HERNÁNDEZ SANCHEZ-BARBA, Mario - El Americanismo Del Conde de Floridablanca

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    El a m e r i c a n i s m o d e l

    o n d e d e F l o r i d a b l a n c a

    MARIO HERNNDEZ SANCHEZ BARBA

    Catedrtico de Universidad

    1 Introduccin

    En Jos Moino y Redondo (1728-1808) coinciden una serie de circunstancias epo-

    cales que perfilan su personalidad poltica y contribuyen a aclarar su actitud g eneracio

    nal, pues form parte activa de los tres niveles sealados por M aurice Duverge r como

    constitutivos de la sociedad poltica: la opinin pblica, las instituciones sociales y el

    poder. Ello en etapas de su vida que corresponden respectivamente a tres situaciones

    generacionales bien distintas: de estudio y ejercicio profesional (1728-1765) generacin

    de 1730; de accin institucional inuyente (1766-1766), generacin de 1755 y de ejerci

    cio de poder y capacidad de decisin (1777-1808), generacin de 1780. Sin duda, la

    etapa ms interesante y a la que nos vamos a referir primordialmente es la que se

    refiere al ejercicio del poder, representado por su nombramiento como Secretario de

    Estado, puesto equivalente al de Primer Ministro (Premier) en la Inglaterra

    hannoveriana^, que ocup hasta el 28 de febrero de 1792, en que se produjo su caida

    1 Maurice DUVERGER, Sociologa Poltica. Barcelona, Ariel. 1972.

    2 Philippe MURET,

    FIERRE

    y

    SAGNAC, Lapreponder nce ngl ise 1715-1763).

    Traduccin espaola. M

    xico, 1944.

    Anales de Historia Contempornea, 8

    (1990-91)

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    en desgracia y prdida de poder, iniciando una etapa de exilio de la Corte, hasta el ao

    1808 en que , con motivo de la reaccin nacional contra la invasin francesa, se incorpo

    r a la Junta Provincial de Defensa de Murcia para ocupar seguidamente la presidencia

    de la Junta Central y Suprema Gubernativa del Reino que desempe hasta su m uerte,

    ocurrida el mismo ao.

    Destaquemos la escasez de estudios consistentes sobre Floridablanca, como ocurre

    por regla general con todas las grandes figuras de hombres de accin surgidas en la Es

    paa del Siglo X V ni . El vaco en el que apenas recordamos a Ferrer del Ro, Cayeta

    no Alczar, Rumeu de Armas se hace especialmente notorio en el caso de Jos M oino

    que es, sin ningn gnero de dudas, una figura histrica de primera fila en la historia

    del ltimo cuarto del siglo XVIII, que ocup en Espaa un lugar preeminente y ejerci

    una influencia decisiva tanto en la culminacin del reformismo de la poca como en

    la definicin de la postura espaola respecto al gran tema de la poca: la revolucin^

    que tuvo su primera manifestacin en el continente americano en una larga secuencia,

    cuyos modelos se interfieren y conectan, a travs del Atlntico , con los producidos en

    Eu rop a . En esa alternativa secular la Am rica espaola se encuentra exp uesta a los

    fuertes avatares histricos que ocu rren en el Atlntico que se va a conv ertir en el ce ntro

    del mundo occidental y es lgico que la poltica exterior espaola* la convirtiera en el

    eje principal de su preocupacin. Esta poltica exterior la construye en la poca Jos

    Moino y Redondo, Conde de Floridablanca, sobre dos ejes histricos fundamentales:

    la

    Ilustracin

    que gira bsicamente en torno al reformismo administrativo y la

    Revolu

    cin

    que, por el sesgo adquirido por la lograda en las colonias inglesas de Amrica del

    No rte en el mom ento en que se produjo el problem a de imposicin sin represen tacin,

    cuando aquellas colonias han alcanzado lo que se conoce como Renacimiento coloniaP,

    adquiri el objetivo irreversible de independencia.

    La comprensin de las ideas americanistas de Floridablanca, pues, debemos situar

    las en el vrtice del cruce de estas dos complejas ideas: reformismo y revolucin. Dos

    temporalidades perfectamente diferentes, y que no deben situarse en posicin gradativa,

    sino confluyente, obligando a Floridablanca a actuar polticamente con las mximas ga

    rantas de seguridad, lo que dio a su poltica el tinte conservador, que no corresponda

    a su talante liberal.

    3 Obras originales del Conde de

    FLORIDABLANCA

    y escritos referentes a.su persona. Ed. Antonio FE

    RRER

    DEL

    R IO . B A E

    vol. LIX, recd. Madrid. Atlas. 1952.

    Cayetano

    ALCZAR MOLINA,

    El Conde de

    FLORIDABLANCA

    - Siglo

    XVIII

    Madrid, Aguilar, S.A.

    4

    FERNAND B RAU DEL,

    Civilizacin material, econmica y capitalismo. Pars, 1979.

    5

    JACQUES GODECH OT , L es revolutions 1770-1799).

    Pars PU F. 1969.

    6 Cfr. tomo XXX I-2 de la

    Historia de spaa

    de

    MENENDEZ PIDAL,

    dirigida por Jos Mara

    JOVER ZA

    MORA, L a po ca de la Ilustracin. L as Indias y la poltica exterior.

    Madrid. Espaa-Calpe S.A. 1988.

    7 Cfr.

    CARLN

    -

    DEGLER, Historia de los Estados Unidos.

    La formacin de una potencia. 1600-1860 -

    B arcelona. Ariel. 1986.

