Guadalupe Salcedo Resumen

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1 GUADALUPE SALCEDO Y LA INSURRECCIÓN LLANERA, 1949-1957 TESIS DOCTORAL RESUMEN Orlando Villanueva Martínez Doctor en Historia Pos Doctor en Educación, Comunicación y Cultura Profesor Emérito Universidad Distrital Profesor Honorario Universidad Nacional del Perú Profesor Titular Universidad Distrital Quiero agradecer a todas las personas que hicieron posible que este trabajo fuera presentado hoy ante ustedes. Al doctor César Augusto Ayala Diago director de esta tesis, a la doctora Jane Rausch, Ricardo Sánchez Ángel y Álvaro Oviedo Hernández, por su juiciosa lectura y comentarios al texto, a la doctora Gisela Cramer, a los doctores Heraclio Bonilla, Max Herring, Medófilo Medina Pineda, Bernardo Tovar Zambrano, Mauricio Archila Neira, por sus aportes en sus clases y apoyo en este trabajo de reconstrucción de nuestra historia, y a mi familia la primera sacrificada en este trabajo. A todos los mencionados y no mencionados aquí mi infinita gratitud y aprecio. LA INVESTIGACIÓN En este trabajo se estudió una insurrección desarrollada por una coalición interclasista con predominio de una elite aristocrática, gamonal y ex militar apoyada en sectores de la pequeña burguesía (ganaderos, profesionales, comerciantes, artesanos, albañiles, carpinteros, sastres, pequeños propietarios agrícolas), peones y campesinos llaneros, manejada abiertamente desde afuera, (en su primera etapa), con el objetivo de explicar su dinámica y contradicciones; por tal motivo, se hace necesario la adopción de un modelo explicativo que expondré más adelante. En el caso que nos ocupa se trata de campesinos raizales o colonos de actividad económica diversa, caracterizados por una adscripción política mayoritaria al Partido Liberal Colombiano oficialista, comprometidos ancestralmente en procesos como la Guerra de Independencia y las guerras civiles del siglo XIX. El problema central a resolver no es por qué un grupo de campesinos políticamente adormecidos y tradicionales se vuelven, de un momento a otro, rebeldes; sino ¿por qué y cómo, en un momento determinado, la resistencia y autodefensa campesina toma la forma de violencia colectiva contra la hegemonía conservadora y la dirección de su propio partido político, que lo embarcó en una conspiración armada contra el gobierno? Creemos haber demostrado que la Insurrección Llanera fue un movimiento de orientación pequeño-burguesa que, una vez que sus líderes se vieron envueltos en una confrontación con el Estado, a la que fueron llevados por la dirección del Partido Liberal y cuando se fueron quedando solos, buscaron afanosamente el momento y las condiciones para

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GUADALUPE SALCEDO Y LA INSURRECCIÓN LLANERA, 1949-1957TESIS DOCTORALRESUMEN

Orlando Villanueva MartínezDoctor en Historia

Pos Doctor en Educación, Comunicación y CulturaProfesor Emérito Universidad Distrital

Profesor Honorario Universidad Nacional del PerúProfesor Titular Universidad Distrital

Quiero agradecer a todas las personas que hicieron posible que este trabajo fuerapresentado hoy ante ustedes. Al doctor César Augusto Ayala Diago director de esta tesis, ala doctora Jane Rausch, Ricardo Sánchez Ángel y Álvaro Oviedo Hernández, por sujuiciosa lectura y comentarios al texto, a la doctora Gisela Cramer, a los doctores HeraclioBonilla, Max Herring, Medófilo Medina Pineda, Bernardo Tovar Zambrano, MauricioArchila Neira, por sus aportes en sus clases y apoyo en este trabajo de reconstrucción denuestra historia, y a mi familia la primera sacrificada en este trabajo. A todos losmencionados y no mencionados aquí mi infinita gratitud y aprecio.

LA INVESTIGACIÓN

En este trabajo se estudió una insurrección desarrollada por una coalición interclasista conpredominio de una elite aristocrática, gamonal y ex militar apoyada en sectores de lapequeña burguesía (ganaderos, profesionales, comerciantes, artesanos, albañiles,carpinteros, sastres, pequeños propietarios agrícolas), peones y campesinos llaneros,manejada abiertamente desde afuera, (en su primera etapa), con el objetivo de explicar sudinámica y contradicciones; por tal motivo, se hace necesario la adopción de un modeloexplicativo que expondré más adelante.

En el caso que nos ocupa se trata de campesinos raizales o colonos de actividad económicadiversa, caracterizados por una adscripción política mayoritaria al Partido LiberalColombiano oficialista, comprometidos ancestralmente en procesos como la Guerra deIndependencia y las guerras civiles del siglo XIX. El problema central a resolver no es porqué un grupo de campesinos políticamente adormecidos y tradicionales se vuelven, de unmomento a otro, rebeldes; sino ¿por qué y cómo, en un momento determinado, laresistencia y autodefensa campesina toma la forma de violencia colectiva contra lahegemonía conservadora y la dirección de su propio partido político, que lo embarcó en unaconspiración armada contra el gobierno?

Creemos haber demostrado que la Insurrección Llanera fue un movimiento de orientaciónpequeño-burguesa que, una vez que sus líderes se vieron envueltos en una confrontacióncon el Estado, a la que fueron llevados por la dirección del Partido Liberal y cuando sefueron quedando solos, buscaron afanosamente el momento y las condiciones para

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entregarse, mediante una negociación que no pusiera en peligro sus vidas y su libertad, ylograr, a través de ella, algunas mejoras en sus condiciones de existencia. Esto lodemuestran las conversaciones con Gnecco Mozo, con López Pamarejo, las diferentesdemandas hechas al gobierno, lo planteado en las “Leyes del Llano” y las condicionespresentadas al gobierno militar para la entrega de las armas.

Hemos realizado una genealogía de la Insurrección para demostrar que existieron unascondiciones económicas, sociales y políticas previas; y que existía en la región unatradición de lucha y bandolerismo que propiciaron el surgimiento de la insurgenciaguerrillera en los Llanos a mediados del siglo XX.

HIPÓTESIS HISTORIOGRÁFICA

La producción historiográfica sobre la Insurrección Llanera entre 1950 y 2009 ha sidoconsiderable. En nuestra revisión bibliográfica encontramos ochenta y dos publicacionesque hacen referencia directa a nuestro tema de estudio. Para facilitar su comprensión seestablecieron tres variables: la característica del autor, el tipo de documento y la época enque fue escrito o producido.

Dentro del análisis según la característica del autor se eligieron siete categorías teniendocomo criterios de agrupación la tendencia política e ideológica de sus autores, suprotagonismo en los hechos y el tipo de producción documental. Dichas categorías son:liberal, conservadora, izquierda, académica, ex combatiente, militar y artística-literaria.

