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    INTERVENCIN PSICOLOGICA EN ENFERMOS DE CANCER:PLANTEAMIENTOS DEL PRESENTE, DESEOS DE FUTURO

    Elena Ibez- Jos SorianoUniversidad de Valencia

    RESUMEN

    En el presente trabajo se hace un anlisis de los princi-

    pales planteamientos acerca de la Filosofa y Tareas que debe

    cumplir la intervencin psicolgica en enfermos de cncer.

    Posteriormente se intenta comprobar en que medida dichos

    principios se tienen en cuenta en los trabajos de investigacin.

    Para ello se analizan las ltimas publicaciones recogidas en

    los principales repertorios bibliogrcos. La principal conclu-sin es que, en este campo, como en otros muchos de la psi-

    cologa, la investigacin tiene unas reglas propias alejadas de

    los nes para los que fue propuesta.

    Palabras Clave: intervencin psicolgica en cncer, psi-co-oncologa

    ABSTRACT

    In the present work is made an analysis of the main po-

    sitions about the Philosophy and Tasks that it should complete

    the psychological intervention in patients of cancer. Later on he/

    she tries to be proven in that measured this principles are had

    in bill in the investigation works. The last publications picked up

    in the main bibliographical repertoires give as conclusion that,

    in this eld, like in other many of the psychology, the investiga-

    tion has its own rules that remain far from the ends for thosethat it was proposed.

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    Key Words: psychological intervention in cancer patients,

    psycho-oncology

    LA FILOSOFA DE LA INTERVENCIN

    Fawzy planteaba en el dos mil cinco que El cuidado psicosocialdebe ser una parte integral del tratamiento del cncer, ya que pue-de ofrecer intervenciones ecaces para manejar y tratar problemascomplejos con los que se encuentran los enfermos a lo largo de su

    experiencia de enfermedad Es decir, que el tratamiento integral delenfermo oncolgico implica atender, tambin, a su salud mental, yutilizar los medios psicolgicos de los que se dispone para mejorar yaumentar la calidad de vida del mismo.

    En este sentido, la intervencin psicolgica en el enfermo decncer no es un tema nuevo pues, como ya vimos en otros artculos,es a nales de los setenta cuando los Simonton introdujeron la visua-lizacincomo una tcnica ecaz para ayudar a los enfermos a lucharcontra el cncer y, asimismo, Avery Weisman en 1975 sealaba que

    adems del tratamiento y actividad biolgica del cncer, la pro-blemtica psicosocial puede inuir tanto sobre la calidad como sobrela cantidad de vida Es decir, prcticamente desde mediados delsiglo XX el cncer es considerado una enfermedad bio-psico-social,a pesar de que Engel an no hubiera establecido su popular mani -esto acerca de la visin bio-psico-social del enfermar humano. Porello el tratamiento mdico no cubre todas las expectativas si no seatiende o se tratan los problemas psicolgicos que el enfermo pre-senta bien con anterioridad a la aparicin de la enfermedad o biencomo consecuencia de la misma.

    A pesar de ello, tanto el estigma de la enfermedad oncolgicacomo el miedo que se tiene, en general, a ser tratado como un en-fermo mental, contribuy a que la incorporacin del tratamiento psi-colgico, al enfermo oncolgico, fuese una de las reas que mstard en desarrollarse en la propia psico-oncologa, y eso a pesarde los trabajos pioneros de de Spiegel y del propio Fawzy demos-trando que la intervencin psicolgica mejoraba la supervivencia de

    los enfermos con cncer. Pero esto mismo llev, al mismo tiempo, aque se crearan unidades de psico-oncologa en los mismos servicios

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    de oncologa, permitiendo, de esa manera, que los enfermos reci-

    bieran tratamiento psicolgico en el mismo lugar en el que recibantratamiento mdico. A ello colabor tambin, la denominadapsiquia-tra de enlaceque permita atender a los enfermos con problemasmdicos en los servicios de su propia especialidad, y no en los depsiquiatra como ocurra anteriormente. Es decir, el enfermo recibela atencin psicolgica y/o psiquitrica al mismo tiempo que recibe eltratamiento mdico para su enfermedad.

    PLANTEAMIENTOS Y OBJETIVOSLa mayor parte de los estudios que analizan la importancia de la

    intervencin psicolgica para los enfermos de cncer, estn lejos desatisfacer las normas standard de la investigacin cientca. Proble-mas de diseo, de tamao de las muestras, de falta de aleatorizacinde los grupos, de especicacin de la terapia o de los datos mdicosdel grupo a ser tratado, problemas de los grupos control y un largoetctera, son slo un ejemplo de la falta de criterios a la hora de

    realizar una investigacin que ponga de maniesto la importancia yrelevancia de la intervencin psicolgica en los enfermos de cncer.De la misma categora es el tema de los planteamientos y objetivosde la intervencin. Es decir, son pocos los trabajos que especicanla hiptesis a comprobar y el por qu de dicha hiptesis.

    En este sentido, nos encontramos con que son distintos los ob-jetivos que se intentan conseguir en diferentes trabajos, as mientrasque algunos autores consideran que la nalidad de la intervencines tratar las distintas patologas psicolgicas que pueden aparecenen los enfermos de cncer (Selick, et al., 1999; Larson, et al, 2000;Baider, et al. 2001, Carlson, et al., 2003) otros autores (Temoshok,1992; Spiegel, 1983, 1989; Fawzy, 1993; 2005) intentan demostrarque la intervencin psicolgica tienen un efecto benecioso sobre lasupervivencia. Por otro lado, mientras unos utilizan intervencionespsicolgicas especcas (Moorey y Greer; 1989; Baider, et al. 2001)otros consideran que las intervenciones cognitivo-conductuales o lasterapias de grupo utilizadas habitualmente tambin son tiles para

    los enfermos de cncer (Taylor, et al. 2003; Shields, et al., 2004)

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    A pesar de dichas discrepancias, la mayor parte de autores es-

    tn de acuerdo en que existen unos planteamientos y objetivos co-munes, que son los que guan al terapeuta a intervenir cuando as loconsidera necesario. Entre los criterios ms comunes estn aquellosque, siguiendo a Fawzy (2005) podramos resumir en la Tabla 1:

    Tabla 1 Objetivos de la Intervencin Psicolgica en Enfermos de Cncer (mo-dicado de Fawzy, 2005)

    Proporcionar consejo genrico y esperar y ver si algn enfermo experimenta algunadicultad emocional seria; entonces intervenir.

    Identicar a aquellos enfermos que tienen un alto grado de distress y un ajuste pobre;

    entonces intervenir.

    Intervenir en cualquier persona que tenga necesidad de ello.

    Intervenir en poblaciones especcas de pacientes con necesidades especcas.

    Intervenir en la familia o ambiente cercano del enfermo para producir los cambios

    necesarios para que ste pueda adaptarse convenientemente a su estado de enfer-

    medad.

    Intervenir en los supervivientes que presenten problemas psicolgicos de adaptacin

    o de Estrs Postraumtico.

