La Autoridad Parental y El Comportamiento de Los Niños en Las Colonias Marginadas

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La autoridad parental y el comportamiento de los niños en las colonias marginadas. El caso del Norte de Colima. Omer Buatu Batubenge Las virtudes y los objetivos de la filosofía para niños (FPN), muy defendidos racionalmente por Matthew Lipman, son a menudo comprometidos durante las sesiones de la comunidad de diálogo por el comportamiento no adecuado de los niños. Como la mayoría de los facilitadores de los talleres de FPN no tienen una formación psicopedagógica, aquella conducta de los niños se hace a menudo incomprensible y, se observan actitudes de desesperación e incluso de abdicación por parte de los facilitadores, alumnos y profesores. Es por eso que el presente trabajo busca proponer algunos ejes de comprensión de los niños a los facilitadores de filosofía para niños y a todas las personas dedicadas a interactuar con los niños. Es guiado por la siguiente pregunta: ¿Cuál es el motor de la conducta de la mayoría de los niños durante los talleres de filosofía para niños y en especial durante la comunidad de diálogo? Para responder a esta interrogante, partiremos del postulado de que la mayoría de los niños de las colonias marginadas que acuden a los talleres de filosofía para niños están ya impregnados por el peso del superyó, el cual es demasiado flexible o ausente en su vida familiar. La consecuencia de esta carencia del papel del superyó es la libertad demasiado amplia con la cual actúan los niños sin tomar en cuenta la presencia de otros formadores en su vida. Esta hipótesis me empuja a repasar las nociones psicoanalíticas de Freud antes de proponer alguna reflexión sobre la conducta que tenemos que adoptar durante la comunidad de diálogo con los niños.

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Sobre los diferentes tipos parentales

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La autoridad parental y el comportamiento de los nios en las colonias marginadas. El caso del Norte de Colima.Omer Buatu BatubengeFinal del formularioLas virtudes y los objetivos de la filosofa para nios (FPN), muy defendidos racionalmente por Matthew Lipman, son a menudo comprometidos durante las sesiones de la comunidad de dilogo por el comportamiento no adecuado de los nios. Como la mayora de los facilitadores de los talleres de FPN no tienen una formacin psicopedaggica, aquella conducta de los nios se hace a menudo incomprensible y, se observan actitudes de desesperacin e incluso de abdicacin por parte de los facilitadores, alumnos y profesores. Es por eso que el presente trabajo busca proponer algunos ejes de comprensin de los nios a los facilitadores de filosofa para nios y a todas las personas dedicadas a interactuar con los nios. Es guiado por la siguiente pregunta: Cul es el motor de la conducta de la mayora de los nios durante los talleres de filosofa para nios y en especial durante la comunidad de dilogo?

Para responder a esta interrogante, partiremos del postulado de que la mayora de los nios de las colonias marginadas que acuden a los talleres de filosofa para nios estn ya impregnados por el peso del supery, el cual es demasiado flexible o ausente en su vida familiar. La consecuencia de esta carencia del papel del supery es la libertad demasiado amplia con la cual actan los nios sin tomar en cuenta la presencia de otros formadores en su vida. Esta hiptesis me empuja a repasar las nociones psicoanalticas de Freud antes de proponer alguna reflexin sobre la conducta que tenemos que adoptar durante la comunidad de dilogo con los nios.1. Instancias del aparato psquico

En su teora psicoanaltica, S. Freud ha demostrado que el aparato psquico est compuesto de tres instancias claramente distintas, en la medida en que cada una tiene su funcin y sus fuerzas que lo empujan a actuar. Sin embargo, las tres estn interrelacionadas y esta interrelacin determina la estructura de nuestra personalidad. Estas instancias son el ello, el yo y el supery, y en el desarrollo del ser humano los primeros aos de la infancia son muy cruciales para el equilibrio de la personalidad. Dado que en FPN trabajamos con los nios, me parece indispensable conocer estas instancias y la manera cmo influyen en su comportamiento. Tal conocimiento nos da herramientas para actuar ante un nio con un mal comportamiento para orientarlo adecuadamente.El ello puede considerarse como la fuente de todas las energas innatas e instintivas as como fuente de todos los deseos y recuerdos reprimidos. Es l quien da a la personalidad su dinamismo de base. Siendo la fuente de energa que da dinamismo a la personalidad, el ello es el reservorio de la libido, la cual es puesta a disposicin de los instintos y sobre todo de los instintos sexuales. Para el ser humano, los instintos sern llamados pulsiones slo para distinguirlos de los de los animales no humanos.

