Individuo Como Sujeto de Procesos Psicosociales[1]

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El ser humano como sujeto de procesos psicosociales Una diferencia sustantiva entre el ser humano y los demás animales es que su aproximación a la realidad está mediada por la cultura y la sociedad de la que forma parte. Más aun, su propia constitución como sujeto se realiza en la relación con el grupo del cual depende. Es importante reconocer que como seres humanos, somos parte importante de una sociedad en general y a la vez, que también conformamos ciertos grupos sociales determinados, de acuerdo a nuestro género, intereses, gustos, amistades, creencias etc…también es importante comprender la huella o marca que sobre la persona ejerce la sociedad en la cual se nace. En primer término se habla de un proceso de socialización, específicamente el proceso de socialización Primaria, que es esencialmente determinante, pues corresponde a la enseñanza en general que entrega en especial y esencialmente la familia ( la socialización, desde el punto de vista del individuo, supone la internalización o interiorización de los contenidos culturales de la sociedad en que se nace y vive. Este proceso dura toda la vida, sin embargo, se puede reconocer una primera fase denominada “socialización primaria” que se realiza en la niñez, por lo general en el seno de la familia, y que tiene una importancia fundamental en la vida. En esta etapa el individuo se convierte en miembro de la sociedad y adquiere los patrones culturales característicos del grupo al cual pertenece. La socialización secundaria es cualquier proceso posteriorque induce al individuo en sectores específicos de la sociedad). El aprendizaje que se desarrolla en esta primera etapa de la vida deja una impronta que perdura en adelante, a través de modos de ser en gran medida inconscientes, que son difícilmente modificables. El desarrollo de la identidad personal, que en la adolescencia representa un interés particular, dado que justamente es uno de los desafíos característicos de la edad. El desarrollo de la identidad se aborda en relación con el desarrollo moral. Comprenderse a sí mismos como sujetos morales es la base de una actitud responsable frente a las propias acciones y frente a los demás. Respecto a la identidad, interesa también visualizar que ésta se constituye a partir de aspectos que van más allá de los rasgos y características individuales. Es muy importante familiarizarse con el concepto de identidad social, vale decir, aquellos aspectos de la identidad del individuo que se derivan de la pertenencia a grupos o categorías sociales. Así por ejemplo, las personas se reconocen como hombres o mujeres, de una determinada clase social, grupo étnico, con una profesión u oficio, con una orientación política y religiosa, entre otras. Dichas categorías dan sentido de pertenencia y, más importante aún, constituyen las fuentes principales de la identidad social y comportamiento colectivo. Descubrir las diversas membrecías grupales en la autodefinición social permitirá, por una parte, entender la importancia que poseen dichos grupos sociales en su vida y por otra, adquirir una mirada más crítica al vincular este concepto con el origen de muchos de los conflictos, tensiones y sesgos que emergen entre miembros de distintos grupos o categorías sociales. También en un sentido crítico se exploran prejuicios y estereotipos en las relaciones entre grupos. La identidad personal representa una cierta tensión con los otros, al definir aquello que somos, por oposición se define aquello que no somos. Al definirnos como “nosotros”, por oposición definimos a los otros. Interesa que se exploren brevemente estas relaciones, fundamentalmente para visualizar la forma estereotipada y prejuiciosa con que se suele definir a los otros, tomando conciencia sobre los riesgos que esta forma de relación conlleva. En este contexto, se les estimulará a explorar la relación que se establece entre la tendencia a favorecer al propio grupo y el origen de los prejuicios. Se dará especial énfasis al estudio de los aspectos cognitivos (estereotipos), afectivos (emociones negativas o positivas) y conductuales (discriminación) en diversos escenarios inter -grupales tales como los que se observan entre hombres y