JUDITH SANTOPIETRO

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JUDITH SANTOPIETRO

TIAWANAKUPOEMAS DE LA MADRE COQA

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Judith Santopietro

Nació en 1983, en Córdoba, Veracruz, México —también se crio entre Ixhuatlán del Café y Boca del Monte, pueblos de las altas montañas a los que pertenece su familia.

Su idioma materno es el español, sin embargo, aprendió nahuatl por decisión política y para honrar a sus ancestras que soñaban y vivían en esta lengua.

Es maestra por la Universidad de Texas en Austin y ha hecho residencias de investigación en la sierra de Zongolica y Tecomate (Veracruz), el Instituto de Estudios Latinoamericanos Teresa Lozano Long (Texas), la Universidad de Leiden (Países Bajos) y Bolivia. Dirigió el proyecto Iguanazul: literatura en lenguas originarias (2005-2016) para el que impartió talleres a comunidades migrantes indígenas en la ciudad de Nueva York.

Forma parte del proyecto Narrativas y Memorias de la Desaparición en México, coordinado por el colectivo Técnicas Rudas (Deutsche Welle Akademie, Cooperación Alemana), en el que imparte talleres de escritura a los colectivos de madres en búsqueda de sus desaparecidos.

Ha publicado los libros Palabras de agua (2010) y Tiawanaku. Poemas de la Madre Coqa/Poems from the Mother Coqa (2019), además del ensayo “Migrantes nahuas celebran a Santiago Apóstol: un ejercicio de comunalidad en Nueva York” (Universidad Autónoma de Chiapas, 2017). Obtuvo el Premio Nacional de Poesía Lázara Meldiú 2014; es finalista en The Sarah Maguire Prize for Poetry in Translation (Reino Unido, 2021) y en el Premio Literario Internacional Aura Estrada 2017. Ha publicado en el Anuario de Poesía Mexicana 2006 (Fondo de Cultura Económica), La Jornada y The Brooklyn Rail.

Sus pasiones son tomar fotografías, participar en rituales y danzas tradicionales, observar aves y caminar en las montañas. En la actualidad, escribe narrativas de migración sobre comunidades indígenas en EE.UU. y narrativas de la desaparición forzada en México.

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Tiawanaku. Poemas de la Madre CoqaJudith Santopietro

Christopher Zecevich Arriaga Gerente de Educación y Deportes

Juan Pablo de la Guerra de Urioste Asesor de Educación

Doris Renata Teodori de la Puente Gestora de proyectos educativos

María Celeste del Rocío Asurza Matos Jefa del programa Lima Lee

Editor del programa Lima Lee: John Martínez GonzalesSelección de textos: Manuel Alexander Suyo MartínezCorrección de estilo: Katherine Lourdes Ortega ChuquihuaraDiagramación: Andrea Veruska Ayanz CuellarDiseño y concepto de portada: Leonardo Enrique Collas AlegríaFotografía de portada: Elena Lehmann

Editado por la Municipalidad de Lima

Jirón de la Unión 300, Lima

www.munlima.gob.pe

Lima, 2021

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Presentación

La Municipalidad de Lima, a través del programa Lima Lee, apunta a generar múltiples puentes para que el ciudadano acceda al libro y establezca, a partir de ello, una fructífera relación con el conocimiento, con la creatividad, con los valores y con el saber en general, que lo haga aún más sensible al rol que tiene con su entorno y con la sociedad.

La democratización del libro y lectura son temas primordiales de esta gestión municipal; con ello buscamos, en principio, confrontar las conocidas brechas que separan al potencial lector de la biblioteca física o virtual. Los tiempos actuales nos plantean nuevos retos, que estamos enfrentando hoy mismo como país, pero también oportunidades para lograr ese acercamiento anhelado con el libro que nos lleve a desterrar los bajísimos niveles de lectura que tiene nuestro país.

