JovenGuardia N 12

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JUVENTUD COMUNISTA DE ESPAÑA (MARXISTA-LENINISTA) NÚMERO 12 MAYO-JUNIO 2013 JOVENGUARDIA www.jovenguardia.es [email protected] yo escracheo, tu escracheas, nosotros escracheamos, ellos tienen miedo pág. 2 ¿No es una crisis, es una excusa? pág. 4 9-Motivos para hacer huelga pág. 8 JCEmarxistaleninista @JCE_ml jce.marxistaleninista

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En este número: - yo escracheo, tu escracheas, nosotros escracheamos, ellos tienen miedo - ¿no es una crisis, es una excusa? - Cada día, 1 de mayo - 9-Motivos para hacer huelga

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JUVENTUD COMUNISTA DE ESPAÑA (MARXISTA-LENINISTA) NÚMERO 12 MAYO-JUNIO 2013

JOVENGUARDIA

www.jovenguardia.es

[email protected]

yo escracheo, tu escracheas,nosotros escracheamos,

ellos tienen miedo

pág. 2

¿No es una crisis,es una excusa?

pág. 4

9-Motivos para hacer huelga

pág. 8

JCEmarxistaleninista

@JCE_mljce.marxistaleninista

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Desde el comienzo de la crisis, y a medida que sus dramáticos efectos se iban haciendo más y más visibles, muchos de nosotros nos preguntábamos como era posible que los causantes de tanta miseria pudieran caminar tranquilamente por la calle. No solo los grandes empresarios, los banqueros y espe-culadores, sino los políticos a su servicio, la cara más visible del sistema, caminaban por la calle con la cabeza bien alta mientras a golpe de recorte y decreto dejaban a miles de familias en la calle.

A pesar de la creciente movilización en las calles, de las huelgas generales, de las manifestaciones masivas y de una revitalizada intensidad de los movimientos sociales como la juventud no habíamos vis-to nunca, daba la sensación de que estos parásitos del trabajo ajeno podían descansar tranquilamente en sus lujosas casas mientras nos echaban a golpe de porra de las nuestras. Los escraches han dado un golpe sobre el tablero de juego y las fichas han saltado. Han demostrado el potencial del poder popular frente a la injusticia, frente a la más pura insensibilidad ante el drama de los desahucios. Siguiendo la lógica de que si nos echan de nuestras casas protestaremos en las suyas, los escraches son un avance en el nivel de la movilizaciones que hacen entender a los políticos del régimen que sus decisiones tendrán respuesta en los espacios de su vida privada. Empiezan a tener pesadillas con la posible venganza de un pueblo que no puede más.

yo escracheo, tu escracheas, nosotros escracheamos,

Pablo Cepeda

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Ante la actual situación, los que estamos sufriendo esta crisis sin haberla provocado, y especialmente los jóvenes trabajadores, de-bemos plantearnos cuál va a ser nuestra res-puesta. El futuro es incierto, muchos amigos y compañeros salen día a día a buscarse la vida en otros países, pero ¿Qué será de los que nos quedemos aquí? ¿Aceptaremos sumisos golpe tras golpe hasta que acaben con nosotros? No. Es la hora de la respuesta. Es el momento de unir todas las luchas que se dan en cada ám-bito, sobre cada problema. Es la hora de or-ganizarse para plantear una alternativa a este sistema explotador.

[1] Cifuentes riza el r izo y vincula a la Plataforma de Afectados por la Hipoteca con ETA, Público, 26 de marzo de 2013.

[2] Cospedal tilda los escraches de “nazismo puro” propio de antes de la Guerra Civil, El País, 13 de abril de 2013.

