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LIBROS: ANNE SEXTON 26 • TURNO DE PALABRAS: ANTONI FERRER ABÁRZUZA 27 Páginas de cultura DIARIO de IBIZA // nº163 Pág. 23 La miranda VIERNES, 2 DE SEPTIEMBRE DE 2011 [email protected] blog.diariodeibiza.es/lamiranda La llegada a Eivissa del vapor ‘Balear’ el de junio de provocó una entusiasta manifestación popular. Había sido fletado por el Centre Excursionista de Catalunya para recrear la ruta seguida en la conquista de las islas por Jaume I, al conmemorarse el VII centenario de su nacimiento. Y la manera con que el pueblo ibicenco supo recibir y agasajar a esa expedición catalana no tardaría en ser recíproca y fructíferamente correspondida. Acceder a las crónicas e imágenes de esos días supone recuperar un curioso pedazo de la vida isleña en los albores del siglo XX. Págs. 24 y 25 Excursionistas catalanes en Eivissa (1908) En carretón hacia Sant Antoni, celebrando la llegada del vapor ‘Balear’, procedente de Barcelona, el 9 de junio de 1908

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LIBROS: ANNE SEXTON �26 • TURNO DE PALABRAS: ANTONI FERRER ABÁRZUZA �27

Páginas de cultura DIARIO de IBIZA // nº163 Pág. 23

La mirandaVIERNES, 2 DE SEPTIEMBRE DE 2011

[email protected]�blog.diariodeibiza.es/lamiranda

La llegada a Eivissa del vapor ‘Balear’ el de junio de provocó una entusiasta manifestación popular. Había sido fletadopor el Centre Excursionista de Catalunya para recrear la ruta seguida en la conquista de las islas por Jaume I, al conmemorarseel VII centenario de su nacimiento. Y la manera con que el pueblo ibicenco supo recibir y agasajar a esa expedición catalana notardaría en ser recíproca y fructíferamente correspondida. Acceder a las crónicas e imágenes de esos días supone recuperar uncurioso pedazo de la vida isleña en los albores del siglo XX. Págs. 24 y 25

Excursionistas catalanes en Eivissa (1908)

En carretón hacia Sant Antoni, celebrando la llegada del vapor ‘Balear’, procedente de Barcelona, el 9 de junio de 1908

Según recogió la prensa, el vapor entróempavesado en el puerto de Eivissa a las seisde la mañana, arbolando la bandera na-cional en el palo mayor y en el trinquete lacatalana. Al embocar la bahía sus pasajerospudieron ver cómo las murallas, los terra-dos, los balcones y las ventanas estaban to-talmente ocupados en señal de alegría o fes-tejo. El muelle estaba también invadido pornumeroso gentío que no cesaba de aplau-dir, teniendo como fondo la ciudad enga-lanada con diversas colgaduras de damas-cos. Y todos los buques anclados en el puer-to, que a su vez lucían banderas y gallarde-tes, dejaron oír sus sirenas… Este era, sinduda, el recibimiento más grandioso quese dispensó al ‘Balear’ en su recreación dela ruta seguida por Jaume I al conquistar lasislas, aún después de que los menorquinesy mallorquines se hubiesen mostrado es-pecialmente cálidos y entusiastas, en las quefueron, respectivamente, su primera y se-gunda escala. Todos los viajeros o excur-sionistas catalanes que ocuparon la cu-bierta al arribar a Eivissa, pudieron ademáscontemplar cómo a su encuentro avanza-ban los pequeños vapores ‘Salinas’ y ‘Cons-tante’ llevando a bordo a las autoridades yotros representantes de la sociedad isleña,así como una banda de música, para es-coltarles y darles la bienvenida.

Una vez el ‘Balear’ hubo atracado, y traslas salutaciones acostumbradas en el mis-mo barco, expedicionarios y comisiones sedirigieron a la Casa Consistorial, precedidospor la banda de música y en el siguiente or-den: Las comisiones de las sociedades,con sus banderas y estandartes, los excur-sionistas, las autoridades y el Ayuntamien-to. A lo largo del trayecto, en muchos de losbalcones podían verse ondear las banderasnacional, catalana y de Eivissa. Y tras las pa-labras pronunciadas, ya en el Consistorio,

por el Alcalde (D. Ricardo Gotarredona) ypor el presidente del Centre Excursionistade Catalunya (D. César Augusto Torres), si-guieron otras breves locuciones, concreta-mente las de los señores Galí, Plaja y Durán,en nombre del Ayuntamiento y DiputaciónProvincial de Barcelona, así como de la Co-misión del VII natalicio del Rey D. Jaime elConquistador. Y por parte ibicenca de JuanMarí (vicario capitular), de Guillermo Ra-mon (presidente de la Sociedad de SocorrosMutuos) y de Bartolomé Roselló (en sucondición de concejal).

