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INSTITUCIONES, FORMACIÓN DE ESTADO Y SIMBIOSIS: LA PARAPOLÍTICA DESDE UNA MIRADA ANALÍTICA
OLGA LUCÍA BOHÓRQUEZ DUQUE
PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA
FACULTAD DE CIENCIA POLÍTICA Y RELACIONES INTERNACIONALES
BOGOTÁ
2011
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INSTITUCIONES, FORMACIÓN DE ESTADO Y SIMBIOSIS: LA PARAPOLÍTICA
DESDE UNA MIRADA ANALÍTICA
OLGA LUCÍA BOHÓRQUEZ DUQUE
Trabajo de Grado para optar por el título de politóloga
Director: Andrés Casas-Casas Profesor Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales
Pontificia Universidad Javeriana
PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA
FACULTAD DE CIENCIA POLÍTICA Y RELACIONES INTERNACIONALES
BOGOTÁ
2011
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CONTENIDO
1. INTRODUCCIÓN ......................................................................................................................1
2. MARCO ANALÍTICO: DEL INDIVIDUO AL ESTADO .......................................................6
2.1. Las instituciones desde el marco de resolución de problemas ..................................7
2.2. La formación del Estado ante la necesidad de un orden social ................................9
2.3. Buscando la estabilidad: el Juego de Compromisos Creíbles ................................ 13
2.4. Buscando el desarrollo: El Juego de Construcción de Riquezas ........................... 15
2.5. La simbiosis como salida ante la incapacidad de tener un monopolio de la
violencia ....................................................................................................................................... 17
3. EL ESTADO EN COLOMBIA: UN RETO A LAS TEORÍAS .......................................... 20
3.1. Formación de modelos mentales compartidos e instituciones ............................... 20
3.2. Formación del Estado y orden social .......................................................................... 22
4. COMPROMISO Y CREDIBILIDAD: POSIBILIDAD DE UN ORDEN POLÍTICO ........ 28
5. LA ILEGALIDAD COMO ALTERNATIVA ANTE LA IMPOSIBILIDAD DE LOGRAR EL DESARROLLO ECONÓMICO .............................................................................................. 32
5.1. Los ciudadanos ante la desprotección de su vida y sus bienes ............................. 33
5.2. Estructura institucional: la legalidad promoviendo la ilegalidad .............................. 34
5.3. Todo vale: la normalización de la ilegalidad .............................................................. 35
6. MAS ALLÁ DE LOS VOTOS: LA SIMBIOSIS, UN JUEGO PELIGROSO .................. 37
6.1. Dimensión micro política: más allá de la parapolítica ........................................... 39
6.2. Dimensión meso política: la región como sustento................................................... 40
6.3. Dimensión macro política: la lógica de la parapolítica ............................................. 41
7. CONCLUSIONES .................................................................................................................. 48
BIBLIOGRAFIA .............................................................................................................................. 51
ANEXOS .......................................................................................................................................... 56
Anexo 1 ........................................................................................................................................ 57
Análisis de Instituciones ............................................................................................................ 57
Anexo 2 ........................................................................................................................................ 60
Modelo matemático Juego de Compromisos Creíbles......................................................... 60
11
Anexo 3 ........................................................................................................................................ 61
Representación Juego de Construcción de Riquezas ......................................................... 61
Anexo 4 ....................................................................................................................................... 62
Tabla de condiciones necesarias para un Juego de Compromisos Creíbles ................... 62
Anexo 5 ........................................................................................................................................ 63
Tabla de equilibrio en el Estado colombiano ......................................................................... 63
Anexo 6 ........................................................................................................................................ 64
Grupos armados y su injerencia en el sistema político ........................................................ 64
12
LISTA DE TABLAS
Tabla 1. Condiciones de equilibrio en el Juego de Compromisos
Creíbles…………………………………………………………………………………...67
Tabla 2. Equilibrio que se forma en el Estado colombiano dadas sus condiciones
institucionales…………………………………………………………………………....68
Tabla 3. La Parapolítica como un Juego del
Seguro...........................................................................................................................49
Tabla 4. La parapolítica como un Dilema del
Prisionero................................................................................................................51
13
LISTA DE FIGURAS
Figura No.1. Escenario propicio para que exista un Juego de Compromisos
Creíbles……………………………………………………………………20
Figura No. 2. Resumen elementos analíticos del proceso de formación de
Estado…………………………………………………………………......25
Figura No. 3. Escenario en Colombia de la relación entre gobernantes y
gobernados……………………………………………………………… 34
Figura No. 4. Pirámide de dimensiones analíticas de la parapolítica………………44
Figura No. 5. Elementos de la acción colectiva………………………………………52
Figura No. 6 Elementos analíticos de la formación de Estado aplicados al caso
colombiano………………………………………………………………..54
14
LISTA DE SIGLAS
Autodefensas Unidas de Colombia AUC
Juego de Compromisos Creíbles JCC
Juego de Construcción de Riqueza JCR
1
1. INTRODUCCIÓN
Desde el año 2006, cuando salieron a la luz una serie de acuerdos realizados por
políticos locales y nacionales con los más altos mandos de las Autodefensas
Unidas de Colombia (AUC), el fenómeno de la llamada “parapolítica” ha estado
vigente en los medios de comunicación, por su incidencia en el sistema político y
sus consecuencias jurídicas, y en análisis académicos que han logrado reconstruir
no solo las condiciones de estos acuerdos, sino la historia de los paramilitares
como un grupo armado que creció de la mano de los actores estatales.
Aunque la influencia electoral de los grupos armados ilegales no era un fenómeno
nuevo, la estrategia política de los paramilitares logró un mayor alcance a nivel
nacional en términos electorales1; la parapolítica dejó en evidencia que la
injerencia de las AUC traspasó las fronteras de lo regional llegando a las más
importantes organizaciones políticas a nivel nacional2. Para el año 2006, de 100
senadores, 39 estaban siendo investigados o condenados por nexos con grupos
paramilitares, y de los cuales 35 hacían parte de la bancada del gobierno de
Álvaro Uribe (Gutiérrez, 2010).
Los textos de Claudia López (2010), Mauricio Romero (2007, 2011), León Valencia
(2007), Ariel Ávila (2010) y Francisco Gutiérrez (2006, 2010) entre otros, han
proporcionado datos sobre la parapolítica y han revelado los detalles de los pactos
establecidos entre políticos y paramilitares. Así mismo han desarrollado las
consecuencias políticas y judiciales de esta relación y han establecido el alcance
electoral de la alianza entre actores estatales y el grupo paramilitar.
1“Scattered pieces of evidence suggest that other non-state armed actors have been involved, but have not pursued such a
consistent electoral strategy” (Acemoglu, Robinson y Santos, 2009, p. 22). 2 La acción violenta contra los votantes, los fraudes electorales y la escogencia de candidatos afines a sus intereses han
sido una constante en la democracia colombiana: “Según información de la Policía Nacional esto se evidencia en que “el 70% del total de políticos victimas de hechos de violencia desde 1997 fueron atacados por la guerrilla, 55% por las FARC y 14% por el ELN; mientras que según las investigaciones de la justicia, el 4% de los congresistas electos desde 2002 han sido investigados por recibir apoyo de la guerrilla para su elección y no más de 10 investigaciones por el mismo hecho cursan en la Fiscalía contra otros políticos locales. Por el contrario, el paramilitarismo es responsable de solo el 7% de hechos violentos contra políticos, pero a la vez es culpable del 96% de las investigaciones contra políticos por recibir su apoyo electoral, según los reportes de la Fiscalía General y la Corte Suprema de Justicia” (López, 2010, p. 33).
2
Aunque estos estudios resultan pertinentes para analizar la magnitud del
fenómeno, aún es necesario profundizar, más que en sus efectos, en sus causas y
en las condiciones específicas que han permitido que esto suceda en Colombia.
Por lo tanto el interés de este trabajo es analizar el paramilitarismo y la
parapolítica de forma analítica3 y politológica4, a través de las herramientas del
neo institucionalismo cognitivo que permiten estudiar la formación del Estado en
Colombia. En particular el aporte de esta investigación es la de proponer la
simbiosis como mecanismo político para entender las coaliciones entre actores
estatales y grupos al margen de la ley.
Partiendo de la premisa de que el origen de esta relación entre actores estatales y
grupos paramilitares radica no solo en intereses electorales, el análisis de la
formación del Estado colombiano estará guiado por un marco analítico compuesto
por las teorías de construcción estatal de autores como: Charles Tilly (1985),
Robert Bates (2001), Diego Gambetta (2008) y Chrysostomos Mantzavinos (2001).
Estos autores, en sus diversas explicaciones sobre el surgimiento del Estado,
basadas esencialmente en la experiencia europea, establecen el monopolio de la
violencia como el elemento por medio del cual se da la formación de un Estado.
Adicionalmente existen autores como Acemoglu, Robinson y Santos-Villagran
(2009) que plantean una nueva perspectiva de la formación de Estado basada en
que este puede desarrollarse sin lograr el monopolio de la violencia porque recurre
a relaciones simbióticas con aquellos actores que controlan el poder en las zonas
periféricas. Estas teorías permitirán establecer una mirada analítica de las
condiciones institucionales forjadas durante la construcción del Estado colombiano
que han facilitado el desarrollo de fenómenos como el que concierne a este
trabajo.
3 Casas y Herrera (2009) entienden como mirada analítica el “deshacer o separar un todo complejo en sus componentes,
con el fin de comprender las relaciones entre sus partes y la naturaleza del todo. Esta mirada parte de la idea de que resulta muy difícil entender la política sin un enfoque analítico, sobre todo si deseamos saber algo más de lo que sucederá mañana” (p. 204). 4 Análisis propio de la ciencia política la cual busca “describir, interpretar, explicar –en el sentido de establecer relaciones
cause-efecto- y predecir, en lo posible, los repartos terminantes de valores que tienen lugar en todas las sociedades humanas, dese la más remota antigüedad hasta el presente” (Losada y Casas, 2008, p. 23).
3
Este estudio resulta relevante en dos sentidos. En primer lugar para la ciencia
política, porque busca aportar elementos a las teorías de la formación de Estado
partiendo del análisis del caso colombiano como un caso en el que el Estado no
posee el monopolio de la violencia; y en el cual la evolución institucional ha
generado incentivos para que los actores estatales convivan simbióticamente con
los actores armados ilegales. El supuesto de partida, en este sentido, tiene que
ver con que
“la complejidad de la situación está definida por la coexistencia de poderes, que no solo
son paralelos sino que enquistan, se mueven y se refuerzan uno dentro del otro […] [en
donde] ningún poder logra imponerse completamente, sino que se contenta con ser
simultáneo o con penetrar y modificar las pretensiones del otro.” (Bolívar, 1999, p.298).
En segundo lugar resulta relevante para el país, dado que el conocimiento de las
causas de un fenómeno resulta esencial para la búsqueda de soluciones.
Entender las causas institucionales de la simbiosis entre actores legales e ilegales,
es la base para que se puedan explorar estrategias para evitar la injerencia de
grupos armados ilegales en el sistema político.
En los siguientes capítulos se busca responder a la siguiente pregunta: ¿Qué
condiciones de la formación del Estado colombiano permiten entender la relación
simbiótica entre actores estatales y grupos paramilitares?5
Como respuesta inicial al interrogante, se parte de la siguiente tesis: La relación
simbiótica entre actores estatales y grupos paramilitares no es un fenómeno
meramente electoral. Su origen es más profundo y se encuentra en las
condiciones de construcción del Estado colombiano, proceso durante el cual el
Estado central no ha logrado instaurar el orden social (dando solución a los
5 Adicionalmente se plantean cuatro preguntas específicas: ¿Cómo el diseño institucional del Estado colombiano ha dado
origen a las relaciones de simbiosis entre actores estatales y grupos armados ilegales?; ¿Qué condiciones institucionales del Estado colombiano evidencian su incapacidad de establecer un juego de compromisos creíbles con sus ciudadanos?; ¿Qué aspectos institucionales del Estado colombiano han influido en que este no logre establecer un juego de construcción de riquezas?; ¿Cómo resulta la simbiosis de actores estatales con grupos paramilitares un arma de doble filo para ambos jugadores?
4
problemas de protección y confianza) porque no ha logrado establecer un Juego
de Compromisos Creíbles (JCC) y un Juego de Construcción de Riquezas (JCR)
con sus ciudadanos.6
Se establecen cuatro hipótesis de trabajo que se comprobarán o refutarán a lo
largo de la investigación:
Hipótesis 1: El diseño institucional del Estado7 colombiano ha dado origen a las
relaciones de simbiosis entre actores estatales y grupos armados ilegales.
Hipótesis 2: Las condiciones institucionales del Estado8 colombiano evidencian su
incapacidad de establecer un Juego de Compromisos Creíbles con sus ciudadanos.
Hipótesis 3: Los aspectos institucionales9 del Estado colombiano han influido en que este
no logre establecer un Juego de Construcción de Riquezas.
Hipótesis 4: La simbiosis de actores10 estatales con grupos paramilitares resulta un arma
de doble filo para ambos jugadores.
La investigación tiene como objetivo general construir un marco analítico que
permita analizar la relación de simbiosis entre actores estatales y grupos
paramilitares como el producto del aprendizaje colectivo durante el proceso de
formación del Estado colombiano. Este objetivo está complementado por cuatro
objetivos específicos correspondientes a las cuatro secciones del texto:
Objetivo 1: Analizar la relación de simbiosis entre actores estatales y grupos armados
ilegales dando cuenta de que su principal fundamento está en la evolución institucional
del Estado colombiano11.
6Argumento Basado en Casas (2010).
7 Abitbol y Casas (2007) entienden el diseño institucional como “la creación o el cambio intencional de reglas de
comportamiento individual en situación de acción colectiva” (p. 65). Los autores hacen énfasis en las limitaciones de esta definición planteando que “el análisis del cambio intencional de reglas y la evolución institucional requiere de un esfuerzo analítico que pueda establecer factores causales que intervienen en dichos proceso, partiendo de los individuos, la acción y la decisión colectiva, las transformaciones tecnológicas y las tensiones económicas, políticas, culturales, así como la presión de los cambios en el entorno” (Abitbol y Casas, 2007, p. 68). 8 Se entiende por condiciones institucionales las características de la formación de las instituciones en una sociedad. Ver
Marco Analítico. 9 Se entiende por aspectos institucionales el conjunto de características de las instituciones en una sociedad. Ver Marco
Analítico. 10
Por “Simbiosis entre actores” se entenderá en este trabajo: la asociación entre actores con el fin de alcanzar una meta que afecta o influencia los repartos terminantes de valores en una sociedad (Casas, 2010). 11
Se entiende por evolución institucional el surgimiento, cambio y transformación de las instituciones de acuerdo a ciertas condiciones propias del contexto de una sociedad, en este caso la colombiana durante el proceso de formación de formación de Estado.
5
Objetivo 2: Estudiar las condiciones institucionales que evidencian que el Estado
colombiano no ha logrado establecer un orden político (equilibrio en el Juego de
Compromisos Creíbles), dado que el gobierno no es el único especialista en el uso de la
violencia y los ciudadanos aun tienen incentivos para tomar las armas y dedicarse a la
autoprotección y no a la producción.
Objetivo 3: Explorar las falencias de la estructura institucional (instituciones formales e
informales) por las cuales el Estado no logra tener un mercado abierto, ni una protección
de los derechos de propiedad de sus ciudadanos; dos condiciones necesarias para que el
Estado establezca un Juego de Construcción de Riquezas que le permita un desarrollo
económico.
Objetivo 4: Analizar el caso de la simbiosis entre actores estatales y grupos paramilitares
como un mecanismo de doble filo para los jugadores y como un fenómeno político que
responde a unas condiciones institucionales específicas, y no solo a intereses
electorales.
