nada de lo que pueda contarte sobre mí puede ser interesante —

confesóbajandolamiradaalpequeñoadornodefloresqueestabaatadoasumuñeca.—Meinteresasaberdeti,aunqueseaunpoco—confesóenvozbajay

algoronca,comosilehubiesecostadodemasiadohaceresapetición.A Candice el corazón se le disparó en latidos y las mejillas se le

arrebolaron.NopodíacreerqueJeremyquisierasabersobreella,¿quélediría?Noibaadecirlequeestabaestúpidamenteenamoradadeéldesdeelinstanteenque loviobajardel autode sumadre, eldíaque semudóalladodesucasa.—Me gustan los días soleados,mi sueño es vivir en una isla, nome

preguntes porqué, porque no sé la respuesta —se atrevió a sonreírtontamente—. Me gustan los caramelos de canela, siempre tengo quellevaralgunosenmibolso.—Lo he notado —pensó en voz alta, arrepintiéndose en el instante.

Estaba segurodeque lohabía escuchadoy sehabía enteradode lapeormanera de que conocía todo ella, hasta sus extrañas adicciones—.¿Quieres escucharunpocodemúsica?—preguntó liberandounade susmanosdelvolanteyestirándolahastalapantalladelreproductordesonido—enunintentoporsalirdelestúpidodeslizquehabíacometido.—Sí—murmuróconungrannudodeemociónhaciendoestragosensu

garganta, al confirmar que no le era indiferente a Jeremy. Sentía tantaansiedad quemoría por buscar uno de los caramelos que llevaba en elpequeño bolso demano, en el que también llevaba algunosmaquillajespararetocarseamitaddelanoche.Noencontrabanadamásquedecirporquelafelicidadlaenmudecía.—¿Algún tema en especial? —preguntó Jeremy con la mirada azul

cieloenlapantallailuminada.—No, ninguno. Me gusta casi todo tipo de música —balbuceó

retorciendoelpequeñobolsoentrelasmanos.

—Entoncespondrélaradio.—Estábien—sonrió,peroeramuydifícilhacerlomientraselcorazón

lebrincabaenlagarganta.Jeremyteníaelpoderparabloquearla.Losacordesdeunaguitarrainundaronelreducidoambientedentrodel

auto de tan solo dos puestos, opacando el ronroneo del motor quezumbabaensusoídos.—And I want you in my life —Candice canturreó bajito una de sus

canciones favoritas, sin ser consciente de la letra, solo dejándose llevarpor la fascinaciónyrecordandounode losconsejosdesumadreque ledecíaquecantaraminorabalosnervios—.AndIneedyouinmylife.Youcan't see me, no. Like I see you… —De manera abrupta se detuvo alrecordarquetodaslasvecesquehabíacantadoesetema,mentalmenteselahabía dedicado a Jeremy, porque estaba segura de que para él eraindiferenteyquenuncasedaríacuentadeloquesentía.—Tienesunavozmuylinda—dijoél,desviandolamiradadelcamino.—Gracias…esquemegustanmuchotodaslascancionesdeThePretty

Reckless,notienequeserningunaenespecífico,nisiquierahayunaconlaquemesientaidentificada…—Intentójustificarse,peroéllesonreíaysupo que más que aclarar la situación la estaba oscureciendo. En esemomento como un soplo inesperado le llegó un atisbo de valentía y lepreguntóaquemarropa—:¿Porquémeinvitastealbaile?Jeremy regresó la mirada al camino y guardó silencio, dejándola en

unafieraluchaconsusmásaterradoresdemonios,esosquesellevabanlaautoestimaalquintoinfierno.—TuvequellenarmedevaloryhacerloantesdequelohicieraBrian—

respondióalfin,sinapartarlamiradadelacarretera.—¿Alguien te lo pidió? —cuestionó sin poder creer que Brian, el

capitándelequipodefútbolamericanodelapreparatoriapensabainvitarlaalbailedefindegrado,definitivamenteJeremyseestababurlandodeellayyanoleparecíatannoblecomominutosatrás.Brianerael jovenalque laschicas lebesaban lospiesyno ledecían

queno,aunquetuvieraesanoviaqueparecíaunaBarbie.—Sí,melopedíyomismo,meloexigí—aseguróanclandolamirada

enella,soltólamanodelapalancadecambiosyselaofreció.Candice desvió la mirada a la mano de Jeremy extendida ante ella,

estaba segura quedebía corresponderle, pero sentía ungranvacío en elestómagoquenoselopermitía,lamanteníainmóvil.Queríasacudirsela

estupidez,buscóvaloralmorderseellabioinferioryporprimeravezsumanoseposósobreladeJeremy,elhuecoensuestómagoseagrandóalsentireltibiotoque,sintiómarearsecuandoélentrelazósusdedosalosdeella y se llevó el agarre a los labios; atentando contra la cordura deCandice,lebesóeldorso.Ellacerrólosojos,sintiendoloslabiostibiosposarsesuavementesobre

supielfría.Casi,casiliberóunsuspirodepuroplacermientraselcorazónleibaareventarelpecho.—¿Porquénuncamehabíashablado?Estudiamos juntos,viajamosen

el mismo autobús todos los días, vives al lado de mi casa—reprochósintiendoquehabíaperdidomuchotiempo.—Creoquemepasaba lomismoquea ti, noestaba segurode loque

sentíasynoqueríaarriesgarme.—¿Yquésientespormí?—¿Qué sientes tú por mí? —preguntó él soltándole con sutileza la

mano,porqueacababandellegarydebíamostrarsuinvitaciónalporteroparaquelodejaranaccederalestacionamiento.Candice guardó silencio, observando cómo él agarraba la invitación

queestabaeneltableroyconlaotramanobajabalaventanilla.Elhombredeseguridadlarevisóylesconcedióelpaso,habíanmuchas

personas estacionando los autos y preparándose para dirigirse al salóndondeserealizaríalafiesta.—Creo que me gustas —confesó cuando el motor del auto dejó de

vibrarytodoquedócasioscuro.—¿No estás segura si te gusto?—preguntó volviéndose ligeramente

hacia ella, al tiempo que le desabrochaba el cinturón de seguridad—.Porque yo estoy seguro desde hace mucho, he soñado contigo muchasveces.Candice quiso decirle que tal vez también había soñado con él, que

seguramenteeraélesehombresinrostroquelaperseguíaensueños.Perorecordóqueeseextrañoser,habíaestadoensuvidamuchoantesdequeJeremy apareciera y suponía que soñar con el chico que le gustaba nodebíadarlemiedo.—Sí, estoy segura… desde hacemucho también—suspiró intentando

encontrarcalmayviviresemomentodemaneranormal.Jeremyseacercó,acortandoelespacioentre losdos,dificultandoque

ella pudiese respirar, robándole el oxígeno con solo mirarla; el tan

anhelado beso llegó mucho antes de lo esperado, los labios de Jeremyeranmássuavesqueelespejo,másesponjososysemovíansobrelosdeellaconextremalentitud,unbesotrasotro,comounagotaconstantequedespertaba todas las terminaciones nerviosas de su cuerpo y sentíacosquillasdondenuncaanteshabíasentido,provocandoquesesonrojarafuriosamente.El claxondeunauto evitóqueelbeso fuesemás íntimo,nodejóque

pasara más allá de maravillosos toques de labios, pero tenían toda lanocheparapoderbesarsealmenosunavezmás.

CAPÍTULO3

—Papi, papi —dos niños gritaban exaltados ante la llegada de su

padre, que aunque estuviese cansado de un agotador día de trabajo, seinclinóanteellosparaabrazarlosycubrirlosdebesos.—Niños,dejenasupadre.Esperenalmenosaquesequiteloszapatos

—pidió Lena, apareciendo bajo el umbral de la cocina mientras selimpiabalasmanosconeldelantal.Lamujerdecabelloscastañosyojosmielllevabaveintidósañoscasada

conFranklin,quienensuhogareraunhombreamorosoycomprometidoconlafamilia.Losniñosdecincoysieteañossealejarondelhombre,brindándolela

tranquilidadquelamadreleshabíasolicitado,elmayorqueusabalentesdeaumentosdebidoaseriosproblemasdemiopía, lequitóelmaletínalpadre,ofreciéndolesuayuda.—Llévaloaldespacho—lepidió sonriente,despeinándolounpocoal

frotarleloscabellos.Franklin, quien fuera de esa casa era conocido como el doctor

Grignard, caminó hasta su delgada esposa y le llevó las manos a lascaderas,halándolahaciasucuerpoypegándolaasupronunciadabarriga.—Huele divino, ¿qué estás cocinando? —preguntó disfrutando del

placerqueprovocabaensuolfatolacena.—Estofadodecorderoconpatatasalhorno—respondióaflojándolela

corbataasuesposo.—Muero por cenar, hoy ha sido un día bastante complicado…—se

acercóylediounbesoenloslabios,enungestoquedemostrabanosoloel amor que se había mantenido a través de los años, sino también laconsideración—.Voyadarmeunbañoybajoacenar.—Notardes—pidiópalmeándoleelpecho.—Seguro que no tardaré, el hambre no me deja pensar y necesito

adelantartrabajo—soltóasumujerycaminóhacialasescaleras,peroenelrellanosevolvió—.¿DóndeestáScott?—preguntódeteniendoelandardeLena,quienregresabaalacocina.—FueacasadesuamigoMartin,yanodebetardar.—SabesquenomegustaqueandeconMartin,esechiconomeagrada.

—Amor,noseastanestricto,permítelequesediviertaunpoco.—No deberías ser tan permisiva, Scott está en la etapa en que el ser

humanoesmásinfluenciable,justamenteestoytratandoaunchicoquehasidomanipuladoporlasmalasamistades.—Está bien, cuando regrese hablaremos con él. Ahora ve a bañarte,

necesitasrelajarteunpoco.Bajo la regadera Franklin Grignard no podía dejar de pensar en

Benjamin, tan solo era un chico que había cometido un crimenimperdonableparalasociedad,sabíaquecorríapeligroenesaceldayquementalmente estaba perturbado. Debía aislarlo, buscar un lugar másadecuadoparaunjovenqueteníalamismaedaddesuhijomayor.Durante la cena conversó con Scott,muchas veces todos sus estudios

acercadelapsiquehumananoleservíandenadacuandosetratabadesufamiliaymuchomenosconunhijorebelde,quepretendíavivirlavidasinrestricciones.LapequeñadiscusiónyreconciliaciónconScottlellevómástiempode

loesperado,perosabíaqueesoeralomásvaliosoparasushijos,porqueel tiempo era lo único que no podía recuperar. El trabajo que pretendíaadelantar se quedó estancado en sumaletín, porque la hora de irse a lacamahabíallegado.Lena yacía dormida a su lado, pero él no lograba conciliar el sueño,

cada vez que cerraba los ojos se encontraba con una mirada azul, tanprofunda e incierta como un océano. Por más que daba vueltas en elcolchón buscando comodidad, no la conseguía y no podía detener suspensamientos,losquelollevabandeunlugaraotroeinevitablementeloarrastraban hasta ese momento en que Benjamin Sutherland le habíapronosticadolamuerte.Suponía que nada de lo que dijese uno de sus pacientes podría

trastocarlo, pero inevitablementeBenjamin semostrabamás seguro quecualquiera, el escudo que formaba su ética profesional había sidotraspasadoporlaspalabrasdeljoven,removiendofibrasquejamáshabíansidotocadas.Elrelojdigitalsobrelamesadenocheasulado,marcabaconnúmero

en luces rojas las dos y cuarenta de la madrugada. No seguiríaobligándoseapermanecerenlacama,asíquehizolasábanaaunladoyselevantó.SaliódelahabitaciónconmuchocuidadoparanodespertaraLena,no

queríaque lodescubrieradespiertoy lo reprendieraporno respetar lashorasdesueñoquehabíaprometidocumplir.Sefuealacocinaycalentóunpocodelecheenelmicroondas,estaba

seguro de que eso le ayudaría a conciliar el sueño, para él eso eramásefectivoymenosnocivoquecualquiersomnífero.Despuésde algunosminutosdivagandopor la cocinayhaber tomado

más de un vaso de leche, decidió que trabajaría un poco en el caso deBenjaminSutherland,se fuealdespachoysoloencendió la lámparaqueestabasobreelescritorio.Sacódelmaletínlalibretaenlaquehabíahechoalgunasanotacionesdelaprimerasesiónconelpaciente,luegoextrajolacomputadoraportátil.Seubicóenelasientoyencendióelaparatoelectrónico.Cliqueóenla

carpeta del caso que lo había llevado a ese estado de insomnio,enfrascándose una vez más en las pruebas médicas. Toxicología habíadado negativo, Benjamin no había consumido ningún tipo de droga almomentodecometerlosasesinatos.Revisó algunas fotografías que le había pasado la policía de las

víctimas, también del lugar de los hechos, como algunas pruebasrecabadas.Se detuvo en las imágenes de las notas que había escrito, todas en

algunalenguaquedefinitivamentejamáslograríacomprender.Estabanlosvídeos del momento en que lo capturaron, en ningún momento pusoresistencia, daba la impresión de que era él quien guiaba a los policíashastalapatrulla.PausóelvideojustoenelmomentoenqueBenjaminmiróalacámaray

lehizounprimerplanoa lamiradadel chico,nohabíamiedo,niodio,tampocorabia,nohabíanada;esamiradanodecíaabsolutamentenada.Después de una hora de intentar familiarizarse con Benjamin para

conseguir entenderlo un poco, se descubrió viendo una de las tantaspelículas que el joven actor había protagonizado, era la sensación delmomentoentrelasadolescentes, todaslascompañíasdecinesepeleabanpor él a su temprana edad e impresionantemente enmenos de dos añoshabíasidoganadorde importantespremios.Estabaen lacima.Entonces,¿porquélanzarsealvacíodeesamanera?Atravésdelapantalla,donderepresentabamuybienaunjovenvaliente

ygenerosoenunadistopía,lecostabaverenesechicoasupaciente.Sabía que aunque lomantenían aislado en el lugar que estaba, corría

peligro.Necesitabasacarlodeeselugar,debíasertrasladado.De manera inmediata entró a su correo y empezó a redactar una

petición a varios organismos, adjuntando algunas de las pruebas queposeía, esperaba respuestas positivas para poder presentárselas al fiscalencargadodelcaso.No sabía cuánto tiempo llevaba sumergido en elmundo deBenjamin

Sutherland,hastaquesindarsecuentaterminóconlafrenteenterradaenelescritorio.Latibiahumedaddesusalivamojándoleeldorsodelamanoizquierda

lo hizo despertarse y con elmismo dorso se limpió, dándose cuenta dequesehabíaquedadodormidohastaconloslentespuestos.Segúnélhabíacaídorendidocomomínimounahora,peroalparecernofueronmásqueminutosporquelacomputadoranohabíaentradoenestadodereposo.Suvistaqueaúnseencontrabaunpocoborrosa, se fijóen lapantalla

quemostrabaunapáginaentonooscuroconletrasblancas.

“ElGenioIblis”Leyó el encabezado del artículo que anunciaba esa página web,

inevitablemente el corazón se le instaló en la garganta, parpadeó variasvecesparaaclararlavistaynoeraproductodesuimaginación,lapáginaseguíaahí,norecordabahaberinvestigadonadaacercadeltalIblisantesdequedarsedormido.Se acercó más a la pantalla para poder leer mejor y así saciar la

curiosidadquelatíaalmismoritmoquesucorazón.—Iblis es el nombredado alDiablo por el Islam—empezó a leer en

vozalta—,habitualmenteaparece referidocomoSatanásenelCorán,ellibrosagradodelosmusulmanes,untérminogeneralusadoparanombrara todos los espíritus malvados aliados con Iblis —con cada palabra lavelocidad de la lectura se le hacía más lenta, así mismo las manosempezaronatemblarles—.Esconsideradoeljefedelosespíritusdelmal,un "genio".Creado porDios de un fuego sin humo, así como los sereshumanos fueronmodelados con arcilla. En un arrebato de envidia, IblisdesobedecióaAláyfueexpulsadodesugracia…—sepegóalespaldardelasillacomosialguienlohubieseempujado,enunactoporrechazar lalectura.—Nopuedeser,Benjaminmehatomadoelpelo,noséquépretende…

Definitivamente,necesitaterapiademaneraurgente—negóconlacabezaysiguióconlalectura—.MástardefueenviadoalaTierraparaengañaraAdán y a Eva, haciéndoles comer la fruta del árbol prohibido. Por estaacción resultó condenadoporAláal “Jahannam”, el fuegodel Infierno.Pero él le replicó que anhelaba llevarse a los habitantes de la TierraconsigoyAláparaponerapruebaalaHumanidadyaSatanás,permitióque éste vagara por su superficie. Iblis, para los musulmanes es quientientaa lossereshumanosconsususurro,colocando ideaspecaminosasensucabezaybrindándolesfalsassugerencias—suspiróruidosamenteytomóoxígenoconunaprofundabocanada—.Secreequeenelfindelostiempos,serárecluidoenelJahannamjuntoaquieneshayancedidoasustentaciones, desobedeciendo el mensaje verdadero de Alá y por elcontrario, quienes hayan superado con éxito una vida recta, seránrecompensados con los placeres del “Jannah”, el “Paraíso” o “el cielo”del Islam. Una creencia comúnmente compartida entre el Islam y elCristianismo es que la existencia universal del mal en la vida de laspersonas, es generalmente experimentada como consecuencia de lasaccionesdiabólicas…—demanerarepentinalapantallaseapagó—.¿Quépasó? ¡Bendita cosa!—presionóvarios botonesmientras luchaba con eldesconcierto,terminópordarsecuentadequesehabíadescargado.Se puso de pie rápidamente y buscó el cargador en el maletín, la

conectó y a los segundos volvió a iluminarse la pantalla, mostrandojustamente el iniciode sesiónynohabíanadamás, todas laspáginas sehabíancerrado.La parte emocional lo arrastraba por la confusión y el miedo, al no

saber por qué estaba esa página abierta justo cuando despertó, pero lalógicalegritabaquetalvezsindarsecuentahabíacopiadoelnombredeIblis y estando dormido presionó algunas teclas que lo llevaron albuscador.—DefinitivamenteBenjaminesalgúnfanáticodelmal,unsatánicoque

pretende justificar sus trastornos mentales de esta manera, inventar laexistenciadealguienoalgo…otalvezperteneceaalgunasectasatánicayel líder se hace llamar de esamanera—hablabamientras tecleaba en elbuscadornuevamentelapalabra“Iblis”,laquearrojómilesderesultados.Entróalaprimeraopción,básicamentesereferíaalomismo,perono

eralamismapágina,sefuealasiguienteytampocoera,buscóybuscóentodaslaspáginas,peronoencontrólaqueestuvoleyendoaldespertar.Su

lógicanotuvoelpoderparaevitarqueungrannudoseleformaraenelestómago, ni tampoco que un extraño escalofrío lo recorriera porcompleto.

▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓ElPorscheseestacionófrentealacasadondevivíaCandice,quiencon

unatímidasonrisay lasmejillasarreboladasmirabaaJeremy.Nuncaensuvidasehabíasentidotanfeliz,habíacompartidotodalanocheconél,habíanbailadoysehabíanbesadomuchasveces,habíadescubiertoquelabocadelchicoquetantolegustaba,teníaelpoderparaencenderlelapielylazonasurdesucuerpovibraraagónicamente.De manera caballerosa salió del vehículo, la ayudó a bajar y la

acompañóhastalapuertadesucasa.—Ha sido una noche increíble —confesó mirándolo a los ojos—,

graciasporhabermeinvitadoalbaile.—Candice—murmuróacercándoseunpocomásaella,haciendomás

notorialadiferenciadeestaturas,éleraunoscuantoscentímetrosmásaltoqueella—.Notehepreguntadosiquieresserminovia—ellaparpadeólentamenteynegóconlacabeza—.¿Quieresserminovia?—leacunóelrostroyseacercóaúnmás,tantocomopararespirarelalientodeella,elque se escapaba de esos hermosos labios rosados al encontrarseentreabiertos.—Creoquelosbesosquehemoscompartidoestanochetehandadomi

respuesta—susurrósuplicandointernamentequevolvieraabesarla.—Megustaríaunarespuestamásclara,¿quieresserminovia?—volvió

apreguntar.—Sí, lo he anhelado desde el primer día en que te vi —contestó

mordiéndoseellabio.Jeremy sonrió complacido, le dio un beso muy lento y tierno en la

comisuraizquierda.—Quisiera poder hacerlomásduraderoymás íntimo, pero temoque

tras la puerta esté tu papá o tu hermano…—sonrió una vez más—, yterminenechándomeapatadas.—Dameunpardedíasylesdiré…estoyseguradequetevanaaceptar,

enrealidadnosontanestrictoscomoparecen.—Esoespero…¿Nosvemosmañanaenlaheladeríadelaesquina?

—Sí,¿aquéhora?—Megustaríapoderpasartodoeldíacontigo…estoydisponiblepara

tiveinticincohorasaldía.—Después del almuerzo—casi chilló emocionada—. Por la mañana

deboirconmimamáahacerlascompras.—Entonces empezaré a contar los minutos que me faltan para poder

besarteunavezmás.Candiceenesemomentosepusodepuntillasylediounbesodeapenas

contactodelabios.—Asíseránmenoslosminutos—dijoysealejó.Concuidadoentróasucasayseasomóporlaventanaparavercómo

Jeremy subía al vehículo, demoró más en encender el motor que enestacionarloensucasa,pueséstaquedabajustoallado.—Buenos días señorita —la voz de su padre provocó que se

sobresaltara.—¡Papá!—Nopudoevitarquetodalasangreselesubieraalrostroal

verasupadresentadoenelsillóndelaesquina—.¿Quéhacesahí?—Esperándote,eresmihijayesjustoquemepreocupeporti…—Hector —intervino Claire—, ya habíamos hablado, seguramente

Candice está cansada—miró a suhijay leguiñóunojo enungestodecomplicidad—.Amor,veatucuarto,porlamañananoscuentascómotefue.—Estábien,graciasmami—seacercóhastaellaylediounbesoenla

mejilla—.Hastamañanapapá—tambiénlediounbesoysaliócorriendoescalerasarriba,comosihuyeradesupadre.Noqueríacontarletanprontotodoloquehabíapasadoesanoche.Antes

de entrar a su habitación, divisó un reflejo de luz que se colaba por lapuertadelarecámaradesuhermana,indicándolequeéstaestabadespierta.Seacercóytocóalapuerta.—Puedespasar—sedejóescucharlavozdeLizzy.Nolodudóunsegundoyentró,suhermanamenorseencontrabaenla

cama,viendotelevisión.—¿Cómo te fue? —preguntó incorporándose un poco, mostrándose

totalmenteinteresada.—¡Me ha besado!—aunque no pudo gritarlo, la emoción la expresó

metiéndosealacamadesuhermanadeunbrinco.—¡¿Enserio?!¡Nolopuedocreer!¿Tehabesadoélolohashechotú?

—preguntó emocionada consciente de que su hermana anhelaba a esechico.—Élmebesó…yojamáslohubiesehecho—recalcóyenesemomento

suatenciónfuecaptadaporel televisor,enelquepasabanlasnoticias—.¡PorDios!Nosecansanderepetireso—dijomirandounavezmáscómola policía llevaba esposado a Benjamin Sutherland hacia la patrulla, elactor por el que todas sus compañeras de clases suspiraban y que habíasido primera plana de todos los diarios por el espeluznante crimen quehabía cometido, por el que todos losmedios lo habían bautizado como“LaBestia”.Justoantesdequelosubieranalapatrulla,BenjaminSutherlandmiróa

la cámara, Candice se echó hacia atrás, sintiéndose intimidada ante esamirada,porquejurabaqueeraaellaaquienveía.Nopodíaexplicarloquesentía,no lograbadefiniresaagoníaysise locomentabaasuhermana,seguramentelediríaquelosbesosdeJeremylahabíanvueltoloca.—Voy…mevoyalacama,yaestarde—dijolevantándosesinesperar

aquesuhermanaexigieramásexplicacionesdesuprimeracita.Casicorrióasuhabitaciónconelcorazónbrincándoleenlagarganta,

ellanunca sehabía sentidoatraídaporeseactor, lohabíavistomilesdevecesynoleparecíaparanadalindo,loúnicoqueleconseguíaatractivoeraelcolorde losojosperonadamás,no lograbacomprenderporquétodas las chicas morían por él. Simplemente porque representabapersonajes encantadores no quería decir que lo fuera en realidad y lohabíadejadoclaroconloquehabíahecho.

CAPÍTULO4

Caminaba de prisa para poder llevarle el ritmo a su padre, quien

prácticamente lo arrastraba. Lo veía tan alto, tan imponente que temíasuplicarlequeesperaraunpocoparadescansar.Lavozdeunamujer anunciabaa travésde los altavoces el vueloque

acababa de arribar al LAXproveniente deHawái y sus ojos se posaronfugazmente en la pantalla que anunciaba los próximos vuelos y sushorarios.Casi trotaba para no quedarse atrás y aun así, no dejaba de mirar

sorprendidoatodoslados,eralaprimeravezqueestabaenunaeropuertoyqueveíaatantagenteconequipaje.—¡Benjamin! —la dulce voz de su madre lo llamaba y rápidamente

volvió la cabeza hacia atrás para ver cómo ella venía corriendo—.¡Harold,esperaporfavor!—pidióacortandoladistancia.Por fin su padre se detuvo y agradeció esa pausa que le permitió un

respiro.—Maureen, no quiero perder el vuelo —la voz de Harold era tan

estoicacomosuapariencia.—Prometo no quitarte mucho tiempo, solo quiero despedirme de mi

hijo.—Tuviste mucho tiempo para hacerlo, pero supongo que era más

importantelareuniónquetuvisteanoche—reprochósinsoltarlelamanoalniño.Maureen ignoró el comentario del hombre al que alguna vez había

amado,hombrealquelehabíaparidounhijoyqueenesemomentoseloarrebataba.—Ben—se acuclilló delante del niño para mirar a esos hermosos y

expresivosojos azules—.Prométemeque teportarásbien, juro llamartetodos los días—hablaba acariciándole con los pulgares las sonrosadasmejillas.Benjaminmiraba a los ojos de sumadre y asentía en silencio, él no

lograba comprender que ella estaba despidiéndose demanera definitiva,pensaba que tal vez serían unas vacaciones con su padre; sin embargo,Maureen no derramó ni una sola lágrima, no se echó a llorar como él

esperaba que hiciera, que expresara abiertamente el dolor por esaseparación.Una vez más la voz de la mujer anunciaba la salida del vuelo con

destinoaGinebra,Suiza.—Debemosirnos—informóHarold,tirandounpocodelamanodesu

hijo,mostrándosetotalmenteimpasibleantelasituación.Maureenlediounbesoenlafrenteyantelasgrandesinterrogantesque

seformabanenlaspupilasdeBenjamin,selevantó.Élsedespidióconungestodesumano,alqueellacorrespondió.Una

vezmássupadrecasiloarrastrabahaciaelavión,perodevezencuandoélmirabaporencimadelhombroasumadre,quiensequedóparadaenellugar y fue entonces cuando le pareció verla llorar, pero no podíaasegurarloporqueeramuchaladistanciaentreambos.En el avión, cuando una azafata se encargaba de ajustarle el cinturón

porpeticióndesupadre,vioensuabrigouncabellolargoyrubio,elquele hizo recordar al color que tenían las plantaciones de trigo, algo quevagamente recordaba del viaje familiar que habían hecho tiempo atrás,dondecomparóalasespigasconeltonodelacabelleradesumadre.Concuidadoagarrólahebraylaadmiró,teniendolacertezadequeesoeraloúnico que conservaría de ella. Tampoco logró atesorarlo por muchotiempo,porquecuandosequedódormido,seleperdió.—¡Sutherland!¡Bestia!—lavozdeunpolicíalodespertó.Se removió en la angosta e incómoda cama, no tenía la mínima

intenciónde levantarse.Aúnvivía elmomento al que su inconsciente lohabíaarrastradoporqueélmismonolograbarecordarlo,estabamuyniñocomoparasaberexactamentecómoerasuvidaalosseisaños.—Levántate—exigióentrandoalacelda—.Vamos,arriba—pateócon

lasbotasdeseguridadunadelaspatasdelacama.—¡Un momento! —rugió con la voz ronca por las horas de sueño.

Estaba casando de todas las malditas pruebas e interrogatorios que lehabíanhechodurantelasemana,yanoqueríaseguirsiendoelconejillodeindiasdetodaesacuerdademediocres.—Aquí no me exiges, recuerda que no estás en ningún hotel cinco

estrellas.Benjaminselevantóyenunactodecostumbresepasólamanoporla

cabeza,intentandopeinarselosinexistentescabellos.Enmediodelenérgicocantoquecreabanlosreclusos,quienesparecían

sermásunamanadadeleonesrugiendo,selollevaron.No le informaron que lo trasladarían; sin embargo, ya él lo sabía.

Estabaaltantodealgunascosasdelasquelepasarían,solodebíallenarsedepacienciayesperaraquesucedieran.Habían pasado dos semanas desde la última vez que había respirado

libertad,hubiesepreferidonohaberlohechodenuevo,paranotenerqueenfrentarsealamultituddemoralistasyperiodistas.Tantaspersonasnoeransuficientesparaquebrantarsuorgulloeibacon

lacabezaenalto,nobajaríalafrenteantenadie,porquesencillamentenoselamentabadeloquehabíahecho.Un escupitajo se estrelló contra su mejilla derecha, de alguien que

intentaba rebasar el cordón policial que lo resguardaba, docenas depersonas le gritaban improperios y pretendían agredirlo, seguramenteeranlasmismasquesemanasatráslovanagloriaban.Losubieronenelasientotraserodelapatrullaylosoficialesdebieron

encenderlassirenasparaquelespermitieranelpaso.Lamiradaazuladmirabacadapequeñodetalle,cadaaviso,cadaárbol,

cadapersonapor insignificanteque fueray se logrababaen las retinas,porquesabíaquepasaríamuchotiempoantesdevolveraencontrarseconelmundoexterior.Lo llevaron hasta un centro psiquiátrico en Wilshire Boulevard, al

Oeste de la ciudad. En ese lugar todo era completamente distinto a laprisión,desdelahabitaciónquelehabíanasignado,hastalacomida.Se familiarizabacon lacamadespuésdehaberseduchadoycambiado

de ropa, ya no usaba ese horrible uniforme de prisión, se lo habíancambiadoporunpantalónde linoblancoyunacamisetadealgodóndelmismocolor.Unavezmásirrumpíanensupaz,nolequedómásqueacompañaralos

enfermeros,a losqueagradecíaquenohablaran,no lo insultabancomodisimuladamentehacíanlosmalditospolicías.Benjamin entró sonriente y con la mirada brillante, como un niño

sintiéndose orgulloso de haber cometido alguna travesura, obligando alpsiquiatraatragarenseco.Eraunhombredecarneyhueso,connerviosque podían alterarse, nunca le había pasado con un paciente, pero habíaunaprimeravezparatodoyBenjamindeciertamaneralotrastocaba.—BuenastardesBenjamin—saludóeldoctorGrignardponiéndosede

piepararecibirlo—.Lamentoquenoshayamosatrasadounpoco.

El hombre se encontraba en el consultorio, en el que comúnmentetrabajaba.Enellugarsoloreinabaelcolorblanco,representandoungranvacío,algoinfinito,unanadaquelacerabalafelicidad,lalibertad.Sinembargo,eneselugarcasisinsentido,élhabíaayudadoamuchas

personas a retomar los rieles de su vida, para que encontraran unhorizontecolmadodenuevasoportunidades.—Supongo que es a usted a quien le debo agradecer este generoso

cambio—hizounareverenciaburlonaqueacompañóasusonrisa.El doctor ignoró la falta de respeto del paciente y con un ademán le

indicó a los enfermeros que le quitaran las correas, con las que lemanteníanlasmanosatadas.—Te he traído cigarros—dijo acercándose al escritorio, sin darle la

espalda aBenjamin, sacó de la gaveta la cajetilla que atentaba contra sufuerzadevoluntad.Llevaba cincomeses sin fumar y tener entre susmanos lo que fue su

más grande vicio era casi insoportable, pero debía luchar contra susdebilidades.—Gracias —dijo con una amplia sonrisa, extendiendo la mano para

recibirla,atentoacómolacajetillavibrabaentrelasmanosdeldoctor—.¿Tiene encendedor?—preguntó con la mirada fija en los cigarrillos einternamente gozaba el momento, presintiendo que la sesión de ese díaseríamásplacenteradeloesperado.—Eh…sí—porfin logródesprendersede lacajetillayse laentregó.

Buscóunavezmásenunadelasgavetasdelescritorioelencendedor.—Almenosestelugaresmenosdeprimente—asegurócaminandohasta

eldivándecueromarrón,muchomássofisticadoquelacamillametálicadelapenitenciaria—.Supongoquemiagenteledebeestarpagando—sedejócaerenelcomodísimosofáysedispusoaabrirlacajetilla.—En algo está ayudando, sí —confesó acercándose y le entregó el

encendedor—.Meavisascuandoestéslisto.—Yaloestoy—dijoconelcigarrilloentreloslabios.—¿Te importaría si me quedo en el escritorio? —preguntó porque

debíamantenerselomásalejadoposibledelatentación.—Este es su consultorio—encendió el cigarro y le dio unaprofunda

calada,consumiéndolounpocoydisfrutandodelplacerqueleprovocabaelsabordelanicotinaenelpaladar,peroeramayorelgocedevercómotorturabaaGrignard.

—¿Por qué razón te viniste de Suiza? —preguntó con la voz enremansoyBenjaminparpadeólentamente.—Vine porque quería vivir con mi madre, deseaba su cariño y su

comprensión y ya no quería estar conmi padre…Pero cuando por finconseguísudirecciónylleguéasucasa,ellanomerecibió,suasistentenisiquieramedejópasardelumbral.El doctor hizo una pequeña anotación en la libreta, porque le había

prometidoaBenjaminquenograbaríaningunadelassesioneshastaqueélseloconsintiera.—¿Te aseguraste de que la asistente le dijera que eras tú quien la

buscaba?—preguntóeldoctor.—Sí,escuchécuandose lodijo,peroellanopodíaatendermeporque

estabaocupada,estabasiendoentrevistadaparaunprogramadeunodelosprincipalescanalesdelpaís.—Supongoqueesperaste.Hayunagrandiferenciaentrequererypoder

ytumadrenopodíaatenderteenesemomento,aunqueseguramentesílodeseaba —comentó el doctor, sintiéndose impresionado porque supaciente hablaba pero nomostraba ningún tipo de emoción, solo estabaconcentradoenloscírculosdehumoquecreabacadavezqueloexpulsabayélintentabaconcentrarseencualquiercosa,menoseneso.—¿Entonces sí quiso llamarme durante los doce años que pasaron,

después de quemi padreme llevara a Suiza? Lo prometió, pero nuncapudomarcarunnúmerotelefónicoparapreguntarmecómoestaba.—Lamentonotenerlarespuestacorrecta.—Nodebelamentarlo.—Entonces,¿temarchaste?—inquirióconlamiradafijaenelpaciente

que estaba acostado con las piernas cruzabas, evidenciando estarrealmentecómodo.—Así fue.Noobstante, ledejéconsuasistente ladireccióndondeme

estabaquedando,estabasegurodequeMaureenno iríaaun lugarcomoese,peroeneseentonces,eradelosquecreíaenlaesperanzayanheléqueseinteresaraenmí—volvióaabsorberlacolillaysaboreó,liberandoelhumoporlanariz—.Caminépormuchotiempomientrasllorabacomounniño con el corazón destrozado, porque lo que unomenos espera es elrechazodesumadre.SabíaqueyanadaharíaenAmérica,nomequedabamásquelimpiarmelaslágrimasysubirmealprimervueloquemellevaraderegresoaSuiza.

El doctor evitaba hacer algún comentario porque Benjamin estabaconfiandoenél,seestabaabriendoalcontarlecosasquenadiemássabía.—LleguéalloftenelquevivíaconIblis,yanoqueríaseguirsiendouna

carga. Empecé a empacar mis cosas mientras intentaba esconderle mipatéticoestado,peroaélnopodíaocultarlenada;meconocemejordeloquepuedoconocermeyomismo.AGrignardlecostabacreerqueBenjaminhablaradeesamaneraacerca

de algo que era producto de su imaginación, creencias de alguna sectasatánica, pero eso era un tema en el que por elmomento, no pretendíaprofundizar.—Iblismepidióquemesentaraasuladoymedijo:“Enunosminutos

tu madre aparecerá, te pedirá perdón y te llevará a su casa, sé que laperdonarás. Aún tu corazón es muy débil… tranquilo amigo mío, yaencontraráselmomentoparademostrarmetufortaleza”.»Yasífue,mimadretocóaltimbreapenasIblisterminódehablar,élse

puso de pie y caminó lentamente, lo perdí de vista cuando entró a suhabitación—apagólacolilladecigarropresionándolaconlosdedos.Eldoctor se levantóy leacercó la tazaen laquehorasantes sehabía

tomadoun tédemanzanilla,alquehabíarecurridoparacalmarunpocolosnerviosdelosquehabíasidovíctimalaúltimasemana.—Puedesusarladecenicero—selaentregóyunavezmásseretiróasu

sitiodecomodidad.—Esustedmuyamable—alegóechandolacolillaenlatazaquepuso

enlamesadecristaltintado,alladodeldiván—.¿Puedocontinuar?—Adelante —pidió con un ademán, invitándolo a que siguiera

contando.—ComoIblismehabíaasegurado,meconmovíante las lágrimasyel

remordimientodemimadre,ellamepidióperdónyyotambiénselopedí,aúnsintenerquehacerlo,puesnuncalehicenadamalo;porelcontrario,fueellaquiensedesentendiódemiexistencia.Mepidióquemefueraconella,quenoqueríaquesiguieraviviendoeneselugaryyo…yoanhelabaunirmislazosconella,recuperarel tiempoperdidoyquemeayudaraacumplirmis sueños de ser actor.Maureen contaba con losmedios paraayudarme.»Yateníamimaletapreparada,nohabíatiempoqueperder.Lepedíami

madreunosminutosyentréalahabitacióndeIblisparadespedirme,peroél no estaba, frecuentemente le gusta desaparecer —dijo sonriendo—.

Penséquenoloveríamásymesentítriste,porquenopudeagradecerlelaayudaquemehabíaprestado,susconsejosyenseñanzas.—¿Por qué hablas con tanta propiedad sobre Iblis?—curioseó al fin,

queriendollegaralaraízdelasunto.EnesemomentoBenjaminsesentóeneldiván,volvióaapagarlopoco

que quedaba del cigarrillo con los dedos, sin mostrar ningún tipo demolestiaporlaquemaduraquepodríacausarleesaaccióntanmasoquista,lanzólacolillaenlatazadeté.Selevantóycaminóhastaelescritoriodeldoctor,llevandoconsigola

cajetilladecigarroyelencendedor.AntelamiradacautelosadeGrignard,Benjamin se sentó en el sillón de cuero blanco frente al escritorio,anclando su hermética mirada en los ojos del hombre que pretendíaofrecerlemásqueayuda.—¿De qué tiene miedo doctor? —inquirió al ver que el hombre no

hablaba—.Soloselehanaclaradoalgunasdudas,noseráustedquienmeayude y si eso es lo que pretende, solo pierde su tiempo… no necesitoningúntipodeayuda—asegurósacandounnuevocigarrillo.A Grignard se le instaló el corazón en la garganta, no sabía cómo

Benjamin se había enterado de sus intenciones, ni muchomenos de lasinvestigaciones que estaba haciendo. Cómo diantres podía saber que unpardesemanasatrásinesperadamentehabíaaparecidoabiertaunapáginawebensucomputador,mostrándoleinformaciónsobreIblis.Llevabadossemanas buscando dicha página y no lograba dar con la dirección, nisiquiera porque se la había llevado a un ingeniero en computaciónparaque le ayudara de alguna manera a recuperar las direcciones IP de laspáginasvisitadasenlosúltimosdías.Fijólamiradaenlallamaondeantedelencendedorquesereflejabaen

los ojos deBenjamin, los que inusualmente se veíanoscurosy nopudoevitarsentirquelasangreselehelaba.—Sisuobjetivoessoloescucharyrecrearseconlahistoria,nohabrá

ningún inconveniente —prosiguió soltando lentamente el humo,tirándoselocasienlacaraaldoctor,paraquienenesemomentoeramáspoderoso su miedo, que los deseos de recaer en el vicio—, pero leaconsejoquenohagaloquepretende,noquieroquemesometananingúntipode tratamiento.Noquieroqueenvenenenmisangreconningúntipodedroga.—Notetengomiedo,noséquétehacepensarquetemoatupresencia

—argumentó apegándose al poco valor que le quedaba—. No debespreocuparte,prometíquesoloescucharía.—Sidicequenotienemiedo,haréelintentoporcreerle…—levantóla

tapadelencendedorysequedóadmirandoladébilllama,esperandoqueeldoctorledijeraalgomás,perosoloselimitóamirartambiénlacandela—.Nosepreocupe,novoyaocasionarunincendio,enmenosdemediahoraya lehe tomadocariñoal lugar…Si loharíano tendríasalvación,espero la salvación que llegará en unos años… ya después escribiré ellibro,primerodeboesperar,soloeso—murmurósindesviarlamiradadela llama, era como si estuviese hablando con élmismo—. Losminutospasarándándolevidaaltiempoyeltiemposeconvertiráenmicondena.—¿Quieresquedartetodalavidaaquí?Sinoavanzas,esloquepasará

—lehizosabereldoctor,quieninterpretólaspalabrasdeBenjamincomounlamento.—No.Leaseguroquenomequedarétodalavida,soloserándosaños,

sietemesesytrecedías…mientras,mededicaréaentreteneramisnuevoscompañeros.—¿Por qué hablas con tanta seguridad? ¿Cómo puedes saber lo que

pasará en el futuro?—preguntó el hombre observando cómo el jovensoltabalentamenteelhumodelcigarrillomostrándosedespreocupado.—Eso lo explicaré enmi libro…—intentaba decir algomás pero el

doctorintervino.—Bueno, aquí tienes al primer comprador de tu libro —sonrió

mostrándosecómpliceporunmomento.—No…nolocomprará,recuerdequeestarámuerto,peropodríadarle

unadelantomientrasagoniza,queduraráalrededordecuarentaminutos.Iblis lo hará por mí, susurrará en su oído mis razones y cómo es quepuedosabertantascosas.—Entonces,esperaréansiosoelmomento—soltódespuésdepensarlo

muy bien, no se dejaría intimidar por su paciente—. ¿Por qué no mecuentasquépasódespuésdequetefuisteavivircontumadre?—preguntóqueriendovolveralaconversaciónconlaquehabíaniniciadolasesióndeesedía.—Esa madrugada llegamos a la casa, nos sentamos en la sala y

empezamos a conversar, a conocernos un pocomás.Demimadre solosabíaloquedecíanlasnoticias,peroyoqueríaconoceralaMaureenqueestabadetrásdelafarándula,deellanosabíanada,deellasologuardaba

elvagorecuerdodecuandonosdespedimosenelaeropuerto.—¿Recuerdasquéedadteníascuandoesopasó?—intervinoeldoctor.—Noloséexactamente,seisosieteañosquizás—divagóysevolvióa

llevarelcigarroalaboca—.Ysoloesorecuerdodeella,nadamás.—Esnormalqueesopase,aesoselellama“amnesiainfantil”,porque

nuestrocerebroalmacenalosprimerosañosdenuestrasvidasdemaneradistintaacomolohacedespuésdequealcanzamoslosdiezañosdeedad,algunosestudiosdicenquesevanreemplazandolosrecuerdos—explicó,peroBenjaminsemantuvocallado—.Cuéntamequémáspasóesanoche,¿dequéhablaron?—Medijoqueestabamuyfelizdetenermeconella, lodijodeverdad

—explicó observando las espirales de humo—. Me habló de que nocontabacongentedeserviciotodoeltiempo,quesoloibantresvecesporsemanayquesuasistentesolotrabajabahastalasdosdelatarde,porqueaella legustabasuabsurdasoledad,poresonosehabíavueltoacasar,nihabía tenidomáshijos; sinembargo,meconfesóquenovivía sola,queconellavivíaKaren,suahijada…Realmenteyonoqueríasabernadadeeso, lo que quería saber era si me había extrañado, también me moríaporquemecontaraunpocodecómoerasuvidaenelcine,peroacambiosolomedijoquemientrasvivieraconelladebíaseguiralgunasreglas…siemprehesidobuenocon las reglas,perosolopara romperlas—soltóuna corta carcajada, de esas que el público femenino catalogaba desensuales.—¿Por qué Karen no vivía con sus padres? —preguntó el doctor

removiéndoseunpocoenelasiento,enbuscadecomodidad.—Su padre aceptó ser el embajador de los EstadosUnidos enNueva

Zelandayellanoquisomudarseconsufamilia,noqueríadejarelcineymi madre se ofreció a cuidarla, siendo menor de edad no le iban apermitirvivirsola.—Anteriormenteme comentaste que rompías las reglas, ¿por qué no

obedecíasatumadre?—Ami madre siempre le obedecí, las reglas solo se limitaban a no

seducir,niintentarnadaconsuahijada,perocuandoconocíaKarenaldíasiguiente,meatrajodeunamaneradesconocida.—Empezaste a seducirla y rompiste la regla de oro de tu madre—

comentó, observando cómoBenjamin sacaba otro cigarrillo, al parecerpensaba fumarse toda la cajetilla en esa sesión, aumentando con eso su

tortura, cada vez eramás intenso el olor de la nicotina que envolvía elambiente.—No,nuncalaseduje,siemprefuimuyrespetuosoconella…Aunque

no niego que estaba buenísima, solo la espiaba, me gustaba hacerlocuandosebañabaomientrasdormía,esoerasuficienteparaalimentarmimorbo.Nunca tuvimosalgún tipode relaciónestrecha, almenosnopormi parte, hablábamos muy poco porque tenía la certeza de que Karenquería algo conmigo. Constantemente se me insinuaba, pero yo larechazabaporquecuandoellasemeacercaba,perdíaelinterés;miplacereraverlasinquesedieracuenta,llenarmelavista,peronuncadespertóenmílasganasdetocarla.—¿Ytemasturbabasmientraslamirabasbañarseodormir?—inquirió

el hombre de manera profesional y completamente interesado en cadapalabraqueexpresabaBenjamin.—No,nunca lohice…Miplacererasaciadoalmirarla,nonecesitaba

estimularmefísicamente,eraalgomás—hizoungestopensativo,comosibuscaralaexplicacióncorrectayalossegundoscompletó—:Inexplicableparaustedes.—¿Estabas enamorado de ella? —razonó mientras jugaba con el

bolígrafoquemanteníaenlamanoderecha.—Sise refierealestadofísico,no.No loestaba, sucuerpomeatraía,

peroerasualmalaquemeatrapaba,poresopreferíaobservarlamientrasdormía.Muchasveces cuandomeconcentraba lo suficiente, lograbavercómosualmabrillabaenmediodeesaoscuridad.—Entiendo,paratieraalgomásespiritual—acotóeldoctorhaciendo

unaanotaciónensulibreta.—Sí.Bueno,ustedesloentiendendeesamanera.—¿Cómofuetuconvivenciaencasadetumadre?—Perfecta,nuncadiscutimos.Dehecho,fueellaquienmeconsiguióla

primera audición, gracias a ella soy quien soy hoy en día, logré ser unactor reconocido a los dieciocho años y con veinte elmás cotizado delmomento.Elhombrenoquisohacerlelaacotacióndequeyanoeramáselactor

delmomento,porqueningunacompañíadecinecontrataríaaunasesino.—¿Yporquélohiciste?—inquirióalfin,queriendoiralpuntocentral

delasunto.—Podríadecirqueenciertaparte fueporunadiscusiónque tuvecon

Iblis,élnomecreíacuandoledecíaquemicorazónsehabíafortalecido,entoncesmeretó…yyonuncavoyaperderanteningunaprueba.—Cuéntamecómofueesedía,¿ya lo teníasplaneado?—preguntósin

desviar lamiradade losojosazulesquesenotabanserenosy trasmitíanhasta unpocodepaz.Todavía parte de la poblaciónnopodía creer queBenjamineraelautordeloscrímenes,soloconocíanalchicocarismáticoquesemostrabaatravésdelapantalla.—Sí,llevabaunasemanaplaneándolo,esedíafuecomocualquierotro.

Me levanté a las seis de lamañana, al bajar al comedor yamimadre yKaren estaban desayunando, no esperaban por mí porque comúnmentedespertaba un poco más tarde, después de la comida ambas salieron acumplir con sus compromisos laborales.Esedíanome tocabagrabarytampocoasistiríaelpersonaldeservicio—expulsóatravésdeunsuspirola última fumada de ese cigarrillo y lo apagó de lamismamanera quehabíahechoconlosotros.—Permíteme—eldoctorpidió lacolillay la lanzóa lapapeleraa su

lado—,puedescontinuar—lehizounademán.—Apenassalieronpusemiplanenmarcha,lomásdifícilfueencontrar

lamalditapaloma,metomóalrededordedoshoras.Ellaspodíansentirlo,sentíancuandomelesacercabaymetemían,esosolomehacíamásfuerteyconsolidabamidecisión.Grignard quería preguntarle para qué era necesario una paloma, qué

significadorepresentaba,peroprefirióguardarsilencio,noqueríadesviareltemaqueempezabaaencausarse,porfinBenjaminestabanarrandoloquehabíahecho,yatendríatiempoparalaspreguntas.—Llamé a Iblis, iba a demostrarle que para mí los retos solo

significabandiversión.Marquésunúmero,unocualquiera,losdígitosquequisiera,sabíaquedeigualmaneraibaacomunicarmeconél,porloquemarquéseisnúmerosy segundosdespuésescuchésu respiraciónalotroladodelalínea.Estabasegurodequeestabaahí.»Iblis,voyamataramimadre.—Exactamenteesasfueronlaspalabrasqueusé—aseguróvolviendoa

jugarconelencendedor.—¿QuétedijoIblis?¿Notratódedetenerte?¿Notepidióquedejarasde

ladoelreto?—preguntóechándoseunpocohaciaadelante,apoyandoloscodossobreelescritorio.—Nodijonada,élqueríaquelohiciera,queríaqueledemostraradelo

que era capaz. Solo escuché una de sus risas más comunes, dejándomesaberqueestabadeacuerdoconloqueibaahacer.—¿Porunmomentonopensaste si deverdadqueríashacer eso?, ¿no

estudiastelaposibilidaddedejardeladoelorgullo?—Era más que orgullo —suspiró desviando la mirada hacia donde

estabaeldiván—,muchomás.—Eratumadre,talveztucorazónestabacargadoderesentimiento…—No, yo no sentía ningún tipo de resentimiento hacia Maureen —

intervino sin dejar que el doctor terminara su patética idea acerca de loquepodríaonosentir—.Eramuchomás,peronoimportalasmanerasenque intente explicárselo porque no lo va a entender. Viví dos años conMaureenylleguéaconocerlalosuficientecomoparasaberqueesamujercada día intentaba recuperar los años que había perdido —aseguróvolviendo la mirada hacia el doctor—. ¿Puedo continuar o ya fuesuficiente?—Continúaporfavor,novoyainterrumpirte—pidióeldoctor.—Todospiensanque soyundesalmadopor loquehice,digamosque

literalmente así es… Usted tiene muchas interrogantes girando en sucabeza, le ayudaré con una. Necesitaba hacer algo para no ensuciar mialma,paraesolapalomaylasdemáscosas.—¿Un ritual?—preguntó Grignard y pidió disculpas con un ademán

porque había roto su promesa de no intervenir, pero la mayoría deltiempolacuriosidadlorebasaba.—Alapalomalesaquélosojoscuandoaúnestabaconvida—continuó

ignorando la pregunta imprudente del doctor—. También le saqué lasvíscerasyelcorazón,todoesolovertíenunrecipientedecristal,despuésle agarré prestado un peluche a Karen que parecía un conejo, perorealmente nunca logré definir qué era esa cosa a la que ella dormíaabrazada. Le amarré las extremidades, lo vendé y le incrusté trecealfileres…—¿Tienealgúnsignificadoparatielnúmerotrece?—interrumpióuna

vezmás,noqueríaqueesedatoqueconsideraba importantese lepasaraporalto—.Esquelohasnombradoenvariasoportunidades,dehechoeslamismacantidaddeidiomasqueteenseñóadominarIblis.—Sí, ese número tiene un significado—sonrió al ver que el doctor

estabaatento,empezabaacaerlebienelhombre—.Sonporlosapóstoles.—¿Losapóstoles?¿LosdeJesús?,perosierandoce—dijocontrariado.

—Eran trece, deberían contar también a María Magdalena, pero elcristianismosiempresehaempeñadoendenigraralamujer,lahacenaunladosincontarlaparticipaciónimportantequehatenidodesdeeliniciodelos tiempos… Las mujeres son los seres más perfectos que se hayancreado,porquesabenequilibrarconmaestríaelbienyelmalparausarlosasufavor…Enfin,haymuchascosasenlasquenoshanengañado,peronoesparaconversar sobreesoqueestamosaquí—le recordóyante lamirada sorpresivadeGrignard seacercóunpocomás,de igualmaneraapoyandoloscodossobreelescritorio—.Comolecontaba…—murmurómirándoloalosojos,obligandoalhombreaquedesviaralamiradahaciaél—. Le incrusté trece alfileres a la cosa deforme de peluche y busquéunasbragasdemimadre,manchadasdesangremenstrual,yaselashabíarobadounpardedíasatrás.El doctor elevó ambas cejas, dejando claro con ese gesto que no

comprendíanadadeloqueleestabadiciendo.—Necesitabadesusangreperohabíaolvidadoalgo,aúnnoalcanzola

perfección—comentóelevandolacomisuraderecha—.Enelmomentoenque recordé lo que había olvidado, alguien llamó a la puerta, bajé contranquilidad porque nunca se deben forzar las cosas y al abrir, en laentrada estaba lo que había olvidado, era una taza de cristal llena consangrefrescadecordero,laagarréyaúnestabatibia.—CorderodeDiosquequitastodoslospecadosdelmundo—murmuró

eldoctor.—Regreséconloqueestabahaciendo—prosiguiósinprestaratención

alasconclusionesdeGrignard—.Losescritosenarameoqueencontraronloshiceconlasangredelcordero.—Comohacían los hebreos, que con sangre de corderos sacrificados

marcabanlosdintelesdelaspuertas,paraqueelÁngelexterminadorlosperdonara—dijoconfascinación—.¿Porquétodaestamezcladelbienyelmal?—Antes de hacerme esa pregunta debería saber exactamente qué es

buenoyquéesmalo;realmenteesalgomáscomplicadodeloqueparece.Pero sí, digamos que lo de la sangre de cordero era para liberarme deculpas y no ensuciar mi alma. Después solo me senté a esperar a quellegaramimadre.—¿Esolohicisteparaliberartualma?Esdecir,¿noteníasalmaenese

momento?—preguntóelpsiquiatra.

—No… no es de esa manera, solo la escondí tras un escudo, debíahacerloparadespuésnosentirculpa,niremordimiento.Elalmaeslapartedébildeunserhumano.—¿No sientes remordimiento por lo que has hecho? ¿No lamentas

haberasesinadoatumadre?—No, no lo siento, pero debo confesar que a vecesme hace falta—

expusodemaneracasual,observandocómoelhumosediluíaenelaire—.Haterminadomitiempoaquí,enlapróximasesiónlecontaréloquepasócuandoMaureenllegóacasaesatarde—lehizosabersinsiquieramirarelrelojmientrasapagabaelcigarrillo.—Sí,yahapasadolahora—acotóGrignardobservandoelreloj,yase

había cumplido exactamente una hora—. ¿Te importaría que nosreunamos elmiércoles?—preguntó poniéndose de pie y esta vez fue élquienleofrecióprimerolamano.Benjaminselevantóyrecibióladespedidadelhombre.—No,realmentenomeimporta,elmiércolesestaréaquí…Esperoque

ustedpuedadormirestanoche,porquenoeslaintencióndeIblisymuchomenos lamía robarleel sueño, solodesconecteelcerebrodemicasoyrelájese—leaconsejóconvoztranquila.

CAPÍTULO5

Candiceliberóunlargosuspirodefelicidadal tiempoquesellevaba

losaudífonosalosoídosylaluzdelapantalladesuiPhoneseapagabaprogresivamente.Dormiría con esa canción que Jeremy acababa de dedicarle en su

mensaje de despedida. Nunca en la vida había sido más feliz, losmomentosalladodesunovioeranrealmenteespeciales;cadabeso,cadamirada,cadacariciaysusurrolahacíasentirpletórica.La melodía empezó a calar en sus oídos, así como los recuerdos

vividos junto a Jeremy invadían su cabeza, despertando en ellasensacionesquesabíaexistían,peroquenoteníalamásremotaideadelaintensidadconlaqueirrumpíanensucuerpo.No podía evitar sonrojarse cuando estaba siendo besada por él y sus

pezones se dejaban ver a través de su camiseta, justo como se podíanapreciarenesemomentoatravésdesucamisóndealgodón.Se llevó lasmanos debajo de las sábanas y se los tanteó sintiéndolos

duros,ledolíanunpocoperoeraundolorqueleprovocabaplacer.—Kissmelikeyouwannabeloved;Youwannabeloved—eralavoz

deJeremyynoladeEdSheeranlaquelecantabamientrasaumentabaelcalor bajo las sábanas, apoderándose de su cuerpo. Era tan agonizantesentiresaspunzadas internasensuvientre,esascosquillasqueprecisabacalmar.UnaCandicecompletamentediferentepedíaagritosquefueraliberada,

que le diera riendas sueltas a sus deseos y acallara las fervientespeticiones. Quería poder estar con Jeremy en esa cama, que la tuvieraentresusbrazosylabesara.Cerrólosojosyserepasóloslabiosconlalengua,intentandocalmar

esa sed abrazadora que provocaba el calor que la estaba consumiendointernamente.Enmediodeldeliriosintiócómounasmanosqueestabanmáscalientes

quesupiel,seaferraronasusrodillas,separándolelaspiernasalmismotiempoqueselasflexionaba.Noteníalafuerzadevoluntadparaoponersea lo que estaba pasando, a esa intensa caricia que recorría sus muslos,levantándoleelcamisóndealgodón.

Enmediodesuspiernaspodíasentirelpesodeuncuerpohundiendoelcolchón,debajodesussábanashabíaalguien,estabaseguradeesoyellaera marioneta de ese placer que le provocaba el tibio aliento quedespertaba cada poro de la piel de su vientre, inevitablemente sehumedeció,mojósusbragasdemaneravergonzosa.JurabaquehabíapuestoarepetireltemaqueJeremylehabíadedicado,

pero su cuerpo se retorcía enbuscademás,unpocomás.Solo lograbalevantar la pelvis para ir al encuentro de esa boca que empezaba acombinar besos y mordiscos en su monte de Venus, que le arrancabagritos ahogadosmientras una nueva canción calaba en sus oídos, comounaprofecíadeloqueestabapasando.

Evilhadknockin'atmydoorEvilmakingmeitswhore

Idon'tmindifyoutakewhat'syoursButgivememine

Cerróunpoco losmuslos y pudo sentir enmediode sus piernas una

cabeza,contrariamenteagritarointentarquitarsedeencimaloquefuera,por encima de las sábanas se aferró a eso que tanto placer le estababrindando, esas manos tan fuertes se le aferraban en las nalgas,apretándolasconverdaderafuerzaysebalanceabaenlacuerdaflojaquedividíaalplacerdeldolor.Elpecho se le ibaa reventar, casinopodía respirary sehabíavuelto

todalatidos,entresuspiernashacíatantocalorcomodebíahacerloenelinfierno.

YouarethenightthatsavesmydayHeythere,littlegirl

Comeinside;don'tbeafraid,I'llkeepyousafeLa respiración ahogada de quien estaba debajo de sus sábanas y en

mediodesuspiernas,seconfundíaconlacanciónqueinundabasusoídos,algo que no podía comprender, era como si esa respiración fuese uninstrumentomásqueacompañabaalaestridentemelodía.Susbragasestabandemasiadomojadas,porellayporlasalivacaliente

yespesadequienpasabalalenguaunayotravezporsucentro.Notenía

miedo,esarespiraciónsofocadaquesemezclabaconlamúsicalaexcitabademasiadocomoparapedirlequedejaradelamerlecontantasganas,eratancaliente,tansuave,tanpotente.Necesitaba ver quién era, por lo que levantó la sábana solo haciendo

una pequeña ventana para que sus ojos pudieran apreciarlo. En esemomento,comosihubieseadivinadosus intenciones,ese ser también lamiró.Candicenopodíavernada,eraunhombredeesoestabasegura,pero

estabatodomuyoscurodebajodelassábanas,solodospequeñosdestellosse dejaban ver y eran como dos pupilas fijas en ella. Entonces todo elpánico mandó al lodo la excitación, empezó a gritar y a removerse,provocando con eso que el bulto que estaba entre sus piernasdesapareciera.—¡Candice!¡Candice!—IrrumpióHectorenlahabitación,encendiendo

inmediatamentelaluz—.Tranquila,tranquilacariño,soloesunapesadilla.Candice se encontraba pegada a la cabecera de la cama, en el suelo

estaban las colchas y el celular con los audífonos,mientras ella llorabadesesperadamente.—¡No!Nofueunapesadilla,papá—dijohipandoanteelllanto—.Algo

estaba en mi cama, algo estaba aquí —aseguró saliendo de la cama ycorrióhaciasupadre.—Eso es imposible, amor —trató de tranquilizarla mientras la

refugiabaensusbrazos.—Candice—la llamósumadreentrandoa lahabitación—,¿quépasó

princesa?—preguntóacercándoseaellayacariciándoleloscabellos.Hector le cedió su puesto a Claire para que abrazara a su hija y él

caminó hasta la ventana, percatándose de que estaba cerrada y con elseguropuesto.—Alguienestabaenmihabitación—confesóenmediodelllanto,pero

lavergüenzaimpedíadecirleasuspadresloqueleestabanhaciendo.—¿Qué pasó? —interrogó Robert aturdido, quien entraba a la

habitación vistiendo solo un short blanco, llevando la rubia cabellerarevuelta.—Nada,Candicehatenidootrapesadilla—dijoelpadre,recogiendoel

celularqueestabaenelsuelo.—No, no ha sido una pesadilla, tienes que creerme papá —suplicó

ahogándoseconelllanto—.Yanosoyunaniña,puedosabersiestoyono

dormida.—¿Noseríatunovioqueentró?—curioseósumadre,enjugándolelas

lágrimasconcaricias.—No,Jeremynohasido…nopodríaentrar, laventanaestácerraday

cómosesuponequepodrásubiraunsegundopiso.—Voyaverporeljardín—dijoRobert,quienregresóasuhabitacióny

alminutobajabalasescalerasconunbatedebéisbolenlasmanos.—YovoyavercómoestáLizzy…Claire llévalaa lacocinaparaque

bebaunpocodeaguaysecalme.Claire le pasó un brazo por encima de los hombros a su hija y la

condujoalacocina.—Siéntate—lepidiómientrasellaibaalaneveraporunpocodeagua

—. Ten, trata de calmarte un poco, cariño —le acariciaba las mejillasmientrasCandicesorbíalaslágrimas,lasquenodejabandebrotaraunquetuvieralosojosrojosehinchados.Candice bebió el agua a pequeños sorbos, intentando calmarse, no

quería alarmar a su familia, pero era más poderoso el terror que lainvadía.—¿Estásmejor?—preguntó recibiendoelvasoy suhija le asintió en

silencio—.¿Quierescontarmequépasó?Candicenegóyunavezmásseechóallorar,Clairelesostuvolacabeza

ylaadhirióasuabdomen,sindejardeacariciarleloscabellos.—Era un hombre… era un hombre… vi sus ojos, bueno… no tenía

ojos…eransolounaspupilas,nadamás—explicóenmediodesollozos.—Seguroquehasvistoalgunadeesaspelículasdeterror.—No mamá, no he visto películas… tienes que creerme —imploró

cerrándolelacinturaconlosbrazos.—Vamos a rezar un poco… así estarás más tranquila —propuso al

tiempoqueseapartabadelabrazoysesentabaenlasillafrenteaCandice.SequitóunavezmáslacadenaconlamedalladelavirgenMaría,dela

quenosedesprendíaniparadormiryvolvióaprestárselaasuhija.Empezaronaorar con losojos cerrados,nodejarondehacerlohasta

queCandiceestuvocompletamentecalmada.Robert se aseguró de que no hubiese nada afuera y entró a la casa

cerrandomuybienlaspuertasyventanas.—¿Todobien?—peguntóHector,irrumpiendoenlacocina.—Mucho mejor —aseguró Claire con una dulce sonrisa y con esa

pacienciainagotabledeunamadre.—Regresemosalacama,nadamalovaapasar—pidióelhombreyle

tendiólamanoasuhija,conduciéndolaalahabitación.Cuandollegaron,Candicevioenelsueloalladodesucama,unacolcha

yunaalmohada,inevitablementemiróasupadre.—Séquenoquerrásdormirsola—ledijoconunasonrisa.Ellahizomásfuerteelabrazo,hundiendoelrostroenelcálidopecho

de su padre y encontrando paz en ese aroma que adoraba, ese olorpaternal.Caminóalacamaysemetióenella,cubriéndoseconlasábanahastael

cuello,sumadresedespidiódeellaconunbesoenlafrenteysupadreseacostóenelsueloparacuidardesussueños.Claire apagó la luz de la habitación y salió dejando la puerta

entreabierta.Hectorsabíaquesuhijanolograbadormir,estabainmóvilenlacama

peroconlamiradafijaaltecho.—Novaapasartenadamiamor,todoestarábien,aquíestoyyo.Puedes

dormir tranquila—dijodesde su incómodacamadealfombra,peroporcuidarasuhijadormiríasobrebrasasardientes.—Papá,¿siemprevasacuidardemí?—preguntósacando lamanode

debajodelasábanayofreciéndoselaasupadre,mientrasqueconlaotraseaferrabaalamedalladelavirgenquecolgabadesucuello.—Siempremivida,tejuroqueporelrestodelanochenovendránadie

aperturbartusueño,porquesitengoquemetermeenellosparasalvarte,loharé—aseguróaferrándosealamanodeCandice.—Graciaspapá,ereselmejordelmundo—murmuró.Candicelogróquedarsedormidaentradalamadrugada.Esemismodía

durante lamañana, loprimeroquehizofueeliminar todas lascancionesdeThePrettyReckless,percatándosedequeno teníaSweetThingsen lalistadereproduccióndesucelular,porloquenopudoevitarqueunavezmáselmiedolecalarahastalamédula.

CAPÍTULO6

Elniñoqueamasteeselhombrealquehoyletemes

Benjaminexpulsabaelhumodesusegundocigarrilloconlasincronía

perfectaparaquese formarancírculosenelaire,uno trasotro.Con lospárpadosentornadosfijabalamiradaenloscilindrosquesedisipabanenelaire.Estaba sentado con las piernas cruzadas, reflejando la elegancia de la

queeraposeedor,peroalmismotiemporeflejabacomodidad,parecíaquenadapodríaatormentarlo.—Podrás empezar cuando te sientas preparado… pero antes, me

gustaríahacerteunaspreguntas—calólavozdeldoctorenellugar.—Adelante, solo me tomaba un poco de tiempo para disfrutar del

cigarro—mencionósindesviarlamiradadelosahoraóvalosdehumo.—¿Quétehandichodetupadre?¿Nopiensaabogarporti?—preguntó

poniéndose los lentes,conbolígrafoenmano,dispuestoaescribirensulibreta.—Mi padre, pobre pedazo de mierda. Aunque un océano nos separe,

puedo oler su putrefacción…No, no lo hará, porqueme tienemiedo ytampocopiensamancharsuintachablecarreracomoelAsesorEspecialdeRelacionesExterioresdelaONUconunhijoasesino.—¿Por qué dices que puedes oler su putrefacción? ¿Padece alguna

enfermedad? —curioseó Grignard, sin comprender totalmente esecomentarioporpartedeBenjamin.—No, naturalmente no está enfermo; sin embargo, últimamente está

presentando algunos malestares que no le ha dejado saber a nadie. Suorgulloesmásfuertequeconfesarqueestádefecandosangre,asíquenoirá con ningún doctor, porque piensa que es algo pasajero y esa actitudsololeimpedirádarsecuentadequelamalditacerdadesumujerloestáenvenenando,paraquedarseconsumillonesygastárselosconelamante.—¿Tienescertezadeloqueestáshablando?—Creo que con las cosas que a usted le han pasado últimamente,

debería tener claro que no hablo estupideces. Debe ser un poco máscreyente, no todo es ciencia y no todas las cosas tienen explicación—acotóobservandolacenizaqueaúnsemanteníaenelcigarro,comouna

torreapuntodedesplomarse,peroquenolohacía—.Aunquenoquieroamipadreymedaigualloquelepase,notolerolasinjusticias,porloqueIblis me ha prometido que los dejará confiarse y cuando menos loesperen, las cabezas de ambos terminarán clavadas en una estaca. Estopasarámientrasesténfornicando,algoasícomoenlaépocamedieval—dejólibreunacortacarcajadaalrecrearlaescenaensucabeza.—Si sabes eso, ¿por qué no los denuncias? Yo podría ayudarte a

hacerloyasíevitarquetodoestosigaenvolviéndote—aconsejóeldoctor,queriendocreerenBenjamin.—Harold no lo creerá, ni siquiera quiere saber de mí porque he

asesinadoa laque segúnél, era el amorde suvida…pero secogea laprimeramujerqueselepasaporelfrente,asíquepormíquesejoda—después de esas palabras dejó libre un suspiro, liberando humo por lanariz.—¿Tedoleríalamuertedetupadre?—inquirióestudiandoalgúngesto

queevidenciaraunpocodetristeza,peronolohalló.—¿Qué?¡No!—soltóunacarcajada—.No,lamuertenodeberíadoler.

Austedes loque les jode es la ausencia, noesmásqueunactodepuroegoísmo,porque solopiensancómoserá suvida sinesapersona, cómoharánparavivirsinella…Muypocasvecessepreguntanquéesloqueleespera a ese ser "querido" después de la muerte. En cuanto a lo de mipadre, le aseguro que no va a dolerme la ausencia de alguien a quiennuncaleimporté.—¿Nunca le importaste? ¿Podrías contarme un poco acerca de tu

infancia? —preguntó al sentir un gran grado de resentimiento enBenjaminhaciasuprogenitor.—No. Realmente no quiero aburrirlo con esas tonterías, mejor

empecemos a hablar de cómo fue que asesiné a mi madre, eso es másinteresante.El doctor podía jurar que Benjamin iba a disfrutar de ese relato, era

imposible que hablara del asesinato de su madre y no se trastocara almenosunpoco.—Bien, no quiero presionarte. Soy todo oídos —lo alentó

removiéndoseenelasientoparasentirsemáscómodo.—Deberásertodooídosyvísceras.Másdeunomehapagadoelrelato

con sus alimentos mal digeridos volcándose a mis pies —su voz eracasual,comosifueseahablardeeconomíaynodeunmatricidio.

—¿Le has contado a alguienmás?—preguntó algo asombrado, puessuponíaquenolohabíahabladoconnadiemás.—Ya le había dicho que iba a entretener amis nuevos compañeros y

algodebohaceralahoradelascomidas.Grignard notó en la mirada de Benjamin una mezcla de picardía y

malicia,parecíaunniñoconunamuypeculiarformadedivertirse.—Puedesseguir,estoypreparado—dijosoltandounsuspiro.—Eran las dos y diez de la tarde cuando mi madre regresó de las

grabaciones —empezó a contar demostrando entusiasmo—. Escuchécuando abrió la puerta principal y los treinta y dos pasos al subir lasescaleras, yomeencontraba acostadoenmi cama, estudiandomiguion,presentísullamadoamipuertayalossegundosloescuché,porloquelainvitéapasar.—¿Demostrabasalgúntipodenerviosismo?¿Sentíasmiedo,angustia?

—intervinoelhombreconsuspreguntas,tratandodesaberquéemocionesembargabanenesemomentoasupaciente.—No…mesentíanormal,bien…uhmmbueno,digamosqueunpoco

deadrenalinacorríapormisvenas—explicóparasaciarlacuriosidaddeldoctor—.Mimadre entró y se sentó al borde demi cama con su dulcesonrisa,unadeesasquelasmadressiemprelededicanasushijosymássisesientenorgullosasdeellos,comoenmicaso;mimadresesentíamuyorgullosademí,lepreguntécómolehabíaidoenelestudiodegrabación,mecomentósutravesíalaboralymedijoqueiríaabañarseyadescansarunpoco,yosoloasentíensilencioyellamediounbesoen la frentealtiempo que abandonabami cama, ese fue su último beso, casi una horadespuésyoledaríaelmío.—Mientras tumadre agonizaba, ¿en algúnmomento le dijiste que lo

sentías?—unavezmáselhombreinterrumpía.—Lehedichoquenomearrepientodeloquehice,enningúnmomento

lohesentido—contestóconrotundidad.—Bien… continúa, por favor —pidió con un ademán, observando

cómoBenjaminsacabaotrocigarrillo.—Escuchéelaguaquesalíadelaregadera,dejéquesebañaratranquila,

que se refrescara un poco, de igual forma le permití descansar por lomenosmediahora,nohaynadapeorquemorircansado,esomelohabíadichoIblis,porloqueledisutiempo.»Cuando le permití el tiempo exacto, agarré el cuchillo que había

elegidoysalídemihabitación,entréaladeellasinllamar,seencontrabaen lacamayconsuropadedormir, repasandosu libreto.Mesentéasulado mientras ella me miraba algo desconcertada, la miré a los ojosmanteniéndome en silencio,mirándome en esos espejos azules que eraniguales a losmíos, sin dejar que viera el cuchillo que habíamantenidooculto, ella me sonreía mostrando el desconcierto que la gobernaba.“Madre,nocierrelosojos”lepedíyenunmovimientorápidoleclavéelcuchillo en la boca del estómago, atravesando las hojas del guion. Ellasoltó un grito ante el dolor y cerró los ojos, derramando un par delágrimas,porloquegiréelcuchillodentrodesuestómago.»“Le sugerí que no cerrara los ojos, ábralos o seguiré girando el

cuchillo”.Ellasolobalbuceabaminombrequeriendogritar,peroeldolorylasangrequesubíaporsugargantanoselopermitían;sinembargo,leseñalé: “Si gritas, la policía vendrá y me detendrá y no es eso lo quequieresparatuhijo”.»Maureenme adoraba y solo quería lo mejor para mí, por eso solo

asintióen silencio,dejéde torturarlay retiré lahojademetal.Elladejólibreunjadeo,intentóvolverse,peronoselopermitíalretenerlaporunodesushombrosmientrassacudíaelcuchilloparaquelashojasdelguiondejarandeestorbar.Solollorabaaúnsinpoderlocreer,nopodíacreerloqueestabapasando,peroyomeencargaríadequelocreyera,asíqueunavezmás le clavé el cuchillo en un costado, con tanta fuerza que semeresbalóantelasangre,enesemomentomehiceelprimercorteeneldedoíndice,nolosentí,fuemuchodespuésquemedicuenta.»Parpadeó pesadamente, pero cuando empecé a girar el cuchillo

lentamentedentrodesucuerpo, losabrió;yasabíaqueesaeramiseñalpara que no cerrara los ojos, vi en sus pupilas reflejadas muchaspreguntas, aún no podía creer lo que le estaba pasando, que fuese supropiohijoquienlaacuchillabasinpiedad,solosequejaba,llorabaydelabocalesalíasangre,laqueenunpardeoportunidadeslelimpié.»Mimadre no podíamás, siempre fue débil pero no debíamorir tan

pronto, retiré una vezmás el cuchillo y le di libertad, hizo lo que teníaplaneado,segiróenlacamadándomelaespalda,unavezmásmedabalaespalda—reprochóenmediodesurelato—.Porloquemelancésobrelacamaylainmovilicéentremisrodillas,mientrasleenterrabaelrostroenla almohada, limitándole la respiración, calculé dónde clavaría el armamientrasproclamabaunritoparaquesuvidanoseextinguieratanrápido.

Luego fui por sus riñones, primero uno y luego el otro, mientras ellajadeabayyosentíacómosusangretibiaempezabaabañarmeyainundarlahabitaciónconsuparticularolorahierro.»Después proseguí entre sus costillas, ella no se resistía, pero seguía

viva, tenía lacertezadeeso,por loque leayudéagirarseyestavezmiblancofuesupecho;elprimerataquefuealesternónyunavezmássemeresbalóelcuchillo.Eneselugarfueronvariasvecesseguidashastavencerel obstáculo, tanto que desprendí pedazos de carne que se quedabanpegadas en el cuchillo —confesó sin mostrar un atisbo de repulsión,parecíacomosinohablaradesupropiamadre—.Bajéunavezmásasuestómagoymeensañécondecisiónyfuerzaeneselugar,hastahaceruncráter,exponiendosusvísceras,el repugnanteolorquedespedíannofuesuficiente para que me detuviera. Llevaba treinta y cinco puñaladas, yasolo faltaban dos, por lo que le deslicé el cuchillo por debajo de cadapómulo,enterrándolopocoapoco,entoncesMaureencomprendióquenodebíacerrarlosojos;laluzenéstosmedecíaqueaúnestabaviva.»Quisedejarlaasí,bañadaensangreycon lasvíscerasexpuestas,que

agonizara.Silovedoctor,desdeciertopuntonofuiyoquienlamató,lohizo el tiempo. Pensará que es imposible, pero vivió por siete minutosmás,eraesalafuncióndelritual.El doctor Grignard lo miraba atentamente, sin encontrar un poco de

lógica a lo que Benjamin le estaba contando, sabía exactamente dóndeapuñalarasumadre,todofuetanpremeditadoquenopodíaevitarqueelestómago se le revolviera y los vellos se le erizaran, juraba que estabasudando frío.Queríapedirlequedejara el restopara lapróxima sesión,perotemíaquedespuéseljovencambiaradeparecer,porloqueprefiriónointerrumpirlo.—Cuandobajédelacama,mepercatédequeestababañadoensangre,

talvezlaadrenalinanomepermitiódisfrutardeesemomentoenqueconcadapuñaladamevestíaconlasangredemimadre;podríadecirqueteníamásqueellamisma,quienseencontrabaenuncharco.Admiréellugar,elburódealladodelacama,lapared,lacabecera,elpiso,ellibreto,todoestaba lleno de sangre y en algunas partes habían pedazos de carnes yrestosdevísceras.»Salídeesahabitaciónymedirigíalamíaparaducharmeyponerme

ropa limpia, estaba por entrar al baño cuando escuché un golpe seco.Corrínuevamentealcuartodemimadreyviquesehabíaparadoydado

varios pasos, pero había caído al suelo, por lo que la cargué y la subínuevamenteensucama.»“Mamá,quédateenlacama,noquieroquetehagasdaño”Lesusurréy

lediunbesoenlafrente,miúltimobeso.Empecéaacariciarleelrostro,loúnicoquelamentoesquecuandoleapuñalélacaratalvezrompívariosvasosocularesysusojosseensangrentaron,yanoteníanelmismocolorque tanto adoraba, segundos después ella exhaló su último suspiro, elgolpe terminó por matarla, le cerré los ojos y me dirigí al baño paralimpiarmeylargarmedellugar.Eldoctorseencontrabaalgopálido,perorespiróprofundovariasveces

para recobrar la compostura, sabía que su paciente había asesinado asangre fría porque era lo que le habían dicho, pero ahora élmismo loconfirmaba y lo que le parecíamás aterrador era que no se encontrabaarrepentidodeloquehabíahecho.—¿A dónde pensabas ir? ¿Te irías con Iblis? —inquirió Grignard

encontrando su voz, después de haberse quedado sin aliento en variasoportunidades.—Nolosabía,noteníaidea,loúnicoquesabíaeraqueteníaqueirme

delacasa…yllegarhastadondequeríaquemeatraparan.—¿Esperabas por Iblis?—preguntó al percatarse de que Benjamin le

ocultabaalgo,podíajurarquelosplanesdeélnoeraqueloatraparan.—Esono se lo diré, no diré qué pasó después de que salí de la casa,

sololoquepasódentro,nadamás.—¿YmedirásloquepasóconKaren?—preguntótratandodeahondar

máseneltema.—Sí…deellalecontaré,peroyaseráenlapróximasesión—enunció

poniéndosedepie.UnavezqueBenjaminabandonóelconsultorio,Grignardcasicorrióal

baño,dondemientrasselavabalacarafueatacadoporfuertesarcadasqueleprodujeronrecordarciertospasajesdelorelatadoporsupacienteysevioobligadoavomitar.Yano sabíaquéeraBenjamin, si eraun satánico,un sádico,un joven

perturbadoo siverdaderamenteelmalexistíay lohabíaposeído.Yanoteníacertezadenada.

Capítulo7

—Candice,¿tefaltamucho?—preguntóLizzyentrandoalahabitación

deCandice sin avisar, extrañándose de no encontrar a su hermana en ellugar.—No, ya casi estoy lista —dijo desde el baño donde estaba

maquillándose,algoquellevabapocotiempohaciendo.—¿Quéhaces?—inquiriósonriendototalmentesorprendida.—Rizomis pestañas—confesó con la pinza presionando para que se

curvaranunpoco.—¿Dóndehasaprendidoahacerlo?—Lizzy,sientoquemeestásinterrogando.—Soloesunpocodecuriosidad—alegócruzándosedebrazos.—LohevistoenYouTube,teníaquedarleusoalosmaquillajesqueme

regalómamá.—Pero si teníanmesesconfinadosenalgún rincónde tudesordenado

clóset—soltó una corta carcajada y se acercópara vermás de cerca loqueCandiceestabahaciendo—.SupongoqueJeremyestádespertando tuladomássensual.—Solo quiero verme linda para él, quiero que se sienta orgulloso de

tenermecomonovia.—Aúnsinningúncoloreteenlacaraereshermosa,notehacefalta.—Talvez,peroquierorealzarmibelleza—colocósobre laencimera

del lavamanoslapinzayagarróunglossenuntonocereza—.Venaquí,creoquelefaltaunpocodecoloraesoslabios.—¡No! Gracias, nada de eso —retrocedió un paso—. No quiero

volvermemujerantesdetiempo.—Lizzy, ya el mes pasado te hiciste mujer—dijo con voz cariñosa,

provocando que las mejillas de su hermana se arrebolaran—. Además,porqueusesunpocodebrilloenloslabiosnoestarásendesacordecontuedad.—Nomegusta.—Solounpoquito—suplicóhaciéndoleunpucheroyacercándoseun

pocomás.—Está bien, pero solo unpoquito—advirtió permitiéndole aCandice

queledelinearaloslabios.—Listo, mira que hermosa se ve tu boca —sonrió satisfecha del

resultado, poniéndola frente al espejo—. Claro, se vería mejor sicambiáramosesasudaderaporalgomás…másfemenino.—Así estoy bien, no intentes cambiarme Candice —refunfuñó,

alejándosedelespejo—.Megustamiropa,deotramaneranomesentiríacómoda—aseguró echándose un vistazo, reafirmando que le agradabansusconverse,jeansysudadera.—Prometonuncacambiarte—seacercóylaabrazó,suhermanamenor

noloeradesangre,perosídecorazónyelamorquesentíaporellaerarealmentepoderoso—.TequieroLizzy.—Yotambién,ahoradateprisaquenoquieresdejarplantadoatunovio.—Nunca loharé.Porfavor, tráemelafaldaqueestásobre lacama—

pidió volviéndose al espejo para aplicarse del mismo gloss que habíausado con Lizzy, quedó satisfecha con su maquillaje completamenteacordepara susdieciséisañosysequitóelesponjosoalbornozdepañocolorrosa,quedandoenropainterior.—¡PorDios,Candice!¿Quétepasó?—inquiriótotalmentesorprendida

Lizzy,aferrándosealafaldajeans,conlamiradaclavadaeneltraserodesuhermana.—¿Por qué gritas? —preguntó tratando de mirarse el trasero por

encimadelhombro.—NomedigasqueJeremytehahechoesoCandice,apenastienesdos

semanasdenoviaconesechico—reprochóhorrorizada.—Jeremynomehahechonada,nuncamehatocadoeltrasero—corrió

al espejode cuerpo enteroque estaba en la puerta del clóset—. ¡OhporDios!—casigritóllevándoselasmanosalabocaalverlasbetasmoradasqueadornabansusnalgas,sindejardudasdequesedebíanaunapretón,irremediablementeempezóa temblaral recordarelepisodiodosnochesatrás,esosmoretonessoloreafirmabanqueloquehabíapasadoerareal,queenningúnmomentoestuvodormida.—¿Segura que no fue Jeremy? —preguntó Lizzy, pensando que su

hermanayaestabateniendorelacionessexualesconsunovio.—Completamente segura, tienes que creerme —suplicó con la

respiraciónagitada,intentandocontrolarelpánicoquelainvadía.—Voyaavisarleamamá,ellasabráquéhacer.—¡No!EsperaLizzy—pidió reteniéndola por lamano, estaba segura

quesisumadre leveía loshematomas lepreguntaríacómose loshabíahecho y no iba a confesarle que esa cosa que apareció en su cama dosnochesatrásestabajustolamiéndoleentrelaspiernas—.Esqueesomelohice el otro día, ¿recuerdas cuando estábamos jugando baloncesto en eljardín?—Sí,lorecuerdo.—Yasabesquemesalenmoretonesporcualquier tonteríaycómono

ibaasalirmeestocuandoRobertmemandódeculoalsuelo—seobligóasonreír aunque por dentro estaba aterrorizada, sentía que se echaría alloraryquesuhermanasedaríacuentadecómoletemblabanlaspiernas.—Parecenunasmanos—refutóLizzy—.Comositehubiesenagarrado

confuerza.—Noesasí,eresmuyfantasiosaLizzy,mejordémonosprisa—lequitó

la falda y se la puso con rapidez, se calzó unos botines marrones y lacamiseta ajustada en color blanco, con una libélula bordada al frente ydiminutosbrillantesenvarioscolores,lacualreposabasobrelacama.Antesdesaliragarrólacamperadecueroyselapusomientrasbajaba

lasescaleras.—Podían haberse tardado un poquitomás—ironizóRobert, quien ya

lasesperaba.—Yaestamoslistas,vámonos—dijeronalunísono.Candicecorrióhaciasumadreylediounbesoenlamejilla,mientras

queLizzycorrióhaciasupadre,recibiendoelabrazodedespedida.EnesemomentoeltimbreleshizosaberqueJeremyhabíallegado.RobertleabriólapuertaaJeremy,quienentróconsuadorablesonrisa,

iluminándoleelmundoaCandice,éstacorrióhaciaély ledioun fugazbesoenloslabios.Hectorseaclaróimprudentementelagarganta,enundisimuladoregaño

haciasuhija.—Buenas noches señorAdams—saludó conun sutil asentimiento sin

soltarlelamanoaCandice.—Buenas noches Jeremy —el tono de voz de Hector fue más una

advertenciaqueunsaludoydesviólamiradahaciasuhijo—.Vayanconcuidado—aconsejólanzándolelasllavesdelacamionetafamiliar.ARobertleavergonzabatenerqueconducirlaminivan,sesentíacomo

sifueseunaabuela,peronoteníaopcionesporquenocabíantodosensuauto deportivo y su padre se había empeñado en que fuese él quien los

acompañaraalcine.Comoelhombreyelmayordelostres,debíacuidardesushermanas,algoquenotodoeltiempoleagradabahacer.Todos subieron a la camioneta mientras los señores Adams los

despedíandesdelapuertaprincipal.—Seajustanloscinturones—pidióRobertmientrasseabrochabaelde

él.JeremyyCandiceibanenelasientotrasero,mientrasqueLizzyibaen

el puesto de copiloto, quien se apoderó rápidamente del reproductor desonido, al encenderlo se dejó escuchar un tema de Celine Dion, lapreferidadesumadre,peroqueellosporserjóvenesnotoleraban.ElsonidocontagiosodelreconocidotemadeLMFAOempezóasonar,

inmediatamenteLizzyempezóabailarenelasiento.—WhenIwalkonby,girlsbe looking likedamnhefly. Ipimpto the

beat…—empezóacantarmientrassemovíagraciosamentesinimportarlelapresenciadeJeremy,quiensonreíaalverelentusiasmoenlahermanitadesunovia.Candicenopodíaintegrarsetotalmentealgrupoquedisfrutabadeverel

derrochedeenergíaenLizzy,porqueestabapensandoenloshematomasquemarcabansucuerpoyeneseespantosomomento.—¿Sucedealgo?—lepreguntóJeremyaloído.—No…nopasanada—sevolvióy lomiróa losojos,obligándosea

sonreírle.—Tenotoalgodistante.—No—intentó convencerlo con un beso en los labios y entrelazó su

manoaladeél.—¿Te parece si nos agarramos la última fila? —preguntó en un

susurro,paraqueloshermanosdesunovianoescucharanlapropuesta.—Dejenlossecretosparaotromomento,quenoestánsolos—intervino

Robert,mirandoaCandiceatravésdelretrovisor.Ella le sonrió a su hermano, para que disculpara ese momento de

intimidadquevivíaconsunoviodelantedeél.Alllegaralcine,Lizzycasicorrióalacartelera.—¿Podemos ver Insidious 2? —preguntó Jeremy al tiempo que le

pasabaunbrazoporencimadeloshombrosaCandice.—No,nadadesuspenso,niterror—dijoRobert.—Pensé que eras más valiente—se burló Jeremy, aferrándose a esa

confianzaquepocoapocoseestabaganandodesucuñado.

—Noespormí—miróaCandice,peronolaexpondríadeesamaneradelantedeJeremy—.Simplementenovemosnadadeeso.—ACandiceno legusta—dijoLizzy,quienno sehabíapercatadode

queRobert intentabaproteger losmiedosdesuhermana—.VamosaverDespicableMe2—propusoemocionada—.Por favorRobert,por favor—lesuplicóasuhermano,aferrándoselealacampera.—Solosilosdemásestándeacuerdo.—Sí,megustanlosMinions—sonrióCandice.—Entonces esa veremos —dijo Jeremy haciendo más estrecho el

abrazo.Robert se encargó de adquirir las entradas y Jeremy aprovechó para

escaparse con Candice para comprar las infaltables palomitas de maíz,bebidasgaseosasyalgunasgolosinas.—No sabía que le tenías miedo a las películas de terror —comentó

volviéndolahaciaélmientrashacíanlafila.—Unpoco,esalgocomplicadodeexplicar.—Podemosverlajuntos,prometoabrazartedurantetodalapelícula—

diosupalabraaltiempoquelellevabalasmanosalcuelloylaacercabaenbuscadeunbesodeverdadynounsimplerocedelabios.—Prefiero no hacerlo, igual podrás abrazarmemientrasmiramos los

Minions—sonrióysemordióellabio.—Esoharé—prometiódejándolecaerunalluviadesonorosbesos,lo

hubiesehechomásíntimoperoestabanenmediodeunafila,dondehabíamásdeunpadreconsushijos.—Listo, ya tenemos las entradas —interrumpió Lizzy mostrándose

realmenteentusiasmada.Hicieron el pedido y entraron, ya la función había empezado. Los

puestosque leshabían sidoasignadosestabanenel centro; enmediodedisculpas se hicieron espacio hasta ellos; no obstante,Robert por ser elmásaltodebíabajarseunpocomásparanoobstaculizarlavisióndelosasistentes.Enesemomentosuspalomitasdemaízsevolcaronsobreunachicay

unniñosentadoasulado.—Disculpa,disculpa—murmuró sin atreverseaquitarledeencimael

reguero, por temor a llevarse una bofetada, ya era suficiente con quemedia sala lo vitoreara—. ¿Nadya Archer? —preguntó sorprendido alreconoceralachicacuandolaluzdelapantallalepermitióverlamejor.

—No te preocupes —dijo sacudiéndose las palomitas de encima eignorandoquelahabíallamadoporsunombre.—¿EresNadya?—volvióapreguntarmirandoalosojosavellanadela

delgadachica.—¡Siéntate! ¡Quítate!—la gente lo inquietaba y aRobert no le quedó

másquemoversehastasu lugarysentarse,sindejardemirara lachicaque estaba a tres puestos, diciéndole algo al niño a su lado, ese queaparentabanotenermásdedosaños,almismotiempoleayudabaconsubebidaparaquetomara,suponíaquedebíasersuhermano.Durante toda la película no pudo evitar mirarla más de una vez, no

habíasabidodeelladesdelasecundaria,pensabaquesehabíaidoaotroestadoaseguirconsusestudiosuniversitarios,talvezasíeraysoloestabadevacaciones.Los planes de Jeremy y Candice por estar en última fila se vieron

arruinados porque la sala estaba casi llena y les tocó al lado de Lizzy,quieneralaquemásdisfrutabadelosMinions.Cuandolafunciónterminó,Roberthizotodoslosintentosporalcanzar

aNadya,peroellasemezclóconelmardegentequesalíade lasaladecineyconelniñoenbrazoscasihuyódellugar.—¿Quiéneraesachicaquenodejabasdemirar?—preguntóLizzyenel

trayectodevueltaalacasa.—Una chica que conocí en la preparatoria, era la novia de un gran

amigo.—¿Cuál amigo? —Lizzy se caracterizaba por hacer de todo tipo de

preguntassinningúntipodefiltro.—Nick,élquesefueparaNuevaYork.—¿Elquepasabamás tiempomirándoseenelespejoque respirando?

—inquirióelevandolascejasaltiempoquesonreía.—Lorecuerdasmuybien—soltóunacarcajadaqueCandiceyJeremy

acompañaron.—¿Y te gustaba esa chica? —volvió a preguntar, provocando que

Robertseatragantaraconlacarcajada.—¡No!—dijo enmedio de un ataque de tos al tiempo que reducía la

velocidad—.EralanoviadeNick.—¿Y? Eso no importa, ¿dónde está escrito que porque alguien tenga

parejanopuedegustarleaotrapersona?—Enningúnlado,simplementenomegustaba.Sololavipocasveces,

me impresionó encontrarla después de tanto tiempo, pensé que se habíaido a estudiar a otro estado—alegó, recordando que ella simplementehabía dejado de asistir a clases después de que terminara con Nick,siemprelepareciómuyinjustodesupartequedejaraasuamigodeesamanera. Fue a raíz del desamor que Nick decidió irse a Nueva York,porquenecesitabaolvidarla.—Esmuybonita—dijosonriendo.Candice y Jeremy escuchaban atentos la conversación, sin perder la

oportunidaddebrindarsemuestrasdecariñodevezencuando.Cuando por fin llegaron, Robert y Lizzy entraron a la casa,

permitiéndole a Candice que se quedara con Jeremy un rato más en elporche,paraquedisfrutarandeunpocodeprivacidad.Losnovioscaminaronhastalapartelateralysesentaronenunabanca

que colgaba por cadenas de las vigas del techo, camuflándose en lapenumbradellugar.Jeremyseacercómásaella,anulandoelespacioentreambosylamiró

alosojos,regalándoleunacálidasonrisa.—Tevespreciosa—aseguróponiéndoledetrásdelaorejaunmechón

decabello—.Noveíalahoradepoderestarasolascontigo.—Tambiénlodeseaba,soloesperoquemipapánoteechetanpronto—

sonriómirandoaloslabiosdeJeremy.—Soloporsitupapáaparece,voyabesartedesdeesteinstante—avisó

llevándolelasmanosalcuello.Candicecerrólosojosyseentregóaesebesoqueempezólento,muy

lento,peropocoapocofuecobrandointensidad.SentíacómolalenguadeJeremyempezabaadeslizarsesuaveytibiaensuboca,provocandoqueensucuerpodespertaranacuosassensaciones.Consusmanosseaferrabaalacaradesunovio,robándoleelaliento,

lossuspirosydisfrutandodeesemomentotaníntimo.Jeremy dejó que sus manos vagaran por la espalda y costados de

Candice, dándole vida a las más ansiadas caricias, porque necesitaballenárselas con los contornos de ese cuerpo que empezaba a desear condemasiadaurgenciaymásalládeloquehastaahorahabíaexplorado.Le dio rienda suelta a sus deseos, aprovechando que Candice estaba

totalmente entregada a ese momento, una de sus manos escaló hasta elseno izquierdo de su chica y lo apretó suavemente, casi jadeando en labocadeellaanteelcontactoquesoloduróescasossegundos,porquesu

noviasealejóabruptamente.—Lo siento, solome dejé llevar—dijo con la voz agitada, yendo en

buscadeunnuevobeso.—Esmejorquetevayas—lepidiórechazandoelbesoyponiéndosede

pie.—Candice, no fue mi intención, solo me dejé llevar —explicó

levantándosetambién.—Estábien…esquenopuedo,ahorano.—No te estoy pidiendo nada, solo fue un impulso que no volverá a

pasar,amenosquetúloquieras.—Loquiero,peronoporahora—ellamismaempezabaaodiarsepor

actuardeesamaneraperonopodíaevitarlo,sesentíaextraña,legustabaque Jeremy labesara, que le regalara caricias, peronode lamanera enqueacababadehacerlo,suponíaquesoloestabaasustadaporquenoestabapreparadaparaavanzarunpocomás.—Estábien,notemolestesconmigo.—Noestoymolesta,peroesmejorquevayasatucasa,noquieroquetu

mamásepreocupe—seacercóylediounbesoenlamejilla.—Estábien,¿nosveremosmañana?—Seguro que sí, tan solo vivimos a pocos pasos y podremos seguir

charlandopormensaje.—Bien—sonrióylediounbesoenlamejilla—.Entoncesveaponera

cargartuteléfono,porquehablaremoshastamuytarde.—Tequiero—confesócaminandoalapuertaprincipal.—Yotambiényyasubeatucuartoparaquehablemos.—Esoharé,voycorriendoamihabitación—dijosonriendo,entrandoa

lacasa.

CAPÍTULO8

Grignard observaba al paciente Benjamin Sutherland quien se

encontrabaensilencio,conlamiradaperdidaenalgúnpuntoimaginariodelconsultorio, talvezestabasiendotorturadoporalgúnrecuerdodeloquehabíahecho,aunqueempezabaadudardequeeljoventuviesealgúntipodesentimiento,loencontrabatotalmentevacío.O tal vez solo estaba lleno de maldad, porque de otra manera no

lograbacomprendercómohabíatenidotantasangrefríaparacometercontantaalevosíasusasesinatos.Durantelamañanatuvoquereunirseconelfiscalquellevabaelcaso,porquenecesitabalaspruebasdelosavancesdeBenjamin.Le comentó que en la próxima sesión el paciente le contaría del

segundo asesinato, fue por esa razón que el fiscal le mostró algunasfotografíasforensesdelcuerpodeKaren,paracomprobarsielrelatodelasesino tenía coherencia con las pruebas encontradas en el lugar delhecho.Más de una vez se vio obligado a cerrar los ojos ante las primeras

planas casi terroríficas que le hicieron al cuerpo de la joven, no podíaimaginar de dóndeBenjamin había sacado la fuerza para someter a dosmujeresde esamanera aun estandoherido, porque indiscutiblemente laslesionesenlasmanoserandegrantamañoyprofundidad.Queríasaberdelpropioasesinocuálhabíasidolaverdaderacausaque

lo llevó a cometer semejante atrocidad, aunque hasta el momentoBenjaminnohabíadadounasolarazóncoherentequeintentarajustificarlosasesinatoscometidos,sencillamentenorazonaba.Porprimeravezenlosquinceañosquellevabaejerciendosucarreray

dehaber tratado con todo tipo de afectadosmentales, empezaba a dudarque él padeciera de algún trastorno, comenzaba a creer que el mal síexistía y que simplemente se había apoderado del cuerpo de BenjaminSutherland.No podía evitar que el temor lo invadiera y que los latidos de su

corazón se le aceleraran cada vez que el paciente se le acercaba; hastaconciliar el sueño se le estaba convirtiendo en un suplicio, algo queverdaderamenteloatormentabaporqueélnuncahabíasidosupersticioso.

Decidió sacar a Benjamin del letargo en el que se encontrabasumergido, en un arranque por querer encontrar cuanto antes unaexplicaciónalprocederdeesejovendemiradaalgunasvecestriste.—Benjamin,séquete lohepreguntadovariasvecesyquedebesestar

cansado de lomismo, pero solo espero una razón pormínima que sea.¿Qué sentiste después dematar a tumadre? Era tumadre, el ser que tetrajoalmundo.—Nosentíanada…yqué importancia tienequiénme trajo almundo,

pudo haber sido la cigüeña —dijo soltando un bufido—. Según labiblia…—hablabacuandoelpsiquiatraintervino.—¿Leeslabiblia?—inquirióalgoasombrado.—Claro,porsupuestoqueleolabiblia.Dehecho,lahememorizado…

Comoledecía,segúnlabiblia:todoaquelquemaldigaasupadreomadreseledarámuerte…eseesmicaso,deberíamorirporloquehice.Perosisevaa losSalmos, ledicen:bienaventuradoelque tomarayestrellaraasusniñoscontralaspiedras…¿Quédiferenciahay?¿Porquéunostienenque ser salvados y otros condenados? Y mejor aún, tenemos el granejemplodesuDios,élmandóasuhijoalamuerte,aquelotorturaranylosacrificaran¡Erasuhijo!Supropiohijo…¿Entoncesporquédeberíayosentiroestararrepentidoporloquehice?Séquenodiránada,porquenotienenadaquedecir—ledijomirándoloalosojos.—SontusidealesBenjaminylosrespeto,noestamosaquíparahablar

de religión porque evidentemente estás seguro de lo que profesas y lopoco que pueda decirte no va a cambiarlo. Tú encontrarás el momentoparahacerlo,paracomprenderciertascosas…—hablabayloviosacaryencender un cigarrillo, demostrando que no le importaba en lo másmínimoloqueélpudiesedecirle—.Perosiesoeraloquepensabasdetumadre, entonces ¿Qué fue lo que pasó con Karen? ¿Qué te llevó aasesinarladeesamanera?—Placer…conKarenfueporplacer,porqueellanodebíaestarenese

lugar.Todavíacuandocuentoloquepasóconella,sedespiertanestímulosenmicuerpoquenopuedocontrolar…Selohagosaberparaquedespuésnopiensequesoyundepravado—advirtióliberandounpocodehumo.—Bien,nohayproblema…¿Podemoscontinuardondequedamosenla

última sesión? —preguntó y Benjamin asintió—. Fue justo cuando tumadremurióydecidisteregresaratuhabitación.¿Quépasódespués?—curioseópreparándoseparaotrorelatosangriento.

—Entré al baño y al quitarme la ropa vi en el piso que habían caídoalgunospedazosdepieldemimadre.Noleprestéatención,soloentréaladucha a lavarme toda la sangre. En ese momento me di cuenta de lamagnitudde las heridas enmismanos, peronodolían, realmentenuncahandolidoniunpoquito—confesó,observandounadesusmanosdondelaslaceracionesempezabanasanar.Dejólibreunsuspiroyprosiguió—:Estaba casi por salir de la ducha cuando escuché unos gritos, eran deKaren,porloquesalícorriendodelbaño,desnudocomomeencontrabaagarré el cuchillo ensangrentadoque se encontraba sobre el buródemihabitación.Cuandoellamevio, saliócorriendoa lapuertaprincipal sinpoder controlar su pánico, no dejaba de gritar y llorar, esoverdaderamentemedesesperó.Soloqueríacallarla.»Nopudocorrermásrápidoqueyoycasienlasalidameagarréaella

deloquepude,conlamanoderechameaferréasuscabellosydeuntirónlalancéalpiso.Melefuiencimasinsiquierapensarlo,admitoquemediolapelea,empezóaforcejarmientrasgritaba,llorabaysuplicaba,entoncesmedielplacerdecallarlaaldarleungolpecon todasmis fuerzasenelmaxilar inferior, elque fracturé…Creoqueesoya se lohabrádichoelforense—dijofrunciendounpocoelceño.El psiquiatra solo asintió en silencio, sintiéndose algo aturdido al

escuchardemanera tancruda lasaccionesdel asesino.Lehizoungestoparaquecontinuara,pensandoqueesoapenascomenzaba.—Karenquedóaturdidayadoloridaporelgolpe,empecéaapuñalarla

enelestómago,peromequedabaensusojos,inevitablementeellavioloquenoteníaquever,porloquelevaciélascuencasalapuñalarlelosojos—simplificóconunalevesonrisa.»Siguióconvida,realmenteesqueKarendurómásdelacuenta,anteel

dolor empezó a jadear casi con desespero y eso me excitó, siempre ladeseé y descubrí que era así como la quería, era de esamanera en queanhelaba poseerla, balanceándose en la delgada línea entre la vida y lamuerte,por loquemientrassucuerposeconvulsionaba, intentérasgarlela ropa con el cuchillo, pero se encontraba demasiado resbaloso por ellíquidogelatinosoquehabía salidode susojos.Mepusedepie conunaerección latiendo y elevándose cada vezmás, solo quería hacerlamía yencontrésobreunescritoriounastijeras, lasagarréyconellaslogrémicometidodedesnudarlaparamí,lavidesnudacomootrastantasveceslohabíahecho,peroeralaprimeravezquelograbaestartancercaquepodía

tocarla.Conlosretazosderopalelimpiéunpocolasangrequebrotabadelaspuñaladasymeubiquéenmediodesuspiernas,medielplacerdeembestirlaconrudeza.¡Pensabaqueeravirgen!Mesentíengañado,yolaamaba, de ciertamanera lo hacía, por lo quemientrasme la cogía contodaslasganasqueposeía,leenterrabalastijerasenloscostados,pocoapocoarrebatándolelavida.Leaseguroquenohayplacermásgrandequeel que una mujer le regale su alma, literalmente. Al terminar…—dejólibreuna carcajadade satisfacción—, seguro la embaracé…peroyamehabía hartado de ella, no quisemás, por lo que le rajé la garganta,meimportabaunamierdasisehabíacorridoono,yayolohabíahechoyeraloquemeimportaba.Lasangredesucuelloempezóasaliraborbotones,me quedé sobre su cuerpomuy cerca de la herida que le atravesaba lagarganta,observandocómolasangreparecíahervir.»Cuandosucuerpoempezóaperdercolorytemperatura,tambiénsentí

cómolasparedes internasdelavaginasecontraían,por loqueesosolovolvióadespertarenmí lasganas, lascualesnodudéensaciarunavezmás, en ese momento sí parecía virgen, estaba deliciosamente estrecha,bombeabadentrode ella con fuerzay enmediodeuncharcode sangreque hacía todomás resbaladizo…Doctor—dijo clavando sumirada enlosojosdelhombre,quiensoloreteníaelvómitoquesubíaybajabaensugarganta—, debería hacerlo con un cadáver, le aseguro que no searrepentirá —aconsejó sonriendo con sátira, inevitablemente unaconsiderable erección lo dejaba en evidencia, algo que no pasódesapercibidoparaelpsiquiatra.—Losiento,dijequehabíaestímulosdemicuerpoqueal recordar lo

sucedido conKaren, no podía controlar—se disculpó, pero no llegó aconvencer a Grignard—. A ella fueron treinta y tres puñaladas, eldegollamientoyvaciarle losojos.Cuandoterminé,solodecidíofrecerlaporque me había engañado… —hablaba cuando el hombre intervino,despuésdesuspirarprofundamente.—NoentiendoBenjamin.Segúntú,puedesverelfuturo,peronopodías

dartecuentadequeKarennoeravirgen.—Noessegún,yopuedoverelfuturoyustedlosabrá,nolequedarán

dudas—aseguró enmedio de una fumada—, pero lasmujeres sonmáslistasqueelfuturo,puedenengañaraquiensea,esundonqueposeenynohayquiénlesgane…UnejemplofueEva,quienengañóaAdánynomedigaqueno—leadvirtióamablemente.

—¿Aquiénselaofrecisteycómo?—preguntósinatreverseallevarlelacontraria.—Fue un bono extra para Iblis, para que supiera que mi corazón se

habíaendurecidolosuficienteyquepodíapasármeloaélporlaspelotassime daba la gana, pero ¡Vamos! Esmi amigo—dijo sonriendo—.Alterminarsubíunavezmás,entréalbañoyestaveznohuboningúntipodeinterrupciones,alsalirmevestíyagarréunbolso,enelcualguardévariascosas, como dinero, ropa y algunos alimentos, no podía irme sin anteshacerunaúltimallamada.PorloqueunavezmásmarquéaIblisyledije.—“Iblis,yaasesinéamimadre.Además,hayunregaloextra,tienesque

venirporel”.»Colgué y me largué del lugar, empecé mi huida, sabía que me

buscaban,podíasaberlopor losdiarios,memantenía informado;decíancosashorriblesdemí,peronome importaba.Nuncame importó loquelosdemásdijeranopensarandemí, al final todos se confabularonparallamarmeLABESTIA.—¿Y por qué te atraparon si huías? ¿Acaso Iblis no te ayudó? —

preguntóGrignarduntantocontrariado.—Sí, claro que me ayudó, solo que me cansé de huir, como ya no

quería hacerlo me detuve, dejé que me encontraran porque Iblis meofrecióunasalvaciónysololaencontraréenestelugar.—¿Quieresdecirquenoestásdeacuerdoconloqueeres?—¿Y qué es lo que soy? Yo no lo sé, ¿acaso usted lo sabe? —

preguntabademaneradespreocupada,viendocómoelhombrenegabaensilencio.—Peronoquieresseguirasí.—Quiero liberar mi alma, aún está tras el escudo… Según Iblis, lo

permitirá,permitiráqueseanuevamenteelamigoqueconocióporquelatareaqueteníapreparadaparamílacumplí,perodebobuscarlamaneraderegresarpormispropiosmedios.—¿Cuáles son esos medios? —preguntó quitándose los lentes y

dejándolossobreelescritorio,sintiéndosederepenterealmentecansado.—No puedo decírselo, no importa cuánto trate de persuadirme, esa

respuestanolatendrá.—Estábien.¿Puedohacerteotrapregunta?—Si la hace tendrá solo dos opciones, que se la responda o que no.

Entonces,¿paraquédudar?—sepusodepieycaminódándolelaespalda

aldoctor,anclando lamiradaenuncuadroque teníaunaplayadeaguascristalinas y arena blanca.Unavezmás recordó aHawái, ese vuelo quearribó al aeropuerto el día en que su padre lo alejó casi de maneradefinitivadesumadre.—Séqueesalgoimprudente,pero…—alegóGrignardconprecaución

—.¿Cómoeratuvidasexualantesdetodoesto?—Ante de los asesinatos, era normal…supongo.Teníamujeres todas

lasvecesquequería,detodaslasedades,entodoslostonosdepiel,ojos,cabellosyestatura.—Eres…—seaclarólagargantaunpoco—.¿Eraspracticantedealgún

tipodesadismo?—No.Aunquesíhesidopartícipeenalgunasorgías,elmundodelcine

esalgopervertido,haydetodoyalfinaltodosterminamosenelmismohueco.—¿Tehasenamoradoalgunavez?—Heestadomuyocupadoparaeso—confesó sindespegar lamirada

delpaisaje,estabatanconcentradoquepodíavercómoelaguaeramovidaporlasuavebrisa.Ambos guardaron silencio por un largo rato, Grignard observaba al

pacientequevestíadeblancoysemanteníaimpecable,adiferenciadelosotros enfermos mentales, quienes siempre terminaban sucios y con eluniformedesordenado,sinimportarcuántoempeñoponíaelpersonaldelhospitalpormantenerlosaseados.Benjamindistabadelosdemás,selevantabaalasseisdelamañanayse

acostaba a la ochode la noche, ni unminutomás, ni unminutomenos,parecía que todo lo tuviese fríamente calculado.Había estado revisandoalgunasdelasgrabacionesdesuhabitaciónyloúnicoextrañoquehabíavistoen sucomportamiento,había sidoeldomingoque sehabíapasadotodo el día acostado con la cara enterrada en la almohada, sinmoverse.Parecía que ni siquiera respiraba. Muchos pensaban que intentabasuicidarse,peronoeraasí,élsabíaqueBenjaminsesumíaenprocesosdedepresión y enterrar la cabeza en la almohada era su manera deesconderlos,justamentecomoloestabahaciendoenesemomento.—Benjamin, tu padre se ha puesto en contacto conmigo… —le

comunicó,queriendorescatarlodeesemomentoquevivía.—Losé,peroeldineronocompralamemoriadelaspersonasynadie

olvidaráloquehice.

—¿Te gustaría volver al cine? ¿Eres consciente de todo lo que hasperdido?—Sí,séquemicortayexitosacarrerasehahechomierda,séquemi

agente está haciendo lo posible para ayudarmey que el abogado le estácobrandomásdelacuenta.PorotroladoestáelpadredeKaren,quiennodejadejoder,quierehacermeexactamenteloquelehiceasuhija.Séquequedaronamediaslasgrabacionesdelasecueladelapelículaqueestabaprotagonizandoyquelosproductoresmeodianunpocomásqueelrestodelanación,portodoslosmillonesquehanperdido,tambiénséquelosahorros que tengo, dentro de unas semanas se extinguirán y las pocascomodidadesquehetenidohastaahora,soloseránungratorecuerdo.—¿Entonces, por qué no permites que te ayude? Debes recuperar tu

vida,encontrarunmotivoqueteimpulseasermejorpersona.—No puede hacerlo…—se volvió y clavó la mirada en el hombre

barrigón—.Hemosterminadoporeldíadehoy.

