HDG 2057 II DOMINGO ADVIENTO 06 de diciembre 2020 online

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En esta lectura Dios viene a su pueblo para consolarlo y alegrarlo. No hay que tener miedo, porque Cristo viene a salvarnos. Lectura del libro del profeta Isaías 40, 1-5; 9-11 Consuelen, consuelen a su pueblo, dice nuestro Dios. Hablen al corazón de Jerusa- lén y díganle a gritos que ya terminó el tiempo de su servidumbre y que ya ha sa- tisfecho por sus iniquidades, porque ya ha recibido de manos del Señor castigo doble por todos sus pecados”. Una voz clama: “Preparen el camino del Señor en el de- sierto, construyan en el páramo una calza- da para nuestro Dios. Que todo valle se ele ve, que todo monte y colina se rebajen; que lo torcido se enderece y lo escabroso se a- llane. Entonces se revelará la gloria del Se- ñor y todos los hombres la verán”. Así ha hablado la boca del Señor. Sube a lo alto del monte, mensajero de buenas nuevas para Sión; alza con fuerza la voz, tú que anuncias noticias alegres a Jerusalén. Alza la voz y no temas; anuncia a los ciudadanos de Judá: “Aquí está su Dios. Aquí llega el Señor, lleno de poder, el que con su brazo lo domina todo. El pre- mio de su victoria lo acompaña y sus tro- feos lo anteceden. Como pastor apacenta- rá su rebaño; llevará en sus brazos a los corderitos recién nacidos y atenderá solíci- to a sus madres”. Palabra de Dios. R/. Te alabamos, Señor. R/. Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos al Salvador. Escucharé las palabras del Señor, palabras de paz para su pueblo santo. Está ya cerca nuestra salvación y la gloria del Señor habitará en la tierra. R/. Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos al Salvador. La misericordia y la verdad se encontra- ron, la justicia y la paz se besaron, la fidelidad brotó en la tierra y la justicia vino del cielo. R/. Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos al Salvador. Cuando el Señor nos muestre su bon- dad, nuestra tierra producirá su fruto. La justicia le abrirá camino al Señor e irá siguiendo sus pisadas. R/. Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos al Salvador. El Apóstol Pedro nos invita a esperar pa- cientemente la venida final del Señor, consa- grando nuestra vida a Dios, propiciando con nuestra conducta un cielo y tierra nuevos en los que habite la justicia. Lectura de la segunda carta del apóstol san Pedro 3, 8-14 Queridos hermanos: No olviden que para el Señor, un día es como mil años y mil años, como un día. No es que el Señor se tarde, como algunos suponen, en cumplir su pro- mesa, sino que les tiene a ustedes mucha En este segundo domingo de adviento, la Palabra de Dios nos invita a preparar- nos para celebrar con gozo la navidad que se avecina; para ello, nos propone dos metáforas: la de los valles que hay que levantar y la de las colinas que se deben bajar. Los valles significan situaciones de tristeza por la ausencia de un ser queri- do, de soledad por el abandono de personas que nos aprecian, de decep- ción porque nuestros proyectos se que- daran en medio camino o por la corrup- ción que vivimos. En estas y otras situa- ciones puede ser que nos sintamos hun- didos, perdidos, sin horizonte. La Pala- bra de Dios nos invita a levantarnos, a retomar la esperanza en un mañana Semanario Litúrgico Nº 2057 NuestraIglesia Arquidiócesis de Guayaquil DOMINGO II DE ADVIENTO • CICLO B • DICIEMBRE 06, 2020 Oración colecta 1 LITURGIA DE LA PALABRA Primera Lectura 2 Segunda Lectura 4 Estén preparados mejor, a vivir con alegría y a confiar más en Dios, en nosotros mismos y en los demás. Las colinas significan las actitudes de prepotencia y soberbia hasta creernos autosuficientes, ídolos, que no necesi- tamos ni de Dios ni de los demás. La Palabra de Dios, en cambio, nos desa- fía a abajar las colinas, a ser humildes y comprender que sólo con la ayuda de Dios y de los demás es posible avanzar por el camino de la paz y de la justicia. ¡Estén preparados!, es una invitación a mantener la esperanza, la alegría y la humildad para acoger al Emmanuel o Dios con nosotros que viene. Dios omnipotente y misericordioso, te pedimos que, en nuetra marcha presurosa al encuento de tu Hijo, no tropecemos con impedimentos terrenos, sino que él nos haga partícipes de la ciencia de la sabiduría celestial. Él, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. R/. Amén Salmo responsorial 3 [Salmo 84]