La pandemia del denominado COVID-19 nos plantea una reformulación de nuestros hábitos, pero, también, una revaloración de la vida misma como espacio de

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interacción social y desarrollo personal; y la cultura de la mano con el libro y la lectura deben estar en esa agenda que tenemos todos en el futuro más cercano.

En ese sentido, en la línea editorial del programa, se elaboró la colección Lima Lee, títulos con contenido amigable y cálido que permiten el encuentro con el conocimiento. Estos libros reúnen la literatura de autores peruanos y escritores universales.

El programa Lima Lee de la Municipalidad de Lima tiene el agrado de entregar estas publicaciones a los vecinos de la ciudad con la finalidad de fomentar ese maravilloso y gratificante encuentro con el libro y la buena lectura que nos hemos propuesto impulsar firmemente en el marco del Bicentenario de la Independencia del Perú.

Jorge Muñoz Wells Alcalde de Lima

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TIAWANAKUPOEMAS DE LA MADRE COQA

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A mis ancestras Crescencia Melchor Cruz y Otilia González Bernabé por los sueños de la resurrección en

Cochabamba.

A Clemente Mamani Colque y Josua Rüegger por la compartencia durante el viaje a través de los Andes.

A Edwin Armata Balcázar (†), kirkincho celeste que ahora habita las montañas.

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km. 45 + 666 elevación 3.870 msnmKollasuyuBolivia

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Todopoderoso Viracocha,Viracocha que está presente,

Viracocha, señor de todoDueño de la belleza del mundo,

que ha creado todo diciendo:«Que sea el hombre, que sea la mujer,

y todos los frutos de la tierra»,¿Dónde te encuentras... en las nubes, en las sombras?

...Recibe esta ofrenda, dondequiera que estés,¡Viracocha!

"Himno de las ofrendas"1

1 Citado en Tiahuanaco de Simone Waisward. Se menciona como uno de los himnos a Viracocha que un indígena dijo, en su lecho de muerte, a Cristóbal de Molina, el Cuzqueño. El quechuista Rafael Aguilar lo tradujo siglos más tarde.

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Chakaltaya

elevación 5.421 msnm

Porque en esta cumbre nadie llorasolo ríos ennegrecidos serpentean el hielo un rastro de ceniza derrite este glaciar:el fuego aymara galopa su tiempo inquebrantablecuento la grieta de esa pausa con un quipu

aquí y ahora la flor sobre su antigua cruz

¿Qué labio se abre en el festejo del octavo mes para que esta Pacha lo devore todo?mi cuerpo tu sangreeste dolor que alimenta los hornos mineraleseste humo que emana de la arcilla heladapasto marchito entre la inaniciónbarbechos donde planto simientes que no germinarán

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Porque en la cima la luz es diferente aunque siempre es una exacta luz que traspasa los deshielos una misma claridad-gamma-cautiva

en esta atmósferaun fulgor altisonoro que nos ciega

En esta orilla tranquilo es el cenit que contempla la mujer hincada al pie de las montañas

(la aymara pijcha coqa sus mejillas alcanzan un rubor incandescente)sobre el hielo escurren escarlatas degollados guanacos y vicuñas en el mapa rojo de este sacrificio

(la aymara derrama alcohol etílico):

mamacuka pacha pido pues amparo y opulencia

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el blanco andino y la amargura(invierno que engendra carbón y filigrana)

el blanco andino y el cristal regado (flama inextinguible su pureza sacraliza todo estrato)

el blanco andino y el lago que oscurece en cada atardecer (la diosa viaja siglos y atraviesa selvas)

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el blanco andino y el sacrificio a esta cruzserpiente (la aymara bebe y riega alcohol enciende las columnas

mientras un Cristo repta en el vitral de la iglesia)

el blanco andino y aquellas lágrimas rodeando el silencio (por estos días nos convertimos en soles trashumantes)

el blanco andino y los autos con flores amazónicas en el retrovisor

(la aymara se toma una selfie junto a un muñeco de nieve)

el blanco andino se transfigura en amarillo luz

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¿En qué lengua hablan tus dioses y mis diosesqué agua los contienecuándo estalla su sinfonía salida del caracolpor cuál montaña transitan las semillas donde labrar algunos rostros?