    Todos estos objetivos han hecho, por un lado, que se desarrollenterapias especcas para los enfermos de cncer y sus problemas y,por otro lado, que aparezcan unas metas especcas en el tratamien-to de estos enfermos, metas relacionadas no slo con la enfermedadsino tambin con los tratamientos mdicos

    Atendiendo a los objetivos sealados por Fawzy, debemos teneren cuenta que la intervencin psicolgica en los enfermos con cn-cer afecta a todas las reas de su vida. Es decir, en primer lugar esnecesario incorporar la intervencin psicolgica dentro del protocolode tratamiento integral del enfermo (Ibez, 2004), ste debe saber,desde un principio, que cuenta con un equipo de profesionales dis-puestos a proporcionarle ayuda en cualquier momento que lo necesi-te, por ello es importante que el equipo que va a realizar la interven-cin forme parte o est en contacto directo con el equipo oncolgico

    que va a tratar o est tratando al enfermo, slo as podr darse cuen-ta de quien y cuando se necesita la intervencin, tambin que tipo de

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    intervencin es la ms adecuada segn el caso, y asimismo sabr

    qu persona o personas necesitan ayuda y en que momento. Esdecir, la atencin integral al enfermo con cncer no termina con eltratamiento mdico del enfermo sino que tiene que abarcar tambina sus relaciones interpersonales, desde la familia, a la pareja y, enocasiones a los amigos ms prximos. En este sentido, el terapeutatiene que estar atento a qu persona necesita de la intervencin ascomo a de qu manera inuyen las personas que rodean al enfermosobre el bienestar tanto fsico como psicolgico del mismo..

    Tambin es un objetivo de la intervencin la prevencin y por su-puesto, el terapeuta que trabaja con enfermos oncolgicos, debe deestar dispuesto a tratar a poblaciones especcas como son aque-llas que acuden a las campaas de cribado y, por tanto, se exponenvoluntariamente a un estresor como es el cncer. Se deben teneren cuenta, en este caso, los problemas de ansiedad que los falsospositivos producen necesariamente en estas campaas, y tambinel hecho de que acudir a un programa de prevencin y estar sano, enun momento determinado, no excluye la posibilidad de tener cncer.

    Es decir, el tema de qu informacin se debe proporcionar a estaspersonas, quin debe proporcionar dicha informacin, as como elcmo y el cuando son problemas especcos que requieren de unaintervencin psicolgica adecuada.

    No ajeno a esta problemtica es el tema del cncer familiar ydel consejo gentico. Cmo sealaba Fawzy, es sta una poblacinmuy especca y que, en principio, no slo puede requerir ayudacuando va a realizarse las pruebas necesarias para comprobar suproblemtica gentica, sino que, adems, puede requerir asistenciaposteriormente al enterarse de que su riesgo de contraer un cnceres alto, o en el momento en que se le presenta la enfermedad. Comose ha sealado anteriormente, a pesar de que el nmero de cn-ceres que responden a problemas genticos y/o familiares es muypequeo, las personas que se someten a consejo gentico suelenpresentar problemas tanto de demasiada conanza en su no-riesgode mutacin (lo cual no quiere decir que no vayan a tener cncer)cmo de malestar emocional cuando se conrma la sospecha de

    que se es portador de un gen mutado (lo cual no quiere decir que sevaya a tener cncer); es decir, a pesar del bajo porcentaje de cnce -

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    res cuyo origen gentico se conoce en la actualidad, el riesgo de que

    la poblacin que se somete a consejo gentico presente problemaspsicolgicos es muy alto.

    Junto a la problemtica del consejo gentico, tambin son ob-jetivos especcos los distintos sntomas o problemas que presentael enfermo a lo largo de la evolucin de la enfermedad, por ejemplo,las nuseas y vmitos anticipatorios, los problemas de alimentacin,el miedo a la prdida de peso, las parestesias, el linfedema que sepuede producir en algunos cnceres, etctera son algunos ejemplos

    de situaciones especcas que pueden requerir de intervencin psi-colgica.En denitiva, los objetivos de la intervencin psicolgica son,

    por un lado, mejorar la calidad de vida del enfermo con cncer y dequienes le rodean; por otro lado, mejorar la cantidad de vida con unacalidad adecuada, siempre que sea posible.

    LAS METAS DE LA INTERVENCIN

    Jiummie C. Holland sealaba en el 2002, que el tratamiento psi-colgico del enfermo de cncer sufri varios retrasos debido a unaserie de barreras que dicultaban esa intervencin. Entre esas ba-rreras, sealaba el problema que supone el ser considerado enfermode cncer por un lado y, por otro lado, el estigma que supona serconsiderado enfermo mental Es decir, segn la autora, ya es su-cientemente grave y traumtico para una persona ser diagnosticadade cncer para que encima se le aada el estigma de ser conside-rada enferma mental. Esto hizo que tanto onclogos como enfermosevitaran recurrir a las unidades de salud mental, sin embargo, tam-bin facilit el que fuesen los propios onclogos (caso de Simonton)y las denominadas unidades de enlace (dentro de los servicios depsiquiatra) los que se dedicaron a construir terapias psicolgicas es-peccas para este tipo de enfermos (Greer, Moorey, etc.), tanto paralos problemas psicolgicos derivados de su enfermedad como paralos que aparecan como consecuencia del tratamiento quimiotera-putico de la misma, es decir, las nuseas y vmitos anticipatorios..

    Indudablemente las metas de la intervencin se han ido modi-cando a medida que la Psico-oncologa ha ido adquiriendo mayor

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    signicado y mayor importancia dentro del mbito de la Medicina,

    as las primeras metas sealadas por Holland en 1991 pronto sevieron ampliadas por las nuevas aportaciones de .la psicologa, y porotro tipo de aportaciones como fueron la ley de los derechos de losenfermos, que contribuy a que stos tuvieran una informacin msadecuada a su proceso de enfermar.

    Junto a ello, temas como la calidad de viday, tambin, porqueno, la calidad de muerte, se convirtieron en metas de la intervencinpsicolgica, ya que, como se est subrayando continuamente a lo

    largo de este trabajo, la atencin integral al enfermo oncolgico seconvirti en una de las metas fundamentales de todos los planes on-colgicos nacionales (Ibez, 2004). Es decir, prcticamente desdeque la quimioterapia se convirti en una herramienta ms en el arse-nal contra el cncer, con lo que esto implic de aumento en los aosde supervivencia de los enfermos, los problemas psicolgicos de laspersonas con cncer, antes, durante y despus de la aparicin delmismo, se convirti en una meta no slo de los psiclogos sino tam-bin de todo el equipo dedicado al cuidado del enfermo. ltimamen-

    te, con los avances logrados tanto en el campo de la medicina comoen el de la Salud Mental en general, el tema de los supervivientes decncer y los problemas de estrs postraumtico que pueden presen-tar, al considerarse que el padecer cncer es un estresor importante,se ha convertido en un nuevo campo de estudio e investigacin tantoa niveles epidemiolgicos como de intervencin (Ver Tabla 2)

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    Tabla 2.Metas de la Intervencin (modicado de Holland, 1989)