mujeres, entre representantes de distintos grupos étnicos, entre miembros de diversas orientaciones religiosas, sociales, sexuales etc… Sobre la pertenencia a grupo se aborda también la influencia que éste ejerce sobre el comportamiento. En la etapa que viven los jóvenes y siendo el grupo de pares el referente privilegiado de su existencia, es particularmente relevante que exploren críticamente las influencias grupales, no para marginarse de sus grupos de pertenencia, sino para actuar con mayor conciencia frente a las presiones que puedan poner en riesgo su individualidad. Es bueno, que de vez en cuando podamos recuperar anécdotas y recuerdos de nuestro propio proceso de socialización primaria, como por ejemplo: cómo aprendimos a caminar, a comer, a regular las comidas, a ir al baño y mantener su higiene, a hablar… los buenos recuerdos no hay que olvidarlos. En síntesis todo lo que sabemos y conocemos lo aprendimos de la vida Las necesidades fisiológicas, los gustos, los gestos y las actitudes corporales han sido socializadas. Los afectos y la expresión de los sentimientos han sido socializadas, incluso quiénes pueden ser objeto de nuestros afectos. Los pensamientos, en el proceso de socialización se asimilan a categorías mentales, imágenes, valores, y creencias, entre otras cosas…una característica importante del ser humano es que su aproximación a la realidad está mediada por la cultura y la sociedad de la que forma parte. Más aun, su propia constitución como sujeto se realiza en relación con el grupo del cual depende. Fundamental es, entonces, dar cuenta de cómo los individuos son parte de grupos sociales en complicidad con los cuales configuran su identidad. La socialización Primaria: se trata de del acceso básico que tiene toda persona a un grupo social que le da protección y gracias al cual puede sobrevivir e incorporarse a la cultura. Se refiere generalmente al grupo familiar en el que todo individuo crece, aunque no debemos perder de vista que ello tiene excepciones. Por la misma razón, la socialización primaria se produce en la primera etapa de la vida, y gracias a ella el individuo se convierte en miembro de un grupo social con patrones culturales característicos, como por ejemplo el lenguaje. Por otra parte, la socialización primaria deja una impronta que perdura hasta buena parte del desarrollo de la personalidad del individuo, y que es en gran medida de carácter inconsciente, donde las figuras paterna y materna tienen gran importancia. Cuando hablamos de identidad nos referimos a ciertos rasgos que son propios de un individuo o un grupo, de forma tal que le son característicos. En el caso del individuo le da una cierta coherencia y una cierta mismidad. Sin embargo, debemos señalar que existe una identidad individual o personal según la cual la persona es absolutamente única, y una identidad social, que no es excluyente de la primera, pero que configura todos aquellos elementos y aspectos que denotan la pertenencia a un cierto grupo social, con ciertos rasgos y comportamientos colectivos. Así por ejemplo, las personas se reconocen como hombres o mujeres, de una determinada clase social, grupo étnico, con una profesión u oficio, con una orientación política y religiosa, entre otras. En dicho sentido, las llamadas “tribus urbanas” representan un ilustrativo ejemplo de pertenencia a un grupo y construcción de identidad por parte de los jóvenes. Debemos tener claro no obstante, que la relación y coexistencia de diferentes grupos sociales dentro del amplio tejido social, presenta siempre matices de conflictividad. En efecto, muchos de los grupos presentan tensiones frente a otros. Desarrollando este tema, se debe señalar que todo grupo social señala relaciones de inclusión y exclusión para constituirse: existe un “nosotros” (endogrupo), un conjunto de personas integrantes de esa categoría, y existen los que están fuera del grupo, que se definen como “los otros” (exogrupo), aquellos que son diferentes, que no son parte del mismo grupo. De esta forma, todo grupo, al definir su identidad lo hace por oposición a un exterior que señala como ajeno, pero del cual necesita para diferenciarse. Desde luego, la relación entre la identidad personal y la social señala también distintos conflictos cuando se refiere a ciertas