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Acoge, Señor, con bondad nuestras humil-des oraciones y ofrendas, y al vernos tan desvalidos y sin méritos propios, socórrenos con la ayuda de tu misericordia. Por Jesu-cristo, nuestro Señor. R/. Amén.

deros”. En cumplimiento de esto, apareció en el

desierto Juan el Bautista predicando un bau tismo de conversión, para el perdón de los pecados. A él acudían de toda la comarca de Judea y muchos habitantes de Jerusa-lén; reconocían sus pecados y él los bautiza-ba en el Jordán.

Juan usaba un vestido de pelo de came-llo, ceñido con un cinturón de cuero y se ali- mentaba de saltamontes y miel silvestre. Proclamaba: “Ya viene detrás de mí uno que es más poderoso que yo, uno ante quien no merezco ni siquiera inclinarme para desa-tarle la correa de sus sandalias. Yo los he bautizado a ustedes con agua, pero él los bautizará con el Espíritu Santo”.

Palabra del Señor. R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.

Creo en Dios, Padre todopoderoso, Crea-dor del cielo y de la tierra.

Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resu-citó entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso.

Desde allí vendrá a juzgar a vivos y muer-tos.

Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna.

R/. Amén.

Roguemos por todos los hombres, por me- diación de Jesucristo, que viene a salvar a todo el mundo. Padre, escúchanos.1. Por el Papa, los obispos, los sacerdotes y

diáconos para que a ejemplo de Juan Bautista nos ayuden a preparar el ca- mino de salvación. Oremos.

En esta lectura Dios viene a su pueblo para consolarlo y alegrarlo. No hay que tener miedo, porque Cristo viene a salvarnos.

Lectura del libro del profeta Isaías 40, 1-5; 9-11

Consuelen, consuelen a su pueblo, dice nuestro Dios. Hablen al corazón de Jerusa-lén y díganle a gritos que ya terminó el tiempo de su servidumbre y que ya ha sa- tisfecho por sus iniquidades, porque ya ha recibido de manos del Señor castigo doble por todos sus pecados”.

Una voz clama: “Preparen el camino del Señor en el de-

sierto, construyan en el páramo una calza-da para nuestro Dios. Que todo valle se ele ve, que todo monte y colina se rebajen; que lo torcido se enderece y lo escabroso se a- llane. Entonces se revelará la gloria del Se- ñor y todos los hombres la verán”. Así ha hablado la boca del Señor.

Sube a lo alto del monte, mensajero de buenas nuevas para Sión; alza con fuerza la voz, tú que anuncias noticias alegres a Jerusalén. Alza la voz y no temas; anuncia a los ciudadanos de Judá: “Aquí está su Dios. Aquí llega el Señor, lleno de poder, el que con su brazo lo domina todo. El pre- mio de su victoria lo acompaña y sus tro- feos lo anteceden. Como pastor apacenta-rá su rebaño; llevará en sus brazos a los corderitos recién nacidos y atenderá solíci-to a sus madres”.

Palabra de Dios. R/. Te alabamos, Señor.

R/. Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos al Salvador.

Escucharé las palabras del Señor,palabras de paz para su pueblo santo.Está ya cerca nuestra salvación y la gloria del Señor habitará en la tierra.

R/. Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos al Salvador.

La misericordia y la verdad se encontra-ron, la justicia y la paz se besaron,la fidelidad brotó en la tierray la justicia vino del cielo.

R/. Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos al Salvador.

Cuando el Señor nos muestre su bon- dad, nuestra tierra producirá su fruto.La justicia le abrirá camino al Señore irá siguiendo sus pisadas.

R/. Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos al Salvador.

El Apóstol Pedro nos invita a esperar pa- cientemente la venida final del Señor, consa-grando nuestra vida a Dios, propiciando con nuestra conducta un cielo y tierra nuevos en los que habite la justicia.

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pedro 3, 8-14

Queridos hermanos: No olviden que para el Señor, un día es como mil años y mil años, como un día. No es que el Señor se tarde, como algunos suponen, en cumplir su pro- mesa, sino que les tiene a ustedes mucha

paciencia, pues no quiere que nadie perez-ca, sino que todos se arrepientan.

