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Domingo, 26 de Octubre de 2008.12 h. de la mañana.Recinto del Museo Etnológico de la Huertade Murcia.

Tal y como estaba previsto en la convo-catoria del acto, y bajo la responsabili-

dad de su conductor Sr. Riquelme Manza-nera, Subdirector y Coordinador Generalde la Revista, inició como introducciónpreliminar, con la exposición del siguientetenor: “Buenos días: Estimados miembrosde la Mesa de Presidencia.

Respetados socios del colectivo Amigosdel Museo Etnológico de la Huerta de Mur-cia; compañeros del Consejo de Redacciónde la Revista, articulistas y colaboradores;Señoras; Señores; queridos invitados.

Mientras que, en éstas fechas otoñales,las crestas de las montañosas norteñascomienzan a teñirse de una capa impoluta

del escalofriantecopo blanco, prelu-dio de otra nuevaetapa desapacibleque, al contactocon su naturalezafría, aturde y ador-mece los sentidosde la inspiraciónartística y creativa,nuestra tierra mur-ciana, sigue mante-niendo el tenuerocío alboreo de lamadrugada, anun-ciando el espléndi-

do brillo multicolor del sempiterno rayo delpadre Febo que nos cobija, en gesto reven-tón de eterna primavera.

Privilegio otoñal de una tibia y cálidabrisa envuelve a Murcia en las horas defuerte luz del día, y, gracejo insinuante de

serena y vigorosa placidez se entrega a lacaída de la tarde que nos introduce lenta yparsimoniosamente en la alegre y emocio-nante noche de envidiable clima reparador,tal cual, si estuviéramos investidos del auraque respira la poesía de Polo de Medina, ensus “Academias del Jardín”. Erudito e insig-ne poeta murciano, Don Jacinto, enamora-do de la belleza de la Huerta; atraído por lasfragancias de su azahar; y, seducido por lavibrante música del agua en tañido de cam-panillas orquestadas en sus acequias, que,vino a residir a ésta Villa de Alcantarilla, alamparo y disfrute de la nobleza y misteriode sus nobles edificios, para convivir en lagenerosa y hospitalaria mística de sus gen-tes. Lugar éste glosado, donde tras compo-ner lo más florido e importante de suinmortal obra, quiso el cielo que fallecieraen los brazos de la tierra que le inspirabapara recrear su obra. De refinados jardinesbabilónicos, fecundados por los riegosancestrales, éste suelo de verde vergel que,sus ocupantes satisfechos acogieran al bri-llante autor, despidieron el cortejo del adióscon los más altos honores merecidos, orgu-llosos de haber recibido la prestigiosa amis-tad del ilustre invitado.

Y continuando con la respetada cos-tumbre, otra vez, éste acto que celebra-mos, vuelve a repetir su deseo de conver-tirse en una fiesta literaria. Acto que com-partimos para recordar la memoria denuestros insignes hombres que con suhuella imperecedera, dignificaron la ban-dera honrada en su campo rojo carmesí decuatro torres almenadas en oro y sietecoronas reales, que la séptima donada fuecon el corazón de su Rey Sabio.

No en vano, además de exaltar la nece-saria difusión de nuestra Revista Etnográ-fica de Cangilón, publicación que, en éstaocasión, alcanza el número 30, nos vale el

GUIÓN DEL ACTO DE PRESENTACIÓN DE LA REVISTAETNOGRÁFICA CANGILÓN NÚMERO 30, A CARGO DEDOÑA MARÍA TERESA MARÍN TORRES, DIRECTORA

DEL MUSEO SALZILLO DE MURCIA

María Teresa Marín Torres

Introductor del acto Sr.Riquelme.

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GUIÓN DE LA PRESENTACION DE LA REVISTA N.º 30 DE CANGILÒN

evento de su razón para homenajear a losgrandes personajes murcianos de lasletras, artes, ciencias y pensamiento, que,con la parte alícuota de sus desvelos,esfuerzo y entrega, transmitieron amor ypasión por la patria chica en cada creacióne ingenio de su trabajo elaborado, ademásde colaborar en el progreso y desarrollohacia el más esperanzador futuro, concuyo apoyo, han conseguido, uno de loslogros de mayor trascendencia: que a laRegión de Murcia, se la respete y se laquiera, dentro y fuera de sus fronteras.

Nadie mejor que nuestro ínclito alcanta-rillero, Pedro Jara Carrillo, que éste año, elpróximo 1l de Noviembre, cumple el 132aniversario de su nacimiento, en la calleque lleva su nombre en ésta Villa de Alcan-tarilla, para ser ejemplo de murcianoamante y defensor de su tierra, que pese ahaberle perdido en plena juventud, exiguaexistencia que el cielo quiso concederle,demostró la extrema calidad y cualidad desu prolífica producción literaria, en aras deensalzar y enaltecer el hábitat que le viocrecer y triunfar: la Murcia de sus entrañas.

Quién mejor que un enamorado de sumusa, para cantar los sentimientos quedesbordan, alma, corazón y vida, y que, enlos albores de su expiración, en quince líne-as versa para inmortalizarla en lo intempo-ral, y, cuyo título lo dice todo: “A Murcia”.

Que no me muera yo sin que lo cuenteQue el cielo que en tu río se refleja,alumbre tu ciudad caduca y vieja,con nimbo de laurel sobre su frente.La larva de tu espíritu durmiente,rompa la garra de tu costra añeja,y se haga mariposa o se haga abeja,dando vida y dulzores al ambiente.Que en las urnas calientes de tus

labios, guardes los corazones de tus sabios,más que por majestad, por doctas

ideas.Y sólo el brillo de tu cielo borre,subiendo a las alturas de tu Torre,el humo de infinitas chimeneas.

Y ¿dónde mayor trovador puede encon-trarse?, para elevar a Himno Celestial ladevoción y querencias del pueblo de Murciapor su Virgen de la Fuensanta, estrofa final,que comprime al corazón cantante:

Virgen de la Vega...,Eres, Fuensanta, consuelo,de éste murciano jardín.Oración que sube al cielo,pasa por tu camarín.

O dejar constancia de su magistralHimno a Murcia, que, en su honor, no cesade oírse en las Fiestas de Primavera, estre-meciendo el alma de sus sempiternosseguidores, con aquél suspiro que inicia:

Murcia, la patria bella, de la huerta sultana,novia, rica y lozana,siempre llena de azahar.

Aún así, también se atreve en el teatroa crear la excepcional obra “ Del TeatroMariano”, fundiendo en el tiempo la con-versación de los más insignes hombres deMurcia, como Fajardo; Cascales; Polo deMedina y Salzillo, que tienen de invitado aCervantes, y, en funciones de anfitriona: laciudad de Murcia.

Pero éste acto, centrado en el protago-nismo de nuestro homenaje al Tricentena-rio del nacimiento de Salzillo en la Revistaque hoy sacamos a la luz, no puede dejarpasar la oportunidad de versar el sentidopoema, compuesto por Jara Carrillo para elMaestro imaginero, que reza como sigue:

Brotó la inspiración con los fulgores,de infinitos y eternos luminares;y el alma del Cantar de los Cantares,palpitó en el dolor de los dolores.

Dio el Genio en sus momentos soñadores,

mística reverencia a los altares,y unió al dulce pesar de los pesares,el infinito amor de los amores.Las líneas son estrofas, son poemas,son concepciones célicas, supremas,

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son de la gloria terrenal sagrario,donde, el aliento del fervor profundo,cada golpe de gubia trazó un mundo,como aquél que gimió sobre

el Calvario.

Pero además, éste año 2.008 que nosarrastra hasta su ocaso, es un año de con-tradictoria extrañeza bipolar, mezcla deprofunda alegría y consternado dolor.

No podemos obviar, que por una parte,hemos celebrado, con todo boato y sun-tuosidad, auspiciados por la Concejalía deCultura del Ayuntamiento de Alcantarilla,una fecha memorable, sumamente signifi-cativa, tras un largo, espléndido y excelen-te periodo de afortunada existencia al ser-vicio de la sociedad, pese a superar espo-rádicas vicisitudes de adversa índole, el 40Aniversario de la Inauguración Oficial delMuseo de la Huerta.

La expedición estatal, comenzó aquéldía que se produjo la definitiva concesión,mediante Orden de 25 de Abril de 1967,declarando autorizar correspondiente-mente, por el Ministerio de Educación yCiencia, la creación de nuestro MuseoEtnológico de la Huerta de Murcia enAlcantarilla.

Actos solemnes y espectaculares, quese llevaron a cabo el pasado mes de Mayoúltimo, cuando se cumplía dicho CuarentaAniversario de la Inauguración Oficial deéste Museo de la Huerta; puesto que era un11 de Marzo de 1968, el preciso momentode la simbólica partida legalizada, inician-do el primer Centro Museístico en materiaetnológica que se instalaba en España, concarácter de dualidad, el compartimientode salas cerradas conjugadas con espaciosabiertos dedicados a conservar y mante-ner vivas las tradiciones, costumbres yartes populares de la Huerta, huertaextendida a toda la geografía de la Regiónde Murcia. Fecha de glorioso e inolvidablerecuerdo para quienes, aunque de longevay exigua presencia, todavía hoy, tienen ladicha de convivir y rememorar entre noso-tros aquélla mágica jornada de entrañable

evocación histórica en homenaje a enalte-cer el templo que recogería el espíritu yfilosofía de los ancestros de ésta arcaicatierra gestada por la divinidad de las cua-lidades y virtudes con que, el cielo quisobendecir.

Fecunda y feliz Arcadia, apetecida yanhelada por nuestro genio de las letras,Miguel de Cervantes, descrita por su míti-co y universal personaje, D. Quijote de laMancha, cual Ínsula representada en éstenoble y paradisíaco recinto, que resiste ypersiste, estoica y firmemente los embatesdel destino, gracias al espíritu generaliza-do, fraguado por la vieja y sólida aspira-ción de los preliminares hombres y muje-res de Murcia, que siempre desearon dis-poner de un lugar que recuperara, reco-giera y defendiera lo más íntimo y prístinodel alma y corazón heredado de la huertaprimitiva. Vieja y lejana aspiración, queculminaba a las ocho de la noche de aquél11 de Marzo de 1968, protagonizado porel instante cumbre del cortado de la cintacon los colores de la bandera española,colocada a la entrada de éstas instalacio-nes, justo tras el pasillo del puente deentrada a éste Museo, bajo la vigilancia desu Acequia Mayor de Alquibla.

Insuficientemente prodigada y excluidanuestra entonces Provincia, con la presen-cia de sus más altas y dignas Jerarquías yAutoridades del Gobierno de España, elprivilegio de Alcantarilla, por extensióntoda la geografía de Murcia, territorio de

Imagen de la mesa de Presidencia.

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provincias lejano de la capital del Reino,consistió en la recepción personal delMinistro competente en la materia de laépoca, D. Manuel Lora Tamayo, que, pre-sidió los actos de inauguración programa-dos, acompañado de las más altas jerar-quías civiles y militares de la época, proce-dentes de todos los rincones de España,además del apoyo incondicional de nume-rosísimo público asistente, local y provin-cial invitado. Visita, paseo y actos oficiales,que se convertía en la muestra palpableque acreditaba la puesta en funcionamien-to de forma efectiva, dando carta de natu-raleza, a la apertura general y pública deestas instalaciones, cuya efeméride quedasucinta y brillantemente reflejada en elLibro que se editó en memoria de tandigno y representativo evento social, turís-tico y cultural, cuyo titulo para honor yprestigio de éste centro, quedó brevemen-te denominado: “Alcantarilla, 68”.