normas y valores de conducta. Por otra parte, muchas de las normas de conducta de un grupo se construyen por oposición y diferencia frente a lo que se “cree” propio del “otro grupo”. El caso de los roles de género es muy ilustrativo a este respecto. Estereotipos y prejuicios: El estereotipo es una generalización de características, que se manifiesta como creencias o sistema de información, que constituye la dimensión cognitiva de un prejuicio. Los estereotipos son un juicio anticipado acerca de un determinado grupo social y los sujetos que lo componen, y que reduce a dichos sujetos a ciertos elementos constitutivos. Usualmente tenemos estereotipos acerca de todos los grupos sociales que en parte son útiles cuando nos permiten anticipar acontecimientos y acercarnos a dichos sujetos. No obstante, todo estereotipo contiene también una valoración cualitativa en términos positivo-negativo, malo-bueno y otros. Es por esta razón, y según la predominancia que les demos a los estereotipos, es que ellos pueden derivar en prejuicios, los cuales se manifiestan en reacciones, predisposiciones y conductas en referencia a ciertos grupos e individuos. Lo anterior es especialmente importante de cuidar cuando los prejuicios señalan conductas discriminatorias y de segregación que pueden ir desde la simple comparación hasta comportamientos agresivos y violentos. Lamentablemente, la historia universal y local está llena de ejemplos sobre lo último. Desarrolla el siguiente ejercicio (en tu cuaderno) 1. Compara las diferencias entre el comportamiento de los humanos y de otros animales en cuanto a la crianza, concluyendo sobre el carácter aprendido del comportamiento humano, y la incapacidad del ser humano de sobrevivir al margen de un grupo social. 2. Divididos en grupos, reflexionan sobre la importancia que tienen en sus vidas las otras personas. Distinguen tipos de personas y de relaciones con otros: más cercanas, más lejanas, directas e indirectas, formales, voluntarias, afectivas y no afectivas, etc. Compartan sus reflexiones en el curso y concluyan sobre la importancia que tienen en sus vidas los demás y la necesidad que tenemos de relacionarnos con ellos.

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El ser humano como sujeto de procesos psicosociales Una diferencia sustantiva entre el ser humano y los demás animales es que su aproximación a la realidad está mediada por la cultura y la sociedad de la que forma parte. Más aun, su propia constitución como sujeto se realiza en la relación con el grupo del cual depende. Es importante reconocer que como seres humanos, somos parte importante de una sociedad en general y a la vez, que también conformamos ciertos grupos sociales determinados, de acuerdo a nuestro género, intereses, gustos, amistades, creencias etc…también es importante comprender la huella o marca que sobre la persona ejerce la sociedad en la cual se nace. En primer término se habla de un proceso de socialización, específicamente el proceso de socialización Primaria, que es esencialmente determinante, pues corresponde a la enseñanza en general que entrega en especial y esencialmente la familia ( la socialización, desde el punto de vista del individuo, supone la internalización o interiorización de los contenidos culturales de la sociedad en que se nace y vive. Este proceso dura toda la vida, sin embargo, se puede reconocer una primera fase denominada “socialización primaria” que se realiza en la niñez, por lo general en el seno de la familia, y que tiene una importancia fundamental en la vida. En esta etapa el individuo se convierte en miembro de la sociedad y adquiere los patrones culturales característicos del grupo al cual pertenece. La socialización secundaria es cualquier proceso posteriorque induce al individuo en sectores específicos de la sociedad). El aprendizaje que se desarrolla en esta primera etapa de la vida deja una impronta que perdura en adelante, a través de modos de ser en gran medida inconscientes, que son difícilmente modificables. El desarrollo de la identidad personal, que en la adolescencia representa un interés particular, dado que justamente es uno de los desafíos característicos de la edad. El desarrollo de la identidad se aborda en relación con el desarrollo moral. Comprenderse a sí mismos como