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    El americanismo del Conde de Flordablanca

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    2 . La ilustracin desde la temporalidad reformista

    La perspectiva histrica de la Ilustracin, obliga a considerarla como una etapa del

    proceso de desarrollo cultural es decir, definidor de la identidad que arranca de la

    frontera ibrica del Atlntico americano (siglo XVI) para afirmarse en la polmica

    Naturaleza-Historia (siglos XVI-XVII), adquirir consistencia de sensibilidad sucesiva

    mente Barroca, Neoclsica y Humanista (siglos XVII-XVIII y una primera dimensin

    de sociologa poltica en la que conocemos como Ilustracin y su proyeccin en el Ro

    manticismo (siglos XVIII-XIX).

    En tal proceso, el propio organismo cultural elabora su peculiar sentido crtico y

    su orientacin hacia la convivencia, como dem ostr Hulzinga en un caso concreto*, ha

    cindolo caractersticamente propio e intransferible para cualquier otra personalidad

    cultural.

    En la elaboracin de las estructuras culturales y mentales del siglo XVIII hispano

    americano' se yuxtaponen e insertan entre s, al menos, cinco componentes culturales

    bsicos en la tem poralidad' creadora del bien espiritual conocido como Ilustracin: el

    mundo de ideas creadas por la sensibilidad barroca del sigloXVII;el humanismo jesu

    tico; la coherencia defensiva como signo de integracin, frente a las interpretaciones

    de los naturalistas europeos; el nacimiento de una peculiar corriente de opinin pblica

    (expresada en la prensa do ctrinal, en el reformism o institucional y en la literatura, espe

    cialmente la de ndole histrica); y, en fin, la aparicin de un sentido crtico externo

    por los jesutas expulsos y los criollos viajeros.

    Qu es la temporalidad reformista? En el siglo XVIII el propsito de modernizar

    se hace patente, desde el estmulo desencadenante que es la Monarqua. As ocurri du

    rante todo el siglo, pero muy especialmente en el reinado de Carlos i n (1759-1788) .

    En gene ral, las decisiones polticas alternaron con los actos administrativos, pero el pro

    ceder poltico de Carlos III fue impecable. En una primera etapa (1759-1775) ejerce

    un gobierno personal consagrado a conseguir la afirmacin del Estado desde el eje mis

    mo de la Corona, sobre todo como una imposicin de la poltica internacional bajo el

    imperio de dos realidades: la pervivenca del sistema del equilibrio europeo y la vigen

    cia del conflicto anglo-francs por los mercados coloniales de larga distancia'^.

    8 HULZINGA,El otoo de

    a

    Edad Media.Estudios sobre las formas de la vida y del espritu durante los si

    glos XrV y XV en Francia y en los Pases Bajos. Madrid. Rev. de Occidente. 1945.

    9 M.HERNNDEZ SANCHEZ-BARBA,

    LO S

    orgenesde

    la

    emancipacin americana. Lasbases socialeseideol

    gicas de la Emancipacin. En el tomo XXX I-2 de la Hist. de Espaa MENENDEZ-PIDAL. Madrid - 1988.

    10 Nicolai HARMANN, Apud.OntologaW Filosofade la Naturaleza. Teora especialde las categoras. Ca

    tegoras dimensionales. Mxico, F.C.E. 1960.

    11 Las dos obras clsicas son las de M. DANVILA Y COLLADO, Historia de lreinado de arlos m, Madrid,

    1893. 5 vols. y la de A. FERRER D EL Ro:Historia de lreinadode arlosm en Espaa,Madrid 1856, 4 vols.

    12 Vid . Mara Pilar RincOMEZ DE HERNNDEZ, El gobiernoespaoldel despotismolustrado ante la Inde

    pendenciade losEstados Unidosde Amrica. U na nuevaestructurade lapoltica internacional 1773-1783).

    Ma

    drid. Ministerio de Asuntos Exteriores, 19/8.

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    En esta fase, los objetivos responden a un propsito fundamental: afirmacin y con

    solidacin de las decisiones, mediante una adecuacin sistemtica de las instituciones

    del Estado. As se aprecia en las cinco cuestiones siguientes: reorganizacin y potencia

    cin del Consejo de Castilla, lo que llev aparejado la involucin del Consejo de

    Ind ias' '; la reforma universitaria y el ascenso poltico de un importante grupo de hom

    bres; la eliminacin del monopolio y resistencia de la aristocracia mediante la elimina

    cin de los jesutas' ; nivelacin social mediante la doble instancia de ascenso de la

    burguesa y promocin de los grupos medios profesionales; reforma del Ejrcito y de

    la Marina . Pero, sobre todas estas cuestiones prima, tal como se indic anteriormen

    te la fuerza condicionante de la poltica exterior, sobre todo, como veremos, durante

    la segunda etapa del reinado de Carlos III. Aho ra interesa pregun tarse por qu la polti

    ca exterior ha influido tan decisivamente sobre Amrica?

    En esa poca se produce en la poltica exterior espaola el dilema representado por

    cul debe ser el peso de Am rica en la poltica exterior; o el intento de dibujar y afirmar

    una poltica europeista que, por la

    balance ofpowers,

    obligaba a elegir entre Francia

    y Prusia y, por la contienda atlntica, entre Francia e Inglaterra. La decisin de Carlos

    III fue elegir Amrica como contrapeso europeista, para lo cual considero oportuno ad

    quirir un tono de modernidad liberal, apoyando a los colonos norteamericanos en su

    rebelin contra los impuestos parlamentarios ingleses.

    La segunda etapa del reinado (1775-17 88), sin em barg o, tiene como objetivo funda

    mental el establecimiento de una poltica nacional incluyendo en ella los Reinos ameri

    canos sin que ello presuponga menoscabo en la intensidad prioritaria de la poltica exterior.