Para el análisis según el tipo de documento, los textos se clasificaron de acuerdo con lascaracterísticas de la producción: libros, artículos, ensayos, trabajos de grado, ponencias,reseñas, entrevistas, novelas, producciones artísticas o cinematográficas. El criterio deincorporación a esta clasificación fue la de que dichos textos abordaran el tema de tal formaque produjeran un análisis histórico sobre el hecho estudiado.

La siguiente tabla y gráfico muestran que el período de mayor producción sobre el tema seconcentró en la década de 1980, con el 29.3% de la producción historiográfica, períodomarcado por la represión oficial del gobierno de Julio César Turbay Ayala y el “Estatuto deSeguridad”, la toma de la Embajada de República Dominicana, la Revolución nicaragüense,de finales de la década de 1970, los procesos de paz de Belisario Betancour y VirgilioBarco y la creación, auge y aniquilamiento de la Unión Patriótica. Y el de menorproducción corresponde a los años de creación y auge del Frente Nacional, la década de1960, con el 6.1%. Lo anterior nos llevó a plantear la siguiente hipótesis historiográfica: enlos momentos de mayor agitación política y de represión social, la actividad de losacadémicos y de los artistas apareció con mayor frecuencia como mecanismo derecuperación de la memoria colectiva, y de resistencia de los sectores populares. Y por elcontrario, en los períodos de calma o de relativa estabilidad política, el interés por estostemas disminuyó.

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TABLA 1Producción historiográfica por décadas, 1950-2009

PERÍODO DE PRODUCCIÓN FRECUENCIA PORCENTAJE1960-1969 5 6.1

1970-1979 8 9.8

1950-1959 12 14.6

1990-1999 13 15.9

2000-2009 20 24.4

1980-1989 24 29.3

TOTAL 82 100.0

Gráfico 1

En esta historiografía y en la documentación que la alimenta, encontramos una vetainexplorada por los investigadores y que constituye lo que hemos llamado el discursoinsurgente, fuentes que han sido marginadas o vistas con cierto desprecio y que rescatamoscomo una expresión de unos saberes ocultos, que permiten ver no sólo cómo se manifestabala solidaridad popular al interior del movimiento, sino también su desintegración, causadafundamentalmente por las traiciones.

Hasta hoy podemos afirmar que la historiografía existente había presentado la InsurrecciónLlanera como un movimiento reactivo, espontáneo y de respuesta a la violencia generadapor el Partido Conservador con su política de “sangre y fuego” en su intención demantenerse en el poder, cancelando las conquistas democráticas del pueblo colombiano.Consideraron este hecho como una “gesta épica” y a Guadalupe Salcedo como su líderprincipal.

,0 5,0 10,0 15,0 20,0 25,0 30,0 35,0

1960-1969

1970-1979

1950-1959

1990-1999

2000-2009

1980-1989

PORCENTAJE

PORCENTAJE POR PERÍODOS DE PRODUCCIÓN , 1950-2009

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Se han señalado como motivos del fracaso de la Insurrección la traición de la DNL, lacapacidad de los terratenientes para controlar y reprimir a los campesinos, la falta de armas,de recursos logísticos, su aislamiento, la falta de un plan de acción y por otra parte, la faltade capacitación de las Fuerzas Armadas en la lucha antiguerrillera y el descuidoadministrativo por parte del Estado sobre esas regiones.

Estamos de acuerdo en que la Insurrección no fue tocada por una ideología revolucionaria;que fue un movimiento intransigente, con un ideario liberal vagamente captado por loscampesinos que empuñaron las armas en su nombre. Que resistía a la violenciaconservadora, liberal y a la delincuencia común, agregamos nosotros, y que luchaba porunos difusos ideales libertarios y democráticos, pero no vislumbraron una alternativaacorde con sus intereses de clase.

Compartimos la afirmación de que los líderes de los comandos guerrilleros no sepreocuparon por la transformación de una guerrilla de autodefensa en una guerrillarevolucionaria, y que la Dirección Nacional Liberal (DNL) tampoco estuvo interesada enello, y que por el contrario, su divorcio con los guerrilleros se acentuaba a medida que eloficialismo liberal se reacomodaba en el gobierno conservador.

Pero vamos más allá de los que afirman que Guadalupe Salcedo simplemente traicionó elmovimiento al facilitar la entrega al gobierno de Rojas Pinilla. Una revisión de ladocumentación sobre el tema nos muestra que dentro de los compañeros de Guadalupeexiste un imaginario negativo: lo ven como un traidor, un hombre toma trago, mujeriego yparrandero, pero con unas cualidades excepcionales de líder y un “verraco” en el combate,un hombre carismático, casi suicida; caso contrario al imaginario que ha construido el restode los autores que se han dedicado al estudio de las guerrillas liberales llaneras que lo hanpresentado como el gran conductor de la Insurrección. En este sentido, otro de nuestrosobjetivos en este trabajo fue demostrar cómo un hombre casi analfabeta y sin ningunaformación ideológica y política, llegó a convertirse en el símbolo de la resistencia popularde mediados del siglo XX en Colombia.

Compartimos la apreciación de quienes afirman que, cuando los insurgentes intentaroncambiar el rumbo ideológico y político de su lucha a través de su unificación a nivelnacional, fue demasiado tarde, porque la oligarquía liberal y conservadora le había tendidoel señuelo de la amnistía y la pacificación a través del gobierno militar.

Hasta aquí ha avanzado la historiografía sobre el tema. Las consideraciones anteriores sonnuestro punto de partida. Entre los objetivos de este trabajo estaban la resemantización yorganización de toda la información dispersa en una abundante documentación, pararealizar una especie de reconstrucción genealógica de todo el proceso insurreccionalllanero.

En conclusión, los trabajos que han marcado el rumbo de las investigaciones sobre el temahan sido los de los ex combatientes y militares; la historiografía académica, en su granmayoría, se ha adherido a lo testimoniado por Franco, Fonseca Galán o lo propuesto por elcoronel Gustavo Sierra Ochoa y la información publicada en la prensa oficial liberal. Con

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raras excepciones, se había trabajado información diferente, contenida en archivosnacionales, judiciales y personales; en periódicos y revistas conservadoras y liberalesextranjeras, nacionales y locales; lo mismo se puede decir de la historia oral, musical y lasproducciones literarias. En esta investigación se trabajaron este tipo de fuentes.