En contraposición al momento felizacontecido, es la antípoda del lamento y latristeza, y aunque diez años, entre ambospersonajes, separa sus irreparables perdi-das en éste mundo, nos embarga de peno-sa nostalgia el tener que reconocer, que,fueron los paladines insustituibles, íntima-mente ligados a la difícil creación de nues-tro Museo.

Me refiero, por una parte, como todossabemos, a quien nos ha dejado huérfanosen ésta sensible y potencial empresa idíli-ca enfrentada con el mundo terrenal ymaterial. Consustancial, insigne e ilustra-da sabiduría de generoso personaje aman-

te de su tierra, centrado en el eminentesemblante de hondo, profundo y ejemplarhumanismo, al que mantendremos insertoen nuestras oraciones, conservando ellema y misiva de su propia trayectoria,traduciéndola con su loable y permanentepreconización de apoyo y ánimo hacia lospropósitos que alientan las directrices quenos marcamos en esta Asociación.

Él ha sido la fuerza, el valor y energíaque ha generado nuestro interés y entu-siasmo en ésta altruista, honesta y modéli-ca causa.

Él ha encendido y conquistado nuestrossinceros corazones de platónicos enamora-dos por la tierra que nos ha visto nacer.

Él nos ha inculcado el afán de prote-gerlo.

Él nos abrió los ojos para defenderlocon pasión contenida

Él intuyó la imagen bucólica que inspi-ra artísticamente a poetas y pintores.

Por Él, y, sólo por Él, que aceptó el retode eminentes personajes de la Murcia demediados del S. XX, que, a su vez recogie-ron el testigo de la antorcha decimonónica,con aquél inicio del Primer Bando de laHuerta, de cuyo evento el Museo de la Huer-ta se arroga plenamente la defensa y pro-tección de sus aspiraciones e intereses, que-remos demostrar que su pensamiento ynobles ideales, eran de autentico reconoci-miento y justa gratitud a sus propios ante-pasados de esta tierra.

Con la tristeza de haberle perdido hacemuy pocos meses, artífice, protagonista yfigura principal del inicio y construcciónde éste Museo Etnológico de la Huerta deMurcia en Alcantarilla, le ofrecemos éstasencilla y humilde despedida, enfundadosen el luto que embarga nuestros afligidoscorazones.

Él fue:D. DIEGO RIQUELME RODRÍGUEZ.Él estará siempre entre nosotros.Él protegerá nuestro camino.Él velará para que se consigan las

metas que nos hemos propuesto.Asistentes y mesa de Presidencia.

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Ante tales circunstancias y conociendosus muchas virtudes morales, honestas,dignas, íntegras, probidad y rectitud en elproceder, probado quedará que sobresal-drán vislumbrando análogas y en parale-lismo con la victoria vivida por el Cid Cam-peador después de muerto.

Vaya para él nuestro recuerdo póstu-mo, haciendo votos para que su moradasea la gloria eterna y su aliento la brisaque estimula nuestro compromiso.

Pero, sería ingrato olvidar a quien enéste mismo año, cumple su décimo aniver-sario de fallecimiento. Alguien a quien lahistoria de Murcia, todavía no le ha hechojusticia. En nuestro caso, fue el verdaderoingeniero antropológico; el verdaderomotor del Proyecto de Instalación de ésteMuseo, al aceptar el reto encomendadopor la Dirección General de Bellas Artes.

Experto museólogo a quien se le con-fiaron las funciones de acoplar, adaptar ydirigir la capacidad y distribución de lassalas del edificio; de orientar sobre los ele-mentos a resaltar en el recinto exterior, y,valorar el carácter científico que debíaimprimarse al conjunto y a los recursospatrimoniales, hidráulicos y arqueológicosque debían incorporarse. Pero su mássobresaliente servicio consistió en confec-cionar y ejecutar la concepción del progra-ma, estudio, valoración, y, como misiónespecial y extraordinaria, la recepción detodas las piezas con destino a los fondosmuseísticos con la finalidad de proceder asu catalogación y más tarde a la ubicacióncorrespondiente de las salas previstas, quedebían someterse a una estricta metodolo-gía pedagógica y museológica.

Me refiero a D. MANUEL JORGE ARA-GONESES, insigne y eminente historiador,arqueólogo y museólogo, Director a lasazón de los Museos Provincial de Arqueo-logía y Bellas Artes; del Museo de la Mura-lla de Santa Eulalia y del asesoramientodel Museo Salzillo, quien tuvo a su cargodurante más de siete años con una dedica-ción específica durantes tardes y fines de

semana, la responsabilidad de que elMuseo de la Huerta, despegara y adquirie-ra el interés, atractivo y protagonismo quedebía ofrecer al mundo.

Y a fe nuestra que lo consiguió. 40 añosmás tarde, mantenemos las mismas líneasdirectrices de instalación que él valoró yaconsejo.

A lo largo muchos años, yo mismo, leconsulté en repetidas ocasiones, su opiniónsobre supuestas modificaciones a realizar.Su extraordinaria capacidad de convicciónanulaba cualquier intento de variación pre-tendida. Realmente siempre llevaba razón.La experiencia profesional que le avalaba,le daba autoridad técnica y moral para quese aceptase su recomendación. Como anéc-dota, conviene recordar que nuestro Museofue desmontado para su traslado a lugarseguro y adecuado en el año 1995, conmotivo de la realización de las obras deacondicionamiento y ampliación. Es asícomo acudí en su ayuda, a su jubilado reti-ro de Madrid, ciudad de destino a donde sele obligó por el Ministro de Cultura (pese asu oposición a salir de Murcia a la que sededicó durante los 25 años de su mayorcapacidad profesional), para ocupar elpuesto de Subdirector del Museo del Pradoy más tarde el de Director del MuseoCerralbo. En aquellas difíciles fechas, abru-mado por la importancia del asunto, de suslabios sólo oí animo y valor. Cada preguntaque le hacia era una contestación lógica einteligente. Cada duda una respuesta desabiduría. Cada petición de ayuda una cas-cada de alternativas.

En definitiva, en honor a la verdad,desde la sombra, se convirtió en el reinter-prete de la nueva instalación de un Museo,al que le dedicó tanto cariño y sacrificio alinicio de su creación. En la medida de loque su cumplimentó en aquella tarea, quedebía mantener la idea de regreso, y, con lainestimable colaboración de la Asociaciónde Amigos del Museo de la Huerta, sólo hicecumplir las instrucciones que él me indicó.Durante los dos años primeros que duraron

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las obras -lamentablemente falleció un añoantes de su terminación-, estuvimos redise-ñando, dibujando y bosquejando telefónica-mente la nueva distribución y ubicación queexigía la remodelación. Siento profunda-mente no haberle podido transmitir perso-nalmente que sus esfuerzos habían tenidola compensación deseada.

Pero además, nos inculcó el interés porlos pequeños detalles, que son los elemen-tos esenciales de un todo. Pero tambiénnos transmitió parte de su energía y vitali-dad para defender éste centro al que, con-sideraba y se lamentaba, no haber conse-guido en su etapa de Jefe del Servicio dePatrimonio Histórico Artístico Provincialde Murcia, que por parte de las Autorida-des provinciales y nacionales, no se lediera la verdadera trascendencia quemerecía. Él me contó de sus múltiplesideas, de sus pareceres, de los paseosdesde el Museo de la Huerta, hasta la Con-traparada, de las infinitas posibilidadesque tenía el futuro desarrollo del Centro.Cada vez que hablaba con él me sorpren-día. Pero nunca olvidaré, cuando en miinterlocución a mediados de los años 80,sobre las prospecciones que se realizabanen el Cerro de la Rueda, por Iniesta SanMartín y García Cano, dirigidas por AnaMaria Muñoz Amilibia, a petición de nues-tro compañero de Revista, Serrano Várez,y, más tarde, a principio de los 90, porLópez Campuzano, informándole respecti-vamente del descubrimiento y continua-ción de los trabajos de estudio de la necró-polis ibérica; de la supuesta antigüedadtardorromana del Acueducto de la Rueda,y, de los más de diez siglos de historia delAcueducto de la Alquibla sobre la Ramblade las Zorreras, Aragoneses, exclamaba:¡Ya era hora!

Estoy convencido de que de su muchaobservancia e intuición profesional, reco-rriendo el terreno infinidad de veces, alprincipio de su contacto con todo el áreadel Museo; y, añadido su excepcional ins-tinto arqueológico, le alertaba y guardaba

el secreto de que, algún día, saldría lo pro-nosticado por él, que respaldó e hizo caso atanto autores antiguos ignorados u olvida-dos, principalmente e Licenciado Cascalesy Lozano Santa. Pues él, tuvo clara, muyclara la afloración de todos los restos cons-tructivos que saldrían y seguirán saliendo,porque, a cada paso que dio encima delinmenso espacio superficial conteniendo,patrimonio hidráulico y arqueológico, fueconsciente y confiaba que, mas tarde quenunca, los poderes públicos se harían ecodel enorme potencial por descubrir dentrode éste extenso campo de actuación einvestigación científica.

Él se adelantó a su tiempo, en lo quevendría hoy, apuntando en su artículo “ElMuseo de la Huerta de Murcia y su acon-dicionamiento científico”, el curso aseguir para explotar las probabilidades aque había que aspirar y que deberíanacometerse.

Él nos acercó, previo estudio de inves-tigación concienzuda vaciado en su libro“El Museo de la Huerta”, al conocimientoantropológico real de éste tesoro legado yrecibido en sus fondos.

Él nos sedujo del carácter científico deaplicación para el historiador e investiga-dor, y, de las posibilidades de incorporarcuanto en las inmediaciones apareciese.

Él comprendió y nos concienció delaura de vida y misterio que encierra elcontinente y contenido de este Museo,reflejo de un modo de vida que desapare-ce lenta y marginalmente.

Pero además, D. MANUEL JORGEARAGONESES, decidió personalmentedirigir en 1964, el yacimiento arqueológi-co de la Calle Cura Hurtado Lorente, deésta Villa, donde se produjo el hallazgo delOinokoe, Siglos VI al IV a. C.; asentamien-to que se convirtió en la primera necrópo-lis ibérica descubierta de nuestro entorno.El esmerado trato que le dispensó, hizoatraer la atención de infinidad de miem-bros de la comunidad científica en la mate-ria de toda España, interesados por tan

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magnífica pieza. En la actualidad, estáconsiderada una joya excepcional, y, seencuentra expuesta en el Museo Arqueoló-gico Regional.

Ante lo expuesto, D. MANUEL JORGEARAGONESES, hombre que, pasó desaper-cibido por Murcia, con marginal pena nigloria por esgrimir y hacer gala de su celo-sa modestia y moderada sencillez demos-trada para las jerarquías institucionales eintelectuales, materializó más de 50 publi-caciones científicas y de investigación de laentonces provincia de Murcia. Desde Guíastécnicas especializadas, como la de nuestroMuseo de la Huerta; u otras, ya sea citar, lasdel Museo Arqueológico y Bellas Artes Pro-vincial, ó, del Museo de la Muralla Árabe deSanta Eulalia; libros de distinta índole, einfinidad de artículos de las principales ciu-dades de la Región, que se editaron enrevistas científicas de gran nivel y volúme-nes de tirada nacional.

