¿Hasta dónde puede llegar la literatura? En este libro ...

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¿Hastadóndepuedellegarlaliteratura?EnestelibrodedicadoalavidaylamuertedesuhijoDaniel,PiedadBonnettalcanzaconlaspalabrasloslugaresmásextremosdelaexistencia.Lanaturalidadylaextrañezaconvivenensuspáginas igualqueensumiradaconviven lasequedadde la inteligenciayellatido más intenso de la emoción. Buscar respuestas es sólo un modo dehacersepreguntas,denegociarconlaspreguntas,desabercuántaspreguntascabenenunaobsesión.

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PiedadBonnett

LoquenotienenombreePubr1.0

Wilku22.11.2019

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PiedadBonnett,2013Editordigital:WilkuePubbaser2.1

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ParaRafael,RenatayCamila

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[…]estahistoriatienequeverrealmenteconloquenotienenombre,consegundosdeespantoparalosquenohaylenguaje.

PETERHANDKEPiensasquenuncatevaapasar,imposiblequetesucedaati,queereslaúnicapersonadelmundoaquienjamásocurriránesascosas,yentonces,unaporuna, empiezanapasarte todas, igualque le sucedenacualquierotro.

PAULAUSTER[…]hurgomissentimientosestoyviva.

BLANCAVARELA

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Índicedecontenido

Cubierta

Loquenotienenombre

I.Loirreparable

II.Unprecarioequilibrio

III.Lacuartapared

IV.Elfinal

Sobrelaautora

Notas

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I.Loirreparable

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Buscamos un sitio vacío donde estacionar y lo encontramos a unoscincuentametrosdelviejoedificiodecincopisosqueselevanta,dignoperosin gracia, casi al final de la 84 entre 2.ª y 3.ª, una de esas típicas callesneoyorkinas del Upper East Side, tradicionales y casi siempre apacibles apesardelosmuchosnegociosquefuncionanenlospisosbajos.Delbaúldelcarro bajamos dos maletas grandes, livianas porque están vacías. Antes dellegar al portón, y como impulsados por un mismo pensamiento, nosdetenemos y miramos hacia arriba, como calculando los cuatro pisos quedebemosempezarasubir.Camilaabreelportónyaparecenelhall,amplioysombrío—unodeesosespaciosdondecualquiermínimoruidoproduceeco—, y las escaleras de granito, las mismas que en el pasado agosto nosparecieron eternas cuando ella, Renata y yo subíamos y bajábamos,entusiastasyacezando,cargadascontodaclasedeenseres.Ahora,encambio,hay algo crispado en nuestro silencio, en la manera a la vez pausada eimpacienteconqueremontamoslosescalones,contralosquetintineaelmetaldelasruedasdelasmaletas.

Pamela nos abre la puerta y nos saluda con abrazos apretados y esabellasonrisasuyaquenisiquierapuedeseropacadaporlatristeza.Despuésde un breve intercambio de palabras, cruzamos la cocina y la salita yentramoslentamentealahabitación.Loprimeroqueregistranmisojoseslaenorme ventana abierta, y detrás la escalera de incendios que da a la calle.Examinotodo,brevemente,deunvistazo:lacama,tendidaconpulcritud,elescritorioabarrotadodelibros,loscuadernosapoderadosdelamesadenoche,la chaqueta de cuadros colgada con cuidado en la silla. Durante algunossegundosnodecimosnada,nohacemosnada, apesardequeun turbióndeemocionesnosagitapordentro.EntoncesCamilaabreelclósetyvemosloszapatos alineados, los suéteres y las camisetas puestos en orden. Es la

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habitación de alguien pulcro, riguroso, aseado. Confusos, intercambiandofrases cortas quequieren ser eficientes, nos dividimos los espacios a fin depoder hacer la tarea que nos ha traído hasta aquí. Nadie llora: si uno denosotrosserindieraalllantoarrastraríaconsudoloralosdemás.

Siento, por un instante, que profanamos con nuestra presencia unespacio íntimo, ajeno; pero también, atrozmente, que estamos en unescenario.Me pregunto qué sucedió aquí en los últimos veinteminutos devida deDaniel. ¿Acaso sostuvo consigomismo un último diálogo ansioso,desesperado,dolorido?¿Otalvezsulucidezfueoscurecidaporunejércitodesombras?

Mirandoestecuartoaustero,dondecadacosacumplíasufunción,teníaunsentido,recuerdolosversosdeWislawaSzymborskaqueduranteañosleíconmisalumnosyqueparecenhabersidoescritosparaestemomento:

Noparecíaquedeestahabitación[nohubierasalida,

almenosporlapuerta,oquenotuvieraalgunaperspectiva,almenos

[desdelaventana.Lasgafasparaveralolejosestabanenel

[alféizar.Zumbabaunamosca,oseaqueaúnvivía.Seguramentecreéisquecuandomenoslacarta

[algoaclaraba.Ysiyoosdijeraquenohabíaningunacarta.Tantosdenosotros,amigos,ytodoscupimosenunsobrevacíoapoyadoenunvaso.

Revisounoaunoloslibrosyloscuadernos.Enelfondodemicorazónsuplicoporqueaparezcaundiario,unanotadecarácterpersonal.Perosólohay trabajos críticos o notas de clase, escritas con letra pequeña, apretada,minuciosa.Ensumorralencuentro lapequeña tarjetaque leenviéhacedosdías, acompañada de un billete, y que dice para que te des un gusto. Tequiere,tuma.Camilaabreloscajonesdelacómodaysacacamisasymedias.Dentrodeunparencuentraunrollitodedólares,metidoahíparapreservarlosde un posible intruso. Entonces Rafael, mi marido, nos hace notar lo queacaba de descubrir: cuidadosamente alineados sobre el escritorio están elreloj, la billetera, el iPod, el teléfono móvil. Los ojos se nos llenan delágrimas.

Cuandosalimos,ahoracon lasmaletascargadas,seabre lapuertadelapartamento vecino, y dos ancianas muy ajadas, que evidentemente han

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estadoesperandoalgúnruidonuestroparasalir,nosdanunramitodefloresyuna tarjeta, y nos abrazan, conmovidas. En ese momento aparece en eldescanso de la escalera una pareja con un niño; se detienen, con timidez.¿Somosnosotrosparientesdelestudiantequesematóayer?Tambiénelloslosientenmucho.Lamujer,unarubiajoven,desemblanteamable,nosdicequeellaestabaallíalahoradelatragediayquelooyócorrer.MihijaCamilaseasombra, se adelanta: ¿lo oíste correr?, ¿dónde estabas? En su piso, elúltimo.Desdeahíoyóuntropeldepasoseneltecho.Entoncestodoterminade aclararse: la ventana abierta, la escalera de incendios que trepa hasta eltechodeledificio.

DanielmurióenNuevaYorkelsábado14demayode2011,alaunaydiez de la tarde.Acababa de cumplir veintiocho años y llevaba diezmesesestudiando una maestría en la Universidad de Columbia. Renata, mi hijamayor,mediolanoticiaporteléfonodoshorasdespués,concuatropalabras,delascualeslaprimera,pronunciadaconvozvacilante,conscientedelhorrorque desataría del otro lado, fue, claro está,mamá. Las tres restantes dabancuenta,sinambagesnimentiraspiadosas,delhecho,deldatosimpleyllanode que alguien infinitamente amado se ha ido para siempre, no volverá amirarnosniasonreírnos.

En estos casos, trágicos y sorpresivos, el lenguaje nos remite a unarealidadquelamentenopuedecomprender.Antesdepreguntaramihijalosdetalles,derendirmealaindagación,mispalabrasnieganunayotravez,enunapequeñarabietasinsentido.Perolafuerzadeloshechosesincontestable:«Danielsemató»sóloquieredecireso,sóloseñalaunsucesoirreversibleenel tiempoyelespacio,quenadiepuedecambiarconunametáforaoconunrelatodiferente.

Danielsemató,repitounayotravezenmicabeza,yaunqueséquemilenguajamáspodrádar testimoniodeloqueestámásalládel lenguaje,hoyvuelvotercamentealidiarconlaspalabrasparatratardebucearenelfondodesumuerte,desacudirelaguaempozada,buscando,no laverdad,quenoexiste, sino que los rostros que tuvo en vida aparezcan en los reflejosvacilantesdelaoscurasuperficie.

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Tuhijohamuertoydebesempacarunamaletaparaviajarhastadondeteesperasucadáver.Ylohaces.Alguienteayuda,diceunpantalónnegro,diceesmejormeterloszapatosenunabolsa.Treshorashace,treshorasdeun tiempoqueyaha empezado a correr hacia sudisolución, y tú no te hasdesmayado, no has caído al suelo de rodillas ni te tambaleas a la orilla delvértigo o la locura.No. Estás, como dicen losmanuales sobre el duelo, enestado de shock o embotamiento. Tu dolor, el de los primeros minutosdespuésde lanoticia,seha trocadoenfríaestupefacción,enpasmo,enunaaceptaciónsemejantealaqueaparececuandoentramosalquirófanoocuandoconstatamosquehemosperdidoelaviónenelquevolaríamosaunaciudadlejana.Tútratasdepensarenmedias,enpiyamas,enmedicinas,yrepitesentu cabeza, hacia adentro, las palabras que acabas deoír, deseandoque algofísicotesaquedelestupor,unataquedellanto,unrepentinoaccesodefiebre,unaconvulsión,algoquevengaadestruirestaserenidadqueseparecetantoalamentira, a lamuertemisma.Te he empacado una bufanda, dice la voz.Perfecto,gracias.

La cotidianidad suele ser ruda. En el aeropuerto, antes de lamedianoche, el funcionario de la aerolínea nos recibe con aire de disgusto.¿Porquéhemos llegado tan tarde almostrador?Le explicamosquenuestrohijo hamuerto hace unas horas, que viajamos en el último vuelo y en losúnicoscuposquehemospodidoconseguirconmuchadificultad.Elhombre,sin echarnos una mirada, husmea los pasaportes con el mismo gestodesconfiado de tantos en este país, frente a los cuales sus compatriotassiempresomosculpables.Observosusmanoschatas,deuñasmalcortadas,elmeñique adornado con un estrepitoso anillo de oro y piedras, los labiosapretados, el ceño fruncidoquenoevidencianingúncambiodespuésdeoírnuestrasexplicaciones.«Adelante»,murmura.Yestodoloquedice.

Hay que dormir, me digo, porque lo que nos espera es arduo,demoledor.Perolatareanoessencilla.Primero,porqueelpensamientonoseacalla, zumba dentro de mi cabeza como un cucarrón atrapado en uncucurucho. Segundo, porque convalezco de una operación que me hanrealizadohacemenosdeunasemanaytodavíatengodolor.

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Alguna vez escribí que en el aire «el tiempo se hincha como unparéntesis»,yhoyloconstatoenestasseislargashorasdevueloatravesadasde visiones. La sensación, abrumadora, es de extrañeza, de incredulidad:¿puedoseryoesapersonaqueviajaaenterrarasuhijo?

Sí,Piedad.Esunhecho.Sucedió.Ynuncapalabrastanprecisasmehansonadotanirreales.

Conlospocoselementosdequedispongoreconstruyoimaginariamentelascircunstancias,esasquehacende todamuerteunhechoúnico,peromásúnico esta vez, porque Daniel no ha muerto plácidamente en su cama,adormecido por calmantes, como todos soñamosmorir, sino que ha saltadodesde el techo de un edificio de cinco pisos para ir a estrellarse sobre elasfalto.

Tratodepensarenlaluchaquedebiólibrarentreeldeseodeacabarysumiedo,ymepreguntosifueunsuicidioporimpulso,unactoirreflexivo,opor el contrario una acción premeditada, lo que los expertos llaman un«suicidio por balance». ¿Había subido antes hasta el techo a preparar elterreno?¿Enquépensabacuandosaltó?¿Quésesientealcaer?¿Sepierdelaconciencia? ¿En las últimas horas pasamos los que lo queríamos por sucabeza?Laspreguntassealzanymuerenalinstante,vencidas,derrotadas.

«Laverdadesmaraña»,escribeJavierMarías.

Ahí arriba, en medio de la oscuridad de la noche, me asaltanimplacableslasimágenes.Imágenesdevida,imágenesdemuerte.Yrevivoelnacimiento de Daniel entre el agua, la luz tenue de la sala de partos, lamúsica, el pequeño cuerpo todavía atado al cordón umbilical colocadocuidadosamente sobre mi pecho para que pudiera acariciarlo y besar sucabeza aún embadurnada: toda una escenografía con aire de nueva era, unpocosentimental,unpococursi,planeadaparaquesuingresoaestemundofueraun tránsitodulce;ypiensoen tanta ternuray tantocuidadoderrotadosporlassombrasdesquiciadasdelmiedoydelamuerte.

Cuando estamos en su cuarto, y mientras los demás se ocupan derevisar su ropa y sus objetos, yo apilo los libros en lamaleta. De repente,comosielazarencerrarasusclaves,misojossedetienenenlaportadadeunode Jenny Saville, una de las artistas favoritas de Daniel, que reproduce

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Reverse, una pintura que muestra un rostro joven, hinchado, apoyado decostado sobre una superficie brillante que devuelve parcialmente su reflejo.Laspinceladas sugierenquehay sangreenél,y tambiénen laboca,que seentreabreenungestogrotesco.Susojosabiertosestánatrozmentevacíos.

TambiénencuentroeldossierdedibujosypinturasqueDanielhizoconmeticulosidaddurantetodasucarrerayloojeoahoradeunamaneradistinta,buscando revelaciones. Veo un estudio de mujer, una muñeca a la vezpavorosayobscena,variosautorretratosdel2001,perturbadores,dolorosos;veo el registro de óleos con motivos abstractos, de grabados, carboncillos,acrílicos…Meimpresionansucontención,sufuerzacomunicativa,el filosolímiteentrelaemotividaddelostemasyelrigordelatécnica.

A los dieciocho años Daniel entró a estudiar Arte. Desde hacía yabastantetiempoqueeldibujoylapinturaeransupasión,yporesodurantesubachillerato tomó clases con un maestro y asistió durante dos veranos aestudiarenTheArtStudentsLeaguedeNuevaYork.

Algunavez,asuregresodeunodeesoscursos,noscontó,entreburlónyufano,quemuchosdesuscompañeros,todosmayoresqueél,lorodeabanamenudo mientras pintaba, admirados de su destreza. Aunque él mismo noacababade creer en su talento, cuando ingresó a laFacultaddeArtes lucíamuy entusiasmado. El primer día de clases, sin embargo, llegó con unasonrisa irónicaen los labios:unodesusmaestros, talvezeldeHistoriadelArte, les había dicho, en forma teatral, la frase devastadora que iba a oírincesantementedurantesuscuatroañosdecarrerauniversitaria:«Muchachos,olvídensedelapintura.Lapinturahamuerto».

«La vida es física». Siempre me gustó ese verso de Watanabe. YtambiénestedeBlancaVarela:«[…]eslaganadelalmaqueeselcuerpo».Apocas horas de su muerte lo que me empieza a hacer falta hasta ladesesperación son las manos de Daniel, las mejillas por las que pasaba eldorsodemimanocuandoloveíatriste,lafrentequebesétantasvecescuandoeraniño,laespaldamorenadetantosol.Susingularidad.Sumododereír,decaminar, de vestirse. Su olor. Una idea absurda me persigue: jamás eluniversoproduciráotroDaniel.

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Siemprevendráquienmedigaquenosquedalamemoria,quenuestrohijovivedeunamaneradistintadentrodenosotros,quenosconsolemosconlosrecuerdosfelices,quedejóunaobra…Perolaverdaderavidaesfísica,yloquelamuertesellevaesuncuerpoyunrostroirrepetibles:elalmaqueeselcuerpo.

Algunas horas después de su muerte mis hijas me llamaron paraconsultarme si autorizaba la donación de sus órganos. Por unmomentomeestremecióel recuerdodesucuerpodedeportista, labellezaque, realono,mehacíamiraramihijoconsecretoorgulloyencantamiento,ysusurréunnodesesperado. Me hicieron ver que sería un gesto mezquino, que un serdeseosodevivirpodríasalvarseconsucorazón,consuspulmones.Entoncesasentí,ysentadaalbordedelacamamedispuseaoíralapersonaencargadadetomarmideclaración.Delotroladolaquehablabaeraunamujerysutonoera dulce y firme a la vez. Siempre pasa que una voz crea un rostroimaginario,yyopenséenunacaramorena, ladeunamujergruesadeojosgrandes y compasivos. A continuación escuché serenamente suscondolencias, las formalidadesde la ley, susagradecimientosanticipadosy,luego, una lista impensada de órganos, que iban mucho más allá de sucorazón,susriñones,susojos.

—Lapieldelaespalda.—Sí.—Loshuesosdelaspiernas.—Sí.YDaniel, mi hijo entrañable, el muchacho de labios carnosos y piel

bronceada,sefuedeshaciendoconcadapalabramía.Lavidaesfísica.

Nos dicen que debemos esperar al menos tres días antes de queentreguenelcuerpoalafuneraria,demodoquellenamoslashorasvacíasdelasmásdistintasmaneras,mientrastengounpensamientoaterrador:ahora,enmanosdelosforenses,sucuerponoesyasucuerposinounfríoobjetollenodedisecciones.YpiensoagradecidaenAdam,elesposodeRenata,laúltimapersona de la familia que vio con vida a Daniel y que tuvo el valor deahorrarlesamishijasel impactodelreconocimiento.Elprecioesqueahoradebecargarparasiempreconlaimagendesucaradesfiguradaporlamuerte.

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DesdelacocinadelacasadeRenata,dondenossentamoscadamañanaabebernuestrocafé,vemospasarlosautomóvilesporlaautopista,velocesysilenciosos, como en una película muda. Una bruma lechosa que hadescendidoarasdesueloseextiendecomounagasaquedistorsionalavistadel puente y los árboles lejanos. Llueve, llueve, llueve. El tiempo pareceahoradefinitivamenteestancado.

ComoundíaantesdelamuertedeDanielmehanotorgadounpremioliterario,miteléfononocesaderecibirmensajes,queyocontestounoauno,avecessóloconbrevespalabrasdeagradecimiento,casisiempreanunciandolaterriblenoticia.Vuelvenallegarcorreos,estavezdecondolencias.Enellosladesazóndelamuerteintentacuajarenpalabras,perocasitodossequejandeloinoperantesqueestasresultan,delocortasquesequedan.

Nos reconfortan, sin embargo, esos saludos lejanos, los abrazos quetraen siempre incluidos. Y ese cariñoso parloteo de los amigos nosproporciona también una cierta dosis de aturdimiento, el necesario para nohundirnosen ladesesperación.Durantehoras,sentadocadaunoenun lugardistinto de la sala de la casa, ensimismados en los computadores y en losteléfonos,pormomentosparecemosrepresentarunaobradelabsurdo.

En elmurodeDaniel enFacebookmishijas han colgado la lacónicanoticiaanunciandoquesehaquitado lavidavoluntariamente.La respuesta,masiva y estruendosa, dolorida y sentimental, es muy distinta a la de loscorreos personales. En vano me digo que no podemos eludir ya el frenesímultiplicado de las redes, que hay verdad en la tristeza que destilan todosaquellosmensajes; y sin embargo siento en aquellas oleadas emotivas algoqueseparecealimpudor.

Siguiendo una vieja costumbre norteamericana, los amigos deRenatahan traído comida hecha por ellos en sus casas. Llegan hasta la puerta,discretamente, y se retiran de inmediato, para no perturbar la intimidadfamiliar.Laneverasevallenandodeplatos:haytacos,comidahindú,pasta.Velan con esta ofrenda por nuestra supervivencia, para que las tareasdomésticasnoagobienmásnuestroscuerpos,apaleadosyaporlatristeza.Ydeprontonosvemospaladeandounheladodechocolate,elogiandounasalsa,unpantierno,unpescado.Estamosvivos.

Acordamosdesdeelprimermomentoquenoharemos rito religiosoyqueno se ocultará la circunstancia de lamuerte, ni tampoco la enfermedadque precipitó el suicidio. Sus amigos, nuestra familia, las mujeres que lo

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quisieron, necesitan una explicación de esta tragedia brutal, intempestiva,aparentementeabsurda,ysindudaagradecerán laverdaddesnuda.Tambiénoptamos por la cremación y decidimos no repatriar las cenizas. La formanatural y sin conflictos en que vamos tomando todas estas decisiones meevidencia que existen unos horizontes vitales compartidos en familia. Ladesaparicióndeunodenosotroshaposibilitadoestedescubrimiento.

Compruebotambién,atravésdenuestrasconversaciones,queestamoslibres de fetichismos, de supersticiones, de falsos sentimentalismos, y que,parabienyparamal,vemoslamuertenocomounaculminaciónyuntránsitohaciaotrolugar,sinodeesaformaalavezdescarnadaysinconsueloalaquela ha reducido la historia moderna: un hecho simple, natural, tan aleatoriocomo lavidamisma.Loúnicoquepodemoshacerahorapara sacarlade sucondicióndeactoanimalesrecurriraunritualdedespedidasuficientementehermoso, que tenga que ver con elmismoDaniel y con aquello en lo quenosotroscreemos.Yaesonosdisponemos.

Nosanuncianqueelmomentoha llegado,queelcuerpoestáyaen lafuneraria, ubicada en el bello parque cementerio deGreen-Wood, y que seacercalahoradelacremación.

Ha estado lloviendo sin descanso, pero cuandomimarido,mis hijas,mis yernos y yo llegamos al parque cementerio el paisaje se ilumina derepente, aunque conun sol tan tenueque su efecto esmelancólico.Nohaytumbas visibles. Y aunque los altos cipreses, las colinas, los caminos,parecieranestarahíparahablardeserenidadydepaz,loúnicoqueveoenlanaturalezaessuprofundaindiferencia.Suordensinpropósito,subellezasinobjetivo,semeantojancrueles.¿NofueesamismanaturalezalaquedestruyólavidadeDaniel,esavidaalaqueélbuscódetantasmanerasdarlesentido?

Somos, mientras caminamos en medio de los árboles que destilantodavía gotas de lluvia, seis seres desolados y temblorosos. A pesar de laintimidad del acto nos hemos vestido de negro. Nos recibe un hombreimpecable, discreto, que actúa con delicadeza pero sin alambicamientos. Eledificio de mediados del siglo XIX tiene un vestíbulo amplio y pequeñassalitas amobladas, en una de las cuales esperamos en silencio.Yo tiemblo,traspasadaporlaemoción,porquesientoyalacercaníadelcadáverdeDaniel,supresencia.¡Comosienelcuerpoqueimaginohubieratodavíaunlatirdevida!

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Denuevo,enmediodelatragedia,apareceloirrisorio,logrotesco:eldía de mi llegada una periodista de una conocida revista me llamó paraentrevistarme. Le expliqué delicadamente lo que me había traído a NuevaYork,peronoparecíaoírme.Repetíaagritossusolicitud.Colgué,ofuscada.Al día siguiente la escena se repitió de manera idéntica. Como en unacomedia,lallamadasedaahoraunaterceravez,ycontesto,equivocándome,pensandoquesetratadelosabuelos.Eslamismamujer.Meimpaciento.Ledigoquenoinsista,quemihijohamuerto,quesalimosparalacremación.Lamujercuelga,despuésdeunossegundosdedesconcertadosilencio.