CAPÍTULO9

El turno laboraldeRobert en la tiendadedeportesen laque llevaba

pocos meses trabajando había terminado. No le había dado tiempo dealmorzar,porquehabíasidoundíarealmentecolmadodeobligacionesyaunquepreferíalacomidadesuhogar,nosenegócuandouncompañerotantodetrabajocomodeuniversidad,lepidióqueloacompañaraaIn-N-OutBurger,almenosconunajugosahamburguesaapaciguaríaelhambrequesentía.Subieronasuauto,eraunMustangdelaño2009encolorgris,supadre

se lohabía compradocomo regalodegrado, peronohabían tenido losmedios para sustituirlo por uno más actual, razón por la cual habíaempezadoatrabajar,tambiénparacolaborarensucasaydejardeserunacargaparasuspadres.Eraprimeravezquevisitabaellugardecomidarápida,aunquequedaba

apocascuadrasdesulugardetrabajo;sinembargo,Matíasprácticamentelo había convertido en su hogar, era donde desayunaba, almorzaba ymuchasveceshastacenaba.Matías era argentino y había llegado a Los Ángeles para cursar los

estudiosuniversitarios,vivíaenunapartamentoquehabíarentadojuntoaotroschicosprovenientesdeSuramérica,por loquepreferíacomerporfueraquecocinarélmismo.In-N-OutBurgersiempreestabarepleto,muchaspersonasesperabana

que le entregaran el pedido y otras tantas, hacían fila para comprar. Elpersonal de la reconocida franquicia de comida rápida, en su mayoríacompuesto por latinos, trabajaban sin cesar, brindando una atenciónrealmenteagradable.—Yo me quedo en la mesa y tú ve a comprar —propuso Robert,

conscientedequesilosdoshacíanlafila,probablementesequedaríansinmesaparapodercomercómodamente.Matías aceptó la peticióndeRobert e hizo el pedidopor los dos, con

ticketenmanoregresóalamesaaesperaraquelellamaran.—¿Vasestanochealapráctica?—preguntóRobertcaptandolaatención

deMatías,quienmirabaatravésdelcristalaungrupodetreschicasquedevorabansushamburguesasenelcomedorexterior,cubriéndosedelsol

bajounasombrillaencoloresrojoyblanco.—Sí, el entrenador me aconsejó que no faltara —bufó con su

característicapronunciacióndelinglés.—Faltasmuchoalasprácticas,debestomarmásenserioelbaloncesto

ocederleelpuestoaalguienmás—salióa relucirelcapitándelequipoquehabitabaenRobert.—Me tomo muy en serio el básquet, pero últimamente he estado

bastanteocupado.—De fiesta —completó Robert, consciente de las andanzas de su

compañero.Enesemomentoanunciaronelnúmerodelaordenqueaellosleshabía

tocado.—Estuturno—dijoMatíasentregándoleelticket.Robert se puso de pie para buscar en la barra la bandeja roja con la

comida, justo agarraba las dos de su pedido cuando uno de lostrabajadoresdelrestaurantecolocabaotrasbandejasalladodelassuyas.La mirada gris de Robert se ancló en la persona frente a él y al

reconocerla,inmediatamentelaagarróporlamuñeca,evitándoleunavezmáslahuida.—¡Nadya! —aseguró sorprendido, observando a la chica con esa

camiseta blanca y roja de un estilo tanmasculino, además de una gorraque escondía la sedosa cabellera castaña—. ¿Por qué huiste del cine lasemana pasada? —preguntó mientras ella lo miraba con los párpadosabiertosdeparenpar.—Debía irme —confesó con la voz algo ronca—. Ahora, deja de

molestarme,estoytrabajando.—Nosabíaqueestabastrabajandoenestelugar…—lamirabaalrostro,

percatándosedelaspecasquelesalpicabanlapielydequenollevabaniunpocodemaquillaje.—Por favor Robert… pueden reprenderme por tu culpa —suplicó

tratando de liberarse del agarre y tragó en seco al ver los cabelloscastaños con reflejos rubiosy revueltosdeRobert, esosque le llegabanhastalanuca,conondasqueamenazabanconformarseenatractivosrulos.—Estábien,notemolestaréporahora,nopretendocausarteproblemas,

perodimeaquéhorasales—lepidiósoltándoleelagarre.—No es de tu incumbencia, no quiero cerca nada queme recuerde a

Nick.

—Portuculpamiamigosemarchó.Sinoloquerías,debistedecírselodesdeunprincipio—rebatióantelamolestiaqueleprovocabapensarquepor culpa de esa chica, Nick había dejado todo para buscar nuevoshorizontes,lejosdequienlehabíarotoelcorazón.—Notienes lamásputa ideade loquepasó,asíquenomereproches

nada —rugió, iban a despedirla, pero no permitiría que vinieran losamigosdeNickainsultarla.—¿Qué pasa Nadya? —preguntó el supervisor acercándose,

inmediatamenteellafuepresadeltemor.—Nada—intervinoRobert—.Sololepreguntabadóndeestáelkétchup

—inventóparaevitarlealgúninconvenientealajoven.—Estánenlabarracentral—informóelhombredepielmorena,quien

noaparentabatenermásdetreintaaños,señalandoalcentrodelsalón.Robertagarrólasdosbandejasyregresóasumesa,nosinantesmirar

unavezmásaNadya,ella también lomiró,peronopormucho tiempo,porqueregresóalacocina.—Ingrid—interrumpióNadya aunade sus compañeras—.Por favor,

encárgatedeentregarlospedidosquerestan,queyolavarélaslechugas.—¿Pasóalgo?¿Qué tienes?—preguntó la joven,percatándosedeque

suamigateníalosojosahogadosenlágrimas.—Nopasanada—mintióagarrandounalechugaparadeshojarla—.Por

favor, no te atrases con los pedidos—suplicó tragándose las lágrimas,mientrassuscompañerossolicitabanencargossincesar.Robert prácticamente dejó caer las bandejas sobre la mesa y se

desplomóenel asiento, elqueal igualque todoel restaurante, tenía loscaracterísticoscoloresblancoyrojo.—¿Quépasó?Nunca te creíuncliente exigente,de esosque lesgusta

romper las pelotas, en este caso los ovarios —Matías agarró suhamburguesayledioungranmordisco.—Noeraporelpedido,esunachicaqueconozco,estabaenlamisma

preparatoriaenlaqueestudiéyeranoviademimejoramigo.—¿Tegustabaellaoél?—curioseódejandodemasticar.—Ningunodelosdos,eramimejoramigoyellaloengañó—afirmó,

aúnsinatreverseaagarrarsucomida,yaselehabíaquitadoelapetito.—Ahoravasareprocharlea lapobremujer.Si loengañó, tendríasus

razones—argumentóMatías.Robertseobligóacomerante laspeticionesyburlasdesuamigo.Su

mirada se escapó incontables veces a la barra donde entregaban lospedidos,peronovolvióaveraNadya.Sehubiesequedadomástiempoenellugar,alaesperadequelachica

apareciera,peroMatíasprácticamente lo sacóaempujones,niélmismolograba comprender esa extraña necesidad de ver aNadya y reclamarleporladecisiónqueNickhabíatomadodemudarseaNuevaYork.Al llegar a su casa se duchó, se cambió y se fue a las prácticas de

baloncesto, como capitán del equipo debía dar el ejemplo y llegartemprano,perodenadalesirvióestarantesquetodosenellugar,porquesucabezadefinitivamentenoestabaeneljuego.Nadya había trabajado doble turno, algo que hacía por lomenos tres

vecesporsemanaparapodercubrirlosgastosensucasa.Suspadresnopodíancubrirlotodo.Guardóensubolsolagorraylacamisetadeluniforme,sedespidióde

sus compañeros de trabajo en medio de algunas bromas, con las querechazabalasinvitacionesasalirdealgunosylasinsinuacionesdeotros,eraelladonegativodetrabajarensumayoríaconhombres.Salió del local pensando que apenas llegara a su casa se lavaría el

cabello,pueselolorafrituraselehabíaadheridoacadahebra.Mientras,sehacíaunacoladecaballoconsulargamelenacastaña.—¡Nadya!—¡Oh por Dios! —resopló molesta al ver que Robert Adams la

llamaba;estabadentrodeunMustangyconducíamuylento,exactamenteal paso de ella—. ¡Lárgate, sí! ¿Es que no puedes dejarme en paz?—sequejóapresurandoelpaso.—¿Porquédesapareciste?—Deja de hacer preguntas estúpidas, no sé por qué vienes ahora a

reclamarme algo, no tienes derecho, tú y yo apenas nos vimos pocasveces.—Soloquierosaberquépasóentreustedes.—Pregúntaleatuamigo.—Tengolaversióndeél,peromegustaríasaberlatuya…Ven,sube.Te

llevaréatucasa.—Nogracias,noquierosaberdenadanidenadiequetengaquevercon

Nick, ni con la preparatoria, ni con nada, ya te lo dije. ¿AcasoNick temandóaperseguirme?—No,nohetenidonoticiasdeNick.

—Nomeextrañaquenotengasnoticiasdeél.¡Aléjate!—vioqueveníael autobús de color naranja delmetro local y corrió a la parada. Subiórápidamentesinvolverseamiraralautoquelaseguía.Conelcorazónbrincándoleenlagarganta,seubicóenunpuestojunto

alaventanayvolvióaverelMustanggris,Robertlamirabaysiseguíahaciéndoloterminaríaporestrellarseynoeraesoloqueellaquería,porloquesegiró,prefiriendomiraralfrente.OdiabatodoloquetuviesequeverconNick,desdesusamigoshastasu

familia, pero ese sentimiento no era tan grande como para desearles lamuerte.

CAPÍTULO10

Unaráfagadeflasheslocegaba,mientrasunadesusmanosseposaba

sobre la cinturade su compañerade trabajo,quien lucíaunprovocativovestidorojo.Comoprotagonistasdeladistopíamásfamosadelmomento,eraninvitadosatodosloseventos.Losgritosdelasadolescenteseufóricasllamándolounaymilveceslo

ensordecían, mientras él sonreía satisfecho por los logros alcanzados,había conseguido la fama que tanto había soñado cuando pasaba díasenterosencerradoensuhabitaciónenlacasadesupadreenGinebra.Habíatenidolaoportunidadderestregarlealmundosupotencialcomo

actor y en dos años había logrado conseguir lo quemuchos actores enquinceañosnohabíanconseguido.Su imagenhabía sidoportadade lasmás importantes revistasyhabía

sido catalogado como el hombre más atractivo ese año, desplazando afiguras como Adam Levine. También desfiló como modelo en laspasarelas más importantes del mundo, vestido por los mejoresdiseñadores.A los estrenos siempre iba acompañado por su madre, quien

demostrabaabiertamentesentirserealmenteorgullosadeél,apesardequela había superado en logros obtenidos. También constantemente lorelacionabansentimentalmenteconKaren,porserlamáscercanaaél.—Benjamin —el mismo enfermero de siempre, lo llamaba por los

altavocesquehabíanenlahabitación—,hallegadotuabogado,encincominutosvoyabuscarte.—Noquieroverlo,dilequesevayaalamierda—rugióacercándosea

unadelasesquinasdondeestabanlasputascámarasqueodiaba.—Deberásdecírselotúmismo.—Nomolestes.—Noquisierahacerlo,perohanpedidoverte.—No quiero ver a nadie, dile al abogado que vaya a joder a alguien

más,queestádespedido.—Esonopuedohacerloyo.—Sivienes te arrancaré layugulardeunputomordisco,quiero estar

solo,hoyquieroestarsolo.

—Sisiguesconesaactitudvanatenerquemedicarte—leadvirtióconvoz conciliadora, sintiéndose completamente extrañado, porque elpaciente desde que había llegado a ese lugar, nunca se había mostradoagresivo.Jacobtomólasprecaucionesnecesariasyfuepordoscompañerospara

irenbuscadeBenjamín,noibaaarriesgarseairsolo.Cuandoabrieronlapuerta,elpacienteestabasentadoenelcentrodela

cama,conlaspiernascruzadasyconunagransonrisacargadadecinismo.—Una sola amenaza y casi te cagas en los pantalones—se burló de

Jacob, al ver que el hombre había llegado con dos enfermeros más—.Vamosadespediralinservibledemiabogado—dijobajandodelacama.Extendió lasmanosparaque lepusieran lascorreas,comosi fueseel

sermásobedientequepudieseexistir.Lollevaronalpatiocentral,dondeelabogadoloesperabasentadoenunabanca,bajounfrondosoárbol.—Yanonecesitodetusservicios—ledijosinsaludar,nimuchomenos

sentarse.—Benjamin—sepusodepie,regalándoleunafalsasonrisa—.¿Cómo

hasestado?—¡Demaravilla!—ironizó, elevando ambas cejas y dejándolo con la

mano tendida—.Butler, ya no requiero de tus servicios, así que puedesdejardesonreír.—Sutherland—demanerainmediatapusodistancia—.Nopuedeshacer

eso,otroletradonovaaabogarporti—alegócontotalseguridad—.Notienesideadeloqueestápasando.ElpadredeKarentequieremuerto,nocreejustoqueestésaquí.Paraéldeberíasestarenelcorredordelamuerteylehapedidoaljuezlaintervencióndeotropsiquiatra.—Meimportaunamierda,notenecesito,hagasloquehagas,novasa

sacarmedeaquí.—Almenosestoyluchando.Simeretirodelcaso,caeráenmanosdel

EstadoynoteconvieneunabogadodelEstado.—Séperfectamente loquemeconviene,puedesestar tranquilo.Dilea

Jennerquetepagueporloquehashecho—sediomediavueltaycaminóderegresoaledificio.—Noestásenfacultaddedespedirme.Porelmomentotehandeclarado

incapacitado.—Incapacitadoparademostrarmiinimputabilidaddelosasesinatos,no

para impedirmemandarte a la mierda—caminó lentamente, dejando al

abogadoconlapalabraenlaboca.Semarchóconlamiradaalfrente,sinveraningúnlugarenespecífico—.¿Ves,quenoeratandifícil?—ledijoaJacob,quienloesperabapararegresarloalahabitación.—EratudeberBenjamin,¿quierescomeralgoantesdequeteregresea

lahabitación?—Notengoapetito—ledijo llevándoleunpasodelantealenfermero,

quieneraunpocomásbajoqueél.—Nocreoqueentretusplanesestémorirporinanición.—Entremisplanesnoestámoriryesonovaapasar.A Jacob le gustaba conversar conBenjamin, lo consideraba un joven

realmenteinteligente,sobretodoporlaseguridadconlaquecontradecíalas sagradas escrituras. En sus acciones no había indicio de ningúntrastornomental, ni de ningún tipo de perturbación, él estaba seguro dequeesejoventeníatodossussentidosintactos.Perfectamentepodíaestaren una prisión común, con delincuentes tan peligrosos como él, perodetrásdeBenjaminSutherlandhabíaalgomás,poralgolehacíanestudiosconstantemente.Segúnalgunos rumoresque corríandentrodel centropsiquiátrico,El

Vaticanoteníaqueverconesadecisióndemantenerloasalvoenellugar.

▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓—Amor, ponte suficiente bloqueador, ¿de acuerdo?—pedíaClaire a

suhija,quienbajabalasescalerasconelbolsocolgandodelbrazo.—Candice, a lasochoenpunto,unminutomásyestarás castigadade

porvida—advirtióHector,aquienno leagradabaquesuhijausaraesafaldaplayeratancorta.—Sí papá, prometo llegar a las ocho en punto—aseguró en su casi

carreraalapuerta.—¿Ynomevasadarunbeso?Candicesedetuvoycorrióderegresohaciasuspadres,lediounbesoa

cadauno.AlgunasveceslafelicidadquelebrindabaelamordeJeremy,lehacíaolvidarelrespetohaciasuspadres.Había idomuchas veces a la playa, pero siempre en compañía de su

familia,hoyporprimeravezloharíaalladodelchicoqueamabayestaba

segura que lo disfrutaría como nunca, que sería el mejor verano de suvida y debía aprovecharlo porque en unas semanas empezaría en launiversidad.Una vez más Jeremy con un toque de corneta le hacía saber que la

estabaesperando.—Losquiero,losquiero—dijosonrienteycorrióhacialasalida.Claire y Hector se quedaron en el porche, observando cómo su hija

corríahaciaelauto.—¿No crees que esa falda estámuy corta?—le preguntóHector a su

esposa,mientrassaludabaconunademánaJeremy.—Candice es una niña muy madura, seguro que no va a traicionar

nuestraconfianza.—Esolosé,perosigocreyendoquelafaldaesmuycorta.—Cadavezmásactúascomounviejocascarrabias—sonrió lamujer

acariciándolelaespalda.CandicesubióalautoyleplantóunbesoenloslabiosaJeremy,beso

que él correspondió con gran entusiasmo. Puso en marcha el auto yarrancóantesdequesusuegroleimpidierallevarasunoviaalaplaya.El Porsche llevaba la cubierta abajo, por lo que el viento batía con

fuerza los cabellos de Candice, a segundos sacaba la mano y la movíacomounaolaounave,sintiendocómolacálidabrisaseestrellabacontrasupiel.Jeremy la miraba de soslayo y sonreía como un tonto, así como se

sentía al lado de ella, completamente idiotizado. Aprovechaban algunossemáforosenrojoparabesarseyprodigarsecaricias.—¿PuedoponerunpocodemúsicamientrasllegamosaSantaMónica?

—preguntócontra los labiosrojosehinchadosdesunovio, losqueconcadabesosevolvíanmássuavesyprovocativos.—Ya te he dicho que puedes hacer lo que quieras,mis cosas y yo te

pertenecemos—lerecordóylemordisqueóellabioinferioraCandice.Ellasonriósatisfechaysealejó,buscóensubolsoeliPodysetopócon

varioscaramelosdecanela,esosquenolepodíanfaltar,destapóunoyselollevóaJeremyalabocamientrasélconducía.Candicenodudóunsolosegundoencomerseuncaramelotambién,disfrutandodeesaadicciónqueparecíaquenuncasaciaría.SinqueJeremysedieracuenta,eligiólalistadereproducciónquehabía

creadocontodaslascancionesqueéllehabíadedicadoenlosmesesque

llevabandenoviazgo.La letra anunciaba inmediatamente el tema, por lo que Jeremy sonrió

extasiado y le dedicó una mirada a Candice, tendiéndole la mano paraentrelazarlaconladeél.—Every time I see your face —empezó a canturrear el tema de

Lifehouseyellatambiénlosiguiómostrándoserealmenteentusiasmadaalcantar—.Myheart takesoffonahighspeedchase;nowdon'tbescared,it'sonlylove…Baby,thatwe'refallingin.Juntoscantaronmásdeunacanciónyseguíanaprovechandoelminuto

que le daban algunos semáforos, para seguir besándose y sonreír, paraseguirsiendofelices.Estacionaron lo más cerca posible y permitido del muelle de Santa

Mónica, caminaron tomadosde lamano, enmedio delmar de personasque se aglomeraban en uno de los principales puntos turísticos de laciudad.Jeremy se detuvo en un quiosco donde vendían todo tipo de jugos,

despuésdetantosbesosnecesitabancalmarlased.Candicepidióunjugodesandíayélunodepiña.ConbebidasenmanosiguieroncaminandoporelpisodemaderaqueestabasobreelocéanoPacífico.Conversaban y de vez en cuando se tomaban algunas fotos, otras

personastambiénseofrecíanparafotografiarlosjuntosyagradecieronnotenersoloselfies.Llegaronal finaldelmuelle, ella se adhirió a labaranday él separó

detrás,muypegadoal turgentecuerpodesunovia,mientrasdisfrutaban,delainmensidaddelocéano,lapiadosabrisayelolormarino,aislándosedetodaslasdemáspersonasqueelegíanesepuntoparafotografiarse.Candice sentía el caliente cuerpo de Jeremy contra el de ella,

disfrutando de los besos que a minutos le dejaba caer en el cuello uhombros,nopodíamásqueregalarlesuspirosqueexpresabanlomuchoqueleagradabaestarasí.Inevitablementeelcuerpodesunovioempezabaareaccionar,sentíaqueempezabaahacersemásduroycalienteelbultojustoencimadesutrasero,porloqueseremovióunpoco.—Creoqueyaeshoradealmorzar.—¿Ya tienes hambre? —preguntó sonriente, abrazándola con más

pertenencia.—Sí,muerodehambre—dijounamentirapiadosa,peroeraquesentir

aJeremytandeseoso,laponíanerviosa.

—Estábien…¿Endóndequierescomer?—lepreguntó,alejándoseunpocoalsentirlatensiónenelcuerpodesunovia.—Ummm —dudó un poco pensando el lugar, con sus ojos verdes

clavados en una gaviota que sobrevolaba muy cerca de ellos—. En elBubbaGump—dijoalfin.—Entoncesvamos,asíque¡correForrest!—seechóacorrer,llevando

a Candice con él, tomada de la mano, ambos reían divertidos yzigzagueabanesquivandoalaspersonasquetransitabanelmuelle.—¡Espera! ¡Espera!—pidióCandiceconunagran sonrisamientras el

intensovientolebatíaloscabellos,ellaserehusabaaseguircorriendo.—¿Pasaalgo?—preguntócasisinaliento,deteniéndoseyvolviéndose

paramirarasuhermosanovia.—¿Notegustaría?—dijoseñalandohaciaatrásdondeestabaunachica

conuncaballete,enelquepresentabasusdibujoscaricaturizados.—Sí, sí me gustaría —estuvo de acuerdo, sin soltarse de las manos

caminaronhastadondeseencontrabalamujerrubiaquellevabapuestounsombreronegro,almejorestilodeCharlesChaplin.—Hola,¿puededibujarnos?—preguntóJeremy,altiempoquesegiraba

lagorra,dejandolaviserahaciaatrás.—Claro,¿prefierendepieosentados?CandiceyJeremycompartieronunamiradaparaponersedeacuerdo.—Sentados—dijeronalunísono.Comosolohabíaunasilladeplásticoplegable,Jeremysesentóyenlas

piernasdeéllohizoCandice,mostrandolamejordesussonrisasparaquelamujerhicieraunacaricaturadeellos.—Penséqueteníasmuchahambre.—Tengo mucha hambre, pero puedo soportar un poco más —de

manerainevitablelediounbesoenloslabiosyjugueteóconsunarizylade Jeremy—. Espero poder recordar este día para siempre y la mejormaneradehacerloesguardaralgúndetalle—confesósonriendo.—Entonces ambosnos llevaremosmuchosdetalles para recordar este

díatanespecial—lediounbesoenlabarbillaymiraronhacialamujer.Despuésdevariosminutosbajoelincesantesoldeveranocaliforniano,

ambossonreíansatisfechosconelresultadodelacaricatura.Jeremy pagó y siguieron con su camino hacia el restaurante donde

almorzarían. El lugar que era un ícono norteamericano en honor a lapelícula ForrestGump, era como sumergirse en alguno de los estudios

dondesefilmóellargometraje,enlasparedeshabíafotosdelrodaje,ropaoriginal,guionesytodoambientadoporlabandasonoradelapelícula.Se ubicaron en una mesa y pidieron las famosas gambas rebozadas.

Mientras se deleitaban con el almuerzo, Jeremy le propuso a Candiceponerunpocoapruebalamemoria,porloquecambióelfamosocartelquehacíadecentrodemesadel“StopForrestStop”al“RunForrestRun”,casidemanerainmediataseacercóunjovialchicoyleshizolaprimerapregunta.—Esmuy fácil, Bubba era el amigo de Forrest—respondió Candice

conunagransonrisa—.ElqueconoceenlaguerradeVietnam.—¿Cuál era el nombre de Bubba? —preguntó el camarero

amablemente.—BenjaminBuford—respondióJeremy.Asísucesivamente lehicieronvariaspreguntasquecadavezeranmás

difíciles, lamentablemente fallaron en algunas y reían por no saber lasrespuestas.Después del almuerzo decidieron ir a la playa, donde se bañaron y

disfrutaron de varios juegos acuáticos. Casi sin darse cuenta, ya elatardecer lossorprendía;decidieronquedarseenlaorillaaver lapuestadelsol.Candice puso su toalla sobre la arena, Jeremy se sentó y ella lo hizo

entrelaspiernasdeél,disfrutandodelcalorqueelcuerpodesunoviolebrindaba.Elsolseveíainmensoconhalosdeluzqueibandesdeelamarillohasta

el naranja casi rojo que se perdía en el cielo gris, era como si seescondieratraselmaryjustoalladodeesemaravillosoespectáculoenelhorizonte,estabaelparquedeatraccionesPacificqueprogresivamenteibaencendiendo las luces, casi mágicamente la noria se reflejaba con suslucesmulticoloresenelaguaoscuraporlanoche,queempezabaacubrirlaciudad.JeremyempezóabesaraCandicedesdeelcuellohastaelhombro,con

lentosy suaves rocesde labios,besosqueeranarrulladosporel sonidodelmar.Ella volvió medio cuerpo y le ofreció su boca, para que la besara,

anhelaba compartir con su novio un encuentro verdaderamente íntimo,teniendo como resultado temblores en el cuerpo y humedad entre suspiernas,ahíestabanunavezmásesascosquillasagónicasquerecorríansu

vientre,unapunzadaquelatíaentreelplaceryeldolorjustoensucentro.QueríaavanzarmuchomásconJeremy,dejarsearrastrarporeldeseoqueardía en su cuerpo, pero algo se lo impedía, recordaba que tan solollevaban dos meses de noviazgo y que debía esperar un poco más, nosabíaquéeraloqueesperaba,perolohacía.Unavezmás lasmanosdeJeremynoconocíande razonesyviajaban

por el cuerpo de su novia, recorriendo esa piel tan delicada con la quesoñaba,esaque inevitablementeenpensamientos lahabíahechosuya,yase había dado placer pensando en Candice, solo le faltaba que ellaaccedieraparaasíacallaresanecesidadquesentíayqueconmasturbarsenolograbacalmarcompletamente.Candicesealejóunpocoenbuscadeoxígeno;sinembargo,lasmanos

de Jeremy la pegaban más a su cuerpo. Sintiendo sobre sus labios larespiraciónpesadadeél.—Te amo —murmuró Jeremy con el pecho a punto de reventar—.

Desdelaprimeravezquetevi,desdequetevisonreír.Lamentohabersidouncobardeynoexpresartemuchoantesmissentimientos.—Tenemos toda una vida para amarnos —sonrió con ternura—.

También,teamoJeremy,graciasporsermiprimeramor.—Yúnico,quierosertuúnicoamor.Candice…—nosabíacómohacer

unapropuesta tan seria, pero la deseabademasiado—.Aún tenemos treshoras…podríamosiraotrolugar,unoespecial.Inevitablementeellaunavezmássetensó,aunqueelcorazónlelatiera

presurosoylaexcitacióncorrieradesbocadaportodosucuerpo.—Jeremy…yo—semordióel labiosinsaberquédecir—.Cuando te

digoqueeresmiprimeramorlodigoenserio,yonunca…nuncaantes…heestadoconningúnchico—leconfesóparaqueentendieraunpocosusmiedos.Jeremynoencontrabapalabras,estabasorprendidoperotambiénfeliz,

sunovialeestabaconfesandoqueeravirgen,queestabaintactaparaél.—Será especial, el día que lo decidas, va a ser muy especial… por

ahora puedes estar tranquila —mandó a la excitación al lodo, porqueestaba seguro que Candice aún no estaba preparada—. No voy apresionarte,noesasícomodebeser.¿PorquénovamosunratoalPacificPark?—propusoylediounsonorobesoenloslabios.—Estoyseguradequeserámuyespecial—afirmóconvencidadeque

Jeremy la trataría con respeto y delicadeza—. Ahora, no perdamos el

tiempo, quiero divertirme—dijo levantándose, le tomó las manos y lohalóparaponerloenpie.Recogieron la toalla y tomados de la mano se fueron al parque de

diversiones, donde subieron a varias de las distracciones que ofrecía ellugar.Mientrasambosdisfrutabandeunalgodóndeazúcar,sedetuvieronen un puesto de destrezas, donde si encestaban tres pelotas se llevaríanalgunosdelospeluches.Jeremypagóehizoelintentovariasveces,peroyahabíadichoqueno

era muy aficionado a los deportes; sin embargo, Candice le pidió unaoportunidad.Sinohubieseencestadoentresoportunidadeslapelota,seríauna gran vergüenza para su hermano, quien era capitán del equipo debaloncestodelauniversidad.Al final de la noche, Candice ganó por sus propios medios dos

peluches,unoparasunovioyotroparaella.Candicellegóasucasafaltandodiezminutosparalasochodelanoche,

lo que la libró del castigo de por vida con el que su padre la habíaamenazado.

CAPÍTULO11

Nadyabajólasescalerascorriendoyentróalcomedordondeestaban

sus padres desayunando, sin pedir permiso le robó una tostada conmermeladadefresaasumadreylediounmordisco.—Amor,siéntateycomeunpoco—lepidióelpadre,observandoasu

hijaqueparecíauntorbellino.—Nopuedo,semehacetarde—dijobebiendodeljugodenaranjapara

pasar el pedazode pan—.Mamá, regresaré unpocomás temprano—ledio un beso en los cabellos a su padre—. Le prometí a Ronny que loacompañaríaalapresentación.—Graciasamor,sabesque tuhermanonecesitadelapoyode todos—

dijolamadreconunasonrisa,recibiendoelbesoqueNadyaledabaenlamejilla—.¿Jasonaúnduerme?—Sí, lodejédormido.Yanodebe tardarendespertar.En lanevera le

dejéuncoladodemanzanaquelepreparéanocheylaropalimpiaestáenla cesta dentro del closet, ya está doblada, pero no me dio tiempo deguardarlaenlasgavetas.—Vealtrabajotranquilacariño,yomeencargodeeso.Tencuidadoen

elcamino.—Tendrécuidado,losquiero—sedespidióysaliódelacasacargando

con su bolso, donde llevaba el uniformedel trabajo.Empezó a caminarhasta la parada del autobús sin poder evitar bostezar. Tenía demasiadosueño porque la noche anterior había llegado a cocinar y a lavar, laborque terminópor lamadrugada;noobstante, nopodíapermitirsedormirhastatardeporquedebíacumplirconsutrabajo.—¡Buenosdías!—¡¿Enserio?!—casigritósorprendidaalverunavezmáselMustang

queleseguíaelpaso,ibatansumidaensuspensamientosycansancioquenosehabíapercatadodelautoasulado,definitivamentedebíaestarmásatenta—. No tienes derecho a seguirme, voy a llamar a la policía —advirtióbuscandoensubolsoelteléfonomóvil.—Soloquierollevarte,podemosirjuntosporquetambiéntrabajomuy

cerca.—Novoyasubirmeatuauto,notequierocerca.—Estábien,sinoquieressubirvoyaescoltarte.

Nadya quiso sonreír ante esa estúpida propuesta, pero prefirió seguirconsumiradaalfrente.—Solo pierdes el tiempo —aseguró aligerando el paso—. Voy a

denunciarte,noeresmásqueunacosador…mehasseguidoacasa.—QuierohablarcontigoNadya,porfavor.—Noquieres hablar, quieres reclamarmepor las estúpidas decisiones

detuamigo.—Yanoloharé,novoyapreguntartepornada.Nadya comprendió que si le seguía la conversación, nunca podría

liberarsedeRobert,nimuchomenosdeesepasadoquedíaadíaluchabaporolvidar.Dejódehablarle,llegóhastalaparadadeautobusesysesentóaesperar

aque llegara su transporte,Robert estacionóalotro ladode la calle sindejar demirarla; a pesar de queNadya se obligaba a desviar la vista acualquierlado,menosalautogrisdeenfrente.Cuandoporfinelautobúsnaranjallegó,subióyseubicóenunasiento,

al tiempo que sus pupilas inquietas volvieron amirar el auto, el que alpocotiempoperdiódevista.Sindarsecuentaunavezmásestaballorando,preferíahacerlolejosde

casa, que suspadresno lavieran.Se sentía cansaday el corazónaún loteníaenpedazos,sabíaquenoibaaserfácilysehabíaprometidoluchar,peroesonoqueríadecirquealgunasvecesnosintieraqueestabaapuntodeperderlabatalla.Era el centro de atención de más de una mirada curiosa a la que le

extrañabavercómoselimpiabalaslágrimasypormásqueintentabadejarde llorar, no lograba conseguirlo, porque esa era la única manera dedesahogarseunpoco.Durante el trayecto logró calmarse y revestirse de fortaleza, estaba

próxima a su parada, por lo que se levantó, cediéndole el puesto a otrachica,caminóhastalaspuertasqueseabríanyjustocuandoelautobússedetuvo,bajó.Esta vez sí presintió el auto, pensaba que se había dado por vencido.

Ella no hizo más que resoplar y continuar con su trayecto, ignorandototalmenteasunecioescolta.Lo quería lejos, muy lejos, odiaba todo lo que le recordara a Nick,

odiaba tener que estar pasando por eso después de tanto tiempo. DebíallamaralapolicíaydenunciarelacosodeRobert,peroporelmomento,

ledaríatiempoaquesecansaraydesistierademolestarla.Sin dedicarle una sola mirada entró al restaurante donde trabajaba,

dispuestaacumplirconsuslabores.Robertlavioentrarysiguióhastasutrabajo,noibaadesistirhastaque

Nadyaaccedieraahablarconél.

▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓LassesionesconeldoctorGrignardcadavezeranmásaburridas,yale

había relatado cómo había cometido los asesinatos, solo le divertíatorturarlo mientras fumaba, sabía que la fuerza de voluntad de laspersonas era nada comparada con las debilidades y que el hombre yahabíacaídounavezmásenlasgarrasdelanicotina.—Benjamin,despuésdelosucedido,¿hassentidodeseosdeasesinara

alguienmás?Elpacientesilbó,dándoleunpocodesuspensoalarespuestaquedaría,

jugandoconlapacienciadelhombre.—No, verdaderamente no he sentido la necesidad de asesinar a nadie

más.Tampocopiensoconvertirmeenundespiadado—ironizóysepasóla punta de la lengua por los labios, para humedecerlos un poco—.¿Algunaotrapregunta?—¿Haspertenecidoaalgúntipodesectasatánica?¿Tusasesinatoshan

tenidoqueverconalgún tipoderitual?¿EsIblisel líderde lasecta?—lanzólaspreguntasunatrasotra,esperandoencontraralgunasrespuestasquelollevaranaconocerunpocomáselcomportamientodesupaciente.Benjamin soltó una estruendosa carcajada, enuna clara burla hacia el

hombre.—¡No!Eso espuramierda, los que crean ese tipode “sectas”no son

másqueunosestúpidosfanáticosdeloqueparaelloseselmalyalgunasveces son tan ignorantesypeligrososcomo los fanáticos religiososqueprodiganelsupuestobien—argumentósindejardereír.Grignard aunque notaba la burla en Benjamin, sintió que lo hacía de

manera estudiada y no porque sintiera algún tipo de emoción que leprovocaraesaaccióndeformanatural.—Bien,¿ytúdequéladoestás,delbienodelmal?—interrumpiócon

supreguntalabromadeBenjamin.—Yalehedichoqueinterpretarelbienoelmalesmáscomplicadoque

solo seguir los mandamientos que están en la biblia. Por ejemplo, elquintomandamiento:“nomatarás”.Engeneralnolimita,nodicequéesloquenosedebematar,perodiariamentematananimalesparaalimentarnos,desforestanbosques,matandoalanaturalezayesoparalapoblaciónnoespecado, no está mal. Se hacen los ciegos, sordos y mudos y se siguencomiendo su jugoso filete, sentados sobre una silla que hicieron de lamaderadeunrobledemásdecienaños,elcualtalaronenelAmazonas—suspiró liberando un poco de humo de su infaltable cigarrillo—.Dicenquelavidahumanaessagrada,porquedesdesucomienzofueDiosquienlacreó,¿peroacasonofueDiosquiencreótodoenlatierra?Asíquetodoessagrado…poresoledigo, tododependedelaperspectivaconquesevea.Yo soymaloporque asesiné amimadrey aKaren, peroqueustedhaya asesinado por la mañana a la inocente cucaracha en elestacionamiento de su casa también lo convierte en un ser malvado,porque pudo haberle perdonado la vida, pero decidió aplastarla —argumentócontotalseguridad.Grignard dificultosamente tragó en seco, no comprendía cómo

Benjaminpodíaestaraltantodelascosasquepasabanfueradeeselugar,cosas que nadie más sabía, excepto él. Inevitablemente sus manosempezaronatemblar,noimportabaloquehicieraparatratardedisimularsutemor,elpacientesabíaqueestabaasustado.—I…—carraspeóruidosamente,tratandodeencontrarlavoz—.¿Iblis

haintentadoponerseencontactocontigo?Benjamin se echó hacia adelante y extendió la mano para apagar la

grabadora.—Lohacetodoeltiempo—murmurómirandoaldoctoralosojos—.

¿Nosehapreguntadocómoesqueestoyaltantodetodoloqueustedestáhaciendo?Todaslasnocheshablamos—confesó,soltólagrabadorayselevantó—.Estoyalgocansado,megustaríadejar la sesiónhastaaquí—pidióllevándoselasmanoshacialaespalda.—Es… está bien —dijo el doctor tratando de levantarse, pero las

piernas parecían ser de gelatina. Necesitaba encontrar un poco deconfianzayhaceraunladotantoestúpidomiedo—.¿Quieresquetecortenelcabello?Tehacrecidomuyrápido.—No,megustamicabello,prefieroconservarlo.

—Entoncesloseguirásmanteniendo—prometióintentandosonreír.Los enfermeros entraron para llevar a Benjamin a la habitación que

ocupaba y Grignard prácticamente corrió a la sala de controles, dondesolicitó algunas de las grabaciones de la habitación de BenjaminSutherland.Se sentó frente al monitor que le pusieron a disposición con la

grabación,programólafechadeldíaanteriorjustoalasseisdelatarde.Benjamin se paseaba por la habitación tranquilamente, canturreaba unacanciónyéllesubióunpocoelvolumen.—EverytimeIseeyourface,myhearttakesoffonahighspeedchase;

nowdon'tbescared,it'sonlylove…Baby,thatwe'refallingin…EsodesconcertabaaúnmásaGrignard,cómopodíaBenjamincantarun

temasobreelamor,sijurabaquenoteníasentimientos.Benjaminrepetíaunayotravezlacanciónyélnoteníaideadecómose

llamabaniquiénlacantaba,porloquebuscósucomputadoraportátilylehizounespacioalladodelmonitor.Tecleóenelbuscadorunpedazodelaestrofa e inmediatamente le lanzóel resultado, esa canciónpertenecía algrupoLifehouseysetitulabaFallingin.LasactitudesdeBenjaminestabanenmarcadasenlaconductadealguien

consideradopsicológicamentenormal.A lasochomenoscinco,sesentóen la cama y se acostó de medio lado, parecía tener estrictamentecontroladosuhorariodedormir.Grignard empezó con lentitud a adelantar el vídeo, el paciente estaba

profundamente dormido, el semblante mostraba tranquilidad absoluta,nadaloperturbaba.11:58 pm. Benjamin se levantó sin mostrar ningún indicio de previo

despertar, era como si segundos antes no hubiese estado dormido, sequedósentadoenlacamayvolviólamiradaaunodelosrinconesdelahabitación,justoalpuntociegodelacámara.InevitablementeaGrignardseleerizólapielalpercatarsedequeestabahablando,elevóelvolumenal máximo, pero no lograba escuchar nada. Benjamin miraba como sialguienestuvieseeneselugar.Alnotenerresultadosconelaudio,acercólagrabaciónhastaelrostro

deBenjamin, intentando descifrar almenos algo de lo que hablaba, losgestosenlacaralomostrabancomosiestuvieseendesacuerdoconalgo,pero no lograba entender absolutamente nada de lo que decía, elmovimientodeloslabioserarápido,podríajurarqueestabahablandoen

otroidioma.Pidiótodaslasgrabacionesdeesasemanaysiempredesdelas11:58de

la noche hasta las 3:00 de la madrugada Benjamin parecía hablar conalguien,despuésvolvíaadormir,podríadecirquepresentabaParasomnia,peroleextrañabaquepudiesehablarcontantanaturalidad,comúnmenteenesetrastornodelsueñosehablabamuypoco.Se preguntaba si sería a consecuencia de un estado de sonambulismo

que asesinó a Maureen y a Karen; no obstante, él había relatado loshechos,porloquenoestabainconscientecuandocometióloscrímenesysi así fuese, tampoco encontraba una explicación coherente de queBenjaminsupieratodoloqueélhacíafueradelcentropsiquiátrico.Mil y una incógnitas rondaban a Benjamin Sutherland y eso lo hacía

sentirimpotente.

▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓AhíestabaunavezmásNadya, salíapor lapuerta traserade In-N-Out

Burgerencompañíadedoscompañeras,sedespidieronconbesosenlasmejillasylasdoschicasmorenascaminaronensentidocontrario.Niélmismolograbacomprenderesaactitudtanarrebatada,veraNadya

sehabíaconvertidoenunanecesidad,enalgorealmenteinexplicablequeestúpidamente leaceleraba los latidosdelcorazón.Ciertamentehastaesemomentolahabíavistomuypoco,cuandoNickselapresentódespuésdeaquel partido de baloncesto en la preparatoria, le pareció hermosa, conunos labios que incitaban a ser besados, pero tuvo completamente claroqueeralanoviadesumejoramigo.Después de eso solo se vieron en tres oportunidadesmás, siempre en

compañíadeNick,peronuncaleparecióunachicaporlacualperderíalacabeza.En ese tiempo él estaba saliendo con Scarlett y no le daba tanta

importancia a la indudable belleza de Nadya, pero ahora que volvía averla,sencillamentequeríaconocerlaunpocomás.Laviosacarelteléfonomóvilparallamar,entoncesencendióelmotor

ypocoapocoseleacercó.—Sí, nos vemos en unos minutos… Mamá por favor, ¿podrías

plancharmeelvestidoceleste?,dileaRonnyquenoesténerviosoyavísaleque ya voy en camino. Te quiero—finalizó la llamada y se guardó elteléfonoenelbolsillodelpantalón.—Veo que estás un poco apresurada. Si me permites llevarte, te

ahorrarásmuchotiempo—dijosorprendiéndolaunavezmás.Nadyanegóconlacabezaysiguióconsucaminosindirigirleunasola

palabra,sintiendoungranvacíoenelestómago,unoquenosentíadesdehacíaunpardeaños.—Estábien,noquiereshablar.Igualseguiréescoltándote.Nadyasedetuvorepentinamenteysevolvióhaciaelautoquetambiénse

detuvo, con decisión caminó hasta el vehículo, apoyó las manos en lapuerta,acercándosealconductor,quelesonreía.—Entiendequenoquieroqueme sigas, noquierohablar contigo, no

quiero, déjame en paz—exigió con dientes apretados y se odiaba porpensarqueanteriormentenosehabíapercatadodequeRobertAdamserarealmenteatractivo;sinembargo,serecriminóesemomentodedebilidad,recordandoquenodebíaconfiarenningúnhombre.—Nadyaporfavor,soloquieroofrecertemiayuda.—No la necesito, aún si no hubiese autobús preferiría caminar a

subirmeentucoche.EstoyseguradequeeresigualaNick,poralgoerantanbuenosamigos.—¿AcasoNickseportómalcontigo?—preguntómirandoaesosojos

avellana que destallaban ante la ira, inevitablemente semordió el labio,amarrándoselasganasdebesaresabocapequeñaperovoluptuosa.—Esenoestuproblema—espetóysealejóemprendiendounavezmás

elpaso.Robertvolvióasuplicarle,peroellasevolviósordaalaspeticionesde

él,aunquesuactitudno logróqueéldejaradeescoltarlahasta laparadadelautobús.

CAPÍTULO12

El tribunal declaró a Benjamin Sutherland inimputable, por

enajenación mental y decretó su internamiento en el establecimientopsiquiátrico en el que se encontraba recluido, por tiempo indefinido ohasta que se demostrara que ya no podría ser una amenaza para lasociedad,niparaélmismo.Elresultadodeljuicioprovocóungranrevuelosocial,teniendocomo

resultadovariasprotestasenelpaís,depersonasqueencincomesesnohabíanolvidadoeldantescoasesinatocometidoporelquefueunodelosmejoresymásqueridosactoresjuvenilesdeHollywood.ElpsiquiatraFranklinGrignardhabíacerradoelcasoyaunquequería

seguirtratandoaBenjamin,susuperiorleinformóqueseríatrasladadoaMissouri.Nosenegócuandoleenumeraronlosbeneficiosquerecibiría,pero lo hizo principalmente para alejar a Scott su hijo mayor de lasamistades que tenía, ya que no le agradaba el cambio que estabanprovocandoensucomportamiento.EnvióprimeroasuesposaLenaconlosniñosasunuevacasa,porque

antesdemarcharseélqueríaverunavezmásaBenjamin,apesardequeno fue a despedirse personalmente, simplemente lo observó por lascámaras. Estaba dormido y verlo de esamanera le hizo recordar a sushijos,enlosquenoveíaningunamalicia.Habíanpasadomuchascosasalasquenoleencontrabaunaexplicación

lógica,peroconfiabaenqueeljovenlograríarecuperarsuestabilidad.Le tocaba conducir pormás de veinte horas, con algunas paradas ya

pautadas,paradescansarduranteeltrayecto.Emprendióelcamino,llevandoconsigoalgunasdelaspequeñascosas

que aún le quedaban en la oficina. Después de cinco horas de estarconduciendo, hizo la primera parada para comer y llamar a Lena,informándolequetodoestababien,hablóconsusdosniñosmenores,perono logró hacerlo con Scott, él aún estaba molesto por el cambio deresidencia.Lanocheempezabaacaercuandodecidiócontinuarconsucamino,la

próximaparadaseríaenunhotel,quelepermitieradescansarsuresentidocuerpo.Conducíaconmúsicacountrydefondo,estabaatentoalcamino,a

la mínima señalización, aun así perdió el control cuando un auto de lanada le encendió las luces, cegándolo.Todo pasómuy rápido, contadossegundosyyanadapodíahacer.Al recobrar la consciencia estaba demasiado adolorido, aprisionado

entrelacarrocería.Eloloragasolinaeracasiinsoportable,intentótragar,pero no pudo hacerlo, se tanteó el cuello y sintió que algo se loatravesaba.Miróhaciaafueraenbuscadeayuda,perolaparejaenelautodelfrente

estaba inconsciente, inevitablemente losnerviosyeldolor leganaban lapartida,mientrasseahogabaconlasangrequeaborbotonesleinundabalaboca.Porfinveíaaalguien,eraunhombrealto,delgado,vestidoenteramente

deblanco,queseacercaba,intentómoverlasmanosparasuplicarayuda,peroeldolorensucuerposevolvíainsoportable,casinopodíarespirar.Apesardeestaraterradoporlasituaciónenlaqueestaba,leextrañabaverla parsimonia con la que aquel hombre se acercaba, normalmente lossereshumanosanteunasituaciónsemejantesemostrabanalterados.Elhombredetezblancaycabellosrizadosseasomóporlaventanade

lapuertadealladodelconductor,dondeelcristalsehabíahechoañicos.Sucorazónquisoestallarenlatidosysuagoníaaumentóalveresosojosque eran completamentenegrosy abarcaban en su totalidad las cuencas,sololaspupilasmuypequeñaseranunaluzquebrillabanterroríficamente,provocandoquesusangresehelara,sentíaqueseahogabaconsupropiasangre,peronomoría.—Soy Iblis, Satanás, el Diablo—susurró expidiendo un aliento algo

almibarado,ligeramenteacre.Eramirra,loqueusabanlosegipciosparaembalsamaralosmuertos.Segúnlabiblialamirrahabíasidounadelasofrendas a Jesús, hecha por el tercer sabio deOriente, quien conocía eldestino que le esperaba al hijo de Dios—, Genio Maligno, Shaytán, elLapidado, elEsquivo, elMurmuradorymilesdenombresmás,peronosoymásqueLucifer,unángeldeluz,desterradopormipropiopadre.—I…blis…OhhhDios…Benjaminteníarazón—balbuceóeldoctoren

mediodetodalasangrequeintentabaahogarlo.—Asíes,existoymanipuloamiantojoalascreacionesmásadoradas

porDios;ejemplos,laprimeraysegundaguerramundial,cadadesastreymatanzaocasionadaporelhombresondemiautoría,mifavoritaeshacerqueacabenconsuspadresterrenales…Benjaminnuestroamigoencomún

yatehabíaadvertidodeesteencuentro,peropocoscreenverdaderamenteenmí.Caminoentreustedes,losgobiernoamiantojo,soyelresponsablede liberar las llamas del desastre y de generar un futuro hundido en elcaos.Grignardseveíareflejadoenlascuencasnegrasybrillantes,mientras

sus ojos querían salirse de sus órbitas ante el terror que estabaexperimentando,esavozagradablecalabaensusoídos,queríaescucharlo,algoenellaloalentabaahacerlo,peronoqueríaverloyaunqueintentabacerrarlosojosnopodía.Toda la vida había ideado al Diablo como lo representaban en las

fábulas, con cuernos y cola, pero no era así, ese ser era realmentehermoso,aunquesusojosrepresentabanungranvacío.Lucifersoltóunacortacarcajadaqueparecíaunaincitantemelodía.—Lamento informarteque sonmenos importantede loque realmente

creen,nosonlosúnicosquehansidocreadosaimagenysemejanza.Quería girar la cabeza, pero el pedazo demetal que le atravesaba el

cuellonoselopermitía.SepreguntabaenpensamientosporquéhabíahechoesoconBenjamin

Sutherland.Tratabadeencontraralgunarespuestaenesenegrobrillante.—Porqueél teníabuenas razonesparaodiar a suspadres, tantocomo

yoodioalmío.Sualmaeracolmadaporelrencor,ésequepocoapocomeencarguédealimentardesdequeeraunniño,desdequesumadre lodespidióenelaeropuerto,cadavezquesupadrelodejabaasuerteenuninternado;siemprelesusurréaloídomientrasdormía,atizandoelodioensucorazón.Cuandosentíquesemeescapabadelasmanosactuéymelepresenté en ese vuelo; sin embargo, no es el único, te asustaría sabercuántoshijosmatanasuspadres,todosguiadospormí.El doctor se dio cuenta de que ese ser podía interpretar sus

pensamientos,porloqueabogóporelalmadeBenjamin.Ahoralecreía,estaba convencido de que no era ningún problema mental y queverdaderamenteeljoventeníaelalmaatrapada.Libéralo…porfavor—lesuplicóenpensamientos.—¿Paraqué?¿Creesquepodríavivirmuchosileliberoelalma?No,se

suicidaríaynoesloquequiero.Dale una opción, es joven. Yo te doy mi alma a cambio —ofreció

mirándolo a los ojos—.Estoy seguro que puedes hacer que no recuerdenada.

—Esunaofertatentativa,lasalmassonmásvaliosascuandoseofrecenporvoluntadpropia.Podríasí,tengoelpoder—confesóconlentitud,conesetonodevozqueinvitabaaserescuchado—,peroquieroacambiounsacrificio más; debes estar de acuerdo para poder concedérsela —condicionó acariciándole la frente aGrignard, quien sintió el toque tansuavecomonuncaanteshabíaexperimentado,losorprendíaqueerafrío,contrariamenteaque lequemaracomosuponía—.Teníapensadoqueunalmacaritativa lo ayudara a escaparyquevagarapor la eternidad, soloeso. Pero si me das tu alma, ofreceré la oportunidad de liberar la deBenjamin,sinculpasysinrecuerdos;solosisedevoraelcorazóndeunhijoreciénnacidoqueprocreeconunamujerqueverdaderamenteloameyqueseapuraparaél.¿Norecordaránada?¿Nisiquieraquematóasupropiohijo?—Nisiquieraquesedevoróelcorazóndesupropiohijo;claro,él lo

sabráyserásuobjetivomientrasyolomanipule…despuésmeencargodealejarloconlamenteenblanco.Siesasíentonces,estoydeacuerdo.—Se dice: te ofrezco mi alma, ángel de luz —coaccionó Lucifer,

fijandosumiradavacíaenelhombre.Grignarddudabade loqueestabaapuntodehacer, no sabía aqué se

estaba arriesgando, solo quería saber si realmente valía la pena elsacrificio,éleraunhijodeDios,creíaen labondad,en lapureza,enelpoderdelcreador,perotambiéncreíaenlamaldadantesusojosyqueríaparaBenjaminSutherland,redención.La sangre seguía ahogándolo y más que adolorido sentía que la

temperatura de su piel aumentaba, obligándolo a tiritar. Quería cuantoantesacabarconesaagonía,yanoquería seguirmirandoaesoshuecossinfondo.Teofrezcomialma,ángeldeluz—pensóyaunquequisocerrarlosojos

nopudo.El ser ante sus ojos sonrió, parecía una sonrisa hasta piadosa y

progresivamente los ojos se fueron aclarando, era como una nube grisque poco a poco se disipaba, dando paso a unos ojos de un grisextremadamenteclaro,quecasillegabaalblanco,dejandoverlaspupilasyunhalonegroquebordeabaeliris.Sintióunbesoenlafrenteyentoncessípudocerrarlosojos.—Aúnmeasombralomanipulablequepuedenserloshumanosalgunas

veces,soloalgunasveces.Porloquepiensoquemipadrenoseequivocóypusoamidisposiciónalgoconloquepuedoentretenerme.

▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓Despuésdequincedías, lanoticia sobre la trágicamuertedeldoctor

FranklinGrignardseguíarecorriendolospasillosdelcentropsiquiátricodondeestabainternadoBenjamin.Mientrasélteníaunnuevoobjetivo,unavezmásIblisloponíaaprueba,

comosiyanolehubiesedemostradoqueeracapazdemuchascosas;noobstante,contabalosdíasparapodersalirdeeselugarenelquepasabaeltiemposolo,porloqueestabarealmentedispuestoacumplircuantoantesconlanuevameta.EscuchóunospasosacercarseyestabasegurodequeeraJacob,cerró

losojoseinmediatamentesupoloqueletraía.Saliódelacamaycaminóhastalapuerta,fueroncontadoslossegundosparaqueeldiariodeesedíase deslizara a través de la rendija. Lo recogió y se quedó en elmismolugar.LosÁngelesTimes,deldía23deEnerode2015,reseñabalamuertedel

AsesorEspecialdeRelacionesExterioresdelaONUenGinebra,HaroldSutherland.Benjamin no sintió absolutamente nada, ni siquiera porque veía la

imagen de su padre sonriendo en la plana del diario, era algo que yaesperaba, de lo que tenía conocimiento; extrañamente le sorprendía quehubiesevividoportantotiempo.En otra noticia, narraban el escandaloso incidente en el que había

muertosumadrastajuntoalamante,mientrasteníanrelacionessexualesenlacubiertadeunyateylascabezasdeamboshabíansidoatravesadasporun arpón, justamente dos días después del deceso del importantísimoasesordelaONU.EstasnoticiasteníanescandalizadaalanaciónSuizayyasehabíanabiertolasinvestigacionesparadarconlosculpables.Benjaminsonriósintiéndosecompletamentesatisfechoconelresultado,

Iblis había cumplido su promesa de acabar con lamiserable vida de lacerdadesumadrastra,enesemomentodaría loque fueraporalmenostenerunaimagendeesemomentoenqueelarpónleatravesólacabeza.

▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓Candiceabriólosojos,despertandoenunlugarquenuncaanteshabía

visto, un lugar en el que nunca había estado. Se levantó con lentitud,sintiéndoserealmenteliviana,eracomosihubiesedescansadopormuchotiempo.Alsentarseenlacamamiróaunladoyahíestabaella,casideunbrinco

se levantó con el corazón retumbándole contra el pecho, tanto que lecostabarespiraryledolíanlascostillas.Semiróasímismaenlacama,acostadaypálida,supielhastaparecía

traslúcida. En el lugar no había nadamás que la cama que estaba en elcentro de esa habitación oscura, miró al techo y justo encima había unagujeroporelcualsecolabalaluzdelaluna,talvezeraporesoquealaCandiceinconscienteenesacamaparecíaquelapiellebrillaba.Candiceretrocedióvariospasosintentadoalejarse,sinpoderapartarla

miradadeesecuerpo.Estabadescalzayllevabaunsencillovestidoblanco,estaba segura que debajo de esa prenda no había nada más, se pegó lafaldadelvestidoalosmuslosporqueverdaderamentesesentíadesnuda.Enesemomentoviocómounasombraseposabapocoapocosobrela

Candicequeestabaenlacama.—¡No!¡No!Aléjate—gritócaptandolaatencióndeesasombra,unavez

máseraelhombresinrostro,eldelascuencasvacíasypupilasdeluzquela miró helándole la sangre—. ¡Dios mío! —exclamó aterrorizada ycorrió para salir de ese lugar, el piso demadera estabamuy sucio y eloloramohoinundabaeselugarcilíndrico.Seencontróconunasescalerasdemaderaqueformabanunaespiraly

empezóabajarlas, escuchandocómo losescalonescrujíanante supeso,pero no se detenía, no podía siquiera pensar que podría caer y hacersedaño.Las escaleras parecían interminables y el aliento se le sofocaba en la

garganta,elpániconisiquieralepermitíallorar,nigritar.Losescaloneslallevaronhastaunapuertadoble, tambiénerademaderaymuypesada,empleómuchafuerzaparapoderempujarlaysalir.Apenassedetuvopararecuperarelalientoyseechóalloraralverque

estabaenunlúgubrebosque,miróatodosladosbuscandoayuda.—¡Papá! ¡Papá! ¡Ayúdame! —gritó caminando, en un intento por

alejarsedeesatorrecilíndricadeladrilloscubiertospormoho.Asuladoderechoentrelosmatorralesviounavezmásesasombraala

que tanto le temía, el terror aumentóporqueno era posible quepudieseestarahítanrápido.Corrió en sentido contrario, adentrándose a ese espeluznante bosque,

quesoloeraalumbradoporlaluzdelalunaquesecolabaconsusrayosatravésdelfollaje,pintandoelpaisajetotalmentegris.Mientrascorríasellevólamanoalpecho,enbuscadelamedallaquesu

madresiempreleprestaba,peronolatenía.No encontraba una salida, no había nada más que ramas que le

golpeaban el rostro, le aruñaban los brazos y piernas. Tropezó con untroncoysefuedebruces,inevitablementeelvestidoselelevantóhastalacintura,exponiéndoladesnuda;norecuperabaelalientocuandolasombrase paraba justo detrás de ella, por lo que gateó hasta ponerse en pie yseguircorriendo,mientraselllantolaahogaba.Siguióhuyendoyasegundoslasombradepupilasdeluzseleaparecía

aloslados,aunquenolograbatocarla,talvezporqueellaeramásrápidacorriendo.Alfrente,aunoscuantosmetrosviounasilueta,parecíaserunhombre,

porloquecorrióconmásfuerzaparasuplicarlequelasalvara.—¡Ayuda! ¡Auxilio! ¡Por favor!—corrió hasta el hombre que en ese

momentosevolvió,estabatancercaqueserefugióenlosbrazosdequienhabía aparecido para salvarla—. Ayúdame, me persiguen —gimoteóelevandolacabezayseencontróconunosojosazulesqueyahabíavistomuchasvecesenrevistas,cineynoticias.Enesemomentodespertó,agarrandounabocanadadeaire,aúnsentíael

cansancio y el corazón a punto de reventarle el pecho. El velador de lamesa de noche estaba encendido pero aun así, saltó fuera de la cama yprendiótodaslasluces.—Diosmío—murmuróconganasdeecharseallorar,sabíaqueeraun

sueño,perolohabíavividodemaneratanrealquepodíasentireloloramohoinundarlelasfosasnasalesmientraslaspiernasletemblaban—.Hansido tantas las noticias en los últimos meses en las que nombran aBenjaminqueahorahastaapareceenmispesadillas—comentóparaellamisma,mirandoatodoslosrinconesdesuhabitación.

Miró el reloj y eran las dos y diez de lamadrugada, no tenía sueño,peroteníamiedodequedarsesolaensuhabitación,porloquesalióysefuealadesuspadres,conmuchocuidadosemetióenmediodeambos.—¿Otra pesadilla? —preguntó Hector adormecido y estrechándola

entresusbrazos,lediounbesoenlafrente.Candicesoloasintióensilencioyrefugióelrostroenelpechocalentito

desupadre.—No pasará nada malo, aquí estoy—le aseguró eso que siempre le

repetía.—Losé—musitó.

CAPÍTULO13

Robertllevabamesesenlamismasituación,escoltandoaNadyadesu

casa al trabajo y del trabajo a la casa.Ya no sabía qué decirle para quesubieraalautoy lepermitiera llevarla,hasta leponíamúsicacuandonoqueríaescucharlo,peroempezabaadarseporvencidoporquenoentendíaporquéesamujereratanesquivaconél.Unavezmásencendióelmotoralverquesalíadelrestaurante,yaella

sabíaqueestabaahí,avecesnotabaquesonreía.Talvezmuyenelfondoleagradabaquelaacompañara,perosolodeesamanera;sinembargo,élqueríamás,muchomás.Esarutinayanoerasuficienteylopeoreraquecadadíaleparecíamás

hermosaycasi inalcanzable.Lentamenteavanzó,conduciendoalpasodeella,peroladejóadelantarseunpoco,entoncesdetuvoelautoysebajó.—Nadya—lallamómientrascaminabacondecisiónhaciaella.Nadyaquisoecharseacorrer,perosolose limitóaapresurarelpaso,

hastaquesintióun tirónporsumuñeca izquierdayantesdequepudieseparpadear,loslabiosdeRobertseposaronsobrelossuyos,eracomosideun golpe inesperado despertaran miles de emociones que estabandormidas.Esonosecomparabaconlassutilescosquillasquelarecorríancadavezqueloveíaaparcado,esperandoporella.Inevitablemente se sorprendió al percatarse de que estaba

correspondiendo al beso, que iba en busca de más, con el corazóndesbocadoysesentíatanbien,comonuncaantes.Estabaexperimentandosensacionesquenuncahabíavivido,niconNick.—Siempre me has gustado —murmuró sofocado contra los labios

voluptuososdeNadya,teniendoeneseinstantelacertezadeloquesentíapor ella—.Desdeque te conocí te descubrí hermosa, perfecta—suspiróbebiéndoseelalientodelachica—.Peroeraslanoviademimejoramigo.—Aléjate—dijoenunhilodevozconlaspiernastemblorosas—.Por

favor —suplicó temerosa, no quería volver a confiar en un hombre ymuchomenosenelmejoramigodeesequetantolahabíahechosufrir.Ellaquería alejarse,peroRobertno se lopermitía, le teníaunamano

aferradaalanuca,poniéndolaasumerced,limitándolesoloarespirardesualientoyeratanhermoso,esosojosgrisestanfascinantes,esecabello

rubio y revuelto, ¿por qué no lo había visto antes? No lo había hechoporquellevabaunavendallamadaNick.—Nadya,porfavor…permítemedescubrirte,déjameconocerte.Dame

unaoportunidad—pidiórozandoconsuslabioslosdeella.—¡No!—casi gritó liberándose del hechizo queRobert ejercía sobre

ella,nopodíadarlelaoportunidadaningúnhombre.Nopodía.Lo empujó y se alejó corriendo, permitiéndose llorar, justamente

pasaba el autobús y se subió, huyendo de Robert, quien amenazaba condesestabilizar sucaóticomundo, éseenelqueapesarde todo, se sentíasegura.Robert resopló con la frustración gobernándolo, anhelaba tener algo

con Nadya, le gustaba como nunca antes le había gustado otra chica yahoraqueteníalacertezadeloquesentíaporellanoibaarendirse.Regresó al auto y subió, lo puso enmarchamientras en su boca aún

saboreaba ese beso, estaba totalmente seguro de que Nadya habíacorrespondidoyquelehabíagustadotantocomoaél.Desde lacallepudover los reflectoresde lacanchaenel jardíndesu

casaencendidos, suponíaquesumadrehabíaolvidadoapagarlos,conelcontrolmandóaabrirlapuertadelacocherayestacionóelauto,bajóyentró por la puerta que daba a la cocina, encontrándose a Clairepreparando lacena.Laabrazópor laespalday lediounbesoal tiempoqueserobabaunarodajadetomate.—Hey,esperaalacena—loreprendióClairedándoleunmanotazo.—Porelbesoyelabrazoqueteacabodedardeberíahabermeganado

esarodaja—mascullósindejardeabrazarlaymirandoatravésdelcristaldelaventanadeenfrenteasupadre,quienestabajuntoasushermanasyJeremy, éste último pretendiendo jugar básquet—. Es un desastre —seburlódesucuñado.—Déjalo,haceelintentoporagradaraCandice.—Lizzyjuegamuchomejor.—Compréndelo,hacrecidosinlapresenciadeunpadre,eslógicoque

noseaunchicodeportivo.—Voyaverquépuedohacer,nopermitiréauncuñadoquenosepausar

unbalón.—No vayas a hacerlo sentirmal—le pidió lamadre con esa sonrisa

cargadadecariño.Robert salió a la cancha, donde esos cuatro desastrosos jugadores

hacíanelintentoporjugar.—Graciasalcielo—exclamóHector,lanzándoleelbalónaLizzy—.Ha

llegadomirelevo—dijoconlavozagitadacaminandofueradelacancha,con una de las manos en la zona lumbar, se acercó hasta Robert y lepalmeóunhombro—.Yanoestoyparaesto,voyaayudaratumadreconlacena.—Está bien, eso te pasa por buscar hijos tan viejo—se burló y salió

trotandohacialacancha.—¡Ahorasívamosajugar!—seemocionóLizzyylelanzólapelotaa

Robert.—Peroestovamosadividirloporgénero—condicionóRobert,porque

sabíaqueLizzyyélledaríanunapalizaaCandiceyalagotadoJeremy.—Noestoyhechoparaesto—murmuróJeremy,acercándoseaCandice

ydándoleunbesoenelcuello.—¡Hey,hey!Estamosaquíparaunpartido,noparavisitasdenoviazgo,

vamosajugar—intervinoRobertylarisitaenlacaradesuhermanaseborró—.Jeremy,¿almenossabescómojugar?—Sé cómo hacerlo, pero sin práctica admito que soy un desastre.De

hecho,Lizzylohacemejorqueyo.—Soymuchomejorquetú—afirmóLizzy.Sin perder tiempo empezaron a jugar, Robert le explicaba a Jeremy

cómo debía lanzar para poder encestar, porque para todo había unatécnica.Laschicasreíandivertidasaldarsecuentadequepodíancompetirmuybiencontraellos.—Lejos,lejos…¡Jeremy,dejadeacosaraCandice!—legritódesdeel

otroextremoRobert,alverqueelchicointentabaquitarleelbalónsoloasuhermanayselepegabaalaespalda,talvezrozándolamásdelacuenta.—Solo estamos jugando —resopló Candice deteniendo el juego,

algunasvecesRobertseextralimitabaconsuscelosfraternales.—Chicos,lacenaestálista—llamóClaire.—Enseguidavamos—dijoLizzyyseechóacorrerhacialacasa.Robert la siguió, pero antes de alejarse lo suficiente se volvió hacia

Jeremy.—Esmihermanayteestoyviendo.—¡YaRobert!Veacomer…—pidióCandiceysevolvióhaciasunovio

—.No lehagascaso, soloestáceloso,mejorvamosacomer—soltóelbalónyleagarrólamano.

—Mejorvoyamicasa,seguroquemimamádebeestarporllegar.—Jeremy—Candicehizounpuchero—,sololohacesporRobert,nole

prestesatención,seguroqueyamimamápusotupuestoenlamesa.Sitequedasacenarconmigo,despuéstepremiaréconmuchosbesos.—Esonoesunpremio,esunchantaje—dijosonriente.—Esunapromesa—sepusodepuntillasylediounbesoenloslabios

—.Ahoravamos.—Estábien,peronocreasqueesporlosbesosquehasprometido,es

porquelacomidadetumamáeslamejorqueheprobado.Candice se carcajeó y le golpeó uno de los brazos, entraron por la

cocina,selavaronlasmanosyfueronalcomedor,dondeyalosesperaban.ClairequeyasabíaqueJeremyeravegetariano,seesmerabaenprepararrecetasparaél.Despuésdelacena,ClairellamóaBrigittelamadredeJeremyparaque

lepermitieraquedarseunpocomás,yaqueibanaverunapelícula.NopararondereírconlahistoriadehumorquehabíaelegidoCandice

yalfinalizarlapelícula,losnoviossalieronalporcheparatenerunpocodeprivacidad,dondeellacumpliólapromesaderegalarlemuchosbesosaJeremy, cada vez los encuentros entre ellos cobraban más intensidad,debidoalaconfianzaquehabíanadquiridoconlosmeses.

▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓Nadyahabía aprovechado sudía libre para llevar a Jason al parquey

jugarunpococonél,sesentíaenlanecesidaddebrindarleeltiempoquelasobligacioneslerobaban.—¡Quédivertido!¿Tegusta?—Lepreguntabaalniñoquesecarcajeaba

divertido,contagiándolaconsu ternuramientras loayudabaadescenderporuntobogán—.Hagámoslounavezmás.Locargó sentándolo en laparte altadel tobogány sujetándolopor la

cintura lo ayudaba a descender, riendo feliz de ver la dicha en esoshermososojosazules.—¿Puedo jugar? —preguntó Robert, sorprendiendo a Nadya en el

solitarioparque.—No, no puedes o sí… puedes quedarte. Nosotros ya nos vamos—

cargó al niño y caminó hasta la banca donde tenía el bolso, intentandoalejarsedeRobert,mientras luchabaconlasmariposasquerevoloteabanensuestómago.—Nadyaporfavor,dejadehuir—pidiósujetándolaporunbrazo.—Suéltame, no quiero que te acerques… Robert por favor, te lo

suplico,déjameenpaz.—Nopuedohacerlo, lo siento, peronopuedo atender a tu súplica—

asegurónegandoconlacabezayacercándose,enbuscadeesoslabiosquele pedían a gritos ser besados, peroNadya no se lo permitió, volvió lacabezahaciaotrolado.—Nolohagas,respetaqueestoyconelniñoysinopuedesatenderami

súplica por la buena, entonces tendrás que hacerlo por lasmalas.Voy aponer una denuncia en tu contra—asegurómirándolo a los ojos y esamiradaunavezmáslevolvíaelcuerpodegelatina.—¿Por qué nome das una oportunidad?Mis intenciones contigo son

buenas…YaNicknoestáynotemoenfrentarmeaélsiregresa.—LasintencionesdeNicktambiéneranlasmejores,melojurómuchas

veces.—¿Quépasó?¿Quéfueloqueverdaderamentepasó?—Noquieressaberlo,porquenovasacreerme.—Esonopuedessaberlosinoconfíasenmí,permítemeque teayude

con tuhermano—pidióalverqueella luchabapormanteneralniñoenunodesusbrazos,puesélaúnnoleliberabaelotro,sabíaquesilohacíahuiríaunavezmás.—Noesmihermano,esmihijo—confesóporquenoseavergonzaba

de su niño, a pesar de lo que el padre le había hecho, amaba a ese sercomoanadanianadie.Robert no lo podía creer, inmediatamente miró al niño de cabellos

rubiosyojoscelestes.—EshijodeNick—murmurótotalmentesorprendido.—No,eshijomío,solomío—aseguró—.Ahorasuéltame.—Nadya, no lo sabía, juro que no lo sabía —negó con la cabeza,

mientraselcorazónlemartillabafuertementecontraelpecho.—Ahoraquelosabespuedeshuirtambién—lediolalibertadparaque

semarchara,peromuyenelfondoqueríaquenolohiciera,queríaqueledemostraraqueverdaderamentesentíaalgoporella.—No me iré Nadya, que tengas un hijo no cambia en nada mis

sentimientoshaciati,siguessiendoesachicaquetantomegusta,quemegustó desde que vi, pero que no acepté por respetar a Nick y porquetambiénsalíaconalguienmás,alguienconquiennomesentíabien.—Puede que no cambie en nada tus sentimientos, pero ya no soy esa

chica a la que conociste; lo siento, pero no puedo confiar en ningúnhombre.—Ahora eres más hermosa, solo dame una oportunidad, al menos

comoamigos.—No lo sé —bajó la mirada sintiendo las lágrimas al borde de los

párpados, deseando darle una oportunidad por primera vez a sussentimientosynoasusmiedos.—Nunca lo sabrás si no lo intentas. Sé que tienesmiedo, sé que algo

pasóconNickyquelascosasnopasaroncomoélmelascontó.—Nuncaloengañé—chillóconlavozquebrada.—Déjameayudarte—ledijocargandoalniño,quiensorprendiendoala

madresefueconél—.Ven,vamosasentarnos—latomóporlamanoylaguiohastalabancadondesesentaron.—Noquiero complicarte la vida—comentómirando a su hijo, quien

jugabaconeldijedeanclaqueteníalacadenaquecolgabadelcuellodeRobert.—Seguroqueno loharás, siento todo loquehapasado,deverdad lo

siento.¿SabeNickdelniño?—preguntóconcautela.Ellaasintióconlacabezamientrasselimpiabalaslágrimas.—Sí, desde el mismo momento en que me enteré que estaba

embarazada. No estaba en mis planes convertirme en madre tan joven,queríaestudiar,anhelabairalauniversidad,peronopodíadejarlesamispadresunaresponsabilidadqueeraysiguesiendosolomía.—Siqueríaseso,¿porquéno tomaronprecauciones?¡PorDios,Nick

conocía uno y mil métodos anticonceptivos! Lo siento, lo siento, solopenséenvozalta—sedisculpóalverqueellamirabaaotrolado.—Créeme que también los conocía, pero todo fue tan de repente.No

habíaempezadoconningúntipodecuidados,porquenoestabaseguradetenerrelacionesconNick,loamaba…yélsiempremedecíaqueesperaríaelmomentoadecuado—sollozóalrecordartodaslaspromesasvacíasqueese chico le había hecho—, porque era consciente demis temores.Unanochemellevóacasadesuspadres,accedíairporquenolosconocía,meilusionaba conocerlos, pero al llegar me di cuenta de que ellos no

estaban…Robert cerró losojosy suspiró, imaginando loqueNadyaestabapor

contarle.SoloqueríasaliryagarrarelprimeraviónaNuevaYork,buscaraNickhastapordebajodelaspiedrasycaerleapatadas.—Nomevioló—aclaróalnotarlatensiónenRobert—.Solomedijo

que esperáramos, que sus padres no tardarían. Él se percató de que yoestabanerviosaymebrindóunacopadevino,nuncaanteshabíatomadoyaunquemeneguéalasegundacopameconvenció,meinstóaquetomaraotro poco y luego perdí el control… —una vez más se limpiaba laslágrimas—. No recuerdo nada más, solo que al día siguiente despertédesnudaensucama…Creoquesenossalióalosdosdelasmanos.—No,noesasí—aseguróRobert—.Nosetesaliódelasmanosysífue

unaviolación,noestabasconscientedeloquehacías.Puedequenotehayaforzadoporqueestabasebria,pero túno loquerías…¡Hijodeputa! —masculló con la mandíbula tensada—. Nos dijo a todos que lo habíasabandonado, que lo habías rechazado… que te había visto saliendo conotrochico.—No,esonofueasí…—dijocasicondesesperación—.Ledijequeme

diera un tiempo, unos días parameditar acerca de lo que había pasado,teníamiedo…nisiquierapodíamiraramispadresalacara,perocuandomeenterédequeestabaembarazadalobusquéyseloconté,medijoqueme ayudaría, pero después de eso desapareció, nunca más me dio lacara…nomeatendíalasllamadasymeenterédequesehabíamarchadoporque me dejó una carta con su madre, a la que conocí el día queencontré el valor para ir a reclamarle personalmente —liberó otrosollozo—. Aún la conservo, a veces la leo para poder odiarlo —laslágrimaslemojabanlasmejillasaNadyayRobertempezóaacariciarleelcabello—.Enesacartamedicequelosiente,peroquenopuedehacersecargodelbebé,quenopuederenunciarasussueñosporunhijo,quedebíestarmecuidando,que todofuemiculpayasí fue…así fue—seechóallorardescontroladamente.—No, él abusóde ti, de la confianzaque lehabíasdado—lepasóun

brazo por encima de los hombros y se la llevó al pecho, donde ellarefugió el rostro—. No tienes culpa de nada, no la tienes —aseguródándoleunbesoenloscabellos—.Teayudaré.—No, no tienes que hacerlo. No quieromás complicaciones parami

vida.

—Juroquenovoyarepresentarunacomplicaciónentuvida,teayudaréconelniño,élnotienelaculpadelimbécilquetieneporpadre.—Robert, aún eres muy joven para que pretendas adquirir una

responsabilidadtangrande.—Yaverásquenoesunaresponsabilidad,talveznopuedaquitartetodo

el peso de encima aunque quisiera, pero un hijo no debe limitar tussueños… no es justo que algún día enmedio de la desesperación se loreproches.¿Quieresretomarlasecundaria?—Megustaría, todoslosdíassueñoconeso,peronotengotiempo—

confesóacariciándoleunamejillaasuhijo.—Talvezsisolotrabajarasunsoloturnotendríastiempoparaestudiar.—Nopuedodarmeellujodesolotrabajarunturno.—Sípuedes,tehedichoquequieroayudarte…sipermitesquetelleve

todoslosdíasal trabajoyquete traiga,vasahorrartemuchoenpasajes,tambiénpuedocolaborarteconalgodedinero,noesmucholoqueganoperoavecesnotengoenquégastarlo—lesonrióylediounbesoenlafrente,dejándosellevarporlanecesidadqueleprovocabaestarcercadeNadya.—No sabes en lo que te estás metiendo… además Robert —pidió

atenciónyéllamiróalosojos—.Novoyapodercorresponderte,tengomiedo.—Perfectamente entiendo tu miedo, no quiero que me correspondas

como mujer, puedes hacerlo como amiga, quiero que veas en mí a unamigo.—Nocreoquemispadresmeaceptenamigos,niquedejedetrabajarun

turno.MimadrecuidadeJasonporqueestoytrabajando,peronocreoquelohagasivoyaperdereltiempoestudiando.—Eltiempoqueseinvierteenestudiarnuncaestiempoperdido,puedes

hablar con tuspadres, no creoque ellos rechacen la ideadeque suhijaretome los estudios y si tumadre no puede hacerse cargo de Jason, yopodría cuidarlo por las tardes, estoy seguro de que mis hermanas sepelearíanporayudarmeconél.—Lopintastodotanlindo,enesepaisajequeteinventasnoveotiempos

detormenta.—Puedequeloshaya,peroquiéndicequenosepuedehacerelintento

deserfelizaúnbajolalluvia.Dejaqueteayude.—Lo intentaré, pero solo como amigos —condicionó, porque su

instintolepedíaagritosquenosearriesgara.—Prometo que solo será como amigos… ¿En serio tienes que irte?

Porquepodemosjugarunratomás.—Creo que Jason aún tiene ganas de jugar, ¿cierto cariño?—sonrió

mirandoelrostrosonrojadodesuhijo.—Entoncesvamosajugar.Robert se levantó con el niño en brazos y lo llevó hasta el tobogán,

dondeempezóajugarconelpequeño.SabíaqueNadyanecesitabatiempoyélledaríaelquefuesenecesario,pensabaquesialgúndíavolvíaaveraNickibaadarleunabuenapaliza,porsertanpocohombre.No sabía cómo sus padres tomarían la noticia de que él quería una

relación con una chica que ya tenía un hijo, suponía que sería un granenfrentamiento con sus padres, pero eso no le importaba porque ya nopodíagobernarloquesentíaporNadya.Jugaron por lomenos una hora y después de esoNadya por primera

vezsubióalMustanggris.—Notengomúsicainfantil—sedisculpósonriendo.—Puedesponercualquiera,Jasonnoesexigente—sonríoquedándose

prendadaenlosojosgrisesdeRobert,quiensehabíavueltoparamirarlasentadaenelasientotraseroconelniñoenlaspiernas.ElchicoencendióelreproductordesonidoyelrapdeEminemjuntoal

coro armonioso de la colaboración de Rihanna inundó el interior delvehículo.

I'mfriendswiththemonster

That'sundermybedGetalongwiththevoicesinsideofmyhead

You'retryingtosavemeStopholdingyourbreathAndyouthinkI'mcrazyYeah,youthinkI'mcrazy

Jasonempezóamoversucuerpecitoalritmodelrap,arrancándoleuna

carcajadaaRobert,alverquebailabasinningúntipodepudor.—Tedijequenoeraexigente—dijoriendo,sinquesuniñodejarade

bailar—.Dehecho,legustamuchoelrapyelhiphop.

—Eso quiere decir que nos vamos a llevar muy bien—aseguró sindejardereír,sinsaberqueconesegestotanespontáneolerobabapoquitoapocoelcorazónaNadya.Lasorprendióalllevarlaaunaheladeríaypizzería,dondedisfrutaron

dealgunosheladosytambiénalmorzaron.Regresó a su casa por la tarde, sintiéndose feliz comonunca antes se

habíasentido.—¿Tienes que trabajar mañana? —preguntó ayudándola a bajar del

auto.—Sí.—Entoncesvendréabuscarteymañanamismopuedesdecirleatujefe

quesolotrabajarásunturno.—Robert…vamospocoapoco,esmejorvercómosalenlascosas.—Está bien, iremos poco a poco, pero almenos dame tu número de

teléfono—casisuplicó.—Estábien,guárdalo—ledictóelnúmeroyRobertinmediatamentele

marcó.—Ese es mi número, guárdalo tú también —sin pedirle permiso se

acercóylediounbesoenloscabellosaJason,tambiénlediounbesoaellaenlamejillaycaminóhastaelauto—.Nosvemosmañana.—Hastamañana—murmuróellasinpoderencontrarlavozyluchando

conlasemocionesqueladominaban.Lovioalejarse,entoncessepermitiósoltaresesuspiroquehabíatenidoprisioneroenelpecho.

CAPÍTULO14

HabíallegadoelmomentodequeJennertambiénabandonaraelbarco,

todo o casi todo lo que había ganado en dos años de una carreraextremadamente exitosa se había agotado, estaba seguro de que aúncontaba con algunos ahorros que había dejado en un lugar al que nadiepodríaacceder,porquelosnecesitaríaeldíaenqueporfinsalieradeeselugar.Almenoslepermitieronquelovieraparadespedirseyagradecerlepor

todoloquehabíahecho.Suahoraex-agenteledejóclaroquesialgúndíaconseguía salir de ese lugar contaría con su apoyo,Benjamin supo quesolo lo dijo por hacerlo sentir bien, porque Jenner verdaderamentepensabaqueélterminaríasusúltimosdíasenesepatéticolugar,alladodepersonas que parecía que nunca le encontrarían una solución a lasfantasíasquegobernabansusmentes.Elhombrequeaparentabatenermásdetreintaañosdebidoasupronta

caídadel cabello, sepusodepiey seacercóparadarleunabrazo,peroJeremydiounpasohaciaatrásysololetendiólamano.—Gracias por todo—dijo sin ningún tipo de emoción en la voz, ni

muchomenosensuinterior.—Gracias a ti por haber confiado en mí —confesó reteniendo el

remolinodelágrimasqueseleformabaenlagarganta,sabíaqueseríalaúltimavezqueveríaaBenjamin,aélverdaderamentelecostabacreerloque había hecho, sobre todo porque había sido testigo de la estrecharelaciónquehabíaentremadreehijo.Benjaminregresóasuhabitaciónamiraralanada,dejandoaltiempo

pasar, tomándose el merecido descanso que había anhelado después detantas horas y horas de trabajo, del asedio de los medios y de lasseguidoras.Podíaasegurarqueporfinestabaenunestadodetranquilidadtotal.Aldíasiguientemuytemprano,antesdequeelsoldespuntara,llegaron

dosenfermeros,élyasabíasudestinoyaunquenoestabadeacuerdoentenerquecedersucomodidad,Iblis lehabíaaseguradolanocheanteriorqueeranecesario.Lomudaronaledificioviejo,dondeestabanlosdela“máxima”como

lellamaban,eradondeestabanlosenfermosmentalesmásagresivosylosque como él, habían cometido algún delito. También los que no teníancómo pagar por comodidad y solo eran subsidiados por el Estado, almenosparamantenerlosconvidaenesapocilga.Abrieron lapesadapuertadehierrodesunuevahabitaciónynopudo

evitarmaldecirmentalmenteaIblis;nohabíasonido,nohabíatelevisor,nicama.Soloerauncubículoconlasparedesacolchadascongomaespuma,forradasporcueroquealgunavezhabíasidoblancoaligualqueelsuelo.Laúnicailuminacióneraporunabombillaquecolgabadeuncablequeyaestabasulfatado.—Solo falta la puta camisa de fuerza—sonrió tratando de ocultar su

desagrado.—No será necesaria la camisa de fuerza, pero solo por seguridad

debemos dejarte las correas—le informóunode los enfermeros, quiendemostrabaestargozandodeloqueestabapasando.—Exijo almenos unas sábanas—al ver que no había nadamás en la

mierdaquelehabíanasignadoporhabitación.—Lo siento niño bonito, pero eso tampoco será posible —aseguró

controlandolacarcajada,estabaseguroqueelactorestabaacostumbradoa exigir, pero había llegado el momento de que despertara a su cruelrealidad.Las sábanas habían sido eliminadas de la máxima el pasado año,

despuésdequeutilizaranunaparaahorcaraunodelosenfermeros,porloque se tomaronmedidas drásticas y solo a unos pocos aún los dejabanconservarropa.Benjaminnodijonada,porquedespuésdehaberasesinadoasumadrey

aKarennohabíavueltoasentirdeseosdeasesinaranadiemás,perosielimbécil del enfermero seguíaburlándose, sumaría a su listaunavíctimamás.Sedejócaersentadoenelcentrodellugar,enloqueerasueloycama.

Los enfermeros se marcharon dejándolo con las correas que leaseguraban las muñecas, ya encontraría la manera de violentar el putocandadoquelasmanteníaunidas.La pesada puerta de hierro pintada de blanco con algunas llagas de

óxido,teníaenlapartesuperiorunpequeñorectánguloconunarejilla,esaseríasuúnicaventanaalexteriorydabaaunsolitariopasillo.

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Roberthabíacumplidosupromesade irabuscaraNadyaasucasay

llevarla al trabajo, durante el trayecto la mayoría del tiempo semantuvieron en silencio porque ninguno de los dos sabía qué decir; sinembargo, sus corazones latíandesbocadosy susmiradas se encontraronenmásdeunaocasión.Ella se sentía realmente incómoday cadavezqueencontrabaelvalor

parahablar,susmiedoseranmásfuertesynoselopermitían.LaspocasvecesqueRobertlogrósacarlealgunaspalabrasfueporque

lepreguntabaporJason.Cuando estacionó frente al restaurante donde ella trabajaba, solo se

limitóaagradecerleybajarsedelauto,aunqueinternamenteluchabaconsus deseos que le pedían a gritos que lo besara. Semoría por volver asentirloslabiosdeRobertsobrelossuyos,perosehabíajuradoquenuncamáslepasaríalomismoquelehabíapasadoconNick,unasolavezhabíabastadoparaaprenderlalección.Últimamente los días de trabajo se le hacían más largos, pero ése

particularmenteselehabíahechoeterno,porquedeseabavolverasubiralauto junto a Robert, más de una vez sus compañeras de trabajo ladescubrieron sonriendo como no lo había hecho nunca desde que habíaempezadoatrabajarenellugar.Cuando por fin su horario terminó, se esmeró un poco más en su

apariencia,porloqueseaplicóglossenloslabiosysetrenzóelcabelloporque odiaba que se le impregnara el olor a fritura, suponiendo queRobertsepercataríadeesearomaquenoeraparanadaagradable.—Sé que necesitas un poco—una compañera de trabajo le tendió el

frascodeperfumequeellausaba.—Gracias —sonrió y se roció pensando que el exquisito aroma del

“J'adore”disimularíasuparticulararomadeIn-N-OutBurger.—Debesdejardeusarsolocoloniadebebé—leaconsejóPilar,quien

se había dado cuenta del sexy chico que acosaba a Nadya y queirremediablemente ella había caído bajo el hechizo que despedían esosojosgrises.Nadyasolosonrió,estabaseguradequenogastaríaenunperfumesolo

paraella,preferíausardelacoloniadeJasonporquelamentablementeeldinero no le alcanzaba para permitirse esos lujos o tal vez esa era suexcusamás indicadaporquehasta elmomentono se había sentido en lanecesidaddeagradaraningúnhombre.Alsalirdelrestauranteelcorazónseleinstalóenlagargantaalveral

otro ladode lacalleelautogris;acadapasoquedabaseobligabaanosonreír,perono lograbaelcometido,por loquepreferíamiraralsuelocadavezqueladebilidadlagobernaba.AntesdequepudieracruzarlacalleRobertbajóytrotóconprecaución

hastaella.—Hola —saludó y le plantó un beso en la mejilla, percibiendo el

exquisitoaromaamujer.—Ho…hola—titubeó, con las palabras y emociones enredadas en la

garganta.Robert vestía con un conjunto de chándal en colores blanco y gris,

ofreciéndoleaNadyaunvistazodequerealmentesemanteníaenforma.—¿Quétaltudíadetrabajo?—preguntómientrasleabríalapuertadel

auto.—Igualquesiempre,conmuchospedidos,caminandodeunladoaotro

sinparar—respondióapenasencontrandoelvalorparamirarloalosojos—.¿Cómotefueati?—Aunque hoy recibimos la nueva temporada de Nike fue un día

bastante tranquilo, aunque lasprácticas fueronmuchomás intensas.HoynosvisitóunrepresentantedelosLakers,estánbuscandotalentosparalaligaprofesional.—Eres muy bueno, recuerdo el partido al que me invitó Nick —

murmuró el nombre del chico que le había hecho tanto daño, sin dudaalguna lo que más le afectaba de estar con Robert era queindiscutiblemente debía recordar momentos de ese pasado que tantodeseabaolvidar.Subióalautoysesentóinhalandoprofundamenteparacalmarse,pero

soloconsiguiófamiliarizarseaúnmásconelaromadeRobert.—Elviernes tengounpartido—le comunicó justo en elmomento en

queseubicóensuasiento—.Megustaríaquepudieses irconJasony tuhermano.Nadyaguardósilencio,nosabíaquéresponder,noqueríainvolucrarse

másdelacuentaconRobert.Muyenelfondoeraloquedeseaba,peroaún

sentíamiedo.—No podré, tengo que trabajar—confesó y se mordió sutilmente el

labio, pero lo liberó rápidamente porque no quería que Robertinterpretaraesocomounainsinuación.—Podríaspedirpermiso—pusoenmarchaelautoylaesperanzaensu

puntomásalto.—Hace poco pedí uno —era cierto, había tenido que faltar un día

porquesumadredebíairalmédicoynoteníaquiéncuidaradeJason—.Sila invitación se mantiene, tal vez para finales de mes pueda asistir aalguno.—Lainvitaciónparatiserátotalmenteeterna,eldíaquequierasirauno

demispartidosmeharásmuyfeliz.Porcierto,miraelasientodeatrás—lepidióseñalandoconeldedopulgarporencimadelhombro.Nadya volvió medio cuerpo para mirar y en medio de la increíble

sorpresa, se llevóunamanoparacubrirse labocamientrasasimilaba loqueestabaviendo,sintiendoqueporprimeravezalguienquenofuerasupapáteníaungestotanlindoparaJason.—No era necesario, no debiste comprarlo —dijo sintiendo que las

lágrimasamenazabancontraspasarlabarreradesuspárpados.—Síeranecesario,noesconvenientequeJasontengaqueestarentus

piernas,asípodrássentartesiempreamiladoytenerlacertezadequetuhijoestaráseguro.Robert había recurrido a algunos de los ahorros que tenía para

comprarseunautodelañoyadquirirunasientoparaJason.Desdequesehabía enterado de queNadya luchaba prácticamente sola para criar a suhijo,susanheloshabíancambiadodemaneradrástica,ahorasoloqueríaagradaraesachicadeojossoñadoresylabiosvoluptuosos.—GraciasporpensarenlaseguridaddeJason—murmuróconlavoz

ronca.—Cuandotedijequepodríascontarconmigo,lodijeenserio—acotó,

aunqueverdaderamenteloquemáslohabíallevadoaadquirirelasiento,habíasidolanecesidaddequeellaviajaraasuladoynoenlapartetraseradelvehículo.—Noquieroquegastes—miróalfrente,fijandosuatenciónenla luz

roja del semáforo—. Robert, sé que tal vez mi situación te provoquelástima,peronoquieroqueseadeesamanera.EnesemomentosintiólamanocalientedeRobertapretandoladeella,

despertandoconesetoquetanprotectormuchasemocionesensuinterior,algunashastaescandalosas,lasqueleincendiabanlapiel.—Nadya —susurró con voz profunda su nombre, reclamándole

atenciónyellafijósuspupilaseneserostroqueaúnenlapenumbradelautolucíatansexyymasculino,conesoscabellosrebeldesquelohacíanlucircomounimponenteleón—.Teaseguroqueenmíprovocasmuchascosas,cosasquemerobanelsueño,peroenningúnmomentohesentidolástima—asegurómirándolaalosojos.Nadyaretirócuidadosamentelamanoporqueesetoqueylamiradade

él laperturbaban,aunquesemoríaporpreguntarlequécosasdespertabaenélquelerobabaelsueño.Ni siquieraNick le había dicho alguna vez que no podía dormir por

estarpensandoenella.—Jasonsepondrámuyfelizalverla.—Podríamossalirapasearunrato.—Noseráposible,cuandollegoacasayaestádormido…otrodía—

propusosinpoderrechazarcompletamentelainvitacióndeRobert.—Entoncesseráotrodía.—Está bien—dijo ella sonriendo y él le correspondió de la misma

manera.RobertestacionófrentealacasadeNadyayambossemantuvieronen

silencio,sindejardemirarsealosojos,mientrasellasedesabrochabaelcinturóndeseguridad.Roberthizo lomismoy seaceróaella, llevándole lamanoa lanuca

paraevitarquesealejara,respirandosobreloslabiosentreabiertosdelachica.—Robert, por favor —suplicó en voz bajita y temblorosa, con la

miradaenlabocadeél.—Porfavor,Nadya—imploró,dejandoeltibioalientoenloslabiosde

ella,sinperdermástiempobesóunpardeveceslentamentelacomisuraderecha.Nadyacerrólosojosysuspiró,jurandoqueRobertpodíaescucharsus

latidosretumbarlescontraelpecho.—Buenas noches —le deseó alejándose un poco, al tiempo que se

saboreabaellabioinferior.Ella tiróde lamanillaybajóconrapidez,porquesentíaqueestabaen

mediodeunmarembravecidode intensasemocionesque la llevabande

unladoaotro.—Buenas noches —dijo y casi salió corriendo. Sabía que no debía

aceptarlacercaníadeRobert,élsoloqueríallevárselaalacama,asícomolohabíaqueridoNick,peroladiferenciaestabaenqueextrañamenteahoralodeseaba,deseabaestarbajoelcuerpodeesechico.Sabíaqueenlaprácticasexualseríauncompletocaos,porquetansolo

había tenido relaciones una sola vez en su vida y en estado total deebriedad,elque lehabíaborradode lamemoriaunmomentoquedebiósermágico.Norecordabaunaexperienciaquetodamujerdebíaatesoraren su memoria, una vez que fue suficiente para convertirla en madresoltera.RobertesperóhastaqueNadyaentraraasucasayentoncessemarchó.

▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓LamadredeJeremytrabajabacomoasesoracomercialenunaempresa

de bienes raíces y casi siempre estaba fuera de casa; sin embargo, a élnunca le faltaba nada, porque contaban con tres personas que seencargabandelmantenimientodelhogarydelaalimentacióndelchico.A pesar de la ausencia, por las noches cuando llegaba le dedicaba el

tiempo necesario y estaba muy feliz por la relación que mantenía conCandiceAdams,asuconsideracióneraunajovencitahermosaycariñosa,demuybuenosmodales.—Jem,hellegado—lehizosaberaltiempoquedejabalacarterasobre

elsofáysequitabaloszapatosdetacónqueestabantorturándolelospies,casijadeóanteelaliviocuandodescansólasplantassobrelaalfombra—.¡Hijo!—volvióallamarloanclandolamiradahacialasescaleras.—¡Voy!—Escuchólavozdesuúnicohijo,elserquemásamaba,quien

se asomaba por la baranda del segundo piso, al otro lado de la sala—.¿Cómofuetudía,mamá?—preguntóbordeandoelsalónhastallegaralasescaleras,dondeempezóadescenderaltrote.—Agotador,hoytuvequevisitartrespropiedades—suspiródejándose

caer sentadaenel sofáyempezandoamasajearse lospies—.¿Y tú,quéhashecho?Supongoqueestásdisfrutandolasvacaciones.—Hacepocolleguéacasa,pasélatardeconCandice.ABrigitte le encantaba ver cómo se le iluminaba lamirada a su hijo

cadavezquehablabadelachica.

—Siquierespuedesinvitarlaacenar,¿teparecesipedimospizza?—Meagradalaidea,voyallamarlaaversisuspadresledanpermiso.—Usamicelular—ledijotendiéndolelacarteraparaquelobuscara.Jeremy recibió la cartera y empezó a buscar en el interior el celular

mientrasellalomiraba,apenascreyendoqueesejoventanhermosofuerasuhijo,cadavezdejabaatrásalniñoyseconvertíaenunhombre.Ellahabía tenidootraparejadespuésdehabersedivorciadoperosolo

vivióconellosunpardeaños,tomóladecisióndedejarlojustodespuésde que la abofeteara, no iba a permitir que ningún hombre le pegara ymuchomenosdelante de su hijo, lo hizopor ella y por Jeremy, porqueestabaseguradequesilahabíaagredidounavez,lovolveríahacerynoqueríatraumarlaniñezdesuhijo.—Sí, vendrá—Jeremy interrumpió sus pensamientos al dejarse caer

sentadoenelsofá.—Entonces pide la pizza que desees, voy a ducharme —se levantó,

recogiósuscosasysubióasuhabitación.Después de un baño que renovó todas sus energías regresó a la sala,

encontrándose a su hijo besando a su novia y vaya que había ganadopráctica.Se aclaró la garganta para hacerse notar y como si ambos hubiesen

recibidounadescargaeléctricasesepararon.—Buenas noches señora Brigitte —saludó Candice con las mejillas

furiosamentearreboladasporlavergüenza.—BuenasnochesCandice,mealegramuchoverte.—Ya la pizza no debe tardar —interrumpió Jeremy mostrándose un

tantonervioso.Enesemomentoeltimbreirrumpió,cortandounpocolatensiónquese

habíaposadosobrelosnovios.Jeremycasicorrióalapuertayrecibiólapizza.—Vamosacenar—pidiócaminandohastaCandice,alaqueleagarróla

manoylaguiohastaelcomedor.Brigitte los acompañó a la mesa donde empezaron a degustar de la

pizzavegetarianaytéfrío.—Jem…—se limpió los labios con la servilleta ymiró a su hijo—.

Hoymellamótupadre,parainformarmequehabíaenviadoatucorreounpasaje,quierequepasesunosdíasconél.—¿Yledijistequenovoyair?

—Jem,tienesmásdecincomesessinverlo.—Mamá,élpuedevenir.Noquieroviajar—mascullóconlamiradafija

enlosojosdesumadre.—Jeremy,tupadrenopuedeviajar,enestemomentoestáocupado.—Si está ocupado no tendrá tiempo para atenderme. Tampoco voy a

faltaralauniversidad.—Por favor es tu padre, solo serán pocos días, que no afectarán tus

estudios—suplicóconvozconciliadora.—Mamá,noquieroir,noquierodejaraCandice—confesódesviando

lamiradaasunovia,quienestabasentadaasuladoyleagarrólamano.—Notepreocupespormí,esbuenoquevisitesatupadre.—Soloseránquincedías—intervinoBrigitte.—Ve,esmuypoco tiempo—le sonrióCandice, aunquepordentro se

estabamuriendoporquerealmenteleparecíaunaeternidad,peronopodíaconvertirseenelobstáculoqueseinterpusieraentreJeremyysupadre.—Estábieniré.Perosimemandaabuscaryélvaaestartodoeldíaen

el club, me regreso en el primer avión —condicionó regresando lamiradaasumadre.Brigittelesonrióconternura.EsanochehablaríaconEckbert,paraque

porfavorlededicaratiempoaJeremy.—¿Ycuándotengoqueviajar?—Ellunes.—¿Tan pronto? —farfulló dejando a medio camino la pizza que se

llevabaalaboca.—Faltancincodías,creoqueestiemposuficienteparaqueorganicesla

maleta—sonrióCandice, intentandohacerunabromaparano echarse allorar.Terminaronde cenar y Jeremydecidió acompañar aCandicehasta su

casa,queríapasaralladodeellacadamomento,muchomássabiendoquedebíanalejarseporunosdías.Ibantomadosdelamanoyapasomuylento.—RealmentenoquieroirCandice…mipadrenuncamehatomadoen

cuenta—expresóydejólibreunsuspiro—.Novoyasentirmecómodo.—Situpadretehamandadoabuscaresporquesítetomaencuenta,ve

conél, aprovechaestaoportunidadparaqueconversenydileesoque tetienetandescontento—sedetuvoparándoseenfrentedeélyentrelazósuotramanoaladesunovio—.Hazlopormí—pidiómirándoloalosojos

yregalándoleunadulcesonrisa.—Quieroquetengasmuyclaroquesololohagoporti.—Bien, puedes empezar un tema de conversación contándole de esa

chica rubia que tanto te gusta—se puso de puntillas, dejándole caer unbesoenloslabiosalqueélcorrespondió.—Lecontaréqueesajovendeojostanhermososcomolasesmeraldas,

me tiene loco—murmuró contra la boca de Candice—. Y le mostrarétodas las fotos que tengo, puede que notemi desespero por regresar alladodeesahermosachicaymepermitaregresarantes.—Si le hablas a cada minuto, puede que termine por cansarse de

escuchartehablarsobreellayteenvíederegresomuchoantesdeloqueimaginas—volvióasonreíryseentregóasusdeseosdebesarconmásintensidadesaboca.Enmediodelaacerayconlalunacomotestigosebesaronporvarios

minutos,hastaquecreyeronconvenientequeCandiceregresaraasucasa,dondeJeremyladejódespuésdesaludaralospadresdeellaysedevolvióasucasa.

CAPÍTULO15

El temido fin de semana de Hector y Robert había llegado, debían

trabajarcasitodoeldíaeneljardín,esequetantoadorabaClaireyelloslo hacían solo por mantenerla contenta y que pasara las mañanasentretenidaensusplantas.Les tocaba remover todo el pasto alrededor de la cerca y abonarlo,

porque ella quería esa semana empezar a plantar algunas azucenas ycamelias.Almenoseldíaestababastantefrescoynublado,loquehacíaeltrabajo

menosarduo.RobertsabíaqueeseeraelmomentoadecuadoparahablarconsupadresobresucasirelaciónconNadya,habíacorridoconlasuertedequeaúnnosehubiesedadocuentadelasientodeniñoqueestabaensuauto.—Papá—requiriólaatencióndesupadre,quienseencontrabaasulado

acuclillado igualqueél,mientrasqueconunapalapequeña removían laarenaquehabíanhumedecidolanocheanterior—.Estoysaliendoconunachica.—¿Otra? —le sonrió con complicidad. A su hijo le llovían las

oportunidades con las chicas, ser capitán del equipode baloncesto de launiversidadloconvertíaenunblancodeasediofemenino.—Peroestavezesenserio,conlaqueestoysaliendomegustacomono

mehabíagustadoningunaotra.—Siesbuenachicapuedestraerlaacasa,tumadreyyoestaríamosde

acuerdoenconocerla.—Megustaría que la conocieran, es realmente especial… aunque aún

notenemosnadaformal,porahorasolosomosamigos.—¿Peroestássegurodequereralgomásqueamistad?—Completamente.Nadyaesverdaderamenteespecial…pero…—Hayalgomás,esos“peros”sonlapartequenuncamegustanenlas

conversaciones.—Tiene un hijo—confesó sin darlemás vueltas al asunto—.Aún es

muyjoven,solotienedieciochoañosyunniñodedos,salióembarazadaantesdeterminarlapreparatoria.—Robert,sabesquesiemprerespetotusdecisiones—Hectorsabíaque

una chica con un hijo, sin terminar los estudios, solo representaría unaresponsabilidaddemasiadograndequenoqueríaparasuhijo,Robertaúnestabamuyjovencomoparainvolucrarsedeesamanera—,perocreoqueestanoeslamásconveniente.Silaquieres,séqueloquetediganoteharácambiarloquesientes,perotepidoquepiensesenloquevasahacer…noesfácil,primerodebesasegurartesielpadredelniñonovaa interferir,noquieroquetehagandaño,peroporsobretodaslascosas,debesestarseguro de lo que sientes, no puedes basar tu relación en sentimientosefímeros,unamadresolteranoescualquierchica,unamadresolteranoconfíadelanochealamañanaysientregaelcorazónporsegundavez,noesparaquevuelvan a rompérselo.Loquequierodecir con esto es, quedespuésdequeelijasavanzarenesarelaciónnohabrávueltaatrás.—Conocesalpadredelniño—murmuróbajandolamiradayempezóa

abonarlatierra—.EsNick.—¿Tú amigo? ¿El que se fue a estudiar a Nueva York? —preguntó

desconcertado.—Síymásqueirseaestudiar,sefuehuyendodelaresponsabilidad…

Esmuydifícilexplicarloquesucedió—dejólibreunsuspiroymiróasupadrealosojos—.VerdaderamentenocreoqueregreseysilohacenovaainterferirenmirelaciónconNadya,porquenoleconviene.—Nomepidasqueconfíeplenamenteenloquemeestásdiciendo,pero

sivasaluchar…Robert,porprimeravezenlavidameencuentroenunlaberinto,siempreteheapoyadoentodo…—Y lo agradezco mucho papá, estoy seguro de que Nick no va a

interferirennada, realmentepormiparte laamistadque teníaconélhaterminado.MeharécargodeJason,estoyseguroquepodréamarlocomosi fuese mi propio hijo, mamá y tú me han demostrado que no esnecesarioquepornuestrasvenascorralamismasangreparasentiramorporalguien,ustedeshansidolosmejorespadres—demanerainevitablelos ojos se le llenaron de lágrimas—. Creo que nunca te he dicho loagradecido que estoy con ustedes por haberme elegido, nunca me hesentidoenlanecesidaddepreguntarmeporelhombrequemeengendróolamujerquemetrajoalmundo,porquenuncahesentidolaausencia;porelcontrario,agradezcoquemehayanabandonado.Sinohubiesesidodeesamanera,habríaperdidolaoportunidadde tenera losmejorespadresdelmundo.EnesemomentoRobertlepasóunbrazoporencimadeloshombrosy

lopegóasucuerpodándoleunbesoenlacabeza,laquellevadaprotegidaconunagorra.—Ustedes son los mejores hijos que Dios nos haya podido regalar,

estoy muy orgulloso de los tres —confesó con la voz ronca por lasemociones que lo rebasaban—. Los amo,más que a nada en elmundo,estoysegurodequeClairetambién,aunquenostengaaquíluchandoconesto—sonrióentrelágrimas,correspondiendoalabrazo.—¿Estántancansadosqueyaestánllorando?¡Ydespuésdicenquelas

mujeressomoselsexodébil!—interrumpióLizzy,quientraíaunabandejaconunajarradetéheladoydosvasos.Hector se levantó y se quitó los guantes para secarse las lágrimas,

RoberthizolomismoyseacercaronhastadondeestabaLizzyponiendosobreunamesalabandeja.—¿Pasaalgo?—preguntóalverquelosdoshombresdelacasahabían

estadollorando.—Estamos lamentándonos al pensar cómo quedará ese almuerzo

preparadoportiyporCandice—dijoRobertsirviéndoseunpocodeté.—Lamento decepcionarte, el almuerzo está quedando como para

chuparse losdedos—aseguróconunasonrisa—.Yafaltapoco.Enunosminutos los llamaremos. Eso sí, lloren menos y trabajen más porquemamáestápor terminarde lavarymorirá sivieneyvequeaúnnohanterminado.Lizzy regresó a la casa y ellos después de tomar un poco de té

regresaronasulabor.HectorledijoaRobertquehablaríaconClaireyleayudaríaunpococon la situación,peronoprometíaque lamujerno lehicieraalgúnreclamo.

▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓Candice se revestía de fortaleza y alegría, pero realmente estabamuy

tristeporqueJeremydebíamarcharseenmenosdeochohoras,sabíaquesusdíassinélseríantotalmenteaburridos,noteníalamásremotaideadelo que haría por las tardes, ni siquiera contaba con sus amigas de lapreparatoria,porquetodassehabíanidodevacaciones.Miraba al techo de su habitación armándose de valor para poder

mostrarleasunoviounasonrisayalentarloaquevisitaraasupadre,así

comolohabíahechodurantelosúltimosdías.Estabaseguradequesinofuera por sus peticiones, sencillamente no semarcharía, pero no queríaque el rencor que Jeremy sentía por su padre se hiciera cada vez másintenso.

YouthinkI'mprettywithoutanymake-upon

YouthinkI'mfunnywhenItellthepunchlinewrongLallamadaentrantedeJeremyreventólaburbujadetristezaenlaquese

encontraba.—¡Hola!Penséqueyaestaríasdurmiendo—saludósinpoderocultarla

respuesta.—Nopuedodormir,quieroverteunavezmás.—Ya es muy tarde, mis papás están durmiendo—murmuró como si

HectoroClairepudiesenescucharla.—¿Podríasescaparte?—Nuncalohehecho—confesósintiéndosetraviesa.—Podrías hacerlo por primera vez, te estaré esperando en el patio

traserodemicasa.—¿Ytumamá?—Tambiénduerme.—Jeremy…—musitó con el corazón desbocado—.Creo que no está

bienquesalgadecasasinavisar.—Estarásconmigo, recuerdaqueenpocashorasdebopartirynonos

veremosenquincedías.Candicebajódelacamaycorrióalclóset.—Está bien, espérame pero ve armando una buena excusa por si nos

descubren.—Yalatengoplaneada.—Ok,damediezminutos.—Tequiero—dijoélyellasuspiró.Candicefinalizólallamadaycambiósupijamaporunsencillovestido

blanco, de finos tirantes, que le llegaba por encima de las rodillas. Secalzóunassandaliasyporprimeravezescapóamedianochedelacasadesuspadres.Nopodíaevitarqueelmiedoylaadrenalinalainvadieran,corrióhasta

lapuertaquedabaaljardíntraserodelacasadeJeremyyvolvióamarcar

alnúmerodesunovio.—Yaestoyaquí…abre,estoyenelportón.Como si la estuviese esperando, la puerta se abrió y ambos aún se

manteníanconlosteléfonosmóviles.—Hola—saludóélsincolgar,comosinolatuvieseenfrente.—Hola —correspondió con una gran sonrisa siguiendo el juego de

Jeremy.—Teextrañé.—Yo también—dijo y entonces él le quitó el teléfono y finalizó la

llamada,haciendolomismoconelsuyo.Candiceselanzóalosbrazosdeélyloabrazófuertemente,poniéndose

depuntillasparapoderestaralaalturadesunovio.—¡Woao! ¿Esto qué significa?—preguntó al ver frente a ella y tras

Jeremy,algunosfarolesdelucesquecolgabandeungranárbol,creandounambientemágico—.Eshermoso.Jeremy dejó de abrazarla y le tomó unamano, guiándola debajo del

árbol, donde había unamanta blanca y sobre ella un hermoso ramo dedaliasrosadasyblancas.—Esto es para ti—le entregó el ramo y la invitó a sentarse sobre la

manta—.Nopodíamarcharmesinhaceralgoespecialantes,esmimaneradedemostrarcuántotequieroylafaltaquemeharástodosestosdíasenqueestaremosseparados.—Jeremy—unavezmásse lanzóa losbrazosdesunovio—,mehas

demostradodemuchasmanerasquemequieresycreoen loquesientespormí… también te voy a extrañarmucho, no tienes idea de cuánto—confesóalfin,expresandoesatristezaquesehabíaempeñadoenocultar.—Candice, verdaderamente noquiero ir, no quiero separarmede ti…

solovoyporquetúmelopides.—Jeremy,esquedebesunirloslazosdecariñocontupadre.—No tengo porqué ser yo, es él quien siempre falla, debería ser él

quien viaje y deje por unos días sus cosas. Me gustaría queverdaderamentedemuestrequeleimportomásquesusnegociosoquemequierealigualqueasusotroshijos.—Comprendo que estés enfadado, pero puedes aprovechar esta

oportunidad para decírselo y pedirle que la próxima vez sea él quienacorte las distancias —le propuso acariciándole el rostro mientras seperdíaenesosojosdecielo.

—No comprendo cómo puedes ser tan bondadosa, tienes un corazóndemasiado puro—comentó cubriéndole lasmejillas con lasmanos y laarrastróhastaél,dejandosubocajustoaunsoplodeladeella.Candicenodesperdicióniun segundo,besóa Jeremysaboreandoese

momento tan lindo, ese beso con sabor a despedida que la llevaba a lagloria.Sindarsecuentayenmediodelavoráginedeemocionesquelabocade

Jeremy provocaba en ella, terminó acostada sobre la manta y bajo elcuerpodesunovio.—Quédateasí—lesusurróenmediodeunalluviadecortosbesos.Se alejó un poco, admirando lo hermosa que era su novia, el cabello

consuavesondascreabaunabanicodoradoylosojosverdeslebrillabancongranintensidad.—No hay nada más hermoso que ese sonrojo que se instala en tus

mejillas—confesósonriente,acariciándolelabarbillaconlosnudillos—.Parecesunángel,erestanlindaCandice,nuncamecansarédemirarte.Agarróel ramodedaliasysoltóel lazoqueformaba lacintadeseda

blanca que mantenía los tallos unidos, provocando que las flores seesparcieran, entonces agarró una blanca y con un poco de dificultad lequitó el tallo, con cuidado puso la pomposa dalia sobre el cabello deCandice,asíhizocontodas,decorandoesehermosoysedosoabanicoquehabíaformadolacabellera.El corazóndeCandice estaba a punto de salírsele del pecho al ver lo

que Jeremy hacía, inevitablemente el calor no solo se apoderaba de susmejillas,sinodetodosucuerpoysereflejabaensuspezonesatravésdelvestido,poniéndolaenevidencia.Era una locura, estaba segura de que lo era, pero no podía ponerle

frenoasusdeseos,consudedoíndicelepidióqueseacercara.Jeremyasílohizo,paravolverasumirseenunnuevobeso,unoquepocoapocofueincendiandolaspielesynublándoleslarazón.CandiceestabaseguradequelasmanosdeJeremyempezabanaperder

elcontrol,pocoapocolelevantabaelvestidoyaellaletemblabanhastalaspestañas,peronoteníalavoluntadparadetenerlo.Elbesolesseguíaaumentandolacirculaciónyloslatidos,Jeremysolo

teníamediocuerposobreeldeella,esepecho tancaliente lecalmabaelexcitantedolordesuspezonesyjurabaqueasícomoellapodíasentirloslatidosdelcorazóndesunovio,élpodríasentirelretumbardelsuyo.

Sintiólamanodeélposarseensuvientreyconlosdedosbordeabaelbordedesusbragas,sintióvergüenzayungranestremecimientocuandolassuavesyemassepasearonporsumontedeVenus.Seavergonzódequeélsedieracuentadequesedepilaba,aunquesinolohiciera,igualsentiríalomismo.Unavocecitalegritabamuyenelfondoquelodetuviera,queno era correcto lo que estaban haciendo, pero Jeremy empujaba con sulengua dentro de su boca impidiéndole hablar y sus impulsossencillamentenorespondían.Candice tenía la certeza de que no era la primera vez que Jeremy se

encontraba en una situación como esa, estaba segura de que él ya habíaestado con otras chicas, aunque estuviese temblando, todo lo hacía conmuchanaturalidad.Dosde losdedosbajaronunpocomás, deslizándose con lentitudpor

sus labios vaginales, eso provocó que se humedeciera mucho más einvoluntariamenteunruidosojadeoseescapódesuslabios,estrellándosecontra labocadeél, inmediatamente la invadióuna sensacióndeestarapuntodecaeralvacío,entoncesseaferróconlasuñasalaespaldadeélparanocaer.—¿Estás bien? —preguntó en voz bajita, con la respiración agitada,

deteniendoesaindecentecariciaporloslabiosvaginales.Candice dudó un poco, como si estuviese deliberando entre sus

pensamientos y sensaciones, al final le regaló un asentimiento, sinatreverseamirarloalosojos.—Sí, estoy bien —murmuró roncamente, a ella misma le costó

reconocersutonodevoz.Jeremyvolvió abesarla en labocayde ahí emprendióun caminode

cortos y húmedos besos por la línea de lamandíbula, hasta llegar a suoreja,nuncaunascosquillaslehabíancausadotantoplacercomoloestabahaciendolarespiracióndesunovioensuoído.Nohabíapuntoderetorno,estabasumidaenesesoporqueelplacerle

ofrecíay la razónno teníaelmásmínimopoder,noatinabaahilarunafraseypreguntarleaJeremysiteníapreservativos,solodisfrutabadeesainvasiónalaqueseestabaaventurandoeldedomediodeél,queseabríaagónicamenteespacioentresuspliegues.De repente, algunas explosiones arruinaron ese mágico momento,

obligandoaCandiceaincorporarsedemaneraviolenta,conelcorazónapuntodereventarleelpecho.