La prensa local, que había ido anun-ciando la llegada de esta «numerosa e im-portante excursión catalana», así como pu-blicado bandos del alcalde en aras delbuen desarrollo y lucimiento de los actosprogramados, se encargaba ahora de dar-les igualmente su bienvenida, con firmas ta-les como la de F. Curtoys o J. Aquenza. El pri-mero de los cuales lo hacía en catalán y enla forma poética utilizada por él para rese-ñar los acontecimientos que fueron jalo-nando la trayectoría histórica ibicenca, talcomo señalan F. Cirer y J. Prats. Tras las ala-banzas a la «invicta regió» de los visitantesy la no menos halagadora descripción dela propia isla, en esos versos quedaba tam-bién manifiesta la intención por desvane-cer la leyenda negra que –especialmentefundamentada en los desenlaces san-grientos del festeig tradicional– había llegadoa convertir a Eivissa en un temido punto dedestino. Transcribiendo también allí, de lasrimas de ‘Dos germanes’, la hoy tan cono-cida consideración poética de la isla comoun [bell] bocí de la terra catalana (quearrancà la tramuntana i enmig del mar vaflorí…), con independencia del rigor emi-nentemente geológico que ya cuestionara,en su día, Joan Castelló.

Excursiones por la isla. Que los ibicencos eran muy conscientes delos hetereogéneos perfiles que se agrupa-

ban en esa expedición organizada por elCentre Excursionista de Catalunya (ver-dadero foco de actividad cultural en las pri-meras décadas del siglo XX) queda igual-mente manifiesto a lo largo de toda la jor-nada por la propia elección de los diversosmonumentos, instituciones o lugares queconsideraron de más interés mostrarles.Desde el Museo Arqueológico y la catedral,

o la puerta por donde se dice que entraronlos conquistadores, hasta ses Salines y elpueblo de Sant Antoni (con la visita, entreotros puntos, a la iglesia catacumbaria deSanta Agnés). Lugares, estos últimos, paralos que resultó inevitable organizar dos gru-pos –bajo la dirección de la Cámara de Co-mercio y de la Sociedad Arqueológica Ebu-sitana, respectivamente–, al tener que zar-par el ‘Balear’ a las de la tarde de ese mis-mo día. Parece que al final no se realizó laexcursión al Pla de Vila, que tenía previs-to organizar la Cámara Agrícola y que ha-bría permitido a los excursionistas con-templar el valioso retablo gótico que se con-serva en la iglesia de Jesús. Quienes opta-ron por desplazarse hasta ses Salines lo hi-cieron por mar en el pequeño vapor de esemismo nombre, propiedad de la compañía,que ya había ido a recibirles. A la llamadade su sirena no solo acudieron los expe-dicionarios interesados, sino también unbuen número de personas de la ciudad dis-

Mª LENA MATEU PRATS

El vapor ‘Balear’, llegando a Eivissa, escoltado por el Salinas. FOTOTIPIA THOMAS

El muelle estaba también invadido pornumeroso gentío que no cesaba deaplaudir, teniendo como fondo la ciudad engalanada

Una vez el ‘Balear’ hubo atracado,expedicionarios y comisiones sedirigieron a la Casa Consistorial,precedidos por la banda de música

Vista parcial del muelle

DIARIO de IBIZAVIERNES, 2 DE SEPTIEMBRE DE 201124 ReportajeLa miranda

Los caminos de la Conquista

La recreación de la ruta seguida por el rey Jaume I al conquistar las islas llevó a losexpedicionarios del Centro Excursionista de Catalunya hasta a Eivissa en , dondefueron recibidos con afecto y agasajados por sus autoridades y habitantes.

puestas a acompañarles, así como la ban-da La Armonía, que con su música haríaaún más breve el viaje. Luego recorreríanlas salinas en los vagones del tren a vaporde Salinera, atentos a las explicaciones queles ofrecía el subdirector de la misma, el se-ñor Riquer, siendo obsquiados con unlunch amenizado por una orquesta in-fantil. Por su parte, los que en mayor nú-mero decidieron ir al pueblo de Sant An-toni, lo hicieron en carretones generosa-mente cedidos por unos cincuenta vecinosy oportunamente engalanados con lasbanderas catalanas o con la matrícula demar ibicenca. En este caso recorrieron eltrayecto formando una animada hilera ycomo escoltados por numerosos jóvenesen bicicleta de la ciudad. Al llegar se en-contrarían con las calles asimismo enga-lanadas con numerosas banderas y hastacon un arco de triunfo levantado en su ho-nor, teniendo ocasión de escuchar a uncoro de niños que entonaban un himno yde admirar, entre las casas y la playa, las tí-picas danzas tradicionales. Tal como se di-ría en la Il·lustració Catalana, incluso esabona gent se había tomado el trabajo desembrar de murta los caminos que lleva-ban a la iglesia catacumbaria de Santa Ag-nés, para que su aroma les hiciera másagradable el paseo.