Entramosconpasossigilososalauditorio,acompañadosporlamúsica,y nos sentamos frente a una mesa, una especie de altar cubierto por unsencillo mantel blanco. No hay sollozos, ni lamentos: las lágrimassimplemente corren, silenciosas. El dueño de la funeraria nos pregunta sideseamosqueentoneunrezo,puesloshaydisponiblesparatodosloscredos.Con amabilidad decimos que no. Después de unos minutos, sin saber yomisma cómo, rompo repentinamente el silencio y evoco en voz alta elmomentoenqueDanielentrabaalacasa,subíalasescaleras,yyolesonreíadesdemiescritoriomientrasescrutabasucaraenbuscadesignosdefelicidado de desdicha. Quiero compartir mi sensación de que nuestra angustia hacesado, pero también la suya. Y ahí me detengo, porque decir que yadescansóseríaincurrirenunburdolugarcomúnyenunaingenuidadquenoseajustaalarealidad.Estaesmuchomáscruel:Danielnodescansaporquenoes.Loquehacíamoscorresponder conesenombre sehadisuelto, yanopuedeexperimentarnada.

Mientrasabandonamos lasala,mimaridopregunta,convozahogada,dóndeestáDani.MihijaRenataseñalaelpequeñoaltarblanco,elmantelquelo cobija. Comprendo que hemos estado sentados frente a sus restos, quereposanenunacajaquenoesdemadera,sinodeunmaterialdispuestoparael fuego. (¡Daniel en una caja de cartón!, se dolerá Camila en medio delllanto,meses después, al recordar). En contravía de lo que he sentido haceunosminutos,medigo,estremecida,queesonoesyamihijo.

Conelplacertratamosamenudodeconjurarlamuerte.Despuésdelaceremoniavamosaunrestaurante,pedimosuncocteldeentradaymúltiplesplatosparacompartir.HablamosdeDaniel, revisamossuvida, traemosa lamemoria pequeñas anécdotas, algunas de las cuales nos divierten mientrasqueotrasnosproducenunserenodolor.Nos reímosdeaquelprimerdíade

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claseenque,despistadacomosoy,lollevédepantalóncortoporquenoteníaclaro que el uniforme cambiaba, haciéndolo avergonzar delante de suscompañeros.Ydeldíaenquesecayósobreelpesebredelaabuela,arrasandocon casas y ovejas y pastores. Pero también evocamos con pesar susmomentosdeconfusiónydesesperanza.

De nuevo la lluvia cae afuera, esta vez con fuerza, pero ahora nossentimosprotegidosymomentáneamentealiviadosenaquel lugaracogedor.Pienso que a Daniel le gustaría estar aquí; que después de tantos mesescomiendo comida congelada y hamburguesas baratas se relamería de gustofrenteaunascostillasdecorderoounbuentrozodesalmón.Que,sipudieravernos,seextrañaríadesuausencia,nopodríacreerensumuerte.¡Cómoibaamorirsealguienqueestaba tanvivo! ¡Cómoibaamorirseél,queadorabaNuevaYork, y el parque con sol y los conciertos y lasmujeres bonitas!Ymenosenesascircunstanciasviolentas,él,quealgunavezledijoasunoviaque en caso de sufrimiento el suicidio era una alternativa posible, perosiemprequefueradulce,sinsangre,meroalivio.

Aldíasiguientedelatragedia,Renatasediocuentadequeensucarrohabíaunpardeguantesnegrosdecuero,ydespuésdepreguntarse,extrañada,quién habría podido dejarlos allí, comprendió que eran los del sargentoJoffrey,lapersonaque,contodaefectividad,apenasunosminutosdespuésdeque la ambulancia se llevara el cuerpo deDaniel, les facilitó a ella y a suhermanaentrarenlacalleacordonada,subiralapartamento,comprobarquelaventana estaba abierta y que dentro del cuarto no había nadie. Debióolvidarlos sobreel asientocuando laayudabaaestacionar,yaqueellay suhermana,aturdidaspor loqueyadabancomounhecho,noestabanen totaldominiodesímismas.Desdeesedíahemosestadotratandodeacercarnosalacomisaría para devolverlos, sin lograrlo.Ahora, por fin podemos hacer unaparada en el lugar, encontrar al sargento Joffrey, darle los guantes yexpresarlelasgraciasotravez.

LosguantesdelsargentoJoffreymehablandelavidaensuspequeñascosas.A esa vida enminúsculas, sin embargo, la ronda siempre, comounaamenaza,unhechomayúsculo.Yesasícomotodosvivimos,apartirdeciertaedad,temiendolallamadanocturna.

Hace yamuchos años, cuandoDaniel era todavía un niño, escribí unpoematitulado«Lanoticia».Enélhablodecómoporlaventanaabierta,enundíaounanochecualquiera,

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laolaentraalocada,dandotumbos,[…]laolaconsuparéntesisvacíoparasiemprequevienearecordarnosquevivireraesto,quehaciaeselugardesdesiempreveníamos.A ese lugar acabo de llegar, amis sesenta años recién cumplidos.Y

Danielesmiparéntesisvacío.

Alfinalde la tarde,Miranda,quenocumple todavíacuatroaños,nosdistraedenuestra tristeza.Jugamosaquedefinaobjetosquenombramosenespañol,ylohacedemaneraingeniosa,buscandolaspalabrasensucerebrocon concentración inusitada y resultados graciosísimos.Más tarde, con suspinturas paraHalloween, pinta paisajes en la panza gigante deCamila, quetieneseismesesdeembarazo.Apenasseduerme,emprendemosunatareaqueyanodaespera:desdeelprimerdíalasmaletasquellenamosenelcuartodeDanielhanestadoallí,arrumbadasenunrincón,esperandoserabiertas.Noesalgoquequeramoshacer,perosabemosquenotenemosotraopción,quenopodemoscargaraRenataconellegadodelasvalijasrepletas.Nossentamos,pues, en círculo, como en la Navidad anterior, cuando estuvimos aquí delmismomodo, felices y expectantes, viendo a la pequeñaMiranda abrir losregalos que habíamos puesto alrededor del árbol. Aquella vez Daniel meregalóunamantaafelpadaparaponersobremispiernasmientrastrabajo.

Vamossacandounaaunalasprendas,losobjetos.Allíestálacamisetacon la cara de Bacon, que le compré en Madrid. Los zapatos negros decordonesrojosquerecibióconunasonrisaperoquesiempresospechéquenolegustaron.Losguantesgrises,suspreferidos,unodeellosroto.Lachaquetadepanaamarilla,laspantuflastejidas,losDr.Martensnegros,muyviejos,lospantalones de cuadros que se ponía entre casa. Hay bromas, silencios,lágrimas.De alguna prendame llega de pronto su olor, lamezcla de algúnperfumeconeldelatranspiraciónanimaldeunhombremuyjoven.Quisierahundir mi cara en esas ropas, llorar a gritos, pero me quedo quieta, ensilencio, sintiendo palpitaciones en la boca del estómago.Mis yernos ymimaridosequedanconunbonitosuétercolortrigo,conelgorro,losabrigosdeinvierno y la chaqueta de cuero.Mis hijas se reparten la caja con óleos ypinceles, los libros, lospequeñosobjetos inútiles, las camisetas.Yo reservoparamíunabufandaydosotrescosasmás,lasmásconocidas,lasmásviejas,lasmásusadas.Lasquehuelanaél.¿Quévoyahacerconellas?Nosé,sólo

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quierotenerlas.Todolodemás,loachacoso,loquequedagrandeoestrechoserádonadoaldíasiguienteaunainstitucióndecaridad.

Cuandoacabamoslareparticióntodosestamosexhaustos.Unostomanwhisky, otros pastillas para dormir. Ya en la cama mi marido y yo nosadivinamosdespiertosaunqueestemosquietosysilenciosos.Talvezél,comoyo, les tema a las imágenes del sueño. Tanto como tememos a las de lavigilia.

Nunca hace frío en los confortables apartamentos neoyorkinos, peroafuerallueve,llueve,llueve.Ytambiénadentro.

El viernes en la mañana la Universidad de Columbia, donde Danielhacía su maestría, lo despide con una ceremonia conmovedora. Suscompañeros, casi todos mayores que él, están a la vez adoloridos yestupefactos. El piano que interpreta una compañera suya, las tristescancionesacapellaqueentonaunareconocidacantanteylaspalabrasdeladirectora, de sus hermanas y sus amigos desatan nuestras emociones, pero,paradójicamente, también las contienen: el dolor se apacigua al sercompartidoconotros.

En la tarde nos entregan las cenizas de Daniel. Me había estadoimaginando un cofremetálico, o tal vez demadera, un recipiente lleno dedignidadybelleza,peronosencontramosconunavasijaredonda,blanca,deun cartón fuerte, semejante a la caja de un ponqué de cumpleaños.Deliberamossobreellugardondequeremosesparcirlas,asabiendasdequelaleyprohíbearrojarlasdentrodeloslímitesdelaciudad.Podríamosecharlasalríodesdeelferryquepuedetomarseenelpuerto,perodesistimosdelaidea:nosólolloviznayhacefríoyviento,sinoquetendríamosanuestroladounostestigos aterrados, que además le restarían al acto su carácter íntimo.Contemplamosotrasopciones,perotodasresultandifícilesoimpracticables.Yosugieroque,saltándonoslaprohibición,lasreguemosenlabasedeunodelosárbolesqueselevantanenelinmensoparquecercano,ytodossemuestrande acuerdo.Unodemis yernos, pues, ubica cuidadosamente la caja en unamochila,ysalimosacumplirconelrito.Soncasilascincoyderepente,otravezcomopormilagro,elcielosedespejaylasnubessealivianan,secoloreande violeta y rosado.Mientras trepamos por el camino húmedo, cargado dehojasmuertas, podemos ver la luz oblicua del sol de la tarde que se cuelaentrelacopadelosárboleshaciendobrillarsusramasyoímoselcantodelospájarosylosgritosdelosniñosallálejos,cercadellago.Escogemosunárbol

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viejo,fuerte,muyalto,yentrelosnudosdesuraízregamoslosrestosdeloquehastahacepocosdíasfueelcuerpodemúsculoselásticosypielfirmedeDaniel,ahoracontenidoenunabolsitaexigua.

Todoestoestanextraño,pienso.

Toda la vida me han gustado los cementerios. Cuando llego a unaciudad,siemprebuscodóndeestány losvisito.En losmuycélebres—PèreLachaiseoMontmartreenParís, laRecoletaenBuenosAires,NovodévichienMoscú—heido,planoenmano,acumplirconelsecretodeberdebuscarlastumbasdemisescritoresyartistasfavoritos.JuntoalatumbadeVallejo,de Chéjov, de Lugones, he sentido, más allá de la superstición literaria,emociones variadas y sinceras. Conmociones doloridas, casi intolerables,sentí tambiénenel cementerio judíodePraga, ante las lápidasapeñuscadasquerevelanlapugnahumillanteporunpedazodetierradondedescansardeloprobio, o en el cementerio de Arlington, cuyas hileras de tumbas blancasperfectamentealineadasmeparecenatrozidealizaciónpatrióticadelsacrificiodemiles de jóvenes, algunos casi niños, en la guerra.Me suele conmover,también,cualquieradeesoscementeriosruralesquecuelgandeunamontañao se abocana la carretera.Ymi imaginación literaria, noexentademorbo,suele regodearse en las fechas, en los nombres, en las filiaciones, en lashistoriasquepodemosimaginarapartirdeloescritosobrelastumbas.

¿Si reverencio los cementerios, si los encuentro bellos, por quéentoncespreferirparaDanielesanadaalviento,lascenizas?¿Porquénolamemoriaaferradaalapiedraenformadeunnombreyunasfechas?

Tal vez porque frente al dolor de la muerte de un hijo todas lasmistificacionesliterariascarecendesentido,sedesvanecen;yporquelasolaidea de la putrefacción del cuerpo me resulta irresistible. Las cenizas, encambio,mehacenpensarenlapurificaciónporelfuego.

Pero también porque hago mía la reflexión de Julian Barnes: «¿Hayalgomástristequeunatumbaquenorecibevisitas?».

DeregresoaColombia,unaimagensurrealvieneunayotravezamicabeza, que ha tratado por todos los medios de alejarse del pensamientomágico:Daniel,convertidoenunaespeciedesuperhéroe,peroconsuropade

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colores otoñales, vuela debajo de nosotros cargando sobre sus espaldas elaviónquesiempretemo.

Imágenes.Es todoocasi todo loquenosquedadeaquelmuertoquetantoquisimos,queaúnqueremos.

Después de conocer la noticia todo el mundo ha acudido a buscarfotografíasdeDaniel,enungestodesesperadoquequierehurtarlesuausenciaalamuerte.Tambiényo,díasdespués,yaenlasoledaddemicasa,mededicoarepasarmisálbumes.Yenellosveoalniñoquehablaosimulahablarporteléfono, al adolescente de huesos firmes, pelo largo ymirada divertida, alveinteañero de quijada angulosa que se asoma a la cámara con una sonrisacómplice. Veo a Daniel en Machu Picchu, en Berlín, en Lisboa, con la«imprevista belleza» de sus últimos años, posando con la sonrisa plena dequien descubre el mundo. Es verdad que a veces esa sonrisa me resultaforzada.Yquelamiradaenciertasfotografías—sóloyopodríaverlo—tieneunbrilloexaltadoquemeproducemalestar.Peroengeneralsuimagenesladeunhombresanodehombrosanchosydientesperfectos,enelquehabitaba,con toda su potencia, la vida entera. Y me rebelo contra esas imágenes,porquelopetrifican,lofijan,locondenanaunarealidadestáticaqueamenazaconsuplantarlasotras,lasvivasquetodavíaconservamimemoria:

Danieldespeinadoyenpiyamasilbandomientrassehacíaeldesayuno,Daniel bajando las escaleras con su chaqueta nuevaporque iba a una

fiesta,Daniel riéndose, incrédulo, acompañando su sorpresa con un ¡no!

hiperbólico,Daniel mirando, tímido e incómodo, las visitas que llegaban a mi

estudioainvadirelespaciofamiliar,Danielbailando,conunentusiasmonolibredetorpeza,odespidiéndoseantesdeentraralaviónconlosbrazosunpocorígidos

ylamiradahuidizaporquenoqueríamostrarsusemociones.Lafotografía,quéparadoja,recuperaymata.Muyprontoesasveinteo

treinta fotografías se tragarán al ser vivo. Y habrá un día en que ya nadiesobrelaTierrarecordaráaDanielatravésdeunaimagenmóvil,cambiante.Entonces será apenas alguien señalado por un índice, con una pregunta:¿yeste, quién es? Y la respuesta, necesariamente, será plana, simple,esquemática.Unmerodatooanécdota.

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En Bogotá queremos hacer una ceremonia laica y muy íntima, peromientras tanto,ya findecompartirelduelocon lapartemásampliaymáscatólica de la parentela, accedo a que se lleve a cabo una misa. Otros seencargan de organizarla, y el resultado es que asiste una multitud quedesconozco.Enelatriode la iglesiafigurasoscurasseacercanenfilaymeabrazan y dicen palabras a mi oído. Ya en la banca, todo un pasado deopresiónreligiosasemeechaencima,abrumándome…Yaunquesiempremehaparecido idiotaelairealtanerodelateoquehacealardedesuateísmo,yaunquehaycariñoysolidaridadenlosqueasisten,meencojo,cierrolosojos,aprieto losdientescomounanimalatacado.La luzeléctricade la iglesiaesplena,sinmatices.Lamúsicasacra,laquesolíaestarenmanosdelorganista,ha sido remplazada por canciones modernas, de apariencia profana. Elsacerdote, un hombre joven que queriendo parecer simpático y desenvueltome ha hecho bromas insulsas y extemporáneas antes del oficio, repitevaguedadesylugarescomunessobreDaniel,yalahoradelahomilíacuentaanécdotas triviales que aspiran a parecer sabias. Pienso en la patéticadecadenciadelaIglesia,eneltristedespojamientodesusritos,enlapobrezacadavezmayordesussímbolos.

Eldolorpareciera,talvezporleycompensatoria,otorgarnosderechos.Delamanodeldolor,porejemplo,elenfermograveoterminalpuedehacerseuntriste,patéticotirano.Ungranduelonosvuelvemomentáneamentelibres,oalmenosasímeloparecemientrasveoalosdemásdetenerseenelumbraldemipena,poseídosporelmiedooelsobrecogimientooelpudor.Mipropiogesto,miespacio,misilencio,mivoluntadmepertenecenahoracomonunca.Tambiénsoydueñaabsolutademipalabra.Escomosi lamuertedeDanielmeconcedieravivirporunosdíasrodeadaporuncírculodeimpunidad.Peroese poder es irrisorio, es falso, inútil. Para tenerlo he tenido que pagardemasiadocaro.

Lanoticiadequesetratódeunsuicidiohacequemuchosbajenlavoz,comosiestuvieranoyendohablardeundelitoodeunpecado.Unparientemellama para decirme que siente mucho lo del accidente. Yo, un tanto

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envalentonadaporeldolor,nopasoporaltoeltérminoquesoslayalaverdad:nofueunaccidente,digo.Entonceslavozdelotroladoreacciona,ypreguntasiacasono loatropellóuncarro.Ahoracomprendoconexactituddequésetrata. No, no lo atropelló un carro. Daniel se suicidó, digo. Un silencio.Alguien, evidentemente, ha mentido a mi pariente, un hombre mayor,religioso, intolerante. Qué cosa más rara, dice con torpeza. Da unascondolenciasconfusas,cuelga.

Y es que la sola palabra suicidio asusta a muchos interlocutores. Envarios de los correos que recibo se habla de «lo que ha sucedido», osimplementesesoslayaelhechomismoconexpresionescomo«teacompañoenestosmomentos»,o«tepiensotodoeltiempo».

Pero suceden otras cosas,menos comprensibles: la funcionaria de unfondodeahorrosvoluntarioalquepertenezcohacequinceañosmeescribeamediados de julio para recordarmeque estoy atrasada en dos cuotas.Yo lepidodisculpas, ledigoque larecientemuertedemihijomehadistraídodemis deberes, y le solicito que me informe qué suma adeudo. A vuelta decorreorecibounsecoinformesobreelmontoquedebopagar,sinreferenciaalgunaamiduelo.Aunamigo,unescritorextranjeroquemellamaasupasoporlaciudad,ledoylatristenoticia.Elhombre,despuésdeunsilencio,dice«losiento,tellamoluego».Tambiéneldirectordeunarevistaquemesolicitaunensayosobrepoesíadesaparececuandoenmirespuestaleexplicoqueporahoranotengoánimosdeescribirnadaporquepasoporelduelodelamuertede mi hijo. Me asombra constatar que muchos de los intelectuales queconozco se abochornan ante la muerte, no saben abrazar, se paralizan alverme.Encambio, elmaestrodeobraquevieneacasahacemásdeveinteañosparahacerreparaciones,seconmuevedemaneraevidenteconlanoticia,meexpresa suscondolenciasydice,mostrándome losantebrazosdesnudos:mirecómomehepuesto.

Tres semanas después de la muerte de Daniel la Universidad de losAndes, el lugar donde estudiamos mi marido, mis hijas y yo, donde hetrabajado la mitad de mi vida y donde también trabajan mi hermana, micuñado,muchosdemisamigos,ydondeDanielestudióBellasArtesehizouna especialización en Arquitectura, nos permite hacer en su campus unaceremoniadedespedida.

El auditorio que nos han dado queda en un piso alto desde el que sedivisan el cerro de Monserrate y el bosque circundante con su vegetación

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oscuraycerrada.Elpaisajeesmagnificente,tanhondoydramáticocomoelhechoqueallínosconvoca.Alaentradahemospuestoellibrodefirmas,unafotodeDanielyunaobrasuya,deformatopequeño,quemuestralacabezadeun perro semiembozalado que pareciera gemir. Adentro, flores, y sobre ungranatril,elautorretratoencarboncilloquehizocuandoteníaveinteañosyelsufrimiento comenzaba a arrasarlo: allí se ve con el brazo derecho cruzadosobreelpecho,losojosentretristesyenojados,yunrictusdesesperanzadoenlaboca.

Poco a poco van llegando los amigos, sobrecogidos y turbados. Suspalabrasmesuenanavecespetrificadas,inertes.Yesque,comodiceNorbertElias,«lasfórmulasyritosconvencionalesdeantessesiguenefectivamenteutilizando, pero cada vez sonmás las personas que encuentran embarazososervirsedeellas,porqueselesantojanvacíasytriviales».Sí.Yanocreemosen las fórmulas, pero no hemos creado un lenguaje que las remplace. Loshechos,comosiempre,acorralanlaspalabras.

Oímosun fragmentode laóperaRinaldo deHandel.Ricardo, unodemis amigosmásqueridos, el director quepone en escenamis obras, lee unpoema de Octavio Paz. Y lentamente va emergiendo, a medida que lorecuerdansusmaestros,suscompañeros,sushermanas,unaimagendeDanielqueesmásampliadelaqueyotengo.Hablanellos,convozentrecortada,desu pasión por el arte, de su carácter reflexivo, de su sentido crítico, de lapotenciadesusobras,desusentidodelhumor.Meenteroporlaspalabrasdeuno de sus compañeros de adolescencia de que tenía mucho éxito con lasmujeres,apesardesucarácterintrovertidooprecisamenteporeso.SuamigaLauraselamentadelospaisajesqueyanoverá,delosconciertosquenooirá,de lo que ha dejado de disfrutar y sentir. Mi hija mayor evoca cómo eraDanielcuandoniñoyrematadiciendoquelegustapensarqueenvezdecaervolóliberándosedesussufrimientos.Yyonosé,oyendotodasestaspalabras,quémeduelemás,sielmundosinDanieloDanielsinelmundo.

Se oyen sollozos ahogados durante toda la ceremonia. Después unextranjerocomentaráqueensupaísjamásseveríaunaefusióndesentimientosemejante,yyonocomprendosiesunacríticaounelogio.

Mecorrespondeamí,finalmente,correrelvelodela incertidumbreyseñalarloqueenelauditorionisusamigos,nisusprimos,nisusmaestrosnisus exnovias ni casi nadie sabe: que esemuchacho que tuvo amigos y fueamadoy se enamoróy estudió conahíncoypintóydibujó conpasión, eseque a veces se veía alegre y bailaba y viajaba cada vez que podía, cargódurante ocho años con una aterradora enfermedadmental que convirtió sus

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días en una batalla dolorosa y sin tregua, a la que él le sumó el esfuerzodesmesuradodeparecerunsercorriente,sanocomocualquieradenosotros.

