Gramci, Antonio, - El moderno principe.pdf

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  • EL MODERNO PRNCIPEAntonio GramsciAntonio Gramsci ReseaBiogrficaBiografa

    Naci el 22de enero de1891 de unafamiliahumilde deAles, en la islade Cerdea,una regin deItalia

  • tradicionalmente ignorada por el gobierno. Fueel cuarto de siete hijos de Francesco Gramsci.Francesco tena dificultades financieras yproblemas con la polica, lleg a estar en lacrcel y tuvo que andar de pueblo en pueblopor todo Cerdea hasta que se estableci con sufamilia en Ghilarza.

    Gramsci era un estudiante brillante, y ganun premio que le permiti estudiar en laUniversidad de Turn (1911-1919) donde sefamiliariz con la literatura. En aquel entoncesTurn estaba en proceso de industrializacin ylas fbricas de Fiat y Lancia estaban reclutandoobreros de las regiones ms pobres. Lossindicatos ya estaban establecidos y se estabandando los primeros conflictos sociales. Gramsciestuvo muy involucrado en estos eventos,frecuentaba crculos socialistas y se asociabacon emigrados de Cerdea, lo que le permitiseguir ligado a su cultura nativa.

    Sus dificultades familiares en Cerdea ya lehaban formado su visin del mundo, que serefrend con sus experiencias en Turn. Porextensos trabajos fsicos en su juventud quedjorobado.

    Ingres en 1914 el Partido Socialista Italiano

  • (PSI), y rpidamente adquiri fama por susescritos polticos y periodsticos en peridicosizquierdistas como L'Avanti (rgano oficial delPartido Socialista).

    Fund junto a Angelo Tasca, PalmiroTogliatti y Umberto Terracini el diarioL'Ordine Nuovo (resea semanal de culturasocialista) en 1919 y colabor en la revista LaCitt Futura. Participa en el movimiento de losconsejos de fbrica de Turn (1919-1920).

    Este grupo junto con disidentes del PSIencabezados por Amadeo Bordiga forman labase el Partido Comunista Italiano (PCI) el 21de enero de 1921. Gramsci se convirti en lderdel partido desde su creacin, aunque pordetrs de Bordiga hasta que ste perdi ladireccin en 1924. Las tesis de Gramsci fueronadoptadas por el PCI en su Congreso de Lyonsde 1926.

    En 1922 Gramsci represent al PCI en unareunin de la Comintern en la Unin Sovitica,donde conoci a su esposa Giulia Schucht, unajoven violinista con quien Gramsci tendra doshijos.

    Su misin en la Unin Sovitica coincidicon el ascenso del fascismo en Italia, y Gramsci

  • regres con instrucciones para unir a lospartidos de izquierda contra el fascismo. Talfrente tendra idealmente al PCI en el centro,pero otras fuerzas tambin se disputaban elpapel. Los socialistas tenan cierta tradicin enItalia, mientras el PCI pareca demasiadoreciente y radical. Muchos crean que unacoalicin dirigida por los comunistas se habraalejado del debate poltico y habra corrido elriesgo de aislarse.

    Gramsci es electo diputado por Venecia en1924 y lanza el peridico L'Unita (rganooficial del PCI) desde Roma. Su familiapermaneci en Mosc. En 1926 escribi unacarta a la Comintern a raz de las maniobras deStalin, en la que conden a la oposicin, peroen la que tambin hizo notar algunas fallas dellder. Togliati, que estaba en Mosc comorepresentante del partido, recibi la carta, laabri, la ley y decidi no entregarla. Esto creoun conflicto entre Gramsci y Togliati que nuncase resolvi en su totalidad.

    El 8 de noviembre 1926 fue detenido yencarcelado por orden de Mussolini a pesar degozar de inmunidad parlamentaria y fuellevado a la famosa prisin de Roma Regina

  • Coeli. De inmediato fue sentenciado a 5 aos deconfinamiento (en la isla remota de Ustica). Alao siguiente fue condenado a 20 aos decrcel. Su condicin fsica comenz adeteriorarse y en 1932 la Unin Sovitica tratde intercambiarlo por otros prisioneros con elgobierno fascista, pero las negociacionesfallaron. En 1934 le fue concedida la libertadcondicional por su mala salud, tras habervisitado los hospitales de Civitavecchia, Formiay Roma.