sujetos morales es la base de una actitud responsable frente a las propias acciones y frente a los demás. Respecto a la identidad, interesa también visualizar que ésta se constituye a partir de aspectos que van más allá de los rasgos y características individuales. Es muy importante familiarizarse con el concepto de identidad social, vale decir, aquellos aspectos de la identidad del individuo que se derivan de la pertenencia a grupos o categorías sociales. Así por ejemplo, las personas se reconocen como hombres o mujeres, de una determinada clase social, grupo étnico, con una profesión u oficio, con una orientación política y religiosa, entre otras. Dichas categorías dan sentido de pertenencia y, más importante aún, constituyen las fuentes principales de la identidad social y comportamiento colectivo. Descubrir las diversas membrecías grupales en la autodefinición social permitirá, por una parte, entender la importancia que poseen dichos grupos sociales en su vida y por otra, adquirir una mirada más crítica al vincular este concepto con el origen de muchos de los conflictos, tensiones y sesgos que emergen entre miembros de distintos grupos o categorías sociales. También en un sentido crítico se exploran prejuicios y estereotipos en las relaciones entre grupos. La identidad personal representa una cierta tensión con los otros, al definir aquello que somos, por oposición se define aquello que no somos. Al definirnos como “nosotros”, por oposición definimos a los otros. Interesa que se exploren brevemente estas relaciones, fundamentalmente para visualizar la forma estereotipada y prejuiciosa con que se suele definir a los otros, tomando conciencia sobre los riesgos que esta forma de relación conlleva. En este contexto, se les estimulará a explorar la relación que se establece entre la tendencia a favorecer al propio grupo y el origen de los prejuicios. Se dará especial énfasis al estudio de los aspectos cognitivos (estereotipos), afectivos (emociones negativas o positivas) y conductuales (discriminación) en diversos escenarios inter -grupales tales como los que se observan entre hombres y mujeres, entre representantes de distintos grupos étnicos, entre miembros de diversas orientaciones religiosas, sociales, sexuales etc… Sobre la pertenencia a grupo se aborda también la influencia que éste ejerce sobre el comportamiento. En la etapa que viven los jóvenes y siendo el grupo de pares el referente privilegiado de su existencia, es particularmente relevante que exploren críticamente las influencias grupales, no para marginarse de sus grupos de pertenencia, sino para actuar con mayor conciencia frente a las presiones que puedan poner en riesgo su individualidad. Es bueno, que de vez en cuando podamos recuperar anécdotas y recuerdos de nuestro propio proceso de socialización primaria, como por ejemplo: cómo aprendimos a caminar, a comer, a regular las comidas, a ir al baño y mantener su higiene, a hablar… los buenos recuerdos no hay que olvidarlos. En síntesis todo lo que sabemos y conocemos lo aprendimos de la vida Las necesidades fisiológicas, los gustos, los gestos y las actitudes corporales han sido socializadas. Los afectos y la expresión de los sentimientos han sido socializadas, incluso quiénes pueden ser objeto de nuestros afectos. Los

pensamientos, en el proceso de socialización se asimilan a categorías mentales, imágenes, valores, y creencias, entre otras cosas…una característica importante del ser humano es que su aproximación a la realidad está mediada por la cultura y la sociedad de la que forma parte. Más aun, su propia constitución como sujeto se realiza en relación con el grupo del cual depende. Fundamental es, entonces, dar cuenta de cómo los individuos son parte de grupos sociales en complicidad con los cuales configuran su identidad. La socialización Primaria: se trata de del acceso básico que tiene toda persona a un grupo social que le da protección y gracias al cual puede sobrevivir e incorporarse a la cultura. Se refiere generalmente al grupo familiar en el que todo individuo crece, aunque no debemos perder de vista que ello tiene excepciones. Por la misma razón, la socialización primaria se produce en la primera etapa de la vida, y gracias a ella el individuo se convierte en miembro de un grupo social con