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CINE: LOS ORÍGENES DE LOS BEATLES 42 TURNO DE PALABRAS: REALIDAD Y FICCIÓN 46 Páginas de cultura DIARIO de IBIZA // nº155 Pág. 41 La Miranda VIERNES, 10 DE JUNIO DE 2011 [email protected] blog.diariodeibiza.es/lamiranda Acaban de publicarse en castellano los libros ‘Correo Dadá’ y ‘Denkbilder. Epifanías en viajes’. El primero, es- crito por Raoul Hausmann, y publicado por primera vez en francés en 1958, describe los orígenes y la evolu- ción del movimiento dadaísta desde la experiencia de uno de sus protagonistas. El segundo, de Walter Benja- min, recoge un buen número de textos sobre viajes, entre los que destacan algunos escritos en Eivissa. Pág. 43 Obra de Raoul Hausmann titulada ‘Triunfos dadá’ (1920). D.I. Historia de dos libros

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CINE: LOS ORÍGENES DE LOS BEATLES �42 • TURNO DE PALABRAS: REALIDAD Y FICCIÓN �46

Páginas de cultura DIARIO de IBIZA // nº155 Pág.41

La MirandaVIERNES, 10 DE JUNIO DE 2011

[email protected]�blog.diariodeibiza.es/lamiranda

Acaban de publicarse en castellano los libros ‘Correo Dadá’ y ‘Denkbilder. Epifanías en viajes’. El primero, es-crito por Raoul Hausmann, y publicado por primera vez en francés en 1958, describe los orígenes y la evolu-ción del movimiento dadaísta desde la experiencia de uno de sus protagonistas. El segundo, de Walter Benja-min, recoge un buen número de textos sobre viajes, entre los que destacan algunos escritos en Eivissa. Pág. 43

Obra de Raoul Hausmann titulada ‘Triunfos dadá’ (1920). D.I.

Historia de dos libros

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DIARIO de IBIZAVIERNES, 10 DE JUNIO DE 201142 CineLa Miranda

En ‘Midnight in Paris’ Woody Allen sepropuso practicar el juego de las muñecasrusas, aquellas matrioshkique han venidosiendo cada vez más populares de untiempo a esta parte. Si en ‘Origen’, Chris-topher Nolan nos proponía habitar en unsueño dentro de un sueño que se hallabaalojado en el interior de otro sueño, aquíAllen hace retroceder al protagonista (y anosotros con él) del actual París al de losaños y de allí al de finales del siglo XIX,todo en una misma noche, en un viaje deida y vuelta sin billete ni costes suple-mentarios.

Hasta ahí todo bien. La magia del cinereside fundamentalmente en su estatutode artefacto de ficción, en su alma pri-migenia de truco de feria; algo que el di-rector neoyorquino ya nos había queridodejar claro en títulos como ‘Alice’ o ‘Larosa púrpura de El Cairo’, con los que ‘Mid-night in Paris’ anda medio emparentada.Y si surgiera alguna duda respecto de la re-lación del cine con la realidad, bastaría re-mitirnos a aquella tan sugerente defini-ción de Picasso: «El arte es una mentiraque nos acerca a la verdad».

Por otro lado, si el secreto de las ma-trioshki tiene un punto flaco, éste consis-te en que la sorpresa sólo se produce la pri-mera vez, y en todo caso, lo que se pondríaen funcionamiento a partir de ahí es el con-cepto de ‘repetición’, según el cual es pre-cisamente este retorno permanente, en sussucesivas vueltas de tuerca, el que acaba ge-nerando una producción de sentido.

De modo que al espectador se le pide enuna primera apertura de caja que dé porbueno el inesperado viaje en el tiempo delescritor protagonista (sin que los que le es-peran del otro lado muestren extrañeza al-guna por su atuendo del siglo XXI), sobretodo teniendo en cuenta su manifestadapredilección por la época en la que va adesembocar: el París de los años . Nosmoveríamos pues en el campo del pensa-

miento mágico pero también en el del de-seo: querer es poder.