    En el plano poltico, esta intencionalidad se aprecia en el nombram iento de Jos M oino

    y Redondo, Conde de Floridablanca, com o primer Secretario de Estado, trabajando muy

    en conexin con el Consejo de Castilla, presidido por Rodrguez de Campomanes, y

    la creacin de una Secretara de Indias para ocupar la cual era designado Jos de

    Glvez'5.

    Este gobierno llev a cabo una poltica coherente con los objetivos; crecimien to eco

    nmico equilibrado: estrategia de seguridad atlntica para conseguir un incremento del

    comercio y una nueva organizacin poltico-administrativa a mericana, mucho ms pr

    xima a las estructuras peninsulares, basada en la regionalizacin'*. Se trataba, en defi

    nitiva, de conseguir una unidad de intereses sociales (incremento del comercio) con la

    potenciacin de un mercado americano de produccin y ventas, siguiendo el modelo

    13 Vid . GiLDASB ERN ARD, Le Secretariat d Etat et le Conseil Espagnol des Indes (17 00-1808), Pars,

    Droz - 1972.

    14 Vicente

    RODRGUEZ CASADO,

    L apolticay los polticosdurantee lreinadod e arlosni . Madrid -1962.

    15 Apud. M.

    HERNNDEZ SANCHEZ-BARBA,

    La ltima expansin espaola en Amrica. Madrid - 1957.

    16 En mi ctedra de H istoria Contempornea de Amrica de la U niversidad Complutense promov y de

    sarroll un sem inario de investigacin s obre el tema R egionalizacin de la A mrica espaola en el siglo XVIII,

    producto del cual han sido varias tesis doctorales entre las que destaca la de Pedro

    VIVES AZANCOT:

    El con

    fn norteo del Ro de la Plata: Asuncin en el ltimo cuarto del sigloXVIII Ed. U niv. Complutense 1980.

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    Elamericanismo del onde deFlordablanca A9

    fisiocr tico aunque sin abandonar del todo el proteccionismo mercantilista. Seguramente

    presionaron en este sentido muy fuertemente las burguesas mercantiles de Sevilla, Cdiz

    y Barcelona, muy interesadas por diversos motivos en el comercio americano, junto con

    las sociedades navarra, guipuzcoana y vizcana .

    En este sentido se orient el reformismo tratando de crear un mercado de ventas ms

    liberalizado de las fuertes trabas del proteccionismo. Para conseguir la nivelacin entre te

    rritorios americanos y peninsulares se alternaron actos adm inistrativos con decisiones pol

    ticas modemizadoras como es la regionazacin, centrada en el establecimiento de unas

    nuevas demarcaciones territoriales, que fueron las Intendencias , cuya idea clave coordi

    nadora de gobierno y sociedad, se convirti pronto en una sustitucin de finciones como

    inevitable consecuencia de la interferencia con otras instituciones de gobierno y sociales.

    Se aprecia esto, incluso, en el cambio de denominacin: lo que en 1776 se llam Intenden

    cia de ejrcito y hacienda, diez aos despus sena Intendencia de ejrcito y provincia y,

    al absorber funciones dejusticia, polica, hacienda y guerra, se producan efectos mltiples

    con merma del poder local y el mximo poder en el orden tributario y el fomento regional.

    El objetivo de estas Intendencias no slo era la creacin de grandes unidades provinciales,

    sino evitar dos graves y antiguos inconvenientes americanos; el exceso de territorialidad

    y el peso enorme de los distritos e intereses locales.

    3 La Uustracin desde la temporalidad revolucionaria

    La temporalidad revolucionaria abarca una etapa, cronolgicamente definida por

    Godechot , pero con ella nos referimos a un tiempo largo, que ha sido sefialado por

    BraudeP en el Antico entre los siglos XV y XVIII y que, en general, se manifiesta co

    mo un incremento de la respiracin histrica, como una consecuencia de la confluencia

    de econom as, sociedades y civilizaciones que dio como resultado la emergencia de la men

    talidad contempornea caracterizada p or la previsin del futuro, la anticipacin, la innova

    cin en las ideas, el incremento de las relaciones entre los Estados nacionales, la afirmacin

    del capitalismo y el protagonismo social de la burguesa, comerciantes, finan cieros y tcni

    cos.

    En el duro proceso revolucionario entendido de este modo , destacan la revolucin nor

    teamericana antiparlamentaria primero y antimonrquica despus y la revolucin

    17 Cfr. Susan M .

    SOCOLOW, Th emerchantsof Buenos Aires 776-1810. F amily and Commerce.

    Cambrid

    ge.

    Univ. Press 1978. En Espaa han sido importantes las investigaciones de Carlos D .

    MALAMUD

    sobre los Go-

    YENECHE

    18 Sobre las Intendencias son

    fimd ment les

    os puntos de vista de

    ALAIN VIELLARD-BARON,

    Informes sobre

    el establecimiento de Intendentes de N ueva Espaa* Anu ario

    Hist. de l D. Espaol n.

    19 - M -1948-9 y L'Inten-

    dant americain et l'Intendant franjis enievisa

    de Indias.

    11, Madrid 1951. Fueron ensayadas en Cuba (1764),

    se les dio nueva orientacin en Caracas (1776) y definitiva en la

    Ordenanza para NuevaEspaa

    (1786) con exten

    sin hasta la O rdenanza General (1803).

    19 J. GODECHOT,Lesrevolutions 1770-1799).Pars, 1969.

    20 F. BRAUDEL, Civilizacin material. Economa y Capitalismo. Madrid, Alianza Editorial 1984. 3 vols.

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    hispanoamericana, cuyas aspiraciones mximas consisten en la igualacin comercial de los

    criollos con los peninsulares y el fidelismo monrquico puesto de manifiesto en la crea

    cin formal de repblicas, que mantem'an la tesis del absolutismo patriarcalista del modelo

    hebreo.