La explicacin anterior implica que el objetivo principal del ello, su dinamismo, busca alcanzar el placer libidinal, es decir, satisfacer los instintos. Como tiene varias pulsiones, cada una buscar obtener placer independientemente de otras. Esta bsqueda insaciable de placer de manera independiente permite pronosticar que el dinamismo del ello no tiene orden y que ser necesario procurrselo. Por otra parte, todos estos fenmenos, es decir, las pulsiones y su bsqueda de placer, son inconscientes para el individuo, quien los ignora e incluso ignora su actividad.Sin embargo, no todas las pulsiones inconscientes se traducen en actos. En efecto, una pulsin no puede satisfacerse automticamente en el mundo real ya que forzosamente se va a oponer a las energas conscientes. Esta situacin crea un conflicto de tensiones, caracterstico de los primeros aos de existencia. El conflicto emerge del hecho de que los paps y los educadores dictan al nio prohibiciones, obligaciones y normas que l interioriza. stas, durante las fases de crecimiento, van a constituir progresivamente el supery. En este sentido A. Collette afirma: Es este conjunto de prohibiciones, defensas y normas introyectadas las que constituirn, progresivamente durante las fases de crecimiento del individuo, esta instancia de la personalidad llamada supery.[1]

Partiendo de esta definicin, podemos considerar que el supery es esencialmente el resultado de la herencia de los paps en su papel de fuente de contra-pulsiones y de seguridad durante la infancia. Su objetivo en su papel prohibitorio es impedir que el ello satisfaga desmesuradamente y a veces peligrosamente sus necesidades. As, el ello est formado por el material asimilado en la muy temprana infancia y, por consiguiente, tiene sus races en el inconsciente del cual toma gran parte de su energa y la otra parte le llega de las contra-pulsiones interiorizadas. De este modo, atenazado entre el ello y el supery, el infante necesita de una mediacin entre lo inconsciente y lo consciente. Este papel, lo juega el yo.El yo es el resultado del encuentro entre las fuerzas externas y las representaciones de las pulsiones del ello que quieren traducirse en la conciencia. Siguiendo a S. Freud, A. Collette lo define de esta manera: El resultado de un proceso reiterado de transformacin de tendencias inconscientes ms superficiales, al contacto de la realidad exterior y gracias a la intervencin de la percepcin consciente.[2]As, est claro que el yo es una instancia mediadora entre lo inconsciente y lo consciente, cuyo papel es vigilar y controlar una y otra de las instancias en disputas. Cumple esta tarea tomando en consideracin todas las tensiones provocadas por las excitaciones de adentro y de afuera. Su dinamismo lo empuja hacia el placer eludiendo el desagrado o el disgusto; por eso en su actividad busca conciliar los dos rivales arriba mencionados a fin de encontrar una solucin satisfactoria para ambos. En realidad, el yo busca saber si conviene satisfacer o sofocar las pulsiones internas sin disturbios graves.Sin embargo, las exigencias del ello y del supery pueden ser tan dbiles o tan fuertes, esto es, tan desequilibradas, que todos los esfuerzos del yo para el encuentro de un acuerdo sean intiles. En consecuencia, el yo se ver paralizado e incapaz de asegurar algunas tareas que le impone la realidad. De esta situacin emergen disturbios psquicos que, grosso modo, son de dos tipos: las neurosis y la psicosis. Todo nuestro comportamiento es el resultado del yo paralizado o equilibrado. Con algunas diferencias de grados, todos los seres humanos padecemos de estos disturbios. Se convierten en un problema cuando ya no nos permiten realizar nuestras actividades cotidianas, cuando impiden una convivencia sana, cuando provocan perjuicios sobre los dems y sobre nosotros mismos.