Un poco más adelante, cuando abrimosla caja alojada dentro de la primera caja, lapróxima sorpresa que nos aguarda es quetodos los intelectuales admirados por el es-critor que interpreta Owen Wilson (uno delos sucesivos alter ego de Woody desde queéste ya no tiene edad para la comedia ro-mántica), aparecen siempre juntos en losmismos locales o devolviéndose las visitasunos a otros, como si aquello fuera una or-gía constante de talento mancomunado:Ernest Hemingway, Scott Fitzgerald, Ger-trud Stein, Jean Cocteau, Djuna Barnes, Pi-casso, Matisse, Dalí, Man Ray, Buñuel, T. S.Eliot… todos bebiendo, bailando y discu-tiendo sobre el arte y la vida, ante los fas-cinados ojos de nuestro rendido viajero.Nada demasiado alejado de aquel mo-

mento, también múltiplemente repetido enel cine de Spielberg, en el que apelando anuestra capacidad infantil de fascinaciónante lo desconocido (por medio de hacesde luz azulada y rostros de niños boquia-biertos ante la maravilla), este directornos convertía en terrestres provincianosque reciben una lección del universo en for-ma de encuentro en la tercera fase.

Belle ÉpoqueTampoco hay que alarmarse. Por un lado,para Allen se trata de una licencia que lepermite representar, con economía demedios y brevedad expositiva, lo que fueaquel tiempo de transformación y rein-vención continua del papel del arte en lasociedad. Por otro, hay que tomarlo comouna argucia narrativa: el director nos lospresenta en grupo para poder articular así

mejor su idea, a saber: no cualquier tiem-po pasado fue mejor, aunque de entrada lopueda parecer.

Pero lo que ya se nos antoja un excesoen la economía de lenguaje es que los in-telectuales en cuestión se muestren no talcomo debieron ser, sino conforme al es-tereotipo que de ellos nos hemos fabrica-do. Así, en un determinado momento,entre sorbo y sorbo a la botella y sin venira cuento, oiremos exclamar a Hemingway–quien exhibe un permanente talantependenciero–: «¡Quién quiere pelea!»; oasistiremos a los continuos cambios de opi-nión de una frívola y caprichosa Zelda Fitz-gerald, permanente candidata al suicidio,mientras Picasso muestra un inalterableperfil de español terco y malhumorado yDalí no puede mantener un diálogo co-herente sin referirse, en plan monotema,a su famoso rinoceronte. Aquel que vistiócon puntillas.

También en este punto podría argu-mentarse que se trata de la misma simpli-ficación que ya opera en el personaje delescritor, con su actitud reverencial, casiadolescente, por el pasado bohemio pari-sino, y que de ese modo la lección apren-dida se ajusta a los rasgos del personaje.Pero nada (salvo una cierta facilidad ar-gumental que planea por todo el film)parece justificar que su novia (RachelMcAdams), una tan atractiva como insu-frible americana de clase acomodada yconvencionales padres conservadores,tenga que ser dibujada con trazos tan rí-gidos y maniqueos.

Al final, cuando una última vuelta detuerca nos lleve al París de la Belle Épo-que, habremos de descubrir todavía(¡Cómo no!) a Toulouse-Lautrec, Degas yGauguin juntos en el Maxim’s, que esjusto donde el pasajero del tiempo em-pezará a comprender que los «brillantes»momentos del pasado, no son en el fon-do otra cosa que presente sublimado y quede lo que se trata es de pescar al vuelo lasoportunidades que te brinda tu propiotiempo. Carpe diem.

CARLES FABREGAT

‘Midnight in Paris’: muñecas rusas

Les biografies fílmiques de músics sem-pre fan una mica de por, perquè quan noincorren en el desplegament de conven-cionalismes sobre el mite, aposten per lasimple hagiografia. Però ‘Nowhere Boy’,centrada en les primeres passes musicalsde John Lennon, trenca amb el cànon d’a-quest subgènere. Primer, perquè la sevadirectora, Sam Taylor-Wood, està més in-teressada a explorar la faceta més íntimadel personatge que no la seva dimensiómés pública; i, segon, perquè el film fa unarenúncia a qualsevol artifici estètic en be-nefici d’una radiografia costumista de laGran Bretanya dels anys .

La pel·lícula se situa, d’entrada, al Liver-pool del , on un jove Lennon troba enla música la màxima expressió de les sevesinquietuds d’adolescència. La música lisuposa, en certa manera, la viva imatge de

la dualitat que ha viscut a casa: criat per laseva rígida tieta, John té en la seva mare,sempre absent de la llar familiar, la metà-fora d’una personalitat emergent.

Però, en ple apogeu del seu talent, una in-esperada tragèdia acaba declinant la ba-lança i, quan coneix un jove i desconegutcompositor anomenat Paul McCartney,John sembra la llavor del que acabaran sentThe Beatles. Enmig de tot això, el primeramor, les primeres decepcions i, per des-comptat, les primeres notes d’algunes de lesseves cançons més llegendàries.