El día del Señor llegará como los ladrones. Entonces los cielos desaparecerán con gran estrépito, los elementos serán destruidos por el fuego y perecerá la tierra con todo lo que hay en ella.

Puesto que todo va a ser destruido, pien-sen con cuánta santidad y entrega debe vi- vir ustedes esperando y apresurando el ad- venimiento del día del Señor, cuando desa-parecerán los cielos, consumidos por el fue go, y se derretirán los elementos.

Pero nosotros confiamos en la promesa del Señor y esperamos un cielo nuevo y una tierra nueva, en que habite la justicia. Por lo tanto, queridos hermanos, apoyados en es- ta esperanza, pongan todo su empeño en que el Señor los halle en paz con él, sin man- cha, ni reproche.

Palabra de Dios. R/. Te alabamos, Señor.

[Lc 3, 4. 6]

R/. Aleluya, aleluya.Preparen el camino del Señor, hagan rectos sus senderos, y todos los hom-bres verán la salvación de Dios.

R/. Aleluya.

El Evangelio de hoy nos prepara el camino para la venida de Jesús; por ello es preciso convertirse de corazón para obtener el per- dón de los pecados.

Proclamación del Santo Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 1, 1-8

Éste es el principio del Evangelio de Je- sús, Mesías, Hijo de Dios. En el libro del pro feta Isaías está escrito:

He aquí que yo envío a mi mensajero de- lante de ti, a preparar tu camino.

Voz del que clama en el desierto: “Prepa-ren el camino del Señor, enderecen sus sen-

Alimentados por estos manjares celestia-les, te suplicamos, Señor, que, por la par- ticipación en este sacramento, nos enseñes a apreciar sabiamente los bienes terrenales, y a aferrarnos a los bienes del cielo. Por Je- sucristo, nuestro Señor. R/. Amén

2. Por todos los pueblos del mundo, en par ticular nuestro pueblo del Ecuador para que abandonando la vida de pecado pre- paremos el nacimiento de Cristo en nues tro corazón. Oremos.

3. Para que el diálogo en familia una a todos sus miembros y así haya paz y alegría. Oremos.

4. Para que el Señor cure los dolores de los enfermos, de paz y alegría a cuantos ca-

En este segundo domingo de adviento, la Palabra de Dios nos invita a preparar-nos para celebrar con gozo la navidad que se avecina; para ello, nos propone dos metáforas: la de los valles que hay que levantar y la de las colinas que se deben bajar.

Los valles significan situaciones de tristeza por la ausencia de un ser queri-do, de soledad por el abandono de personas que nos aprecian, de decep-ción porque nuestros proyectos se que-daran en medio camino o por la corrup-ción que vivimos. En estas y otras situa-ciones puede ser que nos sintamos hun-didos, perdidos, sin horizonte. La Pala-bra de Dios nos invita a levantarnos, a retomar la esperanza en un mañana

Semanario Litúrgico Nº 2057

NuestraIglesiaArquidiócesis de Guayaquil

D O M I N G O I I D E A D V I E N TO • C I C LO B • D I C I E M B R E 0 6 , 2 0 2 0

Oración colecta1

LITURGIA DE LA PALABRA

Primera Lectura2

Segunda Lectura4

Estén preparados

mejor, a vivir con alegría y a confiar más en Dios, en nosotros mismos y en los demás.

Las colinas significan las actitudes de prepotencia y soberbia hasta creernos autosuficientes, ídolos, que no necesi-tamos ni de Dios ni de los demás. La Palabra de Dios, en cambio, nos desa-fía a abajar las colinas, a ser humildes y comprender que sólo con la ayuda de Dios y de los demás es posible avanzar por el camino de la paz y de la justicia. ¡Estén preparados!, es una invitación a mantener la esperanza, la alegría y la humildad para acoger al Emmanuel o Dios con nosotros que viene.

Dios omnipotente y misericordioso, te pedimos que, en nuetra marcha presurosa al encuento de tu Hijo, no tropecemos con impedimentos terrenos, sino que él nos

haga partícipes de la ciencia de la sabiduría celestial. Él, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. R/. Amén

Salmo responsorial3 [Salmo 84]

recen de ellas y libre a nuestro pueblo de todos los males. Oremos.

Se pueden añadir algunas intenciones libres.