Lo anterior implica que el comportamiento de los nios en los talleres de FPN es una conducta normal de cada ser humano en diferentes etapas de su vida. Sin embargo, esta conducta ser un problema si no permite el desarrollo de las actividades que la realidad nos impone. En este caso preciso, hemos escuchado muchos facilitadores, desesperados, declarase incapaces de seguir con las actividades de los talleres, otros slo lo hicieron 2 o 3 veces y luego renunciaron. A menudo, nos interpelan: Maestro, ya no puedo hacer nada con estos nios. Estn muy molestos, pelean entre ellos, no se respetan: se insultan, tampoco me respetan. Todo ello va en contra de los propsitos del taller e incluso del contenido de lo que queremos que aprendan. A este nivel, juzgamos que es importante entender el mundo infantil a fin de saber qu acciones implementar para llevar a cabo actividades de reflexin filosfica con ellos. Para ello, me parece indispensable distinguir los comportamientos que emergen de las neurosis sobre los cuales podemos intervenir con esos talleres de convivencia de los comportamientos que son la manifestacin de una psicosis.2. Los comportamientos neurticos y psicticosLa parlisis del yo se traduce en comportamientos neurticos y psicticos. Aclarar la diferencia entre los dos tipos permite saber si nuestra accin educativa puede ser fructfera o no y as evitar la desesperacin y cultivar la esperanza. Por cuestin de espacio y tiempo, slo har una explicacin escueta que me permita identificar las causas posibles de los comportamientos de los nios y adolescentes en los talleres de filosofa para nios.

La neurosis puede definirse como un trastorno parcial de los aspectos funcionales de la personalidad que afecta a las emociones, pero deja al individuo con toda su capacidad de razonar. En este sentido, J. Laplanche et J. B. Pontalis le caracterizan de esta manera: Une afeccin psicgena cuyos sntomas son la expresin simblica de un conflicto psquico arraigado en la historia infantil del individuo y definido como un desacuerdo entre el deseo y la prohibicin.[3]Es de destacar que en esta cita, se puntualiza el hecho de que una neurosis tiene su origen en la infancia. Este periodo de la pequea infancia es muy crucial entonces para alcanzar el equilibrio de la personalidad. Por lo que todos los educadores tenemos que tener mucho cuidado con los nios de entre 1 y 5 aos ya que a esta edad, la mayora de ellos son observadores y a la vez su memoria es una grabadora eficaz de todo lo que ocurre en torno a ellos.Ahora bien, hay que destacar igualmente que las neurosis no son afecciones somticas, pese a que se localizan en rganos precisos: existen neurosis digestivas, cardiacas, uterinas, esofgicas, etc. Sin embargo, son afecciones sin inflamacin ni lesin de estructura del rgano referido. Son simplemente la consecuencia de un desacuerdo entre el deseo interno y las prohibiciones de las exigencias del supery, de modo que, al contacto con la realidad, el yo debilitado expresa este desacuerdo. As, un neurtico se caracteriza por la carencia de equilibrio interior satisfactorio, tampoco tiene buenas relaciones con los dems para identificar su propio personaje. Lo anterior implica que en cada uno de nuestros actos, hay algo de neurtico. S. Freud ha expresado esta realidad en estos trminos: No existe ningn estado normal que no tenga rasgos neurticos. Los neurticos tienen ms o menos las mismas disposiciones que los dems seres humanos, sufren las mismas pruebas y se encuentran ante los mismos problemas.[4]

En esta misma lnea de ideas, subraya que la diferencia viene de que un neurtico tiene un yo incapaz de asumir las tareas que le imponen el mundo exterior y la sociedad. Por lo tanto, no recuerda su experiencia pasada, mientras que su actividad es inhibida por las severas prohibiciones del supery; se encuentra partido por los conflictos no resueltos y las dudas no aclaradas. Por fin, como no puede realizar una sntesis aceptable, todos sus esfuerzos para resolver el conflicto se traducen en el perjuicio de su organizacin. Podemos decir que un comportamiento empieza a preocupar cuando lo neurtico cruza una lnea de equilibrio que el yo no puede tolerar. Concretamente, un comportamiento ser neurtico cuando se observan claramente signos de exceso por parte del individuo. Si no fuera as, el comportamiento aunque neurtico es aceptable y ayuda a la persona a crecer ms.Por ltimo, la neurosis se caracteriza por el hecho de que el individuo guarda toda su capacidad de razonamiento que no ha sido alterada. Una manera de detectarlo es simplemente observando que el lenguaje de la persona es coherente y claro. As, el neurtico es capaz de construir un discurso lgico en el que las ideas se entrelazan unas a otras sin que haya saltos ni huecos que impiden seguir una historia narrada. Esta caracterstica es explotada por los psicoanalistas para curar la neurosis durante las sesiones de la tcnica psicoanaltica. Esta ltima reposa en la escucha y anlisis de un relato hecho por el individuo sobre su historia infantil a fin de descubrir los puntos de incoherencias, los huecos de lenguajes, como signo de los cuellos de botella que hay que resolver.