Éste envidiable y ostentado currículodemostrado, es más que suficiente parahacerle acreedor y merecedor de que,estemos resueltos a proponer que se lerinda el digno y justo tributo de reconoci-miento por su inconmensurable e incalcu-lable labor y lucha por el Patrimonio His-tórico Artístico, Arqueológico y Arquitectó-nico de toda la Región de Murcia, cuandocontar con la precariedad más absoluta yla dejadez más desconcertante de lasAdministraciones durante su etapa de res-ponsabilidad, eran la tónica habitual defuncionamiento en ésta, hoy día por elcontrario, una de las disciplinas y materiasde mayor rentabilidad pública.

Ésta ejemplar vida en favor y beneficiode la defensa y protección de la riqueza delo nuestro, ha decidido reunir al Consejode Redacción de ésta Revista en fechaspasadas, que, acordó por unanimidad, ele-var petición a la Academia Alfonso X ElSabio, y a la Asociación de Amigos delMuseo de la Huerta, para que, a su vez,soliciten en principio, a los Ayuntamientosde Murcia y Alcantarilla, la aprobación de

concesión de sendas placas con su nombrepara que el recuerdo de D. MANUELJORGE ARAGONESES, permanezca entrenosotros; como igualmente solicitar a laAsamblea la designación de galardón pro-tocolario correspondiente; y, finalmenteque, se organice un acto científico en suhomenaje y la publicación en un volumende toda la obra relativa e implícita a supersona dedicada a la Región de Murcia,actualmente agotada o desaparecida.

Querida y respetada asistencia, la per-dida definitiva del tándem descrito, “tantomonta, mónta tanto”, sin cuya unión deesfuerzos y sacrificios, el Museo de laHuerta, difícilmente habría sido una reali-dad, y, conseguido la reputación y preemi-nencia de que se goza, hace obligado dejarconstancia de nuestro recuerdo y admira-ción por ambos, extraordinarios y grandespersonajes, cuya desaparición cierra unvaliosísimo ciclo en el devenir histórico deéste Centro, del que hoy nos sentimos ple-namente orgullosos y satisfechos; ellos soncon todo honor y toda gloria: D. DIEGORIQUELME RODRÍGUEZ, y, D. MANUELJORGE ARAGONESES.

Un fuerte aplauso póstumo para ellos.Finalmente, aún sabiendo que abuso

de la paciencia que conceden a mi inter-vención, debo seguir para terminar connuestra misión; y, bueno es por analogíamanifestar, pidiendo generosa clemencia aquienes por norma tengan a bien ser lec-tores de nuestra revista, sacar del viejoarcón apolillado, aquella nota suelta y mis-teriosa adjunto al interior de un extraordi-nario documento sobre “La Murcia que sefue”, encontrada casualmente por JavierFuentes y Ponte, y, procedente, sin duda,del mágico duende del misterio de la for-tuna literaria, que, rezaba textualmente:

“Quien quiera que seas ¡Oh! amadoheredero, que descubras y abras éstetexto, debes darle a la estampa para que lovea la venidera Murcia.

No es un tesoro de dinero, pero si decosa mejor para los que aprovéchense.

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Con prudencia dejéle guardado.Cosas en él puse para tocarlas con pru-

dencia en la historia.Tú le abriste con prudencia.Hazle imprimir por impresores pru-

dentes que erratas no echen.Y véndele con prudencia, que no por

muchos compradores tendrá más fama.Ten prudencia en los gastos, espantan-

do con ella a los gorrones.Y si laurel premiado alcanzares, ten

prudencia.No te creas todo aplauso que escucha-

res, aconseja la prudencia.Pues no verdad sino mentira, sin pru-

dencia, es la mundanal gloria.Prudentes lectores tenga, que compa-

ren lo pasado y lo presente para prepararel porvenir.

Ciencia que sin prudencia nada puedeser, pues la verdad muy desnuda es por sipropia.

Y violento a veces rasgar de pronto eltupido velo que cúbrelo sin uso de pruden-cia.

Hágase esto siempre con prudencia,con ello todas las faenas bien rematan.

Y si la palabra prudencia la uso harto,no lo será nunca bastante, tratando derecuperar cosas a la luz de lo más íntimoheredado.

Y a cuantos me leyeran con prudenciala recomiendo, para cuando me juzguen,no fuere que apasionados fallen.”

Misiva antigua de magnífica e ingenio-sa creatividad invocando a la mesura y lacautela, haciéndola nuestra, la elevamosen esgrima de consideración apelando a labondad e indulgencia de quien convertidahoy en la Dama Presentadora de Palacio,tiene el poder de diseccionar, extraer yhasta criticar si lo requiere y estima con-veniente, ésta nueva revista que se entre-ga, y, que a su serio discernimiento y bri-llante cordura queda, por derecho críticacorresponde, y, petición hemos sometido asu ágil e inteligente incumbencia.

Sin embargo, en nuestro descargo, y,

emulando a Dámaso Alonso, nos acoge-mos a lo que escribe:

“El primer contacto de una publica-ción, es el conocimiento de la misma por ellector, y, consiste en una intuición totaliza-dora, que iluminada por los ojos embebi-dos del interés por su lectura, concibereproducir la intuición que dio origen a laobra misma, es decir la simbiosis con suautor. Éste conocimiento intuitivo queadquiere de una obra literaria es inmedia-to, y, tanto más puro, cuantos menos ele-mentos extraños se hayan interpuestoentre ambas intuiciones.

Y como situación paralela, salvando lasdistancias del tiempo y el formato, ennecesario repetir que ésta revista, preten-de, al igual que lo hizo “El Diario” de Mur-cia en el S. XIX, recoger todo trabajo dignoy elaborado por quienes consideren queno tienen otros conductos para publicar.Así lo cuenta, la sagaz y perspicaz plumade nuestro ínclito, D. Alberto Estrella Sevi-lla, haciendo referencia a una alabanzageneralizada en su libro “Temas Murcia-nos”, a quienes, con valentía, se enfrentana depositar su punto de vista, opinión óaportación personal, mediante el mensajeescrito, puesto que su contribución signifi-cará que, enriqueceremos el activo denuestro acervo y patrimonio cultural.

Y, como, él mismo describe:“... tras nuestro palenque literario,

hallaron en Martínez Tornel un mentorpatriarcal que hubo de afanarse por eltriunfo de todos. Las columnas del periódi-co “El Diario” de Murcia, estuvieron dis-puestas para ellos. En aquél periódico hicie-ron sus ensayos escritores y narradores tanilustres como Antonio Osete; MartínezRebollo; Cesar Carrera; Joaquín Báquena;Pepe Tolosa; Bautista Monserrat; MarianoPerní; Frutos Baeza; Martínez Albacete;Jara Carrillo; Enrique Martí; Ángel Ayala, ytanto otros que enaltecieron y enaltecen lasletras del nombre de Murcia.”

Hoy 26 de Octubre de 2.008, vaya paratodo aquellos próceres de la escritura,

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nuestro recuerdo, cariño y admiración, ala vez que, agradezco profundamente atodos cuantos prestáis vuestro esfuerzo yconfianza escribiendo para ésta Revista,porque verdaderamente sin dicha colabo-ración altruista y desinteresada, no sería-mos una realidad.

Igualmente, nuestro reconocimientopersonal a las entidades de CAJAMURCIA,CAM Y HERO, puesto que, gracias a ellos,podemos mantener hasta la fecha, la cadavez más difícil y elevada financiación deCangilón.

Y, como obras son amores y no buenasrazones, de la mano de la mejor Introduc-tora de Embajadores, Real Señora de lasBellas Artes de Murcia, protagonista cen-tral del acto de presentación de nuestraRevista, dejamos a su sabiduría el mante-nimiento y consideración de la funciónatribuida a la facultad inherente de sudesignación

Ella nace en Murcia en 1971.De familia paterna originaria de

Torrevieja, su abuelos se desplazan avivir a Murcia, cuando su padre cuentacon la edad de 7 años, progenitor querealizó sus primeros estudios en Maris-tas, Colegio del que manifiesta sentirseplenamente orgulloso por aquella magní-fica formación recibida.

Los ascendientes maternos, como noscomenta nuestra ilustrada presentadora,oriundos de la más castiza Murcia detoda la vida, cuyo noble y generoso carác-ter alegre y extrovertido de entrega a los

demás, que reina en nuestra tierra, lemarcaría profunda y positivamente entodo su desarrollo infantil, juvenil y pro-fesional.

Ha sido murciana carmelitana, hastalos 28 años, lo que le imprime un toque deresponsabilidad y compromiso, influenciade la significativa idiosincrasia que emanade los vecinos de “el Barrio” del Carmen.

Pero además, residiendo junto a Torrede Romo, ha sido espectadora y devota pri-vilegiada de los itinerarios de ida y vuelta,cada año, de la Virgen de la Fuensanta desu Santuario a la Catedral y viceversa.

Con un hermano menor al que se sien-te profundamente unido, se manifiestaplenamente orgullosa del núcleo familiar adonde ha pertenecido hasta contraermatrimonio con su esposo, Leandro, alque adora y admira, y, quien conoció enMaristas de la Merced donde cursó estu-dios de COU, aunque previamente estuvoen Santa Joaquina de Vedruna, Carmeli-tas, donde hizo la EGB.

A continuación pasó a la Universidadde Murcia donde se licenció en Geografía eHistoria, especialidad Historia del Arte,compaginándolo con Biblioteconomía yDocumentación, siendo Premio Extraordi-nario de Licenciatura, y, concesión de Becade Investigación de la Universidad.

Bajo la dirección de D. Cristóbal BeldaNavarro confeccionó tesis sobre Museolo-gía, algo incipiente y difícil de estudiar enMurcia, pero dadas sus cualidades y capa-cidad formativa, superó con todo éxito ymerecimiento, además del recibo demuchas felicitaciones por su trabajo.

Se trasladó a Nápoles para ampliarconocimientos en Bellas Artes.

También se estableció el Brno, en laRepública Checa; París y Leicester.

Una vez superada la etapa de extensa yamplia formación académica, se interesópor la Historia de la Documentación Muse-ística, llevando a cabo un profundo y dete-nido análisis sobre catalogación, coleccio-nes e instrumentación registrador en loslibros, inventario, conservación, y normas

Mesa de Presidencia.

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y reglamentos por las que deben regirselas instalaciones.

Se decide por preparar el doctorado, y,tras un arduo y complejo tema de la espe-cialidad, presenta el documento a la Facul-tad de Letras, donde obtiene PremioExtraordinario.

En 2.002, con su magnífica prepara-ción académica y universitaria, aprueba laoposición de Profesora Titular en el Depar-tamento de Historia del Arte de la Univer-sidad de Murcia, donde sigue impartiendolas asignaturas de Museología, Conserva-ción de Bienes Culturales, Historia delColeccionismo; Patrimonio Histórico Artís-tico y otras materias.

En 2.004, es nombrada para dirigir elMuseo Salzillo de Murcia, convirtiéndoseen la más joven Directora de éste Museodurante toda la historia de su funciona-miento.

En 2.007, como diputada regional, seconvierte en la Portavoz de Cultura delGrupo Popular en la Asamblea Regional.

Pero su mejor logro ha sido el regaloque le ha sido concedido por la naturaleza,al ser madre de su hija Teresa, por la quesiente verdadera pasión y delirio emocio-nal. Niña de sus ojos que junto a su mari-do, Leandro, conforman el universo de suexistencia.

De nuestra protagonista, de MariaTeresa Marín Torres, sólo podemos decirque a sus 37 años, y tras la meteóricacarrera profesional alcanzada, está desti-nada a convertirse en una de las másimportantes museólogas e historiadorasdel mundo de las Bellas Artes de Murcia, y,por extensión personaje con quien deberácontarse obligadamente en los circuitos yconductos de alta cualificación profesionalen la materia, por parte tanto de la empre-sa pública, como privada.

