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Por Hilario Rosete SilvaHilario Rosete SilvaHilario Rosete SilvaHilario Rosete SilvaHilario Rosete Silva

LaLaLaLaLaprensaprensaprensaprensaprensa

Fui jefe de re-dacción en el Canal

12, Telecolor S.A., la pri-mera emisora de televisión

en colores que hubo en Cuba,uno de los primeros medios que dio

la noticia de la fuga de Fulgencio Ba-tista, —cayó en mientes Lisandro Otero,

«narrador de narradores» en la literatura cu-bana de la segunda mitad del siglo XX.

De él siempre pensamos que, fallecido el 3 de enerode 2008, a los 75 años, nunca aprendió a reír como

un adulto. Era ocasión de confirmarlo: el PremioNacional de Literatura 2002 y presidente de la

Academia Cubana de la Lengua desde2004, había sido invitado, en cali-

dad de conferenciante, al Ta-ller sobre Periodismo Li-

terario dondeasistíamos

como alumnos; la charla discurría el 15 de agosto de2007 en el Instituto Internacional de Periodismo JoséMartí; el autor de la Trilogía Cubana (La situación, Enciudad semejante y El árbol de la vida), evocaba unade sus grandes experiencias, la vivida en el antiguoCanal 12. Desde los estudios del referido canal, Cubahabía sido el segundo país en transmitir la señal detelevisión en colores (24 de febrero de 1958). Todo esoy más nos contaba quien recibiera, en 1963, el PremioCasa de las Américas por la primera obra de su trilogía.Quién iba a imaginar que 141 días después de aquellacharla entraría en la eternidad, y que ya nunca másvendría a reírse con su risa de niño.

1959... ...los extremos

La censuraLa censuraLa censuraLa censuraLa censuraEn las primeras horas del 1ro de enero del 59 — siguió Lisandro

deleitándonos con sus anécdotas—, sobre las dos y media otres de la madrugada, Enrique de la Osa, jefe de la sección «EnCuba» de la revista Bohemia, me llamó por teléfono a mi casa.«¡Oye!, Batista se fue», me dijo. «¿Tú estás seguro de lo que meestás diciendo?», le repliqué; y sin mucha demora salí para losestudios.

Hacia 1959 el Canal 12 radicaba en el Habana-Hilton, hoy Haba-na Libre; el plan de la emisora comprendía la transmisión de 20horas diarias, con una programación sobre todo informativa; elempresario Gaspar Pumarejo, aparecía como dueño del canal,cuando el propietario era Batista; siete años y cuatro meses an-tes, Pumarejo había sido el patrono del Canal 4, de Unión RadioTV, con estudios en Mazón y San Miguel, a ellos le debemos laprimera emisión cubana de televisión (24 de octubre de 1950).

Pronto tuvimos la señal en el aire, pero permanecíamos ca-llados —explicó quien también escribió Pasión de Urbino, Tem-porada de ángeles y Bolero. Como a las siete menos tanto de lamañana, llegó Jules Dubois,1 a quien yo conocía desde mietapa de la clandestinidad. «El “tema” aún es tabú, no pode-mos sacarlo», convenimos; y pasamos a conversar, con cier-ta audacia, frente a las cámaras, sobre la situación políticadel país: ese fue el primer asunto que abordamos.

El reporteroEl reporteroEl reporteroEl reporteroEl reporteroSin embargo, ya teníamos conectados los monitores del resto de

los canales: el 6, de CMQ; el 2, de Telemundo, etcétera —exacerbónuestra curiosidad quien, toda vez graduado de Filosofía y Letras(1953) y de Periodismo (1954) por la Universidad de La Haba-na, completó sus estudios en La Sorbona francesa (1956). Y depronto, pasadas las siete de la mañana, alguien soltó una voz,«¡oye!, (Carlos) Lechuga está dando la noticia en “El Mundoen Televisión”», porque Lechuga era del Canal 2; «¡ah!, pues siél la dio, la damos nosotros»; y salimos con la información porel Canal 12.

«El Mundo en Televisión» era una revista informativa, en vivo,que ya tenía el Canal 2 (Telemundo); fue el primer espacio de su tipode habla hispana; lo dirigía Carlos Lechuga; salía al aire entre las 7 ylas 9 de la mañana y tenía otra emisión, más corta, al mediodía.Lechuga también habría sido el primer reportero que se hizo eco delllamado de Fidel a la huelga. En The winds of december: The CubanRevolution, 1958 [Los nortes de diciembre: La Revolución Cubana,1958 (Londres, 1980)], los periodistas y autores John Dorschner yRoberto Fabricio narran cómo el pueblo se lanzó a las calles cuando«Lechuga anunció en televisión la huida de Batista, hizo una ácida denun-cia de la dictadura, y calificó a su cabecilla como un asesino y un tirano».

La noticiaLa noticiaLa noticiaLa noticiaLa noticiaHasta ese momento sólo se había dicho que, tras la renuncia

de Batista, se había reunido en la Ciudad Militar de Columbia lajunta cívico-militar —subrayó Lisandro, autor de una serie decrónicas sobre la lucha de los argelinos publicada en Bohemia,premio Juan G. Gómez 1958, y de Cuba: Z.D.A., grupo de reporta-jes sobre la reforma agraria, éxito editorial de 1960. A las 10:00AM, ya no se cabía en las calles; en los alrededores del Habana-Hilton se congregó un pueblo; así transcurrió el primer día delaño 59; a mí se me apareció en los estudios, tan pronto comosubió la mañana, Chini Mendoza, un contratista amigo de Batis-ta que había cerrado muchos negocios con él; había amanecido enel cabaret del hotel, esperado el año nuevo; venía en smoking: «¿Us-ted está diciendo que el general Batista se marchó del país?» De ahísalió directo a buscar el ferry o el avión, no sé bien; hubo muchos condinero en la mano comprando pasajes sin importarles el destino; lesdaba lo mismo que la nave saliera para Europa, Panamá o Miami; eragente comprometida. Les cuento todo esto para que se hagan una ideade las circunstancias que rodean una noticia importante, de esas quepueden cambiarle y de hecho le cambian la vida a cualquiera.

1 Jules Dubois, Oficial de la inteligencia estadounidense;estuvo entre los capitanes de la operación que, en 1950,convirtió a la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), crea-da en La Habana en 1943, en filial de la CIA; a partir de 1951presidió la Comisión de Libertad de Prensa e Información dela SIP; se hizo presente en La Habana de 1959; ya en esemismo año, la junta del Colegio Nacional de Periodistas lodenunció como «reportero norteamericano y oficial de la CIA.»En mayo, en carta abierta al director de Bohemia, el Che localifica de «miserable gángster.» En septiembre, Fidel lo acu-sa de dirigir una campaña de calumnias contra la Revolución.Fue hallado muerto en agosto de 1966 en un hotel de Bogotá,Colombia. El edificio de la nueva sede de la SIP en Miami(agosto de 2000) lleva su nombre.

A 50 años de Revolución,y en el primer aniversario

de la muertede Lisandro Otero

El gran propulsor

s

El currículum de Juan Valdés Paz (La Habana, 1938) resul-ta difícil para el «calificador de cargos.» Es sociólogo ypolitólogo, habla como historiador y filósofo y en una esqui-na de La Habana regala una conferencia sobre poesía. Esprofesor titular, investigador y autor de libros y ensayos sobresociología rural, ciencias políticas y transición socialista. Noobstante, con perdón de las normas al uso, para revelarel criterio que me coloca en la urgencia de solicitar supalabra no queda otra opción que ser categórico… ValdésPaz es uno de los investigadores más rigurosos de las cien-cias sociales cubanas, lector actualizado, maestro incansa-ble, es un marxista cubano con el que Marx, Lenin y Gramscihabrían querido conversar. Su vida es la biografía de laintelectualidad orgánica del proceso revolucionario. Su lu-cidez nos quita el sueño y nos devuelve la esperanza. Juan esun hombre sincero y para los científicos sociales que nacie-ron con la Revolución, una voz imprescindible.

El triunfo revolucionario de 1959 significó un desafío parael pensamiento social cubano y su apertura a un nuevo para-digma de apropiación espiritual de la realidad. ¿Cómo vivenciódesde su juventud, la emergencia en Cuba del marxismo comoconcepción del mundo?

«Uno de los rasgos que acompañan a la Revolución Cubana,incluso antes de su triunfo, es el carácter marcadamente juvenilde su liderazgo y participantes. Se trata de una Revolución aco-metida por un contingente muy joven. Uno de los de mayoredad era Fidel y apenas tenía 33 años.

«Ese protagonismo juvenil propició la ruptura con la clasepolítica tradicional, con las formas de convivencias de la socie-dad cubana anterior y facilita, con el espíritu iconoclasta queacompaña a la juventud, el proceso radical de reformas que seabre en el 59. Este dato demo-sociológico se pone a favor deuna voluntad de política de cambio y refundación del país,ejercida con mucha más pasión que experiencia y sabiduría.