Con el fin de responder a la pregunta y lograr los objetivos propuestos, el diseño
metodológico de la investigación es de tipo cualitativo, y de forma analítica se
busca descomponer los elementos explicativos del fenómeno de la simbiosis entre
grupos armados ilegales y actores estatales. Partiendo del neo institucionalismo
cognitivo, la evolución institucional y el proceso de formación del Estado, se
plantea en primer lugar un marco analítico12 buscando extraer una serie de
variables o elementos que guíen el estudio de la evidencia del caso colombiano
como una excepción a las teorías tradicionales del Estado. A continuación se
revisa la evidencia histórica de la formación del Estado colombiano a la luz de los
elementos analíticos escogidos, y se establecen las condiciones institucionales
que permiten analizar el origen la relación de simbiosis entre paramilitares y
actores estatales. Finalmente, por medio del uso de las herramientas de la teoría
de juegos, se propone una visión analítica de la parapolítica basada en la relación
entre los elementos teóricos y la evidencia estudiada.
12
Entendido por Casas (2008) como “un conjunto de presupuestos, reglas de inferencia y estrategias metodológicas16 que permiten descomponer un fenómeno con el fin de comprenderlo, describirlo, explicarlo e incluso de elaborar estimaciones de probabilidad sobre su ocurrencia o de fenómenos asociados al mismo” (p. 204).
6
2. MARCO ANALÍTICO: DEL INDIVIDUO AL ESTADO
Con el propósito de lograr un análisis de la simbiosis entre grupos armados
ilegales y actores estatales, se establece a continuación un marco analítico, que
desde el Neo-institucionalismo13, extrae los conceptos y los elementos clave de las
teorías de formación estatal que permiten dar explicación a dicho fenómeno
partiendo del estudio de las condiciones de construcción del Estado en Colombia.
El presente capítulo está compuesto por cinco secciones: En primer lugar se
recurre al marco de análisis de fenómenos sociales planteado por Mantzavinos
(2001) basado en el individualismo metodológico y en el marco de resolución de
problemas, los cuales permiten entender el surgimiento de las instituciones; Se
establecerán así mismo los elementos principales de la formación de Estado en
relación con el marco institucional; a continuación , en la tercera y cuarta sección,
se describirán dos elementos teóricos que resultan pertinentes para entender la
función del Estado como protector de sus ciudadanos: el Juego de Compromisos
Creíbles y el Juego de Construcción de Riquezas. Finalmente, se busca dar
cuenta de lo que sucede en países como Colombia, en donde no se dan las
condiciones de formación de Estado descritas anteriormente, por lo que este
recurre a mecanismos como la simbiosis -diferentes al del monopolio de la
violencia- para lograr el orden social.
13
El neo institucionalismo surge en los años ochenta como protesta contra el conductismo. March y Olsen, importantes exponentes del enfoque y quienes le dan el nombre, plantean la necesidad de volver a ciertos elementos del institucionalismo y critican los enfoques conductistas y de elección racional, “Así pues, en este enfoque, la investigación de los fenómenos políticos parte de las instituciones, como rasgo estructural de la sociedad, o de la forma de gobierno. Sin embargo, se postula que este análisis debe estar también informado por un escrutinio del comportamiento individual, las ideas y los intereses en juego, tanto individuales, como grupales” (Losada y Casas, 2008, p.179). Este enfoque permite estudiar los fenómenos sociales desde la estructura institucional de una sociedad determinada, pero teniendo en cuenta también el aspecto individual, “Los autores neo institucionalistas asumen que en toda sociedad existen instituciones y que estas condicionan el desarrollo económico, político, social y cultural de la misma. Se presupone que, además de influir y guiar el comportamiento individual, las instituciones reducen la incertidumbre en un contexto de intercambio, ya que ordenan y estructuran el cumplimiento de acuerdos, determinando, por ejemplo, los derechos de propiedad” (Losada y Casas, 2008, p. 187).
7
2.1. Las instituciones desde el marco de resolución de problemas
El primer elemento fundamental para el análisis del proceso de formación de
Estado es el entendimiento de las instituciones como producto del comportamiento
individual entendido en un marco de resolución de problemas. En este sentido, se
parte del individualismo metodológico14 como el primer paso para dar explicación a
los fenómenos sociales dado que: “people are continuously confronted with
problems, and they mobilize their energy in trying to solve them” (Mantzavinos,
2001, p.7).
Mantzavinos (2001) establece que el incremento de la utilidad es el principal
problema de los seres humanos, y el aparato cognitivo15 el medio utilizado para
darle solución. Los individuos al enfrentarse a problemas presentados por el
ambiente o por la interacción con otros, empiezan a dar forma a su proceso de
aprendizaje, el cual se da en base a las representaciones que hace el ser humano
de la realidad, en relación a un problema al que se enfrenta.
Las soluciones a los problemas enfrentados por el individuo empiezan a
convertirse en reglas que aunque no determinan la acción, si constituyen
sugerencias que permiten la clasificación de la información obtenida del ambiente,
permitiendo a la mente saber que dadas ciertas condiciones, ciertos cambios
ocurrirán (Mantzavinos, 2001). La retroalimentación del ambiente es fundamental
para el aprendizaje en la medida que genera modelos mentales que guíen de una
mejor manera la acción del individuo respecto a su contexto: “learning is the
complex mechanism of rule modification according to the feedback received from
the environment” (Mantzavinos, 2001, p. 28).
14
El individualismo metodológico significa “Starting with the explanation of individual action and penetrating to the social phenomena to show that they are the result of interaction between individuals who follow their own interest according to their beliefs is, though, by no means a program equivalent to that of the rational choice theory” (Mantzavinos, 2001, p.4). 15
Siguiendo a autores como Popper y Lorenz, Mantzavinos (2001) esboza que el aparato cognitivo del ser humano es producto de un proceso de selección natural en el que el cerebro ha sido diseñado para resolver problemas específicos (p. 18).
8
En este proceso cognitivo de la formación de aprendizaje basado en el marco de
resolución de problemas, las soluciones cristalizadas seguirán siendo probadas
siempre, y existe la posibilidad de que en determinado momento la solución no
funcione ante un problema nuevo16 (Mantzavinos, 2001). Un nuevo problema lleva
al individuo a pensar en estrategias de inferencia automáticamente, es decir a
recurrir a soluciones a problemas similares (analogía) aunque esto no tenga un
éxito asegurado (Mantzavinos, 2001).
Este marco de resolución de problemas es la base del surgimiento de la estructura
institucional y los procesos socioeconómicos que se dan en esta.17 Una de las
alternativas a las que puede recurrir el individuo al enfrentarse a un nuevo
problema es usar una solución ya formada, y que está presente en el ambiente; lo
cual se hace posible solo por la comunicación entre individuos, que permite que
haya un reparto de reglas en forma de solución de problemas que pueden ser
compartidas (Mantzavinos, 2001). Esta comunicación y el compartir reglas da
lugar a los modelos mentales compartidos (Mantzavinos, 2001).
Los modelos mentales compartidos, basados en un aprendizaje colectivo18 sobre
las soluciones a los problemas sociales y una visión común de la realidad19, dan
fundamento a las instituciones, mecanismos de control que moldean la interacción
humana (Mantzavinos, 2001 PG 82) con el fin de establecer un orden en la
16
Mantzavinos (2001) establece una distinción conceptual entre los viejos problemas y los nuevos problemas. Los viejos problemas son aquellos que pueden ser clasificados por la mente bajo una categoría ya existente, es decir para los que aparentemente ya se conoce una solución que se aplicara automáticamente. Existe un nuevo problema cuando el individuo se enfrenta a una situación, que al ser comparada con los problemas y soluciones almacenados en la mente, no puede ser clasificada en ninguna categoría y por lo tanto no hay ninguna solución ya lista para esa situación 17
“Our main thesis is that an application of these behavioral assumptions for explanatory purposes of social sciences must proceed in two steps: first, the rise of an institutional framework must be accounted, for, before, in a second stage, the social interaction within this institutional framework can be analyzed” (Mantzavinos, 2001, p. 65). 18
Dos tipos de conocimiento son transferidos en la sociedad: el teórico y el práctico. En el primer tipo de conocimiento el medio de transmisión es el lenguaje, por medio del cual los miembros de la sociedad empiezan a compartir las mismas reglas cognitivas respecto a problemas que se presentan en el ambiente físico y social. Esto permite que entre los individuos de una sociedad existan modelos mentales compartidos que den origen a una interpretación común de la realidad. Por otro lado, el conocimiento práctico es aquel que se refiere a las capacidades que los individuos tienen y que no son expresables en términos lingüísticos. Por lo tanto el proceso de aprendizaje consiste en el ensayo y error, y la transmisión de este conocimiento se da por la imitación de lo que otros individuos hacen y que parece ser una solución apropiada a determinado problema. 19
“The fact that people with the same culture knowledge some commons symbols and share the same history facilitates the common perception and interpretation of new objects and events” (Mantzavinos, 2001, p. 77).
9
sociedad. Las instituciones son las reglas de juego que permiten en cierta medida
resolver el problema de cooperación al ser una plataforma de resolución de
conflictos propios de la interacción social: “Institutions are normative social rules,
that is, the rules of the game in a society, enforced either through law or through
other mechanisms of social control that shape human interaction” (Mantzavinos,
2001, p.83). (Ver Anexo 1)
Resulta entonces fundamental el estudio de las instituciones para entender la
manera en que los individuos de una sociedad no solo aprenden individualmente,
también lo hacen colectivamente dando origen a una serie de mecanismos que
constriñen su comportamiento con el objetivo de lograr un orden en un escenario
social de conflicto en el que cada individuo busca la maximización de su utilidad
haciendo difícil la cooperación.
2.2. La formación del Estado ante la necesidad de un orden social
El marco de resolución de problemas y el análisis del surgimiento de las
instituciones resulta fundamental para entender la formación del Estado como
producto de la evolución institucional. Existen dos tipos de instituciones, las
informales y las formales, clasificadas principalmente según el tipo de sanción y de
refuerzo, es decir según la forma en la que se hagan cumplir. Es necesario
entender que la base de las reglas formales (aquellas reforzadas e impuestas por
el Estado) está en las reglas informales20 (Mantzavinos, 2001).
20
Las instituciones informales se clasifican entonces en convenciones, reglas morales y normas sociales. Las convenciones existen como solución a los problemas de coordinación, es decir en los que se requiere una interdependencia de los individuos en la búsqueda de soluciones al problema. Emergen espontáneamente como resultado de los modelos mentales compartidos, conocimiento compartido que permite un razonamiento analógico similar de los individuos al momento de enfrentarse a un nuevo problema de coordinación. Se difunde el conocimiento de la solución compartida y la convención se estabiliza. (Mantzavinos, 2001, p.104) Por otro lado, las reglas morales son soluciones a problemas sociales en el que los individuos se ven envueltos en un juego del Dilema del Prisionero con una salida. La estrategia moral del juego consiste en cooperar con aquellos que cooperan, aunque no constituya el mejor pago posible. Por lo tanto si no todos los individuos cooperan, el comportamiento amoral es una opción. (Mantzavinos, 2001 PG 108) Estas instituciones informales emergen de manera espontanea en un proceso de mano invisible y se basa en la reciprocidad producto del aprendizaje. (Mantzavinos, 2001, p.108) Finalmente, están las normas sociales, que existen al dar solución a problemas en los que los intereses de los individuos entran en conflicto. Las normas sociales regulan escenarios específicos de cierto tiempo y lugar, no son universales, y son impuestas por una agencia externa: los otros individuos del grupo. Los individuos siguen las normas sociales cuando saben que no hacerlo implica un castigo. (Mantzavinos, 2001 PG 119) Las normas sociales surgen en un proceso espontáneo
10
Aunque las instituciones informales permiten que el ambiente sea más predecible
para los individuos, no son suficientes para lograr un orden social completo en
sociedades grandes, por lo tanto “as soon as one focuses away from primitive
societies, a central enforcement agency becomes indispensable” (Mantzavinos,
2001, p.130). Cuando una sociedad crece y las relaciones se vuelven cada vez
más impersonales, la confianza y la reciprocidad disminuyen y nada garantiza que
en el juego social los actores respondan siempre con una recompensa justa a la
acción de confianza del otro actor, por lo que surge la necesidad de una agencia
de imposición como el Estado que garantice el castigo de un actor que defecciona
(Mantzavinos, 2001, p.133). En esta medida el Estado existe principalmente para
resolver los problemas de protección (de agresiones externas a la sociedad) y de
confianza (entre los miembros de la sociedad) (Mantzavinos, 2001, p. 134).
En este escenario en el que crece el tamaño de una sociedad también crece el
número de individuos que encuentran beneficio en engañar (free riders), es decir
que los individuos “will have collectively learned that first, cooperation is beneficial,
but second, that free riders exist in increasing numbers, and third, that the
punishment or protection costs have increased because of the larger numbers and
the subsequently increased complexity of the relationship” (Mantzavinos, 2001, p.
135). Este aprendizaje tiene como principal consecuencia el surgimiento de una
demanda por protección, ante la cual los individuos tienen dos opciones, dedicar
parte de su tiempo a su seguridad o que una agencia especializada aparezca y
brinde ese servicio (Mantzavinos, 2001, p.135).
Por lo tanto surgirán individuos que establezcan la protección como negocio, es
decir que se crearán varias agencias dedicadas a brindarla, por medio del uso de
la violencia, a aquellas personas que contraten sus servicios. Por lo tanto “each of
these “protective firms” will be characterized by the peculiarity that it will avail itself
porque para los individuos en un grupo es importante poder controlar y sancionar aquellas acciones que van en contra de sus intereses y que además afectan al grupo. Esto resulta evidente en la medida en que los individuos prefieren vivir en un ambiente predecible porque pueden aumentar su utilidad (Mantzavinos, 2001, p.122).
11
of a mechanism of violence meant to be exercised for the protection of its
members but in fact providing an opportunity to oppress those same members it is
meant to protect” (Mantzavinos, 2001, p.136).
En este sentido existen tres posibles relaciones entre las agencias de protección:
cooperación, competencia o permanecer indiferente21 (Mantzavinos, 2001).
¿Cómo se establece entonces el Estado como la agencia de protección exitosa
que se impone sobre las otras? Siguiendo a Hobbes, Locke y Weber, Mantzavinos
(2001) establece que el Estado surge como aquella agencia de protección que
logra reclamar el monopolio sobre el uso legítimo de la defensa en un territorio,
dado que “in the end only one protective agency is bound to arise, which then
becomes the ultraminimal state” (Mantzavinos, 2001, p.138). Para Gambetta lo
que diferencia a un Estado de las demás agencias de protección es que este logra
establecer un sistema de gravámenes justos a cambio de una protección
universal22, y se basa en normas que se aplican a toda la sociedad (Gambetta,
2007, p. 15).
Tilly (1985) diferencia entre la violencia legítima y la ilegítima: Establece que en el
comienzo del proceso de formación estatal pueden existir diversos grupos
(agencias de protección en competencia) que ostenten el derecho a usar la
violencia, pero luego, poco a poco, aquel gobernante que adquiere el territorio va
ejerciendo control sobre él por medio de un gobierno local y una fuerza policíaca,
ya no a cargo de los señores locales, sino en subordinación al gobierno y sus
fuerzas armadas (Tilly, 1985 PG 175).
En el proceso de formación de Estado, analizado en el marco de resolución de
problemas, el producto del aprendizaje colectivo es que el monopolio de la
21
Las agencias de protección “will cooperate with each other, compete, or remain indifferent. Which strategy will be chosen depends on which one the entrepreneurs think will increase their own utility most” (Mantzavinos, 2001, p. 138). 22
Para Gambetta la protección universal se refiere a aquella basada en normas claras e iguales para todos los ciudadanos, que permita que estos confíen en que el Estado brinda protección sin excepción (Gambetta, 2007).