PERSPECTIVA TEÓRICA

Los hombres pueden, mediante sus decisiones, introducir una fuerza nueva en la marcha delos acontecimientos que sea capaz de transformarlos. Su influencia puede llegar a serimportante pero está determinada por la organización de la sociedad y por la correlación defuerzas que actúan en ella. En este sentido, la acción de Guadalupe Salcedo y sus hombresrespondió a un proceso de persecución y retaliación política partidista y a la necesidad detransformaciones en la sociedad llanera, vislumbradas y planteadas al final por unintelectual “creador” y “organizador”,1 que introdujo una ideología derivada almovimiento: José Alviar Restrepo, vinculado tardíamente a su dinámica.Si bien es cierto que los campesinos necesitaban contrarrestar la hegemonía de susopresores creando una ideología propia, esta no logró desarrollarse; estuvieron todo eltiempo plegados a la ideología liberal. Sin embargo, dentro de los mecanismos deresistencia desarrollados por la insurgencia estuvieron los “códigos guerrilleros” que fueronuna mezcla de una ideología tradicional o nativa (inherente, en términos de Rudé) con unaideología derivada, procedente de afuera. A estos dos elementos debemos sumar otro quecorresponde a “las circunstancias y experiencias que determinan la naturaleza de la mezclafinal”.2 Mezcla donde hay que tener en cuenta que no existe una tabula rasa que ocupe ellugar de la mente en la cual se puedan depositar nuevas ideas allí donde no había ninguna, ytampoco hay una progresión automática de ideas sencillas a más complejas. No existe unmuro entre los dos tipos de ideologías; tampoco podemos afirmar que lo “derivado” es“superior” a lo “inherente”, ya que de hecho existen grandes coincidencias e interaccionesdispares entre las dos: “entre las creencias “inherentes” de una generación, y formandoparte de su cultura básica, se encuentran numerosas creencias que originalmente fueronsacadas de fuera por una generación anterior”.3 Pero la pregunta es si una ideologíainherente puede llevar a una revolución. Según George Rudé, esto no es posible, aunque:“puede empujarlos a la huelga, a protagonizar disturbios pidiendo alimentos o rebelionescampesinas (con o sin éxito); e incluso tomar conciencia de la necesidad de un cambioradical; pero es evidente que no puede llevarlos a la revolución, ni siquiera en calidad desatélites de la burguesía”.4 Para que esto se dé, es necesaria una teoría revolucionaria. Estees el caso de la Insurrección Llanera.

1 “Fuera de los agentes (subalternos que no tienen una función de dirección), aquellos que participan de lahegemonía se ubican según el valor cualitativo de su función, desde el gran intelectual al intelectualsubalterno: en la cúspide, los creadores de la nueva concepción del mundo en sus diversas ramas: ciencia,filosofía, arte, derecho, etc. En la escala inferior, los encargados de administrar o divulgar esa ideología”.Aunque Gramsci distingue estas dos categorías de intelectuales, en el caso de Alviar Restrepo se conjuganestos tipos: el creador y el organizador. GRAMSCI, Antonio. Antología. México: Siglo XXI, 1985, pp. 288-389, y “Los intelectuales”. En: Cuadernos de la cárcel. México: Ediciones Era, 1981, pp.187-188, vol. 2.2 RUDÉ, George. Revuelta popular y conciencia de clase. Barcelona: Crítica, 1981, p. 46.3 Ibíd., pp. 34-35.4 Ibíd., p. 41.

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Tenemos en cuenta algo fundamental que nos recuerda Rudé, en el sentido de que laideología derivada sólo puede absorberse si el terreno se ha preparado con anterioridad, deno ser así esta será rechazada con mucha firmeza. Este parece ser el caso presentado con ladivisión en el Congreso guerrillero de 1953, donde muchas de las ideas planteadas en la“Ley que organiza la revolución en los Llanos Orientales de Colombia”, fueron rechazadaspor algunos de los comandantes guerrilleros porque eran ajenas a su ideología.La influencia que puede tener un actor social como Guadalupe Salcedo en un determinadomomento histórico tiene que ver, en parte, con su talento; pero éste sólo se pone demanifiesto cuando ocupa un sitio y una situación en la sociedad para poder hacerlo. Sinembargo, no hay que perder de vista que si bien las particularidades y el carácter depersonajes influyentes pueden hacer variar un acontecimiento y algunas de susconsecuencias particulares, muchas veces los cambios en una sociedad también dependende otras fuerzas y condiciones sociales.5

En cuanto a la definición conceptual, para esta investigación resultó pertinente hacer ladiferenciación entre revolución e insurrección. Siguiendo a Theda Skocpol, podemosdefinir revolución social como las transformaciones rápidas y fundamentales de unasociedad y de su estructura de clase, iniciadas desde abajo. Este proceso implica lacombinación de dos coincidencias: “la coincidencia del cambio estructural de la sociedadcon un levantamiento de clases, y la coincidencia de la transformación política con lasocial”. En contraposición, las insurrecciones, “aún cuando triunfen, pueden abarcar larevuelta de clase subordinada, pero no termina en el cambio estructural”.6 Es importantehacer esta diferenciación pues estos términos aparecen utilizados indiscriminadamente enlos textos sobre el tema. Se entienden como insurrecciones, según William B. Taylor, a loslevantamientos armados que “abarcan toda una región, forman parte de una lucha políticamás generalizada entre los diversos sectores de la sociedad y se encaminan a reorganizar lasrelaciones entre las comunidades y los poderosos núcleos foráneos”.7

Por otra parte, de acuerdo con Ranajit Guha, es posible afirmar que la Insurrección Llaneratuvo muy poco de espontánea. La población no se lanzó a la lucha armada sin una reflexiónprevia, ya que la relación existente entre protector y protegido estaba mediada por el poderde quienes se beneficiaban de ella y por los recursos que en un comienzo les brindó la clasedominante a través de la Dirección Nacional Liberal.8

En el accionar de los insurgentes los asaltos estuvieron precedidos (la mayoría de las veces)por la aprobación de los integrantes del comando. Nada había de espontáneo en ellos, en el5 HOBSBAWM, Eric. “¿Qué deben los historiadores a Karl Marx?”. En: Sobre la historia. Barcelona: Crítica,1998, p. 152.6 SKOCPOL, Theda. Los estados y las revoluciones sociales. México: Fondo de Cultura Económica, 1984, p.21.7 TAYLOR, William B. William. Embriaguez, homicidio y rebelión en las poblaciones coloniales mexicanas.México: Fondo de Cultura Económica, 1987, p. 173.8 GUHA, Renajit. Elementary aspects of Peasant Insurgency in Colonial India. Oxford University Pres. Delhi,1983, p. 9. Véase también: GILLY, Adolfo. Chiapas la razón ardiente. Ensayo sobre la rebelión del mundoencantado. México: Ediciones Era, 1997, pp. 25-26.

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sentido de que no hubieran sido pensados y discutidos. Sabían lo que hacían; y por qué lohacían, al fin y al cabo estaban en juego sus vidas.9 Que la orientación política e ideológicadel movimiento representara o no sus intereses económicos fue algo que no llegaron aplantearse con claridad.