Lavidanosescamoteaelespectáculodenuestro funeral.¿QuéhabríasentidoDanielsihubierapresenciadolamultitudconmovidaqueconvocósumuerte?¿Cuántarabiasehabríaacumuladoenélalverquesusecretohabíasidodescubierto?Yesafotoqueelegimosyenmarcamos,dondesonríeconcoquetería, como si al frente estuviera unamujer encantadora, ¿le gustaría?¿Habríaestadodeacuerdoconlasobrasexhibidas?¿Quéhabríapensado,élque tantodesconfiabade su talento, si hubiera oídohablar a sus profesorascon tanto fervor de su arte, a sus compañeros de su inteligencia y sucapacidadcreativa?Talvezhabríadicho«quéoso»,comolavezquelecontépor teléfono que sus antiguos alumnos de bachillerato, a los que dicté unacharla el día del idioma, aplaudieron espontáneamente cuando oyeron sunombre.Quéoso.

Peroesalucubración—¿quéhabríasentido,quéhabríapensado?—nopasa de ser una reflexión sensiblera, pues la conjugación verbal, habría,resultabaladíreferidaalosmuertos.

A la hora del café, la gente, alguna con los ojos todavía húmedos,pareciera liberarsede la tensión.Hayuna ligeraalgarabía,abrazos, saludos,sonrisas.Están conmocionados, están tristes, pero elmuerto es otro.Ya lestocaráaellos,escierto,perotodavíaelturnopareceestarlejano.Ybueno,esdesconcertanteydolorosounsuicidio,ymásdealguientanjoven,peroalfinyalcabofueunactovoluntario,unaelección,unalivio.

Seveíatannormal.Dicenquenuncanadienotónada.Nisusprimos,nisuscompañeros,ni

suscolegas.Yoconozcouncasosimilar.Yyootro.Pero además la enfermedad mental es una condena que aísla, que

convierte al que la padece en alguien ajeno a los demás, al que queremosmantenerunpocodistante,¿cierto?

Quizáfueramejorasí.

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Genuinamente conmovidos, todos tienen, sin embargo, un pequeñotembloralláadentro:elestremecimientoagradecidodelossobrevivientes.

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II.Unprecarioequilibrio

Nohedeproferiradornadafalsedadniponertintadudosaniañadirbrillosaloquees.Estomeobligaaoírme.Peroestamosaquíparadecirverdad.Seamosreales.Quieroexactitudesaterradoras.

RAFAELCADENAS

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Enmiafándepenetrarenlamuertemehevolcadodeinmediatosobreloslibros;peronosobreaquellosconsoladores,losquenosinvitanaconectarconelmomentopresenteoareconciliarnosconelpasado,sinosobrelosquehurgan en la enfermedad mental, el suicidio, la experiencia del duelo.Filosofía, literatura, testimonios sobre la locura, la pérdida, la agonía.Algunos amigosmehacen llegar lecturas que consideran oportunas:HéctormepresentaaMichaelGreenberg,LuisFernandoaMaryJoBang,Vesna,untratadosobrelamuerteparalostibetanos.HevueltoaleerEldiossalvaje,yhebuscadoluzenlibrosdeciencia,entratadosmédicos,enNorbertElias,enAméry,enBarnes,enGottfriedBenn,enSylviaPlath,enLowell,enJavierMarías,enJoanDidion…

Instaladacomoestoyenlareflexión,sientodepronto,sinembargo,queDaniel semeescapa,que loheperdido,quedemomentonomeduele.Measusto,sientoculpa.¿Esqueacasoheempezadoaolvidarlo?¿Esqueingresaya al pasado, que empieza a desdibujarse? Entonces cierro los ojos y loconvococondesesperación, lohagonacerentre labrumade lamemoria, lohago realidad de carne y hueso. Ahí está, recostado contra la puerta,mirándome,sonriente,ycompruebootravezcuántoseparecíaamí;ytocosumejillaconeldorsodemimano,y leacaricioelpelo,y leagarro lamano,sintiendo su calor. El dolor abre otra vez su chorro y las imágenes semultiplicanymihijovuelveaestarvivo,yloveosubirlapequeñacuestaqueconducealacasa,conelcuerpoligeramenteinclinadohaciaadelante,serio,adusto, como enojado consigomismo y con elmundo, como si le pesaraninmensamenteelcuerpoyelfuturo.

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Difícil, difícil, decía Daniel a través de Skype, con una semisonrisa,cuandolepreguntabacómoeraestudiarenColumbia.

Hoy leo en el excelente libro de Anderson, Reiss y Hogarty, los«trastornosdelpensamiento»quepuedeproducirsuenfermedad:

Intrusiónde«estímulosnopertinentes».Necesidad de esfuerzo consciente para completar tareas que todos

hacemosdemaneraautomática.Dificultaddeasociarlasideas.Embotamientodelosafectos.Fantasías,alucinaciones,voces,delirios,percepcionesdistorsionadas.Paranoia,ataquesdeterror.Retraimientosocial.Leo también los testimonios de muchos pacientes: uno se queja de

sentirsucerebroliteralmentequebrado,otrohabladelsuyocomounaesponjasangrante,unórganoencarnevivaqueleduelefísicamente.Unamujerdicequelalecturaseledificultaporquecadapalabradespiertaenellatodaclasedeasociaciones.Unaestudiantecuentaqueencadaunadesuscrisisunavozlerepitequeesunserfracasadoylainstaalsuicidio.Unchicodenomásdeveinteañoshabladelterrorqueleocasionalasonrisadesumadre.

Ensuma:dolor,dolor,dolor.

¿Estaba lacotidianidaddeDaniel abrumadapor todosestoshorrores?Me cuesta pensar que sí, porque, salvo en los períodos de crisis—y estasfueronpocas,nomásdecuatro—,lorecuerdocomounmuchachocualquiera,avecesuntantoadusto,talvezensimismado,perosiemprecargandobienconlasresponsabilidades,saliendoconsusamigos,riéndosedenuestrasbromas,y en sus tiemposmás felices pintandohasta lamadrugada en el cuarto quehacía las veces de estudio, mientras oía sumúsica preferida.Tuvomuchastemporadasdefelicidad,deplenitud,medicesumédico.Ytambién:Supartesana era enorme.Lamayorparte del tiempopudo vivir comounapersonanormal.

Peroahoraquehagobalancescomprendoqueheolvidadoqueen losprimerosañosdesuenfermedad,cuandotodavíaignorábamossuexistenciaosumagnitud,Daniel vivió durantemuchosmeses en estado de confusión ydesasosiego,amenazadoporlaparanoia.Unpsiquiatraqueconsultomedicequesumundomentalnecesariamenteeradistintoalnuestro,queaunensusmejores momentos el día a día debía implicar para él un esfuerzo

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sobrehumano,que lasobrecargadeestímulos incontrolableseradevastadorapara su cerebro. Que su enfermedad convierte la vida en una interminablepesadilla.

Novoyapronunciarelnombredeesaenfermedad,piensaelmédico,porquenoquierorotularlo,noquierocondenarlo,nivoyahacerleperderlasesperanzas y sumergirlo en la desesperación. Porque no hay enfermedadessinopacientes.

Novoyapronunciaresenombre,diceelenfermo,porquevanahuirdemí,porquemeabandonarán,porquemerecluirán,porquenomeamaránnisecasaránconmigo.Porquememiraránconmiedo.

Novoyapronunciaresenombre,diceelpadre,dicelamadre,porquenopuedeser,nopuedeser,nopuedeser.

¿Cuándo comenzó todo?Lamemoria es imprecisa. Sólo sé que a losdiecinueve años la cara de Daniel se llenó de granos purulentos, infames,vergonzosos.Unacnétardío.Yquefuimosaquíyalláyalfinalnosrendimosaunadrogaaltamentepeligrosa,queponeenriesgoelhígadoyportantoloobligaba a exámenes periódicos. Amedida que su piel se transformaba, seenrojecía,sedescascaraba,Danielsehundíaenlaoscuridaddeladepresión.Lapuertadesuhabitaciónempezóentoncesacerrarsesobresuangustia,elteléfonodejódesonar,lasrutinasparecieronvolvérseleinsoportables.

¿TeníaDanielunapredisposicióngenéticaquefuedisparadaporaquelveneno llenodecontraindicaciones?¿Debieronhaceruna investigaciónmáscuidadosadesupsiquisantesdeformularlo?

Un rastreo intuitivome llevó a leer en internet, años después, lo quesobre aquellamedicación para el acné ya se sabía en 2001 pero que nadietuvolaprecaucióndedecirnos:que«sehancomunicadocasosdedepresión,síntomaspsicóticosyraravezintentosdesuicidio».

Notienecasoincreparanadie,notienecasoescribiresacartaqueherepasadotantasvecesmentalmente:mihijoyamurió,consupielintacta.

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Danielseveía,poresosdías, triste, inestable,enojado,desconcertado.Conjeturandoquepasabaporunacrisisdevocaciónlesugerimosquebuscaraayudapsicológica.Danielaceptóycomenzóaasistiraterapia.Perodosotresmeses después, aterrado, entró a nuestra habitación, se sentó acezando albordedelacama,ynoscontóqueelpsicólogolehabíadichoque«hayquemataralpadre»,yotrascosasporelestilo.

Meestávolviendoloco,decía,noquierovolver.Talparecequeesemédicoestáusandofórmulasdemanual,pensamos.

YentoncesloremitimosaladoctoraN,unapsicólogaconocidadelafamilia.Todoibaaestarbienahora,pensamos,todoestoibaapasarpronto.

Ahora que Daniel ha muerto, leo un cuento de Nabokov que merecomiendamihermano.Allísedescribenlossíntomasdeunchicoenfermoalquesuspadresvanavisitaralhospitalmental:

Enesoscasostanpocofrecuentes,elpacienteimaginaquetodoloqueocurreasualrededoresuna referenciaveladaa supersonalidadya suexistencia. […]Lasnubes en el cielo vigilante transmiten entre ellas, por medio de lentos signos,información increíblemente detallada sobre él. Al anochecer, oscuros árboles quegesticulan,discutensuspensamientosmásíntimosenalfabetomanual.Losguijarrosolasmanchasolosdestellosdesolformandiseñosque,demaneraatroz,encierranmensajesqueéldebeinterceptar.Todoesunacifrayeltemadetodoesél.

Danielmeconfesóalgunavez,pocosmesesantesdesumuerte,enun

segundodesinceridadycomodepasada,quecuandoestabaencerradoensucuartoveíapasargenteasualrededor,peroquesumédicolehabíaenseñadoa«focalizar».También sé ahora, por sus terapeutas de los últimos tiempos,que sentía permanentemente que elmundo le enviaba sutilesmensajes quedebíadescifrar,peroqueélsabíadesterraresosespectrosdesumentegraciasaunesfuerzocontinuadodesuvoluntad.

No puedo dejar de asociar el convencimiento del enfermo de que elmundolehabla,conlapretensióndelospoetasdepoder«leer»lasseñalesdelmundo para luego «traducirlas» en ritmos y en imágenes. Yme duelo delhorribleparloteodeluniversoen losoídosdemihijoydesaberque loqueparamíha sido siempreungozosoejerciciode inmersiónen la realidad, alagigantarseensucabezaeraparaéltorturainfernal,fuentedemiedo.

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EstherSeligson,unaescritoramexicana,escribiósobreAdrián,suhijo,elcualselanzódesdeelbalcónensupresencia,queapesardesucercaníademadreeste lehabíaempezadoaparecermásajenoymásextrañoamedidaque sumundo interior se hacíamás hondo.Yo, como ella, desconocía unapartedelalmadeDaniel.Lointuía,sí,conlafuerzadelaempatíaquecreaelvínculo materno, y esa intuición me permitía saber si sufría, si estabaenamoradoocontrariadoconelmundo.Peroloconocíaapenasdeunmodoparcial, no sólo porque esa es la forma en que casi todas las madresconocemosanuestroshijos,sinoporquecuandollegabaalacasa,libreyadecualquierpresiónsocial,seencerrabaensímismo,dormía,muchasvecesseaislaba. «La enfermedad pone un velo sobre la cara del paciente que nosdificultadescifrarlo»,leoenunademisindagacionessobresumal.Asípues,comoEstherSeligson,yosentíaqueDaniel«eracadavezmásajenoymásextrañoamedidaquesumundointeriorsehacíamáshondo».

Poresarazón,despuésdesumuertesehaapoderadodemíunapulsióninvestigativaqueme llevaa indagarencuantamateriao serhumanopuedaresponderalapregunta:¿quiénfueDaniel?

Revisomispequeñascertezas:Sé que era hipersensible y de un perfeccionismo llevado al extremo,

que lo conducía a hacerse a sí mismo las mayores exigencias. Que era unestudioso,unamantedelaHistoriadelArte,unmuchachoquebuscabaconrigorlaprecisiónconceptual.

Que desde siempre, desde que era pequeño, cada vez que hacía undescubrimientointelectual,Danielsonreíacomosidestaparaunregalo.

Quedespuésdelapinturaloquemáslegustabaeralamúsica.Mientraspintaba, encerrado en su estudio, oíahasta lamadrugada jazz, rock,músicaclásica: Janis Joplin, Sting, Radiohead, Manu Chao, Lou Reed,Rachmaninoff, Mozart, Satie. Sin embargo, desde unos meses antes demarcharseaNuevaYork, todas lasmañanas,a lahorade laducha,queeralarguísima, nos fatigaba indefectiblemente y a todo volumen con lascanciones un tanto empalagosas de Miguel Bosé. Cuando alguna vez lepreguntéenbromaporquéseempeñabaendesesperarnostodoslosdíasconlamismamúsica, lanzó una carcajada yme dijo que por simple pereza decambiarelCD.

Séquelegustabanloscoloresotoñales,laschaquetasdepana,lostenisdecolores,lascamisetascondiseñosatrevidos.Teníamuchas:unaconlacara

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deDostoievski.Otra, kitsch, con la imagen de unDarwin sonriente.Y unamásquedecía,parodiandolayacélebreIloveN.Y.:Loveyourowncity.

También,queeravanidoso, talvezporqueera inseguro.Odiaba tenerrizos, y como veía que estaba perdiendo pelo, se compraba champús quecombatíanlacalvicie.

PuedoafirmarqueDanielteníaeldondesaberescogerregalos.Poseouna colección enorme de objetos que hizo o buscó paramí: un pescado debarropintadodecolores,de susañosdecolegio,unosaretesconundiseñovanguardista, una colección de CD de música francesa, un hombrecito delatón, de cuerda, que lleva una maleta, una bufanda negra con piedritasbrillantes.

Séque teníamiedo:desufuturo,delalcancedesuenfermedad,de laescasez.Miedoasupropiapotenciayalreconocimiento,quelocomprometíacon un talento que no estaba seguro de poseer. Que tendía a castigarse, ademeritarse,aminimizarelreconocimientoqueotroslehacían.

Meconstaqueadorababailaryquelohacíaconunaenergíaenvidiable,que disimulaba su torpeza.Aunque hasta los veinticinco se cuidó de tomartrago, porque lo tenía rotundamente prohibido, me han dicho que en susúltimosdosañosseemborrachabacadatantoyaconciencia.

Eraungrannadador,deanchasespaldas.Yunbuenjugadordebolosydetejo.Unmuchachotequeadorabalabuenacomidayque,cuandopodía,sedabagustoenalgúnrestaurante.

Una persona silenciosa, un verdadero introvertido, que sin embargoasombraba a sus compañeros y a susmaestros con comentarios cortos peroatinados,propiosdealguienquehaestudiadoyreflexionadomucho.

Sé que era dulce, reposado, pacífico. Que poseía un fino sentido delhumor.Quesiempretuvoalmadeniño.Quejamásdecíaunamentira.

Danieleramihijo,ycontodacertezaestasemblanzadetrazosgruesosestádeformadademanerainvoluntariaporelamorqueletuve.

Todasesascosassé,ysinembargo,quéenormeszonasdeignorancia.Inútilmente busco durantemeses una carta que hable de sus tristezas o susmiedos, un diario, alguna nota perdida, doblada en algún bolsillo, en labilletera.Mientras hurgo en sus cosas superandomis pudores y elmandatoque recibí desde niña sobre el respeto a la intimidad,me siento como unamadreentrometidaymeavergüenzo.Cuandomedoyporvencidamededicoaexaminarconatenciónsuobra,aleersuscuadernosdenotas,ahablarcon

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algunas de lasmujeres que quiso, en un esfuerzo doloroso pormantenerlovivo.

Laobrameratifica,cadavezconmayorclaridad,quemásalláde lasbúsquedasestéticashayunalíneacoherentetrazadaapartirdesusobsesionesysusconflictos.Loscuadernosrepletosdereflexionesacadémicasdesnudanalindividuominuciosoqueempleótodalatintadelmundoyhorasyhorasdesuvidaeninvestigar,analizarysistematizarsusconocimientossobreelarteylosartistas.

En las pinturas y dibujos —más de cien, que dejó perfectamenteclasificadosycuidadosamenteempacados—esfácilvernosólolanaturalezahipersensibledeDaniel,sinotambiénlaplasmaciónsimbólicadesuangustia,un sentido trágico del mundo. En el 2000, con sólo diecisiete años, y sinningún signo de enfermedad, recrea el tema de la soledad y presenta laautodestrucción como una salida. Con su letra menuda, más bien feúcha,escribeenelArtBookquedebepresentarensucolegio:

Nos creamos ideas y mitos para poder esconder esa idea desoladora, esapreguntasinrespuesta,elhechodequenotenemosunpropósitoenlavida;porellonos inventamos las religiones, los seres superiores, para poder justificar nuestraexistencia.

La soledad que nos ataca, nos mata, lleva a la gente a la desesperación, alsuicidio.

DeesemismoañoesunapinturaquetitulóextrañamenteAutorretrato,yquemuestraunCristoenazules,tenso,sufriente,conelvientreenllamas,pintado con «una técnica expresionista», según el comentario que laacompaña.Enesteseexplayaconunimpudorconfesionalraroenél:habladelaúlceraqueloatormentóenlaadolescencia,desuperfeccionismo.«Enmicabeza había una pared que nome dejaba actuar felizmente», escribe. Del2001sonsusrestantesautorretratos,dibujosquelomuestranconunaagresivatristeza en los ojos. Mucho más tarde vendrá su obra más profundamentesimbólica,enlaqueDanielcamuflasuspesares,lostransfigura:sushombresy perros con mordaza, de miradas penetrantes. Imágenes que causan en elespectador un inevitable estremecimiento porque aluden con una fuerzamonstruosa a rabias sofocadas, a un secreto guardado, a la amenaza delmiedo.

Sinembargoesosdibujosypinturas, todosposterioresal2000, jamásserán explicados por él como lo que evidentemente son: transposicionesestéticasdesusconflictosoemociones.Encambio,lasrarasvecesenquelossustentade forma teórica,alcomienzoyal finalde sucarrerauniversitaria,encontramoslaexplicacióntécnicaquelosrespalda,inclusoformuladadeuna

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manera ingenuaporel joven inexperto,queexplica laseleccionespictóricasensucuadro:«Elnegroesuncolormuerto[…]Heoídodecirqueelnegromuestrasólolaineficienciadeunartistaparaescogeruncolor,peronoestoydeacuerdoconestaafirmación.[…]Lalíneaazulrepresentaelconcepto».

Y es que la fuerza de su racionalidad dio siempre una dura batallacontralafuerzadesusemociones.Unadelasdosibaacrecercomounahidraqueterminaríadevorándolo.

Sus exnovias me hablan de una persona que yo no conocía: unmuchachodeuna intensidadafectivadesbordada,elocuenteaveceshastaelcansancio,tierno,atormentado,cuyareflexiónsobresuvocaciónysufuturoiba siempre acompañadademucha angustia; y unapersona capazde cortarsus relaciones de una manera abrupta, rotunda, cruel. Tenía temor de serinvadido,de tenerunapielpermeable,medicesupsiquiatra.Nosoportabademasiadaintensidadafectiva.

DistintaeralaimagenquemehabíaformadodeDanielenlosmuchosañosdevivirconél.Enlaadolescenciasolíaconfiarmesuscuitasamorosas,hastaelpuntodequeenunaocasiónmepidióqueloentrenaraparadeclararlesu amor aA, unaniña de la que se había enamorado.Planeamos, entre losdos, una estrategia que formalmente parecía imbatible, pero le advertí, porsupuesto, que en cuestiones amorosas no hay nada escrito. Recuerdo quecuando llegó de vuelta le pregunté, curiosa, por los resultados de laescaramuza.Nopudesinoreírmecuandomeconfesóque,yaenpresenciadeA,sehabíasentidodesfallecerysehabíaolvidadodel libreto,abandonandosusuertealburdoazar.Losresultadosdeaqueldía,sinembargo,fuerontanbuenos, que algún tiempo después, en unas vacaciones, Daniel y aquellahermosamuchachita, con la que ya tenía una relación sentimental, hicieronunaexcursiónaEuropa.Elfinalnofuefeliz,hayquedecirlo,porquealpaseosesumóuntercero,unodesusmejoresamigos,unmuchachodeojosazules,creativo y muy inteligente, que terminó robándole la novia. Pero fuerontiemposfelices,yA,coneltiempo,seconvirtióenunadesusmejoresamigashastaeldíadesumuerte.

Lacomplicidadafectivadelosquinceañosfuesecándoseyyanomehizo nuncamás confidencias sentimentales, pero en cambio se afianzó unacomunicaciónintelectualqueperduróentrenosotroshastasumuerte.Danielconfiabaenmijuicioestético,ysolíamostenerconversacionessobreel tipodeartequeleinteresabahacer,susproyectos,lasexposicionesquehabíamos

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visto.Cuandomemostrabasusdibujososusóleos,yoprocurabanoalabarloscon expresiones espontáneas, de esas propias de unamadre desbordada deorgullo,porquesabíaqueloincomodabanyquepodíaperderlafeenmí.Lehablaba,encambio,conlamayorausteridadafectiva,delosvaloresqueveíaenlaobra,ytambién,porsupuesto,delosdefectos.

Muchas veces nos sentábamos, a las cinco o seis de la tarde ygeneralmente en la mesita de la cocina, a hablar sobre sus opciones, susdudas,susplanes:cuandodebíaelegireltemadeuntrabajo,cuandodecidiópasarseaArquitectura,cuandoestaleempezóaresultarinsoportable,cuandosepreguntabaporel temadela tesis,cuandotuvoqueelegirentreCarnegieMellon, la escuela de Arte de Chicago o la Universidad de Columbia.Soñamos,también,conqueélilustraríaunlibrodepoemasmío,yalcanzóahacer algunos bocetos para un texto que pensamos que era pertinente paraniños.

Vencidaporlaimposibilidaddeacercarmeasuintimidad,optéporunamormedular que no necesitaba de palabras.Nos unían en silencio algunatímidacariciaqueyolehacíayunacotidianidadcompartidaenlosdetalles,de los que yo cuidaba con mucho ahínco, pues quería evitarle cualquiersufrimientoqueseañadieraalosenormesqueyadebíatener.Yeraasícomosalíamosdevezencuandoacomprarunpantalónounacamisa,ygozábamosen la escogencia, que rematábamos con un buen almuerzo. O como nossentábamos a escoger un libro en Amazon o una lectura de apoyo a susproyectos.Ocomoyoleechabaunvistazoalaropaqueibaaponerseparaunaentrevistadetrabajooparaunacitaamorosa.