12
violencia debe ser una característica necesaria para que el Estado pueda resolver
el problema del orden social (protección y confianza). Por lo tanto “las agencias de
protección –sean Estados o mafias- se ven de manera irremediable impulsadas a
convertirse en monopolios y la competencia en este mercado, si alguna pudiera
llegar a producirse, no sería una situación social estable” (Gambetta, 2007 PG 18).
Los teóricos han establecido tradicionalmente el monopolio de la violencia como
un requisito para la existencia del Estado. Charles Tilly (1985) usa como ejemplo
el proceso de formación de los Estados europeos lo que le permite concluir que la
realización de la guerra, la extracción y la acumulación de capital interactúan para
formar el Estado. Este proceso de formación23 consiste en que aquellos que
ostentan o ganan el poder por medio de la guerra lo mantienen por medio de la
extracción de recursos económicos, y a medida que los gobernantes van ganando
territorio, van eliminando a los enemigos externos, van controlando a sus
ciudadanos y van estableciendo un orden. El uso de la violencia se da en un
primer momento para eliminar a los enemigos y en un segundo momento para
obtener recursos económicos y proteger el territorio.
En la guerra las fuerzas armadas necesitan recursos económicos, para la
eliminación de rivales internos y para la protección de sus ciudadanos, por lo que
resulta necesaria la extracción de recursos por parte de los gobernantes. Se da
entonces la relación entre gobernados y gobernantes basada en un proceso de
intercambio en el cual justicia y protección son intercambiados por impuestos
(Mantzavinos, 2001).
23
El proceso de formación de Estado, según Tilly (1985), y siguiendo el modelo europeo consiste en cuatro actividades principales que lleva a cabo el Estado: “war making”, la eliminación de los rivales externos al territorio; “state making”, la eliminación de los rivales dentro del territorio; protección, eliminar los enemigos de sus clientes; y extracción, adquirir los medios económicos para las actividades anteriores (Tilly, 1985, p.181): “Yet all four depend on the state´s tendency to monopolize the concentrated means of coercion. For the perspectives of those who dominate the state, each of them - if carried on effectively – generally reinforces the other. Thus, a state that successfully eradicates its internal rivals strengthens its ability to extract resources to wage war, and to protect it chief supporters” (Tilly, 1985, p.182).
13
Hasta este punto se ha entendido el proceso de formación de Estado desde la
perspectiva teórica del neo institucionalismo: El crecimiento de las sociedades da
pie al aumento de los ingresos económicos y a su vez de los conflictos sociales.
Aquellos que se empiezan a especializar en brindar protección necesitan recursos
para la guerra, por lo que solo resultan exitosas aquellas agencias que logran unir
su fuerza política a los poderes económicos de las ciudades (Bates, 2001, p.51),
por lo que “the result of this alliance was a new political and economic order – one
base on capital and complex economic organization, one in which prosperity
profitably coexisted with Peace, and one in which coercion was used not for
predation but rather to enhance the productive use of society’s resources” (Bates,
2001, p. 51). Finalmente lo que el Estado impone y protege son los derechos que
tienen los individuos sobre su propiedad, no siendo esta solamente sus bienes
materiales, sino además su vida y su libertad (Mantzavinos, 2001, p.147).
2.3. Buscando la estabilidad: el Juego de Compromisos Creíbles (Ver Anexo
2)
En este sentido la base de la protección que proporciona el Estado está en el uso
de la fuerza física buscando como fin último el orden político.24 El monopolio de la
violencia sigue siendo la base de la formación estatal y es importante entonces
definir como un Estado logra establecer un orden político otorgando protección a
sus ciudadanos.
Para Bates (2008) el orden político25 se da cuando los gobiernos, especialistas en
violencia, escogen emplear la fuerza para proteger y no para predar los bienes de
sus ciudadanos, mientras estos deciden dejar las armas y dejar en manos del
gobierno su protección (p. 20). La Figura 1 describe el escenario planteado por
Bates (2008) en cual se encuentran gobierno y ciudadanos y las opciones que
24
Respecto al monopolio de la violencia “Weber emphasizes not only the importance of physical force, however; he also suggests that a community becomes a state when its government successfully claims a monopoly over its use” (Bates, 2008, p. 20). 25
En este sentido “Political order becomes a “state” when these choices comprise an equilibrium. The conditions that support that equilibrium make possible the existence of the state – and highlight as well the circumstances under which states will fail” (Bates, 2008, p. 22).
14
cada uno tiene para actuar. La Tabla 1 (ver Anexo 3) establece las condiciones
necesarias para la existencia de un Estado basado en un equilibrio26 que permita
un orden político.
Figura. 1. Escenario propicio para que exista un Juego de Compromisos Creíbles. Basada
en BATES, R. (2008) Probing the sources of political order en KALYVAS,R, SHAPIRO, I, AND
MASOUD T. Order, conflict and violence. Cambridge University Press.
En la figura y en la tabla se resume de manera sencilla el juego matemático
esbozado por Bates (2008), el cual debe establecerse entre los ciudadanos y el
gobierno, un juego que se repite y cuyos participantes deciden sus acciones según
las actuaciones de los otros (Bates, 2008). Se intercambia protección por
impuestos; mientras G asegure los derechos de propiedad de C1 y C2, estos se
podrán dedicar a las actividades productivas y pagaran sus impuestos, y mientras
ellos cumplan con esto, G no se verá obligado a predar sus bienes: “If each
violence specialist captures a larger economic return (a rent) from the land, labor,
and resources he or she controls when there is peace and if those rents are large
26
El equilibrio se refiere a “un resultado del juego en el que cualquier decisión unilateral conduce a un peor resultado individual. Por ello, a ningún jugador le interesa tomar otra decisión” (Losada y Casas, 2008, p. 108).
Trabajo (Productivo)
Preparación militar (No productivo)
Ocio
Trabajo (Productivo)
Preparación militar (No productivo)
Ocio
Recursos (Tiempo)
Recursos (Tiempo)
Ciudadano 1 (C1) (Maximización de utilidad)
Ciudadano 2 (C2) (Maximización de utilidad)
Atacar o no bienes del otro
Provisión de seguridad
Provisión de
seguridad
Gobierno (G)
(Especialista en
violencia)
Impuestos
Impuestos
15
enough, then it is possible for both specialists to credibly believe that the other
specialist is better off by refraining from fighting” (North, 2009, p, 19). Bajo estas
condiciones se genera un equilibrio que produce un orden social, cualquier cambio
en estas condiciones genera un desorden y lo que Bates (2008) llama un equilibrio
de estado fallido.27
Se establece entonces un Juego de Compromisos Creíbles; en este juego el
equilibrio que da forma a un orden político está en que para el gobierno y para los
ciudadanos sea creíble que se está intercambiando protección por recursos
económicos (impuestos) y que de esta manera los intereses (incremento de
utilidad) están siendo protegidos por un marco institucional que asegura este
intercambio. Por lo tanto en estas condiciones de formación de Estado y bajo este
equilibrio, se da un orden político que además propicia el desarrollo económico
(Bates, 2008).
2.4. Buscando el desarrollo: El Juego de Construcción de Riquezas.
Por consiguiente resulta fundamental entender la incidencia que tienen las
instituciones en determinar el desarrollo del mercado. Mantzavinos (2001)
establece que los procesos de mercado, en los que se relacionan los individuos,
son afectados directamente por el marco institucional de una sociedad. En el
modelo de resolución de problemas, en el que se puede analizar el
comportamiento individual, también se pueden entender las actividades del
mercado, al ser estas el producto del aprendizaje que lleva a los individuos a
adentrarse en un proceso de intercambio en búsqueda del incremento de su
utilidad28 (Mantzavinos, 2001).
27
Este equilibrio sucede “Because the citizens reallocate resources from leisure and production to military activities, prosperity declines. Living in disorder, people are insecure and poor” (Bates, 2008, p.25). 28
Los agents economicos entonces “can be best conceptualized as problem solvers. The specifically economic component of their behavior is simply that they are seeking to increase their utility by the consumption of goods, which they always subjectively perceive as being scarce in the face of their wants” (Mantzavinos, 2001, p.165).
16
La actividad económica está basada en el aprendizaje, la innovación y la imitación,
y está constreñida por las instituciones (formales e informales) que establecen las
acciones que pueden llevar a cabo los agentes económicos,
“In the case of informal institutions (mainly social norms and moral rules) the
economic agents must fear social control whenever they proceed to acts that are
either not allowed or are disapproved of the society in which they live. The law, on the
other hand, assigns property rights to economic agents, that is, the right to engage in
certain types of activities and the obligation to abstain from others in a more explicit
form” (Mantzavinos, 2001, p.167).
En este sentido las instituciones son los mecanismos de selección de las
actividades que resultan exitosas para cada uno de los agentes económicos, que
en últimas están siendo movidos por el interés personal de incrementar su utilidad.
Las condiciones institucionales fundamentales para que exista un crecimiento
económico tienen como base la capacidad de la sociedad de solucionar
problemas, lo que permitirá que esta logre la habilidad de manejar los recursos
naturales de una forma efectiva. Mantzavinos (2001) esboza cuatro elementos que
permiten que esto se dé: Desarrollo de tecnologías, estructuras organizacionales
adecuadas para la explotación de recursos, mercados abiertos para una mayor
especialización de actividades (innovación) y un correcto valor del dinero (precios).
Para lograrlo la economía debe estar sustentada en una estructura institucional
que asegure a los agentes económicos que ni el Estado ni otros ciudadanos
podrán tomar arbitrariamente sus bienes (derechos de propiedad) y por lo tanto
que permita que se dé el Juego de Construcción de Riquezas. Así mismo las
instituciones formales deben permitir el acceso libre a los mercados, derrumbando
barreras arancelarias y no arancelarias en relación al comercio internacional y
permitiendo el acceso libre a los mercados de productos y factores (Mantzavinos,
2001, p.241).
17
Pero en la base de estas condiciones institucionales para lograr un JCR, deben
estar los compromisos creíbles entre gobernantes y gobernados29 (Ver Anexo 4).
Este compromiso lo logra el Estado estableciendo una reputación ante sus
ciudadanos en la que les asegura la imposición de la ley sin excepción alguna,
basado en una estructura institucional en el que instituciones formales e
informales se complementen30 para lograr un orden político. Esta relación
complementaria basada en las reglas formales apropiadas soportadas por una
cultura cívica generalizada entre los ciudadanos, permite una relación
gobernantes-gobernados que propicia que se dé un JCR y por lo tanto el
crecimiento económico de la sociedad.
2.5. La simbiosis como salida ante la incapacidad de tener un monopolio
de la violencia
A lo largo de las anteriores secciones se han establecido las bases conceptuales y
teóricas que fundamentan la formación del Estado como una agencia exitosa de
protección que logra establecer el monopolio del uso de la violencia, bajo
condiciones institucionales que permiten al gobernante establecer, en relación con
sus gobernados, un JCC y uno de construcción de riqueza. Pero ¿Qué sucede
cuando no hay una única agencia de protección?
Acemoglu, Robinson y Santos (2009) plantean una nueva perspectiva del
monopolio de la violencia y del proceso de formación de Estado. Los autores
argumentan que la evidencia histórica de países como Colombia permite deducir
que la formación de un Estado puede darse sin el establecimiento del monopolio
de la violencia dado que este logra establecer una relación de simbiosis31 con
aquellos actores no estatales que tienen el control en las zonas donde el poder del
Estado central no logra llegar. Partiendo de las relaciones entre agentes estatales
29
Además de las condiciones institucionales necesarias “there is the problem of the credible commitment of the state to provide and maintain what is needed for a wealth- creating game” (Mantzavinos, 2001, p. 242). 30
Las instituciones formales y las informales deben complementarse, ya que solo así todos los ciudadanos logran compartir el conocimiento que les permite establecer un límite real al Estado para evitar su abuso contra los agentes privados. 31
“Asociación de individuos animales o vegetales de diferentes especies, sobre todo si los simbiontes sacan provecho de la vida en común.” (Real Academia de la Lengua Española) [en línea] disponible en: http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=simbiosis . Recuperado octubre 21 de 2011.
18
y grupos paramilitares en el caso colombiano, Acemoglu, Robinson y Santos
(2009), establecen que la relación de simbiosis está basada en que los grupos
paramilitares al tener intereses políticos, brindan su apoyo (implícita o
explícitamente) a políticos que aseguren esos intereses.32 A su vez estos, tendrán
pocos incentivos para eliminarlos de las zonas en las que gobiernan, dado que
“the origins of this symbiotic relationship is that non-state armed actors can provide
support to those controlling the central state. This is particularly important in
democracies where non-state armed actors can control elections” (Acemoglu,
Robinson y Santos, 2009, p.40).
Por lo tanto es la incapacidad de llegar a todos los territorios del Estado lo que da
lugar a la teoría de estos autores: el Estado central se puede desarrollar sin el
monopolio de la violencia porque existen relaciones simbióticas entre los actores
estatales del poder central y los actores no estatales que controlan el poder en las
regiones del país (Acemoglu, Robinson y Santos, 2009, p.40). De esta manera los
autores permiten contrarrestar las teorías de Estado que se han analizado, al
explicar que sucede si un Estado no desarrolla el monopolio de la violencia. A
pesar de lo importante que resulta esta perspectiva para la presente investigación,
en los siguientes capítulos se busca argumentar que esta relación de simbiosis no
solo tiene su origen en los intereses electorales como lo proponen Acemoglu,
Robinson y Santos (2009), sino que además se sustenta en una estructura
institucional determinada por el proceso de formación del Estado colombiano.
Este marco analítico permite entonces encontrar los elementos explicativos de la
formación de Estado que permitirán realizar a continuación el análisis de la
evidencia histórica del caso colombiano buscando identificar aquellas condiciones
32
Los autores plantean tres conclusiones: Cuando los paramilitares empiezan a ser lo suficientemente fuertes en una zona, empiezan a influenciar los resultados electorales en ella; los paramilitares tienden a persistir en aquellas zonas donde primaba el voto de tendencia liberal pero en donde Álvaro Uribe ganó con gran número de votos ; finalmente los autores establecen que el Presidente Uribe propuso políticas en la línea de preferencia de los paramilitares y los senadores, electos por zonas altamente influidas por paramilitares, las apoyaron: “The two key predictions of our theoretical model are that paramilitaries should persist to the extent that they deliver votes to politicians whose preferences are closer to their own and that this effect is larger in areas where these politicians would otherwise not do well” (Acemoglu, Robinson y Santos, 2009, p.41).
19
que han propiciado relaciones de simbiosis entre actores estatales y grupos
paramilitares. La Figura 2 resume estos elementos.
Figura No. 2. Resumen elementos analíticos del proceso de formación de Estado.
Elaboración propia.
Indiv
iduo
s
Problemas
Aprendizaje
Soluciones a problemas
Mo
de
los M
enta
les Aprendizaje
colectivo
Percepción común de la
realidad
Soluciones compartidas a
problemas sociales
Institu
cio
ne
s
Reglas de juego
Producto del aprendizaje
colectivo
Esta
do
Asegurar protección y confianza
Monopolio de la
violencia
Establecer juego de compromisos creíbles
(orden político)
Establecer juego de construcción de
riquezas (desarrollo económico)
SIMBIOSIS
- Mecanismo ante la imposibilidad del Estado central de lograr el monopolio de la violencia
- Producto la estructura institucional en países como Colombia
20
3. EL ESTADO EN COLOMBIA: UN RETO A LAS TEORÍAS
Partiendo de los elementos clave que se sustraen del marco analítico planteado
en el capítulo anterior a continuación se busca explicar el fenómeno de simbiosis
entre actores estatales y grupos armados ilegales analizando la evidencia histórica
de la formación del Estado colombiano y dando cuenta de las condiciones
institucionales que lo han propiciado. Los diversos grupos armados ilegales que
existen en Colombia han buscado influir el sistema político, y aunque sus
estrategias y resultados difieran, todos coinciden en que han logrado encontrar en
el Estado vacíos institucionales que les permiten surgir, actuar y desarrollar sus
intereses políticos.
