La Aventura de Los Conquistadores - Juan Antonio Cebrian

7/30/2019 La Aventura de Los Conquistadores - Juan Antonio Cebrian

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Annotation

El 12 de Octubre de 1492 el almirant

Cristbal Coln, al mando de tres navos y upuado de aventureros, soldados y clrigodescubra la realidad de un nuevo continente quecibira ms tarde el nombre de Amrica

Aquella tierra se convirti de inmediato en e

paraso prometido para miles de esforzadooadores, tan vidos de aventura y fuerte

emociones, como de riqueza y posicin sociaHombres que, en todo caso, constituyeron un

avanzadilla prodigiosa que abri los caminonecesarios para el conocimiento y lcolonizacin de un Nuevo Mundo, lo que supusun cambio trascendental para la historia dnuestra civilizacin. De la mano de Juan AntoniCebrin, autor de La aventura de los godos y Lcruzada del sur, entre otros, descubra en estapginas cmo se vivi semejante peripecia bordo de la Pinta, la Nia y la Santa Mara, lo

ueos de inmortalidad de Ponce de Len; e


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empuje aventurero de Nez de Balboa; lebelda y el carisma de Hernn Corts; lenacidad de Francisco Pizarro y, sobre todo, llusin de aquellos conquistadores en l

bsqueda de su Grial particular. Djese llevar poel entusiasmo, renase con salvajes indios enhspitos o maravillosos paisajes, intrnese poelvas desconocidas y viaje a un escenario virge

dispuesto para el asombro. Sin duda, La aventurde los conquistadores se convertir en sus manoen un autntico descubrimiento.


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JUAN ANTONIO CEBRINLA AVENTURA DE LOS

CONQUISTADORES

Coln, Nez de Balboa, Corts,Orellana y otros valientes

descubridores.


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Este libro est dedicado a los ms d

cinco millones de espaoles que surcaron la

aguas atlnticas durante cinco siglos en pos d

un sueo que les procurara una vida digna y

razonable. Muchos de ellos murieron en e

empeo, pero su sangre reg una tierra frti

que supo aprovechar su empuje para ledificacin de un mundo nuevo y abierto

odos. Uno de ellos mantiene hoy en da viva l

lama del americanismo, su nombre Miguel d

a Quadra Salcedo, fiel mulo de aquellos quabrieron las grandes rutas al conocimiento.


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Introduccin

El paso del tiempo ha visto nacer desaparecer innumerables civilizaciones mperios. En todas las ocasiones surgiero

grandes hroes que intervinieron de form

decisiva en el devenir de los acontecimientoautnticos exploradores que abrieron camino us congneres aunque el propsito inicial n

fuera ese.En los genes del ser humano va implcita l

exploracin y conquista de objetivos en mayor menor grado. Hoy en da las fronteras de lcuriosidad humana se establecen en el espaciexterior o en las profundidades ocenicas, per

hace quinientos aos esto ni siquiera se podconcebir, pues, como es sabido, apenas satisbaban las ideas primigenias sobre loconfines del mundo.

El 12 de octubre de 1492 el genov


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Cristbal Coln descubre para la corona espaolun Nuevo Mundo que sera conocido madelante como Amrica.

Era el comienzo de una de las epopeyas mambiciosas y fascinantes de la historia, con mupocos ejemplos a los que se pudiera comparaposiblemente, tan slo la conquista de Siberiealizada por los cosacos del zar ruso Ivn IV e

Terrible algunas dcadas ms tarde.Coln nunca lleg a pisar las tierra

continentales. En sus cuatro viajes coste ladiferentes islas caribeas sin imaginar qu

aquellas presuntas Indias occidentales eran unnmensa extensin desconocida hasta entoncepara los asombrados descubridores europeos.

Amrica se convirti de inmediato en eparaso prometido para miles de aventureroesforzados, quienes con su alientodeterminacin y, sobre todo, afn de riquezaconstituyeron un ariete prodigioso en estcambio espectacular de la historia.

En ese tiempo Espaa contaba con uno


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ocho millones de habitantes, la situacieconmica no atravesaba su mejor momento, lguerra de Granada haba agotado las arcas realey el enfrentamiento directo con musulmanes udos sembraba el desasosiego por buena part

de la pennsula Ibrica. En este escenario dncertidumbre la llegada de noticias sobre eeciente descubrimiento fue un viento de alivi

para todos aquellos desprovistos de fortuna anhelantes de horizontes donde plantear unnueva y ms lustrosa existencia.

En todo caso, la conquista y colonizacin d

as Indias occidentales supusieron un retapetecible para miles de personas dispuestas dejar atrs biografas demasiado grises en buscde futuros luminosos. Nadie discute a estaalturas que los llamados conquistadores no smovieron por ideales ensoadores, altruistas eligiosos; ms bien pretendan la posicin socia

o los tesoros que Europa les haba negado. Auas, es cierto que gracias a su empuje se abriero

utas indispensables para que Amrica s


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convirtiera en una firme realidad como tierra dpromisin para incontables desheredados deistema social.

Es difcil explicar cmo fue posible quunos pocos militares, aventureros y clrigopudieran sojuzgar en tan poco tiempo a grandemperios como el azteca o el inca. Es

circunstancia nos hace sospechar co

fundamento que esto se produjo gracias a layuda de diferentes pueblos disconformes coas potencias precolombinas dominantes.

Nez de Balboa, Hernn Corts, Francisc

Pizarro, Jimnez de Quesada y otros tantos comellos fueron piezas clave en la consolidacin demperio espaol. Su abnegacin y fuerzmpulsaron, no slo la evangelizacin de u

continente entero, sino tambin el conocimientcientfico que lleg con la exploracin del mediambiente y la navegacin de nuevos litorales ocanos. Una gesta sin precedentes en ucontexto geopoltico sumamente complicad

donde nacieron los hombres capaces par


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emprender la mayor aventura que vieron loiglos.

sta es mi undcima obra literaria y lconfieso, amigo lector, que resulta, sin duda, unde las ms difciles de toda mi trayectoria comescritor, pues debo narrar con objetividad y rigoavatares, polmicas, injusticias, aventuras... Edefinitiva, vidas, eso es, vidas de unos hombre

pendencieros en la mayora de los casos nobles, justos y patriotas en pocas ocasione. Pero hay algo que nunca debemos olvidar y eque fueron hijos de su tiempo. Lo que hiciero

nuestros conquistadores no difiere mucho de laactuaciones colonizadoras de otras potenciacomo Inglaterra, Portugal, Francia o PaseBajos. La divergencia entre unos y otros radicen que las posesiones espaolas de ultramaquedaron impregnadas, no slo de masacrecrueldad y explotacin, sino tambin de culturadioma, religin...

Le invito por tanto a retrotraerse en e

iempo y a viajar conmigo hasta aquello


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fascinantes siglos de la edad moderna. Sepcmo se vivi el descubrimiento a bordo de l

inta, la Nia y la Santa Mara, la inseguridade Cristbal Coln, la rebelda y tesn de HernCorts, la fuerza de Francisco Pizarra y, sobrodo, la ilusin de aquellos conquistadores en l

bsqueda de su especial Grial, llamado en esoares El Dorado, Cbola o ciudad de los Csare

Djese llevar por la emocin, renase con indioy paisajes, intrnese por selvas desconocidas viaje a un mundo virgen dispuesto para easombro. Estoy convencido de que esta aventur

de los conquistadores ser para usted todo udescubrimiento.


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CAPTULO I

EL DESCUBRIMIENTODE COLON

Llegar un tiempo en que gran parte de lierra vendr a ser conocida, y un nuev

marinero... descubrir un nuevo mundo, y

Thule dejar de ser la ltima de las tierras.

SNECA, Medea.Haban transcurrido treinta y tres das desd

que una flotilla compuesta por dos carabelas una nao, bajo pendones de Castilla y Aragn

dejara atrs las costas pertenecientes aarchipilago de las Canarias. Fueron, sin duda, laornadas ms estremecedoras vividas po

expedicin alguna en aquellos aos de expansi

geogrfica y naval por el globo terrqueo. Lo


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poco ms de cien hombres que integraban las treripulaciones ardan en deseos de regresar a casa

un clima de sedicin inundaba la escuadra y scapitn, don Cristbal Coln, haba agotado lprovisin de tretas y excusas en el intento dconvencer a los temerosos marineros para qurabajasen un da ms, una hora ms, un minut

ms. No en vano, aquel conglomerado d

caballeros, buscavidas y aventureros transit pomares hasta entonces ignotos y, a decir de lamuchas leyendas que adornaban los ocanocuajados de innumerables peligros, stos, tarde

emprano, se cebaran en ellos. Fue entoncecuando el destino acudi en ayuda de surmulas almas sedientas de tangible seguridad yusto en el momento lgido de la desesperacin

una luz lejana vaticin el hallazgo ms inesperadque vieron los siglos. A las dos de la madrugaddel 12 de octubre de 1492, ao de nuestro Seoruan Rodrguez Bermejo marinero viga de linta y errneamente conocido ms tarde com

Rodrigo de Triana dio la voz de alarma a su


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compaeros con el deseado grito de Tierra!Sin embargo, este protagonista de tan singuladescubrimiento no pudo cobrar la recompensestablecida por los Reyes Catlicos en diez mmaravedes para el primero que atisbara suelfirme, pues el propio Coln se arrogegostamente, el derecho de ser el primero evislumbrar costa, argumentando que l mism

haba visto unas luces en la lejana momentoantes de que el tripulante sevillano diera el avisoPocos podan intuir que en ese remoto lugar deplaneta Tierra se comenzaban a dar los primero

pasos de uno de los episodios ms sorprendenteque jams vieron los seres humanos. Ocurri eGuanahan, una reducida pero exuberante isla dearchipilago que hoy conforma las actualeBahamas, en un mar al que llamamos Caribcomo recuerdo de los aborgenes que habitabaaquellos lares. En dicho da los tres buques deducidas dimensiones y fletados por la coron

espaola recalaron en sus costas verdes

frondosas tras varias semanas de singula


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ravesa. Los autctonos, presas de la curiosidade agolparon en las playas para vislumbrar d

cerca el prodigio que ante ellos se ofreca, pueen verdad creyeron que aquella imagen de la queran privilegiados testigos representaba llegada sobrenatural de extraos seres barbudoecubiertos de metal a bordo de tres inmensa

casas de madera. Algo en todo caso digno de se

contado al calor de sus hogueras tribales enoches propicias para la narracin de leyendacuyos protagonistas provenan del mbitcelestial. Tras el desembarco de los espaoles

u flamante almirante tom con solemnidaposesin en nombre de Castilla y Aragn de lnovsima latitud, bautizndola con eesclarecedor nombre de San Salvador. Econtacto entre los recin llegados y los indiocomo as eran llamados por los europeos, fue siduda amistoso y pronto ambos grupos sntercambiaron ofrendas en seal de pa

conciliadora.