    Donde se apreci ms fuertemente el incremento de la respiracin histrica fie en

    el campo de las relaciones internacionales, como en efecto, puede apreciarse en la realidad

    de cuatro hechos fundamentales: la rivalidad de Inglaterra y F rancia por la explotacin de

    los mercados coloniales de larga distancia^'; la integracin de las potencias secundarias en

    una u otra parte de las rbitas en conflicto, siguiendo en ello la inercia de la

    balance of

    powers;el aumento considerable de la importancia del espacio americano, tanto por su pro

    duccin agraria, como por el trfico comercial y, sobre todo, por su peso revolucionario;

    por ltimo, la irrujx^in de objetivos comerciales en las conversaciones y acuerdos diplo

    mticos. Se est produciendo una quiebra de intereses particulares, ante la presin de los

    Estados por aumentar sus rendimientos financieros.

    Este cuadro es el que promovi la poltica de Floridablanca en la segunda etapa del

    gobierno de CarlosDI: por supuesto que su objetivo e ra la afirmacin de la idea del Estado

    monrquico, pero renovando algunas ideas que consideraba anticuadas, por otras mucho

    ms modernas e innovadoras. Por ejemplo, cambiar el viejo concepto espaol de defen

    sa que sin embargo perdurara hasta finales del siglo XIX por el de seguridad^ que,

    por ejemplo, llevaba implcita la cooperacin econmica, especialmente en la lnea de pro

    duccin y comercializacin, entre espaoles y criollos hispanoamericanos; por ejemplo, por

    la lucha contra el inmenso espacio, m ediante la regionaUzacin para fijar fro nteras d e abas

    tecimiento, delimitar los confines de la actuacin comercial^' y atender al fomento de la

    riqueza y la produccin. C omo v imos, esto origin el reforzamiento y el aumento del poder

    burocrtico, lo cual produjo en la sociedad criolla el crecimiento del espritu de resistencia

    y de defensa de sus propios y peculiares intereses. Esta es la temporalidad revolucionaria

    que hubo de inuir en ese hombre de su tiempo que fie el Conde de Floridablanca para

    configurar su pensamiento y actitud respecto a Amrica.

    La temporalidad revolucionaria americana se encuentra condicionada por dos variables:

    el comercio, los comerciantes y las instituciones comerciales lo que se traduce en el cre

    cimiento de intereses Uberales y de grupo y la identidad cultural proporcionada por el

    decisivo planteamiento de la filosofa romntica del conflicto^ . Cuando Floridablanca

    21 Apud. Mara Pilar

    RUICXJMEZ GARCA, Elgobierno espaol de ldespotismo ilustradoante la Independen

    cia de los Estados Unidos. Una nuevaestructura de lapoltica internacional 773-1783).

    Madrid, 1978.

    22 M.

    HERNNDEZ SANCHEZ-BARBA, Elbicentenariode 776: Amrica y laestrategia deseguridad atlntica

    e el Reformismo

    espaol R evista de la Universidad de Madrid. XXV I. N . 107. Enero-Mareo 1977.

    23 P. A.

    VIVES AZANCOT,E lconfn norteodel Ro delaPlata: Asuncin en elltimo cuartod elsiglo XVm.

    Tesis Doctoral. Servicio de Reprografa de la Universidad Complutense.

    24 M. HERNNDEZ SANCHEZ-BARBA,

    HistoriayLiteratura en

    Hispanoamrica.

    Laversin intelectualde una

    experiencia.

    Madrid, Castalia 1978.

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    redacta su programa de gobierno^ despus de 10 aos de ejercicio del poder, puede apre

    ciarse que los 395 puntos que lo constituyen pueden agruparse del siguiente modo para apre

    ciar cules son las materias fundamentales de gobierno:

    Materia eclesistica 40 10.12%

    Instituciones civiles 45 11.39%

    Amrica

    65

    16.45%

    Ejrcito, Marina y Guerra 45

    11.39%

    Hacienda

    95

    24.07%

    Poltica exterior 105 26.58%

    395 100.00%

    Sin duda, los temas americanos ocupan un eje preem inente, ya que se declaran expresa

    mente aplicables a Amrica cuntas indicaciones se hicieran en los otros puntos para la pe-

    nmsula. Pero el estado de conciencia revolucionario en Amrica, conduce la prudencia poltica

    de Moino para atender los problemas derivados del comercio y la sociedad criolla en las

    tres importantes cuestiones siguientes caractersticas de la temporalidad revolucionaria: los

    efectos sociales de la ampliacin del monopolio; el papel conductor-inductor jugado por

    los comerciantes en la sociedad americana y, por ltimo, la transformacin econmica del

    siglo XVn como consecuencia de la actuacin de los Consulados. Para apreciar en toda

    su importancia la actitud de Floridablanca habra que estudiar significativamente su corres

    pondencia oficial y privada con Jos de Glvez, Marqus de Sonora^ para encontrar en

    ella los rasgos ms sobresalientes de su pensamiento, que podramos sintetizar del siguiente

    modo: conseguir aumentar la demanda europea sobre productos agrarios y artesana ameri

    canas; estmulo sobre costos para permitir acumulaciones de capital capaces de contri

    buir a la financiacin de los mismos; en fin, orientar una poh'tica de reinversiones sobre

    la agricultura y la manufactura.