¿Ese peregrinaje aún es nuestrolas luciérnagas se apostan en cada espigapara que el aire flagele nuestra piel?

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Camino Chakaltaya con el soplo de quien muere aniquilada por la veta de plata en una mina apago este resplandor para no mirar el gesto de mi carne abierta: esos minerales sin ayunos esos humos creciendo como filos de metal contra

el amor

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Quiero libar a las deidades pétreas con esta chicha de maíz que desborda desde un keruhasta estrellar el vaso espiritual en el pavimento ch’allar el jugo que derraman las ollas ofrendar los tiestos con alcohol vibranteentre sus pies y hasta la médula

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Quiero unir sus viejas ropas con las hebras del zoológico que avanza lento por los Andesque rumia cualquier yerba altisonoraQuiero llorar su derrota y su conquista en esta ladera del mundo.

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Kalasasaya

Aún las piedras verticales en esta pampael aire que habita los pasilloscaras pétreas en un templo de paredes ocres

Aún así extiendo los brazos a distancias que no puedo mirar:caigo por esta cumbresostengo la navaja en una mano con la otra percibo el corazón y sus rugidos detengo las injurias que erosionan mi boca

esta es la tierra donde no nacísu desfile polvoriento me fastidiasus imperios del racismo me son indiferentes

Aún la cruz Chakana marca el sur y sus misterios:Jach’a Qhana que es rosa de los vientos y cráternido de cóndores que sobrevuelan la estepa lunar

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Aún así me deleitan las sangrantes cabecitasposo junto a cada rictusque asoma en las paredes del templete fotografías con rostros modelados en tercera dimensión

(la aymara Hilaria Sejas, flamante alcaldesa,filma un anuncio para la televisión,

el reflector platina su sombrero de bombín y la pollera)

A distancias que no puedo mirarlas piedras erguidas en medio del templouna estela luce vestida de andesita:aún el fraile monolito acicala sus cangrejos gordo y con los dedos torcidos por la artritisprepara el mate estito está estiando dice cuando el agua borboteay vierte ardor sobre la coqaa veces llora en arenisca peces y su fluido colma cada gárgolalimpia las columnas abre la puerta al inicio temporal del Sol:así de primavera el equinoccio

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Pero los dioses que observan las estrellas escuchan mi voz en los rincones de la estanciacon un tímpano secreto entre las rocas:

esta es una tierra donde no nacísu desfile polvoriento me fastidia

sus imperios del racismo me son indiferentes

extiendo los brazos a distancias que no puedo narrar:

caigo por esta áspera cumbre

navaja en mano

escucho los rugidos que desgajan el hielo de los Andes.

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Puma Punku(primeros rituales)

La estría de mi lengua serpiente que se arrastra sobre la pampa

hiere la franja de una luz aguda

Desnuda en la orilla con la carne que palpita en tundra observo desde un montepor el espectro de mi ojo

Puma Punku o la puerta fundida en jugos vegetalesdel bronce al granito cuárzico de la andesita virgen al basalto

de la cantera líquida al azufre sideral

Es el ascenso de este amor que ocurre al mediodía cuando el azogue se transforma en sangrey mi sangre en vasija donde crece un nido poblado de reptiles y semillas

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así que imploro:

mesa de las ofrendaslana pigmentada de las llamas

diminutas flores en el ritochispas del alcohol absoluto que se incendia

en el ritual convocas:

Ekeko señor voluptuoso que tu falo preñe los billetes falsos

señor del rayo a cuestas señor de la joroba de la abundancia erótica

En los primeros rituales pronuncio este vocablo que seducela lluvia de septiembresu savia escurre en copos como orina inesperada de los diosesacontece la tormenta de las cuatro erasmás tarde el diluvio andino se evapora.