3.1. Formación de modelos mentales compartidos e instituciones
En primer lugar, se busca hacer referencia a un factor contextual que incide en
que el Estado colombiano no sea producto de una evolución institucional basada
en modelos mentales compartidos. Esto se puede explicar dadas las condiciones
históricas (legado colonial) y geográficas que impidieron que se diera una
interpretación común y unas soluciones compartidas a los problemas sociales
entre los miembros de la sociedad.
Aunque la colonia por parte de la corona española fue derrotada por la
insurrección comunera, el logro de la independencia no estuvo acompañado por
un movimiento que promoviera un cambio en las instituciones (políticas y
económicas primordialmente) y que logrará una representación igualitaria de la
ciudadanía en la toma de decisiones (Kalmanovitz, 2001). La carencia estatal de
una clase media mestiza interesada en una revolución real imposibilitó un cambio
institucional como una decisión colectiva producto del aprendizaje (Kalmanovitz,
2001). Estas condiciones iniciales del proceso de formación del Estado a partir de
la independencia hicieron que las instituciones coloniales se mantuvieran, esto
21
quiere decir que el Estado colombiano no fue producto de una evolución
institucional, ni como producto del aprendizaje colectivo y la formación de modelos
mentales compartidos. La pauta de dependencia33 institucional que se evidencia
en la historia colombiana desde la independencia, al igual que en el resto de
países latinoamericanos, es la de “la perpetuación de la tradición centralizada y
burocrática de su herencia hispánico católica” (PNUD-Barcelona, 1998, PG 20).
Pero esta centralización no es una centralización del poder por parte del Estado,
ya que en el proceso de formación del Estado colombiano se presentaron grandes
dificultades para disminuir el poder en manos de los caciques regionales que se
encargaron del “orden social” luego de la independencia (López-Alves, 2006). En
este aspecto, el factor geográfico resulta fundamental.
Yunis (2006), muestra la manera en que las características geográficas del país
han determinado las interacciones en el Estado independiente: Un Estado
caracterizado por el aislamiento de sus regiones que dio paso a la endogamia
cultural (grupos de personas que se encierran en sí mismos, que solo aceptan su
visión propia del mundo, que niega al otro y la posibilidad de interacción con él) y
el estancamiento en las formas de ver el mundo impuestas por la colonia.34
El aislamiento entre región y región, la dificultad en la comunicación y el poco
interés mostrado por los formadores del Estado y posteriores gobernantes en
33
La pauta de dependencia para Mantzavinos, North y Shariq (2004) es un concepto que permite entender la manera en la que, desde la formación de modelos mentales compartidos como solución a problemas comunes de interacción social (pauta de dependencia cognitiva), se puede entender la cristalización de estas soluciones (instituciones) que determinan el juego económico (pauta de dependencia institucional) y que como resultado provocaran que las actividades de mercado estén encaminadas de una manera determinada (pauta de dependencia económica). Esto significa que “The intuitively formulated proposition that “history matter” designates the importance of the phenomenon of path dependence, starting at the cognitive level, going through the institutional level, and culminating at the economic level” (Mantzavinos, North y Shariq, 2004, p. 81). 34
Por lo tanto “El país andino, ensimismado, construye varias representaciones, la más importante es la del país blanco; sobrevive con dificultad, cada región se cree autosuficiente y rivaliza con la otra, cada una fortalece su endogamia cultural; (…)lo que equivale a tener un gobierno centralizado que para sobrevivir establecerá un juego de concesiones y equilibrios con las regiones (Yunis, 2006, p.119).
22
generar infraestructura que permitiera la interacción (comunicación y aprendizaje
colectivo) entre los ciudadanos de todo el territorio (Yunis, 2006), generó patrones
de interacción cultural que propiciaron la imposibilidad de una percepción común
de la realidad. Por lo tanto no se dieron soluciones compartidas a problemas
sociales, es decir la estructura institucional no tiene como base modelos mentales
compartidos.
Por consiguiente la geografía resulta fundamental para entender la formación de
regiones caracterizadas por culturas endogámicas que imposibilitaron la
cooperación (Yunis, 2006) y la formación de un marco institucional que permitiera
al Estado central establecer un orden social (dando solución a los problemas de
protección y confianza) en la totalidad del territorio. Los efectos de un país
fragmentado como Colombia no se ven solo en el desarrollo económico desigual
entre las regiones35, en términos de la formación de Estado estos efectos se
vieron en la incapacidad que éste tuvo para lograr domesticación de la violencia,
consecuencia de las múltiples agencias en competencia que surgieron en cada
una de las regiones, las cuales buscaban el mantenimiento de los intereses y el
poder de los caciques regionales. “Y es que el proceso de construcción de Estado-
Nación en Colombia y, por esa vía, el del monopolio de la violencia, han tenido
que montarse sobre una sociedad que permanecía y aun permanece
desconectada en muchos sentidos” (Bolívar, 1999, p.295).
3.2. Formación del Estado y orden social
El Estado colombiano no se ha visto exento de la guerra, elemento, que como Tilly
(1985) plantea, hace parte del proceso de formación estatal. Al contrario, el
proceso ha estado marcado por los conflictos y la guerra, que han delimitado en
35
El proceso de formación de Estado no logró este objetivo ya que no existió un mecanismo por medio del cual los modelos mentales compartidos fueran la base de un orden social capaz de reducir la incertidumbre en las relaciones sociales a nivel nacional (Mantzavinos, 2001), evitando, así mismo, el surgimiento de una equidad social y una eficiencia económica homogéneas en todas las regiones del país. El desarrollo desigual explica lo anterior y caracteriza a todas las regiones: la distancia entre los municipios y el centro del poder regional determinaba el grado de crecimiento económico y su productividad: entre más lejos menor es el desarrollo económico y social (Yunis, 2006).
23
gran medida la formación de las características políticas del Estado y su estructura
institucional. Patiño (2010) describe once guerras civiles durante el siglo XIX
desde la independencia en 1810 hasta inicios del siglo XX. Estas guerras tuvieron
en común las disputas entre el poder central (en manos de Cundinamarca) y los
poderes regionales luego que la Nueva Granada lograra su independencia de la
corona española.36
La consecuencia principal de estas guerras fue la fragmentación (ya no solo
geográfica, sino también política) “representada por la primacía de las regiones
sobre la autoridad centralizada del Estado, de modo que este no ha sido sino un
competidor más entre las regiones” (Patiño, 2010 PG 135). Esta fragmentación
tuvo importantes consecuencias sobre el aspecto militar (incapacidad del Estado
central de formar un ejército fuerte) dado que en las regiones, los partidos políticos
se convirtieron en los mecanismos de las elites para ejercer control. Así mismo “la
fragmentación de las élites, que en ultimas significa su incapacidad para concebir
y llevar a cabo un proyecto de Estado de alcance nacional, se vio mas reflejada
aun en el hecho de que no quisieron asumir la necesidad de crear un Estado
central dotado de una capacidad militar creíble y orientada a detener las guerras
civiles, las rebeliones o disuadir a los individuos de obtener beneficios con el uso
de la violencia” (Patiño, 2010, p.137).
Por lo tanto las guerras civiles libradas durante el siglo XIX son determinantes
para la estructura política y la evolución institucional del Estado colombiano hasta
el día de hoy. Caracterizadas por las discusiones sobre la forma que debía tener el
Estado (centralismo/federalismo), las guerras contenían un trasfondo político
fundamental: el interés de las élites regionales por mantener sus privilegios y el
control sobre sus territorios. Pero a partir de la mitad del siglo XIX la guerra ya
36
López-Alves (2003) divide el siglo XIX en tres períodos que agrupan y describen las guerras civiles que se dieron en cada uno. Un primer período desde la independencia hasta mediados del siglo, caracterizado por las luchas anti centralistas y la lucha constante por la autonomía de las regiones. Una segunda fase fundamental para la construcción del Estado que inicia con las reformas liberales y se caracterizó por los levantamientos de alguno de los partidos en contra del partido contrario que detentara el poder (López-Alves 2003). Finalmente un tercer período que comienza con el intento centralizador durante La Regeneración y que se extiende hasta finales de siglo con la última guerra civil, la Guerra de los Mil Días.
24
tenía color político; el partido Conservador y el Liberal se apropiaron de la lucha
por el poder, de la lucha por el catolicismo o el laicismo del Estado, el cierre o la
apertura de la economía y otros aspectos fundamentales de la organización
política del país. López-Alves (2003) describe los partidos políticos como el
producto de las alianzas entre los caudillos regionales y sus milicias campesinas;
alianzas forjadas por las guerras civiles que tenían como propósito el
debilitamiento del Estado central y el fortalecimiento de las regiones37.
Esto evidencia el control que se ejerció en las regiones desde la independencia;
un control que no dependía del Estado central y su ejército sino de los caudillos y
grandes hacendados que se encargaban de formar sus propios ejércitos, unirse
con otras regiones y levantarse contra los intentos centralizadores de Santa Fe.
Cien años después del surgimiento de Colombia como Estado independiente de la
corona española, más de una decena de guerras y una intensa lucha por definir su
organización política, el Estado central no había logrado un marco institucional que
le permitiera resolver los problemas de protección y confianza y tener el monopolio
de la violencia. No existía un ejército nacional fuerte y capacitado, el recaudo fiscal
era precario y la capacidad política del centro sobre las regiones era muy limitada;
a las regiones no les interesaba que el Estado central fuera fuerte.
En este contexto político, Colombia entra al siglo XX dejando atrás las grandes
guerras civiles pero no la violencia; La Guerra de los Mil Días pone fin a un siglo
de guerras pero da inicio a un violento enfrentamiento, entre el partido
Conservador y el Liberal, que duraría más de la mitad del siglo. El descontento
social era enérgico, las élites regionales tenían el control pero esto no significaba
que lograran en sus territorios un orden social. La desigualdad económica, la
violencia y una restringida y excluyente participación política, generaron cambios
37
Por lo tanto “Las guerras frecuentes, necesarias para la existencia de un Estado débil y la supremacía de las regiones, fortalecieron a los partidos y a las facciones partidistas, que eran casi siempre capaces de embarcarse en una “revolución”. Estas revoluciones se convirtieron en importantes eventos de acción colectiva, que terminaron modelando los perfiles y las subculturas partidistas” (López-Alves, 2003, p.181).
25
sociales que resquebrajaron el sistema político (González, 2003). La Violencia
partidista pareció llegar a su “fin” en 1958 con el Frente Nacional: se cerró la
puerta de la lucha armada entre los partidos Conservador y Liberal con un acuerdo
de alternancia del poder que excluía del sistema político a todo aquel que no
militara en ellos. Pero este sistema abrió la puerta a otros tipos de violencia. “Las
apelaciones a la violencia se difundieron por todo el tejido de la sociedad
colombiana: la violencia termina así convertida en el mecanismo de resolución de
muchos conflictos privados y grupales” (González, 2003, p.336).
Acudiendo a la evidencia histórica se puede argumentar que el elemento de la
fortaleza de las regiones genera unos mecanismos de protección difusos y no
centralizados. En Colombia no se da la formación de un ejército central fuerte
durante el proceso de la formación del Estado y el Estado central es incapaz de
llegar a la población rural y es reemplazado por los partidos políticos. Son los
partidos los que se encargan entonces del orden en las regiones; con sus ejércitos
propios y sus caciques regionales, se convierten en la “representación” del Estado
en su incapacidad de generar un poder central desde Bogotá (López-Alves,
2003). Por consiguiente, la formación de modelos mentales e instituciones en
Colombia, entendido en un marco de resolución de problemas, no parece haber
tenido como resultado un Estado central con el monopolio de la violencia; al
contrario, la violencia parece haberse establecido (en manos privadas y públicas)
como una institución, es decir como un mecanismo de resolución de conflictos en
la sociedad. 38
De esta manera la guerra y la violencia en Colombia no generaron prosperidad en
la relación que plantea Bates (2001). Ante la desprotección por parte del Estado
los individuos dedican menos tiempo a la productividad y más a la protección y a
38
Así que “se puede decir que hubo momentos en los cuales el Estado central era un actor más en los conflictos civiles y uno más entre aquellos que negociaban los marcos constitucionales; se llego a la autorización explícita del porte de armas por parte de los ciudadano, no como un compromiso con el Estado centra sino como un derecho individual, tal como quedo expresado en el artículo 15 de la Constitución de 1863” (Patiño, 2010, p. 136-137).
26
la guerra. Es así como los conflictos generan un descenso en los niveles de
producción generando crisis financieras que redujeron continuamente la
posibilidad de lograr una prosperidad tanto regional como nacional (López-Alves,
2003, p.173). Solo hasta 1886, en la Constitución que perduraría hasta 1991, se
empezaría a centralizar la capacidad económica del Estado y a impulsar una base
estable para el desarrollo económico por medio del fortalecimiento del gobierno
central, el control del mercado interno, la acumulación privada de capital, y la
defensa expresa de los derechos de propiedad (Kalmanovitz, 2001, p. 90). Sin
embargo este centralismo solo fomenta una democracia clientelista que sigue
fortaleciendo a las regiones (Yunis, 2006, p. 122) y a los intereses particulares que
las manejan; la desconfianza, el engaño y el crimen siguen presentes en la vida en
sociedad (Kalmanovitz, 2001, p.102).
Este hecho no permite el establecimiento de un orden social basado en la
eficiencia económica y la equidad social. Se establece entonces un equilibrio en el
que el “orden social” está dado por la informalidad y la ilegalidad. La necesidad de
protección de tierras (y de mercados ilícitos) es la base para la formación de
nuevas agencias de protección (ilegales) en el siglo XX. Razón por la cual “La
violencia de este último siglo ha estado asociada al ejercicio de un poder de
coacción por parte de la actividades económicas ilícitas, que aprovecharon
territorios sin control por parte del Estado, como las zonas de colonización
conformadas en el siglo XX, para reemplazarlo de forma eficaz y convertirse en la
única autoridad visible, creíble y con capacidad de castigo de crímenes,
violaciones de la ley e incluso, de definición de política de gobierno local
proyectada sobre los municipios ubicados en sus áreas de influencia” (Patiño,
2010, p.200).
Es así como en el siglo XX, el descontento y la falta de compromisos creíbles
entre gobernados y gobernantes generan un caldo de cultivo para el surgimiento
de los grupos armados ilegales; cuyo trasfondo económico, además, es la
27
rentabilidad del negocio ilícito ante la desigualdad y la ausencia de desarrollo en
las regiones alejadas del alcance del Estado central. 39
Dadas las condiciones que han sido expuestas, el Estado no es producto de un
proceso de construcción institucional en el que las instituciones formales reflejen
las informales que gobiernan las regiones. Esto se da por la dificultad de lograr un
aprendizaje colectivo, tanto por las condiciones geográficas, como por la
independencia política de cada una de las regiones. Por esta razón no surgen
instituciones formales capaces de mantener el orden social y de identificar y
castigar a los freeriders. Por el contrario, el Estado desarrolló una relación de
clientela con los caciques regionales que consistía en un interés mutuo: el Estado
de esta manera establecía el “orden social” en las regiones lejanas de la capital y
las élites regionales mantenían su poder indefinidamente.
En conclusión la primera hipótesis es comprobada por medio de la evidencia dado
que es posible establecer que la construcción de Estado, tal como se entendió en
el marco analítico, es un proceso inacabado en Colombia que ha dejado espacios
abiertos, no solo a la ilegalidad, también a que los actores estatales establezcan
relaciones de simbiosis con los grupos armados en búsqueda de intereses mutuos
legales e ilegales. Por lo tanto se plantea que el diseño institucional del Estado
colombiano, caracterizado por una fragmentación geográfica y política que no
permite la formación de una visión común de la realidad (modelos mentales
compartidos), ha impedido que este logre el monopolio de la violencia y que
establezca con sus ciudadanos un JCC y un JCR, lo que ha tenido como
consecuencia la ausencia de un orden político y de un desarrollo económico.