De vuelta unos y otros a la ciudad de Ei-vissa, y poco antes de embarcarse nueva-mente para emprender el regreso, se reci-bieron dos telegramas, remitidos desdeMadrid y Barcelona. En el primero, firma-do por el Obispo de Sión, se rogaba un sa-ludo respestuoso a todos cuantos con su vi-sita habían honrado a Eivissa. Y en el se-gundo, firmado por el Alcalde de esa ciu-dad condal, se agradecía al pueblo ibicencoel cariñoso recibimiento que a aquellos sehabía dispensado. Ya cuando se ponía elsol, y al soltar amarras, podía verse comouna multitud había invadido otra vez elmuelle para despedirles con un afectuosoagitar de pañuelos y sombreros. Para los ibi-cencos el rumbo de ese barco hacia Bar-celona parecía constituir la avanzadillade una aspiración largamente acariciada(tal como se habían encargado de mani-festarles). Y para los catalanes el contac-to directo con las islas les había permitidocomprobar un conmovedor sentimiento dehermandad que les hacía concebir la es-peranza de una unión aún más fuerte deéstas con Cataluña.

El vapor directo a BarcelonaEn función de ambos deseos, tan sólonueve días después la prensa ibicenca sehacía eco de la última sesión celebrada porel Ayuntamiento de Barcelona, en la que sehabía dado cuenta de una comunicacióndirigida a la alcaldía por los representan-tes de ese mismo Consistorio que habíanparticipado en la referida excursión a lasBalears, y en la que se hacía especial men-ción a Eivissa y a la conveniencia de que di-cho Ayuntamiento –«atendiendo las aspi-raciones de aquella olvidada isla»- recabaradel Gobierno «el establecimiento de co-municaciones directas entre ella y Barce-lona». Justo al año siguiente de la triunfalllegada del ‘Balear’, un periódico ibicenco

transcribía la crónica que Joan d’Avinyo (J.Pous y Pagés) había publicado en El PobleCatalà, congratulándose de la subvenciónlograda por la isla para poder volver a ha-cer realidad esa tan necesaria comunica-ción directa, al tiempo que evocaba la co-laboración prestada al efecto por el Cen-tre Excursionista de Catalunya, entre otrascorporaciones o entidades. Y si una re-presentación de las fuerzas vivas ibicencas–tal como igualmente informaba– tenía laintención de desplazarse a Barcelona paraagradecer el apoyo prestado –tan pronto seinaugurara el trayecto–, el cronista pre-guntaba por qué no tenían que recibirellos a dichos expedicionarios de la mismamanera espléndida y afectuosa con que loslos ibicencos habían recibido a los excur-sionistas cuando «hi anaren refent la rutadel rei en Jaume».

Esa voluntad de corresponder las aten-ciones recibidas es la que a su vez mani-festó uno de esos mismos excursionistas (elseñor Gubern) en la sesión celebrada en laDiputación Provincial de Barcelona, ya el de Diciembre de . Para ello co-menzaría aludiendo a la hospitalidad yotras virtudes de los naturales de Eivissa,proponiendo finalmente que el presiden-te de la Corporación y la Comisión pro-vincial se pusieran de acuerdo para obse-quiarles del mejor modo posible. Dado quela petición fue aprobada entre aplausos porunamidad, se acordó, en principio, fletarun vapor, juntamente con la colonia ibi-cenca, para salir al encuentro del proce-dente de Eivissa, entre otras disposiciones.Sería el de enero de cuando el ‘Ba-

lear’ inaugurara esa nueva línea directa,otra vez empavesado y llevando ahora abordo a la referida expedición isleña, ca-mino de Barcelona. Al llegar al puerto, y talcomo se había acordado, salió a recibirleel vapor ‘Montserrat’, igualmente empa-vesado y repleto de pasajeros, prodigán-dose a partir de entonces las atenciones yagasajos por parte de autoridades y cor-poraciones, como muy bien se refleja en al-gunas de las instantáneas captadas por laprensa y tal como se encargó luego detransmitir a la isla F. Medina. Según este,sintieron una grata y patriótica sensaciónal ver al alcalde de Eivissa ( Marí Pol) pre-sidiendo en el histórico Saló de Cent.

Rememoraron la visita a Eivissa de, en el propio Centre Excursionista deCatalunya. Disfrutaron de un gran festivalen el parque Güell. «Saborearon» lascomposiciones del Orfeó Català en el Pa-lau de la Música. Y, en el lujoso banque-te celebrado en el Mundial Palace, tuvie-ron ocasión de congregarse con los ibi-cencos residentes en Barcelona, con con-cejales y diputados de dicha ciudad, asícomo con casi todos los excursionistas queestuvieron en la isla «cuando las gloriosasfiestas del Centenario del Rey Jaume I». Aldía siguiente tendrían aún tiempo de vi-sitar la Cámara de Comercio y de asistir albanquete del Tibidabo organizado en suhonor por el Ayuntamiento y la Diputa-ción de Barcelona. Y cuando ya llegó elmomento de partir en el ‘Balear’, de re-greso a a la isla, se conmoverían al vercómo un poderoso foco eléctrico –pro-yectado también desde el Tibidabo– les

iluminaba a manera de fraternal despido.