El cielo se iluminó con varios colores, fuegos artificiales besaban lanoche,seguíandetonandoconlucesdelosmáslindosybrillantes tonos,todoeseespectáculoeramuycercadedondeellosestaban.Jeremy empezó a reír, sin poder ocultar la mezcla de nervios y

excitaciónquelogobernaba.—Esoespartedemisorpresa,peronoimaginéquenospillaríaental

punto—confesósentándosealladodeCandice,quiensebajabaelvestidoysereacomodabalasbragas,sintiéndolasmásmojadasdelacuenta.—Gracias—carraspeó,aúnestabatemblorosa,perolaexcitaciónsele

había ido de golpe y estaba segura de que a Jeremy le había pasado lomismo—.¿Cómolohaslogrado?—LepaguéaArnold—dioelnombredelchicodedoceañosquevivía

enlacallecontigua—.Fuemuypuntual,ledijequealasdosymedia—murmuróverificandolahoraensurelojdepulsera.—Creoqueyanoverélasdaliasnilosfuegosartificialesdelamisma

manera,cadavezquelosveavoyapensarenti—comentóconlamiradaenelcieloiluminadoporunbrillantefucsia,casienseguidaloacompañóunturquesa.—Esperoestaratuladosiemprequetengaslaoportunidaddeveruna

dalia—lequitóunaquelehabíaquedadocolgandodelashebrasdoradasyselallevóalanariz,inhalandoelaromadelaflor—.Opresenciarundesplieguedefuegosartificiales.—Jeremy,teamo—murmuróacariciándolelamejilla—.Estoysegura

dequesilosfuegosartificialesnonoshubieseninterrumpido,habríamosllegadomuylejos—seaclarólagarganta,porquelecostabahablardeloque estuvo a punto de pasar entre ellos—. Pero tal vez hubiese sido unerror, porque no lo habíamos planeado, no tenemos ningún métodoanticonceptivo a la mano y lo último que espero es decepcionar a mispadres, ambos sabemos cuáles pueden ser las consecuencias si no noscuidamos.—Losé,puedesestar tranquila,dijequeesperaríaelmomento idealy

así será, todo esto que he preparado no ha sido con el objetivo de quetuvieras sexo conmigo, solo lo hice porque no quiero queme extrañestanto los días que no vamos a estar juntos—dijo con total sinceridad,entrelazandosusdedosalosdeella.—Cuando regreses será el momento ideal —comentó seriamente

mirándoloalosojos—.Estoypreparada,talvezesedíavoyaestarmuy

nerviosa,peroesonoseráunaseñaldeduda.—Lo sé, debes haberte percatado de que también me pongo muy

nerviosoatulado,prometoqueseráespecial,haréquesealaexperienciamás hermosa de tu vida —prometió abrazándola, mientras en el cieloseguíanestallandofuegosartificiales.

CAPÍTULO16

Después de esperar por más de cinco horas en la escala que había

hecho en Barcelona, al fin Jeremy abordaba el avión que lo llevaría alAeropuerto Internacional de Düsseldorf, donde su padre lo estaríaesperando.Guardósubolsodemanoenelcompartimientosuperioryseubicóen

suasientodeprimeraclasedelvuelo9525deGermanwings,seajustóelcinturón de seguridad y buscó su iPod, dándole vida a una de las tantaslistasdereproducciónqueteníaeneldispositivoelectrónico.Empezóatamborilearconsusdedosensupiernamientrastarareabala

letradeOneRepublicypensabaenCandice,anhelandoelmomentoenqueellacumplieralapromesaquelehabíahecho.Sementiríaasímismosisenegabaquedeseabatenersexoconsunovia.

IstaredupatthesunThoughtofallotherpeople,placesandthingsI'veloved

IstaredupjusttoseeOfallotherfaces,youaretheonenexttome

YoucanfeelthelightstarttotrembleWashingwhatyouknowouttheseayeah

Youcanseeyourlifeoutofthewindow,tonight.Miró de reojo a su compañero de asiento, era un hombre que no

aparentabatenermásdetreintaaños,depielblancaycabellocastañoalaalturadelanuca,conrizosmuybiendefinidos,erandemasiadosperfectosydabanlaimpresióndequenofuesennaturales.Al parecer el hombre presintió su imprudente escrutinio y volvió la

mirada hacia él, le sonrió de manera cortés acompañado de unasentimiento.A Jeremy le pareció que eran los ojos más extraños que alguna vez

hubiese visto, eran de un gris casi blanco y brillaban como si algúnreflectorlosiluminara,eliriserabordeadoporunfinohalodeunnegrotanintensocomolaspupilas.El aviónempezabaadespegaryparadisimular sucuriosidadmiró la

horaenel relojdepulsera,alquehabíaajustadoalhorario localyeranlas10:01.Llevabamuypocotiempodehaberdespegadocuandoelpilotosalióde

lacabinaparaentraralbaño,peronohabíaentradomuybienalcubículocuando un repentino y brusco descenso los puso en alerta a todos. Elhombre, sosteniéndosede loque encontraba, llegóunavezmáshasta lapuertadelacabinaytocóconunamaldisimuladatranquilidadparaqueelcopilotoleabriera,peroesonopasó.Inmediatamente el corazón de Jeremy se le instaló en la garganta y

empezó a temblar, de un tirón se quitó los audífonos, sin prestarleatenciónalamascarilladeoxígenoquesebalanceabafrenteaél,mirabaatodoslados,todaslaspersonasgritaban,hastaelpilotolepedíaagritosalcopilotoqueleabrieralapuerta,elaireempezóafaltarynolequedómásquerecurriralamascarilla.Nunca en su vida había sentido tanto miedo, trataba de mantener la

calmaynoecharsea llorar,muchomenoslograbahilarunpensamientocoherente,teníamiedodequitarseelcinturón,comolohabíanhechootraspersonas,quienesviolandolasleyesdeseguridadsehabíanpuestodepieynoatendíanlosllamadosdelasaterrorizadasaeromozas.Extrañamenteelhombreasuladosemostrabatotalmentetranquilo,con

lamirada al frente y sin usar oxígeno, solo pudo pensar que estaba enalgún estado de shock y no podía reaccionar; sin embargo, lo veíaparpadearyleparecióenalgúnmomentoverlosonreír.Losminutospasabanytodoeracadavezpeor,elpilotousabaunhacha

parahacerunboqueteyotroshombresloayudaban,perolabenditapuertanocedíayelcopilotonoseinmutaba.Miróa travésde laventanillayelaviónprácticamentecaíaenpicada,

nopudo seguir reteniendo el pánicoy se echó a llorar cuandoviomuycerca las montañas, estaba seguro de que eran los Alpes franceses deProvenza, sabía que no había vuelta atrás y pensó en todas las personas

que quería, incluyendo a su padre quien se quedaría esperándolo en elaeropuerto.—Mantén lacalmaJeremy,cálmate—lepidióelhombrea su lado—.

Nosentirásnada,novaadoler—seleaferróalantebrazoconuntoquefrío y de manera muy extraña dejó de sentir miedo, no experimentabapániconiangustia,hastahabíadejadodellorar,podíadecirquesesentíaenpaz,enmediodelsilenciopodíavereldesesperoentodaslaspersonas,llorabanygesticulabandemaneraexagerada,peroélnopodíaescucharnisentir nada, era un reflejo de ese hombre sentado a su lado, quienaguardabaelpeordelosmomentoscontotaltranquilidad.Lo miró y esos ojos se fueron oscureciendo poco a poco, hasta ser

completamentenegros, abarcando toda la cuencay laspupilas sehabíanconvertidoendosdiminutospuntosdeluz,nisiquieraveresoperturbósuestadodesosiego.Segundosdespués todopasó, simplementeenmediodeunaexplosión

dejódeexistir.

▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓Candiceestabasentadaeneldiván juntoa laventanadesuhabitación,

observando cómo la ciudad se iluminaba poco a poco, obligada por laoscuridadqueempezabaacernirsesobreLosÁngeles.Teníael teléfonomóvil en lamano, esperando a que Jeremy la llamara, había prometidoqueloharía,perosuponíaquealverseconsupadreolvidaríahacerlo.Demanerainesperadalapuertadesuhabitaciónseabrió,algoquecasi

nuncapasaba.—Candice —entró su madre con los ojos ahogados en lágrimas,

inevitablementeconesaactitudactivó todas lasalarmasdepreocupaciónenella—.Candice…—volvióasollozarycorrióaabrazarla.—Mamá,¿quépasa?—preguntótotalmenteconsternada,aferrándoseal

abrazodesumadre.—Lasnoticias…lasnoticias…—murmuróenmediodelllanto.—¿Qué pasó con las noticias? —cuestionó acariciándole la espalda,

viendo a su padre entrar a la habitación, quien también traía los ojosllorosos—.Jeremy…Jeremy—murmuróysoltóasumadre,sinsiquiera

calzarse corrió fuera de su habitación, apenas logró ver un borrón deLizzysentadaenelsuelojuntoalaescaleras,lasquebajócorriendo.Nopensóenencender laTVdesuhabitación, solocorrióal salónde

entretenimiento y vio en la pantalla las montañas grises ligeramentesalpicadasporlosrestosdeunavióndelquenoquedabanada.Las voces de los reporteros que emitían la noticia hacían eco en sus

oídos, haciendo énfasis en la frase “Nohay sobrevivientes”.En la parteinferior de la pantalla anunciaba que el vuelo 9525 deGermanwings sehabíaestrelladocontralosAlpesfranceses.Nopodíareaccionar,simplementenolopodíacreer.Retrocedióvarios

pasosmientrasnegabaconlacabezarechazandolaidea,altiempoquelosojos se le llenaban de lágrimas y el corazón se le había hecho añicos,igualqueelaviónenelqueviajabaJeremy.—Candice…—murmuróClaire llegandohasta ellay acariciándole la

espalda.—LaseñoraBriggitte…—dijoconvoztemblorosaysinquesumadre

pudiesedetenerlacorriófueradelacasa,sinimportarleestardescalza.Corriómientras las lágrimas se le desbordabany el cuerpo le pesaba

una tonelada, tanto como el alma. Antes de poder llamar a la puerta,escuchóelllantodesgarradordeunamadrequeseenterabadelamuertedesuúnicohijo.Candice se llevó lasmanos a la boca para sofocar el llanto y tocó la

puerta, pero no recibió respuesta; sin embargo, giró la manilla y sepercatódequenoteníaseguro.Entróylabuscó,estabaderodillasfrentealtelevisor,acariciandolapantalla,suplicandoquetodofuesementira.Antelaescena,Candicecorrióhaciaellaysearrodillóasulado,justo

enelmomentoenquesemirarona losojos,sesintieronmoriral igualquehabíapasadoconesechicoalqueambasamaban,elllantosehizomásfuerte y se amarraron en un fuerte abrazo, intentando encontrar unconsueloquedemomentonoconseguirían.—Mi niño… no… no puede ser… es mentira Candice, todo esto es

mentira.Mevoyamorir…—sollozabaBrigitteviviendoesaagonía,esasganastangrandesdemorir,sintiendoesevacíoquelequebrabaelalma.LospadresdeCandicellegaronparaofrecerunpocodeayuda,aunque

nopodíanrepararlapérdida,almenosledabanapoyo.El teléfonode lacasaempezóa repicaryBrigitte se levantóycorrió

haciael aparato,deseandocon todas sus fuerzasque ledijeranque todo

eramentira,deseabaquefuesesuJeremy.Pero no fue así, la llamada era de Eckbert, quien también lloraba

desesperadoalotroladodelalínea.Aunqueelhombreestabaalotroladodelmundo,sepodíasentirelsufrimientoporelqueestabapasando.Huboreproches, llanto y súplicas en medio de esa conversación entre losexesposos,quienesalgunavezconcibieronconamoraesechicoqueloshabíadejadodemaneratantrágica.HectorrefugiabaaCandiceentresusbrazos,intentandobrindarletodo

suamorysuapoyo,másdeunaveztuvoquehacermásfuerteelabrazoporquesentíaquesuhijaseleescurría,nuncalahabíavistotandestrozadayélnuncahabíasufridotantoporella.Al día siguiente muy temprano, sin haber dormido y sin las fuerzas

necesarias para aceptar la muerte de su único hijo, Brigitte partió aFranciaconlaesperanzadealmenosrecuperarelcuerpodeJeremy.Candice quiso acompañarla, pero Hector y Claire no lo creyeron

prudente, porque realmente estaban demasiados nerviosos como parapermitirquesuhijasubieraaunavión.CuatrodíashabíanpasadodesdelafatídicapérdidayCandicenodejaba

de llorar; así mismo, el gran vacío en su pecho amenazaba conconsumirleelalma, revivíacadamomento juntoaJeremy,cadasonrisa,cada beso, cada caricia, con la única intención de sentirlo cerca, desentirlojuntoaella.Noqueríadejarloir,nuncalodejaríair.Lo único que quería era dejarsemorir, así como estaba el chico que

amaba, nunca imaginó perderlo de esa manera, no tan rápido; algunasvecesenmediodelllantolereprochabaquelahubieseabandonado.Sumadreprácticamentelaobligabaacomer,entrabaalahabitacióncon

bandeja en mano, trayéndole sus alimentos preferidos, pero ella no lesencontrabaningúnsabor,tampocoqueríasalirdelacama,nohabíaidoalauniversidadporquenopretendíaserelcentrodelástima,nomirabalasnoticiasporqueeracomosileexprimieranlimónenlasheridas.Odiabaaese hombre que había sido el causante del accidente, a pesar de quetambiénhabíamuerto.Imaginaba todo el sufrimiento y la angustia por la que había pasado

Jeremy,esolelastimabalospedazosdesucorazóndestrozado.Nolograbadormir,pasabadíasynochesllorando.Noqueríaangustiar

a sus padres, pero no encontraba otra manera de expresar su dolor yvacío, por lo que enterraba la cara en las almohadas para que no

escucharansullanto.Violapuertadesuhabitaciónabrirse,porloquerápidamentesecubrió

conlassábanasparaquenolavieranllorar,escuchócuandolacerraron,supusoqueerasupadrequehabíavenidoaversiestabadormida.Unmomentodespuéssintiócómohalabanlasábanayseacostabanasu

lado.—Puedes llorar conmigo—murmuró Lizzy abrazándola—, si eso te

hacesentirmejor.Candicelaabrazóyambasempezaronallorardebajodelassábanas.ALizzylehabíadolidolamuertedeJeremy,peromásledolíaverasu

hermana tan destrozada, sufriendo de esa manera. Ella nunca se habíaenamorado, no tenía la más remota idea de lo que Candice estabasintiendo,peroestabaseguradequeeraeldolormásintensoquealguienpudierasentir.Ellahabíasidotestigodelenamoramientodesuhermana,deesailusión

quenacióensucorazóndesdeelmismoinstanteenquevioaJeremy,eldíaquesehabíamudadoalacasadeallado.DisfrutabaverlafelicidadenlosojosdeCandicecuandoestabaallado

de ese chico.Que el destino se lo hubiese arrebatadode esamanera tancruel,eracompletamenteinjusto.—EsmiculpaqueJeremyestémuerto—sollozóCandice,aferradaal

abrazodeLizzy.—Nodigaseso,nofuetuculpa,hasidoculpadeeselunáticodemierda,

ojalá esté ardiendo en el infierno —deseó Lizzy, quien era menosbondadosaqueCandice.—Nodigaseso…nodebemosdesearmalanadieymuchomenosalos

muertos.Mientosidigoqueenalgúnmomentonohesentidomolestiaencontradeesehombre,peronopodemosculparlo,estabaenfermo…QueJeremyviajarafuemiculpa,élnoqueríaysololohizopormí,yoselopedí,yoselopedí—repitióenmediodesonorossollozos.—Noestuculpahermanita…soloqueríasquefueraaverasupadrey

sí, ese hombre estaba enfermo, pero si tanto quería matarse lo hubiesehechoélsolo,sinllevarsepordelantelavidade159personasinocentes,nomepidasquenoledeseemal,porquenopuedo…HizosufriraJeremyyteestáhaciendosufrirati—chillóacariciándoleelrostroasuhermana,aunque no pudiera verla por la oscuridad, estaba segura de que laslágrimasnodejabandebrotar.

—Noquieroqueduelatanto,aunquetampocoesdolor,esmásunvacíoenelpecho,algoquenopuedoexplicar…Loquieroconmigo,yoloamoLizzy… Jeremy era muy especial y lo extraño —gimoteaba Candice,expresándoleasuhermanalodesgarradaqueestabasualma.—Estoyseguraqueéltambiénteama,encualquierlugardondeesté,te

seguiráamando—musitóacariciándoleloscabellos.—NopodrésuperarestoLizzy,noséquéhacer…—Seguroquevasasuperarlo,loharás.—Noquiero,noquieroquenadadeestoestépasando,esmuchopeor

quetodasmispensadillasjuntas.—Todoestarábien—laabrazóconmásfuerza.Después de varias horas de llanto ambas se quedaron dormidas, al

menos en el tiempo que Candice permanecía sumida en el sueño, nosufriría.

▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓Robertllevabadossemanassinasistiralasprácticasdebásquet,niala

universidad, solo iba al trabajo porque era una obligación con la quedebía cumplir; su jefe no comprendía la situación tan dura por la queestabapasandosufamilia.TodosseturnabanparacuidardeCandice,noqueríandejarlasolapara

quelanostalgianoterminaraporconsumirla.Nadyaestabaaltantodeloquehabíapasadoylehabíabrindadotodosu

apoyo,ellaencontrabalaspalabrasprecisasparahacerlosentirmejor,lasmismasquedespuésélusabaparareconfortarasuhermana.Candice constantemente hablaba por teléfono con la señora Brigitte,

quienaúnseencontrabaenAlemania,dondelehabíandadosepulturaalospocosrestosencontradosdeJeremy,losquelehabíanentregadodespuésdeunlargoprocesodeinvestigación.Desde la calle, Robert pudo ver a Candice sentada en la banca que

colgabadelasvigasdeltechodelporche,estabaconlamiradaperdidaycon las piernas abrazadas, como si pretendiera resguardarse de uninclementefrío.Estacionóenelfrentedelacasa,pensandoquedespuéspodríaguardar

elautoenlacochera,bajóycaminóhastadondeseencontrabasuhermanasentada.—¿Puedo?—preguntóseñalandoelpuestodeallado.Ella asintió sin poder ocultar que había estado llorando, le era

imposible no hacerlo, porque cada rincón le recordaba a Jeremy. JustoantesdequeRobert llegara,habíaestadoreviviendotodos losbesosquehabíancompartidosentadoseneselugar.Robertempezóagemircomounperritoquenecesitabaatención,alver

que ella solo le había concedido un espacio en la banca, pero no lepermitíallegarhastasusemociones.Candiceapenassonrióyleextendiólamano,alaqueRobertseaferróy

lediounbeso.—Todo este dolor va a pasar, aprenderás a vivir con su ausencia…

volverásaserlamisma.—No, ya no volveré a ser la misma, me he roto y cuando algo se

rompe, no importa cuánto te esfuerces en repararlo, aunque unasnuevamentetodaslaspiezasquedaránlashuellasdequealgunavezsehizoañicos.—Sí, tienes razón… pero seguramente Jeremy habría amado a los

pedazosdeestahermosachica—suspiróentrelazandosusdedosconlosdesuhermana—.Candice,debesreponertealdolor…aúntienesmuchaspersonasqueteaman,queextrañanvertesonreír.—Solohanpasadoquincedías,hoydeberíaestarllegando…yyocomo

una estúpida, aquí lo estoy esperando—una vezmás las lágrimas se lederramaronyselaslimpiórápidamenteconlasmanostemblorosas—.Heimaginadoquellegaenuntaxiyyocorroasusbrazos,peroséqueesonovaapasar…meloconfirmaversujardíncubiertodehojassecas,nohaynadieensucasayposiblementenolohabráenmuchotiempo—sucuerpoempezóasacudirseporelllantoyRobertlaabrazó.Aélletocabaserfuerteynoecharseallorar,porquesuponíaqueasu

hermana en ese momento lo quemenos le convenía era alguien que leavivaraelsufrimiento.En ese instante Hector abrió la puerta principal, preocupándose

inmediatamente, pero Robert le hizo algunas señas, indicándole que nodebíapreocuparse.El padre se quedó parado en silencio, esperando a que su hija se

calmaraunpoco,yasabíaquenadadeloquedijeraohicieraleredimiría

el sufrimiento, solo la dejaban llorar hasta que encontrara un poco desosiego.Cuando locreyóprudente sehizonotar, entoncesentreRoberty él la

ayudaronaponerseenpieylallevaronhastalasala,dondelasentaronenunsofáalladodeHector,quienlarefugióensupechohastaqueenmediodecariciasconsiguióquesequedaradormida.

CAPÍTULO17

HabíapasadounmesdesdequeJeremysehabíamarchadoparanunca

más volver, la señora Brigitte tampoco lo haría, supieron que noregresaríaaesacasaeldíaqueuncamióndemudanzassellevótodassuspertenencias,dejandocompletamentevacíoellugardondehabíavividoelprimereintensoamordeCandice.EsedíaRoberthabía conseguido sacarladecasay lahabía llevadoal

Pauley Pavilion, donde se disputaría un partido de Los Bruins y comocapitándelequipodelaUCLAesperabaenorgullecerasuhermana,perosobretodoanhelabaquesedistrajeraunpoco.También le harían compañía Lizzy y Nadya, quien había llevado al

pequeñoJason.Elniñoconsudivertida ternurahabíacaptado laatencióndeCandice,

haciéndoleolvidarporunmomentoquepordentroestabavacía,quesusemocioneserangobernadasporlatristeza.Nadyahabíavencidosu temormásgrandeyhabíaaceptadodarseuna

oportunidadconRobert,arriesgarunavezmáselcorazónconesechicoquesemostrabatanespecial,aunqueibapocoapoco,sesentíacomounaadolescente,estabaexperimentandoesasemocionesquesesentíaconsersolo una novia de besos y agarradas demano.No se atrevía a entregarcompletamentesucuerpo.AunqueelequipodelaUCLAhabíasalidovictorioso,nosequedarona

celebrar, pues les habían prometido a sus padres regresar luego delpartido, para disfrutar de la cena especial que estos se quedaronpreparandoClaire y Hector quisieron hacer algo significativo porque esa noche

Robertporfin,lespresentaríaalachicaconlaqueestabasaliendo.Unpardecuadrasantesdellegar,Robertlogródivisarenfrentedesu

casavariosautospolicialesconlas lucesencendidas, lasquegirabansinpararytambiénhabíaunaambulancia.Ver eso provocó que la sangre se le helara; no obstante, sus reflejos

soloactuaronyaumentólavelocidad.CandiceyLizzysemiraron,tratandodecomprenderloqueestabacasi

frenteasusojos.

Robert estacionóbruscamente,observandocómodocenasdepersonasseaglomerabanfrenteasucasa.Tanto él como sus hermanas se bajaron del vehículo, haciéndose

espacio rápidamente entre el tumulto de personas que murmurabalamentaciones.NadyaseencargódeJason,quienhabíaquedadoenelasientotraseroy

con pasos temblorosos se acercó hasta donde estaba Robert forcejandoconunpolicía,leestabaexigiendoquelodejarapasaryCandiceestabaenelsueloinconscienteysiendoatendidapordosmujeres.Lizzy,quienllorabadescontroladamente,eraconsoladaporotramujer.Ellanopodíaentenderquépasaba,estabatraslacintaamarillapolicial

cuando sintió el corazón rompérsele al ver a Robert arrodillado en elsuelo, llorando de manera desconsolada mientras dos policías losostenían.Inconscientemente se aferró aún más a su hijo, cuando vio a unos

hombres vestidos de gris y negro, trayendo sobre unas camillas doscuerposforradosporbolsasdecueronegras.TodaellaempezóatemblaralsuponerqueloscadáveresqueocupabanesasbolsaseranlospadresdeRobert.

▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓El sistema nervioso autónomo de Candice se activó a niveles

incontrolablesantelamuertedesuspadres,sesobrecargóalseractivadoexageradamente por la sensación de impotencia ante la pérdida de tresseres queridos en tan poco tiempo, la adrenalina y noradrenalina serebasaronanivelestóxicosparasucuerpo.Tuvoqueseratendidaporunmédicopsiquiatra,quieninmediatamente

la puso a dormir por siete días, era un tratamiento profundo, pero lesfacilitaríaelmedicarlamientrasseencontraradormida.ARobert le tocóencargarsedelosserviciosfúnebres,aunquecontaba

conlaayudadesutíoLeonardo,hermanodesupadre,quienvivíaenlaciudad, lugar a donde se había ido con Lizzy porque ella no queríaregresaralacasadondehabíanasesinadoasuspadres.No tenía cabeza para los trámites legales, sentía que iba a enloquecer

cadavezque algúnpolicía se le acercaba enbuscade informaciónparapoderdar con los asesinos, quienesno solo lehabían arrebatadoa esosdosseresquehabíansidolosmejorespadresdelmundo,sinoquetambiénsehabíanllevadoalgunascosasdevalor.DespuésdehaberdespedidodemaneradefinitivaloscuerposdeClaire

yHector,fuehastalaclínicadondeteníanaCandice,solodespertabaporalgunosminutos,perorealmentenoeraconscientedenada,eracomosisumemoriaestuvieseperdidaenalgúnlugarlejano.Ellahacíasusnecesidades,ingeríaalgunosalimentos,tambiénledaban

mucholíquidoyvitaminas,peroenseguidavolvíanadormirla.No sabía quéhacer, pasaba las noches llorandoporque era cuando se

permitía ser débil y sufrir, por las mañanas volvía a disfrazarse defortalezayvelarporLizzy.Élahoraestabasolo,acargodesusdoshermanas,alasquedebíaguiar,

a lasquedebía sacaradelanteyverdaderamente,no tenía lamás remotaidea de lo que haría, ni cómo enfrentarse a ello. Al menos su tío losmantendría económicamente por un tiempo, después tal vez pondría enventalacasaycompraríaunamáspequeña.Todossusplanessehabíanhechopolvo,suvidahabíacambiadodela

nochealamañana,noestabapreparadoparaquedarsesinsuspadres.Frente a él estaba la enfermera que una vezmásmedicaba a Candice

paraquedurmiera,mientrasélleacariciabaloscabellos,viendocómolospárpadosselecerrabanpesadamente,eracomosinoloreconociera,perolaenfermeraleasegurabaquesoloestabadesconcertada,quepocoapocolesuspenderíaneltratamientoycuandodespertaraestaríamuchomejor,lasensación de pérdida en ella habría disminuido a niveles normales, susistema nervioso estaría calmado y podría sobrellevar lamuerte de suspadres.Una vez queCandice volvió a sumirse en un sueño profundo,Robert

salió de la habitación con la única intención de ir a hacerle compañía aLizzy.Alsalirdelaclínicarespiróprofundamente,parallenarselospulmones

deaireyelcorazóndevalentía,paranoecharseallorarunavezmás.—Robert—escuchólavozdeNadyallamarloylabuscóconlamirada

asuladoderecho.Nadya,quienestuvoesperandoporunbuenratoparadajuntoalapuerta

delaclínica,seacercóhastaéldandolargaszancadasyloamarróenun

abrazo.Robert la abrazó fuertemente, refugiándose en ella y rompió a llorar,

los sollozos salían a sonoros raudales, mientras todo su cuerpoconvulsionabaanteelllantoeintentabaesconderelrostroenelcuellodeella, talvezcerrando susbrazoscondemasiaba fuerzaen tornoaldébilcuerpo de la chica, pero temía que si no se aferraba lo suficientementefuerte,terminaríadesplomándose.—No sé qué voy a hacer, no estoy preparado para cuidar de mis

hermanas… ni siquiera estoy seguro poder cuidar de mí mismo en lasituaciónenlaquemeencuentro—sollozabayeraelblancodemiradasdisimuladasdelaspersonasqueentrabanysalíandelaclínica.—Noestássoloenesto,estoyaquíparaayudarte,asícomotúmehas

ayudado—murmuróacariciándolelaespalda,esperandoquesuspalabraslebrindaranunpocodeconsueloaRobert—.Mispadresvanaayudarnos,mimamáha dichoque podrá ir hasta tu casa a prepararles la comida ylimpiarunpoco.LospadresdeNadyayaconocíanaRobert,quienpocoapoco se fue

metiendo en la vida de la chica, demostrando con hechos que susintencioneseranbuenas.Semostrabacariñosocon Jasony leayudabaaNadya con algunos gastos, secretamente agradecían infinitamente que lequitaraunpocodelpesoqueellallevabasobreloshombros.—No vamos a volver a la casa, Lizzy no quiere entrar —confesó

mojandoconsuslágrimaselcuellodeNadya.—Ahí tienen los mejores recuerdos de sus padres… tal vez solo

necesitenunpocodetiempo—Lebesóloscabellos,intentandoordenarlosconsusmanos temblorosas—.Vamosaque te sientesun rato, séqueenestemomentoestásperdido,noesfácil.Creoquenadiepodráponerseentuspiesperoeresunbuenchico,tienesungrancorazónyaloshombresbuenoslepasancosasbuenas.Nadyaconsiguióllevarlohastaunpequeñoparque,alfrentedelhospital

ysesentaronenunabanca.Robert se echóunpocohacia adelante, apoyando los codos sobre las

rodillasycon lamiradaal suelo, seguía llorando, lasgotasde lágrimascaían al concreto, creando húmedos círculos mientras la chica leacariciabalaespalda.—Eran los mejores padres del mundo —empezó a contar con voz

trémula—.Nisiquierallevamossupropiasangre,muypocaspersonaslo

saben, pero mis papás no pudieron tener hijos, ellos nos dieron laoportunidad de tener una familia, nos dieron todo el amor que nosnegaronesosseresresponsablesdequeestemosenestemundo.Lanoticia tomóporsorpresaaNadya,notenía lamásremotaideade

que él fuese adoptado, juraba que era hijo de losAdams, ellos hasta separecíanfísicamente.—Rob… ellos les demostraron que nunca se deben perder las

esperanzas,sinopudierontenerhijos,buscaronlamaneradeserfelices,detenerunafamilia…Ellossabíanqueaúnbajolalluvia,sepodíareír—utilizólaspropiaspalabrasqueéllehabíaregaladoparareconfortarla—.Estosoloesunpaisajegrisentuvida,perovasasuperarlo.—Ellosnomeprepararonpara afrontar esta situación,nomedijeron

nunca qué debía hacer si algún día faltaban, sencillamentemis papás noqueríanmorir,noqueríandejarnosyesosmalditos losasesinaron…Noteníanporquéhacerlo,sehubiesenllevadotodoloquelehubiesedadolagana,segúnlosresultadosforensesningunoforcejeó,nolucharon.¿Sabespor qué no lo hicieron?—preguntó con la barbilla temblándole ante elllanto.—No, no podría saberlo—musitó Nadya, sin poder retener más las

lágrimas.—Porqueen todomomentopensaronennosotros,noqueríanque los

mataranporqueestabanpensadoenquéseríadenosotrossiellosfaltaban,por eso no se defendieron… tal vez ni siquiera le dieron tiempo, soloentraronylesdispararonsindarlestiempoanada.Ahoraestoysolocondos chicas,Candice apenas despierta por unosminutos y ni siquieramereconoce,escomosicontinuaradormidaconlosojosabiertosyLizzy…Lizzynoparadellorarydeestarencerrada.Nadyavolvióaabrazarloy sequedaronenese lugar, ella lepermitió

quellorarahastaqueencontraraunpocodecalma.

▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓Candice apareció parada en medio de las montañas de los Alpes

franceses,seencontrabadescalzaysolo llevabapuestoelvestidoblancoqueusólaúltimanochequehabíapasadoconJeremy,sentíamuchofríoy

no podía controlar el tiritar de sus labios. Era de día, pero un díamuygris,elvientogélidosilbabaensusoídosyaumentabalatorturadelfríoquecasilequemabalapiel.Miróhaciaarribaysoloseencontrababordeabaporlospicoscubiertos

de nieve, al parecer no encontraría una salida fácilmente; sin embargo,empezóacaminarynomuylejosfueencontrándosecondaliassalpicadasporsangre.Sabía perfectamente dónde se encontraba y no quería estar ahí, no

quería.Siguiócaminandoya lasdalias le siguieronamasijosdehierro,pertenencias de los pasajeros, vio el bolso de Jeremy y corrió hasta el,casicondesesperoloabrióyestaballenodedaliasmarchitas,comosilequemaralosoltórápidamente.—¡Jeremy!—Lollamóagritosmientrasbuscabaentrelosrestosdela

aeronave,guardabalaesperanzadeencontrarloconvida,poralgoestabaellaeneselugar—.¡Jeremy!—noobtuvorepuestapormásquegritó.Enesemomentoasuspiesviounaextremidad,eraunapierna,sellevó

lasmanosalabocayretrocedió,echándoseacorrerhaciaelotrolado.Suspiesseteñíanconesecolorgrisdelsueloarenosodelasmontañas,

peroellanoabandonabasuhuida.Inesperadamentefrenteaellayeneseáridolugardivisósucasa,vislumbrandolasalvación,hizomásrápidasucarrera hasta llegar a la puerta, la que abrió rápidamente y en primerplano se encontró a sus padres en el suelo, en medio de un charco desangre.Empezó a gritar, pero no podía expresar ningún sonido, lo intentaba,

peroeraenvano,mientraselcorazónibaaestallarleenmilpedazos.—Todoestarábien—lesusurróunavozasusespaldas.Sevolvió,pero

novioanadie—.Todoestarábien—repitiólavozquenuncaanteshabíaescuchado,peroleparecíamuyagradable,tantocomoladesupadre.Sintióuncálidoroceensumejilla,unoquelallenódepaz,unoquela

rescatódeeselugarylaplantóalaorilladeunaplaya,conunhermosoatardecerquepintabatododedorado.

CAPÍTULO18

Candice admiraba taciturnamente la fachada de la casa de su tío

Leonardo, no lograba comprender cómo su vida había cambiado demaneraradicalentanpocotiempo.Había pasado siete días dormida, pero eso no era suficiente para

borrarle del corazón y lamemoria todo lo que había vivido, aún no sereponíaalafatídicamuertedeJeremy,cuandotambiénlearrebatarondemaneraviolentaycruelasuspadres.Llegaraese lugarsolo leestrellabaen lacaraque lascosasyanunca

másvolveríanatomarsucursonormal,quedebíaserfuerteyaprenderasobrevivir.Su tío Leonardo y su tía Sonia eran amables y cariñosos, también lo

eransushijosgemelosquecontabanconlamismaedaddeLizzy,perolacasa no era lo suficientemente grande para albergarlos a todoscómodamente,lestocabadormiralostresenlamismahabitación.Robert había elegido dormir en el suelo, enmedio de las dos camas

individuales, pero Candice y Lizzy se acomodaron en una sola camaporquenopermitiríanqueélpasarapormásincomodidades.Los trespasaron lamayorpartede lanocheenvela,ensilencio,pero

losrecuerdosgritabanylaslágrimassalíanalruedodevezencuando.Candice despertó muy temprano, justo en el momento en que su

hermano se aferraba al pomo de la puerta para salir de la habitación,seguramenteparairaltrabajo.—Robert—lellamóconlavozaúnsoñolienta.Él sevolvióy caminóhasta ella, sinpoderocultar el estadode alerta

queselereflejabaenlaspupilas.—Prometoqueregresarétemprano.—Volvamosacasa—pidióellamirándoloa losojos.Podía jurarque

suhermanonohabíadormido.Robert se sintió verdaderamente extrañado ante la petición, porque

suponía que Candice sería lamás renuente de regresar a la casa donde

habíanasesinadoasuspadres.—¿Estás segura?—habló bajito para no despertar a Lizzy, quien aún

dormía—.Lizzynoquiereestarahíynoquieroobligarla,noséquéhacer,megustaríapodertenersolucionesparaambas—selamentó.Candice se quedó mirando a su hermano, se le veía extremadamente

agotadoytriste,talveztambiénlefaltabadormirporvariosdíasparaquerecuperarafuerzas.—Novoydejarlassolasencasa, tengoque trabajar…creoqueporel

momentolomásprudenteesquesigamosaquí.—Puede que sea lomás prudente, pero no es lomás conveniente.Yo

hablaréconLizzy,seguroqueellacomprenderá.—Candice, no voy a dejarlas solas en la casa, no voy a exponerlas,

tengoquevelarporsubienestar.—LoséRobert…peronoquieroserunacargapara tiyséqueLizzy

tampocoquiereserlo,yopodríatrabajar,yasoymayordeedad,loharíaenalgunatiendacercanaalacasa…Siempredicesquetengocarismaparaenvolveralaspersonas…—ledijoconvencida.Robertsonriócomonolohabíahechoenmuchosdías.—Candice—leacaricióconternuraunamejilla—.Séqueencualquier

lugar te aceptarían, eres hermosa y carismática, pero de igual maneraLizzyquedaríasolaencasa.—Lo puedo hacer mientras Lizzy está en la preparatoria. Total, este

semestreyaloheperdidoenlauniversidadypodríaaplazarelotrohastaquelascosassesolucionenunpoco.—Novoyapermitirquedejesdeestudiar.—¿YcómovasahacerloRobert?,tansolotenemoseldinerosuficiente

para sobrevivir algunos meses, no vamos a malgastarlos en pagar launiversidad. Debemos ser realistas ante la situación que estamospresentando,noshemosquedado solos—demanera inevitable lavoz letemblóanteladurarealidad.—Déjamepensarlo—pidióacercándoseydándoleunbesoenlafrente

—.Ahoradeboirme,sinollegarétardealtrabajoynocreoquemijefesiga siendo condescendiente con mi situación, es muy difícil para losdemás ponerse en nuestros pies porque ya todos olvidaron lo que hapasado,seconduelensoloporunosdías,paraellosesoessuficiente.Losúnicosquesabemosqueaúnnoestamosparadespertaraestanuevavidasomosnosotros.

—Vetranquilo,sicreesquemipeticiónsolocomplicalascosasmejorolvídala.—Prometoquevoyapensarentupeticiónyencontraremosunasalida.—Teayudaréaencontrarla,yaverás—diosupalabraconunasonrisa,

aunquepordentrosoloestuviesehechaañicos.Robertlecorrespondiódelamejormaneraysaliódelahabitación.—Séquevolveralacasaserámuydoloroso—musitóLizzyabriendo

losojos,dejándoleclaroaCandicequehabíaescuchadolaconversación—.Tengomiedodellegarahíynoveramispapás—sollozóyseabrazóa su hermana—. Pero no puedo seguir siendo egoísta, sé que Robertnecesitasupropioespacio,queestádandolomejordeélynoesjustoquemepongaintransigente.—Teentiendo,créemequeteentiendo,séqueyanuncamásvolveráa

ser lo mismo—chilló Candice sintiendo una vez más que el lacerantedolor por la pérdida la envolvía—.Es difícil hacernos a la idea de quenuestros padres ya nunca más estarán con nosotros, pero debemos serfuertes por ellos, por nosotrosmismos.Estoy segura que a ellos no lesgustaríaquenosdejáramosvencer.—Eso lo sé… lo sé —se limpió las lágrimas y buscó la mirada de

Candice—. Tengo una idea, sé que Robert no quiere dejarnos solas ysiendo completamente sincera me da miedo hacerlo, pero podemosproponerleaNadyaquesevayaconsuspapásavivirconnosotros,asínotendríanquepagarmásdondeellosviven.—¡Lizzy,esunagranidea!—SeemocionóCandice,niellamismahabía

pensado en esa solución. Solo eran los papás deNadya, su hermanito yJason,ciertamentenolegustaríaqueocuparanlahabitacióndesuspadres,peroensucasasobrabaunahabitación,ahípodríandormirlospadresdeNadya con Ronny y tal vez ella aceptaría dormir en la habitación conRobertyJason.—Creoqueeslamejoridea—sevanagloriócomosiemprelohacíaya

Candice lealegróunpocoverquesuhermanaempezabaa recobrareseánimoquelacaracterizaba.—Esmejor quenos levantemos, noqueremosque la tíaSonia piense

quesomosunasholgazanas—propusolevantándose.Estabaseguradequesutíanopensaríaesodeellas,porquecomprendía

la situación por la que estaban pasando; sin embargo, Candice debíaseguir los consejos del psiquiatra que la trató por los días después de

despertar,lehabíapedidoquetratarademantenerseocupada,querecrearasumenteenotrascosasynosoloenpensarenlomuchoqueextrañabaalosseresquetrágicamentesehabíanidodesuvida.Ellaseencargódeorganizar lahabitaciónmientrasLizzysebañabay

despuésfuesuturnoparaducharse.Ambasbajaronyaunquesutíalespidióquenohicierannada,Candicey

Lizzyprácticamentelesuplicaronquelespermitieradistraerse,porloqueno solo le ayudaronapreparar la comida, sinoque también lohicieronconelaseoenelhogaryconlastareasdesusprimitos.CuandoRobertllegóporlatarde,noperdieroneltiempoparacontarle

lasoluciónqueellashabíanconseguido.—No lo sé, verdaderamente no creo que Nadya acepte vivir con

nosotros…ymuchomenosquesuspadreslepermitandormirconmigo.—Entonces podrá dormir conmigo —propuso Lizzy—. Así ellos

podránayudarnosconelpagodelosservicios,esmenosqueloquepagandondevivenahora.—Robert,nopodrássabersiellosaceptanonosinoseloproponemos.

LlamaaNadyaypregúntalesipodemosiravisitarlaahora.—¿Ahora?—preguntótragandoenseco.—Sí,ahora—recalcóCandice.Robertsesacóel teléfonomóvildelbolsillodelpantalónsindejarde

mirarasushermanas,mientrasnegabaconlacabeza.

▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓Ochodíasdespués, regresaronasucasa, inevitablemente las lágrimas

se le anidaron en los ojos y un torturante vacío los embargaba, teníanclaroquenoseríafácil,queeraunagranbatallasentimentallaquedebíanlibrar, pero no iban a darse por vencidos, sus padres habían criado agrandesguerrerosynoacobardes.Se limpiaron las lágrimas y empezaron a recoger las sábanas que

cubríanlosmueblesyabrierontodaslasventanas,paraqueentraramayorclaridadylabrisafrescaarrastraraeloloraencierro.Con la ayuda de Nadya y sus padres empezaron a limpiar, cuando

Robert rodó el sillón preferido de su padre, ese donde se sentaba a ver

todossusprogramasdeportivos,seencontróconlacadenadesumadre,esaque llevaba lamedallade lavirgenMaríayquemuypocasvecessequitaba,alagarrarlasediocuentadequeestabarota,comosiellamismaselahubiesereventadoylanzadodebajodeesesillónparaevitarqueselaquitaran.Unavezmás,latristerealidadlogolpeabaconfuerza.—Candice —llamó a su hermana que se encontraba limpiado los

vidriosdelasventanas.Ellalomiródesdeellugarylovioacercarse,sindesviarlamiradade

lamedallaquesebalanceabaenelaire,mientrascolgabadelamanodesuhermano.Dejó loqueestabahaciendoycasi corrióaveresaprendaqueera la

mayorrepresentacióndeClaire,veresoeracomoverlaaella.—Estoysegurodequemamáhubiesequeridoquetúlatuvieras—sela

entregó y Candice la agarró, empuñándola en su mano se la llevó alpechoycerrólosojos.—GraciasRobert,juroquenunca,nuncamelaquitaré.—Tenemosquemandarlaarepararyseguroquedarácomonueva—le

dijoconunahermosasonrisaylediounbesoenlafrente.Las ganas de llorar eran inevitables, pero no se permitieron hacerlo,

prefirieronseguirenloqueestaban.El camión de mudanzas de los señores Archer llegó y tuvieron que

guardar lamayoríade las cosas en la cochera, porquenohabía espaciosuficientepara todo.Casisindarsecuentael tiempopasóy tuvieronquepedircomidaadomicilio,mientrasseguíanlimpiandoyorganizando.Cuandolanochellegó,todosestabantotalmenteagotados,porloquese

fueronalacamamuytemprano.Nadya prefirió usar el baño de invitados para ducharse, no tenía la

confianza suficiente para usar el de la habitación de Robert, ya erasuficientecontenerqueocuparsuhabitaciónysucama.Agradecióquefueraahablarconsushermanas,brindándoleunpocode

espacio para poder dormir a Jason. Mientras arrullaba a su hijo,observabadetenidamentelahabitación,predominabaelcolorazulcieloysugustoporelbásquet,desdealgunostrofeos,hastaalgunascamisetasdegrandes jugadores autografiadas, enmarcadas como si fueran el másvaliosodelostesoros,sobrelamesadenochehabíaunportarretratoconunafotografíafamiliar.En el ambiente danzaba muy vagamente el aroma del perfume que

usaba, eso solo provocaba que sus nervios aumentaran, estaba todatemblorosayapenaslograbamantenerasuhijoenbrazos.Justo en el momento en que acostaba a Jason en la cuna escuchó un

toque en la puerta, irremediablemente eso aceleró los latidos de sucorazóneintensificósunerviosismo.—Adelante —dijo en voz baja y algo ronca, mezcla de miedo y

precaución,paraqueJasonnosedespertara.—¿Yasedurmió?—preguntóasomandomediocuerpo.—Sí,acabadequedarsedormido.Debemossermuysilenciososporque

sidespierta,nos tendrá luchandohastaaltashorasde lamadrugadaynoquieroincomodartemásdeloqueyaloestoyhaciendo.—Nadya—susurró caminando hacia ella, sin poder evitar echarle un

vistazorápidoalastorneadaspiernas,cubiertasporlafinateladealgodóndelpijamaqueseajustabaasucuerpo,másdeloquesucordurahubiesequerido.EnesemomentosepreguntóporquéNadyanohabíausadounospantalones más holgados—. Quiero que tengas muy claro que no meincomodas; por el contrario,me siento avergonzado por tenerte en estasituación.Séquehanaccedidoavenirseavivirconnosotrosporlástima.—¡No! —exclamó en voz muy baja, tomándolo por una mano,

arrastrándolohastalacama,dondesesentaronunofrentealotro—.Nolohemoshechoporlástima,solo…—demanerainconscientesemordióellabiosintiéndosenerviosaporteneraRobert,tancerca,tanhermosoyseculpaba por sentir deseos hacía él precisamente en ese instante—, quecreímosprudenteacompañarlos.—Gracias,no tienes ideade loagradecidoqueestoypor loqueestán

haciendonosolopormí,sinotambiénpormishermanas.—Yanoagradezcas—lesonrióyleacomodóunpocoloscabellos—.

Mejorvamosadormir,quedebemoslevantarnosmuytemprano.—Tienes razón y estoy muy cansado —sonrió, pero el gesto no le

iluminó la mirada gris, como otras veces pasaba—. Voy a lavarme losdientes—sepusodepieysefuealbaño.Nadya aprovechó para apagar las luces de la habitación, solo dejó

encendida ladelveladordel ladoque ledejaríaaRobert.Seacostóysecubrióconlassábanashastaelcuello,dándolelaespaldaalespaciovacío.Despuésdeunosminutos,escuchóaRobertsalirdelbañoyconmucho

cuidadoseacostóasulado.—Buenasnoches—deseóyapagólaluzdelvelador.

—Buenasnoches—murmuróNadya,quientragóensecoyempuñólasábana,enunactoreflejoporcontenersusimpulsos.Ellasemantuvomuyquieta,hastatemíarespirar;sinembargo,sentíaa

Robertdarvueltasenlacama.Suponíaqueestabatannerviosocomoella,era la primera vez que compartían una cama, era la primera vez que seencontrabanenunasituacióntaníntimayeraunaverdaderatortura.—Robert…—musitó—.Disculpa,no tepreguntédequé ladodormías

—Sediolavueltaparaestardefrenteaél.—Daigual,notengounlugarespecíficoparadormir.—Si teestoy incomodando,puedodormirenelsofá,yahasvistoque

micamaeramáspequeña.—Loúnicoquemeincomodaesqueestéstanlejos,¿podríasacercarte

unpocomás?—Nocreoqueseaseguro—tragóenseco.—Serámuyseguro.Nisiquieramedisteunbesodebuenasnoches.Nadyaseacercóunpocomásylediounbesofugazenloslabios,pero

ya era costumbredeRobert nopermitirle alejarse tan rápidoyvolvió abesarla, abriendo abismos en su interior, en lugares que reclamabanatención,eraunasensacióndeagónicovacío,eraadrenalinacorriéndoleporlasvenas.Su voluntad desaparecía completamente cuando él la besaba, esa tibia

lenguaresbalandodentrodesuboca,despertandoeldeseolíquidoquelemojabalaropainterior.—No puedo creer que estés en mi cama —dijo bajito y con la voz

ronca,ronzandosuslabioscontralosdeella.—Yotampocopuedocreerlo,estoesunalocura,no…Robertnolepermitióterminarlafrase,volvióaperderseensubocay

arrastrándolaaellatambiénalalocura,unadesusmanosseposabasobreel calientey retumbantepechodeél y con laotra se le aferraba a esoscabellosrubiosquesiempreparecíanestardespeinados.Él, solo se dejaba llevar por las sensaciones que despertaba tener a

Nadya tan cerca, de sentirla tan receptiva a sus besos y caricias,permitiéndoseporesavez,olvidar la tristezaque lohabíagobernadoenlosúltimosdías.Su mano más aventurera le recorrió en descenso la espalda, hasta

aferrarseconganaarrebatadoraaunadelasnalgasdeella,disfrutandodeesa turgenciaquesesentía tanfirme,debajodeesafina teladealgodón.

Siguióconsuindecentecaricia,apretándoleelmuslojustoporencimadela rodilla, la instóaqueelevara lapiernay se lapusoporencimade lacadera,altiempoquelapegabamuchomásasucuerpo.Ambosjadearonmuybajitocuandolaspelvisseunieronyelpeneque

empezaba a elevarse tanteó ese centro caliente, los labios de NadyatiritaroncontralosdeRobert.Nunca antes había vivido esas sensaciones, tenía un hijo, había tenido

sexo,peronolorecordaba,norecordabahaberdisfrutadocomoloestabahaciendoenesemomento.Robert empezóa rozarseconmás intensidadcontraella,quienapretó

losdientesconfuerzayresoplómientraséllebesabaelcuello,enviandoalgo muy parecido a descargas eléctricas a las paredes internas de suvientre.Inevitablemente la cama dejaba en evidencia lo que estaba pasando,

poniendoenalertaaNadya.Susmiedosyvergüenzaenesemomento ledieronunnocautalaexcitación.—Robert,mispapás…vanaescuchar—lerecordóqueenlahabitación

dealladoestabansusprogenitores—,yJasonpodríadespertar.—Tienes razón —suspiró buscando un poco de control—. Nadya te

deseotanto.Porfavor,regálameunosminutosentucuerpo.Prometoquevasarecordarlo,haréqueseaespecial.—Mañana… pero no aquí, cuando vayas a buscarme al trabajo

podremosiraunhotel.Porfavor,nomesientocómodasabiendoquemispapásvanaescucharnos.Robertnolediorespuesta,solobuscósuslabiosunavezmásyledio

unbesoapasionado.—Voyacontarcadasegundodesdeesteinstante—musitóylesoltóel

agarredelapierna,paraquepudierabajarladesucadera—.Prometoqueseráespecial.—Estoyseguradeeso,nohacefaltamásquetupresenciaparaquesea

especial—se alejó un poco, necesitaba huir a terreno seguro—.Buenasnoches,creoqueyanohacefaltaelbeso.—Siempremehacen falta tusbesos,peronoquieroperder el control

unavezmás.Se acostaronboca arriba con lamiradaperdida en la penumbrade la

habitación,esperandoquelaexaltaciónllegaraaceroparapoderconciliarelsueño.

▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓CasisinalientoyenmediodelassábanasrevueltasCandiceregresóa

la realidad,aúnsentíaesahorriblesensacióndedoloren lasmanosyelcorazónbrincándoleenlagarganta.—¡Dios!—chillóalverseasalvo.Como todas sus pesadillas, esa había sido demasiado real, había

luchadoporseguirsosteniéndosede lacadenadesumadreparanocaerenesehuecooscuro.Eraabsurdo,porquenopodíacomprendercómolaprendahabíasoportadosupesomientraserabalanceadaporlaimpiadosabrisaquesearremolinabaenaquelextrañoacantilado.Luchópormantenerse,pornodejarsevenceraunqueelcordóndeoro

leestabaquemandolasmanos.Justoenelmomentoenquevioqueeralahorriblesombradelhombredecuencasvacíasquienpretendíasocorrerla,prefiriósoltarse.Sefrotólacaraconlasmanos,intentandoalejartodaslashuellasdeesa

pesadilladesumemoriayvolviólamiradaalamesaalladodelacama,dondelanocheanteriorhabíadejadolacadenaconlamedalladelavirgenMaría,peronoestaba.Inusitadamente los latidos del corazón se le volvieron a acelerar de

maneradescontrolada.Volviómediocuerpoymiróenelsuelo, tambiénlohizodebajode la

cama, suponiendo que en medio de la pesadilla habría dado algunosmanotazosylahubiesetiradoalsuelo,peronolaveíaporningúnlado.—No puedo haberla perdido —se reprochó saliendo de la cama y

caminó hasta la ventana para que la luz del día iluminara mejor lahabitación,conambasmanoshizoacadaextremolascortinasynopudoevitar retroceder un paso al ver la cadena colgando de la cerraduraexternadelaventana.—Estoyseguradequeanocheladejésobrelamesa,estonomepuede

estarpasando—murmuróconvoztrémulaporelmiedo;noobstante,sellenódevalorpararescatarla,porquenoibaarenunciaraeseobjetoquelauníaasumadre.Caminó con decisión y abrió la ventana con mucho cuidado,

descolgando el cordón de oro, era imposible que alguien le estuviesejugandounabroma,porquedesdeel jardínnoalcanzarían,amenosqueusaranunaescalera.Tuvo que deshacer las vueltas que habían hecho con la cadena en la

manilla, al asegurarla en sus manos desvió la mirada hacia la casa deJeremyysoltóunsuspirocargadodemelancolíaydolor,aúnloteníatanaferradoalalma,aúnloamabatantoyloextrañabaconinfinitalocura.Peronopodíaecharsea llorar,yase lohabíadicho todoelmundo,a

Jeremyno legustaríaverladeesamanerayasuspadresmuchomenos.Cerró la ventana y se fue al baño, dejó la cadena sobre la encimera dellavaboysedesvistióparaducharse.Despuésdecasiunahora aparecía enel comedor,dondeestabaLizzy

cargandoaJasonmientraslaseñoraArcherponíalamesa.—Buenosdías.—Ya iba a buscarte, parece que se te pegaron las sábanas—comentó

Lizzy.—Losiento,mehelevantadotarde.—No te preocupes cariño. Por favor tomen asiento—pidió Rose, la

mamádeNadya.—Gracias.Candice leayudóaLizzya sentara Jasonen suasientoparacomery

ambasocuparonsuslugaresenlamesa.La señora Rose mostraba preocupación por ambas, comentaba

cualquier cosa para conocerlas un poco más y para que ellas no sesintieransolas.Alterminarconeldesayuno,CandiceyLizzylavaronlosplatos,aúnen

contradelaspeticionesdelaseñoraRoseparaquenolohicieran.Nadya y Robert se habían ido muy temprano a sus trabajos, porque

antes debían dejar a Ronny en casa de un compañero de clases, paraterminar con una práctica de matemáticas, la cual debían entregar esemismodía.AmediamañanaCandicedecidiósalire iraun lugardondepudieran

repararlelacadenadesumadre,prometiendoregresarantesdealmuerzo.Nopretendíaalejarsemucho,porloquesalióensubicicleta.

CAPÍTULO19

RobertyNadyahabíanpedidopermisoparasalirmástempranodesus

trabajos,ambosestabanmuynerviosos,realmenteanhelabanesemomentoenqueseentregaríanaldeseoquelosconsumía.Él pensó en comprar una botella de champagne para celebrar el

momento, pero recordó lo que le había hecho el desgraciadodeNickyprefiriónolastimarviejasheridasenNadya.Sabíaquetampocopodíandemorarmuchoenelhotel,asíquedejólos

chocolatesylasfresas,alfinalsolosedecidióporunpotedehelado,yaqueaellaleencantabayunpaquetedepreservativos.Pagó y salió de la tienda, pensando en qué carajos hacía llevando un

pote de helado de dulce de leche, si solo iban a tener sexo, no iban asentarseacomer.Había pensado tanto en ese momento, pero al mismo tiempo había

dejado por fuera los detalles, ni siquiera había pensado a qué hotel lallevaría,estabaseguroquedebíaserunoacordealmomentoynounoalpagoporhora.Estacionó el auto y caminó hasta la puerta trasera del restaurante por

donde salían los empleados, adherido a la pared contaba los segundosesperandoaqueellaapareciera.Cuandolapuertaseabrióseledesbocóelcorazónyunagransonrisa

seapoderódesuslabios,unaqueexpresabafelicidadynerviosismo.—Hola—seacercóaellaylediounbesoenlaboca.—Hola —murmuró contra los labios de él—. Disculpa, me he

demoradounpoco.—No, está bien.No llevabamucho tiempo esperando—entrelazó sus

dedosconlosdeellaylaguioalestacionamientodondehabíadejadoelauto.

Ninguno de los dos contaba con la valentía para iniciar el tema deconversación,ambos tenían laconvicciónde loque ibaapasar,peronopodíanexpresarloquesentían,porqueelremolinodeemocionesgirandodentrodeellos,noselospermitía.Robertempezóaconducirsinrumbo,noteníalamásremotaideadea

quéhoteldirigirse.—¿Estásperdido?—preguntóNadyaalverqueyahabíandesperdiciado

mediahora.—No—contestó, buscando el lugarmás cercanopara estacionar y se

volvióhaciaella—.Nadya,realmentenoséaquélugarllevarte,nosésiun hotel sea lo que te mereces, ni siquiera he logrado preparar nadaespecial,solohecompradounpotedeheladocuandodebíaporlomenoscomprarteunasrosas.—Está bien, el helado me gusta, prefiero eso a las rosas —le dijo

sonriéndole con ternura—. No debes sentirte culpable, sé que cualquierlugarseráperfecto.—Peronoesloquemereces…tampococreoqueunpardehorassean

suficientesparaamartecomotantolodeseo,quieropoderperdermeentucuerpoyolvidarmedelmundoalmenosporunanoche,noquieroestarpensandoenquedebodarmeprisaporquenosesperanencasa.—Entonces,¿noquieresquehagamoselamor?Robert sintió extrañoque ella le llamara de esa forma al acto sexual,

esofuealgoquelerevolucionólossentidos.—Sí, sí quiero, pero tal vez este no sea el mejor momento… me

gustaríapodercontarconmástiempo,haceralgoespecial.—Creoque…—semordióellabioyrecordóquehastasehabíapuesto

un conjunto de lencería de encaje para ese día—.Tienes razón, no creoqueseaelmomentomásadecuado…realmentequieroexperimentarcosasnuevascontigo,peronomesentirécómodapensandoquedebemosdarnosprisa,perosupongoquepuedocomermeelhelado—agarrólabolsaqueestabaaunladodelasiento.—Seguro se ha derretido —masculló él. Ponía el auto en marcha

cuandoellaleentregóelpaquetedepreservativos.—Apesardetodo,estabaspreparado—sonrióalvercómoaRobertse

lesubíanloscoloresalrostro.—Claro que estoy preparado, deseo estar contigo, deseo conocerte,

disfrutarteysaboreartemásalládelabarreraquemeimponeturopa—le

quitólospreservativosyselosguardóenelbolsillodesusjeans—.Paraesonecesitarémuchotiempo.—Entoncesseráelsábado,voyaconfiárseloamimamá.—Nosésiesosealamejordelasideas.—Seguroqueloes.Mimamácreequeyahemospasadolasbarrerasde

lasropas,asíquelepediréquecuidedeJasontodoeldía.Mipapállegaráel viernes y estará en casa para cuidar de tus hermanas. Podremostomarnostodoeldíaylanochedelsábado.—Entoncesprepararéalgoespecial.—Tendrás que comprar otro pote de helado—dijo destapando el que

teníaenlasmanos.Robertyasabíacuálerasufavorito.—Comprarévarios—sonrióyletomólamano,regalándoleunbesoen

losnudillos.

▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓Candice una vez más antes de dormir pasaba horas admirando las

fotografías en su celular, mientras las lágrimas le resbalaban por lassienes al ver el rostro sonriente de sus padres, a quienes cada vezextrañaba más, también pasó mucho tiempo admirando esa últimafotografíaqueJeremyleenviódesdeelaeropuertodeBarcelona,antesdesubiraeseaviónqueselollevóparasiempre.Aunqueelcansanciosereflejabaensusfacciones,aellaleregalabauna

sonrisaylehabíaprometidoqueapenasllegaraaAlemanialeescribiría,nosabíaporquéaúnesperabaqueJeremylecumplieraesapromesa.Sorbió las lágrimas y soltó un largo suspiro para ver si con eso se

librabaunpocodeesepesoque llevabaenel alma.Lediounbesoa lapantalla, jurándose a símismaquenunca loolvidaría.Ypuso el celularsobrelamesadenoche,seacomodólassábanasysedispusoadormir.Unaluzblancalaenceguecíayelpisofríolequemabalaplantadelos

pies. Todo eramuy claro, por lo que le costabamucho acostumbrar sumirada al lugar y con los párpados entornados intentaba ubicarse en elespacio.Enesemomentolaensordeciólavozdeunamujerqueatravésdeunos

altavoces anunciaba el abordaje del vuelo 9525 de Germanwings, condestinoaDüsseldorf.Demanerainmediatasupodóndeseencontraba,porloquecorriópor

el solitario lugar sin importar que estuviese descalza, mientras la vozfemeninahacíaecoensusoídos.Loviosentadodeespaldasaellayjustoenesemomentoselevantaba,

cargandosubolsodemano.—¡Jeremy!¡Jem!—gritócontodassusfuerzasmientrascorría—.Por

favor detente, no subas…no vayas a ningún lado—seguía corriendo yaunquenoeramucha ladistanciaque los separabaparecíaquenopodíaescucharle.Eraél,estabaseguradeeso,llevabaelmismojeansylachaquetanegra

decuero,consumismobolsodemano.—¡Jeremy!—en medio de la desesperación tropezó con alguien que

saliódelanada,peronosedetuvoamirarporquetodasuatenciónestabaconcentradaenelchicoqueamabayqueestabacorriendoungranpeligro.—Por favor, no subas al avión, no subas —suplicaba en medio del

llanto,entoncesélsevolvió—.¡Jeremy!Espera,espera—élbuscóalgooaalguienconlamirada,peroenseguidasevolvióunavezmás.Apocospasosaparecióelpuestodeverificacióndeboletos,habíauna

chicaydoshombresmás,Jeremyentregóelboletoyseadentróal túneldeembarque.—¡No! Jeremy, por favor—siguió corriendo, pero la detuvieron los

dos hombres—. Por favor, ese chico, ese chico, no lo dejen subir.Suéltenme—forcejeaba,mientrassumiradaseguíaposadaenJeremy.Antes de que él subiera al avión vio una sombra a su lado, no era la

sombradeJeremy,noloera.Eraesehombrequeparecíaserelnegativodeunafotografía,elhombredesuspesadillas.—¡Jeremy!Déjalo,déjalo,aléjatedeél—Sentíaquelasvenasdelcuello

ibanareventárselesylagargantaleardía;aunasíJeremynolaescuchabayloshombresquelasosteníannolasoltaban.—Candice…Candice ya, tranquila, tranquila—Robert la rescataba de

esaangustiantepesadilla.Candiceseaferróalabrazodesuhermanomientrassollozaba.—Se lo llevó, fue él quien se lo llevó…—repetía hipando,mientras

Robertleacariciabaloscabellos.—Tranquila,respiraCandice…solohasidounmalsueño.

Ellaunavezmáshabíadespertadoatodosloshabitantesdelacasaconsusgritos.—El hombre Robert… la sombra se llevó a Jeremy, el mismo de

siempre…mequitóaJeremy.—Yapasó,solofueunapesadilla.Nofueasí,sololoestásasociando—

RobertdesviólamiradaaLizzy,quienyaleentregabaunvasoconaguaaCandice.Ellos estaban acostumbrados a esos episodios que atormentaban a su

hermanaysabíancómocalmarla.Lizzy se sentó a un lado de la camay le ofreció el agua,Candice no

queríabeberla,noqueríaqueledijeranquenadadeloquesoñabaerarealporquenoseexplicabalascosasquepasabanmásalládelosmomentosdesueño.Noleencontrabaunaexplicaciónlógicaalosmoretonesensucuerpo,

nialacadenacolgandoalotroladodelaventana,niatodaslascosasquedesdeniñalehabíansucedido.Loquemásleatormentabaenesemomentoeraquenoestabasupapá,

yaélnopodríaprotegerla,yanoloharía.Robert ante la mirada desconcertada de Lizzy salió de la habitación,

encontrándoseenelpasilloconNadyaysuspadres,quienessemostrabanrealmenteaturdidos.—Disculpen, olvidé decirles que Candice constantemente sufre de

pesadillas —explicó y se fue a su habitación, de ahí regresó con unaalmohada y unas cobijas—. Pueden regresar a sus habitaciones —seacercóaNadyay lediounbesoenlamejilla—.Vuelveadormir,amor.YomequedaréconCandice.—Estábien,perosinecesitasqueseayoquienlacuide,puedohacerlo.—No,noesnecesario—leregalóunasonrisaamediasyentróunavez

másenlahabitacióndesuhermana—.Lizzy,regresaatucama—lepidiómientras acomodaba sobre la alfombra la almohada y las cobijas,exactamentecomolohacíasupapá.Candicealverlosecubrióelrostroconlasmanosyseechóallorar.—No tienes que hacerlo Robert, puedes regresar a tu habitación—le

pidiólimpiándoselaslágrimas.—Prometíquelascuidaríayesoesloqueestoyhaciendo.Ahoradeja

dellorarquetodoestarábien—leguiñóunojoylepellizcóunamejilla.—¿Puedodejarencendidoelvelador?—preguntórecostándoseunavez

más,cubriéndoseconlassábanas.—Sabesquenomemolestalaluz—dijosonriente.Lizzyensucaminoa lahabitaciónseencontrócon laseñoraRosede

piejuntosupuerta.—¿Estásbien?—preguntóconhermosavozmaternal.—Sí, ya estamos acostumbrados a la sombra en las pesadillas de

Candice.—¿Sonmuycomuneslaspesadillas?—Sí,desdeniña.Puedequepasemesessintenerlas,peronuncasevan

porcompleto,siempreeselmismohombrealqueelladescribecomounasombra,alprincipiomispapáslallevaronconunpsicólogo,perotodoenellaesnormal—explicómirandoalrostrodelaseñoraRose,viendoenelunamezcladeternuraypreocupación.—Seguroquehabráalgoquehacer—dijoconunadulcesonrisa—.Ya

notequitomástiempo,regresaalacama.—Gracias,disculpeloquehapasado.—Notienesquedisculpartepornada,querida—leacaricióloscabellos.Lizzy entró a su habitación y la señoraRose se fue a la que ocupaba

juntoconsuesposo.A lamañana siguiente, cuando todos se levantaron,ya la señoraRose

les tenía el desayuno preparado, a los chicosAdams le impresionaba laenergíaqueposeíalamujer,parecíanuncaagotarse.Después de desayunar, Robert y Nadya se marcharon a sus trabajos,

CandiceyLizzyayudaronalaseñoraRoseconlalimpiezadelacasayelseñor Owen se hacía cargo de Jason, mientras que Ronny estabaterminandosusdeberesdelaescuela.Por la tardeLizzy se fue a la escuela juntoconRonny, aunqueél aún

estabaenprimaria.—Candice,¿tegustaríaacompañarmealaiglesia?—preguntólaseñora

Rose, interrumpiendo los pensamientos taciturnos de la joven, quienestabasentadaenelporchedelacasa.Ellanosabíaquéresponder,noestabapreparadaparasalirdelacasa,

aúnnoquería enfrentarse almundoy tampoco eramuy asidua a ir a laiglesia.CreíaenDios,sumadrelehabíaenseñadoaencomendarseaélyse sabía todas las oraciones, pero solo asistía a la iglesia en ocasionessumamenteespeciales.—Sí—dijoalfin,alnoencontrarunaexcusaquelepermitierarechazar

la petición de la señoraRose—.Voy pormi bolso—se levantó y fue abuscarloquehabíadicho.En la habitación se peinó los cabellos en una cola y se cambió de

camiseta.LaseñoraRosesedespidiódesuesposo,quiensequedaríaacargode

Jasonyleprometióqueregresaríanpronto.Llegaron justo para la misa, al parecer últimamente la gente había

perdidoladevoción,porqueenelrecintohabíavariospuestosvacíos.LaseñoraRoseyCandiceseubicaronenlaprimerabanca,alladoderecho.Una melodía casi celestial inundaba el lugar, así mismo el aroma a

florescreabaunambientedepaz,mientraselsacerdotesepreparabaparadarinicio.Candiceestuvoatentaatodasycadaunadelaspalabras,atendiendoala

razóndelasexplicacionesdelhombreataviadodeblanco.Cuando llegó el momento de recibir el cuerpo de Cristo, prefirió

quedarse en su puesto, porque había perdido la cuenta de los años quellevabasinconfesarse.Casi al terminar, el sacerdote se acercó a la banca donde estaban

sentadas varias personas, entre esas ella. Mientras hablaba, les posabalevementelamanoenlascabezasycontinuabaconlamisa.—Siempre que pasamos por situaciones difíciles nos preguntamos

dóndeestáDios,peroporquénolohacemostodoslosdías.Noimportasiestamospasandoporbuenosomalosmomentos,Diossiempredebeestarennuestroscorazonesypensamientos…—hablabaelsacerdotemientrascaminabalentamente,hastaqueposólamanosobrelacabellerarubiadeCandice—. Puede que no sepamos cómo comunicarnos con él, pero noimportalamaneraenquelohagamos,élnosescuchaytambiénpodemosescucharlo. Solo debemos cubrir nuestros corazones de fe y pedirle:“Señor, hazme oír tu amable bondad, porque en ti confío, indícame elcaminopordondeande,porqueatielevomialma.Señor,líbramedemisenemigos, Señor en ti confío”.Debemos confiar en él para que seamossalvos—diootropasoyapoyósumanosobrelacabezadelaseñoraRose—.Paraquelasgrandesmaldadesquemoranenlatierranonosalcancen,ninosperturben.SinoconfiamosenDios,nuestrafortalezaseharácadavezmásdébilyseremosblancosparanuestrosenemigos.Candice sequedóobservandoatentamente al sacerdote, quien aún con

los ojos cerrados seguía con la misa. Esas palabras que él decía le

llegabanalcorazón,talveznecesitabaacercarseunpocomásaDiosparaque esa sombra dejara de molestarla y parara de llevarse lo que másamaba.Lamisaterminóyduranteelcaminoderegresoconversabadetodoun

pococonlaseñoraRose,aellasimplementelegustabaasistiralaiglesiaun par de veces por semana y decía que eso era suficiente para sentirsetranquila, para vivir en paz; que eso le había ayudado a encontrarsolucioneshastaenlosmomentosmásdifíciles.Esanoche,Candicedescargólabibliaasuteléfonoyempezóaleerla,

admitíaquelaconfundíantantosnombresytantaspalabrasalasquenolessabía el significado, pero encontró hacer la lectura un poco másentretenida al empezar a buscar en la web lo que significaban esaspalabrasquenocomprendíaylasanotabaenuncuaderno.—Almenosenriquecerémiléxico—sedijocerrandoelcuaderno.Lodejósobrelamesaalladodesucamayencimalepusoelteléfono,

esa noche no vería fotografías de sus padres ni de Jeremy, porque noqueríatenerpesadillas.Apagólaluzysemetióbajolassábanas.Esanochedurmiócomonolo

habíahechoenmucho tiempo,ni siquieracomo lohizomientrasestuvoen la cura de sueño; porque aun así, las pesadillas no dejaron deatormentarla.Aldíasiguiente,despuésdeldesayunoyayudarleconlosdeberesdela

casaalaseñoraRose,sininformarleanadiesefuealaiglesia,dondeseconfesó,lecontóalsacerdoteportodaslascosasquehabíapasado.Desdela muerte de Jeremy y sus padres, hasta el hombre sin rostro que laperseguíaensueños,tambiénlerevelóquemuchasvecesparecíannosersueños porque amanecía con marcas en su cuerpo y cosas extrañaspasabanconalgunosobjetos.Le contó al sacerdote todas esas cosas que no se había atrevido a

confesarleanadiemás.Éldemostrótotalatenciónyenningúnmomentovioensucaraatisbo

algunodeincredulidad,parecíaqueeralaúnicapersonaquepodíacreerenloquedecía.

CAPÍTULO20

Robert había prometido que el fin de semana junto a Nadya sería

especial,asíquerecurrióalosahorrosqueteníaparacomprarseelautoyalquilóunacasaenMalibúpordosdías, totalmenteequipada,porloquenotuvoquecomprarnadamás.Cuando llegaron al lugar, Nadya no lo podía creer, había perdido el

controlsobresusreflejosynopodíacerrarlabocaalverlacasa.—Robert,¿hasrobadounbanco?¿Oesdeunamigo?¿Esdetujefe?—

preguntóconuncentenardemariposashaciendofiestaensuestómago.—Tepodríadecirquemelahanprestado,peromeprometíquenuncate

mentiríayprobablementeterminesenterándote…Lahealquilado.—¿Estásloco?Estodebiócostarteunafortuna—aseguróadmirandola

casadedospisos,queaunquepequeña,eraextremadamentelujosa.Casiensutotalidaderanparedesdecristal,pisosdemármolblancoypilaresenelmismo color, con una arquitectura extremadamente minimalista y unjardín envidiable—. Robert, esto no es necesario, por favor… cancelatodo esto y que te devuelvan el dinero—se diomedia vuelta y caminóhaciaelchico.—Nadya, no voy a hacer eso queme pides…prometí que sería algo

especial.—Nada de esto es necesario para que sea especial, no hace falta que

gastestusahorrosparaqueseaespecial—dijoacercándoseaél,quienlaasióporlacintura.—Soloqueríaunpocodeprivacidad,esporlosdos…porfavorNadya,

quiero que pasemos un fin de semana alejados del mundo, alejados detodos…quesoloseamostúyyo.—Pudimosalejarnosdelmundosinnecesidadderecurriraesto.—Quise que fuera de esta manera, anda —le dio un beso, apenas

contactodelabios—.Entremos,tieneunavistamaravillosa.—Nuncaenmividaheestadoenunlugarcomoéste.

—Yotampocoyestaeslaoportunidad.—Sigocreyendoquenodebistehacerlo.¿Enserionopuedespedirque

tedevuelvaneldinero?—No,yanohaymaneradequemedevuelvaneldinero,asíquevamos

a aprovechar cadaminuto quehan cobrado—ledijo guiñándole unojoconpicardía,latomóporlamanoylacondujodentrodelacasa.Nadyanopudoevitarreíralvertodoslosmétodosdeseguridadalos

que tuvo que recurrir Robert para poder abrir la puerta, la que parecíaestar sostenida por dos paneles de cristal. Cuando por fin entraron, elambiente era de total inmensidad, muebles blancos, grises y caobacontrastaban armónicamente con el piso blanco de mármol y lasalfombrasnegras.—¿Quieresbeberocomeralgo?—Necesitourgentementeunpocodeagua—suplicó tragandoenseco

parapasartantoasombro.—Estábien—sonriódecaminoalacocinamientrasellaloseguía.Comoeradeesperarse,ellugareratotalmenteacordeconelrestodela

casa,electrodomésticoscromadosyalgunosenchapadosenespejos,todosempotradosenmueblesblancos.—Escomosiestuvieseenel2040oalgoasí—secarcajeómientrasse

mirabaenelespejodelrefrigerador.—Creo que es lo que han pretendido con la decoración —dijo

mirándola a través del espejo, mientras llenaba el vaso con agua deldispensador—.Aquítienes.—Gracias…—lediounsorboymiróhaciaelexterior,observandoel

maravilloso paisaje. La casa se encontraba en una colina, por lo que laplaya se veía en toda su extensión, brindando una sensación de pazinfinita.—Desdelahabitaciónsevemuchomejor—ledijoélyellaseatragantó

con el agua, como si fuera una estúpida puritana, tosió varias veces yRobertlepalmeabalaespalda.—Lo siento… lo siento—se disculpó con los ojos aguarapados y el

rostrosonrojadoporlatos.—¿Estásbien?—preguntóconlamiradabrillantecargadadepicardía,

Nadyaasintió,llevándoseunamanoalpecho—.Entonces,voyalautoporlosbolsos,regresoenunminuto.¿Meesperasenlasala?—Sí,sí—asintióreafirmando.

RobertfueabuscarlosbolsosyNadyasepaseóporlasala,observandocadadetalledeeselujosolugar,noqueríaimaginarcuántohabíapagadoRobertporeso,sesentíaculpableporqueélhabíahechoesoporella,porhaceralgoespecial,¿acasonocomprendíaquesusolapresenciaconvertíael más sencillo de los lugares en algo único?, no era una cuestión deespacio,eradeloqueélsignificabaensuvida.—¿Quieresconocerlahabitación?—preguntósorprendiéndola.—Sí,me gustaría—se diomedia vuelta y caminó hasta lamano que

Robertleofrecía,seaferróalagarreysubieronlasescaleras.Entraronalahabitaciónprincipalyaligualqueelrestodelacasa,tenía

las paredes de cristal, solo había pared de concreto pintadas en blancoparacrearalgunasdivisionesdentrodelrecinto.Lahabitaciónprincipaleradeltamañodelasaladesucasayunacama

comoparacincopersonas,consábanasydoseldeunblancoimpoluto,laalfombra de pelo largo en diferentes tonos de marrón hasta llegar albeige.Robert ya le había dicho que la vista desde ese lugar era aún más

hermosa y no mentía, eso era lo más cercano al paraíso, la habitaciónteníaunaterraza,enlacualhabíaunapiscinaqueparecíafundirseconelOcéanoPacífico.Élseparódetrásdeella,cerrándolelacinturaconlosbrazosyempezó

adejarlecaerbesosenelcuelloyhombro.—¿Qué te parece? —preguntó en medio de una lluvia de besos, sin

poderponerlefrenosalaexcitaciónqueempezabaagobernarlo.—Eshermoso…casiun sueño—murmurócon lasvoz ronca, siendo

víctimade ladebilidadqueprovocabaenellaRobert;sinembargo,algocontradictoriopasaba—.Tengomiedo—leconfesó—.Séqueesestúpidoquemesientadeestamanera—permitióqueéllavolvieradefrenteparamirarla a los ojos—. Lo siento Robert —bajó la mirada, sintiéndosecompletamenteunaimbécil.—Puedesestartranquilacariño,notieneporquéserjustamenteahora.—No,debería ser justamente ahora.Deberíamoshabernos arrancando

la ropa antes de subir las escaleras, pero tengo miedo… no sé cómoexplicarlo, parezco una tonta, se supone que ya tengo un hijo, séperfectamente lo que va a pasar y deseo que pase, pero siento que nopuedo avanzar… mis estúpidos temores me lo impiden y no quieroarruinarelmomento.

—Nadya, sé que estás nerviosa, yo también lo estoy… pero dejemosque las cosas pasen de manera natural, no forcemos nada, el momentojusto llegará sinque loprogrames, tenemos todoun finde semanaparaentregarnos.Tementiría si tedigoquenoestoyansioso, tedeseocomonuncaanteslohabíahechoconnadanianadieynotieneslaremotaideadelatorturaquehasignificadoparamítenertecadanocheenmicamayno poder saciar estas ganas que te tengo, pero aún puedo esperar elmomentoadecuado—leacunóelrostroparaquelomiraraalosojos—.Olvidemosloquevinimosahaceraquíysolodisfrutemosdeestelugar,¿teparecesicocinamosalgo?—Voy a prepararte un almuerzo especial —sonrió tímidamente. No

queríaquefueradeesamanera,peroleharíacasoaRobertyesperaríaaque sedierademaneranatural, talvezpensar enquedebíacumplir conalgúndebereraloquelateníamuynerviosa.—Prefieroquelohagamosentrelosdos.BajaronalacocinayNadyasesorprendióalverqueestabatotalmente

equipadacomoparaunmes,habíamuchosalimentosimportados.No querían pasar horas cocinando, por lo que prepararon algo

realmente rápido, unas verduras al vapor, filete de pollo a la plancha ypurédepapa.Mientrasalmorzaban,disfrutarondelavistadeensueñoyconversaron,

llegandoalaconclusióndequeveríanunapelículamientraslacomidaleshacíadigestión.Subieronalahabitaciónysemetieronalacamacomprobandoqueera

como para cinco personas, ambos se pusieron de acuerdo en ver unapelícula de acción. El filme que eligieron era protagonizado por LiamNesson y era realmente entretenido, a pesar de que casi a mitad de lapelícula se quedaron dormidos, quizás debido a que el almuerzo losobligóatomarlasiesta.Robert poco a poco fue despertando, removiéndose en el colchón,

intentandodesperezarseyestirándosecomoungato,alabrir losojossepercatódequehabía dormidomásde la cuenta, porque la habitación seencontrabaenpenumbrasytambiéndequeseencontrabacompletamentesoloenlacama.NosedejóllevarporelarrebatoysupusoqueNadyadebíaestarenla

terraza, ya que la puerta de cristal estaba abierta y la brisa calaba en lahabitación,agitandosuavementeeldoselblanco.

Seincorporóenlacama,quedandosentadoysepasólasmanosporloscabellos en un intento por peinárselos, consciente de que al despertarsiempreeranundesastre.Suspiró para terminar de arrasar con cualquier atisbo de sueño y se

levantó,aúnllevabapuestoelchándalnegroconelquehabíallegado.Caminóhacialaterrazaqueseencontrabaoscura,peroantesdepoder

salir vio a través de la fina tela del dosel aNadya en la piscina, la queestaba iluminada por las luces led en el suelo, eran diminutos faros encolor blanco que simulaban como si ella estuviese nadandocompletamentedesnudaenuncieloestrellado.Inevitablemente los latidos de su corazón emprendieron una carrera

desesperada, nunca en su vida había visto algo más sensual, algo máserótico, nunca antes otramujer había provocado en él tanto descontrol,tantocomoparaquesuslatidosseexpandieranportodosucuerpo,sobretodohacialazonasur,dondesuamigolatíadesaforado.Lasangreensusvenasquemabayaunquelabrisarefrescabael lugar lanucaempezabaasudarle.Era elmomento y aunque no lo fuera se arriesgaría, por lo que con

gran rapidez se desvistió y salió a la terraza aprovechando que Nadyanadabaalotroextremoynoeraconscientedequeéllaestabaespiando.Caminó con rapidez y se lanzó al agua, nadó hasta donde estaba ella

saliendo a la superficie, la tomó por la cintura y se le pegó al cuerpo,dejándolesaberqueestabadesnudoal igualqueella.Anteelcontactodelaspielesardientes,suscuerposseestremecieron.—Buenasnoches—murmuróéleneloídodeella,sintiendoelcorazón

acelerado.Elaguaestabarealmenteagradable,porloqueestabasegurodequeno

saldríandelapiscinatanrápido.—Buenasnoches—dijocasisinalientoyunarisitanerviosa.—¿Teasusté?—preguntóobligándoseamantenerlasmanosquietas,al

menosporelmomento.—Unpoco,noquisedespertarte…séquedebesestarcansado—llevó

sus manos al borde de la piscina para mantenerse a flote, mientras sucuerpo estúpidamente temblaba al sentir por primera vez el cuerpo deRobert desnudo y pegado al de ella, era tan firme y tan caliente que noqueríaquesealejaraniunsolomilímetro.Alfrenteteníalainmensidaddeluniverso,delocéanoyelcielounidos,

el sonido de las olas rompiendo en la orilla acompañaba al de susrespiraciones cargadas de deseo y los latidos de sus corazonesdesbocados.—Ya he descansado lo suficiente, creo que esta noche la pasarémuy,

pero muy despierto —le dejó caer un beso en el hombro, robándosealgunasgotasdeaguaquevibrabansobrelasedosapiel—.EreslamujermáshermosaquehevistoNadya…notieneslaremotaideadeloperfectaqueeresparamí…eresmaravillosa—Lediootrosuavebesoenlabasedelcuello,al tiempoquequitabaalgunosmechonesdecabelloquese lehabíanpegado,despejólapielysiguióconsuscautelososbesos,mientrasella empezaba a regalarle un concierto de suspiros—.Había imaginadotantoestemomento…lohesoñadomuchasveces.—Rob…—murmurósintiendocómoelcuerpodeélseacoplabaalde

ella y su centro latía descontrolado al percibir cómo la erección de élpalpitaba,elevándose,duraycalienterosandosutrasero—.Tequiero, tequiero… quiero que pase ahora, quiero que hagas este momentorealmenteespecialyquepuedarecordarlohastaelúltimosegundodemivida.—Así será mi hermosa Nadya —le permitió a sus manos que

empezaranarecorrercadaespaciodeesecuerpotembloroso,seaferróalospechosygruñóbajitoalsentirlossuaves, turgentes,mojados—.Eresuna bendición… cada vez que veo tus ojos, tu boca… tu boca meenloquece—congranlentitudlahizogirar—.Entubocaquieroinventarnuevosbesos—murmurócontraloslabiostrémulosdeellaynoeraporfrío.—Puedesinventartodoslosbesosquequieras.Tomamiboca,estuya,

yo soy tuya —se acercó y entonces un beso apasionado surgió, unocargadodedesenfrenoylocura.Nadyaseleaferróalcuello,saboreandolatibiasalivadeRobert,quien

avivabaelfuegoentresuspiernas,lasqueélabríayllevabaasucintura;ellasindudarloseapretóalcuerpotanfirme,tanperfectodesunovio,desuamor.Sintió el glande suave,muy suave acariciarle los labios vaginales, el

jadeo de placer se le arremolinó en la garganta, porqueRobert tenía sulabio inferior aprensado entre sus dientes, inventando nuevos besos,nuevascariciasynuevasmiradas.—Debemosiralahabitación,aquínotengopreservativos—lerecordó

mirándolaalosojos,mientrasleapretabaconfuerzalasnalgas.—Nohacefaltaqueusesnada…meheestadocuidando—leregalóuna

sonrisamezcladevergüenzaydeseo.—Entoncesnovamosaperdereltiempo—lesonrióyconprecaución

la llevó hasta un lugar menos profundo, donde al menos él pudiesemantenerse en pie, sin necesidad de estar aferrado al borde—. Es unanochehermosa,¿nocrees?—preguntóelevandolamiradaalcielo,elqueseencontrabatotalmenteestrelladoyparecíaestarmuycercadeellos.—Sí, nunca antes había visto una noche tan linda —alegó ella,

observandoelmantonegrodecoradopormillonesdeestrellas.—Esunanocheparahacerlaespecial,parahacerla inolvidable…para

borrarcualquierrecuerdoamargo,cualquierdesilusiónyhacerquesolovivasesteinstante,sintiendoeseamortanintensoquemeconsumeyquenecesitocompartircontigo—lebesóloslabiosunayotravez—.Necesitoentregarteestalocuraquehasdespertadoenmí.—GraciasporentraramividaRobert,graciaspornohabertedadopor

vencido cadavezque te rechacé.Soy tan estúpidaque estuve a puntodeperderte,dedejarpasarestaoportunidad.—Noibaadesistir,noibaahacerloporqueteníaclaroquelucharía,iba

ahacerqueteenamorarasdemísíosí…Estanochetedarétodo…estanoche vamos a detener el tiempo. ¿Estás preparada? —preguntóacariciándolelosmuslossinquesusbesoscesaran.—Lo estoy —volvió a cerrar sus piernas en torno a la cintura de

Robert,acercándoselosuficientealaerección.Éllellevólasmanosalasnalgasymuylentoempezóaentrarenella,

el pecho se le iba a reventar y contuvo la respiraciónmientras entraba,disfrutandodeesafriccióntansuave,húmedaycaliente.Un jadeo ahogado se quedó suspendido en la garganta de Nadya, al

tiempo que enterraba sus uñas en la espalda de Robert, la invasión eraincómodamente deliciosa, era una extraña sensación que colmada sunecesidaddesentirsellena,apesardequedolíaunpoco.Roberttemblabatantocomoella,sealejó,peronosalió,solosemovía

ensanchandounpocomás,acostumbrándolaa su tamaño,aesa invasiónqueparaellaeralaprimeravez,porquerealmenteeraprimeravezquelasentía.—¿Cómo se siente? —preguntó él con los labios sonrojados y

entreabiertos.

—Bien, muy bien… demasiado bien, sigue Robert… sigue—suplicósiendoella la que avanzaba con elmovimientode supelvis,mientras elaguachapoteabaantecadaencuentro,antecadaembestida.Robert le tomólapalabraysiguió,nosedetuvo,nolohizohastaque

ambos estallaron en plena noche, teniendo la certeza de que realmenteseríainolvidable.Nadyahabíatenidosuprimerorgasmoexperimentadoencompañíade

un hombre, ya que cientos de veces había acallado los clamores de lanaturaleza con sus manos. Robert le había nublado los sentidos, estaraferradaa él, sentir tantahumedad, tanta calidez en su interior, escucharesa respiración agitada, los roncos susurros, las miradas cargadas dedeseo,esemomentoalladodelchicoqueamabasehabíanconvertidoenlamejorexperienciavivida.La claridad del sol los despertaba en medio de sábanas revueltas,

desnudosyconunapetitovoraz.Lanochehabía sido larga, tantocomoparaqueenlamemoriadeNadyaquedaraelrecuerdoindelebledehaberexperimentado junto aRobert cinco encuentros, cada unomás fogoso ydesinhiboqueelotro.

▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓Lamiradaazulimpasibleseencontrabafijaenunodelosrinconesdel

techodondeunaarañapersistentementeformabasuintrincadatela.—Puf—abrióelpuñoquemanteníacerradoenelinstanteenquelaluz

desupatéticaceldaseapagó.Soloquedóencendidalatenueluzdelpasilloquesecolabaatravésdelpequeñorectánguloconbarrotesdesupuerta.Todaslasnochesalamismahora,comoestabaprogramadoelsistema

eléctrico del psiquiátrico, dejaba a las habitaciones inmersas enpenumbras;noobstante,Benjaminpodíaseguirobservandoclaramenteelarduotrabajodelaaraña.Estabaenelsueloacolchadoquetambiénleservíadecamayasiento,ya

llevaba un año en ese lugar y no terminaba de acostumbrarse a eseasqueroso olor a humedad y sudor, recordándole que no había sido elúnicoquehabíapermanecidoencerradoenesetristeespacio.Siguióobservandoa laarañacreandosured,sindarleningún tipode

importanciaaltiempoporquesilohacía,definitivamenteterminaríaigualquecasitodoseneselugar.—¡No!¡No!¡Yano!—EscuchóBenjaminlassúplicasdelamujerdeal

lado,comocadamiércolesyviernes,estabasegurodequeseharíanmásdesesperadasyseextenderíanporcuatrohorasmás,esosiemprepasabalosdíasqueDavorteníalibreyquenohacíanrondanocturnaenesaárea,el hombre era el único que se compadecía de ellos y estaba atento sialgunodelamáximanecesitabadealgo.La mujer seguía llorando y parecía que nadie más la escuchaba

implorar,sencillamenteeneselugarnadieoía,nadieveía,nadiehablaba,porque para los que se creían cuerdos, los internados estaban másdementesqueunascabrasynomerecíanniunpoquitodeconsideración.—Porfavor,porfavor…mecomportaré,estábien,voyaponermede

rodillas—soltóungritocargadodellanto—.Yaestoyderodillas.Lopocoquesabíadeesamujereraquetansolocontabaconveintitrés

años,quepadecíadelagunasmentalesyqueenunadeellasasesinóasuhermanomenor.Apenas la había visto una vez, cuandopasó frente a suhabitaciónporquelallevabanaserviciosmédicos,yaqueextrañamentelehabíanaparecidoheridasen laespaldaynalgas,hechaspor loqueelloscreíanhojillaobisturí.Élsabíaquenadadeesoeraextraño,peronoimportabaloquedijera,

porque jamás nadie le creería una sola palabra a La Bestia, por lo quepreferíareservarsecualquiercomentario.Elllantoseescuchabasofocado,comosialgooalguienlaamordazara

y a cada grito ahogado le acompañaba un azote o una bofetada, eso serepetíacadasemana,seguramentelamujerestabaapuntodecolapsar,conloquevivíanocreíaquepudieraaguantarmuchoylepasaría lomismoquealasotrasdosquehabíanestadoenesamismahabitación.Verdaderamenteloqueleimportabaeraqueenesashorassusueñose

veíaperturbado,últimamentetansoloestabadurmiendodecuatroacincohorasyaunquenosesentíacansado,síleagobiabaestardespiertosiendoconscientedequeeltiempotrascurríaconmayorlentitud.

CAPÍTULO21

Corazóncongelado,almaenllamas

Candicedescubrióqueasistirregularmentealaiglesiahabíaayudado

considerablemente con sus pesadillas, las que prácticamente habíandesaparecido pero sobre todo con la resignación, había superado lapérdida de sus seres queridos. Comprendía que sus padres y JeremyestabanmuchomejorenellugarqueDioshabíadispuestoparaellos,tansolo los recordaba para revivir los momentos lindos que pasaron a sulado.En muy pocos meses se había comprometido no solo con el

cristianismo, sino con la comunidad, le entristecía ver cómo habíapersonas que verdaderamente necesitaban ayuda. Servir al prójimo sehabíaconvertidoensuvocación,habíaabandonadolauniversidad,porqueconsiderabaque estudiar arquitecturano sería tan altruista como ir a unhospital y brindar palabras de aliento a esas personas que padecíanenfermedadesdolorosas.Había empezado a ir con varias personas de la iglesia a brindarles

palabrasdealiento,peroal transcurrir lassemanassehabíadadocuentaque no era suficiente, por lo que empezó hacer algunos cursos deprimerosauxilios.—Buenos días —saludó caminando hacia una esquina del comedor,

donde lanocheanteriorhabíadejadounacestadealimentosbásicosquehabíapreparadopararegalárselaalafamiliaquevisitaríaesedía.—Buenos días Candice, ¿no vas desayunar? —preguntó Robert,

captando la atención de su hermana—. Es domingo, ¿podrías pasar unpocodetiempoconlafamilia?Él había sido testigo del gran cambio que había dado su hermana,

considerabaqueseestaba involucrandodemasiadocon la religión, tantoquesusgustoshabíancambiadodemaneraradical,hastaensuformadevestir había influenciado, ahora vestía comounamujer de sesenta años,llevabamesessinverleelcabellosuelto,soloconesemoñopegadoalanucaquenodejabaescaparniunasolahebra.—Comeré algo en el camino, voy con la señora Thomson a llevarle

comida a algunos habitantes en Fresno. Rob… hay muchas personasnecesitadas.—Candice—carraspeó,pensandoencuálespalabrasusar—.Tufamilia

tambiéntenecesita.PorDios,casinopermanecesenlacasa,apenassítevemoslacara—reprochóconvozcalmada.TantoCandicecomoéleranelcentrodemiradasdelasdemáspersonas.—Rob,nouseselnombredeDiosenvano,nohablesasí—recriminó

aferrándosealacestadecomidaymirándoloduramente—.Nohasvistolo que esas personas necesitan, lo de ellos es más que presencia…debemosseramablesconelprójimo,yohagoloquepuedo.LaseñoraRosesolobajólamirada.Deciertamanerasesentíaculpable,

alserellaquienhabíallevadoaCandicealaiglesia,perojamáspensóqueseinvolucraríadetalmanera.—Candice,nosiempresetratadelosdemás,podríaspensarunpocoen

ti…dedícateunpocodetiempoparaserfeliz.—Soy feliz con lo que hago, me hace feliz poder ayudar a otras

personas,mehacefelizverelagradecimientoenlasmiradasdelosniñosyancianos,mehacefelizhablarlealaspersonasdelomisericordiosoqueesDios, porque lo ha sido conmigo…desde que lo encontréme sientomuchomejor.Robert se quedó mirándola, percatándose de la determinación en

Candice,noqueríadiscutirconella,noqueríahacerlasentirmal.Estabasegurodequenadateníaqueverlareligión,ni la iglesia,muchomenosquiénesasistían.Elproblemaeraella,quienparecíahaberencontradounalivioa sudolor enentregarseencuerpoyalmaaDiosya la ayudaalprójimo.—Está bien. Si eso te hace feliz, ve a donde tengas que ir—suspiró,

clavandolamiradaenloshuevosrevueltoscontocino.

—Gracias, prometo regresar temprano y los acompañaré a ver unapelícula—caminóalasalida,cargandolapesadacestadecomida.—Sinceramente, creo que leer tanto la biblia la ha enloquecido —

murmuróLizzy—.Telodijecuandoempecéanotarlaextraña,talvezsilehubieses hablado a tiempo, no estaríamos pasando por esto ahora—lereprochóaRobert.—CreoqueCandicesolonecesita tiempo, recibiógolpesemocionales

muyfuertesytalvezayudaraotraspersonasseasumaneradecanalizareldolorqueaúnsiente—argumentóRobert,peromuyenelfondosabíaquesuhermanamenorteníarazón.—Cada vez es peor, le han lavado el cerebro. Parece como si la

hubiesenhipnotizado,solotienesquemirarcómoseviste…noesnuestraCandice —negó con la cabeza—. No creo que darle tiempo sea lasolución,debesexigirlequedejedejugaraserlabuenasamaritana,paraesohayinstituciones…Aunquenolocreasseexponeapeligros,porquevaalascomunidadespobresaayudaralagente,perosabesqueenesoslugarestambiénhaymuchosdelincuentes.—Cuandoregresehablaréconella…Ahoraporfavor, terminemosde

desayunar en paz—pidió y sintió la mano de Nadya por debajo de lamesa,regalándoleuncálidoapretónunpocomásarribadelarodilla.—Séqueesuntemadehermanos,peromegustaríaayudarte,talvezde

mujeramujerpodríamosentendernosmejor.—Gracias—le regaló una significativamirada, sintiendo que el peso

sobresushombrosaminoraba.Esanochedespuésdeverlapelícula,RobertlepidióaCandicequelo

acompañarahastaelporcheylainvitóasentarseenlabancaquecolgabadelasvigasdeltecho.Hablóconellaysololesuplicóquenolosabandonaratanto,queLizzy

y él la necesitaban, que requerían de su presencia. Pareció entender, noprometióquepasaríamástiempoconellos,perosíqueharíaelintento.Candicelehabíaconfesadoquedesdequehabíaempezadoaacercarse

más a Dios, las pesadillas que la habían perseguido desde niña habíandesaparecidoyRobertfueconscientedeeso,porquehabíanpasadovariosmesessinquelosdespertaraenmediodegritos.

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Seencontrabacompletamenteaisladodelmundoydecualquiertipode

claridad natural, su único sol era la bombilla que colgaba del techo yalgunasvecescuandolamirabafijamente,sebalanceaba.Porseguridad,nuncalequitabanlasmalditascorreasdecueroconlas

quelemanteníanlasmanosatadasyconstantementelapieldelasmuñecasseledesollabaporelroce.Porserdelamáxima,nuncalohabíansacadoalcomedor,lepasabanla

comidaporelcompartimientoinferiordelapuerta,sieraqueaesoselepodíallamarcomida.Solounhombreeraelque lovisitaba tresvecespordía,paradejarle

losalimentosyparaconducirloalbañoparaquehicierasusnecesidadesyse aseara, eso se lo agradecía a Davor, porque al menos no lo dejabaahogarseensupropiamierda.Noobstante,nadielebrindabalaposibilidaddearreglarsuapariencia,

llevabamásdeunañosincortarseelcabello,yalellegabapordebajodeloshombrosyteníalabarbasumamentelarga.Sepodríadecirquehabíaadoptado un estilo hipster bastante natural, del que no era para nadapartidario.Davor temía acercarse a él con tijeras o navaja en mano; los demás

sencillamenteleteníanpánico.NadiequeríaacercarseaLaBestiadespuésdequerelacionaranlamuertedeldoctorGrignardconsucasomédico.Elmundo exterior parecía haberlo olvidado, pero los que a diario se

topabanconéldecaminoalbaño,seguíanmirándolocondesprecio.Cualquieraqueestuviesepasandoporesasituaciónseríamerecedorde

lástima, pero él se sentíamuy bien, no le hacía falta nada, no anhelabanada, era como estar suspendido sin nada que hacer, solo esperando.Algunas veces conversaba con Davor al que muchos subestimaban portenerciertogradoderetrasomental,perorealmenteeramuyinteligente,másquecualquieradelosqueseconsiderabanmuylistos.Como ya lo sabía, el tiempo en ese lugar se había convertido en su

condena,perodeesoyaquedabamuypocoporqueesedía, justoenesemomento su liberación se acercaba, esa salvación que Iblis le habíasusurrado, iba a entrar en menos de un minuto por su puerta, podíasentirla.Elaromaarosasqueinundabaelambienteladelataba,mientrascontaba

unoaunosuspasosgráciles.Nolaconocía,noteníalamásremotaideadecómoerafísicamente,perolafuerzadivinaquedesprendíaloenvolvíatodo.Lapesadapuertaseabrióyentróelúnicohombrealquelehabíavisto

lacaraportantotiempo.Davor,consualturaintimidanteyunacontexturapasada de peso, pero con la ingenuidad de un niño de diez años quealgunas veces tartamudeaba, le hizo espacio a quien sería su boleto a lalibertad.Ahíestaba,paradabajoelumbraldelapuerta,iluminadaporlaluzdel

reflectordelpasillo,sinatreverseadarunpasodentrodesuhabitación.¿Rubia?Jamáspensóquefuesetanrubia,nitandelgada,muchomenos

que fuese tan joven, con unos grandes y expresivos ojos verdes, quereflejabanunamezcladetemor,valentíaymisericordia.Loqueverdaderamenteno legustaba era la ropa, esodefinitivamente

noleayudaría,esasfaldasque le llegabancasia los tobillosyesablusaabotonada hasta el cuello, no inspiraban absolutamente nada, al parecerIblis teníarazónyeramáspuraqueelaguaquelepasabanadiario.Eraunaextrañacriatura,delasquecasisehabíanextinguido.—HolaCandice—saludó,aldescubrirleinmediatamenteelnombreen

lamirada—.Eresmuypuntal,juroqueteestabaesperando—confesóconvoz seductora, esa que comúnmente usaba cuando años atrás queríallevarseaunamujeralacama,mientraslesonreíaconironíaalvercómoesosojosseopacabanporelmiedo.Candicehabíaescuchadomásdeunahistoriaaterradoraconrelacióna

los asesinatos que había cometido Benjamin Sutherland un par de añosatrás.Sindudaalgunahabíasidounactoatroz,aunquemuypocaseranlaspersonas que lo recordaban. Del famoso actor juvenil, solo quedabanleyendasenlasquelonombrabanLaBestia.No podía evitar sentir miedo. Quería ayudarlo, pero no conseguía

olvidar totalmente loquehabíahecho.Algunasvecescerraba losojosyrecordaba algunas de las dantescas fotografías que había visto en losdiarios.—Puede pasar —pidió Davor, haciéndose a un lado para brindarle

mayorespacio.—Gra…gracias—titubeóregalándoleunasutilmiradaalhombre.Suponía que Benjamin sabía su nombre porque alguien le había

informadodesuvisita.

Delseductoractorquedabamuypoco,realmentemuypoco.Lecostabareconocerlo,sabíaqueeraBenjaminSutherlandporelcolordelosojosyporqueasídecíalafichaquelehabíanmostrado.Enél se evidenciaba el tiempoque llevaba encerradoen ese lugar, su

piel se encontraba realmentepáliday casi traslúcidadebidoa la faltadesolyunabuenaalimentación.Teníaunasojerasquegritabanlopocoqueestabadurmiendo.—HolaBenjamin—mostróhumildadyvaloraladentrarseunpocomás

enlahabitación,sintiendocómosuspiessehundíanenunagomaespumaquesindudaalgunaestabavencida.Él se encontraba en el centrode ese triste lugar, estaba acuclillado en

unaposicióncasianimal,parecíaunsimioblancoquesebalanceabadeunlado a otro, como si fuese un péndulo que pretendía hipnotizarla, elcabellooscurosemecíaalmismoritmoylaincipientebarbaescondíaelrostroporelcuallehabíanhechotantosreconocimientosañosatrás.Nopudoevitarllenarsedetristezaeimpotenciaalverqueestabaenun

totalestadodeabandono,habíasidounodelosactoresmejorespagadosdeHollywoodyprácticamentedelanochealamañanasehabíareducidoalanada.Almenos se encontraba limpio, extrañamente suvestimenta eradeun

blanco impecable, pensóque tal vez sería nuevay se la habíanofrecidoesamismamañanaparaqueellanosealarmaraaúnmás,aunqueparecíaque él mismo no fuese consciente del estado en el que se encontraba,dudabamuchoqueenelúltimoañohubiesevistosureflejoenunespejo;no obstante, le sonreía y esa actitud inevitablemente le gustaba, porquedemostraba que estaba feliz de verla. Podía asegurar que estaba ansiosoporrecibirlaayudaqueellaqueríaofrecerle.Benjaminconsusojosdeunazulquecasillegabaalzafiro,unasonrisa

seductora, nariz de un tabique perfecto y un rictus entre encantador ymaléfico,lohacíanmerecedordecualidadessuficientesparademostrarelatractivofísicoqueposeía,peronoeramásqueunatentadoracarnadaqueatraíaalapresaaunamuertesegura.Se encontraba en el suelo acolchado, con sus manos hacia adelante,

unidas por las correas de cuero, apoyándose en el suelo y se podíasostenersoloconlosdedosdesuspies,algoquesololograbanconseguirlasbailarinasdeballet,mostrandounosmuslosbienformadosapesardesucasiextremadelgadez.

Él movió de forma amenazante su cuerpo hacia adelante, como sipretendiera lanzársele encima y Candice sin poder evitarlo dio un pasohaciaatrás,altiempoquesucorazónrespondíaconlatidosdesbocadosydolorosos, estaba segura de que él podía escucharlos, por lo que quisosalircorriendodellugar,perolapromesaquehabíahechodebíasermáspoderosaquesumiedo.Prometió ayudar a un almaenpena, amostrarle el caminodeDiosy

por casualidad un par demeses atrás, había conocido en la iglesia a unenfermeroquehabíatrabajadoeneselugar.Jacob le hizo saber acerca del caso de Benjamin, argumentando que

quedabafueradecualquierasuntomédicoopsiquiátrico.Ledijoqueelpacientehabíaquedadoenelolvido,quenadieseatrevía

a prestarle ayuda, ni siquiera la iglesia, objetó que para ser creyentes yfielesseguidoresdeDios,eranquienesmenoscreíanenelmal.Ella misma fue testigo de cómo varias personas aseguraron que

Benjamin Sutherland solo estaba demente, no prestaron un mínimo deatención cuando Jacob relataba que durante el tiempo que trabajó en elpsiquiátrico,veíaatravésdelascámarasdeseguridaddelahabitaciónqueocupaba el paciente, cómo cada media noche se levantaba y parecíamantener conversaciones con alguien ubicado justamente en el puntociegodellugaryqueesaspláticasdurabanhastaunpocomásdelastresdelamadruga.NopudoevitarsentirseidentificadaconJacobalvercómoélaseguraba

quealgopasabaconBenjamin,asícomoellaasegurabaquesuspesadillaseranmuchomásqueimpulsossubconscientesdesustemores.TalvezaBenjaminlepasabalomismoqueaellayporesoestabaahí,

paraayudarlo,paramostrarleelcaminoindicado.Estabaseguradequesileleíaunpocolabiblia,dequesisemostrabarealmenteinteresadaenloque lepasabapodría, rescatarlodeesa torturaque significabaquenadiecreyeraencosasquequizáseransobrenaturales.Por lo que una vezmás, se armóde valor y avanzó un par de pasos,

respirando profundamente para intentar calmar los latidos temerosos desucorazón.Simplemente debo olvidar los asesinatos que cometió —pensó,

intentandomostrarunasonrisa,peroverdaderamentenolograbahacerloporqueerauncúmulodetemblores.—Notengasmiedo,noteharédaño—lavozincitanteycautivadorade

éllaenvolvíacasiporcompleto,estabaluchandoentreunsalircorriendodeeselugarynuncamásvolverounquedarseyayudarle.—¡Cállate Benjamin! —exigió Davor en una clara amenaza, como

siempre lo hacía, aunque nunca lo había lastimado por temor a unarepresaliaporpartedelpaciente.Constantementelomandabaacallar,sobretodocuandoloatormentaba

consuscuentosdelmalreinante,delfuturoodecómopodíamanipularlamentalidadhumana.—Asustasalaseñorita,¿novesqueesunahermana?—Davornotenía

la más remota idea de cómo dirigirse hacia Candice, no sabía cómollamaraalguienquealegabahabervenidoporpartedelaiglesia.—No…nosepreocupe—tartamudeóCandice,presadelmiedoquele

causaba el hombre de cuclillas frente a ella, quien nomostraba ningúnindicio de incomodad por estar soportando todo el peso de su cuerposobrelosdedosdelospies.—Noesunahermana,nimonja,ninadadeeso—leaclaróBenjamina

supobreguardiánretrasado—.Soloesunasublimecriaturaquerealmentenosabeloquequiere—semostrabatotalmenterenuenteacallarse.—No se preocupe hermana, siempre anda diciendo que conoce a las

personas…yquepuedeverelfuturo,peronoesmásqueuncharlatán—explicó Davor para tranquilizarla, al ver que la mirada de la hermosajovencitadeojosverdesestabacargadadepánico.Davoreraunhombredeunoscuarentaaños,sumamentealtoybastante

pasado de peso, con cierto retraso mental, pero era muy inteligente yhumano,fueelúnicoqueseofrecióparaayudaraBenjaminensuhigiene,decíaquenielsermásmalvadodelmundomerecíaserechadoalolvido.—Graciasseñor…sinembargo,Benjamintieneunpocoderazón—no

podía evitar sentirse cada vez más aturdida ante la insistente miradabrillantedeBenjamin sobre ella, noqueríahacerse ideas absurdas, perosentíacomosielcuerpoleestuvieseaumentandodetemperatura.Setanteódisimuladamente las mejillas y efectivamente estaban muy calientes,supusoquesoloerafiebreemocional.—Pero no se asuste —le regaló una sonrisa conciliadora, la que

acentuó más las líneas de expresión alrededor de esos ojos marronescargadosdebondad—.Seguro lohabrá leído en algúndiarioypor esosabesunombretambién.CandicesonrióantelasintencionesdelseñorDavorporhacerlasentir

mejor,estabaseguraquejamáspodríansaberalgodeellaenlosdiarios,porque no era precisamente una persona que despertara el interés de laprensa.—Davor… Davor, ¿aún te cuesta? ¿Alguna vez me has facilitado un

diario, gordo inhumano? —inquirió Benjamin con sarcasmo—. Ni uncigarro me traes —desvió la mirada hacia Candice, solo moviendolentamente las pupilas, sin siquiera parpadear—.Supongoque no será atravésdelosdiariosquepuedaenterarmedelasinquietudesymiedosdelaseñorita,¿osí?—Leregalóunasonrisacargadadeseduccióneironía.—DeberíassermásrespetuosoconelseñorDavor,eslaúnicapersona

queseinteresaporti,nadiemáslohace,anadiemásleimportas…yestásmuy equivocado, claro que sé lo que quiero, estoy segura de que meentregaréaDios—expresóconconvicción,levantandolabarbillaenunaactitudquemostrabaorgullo,aunquesabíaquelasoberbianoerabuena.Primera vez que exteriorizaba la decisión que había tomado semanas

atrás. Se entregaría en cuerpo y alma a ese ser omnipresente que habíarescatadoysanadosucorazón.Benjamin silbó irónicamentey rodó los ojos enunmovimiento entre

arroganteydivertido.—Creo que Dios tendrá que esperar —comentó conteniendo una

estruendosacarcajada,teníaganasdereírcomonunca.—No importacuántodebaesperar,Diosde igualmaneranos recibirá

conlosbrazosabiertos.Yo también te estoy esperando con los brazos abiertos —pensó

Benjaminelevandolacomisuraderecha,percatándosedequeelbocadilloestabaapeteciblealmenos,leparecíarealmentehermosa.—Aceptará nuestro perdón cuando lo hagamos de corazón, todos

somos sus hijos, sin importar los errores cometidos, su infinitamisericordia nos arropará y en su reino nos recibirá… Benjamin, aúnpuedesentraralreinodeloscielos—dijoconvozcalmaymirándoloconcompasión.—Ah, no gracias, aquí estoy bien,Davor es buena compañía—acotó

con ironía y sus ojos siguieron a Candice, quien empezaba a caminarhacia él, pero no lograba ocultar ese miedo que se le aferraba a cadamoléculadelser.—Tenga cuidado señorita—Davor la siguió con cautela—.LaBestia

tienemásdedosañosquenoveaunamujer.

—Gracias señor Davor, mi presencia aquí no es como mujer, sinocomounaconsejeraespiritual.—Parasersoloconsejeraespiritualtienesbuenastetas.Por primera vez Davor tuvo que actuar y le dio un manotón en la

cabeza,despeinándolo.—RespetaBestiaonopermitiréquenadiemásvengaaverte.—No…nololastime,noesnecesarioporfavor,esosoloalimentaráel

rencorensucorazón—lepidióCandice,colocándosedecuclillasfrenteaBenjamin, quien la miraba fijamente y sus ojos tenían las pupilasextremadamentedilatadas,parecíanuntúnelsinsalida,unpozosinfinquesehabíarobadocasitodoelhermosoybrillanteazuldesusiris.Benjamin lamiró fijamente, parecía un animal estudiando a su presa,

deteniéndose en cada rasgo. Ella no llevaba ni una pizca demaquillaje,lograbaapreciarlosvellosrubiosquesalíandecadaporodeesehermosorostro,pormuyimperceptiblequefuesen.Movía su cabeza de un lado a otro,muy común en los depredadores,

provocando que el nerviosismo en Candice, aumentara pero no losuficientecomoparaquebrantarsuvalor.—Podríaencontraratuspadresycongustolessacaríalasvísceraspor

lo que te hicieron —propuso hurgando en las pupilas de Candice yextrañamente descubriendo el secreto de su origen, uno que hasta ellamismadesconocía—.Reciénnacidatedieronpeortratoqueaunanimalyte dejaron en un basurero, a la lástima de otras personas… lo hicieronporquesencillamentenoteplanificaron,¿ytúquéculpatenías?—hablabacon total convicción y Candice en un intento por levantarse y salircorriendodellugar,solocayósentada.Esavisióndeellatotalmenteaterradayvencidaenelsuelo,despertaron

de forma inesperada unas ganas casi irrefrenables de querer saltarleencimayasesinarla,devorárselaporcompleto.Tuvoquerecurriratodosuautocontrolparanohacerlo,nosepermitióavanzarporquesilehacíadaño perdería su oportunidad, nunca conseguiría la libertad, noencontraríalasalvaciónynoqueríaquedarsetodalavidaeneseapestosolugar.Debía controlar esas ganas, al menos hasta engendrarle un hijo y

después se daría el placer de comérseles el corazón a ambos, paladeólentamente la saliva que se le acumuló en la boca, solo de pensar logustosoqueseríaprobarlasangredeesamujer.