Le auguramos muchos éxitos en elfuturo de su trabajo, de los que estaremosmuy orgullosos de compartir por la admi-ración y amistad que le profesamos.

Con ustedes María Teresa Marín Torres,Directora del Museo Salzillo de Murcia.

Muchas gracias”.A continuacióntomó la palabra lapresentadora denuestra Revista,Dña. Maria TeresaMarín Torres, conel discurso encar-gado como mante-nedora y pregone-ra de nuestraRevista, conformesigue a continua-ción: “IlustrísimoTeniente Alcaldede Cultura del

Ayuntamiento de Alcantarilla.Sr. Vicerrector de Extensión Cultural de

la Universidad de MurciaSr. Presidente de la Federación de

Peñas HuertanasSr. Presidente de la Asociación de Ami-

gos del Museo de la HuertaSres. Directores de la Revista Cangilón

y del Museo de Etnología de la Huerta deMurcia en Alcantarilla

Ilustrísimas autoridades, estimadosamigos,

Quiero lo primero de todo agradecer alconsejo de redacción de la revista Cangilón,así como a su director, don Fulgencio SauraMira y a su subdirector, don Ángel LuisRiquelme, su invitación para presentar elnúmero 30, en homenaje al III Centenariodel nacimiento del escultor Francisco Salzi-llo. Del mismo modo, a la Asociación deAmigos del Museo de la Huerta, una de las,entre las museísticas, más importantes detoda España, tanto por número de asocia-dos, cerca de mil quinientos, como por lavorágine de su actividad.

Con cada nuevo número de esta revis-ta, que lleva publicándose desde el año1982, los murcianos conservamos para lamemoria del futuro, el rico legado quehemos heredado de nuestros antepasados,las tradiciones, las costumbres y las artesque nos son propias.

Cada uno de sus artículos es documen-

Intervención de la Presen-tadora Dña. María TeresaMarín Torres

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to de aquella Murcia que se fue, parafrase-ando a nuestro Fuentes y Ponte, o aquellaMurcia que corre el riesgo de desaparecer.

Me gustaría desde este estrado animar-les para que sigan trabajando tan bien, delmismo modo que insto a los patrocinado-res para que sigan apoyando a este nutri-do grupo de personas gracias a los cualescada semestre esta revista ve la luz. Ilus-tres patrocinadores, como son el Ayunta-miento de Alcantarilla, la Caja de Ahorrosdel Mediterráneo, Cajamurcia, la empresaHero y, como no, la más importante, laAsociación de Amigos del Museo.

Y con lo de instar me pongo un poco enel papel de diputada regional, pues en laAsamblea, como cámara legislativa en laque representamos a todos los murcianos,los diputados instamos a los poderes eje-cutivos a que lleven a cabo proyectos, através de mociones y leyes. Y es que, méri-to grande es el trabajo desinteresado queaquí se realiza, lleno de entusiasmo y vita-lidad, en aras de conservar y difundirnuestro rico patrimonio. De ahí la impe-riosa necesidad de seguir apostando porCangilón y por el Museo Etnológico de laHuerta de Murcia en Alcantarilla.

Un museo creado en la década de losaños sesenta gracias al que fuera alcaldede Alcantarilla, Diego Riquelme, que hacepoco nos ha dejado, y dirigido entoncespor uno de los precursores de la museolo-gía murciana, Manuel Jorge Aragoneses,el cual, como bien ha señalado Angel LuisRiquelme, también fue la persona encar-gada de montar el Museo Salzillo en 1959.Un hombre de vasta cultura, facultativodel cuerpo de arqueólogos, que hizo unaimportante contribución a las artes deco-rativas murcianas.

El Museo Etnológico de Alcantarillavenía a gestarse después de ricos antece-dentes cuyas raíces se hunden en el sigloXIX, en los mismos momentos en los que losmuseos suecos empezaban a convertirse enun ejemplo de exposición de los testimoniosmateriales e inmateriales de los pueblos. El

mismo Georges Henri Riviére, por muchosconsiderados el padre de la Museología, yalgunos de los hombres que fundaron elConsejo Internacional de Museos en París,provenían del mundo de la etnología, y consu saber vinieron a hacer avanzar la cienciaque estudiaba a los museos.

Desde que se creara el Museo Etnológi-co de la Huerta, este lugar ha conservadoy expuesto nuestra cultura material einmaterial, como testimonio de nuestrasricas tradiciones. Un lugar lleno de magiae historia, enclavado junto a un importan-te yacimiento arqueológico.

Señoras, señores,Es un placer estar con todos ustedes

esta mañana aquí, en un rincón huertanode tanta solera.

Permítanme comenzar con los versosde uno de los grandes poetas del siglo XIII,el cartagenero Abul-l-Hassan al-Qartayan-ni, dedicados a la vega del Segura:

Es un paíso donde corren ríos de agua,vino, leche y miel;Donde todos los placeres se dan cita; el

ver y oír cosas agradables,las comidas, bebidas y perfumes,las veladas de placer, el departir en las

madrazasy en las tertulias literarias, el amor…El tiempo es como una fiesta contínua;Las noches, como noches de bodas;la vida, un ensueño permanente.

Es una imagen idílica, arcádica. Laimagen de un paraíso perdido, una Múrsi-ya que el poeta tuvo que dejar para vivir enel exilio de Marruecos y Túnez. La imagende una tierra generosa y fértil que nuncapudo olvidar.

Uno de los primeros recuerdos quetengo de mi niñez es la huerta que todavíaa principios de la década de los setentalimitaba la casa de mi bisabuela en el TiroAlto, en la Puerta Nueva de Murcia, juntoa la Universidad.

Igualmente, una imagen pictórica quesintetiza muy bien el espíritu del paisaje

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huertano y que me ha acompañado todami vida es una pintura de Victorio Nicolásde 1952, que siempre estuvo en el salón dela casa de mi abuela. Se trata de una desus conocidas acuarelas de casas conparras y palmeras en la lejanía, llenas deluz mediterránea y de verde fértil.

Cuando mi amigo José Antonio Postigo,segoviano de origen pero murciano de pro,gran amante de nuestra tierra, me hizodescubrir la poesía intimista de SánchezBautista, sus versos, llenos de murcianía,me llevaban inevitablemente a las pincela-das doradas de sol de Victorio Nicolás y aesos lugares escondidos de la memoria, alos primeros recuerdos de mi niñez, que sepoblan de naranjos y limoneros, de olor aazahar y a tierra labrada.

Una huerta que fui descubriendo pocoa poco, gracias a mis padres que me ense-ñaron a amarla y respetarla.

Y unas pinceladas de luz que tambiénson propias de muchos de los artistas que,con sus extraordinarias pinturas, handado imagen a la portada de la revistaCangilón a lo largo de los años, empezan-do por su propio director, Saura Mira,pasando por …, Falgas, Zacarías Cerezo(al que a continuación le dedicaré unaspalabras)…. Hasta llegar a Molina Sán-chez que, desgraciadamente no nos puedeacompañar, pero al que hoy le rendimosun merecidísimo homenaje. Él es el autorde la bella ilustración de este número 30dedicado al escultor Salzillo; una ilustra-ción Su llena de lirismo y de vitalidad. Y esque, este número de la revista, en la que sealude al centenario de Salzillo, no podríahaber tenido una mejor portada que esteángel de Molina Sánchez.

Sé que en breve, porque así me lo hanhecho saber las autoridades competentesde la cultura regional, la Fundación Moli-na Sánchez se va a materializar. No tenganninguna duda de que así se hará.

Además, tenemos aquí hoy junto a él aotro artista, protagonista de esta veladaantropológico-literaria, como diría don

Ángel Luis. Me refiero al escultor GonzálezBeltrán, gracias al cual, la plaza de SanAgustín luce desde 2007 un bello ángelque mira hacia la iglesia de Jesús y sumuseo, realizado en honor del tercer cen-tenario de Salzillo.

Molina Sánchez y González Beltrán,dos artistas, pues, que han sabido muybien representar a estos seres espiritualesalados, recogiendo el testigo dejado porFrancisco Salzillo, nuestro insigne escul-tor, que ha llamado siempre la atención y,por ende, pasado a la historia del arte uni-versal, entre otras causas, por la represen-tación de sus ángeles, en especial, del afa-mado Ángel de la Oración en el Huerto dela cofradía de Jesús.

Soy consciente de que estoy en un sitioprivilegiado, dirigiendo una de las institu-ciones culturales más señeras de estaRegión, el Museo Salzillo.

El arte de Francisco Salzillo glosa elsentir y la idiosincrasia del pueblo de Mur-cia. Uno no puede pasar por estas tierrassin visitar el Museo Salzillo, o alguna delas maravillosas esculturas que pueblanlos retablos y capillas de las iglesias de laantigua Diócesis de Cartagena y del Reinode Murcia. Su arte es universal y si poralgo se nos reconoce fuera de nuestrasfronteras, es precisamente por la obra deeste escultor, uno de los artistas másimportantes del siglo XVIII español.

Y es que, como ha señalado en más deuna ocasión el profesor Cristóbal Belda, laescultura en madera policromada es la con-tribución fundamental del arte español a lahistoria del arte europeo. De ahí que la visi-ta al museo que lleva el nombre de esteescultor murciano sea de carácter obligado.

Allí, en el Museo Salzillo, tiene tambiénsu sede la Real y Muy Ilustre Cofradía deNuestro Padre Jesús Nazareno, de la queel mismo Salzillo fue mayordomo. Unacofradía cuya historia está íntimamenteligada a la huerta de Murcia. La casuali-dad, que muchas veces no suele ser tal, haquerido que precisamente hoy, a esta

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misma hora, probablemente en estos mis-mos momentos, se esté celebrando unaeucaristía en conmemoración del segundoaniversario de la coronación canónica dela Dolorosa de Salzillo en la privativa igle-sia de Jesús.

Junto con la Fuensanta, la Dolorosaconcita muy bien la religiosidad y devociónmariana de nuestro pueblo. Por todos essabido que en el ajuar de la novia murcia-na no solía faltar la fotografía del bello ydoliente rostro de la Dolorosa de Jesús.

Pero es que las procesiones en la ciu-dad de Murcia no pueden entenderse sinla huerta: sin los auroros, que desde tiem-pos inmemoriales se acercaban a la plazade San Agustín en Jueves Santo, con suscánticos ancestrales. Sin aquellos huerta-nos, nazarenos estantes, que iban a la ciu-dad para portar los pasos, con sus buchesllenos de viandas, para aguantar los dosdías de jornada, con sus medias bordadasde repisco y con sus esparteñas. La enig-mática y venerada imagen de NuestroPadre Jesús tampoco puede entendersesin los capullos de gusanos de seda. El otrodía me contaba un mayordomo de Jesús,cómo los gusanos incluso subían por latúnica del Nazareno en algunos momentosdel recorrido de la procesión de la maña-na del Viernes Santo murciano y cómoaparecen en algunas de las fotografías másantiguas, confudiéndose con su túnica.

Pero la huerta y Salzillo también hanquedado unidos para siempre en el bellopanorama del Belén, un conjunto único enla historia del arte español. Rico muestra-rio de costumbres populares, de las indu-mentarias de la época, un universo plaga-do de personajes como pastores, campesi-nos, nobles, cazadores. De imponentesarquitecturas y variedad de animales. LaMurcia del siglo XVIII condensada en unimpresionante conjunto de más de qui-nientas cincuenta piezas, base de la ricatradición belenística de nuestra tierra.