Coln, capitn de la empresa y reci


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ascendido por su hallazgo a la categora de graalmirante de la Mar Ocana, utiliz toda clase decursos gestuales para comunicarse y obtene

de sus nuevos amigos las mximas indicacioneobre las pistas que se deban seguir hast

alcanzar el verdadero objetivo de la expedicinque no era otro sino arribar a Cipango (Japn) Catay (China), con lo que se justificara, no sl

el mecenazgo de Castilla y Aragn sobre tamagna empresa, sino tambin su personacertidumbre acerca de la ruta occidental entre eviejo continente y Asia, asunto que abrir

nmejorables expectativas de negocio para lopatrocinadores de la hazaa y para l mismoSeguramente, en aquella trascendental jornadadon Cristbal record con una sonrisa irnicodos los avatares y circunstancias por los hab

que atravesado hasta llegar a ese punto que upona cercano al xito, dando por buenos lo

captulos de ansiedad, incomprensin y desidia os que haba sido sometido por los que n

quisieron dar crdito a su arriesgada hiptesi


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viajera.No es mucho lo que sabemos sobre lo

primeros aos del hombre que, en etapaucesivas, llevara los nombres de Colombo

Colom y Coln; ni siquiera los investigadorehistricos ms prximos al personaje se ponede acuerdo a la hora de certificar su lugar exactde nacimiento. A lo largo de los siglos s

especul con diferentes procedencias dado eextrao hermetismo del que hizo bandera en todu existencia. Sus escritos fueron siempre e

castellano, lo que abon an ms el campo de l

confusin. Muchos pensaron que vino al munden Catalua, y que tras una turbia existencicomo corsario combati a las escuadraaragonesas; otros ubicaron su origen eMallorca, Ibiza, Galicia, Portugal... Lo cierto eque hasta que aparezcan mejores pruebas, lmayora de los exegetas colombinos se inclinpor la hiptesis italiana y Genova como sitipreferente a la hora de explicar razonablement

a llegada al mundo de don Cristbal, qu


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aconteci en 1451. Tambin parece confirmadel oficio textil del progenitor, aunque otroaseguran que la familia Coln estaba claramentvinculada a la navegacin y de ah el prontenrolamiento del joven Cristbal en buques qurazaban rutas comerciales por el Mediterrneo

Sea como fuere, el clan de los Coln estabasentado desde tiempos pretritos en las aldea

de Quinto y Quezzi, muy prximas a Genova, udato revelador sobre la raz italiana del futuralmirante, quien siendo mozo sinti la necesidade navegar, acaso como esbozo de un propsit

que aos ms tarde conmocionara al mundentero. A su faceta inicial como comerciantdebemos aadir la de corsario al servicio dRenato de Anjou, en cuyas naves el bisomarinero, de apenas veinte aos, hizo armas rab conocimiento por primera vez de los mare

atlnticos, los mismos que le condujeron hastitorales portugueses en 1476, ao decisivo par

nuestra historia pues en dicha fecha la peripeci

vital de Cristbal Coln dio un gir


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absolutamente esencial.Durante sus primeros aos de vida en el ma

Coln adquiri multitud de conocimientos, nlo en lo que a la navegacin se refiere, sinambin en otras disciplinas que a la postre levistieron de la ptina renacentista tan necesari

para entender el progreso en su tiempo. Emuchacho era de naturaleza estudiosa

aprovech la lenta monotona de los trasiegomartimos para robustecer su afn de sabidureyendo cuantas obras cayeran en sus mano

Aunque no haba recibido educacin formal, n

ard en aprender latn y en dominar las teoracosmogrficas que imperaban en la Europa de siempo. Posiblemente, su obra literaria favorita

que siempre le acompa en cada viaje fue Eibro de las maravillas de Marco Polo

personaje con el que se senta plenamentdentificado, lo que le invit a soar con emula

algn da las gestas del veneciano, pero eentido contrario, ya que el clebre explorado

haba llegado a China por va terrestre, siguiend


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a ruta oriental, y l tena la conviccin de quexista un camino martimo ms corto poOccidente. Tambin lleg a conocer eprofundidad las Sagradas Escrituras, en particulaos libros profticos. Tal vez fue esto lo qu

poco a poco convenci al ambicioso navegantde que Dios lo haba elegido para realizar grandeproezas.

En el mencionado ao de 1476 la flotcorsaria en la que serva atac a una escuadrcomercial italiana que navegaba junto a la costde Portugal. El barco en el que se encontrab

Coln, en el fragor de la batalla, recibi diversompactos de artillera, lo que provoc uncendio en la nave que hizo temer por s

destino. El genovs, viendo que su suerte podracabar all mismo, opt por saltar al maprefiriendo morir ahogado que en medio daquellas llamas infernales. La distancia respectde la costa lusitana era demasiado grande, dadque el joven se encontraba a unos catorc

kilmetros del litoral y eso en principio s


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antojaba difcil para cualquiera por muy bien qunadase. Sin embargo, su tenacidad y sus ganas dvivir le hicieron dar una brazada tras otra hastconseguir llegar a tierra. Completamentexhausto, sinti bajo sus pies la solidez del suelusitano. Coln consider entonces que lo que l

haba ocurrido no era ms que una seal deAltsimo sobre la verdadera misin que l deb

asumir en la historia.Una vez establecido en Portugal, su nuev

pas de acogida, se alist en diferenteexpediciones martimas. Un ao ms tarde visit

Thule nombre atribuido a Islandia y que poentonces la mayora de veteranos tripulanteconsideraba uno de los confines del mundo. Epropio Coln lleg a asegurar que haba superaden cien leguas las costas islandesas. Esta aventurdebi de significar mucho para el intrpidviajero, el cual entendi que aquella gesta cubrcon excelente nota el primer captulo de sproyecto fundamental. Lo ms probable es que a

navegar por el ocano glaciar rtico conocier


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as viejas sagas vikingas en las que se referan lohechos protagonizados por los antiguos nrdicoen el siglo x, cuando el navegante Eric el Rojo u descendencia contactaron con Groenlandia

para ms tarde tomar la ruta sur que les condujhacia tierra continental americana, lugar al qubautizaron con el nombre de Vinland (Tierra deVino). Lo cierto es que Coln crey a pie

untillas los relatos vikingos que demostraban sparticular teora sobre la existencia de TierrFirme ms all del Atlntico, justo el camino qul pretenda trazar hacia Asia oriental.

En 1479 se cas con la noble damportuguesa Felipa Moniz de Perestrelo, hija dun antiguo gobernador de Porto Santo, expertmarino y aficionado cosmgrafo. La suegra dColn le entreg a ste todos los mapas papeles de su difunto marido. Y es de suponeque entre los legajos encontrara algo ms qudatos nuticos o cartografas conocidas. Muchopiensan que el suegro de Coln ten

conocimientos certeros sobre la realidad de u


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nuevo continente al otro lado del Atlntico y qudichos saberes sirvieron para que el futuralmirante ampliara su perspectiva del magno viajque ya estaba perfilando en su mente.

Don Cristbal se asent con su esposvarios aos en Madeira, donde posiblementultim los detalles de su ya fortalecido plan dactuacin. En las Azores no dej de escucha

atentamente los fantsticos relatos ofrecidos poveteranos marineros, los cuales aseguraban covehemencia que tras jornadas envueltas poormentas y vientos, algunos barcos era

desplazados en sentido contrario al continentafricano dando con sus maderas en unas tierradesconocidas de las que pocos sobrevivan parcontarlo. A estos detalles, ms o menofabulados, Coln aadi otras pruebas, como lpresencia en Madeira o Canarias de figurillaabradas, que aparecan en las playas despus d

violentas tempestades y que, al parecer, no sdentificaban con culturas conocidas. Asimismo

os lugareos contaban que en ocasiones surga


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de las aguas cadveres con rasgos diferentes al dos africanos, lo que abonaba an ms el misteri

en torno a lo que poda encontrarse yendo haciOccidente.

Otros hombres haban escuchado esocuentos con relativa indiferencia. Y qu si habierras distantes al oeste? Los marinero

portugueses haban descubierto ya las islas d

Cabo Verde y las Azores. Posiblemente habrotras islas an ms lejos. Pero ideliberadamente en su busca era tarea tadesesperada como la de encontrar trigo en e

desierto ms desolador. Coln, sin embargoescuch estos relatos con vido inters, puematerializaban la existencia de sus postuladogeogrficos. Irnicamente, estas teoras quen ltima instancia le llevaran a descubrir e

uevo Mundo se basaban en un cmulo dfalsas informaciones y conclusiones errneaColn haba grabado a fuego en su mente loextos apcrifos en los que se deca: El terce

da T ordenaste que las aguas se congregaran e


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a sptima parte de la Tierra: seis partes T hadesecado.... Sobre la base de estas lneas, haba llegado a la conclusin de que, de las sietpartes del globo, seis estaban hechas de tierreca y la sptima de agua. Al igual que la mayor

de los hombres cultos de su tiempo, Colaceptaba el hecho de la circunferencia de lTierra, por lo que le pareca perfectament

gico que las masas continentales de Europafrica y Asia ocuparan, en conjunto, loequeridos seis sptimos del globo. Si todos lo

ocanos ocupaban la sptima parte restante, e

Atlntico no poda ser tan grande despus dodo. En realidad, su estudio de las obras dPtolomeo y Marco Polo le haba hecho llegar a conclusin de que la tierra comprendida entr

frica occidental y Asia oriental se extendhacia el este en una distancia superior a 280 dun total de 360 que comprenda lcircunferencia de la Tierra. De esta suerteazonaba, la distancia en direccin oeste desd

frica occidental hasta Asia oriental poda se


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ecorrida en un viaje de menos de 80 dongitud.