Oh Dios todopoderoso y eterno, que nos mandas preparar el camino a Cristo, nues-tro Señor, concédenos, en tu misericordia, aumentar nuestra fe, esperanza y caridad para que le recibamos dignamente, Por Je- sucristo nuestro Señor. R/. Amén.

(sólo la reza el sacerdote)

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Acoge, Señor, con bondad nuestras humil-des oraciones y ofrendas, y al vernos tan desvalidos y sin méritos propios, socórrenos con la ayuda de tu misericordia. Por Jesu-cristo, nuestro Señor. R/. Amén.

deros”. En cumplimiento de esto, apareció en el

desierto Juan el Bautista predicando un bau tismo de conversión, para el perdón de los pecados. A él acudían de toda la comarca de Judea y muchos habitantes de Jerusa-lén; reconocían sus pecados y él los bautiza-ba en el Jordán.

Juan usaba un vestido de pelo de came-llo, ceñido con un cinturón de cuero y se ali- mentaba de saltamontes y miel silvestre. Proclamaba: “Ya viene detrás de mí uno que es más poderoso que yo, uno ante quien no merezco ni siquiera inclinarme para desa-tarle la correa de sus sandalias. Yo los he bautizado a ustedes con agua, pero él los bautizará con el Espíritu Santo”.

Palabra del Señor. R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.

Creo en Dios, Padre todopoderoso, Crea-dor del cielo y de la tierra.

Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resu-citó entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso.

Desde allí vendrá a juzgar a vivos y muer-tos.

Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna.

R/. Amén.

Roguemos por todos los hombres, por me- diación de Jesucristo, que viene a salvar a todo el mundo. Padre, escúchanos.1. Por el Papa, los obispos, los sacerdotes y

diáconos para que a ejemplo de Juan Bautista nos ayuden a preparar el ca- mino de salvación. Oremos.

En esta lectura Dios viene a su pueblo para consolarlo y alegrarlo. No hay que tener miedo, porque Cristo viene a salvarnos.

Lectura del libro del profeta Isaías 40, 1-5; 9-11

Consuelen, consuelen a su pueblo, dice nuestro Dios. Hablen al corazón de Jerusa-lén y díganle a gritos que ya terminó el tiempo de su servidumbre y que ya ha sa- tisfecho por sus iniquidades, porque ya ha recibido de manos del Señor castigo doble por todos sus pecados”.

Una voz clama: “Preparen el camino del Señor en el de-

sierto, construyan en el páramo una calza-da para nuestro Dios. Que todo valle se ele ve, que todo monte y colina se rebajen; que lo torcido se enderece y lo escabroso se a- llane. Entonces se revelará la gloria del Se- ñor y todos los hombres la verán”. Así ha hablado la boca del Señor.

Sube a lo alto del monte, mensajero de buenas nuevas para Sión; alza con fuerza la voz, tú que anuncias noticias alegres a Jerusalén. Alza la voz y no temas; anuncia a los ciudadanos de Judá: “Aquí está su Dios. Aquí llega el Señor, lleno de poder, el que con su brazo lo domina todo. El pre- mio de su victoria lo acompaña y sus tro- feos lo anteceden. Como pastor apacenta-rá su rebaño; llevará en sus brazos a los corderitos recién nacidos y atenderá solíci-to a sus madres”.

Palabra de Dios. R/. Te alabamos, Señor.

R/. Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos al Salvador.

Escucharé las palabras del Señor,palabras de paz para su pueblo santo.Está ya cerca nuestra salvación y la gloria del Señor habitará en la tierra.

R/. Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos al Salvador.

La misericordia y la verdad se encontra-ron, la justicia y la paz se besaron,la fidelidad brotó en la tierray la justicia vino del cielo.

R/. Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos al Salvador.

Cuando el Señor nos muestre su bon- dad, nuestra tierra producirá su fruto.La justicia le abrirá camino al Señore irá siguiendo sus pisadas.

R/. Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos al Salvador.

El Apóstol Pedro nos invita a esperar pa- cientemente la venida final del Señor, consa-grando nuestra vida a Dios, propiciando con nuestra conducta un cielo y tierra nuevos en los que habite la justicia.

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pedro 3, 8-14

Queridos hermanos: No olviden que para el Señor, un día es como mil años y mil años, como un día. No es que el Señor se tarde, como algunos suponen, en cumplir su pro- mesa, sino que les tiene a ustedes mucha

paciencia, pues no quiere que nadie perez-ca, sino que todos se arrepientan.