patrones culturales característicos, como por ejemplo el lenguaje. Por otra parte, la socialización primaria deja una impronta que perdura hasta buena parte del desarrollo de la personalidad del individuo, y que es en gran medida de carácter inconsciente, donde las figuras paterna y materna tienen gran importancia. Cuando hablamos de identidad nos referimos a ciertos rasgos que son propios de un individuo o un grupo, de forma tal que le son característicos. En el caso del individuo le da una cierta coherencia y una cierta mismidad. Sin embargo, debemos señalar que existe una identidad individual o personal según la cual la persona es absolutamente única, y una identidad social, que no es excluyente de la primera, pero que configura todos aquellos elementos y aspectos que denotan la pertenencia a un cierto grupo social, con ciertos rasgos y comportamientos colectivos. Así por ejemplo, las personas se reconocen como hombres o mujeres, de una determinada clase social, grupo étnico, con una profesión u oficio, con una orientación política y religiosa, entre otras. En dicho sentido, las llamadas “tribus urbanas” representan un ilustrativo ejemplo de pertenencia a un grupo y construcción de identidad por parte de los jóvenes. Debemos tener claro no obstante, que la relación y coexistencia de diferentes grupos sociales dentro del amplio tejido social, presenta siempre matices de conflictividad. En efecto, muchos de los grupos presentan tensiones frente a otros. Desarrollando este tema, se debe señalar que todo grupo social señala relaciones de inclusión y exclusión para constituirse: existe un “nosotros” (endogrupo), un conjunto de personas integrantes de esa categoría, y existen los que están fuera del grupo, que se definen como “los otros” (exogrupo), aquellos que son diferentes, que no son parte del mismo grupo. De esta forma, todo grupo, al definir su identidad lo hace por oposición a un exterior que señala como ajeno, pero del cual necesita para diferenciarse. Desde luego, la relación entre la identidad personal y la social señala también distintos conflictos cuando se refiere a ciertas normas y valores de conducta. Por otra parte, muchas de las normas de conducta de un grupo se construyen por oposición y diferencia frente a lo que se “cree” propio del “otro grupo”. El caso de los roles de género es muy ilustrativo a este respecto. Estereotipos y prejuicios: El estereotipo es una generalización de características, que se manifiesta como creencias o sistema de información, que constituye la dimensión cognitiva de un prejuicio. Los estereotipos son un juicio anticipado acerca de un determinado grupo social y los sujetos que lo componen, y que reduce a dichos sujetos a ciertos elementos constitutivos. Usualmente tenemos estereotipos acerca de todos los grupos sociales que en parte son útiles cuando nos permiten anticipar acontecimientos y acercarnos a dichos sujetos. No obstante, todo estereotipo contiene también una valoración cualitativa en términos positivo-negativo, malo-bueno y otros. Es por esta razón, y según la predominancia que les demos a los estereotipos, es que ellos pueden derivar en prejuicios, los cuales se manifiestan en reacciones, predisposiciones y conductas en referencia a ciertos grupos e individuos. Lo anterior es especialmente importante de cuidar cuando los prejuicios señalan conductas discriminatorias y de segregación que pueden ir desde la simple comparación hasta comportamientos agresivos y violentos. Lamentablemente, la historia universal y local está llena de ejemplos sobre lo último. Desarrolla el siguiente ejercicio (en tu cuaderno) 1. Compara las diferencias entre el comportamiento de los humanos y de otros animales en cuanto a la crianza, concluyendo sobre el carácter aprendido del comportamiento humano, y la incapacidad del ser humano de sobrevivir al margen de un grupo social. 2. Divididos en grupos, reflexionan sobre la importancia que tienen en sus vidas las otras personas. Distinguen tipos de personas y de relaciones con otros: más cercanas, más lejanas, directas e indirectas, formales, voluntarias, afectivas y no afectivas, etc. Compartan sus reflexiones en el curso y concluyan sobre la importancia que tienen en sus vidas los demás y la necesidad que tenemos de relacionarnos con ellos.