«Bajo el impacto de los cambios revolucionarios, la lucha ideo-lógica y de clases que se desencadena y la estrategia de los EE. UU.de vaciar a la sociedad cubana de su capacidad gerencial, seproduce una emigración masiva. En el período que transcu-rre de 1960 a 1963 abandonan el país casi medio millónde personas; concurren los batistianos y la alta burgue-sía, pero la mayoría pertenece a la clase media y profe-sionales que eran los portadores de la competenciaadministrativa. De forma expedita y osada, ese vacíofue cubierto por jóvenes.

«Hablar en primera persona es delicado, pero te voy acitar mi propia anécdota para ejemplificar mejor la si-tuación. Con 20 años, habanero y maestro, sin habervisto nunca un central azucarero, tuve el privilegio deintervenir y administrar uno desde octubre de 1960.Esa forzada irrupción a puestos de dirección, admi-nistrativos y políticos, de personas que no rebasa-ban los 25 años es un rasgo distintivo de esteperíodo. Sin embargo, con el paso del tiempo, esageneración va a envejecer en esas funciones, y lo

que en un principio favoreció un procesoacelerado de renovación generacional va

a tornarse después causa de sulentificación. Se entró muy joven a los

cargos de dirección y por tanto sureemplazo se haría demorado.

Este fenómeno no ha sido sufi-cientemente estudiado.

«Con todo, ese rasgo ju-venil favoreció las condicio-nes para el aprendizaje; unageneración de más edad es-taría fijada a determinadascreencias, ideologías y co-

rrientes de pensamiento. Porel contrario, la mayor parte de los

jóvenes que hicieron la Revolución,más allá de los valores exigidos por la

lucha insurreccional, carecían de un marco ideológico-teóricodonde ubicar su nueva práctica social y política. Esa relativa virgi-nidad ideológica facilitó nuestro encuentro con el marxismo.

«El marxismo aportó una concepción holística de la realidad,un saber comprehensivo del proceso en curso y un legado depropuestas anticapitalistas. Nos proporcionaba herramientas paraorientarnos y proyectar nuestros deseos de cambio de la socie-dad heredada. Con él desafiábamos la usanza de un pensamien-to liberal que no aludía a la lucha de clases ni a la explotación nial dominio imperialista y, por tanto, no daba cuenta del procesode cambios en el que estábamos inmersos y con el cual la volun-tad política de la Revolución se comprometía cada vez más.

«Sin embargo, por marxismo podemos entender cosas muydiferentes: desde el cuerpo teórico e ideológico de sus funda-dores hasta el conjunto de seguidores que interpretan, revisany se desvían, por diferentes motivos, de las fuentes originariasdando lugar a la tradición marxista, a saber, la diseminación ehistoria de sus disímiles corrientes. A la postre, el marxismo esun acervo cultural e histórico muy amplio, donde siempre hace-mos una escogencia política».

A pesar de los desaciertos que en materia de políticas cultu-rales acaecieron en los 60, no es menos cierto que subsistecierta añoranza por los debates que durante aquellos años,de manera pública, se suscitaban entre diferentes corrien-tes de pensamiento científico, artístico, político y económi-co. ¿Qué características tenían esos debates que marcandiferencias con los actuales?

«Lo significativo de aquellos debates fue la participación, seacomo protagonistas o en apoyo a una u otra posición, depersonalidades y miembros de la vanguardia política. Caracte-rística que no volverá a repetirse, o al menos no volverá a serpúblicamente visible.

«Las generaciones que acceden a la producción intelectual en ladécada del 70 van a encontrar una heterodoxia muy debilitada yuna ortodoxia rampante. En cambio, los que se forman en los 80van a descubrir que allá (en la URSS) la heterodoxia ha guiado unproceso (perestroika) que terminó por abandonar el marxismo y alsocialismo. Aquí, en cambio, la heterodoxia cubana será la llamadaa rectificar el camino revolucionario torcido por el modeloesteeuropeo. En los 90, puesto que la casa matriz del sovietismodejó de existir, los acontecimientos imponen una heterodoxia vivi-ficada por el pensamiento martiano. Hoy el marxismo de cortesoviético posee escasa autoridad intelectual, pero persiste comoactitud latente. Condición cultural favorecida por la carencia defuentes bibliográficas, la falta de apertura y de debates, así como ladisposición académica, en tanto ella fue el marco teórico en la quefueron instruidas al menos dos generaciones.

«Ahora bien, no intento decir que toda heterodoxia sea buenaen sí misma, de hecho hay actitudes y corrientes heterodoxas norevolucionarias. Luego, es imprescindible tanto la crítica como laautocrítica a la heterodoxia propia. La importancia del debatereside en que nos permite analizar y discutirlo todo. Si algo hayque sustentar con firmeza es que todo debe ser sometido al libreexamen. Allí donde la indagación crítica se somete a constricciones

los discursos científicos, filosóficos y estéticos, terminarán pordesconectarse de la realidad y devenir inútiles o perjudiciales.

«No tengo dudas de que el pensamiento del Che, las herejías deFidel, el marxismo revolucionario promovido por el Departamentode Filosofía de la Universidad de La Habana y su revista Pensamien-to Crítico, son fuentes inspiradoras. Asimismo, puede ser útil escu-char a los que desde el espacio intelectual vivimos aquella etapa ytenemos una experiencia acumulada, pero lo que se les impone alos jóvenes actuales es, sobre todo, crear. Los jóvenes intelectualesy científicos sociales no pueden ser meros epígonos de una genera-ción anterior. Es imperativo que asuman que hay una revolucióntecnológica, una eclosión cultural y, fundamentalmente un país yun mundo distinto y cambiante que obliga a re-crear nuevas formasde apropiación y respuestas tanto para los desafíos de la Revolu-ción como para el dominio global de la cultura burguesa, de la quevale decir que nunca fue tan poderosa como hoy».

¿Qué actitud, preparación y disposición deben asumir losjóvenes cubanos que ejercen en los diversos campos de lasciencias sociales y humanas?

«Es indispensable reconocer que con cualquier edad es posi-ble producir una obra importante. La posibilidad de acceder aun conocimiento certero no es patrimonio exclusivo de ningu-na edad y, por tanto, todas las voces deben ser escuchadas.

«Por otra parte, las instituciones para reproducirse están obli-gadas a renovar su recurso humano. Lo cual es válido no solopara el sector de la cultura, sino para todas las esferas de produc-ción social. Si observamos la práctica científica institucionalizada,lo substancial sería identificar cómo se garantizan condicionesde paridad para la producción y socialización del saber para to-dos los grupos etáreos.

«Ahora bien, si lo que me pides es cómo promover en los jóvenesvalores para el ejercicio intelectual diría que lo primero es vencer latentación dogmática, esto es, conservar siempre la capacidad de dudarde todo como condición necesaria de su superación. Segundo, que elconocimiento implica observar, estudiar, investigar y debatir, en unesfuerzo intelectual sostenido. En cualquier rama hay más realidad,información y opiniones que la que nuestro tiempo vital nos dejaráconfrontar, pero estar lo más informado posible es una condiciónnecesaria. Tercero, un joven que aspire a desentrañar la realidad en laque vive debe asumir su incidencia activa en la problemática socialcomo parte de su formación. Participar en el debate cultural y políticoque lo circunda, lejos de ser lujo o añadidura, es su deber como intelec-tual y ciudadano.

«Por último, afirmaría como actitud que informa todos esos valo-res el irrestricto respeto a la verdad. Ella es un valor humano supremoy por tanto revolucionario, que no puede ser coaptado ni subordina-do a ninguna autoridad o circunstancia. El joven intelectual quepretenda superar la propensión a ser un “hombre mediocre”, debeasumir desde muy temprano una actitud inconforme hacia todaslas medias verdades establecidas y el compromiso para “cambiartodo lo que debe ser cambiado”».

Alma MaterAlma MaterAlma MaterAlma MaterAlma Mater publica fragmentos de esta entrevista que fuerarealizada originalmente para la revista Dédalo, de la AsociaciónHermanos Saíz (AHS).

cincuenta eneros...

Por Hiram Hernández Castro Hiram Hernández Castro Hiram Hernández Castro Hiram Hernández Castro Hiram Hernández Castro

Entrevista a Juan Valdés Paz

MMMMMis mayores siempre hablaban de octubre comoel mes de las angustias: desaparición de Camilo,el ciclón Flora, la muerte del Che; luego corrobo-

raría el aserto con mi propia visión cuando en el décimomes de 1976 una bomba terrorista derribaría en pleno vueloun avión cubano repleto de jóvenes más o menos de miedad. Sin embargo, de todos los octubres, el del año 62fue el más inquietante y no solo para los cubanos: el mun-do estuvo al borde de la tercera guerra mundial, en me-dio de la llamada Crisis de los Misiles.