    Disminuir la alienacin mediante la comunicacin con otros que estn en una situacin

    similar

    Reducir la ansiedad acerca de los tratamientos

    Claricar equvocos e informaciones mal dadas

    Aprender de los sentimientos de soledad, desesperanza y ser rechazado por otros

    Aumentar la adherencia a los tratamientos mdicos

    Disminuir el Stress

    Mejorar las Estrategias de Afrontamiento

    Mejorar los Parmetros Psicosiolgicos Aumentar los efectos del tratamiento mdico a largo-plazo, incluidos la disminucin de

    la recurrencia y el aumento de la supervivencia

    Atender a las necesidades y problemas de la familia del enfermo de cncer

    Mejorar la calidad de vida y de muerte de los enfermos

    Mejorar la calidad de vida de los supervivientes

    En este sentido, las meta nal de la intervencin sera no slo larestitucin ad integrum como preconizaba la medicina clsica, sinoms an, el poder disfrutar de una buena calidad de vida y de muer-te. La Psico-oncologa como disciplina, por tanto, no se ocupa ex-clusivamente de los momentos de la enfermedad, sino que tambinprocura ofrecer atencin a aquellas personas que, debido al procesode enfermedad, se ven ante la perspectiva de la muerte. Siguiendo aHolland (2003) las metas actuales del Pisco-onclogo las podemosrepresentar como un continuo que empieza con la prevencin delcncer y naliza cuando se acaba la vida del enfermo (Ver Figura 1)

    pasando por las distintas fases de diagnstico, tratamiento, supervi-vencia y/o cuidados paliativos y nal de la vida. Es decir, las metas dela intervencin dependen del continuo de salud-enfermedad presen-te en cualquier patologa mdica. Dicho de otro modo, las metas dela intervencin incluyen desde mantener el status funcional de salud,tal y como sta es denida por la OMS, hasta la recuperacin de lamisma una vez que se ha perdido y/o la muerte como consecuenciade la misma

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    Figura 1. Perodos de actuacin del Psico-onclogo

    DETECCION

    DIAGNOSTICO

    TRATAMIENTO ACTIVO

    SUPERVIVENCIA

    CUIDADOS PALIATIVOS

    FIN DE LA VIDA

    PREVENCION

    LA INTERVENCIN PSICOLGICA ENENFERMOS DE CNCER (1995-2005)

    Una de las maneras que tiene la ciencia actual para comprobar

    el buen estado de salud de una disciplina es ver, por un lado, cuan-tos artculos se publican sobre el tema y, por otro lado, ver cuantosespecialistas (autores) se dedican al mismo. Es decir, lo que se co-noce como anlisis bibliomtrico de la disciplina . A pesar de que escierto, que dichos anlisis hablan ms del conocimiento cientcoacumulado (es decir de la forma del conocimiento) que del autnti-co conocimiento (contenido del conocimiento) tambin es cierto quenos permiten tener una rpida visin del campo y entender, con unasimple mirada, los cambios que ha sufrido el mismo en el transcurrirdel tiempo. Aunque, como se ha puesto de maniesto en numerosasocasiones, la interpretacin de los datos, as obtenidos, requiere unaamplia especializacin sobre el tema para poder entender el signi-cado que se oculta tras los mismos.

    Para este anlisis se parte de los datos obtenidos en la dcada1995-2005 en dos repertorios bibliogrcos de reconocido prestigiosel MedLine y el Psyclist, aunque para la interpretacin de los mismosse utilizan datos tanto procedentes de ste anlisis, como de inves-

    tigaciones previas y que se pueden encontrar en Ibez, Valiente ySoriano (2002) No es raro pues, que siendo los datos procedentes

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    nicamente de la ltima dcada nos puedan parecer pocos en n-

    mero. De todas formas, debe de tenerse en cuenta que son datos node la Psico-oncologa en general, sino de Intervencin psicolgicaen enfermos de cncer, siendo las palabras claves utilizadas (Inter-vencin Psicolgica; terapia psicolgica; psicoterapia y tratamientopsicolgico). El nmero total de artculos obtenidos asciende a ocho-cientos ochenta y ocho, y el nmero total de autores que escriben so-bre el tema, en estos ltimos diez aos, es de mil doscientos sesentay cuatro, lo que equivale a unos dos autores por artculo, lo cual

    est muy bien para una ciencia joven, aunque pone de maniesto lacarencia, todava, de autnticos equipos de investigacin trabajandoen esta disciplina.

    ANLISIS BIBLIOMTRICO

    Adems del nmero de artculos y del nmero de autores quepublican existen otros ndices importantes en el campo de la biblio-metra qu se publica? quin lo publica? en qu pas se publica?

    son slo algunas de las preguntas ms habituales a las que vamos aintentar dar respuesta.

    Respecto a donde se publica, como podemos ver en el Grfco 1EE.UU. es el pas con un mayor nmero de publicaciones (85) seguidode Inglaterra (67) y Alemania (35) Otros pases en los que tambin seobserva una cierta productividad son Irlanda (11) y Francia (11) segui-dos de Noruega (9) Canad (8) Escocia (8 ) y Suiza (7) Como puedeverse Espaa slo tienes dos artculos recogidos en estos diez aos,lo que implica la poca relevancia que tienen las publicaciones en cas-tellano en estos dos repertorios y no, como suele pensarse, la bajaproductividad de nuestros investigadores en esta rea.

    Se trata, por tanto, de un predominio de pases anglosajones, apesar de las excepciones de Alemania y Francia, lo que indica quela mayor parte de las publicaciones estn en lengua inglesa. Llamatambin la atencin, el que haya representacin de prcticamentetodos los pases, incluidos India, Japn, China y Rusia (slo faltan lospases rabes, a excepcin de Turqua, junto el frica Negra y Oce-

    ana) lo que implica la importancia que tiene la atencin psicolgicaa los enfermos de cncer en todo el mundo, o si se preere la globa-

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    lizacin de la intervencin psicolgica en los enfermos con cncer,

    pero como ocurre con todos los problemas de la globalizacin seexcluye al Tercer mundo y no porqu tengan una baja incidencia decnceres sino ms bien por la poca relevancia que se les concedeen el mundo en general, lo que hace que su produccin cientca seaprcticamente nula en todos los campos.

    Grafco 1. Nmero de artculos publicados por cada pas

    35

    1 3 2

    8

    2 5

    1

    85

    8

    2

    116

    2 2

    67

    11

    52

    9

    4

    6

    1

    7

    1

    0

    10

    20

    30

    40

    50

    60

    70

    80

    90

    Alem

    ania

    Arge

    ntin

    a

    Australia

    Brasil

    Cana

    da

    Chec

    a

    China

    Dina

    marca

    EEUU

    Esco

    cia

    Espa

    a

    Fran

    cia

    Holand

    a

    Hung

    riaIndia

    Inglaterra

    Irlan

    daIta

    lia

    Jap

    n

    Norueg

    a

    Polonia

    Rusia

    Sing

    apur

    Suiza

    Turquia

    En cuanto a los autores ms productivos como puede verse enel Grfco 2 son, casi todos, de EE.UU. y/o universidades ameri-canas. Encontramos, en primer lugar a Jimmie C. Holland una cla-ra pionera de la Psico-Oncologa en su pas y primera presidentade la Sociedad Internacional de Psico-Oncologa(IPOS) creada enmil novecientas ochenta y cuatro. Holland, como sealamos ante-riormente, es tambin la persona que junto a Rowland publican elprimer Manual de Psico-oncologa (Handbook of Psychooncology)en 1989 y que fue el libro de referencia de todos los investigadoresinteresados en este campo, sirviendo de base para los manuales deautores espaoles como son los Manuales de Psico-oncologa deGil; Garca-Camba o Mara Di, junto al trabajo pionero de Bays,autor que public su Manual de Psicologa Oncolgicaantes de laaparicin del de Holland.