‘Nowhere Boy’, que arriba al nostre paísamb dos anys de retard respecte a la seva es-trena britànica, brilla especialment pel seuretrat de l’eclosió cultural britànica i, so-bretot, pel tractament gens convencional deles relacions familiars del protagonista:sense incórrer en excessos melodramà-tics, la directora capta a la perfecció la re-lació entre les dues germanes que el crien.

Un dels principals al·licients del film és,

sense cap mena de dubte, el seu esplèndidrepartiment, encapçalat per Aaron Johnson,Kristin Scott Thomas (realment esplèndi-da: les seves escenes apugen el llistó de lapel·lícula), Anne-Marie Duff (vista a ‘Dia-rio de un escándalo’ i ‘La última estación’),Ophelia Lovibond, David Threlfall, JoshBolt, Sam Bell, David Morrissey, Alex Am-brose i Thomas Brodie Sangster, que inter-preta Paul McCartney després d’haver-se fetpopular com a actor infantil en títols com‘La niñera màgica’, ‘Love actually’ o ‘La úl-tima legión’.

PEP PRIETO

La gènesi dels Beatles

Una escerna de la última película de Woody Allen.

Película dirigida per Sam Taylor-Wood.

NOWHERE BOY�Una película de Sam Taylor-Wood�Intérprets: Aaron Johnson, Kristin Scott Thomas, Anne-Marie Duff,Ophelia Lovibond, David Threlfall, Sam Bell

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DIARIO de IBIZA VIERNES, 10 DE JUNIO DE 2011 43Libros La Miranda

A ambos les unió su pasión por Eivissa,donde coincidieron en aunque, segúntodos los indicios, sin que llegaran a co-nocerse. En aquella época Raoul Hausmannera un artista célebre (aunque ya no tantocomo lo había sido en los años veinte),mientras Walter Benjamin apenas era co-nocido todavía, salvo por los lectores delFrankfurter Zeitung, donde publicaba re-señas de libros. Sin embargo, los años hanintercambiado los papeles y si el segundoes hoy uno de los pensadores del siglo XXmás editado, leído y admirado, la suerte delprimero no ha sido la misma y su figura ysu obra son conocidas solamente por unaminoría.

Pero ahora acaban de llegar a las libre-rías dos obras que merecen el comentarioy que vuelven a unirlos de alguna manera.Se trata de ‘Correo Dadá’, de Hausmann, pu-blicado en España por primera vez, y de‘Denkbilder. Epifanías en viajes’, de Benja-min, que no es la primera vez que se publicaen nuestro país aunque sí con este título. Elprimero lo ha editado Acuarela & A. Ma-chado, de Madrid. El segundo, el sello ar-gentino El cuenco de plata. Dos obras muydistintas, pero igualmente muy represen-tativas de ambos autores. El de Hausmannes un libro que trata de explicar el movi-miento dadaísta desde la propia experien-cia de su autor, protagonista indiscutible. Elde Benjamin es un bellísimo libro de viajes,en el que no faltan algunos de los textosprincipales escritos en durante sus dosestancias ibicencas.

El dadaísta HausmannLa primera versión de 'Correo Dadá' fue es-crita en alemán, en , poco después deque su autor abandonara Eivissa, aunqueel libro no se publicaría, ya en su versióndefinitiva, y en francés, hasta , cuan-do Hausmann vivía en Limoges. El libro tie-ne como objetivo describir la historia deDadá, el primer gran movimiento de 'in-dignados' del siglo XX, surgido de las ce-nizas de la Primera Guerra Mundial, como«una táctica consciente destinada a destruiry disolver la trasnochada cultura burgue-sa». Su origen se remonta a , al céle-bre Cabaret Voltaire, de Zúrich, y a TristanTzara (otro visitante de Eivissa, por cierto),a quien le ha correspondido el título deprincipal fundador.

De Suiza, Dadá se traslada a Berlín de lamano de Huelsenbeck, y en se fundaen esta misma ciudad el Club Dadá, con laintervención decisiva de Raoul Haus-mann. Pero cuando éste inicia la escritu-ra de ‘Correo Dadá’ ya ha llovido mucho ysobre el movimiento artístico se han rea-lizado exposiciones retrospectivas (en elMOMA, por ejemplo), se han editado ca-tálogos y se han escrito comentarios enmuy diversos libros de arte.