Las declaraciones de los distintos dirigen-tes del PP al respecto son una muestra más de la demagogia, la soberbia y el autoritaris-mo que estas gaviotas mamaron del águila y que sacan para criminalizar la protesta social cuando esta hace temblar el régimen. Las de-claraciones de la insigne Cristina Cifuentes re-lacionaban a la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) con “grupos proetarras”[1], la señora Cospedal calificaba los escraches de “nazismo puro”[2] y, como culmen de la des-fachatez, el exdiputado canario Sigfrid Soria afirmaba que si llegaran a realizar un escrache en su casa les arrancaría la cabeza. Es para-dójico que los hijos del franquismo, los que echan a porrazos a las familias de sus casas, los que dejan morir a los enfermos en los hos-pitales públicos, acusen de violencia al pue-blo. Paradójico, estúpido y de muy mal gusto.

Y criminal ha sido el engendro en que el go-bierno ha convertido la Iniciativa Legislativa Popular que propuso la PAH en el Parlamen-to, apoyada por un millón y medio de firmas. Esta tomadura de pelo ha dejado claro que las formas de decisión que ofrece el régimen son totalmente inútiles para resolver los pro-blemas de los trabajadores y otros sectores populares.

Sin embargo, cuando nos planteamos el problema de la vivienda, tenemos que tener en cuenta que el problema no reside única-mente en que en el actual régimen los dere-chos sociales no son más que papel mojado. Se trata de un problema estructural del pro-pio capitalismo. Si recordamos la “época de bonanza” podemos ver cómo las familias se hipotecaban de por vida y los jóvenes éramos incapaces de emanciparnos y salir de casa de nuestros padres hasta entrados en los treinta y pico, mientras que una minoría enriquecida compraba un montón de pisos para especular con ellos.

La propia PAH se ha dado cuenta de las limitaciones del régimen y han dado varios pasos coherentes: la retirada de una ILP ignorada, la puesta en marcha de los escra-ches y las iniciativas de ocupación de viviendas para desahuciados.

ellos tienenmiedo

4NO ES

UNA C R I S I S ,E S UNA ex cusa

Ni más ni menos que más de 180 millones de € de inversión costó el Aeropuerto de Castellón, símbolo por excelencia del derroche eco-nómico en España. Casos similares son los aeropuertos de Ciudad Real y Murcia y, además, contemplamos con estupor cómo día a día se si-guen financiando con dinero públi-co obras faraónicas innecesarias. Al mismo tiempo, el gobierno y los medios de comunicación repiten sin cesar que los recortes no son dis-cutibles , que son necesarios, que no queda otra, que la crisis econó-mica que atravesamos los exigen…pero, rebobinemos ¿acaso no se está malgastando dinero en deter-minadas obras? Sin duda ¡Pero si nos están diciendo que estamos en crisis!, ¿Me están tomando el pelo? ¿Será que no es una crisis sino una excusa? Es cierto: intentan conven-cernos de que tenemos que aceptar la supresión de derechos laborales y sociales y que la degradación de los servicios públicos es inevitable. Es obvio, al mismo tiempo, que ino-culando la idea de la inevitabilidad de los recortes por causa de la cri-sis los poderosos pretenden que la mayoría social piense que no hay nada que hacer, que se amanse e, incluso, que algunos sectores de esta se convenzan de que estas me-didas son indispensables. Mediante esto los “magnates” de la política y la economía se frotan las manos pues crean la vía libre que necesi-

tan para endurecer aún más si cabe el ataque a todas las conquistas so-ciales de los últimos siglos. Sin em-bargo, si profundizamos tenemos que replantearnos de nuevo ¿Hay crisis realmente? ¿A qué se debe el derroche?

Esto en mis tiempos no pasaba

Hay gente que puede llegar a pensar que los grandes desembol-sos de dinero público se producen sólo ahora. No obstante, estos dis-pendios no son la “moda” actual entre las altas esferas del sistema, sino que llevan mucho tiempo, de-masiado, produciéndose. Así, mu-cho antes del inicio de la crisis he-mos contemplado la realización de colosales edificaciones que encon-tramos por ejemplo en Valencia, cuyo ejemplo más característico es la Ciudad de las Artes y las Ciencias (en la cual se han gastado hasta el momento más de 1.282 millones de euros [1]). Si retrocedemos más en el tiempo, a finales de los 80, en-contramos acontecimientos escan-dalosos como el caso Filesa, don-de el PSOE se financió ilegalmente mediante el engrose de facturas públicas destinadas a una trama de empresas creadas ex profeso para ello. Haciendo un poco de memo-ria advertimos como se suceden por toda la geografía española multitud de casos en los que el derroche, por

una parte, y la corrupción descara-da (en los casos en los que sale a a la luz) se repiten.