    Resumir el trabajo de Holland es una tarea inacabable ya quela autora no slo ha publicado artculos y manuales cientcos, sino

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    que adems realizaba un importante trabajo clnico en el Memorial

    Sloan Kettering Cancer Center, adems de publicar una serie de ar-tculos y entrevistas en revistas americanas y europeas dando a co-nocer la importancia de los factores psicolgicos en la prevencin,tratamiento y seguimiento de la enfermedad cancerosa. Es decir, sepuede considerar a Jimmie Holland como la autntica creadora de laPsico-Oncologa, no slo en su pas sino en todo el mundo, ya quebajo su direccin se formaron investigadores de todos los pases.

    Grafco 2. Nmero de artculos de los autores ms productivos

    9

    7

    5 5 5

    4 4 4

    3 3 3 3 3 3 3 3 3 3 3 3 3 3

    2

    1

    0

    1

    2

    3

    4

    5

    6

    7

    8

    9

    10

    Holla

    nd,Jim

    mie

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    Butow,

    Phylli

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    Kidm

    an,Anton

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    Fitch,

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    .

    Fritz

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    rsall,Martin

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    Block,

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    n,RF.

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    .

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    .

    SteinB.

    Struss

    Y. 88

    1154

    Aparece tambin Cella, autor clebre por sus trabajos sobre ca-lidad de vida en el enfermo oncolgico. Cella construy en EE.UU.,

    al mismo tiempo que Aaronson en Europa, el primer cuestionario decalidad de vidaen el que se tiene en cuenta la localizacin del tumor.Cella tambin es uno de los co-editores del Journal of PsychosocialOncology, primera revista dedicada a publicar artculos sobre psico-oncologa, sobre todo atendiendo a los aspectos de cuidado deestos enfermos (se publican en la misma una gran cantidad de art-culos de enfermera), as como preocupada por los problemas msespirituales de los mismos y por la problemtica de la muerte.

    El nombre de Christine C. Blanchard tambin es muy importanteya que se dedica, fundamentalmente, a analizar los problemas psico-

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    lgicos que aparecen en los enfermos de cncer como consecuen-

    cia de la enfermedad. En este sentido, Blanchard forma parte de unode los equipos de investigacin centrados en analizar la prevalenciae incidencia de los trastornos psiquitricos en enfermos con cncer.

    En general, la contribucin de la mayor parte de autores es pe-quea, existiendo una gran mayora de ellos que slo publican un ar-tculo sobre intervencin psicolgica en enfermos de cncer, lo quequiere decir que este apartado de nuestra disciplina est presididopor autores denominados transentes; es decir, autores que escriben

    un nico artculo sobre el tema, siendo su preocupacin fundamentalotros campos, esto es bastante frecuente cuando comienza a iniciar-se un campo, como parece ocurrir con la intervencin psicolgica enel campo de la psico-oncologa.

    A pesar de ello, llama la atencin la falta de nombres relevantesen el campo de la intervencin psicolgica en enfermos de cncer,como son los de Spiegel, uno de los pioneros en este rea, o elde Fawzy uno de los primeros en llevar a cabo trabajos de inves-tigacin controlados para poner de maniesto la importancia de la

    intervencin psicolgica sobre la supervivencia. Greery Moorey sontambin grandes ausentes cuando a ellos se debe la terapia psicol-gica adyuvante (verRomero en esta unidad), tratamiento cognitivo-.conductual especco para el tratamiento individual de los enfermoscon cncer, o el de Baider que, desde Israel ha unido su formacinpsicodinmica al tratamiento hipnoteraputico de los enfermos concncer.

    ANLISIS DE CONTENIDO

    Pero sobre que se escribe? Indudablemente sobre intervencinpsicolgica en enfermos de cncer, pero eso a pesar de lo que he -mos dicho hasta aqu, quiere decir muy poco qu cnceres? quintervenciones? Para ello debemos de penetrar en el contenido delos artculos, nos encontramos as con que prcticamente en la ma-yora de ellos no se indica la localizacin del tumor, concretamente,en 238 de ellos no se especica ni que localizacin tiene el tumor

    ni en que tipo de estadio se encuentran los enfermos. Sin embar-go, lo que si nos encontramos es que en los dos tumores, donde

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    ms investigaciones se han realizado, son en mama y en cncer

    ginecolgico, lo que puede indicar, o bien la mayor prevalencia detrastornos psicolgicos en las mujeres que padecen cncer, o bien,la mayor facilidad con que acceden las mujeres a convertirse en su-jetos experimentales o, si se preere, a colaborar en los estudiosexperimentales. Tambin pudiera ser, como sealamos en otros lu-gares, que los cnceres de mama y ginecolgico sean dos tipos detumores que ocupan un lugar intermedio a todos los niveles; es decir,a pesar de no ser totalmente curables tienen unas buenas tasas de

    supervivencia; an cuando no estn genticamente determinados,en algunos casos existe un factor gentico claramente establecido;en muchos casos se ve alterada la imagen corporal, aunque a vecesesto no causa ningn problema; los hay hormono-dependientes yno-hormono-dependientes, lo que implica la utilizacin de distintasmodalidades de tratamiento; se utiliza para tratarlos todo tipo de ar-senal teraputico, ciruga, radioterapia, quimioterapia, vacunas, te-rapias gnicas, etctera y. ambos, afectan principalmente, a mujers,aunque el de mama tambin pude aparecer en varones.

    Otro tumor que aparece especicado es la leucemia, tanto en ni-os como en adultos, pero en la mayor parte de los artculos se hablade leucemia infantil y la intervencin se realiza, principalmente sobrela familia, considerando que tienen ms problemas psicolgicos lospadres de los nios que ellos mismos.

    Aparecen, en siguiente orden de citas, los cnceres de sistemanervioso central, aunque sin especicar la localizacin concreta. Enla mayor parte de trabajos en los que se citan a este tipo de enfer-mos, el tema a tratar es el del delirium bien producido por la propiaenfermedad o por la radioterapia utilizada para su tratamiento, encualquier caso estaramos hablando del tratamiento de delirios decausa orgnica conocida. Tambin se citan, en 6 trabajos, la pro-blemtica de los canceres de cabeza y cuello, pero en estos casosparece que la intervencin psicolgica est ms encaminada a re-solver problemas psicolgicos existentes en los enfermos antes dela aparicin del cncer, que problemas debidos realmente a la enfer-medad oncolgica.

    Con todo, en la mayor parte de trabajos o bien no se especicala localizacin del tumor (en 238 trabajos) o bien se aplica un mismo

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    Intervencin Psicolgica en Enfermos de Cancer 273

    procedimiento teraputico a personas con tumores en distintas loca-

    lizaciones (Baider, 2003) todo ello a pesar de que ya es un lugar co-mn, el sealar tanto los diferentes comportamientos de hombres ymujeres ante la enfermedad, como las distintas repercusiones que laenfermedad tiene sobre la familia y los que la rodean (Baider, 2005)

    Es decir, a la psico-oncologa le ocurre lo que a las ciencias jve-nes, hay una gran abundancia de trabajos y de datos, pero hay pocasistematizacin, poco orden y, sobre todo, poca integracin.