39
Los grupos armados ilegales surgen como un nuevo actor en la lucha por el poder local (Duncan, 2004). Tanto guerrillas como grupos paramilitares se autodenominan como “defensores” de determinado grupo social, ante la incapacidad del Estado central de brindar a los ciudadanos la protección de los derechos de propiedad y entonces “el Gobierno central negocia el monopolio y lo disuelve en arreglos con las redes de poder que le pueden facilitar el acceso a la población” (Bolívar, 1999, p.299).
28
4. COMPROMISO Y CREDIBILIDAD: POSIBILIDAD DE UN ORDEN POLÍTICO
Como se estableció en el marco analítico, Bates (2008) plantea que el orden
político se da cuando existe un equilibrio dado por un JCC entre el gobierno y los
ciudadanos. Con base en la evidencia histórica de la formación del Estado
colombiano, la Figura 3 describe el escenario de la relación entre gobernantes y
gobernados en Colombia. Dadas las condiciones institucionales se establece que
el Estado no ha logrado entablar un JCC, por lo que las características para lograr
el equilibrio planteado por Bates (2008) no están presentes.
Figura No. 3. Escenario en Colombia de la relación entre gobernantes y gobernados.
Elaboración propia.
En primer lugar es posible establecer que el Estado central en Colombia no es la
única agencia especializada en violencia. Desde su proceso de formación el
Estado colombiano no ha logrado monopolizar el uso de la violencia, lo ha
compartido con las milicias partidistas, en el inicio del proceso, y con grupos
armados ilegales, en las últimas décadas.40
40
Se entiende que “Cuando el tejido de interdependencias no es muy denso, cuando gozan de fortaleza las distintas anarquías sociales y cuando es costoso dominar directamente una comunidad lejana, no se consolida el monopolio de la violencia como un monopolio público, sino que suele quedar en manos de una oligarquía” (Bolívar, 1999, p. 299).
Preparación militar
(No productivo)
Ocio
Trabajo (Productivo)
Preparación militar (No productivo)
Ocio
Recursos (Tiempo)
Recursos (Tiempo)
Ciudadano 1 (C1) (Maximización de utilidad)
Ciudadano 2 (C2) (Maximización de utilidad)
Atacan bienes del otro
Provisión de
seguridad
Provisión de
seguridad
Gobierno (G) No es el único especialista en
violencia
Impuestos
Impuestos
Trabajo (Productivo)
29
Así mismo la evidencia muestra que en Colombia no se logra establecer el
intercambio de protección por impuestos: G (Estado central) no logra asegurar los
derechos de propiedad de C1 y C2 (ciudadanos) por lo tanto estos no pagan sus
impuestos, lo que a su vez crea incentivos para que G opte por predar los bienes
de los agentes privados. Además la ausencia de protección por parte del Estado
hace que los ciudadanos decidan dedicarse a la autoprotección, o que recurran a
la protección brindada por agencias privadas (las cuales evolucionan en grupos
armados ilegales). Estas aseguran los bienes de sus clientes pero pueden también
atentar contra la vida y los bienes de aquellos ciudadanos para los cuales no
trabajan.
Esta situación genera en Colombia un equilibrio en el que no se cumplen las
condiciones descritas por Bates (2009) como necesarias para que exista un orden
político. Este caso es lo que el autor llama un equilibrio de Estado fallido. ¿Pero
que implica este equilibrio en términos de la evidencia del caso colombiano?
El equilibrio que se forma en el Estado colombiano dadas sus condiciones
institucionales consiste en cuatro elementos (Ver Anexo 5: Tabla 2):
- Los agentes privados incurren en predación de los bienes de otros, dado
que no tienen incentivos para no hacerlo ya que el Estado no se encarga de
castigar a quienes lo hacen, “para las personas involucradas en entornos
clientelistas, las reglas sociales que regulan el intercambio de favores, la fuerza de
las lealtades, las obligaciones reciprocas, las alianzas, etc., son reglas, por lo
general, más poderosas y con mayor capacidad para determinar los
comportamientos que las normas formales de derecho” (Villegas y Revelo, 2010,
p. 30).
- Ante esta incapacidad del Estado central colombiano de brindar protección
en todo el territorio, los agentes privados prefieren dedicar su tiempo a su
seguridad y no a la producción y al ocio, cuya consecuencia es el surgimiento de
agencias privadas de protección como los grupos armados ilegales.
30
- La amenaza del Estado central de incurrir en predación, ante el no pago de
impuestos, no es creíble porque las reglas formales no se cumplen para todos y
hay impunidad para aquellos agentes privados que incurren en predación. Esto se
debe a que el aprendizaje colectivo en Colombia no tiene como resultado que los
ciudadanos vean como la mejor opción cumplir las reglas, lo que “se trata de la
dislocación de todo referente institucional, la desconfianza generalizada de los
pobladores, el debilitamiento de las solidaridades grupales y el repliegue a las
estrategias individuales de supervivencia” (González, 2003, p.314).
- Finalmente, G no encuentra el óptimo en no predar. Los actores estatales
tienen grandes incentivos para incurrir en la predación, dado que el intercambio
por protección no es lo suficientemente rentable y el orden en las regiones lejanas
del centro depende del control establecido por la ilegalidad por lo que “el Estado
es quizás el primer incumplidor del país. No sólo los políticos prometen y no
cumplen, también lo hacen los funcionarios públicos” (Villegas, 2009, p. 276).
En este equilibrio, es decir un estado de las cosas en el que ningún actor tiene
incentivos para cambiarlo, se puede encontrar una de las explicaciones a que
actores estatales incurran en relación de simbiosis con grupos armados ilegales.
Comprender que en Colombia no existe un orden político basado en un JCC,
resulta fundamental para entender que el orden (o desorden) se ha basado en un
equilibrio perverso:
“Hablar de orden político es reconocer que la vida en sociedad se organiza en torno a
ciertas estructuras, a ciertos valores y a determinadas prácticas que la reproducen y la
“hacen vivir” como orden. Ahora bien, orden no implica necesariamente estabilidad, justicia
o la realización de los valores democráticos, sino dinámicas de autoridad, obediencia y
regulación social” (Bolívar, 1999, p.268).
Esto significa que para lograr cierto “control” social en aquellas zonas donde no
llega, el Estado central ha permitido bajo el velo de impunidad, el
31
establecimiento de relaciones de simbiosis con aquellos (en su gran mayoría
grupos armados ilegales) que ejercen control en las regiones periféricas.
Así mismo en la ausencia de un JCC, los políticos encuentran un vacío
institucional que aprovechan en pro de sus intereses electorales. Encuentran, en
la imposibilidad del Estado central de lograr el monopolio de la violencia y el
control social en todas las regiones, la oportunidad de realizar alianzas con grupos
armados ilegales que les permitan ventajas electorales con una baja posibilidad de
ser castigados severamente. En la base de este equilibrio está la dificultad del
Estado de cumplir su función principal: Dar solución a los problemas de protección
y confianza. Sin un JCC como base de la relación gobernantes-gobernados, los
ciudadanos buscan protección privada de sus vidas y sus bienes, y los actores
estatales buscan alcanzar sus intereses personales por medio de aquellos que
controlan por la vía armada determinados territorios del país:
En conclusión la estructura institucional en Colombia no ha permitido que se dé un
Juego de Compromisos Creíbles. Esto se evidencia en que el Estado central no ha
logrado cumplir con su tarea de brindar protección y confianza dado que no llega a
todos los territorios del país y por lo tanto no logra establecer un orden político
basado en el monopolio de la violencia, “esta presencia diferencia de
organizaciones estatales se expresa en la coexistencia de instituciones
burocráticas e impersonales de justicia y administración pública con poderes
“gamonalicios” en los ámbitos locales y regionales, que se siguen moviendo en
una lógica predominantemente clientelista” (González, Bolívar y Vásquez, 2002, p.
315). Finalmente el hecho de que los ciudadanos decidan emplear su tiempo en
protección y no en producción ha tenido en Colombia importantes efectos
económicos. A continuación en el siguiente capítulo se explicará una de las
consecuencias de la ausencia de compromisos creíbles, la carencia de desarrollo
económico.
32
5. LA ILEGALIDAD COMO ALTERNATIVA ANTE LA IMPOSIBILIDAD DE
LOGRAR EL DESARROLLO ECONÓMICO
La protección de los derechos de propiedad y el asegurar un mercado abierto son
las condiciones básicas para que exista un Juego de Construcción de Riquezas
que propicie el desarrollo económico en una sociedad. El juego económico, tal
como lo explica Mantzavinos (2001), está delimitado tanto por su estructura
institucional (instituciones formales e informales que determinan las condiciones
bajo las cuales se da el intercambio económico) como por el marco de resolución
de problemas (los individuos buscan la maximización de su utilidad). Esto explica
que los agentes económicos busquen alternativas ante la ausencia de condiciones
institucionales que les permitan satisfacer sus intereses.41
En el caso colombiano, ante la falta de compromisos creíbles entre gobernantes y
gobernados, la ilegalidad se ha constituido como la alternativa de los individuos
dada la incapacidad del Estado de lograr la protección de los derechos de
propiedad y asegurar un mercado abierto que impulsen un crecimiento económico
suficiente para satisfacer las necesidades de la población;
“ese desarrollo no ha sido suficientemente profundo como para incorporar totalmente a la
población que está desempleada o subempleada (…) parte de la responsabilidad recae
en las instituciones que han frenado de una forma u otra la acumulación de capital que
haga tal incorporación más rápida. El crecimiento del tráfico de drogas ha afectado
negativamente a la economía y a las exportaciones legales y ha deteriorado aun más el
sistema de justicia, ha subvertido los valores e incentivos privados y públicos, y ha
financiado tanto la subversión como al paramilitarismo, que a su vez han entrado a
41
En este sentido Kalmanovitz (2001) plantea que “La economía capitalista funciona gracias a las instituciones que reducen los costos de información, y los costos de transar, que incluyen los de medir y conocer lo que se intercambia. Como ya se ha visto, las instituciones sientan las reglas formales e informales de comportamiento de los agentes, establecen los derechos de propiedad y sus límites, facilitan y garantizan los contratos privados y públicos, ofrecen información sobre precios y plazos, y generan la atmosfera que es conducente o no al desarrollo. Los agentes económicos se guían además por normas y nociones informales que surgen de la cultura y la religión” (p. 123).
33
depredar en forma creciente la producción de muchas regiones del país” (Kalmanovitz,
2001, p.123).
El proceso de formación del Estado colombiano permite entender las razones por
las que este no ha logrado establecer un JCR por lo que sus ciudadanos han
optado por la ilegalidad como el mecanismo para incrementar su utilidad. Se
pueden identificar tres razones principales: La falta de protección de los derechos
de propiedad de los ciudadanos por parte del Estado, los incentivos perversos que
presenta la estructura institucional, y un juego económico basado en el “todo vale”
que solo beneficia a un sector reducido de la población colombiana.
5.1. Los ciudadanos ante la desprotección de su vida y sus bienes
Como se explicó en el capítulo anterior, en Colombia el Estado central no logra
proteger la vida y los bienes de todos sus ciudadanos, por lo que estos deben
dedicarse a la protección y no a la producción, esto tiene como consecuencia la
formación de agencias privadas de protección y el estancamiento económico. En
este sentido, se puede decir conforme a la evidencia histórica, que en la formación
del Estado colombiano, no se encuentran bases institucionales que soporten la
protección de los derechos de propiedad. Si los agentes privados se tienen que
dedicar a su protección y no a la producción, no habrá impulso al desarrollo
económico, no habrá innovación tecnológica ni reinversión de capital.
Por consiguiente en Colombia la estructura institucional no cumple con su función
de reducir la incertidumbre, los costos de transacción y los costos de información,
dado que los individuos se enfrentan a un juego económico en el que no
encuentran una seguridad legal que les permita creer que su capital, sus bienes,
sus inversiones e incluso sus vidas están protegidas por el Estado. Es por esta
razón que deben incurrir en costos de protección, reducir el capital de reinversión
y enfrentar la incertidumbre constantemente. Por lo tanto,
“con derechos de propiedad inseguros, con leyes a medio cumplir, barreras a la
entrada, peajes y restricciones monopolistas, las firmas maximizadoras de
34
ganancias tenderán a tener universos de tiempo corto, poco capital fijo y en baja
escala. Los negocios más rentables serán el comercio, las actividades
redistributivas y el mercado negro” (North, 1995, p. 59).
5.2. Estructura institucional: la legalidad promoviendo la ilegalidad
Es en la estructura institucional, en las reglas que rigen la vida en sociedad, donde
se encuentran los incentivos para que los individuos actúen de una forma u otra.
La consecuencia principal de que en Colombia los derechos de propiedad no sean
protegidos y de que no haya una seguridad legal estable, es que se ha dejado una
puerta abierta a la ilegalidad. Kalmanovitz (2001) atribuye la debilidad institucional,
legal, y económica del Estado colombiano, a que este nunca ha tenido una
instancia real de representación popular. Desde la independencia hasta el día de
hoy, el parlamento ha sido reflejo de los intereses privados producto de la
ausencia de una unidad nacional y de una visión común de la realidad, y la
existencia de una fragmentación que ha ido más allá de lo geográfico
(Kalmanovitz, 2001), “en Colombia siempre ha habido una brecha muy grande
entre las normas jurídicas y las realidades sociales, así como entre las
instituciones formales y las prácticas sociales” (García y Revelo, 2010, p. 32).
Esto ha generado que las leyes en Colombia sean letra muerta y que solo
apliquen para unos cuantos en ciertos casos, ya que la ausencia de modelos
mentales compartidos ha evitado el surgimiento de unas instituciones formales
que sean producto de la evolución de las informales y de una visión compartida de
la realidad. Las leyes son realizadas por unos pocos respondiendo a intereses de
grupos muy reducidos42, por lo tanto la mayoría de la población no se identifica
con las leyes de un Estado que no les brinda protección y confianza, y que
territorialmente está muy alejado. Por consiguiente la ley no es eficiente para
responder a las realidades sociales y económicas en la totalidad del territorio
42
Esto se debe a que “El Congreso continúa legislando a favor de las asociaciones entre las cuales se encuentra el mismo, haciéndolo además con desparpajo, y se está lejos de una visión de la ley universal y rigurosa. La Corte Constitucional democratiza los privilegios pero está lejos de defender una filosofía de igualdad frente a la ley” (Kalmanovitz, 2001, p. 132).
35
colombiano lo que genera incentivos para que se acuda a mecanismos ilegales de
resolución de problemas. Esta puerta abierta a la ilegalidad esta fortalecida por el
peso de los intereses privados en las esferas publicas de gobierno.43 Es entonces
la legalidad promoviendo la ilegalidad: Es en el sistema de incentivos proveídos
por la estructura institucional que se encuentra la entrada a la ilegalidad y al “todo
vale para sobrevivir y lograr mis intereses”.
5.3. Todo vale44: la normalización de la ilegalidad
Por lo tanto la ilegalidad como mecanismo de maximización de utilidad, es el
producto del aprendizaje colectivo que tiene lugar durante el proceso de formación
de Estado, “con mucha frecuencia, el incumplimiento colectivo es el resultado de
una mentalidad poco favorable a las normas y a la disciplina social. Sin embargo,
en ocasiones, son las mismas normas –por falta de cuidado en su diseño- las que
propician esta mentalidad incumplidora” (García, 2009, p.40). Se da entonces un
sistema privado y difuso de protección
“ante la falta de un Estado que administre justicia, los ciudadanos buscan resolver
los conflictos por sus propios medios: crean una especie de cultura paralela con
jueces propios; establecen sus propios mecanismos y definen penas que se deben
aplicar a los que ellos consideren delincuentes. El punto de partida lo constituye la
desconfianza en el otro, su vecino o su compatriota, y su creencia de que, <si aquel
tuviera la oportunidad de aprovecharse lo haría>” (Medellín, 2006, p.178).