Un sustento teórico de estos planteamientos lo podemos encontrar en otras experienciasinsurreccionales como las de la India. Ranahit Guha, por ejemplo, con relación a lasinsurrecciones campesinas en la época de Raj, concluyó que:

Sublevarse significa destruir muchos de los símbolos familiares que habían aprendido a leer y amanipular, para poder extraer un significado del duro mundo que le rodeaba y vivir en él. El riesgode «perturbar» en estas condiciones era tan grande que no podía permitirse embarcarseinconscientemente en un proceso semejante.No hallamos en las fuentes primarias ninguna evidencia histórica que sugiera otra cosa. Éstasdesmienten el mito, repetido tantas veces por una literatura descuidada e impresionista, que lasinsurrecciones campesinas son puramente espontáneas e impremeditadas. La verdad es casi locontrario. Sería difícil citar un levantamiento de una escala significativa que no estuviese precedidopor formas de movilización menos militares, cuando había sido imposible encontrar e intentar otrosmedios, o por conversaciones entre sus dirigentes para valorar seriamente los pros y los contras decualquier recurso a las armas.10

Guha nos advierte, además, que no hay ningún caso en que los campesinos, (ya sean estoslos cautos y prácticos habitantes de los llanos o los supuestamente inconstantes de los de lacordillera), se dejen arrastrar a una insurrección. Tienen mucho que perder y no se lanzaríana ella más que como un deliberado (aunque desesperado) medio para escapar de unacondición de existencia incontrolable, como parece ser el caso llanero. En conclusión, lainsurrección es una acción motivada y consciente de las masas campesinas. Enconsecuencia tenemos que:

Reconocer a los campesinos como autores de su propia rebelión representa atribuirles unaconciencia. Por lo tanto, la palabra «insurgencia» es utilizado en el título y en el texto como elnombre de esta conciencia que da forma sustancial a la actividad de las masas rurales, conocidacomo insurrección, revuelta, levantamiento, rebelión, etc. Esto equivale a rechazar la idea queconsidera tal actividad como puramente espontánea, una idea que es a la vez elitista y errónea. Eselitista porque convierte a la movilización del campesino en dependiente por completo de laintervención de los líderes carismáticos, de organizaciones políticas avanzadas o de las clases altas.11

9 GUHA, Renajit.“La prosa de contra-insurgencia”. En: RIVERA CUSICANQUI, Silvia. Debates postcoloniales. Una introducción a los estudios de la subalternidad. Bolivia: Editorial Historias, 1997, p.34.10 GUHA, Ranahit. Las voces de la historia y otros estudios subalternos. Barcelona: Editorial Crítica, 2002.pp. 43-44.11 Ibid., p. 98. Para el caso de Guadalupe Salcedo, entendemos el carisma en el sentido que le da James C.Scott: “El carisma no es una cualidad –como, digamos, los ojos cafés- que alguien posee de forma natural; elcarisma es, como se sabe, una relación en la cual unos observadores interesados reconocen (y pueden inclusoayudar a producir) una cualidad que ellos admiran”. Pueden existir personajes que no sean carismáticos peroque realizan actos de éste tipo. “Propongo que la comprensión de ese acto carismático, y de otros parecidos,depende de que se reconozca cómo su gesto representaba un discurso oculto común que hasta entonces nadiehabía tenido el valor de expresarle al poder en su cara”. SCOTT, James C. Los dominados y el arte de laresistencia: discursos ocultos. México: Era, 2000, p. 45.Un ejemplo de esto es el momento cuando Guadalupe

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En consecuencia, se hizo necesario indagar sobre esa conciencia, porque no es posibleentender la experiencia de esta insurrección como una simple historia de acontecimientossin sujeto. Lo que se busca, entonces, es rehabilitar ese sujeto y para ello debemos acudir ala concepción de que el campesino insurrecto tenía su propio mundo y una voluntad paracambiarlo o adaptarse a las nuevas circunstancias; o lo fue encontrando a través de la lucha.

En un comienzo sus acciones fueron defensivas y reactivas, pero éstas se fueron haciendomás estructuradas, sistemáticas y con objetivos concretos. En los comandos, que tuvieronuna composición mixta ya que a ellos pertenecieron la gente en armas y la población civil(labriegos, ancianos, mujeres y niños), se fue poniendo en práctica una solidaridad popularcolectiva, familiar y comunitaria contra una agresión externa. Solidaridad entendida, nocomo independencia o ausencia de conflictos, sino como la capacidad de sobrevivir a laagresión, los conflictos y sobreponerse a ellos a través de mecanismos de resistencia y elrecurso a la violencia colectiva y selectiva. La resistencia se organizó fundamentalmentealrededor de clanes familiares. Al respecto resulta pertinente la siguiente observación deJames Scott:

Es demasiado fácil y además un grave error idealizar estos arreglos sociales tan característicos de lasociedad campesina. Ellos no son radicalmente igualitarios; juzgan más bien que todos tienenderecho a una manera de vivir que depende de los recursos mismos del pueblo, y que esa manera devivir con frecuencia se alcanza a costa de la pérdida de status y de autonomía. Actúan, además, engran medida, por medio de la fuerza abrasiva de las murmuraciones y la envidia y por elconocimiento de que los pobres que se encuentran en el abandono probablemente se conviertan en unpeligro real y actual para los aldeanos mejor acomodados.12

En el ejercicio de este tipo de solidaridad de los desvalidos radicó la fortaleza de laInsurrección, pero también su debilidad,13 ya que no se dio el paso a la conciencia de clase.Fortaleza porque la mayoría de la población estaba, de una u otra, forma comprometida enel conflicto; debilidad porque, como el mismo Guadalupe Salcedo lo expresó, tenían queproteger a una población que limitaba su libertad de acción y los exponía constantementeante el enemigo.

no quiso apearse de su caballo para saludar al presidente Rojas Pinilla, en la ciudad de Yopal (Casanare). Lapoblación vio este hecho como un acto de insumisión y rebeldía.12 SCOTT, James C. “The Moral Economy of the Peasant: Rebellion and Subsistence in Southeast Asia”.Citado por: TAYLOR B. William, Op.cit., p. 226.13 Hay que tener en cuenta la crítica de John Tutino a los “economistas morales” de adoptar una perspectivaromántica de describir imágenes de comunidades igualitarias y dotadas de cohesión, desconociendo que loscampesinos son individualistas que buscan beneficios personales y familiares por encima del bienestar de lacomunidad. En este trabajo se ponen de manifiesto estas características y se entiende la presencia de lasolidaridad popular colectiva recíproca como un mecanismo coyuntural de resistencia frente a la agresiónexterior a su comunidad. TUTINO, John. De la insurrección a la revolución en México. México: EdicionesEra, 1990, p.30.