    En cuanto a las intervenciones utilizadas, como puede verse

    en elGrfco 3

    , en su mayora tampoco aparecen especicadas, ycuando se hace se habla, en la mayor parte de los casos, de psicote-rapia en general (52 trabajos) sin especicar el tipo de la misma.

    Grfco 3. Tipo de Intervenciones utilizadas

    101

    45

    5

    34

    813

    95

    14

    1

    52

    5 6 4 5

    1 2 2 2 1

    3 4

    26

    40

    0

    20

    40

    60

    80

    100

    120

    NoEsp

    ecifi

    cado

    Apoy

    oso

    cial

    Auto

    ayuda

    Cogn

    itiva

    Com

    unica

    cinCo

    ping

    Coun

    seling

    Exist

    encia

    l;Ho

    lstica

    Psico

    educ

    ativa

    Psico

    farm

    acol

    gico

    Psico

    tera

    pia

    Realid

    advirtual

    Relaja

    cin

    Tera

    pia

    familiar

    Tera

    pia

    pareja

    /sex

    ual

    Tera

    piao

    cupa

    cional

    Tera

    piac

    onani

    males

    Tera

    piaj

    uego

    Cuid

    ado

    domici

    liario

    Logo

    pedia

    Med

    icina

    alte

    rnativa

    Palia

    tivo

    Varia

    ster

    apias

    Desc

    riptiv

    o/R

    ev.T

    erica

    A pesar de ello, son varios los trabajos en los que se describede qu terapia se trata; observamos as que en 45 trabajos se habla

    de apoyo socialy que en 34 se habla de terapia cognitiva, el incon-veniente, en este ltimo caso, es que revisando los artculos nos

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    encontramos con que en ellos se combina la terapia de Beck con

    la expresin de emociones o con las actividades diarias; es decir,tanto la terapia de Spiegel como la de Fawzy o la de Moorey y Greeraparecen bajo el rtulo de terapia cognitiva cuando, como puedecomprobarse en esta misma unidad, son terapias muy distintas enlas que se combinan diferentes tcnicas teraputicas y varias pers-pectivas tericas.. Por otro lado, en la mayor parte de los trabajos nose especica si la terapia se aplic de forma individual o colectiva,aspecto este de suma importancia, sobre todo cuando hablamos de

    enfermos con distintas localizaciones.Por otro lado, y como podemos comprobar en el grco, sonvarios los artculos que se dedican a revisar los trabajos realizadossobre intervencin psicolgica en enfermos de cncer (hay 40) nosiendo ajeno a esto, como veremos posteriormente, los distintos pro -blemas de todo tipo que presentan este tipo de investigaciones. Jun-to a ello nos encontramos con una serie de trabajos en los que seutiliza una combinacin de terapias, desde la cognitivo-conductualhasta la hipnoterapia incluyndose, en algunos casos, los programas

    psicoeducativos que, por otra parte, estn representados por s solosen 14 de los trabajos recensionados.

    En una de estas revisiones (Sellick, 1999) se analizan los traba-jos que tienen como nalidad reducir la depresin en enfermos decncer. En dicho artculo los autores comentan que de los artcu-los revisados, entre 1982 a 1999, slo diez cumplen los requisitosmetodolgicos mnimos requeridos; a saber, estudio con distribucinaleatoria de los grupos, existencia de grupo experimental y gruidocontrol, criterios adecuados para medir los resultados, criterios cla-ramente objetivos, anlisis estadstico apropiado. Sin embargo, delos diez artculos revisados, slo en tres se especicaba el tipo dealeatorizacin realizado (Bridge et al., 1988; Holland, 1991; Burton,et al., 1995), no especicndose, en ninguno, si haba existido algnsesgo en la distribucin.nicamente en cuatro se haba completadoel seguimiento de los enfermos en el plazo especicado en el trabajo(Bridge, et al., 1988; Holland, 1991; Greer, et al. 1992; McArdle, etal., 1995), en siete de los diez se especicaban los criterios de inclu -

    sin/exclusin de los enfermos (Linn, et al, 1982; Cain, et al., 1986;Bridge, et al, 1988; Holland, et al, 1991; Greer, et al., 1992; Edgar, et

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    al, 1992; Moorey, et al., 1993) y slo en dos hubo una evaluacin a

    ciegas de los resultados (Cain et al, 1986; Edgar et al, 1992) Porsupuesto, en cuatro de los estudios (Bridge et al., 1988; Edgar, et al,1992; McArdle, et al., 1995 Burton, et al., 1995) la muestra estabacompuesta por enfermas de cncer de mama, en uno (Cain, et al.,1986) eran mujeres con cncer ginecolgico y en el resto la muestraera mixta, es decir, se incluan cnceres de distintas localizaciones,estadios y tratamientos.

    En cuanto al tipo de terapia utilizada, nos encontramos con que

    en cuatro de los trabajos se utiliza terapia cognitivo-conductual es-tructurada (Cain, et al., 1986; Greer, et al., 1992; Edgar, et al. 1992 yMoorey, et al.,1993) teniendo en cuenta que los trabajos de Greer yMoorey utilizan el mismo tipo de terapia la terapia psicolgica adyu-vante(ver Romero) en tres de ellos se construyen terapias ad hoc(Linn, et al, 1986; Burton, et al., 1995 y McArdle, et al., 1996) y en lostres restante se utilizan terapias conductuales (Bridge, et al., 1988;Holland, et al., 1991 y Decker, et al., 1992) principalmente tcnicas derelajacin e imaginacin controlada.

    En otra de esas revisiones, Ross y colaboradores (2002) encon-traron, entre los aos 1982-2002, ocho estudios aleatorizados (Linn,et al., 1982; Spiegel, et al., 1989; Fawzy, et al., 1993; IInyckyj et al.,1994; Edelman, et al., 1999; Kuchler et al., 1999; McCorkle et al.,2000) en los que se comparaban los enfermos de cncer que reci-ban intervencin psicosocial con un grupo control (enfermos enlistade espera, primncipalmente), evalundose al nal de la intervencin,o un mes despus de la misma, el efecto sobre la supervivencia yotras variables como ansiedad, depresin, dolor, calidad de vida, etc.El seguimiento variaba entre uno a diez aos y la mayor parte de lamuestra de pacientes (en tres de los ocho estudios) eran mujerescon cncer de ,mama, en uno de ellos (Fawzy, 1993) eran enfermosde melanoma, en otro (Kuchler et al., 1999) se trataba de enfermoscon cncer gastrointestinal y en el resto se entremezclaban distintostipos de cnceres. En cuanto a las intervenciones fueron variadas,siendo lo ms frecuente la terapia de grupo de Spiegel y los progra-mas psicoeducativos, mientras que a nivel individual se aplicaron tc-

    nicas conductuales, principalmente relajacin, y tcnicas cognitivo-.conductuales, principalmente control de pensamientos negativos.