Dicho lo anterior, podemos considerar que la situacin de una persona es grave cuando l ya es incapaz de adaptacin social, existe una perturbacin de la facultad de comunicacin, la persona ignora que su estado es mrbido, hay prdida de contacto con la realidad y existe una alteracin profunda del yo.[5]Esta agudizacin de los sntomas de la neurosis nos pone ante una afeccin severa que es la psicosis tal como la paranoia, la esquizofrenia Generalmente estos casos son considerados como la locura y necesitan una hospitalizacin. Un yo psictico queda bajo la influencia del ello y se convierte en la segunda realidad conforme con los deseos del ello. De este modo, la realidad se convierte en algo independiente del yo y la tcnica psicoanaltica no puede acceder a las causas principales de la afeccin. Por lo tanto, el enfermo debe ser puesto en cuarentena.Creemos que esta ltima situacin no es la de nuestros nios y nias con los que trabajamos en los barrios y colonias marginadas. Sin embargo, la recurrencia de las conductas que manifiestan poca convivencia con los dems, poco respeto e incluso acoso hacia sus compaeros nos ponen en estado de alerta para buscar las causas as como los remedios adecuados. En efecto, al no reparar estas situaciones no slo obstaculizamos la realizacin de los talleres de FPN, sino tambin los nios corren el riesgo de no tener una personalidad adecuada que les permite enfrentar el mundo futuro.3. El papel de la educacin y de la represin de las pulsiones infantilesConsideremos que para actuar eficazmente en la sociedad, el yo como representante de nuestra personalidad debe ser fuerte y equilibrado, en caso contrario las tareas superiores a sus esfuerzos harn fracasar su actividad. De este modo, aparecern conductas inadecuadas para la sociedad que llamamos neurosis. Recordemos tambin que como afeccin, las neurosis son el resultado de un yo dbil, inacabado e incapaz de superar las tareas que le impone la realidad. As que para cumplir su responsabilidad de manera adecuada, el yo necesita de la intervencin equilibrada del supery como instancia represora.En efecto, el medio familiar, los grupos culturales y la posicin del nio en estos grupos juegan un papel importante en la personalidad de un individuo. Es que en nuestra sociedad, ningn nio puede seguir sus propias ideas; debe desde la baja edad ser educado, civilizado, a fin de que ocupe un estatuto conveniente. Para ello, los adultos educadores lo impulsan a superarse y a superar a los dems; lo entrenan para un espritu individual o colectivo segn el tipo de sociedad y a la vez lo empujan a valorizarse y a imponerse ante los dems. Este papel se lleva a cabo mediante las prohibiciones, obligaciones y normas que los paps y los educadores dan al nio. Es este mecanismo educativo del supery el que favorece o impone lo que llamamos la represin. Nadie puede explicar mejor este mecanismo represivo que S. Freud: Educadores y paps, en su calidad de precursores del supery, restringen mediante prohibiciones y castigos la actividad del yo y favorecen e incluso imponen la instauracin de las represiones.[6]

El rol de los educadores consiste entonces en impedir la concrecin automtica de los deseos del nio y en controlar que esta concrecin se haga en funcin de la aceptacin de la sociedad. En otros trminos, son los educadores los que dan viabilidad a la actividad del ello, esto es, son un filtro social que permite a la personalidad adaptarse al grupo modificando o inhibiendo completamente algunos de sus deseos. En este sentido, el supery es una instancia legalizadora en la medida en que es ella la que determina si un deseo indicado puede o no expresarse en la realidad y bajo qu modalidad.Al mismo tiempo que los educadores legalizan y controlan la actividad del ello, tambin vigilan para que los deseos sofocados no se actualicen de manera contraria a la concepcin de estos educadores. En trminos psicoanalticos, el deseo humano ms inhibido es la pulsin sexual cuyas primeras manifestaciones son reprimidas de manera cruel. As, no es sorprendente escuchar a una mam decir a su hijo que le cortarn su pene si vuelve a exhibirlo. Si el nio ya haba visto el sexo femenino, esta amenaza es suficiente para que el nio crea en su eficacia y renuncie a su deseo sexual.