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Pero la solidaridad colectiva no solamente operaba dentro de las filas insurgentes, tambiénestaba presente en la población no combatiente o del partido opositor, como lo demuestra elcaso de la población conservadora de San Pedro de la Jagua, quienes a comienzos de 1951“organizaron un sistema de alarma en las plantaciones y haciendas cercanas. Cualquiercampesino que identificara a los bandoleros que se acercaran, debería sonar la alarmahaciendo estallar un taco de dinamita”14 Y también operaba un tipo de solidaridad dentro dealgunas facciones de la clase dominante, pero estas no son objeto de este trabajo. Sinembargo, cabe anotar como lo señala Daniel Pecaut:

La correlación de fuerzas que se instaura entre la burguesía y las masas urbanas después del 9 deabril constituye el trasfondo sobre el cual se generaliza la Violencia a partir de 1949. […] Pero laviolencia desborda dicha correlación de fuerzas y, sobre todo, se manifiesta de otra manera: lograromper la solidaridad -al menos política- de las clases dominantes; acarrea el desplazamiento delcentro de gravedad política hacia las zonas rurales; afecta sólo moderadamente a las grandesciudades que aparecen a menudo como zonas de refugio.15

A la solidaridad popular colectiva organizada en comandos, inicialmente familiares, sesumó una agresión externa que ponía en peligro sus vidas, el poder de las élites políticas yeconómicas dentro de la sociedad llanera y la debilidad, precariedad o falta de presencia delEstado como componentes motivantes o desencadenantes de la Insurrección. Sin embargo,pese a que la Insurrección generó una conciencia de solidaridad colectiva dentro delcampesinado llanero, al verse bruscamente movilizadas contra la agresión partidista ygamonal (que reaccionó contra esta parte del territorio que resultó implicada en unaconspiración contra el gobierno) no generó una ideología revolucionaria. En este hechoradica el origen de que este movimiento no pudiera adquirir una conciencia revolucionariaque pusiera en peligro a la clase dominante: la Insurrección, lejos de debilitar la hegemoníabipartidista dominante, la reforzó y la llevó a su unificación en un Frente Civil.

Siguiendo el planteamiento de William Taylor, los llaneros fueron buenos insurgentes peromalos revolucionarios. Fueron fuertes militarmente, pero muy frágiles ideológicamente ycerrados a una ideología alternativa a la de su partido político que les brindara unaposibilidad de éxito revolucionario. Defendieron su comunidad con un resultado favorable,pero perdieron el horizonte al no poder identificar a su verdadero enemigo. No buscaronejercer su influencia fuera del Llano. Cuando vislumbraron la posibilidad de tomarse elpoder, pensaron en un miembro de la clase dirigente para liderar ese proceso; este fue elcaso de Tulio Bautista, quien no dejó de ser (junto con su familia) un gamonal delpiedemonte llanero y fiel al Partido Liberal oficialista.

14 PAYNE, Philip. Time, 6 de agosto de 1951, citado por: FLAUHARTY, Vernon Lee. La danza de losmillones. Régimen militar y revolución social en Colombia, 1930-1956. Bogotá: El Áncora Editores, 1981,p.145. (3ª Edición).15 PECAUT, Daniel. Orden y violencia. Evolución sociopolítica de Colombia entre, 1930 y 1953. Bogotá:Grupo Editorial Norma, 2007, p. 562. (La cursiva es nuestra).

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Los campesinos, los peones llaneros y su dirigencia no se enfrentaron al Estado paracambiarlo; aceptaron la existencia de la hacienda, los hatos y sus formas de explotación, elpago de impuestos, prestación de servicios, la administración pública, sistema judicial y lalegitimidad de la Iglesia. La insurgencia llanera no cuestionó la autoridad local ni nacional.

Como parte de nuestro modelo explicativo de la Insurrección Llanera recurrimos a losplanteamientos del filósofo Michel Foucault acerca del concepto de los “saberes sujetos”.Es decir, los contenidos históricos que han sido sepultados o enmascarados en los trabajossobre el tema.

Estos contenidos históricos permiten conocer algunos de los motivos de la aparición de laInsurgencia. Unos de esos “saberes sujetos” o sepultados son los códigos guerrilleros, loscorridos, joropos y la poesía de la insurgencia, o discurso insurgente, como preferimosllamarlo. Éstos son, en términos de Foucault, “bloques de saber histórico”, funcionales ysistemáticos, que permiten explicar un segmento de la realidad. Este discurso nos permitedocumentar la ideología y la cultura política que sustentaban las demandas de loscampesinos llaneros en la órbita de lo que hemos llamado “liberalismo oficialista”. Elobjetivo es el rescate de saberes que van más allá de los saberes instituidos por lahistoriografía sobre el tema, de tal forma que nos permitan comprender otra dinámica de laInsurrección, y demostrar la existencia de contra-saberes que se pusieron al servicio delmovimiento, saberes que nos permitan reconocer otros puntos de apoyo de la dirigenciainsurgente en su lucha contra un sector de la clase dominante.16

Se entiende como “saberes sujetos” o “sometidos” el conjunto de saberes que han sidodescalificados por no ser competentes o suficientemente elaborados. Aquellos que han sidocalificados como ingenuos, inferiores y no científicos.17 En nuestro medio hay un despreciopor este tipo de documentos, hasta el punto de descalificarlas como fuentes históricas. Sinembargo, en nuestro caso lo que hemos llamado “el discurso de la insurgencia” constituyeun documento importante, que nos permitió abrir una ventana para ver una parte de lainsurgencia llanera por dentro.El corrido, el joropo, el código guerrillero y la poesía insurgente son expresiones del “saberde la gente”, que no constituyen, según Foucault, “un saber común, un buen sentido, sinoun saber particular, local, regional, un saber diferencial incapaz de unanimidad, y que sólodebe su fuerza a la dureza que lo opone a todo lo que lo circunda”.18 Estos saberes estánincorporados al saber histórico de las luchas: “En los sectores especializados de laerudición, así como en el saber descalificado de la gente, yacía la memoria de losenfrentamientos que hasta ahora había sido mantenida al margen”.19 Se trata entonces deestablecer, en términos de Foucault, un acoplamiento de los saberes eruditos y de lasmemorias locales. Un acoplamiento que permita la construcción de un saber histórico de las

16 FOUCAULT, Michel. Estrategias de poder. Barcelona: Editorial Paidós, 1999, p. 15. (Obras esenciales,volumen II).17 FOUCAULT, Michel. Genealogía del racismo. Argentina: Editorial Altamira, 1996, p.18.18 Ibíd., pp. 17-18.19 Ibíd., p. 18.

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luchas y la utilización de ese saber en las tácticas de las luchas actuales.20 Se trata de hacerentrar en juego estos saberes y expresiones locales de la insurgencia, expresados a través dela poesía, el corrido, el joropo y el código guerrillero, en una especie de insurgencia de lossaberes populares como mecanismo de resistencia y estrategia de poder y de lucha.