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Madre Coqa el éxtasis y la lejía hoja que nos nutres con tanta estirpe divina tu sangre galopa por las nervaduras hoja que lees el porvenir de un pueblo calado por la luna y el rayo Madre en la frontera norte y sur polvo que se aspira bajo la luz intermitente del bar Ruta 36

kuka cocaína roca raya Diosa blanca tus nombres reverberan en procesión equinoccialpijchar insalivar las hojas con bicarbonato en el acullico triturar los alcaloides enciendan ya pues la lejía muelan cardón quinua marlo de maíz hasta

ver cenizas Madre aniquilada en las esquinas ofrenda y diluvio sobre los campamentos que traen de vuelta a los ausentes con retratos y cartelesMadre Coqa Masacre de Todos los Santos olor a sangre de los auquénidos guerra del agua olor a sangre de los olvidados

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guerra de los hidrocarburos aromáticosefervescencia en la boca espuma que se inhala como arena de salar

merca gringa white horse que excavas la epidermis enervas el tormento en la cabeza del cautivo no más asfixia dentro de las minas Madre Coqa las palabras te forjan distinta caspa del diablo kuka sipu moléculas que burbujean en los labios grapa bica farlopa coquear pijchar acullicar chacchar hoja exhausta que adormilas el cordón umbilical enséñanos tu savia madre de los alcaloides verdes gloriosa pasta de coca.

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Los dioses juegan póquer en el parque

Una mujer cruza la plazade su pollera asoma el holán con premura se acerca a la inestable mesa: los dioses beben las cervezas del domingo

El sombrero de bombín la protegede la diminuta quinua que llovizna en esta pampa pronto un silbido inunda sus pechosel dios ebrio la lleva adonde flora a las mujeres y las deja con sus panzas levitando el granate de las casas colorea sus rostros la tormenta se aproxima al pueblo

Después del almuerzo me recuesto en las peñas convertidas en estatua del moderno prócer en tienda que abastece cereal y papas en las cabezas esculpidas sobre la fachada del hotel en los vigías a la entrada de la iglesiaa la que los tiawanakotas acuden con sus labios reventados por la savia

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Me resguardo bajo un techo de almidón y enredaderasa lo lejos oigo sus risas de chuño la tormenta anega la aldea aquel dios y la mujer caminan juntoscon prisa el holán lleno de lodosu tez de arruga oscura se va desmoronando.

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Piedra de piedra nacenrígidos y lujuriosos por la noche con el gesto irónico y el mismo nervio que parte desde el cráneo

Arena de la arenisca vienen por las venas pulsátiles los dioses en éxodo bajan el sendero

azul de la montañadeambulan en angiomas eréctiles por la vereda filiforme

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Estos cantos para que las diosasbeban del cáliz

que es un keru espiritual de roca o légamo

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Aquella mañana capto su diáspora volcánicaentre la nieve y sus enigmaspara mí todo es silencio

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Desciendo Tiawanakuen el tiempo de su ch’alla

ofrenda que navega por los ríos del altiplano

Desciendo Tiawanakuy en la ciudad un anciano atrae la lluvia exuberante con su tarqha

el sonido cavernoso de esa flauta goteahasta este paraje estercolado de la humanidad.

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Welcome to Bolivia

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Y ahora tratas de recordar un acto significativo           que te hubiera matado

para que hacia él converjan las líneas del poema.

Nudo borromeoRodolfo Hinostroza

la coquita nos devuelve la vida, es como un puquialito que brota agua fresca en nuestra boca, que da energía, siempre nos da fuerzas para trabajar. Nuestra coquita nos cura también, nos trae consuelo, nos hace reír, nos

hace ver la suerte. Para todo siempre usamos la coquita …

Doña Juliana, dirigente de la Asociación de Familiares de Desaparecidos

de Ayacucho2.

2 Citado en «Las mujeres chacchadoras son las pobres de los pobres» de Blondet, Cecilia en El Consumo tradicional de la hoja de coca del Perú, coordinado por Fernando Rospigliosi, Instituto de Estudios Peruanos, 2004.