Este papel educativo levanta muchas dudas para el nio y conlleva el riesgo de quitarle la confianza que l tiene en los educadores. En efecto, en la primera infancia, el nio es muy curioso; busca conocer los objetos a su alrededor; adems tiene una mala concepcin de la realidad. Esta situacin hace que entre 2 y 3 aos por ejemplo, el nio parece no tener pudor y hace toda suerte de preguntas a la persona que le inspira confianza, en este caso, a uno de los paps. Sin embargo, a menudo las respuestas que recibe no son verdaderas; es incluso regaado por haber hecho tal o tal pregunta. Imaginmonos una pregunta sobre la diferencia entre un pap y una mam, as como sobre el tipo de relacin que hay entre ellos; muy pocos paps responderan con verdad. Estas actitudes y acciones de los educadores tienen como finalidad obligar al nio a renunciar a hacer preguntas, y por lo tanto, a sofocar su curiosidad.[7]En realidad, el adulto transfiere su culpabilidad sobre el nio, favoreciendo as la represin. Por eso, La represin se ejerce contra toda idea, toda tendencia que no es aceptada en el contexto social, siendo los problemas sexuales una parte de los problemas sociales.[8]En consecuencia, la actividad del supery restringe la del yo de modo que, ante un educador muy autoritario, el yo se encuentra agobiado de obligaciones, mientras que si el educador es demasiado bueno, el yo es debilitado por los caprichos del ello, los cuales se expresan sin ninguna intervencin del supery. En el primer caso, el yo no tiene otra solucin ante la realidad que sofocar toda idea no aceptada por el contexto social. En el segundo, se encuentra totalmente a merced de sus pulsiones internas.

La represin es normal e indispensable para el equilibrio y la conservacin del individuo: todos los humanos buscan olvidar malos recuerdos para as equilibrar la vida. Sin embargo, existe un lmite bajo el cual o ms all del cual la represin es una solucin ineficaz para la vida. Este mecanismo de sofocamiento de las ideas no deseables es inconsciente ya que el individuo no se da cuenta de su influencia y accin. Sin embargo, la idea reprimida no puede disolverse ni desaparece sin huellas, ya que es mucho ms dinmica de lo que pensamos. Al contrario, produce una suerte de angustia primera: un malestar nacido de la insatisfaccin del individuo y de las prohibiciones externas. A pesar de ello, mediante la introspeccin, el individuo asimila progresivamente las contra-pulsiones que formarn parte integrante de su psiquismo.[9]Si la represin no fue hecha con xito se producirn estados de neurosis y el nio podra considerase como un nio perdido, mimado o consentido.Ahora bien, los nios que participan en FPN vienen de colonias y poblados pobres y marginados del Estado de Colima. Nos referimos a los nios del poblado de Zacualpan en el municipio de Comala, Col.; de la colonia Real de Minas en el municipio de Villa de lvarez, Col., as como a los nios de las galeras de los jornaleros cortadores de caas de azcar en el Cbano y en Quesera, al norte de la ciudad de Colima. Todos estos nios tienen en comn el hecho de que tienen muy poco contacto con sus respectivos paps. Los jornaleros salen a la 6 de la maana y regresan casi a la misma hora por la tarde; en las colonias marginadas los paps salen muy temprano y regresan muy tarde a casa, y cuando estn presentes, su actividad principal es tomar alcohol y otras sustancias adictivas. Estas actividades restringen el tiempo de contacto entre los paps y sus hijos.

Por consiguiente, los paps ausentes se parecen a los educadores demasiado buenos que no prohben nada al infante, el cual acta completamente bajo la influencia de las energas del ello. Esto es muy claro en los nios que no obedecen a nadie, actan tal como piensan sin ser frenados por nada o nadie que est delante de ellos. En este sentido, la carencia de la accin del supery, este filtro, deja pasar sin obstculo las ideas asociales y antisociales tales como la delincuencia, la falta de control en el comportamiento, la agresividad violenta, etc. Cabe subrayar que en el caso de los nios de FPN, observamos la recurrencia de estos ltimos dos comportamientos. En efecto, el hecho de que los nios actan con muy pocos sentimientos sociales y que slo buscan la satisfaccin personal sin tomar en cuenta a los dems es para nosotros una seal de que han estado tratados o lo estn siendo en sus casas con demasiado indulgencia por parte de sus paps.Por otra parte, si la accin de los paps pudiera estar presente, no slo se limitara a prohibir, sino que debe controlar que los deseos reprimidos no se actualicen. Esta funcin de control y correccin necesita tiempo y convivencia con los nios para observar sus relaciones interpersonales. Sin embargo, lo menos que tienen los paps de las colonias estudiadas es el tiempo de convivencia con sus hijos. Ello se debe a que gran parte de su tiempo lo pasan en su trabajo o en el ocio. Considerando la falta del factor tiempo de convivencia con la familia por parte de los paps, as como la carencia del cumplimiento de su rol de control y correccin que tienen que ejercer sobre sus hijos, podemos decir que el comportamiento de los nios se debe a que su personalidad est ya agobiada por los impulsos internos.