El 27 octubre de 2008 un portavoz militar ruso, declarabaque una delegación iría a Cuba entre otras muchas cosas aexaminar el estado de los medios de combate, formular reco-mendaciones para reparar los equipos de baja y aclarar sumi-nistros de las piezas de repuesto.

La noticia pareció delirante a unos cuantos pues solo sieteaños antes —también en octubre, 2001— Rusia, sin previoaviso, cortó su último nexo militar con Cuba, cerrando deun plumazo1 uno de los santuarios de la «inteligencia»soviética: el Centro de Exploración Radioelectrónica, co-nocido como la Base de Lourdes. Montada como res-puesta rusa a la Guerra Fría, y poco después desolucionarse tibiamente la llamada crisis de los misiles.Podía recoger señales electrónicas a mil millas de dis-tancia, y proporcionaba el 75 por ciento de las infor-maciones estratégicas militares.....

Llevársela de Cuba fue un golpe para la Isla. Tantocomo la retirada de los cohetes 39 años antes; peroahora Fidel reinterpretaba el hecho y propuso cons-truir en el mismo sitio, con la salida del último militarruso, la Universidad de Ciencias Informáticas (UCI).

¿Hoy como ayer?¿Hoy como ayer?¿Hoy como ayer?¿Hoy como ayer?¿Hoy como ayer?Ahora, en el mismo octubre en que los rusos inten-

taban rescatar el terreno perdido22222 , moría en un asilode ancianos de Florida el piloto militar Richard StephenHeyser, teniente coronel retirado, quien tripulandoun avión espía U-2, la mañana de domingo del 14de octubre de 1962 tomó las primeras fotos de em-plazamientos estratégicos soviéticos en territorio cu-bano. ¿Qué hubiera pensado el militar norteamerica-no ante los vaivenes de la política mundial 47 añosdespués?¿Qué pensará Iván Minovich Guerchenov,oficial a cargo del grupo coheteril antiaéreo soviéti-co establecido en el poblado Banes —Holguín—, yque trece días después del vuelo de Heyser, pro-nunció la orden que a las diez y diecisiete de lamañana —27 de octubre—, derribaría el U-2 en quevolaba el mayor norteamericano Rudolf Anderson? 3.¿Qué hubiera pensado el mismo Anderson de ha-ber sobrevivido?

Sin embargo, es posible saber lo que piensa elteniente coronel retirado cubano Rubén G. JiménezGómez, entonces estudiante de Ingeniería Mecá-nica. Seis días antes de aquel instante supo, mien-tras veía una película en el cine La Rampa que el paísentraba en alarma de combate y salió en busca delBatallón Universitario de las Milicias Nacionales Re-volucionarias.

«Desmantelar la base radioléctrica fue una“pendejada” de los rusos —dice—, me sentí decep-cionado; tanto, como en el 62, cuando vi irse losbarcos con los cohetes en la misma cubierta.» Aun-que entonces era un universitario impetuoso y ahora esun viejo oficial retirado, Rubén recuerda con nitidez yvalora con dureza: «la Base de Lourdes, en mi opinión,hubiera sido instalada con crisis o sin ella, porque ibaa haber guerra fría de todos modos, guerra que noha acabado. Llevarse los cohetes sin presionar a losnorteamericanos fue una debilidad que hubiera evi-tado muchas cosas».

10…9…8…7…6…10…9…8…7…6…10…9…8…7…6…10…9…8…7…6…10…9…8…7…6…La vida de Rubén cambiaría en un giro de

180 grados como le sucedió a muchos cu-banos luego de ese octubre. «No huboconflicto interno en mí, —advierte estehombre que ha publicado dos libros rela-cionados con su vida militar y prepara otros.«Todo lo hice a conciencia, aunque muchascosas fueron muy difíciles en lo personal;venían desde antes de estar aquella tardede octubre admirando las tetas de BrigitBardot, en Armas de Mujer», —dice ahora

divertido. Rubén tenía sólo 18 años, terminado el bachillerato, yhabía recibido una beca para estudiar Ingeniería Mecánica. «Cuan-do se interrumpe la película y se anuncia el comunicado, unoscuantos —los que éramos milicianos— salimos del cine, pero otrosse quedaron tranquilos y continuó la proyección, porque cons-tantemente se producían tales movilizaciones».

Pero Rubén intuyó que se trataba de un asunto más grave, ylo confirmó en 12 y Malecón, pasadas las siete. «La beca era unrevuelo, sobraba gente —recuerda—, y pedían armar otro ba-tallón». De ahí salieron para el entonces Palacio de Cortina, hoyCasa de la FEU, donde radicaba el Batallón Universitario. Recogióel FAL que le tocaba como fusilero de un pelotón. Luego de unaconcentración en el Stadium Universitario partieron en ca-miones, unos para la zona de El Chico; otros para Managua;a él le tocó el grupo que fue a abrir trincheras en las lomasdel Esperón, en el poblado de Caimito del Guayabal. «Alllegar oímos rumores de que estaban emplazados unoscohetes con poder, llamado “los cabezones”, algo quese había comentado pero sin certeza. No había inquie-tud. Teníamos la convicción de que si se “formaba”,no habría nada más después, pero la mayoría anda-ba alegre, porque por fin, luego de cuatro años deagresiones impunes, íbamos a responder.

«Allí pasamos los días de la crisis y la tensión.Tuvimos frío, hambre, no recuerdo haber comido—ni antes ni después— tanta calabaza hervida conalgo de carne enlatada. A nuestras trincheras lle-gaban soldados soviéticos, muy amistosos, jóvenescomo nosotros, y por señas nos pedían intercambiarcigarros, ron, ropas… En las lomas no había nadatodavía; se preparaba el terreno para los cohetesR-14, que nunca llegaron; si acaso habría un empla-zamiento de los famosos Lunas, de corto alcance».

Y entonces vino el desenlace.

Una vida por delanteUna vida por delanteUna vida por delanteUna vida por delanteUna vida por delantePoco después la agrupación universitaria fue trasla-

dada hacia la zona de Quiebrahacha, un poco más alládel Mariel, para asegurar la defensa antidesembarco.«Allí vimos los barcos llevarse lo que se suponía eranR -12, de alcance medio, y R-14, de alcance interme-dio. La desilusión fue enorme, y más aún cuando sehizo público que el acuerdo de no agredir a Cuba fueverbal».....

Luego llegó el regreso a las aulas, eran tiemposde hacer trabajo voluntario en lo que sería la CUJAE.En marzo las Fuerzas Armadas pidieron volunta-rios para prepararse como ingenieros y asimilar elarmamento que los soviéticos mandarían… «Mivida dio otro giro, pero en la decisión tampoco huboconflicto —asegura Rubén—; lo decidí fácil aquel12 de mayo —día de las madres—, cuando nosconvocaron a la antigua Plaza Cadena, hoy IgnacioAgramonte. Salimos en el primer grupo rumbo alllamado 5to distrito, allá por Luyanó, para una pre-via de 15 días. Después nos distribuyeron por variaszonas, algunos por las instalaciones de los FKR-1,alados tierra-tierra, de corto alcance; otros para lafuerza aérea, para asimilar los MIG 21; varios paralas fuerzas radio-técnicas o para las lanchascoheteras. A mí me tocó en San Julián, en dondehabía cohetes antiaéreos».

Pero el armamento se hizo más moderno ycomplicado. Los soviéticos los traían a granel yseleccionaron a un grupo para estudiar ingenie-ría militar en la URSS.

«Se creyó que como éramos universitarios seríamás fácil y lo haríamos en tres años —Rubén lo dicecon una carcajada. Conclusión: para terminar la Es-cuela Superior de Ingeniería Coheteril Antiaéreade Minsk necesitamos cuatro durísimos cursos.De los siete nos graduamos seis y tres obtuvi-mos medalla de oro. Allí conocí a GueorguiAlekseeivich Voronkov, el subdirector, quienfue jefe de la división antiaérea que derribóal U2 de Anderson4 ».

Rubén fue del primer grupo de inge-nieros militares graduados que regresóen julio del 68, pero a él lo enviarondirectamente para el Instituto TécnicoMilitar (ITM) José Martí, como Jefe de Cá-tedra de Tropas Coheteriles Antiaérea,«eso fue un cubo de agua fría porque yoquería estar no en la docencia, sino en ac-ción incluso me brindé para ir a Vietnam;

pero no fue hasta el 72 que logré integrarme a la Brigadade Cohetes Antiaéreo, en Bejucal, justo en la loma dondeestuvo la llamada Ciudad de los Niños, del Padre Testé, ytambién la jefatura soviética de la división estratégica cuan-do la crisis».

Luego en el 76 Rubén pasó al Estado Mayor de la DAAFARcomo sustituto del ingeniero principal y en el 87 fue aAngola. Su esposa guarda las cartas que le escribió desdelas caravanas. «De eso salió un libro: Al Sur de Angola (me-moria de un soldado que no combatió). Al regreso, conmás de 25 años de servicio me jubilé. Hago ahora para lasFAR traducciones técnicas del ruso al español —de eso vivo,además de mi retiro— y de vez en vez me dedico a escribirlibros, como Octubre de 1962. La Mayor Crisis de la EraNuclear».