El día del Señor llegará como los ladrones. Entonces los cielos desaparecerán con gran estrépito, los elementos serán destruidos por el fuego y perecerá la tierra con todo lo que hay en ella.

Puesto que todo va a ser destruido, pien-sen con cuánta santidad y entrega debe vi- vir ustedes esperando y apresurando el ad- venimiento del día del Señor, cuando desa-parecerán los cielos, consumidos por el fue go, y se derretirán los elementos.

Pero nosotros confiamos en la promesa del Señor y esperamos un cielo nuevo y una tierra nueva, en que habite la justicia. Por lo tanto, queridos hermanos, apoyados en es- ta esperanza, pongan todo su empeño en que el Señor los halle en paz con él, sin man- cha, ni reproche.

Palabra de Dios. R/. Te alabamos, Señor.

[Lc 3, 4. 6]

R/. Aleluya, aleluya.Preparen el camino del Señor, hagan rectos sus senderos, y todos los hom-bres verán la salvación de Dios.

R/. Aleluya.

El Evangelio de hoy nos prepara el camino para la venida de Jesús; por ello es preciso convertirse de corazón para obtener el per- dón de los pecados.

Proclamación del Santo Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 1, 1-8

Éste es el principio del Evangelio de Je- sús, Mesías, Hijo de Dios. En el libro del pro feta Isaías está escrito:

He aquí que yo envío a mi mensajero de- lante de ti, a preparar tu camino.

Voz del que clama en el desierto: “Prepa-ren el camino del Señor, enderecen sus sen-

Alimentados por estos manjares celestia-les, te suplicamos, Señor, que, por la par- ticipación en este sacramento, nos enseñes a apreciar sabiamente los bienes terrenales, y a aferrarnos a los bienes del cielo. Por Je- sucristo, nuestro Señor. R/. Amén

2. Por todos los pueblos del mundo, en par ticular nuestro pueblo del Ecuador para que abandonando la vida de pecado pre- paremos el nacimiento de Cristo en nues tro corazón. Oremos.

3. Para que el diálogo en familia una a todos sus miembros y así haya paz y alegría. Oremos.

4. Para que el Señor cure los dolores de los enfermos, de paz y alegría a cuantos ca-

Profesión de fe7

SANTO EVANGELIO6

Aclamación antes del Evangelio5

Oración sobre las ofrendas9 Oración para después de la Comunión10

L 07M 08M 09

J 10V 11S 12D 13

Santoral y Lecturas diarias | 07 - 13 de Diciembre / 2020S. AMBROSIO, obispo y doctor de la Iglesia • Is 35,1-10/ Sal 84/ Lc 5,17-26.INMAC. CONC. DE LA BIENAV. VIRGEN MARÍA, solemnidad • Gn 3,9-15.20/ Sal 97/ Ef 1,3-6.11-12/ Lc 1,26-38S. NARCISA DE JESÚS MARTILLO, virgen • Is 40,25-31/ Sal 102/ Mt 11,28-30.B. MARCO ANTONIO DURANDO, memoria • Is 41,13-20/ Sal 144/ Mt 11,11-15.S. DÁMASO I, papa M.L. • Is 48,17-19/ Sal 1/ Mt 11,16-19.B.V.M. DE GUADALUPE, �esta • Sir 24,23-31/ Sal 66/ Lc 1,39-48.S. LUCÍA, virgen y mártir • Is 61,1-2.10-11/ Sal : Lc 1/1 Tes 5,16-24/ Jn 1,6-8. 19-28

LITURGIA DE LA EUCARISTÍA

Semanario Litúrgico Nº 2057 - Tiraje: ON-LINE. Director: P. César Piechestein @arquidiocesisgye

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DOMINGO II DE ADVIENTO • CICLO B • DICIEMBRE 06, 2020 • Pág. 2

Oración de los fieles8

recen de ellas y libre a nuestro pueblo de todos los males. Oremos.

Se pueden añadir algunas intenciones libres.

Oh Dios todopoderoso y eterno, que nos mandas preparar el camino a Cristo, nues-tro Señor, concédenos, en tu misericordia, aumentar nuestra fe, esperanza y caridad para que le recibamos dignamente, Por Je- sucristo nuestro Señor. R/. Amén.

(sólo la reza el sacerdote)