Así pues, la dilapidación del pre-supuesto público en asuntos que, evidentemente, no van acordes al interés de la mayoría de la pobla-ción, no pasa sólo en la actualidad, sino que es una constante. Es nada más y nada menos que la evidencia de algo: la relación recíproca exis-tente entre los políticos de la clase dominante (PP, PSOE y demás) y la clase dominante (los empresarios), siendo las situaciones en las que sale a conocimiento público los ca-sos de corrupción una de las mejo-res pruebas de ello. Es decir, no se trata de un fenómeno actual, sino que es parte intrínseca del sistema en el que vivimos.

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Capital y Estado: una pareja de hecho

La traducción de esta relación, sin embargo, nunca como hasta ahora estaba tan a las claras y el “amor a primera vista” del Estado y el capital se respira por doquier. De esta manera, los Estados repar-ten miles de millones de euros a los bancos para su saneamiento y, por si esto no fuera suficiente, convierten la deuda privada en deuda pública a través, por ejemplo, del conocido como “banco malo”. A su vez, le-gislan a las ordenes de la patronal como ha sucedido en España con la última reforma laboral y cuando nuestro gobierno y sus ministros se pasean por Europa defienden con firmeza los intereses de los grandes capitales del país.

Pero un vistazo mas detenido nos demuestra que, aunque ahora son mas obscenos que nunca en su amor, capital y Estado han consti-tuido desde hace mucho una pareja de hecho.

¿Cómo si no entender la elimina-ción paulatina de impuestos a los grandes patrimonios? ¿Por qué la parte correspondiente a salarios en el PIB ha ido menguando desde mu-chos años antes de la crisis? ¿Cómo entender sino las miles de guerras , golpes de estado e intervencio-nes “humanitarias” potenciadas por EEUU, y con España en un pa-pel destacado, en Iraq, Libia, Siria, Venezuela, Honduras y un largo et-cétera?

Durante todos estos años la con-signa de los poderosos era : mas Es-tado para el capital y menos Estado para los trabajadores.

¿Por qué los Estados se acosta-ban con el capital durante todo este tiempo? ¿Por qué necesita el capital, un Estado que lo proteja?

Desde los albores de los años 70 se viene desarrollando una profun-da crisis del capitalismo (es decir una crisis de obtención de la máxi-ma ganancia) que exigía medidas que paliaran los serios problemas en que se encontraba el sistema. En ese momento los distintos esta-dos al unísono acudieron a salvar a los bancos y grandes empresas: re-dujeron los impuestos que debían pagar, elaboraron leyes que preca-rizaban el empleo, favorecieron la sustitución de trabajadores “caros” por otros baratos, aumentaron las transferencias del sector público al privado (formulas de gestión públi-co-privada, concesiones, concur-sos), abrieron al capital espacios hasta ahora mayoritariamente pú-blicos (sanidad, educación, gestión del empleo, servicios sociales), im-pulsaron golpes de estado, guerras y distintos conflictos en medio mun-do (para así permitir el crecimien-to de la industria armamentística, para conseguir nuevos mercados donde poder vender productos, y sobre todo para obtener fuentes de energía o recursos naturales para las empresas de su país). Todo un entramado al servicio del manteni-miento de la máxima ganancia, del

beneficio mayor. Con la aparición de la crisis económica, todo esto ha aumentado, se ha recrudecido en primer lugar porque la crisis de la máxima ganancia exige aumentar la explotación del conjunto de los tra-bajadores (facilitación del despido, reducción de empleo, precariza-ción del empleo existente) y tam-bién porque el abrumador dominio en los parlamentos y en las cabezas de la gente de las ideas capitalistas situaba a las fuerzas del trabajo en una situación de debilidad.