PERSPECTIVA METODOLÓGICA

Metodológicamente, en el caso de Guadalupe Salcedo y la Insurrección Llanera, éstainvestigación recorre el siguiente camino: parte de una visión general del contexto políticoy económico que da origen a la conspiración; luego profundiza en aspectos particularespara descubrir las causas específicas que fueron impulsando a varios de los líderesdestacados a la organización y a la acción armada colectiva, y cómo ésta se fueoperativizando y materializando en prácticas concretas de resistencia y cómo reaccionó elestablecimiento ante estas prácticas. Una vez aprehendida esta realidad, se emprende unproceso de reconstrucción global de las condiciones políticas, ideológicas y sociales dediverso orden que influyeron o fueron determinantes en la entrega de la Insurrección y laacción de personas como Guadalupe Salcedo, Eduardo Franco, Dumar Aljure, EduardoFonseca Galán y José Alviar Restrepo.El concepto articulador (y sobre el cual gira el trabajo) es el de solidaridad popularcolectiva, y su contrario: la desintegración. El primero fue tomado de uno de los principaleslíderes de la insurgencia llanera, Eduardo Franco Isaza;21 y el segundo de Charles Tilly,22

pero se hace necesario complementarlo con un análisis de los mecanismos de adaptaciónen resistencia; de la conciencia campesina como un elemento problemático, no predecible yreactivo como hasta el momento se ha presentado; de la experiencia política y cultural de loque significaba ser llanero como elementos determinantes de su fidelidad política a ladirección del Partido Liberal. Así mismo se requiere estudiar las formas de acción colectivay violenta desde el comienzo hasta el final del proceso e investigar los problemas surgidosen la defensa de la sociedad llanera; ver la polarización regional de la insurgenciaexpresada a través de los comandantes guerrilleros, hecho que muestra la existencia dematices y contradicciones dentro del movimiento insurgente, el cual no era homogéneo. Sitenemos en cuenta que casi toda revolución tiene su contrarrevolución, se tendrá presente elsurgimiento de la contrainsurgencia expresada en las “guerrillas de paz” como elementodesintegrador por parte del Estado, asociadas al fenómeno de las traiciones como unmecanismo del poder para quebrar la moral y solidaridad de los insurgentes.

20 Ibíd., p. 22.21 “[…] la organización de la resistencia en los Llanos […] era una empresa popular con un denominadorcomún, que consistía en observar una conducta y una ética, utilizar lo que se conocía de política para bien delpartido. Gente que está acostumbrada a observar una regla de respeto, de colaboración del más fuerte con elmás débil y le da la mano al que esta caído. La solidaridad popular se da siempre”. FRANCO ISAZA,Eduardo. “Orígenes de las guerrillas liberales en Colombia”. En: Señales Abiertas. No 5, Bogotá, marzo-mayode 1994, p. 72.22 TILLY, Charles; TILLY, Louise y TILLY, Richard. El siglo rebelde, 1830-1930. Zaragoza (España):Prensas Universitarias de Zaragoza, 1997, p. 14.

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El modelo desarrollado en este trabajo sobre la Insurrección Llanera es el siguiente: Haciamediados del siglo XX existe en el país una Crisis de hegemonía política bipartidista.Después de ensayar varias formulas de solución, la dirigencia liberal, secundada por elPartido Comunista y un sector de la Fuerzas Armadas, opta por la Conspiración o golpe deEstado como salida (solución de fuerza). Ante el fracaso, se agudiza la Represión y laRetaliación por parte del objeto de la conspiración. Las víctimas de la retaliación organizanla Resistencia armada, creando una serie de mecanismos y estrategias organizativas,militares, políticas, económicas, ideológicas, jurídicas y artísticas, con la que buscan laRestauración de los derechos civiles y políticos perdidos.

MODELO DE ANÁLISIS DE LA INSURRECCIÓN LLANERA

CRISISHEGEMÓNICA

CONSPIRACIÓNGOLPE DE

ESTADO

REPRESIÓNRETALIACIÓN

RESISTENCIAINSURGENCIA

RESTAURACIÓN

HegemoníabipartidistaPartidos tradicionalesLiberal-Conservador

Elite política liberalPartido ComunistaFuerzas Armadas

Policía chulavitaEjército“Guerrillas de paz”Desintegración

Lucha armadaComandosSolidaridadLegislaciónMúsica

Derechos civiles ypolíticosOrden constitucional

Esta propuesta incluye el mayor tipo de problemas y variables, de manera que nos permitaanalizar y explicar, con base en la evidencia empírica, qué fue realmente lo que condujo aque una parte de la sociedad llanera se levantara contra el régimen conservador de Ospina,Gómez y Urdaneta y cuáles fueron los elementos estructurales constitutivos de estemovimiento.

HIPÓTESIS

Con base en el modelo adoptado y expuesto anteriormente, proponemos las siguienteshipótesis explicativas:

1) Las guerrillas liberales del Llano fueron un movimiento compuesto por una aristocraciaterrateniente, ganadera, de medianos propietarios y comerciantes que, en su mayoría,habían sido militares y que utilizaron a los campesinos, y peones de sabana para defendersus intereses económicos y políticos ancestrales frente a la irrupción de una fuerza políticaopositora agresiva y excluyente.

2) La Insurrección Llanera no fue un movimiento espontáneo y reactivo, sino que se ubicaen la dinámica de la lucha partidista por el poder a mediados del siglo XX en Colombia.Estaba organizada y pensada desde antes, porque hacía parte de una conspiración armadaplaneada por algunos dirigentes del Partido Liberal, algunos sectores de las FuerzasArmadas y del Partido Comunista, para derrocar el gobierno conservador de Ospina Pérez y

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no permitir que Laureano Gómez se posesionara como presidente de la República. Al serabandonado por la dirigencia liberal el plan conspirativo en Bogotá, y al no ser informadoslos conspiradores en el Llano, estos últimos llevaron a cabo las acciones convenidas,quedando fuera de la ley y sometidos a acciones penales. Ante esta situación, no tuvieronotra salida que reorganizar, sobre la marcha, la defensiva-ofensiva y la resistencia frente algobierno que reaccionó con mayor contundencia y violencia contra los que se habíanorganizado para derrocarlo.

3) La línea argumental de este trabajo sostiene que detrás de la Insurrección Llanera nohabía una mentalidad revolucionaria, sino una reformista pequeño-burguesa. Los llanerosmuchas veces reaccionaron de forma violenta ante la represión y retaliación partidista yestatal, pero no llegaron a proponer una nueva estructura de organización y de poderalternativo al establecido por las clases dominantes. Todo este movimiento insurreccionalen sus diferentes matices, estuvo influenciado e incluso provocado por el Partido Liberaloficialista a través de la DNL.

4) Los campesinos enfrentaron la represión bipartidista estatal en defensa de susupervivencia mediante el recurso a la violencia colectiva armada y organizada a través delos comandos guerrilleros, que se convirtieron en una forma de organizar y administrar laresistencia y el ejercicio del dominio autónomo por parte de los insurgentes. Los asaltos,tomas de pueblos y puestos militares, y la quema de hatos representaron formas de accióncolectiva y expresión (en algunas formas de actuar) de la solidaridad popular.23

5) Los discursos insurgentes se convirtieron en un mecanismo de cohesión, de estimulaciónde la solidaridad colectiva y en una estrategia de ideologización por parte de la dirigenciadel movimiento.