    A ello responden las medidas de poltica econmica adoptadas por el Gabinete de Flo

    ridablanca. La ms espectacular y comentada ha sido en 1778 el decreto de libertad

    de comercio que el historiador econmico Garca Baquero^* ha caracterizado ms

    bien como ampUacin del monopolio o extensin de los privilegios de la burguesa

    25 Instruccin reservada que la Junta de Estado creada formalmente por mi decreto de este da 8 de Julio

    de 1787 deber observar en todos los puntos y ramos encargados a su conocimiento y examen. En B.A.E. tomo

    LDC, ObrasOriginales del Conde de FLOR IDABLAN CA Madrid 1952.

    26 Se encuentra esta correspondencia en la Seccin de Estado del Archivo Histrico Nacional y constituye

    su estudio un objetivo inmediato de investigacin por mi parte.

    27 Vid. en tomo IV de laHistoria Socialy Econmica de Espaa y A mrica dirigida por VicensVIVES. La

    colaboracin de M.

    HERNNDEZ SANCHEZ-BARBA:

    La Sociedad olonial Hispnica en el siglo XVm

    Barcelona,

    1958.

    28 Antonio GARCIA-BAQUERO GONZLEZ, Cdiz y el Atlntico (1777-1778), Sevilla - 1976, 2 vols.

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    Mario Hernndez Snchez-Barba

    gaditana^'. El Reglamento de 1778 como su inmediato antecedente el de 1765 sig

    nifican el triunfo del revisionismo y el comienzo de una reforma del sistema fiscal, que

    se manifiesta en la moderacin de los derechos de exportacin desde la pennsula, la

    supresin de los derechos de importacin sustituidos por un impuesto global del

    2 %

    so

    bre el oro , 5,5% sobre la plata y el 3% sobre los restantes productos.

    En realidad, el comercio continu protegido, pero se produjo una profunda trans

    formacin tanto en su estructura como en su ordenacin fiscal. Las consecuencias fue

    ron muy notables, ya que en 1796 el comercio de Amrica experiment tal aumento

    que se lleg a la mxima liberalizacin: concesin de autorizacin a los criollos para

    que pudiesen organizar expediciones comerciales en navios propios a los puertos

    peninsulares- *.

    La otra cara de la poltica es institucional y se centra en la creacin de nuevos Con

    sulados: en 1793, los de Carac as, Guatemala y Buenos Aires; en 1794, el de la H abana;

    en 1795, los de Cartagena, Guadalajara, Veracruz y Santiago de Chile. Su principal

    funcin fue el fomento de la agricultura y el comercio, pero su ms positivo resultado

    radic en el auge de los valores com erciales, paralelos al de las ventas de las tie rra s .

    Es decir, los efectos del auge comercial se dejaron sentir en los cambios sociales, que

    a su vez, imprimieron fuertes impulsos a los conflictos y los ncleos de pensamiento

    revolucionario'^: la extensin del monopolio comercial produjo en Amrica un notable

    aumento de las relaciones interregionales, lo cual hizo posible la creacin de m ercados;

    la creacin de nuevos Consulados imprimi una tensin peculiar con aquellos que cons

    tituan la antigua estructura monopolstica (Cdiz, Mxico, Lima).

    Desde este punto de vista, resulta sumamente im portante valorar el pensamiento po

    ltico de Floridablanca que, afectado por la temporalidad revolucionaria qued inscrito

    respecto a la idea del Estado-'^, en una actitud conservadora que le vincula con la tra

    dicin de Felipe II creador de la idea de la Monarqua atlntica' . Es evidente, como

    veremos ms adelante, que el valor ms importante aportado polticamente por

    Floridablanca estuvo en el campo de las relaciones internacionales. Pero era obli

    gado,

    para que E spaa pesase con fuerza propia en dicho camp o, dotarla de un Estado

    29 La

    Burguesa Mercantil Gaditana 1650-1868),

    Cdiz. Diputacin Provincial, 1976.

    30 Esto en un momento en que Inglaterra continuaba manteniendo vigente las

    Actas de Navegacin

    de

    la poca de

    CRONW ELL.

    Hay que advertir que los barcos empleados por los criollos hispanoamericanos eran

    de construccin norteamericana.

    31 Este fenmeno concluyeme ha sido estudiado para mxico por Enrique

    FLORESCANO.

    32 M.

    HERNNDEZ SANCHEZ-BARBA, La p oca de a Ilustracin. Las Indias y la Poltica Exterior.

    T .

    XXXI-2 de la Historia de Espaa de

    MENENDEZ PIDAL.

    Madrid, 1988.

    33 Vid. sobre tales cuestiones las importantes obras del chileno Mario

    GONGORA:El Estado en el Dere

    cho Indiano ydel espaol Jos Manuel PEREZ-PRENDES, La Monarqua Indiana y el Estado de Derecho. Ma

    drid, 1989.

    34 M.

    HERNNDEZ SANCHEZ-BARBA,

    La

    Monarqua Atlntica y Am rica. Un destino histrico comn.

    Madrid - Rialp, 1990.

  • 7/24/2019 HERNNDEZ SANCHEZ-BARBA, Mario - El Americanismo Del Conde de Floridablanca

    9/13

    El

    americanismo

    del

    onde

    de

    FLordablanca

    53

    poderoso, flexible y de adaptacin sociaP', a cuyo servicio deba existir una eficiente

    mquina administrativa. Esta es la primera vez en la historia de Espaa que se plantea

    la urgente necesidad de proceder a una reforma general de la Administracin'*.