En conclusión se puede establecer que es acertada la tercera hipótesis sobre
cómo los aspectos institucionales del Estado colombiano han influido en que este
no logre establecer un JCR. Se ha evidenciado que las instituciones formales en
Colombia no logran reducir la incertidumbre, razón por la cual los sujetos
43
Por consiguiente “Lo que ese sistema informa a los ciudadanos es que el crimen es rentable. En verdad, la impunidad aumenta geométricamente la rentabilidad del crimen. (…) Sin sistema de justicia, y sin normas interiorizadas, la criminalidad se disparó, la impunidad se apodero de la sociedad y el individualismo desaforado se impuso por doquier” (Kalmanovitz, 2001, p.142). 44
El “todo vale” se refiere al “trasfondo del fortalecimiento de lo que, se podría denominar, un enjambre de corrupción e ilegalidad son interacciones entre sectores empresariales, políticos, funcionarios oficiales y proveedores legales de protección, en donde la ética de servicio público no cuenta o ha estado mezclada con una idea superior de “defensa de la patria” la cual justificaría los daños causados” (Romero, Olaya y Pedraza, 2011, p.17).
36
económicos deben incurrir en altos costos de protección, disminuyendo así la
reinversión de capital y por lo tanto el desarrollo económico. Así mismo es en la
estructura institucional donde se encuentran los incentivos para que la ilegalidad
predomine como mecanismo de resolución de problemas aún en el ámbito legal,
dado que en Colombia
“el clientelismo y la debilidad institucional son dos características históricas que se
refuerzan recíprocamente en una especie de círculo vicioso. No solo eso; ese círculo
vicioso crea las condiciones propicias para que prospere el fenómeno de la captura del
Estado por parte de organizaciones legales e ilegales” (García y Revelo, 2010, p. 23).
Este juego económico controlado por coaliciones45 redistributivas se da en lo que
North, Wallis y Weingast (2009) llaman un Estado Natural46. La lógica del estado
natural radica en que su orden político está basado en la formación de una
coalición dominante, “whose members possess special privileges” (North, Wallis, y
Weingast, 2009, p. 18), que limita el acceso de otros miembros de la sociedad a la
formación de organizaciones que les permitan hacer parte del juego económico y
de la distribución de sus beneficios. En este sentido, se puede entender a
Colombia como un estado natural, en donde el acceso al juego económico es
limitado por las elites y las coaliciones, por lo que los ciudadanos encuentran en la
ilegalidad el mecanismo para obtener rentas y maximizar su utilidad. Así mismo la
simbiosis entre actores estatales y paramilitares se puede entender como una
especie de coalición en la que los políticos deciden aliarse con el grupo armado
ilegal – buscando mantener sus privilegios económicos en las regiones- y no
encuentran incentivos en eliminarlo sino que deciden convivir simbióticamente47
con él (Acemoglu, Robinson y Santos, 200).
45
Para North (2009) “By overlooking the reality that all states are organizations, this approach misses how the internal dynamics of relationships among elites within the dominant coalition affect how states interact with the larger society” (p. 17). 46
Clasificado así por North (2009) dadas sus características institucionales y su capacidad para controlar la violencia: “The natural state has lasted so long because it aligns the interests of powerful individuals to forge a dominant coalition in such a way that limits violence and makes sustained social interaction possible on a larger scale” (pg. 13). 47
En la lógica de North (2009) se entiende esta simbiosis “Because elites know that violence will reduce their own rents, they have incentives not to fight. Furthermore, each elite understands that other elites face similar incentives. In this way, the political system of a natural state manipulates the economic system to produce rents that then secure political order” (p.18).
37
6. MAS ALLÁ DE LOS VOTOS: LA SIMBIOSIS, UN JUEGO PELIGROSO
Es en este contexto que se hace posible entender que los agentes estatales
entren en relaciones de simbiosis con grupos armados paramilitares en búsqueda
de sus intereses personales y dejando de lado el interés general del Estado, dado
que “el incumplimiento de las reglas por parte del Estado es visto desde la
sociedad, por la gente del común, como una justificación de su desacato. Y lo
mismo se piensa desde el Estado con respecto al incumplimiento que tiene lugar
en la sociedad. Así en estos espejos del desacato, se crea una relación de
aprendizaje reciproco de lo ilegal entre el Estado y sus súbditos.” (García, 2009, p.
276)
Hasta este punto se ha entendido la simbiosis entre actores estatales y grupos
armados ilegales como una alternativa de formación de Estado ante su
incapacidad de lograr el monopolio de la violencia (Acemoglu, Robinson y Santos,
2009). Pero a lo largo de la investigación se ha ido más allá de esta definición. Se
ha establecido las diferentes condiciones institucionales que han propiciado que
actores estatales decidan establecer relaciones políticas con grupos armados
ilegales, en especial los paramilitares, y esto ha permitido entender la simbiosis,
no solo como un fenómeno electoral, sino como el producto de la formación de
una estructura institucional con características especificas.
A continuación se analizará el caso específico de la simbiosis entre actores
estatales y grupos paramilitares, partiendo de que la parapolítica no es el único
caso de injerencia de grupos armados ilegales en el sistema político (Ver Anexo
6), pero si el que ha tenido un mayor alcance a nivel nacional.48 En este sentido
éste fenómeno será descompuesto en tres dimensiones (micro político, meso
48
Esto se debe a que “En una gran ola de expansión, los paramilitares ganaron varias guerras y en ese proceso lograron modificar sustancialmente el mapa político en 12 departamentos, transformar parcialmente el de otros, establecer una gran bancada parlamentaria, influir en las elecciones presidenciales, capturar el poder local en diversas regiones y entrar en un proceso de negociación con el Estado” (Valencia, 2007).
38
•Influenciar Ley de Justicia y Paz Macro
•Influencia en clase política
regional Meso
•Intereses comunes Micro
político y macro político, Ver Casas y Mendoza, 2009) con el fin de comprender las
causas y el alcance real de la llamada parapolítica. La Figura 4 describe esta
descomposición y como cada una de estas dimensiones está inmersa en las
condiciones de la estructura institucional que han determinado las características
de la relación simbiótica. Las tres dimensiones de la simbiosis están circunscritas
en los factores institucionales que se han analizado a lo largo del presente texto.
Las condiciones históricas de formación del Estado colombiano, su incapacidad
para establecer un JCC y un desarrollo económico insuficiente para satisfacer las
necesidades de toda la población, delimitan y dan razón de la simbiosis como un
producto de la formación y evolución institucional en Colombia.
Figura No. 4. Pirámide de dimensiones analíticas de la parapolítica. Elaboración propia.
La dimensión micro se refiere a la relación como tal entre dos actores: los
paramilitares y los políticos. Se argumentará que esta relación no solo se reduce
al periodo de tiempo electoral en el que la parapolítica tuvo lugar (2002 y 2006)
sino que ha estado presente desde la creación de los grupos paramilitares y
constituye el soporte de las relaciones a nivel meso y macro. En la segunda
dimensión se analizará el aspecto regional y local de la relación, el cual es el
centro la simbiosis, ya que es en la región donde políticos y paramilitares
encuentran sus intereses comunes. Finalmente en el nivel macro está el fenómeno
Estructura Institucional
39
de la parapolítica, es decir el alcance nacional de esta relación de simbiosis entre
actores estatales y las AUC.
6.1. Dimensión micro política: más allá de la parapolítica
Los grupos paramilitares en general son entendidos como grupos armados que
tienen una estrecha relación con el aparato estatal; aunque en cada país este
vinculo tenga diversos matices, “Los paramilitares son grupos armados que están
directa o indirectamente con el Estado y sus agentes locales, conformados por el
Estado o tolerados por éste, pero que se encuentran por fuera de su estructura
formal” (Kalyvas y Arjona, 2008, p. 29). En Colombia los grupos paramilitares
están especialmente caracterizados por un alto grado de relación con el Estado,
originado en tres aspectos fundamentales: la imposibilidad del Estado central de
lograr el monopolio de la violencia, la influencia de intereses privados en los
gobiernos locales y la débil línea divisoria entre lo legal y lo ilegal.
El paramilitarismo no apareció por azar, “recibió el apoyo sostenido de agentes
intrasistémicos” (Gutiérrez y Barón, 2006, p.272), apoyo basado en la incapacidad
del Estado central de lograr el monopolio de la violencia a lo largo y ancho del
territorio colombiano, lo que condujo desde los años 80’s, a la creación de
políticas permisivas de seguridad privada (Ej. Estatuto de Seguridad de Turbay
Ayala y la legalización de las Convivir) que fueron la base para la creación de los
grupos paramilitares. La legalización de mecanismos de protección privada
promovidos por las elites rurales y avalados por el Gobierno nacional, ha sido la
evidencia de como los grupos paramilitares han crecido no solo bajo un velo de
impunidad, cooperación y complicidad por parte del Estado, sino que han sido
altamente apoyados, tanto militar como políticamente, por fuerzas estatales
(Gutiérrez y Barón, 2006, p.273).
Aunque los grupos paramilitares fueron principalmente de iniciativa privada,
principalmente de sectores ganaderos afectados por el secuestro y la extorsión de
40
las guerrillas (Gutiérrez y Barón, 2006, p.274), su expansión no hubiera sido
posible sin la posibilidad institucional que existe en Colombia de que los intereses
privados influyan los gobiernos y la creación de políticas públicas. En este sentido
el origen de los grupos paramilitares está sustentado también en una estructura
institucional flexible y permisiva que admite que los intereses privados manipulen e
influyan la toma de decisiones, hecho que desdibuja la línea divisoria entre la
legalidad y la ilegalidad y que permite que la simbiosis entre actores estatales y
grupos paramilitares sea parte de la normalidad del sistema político.
La ilegalidad está presente en esta simbiosis de manera explícita porque los
paramilitares no son solo ciudadanos que deciden tomar las armas para proteger
un sector social legal (en este caso ganaderos y hacendados). Los paramilitares
colombianos son producto de la alianza entre el sector económico privado legal, el
negocio ilegal del narcotráfico y el apoyo del establecimiento público (Gutiérrez y
Barón, 2006, p. 273).
El narcotráfico ha sido el punto de quiebre entre el Estado y el paramilitarismo;
aunque en la guerra contra la guerrilla el Estado ha encontrado en los
paramilitares un “aliado”, en la guerra contra el narcotráfico ha encontrado su
principal enemigo (Gutiérrez y Barón, PG 273). Pero esta guerra ha sido una lucha
del Estado central ante presiones internacionales, por lo tanto se ha librado desde
lo más alto de la institucionalidad nacional, pero claramente no es reflejo de lo que
sucede en las regiones. Y es que es en esta ruptura centro-periferia, característica
del Estado colombiano desde sus inicios, que se encuentra el origen de las
relaciones simbióticas que se han establecido entre los actores estatales y los
grupos paramilitares.
6.2. Dimensión meso política: la región como sustento
La descentralización, la elección popular de alcaldes y gobernadores y la debilidad
creciente de los dos partidos tradicionales, constituyeron el contexto institucional
41
propicio para que el paramilitarismo durante los años 90’s estableciera y
expandiera su control político regional (Gutiérrez y Barón, 2006, p.273), lo que a
su vez le permitiría catapultarse al ámbito nacional. Aunque es un hecho que la
parapolítica llego a las más altas organizaciones nacionales, su origen está en las
regiones en donde los paramilitares encontraron el contexto institucional propicio
para llevar a cabo su proyecto político: lograr negociar con el Estado (Valencia,
2007).
El propósito de Carlos Castaño al crear las Autodefensas Unidas de Colombia
(AUC), como una organización que unificaba a los diferentes grupos de
autodefensas a lo largo del país, era lograr un proyecto contrainsurgente que
apoyara al Estado en la lucha contra las guerrillas. Esta era su carta de
presentación ante el Estado y ante la sociedad colombiana en general (Valencia,
2007). Pero este proyecto implicaba establecer relaciones con la clase política
regional para que de una u otra forma les permitiera “actuar” (no solo en sus
acciones en contra de las guerrillas, también en sus actividades de narcotráfico).
Se forja entonces una alianza entre dos fuerzas (la ilegal y la legal) basada en
propósitos comunes49 (Valencia, 2007). Por un lado el interés de los paramilitares
era lograr el proyecto ya mencionado, mientras que los políticos tenían como
principal interés contener los efectos democratizadores de la Constitución de 1991
que ponía en peligro el statu quo regional (Valencia, 2007).
6.3. Dimensión macro política: la lógica de la parapolítica
Los paramilitares lograron su primer objetivo, “en las elecciones de 2006, 33
senadores y 50 representantes a la Cámara resultaron elegidos en zonas de
control paramilitar. Estos senadores obtuvieron 1.845.773 votos que representan
una tercera parte de la votación para Congreso y un punto muy alto de la votación
para Presidente. La gran mayoría de estos senadores habían sido elegidos en los
49
Las reformas políticas de los años 90 permitieron a las AUC lograr su propósito; por medio de nuevos partidos políticos, movimientos y figuras lejanas de la clase política tradicional, los grupos paramilitares fueron escalando la pirámide, como la denomina León Valencia (2007), desde lo regional hasta lo nacional.
42
nuevos grupos que aparecieron en el 2002. Hay allí una continuidad de lo ocurrido
entre las anteriores y estas elecciones” (Valencia, 2007, p.30). Obtuvieron
representación en el Congreso para poder tener una desmovilización sin mayores
consecuencias legales para ellos y así evitar la extradición (influir en la Ley de
Justicia y Paz).
Claudia López y La Corporación Nuevo Arcoíris (2010) concluyen que son los
políticos quienes acuden a los paramilitares en búsqueda de protección y de
mantener el statu quo en las regiones. Como se ha descrito, esto es un hecho
desde el surgimiento de los grupos paramilitares, sin embargo es posible
establecer que la relación estaba compuesta por intereses mutuos,50 y además
estaba sustentada en una débil base (la ilegalidad) que en cualquier momento se
rompería y que implicaba enormes riesgos para ambos actores.
Efectivamente sucedió de esta manera, la ilegalidad, la desconfianza pero sobre
todo los “incentivos económicos, institucionales o sociales que llevaron a los
actores a decidir por maximizar egoístamente sus beneficios a corto plazo”
(Casas y Mendoza, 2009, p.26), no permitieron un final feliz de esta unión. Los
parapolíticos terminaron en la cárcel y los paramilitares extraditados. Es así como
la dimensión macro de la simbiosis entre paramilitares y actores estatales puede
ser analizada en dos momentos que coinciden con las dos fechas electorales
(2002 y 2006) en las que se materializa la parapolítica. El primer momento incluye
la negociación de los acuerdos en 2001 en Santa Fe de Ralito y las elecciones
presidenciales y parlamentarias de 2002, y puede ser representado en un Juego
del Seguro. En la Tabla 3 se establece la matriz de pagos para cada jugador.
50
Estos intereses se basan en que “Unos necesitaban defenderse y otros contaban con chequera y ejércitos para ofrecer protección. unos tenían presencia en instancias políticas regionales y nacionales y los otros necesitaban esas instancias para proteger su negocio, evitar la extradición y hacer valer sus derechos” (López, 2010, p.43).