6) La presencia del liberalismo radical y su influencia sobre Guadalupe Salcedo y sucomando, y el liberalismo recalcitrante y anticomunista de otros como los hermanosFonseca, imposibilitaron la unidad y condujeron a la entrega del movimiento y el posteriorasesinato de sus líderes principales.

LAS FUENTES

Nuestras fuentes bibliográficas son diversas y cada una de ellas tiene su importancia deacuerdo con lo que se quiere demostrar. Dada la cantidad y variedad de fuentes, seestableció una clasificación, de acuerdo con su orientación política e ideológica, su relacióncon el tema y tipo de documentación. Damos prioridad a la información de archivo, los

23 GUHA, Ranajit. “Sobre algunos aspectos de la historiografía colonial de la India”. En: RIVERA, Silvia yBARRAGÁN, Rossana, Debates Post coloniales: una introducción a los Estudios de la Subalternidad,Editorial Historias, La Paz, Bolivia, 1997, p. 28. El núcleo de la Insurgencia fue la defensa de la sociedadllanera, la cual se organiza a través de los comandos que se convierten en el espacio de la defensa de su vida,núcleo de la resistencia y defensa de su cultura e identidad frente a la agresión gamonal partidista. Es la luchapor la sobrevivencia de la comunidad lo que permite explicar la resistencia de los campesinos llaneros alrégimen conservador y la DNL.

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procesos judiciales y los discursos insurgentes (corridos, joropos, poemas y códigosguerrilleros), porque consideramos que en ellas encontramos algo que no se había dicho,que estaba oculto. De igual forma la historia oral constituyó una fuente importante en estatarea. No se trata de mostrar una “erudición inútil”, como señala Foucault, sino que sonproductos humanos, contenidos históricos, que tienen una funcionalidad y operatividad quenos permitió decir algo nuevo sobre el tema. En la utilización de este tipo de fuentes y loque ellas dicen, está parte de nuestra propuesta metodológica. Igual importancia han tenidoen esta investigación la prensa, libros sobre el tema (teóricos y metodológicos) los cualesnos han permitido realizar la contrastación de contenidos para ir develando lo querealmente pudo ocurrir en un hecho tan complejo y proponer nuevas interpretaciones apartir de nuestras hipótesis de trabajo.

Los archivos oficiales constituyeron una parte esencial en esta labor. Para ello se consultóel Archivo General de la Nación, fundamentalmente el Fondo del Ministerio de Gobierno;los Archivos de la Presidencia de la República, la Cancillería, el Archivo Gaitán y elArchivo del Teatro La Candelaria. Los archivos judiciales de Sogamoso, Villavicencio ySanta Rosa de Viterbo constituyeron otra fuente de gran riqueza informativa. Vale la penaseñalar, como aporte sobresaliente, el rescate del “Proceso de Monterrey” que algunoshistoriadores daban por perdido, y que es un documento fundamental para la reconstrucciónde la primera etapa del movimiento. La historia oral a la que se pudo tener acceso y lostestimonios de los pocos combatientes que todavía viven fueron de gran ayuda; los archivospersonales de algunos insurgentes, académicos y amigos constituyeron importantes apoyosen la construcción de esta historia. Los periódicos y revistas extranjeras, nacionales yregionales aportaron una gran cantidad de información que nos permitió hilar la trama delos acontecimientos. Los productos culturales como la música y el teatro también brindaronsignificativos y esenciales aportes, al igual que los libros, novelas y artículos.

Sin embargo, las fuentes que podríamos llamar oficiales fueron utilizadas con reserva, oleídas desde la otra orilla, ya que la mayoría de la información contenida en los procesosjudiciales, por ejemplo, fueron elaboradas por representantes del poder judicial; igualocurre con la información del AGN, el Ministerio de Relaciones Exteriores, donde seencuentra en su gran mayoría las voces oficiales del sistema, y muy rara vez encontramosen ellos la voz de los vencidos. Por eso fue importante en nuestro trabajo la recuperación dela “prosa de la de insurgencia” ya que esta nos presenta una visión más cercana de losinsurgentes en guerra o vencidos. Otra problema radicó en no saber con certeza en quécondiciones se produjeron estos documentos.

CONCLUSIONES GENERALES

La Insurrección Llanera no fue un movimiento espontáneo o reactivo, por el contrario, seubica en la dinámica de la lucha política, producto de la crisis hegemónica bipartidista demediados del siglo XX en Colombia. Estaba organizada y pensada desde antes, pues hacíaparte de una conspiración armada planeada por dirigentes del Partido Liberal como CarlosLleras Restrepo, Plinio Mendoza Neira y Hernando Durán Dussán, algunos comandantes de

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las Fuerzas Armadas como el mayor Carlos Arturo Jaramillo y el coronel del ejércitoguatemalteco Félix Clementino Mencos, y del dirigente del Partido Comunista, GilbertoVieira, con el objetivo de derrocar el gobierno conservador de Mariano Ospina Pérez y nopermitir que Laureano Gómez se posesionara como presidente de la República en 1950. Alser abortado el plan conspirativo en Bogotá por la dirigencia liberal, en una reuniónclandestina donde se encontraban Eduardo Santos y Darío Echandía, y al no haberinformado de ello a los conspiradores en el Llano, éstos llevaron a cabo las accionesconvenidas, quedando fuera de la ley y sometidos a la retaliación y las acciones judicialesderivadas de ella. Ante esta situación no tuvieron otra salida que reorganizar la resistenciafrente al gobierno que reaccionó con más contundencia y violencia, contra los que sehabían organizado para derrocarlo.

La Insurrección Llanera, desde su origen y con todas sus limitaciones, expresó los alcancesy características de una insurgencia campesina: la capacidad para establecer redes deespionaje y contraespionaje; su articulación con la población civil, sectores militares,políticos y religiosos como mecanismo para aprovisionarse de los insumos necesarios parala resistencia, el establecimiento de la guerra de guerrillas como forma de lucha, elconocimiento del terreno y su puesta al servicio para el triunfo de sus acciones armadas; labúsqueda de la unificación del mando y el establecimiento de un programa dereivindicaciones democráticas pequeñoburguesas y algunas con algún tinte comunal ysocialista. En cuanto a sus limitaciones, estas fueron fundamentalmente ideológicas ypolíticas, por ejemplo: no plantear una propuesta que condujera a la toma del poder. Esto sedebió a que, estando unidos política e ideológicamente al liberalismo, se vieron obligadosseguir una política moderada y secundar al partido en la búsqueda de la paz y larestauración de los derechos democráticos.