1 En julio del 2000, la Cámara de Representantes de EE.UU. apro-bó un proyecto de ley, sufragado por Ileana Ros-Lehtinen, contratoda idea de suavizar la deuda externa de Rusia si antes no cerra-ban la Base de Lourdes.

2 Un tratado entre Praga y Washington en julio de 2008, resultó unpotente «electroshock» a la tranquilidad rusa. EE.UU. acordó con laRepública Checa la instalación de un radar del escudoantimisiles estadounidense alrededor deRusia.

3 Al traslado del cadáver deAnderson, desde Holguínhacia Santiago deCuba, se le llamóen broma Ope-ración Coca-cola, cuyad o b l e

Por Jorge Sariol Jorge Sariol Jorge Sariol Jorge Sariol Jorge Sariol

la crisisde losmisiles

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paradoja yaera per semacabra. Paramayor discreciónno usaron ambulanciani carro fúnebre; se hizo enuna furgoneta roja con el em-blema de la refresquera norteame-ricana a la que le quedaba poco en Cuba(Crisis de Octubre: alarma de combate/ pp160).

4 Dicen que Guerchenov para disparar los cohetes pidió autoriza-ción reglamentaria a las instancias superiores, que incluía en lacadena de mando a Voronkov como jefe de la división y a IssaiPliev, el jefe máximo de la agrupación en Cuba. Y este llamaría aMoscú. Las ordenanzas indicaban que si se cortaban las comunicacio-nes, el jefe del grupo coheteril debía decidir. Guerchenov confesaríadespués que las comunicaciones funcionaban cuando ordenó destruir...con dos semipredicción… ritmo 10… 30-24… pero reportó en elinforme que estaban interruptas. Voronkov —por si acaso— orde-nó redactar una orden de arresto y otra de propuesta paracondecorarlo. «Harto estábamos ya de tanto descaro», pensaría elprimero, «Interpretó el sentir de todos», dijo el segundo. (Octubrede 1962. La Mayor Crisis de la Era Nuclear/ pp 279).

los sesenta... la épica

«El ajedrez es algo más que un simple juego, esuna diversión intelectual que tiene algo de arte ymucho de ciencia, es, además un medio de acer-camiento social e intelectual»

José Raúl Capablanca

Despuésde escalar el

Pico Turquinola persona ter-

mina extenua-da. Duelen los

pies, la cabeza yquizás en ese mo-

mento uno solo tienedeseos de continuar

sobre la cama, al menospor unas horas más.

Pero era necesario partirhacia allí. Lentamente, la

enorme fila de los que enaquel «lejano» 2003 cur-

sábamos el 3er año de Pe-riodismo en la Facultad de

Comunicación de la Uni-versidad de La Haba-

na, nos desplazamospor la serpentean-

te carretera quenos condujohasta aquellaescuela prima-ria, enclavadaentre dos enor-

mes lomas de la Sierra Maestra.

La alegría mostrada en el encuen-tro por los niños, sus cariñosas pa-labras de bienvenida y la hora quecompartimos juntos, quedaroncomo uno de los recuerdos másmemorables de ese viaje. Mientrasvarios de mis compañeros pinta-ban o cantaban con ellos, encon-tré en el fondo de la pequeñaescuela un tablero de ajedrez,con todas las piezas colocadasen su posición original. Recuer-do que pregunté quién sabíajugar y varios fueron los quelevantaron la mano. Juguéuna sola partida frente almismo niño que nos habíarecibido con unas sentidaspalabras, lejos de cual-quier discurso preparadopara una ocasión similar.¿Cómo aprendiste? Lepregunté. Un profesorviene una vez a la se-mana y nos enseña,me dijo, y comodespedida nos di-mos la mano. To-davía guardo unafoto de ese en-cuentro.

Cuentan que fue en la Villa de San Salvador deBayamo, en 1518, donde se practicó el ajedrezpor primera vez en Cuba. Durante mucho tiem-po en nuestro país el llamado juego ciencia fueasociado únicamente con una persona: el ge-nial José Raúl Capablanca, quien desde muyjoven maravilló a todos y su figura es reconoci-da como una de las más sobresalientes de lahistoria.

La situación del deporte cubano cambió com-pletamente a partir de 1959 y los cambios sevivieron en el ajedrez desde muy temprano. Lafigura del Che Guevara es imprescindible paracomprender los avances que hoy puede mos-trar el juego ciencia en Cuba. A pesar de susdiversas y complejas responsabilidades, el Cheencontró siempre un tiempo para alentar lapráctica del ajedrez. Su apoyo fue fundamen-tal en la creación, en 1962, del torneo interna-cional Memorial Capablanca, un evento queya sobrepasa las cuarenta ediciones.

El Che confió plenamente en la capacidad dealterar el panorama del ajedrez nacional y enuna frase suya muy citada, expresó que en unfuturo, no lejano, Cuba contaría con varios Gran-des Maestros y eso sería obra de la Revolución.

En 1975 Silvino García se convirtió en el pri-mer cubano en recibir la condición de GranMaestro. Casi medio siglo después de pronun-ciada la profética frase del Che, la historia le hadado la razón: Cuba cuenta con 23 GrandesMaestros residentes en el país, de ellos cincoson mujeres. Con esas cifras encabeza amplia-mente Latinoamérica.

Por primera vez después de Capablanca,ahora podemos enorgullecernos de tener a unjugador entre los mejores del mundo. A sus 25años, Leinier Domínguez se ha ganado el res-peto de la amplia comunidad ajedrecística y lalista de sus triunfos es cada vez más extensa.

Más allá de los excelentes resultados obte-nidos por una generación de jóvenesajedrecistas como Leinier, Lázaro Bruzón,Yuniesky Quesada, Holden Hernández, FidelCorrales, por solo citar a algunos por debajode los 30 años —aunque sería injusto no re-cordar a otros que en su juventud también bri-llaron como el desaparecido Guillermo Garcíao Jesús Nogueiras y Walter Arencibia— el aje-drez en Cuba ha llegado hasta los más recóndi-tos lugares y hoy puede considerarse como unode los deportes de mayor masividad en el país.

Desde 1989 existe el programa de Ajedrezen las escuelas y los diversos cursos impartidosen Universidad para Todos han permitido quelas personas se aproximen más al tablero delas 64 casillas. Las dos gigantescas simultáneasdesarrolladas en 2002 y 2004, en la Plaza de laRevolución y la Plaza Che Guevara, en SantaClara, concentraron a decenas de miles de prac-ticantes del juego ciencia.

Mientras Leinier Domínguez y otros tantosjóvenes continúan ocupando espacios promi-nentes dentro del competitivo universoajedrecístico, el tablero de la escuela en la mon-taña sigue allí y también diseminado por milesde centros docentes en cualquier punto de lageografía cubana. Si lleváramos ese tablero auna dimensión simbólica, diríamos entoncesque sobrepasa ya el medio siglo de existencia.Cada minuto empleado en descifrar las combi-naciones a seguir para no perder el rumbo, lafría inteligencia para no dejarse provocar porel rival y prever los próximos movimientos, lohan fortalecido y aunque la lucha por esos es-caques parece no tener fin, aumenta la con-fianza en que pueda ganar, definitivamente, lapartida.

Por Miguel Ernesto Gómez MasjuánMiguel Ernesto Gómez MasjuánMiguel Ernesto Gómez MasjuánMiguel Ernesto Gómez MasjuánMiguel Ernesto Gómez Masjuán

cincuenta eneros...

La belleza siempre fue para Alberto Díaz Gutiérrez(Korda) una obsesión. Mucho antes de tomar la míticafoto del Che, ya había demostrado su maestría de-trás de una cámara. Sin pretender la celebridad, tansolo cautivado por la hermosura social de Cuba apartir de 1959, consiguió atrapar en fotogramas elgarbo de una dama rebelde de nombre Revolución.

Entre la excitación de los hechos más heroicos y elprotagonismo de los personajes épicos y popularesde la cotidianidad de la Isla en los sesenta, Korda selas ingenió para inmortalizar el glamour de las cuba-nas. En su última entrevista confesó: «amé la bellezade las mujeres tanto como la belleza de los hombresque dirigían la Revolución».En franco homenaje, a casi medio siglo, voy tras lospasos del maestro, también en busca de las cubanas.

Las fotos de Alberto Korda para este homenaje gráficofueron tomadas gracias a la publicación del libro Kordaconocido desconocido, editado en el 2008 por La Fábrica.

ayer y hoy

Por Kaloian y Alberto KordaKaloian y Alberto KordaKaloian y Alberto KordaKaloian y Alberto KordaKaloian y Alberto Korda

LLLLLos cubanos nos debemos un monumento, no como los que se edifican en un parque o pla-

za pública. Este tendrá que recordarlas proezas cotidianas de miles de mu-jeres y hombres que han enlazado sudestino al de la Revolución. Ellos sehan movido en órbita con el proyectocolectivo que comenzó en enero de1959. Sus historias personales for-man parte de la historia de Cuba, lahumanizan y singularizan.