    Como hombre de la Ilustracin'^ Jos Moino (1728-1808), se encuentra en el cru

    ce de estas dos tendencias temporo culturales, p articipando en tres etapas g eneracionales

    de distinto signo'*, pues la primera (1730-1755) es de integracin profesional como

    Ab ogad o, perteneciente al sector universitario manteista; en la segund a, de instituciona-

    lizacin, acta como Fiscal del Consejo de Castilla, rgano fundamental del reformis-

    mo centralizador borbnico, acrrimo defensor del regalismo como arma de combate

    contra los privilegios; y como Embajador en Roma, donde consigue que el Papa Cle

    mente XIV firme el Breve Dominus ac Redemptor, en virtud del cual, se extingue la

    Com paa de Jess. En esta institucionalizacin generacion al, Floridab lanca se identifi

    c plenamente con la temporalidad reformista. La tercera y ltima etapa generacional

    (1780-1800), es una generacin finisecular enormemente interesante, en la que Florida-

    blanca se incorpora a la temporalidad revolucionaria, estando en el poder, como Secre

    tario de Estado en el primer Gabinete nombrado por Carlos III, ejerciendo una funcin

    de primer M inistro y, tras una etapa intermedia de desgracia poltica y exilio de la C or

    te,

    ejerciendo por eleccin el cargo de Presidente de la Junta Central Suprem a G uberna

    tiva del Reino .

    De m anera, pues, que Jos M oino particip activamente en tres sucesivas etapas gene

    racionales formativas de la sociedad poltica, primero formando parte de la opinin pblica

    crtica, inmediatamente como parte de las instituciones sociales caractersticas del momento

    y, por ltimo, desde el ejercicio del poder que, enfrentado a los aires revolucionarios

    35 Vicente PALACIO ATARD, LO S espaoles de la Ilustracin. Madrid, 1964, considera como objetivos

    preferentes: Hacienda sana, Ejrcito y Marina poderosos, Iglesia dcil.

    36 Es, precisam ente, lo que se intent llevar a cabo en las Cortes de 1789 y es entonces cuando arreci

    contra FLORIDABLANCA la oposicin que tras unos aos de forcejeo logr derribarlo.

    37 Para entrar de lleno en la poca de la Ilustracin espaola y americana resulta fundamental el tomo

    XXXI de la Historia de Espaa de

    MENENDEZ PIDAL

    dirigida por Jos Mara

    JOVER,

    Madrid. Espasa Calpe

    - 1988.

    38 Al hablar de generacin nos estamos refiriendo al tiempo medio histrico, que entendemos no como

    con sentido gentico o como medida del tiempo para imprimir una condicin cronolgica a los protagonistas

    de la Historia, sino el modo en que, de acuerdo con las etapas niez-adolescencia-juventud-madurez-vejez,

    se produce la participacin o incorporacin del individuo en las acciones colectivas de la Historia, estable

    ciendo comunicacin c readora con ellas y enriqueciendo sus con tenidos, con la intensidad y eficacia que pu e

    da establecer por la investigacin histrica. El mtodo generacional se ha intentado aplicar por Rosa Mara

    MARTNEZde CODES,El pensamiento argentino 1853-1910). (Madrid - Ed. Univ. Complutense 1986), pero

    por exceso de precipitacin incumpli los objetivos doctorales limitndose a acumular una lista descriptiva

    de teoras, que no conduce a nada. Los supuestos aplicados metodolgicamente son absolutamente inaceptables.

    39 O bsrvee que el ejercicio del poder por

    FLORIDABLANCA

    coincide con el cambio de orientacin pol

    tica de

    CARLOS

    III, quien design un gobierno plenamente espaol para conseguir un nuevo orden cuyo obje

    tivo file hacer frente a la situacin revolucionaria vivida en el rea atlntica.

  • 7/24/2019 HERNNDEZ SANCHEZ-BARBA, Mario - El Americanismo Del Conde de Floridablanca

    10/13

    54 Mario Hernndez Snchez Barba

    del momento,

    se vio

    obligado

    a

    observar

    una

    actitud conservadora .

    Lo que

    ocurre,

    en rigor, es que Floridablanca, p arte fundamental del Estado nac ional, participante acti

    vo

    de la

    mentalidad reformista

    y,

    desde

    el

    Estado, posible vctima

    de la

    m entalidad

    re

    volucionaria, trat, anticipativamente,

    de

    llevar

    a

    cabo

    lo que

    tiempo despus intent

    el gran poltico ingls

    del

    siglo XIX ,RobertPeel:el ms im portante ob jetivo poltico

    del gobern ante consiste en evitar

    la

    revolucin por medio de

    la

    reforma. Es, justamen

    te , lo que trat de llevar

    a la

    prctica Floridablanca mediante el reformismo americano,

    cuyo brazo ejecutor

    fue

    Jos

    de

    Glvez, M inistro

    de

    Indias, sin poderlo conseguir pues

    la muertedeCarlos III(1788) hizo queserecrudeciesenlasintrigas polticasdeCorte

    (Reina Mara Luisa), polticas (Conde de Aranda)

    y

    sociales (Conde de

    la

    Caada),

    que

    una vez ms pusieron de relieve

    la

    impo rtancia

    de la

    envidia

    y la

    soberbia

    en la

    historia

    de Espaa.

    4 as fuerzas profundas de la poltica exterior

    Cuando Floridablanca alcanza

    la

    direccin

    del

    gobierno nacional existen tres con

    dicionantes

    de la

    situacin internacional;

    la

    apertura

    del

    nuevo frente diplomtico

    de

    la Europa oriental,

    el

    frente atlntico

    del

    conflicto comercial anjglo-francs

    y el mo

    vimiento americano de las indepe ndencias, con

    su

    doble manifestacin de distinto ritmo

    anglosajn

    e

    ibrico' .

    La

    poltica exterior espaola

    se

    vincula

    a la

    doble etapa seala

    da

    en el

    reinado

    de

    Carlos HI, cuyo

    eje es el

    ao 1775 ^, consecuencia del nombramien

    to

    de

    Floridablanca como primer Secretario

    de

    Estado.