Slo quedaba traducir esa cifra a millaAqu cometi un grave error. Ignorante de que lmilla rabe es ms larga que la europea, utiliz lcifra rabe de sesenta y dos millas y media pogrado de longitud en el ecuador en el ecuadohay en realidad sesenta y nueve millas europea

por grado de longitud. Entonces, decidiendque el primer viaje transatlntico convenhacerlo en la latitud de las Canarias, donde ugrado de longitud es ms pequeo que en e

ecuador, recort an ms la cifra hasta cincuentmillas por grado de longitud. Multiplicandcincuenta millas por 80 de longitud, obtuvo eesultado de cuatro mil millas como medida de l

distancia existente entre las Canarias y AsiOriental.

Coln se mostraba un tanto impreciso sobrel destino ltimo de su viaje, pues l, como lmayora de la gente en la Europa del siglo XV

lo tena una vaga idea sobre la geografa de


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ejano Oriente. Describa, pues, su metalternativamente como Catay (China), CipangJapn), India (las Indias) o el Imperio del Gra

Khan. No obstante, saba en lneas generales lque quera, consiguiendo, gracias a sus dotes dcomunicador verbilocuaz, que otros tambin snteresaran en el proyecto debido a su

magistrales pero enigmticas exposicione

pblicas.


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El desdn portugus

Cristbal Coln era un hombre apuesto

carismtico y con un extraordinario don dgentes. Su apariencia fsica lo ayudaba, ya quposea elevada estatura, rostro agraciado cabellos rojizos, a lo que se sumaba su innegablelegancia y un gusto exquisito a la hora de elegi

us vestimentas.No es de extraar por tanto que muy pront

as jvenes damas de la corte portuguesa snteresaran en conocer un poco ms sobre aque

excntrico navegante con nfulas de conquistadoen todos los sentidos. Con frecuencia visitabuno de los conventos de Lisboa donde se reunaas damitas ms distinguidas de la corte. Una d

ellas, Felipa Moniz de Perestrelo, le concedi samor y de paso el acceso directo al prncipuan, pieza indispensable para afrontar cualquie

empresa en el futuro. Sobre los padres de Felipya hemos hablado en lneas anteriores, y acerc

del inminente rey perfecto de Portugal cab


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mencionar que si en principio se interes por lahistorias del genovs, ms tarde, una veproclamado monarca, abandon la atencin haciel navegante para centrarse ms en easesoramiento que le daban sus notables dconfianza, y stos aconsejaron al soberano natender ms narraciones fantsticas, para s, ecambio, patrocinar asuntos promovidos por lo

grandes y exitosos navegantes lusos demomento, cuyos hechos eran ms demostrables beneficiosos que cualquier propuesta aportadpor un iluminado, como alguno calific

Coln. Lo cierto es que el genovs intent dforma infructuosa convencer al rey portugudurante siete aos.

Ignoramos la manera en que expuso sudeas; pero, como era dado al secreto por un

parte y a la exageracin por otra, razonablementpodemos suponer que las present con ciertaignificativas omisiones y con adicione

fantasiosas. Sin duda que se reserv los que cre

puntos principales en que se asentaba la evidenci


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de la nueva ruta martima, temiendo que otropudieran apropiarse de sus informes y arrebatarlas la gloria del descubrimiento. Y, con el fin deganarse el apoyo de Juan, seguramente fantaseobre la fabulosa riqueza de Oriente y enfatizas ventajas que a Portugal se le derivaran d

usar la ruta que l someta a estudio. El rey, siembargo, no qued convencido por lo

argumentos de Coln. Ms an, quedboquiabierto de asombro por el alto precio queste marinero de fortuna fij a sus serviciosColn peda nada menos que una ejecutoria d

nobleza, el ttulo de almirante, el virreinato dodas las tierras que descubriera y un diezmo devalor de todas las cosas provechosas que en ellae encontraran.

No obstante, el rey Juan no rechaz de planel proyecto hasta 1482, en que una asamblea dabios lo declar imposible. Desilusionado e

Portugal, Coln decidi ofrecer sus ideas a otromonarcas. En 1485, ya viudo y padre de un hij

por quien velar llamado Diego, se dirigi


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Espaa, reino recin unido mediante la fusin dCastilla y Aragn por el matrimonio de sus reyesabel y Fernando. En la recin nacida potenci

encontr sus primeros amigos entre los cultofranciscanos de La Rbida. Precisamente dos destos monjes, Antonio Marchena y Juan Prezfueron los primeros en avalar la hiptesicolombina abrindole paso hasta nobles cercano

a los monarcas hispanos. Mientras esto ocurrdon Cristbal viaj por Andaluca y se enamorde doa Beatriz Enrquez de Arana, hermosmujer con la que tuvo a su segundo vstago

bautizado con el nombre de Hernando. En estoaos Coln conoci a fondo los ambienteportuarios de Sevilla, Cdiz y Palos, creandamistad con algunos de los marinos quposteriormente le acompaaran en su decisivingladura. Todos ellos quedaron impresionado

por su visionario proyecto y lo presentaron ciertos aristcratas que tenan acceso a los reyesDe esta forma tuvo Coln la segunda oportunida

de presentar sus teoras a la realeza. Una vez m


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expuso su gran plan, con misterio, reservas pompa; de nuevo pidi por sus servicios emismo precio exorbitante y se mantuvo pertinaen su empeo, sin xito alguno, durante seiaos. A decir verdad, en 1488, pens seriamenten volver con su idea a Portugal; pero, aunque emonarca luso manifest su deseo de recibirleaqul se abstuvo de comparecer, acaso por la

noticias enviadas por su hermano Bartolomquien ofreci la empresa al rey de InglaterraEnrique VII, el cual, finalmente, tampoco quisaber nada de la singular aventura.


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Mecenazgo para una ilusin

En 1492 el largo batallar de Coln, sbita nesperadamente, encontr su recompensa. Eenero de ese ao, las tropas de Fernando e Isabeconquistaron la ciudad de Granada, ltimeducto musulmn en la pennsula Ibrica, con l

que se pona fin a casi ocho siglos de guerra devastacin. Los reyes, eufricos por estvictoria, decidieron patrocinar el proyecto dColn y garantizar que tuviera barcos, hombres

abastecimientos. Incluso aceptaron virtualmente sin reservas sus desaforadacondiciones. En abril se firmaron laCapitulaciones de Santa Fe, un contrato entre lcorona y Cristbal Coln por el cual los reyes seservaban la titularidad de lo descubierto

cambio de su aportacin econmica a la empresaColn tambin sali muy beneficiado: aconcederle el nombramiento de virrey perpetuo

gobernador de cualquier tierra que encontrara


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almirante heredero de la Mar Ocana, adems decibir un 10 por ciento de las ganancias derfico y el comercio.

Para finales de julio ya tena armadas abastecidas dos carabelas, la Pinta y la Nia,una nao, la Santa Mara, alistados ochenta nueve tripulantes de toda suerte y condicinncluidos algunos reos que, a cambio de libertad

eligieron participar en la magna empresaAsimismo, una veintena de caballerofuncionarios e hidalgos aceptaron gustosoformar parte de la aventura sirviendo a los reye

o a sus propios intereses. En total, ms de ucentenar de hombres integraron la primerexpedicin oficial europea que zarp rumbo a

uevo Mundo; aunque en esos das nadie podmaginar que esto fuera as. El puerto elegid

para la salida de las naves fue el de PaloHuelva), menos importante que Cdiz o Sevilla

pero libre de una cuestin que no podemos pasapor alto: en ese tiempo miles de judos estaba

utilizando los principales puertos del su


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peninsular para salir del pas que les habexpulsado, y el puerto onubense ms alejado das costas africanas, lugar de destino para lo

hebreos, se encontraba libre de estos forzosornsitos y ms cercano, por aadidura, al prime

objetivo de la navegacin situado en las islaCanarias.

A principios de agosto de 1492, los tre

buques a las rdenes del almirante CristbaColn como ahora se titulaba a s mismoestaban listos para zarpar. Su nave almirante, de lque era tambin capitn, era la Santa Mara, qu

meda treinta y cinco metros de eslora dieciocho y medio de manga. Sus tres mstilearmaban velas cuadradas. La Pinta, ms rpidpero menos de la mitad de larga que la capitanalevaba aparejos parecidos. La tercera nave, li a , era an ms pequea que la Pinta

convencionalmente armaba aparejo latino. Ealmirante estaba muy satisfecho con suugartenientes. Tanto Martn Alonso Pinzn

capitn de la Pinta como su hermano Vicent


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capitn de la Nia eran marineroexperimentados. Estos ilustres marinos habaaportado gran parte del respaldo financiero parel viaje y estaban dispuestos a garantizar el xitdel mismo.

Al alba del viernes 3 de agosto de 1492Coln dio la seal de zarpar y, con las velahinchadas al viento, se hizo a la mar la peque

flota. Cada una de las naves portaba caones levaba en su almacn suministros para sei

meses. A bordo haba tambin pequeos artculoy frusleras preparados para el intercambi

comercial con las presuntas gentes brbaras que podran encontrar en alguna isla a mitad dcamino antes de llegar al esplendoroso OrienteLa corta travesa a las Canarias deba ser rutinariy tranquila, pero no lo fue, pues la Pinta rompidos veces el gobernalle, lo que origin enojosademoras. Luego hubo tres das de calma chichque mantuvo inmviles a las tres naves. Cuando lflota lleg al puerto canario, tuvo que esperar u

argo mes hasta que se completaron la


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eparaciones efectuadas en la Pinta. Coln, presde la impaciencia, slo encontr consuelo en ehecho de que la obligada demora permiticambiar las velas latinas de la Niapor velacuadradas, lo que aumentara la velocidad.