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Estación Lima

Del teléfono público irradia un bisbiseo

la estridencia de una máquina de dulces disuelve las pláticas en la sala de esperacolecto mis últimas monedas y llamo a Khana Willka:

pronuncio su nombre con el pulmón contritocomo si un tigre rotara en mi diafragma o el rizoma de una papa se expandiera entre el bronquio y la cisura del pecho

el firmamento explota aborregado y violeta en un plano respiro lento treinta horas por los Andes me arrastro hasta la ciudad

justo cuando los dioses se contorsionan para /vomitar.

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Las líneas de Nazca

En el invierno veo las líneas de Nazca de lejos son señas /muy precisas

a las divinidadesque se ríen de mí

me ven aterida e ignorante El desierto se derrumba mansamente

el cielo purpúreo deslava el ocaso son veintidós horas de un ruido que sale de los aparatos /viejos del autobús

veintiséis horas de trepar por despeñaderos de empequeñecer en los páramos

treinta horas en el frío la cabeza me da vueltas vomito

el soroche no lo alivia ni la hoja de coqa.

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Instantánea de un crepúsculo rasgado

nudo borromeo el desierto blando se agrieta para mí veo sus puntos de fuga bajo el cielo craquelado las gramíneas abundan como familias resignadas a lo estéril

Oscurece en Nazca mi vista desdeña los mensajes estelares la paja ichu que resiste las vanguardias rituales en la médula de un mono vigilado desde el helicóptero repleto de turistas

nudo borromeo pernoctamos en los comedores /erigidos

al borde de la carretera venden humintas y mate hirviendo por unos cuantos /solesentonces recuerdo el cling cling de mis últimas /monedas: hambre cayendo al estómago de un teléfono

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en la estación Lima

nudo borromeo aparece un hombre en la fugacidad de la autopista tractores horadan la planicie profusa de sembradíos y bestias

(la aymara permanece erguida en su abismo afuera el Cóndor-curandero unta sangre de vicuña

en la choza como protección)

entumecidos avanzamos con la desesperación de un animal que huye

nudo borromeo si existiera el sentido en este autobússonaría

al delirio de un calefactor que no funciona y revienta mis tímpanos al engranaje oxidado de esta máquina cruzando el puente

al paisaje que no cambia a pesar de las fronteras:

en Perú puestos de lámparas frutas burdos látigos de cuero para corregir a niños-wawa

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enmarcan la vista del lago Titikaka

en Bolivia las mujeres cholas acarrean cajas apiladas hasta el cieloguardan enseres y merienda en el aguayocasi siempre sonríen y pasean en los triciclos bautizados con un rótulo de letras fluorescentes:

Internacional Sagrado Néctar Vencedortransforman el límite del río Desaguadero en un caótico horizonte de postal

nudo borromeo en el retén del mundo andino el oficial pone un sello de salida en este pasaporteWaliki tumpthistajja/Gracias por su visita anuncian en la línea de los dos países Welcome to Bolivia dice la instantánea del crepúsculo rasgado.

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Pijcheo

La bruma sobre tus labios Khana Willkame ofreces una bolsa hinchada con pétalos de coqa y la lejía amplifica el sabor para el pijcheo

también ceniza sobre tus ojos con los dientes verduscos cortas los peciolos me das los alcaloides limpiosevito quejarme en los pasillos de la terminal aunque el mal de altura persiste desde la frontera

una vez en la habitación del Perla Negra frente a la estación regurgito pesadillas de cuchillas lanzadas desde los matorrales una persecución militar en las conexiones alteradas de mi mente

hay armas que jamás se disparan algunos niños escondidos en los cañaverales

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hay tallos retorcidos que sepultan sus cuerpos

la coqa aminora los efectos del soroche

náusea casi muerte súbita al caminar angustia de cabalgata en el pecho

la adrenalina fluye en ese sueñotambién mi curiosidad botánica por reconocercada filamento de las plantas y el arte de domesticarlas inquisitiva por saber a quién pertenecen las uñas desprendidas en el fango a quién la dermis carcomida por hormigas rojas con qué refinada técnica los desaparecieron

el jugo sobre tus labios Khana Willka me devuelve a la geografía del hotelmascamos el bolo vegetal hasta que nos contiene nos sumerge en el espacio de los sin nombre.