Yolomirabavivir,conunsecretotemblor,yleayudabaasoñar,conlaesperanzadequeunserenoequilibrioseinstalaraalgúndíaparasiempreenélylepermitieratenerunfuturodeplenitud,unamujer,talvezhijos.

En 2003, afectado ya a la vez por el acné y elmedicamento,DanieldecidióviajaraEspañaenelperíododevacaciones.Ibaconunabecaexiguaahacerun tallerdegrabado.Yaparaentoncessequejabaamenudodequesusprofesoresnoapreciabansutrabajoonoasistíanaclase,ymostrabasusvacilacionesymiedos sobre sudestinocomoartista.Después supequeunaparanoiaincipientelohacíapensarqueloatacabanolodescuidaban,peroenaquelmomento yo relacionaba aquellas críticas y aquel descontento con suautoexigencia,conelrigorquehabíatenidosiempre.Recordabaquecuandoapenas eraunniñitode seis años, devoz extrañamente roncapara su edad,

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dejaba listos desde la noche anterior su uniforme sobre la silla, lasmediasentre loszapatosy lacorbataverdederayas rojasanudadasobre lacamisa.Unadultoenminiatura,unpequeñomonstruoperfeccionistaquenoscausabaadmiraciónyrisa.

En el aeropuerto, al despedirlo,me conmoví de nuevo al ver su caradesfiguradaporinnumerablesyrepugnantesgranosblancos,peromeconsolépensando que aquel viaje lo liberaría de las miradas espantadas de suscompañeros.Nomeexplicaba,sinembargo,quépodíahaberdesencadenadoesa erupción horrible, cuando no había antecedentes de acné en nuestrasfamilias.

EnaquelmomentoDanieleraparanosotros tansólounmuchachoencrisis,queencontraríaprontosucamino.Sihubiéramossospechadosiquieraque en su cerebro empezaba a despertarse ya el fuego voraz de la locura,jamáslohabríamosdejadotomaraquelavión.

Aquelmesymedio enMadridparecehaber sido estimulantepara él,perosuremate,unviajeaItalia, fueundescensoaunpozolúgubre.Danielhablaasuregresodenochesasfixiantesenlosalbergues,delargosinsomniosymiedos,deconfusión,deconcienciadeineptitud,deinseguridades,y,sobretodo, de decepción por el desdén a la pintura que ha visto en laBienal deVenecia.Asucabezahavueltodenuevo,comounasentenciainapelable,lafrase «la pintura ha muerto». La muestra, además, le ha parecido errática,mediocre,insultante.Elartequedurantetantosañosamóparecehabercaídodesupedestalconvertidoentrasto.¿Quéserádeél,sepregunta,desufuturo?Entraenunsoliloquioatropellado,incesante,sobresuvocación,susterrores,lamediocridaddelambiente.

Vaa launiversidadlasprimerassemanasy llegaconfundido, irritado,conjeturandootrosposiblesestudios.¿Arquitectura,talvez?¿QuizáDerecho?Yo, que confío en su talento desde su adolescencia, tengo con él diálogosamorosos pero a la vez ásperos, que intentan hacerlo salir a flote deltorbellino absorbente de sus argumentaciones, devolverle seguridades,lanzarle salvavidas. Su discurso crece, se desparrama, invade todos losresquiciosde lacasa.Daniel llamaamedianocheasuhermanaRenataparahacerleconsultas.Despiertaasupapáalascuatrodelamañanayenlacocinatienen una charla que agoniza desoladamente y sin resultados en lamadrugada. Su psicóloga no parece notar nada grave, ni siquiera cuando éldecideabandonarlauniversidad.Nosotrosaceptamossudecisióndedesertar

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de la carrera con preocupación disimulada, pues creemos firmemente en laautodeterminaciónyellibrealbedrío,perounassemanasmástarde,despuésdeverquelosplanesquehahecho—iranadar,tomarclasesdefrancés—nose realizan,yquepermaneceencerradoen sucuarto, leproponemosque sevayaunosmesesaNuevaYork,dondeviveRenata,atomaralgúncursoyadarseuntiempodeespera.YDanielviaja,aparentementeentusiasmado.Unosdíasdespuéssuhermananosllamaadecirnosquelonota«raro»:quehablaconinsistenciadesusopcionesdevida,quenoduerme,quesaleadarpaseosy regresa de inmediato, que tiene súbitos accesos de llanto y que acaba dedecirlequetienemiedodequeloapreselapolicía.Conelcorazónencogidodedolor y estupefacción le digoque lo devuelvade inmediato, en el vuelomáspróximo.

YheaquíqueveosalirdelaeropuertoaunDanieltransfigurado,conlanarizperfiladadelosmoribundosyunamiradahueca,totalmenteopaca,quepareceirhaciaadentro,prescindirdelmundoexterior.Laverborreagalopantede hace unos días se ha trocado en un silencio sólo atravesado de vez encuando por uno que otro monosílabo. De inmediato lo ve su doctora, quedespuésdeatenderloporunahorameaseguraquenadaanormalpasa.Danielestá simplemente deprimido, confuso, impaciente.Yo suspendomis rutinasdeescritora,yenlosratosquemedejanmistareasdeprofesorauniversitariavoy con él al centro, recorro losmuseos, trato de interesarlo en una u otracosa.Danielcaminacomounzombiamilado,ajenoatodo.Comocreceenél una irritabilidad que hasta ahora no conocíamos, y que lo lleva un día agritarmesinrazónninguna,loenfrentoyloobligoaquevayamosjuntosalasiguiente consulta. Él entra primero, se demora allí unos diez minutos, ycuando la psicóloga me hace entrar veo su cara alarmada, sus ojosdesorbitados. Ahora ha comprendido que algo grave pasa.Me aconseja nodejarlosolo,vigilarsusmovimientos,ymeremiteaunpsiquiatraparaquelodiagnostique y proceda a medicarlo. Pero ella no va a prescindir de supaciente,nimás faltaba: las consultas seguirán siendoen suconsultorio, enformasemanal.

Aceptamos, todavía desconcertados, afligidos, aquella extraña terapiabicéfala.Ycomienzaunaetapadetristesydefinitivasequivocaciones.

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Todo es espectral y desasosegante en el consultorio del psiquiatra alquenosharemitidolapsicóloga:laluzenfermizadelalámpara,lasparedesdespojadas, el pasillo incierto, y el médicomismo, un hombre sin sonrisa.Nos habla de modo cortante, sin el menor rasgo de compasión, pero noshabla. (Luego tendremosquevernos con el silenciode losmédicos, con surenuenciaadarundiagnósticoysunegativaacontestarelteléfono).Peroloquenosdicelorecibocomoungolpeenelestómago.Duranteeltrayectoderegreso, con sus palabras en mi cabeza, empiezo a sentir mareo, náuseas,dolor en el pecho. Entro corriendo a la casa, subo al baño, me arrodillodelantedelinodoroyvomitohastavaciarlastripas.

Nopuedeserquealosveinteaños,cuando empieza a dejar atrás el adolescente de rasgos

desproporcionados, cuando se afina su quijada y los hombros empiezan aensancharse,

cuandolosojosselenotabanbrillantesporquehabíahechoeltránsitoaunmundoquecreíamásespaciosoylibre,

ahoraquesehaenamorado,quetienelapasióndelapintura,quesueñacondejarnos,

nopuedeser,nopuedeser,nopuedeser.

Leosobrelaenfermedadquehamencionadoelmédicosinsonrisa:es,dicen Anderson, Reiss y Hogarty, «[…] una enfermedad grave, con unavulnerabilidad biológica de origen desconocido, que vuelve a los pacientesparticularmente susceptibles al estrés generado por los ambientes que losrodean».Yaunquesuorigenesincierto,suelehaberconsensoenqueenun70%suscausassonbiológicas,quizágenéticas.Talvezuntraumafísico,unainfección. Me entero, también, de que para que aparezca la enfermedadmentaldebehaberunapredisposiciónyundetonante.MepreguntocuálpudoseresteenelcasodeDaniel,ymiintuiciónmedice,unayotravez,quefuelamedicacióncontraelacné.

Añosmástarde,cuandoparecedefinitivamenteconfirmadoquelosuyoesuntrastornoesquizo-afectivo,meatrevoaserclaraconDanielsobreloqueningúnmédicoquierellamarporsunombrefrenteaél.Mepregunta,conlos

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ojosmuyabiertos,siesoesparasiempre.Yyo,tragándomelaslágrimas,lecontesto:

—Sí,Dani,parasiempre.

Javier Marías escribe en Los enamoramientos que «[…] hasta lossuicidios son debidos a un azar». Y eso me hace pensar en Borges y sumetáfora de la vida como un juego, una lotería que todos jugamos—con«consecuencias incalculables»— por el simple hecho de haber nacido: «Avecesunsolohecho[…]eralasolucióngenialdetreintaocuarentasorteos».El universo es para el escritor argentino una infinita suma de azares, o, simiramoseltapizporelreverso,unarigurosareddecausasyefectos.

¿Enqué sorteo se decidió, pues, el destinodeDaniel? ¿Cómo fueronllevándoloalamuertelasdistintasjugadasdeestaloteríapavorosaquesevioobligadoajugardesdeniño?

¿Porqué,silosíndicesdeesquizofrenia—consusmúltiplesvariantes—nolleganal1%enlapoblaciónmundial,tuvoqueestarDanieldentrodeellos?

¿Porquésisóloun10o15%delosenfermosqueintentansuicidarselologran,éllopudollevaracabo?

Sólo puedo contestarme que mis preguntas son absurdas pues nuncahay un porqué, ni un sentido, ni un designio. Sin embargo, leo en unaentrevistaparaundiariolatinoamericanoqueeldoctorJamesDeweyWatson,codescubridordelADNyganadordelNobeldeMedicinaen1962,dice:

Tengounhijoquetieneesquizofrenia.Él,simplemente,nopuedecuidardesímismo.EnJohnsHopkinssecuenciaroncuatrocasosdeesquizofreniaenlosquelospadreserannormalesy,derepente,saleunomalo,yencontraronlaprobablecausadel cambio en cada uno de ellos. Lo que puede ser cierto es que todos los casosnuevos de esquizofrenia se deben a nuevas mutaciones, sólo a un cambio en unaletra. Hay una teoría alternativa que señala que la esquizofrenia ha estadorecolectandouna serie demutaciones quenohacendaño, pero que si se ponen enciertacombinación,aparecelaenfermedad.¿Quéfraccióndepersonastienenuevasmutacionesgenéticasquelasponenendesventaja?Probablementeseríael5%.

Eldiseñode lamente deDaniel, pues, y por consiguiente sumuerte,sonelresultadodelcambiodeunaletraensucódigogenético.Loatroz—ytambiénlomaravilloso—denuestrasvidas,esqueestánparapetadassobreloaleatorio, lo gratuito, lo caprichoso. «Somos comomoscas en lasmanosdelosdioses»,escribióShakespeare.Sóloquenohaydioses,oque losdioses,losqueconstruyeron,comoen«Elinmortal»deBorges,estaciudadabsurda

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ymonstruosa enquenosmovemos, conpasadizosqueno llevananingunaparte,hacetiempos,siglos,queestánmuertos.

Daniel mejora rápidamente con los medicamentos psiquiátricos.Entonces pido cita con un conocido psiquiatra de la ciudad, el doctor G.Durante años ha dirigido el departamento de psiquiatría de un hospital derenombre. Vengo, le digo, porque parece que mi hijo tuvo un episodiopsicótico y porque quiero saber eso qué significa, cómo compromete sufuturo, qué riesgos corre, si es, cómo dicen, un indicio de que tieneesquizofrenia. Le cuento cómo es Daniel. Le digo que tiene talento, queintelectualmente es brillante, que es introvertido, que se ve deprimido, quetienerasgosparanoicos.EldoctorGbosteza.Sonlasdosymediadelatarde,talvezestécansado.Enseguidameescruta,conlacaraladeada.¿Quéquiereque le diga?,me pregunta.Hago un esfuerzo.Quiero queme explique quépuedo hacer por mi hijo, le digo, qué esperanzas puedo tener, cómoacompañarloensuenfermedad,cómosalvarlo.Todosloscasossondistintos,afirma,nadadeloqueélpuedadecirvaaservirmedeveras.Yoinsisto:¿hayacasorasgosencomúnenlosenfermos?¿Cómopuedopreverunacrisis?Enese momento suena su teléfono. Contesta. Por lo que dice comprendo quehablaconsumujer,queellaestáenaprietos,quesuautomóvilsehavaradoenalgunaparte,quenecesitaunmecánico.Éllatranquiliza,ledaunteléfono,instrucciones. Pide excusas, volvemos al tema. Pero ahora parecieraimpaciente, como si no pudiera retomar el hilo. Un rato después vuelve asonarelteléfono.Denuevoessumujer.EldoctorGseimpacienta,lehablacon brusquedad. Cuando cuelga, mira el reloj. Parece que el tiempo de laconsultaestáapuntodeterminarse.¿Algunacosamás?Danielpiensairsedevacaciones con unos compañeros, le digo. Está medicado, se ve bastantebien, se ve normal, pero quiero saber si debo temer algo. ¿Cómo son esoscompañeros?, pregunta.No sé, amigos, digo,muchachosde launiversidad.Tengacuidado,medice,parándoseparadespedirse,porqueellossejuntan.

A través de los libros de su biblioteca y de los apuntes de suscuadernos, examino, ahora que Daniel ya no está, la larga lista de susapasionamientos en la historia de la pintura, y veo también cómo hizo uncamino de reflexión estética aferrado a la cuerda de unos intereses muy

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precisos:alosdieciocho,LuisCaballero,Roda,Bacon.Alosveinte,LucianFreud, De Kooning, Egon Schiele, Fabian Marcaccio, pero tambiénRembrandt y Goya. Más tarde, Louise Bourgeois, Chuck Close, WilliamKentridge,JennySaville.Elcuerpoysudolor,sudeterioro,sufuerzaeróticay autodestructiva lo atrajeron siempre. Pero más allá de los temas leinteresaba la pintura como fuerza volcánica, desmesura, rapto, verdad ycrudeza.Comosecretaydesnudaconfesión.

Por eso, porque yo conocía de cerca cómo amaba su arte, al quededicabatodassushoras,mecogióporsorpresasudecisióndemediadosde2004 de hacer un traslado a Arquitectura. Ante mi cara triste, Daniel meconfesóquelacrisisenrelaciónconsuvocacióndepintorydibujantehabíallegadoasumásaltopuntodeagobio.Noteníatalento.Noibajamásapodervivirdelapintura.Peroademás,mamá,yanadielavalora,esunaexpresióndel pasado. En vano lo rebato, le digo que estamos ante un momento deincomprensiónhistórica,anteunasimplificaciónamplificadaporlaestupidezde la provincia. La pintura no morirá nunca, simplemente se transformarácomohahechosiempre.Yosoymuyclásico,selamenta,comounleprosodesusheridas.

¿Quémadrepuedeconvenceraunhijodeque tiene fuerzay talento?¿Podemoslasmadres,tanirrisoriasparaloshijosjóvenes,forzarlosaseguirlos caminos que hemos soñado para ellos? Lo veo entonces haciendo unesfuerzo supremo que se traduce enmaquetas, planos, largos trasnochos y,sobre todo, en cara de aburrimiento, cuerpo tenso, falta de alegría. Y sinembargo,asumeaquellatorturaconenormedisciplinayperseverancia.

Deprontocomprendoque,conestadecisión,Danielhapuestofrenoasuparteemotiva,queusalaarquitecturacomoplomadaparatrazarlosmurosdeunanuevavida, dondeno tengaque exhibir su yoni enfrentarse con sutalento.

Lomismoquevaahacerdespuésa lahoradeescogerel temade sumaestría.

Sólo es bueno lo que nos hace felices, le decía yo en los últimostiempos. Libérate. Y me duele pensar que en este punto me hizo caso.Radicalmente.

En julio de 2006 Daniel, Rafael, mi marido, y yo tenemos nuestropropio descenso a los infiernos. Como siempre desde hace unos añosplaneamosirnoslostresdevacaciones.EstavezeldestinoescogidoesBrasil,

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donde tenemos la intención de recorrer varias ciudades.Más o menos dosmesesantesdeirnos,Danielnosanunciaquesupsiquiatralehasuspendidoladroga. Nos preocupamos un poco, pero decidimos no interferir, por unacuestión de respeto tanto con el médico como con el paciente, y tambiénporquesecretamentequeremoscreerqueesaesunaseñalderecuperacióndelaenfermedad,queestaempiezaaremitirytalvezdesaparezcaparasiempre.Aunque escasa, es una posibilidad. Nos han hablado de personas que hantenidounoodosepisodiospsicóticosydespuéshanvueltoparasiemprealanormalidad.¿Porquénohabíadeseresteelcasodenuestrohijo?

Mis ojos, siempre alerta, empiezan a ver, sin embargo, que el yabastantedesasosegadoestudiantedeArquitecturadamuestrasdetaciturnidadyensimismamiento.Susilencioseagudiza,denuevoseacalla lamúsica.AvecesveoaDanieltiradoensucama,mirandofijamenteeltecho.Misradaresdemadre,casisiempreinfalibles,meanuncianquelascosasnoandanbien.Una llamada a la doctora N, que sirve de puente con el psiquiatra, metranquiliza por unos días, o tal vez me lleva a pensar que mi obsesiónmaternalmehaceverseñalesdondenolashay.Quincedíasantesdelviaje,sin embargo, pido una cita, y mi marido y yo hacemos presencia parainformar sobre nuestros temores. La doctora N nos asegura que todo estábien,queeltrastornodeDanielesmanejable,queél,antetodo,nosmanipula.Elparte,pues,esdetranquilidadycomenzamos,confiados,nuestroviaje.

Al atardecer llegamos a Recife, una ciudad desarticulada, un tantoruinosa,peroconunbellocorazónantiguo,dondeabundancanales,puentes,iglesias.Nuestrohotel,muyconfortable,estáubicadoenPiedade,unlugardebellas playas, pero rodeado de calles inhóspitas, talleres, un comercio másbien sórdido. Desde nuestro balcón, en el piso diez, divisamos el mar, suextrañaplayadearenasamarillocúrcumatotalmentevacía.

A la hora de la comida,Daniel nos habla con entusiasmodemuchosplanesquelerondanlacabeza,yotravezdesusinsatisfacciones.Vayvuelvedelartealaarquitectura,peronoyaconangustiasinoconfeenlasopcionesfuturas.Tambiénhabladeunposibletrabajoenlabiblioteca.Detodosmodoshay en su discurso una excitación extraña, emociones que se traducen enciertavibracióndelavoz,unahipersensibilidadgeneralizadaquemeproduceuna enorme ternura. De vuelta en el hotel, donde dormimos los tres en lamisma habitación, comienza de repente a llorar y a temblar, en lo queconjeturoesunataquedepánico.

Esquehasidomuyduro,repiteincesantemente.Yohacetresañosnoconectolaneurona.

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Y confiesa que se asusta de verse, de reconocer sus limitaciones. Enmedio de sollozos nos confiesa que tiene paranoia. Nos acusa,sobredimensiona cualquier palabra nuestra: su papá le dijo «me cansé», yo,queera«unbobito».

¿Enseriocreesquesoyunbobito?Conmovida, le aseguro que no y lo abrazo durante un buen rato y

acariciosucabeza,tratandodecalmarlocomoaunniño,hastaqueveoquelovence el sueño. A medianoche me meto finalmente en mi cama con elcorazónencogido.

Cuando la luz de la mañana me despierta, mi primera reacción esexaminarsiDanieltodavíaestádormido.Consobresaltoconstato,nosóloquesu cama está vacía, sino que la puerta del balcón ha sido abierta y que elvientosecuelaporellacontalfuerzaquelascortinassemecenconviolencia.Sin respiración, ahogadaporel terror, asomo lacabezaalvacíodispuestaahacerelpeordelosdescubrimientos.Peroenesemomentounruidomehacevoltear la cabeza, y veo a Daniel que sale del baño con una semisonrisaestremecedora.Lehablo.Mientrasquelaspalabrassalendemibocaylleganasucerebro,observoquepasanunossegundos.Diosmío.¿EsposiblequeapesardelpartedetranquilidaddesusmédicosDanielestéenfermo?

Recife,Olinda,Bahía,OuroPreto,Brasilia,Río.MisojosintranquilossiguenaDanielentodomomentoprocurandoqueélnoloperciba.Semuestradulce y callado, como siempre, pero en su mirada hay una opacidadpreocupante.En la playa, con sus pies desnudos anclados enun solo lugar,mira fijamenteelmardurantecasiunahora.Endosocasiones lo sorprendosonriéndole a su imagen en el espejo, y frente a la cámara adopta unaexpresiónqueme resultadesconocida.Unaparte suyapareceestarpresenteennuestrosrecorridosporiglesiasymuseos,otraestálejos,ensupropiocieloo infierno. La belleza de ciertos monumentos lo conmueve de unamaneraextrema, y un buen día, en un restaurante japonés, empieza a alabar losdibujosdelasparedes,lasteteras,lascortinas,todoloquehayderefinadoenaquel lugar, y de pronto rompe en llanto. Yo quiero interpretar aquellaemoción como el resultado de la alegría que el viaje le proporciona, y loabrazo, con ternura.Desde entonces su efusividad se desata:me acaricia elpelo,medabesosen lasmejillas,abrazaa supapáyentre lágrimas lediceque lo quiere. Un niño frágil y emotivo ha desplazado al muchachohabitualmenteblindadocontralascariciasfamiliares.

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En el jardín botánico de Río de Janeiro Daniel semuestra feliz: nosaseguraque jamáshabíapercibidocon tal intensidad la frescuradel aire ensuspulmones,elolordelahierba,delasflores,yrespirademaneraafectada,entrecerrandolosojosoacercandosumejillaalacortezadelosárboles.Estonoesnormal,medigo.Hayaquídesmesura, desequilibrio.Poruna extrañacoincidenciayohellevadoparaleerduranteelviajeunabreveperoexcelentebiografíadeVirginiaWoolf.Meencuentroallíconladescripcióndesuscrisismaniaco-depresivas,con los testimoniossobresusufrimiento, lasvocesquela atormentaban y finalmente su suicidio. Daniel, mientras tanto, lee laprimeranovelademihermano,reciénpublicada.Cuandolepreguntocómoleparecemedicequemuy interesanteporqueenellaencuentraseñalesque leayudanmucho.DelprimercomputadorqueencuentroescriboaladoctoraNpara contarle lo que está pasando, consciente de la fragilidad de nuestrasituación de turistas despistados, desprovistos de una fórmulamédica. Ellacontestaenformapuntualdiciendoquenodebemospreocuparnos,queélesunmuchachoconsentidoquedesarrollaesasconductaspor lasencilla razóndequeestáconnosotros.Peroaquellarespuestanosólonomeconvencesinoque me enfurece. Ensayamos comprar su medicación en varias farmacias,peroseniegandemanerarotundaavenderla.Quizáseahoradeconsultarunmédico, digo. Pero vacilamos, patinamos en un charco de indecisión yconfusiones. Es difícil hacer un diagnóstico psiquiátrico, y tal vez estemossobredimensionando las cosas, tal vez los miedos que nos acompañan nosestánhaciendovercomogravessíntomasquetodavíadanespera.AlfinyalcaboendosdíasestaremosdenuevoenBogotáypodremosponeraDanielenmanosdeprofesionales.