Introduzco de nuevo una cita. Se tratade la biografía novelada para niños sobre

Salzillo que escribiera Antonio Oliver, bajopseudónimo de Andrés Caballero, en con-creto, un párrafo en el que un joven Salzi-llo iba al río Segura, en el Arenal de Mur-cia. Dice así: El espectáculo del río consti-tuía su gran amor, la primera fiesta de suojos. Sentía por él una atracción instintivay le gustaba ver las peluconas blancas desus espumas junto a aquel barro tostadocomo la tez de los huertanos (…) Y sigue:Ante las casas de Propios y ante la puertade Almudí se agrupaban hortaliceros yfruteros; los zaraguelles y las monterasponían en la tarde una hermosa nota decolor. Más hacia abajo y a la izquierda delas aguas se veían las carretas, bueyes,carromatos y caballistas arrogantes

Y es que, señores, Francisco Salzillo espara todos nosotros, sin lugar a dudas, elpunto álgido de la historia del arte murcia-no. El más ilustre y querido personaje den-tro del panteón de nuestra vetusta memoria.

Antes de analizar los artículos que com-ponen este número, me gustaría dedicarunas palabras a don Diego Pacetti, presi-dente de la Asociación de Amigos delMuseo de la Huerta. Yo tuve la suerte deconocerlo en un entorno único, montandola exposición Salzillo, testigo de un siglo enla iglesia de San Andrés. Allí trabajamoscodo con codo, cuando tuvimos que desem-balar las cajas de transporte y colocar enlas vitrinas, con nuestras manos, un pre-ciadísimo patrimonio. Son momentos degran concentración y de gran solemnidad,en los que los conservadores somos dirigi-dos por el comisario y el arquitecto, donCristóbal Belda y don Pablo Puente, res-pectivamente. Es después, cuando la vitri-na queda pulcramente sellada y la exposi-ción termina de montarse, cuando enmomentos más relajados, respiramos contranquilidad y somos conscientes de haberinspirado el aura de obras de arte únicasen el mundo. Es una suerte que la Asocia-ción de Amigos del Museo de la Huertatenga por presidente un hombre tan extra-ordinario y que tanto ama a su tierra.

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Y es que el montaje de la exposiciónSalzillo, testigo de un siglo, ha sido uno delos episodios más importantes en mi vida.Nunca podré dejar de agradecer a mimaestro y mentor, el profesor CristóbalBelda, que me recomendara para la direc-ción del Museo Salzillo y que me incluyeraen el comité científico de la exposición.

También estoy convencida que unamagna exposición es el mejor homenajeque se le puede dar a un artista. Y la dedi-cada a Salzillo en 2007, a mi modestoentender, ha superado con creces todas lasexpectativas, pues ha contado con cerca de360.000 visitantes y ha tenido gran reper-cusión nacional.

Como estudiosa de los museos y de lasexposiciones es para mí muy loable el quelos esfuerzos en los centenarios o aniver-sarios de los hombres ilustres de Murcia,como es el caso de Saavedra Fajardo o delconde de Floridablanca, que celebramoseste mismo año de 2008, se estén canali-zando en muestras de gran calidad y pro-fundo calado.

Por cierto, un año, 2008, en el que hadesaparecido el gran maestro del trovo,Manuel Cárceles, el Patiñero. Pertenecía aese grupo de personas que concitan en símismos, como archivos o museos andan-tes, una vasta cultura de tradición popular.Con ellos nuestra Huerta muere un pocomás, de ahí la necesidad de cuidar a nues-tros mayores, porque en ellos se atesoranuestra memoria.

Pero pasemos ya a presentar cada unode los artículos que componen este núme-ro de Cangilón.

El primer tercio de la revista está dedi-cado a la conmemoración del tricentenariodel nacimiento de Salzillo. Consta de unartículo extensísimo escrito por el directordel Museo Etnológico de la Huerta, donÁngel Luis Riquelme, que me ha precedidohoy en la palabra.

Este artículo tiene tres partes diferen-ciadas. Un homenaje al Tricentenario, unaentrevista con el pintor Zacarías Cerezo y

Remigio Tolmo y un reconocimiento aaquellos que han contribuido al estudio deSalzillo.

El particular homenaje de don ÁngelLuis consta de un docto recorrido por lasobras más significativas de Nicolás y Fran-cisco Salzillo, que podrían estar elevadas ala categoría de monumento Histórico-Artístico Patrimonio de la Humanidad.

La entrevista al pintor Zacarías Cerezo ya Remigio Tolmo cuenta el interesante peri-plo de ambos por Santa María Capua Vete-re, cuna de Nicolás, padre de Francisco Sal-zillo, y, por ende, de sus antepasados.

A ambos tuve la suerte de conocerlosen el propio Museo Salzillo, hace pocosmeses, cuando nos trajeron para nuestrabiblioteca la Memoria de Prensa por elloscompilada. Una memoria que guardamoscon mucho cariño, junto a la que nosotrosmismos venimos haciendo en nuestro tra-bajo diario.

Yo desconocía que el padre de ZacaríasCerezo había trasladado los restos delescultor. No es de extrañar que cuando supadre le contó la historia a su hijo, estequedara ligado para siempre a la figura deFrancisco Salzillo.

Zacarias y Remigio fueron a SantaMaría Capua Vetere y allí encontraron lapartida de nacimiento de Nicolás, lo queha dado pie a que el Comune se haya inte-resado profundamente por la vida de esteescultor que un día marchó al levanteespañol y que tuvo un hijo que luego seríaconsiderado uno de los grandes artistas dela historia del arte español. Y ese interésno hubiera sido posible sin su tesón.

Ellos también han seguido una pistaque podría venir a demostrar que Salzillopudo visitar la patria de sus mayores,como es la relación del Marqués de losVélez con el monasterio franciscano deSan Pedro Alcántara, por él patrocinadoen el centro de Capua Vetere.

Y también han fotografiado posiblesobras atribuibles a Nicolás. En esencia,ambos, desinteresadamente y por amor a

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Salzillo, han actuado de grandes embaja-dores murcianos por la tierra de sus ante-pasados que, gracias a ellos, hoy los pode-mos conocer mejor.

Se han hecho muchas cosas durante elaño 2007 para conmemorar el tercer cen-tenario de la muerte del escultor. ¿Sepodría haber hecho más? Por supuestoque sí, porque todo lo que hagamos porhomenajear a nuestro más afamado artis-ta, claramente siempre será poco. Porcierto, un libro aparecido en el 2007 queme gustó muchísimo fue el dedicado a losdocumentos relacionados con Salzillo queconserva el Archivo General de la Regiónde Murcia, con una cuidada introducción,excelentemete escrita, como todo lo queellos hacen, referida a la biografía delescultor, realizada por la proferora de laPeña y el profesor Belda.

Tras el artículo de Ángel Luis Riquelme,aparece un artículo escrito por una amiga yantigua alumna, María Ángeles MuñozCosme, dedicado al Museo Salzillo de Mur-cia, y que condensa muy bien la historia dela institución. Ambas compartimos el amorpor los museos y la museología y por ellome sentí muy contenta cuando decidiódedicar su doctorado a estas cuestiones.

Cuando ella terminó el artículo, todavíano habíamos comenzado las obras deremodelación en el museo, obras queesperemos estén terminadas para estaNavidad, puesto que ya están muy adelan-tadas.

En cuanto al resto de los artículos,algunos de ellos han sido escritos por cro-nistas oficiales de la Región de Murcia.Permíntame citar a su ilustre presidente,como miembro del consejo redactor de laRevista Cangilón, don José Antonio Melga-res Guerrero, gran estudioso de nuestropatrimonio. Con él tuve la suerte de coin-cidir en un Taller de Historia en el ArchivoRegional, hace poco más de un año, día enel que ambos hablamos de nuestros Salzi-llos favoritos. Guardo un gratísimo recuer-do de aquella tarde.

Entre estos cronistas se encuentra eldirector de la revista Cangilón, don Fulgen-cio Saura Mira, con sus siempre interesan-tes e imprescindibles artículos. En esta oca-sión, con “Caminando por mi tierra”, nosdescribe con su lírica pluma zonas de eseparaíso que es el valle de Ricote, con pala-bras llenas de emoción cargadas de historiay de arte. Tampoco faltan las secciones fijasdedicadas a la reseña de libros y el home-naje a aquellos que nos han dejado, como esel caso del querido don Diego Riquelme, alque Alcantarilla y este museo debe tantascosas. Son palabras sentidas las de SauraMira que, como secretario del Concejo,compartió una profunda relación laboral yde amistad.

Entre los cronistas, también participaen este número Manuel Herrero que, juntocon Mercedes Barranco, son los cronistasoficiales del Raal. A ambos los pude cono-cer en ocasión del libro que publicaronsobre la Dolorosa de aquella pedanía, loque fue el inicio de nuestra amistad. En unmes estaremos juntos en la presentaciónde su libro dedicado al San Onofre deAlguazas, talla de González Moreno, delque también hemos celebrado este año elcentenario. Don Manuel Herrero escribeun artículo dedicado al arte del vidriosoplado y, concretamente, a Ismael Cere-zo, heredero de la rica tradición de la car-tagenera Fábrica de Vidrios y Cristales deSanta Lucía y cuyas obras, pueden verseen diversas plazas y rotondas de Murcia.

Ricardo Montes Bernárdez, el cronistaoficial de las Torres de Cotillas, gran inves-tigador, escribe dos artículos, uno dedica-do a las ventas, posadas mesones y gitanosen la Murcia de los siglos XVII al XIX, yotro dedicado a las tunas universitarias deMurcia.

Del mismo modo, el cronista oficial deCeutí, José Antonio Marín Mateos, incluyedos artículos dedicados a los cementeriosde este lugar, y al interesante Museo de laConserva Vegetal y de las Costumbres 7Chimeneas, por él impulsado.

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Antonio de los Reyes, cronista oficial deMolina de Segura, estudia los regadíosmolinenses. Y es que he querido entresa-car las contribuciones de los cronistas ofi-ciales, en agradecimiento a su importantelabor en la investigación y difusión denuestro patrimonio cultural.

Permítanme que entresaque a dosautores más, concretamente, una antiguaalumna mía muy aventajada, que, ade-más, estudió Historia del Arte y Documen-tación como yo. Me refiero a María Lujánque junto a Tomás García, también docu-mentalista, llevan tiempo estudiando congran rigor científico, como no podía sermenos, temas de corte etnológico, comolos recogidos en varios números de estarevista. Es muy recomendable no perderseel blog de Tomás, con sus documentadasentradas llenas de bellas fotografías queilustran a la perfección nuestras costum-bres y tradiciones. El artículo que hanescrito en esta ocasión está dedicado a losBailes de Inocentes en la Huerta de Murciay analizan testimonios del siglo XIX a tra-vés de la prensa escrita.

El número 30 de Cangilón tambiénconsta de un artículo de Antonio SánchezVerdú y Francisco Martínez Torres extraídode su libro Informe sobre el murciano-llen-gua regional. Está dedicado a los Romancesde Ciego y Cordel en el antiguo Reino deMurcia. Inevitablemente a nuestra memo-ria viene la imagen del Ciego de la Zanfoñadel Belén de Salzillo. Con este artículoambos siguen contribuyendo a los estudiosde la lengua y literatura murcianas.

Los siguientes artículos están escritospor el historiador José Sánchez Conesa,con dos contribuciones dedicadas a lascostumbres de cortejo y noviazgo en elCampo de Cartagena. Artículos muy biendocumentados, que hablan de los juegosde la pubertad, como el anillico o las pren-das, de los paseos dominicales, y de lasactividades agrícolas y ganaderas en rela-ción con el noviazgo.