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Waka

Khana Willka se levanta con la claridad en duermevela descifro su silueta en las partículas de polvo el vapor de yerbas sacia a sus divinidades los jugos serenados en la luna hidratan la leche de las diosasla mañana deviene en rezo disperso

por la sala el patio la cocina-comedor en la habitación y en el altar

en los cholets barrocos que desafían la gravedad

hay silencio en los bordes de esta camapero en la estufa los silbidos del vapor semejan una tarqha que atrae la tempestad estito está estiando dice Khana Willka cuando borbotea el líquido su murmullo kechua suena a recetas de herbáceos púrpuras y rizomas que nos alimentan

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En el santuario Khana arrulla a sus ñustas habitantes de una chullpamuñecas de trapo que vivían en grutasbautiza a la mayor con mi nombrela eleva a las cuatro direccionessahúma su contorno como acariciarme el vientredespierto algo convulsa escucho una voz que me pide nunca abandonarlola hoja de coqa reposa en agua hirviente.

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Ñatita

Khana colocaba una vela a los muertos cada lunesel mismo altar donde habitaba la ñatita me dijo que la halló recostada sobre una tumba en alguno de sus viajes para atraer al Señor del Rayo: una calavera capaz de dictar sentencia en juicios y cuidar la casa

Desde que Khana se marchó estoy a cargo de Teodorita:la alimento y le rezo al despertarsalpico singani entre sus muelasa veces cubro con algodón sus orificiospara que la humedad no le afecte los cornetes

Preparo la cena cada noche y miramos la televisión: un par de filetes casi crudos que masca sin gesto y parsimoniaal terminar se permite aflojar los maxilares y ríe con la comedia

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El 8 de noviembre me pidió llevarla al cementerio quiso ser discreta en la visitausó un sombrero de bombín y lentes para el solpero ya un tumulto aguardaba a otras ñatitas para festejar y bendecirles su ajayu

capullos amazónicos hoja de coqa cigarros ahumando los sepulcros

aguardiente de 90 grados hip hop en aymara y veladoras

Teodorita creyó que agradecerían el cuidado de la casa el enlace directo con los antepasados las prolongadas jornadas en las cortes donde no tuvo tiempo ni para sonreír con sus dientes amarillospero en realidad ansiaban hacerse leer la suerte ver el número de la lotería dibujado en la cartografía de sus cráneos aplastados más tarde por los zapatos de esa multitud.

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Post-traumatic stress disorder

Clínica AlemanaLa Paz, Bolivia, 30 de julio, 2013

Clínica de urgencias Geografía profunda en julio La paciente ____________ de veintinueve

años es internada en la clínica alemana entumecida se somete a exámenes de laboratorio por doce horas

Conservados: tejido celular guijarro en el esófago se recupera por cuadro de vómito incoercible Alta

médica sin contratiempo se recomienda dieta blanda caminatas bajo el sol en el parque de Abaroa evitar pesadillas y neurosis Al día siguiente recae por

angustia Ecografía e incluso tomografía evidencian aurora grito huida dolor abdominal inmarcesible vómito angioma parietal izquierdo Treintaiséis

horas de indagar el organismo: bioquímica sanguínea urinálisis perfil hepático lipídico fotosíntesis de los cientos de hojas que ingería para mantenerse a ras del

mundo Ingresada por impacto de susto en el hígado se reintegra pálida por cabalgar hondo en tiempos

convulsivos Topografía del cuerpo muestra que la

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coqa le produce taquicardias: inyectar amiodarona 10 mg por brote espontáneo y abismo accidentado adormilar con flunarizina de farmacéutica chilena

vía intraarterial La paciente es migraña bruxismo que deriva en dientes carcomidos al dormir arritmia

alucinaciones auditivas en el aire Preservados: tejido muscular subcutáneo expuesta a pruebas médicas cuarenta y ocho horas A pesar de todo cerebro

partes óseas depresión dentro de lo normal.