Hausmann, que ha leído todos estosescritos, tiene mucho que decir al respec-to, y puede decirse que el origen de ‘CorreoDadá’ es precisamente éste: la necesidad decorregir muchas opiniones y de contar la‘verdadera’ historia del dadaísmo. Por estarazón, en el libro, su autor se ocupa sobretodo de reivindicarse a sí mismo como pro-tagonista del movimiento y de señalar la im-

portancia del Club Dadá de Berlín. A Haus-mann le interesa dejar muy claro sobre todosu papel en el movimiento como inventorde la técnica del fotomontaje (que algunoscríticos habían atribuido a Max Ernst), asícomo de la poesía fonética. Sobre esta úl-tima actividad, Hausmann reconoce que,antes de él, ya se habían dado pasos im-portantes (¡desde Góngora!), pero que él noconocía ninguno cuando empezó.

Más allá de las reivindicaciones perso-nales, ‘Correo Dadá’ es interesante tambiénporque en él se publican los manifiestos da-daístas que el propio Hausmann escribió,documentos de suma importancia en la his-toria del movimiento, comenta los que es-cribieron otros y reflexiona sobre el papelque desempeñaron otros artistas comoFranz Jung o Kurt Schwitters. Sobre su re-lación de amistad con este último y los pro-yectos que llevaron a cabo conjuntamen-

te se extiende con más detalle, ofreciendoun retrato muy peculiar del gran artista deHanóver.

Entre la biografía y el ensayo, ‘CorreoDadá’ es un magnífico documento paracomprender mejor los entresijos funda-cionales y la evolución del dadaísmo, mo-vimiento del que «nació el arte abstracto,el constructivismo y el surrealismo», siem-pre desde la óptica, más subjetiva imposi-ble, de uno de sus protagonistas estelares,Raoul Hausmann.

Los viajes de Benjamin‘Denkbilder. Epifanías de viaje’, de WalterBenjamin, recoge los comentarios viajerosdel autor, textos breves en su mayoría, es-critos en los lugares del viaje: Moscú, Ná-poles, París, San Gimignano, Marsella, Ei-vissa... La palabra alemana Denkbilder esprácticamente intraducible y los editoreshan decidido dejarla en su idioma original,añadiendo un subtítulo (‘Epifanías de via-je’) que se corresponde muy bien con elcontenido del libro.

En otros lugares, esta misma palabra sehabía traducido como «imágenes de pen-samiento» o «pensamiento de imágenes»,sintagmas aproximativos pero de ningúnmodo exactos. Hay que decir, sin embargo,que esta edición de El cuenco de plata es lamisma que en publicó Imago Mundi,editora también argentina, con la mismatraducción de Susana Mayer. Aquella edi-ción llevaba el título de ‘Cuadros de un pen-

samiento’, que ahora ha sido eliminado.Los textos de este libro son deliciosos,

ejemplos del talento literario de Benja-min y de su poder de observación. Comosiempre, su autor sabe decir algo original,nunca dicho anteriormente, sobre los lu-gares que conoce, los objetos que toca, lospaisajes que admira, las personas con lasque habla. Y por supuesto, hay que desta-car los textos ibicencos. En primer lugar lallamada ‘Serie de Ibiza’, que en las ObrasCompletas que está publicando actual-mente la editorial madrileña Abada se tra-duce como ‘Serie ibicenca’, y en la prime-ra traducción al español que se realizó deeste mismo conjunto de textos, en el libro‘Teoría(s) de Ibiza’, editado por Libros de laGorgona, se tradujo como ‘Suite ibicenca’.Aquí, en esta serie, se encuentra uno de lostextos más emblemáticos de su viaje a la isla,el titulado ‘Espacio para lo valioso’, dondedescribe el carácter desnudo y austero delporxo de una casa payesa.

Pero, además de esta ‘serie’ de textos bre-ves, hay otros escritos ibicencos, como el ti-tulado ‘Al sol’, una extraordinaria excursiónpor el interior campesino de la isla. Y otrostextos que, aunque no tratan de Eivissa, fue-ron escritos igualmente durante sus es-tancias en la isla: ‘Autorretratos del soñador’y la serie que da título a todo el libro:‘Dekbilder’.

Una buena oportunidad para conocer alBenjamin viajero y muy especialmente alfilósofo que observó y describió Eivissa.

VICENTE VALERO

Documentos biográficosSe publican ‘Correo Dadá’, de Raoul Hausmann, y ‘Denkbilder’, de Walter Benjamin

«Entre la biografía y el ensayo, ‘CorreoDadá’ es un magnífico documento para comprender mejor los entresijosfundacionales y la evolución del dadaísmo»

«Además de esta ‘serie’ de textosbreves, hay otros escritos ibicencos,como el titulado ‘Al sol’, unaextraordinaria excursión por el interior de la isla»

Portadas de los dos libros recién publicados.

