INTRODUCCIÓN A LA ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA

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INTRODUCCIÓN A LA ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA ¿Qué es la antropología filosófica? La antropología filosófica pone como centro de su reflexión al ser humano. Busca comprender al hombre como un ser que vive y sabe que vive. Él es el único ser que necesita comprenderse para saber quien es, quien quiere ser y que puede realizar. La antropología filosófica reflexiona acerca de la existencia humana, la cual es de suyo problemática y compleja. Dice Maurice Gevaert “La antropología filosófica no crea ni inventa los problemas del hombre. Los encuentra, los reconoce, los asume, los examina críticamente”. Las preguntas “¿Quién soy?” “¿Quién quiero ser?” son propias del modo de existir del hombre. Por eso la antropología filosófica se pregunta por aquello que determina y posibilita la existencia humana, en la cual reside la dignidad propia del hombre. En primer lugar para esta reflexión podemos decir que no solo reconocemos un objeto, el hombre, sino que sabemos que ese objeto al que buscamos conocer es un sujeto. Cuando preguntamos quien es el hombre preguntamos por alguien y este alguien es un sujeto haciéndose, una posibilidad que busca concretarse. La necesidad de saber no es ajena al hombre, lo constituye. La subjetividad humana es una subjetividad que interpreta, lo cual implica una toma de posición respecto de si y de los otros. La vida humana es un acontecer que se va narrando, es historia. La antropología filosófica es necesariamente histórica. Recoge lo que el hombre ha dicho de si mismo y lo interpreta desde el presente, es decir debe hacerse cargo de la dimensión histórica del hombre y de la red de significados que se van construyendo en el tiempo. La antropología filosófica contemporánea se ha ido haciendo cargo de los aportes de las distintas antropologías tanto como cultural, física, social, médica, psicológica, religiosa

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INTRODUCCIÓN A LA ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA

¿Qué es la antropología filosófica?

La antropología filosófica pone como centro de su reflexión al ser humano. Busca comprender al hombre como un ser que vive y sabe que vive. Él es el único ser que necesita comprenderse para saber quien es, quien quiere ser y que puede realizar.La antropología filosófica reflexiona acerca de la existencia humana, la cual es de suyo problemática y compleja. Dice Maurice Gevaert “La antropología filosófica no crea ni inventa los problemas del hombre. Los encuentra, los reconoce, los asume, los examina críticamente”.Las preguntas “¿Quién soy?” “¿Quién quiero ser?” son propias del modo de existir del hombre. Por eso la antropología filosófica se pregunta por aquello que determina y posibilita la existencia humana, en la cual reside la dignidad propia del hombre.En primer lugar para esta reflexión podemos decir que no solo reconocemos un objeto, el hombre, sino que sabemos que ese objeto al que buscamos conocer es un sujeto. Cuando preguntamos quien es el hombre preguntamos por alguien y este alguien es un sujeto haciéndose, una posibilidad que busca concretarse.La necesidad de saber no es ajena al hombre, lo constituye. La subjetividad humana es una subjetividad que interpreta, lo cual implica una toma de posición respecto de si y de los otros.La vida humana es un acontecer que se va narrando, es historia. La antropología filosófica es necesariamente histórica. Recoge lo que el hombre ha dicho de si mismo y lo interpreta desde el presente, es decir debe hacerse cargo de la dimensión histórica del hombre y de la red de significados que se van construyendo en el tiempo.La antropología filosófica contemporánea se ha ido haciendo cargo de los aportes de las distintas antropologías tanto como cultural, física, social, médica, psicológica, religiosa preguntándose en que modifican el concepto que el hombre tiene acerca de sí.1

La antropología en debate consigo mismaEl hombre se vuelve objeto de conocimiento a la vez que se disuelve como sujeto. Lo que se quiere señalar es que poseemos discursos acerca del hombre pero no una idea integrada y unitaria del hombre. Lo que es el hombre se ha tornado oscuro y problemático.Durante la antigüedad y el medioevo, el hombre es un tema de reflexión pero, a partir de la modernidad, se devela como problema.La antropología filosófica fue paulatinamente saturando el discurso filosófico. De este modo, la perspectiva antropológica fue constituyéndose en la perspectiva privilegiada desde donde pensar, o bien hacia donde conducir y desde donde resolver todas las cuestiones.Cabe preguntarse:“¿Todos los problemas y todas las cuestiones son problemas y cuestiones antropológicas?” “¿Es la antropología el discurso que subyace a todo otro discurso?” “¿Es suficiente para justificar esta centralidad de la antropología filosófica decir que es el hombre el que conduce la historia, construye la sociedad y plantea los interrogantes?”

1 Di Sanza Silvia; Fernández, Jorge; La Porta, Patricia (2004) Filosofía. Editorial Santillana. Bs. As. Pág. 38-39

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Ante este panorama de problemas, para la antropología filosófica la pregunta por el ser del hombre pasaría a un segundo lugar, por que primero deberá empezar por legitimarse a sí misma como discurso posible, discutiendo su estatuto epistemológico, su necesidad y su función.2

El contenido de la Antropología Filosofía se lo podría esquematizar de la siguiente manera: El presupuesto del que parte la Antropología Filosófica es la intuición de que el hombre

es microcosmos, parte del cosmos universal; una totalidad psíquico-corporal y no un simple manojo de “hechos de conciencia”, ni una mera acumulación de átomos materiales perfectamente organizados.

Esta totalidad es materia y espíritu, es pensamiento y voluntad, es instinto y es percepción; es un ser viviente y sensitivo a la vez; ser personal, ético y social; esta en el mundo, abierto al mundo y sobre el mundo.

El hombre es sujeto sustancial de todos sus actos; sujeto en se da la vida vegetativo-sensitivo-racional. Realiza en sí el mundo más perfecto de vida que existe sobre la tierra.

El hombre es un animal distinto de los demás animales, cualquiera sea la teoría evolucionista que se adopte en cuanto al origen del cuerpo. Los instintos, la conciencia y la espontaneidad caracterizan a todos los animales; pero el ser humano, además, esta dotado del poder de reflexión, de inteligencia y del privilegio de la libertad.

La función intelectiva y la función volitiva del ente humano son irreductible a cualquier otra de sus actividades. De la primera derivan todos los progresos alcanzados en el área de la ciencia, de la técnica y de la ciencia. De la segunda emerge la maravillosa libertad del hombre, que puede elegir su destino.

El alma humana, subsistente, simple e inmaterial, forma del cuerpo, está unida con este sustancialmente. Ambos constituyen una unidad que no se explica por el “interaccionismo” ni por el “paralelismo psicofísico”.

El hombre es un animal ético, que se debe regir por normas intrínsecas de moral. Es el único ser que formula juicios orden moral, que tiene conciencia moral, que valora el bien y el mal, que discute acerca de la moralidad de las acciones humanas.

El hombre es un animal políticos, cuya existencia se origina y continua dentro del marco de una sociedad concreta; es un ser que naturalmente tiene implicancias sociales.

El hombre, que no puede quedar satisfecho con los fines que se logran dentro de las coordenadas espacio-temporales, busca ávidamente un fin trascendente, un sentido total a su existencia.3

2 Di Sanza Silvia; Fernández, Jorge; La Porta, Patricia (2004) Filosofía. Editorial Santillana. Bs. As. Pág. 403 Vidal, Hebe R (1982) Fundamentos de Filosofía. Editorial Huemul. Bs. As. Pág. 255 a la 258