Entonces,ocurreloimprobable:mientrashacemosfilaenelaeropuertopara chequear nuestrasmaletas, nos enteramosdequeVarighaquebradoyquetodossuspasajerosquedamosenelmáscompletoabandono.Loquenosdicenlosempleados,conlacaraimpasibledelquedebedefendersedelairaquedeinmediatodesatansuspalabras,esquenohaymaneradeenviarnosanuestros destinos, y mucho menos de costearnos hoteles, transporte omanutención. Hordas de gente desesperada se agolpan frente a losmostradores deVarig, repentinamente vacíos, o se deciden a luchar por uncupoenlasaerolíneasdelaregión.Perotodaesperanzaparecedesvanecerse.Senosinformaqueantesdecuatrodíasnopodremosconseguirunsolocupopara viajar a Colombia. Buscamos entonces un hotel en el centro de SãoPaulo, donde nos asignan una habitación en el piso 24, y comenzamos unobstinadoperegrinajediarioalaeropuertoenbuscadesillasvacías.Salimos

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siempredemadrugada,entrecuatroycincodelamañana,ynosencontramosirremediablemente con que las colas a esas horas ya son interminables,caóticas. Daniel cuida de las maletas, sentado en el suelo, adormilado,mientrascadaunodenosotroshaceunafiladistintaysiempreeterna.Undíaunpasajerosedesmayadelantedenosotrosycaealsuelocongranestrépito.Enotromomento se armaun pequeñomotín, un conato de peleamotivadopor la indignaciónanteelmaltrato.Enelafánde romperelcercoyhuirdeaquellasjornadasextenuantesydeestasituaciónquenoscrispa,empezamosaconsiderar itinerarios absurdos, comosi la impaciencianoshubierahechoperder la cordura: São Paulo-Nueva York-Caracas-Bogotá, o São Paulo-Santiago-Lima-Panamá-Bogotá.Apuntodesacarnuestrastarjetasdecréditopara comprar alguno de esos trayectos, caemos en cuenta del costoexorbitantequeestonosrepresenta,desuinviabilidad.

Durante cinco días, cada tarde, después de que desolados nos damospor vencidos frente a los mostradores, deambulamos por el centro de laciudad buscando un poco de esparcimiento. Al hotel llegamos siemprerendidos, desalentados, demal humor. Con preocupación comienzo a notarqueDanielpermanecedespiertotodalanoche,muyquieto,mirandoaltecho.Recuerdo entonces, con un estremecimiento, que en nuestro primer día dehospedajeenSãoPaulonospidióqueloacompañáramoshastaelúltimopisodelhotelparaexplorarquéhabíaallí,yqueenotraocasiónlovisentarseenelbordillodelaventanaymirarcondetenimientoelvacío.Ahorayotampocoduermo, pendiente del menor de sus movimientos. Entonces, cuando yaempezamosaperder lasesperanzas, logramos tressillasenTacaparaeldíasiguiente. Respiramos. Pero el alivio nos dura poco porque a la hora delalmuerzo el discurso de Daniel se hace abstruso, inconexo. Con grannaturalidad mezcla elementos de aquí y de allá, del pasado y del futuro,verdaderosyfalsos,yproponeparasuvidaciertosabsurdos,comoentraraunseminarioparahacerse sacerdote.Cuandoungrupodemúsicos comienza atocaréllloracondesconsuelo,repiteconstantementequeesinfelizyhaceunrecuento de su vida enfatizando en que él no es esquizofrénico ni bipolar,comolehansugeridoalgunosamigos.Sientoalgoparecidoaunincendioenelpecho.Yabriendomucholosojoslehagoveramimaridoquehayenestegalimatíasun ingredientededelirio.No, dice él, estoy equivocada.Peronobienacabadeafirmarloloveopalidecer,reconocerqueestamosenfrentandounepisodiodelocura.

Porquénonosdirigimosde inmediatoaunhospital es algoquehoytodavía me pregunto. Quién sabe qué última esperanza o qué proceso de

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negación nos hace pensar que aquella situación puede esperar todavía lasveintehorasquenos separandenuestrodestino final.Yes así comoaldíasiguientellegamosalaeropuertoalascuatrodelamañana,tensos,agotados,inermes,soñandoconquehabráundesenlacefeliz,sinsospecharsiquieraqueestábamosapuntodevivirunadelaspeoresexperienciasdenuestrasvidas.

La reciente emergencia hace que el aeropuerto de São Paulo estéatestado esta mañana. Daniel se ve, como desde hace unos días, un pocoadormilado, aunque también, por ratos, ligeramente excitado con el viaje.Chequeamosnuestrasmaletascargadasde ropasucia,yyaaligeradosdesupesoatravesamosloscontrolesdeseguridad.Todopareceirbienhastaahora,aunque no nos abandona la tensión de saber que todavía hay algo un tantoperturbado en su discurso. Entonces, cuando la joven empleada de laaerolínea anuncia que nos preparamos para embarcar,Daniel se retira unoscuantospasosdenosotrosydice,muyserio:

—Papá,mamá,yomequedo.Consumanoderechalevantadahaceunbrevesaludodedespedida,da

mediavueltayechaacorrer.Esunmuchachogrande, fuerte,demodoquesus zancadas hacen que se pierda pronto entre la multitud. En cuestión desegundosmimarido reacciona, lo sigue, lo caza, lo toma con violencia delbrazoylosacude.Daniellegrita,lepega,lollamahijueputa.Yocomprendoquelaviolenciaesloúnicoenloquenopodemoscaer,yacaricioaDaniel,lepidoquesecalme,quetengapaciencia,lerecuerdoquesólounashorasnosseparandeBogotá.Debemossalirdeallí,regresar,llegaracasa.Lotomodelamanoyesasícomoentramosalavión,dondeloubicamosconprudenciaenlaventanilla.

¿Habrádolor?,mepreguntaDanielenmediodelviaje,yañade:¿meayudarías a llegar al final? Mis recientes temores se confirman con esasfrasesyconsurecurrenteyexaltadopedidodelosinocuosmedicamentosquehellevadoalviajeenunpequeñobolsodentrodelacartera.

—YavamosallegaraLima,Dani.Tranquilo.—¿SeráqueenLimahayunlugaralto?Desesperada, sabiendo de lo inútil y hasta ridículo de mi iniciativa,

llenosubocadegotashomeopáticastranquilizantes.Cadatantodescubroquememiraconterror,yenciertomomentomedice,tembloroso,queyonosoysu mamá.Claro que soy tu mamá, le digo. ¿Te acuerdas que de niño meenrollabaselpeloconeldedomientrastedormías?Sonríe.Entoncessí,dice,

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síeresmimamá.Yoeraunniño,repite,ymepregunta,contristeza,siseráqueél esbipolar.Leexplicoqueesasdenominacionesno sirvenparanada,que simplemente está confundido, que esto pronto pasará, y me doy afantasearsobrenuestrofuturoinmediato:nosiremoslosdosaviviralaplaya,aunacasahermosaperodotadasóloconloesencial,dondeélnotendráquepensarenarquitecturaniennadaqueseleparezca,sólosededicaráapintarmientrasyoescribomispoemasymisnovelas.

Amedidaquelashoraspasan—ysonmuchas—Danielseagitacadavezmás,amenazandoconlevantarsecadatanto.Cuandoalegaquenecesitairalbaño,mimaridoloacompaña,aterrorizado,temiendoquepuedapasaralgopor el camino. Aprovecho ese momento para pedirle a una azafata que leinforme al piloto que tenemos una emergencia psiquiátrica y que a nuestrallegada a Lima necesitamos urgentemente un médico. Al volver a su sillaDaniel pide auxilio a gritos porque ha descubierto que nosotros queremosmatarlo,yseidentificacomo«elhijoperdidodeP.B.»Lospasajerosguardanunaterradosilencio.Yo lepidoalhombrequeestásentadoalotro ladodelpasillo,condiscreción,quenosayudeacontrolarlosiesnecesario.Entoncesel piloto anuncia que nos aproximamos al aeropuerto internacional JorgeChávez, y yo hago un último esfuerzo de contención antes de dejar salir,incontrolables,laslágrimas.

Lostrespermanecemosennuestrosasientos,mientrasconlentitudvansaliendolosdemáspasajeros.Unavezbajaelúltimo,entranunmédicoytresenfermerosauxiliares.Nos levantamospara recibirlos,damoselnombredelpaciente,ynosapartamosparaquepuedanacercarse.

—Daniel,soyeldoctor…ElrecibimientodeDanielesunacontundentepatadaenelmuslo,que

deja al médico tambaleando. Los enfermeros y los pilotos, que han estadoesperando junto a la cabina, se lanzan entonces sobre aquel muchachónconvertidoenHércules,forcejeanconél,loarrastranporelestrechopasillo.Unodeellosloinyectaenelglúteoqueotramanohadejadoaldescubierto,yDaniel deja entoncesde luchar, se vence, caede rodillas golpeándose en lacabezaconlosasientosquelorodean.Yaestá.

Elmundosehareídosiempredeloslocos.DeDonQuijote,aunqueconunfondodeternura.DeHamlet,nosinciertaadmiración.¿Cómopodríayo,ahora,reírmedelalocura?

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Enelpequeñocuartitodondenoshanconfinado,Daniel,conunúltimoaliento,levantaamenazantesupasaporte,ylegritaalagentequelocustodiaqueélesmayordeedadyquenadietienederechoatocarlo.Anosotrosnosmira con odio, nos dice traidores, y nos pide que lo dejemos salir delaeropuerto: él venderá la cámara de video (que todavía lleva terciada alhombro)ysededicaráasembrarlatierraoavivircomounindigente.

Abrumados, mi marido y yo esperamos que los empleados demigraciónnosdigancómoproceder.Elmédico,quepermanececonnosotros,nosexplicaqueelmedicamentoquelehaninyectadonodemoraráenhacersuefecto de aletargamiento total y que en unos minutos Daniel será «unapersonamanejable».Enesasestamos,cuandovemoscómo,yaadormecido,sederrumbaenbrazosdelosenfermerosquelosostienen.

Elsitioalquenostrasladanesunhospitalpequeñoyfeo,situadosobreuna ruidosa calle saturada de buses en un barrio popular cercano alaeropuerto. Los médicos, que nos reciben de forma diligente y amable,acomodananuestrohijoenunpequeñoespaciodestinadoalasemergencias,ynosdicenqueenunosminutosapareceráelpsiquiatra.Yomeacercoa lacabecera y acaricio su frente, beso su pelo revuelto, sus ojos cerrados. Yentoncesconstato,coninfinitatristeza,quelamedicaciónloharelajadoatalpunto que, sin control de esfínteres, se ha orinado manchando no sólo elpantalón sino también las sábanas. Sí, ahora Daniel es «una personamanejable».

Elpsiquiatra,unhombrealtoycarismático,dehombrosmuyanchos,faccionesindígenasydientesresplandecientes,nosinterroga.Sí,nohayduda,se trata de un episodio psicótico debido a la falta de medicación, y esnecesariohospitalizarloalmenos tresdías.Antes, imposibledejarLima.Lacontundenciadeloshechos, loclarodeldiagnóstico,nuestrodesaliento,noshacen aceptar la situación con entereza y sosiego. Entonces revive en mimaridoelsentidoprácticoquesiemprehatenidoysededicaahacerllamadas:alseguro,asuempresa,anuestrashijas.

Yo recuerdoque la parentela política demi hermanovive enLimayhago lopropio.Enmenosdemediahora lleganalhospitalLaurayRolf, lacuñada demi hermano y sumarido, personas afables, dispuestas, llenas deaplomo.No es ese el lugar paraDaniel, nos dicen. No sólo es un hospitalpobre,sinrecursos,sinoquequedalejísimosdesucasa,dondenosinvitanaalojarnos.Ellosharánlasgestionespertinentes,nosbuscaránunlugarenunaclínicabiendotada,yllamaránaunpsiquiatraconocido.Lasllamadasvany

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vienen.Finalmentehayunacuerdoconelespecialistaqueestáalotroladodelteléfono: Daniel no será internado en un hospital psiquiátrico sino en unaclínicatradicionaldeLimaynosatenderáunmédicomuyapreciado.Enesemomentoelpsiquiatraresidenteseacercaanosotrosparaseñalarnoselsitiodonde tenemosquehacer los trámitesde internación,ynosotros,vacilantes,un tanto avergonzados, le decimos que hemos cambiado de opinión, queagradecemosmuchosusserviciosylosdelhospital,yquepagaremosloquese debe, pero que trasladaremos a Daniel a otro sitio. Laura menciona elnombre delmédico que va a tratarlo.Vemos la contrariedad en la cara delpsiquiatra, tal vez la humillación. Con una sonrisa irónica dice que losnombresaltisonantesdelaaristocraciacriolla(yeldeaqueldoctorsindudaloes)aélnolesignificannada.Quehagamosloquenosdélagana.

Una hora después trasladamos a Daniel en una ambulancia que hallegadopornosotros.Yomesientoasulado,lotomodelamano,lehabloaloído.Peroélnoresponde:estásumergidoenunsueñoprofundo,elúnicoquegarantizaquetambiénduermensusespantosasfantasías.

LacasadeLaurayRolfesgrande,luminosa,rodeadadejardines.Nosasignan una habitación con todas las comodidades, que agradecemosinfinitamente.Suhospitalidadnosólonoshacesentirnosacogidos,rodeadosdesolidaridadfamiliar,sinoquenosliberadepagarunhotelenunmomentoen que nuestros gastos han excedido todo presupuesto y ademásvislumbramosundesembolsomuyaltoporlainternaciónenlaclínica.

Es casi ya medianoche cuando entramos a nuestra habitación yexhaustosbuscamosdentrodelasmaletas,enmediodeunsilencioquepesacomo piedra, nuestros implementos de aseo y nuestras piyamas paradisponernosalsueño.Escomosiapenasahora,despuésdehorasyhorasdeincertidumbreyesfuerzos,pudiéramosreflexionarinternamentesobreloquesignificaloocurrido.Noshandichoquenovalelapenaquenosquedemosenla clínica a acompañar a Daniel durante la noche, pues no recuperará laconciencia hasta bien avanzado el día siguiente. Y hemos recibido delpsiquiatra, que nos han descrito como una eminencia, un diagnósticoalarmante: la ausencia de medicación ha puesto a Daniel en un peligrogravísimode «quedarse del otro lado».Esas palabras no pueden resultarmemás aterradoras. Sí, hay un «otro lado» que no es la muerte sino laenajenación permanente. Pienso en esos seres de andar pesado, miradasperdidas y sonrisas bobaliconas que veía de pequeña en la clínica para

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enfermosmentalesdondetrabajabaunatía.¿PodríaDanielalgúndíatraspasarese umbral, entrar al espeso bosque de la locura y perderse en él parasiempre?Elsolohechodequelaenfermedadhayavueltoamanifestarse,ydeestamanera extrema,me sume ahora en un dolor estupefacto: sí, esto estápasando,nuestrohijoadoradohaperdidolarazóndeformamomentánea,suenfermedad es grave, estamos en una ciudad extraña, afrontando unasituaciónquejamáshabríamosimaginado.Mimarido,sentadoalbordedelacama,enfundadoyaensupiyama,estállorandosinruido.Yomeacerco,loabrazo y también lloro. El sueño va a demorar mucho en llegarnos. Bocaarriba,intercambiamosbrevesimpresionessobrelosacontecimientosdeldía,repasamosloshechosdelavión, tratamosdedecidirquéharemosal llegaraBogotá.Esnecesariorenunciaralosserviciosdesusterapeutasactuales,quesehanequivocadodemanera rotundaoa losque talvezDanielha logradoengañar, y buscar un médico que nos garantice un tratamiento adecuado.¿Pero qué pasará con la universidad? ¿Cuándo podrá volver a estudiar? ¿Aquiénesdelafamiliainformaremosdeloquehasucedido?Pueshastaahorasólomihermanoynuestrashijasestánenteradosde loqueestásucediendo.Finalmentenosquedamosdormidos,perosóloporunaspocashoras,pueslaansiedadnosdespiertaantesdelprimerresplandordeldía.Elululardeunavedesconocidaserepitedeformamonocorde,atosigante.¿Algúnbúho?Sonlascuculís o «tórtolas melódicas», nos aclaran al día siguiente, pájaros quehabitandesdesiemprelaciudad.DurantelostresdíasquepermanecemosenLima nos despierta su canto lúgubre, que amíme causa escalofrío porqueparecieracontenerunatrozpresagio.

Elmédico nos ha prevenido, con delicadeza, desde el día anterior: lamedicaciónqueselehaaplicadoaDanielestanfuertequeesposiblequenosimpresionemosalverlo,inclusoquenoreconozcamosenélanuestrohijo.Yole pido, con voz tensa por el pánico, que se explique. Es posible que sucabeza cuelgue sin fuerza sobre su pecho, nos dice, que tenga la miradaextraviada, que babee, que tenga tics. Esta mañana, pues, al entrar a sucuarto, estoy temblando. Pero inmediatamente respiro con alivio:Daniel hasido recostado sobre un montón de almohadas, y nos mira con su cara desiempre,aunquemáspálida,consignosdegranagotamiento.Nosacercamosconsuavidad,esforzándonosenparecertranquilos,peroconunaexpectativaquesindudamodificanuestraexpresión.

Losaludoapretándolelamano.

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—Hola,ma—medice.Su saludo no es el de alguien enfermo, y eso me reconforta. Sin

embargo senota incómodo.Mimarido lepregunta cómova,qué tal fue sunoche.

—Enfocototal.Es su manera de decir que ha dormido profundamente. Nos mira,

inquieto.—¿Porquéestoyaquí?¿Quépasó?Intento que mi voz tenga un tono liviano, que disminuya su posible

aprensión.—Porlodelavión,Dani,¿teacuerdas?—¿Lodelavión?¿Quépuedoexplicarle?¿Cómodecirlequesufrióunataquedelocura,

que se desconectó de la realidad, que hizo un escándalo que asustó a lospasajeros?Peroantesdequeyodigaalgoélrecuerda:

—Ay,sí,lodelavión.¿Mevolvíloco,cierto,mamá?—Másomenos,Dani.Nosésiloco,perosíestabasraro.—Ay,mami,quépenaconlospasajeros.Daniel está sonriendo, y yo también sonrío y lo tranquilizo. No fue

nada muy grave, le digo, tratando de no angustiarlo. Sólo un momento deconfusiónqueyaestásiendoatendido.Mehavueltoelalmaalcuerpo:Danielno se ha quedado «del otro lado». Cierra los ojos, y nosotros velamos susueño,más tranquilos.Cuandodespierta, un ratodespués, supregunta hacequeelcorazónmesubaalagarganta:

—Hola,papá,mamá,¿porquéestoyaquí?Repetimoslarespuestatratandodedisimularelterrorquehayahoraen

nuestrasmiradas.

Lasalidadelaclínicatienesuscomplicaciones:laaerolíneaexigeunaautorizacióndeviajefirmadaporelmédicotratante,yestellevadíaymediosinaparecer.Son lasochode lanoche,nuestroviajeeshacia lasdiezde lamañana del día siguiente, y para ese momento ya deberíamos tener eldocumento listo. Con ayuda de una enfermera llevamos casi dos horastratandodelocalizarporteléfonoalpsiquiatra,sinéxito.Finalmenteaparece,casi al borde de las nueve. Irrumpe por el pasillo con paso decidido ysemblante contrariado, explicando que tiene prisa, que su mujer lo estáesperandoafuera,enelautomóvil.Ajuzgarporsuatuendovanaunafiestade

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galaoaunaboda.Esextrañalaescena:elmédico,definasmanerasperonulasimpatía,vestidoconunesmoquinimpecablequelohacevermásrubio,másaltoyapuestoqueconsubatablanca,garabateandounafórmulayfirmandolaautorizaciónalpiedelacamadeDaniel,que,enpiyama,yporlovistoyaenplena recuperaciónde la razón, sonríeconesacordialidadsuyadechicobieneducado.

Al día siguiente, pues, abordamos de nuevo el avión de Taca, hastadondeDanielllega,siguiendoelprotocolo,ensilladeruedas.Cómonoestaransiosos, cómono recordar conun escalofrío las cincohorasdehorrorquevivimos hace tan poco. Pero durante el vueloDaniel se dedica a ojear unarevistaquehacompradoenelaeropuerto,averunapelícula,adormitar.Harecobradototalmentelanormalidad,ysóloseveunpocomásflaco,cansado,taciturno. Este episodio debe significar para él la más rotunda y trágicaconstatación: no es como los otros, la locura en forma de alucinacionesparanoicasesunaamenazaensuvida.

Eltratoquehemoshechoconelpsiquiatraperuanoesquellevaremosdirectamente aDaniel auna clínicaparaqueverifiquencuál es su estadoyhaganseguimientodelmismoporeltiempoqueseanecesario,demodoquehemoscontactadoaunmédiconuevo,eldoctorE—queterminarásiendosuterapeutaenlossiguientescuatroaños—,elcualnosrecomiendaunaclínicadereposoa laquedebemosllevarlo.Sinembargo,noshemosencargadodeque en la ambulancia que nos espera en el aeropuerto esté su antiguapsicóloga, aquella que en varias ocasiones nos tranquilizó diciéndonos queDaniel se sobreactuaba como una forma de manipularnos. No lo hacemosporquetodavíacreamosenella,nitampocoparademostrarlelagravedaddeloocurrido,sinoporqueaDanielunafigurafamiliarpuedetranquilizarloenesascircunstancias.

El vestíbulo de la clínica es grande y relativamente acogedor.Danielresponde laspreguntasde lasmédicas residentesde lamaneramás amable,coneseligeroembarazoqueesostránsitosdeinternamientoenuncentrodesaludnosocasionanacasitodos.

Mientras mi marido hace la tramitología yo corro a nuestra casa, lamisma que abandonamos hace cinco semanas. Al entrar, me resultanabrumadores el silencio que me rodea y la atmósfera de la habitación deDaniel,queahorasemeantojadesoladaapesardelascoloridasmáscarasenlas paredes y de los anaqueles repletos de libros que parecieran resaltar suausencia.Mientrasmetoenunamaletaelementosbásicos,unapiyamalimpia,

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ropa interior, medias, una muda de ropa, un buen suéter, siento que algodefinitivoestápasandoennuestrasvidas.

Una vez terminados los trámites, transitamos con Daniel y unaenfermeraporlargoscorredoresrodeadosdejardines.Losespaciosabiertos,lasmarquesinas, los árbolesy losprados conbancaspara lospacientesnosdan una buena impresión, así como el cuarto, de una austeridad carcelariapero confortable ymuy limpio. Ahora le darán un refrigerio, lo pondrán adormirunrato,yelmédicovendráalfinaldelatardeydiráenquémedidadebe integrarse Daniel a las rutinas de los otros enfermos. A estos los heobservado discretamente cuando entraba: casi toda gente muy joven,departiendoengrupospequeños,yunaqueotrapersonamayor,quedeambulaporahío leeunlibroenunasaladeestaroalaire libre.Unamujervestidaconcoloreschillones le lee labibliaalquedebesersuhijo,unadolescentepálido,conlapielmarcadaporcicatricesdeacnéyunpelonegroyraloquele da un aire extraño, de enfermo terminal. Algunosmédicos y enfermerasentran y salen de los grandes bloques de ladrillo, vestidos con sus batasblancas.