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DIARIO de IBIZAVIERNES, 10 DE JUNIO DE 201144 LibrosLa Miranda

Este pequeño gran libro (doscientas pá-ginas más o menos) es la última obra(‘Algo va mal’, Taurus, ) del historiadorbritánico Tony Judt. La escribió durante eldesarrollo de la enfermedad (ELA, una va-riante de esclerosis lateral amiotrófica)que le fue dejando progresivamente pa-ralizado a lo largo de dos años y le llevó fi-nalmente a la muerte este pasado verano.

Por esa circunstancia y su contenido es-tamos ante algo así como su testamento po-lítico. Intelectual de firmes convicciones so-cialdemócratas que defendió en la vida pú-blica tanto frente al socialismo revolucio-nario como al capitalismo neoliberal, Judtse plantea en sus páginas si tras la debacledel comunismo realmente existente y el fra-caso del capitalismo globalizado, si es aúnposible la vuelta a los sistemas socialde-mócratas que agonizan en Europa Occi-dental hace tres décadas por el impacto delas política neoliberal. Sistemas socialde-mócratas que, tras varios decenios de ge-nerar un gran crecimiento económicodespués de la II Guerra Mundial, constru-yeron además los estados del bienestar queestamos viendo desmantelar ante nuestrosojos en la era del neoliberalismo y están hoyen inminente peligro de extinción (si no re-accionamos adecuadamente) a causa de lagrave crisis financiera y económica actual.

Para responder a esa pregunta, nuestrohistoriador hace una documentada des-cripción de las consecuencias que han tra-ído estos treinta años de neoliberalismo:desigualdad y falta de equidad entre ydentro de los estados nacionales actualescon la patología social derivada de ello,como el aumento de la pobreza y del des-empleo de los jóvenes y las clases popularese, incluso, con la vuelta al crecimiento deldiferencial de la esperanza de vida entreclases y, a nivel global, los efectos poten-cialmente explosivos del cambio climáti-co, amén de otra lista innumerable de te-mores (fundados) que lidera el que pro-duce el terrorismo internacional. Y reali-za además un denso y matizado repaso dela historia de esa anterior etapa socialde-mócrata destacando sus logros, pero tam-bién sus errores.

Causas del declivePara Judt, las causas de su declive están nosolo en la desafección de las clases mediaspor el elevado coste del Estado del bien-estar (clases medias que fueron durante suvigencia uno de los sectores sociales quetambién se beneficiaron de los serviciospúblicos que aquellos regímenes estable-cieron), sino también por los propios ex-cesos y errores que los políticos socialde-mócratas cometieron. Pero, fundamen-talmente, el autor de ‘Postguerra’ consideraque el factor decisivo de ese hundimien-to de la socialdemocracia está en el propiodeclive que el Estado-nación ha sufrido conla globalización capitalista que ha traídoconsigo la pérdida de su autonomía y de sucontrol de la economía.

Sin embargo, la consecuencia más gra-ve para Judt de esa expansión globalizadadel capitalismo neoliberal (y, por tanto,uno de los flancos que habría que atacarpara reimplantar una nueva realidad so-

cialdemócrata) es la hegemonía ideológicaque ha conseguido implantar el neolibe-ralismo (eso que refiriéndose a la culturaformalizada se conoce como posmoder-nismo) y ha supuesto la difusión de unamentalidad (sobre todo en nuestros jóve-nes) pragmática, falta de valores o, por me-jor decir, llena de valores que no respon-den a ningún ideal de transformación, sino

que están afectados por el «síndrome dela Escuela de Negocios», o sea, simple-mente situarse en la vida con un empleoestable de elevado sueldo. Todo lo más al-gunos sectores de las nuevas generacionesse mueven por los valores autorreferen-ciales del posmodernismo, como el femi-nismo, los derechos de los gais y las polí-ticas de identidad.

¿Tiene futuro en el contexto actual la so-cialdemocracia? Judt responde afirmati-vamente a ese interrogante. Como buenhistoriador piensa que todo presentehunde sus raíces en el pasado y desde éldebe de explicarse, y que, a su vez, el fu-turo debe también de construirse siempreteniendo en cuenta las experiencias de esepasado. Por tanto, si queremos que lasocialdemocracia vuelva a tener un futu-ro debemos basarnos y volver la miradahacia las políticas socialdemócratas conEstado del bienestar que Europa occi-dental (y hasta Estados Unidos en ciertamedida) vivió tras la segunda conflagra-ción mundial. Eso sí, siempre y cuando se-pamos evitar los errores cometidos enaquella etapa, como la falta de racionali-zación de que adolecieron esas políticasen algunos momentos y ciertos países, ola excesiva cerrazón con que vivió cadauno de aquellos estados-nación su expe-riencia socialdemócrata.