Francisco Javier Nicolás Fructuoso,

hermano mayor de la Hermandad de lasBenditas Ánimas de Patiño, escribe unartículo dedicado a las devociones, creen-cias y celebraciones en la Huerta de Mur-cia. El artículo sigue las diferentes estacio-nes del año, y a mí me ha servido de granutilidad, puesto que es nuestro deseo en elMuseo Salzillo, incluir una proyección deimágenes de obras del escultor en relacióncon las celebraciones cristianas del calen-dario. Él concluye que, aunque algunas deestas manifestaciones se han perdido parasiempre o se están paralizando, debiéra-mos luchar por conservarlas. Su artículoestá lleno de refranes y dichos. Entresacouno, ya que hemos hablado de nazarenosy de huerta. Como dice la pastilla de cara-melo: “cuando a un nazareno veas, con latúnica embuchada, no le pidas caramelos,lo que lleva son habas”.

José Emilio Iniesta González escribesobre la aportación judía de la imprenta aMurcia, en concreto del primer libroimpreso en la ciudad, el Breviarium Cart-haginense, editado en 1484 por AlonsoFernández de Córdoba junto al judío Salo-món León Zalmatí. Este análisis tambiénda pie a hablar de la situación de los judíosen Murcia en la Baja Edad Media.

A continuación, Guillermo LópezPérez-Marín, presidente de la AsociaciónPro-Música Española, estudia la zarzuelaen el entorno murciano. No deja de faltar,en su pormenorizado artículo, zarzuelaspor todos conocidas, como “La Parranda”con su célebre “Canto a Murcia”, que comoél mismo señala es “uno de los cantos másimpresionantes de la zarzuela costumbris-ta, el cual podría ser considerado comohimno regional ¿?, cantado aún hoy, pormillones de personas dentro y fuera deMurcia¨. Bueno, aunque claramente, nosería tanto un himno regional como másbien ligado a la Huerta murciana.

Se incluye además en este número, unacrónica del poeta, narrador y dramaturgoAlfonso Pacheco, dedicado a la Virgen delos Peligros “… la que está encimica del

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Puente”. Su crónica empieza así “Estanoche he pasado por el viejo puente depiedra …”. Ese puente que los carmelita-nos en Murcia hemos cruzado una y otravez sin dejar de santiguarnos.

Rosendo Serrano Sánchez y el arqueó-logo ¿ Daniel Serrano Várez, padre e hijo?,imagino, estudian en su artículo los dichospopulares en la zona de Alcantarilla, reco-gidos de los testimonios de las personasmayores, fuentes inagotables de sabiduríade las costumbres y tradiciones populares.

El profesor Navarro Egea estudia temasrelacionados con la buena y mala suerte enla región y en diferentes lugares del mundo.Es curioso constatar la riqueza de lasuperstición en los diferentes pueblos.Guardo un cálido acuerdo de cuando, juntoal resto del comité científico de la revistaCangilón, vino al Museo Salzillo para invi-tarme a presentar este entrañable acto.

Y, ya para ir terminando, José MaríaGómez Toro, Maestro Mayor del Gremio deArtesanías de la Región de Murcia, contri-buye a este número con un artículo dedi-cado a un oficio tradicional ya desapareci-do en la huerta, el de la seda. Desde aquínuestra felicitación, que es la de todos, porla exposición itinerante dedicada a Salzillocon obras de los artesanos de la Región yque tanto éxito ha tenido.

Emilio del Carmelo Tomás Loba hablade los auroros de Fuente Librilla de Mula yde sus estatutos. Y Manuel Zapata de SanNicolás incorpora un interesante vocabu-lario relacionado con el agua y el regadío.

Y ya sólo me queda terminar mi inter-vención, sin dejar de felicitarles de nuevo,a consta de ser necesariamente reiterati-va, pues ustedes son los herederos de losFrutos Baeza, Martínez Tornel, Fuentes yPonte, Díaz Cassou, Jara Carrillo, BaqueroAlmansa, Ballester, y así un largo etcétera.

Quisiera concluir con Fuentes y Ponte,con el que empecé. Él cierra su libro Mur-cia que se fue, escrito en 1872, con lasiguiente décima:

A todo la muerte hiere;

la obra que más se dilataa su propio lector mata,y su autor en ella muere;y aún el libro que más quierede la fama el gran podereternizar, y extendery dar vida en su clarín,al cabo tiene su fincuando acaba de leer.Muchísimas gracias a todos”

Terminada ésta parte de la presentaciónde la Sra. Marín Torres, interviene el Direc-tor de la Revista D. Fulgencio Saura Mira,en contestación a la conferencia ofrecidapor la presentadora de la Revista.

Las palabras de Saura mira, fueron lassiguientes:

“Distinguidas autoridades, Ilustre pre-sentadora Doña María Teresa MarínTorres, señoras y señores, amigos y com-pañeros:

Tras escuchar con fruición las palabrasde nuestra ilustre presentadora, directoradel egregio Museo Salzillo de Murcia quecuida y mima con la ternura de una autén-tica madre, no puedo por menos que enco-miar sus palabras sencillas y a la vez pene-tradas de sabiduría sobre esta ciudad y sutierra, sobre sus amados hijos y artistasque desde el pasado han entregado sucorazón a este paisaje tan singular y carga-do de sutileza, de tanta categoría como laque el mismo genial artífice imprime en susrostros pasionales orgullo de la ciudad y dequienes amamos lo barroco y fértil de

nuestra huerta. Unespacio quelamentamos sevaya deteriorandopor la estulticia ysin razón de losque transitan tansolo por las siglasdel progreso quecarece de alma.Ello es inevitablepor lo que parece,aunque también lo

Intervención de SauraMira.

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es que un grupo de entusiastas de nuestropasado continuemos en la batalla porrecuperar, a través de la nostalgia y emo-ción, el espacio que tuvo vida y procurólogros en el viejo hogar del huertano consu tronío y vigorosa presencia, con susrecodos de oro que daban gratuidad ybelleza a su contenido.

En esta labor estamos quienes forma-mos parte del Consejo de Redacción denuestra revista que lleva las señas de iden-tidad de la huerta, de aquellos que ya en suinicio, en los años ochenta del pasado siglonos dejaron su manera de trabajar en elproyecto tan apasionante de la defensa delos valores que nos pertenecen, se inyectanen una forma de ser y sentir; lo que requie-re una inquietud y búsqueda constante dela cultura que se inserta en nuestras raíces.De ello nos dieron ejemplo unas personasque han sido el alma de este Museo y de sudesarrollo, de su empaque ante la defensadel pasado que conforma la tierra en la quevivimos. Pues es de justicia, en este momen-to de nostalgias otoñales, evocar a donManuel Jorge Aragoneses y a don DiegoRiquelme Rodríguez, que estarán siempreen nuestro corazón.

A ambos conocí personalmente, meimbuí de sus conocimientos y me di cuen-ta de que eran unos hombres sabios, deque pertenecían al mundo de los egregiosinvestigadores y poetas, de que su solapresencia bastaba para sentirme lleno demí mismo, porque eran unos hombressencillos y al vez gigantes del entusiasmopor España y su patria chica, concebían elmundo desde la virtud de su hidalguía ycomo el Quijote caminaban oteando lucesdoradas y bellas en lo que no era más quealifafe y penumbra. Trataban de desalojarla belleza de su soledad y silencio, simple-mente reteniéndola con su mirada, enfren-tándose en muchas ocasiones a la apatía ysin razones de los estamentos sociales.

Por aquellos años de juventud, cuandodon Jorge Aragoneses era director delMuseo de Bellas Artes de Murcia sentí su

estremecimiento por el arte murciano, porsus artistas y me incrusté en su afán porrealzar a los mismos, enriqueciendo elMuseo con sus obras. Tomé nota en eseinstante de la valía de este personajeentregado a cualquier aspecto de la cultu-ra, desde sus planteamientos etnográficosen los que, sin duda era pionero. Personacabal e ilusionada por las cosas de Murcia,no existía ningún aspecto de la misma queno indagara, dejara constancia de su sig-nificado, estudioso de sus detalles, inquie-to además por dar constancia del pasado ypresente murciano, conocedor como nadiede eso que se llama el folclore que aplica aesta ciudad del Segura, sin descuidar elamplio tema de la decoración; lo que haceque posea una vasta bibliografía que desa-rrolla desde su presencia en la Academiade Alfonso X el Sabio. Pero sobre todo eraun hombre pleno de humanidad, de senti-mientos que enlazaba con un gran amorhacia la huerta; sus diversos ángulos depaisaje, su gestualidad en el ademán de sumás nítida expresión, presintiendo que suenergía latente y entrañable iba a desapa-recer con sus canciones y espacios milena-rios ante el paso del tiempo, intuyendo lanecesidad de pergeñar un espacio museís-tico, de tanta intensidad como el que esta-mos disfrutando. Un espacio etnográficoque tuvo su mejor apoyo en Diego Riquel-me Rodríguez nuestro llorado alcalde quenos dejó hace un año, pero que sigue en lamente de quienes participamos con él en elentusiasmo por el Museo y Alcantarilla.

No hay nada más bello que evocar anuestros antepasados, a quienes fueronleales a ellos mismos y a nosotros, dejaronsu legado desde una manera de trabajar ydedicarse a la defensa del patrimonio cul-tural de la huerta, algo que, quienes nossentimos unidos a este Museo Etnológicomantenemos y tratamos de custodiarcomo si fuéramos albaceas de su legado.Don Manuel Jorge Aragoneses y don DiegoRiquelme Rodríguez están hoy más vivosque nunca porque los amantes del Museo

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y redactores de Cangilón nos comprometi-mos hace algunas décadas en dar sentidoa lo que el tiempo orilla en los escorzos dela vida, por retomar el origen de nuestroentorno, un paisaje que se configuraba conel sudor del huertano cavador.

Por ello nos sentimos satisfechos y conánimo de continuar mientras tengamosfuerza en la nobleza de este proyecto.

Estamos cubriendo etapas y lo que erauna modesta revista etnográfica con ape-nas cuarenta páginas, se ha convertido enun verdadero libro merced a la sabiduría ysacrificio de unos hombres y mujeresentregados a la labor investigadora.

Acabamos de presentar el número 30de la revista Cangilón y entiendo que estoes un logro para los tiempos que corren.Nuestros recordados amigos se sentiríanorgullosos por ello, como sin duda lo esta-mos en esta mañana luminosa que elotoño murciano nos regala convocándonosa un grupo de amigos a la sombra de labarraca y de la Rueda que con sus cangilo-nes nos invita a recuperar el tiempo pasa-do. Me siento por ello dichoso, por la gene-rosidad que nuestro equipo de redacciónmuestra constantemente desde su arduotrabajo de investigación, como por el inte-rés de los Amigos del Museo que nos ayu-dan a seguir en esta lucha. Cada vez nosdamos cuenta de lo necesario que siguesiendo esta información como manera dedar un mensaje a nuestras venideras gene-raciones, por lo que quisiera animar a miscompañeros escritores a que no dudennunca en su empeño por aplicar su laborinvestigadora a cualquier ámbito de lahuerta y los pueblos de la región, por reco-ger lo que nos pertenece en lo espiritual ydar sentido a nuestras tradiciones que sonla gracia de la historia.

Quisiera recordar en este momento aquienes, amantes de lo nuestro, nos hanabandonado, como por supuesto agrade-cer a las empresas e instituciones que nosapoyan en nuestra labor.