El desarrollo de la crisis nos ha mostrado la profunda interrela-ción entre el capital y el Estado. En este sistema la misión ultima del Estado es plegarse a la economía, a las leyes económicas que hacen posible el funcionamiento de todo el engranaje. Seria espurio por tan-to el falso debate entre Estado Si VS Estado No, pues en realidad el capital (incluida su versión neolibe-ral) quiere que el estado actúe en la economía, pero que lo haga de la misma forma que en todos estos años: en su beneficio.

Para romper esta pareja de he-cho, poner la economía al servicio de las personas y que el Estado ga-rantice esta realidad necesitamos romper con el capital, que en su forma más acabada son las grandes empresas y bancos de nuestro país y de Europa. Sólo así acabarán “las excusas”, la crisis y el romance en-tre capital y gobierno. Para ello te-nemos que organizarnos y conver-tirnos en el revulsivo que erija una nueva sociedad.

[1] http://elpais.com/diario/2011/03/16/cvalenciana/1300306679_850215.html

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Nos están jodiendo. Y mucho. Lo vemos constantemente a nuestro alre-dedor. No hace falta que nos sentemos a ver el telediario. Lo vemos en la calle, en el instituto, en la universidad, en el curro. El empeoramiento de las condiciones de vida de todo el mundo se respira por todas partes. Y la juventud podemos hablar bien alto sobre esto, somos uno de los sectores más perjudicados. Pero también luchamos:

Un barrio cualquiera del sur de Madrid. Dos antiguos compañeros del colegio se encuentran en la parada del autobús y se cuentan qué es de sus vidas. Ella, terminó la universidad y va de trabajo en trabajo. En una tienda de ropa, en una perfumería, de azafata en una feria. Está estudiando inglés para poder irse fuera de Es-paña. Él está terminando un máster para ser profesor. Un máster que apenas ha podido pa-gar y ahora está haciendo las prácticas obliga-torias, eso sí, sin recibir ni un duro. No sabe qué va a ser de su vida cuando acabe el máster: no hay oposiciones y es muy difícil conseguir un contrato de profesor sin experiencia. Lleva 7 años luchando, participando en las huelgas educativas, organizando encierros en la univer-sidad, etc. Llegó a ser detenido en una ocasión participando en una huelga contra la subida de tasas en la universidad.

Ana fue a buscarse la vida a otra ciudad más

grande. Está terminando la carrera de pedagogía y

mientras estudia ha conseguido varios estudiantes

de secundaria a los que darles clases particula-

res de cualquier cosa. Trabaja algunas horas todas

las tardes, a veces también los fines de semana

y festivos. Por supuesto, no hay ningún contrato

y a penas saca para pagar su parte de alquiler y

comer. Le han denegado la beca para este curso

y tendrá que recurrir al fondo social de la univer-

sidad. En su ciudad de origen estaba organizada

y ha participado en varias huelgas y en decenas

de manifestaciones, así como participó de forma

activa en el 15M. Desde que se mudó se organizó

desde el primer momento y continúa participando

en el 15M, esta vez en el barrio donde vive. Par-

ticipó también en la última huelga general, esta

vez en otra ciudad y con otros compañeros, pero

siempre la misma lucha.

Hubo un día, hace algo más de un siglo, que los trabajadores estába-

mos bastante bien organizados incluso internacionalmente. Era una época de

mucha lucha y de varias victorias. En estas batallas por una jornada de 8 horas o por

eliminar el trabajo infantil muchos trabaja-dores y trabajadoras murieron, víctimas de la

represión. Este fue el caso de unos trabajado-res de Chicago que tras una huelga que empezó

un 1 de mayo, fueron ejecutados por el gobierno de Estados Unidos. Estos trabajadores se convir-tieron en un mito de la lucha de los trabajadores. Y por eso el movimiento obrero internacional de-cidió fijar aquel día como el día de la lucha de la clase obrera, un día en que los trabajadores de todo el mundo reivindicaban juntos la mejora de sus condiciones de vida y la emancipación final.