La más terrorífica de mis pesadillas se está cumpliendo: Daniel seráencerrado en una clínica para enfermos mentales. Él, perfectamenteconscientedeloqueestosignifica,hacecomentariosirónicos.Cuandoledigoque siquiereque le traiga telasy suestuchedeóleos responde, conhumornegro,quebueno,que tratarádepintaralmododeVanGogh.Alahoradesalirleprometoquelollamaremosenlanoche,yquealamañanasiguientevendremos a visitarlo y le traeremos todo lo que considere necesario. Loabrazamos,lobesamosenlacabezayenlafrente,ynosdevolvemoshastalasalidaporlosmismoscorredores,queahoranospareceneternos.

He estado esperando, ansiosa, que sean las ocho y media. Marco elteléfonoyunavozsecacontestaconelnombredelaclínica.Leexplicoquequierohablarconmihijo.Lavozmepidequeespere.Laemociónmeponeatemblar.Hagounesfuerzoparacontenerlaslágrimas.AnticipoyaeldiálogoyafinomisantenasparatratardedescubrirenlavozdeDanielsuestadodeánimo.Loimaginocaminandohaciaelteléfonoporloslargospasillosqueyaconozco.Entonceslavozvuelveaapareceralotroladodelalínea:

—Lo siento, señora. El paciente no tiene autorización para recibirllamadas.

Primeroapareceelasombro,luegolarabia.

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—Peroamímedijeron…—Señora,sólocumploórdenes.Esloqueordenaelprotocolo.Insisto. Ahora mi voz suena desesperada. Mis explicaciones se

atropellan,suenantorpes,ingenuas.—Esquemihijoestáesperandoesallamada,porfavor.Vaacreerque

loabandonamos.Lavoznovacila.Laimpavidezquehayenellamehacepensarqueha

repetidoestasmismasfrasesenotrasocasiones.Comprendoquehabloconunmuro y cuelgo, desolada. Son sólo horas,me digo, las que nos separan deDaniel.Mañanadespuésdemediodíapodremosverlo,comomehadicho laenfermera. Para calmar la ansiedad lleno la pequeña maleta con esmero,añadiendolascosasquehecompradoenla tardeparahalagarlo:chocolates,uncuadernodenotas,mediasnuevas.Ymeechoadormirtemprano,ayudadaporuncalmante.

La enfermera que nos recibe al día siguiente examina un cuadernoenorme que contiene las instrucciones que han dado losmédicos para cadapaciente.Nosechaenseguidaunamiradaquequiereserbondadosa,frunceloslabios.

—Quépena,donDanielnotieneautorizadasvisitas.—¿Qué?—Enlosprimerosquincedíaslospacientesnopuedenrecibirvisitas.Y

élapenasingresóayer.Rafael tiene que calmarme. No grito, pero debo contenerme para no

hacerunaescenaviolenta.Preguntounayotravezquiénnosadvirtióesoycuándo.

—Laseñoratuvoquehaberfirmadounpapel.La enfermera y el guardia intercambian miradas, levantan las cejas.

Deboparecerunapacientemás,víctimadeunataquedeansiedad.—Yonohefirmadonada.—Nohemosfirmadonada—mesecundamimarido.Pedimosveraldirectordelaclínica.Élnopuedeatendernos,perovan

allamaralaenfermerajefe.Ysiqueremos,mientrastanto,lepuedenllevarlamaletaalpaciente.

Peroyonovoyasoltaresamaletaqueamorosamentequieroabrirallíadentro, cuando esté con mi hijo, cuando pueda preguntarle cómo durmióanoche y cómo se siente hoy, y cuando pueda explicarle que todo fue unmalentendido, o le proponga que se venga con nosotros, a otra clínica, o anuestracasa,dondelocuidaremosconcariño.

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Laenfermerajefenosdiceconvoztensaqueeseeselreglamento,queelúnicoquepodríaromperlasreglasyautorizarvisitasantesdequincedíaseselmédico,yqueélestáconDanieleneseprecisomomento.Yohablodesecuestro, de derechos, de leyes. Finalmente, vencidos, nos sentamos aesperar.

EstonoscuentaNabokovensucuento«Signosysímbolos»:

Erayamásdemedianochecuando,desdelasala,oyógemirasumarido;yalinstanteentrótambaleándose,conelviejoabrigodecuellodeastracánquepreferíaasulindoalbornozazul,puestosobresubata.

—Nopuedodormir—sequejó.—¿Por qué? —le preguntó ella— ¿Por qué no puedes dormir? Estabas

cansado.—Nopuedodormirporquemeestoymuriendo—dijo,yserecostóenelsofá.—¿Eselestómago?¿QuieresquellamealdoctorSolov?—Nadadedoctores,nadadedoctores—gimió—.¡Aldiabloconlosdoctores!

Tenemosquesacarlodealládeinmediato.Deotramaneraseremosresponsablesdeloquelepase.¡Responsables!—repitió,ysesentóderepente,conambospiessobreelsuelo,mientrassegolpeabalafrenteconelpuñoapretado.

—Estábien—dijoellaconsuavidad—,mañanaporlamañanalotraeremosacasa.

—Quierounté—dijosumarido,ysefuealbaño.[…]Volvióentusiasmadoydijoconvozresonante:—Lotengotodoplaneado.Lecederemoseldormitorio.Cadaunodenosotros

pasarámedianocheconélylaotramediaenestesofá.Porturnos.Haremosqueeldoctor loveaalmenosdosvecespor semana.No importa loquedigaElpríncipe.Ademásnodirámuchoporquelesaldrámásbarato.

[…]Loiríanabuscarapenasamaneciera.Tendríanqueguardarloscuchillosenun

cajóncon llave. Inclusoensuspeoresmomentosélnorepresentabaningúnpeligroparaotragente.

ElmismodíadenuestravisitaalaclínicaDanielregresaconnosotrosala casa. No lo hemos tenido que retirar a la fuerza, ofendidos y enojados,comoenalgúnmomentofantaseé,sinoqueelmédico,despuésdeunahoradeentrevista con él, ha decidido que su estado le permite reincorporarse almundodeunamanerarelativamentenormal.

—¿QuieredecirqueDanielpuederegresaralauniversidad?—Claroquesí.—Peroelsemestrecomienzaenunasemana.

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—Enunasemanapuedevolveraestudiarsinproblema.Esosí,duranteestos días no deben perderlo de vista. Mejor que no salga mucho. Existeriesgodesuicidio.

Elmédicoesunhombredeademanesseverosypalabragraveyescasa.Unpsiquiatradeformaciónpsicoanalítica,queexigeuntratamientoenelquese combinan medicación y terapia semanal. Nos alarga una tarjeta con ladireccióndesuconsultorioylafechadelapróximacita,dosdíasmástarde,ynosdespideconunapretóndemanos.

—Daniel…Lapuertadesucuartohavueltoacerrarse,comotodoslosdíasdesde

suadolescencia,peroestavezconllave.Nadie contesta. Insisto, tocando con suavidad, como siempre que

necesito entrar. Me pregunto, ya con el corazón ligeramente acelerado, siestarádormido.

—Dani,Daniel…Mimarido se ha acercado con sigilo, ymemira con ojos asustados.

Habráquebuscarlasllaves.Dios.¿Dóndepuedenestarlasllaves?Toda suerte de fantasías me persiguen, apoyadas en las palabras del

psiquiatra. Qué tal. Entonces Daniel abre con brusquedad la puerta, y nosmira,extrañado.Parecierapreguntarsequéhacenestepardelocosenpiyamaespiandofueradesucuarto.Llevalachaquetapuestaylasllavesdelcarroenlamano.

—¿Tevas?—Sí,¿porqué?Unsilencio.—¿Adónde?—Dondeunosamigos.Lo veo bajar las escaleras, con una rigidez en el cuerpo que me

conmueve.—Dani,¿noseríamejor…?Pero él se niega, minimiza nuestra preocupación. De nada valdrá

intentarunaconsultatelefónicaconelpsiquiatra.Comoortodoxoquees,sóloaceptahablarconelpaciente.Asínoslohadicho.Sinexcepciones.

¿Quiénpuededeteneraunhombredeveintitrésaños,asíseadosdíasdespuésdequehasalidodeunaclínicadereposo?

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¿Quién puede detener a un hombre, de cualquier edad —reflexionoahora—cuandohadecididoterminarconsuvida?

Cuando a sus veinte años Daniel empezó a tener comportamientosextraños, algunos amigos lo abandonaron, cediendo al primitivomiedo quenoscausa la locura.Sugranpérdida fueunade susmejoresamigas,que lecerró las puertas de su casa de manera definitiva. (Luego la veré muchasveces pasar a lo lejos, unamuchacha dorada, espléndida, y siempre semeencogeráelcorazón).Desdeentonces, teniendoyaconcienciadequeesunarealidadinsoslayable,conviertelaenfermedadenelgransecretodesuvida:el temor al estigma es desde entonces un miedo más. Solidarios con él,nosotrostambiéncallamos.

Peroélnovaadejarque losmonstruos lovenzan.De lamanodesupsiquiatrafortalecesusociabilidad,sereafirmaensusafectos,descubrequetiene éxito con las mujeres y con los amigos. Asiste a los compromisossociales,a lasfiestas,asutrabajo,yentodaspartessecomportademaneraafable, participativa. Sus modales son suaves, lo mismo que su voz. Serénormal,parecesersuconsigna.Otalvez:parecerénormal.

¿Quépasamientrastantoensumente?No sé qué visiones perseguían a Daniel. Sé por alguna novia que a

medianochedespertabamuchasvecesaterrorizado,dabaunsalto,ysalíadelahabitaciónpara regresaral rato.Quemásdeunavezoyóvoces,algunasdehombres que venían a atacarlo. Que en sus crisis, según le confesó a supsiquiatra, una de esas voces le decía al oído: «mátese, mátese». Que portemporadassentíaqueeravigilado,censurado,perseguido.Queveíaseñalesenlascosasminúsculas.

¿Yelmiedoalalocura?¿Yelmiedoalfracasoensuarte?¿Yelmiedoalasoledad,alafaltadeamor,alabandono?

Eres distinto, peligrosamente distinto, debía decirle su adoloridaconciencia.

Distintoera tambiénel insectoenqueseconvirtióGregorioSamsa,yporeso, agobiadopor la culpadeavergonzara su familia, se recluyóen sucuarto, lejos de la mirada de su hermana, que era su gran amor, para noasustarla.

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En efecto, no eres como los otros. Los mensajes que tus cientos deneurotransmisoresdebenconduciracadaunadetusneuronascerebrales,queson millones, te llegan en forma distorsionada porque las sinapsis, susimperceptibles membranas, no están cumpliendo su función. Quizá tudopaminaseaexcesiva,quizáfalle tudosisdeserotonina,o talveznohayaequilibrioentreestasnoblesdamasylanorepinefrina.¿Cómovoyasaberlo,silafuerzareguladoradetusemocionesytusreaccionesestáubicadaenunpuntoescondido,cercade labasede tucerebro?Poresovesqueelpisoseondula, que el ojo de tu maestro crece de manera descontrolada, que laventanase teacerca.Poresooyesdentrode tiun llantoquenocesa,oquealguien respira sobre tunuca.Por eso tienesmiedo,ganasdeencerrarte,dehuirdelospasosquetaladrantuoído.Poresoveslaparteynoelconjunto,poresohasolvidadotodoahoraquehasterminadodeleer.

Pero la ciencia no te abandona. Abre la boca, cierra los ojos. Sientesobretulengualapequeñagrageaqueharáelmilagro.EselsigloXXoelXXI,ten fe. ¿Risperidona,haloperidol, clorpromazina,olanzapina,aripiprazol?Elnombre no debe importarte. Te basta con saber que es un antipsicótico, unproductodeúltimageneración.Esverdadquepuedenoservirte,inclusoquepuedeexcitarteaúnmás,hacerquetearrojesalvacío,peroenlamayoríadeloscasosfunciona,puedesestarseguro.Teatontaráunpoco,sí,yesposibleque te den mareos al levantarte. Por eso ve con cuidado. Quizá te sientaslento, lejano, desasido del mundo, indiferente; quizá te dé sed, te ponga asalivar,tevuelvarígido.Talveztiembles,tengastics,doloresenlaspiernasyen los brazos. O te vuelva impotente. Y eso sí, buena parte del tiempo tesentirássoñoliento.Deesosetrata.Deaniquilartusexcesosdedopamina,deadormeceruntantotucerebro,demataresosmalditosdemonios.Sitedieranconvulsiones,llámanos.Ositienesmiradaborrosaodificultadparatragar.Sitomaras durantemucho tiempopodría darte acatisia,mira qué nombre.Esoquiere decir que tu cuerpo querrá estar en permanente movimiento,desasosegado.Oporelcontrario,podríassentirtedepiedra,comounabellaestatuacondenadaalreposo.Tucapacidaddecomprenderpuederalentizarse,tu conversación puede volverse pesada. Pero todo esto es por tu bien. Paraqueentucabezalospensamientosnogirendeesamaneravertiginosa,noteraptenytealejen,noestallendentrodetiydesintegrentuyo.

Nopodráncurarte,esono.Peroyanotehacemoslalobotomía.Yanoteponemoselectrochoquesniteamarramosdentrodeunacamisadefuerza,

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nitebañamosconaguafríanitearrancamoslosdientes.Comoyadije,estossonlosmaravillososavancesdelsigloXXI.

Las compañías prestadoras de salud autorizan un máximo de treintaconsultaspsiquiátricasindividualesporpacientealaño,cadaunademáximocuarentaminutos.Esonosirveaunpacienteconunaenfermedadgravequequeremossacaradelante.Sedebeacudiraconsultasprivadas.

Entonces los parientes o el mismo enfermo deben alistar el bolsillo.Cuatro sesiones de análisis de cincuenta minutos al mes más losmedicamentosequivalenenestepaísaunsueldomínimoymedio:50%másdeloqueganaunobrerodeconstrucciónduranteunmes,15%másqueelsueldode una recepcionista.La tercera parte de lo queganaunmaestro enunaescuelapública.

Del2006al2010Danielasistiócadasemana,condisciplinarigurosayfeabsoluta,alconsultoriodesupsiquiatra.MientrastantosegraduóenArtesPlásticas,hizounaespecializaciónenArquitectura,ingresócomoprofesordeArtesauncolegio,viajóaParísahaceruncursodevacaciones,presentóelGREehizosolicituddeingresoencincouniversidadesdeEstadosUnidos.LaNavidadyelAñoNuevode2010lospasóenHolanda,conLauraP.,sumejoramiga, y desde allí viajó con ella a Praga, a Berlín y a Lisboa. A Bogotáregresóel16deenero.Ladescripcióndesuviaje,demasiadolocuaz,emotivaehiperbólicaparaunmuchachocalladocomoeraél,mepusoalerta.El18,díademicumpleaños,mientrascelebrabaconmimaridoenun restaurante,una llamada demi hija confirmómis sospechas:Daniel estaba fantaseandoconque lo iban a echardel colegiodonde trabajabaporhaber expuesto sinautorizacióndesusjefesunapinturaenunagaleríadearte.Hastaahíllególacena. Volvimos a casa con la garganta oprimida por la angustia, yencontramosaunDanielansioso,queavecesaceptabasudelirioyavecesseempecinaba en él. Cuando le pregunté —pues ya sabía de estudios quemuestran que un porcentaje altísimo de enfermos abandona en ciertomomentolamedicación—sisehabíadejadodetomarladroga,él,quejamásmentía,aceptóquehabíaprescindidodeelladesdehacíatresmeses.Tambiénme ladejéde tomarmientras estabaenParís,me confesó,y jamás fui tanfeliz.

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Esa misma noche se puso en contacto con su psiquiatra. Este leaconsejónoiraltrabajoypactaronunacitaparaeldíasiguiente.Poresonossorprendióoírladuchamuytempranoenlamañana.Nohubonadaquehacer:Danielsaliómuytemprano,manejando,rumboasusclases.

¿Cómopuedesvivircadasegundosabiendoque tuhijoestá iniciandoun episodio de paranoia, quizá un estado psicótico, y que no puedes hacerrealmentenadaporquehayen todounaciertaaparienciadenormalidadquenoteautorizaatomarmedidasdrásticas?AlasseisdelatardeDanielllegódelaconsultamédicaconsemblantesombríoyconunacajadeunmedicamentonuevoquedebíaempezaratomar.Lepreguntécondelicadezacómosesentía,y por la respuesta me di cuenta de que nada había cambiado desde el díaanterior:aunqueleve,lasensacióndeamenazapersistíaenél.Paraanimarlomeofrecíahacerleunmasaje.Trajeunenormefrascodeaceitecolorámbaryunatoallaehiceconmismanoslomejorquepude:pasémisdedosporsushombros,sunuca,sucabeza.Escarbéentresupelo,acariciéloslóbulosdesusorejascomohabíavistoquehacíanlosmasajistas.Daniel,sonriente,volvióaserunniñoentremismanos.

Lodejéasí,relajadoyenpiyama,comiendofrentealtelevisor.Veinteminutosdespuésunacorazonadamehizodevolvermeasucuarto.Mebastóun cruce de miradas para comprender. Pregunté, y Daniel, con expresiónansiosa,levantófrenteamisojoslacajadelosantipsicóticoscompletamentevacía. Fui firme cuando lo conminé a que nos fuéramos a la clínica. ¿Quéharíaahora?¿Seenfrentaríaconmigo,saldríacorriendo, intentaríasaltarporlaventana?No,nadadeeso.Supapá,quesubíalasescaleras,seencontróconunmuchachoasustado,quese llevaba lamanoalcorazón.Yaen laclínica,Daniel entró en un estado letárgico. Viéndolo en la camilla de la sala deurgencias, en un sopor profundo, negros los labios por el tratamiento concarbónactivado,penséqueasí severíaa lahorade sumuerte.Estaveznofue,medije,mientrasobservabaelmonitorquemedíasussignosvitales.Ynopudedejardepreguntarmecuándo.

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III.Lacuartapared

Todoentenderesunmalentendido.

IMREKERTÉSZ

Elsuicidioesunaconfesióndefracaso.

A.ÁLVAREZ

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JeanAméry,seudónimodeHansMayer,quiensematóconunadosisdebarbitúricosenlaprimaverade1978,enSalzburgo,escribióensuhermosolibroLevantarlamanosobreunomismo:«Cadavezquealguienmuereporsupropiamanoointentamorir,caeunveloquenadievolveráalevantar,quequizá, en elmejor de los casos, podrá ser iluminado con suficiente nitidezcomoparaqueelojoreconozcasólounaimagenhuidiza».

El textoes ambiguoperopodríamoshablardeunprimervelo, elquecaefrentealosojosdelsuicida,veloquemásbienmefigurocomountelónoscuroypesadoquehacelasvecesdelapalabrafin.

Pero hay otro velo, más leve pero sin duda también atrozmenteperturbador:elquecaefrentealosojosdelospadresoloshijosoelcónyugeo,enfin, frentea losdolientesdelquesehaquitadolavida.Atravésdeélsólo vemos sombras; y cuando, al aguzar la mirada, creemos estar yaenfocandounarealidadprecisa,estacambiaosedesvanece.

Comoenlapérdidaamorosa,despuésdelsuicidiodelapersonaqueridalamentevuelveunayotravezsobreelhechomismo,siempreenvilosobreunabismodeansiedadydesconcierto.Porqueenelcorazóndelsuicidio,aunenloscasosenquesedejaunacartaaclaratoria,haysiempreunmisterio,unagujero negro de incertidumbre alrededor del cual, como mariposasenloquecidas,revoloteanlaspreguntas.

Miprimera reaccióndespuésde lamuertedeDanielha sido tratardecomprender. Los que están a mi lado, tal vez más sabiamente que yo, secontentanconaceptar.Asíes.Fue.Sucedió.Fuelaenfermedad,dicen.Peroyoséquehabíaalgomásalládeltrastorno:unalucidezsuficientecomopara

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querermorir.Quisiera poder saber—aunque no sé bien para qué— cuántoduró su vacilación, de qué magnitud fue su sufrimiento, qué opcionescontempló,cuándoempezóaestrecharseelcerco.

TratandodeconocerquépasabaenlacabezadeDanielensusúltimosdías,vamosenNuevaYorkdondelamédicaqueloatendióenelúltimomes.Es una mujer joven, de ademanes suaves, que nos recibe con evidentenerviosismo.Tienemiedo,talvez,deenfrentarseaunospadresiracundos,aunademandaenelpeorde loscasos.Podría serasí,yaqueallímismonosenteramosdeque leaconsejódisminuir ladosisde suantipsicótico,aunquenuncapidiólahistoriaclínicadesupacientenisabíacuálerasudiagnóstico.Para ella lo único extraño era que nuestro hijo tomara unmedicamento tandelicado, cuando era «un muchacho bastante normal, con signos leves deparanoia,sí,peroningúnotrosíntomaenverdadgrave.Unchicopreocupadoporsufuturoprofesional,porlasjovencitasdesuentornoyporelamor,coninquietudestotalmentepropiasdesuedad».Susuicidiolahadejadopasmada,desconcertada.

Cuando constata que sólo está ante una pareja llena de congoja quetratadeallegardatossobrelosúltimosdíasdesuhijo,sedesarma.Apartirdehechos que va sabiendo por nosotros mismos, nos explica que la llamada«tormentaperfecta»quepotenciaelsuicidiorequieretresfactores:unofísico(enestecaso laenfermedad),unosubjetivo (¿talvez la sensación íntimadefracaso?) y uno social (quizá lo que A. Álvarez describe como «[…] lainsufrible amenaza del examen público»). Unas semanas más adelante, enBogotá,sumédiconoshablade«lacuartapared»,esaqueelsuicidalevantafrenteasusojosparareafirmarseensusensacióndeatrapamiento.

Apartirdeahí,enun intentoporcomprendercómose tejió la reddeeventosqueterminaronporlanzarloalamuerte,tratodeguiarmeatravésdellaberinto aferrada al hilo de las últimas decisiones de Daniel. Y elrompecabezassevaarmandoantemisojos,aunquedesdeyapuedoanticiparquequedaránfaltandoalgunaspiezas.

Aquel 19 de enero de 2010 en que Daniel se tomó todos susantipsicóticos, frente a su cuerpo inconsciente formulamos al psiquiatra lapreguntamás ardua: ¿es posible, después de lo sucedido, que él se vaya aestudiarfueradeColombia?