43
Tabla 3
La Parapolítica como un Juego del Seguro.51
Paramilitares
Políticos
Cooperar No cooperar
Cooperar (10,10) (-10,5)
No Cooperar (5,-10) (0,0)
En el Juego del Seguro se establece que, como en la caza del venado, es
necesario una cooperación por parte de los dos jugadores para que estos
obtengan los mejores pagos: “la caza del venado exige un grupo de cazadores
que cooperen, todos deben seguir los movimientos del venado –la mejor presa-
que solo será cazada por la labor conjunta pero cada cazador individual sufre la
tentación de ser colinchado y cazar cualquier liebrecilla que pase-una presa de
menor cuantía que exige una labor solitaria” (Cante y Mockus, 2002, p.152).52 De
este mismo modo se da en primer lugar la relación entre paramilitares y políticos,
en donde era necesario que cooperaran para lograr sus objetivos comunes (Orden
de preferencias: 10>5>0>-10). Si los dos cooperaban, pago (10,10), los políticos
eran elegidos y los paramilitares lograban influenciar las políticas que conciernen a
su desmovilización. Este era el mejor pago para los dos, para lograr la “mejor
presa” debían cooperar basados en la comunicación y la confianza, elementos
necesarios para alcanzar una acción colectiva (Cante y Mockus, 2002).
Por otro lado el peor pago era el de no cooperar (0,0), caso en el cual ninguno de
los jugadores lograría satisfacer sus intereses: Los políticos locales no alcanzarían
51
Cooperar En este juego cooperar significa que los paramilitares y los políticos cumplen con las condiciones del acuerdo: Los primeros brindan apoyo financiero y electoral para que los segundos sean elegidos y lleguen al Congreso a apoyar las políticas que permitirán una desmovilización paramilitar sin mayores costos legales y penales. No cooperar No cooperar significa que los paramilitares no cumplen con ayudar, proteger y elegir a los políticos y aunque estos llegaran al Congreso no apoyarían las políticas favorables para los paramilitares.
44
con facilidad llegar al Congreso y los paramilitares no conseguirían influir a su
favor las leyes sobre su desmovilización.
En conclusión, en un primer momento parece que el juego funcionó para ambas
partes: los políticos fueron elegidos en 2002 y llegaron al Congreso a promover las
condiciones penales especiales de la Ley de Justicia y Paz propuesta por el
gobierno para la desmovilización de paramilitares.53 Pero las condiciones no eran
del todo favorables para los jugadores ya que existían otras fuerzas que influían
en la decisión. La Corte Constitucional no aceptó las condiciones de la Ley de
Justicia y Paz; la Fiscalía y la Corte Suprema de Justicia empezaron
investigaciones contra congresistas y funcionarios del gobierno posiblemente
implicados en relaciones con paramilitares; Estados Unidos exigía la extradición
de los jefes de las AUC; y los medios de comunicación empezaban a dejar en
evidencia los acuerdos entre paramilitares y políticos (Valencia, 2007). Por lo tanto
es evidente que “la lealtad de los parlamentarios cercanos a los paramilitares
elegidos en el 2002 y la solidaridad de toda la bancada uribista, lo mismo que el
esfuerzo del gobierno, no fueron suficiente para garantizar que, al final de todo el
proceso de aprobación de la Ley de Justicia y Paz, el texto colmara las
aspiraciones de las autodefensas” (Valencia, 2007, p.42).
Bajo este contexto la relación entra en un segundo momento. Hacia el año 2005,
en vísperas a las elecciones parlamentarias de 2006 y a un paso de la reelección
del Presidente Uribe, empiezan a salir a la luz pública revelaciones sobre posibles
reuniones entre los jefes paramilitares y los congresistas. A pesar del fracaso en la
legislatura anterior, la mayoría de congresistas elegidos con apoyo paramilitar en
2002 fueron reelegidos en 2006 con la esperanza de poder modificar la ley y poder
otorgar los beneficios prometidos desde el primer acuerdo al grupo ilegal. Sin
53
Este hecho se evidencia en que “El numeroso grupo de parlamentarios que llegó al Congreso con la ayuda de los paramilitares no defraudó las expectativas que tenían las autodefensas y los compromiso de contribuir a una negociación de paz, tal como lo habían convenido en las reuniones realizadas. (…) La Ley de Justicia, creada por el Congreso, consagraba el carácter político del accionar de las autodefensas, y con ello trataba de obviar hacia el futuro la amenaza de la extradición, no hacia obligatoria la verdad en la confesión para la obtención de los beneficios jurídicos y establecía un régimen blando de penas. Era una ley a la medida de las autodefensas. La clase política había cumplido” (Valencia, 2007, p. 40-42).
45
embargo esto no sucedió así, seguían en pie las mismas trabas legales y los
paramilitares sentían que el gobierno había incumplido los diversos compromisos
(Valencia, 2007). La confianza entre los jugadores se había roto.
Entonces en este segundo momento los jugadores parecen entrar en un Dilema
del Prisionero.54 Por un lado Uribe decide que los principales jefes paramilitares
deben ser recluidos en una cárcel de máxima seguridad, y por otro lado los
políticos están en la mira de la Fiscalía, la Corte Suprema de Justicia y los medios
de comunicación. La Tabla 4 es la matriz de pagos de este juego.
Tabla 4
La parapolítica como un Dilema del Prisionero.55
En el Dilema del Prisionero se representa la situación entre paramilitares y
políticos en la cual entran luego de las elecciones de 2006 cuando las cosas no
salieron como esperaban. En la mira de las autoridades judiciales y de la opinión
pública, los dos actores solo tenían dos opciones cooperar (negándose a confesar
sobre los acuerdos) o no cooperar (traicionándose y delatándose con las
autoridades). En este caso los paramilitares deciden no cooperar y empiezan a
revelar los documentos de los acuerdos con los parapolíticos, por los que estos
empiezan a ser investigados y judicializados (Valencia, 2007). Según la matriz de
pagos esto tenía que constituir para los paramilitares el mejor pago, pero los
54
El juego del prisionero “fue planteado por Merill Flood y Melvin Dresher, el cual exponía la situación de dos delincuentes, cómplices en una felonía, quienes son detenidos e interrogados por separado, en donde cada uno de ellos tiene dos opciones: traicionar al otro confesado o cooperar negándose a confesar” (Losada y Casas, 2007 PG 115). 55
Cooperar En este juego cooperar significa que tanto paramilitares como políticos mantienen sus pactos en secreto y no confiesan ante las autoridades. Que ambos cooperen constituye el segundo mejor pago para ambos.
55
No cooperar Para los dos jugadores no cooperar es la estrategia dominante. Tanto a los paramilitares como a los políticos les convenía delatar a sus socios y que estos no los delataran (Pagos (-10, 10) y (10,-10) respectivamente), pero no les convenía delatarse mutuamente porque iban a recibir el peor pago (0,0).
Paramilitares
Políticos
Cooperar No cooperar
Cooperar (5,5) (-10,10)
No Cooperar (10,-10) (0,0)
46
políticos tampoco cooperaron, no cumplieron con su parte del trato y no se
establecieron las condiciones especiales para la desmovilización. Además al
Presidente, quien tenía en sus manos el poder de decidir si los paramilitares eran
extraditados a EE.UU, no le convenía que estos siguieran hablando y delatando a
los políticos de su bancada en el Congreso. Los jefes paramilitares fueron
entregados a EE.UU el 13 de Mayo de 2008 (El Espectador, 2008).
Los paramilitares fueron extraditados y los políticos fueron encarcelados, la acción
colectiva falló. La Figura 5 describe una lógica presentada por Cante (2007) sobre
acción colectiva que permite analizar lo que fracasó en la relación de simbiosis
representada en la parapolítica.
Figura No. 5. Elementos de la acción colectiva. Figura de elaboración propia basada en el texto de
CANTE, F. (2007) Acción colectiva, meta preferencias y emociones. [en línea] disponible en:
http://ideas.repec.org/a/col/000093/004537.html Recuperado el 20 de Octubre de 2011.
1. Esta etapa del consentimiento y el consenso56 se puede identificar en la primera
fase de la relación entre paramilitares y políticos, donde estos encuentran en la
simbiosis un método común para lograr sus intereses (consentimiento), unas
preferencias comunes, y una visión compartida de la realidad (consenso).
2. Durante la negociación se presenta el problema de la cooperación determinado
principalmente por los conflictos de intereses que existan entre las partes (Cante,
2007). Se puede analizar que en la parapolítica existió un primer momento de
negociación en la que los dos jugadores optan por cooperar, sin embargo es a
partir de 2006 cuando la negociación empieza a resquebrajarse y la cooperación
adquiere grados y cuotas (Cante, 2007).
56
En esta etapa, “En el lenguaje económico, el consentimiento equivale a resolver un problema de coordinación, lo cual supone hallar una moneda común (un medio general de pago que todos aceptan), que hace posible que sobre la base de un patrón compartido de preferencias (metapreferencia), cada individuo estime los costos y beneficios de cooperar y de no cooperar. El consentimiento suele estar principalmente, motivado por la razón y/o por la emoción; mientras que, la cooperación depende más de la intensidad de las preferencias, con relación a los interese que obedecen a un cálculo racional de costos y beneficios. Cuando hay una razón para actuar colectivamente, el consenso equivale a la existencia de una visión del mundo compartida” (Cante, 2007, p. 158).
1. Consentimiento + consenso
2. Negociacion +Cooperación
3. Creencias 4. Oportunidades
Endógenas y Exógenas
47
3. La cooperación se basa en que las personas decidan que su mejor opción es
cooperar basadas sobre todo en las creencias sobre los beneficios que esto
implica (Cante, 2007). En este punto empieza a tambalear la acción colectiva en el
caso de la parapolítica, dado que las creencias están basadas en la confianza de
que el otro jugador cooperará. Esta confianza estaba muy deteriorada entre los
políticos y los paramilitares, no solo porque en el primer periodo de la relación los
primeros no cumplieron con su parte, sino porque la relación como tal estaba
basada en la ilegalidad e inseguridad jurídica, hecho que hacía de la relación una
relación inestable.
4. Finalmente la acción colectiva en la simbiosis estuvo determinada por unas
condiciones57 endógenas (recursos, intereses comunes, coincidencias ideológicas,
entre otras) que les permitieron a los jugadores establecer una relación “estable”
en un principio. Sin embargo dadas las condiciones exógenas (controladas por la
institucionalidad estatal) la relación no tuvo el producto deseado por los jugadores
porque la decisión final la tenían actores externos a la relación (Cortes y Fiscalía).
El pago final del juego para ambos jugadores (0,0) constituye “un resultado
colectivamente sub-optimo, porque existía la posibilidad de obtener mejores
resultados. La gran conclusión de este ejercicio es que cuando actuamos
racionalmente como individuos, no lo hacemos necesariamente como comunidad”
(Losada y Casas, 2008, p.116). En conclusión las condiciones institucionales que
propiciaron esta relación fueron las mismas que hicieron que cayera, ya que
estaba cimentada en la base frágil de la ilegalidad y de incentivos perversos que
no permitieron una acción colectiva con final feliz, lo que hace de la simbiosis
entre grupos paramilitares y actores estatales un armada de doble filo tal como lo
plantea la última hipótesis.
57
Estas condiciones se refieren a que “El accionar colectivo no se da en el vacío, depende de motivaciones y, también, de medios (oportunidades) para actuar. Las oportunidades son endógenas cuando la colectividad tiene algún grado de control para mejorarlas, y son básicamente, diversas formas de capital: físico, financiero, incluso natural y cultural, humano y social; y son exógenas cuando están más allá de la capacidad de control colectivo” (Cante, 2007, p.167).
48
7. CONCLUSIONES
Las condiciones institucionales del Estado colombiano, al igual que las de la
mayoría de los Estados latinoamericanos, han estado determinadas en gran
medida por las características políticas, económicas y sociales que desarrollaron
luego de la independencia. López Alves (2003) plantea que el proceso
latinoamericano de formación de Estado se diferencia del europeo en tres
elementos: la economía, la guerra y la acción colectiva: “en las sociedades
agrícolas post-coloniales, los tipos de guerra y el tipo de alcance de la movilización
de los pobres de las zonas rurales durante la formación del Estado dieron forma a
las instituciones, las relaciones entre civiles y militares y los regímenes
resultantes” (López-Alves, 2003, p.80).
Mientras la formación de Estado en Europa estuvo determinada por el paso del
feudalismo al capitalismo y la centralización de la extracción de recursos
económicos, en América Latina no hubo burguesías fuertes que propiciaran este
paso al capitalismo y que lograran un desarrollo económico basado en el comercio
interno y externo (escaso luego de la independencia) (López- Alves, 2003).
La guerra, mientras en Europa se da por la expansión de territorio, en
Latinoamérica se da al interior del Estado, fragmentando el territorio y dificultando
la centralización del poder y por la tanto la formación de Estados centrales fuertes.
Finalmente el conflicto también moldea en América Latina la forma en la que las
elites locales se relacionan con la fuerza de trabajo a través de fuertes lazos
clientelares, razón por la cual el Estado no logra la inclusión de los pobres rurales
por medio de un ejército central, sino que los partidos políticos lo hacen en cada
región, evitando así la centralización del poder en manos de Estado.
En este sentido se establece que Estado colombiano no sigue el mismo proceso
de formación que los Estados europeos, dado que muchos de los elementos
49
Indiv
iduo
s
Problemas
Aprendizaje
Soluciones a problemas M
odelo
s M
enta
les No existe un
proceso de aprendizaje
colectivo
No hay una percepción común
de la realidad
Los colombianos no comparten soluciones a
problemas sociales
Institu
cio
ne
s
Las instituciones no se basan en el
aprendizaje colectivo ni en la formación de
modelos mentales.
Esta
do
Sim
bio
sis
descritos en el marco analítico están ausentes en la evolución institucional que se
da desde la independencia.
Partiendo de los elementos analíticos extraídos de las teorías de formación de
Estado y los presupuestos del neo institucionalismo, a lo largo del texto se ha
analizado la evidencia histórica del Estado colombiano y se puede entonces
concluir que su diseño institucional ha dado origen a las relaciones de simbiosis
entre actores estatales y grupos armados ilegales. La Figura 6, resume los
argumentos expuestos a lo largo del texto, entendiendo que las características del
proceso de formación del Estado en Colombia han generado las condiciones
propicias para que los actores estatales y los grupos paramilitares entren en una
relación de simbiosis basada en la búsqueda de satisfacción de intereses mutuos.
Figura No. 6. Elementos analíticos de la formación de Estado aplicados al caso colombiano.
Elaboración propia.
Aunque una de las fuerzas que originaron la parapolítica fue el interés electoral de
los políticos, esta relación de simbiosis no es un fenómeno meramente electoral.
Es producto de las condiciones institucionales58 que caracterizan al Estado
colombiano y que han impedido que éste establezca con sus ciudadanos un JCC y
un JCR. Dada la fragmentación geográfica y política del país, las instituciones en
Colombia no son producto de la formación de una visión común de la realidad
58
Fragmentación geográfica y política; legado institucional colonia; debilidad del Estado central; fortaleza de las regiones; imposibilidad de formar modelos mentales compartidos y visión común de la realidad; reglas formales lejanas de las reglas informales que gobiernan en las regiones; e imposibilidad del Estado central de lograr el monopolio de la violencia.
Imposibilidad de dar
solución a los
problemas de
protección y confianza
a sus ciudadanos y
lograr un Juego de
Compromisos Creíbles
y Juego de
Construcción de
Riquezas.
Producto del
proceso de
formación del
Estado
colombiano.
50
(modelos mentales compartidos) y de un aprendizaje colectivo entre todos los
ciudadanos, razón por la cual el Estado no ha logrado centralizar el poder y este
ha permanecido en manos de los intereses privados en las regiones desde la
independencia.
Bajo este contexto, no solo surgen los grupos armados ilegales ante la necesidad
de los ciudadanos de que sus vidas y bienes sean protegidos, también se da el
escenario propicio para que la línea entre la ilegalidad y la legalidad se desdibuje y
los actores estatales y los grupos paramilitares entren en una relación simbiótica
buscando maximizar sus respectivas utilidades. Es así como la parapolítica,
entendida como una relación de simbiosis entre paramilitares y políticos: “relies on
the inability of the central state to broadcast its power to the periphery as a natural
by-product of political modernization” (Acemoglu, Robinson y Santos, 2009, p. 40).