Los 90 parecían marcar el fin de lasutopías, pero en la Isla esa predicción no tuvocabida. La fe en uno mismo, en nosotros, hahecho milagros. Las tiendas se vaciaron. Losprecios subieron y los salarios mantuvieronla inercia de la época anterior. Los juguetes serompieron, se acabaron, se cambiaron a vi-drieras en otra moneda. Montar bicicleta dejóde ser un entretenimiento o un ejercicio paraadelgazar. Las libras no sobraban en ningúncuerpo y las distancias se acortaban a fuerzade pedales.

La escasez de casi todo puso a prueba el inge-nio popular, pero también tronchó más de unailusión: la fiesta de cumpleaños, las vacaciones

en un hotel o en otra provincia, la remodelación de lavivienda, la carrera universitaria... La retribución eco-nómica invirtió la pirámide del reconocimiento social ylas vocaciones se asociaron a las ganancias. Claro, notodos renunciaron a su profesión por los vaivenes dela crisis económica. Era el periodo especial.

La dirección del país convocó a resistir en medio detantas adversidades, a no renunciar a los sueños com-

partidos. El Estado emprendió una estrategia desobrevivencia, pero sin que el giro nos lanzara a laprivatización, tan de moda en otras geografías. Losenemigos históricos arreciaron su campaña contraCuba y la solidaridad internacional le puso oídossordos a los propósitos de aislarnos.

Cada familia también tuvo queaplicar sus propias tácticas paraservir la mesa, vestir y calzar,evadir la depresión y el cansan-cio… Se perdieron y reforzaronvalores. Entraron en pugna elegoísmo y la fraternidad; laconstancia y el agotamien-to; la doble moral y la ho-nestidad; la irreverenciay el compromiso; la sensi-bilidad y la indiferencia.La sociedad socialistacubana no fue másinmaculada. La ten-sión de los conflictos,las no respuestas,la espera, junto ala unidad, el sen-tido del buenhumor, la creati-vidad…

Todas las verdades podíanreformulase, comenzar de nuevo.El periodo especial no ha termi-nado. Para los que seguimos en ycon Cuba los años peores estánen la memoria y se evocan conanécdotas que hacen llorar y reír.

¿Qué especie humana somos loscubanos? Explicarnos puede sermuy difícil y al mismo tiempo, esun ejercicio indispensable. Evadirloes un sin sentido. No hay un en-cuentro en el que participe junto a miscontemporáneos, en el que no terminemos,abriendo signos de interrogación,problematizándonos, buscando nuestro sitio:el que nos está predestinado, el que aspira-mos a merecer o mejor a elegir, a conquistar, aconstruir. Nos situanos como jóvenes en elvórtice mismo de la Revolución. Ella ha sidonuestra circunstancia, nuestro antes más in-mediato, el mañana mejor que prometieronnuestros padres, nuestro hoy incompleto.

Para apropiarnos del proceso de liberaciónque comenzó mucho antes de 1959, no bas-tan cronologías que ordenen hechos, ni frasesy cifras contundentes que puedan repetirsecomo himnos, ni siquiera el testimonio del queconoció o padeció otra época, otra realidad y aseguraque estos «son tiempos mejores o peores».

De la significación de este proyecto en las últimascinco décadas, hemos oído hablar, mas, no lo suficien-te. Quedan zonas oscuras, olvidadas que no se narranen libros de historia, ni siquiera en otros más persona-les. La épica de las mujeres y los hombres que han ele-vado la dignidad plena desde cualquier sitio del país,merecería ediciones literarias infinitas, más horastelevisivas y cinematográficas, instantáneas, aplausos,primicias informativas. No para dar cuenta de su existen-cia, de su papel medular en la búsqueda de ese otro para-digma de sociedad y estado de bienestar; sino para some-terlo a una radiografía permanente, enriquecedora por sub-versiva, —sin que el sentido de las palabras se vacíen designificados, se trastoque y tengamos que hablar con cuidado,porque hay palabras «amigas y enemigas.» Y las consideradas«amigables» se conviertan en las preferidas para repetirlas en elámbito público, aunque a veces suenen huecas.

Cabría pensar que las generaciones que se sucederían en estosaños, serían siempre mejores que las anteriores, o como dijeseLezama, que aspirasen a pertenecer a una sola generación, la deJosé Martí y en su momento acrecentaran su «levadura».

En una revolución como esta, las metas no se acaban, tienen lacapacidad de multiplicarse y para seguir tras ellas, hay que tener-les fe, sentirlas como propia. Un proceso así no podría explicarsedesde el extrañamiento, o la distancia, desde la desconfianza, o elpesimismo. Está ligado a «una vocación concreta de justicia socialy libertad.» Libertad que como asegura Cintio Vitier «no es nunca,ni aquí ni en parte alguna, un hecho consumado, es algo quetiene que conquistarse o superarse diariamente».

La Revolución no es un acontecimiento del pasado, es un hecho vivo,contradictorio en sí mismo, que se reserva heridas, se levanta ante untraspié, revive… Es un ideal, una ética, que se replanta y refunda concada uno de los que creemos que el proyecto de país, no sale de losmanuales, ni se aprende en una clase, ni se traspasa. Precisa de nuestracoherencia y fidelidad, de oxígeno para emprender las ideas más noblesy asumir el desafío, que otra vez Cintio nos plantea: el de resistir alImperio, sin que esa firmeza inmovilice, hipnotice y que por el contrario,no crea en imposibles.

La Revolución está dentro de uno, forma parte de proyectos individua-les, de historias de vida, de utopías y también de frustraciones. Por eso noes posible explicarla objetivamente. Habrá tantas significaciones, —paracomprenderla o no— como seres humanos la pensemos, la soñemos, laconstruyamos, la cuestionemos... Ella es al mismo tiempo, personal ycolectiva, no para dejarla caer en terreno de nadie, sino para alzarla eimpulsarnos juntos: para darle utilidad a la existencia humana, a nuestraexistencia. Para reencantar a los desanimados. Para que la memoria nosea letra muerta. Para que la rutina no nos agote y nos robe las fuerzas,los deseos... Para no confundir al diferente con el opuesto. Para no temer-le a la discrepancia, a la diversidad que también enriquece. Y sobre todopara disfrutar nuestro propio paradigma y que no nos arrepintamos ma-ñana, de que ante tanta luz, hayamos perdido el horizonte.

La Revolución sigue siendo nuestro aquí y ahora.

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los duros noventas...

Por Dainerys Mesa PadrónDainerys Mesa PadrónDainerys Mesa PadrónDainerys Mesa PadrónDainerys Mesa Padrón

PPPPPara quienes aún conservamos unpoquito de niñez —espero casi to-dos y todas— las fantasías consuperhombres siguen tan vivas

como cuando éramos chicos.Defender al mundo de una catástrofe,

salvar a los desvalidos, o simplemente, sertomados en brazos por uno de estos perso-najes, son recurrentes sueños infantiles; conla diferencia, de que a la par nuestra, lossueños también maduran.

El héroe de mi historia es demasiado real.No todo lo esencial llega en estado deinvisibilidad y a mi ídolo, ¡es poco proba-ble no verlo! El Villa, como con absolutocariño lo llamamos amigos y compañerosde trabajo, es un niño dentro de un enor-me cuerpo adulto. Basta mirarlo para per-cibir lo mejor de su espíritu.

Durante su misión internacionalista enEtiopía, el 22 de enero de 1978, OrlandoCardoso Villavicencio resultó el único so-breviviente de una emboscada donde fuehecho prisionero por tropas somalíes.

Alejado de la familia, de la Patria, de sulengua natal, y en condiciones infrahumanas,permaneció un largo período.

A partir de entonces (tenía solo veinteaños) tuvo que acudir a insospechados re-cursos con tal de subsistir y mantener suequilibrio mental.

«Durante loscasi once años de encierro la limpieza de lacelda constituyó un interés de primer orden.Era como si todo dependiera de las condicio-nes higiénicas a mi alrededor. Si iba a jugarcon la imaginación, tenía primero que ga-rantizar un entorno higiénico y fresco paralograr que los personajes de mi fantasía sevanagloriaran en un mundo de rica creación.De lo contrario me podían ocurrir dos cosas:o no lograba romper las barreras de la reali-dad para sumergirme en la riqueza de unafantasía rica y virgen, o, si lo lograba, no dis-frutaba a plenitud su desarrollo y terminabaempantanado en la mediocridad. Si sucia es-taba la realidad, sucio estaría el mundo de mifantasía».

Gracias a sus reflexiones y quimeras,Orlando inició un pasatiempo devenidoalimento esencial de su vida: la literatura.

