Juan ramon y plater olucia julia-susana-judith

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PLATERO Y YO SUSANA - LUCÍA - JUDITH - JULIA

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PLATERO Y YO

SUSANA - LUCÍA - JUDITH - JULIA

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BIOGRAFÍAEl autor del famoso libro Platero y yo, Juan Ramón Jiménez nació el 23 de diciembre de 1881 en Moguer. Era hijo de Víctor Jiménez y Purificación Mantecón López-Parejo, quienes se dedicaban al comercio de vinos.Comenzó la carrera de Derecho impuesta por su padre en la Universidad de Sevilla, aunque la abandona en 1899. En 1900 se trasladó a Madrid y publicó sus dos primeros libros de textos, Ninfeas y Almas de violeta.Su primer amor fue la idealizada Blanca Hernández Pinzón, la "novia blanca" de sus versos; en 1905 regresa a su pueblo natal a causa de los problemas económicos por los que atravesaba su familia.En Madrid, conoce a Luisa Grimm, gran amante de la poesía, le da a conocer a Jiménez muchos textos líricos escritos en inglés.En 1913 conoce a Zenobia Camprubí Aymar . Y en 1913 y se enamora profundamente de ella y se casan. En 1936, año que marca en su obra el paso de la etapa intelectual a la etapa suficiente o verdadera, estalla la Guerra Civil Española y apoya decididamente a la República.

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Acoge en su casa a varios huérfanos de la guerra a los que alimenta, instruye y viste. En 1937 se traslada a Cuba para dar tres conferencias; en 1938 su sobrino Juan Ramón Jiménez Bayo perece en el frente de Teruel, lo que dejó a Juan Ramón absolutamente destrozado.En 1939 las hordas de los sublevados saquean el piso de la pareja en la calle Padilla de Madrid y roban los libros, manuscritos y pertenencias del poeta y de su mujer. Entre 1939 y 1942 se establecen en Miami, Florida, donde compone los Romances de Coral Gables; en 1940 es hospitalizado unos meses en el Hospital universitario de Miami por depresión. En 1946 el poeta permanece hospitalizado otros ocho meses a causa de un nuevo episodio depresivo. En 1956 la Academia Sueca le otorga el Premio Nobel de Literatura por su obra Platero y Yo. Tres días después, muere su esposa en San Juan. Él jamás se recuperará de esta pérdida y permanece en Puerto Rico mientras que Jaime Benítez, acepta el premio en su nombre. Juan Ramón Jiménez fallece dos años más tarde que su esposa (1958) el día 29 de mayo, en la misma clínica en la que falleció su esposa. Sus restos fueron trasladados a España.

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POESÍA Y OBRASJuan Ramón Jiménez tiene una poesía panteística, exacta y precisa. A continuación podrán leer algunas de ellas:

“EL MAR LEJANO”La fuente trueca su cantata.

Se mueven todos los caminos...Mar de la aurora, mar de plata,

¡qué nuevo estás entre los pinos!

Viento del sur ¿vienes sonorode granas? Ciegan los caminos...

Mar de la siesta, mar de oro,¡qué loco estás sobre los pinos!

Dice el verdón no sé qué cosa.Mi alma se va por los caminos...

Mar de la tarde, mar de rosa,¡qué dulce estás bajo los pinos!

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“ADOLESCENCIA”En el balcón, un instantenos quedamos los dos solos.Desde la dulce mañanade aquel día, éramos noviosEl paisaje soñoli�dormía sus vagos tonos,bajo el cielo gris y rosadel crepúsculo de otoño. �Le dije que iba a besarla;bajó, serena, los ojosy me ofreció sus mejillas,como quien pierde un

tesoro.

�Caían las hojas muertas,en el jardín silencioso,y en el aire erraba aúnun perfume de heliotropos. �

No se atrevía a mirarme;le dije que éramos novios,...y las lágrimas rodaronde sus ojos melancólicos.