    La

    gestin

    del

    Marqus

    de

    Grimaldi con el emisario norteamericano Arthur Lee, cerraba

    la

    gestin poltica del ita

    liano

    al

    frente

    de la

    direccin

    de la

    poltica ex terior

    de

    Espaa

    y

    bra

    la del

    murciano

    que,

    en el

    momento

    de su

    nombramiento desempeaba

    con

    singular xito

    la

    difcil

    y

    compleja embajada ante

    la

    Santa Sede. Pronto

    el

    nuevo Ministro Secretario

    de

    Estado

    redactaba

    una

    mem oria

    que hay que

    considerar como

    su

    primer pensamiento relativo

    a los negocios que quedabana sucargo -', dondeya seapreciaunnuevo puntodevista

    poltico,

    ms

    concorde

    con los

    intereses peculiares

    de

    Espaa pues,

    por

    primera

    vez

    desde haca muchos aos,

    un

    espaol

    era

    quien pilotaba

    la

    nave

    de la

    poltica exterior.

    La confrontacin

    con

    Ing laterra,

    por

    ejemplo,

    se ve

    americanizaba

    en el

    pensamiento

    de Floridablanca, centrndose de un modo inequvoco en

    el

    golfo de M xico.

    El

    primer

    40 Unavezm s destacamoslalamentable equivocacindealgunos historiadores quehancreidover en

    esta actituddeFLORIDABLANCAlaconsecuencia desupnico antela revolucin francesa. Apud. Richard HERR:

    Espaa

    y la

    revolucin

    del

    siglo

    XVIU Madrid, Aguilar - 1964.

    41 Mara Pilar RinooMEZ,

    La po ltica exterior de

    CARLOSni Madrid-1988, separata del tomo XXXI-2

    de la Historia de Espaa

    MENENDEZ PIDAL.

    42 M. H E R N N D E Z S A N C H E Z - B A R B A , Op. cit. 1977).

    43 D ictamendelCondedeFLO RID ABLANCA sobrelosactuales negocios polticosde Europa, particular

    mente de los que interesanaEspaa,ymedidas que sta debe tomar, M arzo de 1777. AHN , Estado Leg. 4.19 9.

  • 7/24/2019 HERNNDEZ SANCHEZ-BARBA, Mario - El Americanismo Del Conde de Floridablanca

    11/13

    Elamericanismo del onde deFlordablanca

    55

    despacho al embajador en Pars, Conde de Aranda constituye un balance sobre la pos -

    tura francesa y los puntos de concordancia con la espaola, especialmente en lo que se

    refiere a la entrada en guerra apoyando las reivindicaciones de los colonos en Amrica

    del Norte, quienes ya haban comenzado la guerra de independencia contra Inglaterra.

    Aqu radica el intento de innovacin ms importante del Conde de Floridablanca, pues

    desde los Pactos de Familia' exista una tradicional alianza de Espaa con Francia que

    le situaba en una clara dependencia exterior respecto a esa nacin que Floridablanca,

    pese al forzamiento de la situacin, supu esto por la guerra de Inglaterra con tra sus colo-

    nos am ericanos y la posicin francesa en el conflicto * todava no claramente definida,

    intent un cambio en la orientacin d e la poltica exterior espaola en el que se pro cura-

    ba crear un centro de decisiones internacionales no subordinado ni a Francia ni a Ingla-

    terra, pero aprovechar la indudable tradicin y experiencia de Espaa en los asuntos

    americanos, a fin de crear un supuesto de aproximacin a Inglaterra, fiel de la balanza

    en el sistema del equilibrio '. Este objetivo no se produjo como un viraje brusco^ sino

    como una evolucin nacional, meditada en sus objetivos y equilibrada en sus supuestos,

    buscando resultados importantes, aunque bruscamente acelerados por las consecuencias

    internacionales, supuestas, en primer lugar por la independencia de las colonias britni-

    cas de Amrica, en segundo trmino por el trauma de la Revolucin Francesa y, por

    ltimo, por la reaparicin de motivaciones dinsticas y personalistas en la poltica es-

    paola.

    Floridablanca cuando toma posesin de su cargo como primer Secretario de Estado

    escribe un dictamen *, en el cual asienta una afirmacin fundamental: todos nuestros

    aparatos y prevenciones deben tener por objeto aprovecharnos en Amrica del embara-

    zo actual de los ingleses en sus Colonias y sus resultas. El mayor provecho que se po-

    dra obtener de tal situacin consista en expulsar a los ingleses de Florida, ocupando

    todo el golfo de M xico y destruyendo sus establecimientos de C ampeche, Costa de Mo s-

    quitos, etc.. De manera que el problema se americanizaba estratgicamente, poniendo

    el punto clave en el Golfo de M xico. Opina qu e, previamente, Espaa deba prepararse

    para la guerra, pero regionalizndola en Amrica. Apunta a lo que ser su ms impor-

    tante idea: la mediacin de Espaa en el conflicto entre Inglaterra y sus colonias

    americanas ', aunque subordinndolo a un acuerdo imposible con los puntos de vista

    del Embajador de Espaa en Pans, Conde de Aranda, lo cual justifica su caracterstica

    tctica dilatoria en la cuestin que fue el punto clave de su intento de conseguir la me-

    diacin de Espaa en el conflicto, lo cual habra proporcionado a la Monarqua un

    44

    FLORIDABLANCA

    a

    ARANDA,

    El Pardo, 5 de Marzo de 1777. AH N, Estado L eg. 4.072. Caja 1.

    45 V.

    PALACIO ATARO,El Tercer Pacto de Familia.