Candice intentó ponerse en pie, pero su cuerpo tembloroso no se lopermitió;sinembargo,seapoyósobre los talones,encontrando impulsopara alejarse mientras el corazón se le iba a reventar en latidos. EraimposiblequeBenjaminsupieradesuprocedencia.En lo poco que había conseguido hurgar en el alma de Candice,

descubrió que era una persona defensora de las personas débiles yvulnerables, solo se ganaban su bondad los desvalidos y de manerainmediata ideó un plan. Al mínimo movimiento de ella dio un brincosumamente rápido, impresionando a los presentes y se refugió en unrincón, de espaldas a Candice yDavor, llevándose lasmanos al rostro,mostrandounpánicoperfectamenteactuado.CandicecuandovioaBenjaminbrincar,nopudoretenerungritoanteel

miedo, pero no la atacó como temía, simplemente se alejó de ella y semostraba realmente asustado, estaba temblando y parecía un niñoindefenso.Gran parte de su miedo se disipó, por lo que con cautela gateó

acercándose lo más posible y se dejó caer sentada sobre sus talones,admirándolo con gran atención, descubriendo en ese instante laspermanentes heridas que las correas de cuero le provocaban en lasmuñecas,estabaseguradequeesodebíadolerleyunavezmáselcorazónselecargódetristeza.—Tranquilo,noteharédaño,soloestoyaquíparaayudarte…siquieres

puedes llamarme por mi nombre —propuso estirando con cuidado sumano, rozando con la yema de sus dedos el dorso de la mano deBenjamin.—Tengacuidado—advirtióDavorparándosejustodetrásdeCandice.Benjaminunavezmásdiounrespingoanteeltoque,queellasetomara

esasatribucionessolodebilitabasufortalezadenohacerledañoantesdeconseguir su único objetivo, si seguía acercándose de esa maneraterminaríaasesinándola.—Noteharédaño—susurróretirandolamanoalpercatarsedequeaél

noleagradabaquelotocara—.¿Cómoquieresquetellame?—preguntóconuntonodevozcasiangelical.Candicenolograbareconocerenelchicoalfamosoactor,aesequeno

toleraba porque le parecía antipático. Para ella sencillamente era otrapersona,elactorhabíaquedadofueradeesascuatroparedes.—Bestia, todos me llaman así —dijo descubriéndose el rostro y

mirándolafijamente,mostrandoasegundosunacombinacióndeperfectamaldadysuactuacióndelsermiedoso.—No…noeresningunabestia—asegurómoviendo la cabeza enuna

actitudnegativa—.Notellamarédeesamanera,¿quéteparecesitellamoBen?—propusoconunaencantadorasonrisa.LamiradadeBenjamindestellóalvercómolaspecasenlanarizdeella

seacentuabananteelgestodefruncirlaligeramente.—Ben—murmuróante la ideadeque lo llamarade lamismamanera

en que lo hacíaMaureen cuando apenas era un niño—.Viene siendo unnombretandébilcomoJeremy.Candice intentó controlar sus emociones ante ese gran golpe que

Benjamin le había dado, sin duda alguna sabía todo de ella y no podíaexplicarse porquéymuchomenos cómo.Sin poder evitarlo sus ojos sellenarondelágrimas,peronolasderramó,suamoryanodeberíaserporunhombre,debíaaprenderavivirconlamuertedeJeremy,debíahacerlo;yahabíapasadomuchotiempodeeso,ahoradebíaencontrarelamorenDiosyentregarsetotalmenteaél.—TellamaréBenporquenotellamaréBestia,noesloquemereces—

le dijo con convicción, una vezmás pecando inconscientemente ante elorgullo—.Necesitocuraresasheridas—lehizosaber fijando lamiradaen las muñecas lastimadas, una vez más se llenó de valor, no ledemostraría que la había herido, porque tal vez solo pretendía asustarlaparaquesemarchara,asíquenoibaarendirsetanpronto.—Noduelen—respondióatraídoporlaslágrimasnadandoenlosojos

verdesdeCandice.Élyahabíaolvidadocómollorar,desdequesualmaseencontraba traselescudonunca lohabía intentado,porquesencillamentenosentíaesasemocionesquedesencadenabanelllanto.—Talveznoteduelan,peropuedeninfectarse—asegurómirándoloa

losojos,sindudaleparecíanmuybonitos,noveíamaldadenellos.—Sinolohanhechoendosaños,noloharánahora—recordandoque

la piel se le había desollado desde que lo habían encerrado en esepestilentelugar.—Entoncesnoseinfectarán,peroyoquieroverlassanas,noquierover

heridas en ti—le hizo saber y desvió la mirada hacia Davor, quien seencontraba parado a un lado de ella—. Señor Davor, ¿podría ser tanamable de pasarme el maletín que he traído? —pidió dedicándole unasignificativamirada.

Candice a donde quiera que iba, siempre llevaba un maletín con losmedicamentos e implementos básicos de primeros auxilios, además dealgunasgalletasodulcesparaofreceraquienpudieranecesitarlo.BenjaminvioaDavoralejarseydarleslaespalda,inevitablementeuna

vezmásenéllatíaeseinstintodesesperadodequererlanzárseleencimaaCandiceyestrangularlaotalvezmatarlaamordiscos,esaidealetentabamuchomás, porque podría disfrutar de la sangremientras se perdía enesosojosconelcolordelosbosquesenprimavera,esosojosletrajeronelrecuerdodelanaturaleza,deunmundoexteriorqueinexplicablementeeneseinstanteempezabaaextrañar.

CAPÍTULO22

Candice abrió su pequeño maletín de primeros auxilios, el cual le

habíanrevisadoantesdeentrar,paraevitarquellevasealgúninstrumentomédicoquesirviesecomoarmaparaLaBestia.Sacóel recipientequeconteníaelantisépticopara limpiar lasheridas,

empezó a destaparlo, pero no podía, se sentía avergonzada porque nolograbaabrir elbendito frasco, aunasíno seatrevíaamirar alhombresentadofrenteaella.Benjaminempezabaaperderlapaciencia,queríaarrebatarleelfrascoy

ponérseloporlacabeza,loslatidosdelcorazónloahogabanalverlatancercaynopoderhacernadaparaacabarconesadébilexistencia,talvezsu tortura terminaría si le ayudaba a destapar el maldito frasco, en esemomentosoloqueríaqueseapresurarayselargaradeunavezportodas,porquenosabíasipodríaseguirreteniendosusinstintosasesinos.Benjaminnopudoseguirsoportándoloylearrebatóelrecipiente.Con

unsencillomovimiento,enelquenoempleóningúnesfuerzo,destapóelantisépticoyseloentregó.—Gra…gracias—murmuróCandicemirándoloalosojos,intentando

controlarelmiedoqueprovocóélconsurápidaeinesperadaayuda.Aúnsesentíatemerosa,noerafácilparaellaestarconunhombreque

había asesinado tan salvajemente a su propia madre, un ser que paracualquier ser humano es sagrado y todo lo que le había hecho aKaren.¡PorDiossantísimo!Lahabíavioladomientraslesacabalosojos.Sacudióligeramentelacabezaparaalejaresospensamientos,porquese

había prometido ayudar a Benjamin sin juzgarlo, porque el único quepodíahacerjuicioseraDios.Benjamin no dijo nada, solo miraba las pecas que adornaban esa

pequeña y respingada nariz, cómo las sutiles manchas color café semovíanycambiabansutamañoantelosgestosqueellahacía,eralomásbonitoquehabíavistoenmuchotiempo,inevitablementeaumentabansusganasporposeerla,engendrarunhijoenellanoseríaningúnsacrificio,despuésgozaríaalvercómoesavidaseapagaríaentresusmanos.Benjamin fue consciente en ese momento de que deseaba asesinar,

anhelaba hacerlo, después de acabar con su madre y Karen no deseó

robarle la existencia a nadie más y suponía que eso no debía estarlepasando, Candice era su salvación, quien lo sacaría de ese lugar y nodeberíavivirlatorturadequererasesinarlaynopoder,almenosnohastaelmomentodelsacrificio.—SeñorDavor,¿podríamosquitarleoaflojarleunpocolascorreas?—

preguntó Candice, sacando con su voz de niña a Benjamin de sustendenciasasesinashaciaella.—Nopuedoseñorita,noestápermitido—informóelhombre,tratando

demantenerseimpasible.—Perosinolohaceseráimposiblecurarlo,estoesalgoinhumano,no

pueden mantenerlo de esta manera —replicó ante la bondad que lagobernaba.—Davor, escucha a la hermana, ya he dicho que no le haré daño.Ni

siquiera tengo unas tijeras, ¿cómo se supone que podré degollarla?Aunquebienpodríaarrancarle layugulardeunmordisco,peronodebohacerlo. Si lo hiciera, ¿quién curarámis heridas?—intervinoBenjamincon ese toque de sarcasmo que bailaba en su voz, observando cómo elfrascoempezabaatemblarenlasmanosdeCandiceylegustabavercómodespertabaelpánicoenellasoloconunassimplespalabras.—Voyabuscarlasllaves,perotambiénvoyatraerelbastóneléctrico,

nuncatehehechonada,perotocasalaseñoritayteelectrocuto,juroquenolopensaré,Bestia—advirtióelhombreseñalándoloconstantemente.—Eso es lo malo, ustedes piensan y es lo que los jode —se burló,

demostrandoquenolehabíadadolamínimaimportanciaalasamenazasdeDavor.—Yacállate,dejadehablartonterías—lepidióydesviólamiradahacia

Candice—. Señorita, venga conmigo, no la dejaré aquí sola con esteasesino.—Sí…sí—ledijoCandice,colocandoelenvaseconantisépticoallado

delmaletínysepusodepie.Nocreyónecesariollevárselo,porloquelodejóysalióencompañíadeDavor.Cuandoregresaron,Benjaminparecíaserunaestatua,noparpadeabay

parecíaquetampocoestuvieserespirando,seencontrabasentadosobresuspiernascruzadas.Candicefijósumiradatemerosaenelchico,quienparecíaunacriatura

sinvidaysoltóungritocuandolovioponerlosojoscompletamenteenblanco.

—No se preocupe, le gusta jugar de muchas maneras, solo quiereasustarla—informó Davor, quien ya conocía algunos de los trucos deBenjamin.—Tenías que cagarla Davor, siempre arruinas todo —resopló

Benjamin,fijandonuevamentesumiradaenellosyelevandolacomisuraderecha,derrochandosátira.—Miraloquetraje—amenazóagitandoelbastón.Benjaminaprovechólaestupidezdelhombreparahacerselavíctimaen

ese momento, sabía que sus cambios drásticos de comportamientotenderían a confundir a “su salvación”, estaba seguro de que no podíamostrarse como la paloma de la paz inmediatamente, porque Davor loconocíayentoncessospecharíaquealgonoandababien.—¡No! Aléjalo por favor, por favor —pidió desesperadamente,

elevando sus brazos y cubriéndose el rostro, mostrando pánico ante elbastóneléctrico.Candice al verlo sufrir corrió hacia él y una vez más se dejó caer

sentadasobresustalones.—Tranquilízate,elseñorDavornoteharádaño.—Sí… sí lo hará, todos quieren hacerlo, todos quieren que muera

porquesoyLaBestia,todosmeodian—suvozvibrabacomosiretuvieseelllanto,peroenrealidadlafingíaylesalíamuybien.—Yonoteodio,tranquilo…déjamecurarte,yoséqueestásarrepentido

por lo que hiciste y Dios te va a perdonar. Cuando pidas perdón él loaceptará…comprenderáquetodossushijosenalgúnmomentocomentenerrores—dijoCandiceconsudulcevozysufeenelpuntomásalto.—Déjame aflojarte las correas—pidióDavor al acercársele—. Todo

malo es cobarde, sabes bien que no te haré daño. No a menos que meobliguesahacerlo—desviólamiradahaciaCandice—.Sicasitodoslosdías me cuenta lo que soy y hasta me ha dicho que voy a morir a losochenta y siete años, de un ataque al corazón mientras esté dormido…Según él, ni lo sentiré—el noble corazón deDavor se arrepintió de laamenaza hecha, mientras abría el pequeño dispositivo que manteníaajustadaslascorreas,lasqueaflojóyselassubióhastalosantebrazos.—No lo sentirás. Pero cuando me amenazas, deseo que te pase un

camiónpor encimay te aplaste la cabeza—Benjaminmentía, no queríaesoparaDavor.Eraunbuenhombre,unodelospocosquehabíaeneselugar,perolegustabaasustarlo.

—Por favor Ben, no debes desear ningún mal al prójimo, solo sevolverá en tu contra —intervino Candice, tratando de evitar los malospensamientosenelchicoyempezandoausareldiminutivodesunombreparadirigirseaél.—Entonces no me alcanzará esta vida para que tu Dios me devuelva

todoelmalquehedeseado.Candice prefirió no hacer ningún comentario al respecto, porque era

evidente que primero debía ganarse al menos un poco de confianza deBenjamin.Prefirióempezaracurarlo,lavólasheridas,lasrestregópararetirarla

pielmuerta,normalmenteesohacíagritaralaspersonasanteeldoloryélniseinmutaba,esoleextrañaba,peroalejabacualquierextrañasuposiciónalpensarquesimplementeBenjamincontabaconmuchovalor.—¿Quieres que te cuente porqué estoy aquí? —inquirió buscando la

maneradedistraersedeesasganasqueteníadeasesinarla.—Yalosé,noesnecesarioquetemartiricescontándomelo—respondió

ellauntandounacremablancasobrelasheridas.—Nomemartirizahacerlo,quierocontarte.—Yonoquierooírlo—replicó ella con convicción, estaba segurade

queélencontrabagozoenvociferarloquehabíahecho,peromientraslaspersonassiguieraninteresadasenquelescontarasobrelosasesinatos,loharíansentirorgullosodeeso.—¿No quieres que hable? —curioseó mientras su mirada se posaba

sobreelpechodeella,observandocadalatidoqueelcorazóndaba.—Siessobretuscrímenesno,prefieroquenohables.—Bueno,entoncesháblametú,cuéntamecómomurióJeremy—sehizo

el interesado y controló una carcajada al ver cómo ella se turbabacompletamente.—No tengo ganas de hacerlo —susurró y las lágrimas se

arremolinaron en sugarganta al sentirse herida, agilizó su labor, vendórápidamentelasmuñecasycerróelmaletín,poniéndosedepietorpemente—.Heterminado.—¿Vienesmañana?—curioseó,mirándolahechaunmanojodenervios

acausadelasviejasheridasqueélhurgabayesolesaciabaunpocolasganasdematarla,almenoslahacíasufrir.—Nolosé—respondiócon lavoz roncapor las lágrimascontenidas

—. No quieres dejarte ayudar, intenté hacerlo, pero no quieres la

salvación…—Sílaquiero,poresotequieroaquímañana—ledijoantesdequeella

pudiesedeciralgomás.Candiceprefiriónodarningunarespuesta,sololepidióalseñorDavor

queleabrieselapuertamientraselhombrevolvíaaajustarlascorreasenlasmuñecasdeBenjamin.Tan solounminutodespués salió en compañíadeCandice, dejando a

Benjamincompletamentesolo,peroalmenosconlasmuñecascuradasyvendadas.Candice prácticamente huyó de ese lugar, caminaba rápidamente,

intentandoalejarse lomásposibledeBenjaminSutherland,conelpechoagitadoycargandosupequeñomaletín.Soportabafieramentelasganasdellorar, no quería hacerlo en plena vía pública,mandó a parar al primertaxiquevio.Subió y le dio la dirección de su casa al chofer, ni siquiera iría a la

iglesia.Enelasientotraserodelautoseaferróasumaletín,percatándosedequetodosucuerpotemblaba,empezóahacerhondasrespiracionesenun intento por calmarse, pero inevitablemente las palabras de Benjaminhabíantenidomuchopesosobreella.Nopudoevitarlomásy las lágrimasse lesderramaron,sesentíamás

heridaqueasustada,noleimportabasabercómoeraqueBenjaminsabíatanto de ella, sino que prácticamente se burlaba de situaciones que tantodolorlehabíancausado.Benjaminesanochenodurmió,sequedóesperandoaIblisparaquele

dieraunaexplicacióndeloqueestabapasando,peronoapareció,primeravezquelodejabaesperando,justocuandomásnecesitabadeél.Quería que le cambiara a la mujer, que le enviara a otra que no

despertara esa maldita necesidad de querer asesinarla, porque estabasegurodequenopodríacontrolarsepormuchotiempo.No quería emplear ningún plan de seducción, no quería enamorarla,

soloqueríacogérsela,engendrarleunhijoysalirdeesodeunavezportodas,realmenteempezabaavereltiempocomoelpeorenemigoyesenoeraelmalditoacuerdo.Iblisdebíahaceralgoal respecto,porquenoqueríaa la tontadeojos

esmeralda.

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Candiceapenaslogróconciliarelsueño,nopodíasacarsedelacabeza

aBenjaminSutherland,enunaactitudmasoquistarevivíacadaminutoquepasó en ese lugar tan deprimente, sobre todo esos ojos azules queiluminabaneserostrocubiertoporvellos,peroquetambiénlaasustaroncuandolosviocompletamenteblancos.Nonecesitabadeningúnrelojdespertadorquelasacaradelsueño,aun

cuandosehabíadesveladotodalanoche,despertóalasseisdelamañana,sedesperezóybajódelacama.SearrodillófrenteallechoparaagradecerleaDiosporunnuevodía,a

su padre celestial le pidió que le ayudara a aclarar las ideas, porqueverdaderamente no quería regresar al centro psiquiátrico, no estabapreparadaparaqueBenjaminsiguieralastimándola.Sabía que ayudar no era fácil y que algunas veces necesitaba hacer

sacrificios por el bien de los demás, tal vez le pediría consejos alsacerdotedesuiglesia.Despejó sus pensamientos e inició sus oraciones del día, incluyendo

entreellasaBenjaminSutherland,paraqueaceptaralaayudaqueleestabaofreciendo,alterminarselevantóysedirigióalbaño.Despuésde sudesayuno, fuea la iglesiayhablóconel sacerdote, sin

atreverseaconfesarleaquiénpretendíaayudar,porrespuestarecibióqueencauzar a las personas por el camino de Dios era muy difícil, quelamentablementevivíanentiemposenqueloscreyenteseranmuypocos,le aconsejó que no desistiera tan pronto, Dios era perseverante con sushijos, tenía fe en su creaciónypor eso todos los días al salir el sol lesdabaunaoportunidadparaqueaceptaranelarrepentimientoyleabrieranelcorazón.CandicedecidióquevolveríaahacerelintentoconBenjamin,antesde

salirdelaiglesialesolicitóalsacerdotequelebendijeraunpocodeagua,nosabíaporquélohacíaperosentíaqueporalgodebíaempezar.SabíaqueloqueBenjaminhabíacometidoerapecadomortal,perotal

vez no había sido consciente de ello, tal vez había sido manipulado ynecesitaba rescatar esa alma corrompida, le ayudaría a encontrar elarrepentimientoantesdeque fuesedemasiado tarde,porque siBenjaminnosearrepentíadesuspecados,perderíaaDiosportodalaeternidad.

CAPÍTULO23

Al igual que el día anterior, llevó su maletín de primeros auxilios,

porquetalveztendríaquecambiarleelvendajequelehabíapuestoa lasmuñecasdeBenjamin.Caminabaporelestrechopasillo,alumbradosolopor las lucesdelos

reflectores, mientras soportaba ese olor a humedad que realmente eradesagradable. Sabía que el edificio era viejo y que resultaba mejordemolerlo y construir otro que invertir en una remodelación, pero almenosdeberíanhacerunasventanasparaqueentraraluznatural,unpocodeventilaciónnolesvendríanadamal.Sonrió al ver al señor Davor sentado en una silla metálica de color

blanco,frentealapuertadelcuartoqueocupabaBenjaminSutherland,alparecermuypocosealejabadellugar.—BuenosdíasseñoritaCandice—saludóelhombreponiéndosedepie,

haciéndoleunasutilreverencia.—BuenosdíasseñorDavor,¿cómoestá?—Muy bien, aunque con un poco de sueño—confesó con una tonta

sonrisa—.¿VinoaveraLaBestia?—preguntó,peronotóeldescontentoenlamiradaverde—.Disculpe,eslacostumbre.—Sí,vengoaveraBenjamin.Voyarevisarlelosvendajesyaleerleun

pocolabiblia.—¡Ya me la sé! —exclamó Benjamin en voz alta desde adentro,

provocandoqueDavorsonriera.—No se preocupe, siempre es así… escucha hasta lo más mínimo,

gracias a él encuentro losgrillosque avecesnomedejandormir, sabedecirme exactamente dónde están…No le haga caso, usted haga lo quecreaconveniente—lepidióelhombre,abriendolapesadapuerta.—BuenosdíasBen—saludóCandice,tratandodecontrolarloslatidos

de su corazón y una vez más temía al verlo. Él se encontraba al otroextremodelahabitación,depiecontralapared.Benjaminanclósumiradaenellayempezóacaminar lentamente,era

muyfácilpercibirelmiedoquelainvadía,elcorazónlelatíadesbocadoyélperfectamentepodíaescucharlo.Ahíestabanunavezmásesasmalditasganasdequerercorrerhaciaella

y lanzársele encima como si fuese un animal salvaje y degollarla amordiscos, contuvo la respiración, para frenar esos impulsos que latíantandesbocadoscomoelcorazóndeCandice.Empezabaaadmirarelvalorenesachica tontaque loveíaacortar la

distanciayaunqueestuvieseenvueltaenpánico,nosemovíadellugar,seacercó todo lo que pudoy todo lo queDavor le permitió, tan cerca delrostrodeellaqueapreciólasvenasazuladasquesetrasparentabanatravésdesuníveapiel.—Buenosdías,hermosa—lesusurróprofundamente,dejandosu tibio

alientosobrelosvoluminososlabiosfemeninosyellaretrocediócasideunbrinco,sintiéndoseaturdidaantelamiradaazulbrillanteycautivadora—.Nomedigas que tengomal aliento—comentó alejándose—.Davor,dile que todos los díasme lavo los dientes y dos veces, lo hiciesemásperoestegordonomesacadeestelugar.—Aléjate Bestia, asustas a la señorita. Vuelve a acercártele de esa

manera…—leadvertíacuandoBenjaminintervino.—Ymeelectrocutarás.Sí,sí,yalosé—ironizónegandoconlacabeza.—No…notienesmalalientoBen,soloquenomellameshermosa—

murmuró sintiéndose confundida, porque no le había gustado que lallamara de esa manera; no obstante, le había agradado su aliento, erasuaveycautivador,extrañamenteeracomoesoscaramelosdecanelaquetantolegustabanynopodíacreerqueesehombretuvieseelalientocomosuúnicovicio,inevitablementelabocaselehizoagua,quisorebuscarenelmaletínycalmarlaansiedad.—¿Porquénoquieresquetedigahermosa?¿Acasonotehasvistoen

unespejo?—preguntómirándolacondetenimiento.—Sí, me he visto en un espejo, pero mi nombre es Candice —le

recordó, estaba segura de queBenjamin era un casanova o almenos lohabíasido,seguramentepensabaqueeraunadeesaschicasquesuspirabanporélcadavezqueloveíanatravésdeunapantallaoenalgunarevista.—Entoncesporquénomellamascomomellamanmisamigos,Davor

esmiamigoymediceBestia,todosmellamanBestia,asíquesitúquieresllamarmedeesamaneratanridícula,usandoeldiminutivodeminombre,tellamaréhermosa.—Señorita,realmenteesustedhermosa—confesóDavorsonriendo—.

Tiene razón La Bestia—no pudo controlar la inocencia que a veces leganabaporsuligeroretraso,comportándosecomounniño.—Gracias Davor—dijo ella y se percató de la mirada de Benjamin

sobresurostro,porloquebajólacabezaynopudoevitarsonrojarse—.SinotegustaquetedigaBen,entoncestediréBenjaminporqueparamínoeresningunaBestia.Éllamirabasonriendodemediolado,sabíaquehabíacausadoelefecto

esperandoconsualientoysuspalabras,Candiceeratantransparentequeno le costaba absolutamente nada descifrar las emociones que laembargaban,erademasiadobuena,demasiadoingenua.Podríaengañarlacomoloharíaconunaniñadecuatroaños.Empezabaadisfrutarseresaserpientequelaharíacaerenlatentación,

contaba con la astucia para empezar a derretir a ese pequeño corazóncongeladoporeldolordelapérdida.Solo necesitaba encontrar la manera de controlarse, porque no sabía

porcuántotiempomáspudiesehacerlo.Dio un paso hacia atrás, en un inútil intento por evitar la mezcla de

fascinantes aromas que nunca antes había percibido, inevitablemente elligero olor a hierro estimulaba su excitación. “Su salvación” estabamenstruando y esa pequeña condición natural en ella, la volvía másdeseable.CandicenotóladistanciaqueBenjaminponíaentreambos,por loque

seapresuró.—Estábien,podrásllamarmehermosa—aceptóportemoraperderla

poca confianza que se había ganado; colocó el maletín en el sueloacolchado—. ¿Me dejas revisar tus muñecas? Han sangrado un poco ydebocambiarelvendaje.Benjaminasintióensilencioysearrodillófrenteaella,quedandoala

altura del vientre femenino, percibiendo con mayor fuerza el aromamenstrual,elevólacabezaparamirarlaalosojosaltiempoquesedejabacaersentadosobresustalones.Candice lo imitó dejando un poco de distancia entre ambos; sin

embargo,élseacercóhastaunirsusrodillasalasdeella,brindándoleun

tibioyagradablecontactoquepudosentiraunquetuvieselapielcubiertaporlateladelvestido.Inevitablementelosnerviosselealteraron,peroeraalgocompletamentedistintoalmiedo,seobligóanomirarloa losojosmientras internamente se alentaba a romper ese contacto, pero unaagradable sensación se lo impedía, por lo que semantuvo en elmismolugar.Abrió el pequeñomaletín que tenía al lado para buscar las cosas que

utilizaríaparalacura,eneseinstantedecidióquenosolodebíaempezarconlasheridassuperficiales,sinoquetambiénloharíaconlasculpasqueBenjamin llevaba en el alma y que tal vez por orgullo no se atrevía amostrar.Sacó de su maletín un Santo Rosario de cuentas de madera y si lo

rechazaba sería evidente que algo muy malo pasaba con él, pero si lorecibía tal vez estaba preparado para recibir la ayuda espiritual que ellaqueríaofrecerle.—Mira,tehetraídounregalo—dijocontotalinocencia,extendiéndolo

frenteaBenjamin.—¡Québonito!—ironizó sonriendo, siguiendo con sumirada la cruz

que no era más que un péndulo al aire, demostrando cierta emoción,aunqueverdaderamentenolasentía;muyporelcontrario,leparecíaalgosumamenteridículoesaestupidezqueteníanalgunaspersonasdecreerenobjetos.—SeñoritaCandice,noestápermitidoqueLaBestiautiliceningúntipo

de objeto, puede ser peligroso —aconsejó Davor con la mirada enBenjamin.—Davor,esmi regalo,¿realmentecreesquepodríaahorcaraalguien

conunrosario?¿Enrealidadmecreesundesalmado?—Suvozdenotabauna inocenciaquenuncahabíaposeído,nisiquieracuando teníasualmalogródemostrartantocandor.—No creo que pueda hacernos daño con esto —acotó Candice,

sintiéndosesatisfechaalverqueBenjaminaceptabaelSantoRosario.—¿Podrías colocármelo? —le pidió incorporándose un poco y

acercándolelacabeza,mirándoladirectamentealosojos.Sabía perfectamente que ella lo estaba probando, tal vez lo creía un

demonio,porloquehacíaungranesfuerzopornoburlárseleenlacara.—Sí…claro—respondióyconmanostemblorosasempezóadeslizar

el rosario, acariciándole con los dedos el cabello, sintiéndolo sedoso,

realmente lo tenía muy cuidado, algo casi imposible para alguien quevivieraenesascondiciones.Sabía que se debía al señor Davor, quien no lo dejaba caer

completamente en la miseria, sin duda alguna era un hombre muygeneroso,poresoseganaríaunlugarenelreinodeloscielos.—Gracias —le dijo guiñándole un ojo, en un gesto cargado de

seducciónybajó lamiradaparaobservar lacruzque reposabasobresupecho.—AsípocoapocoaceptarásaDiosentucorazón—comentóconuna

amablesonrisa.LealegrabasaberqueBenjaminaceptabaeseescudodedefensacontra

elinfiernoyconesoempezabaalibrarsedelospecados.—PeroéstenoesDios—replicóelevandolamirada.—No,essuhijoyunintermediarioparallegaraél,Jesússesacrificó

para que nuestros pecados fuesen perdonados… —hablaba cuando élintervino.—¿Tú te sacrificaríasparaquemispecados fuesenperdonados?—La

vio tragar en seco; no obstante, le mantuvo la mirada—. Claro, no merefieroalamismamaneratanespantosadesacrificarse,nocreoquenadiemerezcatalsufrimientosoloparaperdonarlospecadosdequienestienenlibrealbedrío.—Si me demostraras que en verdad quieres ser perdonado, yo me

sacrificaríasí,loharía—asegurócondecisiónyporprimeravezensusojos no se veía ni un atisbo de miedo—. Hay muchas maneras desacrificios,unadeellasesestaraquícontigo,cuandopodríaestarenunhospital ayudando a los niños con cáncer o en alguna comunidadpobrebrindando alimentos —le explicó mientras retiraba con cuidado lasvendas, tratando de evitar la mirada de él porque la descontrolaba y lallenaba de algo que no eramiedo, pero que tampoco lograba definir loqueera.—¿Yo tendría que demostrártelo? Jesús no esperó a que nadie se lo

demostrara, lo hizo con plena consciencia y corriendo el riesgo de queaúnhoyendíahayahijosdeputacomoyo.—Pero tienes la oportunidad de redimir tus pecados, Dios nos da

muchasoportunidades, cadadía quenosbrinda es unaoportunidadparabuscar el perdón y aceptarlo a él en nuestros corazones… está en ticambiar,estáentiserbueno—observabacómolasheridasenlasmuñecas

teníanmejoraspecto.—¿Quién dice que Dios es bueno? —inquirió elevando una ceja y

ladeandolacabezaparapodermirarlaalacara,ellalerehuíatemerosadequedarse prendada en sus ojos—. Por el contrario, es implacable…Piensas que creer en él temantendrá a salvo, pero ¿Dónde estuvoDiosparatodoslosquecreíanenélyhanmuertoenlasgrandesmatanzasquesehanpresentadoalolargodeltiempo?Elhechomásrecientefueeldelaviónqueestrellóelpiloto,¿dóndeestuvoDiosparatodasesaspersonas?—UnavezmásmetíaeldedoenlallagaqueCandiceteníaenelcorazón,esaquenodejadadesangrar.Aella lasmanosempezarona temblarleyprácticamente pegó la barbilla al pecho, intentando esconder los ojosahogadosenlágrimas—.Mimadrecreíaenél,¿dóndeestuvoDiosquenola salvó demí?Dios no elige entre pecadores y piadosos, elige al azarcaigaquiencaiga.Candiceseapresuróacurarlasheridas,unavezmásnecesitabasalirde

ese lugar, no le agradaba que Benjamin la acorralara hasta el punto dehacerladudardesuscreencias.—Tienesrazón—searmódevalorylevantólamirada—.Peroesque

Diosnoobradeesamanera,todasesaspersonasquehanmuertoycreíanenél,enestemomentoestánensureino,disfrutandodesumisericordia,están en el cielo, en el paraíso que él mismo nos tiene preparado paratodossushijos.—¿Estás seguradeeso?¿Estás seguraquedespuésdemorirhayalgo

más y que vas a ir al cielo a bailar con los querubines? —hacía laspreguntassinapartarsumiradadelrostrosonrojadodelachica.Candice trataba por todos los medios de no caer en el juego de él,

mientras terminaba de vendarlo, prefirió no refutar nada, Benjaminnecesitabademuchotiempoparacomprenderalgunascosas.—Tranquila, no es necesario que respondas; sin embargo, esta

conversaciónmehadejadolagargantaseca.¿Porquénomedasunpocode agua de esa que tienes ahí?—le pidiómirando la botella que estabadentrodelmaletínyestabasegurodequeconteníaaguabendita.Davor se había sentado en un rincón, observando de cerca los

movimientos de La Bestia, tratando de estar atento, pero muchas vecessentíaqueelsueñolovencía.Candicedudabaenagarrarlabotella,sabíaqueelaguaeralimpiayque

nohabíanadademalosiélqueríabeberla,peronosabíasiseríaprudente

dársela, si estaba permitido o no darle de beber; sin embargo, no sedejaríallevarporlasreglasdellugaryharíaloquesucorazónledictaba,porloquealfinallaagarróyselaentregó.Benjamindestapólabotellayledioungransorbo,dejándolaalamitad.—¿Quieres? —le preguntó, tendiéndole la botella y ella negó en

silencio—.Séquetienessed,tuslabiosestánresecosysolomerechazasseguramente porque me tienes asco —musitó usando la manipulacióncomométododepresión.—No te tengo asco, solo que no puedo beber, ni aceptar lo que un

hombremeofrece.—¿Por qué? —inquirió desconcertado y se pasó la lengua por los

labiosenunaactitudperfectamenteestudiada.—PorquemeestoypreparandoparaDios—confesóenvozbaja.—Pero a Dios no le agradará que pases sed solo porque te estás

preparandoparaél…creoquecomprenderá.Candicesabíaquenoteníaopciónporquesilorechazabaunavezmás,

no dejaría el tema. Agarró la botella y le dio un pequeño sorbo,encontrandoenelbordeelsabordeloscaramelosdecanelayseobligóano saborearse los labios, eso los hombres lo interpretaban comoinsinuaciónfemenina.Benjaminancló lamirada en el pequeñomechónde cabelloque se le

había escapado de su prolijo moño, era de un hermoso dorado que lehacía recordarel soly loscamposde trigo,enunmovimiento rápidoysinélmismopodercontenerelimpulso,seloagarró.Candice inmediatamente se tensó,pero semantuvomuyquieta, con la

respiración y latidos pausados,miró de soslayo cómo él le colocaba elmechón detrás de la oreja. Volvió a mirarlo al rostro y le regaló unasonrisacargadadeternura,losojoslebrillabandemanerafascinanteyeneseinstanteleeraimposiblecreerqueesamanoqueleponíaunmechóndecabellodetráslaoreja,lehubiesehechodañoaalguien.—Gracias—ledijosinatreverseamoverunsolomúsculo.Benjamin se vio en ese pequeñomomento tomándola por la cabezay

golpeándolacontraelsueloacolchadohastapartirleelcráneo,porloqueretiró la mano como si el mechón rubio le hubiese quemando y porinstintosealejórápidamente,apoyándoseconsustalones,sedeslizóhastapegarsealapared.EllatambiénseechóhaciaatrásalverqueBenjaminsealejabacomoun

animalherido.—Yahasterminado,puedesirte—ledijopegadoalapared—.Vete—

exigió con el corazón agitado como hacía mucho que no se ledescontrolaba.Candicelomirabaconlospárpadosabiertosdeparenpar,sintiéndose

totalmente confundida, agarró sus cosas y empezó a meterlas en elmaletín.EnesemomentoDavorsepusodepie,mostrándosealertaantelareaccióndeBenjamin.CandicesaliódellugarsiendoescoltadaporDavor,dejandoaBenjamin

conlasganascasiirrefrenablesdematarla.

CAPÍTULO24

—Nopuedo,nopuedo,tehedichoquenopuedo.Cadavezqueentra

solo imagino todas las maneras en que podría acabar con su triste yestúpida existencia—Benjamin demostraba estar muy alterado mientrascaminabadeunladoaotro.—Sí,sípuedes,es laúnicamaneradedemostrar tu fortaleza—lavoz

penetrantenodejabaopcionesareproche.—Para ties fácil,¿porquémierdamehacesesto?¿Acasoyano tehe

demostrado mi fortaleza? —reprochó con total molestia, mientras elhombresentadoenelsueloloadmirabaenunestadodecalmatotal.—No lo suficiente, si quieres liberar tu alma, deberás demostrar que

puedeslidiarcontratusinstintosasesinos.—¿Por qué con ella? Nadie más despierta esa necesidad en mí—se

llevó lasmanos entrelazadas a la frente, golpeándose ante la impotenciaqueloembargaba.—Porque lo necesitas, necesitas desear asesinarla para que cuando

llegueelmomento,nodudesenhacerlo—explicóconconvicción.Benjaminsedetuvoensecofrentealhombreybajóencarándolo,conel

odiopalpitandodesbocadoportodosuser.—¡Eresunmaldito!¡EresunmalditoIblis!—legritóalacara,conunas

ganasinmensasdedestriparlo.Benjamin sintió un gran tirón en el cuello que le quemó la piel y las

cuencas de madera del Santo Rosario se esparcieron por el pisoacolchado,mientrasquelacruzcayóasuspiesdescalzos.Iblisdestrozóel rosario,noutilizóningúnmovimiento,ni siquiera lo

miró,sololoreventósinningunarazón.Lasesferasdemaderaesparcidas,seelevaronyempezaronagiraren

torno aBenjamin, eso no le dabamiedo, había sido testigo demayoresmuestrasdelpoderqueIblisposeía.—Abre la boca Benjamin —le pidió con voz lenta pero segura y

mirándoloconsuscuencasnegrasybrillantes.PorprimeraveznoleobedecíaporqueyaestabacansadodequeIblislo

manipulara,dequehicieralascosascuándoycómoélordenaba.Pero no podía controlar el poder del ser frente a él y que en ese

momento se presentaba como el hombre de cabellos rizados y ojoscompletamentenegros.Le obligó a abrir la boca, de nada valieron sus intentos por cerrarla,

porquesencillamentenoconseguíamandarsobresupropiocuerpo,vioalacruzelevarse,quedandoal revésfrenteasusojos.ObservabaalJesúsinvertidocuandoencuestióndesegundosseleperdiódentrodelaboca,terminandoenelfondodesugarganta.Lasarcadasnosehicieronesperarperoaunasí,Iblisloforzóaqueselatragara.Benjaminnosintiódolor,nopodíasentirnadadesdehacíamucho,solo

esa extraña desesperación cada vez que Candice entraba. No iba aconseguirlo, terminaría asesinándola antes de que pudiese conseguir suobjetivo.—No vuelvas a maldecirme —le advirtió Iblis con voz tranquila,

permitiéndoleaBenjaminquevolvieseatenercontrolsobresucuerpo,almenosporelmomento.Benjamin se dejó caer sentado frente a Iblis, quien le dedicaba una

malditamiradacargadadelástima,podíahacerloporquedefinitivamenteerasuperioraélentodoslosaspectos.Benjaminestabaenuncallejónsinsalida y no le quedaba más que hacer lo que a él le diera la gana demandarlo.—Tienequehaberotramanera…Iblis,soloquieroserloqueeraantes,

ya no quiero esto, ya no lo quiero… Quiero poder sentir al menosremordimiento,dolor,soledad…yanorecuerdo loqueessentir,quierosentircompasióntansolounpoco,unpocoparapoderlograrelcometidoyrecuperarmivida—noleagradabasuplicar,peronoteníaopciones.—¿Quieres ser elmismo joven débil?, tú no eras nada Benjamin, no

eras absolutamente nada. ¿Crees que tu éxito se dio por tu esfuerzo?¿Creesqueeresbuenoenlaactuación?¡No!Erespésimo,fuiyoquientebrindólaactitud,manipulétodoparaquefueseatufavor,sirecuperasesaestúpidavidaque tanto reclamas, serásmenosquemierda…Ahora erespoderoso,todostetemen,todoshablandeti.—Noquieroseguirencerrado,quierosalir,túpuedessacarme,perome

hasdejadosoloenesto,nofueasícomoloplaneamos…nodebíapasartantotiempo…¡Nisiquierametemen!Solometienenlástima.—¡Tonterías!Lachicatetienemiedo,todostetienenmiedoytienesque

mantenerlos de esa manera. Un hombre poderoso es aquel a quien losdemás temen; mientras te tengan miedo nadie te molestará, nadie se

atreverá a contradecirte—alegó tratandodehacerlo comprender, loquemásodiabadeloshumanoseraellibrealbedrío.—Solosoytumalditoinstrumento,notepedíquememanipularas,note

pedíqueentrarasenmividaparaquehicierasloquetedieralagana.—No tenías que pedírmelo, lo hice porque me dio la gana. No

reprochesmiextrañamaneradeproceder,nuncaentenderásmismotivos,ningún humano podrá comprender jamás por qué vago por la tierrahaciendo todo lo que hago, no son más que una masa de carne ysentimientossinningúnvalor,novalenlapena…—negóconlacabezaylos dos pequeños puntos de luz siguieron intactos—. Deberías sentirteorgullosodequetehayaelegidoparaconvertirteenalgosuperior.—Yatehedemostradoquepuedohacerlascosasbien,quepuedoserlo

queesperas,peroahoradebesayudarme,almenosunosdías. ¿Cómosesuponequepodréengendrarunhijoenellasinmatarla?—Debesaprenderacontrolarte.—Noquierohacerlo,soloquierosentirunpocodecompasiónparano

matarla.Hagamosuntrato,mehacesunpocomáshumanosolomientrasmegano su confianza y pueda embarazarla, después puedovolver a seresto—dijomirandoalrededor,viendolascuentasdemaderaqueseguíangirandoasualrededor.—Podría haberte sacado de aquí y evitado todo este sacrificio, pero

obtuveunpagoparaquevolvierasaserundespojo,unaburla.Vasasertandébilqueledaráslástimahastaalosperros.—No…noquieroserdébil,noquieroserunimbécil,soloquieroser

loqueeraantesdequemeengañarasconelmaldito rito,medijistequesoloseríaporuntiempo.—Disculpa,aúnmeconfundounpococonlostiempos,suelepasarpara

quien tiene la eternidad asegurada—se burló irónicamente—. Pero estábien, si quieres sentir dolor, compasión, tristeza y desesperación… loharé, permitiré que seas un poco más humano —dijo con un tonorealmentedespectivo—.Soloparaqueveasquesigosiendotuamigo,seráunaprueba,despuésdequepasespor todasesas emociones,medirás siquieressentirlasconCandice…noseráfácil,peronodigasquenoteloadvertí.Unasolapersonaseganarátudoloryremordimiento—aldeciresaspalabras,lasesferasdemaderacayeronalsueloeIblisdesapareció.Miró a todos lados, pero estaba completamente solo una vezmás, en

medio de paredes y pisos acolchados. Iblis siempre se iba sin avisar,

regresaríacuandoledieselagana.Dejó libre un suspiro y dejó descansar la espalda contra la pared,

dejandoeltiempopasar,esaerasucondenaynopodíacambiarla.—¡Bestia! —escuchó que Davor lo llamaba a través del pequeño

rectángulo de barrotes—. Voy a comprarte algunos cigarros —avisóasomandosuregordeteysonrojadorostroatravésdelasbarrasdehierro.A Benjamin le extrañó totalmente que precisamente en ese instante

Davordecidierairporprimeravezabuscarlecigarrillosysobretodoqueleavisara,porquecomúnmenteeramáseltiempoqueselapasabaviendotelevisiónenelcomedorquecuidandodesupuertaynuncaanteslehabíacomunicadoquelodejaríasolo.Enesemomentounaimagenvetósumirada,eraunodeesosmomentos

enquepodíavisualizarelfuturodealgunaspersonasotalvezsolodelasqueaIblisledabalagana.Inmediatamentesepusodepieycorrióhacialapuerta,enélempezaba

alatirunadesesperaciónnuncaantesexperimentada.—No, no vayas… ¡Davor no vayas! —le pidió sintiendo cómo los

latidosde su corazón se agitaban, se sacudían el polvodespuésde tantotiempodenosentiryempezabanadoler.—Dejalosgritos,yateescuchéBestia,perosolovoyparaquedejesde

hablarsoloymedejesdormir—ledijoconunaamablesonrisa.—Noquiero cigarros…nohablarémás, pero quédate donde estás—

suplicóaferradoalosbarrotesesperandoqueDavorvieraensusojoslaangustia.—Perosisiemprelospides,mereprochasquenoteregalecigarrillos.—Ya no los quiero… no quiero—negaba con la cabeza para que el

tontocomprendiera.Leparecíaextraño,comocasiunanuevaexperiencia,sentirlaslágrimasahogarlelagarganta.Davor no obedeció, solo le regaló media sonrisa y se marchó sin

prestar atención a los gritos deLaBestia que lo llamaban enmediodeldesespero,eracomosiDavornofuesequiengobernabasucuerpo.—¡Davor! ¡Davor! —Benjamin lo llamó una y otra vez mientras el

corazón le latía fuertemente y una presión en su pecho lo torturaba demanerainexplicable.Escuchó cada una de las puertas que se abrieron para permitirle la

salidaaDavorylaconversaciónquetuvoconalgunosdeloshombresdeseguridad.Enelcentropsiquiátricotodosloapreciabanporquesucierto

retrasolohabíaconvertidoenunserespecial,eraunniñograndequeloshacíareíryalgunasvecesloscolmabadeternura.Davorsabíaquenoestabapermitidoqueledierannadaalospacientes,

porloquenolepidiócigarrosanadie,prefiriósalirycomprarlosenelquioscoquequedabaalotroladodelacalle.Benjaminsedejócaerde rodillasehizoungranesfuerzoparapoder

cubrirse losoídosaunque susmanosestuviesenesposadaspor la correade cuero, logró el cometido; no obstante, escuchó a Davor pedir loscigarrillosyelencendedor,agradecióyemprendióelcaminoderegreso.—Nomiró a los lados, nomiró a los lados…—se repitióBenjamin

convoztemblorosayelfrenazodelcamióncalóensusoídos,aligualqueelcrujidodelcráneodeDavoralseraplastado.El corazón de Benjamin se detuvo por varios segundos y no pudo

contener un grito de dolor, mientras se mecía con los oídos tapados ylloraba,despuésdemuchotiempolaslágrimasacudieronasusojoscomoun torrenteyelvacíoen supecho loatravesaba, sucuerpo sedesatóentembloresy todoeldolor,culpaydesesperaciónacumuladasensualmaestallarondegolpeytodosporunasolapérdida.Sentía que todo dolía, que no soportaría, que era la mayor de las

torturas. Escuchaba los pasos de las personas y sus horrorizadasimpresiones de dolor y sorpresa cuando veían a Davor con la cabezadestrozada.Benjaminnisiquierapudocontrolarsuorganismoyvomitómientrasse

ahogabaenllanto,pudoverlacruzjuntoasusalimentosmaldigeridos.Sealejó lomásquepudodesusácidos líquidosexpulsados,sintiendo

quenadaensuvidahabíasidomásdolorosoqueeseepisodioquevivía,nadiemerecíasentirtantodolor,nisiquieraél.—Iblis…Iblis…loheaprendido,loheaprendido,noquierosentiresto,

noquiero—repetíaenmediodelllanto—.Estoyarrepentido,tienesrazón—implorabaporqueesasensaciónqueseleaferrabaalcuerpoytalvezasualmaloestabamatando.Pero Iblis no apareció, las horas pasaron y no se presentó, sentía la

garganta arder ante lasvecesquegritó sunombre, de todas las súplicasquevociferóparanosentirtantovacío,nitantaculpa.Necesitaba algo que lo ayudara a soportar, porque sentía que se

fragmentabayalmismotiemposequemabapordentro.Lashoraspasabanyélseguíallorando,seguíalamentandolamuertede

Davor, porque sabía que había sido su culpa. Era de esamanera que sesentía,culpable,abatido,triste.El dolor se aferraba a él, nopodía sentir nadamásy solo expresarse

mediante el llanto no resolvía nada, sabía que con llorar no reviviría aDavor,peronopodíaevitarlo,eraalgoquenopodíacontrolar.Elvacíoquesilbabaensusoídosloesclavizabayempezóasentirese

fríodelqueDavorsiempresequejaba,suslabiostiritabanmientrasensucabezadesfilabanlosmomentoscompartidosconelúnicohombrequesehabíacompadecidode su situación,podía recordar, sentirdolor, agonía,tristezayunamelancolíaqueloatravesaba.Quiso sacarse esos recuerdosde la cabeza, perono se iban, nopodía

reemplazarlosporotrosyexperimentarotrasemociones,porloqueunavezmásrevivíaesemomentoenqueacabóconlavidadesumadreydeKaren, pero no le dolía, eso sencillamente no lo trastocaba y al noencontrar nada en qué aferrarse, una vez más Davor aparecía con susgestos infantiles, llenándolo de un dolor agónico que trataba de liberarmedianteelllantoyenalgunasocasionesgritos.

CAPÍTULO25

CandicesehabíacomprometidoesamañanaparaacompañaraLizzya

hacer lascompras,nopodíadedicarse todos losdíasa la iglesiayasusobras de beneficencia, también debía pasar tiempo con su familia, eraplenamenteconscientedequeúltimamenteloshabíahechoaunladoysushermanosnomerecíanesealejamientodesuparte.Bajabalasescalerasmientrasseponíauncárdigancolorsalmón,para

cubrirse los brazos que el vestido de mangas cortas le dejaba aldescubierto.—Buenosdías, ¿aún tengo tiempopara tomarmeun café?—preguntó

entrandoalacocina,dondeestabanLizzyylaseñoraRoseterminandodehacerlalistadelascompras.—Buenosdías—saludólaseñoraRoseconunasonrisamaternal—.Sí

claro,yatelosirvo,¿quieresleche?—Sí, por favor—su atención fue captada por el diario que reposaba

sobrelamesaredondaenlaqueestabasentadaLizzy.Lediounbesoenloscabellosasuhermanayagarróeldiario.—Yaestá,casitermino—mencionóLizzyconunasonrisarefiriéndose

alalistadecompras.—Aquí tienes querida—le entregó Rose la taza de café con leche a

Candice.—Gracias—la recibió al tiempo que le daba vuelta al diario, en ese

momentola tazadeporcelanafueadaralsuelo,haciéndoseañicos.Ellabrincóparaevitarquemarseconelcafé.—¡Cuidado!—exclamóasombradaLizzy,temiendoquesuhermanase

hubiesequemadooheridoconalgún trozodeporcelana—.¿Estásbien?—preguntólevantándoseyCandicesolomirabaeldiario.—Nopuedeser—murmuróconlagargantainundadaylosojosllenos

delágrimasantelanoticiaqueeldiarioleestrellabaenlacara.—¿Quépasó?—preguntóLizzy.Candice no respondió, porque estabamuy sorprendida con la noticia

queleía.El señor Davor había sido atropellado por un camión ymurió de la

misma manera en que Benjamin había dicho. Inevitablemente todo el

cuerpoempezóatemblarleynopudoseguirconteniendolaslágrimas.—¿Quépasó?—preguntóunavezmásLizzy.—¿Estásbien?—Rosemostrópreocupación,mientras leacariciaba la

espalda.—Déjamever—Lizzy learrebatóelperiódicoalverquesuhermana

no reaccionaba más allá del llanto, encontrándose con la noticia deldeceso de un hombre—. ¿Lo conocías? Aquí dice que trabajaba en elcentropsiquiátricoycuidabadeBenjaminSutherland…—No,noloconocía—seapresuróadecir,comosiunrayolahubiese

sacadodelestadodeshockenelqueseencontraba.Estabaseguraquesisushermanossabíanquehabíaidoaeselugariban

a reprenderla, porque había prometido que nunca iría a sitios dondepusieraenpeligrosuintegridad.—¿Entonces,porquéestásasí?—Porqueeraunserhumano…eraunseñorymuriódemaneratrágica.—Candice,todoslosdíasmuerenmilesdepersonasdemaneratrágica

—comentóLizzy,dejandoeldiariosobrelamesa.—Sílosé…voyalimpiaresto—buscólamejormaneraparaevadirel

interrogatoriodesuhermana.—Déjaloasí,yomeencargodeeso—intervinoRose.—No, no, de ninguna manera… yo puedo hacerlo, ya usted hace

demasiado por nosotros—alegó con voz amable y buscó lo necesariopararecogerlostrozosdeporcelanaylimpiarelpiso.Mientrasrecogíaeldesastre, no podía retener las lágrimas porque verdaderamente sentía lamuertedel señorDavor;noobstante,decidióquenuncamásvolveríaalcentropsiquiátrico.

▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓BenjaminSutherlandsabíaquesucuerpoestabaaunhilodecolapsar,

peroesehilonoserompía,algolomanteníaeneselugarmientrassufríacomo nunca lo había hecho. Lo poco que se asomaba de su alma eravíctimadelvacíoquedejaba lapérdidade laúnicapersonaque lehacíacompañíayloescuchaba.Mientras que su cuerpo era torturado salvajemente por dos de los

hombresque trabajabanenel lugar,porque lo culpabande lamuertedeDavor,élnopodíahacernadaparadefenderse.El ser humano era peor que los animales, porque no actuaban por

instinto,sinoporvenganzayconpremeditación.Habíanpasadodocedíasdesde la fatídicamuertedeDavor, elmismo

tiempo que llevaba sin comer, solo aprovechaba para beber un poco deagua cuando le lanzaban agua fría cada dos horas. Le habían quitado laropa en medio de violentos tirones, dejándolo completamente desnudo,por lo que nada lo cubría del inclemente frío que le calaba hasta loshuesos y provocaba que su temperatura corporal rebasara los cuarentagrados,convirtiéndoloenunamasadecarnetemblorosa.El estómago le dolía y a pesar de estar completamente vacío, sentía

comosituvieseunapiedraenormeylasarcadasnolodejabanenpaz.Cada vez que escuchaba la puerta abrirse, adoptaba posición fetal, en

buscadeunpocodecalor,puesyasabíaquesolopasaríansegundospararecibir un nuevo baño de agua fría. De manera inevitable su cuerporeaccionaba a los impulsos naturales, por lo que prácticamente se habíadestrozadolalenguaanteeltiritardesusdientes.¡Iblis!Nohabíaaparecidoparaayudarlo,sehabíacansadodellamarlo,

esperando que emergiera de la nada como era su costumbre, pero nohabíanadiemásqueéleneselugar,sumidoenuncharcoperpetuodeaguahelada.Siemprehabíapensadoqueelinfiernoseríaunlugarmuycaliente,que sería sentir cómo las llamas lo envolvían, pero estaba muyequivocado,suinfiernoeramuyperomuyfrío.¡Dios! En medio de sus delirios optó por suplicar muestra de su

existencia, quiso creer en que al menos el gran “Ser Divino” pudieseayudarlo con su "InfinitaMisericordia".Quería creer que al final todospodían ser perdonados si suplicabanpor su ayuda, intentó creer que susbrazos siempre estarían abiertos para recibirlo si se arrepentía de suspecados,peroacambiosolorecibíaalgunaqueotrapatadaenlascostillasdelostrabajadoresdelcentropsiquiátrico,mientraslesoltabanunsinfíndeinsultos.“Susalvación”¡Losabía!,ellaestabaparalizadaporelpánico,noibaa

arriesgarseaverlounavezmás,Candicehabíasidotestigodequelehabíadeseado la muerte a Davor de esa manera. Iblis se había encargado dehacerlo exactamente de esa forma, para que la culpa no dejara demartirizarlo,nopodríadecirqueenpaz,porqueeseestadonoloconocía.

¡Lamuertemenos!,esaputanoqueríahacersutrabajo,noqueríadejardesfallecer su cuerpo, como si no fueran suficiente las golpizas que lepropinaban, ni los cambiosde temperatura,muchomenos las 288horasquellevabasincomernidormir.Seguirvivosoloaumentabaelodioylasbarbariesdeloshombresque

sehabíanconvertidoensusverdugos.Cuandolegritaban“Bestia”Noleimportaba,cuandohacíanalgúncomentarioacercadelosasesinatosdesumadreyKaren, tampoco le importaba,perocuandonombrabanaDavorsoloaumentabansudolorinterno,elqueexpresabaenmediodeunllantoenelqueellosnocreían.Escuchóqueunavezmásabrían lapesadapuertae inevitablementesu

cuerpotemblóantelaráfagadeairefríoquesecolaba,tanrápidocomosu adolorido cuerpo se lo permitió adoptó posición fetal, creando unescudoasuestómagoconlaspiernasyalrostroconlosbrazoscruzadosparaquenofueranblancodelassalvajesarremetidasdesusagresores.—¡PorelamordeDios!¡Susalvación!Eralavozhorrorizadade“susalvación”,quienclamaba

elamordealguieninexistente.Seatrevióaelevarunpocolacabeza,observandocómoseacercabay

queacadapasoquedaba,suspiesseleahogabanenlagomaespumaquellorabatodaesaaguaqueélhabíarecibidoenlosúltimosdocedías.La luz brillante que la envolvía lo cegó y descubrió que ella era un

ángel de luz, uno como lo había sido Iblis antes de que su padre loexpulsaradeunlugarquenadiesabíaespecíficamentedóndequedabaoalmenosesofueloquevioenunodeesossueñosdondeIblislosumía,paraque comprendiera algunas cosas que para la mayoría de la humanidad,eranincomprensibles.—Esto es una crueldad, ¿quiénha hecho esto?—preguntó con la voz

cuarteadaporlaindignaciónylacompasión.Losdosverdugosque sequedaron en la entrada semiraron sindecir

unasolapalabra,fingiendonosaberloquehabíapasadoconél,muybienpodríanconsagrarsecomoactoreslosmuymalditos.Enél seguíanesasganas latentesdequererasesinarla,perosucuerpo

noteníafuerzasyeldolorenesemomentoeramásfuertequesusganasdeestrangularla.—Ben…—casisollozóantetantabondad,cuandosearrodillócercade

él—.¿Quétehanhecho?Voyaayudarte.

Esas fueron las palabras claves, él necesitaba ayuda y ella queríabrindársela. Por instinto, como si se tratara de un cachorro herido searrastró, acomodándose cerca de ella, dejando descansar medio cuerposobreelregazodeCandice,quienestabasentadasobresustalones.Ellaseasustó,peronosealejó,lorecibióycuandosuspequeñasmanos

leacariciaronelcabello,algoinexplicablepasóenloquequedabadesuser, empezó a llorar sin control, solo ese tembloroso toque deCandiceabriólascompuertasdelanostalgiaydeldolor.Era algo que no podía explicar y las otras veces que lo había visto,

siempre le pareció algo exagerado y ridículo, pero ahora que lo vivíacomprendíaporquélaspersonascuandoseenfrentabanaunapérdidatanaguda y alguien llegaba a brindarles consuelo, el dolor parecíaintensificarse, era ese saber que podía contar con personas que secondolieran por su estado y que no estaban solos en eso, que almenosalguiencreíaenloquesentían.—Estás hirviendo en fiebre… tengo que ayudarte—murmuró con la

voz ahogada por el llanto—. Por favor, necesito sacarlo de este lugar.Vamosallevarloaunabañeraconaguatibia,necesitocobijas…—No…no señorita, no podemos hacer eso, él ha estado alterado, no

queremosquenoslastimecomolohizoconDavor—hablóunodeellos,fingiendomiedo.Sisucuerpopudiesereaccionarysisulenguanotuviesediezvecessu

tamañonormal,lesgritaríaqueeranunosmalditosmentirosos.—LoquelepasóalseñorDavornofueculpadenadie,fueunaccidente.

Benjamin no pudo haber hecho nada, estaba encerrado por el amor deDios,ayúdenme,esunserhumano—pedíaenmediodelllantoysequitóel cárdigan que era una prenda infaltable en su vestimenta, con la cualempezóafrotarleloscabellosquedestilabanaguaachorros.Benjaminapenasconseguíaabrirlosojosypudoverelsol,llevabados

años encerrado y había olvidado cómo era. Ahora lo tenía frente a susojos, un sol que se acercaba a él y le besaba la frente, en un acto deconsueloocompasión.—Todo va a estar bien, tranquilo… ya no llores—le suplicaba y él

pudovercómolaslágrimasrodabanporeserostropecosoysonrojado.—SeñoritaCandice,esunpeligro.—No es ningún peligro… Son unos desalmados —decía intentado

levantar un poco a Benjamin, pero aunque estuviese extremadamente

delgado,eramuchomásaltodeella—.¿Cómopodráhacerlesalgosinotienefuerzasyestáconlasmanosatadas?Ellaobservóquedenadavalieron lascurasque lehabíahechoen las

muñecas,porqueseencontrabanpeor.Enesemomentosefijósinquererenloquediferenciabadrásticamenteaunhombredeunamujerydesviólamiradarápidamente.—Estábien,vamosa llevarloa la enfermería—comunicóunode los

hombres, demostrando que no estaba completamente de acuerdo con loqueharía—.Veporlacamillaytraelascorreas—lepidióalotro.—No son necesarias las correas —dijo Candice mirando a los ojos

azulesquehabíanperdidoesebrilloextrañoque loscaracterizabayquelucíanopacos,aunqueestuvieranahogadosenlágrimas.—Loharemospor precaución, debemoshacerlo por su seguridad, ya

hemos permitido demasiado con dejarla entrar —determinó, evitandocualquierréplicaporpartedelachica.Candicenoprotestó,siguiósecandoelrostrodeBenjamin,elquetenía

graveshuellasdelmaltratoalquehabíasidosometido.El hombre llegó con la camilla y entre los dos lo sacaron de ese

espantoso lugar, ella cubrió a Benjamin con el cárdigan para noexponerlo,mientrasseguíaconpremuraaloshombres.En enfermería todos le temían y no querían atenderlo, los rumores

corríancomoelfuegoytodospensabanqueBenjaminteníaqueverconlamuertedeDavor.—Por favor… necesita ayuda —le pidió a una enfermera que ni

siquierasedetuvo,entoncescorrióhastaotramujerytambiénlesuplicóqueatendieraaBenjamin,peroéstasimulóestarmuyocupada.SeparóenmediodelasalamirandoatodosladosynadiesecondolíadeltrémuloymaltratadoBenjamin.Vioveniraundoctorycorrióhastaél,seleplantóenfrente.—DebenatenderaBenjamin,esunserhumanoynomedigaqueestá

ocupado —hablaba sin siquiera respirar, mucho menos esperar que elhombre de cabello cobrizo y ojos azules que la miraba entredesconcertadoyfascinado,abrieralaboca—.Essudebersalvarvidas…sinolohacensaldrédeaquíaponerunadenunciaydeahíiréalprimermediodecomunicación,parainformarsobrelasirregularidadesqueaquíestán pasando —inspiró profundamente para llenar los pulmones yproseguir.

—Cálmeseseñorita.Primeroquenada,¿quiénesustedyquéhaceaquí?—indagómirándolaalosojos.—Eso ahora no importa, primero debe atender a Benjamin—replicó

caminandoderegresohastadondeestabaelchicotiradoenlacamilla.—Voy a atenderlo, pero es necesario que salga—ledijo haciendoun

ademánhacialasalida.—Yo puedo ayudar, tengo conocimientos básicos de enfermería—se

ofrecióyelhombrelededicóunamiradapenetrante.—Esmejorquesalga,confíeenquevamosaatenderalpaciente.—Nopuedo confiar,mire lo que le hanhecho—exclamó sintiéndose

impotente.SabíaqueBenjamineraunasesino,quesinpiedadalgunahabíaacabado

con la vida de lamujer que lo había traído almundo, pero considerabaque hasta el ser más malévolo del mundo necesitaba un poco decompasión.El doctor la ignoró totalmente y empezó a revisar a Benjamin,

sintiéndosevigiladoporlachispeantemiradaverdedeladiminutachica,quehastaelmomentonoteníaideadequiénera,nimuchomenosporquédefendíacontantoahíncoaLaBestia.—Debemosbajarle lafiebredemaneraurgente—dijoenelmomento

enqueeltermómetroleindicóqueelpacientecasialcanzabalos42ºC—.Vamosallevarloaunahabitación—leindicóaCandice,altiempoquelehacíaseñasaunenfermero—.Ustedquédeseaquí,sirequierodesuayudaleavisaré.—Por favor—suplicó con un asentimiento y ese gesto se ganó una

tiernasonrisadelhombredepelocobrizoquerondabalostreintaycincoaños.El hombre se marchó y ella caminó hasta el asiento más cercano,

dejándose caer pesadamente al tiempo que exhalaba ruidosamente,pretendiendoconesoquitarsetodalatensiónacumulada.SololequedabaesperaraquelesalvaranlavidaaBenjamin,observaba

cadarincóndeeselugaryeracompletamentedistintoalhorrorosocuartoenelquemanteníanprisioneroaesechico,aquientansolounpardeañosatráshabíasidocasiundios,alquecasitodosveneraban.No comprendía cómo podían mezclar comodidad y decadencia, una

diferenciaabismalentreunosyotros.SuponíaqueelEstadopagabaparaque todos los internados en ese lugar pudieran recibir el mismo trato,

sabíaqueeraunainstituciónmixta,perosimplementelosquehabitabaneledificio viejo vivían en condiciones realmente precarias y eso solo lallenabadeimpotenciaytristeza.Fijaba la mirada en las agujas del reloj, contando los segundos que

sumabanun tiempoeterno,perdió la cuentade lasvecesque sepusodepie,recorrióelsalónyvolvióasentarse.Despuésdemucho tiempo, por finvio al doctor quehabíaprometido

atender a Benjamin, como si el asiento se hubiese convertido en hierroardiente se levantódeunbrincoycaminócondecisiónhaciaelhombreataviadoconlabatablanca.—¿Cómoestá?—preguntóelevandolacabezaparapodermirarloala

cara.—Hemos logrado estabilizarlo, ahora está dormido y necesitará

descansar por un buen tiempo, ya que pasómuchas horas sin comer nidormir y a consecuencia de eso ha sufrido de fuertes alucinaciones yataques de paranoia—el hombre observaba atentamente cómo los ojosverdes amenazaban con salirse de las órbitas—. Cuando despierte leharemos algunos exámenes para ver si no presenta problemaspsicomotores,nipsiquiátricos;puessonalgunasdelasdificultadesquesepuedenpresentarenpacientesquesehanprivadodetantashorasdesueño.—¿Cree que pasó doce días sin dormir? —preguntó con voz

temblorosa.—Probablemente—sellevólasmanosalosbolsillosdelabatamédica.—¿Cómoesposible?—murmurósintiéndosecompletamenteaturdiday

lapenaporBenjaminaumentaba.—Son pocos los casos que se han visto, por cierto —sacó la mano

derechadelbolsillodelabata—.SoyeldoctorRickfort—sepresentóconunaamablesonrisa.—Disculpe,hastaahoranomehabíapresentado,realmenteestabamuy

impresionadacontodalasituacióndeBenjamin—lediounapretóna lamano del hombre que la miraba con mucha atención—.Mi nombre esCandiceAdams.—Un placer señorita Adams —chasqueó ligeramente los labios,

meditando sobre la pregunta que estaba a punto de hacer—. ¿Es ustedfamiliar del paciente?Hasta donde recuerdo, Sutherland no contaba connadie.—No,realmentenosoyfamiliardeBenjamin—atendióelademándel

doctor que la invitaba a sentarse—. Solo he venido a ayudarle, todosmerecemosunpocodemisericordia…Séquemuchaspersonascreenqueél no puede ser perdonado; yo por el contrario, creo que todosmerecemossegundasoportunidadesyqueDiosofreceráelperdón.—Entiendo… es usted algún tipo de religiosa —aseguró mirando

disimuladamente lamedalla que reposaba sobre la tela de ese anticuadovestido—.Aúnesmuyjoven.—Gracias, aún no lo soy…perome estoy preparando para serlo. Es

necesario un discernimiento vocacional, espero poder ingresar alconvento—explicósintiendoqueelhombreasuladolaponíanerviosa,porquelamirabademaneramuypenetrante,leobligabaabajarlacabezaymirarasuregazo.—Interesante…esdifícil tomarunadecisióntanimportantesiendotan

joven. ¿Siempre ha querido ser monja?—Rickfort secretamente estabafascinadoconlaactitudtantemerosadeesachica,erarealmenteperfecta,porquecumplíasusmásexigentesrequisitos.—No pensaba sermonja, pensaba vivir una vida como toda joven en

mediodelmundo:Estudiar,divertirmeconlosamigos,hacerelbien,peroJesúsme llamóparaque fueramáscomprometidayentendieracómoesvivir sumismavida.ConsagradaaDiosPadre.Estoycontentadeque lamía sea toda para bien de mis hermanos—dijo con esa seguridad quehabíaadquiridoenlosúltimosmeses.—Supongo que no es fácil si estabas acostumbrada a vivir la vida de

manera…—nosabíacómodecirlo,noencontrabalaspalarasprecisas.—Talvez,algunosdías tengodudas,perosonmás losdíasenquemi

decisiónsefortalece,díasdeluzydíasmásgrises;sinembargo,laluzhaidohaciéndosecadavezmáseficazenmividayapesarde todo,en losmomentosmásoscuroshesentido lapresenciade lamanopoderosadelSeñor.—¿Yquétehatraídoaquí?Sobretodoarelacionarteconunasesino.—PorquemesientoidentificadaconBenjamin—elentrecejodeldoctor

se frunció ante su confesión—.No he asesinado a nadie, pero creo queBenjaminnecesitademiayuda.—¿Puedodarteunconsejo?—preguntómirando los labiosque tenían

unhermosotonocarmínnatural.Candiceasintiócon lentitud,echándoleun rápidovistazoal rostrodel

doctor,conunaescasabarbacobriza.

—Lo de Sutherland no es nada espiritual, es psicológico… debesentenderquehaypersonasmalvadaspornaturalezaynoimportacuántoteesfuerces por hacerlos cambiar de parecer, no vas a conseguirlo ylamentablementeesaeslanaturalezadeSutherland.Candicesequedóensilenciopensandomuybiencuálseríasurespuesta.—Creoqueeso loafirmanquienesnuncaaceptaránque la religiónes

tanomásimportantequelacienciaEldoctorsealzódehombrosyliberóunpesadosuspiro.—Debo seguir con mi trabajo —se levantó, no conseguía prudente

discutirconunareligiosa.—Disculpe doctor Rickfort… —se levantó—. ¿Puedo ayudarle con

Benjamin?, veo que no cuentan con muchas enfermeras y tengo losconocimientosbásicos.—Déjemehablarloconeldirectordelainstitución.—Solo intento prestar un poco de servicio comunitario, por ley mi

ayudanorepresentaunamolestia.—Prometoquevoyaconsultarlo—leregalóunasonrisademediolado

ylamiródearribaabajo.—Gracias—leregalóunasonrisaquedejóaldescubiertosuspequeños

dientes—.VoyaseguiresperandoporaquíaqueBenjamindespierte.—Lepuedoasegurarqueperderá su tiempo,porqueSutherlandnova

despertar por lo menos en veinticuatro horas, es mejor que vaya a sucasa,descanseyregresemañanatemprano.—Estábien,esoharé.Regresarémañanaaprimerahora—emprendió

sucaminohacialasalidadelaenfermería,perosevolvió—.Doctor—lollamócaptandolaatencióndelhombrequecaminabaensentidocontrario,quiensevolvió—.Muchasgracias.—Solocumploconmideber,puedesirtranquila.Candice asintió y se volvió una vez más, siguiendo con su camino.

Rickfortsequedóobservandoelcuerpodelachica,sobretodoelvestidoquelerozabalascaderas.

CAPÍTULO26

CuandoCandiceentróalapequeñahabitación,seencontróaBenjamin

aúndormido,noleagradóverloatadoconcorreasalacama,suponíaqueeraunamedidadeseguridad,peroquédañopodríacausarunhombrebajolosefectosdesedantes.Dejósupequeñobolsoylabibliasobrelamesademetal,paraponerse

a revisar el suero que iba directo al sistema nervioso del paciente. Porinstinto le acarició los cabellos y le agradó la sensación sedosa de lashebrasensusdedos.Cerró los ojos, agradeciendo a Dios porque le permitió vencer su

miedo irracional y le brindó el valor para regresar a sanar un poco elalmadeesejoven,estabaseguradequesinohubiesellegadolohabríanasesinado.—Buenos días —saludó el doctor Rickfort al entrar a la pequeña

habitación.—Buenosdíasdoctor,¿cómoestá?—saludóretirandosumanodelos

cabelloscastaños.—Bien, veo que está ansiosa por cuidar de Sutherland—comentó al

percatarsedelacariciadelaseñoritaAdams.—Soloesperoquemejoremuypronto.—Nohaynadadequépreocuparse,haevolucionadomuybien.Fuerade

lasdoscostillasrotasyalgunoshematomasalarmantes,seencuentramuybien.Sucuerpoestabadescansando,perosucerebrono.Podíaescuchartodo

a su alrededor, cada pasoque ella daba, cada palabra que intercambiabacon el doctor.No podía llevar el tiempo, pero sabía que habían pasadomuchashorasyCandiceseguíaahí.Laescuchósentarsealladodesucamaytomarunlibro,eralabiblia,lo

sabíaporelparticularsonidoqueproducíaelpapelcadavezquepasabalaspáginas.—"PorquéamaraDios:Amoalseñorporquehaescuchadomivozy

mis súplicas, porque ha inclinado a mí sus oídos, por eso lo invocarémientras yo viva. Me rodearon lazos de muerte, me encontraron lasangustiasdelsepulcroycaíentribulaciónytristeza.Entoncesinvoquéelnombredelseñordiciendo:"Sálvameseñor".Clementeeselseñoryjusto.Compasivo es nuestro Dios. El señor guarda a los sinceros. Estaba yopostradoyme salvó…"—Benjaminpodía escuchar cómoella le leía elSALMO116.Candice seguía leyendo e iba por el SALMO 147 cuando un bostezo

interrumpió el versículo 19, aunque en su inconsciencia Benjamin loterminó.Candicesesentíaverdaderamentecansada,porquelanocheanterior la

preocupaciónno le permitió conciliar el sueñoy se la pasóorandoporBenjamin.Apoyólacabezaalbordedelacamaysindarsecuentasesumióenun

sueñoprofundo.Benjamin escuchaba la respiración y los latidos acompasados de ella,

nadiemásentrabaamolestaryel tiempopasaba, tantocomoparadarsecuentadeque“susalvación”dormíamásqueunKoala.El cuerpo deBenjamin empezó a despertar y tardó alrededor de diez

minutosenacostumbrarsealestadodeactividad,sobretodosusojosquetemían a la luz, sentía un ligero cosquilleo en los dedos de su manoizquierda, lo que provocó que bajara la mirada, encontrándose a “susalvación” dormida, aunque no podía verle el rostro, porque estaba decaraalotrolado.Las cosquillas en sus dedos las producía el cabello rubio que estaba

recogidoenunacoladecaballo,primeravezqueloveíadeesamaneraynoenelmoñopegadoalanuca.Inevitablementesusinstintosdesalmadosbramaronysaltarondemanerainmediata,sinpodercontrolarlosporquelavoluntadselequebrantaba,nocontabaconlasfuerzasnecesariaspararesistirse a sus deseos de asesinarla, apenas conseguía luchar con surespiraciónagitadaqueacentuabaeldolorensucostadoderecho.Enredósusdedosalashebrasypocoapocofuehalando,evitandopor

todos los medios despertarla, hasta que consiguió apoderarse de unacantidadconsiderabledecabello,sealentabaahacerloyasíterminarpor

condenarseeirsealmalditoinfiernoydeciradiósdeunavezportodasaeseensayoqueerasuvida.Tal vez debía sentirse agradecido; de hecho, una pequeña parte de su

concienciaasísesentíaynoqueríahacerlo,peroeramásfuerteelmalditoinstintoquehabíanpuestoenélylodominabaenteramente.Tiró de los cabellos utilizando toda su fuerza, pero no consiguió el

objetivo,sumuñecanoledejabaningunaopcióndemovimientoymaldijoa las correasque lo ataban a lasbarandasde la cama,pensóquepodríaestrangularlautilizandosuspiernas,peroparasumalasuerte tambiénseencontrabaninmóviles.No lequedómásqueaflojar el agarre, convirtiéndoloenunacaricia,

experimentando la suavidad en ese cabello con ese color que tanto lerecordabaalasespigasdetrigo,alsol,alanaturaleza;descubriendoquele gustaba la sensación que le provocaba, era una extrañamezcla entrequerer asesinarla y no querer, no quería dejar de vivir esa delicadaexperiencia,eraunequilibroperfectoparasutormento.Había encontrado la manera de controlarse, Iblis le había dicho que

existía la forma para hacerlo, pero nunca imaginó que fuese rozar loslímitesdesumásanheladodeseo,jamáspensóquequedaríaesclavizadoabrindarlecariciasa“susalvación”paranoasesinarla.Candicedespertóyseencontrócon lamiradadeBenjaminsobreella,

esa mirada brillante y enigmática había regresado con toda su fuerza,aunque los vasos oculares reventados, fuesen la huella más evidente detodoporloquehabíapasado.Nopudoevitarasustarseysorprendersealdescubrirse tan cómodamente en la camilla, por lo que se incorporóabruptamente y se levantó, provocando que la silla rodara, con unmovimientoenfalsotrastabillóycallódeculoenelfríosuelo.Benjaminlaobservóeinternamentereíaantelastonteríasquecometía

“susalvación”ysepreguntabasitalvezIblissehabíaequivocado,porquesuúnicaoportunidadestabaenelcuerpodealguienalgotorpe.—¡SantoDios!—exclamósonrojadaantelavergüenza,poniéndosede

piey sobándose lasnalgas sinningúndisimulo, por loqueBenjamin lededicó una mirada descarada; ella inmediatamente dejó de hacerlo,sintiéndose aún más abochornada, como si fuese posible—. ¿Cómo tesientes?—preguntó,intentadoobviarelaccidentequeacababadetener.Benjaminpusolosojosenblanco,talcomoellaletemía,peroestavez

lohacíaporsarcasmo,altiempoqueagitabasusmanoscasiinmóviles.

—Sí…estásatado.SiBenjaminpudiesehablar,lehabríadichoqueobviamenteasíestaba,

quenohabíadescubiertoaAmérica.—Soloesporseguridad,perotehanvendadomuybienlasmuñecasy

lascorreasnoteharándaño…¿Internamente,cómotesientes?—curioseóconunadulcesonrisa.Élmeneólacabeza,paraindicarlequemásomenos.—¿Has hecho algún voto de silencio? —inquirió al ver que él no

respondíaoralmenteningunadelapreguntas.Yunavezmásélpensabaqueeraalgoingenua.No,realmenteeramuy

ingenua,porloqueintentóabrirunpocolaboca,paraquesepercataradequesu"votodesilencio",eraobligatorio.—¡Por Dios! Tienes la lengua destrozada, voy a colocarte un

antiinflamatorio—informóencaminándoseaunavitrinaqueconteníalosmedicamentos.Benjaminsepreguntabasiellanotendríapersonalidadpropia,porque

cada vez que hablaba se respaldaba detrás de Dios y eso era algodeprimenteparaél,recordabaquehabíaestadoconmujeresquemientrasgozaban de un orgasmo, tendían a clamar por ese ser, no queríaimaginarselosorgasmosde“susalvación”,porloqueunavezmáspusolosojosenblanco.—Yaverás, conesto la inflamacióndisminuirápocoapoco…eso sí,

no podrás comer nada sólido hasta que no se cicatricen un poco esasheridas—hablabacontotalconfianza,mientras lepinchabaelbrazoconla jeringa—. Prometo traerte un poco de sopamañana,me quedanmuybien,mimadremeenseñóaprepararlas.Él parpadeó lentamente en un gesto de agradecimiento, pero quería

saberunpocomásdesumadreadoptiva,estabasegurodequeeraalaquese refería; percibió devoción y un poco de tristeza en la voz cuando lanombró, por lo que hizo un ademán con la mano, indicándole que seacercaraunpoco.Candice comprendió que quería que le diera la mano, temerosa la

acercóaladeBenjamin,dudandoenpermitirsealgúntipodecontactoconunhombre;noobstante,noqueríaqueélpensaraqueestaba rechazandoeseactohumanitario,porloquecolocósumanoencimadelaél.Benjamin no podía permitir ese toque, porque alteraba sus ganas, los

latidos del corazón se le desbocaban y una vezmás solo quería saltarle

encima, por lo que decidió probar si la reacción que había tenido alrozarleelcabello,seríaigualalhacerloenotraspartesdeesepequeñoycurvilíneo cuerpo, por lo que pasó su pulgar por encima de la mano,acariciándolelosnudillosa“susalvación”,quiennisiquieraparpadeó.Candice al sentir la cariciaqueBenjamin lebrindaba, sabíaquedebía

retirar su mano, pero aunque quisiera no podía hacerlo, era algo máspoderosoquenoledejabapensarenquenopodíapermitirseesaclasedeintimidadconunhombre.Enpocotiempoélseapoderódelamanodeella,mientraslamirabaa

los ojos y supo que ese era el equilibro. Empezaba a tolerarla, a sentircierta simpatía y pudo ver en sumirada selva, porqué adoraba a la quehabíasidosumadreadoptiva.Candicesintióquelamiradadeél ledesnudabaelalma,por loquela

bajóasusmanosunidaseinhalóprofundamente,armándosedevalorpararomperelcontacto.—Voyatomartelatemperatura,loharéenlaaxilaparanolastimartela

lengua,aúntienesfiebre,quierosaberencuántosgrados.Candiceunavezmássealejóalavitrinaybuscóeltermómetro,elque

utilizócomolehabíandicho.Sehizoespacioporlaaxilamasculinayleposóunade lasmanos en el hombro, esperando aquepasara el tiemponecesarioparaqueeltermómetrotomaralatemperatura.Benjamin apretaba fuertemente la mandíbula y retenía la respiración,

sintiendocómolasangreensusvenasempezabaacircularmásrápido,aconsecuenciadelaadrenalina.DefinitivamenteCandicenopodíatocarlo,eraélquiendebíahacerlo,por loque lamiróconunaclaraadvertenciareflejadaensusojos.Candice se alejó al ver lamirada enfurecida de él, por lo que retiró

rápidamente el termómetro, el cual terminó en el suelo hecho añicosmientrasellatemblaba.Quisorecogerloscristalesesparcidos,perosolodiovariospasoshaciaatrásy terminóporsalirdel lugar,olvidandosuscosasysintiendoelpánicoapoderarsedecadamoléculadesuser.Alsalirdelahabitaciónquisocorrer,perovariasmiradasseanclaron

en ella. Estaba segura de que habían percibido que algo le pasaba, peroantes de que alguien se acercara a preguntarle, se obligó a recobrar lacompostura,disimulandosupasoapresurado.Necesitabaurgentementeunpocodeoxígeno,anhelabaairelibre,soloeso.Benjaminlaviosalirenvueltaenpánico,unavezmásintentabahuirde

él, tal vez debería hacerlo definitivamente y así liberarse de lo que leesperaba; sin embargo, la fuerza de voluntad de “su salvación” eramanipulada,esolosabíayasícomoellanopodíamantenerselejos,élnopodía seguir siendo responsable de sus impulsos, era ella quien seacercabaalahogueraenlaqueélsehabíaconvertidoylamentablementeterminaría incinerada;el tiempoerarelativo,podríaserhoy,mañana,enunmesoreciénparida,igualsuvidaseríaconsumidaporlasllamas.Candice,alsalirdeledificiosepercatódequeestaballoviendo,porlo

quedemomentonopodríaregresarasucasa,terminóporsentarseenunabancamientrassumiradaseperdíaenelpatiocentral,recordandoenesemomentoquehabíaolvidadosuscosasenlahabitacióndeBenjamin,peronoqueríaregresar,primerosecalmaríaunpoco.Frenteaellaprácticamentecaíaunacascadadeagua,debidoaldeclive

de la edificación. Estaba sola, todos se encontraban adentro,resguardándosedelalluvia.Hacíafrío,peronoleimportaba,seabrazóasímismatratandodeencontrarunpocodecalorotalvezloquebuscabaeravalor.Con una de sus manos hurgó dentro de su vestimenta a la altura del

pechoy tomó lamedallade lavirgenMaría,poniendo todasu feeneseobjetoquesignificadatantoparaella.—Señor, ilumíname,ayúdame—cerró losojos, implorandoencontrar

una solución a sus dudas y miedos—. ¿Qué debo hacer padre? Eres elúnicoquepuedeguiarme…noséquéhacer,séquedebemosmostrarnosfuertesantelasadversidades,quenodebemostenermiedoporquetúnosguíasynosproteges…Solotepidoprotégeme,siestuvoluntadquesigaayudando el alma encadenada deBenjamin, aclaramis pensamientos—murmurabasuplegaria.—Señorita Candice, ¿se siente bien? —preguntó la voz del doctor

Rickfort, quien la sorprendía por la espalda, provocando que sesobresaltaraunpoco.—Sí… sí gracias, solo necesitaba un poco de aire —respondió

sonriendo,sinpoderocultartotalmentesunerviosismo.—¿LehahechoalgoLaBestia?—inquiriódenotandopreocupación.—No,soloquisedejarlodescansar.—¿Porquélohace?¿Porquéleofreceayuda?Séqueesinhumanode

mi parte, pero ese joven después de lo que hizo no merece vivir, nomerecede sus cuidados.Sino ledioopciones a supropiamadre, nadie

deberíadárselasaél.—Doctor, el único que tiene el poder para juzgar esDios, nadiemás

puedehacerlo—enfatizóconuntonodevozáspero.—¿CreequeDiosperdonará loqueélhizo?—sinhabersido invitado

sesentóalladodeCandice.—No lo sé, verdaderamente no lo sé. Pienso que ha sidomanipulado

porelmalyesoDioslotomaráencuenta—suspiróalverlaincredulidadbailandoenlosojosgrises—.Doctor,nadieestáexentodesertentadoporelmal,hayaquienesno ledanopcióndeelegir, simplementeelmal seimponeyesnuestrodeber recuperaranuestroprójimoyguiarlopor lasendadelseñor.—O el mal puede terminar por corromper a las almas puras —

condicionóconlamiradafijaenloslabiosdeCandice.—Debemos tener fe en que el bien siempre predomina…

¿Verdaderamente cree que si el paciente Benjamin Sutherland fuese taninhumanocomoustedespiensan,hubiesesufridodeesamaneralamuertedelseñorDavor?Elsufrimientonoshacehumanos,noshacenobles.—Solo nos preocupamos porque nos dicen que esa es la condición

humana,perohayquienesencuentranplaceralincitardolor…—confesóyselevantó,siendoseguidoporlaspupilasdeCandice—.Contupermiso,voy por un café, ¿quieres uno? —había decidido marcharse, porqueevidentemente hablar ciertos temas con una religiosa, no los llevaría aningunasolución,muchasvecespecabandenobles.—Gracias,perovoyaregresaralahabitacióndeBenjamin.—EntoncesselollevaréalahabitacióndeLaBestia—lerecalcócómo

erallamadoesejovenalqueellapretendíaayudar,paraqueentendieraquenovalíalapena.—Ustedes mismos son quienes lo condenan con ese apodo, deberían

llamarloporsunombre.—Disculpa…enunratotellevoelcaféalahabitacióndeSutherlandy

aprovecharéparahacerlarondamédica.—Gracias,porquemisvagosconocimientosmédicosno secomparan

conlosdeundoctor—dijoponiéndosedepie.Candiceseencaminóalahabitación,mientrasmeditabalaspalabrasdel

doctorRickfort.Al llegar, su corazón se empequeñeció y la angustia seapoderódesupechoalverqueBenjaminestaba llorando,seencontrabaconlamiradafijaeneltechoylaslágrimaslecorríanporlassienes.

—Benjaminno llores, todova a estar bien—susurró sentándose a suladoylayemadesusdedosintentabanretirarlaslágrimasquesalíanunadetrásdeotra;empezóaacariciarleloscabellosconmanostemblorosas,sintiendo cómo la opresión embargaba su pecho—. Supongo que llorasporDavor.Benjamin asintió en silencio, mientras las lágrimas no le dejaban de

brotar, no podía entender por qué de pronto sintió nuevamente lanecesidaddellorarantelanostalgiaqueexplotódelanada,unossegundosantes de que “su salvación” entrara; lo que le parecía realmente extrañoeraquemientrasseencontrabasumidoensudolor,losinstintosasesinosquelatíanporella,desaparecíanypodíadejarsetocarydisfrutardeesascariciasqueloconsolaban.—Nodebes sentirtemal,no fue tuculpa—murmurabayélasintióen

silencio—. No… no lo fue, solo que todo el mundo lo dice, pero biensabesquenopudistehacernada,estabasencerrado,túnoqueríasqueesopasara,losé;almirarentusojospuedosaberlo…ElseñorDavorseguroestará en la gloria de Dios, porque él se había ganado el cielo con suacciones para contigo, te brindó ayuda y protección cuandonadie quisohacerlo… ahora quiero que sepas que no te dejaré solo, voy a estarcontigo, hablaré para quedarme aquí y te haré compañía, no voy apermitirquevuelvanahacertedaño.Enunnuevoimpulsoellaseacercóyledepositóunbesoenlamejilla,

sintiendo cosquillas en sus labios a causa de la tupida barba. En esemomentoentróeldoctorRickfortconelcaféenlamano;noobstante,alveraCandicebesaralaBestia,elpequeñovasotérmicoselezafódelasmanosycayóalsuelo.Antelainesperadainterrupción,Candiceseseparóviolentamente,como

sihubieraestadohaciendoalgorealmentemalo,sintiendoqueelcorazónseleinstalabaenlagargantaconlatidosdesbocados.Benjaminquisoasesinarconlamiradaalhombrequehabíaentradosin

avisar, interrumpiendo ese momento en que se estaba ganando lacompasión de “su salvación”. Seguramente le advertiría sobre lopeligroso que era acercársele y la colmaría de miedo una vez más.Inevitablemente su instinto asesino afloró, pero esta vez en contra delimpertinentedoctor.—Disculpen,iréporalguienparaquelimpieeldesastrequehecausado

—dijoretrocediendovariospasos.

—Si quiere yo puedo hacerlo—se ofreció Candice, alejándose de lacama.—Noesnecesario—respondióRickfortsaliendodelahabitación.—Espere… —lo detuvo Candice y caminó hacia sus cosas, las que

agarróconmanostemblorosasymiróaBenjamin—.Deseoquetesientasmejor,yadebovolveramicasa,prometoqueregresaréenunpardedías.Benjamin asintió y siguió con lamirada a “su salvación”, quien salía

siendoescoltadaporRickfort,esehombrequeaéldefinitivamentenoleagradaba.

CAPÍTULO27

DespuésdequeeldoctorRickfortlasorprendieradándoleunbesoen

lamejilla aBenjamin,Candicedecidióno ir almenosporun tiempoalcentro psiquiátrico, porque se sentía realmente avergonzada, como sihubiese estadohaciendoalgomalo.Confiaba enque el hombre cuidaríamuybiendelpacienteynoeratannecesariasupresencia.De eso habían pasado dos días, pero ya su voluntad se había

quebrantadoyestabaen lacocinapicando lasverdurasquenecesitabaelconsoméquelellevaría.—¡Qué bien huele! —La sorprendió Robert entrando en la cocina,

sintiéndoseextrañadodeveraCandiceenlacasa—.Esperoquemedejesunpoco—separódetrásdeella,poniéndolelasmanossobreloshombrosyleregalóunbesoenlamejilla.—Estoypreparandopara todos—sonriócomplacidaante lasmuestras

deafectodesuhermano—.Esperoquemequedeigualqueamamá,estoyponiendotodomiempeño.—Seguro que quedará igual, ¿cómo te va en la iglesia? —curioseó

mostrandointerésenlascosasdeCandice,perosoloeraunaexcusaparallegaralpuntoquequeríaconversarconella.—Bien—soloselimitóadecirybajarlamiradaalabatataquepicaba.—LaseñoraScottmepreguntóporti,medijoqueestasemananohas

asistido—comentó,ubicándoseenunadelassillas.—Estuve…—titubeóy soltó el cuchillo temiendoherirse, porque sus

manostemblabancomonunca—,estasemanaconalgunasobrasbenéficas—comentóconvozestrangulada,porquelecostabamuchoocultarlecosasasuhermano.—Candice,prometistequenoteexpondrías…—Estoyvisitandounhospital—interrumpióponiéndosealadefensiva

—.Nodebespreocuparte.—Está bien, no me preocuparé siempre y cuando me lleves a ese

hospitalqueestásvisitando.—¿Nomecrees?—inquirióllevándoseunamanoalpecho,sintiéndose

indignada.—Tecreo,peromegustaríaacompañarteyverloquehaces.

—Noesnecesarioquelohagas.—Candice,megustaríasaberquéesloquepasacontigo,saberquéeslo

queestápasandopor tucabeza…Desdehaceunosmeses tedesconozco.Sé que la muerte de Jeremy y la de nuestros padres te afectaron, perodebessuperarloyretomartuvida, tuverdaderavida,noenloquetehasconvertido.Parecesalguiensinunapizcadepersonalidad—resoplóalverque su hermana le daba la espalda y evadía la situación—.Candice porfavor,siéntate…hablemos,yanoeresunaniña,tienesveinteaños.—NoquierohablarRob…respetamisdecisiones.—¿Cuálessontusdecisiones?¿Ir todoslosdíasavelarpor lasdemás

personas,mientrastuvidaesuncompletocaos?…Nomeestáshaciendofáciltodoesto,suponíaqueLizzyseríamimayorcomplicación,perohademostradosermásmadura.—Quieroiraunconvento—soltósinmás.—¡¿Qué?!¿Hasenloquecido?¿Ahoraquieressermonja?—nolopodía

creer, definitivamente su hermana se encontraba realmente afectada—.Hacemenosdedosañosteníasunnovioconelquesoñabascasarteytenerhijos, ahora quieres ser monja…Una cosa es esperar un tiempo a queaparezca en tu vida alguien especial, que llene el vacío que ha dejadoJeremy y otra muy distinta es tomar decisiones realmente serias, soloporqueaúnteduelesumuerte.—Esmásqueeso,Diosmehasalvado.—¡Tonterías!—golpeólamesaconlapalmadelamano,haciendoque

Candicesesobresaltara,élsesentíamolestoydesesperado.Candice sollozó sin poder evitarlo y se limpiaba las lágrimas con el

dorsodelamano.—¿Quépasa?—preguntóLizzyirrumpiendoenlacocina,percatándose

dequelosánimosestabanalterados.—Nopasanada—dijoCandiceconlavozquebradaporlaslágrimas.—Claro que pasa, supongo que aún no le has contado a tu hermana

sobre tus planes —comentó Robert poniéndose de pie, empezando acaminardeunlugaraotro.—Rob…soloquieroquemecomprendas.—Pero si ni tú misma te comprendes, estás en un error, estás muy

confundidaynoquieresaceptarlarealidad…llamaréalapsicólogaylepediréunacita.—Noesnecesario.

—¿Alguien podría explicarme qué es lo que pasa? —refutó Lizzy,paseandosumiradadeCandiceaRobertyviceversa.—DíseloCandice—laalentó.—Lizzy,séquetalvezreaccionesdelamismamaneraqueRobertyque

no me comprendas, pero es una decisión que he tomado y que nadielograráquecambie.—Si estás segura—comentó frunciendo el ceño ymirando aRobert,

quienteníalasmanosenlacabeza.—Elpróximosemestremeiréaunconvento.Lizzy sonrió con incredulidad, mientras intentaba procesar la

informaciónqueCandiceleacababadesoltardeesamanera.—¿Tú,monja?Candice,esoesunalocura…estásconfundida,soloeso.

Nunca fue tu vocación ser una religiosa, si suspirabas cada vez quemecontabas lo bien que se sentía que Jeremy te besara. Puedes irte alconvento,peroterminarásarrepintiéndote.—Esloqueledigo—intervinoRobert.—Aún falta mucho tiempo para eso—resopló Candice—. Por favor,

¿puedenporelmomentorespetarmidecisión?Lizzy asintió y le hizo señas a Robert para que también estuviese de

acuerdo.—Estábien,voyarespetartudecisión…—sedioporvencido,dejando

descansarlosdedosentrelazadosenlanuca.—También la respetaré—comentóLizzyy caminóhasta pararse a su

lado—.Déjame ayudarte, estoy segura que esto quedará para repetir—sonrió intentando consolar a su hermana, no le gustaba verla llorar,aunquesabíaqueRobertteníarazón.Intentaronolvidarelaltercadoycontinuarcomo loshermanosunidos

que siempre habían sido, Lizzy y Robert sabían que aún contaban contiempoparahacerleentenderqueesanoeraladecisiónmásacertadaynoporqueellosestuvieranencontradealgunareligión,sinoporqueteníanlacerteza de que su hermana solo estaba actuando demanera arrebatada ydejándosellevarporeldolor.Despuésdelalmuerzo,Candicesubióasuhabitación,aprovechandoque

RobertyLizzyhabíansalidoaljardínparajugarconNadyayJason.Nosellevómuchotiempoenducharseycambiarsederopa,regresóa

la cocina y sirvió para llevar el consomé que le había prometido aBenjamin.

Eneljardín,RobertjugabaconJasoncomosifueseelpadreperfecto,admirabaelamorqueleprodigabaalniñoyloincondicionalqueeraconNadya.Pensabairsesinavisar,peroloconsideróunaacciónbastanteinmadura

desuparte,porloquesalióaljardín.—Necesitosalir,regresaréenunpardehoras.—Ten mucho cuidado y no tardes —dijo Robert regalándole una

sonrisa, realmente no le agradaba que saliera, pero no quería seguirdiscutiendoconCandice.—Prometoregresarpronto—diosupalabraysalióconelenvase.Con mucho cuidado abrió la puerta de la habitación en la que se

encontrabaBenjamin.—Hola—saludóasomandomediocuerpo—,buenastardes.Él,quehabíaestadoconlamiradaperdidaeneltecho,ladesvióhacia

“susalivación”,quienacababadeentrar.—Penséquehabíasolvidadoelcaminoqueteconduceamihabitación

—ironizósiguiéndolaatentamenteconlamirada.—¡Ya puedes hablar!—se mostró feliz al darse cuenta de que había

mejoradoconsiderablemente.—Asíparece.—¿Ya almorzaste? Te he traído el consomé que te prometí —le

comunicó,colocandoelenvasesobrelamesademetalyaunladopusosupequeñobolsotejido.—Nosésiaunpocodegelatinasinsaborselepuedallamaralmuerzo

—dijo y sumirada por primera vez viajabamás allá del rostro de “susalivación”,debíaadmitirqueposeíaunascurvasmuytentadoras,lasquesedejabanapreciaratravésdelateladelvestidoquelerozabalascaderas.—Realmente eso no es almuerzo, por eso estás tan delgado—alegó,

volviéndosecon la tazadelconsoméen lasmanos,unacucharasobre latapaylaservilleta,caminóysesentóalladodelacama.BenjaminobservóaCandiceacomodándolelaservilletasobreelpecho,

tratándolo como si fuese un niño que ni siquiera supiera llevarse unbocadoalaboca.—¿No pensarás darme la comida o sí?—sonrió demedio lado y no

pudoevitardisfrutardelaromaqueseesparcióporlahabitacióncuandoelladestapóelenvase.

Llevaba casi dos años que no experimentaba esa sensación de que labocaseleinundara,anhelandodegustarcuantoantesloqueleofrecían.—No tienesmás opciones, debes permitir que te alimente, porque no

van a soltarte. Así que puedes dejar el orgullo de actor de lado—dijorevolviendoellíquidoconlacuchara.—Creo que del actor no queda nada, pero no sientas pena por eso.

¿Vistealgunademispelículas?—preguntótardándoseunpocoenabrirlaboca,pararecibirlacucharadadeconsomé,mirandoalosojosverdes.—Mentiríasidigoqueno,creoquelasvitodas—aprovechóylediola

primeraprobada.Benjaminsaboreóyjadeóanteelplacerqueestallóensupaladar,había

olvidadoloverdaderamentedeliciosaqueeralacomida.—Realmente está muy buena —dijo volviendo a abrir la boca para

disfrutar del alimento una vez más, después de tragar prosiguió—:Suspirabas por mí, eras de esas adolescentes que se iban a la camapensandoenquepodíaaparecerbajosussábanas,¿aquesí?—leguiñóelojocontotalpicardía.Candice no pudo evitar sentirse nerviosa ante ese comentario e

ineludiblementesesonrojó.—Creoquetucomentarioestáfueradelugar—reprendió,empujándole

más de la cuenta la cuchara dentro de la boca—. Pero para saciar tucuriosidad, soloveía tuspelículasporqueamihermana legustaban,eraellalaquesuspirabaporti.Realmentenuncameparecistetanatractivoylamentosiconesogolpeotuorgullo.—Entonces le enviaré solo saludos a tu hermana, supongo que tienes

celular.—Sítengo,pero…—nosabíacómoexplicarlequesuhermananotenía

lamásremotaideadequeloestabavisitandoyseguramenteLizzynoibaquererningúntipodesaludodeunasesinoquelehabíarotolasilusiones—.Nopuedo.—¿Porquénopuedes?Nocreoqueseaporcelos.—Noes eso—suspirópara sacarlodedudasdeunavezpor todas—.

Ella no sabe que te conozco y tampoco pienso decírselo, no sabe quevengo a este lugar. Si mi hermano se entera, impedirá que lo sigahaciendo.—Entoncesolvidemoseltemacontuhermana,porquequieroquesigas

viniendo…megustatucompañíaydeciertamanerametranquilizasaber

quenoteparezcotanatractivo,asínoterminarásenamorándote.—Yatehedichoquemilaboresexclusivamentehumanitaria,nopuedo

ver las cosas como una mujer común, mis sentimientos estáncomprometidosconDios—volvióallevarlelacucharaalaboca.Despuésdeesonodijeronnadamás,élnoqueríacontradecirlayella

nopretendíaseguirhablandosobresentimientosamorososconunhombrealquesolopretendíaayudar.Ensilenciosiguiódándoledecomer.JustocuandoCandiceselevantabaparaponerelenvasevacíosobrela

mesa de metal, entró el doctor Rickfort, sin avisar como ya era suimpertinentecostumbre.Estaba decidido, su próxima víctima sería ese hombre al que desde

hacíaalgúntiempoodiaba,leromperíaelcuello,deesoestabaseguro.Queríarobarlesuúnicaoportunidadparasalvarse,¡malditoegoísta!Lo

habíadescubiertomirándola lascivamenteyesoqueeraélquien llevabamásdedosañossinsexo;eseenfermoqueteníalaposibilidadalavueltadelaesquina,sehabíaencaprichadoconCandice.Nosolopodíainterpretarsusmiradas,sinoquetambiénlograbasaber

lo que pensaba, cada vez que lo tocaba, contaba con la posibilidad deinterpretarlossuciosdeseosdeRickfort,habríapreferidonohacerloparaasínoalimentarsuodio,estabasegurodequeIblislehabíaconcedidoese"poder",paraqueestuvieraatento.—Buenas tardes—saludó el doctor, mirando a Candice e ignorando

totalmenteaSutherland.—Buenas tardes doctorRickfort—correspondió la joven,mientras le

quitabalaservilletadelpechoaBenjaminylelimpiabaloslabios,sinfijarlamiradaenloquehacía—,¿cómoestá?—Muybien,hevenidoavercómosigueelpaciente.—Lo veo mucho mejor, se ha tomado todo el consomé que le traje.

Necesita ganar un poco de peso—comentó sonriente y se volvió parasonreírleaBenjamin,quienseobligóafingirunasonrisaamable.—Sí,voyapedirlealnutricionistaquelehagaunaevaluaciónparaun

nuevoplanalimenticio—explicósindesviarlamiradadeCandice.—Porfavor,creoqueesverdaderamentenecesario…—miróavarios

lados del lugar—. Disculpe, voy a lavar esto y enseguida regreso, asípuedeaprovecharpararevisaraBenjamin.—Claro,puedespasar—semovióunpasohacialaderechaylehizoun

ademánparaquesiguiera.

CandicesalióconelenvaseyRickfortlasiguióconlamirada.—¡Ylabestiasoyyo!—mascullóconsarcasmo,alverqueelhombre

nodisimulólamiradaqueclavóeneltraserode"susalvación".ParaBenjaminlopeordeesemomentonoeralaintrépidamirada,sino

los sucios pensamientos que siguieron a la acción, era un malditoenfermo.—¿Cómohace con la conciencia? ¿Se acuesta con sumujer,mientras

piensa en la señorita Adams? Digo, al menos a mí se me perdonaría,porquemialmaestáescudada—comentócontodalaintencióndehacerlesaberquesehabíadadocuentadelosanhelosdeRickfort.Eldoctorsevolvióycaminóconlentitudhastadondeestabaelpaciente.—No sé de qué hablas, Bestia —siseó mirándolo a los ojos—. Tus

ironías eran para Davor, te aconsejo que me respetes porque tengo elpoderparamatarteyrealmenteganasnomefaltan—confesódejandoenevidenciaelodioqueletenía—.Unainyecciónconaireytehagoelfavor—amenazósintiéndosemolestoantelaaltaneríadelpaciente.—Inténtelo —lo instó incorporándose en la cama y encarándolo—.

Hagaelintentodeagarrarlajeringayleromperéelcuello…enrealidadnonecesitorazonesparahacerlo.Lohubiesehechosinsiquieraponerlosobreaviso,sinofueseporlas

malditascorreasquelomanteníanatadoalacama.—Noeresmásqueuncharlatánqueintentametermiedo,psicópatade

mierda —escupió con desprecio, desistiendo de revisarle los signosvitales,ledabaigualsimejorabaono.—Sí, porque soy un psicópata es que sé que acaba de pensar que

moriríaporsaberloquesesientemorderleelculoalaseñoritaAdamsydéjemedecirle quemorirá sin saberlo—ledijo condientes apretadosytirandodelasataduras—.Letengounamalanoticia,laseñoritaAdamsesmía,esmisalvaciónynoseráustedquienseinterponga…¡Búsqueseunaputa!—¿Quémierdadices?Eresunenfermo—hablabasintiéndosenervioso,

nopodíaentendercómoeraposiblequeSutherlandlograrainterpretarloquehabíapensado.Tragóensecoymantuvoelaplomo,suponiendoquenoeramásqueintuiciónmasculina.—¿Porquésemolestaconmigodoctor?—preguntóysuvozdeodioy

amenazacambiódrásticamenteaunade temor—.Sinodeseaatendermemás, lo entenderé… todos me odian y tienen sus razones —lo miraba

fijamenteconrabia,perosuvozeratodolocontrario.Benjaminsabíaperfectamenteque“susalvación”habíallegadoyestaba

tras la puerta, podía sentir el particular aroma a rosas y no dudó unsegundoenvolteareljuegoasufavor.—Loco de mierda, ¡maldito enfermo! —Rickfort rugió molesto y

desconcertado,porqueSutherlandleestabaviendolacaradeestúpido.Enesemomento lapuertaseabrióyRickfort tratódedisimular,pero

era demasiado tarde, “su salvación” lo había escuchado, esa mirada dedecepción lo gritaba y él disimuló a la perfección su sonrisa desatisfacción,trasungestodetemor.—Doctor,¿podríapermitirmequeleleaunpocoalpaciente,porfavor?

—pidió en su camino hacia la mesa de metal. Donde dejó el envase yagarrólabiblia.—Está bien, pero le recomiendo que no se acerque mucho a

Sutherland,podríaserpeligroso.Benjaminbajó lamiradacomounniñoalqueacababande reprender,

mostrándosevulnerabledelantedeCandice.—Graciasporelconsejodoctor,peronoesnecesarioqueestigmaticea

Benjamin—ledijoconuntonodevozimpersonal.Benjamin quiso aplaudir, porque “su salvación” se estaba volviendo

sumamenteprotectora.—Estaréconlapacientedeallado,cualquiercosa…—Lollamaré—intervinosinvolverseamirarlo,soloaferrándoseala

biblia.ARickfortnolequedómásopciónquesalirdellugar,alserconsciente

del cambio de actitud en la señorita Adams. Podía asegurar que habíaescuchadocuandoamenazóaLaBestia.Candice no podía comprender por qué el doctor usaba palabras tan

duras en contra de Benjamin, ¿por qué maltratarlo de esa manera?Suponía que no debía sentir rabia, pero las injusticias muchas veces larebasaban.Lavozdelpacienteinterrumpiósuscavilaciones.—Gracias,noséporquéélseempeñaenvermecomoaunaBestia…

estoy intentado encontrar el camino —dijo con el ceño fruncido y lamiradabaja,fingiendoestartrastocadoporlasituación—.Escuchotodastuslecturasdelabibliayenalgunastienesrazón,loestoycomprendiendo,pero no podré si siguen recordándome las acciones que cometí, sinsiquieraserplenamenteconsciente.

—Mehedadocuenta,porquehasdejadodecontradecircadaversículoque te leo—seubicó en la silla al ladode la camay abrió la biblia—.TranquiloBen,alserhumanoselehacedifícilolvidar,perotúcambiarástotalmente y caminarás por la senda de Dios, ya verás; dentro de muypocopodrásvivirtranquilamente,saldrásdeestelugarysiquieresteirásaotropaís,casarte, tenerhijos,una familiaa lacualprotegeryenseñarlosdesigniosdenuestroseñor.Benjaminsabíaquelaestabamanipulandoalaperfecciónyqueellase

acercaba,cadavezmásleperdíaelmiedoyerajustoloquenecesitaba,nisiquiera escuchaba claramente lo que le decía, aunquemuchas veces nopodía quedarse callado ante las tonterías celestiales que hablaba y sí, leprestaba atención, pero nunca podría tolerarla, sus ganas dematarla nodejabandelatirconstantemente,perolasmanteníabajoperfil.—¿SeguiremosconCorintios?—preguntóellaabriendolabiblia.—PrefieroGénesis…siempreesbuenorecordarcómoempezótodo.—EntoncesseráGénesis—sefuealasprimeraspáginasdelabiblia—.

¿Algúncapítuloenespecial?—Capítulocuatro,delversículounohastaelquince.—ÉsehablasobreCaínyAbel…—comentómientrasbuscaba—.Aquí

está—Candice empezóa leer,mientrasBenjaminescuchabaatentamentealgoqueyasabíadememoria.—¿QuiéncreesquefueculpabledelamuertedeAbel?—preguntóuna

vezqueellaterminódeleer.—Caínfuetentadoporelpecadoynotuvolavoluntadsuficientepara

resistirse—dijoconconvicción.—No es así… realmente la culpa la tuvo el Señor… fue su decisión

honrar de mejor manera la ofrenda de Abel, cuando ambos se habíanesforzado por igual. El Señor pudo darle el mismo valor a ambasofrendas, pero a cambio solo creó las diferencias, provocando que elcorazón de Caín se llenara de envidia hacia su propio hermano —aBenjamin le gustaba ver cómo esos grandes ojos verdes se llenaban dedudas—.Noconformeconeso,despuésdequeCaínmatóaAbel,sololocastigó expulsándolo, cuando debió eliminarlo o resguardarlo para quecomprendieraquehabíapecado,perodejósaliralpecadory tambiénseaseguródequenadiemáslehicieradaño,lohizoporquequeríaquetodalamierdasesiguieraextendiendo.—Pensé que ya no ibas a refutar las sagradas escrituras—reprendió

haciendounmohínqueaéllepareciómuygracioso.—No las estoy refutando, simplemente estoydandootra opinión—se

alzódehombrosyporprimeravezlaveíasonreír,másalládeunsimplegestoamable.—Estábien,aceptotuopinión,peronolacomparto.—¡Qué bien!Así puedo sentirme en la libertad de decir que tampoco

compartolamayoríadetusopiniones.—Prefiero que seas sincero y que no guardes cosas negativas en tu

corazón—dijoyporunmomentosintióquenopodíadesviarsumiradade esos enigmáticos ojos azules, era como si la estuviese atando a suspupilas—. De… debo irme—tartamudeó y se levantó rápidamente, sinpoderevitarsentirsemuynerviosayconelcorazóngolpeteándolecontraelpecho.—¿Vendrásmañana?—preguntósiguiéndolaconlamirada.—Nolosé.—Porfavor,ereslaúnicapersonaquemehacecompañía.—Intentaré venir, pero no puedo prometerlo—Candice se diomedia

vuelta, al tiempo que se colgaba del hombro su bolso, sin atreverse amirarlo una vez más a los ojos, por temor a quedarse anclada en suspupilas.—Noquieropromesas,tienenmásvalortusintenciones.—Está bien, mi intención es venir, pero puede que haya algún

inconveniente.—Rezaré para que no lo haya —comentó con una sonrisa casi

angelical,disfrazandoesagranmentira.Candicesonrióysaliódellugarconpasorápido,queríaalejarsedela

presenciadeBenjamin,porque lehabíaperturbadoque lamirarade esamaneraquenosabríaexplicar.

CAPÍTULO28

Benjamin estaba más dormido que despierto, ese era el efecto de

algunodeloscalmantesquelesuministraban,paracontrarrestareldolorque le provocaban los vestigios de las numerosas golpizas que habíarecibido.Mucho antes de que llamaran a la puerta, escuchó a “su salvación”

hablandoconunhombrequenoeraRickfort,caminabaconrapidezyelacompañanteintentabamantenerleelpaso.Abriólosojosjustoenelinstanteenquelapuertaseabrióyanclósu

miradaenlamujercitarubiaqueparecíauntorbellino.—Le he dicho que este bolso no contiene nada por lo que deban

preocuparse, ya revisaron todo, ¿acaso hay otro inconveniente? —preguntósinsaludaraBenjamin,soloselimitabaadiscutirconelhombrequelaseguía.—Debemos velar por su seguridad señorita o lamentablemente no

podremosseguirconcediéndolelasvisitas.—¿Quédañopodríahacerme?¿Acasonovenqueesunpobre infeliz

queestáinmovilizado?—preguntóhaciendounademánhaciaBenjamin.—SeñoritaAdams,acepto lodepobre,pero lode infelizestádemás,

tampoco así—dijo el aludido contrariado, obligándose a no soltar unacarcajada, porque nunca nadie había osado llamarlo de esa manera, nisiquiera la cerda de su madrasta. Desvió la mirada hacia el hombre deseguridad parado en el umbral—. Por no decir que tengo un par decostillasfracturadasquemetorturancadavezquerespiroyquenopodríahacerle daño a la única persona que me ha brindado un poco decompasión.—Bestia, te recuerdo que asesinaste vilmente a lamujer que te dio el

ser,supongoquetecostarámenoshacerledañoaquientebrindeunpoco

decompasión.—Porfavor,¿podríanolvidarloquehizoBenjamin?…oalmenosno

recordarlo a cada minuto —suplicó Candice—. Está atado, no puedemover manos ni pies, ¿por qué tienen que ser tan intransigentes? —caminó hasta lamesa y dejó caer el bolso, no era elmismo tejido quesiemprellevaba—.Silohacesentirsemástranquilo,puedequedarse.—Ese es el problema, no puedo quedarme, no puedo abandonar mi

trabajosoloporcuidardeusted.—Nomecuideentonces, yopuedohacerlo sola.Regrese a supuesto,

vaya…sipasaalgogritaréyseguroquealguienmásllegaráenmiayuda.—Essutotalresponsabilidad—lerecordóelhombre.—Esmi responsabilidad—aseguróCandice, elevandoambas cejas en

ungestodeimpaciencia.Elhombresedioporvencidoysaliódelahabitación,Candiceresopló

ydejócaerloshombroscomosiungranpesolaabandonara.Benjaminsonreía,perodejódehacerlocasi inmediatamente,paraque

nolopillara.Ellasevolvióhaciaélconlasmanosenlacintura.—¿Puedo preguntar a qué se ha debido ese episodio tan agresivo, en

unamujerdecorazóntanpuro?—ironizóelevandounaceja.Ellanodijonada,solosevolviódeespaldasyabrióelbolso.—Aesto—respondió volviéndose una vezmás hacia él,mostrándole

unatijerayunamáquinadeafeitar—.Creenquepodríashacermedaño.Benjaminmirólatijeraeinevitablementeleasaltaronlosrecuerdosde

cómohabíausadounacasiigualparamataraKaren.—Realmente podría—confesó, notando inmediatamente cómo ella se

tensaba—.Peronoquierohacerlo,asíquepuedesestartranquila,¿quésesuponequeharásconeso?Candicerespiróunpocomásaliviada,algunasveceslemolestabatodo

el juego de palabras y sutiles amenazas que utilizaba Benjamin, con elúnicopropósitodeasustarla.—¿Desde cuándo no te cortan el cabello o te rasuran? Pareces un

indigente.—¡Gracias!Hoytushalagosmehanhechosonrojarmásdeunavez.—Lo siento, mi intención no es hacerte sentir mal. Solo pretendo

ayudarte—alegóenvozbaja,sintiéndoserealmenteapenada—.Noquieroque cambies solo por dentro, también me gustaría ver en ti un cambioexterior.