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Reino mineral de náuseas

Parece un glaciar derritiéndose sobre la lumbre pero es fiebre Un reino mineral de náuseas que me

hace vomitar sin tregua me envuelve en espasmos y luminiscencias en el iris un sonido puntiagudo borra la visión Hospitalizada varios días semanas o años fraguo los planes del suicidio: un salto leve desde un techo donde mirar las ramas más altas de los árboles

las espadas de fuego rompen y diluyen las venas Desde la habitación redacto correos electrónicos y

notas transparentes en mis cuadernos: llegan memorias filosas madrugadas en que desciendo la serranía en medio de un huracán los ríos desbordados cruzan

la ciudad quizá un secuestro Desde la habitación heredo y reacomodo bienes que no tengo rompo

cartas y escritos imaginarios Decido regresar a mi apartamento y desaparecer porque mi voz no cabe en el

dolor de este país.

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En el país de la guerra del gas

A diario me asoleo en la plaza Abaroa Los papeles de Narciso Lima-Achá de Jaime Sáenz esparcidos en el pasto cotidiano Voy al café francés y dibujo galaxias

mortecinas sobre Palacio Quemado de Edmundo Paz Soldán Describo con temor entre las hojas de Nuestro mundo muerto de Liliana Colanzi cómo el ojo de Dios se asoma por las nubes cada tarde Mi

habitual baño de la madrugada me fulmina hasta el mediodía con el olor a mandarina abierta y arroz chaufa Enfrío este cuerpo confiada en que alguna

vez gotee agua caliente pero en el país de la guerra del gas abundan las regaderas eléctricas Dicen que un día las sillas volaron desde los edificios y las balas de

goma enceguecieron a la gente Dicen que era posible escuchar la agonía de los no nacidos en las

panzas de sus madres mirar a través de los huesos oler las

llagas Dicen que pronunciar gas sonaba más al latín chaos a la palabra bellum Dicen que hubo muertos

y desaparecidos por decenas en Chasquipampa El Alto Ovejuyo y Warisata

Lisa y muda como las piedras de Tiawanaku bajo esta ducha me invade el terror de morir electrocutada.

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Las plumas de loro caen desde un árbol

Khana Willka dijo que en la selva duermen de día en sus hamacas un ciclo invertido para ensoñar las historias contadas ante una fogata que dura hasta el alba dijo que les llaman layka yatiri adivinas

curanderas que manejan fuerzas /del bien y el mal prestidigitadoras que usan grasa y piel de puma /para crear filtros secretos

ichuris que ahuyentan la enfermedad y /anuncian el parto

Al volver del Amazonas Khana fue a mi casaen el vacío del apartamento peinó mi cabellera trazos amplios de la nuca a la espaldacon los que tejía una trenza ante la hoguera imaginaria

Nos despedimos al inicio de la primavera recuerdo que el aeropuerto de El Alto resplandecía:cuatromilocho msnm y al fondo las nieves perpetuas del volcán

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antes hubo un viaje a Tiawanaku para invocar una lluvia que orinó por azar sobre nosotroshubo ruidos telúricos y celestes al pernoctar allí

Algunas cosas diluyen el fluir de lo que enuncio: encuentros en la arena ocre sol que cae sobre lienzos del desierto y cubre dos figuras desnudaslas ramas secas de un árbol sombrean la piel

Algunas cosas advierten el fluir de mi visión:Khana Willka posee aliento de puma recolecta plumas en el Amazonas con hilo de cáñamo hace atados de largas colas verdes que arranca a las aves

en un solo movimientomuda en gato de monte o en ciervo de las llanuras texanasatrapa a las mujeres mientras enhebra su cabello en el centro de una sala deshabitada

Duermo de día para intuir lo sucedido en aquel viajeen un sueño invertido descifro el hechizo: las plumas de loro caen desde un árbol en el Amazonas

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Khana las recoge y una layka las santigua eleva el amarre a las constelaciones de carbónata con fuerza mi ombligo despierto inmovilizada frente al altar principal de mi habitación.