Hasta el jueves 6 de septiembre las navecolombinas no pudieron proseguir viaje. Poco poco las Afortunadas iban quedando atrs

mientras un extrao sentimiento de temor sadueaba de los tripulantes embarcados eaquella incierta singladura. Y es que no faltaroumores desde el principio sobre el propsit

final de aquella inslita expedicin tan alejada dconvencionalismos. No en vano, iba a ser lprimera vez que naves europeas transitaran eAtlntico con la nica gua de un presuntvisionario imbuido en sus propios pensamientode grandeza. Aun as, continuaron surcando laaguas del archipilago canario ofreciendo unmirada nostlgica hacia Hierro, la isla moccidental y ltimo lugar de tierra firme que lo

marineros veran en varias semanas. No todo


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compartan la fe de Coln en el xito del viajeSu inquietud no tena nada de sorprendentporque, aunque la mayora de ellos estabafamiliarizados con los mtodos de la navegacien los que se orientaban por el sol, las estrellas a brjula, pocos haban navegado tanto tiempin poder avistar tierra. Ahora, enfrentados co

mares desconocidos y siniestros, no contaba

con otra cosa que les ayudara a encontrar la ruten el viaje de ida y de vuelta. Slo Coln smantena firme en su creencia de que el viaje lelevara sanos y salvos a su destino. Su fe en l

empresa era inconmovible como determinada sfuerza e inquebrantable su coraje.La flota llevaba el rumbo latitud 28 norte

Coln haba elegido este rumbo despus dlegar a la conclusin, tras la lectura de un pasaj

del libro de Marco Polo, de que siguiendo eesta latitud ira a dar directamente con CipangJapn), la gran isla que distaba dos m

cuatrocientos trece kilmetros de la costa d

Catay (China). As que el almirante y su


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oficiales se aferraron con decisin a este rumboEn la eleccin tuvieron mucha suerte, puegracias a ello se mantuvo la flota en el cinturde los vientos alisios, favorables a la navegacien esa poca del ao y, a fin de evitar mayoemor entre la marinera, se orden navegar odo trapo, da y noche, a lo largo de setecientaeguas, para luego hacerlo de sol a sol. En tod

momento el genovs se mostr cauto y nealiz ningn tipo de promesas a sus hombre

dejando que la tripulacin abrigara sus propiaconjeturas sobre las decisiones adoptadas por s

capitn. Coln acert en sus clculos de que aeguir tal estratagema mantendra la calma de lripulacin durante muchos das. Sin embargo

qu ocurrira luego? Bien estaba llevar a snimo la conviccin de que avistaran tierra acabo de setecientas leguas, pero qu iba a pasai esto no se produca? Despus de todo, Cipang

distaba probablemente de las Canarias ms de meguas y, aunque Coln esperaba dar antes co

alguna isla, no estaba seguro de que s


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cumplieran sus previsiones y exista lestremecedora posibilidad de que la tripulacie amotinara. Para impedirlo, recurri al ardid dlevar dos libros de navegacin: uno, para su

propios clculos, que registraba la distancia reacubierta cada da por la flota y, otro, accesible a marinera, que daba una versin reducida de l

distancia cubierta. Con esto el almirante abrigab

a ferviente esperanza de que, a la vista deegundo libro, sus hombres estuvieran esperand

completar las primeras setecientas leguas cuanden realidad ya haban recorrido ms d

ochocientas. Entre tanto se present en el viajotra fuente de inquietud. A lo largo de la costatlntica de Europa la aguja de la brjula apuntabiempre un poco al este del norte. Pero, a lo

cuatro das de desaparecer Hierro de la vistaColn empez a comprobar que dicha agujapuntaba considerablemente al oeste del norteEsta situacin trascendi a los hombres, locuales mostraron un evidente nerviosismo, pue

por entonces la pequea escuadra se encontrab


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en medio del Atlntico y a merced de evidentepeligros. Desde luego no era el mejor momentpara toparse con el problema, hasta entoncedesconocido, del magnetismo de la tierra. Colnestremecido por el inesperado descubrimientoacept que ya no poda confiar en su brjula y fiu suerte a la tradicional posicin de la estrell

Polar en el firmamento. De esa guisa los tre

barcos y sus temerosos tripulantes llegaron a laaguas cubiertas de algas del mar de los Sargazoen la zona occidental del Atlntico; parentonces, el miedo y la desesperacin haba

hecho presa en casi todo el mundo. Los oficialeespaoles comenzaron a murmurar que hablegado la hora de enfilar proa hacia casa, lo

convictos suspiraban por la seguridad decalabozo y los honrados marineros aoraban lmontona rutina del comercio en las aguacosteras. Para levantar sus desmayados esprituColn les anim a mirar de cerca la maraa dalgas que flotaba a su alrededor, asegurando qu

pareca verde hierba recin llegada de tierra. Lo


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Pinzones fueron en efecto quienes, algn tiempms tarde, llamaron la atencin sobre lmportancia que tena el hecho de ver bandada

de aves y chaparrones sin viento. Ambofenmenos eran seales inequvocas de que lierra no poda encontrarse lejos.

La tarde del 25 de septiembre, MartAlonso Pinzn grit desde el castillo de la Pint

que haba avistado tierra. La flota cambinmediatamente de rumbo y puso proa en l

direccin indicada. Pero la luz del siguientamanecer slo revel un horizont

ninterrumpido de mar y cielo. El desengao da tripulacin se torn en ira contra su capitn algunos empezaron a sugerir el amotinamientoLos Pinzones, alarmados por el trancedefendieron ante Coln la decisin de colgar os cabecillas. El almirante, en cambio, decidi

pasar por alto la deslealtad de los conspiradoreiempre que stos accedieran a seguir navegand

unos cuantos das ms. Adivinando que n

encontraran piedad a manos de los Pinzones s


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e rebelaban contra Coln, los sediciosoaceptaron su ofrecimiento y la flota siguiadelante.


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Tierra a la vista

El 7 de octubre, dejndose orientar por e

vuelo de una bandada de aves, el almirantcambi el rumbo en direccin suroeste. Variodas ms tarde empezaron a verse flotando en eagua ramas y caas. La tierra no poda estar lejoLa noche del 11 de octubre, poco antes de l

medianoche, Coln crey haber visto brillaenuemente en la distancia la luz de un fuego

aunque slo hubo otra persona en la Santa Marque afirmara haber distinguido tambin esa luz. A

a maana siguiente un caonazo seaconvenida como aviso de haber visto tierraron en la proa de la Pinta. ste fue sin duda e

momento supremo para Cristbal Coln. Por finras los das ms angustiosos de su existencia

encontraba recompensa a sus esfuerzos y sueosLo que nunca sabra es que no haba contactadcon la buscada Asia, sino con un enorme maravilloso Nuevo Mundo, y que adems otr

ocano le separaba de las pretendidas tierras d


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Oriente. En realidad la expedicin colombinhaba arribado a las costas de Guanahan (SaSalvador), en las Bahamas, sita a ochocientocuatro kilmetros al suroeste de Florida.

En la maana del 12 de octubre el yproclamado almirante de la Mar Ocana y suhombres desembarcaron en la isla tomandposesin de ella en nombre de los reyes Isabel

Fernando. Miraban el acto con curiosidad locobrizos habitantes de la isla, que se habacongregado para contemplar la llegada dehombre blanco. Coln no tard en hacer amista

con ellos y hasta algn negocio, intercambiandartculos de poco valor por loros y pequeoornamentos de oro.

Los siguientes das los espaoleexploraron Guanahan y otras islas de laBahamas. En vano buscaron alguna mina de oroin embargo de inmediato se percataron qu

aquellos lugares estaban dotados de una inmensiqueza natural de la que se podra obtener u

nmejorable negocio. Los indgenas le dieron


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entender que haba otra isla muy grande (Cuba) auroeste. As que el 23 de octubre, despus d

escribir en su diario que debe ser Cipango, uzgar por lo que esta gente me dice de su tama

y riqueza, se hizo a la mar llevndose sietndios en calidad de oportunos guas. Al cabo d

una semana haba llegado a Cuba e iniciado sexploracin, constatando que la cost

eptentrional cubana era tan larga, que no spoda tratar de Cipango, sino del borde demismsimo continente asitico. Quiz, inclusoe encontraba en los lmites costeos de

mperio del Gran Khan.Lo cierto es que los expedicionarioquedaron complacidos por la belleza del pas y eencanto de sus hombres y mujeres, con algunohallazgos sorprendentes como los efectuados poRodrigo de Jerez y Tuis de la Torre, los cualevieron cmo los indios portaban extraos tizonehumeantes en sus manos que se llevabaeiteradamente a la boca; fue la primera vez qu

os europeos vieron el tabaco.


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A pesar de todo, Coln senta verdadernecesidad de seguir adelante. Si sta era everdad la tierra de Catay, Cipango no podhallarse.muy lejos. Eso mismo debi de pensaMartn Pinzn, quien, en un gesto inesperadoom a sus hombres y a su carabela la Pinta

zarp por su cuenta mientras Coln, que sencontraba cartografiando la costa norte de Cub

con la Santa Mara y la Nia no pudo seguir a sdscolo capitn a causa de los vientos contrarioque imperaban en la zona.

A principios de diciembre, no obstante, s

as arregl para llegar a Hait, la gran isla situadal suroeste de San Salvador. La isla, que 'lpareci an ms placentera que Cuba, deba der sin duda Cipango, pues aqu abundaba el oro

Lo cierto es que los nativos no tenan el menonconveniente en cambiar el precioso metal poas bagatelas que Coln portaba. Durante s

estancia en Hait, tom nota con deleite de lovalles cultivados, los bosques de madera

preciosas y el esplndido clima. E


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econocimiento al reino europeo que habpatrocinado el viaje, bautiz a la isla con enombre de La Espaola.

Sin embargo, un hecho nubl el feliencuentro con este vergel, pues en la vspera d

avidad la Santa Mara se vino a pique simotivos aparentes. Segn parece, esa nochestaba tranquila y las aguas mansas, lo qu

facilit una rebaja de la vigilancia en el buquencomendndole esa tarea a un muchachnexperto que no supo o no pudo advertir que l

fatalidad se adueaba de la nao capitana hast

hundirla en las poco profundas aguas haitianas. Apesar de los denodados esfuerzos, loexpedicionarios espaoles no pudieron reflotaa nave, aunque consiguieron extraer de ell

buena parte de su madera y bastimento, con lque se empez a construir un pequeo fortn aque Coln dio el nombre de Navidad en recuerddel aciago da. Fue de facto el primeasentamiento espaol en la futura Amrica y e

l quedaron instalados treinta y nueve voluntario


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que se presentaron como ocasionales colonoprimigenios en aquella latitud.