A manera de epílogo. Éste no sería sino el simple final de un ca-pítulo, dentro del nuevo rumbo que em-prendía la propia Eivissa. En lo que se re-fiere a los contactos establecidos con el Cen-tre Excursionista de Catalunya, a aquella«gran lección de historia viva, de historiaplástica», con que en –según decía laIlustración Artística– se había iluminado eltexto de las cronicas históricas (al seguir cos-ta a costa o sobre el terreno prácticamen-te el itinerario de la primera conquista deD. Jaime), siguieron otros significatiavos en-cuentros con nuestras islas. Fue, de hecho,ese Centro de excursionistas al que el me-cenas catalán Rafel Patxot encargó, en, el ambicioso estudio de las viviendastradicionales en Mallorca, Menorca y las Pi-tiüses, con todo lo que ello comportaba parael conocimiento etnográfico del mundo ru-ral. Un proyecto que, aunque interrumpi-do por la Guerra Civil, se traduciría en unimportante fondo documental –con casi fotografías– custodiado nuevamentedesde los años por esa institución cata-lana, y objeto reciente de estudio y exposi-ción (Sa Nostra -). Cuando, pa-sados algunos años, la línea del vapor a Bar-celona corrió el riesgo de malograrse, allí es-tuvo nuevamente el Centre Excursionistapara prestar su apoyo. Y al celebrarse el VIICentario de la Reconquista, en , seríala Federación de Entidades Excursionistasde Cataluña la que junto con la Colonia Ibi-cenca de Barcelona organizarían una veladacultural, transmitida por Radio Barcelona.

El puerto desde Dalt Vila. Dos buques rusos que cargaban sal también se engalanaron para recibir a los excursionistas

Los que decidieron ir a Sant Antoni lohicieron en carretones generosamentecedidos por unos cincuenta vecinos yengalanados con banderas catalanas

Tal como se diría en la Il·lustracióCatalana, incluso esa ‘bona gent’ sehabía tomado el trabajo de sembrar de ‘murta’ los caminos

El vapor ‘Balear’ en el muelle Recibimiento festivo en el Carrer Ample, de Sant Antoni

DIARIO de IBIZA VIERNES, 2 DE SEPTIEMBRE DE 2011 25Reportaje La miranda

DIARIO de IBIZAVIERNES, 2 DE SEPTIEMBRE DE 201126 LibrosLa miranda

Anne Sexton (Massachussets, -) és, a la vora de la de Sylvia Plath iAdrienne Rich, arrenglerades sota l’ano-menada poesia confessional, una de lespoetes de parla anglesa més innovadoresi originals del segle XX. Vers els anys cin-quanta, sorgí de la mà de Snodgrass i Lo-well (amb qui Anne Sexton s’havia formatgràcies als seus tallers literaris), una reacciócontra la poesia impersonalista d’Eliot iPound.

Tot i així, l’obra de Sexton ultrapassaqualsevol tendència estètica i, astorà la crí-tica més conservadora del seu moment,per l’absència de tabús i per la nuesa enquè mostra els plecs i replecs de la seva in-timitat en una èpica pouada en el seu uni-vers femení amb els temes com l’adulte-ri, l’incest, la maternitat, la masturbació(«A la nit, sola, em caso amb el llit»), lamenstruació («El ventre no és cap rellot-ge, ni és cap campana que toqui, però a lesonzè mes de la seva vida, jo sento el no-vembre del cos tan bé com el del calen-dari»), l’avortament («aquest nonat quedessagno»), la drogaaddicció als psico-fàrmacs i la bogeria i el suïcidi ( «Vaig ferque els sons es tornessin agres? Vaig dir-te que t’enfilessis al defora de la finestra?»),temes tractats a voltes des de l’inconscientper la influència de la psicoànalisi peròsempre amb un toc agosarat i irreverent alqual cal afegir-hi una personalitat rebel iextrovertida i el seu vorejar continu ambla soledat, el desig i el dolor sempre a frecde l’abisme amb la mort, l’alcohol i les con-tínues depressions que culminaren ambel seu suïcidi als seus anys.

A l’igual que Sylvia Plath, la recerca po-

ètica fou paradigma d’individuació a par-tir de la reconciliació de l’experiència in-terna/externa fins a crear una línia decreació autònoma que a partir del «jo» i deforma molt singular, definí una conscièn-cia femenina política, estètica i eròtica, totnegant-se a ser incloses en la cultura de lapassivitat.

Per tant, tant en una com en l’altra, hi hauna protesta contra l’equació que iguala-va feminitat i maternitat i del fet que el«motherhood» fos una opció que com-portés l’exclusió de l’escriptura alhoraque posava en qüestió la visió d’un mónestructurat sempre en polaritats: ment/cos;cultura/naturalesa; raó/emoció.