—Estábien,novoyaoponermeaeso.Aceptoquemehagasuncambio,soloesperoquesepasloquehaces.—Estoyseguradeloqueharé—sonrióacercándosehastaél,contijera

enmano—.Primerotendréquecortarteunpocolabarbaporqueestámuylarga,despuéspasarélarasuradora.Benjamin miró la tijera muy cerca de su rostro, despertando casi

violentamente las ganas de usarla e imaginó las muchas maneras deasesinar a Candice con ella. Se obligó a desviar lamirada del objeto yrespirarprofundamenteparaacallarsuscruelesinstintos.—Prométemeque tendráscuidado,hermosa—pidióconvozvibrante,

fingiendo sentir miedo mientras ella le ponía una toalla alrededor delcuello,laqueuniósobresupecho.—Ni…siquiera…—balbuceónerviosa,noentendíaporquécadavez

queBenjaminlehacíauncumplidoal llamarladeesamanera,algomuyextraño pasaba en su estómago; la invadían emociones que solo habíaexperimentado mientras Jeremy la besaba—. No pienses que quierohacerte daño—agarró un mechón de cabello de la barba castaña y locortó.Benjaminprefiriócerrarlosojos,mientrasconteníalarespiraciónpara

no hacerle daño a “su salvación”, escuchaba atentamente cómo cortabaunoaunolosmechones,parecíaqueeltiempopasabamuylentoyellalotorturabaconsuaromaarosas.Escuchabalarespiraciónacompasadadeella,peroquealgunasvecesse

descontrolaba,asícomoelretumbarenloquecidodesucorazón.Nopodíasabersi loque“susalvación”sentíaeramiedooalgomás,porprimeraveznolograbadefinirlasemocionesquemarcabacadalatido.Sintió la espuma cremosa sobre una de las mejillas y no pudo

permanecerconlosojoscerrados;noobstante,prefiriónohaberlohecho,porqueseencontróconelrostrodeellamuycercaylodescontroló,porloquevolvióacerrarlos.CandicefuerevelandopocoapocoelrostrodeBenjamin,descubriendo

que debajo de tanto vello facial, se encontraba un hombre joven. Lorecorría con la mirada mientras él tenía los ojos cerrados, parecía unángel ante la belleza que poseía, en ese instante comprendía porqué lasadolescentes suspiraban por él. En dos años, los rasgos se le habíanfortalecidoyhabíanacentuadoelatractivodelqueeraposeedor.Agarrólatoalla y retiró los restos de espuma, sin darse cuenta de que estaba

tomándosemástiempodelnecesarioyquesololohacíaporacariciarlo.—¿Nomedigasquetambiénvasabesarme?—formulólapreguntacon

picardía, abriendo un solo ojo, teniendo la certeza de que ella lo estabaadmirando y que el corazón se le había desbocado, podía escucharlopalpitarconextremarapidez.Ella se alejó inmediatamente y él logró respirar con mayor

tranquilidad,cadavezeramásdifícilmantenersuautocontrol.Sentía que “su salvación” le había quitado un gran peso de encima,

aunquenopodíatocarselabarbaparaconstatarquenoteníavellos,soloconnosentirloseraextraordinario.Candice sentía que su rostro se había sonrojado ante las palabras de

Benjamin, por lo que se alejó a un lugar seguro, se fue en busca de uncepillodentrodelbolso,peronoconseguíaagarrarlo,porquelasmanosletemblabandemasiadoynoqueríaqueélsedieracuenta.—Te…tevoyacortarunpocoelcabello.Yaellanoqueríaseguirviendoesamelenaquelellegabaamitaddela

espalda.—SituintenciónnoesdejarmecomoCristóbalColónestábien,dejaré

quelohagas—dijoconlasátiraquenuncapodíafaltar.—No,quedarásmuybien,yaverás—aseguróconmediasonrisa,laque

no pudo controlar. Suponía que las religiosas no se debían mostrarsesonrientes,almenosnoconloshombresydebíacontrolaresosimpulsossipretendíairsealconvento.Cepillóelcabelloconcuidadoypocoapocofuecortando,sintiéndose

entregadaacadahebra.Legustabatocarlo,erasumamentesedosoydeuncolor muy bonito, era un castaño oscuro casi negro, pero con algunosmechonesunpocomásclaros,separecíanaesosrayosdesolquecalabana través del follaje de los árboles, esos que brindaban una luz que lallenabadepaz,esamismasensaciónleofrecíaelcabellodeBenjamin,poreso lospeinabaconsusdedosunayotravez, eramaravilloso sentir lashebrasdeslizarseentresusdedos.—¿Faltamucho?—preguntó sacándolade suensoñaciónydeldeleite

quegozabasutacto.—No,yaterminé—dijosinpoderocultarsunerviosismo.—¿Seguraquenomehastrasquilado?—No,tehaquedadomuybien—aseguróycaminóhaciaelbolsouna

vezmás,dedondesacóunestuchedepolvocompacto.

—Apesardetodo,esvanidosalaseñoritaAdams—sonrióalverqueseacercabaconunestuchedemaquillaje.—Solo lo uso por el espejo—dijo y con una sonrisa abrió frente al

rostro de Benjamin el estuche negro, dejando el espejo frente a esoshermososyenigmáticosojosazules,sintiéndosesatisfechaconeltrabajorealizado.El espejo frente a él le devolvía su reflejo y se quedó mirándolo,

reconociéndose, reencontrándose después de tanto tiempo. Todo a sualrededordesaparecióysoloquedóélconelhombreenelespejo.Se sentía verdaderamente extraño, buscó en sus ojos azules y no se

reconocía,porloquesepreguntó:¿Cómohabíallegadoaesepunto?¿Enqué momento había cambiado tanto? Aunque se sentía vacío, en suspupilasveíavida,talvezerasualmalaquesereflejabaenellas,aunqueseencontraba en el escondite perfecto, tan lejos de él como para noalcanzarla,peroalavistadelasdemáspersonas,paraquevieranqueahíestaba.Lo que le instaba a rescatarla era recordar, anhelaba sentir esas

emocionesque invadíansupecho,sentirsemáshumano,deseaba todoloque había perdido en el momento en que la escudó, jamás pensó quedemostrar fortaleza a Iblis le quitaría tanto; no obstante, que también ledaríaotrascosasmás.Lequitóemociones,sucarrera,asumadre,algunosamigos;aunqueno

searrepentíadeloquehabíahecho,habíamomentosenquelaextrañaba,tambiénanhelaba libertad,amoryunaposiblefamilia, talcomolehabíadicho“susalvación”.Acambio,habíaganadoodio,desprecio,poder,intuición,manipulación

y de cierta manera le agradaba lo que había ganado, solo que queríatambiénemociones,nosolovacío.También quería sentir el corazón latir fuertemente de felicidad, sentir

nuevamente sus latidos al ritmo de los aplausos de un público que loovacionaynoapresuradosporestarconteniendolarespiración,paranoacabarconlaúnicaposibilidadqueteníapararecuperarsuvida.Nohabíaqueridoserelegido,noquisosermanipuladodetalmanera,ni

encontrarseenlanecesidaddedependertotalmentedeIblis.Aesehombreen el espejo, sencillamente no lo podía engañar, al reencontrarse con élmismo,asaltabanlasansias,queríaliberarsecuantoantesyesoreforzabalasganasdequererrecuperarsualmaacostadeloquefuera,aunacosta

decomerseelcorazóndesupropiohijo.Anhelabahacerlo,encontrardeunavezportodas,lasalida.—¿Y bien?, no me has dicho qué te parece —la voz de Candice

irrumpió,sacándolodeeselugarremotoenelqueseencontraba.—Meveo diferente—murmuró con lamirada fija en su rostro en el

espejo—.Meveomayor.—Nosécómoterecuerdas,peroeresunhombre.—Sí, laúltimavezquemeviera…unadolescente—hablabacomosi

estuviesehaciéndoloconélmismo.—Bueno,tendrásesteespejocontigoparaqueteveasmásamenudo—

dijoretirandoelescuche.“Susalvación”sellevósuimagen,arrancándoleunavezmáselalma.—¿Piensaselevarmiego?—inquiriódivertido,queriendorecuperarsu

seguridad.—Avecesesnecesarioquemiresunpocoalhombreenelque tehas

convertido —le recordó retirando la toalla con los cabellos que habíacortado.—En una bestia —dijo con melancolía, pero lo hizo con toda la

intencióndedespertarcompasiónenella.—¡No!PorfavorBen,noeresunabestia.Mira,hasquedadomuylindo

—confesóconinocencia,conelúnicopropósitodehacerlosentirmejor.Aunquelasúltimaspalabrasfueronarrancadasdesuinconscientecorazón.—¿Algúndía vas a desamarrarme?—obvió las palabras de ella, para

noalejarladelasemocionesqueladelataban.—Nosésipueda,sabesquenoestápermitido.—¿Ycómohacemos?Necesitohaceralgourgenteconlasmanos.—Dime,yoloharéporti—seofrecióconunaternuracasimaternal.—No…nopuedeshacerlopormí, es quenecesito…debo…mepica

algo que tú no puedes tocar —buscaba la mejor manera de elegir suspalabras,intentandoserrealmenteconvincente.Candice comprendió inmediatamente y aunque lo intentó, no pudo

evitarquesucarasesonrojara.—Hermosa, solo será cuestión de segundos, nadie tiene que darse

cuentaysoloseráunamano…—empezóahablarconurgencia,paraqueellacreyeraensuspalabrasyasíencontrarelobjetivo.—Estábien,perohazlorápido,paraqueveasqueconfíoentiyqueno

te creo ninguna bestia —sus manos volaron a la correa de cuero e

intentaba hacerlo deprisa, pero sus movimientos temblorosos solo ladejabanquedarcomounatonta.Benjamin observaba atentamente cómo ella desamarraba la correa, al

sentirse liberado elevó la mano; Candice dio un paso hacia atrás,mostrándosetemerosa.—Noteharédaño.Dicesquenomecreesunabestia,perometemes—

espetófingiendosentirsedolido.—Noesmiedo—unodelosmayoresdefectosdeCandiceeraquenole

gustabasentirseretada,porloqueavanzóelpasoquehabíaretrocedido.Benjaminseestabadandocuentadequelascosascon“susalvación”al

parecer serían más fáciles de lo esperado, ella se dejaba manipularfácilmente,porqueteníauncorazóndemasiadogeneroso.Elevósumano,estabasegurodequeellanoseretiraría,porloquese

obligóaponerseapruebaunavezmás,peroalmismotiempoconfirmarsieraeseonoelequilibrio,leacaricióconlosnudilloslamejilla.Candice intentó alejarse, pero desistió de hacerlo, solo se quedó

inmóvilycerrólosojosanteelsuavetoquequeBenjaminleprodigaba,eracomosinofueseella,porqueanteélnoteníavoluntad.Benjamin podía rozarla y no querer matarla, era algo extraño, casi

insólito.Comolasalgasquepodíanalumbrarelmarenplenanoche,perodejabandebrillarsieldíalassorprendía.AsíestabaseguroBenjamin,quesi alejaba su toque solouncentímetro, sus instintosasesinosexplotaríansinpermiso.—Gracias—lavozsuavedeélagradeciéndole,provocóunvacíoenla

boca del estómago de ella y algo como mariposas revoloteaban en suinterior.Sensaciones en su cuerpo emergieron, bullían en lugares que debían

estarprohibidosparaBenjamin,porquesolohabíanpertenecidoaJeremy,porloquesealejóconelcorazónlatiendodesbocadoensugarganta,anteelmiedoquesentíaencontradeellamisma,encontradesucuerpoquelatraicionaba.—De… de… de nada… —la voz temblorosa no le dejaba dudas a

Benjamindeldescontrolquehabíaprovocadoenellaconsoloesetoque—.Bueno,hazloquetengasquehacer—loalentódándosemediavuelta,porquesentíaelrostroardereintentabacontrolarsurespiraciónalterada.—Listo,yapuedesatarmenuevamente—pidiócaptandolaatenciónde

“su salvación”, quien se encontrabade espaldas, pretendiendoocultar lo

quepasabaenella.—¿Necesitasquetelavelamano?—preguntóvolviéndosesinatreverse

amirarloalacara.—No es necesario, no soy un sucio, nome la he metido—dijo con

picardía,cuandoni siquiera sehabía tocado.Nohabíasidomásqueunapruebaparaellayporquéno,unatrampaenlaquefácilmentehabíacaído.Candiceseencaminóderegresoalacamayunavezmásloató.—Creoqueyahepasadomuchotiempoaquí,deboregresaramicasa

—comentóalejándosedeBenjamin.—Puedesirtranquila—anclósumiradaenlasmejillasarreboladasde

ella,leencantabavercómolasangreseleconcentrabaenelrostro.Candiceguardólascosasenelbolsoycaminóhacialasalida,tratando

lomenosposibledemantenercomunicaciónconBenjamin.—Candice —él la detuvo, ella al parecer no tenía intenciones de

volverseparamirarlo—.¿Novasadespedirte?—AdiósBenjamin.—AdiósCandice…ygraciasporloquehashecho.Anteesaspalabrasellasevolvióconmediasonrisa,perounaquenole

llegabaalamirada.—Nodebesagradecermeamí,agradéceleaDios.—Noha sidoDios quienmeha quitado kilos de cabello, has sido tú,

fuerontusmanoslasquemedieronlaoportunidaddereencontrarmeconelhombrequeera.—PerohasidoDiosquienmehapuestoentucamino,sinofuesepor

él,yonoestaríaaquí.—Entoncesleagradezco—comentó,perobiensabíaqueellanoestaba

ahí porDios, nohabía sidoprecisamente él quien la habíaguiado a eselugar.Pobretontaqueaúncreíaenunserdelquetodoshablaban,peroquenadiehabíavisto.Ellavolvióasonreírdulcementeysaliódejándolosolo,unavezmás.

CAPÍTULO29

Candicehabíasolicitadoencarecidamentequehicieranunaexcepción

con Benjamin y le asignaran una nueva habitación, una que al menoscontaraconunaventanahaciaelpatiocentral,noimportabasiseguíaeneledificioviejo,peroquelebrindaranlaoportunidaddequetuvieseunpocode luz natural y no esa que parecía un cuarto de castigo, donde estabacompletamenteincomunicado,peropormásquesuplicó,noconsiguióelobjetivo.La Bestia regresaba a su celda particular, aunque al menos se

encontraba seca y el olor a humedad había desaparecido, percibía elmístico aroma del sándalo y estaba un poco más iluminada, habíanreemplazadoelbombilloquecolgabadelcablesulfatado,porunalámparamásgrande.Lamiradaazulrecorrióellugarconaversión,aunquelehabíanhecho

algunasmejoras,yanoqueríaestarahí,soloqueríalibertad,empezabaaimpacientarse,sucalma,su"nomeimportanada"yaestaballegandoasufin.—Ya verás, vamos a cambiarla —susurró Candice tomándolo del

brazo,invitándoloaentrar,mientrasunhombrelaresguardaba.Ella no se daba por vencida, todos los días seguiría insistiendo y no

desistiríahastaconseguirelobjetivo.Habíatenidoquerecurriraalgunosdesusahorrosparapagarporlasmejoraseneselugarynosearrepentía,asícomonosehabíaarrepentidodehabergastadodesudineroenotraspersonas.Benjamin al sentir que ella lo agarró, haló el brazo bruscamente,

sintiendocomosiel toque lohubiesequemado,noquisohacerlodeesamanera, pero lo había tomado desprevenido, sin ningún tipo deconcentración de por medio y no debió hacerlo, se lo dejó saber aldedicarleunamiradadeadvertencia.CandicenopudoevitarasustarseantelareaccióndeBenjaminymucho

menos pudo descifrar lamirada que le dedicó, quería creer que era dedisculpa,peroenrealidadesebrillointensoensusojos,noselodejabanclaro.Tratódedisimularsumiedoconunasonrisanerviosayreservada,solo para que el hombre de seguridad que los acompañaba no tomara

represaliaencontradeBenjamin.Eraevidentequenadieloquería,quetodosloodiaban,lasmiradasque

posaban sobre él se lo dejaban claro y ella se sentía en la necesidad deprotegerlo,talvezeralomismoqueélqueríahacerconella,salvarladelosmalos comentarios, que ya se empezaban a regar entre losmismosempleados, unosmás absurdos que otros, algunos decían que él era unherejeyellaseestabadejandollevarporsusdogmas.¡Qué equivocados estaban! Si solo supieran todo lo que había

evolucionado Benjamin en los ocho días que estuvo hospitalizado, nohablarían de esamanera, él solo se encontraba confundido y era lógicoqueloestuviesedespuésdelabandonototalenelcualestuvo.Benjaminseencaminóalfinaldelpequeñocuartoacolchadoysedejó

caer sentadoenelmismo lugardesiempre.Candice lo siguióyseparófrenteaél,paradespuéssentarsesobresustalones,atreviéndoseamirarloalosojos.—Sigue igual —murmuró con las pupilas fijas en el rostro de “su

salvación”,perorealmentenolamiraba.—Sí bueno, ahora estámás claro—acotómoviendo su cabeza de un

ladoalotro,observandoel lugarvacíoy triste,eseenelcual susvoceshacíaneco.Ellapretendíaquealmenossedieracuentadeque lohabíaniluminadounpocomás.—Estonoayudaráamimejoría.Benjamin se sentía abatido, en poco tiempo se había acostumbrado a

escuchar diferentes voces, a percibir distintos olores y rostros. Queríasaberquédemoniospasabaconél.Susánimosestaban totalmentedescontrolados, al igualque su instinto

pormatara“susalvación”,algunasvecespodíatolerarla,otrassentíaquepormuchoautocontrolquese impusiera, terminaríasaltándoleencimayestrangulándola. Hasta había empezado a soñar, después de más de dosañossinhacerloylasúltimasdosnochesseviocaminandobajolalluvia,una lluvia incesantey fría, perono iba aningunaparte, nunca llegaba aningúnlado.—Regresaréenunrato—ellasediocuentadequeBenjaminnoquería

hablar,sepusodepieysaliódel lugar,élnisiquierahizoel intentopordetenerlaoalmenosporpreguntarleadóndeiría.LapuertasecerródetrásdeCandiceydelhombredeseguridad,quien

la acompañaría a la salida. Él quedó completamente solo, como era

costumbre.Almenosloagradecía,porquequeríaponerenordensuspensamientos

y las emociones que lo invadían, necesitaba urgentemente definir susituación. Intentaba hacerlo cuando la luz de la lámpara se apagó,dejándolo completamente a oscuras y a los pocos segundos, frente a élbrillaronmalignamentelospuntosqueiluminabanlascuencasnegras.—Midiscípulo—lavozatrayentedeIblishizoecoenellugar.—¿Porqué lohiciste?—reprochóBenjamincon lamirada fijaen las

cuencasébano.—Porquetúmelopediste,queríassentirysolotecomplací,estoyaquí

para eso, para acceder a tus peticiones; ahora quiero que acates misexigencias,porquevengoaexigirteamigomío—sentencióconvozlenta,esesernosealteraba,suvozsiempreeracalma,tantocomosuactitud.—Siempre lo has hecho, no es precisamente ahoraque solicitas algo,

desdequeteconocíenesemalditoaviónnohagomásquecumplircontusimposiciones—estabamolesto,muymolesto con Iblis, porque lo habíaabandonadopormuchotiempoyahoraregresabaaexigir.—Escucho molestia en tu voz y no voy a tolerarlo, es mejor que

redimastuodioyesoesunaadvertencia,noquierocastigarte…Solohevenidoaexigirquedejesdeescuchara“tusalvación”.—Además de no poder matarla, tampoco podré escucharla… ¿No la

mirotampocoymelacojotelepáticamente?—comentóconesarabiaquebullíaenél.LacaradeBenjaminfueinvoluntariamentevolteadahacialaderechaa

consecuenciadeunafuertebofetada,quenorequiriódeningúntoque;noobstante,supielempezóaarder,comosihubiesesidoquemadaconaceitehirviendo.—Solonoescuchessusestúpidasreflexionesbíblicas,nolohagassino

vasacontradecirla—siseóIblis,despidiendosualientoamirra.—Exijosaberporquénodebohacerlo—fijósumiradazafirotitilante

enlanegra,loafrontabaynoleimportaba,habíallegadoelmomentoderetarlo,porqueverdaderamenteestabacansadodetodaesasituación.—Porqueestáscreyendo—respondiófirmemente.—No lo hago —contradijo reteniendo al borde de sus párpados las

lágrimasaconsecuenciadelardorqueletorturabalamejilla.—¡Sí, lo haces! Por eso estás perdiendo el control, por eso te estás

haciendodébil,noserásmásqueundespojo…Situcreenciaporeseser

aumenta, teconvertirásennadaynopodrás llevaracabotusacrificioyentonces yo la tomaré, me quedaré con la mujer y tú seguirás aquíencerradoparalaeternidad.—¿Estás diciendo que si llego a creer recuperaré mi alma sin hacer

ningúnsacrificio?¿Opodrésaciarmisganasdematarlaantesyempezaracreer después? Existen otras posibilidades y me las ocultas. ¡Me hacespasarporimbécil!—gruñóaúnmásmolesto.—Noamigomío,creernoestanfácil,parapoderhacerlolanecesitasa

ella,podríasrecuperartualmasicrees;perocuandolohagas,vasavivirmáximo dos horas, porque no soportarás la culpa y terminarás porsuicidarte, entoncesme apoderaré de tu almay te arrastraré ami reino,dondeteconvertiréenmiesclavoporhabermedesobedecido…Yasabes,nolaescuches—leadvirtióydesapareció,dejandounavezmásellugariluminado.BenjaminintentabacomprenderporquéIblishabíadesaparecidodeesa

manera tan repentina, cuando la pesada puerta se abrió yCandice entróconunabolsagrandedepapel.—Heregresado…Ben,vamosacambiarestelugar,yaverás.Todoserá

máscómodopara ti—hablabaemocionada, conesagran sonrisaque leiluminaba la mirada, al tiempo que se dejaba caer sentada sobre sustalones frente a Benjamin—. Déjame decirte que vas a disfrutar de lacaridadde laspersonas,esto te loenvíael señorGilbert—dijosacandounamanta y una almohada—. ¿Ves que no todos te odian?, él cree queDios te salvará, sabe perfectamente que la caridad, es amar a Dios porsobre todas las cosas y al prójimo como a unomismo. Se trata por lotanto, deun amordesinteresado…También la dueñade la librería te haenviadoalgunoslibros,noquisetraertenadadereligiónparaquepuedasviajarfueradeestelugaratravésdelalectura,hayvarios;tienesdeJulioVerne,deWilliamsShakespeare,StendhalyVíctorHugo,talvezyahayasleídoalgunos,perosiempreesbuenoteneralgoconqueentretenerse—lehizo saber con su voz casi melodiosa, sacando uno a uno los pesadostomosyponiéndolossobreelsueloacolchado.Élnoleprestabaatenciónporquesuponíaquenodebíacreernisiquiera

enlamisericordia,aunquefrenteasusojosteníalaprueba,estabaelgestomisericordiosoparaLaBestia.Su mirada se posó en las flores blancas que tenían los largos tallos

envueltosconun"bonito"papelblanco.

—¿Tegustan?Lashecompradopara ti, sondalias—ledijosonriente—.Dicenquesonmuestradedignidad.—Nosé simegustan,pero supongoquepara ti tienenun significado

especial, unomás allá de la dignidad, hastame atrevería a decir que tetraenrecuerdos.—¿Porquédiceseso?—preguntóconlospárpadosabiertosdeparen

par, aúnno se acostumbraba a esamanera en queBenjamin sabía tantascosasdeellaylelastimabaquelohiciera.—Porque he notado el entusiasmo con que te has referido a unas

simples flores—alegó admirando los pompones de pétalos blancos queen las puntas tenían una coloración lila—. No quiero nada de eso,llévatelo,noestoyparalimosnas—suvoztanprofundacomolamuerteysumiradafijayfríacomolostémpanosdehielodelosocéanosamedianoche,provocaronqueCandicesequedarainmóvil,observándoloconlosojosdeellaacuosos.—Nomelollevaré…siquieresdeshaztedetodoestotúmismo—dijo

poniéndose de pie y dejando las cosas en el lugar—. Hasta mañanaBenjamin—sedespidiócasienlapuerta.Se sentía molesta con la actitud cambiante de él, algunas veces era

abiertoanuevasideas,escuchabaatentamentecuandoellaleleíalabibliayotrassimplementeerauncompletoenigmaquelaasustaba.—Loúnicoquepodríaagradecertesinceramenteseríaalgunoscigarros

—suvozhabíacambiadototalmenteaunadivertida.Aumentando lamolestia en ella y a él le había agradado ver que “su

salvación”, no era un ser completamente lleno de bondad, que tambiénpecabacon la soberbia; su rostro sonrojadopor la rabia legustabamásqueelarreboladoporelnerviosismoosutilexcitación.Ellavolviómediocuerpoysololehizounamuecademolestia,antelo

cualélsoltóunacarcajadaquehizoecoenellugar,llegandoalosoídosde Candice y encantándola como si fuese el canto de las sirenas; sinembargo, debía mantener a rayas sus emociones femeninas, salió dellugarylodejósoloconsussarcasmos.Benjamin al verse solo una vez más, dejó de lado su orgullo y las

exigencias de Iblis, por lo que se acostó y tomó la almohada,colocándoseladebajodelacabeza,disfrutandodelacomodidadalaqueuna vez más se había acostumbrado durante los días que estuvo enenfermería.Sinpensarlomuchoeligió:LosMiserablesdeVíctorHugo,a

medida que leía entraba a otro mundo, en el que se hablaba de lanaturalezadelbien,elmal,lahistoriadeFrancia,laarquitecturadeParís,la política, la ética, la justicia, la religión, la sociedad y las clases, asícomolanaturalezadelamorrománticoyfamiliar.Sindudaalguna, loquedeciertamanera le trastocó fue lahistoriade

Valjean,porquenoseexplicabacómoeraquedespuésdehaberlehechomalalarzobispo,alrobarlelaspocaspertenencias,éstesepreocupóporélyleayudó,mintiendoparaquenoselollevarandenuevoaprisión,deloqueaprendióylogróserunhombredebien.Continuó leyendo sin saber por cuánto tiempo, hasta que se quedó

dormidoyesanochesoñóqueeraValjeanyqueteníaalgunaposibilidaddecambiar,graciasalaayudadivinaydesinteresadade“susalvación”.

CAPÍTULO30

AveMaría,gratiaplena,

Dominustecum,benedictatuinmuliéribus…

Unavozmelodiosalosacódelprofundoestadodesueñoenelquese

encontraba,estababocaabajoconelrostrocasienterradoenlaalmohada,a duras penas consiguió elevar la cabeza y con pesadez abrió un ojo,encontrándose con “su salvación” de espaldas, era ella quien cantaba elAveMaría,mientrasorganizabanuevasdaliasenunflorerodeplástico.Nisiquiera la escuchó entrar, había dormido como nunca antes, tal vezporque después de varios años, encontró la posibilidad de experimentarunanuevalibertadatravésdellibroquehabíaestadoleyendo.CandicesintiólafuerzadelamiradadeBenjaminsobresuespalda,por

loquevolviómediocuerpoyleregalóunasonrisa,todalamolestiaquehabía sentido el día anterior en contra de él, simplemente se habíaesfumado.—¡Buenos días! Veo que haz dormido bien —su brillante sonrisa

demostraba la emoción que le provocaba verlo de esamanera y le diociertagraciacuandoélfruncióelsueño.—Aún duermo —dijo con voz ronca, dejando caer la cabeza

nuevamente y colocándose la almohada sobre la cabeza, demostrandofastidio.—Lo siento, te he despertado mientras cantaba—acotó divertida, sin

dejar de organizar las flores. Le gustaba ver ese lugar con un poco decolor.

—Esque lo hacesmuymal…ahora tengo sueño, cuandodespierte teenseñaré a pronunciar correctamente el latín —su voz se escuchabasofocadaporencontrarsebajolaalmohada.—Está bien, entonces cantaremos juntos… pero primero debes ir al

baño.—Loharécuandodespierte.—¡Pero si estás despierto!—objetó observándolo comportarse como

unodelosniñosdelhospitalpediátricoquealgunasvecesvisitaba.—Túmeestásdespertando—refunfuñósinquitarselaalmohada.—Estábien,tedejarédormir…cantarébajito.—¡No lohagas!…Nocantes,prefierodejar el sueñoparadespués—

dijo incorporándose con su cabello totalmente revuelto, parecía unnidode pájaros, por lo que Candice no pudo evitar reír—. ¿Qué pasa? —preguntó desconcertado, observando cómo ella se acercaba sin dejar dereírysecolocóderodillasfrenteaél.Nuncaanteslahabíavistoreírcontantoánimo.—Tienes el cabello desordenado, ¿puedo?—preguntó con la idea de

acomodarlashebrasrevueltas.Benjamin asintió en silencio y cerró los ojos, conteniendo la

respiraciónparanohacerledaño,al tiempoquesentía lasmanosdeellavagar entre sus cabellos, y podía escuchar los corazones de ambos latirfuertemente.Eldeella latíapresurosopor lasemocionesque lagobernabacuando

estabaconél,esasnuevassensacionesquelaazotabansinpiedad,peroquelehacíansentirsemuybien,sesentíaplena.El corazón de Benjamin se desbocaba por contener la respiración y

tomarfirmementelasriendasdesusimpulsos,lapodíasentirtemblandoyaturdida, por lo que aún con los ojos cerrados, elevó rápidamente susmanos, unidas por las correas de cuero y las posó sobre el cuello deCandice.Ellaseasustó,peronosealejó,alnotarqueelagarreera tiernoyno

agresivo.Benjaminacaricióconsuspulgareslasmejillasdeella,equilibrandolas

ganasensusmanospormatarla.Laselevóunpoco,apoderándosede latersacaradelarubiayseacercóaúnmásabriendolosojos,fijándolosenesasdosesmeraldasqueestabancargadasdetemor.—The world was on fire and no one could save me, but you —

canturreómuybajito,mientrasbajabasumiradaaloslabiossonrojadosyentreabiertosdeella,sintiendocómoelalientoseescapabaysemesclabaconeldeél—.It'sstrangewhatdesiremakefoolishpeopledo, I'dneverdreamedthatI'dmeetsomebodylikeyou.Candice se encontraba demasiado nerviosa y los latidos enloquecidos

desucorazónnoledejabanpensarennadamás,solosuolfatointervinoalextasiarseconelaromaacaramelodecanela,provocandoquelabocaseleaguara.Sinserconsciente,sepasólalenguaporloslabiosysintiómáscercaeltibioalientodeélcalentarlahumedadconlaqueellamismaloshabíaimpregnado.Esolaaturdía,porqueelalientodeéleralaincitaciónquelaenvolvía;

normalmente cuando una persona se encontraba recién despierta, noposeía un aliento tan agradable, ni siquiera algún humano podía poseertodoeltiempotaltentación,laestabatentando.¡SantoDios!¡Nodebíacaer!Sealentaba,conunresquiciodecordura.—Creo… creo… —los latidos desbocados no le dejaban hablar,

mientrasélseguíacantándolemuybajitoyconuntonodevozrealmentesensual;ellanopodíamoverse,eracomosiestuviesebajoalgúnhechizo—.Cantasmuybien…pero…—Whatawickedgameyouplayedtomakemefeelthisway—sentíala

tensiónenella,aunasí,nolasoltaba.Porprimeravezenmuchotiempo,sentía como un hombre, como un hombre que vivía las emociones quepodía despertar una mujer que verdaderamente le gustaba—. What awickedthingtodotoletmedreamofyou.—¡Ya,porfavor!—Seechóhaciaatrásdemaneraviolenta,liberándose

deesassuavesmanosqueseleaferrabanalrostroyquedósentada—.Porfavor…—suplicóconlagargantainundadaylosojosmuyabiertos.Benjaminseacercónuevamente,todaellatemblabayloslatidosdeese

pequeñocorazónhacíanecoensusoídos.—SálvameCandice—suplicóenun susurro,dejando sualiento sobre

loslabiosdelachica,quienjadeóantelasorpresa.Benjamin se mordió el labio inferior, solo para no arrancar los de

Candice de unmordisco, eso provocó que en el estómago de ella algosubieraybajara,el temblorensucuerpoaumentóyunaemociónnuncaantesexperimentadaseapoderódesuser.Pero parte del cuerpo femenino aún poseía sensatez, no todas las

emociones se le habían subido a la cabeza, por lo que empezó a negar;

rápidamentellevósusmanosalcuellodeélyseapoderódeloscabellosenlanuca,suintenciónerahalarlosparaalejarlo,peronopudohacerlo,simplementesequedóaferradaalashebrascastañas.No puedo matarla, no puedo hacerlo… si lo hago me perderé de por

vida.—Pensabaélalsentirensusmanoselmovimientode lacabezadeCandice, estaba seguro de que al mínimo esfuerzo podría romperle elcuello, que las ganas lo seducían con una fuerza impredecible y todoparecíasermásdifícil,muchomás.—Ben, por favor… por favor, suéltame —suplicó al sentir que él

presionaba el agarre en su rostro. Lo hacía porque sentía dos clases demiedo.Unopormiedoaqueéllehiciesedaño,esonopodíaevitarloydospor

miedoapecar,adejarsellevarporlalujuriaymancillarloquedebíaserparaDios.Si bien su primera opción no siempre fue ordenarse como religiosa,

pueshabíasentidoamorterrenal,habíaamadoaJeremy,peroélsehabíaido al reino de los cielos y ahora ella tenía como objetivo consagrarsecomomonja.Ella no podía dejarse arrastrar por esas emociones que despertaba

Benjaminensucuerpo,noestababien,nodebíaestarlo.Nolo juzgaba,peroeraciertoquehabíaobradoennombredelmaly

aún no notaba arrepentimiento en él, no quería entregarse al perdón, nisiquierabuscabalaredención.—Ben,porelamordeDios,nomehagasdaño—suvozvibrabaante

lasemocionesquelaahogaban.—No te haré daño… no lo haré, solo sálvame Candice —dijo

contendiendo la respiración y tratando de detener el movimiento denegaciónenella.—Yonopuedosalvarte,nosédequémanera,solotufeenDioslohará

—respondióysumiradasefijóunavezmásenloslabiosmasculinos.ElcorazóndeCandicegolpeabaaúnmásfuertedentrodesupecho,lo

hacíacon tanta fuerzaque ledolíaysusojosse llenaronde lágrimasalsentirqueBenjaminnocedíaensuagarre,porloquelellevólasmanosalpechoparaalejarlodeunempujón,peroéluniósufrentealadeellayleacariciaba la nariz, anulándole las fuerzas; sus manos empezaron atemblarsincontrol,sesentíacomounahojaaferradaalaramadelárbolyBenjamineraesevendavalqueamenazabaconarrancarlayelevarlapor

losaires,haciendodeellaunvórticedeperdición.—Noquieroque lohaga tuDios,quieroque lohagas tú…por favor,

sálvame…solotúpuedeshacerlo.—Nopuedo…nopuedo…—Sípuedes—suvozdenotóconvicción,searmódevalorycontroly

selló sus labios con los de ella. Ofreciéndole para él, el beso de lasalvaciónyparaella,eldelpecado.Candicenocorrespondíaalbeso,hastaqueBenjaminlehizoprobarla

puntadesulenguayentoncesélpensóquequienterminaríaarrancándolela boca de un mordisco sería ella, sus ansias al probar su saliva sedesbocaron, queriendo acabarle los labios a succiones, se encontrabadesesperadayhastatirabadesulenguasincuidado.¡Yelpeligrosoeraél!Candicenopodíapensar,unadensanubeblancahabíanubladosurazón,

solosedejaballevarporinstinto,porlomásdulceydeliciosoquehubieseprobadoensuvida.LasalivadeBenjaminhastaposeíaesecaracterísticopicor de la canela, ni siquiera era consciente de que era ella quien loretenía, al mantenerle las manos en la nuca; ella no lo besaba, se lodevoraba.Sin aliento y con la quijada adolorida se alejó jadeante, con la

respiración sumamente pesada, boqueando lentamente para seguiraspirandoconsubocaelalientoacaneladodeél.La bruma de excitación y deseo que escudaba su conciencia se fue

disipando de a poco, dejándole más claro el panorama y haciéndolaconscientedeloquehabíapasado.—¿Quéhehecho?¿Quéhemoshecho?—murmuróconvoztemblorosa

yahogada.—Yotehebesado,perotúmehascomidolaboca.Temíqueterminaras

asfixiándome —le hizo saber, elevando la comisura derecha en unasonrisaimpúdica.MuyapesardelosinstintosasesinosdeBenjamin,tambiénseimponía

suapetitocomohombre,elplacerqueestallabaencadapartículadesuserantelassensacionesquedespertabanensucuerpolosrocesdeunalenguaquerecorríalasuyaconavidez,ademásdelassuccionesylosmordiscos,sentir esa divina falta de oxígeno, ese forcejeo por ganar terreno en labocadeunamujer,casihabíaolvidadocuántogozosesentíaalbesar.Sensacionesintensasquedespertabansuinteréssexualdespuésdetanto

tiempoestallabandelanada,envolviéndolocompletamenteenlatidosque

le recorrían todo el cuerpo, de esos latidos que tensaban la piel ydespertabanmúsculosdormidos.Pensé que había perdido facultades. Se dijo en pensamiento, al sentir

cómo la sangre circulaba calientey conmayor rapidezhacia ese amigoquelatíaentresuspiernas.—No,no.Estonoestábien,hepecado—lehizosaber,sacandofuerzas

dedondenolastenía,loempujóyempezóaalejarsedeél,arrastrándoseenelsueloacolchado,ayudándoseconlostalones.Benjaminno ibaapermitirquese fueradeesamanera,porqueestaba

seguro de que no regresaría, debía convencerla de que no había hechonadamalo,porloquelatomóporunpieynuevamentelahalóhaciaél.Candicequisogritar,peronopudo,solosoltóunjadeoylosojosseles

llenarondelágrimasanteelpánico,mientrashacíaungranesfuerzoparaqueélnolaacercaraasucuerpo,segiróyarañabalatelaquecubríalagomaespumacadavezqueintentabaaferrarseaalgo.Perofueimposible,Benjaminlamataría,seguramentelaestrangularía

ydespuésselaviolaríacomohizoconesapobrechica,lehabíamentidotodoestetiempo,jamáspensóencambiar.—Porfavor…porpiedad—suplicóllorando,alsentirelcuerpodeél

posarsesobreeldeella.Su cuerpo era pesado y caliente, tanto que la hacía sudar y lo sentía,

podíasentirsuslatidossobresuespalda,elcorazóndeBenjamingolpeabacontraella,sentíaaúncontodasuvestimentalaexcitacióndeélamenazarsobresutrasero.—No has pecado con el beso, hermosa. Vamos, deja de llorar —

murmuró acoplándose sobre el cuerpo femenino—. Bien sabes que yahabíaspecadoconelpensamiento…No teharédaño, lo juro,nopuedohacertedaño.Candicesentíaelalientodeélcolarseatravésdesuscabellosycalentar

sunuca.—Pero no quiero seguir haciéndolo,me quiero ir, por favor—pidió

conelmiedoinstaladoenella—.Gritaré.Benjaminseacercóunpocomásparapoderahogarsuspalabrasenel

oídodeCandice.—Nolohagas,porfavornolohagas…Noquierohacertedaño,solo

quiero que me quieras, que me ayudes… ssshhh, tranquila—trataba decalmarla y calmarse él, por lo que con sus labios acariciaba la parte de

atrás de la oreja de la chica y bajaba hasta el cuello, en ese roceencontrabaequilibrio.—Yonopuedoayudarte,yanopuedohacerlo—murmuróencontrando

unpocodecalma.—Créeme,yocreíalomismo,nuncapenséquealguiencomotúpodría

ayudarme, pero te necesito… te quiero Candice, me has enseñado aquererte,hascreídoenmí—rozó lentamenteconsus labios lasmejillasde ella, mientras empezaba a perder control sobre su excitación y suereccióneramásnotoria—.Portiquierosalirdeaquí,yanoquieroestarencerrado,quieroestarcontigoparasiempre,hazvistomiladobueno…esequesuplicaportuclemencia,portuamordesinteresado.Mehashechoentenderquenosoyunabestia,quesiento,sientoalgopuroporti,ereslamejorpartedetodoloquesoy.—Ben,yotequiero…lohagocomolohagocontodoelmundo,eres

miprójimo,pero…—Pero estás pecando, porque estás mintiendo, no mientas Candice.

Negarsealossentimientosnoeslomássensato,noteengañes,niengañesatuDios,nolohagas—consusmanosunidasseleaferróconcuidadoalcabello—.Hevistolasmiradasquemededicas,heescuchadoelritmodetu corazón cuando se desboca amedida que te acercas amí, te he vistotemblar y lo sé, estoy seguro de ello porqueme pasa lomismo, no sécómoynosécuándo,peroenmicorazónnohabíanada,ahoraestastú;mi corazón no latía, ahora lo hace por ti… por favor, créeme —lesuplicabaconvozronca.—Simequieres…sideverdad lohaces,por favordejaquemevaya,

déjamepensar.Comprendequenoesfácilparamíytienesrazón,atuladosientoemocionesnuncaantesexperimentadas,peroconestaactitud solomeasustas…measustasBen—chillóyseechóallorar.—No quiero hacerlo, no quiero asustarte —dijo incorporándose,

liberándoladelpesodesucuerpo.Candicesepusoagatasyseparórápidamente,todoelcuerpoledolía

por el peso de él, pero también sintió frío y un gran vacío cuando elescudoquehabíaformadoBenjaminconsucuerpo,lahabíaabandonado.—Notevayassinmirarme,necesitoquememires,porfavor—lepidió

sentadosobresustalones.Ellasegiróylomiróalosojos,pudoverelzafirobrillanteahogado

en lágrimas, provocandoqueel corazón se le encogieray el alma se le

escurriera.—Solo déjame pensar… solo eso te pido Ben—murmuró, sintiendo

ganasdelloraralverlodeesamanera,porloqueseacercóunavezmásyse arrodilló frente a él—.Estoy confundida,muy confundida—tomó lacaradelchicoentresusmanosylediounbesoenlafrente.—Prométeme que pase lo que pase, regresarás —imploró y una

lágrimacorrióporsumejilla—.Seacualsealadecisiónquetomes.—Loharé—dijoysepusodepieparaluegomarcharse.Apenas la puerta se cerró, la habitación se puso a oscuras y unos

aplausos hicieron eco en el lugar, en las órbitas negras las pupilasbrillabanintensamente.—Tedijequeerabuenactor—dijoBenjamin limpiándose la lágrima

quecorríaporsumejilla,sinmostrarningúnrastrodeemoción.—Deboconfesarquecasime lohecreído,perono tepreocupes,que

mañanaregresaráysisiguesactuandodeesamanera,estamismasemanafornicarásconella.Despejaréeláreaparaquelahagasgritar…peromidiscípulo,queseadeplacer—advirtióIblisdebuenagana—.Lalujuriaesmi pecado favorito y es el que comete el ser humano con mayorfrecuencia, aún más que mentir; así que quiero que forniques día ynoche…considéralounbonoextra,¿vesquenoestandifícil?—No…noloes,perolaquieroaquítemprano—exigiósonriendo.—Yaséquenopuedesesperar,tranquilo,ellavendrá.Como siempre, Iblis nunca sedespedíay se fue así sinmás, cadavez

quelaluzcobrabavida,lehacíasaberquesuamigoconcluíalavisita.Esanochelamujerdealladovolvíaasuplicarporayuda,quealguien

larescataradelasgarrasdeeseenfermohijodeputa,nadienotabaqueaesa pobre chica la torturaban, que era víctima del más depravado einhumanosadismo.Benjamin sin darse cuenta, empezaba a sentir impotencia, quería

ayudarla,notolerabaelconstantesuplicioalqueerasometida,perosabíaque nada podía hacer, nadie le creería si confesaba lo que pasaba cadamiércolesyvierneseneselugar.

CAPÍTULO31

Candice apenas llegó a su casa se encerró en su habitación, quería

quedarseahíynosalirnuncamás.Peroestabaseguradequeesanoseríalasoluciónasusproblemas,eradeesamaneracomodefiníaloqueestabasintiendoporBenjamin,noeramásqueungran,granproblema.Ella misma se desconocía, nunca le había parecido atractivo y de la

noche a lamañana había estallado en su pecho una necesidad por estarcerca de ese hombre, algo incontrolable que la llevaba a actuar sinsiquieradarsecuenta,aúnensuslabioslatíaesebeso,hastapodíasaborearlasalivaacanelada,todoesolaconfundíaylemolestaba.SeodiabaporquejurabaqueamabaaJeremy, llevabapocomásdeun

añodemuertoynomerecíaqueensuciaraelrecuerdodesuprimeramor,nopodía traicionarelamordeJeremyporeldeBenjamin,quieneraunasesino.Nisiquierapodíaestar segurasiélverdaderamentesentíaalgobonito

porellaoerasimplenecesidadsexual.Las lágrimasempezaronabajarabundantesporsusmejillas,mientras

analizaba la posibilidad de ir a la iglesia y confesarse o tal vez orar,porque necesita pedirles perdón a Dios, a Jeremy y a sus padres, perodesistiódehacerlo,porqueseríaunactohipócritadesuparte.Apesardetodo, no estaba segura de renunciar definitivamente aBenjamin, el solohecho de pensarlo, provocaba que un hueco sin fondo se abriera en supecho,abarcándolotodo.En ese momento alguien tocó a su puerta, rápidamente y con gran

nerviosismoempezóa limpiarse las lágrimas,pensóque lomás sensatoseríanoconcederleelpasoanadie,apagarlaluz,metersebajolassábanasy hacerse la dormida, porque no quería darle explicaciones a sushermanosdesusapasionadossentimientoshaciaunasesino.Aúnconlaropaquehabíallevadoduranteeldíasemetióenlacamay

apagótodaslasluces,despuésdeunminutolapuertaseabrióyellafingiódormir.Sintió el peso de alguien entrando a su cama y metiéndose bajo las

sábanas,elaromaamanzanilladeloscabellosdeLizzylehizosaberqueeraellaquienlaabrazaba.

—Candice,¿estásmuydormida?—preguntóenunsusurro—.Necesitohablarteytengomuchomiedo.—Un poco, ya no estoy tan dormida —dijo con voz ronca por las

lágrimas derramadas y casi contenía dolorosamente el aliento—.¿Cuéntame,porquétienesmiedo?—preguntóacariciándoleloscabellos.—Algomuymalopasaconmigo,noséporqué—confesócon lavoz

vibrante—.Talveznodebadecirlo.—Puedesconfiarenmí,prometoayudarte.—Porfavor,nomejuzgues.QuisecontárseloaRobert,perocreoque

nomeentendería…yotampocomeentiendoynoquisieraqueestofueraasí.—Puedesestartranquila,teayudarésealoquesea…creoqueestamos

iguales, porque también me están pasando cosas que no logrocomprender.¿Cuéntame,quéesesoqueteinquieta?—Me siento rara, soy muy rara… es que no solo me gustan los

chicos…hayunchicomuylindoenmiclasequemeatrae,perotambiénhe empezado a sentir cosas por Johana,mi amiga…—se echó a llorarenterrando la cara en el pecho de Candice—. No es amistad, siento lamismaatracciónporellaquelaquesientoporScottynoséquéhacer,noquieroqueseadeestamanera,porqueperderésuamistad.Candicenoencontrabapalabras, estaba totalmenteaturdidacon loque

suhermanitaacababadedecirle,Lizzy tansoloeraunaniñaparaqueseexpresaradeesamanera.—Lizzy… seguro estás confundida, tal vez es porque pasas mucho

tiempoconJohana—comentóconelcorazónbrincándoleenlagarganta.—Quisiera que solo fuese una tonta confusión, pero es algo que me

pasa desde hace mucho tiempo y he tenido miedo de confesarlo… Noquierosentiresto,noquieroserasí.—Seguro que cuando tengas un novio olvidarás a Johana, él te hará

olvidarlayesclarecerátussentimientos.—Esonopasará, he intentadoolvidarla…¿Porquénome llevas a la

iglesia?Talvezpuedanayudarme,comolohanhechocontigo.—Lizzy —Candice suspiró pesadamente—. Verdaderamente no creo

que la iglesiao alguna religiónpuedan ayudarte, tal vez amímehayanayudado,peronodeltodo…Sí,laspesadillascasihandesaparecidoyheconseguidoresignarmealamuertedenuestrospadresydeJem,peromissentimientos en estemomento son un completo caos, creo que he caído

porunbarrancodelquenovoyapodersalir,almenosnoilesa…ylehepedido aDiosqueme ayude, peronohapasado lomismoque conmispesadillaso laresignación…Yocreoquenodebessentirteculpableportussentimientos,esperaunpocomás—lediounbesoenloscabellos.—¿Noestásmolestaconmigo?—preguntólevantandolacara.—No,paranada—lesonriócondulzura—.Séquenotienesculpadelo

quepasacontigo.PorahoranoselocontaremosaRobert,siesotehacesentirmástranquila.—Gracias…Candice, ¿qué pasa contigo? ¿Por quéme dices que has

caídoenunbarranco?—Esmuycomplicado…ynoestoypreparadaparahablardeeso.—Sabesquevoyacomprenderte.—Sí, estoy segura de eso—sonrió, pero no se atrevió a confesarle

nada.Sequedaronensilencio,hastaqueLizzysequedódormida.Candice cerraba los ojos y solo podía ver los hermosos zafiros de

Benjamin, sabía que él tenía razón, nada conseguía con negar lo quesentía, no podía engañar a quien conocía su corazón mejor que nadie,estabaseguraqueaDiosnoselepodíamentir.—Lo siento padre —murmuró para no despertar a Lizzy—. Sé que

entiendesmicorazónmejorqueyoynoquieroocultarloquesiento,nopuedo hacerlo, si no me entregaré en cuerpo y alma a ti, lo haré porconvicción…Teprometodemostrarmiamorguiandoaunciervode turebaño,rescataréaBenyloharéunhombredebien,undignohijodetimiseñor;porfavor,ayúdame…ayudaaquemiamorymiferescatensualma, tú mi señor que todo lo puedes, no abandones a tu hijo, no nosabandones, dame sabiduría y persistencia —sabía que por más queestuvieseacostadaycerrara losojos,noconseguiríadormir,por loqueconmuchocuidadosaliódelacama,agarrólabibliaqueestabasobrelamesadenocheysefuealbaño.Alentrarencendiólaluz,sesentósobreelinodoroypasócasitodala

noche leyendo la biblia, buscando desesperadamente la manera de nosentiresechoquedeemocionesensuinterior.Eracasidedíacuandodecidióregresaralacama,dondelogróporfin

conciliarelsueño,perosololohizoparasoñar.Se encontraba caminando bajo una intensa lluvia, una muy fría que

calaba en sus huesos, había árboles muy altos desprovistos de hojas,levantó la mirada al cielo, se encontraba sumamente gris, las gotas de

aguagolpeabanconfuerzaensurostroyunvacíoinsoportablecolmabasupecho.Aúnenmediodeesepaisajetristeyoscuro,enelhorizonteunrayodeluzseabríaenelcieloysecolabaentrelosárboles,mostrándoleuncaminoounlugar.Aldespertar,yaeradedíayLizzynoestabaasulado,selevantóyse

arrodillófrenteasucama,dándolegraciasaDiosporunnuevodía.Había decidido no seguir engañándose, ni engañando a su padre, al

pretender entregarse a la vida de religiosa cuando su corazón latíadesbocadamente por un hombre, su amor por Dios era sincero y ladecisióntomadanocambiabasudevoción,nisureligión.Alterminarentróalbañoydespuésdemuchopensarlo,decidióiraver

a Benjamin, sabía que una parte de ella estaba completamente loca y laotraparte era suicida, peronopodíahacernada, el sentimiento eramásfuerte.Se descubrió sonriendo, mientras se encaminaba y antes de llegar al

centropsiquiátricosedetuvoenunapanadería,dondecomprópan,leche,unpocodequesoyotrascosas,recordóquenisiquierahabíadesayunadoporsalirtantempranodesucasa.Cuando llegó a la entrada del ala norte del edificio, el hombre que

cuidabaesaáreanopudodisimularlasorpresaalverelcambioenella.Lacondujohastalahabitación,abriólapuertaparaqueellaentrara,él

estabaahíporobligación,haciendosutrabajodecuidarelalanorteoeledificioviejo,comoloconocíantodosenlainstitución,noparaperdersutiempocuidandoa la señoritaAdams, lamentablementenoera tanatentocomoDavor.ACandiceselohabíanadvertido,lehabíandichoquenadiecuidaríade

BenjaminyqueestabanbajosuriesgolasvisitasqueellalehicieseaLaBestia,aunasílohabíaaceptado.—Bu… buenos días—saludó, sintiéndose nerviosa y con el corazón

brincándoleenlagarganta.Benjamin levantó la mirada de las últimas páginas del libro de Los

Miserables y por primera vez, su corazón no se desbocaba por susinstintosdematarla,sinoporapreciarlabellezadeCandice,alverlaconelcabellosuelto,inevitablementesusrecuerdosviajaronalosatesoradoscamposdetrigo.Llevabaunvestidocolorciruela,elquelehacíalucirmásblancaypor

primeravezveía lapieldesusbrazos,pechoyhombros,adornadospor

contadaspecas,asimplevistaseapreciabasuave,talvezmásquelaseda.Esos vestidos que se abotonaba hasta el cuello y que complementaba

conelcárdigan,ademásdelinfaltablemoñopegadoalanuca,lerestabanbelleza y por qué no, la hacían lucir menos humana, casi inalcanzable,indeseable.Agradecíaelnotablecambioenella,sabíaapreciarmuybienlabelleza

femeninay“susalvación”,eraposeedoradeunamuygrande,envidiableparalasdesugénero.—Buenos días —saludó sin levantarse, colocó el libro a un lado y

desviófugazmentelamiradaalhombrequecerrabalapuerta.—¿Haz desayunado? —preguntó caminando hacia él, colocando la

bolsadepapelaunlado.—ElúnicoqueestabapendientedemiscomidaseraDavor,anadiemás

leinteresasimuerodehambre;dehecho,seahorraríanelplatodearrozodeavenaquemedan.—No te preocupes, yo he traído un poco de comida para que lo

compartamos.—Muerodehambre,peromegustaríairalbañoprimero,ayertefuiste

ynadieintercediópormíparaquemepermitieranunaducha.—Levántate, vamospara que te asees unpoco, siento haberme idode

esa manera, estaba muy confundida —dijo con la mirada esquiva, nolograbaasimilarcontotalenterezaloquepasaba;perosobretodo,loqueleestabademostrandoaBenjaminconsupresenciaeneselugaryvestidadeesamanera.Benjaminsepusodepieyellacaminódelante,sealejabacuandoélla

tomóporlamano,conlasdossuyasunidasporlascorreasdecuero.Candice no pudo evitar que su cuerpo temblara, al sentir los tibios

labiosdeélposarseensumano,erantansuavesqueseobligabaaretenerelaireensupechoynosuspirarcomounatonta.—Esnormalque estés confundida,yo también lo estoy…muchomás

quetúytengomiedo,porprimeravezenmuchotiempo,sientomiedo—susurró,porquetemíaqueAlfredelhombredeseguridadloescuchara.—No debes temer Ben, Dios nos perdonará, él es generoso y si

actuamosconamor,noestaremospecando.—Tal vez tu Dios nos perdone, pero… —intentaba decir algo más

cuandoellaintervino.—Ya nos ha perdonado—dijo con una sonrisa—. Ahora te toca a ti

demostrar quequieres ser perdonado…pero eso serádespuésdeque terefresquesunpoco.CandicetocólapuertaydespuésdeunminutoAlfredabrió.—Necesitamosllevaralpacienteaqueseduche—comunicóalhombre

deespesascejas,lasqueseuníansobreeltabique.—EsonomeconcierneseñoritaAdams,soloestoyparaabrirycerrar

lapuerta,nadamás.—En ese caso y ante su actitud tan inhumana —reprochó Candice,

frunciendoelceñoantelamolestia—.¿Podríadecirmedóndequedanlosbaños?Yolollevaré.—SeñoritaAdams,noesnecesario—acotóBenjamin,mirándolaalos

ojos.—EsnecesarialahigieneBenjamin.—Estábien, lo llevaré…CaminaBestia—ledijodándoleunempujón

—.Espereaquíseñorita—lehizosaber,percatándosedecómoelpacientese aferraba a lasmanos de ella, quien no se sentía incómoda, nimuchomenos le temía, como lo haría normalmente alguien con sus cincosentidosenfuncionamiento.Candiceasintióensilencio, sintiendounagranpresiónensupechoal

escucharyverlamaneraenquetratabanaBenjamin.Ellaentróalcuartoyordenóellugar,apilóloslibrosydoblólamanta,

colocándolasobrelaalmohada.Las dalias se habíanmarchitado y se prometió reponerlas para el día

siguiente.Despuésdeunoscuarentaminutos,Benjaminregresóytraíaelcabello

mojado, se le veíamás oscuro y ante su cara recién lavada, sus ojos seapreciabanmásclaros,tanhermososcomoelcieloenprimavera.Alfredantesdecerrarlapuerta,lededicóunalargamiradaaCandice,

conciertoairededesconfianza,esaqueempezabaainstalarseenélalverelinterésdelamujerporayudaraesedesalmado,algoquedemomentonopodíacomprender.—Mira,aquíhayunpedazodepan—ledijo tendiéndoleungeneroso

trozo.Benjamin lo agarró, se lo llevó a la nariz y cerró los ojos,

embriagándose con el maravilloso aroma del pan, al que terminó pordarleunmordico, sintiendo a supaladar extasiado al probardespuésdetantotiempoalgoquenofuesearrozoavenasinleche,cuandomuchoel

caldoqueCandicelehabíapreparado.—Sabeagloria—dijomasticando.—Lagloriaesbuena,almenoseresconscientedeeso.—Bueno,esundicho,¿no?—inquirióalhabersedejadollevarporsu

paladar,tragóyfijósumiradaenloslabiosdeella,pormuchotiempo,nodesviabalamiradadelapequeñabocadelabiosvoluptuosos,mientrasellalebajabalamiradanerviosa.—Candice… necesito besarte —ella elevó la mirada inmediatamente

ante la sorpresa—. Es necesario que entiendas que tengo que tocarte obesarte… solo nome preguntes por qué, porque no podré responderte,peroesnecesarioquelohaga.—Primeroterminadedesayunar—dijoconunadulcesonrisa,mientras

admiraba el rostro de él, buscando algún indicio de maldad y no loencontró,nohallónadamaloenBenjamin,solobelleza,unaindiscutiblebellezamasculina.Élsabíaquesinoequilibrabasudeseoanimal,podríaasustarlayperder

todo lo que había conseguido hasta el momento, por lo que como nopodía besarla estando frente a ella, se acercó hasta unir sus rodillas,mientrascomíaylamirabafijamente.Candiceextendióelenvasedeleche,ofreciéndoselaprimeroaél,quien

bebió casi la mitad y se la regresó; Candice se la llevó a los labios,sintiéndosenerviosaantelamiradainsistentedeBenjaminsobreellaysinquerer derramó leche, la que corrió por una de sus comisuras y en unintentodeevitarquecayerasobresuvestido,lahizocorrerporsupielyquebajaraporsucuello.Aun cuando ella intentó ser rápida y limpiarse, Benjamin se impulsó

con susmanos en losmuslos de ella y posó su lengua donde bajaba ellíquido,arrastrándoloconlentitudhaciaarribaalpasarporelcuello,ellanopudocontrolaruninstintivojadeo.CandicequisodeteneraBenjamin,perosusmanosnorespondían,solo

sentíalalenguatibiadeéldeslizarseporsupielyseabandonócerrandolosojosytemblando,definiendoesecosquilleoensuvientrecomoplacer.LosabriócuandosintiólapuntadelalenguadeBenjaminentrarensu

boca,conesesaborquebajabatodassusdefensas,porloqueunavezmáscerrólospárpados,entregándoseaesebesoenelqueellaparticipabamásqueélynoerasuculpa,eraculpadelsabordelasalivadeBenjamin.—Tú también necesitas besarme —dijo con media sonrisa, ahogada

ante el deseo arrebatado de ella, quien succionaba famélicamente suslabiosylengua—.Dejaqueteenseñeabesar…solomecomeslaboca—decíaenmediodeloschuponesdeCandice.—Lo…siento…—dijodemaneraahogada.—Quieroquelosientas,peronoamaneradearrepentimiento…quiero

quesientasydisfrutes—murmurótomándolaporelcuello—.No…noteasustes—pidióal sentircómoella se tensabacadavezque lecerrabaelcuelloconlasmanos.—Solo estoy un poco nerviosa… —dijo bajando la mirada, algo

apenada.—Lo sé, peronodebes estarlo—rozó con sus labios losde ellay la

chicaunavezmássuccionabaloslabiosdeél—.TienequesermáslentoCandice…mibocano seva ir aningún lado,ni sevaadesgastar…nodesesperes, porque después no podrás parar y estoy esposado…Quieroque mañana me encuentres una horquilla, de esas que utilizan parasujetarseelcabello.—¿Para qué?—preguntó ella alejándose un poco,mirando esos ojos

azulesquelehacíanperderlacordura.—Para poder quitarme las correas y amarte… amarte como quiero

hacerlo… —ella negaba con la cabeza—. Por favor, me duelen lasmuñecas…—suplicócasi sinvozy losojosse leabrillantaronaúnmásantelaslágrimas—.Prometonohacertedaño…Candice,noteharédaño.Tienesqueconfiarenmí…—seacercóaellahastaposarlesuslabiosenla oreja, empezó a besarlamuy lentamente, dejándole caer un beso trasotro—.Miramispupilas—lepidióenunsusurrotanbajoyprofundoquea Candice le costó entenderlo en el instante, solo las emociones quebailaban en su interior ante el tibio aliento de él colarse en su oído ladominaban—.Ynodigasnada.Él emprendió la retirada con lentos besos, escalando por la mejilla,

hasta llegar a los labios,dejandocaeruna lluviadebesos, se alejó solocentímetrosparaqueellapudieramirarensusojos.SequedóenlaspupilasdeBenjaminyéstassiguieronelmovimientode

lasde ella.Candice comprendióporqué él queríaquemirarademaneraconsciente; eran hermosas, brillaban enigmáticamente; pero al mismotiempo, eran transparentes.Ella ibaadecir algo,peroél le llevóunadesusmanosaloslabios,imposibilitándolehablar.—Ssshhh—yunavezmásacercósubocaaladeella—.LentoCandice

—pidióconmediasonrisa.—Sí…disculpa—ellacomprendióqueélnoqueríaquedijesenadade

loquehabíavistoensuspupilas,sololemostróylepidióqueguardarasilencio.Candice en un impulso lo encerró entre sus brazos, lo abrazó de una

manerafuerteyalaveztierna,llenándosedeesecalorqueéldesprendía,sintiendoganasde llorar,pero sabíaquenodebíahacerlo,Benjaminnodebía ser merecedor de lástima, solo de amor, de su amor, ese que ledemostrabaensuabrazoyenlosbesosquelerepartíaenelcabello.

▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓Robert regresaba a casa después es un exhaustivo día de trabajo, tan

solo tendría tiempo para llegar a ducharse e irse a la universidad; noobstante, con gran energíamovía su cuerpo al ritmode lamezcla entreJay-ZyDavidGuetta,mientrasconducía.

Clapforaniggawithhisrappingass

BlowastackforyourniggaswithyourtrappingassClapforaniggawithhisrappingass

Blowastackforyourniggaswithyourtrappingass…

Sumirada gris se ancló en lamujer que caminabapor la orilla de lacalle,conunvestidocolorciruelayelcabellorubiobrillante,llegándolehastalamitaddelaespalda,podíareconocerlaaunkilómetrodedistancia,porloqueredujolavelocidad,seacercómásaellaylebajócasitodoelvolumenalamúsica.—¡Candice! —la llamó sintiéndose totalmente sorprendido al verla

vestidade esamaneray con el cabello suelto; le gustaba reencontrar enesachicaasuhermana.Candiceseacercóyabriólapuertadelcopiloto,subióylediounbeso

enlamejillaaRobert.—HolaRob,semehizounpocotarde—sedisculpóporelhorarioen

elquellegabaacasa,aunquesuhermanonolehubiesedichonada,sololamiraba con una tonta sonrisa—. ¿Pasa algo? —preguntó nerviosa y

mirandohaciaotrolado.—No,nada—pusoenmarchaelauto—.Soloquemealegravertecon

elcabellosueltoyesevestido…Mamásiempredecíaqueelcolorciruelaeraelquemástefavorecíaynoseequivocaba.—Gracias—lasmejillasselearrebolaronysonriótímidamente—.Aún

losextraño—confesóconundejodenostalgiaenlavoz.—Yotambién…peroseguroqueenestemomentoestaránmuyfelices

de ver que su hija ha regresado… esta chica que tengo en frente, es laCandice Adams que todos conocemos y queremos —le revolvió loscabellos.—Ay,Rob—sequejódemaneradivertidayellalehizolomismo.—Estoyconduciendo,estoyconduciendo—advirtió,mientrasCandice

lehacíaunamarañaasusrizosyambosreíandivertidos.—Estábien,soloporqueestásconduciendo,peroapenaslleguemosala

casamelaspagarás.—Por cierto, ¿de dónde vienes?—preguntó pasándose unamano por

loscabellos,paraacomodárselosunpoco.Candice con manos temblorosas empezó a peinarse los cabellos

mientras pensaba qué responder, porque si le decía a Robert que estabavisitandoaBenjaminSutherland,seguramenteterminaríaencerrándolaenlahabitaciónynuncamásladejaríasalir.—Fuiaunhospital—respondióobservandocómoelportóndelgaraje

seelevaba.—Candice…—lallamóenbuscadesuatención—.Noestoyencontra

dequeayudesalasdemáspersonas,puedeshacerlo,peronopermitasqueesotecambie,megustamuchoverteasí,felizyvistiendocomolajovenqueeres.—Estoy intentando retomarmivida…quierodarmeotraoportunidad.

Rob, estoy bien…muy bien—ratificó abriendo la puerta para bajar—.AhorasoloquieroducharmeyayudarlealaseñoraRoseconlacena.Ambosbajaron,CandicesubióasuhabitaciónyRobertfuealacancha

asaludaraloschicosqueestabanjugandojuntoaNadya.

CAPÍTULO32

Lamiradazafiroseencontrabarealmentebrillante,iluminadaporesa

sonrisa encantadora que mostraba a Benjamin lleno de vida y bondad,quienpudieraverlo en esemomento, jamáspodría creer quehabía sidocapazdellevaracaboloscrímenesporloscualesseencontrabaprivadodelibertad.LaspupilasdeCandicesefijabanenlasdeél,eranhermosasynopodía

dejardemirarlasdesdequedescubrióloqueseescondíaenellas.—Gracias—Benjaminagradeciómientrassonreía.Élconsusmanosunidasporlascorreasdecuerolasllevóalcabellode

ellayempezóahalarlentamentelahorquillaqueteníaunabonitapiedraverde,simuladoserunaesmeralda,provocandoquelosmechonesqueseencontraban recogidos, cayeran como lluvia dorada a ambos lados delrostrodelachica,enmarcándolohermosamente.Candice cerró los ojos cuando lo vio acercarse y se repetía

mentalmente: "Lento, tienes que besar lentamente", por lo que nomovíalos labios, solo dejaba que los suaves y lentos besos de Benjamin seposaransobrelosdeella,enunasensualeintermitentecaricia.Todo su cuerpo vibraba y un sonoro suspiro se le escapó del pecho,

adivinando cómoBenjamin sonreía con satisfacción ante las reaccionesqueprovocabaenella.—Andahermosa,bésame—pidióenunroncosusurroyellaabriólos

ojos sin poder evitar sonrojarse, le esquivó la mirada—. Hazlo de esamaneratanparticular…yameacostumbréatuschupones,séqueeresuncasoperdidoyquenovasabesarcomosesuponequedeberías,peromegustaquemedejessabercuántopuedesllegaradesearme,tumaneratanpersonalmeaceleraloslatidos.—NoteburlesBen—musitóresistiéndosealevantarlacara.—Nomeestoyburlando,no lohago…déjamedemostrartequeno lo

hago.Ayúdameaquitarmeesto,prometoquenoteharédaño;tienesqueconfiar enmíCandice…—suplicó al ver que en lamirada verde había

temor.—Notetengomiedo,soloestoyunpoconerviosa.—Nodebesestarlo—lehizosaber,llevándoselahorquillaalabocay

con los dientesdobló la puntadeunode los extremos—.Giraunpoco,colocalacerraduraamialcance—lepidió.Candice tan solo dudó por unos segundos y pudo ver cómo él

introducía la punta en la cerradura, giró varias veces, algunos intentosfallidos,aunasínosedabaporvencido,hastaqueporfinloconsiguió;laprimeracerradurahabíacedidoyunagransonrisaanunciabalafelicidaddeesagranvictoria;con lasegunda,apesarde tenerunamanolibre, lellevómástiempo,perologróhacerlo.—¡Lohaslogrado!—exclamóemocionadaanteellogroobtenidopor

Benjamin.—Déjameabrazarte—lepidió,abriendolosbrazosysonriendocomo

unniño.Candicenolopensóyselanzóasusbrazos,refugiándoseensupecho,

porprimeravezteniendouncontactotanhumanoconél.—Se siente tan bien poder hacerlo Candice, eres realmente

reconfortante —confesó estrechándola con fuerza, no tanta como suinstinto le gritaba. Ahí estaban latiendo sus ganas de querer asesinarla,peronoibaadejarqueesoseinterpusieraensuobjetivo,nocaeríaenlatrampa,porqueestabasegurodequeesoera,esasansiassololatíanparaacabarconlaposibilidadquetenía—.Sientoqueenestemomentomividasolo vale segundos hermosa,mi hermosa Candice—dijo depositándolebesosenunodeloshombros,admirandolaspecasdeunámbarhermoso—.Quiero estar así abrazado a tu calor, gracias por existir…Candice,déjameserbueno,damelaoportunidad—susbesosempezaronadirigirseal cuello, lo último que quería era seguir desperdiciando su valiosotiempo.La respiración de Candice se hizo más pesada y su cuerpo se hacía

latidos, todoenellapalpitabacuandoélposaba su lengua, saboreandoysuccionandosuavementesupiel.JustoenelmomentoenquelasmanosdeBenjaminempezaronarecorrersuscostados,atreparseporsuscostillas,supo que jamás se arrepentiría de haberlo ayudado a liberarse de esascorreas.Que todo él empezaba a quemarla con su fuego, pero era un fuego

dulce, glorioso, quenada tenía quever conmaldad, solo había placer y

amorrozandosucuerpo.Aunquequisierarazonar,lossuavesmordiscosalo largo de su mandíbula y las manos enredadas en sus cabellos,instándolaaelevarlacabeza,noledejabanhacerloynoquería,noqueríaquelarazónarruinaraeseinstante.Nisiquierapodíahablar,supudorlevetabaelhabla,noqueríapedirlo

quedeseaba,aunquequisonopudocontenerunlargojadeoqueseescapódesugarganta,ésequesiguióelritmodelabocadeBenjamincuandolaabrió completamente y se apoderó de su garganta, era como si quisieradevorarlayeldeseoquelaembargabanoactivóningunaalarmadealertaqueleindicaraqueibaahacerledaño,alsentirlosdientesincrustándoseen supiel de extremoa extremo, como si quisiera arrancarle la tráqueamientras su lengua masajeaba agónicamente; cualquier indicio de unposible asesinato quedó relegado cuando empezó a cerrar el espacio,lenta,muylentamenteysuslabiossedeslizabancomounacompuertaquearrastrabalacordura.Estabaseguradequelosdienteshabíandejadounamarcaquesololeharíanrecordarestemomentodelocura,peronodolía,nofuedoloroso,fuealgoquebloqueótodasensatez,conlapresiónexactacomoparapedirleque lohicieraunavezmás,aunquesi lohacíaestabaseguraqueseharíalíquida.Sucentrollorabaypalpitabaconfervor,algonuncaantesexperimentado,almenosnocontantaintensidad.Larespiraciónforzadadeélsolo lahacíavibrar,susojosseabrieron

degolpecuandolasmanosdeBenjaminrozaronsutraseroconpresiónylentitud y ella no podía impedírselo, se encontraba abandonada y sinvoluntad,solocerrólosojosysiguióviviendolaexperiencia.—Candice, hazme benévolo, por favor… —pidió en un susurro,

dejandosualientosobrelabocaentreabiertadeCandice,quienrogabaporoxígenoyellaseperdíaenesemarqueseabríaoscuroeimpetuoso,laspupilasdilatadasmostrabanaúnmásloqueenellasseescondía.—Yonopuedohacerlo…Dioslohará…Ben,tienesquecreerenél.—Yo creo en ti, solo creo en ti, en tu bondad, en tu boca… —

murmuraba y rozaba con sus labios los de ella—.Enmi boca y en losbesosquecompartimos,enlosmomentosqueestamosviviendojuntos—lateníaentresusbrazosyelladesesperabaensuboca—.Solotúeresmiredención, sin duda alguna solo creo en ti… creo en ese verde quemerecuerda a los bosques, a la esperanza… en esa bondad que sale de tucorazónymedicequesolotúpuedessermidestino,nonecesitocreerennadamas,ennadayyoquieroquecreasenmí,quemenecesites.

—YotecreoBen…tecreoytenecesito—ellaelevósumanoyacaricióconlayemadesusdedos los labiosdeél,quienlahizosuspirarcuandolossuccionósuavemente.Mientraslaenloquecíaconsuboca,susmanosempezaronadesvestirla,

ella ni siquiera era consciente deque a lasmanosdeBenjaminno se lehabían escapado un solo botón de su vestido y que los broches de susujetadorhabíancedido,éllahabíaencarceladoconsumiradaylehabíahechoperderlarazónmientrasleacariciabalaespalda.Candice sintió las yemas de los dedos de Benjamin recorrer con

extremalentitudsuespinadorsal,bajandoysubiendo.—Creo…Ben…debemos…porfavor…—nopodíahilarunapalabra

completaantelaexcitaciónquelaenvolvía—.Tenemosquedetenernos.—No es lo que queremos…—le hizo saber y la calló con un beso,

mientrasquesumanosiguióbajando,llegandoaterrenosmásplacenterosparaambos;susdedosimpúdicosseabrieronespacioatravésdelaropainteriorde lachicayseadentraronporenmediode lasnalgas, rozandosuavemente en su viaje el botón que hizo que ella arqueara su cuerpo yahogaraunjadeoenlabocadeél,queríaliberarse,peroélleofreciósulenguayelsaborquehalló,leimpidiópensar.MientraslosdedosdeBenjaminsiguieronsuviaje,estavezfueélquien

ahogó un largo jadeo al sentir los suaves y húmedos labios que leanunciabanlaspuertasdelplacerqueellaresguardaba,donderadicabasusalvación.—Quiero tenerte Candice —su mirada ataba la de Candice, quien

vibrabasincontrolyestabasonrojadahastaelcabello—.Déjametenerteymetendrástambién.Candice debía negarse, pero no era lo que quería, sentía que si

Benjaminretirabalosdedosquemenguabanunpocoesanecesidadensucentro,agonizaríaytalvezmoriría,porloqueasintió.Concediéndoleelpermiso de hacerse mujer para él, nunca pensó que se entregaría porprimeravezaunhombrequeteníaelalmaencerradaenlaspupilas.—Notengasmiedo.—No lo tengo —su voz vibraba ante el placer, pero sus palabras

salieronconconvicción, llevándoseporpremiounasonrisa, laquehizoquesucorazóndieraunavolteretadentrodesupecho.—Entoncesno tecohíbas,nosolo tequedesmirando…bésamecomo

quierasyacaríciame…siprefieresmiscabellos,sonparati—élsabíaque

Candice sentía cierta debilidad por su melena castaña y lo comprobócuandoesaspequeñasmanosvolarona su cabezay sus labiosquisieronunavezmáscomerselosdeél.Mientras Candice lo besaba, Benjamin aprovechó para arrastrar el

vestidoquese learremolinabaen lacinturaydeshacersede todaprendaqueseinterpusiera,paradespuésélconmenoscuidado,desnudarse.—Estoy temblando… estoy a punto de morir —balbuceó Candice

mirándoloalosojos,aferradaaloscabellosdeél.Candicelohabíavistodesnudo,peronoexcitadoyesoeranuevopara

ella,todoloqueestabaexperimentandoeranuevo.Sentía fríoypudor, sucuerpodesnudoestabacompletamenteerizado,

quería evitar que la viera, por lo que se abrazó a él, sintiendo calormientrassuscuerpostemblabanalmismoritmo.Benjaminsealejólentamentedelabrazoybajóconuncaminodebesos

húmedoshastaponersederodillasyencontrarseconelMontedeVenus,cubierto por lasmanos de ella.Él las besó, no quiso obligarla a que semostraracuandosumiradaestabatancercayesoloexcitabaaúnmás,vercómo ella aún resguardaba “su salvación”, mientras él le quitaba loszapatos.Después llevó sus manos a las caderas femeninas y las presionó,

mientras posaba su nariz encima del dorso de la mano que limitaba suvisión;inspiróconlosojoscerrados,llenándosedeeseoloramar,quelohacíasentirenelpuertodelalibertad.—VenaquíCandice—lepidióinstándolaconsusmanosenlascaderas,

para que se arrodillara igual que él—. No vas a morir, solo esexcitación…esnormalquevibresconmisbesosycaricias.Candicecon lentitudsepusode rodillasyél laabrazó,besándolacon

embeleso, hasta tumbarla en el suelo, acoplándose sobre el vibrantecuerpofemenino,conlaspiernasentrelazadas.Benjaminconunamanoleacariciabaelrostroyconlaotrabajóalsur,

pidiéndole permiso a los muslos de Candice para verificar qué tanreceptiva se encontraba… lo estaba y mucho, sus dedos salieronempapados.—Gracias —murmuró cuando ella le abrió las piernas, ante la

insinuaciónqueéllehizoconlarodilla.Seubicóenmedioytodoéltemblaba,debíasercuidadosoynodejarse

llevar por sus arrebatos, ya que sus ansias por matarla quedaron

estancadasenlosprimerosbesos,nohabíaunequilibrio,porquedeseabaahogarseenella,romperesavirtudmásquecualquiercosa.—Ben…—chillóellaimpaciente.—Unmomento,hermosa—dijoconunasonrisapícara.Llevóambasmanosalacabezadeellaparaevitarquerodara,creando

unabarreraperfectaylabesóaltiempoqueseahogabaenella,lenta,muylentamenteycuandoseencontróconlabarreraqueleconfirmabaqueerapura,seretiróunpoco,paradespuésregresaralataque.Ella gimió en su boca y él se detuvo unos segundos, los cuales le

parecieron eternos, para después avanzar y moverse entre la tibiahumedad.Elcasidolorhabíapasado,nopodíallamardoloralpequeñoardorque

sintió y aún en contra de su vergüenza y de su pudor, su necesidad lasublevaba, por lo que sus caderas cobraron vida propia y susmanos seaferrabanalaespaldadeBenjamin.Élaceptólainvitaciónyempezólafiestadeloscuerpos,losjadeos,las

miradasy losbesos;nohacíanfaltapalabras,enesemomentono teníannada que decirse, las miradas y los besos eran más que suficiente, lascaricias y el ritmo de sus movimientos medían la intensidad de lo quesentían,paraquédecirlosielloslosabíanperfectamente.Los corazones latiendo a unmismo latido, las savias perfeccionando

losrocesylostembloresanunciandolagloria.Candice empezaba a tensarse, a conocer un cielo nunca imaginado, a

ver el universopor entero.Noqueríabajar, noquería tocar tierra, perosuponía que si se quedaba mucho tiempo, moriría de tanto placer yentoncesperdería laoportunidadde saborear labocadeBenjamin todaslas veces que quisiera, por lo que se soltó, cayó al vacío, jadeante ysatisfecha, retomando conciencia cuando escuchó a Benjamin jadear yresoplarcomountoroembravecido.¡Vaya manera de alcanzar el cielo! Pensó ella al verlo realmente

entregado.La miró a los ojos y murmuró cosas que ella no pudo entender,

mientrasseguíadesbocadodentrodesuser.Salía…entraba…salía…entraba…sequedóyconvulsionódeplacer,

seguidodeespasmosquebrotaronsaviaagrancantidad,ellapudosentirlaespesaensuinterior,calientecomoelsoldeveranoenlasmañanas.Derrumbado sobre ella pasaron los minutos, mientras le besaba el

cuello,ellaentrelazabasusdedosenloscabellosyasegundoslosbesaba.Lo había conseguido, había conseguido su salvación pensó y una

sonrisaseanclóensuslabios.Solo en ese momento cuando ya era demasiado tarde, Candice

reaccionó y fue consciente de que no habían usado ningún tipo deprotección.—¡OhporDios!—casisequitóaempujonesaBenjamindeencima—.

¡PorDios!—dijo con lavozvibrantepor elmiedoy empezóavestirsecongranrapidez,sincasipodercontrolarlostembloresensucuerpo.—¿Quépasa?¿Tehasarrepentido?Candice,nodebesavergonzarte—

hablabamientrassevestíatambién.—¿Quéhehecho?—laslágrimasempezaronabajarabundanteporsus

mejillas,mientrassentíaqueelcorazónlaahogaría—.Noséporquénologro razonar cuando estoy contigo… solo quiero irme y nunca másvolver.—Candice por favor, tranquilízate un poco —pidió reteniéndola por

una mano, estaba seguro de que si no lograba convencerla de queregresara,noibaasalirdeahí,almenosnoconvida.—Solo quiero terminar de vestirme… —se terminó de abotonar el

vestidoy recogiósusbragas, lasquesepusocon rapidez, sintiendounasensaciónpegajosayrealmentedesagradableentresusmuslos.—¿Tehehechodaño?—preguntóconscientedequenohabíasidoasí.—No,soloquemesientorealmenteaturdida,sientocomosiacabarade

despertardeunsueño.—Tepuedoasegurarquenoestabassoñando.—Sé que no estaba soñando, pero es algo…No vas a entenderlo—

caminóalasalida.—Candiceespera…debesayudarmeconlascorreas,sivenquemelas

he quitado van a castigarme, me golpearán —suplicó casi sin aliento,dandounpardepasoshaciaella.Candiceinhalóyexhalóbuscandounpocodecalma,disipandoesanube

dedesesperación,quelateníatanaturdida.—Tienes razón, tienes razón—agarró las correas de cuero y se las

ajustónuevamente,mientrassentíalainsistentemiradadeBenjaminsobreella.Alterminarquisoalejarse,peroéllasujetóporlasmanos.—MírameCandice,tepidodisculpassimecomportécomounabestia…

quise ser menos arrebatado, pero mis impulsos, había pasado muchotiemposin…—No—negóconlacabezaparadarlemáspesoasuspalabras—.Noes

eso,fuistemuycuidadoso,pero…—ibaadecirlequeeraunatontayqueno se habían cuidado, pero suponía que ya suficientes problemas teníaBenjaminconestarahíencerrado—.Creoqueesmejorquememarche,nopuedoquedarmemuchotiempo.Benjaminllevósusmanosunavezmásunidasporlascorreasalcuello

deCandiceylahalóhaciaélylediounbesoenloslabios.—Tequiero—murmurócontraloslabiosquemostrabanlasevidentes

huellasdelosbesosquehabíancompartido—.¿Vendrásmañana?—hizolamismapreguntadetodoslosdías,porquenecesitabaasegurarsedequeseguiríavisitándolo,sinotodoestaríaperdido.—Eso espero—murmuró bebiéndose el aliento acanelado, ése que le

hacíatemblarlasrodillas—.Necesitoirme,porfavordejaquelohaga.Benjaminasintióensilencio, lediounbesoen la frentey le liberóel

cuello.Candice salió del lugar y apenas se despidió de las personas en

recepción, sentía que todos podían darse cuenta de lo que había pasadoentreellayBenjamin,esonoledejabalevantarlafrente.Alsalir,mandóapararun taxique la llevaracuantoantesasucasay

porprimeravezel trayecto se lehacía eterno,mientras luchabacon suspensamientosyesadolorosasensaciónpegajosaentresusmuslos,loquelehacíarecordarloirresponsablequehabíasido.Cuandoeltaxisedetuvofrenteasucasa,lepagóyentró.—Buenastardes—saludóalospadresdeNadya,quienesestabanenel

salón,mirandotelevisiónyellacasicorrióasuhabitación.—Buenas tardes Candice, en el horno te he dejado almuerzo —le

informólaseñoraRose.—Gracias,bajaréenunosminutos—siguióconsucaminoyalentrar

sefuedirectaalbaño.Sedesvistióyseencontróconlasbragasmanchadasdesangreysemen.Semetió bajo la ducha y empezó a lavarse, necesitaba erradicar cada

residuodeeseencuentro.Sí,habíasidoplacentero,muyplacentero,perotambién algo incómodoy doloroso, sobre todo se recordaba asímismaquenohabíanusadoningúntipodeprotección.—Señor,¿cómohellegadoaestepunto?—sollozópresadelosnervios

ydelmiedoque se instalaba en ella, al pensar en cuálespodrían ser lasconsecuencias de su arrebatado comportamiento—. ¿Cómo pasó? ¡PorDios! Si nuncame entregué a Jeremy y fui su novia por casi un año, aBenjaminapenasloconozco…perdónameSeñor—sellevólasmanosalrostroyempezóallorardesconsoladamente—.Nolovolveréahacer,noloharé,peronopermitasquemehayaembarazado,nolopermitas.Perdiólacuentadeltiempoquepasóbajolaregadera,implorandopor

no haber quedado embarazada, de ser así su hermano Robert sedecepcionaríamucho de ella, sería una gran vergüenza.Quería ir a unafarmacia y comprar la pastilla del día después, pero se moría de pena,estabaseguradequenoledaríalacaranilavozparapedirla.Mientras se desenredaba los cabellos húmedos frente al espejo, pensó

encontarleaNadya, talvezellapudieseayudarle,peroestabaseguradeque si lo hacía se lo contaría a Robert, porque entre ellos no habíasecretos.Ni siquiera contaba con amigas, porque desde que había dejado la

universidadelañopasado,decidiócortarrelaciónconlaspocasamistadesquetenía.Surostroestabasonrojadoehinchadoportodoloquehabíalloradoy

aun así, seguía llorando.Realmente no sabía qué era lo que pasaba conella,nosereconocíanientendíaporquéúltimamentehacíamuchascosassinsentido,comoenamorarsedeunasesinoyentregarlesuvirginidad.No sabía decirle que no a ninguna de las peticiones de Benjamin, su

afánporayudarlolaestabaconduciendoalpeordelosbarrancos.—Novoymás, realmente no puedo irmás… tengo que terminar con

esto, seguramente estoque sientoporBenjaminno es amor…nopuedeseramor,porqueloqueconozcodeélesmuypoco.Siguió mirándose en el espejo y más allá de la pequeña molestia

interna, no sentía ni veía nada raro, seguía siendo ella, seguía siendoCandiceAdams.

CAPÍTULO33

Nunca imaginó que el placer de entregarse a la persona amada se

pudieradarde tantasmaneras, todasdistintasyconelmismopropósito:Llegaralbordedelcieloydejarsecaer.Benjaminseencontrabaconlacabezaentresusmuslosyellaapoyaba

suspies,unoenunodesushombrosyelotroensuespalda,delirandoycontorsionándoseanteelfervorquelarecorría.Suúnicaataduraa la tierraeransusmanos,aferrándosea lossedosos

cabellos castaños, cuando él paseaba con su lengua, dominando lugaresexactosque la cegaban, tirabadeellos con fuerzayélno sequejaba,nisiquieraabandonabalalabor.TodosucuerpoysussentidoslepertenecíanaBenjamin,quienlahacía

vibrar con anhelo, con la boca presa entre sus pliegues, hurgando ybebiendo,mientras ella se perdía jadeando; las paredes del vientre se lecontraían cuando se mecía como ola, envolviéndose en sí misma,perdiéndose,tensándose,derramándosesinpoderevitarlo.Eneseinstantelaslucesseapagaroneinevitablementesepusoenalerta,

intentólevantarse,peroBenjaminnoselopermitió.—No te preocupes —sentía el aliento caliente y pesado estrellarse

contra sus latentes labios—.Algunas veces falla la luz en la habitación,solodisfruta,mihermosasalvación—murmurósintiendocómoCandiceseabandonabaunavezmásalosdeliriosdesuboca.—¿Seguroquenovendránadie?—preguntóconlavozagitadaantela

tormentadeplacerquelaazotaba.—Nadie va a interrumpirnos—aseguró y volvía a serpentear con su

lenguaesebotónentrelospliegues,paradespuéssuccionarloconfuerzaysumiradaseelevó,divisandoenfrentealosdospuntosdeluz,esaluzdela que estaba hecho Iblis. Ahí estaba, supervisando con sus pupilasiluminadasquetodosalieraalaperfección.El cuerpo de Candice era un débil cúmulo de temblores. Cuando

regresaba a la realidad, vio a Benjamin como un felino acercarsepeligrosamente sobre su cuerpo, ascendiendo con una sonrisa desatisfacciónporhaberlacomplacidounavezmás,conesamiradabrillantequehacíaqueloslatidosdesucorazónmantuvieranelritmomásalto.

Ellallevósusmanosalasmejillasdeélylohalóconimpaciencia,seincorporóunpocoylobesóconarrebato,conesedescontrolqueélhabíadespertadoenella.Benjamincorrespondióconesapasiónquelacalcinaba,consulengua

recorríalosrinconesdesuboca,vetándolelossentidosylarazón.Benjamin se apoyaba con sus antebrazos y ella lo acariciaba con

desespero,comosiélpudiesedesaparecerdeunmomentoaotro,sumanoimpúdicaseaventuróentreloscuerposdeamboscasiunidosytomócondecisiónelmiembro,guiándoloalaspuertasdelplacer,élbramabayellajadeabacadavezquerozabalahumedadcalienteconelsuaveglande.Candice apenas se reconocía.De la chica inexpertay temerosaque se

había entregado a Benjamin un par de semanas atrás, no quedaba nada,ahora tomaba la iniciativa, no se cohibía en pedir lo que deseaba, eracomo si algo lujurioso se hubiese apoderado de ella, solo quería pasartodoeltiempoconBenjaminbombeandoentresusmuslosoelladanzandoincesantementesobreelpilarquesaciabasusmásbajaspasiones.Nada podía detener eso en lo que se había convertido, su

arrepentimientosoloduróunpardedías,sustemoressehicieronpolvoyregresó al lado de Benjamin, pero siendo un poco más consciente yrecurriendoaalgunosmétodosanticonceptivos.NolebastabanlashorasquepasabaconBenjamineneselugar,porque

aúnensupropiahabitaciónloansiaba,loanhelaba,loqueríacolmándola;erasuperdiciónysuvicio,sehabíaconvertidoenunamujerinsaciableyélpagabalasconsecuencias,porquenolodejabadescansar.Muchas veces el cuerpo de Benjamin se revelaba y no se encontraba

activo tan rápidamentecomoella lonecesitaba,erasuculpaporhaberlaarrastradoaesemundodepasióndesenfrenada.Jadeó ante la sorpresa cuando Benjamin rodó con ella y la colocó

encima de él, por lo que apoyó susmanos sobre el pechomasculino yagarró las riendas de la situación; sin embargo, le gustaba cuando élparticipabaylenublabalarazóncadavezqueseapoyabaconsustalonesy la atravesabacon rapidez,obligándola a cabalgar jadeantedeplacerydolor…dolor que adoraba sentir, cuando él alcanzaba esos lugares queaúnnoseacostumbraban.Enlashorasquepasabanjuntos,hacíanderroche,hablabanmientrasse

desvestíanodespuésderenacerdelascenizas,amedidaqueloscorazonesreducíandeapocoesasamenazasdeexplotar.

SecretamenteBenjaminodiabacuandoIblisestabapresente, sentíaquelamaneradecogersea“susalvación”nosedabademaneranatural,nolegustabaesosdospuntosde luzfijosenellos,ensuscuerposdesnudosysudorosos,muchomenosleagradabacuandomirabamásdetenidamentea“su salvación”, era como si el mismo mal la deseara, como si Iblisanhelaraposeerla.

▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓Benjamin llevaba tres semanas viviendo experiencias que lo hacían

sentir, podía sentir cada entrega, cadaorgasmoy con los días se hacíanmásintensos,tambiénsuslatidossedesbocabansolodemiraraCandiceyreíaconlasocurrenciasdelachica,deverdadreíacomonuncalohabíahecho.Sin embargo, cuando ella se alejaba amásdeunmetro, susganasde

matarla explotaban intensamente, haciendo notorio el esfuerzo queempleabaparanorebasarloslímitesdesuautocontrol.Sentíaquesucabezaestallaría,eracomosiestuvieseacercándosealos

extremos, por una parte deseaba a Candice sexualmente como nunca lohabíahechoconotramujer;perosisealejaba,soloanhelabamatarlasinpiedad alguna y estaba seguro de que si lo hacía, no solo perdería laposibilidad de salvación, sino que también acabaría con toda lamaravillosaintensidadqueloenvolvíacuandoestabaconella.Iblishabíadesaparecidodesdelasemanapasada,cuandosintiócelosde

las miradas lascivas que le dedicaba a “su salvación”, en pensamientosrugióexigiéndolequedejaradehacerlo,porqueesamujereradeél,era“susalvación”yni siquieraelmismísimoSatanás teníasupermisoparaqueserecrearaconsudesnudez.Iblis era radical, cuando desaparecía lo hacía en todos los aspectos,

porque hasta había dejado de visitarlo por las noches y no era porqueestuviese en otros asuntos, porque sencillamente él podía estar en todosloslugaresquequisieraalmismotiempo.Necesitabaqueleexplicaraquéestabapasandoconél,¿porquémierda,

todoestabadecabezaensuinterior?Eraunvórticedeconfusiónquenolograbadominar.

Nopodríadecirqueeraporqueestabacreyendo,biensabíaquenoeraasí, porque tanto Candice como él habían olvidado que existían otrasfuerzas o seres ya sean malos o buenos, que Dios o Luciferverdaderamente existían, solo estaban ellos en ese lugar, no había nadamás,perocuandoseencontrabasolo,clamabaporqueIblisaparecierayledierasoluciones.Nadadeloquesentíapodíasiquierarelacionarloasensacionesvividas

anteriormente,nadadeesolohabíavividoantesdequeescudarasualma,esaintensidadquealterabasusnervios,eracompletamentenueva.Candiceunavezmásestabafrenteasusojos,conesadesnudezperfecta

que poseía, odiaba que cada uno de sus encuentros debiera estarenmarcadoporlarapidezyporeltemordequepudiesenserdescubiertos.—Quédate un pocomás—le pidiómirándola con sus ojos brillantes

poreldeseoysujetándolaporlamuñeca.—Ben,yaestardeynopuedoandarsolaporlacalle,espeligroso…—

Noqueríadecirlequeenvariasoportunidadeslehabíaparecidonotarquealguienlaseguía.Benjamin vislumbró temor reflejado en los ojos esmeraldas y estaba

seguroqueestabaveznoeraélelmerecedordeesainquietud.—¿Pasaalgo?¿Quétehapasadoafuera?—Nada, todo es normal… —trató de tranquilizarlo, al ponerse de

rodillasfrenteaélyempezararecogersuropa.—NosabesmentirCandice,algoestápasando.—Esque,algunasveceshesalidomuytardedeaquíy…perosoloson

cosasmías,nomecreas…—bajó lamiradasintiéndosenerviosaanteelinterrogatoriodeBenjamin.—¿Quéesloquenodeberíacreerte?Creoquerealmentedebocreerte

—asegurócubriéndolelasmejillasconlasmanos.—Nosé, creoquemehanestado siguiendo—confesó sin atreverse a

mirarloalosojos.—Podríasquedarteaquíconmigo.—Yoquisiera,peronopuedo,noestaríabienvisto,puedensospechary

noséquépensaríandeestoque tenemos,pensaránqueestoy locaoquesoymásinhumanaquetúporaprovecharmedeti—sonriótratandodequelatensiónenelambientedisminuyera.—Solohastenidorazónenlasúltimaspalabrasporquevienes,meusas

y te vas —su voz se volvió ronca y tomó con sus dedos uno de los

pezones de la chica y lo pellizcó suavemente, obligándola a cerrar losojos y que se mordiera el labio inferior ante la sensación de placer—.Déjameterminardevestirte—lepidióconvozmimosa.Candice se acercó y besó la boca de Benjamin al tiempo que le

entregabalaropayélcorrespondíaalbesodemaneracasidesmedida.—Veamosquétanbienlohaces—ledijoconunasonrisaquemostraba

suhermosaypequeñadentadura.—Tal vez no lo haga mejor que tú, pero eso no importará, porque

después de esto, vas a quererme vistiéndote toda tu vida. Ya paradesvestirtelohacespensandoenmí.Benjaminagarrólaprendaíntima,instóaCandiceparaquemetieralos

pies, iba subiendo y acariciando muy lentamente, haciéndola temblar ysuspirar.Cuando le tocó el turno al sujetador, ella se puso de rodillas y de

espaldasaél,quienlecubriólapielabesosmientrasabrochabalaprendayelcuerpodeCandicevibraba.—Tienesqueirte,mihermosasalvación—lehizosaber,regalándoleun

suavemordiscoenlaclavícula,alverloqueelladeseaba,peronopodíadárselo,seleharíamuytarde.Benjamin empezó a ponerle las bragas, quemándole la piel de los

muslos con las caricias ardientes que le brindaban las palmas de susmanos, a momentos con delicadeza, pero cuando menos lo esperaba,apretabacon fuerza, con lapresiónexactaparaenloquecerlaydejar suspalmasmarcadasenlaníveapiel.La mirada zafiro se ancló con devoción y pasión en la esmeralda,

mientrasabotonabaunoaunolosbotonesdelablusa,ellasentíaqueibaaexplotar,lamaneraenqueBenjaminlaseducíalaenloquecía,provocandoquedesearaarrancarselasprendasparaentregarseaélunavezmás.SucabellonoescapódelasmanosdeBenjamin,quienloacomodólo

mejorquepudo; sin embargo, ella terminópor recogérselomientras lomirabafijamente.—Ahoraesmiturno—lehizosabertomandolospantalonesblancos.Benjamin metió los pies en las botas del pantalón y Candice fue

subiendopocoapocoyelcuerpodeél seestremeciócuandosintióqueloslabiosdeellarozabansusmuslosalascender,demaneralentaysuave,provocando que palpitara; siguió por su cadera y evadió su pene, puesempezabaaevidenciareldeseo.

Candicesonreíaconsatisfacción,mientrasabotonabaelpantalónbesabael vientremasculino, saboreándolo con su lengua, robándose la sal delsudorysaviasmuertasquehabíansidoabsorbidasporlapieldespuésdelaentrega.Agarró la camisa y antes de abotonarla, besó, succionó ymordió las

tetillas, arrancándole jadeos y gruñidos, mientras el espacio se ibacerrandoporlobotones,buscólabocadeBenjaminyseentregaronenunbesoquenocalmaba,soloaumentabalapasiónenambos.Aún en contra de sus voluntades se separaron, Candice le ayudó a

colocarselascorreasdecueroyllamóalapuerta.Alosminutoselhombreabrió,ellasemarchóyBenjaminseacercóal

pequeño recuadro de los barrotes para verla alejarse, cruzó el pasillo yantesdeperderse,Candicelededicóunamiradayunasonrisadisimulada,mientraseraseguidaporelhombredeseguridad.La perdió de vista y entonces su mirada zafiro vio pasar frente a su

puertaaldoctorRickfort,caminandoendirecciónalasalida,éstelomiróconodioylesonrióconalevosía,enesemomentosupoqueeraélquienseguíaaCandiceyquesuactitudsologritabaqueestavezlaatacaría,solohabíaestadoesperandoquesaliera.EldesesperoquesintiócuandoDavornosedetuvoantesusllamadosno

secomparabaconloquesentía,elcorazónseleibaaexplotar.—¡No!¡Noteatrevas!…¡Ayuda!—gritabaalverqueelhombrenole

prestaba atencióny solo seguía sonriente.Almuymaldito no le bastabaconviolarsealachicaquesufríadelagunasmentalesycumplirconellatodassussuciasysádicasfantasías,ahoraibapor“susalvación”.Maldijo en ese momento encontrase en esa parte solitaria, ese puto

edificioviejo,dondenilasrataspermanecían;laslágrimasdeimpotenciasedesbordaron.—¡Iblis! ¡No era así! ¡Maldito, no!—Enfurecido y desesperado solo

golpeabalapesadapuerta—.Ati,delosseresprincipioinmenso,espírituyforma,sentidoycredo…—lavoztemblorosadeBenjamininvocabaaIblis,eraelúnicoquepodíaayudarlo,peronoaparecía…noaparecía—.Mientrasenlascopasdestelleelvinocomoenlaspupilasfuegodivino…¡Aparecehijodeputa!—rugióenmediodelllanto,aldarsecuentadequeloestabainvocandoenvano.Pateó la pesada puerta, se haló los cabellos en medio de la

desesperaciónyleestabacostandodemasiadorespirar,entodoeltiempo

quellevabaahí,nuncahabíadeseadotantopodersalir,comoloanhelabaeneseinstante.—¡Dios!Porfavor…porfavor,quenolepasenada,ellaconfíaenti…

¡Entonces hazte presente! ¡Demuéstrale tu infinita misericordia!… —elaliento le quemaba la garganta y las lágrimas lo ahogaban—. Yo meentrego a ti…yo sigo tu camino y que pase conmigo lo que tenga quepasar,yoloacepto…—elllantonolodejabahablar,mientrasgolpeabalapuerta con impaciencia y nadie parecía escucharlo—.Yo lo acepto.ConmivozclamoalSeñor, conmivozpidomisericordia, anteélviertomiqueja,anteélcuentomiangustia…—murmurabacadapasajedelabiblia,todo lo que sabía para que alguno de esos seres omnipresentes quegobernabanaluniversohicieranalgopor“susalvación”,quelarescataranaellaoquelesacaranlasvíscerasalmuymalditodeRickfort.

CAPÍTULO34

El crepúsculo casi llegaba a su fin y las tristes luces alumbraban la

calzadadeadoquinespor laqueCandicecaminabaconpasoapresurado,soloescuchabasuspropioszapatoshacerecoen lasolitariacalleque lallevaríaalaavenidaprincipal,dondeestabalaparadadeautobuses.Leparecíarealmenteincreíblecómoselepasabael tiempotanrápido

cuando estaba con Benjamin, una mínima parte en su consciencia legritabaqueloquehacíaeraunacompletalocura,quedebíaalejarsedeél,porque su relación al lado de un presidiario no tenía ningún futuro ycuandoRobertseenterara,lereprocharíahastaelúltimodíadesuvidasucomportamiento.Todos los días cuando salía del centro psiquiátrico se alentaba a no

volver,peroporlasmañanasjustoal levantarse,nopodíacontrolaresasganasdequerer regresar ymirarse en los ojos azules deBenjamin, eraunafascinacióndesconocidalaquelaarrastrabahaciaél,eraalgomuchomásfuertequeella.—Buenasnoches.Candice no pudo evitar sobresaltarse ante el saludo de esa voz algo

roncayconacentoinglés,peroelcorazónfuereduciendopaulatinamenteloslatidosalverqueeldoctorRickfortseapostabaasuladoyleseguíaelpaso,mientras le sonreía con amabilidad. Le correspondió de lamismamanera,sintiéndosealiviadadecontarconcompañía.—Buenas noches doctor Rickfort, ¿va camino a casa? —saludó

mirando a esos ojos grises que escondíanmuy bien esa perversión queCandicenohabíalogradopercibir—.Penséquehoyletocabaelturnodelanoche.—Voyacasa,cambiéelturnoconuncompañero,porqueteníaasuntos

másimportantesqueatender—asegurómirandoloslabiossonrojadosdeCandice,descubriéndolosligeramentehinchados.—¿Y su auto? —miró al frente, tratando de escapar de la insistente

miradadeldoctor,puesempezabaaalterarlelosnervios.—Lodejéenelestacionamiento,estabaporirmeperolavisalirsolaa

esta hora y decidí acompañarla, esta calle esmuy solitaria y podría serbastantepeligroso…aunquehenotadoquelegustacorrerriesgos.

—Supongoque lodiceporBenjaminSutherland, realmentenoséporquélesparecealguienpeligroso…—Tal vez porque asesinó a su madre sin sentir el mínimo

remordimiento—interrumpiólavagaexplicacióndeCandice.—DoctorRickfort, realmentepiensoquecualquierapuedecometerun

erroryparaesoexisteelarrepentimiento.—¿CreequeSutherlandasesinóasumadreporerror?—preguntóyla

sujetó por el brazo a la altura del codo, evitándole avanzar—. ¿Por quésiguevisitándolo?¿Porqué lohace todos losdías?—siseóacercándosemásaella,quienmirabaelagarre.—Porque…—tragó en seco para pasar el nudo de temor que se le

formó en la garganta—. Porque sinceramente pienso que Benjamin fuemanipuladoporelmal,esoesalgoenloqueustedporserunhombredeciencia no cree, pero yo sí y solo pretendo ayudarlo, Dios siempre dasegundas oportunidades a sus hijos… —elevó la mirada a la cara deldoctor, quien se le acercaba cada vezmás y le clavaba las pupilas en lamedalladelavirgenMaría,laquereposabasobresupecho—.Porfavor,suélteme.—Realmentenocreoquealguienpuedasermanipuladoporalgúnente

sobrenatural,piensoqueunoesbuenoomalopornaturaleza,cadaquieneslibredesusaccionesysiSutherlandpretendehacerlecreerqueelmallo hamanipulado, debo admitir que cuenta con gran elocuencia, porquehasta ha conseguido hacerte cambiar, ya no eres la misma chica queconocíen laenfermería—confesómirandoelescotadovestidoazul reyque llevaba puesto—. No le hagas caso, es muy manipulador… sabeperfectamentecuálessontusdebilidadesylasutilizaasufavor.—Estábien,tomarésuconsejo.Ahoraporfavor,suélteme—repitiósu

petición,desviandolamiradaaamboslados, inevitablementesellenódemiedoalverqueellugarseencontrabasolitario.—¿Qué haces tanto tiempo encerrada con un hombre sin escrúpulos?

¿Quéinterésencuentrasenél?—preguntóacercándoseaellayhaciendomásfuerteelagarre.Candice alejaba su cuerpo ante los avances del hombre que no la

soltaba, jadeó por el dolor en el brazo y lo miraba con los párpadosabiertosdeparenpar,evidenciandoestarrealmenteasustada.—Doctor…—murmurócuandoél lellevólaotramanoalcuelloyla

adhirióalapared—.Porfavor…

—¿Crees que nadie se da cuenta de esa caridad desmedida que leofrecesaLaBestia?¿Tegustaelpeligro,verdad?—sonrióyleguiñóunojo.—No, solo busco lamanera de hacerle creer enDios…Suélteme—

suplicóconelcorazónbrincándoleenlagarganta,casisinpoderrespiraryobservandocómoeldoctorRickfortsemordíademanerapervertidaellabio.—¿DequémaneraseñoritaAdams?Porquellevadossemanasvistiendo

de manera… más sugerente—al tenerla acorralada contra la pared, seacercómásyleacariciólamejillaconlanariz,mientrasellalomiradadesoslayoytemblabacontrasucuerpo.—Lacreencianoestáenlaformadevestirdoctor,estáenelcorazón…

¿Qué es lo que pretende? ¿Podría soltarme?—pidió, mientras sentía lapareddeladrillosincrustándoseensuespalda.—Te quiero Candice… realmente eres hermosa y con este vestido

mucho más—bajó la mano que tenía en el cuello hasta el sutil escoteredondo,sujetólasuavetelayloretiróunpoco,creandounaventanaparaque su mirada lasciva pudiese deleitarse con las medias colinas que elsujetadordeencajelepermitíaapreciar.Soltóungruñido, al ver lo hermosasque eran las tetasde la señorita

Adams,blancasyligeramentecubiertasdepecas.Estabaseguroqueseríarealmenteplacenteromorderlas.Candiceaprovechóeldescuidodelhombreylediounrodillazoenla

entrepierna,unodeesosqueRobertlehabíaenseñado,loempujóysaliócorriendoenvueltaenpánico,sentíaqueelalmaseleibayqueelcorazónseleexplotaríaanteelmiedo,jamáscreyóposiblequeeldoctorRickfordactuaradeesamanera.Unfuertísimotirónensuscabellosdetuvoensecosuhuida,todopasó

muy rápido y de manera muy confusa, sintió como si le hubiesenarrancandodeunsologolpeelcuerocabelludoyliberóungritoanteelardiente dolor que la había cegado, contados segundos pasaron paraencontrarse tiradaenel suelode fríosadoquines,coneldoctorRickfortencima.—¡OhDios!—suplicóaterrorizadaycon lagarganta inundadaporel

llanto,enunactodedesesperoempezóagritar—.¡Ayúdenme!¡Porfavor!—implorabamientrasdabalapelea,perosoloconsiguióunbrutalgolpeenelrostroqueladejótotalmenteaturdidayadolorida.

Rickford para asegurarse de que Candice no volviera a gritar, laamordazófuertementeconunadesusmanos,mientrasqueconlaotraledaba violentos tirones al vestido que se le resistía, por lo que prefiriósubirlo.Teniéndolacompletamenteasumerced,empezóaarrancarlelasbragasnegrasquellevabapuesta.Surespiraciónseagitabacadavezmás,enmedio de la excitación y el desespero por romper todas las barrerasque se interponían en su objetivo de poseer sexualmente a lamujer quetantasganasletenía.Candice empezó a recobrar las fuerzas y las lágrimas le bajaban de

formaabundanteporsussienes,todavíanolograbaasimilarloqueestabapasando; su hermano le había enseñado a luchar y no se detendría, siRickford iba a violarla, tendría que hacerlo estando muerta, volvió autilizar sus puños para pegarle en el rostro al doctor, como castigorecibióotrabofetadaquevolvióacegarla.EllasolosuplicabaaDiosmentalmentequelebrindaralafortalezapara

evitar que algo tan espantoso le pasara, mientras se llenaba de asco alsentir la tibia lengua del sádico hombre paseársele por el cuello y larasposabarbacobrizalelastimabalapiel.Rickfordempezóabajarseelzípercondesespero,mientrasqueconuna

de las rodillas golpeaba fuertemente la parte interna de los muslos deCandice,paraqueabrieralaspiernas,sincompadecerseporlosjadeosdeellaanteeldolorqueleprovocabanlosataques.Candice dejó de resistirse, el dolor la había vencido, quería seguir

luchando,peroyanopodía,solocerrólosojosparaesperaraquelopeorpasara, mientras sentía la pesada respiración del hombre en su oído yentresusmusloslaereccióntanteabaansiosa,provocandoquesurechazoaumentara.—Yaverásque tevaagustar—murmuróy lemordióel lóbulode la

oreja.Candice abrió los ojos ante el dolor, ya casi no respiraba, porque

Rickfordnosololecubríalaboca,tambiénlohacíaconlanariz.Elevólamirada al cielo en una última súplica y en ese instante, vio sobre ellossuspendidaenelairelasombraoscuraquetodasuvidahabíaaparecidoensus pesadillas, era la sombra de un hombre y solo se le distinguían losojosque tenían lascuencasvacíaso talvezsoloerandemasiadonegras,conunospuntosdeluzqueparecíandoslucerosalumbrandolanochemásoscura, inevitablemente pensó que todo lo que le estaba pasando era

orquestadoporesesermalignoylasangreselehelóaúnmás.Al segundo, la cabeza de Rickford se elevó involuntariamente,

alejándosedesucuello,mostrándosealgoaturdido,sinprevioavisoysinquenadielotocara,mientraslasombraflotabasobreellos,lacabezadeldoctor giró bruscamente hacia la izquierda. Candice pudo escuchar elsonido que hizo el cuello del hombre al romperse y cayó desplomadosobreella,unjadeodeespantoseleescapóyelcorazónselereventaríaporlatensión.Casiconlamismarapidezconquealguienpuedeparpadearnormalmente, el doctor fue elevado por los aires, liberándola de eseangustiantepesoyterminóestrellándosecontraunadelasparedes.Ella se quedó muy quieta, el pánico hasta le impedía mover un solo

músculo, poco a poco la sombra fue descendiendo sobre ella, tomandoforma,materializándose en un hombre vestido de blanco; era hermoso,eraelsermáslindoquealgunavezhubiesevisto,losojosnegrospasaronasergrises,casiblancos,élno terminabadeposarse sobreella,aunqueestabaaunmilímetrodedistancia.—Midulceyhermosacriatura—hablócontrasuboca,casirozándole

loslabios,perosinhacerlo,ellasesobresaltóalsentirunsuavetoqueensumejillaizquierda—.NuncasupliquesaDios,porqueélnolasescucha,nunca se conmueve por la desesperación de sus hijos, nunca aparececuandomásselenecesita—sucautivadoralientoyelenvolventetonodesuvoz,sumíaaCandiceenunestadototaldetranquilidadyconfianza—.Tureligiónsolomepresentacomounsersiniestroylohaceparagenerarmiedoyprovocarqueseabracenaúnmásasusdogmasycredos…Todostienen su manera distinta de destruirme en sus corazones, de que metenganmiedo. Un judío contempla sus creencias de forma distinta a uncristiano,unbudistanolascontempla,losateoslasrechazanylassitúanala par de cualquier otro dios y no soy más que el Dios de la luz y lainiciación, quien comprende lo que es la desesperación y el dolor…Siempremehanenvueltoenuncúmulodefalsedadesymediasverdades,peroesaquídondedemuestroquiénesquién.Candicesesentíasugestionadaporlaprofundavozquelainvitabaaser

escuchada de manera inevitable, a ese hombre con rasgos árabeshermosos,muyhermososyatrayentesrasgosárabes.—Levántate débil paloma—le tendió la mano y ella no encontró la

voluntadparanegarse.Se levantó y las piernas le temblaban, estaba adolorida y sintió las

bragasdestrozadascaerasuspies.Esehombreseacercóylediounbesoen lamejilla brindándole la suavidad de unos labios suaves, carnosos ycálidos.Volvió a mirarla, los ojos grises reflejaban sosiego, pero también

notabaadoración,esehombrelamirabacomonuncanadielohabíahecho,comosirealmentefuesevaliosaparaél.Nopodíahablar,sentía la lenguapegadaalpaladarylos latidosdesu

corazón seguían amenazando con ahogarla, ni siquiera encontraba lafuerzaparahuir.Una vez más los ojos del hombre empezaron a oscurecerse, como

cuando los cielos anunciaban una tormenta, abarcando toda la cuenca,pero no quedaron completamente oscuros, en esos ojos se reflejaba eluniversoyeraliteralmente.Eran unamasa oscura adornada por galaxias, estrellas, planetas, todo

diminuto en esos ojos, que pertenecían a un perfecto rostro caucásico,enmarcadoporuncabellorizadoquellegabaaloshombros.Ese hombre le brindaba un hermoso espectáculo sobrenatural y por

imposiblequepudieraparecer,nosentíamiedo;noobstante,senegabaaaceptarquiénera realmenteeseseryquéera loqueestabahaciendoahíconella.—Estoy aquí contigo, pero también estoy en cualquier rincón del

universo,soytiempoyespacio,desdeelinicio,muchoantesdelgénesis.Candice solo atinó a asentir en repetidas oportunidades sin siquiera

espabilar, producto del nerviosismo y él sonrió plegando los carnososlabiosenunalínea,provocandoqueensusojostodasesasdiminutaslucesdecoloresdestellaran.—Lahumanidadaúnnoestápreparadaparacreer,solonosusancomo

excusa para justificar sus acciones y las califican según sus propiosbeneficios —con cuidado le acarició los desordenados cabellos yretrocedióunpardepasos.Después se giró y se alejó, lo vio marcharse con paso lento y una

especie de halo de luz lo iluminaba; segundos después, sencillamentedesapareció. Miró hacia el otro lado, donde definitivamente Rickfordestabamuerto,lavistaselenublóyterminópordesmayarse.