«Casi comienzo mi primer cuento infantil,Wendy, pero la influencia de Shakespearefue tan grande para mí, que no pude evitarinclinarme hacia el teatro, un género pococonocido para mí, pero muy de mi agrado.

«Resolví durante el día lo que iba a escri-bir y esperé a la noche. Tan pronto cerraron

la puerta exterior de latón me senté a lamesita de concreto en la esquinita ocultade la celda y aparenté leer. Ya tenía variashojas en blanco arrancadas de los libros yel té, guardado desde temprano; ya teníadisuelta una buena cantidad de polvillonegro raspado de la pared. ¡Con qué ner-viosismo comencé mi libro! Debía hacerlocon extremo cuidado para evitar un enfren-tamiento con los carceleros constantemen-te asomados a la ventanita enrejada de lapuerta para vigilarme. Cada vez que sentíasus pasos tomaba un libro en mis manos yfingía leer. Estoy seguro que si se hubiesenenterado de lo que estaba haciendo se mehubiera armado un serio problema puesme estaba estrictamente prohibido cual-quier acceso a materiales para escribir. Meobligaban a trabajar oculto y bajo el riesgode ser sorprendido».

A pesar del ambiente oscuro, tensionadoy peligroso, la musa de Villavicencio llegócargada de sensibilidad. Esas tímidas pági-nas de la prisión se convirtieron en la obrapara infantes, Wendy y El duque Pedro,(2001) publicada por la Casa Editorial VerdeOlivo, al igual que el resto de sus libros: Elreino embrujado (2002), Reto a la Soledad(2003) y Amor y Espada (2006).

El efecto de encarcelamiento resultó tanincongruente con la incomunicación, queal leer estos volúmenes o escuchar los

cuentos de «camino» del Villa, es inevita-ble imaginarlo, toda una década, dandovueltas por el mundo como Gulliver.

¡Así de inagotable es su creación! Inclusoentre confesiones de los momentos difíci-les, resalta su típico humor criollo.

«Nadie puede imaginarse el significadode un simple jabón. Posiblemente ese fueel artículo más añorado durante los prime-ros años. Se convirtió en una obsesión ab-surda y dañina. Tan grande fue la añoranzaque, aún hoy, me puede faltar la comida,pero no un jabón».

Humilde, dicharachero, camagüeyanodesde la médula, el protagonista de mi re-lato honra su título aun sin develar a fon-do su experiencia.

Rompe con los cánones vendidos a travésde Spiderman, Superman, o Catwoman…,caricaturas de anhelos infantiles. Su entere-za ante el aislamiento y valentía en tierrasextranjeras, quisiéramos tenerla todos sinrango de edad.

El héroe de mi historia no tiene telara-ñas adhesivas ni vuela con una capa, ate-sora una mejor cualidad: ser de carne yhueso.

Las citas textuales que aparecen en el tra-bajo fueron tomadas del libro: Reto a la Sole-dad, Orlando Cardoso Villavicencio. Casa Edi-torial Verde Olivo, 2003.

los ochenta...

ayer y hoy

DrDrDrDrDr. Julio César Guanche,. Julio César Guanche,. Julio César Guanche,. Julio César Guanche,. Julio César Guanche,Profesor de la Facultad de Derecho de la UH.Profesor de la Facultad de Derecho de la UH.Profesor de la Facultad de Derecho de la UH.Profesor de la Facultad de Derecho de la UH.Profesor de la Facultad de Derecho de la UH.

En el año 94 vivíamos como diría el poeta argentino tiem-pos difíciles, aunque todos son difíciles. Del 1992 al 1997 fuemi universidad. Las anécdotas son muchas y sería infinito ha-blar de los problemas y carencias enormes que tuvimos. Eramuy trabajoso hacerlo todo, desde llegar al aula hasta regresara la casa. Sin embargo, realmente tengo los mejores recuerdosde la universidad, y creo que muchos logramos ser felices.

Llegué a pesar 115 libras que era casi el mínimo para mi edady estatura. Cuando miro las fotos de entonces detenidamen-te, veo que éramos todos unos espectros fantasmales de lodelgados que estábamos. Sin embargo, en todas las fotosaparecemos sonriendo y eso es algo que a mí todavía me damucha alegría.

El V Congreso de la FEU realizado en el año 1995, fue unsuceso para mí que definió muchas cosas, incluso para elgrupo generacional que compartíamos en ese momento launiversidad. La FEU fue muy crítica, muy discutidora, debatíay analizaba mucho. Ese es para mí es el mejor recuerdo de launiversidad. Había muchos criterios en conflicto, y a la vez,mucha preocupación por darle un rumbo a aquella situacióntan difícil que se vivía.

DrDrDrDrDr. F. F. F. F. Fernando Martínez Herernando Martínez Herernando Martínez Herernando Martínez Herernando Martínez Heredia,edia,edia,edia,edia,Premio Nacional de Ciencias Sociales 2007.Premio Nacional de Ciencias Sociales 2007.Premio Nacional de Ciencias Sociales 2007.Premio Nacional de Ciencias Sociales 2007.Premio Nacional de Ciencias Sociales 2007.

A inicios de 1959 la Universidad de La Habana estaba ce-rrada y no abrió hasta mayo, cuando algunos comenzamosprimer año. Después hubo que transformar la propia Univer-sidad, por eso se hizo la ley de Reforma Universitaria en 1962.

En Cuba se estaba produciendo un cambio social y hu-mano sumamente profundo. Comenzaba la época de lajuventud vestida de verde olivo, del nuevo look de la ropainformal. De los fusiles y los helados en las manos de lasmismas personas.

Recuerdo a los estudiantes de Economía haciendo las in-vestigaciones que Fidel les había pedido en el 63 sobreproblemas concretos de la economía cubana. Los de Filoso-fía investigábamos sobre la rehabilitación de prostitutas enCamagüey. O cómo hacer un plan platanero en Artemisa,para el campesino que dejaba de ser el pequeño agricultorde su pedazo y comenzaba a ser parte de un gran planestatal. Es decir, la universidad volcada a los problemas deuna manera real, no verbal. La universidad cambiándose así misma.

DrDrDrDrDr. Ricar. Ricar. Ricar. Ricar. Ricardo Alardo Alardo Alardo Alardo Alarcón,cón,cón,cón,cón,PrPrPrPrPresidente de la Aesidente de la Aesidente de la Aesidente de la Aesidente de la Asamblea Nacional del Psamblea Nacional del Psamblea Nacional del Psamblea Nacional del Psamblea Nacional del Poder Poder Poder Poder Poder Popularopularopularopularopular.....

En 1959 una parte del estudiantado no quería la transfor-mación, y prefería aquella institución donde su familia habíatenido privilegios. Esos elementos trataron de evitar que elmovimiento estudiantil siguiese su trayectoria revolucionaria.Provocaron, incluso, actos terroristas. Estabas, por ejemplo, enla Plaza Cadenas (hoy Ignacio Agramonte) y ahí mismo volabaun automóvil.

Al triunfar la Revolución había que lograr el milagro deque la Universidad se incorporase a aquel proceso de trans-formación general, se transformase a sí misma, y se abriera alpueblo.

Cuando se lanzó el plan de becas, para darles oportunidada los jóvenes que tenían el bachillerato vencido y que poruna razón u otra no habían podido alcanzar la universidad. Seles ofreció alojamiento, alimentación y los gastos fundamen-tales para vivir en la capital. Se habilitaron varios edificios como12 y Malecón, F y 3ra, 25 y G, que siguen siendo residenciasestudiantiles. De pronto empezamos a ver estudiantes de to-das partes del país.

Dra. Concepción Campa,Dra. Concepción Campa,Dra. Concepción Campa,Dra. Concepción Campa,Dra. Concepción Campa,Directora del Instituto Carlos Juan FinlayDirectora del Instituto Carlos Juan FinlayDirectora del Instituto Carlos Juan FinlayDirectora del Instituto Carlos Juan FinlayDirectora del Instituto Carlos Juan Finlay

A principios de los setenta se vivía en una revolución don-de por un lado se universalizaba, mientras por otra parteocurrían agresiones del enemigo. Participamos en la zafradel 70 con toda la ilusión y la energía de la juventud.

Para mí fue una gran ilusión venir a estudiar al Alma Mater,a la colina universitaria. Subirla es algo así que no tiene para-lelo en la historia. Empezaban los 70 y el grupo Moncadavenía a la escalinata. En las aulas nos deleitábamos con sumúsica, sobre todo en las actividades de la FEU. Entre miscualidades no está la de ser buena bailadora, ni muy buenaen la música, pero disfrutaba mucho.

En nuestras aulas había estudiantes vietnamitas, y con ellosaprendimos la realidad de su país, tan dura en plena guerra.También, africanos que compartían con nosotros el cada día, yque además nos fueron enseñando muchas cosas. Fue unaépoca preciosa que me forjó como estudiante revolucionaria.