Montserrat Abelló, poeta amb més dedeu títols inclosos a la seva obra comple-ta ‘Al cor de les paraules’, (), que li hanvalgut, entre d’altres, el premi Lletra d’Or,per la seva llarga i meritòria trajectòria dinsla traducció, podem considerar-la situadadins la constel.lació de poetes traduc-tors. La seva traducció, que abasta més devint-i-cinc títols, ha suposat la vinculacióde la cultura catalana actual amb la poe-sia de la llengua anglesa del segle XX carli devem no solament la recepció en llen-gua catalana de la magnífica i també ma-laurada Sylvia Plath ( ‘Arbres d’hi-vern’,, i ‘Sóc Vertical. Obra poètica-’, que fou premi Cavall Verd el

), sinó la de moltes altres poetes d’ex-pressió anglesa provinents de tres conti-nents com Adrienne Rich, Margaret At-wood o Alice Walker, que formen part del’antologia ‘Cares a la finestra: dones po-etes de parla anglesa del segle XX’. Aixídoncs, hi ha en la poeta Montserrat Abe-lló una voluntat de fomentar el coneixe-ment de la tradició literària femenina i an-glosaxona per tal de recuperar part d’unagenealogia perduda i per tal d’enriquir i re-novar nous espais dins la creació poètica.

Tal com ens diu, a ‘Com ella’ vol fer-nosarribar el millor de la poesia d’Anne Sex-ton, tot oferint-nos els seus múltiples re-gistres gronxats dins la immensa com-plexitat de l’autora. Així, no s’està pas d’a-fegir alguns dels seus poemes més llargso insòlits com ara ‘Afanya’t, si us plau, queés l’hora’, o un dels setze llargs poemes de‘Transformacions’.

Una traducció acurada i arriscada al-hora de la mà d’una poeta que, sensdubte, ens atansa d’una manera fèrtil idúctil a l’audaç poesia d’Anne Sexton, delectura obligada.

HELENA ALVARADO I ESTEVE

Sobre audàcies poètiques

La escritura no es distinta de la vida. De ahíque en su penúltima novela publicada en Es-paña, ‘¿Quién se acuerda de David Foenki-nos?’ (Kailas), el propio Foenkinos, sin va-nidad ni arrogancia, con delicada modestiay sutil humor, se presentara de esta mane-ra: «No sé si algunos de ustedes me recuer-dan. Hace varios años publiqué ‘El potencialerótico de mi mujer’. Esa novela no auto-biográfica, traducida a numerosos idiomas,fue un auténtico éxito. Recibí el premio Ro-ger-Nimier antes de ser seleccionado en lalista de verano del premio Goncourt. [...] Des-pués de ese éxito que se borra de las me-morias, publiqué otras cuatro novelas quepasaron desapercibidas. Esa caída en la in-diferencia general me resulta tan brutalcomo injustificada».

Tan brutal como esa indiferencia injusti-ficada, me parecen las voces que ahoramismo celebran su última novela, la multi-premiada ‘La delicadeza’ (Seix Barral), com-parándola con productos de temporadacomo ‘La elegancia del erizo’, de MurielBarbery, o ‘Juntos, nada más’, de Anna Ga-valda. Foenkinos no sólo es un magnífico na-

rrador de historias, sino que es un novelis-ta de ideas, lo que no es costumbre. Con unbuen puñado de novelas a sus espaldas, lasha ido aproximando entre sí, hasta el pun-

to de que hay obsesiones que se pasan deuna a otra; y una de éstas, fundamental, esla del amor como núcleo esencial de la re-lación humana, pero que lleva la pólvora ne-cesaria para que, en un momento determi-nado, explote.

En ‘La delicadeza’, cuya adaptación cine-matográfica se está rodando actualmente,protagonizada por Audrey Tatou, Foenkinosnarra la historia de Nathalie, una mujerque acaba de perder a su marido en un ac-cidente. Destrozada, poco a poco intenta re-construir su vida sin mucho éxito, hasta queMarkus, un compañero de trabajo, entra enescena en el momento adecuado: «La ma-yoría de las relaciones se resumen de hechoa esa simple cuestión del momento ade-

cuado. Markus, que se había perdido tantascosas en la vida, acababa de descubrir su ca-pacidad de aparecer en el momento ideal enel campo visual de una mujer». Y entoncessucede la magia: la capacidad para volver aamar y ser feliz existe.

Pocos han ido tan lejos como Foenkinosen la mirada irónica, tierna, entrañable, bri-llante, traviesa, positiva, divertida, opti-mista, sensible, espontánea, inteligente,sencilla, sincera, original, con que sabe pre-sentar las intermitencias del corazón. Se-guramente la mejor lectura —la más gozosaal menos— de una novela tan exquisita ydeliciosa es la más literal, la más pegada ala letra, que dé sólo cuenta del sentido in-mediato de las palabras. En este sentido nodefraudará a quienes han gozado con lasanteriores visones del autor de fuerte baseautobiográfica, que no hay en la novela quenos ocupa.