CAPÍTULO35

Despertósumamentesobresaltada.Todohabíasidounapesadilla,una

horrible pesadilla; con el corazón golpeteándole fuertemente contra elpecho miró a todos lados, sintiéndose aliviada de encontrase en suhabitación.Conmanostemblorosasseacomodabaloscabellosyrespirabaprofundamente para calmarse, mientras intentaba recordar cómo habíallegado a su casa, porque lo último que llegaba a su mente era elladespidiéndosedeBenjamin.Enese instantealgoácidosubíaporsugarganta,por loque lanzó las

sábanasaunladoycorrióalbaño,nisiquieralediotiempodellegaralretretecuandoempezóavomitar,inundandoellugarconelpestilenteolorquesololeaumentabalasnáuseas.Las convulsiones le dieron una tregua y aprovechó para llegar al

retrete,dondesiguióexpulsandotodoresiduoalimenticioquehabíaensuestómago,eratanespantosoquehastalesalíaporlanarizylaslágrimasseledesbordaron.—Dios—jadeósintiéndosecansadayconlagargantaardida,perouna

vezmáseraatacadaporunaarcada,yanohabíanadamásensuestómagoyaunasí,eravíctimadelatortura.Cuandoporfinterminó,pulsóelbotónparaqueelaguasellevaratodo

lo que había expulsado de su estómago y con su cuerpo completamentedebilitadoseacercóallavamanos,dondeseenjuagólabocamuchasvecesyselavólacara.Semiró al espejo y no tenía ningúngolpe en la cara que evidenciara

que verdaderamente el doctor Rickfort la hubiese golpeado, casiinmediatamenteselevantólabataquellevabapuestaylaparteinternadesus muslos estaban intactas, tan blancas como siempre, pero ella podía

jurarqueeldolorquesentíanoerapsicológico.Eloloravómitoaúnlerevolvíaelestómago,porloqueagarróvarias

toallasdepapelymientrasconteníalarespiración,limpióeldesastreenelsuelo,lanzólasservilletasalinodoroyvolvióapulsarelbotón.Se percató de que su bata de dormir y sus pies también estaban

salpicados,por loquesinpensarlosiquiera,sequitó laropaysemetióbajolaregadera,mientrassumenteerabombardeadaporlasimágenesdeesapesadillaquelehabíaparecidotanreal.Por primera vez la sombra se había mostrado ante ella como un

hombre, uno realmente atractivo que la inquietaba, pero que también leagradaba.Al salir sedesenredó los cabelloshúmedos frente al espejoy senotó

bastantepálida,perotodoesoseloadjudicóalaangustiavividaenelmalsueño.Decidió usar uno de sus vestidos favoritos, era de varios vuelos, en

color turquesa, el cual le llegaba por debajo de las rodillas y de finostiros,bastantefrescoparaesedíadeverano.Abrió la puerta de su cuarto y se encontró conRobert yNadya en el

pasillo, quienes compartían un apasionado beso; su hermano pretendíaempotrarla en la pared y no pudo controlar una risita entre nerviosa ydivertida.Nadya se percató de su presencia y le dio un empujón a Robert,

sacándoloabruptamentedelaburbujadeexcitación.—¡Candice! —saludó su cuñada, sin poder ocultar su estado de

aturdimiento.—HolaNadya,¿vanadesayunar?—preguntó,sintiendoquelasmejillas

selearrebolaban.—Sí, enseguida bajamos—dijo Robert pasándose las manos por los

cabellos,sinpoderocultarlavergüenzaquesentíaporhabersidopilladoensemejantesituación.—Ok —Candice sonrió y se alzó de hombros—. Pediré que los

esperemos—seencaminóalasescalerasyensupechoempezabaacreceresanecesidaddepodercompartirconBenjaminsituacionesparecidas.Talvezpodersalirapasearconél,divertirsecomolaparejadejóvenesqueeran,pero sabíaqueelhombrealqueamabapasaríael restode suvidaencerradoeneselugaryaellaletocabaaceptarlodeesamanera.Duranteeldesayuno,Nadyanoencontrabalavalentíaparamirarlaalos

ojos,sesentíarealmenteapenada.—Candice, ¿te estás alimentando bien? —preguntó Robert, mientras

untabasupantostadoconquesocrema.—Creoque esapregunta estádemás—intervinoLizzy, al verque su

hermanaprácticamenteestabadevorandosucomida.—Sí —hizo una pausa para tragar—. Estoy comiendo muy bien —

volvióapicarotrotrozodesuomeletteyselollevóalaboca—.¿Porquélopreguntas?—Tenotoalgopálidaytienesojeras,¿seguraqueestásbien?—Sí, segura. Estoy muy bien —prefirió no contarle que después de

mucho tiempo, las pesadillas habían regresado—. Señora Rose, ¿puedollevarmeloquequedóenlacocina?—preguntódesviandolamiradahacialamujerquehabíapreparadoeldeliciosodesayuno.—Claroquesí,puedesllevártelo.—Gracias—lesonrióyvolviólamiradahaciaJason,quienlepedíaun

pocodejugodenaranjaasumadre.—Candice, ¿sigues visitando el hospital? —curioseó Robert,

pretendiendo enterarse de lo que hacían sus hermanas, al menosaprovecharlahoradeldesayuno,queeracuandoteníanlaoportunidaddeversetodos.—No—sellevólaservilletaaloslabios,ganandotiempoparaarmarse

devalor,porqueconsiderabaqueeramomentodeempezaracontarleelgiroquehabíadadosuvida—.Estoyvisitandouncentropsiquiátrico,eldesayunoesparaunpaciente…lacomidaquelessirveneneselugaresdetodomenosapetitosa—comentósinmiraraRobert,porqueestabaseguraquepodríadescubrireltemorensumirada.—¿No crees que pierdes el tiempo en ese lugar?… Supongo que las

personas que están ahí no van a retener mentalmente lo que quierescompartirles.—No todos los que están en los centros psiquiátricos están dementes,

esosolopasaenlaspelículas—argumentóybebióunpocodesujugo—.Haypersonasquenecesitanayuda,algunashanintentadosuicidarse,otrasquehanvividohechos traumáticosyque soloestánenese lugarporquenadie los comprende, mi misión es hacerles comprender que Dios nosentiendeynosquiereatodosporigual,tambiénintentomostrarlesqueelmayorregaloquenoshanconcedidoeslavidayquedebemosvalorarla.Ahorasimepermiten,deboirme—rodósuplatoyselevantó.

—¿Candice, vas a ese centro donde está Benjamin Sutherland?¿Recuerdas, el actor? —preguntó Lizzy, levantando la mirada ymostrándoseentusiasmada.Candice inmediatamente se tensó y el corazón se le instaló en la

garganta,noqueríaresponder,perosinolohacíalevantaríasospechasensushermanos.—No…nolosé—seaclarólagarganta—.Noconozcoatodoslosque

están en ese lugar y no tengo idea de en qué centro psiquiátrico está elactor.—Lizzy,seguramentelotendránincomunicado—comentóNadya—.Es

unasesino,nolodejaráncaminarporellugarcomosinada.—Bueno, yo debo irme, regresaré para el almuerzo —dijo Candice

caminando a la cocina, donde volvió a respirar mientras guardaba unpoco de comida para Benjamin. Además del desayuno restante, tambiénagarródelaalacenaunpaquetedegalletasymermelada.Lepidióaltaxistaquesedetuvierafrentealafloristeríaquequedabaa

un par de cuadras del centro psiquiátrico, para comprar las infaltablesdalias,perocuandoselasentregaronelaromalerepugnó,pensóqueeramomentodecambiardefloresysedecidióporunascalas.Prefirió caminar hasta el edificio, al llegar se encontró con varios

rostros consternados. Aunque se moría de la curiosidad, prefirió nopreguntaraquésedebíatantatristezareflejadaensuscaras.Siguió el mismo protocolo de siempre, que revisaran todo lo que

llevaba y le hicieran las mismas preguntas. El hombre que siempre lallevabaalalanortedondeestabaubicadoeledificioviejollegó,aunqueélnomostrabaelmismosemblanteafligido.Mientrascaminabanporelpasilloque los llevabaalpatioquedividía

ambosedificios,nopudoseguirsoportandolacuriosidad.—He notado algo triste a Melisa —comentó siguiéndole el paso al

hombrerubiodeunmarcadoaspectoruso—.¿Hapasadoalgo?—¿Nosehaenterado?—preguntóelhombrealgosorprendido.—No, ¿qué ha pasado? ¿Le pasó algo a Benjamin Sutherland? —se

apresuróapreguntarsintiéndoserepentinamentemuyasustada.—No,LaBestiaestámuybien,desgraciadamentefuealdoctorRickfort,

anochesecayóporlasescalerasdesucasa…—¡Por Dios! ¿Se encuentra bien? ¿Dónde lo tienen?—interrogó sin

poderocultarsusorpresayelcorazónempezóalatirleviolentamente.

—Lamentablementealcaerserompióelcuello,mañanaporlamañanarealizaránelsepelio…—elhombredejódehablaralverquealachicaselecaíaelramodelasseiscalasblancasytodaellatemblaba.—No…nopuedeser,yo…no—tartamudeabapresadelpánicoyensu

cabeza había un gran torbellino haciendo estragos, no había sido unapesadilla,repetíaunayotravezconelcorazónapuntodevomitarlo.—TranquilíceseseñoritaAdams—seacuclillópara recoger las flores

—.Sonaccidentesquepasan…sentimosmucholapérdida,peroDiossabeporquéhacelascosas—acotóelhombre,quiensospechabadelassuciasaccionesdeldoctorRickford,alquelegustabaencerrarseenloscuartosdelasmujeresrecluidas,algunasdeellasyahabíandenunciadoenmediodeataquesdelocuraloqueelhombreleshacía,peronadielescreía.Leentregóel ramode floresyconunamanoen la espalda la instóa

caminar.—LaBestiahaestadounpocoalterado,pasótodalanochegritandoy

pidiendoayuda,seguramenteseloqueríanllevarlosdemonios—seburlósinimportarlequeCandicefueseunacasireligiosa—.Siquieremequedoparaevitarquelaataque,aunquepaséestamañanayestabaunpocomástranquilo,noquieroconfiarme.—No, no hace falta, gracias—aseguró observando cómo el hombre

quitabaelpesadocandado—.Estoy seguradequeBenjaminnomeharádaño, lamentablementecometióunerrorquelohamarcadodeporvida,perosehaarrepentidodeloquehizo.—Nuncasedebeconfiartotalmenteenunasesino—aconsejótirandode

lapesadapuertadehierro—.Estarémuycerca,porsimenecesita.—Gracias—murmurómirandoalosojoscelestesdelhombre.LamiradadeCandiceseencontróaBenjaminsentadoenunrincón,con

las piernas pegadas al pecho y la cabeza escondida, semecía y parecíaescondersetrasesafortalezaquecreabansusbrazos.Lapesadapuertasecerróyellasesobresaltóunpoco,porloquemiró

por encima del hombro cómo quedaba aislada del mundo que conocía,paraadentrasealmundodetresporcuatroenelquevivíaelhombrequedemanerainverosímilhabíadespertadoenellaunintensoamor.Él parecía estar perdido en sus intrincados y atormentados

pensamientos, parecía que ni siquiera se hubiese dado cuenta de supresencia.Candice congrancautela acortó ladistanciaynopudoevitar sentirse

aterradaalverqueBenjaminteníaelpantalónblancomanchadodesangre,aligualquelasmanos.—Ben,¿quéhapasado?—preguntóconlamiradafijaenlasangreseca

enlasmanosdeél.La voz de Candice fue el gran detonante que lo sacó del estado de

ensimismamiento en el que se encontraba, no podía creer que ellaestuviese ahí, la había escuchado suplicar, había escuchado la suciarespiraciónpesadadeRickford,mientrasabusabade“susalvación”.Selevantóycorrióhastaella,quiensedetuvoabruptamente,sinpoder

ocultareltemorquelaazotabaantesureacción.—¿Estás bien? ¿Estás bien? —preguntó desesperado, llevando sus

manos a las mejillas de ella y besándole los labios con vehemencia—.Estásaquí…estásaquí,“misalvación”.—TusmanosBen…Mehandichoquehasestadoalterado—comentó

sintiendo cómo él le depositaba besos trémulos y muy húmedos,percatándose de que estaba llorando—. No llores, ¿por qué lo haces?Estoybien…¿EstásasíporloquelepasóaldoctorRickford?—inquirióposandocondelicadezasusmanossobre lasdeél, lasquelecubríanlasmejillas.Benjaminsedetuvoensuadoración,dejódebesarla,dejódebuscarel

primitivoequilibrioylamiróalosojossinpodercomprender,alparecerelmalditodeRickfordnolahabíaatacado.—¿Qué le pasó? —preguntó desconcertado, mientras Candice se

relamíadiscretamenteloslabios,robándoseelsaboracanela.—Tuvo un accidente en su casa, cayó por las escaleras y murió, al

parecerfueanoche.Benjaminsupoinmediatamenteloquerealmentehabíasucedido,porlo

queempezóanegarconlacabeza.—Lascosasnopasarondeesamanera,nofueunaccidente,nolofue—

dijosoltándolaydejándosecaersentadosobreelsueloacolchado,ellaloimitó—.¿Quéfueloqueverdaderamentepasó?NecesitosaberloCandice.—Nosédeloquemehablas—murmuróconvoztrémula,sinatreverse

amirarloalosojos.—Sílosabes—rugiómolesto.Candiceseasustóante laagresividaddeBenjaminysealejóunpoco,

sintiendo cómo el corazón iniciaba una carrera agitada y empezaba asentirnuevamentenáuseas.

—Losiento,novoyalastimarte…Hermosa,séquepasancosasquenopuedesexplicarteyqueaunquedicescreerenDios,Ángeles,Demonios…te niegas a creer en sucesos sobrenaturales, pero dime qué fue lo queverdaderamente pasó —volvió a preguntar y pudo ver cómo esoshermosos ojos que le recordaban que afuera de ese oscuro y pestilentelugarhabíanárbolesconesecolor,seinundabanenlágrimas.—Tuve una pesadilla… no vas a entenderlo Ben. Toda mi vida he

sufrido de pesadillas que algunas veces parecen ser muy reales… mesucedencosas…pasancosasenmissueñosyaldíasiguientehayhuellasfísicas de eso…Lo que pasó con el doctor Rickford, solo ha sido unacoincidencia—hipólimpiándoselaslágrimas.—No fue una pesadilla, no lo fue —negó con la cabeza—. Anoche

cuandotefuiste,éltesiguió.—¡No! —Se cubrió el rostro con ambas manos—. Ha sido una

pesadilla,porfavorBen…solohasidounapesadilla—selonegaba,noqueríaaceptarlarealidad.Todasuvidasuspadresypsicólogossehabíanempeñadoenhacerlecreerqueloquelepasabamientrasestabadormida,soloeraproductodesusubconsciente.—¿Por qué estás aquí? ¿Por qué decidiste venir y exponer tu vida

conmigo?—preguntótomándolelasmanosparaquelomiraraalacara.—Porque necesitabas ayuda, porque…—sollozó—. Porque me sentí

identificada…Desdequeempecéa asistir amisa, desdequemeacerquémásaDios,laspesadillasdesaparecieronoalmenosesocreí.—¿Cómopretendíasayudarme?Solosoyunasesino…—Por las noticias… hace poco hicieron un documental sobre los

secretos que rondaban los asesinatos que habías cometidos, había untestimonio del psiquiatra que te trató y él aseguró que no habías sidoconsciente de lo que habías hecho, que sufrías de alguna especie detrastornodelsueñoqueteatormentaba.Mesentí identificada—explicóyliberóunsuspirocomosisehubiesequitadoungranpesodeencima.—Solo es eso… estás aquí por lástima, no porque verdaderamente

sientasamorpormí—murmuróconamargura,selevantóycaminóhastaelrincóndondesedejócaersentado.—Noesasí.—¡No mientas! —Le gritó con la garganta inundada en lágrimas—.

¡Vete! ¡Es mejor que te largues ahora! —rugió y las lágrimas se ledesbordaron.

A Candice no le gustaba verlo de esa manera, nunca había queridoromperleelcorazónaBenjamin.—Enunprincipiosí,nolonegaréynuncatelooculté,siempretedije

que pretendía ayudarte… Pero sin saber cómo, por muy estúpido quepueda parecerte, me enamoré y ni siquiera eres merecedor de estesentimiento, porque nuncame has tratado bien; no eres caballeroso, noeres tierno,siempre tusconversacionesvanteñidasdesarcasmo…noséverdaderamentesicadavezquemediceshermosa,lohacesporburlarteoporquerealmenteteparezcolinda—reprochóponiéndosedepie—.Casinuncahablas,noséverdaderamentequéesloquesientes.Benjaminsequedómirándola,nopodíadecirlequerealmentenosentía

absolutamente nada, nada más allá del arrebatador placer que loembargabacadavezqueteníansexo.—¿Creesquesinosintieraalgoportiseguiríasconvida?—cuestionó

conlavozrasposa—.Hepermitidoquesigasvisitándome,hemospasadoloslímitesdeconsejeraespiritualypatéticodementequeyanotienepuntoderetorno.Lamentablemente,nopuedodecirlomismodeti.—Meentreguéporprimeravezaunpatéticodementequeyano tiene

punto de retorno, he venido todos los días y te he demostrado sermáshumanacontigodeloquelohasidocualquieraenestelugar.Séquenotehas interesado un poquito en querer conocerme, pero si lo hicieras,sabríasquenomeacostaría concualquierapor lástima—se limpióconrabia las lágrimas; sin embargo, sepreocupabaalverque lasmanosdeBenjaminseguíansangrando.—Entonces, demuéstrame que verdaderamente me quieres, demuestra

queloquesientespormíesamor.—Másdeloqueyalohehecho,nopuedo.—Sípuedes,ayúdameasalirdeaquí…yanoquieroseguirencerrado

enestelugar.Candice retrocedió un paso y el corazón se le instaló con frenéticos

latidosenlagarganta.—No puedo hacer eso… pero sí puedo intentar buscar una manera

legaldehacerlo.—Nohaymaneralegal…estoesmuydifícilparamí, talvezmásque

parati.—Nopuedesinvolucrarmeenesto,pretendesqueteayudeaescapary

esoesundelito—hablabacasisinaliento,sintiendomiedodesolopensar

enhaceralgocomoeso.—No es justo que me quede aquí de por vida, yo quiero un futuro

contigofueradeestelugar,noquieroestarcontigosolounpardehoras,noesjustoquevivaslavidalibremente,mientrasyomepudroaquí.—Sonlasconsecuenciasdetusacciones,nofuejustoqueasesinarasatu

madreyaesapobrechica.Benjamin resopló, conteniendo las ganas de querer saltarle encima a

Candiceygolpearle la cabezacontra lapared,hasta triturarle el cráneo.Eraunaestúpidaquelodejaríaeneselugar, todosuesfuerzohabíasidoenvano,soloqueríaqueIblisaparecieraybuscaraotramaneradesacarlodeesemalditocentropsiquiátrico.—Vete,ahoraynoregreses,silohacesharécontigoexactamenteloque

lehiceaKaren—amenazóconlavozroncaylaslágrimascorrieronporsusmejillas.Candiceahogóunsollozoalllevarseunamanoalaboca,realmentele

dolía darse cuenta de que el hombre que amaba, seguía siendo unmonstruo.—Adiós Benjamin —sorbió las lágrimas y se acercó a la puerta,

dándolelaespalda.Benjaminveíaque“su salvación” se le escapabacomoaguaentre los

dedosytodoporsusestúpidosimpulsos.—Solo tengo miedo —con esas palabra consiguió que Candice se

quedaradepiefrentealapuertaydeespaldasaél—.Tengomiedodequealgún día te canses de venir a verme, tengo miedo de que conozcas aalguien, te enamores y nunca más regreses. Tengo miedo de que meolvides,tengomiedodeperderalaúnicapersonaquesinceramentemehademostradounpocodeinterésverdadero.Tehasacercadoamícuandonosoy más que un pedazo de mierda entre cuatro paredes, sin dinero, nifama,niméritos.Hasaceptadolopeordemí,mehasaceptadosabiendoloquehice,nomehasdadolaespaldacomolohahechoelrestodelmundo,fuiste la única persona que pensó en las dos caras de la moneda, nisiquieramipropiopadrelohizo…nomovióunsolodedoparaevitarquemepudrieraenestelugar.Soltó el aliento y se quedó casi sin respirar, esperando que “su

salvación”dijeraalgoynosemarchara,quenoloabandonaraasusuerte.—Terminaráslastimándome,lohasdicho.—No lo haré. Hacerte daño a ti, significa hacérmelo a mí mismo,

significaqueestarécompletamenteperdido.—Noséquépensar—musitósinatreverseavolver.—Olvida lo que te dije, no voy a exponerte a nada ni a que cometas

ningúndelito,midestinoesmorirenestelugaryvoyaaceptarlo,tambiénaceptarésinoquieresvermemás,peroquieroquesepasqueereslomejorqueme ha pasado en la vida, eres el ser humanomás hermoso que heconocido.—Gracias—musitóytocóalapuerta.—¿Volverás?—preguntóconvozestrangulada.—Nolocreo.El hombre que esperaba al otro lado abrió y ella salió con la cabeza

baja,paraquenolevieraelrostrobañadoenlágrimas,estabaseguradequeesadespedidaledolíamásaellaqueaél,porquesufríaporlosdos.

CAPÍTULO36

Habíanpasadodos semanas desde la últimavez que había visitado a

Benjamin, desde que se había obligado a permanecer en su habitación,sumidaenlosrecuerdosvividosconél,buscandomotivosparaseguirconsuvidayenmendaresegranerrorquehabíacometido.Intentaba encontrar justificación a sus acciones y sentimientos, pero

solo terminaba llorando una y otra vez, anhelando salir corriendo aencontrarseconél,perodebíarevestirsedefortalezaycortarderaízesadependencia,porelbiendelosdos.Tan solo se levantaba de la cama para bañarse y comer un poco,

mientras evadía constantemente las preguntas de sus hermanos, nuncaantes se había sentido de esa manera, nunca antes había sufrido undesamorquelequemaraelalmayparamartirizarseunpocomás,suúnicacompañía era la música y ésta solo le hacía recordar cuán difícil eraarrancarsedelcorazónaBenjamin.—Nodebí involucrarme—sollozóyvolvióa sacudirse lanarizen la

toalladepapel—.¿Cómonopudedarmecuentadeloqueestabasintiendoyevitarlo?Todofuesemásfácil…nosésiBenseencuentredelamismamanera, me gustaría saber si también estará sufriendo esta lejanía —empuñólatoalladepapelysiguióllorando,comolohabíahechodurantedossemanastiradaensucama,conlamiradaperdida.

YourkissesburningtomyskinOnlylovecanhurtlikethisButifthesweetestpain

BurninghotthroughmyveinsLoveistorturemakesmemoresure.

Giró sobre su cuerpo y le dio un manotazo al amplificador, dondeestaba conectado el iPod, lanzando al suelo el aparato, porque si seguíaescuchandoesacanción,terminaríacortándoselasvenasocorreríahaciaBenjaminyambasopcionessoloeranunsuicidio.Siguió mirando al techo de su habitación, con el vacío en su pecho

haciéndose cada vez más grande. Era tan poderosa esa sensación depérdida,quelaestabaconsumiendopocoapoco.Uninusualdolorenelvientreempezóaatormentarla,estabasegurade

que eran cólicos menstruales, por lo que decidió levantarse para ir abuscaralgoqueleayudaraconelmalestarantesdequeseintensificara.Suintentoporabandonarlacamafueinútil,nologrómásquelevantar

la cabeza, parecía estar atada a la cama por manos y piernas, mientrassentía un peso aplastante sobre su cuerpo, el que casi no le permitíarespirar.Miróatodosladosynohabíanada,volvióaintentarloynologrómás

queelevarapenaslacabeza,peroconungolpeinvisible,alguienoalgoselafijaronalacama.Inevitablementeelcorazónselesubióalagargantacondesmedidoslatidos.—¡Lizzy! ¡Ayuda! —gritó, pero una vez más vivía esa espantosa

experienciadegritar sinpoderhacerlo,pormásqueseesforzaba,no lesalíalavoz,provocandoquedesesperara.Luchaba por liberarse, por levantarse, pero no lo conseguía, solo se

agitabaaúnmásylaslágrimasseleanidabanenlagarganta.Empezóasentircómoempezabaabrotaralgohúmedoycalienteentre

susmuslos,logrómirarysoloviocómosucamisóndedormirrosadoseteñíaprofusamentedesangre.—¡Dios mío! ¡Ayuda! —volvió a suplicar y borbotones de sangre

seguían saliendode su interior, era una sensación espantosaydolorosa,nuncaantesvivida.Rápidamente el colchón empezó a empaparse y su peso creaba una

piscinaescarlataconolorahierro,mientrasellanopodíahacernadaporliberarse. Todo o casi todo en su habitación estaba normal, era de día,cadacosaensusitio,peroellaestabafijadaalacama,ahogándoseensupropiasangreyconelpechoapuntodereventar.—¡Quealguienmeayude!—chillóconlaslágrimascorriendoporsus

sienes;noobstante,nolograbaemitirningúnsonido.Derepentelogróliberarseyagarrarunabocanadadeaire,abriendolos

ojosalarealidad;loprimeroquehizofuemirarasuvientreytodoestabanormal, el camisón lo tenía enrollado en la cintura y sus sábanas demargaritasdevarioscoloresenfondoblanco,seguíanintactas.Todavía con el corazón retumbándole fuertemente, se levantó ymiró

dondehabíaestadoacostada,sinencontrarni lamásmínimamancha,demanera inmediata las alarmas de su período menstrual se activaron.Agarrósucelularysedejócaersentadaen lacama,mientrassentíaquetodo su cuerpo temblaba y una densa nube de miedo y nervios no lepermitíaabrirlaopcióndecalendarioensuiPhone.Soltó el aire por la boca y volvió a respirar profundamente para

calmarse.Contó uno a uno los días, después contó las semanas, regresó almes

anterioryvolvióacontar,esaacciónlarepitióunascincoveces.Seechóallorardesconsoladamente,noimportabacuántasvecescalculara,siempreelresultadoeraelmismo,teníadocedíasderetraso.—Diosmío—dejó caer el teléfonomóvil y se llevó las manos a la

cabeza,sintiendoquenohabíasolución,quenadaibaasalvarla—.Robertmevaamatar…mevaamatar—sollozabatemerosa—.Candicecálmate,noestásembarazada,noloestás,soloesunretrasonormal,esnormal…—chillóunavezmás—.No,noesnormal—negóconlacabeza.Despuésdellorarpormuchotiempo,selevantódelacamayconpasos

temblorosos se fue al baño.Estaba segura que debía salir de dudas y lamejormaneraerahacerseunaprueba, talvezsoloseestabaangustiandopornada,sealentabaparanosentirqueestabaenuncallejónsinsalida.Con toda la vergüenza del mundo, se fue a la farmacia más alejada

posible, donde no la reconocieran y compró una prueba, pero no podíaesperara llegarhasta sucasa,por loqueentróaunbañopúblicoenuncentro comercial y con todas las esperanzas puestas en que el resultadofuese negativo, se la hizo; minutos después sus esperanzas sedesmoronaron trágicamente, cuando la bendita prueba le estrelló en lacaraqueestabaembarazadadecuatroacincosemanas.Se quedó sentada en ese baño y más de una mujer al escuchar sus

sollozoslepreguntósiseencontrababien.Le tocaba decir que sí, para no alertar a nadie, aunque realmente el

mundoselehabíahechopedazos.—¿Quévoyhacerahora?Fuiuna tonta,unaestúpida,nopudepensar,

realmentenopudepensar…¿Porquémedejéllevar?¿Cómolediréami

hermano que estoy embarazada de un asesino? Ya él tiene suficienteresponsabilidadconJason,comoparaqueahoratengaqueayudarmeconeste niño —elevó la mirada al techo—. ¿Qué hago Señor? ¡Ayúdame!¿Quédebohacer?Séquenomerezcopedirtenada,peronoséquéhacer;biensabesquenopodríaasesinaramihijo,noloharía.

▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓Elaromaarosasdanzabaligeramenteenelambienteyacadasegundo

se iba intensificando,estabasegurodequenoeramásqueotra tretadelmaldito de Iblis para atormentarlo, por lo que prefirió seguir acostadomirandoalanada.—Gracias,nopiensotardar—escuchóladulcevozalaotroladodela

pesada puerta. Estaba seguro de que no era ninguna artimaña, que “susalvación”habíaregresado,despuésdehaberloabandonadopordieciséisdías.Seincorporórápidamente,quedandosentadoyeneseinstantelapesada

puertachirrióalserabierta,ahíestabaella,dandounpasohaciaadentro,con la barbilla prácticamente pegada al pecho. Tenía los latidos delcorazón desbocados, podía escucharlos en una frenética y ahogadacarrera, a esos latidos se acoplaban otras pulsaciones que nunca anteshabíaescuchado.Tratódeaguzarmáseloídoyseguíaeselatidorápido,comosifuerael

de un colibrí, superando por mucho los de “su salvación”. ¡Estabaembaraza! Y ese era el latido de la criatura. Reprimió una sonrisa defelicidad,esasensaciónanidándoleenelpecholeparecíatanextraña.La puerta se cerró, aminorando la claridad en el lugar, creando ese

patético mundo donde los únicos habitantes eran “su salvación” y él,aunqueselesumabaesepequeñorenacuajodecorazónacelerado.Ella se quedó parada junto a la puerta, sin levantar la cabeza,

demostrando una actitud realmente taciturna, que para Benjamin no eramásqueunaestúpidajustificaciónasuausencia.Él se levantó y caminó, cuando estuvo frente a ella, se dejó caer de

rodillas y se le aferró al vestido, pegando la frente en su vientre,percibiendo así con mayor intensidad ese latir revoltoso de su única

posibilidaddevolveraserloqueera.Estabaahí,tancerca,peroalmismotiempotanlejos,soloeracuestióndetiempoydebíaarmarsedepaciencia.Sollozó fuertemente y el cuerpo empezó a temblarle ante ese llanto

perfectamente actuado, demostrando una mezcla de angustia, dolor yalegría,queverdaderamentenosentía.—Perdóname,hermosa—murmuróconlavozcortadaporelllanto—.

Siento todo lo que te dije, lo siento… por favor, no me dejes, no meabandonesenesteinfierno.Candice retenía el nudo que subía y bajaba en su garganta, levantó la

mirada,percatándosedelverdaderodesastrequeeraellugar.Benjaminlehabía arrancado las páginas a todos los libros, incluyendo las de lasagradaescriturayestabanesparcidasportodaspartes.Llevó sus manos a los sedosos cabellos del hombre aferrado a su

cintura y empezó a acariciarlos, intentando consolarlo, que dejara dellorar,porqueverlodeesamaneralepartíaelalma;yaellahabíasufridosuficientelosúltimosdías,sobretododesdehacíatresquelaangustianola abandonaba ni un segundo, desde que había tomado una de lasdecisionesmásdifícilesdesuvida.Nisiquieraestabasegurasi loharía,pero debía encontrar la fuerza para afrontar las consecuencias de lasaccionescargadasdeirresponsabilidadquehabíacometido.—¿Quétengoquehacer,Ben?¿Quédebohacerparasacartedeaquí?—

preguntóconlavozmuyronca,portodaslasemocionesquelaazotaban.Benjamin no lo podía creer, por fin accedía a sacarlo, por fin

encontraríalaanheladalibertad.Elevó la cabeza para mirarla a la cara y las lágrimas empezaron a

correrle por las sienes, se la quedó mirando por varios segundos,reafirmandoque“susalvación”erahermosa,erarealmentehermosaytalvezdespuésde asesinarla, la extrañaría.Debía admitir que le gustaba sumaneradecoger,esafaltadeexperiencia,todasesaspreguntastontasquelehacía,mientrasélsolopretendíagozardelmomento,talvezextrañaríasu voz, sumirada y su aroma a rosas, pero estaba seguro que después,encontraríamujeresmuchomejores.—Notienesquehacerlo,siprometesseguirviniendo,notengoporqué

escapar, lo único quequiero es estar contigo, no importa el lugar. Si túestásparamí,esteputoencierroeselparaíso—sollozómirándolaalosojos.Candiceleacaricióelrostro,enjugándolelaslágrimasaltiempoquese

ponía de rodillas, para estar a la altura de él. Se le acercó a la boca,besándolounayotravez,dejandolibreelllanto.—Quiero que tu paraíso sea el mismo que el mío y no es en este

lugar…Quierosacartedeaquí,dimequéhacer…Deboaclarartequenocuento con mucho dinero —suspiró contra los labios de él e inhalóprofundamente por la boca, robándose el extraño y delicioso alientoacaneladoquetantohabíaechadoenfalta.—Tengodinero,enalgúnlugar,nadiehatenidoaccesoaél,loescondí,

porque estaba seguro de que tanto la policía como mi abogado iban aaprovecharmiencierroparadejarmeenlabancarota…antesdequemedetuvieranhabíapreparadotodoparaescapar,eneselugartambiéntengodocumentación falsa… podremos escapar del país sin ningúninconveniente —confesó cohibiéndose de sonreír abiertamente—. ¿Adóndequieres ir?¿Tegusta laplaya?¿Algúnlugar tropical?—preguntóllevando sus manos unidas por las correas al rostro de ella, paraacariciarlo.CandicenopodíaexplicarsecómoeraqueBenjaminconocía tanbien

sus gustos o tal vez era que lamayoría de las personas relacionaban elparaísoconalgunaplayaparadisíacaynoconcamposflorales.—Sí,megustalaplaya…—asintiódejándoseacariciarlasmejillaspor

él,sabíaqueteníaquecontarlequeestabaembarazada,peroteníamuchomiedodehacerloypreferíairpocoapoco—.Talvezaalgunaisla.—Entonces nos iremos a la isla que quieras, elige nuestro paraíso…

peroantesdebesbuscaraalguien,esunhombredemitotalconfianza,élteayudaráconunadocumentaciónfalsaparati,porquecuandoseenterende que me he escapado, van a empezar muchas investigaciones. Seráprecisoquecambiesunpocotuapariencia…seguroqueelcabellooscurohará resaltar aún más esos hermosos ojos que tienes —le hizo uncumplidoylediounbeso,ofreciéndolelapuntadesulengua,tentándolayrobándolelavoluntad.—Necesitarétiempo,debohablarconmihermano.—¡No! No puedes hablarlo con nadie —se apresuró a explicarle,

temiendoquearruinaratodoelplan.—No quiero escapar sin decir nada, ellos pondrían la denuncia si lo

hagodeesamanera,lesdiréquevoyaviajarconalgunosmiembrosdelaiglesia…Séloquedebohacer.—Graciasmihermosasalvación…Quieroquepodamosvivirjuntos…

Talvezesunpocoprecipitado,peroyaestoyanhelandounafamilia…séqueeresjovenyquetalvezporahoranoloquieras,peromeencantaríatenerunhijocontigo,no…unono,talvezcinco.Sí,vamosatenercincohijos.Candicerespiróaliviadaysonrió,sintiéndosemuyfelizyqueungran

pesolaabandonaba,porqueBenjaminacababadedecirquequeríahijos,sinsaberqueyaerapadre;apesardetodo,veíaunaluzalfinaldeltúnel,estabaseguradequeloharíamuyfelizenelmomentoenqueledijeraqueestabaembarazada.—Dime el nombre de la persona que tengo que buscar para mi

documentaciónydóndepuedoencontrarlo.—Primero debes ir por el dinero, te va a solicitar una gran cantidad

parahacertupasaporte,peronoimporta, ledasloquetepida,sinhacerpreguntas—leexplicabayCandiceasentíaensilencio.Benjamin ledijoqueeldineroy algunaspertenecíasdevalor estaban

enterrados en un galpón abandonado, que pertenecía al puerto bajo elpuenteVincentThomas.—Está bien, mañana muy temprano visitaré el lugar —dijo con una

sonrisaaunqueestabarealmentenerviosa.—Candice —murmuró y se relamió lentamente los labios, para

humedecerlos—. Quiero que sepas que considero que realmente ereshermosa, nunca dudes de eso —volvió a besarla, convirtiendo poco apocounsimplecontactodelabiosenunencuentroapasionado,dondelaslenguasrozándoseunacontraotraeranlasprotagonistas.—Dijequenoibaatardarme—lerecordócasisinaliento.—Hermosa,debessermuycuidadosa,nadiepuedeenterarsedeesto.Si

lohacen,estaremosperdidos.—Sí,losé.Prometoserlo—sonrióparatranquilizarloysepusodepie

parasalirdellugar.

CAPÍTULO37

Candiceselevantómuchoantesdequeelsoldespuntara,realmentela

angustia últimamente no le estaba permitiendo conciliar el sueño contranquilidad, a eso le sumaba los malestares del embarazo. Ni siquierahabía idoalmédicoparahacerseunchequeo, talvezeraporque todavíanoqueríaaceptarlaideaquedentrodesuvientre,leestabadandovidaaunnuevoser.Noera loque teníaplaneado,realmente loquehabíasoñadoparaella

hacíamuchotiempoquesehabíaidoallodo,ahorasolovivíaeldíaadía,sintrazarsenuevasmetasparaunfuturo.Ledabamiedohacerlo,porquehabíacomprobadoquealgunasveceseldestino,siledabalagana,volvíapatasarribatodoslosanhelos.Sepusounconjuntodeportivodechándalysalió tratandodehacerel

menor ruido posible, para no despertar a ningún miembro de la casa;llevabaconsigounbolsoparapodertraerselascosasqueBenjaminteníaescondidasenesegalpón.Mandóadeteneralprimertaxidisponibleylepidióquelallevarahasta

el puerto, le había prometido a Benjamin ser cuidadosa, por eso no lepediríaaltaxistaqueladejarajustamenteenelgalpónabandonado.Le pagó al hombre y bajó, caminó por los alrededores del puerto,

percatándosedequehabíamásdeungalpónabandonadoyenmuypocotiempoleparecióestaradentrándoseenunescenariodealgunapelículadesuspenso,esasquetantoodiaba.Llevabacaminandocasiunahoracuandopor findioconel lugarque

Benjaminlehabíaindicado,yasabíaquelapuertaestabacerrada,asíquelobordeóhastaqueencontróunboqueteentrelatierraylaestructura.—Diosmío,séqueestoestámal—liberóunsuspiro,altiempoquese

ponía a gatas para arrastrarse por la pequeña separación, por donde

justamentesolopasaríasudelgadocuerpo—.Peronoséquéhacer,sihayotrasalidaporfavor,muéstramelaantesdequecometaunalocura.Congrandificultadsearrastróporelsueloarenoso,mientrascontenía

larespiraciónyseesforzabaporhacerlorápido.Eloloramohoinundabael ambiente y estaba realmente oscuro, por lo que buscó a ciegas en elbolsolalinternaquehabíallevado.—¡Wao!—exclamórecorriendocon lamiradael lugaroalmenos lo

que alumbraba la linterna—.No creo encontrar esa caja aquí—se dijoconscientedequeellugarerainmenso.Sabía que no podía darse por vencida y que si no encontraba lo que

había idoabuscaresedía,almenos revisaríagranpartey regresaríaaldía siguiente, empezó a buscar los contenedores de la transportistaMaersk.Empezó a caminar por el lugar, pero la humedad y el olor a moho

empezaronacausarefectoynopodíacontenerlosestornudos.Sualmasecolmódetranquilidadalverporfinlapiladecontenedores

identificados con el reconocido logo del recuadro azul con la estrellablanca.“Buscaelúltimoaladerechayábrelo,caminahastaelfinalylevantael

trozodemetal”,seguíamentalmentecadapalabradeBenjamin.Alretirarelpesadotrozodemetal,seencontróconunpasadizoquela

llevabaaunpequeñodepósitosubterráneo.Unavezmásdebíaarrastrarse,porfinllegóhastaunbaúldemadera.—Penséqueeraunacajapequeña—sedijomientrasrodabalatapade

madera—.¡SantamadredeDios!—antelasorpresalevantólacabezaysegolpeó, al hacerlo no pudo evitar soltar un quejido. Esperó a que se lepasaraunpocoeldolor—.¿Cómosesuponequepodremossalirdelpaíscontantodinero?,estoesunafortuna.Sabíaquenodebíaperdertiempo,porloqueempezóaguardardentro

delbolsolosfajosdebilletesdecien,encontrándosetambiénconalgunasjoyas.Suponíaqueloshermososcollares,zarcillosyanillosengarzadoscon piedras preciosas, habían pertenecido a la madre de Benjamin. Nopudoevitarsentirqueestabarobando.—Dios,perdonamispecados—murmurócerrandolosojos.Empezabaafaltarleelaliento,porqueeneselugartanreducidoeracasi

imposiblerespirar,porloquesedioprisa;noobstante,estabaseguradequenopodríacargarcontantodinero,alparecerBenjaminllevabamucho

tiempoahorrandoeneselugar.Al salir de ese ataúd gigante ya el sol había salido, permitiéndole

percatarse de que estaba hecha un completo desastre, el conjunto dechándal estaba amarillento por la tierra y sus cabellos todos revueltos,dejócaerelpesadobolsoaunlado,sesacudióelpolvoyserehízolacoladecaballo.Volvióarecogerelbolsoytratódecaminarrápidamenteparasalirde

eseterrenoabandonado,noqueríacorrerelriesgodeserdescubiertaporalguiendeseguridaddelpuerto.El bendito bolso pesaba horrores, parecía que iba a cercenarle el

hombro, se apresuró cuando vio un taxi e hizo sumayor esfuerzo porcorrer.Subióynosabíaquédireccióndarle,noteníalamásremotaideadea

dónde llevaría ese dinero. Sería mejor que ella lo guardara, mientrasBenjaminleindicabaquéhacer;además,debíavolverporelresto.Le dijo al taxista que la llevara a su casa, sabía que a esa hora todos

estabandesayunandoysilaveíanllegarconelbolso,Robertempezaríaahacerpreguntas.Suúnicaopciónera lacasadeJeremy,desdesumuertenohabíaqueridovolveraeselugar,porquedespertabamuchosrecuerdosqueleazotabanelalma,peronopodíaarriesgarse.Entró por el jardín trasero, sintiendo que una gran marea de

sentimientoslarevolcaba,laslágrimasseleaglomeraronenlagargantayen silencio le pidió perdón a Jeremy por las locuras que estabacometiendoporamoraotrohombre.Lapuertadelacocinaestabacerrada,peronolaentradaparamascotas,

aunque nunca tuvieron una, ya la casa estaba diseñada de esa manera,estaba segura de que por ahí ella no entraría, pero sí podría meter elbolso.Trató de rodarlo lomás alejado posible hacia la derecha, ya después

buscaríaalgúnganchoparasacarlo.Liberóungransuspirocuandologróponerasalvoeldineroysefuea

sucasa.Comoeradeesperarse,fueelcentrodemiradas.—Fuiacorrerunpoco—respondiósinquenadielepreguntara,aunque

nohacíafaltaquelohicieran,seloestabangritandoconlamirada.—¿Tú corriendo?—inquirióLizzy, sin poder creérselo—.Esto es un

verdaderomilagro—secarcajeódivertida.Candicesealzódehombrosy lesonrió,ante lamiradadesconcertada

deRobert.—Candice,¿acasohasconocidoaalgúnchico?—preguntó,tratandode

sercauteloso.—¿Porquélopreguntas?—inmediatamenteseleformóunnudoenla

garganta.—Esquenotehabíavistopreocuparteportuaparienciadesde…desde

—nosabíasinombrarleaJeremy,porquenoquería lastimar lasheridasinternasensuhermana—.Esquemepareceextraño,pasastedossemanasencerradaentuhabitaciónllorando,ahorasalesacorrer…¿Estápasandoalgoquedebasaber?Candicemiróatentamenteatodosenlamesa,esperabanqueelladiera

una respuesta, tal vez ellos anhelaban que por fin saliera del estadodepresivoenelquesehabíaencontradoelúltimoaño.—Nolosé…—confesóalfin—.Porahorasoloquieroiraducharme.—¿No vas a desayunar? —preguntó sonriente, con la curiosidad

bullendo.—Bajaréenunosminutos,siganconeldesayuno.Subiólasescalerasyentróasuhabitación,bajolaregaderasedeshizo

detodoelagotamientoquelehabíaprovocadolabúsquedadelosahorrosdeBenjamin.

▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓—Mehadichoquemeentregaráelpasaporte lapróximasemana—le

informóCandiceaBenjamin.Ellasehabíareunidoconelhombrequeleharíaladocumentaciónfalsa

yconlaayudadeotraspersonas,prácticamentelahabíaconvertidoenunafemmefatale;aunquesolohubiesesidoparalafotografía.—Puedesestarseguradequelohará.—Benjamin,realmentetengomiedo…¿ysilapolicíanosatrapa?…—

antesdequepudieradeciralgomás,éllabesó.—Noloharán,yaverásquetodovaasalirmuybien,confíaenmí.—Es que ni siquiera sé cómo lograré sacarte de aquí sin que seamos

descubiertos.—Esa es la partemás fácil…el dinero todo lo puede, así quepuedes

estartranquila.Tengounamigoquemeayudará.—No puedo comprender cómo tienes tantos amigos, pensé que los

habíasperdidoatodos.—Realmente no sonmis amigos…—chasqueó los labios sin desviar

suspupilasde lasdeella—.Solosonhombresquevenden libertadyyotengo para comprársela. Cuando la policía quiera enterarse de que heescapado, tú y yo ya estaremos en un lugar donde nunca lograránencontrarnos.Estaremosennuestroparaíso—lesonrióampliamenteylebesó lapuntade lanariz—.¿Creesquemerezcounade tus sonrisas?—preguntóregalándoleelaromadesualiento.Candice asintió con entusiasmo y le sonrió, ampliando la sonrisa

progresivamente,gestoqueBenjaminacompañó.—¿Lograste sacar todoeldinero?—preguntó frotando lapuntade su

narizcontra ladeella,mostrándose tan tiernoycariñosocomoCandiceanhelaba.—Sí, tuve que hacerlo en dos partes, no sabía que tenías tanto, ni las

joyas.—Debíaasegurarunfuturoparapoderempezardecero.—Nopodrássacartantodinerodelpaís.—Novamosasacaresedinero,se loentregaréaalguienqueal igual

que yo, tiene una cuenta en Suiza, él necesita efectivo y me hará unatrasferencia…lasjoyasnoslasllevaremos,sonbienespersonales.—¿Teníastodoestoplaneado?—He tenido mucho tiempo libre para hacerlo… casi tres años para

planearunanuevavida,peronuncaimaginéqueesanuevavidametraeríalomáshermosoquealgunavezhubieseimaginado,amoestanuevavida,amo esta nueva oportunidad que Dios me ha brindado y no voy adesperdiciarla.ACandiceelcorazónselehinchódeemociónalescucharelnombrede

Dios en la voz de Benjamin. Le parecía increíble el cambio que estabadando,esoledabamásrazónparasaberquenuncadebíaperderlafe.—Dios nos da muchas oportunidades porque cree en nosotros, pero

también debemos creer en él —dijo convencida de que Benjaminentenderíasuspalabras.—Es justo que así sea…Hermosa, debo pedirte algomás—comentó

haciendounmohíndevergüenza.—Puedespedirlo,sabesquesipuedohacerloloharé.

—Necesitaréquecompresropasyzapatos…nopodréseguirvistiendoesteuniformedemierda—apenassehabíaechadounvistazoalacamisetaypantalónblanco,cuandoCandicelosorprendióalposarleundedosobreloslabios.—Nodigasmalaspalabras—sonriódulcementeyélpuso losojosen

blanco, enungestodivertido—.Estábien, hoypor la tarde iré aSanteeAlley.—No,aloscallejonesno…—nopudoocultarsuarrebato,comosile

estuviesenanunciandoelApocalipsis—.Haysuficientedinero,mejorveaDolce & Gabbana —concilió, esa mujer estaba loca si creería que lovestiríaconimitaciones,quenodejabandesersimplesharapos.—Benjamin,¿enserio?—ironizóantelacasiexigenciadeél—.Desde

quemurieronmispapásmehatocadoeconomizaryvoyaeselugartodoel tiempo, anteriormentemalgastaba el dinero en centros comerciales ycréeme,másdeunavezmehesentidoestafadaalverprendasquehabíacompradoapenasunosmesesatrásporunvalorquetriplicabaalasquevienSanteeAlley,realmentesonidénticas.—Nosabíaqueibasaeselugar,debestenercuidado,supongoqueesun

poco peligroso… Ahora tienes suficiente dinero para gastar… vive elsueño de toda mujer y vuélvete loca en el Beverly Center, quiero quetambiéncomprescosasparati,ropas,zapatos,carteras,maquillaje…todoacordealamujerqueapareceráenlafotodelpasaporte.—Entendido…peronocreoprudentellevartantoefectivo.—Puedesantesdepositaratucuentabancariaypagasconlatarjeta—le

dio la solución, pero ella solo se quedó mirándolo con los ojos muyabiertosymordiéndoseellabioinferior—.Notienesunacuentabancaria—adivinó en medio de un suspiro, no podía creerlo. ¿De dónde habíasacadoIblisaesachica?—Mis papás siempre se encargaban de todo… ellos pagaban todo y

nuncalocreínecesario,nuncagastédinerosuficientecomoparatenerunatarjeta… —murmuró avergonzada—, pero prometo que empezaré agestionarunacuentabancaria—intentómostrarsepositiva.Benjamindejócaerpesadamentelacabezahaciaatrásconlamiradaal

techo, reteniendo un grito de frustración, ¡estaba jodido! “Su salvación”nosoloeraingenua,eratonta.—Candice…—volvióamirarlaalosojos.—¿Dijealgomalo?

—No,nohasdichonadamalo,soloqueyanoseránecesariaunacuentabancaria…Porlomenos,¿puedesirdosvecesalcentrocomercial?—Sí,claroquesí—asintiócondeterminación,teniendolaplenacerteza

dequesololeestabahaciendolascosasmáscomplicadasaBenjamin—.Puedoirestatardeymañana.—Bien, compra un traje para mí… no, mejor que sean dos y ropa

fresca,recuerdaquenosvamosalaplaya…—Benjaminempezóadecirletodoloquenecesitabayellaasentíaensilencio,algunasdesuspeticionesCandicenolascomprendió,peroprefiriónohacerpreguntas.—¿Todo tiene que ser en Dolce & Gabbana? —preguntó para no

cometerningúnerror.—Noprecisamente,peronadadeiraloscallejones.—Benjamin,lahumildad…—Yaloséhermosa,perosepuedeserhumildevistiendoropaacordea

mipersonalidad…¡PorDios!Fui el actormejorpagadodeHollywood,pordosañosconsecutivos.—Esonoesserhumilde—murmurómientrasnegaba.—Está bien, puede que no lo sea, pero estoy haciendo mi mejor

esfuerzo… —como cada vez que pretendía convencerla de algo,derrumbaba lasbarreras apuntadebesos—.Soloquiero reencontrarmeconelhombrequefui,no…realmenteesperoencontrarmeconunmejorhombreyesonoserágraciasaprendasdediseñadores,serágraciasati.Lamejorpartedeloquesoy,sololapuedoencontrarsiestoyatulado.—Comprendo—le sonrío, sintiendo sobre sus labios la sensación de

losbesosdeBenjamin,esosquehabíandespertadosuexcitación,semoríaporqueél lequitarálaropaylehicieraelamor,peroledabavergüenzapedírselo—.Debo irme, debo ir por el dinero para poder ir al BeverlyCenter.—Noolvidestraermeeldinero.—¿Estássegurodequealguienteayudará?—Sí, completamente —aseveró, ya había tenido la oportunidad de

encontrar el valor del ruso, quien le dejaría el viernes por la noche lapuerta sin trancar, esos eran los días en que los hombres de seguridadaprovechabanparaverelpartidodebéisbolenelcomedor.

CAPÍTULO38

ACandiceelcorazónlebrincabaenlagarganta,todosucuerpoestaba

temblorosoylosoídoslezumbaban,mientrasluchabaférreamentecontralasnáuseas.Levantó la mirada y el cielo se encontraba cada vez más oscuro y

cubiertopordensasnubesgrises,implorabaquelasuavelloviznaquecaíasobre Los Ángeles, no terminara convirtiéndose en lluvia, pero sobretodo, que las cosas salieran bien. Sabía cuáles podrían ser lasconsecuenciasdeesalocuradelaquesehabíaconvertidoencómpliceynoqueríadaraluzasuhijoestandoenprisión.—Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre—

empezóamurmurarconvoztemblorosaunaplegariaaesesersupremoenelquecreía,mientrassumiradanodesamparabaniporunsegundolacalle,esperandoqueBenjaminporfindoblaraenlaesquina.Miró una vezmás en su reloj demano y ya llevaba onceminutos de

retraso,mientrasellaseguíaaguardandoenlaoscuridaddeaquelcallejón.—Tal vez algo salió mal… debería irme —se alentaba, pero no

encontrabalafuerzaparaalejarseunsolopaso.Siguió esperando y las lágrimas empezaban a arremolinárseles en la

gargantajuntoatodaesaangustiaqueibaamatarla.—¡PorDios!—jadeóliberandoelalientoquelasofocabayquemaba,al

verlodoblarlaesquinaycaminartranquilamentehaciaella.Quisocorrer,pero debía esperar, solo esperar,mientras sonreía—.GraciasDios, porfavor…Ben,apresúrate—chillóylaspiernasletemblaban.Él sonreía y seguía con paso tranquilo hasta que llegó a ella y sin

previo aviso se le aferró a los cabellos y la estampó contra la pared,presionándola con su cuerpo. Inevitablemente Candice revivió los

recuerdos del episodio que pasó en esemismo callejón junto al doctorRickfort,jadeóruidosamenteyelcorazónleibaaestallaranteelmiedo,despertando a la cruda realidad de que había ayudado a escapar a unasesinoysencillamentepretendíaeliminaralaúnicacómplice.Apenas iba a suplicar por su vida, cuando la sorprendió conun fiero

beso,unocomonuncaantes,unbesoquelelastimaba,perolegustaba,legustabaqueBenjaminfuesetanagresivoyellasuponíaquesolosedebíaalaadrenalinadelmomento,éljadeabaruidosamenteensuboca,gruñíaytiraba de sus labios sin ningún cuidado, tanto que empezó a saborear elcaracterístico saboraóxidode la sangre,mezclándoseconel acaneladodelasalivadeBenjamin.No sabía si esa sangre era de él o de ella, eso no importaba, solo se

limitaba a corresponder a ese beso tan agresivo que le nublaba lossentidos.—Gracias —ronroneó contra los labios de ella, empuñándole con

fierezaloscabellosrubios—.Eresmisalvación…loerestodoCandice,nisiquiera Dios había logrado sacarme de ese apestoso lugar y tú lo hashecho, eresmásqueDios,másque cualquier ser supremo—se relamióloslabios,retirándoselasangre—.Graciasporbrindarmelaoportunidaddevolverarespirarairepuro.A Candice los labios le palpitaban y el sabor a sangre predominaba,

peronoimportaba,queríaquevolvieraabesarladeesamanerayquenole permitiera respirar, que siguiera empuñándole de esa forma casidolorosa loscabellos,peronopodíaserenese lugar, tansoloestabanaunacuadradelcentropsiquiátrico.—HaríacualquiercosaportiBen,nisiquierasécómomehasrobadoel

corazón…Peroahoraesmejorquenosdemosprisa,nosoportaríaqueteencerraranunavezmás—leofrecióelbolsoqueconteníaropaycalzado.—Tienesrazón,debemosdarnosprisa…quieroqueempecemoscuanto

antesnuestranuevavida.Se empezóadesvestir con rapidezy en esemomento,Candice sedio

cuentadequenotraíalasmanosatadas.—¿Y tus correas?—preguntó al tiempo que se acuclillaba y abría el

bolso.—Deshacermedeellasestabaenelpago—recibióeljeansqueCandice

leofrecíaynopudoevitarrevisarlelaetiqueta.Inevitablemente esomolestó aCandice, no le gustaba quedesconfiara

deellaoquenolacreyeracapazdehacercomprasentiendasdefirmas.—¡Es un bendito Dolce & Gabbana! —estalló sorprendiendo a

Benjamin ante tal ímpetu, él se quedó paralizado entre asombrado yfascinado,esaactitudempezabaaagradarlede“susalvación”.—Lo siento, solo estoy nerviosa… ¡Apúrate! —dijo al verlo con la

bocaabierta,poniéndoseel jeans,mientrasreíabajito—.Supusequeporun tiempo no querrás vestir ninguna prenda blanca —le tendió unacamisetagris.—Meagradaquesiemprepiensesentodo—congranagilidadsepuso

lacamisetayempezóacalzarse—.Habíaolvidadolobienquesesiente—confesó justo en el momento en que sus pies quedaron dentro de unaszapatillasdeportivasnegras,lasqueparasusuerte,erandelamismafirmaqueladeljeans.Candice sacó una campera de cuero negra, que traía incorporada una

capucha,mientrasBenjamin se la ponía, ella con rapidez y nerviosismoguardabaeluniformedelcentropsiquiátricodentrodelbolso.—Haselegidolavestimentaperfecta,sobretodoparaestallovizna…—

se subió la capucha y extendió los brazos sintiendo cómo las pequeñasgotascaíansobrelaspalmasdesusmanos.—Ben…porfavor,démonosprisa—suplicólevantándose.Benjamin le quitó el bolso, se acercó a ella y con el dedo pulgar le

limpiólagotadesangrequebrotabadesulabioinferior.—Losiento…medejéllevar.—Notepreocupes—dijoellaconganasdesalirdeesecallejóncuanto

antes.Emprendió ella sola el camino, porque parecía que Benjamin no

pretendíaavanzar,peroensegundosélseacoplóasupaso.—Vamosacaminar,noesprudentequeagarremosuntaxi,almenosno

todavía,debemosestarlosuficientementealejadosdelcentropsiquiátrico—ellapermanecióensilencio,loquehizoqueéllepreguntara—:¿Tienesmiedo?—aunqueel latirenloquecidodesucorazónselodejabaclaroyquetambiénleafectabaalrenacuajoenelvientre.—Sí,nopodréestartranquilahastasaberqueestamoscompletamentea

salvo—dijo,sintiendoenesemomentoyporprimeravezcómolosdedosdeBenjaminseentrelazabanalosdeella,enunprotectorytiernoagarre,esolediounvuelcoasuaceleradocorazón.—Te he dicho que nada malo va a pasar, debes confiar en mí…—

volvieronasaliralacalleyBenjaminadmirabalosvehículospasarasulado,laslucesdelosedificios,ladelossemáforos,losdiferentestonosdelas voces de las personas que circulaban a su lado, mientras seguíacayendosobreelloslapersistentellovizna.Casi tres años llevaba sinver nadade eso, casi tres años entre cuatro

paredes y su único contacto con la libertad era Candice, apenas podíacreérselo,porloqueunaperennesonrisaprotagonizabasuslabios.Eso era lo más cercano a la felicidad que había experimentado en

muchotiempo,miródesoslayoalachicaasuladoyleregalóunasonrisaladina,alpillarlamirándolodeigualmanera.—¿Quémiras,hermosa?—preguntóbalanceandosumanoatadaalade

ella,enungestojuguetón.—Nada…—sonriósintiendocómolasgotasdeaguaempezabanaser

más constantes y algunas quedaban atrapas en sus espesas pestañasdoradas.—Ahora he pasado a ser nada —ironizó apretando un poco más el

agarre,sindejardeavanzar.Ellasonrióybajólacabeza,posandolamiradaenlosadoquinesdela

calzada.—Creo que he enloquecido—murmuró sonriente, porque a pesar de

todo se sentía feliz, no podía creer que por fin estaba caminando de lamanodelhombrequeamaba.Lohabíasalvado,peroellasindudaalgunasehabíaperdido,nopodíaencontraralachicaquesolíaser.—Eso no es problema para mí, me he acostumbrado a convivir con

personasdementes.—¡Ben!—reprochóyélsoltóunasonoracarcajada.En ese momento empezó a llover y Benjamin disfrutaba de ese

fenómenotanparticulardelanaturaleza,comosinuncaantes lohubieseexperimentado.—Debemosagarraruntaxi—propusoCandicealigerandoelpaso—,ya

noshemosalejadolosuficiente.—Déjame disfrutar un poco más de esto, debo asimilar que soy un

hombre libre… Vamos a divertirnos un poco, como si fuéramos unosniños.—Yanosomosunosniños,Ben.—Quieroserlo…ahora,enesteinstante,porquenuncaanteslohesido.

Y esta noche quiero ser niño y hombre a tu lado —se echó a correr,

instándolaaellaaquehicieralomismo.Candicenopudonegarseaesapeticiónycorrió,lohizotomadadela

mano de Benjamin bajo la torrencial lluvia, sorteando a algunostranseúntesqueibanconsusparaguas,resguardándosedelaguacero.Perdieron la cuenta de cuántas cuadras habían corrido, hasta que

BenjaminhalóaCandicedetrásdeunatiendaquequedabaenunaestacióndeservicio.Ambos se encontraban con los pechos a punto de reventarse a

consecuenciade lasagitadas respiraciones,pero felicesyesoera loqueverdaderamentevalíalapena.BenjaminobservóelrostrosonrojadodeCandice,quienrespirabacon

loslabiosentreabiertos,algunoscabelloslos teníapegadosalrostro,asícomosuvestidoblancose transparentabaadheridoasucuerpo,comosifuesesupropiapiel.Inevitablementeeldeseoporellaestalló,suponíaquesololanecesitaría

solamente para engendrar a ese renacuajo, pero en ese instante toda susangrey todos sus latidos, gritabandesesperadosporque le arrancara elvestidoyacallaralasinfernalesganasdecogérsela.CandicepresentíalasganasdeBenjamin,eserostroenmarcadoporesa

capucha negra lo delataba, ponía sobre aviso las intenciones de él porquererhacerleelamor,eneseoscuro lugar,al ladode loscontenedoresdebasuradelatienda.Por primera vez se aventuró a adelantarse, a demostrarle aBenjamin

que también lodeseabayquequeríaque la tomaraenese lugar,bajo lalluvia,porloquesindejardemirarloalosojosyconelcorazónapuntodeestallar,enmediodeunamezcladedeseoypudor,empezóa subirselentamenteelvestido,arrastrandolatelamojadaquedejabaaldescubiertosusblancosytorneadosmuslos.Lohizohastaquellegóalascaderasysehizoespacioparaquitarselas

bragas, mientras él aumentaba sus ganas con esamanera tan intensa demirarla,justoenelmomentoenquelapequeñaprendaquedóasuspies,Benjaminlasorprendiópegándolacontralapared,unavezmássiendotanagresivocomounpredador,volvióabesarlayalastimarlelaheridaenellabio,peroesonoimportabaynodisminuíaenlomásmínimosuextremaexcitación.Mientras ella correspondía desesperadamente al beso, también le

desabrochabaelpantalónycomolamejordelasdescaradasseaferróala

naciente erección, estimulando de la mejor manera que sabía, estabaseguradequenoeraunaexperta,soloapretabacondelicadezaocerrabasumanoalrededordelpene,moviendodearribaaabajo,sintiendocómoesemúsculosetensabacadavezmás.Benjamingruñíayellasuponíaqueeradeplacer,porloqueseguíacon

loqueestabahaciendo, llenándosedecalidez lamano,deesevaporquedesprendíalaerección.Éllechuponeabaelcuello,estabaseguraquelequedaríanmarcas,pero

noqueríapensareneldespués,soloqueríasentireseinstanteenqueeraunamujerarrebatada,unamujerquevivíaplenamenteelmásimpactantedelosplaceres.—Candice… mi dulce salvación —susurraba agitado, rozando su

cuerpoconeldeella,mientrashacíaaunladoloscabellosrubiosqueselespegabanenlapielysebebíaenmediodechuponeselaguadelluviaque la mojaba, permitiéndose saborear lo deliciosa que era—. Sabes alibertad.—Sí… ¡Así Ben! —suplicó temblorosa cuando él se le aferró con

fuerzaalasnalgas,enterrándolesusdedosenlapielcontantoahíncoquedolía;peroconél,eldolorhabíatomadoelsentidodelplacer.Élse leaferróa losmuslosy laelevó,pegándolacontra lapareduna

vezmás,ellaseenredócomopudoalcuelloycaderasdeBenjaminyélentróenelladegolpe,conunasolaembestida,mientrassemirabanalosojosyrespirabanconlabocaabierta.Sedejóescucharelmotordeunautoquellegóalaestacióndeservicio,

enelqueretumbabauntema,llenandoelespacioenelqueseencontraban,disfrutandodelplacerylalocuradeentregarse.Cada vez que Benjamin entraba en ella con gran contundencia y

decisión,elrocedelapareddeladrillosle lastimabalapiel, tantocomopara raspársela y dejársela en carne viva, pero ese ardor no era losuficientementepoderosocomoparaqueinterrumpieraelgocequeestabaexperimentando.Su hombre se comportaba de manera agresiva, como nunca antes lo

había hecho y ella se permitía jadear ruidosamente ante la mezcla deplacer-dolor. Aunque él no se detenía, ella tampoco permitiría que lohiciera.Con losojos cerrados, disfrutabade loque esehombredesalmado le

ofrecía y en ese instante se sentía realmente identificada con la canción

queteníaelvehículoalquelellenabaneltanquedegasolina.Benjamin y ella de cierta manera eran una pareja perfecta, juntos se

estaban quemando, él era el fuego y ella la gasolina que lo avivaba.Benjamin le incendiabahasta la razón, conélno razonaba,ni respiraba,conéltodoeraunperfectocaos;lahabíaarrastradoalmáspeligrosodelos abismos y aun así seguía atada a ese enardecido cuerpo, como unatonta sin voluntad cumplía todas las peticiones de él, había perdido elrumbo de su propia existencia y realmente no quería reencontrarlo,porquelegustabamásexperimentarsunuevoypeligrosomundo.VolvíaajadearjustoeneloídodeBenjaminyconfuerzaseleaferraba

aloscabellos,cuandosentíaquelosladrillosseguíanrobándolepedazosde piel y él retumbaba en su interior,mientras le chupaba con fuerza ellóbulodelaorejaylesosteníacondemasiadoardorlanuca.Entregarseaesehombreeratorturayplacer,erasacrificioyredención,

eracieloeinfierno.Eracomosiquisieraasesinarlamientraslehacíaelamorybienpodría

hacerlo,porqueellanosenegaría,no tenía la fuerzaparaalejarloniunsolomilímetrodesucuerpo,soportabaeldolorenlamismamedidaquesegozabaelplacer.

FlameyoucamefrommeFiremeetgasolineFiremeetgasolineI'mburningaliveIcanbarelybreathe

Whenyou'reherelovingmeFiremeetgasolineFiremeetgasolineIgotallIneed

WhenyoucameaftermeFiremeetgasolineI'mburningalive

AndIcanbarelybreathe,Whenyou'reherelovingme

FiremeetgasolineBurnwithmetonight…

Segundos después todo desapareció a su alrededor, solo quedóBenjaminconsuruidosaypesadarespiraciónjustoensucuello,mientrasaellaelcorazónseleibaaexplotarylarespiraciónselecondensabaenlos pulmones, saboreando en todo su cuerpo la tensión y el goce másgrande,avasallándola.Élmurmuraba algunas palabras, pero ella no lograba entenderlas, no

podíahacerlo,porqueestabaperdidaenunadensanubededesenfreno.Alregresar a la realidad trataba de recuperar el aliento; no obstante,Benjaminseleaferrabaconfuerzaaloscabellosyresoplaba,mirándolaalos ojos con insistencia y ella se perdía en esas pupilas brillantes, esashermosaspupilasqueleatrapabanelalma.CandiceviolabocadeBenjaminmanchadadesangre,lacuallalluvia

empezabaalavar,peronoseatrevíaaaveriguarsilepertenecíaaéloaella.Enesemomentolapuertatraseradelatiendaseabrióysalióunchico

cargandounabolsa debasura, pues sin importar el torrencial aguacero,debíacumplirconsuslabores.Benjamin bajó a Candice, poniéndola de pie y ella con el rostro

ardiendodevergüenza,seacuclillópara recogersusbragas,mientraselchicoqueloshabíasorprendidosemanteníamudoeinmóvil,aúnconlabolsaenmano.Benjamin con una agilidad impresionante, se resguardó su casi

adormecidomiembroysegiróacomodándoselacapucha.—Nosvamos—murmuróinstandoaCandice.Ellaconmanostemblorosasintentabasubirselasbragas,sintiendoque

semoriríadelavergüenza,nuncaimaginóquealguienlasorprendieraenesa situación; tener sexo debía ser algo íntimo y ahora había hechopartícipeaalguienmásdelosvestigiosdelorgasmoreciénvivido.GritósorprendidaalsentirlasmanosdeBenjaminarrebatarlelaprenda

interior y era él quien se las subía con algo de rudeza. La tomó por lamanoylainstóacaminar,aunqueellanoestabasegurasipodríahacerlo,puestoquetodosucuerpotemblabadebilitado.Elchicoasimilólosucedidoyconrapidezcaminóhastaelcontenedor

debasura,donde lanzó labolsasinpoderdesviar lamiradade laparejaquehuíadellugar.—Me quiero morir de la vergüenza… ¡Por Dios! Nunca imaginé

dejarme llevardeestamanera…Suéltame,por favor—pidiósoltándose

delagarredeBenjaminyllevándoselasmanosalrostroparacubrírselo.—¿Conocesaesechico?—Graciasalcielo,no.—¿Piensasvenirahacerleunavisita?—ironizóBenjamin,quienseguía

caminandoalladodeCandice.—Jamás,olvidaréqueestacalleexiste.—Entonces, no tienes porqué morir de vergüenza. No lo conoces y

nuncamásloverás.—Mis padres nome criaron de estamanera, nome inculcaron tener

sexoenuncallejón,comosifueseunamujerdelavidafácil.—Tuspadresno teenseñaríanacogerni enunacamabajo sábanasy

conlucesapagadas,paraellosseguiríassiendounaniñatodalavida—lellevó unamano al hombro, para detenerla un poco—.Ahora,mira pordóndecaminas,quítatelasmanosdelacara…noteavergüencesdeloquehemoshecho,porquelopasastebien.Candicemiróasusojosazulesynotuvolavalentíaparanegarlecuánto

habíadisfrutadodeesemomento.—Fuehermoso—confesósonriendotímidamente,bajandolamirada.Él le llevó lasmanos al rostro, elevándoselo y le dio un beso en los

hinchadoslabios.—Hermoso… Yo diría que fue asombroso. Coger bajo la lluvia,

sentirtetandeseosa,tanatrevida…fueincreíbleynotesonrojesporeso.—Creoqueesmejorqueavancemos,aúnnoesseguroquesigamospor

aquí—usóesaspalabrasparaescapardelaintensamiradadeBenjamin.—Está bien —le tomó la mano y caminaron con rapidez. Benjamin

aprovechólacamionetaquesalíadelaestacióndeservicioyletendiólamano,pidiendounaventón.—Noesnecesario, tenemosparapagaruntaxi,nisiquierasabemossi

va a lamismadirección—comentóCandice, al verque la camioneta sedetenía.—Noimportaaquédirecciónvaya,solonosalejaremosparatomarun

taxidespués—Benjaminlainstóacorrer.LacamionetaeraunaForddelosaños70,encolorrojoyextrañamente

eraconducidaporunachicajoven.Subieronenlapartetrasera,dondesesentaron abrazados, como si fuesen una pareja completamenteenamorados,sinimportarlalluvia,solonecesitabanalejarsedellugar.Después de unos diezminutos de que la chica los llevara a cualquier

parte,Benjamindecidiómandarlaadetenerybajaronenmediodelanada,almenoslalluviaempezabaamenguar.—No tengo lamás remota idea de a dónde iremos, almenos no por

ahora—comentósinsoltar lamanodeCandice—.Meencantaría iraunhotel,perotemoquemereconozcan.CandicenohabíapensadosobreesoyBenjaminteníarazón,ellasolo

quería alejarse del centro psiquiátrico, pero no sabía a dónde se irían,tampoco podía dormir fuera de su casa, no pretendía darles máspreocupacionesasushermanos.—Hayunlugar…esdondeestoyguardandoeldineroylascosasquete

hecomprado.—Esperoquenoseadebajodetucama.—Ben,séquealgunasvecespuedoparecertonta,perorealmentenolo

soy,talvezseademasiadoingenua,perosoloeso—reprochó,mirándoloalosojos.—Solo estaba bromeando —mintió, porque de ella podría esperar

cualquiercosa,yanoleasombrabaelgradodeingenuidadqueposeía“susalvación”.—Noloparece—lerespondióconuntodoquedenotabadesconfianza

yquizásunpocodetristeza—.PodríasquedarteenelsótanodelacasaqueeradeJeremy,eselugarestáabandonadoyesseguro.—Nuncamehashabladosobreél.—Supongoqueyasabesloquepasóconél…enmásdeuncomentario

melohasdejadoclaro.—Nolotengotodoclaro.—No me pidas explicaciones en este momento —caminó dejando a

Benjaminsolo—.Ahoranecesitamosconseguiruntaxiquenoslleve.—Está bien, no te pediré explicaciones y no hablaré nadamás, temo

haceralgúncomentarioinadecuado.Candice no respondió, siguió caminando hasta que vio un taxi y lo

mandó a parar, pero no consiguió el objetivo, estaba segura de queningunoloharía,porqueestabancompletamenteempapados.Despuésdevariosminutosdefallidosintentos,porfinunosecondolió

de la situación en la que se encontraban y los llevó a la dirección queCandiceledio.Entrarona la casade Jeremypor el agujerodemascotasde lapuerta

trasera, obviaron prender las luces y caminaron tanteando para no

tropezaryhaceralgúnruido.Candiceloguiohastalasescalerasquelosllevóalsótano,dondeellaencendiólaluzdeunadiminutalámpara.En el lugar había unmontónde cajas apiladas, algunosmuebles y un

sofácolormostaza.—Creoquepodrásdormiraquí—señalóelmullidosofádetrespuestos

—.Porfavor,noenciendasningunadelaslucesnihagasruidos.Hayunhombredeseguridadquehace rondascadacuatrohoras.Yoahoradeboirmeamicasa.—Candice,tepuedesquedaraquí,noquieroquetengasqueiratucasaa

estahora,esmuypeligroso—pidióél.—Estarébien,notepreocupes.—No lo estarás, no voy a permitir que te subas a un taxi en estas

condiciones.—Novoyasubiraningúntaxi,micasaquedaallado,solotengoque

cruzar el jardín—le explicó para que se tranquilizara un poco, aunqueadmitíaquelegustabamuchoqueBenjaminsepreocuparadeesamaneraporella.—Entonceseraslatípicachicaqueseenamoradelvecino…—Dijequenohablaríasobreeso.—¿Aúnteduele?¿Aúnloquieres?—preguntótensandolamandíbulay

sintiendoqueunextrañocalorseconcentrabaenelcentrodesupecho;eraunaagoníainexplicable,unasganasdeteneraJeremyenfrenteyvolveraasesinarlo.—Verdaderamente lo quería y ha pasadomuy poco tiempo—explicó

alejándoseunpardepasos,alpercibirmolestiaenlavozdeBenjamin.—¿Entonces cuál es mi papel en toda esta historia? —cuestionó

llevándose lasmanosa las caderasyconteniendo la respiración,porqueuna vezmás latían en él esas ganas desmedidas por querer saltarse lostiemposyacabarconsupatéticaexistenciadeunavezportodas.—Estonoesunade tuspelículasparaque cadaquien tengaunpapel,

esto no es una historia de ficción, es la vida real… Jeremy formó unapartemuyimportanteenmivida,peroyanoestá…—¿Ysiestuviera?—SiJeremysiguieraconvida,túestaríasenelcentropsiquiátricoysin

la más mínima posibilidad de conocerme —suspiró pesadamente,sintiéndosealgocansada,conesaextrañaconversación,perosinpretendermentirle—.Diosquisoquelascosaspasarandeunamaneradistintayaquí

estoy,frenteati.Meheconvertidoencómplicedetuhuidaytontamentemeheenamorado,todoloquehehechohasidoporamor.Creoqueesoessuficiente.Benjamincaminócondecisiónhaciaella,esa tontachicaerasuúnico

objetivo,mientras Candice aturdida retrocedió un par de pasosmás, nopodía ocultar el miedo que la embargaba al verlo irrumpir en su zonasegura.Candicenologróalejarselosuficiente,noqueríamostrarsetemerosa,

pero la felicidady elmiedo erandos cosasque jamáspodíanocultarse,porloquehacíaaBenjaminpartícipedesumaldisimuladopánico.Encontadossegundossucuerpocayóbruscamentesobreelsofácolor

mostaza y Benjamin la sofocaba con su peso, supuso que iba aestrangularlacuandolecerróelcuelloconlasmanos,peronuncahizolapresiónsuficientecomoparacortarleelpasodeloxígeno.Elcorazónleiba a reventar el pecho y los ojos estaban a punto de salírseles de lasórbitas,ellamismahabíaintentadomillonesdevecesolvidarelpasadodeBenjamin,peroélsiempreteníaesosarrebatosenquelehacíarecordardeloqueeracapaz.Sequedómuyquietayélvolvióasorprenderlaconunodeesosbesos

enlosqueamenazabaconahogarla,imprimiéndolefuerzaycontundencia,lastimándolelaheridaenellabio,provocandoquevolvieraasangrar;aunasí,ellanodejabadecorresponderle.—Ben…no,ahorano—lepidiócasisinaliento,paraquesedetuviera,

para que dejara de querer arrancarle las bragas, aunque ella fuese todalatidos desbocados que imploraban porque hiciera trizas la prenda—.Deboiracasa,mihermanodebeestarpreocupado…porfavor—suplicóenmediodelosarrebatadosbesosdeél,cerrándole lasmuñecasconlasmanos,paraquenosiguieraavanzando—.Recuerdaquedebohablarconélporlodelviaje.—Podríasquedarteunosminutosmás—ronroneó,mordisqueándolela

barbilla.—No,nopuedo…nopuedo—chillócasivencidaanteeldeseoquele

encendía la sangre—. Prometo venir muy temprano, te despertaré abesos…estolodejaremosparamañana.—Tendrás que venir realmente temprano —resopló liberándola y

tendiéndolelamano,paraayudarlaaponerseenpie.—Prometo que vendré antes de que salga el sol, recuerda no hacer

ruido,esapuertatellevaráaunbañoyenelmuebledellavaboestátodotudinero y la ropa que te he comprado —señaló una puerta de maderapintadadeblanco—.Esperoqueno temoleste lahumedadquehayenellugar.—Estoysegurodequememolestarámenosdeloquepuedemolestarte

a ti la humedad entre tus piernas. ¿Estás segura de que no quieressolucionaresepequeñoproblema?—¡Benjamin!Nodigasesascosas,noseasvulgar—reprochóycaminó

hacialasalida.Élsecarcajeóylavioalejarse.CandiceconmuchocuidadosaliódelacasadeJeremyysefuehastala

suya, donde Robert ya la esperaba, pidiéndole explicaciones, dejándolesaberquesehabíapreocupadoperosobretodo,queestabamuymolesto.Ellaalegóquenoquisosalirantesdelhospitalporlalluviayqueterminósiendoalcanzadaporelmaltiempo.Pidiópermisoparairacambiarse,yaquenoqueríaresfriarseyélselo

concedió,tampocoqueríaquesuhermanaseenfermara.Candiceentróasuhabitaciónyencendiólaluz.Desdeunapequeñaventana,Benjaminteníaunavistaprivilegiadadela

habitación deCandice y podía ver su reflejo a contraluz,moviéndose atravésdelascortinas.Con sus pupilas fijas en ella, empezó a sentir que su pecho era

embargadoporunaextrañanecesidaddeabandonarsusplanes,estudiabala posibilidad demarcharse y dejarla vivir, él podría seguir con lo queera,concómoera,sinhacerningúntipodesacrificio,sinvolverasentirlas emociones que lo hacían sentir vivo, tal vez no necesitaba desentimentalismos para ser quien quería ser. Permitirle al renacuajo unavidaynotenerquecomérseleelcorazón.—Talvezrecibasmásamordetumadre—murmuróobservandoaesa

silueta que se desvestía ante él y le mostraba que el renacuajo estabacreciendo,puesyaseempezabaanotar.Sealejódelapequeñaventanaysefuehastaelbaño,enelmuebledel

lavabo buscó todas sus cosas, con la firme convicción de largarsemuylejos de ahí, dejaría a “su salvación” libre y él se quedaría con el almaatada a sus pupilas, ya después recibiría el castigo que Iblis quisieraimponerle.

CAPÍTULO39

Candicevolvióadespertarseaconsecuenciadelasnáuseas,sequedó

muyquietacon lamiradaal techo,esperandoaquepasaran,soloqueríaquedejarande torturarla todas lasmañanas, quepor fin desaparecieran,peroesonopasaba;porelcontrario,cadavezeranmásinsoportables.Enmediodeunaprofundainhalación,searmódevalor,selevantóyaligeróelpasohastaelbaño,dondevolvióaabrazarsealinodoro,comosifuesesutabladesalvación,comocadamañana.Conlagargantaardiendoy losojosahogadosen lágrimasse levantó,

apenasconseguíamantenersesobresustemblorosaspiernas,caminóhastael lavamanos,dondehizovariasgárgarasparaerradicarelmalsaborensubocay se lavó lacara,percatándoseenesemomentodequesu labioinferior estaba considerablemente hinchado, se acercó un poco más alespejo, en medio de una concienzuda revisión, encontrándose con losdientesdeBenjaminmarcadosenlaparteinterna.Dolíaymucho,por loquese llevóunpocodeenjuaguebucalehizo

gárgaras,esoleayudaríaasanarrápidamentelaherida.Realmentetodoelcuerpo le dolía, era como si le hubiese pasado un tren por encima, sedesvistióyporencimadelhombropudovera travésdelespejoquesusomóplatosestabanraspadosylosteníaencarneviva.—Auchh…—hizounamuecadedolor,alver lasconsecuenciasdesu

arrebatadoencuentrosexualcontraunapareddeladrillos.LehabíaprometidoaBenjaminque lovisitaríamuy temprano,por lo

que respiró profundo, armándose de valor, pues estaba segura que unaduchasololastimaríalasheridasensuespalda.Bajo la regadera se tragó las lágrimas de dolor, se convirtió en una

chicarealmentefuerteparasoportarelaguacaliente.Saliódesuhabitacióntratandodehacerelmenorruidoposible,debía

darse prisa, porqueRobert yNadia ya estaban despiertos, los escuchabamurmurarintentandocalmaraJason,quienlloraba.Caminóconsigilosa rapidezhasta lacocina,buscandoalgodecomer

parallevarleaBenjamin,despuésdetodo,debíaestarhambriento.Enunenvasedeplásticoguardóqueso, jamón, tocinoypan,noquiso

prepararelemparedadoenellugar.Paratomarsacóunlitrodelechedelanevera, al cerrar la puerta se llevó el susto de su vida al ver a Robertparadoconlosbrazoscruzadossobreelpecho.—¿Se puede saber qué haces despierta tan temprano?—preguntó sin

ánimosdeocultarsumolestia.Candiceparpadeórápidamente,mientrastratabaderespirarycontener

loslatidosapresuradosdesucorazón,aferrándosealenvasedelecheparanodejarlocaer.Queríainventaralgunamentiraconpalabrasclaras,paraqueRobertle

creyera,perotodasestabanatoradasenelagóniconudoqueseleformabaenlagarganta.—Eh…anochenocené—comentódejandolascosassobrelamesa,era

inútilintentarocultareltemblorensusmanos—.Ytengomuchahambre—aclaróalverqueél levantaba lascejasdemanera irónica,mirando lacantidaddecomida.—Candice,siéntateporfavor—pidióseñalandolasillaasulado.EllasabíaloqueRobertpretendíaynopudoevitarrodarlosojoscomo

nunca antes lo había hecho, sin si quiera darse cuenta, se estabadespertandoenellaunsentidoderebeldíanuncaantesexpuestoydeesoseestabadandocuentasuhermano.Sindecirunasolapalabratomóasiento,evitandolastimarselaespalda,

porloquenolapegóalespaldar.—¿Qué es lo que pasa contigo? —preguntó rondando la silla, para

ubicarsefrenteasuhermana.—Nada,noséporquémehacesesapregunta.—Mepreocupatuactitud,casi todoslosdías llegas tardey lopeorde

todoesquenosédedónde.—Yatehedichoqueestoyvisitandoalgunoshospitales.—¿Yaesosedebetuextrañocambiodeactitud?¿Poresoúltimamente

tecomportastanaltanera?Nuncahabíassidotanrebeldeysuponíaqueesaépocayalahabíassuperado.—A ti te parece que estoy rebelde solo porque salgo a ayudar a las

demáspersonas.—El tono de voz que utilizas para darme respuestas es realmente de

rebeldía —confesó intentando mirarla a los ojos, pero Candice no seaventurabaadarlelacara.—PorquenohacesmásquereclamarmeRobert,nolograscomprender

loqueestoyhaciendo.—Creo que nadie te podría comprendermejor de lo que lo hago. Te

dejoser,noimpidoquehagasloquequieres,nisiquieramemetoentuscosas. Si realmente quisiera intervenir en tu vida, te obligaría a queregresaras a la universidad y dejaras de lado toda esa tontería de lascreencias.—Deberías empezar a creer un pocomás en Dios, es quien nos está

ayudandoasuperartodaestasituación.—Diosnonosayudaennada,sinotrabajaranotendríamosparacomer,

nivestirnos,sinonoslevantáramostodoslosdíasconlasganasdequerersuperarloquehemospasado,nadiemásnosvaayudar.—Diosesquiennosbrinda la fuerzaquenecesitamosyes tontode tu

partequenocreasenél,nofueesoloquemamánosenseñó.—Yonobuscocreerenalgo,yaquelascreenciassolosonútilesenel

espaciotemporalenelquevives,nosoneternasydebemosaprovechareltiempoenelqueestamos.—Nodesvíeseltema—reprochómostrándoseverdaderamentemolesta

—.Séqueen todoeste tiemponoteheayudado,peroheconseguidountrabajo,pensabadecírteloenunpardedías,peroyaqueestamoshablandodelacargaquesignificoparati,teinformoqueenunpardedíasmevoydeviaje.—¿Que te vas de viaje? ¿Acaso has perdido la cordura?—preguntó

realmentesorprendido.—No, no la he perdido. Una señora de la iglesia me ofreció trabajo

paraquecuidedesumamáyvoyatomarlo,asípodréayudarenlacasacon los gastos; incluso, me ha pagado por adelantado, eso te lo dejaréparaquesetehagamásfácilcuidardeLizzy.—Candice, no voy a permitir que te vayas a quién sabe dónde… no

quieroqueaceptesesedinero,nimuchomenosesetrabajo.—Quieroesetrabajo,soymayordeedadynopuedesimpedirquevaya

adondeyoquiera.Robertsellevólasmanosalacabezayselarascócondesesperación,

mostrándosemolestoyaturdido,nuncaantesCandicesehabíareveladodeesamanerayenesemomentodaríahastasupropiavidaporsaberquéeraloquepasabaporlacabezadesuhermana.—Candice,nopuedesdejarnossolos,somosunafamilia,estáLizzyque

necesitadetuayuda,eressuhermana,yonecesitodetupresencia…¿Quéhe hecho mal? Candice por favor, piensa en las decisiones que estás apuntodetomar,debessermásmadura.—Robert, estoy actuando con toda la madurez que poseo, ahora no

comprendespero loharás,necesitoaceptarese trabajo—mintió,ellanoteníalavalentíaparadecirlequequeríairse,porqueestabaembarazadadeunasesinoprófugodelajusticia,alqueellahabíaayudadoensuhuida.Robert ya tenía suficientesproblemasygastos, comoparaque ella le

aumentaralacarga.Robert estaba rozando los límites de la desesperación, no sabía qué

hacer,niquédecir.Eneseinstantesolopensóenpresionarla,suponíaqueesodebíaservirdealgo.—Candice—sepusodepieanteella—.Siaceptasesetrabajo,sitevas

delacasa,olvidaquetienesunafamilia,olvídatedeLizzyydemí…asíquedecide,esel trabajootufamilia—noesperóaqueella ledieseunarespuestaysemarchó.Candice quedó con los ojos abiertos de par en par e inundados en

lágrimas,mientraselcorazónlemartillabalentaydolorosamentecontrael pecho.No podía creer en las palabras deRobert, no era justo lo queestabahaciendoconella,ahoraestabaseguradequesilecontabatodoporloqueestabapasando,jamáslacomprendería.Sellevólasmanosalrostroyseechóallorarruidosamente,intentando

encontraralgúnconsueloasudolor,perosolosellenóderabiayrencorencontradesuhermano,mentalmentesedecíaquetalveznuncalahabíavisto como a una hermana, al fin y al cabo no lo eran y solo estabaaprovechandoesaoportunidadparalibrarsedelaresponsabilidadqueellapudieserepresentar.Escuchólospasosdealguienqueseacercabaalacocinayantesdeque

pudiesenverlaenesacondición,se levantó,agarrólosalimentosysalióporlapuertadelacocinahaciaeljardín,mientrasselimpiabaconmanostemblorosaslaslágrimasyotrastantasselassorbía.Al entrar en la casa de Jeremy, no escuchaba absolutamente nada,

suponíaqueBenjaminseguíadormido,porloquesetomólalibertadde

subirlasescalerasyencerrarseenlahabitaciónvacíadelquehabíasidoelprimer amor de su vida. Se echó a llorar muy bajito, mientras losrecuerdosllegabanaellaenraudales,aúnnosesobreponíaaesedrásticogiroquehabíadadosuvida.AmabaaBenjamin,deesoestabacompletamentesegura,perotambién

teníalacertezadequeesehombrenoeraloqueleconvenía,almenosnoloquesufamiliaquerríaparaella,nuncaloaceptarían.Tratódecalmarse,selimpiólaslágrimasunavezmásytratandodeser

sigilosa bajó hasta el sótano, pero todo seguíamuy callado.Demanerainevitableelcorazónseleinstalóenlagarganta,alverqueBenjaminnoestabaenelsofáynohabíahuellasdequehubieseestadoeneselugar.—¡Ben!—Lo llamó y no obtuvo respuesta—. ¡Benjamin!—Volvió a

llamarlo al tiempo que giraba sobre sus talones en busca del chico—.¡Ben,porfavor!—chillóconlosojosrebosadosenlágrimas.Benjaminsehabíaido,lahabíaabandonado,sololanecesitabaparaque

lo sacara del lugar, ahora la había dejado sola con un hijo a cuesta yenemistadaconsuhermano.Caminóhaciaelbañoconlafirmeconviccióndeasegurarsedequese

había llevado todo y así despertar de un porrazo a su más dolorosarealidad.Abrió la puerta de golpe, sintió que el oxígeno volvía a llegar a sus

pulmonesalverlodesnudoyconuna toalla, frotándose loscabellos, losqueleimpedíanverleelrostro.—Hermosa,terecuerdoquesetocaantesdeentrar—ledijolanzandola

toallaaunlado.Candice no lograba hilar una palabra, estaba totalmente sorprendida,

sabía que era él porque reconocía su voz y sus ojos y lo había vistodesnudomuchasveces.—¿Quéhashecho?—preguntóconvozahogada.—Esminuevolook,mehedecoloradoelcabelloyrecortadoelvello

púbico,nosoypartidariodelasselvasgenitales.Candice intentaba reconocer a ese hombre que se había decolorado

hasta las cejas, ni se había percatado de que se había rasurado el vellopúbico,todoelimpactoestabaenBenjamintotalmenterubio.—Sé que no te agrada —chasqueó los labios con fastidio—. A mí

tampoco,perosoloserátemporal,hastaquelleguemosanuestrodestino.—¿Saliste?—hizolapreguntaanteloqueeraevidente.

—Sí, necesitaba hacer el cambio cuanto antes —explicó y observóalertaenesamiradadebosquesenprimavera—.Nodebespreocuparte,fuitotalmente cuidadoso, nadie me vio salir, mucho menos entrar. Loimportanteesqueyatodoestálisto—confesómientrasseponíaunbóxer.—Te he traído comida… supuse que estarías hambriento —le dijo

mostrándolelabolsaensumano.—Así es…—sepuso un pantalón de lino color beige y una camiseta

negra.Caminaronhastadondeestabael sofáy tomaronasiento.Benjamin se

quedó mirándola a los ojos, durante al menos un minuto, hasta queCandiceledesviólamiradaysepusoaprepararleunemparedado.—Locomprenderá—llevósumanohastalaespaldadeellayleregaló

una tierna caricia, sintiendo cómo ella se tensaba—. Por ahora es muydifícil para tu hermano comprender que quieres emprender una vidacompletamente independientemente de ellos, pero con el tiempo loentenderá,ahorasoloestáconfundidoyalgomolesto.Candicesinpoderseguirfingiendoserfuerte,seechóallorarunavez

más y sucedió algo inimaginable para ella,Benjamin la abrazó, lo hizocomo nunca antes, mostrándose tierno y protector pero sobre todo,comprensivo.—¿Cómo lo sabes?—preguntó enmedio del llanto,mientras cerraba

consusbrazoslacinturadeBenjamin.—Tusojossondemasiadostransparentesynopuedesocultarporloque

estáspasando.Yanoteangustiesporeso,mejorvamosaplanearnuestravida—lediounbesoenloscabellosyleacaricióelrostro.

▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓EraelúltimollamadodelFijiAirwayscondestinofinalalaciudadde

Apia,mientrasCandice intentabaesconder tras lentesdesol las lágrimasdeldolorquelecausabadejarasufamiliayeltemordeestarhuyendoconun prófugo de la justicia, el que no tenía lamás remota idea de dóndeestaba; el punto de encuentro era el aeropuerto, pero Benjamin noaparecía.Searriesgóaponersedepieyabordarelavión,nosinantesconstatar

en su nuevo teléfono móvil que el viaje era de ida y vuelta y que siBenjaminnoaparecía,contabaconlaposibilidadderegresarasucasayenfrentarasuhermano.Enelmomentoquemostrósuboleto,correspondióalaamablesonrisa

del joven que verificaba sus datos en el pasaporte, por lo que trató detragar en secode lamaneramásdisimuladay asípasar elnudoque losnerviosleformabanenlagarganta.—AdelanteseñoritaDrummond,felizviaje—ledijocongrancortesía,

sindesviarlamiradadeesamujeraltadecabellososcurosycorteChanel,quelahacíalucirmásestilizada.—Gracias —apenas murmuró Candice recibiendo su pasaporte y

boleto,arrastrósupequeñamaletademano,laquecomoBenjaminhabíaquerido,eradediseñadorycaminóporelpuente reactor,hastaelvuelocomercialqueharíaescalaenHonolulu.Justoenlapuertadelaviónvolvióaconfirmarensuboletoelasiento

queteníaasignadoenprimeraclase,hastadondelaguiounintegrantedelatripulación,quienlaayudóconsuequipaje.Noseatrevíaaquitarseloslentesportemoraquelareconocieran,estabaseguradequenadieteníalamásremotaideadequiéneraCandiceAdams,porquenoeramásqueunainsignificante chica de clasemedia, pero sí podrían relacionarla con lahuidadelfamosoactorBenjaminSutherland.Se acomodó en su espacioso y cómodo asiento blanco, al lado de la

ventanaehizoaunladoelcojíndefondoblanco,adornadoconalgunostribaleshawaianosennegro.—¿Desea algo, alguna bebida? —ofreció el chico vestido con un

pantalóncolorvinotinto,conlosmismostribalesennegroyunacamisaenelmismocolor.—No,gracias—contestóconlavozalgoronca.—Si desea algo, a su lado tiene la carta—comunicó con una sonrisa

perfectamenteblanca,queiluminabaelrostromoreno.Candice asintió en silencio, el chico semarchóy ella aprovechópara

echarunvistazohaciaatrás,paraversiseencontrabaconBenjamin,peronologróverloyesosoloaumentabalaangustiaensupecho.—Buenas tardes —la inconfundible voz del hombre saludando a la

hermosa chica morena de rasgos fileños, que formaba parte de latripulación,obligóaCandiceaclavarlamiradaenél.Ellacorrespondióyrecibióelboletoaéreo,paraluegoguiarlohastasu

puesto,mientras Candice se obligaba a no sonreír y seguir con el planestructurado en el que debían simular que nunca antes habían tenido lafortunadeencontrarse.Tragóensecoyseremovióincómodamenteenelasientoalverlo,justo

en ese momento comprendía porqué había sido catalogado en dosoportunidadescomoelhombremásatractivo.Benjamin era alto y delgado, con una elegancia que podía jurar era

innatayposeedordeunabellezainigualable,aunquelopreferíamoreno,debíaadmitirquederubioarrancabasuspiros,vestíaconunodelostrajesen color negro que ella le había comprado, pero no llevaba la corbata,dándoleun airemás relajado; losojos azules le resaltaban aúnmásporlos lentes de lectura, con montura de pasta negra, haciéndolo lucirrealmenteintelectual.—Buenas tardes —la saludó con una sonrisa ladina, justo en el

momentoenquetomóasientoasulado.Candicecarraspeóparaaclararselavozyencontrarunpocodevalor,

porquelosnerviosnolepermitíanhablar.—Buenas tardes —murmuró y volvió la cabeza hacia la ventanilla,

mientrasBenjaminseajustabaelcinturóndeseguridad.La voz del piloto a través de los altavoces anunciaba que iban a

despegaryenlaspantallasfrenteasusasientos lasnormasdeseguridaderanemitidasenunvídeo,alascualesCandicenolesprestabaelmínimode atención, solo era consciente del corazón golpeteándole contra elpechoyensilencioimplorabaunAveMaría.Soloqueríaqueelavióndespegaracuantoantes,porqueenmásdeuna

ocasiónseimaginóalapolicíaimpidiendoelvueloeirrumpiendoenlacabinaparallevárselosdetenidos.—¿Viajasola?—preguntóBenjamin, tratandodecaptar laatenciónde

Candice.—¿Disculpe?—ellanologróentenderloquehabíadichoyempezabaa

costarletratarlocondistancia.—Le preguntaba si viaja sola —volvió a sonreír, como si todo eso

fueseunjuegoyellaqueríagolpearlopornotarlotantranquilo.—Sí.—¿Placeronegocio?—preguntóy lamirabaatentamente, fijandosus

pupilasenlosvoluptuososlabios.Élpudopercatarsedecómoellafruncíaelceño,aunque tuviesepuesto los lentes—.Notienequerespondermesi

no lodesea—volvió lamirada al frente, observando cómoa travésdelvídeoleenseñabanalospasajerosausarelchalecosalvavidas,sintiendoelavióndesplazarseporlapistaconlentitud.—Negocios—dijoalfinyBenjaminvolvióamirarla.—Yotambién—leofreciólamano—.Unplacer,RalphDankworth.Candicemirólamanomuycuidada,delargosydelgadosdedos,como

sifuesenlosdeunpianistayseaventuróacorresponder.—VirginiaDrummond—sintió el cálido apretóndeBenjamin, con el

quedespertótodassusterminacionesnerviosas.—Señorita Drummond, con tanta belleza, supongo que esmodelo—

comentósindesviarsuatencióndeesoslabiospintadosdecarmín,aúnsinatreverseasoltarlelamano,porquenecesitabaesecontactoparamantenera raya sus instintos, quenoperdonabanqueCandice en esemomento lepareciera lamujermás hermosa que alguna vez hubiese visto, se habíaquitadolapieldelachicatiernaeinexpertaysehabíavestidodefemmefatale.—SientodesilusionarloseñorDankworth—comentósinpoderocultar

elsonrojoqueseapoderabadesurostroyenesemomentosequitó loslentes de sol, dejando al descubierto sus atrayentes ojos verdes, los quehabían sido enmarcados con unas tupidas pestañas postizas ymaquillajeahumado, brindándoleun look realmente sensual y agresivo, haciéndolalucirunoscincoañosmayor.Benjaminnopudoevitarsentirserealmentefascinadoante esanuevamujerque sepresentabaante él, admitíaque legustabamuchomásesanuevaversiónde“su salvación”—,pero trabajoparalaboratoriosPfizer.—Interesante—asintió sonrienteyalgoanonadadoante la astuciaque

demostraba“susalvación”,porfinseaventuróasoltarlelamano.—¿Yusted?—lepreguntóaltiempoquesentíaquelapresióndelavión

abandonandotierra,lapegabaalasiento.—No, tampocosoymodelo…—leguiñóunojoconsexypicardía—.

Soycineasta,trabajoparaUniversal.CandiceplególoslabiosalvercómolamiradadeBenjaminsecargaba

deilusión,aúnamabaelcine,esaerasupasiónyelladaría loquefueraparaquerecuperaratodoloquehabíasido,sabíaqueporelmomentonopodríalograrloyqueellugaralqueibanlecercenabalossueños,porquenoteníalamásremotaposibilidadparadarleriendasueltaasutalento;noobstante,nodescansaríahastaveraBenjaminnuevamenteatravésdeuna

pantalla.—Interesante, seguramente está rodeado de mujeres perfectas, casi

plásticas.Benjaminsequedómirándolaalosojospormuchotiempo,hastaquela

obligóadesviarlamirada.Nopodíacomprenderel tontoeinútilataquedecelosquehabíatenido“susalvación”,peroadmitíaqueesolehinchabaelorgullo.—Comúnmente,peroningunaseacercaremotamenteasubelleza—la

elogió, Candice tragó en seco y la azafata que le ofrecía un whisky aBenjamin, no pudo evitar sonreír con sutileza al percibir el flirteo quehabíaentrelosdospasajeros,eraalgoqueconstantementepasaba.Candice se quedó sin argumentos y con una tonta sonrisa que se

obligabaadisimular.—Señorita Drummond —habló Benjamin, captando nuevamente la

atencióndeCandice—.¿ViveenLosÁngelesoenHawái?—Vivo en muchos lados, viajo constantemente por cuestiones de

negocios,peropodríadecirquemi residencia fijaya laquevisitomuypocasvecesporaño,estáenLosÁngeles.—Entonces, ¿en una de esas escasas visitas a Los Ángeles, podría

aceptarqueleinviteaunacena?—Losiento,nosueloaceptarinvitacionesdedesconocidos.Benjaminlamiróalosojosybajólentamentealoslabios,seguidodel

níveoyestilizadocuello,hastaposarlaenlamedalladeorodelaVirgenMaría,laquesiemprereposabasobresupechoyquenocontrastabaparanada con los pendientes de diamantes que llevaba puestos y que habíanpertenecidoaMaureen.—Tenemos más de cinco horas para dejar de ser unos simples

desconocidos—volvióasonreírleydesviólamiradahacialaazafata,alaqueleregalóunasentimiento,amododeagradecimiento.—Cincohorasesmuypocotiempo,deberáhacerungranesfuerzo—

aseguróCandiceyporinstintosellevóunadelasmanosalamedalla.—¿Su destino final será Honolulu? —preguntó sin dar su brazo a

torcer,comosirealmenteélnosupieranadadeella.—Disculpe,nocreoprudentedarlemásinformaciónsobremidestino,

apenasloconozco.—Tienelaoportunidaddeconocermemejor.Candicesonrióymiróa lamujerdecabelleraoscuracomo lanoche,

quesehabíaalejadojustoalladodelapuertadelacabinadecontrol;ellasealzódehombrosdemaneradespreocupada,mostrándosesonriente,sinsaberquéconsejosdarlealahermosayelegantepasajera.Durante las seis horas que duró el vuelo desde Los Ángeles hasta

Honolulu,dondeharíanconexióninternacionalcondestinofinalenApiaSamoa, al menos con la aerolínea, no dejaron de conversar en ningúnmomento.Comodoscompletosdesconocidos,sedieronlaoportunidaddeconocerse.CandiceconocióaBenjamin,muchomásde loque lohabíahechoen

aquel cuarto oscuro en el centro psiquiátrico, la libertad le sentaba demaravilla,hastahabíadejadodeladosuhumorácidoysusmomentosdehastío, se había convertido en un hombre jovial e inteligente,estampándoleenlacaraporquélasmasasloadoraban.Benjamin no dejaba de admirar a Candice y cada vez que tenía

oportunidad la tocaba, tratando de parecer casual, para poder soportarestar a su lado y no asesinarla, ella era salvación y castigo.A solas nohabía problema, porque podía acariciarla todo lo que quisiera y jurabaque ella confundía su equilibrio con dependencia, pero eso pocoimportaba.

CAPÍTULO40

Candice caminaba por el pulido piso de granito del Aeropuerto

InternacionaldeHonolulu,mientrasBenjaminlaseguíaaunosdiezpasos,tratandodeponerdistancia,perosinperderladevista.Pornadadelmundopermitiría que “su salvación” se extraviara, algo que no le extrañaría,porqueestarconellaeracomoandarconunaniñadediezaños.Amboshabíanacordadocambiarsederopa,ponersealgomásacordeal

lugaralcualiban.LamiradaverdedeCandiceseanclóenunode los televisores,donde

un importantecanaldenoticias teníaenprimeraplanauna fotografíadeBenjamin,inevitablementesedetuvodegolpeyelcorazónseleinstalóenlagarganta.—Dios,sehandadocuentaquehaescapado—murmuróconlasganas

devomitarganándole lapartiday laspiernasempezarona temblarle, sellevólamanoalabocadelestómagoytuvoquesostenerseaunasilladela sala de espera, porque no soportaría mantearse de pie por muchotiempo sobre esos altísimos tacones—. Estamos perdidos —musitóbuscandoconlamiradaaBenjamin,quienhabíadesaparecido.Volviólamiradaalapantalla,peroestavezalafotografíadeBenjamin

la acompañaba un vídeo de un edificio en llamas, uno que ella conocíamuy bien. Sus pupilas siguieron las líneas del enunciado, no podíaescuchar las noticias, debido al anuncio constante de los llamados devueloyesosoloaumentabasuangustia.Leyó rápidamente donde decía que una de las catorce víctimas en el

fatídico incendio del ala norte del centro psiquiátrico, había sido elfamoso actor Benjamin Sutherland y una vez más le recordaban a lanaciónporquéestuvorecluidoeneselugar.Los constantes subtítulos cambiaban, otros decían que la causa del

incendiohabíasidouncortocircuito,debidoa lasmalascondicionesenlasqueseencontrabanlasinstalacioneseléctricaseneseedificio.—No fueuncorto circuito, no lo fue—negócon la cabeza envarias

oportunidadesylosojosseleinundarondelágrimas.Eneseinstantesoloqueríaalejarse,huirdeBenjamin,nopodíaseguir

tan cegada y sirviendo de cómplice de un asesino, de un hombre sinescrúpulos.—Señorita, ¿se siente bien?—le preguntó un hombre de unos setenta

años, demuy baja estatura y el poco cabello que aún conservaba, en sumayoríaerancanas.—Sí, sí—asintió con contundencia y retrocedió un par de pasos, se

giróybuscóalgúnanunciodebaños,necesitabaponersealgomuchomáscómodoyhuircuantoantesdellugar.Ledabagraciasalcieloquellevabadiezmildólaresenefectivoconella,esolealcanzaríaparapagarunhotelporesanocheyaldíasiguienteregresaraLosÁngelesenelprimervuelodisponible.SoloesperabaqueRobert laperdonara,despuésdehabersedespedido

definitivamentedeélatravésdeunacarta.Benjamin al verse descubierto había desaparecido y eso ella lo

agradecía, asípodríahuir sin sentirse amenazada.Emprendió sucaminoenbuscadeunbaño, tratandodesoportar losbenditos tacones,mientrasarrastrabasuequipajedemano.Aligeró el paso al ver el señalador del baño, dobló a la derecha,

adentrándosealpasilloque la llevabaasumomentáneodestino,peronologró avanzar mucho, porque una mano la retuvo al sostenerla por elbrazo,nopudoevitarquelamezcladetemoryrabiaaumentaraalverqueBenjaminleimpedíaavanzar.—No me toques —siseó con la voz ronca, cargada de lágrimas y

desprecio—,suéltame—haló,enunintentoinútilporliberarse.—Por favor Candice, tenemos que hablar—suplicó mirándola a los

ojos,yaélnollevabaloslentesdelectura.—Yonoquierohablar,soloquieroregresaramicasa…yanoquieroir

aningúnladocontigo.—Porfavor,hermosa—murmurósuplicanteyenesemomentoleechó

unvistazoaunamujerquesalíadelbaño.—Yanomellamesasí.Teníastodoplaneado…nohasidounaccidente

—reprochó y las lágrimas se le desbordaron—. Esas personas eran

inocentes,noteníaselderecho…eresunmalditoasesino.Benjaminnopodíadarexplicacionesenesemomento,noeneselugar,

porque no era el más adecuado para convencer a “su salvación”.Rápidamente abrió la puerta del baño familiar y aún en contra de suvoluntad,laarrastróalinteriorycerrólapuerta,pasándoleelseguro.—Notengonadaquever,hasidounaccidente.—¡Mentira!—gritó.—Sshhh—consusmanoshizounademán,pidiéndolequebajaralavoz.—Esmentira,yatodoestoloteníasplaneado,mehabíasdichoqueno

debía preocuparme por nada, por eso dejaste las correas en el lugar…eres un enfermo, un mentiroso, una bestia…—balbuceó en medio delllantoquelaahogaba.—NomehagasestoCandice,nolohagas,porfavor—suplicójuntando

susmanosamododeruegoyconlosojosllenosdelágrimas—.Ereslaúnicapersonaquemehacreído,yonolohice,notuvenadaquever,tienesquecreerme…—Nopuedo—negabaconlacabezayselimpiabalaslágrimasconel

dorsodelamano,mientrassorbíalasdemás—.Soloquieroregresaramicasa,noquieroseguircontigo,noquiero…porqueteamo,perotambiénte temo,¿acasono lonotas?Siempreque teacercas, solopiensoenquequieres hacerme daño y es que eso es lo quemuchas vecesme grita tumirada, no soy tonta… me doy cuenta de que te controlas… es tunaturalezayyoasínopuedoseguir,nopuedo…séquesimevoyahorasuperaréesteamoryseguiréadelante.—Candice—sollozóyseacercóparaabrazarla,peroellaretrocedióun

paso—.¿Yquéhagoconloquesiento?¿Quéhagosimedejas?Túlehasdado sentido a mi vida… me devolviste las ganas de vivir, de darleimportanciaalascosas…sitevasymedejas,yanadatendríasentidoynomeentregaríaalapolicía,soloterminaríadeunavezportodasconestepedazodemierdaquesoy—estavezfuemuchomásrápidoqueellayletomó lasmanos; no lo hizo con fuerza,Candice pudohaberse liberado,pero no lo hizo, solo se quedó anonada viendo cómo él se ponía derodillasanteella—.JuroporDiosquenotuvenadaquever,notuvenadaquever…—sellevólasmanosdeellaaloslabiosyempezóabesarlas.—Mecuestacreerlo,deverdadmecuesta—chillómirandoalosojos

azulesahogadosenlágrimas,nisiquierasabíasiBenjaminestabausandoelnombredeDiosenvano.

—No puedo hacer nada… no sé qué hacer para que me creas, solotengomipalabra…tehedemostradoquenosoyunamalapersona…nolosoy.—Entonces explícame lo que pasó con tumadre y esa pobre chica…

explícame.—No lo sé… recuerdo todo lo que pasó, lo recuerdo, pero no pude

controlarme,algoquemedominaba…nosécómoexplicarloynadiemevaacreer,porquelahumanidadprefierepensarqueestoylocoacreerquealgo sobrenatural pasó conmigo… son cosas que no puedo explicar…Candice,mírame—lepidiócuandoellaledesviólamirada—.Mírame,esalgo que no logro comprender, por eso sé algunas cosas sobre ti y deotras personas, no sé cómo, solo sé, puedo saberlo cuando miro a losojos, supe lo de tus verdaderos padres, lo que hicieron contigo cuandoapenaserasunabebé,séqueJeremymurióenunaccidenteaéreo,sé…séque estás embarazada—en ese momento Candice se soltó del agarre yretrocedióunpasomás,Benjaminmás que convencerla de queno teníanadaqueverconelincendioenelcentropsiquiátrico,laestabaasustandotodavíamás—.Esahasidotumayorrazónparaaceptarvenirconmigo…encambio,yotuvelaoportunidaddeirme,dealejarme…estuveapuntodehacerlo,porquenoqueríainvolucrarteentodoesto,porquenoquieroquenadamalotepase,peroteamo,teamoynopuedoalejarmedeti…nopuedo,porquequierounafamiliacontigo,quieroaesepequeñoserqueesdelosdos—hipóenmediodelágrimasquelebañabanelrostro.—Quiero irme, necesito hacerlo —dijo con la voz ronca por las

lágrimasyaunquesabíaqueesoeralomássensato,nopodíaevitarsentirqueelcorazónselepartíaenmilpedazos.Benjaminnegócon la cabeza sinpararde llorary seguíade rodillas.