En conclusión el proceso de formación del Estado en Colombia ha tenido como
resultado un aprendizaje colectivo en el nadie ve en los equilibrios dados por el
JCC y el JCR, los mecanismos para maximizar sus utilidades. Los incentivos
recibidos de la estructura institucional hacen que exista un equilibrio en el cual la
ilegalidad se constituye como el principal medio para que los individuos logren sus
intereses ante un Estado central que no consigue establecer un orden social
(protección y confianza) y que no garantiza sus derechos de propiedad. Por lo
tanto los ciudadanos no se sienten identificados y representados por las leyes
(instituciones formales), no sienten que éstas los cubran a todos por igual y por
consiguiente no sienten la necesidad de respetarlas, lo que da origen a un
escenario de inseguridad legal en el que ciudadanos, actores estatales y actores
ilegales, encuentran los incentivos y la oportunidad de maximizar su utilidad
acudiendo a mecanismos ilegales sin grandes consecuencias sociales, políticas y
penales.
51
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56
ANEXOS
57
Anexo 1
Análisis de Instituciones
Para un estudio y entendimiento completo de las instituciones, Mantzavinos (2001)
propone cuatro elementos o cuatros cuestionamientos necesarios: ¿por que
existen las instituciones?; ¿cómo emergen las instituciones?; ¿por qué las
instituciones persisten o cambian?; ¿cómo son adoptadas o impuestas las
instituciones?
¿Por que existen las instituciones?
El autor da dos tipos razones por las que las instituciones existen en relación con
el individuo: razones de tipo motivacional y razones de tipo cognitivo.
El primer tipo de razones se refieren a la mayor motivación del individuo, el
incremento de su utilidad. Esta motivación dará origen a conflictos entre los
intereses de cada individuo y los problemas sociales surgirán: “Settings where the
increase of one’s utility presupposes the direct or indirect cooperation of other
individuals can be defined as social problems” (Mantzavinos, 2001, p. 85). En este
sentido las instituciones existen porque proveen los medios para solucionar
problemas sociales y dan un marco para la resolución de conflictos propios de la
interacción social (Mantzavinos, 2001, p. 85).
La segunda clase de razones por las que las instituciones existen se refieren al
aspecto cognitivo del individuo y al marco de resolución de problemas estudiado
anteriormente: “Because of the restriction of their cognitive capacity, all individuals
mobilize their energies only when a new problem arises and follow routines when
they classify the problem situation as a familiar one” (Mantzavinos, 2001, p. 86). La
mente humana al tener una limitada capacidad computacional percibe el ambiente
social como complejo, por lo que consciente o inconscientemente, el individuo
acude a las reglas como soluciones a los problemas sociales y no se detiene a
58
pensar cada vez como reaccionar ante una situación en la que la coordinación con
otros individuos es necesaria (Mantzavinos, 200, p. 87). En este sentido, “The
institutions, as the rules of the game, stabilize expectations and thus reduce the
uncertainty of the agents. They provide a first structuring of their environment, a
first more or less secure approximation of what will happen and what will not, and
what will probably appear and what will probably not” (Mantzavinos, 2001, p. 89).
¿Cómo emergen las instituciones?
Las instituciones emergen deliberadamente (por acción colectiva) o
espontáneamente (proceso espontaneo):
“A social rule emerges deliberately whenever many individuals
perceive the problem situation as a new one requiring a conscious
choice. A shared mental model of the problem situation is formed after
repeated acts of communication between the individuals involved in
the collective setting have taken place” (Mantzavinos, 2001, p. 92).
Espontáneamente las instituciones surgen como producto de la resolución de
problemas que cada individuo realiza. Es decir los individuos no son conscientes
de que su solución a un problema está contribuyendo a la solución de un problema
social. Cuando el individuo prueba una solución a un problema clasificado como
nuevo y otros lo imitan se considera una innovación: “In other words, innovation is
a social phenomenon because it relates to new problem solutions that are also
viwed as new by other individuals” (Mantzavinos, 2001, p.94).
Se concluye entonces que la diferencia entre estos dos tipos de surgimiento de las
instituciones radica en la conciencia de los individuos al enfrentarse a problemas
sociales. Cuando las instituciones surgen deliberadamente hay un proceso de
acción colectiva en donde se requiere una decisión para encontrar una solución,
59
mientras que el surgimiento espontaneo se da como producto del proceso
individual de solución de problemas y su posterior imitación por otros individuos.
¿Por qué las instituciones persisten o cambian?
El cambio institucional puede darse como una acción individual, y ser imitado por
otros, o como una acción colectiva en respuesta a un problema social
(Mantzavinos, 2001, p. 95).
¿Cómo son adoptadas o impuestas las instituciones?
La adaptación y la imposición de las reglas sociales se basan, según Mantzavinos,
en el mecanismo del aprendizaje. Para el autor el criterio de la imposición es uno
de los elementos que permite distinguir entre las instituciones formales y las
informales, pero establece que en cualquiera de las formas de imposición de las
reglas, la base es el aprendizaje: “Social rules are adopted by individuals and are
enforced by some agency in the society only because individual concerned have
learned sometime during their individual histories that it is in their interest to follow
the rules” (Mantzavinos, 2001, p.99).
60
Anexo 2
Modelo matemático Juego de Compromisos Creíbles
Bates (2008) plantea un modelo para explicar el JCC y sus componentes, en el
que “G, as a specialist of violence, and two citizens, each seeking to maximize her
utility and each endowed with the capacity to consumer leisure or to secure
income, by the use of force if necessary” (p. 22).
Las opciones de los ciudadanos están descritas por la siguiente ecuación, en la
que se describe que los ciudadanos tiene un recurso, tiempo (Ti) que pueden usar
en trabajo (wi) (productivo), en preparación militar (mi) (in productivo) y en ocio (li): 59
El pago del ciudadano al enfrentarse a decidir en que emplear su tiempo está
determinado porque “the citizens derive their utility from income and from leisure,
U(Ii, Li). They can icnrease their incomes by working or by emploting their military
capabilities to raid (ri-)” (Bates, 2008, p. 23):
60
Por otro lado el pago de G (gobierno) esta determinado por
“(i) when G preys upon the economic output player i, G succeds in
capturing her wealth only in a probability, denoted by qi. (ii) G engages
in predatory activity only if the expected revenues from its use of
violence exceed its costs of military activity, denoted by CG, where CG>0.
(iii) And G can dispossess only one agent per period” (Bates, 2008, p.
24).
61
59
BATES, R. (2008). Probing the sources of political order en KALYVAS, R., SHAPIRO, I., AND MASOUD, T. (2008) Order, conflict and violence. Cambridge University Press. 60
BATES, R. (2008). Probing the sources of political order en KALYVAS, R., SHAPIRO, I., AND MASOUD, T. (2008) Order, conflict and violence. Cambridge University Press
61
Derechos de
propiedad
Mercado abierto
Anexo 3
Representación Juego de Construcción de Riquezas
El JCR puede ser representado en el siguiente modelo que esboza las
condiciones institucionales para lograr un desarrollo económico.
61
BATES, R. (2008). Probing the sources of political order en KALYVAS, R., SHAPIRO, I., AND MASOUD, T. (2008) Order, conflict and violence. Cambridge University Press
Tecnologías
Estructuras organizacionales adecuadas
Especialización de actividades
Correcto valor del dinero
Desarollo económico
Estructura
Institucional
adecuada
para juego
de
construcción
de riquezas
JUEGO DE COMPROMISOS CREÍBLES
62
Anexo 4
Tabla de condiciones necesarias para un Juego de Compromisos Creíbles
Tabla 162
Condiciones de equilibrio en el Juego de Compromisos Creíbles.
62
Elaboración propia basada en BATES, R. (2008) Probing the sources of political order en KALYVAS,R, SHAPIRO, I, AND MASOUD T. Order, conflict and violence. Cambridge University Press.
G se abstiene de predar los bienes de los ciudadanos mientras ninguno de ellos deje de pagar impuestos, si lo hacen G predará y capturara los bienes de los agentes privados (Bates, 2008, p.24).
EQUILIBRIO
- Ningún agente privado debe ganar más predando los bienes del otro ni absteniéndose de pagar impuestos (Bates, 2008, p.25).
- Ningún agente debe preferir un orden diferente de actividades al de trabajo, ocio y preparación militar (Bates, 2008, p.25).
Cada agente privado escogerá su actividad (trabajo, protección, ocio) según las estrategias de los otros agentes. C1 y C2 pagaran impuestos a G si el otro agente no ha incurrido en la predación y G se ha abstenido de apoderarse de sus bienes (de otra forma elegirá su auto protección y no pagara impuestos). (Bates, 2008, p. 25)
- La amenaza de G de predar debe ser creíble (Bates, 2008, p.25).
- G debe encontrar su optimo en no predar si los agentes cumplen las condiciones (Bates, 2008, p.25).
63
Anexo 5
Tabla de equilibrio en el Estado colombiano
Tabla 263 Equilibrio que se forma en el Estado colombiano dadas sus condiciones
institucionales.
63
Elaboración propia.
G NO se abstiene de predar los bienes de los ciudadanos ya que ellos dejan de pagar impuestos. G predará y capturará los bienes de los agentes privados.
EQUILIBRIO (de Estado fallido)
- Los agentes privados incurren en predación de los bienes de otros.
- Las preferencias de los agentes en términos su actividad cambian. Ahora deciden dedicar gran parte de su tiempo a protegerse, es decir a la preparación militar.
Los agentes privados (C1 y C2) escogen como actividad la protección, dejando de lado la producción y el ocio, dado que el gobierno (G) no se encarga de su protección. C1 y C2 no pagaran impuestos a G ya que el otro agente ha incurrido en la predación de sus bienes y G no se ha abstenido de apoderarse de sus bienes. Elegirá su auto protección y no pagara impuestos.
- La amenaza de G de predar no es creíble, las reglas no se cumplen y G es solo una de las agencias de protección.
- Los actores estatales no encuentran su óptimo en no predar.
64
Anexo 6
Grupos armados y su injerencia en el sistema político
A lo largo de la historia del Estado colombiano se pueden identificar distintos
eventos que demuestran que el Estado central ha tenido que establecer
relaciones, legales e ilegales, con aquellos que tienen el control en las regiones.
La teoría de Acemoglu, Robinson y Santos (2009) consiste precisamente en que el
Estado, ante la imposibilidad de lograr un monopolio de la violencia, establece una
relación de simbiosis con aquellos actores no estatales que tienen el control en las
zonas donde el poder del Estado central no llega.
En Colombia la simbiosis entre grupos armados ilegales y actores estatales es un
fenómeno que no se reduce solo a la parapolítica, “Tanto la guerrilla como los
paramilitares han usado las armas para tomarse el poder y han logrado altos
niveles de captura de rentas públicas y del aparato social y administrativo
municipal” (López, 2010, p. 46). Es importante dejar claro, que aunque la
parapolítica es el caso estudiado en esta investigación, no es el único caso de
injerencia de grupos armados en el sistema político colombiano. Los
narcotraficantes y las guerrillas también han tenido intereses políticos y han
logrado en mayor o menor medida, una influenciar el proceso político.
Narcotráfico
Aunque no son un grupo armado ilegal constituido y delimitado como tal, los
narcotraficantes fueron, a finales de los 80 y durante los 90, un actor fundamental
en el conflicto armado y en la política colombiana:
“Efectivamente el narcotráfico en Colombia ha impulsado un modelo o
estilo de vida, y en buena parte del territorio abrió oportunidades de
ascenso social, económico y político, que ninguna otra forma de
economía, legal o ilegal, había logrado. En consecuencia, se volvió el
65
regulador de un orden social en vastas regiones del país” (Ávila, 2010,
p.136).
Los carteles del narcotráfico lograron establecer el control político en los
municipios y departamentos: aunque de manera diferente en cada caso, todos
lograron establecer relaciones con políticos y Fuerzas Militares en búsqueda de
“impunidad, acceso a información y tránsito libre para sus mercancías ilícitas.”
(Ávila, 2010, p. 146) Por medio de la corrupción, la intimidación, el terrorismo, la
creación de movimientos políticos y la influencia en los partidos tradicionales, los
carteles del narcotráfico lograron mantener el control social y político de las zonas
donde desarrollaban su negocio ilícito. De esta forma llegó Pablo Escobar a la
Cámara de Representantes en 1982 por el Partido Liberal, y aunque fue removido
de su curul, esto demostró la capacidad de los carteles de cooptar la
institucionalidad colombiana.
Sin embargo la relación entre políticos y narcotraficantes no consistió solo en la
búsqueda de legitimidad e impunidad por parte de los ilegales. A nivel nacional los
actores estatales también acuden a la “ayuda” de los actores ilegales. Durante la
guerra entre el Estado y Pablo Escobar se crean los Pepes, “Perseguidos por
Pablo Escobar”, grupo conformado por ex socios y enemigos del buscado jefe del
cartel de Medellín. Este grupo entra a ser parte de una especie de “coalición”, en
la que el gobierno de Cesar Gaviria otorgaba beneficios legales a quienes
colaboraran con la justicia en la búsqueda de Escobar (Ávila, 2010):
“Desde ese momento las mafias criminales sirvieron como agentes
estatales en búsqueda de un criminal (...) Y, efectivamente fueron esos
mandos medios los que aprovecharon los Pepes y la posterior muerte de
Escobar para posicionarse dentro del negocio narcotraficante y paramilitar
y años más tarde se sentaron en Santa Fe de Ralito, como líderes
66
contrainsurgentes con reconocimiento político a hacer la negociación entre
las AUC y el Gobierno Nacional.” (Ávila, 2010 PG 152)
En este sentido las relaciones establecidas entre políticos y narcotraficantes
durante los años 80 y 90, no solo explican la propagación de este negocio ilegal a
lo largo y ancho del país bajo un velo de impunidad, también resultan
determinantes a la hora de entender el surgimiento de los grupos paramilitares y
su crecimiento bajo el aval y protección de diversos actores estatales.
Guerrillas
El análisis de la influencia política de las guerrillas gira en un sentido distinto al de
los narcotraficantes y paramilitares:
“Tanto los datos de la fuerza pública como las investigaciones judiciales
confirman que las guerrillas tuvieron una influencia electoral más limitada
al ámbito local; mas que ayudar a elegir, las FARC primordialmente
sabotearon las elecciones y asesinaron y secuestraron a centenares de
políticos, entre ellos más de una decena de congresistas” (López, 2010,
p.33).
En su proyecto político, tanto las FARC como el ELN no han acudido al espacio
institucional, “Por el contrario han saboteado sistemáticamente la presencia
estatal, amenazando la institucionalidad política” (Ávila, 2010, p. 85).
La injerencia política de las guerrillas no ha tenido el mismo alcance que aquella
de los grupos paramilitares. La llamada “Farcpolítica” tiene una dimensión mucho
más restringida que la parapolítica: mientras que por la primera fueron
investigados solo un 3% de los congresistas elegidos en 2002 y reelegidos en
2006, por la segunda fueron investigados el 39% (López, 2010). Según Ávila y la
Corporación Arco Iris (2010) esto puede ser explicado por tres factores que
67
diferencian a las guerrillas de los paramilitares: su carácter anti estatal, en
contraposición del carácter pro estatal de los paramilitares; la visión política
anticapitalista y marxista de las guerrillas; y un capital social (redes, accesos y
alcances políticos) pobre y marginado.
Estos elementos evidencian la dificultad de las guerrillas para tener una influencia
sostenida en el poder local y una injerencia real en lo regional y nacional. No se
puede entonces hablar de una simbiosis como tal con actores estatales porque
aunque en muchas regiones los grupos guerrilleros optan por apoyar a un
candidato según sus intereses, la tendencia en la mayoría del territorio nacional ha
sido sabotear las elecciones y atentar contra candidatos y funcionarios públicos,
dado que su objetivo político fue desde el inicio quebrantar y derrocar el poder
estatal, no aliarse con él.