Así se vinieron celebrando todos los años en España esta fecha tan señalada. Durante la dictadura fascista, los más comprometidos políticamente pasa-ban la noche y el día en el calabozo para evitar que la jornada se convirtiera en una autentica protesta en lugar de ser un simple día festivo. Y la jornada de reivindicación se ha mantenido viva hasta hoy,

que cada año siguen realizándose manifestacio-nes por todo el Estado.

¿De dónde vieneel 1 de mayo?

Emilio Barral

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Cada día,

Eloy, había trabajado en Alemania hace unos años. Cuando estuvo allí conoció una organización que era un gran frente de inmigrados en el que estuvo participando, colaborando en manifestaciones y actos de todo tipo. Ahora va a volver a emigrar porque en España ha estado buscando traba-jo e incluso ha intentado la vía del autoempleo en el sector de la hoste-lería, pero no ha conseguido algo que le proporcione un sueldo suficiente. Se vuelve a Alemania, donde volve-rá a luchar codo con codo junto a los compañeros que conoció allí.

Alejandro estudió un ciclo forma-

tivo de auxiliar administrativo en FP.

Estuvo trabajando en una oficina de

un banco hasta que se le acabó el

contrato. Desde entonces ha estado

echando currículums por todas par-

tes pero no ha conseguido un empleo

todavía, lleva así cuatro años. Sin

embargo, Alejandro no se queda en

casa, hace unos años decidió formar

parte de la JCE(m-l) y luchar para

acabar definitivamente con la maqui-

naria que provoca su situación.

Somos muchas y muchos los jóvenes que a pesar de la dificultad económica y social que vivimos no nos resignamos a seguir viviendo así para siempre, pero tampoco buscamos salvar nuestros culos única-mente, sabemos que así no acabaríamos con el pro-blema. Cada día somos más los que damos el paso firme de organizarnos para luchar, en todas partes y en toda circunstancia, contra el sistema que nos coloca en esta situación.

Estos jóvenes saben quiénes son los culpables y están decididos a construir una nueva sociedad. Para estos jóvenes, cada día es 1 de mayo.

1 de MAYO

89-Motivos para

hacer huelgaEl próximo 9 de mayo tendrá lugar una huelga por la educación pública. Padres, madres, profesores,

trabajadores de la enseñanza pública y estudiantes estamos llamados a participar en ella. Pero, ¿por qué hacer huelga? ¿hay motivos para que toda la comunidad educativa esté en pie de guerra? ¿sirve de algo movilizarse? ¿hay motivos para hacer huelga?

Sin lugar a duda, sí, hay muchos motivos para hacer huelga, es más, nos sobran los motivos. A con-tinuación exponemos nueve motivos por los que hacer huelga y sumarse a la lucha por la educación pública.

Por la gratuidad real de la educación. No más tasas. Queremos becas y no hi-potecas.

Oficialmente la educación secundaria es gratuita para todo aquel que quiera recibirla. Sin em-bargo tenemos necesidades como el comedor, el transporte, los libros de texto y el resto del material escolar que no son, en absoluto, gratuitas. Es más, tras la subida del IVA, difícilmente el

dinero de una beca puede cubrir éstas, cayendo en las espaldas de las familias; y no son pocas las fami-lias que a día de hoy difícilmente pueden cubrir estos gastos teniendo algún miembro en paro o estando a punto de perder su casa. Por otra parte, las becas para los estudios universitarios son cada vez para menos personas y de menos dinero. Este año miles de estudiantes no han podido matricularse debido a la subida de las tasas y la disminución de las becas. Los estudiantes cuyas familias no pueden permitirse pagar unos estudios universitarios tienen varias opciones: o estudiar y trabajar (algo arduo difícil porque se nos exige ser estudiantes a tiempo completo y además no hay trabajo por ninguna parte) o pedir un préstamo e hipo-tecar nuestro futuro. La única solución para que tod@s podamos disfrutar de una educación de calidad en igualdad de condiciones es/ que el estado se haga cargo no sólo de que matricularnos en cualquier centro educativo y a cualquier nivel sea gratuito, sino que además los estudiantes optemos a una beca con la que podamos hacer frente a los gastos implícitos en la educación

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Más plazas en universidad y en FP.