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“Y ahora algunos fragmentos de sus obras:

“PLATERO Y YO”" En el arroyo grande que la lluvia había dilatado hasta la viña, nos encontramos, atascada, una vieja carretilla, perdida toda bajo su carga de hierba y de naranjas. Una niña, rota y sucia, lloraba sobre una rueda, queriendo ayudar con el empuje de su pechillo en flor al borricuelo, más pequeño, ¡ay!, y más flaco que Platero. Y el borriquillo se despachaba contra el viento, intentando, inútilmente, arrancar del fango la carreta, al grito sollozante de la chiquilla. Era vano su esfuerzo, como el de los niños valientes, como el vuelo de esas brisas cansadas del verano que se caen, en un desmayo, entre las flores. Acaricié a Platero y, como pude, lo enganché a la carretilla, delante del borrico miserable. Lo obligué, entonces, con un cariñoso imperio, y Platero, de un tirón, sacó carretilla y rucio del atolladero y les subió la cuesta. ¡Qué sonreír el de la chiquilla! Fue como si el sol de la tarde, que se quebraba, al ponerse entre las nubes de agua, en amarillos cristales, le encendiese una aurora tras sus tiznadas lágrimas. Con su llorosa alegría, me ofreció dos escogidas naranjas, finas, pesadas, redondas. Las tomé, agradecido, y le di una al borriquillo débil, como dulce consuelo; otra a Platero, como premio áureo. "

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“Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos. Sólo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro.Lo dejo suelto y se va al prado, y acaricia tibiamente con su hocico, rozándolas apenas, las florecillas rosas, celestes y gualdas... Lo llamo dulcemente: "¿Platero?", y viene a mí con un trotecillo alegre que parece que se ríe, en no sé qué cascabeleo ideal...Come cuanto le doy. Le gustan las naranjas mandarinas, las uvas moscateles, todas de ámbar; los higos morados, con su cristalina gotita de miel... 

Es tierno y mimoso igual que un niño, que una niña...; pero fuerte y seco por dentro, como de piedra... Cuando paseo sobre él, los domingos, por las últimas callejas del pueblo, los hombres del campo, vestidos de limpio y despaciosos, se quedan mirándolo:- Tien’ asero...Tiene acero. Acero y plata de luna, al mismo tiempo.”

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LA CASA GRANDE Y LA CUADRA

La casa de Juan Ramón era grande y tenia patio, jardín, corral y huerto. Al huerto y al jardín daba la galería, y en el corral, donde había un pozo, estaba la cuadra de Platero.Cuando al anochecer, regresaban a casa Juan Ramón y Platero, lo primero que hacía el poeta era acercarse al pozo a sacar agua para su burro.A Juan Ramón se le alegraba el alma al lado de aquel pozo. Mientras Platero se bebía un cubo de agua con estrellas, él se iba a esperarlo al lado de la cuadra y miraba la Luna.

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Apenas salía el sol, ya estaba Platero llamando a Juan Ramón, al principio con rebuznos cortos y apagados, y luego, ya más despierto, con alegres y sonoros rebuznos.Diana, la bella perra blanca, a la que le gustaba echarse a dormir entre las patas de platero, corría hacía Juan Ramón.Y la vieja cabra gris les miraba desde lo más alto del pesebre.

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DESCENDIENTES DE PLATERO

Una mañana de verano, Juan Ramón Jiménez se dirigía al granero donde pasaba Platero la noche. Juan Ramón llevaba una burra. Platero se sorprendió mucho al ver a la burra. Platero y la burra, que se llamaba Plata, hicieron muy buenas amigas. Se enamoraron.Juan Ramón, como quería tanto a su burro, les organizo la boda perfecta para dos burros.

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Un año y diez días más tarde, Juan Ramón Jiménez se dirigía al establo cuando escuchó unos rebuznos que no le resultaban familiares. Cuando entró en el pequeño y acogedor granero, se encontró con dos pequeños burritos que se acomodaban entre el heno esparcido por la tierra y le miraban con una mirada muy tierna. Juan Ramón no sabía si venderlos o quedárselos. Pero tras varias semanas meditando la decisión, no pudo separarse de los pequeños burritos asique decidió quedárselos.

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Los dos burritos, crecían sanos y fuertes. Platero y Plata estaban muy contentos de ver crecer a sus burritos. Juan Ramón también les quería, les sacaba a pasear junto a su padre y a su madre y les daba de comer muchas uvas y naranjas. Los dos burros crecieron y sustituyeron a Platero y a Plata.Mientras Platero y Plata descansaban en el granero, ya los adultos burros trabajaban como el viejo Juan Ramón.Cuando Platero y Plata fallecieron, ocuparon su lugar en el cielo, esperando la llegada de Juan Ramón y sus burritos a su granero de estrellas.

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fin