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DrDrDrDrDr. Eduar. Eduar. Eduar. Eduar. Eduardo Tdo Tdo Tdo Tdo Torrorrorrorrorres Ces Ces Ces Ces Cuevas,uevas,uevas,uevas,uevas,Director de la Biblioteca Nacional.Director de la Biblioteca Nacional.Director de la Biblioteca Nacional.Director de la Biblioteca Nacional.Director de la Biblioteca Nacional.

La Universidad de La Habana no es separable del procesorevolucionario, ni en la lucha, ni en la transformación duran-te la Reforma Universitaria del 62. Para mí la figura que másayudó a ese cambio fue el propio Fidel: sus ideas, sus deba-tes ayudaron a que la universidad se transformara. Él asumiólos sueños y las esperanzas de los estudiantes.

Ahí donde está la tanqueta de la FEU, Fidel venía periódi-camente, casi siempre los viernes por la tarde y muchos uni-versitarios nos sentábamos a discutir y a conversar cosas conél. Fue una etapa muy bonita.

La Universidad de La Habana no era sólo de los habaneros,era la universidad de todo el país. Aquí estudiaba todo el quepodía. Por eso vemos en esa universidad a personas de otraspartes de Cuba.

DrDrDrDrDra. Ana Ca. Ana Ca. Ana Ca. Ana Ca. Ana Cairairairairairo Ballestero Ballestero Ballestero Ballestero Ballester,,,,, Profesora de la Facultad de Artes y Letras de la Profesora de la Facultad de Artes y Letras de la Profesora de la Facultad de Artes y Letras de la Profesora de la Facultad de Artes y Letras de la Profesora de la Facultad de Artes y Letras de la Universidad de La Habana. Universidad de La Habana. Universidad de La Habana. Universidad de La Habana. Universidad de La Habana.

Después del 59, Fidel visita constantemente la universidad.Tenía en la Plaza Cadenas y en la rectoría un ágora donde seinteractuaba, donde él como Primer Ministro del GobiernoRevolucionario, hablaba, discutía, polemizaba con los univer-sitarios.

Muchas ideas sociales, muchos proyectos revolucionariosde los sesenta, surgen en la Universidad de La Habana, quese convierte en un laboratorio de experiencias sociales muydemocrático.

Un rasgo de la universidad de los sesenta fue la relacióndocencia-investigación. El proceso de reforma propició, porprimera vez, el trabajo coparticipativo entre estudiantes yprofesores. La CUJAE salió de un proyecto entre estudiantesy profesores, por ejemplo.

cincuenta eneros...

Por Boris LeonardoBoris LeonardoBoris LeonardoBoris LeonardoBoris Leonardo

aían unos paracaidistas en las afueras deSan Agustín, el barrio capitalino periféri-co donde vivo hace 30 años. Es mi primerrecuerdo, creo que de 1984, en una deaquellas maniobras Bastión. Entonces yasentía el temor de la guerra.

La invasión nunca ocurrió. Las bombasestallaron en otro país.

No he olvidado, sin embargo, el rostro súbitamente envejeci-do de Fidel Castro cuando anunció a la televisión que habíacomenzado la Guerra del Golfo. Me acuerdo de la foto de unavión caza estadounidense publicado en el diario Granma, undía de playa.

Antes, en 1989, había escuchado los reportes radialesde Nelson Notario Castro desde Ciudad Panamá, invadidapor el ejército de Estados Unidos, «bajo el tableteo de lasametralladoras».

La guerra no llegó a esta isla, pero sí a Ruanda, Haití, Somalia,Bosnia, Serbia, Zaire, Angola, Colombia, Sri Lanka, Afganistán…

Aquí también hemos vivido tiempos violentos. Fuimos testigos deun 5 de agosto, el asesinato a guardafronteras, la crisis de los

balseros. Un niño fue salvado por los delfines y luego resca-tado por su padre y un pueblo. Hemos padecido ciclo-

nes, sequías bíblicas, inundaciones.Vimos con terror el desplome de dos torres,la huella de la muerte en un tren, la explo-

sión de mil bombas en la antiguaBabilonia.

Un tsunami devastó las costasasiáticas, un terremoto cortó la

vida de decenas de miles de per-sonas en Pakistán y China, los

deslaves enlutaron a Vene-zuela, el calor ensombreciólas luces de París.

Dos mujeres gobiernandonde hace poco manda-ban generales de sangre,un tornero dirige el país

Historia de in s t a n t e s

cincuenta eneros...

que es casi continente, un aimará honra a sus ancestros en elaltiplano, un negro reta y gana la Casa Blanca.

Hay otros hechos diminutos, casi olvidados: una ovejita,unas vacas locas, los dinosaurios; el lanzamiento de algunasonda espacial, de algún satélite; la huida de un presidentecorrupto, el juicio a un empresario en bancarrota; la desapari-ción de una rara especie, el incendio de miles de hectáreas, uneclipse de sol…

Los minutos gloriosos del deporte, que la fanaticada prontoolvida: el hit de oro de Vargas en Parma, el fallido penal deBaggio en el 94, los cabezazos de Zidane que hundieron aBrasil en el 98, Dayron Robles bajo una algarabía dorada enBeijing.

Y aún otros, personales: la muerte de un compañero deescuela, la boda de un colega, el embarazo de una amiga, ladespedida del hermano… Las miles de mañanas y tardes, elpie izquierdo y el derecho, el sudor y el frío, el hambre y la sed,el cansancio después del amor, el sueño, la nostalgia… Unlibro, una película, una fotografía… La angustia, la esperanza,el mañana de esperar, el ayer demasiado tarde, el hoy idénticoy desigual.

Cualquier lista de sucesos es incompleta, pero en esa parcia-lidad radica la esencia selectiva de la memoria, su misterio fueradel alcance de psicólogos y científicos del cerebro. Ella trazasenderos, levanta monumentos, teje laberintos de ramas y sedesvanece en desiertos: esboza una cartografía personal, ver-dadera geografía humana.

Los años se suceden, a 365 imágenes por segundo. En cáma-ra rápida pasa la vida. Los titulares de los diarios son flashesque no nos dejan definir los contornos de la figura, del abstrac-to óleo donde dibujamos nuestros días.

«Estamos viviendo tiempos históricos», le dice Marcelo a Ali-cia, en Nueces para el amor, mi película predilecta. A vecesparece que no, que no ocurre nada, que la vida en realidad estálatiendo en otro lado, que la historia la hacen y la narran otros.

Otros escribirán, desde la distancia de las décadas, sobreestos días. Otros nos juzgarán.

Histórica edad, como todas. En la platea o en el escenario, lahistoria no envuelve, nos revela.

Hace un tiempo que marcho. La avenida del Male-

cón se estrecha y se ensancha a veces, a voces. Creo

que vale la pena recordar los inicios. Éramos los mis-

mos, más jóvenes, con la esperanza verde, roja y

negra, también con amor. El gigante iba con noso-

tros y reclamábamos el regreso de un niño. Después

los pulóveres se fueron destiñendo. Aparecieron

nuevas consignas, canciones. Entonces nos convoca-

ron con altavoces para mantenernos unidos, invenci-

bles, para que volvieran y para que no perdiéramos la

costumbre de marchar. A veces se nos olvida el por-

qué, pero seguimos; tropezando de vez en cuando y

salpicados por las olas del Malecón.

Éramos millones de personas, o mejor, un pueblo,

«que no es lo mismo pero es igual.» Cantar no fue

fácil ni siquiera al principio. Hoy algo se tararea, mien-

tras un murmullo incansable se mezcla con gritos

estrepitosos. También hay quien se traga sus creen-

cias para no desentonar.

No cabe duda que entre todos ellos somos la vanguar-

dia revolucionaria. Empezamos con la insignia del Alma

Mater y se nos sumaron de todas partes: con bombillos

ahorradores y ollas eléctricas, con videoclases y pizarras

emergentes, con segundas oportunidades desde cada

municipio… con verdades camufladas desde las pri-

siones. Ahora somos eso, una gran masa universitaria,

incontable e incontenible, con virtudes y defectos, pero

al menos… somos.

La caminata se hace extensa y agotadora. Los ár-

boles centenarios, aburridos de tanta gente, nos re-

zan: ya casi… y seguimos. El ánimo entre nosotros

sube y baja como la marea en el litoral. A veces

sonreímos orgullosos: ganamos medallas olímpicas y

damos de que hablar en el Clásico de Beisbol, escu-

chamos de operaciones milagrosas en los continen-

tes y de mortalidades infantiles que se reducen por

día, asistimos a las noches de los libros o vemos surgir

en nuestras tierras de América presidentes indios, ne-

gros, mestizos, que hablan de nuevos amaneceres. En

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otras ocasiones nos atormentan las ansias de

protagonismo, el recuerdo de consultorios vacíos y

médicos internacionalistas, la imagen de una provin-

cia devastada por ciclones e inundada de artistas, las

carencias por el bloqueo y los bloqueados.