Más plazas en universidad y en FP. Este curso no han sido pocos los estudiantes que se han quedado sin poder estudiar una carrera universitaria o un grado de FP. Las notas de corte son más altas que otros años y el número de estudiantes que quiere proseguir sus estudios, también. Sin embargo, este año varias universidades y centros de formación profesional han congelado sus

plazas (por ejemplo, las universidades de Valencia sólo ofertarán ocho plazas más que el año pasado y dis-minuirán la oferta en carreras relacionadas con la construcción). ¿Qué va a pasar con los miles de jóvenes que se queden fuera? ¿Acaso vamos a ponernos a trabajar en un país donde el 50% de los jóvenes está en paro? Tod@s tenemos derecho a aumentar nuestro grado de formación, pese a que se atrevan a decir que es un problema el hecho de que en España haya tanto universitario. No nos sobra cualificación, nos faltan puestos de trabajo de calidad y una oferta de empleo públicosuficiente para poner al servicio de la socie-dad la formación de los jóvenes que hoy acaban sus estudios.

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Lourdes Gaya

Por los derechos de los trabajadores de la enseñanza pública y de los inves-tigadores.

Miles de trabajadores del sector público fueron despedidos el año pasado. Durante este cur-so, los alumnos estamos sufriendo cada día las consecuencias. Está claro que la inestabilidad de los funcionarios y los ataques emprendidos contra sus derechos laborales afectan a la calidad

de la enseñanza. El empleo público sufre un índice de temporalidad de más del 25%; a las horas lectivas hay que sumar las horas de formación y de preparación de las clases (que, si no son de la especialidad del docente, se hacen mucho más complejas). Y no sólo los docentes sufren los recortes en sus propias carnes; el personal de administración y servicios también ha sufrido despidos y disminución de su sueldo, hecho que también afecta a nuestro día a día (mayor lentitud a la hora de gestionar los trámites académicos, más colas, menos limpieza, etc.). ¿Y qué decir de la situación de los investigadores? Cada vez hay menos ayu-das a la investigación y más retrasos a la hora de recibir las becas (a día de hoy todavía no se han resuelto oficialmente las becas convocadas el año pasado). Las personas que se incorporan hoy a la universidad lo hacen en una situación de gran precariedad, y es habitual que docentes e investigadores que trabajan a tiempo completo perciban apenas 600 euros al mes por tener tan sólo un contrato de becario. No cabe más que denunciar los ataques que los trabajadores públicos e investigadores están sufriendo, reclamar mejores condiciones laborales y rechazar los despidos: todos tenemos derecho a un trabajo estable y a un sueldo digno.

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Más profesores y menos alumnos por aula.

¿No es una incoherencia que al mismo tiempo que sufrimos la masificación de las aulas 60.000 profesores hayan sido despedidos? En Murcia, por ejemplo, 2.700 interinos perdieron su puesto de trabajo el año pasado al tiempo que la ratio se situaba en 40 alumnos por aula para secun-daria y 5.000 alumnos iniciaban el curso sin profesor en alguna clase. ¿Cómo podemos decir que sobran profesores con estas cifras? ¡Lo que faltan son puestos de trabajo! Ni un despido más.

Creemos más puestos de trabajo, más plazas para profesores, dándoles la formación necesaria, hasta con-seguir que el número de alumnos por aula se reduzca a la mitad.

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Más centros públicos y mejores instalaciones.

Necesitamos más aulas y mejor equipadas para recibir clase, tanto en los institutos como en la universidad, donde el aumento del número de alumnos ha dejado literalmente sin espacio a una gran parte de éstos. Aulas lo suficientemente grande para que cada un@ podamos tener nuestro espacio propio, un mobiliario más confortable, actualizar tecnológicamente los medios,

dotar a los centros y a las facultades de espacios como gimnasios, auditorios, bibliotecas y salas dedicadas al estudio... son condiciones sin las cuales no se puede dar ni recibir una enseñanza de calidad.