En cualquier caso, a mil leguas de las bes-tsellers de Barbery y Gavalda, ‘La delicade-za’ es una novela de perfil irreductible, quesólo admite lectores cómplices, dispuestosa dejarse enamorar, entre sonrisa y sonrisa,por un perfecto (para algunos, no para mí,pues me acuerdo perfectamente de DavidFoenkinos) desconocido.

ANTONIO BORDÓN

Vuelve Foenkinos

Anne Sexton D. I.

David Foenkinos D. I.

DAVID FOENKINOS

La delicadeza� SEIX BARRAL, 2011

ANNE SEXTON

Com ella. Poemes escollits (1960-1965)TRADUCCIÓ: MONSERRAT ABELLÓ

� PROA, 2011

DIARIO de IBIZA VIERNES, 2 DE SEPTIEMBRE DE 2011 27Lecturas La miranda

Pocas voces tan obsoletas como el tér-mino «veraneo», con sus marcadas con-notaciones familiares y de clase, de alar-gadas y detenidas estancias en destinosmuy prefijados, más bien norteños y casivitalicios, antes de que el extendido afán de«ligar bronce» diese al traste con el antiguoprestigio de «preservar marfil».

Al margen de productos asociados, cadavez más indefinidos y ubicuos, consumi-bles en cualquier época del año, como la‘canción del verano’ o el ‘tinto de verano’(también ‘las bodas de la cerveza y el ve-rano’, que oficiara el poeta), ¿existe ya unámbito específico de esta estación? El rui-do estival, además, no se correspondecon los promedios, ya que, según las esta-dísticas del INE, los españoles que han sa-lido de vacaciones en los últimos veranos,tras el inicio de la crisis, apenas alcanzanuno de cada dos, en temporadas cada vezmás breves y a lugares cada vez más cer-canos a la propia residencia. (Según unsondeo sobre expectativas para el veranoactual, la cosa mejorará hasta superar un de vacacionistas, pero, curiosamente,las gallinas que entran por las que salen,que diría el Mota, la expectativa de gastodisminuirá un respecto al año pasado).

En cualquier caso, en casa o lejos decasa, «verano –definió Umbral en ‘Mortaly rosa’–, es eternidad razonable». Un es-pacio, también, para que jueguen al es-condite inglés el calor y la sombra, que, adecir de Sartre, van de la mano, pues el soles siniestro; y en lo cual redunda, conmayor fuerza lírica, José María Valverde: «ElSol lo toca todo como un ciego…» Es, se-gún lo concibieron Bataille y Beckett al ali-món, «el ano solar», la ensoñación del «es-fínter del cielo».

Desconfianza y simulacionesSe levanta ahora la veda para dar con untiempo peculiarmente elástico, zumbón ydiletante. Pero, en la medida en que se em-borronan las fronteras, entre ocio y nego-cio, entre hipótesis de vacación y de trabajo,caen los atributos del verano. La cuestiónde fondo radica en que el tiempo físico y eltiempo social andan dislocados. Quizás sa-bemos que es verano sólo porque ya ha de-jado de ser primavera en El Corte Inglés; yporque –en los mejores casos– las empre-sas dejan de embarazarnos y nos dan elmes a regla suelta.

Como sostiene Agustín García Calvo,«cuando insisten tan obstinadamente enproclamar que hace frío en el invierno y ca-lor en el verano (pues, ¿qué sería, si no, delos abrigos de astracán y de los hoteles a lavera de las playas?) no puede uno menosde sentirse invadir por la desconfianza».Pese a la ilusión de atemporalidad («Puer-tas abiertas a un salón vacío / donde se pu-dren todos los veranos», escribió en ‘Pie-dra de sol’ Octavio Paz), ya no se trata tan-to de un vaciado específico en el almana-que, o de una suspensión inherente a unaestación determinada, cuanto de una ac-titud o un estado de ‘disponibilidad’. Comodejó escrito el sociólogo Jesús Ibáñez, «alestar el verano en todos los lugares y en to-dos los momentos, está ya nunca y en nin-guna parte».

Sin identidad alguna, carente de atri-butos espacial y temporal, se le identificacomo algo susceptible de saltar como unresorte en cualquier instante y rincón,

donde sea y cuando sea, con tal de que«puedas… oscurecerte la piel con bronce-adores, deambular por las autopistas, visitarcomo un loco monumentos y comercios;que puedas como un zombi, trasnochar,trascomer, trasbeber, trasfollar… simular latrasgresión a toda costa».