Muchas gracias.”Terminada la palabra del Director de la

Revista, por el Presidente de la Asociaciónde Amigos de nuestro Museo, Sr. PacettíLópez, cedió por deferencia protocolaria,al Teniente de Alcalde Cultura del Ayunta-miento de Alcantarilla, Sr. Pérez Fernán-dez, la acción de hacer entrega del fanalque contiene la cerámica con el símbolodel emblema de la Asociación, a la Sra.Marín Torres, agradeciéndole sus muchosdesvelos y esfuerzo para compatibilizar sutrabajo con la preparación de tan brillantey exquisita locución dirigida a la audienciaasistente al acto.

Terminado éste protocolo, se da lecturaa la concesión del Escudo de Plata de laAsociación a la colaboración con la Revis-ta, al insigne pintor D. José Antonio Moli-na Sánchez, a quien por agradecimiento asu colaboración prestando un óleo enhomenaje al Tricentenario Salzillo, para laportada de nuestra Revista, se dio cuentade una escueta síntesis biografiada:

“JOSE ANTONIO MOLINA SÁNCHEZ,Nace en Murcia en 1918.

Sufre la perdida de sus padres cuandosólo tiene cinco años.

Él y sus tres hermanas se trasladan avivir a casa de sus tíos, donde es formadoy educado en un ambiente refinado, y, pro-bablemente ésta particularidad le despier-ta su temprana sensibilidad artística.

Realiza estudios en la Escuela de Artesy Oficios de Murcia, siendo Director elescultor José Planes, recibiendo clases deClemente Cantos. Ambos Profesores fue-ron sus asesores y guías de modelado.

Entrega del fanal a la presentadora.

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En 1929, tuvo de Profesor al MaestroSánchez Picazo en la Real Sociedad Eco-nómica Amigos del País. A partir de 1930,comienza su etapa profesional de retratos,y colaboración en revistas y periódicoscomo ilustrador. Frecuenta estudios, en losque se enriquece, de pintores tan afama-dos como Almela Costa y Luis Garay. Sien-do con Cano Pato, con quien descubre unprofundo sentir poético que le transmite elvalor del arte moderno.

A principio de los años 40, ingresa enLa Escuela Superior de Bellas Artes de SanCarlos en Valencia y su pintura gira haciala figuración objetiva. En 1945, expone enMadrid en homenaje a Vázquez Díaz, y apartir de entonces su obra es requerida enlas principales galerías y exposicioneseuropeas. En 1946, re relaciona con unade las corrientes poéticas portuguesas másimportantes del momento, y, se le recono-ce definitivamente su capacidad de maes-tro, donde compatibilizando su obra condiversas galerías en capitales de España,expone en Lisboa, Madeira, Évora y Coim-bra, recibiendo el Premio “Francisco deHolanda”.

Participa en 1951, en la Primera Bienalde Arte Hispanoamericano de Madrid, ins-tante del surgimiento de las principaleslíneas artísticas que se impondrán en elfuturo.

En 1952, al casarse, fija su residenciaen Madrid, lugar donde en 1953 gana elConcurso “Bolsa de Viaje de la DelegaciónNacional de Educación”, que le permite via-jar por Italia y Francia. Desde éste recorri-do es invitado a exponer en Estrasburgo,Ginebra, Basilea; a la vez que, participa enexposiciones colectivas con Picasso, ó, Bie-nal de Venecia y la superior Arte Actual.

Durante 1957 viaja por Francia, Suizay Alemania, mientras que en Madrid leconceden la Tercera Medalla de Pintura dela Exposición Nacional de Bellas Artes. Yen 1958, formó parte de la Misión Interna-cional de Arte de Évora.

La década de los años 60 del pasado

siglo, es ricamente fructífera en reconoci-mientos y galardones, entre los que resal-tan los Premios consecutivos anuales de laExposición Nacional de Bellas Artes; Meda-lla de Bronce de la Exposición de Alejan-dría; Palma de Oro de la Exposición delSureste en Elche; Espiga de Plata en el Cer-tamen Internacional de Arte de Albacete;Medalla de Plata del Salón de Otoño; y, otrostantos en su tierra natal, como el PremioChys en Murcia; Medalla del Salón de Pin-tura en Murcia; Placa Diputación, etc. etc.

Pero es en 1965, cuando viaja por Ango-la y Mozambique, sumergiéndose en unanueva etapa pictórica, cuya denominacióndefine como Expresionismo Africano.

Posteriormente una progresión de éxi-tos le han convertido como uno de los pin-tores más representativos de la pinturaregional. Sus cuadros de acuarela y óleosurgen de un reto del intelecto, teniendocomo inspiración, su observación, admira-ción y comprensión por lo natural, y, deaquí procede su imaginación y fantasíaartística por la figuración de su pinturadedicada a los infinitos “Ángeles”, que harealizado a lo largo de su intensa trayecto-ria profesional. Considerado un pintor líri-co su obra se centra en su ideal de belleza,huyendo de todo elemento antagónico a laestética y espiritualidad.

Aunque su vida transcurre entreMadrid y Murcia, es un pintor de la Huer-ta, donde tiene su casa de estudio, medita-ción y producción pictórica. A ésta casa, elpintor de forma entrañable y cariñosa, lellama: “Mi casa de la Huerta.

Pero para tener claro su categoría pro-fesional, nos remitimos a los Centrosdonde sus obras se encuentran ubicadasde forma permanente, como en los Museosde Arte Contemporáneo de Madrid; BellasArtes de Murcia; Bellas Artes de Santan-der; Arte Moderno de Lisboa; MachadoCastro de Coimbra; Soares de Reis deOporto; Evora; Arte de Luanda, ó el famo-so Museo de Greenville de Carolina del Suren Estados Unidos.

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Si paseamos por Murcia, podemos visi-tar dos de sus grandes obras recomenda-das, como el Mural del hall del edificionúm. 3 de la Gran Vía Alfonso X El Sabio,o, la pintura “Mujer”, en la Real Academiade Bellas Artes Santa Maria de la Arrixaca.

Se encuentra citado en diversa biblio-grafía, destacando su nombre en la GranEnciclopedia de la Región de Murcia; His-toria de la Región de Murcia y Real Acade-mia de las Artes de Murcia.

En la actualidad se finaliza la creaciónde la Fundación del Museo Molina Sán-chez, espacio a donde se destinará buenaparte de la mejor obra de su vida que seencuentra en su poder.

Los críticos le han enmarcado en laGeneración Puente del 27 al 60 del S. XX.”

El Sr. Riquelme, comentó: “Era nuestro deseo darle merecido

homenaje en éste escenario de Presidencia,y, hacerle entrega de nuestra sencillo peroentrañable agradecimiento. Sin embargopor motivos de salud, de los que esperamosse restablezca pronto, en esta ocasión, noha podido convivir con nosotros ésta placi-da y otoñal mañana de Domingo.

Para recibir el Escudo de Plata de Sola-pa de ésta Asociación de Amigos del MuseoEtnológico de la Huerta de Murcia, nosacompaña en su representación y recogeráel mismo su sobrina, Profesora, reconociday prestigiosa Artista de Imagen, María Man-zanera Molina, por la colaboración que haprestado a nuestra Revista Cangilón, y, porla excepcional y magistral carrera del genialpintor, Molina Sánchez, durante toda sutrayectoria profesional”.

Una vez que se le impuso el Escudo, laSra. Manzanera Molina, excuso la presen-cia de su tío, Sr. Molina Sánchez, por la cir-cunstancias ya descritas, y tras unas pala-bras de recuerdo a la vida del pintor, suamor a la huerta y su sentida pasión porlas cosas de Murcia, nos hizo entrega departe del homenajeado, de cuatro láminasserigrafiadas de temas de la huerta deltenor siguiente:

1.- Dibujo de Huertana a color, cuyotitulo pone al pie: “Provincia de Murcia(Labradora de la Huerta), cuya firma pare-ce decir: Agrasot. Y en la base pone: LITª.DE LOS ANDALUCES BARÑA.

2.- Dibujo coloreado de una pareja dehuertano y huertana, titulado: “Tiposespañoles.- Murcianos”. La firma en elvértice derecho inferior Manchón, y en elcontrario vértice de izquierda una rubricaque se entiende por “Ortego”.

3.- Un dibujo en blanco y negro con eltítulo: “Murcia.- Palmereros subiendo a“machear” las palmeras. En el vérticeizquierdo inferior se lee el apellido “Perea”.

4.- Finalmente, se nos entrega la láminadibujada por el gran Cronista grafico de “LaRestauración”, siempre al servicio de laCorona, D. Juan Comba y García, que ésteMuseo también tiene enmarcada en lugarde honor dentro de la Sala de la Biblioteca,referente a la visita de S. M. El Rey AlfonsoXII, a la Villa de Alcantarilla, con motivo deprestar amparo a las poblaciones inunda-das y arrasadas por la riada denominada“Santa Teresa”, fecha en que se produjo tanterrible desolación. En la base dice:“ALCANTARILLA.- UNO DE LOS EPISO-DIOS A QUE DIO OCASIÓN LA PRESENCIADE S. M. ENTRE LOS DESGRACIADOSHABITANTES DE DICHO PUEBLO”.

El responsable de éste Centro, Sr.Riquelme Manzanera, se hizo cargo dedichas láminas para que formen parte delos fondos que el Museo dispone en éstamateria, agradeciendo nuevamente, a tra-vés de su sobrina, Maria Manzanera Moli-na, éste detalle con nuestro Museo.

También en la misma línea se procedea leer los datos biográficos del escultor D.Mariano González Beltrán, al concedérseleel Escudo de Plata de la Asociación conmotivo de su colaboración con la revista,dando cuenta de unas breves noticias desu meteórica carrera y su alto prestigiointernacional, tal y como expresa:

“MARIANO GONZALEZ BELTRÁN,Nace en Javalí Nuevo (Murcia).

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Desde muy joven siente una enormeatracción por la escultura y la pintura.

Ésta sensibilidad especial por el arte,le hace fijarse con profunda admiraciónen la obra del Maestro Francisco Salzillo.

Siendo niño, recuerda que, en SemanaSanta, acompañaba andando desde Java-lí-Nuevo, hasta Murcia, a un amigo que sumadre lo llevaba todos los años a presen-ciar la Procesión del Viernes Santo.

A partir de entonces, se dedica a mol-dear con barro, realizando todo tipo defiguras. Sus inicios, tendremos que fijar-los en el momento de su infancia, queemula las figuras que trasportaba el“Hilero”, personaje, cuyo oficio ha sidomuy conocido en la Huerta, y, donde en laSala de Cerámica de nuestro Museo se hahabilitado una vitrina en su recuerdo ymemoria.

Estudia, primero, en el Colegio delMonasterio de Los Jerónimos en La Ñora-Guadalupe, y mas tarde, termina su for-mación en la Escuela de Maestría delPuertas de Castilla.

En su ansia por aprender y alcanzar elconocimiento para su profesión, se acercaa los estudios de los grandes escultores delmomento, a la vez que, se curte y trabajaen otras muchas disciplinas artísticas.

La anécdota más importante, paranuestro recorrido por su biografía, consis-te en advertir en que, una de las primerasexposiciones de escultura en las que par-ticipa, se inauguró en la Sala de Exposi-ciones de éste Museo de la Huerta..

Su nombre era totalmente desconoci-do durante la década de los años 80 delpasado siglo, pero, una vez lanzada la cre-ación de su obra a la crítica y especialistasen la materia, su trayectoria profesionalha sido meteórica.