Pese a que la Insurrección generó unas formas de organización y ejercicio de poderautónomo, una conciencia y solidaridad colectiva dentro del campesinado llanero, al versebruscamente movilizadas contra la represión y la retaliación partidista y gamonal, quereaccionó contra esta parte del territorio que resultó implicada en una conspiración contra elgobierno, no generó una ideología revolucionaria que pusiera en peligro a la clasedominante local y nacional. La Insurrección, lejos de debilitar la hegemonía de las clasesdominantes, la reforzó y la llevó a la reunificación en un frente civil bipartidista.

La Insurrección Llanera fue un movimiento que careció de un programa político,económico y social revolucionario. Esto explica en parte por qué al final se conformaroncon un salvoconducto para poder transitar por su tierra, una caja de fósforos, una libra dearroz y un conjunto de promesas que nunca fueron cumplidas ni hicieron cumplir. Almovimiento no lo orientó una ideología revolucionaria, sino una ideología reformistapequeñoburguesa. Estuvo compuesta por un sector de la población donde había grandes ypequeños propietarios agrícolas y ganaderos, ex militares y campesinos, que reaccionaronde forma violenta y organizada ante la represión y la retaliación partidista y estatal, pero nollegaron a proponer una nueva estructura de organización y de poder alternativo alestablecido por las clases dominantes. La Insurrección, en sus diferentes matices, estuvoinfluenciada e incluso provocada por el Partido Liberal oficialista a través de la DNL.

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La dirigencia de la Insurrección y los campesinos enfrentaron la represión y la retaliaciónestatal en defensa de su supervivencia y de su lealtad al Partido Liberal mediante el recursoa la violencia colectiva armada, organizada a través de comandos guerrilleros. Estos seconvirtieron en la unidad política y en la forma de organizar y administrar la resistencia yen un mecanismo de ejercicio del poder regional autónomo por parte de los insurgentes.

La solidaridad colectiva constituyó un elemento de cohesión ideológica que tuvo diferentesformas de expresión y ejecución a través de asaltos a comisiones y puestos militares, tomasde pueblos y demás prácticas de resistencia. Pero esta solidaridad tuvo su contraparte en losmecanismos de desintegración puestos en práctica por el gobierno y las Fuerzas Militarespara debilitar la moral y organización de las fuerzas insurgentes, tales como la infiltración yla creación de la contraguerrilla.

Los discursos insurgentes o “prosa de la insurgencia”: corridos, joropos, poesías y códigosguerrilleros, se convirtieron en mecanismos de cohesión, de estimulación de la solidaridadcolectiva y en una estrategia de ideologización y politización por parte de la dirigencia delmovimiento insurgente. Estos discursos se convirtieron en la voz de los insurgentes, através de ellos podemos conocer parte del pensamiento del movimiento por dentro. Conestos discursos ocultos, saberes de la gente o memorias locales, se pudo reconstruir unaforma de resistencia y de lucha, poco tenida en cuenta en los trabajos sobre la InsurrecciónLlanera, o despreciados por la historiografía tradicional, que ve en este tipo de fuentes tansólo un adorno folclórico o un elemento exótico.

La presencia del liberalismo gaitanista, a través de personajes como José Alviar Restrepo ysu influencia sobre Guadalupe Salcedo y su comando; y del liberalismo oficialista yanticomunista en otros comandos, como el de los hermanos Fonseca Galán, imposibilitaronla unidad y condujeron a la entrega del movimiento y al posterior asesinato de sus líderesprincipales.

En términos históricos, la Insurrección Llanera jugó un papel importante en la historia delos movimientos campesinos colombianos, en el desarrollo de estrategias de resistencia yde una combinación de ideología inherente e ideología derivada24, cuyo núcleo era larestauración de las conquistas democráticas liberales.

24 Para Rudé, en la formación de una ideología popular se deben tener en cuenta tres factores: 1) el elemento“inherente” o base común; 2) el elemento “derivado” o externo que puede absorberse solamente si el terrenoestá abonado de antemano, y 3) las circunstancias y experiencias que en último término determinan lanaturaleza de la mezcla final. Sólo de esta manera podemos entender por qué, en nuestro caso, un sector delos campesinos continuó siendo revolucionario. RUDÉ, George. Revuelta popular y conciencia de clase.Barcelona: Crítica, 1981, p. 46.

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La clase dominante atrincherada en las ciudades resultó triunfadora, ya que logróconformar un bloque sólido de poder; los terratenientes y ganaderos llaneros lograronrecuperar gran parte de sus propiedades y poder regional. Los campesinos a pesar de sulucha no logaron ninguna ganancia, ya que las concesiones ofrecidas no fueron cumplidasen su totalidad por el gobierno. Una vez superada la crisis con la entrega del movimiento, elcampesinado se vio sumido de nuevo en el olvido y el abandono del que habían tratado deescapar. La verdadera triunfadora en esta “insurrección fallida” fueron la clase dominantegamonal y terrateniente liberal-conservadora puesto que, con la ayuda de los militares,logró ajustarle cuentas a los alzados en armas, y al comunismo.

CONCLUSIÓN HISTORIOGRÁFICA

Los que más han abordado el estudio de la Insurrección Llanera han sido los académicos.La historiografía de izquierda tuvo mayor importancia en las décadas de 1960 y 1970 peroluego el tema no volvió a ser parte de sus preocupaciones temáticas. La historiografíaliberal ha tenido cierta regularidad a lo largo del período 1950-2009, lo mismo que laproducción artística y literaria, mientras que la conservadora abandono el tema desde hacemuchos años. Ex combatientes y militares han publicado algunos trabajos en las coyunturasde las negociaciones y procesos de paz con el gobierno, pero su producción ha sido muylimitada y de carácter testimonial.

CONCLUSIÓN DE FUENTES

La prosa de la insurgencia, expresada en códigos guerrilleros, poemas y corridos fue unafuente importante de trabajo en la tarea de reconstrucción del movimiento de resistencia ala hegemonía conservadora y de restauración de las libertades civiles y democráticas. Losarchivos judiciales constituyeron la base sobre la cual se construyó la anatomía de laInsurrección Llanera. El rescate del Proceso de Monterrey, que se daba por perdido, elArchivo de Eduardo Franco, junto con otros sumarios y expedientes judiciales, y larecuperación de la memoria oral de los combatientes, son otros aportes de este trabajo, (encuanto a fuentes documentales se refiere) y constituyen un insumo de gran valor parafuturas investigaciones relacionadas con el tema.

CONCLUSIÓN FINAL

Finalmente podemos afirmar que de principio a fin la dirección de la insurgencia nuncaplanteó modificaciones estructurales de la sociedad llanera que pusieran en peligro laestructura política, propiedad de la tierra y que cuestionaran las relaciones de producciónestablecidas. Lo que se buscaba era lo establecido por la Dirección Nacional Liberal: cesede la persecución, represión política y violencia conservadora; la vigilancia para que la leyse aplicara con justicia y sin interferencias políticas; el establecimiento de la paz y elretorno a la normalidad democrática. Fue un movimiento Restaurador, no un movimientorevolucionario.