Ese poder de simulación, de adquirir elestatus de trasveraneante, con la vedamasivamente levantada en estas fechas, si-gue siendo, no obstante, un duro trabajo re-munerado en prestigio. Irse de vacacionespara poder presumir de que se ha ido de va-caciones. Varían los parajes, pero perma-nece intacta la ambición esencial de las se-ñoritas de la clase media madrileña que, amediados del siglo pasado, se recluían ensus casas y bronceaban en los balconespara poder presumir de que habían pasa-do la temporada en un chalé de Villaviciosade Odón. Lo que aumenta es el compulsi-vo destajo, el prestigio de la lejanía, la so-fisticación para perfeccionar la prueba o elbotín que se exhibe en el retorno, que aho-ra llevamos incorporado en el apéndice delmóvil.

Uno de los lemas más extendidos podríaser: ganarás el pan del prestigio con el su-dor de tu frente sobre la hamaca. Esto pue-de acometerse en plan desaforado, o bien,más familiarmente, reproduciendo los es-quemas dejados en origen. Ibáñez estipu-ló en su día dos modelos de «trasverane-antes», que se han exacerbado en los últi-mos lustros: El zombi sin sepultura y El ca-racol cargado de implementos. Éste último,fiel heredero del seiscientos de la clase me-dia –desde los Planes de desarrollo hasta

Verano azul–, es el utilitario familiar ati-borrado, con la suegra, el tiesto y el loro in-cluidos, que se limita a trasladar el aura do-méstica hasta la entrada de la tienda delcámping o la mesita del apartamento.

El otro modelo, el zombi sin sepultura(cuya imagen paroxística la alcanzan hoylos adolescentes agolpados en cualquier af-ter hours, precisamente en cualquier tiem-po y lugar), lo encarnan los herederos de«mientras el cuerpo aguante». Son losémulos de la célebre jet –otra antigualla–y de cuantos optan por darse de bruces conla borrosa imagen de previsión meteoro-lógica de Agustín Espinosa: «…el sol salíay se ponía siempre a una misma hora».

Por lo demás, conforme a la «descon-fianza» señalada por García Calvo, ya noofrece garantías aquella animada voceci-lla que antaño aseveraba: «Yo sé que esteverano te vas a enamorar». Sobre todo, des-de que Eva María se fue buscando el sol enla playa, con su maleta de piel y su bikinide rayas. Desde que, sin la menor indul-gencia, se esfumó la noción misma deverano. Y más bien sucede que nos ads-cribimos a la estación con la misma iner-cia preventiva con que asumimos los ri-gores de María Cristina: que me quiere go-bernar y yo le sigo le sigo la corriente, por-que no quiero que crea la gente que mequiere gobernar.

Eternidad razonable, sí, pero cuya in-manencia sólo podemos vislumbrar un ins-tante: al trinchar, por ejemplo, un tropezónen la paella, luego de haber aguardado du-rante horas para pillar mesa (o nicho) enel hangar petado de la playa global.

ANTONIO PUENTE

Verano: eternidad razonable

‘El velero’, de Edward Hooper DIARIO DE IBIZA

Sin identidad alguna, carente deatributos espacial y temporal, se leidentifica como algo susceptible desaltar como un resorte

Ibáñez estipuló en su día dos modelosde ‘trasveraneantes’, que se hanexacerbado: el Zombi sin sepultura y el Caracol cargado de implementos

DIARIO de IBIZAVIERNES, 2 DE SEPTIEMBRE DE 201128 Turno de palabrasLa Miranda

A primera vista no sembla que sigui tant,però a les excavacions arqueològiquesfetes els darrers anys als camps d’Eivissa,sobretot per mor de les obres de les dife-rents carreteres, s’ha obtengut una infor-mació riquíssima per a la història Antigade la nostra illa. Entre altres coses, els me-tres i metres de trinxeres o rases picadesa la roca que estaven ocultes per la terraque fins fa poc es llaurava i sembrava sónuna troballa excepcionalment important.Representen, de fet, la primera resta ma-terial de l’agricultura Antiga susceptible depossibilitar, amb les tècniques i recer-ques complementàries necessàries, unaquantificació de la producció de vi entemps púnics i romans. Igualment, aque-lles rases posen de manifest la ubicació deles vinyes i, potser, aportaran als arqueò-legs una aproximació a quin era el seu rè-gim d’explotació.

Podem pensar en granges esclavistes oen finques de pagesos lliures o en merca-ders amb terres treballades per assalariats...Com fos, aquella estructura productiva vaser capaç de fer que el vi d’Ibosim-Ebususarribàs a molts llocs de la Mediterrània oc-cidental i central, com va posar de mani-fest la tesi doctoral de J. Ramon sobre lesàmfores ebusitanes ().

L’excavació arqueològica de les rases ones plantaven les vinyes, l’estudi de la sevadisposició, dimensions i orientació, delselements delimitadors, etc. és una passamés en el camí que porta a conèixer mésprofundament aquella Eivissa pobladade cartaginesos i després engolida pelgran Imperi romà.