Coln, por su parte, decidi no extender poms tiempo la empresa y con el resto de loripulantes subi a bordo de la Niapara regresa

a Espaa dispuesto a recibir los honores prebendas por su incalculable xito. El 16 denero de 1493, cuando se hizo a la mar, Coln n

abrigaba el menor temor o escrpulo sobre luerte que pudieran correr los hombres qu

dejaba en la isla. sta era frtil y los indgenas shaban mostrado amistosos y serviciales. Ma

cuando volvi a Hait el ao siguiente en segundo viaje, descubri horrorizado que todos cada uno de los asentados haban perecido manos de los nativos.

El 18 de enero de 1493, dos das despus dzarpar para Espaa, el almirante se dio de brucecon la Pinta. Tuvo una breve, aunque speradiscusin con el fugitivo Martn Pinzn y dio lorden de que en adelante las dos naves navegara

untas. El viaje de vuelta se hizo por latitud m


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eptentrional que el viaje de ida y en las ltimaetapas de la travesa las dos naves tropezaron copeor tiempo. Las carabelas hacan mucha agua ycuando en el mes de febrero se abati sobre ellauna gran tormenta, apenas hubo hombre a bordque no temiera por su vida. Pareci, pues, umilagro cuando, el 18 de febrero, avistaron SantMara, la isla ms meridional de las Azores. Aqu

echaron ancla las embarcaciones y Coln dipermiso a sus hombres para ir a tierra, buscar unglesia y dar gracias a Dios por haberles salvado

Al gobernador portugus de la isla, sin embargo

no le hizo mucha gracia la presencia de donavos espaoles en aguas portuguesas. As quepor orden suya, los marineros que pretendavisitar un templo fueron a dar con sus huesos ea crcel y no salieron de ella hasta despus d

varios das de negociacin, en el transcurso de lcual Coln tuvo que presentar al gobernador lodocumentos de Fernando e Isabel qudemostraban su condicin de almirante y virrey.

Una furiosa tormenta se estaba incubando


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Pero, a la vista del trato poco hospitalario quhaba dado el mandatario luso a sus hombreColn decidi levar anclas a toda prisa sin hacecaso del tiempo. Los vientos tenan tal violencique, aun con los mstiles desnudos, las carabelafueron empujadas hacia el este con peligrosapidez durante varios das. La tormenta separas dos naves; la Pinta fue a recalar en Bayon

Galicia), donde Martn Pinzn, gravementenfermo, solicit audiencia con los ReyeCatlicos a fin de dar cuenta sobre la buennueva. Sin embargo, los soberanos hispano

denegaron la entrevista a la espera de noticias poparte del propio Coln. ste, al mando de li a , se intern el 4 de marzo por l

desembocadura del Tajo en la costa de Portugahacia Lisboa, donde se le acerc un navo armadportugus cuyo capitn subi a bordo y pidi Coln explicaciones sobre su presencia en aguadel pas. El orgulloso almirante se neg ustificar su presencia ante un simple capitn d

barco perteneciente a un reino que hab


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echazado despectivamente su gran proyecto. Simit a ensear sus credenciales y lueg

despach una carta al rey Juan con el relato de sviaje.

El soberano portugus, lamentando sin duda ocasin que haba perdido de patrocinar l

gesta, aunque lleno de admiracin por la bravurde aquel hombre, lo invit a visitarlo en su corte

Aqu trataron al almirante con toda consideraciy respeto, aunque no hay que olvidar que algunonobles sugirieron al rey la posibilidad de asesinaal descubridor para apropiarse del protagonism

de aquella espectacular hazaa. Juan II desestimesta villana que, a buen seguro, le hubierenemistado con sus poderosos vecinos y dejmarchar sin ms al hombre ms importante demomento.

Finalmente, el 15 de marzo de 1493 y coescasas horas de diferencia la Pinta y la Niatracaban en medio de alegres vtores en epuerto de Palos. Tan slo traan del arriesgad

viaje unos cuantos animales exticos, algun


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pieza de oro y a siete asombrados indgenacomo testigos de la gesta. Sin dilacin, Cololicit el pertinente permiso de audiencia cosabel y Fernando, que por entonces s

encontraban en la ciudad de Barcelona. LoReyes Catlicos no permitieron al genovs quste llegara a la capital condal a bordo de navalguno, obligndole a cruzar todo el territori

peninsular.A finales de abril Cristbal Coln s

present ante los sonrientes monarcas que habaavalado su proyecto. Estos hiciero

demostraciones de jbilo por el xito del viaje por las perspectivas que se abran para ecomercio con las Indias. En prueba de gratitud avaleroso almirante de la Mar Ocana lecompensaron y honraron con generoso alarde

Y, como era lgico, se solicit con premura lcertificacin papal sobre aquel deslumbrantevento. El documento vaticano fue sellado por epapa Alejandro VI, no sin alguna alteracin

durante el mes de mayo y al poco se orden l


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preparacin de una segunda expedicin rumbo as nuevas tierras.


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El segundo viaje

Con evidente emocin todos los artficedel descubrimiento colombino se pusieromanos a la obra y, alentados por la celeridampuesta desde la monarqua, se pertrecharo

diecisiete buques con unos mil quiniento

ripulantes, clrigos, soldados y colonos. Eraos elegidos para levantar los primero

asentamientos en el Nuevo Mundo. En estegundo periplo embarcaron personajes qu

uego dejaran su impronta en aquellos captuloniciales de la conquista: Juan de la Cosa, Poncde Len, Alonso de Ojeda, el mdico Dieglvarez Chanca, Michele de Cneo o el propiprogenitor del clebre fray Bartolom de LaCasas. Juntos embarcaron en los navos quzarparon desde los puertos de Cdiz y Sevilla.

La misin estaba marcada por dodirectrices esenciales: evangelizar a los nativo

considerados ahora nuevos sbditos de la coron


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espaola y crear los caminos necesarios para ecomercio con las Indias. La flota zarp el 25 deptiembre de 1493 con un Coln ms qulusionado por el futuro que se abra ante l. E

28 de noviembre los buques del segundo viajecalaron ante los restos del fuerte Navidad; co

evidente estremecimiento los expedicionariocontemplaron el desastre acontecido en e

primer asentamiento hispano de las Indiaoccidentales. Segn algunos testimonioecabados entre los indgenas, los blancos habanterferido cruelmente en la vida cotidiana de lo

nativos, y stos, guiados al parecer por docaciques llamados Guacanagar y Canoabmasacraron hasta el exterminio a la primerguarnicin colombina. En su lugar se levant lciudad de Isabela, en homenaje a la reina catlicacon un primer consejo de gobierno elegido poel propio Cristbal Coln.

Sin embargo, no se tomaron por emomento represalias contra los indios y, e

cambio, se opt por mantener la exploracin d


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as diferentes islas de la zona en las que locronistas se recrearon a gusto con la exuberancidel paisaje hallado. En los tres aos que dur eegundo viaje colombino, adems de crearse lo

primeros asentamientos colonos en La Espaolae exploraron las Pequeas Antillas, Cuba amaica.

Tambin surgieron las primeras disputa

entre Coln y los enviados monrquicos papales, los cuales mostraron de inmediato spreocupacin por la forma desorganizada que ealmirante tena a la hora de dictar rdene

concretas que mejorasen el gobierno catico das nuevas tierras. Adems, en este perodo, sealiz el envo de quinientos esclavos a la cort

espaola, lo que levant malestar y encendidacrticas hacia la actitud de Coln, quien ya poentonces soportaba numerosas enemistades eEspaa, ya que, si bien nadie le negaba la gloride su descubrimiento, la mayora de notables hispanos cercanos a los reyes sospechaban, y co

fundamento, que al genovs los cargos otorgado


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e venan muy grandes. Con lo que empez a sercasi de inmediato, un personaje ciertamentncmodo para todos menos para la reina Isabe

quien siempre mostr el ms determinado apoyhacia las acciones promovidas por su adelantado

En el contexto internacional, Castilla Aragn deseaban blindar con urgencia lposesin indiscutible de sus nuevas tierras, y

que vean en el vecino Portugal un enemigo mque real a sus aspiraciones colonizadoras en eflamante mundo descubierto, y es por lo que copremura se prepararon diferentes escenarios e

os que las dos potencias intercambiaroopiniones, litigios y debates sobre quin estabms autorizado para asumir protagonismo eaquella empresa. Como es lgico y siguiendo lradicin, se solicit la mediacin vaticana, hast

que por fin el 4 de junio de 1493 ambas parteaceptaron y ratificaron un tratado en la ciudacastellana de Tordesillas, por el cual se fijabaos mbitos de actuacin para las dos potencia

con cuatro clusulas concernientes a las latitude


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americanas que reflejaban las direcciones eguir desde entonces para Portugal y Espaa:

En la primera clusula se fijaba el meridiande particin a trescientas setenta leguas al oestde Cabo Verde. De esa forma el hemisferiooccidental quedara para Castilla y el orientapara Portugal. En la segunda se especificaba quambas potencias se comprometan a no realiza

exploraciones en el hemisferio atribuido acontrario y a ceder las tierras qunvoluntariamente encontrasen en el espaci

ajeno.

En la tercera se acord concretar un plazde diez meses para trazar el meridiano; ambopases se comprometan a enviar dos o mcarabelas con pilotos, astrnomos y marineroos cuales se reuniran en Gran Canaria y de alran a Cabo Verde para establecer la distancia das trescientas setenta leguas. Por ltimo, en l

cuarta clusula se autorizaba a los sbditocastellanos a atravesar la zona lusitana en s

marcha hacia el oeste, pero sin detenerse


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explorar en ella. Adems en este punto se hizuna excepcin: como Coln se encontrabnmerso en los avatares de su segundo viaje, s

estableci entonces que, si descubra tierraantes del 20 de junio y ms all de las doscientacincuenta leguas, estas tierras seran parCastilla. La bula papal de demarcacin concedidpor el valenciano Alejandro VI quedab

modificada en favor de los portugueses, quieneamparados en este ltimo acuerdo, tomaroposesin aos ms tarde de Brasil. Que se fijaserescientas setenta leguas obedece al deseo d

dividir el Atlntico en dos partes iguales entrCabo Verde y Hait. Los portugueses seservaron en Tordesillas la ruta a Oriente po

frica y parte de Sudamericanos espaolequedaron apartados de Oriente y reducidos a sundias Occidentales.