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Por la democracia de los centros educativos y la autonomía universitaria.

6 Actualmente estamos ante una campa-ña de acoso y derribo de la participación de la comunidad educativa en los centros

y su capacidad para tomar decisiones. La LOMCE propone que el director sea elegido por la admi-nistración y no por el consejo escolar y que éste último quede como un órgano consultivo y no para tomar decisiones relevantes. Las reformas univer-sitarias propuestas van encaminadas a dar al rec-tor poderes absolutos, un rector que sería elegido por un consejo compuesto por empresarios (entre otros miembros), con capacidad para decidir sobre cualquier cuestión y para elegir a la gran mayoría de los miembros que componen los órganos jerár-quicamente inferiores en los esquemas propuestos. El pretexto: acabar con la “burocracia”, convertida ahora en la mayor losa para la educación, centra-lizando las gestiones y decisiones en una sola figu-ra la cual tendría funciones más parecidas a las de un director de empresa (economizar los recursos, establecer perfiles para puestos de trabajo, nego-ciar horarios y sueldos, etc.) que a las de una figura de dirección educativa. Sin embargo, ¿es necesario acabar con la democracia para “agilizar” el funcio-namiento de los centros? ¿No sería preferible para ello contratar más personal encargado de estos trá-mites y usar los avances tecnológicos para ellos? La

participación de la comunidad educativa en los cen-tros de estudio no es un lastre, es un beneficio y un derecho. No sólo se genera un mejor clima escolar, especialmente en los centros de secundaria donde, además, se aumenta así el sentido de responsabi-lidad del alumnado; también se mejora la calidad de la enseñanza y el funcionamiento de los centros al ponerlos al servicio de las personas que acuden a ellos cada día. Por ello hemos de buscar modelos que fomenten la participación de los profesores, el estudiantado, de las madres, los padres,... no pode-mos criticar la falta de interés de éstos en la edu-cación y al mismo tiempo restringir las posibilidades que tienen de participar en ésta activamente. Que-remos participar activamente en la toma de deci-siones, decidir sobre qué servicios o instalaciones son necesarios para mejorar nuestro día a día, de-cidir sobre horarios, calendario escolar y fechas de exámenes. Al mismo tiempo, reclamamos la autono-mía universitaria, la autonomía de decidir en base a criterios académicos y educativos y no en base a criterios económicos y de mercado, la autonomía para que de manera conjunta y democrática el PAS, el PDI y el alumnado puedan gestionar la educación y los asuntos que conciernen al día a día de la pro-pia universidad, sin la interferencia de empresarios, banqueros y rectores puestos a dedo por ellos.

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No a los recortes. No a la LOMCE. No a la Estrategia Universidad 2015.

7 Sin financiación pública, todas estas propuestas son imposibles de conseguir. Construir una edu-cación de calidad implica dotarla de los medios económicos necesarios. Por otra parte, la aplicación de la LOMCE y de los desarrolles posteriores a Bolonia (EU2015, EU2020, etc.) conllevan la elitización

de la educación, la segregación del alumnado, la privatización y mercantilización de la enseñanza, la destruc-ción de la democracia en los centros educativos... Por ello se convierten en nuestros enemigos a abatir. No son un “mal irremediable” ni los únicos medios para que la educación sobreviva en estos momentos de crisis. El gobierno del PPSOE, al promulgar planes como Bolonia o la LOMCE y al aplicar los recortes, está fomentando la destrucción de lo público y entregando la educación a las mismas empresas que día a día nos explotan y dejan a miles de trabajadores en el paro y la miseria y a los bancos que dejan a familias sin hogar al mismo tiempo que cubren sus pérdidas con nuestros impuestos. Por ello, en la lucha por la educación pública, no podemos olvidarnos de denunciar el sistema político y económico que a día de hoy en día destruye nuestros derechos y nuestro futuro, y nos impide avanzar hacia una enseñanza pública, gratuita, de calidad, democrática, cien-tífica y social

Por una educación al servicio de la sociedad.