Candice no demostraba querer cambiar de parecer, entonces se dio porvencido.—Está bien, puedes hacerlo… vete, yo seguiré conmi destino, no te

sientasculpablepornada,soloquieroquecuidesmuybiendenuestrohijoyquenoledigasquesupadrefueunasesino,porfavor—pidiósorbiendolaslágrimas.—Nose lodiré—murmuróy retuvo lasganasdebesarloporúltima

vez.Candice saliódelbañoydejóaBenjaminsoloenel lugar, ibaconel

corazón destrozado, pero con la firme convicción de salir de ese

aeropuerto o averiguar si había algún vuelo disponible a esa hora pararegresar aLosÁngeles,mientrasnoparabade llorary era el centrodemuchasmiradascargadasdecuriosidad.Las luces en el baño estallaron, dejando en total oscuridad el lugar,

Benjaminselevantó,altiempoqueselimpiabalaslágrimasconeldorsode la mano y miraba a través del espejo los dos luceros brillantes queflotabanenellugar.—Podríassermenosdramático,poresonunca tedieronningúnpapel

realmenteimportanteymaduro,porquesobreactúasyarruinastodo—laincitanteyprofundavozdeIbliscalóenlosoídosdeBenjamin.—¿Qué mierda pasó? —preguntó con los dientes apretados—. Se

suponíaque la tontanodebíaenterarsede lo sucedidoenelputocentropsiquiátrico.—Latecnologíaalgunasvecesmesupera—dejóenevidenciaunligero

tonodeburla.—NomevengasconmierdaIblis…lanecesito,¡ahora!—exigiódando

unpasohacialaformadehombreparadoenlaoscuridad,peronopudoavanzarmuchomás,porquelospiesseleclavaronalpiso—.¡Noladejesir!—YodecidoloquepasaconCandice…esmía,quieroqueesolotengas

muyclaro,paratisoloesunmediodealcanzartuestúpidasalvaciónytúsolo sirves para acercarla amí, soy quien decide cuándo y cómo vas aentregármela.—Puedeshacerla tu zorra si te da lagana, despuésde todo, no es tan

buena cogiendo—escupió con rabia y segundos después su cuerpo seestrellabacontraelespejodecuerpocompleto,haciéndoloañicos.Benjaminjadeóanteeldolorysequedóenposiciónfetalenelsuelo,

mientras inhalaba todo el oxígeno posible para llenar sus pulmones.OdiabaqueIblislousaracomounmalditotítereehicieraconélloqueseledieralagana.—Solosubeaeseaviónynocuestionesmimaneradeproceder—dijo

poniéndole el pie descalzo sobre la cabeza, obligándolo a mantener elrostrocontraelsuelo.Benjaminresoplóenardecido,sintiendoqueelodioyresentimientoen

contradeeseser,aumentabasinmedidas.—No te sirve de nadaBenjamin, porque no eres nada… solo eres un

simpleparásitoque sigueconvida,porqueasí lohedecididoyo—esas

fueronlasúltimaspalabrasdeIblis,antesdedesaparecerdejándoloenelsuelo.—Maldito hijo de puta —protestó al tiempo que se levantaba,

sintiéndosetotalmenteadolorido.Agarró su bolso y salió del baño familiar, se dirigió al de hombres,

dondesecambióeltrajeporunpantalóncaquiyunacamisetagris.Aúnlequedaba tiempo. Precisaba calmarse un poco, por lo que se fue a unrestauranteypidióunwhiskydoble,necesitabaunpocodealcoholparadejardesentirsetanimbécil,odiabaserelputojuguetedeIblis.En otro punto del aeropuerto, Candice se encaminaba al área de

información e intentaba dejar de llorar, pero parecía que era imposibleconseguirlo,ibatotalmenteensimismadaensudecisiónderegresaraLosÁngeles,cuandoalguienlatropezó,provocandoquesoltaraelmangodesuequipajedemanoyqueéstecayeraalsuelo.Eso la sacó de golpe de su estado de letargo y se volvió al mismo

tiempo que lo hacía el hombre alto que se acuclillaba para recoger lapequeñamaleta.—Losiento—dijoconvozsedosaentregándoleelequipaje.Candice se quedó totalmente paralizada, observando al hombre de tez

blanca y cabello perfectamente rizado, que llevaba puesto unos jeans,camiseta blanca y chaqueta de cuero, del cuello le colgaban unosaudífonos negros y se escuchaba ahogado el coro de un tema muyreconocidodelosRollingStones.

PleasedtomeetyouHopeyouguessmyname,ohyeah

Ah,what'spuzzlingyouIsthenatureofmygame,ohyeah…

Ellanoconseguíani siquieraparpadear, estaba totalmenteatrapadaen

esos ojos grises casi blancos, el hombre le sonrió y era perfecto, erahermosamente perfecto, tanto que extrañamente y contradiciendo supropia esencia, sentía atracción hacia ese hombre de labiosvoluptuosamentemasculinosynarizrecta.—Aquítienes.Candicenoconseguíamoverseyélletomólamanoparaqueagarrara

lamaleta.

Ellabajólamiradaaltoquefríoysuave,percatándosedequelamanoeradededoslargosyuñascuidadas.Sostuvosumaletayvolvióamirarloal rostro, sus ojos una vez más concentraban al universo, entonces loreconoció, lo recordó.Había sido elmismoque la había salvadode lasgarrasdeRickfort.Él retrocedió un paso, mostrándose sonriente, mirándola con cierta

devoción,mientrasungrupodepersonaspasabaporsulado.—Espera… espera —lo llamó Candice, pero él se mezcló entre las

personas. Ella lo buscó con la mirada por varios minutos, pero fue envano,porquehabíadesaparecido.Nosabíaquiéneraesehombre,mentalmentesedijoquetalvezseríasu

ángeldelaguarda,perolecostabacreerenesascosasalasquedeniñaseapegabaparanosentirmiedoporlasnoches.Benjaminpermaneciódoshorasenelrestaurante,alargóportodoese

tiempounpardetragosmás,hastaqueanunciabanelúltimollamadodesuvuelo.Pagólacuenta,agarrósuequipajedemanoysefuealapuertadeembarque.Alsubiralavión,nopudoevitarquelamiradaseleiluminaraal ver a “su salvación” sentada al lado del puesto que le correspondía,comohabíanacordadoalmomentodecomprarlosboletos.Hastasehabíacambiado,llevabapuestounvestidolargodetelaligera,

con estampados florales y finos tiros, que dejaban al descubierto sushermososhombrossalpicadosporpecas.—Noséquéhagoaquí,noséporquénopuedodejarte…talvezmehe

vuelto completamente loca—murmuró sin atreverse amirarlo, preferíaobservar el oscuropaisaje a travésde la ventanilla—.Realmente esperoque hayas sido sincero y que lo que pasó en el centro psiquiátrico solohayasidounaccidente.—Juroquenotuvenadaquever…Hermosa,Candice,notuvenadaque

ver—mintiócontotaldescaro,tantoqueélmismoempezabaacreerqueciertamentenoteníanadaquever,queIblisnohabíaconvertidoencenizasel lugar, para evitar que las autoridades se dieran cuenta de que habíahuido.Candicenovolvióahablar,porquenoqueríaseguirllorandocomouna

tonta delante de todo el mundo, se limitó solo a mirar a través de laventanillayasumergirseensusrecuerdos,mientraselaviónabandonabatierra.Todavíalequedabanmuchashorasdevuelo,buscóensuteléfonomóvil

la aplicación para leer un poco la biblia, pensando que tal vez eso leayudaríaaencontrarunpocodepaz, tratódeponersemáscómoday seacostódándolelaespaldaaBenjamin.Despertóconlosoídosadoloridosytapados,nosupoenquémomento

terminó completamente dormida, ni mucho menos fue consciente delinstante enqueBenjamin se le había acostado al ladoy abrazado a ella,prácticamente impidiéndole hasta respirar, porque el asiento era muypequeño para los dos. Podía sentir la respiración acoplada de él en sucuelloytemióquelapelucaselehubiesemovido,porloqueconmuchocuidadosellevóunamanoysetanteólacabeza.Sesentíaavergonzadaantelasituacióntaníntimaycomprometidaenla

queestabaconBenjamin,perotambiénsesentíaseguraymuyenelfondofeliz,porqueeralaprimeravezquedormíanabrazados.Conmucho cuidado, pero también conmucho esfuerzo, se giró para

quedar frente a Benjamin, estaba profundamente dormido y en lapenumbra del avión, lucía adorablemente hermoso.Buscaba un poco demaldadenesasfaccionesrelajadasporelsueño,unpocodeinescrupulosaambición,peronohabíamásqueunhombreperfecto,unhombrequelehabíarobadoelcorazón.Revivióel momentoenque lovio llorarenelbañoy le juróqueno

habíatenidonadaqueverconelincendioenelcentropsiquiátrico,eneseinstanteestabarealmenteconsternadaynopudocreerle,lohabíaheridoalllamarlo bestia, lo había humillado y empezaba a sentirse horrible porhaberactuadoimpulsivamente.Se acercó y le dio un beso en la frente, uno cargado de ternura y se

abrazóaél,brindándoletodosucaloryamor.

CAPÍTULO41

Después de tantas horas de vuelo, por fin llegaron a su destino,

Candice bajó de la avioneta ayudada por Benjamin, con una sonrisaimborrable y el corazón latiéndole enardecido ante la felicidad. Leencantaba el lugar y lo que había visto desde el cielo mientrassobrevolaban la isla, ledaba lacertezadequeeseerasuparaísoe ibaacompartirloconelhombrequeamaba.Losesperabaun jeepblancoque los llevaríahastaun resortenelque

porelmomento,teníanquincedíasreservados.Ibaatentaalcaminoydisfrutabadeloqueparaellaeranlasvacaciones

anheladasquenuncaanteshabíatenido.—Bienvenidos aSavai'i—leyó en voz alta el anuncio demadera con

letras pintadas en blanco y con algunos símbolos que no tenía la másremotaideadeloquesignificaban.—¿Tegusta?—preguntóBenjamin,dejándolecaerunpardebesosen

elcuello.—Me encanta, la playa es hermosa —aseguró mirando a su lado

derecho, donde kilómetros de mansas aguas cristalinas y arena blancaservíandepaisaje.—Tendremostodoestoparanosotros—dijoBenjaminentrelazandosus

dedosconlosdeella.—Gracias por elegir este lugar, es perfecto…¿Podemos quedarnos a

viviraquí?—preguntóconentusiasmo.—Siasí loquieres,esteseránuestronuevohogar—sonrióy también

desviólamiradahacialaplaya.Candice empezó a parlotear, entusiasmada con cada cosa que veía y

Benjamintratabadeestardeacuerdoentodo,hastaenlascosasalasque

verdaderamente él no le hubiese dado ningún tipo de relevancia, perodebíaganarsenuevamentelaconfianzade“susalvación”.Cuandollegaronalresortyaelsolempezabaaocultarse,dejandouna

impresionanteestelanaranjadaenelhorizonteyporprimeravez,Candicedisfrutabadeunatardecertanhermosoymístico.Enlarecepcióndellugar,predominabaelaromaainciensosyarreglos

florales,cadaunodediferentestamañosyespecies.Elequipajefuellevadoalacabañaquelehabíasidoasignadaalaorilla

delaplayayaunqueBenjaminestabarealmentecansado,alveraCandicetanentusiasmada,nosenegóaltourporlasinstalaciones.La joven mujer de piel color canela, cabello oscuro y liso que le

llegaba a la cintura, labios finos y nariz negroide, muy común en loslugareñosderazacobriza,lesenseñabacongrandedicacióncadarincón,desde restaurantes, spa, piscinas, áreas de recreación y distracciónnocturna,éstaúltimaestabasiendopreparadaparalafuncióndeesanoche.—Me encantaría venir alguna noche… supongo que deben ser muy

parecidas a las hawaianas —comentó en voz baja, desde niña siemprehabía soñado con viajar a Hawái, pero sus padres no habían tenido laoportunidad de costear un viaje para toda la familia, así que le habíatocadoconformarseconversussueñossoloenpelículas.—Peroporahoravamosadescansaryestanochequieroquesolosea

paranosotros—dijoconpilleríayCandicesesonrojóalverquelaguíalesdedicabaunasonrisa.De regreso a la recepción, les entregaron las llaves y le dieron un

folleto con los horarios alimenticios y de entretenimiento que brindabadelresort.Les explicaron que habían dos maneras de llegar la cabaña que le

habían asignado, una era por un camino de piedras, enmarcado confuentesyhermosavegetaciónoporlaorilladelaplaya.Sedecidieronporlaprimeraporqueeraelmásrápido.Ibantomadosde

la mano y era como si poco a poco se adentraran a un sueño, a unverdaderoparaíso iluminado tenuementeporantorchasyelsonidode laplaya llegaba hasta ellos, asimismo sentían cómo la brisa se estrellabapiadosamentecontrasuspieles.Lacabaña tenía formahexagonal,contabacondospuertasdecristala

cadaextremoycuatroventanasdemediapared,todatransparencia,laqueeradisimuladaporsuavescortinasblancas.

—Es perfecta, realmente es hermosa —comentó Candice paseándosepor el lugar—. ¡Tenemos jacuzzi!—dijo emocionada al abrir la puertaquedabaaunapequeñaterrazaconpisosdemadera.—Seguroquevamosadisfrutarlo—prometióBenjamin,quitándosela

camiseta;estabaansiosopordarseunbaño,peronoeneljacuzzi,queríaalgorápidoquealivianaraelcansancio,por loqueseencaminóhastaelbaño—.¿Novienes?—preguntóasomandomediocuerpo.—No,esmejorquetebañes,yomeencargarédedesempacar.—Esopodrías dejarlo para después—alzó ambas cejas, evidenciando

loqueanhelaba.—Sé que estás agotado, es mejor que primero descansemos —se

acuclilló y abrió una de lasmaletas de donde empezó a sacar ropa y aguardarlaenlosarmarios.—Como prefieras… —Benjamin solo intentaba mantenerla cerca,

estaba atravesando su prueba de fuego, tenía la libertad para saciar lasirasciblesganasdeasesinarla,peronopodíahacerlo,porquenoganaríanadamásqueelefímeroplacerdevercómoseapagabaesavidaentresusmanosydespuéssencillamenteestaríaperdido.Semetióbajo la regaderaycerró losojos,disfrutandode la frescura

delagua,habíapasadotantotiempoenunasituacióntanprecariaqueaúnlecostabacreerqueporfineralibreyqueestabagozandodelosmayoresplaceresde lavida,aunqueseguíanlatiendodesesperadamenteenélesasganas de que algo verdaderamente le faltaba y sabía que solo podríarecuperarlocuandofinalizarasutratoconIblis.Despuésdemuchotiempobajoelagua,cerró laregadera,agarróuna

toallaconlacualsesecóydespuésseenrollóalrededordelascaderas.—Es tu turno—sorprendió aCandicemirando el teléfono y no tenía

querecurriraningúnpoderparasaberqueellasemoríaporllamarasufamilia—.Siquierespuedescomunicarteconellos,noeresmiprisionera.—No—dijoconlavozroncaporretenerlaslágrimas—.Notardarían

muchoen saberque les hementidoyquenomeencuentro enAustraliacomoleshicecreer,esodefinitivamenteempeoraríalascosas.—Podríasintentarconunavideollamada,paraesotenemoslaportátil.—Lo pensaré, ahora voy a bañarme—comentó y se giró para ir al

baño.Benjamin se alzó de hombros y caminó hacia el armario, donde

Candice había organizado toda la ropa, dividiendo la de ella al lado

derechoyladeélalizquierdo,todasporcolores.—Temotantoorden—mascullóyabrióunagaveta,dedondesacóun

slipblancoyunshortenelmismocolor,lanzólasprendasalacama.Nopudoevitarsonreíralversobrelamesadenocheunacajetilladecigarrosyunencendedor,juntoaunanotaquedecía:Puedesusarlaterraza.Amínomemolestaquefumes,perorecuerda

quelehacedañoanuestrobebé.Realmenteestabaquesemoríaporsaborearlanicotina,porloquesin

cambiarse,soloconlatoallaabrazadaasuscaderas,agarrólacajetilla,elencendedorysalióa la terraza,donde labrisamarina,elolorasalyelsonidodelaplaya,lerecordabanqueyanoestabaentrecuatroparedes.Encendióun cigarrilloy sedio el placer de fumarlomuy lentamente,

mientrasobservabalanocheyalolejosseescuchabanlostamboresdelafunciónqueestabanofreciendoenelhotel.Exhalólentamenteelhumodelaúltimacaladayapagólacolillaconlos

dedos,comootrastantasveceshabíahechoylalanzóalapapelera.Justoen el momento en que entró, Candice salía del baño, envuelta en unalbornoz de paño en color rosa claro y con las manos se agitaba laabundantecabellerarubia.—GraciasaDioslogrédeshacermedelapeluca—dijomasajeándoseel

cuerocabelludoconlosdedos,cerrandolosojosanteelplacerqueesoleprovocaba.Benjamin sintió un extraño escalofrío envolverlo y sus pupilas se

abrieron sedientas al ver a Candice de esa manera, la excitación sedespertódegolpeysuponíaqueesanocheestaría totalmenteindispuestopara cualquier encuentro sexual; no obstante, no se reprimiría ensatisfacer esa urgente necesidad, por lo que con clara decisión avanzóhaciaella.Candice percibió el ardiente deseo en Benjamin y aunque estaba

agotada, no contaba con la voluntad para negarse y lo recibió con losbrazosabiertos.Benjaminlacargóenviloysinningúncuidadoselanzaronalacama,

donde los cuerpos rebotaron y se estrellaron, creando un choque deintensidades desconocidas. Sin decir una sola palabra él se ahogó en labocafemeninayCandicelorecibiógustosa.

Ellacorrespondíaaesebesotanintenso,unomásapasionadoyqueeradistinto a todos los anteriores, porque no sabía a canela, era dulce, eramuchomásdulceylasalivaeramásespesayadictiva.Mientras las ávidas manos masculinas escalaban por sus muslos,

apretándolos en cada caricia, ella se retorcía bajo el peso del cuerpocalientedeBenjamin.Por primera vez y sin decir nada, sin ellamisma lograr reconocerse,

tomólainiciativayenunrápidomovimientoprovocóqueambosrodaranenlacama,posicionándoseahorcajadasencimadeél.Benjamin la miraba sorprendido, pero con una sonrisa cargada de

cinismo.Candice prácticamente se arrancó la bata de baño, exponiéndose

desnudaparaélysupelvissemovíarítmicamente,conelúnicopropósitodequelaerecciónalcanzaraelpuntomásalto,apenasselevantóunpocoy le dio un tirón a la toalla que estaba enrollada en las caderas deBenjamin,sacándoladejuegoylanzándolaaalgúnpuntodelahabitación,dejándolocompletamentesorprendidoantelafuerzaconlaquedominabalasituación.Una partemuy débil enBenjamin protestaba, algo no estaba bien, no

conCandiceynoconél,eracomosiestuviesedivido,porquenopodíanegar que estaba gozando ese momento, pero sentía que no eracompletamentesuyo,quealgooalguienmásestabateniendoparticipacióny era el causante de la arrebatada actitud de Candice, por la que estabasintiendocelos.Ellaseaferróalasmanosdeél,entrelazandosusdedosselasfijóala

camayseguíacomiéndoselelaboca,lemordisqueabaloslabios,mientrasseguíadanzandosobreél.Despuésdeunalargasesióndebesosapasionados,lellevólamanoal

cuelloylomantuvoinmóvil,mientrasqueconlaotraseleaferrabaalaerecciónylaguiabaasuhúmedaycalienteentrada.Todoeralocura,descontrol,vértigo,ellasedeshacíaenjadeosyexigía

comonuncaantes, imprimíafuerzayrapidez, lehalabaloscabellosyélapenassípodíallevarleelritmo,peroenunsegundotodocambió,ellasevolvió mansa como una gata y los papeles se invirtieron, ahora quienllevabalasriendasdelmomentoeraél,peroelladisponíacómoloquería,bajódesucuerpoyporprimeravezellaseapoyabasobresusrodillasymanos,poniéndoseencuatroyBenjamindeuncerteroasalto learrancó

ungritodeplacer,susembestidaseranrápidasycontundentes,Candicelasdisfrutabaylacamaeratestigodelaluchadecuerpossudadosenmediodelfrenesísexual.Laslucesseapagaronysolosecolabalaluzdelaluna,atravésdelapuertaabiertadelaterraza.LosgruñidosdeBenjaminerancomolosdeunanimalencelo,fuertes

yroncos,Candicesemovíaenbuscademásydelamaneramásdescaradaasíselopedía.“Damemás,más”“Notedetengas”“S픓Así,sí”Repetía jadeante, sin importarle si sus gritos llegaban a las otras

cabañas,estabandisfrutandoalmáximodeesemomento.Benjaminlasujetóconfuerzadesmedidapor loscabellosyellanose

quejó,soportóestoicamenteesearrebato.Eltiempoparaellosnoteníasentido,estabanteniendosexosalvajesin

parar,Candicesedejóvencerycayóenlacama,peroéllatomóporlaspiernasy la hizogirar, poniéndolade frente a él, paraubicarseunavezmásenmediodeesaspiernasabiertasdeparenpary la sonrisadeellacargadadesatisfacciónydescaro,desconcertabaaesapequeñaparteenélqueprotestaba,peroquenoteníaningúnpoder.Candice no tenía descanso y no quería tenerlo, se aferraba con uñas,

dientes y piernas a ese cuerpo tan fuerte, tan duro…Benjamin le estabahaciendoelamordeunaformaquelallevabaaloslímitesdelalocura.Le extrañaba que no le hablara, solo jadeaba y gruñía complacido,

desbocado sobre su cuerpo, donde el tiempo seguía pasando y laeyaculaciónnollegaba,muchomenosdesfallecíalaerección.Habíaperdidolacuentadelasvecesenquehabíaalcanzadolagloriay

lagargantayanoaguantabatantosjadeosagolpándose.Esa débil parte en Benjamin estaba agotada, pero sencillamente no

podíapararporquenoeraquienllevabaelcontrolenesemomento.Así estuvieron durante toda la noche, tuvieron sexo pormás de ocho

horassindescanso,entodaslasposicionesqueloscuerposlepermitieron,nohubointermedio,nipérdidadeerección,muchomenoshastíoporpartedeCandice,algomáslosllevabaaesepuntodeentregarsedeformacasisobrenatural, sequedarondormidos justoantesdequeelsoldespuntara,completamenteexhaustos.Seperdieronlahoradeldesayunoyladelalmuerzo.CuandoBenjamin

despertó lo hizo sintiéndose molesto y Candice aún seguía totalmenterendida.

Salió de la cama estando completamente desnudo y se fue al baño,dondesediounaducharápida,alterminarprefiriósaliryalejarselomásposibledeCandice,porqueestabaverdaderamentemolestoconella,porlamanera en que había correspondido en el sexo la noche anterior, nuncaanteslohabíahechoconélcontantoentusiasmonicontantaentrega.Decidió caminar por la orilla de la playa mientras se fumaba un

cigarro,alejándose lomásposibleyelaromaamirra invadiósus fosasnasales.—Hijodeputa…notedipermiso,nodeesamanera—siseóalhombre

quepocoapocosematerializabaasulado.IblisseacoplóalpasodeBenjamin,ibavestidoconunpantalóndelino

blanco y una camisa manga corta del mismo color, iba descalzo comosiempreyaunquelabrisaeraconstante,nomovíaniunosolodesusrizos.—Losientoamigomío,meganó lacuriosidady soloquería saber si

realmente era tan mala fornicando —confesó con un evidente tono deburla.Benjaminsolotensólamandíbula,anhelandoenesemomentosermás

que un simple humano, tener algún poder para lastimar a Iblis, parasacarse de encima esa ira que lo estaba consumiendo, porque el muymalditohabíallevadoaCandicealosextremosybiensabíaquenilasdiezputasmásputasdelmundocontaríanconlahabilidadyresistenciaconlaquerindiólanocheanterior“susalvación”.Estaba seguro de que no era más que un castigo, Iblis sabía cómo

castigarloparaquesufrierasinnecesidaddeagredirlofísicamente.—Noquieroquevuelvasahacerlo—pidióconlosdientesapretados.—Eso no puedo asegurarlo, “tu salvación” se acoplamuy bien amis

necesidades.—La tendrás por toda la eternidad, ahora no me jodas a mí… —

comentóeIblisunavezmásdesapareció,Benjaminmiróatodosladosyno estaba, solo vio a una pareja de ancianos acercarse, tomados de lasmanos,quienesseguramenteeranhuéspedesdelresort.Candice despertó sintiéndose agotada y algo adolorida, sobre todo en

suspartesíntimas.SabíaquehabíahechoelamorconBenjamin,perounagrannubeblancavetabasusrecuerdos.CaminóhastaelbañoyBenjaminnoestaba,antesdellamarloprefirió

ducharseybajo la regadera intentó envano revivir lo experimentado lanoche anterior, el dolor en su cuerpo le dejaba claro que había sido

intenso, pero nada más, porque nada llegaba a su mente y eso solo lallenabadeimpotencia.—Seguramente terminé dormida, estaba tan cansada… —se explicó,

mientrasseguíaforzandosumemoria.Benjamin llegó y no tuvo el valor para reclamarle nada a Candice,

sentíaelorgullomasculino losuficientementeheridocomoparapedirleexplicaciones y revivir nuevamente la tortura de saber que Iblis habíairrumpido en la relación que hasta elmomento solo habían compartido“susalvación”yél.Ellaalparecertambiénteníaresacamoral,porqueenningúnmomento

hizocomentarioalgunosobrelosucedidolanocheanterior,niacercadesucomportamientotanatrevidoeintenso.Decidieron ir al restaurante y cenar en compañía de más personas,

mientrasdisfrutabandeunapresentacióndeDanzaHula.

CAPÍTULO42

Habían pasado ocho días inolvidables, disfrutando de todas las

atracciones que tenía la isla para los turistas. Habían recorridomaravillosos lugares a los que los llevaban los guías, desde las playasmansas hasta los temerosos rompeolas de piedras volcánicas con suspeligrosos géiseres, a los que no debían acercarse, porque ya se habíantragado a más de un turista y de los que lamentablemente ni siquierahabían podido recuperar los cuerpos, también habían visitado lasatrayentes cascadas, con su enigmática belleza rodeada por la selva. Encada rincón del lugar se podía respirar tranquilidad y sobre todo eran,tratadoscongranhospitalidadporloshabitantesdeSavai'i,quienesensumayoríaeranpersonashumildes.Alnovenodía,BenjaminyCandicedesistierondelosguías,necesitaban

ese día para ellos, porque el tiempo estaba pasando y no habíanconseguidoellugaradecuadopararadicarse.A Benjamin realmente nada de lo que veía le gustaba, porque nada

estabamásalládeunassimplesvacaciones,vivirenesedeprimentelugar,sin ningún tipo de distracciones, más allá de las naturales y algunaspresentacionesdeHula,noestabaensusplanesalargoplazo.Soloqueríaqueeltiempopasararápido,parapoderlargarseacualquierlugardondeprimaranlasexcentricidadesalasqueestabaacostumbrado.Caminaronpormuchotiempo,llegaronalcentrodelapequeñaciudad

ypreguntaronsobrealgunoslugaresenventa,nadiesabíadarlerespuestaylaideadevivireneselugarseesfumabapocoapoco,hastaqueunniñolesdijoqueconocíaunlugar,quenoestabaenventa,peroquetalvezlaseñoraSailelepodríavenderlo,porqueestabaabandonado.LamiradaverdedeCandiceseiluminóymiróBenjamin,quienestaba

algosonrojadoporelsolyalqueyaseleempezabaanotarenlasraícesdel pelo su color natural; asimismo, la peluca de ella estaba algodeteriorada.—¿Qué tan lejos está el lugar? —preguntó Benjamin, solo por

complaceraCandice.—No mucho, como a unos diez minutos caminando, es cerca de la

cascadaAfuAau—explicóelniñoseñalandohaciaelnorte.—Vamos—seentusiasmóCandice,tomándolelamanoaBenjamin.—Lacasaespequeñayhayquehacerleunosarreglos,peroseguroque

entretodosleayudaremos,mipapápodríaayudarconlasconexionesdeaguayelectricidad,solohayquesolicitarunpermisoenlamunicipalidad—el niño ya daba por hecho que los gringos se quedarían a vivir enSavai'i—,yselosentreganenunpardedías.El pequeño de unos once años caminaba con gran energía, mientras

CandiceyBenjamin luchabanpor seguirle el paso.Sehabían alejado losuficienteyelladecidióqueeramomentodequitarselapeluca,porquenoibaapasarelrestodesuvidaconesacosapuestaysiibanacomprarlacasa,lomejoreramostrarsetalycomoera,inevitablementeseganóunamiradadedesaprobacióndeBenjamin.—Disculpa—hablóCandice ganándose la atención del niño, quien la

miróimpresionadoalverqueyanoerapelinegrayqueteníaunahermosay abundante cabellera rubia—, ¿cómo te llamas? —preguntó con unasonrisatierna.—Aloiki,comoelguerrero—mostróorgulloconunagransonrisa.Benjaminno tenía lamás remota ideade aquéguerrero se refería el

niño,peroseobligóasonreírparapareceramable.—Es muy bonito nombre, Aloiki… ¿Ves esto? —Le preguntó

mostrándole la peluca y el niño asintió en silencio—. Es una peluca yalgunasvecesdebousarla,porquesoyactrizytengoqueacostumbrarmeaella,peroahorahacemuchocalor—miróaBenjaminyleguiñóunojoyél continuó con la sonrisa, sintiéndose maravillado con la astucia quehabíaganado“susalvación”.—Cuandoseagrandequieroseractor,meiréaHollywood…Mimamá

medicequeserécomoJasonMomoaelAquaman,¿sabesquiénes?EselmismoquehizodeKhalDrogo…—ElniñohablabasinpararyCandicesolosonreía.—Sí,megustabamuchoKhal—sonrió.

—¿Lo conoces?—preguntó elevando lamiradamarrón paramirar aCandice.—No.—¿YtrabajasenHollywood?—curioseócongranalegría.—No,solotrabajoenteatro—mintióynopodíaevitarsentirsemalpor

tenerquementirlealniño.Benjaminsemanteníaensilencio,aunquelegustaríaintervenirydecir

quehabíavistounpardevecesalactor,noseatrevíaaexponersedelantedenadie,nisiquieradeunniño.—CreoqueHollywoodesmejor.—Esloquetodosambicionan,peroestoyseguradequesiteesfuerzas,

llegarás.Continuaron hablando hasta que el niño señaló una casa de tablas,

pintadasdeblanco,aunoscuantosmetrosdedondeestaban.—EsaeslacasadelaseñoraSailele,detrásporesecamino,estálaque

eralacasadesumamá—lesmostróuncaminodetierra,enmarcadoporalgunasplantasflorales.Candice sonrió, admirando el lugar, le gustaba porque era bastante

fresco, tenía árboles que brindaban sombras, podía escuchar el aguacayendo que provenía de la cascada, además del gran colorido que leofrecíanlasflores.Legustaba,realmentelegustabamucho.El niño abrió el pequeño portón demadera, como si se tratara de su

propiacasa.—¡SeñoraSailele!Aquí le traigoaunos invitados—dijoavivavozy

unamujerdepielcanela,pasadadekilosycabellostrenzados,aparecióenel umbral de la modesta casa, limpiándose las manos en un curtidodelantal.—Buenas tardes, bienvenidos—los recibió con una afable sonrisa—.

¿CómoestásAloiki?—saludófrotándoleloscabellos.—Muybien,estabacercadelmercadoymeencontréconestosseñores,

sequierenquedaraviviraquí,peronoencuentranunacasa…—hablabaentusiasmado.—Así es señora… —intervino Benjamin—. Mi nombre es Ralph

DankworthyellaesmiesposaVirginia,queremosquedarnosaquíporunatemporada, al menos mientras nace nuestro hijo—le llevó la mano alvientre aCandice, enungesto totalmentecariñosoyellanopudoevitarsonreír,sintiéndosegratamentesorprendidaantelareaccióndeBenjamin

ydequelapresentaracomosuesposa—.YAloiki,noscomentóqueustedtieneunacasaabandonadayquetalveznospodríavenderorentar.—Lacasanoestáenventa,eradondevivíamimadre.—Porfavor—seadelantóCandice,suplicándoleconlamirada,porque

definitivamentesehabíaenamoradodellugar.—Podríarentárselas,perollevamuchotiempoabandonadayrealmente

necesitademuchasreparaciones.—Podríamos arreglarla…yaAloiki nos dijo que su papá nos podría

ayudar, también contrataríamos amás personas, si es necesario—acotóBenjamin.—En ese caso, no me opondría… ¿Quieren verla? —preguntó

mirándolosaambos.Candiceasintióenérgicamenteyunagransonrisailuminabasumirada

verde.—Sí, claro. Podemos verla en este instante—dijo casi sin respirar y

Benjaminsoloasintióensilencio.—Entonces, síganme —pidió la mujer y atravesó el jardín que era

bastanteextenso,parasalirporotroportóndemaderaquequedabaalfinalde la propiedad—. La casa demamá tiene entrada independiente que dahacia la otra calle, desde allí era bastante largo el trayecto, por esocreamosestaunión,sinoestándeacuerdopodremoseliminarla.—No lo creo necesario, tal vez necesitemos tomar este camino más

corto.—Notengoningúninconvenienteenquesalganpormipatio—confesó

mientrasseguíaandando.CandiceyBenjamindivisaronlapequeñacasademaderaydesdeafuera

senotababastantedeteriorada,noqueríanimaginarseenquécondicionesseencontrabapordentro.Candiceleveíaelladopositivoalascosasyyaseimaginabajugando

consuhijoenlasplantas,teníamuchoespacioparacorrer.Lacasanisiquierateníaalgoqueaseguraralapuerta,simplementepasó

un cerrojo que chirriaba con cada movimiento y al abrir la puerta, almenos una docena de murciélagos salió volando. Candice gritó ante ladesagradablesorpresa.—Creoquetendremosquecambiareltechoyelpiso—dijoBenjamin,

temiendoquelamaderapodridaserompierayleshicieraalgúndaño—.Tal vez también haya que cambiar algunas tablas de las paredes y

reforzarlas,sellevarátiempo,peroquedarámuybien—estabasegurodequeesonuncadejaríadesermásqueunnidoderatas,perosesacrificaría,porque estaba bastante alejado de la civilización y contaba con muchoterreno, donde fácilmente podría enterrar el cuerpo de Candice y delrenacuajo,despuéssencillamentese largaríaydispondríadeldineroquehabía asegurado en su cuenta enSuiza, no pretendía gastar tanto en unacausaperdida.—Solo tiene dos habitaciones—explicó lamujer, mostrando los dos

pequeñoscuartos.—Podríamos agrandar un poco esto, hacer un solo cuarto con estos

dos,seríaelprincipalyharíamosotroparaelbebé—dijoCandicerisueña—. Podríamos hacer grandes ventanales para que entre más claridad yhacerunporche.—Si pretenden hacer todas esas reparaciones, las tomaré en cuenta y

solopodránpagarmelamitaddeloquevaleelarriendo.—Gracias, esustedmuyamable—Candice leofreció susmanospara

estrecharlasdelaseñora,quientambiénleregalóunasonrisa.—Necesitaríamosdevariaspersonasparaempezarcuantoantes.—Miesposoestásintrabajo,élpodríaayudar,esmuybuencarpinteroy

seguroconoceamáspersonasquepodríanayudar.—Entonces mañana mismo podremos empezar a tramitar toda la

documentacióndearriendo.—Eso no es necesario, aquí aún hacemos tratos de palabra—dijo la

mujer,confiandoen laspersonasa lasque learrendaría lacasaqueportantos años fue de sumadre y que solo la llenaba de nostalgia y tristesrecuerdos—. Si quiere mañana mismo pueden empezar con lasreparaciones y en cuanto ustedes consideren que esté listo, puedenmudarse.—Muchasgracias—Benjaminseguíamirandolaestructuradeesacasa

queestabaapuntodecaérseleencima.—Les dije que les encontraría una casa —dijo el niño que llegaba

corriendo, porque se había quedado jugando con uno de los patos queteníalaseñoraSailele.—AhoraseremosvecinosAloiki—seemocionóCandice.—¿Habrá alguna posibilidad de servicio de internet? —preguntó

Benjamin.—Solopedirunalíneatelefónica.Debosersinceraeinformarlesquese

tardaalgunosmeses,eseprocesoaquíesalgolentoperosí,lotendrán—asegurólaseñoraSailele—.Esaeslasalidaquedaalacalle—indicólasalidaqueestabacubiertaporhierbaymalezaaunosdoscientosmetros.—Está casi enmedio de la nada, pero es perfecta. Imagino todos los

días despertando con el canto de los pájaros —suspiró Candice,aferrándosealacinturadeBenjamin.Yélplególoslabiosenunasonrisarealmentefingida.—Mañana estaremos aquí a primera hora para empezar con las

reparaciones—comentó—.Esperoque no cambie de parecer, ya quieroque nuestro bebé nazca en este hermoso lugar —trató de mostrarseentusiasmado.—Prometo que no cambiaré de parecer, el trabajo que le darán ami

esposo es realmente bienvenido, porque ahora solo está trabajando depescadorynoesmucholoqueesonosayuda.—Mealegrasaberquemutuamentenosestemosayudando—Benjamin

le tendió la mano a la mujer—. Ha sido un verdadero placer señoraSailele.—Igualmente señor Dankworth, Savai'i los recibe con los brazos

abiertos—correspondióalsaludo.Despuésdeeso,regresaronalacasadelamujer,dondesedespidieron.

CandiceyBenjaminregresaronalresort,mientrasconversabandetodoloque harían en su nuevo hogar, él solomostraba interés para ganarse laconfianzadeella,perorealmenteporsupropiacuenta,nolegustabaenloabsolutoestarportantotiempoenesainsípidaisla.

CAPÍTULO43

Siete hombres samoanos llevaban cinco días trabajando por más de

docehoras,casisindescanso,parapoder tener listoenelmenor tiempoposible la casa de los sueños de los espososDankworth, atendiendo lasexigenciasdelseñorRalph.Habíanlogradocambiardrásticamentelaestructuradelaquehabíasido

ladeterioradacasadeunahumildeanciana,porlamejorestructuradelalocalidad y que podía compararse con los lujosos resort que solo eranaptosparalosturistas.Reemplazaroneltechoporunototalmentenuevo,elevándolounmetro,

con vigas de madera, reforzando la estructura al crear un triángulo detablonesbarnizadospordentroyporfueraunrevestimientodelamismaestructura, le sugirieron palmas, pero el señor Dankworth no quiso,alegandoqueesosoloservíacomoguaridadeanimalesynoqueríaponerenriesgolavidadesuesposa,niladesufuturohijo.Elespacioquehabíanelevado, locubrieronconcristal templadopara

que el hogar contara con suficiente iluminación natural, las que anteshabían sido paredes de finas tablas, fueron fortificadas con tablonespulidos,pordentroloscubrieronconplacasdeyeso,conlasmismasquehicieron algunas divisiones. Los pisos los prefirió en parqué, creandoalgunosdesnivelesqueledabanmássobriedadalespacio.Lasventanas,queerandospanelesdemadera,dejarondeexistirpara

abrir boquetes más grandes y hacer ventanales de cristal. Se le habíanhechotodaslasinstalacionesdeelectricidadyagua.Aunque tres de esos hombres no tenían la más remota idea de las

excéntricas exigencias del señor Ralph, los otros sí, porque ya habían

trabajado en las construcciones de los hoteles en el área turística y leservíandemaestrosalosquetansolopodíanconcosasbásicas.—Aún faltan muchas cosas —dijo Benjamin con las manos en las

caderasymirandoelcasiresultadodeloqueseríasucasa,poralmenosseismeses.Debíaadmitirqueelcambioquehabíadadolacasahabíasidodelcielo

a la tierrayque le agradabamucho todoel empeñoque lehabíapuestoparaqueasífuese.Ese día ya habían terminado, casi anochecía y los hombres debían

regresarasushogaresyellosalresort.—Podríamosquedarnosestanocheaquíypasardesersolomironesy

mandones a servir de verdadera ayuda, tal vez adelantar en algo —propusoCandiceconoptimismo.—Estoycansado—bufórechazandolaidea—.Nisiquierahaninstalado

elaireacondicionadoynotenemoscama,terecuerdoquetodoesollegamañanaynohaynadaquepodamoshacer.—Yocreoquesí,yanuestrahabitaciónestálista,podríamospintarla.—Eso le haría daño al bebé, no me gusta que te expongas a olores

fuertes—lerecordómirándoladesoslayo.Candice sonrió, aunque internamente empezaba a sentir celos de su

propio bebé, por todas las atenciones de Benjamin, prácticamente no lepermitíahacernadaporquetemíaqueleafectaraalbebé.LoqueCandicenosabíaeraqueBenjaminsolocuidabaelboletoconel

querecuperaríasuanheladaalma.Candice aprovechóqueBenjamin despedía a los hombres, los que no

podían ocultar el agotamiento en sus facciones, para ir hasta dondeestaban laspinturasy todos los implementosnecesariospara revestir lasparedes de los colores que yahabían elegidoy que en su totalidad eranclaros.Benjamin giró sobre sus talones para pedirle a “su salvación” que

empezara a cerrar las ventanas y puertas para pudieranmarcharse, perosolo la vio aparecer cargando un pote de pintura, rodillo y con untapabocapuesto.—Es baja en olor y en las indicaciones dice que no afecta amujeres

embarazadas —dijo con la voz ahogada por el tapaboca—. Y paraasegurarnosquenomeafecte,medejaréestacosa.—Candice, eso se lo dejamos a los trabajadores, para eso le estamos

pagandoyrealmenteestoycansado—noeracierto,pero jamásharíauntrabajoquenoeraparaél.—Ben,¿puedesdejardesertanholgazán?—Seacercóhastaélypuso

el pote de pintura en el suelo, justo al lado de los pies de Benjamin—.Anda, hasta puede ser divertido, en el resort solo vamos a dormir yverdaderamentenotengosueño.—Notenemosdóndedormir.—Eso déjamelo a mí, ve colocando el plástico sobre el piso de la

habitación—sebajóeltapabocaypasóalladodeél—.Regresoenunosminutos.—¿Adóndevas?—segiróparaveraCandicesaliendodelacasa.—Noirémuylejos,solovoyamolestaranuestravecina.—Ten cuidado —pidió dándose por vencido, secretamente le

exasperaba lo necia que era “su salvación”, pero se recordaba por lomínimocienvecesaldía,quedebíatenerpaciencia.Benjamin suspiró armándose de valor, agarró el pote de pintura y el

rodillo,sefuea lahabitaciónquehabíanampliadoya laquetambiénlehabían construido un baño, realmente de la escuálida casa no quedabanada,pueslehabíantriplicadoeltamaño.Dejó las cosas bajo el umbral, se quitó las sandalias y se dispuso a

extenderelplásticoparacubrir todoelparqué,abrió lasventanasdeesahabitación,permitiéndolealabrisanocturnaquerefrescaraellugar.—Obligatoriamentenecesitarédel aire acondicionado, si nodudoque

puedaconciliarelsueño—murmuróalescucharelcantodelosgrillos.Destapóelpotedepinturayvacióelespesolíquidoenlabandeja,donde

remojó el rodillo y empezó a pintar, pero solo consiguió que todo sechorreara,porquenoloshabíaexprimidoantes.—¡Malditasea!—vociferómolesto,haciendoelintentodeabsorbercon

elmismorodilloeldesastrequeseescurríaporelplástico.Candiceapareció juntoa la señoraSailele,quien traíaunventiladory

ellaunahamacayunoscolgantes.—Solucionadoel problemadedóndedormiremos…—comunicó con

unagransonrisa—.Estolocolgaremoscuandoterminemosdepintar.—Meparecebien—plególoslabiosenunasonrisafingida.—Muchas gracias señora Sailele, le prometo que mañana muy

tempranoseloregresaré.—Noesnecesariocariño,puedenusarlotodoeltiempoquenecesiten…

Ahoradeboregresaramicasa,tengoqueterminarlacena.—Laacompañaréderegreso.—Noesnecesario,puedesestar tranquila,yameconozcoestecamino

comolapalmademimano—lesonrióyCandicecorrespondió.Sailele semarchó,dejandoa losespososa solas,paraqueempezaran

conlalabor.CandicesoltóunarisotadaalverqueBenjaminhacíaelintentoinútilde

pintar, pero era un completo desastre, se acercó y le pidió el rodillo,enseñándolecómodebíahacerlo.Ellamuchasvecesyalohabíahecho,eratradicióncadaañoparaalgunodelosmesesdeveranohacerlojuntoasushermanos y padres. Recordar ese momento solo la llenó de nostalgia,pero trató por todos los medios de no demostrar sus emociones aBenjamin.Poco a poco la habitación que en un par de días compartirían, iba

cubriéndosedecolormarfil,peroBenjaminacadaminutoexpresabasudescontento por los benditos grillos que no paraban de cantar y ni elligero sonido del ventilador que habían puesto para refrescarse losacallaba.Candicequesiempretratabadebuscarlesoluciónatodo,tomóprestado

el pequeño y destartalado radio que usaban los trabajadores paraentretenerse y se lo llevó a la habitación, sintonizó cualquier emisora yesofuelasoluciónalcantodelosgrillos.Candicecanturreabaavivavozcasi todaslascancionesquetrasmitían

enlaemisora,algunashastalasbailaba,rememorandolosmejoresdíasdesuadolescencia,porquecomoenesaépoca, eneste instante tambiéneracompletamentefeliz.Benjaminlamirabaporelrabillodelojo,manteniéndoseensilencioy

él mismo se descubrió en más de una oportunidad, sonriendo ante lastontascoreografíasde“susalvación”,admitíaquealmenosconlavozdefondodelosmúsicosoriginalescantabamuybien.—Estoypensandoseriamentequeereslaprogramadoradeesaemisora

—comentóalgodivertido.—¿Porquélodices?—preguntódejandosobrelabandejadepinturasu

rodillo y con granmaestría se desabrochó el sujetador y se lo sacó—.Estomeestaba torturando—lo lanzóaun ladoy siguiócon suvestido,sintiéndose mucho más cómoda y evidenciándolo con un placenterojadeo.

—Será porque tengo la ligera impresión de que te sabes todas lascanciones.—Casi todas, es muy buena emisora, creo que la sintonizaré más a

menudo.—¿Piensas atormentarme continuamente? —inquirió fingiendo

sorpresa.—Séquesololodicespormolestarme,realmentenocantotanmal.—Pues lo haces pésimo, aprende a recibir críticas —Benjamin le

aconsejócontotaldescaro.—Tuscríticassonsinfundamentos—argumentóCandice,sinaceptarla

opinióndeBenjamin,porquesabíaquesololohacíapormolestarla.—¿Tendrían que sangrarme los oídos o reventarse los cristales para

que tengan fundamentos mis críticas? —cuestionó y siguió pasando elrodilloporlapared.—¿Sabesqueeresrealmenteirritante?—Nosoyirritante,solosincero.—No me agrada tu sinceridad —se dio media vuelta, fingiendo

molestia.Benjamin dejó sobre la bandeja su rodillo y en un par de zancadas

acortóladistanciaparaestarjuntoaCandice,quienledabalaespalda.Sindarleningúntipodeavisolecerrólacinturaconlosbrazosyempezóabesarleelcuello.—Con eso no lograrás que te perdone —masculló ella tratando de

hacerselafuerte.—Puedoesforzarmeunpocomás,paraconseguir tuperdón—musitó

dejándolecaerpequeñosbesossobrelapielerizada.BenjaminnohabíavueltoaestarconCandicedespuésdequeelmaldito

deIblisirrumpieradeesamaneraentreellos,temíaquevolvieraausarloyahacerlopartícipedesuextrañoypervertidojuego.No lo quería entre ellos, almenos nomientras él siguiera teniendo a

Candiceasudisposición,empezabaacuestionarsesirealmenteestabaalaalturadeesesersobrenatural,siahoraaellanolepareceríapocacosasurendimientomáshumano.Sacudió esos estúpidospensamientosde su cabeza, porquenodebería

darlelamínimaimportanciaaloque“susalvación”pudieraanhelar,soloaloqueaélverdaderamentelecolmara.Ronroneóenelcuello femeninoyella le regalóunarisitacargadade

excitación, con gran esmero moldeó con caricias la cintura, vientre ycaderas,dondeconlosdedosempezóasubirlateladelcoloridovestido.La respiración de Candice empezó a hacerse pesada y se removía

inquieta enbuscade lanaciente erección, con sumovimiento animabaaqueelardorenBenjaminaumentara.Él atrapó susbragasy sindejarde chuponearle el lóbulode laoreja,

empezóabajarlelaprendaíntima,hastadejarlasensusrodillas.Candicesegiróyconrapidezlequitólacamiseta,paradespuésdejarse

asaltarlabocaporBenjamin,quienhurgóconsulenguaencadarincón,mientrassetragabalosjadeosbajitosquelerobaba.—Definitivamentemeestáagradandolacasa—gruñóapretándolecon

fierezalasnalgasymordisqueándolelabarbilla.—Penséqueyateagradaba—sonríoextasiadaanteloschuponesquele

recorríanlamandíbula.Moviólaspiernasparadeshacersedelasbragas.Volvió a buscar la boca de Candice y empujó con su lengua dentro,

mientrasqueconeldedopulgarseabríamásespaciodentrodesuboca.Candiceledesabrochólabermudaylahalóhaciaabajo,arrastrandoal

mismotiempoelslip.Pocoapocoyenmediodebesosycaricias,Benjaminlallevóalsuelo,

sesentósobreelplástico,ubicándolaencimadesuspiernas.Candiceelevólosbrazosyéllequitóelvestido,dejandoaldescubierto

lasgenerosasynaturales tetasde“su salvación”, se llevóunaa laboca,recordandoqueeldíaquellegóasuhabitaciónenelcentropsiquiátrico,esemanjarfueelprimeratractivodeellaquelellamólaatención.A los gemidos que Benjamin le arrancaba a Candice mientras le

chupabacondeliciosainsistenciaelpezónyalmovimientorítmicodesupelvis que buscaba ansiosa la erección, le acompañaba la voz deAdamLevine,escapándoseatravésdelosaltavocesdelviejoradio.

BabyI'mpreyingonyoutonightHuntyoudowneatyoualive

JustlikeanimalsAnimals

Likeanimals-mals

LasmanosdeBenjamin se enredabanen la abundantecabellera rubia,para acercar la boca deCandice a la suya, hinchada a consecuencia del

maratóndechuponesquesaltarondeunsenoalotro.Ellasecolgabaconfueraalaespaldadeélyenocasionesseleaferraba

al rostro para alejarlo un poco y que le permitiera respirar al menoscontadossegundos.Benjaminestabaentregadoalmomento,perotambiénatentoaqueIblis

no irrumpiera en ese momento, que era solo suyo y que le estabaponiendomásempeñoquenunca.

MaybeyouthinkthatyoucanhideIcansmellyourscentformiles

JustlikeanimalsAnimals

Likeanimals-malsBabyI'm

En un suave balanceo,Benjamin la acostó sobre el plástico que sonó

anteelmovimientodesuscuerpos,ellasonrióyélempezóadejarlecaerbesosportodoelcuerpoyarespirarsobresupiel,robándoseesearomaarosasquenolaabandonabayquejustamenteenesemomentosemezclabaconeldelaexcitación,coneseoloramarquefluíaentresuspiernas.Llegóhastaesafuentesalinapararobarseesamielsalada,legustabael

sabor de “su salvación”, era adictivo, era perfecto… en un sensualmovimiento le llevó lasmanos a las rodillas flexionadas y le abrió laspiernas, para admirar y saborear con total libertad ese momento delujuria.

SowhatyoutryingtodotomeIt'slikewecan'tstop,we'reenemies

ButwegetalongwhenI'minsideyou,ehYou'relikeadrugthat'skillingme

IcutyououtentirelyButIgetsohighwhenI'minsideyou

Candicetemblabayseretorcíasobreelplástico,sintiéndoseprisionera

delabocadeBenjamin,mientrasélhacíapiruetasconsulenguaentresuslabios íntimos, llevándola al punto más alto de vértigo. Estuvo ahíenloqueciéndola por varios minutos, mientras ella solo le suplicaba

balbuceandoquenosedetuvierayseleaferrabaaloscabellos.Benjaminsebebióporenteroelorgasmode“susalvación”yconbesos

cortosyloslabiosdormidosehinchados,empezóaescalarpocoapocopor la piel trémula de ella y entre beso y beso le dedicaba peligrosasmiradascargadasdedeseo.

Yeahyoucanstartoveryoucanrunfree

YoucanfindotherfishintheseaYoucanpretendit'smeanttobeButyoucan'tstayawayfromme

IcanstillhearyoumakingthatsoundTakingmedownrollingontheground

YoucanpretendthatitwasmeButno,oh

Lamúsica seguía y un hilo de cordura en él distinguió la letra y de

ciertamaneraselaestabadevorando,éleraundepredadorsobreesedébilcuerpo, sobre ese cúmulo de temblores que le ofrecía placer. Podíaescucharellatidoaceleradodeellaydelrenacuajo,asimismocomoeldeél, en ese momento los tres estaban completamente compenetrados, noeran más que presas de las sensaciones que despertaban ese aclamadoencuentro.Seposicionó sobreCandice, al tiempoque le apretaba con fuerza los

muslos, como si quisiera atravesarle la piel y ella le regaló un jadeotemblorosoqueélatrapóensuboca.Ella soportaba estoicamente esamanera tan intensa deBenjamin para

amarla, ya estaba acostumbrada a encontrarse conmoretones en su pieldespuésdesusencuentrossexuales,noeranmásque lashuellasdelmáscrudoplacer,todasycadaunadesuslesionesvalíalapena.Lo sintió llenarla toda,deslizarse calienteyvigorosoen su interiory

ella arqueaba su cuerpo al momento de recibirlo, aferrándose a suespalda,sinlimitarsetampocoenarañarlelapiel,dejándolehuellasquealdíasiguientelehiciesenrecordarlaintensidadconlaqueseentregaban.—Ben…así—leindicabacómolegustabaqueélirrumpieraenella.—Séqueasítegusta—rugióacelerandosusacometidas.—Sí, sí…—lo succionaba con fuerza, para que la llevara justo a la

gloria.

Benjamin resoplaba y gruñía mientras se esmeraba en ese momento,paranodejarlacaersinqueantesalcanzaralalocura.—Te amo Benjamin… te amo —murmuró con voz temblorosa, en

medio de los espasmos del orgasmo, era la primera vez que se loconfesaba de esa manera y él no pudo evitar encararla, se quedómirándola a los ojos que estaban vetados por el éxtasis—. Te amo—repitiócasisinalientosobreloslabiosdeél.Benjaminporprimeravezenmucho tiempo,quisosentir,quisosaber

qué emociones estallarían en su pecho al escuchar que alguien porprimeravezenlavidaledijeradeesamanerayenunmomentotaníntimoqueloamabay“susalvación”seloestabadiciendosoloaél,eracomounsecretoqueleestabaconfesandoyquesoloquedaríaentrelosdos.Pero no sintió más que la primitiva necesidad de seguir bombeando

dentrodeella,comounanimalquesolovivíaesemomentoporinstinto,porencontrarplacerenelorgasmo.Nohabíaningúntipodeemociónqueacompañaraaeseinstante,porloquesoloselimitóabesarla,aahogarlaconsulenguaunavezmás,hastaqueurgidobuscóelinstanteenquesusganasestallaran.Acostados uno al lado del otro, mientras esperaban a que las

respiracionesvolvieranasuritmonormal,mirabanal techode lanuevahabitación.—Supongo que por esta noche ya no seguiremos pintando —dijo

Benjamin opacando la voz de Jessie Ware que coreaba “Dime que meamassoloporhoyynomedestiempo,porquenoeslomismo,quierosentirllamasardiendocuandodigasminombre…”—No, ahoranoquieromover ni unmúsculo—dijo risueña, rodando

sobresucuerpoenbuscadeunpocodecalordelcuerpodeBenjaminyseabrazóaél,quienlarecibióconunodesusbrazos.—Lamentodecirtequedeberásmoverteunpocomás.CandicegimióyfrotóconsunarizelcuellodeJeremy,dejandolibre

unarisita.—Noespara loqueestáspensando…debemosbañarnos—lepalmeó

unmuslo.—Quedémonosasíunpocomás—seapretujómáscontraél,comouna

gataenbuscademimosyBenjaminselosconcedió.Despuésdevariosminutossefueronalbaño,estrenaronladuchayal

regresar entre los dos colgaron de las vigas la hamaca, cerraron las

ventanasypuertas,apagaronlaslucesylaradio,perolosgrillosseguíanamenazandocondesbordarlelapacienciaaBenjamin.—¿Teparecesidormimosescuchandotuemisorafavorita?—preguntó

antesdemeterseenlahamaca.—Sí, prefiero escucharmúsica y no a los grillos, supongoque a eso

nosacostumbraremosconeltiempo.—Esoespero—encendió el viejo radioydesnudos semetieron en la

hamaca, donde Candice se acostó sobre el tibio cuerpo de Benjamin—.Tambiénesperorecordarestemomentopormuchotiempo—lasyemasdesusdedosempezaronaviajarporelpechomasculino—.Ben—susurróyelevó la mirada encontrándose con la azul de él, la que se mostrabainusualmenteserena,talvezteníasueñoyellaseguíaparloteando,porloquedecidiódarseprisa—.Noquieroolvidarloquehapasadoestanoche,meavergüenzadecirlo,perono recuerdoabsolutamentenadadecuandohicimoselamorenelresort,tepidodisculpassimequedédormidaynohasqueridoreclamarme.—Puedes estar tranquila—le sonrió y le dio un beso en la frente—.

Ahoraduerme.—¿Estásmolesto?—No,hermosa,noloestoy—volvióasonreírleyempezóaacariciarle

laespalda.Realmenteaéllogolpeabaunasensacióndetranquilidad,algoqueno

podíaexplicar le invadíaelpecho.Ellanoestuvoconscienteduranteesaarrebatada noche, tampoco había sido “su salvación” la que se habíaentregadocontantofervoraeseser.

▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓Se cumplían dos meses de vivir en lo que Candice constantemente

llamaba “su perfecto hogar” “su paraíso personal”, al lado del hombrequeamaba.Yaempezabaausarropamásancha,preferiblementevestidos,porque su vientre con cincomeses ya no lo podía ocultar; siempre queestabadesnuda semirabadeperfil en el espejoy supancitaparecíaunapera, era mucho más abultada en la parte inferior y no podía evitarsonreír, cargada de ilusión y ansiedad, porque ya anhelaba conocerlo oconocerla.

No había ido a hacerse ningún chequeo médico por temor a que ladescubrieran,nopodíaevitarvivirenesaconstantezozobra.AunqueparaelmundoBenjaminSutherlandhabíamuertoesafatídicanocheenqueelalanortedelcentropsiquiátricoseincendió,ellanosearriesgabaaactuarconlibertad.Para sus cuidadosprenatales seguía los concejosde la señoraSailele,

quien había demostrado tener mucha experiencia en embarazos, porquehabíasidolaencargadadetraeramásdeunniñodelalocalidad.Confiabaciegamenteenesamujerquetantaayudaleshabíaprestado.Hasta la asesoraba en los alimentos que naturalmente contenían todas

las vitaminas yminerales necesarios para el desarrollo adecuado de subebé, siempre la sorprendía al llevarle comida y decía “Te puse másespinacasoespárragos,porquecontieneácidofólico”“Amediamañanameriendaunpardebananas,porqueaumentaelpotasio”Todos sus consejos provocaban una mezcla de adoración, alegría y

añoranza en ella, porque imaginaba a su madre consintiéndola de lamismamanera.Benjamin seguía con sus cambios drásticos de humor, muchas veces

irritableyquejicaportodo,otrastantas,adorableydivertido.—¿Quées eso?—preguntó casi horrorizado al verla llegar cargando

conunagallina.—Esunamascota,notenemosmascota…melaharegaladolaseñora

Sailele,debemosconstruirunlugarparaquepongasushuevos—dijoconunabrillantesonrisa,algunosmechonessehabíanescapadodesucoladecaballoaconsecuenciadelabrisa.—Novoy a construir nada…¿Porquénome informasteque traerías

esacosa?Miopinión tambiéncuenta,ya tengosuficientecon losgrillosporlasnoches,lospájarosporlasmañanas,¿seráquenopodrédormirenpaz?—cuestionómolesto,porque“susalvación”setomabaatribucionesyaéllodejabacomounmequetrefe.—Sientosinopedítuautorización,nosabíaqueahoradebíahacerlo—

reprochó sonrojada por lamolestia—. Solo es una gallina que no haránada, solo ayudar a alimentarnos. Pensé que sería más fácil tener loshuevosaquí,queiracomprarlosalmercado.—Candice,nopuedes tenerlo todoamano,creoquees suficientecon

todaslasplantitasdeespecias,vegetalesylosárboles…estoycansadodeesto,noquieroseguirfingiendoserunagricultor,noesloquesoy—dejó

saliresoqueloestabaconsumiendo,odiabaversereducidoaeso,aserunputo samoano más, si no detenía eso a tiempo, dentro de poco ella lepediríaquesefueraapescarconlosdemás.¡Eraunactordecine!—Está bien,me encargaré yo sola de hacer la casa para la gallina y

tambiénlacercaréparaquenosecomalasplantas,peronotedaréniunsolohuevo—sediomediavueltayseencaminóalpatiotraserodelacasa.—Voyaasesinarla…—se llevó lasmanosa la caray se la frotócon

desesperación—.Voyaasesinarla…aellayalaputagallina—entróalacasa dando un portazo—. Esto de tener paciencia ya me tiene hasta laspelotas—entró a la habitación y se dejó caer en la cama, encendió eltelevisoryempezóajugarconelcontrol,saltandodeuncanalaotro.Candice lloraba como una tonta, sorbía las lágrimas ruidosamente,

mientras se limpiaba con el dorso las huellas del llanto; acuclilladaintentabaacomodarunacajademaderabajounárbolqueleofrecieralasombrasuficienteylecreabaunaespeciedenidoconpajaseca,paraquelagallinaquecaminabaentrelasplantas,tuviesemayorcomodidad.—Esuntonto—balbuceabaenmediodelllanto—.Nolosoporto…—a

solas, aprovechaba para desquitarse del momento vivido, a ella no leagradabadiscutirconBenjamin,poresopreferíadejarlosolocuandoelmalhumorloatacaba.Atravésdesusojosinundadosenlágrimas,vioalagallinaquebajaba

frente a sus ojos y sintió cómo Benjamin se acuclillaba detrás de ella,acoplándoseasucuerpo.—Creo que primero debiste empezar por la cerca, se ha comido los

tomates que ibas a usar para la pasta de esta semana —dijo con vozconciliadora y ella seguía llorando—. Agarra a tu mascota, que voy aconstruirlacerca.—NoesnecesarioquelohagasBen,losiento…deverdadlosiento.Sé

que ésta no era la vida que planeabas, que sueñas con volver al cine ycuandoquieraspuedeshacerlo,noquieroquelimitestussueñossoloporestaraquíconmigo,yopodríaregresaramicasa,loúltimoquepretendoesserunacargaparati—agarrólagallinayseabrazóalanimal.—No digas tonterías —la abrazó tanto a ella como a la gallina,

envolviéndolasconsusbrazos,dejándolecaervariosbesosenelhombro—. No eres ninguna carga y sí… no voy a mentirte, quiero algún díaregresar al cine, pero por ahora no se puede. Por el momento seguirécuidandodeljardín,mientrastúteencargasdelacasa—leplantóunbeso

enlamejilla—.Veaprepararalgorefrescante,quelonecesitaréunavezque termine con la casa de nuestra fabricadora de huevos—miró a lagallinaquemovía lacabezadeun ladoaotro, atentaa suvoz—.Ya ti,mástevalequepongasporlomenosdoshuevospordía.Candice sonrió y le dio un beso en el pico a la gallina de plumas

marrones.—Seguroquelohará—dijoconvencida—.Ben…Benjaminnopuedo

levantarme—secarcajeóapenada—.Tengolaspiernasentumecidas.Benjaminnegóconlacabezaenungestograciosoylaayudóaponerse

enpie, pero ella nopodía dar un paso, no le quedómásque cargarla yllevarlahastaelporchetrasero,dondeestabaunamecedorayahílasentó.—Siguecontumascotaenlosbrazos,porquenoquierohacereltrabajo

envano.—Gracias —le dijo con una dulce sonrisa, mientras acariciaba las

suavesplumasmarrones.Benjaminnodijonada,solofueporlamallametálicayalgunasestacas

demadera,paracrearunacercaalrededordelasplantas.Candice se quedó admirando a Benjamin, mientras esperaba que el

hormigueoensuspiernasmermara.Era increíble el cambio que había dado en tan poco tiempo, no se

parecía en nada al chicogreñudoque conoció en el centro psiquiátrico,habíaconseguidoquelaacompañaraalaiglesiaenunpardeocasiones,hubiesen sido muchas más, pero siempre que lo invitaba él tenía algoimportantequehacer, al igualquepor lasmañanaso lasnoches cuandoellahablabaconDios,élseencargabadehacerotrascosas.VolvíaasersuBenjamindecabellososcurosysonrisacoqueta,delos

mechonesdecoloradosyanoquedabaabsolutamentenada.—¿Quépensaránmishermanoscuandoloconozcan?—sepreguntóasí

misma, suponiendo que la carta y la postal ya les tendría que haberllegado.DespuésdecasitresmesessehabíaaventuradoaescribirleaRobertya

Lizzy,comentándolequehabíaconocidoaalguienenAustraliayquesuvidahabíacambiadoparamejor,queestabatotalmenteenamoradadeesechicoquelebesabaloscabellosenlafotoqueleshabíaenviado.Tuvoqueelegir una donde solo se veía el perfil de Benjamin y ella semostrabasonrientemirandoal lentede lacámara, aúnnoconseguíaelvalorparaque conocieran por completo el rostro del hombre que amaba, si bien

Benjaminhabíacambiadounpoco físicamenteconelpasarde losaños,sushermanosnoerantantontoscomoparanodarsecuentadequeeraelactoralquecreíanmuerto.También se había reservado contarles que estaba embarazada,

considerabaquesuficientetendríanconinformarlesquesehabíamudadoaSamoaconRalph,elchicoalqueamaba.Imploraba al cielo que sus hermanos comprendieran que

verdaderamente estaba enamorada y que se encontrabamuybien, que laperdonaran y se atrevieran a responder a esa carta, donde también lesexplicóquedondevivíaaúnnohabíaserviciodeinternet,peroquedentrodepocoseresolveríaesepequeñoproblema.

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Los meses pasaron y Candice tan solo contaba los días para por fin

tenerasubebé, losdíasenSavai'ieranperfectos, siquería ira laplayasolodebíacaminarunosquinceminutos,perosipreferíaelaguafrescadelossaltosnaturales,soloteníaquecaminarunoscincominutos,porquelequedabancasialfrentedesucasa.Alagallinaselesumóunovejo,unpardepatosyuncerdobebéalque

ellacuidabaconmuchoamorydedicación, tantocomoparaalimentarloconbiberón.Concadaanimalquellegabaalacasa,eraunadiscusiónconBenjamin,

peroalfinalterminabaaceptándolos,porquenoteníamásopciones.Ellase lapasabahaciendoplanes familiares, soñandoconagrandar la

casa,porquequería tenermáshijos conél.Cadavezque ibanal pueblotraían algo para el bebé que esperaban, no eran muchas las cosas quetenían,peroalmenoséstepodríavivirtranquiloelprimermesdevida.Candice sabía que el dinero se estaba agotando, por lo que empezó a

haceralgunosdulcesyAloikiseencargabadevenderlosenelpueblo,ellase sentía en la obligación de ayudar a Benjamin con los gastos y esosingresosdeciertamaneraalivianabanunpocoelpeso.Enesemomentoseencontraba recogiendounas floresdel jardínpara

adornarsuhogar,deciertamaneraqueríasertanbuenaamadecasacomolohabíasidosumadreytratabademantenerlaordenadayadornadacon

flores que brindaban un aroma muy agradable, llenando de vida cadaespecio.Benjaminseencontrabaparadoenelporche,admirandoaCandicecon

unramodedistintasfloresenlasmanosyamomentosselasllevabaalanariz, para disfrutar del aroma. Aunque su estado de gestación erarealmenteavanzado,ellaparecíaquenosecansabayapenassídescansabaduranteeldía,mientraséldisfrutabadeuncigarrillo.—¿Cuántomásdeboesperar?Parece eterno—comentó sindesviar la

miradadelajovenrubiaquealolejoscaminabaentreplantascoloridas.—Faltapoco,menosdeunasemana—lavozaterciopeladaeincitantese

escuchabaaunpasodedistanciadeél.—Todohasalidocomoplaneamos…ellanosospechanada,deloúnico

quemearrepientoesdetodoeldineroquehedesperdiciadoenesto,sobretodo de las tonterías que ha comprado para el “bebé” —suspirólentamente,liberandoelhumodelcigarrilloquedisfrutaba.—Lo has hecho muy bien, has sabido disimularlo —sonrió Iblis, se

sentíasatisfechoporqueestabatanansiosocomoBenjamin,élsoloeraesepuentequeloacercaríaalalmadeCandice.—Soloesperoqueeltiempoperdidoentodoestotengasurecompensa,

no quiero escuchar nunca más el chillido de ningún maldito cerdo —resoplóevidenciandofrustración.—Lovaldrá, podrás ir a Inglaterra y tendrás el éxito asegurado, solo

debespresentarteenunaaudicióndel RoyalShakespeare…—Benjaminibaaprotestar, pero Iblisno ledio laoportunidad—.Debesempezardeesamanera,soloseránunosmeses,hastaqueunagentenorteamericanotedescubra,necesitasunanuevavidayparaesodebestenerunpasadocomoactor, y no el que ya conoces, Benjaminmurió y debe quedarse en lascenizas.—Aceptoelputotratodeempezarcomounmonigoteenunteatro,solo

esperoquelasautoridadesnomejodanporlodeCandice,noquieroquemepaselomismoqueconMaureenyKaren,mehubieseahorradotodosestosañosdetorturasihubiesespermitidoqueescapara.—Esta vez puedes estar tranquilo, no dejaré rastro… destruiré este

lugar,nadie teculparápornada,dateelplacerdematarlacomoquieras,tantoplacercomosientesalfornicártela.—Debo admitir que extrañaré eso—dijo sonriente, no podía negarse

quedeciertamanerasehabíaacostumbradoaCandice.

—Te daré mejores, con más experiencia… Recuerda que Candice esparamíyesperoquehagaslascosascomoteenseñé.—Eso haré, solo espero que cumplas con tu palabra Iblis —le dijo

volviendolacabezahaciaelhombrequeestabaparadoasulado.—Siemprecumplo—lotranquilizóconunasonrisa.Candice se acercaba con la mirada en el ramo de flores, ya había

elegido suficientes para adornar su hogar, por lo que Iblis se fue sindespedirse,comoerasucostumbre.—Ben, ¿de nuevo estás fumando? —reprochó y empezó a toser de

manerafingida.—Solouno,hermosa—confesódándoleunaúltimafumadayapagóla

colillaenelcenicero.Letomólamano,instándolaaqueseacercaramásaélysepalmeóel

muslo,pidiéndoleconesoquesesentaraensuspiernas;ellasindudarlolohizo,porqueadorabaesosmomentosenqueBenjamin seportaba tancariñoso, justo como lo hacía en ese momento en que le acariciaba labarriga.—¿Cómo está? ¿Se hamovido?—preguntó con lamirada fija en su

verdaderasalvación,lacualseencontrabalatiendodentrodeesevientre.—En loquevadedíano sehamovido,perono tepreocupes, séque

estábien.Aunquehedeconfesarquesientocelos,porquesolopreguntasporelbebéyyanopreguntaspormí—dijohaciendounpuchero,elqueBenjamin eliminó con un beso, un beso que le robaba la cordura aCandice.Le llevó lasmanosa lacaray ledioaprobarde su salivaacanelada,

paraquenoprotestarayseconformaraconloqueleestabadando,alfinyal cabo no podía quejarse, porque durante losmeses que habían vividojuntos, la había hecho feliz, no le quedaría tiempo para que sedecepcionaradeél,antesdequepudiesecomprenderloqueibaahacerle,moriría.—TeamoBen…teamo,eresmiparaíso—murmurócontraloslabios

de él, quien la miraba con intensidad y devoción fingida—, mi mejorlugar. Nunca pensé tener tanto y ser tan feliz —aseguró sonriente,abrazadaaél.

CAPÍTULO44

El cielo parecía que iba a desplomarse ante la intensa lluvia que

azotaba a la isla deSavai'i, con vientos tan fuertes que amenazaban conllevarse todo a su paso. Los truenos rugían embravecidos, provocandoquelatierravibrarayquelacasadondehabíanvividomomentosidílicos,retumbara. Inevitablemente los gritos de Candice eran opacados por elestruendosoytemerosoclima.Benjamin sentía una mezcla indescifrable bullir en su pecho, sentía

temor por Candice, preocupación al verla luchar con gran valor, temíaquesevencieraynopudieseparira“susalvación”.Pero tambiénsentíafelicidad y ansiedad, porque estaba seguro que faltaba muy poco paratenerasuprimogénito,sacrificarloyasídeunavezportodasliberarsualma, volver a ser elmismoy dejar atrás toda estamierda en la que sehabíaconvertidosuvidaenlosúltimosaños.—Apúrese—le exigió aSailele, quien era la encargada de atender el

parto,siempreestuvodeacuerdoenquesehicieradeesamanerayasínotener que llevar a Candice a un hospital, porque se le haría imposiblecomérseleelcorazónalacriaturaenmenosdeunahora.—SeñorRalph, hago lo que está ami alcance, no podemos forzar lo

que es un proceso natural —reprochó dedicándole una mirada dedesaprobación. Muchas veces se cuestionaba cómo la dulce Candice sehabíaenamoradodeesehombre,queeratancambianteyexigente.—Ben…Benjamin—murmuróCandice,envueltaendoloryansiedad,

mientras su cuerpo era un cúmulo de temblores, porque estabaaterrorizada. Si todo se complicaba a esa hora de la noche y con esatormenta,nopodríaniraunhospitalytemíaporlavidadesubebé.BenjaminconcentrabatodasuatenciónensuprimogénitoyaCandice,

quesuplicabaporél,sololededicóunafugazmirada.—Tranquila… solo puja, tienes que traer a ese niño al mundo —la

animóacariciándolelarodilla,peroconla miradafijaentrelosmuslosdeCandice,esperandoconansiedadaqueseasomara“susalvación”.Enesemomentoyantelaintensidaddelatormentaqueseguíarugiendo

afuera, el servicio eléctrico falló, dejando a Samoa inmersa en unaangustianteoscuridad.

—¡Demonios!—exclamó sulfurado yCandice empezó a llorar, presadel pánico que la embargaba, al darse cuenta que las cosas estabansaliendomuymal y tanto su vida como la de su hijo se ponía en riegoextremo—.Yanollores,queesonosolucionaránada,solopuja…puja—exigiócondientesapretados.—Necesito iluminación, velas, traiga velas rápido —pidió Sailele,

dejandoenevidenciasupropiadesesperación.Benjamin se quedó inmóvil por varios segundos, intentando procesar

en su memoria el pedido, como si registrara cada palabra dicha porSaileleenmediodelaoscuridad,despuéscomosiunodelosmismísimosrayosqueestabancayendosinpiedadsobrelaisla,loimpactaraaél,saliódelextrañotranceycorrióhacialasalida,justoalabrirlapuertatropezócon algo que lo hizo caer aparatosamente de bruces, los chillidos delcerdoirrumpieronenellugar,dejándolesaberquehabíasidoelcausantedesuridículoaccidente.—¡Ben!—reprochó Candice, sin importar estar atacada por el dolor,

adorabaasucerditocomosifuesesupropiohijo.—Maldito animal —masculló con el cuerpo adolorido, mientras el

cerdoseguíachillandoyélseponíadepie.Caminó hasta la cocina, tentando a ciegas para evitar otro accidente,

rebuscó en cada cajón, sin obtener resultados; odiaba que nuncaconsiguierasaberdóndeCandiceguardabalascosas.Casigritódejúbilocuando dio con las benditas velas y agarró uno de los candelabros queestabansobrelamesadelcomedor,sellevóunadelasmanosalbolsillodesubermuda,dondeguardabaelencendedor. Intentóenvanoencenderlasvelas,porqueelvientosilbantequesearremolinabaenlacocina,noselopermitía,porloquecorrióycerrólaventana.Las flameantes y débiles llamas de las velas fueron suficientes para

iluminarellugar,aprovechóyusóotrocandelabroconmásvelas,porqueestabaseguroquenecesitaríademuchaluz.De regreso a la habitación, ya el cerdo no se encontraba junto a la

puerta,sehabríaidoaesconderdebajodelsofá,comoerasucostumbre.—Dese prisa —pidió Sailele, extendiendo una de las manos, para

recibirelcandelabroqueubicóenlamesaqueestabaasulado.Enesemomento,Benjaminsepercatódequeunacabecitacubiertade

cabellos oscuros y sangre, se asomaba entre los pliegues dilatados.Unavezmás,laansiedadloconsumíaynopodíaesperar.

—Vamos, póngase de pie… largo de aquí —pidió Benjamin a lapartera,altiempoquecolocabasobreunamesaelcandelabroqueéltenía.—Señor,aúnnoestá…—intentóhablarSailele,peroBenjaminsolola

tomó por un brazo y la levantó del banco en el que se encontraba, enmediodelaspiernastemblorosasdeCandice—.¿Acasosehavueltoloco?—preguntósorprendida,manteniéndoserenuenteasalirdellugar,peroélseguíaarrastrándolafueradelahabitación.—Yome encargaré—le avisó, pretendiendo que la mujer entendiera

quenoibaapermitirquesiguieraenellugar.—Benjamin no, Ben… —lo llamaba Candice, pero él la ignoraba

totalmente.Una nueva contracción la obligó a pujar y dejar de lado lo que

Benjaminestabahaciendo,enesemomentosentíaquesedesgarrabapordentroyquelascaderasselequebraban.—Noesfácil…estáenlaetapamáscomplicada,selepuedeahogarla

criaturayséquequierever…—laseñoraSaileleintentabahacerloentraren razón, mostrándose realmente molesta y confundida, mientras seaferrabaalmarcodelapuerta.—¡Largodeaquí,ahora!—exigióapuntodegrito,dejandoperplejaa

lamujer,quienaflojósuagarredelamadera.—Benno,porfavor,dejaquelohagalaseñoraSailele—suplicócasi

sinaliento,sesentíamuycansadayadoloridayBenjaminnoayudaba,lodesconocíatotalmente.—Es un peligro, se le puede ahogar la creatura —volvió a intentar

Sailele,conlaslágrimasanidándoleenlagarganta.—Eso no va a pasar—aseguró cerrándole la puerta en la cara y con

grandecisióncaminóhastadondeestabaCandiceyseubicóenmediodelaspiernasde ella, sin siquiera sentarse en el banco,porque estabamuyansioso,comoparaesperarsentadoaquelatontapariera.Sin si quiera lavarse las manos, sostuvo con cuidado la pequeña y

resbalosa cabeza, sintiendo una extraña energía que desprendía elrenacuajo, escuchaba los latidos alterados y eso solo despertaba sunerviosismo.Sailelequeríaregresarasucasa,peroconesatormentaseríaimposible,

los caminos estaban inundados, optó por esperar afuera y permaneceratenta a cualquier petición de ayuda. Se quedó parada a un lado de lapuerta,viendocómolacasaseiluminabaintermitentementeporlaluzde

losrelámpagosquesecolabana travésde lasventanas,estabaseguradeque era cerca de la una de lamadrugada y sentía rabia e impotencia encontra del señor Dankworth, por su intransigencia y estupidez, estabaponiendoenpeligrolavidadelahermosaCandiceyladelacriatura.—VamosCandice,terminayadeparir—pidióimpaciente,sinsoltarla

pequeñacabeza,evitandoapretarlaconfuerza,paranolastimarla.—Noesfácil…noesfácil—dijoellaagotadayenmediodelágrimas,

sintiendo temor ante la mirada que Benjamin le dedicaba, era como siestuviesemolestoconellaynocomprendíaelporqué,siestabahaciendosumejoresfuerzo.Otralacerantecontracciónlaazotaba,porloqueseaferróconfuerzaa

las sábanasypresionó losdientes, tantoque sintióque las sienes iban aestallarle,pujócontodalaenergíaquelequedabayterminóconungritoque le lastimó la garganta, pero un gran alivio llegó, cuando sintió queexpulsabaasubebéyBenjaminlohalabaconcuidado.Untruenoretumbóopacandoelllantodelbebéyeldeellamisma.Benjamin con manos temblorosas y con una felicidad insuperable,

elevóa“suliberación”,laqueaúnseencontrabaunidaalamadreporelcordón umbilical. En medio de las débiles llamas provenientes de lasvelas,“susalvación”losorprendióalresultarserunaniñaynounniño,noeraunvaróncomoélesperaba.Completamente aturdido, dudó por varios segundos, porque suponía

quedebíaserunvarón.EneseinstanteodióunpocomásaCandicepornohaber gestado a un niño, pero no perdería el tiempo, suponía que esodebíaservir,por loque tomólas tijerasycortóelcordónumbilical,sincuidadodedóndelohacía,noleimportabaenloabsolutosidebíahacerloenalgúnpuntoenespecífico.—¡Ben! —exclamó Candice, llorando de felicidad y llenándose de

consueloalverasubebéenlasmanosdesupapá—.Quieroverlo…porfavor—suplicóelevandounpocoeltorso.—NopuedesverlaCandice,nopuedesycállate…portubien,cállate—

pidió con dientes apretados, exasperándose ante el llanto de la reciénnacida.—Es una niña… es una niña —hablaba incorporándose, para poder

mirarla—.Ben…—la voz se le rompió ante el llanto, al descubrir queBenjaminnopretendíaentregarlealaniña.ÉlnosiguióprestandoatenciónalassúplicasdeCandiceycolocóala

pequeñasobreunamesa,encimadelasmantasblancas,dondepreviamentehabíaescondidoelpuñalconelqueleabriríaelpecho,agarróunodeloscandelabros,al tiempoquesentíaelcorazónbrincarleen lagarganta, laexpectativalogobernabayqueríadeunavezportodasterminarconeso.SoloesperabaqueSailelesehubiesemarchadootendríaqueañadirotramujerasulistadeasesinatos.Laniñanoparabadellorar,eseinquietantellantoinvadíaellugar,era

como si presintiera el final de su corta vida, como si supiese que eldestino le deparabamorir amanos de su propio progenitor, la delicadapielsetornabacadavezmásrosáceaporelesfuerzoyapenasmovíalasextremidades.—Benjamin,quieroverla,¡Ben!—gritóalverqueélpretendíahacerle

dañoalaniña.Benjamin lamiró y estaba con la boca abierta,mientras la lengua le

vibraba en medio del llanto, eso no era suficiente para que un hombredesalmado se condoliera, cuando lo único que él podía sentir era unirrefrenabledeseopor recuperar loquehabía sido,paraesodebíaabriresepequeñopecho,porloquesindudarloempuñóelpuñal.Peroeneseinstantelaniñaabriólosojosysequedómirandolosdeél

y Benjamin vio toda su vida reflejada en esos espejos azules, desde elmismoinstanteenqueélnació,losmomentosvividosjuntoasuspadres,pasandoporsudolorosadespedidaenelaeropuerto,losañosposterioresvividosjuntoasupadreenSuiza,todaslasvecesqueañoróelamordesumadre, su regresoaEstadosUnidos,el reencuentroconMaureen,cómorecuperaron el tiempo perdido y todo lo que había hecho hasta esemomentoenqueteníaunpuñalenlamano,paraacabarconlavidadesuhija.Benjamin sintió como si un gran impacto se le estrellara contra el

pecho, era algo que no le permitía respirar, todo su cuerpo empezó atemblar,sesentíacompletamentedesorientadoyconnáuseas,por loqueretrocedióvariospasos,sinpoderapartarlamiradadesuhija.Comosielpuñalhubiesesidoelectrificadolosoltó,dejándolocaerasuspies.Segiróyseencaminóhacialapuerta,dandolargaszancadas,laabrióy

saliócorriendo.Sailele,quienaúnpermanecíaaunladodelapuerta,alversalirdeesa

maneraalseñorDankworth,pensóquealgolamentablehabíapasado,porlo que rápidamente entró y se encontró con Candice, quien lloraba

desesperadaeintentabalevantarsedelacama.—No, quédate tranquila corazón, espera… espera —le pidió

reteniéndola,intentandocalmarla.—Mihija…miniña—suplicabaCandiceconlamiradaenlapequeña,

porquehabíadejadodelloraryseencontrabaprácticamenteinmóvil.Sailele se encaminó hacia la pequeña, quien se encontraba sobre la

mesa,enmediodevariasmantas,laenvolvióyladepositóenlosbrazosdeCandice,allíleprensócordónumbilicalycortóloquesobraba.Candiceseaferróalapequeñaylebesabalafrente,sinpodercreerlo

hermosa que era. Quería comprender a Benjamin, pero no podía, nopodía.Seríanecesarioodiarloporloquequisohacerleasuniña,aúnenmediodelaangustia,ellapercibiólasintencionesdelhombrequeamaba.Miró hacia el suelo y vio el puñal, apenas siendo alumbrado por laspenumbrasenlahabitación.Debíaaborrecerlo,huirdeeselugarydejarlosolo,ponerseasalvo,era

lo que la razón le dictaba, pero inevitablemente también se sentíapreocupada, fue consciente de la manera en que Benjamin salió de lahabitación,estabaseguraquealgonoandababienconél.Salieleseencargódeubicarseunavezmásenmediodelaspiernasde

Candice,paraterminarconlalabor,paradejarlafueradepeligroylimpia.Benjaminsaliódelacasaycorrióbajolatormenta,sintiendocómola

gruesasgotaslegolpeabanfuertementeenelrostro,soloqueríaalejarse,huir,morir,porqueacadasegundoquepasaba,sentimientosresurgíanensu pecho, emociones volvían a latir, miedos y alegrías, frustraciones yéxitos,rabia,dolor,tristeza,fascinación.Ytodo,absolutamentetododolía.Atravesó el campo y se adentró en la selva, hacia las montañas

volcánicas que rodeaban a la isla paradisíaca. A varios metros un rayocayósobreunárbol,sintióelsueloencharcadovibrarbajosuspiesysemovióconrapidezalescucharalgranárbolcrujir,corrióparaevitarseraplastado,talveznodebióhacerloydejarquelecayeraencimacontodosupeso,peroelinstintodesupervivencialotraicionó.Queríamorir,peronopretendíaquelamuertelosorprendiera,porlo

queenesemomentofijósudestino,sabíaadóndedirigirse.Laintensidaddela lluvianocesabaysuspiesempezabanaenterrarse

enelespesobarronegro;sinembargo,nosedeteníaensucamino.La cobardía en algunos momentos lo dominaba y tal vez solo debía

internarseen lomásrecónditode lamontaña,paraevitarhacerledañoa

Candiceyalaniña.Sentíaquetodosemezclaba,quetodogirabacomountorbellinodentro

desupecho.Volvíaasentir,sentíasualmaapoderándosedecadamoléculadesuser,densa,escabulléndoseleporlasangreyconellaloimpactabaelrecuerdodeloquelehabíahechoasumadreyaKaren,provocandoquecayeraderodillas,salpicandoelaguadebarroensurostro,mientrasseconvulsionaba ante el llanto, el cuerpo se le revelaba, todo dolía y lotorturaba.Empezó a vomitar, sintiendo que la garganta se le desgarraría y el

estómagoseleencogíaenunaintensatortura,mientraselodioquesentíahaciasímismoaumentadasinmedida,seaborrecíatantocomoparatenerlacertezadequeniélmismoseperdonaríatodoloquehabíahecho.—¿Quéhehecho?Soyundemonio…Mamá,perdóname…nofuiyo,

noerayo…meodioporloquehice…Nopuedoconesto,noséquépasó,no sé cómo lo hice… no entiendo nada —murmuraba en medio deldesgarrador llanto,mientras la lluviay lanochesecerníansobreélyelvientohuracanadolohacíatiritardefrío.Lloró… lloró por horas, sin encontrar ningún consuelo, hasta que su

cuerpo se venció y terminó por desmayarse, perdió consciencia, eso leayudóasoportarellacerantedolorqueloquebraba.Nopodíasabercuántotiempopermaneciósumergidoenlanadaoscura

delainconciencia,cuandodespertó,fuecompletamenteconscientedetodolo que sentía, de que en él estaba nuevamente su esencia, sentía que decierta manera quería verdaderamente a Candice, que tal vez se habíaganado su corazón, sin importar que su alma se encontrara prisionera.Nunca debió escuchar a ese maldito ser, debió alejarse desde elmismísimo instante en que supo lo que era; nunca debió pedirle ningúnfavor,porqueselohabíacobradoyconcreces.Estuvoapuntodeasesinaraunachicainocenteyasupropiahija,ibaa

condenarlasyofrecerlasa las llamasdel infierno,sentíaquenoeramásqueuntíteredelmalysepreguntabaporquéaél,porquélohabíaelegidoylehabíadestrozadolavidaalmanipularloasuantojo,alrobarletodasuvoluntad.Nopodíaseguirconvida,suconciencianolepermitíasoportar tanto,

nomerecíavivir.Selevantóysiguióconsucamino,decididoaacabardeunavezpor todasconsuexistencia,así seaseguraríadeque Iblisnuncamásvolveríaaconvertirloensujuguete.

Se adentraba aún más, sabía que del otro lado de la montaña seencontrabanlosrompeolasygéiseres,dejaríaqueunodeesoshuecosselotragarayquenisiquierapudieranrecuperarsucuerpo,queríaquedeélnoquedaraabsolutamentenada.La lluvia seguía incesante, los truenos rugían con fuerza,mientras el

viento silbaba en sus oídos. Agradecería si el cielo terminaba pordesplomarsesobreél,queríaquelohicieracontodosupeso,queríaqueDios lo castigara y lo hiciera sufrir, que lo azotara con toda su ira porhaberpecadosinningúntipoderemordimiento.Se sentía agotado; sin embargo, no se detenía, caminaba hacia su

destino, que estaba a unos tres días de camino,mientras lloraba y pedíaperdón,unoquenisiquieraélmismopodíadarse.

CAPÍTULO45

Candice tenía el corazón desaforado, brincándole en la garganta,

dificultándole la respiración. No podía evitarlo, su preocupación porBenjaminaumentabaconcadasegundoquepasabayconmásdecuarentay ocho horas de haber desparecido, su angustia alcanzaba losmás altosniveles.Esonosololeafectabaaella,sinotambiénasubebé,porquelaleche materna se le había cortado y estaba alimentando a su niña confórmulaslácteas,quelaseñoraSailelenorecomendaba.Nadie llegaba con noticias alentadoras y ella con lo poco que podía

moverse,caminabadeunaventanaaotra,esperandoatravésdelcristalaque Benjamin apareciera, mientras la lluvia no cesaba, esa constantetormentamanteníaalaislaarropadaconunmantogrisytriste.Leestabasacandolosgasesasuniñacasidormida,cuandoescuchóque

alguientocabalapuerta.—Tranquila, iréaverquiénes—dijolaseñoraSailele,quienlehacía

compañíaaCandicedíaynoche—.Esmejorquesigassentada—ellaerafieltestigodelazozobraqueembargabaalajovendeojossoñadores.Candiceasintió,altiempoqueacomodabaasupequeñasobrelacama,

intentando admirar a su esplendoroso angelito y encontrar un poco desosiego.EscuchóclaramentelavozdelhombrequeSaileleinvitabaapasaryle

pidióquelasiguiera;segundosdespués,aparecieronbajoelumbraldelahabitación.LamiradaverdedeCandiceseposócargadadeesperanzaenelhombre.—Lo siento—dijo con la voz ahogada al tiempo que negaba con la

cabeza,anticipandoconesegestolasnoticiasqueteníaparadarle—,nolohemosencontrado.Hemosbuscadosinparar,peronohayrastros;además,la lluvia nos hace el trabajo más complicado, este clima parece una

contiendaentreelbienyelmal—suspiró,retorciendoentresusmanosungorrodetelaimpermeable.El hombre no podía saber cuán certeras habían sido sus últimas

palabras,eraunaguerraentreelÁngeldeLuzyelDiosOmnipotente.Candiceluchócontodassusfuerzasparaseguirestoicaantelanoticia,

peropormásquelointentó,nopudoylosojosselellenarondelágrimas.Ella no quería quedarse sola en ese lugar, no quería queBenjamin la

abandonara, no quería que su historia con él acabara de esamanera, lonecesitabayestabaseguradequeéltambiénlanecesitaba.Comprendíaquealgonoestababienconél,habíapasadomuchotiempo

reviviendo los detalles de la noche en que dio a luz, las actitudes deBenjaminyesaúltimamiradaquelededicóantesdesalir,habíasidoesetormentosogestoelqueladejócolgadaeneldesasosiego.Aunque se tragó un par de veces las lágrimas, terminó por echarse a

llorar,noestabapreparadaparavolveraenfrentarseaese terriblevacíoqueledejabalapérdidadeunserquerido.—Tratadecalmarteniña,seguramenteestáenalgúnlugar,refugiándose

de la lluvia —dijo Sailele, tomando asiento a su lado y regalándolecariciasreconfortantesenlaespalda.Candice negaba con la cabeza, mientras las lágrimas le nublaban la

visión.—Seguiremosbuscando—interrumpióelhombre,condoliéndoseante

elestadoenqueseencontrabaCandice.—Por favor—chilló, clavando sumirada ahogada en lágrimas, en el

hombredepielcanelayojospardos.Nopodíaevitarsentirseimpotente,anhelabapodersalirybuscarlo,tal

vezlohubiesehechosilaseñoraSailelenoestuvieseconella.Elhombreasintióensilencioysediomediavueltaparasalir.—Espere… —pidió Candice levantándose—. Disculpe mi falta de

consideración, es que estoy realmente preocupada, ¿desea tomar algocaliente?—leofreciólimpiándoselaslágrimas.—Nosepreocupe,estoybien…Tratedecalmarseunpoco;despuésde

todo, estamos en una isla, eso es ventajoso —plegó los labios en unasonrisatranquilizadora.—Gracias—Candicesellevólamanoalpecho,empuñandolamedalla

delavirgenMaría—,queDiosloacompañe.—Amén—asintióysefue.

Candice lo siguió con la mirada hasta que le fue posible, quiso contodassusfuerzaspoderacompañarlo,iralapardeélypoderserútilparaBenjamin.Intentaba por todos losmedios distraerse con cualquier cosa, para no

pensar,alimentóaSpotysuhermosocerdito,alquemanteníadentrodelacasa,preparóeldesayuno,suponiendoquesiBenjaminregresabaestaríahambriento, su niña a la que ni siquiera le había puesto un nombre,despertó y se miró en esos bonitos ojos grisáceos, mientras ella seaferrabaconinsistenciaalamamiladelbiberón.La lluvia había menguado, convirtiéndose en una suave y constante

llovizna.EstabaseguradequeesoayudaríaenlabúsquedadeBenjamin.Doshorasdespuésseguíasintenernoticia,perolapresenciadeAloiki

corriendohacialacasa,provocóquesucorazóndieraunvuelco.Se levantóycaminó tanrápidocomopudohasta lapuerta,abriéndola

sinesperaraqueelniñollegara.—SeñoraVirginia,mehandichoquenecesitaayuda…—dijocasi sin

aliento—.¿Esverdadquesuesposohadesaparecido?—HolaAloiki—lesonrióalverladisposicióndelniño—.Esoparece,

salió hace dos días… fue…—pensó en algo qué decir, pero no teníarespuestas,noteníaabsolutamentenada—.Noséadóndefue—confesóenvozbaja.—Esonoayudarámucho—expresóensumuybásicoinglésyserascó

lacabeza—.Pienseustedadóndepudohaberido.Candice caminó de nuevo hasta el sofá y se sentó, sin tener nada que

responder, pero no dejaba de pensar, mientras el niño la mirabaatentamenteylaseñoraSaileleestabaenlacocinalavandolosbiberonesdelaniñaehirviendoagua.DerepentealamemoriadeCandicellegaronlaspalabrasdeBenjamin,

cuando estaban en los géiseresmarítimos y el guía turístico les hizo laadvertenciadenoacercarseaellos.“Dejar que uno de esos huecos te trague, es una buena opción por si

quieresdesaparecer”.Se levantó rápidamente, con el miedo y la desesperación latiendo en

cadacéluladesuser.—Voy a buscarlo, sé dónde puede estar… Aloiki, ¿puedes

acompañarme?Nosécómollegarsola.—ClaroseñoraVirginia,meconozcolaislacomolapalmademimano

—dijoconseguridadyorgullo.—Yaregreso—aprovecharíaquelaseñoraSaileleestabaenlacocinay

seleescaparía.Fuehacia lahabitaciónysepusounabrigo largosobresuvestidode

algodón,tambiénagarróunacapaimpermeableyunparaguas,sequitólaspantuflasysecalzóunasbotasdehulequelellegabajustodebajodelasrodillas.Enelquiciodelapuertadelahabitación,laseñoraSailelelebloqueaba

elcamino.—Niña,nopuedessalir,tansolohaceunpardedíasquedistealuz,no

puedessalirconestetiempo…esunalocura.—Yahadejadodellover…seguroqueenunosminutossaldráelsol.—O en unosminutos puede empezar a llover nuevamente—dio otra

opciónqueeramuchomásprobable.—Porfavor,noseapesimista,necesitoencontraramiesposo.—Aunque no siguiera lloviendo, los caminos están enlodados, por

favor…Virginia,debesserconsciente,puedesmorir—ledijoconlavozcargadadeangustiaymirándolaalosojos.—Eso no pasará, prometo que me cuidaré… por favor, cuide de mi

bebé—suplicótomándolelasmanos.La mujer negó con la cabeza y en su rostro se reflejaba que estaba

totalmenteendesacuerdoconlaactituddelachica.—Siempiezaallover,selatraigoenseguida—intervinoAloiki,quien

hasta el momento era el único que había comprendido la angustia queembargabaaCandice.Sailelenopudoseguirnegándoseantelamiradadesúplicaquelajoven

lededicabayasintió.—Ve con cuidado. Cuando regreses, te estará esperando un tazón de

avenabiencaliente—concedióalfin.—Gracias,prometoqueiréconcuidado.Candice caminó hacia la salida con paragua en mano, pero antes de

salir, regresó hasta donde tenía un pequeño altar en honor a la virgenMaría.—Madre, ayúdame a encontrarlo, ilumíname el camino, es tu hijo

también, por favor, no lo abandones, no lo hagas ahora, cúbrelo con tumanto—hablabaconlafiguradeporcelana,mientrasleprendíaunavelablanca—.Mifecontigo—sehizolaseñaldelacruzycaminódenuevoa

lasalida.—¿Adóndevamos?—preguntóelniñoacoplándosealpasolentodela

señoraVirginia.—Vamos a los géiseres —explicó abriendo el paragua y le pasó la

manoporencimade loshombrosaAloiki,pegándoloasucuerpo,pararesguardarlodelafinallovizna.—Esoestámuylejos,quedaalotroladodelaisla,desdeaquítenemos

queatravesarlaselvaFalealupoysehancaídolamayoríadelospuentescolgantes.Cada palabra que salía de la boca del niño laceraba la esperanza de

Candice.—Caminaremoshastadondeseaposible—comentóaferrándoseaesa

necesidaddehaceralgoporBenjamin.—No serámucho lo que podremos avanzar, pero…—el niño dio un

brincodeemoción—.¡Yatengounaidea!PodemosiralresortLeLagoto,tengounprimoquetrabajaahícomochofer,esquienllevaalosturistasaconocertodalaisla.Candice sonrió, convencida de que eso sería de gran ayuda, solo le

rogabaaDiosqueelprimodeAloikipudiesellevarlos.—Entonces,noperdamoseltiempo.Caminaronentrecallesenlodadasylasbotasdeambosseleenterraban

en el barro, dificultándoles el camino. Buscaban la manera de caminarsobreelpastomojadoyelniñososteníaconfuerzalamanodelaseñoraVirginia, para que no resbalara, sabía que una caída para ella podía serdolorosaysobretodopeligrosa.Cuandoporfinllegaronalresort,KahuaelprimodeAloikiestabaun

tanto ocupado, hablando con algunos turistas en recepción, todos teníanlascarasalgoconsternadas.Él se percató de la presencia de su primo y de la chica rubia que lo

acompañabayalademándellamadoquelehizoelniño,lecorrespondióconotro,indicándolequeesperara.Ladificultosacaminatahabíainflamadounpocolaszonasmaltratadas

porelpartodeCandice,provocandounadolorosamolestia,peroasínopudieseconeldolor,nolediríanadaalniñoyseguiríaadelante.—¿QuéhacesaquíAloiki?—despuésde lapreguntaregañada,miróa

lachicaqueloacompañaba—.Buenosdías.—Kahua,ellaeslaseñoraVirginia…lavecinadelaseñoraSailele,su

esposo ha desaparecido a causa de la tormenta y es preciso que nosayudes.—Lolamento—lededicóunamiradarealmentecargadadesinceridad

aCandice—.¿Yainformóalosrescatistas?Nosécómopodréayudarle.—No, aúnnohe reportado a las autoridades sudesaparición, peroya

variosamigosloestánbuscando,soloquecreoqueestánenladirecciónequivocada. Por favor, ¿podrías ayudarme?—imploró mirándolo a losojos.—Su esposo fue a los géiseres —le informó el niño—. ¿Puedes

llevarnos?—No,esonoseráposible,justoacabamosdesuspenderelrecorridode

hoy, porque los caminos están muy enlodados y hay muchos árbolescaídosenelcamino.—Por favor, no será como turista, no quiero ver el paisaje, solo

necesitoencontraramiesposo.—Será mejor que avisemos a los rescatista, ellos pueden hacer un

mejortrabajo. —Entiendo, podemos avisar a los rescatistas, peromientras ellos se

organizan,eltiemposiguepasandoymiesposopuedeestarenpeligro—aCandicelaslágrimasseledesbordaron.—Estábien—elchicoquenoalcanzabalostreintaaños,secondolióal

ver a Candice llorar—. Voy a avisar en recepción, para que ellos seencarguendecomunicarmisalidaamissuperioreseinformenalequipodeemergencia,mientrasustedessubanaljeep.—Gracias—dijoCandicecasi sinaliento, al tiempoqueAloiki tiraba

de sumano, arrastrándola al vehículoque estaba estacionado frente a lapuertaprincipal.En un par deminutos emprendieron la búsqueda,Kahua conducía tan

rápidocomopodíayCandicecerraba losojos, tragándose los jadeosdedolor.Apretaba lospuños,enterrándose lasuñasen laspalmas,cadavezqueeltodoterrenocaíaenhuecos.Realmenteloscaminosestabanenmuymalascondicioneseinundados,

tantocomoparaqueellosestuviesensiendosalpicadosporbarro.Hicieron un recorrido de casi tres horas, era poco lo que les faltaba

para llegar a su destino, pero un gran árbol truncándoles el paso, lesestampabaenlacaraquehastaahíllegarían.—Podremos seguir caminando —dijo Candice, bajándose con

dificultaddeljeep.—No lo creo prudente…podrían habermás árboles sentidos por los

relámpagos—acotóKahua, admirando cómo algunas ramas de grandesárboles pendían de muy poco y en cualquier momento podrían venirseabajo.—Solounpocomás…—Yo la acompañaré —Aloiki no desistía en ayudar a la señora

Virginia.—Debentenermuchocuidado,mequedaréaquíycomunicaréporradio

alresort.—Gracias,muchasgraciasKahua.Loquemás tranquilizabaaCandiceeraquealmenoshabíadejadode

lloviznar.Con la ayuda deAloiki yKahua, logró vencer el gran obstáculo que

significabaeltroncodelárbol.Siguiósucaminoalladodelniño.Candicese llevóunavezmás lamanoalpechoyempuñó lamedalla,

suplicandoporunpocomásdevalor,porqueeldolorensuentrepiernaycaderaslaestabatorturando.—Padre —murmuró mientras seguía con su camino—. Madre,

respiracióndelavida,fuentedelsonido,acciónsinpalabras,creadordelcosmos; hazbrillar tu luzdentrodenosotros, entre nosotros y fuera denosotros,paraquepodamoshacerlaútil—implorabaalúnicoserquelebrindaría el valor, mientras Aloiki la miraba de soslayo y seguía muylentoelpasodeella—.Ayúdanosaseguirnuestrocamino,respirandotansoloelsentimientoqueemanadeti;nuestroyo,enelmismopaso,puedaestarconeltuyo,paraquecaminemoscomoreyesyreinas,contodaslasotrascriaturas;quetudeseoyelnuestroseanunosolo,entodalaluz,asícomoentodaslasformas,entodaexistenciaindividual,asícomoentodaslas comunidades; haznos sentir el alma de la tierra dentro de nosotros,puesdeestaformasentiremoslasabiduríaqueexisteentodo;nopermitasquelasuperficialidadylaaparienciadelascosasdelmundonosengañenylíbranosde todoaquelloque impidenuestrocrecimiento;nonosdejescaerenelolvidodeque túereselpodery lagloriadelmundo,canciónqueserenuevadetiempoentiempoyquetodoloembellece;quetuamoresté solo donde crecen nuestras acciones —suspiró y parecía que noavanzaban, porque el mismo paisaje se repetía una y otra vez, hastavolverseinfinitoysentirqueelrocíodelosárboleslemojabaelrostro.

De repente un pedazo de tela celeste enterrada en el barro llamó suatención,aligeróelpasoyalagarrarlasepercatódequeeralacamisetadeBenjamin,mil emociones se estrellaron dentro de ella. Pensó que talvezestabacercadelhombrequeadoraba,pero temía lascondicionesenlasquepudieseencontrarlo.—¡Ben!¡Benjamin!—lollamóconfuerza,antelamiradadesconcertada

deAloiki.—¿EsacamisetaesdelseñorDankworth?¿Estállamandoasuesposo?

—preguntócongrandesinterrogantesreflejadasenlaspupilas.—Sí,esdemiesposo—asegurócon lagarganta inundadayel temor

haciendomellaensuser.—¡SeñorRalph!¡SeñorRalph!—sellevólasmanosalaboca,creando

unaltavoz,paraquesuvozalcanzaramásdistanciaehicieraeco.—Su segundo nombre es Benjamin —comentó Candice, sintiéndose

asustadaademásdenerviosa,porqueenmediodeladesesperaciónhabíadejadoverdelantedelniño,elverdaderonombredelquenisiquieraerasuesposo,esoyalehabíapasadodelantedelaseñoraSailele,últimamentedeestabadejandollevarporlaangustiaunomediasuspalabras.A pesar de llamarlo por los dos nombres, no tuvieron respuesta,

Candicenosoltabalacamisetaqueestabapesadaporelbarroysiguieroncaminandosindarseporvencidos.—Lo he perdido… ha desaparecido —Candice se echó a llorar

perdiendo las esperanzas,despertandoa ladolorosa realidaddequeunavezmásdebíaenfrentarsealamuertedelhombrequeamaba.—YanolloreseñoraVirginia,seguroquevamosaencontrarlo—dijo

tomándolelamanoenungestodeconsuelo—.Nopierdalaesperanza…los samoanos siempre decimos, que pormás oscura que sea la noche ytenebrosalatormenta,tenemoslacertezadequeelsolvolveráabrillarenun nuevo día… Somewhere over the rainbow —empezó a canturrearmientraslesonreíaylainstabaacaminar—.Wayuphigh,andthedreamsthatyoudreamedofonceinalullaby…Candicenoerapesimista,perotampocopodíahacerselaciegaante la

tristerealidadeintentabamostrarsepositivadelantedelniño,mientrasselimpiaba las lágrimas y escuchaba atentamente cómo canturreabaSomewhereOver theRainbowy como una epifanía, en esemomento unhermoso arcoíris de brillantes colores aparecía detrás de las montañas,hastaelOcéanoPacífico.

CAPÍTULO46

Benjaminsesentíarealmentedébil,anhelabaavanzarhaciasudestino,

pero el agotamiento del que era víctima no se lo permitía, cuandoconseguía caminar algunos metros, terminaba desplomándose y sedesmayabaporintervalosdetiempoquenopodíacontar,eracomosisucuerpo fuese dominado por algo que pretendíamantenerlo atado en esaselva,enmediodelfríolodo.Habíasidovíctimadelmáscruelde los juegos.Laculpayeldolor le

talabanelalma,esaalaquesucuerpoaúnnoseacostumbraba,sesentíarealmente pesado, con una opresión que le impedía respirar connormalidadysumemoriaenunconstantejuegomacabro,lelanzabaunayotra vez el momento en que se descubrió a punto de asesinar a unapequeñainocente,unaniñaqueélmismohabíaengendrado.NisiquieraestabasegurodesiCandiceloqueríarealmenteositambién

habíasidomanipulada;temíaqueellatambiénterminaradespertandoalarealidadysedieracuentadequelehabíaarruinadolavida.—No quiero verlo más… no quiero —tirado en un charco con el

cuerpo tembloroso, miró a través del follaje de los altos y frondososárboles,alcieloqueaúnseencontrabagris—.Porfavor,noquieroverlomás…aléjalo…¿porquéamí?¿Porquéyo?¿Quétehice?Permitistequeentraraenmivida…yonolopedí,nolopedí…ahorasoyigualqueél,meolvidaste,siemprelohiciste…siempre—balbuceabaenmediodeuncansadollanto.—Ben, tranquilo, mi pequeño Ben… mi hermoso niño —un dulce

susurrocalabaen susoídos,peroélnopodíavernada, aunque sípodíasentiruntibioroceensufrente.Reconoció ese tono de voz, ese que tanto había extrañado, esa voz

maternalquelehizofaltalamayorpartedesuvida.Estabasegurodeque

solo era producto de su imaginación, que solo la estaba imaginando,comoconstantementelohacíacuandoseencerrabaensuhabitacióndesucasaenSuiza,despuésdehabersidomaltratadoporsumadrasta.Laestabaimaginandoyyaesonoservíadeconsuelo;porelcontrario,

lo estaba torturando. Pensó que seguramente era Iblis, burlándose de sudolor.—Nomás,nomás…Losiento,deverdadlosiento—rompióenllanto

y estaba tan debilitado que ni siquiera conseguía las fuerzas suficientesparallevarselasmanosalosoídosyevitarescucharesatretadiabólica.—Ben,miniñodeojoshermosos…aquíestoy—lavozcalabaensus

oídos,intentandotranquilizarlounpoco.Benjamin sintió que le acunaban el rostro y le prodigaban caricias,

comolasquesolounamadresabíaofrecer.—Mamá,madre…—una gran nube blanca le limitaba la visión, solo

podíadistinguiruna figura femenina frenteaél,eraesa laque loestabaconsolando.—Perdón,perdónameBen…—sollozó.—Soyyoelculpable,madre…teasesinédeunaformaespantosa.—Peroyolohicemuchoantes,lohicecuandonoluchéporti…cuando

simplementedejéque tupadre te llevaraconél,porqueenesemomentosolopensabaenmí,fuiegoísta…Desdeesemomentoacabécontualma,miniño.—Noimportaloquedigas…noimporta,porqueesonocambianada,

seguirásmuerta…yyonecesitoterminarconesto,esprecisoquetambiénmuera—envanointentólevantarse,enesemomentosucuerpopesabaunatonelada,eracomosielbarrosehubieseconvertidoencemento.—Nofuetuculpa…hecomprendidocosas,queporahoratúnopodrás

entender.—Novoyaexcusarme,actuéconsciente.—Peronoporvoluntad.Ahoraestoybien.—No,nodespuésdeloquetehice…estoymaldito—balbuceóyestaba

ahogándoseconlamezcladelágrimasysaliva.—Tú no hiciste nada, estoy bien… solo mírame. Desea mirarme y

podráshacerlo.Estoyaquí,atulado.—No, no puedo hacerlo… no puedo—lloraba como nunca lo había

hecho,sintiéndosetotalmenteindefenso;noobstante,sucorazónanhelabaver una vez más a su madre y eso fue suficiente para que la nube que

vetabasusojossedisiparaypudieraverlaclaramente.Ahíestabasumadre,acuclilladaasuladoynocomolaúltimavezque

larecordaba,nohabíaniunagotadesangremanchandosuhermosapiel,niunasolaheridaabriéndolelacarne,estabaintacta.Maureen,estabatanhermosacomolasvecesqueloacompañóalosestrenosdesuspelículasyleregalabalamismasonrisacargadadeternurayorgullo.—Todovaaestarbien…Elúnicoquepuede juzgarteesDiosyél lo

sabe, está al tantode todo.Conoce tu corazónypor esoha intervenido.Ben,todohaterminadoyyanopodrássermanipulado,perosolopodrásencontrarredenciónatravésdelamor.—¿Lo has visto? ¿Cómo es? ¿Realmente es bueno? —preguntó

refiriéndoseaDios.—Nodiríaqueesbueno,diríaquerealmenteesjusto…eselúnicoque

sabe lo que es la justicia. No debemos ponerle caras a Dios, si quieressaber cómo es, solo debes mirarte en un espejo y justo ahí loencontrarás.—Yonopodréserjusto,nopodrésercomoél,nisiquierapodrévivir

conesto…¡No!Estuveapuntodemataramihija, ibaahacerlo,podríahacerlo más adelante, yo no sé amar, la habría asesinado como hicecontigoyconKaren.—Por eso temiré a través de sus ojos, para hacerte reaccionar…Ya

nadamalopasará,puedesestarsegurodeeso—lehablabaacariciándoleloscabellos—.Yanoeresunpeligroparanadie,nisiquieraparatimismo.Karen también te ha perdonado. Está segura que ese hombre que laasesinó,noeraelBenjaminalqueellatantoquería.—Madre —chilló y extendió su mano, acariciándole el rostro,

sintiéndolosuavey tibio,provocándole lamismasensaciónde regocijo,comocuandoapenasteníacincoaños.—Vasasuperaresto,nodebessentirculpa,nofuetumanolaqueactuó,

nofuetucorazón,erasmanipulado,erasprisionero.—Noesfácil…yo…nopuedocreerlo.Soyconsciente,nohayforma

de que pueda aceptar lo que he hecho, no encontraré la manera desuperarlo.—Sílaencontrarás,amaatuhijaytendráslasalvación,elamordeun

padreeselperdónatodoslospecados.Ahoraqueloeres,sabrásqueyosiempre te amé, que aunque me separaron de ti, siempre estuvisteconmigo,asícomoHaroldtambiénteama.Aunqueélaúnnoseperdona

haberteabandonadocuandomás lonecesitaste,habertedejadoencerradoen ese lugar, para que siguieras amerced de ese ser tanmalvado.Muytarde supo que eras inocente, solo cuando fue capaz de comprender lajusticia divina…Ahora sabemos quién es el verdadero culpable y túmipequeño,noloeres.—Madre… nunca sentí remordimiento, no sentí dolor por lo que te

hice,síteextrañaba,peronomedolía—confesósindejardeacariciarla.—Esa pequeña parte que me extrañaba era mi hijo, quien no sentía

remordimiento no era más que ese ser que sembró en ti maldad yencarceló tu alma, para que no te arrepintieras.El arrepentimiento es lamayormuestradehumildadyamor,solodebesrecordarloyvivirdeloshermososmomentosquenosbrindamoselunoalotroyquieroquesolotengas presente esta despedida, olvida lo que sembraron en tu cabeza,porquenofuistetúmihijoquienlohizo—ledepositóunbesoenlafrente—.Teamo,miniño,siempreserásmipequeñoBen.—Mamá… lo siento—balbuceó sin poder creer queMaureen estaba

frente a él, ni siquiera estaba seguro si eso era o no producto de sutraumadaimaginación.—Losé…ahoradebo irme,yavienenpor ti—lehizo saber conuna

dulce sonrisa. Él la miró una vez más a los ojos azules, los cuales lollenarondeunapazinfinita.Unavezmás, ladebilidad lovenció,dejándolosinvoluntad.Perdió la

concienciaenmediodelaselvaysobreelheladobarro.

▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓Pocoapocofuesaliendodelletargo,yanosentíafrío,muchomenosla

humedaddelbarro,nieloloralluviaconcentradaenlaselva.Un característico y constante chirrido inundaba sus oídos, no estaba

segurodesisoloeraproductodesuimaginaciónosiciertamenteCandiceestabaalimentandoaSpoty,comosolíahacertodaslasmañanas.Abrió lentamente los ojos, sintiendo los párpadosmuypesados y una

sensación arenosa los abrumaba, pero a medida que parpadeaba ibacediendoyelpaisajefrenteasusojosseesclarecía.—Que linda mi amor, así… ¿quieres más? —Candice hablaba con

infinitaternura,mientrasélregresabaalarealidad.Benjaminlabuscóconlamiradaypudoverlasentadaenunamecedora

asu lado,conunpequeñobultitoentre losbrazos,estabasegurodequeerasuhijaylaestabaalimentando.Ella no era consciente de que la estaba mirando, de que con cada

segundoquepasabaélsereencontrabaconlaquehabíaconsiderado“susalvación”,peronofuehastaeseinstante,enqueverdaderamentesabíaelsignificadodeesapalabra.Había perdido su vida en el cine, algo que verdaderamente le

apasionaba.Estabasegurodequeyanuncamáspodríaregresaralagranpantalla, pero había ganado a una mujer incondicional, una que habíacometidomuchaslocurasporélylehabíadadounahija.Realmente se sentía como si acabara de despertar de una terrible

pesadilla,sesentíaaliviado,comositodolovividonohubiesesidoreal,perolamentablementeelrecuerdolotorturaríatodalavida.Su mirada azul viajó del hermoso rostro de Candice, el que había

descubiertomás lindoquenunca, alde laniñaqueseaferrabacongranentusiasmo a la mamila. Esos cachetitos sonrojados y regordetes leprodujeron una extraña sensación en el pecho, algo que empezaba aabarcarlotodo,eraunagrandezainexplicable.Sentíaunagranvergüenza,queríaestarahí,seguiradmirandoesetierno

espectáculo, pero sin ser visto, no quería que Candice lo descubriera,realmente sentía que no tenía el valor para afrontar esa situación,definitivamentenolamerecía.En ese instante, ella levantó la mirada y se percató de que estaba

despierto. La gran sonrisa que le regaló, iluminó su caóticomundo; noobstante,sustemoresinternosrugíanferozmenteydemanerainevitable,losojosselellenarondelágrimas.—¡Ben!—mostróalgarabíaalverlodespiertoydejódealimentarala

niña, quien empezó a protestar enmedio del llanto—.Lo siento, es unacomelona—sesonrojóytuvoqueregresarasulabordedarleelbiberón—.Enunsegundoteatiendo,seguramenteestásmuertodehambre.Ellaparloteaba,mostrándosefelizyestavezaélnolemolestaba,solo

le parecía graciosa la manera en que hablaba, sin esperar ningúncomentariodesuparte.Él no se atrevía a hablar, porque no encontraba las palabras precisas

parasaludarysinpoderevitarlo,laslágrimasempezaronabajarporsus

sienes.—Perdón —fue lo que consiguió expresar con la voz ronca y la

gargantainundadaenlágrimas—,perdónameCandice—volvióasuplicarenmediodeunsollozo.Candiceempezóanegarcon lacabeza, sintiéndosemaniatada,porque

dejardealimentarasuniñanoeraunaopción,debíaterminarconesoydespuésacercarseaBenjamin,comotantoloanhelaba.—¡SeñoraSailele!—llamóa lamujerqueseencontrabaen lacocina,

ayudándole a preparar una sustanciosa sopa, para cuando Benjamindespertara.En contados segundos la dama de rostro felino y piel bronceada, se

presentóenlahabitación.—Ha despertado —comentó la señora Sailele, mostrándose

verdaderamentefeliz.—¿Podríaayudarme?—lepidió,dejandoelbiberónsobrelamesaque

teníaallado—.Solofaltasacarlelosgases.—Sí,claro—dijoemocionada, leagradabamucholaoportunidadque

estabateniendodevolveratenerniñosensusbrazos,yasustreshijassehabían casadoymarchadodeSamoa, dos estaban enHawáiy la otra sehabíaidoaCanadá,dejándolasolaconsuesposo,biensabíaqueloshijosterminabantomandocaminosalejadosdelospadres,algoparaloquesehabía preparado; sin embargo, aún no se acostumbraba. Muchas vecesanhelabaregresareltiempoypodervivirporlomenosunosminutosconellas,cuandoapenaseranunasniñas.Lamujer tomó a la niña y se encaminó a la puerta, para brindarle la

privacidad que la hermosa Virginia necesitaba, mientras que el señorRalphseguíaatentamenteconlamiradaalapequeña.Candicesesentóalbordedelacamayélseincorporóunpoco,quiso

levantarse, pero realmente se sentía muy débil, le dolía la unión de lasextremidadesy laespalda,mientras las lágrimasseguíanahogándole losojos.—PerdónameCandice,estuveapuntodecometerunalocura…—ellale

agarró unamanoy seguía negando con la cabeza—.Es preciso quememarche,necesitoirmelejos,peroantes,tellevaréderegresoatucasa,contufamilia.—Ben,yonoquiero ir aningún lado,muchomenosquieroque tú lo

hagas,noquieroquemedejes…Tequieroytequieroaquí,conmigo,con

nuestrahija.—No,nomequieres…solohas sido influenciada, nomequieres, no

puedes querer a alguien como yo, soy un asesino—susurró las últimapalabras,temiendoquelaseñoraSaileleloescuchara.—Nodigasesascosas,nadiemehainfluenciado.—Nopuedescomprenderlo.Cuandoél sepaquenohice loquedebía,

hará que te des cuenta del monstruo que soy, vas a rechazarme y tearrepentirásdetodoloquehashecho.—¡No! Nadie me hará cambiar de parecer, no van a cambiar mis

sentimientos.—Nopuedesentenderlo.Enesemomento,Candice le llevó lasmanosal rostroy le limpió las

lágrimas.—Quien no puede entenderlo eres tú, todo lo que siento por ti es

verdadero,espuroeinmensoynadievaainfluenciarenello.BenjaminestabasegurodequeCandicenolograbacomprender,ellano

podía ver más allá de esa devoción hacia él con que Iblis la habíasugestionadoynolequedabanadamásquehacer,aunquesintieraqueelgran vacío que le provocaba tener que alejarse de ella lo estabaconsumiendo, debía tomar la decisión demarcharse, por el bien de losdos,debíaintentarenmendarloserroresqueaúnteníansolución.—Peroyodeboalejarme—dijomirándolaalosojos,percatándosede

cómo se le llenaban de lágrimas—.Me iré… lo siento, pero no puedoestar a tu lado, ahora no puedes comprenderlo —con su dedo pulgaratrapóunadelaslágrimasqueselederramaronaCandice.—Teamoycreoqueesoesloquedeberíaimportarte.—Esonocambia loquesoy, loharépor tubien…me iréestanoche,

voy adejarte todas las cosas, las joyasyprometoque te enviarédineroparaquecuidesdenuestrahija.—Meduelesaberquemiamornoessuficienteparahacertecambiarde

parecer, el dinero no llenará el hueco que vas a dejar —sorbió laslágrimas y sollozó, pero también se alejó de él, comprendiendo que talvezBenjaminnoqueríaestarconellaynopodíaobligarlo.Selevantóytratódemantenerseenpie,aunquelaspiernasletemblaban.—Tuamoresloúnicoverdaderoquehetenidoynoquierodestruirlo

—confesó tomándole apenas los dedos de una de las manos, sintiendotantopoderenesesimpletoque.

—Yaloestáshaciendopolvo—retrocedióvariospasos,sinapartar lamiradadeél,mientrasselimpiabalaslágrimas.Justoalllegaralumbral,sediomediavueltaysalió.Candice sehizocargode laniñaqueyaestabadormida, la llevóa su

cuartoy lepidióa laseñoraSailelequeporfavor le llevaraunpocodesopaaBenjamin.Lamujernopudoocultarlatristezaensumirada,sabíaquealgoestaba

malentrelosjóvenesesposos.—Piense muy bien las cosas —le dijo a Benjamin cuando le hizo

entregadel tazónhumeante—.Ustedeselhombredelafamilia,elúnicoque puede defenderlas, si no quiere hacerlo por amor, almenos hágaloporhonor—ledijoysaliódelahabitación.Benjamin se quedó con la taza entre las manos sin saber qué decir,

Sailelenolehabíadejadoopcionesparaexplicarse.Ella no podía comprender que era él quien representaba el mayor

peligro para Candice y su hija, que alejarse era su única manera deprotegerlas.Temía que Iblis regresara a susurrarle lo que se le diera lagana,quevolvieraaapresarlelavoluntad.

CAPÍTULO47

Benjaminguardólaúltimaprendaensupequeñobolso,nonecesitaría

de muchas cosas, ni siquiera quería llevar ropa que le recordaran aCandice,porqueellaselashabíacomprado.EllanoquisovercómoBenjaminestabapreparándoseparasupartida,

seencontrabasentadaenlasala,conlaniñaenbrazosySpotyacostadoasus pies, frente al televisor apagado, mientras la vela que le habíaencendido durante la tarde a la virgen María, suplicándole para queBenjaminno la abandonara, se estaba extinguiendoy él no cambiabadeparecer, semarcharíadejándola sola,en loquealgunavezhabía sidoelparaísodeambos.La señora Sailele ya se había marchado a su hogar, agradecía

infinitamentetodalaayudaquelehabíaofrecidoenlosúltimosdías,sinellatalveznisiquieraestaríaviva.Escuchó los pasos de Benjamin, eran lentos, como si él mismo no

estuviesesegurodeladecisiónquehabíatomado,peroellanovolveríaasuplicarleporquesequedara,noqueríaobligarloaestarenunlugarenelqueélnodeseabapermanecer.Benjamin tenía pensado caminar hasta el área de los resorts, de ahí

tomaría un taxi que lo llevara al pequeño aeropuerto y subiría a laavionetaquelollevaríaaApia.Candice lo pudo sentir parado detrás de ella y a través de la oscura

pantalla del televisor pudo ver cómo observaba a la niña, quien estabadormida en sus brazos; a esa hora su bebé debía estar acostada en sumoisés, pero ella necesitaba desesperadamente aferrarse a una luz deesperanza, para no derrumbarse, para recordar que debía soportar esaseparaciónporeldiminutoserentresusbrazos.Benjamin se acercó y le dio un beso en los cabellos a Candice,

quedándosemástiempodelnormal,inhalandoprofundamenteelaromaarosas,parapoder conservarloelmayor tiempoposible.Esperabaquealmenosleduraraunpocomásqueaquelcabellodesumadre,elqueselehabíaquedadoprendadodelabrigocuandoapenaseraunniñoytuvoquedespedirsedeella.Segrabóenlasretinaslahermosacaritasonrojada,nuncahabíatenido

laoportunidaddeveraunquerubín,peroestabasegurodequesuhijaeralomáscercanoaesosseresespeciales.Antesdehablarsetragólaslágrimas,paraevitarqueCandicesediera

cuentadequeestabadestrozado.—Adiós Candice… en cuanto me instale te enviaré dinero —dijo

posándoleunamanoenlacabeza.Ella se encontraba inmóvil, ni siquiera podía encontrar palabras para

despedirse,asíquenolohizo.Benjamin esperó por varios segundos que ella le dijera algo, pero al

verqueeraunacausaperdida,decidiósalirdelacasa, llevandotansolounpequeñobolso.Cuando la puerta se cerró, Candice cerró fuertemente los ojos,

obligándose a no llorar, pero era en vano, los sollozos estallaronhaciendoecoenlasala.Sentíaquelehabíanarrancadoderaízunadelaspartesindispensablesdesuvida.Unavezmás,seenfrentabaaesahorriblesensacióndepérdidaquetantoodiaba,peroahoranoteníaelconsuelodesushermanos,soloestabaellaydebíaserfuerteporsuhija.Benjamin caminaba y constantemente se limpiaba las lágrimas que

resbalabanpor susmejillas, sinconseguir retenerlaspormucho tiempo;en la oscuridad del camino de tierra, se permitió llorar la amargadespedida.Antesdellegaralresortdondepediríauntaxi,tuvoquesentarsesobre

una roca, para intentar calmarse, miraba al cielo que esa noche estabacompletamente estrellado, millones de luces titilantes parecían que loarropaban.Alllegaralresort,leinformaronquelaavionetanosalíaporlanochey

quedebíaesperarhastaeldíasiguienteaprimerahora,porloquesepidióunahabitaciónparapasarlanoche.Aunqueintentódormir,noconsiguióhacerlo.Al día siguiente, muy temprano llegó el taxi que lo llevaría al

aeropuertodeMaota,dondeloesperabalaavioneta.Loscuarentaminutos

que duraba el recorrido, lo hizo con lamirada anclada en la costa quebordeaba la carretera, percatándose de que aunque había vivido en eselugarporcasisietemeses,nuncallevóaCandicealaplaya,solofueronunpardevecesmientrasestuvieronenelresort,perodespuésdemudarsealacasa,nohabíasidorealmenteespecialconella,nisiquieraconocíanlacascada que les quedaba muy cerca y de la que todos los habitanteshablabanmaravillas.Solo en ese momento se daba cuenta de que no le había mostrado a

Candiceelparaísoqueella tantoadoraba,queprácticamente lamantuvoencerrada,quenuncaseanimóahacerlaverdaderamentefeliz,esoparaélno era lomás importante; él era egoísta y alejarse en esemomento lodejabacompletamenteclaro.Divisó la avioneta blanca con franjas verdes, pagó los dos puestos,

porquenoesperaríaaquellegaraotrapersona.Soloporprotocolosaludóalpilotodelaaeronaveysubióconsuequipajedemano.Un hermoso resplandor dorado en el horizonte anunciaba la pronta

salidadelsol,quecomounapromesadabapasoaunnuevodía.Seabrochóelcinturóndeseguridadytragóparapasarelnudoquesele

había atorado en la garganta, la avioneta empezó a deslizarse por laautopista,dejandoatrásloquetalvezhastaelmomentohabíasidolomásimportanteensuvida.Quería dejar de pensar en Candice, pero ella llegaba constante y

precisa,todoesoquelarelacionabaseleaferrabaalamemoria,hastaquelavozcautivadoradeIblishizoecoensusoídos.“YodecidoloquepasaconCandice…esmía,quieroqueesolotengas

muyclaro”.Conrapidezsedesabrochóelcinturóndeseguridadyselevantó.—Deténgase—elhombrevolviólacabezaantelaarrebatadaactituddel

pasajero.—Siéntese,nopuedeestarlevantado.—Necesitobajarahora,de inmediato. ¡Pareestacosa!—exigiódando

unpardezancadashastalapuertadeemergenciadelapequeñaaeronave,amenazandoconabrirla.—Espereunminuto—pidióelcontrariadocopiloto,apegándoseatodo

elprocedimientoparadetenerlaavioneta.Apenas se detuvo, Benjamin bajó rápidamente y con bolso en mano

corrió de regreso al aeropuerto. Necesitaba llegar cuanto antes, apenas

comprendíaqueélnuncahabíasidoelverdaderoobjetivodeIblis,quenohabíasidomásqueunmedioparallegaraCandiceyqueelmuymalditosiempre había estado en la vida de ella, era él quien siempreprotagonizabasuspesadillas,esasquehabíatenidodesdeniña.Sentíaquenopodía respirar, el aliento lequemabaen lagarganta;no

obstante,seguíacorriendoatodaprisa,implorandoporllegaratiempo.ÉllehabíadadoaIbliselpoderparaacercarseaCandice,yalohabía

usado para aprovecharse de ella, no querría imaginar cuáles eran lasverdaderasintencionesqueteníaconCandiceysuhija,suponíaquepartedetodoloqueestabapasandoeraorquestadoporél,queeraquienlehabíaimplantadoesaideadequerermarcharseydejarlasola.Sinalientollegóalaedificación,empujólapuertadecristal,volvióa

llenarselospulmonesdeunabocanadadeaireycorrióunavezmás,hastaquellegóalasalida,dondeestabanestacionadosunpardetaxis.Lecostóalmenosunminutorecobrarlarespiraciónyqueelcorazón

bajaraunpocoelritmodeloslatidosdesenfrenados.Seacercóaunodelostaxistasyledioladireccióndesucasa,peroel

chofernologróubicarse,porloquelepidióquelollevaraalmenoshastaelresortLeLagoto.Esosfueronloscuarentaminutosmáslargosdetodasu existencia, en algunosmomentos deseaba bajar y correr, suponiendoquetalvezpodríasermásrápidoqueelvehículo.Alllegaralresort,corriócondesesperoporlascallesdetierraycomo

siDiospusieraensucaminoaunmotorizado,lehizomilyunaseñasparaque se detuviera, nunca antes había agradecido la amabilidad de lossamoanos,comolohizoenesemomentoenqueelhombrepermitióquesubieraasudeterioradamoto.Le suplicó que lo llevara a su casa, sin ningún tipo de objeción el

hombreemprendióelrecorridohastasuhogar.SoloesperabaqueIblisnohubieseaprovechadoqueélnoestabaparahacerledañoaCandice.Sabíaquesimplementeeraunhumanoyqueantelafuerzasobrenatural

deeseser,nopodíahacernada,peroalmenos tendría lacertezadequemoriríacuidandodeCandiceysuhija.Casi se lanzóde lamotoy enmediode su carrerahacia suhogar, le

agradecióalhombre.Porfueratodoseveíanormalotalvezdemasiadosilencioso,aesahorayaCandicedebíaestardespierta,regandolasplantasdeljardín.Conlapalmadelamanotocóconinsistencialapuerta.

—¡Candice!—llamó y sin dejar de tocar intentó ver por la ventana,perolascortinasnolepermitíandivisarabsolutamentenada—.¡Candice!—concada llamadoel corazónaumentaba sus latidosyellanoaparecíaparaarrancarlederaízesazozobra.Demanerarepentinaseabriólapuertayahíestabaella,consucamisón

de algodónblanco casi transparente, el cabello revueltoy lashuellasdequepocohabíadormidoymuchollorado.Nuncaantessehabíasentidotanmiserable, porque estaba seguro de que todas las lágrimas que Candicehabíaderramado,llevabansunombre.Sin dejarle tiempo a reaccionar, dejó caer su bolso en el suelo de

maderaylellevórápidamentelasmanosalcuello,halándolahaciaéldemaneraarrebatadaylecomiócondemasiadapremuralaboca.Llenó sus pulmones con el aliento de Candice, impactado al darse

cuenta de que nunca antes había vivido, ni sentido esas emociones quedespertabanenélsusbesos,habíatenidolaoportunidaddeprobarmuchasbocas, algunos besos actuados, otros verdaderos y arrebatados, demujeresdetodaslasedadesyrazas,peroconsuverdaderasalvación,conlamujerqueverdaderamenteamaba,eratotalmentediferente.Susbesoslollevaban justo a la gloria, estar enamorado era la experiencia másextraordinaria,nocambiaríaesasensaciónniporlamejorinterpretacióndelmundo.—Lo siento tanto—murmuró contra los labios de ella, sin dejar de

revivirlasensacióndesentiresabocaabriendoabismosensuinterior.—Shhh…shhh,tranquiloBen,yosé…yolosé—asegurócolocándole

losdedossobre los labios—.Sépor todo loquehaspasado,peroahoratodoestábien,puedosentirlo,puedoverque tualmaestáen tuserynosolo en tus pupilas —confesó acariciándole las mejillas y sintiéndosecompletamentefeliz,porquesuBenhabía regresadoynopudocontenerlaslágrimasdeagradecimientoyfelicidad.—Noquierohacerlesdaño…noquiero, te juroquenoquiero,séque

novasacreerme…—balbuceóconelcorazónlatiéndoleamilyllorandoabiertamente.—Tecreo,claroquetecreo,porqueteamoyséqueapesardetodo,me

amas,esolosé,loveíaylosigoviendoentumirada.—Estoy destrozado hermosa. Nunca te he dado las gracias y me has

salvado,mehasrescatado,yonosécómopasótodo,nisiquieraconocesverdaderamente cómo soy —empuñaba en sus manos los cabellos de

Candice,comosideesodependierasuvida.—Tengo una vida entera para conocerte —aseguró regalándole una

dulcesonrisaatravésdelaslágrimas.—Tengomiedo…noquierohacertedaño,noquieroquevengayuna

vezmássusurreenmioído,noquiero…—Novasaperderme.Entiencontrémihogaryélnovaaregresar,no

lovamosadejarentrar,porquevamosacreerenDios,porqueelmalnopuede contra el bien… Yo siempre tuve fe en ti, desde que te vi porprimeravez,supequenoerasunamalapersona.—Sí lo soy, asesiné a mi propia madre—se permitió dejar libre un

sonorosollozo.—Nolohiciste,nofuistetú…Ben,nadadeloquehagaspodrácambiar

loquehasucedido,peropuedesaprenderavivirconello.Tumadredebesaberlo,tehasarrepentidoyesoesloqueverdaderamenteimporta.Diosnonosabandonaráynonecesitamosquesehagapresente,ninossusurrenadaaloídoparacreerenél.Existeyesporesarazónqueestamosaquí…Ahora,quieroquemeacompañesaveranuestrahija,quelaconozcasyqueentre losdoselijamos sunombre—lepidió tomándoleunamanoyhalándolohaciaadentro.Benjamin se dejó arrastrar por Candice, mientras el corazón le

martillabafuertementecontraelpecho,temíaacercarsealaniñayquesedespertaranenélunavezmásesosinstintosasesinosynotenerlafuerzadevoluntadparacontrolarse,perotambiénansiabaverladecerca,podertocarlaysentirsusuavepiel.Alentraralahabitación,pudieronescucharunchasquidodelabiosque

se repetía constantemente, cuando se acercaron al pequeño moisés,descubrieron a la niña con los ojos abiertos y chupándose con graninsistencialosnudillos.—Es una comelona—dijo Candice cargándola, le dio un beso en la

mejillayselaofrecióaBenjamin.—Temo hacerle daño, se me puede escapar de las manos, es muy

pequeña—las palabras se le atropellaban ante el nerviosismo, pero nodejabademirarla.—Nadadeesovaapasar,solocárgala,debessostenerlelacabecita.Benjamin,conmanostemblorosasyelcorazóndesenfrenado,lacargó,

sumergiéndoseenesoshermososojosgrisesazulados.—Nopesanada—sonrióenternecido,sinpodercreerqueesapequeñita

había sido procreada por él, no se creía capaz de haber tenidoparticipaciónenalgotanbonito.—Eso dices ahora, después de cinco minutos cambiarás de parecer.

Esperaunsegundo,voyporsubiberón.—Notardes,recuerdaquenotengoexperienciaconbebés.—Yotampoco,estoyaprendiendo—ledijodesdeelumbral.Benjamincaminóyconmuchocuidado se sentóalbordede la cama,

sinapartar lamiradadeesacaritaqueacariciabaconelpulgar,veíasusojos esperandoencontrar en ellos a sumadre, como lohabíahechoesamadrugadaenquenació,peropormásquerebuscóenesaspupilas,nolahalló.Candice regresó y se le sentó al lado, con una sonrisa tierna y el

corazónhinchadodeorgullodevera suniñaen losbrazosdelhombrequeamaba.—Tejuroquelaamaré,tantocomolohagocontigo.TequieroCandice,

cuandopenséque el doctorRickfort iba ahacertedaño,medesesperéyquisemorir… quise tener algún poder para salir de ahí y rescatarte, lepedíaDiosportiysoloahorapuedocomprenderporquémesentídeesamanera—lamiróalosojosparaquevieraqueerasincero—.Teamaba,lograste enamorarme, aun cuando no podía sentir, tú lo hiciste, llegastecon tu luz a rescatarme, tú lohicisteposibledesde elmismo instante enqueentrasteaesecuartooscuroyyonopudedarmecuenta.—Peroyosímedicuenta,aunquetratabasdeherirmeyrechazarme,tu

mirada brillaba. Ahí donde estaba tu alma, estaba tu amor—se acercódándoleunbeso,yanosabíanacanela,pero igualmente leencantaba, legustabaelsaborylassensacionesqueBenjaminleofrecía.—Nofueunapesadilla,sabesquelodeRickfortfuereal,muchasdetus

pesadillaseranreales—dijomirándolaalosojos.—Siempre supe que eran reales, pero nadie me creía… entonces

empecéahacermealaideadequetodoeraproductodemiimaginaciónyasí no dejar que el miedo me venciera —explicó tragando saliva yangustia.—Yonoloinvité—BenjaminintentabaexplicarleaCandicecómoIblis

había irrumpido sin permiso en su vida—. Simplemente apareció, llegócuando más necesitaba de alguien y me ofreció una amistad, la cualterminócegándome,porquemeofreciótodoloqueanhelaba…—Yanodigasnada—dijoellaconunasonrisanerviosa,llevándolelos

dedosaloslabios,paraquenosiguieraconesetemaalquetantotemíayporquenoeraelmejormomentoparaenfrentarlo—.Yano lonombres,noledespoder…vamosaalejarlodemaneradefinitiva,nolopienses…no importa cómo,ni cuándo te tomócomoprisionero, lo importante esquetehasliberadoyqueelarrepentimientotellevemáscercadeDios—ante cada palabra que ella expresaba, él asentía; pues sabía queCandicetenía razón, que la únicamanera de alejarlo era dejando de nombrarlo,dejardedarlelaimportanciaqueIblissiempreexigía.Se acercó a ella, tanto como para respirar el cálido aliento,

completamentedecididoacambiareltemaporunomáslindo.—Génesis —murmuró él contra los labios de Candice—. ¿Podría

llamarseGénesis?—preguntómirándolaalosojos.—El inicio de todo, el inicio de nuestras vidas en este hermoso

paraíso…sí,sellamaráGénesis.Ambosbajaron lamirada a la niña, quien en esemomento les regaló

unasonrisa,Ben laacercómásaéldepositándoleunbesoen lafrenteycomo le dijo su madre en medio del delirio, su redención la habíaencontradoenelamorasuhija.—Juropormialmaquevoyacuidarla,lascuidaréalasdos—volvióa

besarla, embriagándose con el suave olor de su bebé, ese que en esemomentopasabaasersufavorito.

CAPÍTULO48

Candice adoraba su paraíso de montañas, surgidas de las antiguas

fuerzasdeunvolcán,cubiertasporelespesoverdordelaselvatropical,conmagníficasplayasdearenablancaynegra,enmarcadasporexóticaspalmeras. También en su edén había cascadas imponentes y agujerosinmensosdemanantialesdeaguasprístinas.En ese momento se encontraba rodeada de personas, las que en los

últimos meses le habían demostrado que se podía hallar familia encualquierpartedelmundo,queenel lugarmás recónditodelplaneta, secontabaconpersonasdecorazonespurosyalmasnobles.El sonido de la cascada acompañaba a su frenético corazón, el que

golpeteabacargadodedicha.Recorrióconsumiradaellugar,admirandoloinigualabledelanaturalezaquelarodeaba,frenteaellaestabaelgransalto de aguas diáfanas que bajaba entre piedras cubiertas por hiedra, elcielo despejado apenas se dejaba ver a través del espeso follaje de losaltosárbolesqueparecíanescondercomounmágicotesoroeselugar.Asuladoderecho,dondeelsuelocubiertoporhierbayfloressilvestres

besabaelagua,desembocaban trespequeñosriachuelos.Elpozo tenía laformadeuncorazóninmensoyensusaguaslímpidas,danzabancientosdeflorestropicales,brindandounalegrecoloridoallugar.EsahabíasidoladecoraciónnaturalparacelebrarsuuniónanteDios,conelhombrequeestabaasulado,cargandoensusbrazosalproductodesuamor,quienyateníacuatromesesdenacidayjustoesemismodíaselapresentaríanalsersupremoqueahorahabitabaensuscorazones.NosoloseestabacasandoconBenjamin,sinoquetambiénbautizaríana

suhermosaniñadeojosazules.A ambos el agua les llegaba por encima de las rodillas, nos les

importaba mojar sus ropajes blancos, porque estaban en medio de la

bendicióndeDios.—AhoraSeñor, siyo tomoporesposaaestahermanamía,noespor

satisfacer mis pasiones, sino por un fin honesto—el sacerdote leía unpasajedelabiblia,delantiguotestamento,enlaceremoniadeuniónentreCandiceyBenjamin,quienesparatodoslosdemáseranVirginiayRalph—.CompadéceteSeñordeellaydemíyhazquelosdosjuntosvivamosfeliceshastalavejez.BenjamintratabademantenercalmadaaGénesis,pueslaniñaqueríair

a los brazos de su madre, solo para quitarle la corona de flores; noobstante, estaba completamente atento a cada una de las palabras delsacerdote y de vez en cuando compartía miradas colmadas de amor ycomprensiónconlahermosachicaasulado.Despuésdelbesoqueselló launióndeambosante losojosdeDiosy

del sacerdote que les recordaba que “El amor es más fuerte que lamuerte”, procedieron al bautizo de la niña, quien tuvo que irse a losbrazosdesuspadrinos,laseñoraSaileleysuesposo.Cuandollegóelmomentodeecharleelagua,todosseacuclillaronpara

hundirla;ellasalióalgoasustadayconlarespiraciónagitada,peroantelasonrisay tiernaspalabrasde sumadre, volvió a llenarsede confianzaysonrió a sus padres, mientras un par de gotas se le balanceaban en laspestañas.Elsacerdoterecogíaaguaconsumanoyladerramabasobrelacabeza

deGénesis,bendiciéndolaunayotravez.Alsalirsesecaronytrasunimprovisadobaño,secambiaron.Laseñora

Sailelehabíapreparadounalmuerzoparacelebrarlaunión,encompañíadelaspocaspersonasqueeranverdaderamentecercanosalajovenpareja.Ella no hacía preguntas, no entendía lo que había pasado con los

señores Dankworth, pero le agradaba mucho el cambio que habíamostradoelseñorRalph,ahoraeramenosagresivoensuscomentariosyno era tan exigente con las personas, era como si de pronto hubiesedescubiertoesacuotadehumildadquetantolehacíafalta.Deregresoa lacasa,Génesissequedódormidayellosaprovecharon

las horas que la niña les concedía para hacer el amor, hasta que sequedaron rendidos, después de haber vivido un día cargado de lindasemociones.ElsonidodelosgrillosdespertóaCandice,anunciándolequeyaerade

noche. Risueña y liviana se estiró en la cama, como si fuese una gatita

consentida,mientrassonreía,secubríaconlasábanalospechosdesnudos,los que aún se encontraban sensibles a consecuencia de los besos de suesposo.Lahabitaciónestabatristementealumbradaporlamesadenocheque estaba del lado que Benjamin ocupaba y aunque él no estaba en lacama,suespacioenelcolchón,noestabavacío.Girósobresucuerpoyenelsitiodondedebíaestarsuahoraesposo,se

encontró con la laptop y sobre el aparato electrónico había una hoja depapel,quellevabaescrito:

“Miregalodebodas”

“Tequiero,mihermosaesposa”.

Candice no entendía muy bien cuál era el regalo, porque esa laptop

llevabaconellosmucho tiempo,de igualmanera leemocionóese lindodetalle.Supuso que dentro estaba el regalo, tal vez un vídeo de la boda que

habíagrabadosinqueellasedieracuentaotalvezmuchasfotografías.Seincorporóquedandosentada,enunacostumbrenatural,seacomodó

un poco su abundante cabellera rubia ceniza y subió la sábana,presionándolaconsusbrazos,paranoexponersedesnuda.Abrió la computadora portátil y la encendió, mientras en ella bullía

alegrementelacuriosidad,tantocomoparaviviresemomentoasolasynisiquierahacerlesaberaBenjaminquehabíadespertado.Entró a los documentos y revisó, pero no halló nada, tampoco en

imágenes, ni en vídeos. Estaba por llamar a Benjamin para que leexplicaracuáleraelregalo,cuandosepercatódequeenlabarrademenúanunciabaqueaparentementehabíainternet.Candiceautomáticamentesellevólasmanosalacara,enunespontáneo

gesto de felicidad, al tiempo que la emoción la dominaba y la volvíavulnerable,provocandoquelaslágrimasacudieranasusojos.Condedostemblorosossedesplazóporlapantalla,hastaabrirsucuenta

de correo electrónico, aunque llevaba casi un año sin usarla, aúnrecordabalacontraseña,imposibleolvidarelnombredesuspadres.Enlabandejadeentradadecorreosprioritariosteníatreintamensajes,

22deRoberty8deLizzy,irremediablementelagargantaseleinundó.Despuésdequeellaencontraraelvaloryleenviaraaquellacartayuna

fotografía, en respuesta, su hermano le había hecho llegar un par decartas, donde le expresaba estar feliz por esa nueva oportunidad que seestabadando; sin embargo,podíanotar lanostalgia encadaunadeesaslíneasexpuestasenelpapelysuincomprensióndecómosehabíaidoaunlugardondelatecnologíaeratanlimitada,leasegurabaqueesosololoshacíasentirmáslejosdeellayquecartasyfotosnoeransuficientesparaasegurarlesqueestababien.El último correo electrónico escrito por Robert había sido un mes

despuésdequeellallegaraalaislayelprimerofueelmismodíaenquepartiódeLosÁngeles.Quería saber lo que su hermano le había escrito en ese email, tenía

miedo porque podía asegurar que era un reproche, pero ya eso habíapasado,asíquedebíaafrontarlo.Sinperdermástiempoloabrióyempezóaleer.Mipequeñahermana.Simplementeelenunciadoprovocóquelaslágrimassedesbordaran.Candice,verdaderamentesientoloquedije,quieroquesepasqueasíte

vayas al fin del mundo, siempre serás mi hermana. Discúlpame porqueestaba realmente aturdido, nunca nos habíamos separado yme dices sinmásquetevastanlejos,nosupecómoactuar.Te quiero, pero ese cariño que siento por ti, nome da el derecho de

limitar tus sueños, de todo corazón deseo que te vaya muy bien enAustraliayqueconsigasunpocodepazparatucorazón.Cuandodecidasvolver,recuerdaqueaquítienesunhogaryunoshermanosquesiempretevanaquereryteesperaránconlosbrazosabiertos.Sé que debes estarmolesta conmigo, fui un tonto al ponerte a elegir,

esperoquecuandoquierashacerlaspacesconestetonto,respondasaesteemail.Tequiero.Roty.Roberthabíafirmadocomoellalollamabadepequeña,mientrassele

aferrabaconentusiasmadaenergíaalcabellorizado.Candiceempezóaleerunoaunoloscorreos,dondetantoRobertcomo

Lizzy,semostrabanrealmentepreocupadosalnotenerrespuestasdeella,solo entonces comprendió lo insensible que había sido, al no hacerlessaberqueseencontrababienyquelosextrañabacomonunca.Enmediodelllanto,serecriminósertantemerosaynoacercarseantes

aellos,pasómuchotiempoparacalmarlaangustiaqueleprovocóloquesusqueridoshermanospudieronsentir.—Esperoqueestésllorandodefelicidad—llegóBenjaminconGénisis

enbrazos.Candice asintiómientras se limpiaba las lágrimas, pero después negó

conlacabeza.—Los extraño—chilló cubriéndose la cara con lasmanos y todo su

cuerpo temblaba.Génesismiró extrañada a sumadre llorar y empezó ahacerpuchero.—Creo que este momento no será fácil —masculló Benjamin, al

presentirquesusdosmujeresleinundaríanlacasa—.Nollores,nopasanada—le acarició la espalda a la niña—. Tu mami solo está un poconostálgica—le explicó, como si con tan solo cuatromeses ella pudieseentenderelsignificadodeesaspalabras.Caminó hasta la cama y tomó asiento al lado de Candice, empezó a

acariciarle con lentitud la espalda desnuda, a la que la sábana le habíacreadounescotequelellegabahastaeltrasero.—Creíquemiregalodebodasteharíafeliz.—Sí—sollozó—.Mehacemuyfeliz,pero…hesidounamalahermana

y siento culpa, prácticamentemeolvidé deRobert yLizzy, seguramentemispapásestaránmolestosconmigo—sorbía ruidosamente la lágrimas,mientrasqueGénesisreclamabaporunpocodeatención.—Sabesquenadieestarámolestocontigo…—miróalapantalladela

laptop y vio que leía algunos correos con fechas pasadas—. Creo querevisarcorrespondenciaviejanotellevaráaningunaparte,soloaquetesientasdeestamanera.¿Porquénoaprovechaslabuenaseñalquetenemospara que te comuniques con ellos? Con esto quiero decir que nuestrointernetpuedefallarunpoco—lesonrióylepellizcóunamejilla—.Hicelomejorquepude.—Estoyseguradeeso,peronodeescribirles.Estoymuynerviosa.—No hablaba de escribirles, pensaba que ibas a hacer una

videollamada, creo que esmomento de que temuestres… tus hermanosmerecentenerlacertezadequeverdaderamenteestásbien.—Nopodríahacereso—semostrabaentresorprendidaytemerosacon

susgrandesojosverdesenrojecidosyahogadosenlágrimas.—¿Porquéno?—preguntóatrapándoleunalágrimasconelpulgar.—Noquierodarles falsasesperanzas,vanaquererque losvisiteyha

pasadomuypocotiempo…Benjamin,salirdeEstadosUnidosesmuchomásfácilqueentrar,haránmuchaspreguntasynoquieroarriesgarloquetenemos,nosquitaríanaGénesis.—Entiendo —murmuró anclando la mirada en la niña que le había

bajado la sábana a Candice, en busca de los pechos que a diario laalimentaban—.Puedespedirlesquevengan.—Esoesaúnpero,Robertnotendrácómocostearpasajestancostosos

y…aúnno te conocecompletamente, no sabe—no tenía lamás remotaideadequédecir,soloeraunamarionetadesusmiedos.Seaventuróacargaralaniñaparaalimentarla,esquivándolelamirada

aBenjamin,sintiéndoseacorraladaporél.—No quiero presionarte, pero tarde o temprano deberás afrontar la

situación —besó los cabellos de Génesis, quien estiró la mano paradeleitarseconlarasposabarbadedosdíasdesupadre,sinabandonarelpezóndesumadre.—Losé.—Recuerda que el internet puede fallar y que quizás ésta sea la única

oportunidad que tendrás en mucho tiempo —se levantó y salió de lahabitación.Candice se quedó releyendo todos los correos, imaginando a sus

hermanos mientras los escribían, sintiéndose cada vez peor, era muyegoístadesuparteseguirmanteniéndolosalejados.LeyóunodeLizzy,enelquelesuplicabaunarespuesta,porqueestaba

muyconfundidaydesesperada,habíabesadoasuamigayaconsecuenciadeesoéstasehabíadistanciado,temíaquelequitaralaamistadymásquenuncanecesitabadesusconsejos.Después de asimilar que definitivamente su hermanamenor tenía una

inclinación sexual hacia otras chicas, llegó a la conclusión de que nohubiesetenidoningúnconsejo,peroalmenoslehubiesedadounabrazo,asegurándolequetodoibaaestarbien.TantoLizzycomoRobertledemostrabanensusemailscuántafaltales

hacía,pensóenlaspalabrasdeBenjaminyenqueesapodíasersuúnicaoportunidad.Entró a su cuenta de Skype y vio que Robert estaba conectado, el

corazón se le instaló con latidos frenéticos en la garganta, sintió que ladistanciaylas21horasdediferenciasehacíanpolvo.Paraellaeranlasochodelanochedeundíasábado,paraRoberteran

lascincodela tardedelviernes.Noqueríamolestar,seguramenteestabaensusprácticasdebásquetbolynoerasuintencióndesconcentrarlodesusfunciones.Eneseinstante,elsonidodeunmensajeinstantáneolahizoespabilarse

y que todo empezara a darle vueltas, la casilla deRobert titilaba y solopodía leer:“¿Candice,estásahí?”Lasmanosempezarona temblarlesyconunagransonrisaseaventuróahablarentiemporealconsuhermano. Rob… sí, aquí estoy. Ya hemos solucionado el problema con el

internet,aunquenosésitendréelserviciodemanerapermanente.Leparecióqueestuvounaeternidadescribiendoesasdoslíneas,porque

lo había hecho con una sola mano; el corazón le golpeteaba contra elpecho,casinopodíarespirar,mientrasGénesisletironeabadelpezón.Robert no respondió, sino que automáticamente inició una

videollamada,esohizofiestaconlosnerviosdeCandice,quiennoteníalamásremotaideadequéhacer.Ellanopodíaaceptarla,nodesnudacomoseencontrabayamamantandoaunahijadelaqueélnoteníaideadequeexistía.Condedostemblorososcancelólallamadaeinmediatamenteempezóa

teclear.

Dameunosminutos…tengoelcabellodesordenado.Le escribió con la mayor rapidez posible y reacomodaba a su niña,

quienseguíaaferradaalpezón.Nuncaanteshabíaanheladodejardeladola extraordinaria experiencia de alimentar a su bebé, como lo quería eneseprecisomomento.—¡Ben!—lollamóparaque leayudaraconGénesisyellahaceralgo

conlahorribleaparienciaquetraía,debíaponerselindaparaRobert.Candice,todamividatevidespeinada,jajajajaja.

Respondió Robert, ella no pudo evitar reír ante ese comentario y le

tranquilizabaverqueélselotomabadebuenamanera.Benjamin apareció en la habitación, observando cómo Candice

intentabaescribirconunasolamanoenlalaptop.—Por favor, ayúdame con Génesis, debo ponerme algo de ropa y

cepillarmeloscabellos—suplicó,temiendoperderlaconexión.LoslabiosdelaniñachasquearoncuandoCandicelaretiródelsenoe

inmediatamenteempezóallorar,protestandoporelalimento.—Venaquí,completarásconelbiberón—dijoBenjamin,cargandoala

pequeña.—Enel refrigerador le dejépreparado—le comentó en su carrera al

baño,ibaenvueltaenlasábanayelsonidodeunnuevomensajeirrumpióenlahabitación.Benjaminseaventuróamirary solopudoverque lepedíaquenose

demorara.—Pide que te des prisa—le comunicó al tiempo quemecía a la niña

paracalmarlaysalíadelahabitación.Candicese lavó lacarayse recogió lamitaddelcabello,buscóenel

clósetunodesustantosvestidostropicalesysemaquillóunpoco,sobretodoenlasmejillasylabios.Recordabaquesumadresiempreledecíaqueelcolorenlasmejillaserasinónimodebuenasalud.Candice corrió de regreso a la cama y sabía que con el llanto de

Génesisinundandoellugarnopodríainiciarlavideollamada,porloqueesperóunpocohastaqueBenjaminlogrócalmarla.Enlahabitacióncontabaconpocaluz,porloqueagarrólalaptopyse

dirigió a la sala. La dejó sobre el sofá y se fue hasta la cocina, dondeestabaBenjamincantándoleaGénesisydándoleelbiberón.—Nocreoquelloreporelmomento,puedesestartranquila—aseguró

alcomprenderlamiradadeella.Candicevolvióal sofáycon losnervioshaciendoestragosenella, le

marcó a Robert, él atendió enseguida, irremediablemente los ojos deCandice se llenaron de lágrimas cuando lo vio sonriente, su hermanoseguíasiendotanapuestocomosiempre,conesasonrisaencantadora,con

laqueenamorabaachicasasupaso.—Hola…—saludóconlavozcortadaporlasemocionesyhaciendoun

ademánconsumano,elquelacámararalentizaba—.¿Cómoestás,Rob?—preguntó con la mirada atenta en su hermano, consciente de que nohabíacambiadoniunpoquito.—Estoybien…—sedetuvoyloviosuspirar,miróaotroladoyvolvió

amirarla,estabaseguradequeéltambiénestabaconteniendolaslágrimasdefelicidad—.Estáshermosa,unpocomásgorditaynocreoquesealacámara.Candicenopudoevitarreírylaslágrimasselesderramaron,semoría

pordecirlequesuskilosdemássedebíanaquehabíaestadoembarazada.—No, no es la cámara… sí he aumentado un poco de peso… Rob,

siguessiendohermoso.CuéntamecómoestáLizzy.—Está muy bien, un poco rebelde, pero creo que se debe a la edad,

estoyaprendiendoaentenderlaunpoco.—Rob,debescomprenderla,ellatenecesita…Megustaríapoderhablar

conella,esperotenerinternetporlamañana,dilequeseconecte.—Lediré,seguroquenovaacreerlo…¿Cómoestás?¿Aúnsiguescon

esechico?—Sí,vivoconRalph—desviólamiradahacialacocina.—Megustaríaconocerlo.—Ya no podrás espantarlo —sonrió al recordar que la misión de

Robert,eraalejarlealoschicosqueseinteresabanenellaoenLizzy.—Nopiensohacerlo,peroalmenospuedohacerlealgunassugerencias.—Enotromomentoserá,ahoraestáunpocoocupado.—Nisiquieraloconozco,porqueenlafotoqueenviaste,noselevela

cara,seráqueestátratandodeocultarse.—No,noesesoloqueintentohacer—dijoBenjamin,sorprendiendoa

Candice,aunqueellaconlamiradalesuplicabaquesemantuvieraalejadodelacámara.—Te…teestáhablando—balbuceósintiéndoseenmediodeunabruma

depánico—.Porfavor…—chillóalverqueBenjamincongrandecisiónseacercaba.Candiceibaafinalizar la llamada,perolosnerviosnoledejabanmás

queconcentrartodasuatenciónenBenjamin,quienconGénesisenbrazossesentabaasulado.—HolaRobert—saludóguiandolamanodelaniña,paraquetambién

losaludara—.SoyRalphyellaesGénesis,tusobrina.Candice se llevó las manos a la cara y sollozó, sintiendo que la

vergüenza la consumía, no sentía vergüenza de su familia, sino de susaccionesysecretos.Robertenmudecióalotrolado,lanoticialehabíacaídocomounbalde

de agua fría, no podía creer que Candice tuviese una hija y no se lohubiesecontado,¿cómohabíapasadotodoeso?Ralphleparecíaconocido,habíarasgosenélquehabíavistoenalguien

más,peroenesemomentonolorecordaba,nopodíahacerlo,porquesuatenciónestabanubladaenlapequeñaniñaentrelosbrazosdesupadre.—Candice…Candice—pidió la atención de su hermana, quien había

bajado la cabeza—. Me puedes explicar, por favor… estoy algosorprendido;no, realmenteestoymuysorprendidoymesientodeciertamanera,traicionado.Candice trataba de tragarse las lágrimas y dar alguna absurda

explicación,peroelllantoyelmiedonoselopermitían.—Candice no te comentó nada por temor, pensaba que ibas a

reprocharlequesalieraembarazadatanpronto…—comentóBenjamin—.Nosconocimosynosenamoramos…fueinevitablequenuestroamornosllevara rápidamente a querer experimentar lo que sentíamos, perorealmentequieroatuhermana,estatardenoshemoscasado.—Y se casaron…—expresó anonadado—. Candice, ¿por qué no me

contastetusplanes?,noshasexcluidodetuvida.—No…no—negóella,armándosedevaloranteelreprochedeRobert

—. Lo siento, todo pasó muy rápido… me enamoré de Ralph y meembaracé, fue por eso que decidimos dejarAustralia y venirnos a vivirjuntos.Sabíaquetemolestarías,losabía.—No,noestoymolesto,solodecepcionado,nodeti…sinodetodaesta

situación,habríapreferidoquehubiesessidosincera,siRalphibaavelarportubienestar,notendríaporquéreprocharteabsolutamentenada,perotodoestoestanderepente,reaparecesydelanadaestáscasadayconunahija…teníaunasobrinaynoestabaaltanto.—Lo siento Rob, solo estaba llena de inseguridades… pero ahora

quierohacerlascosasbien,yanoquierotenermássecretosconustedes.—Realmente me gustaría que pudiésemos hablar este tema

personalmente, cuando quieras puedes venir… Lo cierto es que megustaríaqueregresarasatupaís.

—Por ahora no puedo regresar, no tenemos suficiente dinero —comentó ella, completamente segura de que no podría volver a EstadosUnidos.—Peroyoestoytrabajandoyreuniendoparaquepodamosvisitarlos—

explicóBenjamin,quiennopretendíadejarsobreloshombrosdeCandicetodalaresponsabilidad.—¡Adams!—lavozdeljefedeRobertinterrumpió.—Debo dejarlos, me gustaría hablar sobre eso —dijo mirando a

Benjaminydespuésdesviólamiradahaciasuhermana—.Candice,quieroquesepasqueapesardequemehayasocultadotodoesto,tequieroynoestoymolesto…Génesisesmuylinda,quieroconocerlamásalládeunapantalla.—Prometoquelaconocerás,tequieroRoty,daleunbesodemipartea

Lizzy,saludosparatodosencasa.—Esoharé.Ralph,cuidademihermana.—Notienesquepedírmelo—dijoantesdefinalizarlallamada.La mirada acusadora y cargada de lágrimas de Candice, se ancló en

Benjamin.—Séquenodebíhacerlo,peroeranecesario.Sidejabaspasarmásel

tiempo, iba a ser peor —le puso una mano sobre el muslo—. Debesempezar a llenarte de valor y afrontar que fuera de esta isla, hay unmundo. Sé que por mi culpa estás aquí, alejada de las personas quequieres, pero no es justo que les sigas mintiendo —dos lagrimonescorrieronporlasmejillasdeCandice—.Robertnosehamolestado,nitútehasmuertopormostrarteunavezmás,yaeresunamujery tenerunahija,tenersexoydisfrutarlonoesmalo.—No,nadadeloquedicesesmalo—dijoconlavozronca—.Perola

maneraenlaquememarché,tantotiemposincomunicaciónytodoloquelesheocultado,esrealmentedeshonesto.—Loseguiríasiendosicontinuabasocultandolavidaquetienesahora.—Séqueloquehashechoestuvobien,porqueyonohubiesetenidoel

valor,peromesentímuyabrumada.—Lo noté—soltó una corta carcajada y le dio un beso en la frente.

Génesis intentóimitarasupadreytambiénsecarcajeó,provocandoqueCandiceyBenjaminrieranabiertamente.—Gracias por este maravilloso regalo… gracias por traerme a mi

hermano—sedejóabrazarporBenjamin—.Losientocariño,nopenséen

unregaloparati,peroprometoqueteharéunadeliciosacena.—Miregaloyalotengoentremisbrazos,nonecesitomás—aseguró,

reconfortandoasuesposaehija.Candice se tomóel tiemponecesariopara responderaalgunosde los

emails de Lizzy, trataba de animarla con cada palabra y de erradicar lavergüenzaquesentíasuhermanitaporlossentimientosquelagobernaban.No quería estar en la misma situación, porque a pesar de todo, aún

vivían en un mundo cargado de prejuicios, pero sí le demostraría suincondicionalapoyo.

CAPÍTULO49

Al día siguiente habló con Lizzy, ambas lloraron de felicidad y de

nostalgia, añorando poder tener un cálido contacto, su hermanita seenamoródeGénesis y por primeravez,Candicedescuidaba sus laboreshogareñas, porquenecesitaba desesperadamente recuperar el tiempoquehabíaperdidoporestaralejadadesufamilia.Enunmomentoenquesuesposonoestabapresente,Lizzylecomentó

que era muy apuesto y que se le parecía a Benjamin Sutherland,inevitablemente los nervios en Candice no se hicieron esperar, pero letranquilizósaberquealigualqueelrestodelanación,creíanqueelactorhabíamuertoenaquelfatídicoaccidenteenelcentropsiquiátrico.Más de una vez le dejó claro que le gustaban las chicas, pero que

también sabía apreciar la belleza en los hombres y le extrañaba quehubiese elegido para esposo a un hombre que no concordaba con lascaracterísticasfísicasquesiemprelehabíanatraído.Candice le jugó una broma al decirle que cuando lo conoció tenía el

cabelloteñidoderubioyporesolehabíagustado.Los días que le siguieron, sabía que no podía descuidar sus

obligaciones, por lo que mientras Benjamin jugaba con Génesis en eljardín,ellapreparabaelalmuerzoymanteníasobrelaencimeralalaptop,sacando tiempo entre una cosa y otra para conversar con todos losmiembrosdesufamilia.LaseñoraArcherseguíasiendoigualdecálidaycon una energía inagotable. Nadya a su parecer, lucía más hermosa yJasonhabíacrecidomuchísimo,yaseleentendíacasitodoloquehablaba.Sufelicidadnoteníaprecio,nosecambiaríapornadadelmundo,casi

siempreterminabanlasconversacioneshaciendoplanesparapoderversepersonalmente.Lizzyprometióqueempezaríaaahorrar,porquesemoríapor viajar, no tanto por verla a ella, sino por conocer a su hermosa

sobrinay losmágicos lugaresqueyahabíavistopor internet,hastaunaagendaturísticasehabíahecho.Lizzyestabatrabajandomediotiempoyconesoayudabaenlacasa,ya

estaba por terminar la secundaria y sumás preciado sueño era estudiararquitectura.—Necesito servir el almuerzo… después de que bañe a Génesis, la

duermay terminede limpiar,vuelvoaconectarme,porquesinoatiendomisdeberes, voy aquedarme sin esposo—sonrió sintiéndose realmentefeliz.Lizzysonrió,apenaspodíacreerquesuhermanafuesemadreyamade

casa;nopudoevitar recordara sumadre,quien tantoamor le teníaa lalaboresdelhogar.Claireseentregabacompletamenteasufamilia,nuncasupieronloque

era una comida a deshora o que no supiera dar respuestas de dónde seencontraba cualquier objeto pormínimo que fuera, supuso que la lindacasadeCandicetambiéncontabaconunjardín.—Buen provecho y le das un beso a Génesis, ya quiero cargarla—

comentóconternura.Candice le sonrió, sabía que para que eso sucediera debían pasar

algunosmesesoquizásaños.Enmediodebesoslanzadosalaspantallas,finalizaronlaconservación.Candice revisó una vezmás la comida que humeaba, llenando con su

apeteciblearomagranpartedelacasa,salióporlapuertatraserahaciaeljardín,dondeestabaBenjamin.Nopudoevitarreíralverqueélestabaacostadosobreelfrescopasto,

conGenésisencimadesupechoylapequeñahaciendointentosdeagarraraSpoty,quelaolisqueaba,provocandoqueelcascabelquecolgabadesucuellotintinara.—Cariño,yaestálistoelalmuerzo—sehizonotarensucaminohacia

dondeestabasufamilia.AntesdequeBenjaminpudieralevantarse,ellacargóalaniña,quienya

movíacongranenergíalasextremidades.—Estabaapuntodemorirdehambre—dijoBenjamin,poniéndosede

pieysacudiéndoselabermuda,sumiradacaptóaAloiki,quienibaaciertadistancia, con la cabeza baja. Estaba seguro que regresaba de clases,porquellevabapuestoeluniforme.—¡Hey,Aloiki!—lollamó,alpercibirpesarenlaactituddelniño,pues

ibacabizbajoyconloshombrosencorvados.—¡SeñorRalph!—saludóelevandounamano, al tiempoque salíadel

estado taciturno en el que se encontraba y atendía a la invitación que lehacíaenmediodeademanes.Trotóhastalacercademaderaquelellegabaalaalturadelpecho.—¿Quieresalmorzar?—invitóCandiceconunacálidasonrisa.El niño pensó en negarse, porque estaba seguro que en su casa lo

esperabalacomidadesumamá,perorealmentelegustabamuchísimoelsazóndelaseñoraVirginia.—Está bien—asintió y caminó hasta el portón—.Permiso—pidió al

abrirlo.—¿Qué tal la escuela hoy?—preguntóBenjamin, guiándolo a la casa

mientrasseguíanaCandice,quienibaconlaniñaenbrazos.—Bien… bueno, más o menos —masculló siendo completamente

sincero.—¿Porquémásomenos?—curioseó.—Esquemeesforcémuchoporunproyectoparalacomunidad,sobre

cómoincentivarel turismoyme lohanrechazo…no lohanelegido—resopló—.Ynoquieroparecerpresumido,peroconsideroqueeramuybueno,eraunanovedad.—Talvezmás adelantepuedaspresentarlo, si esbueno seguroque lo

elegirán.Siquierespuedorevisarloydartemiopinión.—Gracias,perotemoqueseburleypiensequenoesbeneficioso.—Nopodrésaberlosinomelomuestras.—Aloiki deja tu bolso sobre el sofá y ve a lavarte lasmanos—dijo

Candiceunavezqueentraronenlacocina,dondehabíaunamesaredondadecuatropuestos—.Ytútambién—lepidióasuesposo,mientrasqueellaconunatoallahúmedalelimpiabalasmanosyelrostroalaniña.Dejóalapequeñaenelcoche,muycercadeella,parapoderatenderla

mientrasalmorzabajuntoaBenjaminyAloiki.—SeñoraVirginia,esmuybuenasucomida—elogióelniño,después

dehabersecomidotodo,sintiéndosecompletamenteextasiado.—Gracias, cuando quieras puedes venir… nos agrada mucho tu

compañía—confesómirandoasuesposo,quienseponíadepieyrecogíalosplatos.—Aloiki,siquierespodemoshablardetuproyecto,¿porquénomelo

muestras?—pidióBenjaminmientraslavabalosplatos.Eseeraelacuerdo

pautadoentreCandiceyél,siunococinaba,elotrolavabalosutensilios.—Estábien,aunquepensándolobien,creoquemimaestratienerazón,

noestanatractivoparalosturistas—comentóysefueabuscarsubolso.Alregresar,elseñorRalphestabasentado,Aloikipusoelbolsosobrela

mesa,loabrióybuscódentroelproyecto.Benjamin lo recibió y empezó a revisarlo, sintiéndose realmente

fascinado por la propuesta que había hecho el niño, a él le parecíafascinante.—¿Por qué no la han aceptado?—preguntó anclando lamirada en el

niño.—Lamaestradicequeelgobiernonovaafinanciarlo…quelosturistas

quierendivertirse, quieren ir a la playa, las cascadas o a los camposdelavaynovendránaverobrasdeteatros.Mimamámelohabíaadvertido,ella siempre me dice que por ahora no puedo ser actor —de manerainevitablevolvióasentirseafligido.Candicelomiróconpesar,porqueverdaderamenteAloikieraunniño

muyinteligenteycontabacongranastucia.Benjamin fascinadoyconel corazón latiendopresuroso, se sumergía

encadaunade laspáginasdelproyectodelniño, lasangre levibrabaalverlosdibujosdeloquelaprematuraimaginaciónhabíaforjado.Aloikipretendíamostrarlesalosturistasatravésdeobrasdeteatrolos

mitos y leyendas que abundaban en Samoa, historias llenas de traición,lealtad,nacimiento,superaciónymuerte.Eranhistoriasdedioses,hombres,fantasmas,hadasyduendes.Sepaseó

porlaspáginasyvioalgunosejemplosdeobrasdeteatrosparamontaryofrecer a quienes no conocían de la cultura samoana. ProponíamostrardesdelaTeoríadelaCreacióndelPlanetahastalaserupcionesvolcánicas,nocomoloexplicabalaciencia,sinocomolaconocíanlossamoanos.—Aloiki—agarró una bocanada de aire para llenarse los pulmones,

porqueantelaemociónselehabíaolvidadorespirar—.Realmenteesungranproyecto,creoqueesloqueverdaderamentelehacefaltaalaisla,yocomoturista,asistiríaalasobrasdeteatro,Samoaestállenademisteriosancestrales, folclore e historias que han pasado de generación engeneración —sonrió sintiéndose cada vez más animado—. Lo que seofrecería no se encontrará en ningún libro de historia, porque van arepresentar las leyendas que se transmitieron de boca en boca. ¡Esfantástico!

—Gracias señor Ralph —sonrió sintiendo que el orgullo volvía ainflarse—.EsperoquealgúndíaelEstadopuedafinanciarmiproyecto.—Siquierespodemoshacerlodemaneraindependienteynoatravésde

la escuela, si quieres te acompaño a presentarlo —propuso, estabacompletamentesegurodequeeseproyectoeramuybueno.—¿Enserio?—losojosdelniñobrillaronantelaemoción.—Sí,podemosirellunesporlatarde.—GraciasseñorRalph…gracias—selevantóylediounabrazo.Benjamin,quienpocoestabaacostumbradoaesasmuestrasdecariño,

se sintió un poco confundido, pero de igual manera correspondió alabrazo.Candicelosmiróconunagransonrisa,realmentelegustabaesanueva

facetadeBenjamin,verlotanhumano,tanamable,reforzabaeseamorquesentíaporél.

▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓El lunesdespuésdeclases,Aloiki llevó sumejorvestimentaa lacasa

del señor Ralph, un pantalón y una camisa que su madre le habíaplanchado la noche anterior, quería que la gente se llevara la mejorimpresióndeélynodudarandesuproyecto.ElseñorRalphtambiénvistiódemaneracasual,comomuypocasveces

lo hacía, suponía que no usaba esos trajes tan elegantes, porque erademasiadoparaSavai'i.Sesintiórealmenteagradecidocuandoleofrecióunpocodesucolonia,

que tenía un aroma mucho mejor que la mentolada para niños que élusaba,estabasegurodequeesedetalleledaríamáspersonalidad.LaseñoraVirginia lesdeseómuchasuertey leprendióunavelaaesa

virgenqueellatantoveneraba,paraquetodosalieracomoloanhelaban.—Faavae i le Atua—dijo Candice en su mal pronunciado samoano,

pidiéndolesquefueranconDios.AAloikilosnerviosleprovocabanparlotearsinpararyensucamino

hacia la reunión que tenían con el Ministro de Turismo, practicaba eldiscursoqueofrecería,mientraselseñorRalphsonreía.Siseleolvidabaalguna palabra, el señor Ralph se la recordaba, algunas veces le

impresionaba la manera en la que el señor podía retener con tantaprecisiónlaspalabras.EralaprimeravezqueAloikivisitabaunaoficinatanostentosayveíaa

tantoshombreselegantementevestidos,perosinperderelestilosamoano,porque aunque los trajes eran negros, las corbatas tenían esos símbolosquetantoloscaracterizabanyquemuchosturistasconocíancomotribales,peroqueverdaderamentenoteníanelmásmínimosignificadodeloqueresguardaban esos símbolos, los que abarcaban desde la historia de lafamilia a la que se pertenecía, la clase social y creencias espirituales.Tambiénsimbolizanlatransicióndelmundo,desdedelainfanciahastaelmundoadulto, tatuarseeraasegurarde formapermanente suprotección.Élestabaansiosoyreuniendoelvalorparacuandole tocarasuturnodeconvertirseenhombre.Cuando por fin el secretario del ministro los llamó, las piernas

empezaron a temblarles y el corazón a golpetearle contra el pecho, eraprimera vez que vería a un hombre tan importante y no alcanzaba acreérselo.Se presentó con solemnidad y atendió a la petición de que tomara

asientojuntoalseñorRalph,quienfueelencargadodehablar,leexplicóalministro su proyecto, semostró efusivo y elogiaba a cadaminuto lamentebrillantequeél,unniñodeonceaños,poseía.Encambioaéllaspalabrasselequedaronatascadasenlagarganta,los

nervios lehicieronunamala jugada, soloatinabaaasentir, realmente sesentía temerosoante laatentamiradadelhombrequeal final lo felicitó,pero le informó que lamentablemente la comunidad no contaba con losingresossuficientesparaeseproyecto.Las lágrimas se le agolparon junto a las palabras retenidas, solo

agradeció con voz ronca, se levantó y en compañía del señor Ralphsalierondelaoficina.—Fuemiculpaquelorechazaran,nopudedefendermiproyecto—su

vozestabacargadadeamargura,porquerealmentesesentíafrustrado.—No,noestuculpa,simplementenoquierenarriesgarse—lerevolvió

loscabellosysiguieronconsucaminoacasa—.Nodebemosdarnosporvencidostanrápido,tengootraidea—explicósonriente.—¿Enserio?Seguroque tampocodaráresultado—murmuródejando

caerloshombros.—Vamosaproponerleelproyectoalosdiferentesdirectivosdehoteles

yproyectosturísticosdelaisla,talvezellosesténenbuscadealgoparaentreteneralosturistas.Lasatraccionesnaturalessololashaceneneldía,perodenochesolomúsicaydanzashula…esnecesarioqueinviertanenalgonuevo…Anda,levantaelánimo—instócongranentusiasmo.—Noperdemosnadaconintentarlo—sonrió,sintiéndoseesperanzado

unavezmás.Alllegaralacasa,CandiceestuvodeacuerdoconBenjamin,enqueno

debíanrendirsealprimerintento,alegóquecomúnmenteelEstadopocoaportaba a esos proyectos, que casi siempre quienes apostaban por esascosasdeentretenimientoeranlosentesprivados.Aloikiregresóasucasa,creyendoenlaspalabrasdelaseñoraVirginia

yelseñorRalph,lehubiesegustadollegarconbuenasnoticiasasumamá,peroyatendríalaoportunidaddesorprenderla.Candice yBenjamin aprovecharon la tarde para ir a la iglesia, la que

visitabantresvecesporsemana,élsepermitíacreerenDioscomonuncaanteslohabíahecho,puesdesdeniñolosdesaciertosquehabíavivido,lohabíanllevadoconstantementeacuestionarselaexistenciadeunserdivinoqueloalejaradelosmaltratosfísicosypsicológicosdesumadrastaoquealmenoslesembraraenelcorazóndesupadreunpocodecomprensiónhaciaél.No fue hasta la adolescencia cuando lo enviaron a estudiar en un

internado que rechazó toda creencia en Dios y se volvió un jovenindolente, tal vez desde ese momento Iblis vio en él a alguiencompletamente desorientado y aprovechó para envenenarle el alma,cargándosela de odio, pero no fue sino hasta que se le presentó en eseavión cuando lo alejó definitivamente deDios, fingiendo ser ese amigoque tantonecesitaba,mostrándosecomoalguienaquienverdaderamenteleimportabaloqueélsintiera,pensaraodeseara,hastaconvertirseenesesercasiindispensableensuvida.Actualmentenosemostrabacomounreligiosoempedernido,tratabade

seguirnormalmenteconsuvidaalladodelamujerqueamaba,perotodoslosdíassíagradecíalasegundaoportunidadqueDioslehabíaofrecido,lohabía rescatado y estaba seguro de que gracias al Omnipotente, Iblistampococonseguíaacercarseasufamilianiaél.Cada mañana al despertar, esa era su más ferviente petición, que los

protegieraconsuinfinitamisericordia.Contabaconunagranaliada,“susalvación”,quientambiénsuplicabaporellos.

▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓Todos los días se prepararon con la esperanza intacta, mostraron el

proyecto en cada resort de la isla, desde almás reconocido y elegante,hasta al demenos calidad, pero ninguno encontró productiva la idea deAloiki.Benjaminestabasumergidoenlaspenumbrasdelahabitación,acostado

conlamiradaaltechoylospensamientosgirandosincesar,losquenolepermitían conciliar el sueño; aún con el aire acondicionado, podíaescucharelcantodelosgrillos.Sesentíaimpotente,porqueyanohabíanadaquehacerporelanhelode

Aloiki, pero más allá de eso, sentía una profunda tristeza, porque susposibilidadesdevolveraactuarsehicieronpolvo.Anhelabaqueaprobaranelproyecto,queledieranlaoportunidadalas

obrasdeteatro,paraentoncesélapostarporunpapelydarleriendasueltaasupasión.Llevabamuchotiemposinhacernadaoalmenosnadadeloqueverdaderamentesesintieraorgulloso.—¿Quésucede?—preguntóCandiceenvozbaja,posándole lacabeza

sobreelpecho.—Nada—mintióysusdedosvolaronalashebrasrubiasdesuesposa,

parabrindarlecaricias.—Creoqueese“nada”realmentesignificamucho,¿esporlodeAloiki?—Talvez,queríaayudarlo.—Lohiciste,lohasapoyado.—Nolosuficiente, realmentemegustaríaverun teatroen la isla,que

nosoloseaparalosturistas,sinotambiénparaloshabitantes…Realmentememolestaquesolopiensenenelextranjero—exteriorizósusentir.—¿Yporquénolointentastú?—propusoyBenjaminsoltóunacorta

carcajada,cargadadenerviosismoyansiedad—.Noterías,habloenserio—expresósonriente.—Esoesimposible.—Yonoloveodeesamanera;esdecir,aúntienesdinero,haysuficiente

enelbancoenSuiza.—Ese es nuestro futuro, no puedo arriesgarlo y no alcanzará para

construirunteatro.—Seguro que no alcanzará para construir un teatro como el que se

propone en el proyecto, pero sí puedes empezar con algo mucho mássencillo —Candice se giró, abandonando el pecho de Benjamin, paraencender la luz de la mesa de noche—. Tengo una idea —dijoincorporándoseconsuabundantemelenaalgodesordenada.—Candice—negóconlacabeza—.Novamosarriesgareldinero.—Ben, no será todo, solo una pequeña parte… y tal vez terminemos

incrementandoloquetenemos—seacomodópartedelcabellodetrásdelaorejaybuscóenlagavetadelamesadenocheunalibretayunlápiz—.Nose construirá ningún edificio, ni habránbutacas de terciopelo…¿Qué teparecesilohacemoscomouncirco?Comoelqueestuvoenlaislaenelmesdediciembre.UnaligerasonrisaflorecióenloslabiosdeBenjamin,quienempezaba

acreerenlapropuestadeCandice,noeraloquerealmentequería,peroalmenosserviríaparaempezar.—Esoahorraríaelmayorgasto—comentóobservandocómoCandice

garabateabaunacarpaenlalibreta.—También podríamos ahorrarnos mucho si la hacemos abierta, el

sistemadeventilaciónseríamenos,elesposodelaseñoraSailelepodríaayudarnosconlatarimayconlassillasdelosespectadores…yadespuéstendránsusbutacasdeterciopelo—dijosonriente.—TendríaqueempezarasolicitaractoresdeApiayHawái—comentó

Benjamin,conscientedequeenSavaiinohabíaactores.—Creo que pagarle a esos actores nos costaría un gran presupuesto,

podríamos buscar aquí mismo, seguramente habrá chicos con talento,podríamoshacercasting,estoyseguraquesabrásevaluarlos.—Candice, eso es perder tiempo, es mejor contar con personas que

sepan, seráagotadorenseñarleagentequeni siquiera tenga lavocaciónparaactuar.—Sindudatendremosquetrabajarmuyduro,peropodríamoshacerla

pruebaconlosactores,mientrasseconstruyelacarpa—propusoconunagransonrisaantelafelicidaddevercómolosojosdeBenjaminbrillaban,colmados de plenitud. Confiaba en que poco a poco y con la ayuda deDios,suesposovolveríaavivirdesupasión.—Estábien,haremoselintento—asintiósinpoderocultarladichaque

lo embargaba, porque eso iba más allá de sus ganas de disimularlo—.

SeguroqueAloikisepondrámuyfeliz.—¿Tantocomotú?—curioseóconpillería.—Posiblemente—contestóacunándoleconunadelasmanoslabarbilla

aCandiceyseacercólosuficientepararegalarleunsonorobeso,elqueinevitablementefuehaciéndosemásintenso.Benjamin,solohacíabrevespausas para tomar aire y susurrarle lo mucho que la amaba y cuántoagradecíasuapoyoyadorabasuingenio.Él se sentía felizyqueríacelebrarlohaciéndoleel amora suadorada

esposa,esaquellegóasuvidaenelmomentomásesperado,peroalaquenunca imaginó tener de esa manera, jamás pensó que “su salvación”terminaríaporrobarleelcorazón.

CAPÍTULO50

Una semana se habían tomado para estudiar muy bien el proyecto,

saberpordóndeseempezaría,diseñarenunbocetocómoseríalacarpayconseguir el permiso del Estado, sobre un terreno que quedabarelativamentecercadelosresorts.Aloikiseencargódecorrerlavozatodosloschicosdelacomunidad

que quisieran actuar, mientras que Benjamin preparó algunos de losdiálogosconlosqueharíalaspruebas.Conelcorazóngolpeteándolecontraelpecho,esperóeneljardíndesu

casa, bajo los inmensos árboles que les brindaban sombra a los seisjóvenes de edades comprendidas entre los dieciocho y los veinticuatroaños,queestabandispuestos esforzarse lo suficienteparademostrarquepodíanhacerrealidadsusueñodeactuar,sintenerquesalirdelaisla.Pocoapocofueronllegandolosaspirantesaactoresyactrices,cuatro

hombresydosmujeressereunieronenel jardín,atentosacadapeticiónde Benjamin, cada uno con los nervios haciendo estragos hicieron lapresentación.Benjamin se obligaba a no negar ni a bajar la mirada, aunque se

encontrara sumamente decepcionado, realmente prefería buscar actoresprofesionales, porque seguir intentando con los chicos sería invertirmuchotiempoyesfuerzo,élpodríaestarsupervisandolaconstruccióndelacarpaynoestartrasunacausaperdida.No tenía a nadie más, solo esos seis jóvenes eran los únicos que

soñabanconseractoresenlaisla.Pidiópermisoyfuealacocinaporunpoco de agua, justo en ese lugar le comentó a su esposa que no habíaposibilidad,porquenosabíanactuar.—Pero solo han hecho una prueba, no los rechaces tan rápido,

seguramente están nerviosos—comentó Candice, quien siempre veía el

ladopositivodelascosas.—Les falta naturalidad… me siento realmente cansado —suspiró en

mediodesuqueja.—Siquierespuedoayudarte,¿quénecesitasquelesdiga?—Quesevayanasucasaynovuelvan—sonriócansadamente.—¡Benjamin! —lo reprendió divertida—. Vamos a darle otra

oportunidad.—Seguroqueestarántancansadoscomoyo.—Cansadossí,peroderrotadosjamás…hayqueseguirluchandoporlo

queseanhela—seacercóylediounbeso,justoenelhermosohoyueloqueselehacíaaBenjaminenlabarbilla—.Dameunpardeminutos.Candicesaliódelacocinaysefuehastadondeestabanlosseischicos

sentadosenelpastodeljardín.—Hola… soyVirginia, la esposa deRalph—se acercó a cada uno y

empezóasaludarlosconunapretóndemano—.Aprovechoantesdequemihija sedespierte—sonriódivertida, contagiandoa los jóvenes—.Miesposo, no quiere decírselo, pero yo lo haré… dice que son un casoperdido, que les falta mucha naturalidad para poder actuar —ella veíacómolascarasmorenassedesencajabanymostrabanaflicción—.Peroyocreo en ustedes, sé que van a conseguir montar una excelente obra deteatro… solo deben olvidar que están actuando, háganlo de maneranatural…—sedejócaersentadafrenteaellos—.¿Sesabenalgunasdelasleyendaspolinesias?Los chicos empezaron a mirarse entre sí y regresaron la mirada a

Candice,altiempoqueasentían.—¿Quiénquierecontarmealguna?Yonolasconozco.—Hinay laAnguila—comentóunade laschicas—.Esa leyendahace

referenciaalorigendelcocotero.—¿Podríascontármela?—pidióconunagenerosasonrisa.—Síclaro…Habíaunavezunaprincesamuy,muybella,llamadaHina,

erahija delSol yde laLuna—empezóa contar congran entusiasmoyCandicelamirabaatentamente—.FueprometidaenmatrimonioalReydelLago,Vaihiria,quenoeraotracosaqueunaenormeyrepulsivaanguila—hizo unmohín de asco y todos rieron, incluyendo a Candice—.Hinacomo no quería casarse con un ser tan feo, huyó y se puso bajo laprotección del granMaui, quien capturó y decapitó a la anguila, comomuestra de suvalentía le dio la cabeza aHina envuelta enun trapoy le

sugiriónodejarlacabezaenlatierrahastallegarasucasa;"lacabezadelaanguilaencierragrandestesorosparati".LedijoMaui,peroHinaporunmomentoensulargotrayecto,olvidóelpaqueteenelsueloylacabezade la anguila se convirtió en el primer cocotero —dijo alzándose dehombros—. Por eso el coco tiene dos ojos y una boca fácilmentereconocibles.Candice aplaudió mostrándose eufórica, mientras que Benjamin la

mirabaatravésdelaventanadelacocina.—Esoesnaturalidad—expresóantelamiradaconfusadeloschicos.—No entiendo —masculló uno de los hombres—. Solo contó una

leyenda.—Leyendas que van interpretar, les toca a ustedes personificar a sus

dioses,paracontarlealosturistasdeotramanerasuscreencias—miróalachicaquelehabíacontadosobreelorigendeloscocoteros—.¿Cómotellamas?—Kalanie.—Kalanie,eresmuyhermosa,tantocomopararepresentaralahijadel

SolylaLuna—desviólamiradahaciaunodeloschicos—.YtúpodríasserVaihiria.—¿Me está diciendo que soy tan feo como una anguila? —fingió

sentirseofendido,perotodossoltaronrisotadas.—No —dijo Candice riendo—. Digo que con un buen disfraz de

anguila,podríasinterpretaralReydelLago.Solotienenquemostrarsetannaturalescomosiestuviesencontandolaleyenda.—Intentaremos hacerlo —asintieron, mostrándose esperanzados en

conseguirunaactuaciónrealmentenatural.—Deben prometer que darán su mejor esfuerzo —pidió Benjamin,

quienirrumpióenellugaryescuchólaúltimapartedelaconversación.—Loprometemos—dijeronalunísono.—Entonceslosesperomañanaalamismahora.

▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓Con los días, los chicos poco a poco cumplían su promesa, todas las

tardes en el jardín de la casa de Candice y Benjamin practicaban susactuaciones;habíanmontadolaobraquepordecisiónunánimehabíasido

El Origen de los Cocoteros, porque era con la que se sentían másfamiliarizados.Aloiki y otros niños de la comunidad, iban de casa en casa, pidiendo

algunasfrutasdeloscargadosárbolesyselasllevabanalaseñoraSaileley a Candice, quienes preparaban refrescantes bebidas y ofrecían a losactores. Ellos mismos con el pasar de los días llevaban algún tipo deaperitivo,losquecompartíanenlastardesdeensayos.Ya Benjamin podía dejarlos solos en las prácticas e iba a supervisar

cómo estaba quedando la carpa. Él compraba todo elmaterial,mientrasque losmismos habitantes de la localidad ofrecían su ayuda física paraarmar todo.Aloiki se había encargado de informarle a gran parte de laisla,queelgobiernonoledioimportanciaalproyectoyqueeraelseñorRalphelqueestabafinanciandotodo,porloquemuchosdeloshabitantes,nodudabanentenderleunamanoalgenerosohombre.Después de un par de meses, estaban ansiosamente preparados para

mostrar la primera función. Candice se había encargado de hacer unosvolantespublicitarios,losqueAloikiysusamigosrepartieronatodoslosturistasqueseencontrabanyconunagransonrisalosinvitaban,siempretratandodemantenerseocultosde los trabajadoresde cada resort dondeiban, porque inevitablemente le estaban quitando clientes para susrepetidasnochesdehula.Desdemuytemprano,lagentedelaislaempezóallegaralacarpa,de

unatrayentecolorrojo,adornadaconinnumerablessímbolospolinesios,elpisodeconcretohabíasidocubiertoporalfombrasybancasdemadera,las que formaban unas gradas perfectamente estructuradas para que laspersonas que estuvieran en las últimas filas pudiesen mirar sin ningúnproblema.En las gruesas estacas de madera que sostenían la carpa, había

ventiladores que refrescaban el lugar y tras un pesado telón de tela deduraznoencolornegro,seencontrabaelescenario,yadecoradopara laprimerafunción.Por ser la inauguracióndel teatro, la entrada era totalmentegratis, en

muypocotiempolasquincefilasdebancasestuvieronllenas,todoscomohabitantesdellugar,ansiososporteneralgúntipodedistracción.Eso era nuevo para ellos, porque todo lo demás, simplemente se lo

reservabanalosturistasenlosresorts.Laslucesqueformabanvariascadenetasdebombillas,seapagaronyun

par de reflectores alumbraron la tela negra, inevitablemente el públicoempezóa aplaudir, ante la algarabía empezarona llegar los turistas, loshabitantes le cedían sus puestos en las bancas y ellos sin ningún tipo deinconvenientesesentabanenelsueloalfombrado.La función empezó en medio de nervios y aplausos, los actores se

esmeraronenhacerlodelamejormanera,mientrasBenjaminaunlado,observaba el resultado de tanto trabajo hecho en conjunto, se sentíadichosoyorgulloso,alverenlascarasdelosespectadoreslaaceptacióndelaobra.Nunca antes se había sentido tan pleno, ni siquiera cuando le habían

concedido su primer papel protagónico en Hollywood, nunca había siquieraimaginadoserdirector,niproductor,porqueesoestabamásalládeloquealgúndíapudieraambicionar.Estaba luchando con lamarea de emociones que se le anidaban en la

gargantaylegolpeteabancontraelpecho.Vioenprimerafilaasuesposaehija,quienesledabanperfecciónaesemomentodesuvida.Al finalizar la primera obra de teatro de muchas, todo el público se

pusodepieyfueunturistafrancés,quienseacercóhastalatarimaydejóunbillete sobre las tablas,aesehombre le siguieronmuchosmás,hastalosmismoshabitantesconsideraronquetantoesfuerzoypasiónmerecíanunpagoytodosdejabanlacolaboraciónqueestabaasualcance.Aoliki brincaba de felicidad y en medio de lágrimas no dejaba de

agradecerlealseñorRalphporhaberconfiadoensuproyecto.Lo recaudado esa primera noche, alcanzó para pagarle a los actores,

comprartelasparalospróximosdisfracesymandarahacercojinesparalasbancas.Poco a poco la voz se fue corriendo y todos los fines de semanas la

carpaalaquellamaronIonakana(regalodeDios),selesquedabapequeñayloqueganabanconcadafunción, lo invertíanenmejorarese lugardeentretenimiento,dondesemezclabantranquilamentehabitantesyturistas.A los alrededores, la gente empezó a poner tarantines, en los cuales

ofrecían comidas típicas de la isla, esculturas de los dioses a los querepresentabanlosactoresencadaobra,conesoofreciendounafuentedeempleoavariaspersonas.Con losmeses, los ejecutivos de casi todos los resorts contactaron a

Benjamin, para que ofrecieran presentaciones en sus hoteles; él aceptó,perosolo losdíasmiércolesy jueves,porquedeviernesadomingosus

obraseranexclusivasenlacarpa.EldíaenqueCandiceyBenjamincumplieronunañodecasados,fueel

mismo día en que Génesis se aventuró a caminar sin sostenerse de losmuebles.Enmediodeunavideollamada familiar;Ralph,como loconocían los

hermanos de Candice, la sorprendió al decirle que su regalo deaniversario de boda eran los pasajes de Lizzy y Robert, para que losvisitaran en Savai'i, ella sin poder creérselo se echó a llorar y ante losojosdesushermanos,lobesócongranembeleso.Los generosos ingresos que le estaban proporcionando las obras, le

habíabrindadolaposibilidaddecomprarlospasajes,porloquenodudóniunsegundoenregalarlefelicidadasuesposa.Robert costearía el pasaje deNadya, él había tratado de ahorrar para

poder visitar a su hermana, pero Jason había enfermado y todos losahorrosselosconsumiólaclínica;apenasestabacreandounnuevofondomonetario para viajar, cuando Ralph lo contactó y le dijo lo que teníaplaneado,realmentesesintióavergonzadoporaceptar,peroteníamuchasganasdeveraCandice.

▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓Apenaslaavionetatocótierra,laslágrimasdeCandicesedesbordaron

yelcorazónqueríasalírseledelpecho.Cadaminutoparecíaunaeternidady cuando por fin sus hermanos y cuñada empezaron a bajar, se echó acorrer.Los tres hermanos se unieron en un fuerte abrazo, tratando en ese

instantehacerpolvoeltiempoqueestuvieronalejados.Enmediodebesosylágrimas,preguntaronelunoporelotro,secontaronalgunascosas.Cuando rompieron el abrazo,Robert no podía dejar de acariciarle el

cabello y el rostro a Candice. Sin duda, estaba más bronceada y habíaganado algunas libras, acentuando con eso las hermosas curvas de sucuerpo,queyanoeranlasdeunachicavirgen,sinolasdeunamujerquesehabíaconvertidoenmadre.—Lizzy, no te imaginé tan alta—dijo, admirando los hermosos ojos

azulesdesuhermanita,quienyalapasaba—.¡Dios!Si laúltimavez,me

llegabasporloshombros.—Creoquehapasadomuchotiempodesdelaúltimavezquenosvimos

—desvió lamiradahaciadondeseacercabaelesposodesuhermana,almismopasodeGénesis,quienalparecernoqueríaquelacargaran,sinoqueladejarancaminar.Verloenpersonaseleparecíamuchomásalactorysuvoz…cadavez

quehablabanporlapantalladelacomputadora,eracomoestarloviendoyescuchando en una de sus tantas películas. Suponía que si no hubiesemuertoseríaigualaRalph,peroporelmomento,prefirióreservarseunaopiniónquepudieraresultarinapropiadaylomásimportanteeraverquesuhermanaCandicelucíaradianteyfeliz,comonuncalohabíasido.Conunagransonrisa,Lizzyacortóladistancia,parairporsusobrinita.Candice aprovechó para saludar a Nadya, quien lucía mucho más

hermosa, le preguntó por Jason, pero tanto Robert como ellarespondieronquesehabíaquedadoconlosabuelos.Benjamin saludó aLizzy, al tiempoque ella cargaba a la niña, con la

que inmediatamente hubo afinidad, era como si desde hace muchohubiesenestadoesperandoelmomento.Candice,conelcorazónbrincándoleenlagargantamitadmiedo,mitad

alegría,presentóaBenjaminyaRobert,sequedóalaesperadelassutilesadvertenciasdesuhermano,peronolashubo;noobstante,estabaseguraquedeesasuesposonoselibraría.Desdeelpequeñoaeropuerto,salieronenunJeephaciaelpuebloyenel

trayecto,Lizzyibaencantadaconlaplayaquebordeabatodoelcamino.—Eshermoso, loquevi por internet esmuypococomparadocon lo

querealmentees—comentócon lamiradaen lasazulesaguas,mientrasqueGénesisibasentadaensuspiernas.—Laislaeshermosa,yaRalphyyohemospreparadounaagenda,para

queconozcanlomásposible.—Docedíasnoseránsuficientes—comentóBenjamin—.Vamosaotras

delasislas,lasplayassonhermosas,perolossaltosdeaguaylospozossonimpresionantes.Lizzy,—pidiólaatencióndelachica—.¿Tegustaríanadarconlastortugas?—Meencantaría,quiero ir amuchos lugares…Leí sobreunacascada

quesellamaAfuAauyelpozodeaguascristalinasToSuaOceanTrench.—La cascada queda muy cerca de la casa, a unos cinco minutos

caminandoydesdeel jardínpodrásescucharel saltodeagua—explicó,

mostrándose amable con la familia de Candice, quien en ese momentotenía toda su atencióny su esposa lomiraba sonriente—.To SuaOceanTrench,noquedaenSavai'i,haymuchainformaciónconfusaeninternet,elpozoestáenlacostasurdelaisladeUpolu,nosotrosnuncahemosido,asíqueaprovecharemosestaoportunidad.—Quierovisitartodosloslugaresposibles,¿podríamosiralacascada?—Sí claro, aún es temprano…Si no estánmuy cansados, llegamos a

casa, preparamos unos emparedados y nos vamos a visitarla —dijoCandice,quienibaaferradaalbrazodesuhermano,porqueesemomentoleparecíaunsueñoyqueríaasegurarsedequesíerasurealidad.Encuantollegaronalacasa,Lizzy,RobertyNadya,nopudieronevitar

sentirsealgosorprendidos,yaquehabíanimaginadoellugartansencillocomo todas las edificaciones que habían visto hasta el momento, perocomosiestuvieseescondida traselmismísimojardínsecreto, lacasadeCandiceerahermosayrealmentelujosa,comparadaconlascasasdelosalrededores.CandicehabíaacondicionadolatercerahabitaciónparaRobertyNadya,

mientras que aLizzy le acomodóuna camapequeña en la habitacióndeGénesis,paraquetodospudiesenestarcómodos.Robert por fin conocía al tan nombrado Spoty, el cual se mostraba

realmenteentusiasmadoantelapresenciadeCandice.LizzyleteníaunpocodetemorynopodíacomprendercómoCandice

permitíaqueGénesislobesará,nosetratabadeunpeluche.NadyayCandiceseencargarondeprepararlosemparedadosyalgunas

bebidasrefrescantes,mientrasseponíanaldíayCandiceseinteresabaensaber sobre su hermano Ronny y sus padres, en especial por la señoraRose.A la cascada los acompañóAloiki, quien quedó totalmente encantado

con Lizzy, tanto como para sentirse realmente intimidado y no poderocultarelsonrojoensusmejillas.Pocoapocosearmódevalorysumejormaneradeimpresionarlaera

llevándolaalostoboganesnaturalesoinvitándolaalanzarsedesdeloaltodelacascada.Candice y Benjamin jugaban con Génesis, disfrutando del agua

cristalinadelpozo.RobertyNadyalosadmiraban,sintiéndosemuyfelicesyagradecidosdeestareneseparadisíacolugar,detierrascasivírgenes.—Aquínos casamosybautizamosaGénesis—comentóCandice a su

hermano.—Esun lugar increíble,muy impresionante…comprendoporquéno

quieresregresaraAmérica.—Esteesmihogar,aunqueesperoalgúndíavolveraAméricaporunas

vacaciones.—¿Cómovanconlasobrasdeteatro?—Bien,lapróximasemanavamosainiciarlaconstruccióndeledificio

—explicóBenjamin,sintiéndoseorgullosodeloquehabíalogradoentanpocotiempo,peroconmuchadedicaciónyesfuerzo.Esa noche de regreso a la casa, después de la cena, se quedaron

conversando hastamuy tarde, todos soltaron sonoras carcajadas cuandoCandicelescomentóqueloúnicoaloRalphaúnnoseacostumbraba,eraalcantodelosgrillos.Aldíasiguientedespuésdelalmuerzo,decidieroniralaplaya,dondese

quedaron a pasar la noche, después que los esposos les dijeran que losmejoresamaneceressedisfrutabandesde laorilladeesaplaya,mientraslasolasleofrecíanlamásrelajantedelasmelodías.Seubicaronenfales,eranconstruccionestípicasdeSamoa,queestaban

aloslargodelaorilladelaplaya.Losfaleseranestructurasovaladasocirculares,rodeadasconpostesde

maderaquesosteníanun techoabovedado,hechoconpalmassecasysinningúntipodeparedes.Llevaron algunos almohadones y sábanas, también cortinas que

colgaronalrededordelosfales,paraquefungierandeparedyasíevitarunpocolosinsectosylabrisafría.Lanochelapasaronenlaorilladelaplaya,alrededordeunachispeante

ycalurosafogata,mientrascomíanmalvaviscos.Enunmomento inesperadoperomuyespecial,Robertsacódeunode

los bolsillos de su bermuda, una cajita negra de terciopelo y con elcorazón brincándole en la garganta, le propuso matrimonio a Nadya,quienenmediode lágrimasybesos ledioel síquehabíaguardadoportantosaños.Después del emotivo momento, decidieron ir a dormir, para poder

levantarsemuytempranoyasíobservarelamanecer.Génesis durmió en una hamaca encima de sus padres, quienes se

acomodaronenelsuelodemadera,sobreunassábanasysinimportarloincómododellugar,Candicenopudoresistirsealosavancesrománticos

de su esposo, por lo que tratando de ser realmente todo lo discretosposibles,hicieronelamor.LasolasdelaplayaylasrisasdeRobertyLizzy,despertaronaCandice.

Risueñamiróatravésdelasdiáfanascortinasqueseagitabansuavementeconelviento,encontrandoasushermanosjugandoenlablancaarena.Sesentíarealmenteplena,todoesoparecíaunsueñodelquenoquería

despertar,nadapodíasermejorqueloqueestabaviviendoeneseinstante.—Buenosdías,hermosa—lavozsuavedesuesposocalóensuoídoy

losintióabrazándolaypegándoseasucuerpo,brindándoletodosucalor.—Buenos días —gimió complacida y sonriente—. No me lo puedo

creer, todo es perfecto, nuestra bebé durmiendo plácidamente, túabrazándome,amándome;poderveramishermanosfelices,tenerlostancerca…—tomólamanodeBenjaminylediouncálidobeso—.Gracias,graciasamormío.—Megustaríaqueasífuesentodostusdías,quierohacertefeliztodala

vida…ysidespuésdeestavidahayalgomásyDiosmepermiteseguiratulado,juroqueseguiréhaciéndotefeliz,porqueereslomejorquemehapasado.Teamo“misalvación”.Ella disfrutó de cada palabra susurrada por él y de sus hermosas

promesas.

FIN

EPÍLOGO

Candiceseencontrabasentadabajounode los frondososárbolesdel

jardíndesucasa,concentradaenelsonidodelsaltodeaguayelcantodelospájaros,mientrasquelasuavebrisamovíaligeramentesuscabellos.Estabarealmentefeliz,porquedespuésdediezañosvolvíaaAmérica,

solo esperaba la llegada de Robert, quien llegaba al día siguiente avisitarlosporunpardedíasyluegoregresaríajuntoconellos.Benjamin y ella habían planeado que su tercer hijo naciera en Los

Ángeles,tambiénestabanansiososporconoceraRoger,susobrinodedosaños. Serían tres meses compartiendo con su familia, a la que tambiénintegrabanaEmma,laparejadeLizzy,conquienéstallevabayaalgunosmesesviviendo.—¡Mami! ¡Mami! —La tierna voz de su hijo, la hizo volver a la

realidad, percatándose en esemomento de que no había avanzado en elguion,queporcierto,debíatenerlistoparaelfindesemana.EnloquepodíaayudabaaBenjamincontodassusocupacionesdentro

del teatro, después de nueve años trabajando hombro a hombro con él,habíanalcanzadorealizarelsueñoqueunaveztuvoAloiki,conelquelepermitióaBenjaminvercumplidos todossusanhelose inclusomásalládeloquenuncasoñó.Ellaporsuparte,habíaaprendidoarealizaralgunascosasyconesolo

apoyaba,sobretodoconlacreacióndelosguiones,comoestabahaciendoen ese momento; sin embargo, ella seguía preparando sus dulces yvendiéndolosalagentedelpueblo.Muchas veces extrañaba a Aloiki, quien se había marchado a Los

Ángelesparaestudiaractuación,aunquesabíaquedentrodepocotambiénloveríaenAmérica.—¿QuésucedemipequeñoNoé?—lepreguntóconunadulcesonrisa,

altiempoquelocargabaylosentabaensuspiernas.—Tengo hambre… quiero comer pastel—el niño de cuatro años, de

cabellosrubiosyhermososojosgrises,lamirabaimpaciente.—Debemos esperar a que llegue tu papi para cantarle cumpleaños a

Génesisydespuésnoscomeremoselpastel…Siquierespuedodarteunpoquitodegelatina.

—Quieropastel—hizounpuchero,pretendiendoconvencerasumadrede que le diera un poco del apetitoso pastel que le habían hecho a suhermana.—Solodebesesperarunratito—lepidió,agarrandolasmanosdelniño

yhaciéndoloaplaudir. Inevitablemente jadeóalsentircómolapieldesuabultado vientre se tensaba, ante el movimiento de su bebé—. Se estámoviendo, siente… siente—emocionada, llevó lasmanitos deNoé a subarrigadesietemeses.Ambos rieron divertidos, viviendo ese hermoso momento al que se

estabanacostumbrandoyqueNoéansiosamenteesperaba.—¿Cuánto falta mami?—preguntó con el gris de sus ojos brillando

intensamente.—Poquito,algunosdías…tenemosqueempezaracontar…uno,dos…

—Candicetocabaconunodesusdedos,unaaunalasyemasdelosdeditosdesuhijo.La mirada gris de Noé, por un momento se desvió de la cuenta que

llevaba su madre y divisó un montón de globos rosados, morados yblancosqueatravesabanelcampo.Sin que Candice pudiese retenerlo, se bajó de sus piernas y salió

corriendo,justoenelmomentoenquesupadreseacercabacontodoslosglobos.—¡Papi!¡Papi!—Emocionado,repetíalosllamadosasupadreycorría

parairasuencuentro,sintiéndosecompletamenteatraídoporlosglobos—.¡Quebonitos!Losquiero,losquiero—seaferróaunadelaspiernasdeBenjamin,casiimpidiéndoleavanzar.—Ven aquí —lo cargó y le dio un beso en la sonrojada mejilla,

mientrasqueenlaotramanoreteníalosglobos—.¿Cómoestás?—¡Bien! —dijo con la mirada fija en los globos, los que el viento

agitaba.—¿Bien? ¿Solo bien? ¿Acaso no estás feliz porque tu padre está de

regreso?—preguntó,viendoloschispeantesojosgrisesdesupequeño.—Sí,estoymuyfeliz…—leregalóunasonrisa,paraescondersugesto

apenado—.¿SonparaGénesis?—preguntósinpoderdesviar laatencióndelosglobos.—Sonparacelebrarsucumpleaños,perodespuéslosdospodránjugar

conellos—avanzóensucaminohastadondeestabasuesposa.Candice se levantó, sintiéndose realmente felizporelhermosodetalle

deBenjamin,alllevarleesosglobosaGénesis.—Hola hermosa —saludó, acercándose a los generosos labios de

Candice.Ella le ofreció ese beso que él anhelaba, reviviendo intensamente la

pasiónyelamorqueloshabíahechodichososportantosaños.—¿Y Génesis? —preguntó alejándose un poco y perdiéndose en esa

mirada verde, que era más hermosa que el mismísimo color de losbosques.—Seestávistiendo…nopermitiómiayuda,quisohacerlosolaporque

quiere sorprendernos, me dijo que quiere parecer una princesa para supadre —comentó y su mirada se escapaba a los labios sonrojados deBenjamin.Éladivinóesasganasqueenellalatían,porloquevolvióabesarlacon

infinita premura, mientras intentaba mantener los globos que Noépretendíaquitarle.—Aprovechemosycolguemos losglobos—propusoenmediode los

besos,antesdequesuhijoterminaraporarrebatárselos.—¡Sí!—LavozdeNoésehizosentir.CandiceleayudóaBenjaminconelniño,quiennodejabadeparlotear.

Parasuscuatroaños,eramásastutoquelapropiaGénesis,quienesedíacumplíadiez.Alentraralacasa,tratarondesersilenciosos,paraqueGénesisnolos

sorprendieraantesdetiempo.Benjaminseencargódeadornarelcomedorcon losglobos,creandounarcosobre lamesa,en laqueCandicehabíapuestoelpastelysobreunasbandejashabíagalletasygolosinas.Noé,aescondidasdesuspadres,tomóunagalletaysemetiódebajode

lamesa,paraquenosedierancuentadequeselaestabacomiendoantesdetiempo.BenjaminyCandicequedaronsatisfechosconlasencillaperoemotiva

decoración, que hicieron para celebrar el cumpleaños de su niña. Alfinalizar,ambosestuvierondeacuerdoqueyaerahoradequeellasedieracuentadeloquehabíanpreparado.—¡Génesis he llegado! —La llamó Benjamin, sin poder ocultar su

emoción, peronoobtuvoninguna respuesta, esperó algunos segundosyvolvióaanunciarsullegada—.¡Génesis,llegópapá!—laniñaseguíasinaparecer.En los ojos de Candice irremediablemente se reflejó la angustia y

Benjamin decidido ir en su busca. Con el corazón brincándole en lagargantacaminóhastalapuertadelahabitacióndeGénesis;justoantesdeaferrarsealpomo,laniñaabrió,apareciendoyhaciendopolvolaangustiadesuspadres.Génesis salió sonriente y sonrojada, caminó con lentitud hacia sus

padres ataviada con un hermoso vestido blanco de falda armada y devariascapas,lascualessearrastrabanenelsuelo.Ellahabíaelegidoesevestidoylehabíapedidoasumadrequenoselo

mostraraasupapá,porquequeríasorprenderlo.Candicelamirócondevoción,supequeñaseveíahermosa,tandelicada

ytanelegante.Benjaminse tragaba las lágrimasyotras tantas las teníaal filode los

párpados, nunca en su vida se había sentido tan orgulloso, su niña erarealmente hermosa, no podía evitar que lamelancolía lo golpeara, esosdiez años habían pasado muy rápido y temía el momento en que supequeñacrecierayabandonaraelnido,paraformarsupropiafamilia,noquería hacerse a la idea de que algún día se convertiría en una mujerindependiente,anhelabaquetodalavidanecesitaradesumanoparaandar.—Estoy lista—dijo con su vocecita temblorosa por las emociones y

diounavuelta,paramostrarseantesupadreconunabrillantesonrisa.—¡Eresunaprincesa!—exclamóBenjamintotalmenteemocionadoyla

cargó,dejándolecaerenlasmejillastodoslosbesosqueenesemomentoqueríadarle—.Eres laprincesamás lindadelplanetayde lahistoria—confesómirandoalosojosazulesdeGénesis.—Graciaspapi—dijocompletamentesonrojadayemocionada.En ese momento, Candice empezó a aplaudir y le hizo un ademán a

Benjamin,elcualentendióperfectamente,porloquebajóalaniñaydelamanolallevóalcomedor.El rostro de Génesis reflejó felicidad ante la sorpresa que le habían

preparadoyenesemomentoNoésalíadedebajodelamesa.—Graciaspapi—miróasupadreydesviólamiradahaciasumadre—.

Graciasmami,¡meencanta!—dijodandosaltitosyaplaudiendo.—¡Cumpleañosfeliz!—empezaronalunísonoCandiceyBenjamin,al

tiempo que él encendía la vela con el número 10 en rosado—.¡Cumpleañosfeliz!¡Tedeseamostodos!—Pide un deseo mi vida —solicitó Candice, sin dejar de sonreír

emocionadayorgullosa,mientrasqueNoéaplaudía.

—Quiero que mi tío llegue rápido —dijo emocionada y sin darletiempoasuspadresderecordarlequedebíahacerlomentalmente.AúnnoseacostumbrabanaqueGénesissiemprepidierasusdeseosenvozalta.Todos aplaudieron, disfrutando de ese momento emotivo, por fin le

dierondelanheladopastelaNoé,quiensecomiódosrodajas.AntelamiradasorprendidadeBenjaminCandicesequitóporprimera

vezlacadenaconlamedalladelavirgenMaríaquecolgabadesucuelloyselapusoasuhija,quientambiénmiradasinpodercreerloyconlosojosinundadoenlágrimasporlaemociónporquesabíaloespecialqueesoeraparasumamá.—Gracias —chilló con su tierna voz algo ronca y se abrazó

fuertementeaCandice.—Soloesperoquelaconservessiempre—pidiódándoleunbesoenla

frente.—Esoharémami,prometoquenuncamelaquitaré,voyacuidarlatoda

mi vida—la empuñó fuertemente y después volvió amirarla sin podercreerlo.Benjaminpropusoquesalieranal jardína jugarcon losglobosycon

Spoty, el cual ya era un gran cerdo de unos 80 kilos y comúnmentepaseabaaNoé,quienlegustabasubírsele.Losglobosempezaronaadornareljardínytodoscorríandetrásdelas

esferas de colores, pero Candice no lograba llevarles el ritmo a losdemás, por el peso de la barriga, por lo que abandonó el juego paradescansarysefuealabancaqueestababajoelárbol.Desdeeselugarteníalamejorvista,observabaaBenjaminjugandocon

sus hijos, como si fuese un niño más, soltando risotadas queinevitablementeaellalacontagiaban.Cuandodecidieronjugaralasescondidas,ellaunavezmássesumóyle

tocócontar.Sellevólasmanosalrostroparacubrírselo,perodevezencuando separaba los dedos para hacer trampas, haciendo el juego másdivertido.EllasesentíalamujermásdichosadelmundoylediograciasaDios

por todo lo que le había ofrecido, por la oportunidad que le habíabrindadoaBenjamin;perosobretodo,porqueelmalsehabíaalejadodesusvidasdemaneradefinitiva.Amododeagradecimiento, ibatodoslosdomingosalaiglesiaconsufamilia.Después de contar, fue en busca de sus hijos y esposo, encontrando

primeroaNoé,quien sehabíaescondidodetrásde las sillasdelporche,después encontró a Benjamin, quien había elegido subirse a un árbol,Génesis había sido más inteligente y tardó mucho en encontrarla, ellahabía salidode lapropiedad, asíque realmenteno laencontró, sinoquefuelaniñaquientuvoqueregresaralacasa.Candice pidió otro descanso y regresó una vez más a la banca,

Benjamin jadeante también la siguió, mientras que los niños siguieronjugando,alparecersusenergíaseraninagotables.Benjamin se dejó caer acostado en la banca, descansando la cabeza

sobreel regazodeCandiceyempezandoa repartirle suavesbesosen labarriga,mientrasellaleacariciabalossedososcabellosquetantoamabayqueGénesishabíaheredado.—Teamo,hermosa—susurrómirándolaalosojos,letomólamanoy

labesóconinfinitaternura—.Graciasporsermivida.—Yotambiénteamodelamismamanera…¿Losabes,verdad?¿Sabes

que todo lo que tengo, todo lo que soy, es para ti y para esta hermosafamiliaquemehasbrindado?Benjamin se incorporó y se puso de rodillas frente a ella, acunó el

rostrosonrojadodesuesposaylabesóconinfinitadevoción,queriendohaceresemomentoeterno.La noche llegó y ellos estaban exhaustos pero felices. La celebración

familiarcasillegabaasufin,yasehabíanbañadoypuestossuspijamas.Seencontrabanen lasala,BenjamincargabaaGénesiscomosideun

bebésetrataraydeigualmaneraCandicearrullabaaNoé.—Papi, ¿podemos cantar un poco?—pidió Génesis, jugueteando con

unodelosbotonesdelpijamadesupadre.—¿Cuál canción quieres que cantemos? —preguntó, admirando los

ojosazulesdesuhija,dondesereflejabaelcansancio.—LadeTarzán—dijoenunmurmullo.Benjaminempezóabuscarensumemoria,tratandoderecordarcómo

empezabalacancióndeesapelículadeDisneyquetantolegustabaasushijosyque enmásdeunaocasión, habíandichoqueTarzánvivía en elbosquedeSavai'iyesperabanalgúndíaverlosaltandoentrelosárboles.—Ven,dejade llorar—empezóacantarGénesis,sinesperaraquesu

padrerecordaracómoempezabalacanción,peroesofuesuficienteparaquetodoslosdemássiguieraneltema.

TodoestarábienSolotomamimano,tómalafuerte

Yoteprotegeré,detodoloqueterodeaYoestaréaquí,nollores…

Benjamin cantaba bajito,mientras le acariciaba el cabello a la niña y

ella al igual que sumadre y su hermanito, acompañaban a la voz de supadre.

Apesardesertanpequeño,parecestanfuerteMisbrazostesostendrán

ManteniéndoteseguroycalienteEstevínculoentrenosotrosnopuederomperse

Yoestaréaquí,nollores.

PorquetúestarásenmicorazónSí,túestarásenmicorazónDesdeahorayparasiempre…

Benjamincantaba,perdidoenlosojosazulesdesuhijayellaseperdía

enlamiradadesupadre,quienlecantabacontodosuamor.Mientras que Candice miraba a Noé, entonando melodiosamente la

canción,elniñoapenasselaestabaaprendidoyseguíalavozdesumadre,alcorohermosodeunafamiliafeliz.Enlasiguienteestrofalosespososbuscaronsusmiradas,porinstintoy

amor,fundiéndoseelazulconelverde,mientrasellossetomarondelasmanosytemblabanantelasemocionesquelosinvadían.

NoimportaloquediganEstarásaquí,enmicorazón

Porsiempre…Losniñosterminaronrendidosyamboslosllevaronalahabitaciónque

compartían,losacostaronensuscamas,dejándolelabendicióndeDiosyde sus padres,mientras le besaban la frente.Admiraron a sus niños porvariosminutosydespuéssefueronalacama,dondeelsueñolosvenciórápidamente.

Serían alrededor de las cinco de lamañana, cuando la señora Sailele

despertóalgosobresaltada,alescucharuninusualbullicioprovenientedelexterior.Al asomarse por la ventana, vio a varias personas corriendo hacia la

casadelosseñoresDankworth,inevitablementesumiradasemovióenesadirecciónyelcorazónselecargódeangustia,alverelcieloiluminadoaconsecuenciadelasllamasimpiadosasquedevorabanlacasa.Corrióhastalacamayempezóazarandearasuesposo.—Edega… Edega levántate… levántate—no dejaba de moverlo y él

apenas se sacudía el sueño—. La casa de los Dankworth se estáincendiando—jadeóconlavozcargadadeangustia.Lamujersecalzóysaliócorriendoconelcorazóndesbocado,mientras

suesposolaseguía.Amedidaqueseacercaban,suangustiaaumentabaalveratodoelmundodesesperado,tratandodeapagarelincesantefuego.Al llegar a la casa, las lágrimas se le desbordaron, al igual que a su

esposo,sesentíaimpotente,porquenadiequeríaentrar.Segundosdespués,entrelamultitudsedejóescucharungritoconforme

eltechosedesplomaba.—¡Mipapi!!Mimami!¡Noé!—Génesissuplicabaenmediodesollozos.—TranquilapequeñaGénesis,nollores,nodebesserdébil…—ladulce

vozdelhombredeojosgrisesycabellosrizados,quelateníasentadaenlaspiernas,tratabadecalmarla.Enmediodelmomentodedesesperación,ningunodeloshabitantesse

detenía a mirar al hombre, todos estaban en medio de una bruma deincredulidad e impotencia, todos lloraban a los queridos espososDankworth,quetantobienlehabíanhechoalacomunidad,aunquehastaelmomentonadiehabíapensadoensushijos.—Yonoquise…noquise…semecayólavela…¿Porquémipapiymi

mami?Noé…Noé…—sollozaba temblando,no importabaqueel señortrataradecalmarla,noconseguíahacerlo.—No…notearrepientas,síquisistehacerlo, lohicisteporquetupapá

medesobedecióycomotúeresunaniñamuybuena,nomedesobedecerás—le puso un dedo sobre la sonrojada nariz de la niña y le sonreía.Siempre le costaba un pocomásmanipular a los niños, porque eran dealmas puras y no aguardan sentimientos negativos que él pudieraalimentar, no había rencor, ni odio dentro de ellos.Entremás pequeños

eran,más apegados a la piedad estaban, perodespués de casi diez años,finalmentelohabíalogrado.—No lo haré… no lo haré—negó en medio de sollozos, sin poder

ocultarsumiedoysudolor—.Yanotengocasa…yanotengonada.—Sí…sítendráscasa,enunratovendrátutíoytellevará,teiráscon

él. Prometo que no te dejaré, que siempre te visitaré—dio su palabra,mientras leacariciaba loscabellos—.Ahora,quédateaquí tranquilita,nopuedesdecirleanadiequetúlohiciste,nomedesobedezcas—leadvirtió,al tiempo que la sentaba a un lado de la banca, desde donde Iblis habíaadmiradocómolacasahabíasidoconsumidaporlasllamas.Génesis solo negó con la cabeza, sintiéndose presa del pánico y la

desolación,leteníamiedoaeseseñor,peronopudoevitarhacerloquelehabíapedido,nisiquieralepermitíaconcentrarseenlaescuela,siemprelavisitabafueradecasa.Ledecíaquenopodíaentrarenella,porquenolohabíaninvitadoyaunqueellanoloinvitó,terminóporconvencerladequedejaracaerlavelaensucamaysalieradelacasa.Iblisdesapareció,paraéldiezañosnosignificabanabsolutamentenada,

eltiemponoeraalgoimportanteparaalguienquellevabamuchossiglosmerodeandoporlatierra.DejóaGénesisllorandodesconsoladamentelapérdida de su familia, mientras los habitantes intentaban inútilmenteapagarelfuego.CuandoRobertllegó,elalmaseleescapódelcuerpoantelanoticiacon

la cual fue recibido, la casa de su hermana se había convertido en unmontón de escombros negros, con Ralph, Candice y su sobrino Noédentro.Sinpoderevitarlo,seechóallorarcomounniño.—Llegamostardeseñor…nonosdiotiempo…¿Quiénesusted?—Le

preguntaban las personas que se le acercaban, a la vez que continuabancon sus comentarios—:QueDios los tenga en su gloria…Lo sentimosmucho…—élnopodíamásquelloraryllorar.Sentíaquetodoledabavueltas,mientraspensabacómolediríaaLizzy

yalrestodelafamilialosucedido.LavecinadeCandiceselollevóhastasu casa, ahí se encontró a su sobrina, abrazada al gran Spoty, mientraslloraba.—Génesis —la llamó con voz temblorosa, intentando limpiarse las

lágrimasparabrindarlefortalezaalaniña.Génesis al verlo, rompió en un llanto desesperado, soltó al cerdo y

corrió hasta su tío, quien la cargó e intentó consolarla, mientras le

acariciaba la espalda, perono servíademucho,porque él aferrado a susobrina,tambiénllorabadesconsoladamente.RoberthizotodoslospreparativosparallevarseloscuerposaAmérica,

habíavenidoabuscarlosporquequeríanvisitarsupaís,perosabíaquealllevárselosseríademaneradefinitivayCandiceincontablesveceslehabíadichoquelaislaerasuparaíso,queeselugarerasuEdénpersonal;sabíaqueallíquerríadescansarsuhermana,juntoalgranamordesuvida.Génesisestuvodeacuerdoenqueasuspadreslesencantabasucasayle

indicó a su tío el lugar donde sumadre pasaba todas las tardes, bajo elgranárbolquetodoslosdíasledabasombra.Y justo ahí enterraron los restos de su sobrino, su cuñado y de su

hermanajuntoasubebénonacido.—Quierocreerquemispapisymishermanitossoloestándurmiendo

—dijolaniñaenmediodelllanto,mientrasleponíafloresalastumbas.—Asíes,soloestándurmiendo—ledijoRobert,aquienletemblabala

barbillayleacariciabaloscabellosalaniña,mientrasleíaunavezmáselepitafioquesusobrinahabíaelegido.

TúestarásenmicorazónDesdeahorayparasiempre…

Era un fragmentode esaúltima canciónque cantó junto a sus padres.

Detrás de ellos, casi todo el pueblo seguía llorando la pérdida de unaspersonastanqueridas.TodoelmundolepreguntabaquéharíanconelteatrodelseñorRalph,

élnosabíaquérespuestadarles,noteníalamásremotaidea,soloqueríaquetodoesofueseunapesadilla.Con los días que pasó en la isla, preparando la documentación de

Génesis y los permisos de Spoty, alguien le contó la historia de cómohabíasurgidoelteatro,entoncesnolodudómás,elteatroselodejaríaaAoliki,aquienesperabacontactarapenasllegaraaLosÁngeles.RobertemprendiósuviajeaAmérica, llevándoseaGénesisyaSpoty,

porquesabíaquesuhermananoleperdonaríaquelodejaraabandonado.

“YelSeñordijoaSatanás:¿Dedóndevienes?

Satanásrespondió:Derecorrerlatierraydeandarporella.”

Job1:7

PADRENUESTRO

PadrenuestroqueestásenelcieloLlenodetodaclasedeproblemas

ConelceñofruncidoComosifuerasunhombrevulgarycorriente

Nopiensesmásennosotros.

ComprendemosquesufresPorquenopuedesarreglarlascosas.

SabemosqueelDemonionotedejatranquiloDestruyendoloquetúconstruyes.

Élseríedeti

Peronosotroslloramoscontigo:Notepreocupesdesusrisasdiabólicas.

Padrenuestroqueestásdondeestás

RodeadodeángelesdeslealesSinceramente:nosufrasmáspornosotros

TienesquedartecuentaDequelosdiosesnosoninfaliblesYquenosotrosperdonamostodo.

NicanorParra.

PlayList

Theprettyreckless–YouEdSheeran-KissmeThePrettyReckless-SweetThingsLMFAO-SexyandIKnowItLifehouse-FallingEminemft.Rihanna-TheMonsterKatyPerry-TeenageDreamOneRepublic-IfILoseMyselfChrisIsaak-WickedGameJAYZftDavidGuetta-TomfordPalomaFaith-OnlylovecanhurtlikethisSia-FireMeetGasolineRollingStones-SympathyfortheDevilMaroon5-AnimalsJessieWare-SayYouLoveMeIsrael"IZ"Kamakawiwo'ole-SomewhereOvertheRainbowPhilCollins-You'llBeinMyHeart

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