El 10 de marzo de 1496, Cristbal Coln spresent ante los Reyes Catlicos envuelto poa niebla de la duda sobre su dscol

comportamiento en las tierras descubiertas. L


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ospecha acerca de su interesada actuacin en loasuntos de Indias no soterr la admiracin quan segua provocando por su hazaa, si bien eercer viaje previsto se dilat mucho ms de l

que el genovs hubiese pretendido. En estntervalo Coln prepar un mayorazgo en el qu

quedaron muy claras sus pretensiones sucesoriaas cuales pasaban primero por su hijo Diego y l

descendencia de ste, en segundo trmino segundo filogentico Hernando y su

descendientes, en tercer lugar su hermanBartolom e hijos y en ltimo escalafn s

hermano pequeo Diego y su linaje. Con estdecisin la familia Coln pretenda asegurar unpermanencia casi perpetua en la historia de lfutura Amrica, aunque, las vicisitudes y conjurapolticas decidieron otra cosa bien distinta eustros posteriores.


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Los ltimos viajes de Coln

El 30 de mayo de 1498 seis navos bajo emando de Cristbal Coln zarparon de Espaumbo a las Indias. En el viaje anterior ya se habrazado la ruta ms corta a seguir hasta laatitudes americanas; sin embargo, las noticia

obre continuas sediciones de colonos en LEspaola y los rumores sobre la hostilidacanbal de los indgenas no permitieron que spresentase una multitud de voluntarios com

ocurri en el segundo viaje, por lo que se debiecurrir al alistamiento de reos penitenciarios cambio de libertad para redimir las culpas dstos en el Nuevo Mundo. Los hombres que senrolaron en esta misin provenan en un graporcentaje de ambientes delictivos y no sconsinti que se embarcasen penados con delitode hereja, asesinato en primer grado, faltas desa majestad, traicin, piromana, falsificacin

odoma, intentando de ese modo que la


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primigenias colonias no se nutrieran copersonajes de dudosa moral.

Con todo, la tercera escuadra colombinhinch su velamen para navegar rauda haciCanarias, donde se separ en dos grupos: uncomandado por don Pedro de Arana y otro por epropio Coln, quien lleg a recalar el 31 de julien la isla de Trinidad, frente a la desembocadur

del ro Orinoco. En estas tierras el almirante sop con indgenas ms blancos que lo

caribeos, constatando que su cultura erbastante superior a la de los indios hallados hast

entonces. Coln sigui obstinado en pensar quaquello no era ms que un accidente geogrficen medio de la direccin que le conducira aansiado continente asitico y no se preocup dexplorar ms al norte, con lo que hubiescertificado oficialmente el descubrimiento de unuevo continente. S, en cambio tras perfilaalgunas semanas la costa venezolana con bellohallazgos tales como isla Margarita, cuy

nombre se puso en homenaje a la nuera de lo


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Reyes Catlicos, acab dirigindose a LEspaola, donde se le esperaba junto a loabastecimientos de los que era portador. Alegar a Isabela saba que lo descubierto en estercera singladura perteneca a Tierra Firme y n

a una simple isla, si bien nunca a lo largo de svida pudo intuir que haba descubierto unnmensa realidad continental. Mientras tanto su

hermanos Bartolom y Diego gobernaban LEspaola con ms o menos acierto, pues ya poentonces los primeros pobladores mostraban uvivo recelo hacia el dominio de los Coln. E

ese tiempo se descubri un buen nmero dminas de oro en el sur de la isla, lo que provocel traslado de la capitalidad a la recin fundadciudad de Santo Domingo por encontrarse mcerca de los yacimientos aurferos. Emonopolio ejercido por los hermanos dealmirante sobre el incipiente comercio del ordesat encendidas crticas entre los colonoque, como es obvio, deseaban su parte del tesoro

Entre los desafectos surgi la figura d


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Francisco Roldan, hombre disoluto a quieColn haba nombrado alcalde y justicia mayode La Espaola. Las pretensiones de estpersonaje pasaban por hacerse con el controabsoluto de la isla en detrimento de suopositores colombinos. Mas, cuando doCristbal arrib a Santo Domingo en 1498, trados aos de exploraciones, y se encontr con l

ublevacin en pleno apogeo, ni supo ni quisenfrentarse al problema, concediendo al rebeldRoldan la reposicin de sus cargos, as comierras e indios a los espaoles que haba

ecundado el motn. Este asunto trascendi Espaa, donde se empez a ver con profundpreocupacin el difcil transitar de loacontecimientos coloniales en Indias. Desduego, la situacin no invitaba al optimismo

cientos de espaoles diseminados por LEspaola y enfrentados entre s por culpa del magobierno protagonizado por Cristbal ColnTanto malestar indiano origin que en la cort

espaola se pergearan algunas soluciones qu


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eorientasen el rumbo de aquella empresa. LoColn no estaban desde luego dotados para emando en una situacin tan delicada como la que presentaba en La Espaola y pensaron que l

mano dura sera ms aconsejable que cualquieactitud conciliadora con los rudos pobladoreespaoles. stos buscaban el mismo beneficieconmico que sus autoridades y las disputas po

acaparar tierras y riquezas eran constantes angrientas.

Al virrey Coln la situacin se le escapdecididamente de las manos y solicit a Espa

un administrador cualificado que gestionasaquel maremgnum de confusin colonial. Eelegido fue Francisco de Bobadilla, un altfuncionario proveniente de la orden de Calatravcuya dureza a la hora de enjuiciar determinadoasuntos le granje prestigio suficiente para seenviado a La Espaola con el nimo de sojuzgar os colonos levantiscos. Mientras, dada l

autoridad moral y legislativa que le otorgaron lo

eyes, no tuvo ningn impedimento en cubrir d


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grilletes a Cristbal Coln y a su hermano Diegoenvindolos posteriormente de esa guisa a lpennsula Ibrica con los cargos de corrupcin presunta traicin a la corona. Bobadilla npermaneci mucho tiempo en Santo Domingopero s lo suficiente para dejar claro que Espano iba a pasar por alto cualquier intento dedicin o anarqua en aquel territorio alejado

pero desde entonces vital para la economa grandeza del reino.

En diciembre de 1500, un angustiadCristbal Coln pudo al fin entrevistarse con lo

Reyes Catlicos. En la reunin el almirantolicit que se castigase a Bobadilla por lafrenta cometida con su persona y que sepusiesen sus privilegiados derechos sobre l

nueva tierra descubierta. Aunque lo cierto es quos monarcas atendieron con cario a s

almirante, nadie discute que para entonces lcuestin americana ya se le haba escapado de lamanos a su descubridor oficial. Otros ilustre

marinos viajaban constantemente a las costa


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vrgenes de Occidente utilizando rutas, mapas ndicaciones efectuadas en los primeros viaje

colombinos. Rodrigo de Bastidas, Alonso dOjeda o Vicente Yez Pinzn ya habaexplorado la costa norte sudamericana; CortReal haba llegado a Terranova y Cabral constata inmensidad brasilea. Todo aquell

desautorizaba la primigenia idea colombina

nadie se atreva a defender pblicamente que ldescubierto era slo un sitio de paso hacia Asiaino, ms bien, un impresionante continente

como atestiguan los mapas elaborados por Jua

de la Cosa gracias a los conocimientoadquiridos en dichas exploraciones. Por tantoconstitua un severo riesgo dejar en manos de lfamilia Coln tanta abundancia, y ms tras habeconstatado de forma reiterada las impericias ea gestin poltica y administrativa del cla

genovs.En 1501 se nombr a Nicols de Ovand

nuevo gobernador de La Espaola. La misin

cumplir por este dignatario era en aparienci


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ustituir a Bobadilla y normalizar de paso ldifcil situacin de la colonia. El propialmirante lleg a pensar que Ovando restituira epatrimonio y poderes de los Coln. En cambionada de esto ocurri por el momento, ya que do que realmente se trataba era de asegurar litularidad espaola de la recin emprendid

conquista americana, y este cacereo nacido e

el pueblo de Brozas se presentaba como idnepara tal propsito. En febrero de 1502 zarp dSanlcar una gran escuadra integrada por treintbarcos y dos mil quinientos espaoles de tod

uerte y condicin. En esta primera expedicinetamente colonizadora, viajaban hombres deyes, frailes, artesanos, albailes, contadore

pastores, jueces, agricultores... oficiondispensables para asentar el embrin perfect

de sociedad que se anhelaba, amn de una nutridfuerza militar que apoyase al extremeo en sudifciles decisiones. En abril la flota recal eSanto Domingo y Ovando tom posesin de l

casa en la que se encontraba instalado Bobadilla


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ordenando a ste que regresase a Espaa para, unvez all, rendir cuentas sobre sus actuaciones.

Por desgracia, el barco que traslad al dCalatrava se hundi a causa de un huracn, emismo que destruy las dbiles edificaciones dadobe y paja levantadas en la capital, lo quprovoc mortandad y desasosiego entre lopobladores. Esta catstrofe hizo entender a

gobernador que el emplazamiento para la ciudaera errneo. Durante das anduvo por la zonasesorndose con las opiniones de algunoconstructores que le acompaaban. Finalmente

ras analizar la orografa, decidi que lo mconveniente era ubicar la ciudad de SantDomingo en la margen opuesta del ro Ozamadonde, por orden suya, se alzaron quince grandecasas de piedra y una fortaleza para defenderlaque an hoy en da se conservan en la actuacapital de Repblica Dominicana.