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    En el mismo trabajo se analizan doce estudios, en los que est

    garantizada la distribucin aleatoria de la muestra, sobre la inuenciade la intervencin psicosocial sobre distintas variables, principalmen-te depresin, ansiedad, dolor y calidad de vida, entre otras. En estecaso ya no es tan evidente la existencia de grupos control, asimismoen muchos de ellos no se especica el tiempo de seguimiento y sloen seis de ellos se especica la localizacin del tumor (tres de mama,vejiga, melanoma y Hodking) En cuanto al tipo de terapia la mayorparte consistieron en terapia de grupo expresiva (Spiegel) combina-

    da o no con programas psicoeducativos acerca de la enfermedad.Por ltimo, y en el mismo trabajo, se analizan once trabajos enlos que se comparan dos tipos distintos de intervenciones y con ungrupo control, estando las muestras correctamente aleatorizadas.Las variables de resultado que se evalan son ansiedad, depresin,calidad de vida y dolor. En cuanto a las tcnicas teraputicas que sevaloran son, principalmente, terapia de grupo (programas psicoedu-cativos o terapia de grupo expresiva) versus terapias individuales,fundamentalmente terapia conductual o cognitiva-conductual.

    No obstante, llama la atencin en esta revisin, la tremenda va-riedad de los tiempos de seguimiento (de 1 a 11 aos) la gran di-versidad de cuestionarios utilizados (desde trabajos en los que seevalan variables psicolgicas de todo tipo, hasta trabajos en los quenicamente se valora la calidad de vida) y, por ltimo, la diferenciatanto en el nmero de sesiones como en la duracin de las mismas(de 35 minutos a 4 horas a la semana y de 1 sesin al mes a 5 se -siones semanales)

    Lo claramente satisfactorio y concluyente, tanto en este ltimoartculo de revisin como en el anterior, es que en todos los casos,independientemente de los problemas metodolgicos, la psicotera-pia de cualquier tipo demostr mejorar el estado, al menos psico-lgico, del enfermo y, en algunos casos, hasta demostr mejorar lasupervivencia del mismo as como su dolor y calidad de vida. Todoello pone de maniesto la necesidad de ofertar intervencin psico-lgica a los enfermos de cncer, de cualquier localizacin, estadio yfase de la enfermedad, incluidos los supervivientes y los familiares

    de los enfermos.

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    Intervencin Psicolgica en Enfermos de Cancer 277

    LA PROBLEMTICA ACTUAL DE LA IN-

    TERVENCION PSICOLOGICA

    Como hemos visto, la intervencin psicolgica en enfermos decncer no est exenta de problemas, a pesar de ello parece que vaa ser el tema ms importante de la primera dcada del siglo XXI. Eldescubrimiento, realizado ya en la dcada de los ochenta, de que laintervencin psicolgica puede mejorar la supervivencia de los enfer-mos, o al menos la calidad de vida de los mismos, la ha convertido en

    un artculo de primera necesidad en el campo de la psico-oncologa;ms an, una gran parte de los autores pioneros en este campo sehan visto en la necesidad de disear nuevas estrategias teraputicaspara aplicar a estos enfermos, tal es el caso de Moorey y Greer o deFawzy o de Holland, sin ir ms lejos. Los fundamentos de la mayorparte de estas nuevas psicoterapias han sido, por un lado, el con-cepto de estrategias de afrontamiento de Lazarus y Folkman y, porotro lado, tanto los programas psicoeducativos utilizados en saludmental, como la terapia cognitivo de Beck, las tcnicas conductuales

    como la relajacin y los trabajos en los que se subraya la expresinde emociones, como los de Pennebaker o Temoshok. En todos loscasos, el trabajo del terapeuta se centra, fundamentalmente, en pro-porcionar al enfermo estrategias de afrontamiento ms adaptavivas,por ejemplo, mayor espritu de lucha, o bien un mayor control sobresus pensamientos y su estado de nimo, al mismo tiempo que se lefacilita un mayor soporte social.

    Asimismo, la mayor parte de las intervenciones psicolgicas se rea-lizan tanto grupal como individualmente, siendo varios los autores quemantienen la necesidad de ambos tipos de terapia combinadas. As,mientras que a nivel de grupo el enfermo mejora sus estrategias deafrontamiento y sus habilidades sociales, parece que, a nivel individual,mejora el control de sus pensamientos y establece una mayor vincula-cin con el terapeuta. En cualquier caso, muchas veces es convenienteincorporar a la terapia a alguno de los familiares del enfermo.

    Sin embargo, si bien a nivel de tcnicas de intervencin psico -lgica parece que se ha avanzado bastante, no ocurre lo mismo a

    niveles metodolgicos, conceptuales, tericos o prcticos y de todoello vamos a ocuparnos ahora.

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    PROBLEMAS METODOLGICOS

    El hecho de que la psico-oncologa sea una ciencia joven, nola exime de cumplir, en sus investigaciones, con los requisitos me-todolgicos que toda ciencia debe cubrir. No obstante, tambin escierto que en un campo como el que nos ocupa, la intervencin psi-colgica, la psico-oncologa cuenta con cierta ventaja ya que comosealan los expertos de la prctica basada en la evidencia depende,en gran medida, de la investigacin formal tambin es cierto que

    tiene races histricas en las que sustentarse. En este sentido, mu-chas de las nuevas terapias utilizadas en los enfermos oncolgicos,no necesitan de un autntico desmantelamiento teraputico paracomprobar que elementos resultan ecaces, ya que tienen tras de suna larga historia de estudios sobre la ecacia de la psicoterapiaque hace innecesarios estudios para demostrar la efectividad de lamisma. Es decir, las terapias utilizadas en psico-oncologa cuentancomo aval con todos los estudios realizados previamente en otro tipode enfermos. Tenemos as, por ejemplo, que las terapias cognitivas

    ya han demostrado su ecacia en el campo de la psicologa clnicapara el tratamiento de la depresin, ansiedad y otros problemas, loque facilita su utilizacin ahora en psico-oncologa; podemos decir lomismo de los programas psico-educativos que tambin han demos-trado su ecacia en el campo de la Salud mental, etc.

    Ahora bien, si lo expuesto anteriormente justica la utilizacin deprogramas teraputicos concretos (Fawzy, Holland, Moorey y Greer,Spiegel, Temoshok, etc.) no justica fallos metodolgicos presentesen una gran parte de estudios. Es cierto que la intervencin psico-lgica no puede exigir estudios con controles doble ciego, como sehace en algunas investigaciones clnicas de otro tipo, pero si puedentener cuidado en una serie de aspectos que son fciles de corregiry que, como vemos anteriormente, son tenidos en cuenta en muypocos estudios.

    Es cierto que la comprobacin emprica de si una forma de tra-tamiento es mejor que otra es un paso posterior en la investigacinsobre psicoterapia, quiz por ello, si bien no podemos armar que

    forma de terapia es la mejor, si podemos concluir, a partir de los es-tudios revisados, que las psicoterapias de grupo parecen haber de-

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    mostrado mayor ecacia que las individuales; que las intervenciones

    ms cortas suelen ser mejor que las ms largas; que los terapeutasque tienen ms experiencia suelen ser los que consiguen mejoresresultados y esto independientemente de la formacin terica queposean y que, en general, suelen beneciarse ms de la intervencinteraputica los enfermos que se encuentran en un estadio ms avan-zado de la enfermedad, incluidos los terminales.