    Madrid, 1945. Para el punto de vista francs Vid.

    OZAMAM:

    Les origins du Troisieme Pacte de Famille 1761)

    en revue d'Histoire Diplomatique, 1961.

    46 M . P. RuiGOMEZ, op . cit. 1978 .

    47

    ierre

    MU RET y Ph. SAONAC , Ph. op. cit. 1944.

    48 Cfr. documento cit. nota 43 .

    49 Vid . M . P. RuiGOMEZ op . cit. 1988.

  • 7/24/2019 HERNNDEZ SANCHEZ-BARBA, Mario - El Americanismo Del Conde de Floridablanca

    12/13

    56 Mario Hernndez Snchez Barba

    papel de sealada importancia poltica y diplomtica en la Zona regional convertida,

    como hemos visto, en el rea declarada de atencin preferente.

    La poltica de la mediacin qued centrada en la misin plenipotenciaria a Londres

    de Francisco Surez de Gngora, Marqus de Almodvar y puede deducirse de sus

    instruccio nes' en que se le insta a conseguir la mediacin espaola en el conflicto. La

    idea surgi en la mente de Moino a consecuencia de un intercambio de despachos con

    el encargado espaol de Negocios en Londres, Francisco Escarano, pocos das antes

    de la redaccin de la instruccin para Almodvar a propsito de la frmula trasmitida

    a Escarano para que la hiciese llegar a quien correspondiese: ni queremos la guerra

    ni la tememos y la advertencia, en Lord Weymouth, de un deseo de alianza con Espa

    a, aunque quiz para conseguir la ruptura de la de sta con Francia. Incluso el Conde

    de Aranda acab por reconocer la importancia de la iniciativa diplomtica de Florida-

    blanca; Suponemos que la Francia vaya a su negocio solo, y poco o nada al nuestro.

    Pues pagesele en la misma m oneda, de valemo s de ella para, cuando no para mu cho ...

    que sea nuestra manecilla, en lugar de ser nosotros la suya .

    Los trminos para la mediacin que se ofreca al gobierno britnico se centraba en

    tres posibilidades. Cualquiera de las tres implicaba la garanta de Espaa y Francia, lo

    cual permita a Espaa recuperar la iniciativa y equilibrar su postura en el contencioso,

    dado el tratado de alianza firmado anteriormente por Francia con los colonos:

    Primera:Espaa pedira a Inglaterra concediese la paz a las colonias, aco rdando una

    tregua de veinticinco a treinta aos, durante la cual se establecera un comercio libre

    entre Inglaterra y las colonias, las cuales podran tambin com erciar libremente con o tras

    naciones; durante la tregua, la Corte de Londres tratara con las colinas como, si de

    hecho, fuesen independientes.

    Segunda: Acordar una tregua con Francia, incluyendo en ella a las colonias, con

    la mediacin de Espaa, comprometindose a mantenerla mientras durase la negocia

    cin particular entre las Cortes y retirando Inglaterra sus tropas de las colonias. Espaa

    nombrara un mediador ante el Congreso.

    Tercera: Inglaterra concedera a las colonias, en atencin a la mediacin del Rey

    Catlico, una tregua ilimitada hasta alcanzar un acuerdo defintivo, para el cual se nom

    braran comisarios por las tres partes, que se reuniran en Madrid o en otro lugar inde

    pendiente para tratar de la pacificacin general.

    Estimaba Floridablanca que cualquiera de las tres propuestas cum pla una triple con

    dicin, facilitando comunicacin directa de Inglaterra con los colonos; restableciendo

    laconfanzay disminuyendo losresentimientos. Espaa invitaba a un dilogo construc

    tivo y civilizado y, en cada caso, garantizaba la independencia de los colonos. La res

    puesta britnica tard en producirse un largo mes y medio, ante lo cual el gobierno

    50 Instrucciones, Aranjuez, 29 de Mayo de 1778. AH N. Estado Leg. 4.199 .

    51 Despacho de ESCARANO aFLORIDABLANCA. Londres, 8 de Abril de 1778. AHN. Estado Leg. 4.199.

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    Elamericanismo del onde deFloridablanca 57

    espaol envi unultimtum (3 de abril de 1779) en el que se peda el fin de las hostilida

    des y el envi a Mad rid de plenipotenciarios. Inglaterra no aceptaba la clave de las pro

    puestas fijada en la concesin de la independencia y la retirada de las tropas. Ello obligaba

    a Espaa a intervenir en la guerra. No cabe duda que ello result de una gran eficacia,

    pues g racias a la intervencin espaola la independencia de las colonias inglesas fue un

    hecho term inal. La participacin espaola en la guerra apoyando a los colonos fie deci

    siva, en el triple aspecto m ilitar, econm ico y poltico .

    El esfiero d e Floridablanca no consigui su propsito pues los polticos ingleses es

    taban convencidos de que el ejrcito de doce mil mercenarios puestos en territorio nor

    teamericano sena suficiente para dominar a los colonos y someter lo que ellos

    consideraban un levantamiento contra la soberana del Parlamento y del Rey.

    52 La amplia bibliografa existente sobre el tema puede sintetizarse en dos: YELA UTRILLA:Espaa ante

    la independencia de los Estados Unidos Lrida, 1925 y Mara Pilar RUIGOMEZ, op . cit. 1978. A dems son

    recomendables la recopilacin de Mario RODRGUEZ, La Revolucin Americana de 1776y El Mundo Hisp-

    nico.

    Madrid, Tecnos 1976, y Las Investigaciones sobre el Corso del historiador norteamericano Edwin F.

    KLOTZ as como la importante coleccin The impact of the American Revolution Abroad Library of Con-

    gress,

    Washington 1976.