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La morfología de las diosas de piedra

Yo huyo y no huyo porque siempre llevo esta pena adentro este llanto que desboca mi entereza Yo

huyo y no huyo porque cuando sueño estoy siempre en el mismo barrio podredumbre Canto y huyo rezo y huyo a todos los sitios Voy y no voy a la orilla del

lago Titikaka Cruzo y no cruzo el desierto de Ica las líneas de Nazca: miro por la ventana de este autobús sin calefacción y hay solo pampas desierto avanzamos en medio de la nada casitas hechas de barro papas que

resisten sin agua y sin natura entre la morfología de las diosas de piedra.

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Hielo fino. No pisar

Las arterias craquelan el hielocuarteaduras como colonias de arañas abren la vulva del lago parecieran cristales estrellados de un auto que marchaba a toda prisaningún avistamiento de aves ni el golpe del antártico solo la nieve citadina que cruje bajo los rascacielos

filigranas de insectos quiebran la superficie donde la escarcha sobrevive son heridas tiernas que no sangran el matiz del agua níveo como si la pureza la angustia o esas fisuras descubrieran la profundidad para sumergirme en la vagina helada

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estrujar el hielo con las manos es sonido único

empuñar el hielo es gangrena momentánea

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Transito por la geometría de los barrancos átomos rosa de los vidrios copos en flor hexagonal y un halo que se aploma encima de nosotros interrumpo la respiración al caminary un vaho emana como tallo verbal tan parecido al mal de altura o a la turbulenciame aproximo al lago un letrero me detiene

HIELO FINO. NO PISAR

(Watch out. I think this is the word for danger, dice un niño a su hermana

mientras vagan por el parque con sus orejeras puestas)

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Aquella vez ascendimos Chakaltaya y olvidé la cámarala foto que no captaremos a cincomilcuatroscientosveintiún msnm reprochaste también dejé la coqa y las pastillas encima de la cómodael soroche me tronaba la cabeza y aspiré con pausael nervio azul y negro de la cordillera

(la aymara acurrucada en la nieve contemplaba el vacío)

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Entierro las uñas en la escarchay sobreviene un dolor una palabra imposible de /explicar la parálisis repentina

quise pronunciar vértigo aturdimiento /vórtice desmayo en el cuarto de aquel hospital pero los espasmos lo impidieronarrojé tanta saliva espesa frente a los médicos que me creían bulímica las sondas llevaban sustancias y traían calmantesun sabor metálico aclaraba el plan de saltar por el balcón:una carta los manuscritos ordenados por lugar y fecha las joyas de la abuela en una caja fuerte

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Elevados al primer mundo en teleféricorecorrimos el bulevar principal de la feria 16 de julioen la foto que nunca disparé unas alpacas con lazos coloridos nos sonreían la comida desplegada en las banquetas al fondo el sustrato de obsidiana en los volcanes

(la aymara alzó su pollera para orinar en caudal los cuarenta ríos de los glaciares anegados en el Titikaka)

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Un dolor en las coyunturas en las falanges y los metacarpianosun dolor de agujitas penetra de las yemas al cúbito la piel se rompe y algunas gotas bosquejan un mapa en la blancura resbalohay una convulsión de vísceraspor momentos yergo el cuerpoel agua purifica paladar y tráqueairrumpe en el pulmón izquierdolubinas y negras robaletas fundan el paisaje subacuáticoAhora el verano revienta en el hemisferio sur ningún ave sobrevuela Central Park sólo hay migas de pan regadas por el pisoy un guante que alguien se quitó para fumar

(la aymara se toma una selfie frente al lago y así evoca el aliento mineral de los Andes).

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