    Sin embargo, estas conclusiones debemos tomarlas con precau-cin, puesto que si bien nuestra disciplina no permite realizar, fcil-

    mente, estudios doble ciego, en parte por su propio objeto de estu-dio, aparecen otros problemas metodolgicos, algunos de los cualesse exponen en la Tabla 3que si podran subsanarse con facilidad

    Tabla 3. Problemas metodolgicos ms frecuentes en las investigaciones so-bre Intervencin Psicolgica

    Asignacin aleatoria de los participantes a los grupos

    Especicacin de la forma de aleatorizar

    Tamao de las muestras (especicacin de la forma para determinar el tamao de lamuestra)

    Especicacin de criterios de inclusin y/o exclusin

    Razones para el abandono del programa (mortandad de la muestra)

    Anlisis de la homogenidad de los grupos antes de la intervencin

    Especicacin y razonamiento de la estadstica utilizada

    Especicacin del tipo de enfermos (localizacin, estadio de la enfermedad, tipo de

    tratamiento que estn realizando, etc.)

    Especicacin de la magnitud del efecto del tratamiento

    Especicacin del tiempo de seguimiento

    PROBLEMAS PRCTICOS

    A pesar de que vivimos en la llamada sociedad de la informacin,todava es un hecho hoy, que el acudir a recibir asistencia psicolgi-ca estigmatiza a las personas. Es cierto que en la actualidad, ya nose les concepta como locos, orates o chiados, pero sin embargo,persiste en nuestra mente el pensar que las personas que requieren

    ayuda son dbiles o que, por lo menos no saben enfrentarse a losproblemas que presenta la cotidianeidad de la vida. Teniendo esto

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    en cuenta, no es raro que una persona que ha sido diagnosticada de

    cncer y que ha de someterse a distintos tratamientos, tema el serenviada a tratamiento psicolgico.

    As pues, uno de los problemas prcticos al que ha de enfrentar-se el psico-onclogo, es que, en ocasiones, no existe personal es-pecializado en psicoterapia en su centro de trabajo, lo que implicaratener que derivar al enfermo a otro lugar para su tratamiento. Es estolo que ha llevado a que muchos de los profesionales que trabajan enoncologa, ya sean onclogos (Simonton), psiclogos (Baider, Moo-

    rey) o psiquiatras (Fawzy, Spiegel) hayan creado sus propias formasde terapia para ayudar a los enfermos con cncer. A pesar de ello, lafalta de preparacin de muchos onclogos para detectar problemaspsicolgicosespeccosen sus enfermos, o para atribuirlos a con-secuencias de la enfermedad cancerosa hace que la intervencindel psiclogo sea dicultosa en algunos momentos. Tambin est lapropia dicultad del enfermo para detectar si sus problemas estndirectamente relacionados con su enfermedad (miedo al diagnstico,a los tratamientos, a los efectos secundarios de los mismos, al dolor,

    a la muerte, etctera) o con las consecuencias que la misma tienesobre su vida (pareja, familia, trabajo, amigos, etctera) o bien eranconictos que existan previamente (ansiedad, depresin, desampa-ro, etctera) y que se han agravado o reactivado con la enfermedad,todas estas situaciones tienen que ser evaluadas y atendidas cuida-dosamente por el psiclogo, aun cuando, a veces, no pueda propor-cionar la respuesta adecuada.

    No menos problemtico, a niveles prctico, est el tema deltiempo; es decir, el enfermo oncolgico tiene, en muchos casos, queatender a diversos procesos dentro del hospital, desde acudir a so-meterse a distintas pruebas, antes, durante y despus del diagnsti-co, hasta acudir a recibir el tratamiento quimioteraputico o radiote-rpico. Si al tiempo dedicado a esto le aadimos el tiempo que debeutilizar para acudir a un tratamiento psicolgico, nos encontramoscon que el enfermo est viviendo para su enfermedad, sin tener tiem-po para realizar otro tipo de actividades que tambin contribuyen amejorar su calidad de vida (pareja, familia, hijos, trabajo, ocio, etcte-

    ra) Esto debe de convertirnos en muy prudentes a la hora de ofrecerun tratamiento psicolgico.

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    Junto a todo ello, la necesidad de incorporar, en algunas ocasio-

    nes, a algn miembro de la familia al tratamiento psicolgico, compli-ca an ms si cabe la problemtica de la intervencin. El tiempo, ellugar, el tipo de terapia, la informacin que poseen los participantesen la misma, son aspectos que tambin deben de tenerse en cuentaal aplicar una intervencin psicolgica.

    Por ltimo, y no por ello menos importante, si tenemos en cuen-ta que la intervencin psicolgica se realiza, fundamentalmente, conmujeres con cncer de mama, es necesario que sepamos que las mu-

    jeres que ms problemas tienen son las casadas y con hijos (Baider,2003, 2005) ya que la preocupacin que tiene acerca de lo que lessuceder a estos si a ella le pasa algo es uno de sus principales pro-blemas. Junto a ello, se encuentra una mayor percepcin de soledadde las mujeres, lo que hace que ste sea un tema importante a la horade la intervencin psicolgica, mxime si tenemos en cuenta que elapoyo social, es una variable moduladora en la caso del cncer.

    PROBLEMAS CONCEPTUALES

    No es este ni el momento ni el lugar para adentrarnos en el com-plejo tema de los conceptos, el secreto de las palabras nunca debe-ra haber sido descubierto. Sin embargo, si vamos a hacer un breveretazo de lo que ocurre con ellas en el caso que nos ocupa.

    Cncer, intervencin, psicolgica, enfermos, son palabras con ml-tiples signicados segn la cultura y el momento histrico en el que laspronunciemos, pero no slo eso, sino que adems tambin presentanun signicado distinto segn el gremio profesional al que pertenezca-mos, incluso aunque no haya polmica entre ellos. Es decir, la palabracncer se utiliza en diversos contextos con signicados muy diversos.As, para un onclogo la palabra cncer carece de signicado sino seespecica localizacin y estadio, pues esto modica no slo la posibleetiologa y diagnstico de la enfermedad, sino tambin su tratamiento,evolucin y pronstico. Ese mismo onclogo entiende la palabra inter-vencin, tal y como se seala en algunas acepciones del diccionario dela R.A:E. como operacin quirrgica o bien como interponer su autori-

    dad, lo psicolgico como algo a lo que no puede abarcar y al enfermocomo a aquella persona que padece o tiene una enfermedad.

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    Por su parte el psiclogo, ve la intervencin psicolgica en enfer-

    mos de cncer, como un problema de psicologa clnica, buscandoen el mismo la ansiedad y/o depresin que suele acompaar a losenfermos crnicos, sin tener en cuenta las caractersticas especialesy especcas que tiene el ser un enfermo de cncer, por ello, no sepreocupa, en principio, ni de la localizacin ni el estadio del tumorsino que, de acuerdo a sus conocimientos, aplica las tcnicas tera-puticas ms ecaces para los problemas que observa.