GlobalizaciónDel mismo modo (como ya hemos di-cho) que para ello también sería condiciónnecesaria revertir ese vacío de valores e ide-ales que nos ha traído el neoliberalismo,colmándolo con los valores de la igualdad,la equidad y, en suma, la justicia social. Deninguna manera se puede aceptar la teo-logía neoliberal que nos quiere hacer cre-er que la globalización es una tendencia na-tural, irreversible y, por ende, indomesti-cable, que se escapa a la voluntad de loshombres. Como tampoco que esa globa-lización necesariamente vaya a hacer des-aparecer el que fue y debe seguir siendo elagente del Estado del bienestar, el Estado-nación. Para Judt, al contrario que para mu-chos teóricos del socialismo, no existe,pues, ninguna contradicción interna entrela economía capitalista que los socialde-mócratas aceptan y las limitaciones de lalibertad de mercado e intervención en laproducción que la construcción del Esta-do del bienestar exige y con las que las po-líticas socialdemócratas tratan de embri-dar al capitalismo.

Por si esta recensión no hubiese podidoconvencer a mis improbables lectores delinterés de este libro (sobre todo para lasnuevas generaciones) que nos ilumina engran medida sobre el malestar de nuestrotiempo, puedo aportar otro dato que qui-zá sea más efectivo que mis pobres pala-bras: su primera edición se agotó en la pri-mera semana de su publicación. De hecho,este comentario crítico ha tenido que es-perar a la segunda para poder realizarse.Lo que, desde luego, no es habitual y mu-cho menos en estos tiempos de dificulta-des económicas.

J. A. VAQUERO IGLESIAS

El futuro de la socialdemocraciaTestamento intelectual y político del historiador británico Tony Judt

Portada del libro de Tony Judt.

«De ninguna manera se puede aceptar la teología neoliberal que nos quiere hacer creer que la globalización es una tendencia natural,irreversible y, por ende, indomesticable, que se escapa a la voluntad de los hombres»

TONY JUDT

Algo va malTAURUS 2010

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DIARIO de IBIZA VIERNES, 10 DE JUNIO DE 2011 45Illa al sud La Miranda

Un excel·lent professor de la universitatobria cada un dels cursos que impartia dela mateixa manera: saludava cordialmenttot l’alumnat i escrivia tot seguit a la pissa-ra els que eren per a ell els cinc pilars so-bre els quals s’erigia la cultura occidental.Aleshores, en el moment de comentarbreument cadascun d’ells, sobre el pilar quefeia dos o tres –Roma i el seu dret–, asse-gurava que mai no anava de viatge enllocon no haguessin portat l’imperi anterior-ment els romans. El que provocava méssomriures és que ho deia amb un to de con-fessió, ben seriós, com si no fos cap menad’extravagància, sinó tota una declaració defilosofia vital duta a la pràctica.

Cert o no, aquest professor podria tran-quil·lament haver visitat Formentera i es-tar-s’hi tant de temps com hauria volgut: lesruïnes del recinte del castellum, només deveure-les, possiblement després de buscar-les una mica i mirar diverses vegades el plà-nol assegut a la part posterior del taxi, lihaurien tranquil·litzat el neguit i la incer-tesa inicial.

A la carretera cap as Caló, una micaabans d’arribar-hi, a mà dreta, hi ha les ruï-nes engabiades del que es pensa és una for-tificació d’època romana baiximperial.L’indret es coneix com castellum de can Blaio de can Pins, perquè ocupa totes dues te-rres. Se situa estratègicament, més o menys,

al bell mig de l’illa, i gràcies a una certa ele-vació del terreny i a l’alçada pretesa, teniala intenció de dominar la mar del nord i ladel sud. Però es quedà en això: en intenció.

Actualment, és una fortificació de plan-ta quadrangular amb cinc torres que no s’e-leven ni gairebé un metre d’enterra, i no calenganyar-nos: el nom, castellum, és potsermolt més espectacular que la ruïna en sique anomena. De fet, com en moltes altrescoses, afortunadament, la imaginació ha defer-hi feina i dir la seua.