No obstante, la situacin a la que senfrentaba era sumamente compleja, con cuatr

asentamientos ms o menos urbanos en los qu


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unos cuatrocientos pobladores mantenaposturas diferenciadas a la hora de decidir cme deban conducir los asuntos polticos ociales en aquella remota isla del planeta. Entr502 y 1503 Ovando se propuso pacificar L

Espaola, acabar con las fuertes disensionenternas entre los espaoles y sojuzgan de paso l

belicosidad indgena encarnada en caciques com

Cotubanam o Anacaona, reina de Xaragua Maguana, territorios independientes que naceptaban el poder espaol. Segn se cuenta, loberana indgena se rode de tresciento

caciques bajo su mando para entrevistarse con egobernador espaol, a fin de evitar una guerrgeneralizada entre blancos y cobrizos. Todpareca desenvolverse por senderos damabilidad y entendimiento, pero Ovando quedadvertido por algunos espas de que los nativopretendan tenderle una emboscada, a lo que egobernador respondi con un ataque preventivque caus la muerte de setenta dignatario

ndgenas en un episodio que encendi la llam


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de la leyenda negra espaola en Amrica. Nobstante, Ovando llevaba rdenes concretas dos Reyes Catlicos para suprimir la

encomiendas originales concedidas a loprimeros terratenientes hispanos. En estaplantaciones los indgenas eran asignados a sudueos europeos y trabajaban para ellos egimen de absoluta esclavitud, lo que generaba

no slo malestar entre los nativos, sino tambiuna cotidiana mortandad dadas las abusivacondiciones laborales impuestas por los blancoEl gobernador intent cambiar esta injust

ituacin con el nimo de convertir a los indioen sbditos de la corona abonados a derechos obligaciones tributarias. Pero la realidaexistente, por duro que parezca, se impuso y, ediciembre de 1503, qued autorizado encomendar indios dada la evidente falta de mande obra para trabajar, no slo en los campos, sinen las minas; asunto que empeorostensiblemente la situacin de los aborgene

os cuales moran a cientos sin que nadie, a


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parecer, quisiera impedirlo. Por otra parteOvando hizo de La Espaola la base del gobierny la colonizacin del Nuevo Mundo, con uistema planificado. Envi nuevas expedicione

hacia Tierra Firme, y fue poco a poco ampliandel universo caribeo. Aunque su dureza y defensde intereses personales espurios no le salvarode enfrentarse a un juicio de residencia, fue e

primer gobernante que hizo valer la ley real nici la estabilizacin de las colonias co

mtodo y racionalidad, dejando a un lado lmprovisacin y tratando de obtener el mxim

esultado del territorio colonizado.En estos aos Cristbal Coln tuvo la ltimoportunidad de regresar al lugar por descubierto. Su cuarto y definitivo viaje lcondujo a las Indias con la ilusin de encontrar afin el tan ansiado paso hacia Oriente. Con estpropsito abasteci cuatro naves, con las que splant ante Santo Domingo en el verano de 1502Bien saba que su acceso a la capital de L

Espaola estaba terminantemente prohibido; si


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embargo, el almirante argument que debeparar algunas averas en sus navos antes d

proseguir camino.De paso advirti a Ovando de que un hurac

avanzaba hacia la zona por lo que se debmpedir la salida de una numerosa escuadr

cargada de riquezas para Espaa. El gobernadodesatendi la recomendacin de Coln y la

consecuencias no se hicieron esperar, pues, apoco, todos los navos de la expedicin se fueroa pique, pasto de los vientos huracanados. Coodo, don Cristbal, aquejado de fuertes dolore

artrticos y de una infeccin ocular, no quispermanecer ms con su flota anclada en SantDomingo y zarp rumbo a sus sueoexploratorios.

En este eplogo de los viajes colombinos, emximo artfice del descubrimiento naveg poas costas de Honduras y Panam, por lo que cas

consigui encontrar el paso martimo hasta eocano Pacfico. Ms tarde sus barco

naufragaron de regreso a La Espaola


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hundindose frente a las costas jamaicanas eunio de 1503. Coln solicit el auxilio d

Ovando, mas ste se desentendi de enviacualquier ayuda al angustiado genovs, con lo qua expedicin colombina qued durante un ao

cinco das a merced del infortunio y los motineY el poco ms de un centenar de hombreupervivientes se dividi en dos grupos a caus

de enfrentamientos internos y de diferenteopiniones sobre aquella empresa. Al fin, en junide 1504 Ovando se compadeci del descubridooficial de Amrica y permiti que un barc

pagado por leales al almirante fuese en ayuda dos nufragos.En agosto, los restos del cuarto viaj

colombino llegaban a La Espaola y al meiguiente el glorioso genovs abandon laatitudes americanas por ltima vez, recalando e

Espaa en noviembre justo unos das antes de lmuerte de Isabel I de Castilla, la gran mecenas amiga del hombre que tanto bien haba trado a l

corona espaola. Solo y casi sin amigos que l


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apoyasen en sus demandas, intent en vanentrevistarse con el rey Fernando y a la espera ddicha audiencia falleci el 21 de mayo de 150en Valladolid, a la edad de cincuenta y cincoaos. Atrs quedaban emociones, dudas, peligroy gloria, pero, sobre todo, el honor de haber sidel primero en descubrir un Nuevo Mundo parnuestra civilizacin.

Sin embargo, el cuerpo del almirante siguiviajando de Valladolid a Sevilla, de Sevilla Cuba, de Cuba a Santo Domingo, y de SantDomingo a Sevilla? A ciencia cierta, no se sab

i sus restos descansan en la catedral hispalenso en su querido Santo Domingo. Hoy da lonvestigadores histricos y los expertos en ADNiguen cotejando diversas pruebas, si bien parec

difcil que podamos alguna vez constatar edestino final de este loco soador que inauguruno de los captulos ms emotivos fundamentales de toda la historia y que, parhacerse honor a s mismo, sigui pensando, hast

el momento de su muerte, que haba llegado a lo


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aorados territorios orientales en lugar dmaginar que su espritu indomable consigui

descubrir todo un Continente ante los ojos de sucoetneos.


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CAPTULO II

LOS QUE SIGUIERONALMIRANTE DE LAMAR OCANA

Quiero dar cuenta a Vuestra Muy Rea

lteza de las cosas y grandes secretos d

maravillosas riquezas que en esta tierra ha, d

que Nuestro. Seor a Vuestra Muy Real Altez

ha hecho Seor, y a m me ha querido hace

abedor y me las ha dejado descubrir que

otro ninguno y ms, por lo cual yo le doy

muchas gracias y loores todos los das demundo y me tengo por el ms bienaventurad

hombre que naci,...

Carta de Vasco Nez de Balboa a Fernando

el Catlico tras el descubrimiento del ocan


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Pacfico.

Tras la muerte del almirante nadie discutobre la importancia de la nueva tierr

descubierta en los que se comenzaban a aseguraus primeros pasos conquistadores. Habaranscurrido catorce aos desde aquel clamoros

grito: Tierra a la vista!. Y ahora cientos de

esperanzados colonizadores se desenvolvan povarios asentamientos implantados en las islacaribeas. En el principal de ellos, La Espaola

icols de Ovando, al considerar finalizada s

misin a la muerte de la reina Catlica, anhelabegresar a Espaa, pues tanta actividad gestora lhaba abocado a un cansancio crnico, por lo qudeseaba volver a su tierra natal para descansamientras esperaba nuevas rdenes de su reyOvando pidi encarecidamente en variaocasiones retornar a la Pennsula.

En cambio, en lugar de eso, fue confirmaden su puesto con absoluta decisin. Primero, po

a regencia de Fernando II de Aragn, luego po


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Felipe I y Juana I y, tras la muerte del Hermosonuevamente por el rey catlico, quien debiasumir los designios de Castilla. Las razones du permanencia en un puesto que otros a bueeguro deseaban se deban a los inmejorableesultados de su labor. No en vano hab

conseguido el dominio total de La Espaola y sestaban explorando por orden suya las vecina

Puerto Rico y Cuba.Adems, la excelente administracin d

Ovando hizo de la colonia un prspero negocicuya consecuencia ms inmediata fue l

fundacin de quince villas y el asentamiento dcada vez ms colonos ilusionados con la riquezque podan obtener en aquel esfuerzexpansionista: Pero lo principal a subrayar en lomritos del gobernador fue, sin duda, quconsigui organizar un correcto flujo de oroperlas y materias primas que suponan umportante ingreso para la corona, sin permitirs

nepotismos de ninguna clase, lo que le granje a

extremeo diferentes enemigos que haban hech


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de la corrupcin su bandera. Estos mismopersonajes consiguieron medrar hasta convertia figura de Ovando en algo molesto para la corte

Y debido a esa circunstancia, no recibi lohonores que mereca tras su llegada a Espaa e

509.Agotado por tanto avatar, Ovando cedi e

estigo del gobierno en Amrica a Diego Coln

hijo mayor del almirante y emparentado con lnfluyente casa de Alba. Aqul dej en esaierras una eficaz tarea, realizada sin utilizaams su aventajada posicin para el lucr

personal. Segn se cuenta, tuvo que pediquinientos pesos de oro a crdito para podeegresar a la pennsula Ibrica, donde falleci e

29 de mayo de 1511 mientras se preparaba parntegrar una expedicin punitiva contra la plaz

africana de Oran. El propio fray Bartolom dLas Casas reconoci que Nicols de Ovandhaba sido un hombre fundamental en el reinadde los Reyes Catlicos, y sobre l escribi: Er

varn prudentsimo, digno de gobernar hombre


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concediendo al depositario, no slo el aval reapara su gesta, sino tambin las innegableventajas del ms que probable beneficieconmico de la hazaa. Uno de los pioneros da conquista fue Alonso de Ojeda.


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Alonso de Ojeda, el terror de losndios

Este peculiar aventurero naci en Cuenchacia 1466. Fue paje del duque de Medinaceli iendo mozo hizo armas en la guerra de Granada

donde se distingui por sus cualidades a la horde asestar pequeos pero certeros golpes dmano al enemigo musulmn. Se puede decir quOjeda se curti en esta contienda como uautntico guerrillero, lo que le servira aos m

arde en su peripecia americana. Al finalizar lguerra contra el reino nazar de Granadadeambul por buena parte de la geografandaluza hasta radicarse en el gaditano Puerto d

Santa Mara, donde trab amistad con JuaRodrguez Fonseca, un alto funcionario deEstado encargado de coordinar en Cdiz laalidas de las primeras flotas que zarpaban hacias Indias. Gracias a ello pudo enrolarse en e


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egundo viaje de Cristbal Coln, dondconsigui ser merecedor de la total confianzpor parte del almirante, quien le comision parbuscar la comarca del Cibao, en La Espaolafamosa entre los indios por su oro.