El vi a EivissaSempre s’ha fet vi a Eivissa, excepte entreel i el quan els eivissencs erenmusulmans i es dedicaven sobretot a ferpanses. De fet, Nunó Sanç trobà unes bo-nes vinyes al pla de Portmany que haviensét plantades pels sarraïns de Yabisa. Hi hauna diferència important en allò que el virepresentava, per exemple, a l’època ro-mana i el vi pagès que tots coneixem. Noes tracta d’una diferència qualitativa del lí-quid en sí, que no podem tastar, sinó de laproducció i la seua gestió. Ja hem dit queels romans exportaven aquelles àmforesplenes de vi, mentre que, en canvi, el vi ei-vissenc del segle XX s’ha dedicat al consumintern.

Se sap que a l'Edat Mitjana hi hagué im-portant producció de vi que en part sí esvenia fora de l’illa. Devers hi havia di-versos cellers a Vila i el els propieta-ris de vinyes es queixaren molt fort al reiperquè se’ls prohibí momentàniamenttreure vi d’Eivissa si no era per dur-lo a Ma-llorca. El la producció de vi de la partdel pla de Vila que era del rei (de la ca-rretera de Santa Eulària cap a Jesús) era su-perior a la de la resta del quartó de SantaEulària. Aquelles vinyes del pla eren desenyors de Vila i sabem que entre el segleXIII i el XVII l’explotació la feien per mit-jà de captius, moros, sobretot, capturatspels corsaris al nord d’Àfrica.

El la finca d’Andreu Serra, a les Sa-lines, fou cavada per quatre captius, la po-daren uns homes lliures i l’eixarmentareno en retiraren els sarments, tres captivesgregues. Per als temps medievals es podriaparlar d'un vi pagès fet arreu de l’illa peral consum propi i el mercat insular, i un al-

tre vi fet amb el fruit de les vinyes del vol-tant de Vila, propietat dels senyors.

A la vegada, els documents medievalsevidencien importacions de vins estran-gers que varen fer necessari dictar mesu-res proteccionistes per al vi local. Perexemple, els anys i els pro-homs d’Eivissa, que quasi tots eren amosde vinyes, obtengueren del rei dos privi-legis que prohibien la venda de vi estran-ger abans del mes de febrer; així assegu-raven la sortida del vi jove propi. Un pocabans, el , els comptes de la Univer-sitat d’Eivissa demostren que l’impost so-bre les exportacions i importacions de viera de major muntant que la resta d’im-posicions municipals. Fins cap a sempre fou el segon impost en importàn-cia i això

Vi i esclausCom passava a l’Edat Mitjana, un docu-ment de afirma que «los esclaus fanlo conreu de les viñes, y cada nit tornen adormir en casa de sos amos, tancats y se-rrats». Així, els senyors de Vila continua-ven servint-se de captius per a la feina deles vinyes, la sega, l’extracció de la sal...

A la pagesia no s’han documentat mésque uns pocs captius a les cases principals.Durant aquell segle XVII, l’estructura delcultiu de la vinya Eivissa era la mateixa que

a l'època anterior, situada sobretot alsplans de Vila i de ses Salines. També s'hade tenir en compte el pla de Portmany, ricen vinyes ja el segle XIII. El una casad’aquell pla tenia set bótes amb cinc-cents quarters de vi (uns . litres), unfonyador i dos cubells.

L’any es va fer un document ex-cepcional: la quantificació dels ceps quehi havia al quartó de Santa Eulària o del Reii a la seua part del pla de Vila. L’estudià enpart, fa temps, E. Fajarnés (), quicomptà que aquell any de hi havia alpla de Vila . ceps que formaven lesvinyes de setze propietaris. Mentrestant,al quartó de Santa Eulària n’hi havia. pertanyents a propietaris. L’es-pecialització del pla de Vila en la produc-ció de vi per a l’exportació és clara i que eraen mans dels senyors de Vila també. Laquantificació de la producció que aquellsceps podien fer i de la superfície que ocu-paven està per fer.

La geografia de la vinya, un esbós de lahistòria de la gestió que se’n feia i del quesignificà per a Eivissa el seu comerç ja estàesbossada, Falta aprofundir-hi. El vi d’Ei-vissa i Formentera ha fet un llarg camí i lesbodegues joves que s'han obert els darrersanys n'asseguren la continuïtat. Els desit-jam un camí tan llarg mateix i ple d’èxitsen la qualitat i en les vendes.

ANTONI FERRER ABÁRZUZA

In vino ebusitano veritas

«Sempre s’ha fet vi a Eivissa, excepte entre el 902 i el 1235 quan els eivissencs eren musulmans i feien panses.» MOISÉS COPA

«Podem pensar en granges esclavistes o en finques de pagesos lliures o en mercaders amb terres treballadesper assalariats...»

«La geografia de la vinya, un esbós dela història de la gestió que se’n feia idel que significà per a Eivissa el seucomerç ja està esbossada»