Las proclamas nos convocan. Las calles son testigos de

los pasos de Reycel, el veterano, con su nieta sobre los

hombros y las mismas botas que regresaron de Etiopía; él

sabe que los tiempos ya no son los mismos. A la izquier-

da un «micky» tararea una canción de Erick Sánchez: «y

aquí sigamos cambiando de los rusos pa´ los chinos.»

Alguien, con unos billetes repletos de colores en sus

manos, me pasa un mp4 donde se escucha a Buena Fe.

Entonces tropiezo con los que marchan en sentido con-

trario. Mientras los periodistas siguen con los mismos

titulares y transmiten imágenes aéreas de la masa com-

pacta, invencible.

De repente cambia la temperatura. La ausencia

del gigante es un golpe aunque alguien pien-

se lo contrario. Es la primera vez que ocurre

y algunos bajan sus pancartas. Lo impor-

tante es seguir, grita uno. Inmediata-

mente lo sigo y grito con él. No nos

escuchamos pero sabemos que ha-

blamos el mismo idioma. El contun-

dente y aguerrido pueblo no se detie-

ne. Muchos han perdido sus banderitas

pero se niegan a esperar por la brújula

mentirosa, la que apunta al norte. Desde

los balcones muchos nos miran sin com-

prender: dejamos atrás la Oficina de Intere-

ses pero seguimos marchando; «se hace ca-

mino al andar.» La multitud ancla el momen-

to; pesa lo suficiente para que no nos vaya-

mos a bolina, aún así muchos se cansan.

Y cuando ya parecía que se acababa, al menos

para mí, la nostalgia me inundó. Supongo que a

muchos nos ayudaron a llegar.

Lo importante es seguir, me repito y tomo la

mano de una muchacha que ahora me dice: No me

gusta esto de la marcha. Me niego a dejarla y la

sujeto. A mi lado queda gente, me inspiran, me

dan fuerzas. No todo está perdido, aunque las maravi-

llas vendrán algo lentas…

el tránsito de los siglos s

se tocan...

Por Kalika KofiKalika KofiKalika KofiKalika KofiKalika Kofi

La prensa y la cienciaLa prensa y la cienciaLa prensa y la cienciaLa prensa y la cienciaLa prensa y la cienciaLa audiencia sintoniza la Mesa Redonda, el programa de televi-

sión que por vez primera entró en nuestros hogares el 16 de di-ciembre de 1999, cuando la batalla por el regreso a Cuba del niñoElián González exigía movilizar la opinión pública nacional y mun-dial. Unos televidentes captan la señal por el canal 44, Educativo;la mayoría por el canal 6, Cubavisión, y quién sabe cuántos por elcanal 12, Cubavisión Internacional, por satélite: el Granma anuncióque el espacio transmitiría dos documentales dedicados al microbiólogocubano Carlos J. Finlay (1833-1915), reconocido por la UNESCO entrelos seis más grandes de todos los tiempos, y a sus continuadores.Los cortos, producidos por Mundo Latino, serían presentados porsus realizadores y por la doctora Concepción, «Conchita», CampaHuergo, directora del Instituto Finlay.

Para el Instituto, cada tres de diciembre, aniversario del natali-cio de Finlay, y por ende Día de la Medicina Latinoamericana, esuna fiesta —dice Conchita tan pronto como Arleen RodríguezDerivet, una de las conductoras habituales de la Mesa, le cede lapalabra; 1 habla con la voz de la mujer dulce y joven que es; estávestida con la elegancia clásica que la caracteriza; lo que pudie-ra hacer hoy de ciencia ya no lo hace con las manos en el labo-ratorio, sino estudiando, leyendo, orientando, guiando.

El estar relacionados con los dos documentales que acontinuación estrenará el programa —afirma—, es un pri-vilegio. Con el primero, Finlay, el Nóbel que no pudo ser (2008,Bárbara S. Diéguez Ruíz), porque para los casi mil trabajadoresdel Instituto, Finlay es uno de nuestros inspiradores —no es elúnico, hay otros—, a él le dedicamos el quehacer diario, quisiéra-mos saber qué haría en nuestro lugar, cómo reaccionaría antelos retos que la vida y el trabajo científico y tecnológico nosimponen, cómo miraría todo lo que sucede alrededor. Y con elsegundo, La bendición cubana (2008, Omelio Borroto Leiseca),porque se vincula con el acontecimiento ocurrido en nuestrocentro el tres de diciembre, en el umbral del 2009: la inaugura-ción de una nueva planta, de técnicas muy modernas, concapacidad productiva de hasta 100 millones de dosis anualesde componentes vacunales activos.

Periodista e investigadoraPeriodista e investigadoraPeriodista e investigadoraPeriodista e investigadoraPeriodista e investigadoraSus coetáneos seguimos considerándola —no nos cansaremos

de repetirlo— una leyenda de la ciencia patria desde que en losaños 80 del siglo XX su equipo de trabajo obtuvo la vacunaantimeningocóccica para los grupos BC —única en el mundo parael grupo B—, rampa de lanzamiento de la farmacología cubana.

Esta no es cualquier planta —explica—, sino que responde aun grito de auxilio lanzado por la Organización Mundial de laSalud (OMS). En su carta de julio de 2006, dirigida a los posiblesproductores de vacunas contra la meningitis, la OMS nos impusoacerca de un hecho por insólito desgarrador. Las escasastransnacionales o compañías farmacéuticas que todavía fabri-caban estos productos para los 21 países que forman el llamadocinturón africano de la meningitis, dejarían de elaborarlas: dedica-rían sus instalaciones a componentes vacunales que les resultasenmás lucrativos, en pocas palabras, dirigirían sus producciones ha-cia el primer mundo.

No sabe, no puede, no quiere destacar ninguna de las etapasconducentes a la aplicación masiva de la vacuna que en su díaayudó a descubrir, ni subraya un momento de certeza o vacila-ción: «Todos tuvieron sus retos, fuerzas, valores, y enseñanzas».

La decisión/noticiaLa decisión/noticiaLa decisión/noticiaLa decisión/noticiaLa decisión/noticiaEntiéndase la diferencia —ilustra la científica—, en África

sobreviven unos 400 millones de habitantes en riesgo; allí laincidencia anual de la meningitis puede alcanzar, en los añosepidémicos, hasta mil enfermos por cada 100 mil habitantes;cada año enferman entre 22 mil y 50 mil personas; y mueren el50 % de las que ya enfermas no siguen un tratamiento, y aúnel 20 % de las que sí lo tienen. Con todo, las fábricas de aque-llas transnacionales ahora orientarían sus producciones ha-cia países donde la mencionada incidencia de la enfermedades de apenas uno por cada 100 mil y la letalidad es muchomenor, por no decir que casi nada…

Al triunfo de la Revolución iba a cumplir ocho años. Saltaba degozo entre los niños tibios de su edad cuando supo la nueva.Quizás recibió la seña de que 50 años después, desde la sillacurul del Finlay, sería protagonista en la toma de una de esasdecisiones que pueden cambiarle y de hecho le cambian la vida amedio mundo.

Cuentan los remitentes de la carta, cómo quienes hubiesenpodido responder a su llamado —detalla la miembro del BuróPolítico del Comité Central del Partido—, alegaron, para eludirel encargo, no tener capacidad, no estar dispuestos a pasar las

...2009

precisas inspecciones de control de la calidad, no contar conautoridades regulativas que dirigiesen el proceso, o no dispo-ner de apoyo económico. Fue valioso que pudiésemos lograrun acuerdo Sur/Sur, hito de la Historia de la colaboración en laBiotecnología y la Medicina, que nos permitió, a Cuba y Brasil, enlas personas de los institutos Finlay y de Tecnología eInmunobiológicos (Bio-Manguinhos) de la Fundación OswaldoCruz de Río de Janeiro, junto con nuestros colectivos nacionalesde regulación, decir ¡sí! al SOS de la OMS. Si muchos le pregun-taron a la Organización cuánto percibirían por asumir el com-promiso, nosotros demandamos: «¿Para cuándo lo quieren?»Confieso, desde el punto de vista cubano, que pudimos decir síporque antes hubo un enero del 59, tenemos un Fidel que nosha educado en ese sí cuando de estos temas se trata, y conta-mos con una Biotecnología de veinte años de prestigio y conobreros de todas las especialidades que respaldarían la cons-trucción de la planta en el tiempo récord de 24 meses: ¡esa esla bendición cubana!

1 Para redactar estas líneas nos servimos de las palabras de Conchitaen dicha Mesa Redonda, y del texto de nuestra entrevista, Y sin embar-go… ciencia en: Colectivo de autores. Y sin embargo… ciencia. EditoraAbril, La Habana, 1999, pp. 230-239.

A dos décadasdel despeguede la Ingeniería Genéticay la Biotecnología en Cuba

La gran bendición

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