Però no tothom necessita aquesta ima-ginació: a l’estiu, sobretot, els turistes ita-lians visitants de l’illa que s’hi aturen entreels pins, després d’haver vist el cartell o ha-ver trobat l’indret en el plànol de torn, ni tansols baixen de la moto o de la bicicleta endescobrir engabiada la pedra que prome-tia ser una fortificació poderosa a escala del’illa i que s’anomena castellum. S’ho mi-ren tot amb certa estranyesa i giren cua. Elmotiu és evident: ells, els turistes italians,són d’aquell passat romà i el tenen a diarimil vegades més espectacular que nosal-tres. Nosaltres, en canvi, no som d’aquellpassat, només en venim, anecdòticament.

A l’evocació que per si soles transmetenles ruïnes en general, hem de sumar aaquest castellum el poder de l’inacabat. Se-gons els experts, tot apunta que aquesta for-tificació no es troba actualment a menysd’un metre d’alçada arran d’algun combatferotge, una derrota vergonyosa o, contrà-riament, una victòria heroica i definitiva

que deixà la fortificació arrasada. Segonspodem llegir, el castellum havia de prote-gir les vil·les localitzades a les rodalies i peralgun motiu, no s’acabà d’alçar.

Totes les coses inacabades tenen uncert encant, totes les coses deixades a l’inici,recordant Villangómez, «sols parat un mo-ment, al nostre amor inicial», tenen l’encantde la incertesa i de la feina de la imagina-ció i pensament.

Abril, com el nom que porta, obre el dia,el cel, la llum, la platja i tot ho deixa in-acabat, aturat per a l’estiu que vendrà. Laplatja de ses Illetes mostra una abraçadad’aigua encara gèlida, però a la vegada,una irrefusable invitació. El camió enmigde la platja va apilant amb parsimònia i es-forç la fulla de posidònia com si pogués-sim mesurar o pesar d’aquesta manera lamagnitud o el pes de l’hivern que co-mençam a deixar no tan sols damunt elpaper. Els temporals i els corrents van tam-

bé dins el camió. L’inici de les coses aturades. Són tantes

les instantànies que podríem apilar de lamateixa manera. Som tot inicis aturats. Ales platges, com ara a ses Illetes, podem de-manar-nos si comença la mar o acaba l’i-lla. La platja no deixa de ser un momentaturat d’alguna cosa, la mar o l’illa, i d’unrecord cansat.

Aquell mateix professor, el que mai noviatjava enlloc on no havien posat els ro-mans el dos peus abans que ell, tenia unamanera d’avaluar igualment especial. Des-prés de comentar aquells cinc pilars de lacultura occidental, assegurava també queell, a les seues assignatures, mai no sospe-nia ningú, i que tothom partia, pel simplefet d’estar-hi matriculat d’un .

L’alegria de l’alumnat canviava sobta-dament quan el professor afegia que ell maino sospenia ningú, perquè ja els sospendriala vida. I donava per iniciat el curs.

C. TORRES

Castellum de Can Blai o de Can Pins. D.I.

L’inacabat. Abril

«L’inici de les coses aturades. Són tantes lesinstantànies que podríem apilar de la mateixamanera. Som tot inicis aturats. A les platges, com ara a ses Illetes, podem demanar-nos si comença la mar o acaba l’illa»

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DIARIO de IBIZAVIERNES, 10 DE JUNIO DE 201146 Turno de palabrasLa Miranda

l ya lejano de septiembre de, cuando vi en la pantalladel televisor que dos aviones seestrellaban contra las torres ge-

melas de Nueva York, estaba solo en casa yno podía comentar con nadie la apocalíp-tica escena. Pensé que era uno de esos es-pectáculos de cataclismos y desastres deficción a los que nos tienen acostumbradoslas productoras norteamericanas. El locu-tor de la CNN explicaba exaltado lo queproyectaba la pantalla y, por encima de sualocución atropellada, otra voz en of expli-caba en castellano aquel supuesto magni-cidio como si estuviera sucediendo entiempo real. Y digo ‘supuesto’ porque lo queestaba viendo resultaba incomprensible,inimaginable, inverosímil.

Pensé en ‘La guerra de los mundos’, lamítica retransmisión de Welles que revo-lucionó la historia de la radiodifusión, ha-ciendo creer a los oyentes que nos ataca-ban los marcianos, una falsa noticia que sedio con tal verosimilitud que las gentes sa-lieron aterradas de sus casas. Pues bien, yotambién creí que lo de las ‘torres gemelas’era una patraña hiper-realista llevada a lapantalla, no en vano el cine nos tiene acos-tumbrados a efectos especiales que nos ha-cen saltar literalmente de la butaca. Peroalgo no cuadraba en aquella transmisión.Me extrañó la voz rota, apremiante y des-esperada del locutor, y tuve un punto deduda que me hizo cambiar de canal.