En general, una formacin como FPN tiende a reforzar los valores aprendidos en casa, a abrir horizontes mediante una reflexin crtica de los nios sobre su propia situacin en el mundo y a mantener la curiosidad, caracterstica de cada ser humano. Esta formacin abre para los nios posibilidad de aprender a ser libres, creativos y respetuosos.[10]En este orden de ideas, la UNESCO afirma: El aprendizaje de la reflexin es importante para la construccin de la personalidad del nio y del adolescente.[11]Es cierto, la FPN permite a los nios vivir la interculturalidad, sentirse pensantes, poner a prueba sus palabras e ideas, vivir la experiencia de paz y del desacuerdo con sus compaeros. Todo eso les ayuda a crecer y a ubicarse en la sociedad en la cual viven. Esta experiencia los ayudar a valorizarse y participar polticamente en su comunidad.Sin embargo, los facilitadores de la FPN no pueden reemplazar a los paps que convivieron con el nio en su primera infancia. Su rol no podr nunca reemplazar el de sus paps. ste es un hecho del que hay que ser consciente. Al mismo tiempo hay que ser consciente que escogimos llevar la filosofa a las capas ms dbiles de la sociedad. Este punto de partida debe determinar nuestra accin y nuestra relacin con los nios. La desesperacin que observamos sobre la cara de mis compaeros connota el olvido de llevar la filosofa a los nios y nias de comunidades marginadas; es sta una tarea ardua pero posible.

En consecuencia, en lugar de quejarnos y buscar la obediencia del nio o la resolucin del conflicto que se presenta, sera mejor propiciar experiencias que promuevan directamente la convivencia pacfica. Debido a que no hemos tenido nios inconscientes de la realidad, esto es, nios cuya situacin necesita la intervencin de un especialista, es recomendable indicar a los nios lo que es deseable que hagan en lugar de lo que no tienen que hacer. Hemos visto que durante los juegos y los bailes, los nios conviven y cooperan para alcanzar juntos la meta. Creemos que es as como tenemos que llevarles la filosofa, poniendo atencin sobre lo positivo, sus capacidades y su creatividad. Debemos entonces presentarles objetivos positivos que les permiten despertarse. En fin, nosotros mismos tenemos que guardar paciencia y ser conscientes que la educacin como obra de humanizacin no puede alcanzar sus objetivos de manera inmediata.A modo de conclusin, resulta de lo anterior que el comportamiento de los nios de las colonias marginadas que participan en FPN no es psictico. Es una conducta normal que surge, en la mayora de los casos, de la ausencia de una autoridad parental real capaz de frenar las pulsiones internas. En este sentido, puede calificarse de una conducta neurtica, la cual est presente en cada comportamiento humano. Por eso, no existe ningn ser humano que no sea neurtico. Esta consideracin debe ayudarnos a entender que si presentamos a los nios experiencias de aprendizaje que pongan nfasis en la paz, la convivencia con los dems y en el respeto, es muy probable que siendo el enfoque ya no la correccin de los conflictos, sino la construccin de la paz y de las relaciones sociales sanas, que poco a poco los nios vayan interiorizando la importancia de estudiar filosofa y de estar con los dems.Notas[1]Collette, A.,Introduccin al psicoanlisis dinmico, Bruselas, Edit. Universidad de Bruselas, 1979, p.63.[2]Ibid, p. 74[3]Laplanche, J., y Pontalis, J. B.,Vocabulaire de la psychanalyse, PUF, Pars, 1967, p. 269.[4]Freud, S.,Abrg de psychanalyse, PUF, Pars, 1985, p. 52.[5]Cf. Laplanche J. y Pontalis J.B.,Op. Cit., p. 358[6]S. Freud, op., cit., p. 55[7]Es preciso anotar que uno de los objetivos de la Filosofa para Nios es reavivar esta curiosidad reprimida en la primera infancia por los paps y otros educadores.[8]A. Collette, op., cit., p. 65[9]Ibid, p. 62[10]Cf. UNESCO,Filosofa. Una escuela de la libertad, UAM, Mxico, 2011, pp.25-42[11]Ibid, p. 15