Hasta ese momento hemos sido testigos de su enorme y continuoesfuerzoporconseguir loquesueña:hacerunamaestríaenunauniversidad

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dealtonivelenlosEstadosUnidos,comosushermanas,comomuchosdesuscompañerosdecolegioydeuniversidad.Lohemosvistoestudiardías,nochesenteras,parapresentarlosexámenesdeconocimientos,yluegoenfrentarseasimulacros agotadores frente al computador, en completo aislamiento ysometido a las fuertes exigencias de tiempo que las pruebas le demandan.También lo hemos visto llenar formularios, recoger certificados, gestionarrecomendaciones con sus profesores, escribir sesudos ensayos sobre temasespecíficos, armar de manera meticulosa su dossier de artista, atenderentrevistastelefónicaseninglés,investigarsobreelcurrículo,posibilidadesdevivienda,becas,préstamos.Durantemesesestehasidountemafundamentalen nuestras conversaciones. Irse. Especializarse. Quedarse a vivir en losEstadosUnidos,enNuevaYork,unaciudadplural,quetoleralodiverso, lodistinto,quenorotulaniseñala.

Insistimos: después de este intento de quitarse la vida ¿podrá Danielseguir persistiendo en su sueño? ¿Podremos nosotros tener un mínimo detranquilidadcuandovivalejos?

Estamos pendientes de la respuesta de este hombre al que estamosagradecidos,alqueperdonamossufrialdadysudistancia.

—Claroquesí—dice—,Danielserátotalmentecapaz.

Cadavezque llegabaunacartadeaceptacióndeunauniversidad—yllegaroncuatro—habíaenlacasaunapequeñacelebración.Tambiénlahuboeldíaqueleanunciaronqueunpréstamolehabíasidoconcedido.Sí,Danielserácapaz,medecíacadanochea lahoradedormirme,pero sintiendounaopresiónenelpecho.Élnomeocultósumiedo.Anticipaba lasdificultadescotidianas, la precariedad en que tendría que vivir, las altísimas exigenciasacadémicas,elrigordelinvierno.Sindecirnosnadaseinscribióenuncursodecocina,alqueasistíaenlasnoches,despuésdeltrabajo,yenlasmañanasde los sábados. Verlo llegar rendido pero satisfecho de haber aprendido ahacer un pescado o una ensalada no dejaba de conmoverme. Así es él,pensaba enternecida, estricto, perfeccionista, siempre adulto, desde quesiendounchiquitíndecincoañosdejabasuuniformeextendidosobrelasilla.Entonces,dolidayadeantemanoporlaseparación,lepasabalamanoporelpelo,lerozabalamejilla.Ycuandoeldíadelviajefueyapróximo,nosdimosaladifíciltareadeescogerloquellevaríaensusmaletas.Paraelverano,parael otoño, para el invierno. Por si acaso una corbata y un traje formal.Calzoncillosnuevosybotarlosviejos.Nomásdeseispantalones.Dospares

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de tenis, unas botas, los zapatos negros, las pantuflas peludas. ¿Y estachaqueta?Muypesada.Peroelotoño.Llevaelcortavientos.Ylibros:hayqueescoger.Nomásdediez,losfundamentales.

Ay,Dani: ya sé que a esta casa no volverás. Ymejor no vuelvas enañosaestepaísdeincertidumbres,allátodoserámásfácil.

Peroestosóloeranpensamientossecretos,porquealladodesuilusiónpodíaver cómoel temor lohacíapalidecer de repente.Serás feliz.Tendrástodos los museos a tu disposición. Quizá hasta te cases por allá. Pero noolvidesquejamáspuedesdejardetomartumedicación.

Unas dos semanas antes del viaje revivo la idea de que ÓscarMonsalve,elamigofotógrafoquehahechomisretratosalahoradepublicarmis libros, lehagaaDanielunasbuenas fotografías.Quiero tener imágenessuyas que no sean lasmuy regulares de nuestros viajes de vacaciones o denuestras fiestas familiares.Cuando lecomentomiplan,Daniel sonríe, entreextrañado y complacido. Pero Óscar no contesta ni en su casa, ni en suestudioni tampocomiscorreoselectrónicos.Losdíasvanpasandoyyomeresigno, pensando que quizá estará de viaje en Tanzania o Mozambique.Después de lamuerte deDanielme entero de queÓscar, que ha aparecidopara darme sus condolencias, simplemente ha cambiado sus teléfonos y sucorreoelectrónico,endesdichadacoincidencia.Seráélelquemehagaunosmesesmás tarde el registro gráfico de su obra para el libro que preparo enconmemoracióndelprimeraniversariodesumuerte.

Yahíestamosya,enNuevaYork,tresmadres,comprandounescritorioenIkea,untapeteporqueeldelcuartoestállenodemanchasasquerosas,unalamparita,unaaspiradorademano,mientrasDanielvael lunesal cocteldebienvenidaenColumbia,yelmartesalainducción,yasusprimerasclaseselmiércoles.Todasmujeresysólotreshombres,nosanuncia,conunasonrisa.Quéraro.Mejor,Daniel,asíserásunconsentidocomolofuisteenParís.

Llega elmomento de la despedida.Estoy enseñada a su frialdad a lahoradedespedirse,comosi temieraqueunabrazoloderrumbara.Peroestavezsientotodosucuerpotemblarcontramicuerpo,comosifueraaecharseallorar. Disfruta, lindo, esta ciudad maravillosa. Disfruta el verano. Y noestudiesmásdelonecesario.

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Al regreso, Daniel se convierte en un vacío en mi estómago, endesasosiego,ennostalgia.Escribo,entonces,unpoema,quevaaresultartanpremonitorio que luego será leído el día de su funeral. Lo titulo«Desgarradura»:

Otravezsalesdemí,pequeño,misufriente.Otravezmirastodoconmiradareciente,yllenastuspulmonesconelairegozoso.Yanolloras.Elmundo,demomento,noteduele.Todoestibioestavez,cariciapura,comounaprolongadaprimavera.Ignorasmiúterovacío,misangrado.Desconocesqueelgritodedolordeparturientavahaciaadentroyseasfixia,sofocado,paraquenotrastorneelsilencioquerondaporlacasacomounamoscaazulresplandeciente.Mismanosyanopuedencobijarte.Sólodecirteadióscomoenlosdíasenquealgirar,ansioso,tucabeza,misonrisaseabríadetrásdelaventanaparaencenderlatuya.Cuandotodoerasencillotranscurrir,noherida,nientrañaexpuesta,nidesgarradura.

Es un poema que hace parte de mi libro Explicaciones no pedidas.Mesesdespués,cuandosalealaluz—yaDanielhamuerto—,unaamigamehacenotarqueenotrosdesustextosmencionoahombresquesaltandesdesuventana.

Enlaliteraturamédicahayundatoquetodoslosespecialistasrepiten:elgrandetonantedelasenfermedadesrelacionadasconlaesquizofreniaeselestrés. No tenía eso claro mientras Daniel vivía conmigo en Bogotá—losmédicos que lo trataron se negaron siempre a pasar de tres palabras con lafamilia—perosemehacepatentearaízdeunaprimeracrisisenNuevaYork.

Fueenoctubre,dosmesesymediodespuésdesullegada.Danielcursaseis materias —una sola de las cuales es pintura— y, según nos informaRenata,un tiempodespués se siente agobiado,no sólopor la enormecargaacadémica, sino porque empieza a comprender que se ha equivocado en suelección: Administración Artística. Fuimos varios los que, a la hora depresentarsea lasuniversidades,pusimosendudaqueesafueraunadecisión

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acertada.¿Porqué,Daniel,sieresunartista,vasaestudiareso?,ledecíayoytambiénalgunosdesusprofesoresyamigos.PeroDaniel,segúnmeexplicódespués el doctor E—quien siempre le insistió en que él era ante todo unpintor—, tenía buenas razones: a su mente perseguida por miedos yobsesionesnoleconveníaunfuturodedíassinhorario,queleofrecieranlalibertadpropiadelavidadeunartista,elcualsedebeasudisciplinaydebeoptarporlasoledad.Amímeconvienelarutina,unjefe,untrabajoimpuestodesde fuera, que me amarre a un ritmo, a unos deberes, a un proceso deconcentraciónynodedivagación,medijoalgunavez.Peroademás,unodelos terrores que lo obsesionaban era el de la escasez. Ya nadie comprapintura,mamá,medecía.¿Dequévoyavivir?

Qué difícil escapar a la ortodoxia, a los caminos trazados por unasociedad que determina cuáles son las formas del éxito. Transitamos casisiempreporvíasestrechas,buscandounasupuestacoherencia,asustadosporelcaosoeldiletantismo.Comomaestraquehesidodurantetreintaaños,meha tocado ver cómo muchos muchachos talentosos ingresan a hacer susmaestrías, sus doctorados, ¡sus posdoctorados! en Ciencias Humanas o enArte,ypasanlosdiezañosmásbellosdesuvidaadquiriendoconocimientosypresentandopruebas,paradespués regresara suspaíses tercermundistasabuscar desesperadamente un trabajoque les permita pagar la enormedeudacontraídaporsuspadres.Muchosdeellossígananluegounpobresueldoqueapenas les permite sobrevivir. Aun así, lo que se me ocurría era alentar aDanielaestudiarArtes,asecas.

¡YpensarqueChattertonseenvenenóporquenopodíaganarselavidaescribiendo, y que Van Gogh no vendió nunca sus pinturas, que eranconsideradasextravaganciassinvalor!

Apenasdosmesesdespuésde ingresara laUniversidaddeColumbia,Danielcomprendequehadadounpasoenfalso,peronoseatreveaecharseparaatrás.Persistirá.Entoncestodosucuerporeacciona:unagripalotiraalacama,loenciendedefiebre,lellagalagarganta,loslabios,elpaladar,hastaelpuntodenopodertragar.EnunamadrugadaRenatadebellevarloaurgencias.Apenassuperadoeseprimertrance,DanielmismoveveniralGranMonstruo.Alcanza a pedir auxilio, a acudir a los servicios psiquiátricos de la

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universidad, a decidir que debe abandonar las sesiones terapéuticas quedurantelatransiciónhamantenidoporinternetconsumédicoenBogotápararemplazarlasporlasdeunmédicolocal.EntoncesencuentraenNuevaYorkal doctor R, que de acuerdo con su psiquiatra en Bogotá le aplica untratamientodechoquequealetargue lasvisionesparanoicasqueempiezanaemerger en su cabeza. Daniel duerme profundamente. Durante tres díasapenas se levanta al baño o a comer algo. Ahora también sabe que losdemonioslopersiguenencualquierpartedelaTierra.

En octubre, el dilema de la familia es atroz: ¿debeDaniel regresar acasa?Yoopinoque no es del casoque vuelva, acobardado, triste, vencido,despuésdeunabatalladeunañopara llegar adondeestá, avivir comounhijo de familia, a ser maestro de adolescentes, a resignarse a no hacer unestudiodeposgrado.Ni siquiera leplanteamosesaposibilidad.Él—muchodespuéslosabréporsushermanas—contempladevolverse,hacecuentasdecuánto dinero le devolverían, pero no se atreve a tomar la decisión. Lesugiero,muysuavemente,quecontempleuncambiodecarrera,concentradoenelestudiodelarte,peroélafirma,desafiante,quenuncavolveráapintar.Adivinoquetienerabiacontrasímismo.

Daniel pasa a ser tratado ahora, pues, por un nuevo terapeuta. Unosmeses más tarde va a conseguir una novia. Parece bien, asiste a fiestas, aconciertos, a los museos. En Navidad su papá y yo vamos a verlo: loliberamos del pollo frito y de las hamburguesas llevándolo a buenosrestaurantes. Luce muy guapo con su nueva chaqueta de invierno. No losabemos, pero ha impreso unas tarjetas con un diseño suyo, lleno desofisticación, que encontraremos en su clóset después de su muerte y quedicen:

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El futuro parecía encerrar entonces una promesa. Cuando nosdespedimosdeél,conunabrazoyunbeso,nosabemosquenovolveremosavernos.

¿Cómovatodo,Dani?Lacaraqueveodetrásdelapantallaesbozaunasonrisa que alegra por un momento su semblante desalentado: «Difícil,difícil». Algunas asignaturas son tremendamente áridas: leyes de EstadosUnidos,mercadeo,contabilidad.¿Contabilidad,Dani,quéesesehorror?Sí,debe tomarla en otra facultad, posiblemente en Economía, con estudiantesmuy adelantados. Renata, que revisa el inglés de sus trabajos, dice quedesmejoranenformanotable.Mepregunto,conhorror,siDanielpuedeestarperdiendocapacidadescognitivas.Quizáeraladroga,meexplicaeldoctorEdespués de su muerte. Tal parece que su nuevo terapeuta no le regulaperiódicamenteladosis,comohabíasucedidosiempre,sinoquelomantieneconunabastantealta.

DanielsequejaanteRenata—jamásantenosotros—desueño,defaltadeconcentraciónenlalectura.Aunasísusnotasnosonmalas.Peromientrascursasusegundosemestrehaaparecidounaexigenciamás:enelveranodebehacerunapasantíaenunmuseo.Empiezaarepartirhojasdevida,pequeñosensayos que deben justificar su aceptación en razón de sus intereses y susconocimientos. MoMA, Guggenheim, Whitney, El Museo del Barrio. Enfebrero omarzo—no lo sé bien, lamemoria siempremiente— termina demanera abrupta con su novia, como ha hecho con otras en ocasionesanteriores. Se ve —nos cuenta Pamela, su compañera de apartamento,semanas después de sumuerte— apesadumbrado y silencioso. Llegan una,dos,trescartas,negandolaposibilidaddelapasantía.Tambiéndebepresentar

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el tema de su trabajo final. Escoge hacerlo sobre el Museo Nacional deColombia,sumisión,susobjetivos.Elterapeuta,quelocitasólocadaquincedías,lerecomiendaquelebajealestrés.Sugierequehagalacarreraencincosemestres y no en cuatro. Daniel nos consulta sobre esa decisión, que traeconsecuencias económicas considerables, y nosotros, conscientes de lasimplicacionesdeunno,ledecimosqueporsupuesto,quevayatanlentocomonecesite. Pero la universidad lo hace desistir: esmuyposible, le dicen, quemigraciónnolerenuevelavisaysuesfuerzodedosañosquedetotalmenteenelaire.Entoncesdeberátomar,ademásdesupasantía,siesquelaconsigue,trescursosenelverano.Seinscribe.Ycomienzaaestudiarparalosexámenesde finde semestre.Contabilidad.Durahoras trabajandopor internet con supapá,tratandodeaclararconceptos.

En una de nuestras conversaciones me cuenta que su psiquiatra, queúltimamentehavenidollegandotardealassesiones,noacudióalacitaeldíaanterior.Muyafectado,haresueltonovolver.NosalarmamosyhablamosconRenata:¡PorDios,hayqueconseguirleunremplazo!Ellanoscuentadíasmástardequeelmédicolohallamadovariasvecesparaqueregreseaterapiaperoqueélnolehacontestadolasllamadas.

Dos semanasmás tarde logra una cita con la doctora C, aquella quenunca tuvo en susmanos la historia clínica.Pareciera que todohavuelto aestar,relativamente,bajocontrol.Sinembargo,veintedíasdespués,eljueves12demayo,amediodía,DanielentraalexamendeContabilidad,examinalaspreguntas,sedacuentadequenoentiendenada,queestáconfundido,comosi no tuviera lucidez, y en un rapto de impaciencia abandona el salón sincontestarlaspreguntas.

Sonloshechos.Mirosulindatarjeta,diseñadaporél:M.A.Candidate.Elfuturoyanoparecíaprometernada.

Esemismojueves12,enlamañana,mehabíanllamadomuytempranodeCasadeAméricadeEspañaaanunciarmequehabíaganadoelPremiodePoesíaAmericana.Lorecibíenlaamargacamademiconvalecenciareciente,con una felicidad que atenuó mis dolores, y por supuesto los primeros ensaberlofueronmimaridoymishijos,incluidoDaniel.Fueamediatarde,porunallamadaquerecibídeRenata,quemeenterédequeestehabíafalladoenelexamendeContabilidad.Eseamargocontrasteentreeléxitoobtenidopormíysufracasomehizodolerelalma.Meesforcé,cuandologrécomunicarmeconél,enminimizarelhecho,enburlarmedelaContabilidad,enhacerlever

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queniaunasí ibaaperder lamateria.Volvía repetirle,con la intencióndeanimarlo, que él era ante todo un artista, un pintor, un dibujante. Me oyóserio,seco,sinconvicción:sindudasuperfeccionismo,lasexigenciasquesehacíaasímismo,habíandesatadoenélunafrustraciónprofunda.Entonces,enunúltimoesfuerzoporsubirleelánimo,lehiceunapropuestaquenacíadeunainiciativadeRenata:quecomolosdosestabancansados,fueranahacerseunmasajeenunspaporcuentadelpremio.VealmejorspadeNuevaYork,queahorasoyrica,ledijebromeando.

Esa misma noche Daniel fue a tomarse una cerveza con sus doscompañerosdeapartamento.Pamelaloviotriste,desalentado,ylerevolcóelpelo, lehizobromas, lerecordóqueesefracasonoeragrave.Peroyasehadesatado enDaniel la tormenta perfecta. A las once de la noche, una horadespués de haberse encerrado cada uno en su cuarto,Daniel sale del suyo,tocaalapuertadePamelayentraconunasonrisa,ledaunfuerteabrazoyledicegraciasportodoconvozemocionada.Esunadespedida.

Daniel y su hermana pasaron toda la tarde del viernes, primero en lapiscina,luegoenelsauna,ydespuéscadaunorecibiendosumasaje.Renatamecuentaqueestuvieronhablando,conlamayornormalidad,desuposiblepasantía,deloscursosdeveranoydealgunasotrascosasdesufuturo.Peroque a la horade la cena, hechapara recibir aCamila, que llegaba aNuevaYorkconsietemesesdeembarazoatomarsusúltimasvacacionesverdaderasantes de hacerse madre, lo vieron muy cansado y abstraído. A esa mismahora, cuando le pregunté por teléfono cómo había estado todo, Daniel semostrómuysatisfecho.Antesdecolgarañadiógracias,mamá,porelmasajecon una voz tan insólitamente llena de ternura que me puso al borde delllanto.Miniñodesvalido,pensé,taninjustamentetratadoporlavida.LaVidaque,segúnpalabrasdeKertész,notienenexoalgunoconelsentido.

Améryusa,envezde«fracaso», lapalabraéchec,un términofrancésquelepareceelmáspreciso.Nosdicequeelsuicidamirahaciaatrás,haceunbalance, ve su pasado como algo infame, y «suma todos los fracasos de suexistenciaenelsentimientodeléchec».

Elsábado,cuandorecibíelavisodequeDanielseestabasintiendomaly aceptaba ir a una clínica, recuerdo que se me arrugó el corazón y que

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después de darle la noticia a Rafael le dije, exactamente, estas palabras:vamos a tener que ir pensando que Dani no va a acabar bien. Faltabanapenasdoshoraslargasparasumuerte.Entoncesmesentéenmimullidosofáde siempre, donde paso muchas horas leyendo, y recordé un cuento deRaymond Carver, «Parece una tontería». Y algo dentro de mí produjo unpensamientoenaparienciaabsurdo:mevaa llegar lacuentadelspacuandoDaniyaestémuerto.

En«Pareceuna tontería»AnnWeissva a encargarle al pastelerounatortaparasuhijoScotty,queallunessiguientevaaestardecumpleaños.Peroesemismoluneselniñoesatropelladoporuncoche,ypocodespuéspierdeelconocimiento y es llevado al hospital. Cuando su padre vuelve a la casadespuésdehorasdevigiliaalladodesucama,seencuentraconunallamadadel pastelero: «Tenemos un pastel que no han recogido».El padre contestaque no sabe nada de unpastel.Esta llamada se va a repetir de unamaneracada vez más absurda y siniestra mientras los padres hacen turnos en elhospital:elpastelero,queyanoseidentifica,hadecidido,porlovisto,hacerbromas macabras para tomarse una pequeña venganza. Finalmente el niñomuere.El cuento termina cuando los desoladospadres, después de adivinarquiéneselcanallaquelesrecuerdaaScottyenllamadasahorasinsólitas,lovisitanensupasteleríaenhorasdelanoche.Unfinalinquietante,desolador,poético.

¿QuémehizoanticiparlamuertedeDanieldeesamaneracontundente,brutal?Algunos dirán que el vínculo entrañable, el nexomaternal que creaunacomunicaciónquepuede rebasar las fronterasde tiempoyespacio. (Dehecho,algunapersonacercana,proclivealpensamientomágico,meaconsejó,cuandomeviodoloridaporelviajedeDanielaNuevaYork,queloabrazaraen ladistancia, loacariciara imaginariamentey loconsolaradesusposiblespesares.Yesohicealgunasveces,comolosdesesperadosqueenbuscadelosseresdesaparecidosacudenachamanesoamédiums).Creo,encambio,queunaempatíaprofundaconmihijomehizosaberquenoresistiríaotracrisis,quesucansanciodespuésdeochootalvezmásañosdeluchaerainsuperable.

Danieldurmió lanochedelviernesenel apartamentodeunvecinoyamigodeRenataqueestabadeviaje.Elsábadobajótempranoadesayunary

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todoslonotaronabstraído,perolaexplicaciónquedioeraqueestabarendidode cansancio.Mientrasmis hijas salieron a llevar a una clase de español aMiranda,minietade tresaños, él seduchóy salióa tomarel trenhacia sucasa.CuandoRenataseenterólollamó,preocupada,yDanielledijoquenose sentía bien, pero que iba a descansar un rato y que hablaban en la tardepara ir al concierto. Mis hijas se angustiaron. A una segunda llamada deCamila,quelepreguntósiqueríaquelollevaraalhospital,respondióquesí.Ya había llegado a su apartamento del Upper East Side. «Ya vamos porusted», le dijo Renata. De Brooklyn a Manhattan se demorarían mínimocuarenta y cinco minutos. Fue entonces cuando me llamaron, cuando meenterédequeestabamal,cuandodijequedebíamoshacernosalaideadequesufinalnoibaaserbueno.Alas12:45,porSkype,leescribí:«Daniel,¿estásahí?Lindo,nodesesperes,yavantushermanasporti».Nopodíasaberqueaesahora,1:45deNuevaYork,yahabíasaltadoalvacío.Porlovisto,aDanielnolealcanzaronmisabrazos.

¿Cuántas maneras hay de suicidarse? ¿Hay unas más dulces, másestéticas,más románticasqueotras?Lashay repulsivas,como ladelqueseahorca—quenotieneencuentaalpobremiserablequedescubriráelcadáver—,o torturantes,como ladelquese tomaunveneno:Lugones,que ingiriówhiskyyarsénicoparamorir, tuvotalesconvulsionesqueelcatreenelqueyacíasedesplazódeunladoaotrodelaescuetahabitacióndehoteldondesealojaba.Lashay tambiénabsurdasydolorosasa lavez,como ladelqueseautodegüella,oladelquemueredándosecabezazoscontralasparedesdelacelda.Yorgullosasyrodeadasderituales,comoladeMishima,quesehizoelharakiri delante de la tropa japonesa. Y hay muertes dulces, según dicen,comoladelquesehundeenlanieveymuereporcongelación,oladelqueenciendeelmotordesuautomóvilenunrecintocerradoymuereporasfixia.Elmásasépticodelossuicidiosestalvezeldelqueingiereunacantidadtaldesomníferosquesehundesilenciosamenteenunaoscuridadsinorillas.Yelmásestético,aunquenomenosatroz,eldeaquelqueentraenelaguaconsusbolsillosllenosdepiedras.