Poco despus tuvo que socorrer el Fuertde Santo Toms, sitiado por el cacique isleCaonab, al que apres mediante una treta que l

catapult a la fama. Segn se cuenta, el pequeconquense era simptico y de aspecto inofensivoo que le facilit entrevistarse con el jefe indio

ste, al parecer, senta curiosidad por l

onoridad de los metales, asunto que no pasdesapercibido para el astuto Ojeda, quien, sidilacin, regal al nativo una campana y unaextraas pulseras que el guerrero no dud eponerse. Dichas pulseras resultaron ser unogrilletes carcelarios con los que el incautaborigen qued preso.

Adems de estas habilidades tambidestacaba por su carcter excesivo y crue

dejando para la historia negra de Amrica l


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nvencin de las guazavaras o carniceras dndios. Algunas crnicas aseguran que en L

Espaola haba derrotado y masacrado a diez mnativos con slo cincuenta hombres. Ojedambin fue el responsable del prime

cargamento de oro indiano trado a la Pennsulacon el que, precisamente, se hizo la custodia da catedral de Toledo. Estos episodios l

otorgaron gran popularidad a su regreso y, unvez en Espaa, se asoci con los navegantes cartgrafos Juan de la Cosa y Amrico Vespuciopara, tras recibir el oportuno permiso rea

emprender en mayo de 1499 un viaje rumbo a lacostas continentales de Amrica. El objetivo da expedicin era explorar Paria, lugar situado ea regin venezolana y por el que ya habransitado el almirante en su segunda singladura.

Segn algunos cronistas, el propiFrancisco Pizarro fue uno de los integrantes desta expedicin, la cual estuvo a punto dculminar en absoluto desastre, pues, a los rigore

del viaje, se sumaron imprevistos que impidiero


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a obtencin de beneficios econmicoAcompaado por Juan de la Cosa explor la islMargarita, Curacao, Barbados, Trinidad, laBocas del Orinoco y toda la costa venezolanhasta el cabo de Vela, ya en tierras de la actuaColombia, para arribar ms tarde a La Espaolaen donde fue acogido con ciertos recelos, por lque decidi retornar a Espaa.

En 1501 se le concedi la gobernacin dParia y se asoci con Juan Vergara y Garca dOcampo para organizar una nueva flotcolonizadora. Sin embargo, los pleitos con su

nuevos socios arruinaron la empresa. En 1507, lunta de Burgos decidi repartir para sconquista y colonizacin las costas del golfo dDarn (Colombia) entre Diego Nicuesa y Ojedaasignndole a este ltimo la regin conocidcomo Nueva Andaluca, desde el golfo de Urabhasta el cabo de la Vela, es decir, la parteeptentrional de Colombia.

As, en 1509, Alonso de Ojeda, esta ve

ndudablemente con Pizarro, embarc hacia s


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urisdiccin. Una vez en tierra colombiana, cercde la actual baha de Cartagena, sufrierodiversos ataques indios que acabaron con la vidde setenta hombres, entre ellos su querido amiguan de la Cosa. Este hecho provoc un arranqu

de odio en el conquistador que, sin tregua, sentreg a una de sus temibles guazavaras con lconsiguiente masacre de indgenas. Hostigado

por el enemigo, los espaoles fueroetrocediendo hasta recibir la inestimable ayud

de Nicuesa, quien les proporcion los pertrechonecesarios para embarcarse y navegar hacia e

golfo de Urab, en cuya margen orientaevantaron un pequeo fortn bautizado como SaSebastin.

sta, que fue la primera fundacin hispanen Tierra Firme, result ser un lugar munhspito y los nativos, acaso advertidos por l

forma de actuar de ciertos conquistadoreecibieron con una nube de flechas envenenadaa llegada de los blancos. En uno de los combate

el propio Ojeda result herido en el muslo, l


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que hizo temer por la vida del espaol. Aqucuenta la historia que, en un alarde de valor, pidique le cauterizasen la herida con un hierrcandente, procedimiento que sin duda le salv lvida.

La situacin se volvi crtica: a lo infectdel lugar se una la falta de vveres y locontinuos ataques por parte de los indios. Tod

haca ver que aquellos hombres parapetados traa empalizada del Fuerte de San Sebasti

correran idntica suerte a la de los tripulantecolombinos que sucumbieron en 1493 en Fuert

avidad. Empero, la providencia acudi eauxilio de los aventureros en forma de barcpirata, pues su capitn, llamado Bernardino dTalavera, est considerado por algunoespecialistas como el primer pirata del CaribeEjerciendo como tal, merodeaba con fineaviesos las costas en las que poda toparse conavos llenos de oro. En lugar de eso, se dio dbruces con la llamada angustiosa de los escaso

espaoles que an se defendan en el enclav


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fortificado. Acept de buen grado que emalherido Ojeda subiera a bordo, ya queguramente especul con la posibilidad d

obtener un apetecible rescate por la entrega decapitn espaol. Ojeda se despidi de suhombres bajo promesa de regresar con refuerzoy provisiones, y cedi el mando de la tropa avaleroso Francisco Pizarro, quien ya haba dad

evidentes muestras de liderazgo.Durante el viaje de regreso fue hech

prisionero en una bodega y de esa guispermaneci hasta que una tormenta hizo zozobra

a nave pirata, siendo muy pocos loupervivientes que pudieron ganar la costcubana. Entre ellos el conquense, que una vems haba superado con xito un captulpeligroso, ya que fue rescatado por un barco degobernador de Jamaica, Juan Esquivel, con el qupudo llegar a Santo Domingo. Acaso por ver lmuerte tan de cerca lleg a prometer a los cielou entrega a la rbita religiosa com

agradecimiento de su salvacin terrena y, po


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ello, seguramente, tom los hbitofranciscanos, aferrado a lo que representabanFalleci a principios de 1516 tras habecompletado una vida digna de los mejores librode aventuras.


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Juan de la Cosa y AmricoVespucio, los cartgrafos deAmrica

El prodigioso acontecer del descubrimientcolombino no hubiese sido lo mismo sin l

ncuestionable aportacin de los cartgrafos quplasmaron en papel toda la certidumbrconstatada en las diferentes rutas y exploracioneque se iban gestando. Gracias a estos hombres dproceder meticuloso, miles de estudiosoeuropeos pudieron comprobar ante sus ojos lnueva realidad que Coln haban puesto en sumanos. Los mapas iniciales de las IndiaOccidentales no anunciaban, dada la escas

nformacin, la magnitud de lo descubierto. Nobstante, vaticinaban que aquella latitud recioteada guardaba innumerables misterios alegras para los esforzados que se atreviesen

ondearla. Por esta razn, personajes como e


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cntabro Juan de la Cosa o el florentino AmricVespucio se nos antojan dignos merecedores dnuestro elogio ms encendido. De la Cosa nacien Santa Mara del Puerto, actual Santoa, haci

449. Desde joven sinti la vocacin del mansuflada por su linaje, el cual haba sid

marinero desde tiempos pretritos. Con pocedad conoci las costas occidentales africanas

fue adquiriendo una enorme experiencia que lirvi aos ms tarde para acreditarse ante lo

Reyes Catlicos, de los que, segn se dice, fuu espa en Lisboa con la misin de averigua

cuantas cosas pudiera saber sobre las actividadede los navegantes lusos. Ms tarde regres Espaa para formar parte de la primerexpedicin colombina y aport a la empresa smagnfica nao llamada La Gallega, quposteriormente fue rebautizada con el nombre dSanta Mara. Precisamente, el almirantgenovs, receloso de todos, imput a De la Cosel hundimiento premeditado de su nave capitan

en Hait el 25 de diciembre de 1492, asunto est


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poco aclarado por la historia y del que el ilustrcartgrafo sali absuelto y recompensado por lprdida gracias a la intervencin de Isabel lCatlica.

Sea como fuere, la enemistad proclamadentre los dos marinos qued en agua de borrajacuando el santones embarc en el segundo viajde Coln con el cargo de piloto mayor y l

delicada misin de cartografiar las nuevas tierraque se fueran hallando. De ese modo, los mapaelaborados por Juan de la Cosa no slo apoyaroel trabajo de Coln, sino que significaron mayo

amplitud de miras para los futuros e inevitableviajes que se estaban preparando. Como yhemos esbozado en lneas anteriores, su tercernavegacin hacia las Indias la emprendi ecompaa de Alonso de Ojeda. En esta singladuros espaoles contactaron con la actual Guayan

y la desembocadura del Amazonas. Despuiguieron costeando hasta llegar al golfo d

Maracaibo en Venezuela, y de all a La Espaol

para reparar las naves y aprovisionarse de vvere


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y agua.Antes de regresar a la pennsula Ibrica

ecorrieron la costa norte de Cuba y Juan de lCosa pudo determinar la insularidad de la mismaA su vuelta a Espaa, en 1500, edit su famosMapamundi, adems de numerosas cartanuticas que le daran fama y reconocimiento.

En 1504 se embarc de nuevo junto a

comerciante sevillano Rodrigo de Bastidaumbo al golfo de Venezuela y las costa

caribeas de Panam y Colombia. En 1507, lCasa de Contratacin le encarg dirigir un

escuadra de vigilancia frente a las costas de Cdipara evitar la presencia de piratas que atacasen as flotas que regresaban de Indias. Al aiguiente particip junto a Yez Pinzn, Daz d

Sols y Amrico Vespucio, en la comisin quediscuta el proyecto de una posible expedicin Asia por la ruta occidental, es decir, para buscael paso desde Amrica hasta la India. Tres vecems volvi a los mares y playas del Nuev

Mundo, hasta que en su sptimo viaje, en 1509


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e encontr en Santo Domingo con su amigOjeda, quien le propuso explorar el interior dTierra Firme, expedicin que, como sabemosfue fatal para el insigne marin

La Aventura de Los Conquistadores - Juan Antonio Cebrian

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