    Por ello es necesario el psico-onclogo, y por ello tambin, pue-

    de ser psico-onclogo, tanto un onclogo, como un psiquiatra comoun psiclogo; es decir, es necesario que sean personas que ten-gan formacin tanto en psicologa como en oncologa, personas quesepan la problemtica del consejo gentico en el cncer, personasque conozcan bien las distintas problemticas que aparecen en lasdistintas fases de la enfermedad o durante su tratamiento, personasque sepan las repercusiones psicolgicas que aparecen segn lasdistintas localizaciones y segn los estadios y que, al mismo tiempo,hayan aprendido tcnicas teraputicas especcas, de ndole psico-

    lgica, para la resolucin de dicha problemtica.Por otro lado, como sealan Holland y colaboradores (2000) la

    intervencin psicolgica en el enfermo con cncer, tiene un especialsignicado para l, ya que le lleva a plantearse preguntas tales comomerece la pena tanto esfuerzo? volver a ser el mismo? me es-tar convirtiendo en un hipocondraco? ser una persona dbil?Todas estas preguntas surgen en la mente del enfermo oncolgiconormalmente, pero cuando enviamos a un enfermo a buscar ayudapsicolgica, adquieren an mayor relevancia ya que, de alguna for-ma, pueden llevar a que el enfermo piense que sus sospechas sehan conrmado; es decir, que no merece la pena los esfuerzos queest haciendo para superar su cncer, que no es el que era, que esun hipocondraco y que es una persona dbil y sin recursos. Preci-samente es tarea de la intervencin psicolgica el ayudar al enfermoa recuperar su estatus previo y ayudarle a aclarar el signicado detales preguntas.

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    PROBLEMAS TEORTICOS

    En la conferencia que Jimmie C.Holland pronunci en la entregade premios de 2003 de laAmerican Cancer Societyarmaba que lainvestigacin en psico-oncologa careci, en sus primeros momentos,de un modelo terico en el que sustentarse. La misma autora presen-ta, en dicha conferencia, un modelo que ms bien parece un esquemapara recoger datos de investigaciones que un autntico modelo teri-co, de hecho, ella misma lo presenta como un modelo de investigacinde calidad de vida en el campo de la psico-oncologa. Sin embargo, la

    misma autora arma, en esta conferencia, que el distress psicolgicodebe ser evaluado de acuerdo a las guas de prctica clnica, asimis-mo arma que deben de crearse comits que pongan en marcha nor-mas poara el tratamiento adecuado del distress.

    Qu nos dice todo ello? La respuesta parece clara que an noexisten modelos tericos ni a nivel de explicacin de cmo funcionanlas variables psicolgicas en la aparicin, progresin y recurrencia delcncer, ni a nivel de intervencin psicolgica. Los modelos de inter-vencin que veremos a continuacin, son una mera adaptacin de las

    tcnicas teraputicas utilizadas en psicologa clnica al enfermo onco-lgico, su ecacia est comprobada a nivel de estudios con enfermosbien deprimidos o bien ansiosos, sin embargo, son pocos los trabajosrealizados, con enfermos oncolgicos, para comprobar su ecacia opara averiguar cuales son los componentes que funcionan.

    Es decir, la intervencin psicolgica en psico-oncologa se encuen-tra, hoy por hoy, en una encrucijada grave, por un lado, ha demostradosu ecacia en mejorar la calidad de vida de los enfermos con cncer eincluso se habla de mejoras en el tiempo de supervivencia an cuandoesto no se ha demostrado, pero, por otro lado, carece de modelos yteoras especcos que justiquen no solo su ecacia sino tambin elcmo y por qu funciona. La utilizacin de modelos procedentes deoros campos como son la psicologa clnica, la psicologa de la sa-lud o la psicologa social, puede resultar til al inicio de una disciplinapero, en la actualidad, la psico-oncologa ya ha cumplido la mayorade edad, por lo que urge el crear modelos y teoras propias que justi-quen su existencia como disciplina independiente.

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    CONCLUSIONES

    Vivimos en un mundo cambiante, los cambios sociales se pro-ducen en la actualidad con una velocidad mayor a la conocida hastaahora (Seoane, 2005) hasta el punto de que muchos de los proble-mas planteados por la psico-oncologa, en sus inicios, se han modi-cado. As ha dejado de hablarse de la triloga maldita cncer-dolor-muerte, ya que hoy en da se curan, aproximadamente, un 70% detodos los cnceres; a pesar de ello, son an muchos los enfermos

    oncolgicos que siguen necesitando asistencia psicolgica. Tambinse ha ido amortiguando el estigma de decir que se tiene un cncer,la aparicin en los medios masivos de comunicacin de personali-dades recibiendo tratamiento para el cncer (la mujer del presidentede EE.UU Gerald Ford., el propio presidente Ronald Reagan, el papaJuan Pablo II) o entre nosotros Miriam Surez, Joan Manuel Serrato Rocio Jurado entre otros, ha ayudado a la gente a liberarse delestigma social que signicaba el ser un enfermo de cncer; a pesarde ello, son an muchos los enfermos oncolgicos que siguen nece-

    sitando asistencia psicolgica.Por otro lado, son ya numerosos los movimientos sociales que

    se han creado para reivindicar una atencin integral para el enfermode cncer, adems de las asociaciones de auto-ayuda de los propiosenfermos, existen asociaciones de familiares, e incluso asociacionesprofesionales que reclaman ese tipo de asistencia. El cncer ha de-jado de ser, de hecho, un programa prioritario en las distintas admi-nistraciones norteamericanas, al ser sustituido por el SIDA, como lodemuestra la creacin en 1986 de laAmerican Society of Psychoso-cial and Behavioral Oncology/AIDS.; sin embargo, ha comenzado acrearse una conciencia social intensa en las sociedades europeas,que han comenzado a entender que la intervencin psicolgica enel enfermo con cncer, es un tratamiento ms que debe ofrecerse alenfermo si se quiere aplicar una atencin global al enfermo.

    Junto a ello cada vez son ms los enfermos que son atendidosfuera del hospital, liberndose de esa manera, de la burocratizacindel mismo (Seoane, 1989) Tambin han empezado a aparecer cada

    vez ms noticias, en los medios masivos de comunicacin, acercade los problemas del consejo gentico, el estudio del genoma huma-

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    no est comenzando a permitir que las terapias cada vez sean ms

    especcas para cada enfermo. Sin embargo, y como ocurre nor-malmente, la aparicin de nuevas y mejores tcnicas de diagnsticoy tratamiento mdico, tambin introducen una problemtica mayorpara el enfermo, cada vez tiene que tomar ms decisiones, cada veznecesita procesar mayor cantidad de informacin para saber quedecisin tomar y cul es la ms correcta, en unos momentos en que,como se pone de maniesto en diversos estudios psicolgicos, laansiedad es tan alta que impide tomar decisiones de forma racional.

    Por ello, cada vez se necesita ms la intervencin psicolgica.Llegado este momento se puede uno preguntar qu es lo quehace que el cncer sea distinto al resto de las enfermedades crni-cas, podemos hablar de la situacin de desamparo e impotencia quecrea. Como hemos sealado en otras ocasiones, el cncer es unautntico paradigma de Helplessness tal y como fue postulado porSeligman a nivel experimental; es decir, el cncer implica una situa-cin incontrolable, impredecible e inescapable, caractersticas queno son comunes a muchas enfermedades, eso es lo que le convierte

    en un problema no slo para el sujeto sino tambin para la especiehumana, y, por ello es tan terrible.

    A pesar de todo lo expuesto hasta aqu, y a pesar de que la in-tervencin psicolgica ha demostrado su ecacia en la mejora dela calidad de vida de estos enfermos, debemos subrayar, como in-vestigadores, que an hay muchas lagunas en nuestros trabajos deinvestigacin de psico-onclogos, an cuando nuestra ecacia comoprcticos clnicos est sucientemente probada. Sigue siendo validala armacin de que para la investigacin no hay nada mejor queuna buena teora y eso, a pesar del esfuerzo de muchos, an estpor hacer en Psico-Oncologa.

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