8 El conocimiento y la cultura son elemen-tos que enriquecen una sociedad no por el beneficio que aportan a un determinado

grupo de empresas o bancos, sino por su propio va-lor. La educación no se puede medir en términos de necesidades del mercado, sino en términos de necesi-dades sociales. La enseñanza y el acceso a la cultura son derechos básicos y universales, y las instituciones educativas y el estado han de velar para que toda la sociedad no sólo tenga derecho a ellos, sino que disfrute efectivamente de ellos y nos beneficiemos socialmente de ellos. No basta con ofrecer la posi-bilidad de acceder a los institutos o a la universidad (posibilidad que, por otra parte, cada vez es más im-posible). Debemos buscar una vinculación real entre los centros educativos y las personas que participan en ellos con el resto de la sociedad: buscar la coope-ración entre los institutos y las universidades con las asociaciones vecinales, culturales o juveniles de dis-tinta índole, trabajar por construir ese llamado ocio alternativo desde las propias instituciones educativas, organizando charlas, talleres, recitales o conciertos - actividades que sean atractivos para la gran mayoría de jóvenes y no para un grupo restringido;aumentar la oferta de empleo público y dar cabida a los miles de jóvenes que finalizan sus estudios cada año en las

administraciones públicas y en los servicios sociales para mejorar nuestro día a día... todo eso es poner la educación al servicio de la sociedad y no diseñar los planes educativos para generar universitarios cuyo perfil se ajuste a las necesidades que tengan las em-presas para obtener beneficios para ellas mismas. De la misma manera, tampoco ponemos al servicio de la sociedad la investigación que se realiza en las uni-versidades si vinculamos éstas a las empresas; así lo único que hacemos es poner al servicio de una mi-noría los resultados de una investigación financiada por todos, para que éstas se enriquezcan elaborando nuevos productos a los que nosotros sólo podremos acceder pagando el precio que nos impongan. Es de justicia que el provecho de las investigaciones sub-vencionadas públicamente sea público y no privado, fomentando la creación de patentes públicas a través de las investigaciones que se generan en la universi-dad pública.

Que no nos engañen. Incluir a las empresarios y los banqueros en los órganos de gobierno de los centros educativos, estrechar la relación entre instituciones públicas y empresas, va a mejorar sólo la situación de estas últimas.

¡SÍ SE PUEDE! 9 Pensar en otra educación y cómo articularla no es soñar, es poner en claro unos objetivos alcan-zables. Cierto es que no los vamos a conseguir con una sola huelga, ni con muchas, si detrás de ellas no existe una organización firme y estable del estudiantado y de la comunidad educativa en general,

si no es una amplia mayoría de alumnos la que participa en el movimiento estudiantil, si éste no es capaz de combinar las luchas de nuestro día a día con la construcción de otro modelo de educación. Gracias a la movi-lización sostenida y conjunta de la comunidad educativa, hemos conseguido frenar la LOMCE; hemos de seguir en este camino, con unidad y organización, si queremos tumbar estas reformas educativas y los recortes, pues a día de hoy sólo mediante la lucha vamos a poder evitar la destrucción de la educación pública, a hacer rea-lidad nuestra voz cuando clamamos ¡la educación no se vende, se defiende!

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Y es que el capitalismo y sus políticos-ejecutores no serán aquellos que la defiendan, siempre dis-puestos a destruir los derechos y las vidas de miles de personas con tal de aumentar sus beneficios. Así pues, si queremos construir otra educación, una educación que pueda estar realmente al servicio de las personas, se hace imprescindible tumbar el régimen actual para construir una sociedad de iguales, donde el derecho a la educación, a la vivienda, a la sanidad, el derecho de vivir dignamente, esté por encima de los privilegios particulares de una minoría.

Construyendo otra educación. Construyendo otra sociedad. Construyendo la organización de com-bate.