En la actualidad es uno de los esculto-res más relevantes de su generación, y, suproyección internacional es evidencia delreconocimiento que se le ha concedido ala calidad, estética y belleza de su obra.

Hoy día podemos decir con orgullo,

que ese prestigio conseguido llevando sustrabajos a todos los rincones del Mundocomo murciano, es la credencial por laque Murcia es conocida en todas las colec-ciones públicas y privadas de escultura,en especial, Europa y Estados Unidos,donde se ha incorporado su obra.

Su obra ha recorrido todas las ciuda-des y capitales más importantes de Espa-ña, pero donde ha tenido mayor repercu-sión ha sido en ciudades de Europa comoLondres, París y Roma, y en Estados Uni-dos: Virginia, Texas, California, San Fran-cisco, Florida, Nueva York, y, otras tantasen las que ha participado.

En América del Sur, podemos contem-plarlo, entre otros muchos países, enVenezuela.

Pero el cenit, consagrando su carreraprofesional, llega con el encargo de laAsamblea Parlamentaria del Consejo deEuropa, adjudicándole la gestación delMonumento a los Derechos Humanos,cuya obra, única existente en los jardinesdel edificio del Parlamento en Estrasbur-go, se inauguró el día 4 de Octubre de2.005, ante la asistencia de las represen-taciones de Europa, siendo invitadosexcepcionales todas las Instituciones yAutoridades de la Región de Murcia.

Culminando dicha efeméride, el Minis-terio de Transportes y Comunicaciones deFrancia, a través de la Poste Francesa (loque en España corresponde al Correo Pos-tal), el día 26 de Junio de 2.007, convocóa González Beltrán, ante la Asamblea delConsejo de Europa en Estrasburgo, paraque firmase el sello editado para insertaren la correspondencia oficial y particular,a nivel nacional e internacional de Fran-cia, con la fotografía del Monumento a losDerechos Humanos, creado por nuestroartista, e, inaugurado en 2.005 en los jar-dines del Parlamento.

Por éstas fechas de 2.007, terminabala obra dedicada a Salzillo, cuya primiciadescriptiva ha sido tan amable de explicaren la entrevista realizada, y, que consta y

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se incluye en los contenidos del Artículodedicado al Tricentenario del Maestro, enla Revista Cangilón núm. 30, que hoy sepresenta.

Sobre su biografía se ha escrito infini-tamente en toda la prensa y medios decomunicación mundiales. El resumen desu vida y obra lo podemos examinar enalguno de sus muchos catálogos con quecuenta, en especial el que se publicó por laComunidad Autónoma de Murcia, con elescueto título: “González Beltrán”.

Su estudio de trabajo y residencia seencuentra ubicado en la Urbanización deEl Palmeral en Las Torres de Cotillas”.

El Sr. Riquelme, le manifestó, enrepresentación del Consejo de Redacciónde la Revista, el más sincero agradeci-miento por su colaboración, a la vez quehabía propuesto a la Asociación de Ami-gos del Museo de la Huerta, se le otorgaseel Escudo de Plata de Solapa, cuya distin-ción le ha sido concedida y le será impues-ta a continuación”.

Tras imponerle el Escudo de Plata dela Asociación, dirigió unas palabras a laasistencia presente, recordando que unade sus primeras exposiciones se realiza-ron en éste Museo de la Huerta, y, que suvinculo con la huerta es de plena compli-cidad y cariño, pues al nacer tan cerca dela misma, se ha considerado un ciudada-no privilegiado. Dijo finalmente: “Yo amola huerta, porque ha sido la tierra queviéndome nacer me ha inspirado y con-formado las dotes de artista que la natu-raleza ha querido concederme. Muchasgracias”.

Toma la palabra el Presidente de laAsociación de Amigos del Museo de laHuerta, D. Diego Luis Pacetti López, paradejar constancia de su emocionada satis-facción producida por el desarrollo de unacto eminentemente cultural, cuyo eje hasido la presentación de éste nuevo núme-ro 30 de la Revista Cangilón, en el que sehan dado tantas situaciones entrañablescon el reconocimiento a los intervinientesy a los artistas que han merecido ser

homenajeados porsu colaboración.Por tanto, ademásdijo:“Agradecer a Dña.Maria TeresaMarín Torres,Directora delMuseo Salzillo, aquien por circuns-tancias casuales yde coincidenciaconoce desde hacetiempo por temas

de índole profesional, y, en cuyo cometidoha podido comprobar y apreciar la ampliacualificación y responsabilidad de la queha hecho gala siempre, demostrada con ladisertación que nos ha dirigido, dondedeja patente una brillante formaciónacompañada de una exquisita sensibili-dad al tratar las cosas de nuestra tierra, y,deseándole todo tipo de parabienes y éxi-tos a lo largo de lo que deberá ser sucarrera en los cometidos que tiene encar-gados sobre seguir proyectando el MuseoSalzillo hasta las cotas universales querealmente le corresponde.

Igualmente, dejar constancia de la pre-sencia del escultor González Beltrán,artista que forjó su formación en ésteMuseo con la influencia de la huertadonde cercanamente nació, y, que ha sidomerecedor de la insignia símbolo de nues-tra Asociación, por considerar que con suapoyo a nuestra Revista conseguimos rea-firmar el posicionamiento de la publica-ción en el ámbito de las que se editansobre ésta materia.

Felicitar y agradecer la presencia delgran pintor murciano, José Antonio Moli-na Sánchez, representado por su sobrina,Maria Manzanera Molina, con el ruego deque le traslade nuestro más sincero y pro-fundo agradecimiento por entregarnospara ser insertada en la portada, una obraen homenaje al Acto que representa éstenumero de la Revista, dedicado al Tricen-tenario de Salzillo.

Intervención de Diego L.Pacetti.

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También seguir alentando al Consejode Redacción de la Revista y todos los arti-culistas que de forma desinteresada yaltruista, dedican parte de su tiempo,incluso con gastos económicos que correnpor la cuenta particular de cada uno, por-que sin el vaciado escrito a texto de susinvestigaciones, quedaría por recuperar yse perdería todo lo concerniente a nues-tras tradiciones, costumbres, oficios yartes populares más significativas a puntode extinguirse o caer en el olvido.

Otra obligación que tengo, es la dereconocer la importante ayuda de lasempresas patrocinadoras de la Revista, enespecial CAJAMURCIA, CAM Y HERO, porconsiderar que la aportación financieraque nos ofrecen es una muestra del senti-do de responsabilidad y tendencia de quesu obra social respalde y proteja los inte-reses en defensa de cuanto suponga res-catar y exaltar las virtudes e idiosincrasiade nuestra tierra.

Podría extenderme, pero si hayalguien importante en ésta aventura queemprendió la Asociación hace ya casiveinte años, es el ánimo y respaldo delcolectivo de sus casi mil quinientos socios,y, de todos ustedes que en cada ocasiónque celebramos un acontecimiento lo apo-yan y engrandecen con su presencia.Muchas gracias”.

Finalmente, clausurando el acto, tomóla palabra el Teniente de Alcalde de Cultu-ra del Ayuntamiento de Alcantarilla, D.Patricio Pérez Fernández, quien de formarazonada y distinguida, se dirigió a todoslos presentes en representación del Ayun-tamiento de Alcantarilla.

Comenzó por hacer un elogio al conte-nido de la revista y a todos cuantos cola-boran en la misma, pues hay que recono-cerles que realizan un trabajo ímprobo eimpagable. Pidiendo a los miembros delConsejo de Redacción que sigan en lalínea de localizar, conectar y recoger todoaquello que sea digno de resaltar y recu-perar para que quede constancia en losarchivos documentales y bibliográficos.

Felicito efusiva yafectuosamente labrillante presen-tación de la revis-ta por parte deDña. Maria TeresaMarín Torres,donde ha dejadoconstancia de suconocimiento ysabiduría en éstastareas de hacerbella la prosa glo-sada, con pincela-das de opiniones

de nuestros grandes autores y artistas,que es nuestro gran patrimonio intelec-tual y cultural.

A los homenajeados, el escultor D.Mariano González Beltrán y el pintor D.José Antonio Sánchez Molina, congratu-larse con el homenaje que se les han brin-dado, pues además de reconocer que elarte que realizan es la belleza en su máxi-ma expresión, son dignos y respetadosrepresentantes de Murcia, en todos lospuntos del mundo donde se extiende y serequiere su obra.

Siguió comentando su apoyo incondi-cional a la Asociación de Amigos delMuseo, por su magnífica labor en defensay protección de los intereses de éstas ins-talaciones, pues con su trabajo se mantie-ne en funcionamiento una serie de activi-dades sociales, culturales y artísticas, conlas que el Museo se engrandece, a la vezque se le mantiene vivo.

A todos ustedes, agradecer su presen-cia por acompañar en éste acto que serenueva con la frescura de la lectura quese nos entrega con la Revista, invitando aque cuando la tengan en sus manos, veanen ella una parte de la historia de nues-tros más íntimos y prístinos signos deidentidad acontecidos en el amplio territo-rio, en especial de la Huerta y en generalde la Región de Murcia. Muchas gracias yhasta la próxima ocasión.

Como colofón se pasó a la Sala de la

Intervención del Concejalde Cultura D. PatricioPérez Fernández.

Biblioteca, donde se procedió a la firmaen el Libro de Oro del Museo por parte detodos los homenajeados, presentadora yquienes por su amor y cariño a la huerta,quisieron dejar constancia de su presen-cia en éste acto.

Un vino español y refresco al airelibre, en la zona Sur de Porches, donde seubica la exposición de carruajes hizo ter-minar la mañana del acto cultural y con-vivencia de los asistentes.

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1490.- Antonio Martínez López1491.- Mª. Dolores Abellán de Haro1492.- Josefa Fernández Lozano1493.- José Ramón Quinto Castejón1494.- Lola López Caride1495.- Jesús López Caride1496.- Carmen López Caride1497.- Francisco Salinas Hellín1498.- Francisca Asensio Ferrer1499.- Manuel Enrique Mira Sánchez1500.- Josefa Castaño Ballesta1501.- María Rubio Cascales1502.- Joaquín Barba Camacho1503.- Carmen Pérez Ródenas1504.- José Manuel Almira Torres1505.- Ginés Alburquerque Jara1506.- Carmen Férez Hernández1507.- David Andreu Pacetti1508.- Cesáreo Candel Soto

1509.- Francisco Sánchez Martínez1510.- Francisco Pujalte Sevilla1511.- Eulogio Vera Fernández1512.- Encarnación Sandoval Sánchez1513.- Pedro Martínez Sampedro1514.- José María Parra Pérez1515.- Catalina López López1516.- Fulgencio López Martínez1517.- Soledad Franca Vidal1518.- Francisco Hernández Álvarez1519.- Roberto Gomariz García1520.- Isabel López Pina1521.- Alfonso García Peñalver1522.- Remedios Deltell Marín1523.- Pedro Carrillo Puche1524.- Francisca Ruiz González1525.- Lucas Manuel Carrillo López1526.- José Rodríguez Álvarez

RELACIÓN DE NUEVOS SOCIOS/AS

En testimonio de crónica a perpetuidad, parte de loscolaboradores y articulistas de la revista, posaron juntoa la presentadora, Directora del Museo Salzillo, Dña.María Teresa Marín Torres y autoridades invitadas.

Firma del Libro de Oro del Museo, por parte de MaríaTeresa Marín; González Beltrán y María Manzanera(en representación de su tío Molina Sánchez), ante lamirada de Patricio Pérez y Diego L. Pacetti.

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