Uno de los autores que leo recuerda, no obstante, que a veces no sepuede escoger cómo morir. Que el soldado usará su arma, y el médico elbisturí,yelfarmaceutaunadosisdebarbitúricos.LamuertedeDanieldebióserporimpulso,pienso,puesparaserunapersonatandelicadaypacíficaelsaltoalvacíoresultamuyviolento.Perotambiénmuyefectivo,sobretodosi

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setieneelcorajedesubircorriendohastaunsextopisoytomarimpulso.Elsuyo es un suicidio drástico, que no apuesta ni por un momento a lasupervivencia.

El examen forense reveló,dosmesesdespués,quenohabía trazasdemedicaciónenelcuerpodeDaniel.Comprendemos,peronodeltodo.¿DejóDanielde tomarseelantipsicóticocomounamedidaprácticaparavencerelsueño y el aletargamiento en la temporada de exámenes? ¿O lo hizo porrebeldía,paraprobarse,porquesesintiódefinitivamentederrotado,paratentaralamuerte?Danielalcanzóetapascompletasdenormalidad,deplenitud,defelicidad,mediceeldoctorE,lapersonaquetalvezmejorloconocía.Peroaldejar la medicación sus pensamientos se disocian, se alteran. Vuelvo aBarnes:«Yo,oinclusoYO,noproduzcopensamientos;lospensamientosmeproducenamí».Enotraspalabras,yosoymicabeza.Ahíresidelaintegridadde mi personalidad, lo que soy. Pero ahora mi personalidad está dividida.Estoy habitado por otro, y ese otro recuerda, desgraciadamente, al que enverdad soy.Nopuedo serni unoniotro.Sindroga, no soyyo.Condroga,dejodeseryo.Yomismosoylacuartapared.

Es verdad que a veces me duelo de mí misma, que sucumbo a laautocompasión,peroelGranDolorquemeagobiaeselquenacecuandomepregunto cuánto sufriríaDaniel a lo largode susúltimosmeses, pero sobretodoensusúltimashoras.Mepreguntosihubounaluchadentrodemihijoantes de tomar la decisión final. Es fácil pensar que en aquel mediodíaalucinaba. Estoy seguro de que fue un suicidio de los llamados decortocircuito,mediceelpsiquiatra,unsuicidioporimpulso.Peroelsuicida,poralienadoqueesté,nopierdetotalmentelaconcienciaquelohacehumano.YDanielno sólo tuvo siempreunpie en la realidady la lucidez, sinoque,comodiceA.Álvarez,«porimpulsivoqueseaelactoyconfusoslosmotivos,cuandoalfinunapersonadecidequitarselavidahaalcanzadociertaclaridadpasajera».Piensoenqueeldíaanteriorasumuerte,sumergidoenlapiscina,hablóconRenataconlasensatezdeunapersona«normal».Enqueesamismanochemedioaquellasgraciasconmovidas.Piensoenelreloj,labilletera,eliPod y el teléfono puestos con cuidado sobre el escritorio, en su chaquetacolgada sobre el respaldo de la silla. Y trato de imaginarme los veinte o

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treinta minutos en que estuvo solo levantando la cuarta pared de sudesesperanza.

¿De qué tamaño es el dolor del que se despide de símismo?Danielamaba su cuerpo, lo cuidaba, lo llenaba de mimos, lo vestía con esmero.¿Sintiódoloral saberque loabandonaba,quese abandonabapara siempre?Pero Daniel también debía odiar aquel cuerpo que lo traicionaba, que loagredía,que loexponíaalmiedo, a la confusión, aldelirio,yquede formasolapada lo hacía diferente a los otros, frente a los que se veía forzado arepresentarserenidadycordura.Ymuchasvecesdebióodiarlavida,esaquetantoamaba,porhaberloescogidoaél,precisamenteaél,parasacrificarlo.

Yanotendríaqueenfrentarresponsabilidadesagobiantes.Yanotendríaque guardar un secreto, ni sonreír de manera forzada, ni tendría que serexitoso a pesar de sentirse lejos de todo o temeroso de todo, cansado,confundido, abatido por saber que estaba condenado para siempre. Ya notendría…

Comprender de qué magnitud sería la liberación quizá le dio la pazmomentáneaylafuerzaparaabandonarseyabandonarelmundo.Dicenqueasícomoeldolor físicoextremopuedehacerperderconcienciadelespíritu,asíeldolorespiritualpuedehacerqueolvidemoselsufrimientodelcuerpo.

Quiero pensar, como el médico, que Daniel no dio conscientementeesasbatallas;quieropensar,conRenata,queDanielnosaltósinoquevolóenbuscadesuúnicaposiblelibertad.

Pororgulloporrabiapormiedoporfaltadefeensímismoporvalentíaporvergüenzaporcortesíaconlosdemásporenajenamientopordesesperanzapordesencantoporodioasuspropiaseleccionesporfrustraciónporamoralapinturaporodioalapintura

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pordignidadporterroralfracasoporque,comodiceSalmanRushdie,«Lavidadebevivirsehastaqueno

puedavivirsemás».

Todosuicidioencierraunmensajeparalosquesedejanatrás.Losquelo quisimos no sabremos jamás hasta dónde cupimos en sus últimospensamientos,niquépalabraalcanzóamusitarparanosotros.ReleoloschatsenSkype:mamá,noestés triste, diceDaniel, cuandousounemoticónparamostrarlemipreocupaciónporqueleestáempezandounacrisis.

Yo lo amaba, lo cuidaba, de esa manera elemental y sin embargoentrañableenquelasmadresamamosycuidamosanuestroshijos:Dani,nobajes las escaleras enmedias. Te encargué el libro porAmazon.Mejor nolleves el carro. Te traje vitaminas. Ponte bufanda, no sea que te resfríes.¿Quieresunsánduche?Nodejesdecomerverduras.Siquieresyoteayudoarevisareltrabajo.¿Tehagounmasaje?

Pero ningún amor es útil para aquel que ha decidido matarse. En elmomentodefinitivo,elsuicidasólodebepensarensímismoparanoperderlafuerza.Incluso,unadelasrazonesparaescogeresefinalesquenuestrocariñolepesedemasiado.

Llámenme para el concierto de la tarde. Esas palabras deDanielmehacen saber que la vida fue una opción para él hasta el último momento:mayo y sus lluvias y el adiós al invierno y sus jardines florecidos. Yenseguidaelverano,consuagitaciónenlacalle,losconciertos,losviajesalaplaya. (Sin embargo leo que, según las estadísticas, los suicidios másnumerososocurrenenmayoy junio,esosmesesqueparecieranser losmásvitalesyalegres).

Peroenlapeleaquediolaluzconlassombras,estasganaron.Cuandomishijasquisieronhacerelcrucequellevabaasucasa,hastadondecorrieronparasalvarlo,seencontraronconlacalleacordonada.Comosiempre,todoenlavidaesunacuestióndetiempos.

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Dice Kertész que inmediatamente antes de morir, en la cara del queagoniza aflora «un repentino asombro. […] Entonces se entera de algo, dealgo irreparable…». ¿Afloró en el rostro deDaniel ese repentino asombro?Comoparaaliviarlo,perotalvezparaaliviarme,haydíasenquehagovenirlaimagendemihijohastadondeyoestoy,paraabrazarlo,darleunbesoen lafrente,acariciarsucabezacomohicecuantasvecespude,ydecirlealoídoquesuopciónfuelegítima,queesmejorlamuerteaunavidaindignaatravesadaporelterrordesaberqueelyo,queestodoloquesomos,estáhabitadoporotro.

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IV.Elfinal

Hoymeacuerdodetusmanosdeturisaydetusojosqueséquefuerondostruenosyahorasondoscielosrotos.

Cancióndecuna(coplaflamenca)

[…]Porfavorvuelve.Porfavor,existe.Peronoocurrenada…

MARYJOBANG

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Vivirunduelo:unaexperienciahastaahoraparamídesconocida.Sehaescritoysehaestudiadotantoalrespectoqueparecieraquetodosentimientooreacciónestáyacatalogado.Hayetapas,dicenlosquesaben,ciclosqueelcerebroexperimenta.

Tomo notas, me observo. Ahora sé que el dolor del alma se sienteprimero en el cuerpo. Que puede nacer de improviso, en forma de unrepentinodesaliento,deunaleteoenelestómago,denáusea,de temblorenlas rodillas, de una sensación de ahogo en la garganta. O simplemente delágrimascalientesqueacudensinllamarlas.

(Essentimientopuroalbergadoenlaamígdala—medicemiterapeuta—quesurgesinnecesidaddepensamientoasociado).

Sé que en determinados momentos mi dolor me acerca a la locura.Tambiénhaybrevísimosinstantesdelucidez,decomprensión:no,Danielnovolverájamás.Escomosiestapalabraafectaraunapartedemicerebro,quehace que me abisme a un estado desconocido, imposible de describir conpalabras exactas. Un estado similar a aquel que en mi niñez precipitó eldescubrimiento del concepto de eternidad, y que cuajaba en mi mente enforma demetáfora: unmar negro, infinito, sin orillas, queme producía talterrorquesentíanáuseas.

Sétambiénquepodemospermanecerserenosantelafotografíadelserquehemosperdidoyunosminutosmástardeecharnosallorarconelsabordeunplatoquenoslorecuerda,osimplementeconelzumbidodeunasierraenmitaddeunatardesilenciosa.Quetememosolvidarlavoz,elolor,quiénsabesielrostro.

Y que no hay un dolor más solitario. Escondo mis lágrimas, no porvergüenzadellorarenpúblico,sinoporquenoquierotraspasaramispadres,

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a mis hijas, a mi marido mis raptos dolorosos. Y porque ninguna palabraexpresaríaverdaderamenteelsentimiento.

Pasanlosdías,lassemanas,ynossiguepersiguiendounasensacióndeincredulidad, de estupefacción. Renata tiene un pensamiento persistente:Daniel va a llegar hasta su puerta y le va amostrar su desconcierto, entreenojadoytriste,porquelohandespojadodesucasa,desuropa,desuslibros.¿Quiénsehaatrevidoahaceresodurantesuausencia?

Mientrashagouninventariodesuobraparaellibroqueregalaremosanuestrosamigoseldíadesuaniversario,haymomentosenlosquenosésisetratadecarboncillo,ografito,olápiz.EntoncessemeocurrequetengoquellamaraDanielporquesóloélpuederesolvermeesaduda.

En mí persiste la sensación de que esta es una situación provisoria,circunstancial.Sientoquealgoestáporsuceder,quealgotienequepasar.Yde pronto comprendo: lloro y nada pasa. Leo y nada pasa. Escribo y nadapasa.

No,esoqueesperonovaapasar.

Aunasemanadesumuerte, tengounprimersueño:veosolamente lacaradeDaniel,comoenuncloseup,detrásdeunvidrio.Estádormido.Ledoygolpesalcristal,unpocoparaquesedespierte,unpococomoazotándolelacara,castigándolo.Derepenteelplanoseabreymedoycuentadequeloqueveoesuncuadroconsumarco.

Delasimágenesdelsueño,muyobvioensusimbología,meimpresionaantetodolaasepsia:lacaradeDanieltieneelcolorylalozaníaquetuvoenvida.Yelcristalnosóloloseparademísinoqueloprotege.Estotienequever, me digo al despertar, con que nunca vi los destrozos de su cuerpo niconstaténingunodelossignosdelamuerte.Enmimemoriaserábello,joven,dulce,parasiempre.

Enlassemanassiguientestengootrosdossueñosyenlosdoshayagua.Enuno loveoen laducha,ocultodetrásde lacortina,quecuandodescorromepermiteverloenunplanomuycercano,deloshombrosyelrostro.Yoloabrazoylesuplico:Dani,notememueras.Yélmemiraconunacaratriste,y recuesta su cabeza en mi hombro. Adivino su pensamiento: mamá, nopuedohacerotracosa.

Enel otro, llueve a cántaros.Danielviene empapado,peromealargaunasombrillaquetraecerrada,paraqueyonovayaamojarme.

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Casiunañoymediodespués,hayuncuarto sueño,y enélvuelve laimagendelagua:Danielestádurmiendoprovisionalmenteennuestracasa,enunahabitaciónpequeñita.Deprontodicequevaasalir.Yolehagonotarqueafuera han empezado a oírse truenos, que se viene una tormenta. Pero élparecedecididoairse.Yoargumento,ansiosa,comoesasmadresquesabendeantemanoquesusconsejosserándesatendidos:notienesqueirte,estaestucasa,Dani.PeroDaniyasehaido.

DespuésdellamuertedeDaniel,cuandomiamigoelescritorAntonioGarcíasabequeestoyescribiendoestelibromeregalaElacontecimiento,undescarnadoybello librodeAnnieErnaux.Enél leoestoqueahora inserto:«Esposiblequeunrelatocomoesteprovoqueirritaciónorepulsión,oqueseatachado demal gusto.El hecho de haber vivido algo, sea lo que sea, da elderechoimprescriptibledeescribirsobreello.Noexisteunaverdadinferior».

Daelderecho,sí.Peromepreguntoporquélohago.Quizáporqueunlibroseescribesobretodoparahacersepreguntas.Porquenarrarequivaleadistanciar,adarperspectivaysentido.Porquecontandomihistoriatalvezcuentomuchasotras.Porqueapesardetodo,demiconfusiónymidesaliento,todavíatengo

feenlaspalabras.Porque aunque envidio a los que pueden hacer literatura con dramas

ajenos,yosólopuedoalimentarmedemispropiasentrañas.Pero sobre todo porque, como escribe Millás, «la escritura abre y

cauterizaalmismotiempolasheridas».

«Los muertos sólo tienen la fuerza que los vivos les dan, y si se laretiran…»,diceJavierMarías.TratandodepreservaraDanieldeunamuertedefinitiva,medoyaexaminar suobra,aclasificarla.Encuentro,organizadodemaneraimpecable,unfólderquedice:«Dibujosdechiquito».Estánahílostrabajosinfantilesqueyoguardéalgunavez,ydeloscualesnomeacordaba.Tambiénobrasdelaprimeraadolescencia.Hayóleos,dibujos,grabados,nomenosdedoscientaspiezas.Seleccionounoscuantos,losmejores,ylepidoami amigo Óscar Monsalve, fotógrafo de obras de arte, que me haga unarchivo,adelantándomealoqueseráinevitable:lareparticióndesupequeñolegado.ConCamilahacemosunblogquemuestraunaveintenadelomejor

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de su obra[*].Y escribo, escribo, escribo este libro, tratandode cambiarmirelación con elDaniel que hamuerto, por otro, unDaniel reencontrado enpaz.

«Losmuertossólotienenlafuerzaquelosvivoslesdan…»

Llevoamispapásalparque,adarunavuelta,atomarseunté.Yavanllegandoalosnoventaaños,hanperdidoasuúniconietovarón,estántristes.Mipapásemuevelento,conesospasoscortosyvacilantesdelosviejosquehanperdidoreflejos.Oyemal.Mimamáesmáságil,perosumemoriasehadeteriorado y sufre por eso. La suya es ahora una vida de voluntariasrenuncias: ningún viaje, poquísima vida social, comidas bajas en sal, pocasgrasas.Médicos,rutina,pocosestímulos.Lamuerte,paraellos,esalgomuycercano en su horizonte, que los pone inquietos al más mínimo síntoma.Puedo imaginarme los pensamientos que los rondan antes de dormirse, losquelosasaltancadamañana,ocuandosientenunmareo,undolor,unapicadaen la cabeza. Quizá abran mucho los ojos en esos momentos, como aquelancianoqueencontréen la saladeesperadelpsiquiatraqueconsultoyquemepregunta,conevidenteansiedad,siyotambiénestoyenterapia.Ledigoquesí,aunqueeneseinstantenoseaexacto.¿Ylesirve,sientemejoría?Ensusojospuedoverunaremotaesperanza.Claroquesí,lecontesto,porqueséqueesloquenecesitaoír.

Siempre supe que Daniel moriría en forma temprana, aunque nuncasupuse que tanto. Pienso, tal vez buscando consuelo, en aquellos que hanmuertojóvenes:Keatsalosveinticinco,SylviaPlathalostreinta,Schubertalos treintayuno,AlejandroMagnoa los treintaydos,AlejandraPizarnikalos treintayseis…PiensotambiénenMárai,quesesuicidóa losochentayocho años. Muertes que nos duelen o nos escandalizan. Pero cientos defallecimientosocurrencadadía.Y,nomemiento, lademihijoes tan sólounadeesasinfinitasmuertes.

Enunraptoextraño,ledigoalmaestrodeobraquehallegadoarepararunaparedquetieneunahumedad,quequieroquepinteelcuartodeDaniel.

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Bajamosloscuadros,lacoleccióndemáscaras.Lasenvuelvoenplástico,lasacomodo delicadamente en su clóset. Ahora el cuarto luce unas paredesdespojadas,brutalmenteblancas,ysuclósetestáyasinsuropa.

Mihermanohavenidoporunoszapatosqueleheprometido.Yundíadescubro, con tristeza infinita, quemimaridohaborrado la

vozdeDanidelcontestadordelteléfono.Lagenteseimpresionaba,medice.

EnagostonaceCarmen,lahijitadeCamila.Todosreunidosalrededorde la cuna, la celebramos, emocionados. Nadie quiere mencionar a Danielperotodosestamospensandoenél.Esunaniñahermosa,decararedonda,sinningúnmaltrato,comolascriaturasquenacenporcesárea.AlguiendicequelosojosylanarizseparecenalosdeCamila.Mimamádicequeasíerayochiquita.Laquijada,definitivamente,esigualaladesupapá.Ahíestá,ensucarita,lamemoriadelosgenes.

De nuevo necesito hablar de un cuento de Nabokov. En él el autormuestraaunpadrequeenlanocheanterioraNavidad,«sobrecogidoporunarrebatodeintensatristeza»,entraalahabitaciónqueenelveranosirviódeestudioasuhijomuerto.Entrelascosasquerepasaensuescritorioencuentra,enunacajadegalletasinglesas,«unenormeyexóticocapullodemariposa».Elpadre,llorandocontodoelcuerpo,recogeenunacajademaderatodoloqueallíencuentra:unared,unabolsadetarlatana,uncuadernoazulllenodeapuntes íntimos, la tabla donde clavaba los ejemplares coleccionados, y lacajaconelgusano,ylosllevahastasucuarto.

YNabokovescribe:

[…] tuvo una fugaz sensación de que la vida terrena se extendía ante éltotalmente desnuda y comprensible—atroz en su tristeza, humillantemente inútil,estérilyvacíademilagros…Eneseinstanteseoyóunchasquido—unsonidofinocomo el de una tensa banda de caucho que se rompe. Sleptsov abrió los ojos. Elcapulloenlalatadegalletashabíareventadoenunextremo,yunacriaturanegrayarrugada,del tamañodeun ratón, se arrastrabapor lapared aledaña a lamesa.Sedetuvo,aferrándosealasuperficieconsusseispatasvelludas,yempezóapalpitardemaneraextraña.Habíaemergidodelacrisálidaporqueunhombreabrumadoporlapenahabíallevadounacajadelataasuhabitacióntibia,ylatibiezahabíapenetradosutensaenvolturadehojasydeseda.

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Unossegundosdespués, elpersonajepresenciacómo«en lugardeunratónoscuro,loquehabíaeraunagranpolillaAttacus,comoesasquevuelan,comopájaros,entornoalaslámparasenelcrepúsculodelaIndia».

Elfinalnopuedesermáshermoso:

Yentonces,aquellasgruesasalasnegras,conunvidriosoojodibujadoencadauna y vello púrpura espolvoreado sobre sus puntas encorvadas, tomaron unabocanadadeairebajoelimpulsodeunafelicidadtierna,devoradora,casihumana.

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EnvíoDani,Daniquerido.Mepreguntastealgunavezsiteayudaríaallegaral

final.Nuncalodijeenvozalta,perolopensémilveces:sí,teayudaría,sideesemodo evitaba tu enorme sufrimiento. Ymira, nada pude hacer. Ahora,pues,hetratadodedarleatuvida,atumuerteyamipenaunsentido.Otroslevantanmonumentos,graban lápidas.Yohevueltoaparirte,conelmismodolor,paraquevivasunpocomás,paraquenodesaparezcasdelamemoria.Y lo he hecho con palabras, porque ellas, que son móviles, que hablansiempredemaneradistinta,nopetrifican,nohacenlasvecesdetumba.Sonlapocasangrequepuedodarte,quepuedodarme.

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PIEDAD BONNETT, (Amalfi, Antioquia, 1951) Es licenciada en Filosofía yLetrasdelaUniversidaddelosAndes,dondehaejercidocomoprofesoraenfilosofía y lenguas. Su poesía, teatro y narrativa están profundamentearraigadas en su experiencia vital y expresan la visiónde lamujer de clasemedia en un país desgarrado por múltiples violencias, desigualdades yconflictos.Hadesarrollado,además,unafructíferalaborcríticaydedifusiónde la poesía. Tiene una maestría en Teoría del Arte, la Arquitectura y elDiseñoenlaUniversidadNacionaldeColombia.

Conelprimerodesuslibros,Decírculoyceniza,recibiómencióndehonorenelConcursoHispanoamericanodePoesíaOctavioPaz(FestivaldeArtedeCali,Cali,Colombia).ConEl hilo de los días ganó el PremioNacional dePoesíaotorgadoporelInstitutoColombianodeCultura,Colcultura,en1994y, con Explicaciones no pedidas, el Premio Casa de América de PoesíaAmericana2011.EnelXIVEncuentrodePoetasdelMundoLatino,quetuvolugarenCiudaddeMéxicoyAguascalientesentreel25yel31deoctubrede2012, le fue otorgado el premio de poesía Poetas delMundoLatinoVíctorSandoval2012porsuaportealalenguacastellana.En2017recibióelpremioGeneracióndel27porLoshabitados.

Fuemerecedora,en1998,deunadelasbecasdeInvestigacióndelMinisteriodeCultura,conelproyecto«Cincoentrevistasapoetascolombianos»,queda

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origen a su libro Imaginación y oficio, publicado por la Universidad deAntioquia,2003.Yen1992,delaBecaFranciscodePaulaSantanderparauntrabajodedramaturgia.

Cuentos y ensayos suyos han sido publicados en distintas revistas yperiódicos del país y del extranjero. Ha representado a Colombia ennumerosos encuentros de poesía en Granada (España), Córdoba (España),Morelia(México),Rosario(Argentina)yMedellín(Colombia),entremuchosotros,yenencuentrosliterarioscomoelFestivaldeLiteraturadeBerlínyelHayFestivaldeSegovia.En2008fuelapoetahomenajeadaporlaConsejeríaparalaequidaddelaMujerdelaPresidenciadelaRepública,durantelaFeriadellibrodeBogotá.

Poemassuyoshansidotraducidosalitaliano,alinglés,alfrancés,alsueco,algriegoyalportugués.

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Notas

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[*]www.danielsegurabonnett.blogspot.com<<

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