Mi sorpresa fue mayúscula porque todaslas emisoras daban la misma noticia. Pocodespués, otro avión impactaba en el Pen-tágono y se advertía que otros aviones po-dían caer en lugares habitados elegidoscomo dianas. Dos horas más tarde, mien-tras seguía enganchado a la pantalla, caí enla cuenta de que aquel hecho aparente-mente absurdo no era nuevo. Otros hechosinconcebibles habían sucedido, sin ir máslejos, en tiempos no muy lejanos.

Recordé los campos de exterminio deAuschwitz, Buchenwald y Mauthausen.Recordé Hiroshima y Nagasaki. Recordé laerupción de un volcán mejicano que arra-só una ciudad y los últimos terremotos ytsunamis en los que murieron miles de per-sonas. Y me repetí la frase tantas veces oídade que «la realidad supera siempre a la fic-ción». También me pregunté que si vivimosuna realidad tan disparatada que pareceirreal, –si la vida nos impone tan brutales yreiteradas experiencias–, ¿por qué tenemosesa extraña necesidad de inventarnos máshistorias, cuentos y novelas? Holderlin sehacía la misma pregunta: «¿Para qué nossirve la ficción de poesías y novelas en es-tos tiempos de crisis?» La pregunta sigueteniendo validez y convendría que tuvierarespuesta.

¿Por qué plagiamos la vida en los libros?¿Qué busca el escritor cuando inventaaventuras, heroicidades, miserias, pasio-nes y crímenes? ¿Qué busca el poeta consus solitarias divagaciones? ¿Y qué obtienede todo ello el lector? ¿No nos da la vida su-ficientes sorpresas, emociones, sustos ydesengaños? No lo sé. Lo que sí sé es quetoda novela o libro de ficción es un artefactoque busca, precisamente, las respuestasque la realidad nos escatima. Stefan Zweigdice que «los libros sólo se escriben paraunir a los seres humanos y para que poda-

mos defendernos frente al inexorable re-verso de toda existencia: la fugacidad y elolvido». Poesías y relatos son experienciasy reflexiones sobre la vida y, en este senti-do, los libros son espejos de la realidad queintentan atrapar perspectivas esquivas y vi-siones que se nos escapan, para que nosenfrentemos a ellas y, por supuesto, parahacernos pensar.

Los libros tratan de encontrarle sentidoa esta vida que nos desconcierta, alimen-tan esa irrenunciable búsqueda de signifi-cado que necesitamos para sobrevivir. Nohablo de los libros que buscan sólo entre-tener, sino de los que tratan de decirnos‘algo’. Cuando el escritor afronta este retocon honestidad y coraje, con la convicciónde que en el territorio del arte en que semueve sólo conseguirá, entre muchas som-bras, resquicios de luz, está cumpliendo sumisión: hace lo que puede y debe hacer. Yel lector lo sabe y lo agradece.

Si un libro nos impacta, emociona o en-tristece, si nos hace pensar, soñar o reír, siqueremos retenerlo en nuestra biblioteca

para releerlo, es una obra de arte y tiene supapel como lugar de revelación o trascen-dimiento. En el sentido de que el mundoque nos rodea y la propia vida –con sus gran-dezas y miserias, esperanzas y miedos, éxi-tos y desencantos- nunca resulta tan com-prensible como cuando se viste de novela.

Si un amigo me preguntara por el com-promiso frente al absurdo de la vida, le di-ría que leyera ‘La peste’ de Camus. Si un an-ciano me dijera que su sueño hubiera sidoir a Grecia, le regalaría ‘El coloso de Maru-si’ de Miller. Y si un joven imberbe me pre-guntara por la historia reciente de nuestropaís, le diría que leyese ‘Crematorio’ de Bil-ches. Con algunas mentiras, el escritorconstruye verdades y se hace preguntasverdaderas. ¿Por qué existe el mal? ¿Quésentido tiene el sufrimiento? ¿Podemos en-frentarnos al mal y al sufrimiento con elBien, la Verdad, el Arte y la Belleza? No ten-go la respuesta. Pero precisamente porqueno la tengo, para interrogar a la realidad ytratar de arrancarle su significado, recurrotodavía a las novelas y a los versos.

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«... no en vano el cine nos tiene acostumbrados a efectos especiales que nos hacen saltar literalmente de la butaca...»

Realidad y ficciónMiguel Ángel González

«Los libros tratan de encontrarlesentido a esta vida que nos desconcierta,alimentan esairrenunciablebúsqueda de significado que necesitamos para sobrevivir»