    Muri en Roma el 27 de abril de 1937, a los46 aos de edad. Est enterrado en el llamadoCementerio Protestante de Roma.

  • ObrasEn prisin escribi 30 libretas de historia y

    anlisis conocidos como Los cuadernos de lacrcel (Quaderni del carcere), que incluyen surecuento de la historia italiana y elnacionalismo, as como ideas sobre teoramarxista, teora educativa y de crtica.

    Hegemona / bloque hegemnicoSe le conoce principalmente por la

    elaboracin del concepto de hegemona ybloque hegemnico, as como por el nfasis quepuso en el estudio de los aspectos culturales dela sociedad (la llamada superestructura en elmarxismo clsico) como elemento desde el cualse poda realizar una accin poltica y comouna de las formas de crear y reproducir lahegemona.

    Conocido en algunos espacios como el"marxista de las superestructuras", Gramsciatribuy un papel central al agenciamientoinfraestructura (base real de la sociedad, queincluye: fuerzas de produccin y relacionessociales de produccin)/superestructura("ideologa", constituida por las instituciones,sistemas de ideas, doctrinas y creencias de una

  • sociedad), a partir del concepto de "bloquehegemnico".

    Segn ese concepto, el poder de las clasesdominantes sobre el proletariado y todas lasclases sometidas en el modo de produccincapitalista, no est dado simplemente por elcontrol de los aparatos represivos del Estado,pues si as lo fuera dicho poder serarelativamente fcil de derrocar (bastaraoponerle una fuerza armada equivalente osuperior que trabajara para el proletariado).Dicho poder est dado fundamentalmente porla "hegemona" cultural que las clasesdominantes logran ejercer sobre las clasessometidas, a travs del control del sistemaeducativo, de las instituciones religiosas y de losmedios de comunicacin. A travs de estosmedios, las clases dominantes "educan" a losdominados para que estos vivan susometimiento y la supremaca de las primerascomo algo natural y conveniente, inhibiendo assu potencialidad revolucionaria. Se conformaas un "bloque hegemnico" que amalgama atodas las clases sociales en torno a un proyectoburgus.

  • Los intelectuales y la educacinGramsci estudi extensamente el papel de

    los intelectuales en la sociedad. Afirm por unlado que todos los hombres son intelectuales,en tanto que todos tenemos facultadesintelectuales y racionales, pero al mismotiempo consideraba que no todos los hombresjuegan socialmente el papel de intelectuales.Segn Gramsci, los intelectuales modernos noson simplemente escritores, sino directores yorganizadores involucrados en las tareaprctica de construir la sociedad.

    Tambin distingua entre la intelligentsiatradicional, que se ve a si misma(errneamente) como una clase aparte de lasociedad, y los grupos de pensadores que cadaclase social produce orgnicamente de suspropias filas. Dichos intelectuales orgnicosno se limitan a describir la vida social deacuerdo a reglas cientficas, sino ms bien'expresan', mediante el lenguaje de la cultura,las experiencias y el sentir que las masas nopueden articular por s mismas. La necesidadde crear una cultura obrera se relaciona con elllamado de Gramsci por una educacin capazde desarrollar intelectuales obreros, que

  • compartan la pasin de las masas. Su sistemaeducativo puede ser definido dentro del mbitode la pedagoga crtica y la educacin popularteorizado y practicado mscontemporneamente por el brasileo PauloFreire.

    El Estado y la sociedad civilLa teora de la hegemona de Gramsci est

    ligada a su concepcin del Estado capitalista,que segn afirma, controla mediante la fuerzay el consentimiento. El Estado no debe serentendido en el sentido estrecho de gobierno.Gramsci ms bien lo divide entre la sociedadpoltica, que es la arena de las institucionespolticas y el control legal constitucional, y lasociedad civil, que se ve comunmente comouna esfera privada o no-estatal, y queincluye a la economa. La primera es el mbitode fuerza y la segunda el de consentimiento.

    Sin embargo, Gramsci aclara que la divisines meramente conceptual y que las dos puedenmezclarse en la prctica. Gramsci afirma quebajo el capitalismo moderno, la burguesapuede mantener su control econmicopermitiendo que la esfera poltica satisfaga

  • ciertas demandas de los sindicatos y de lospartidos polticos de masas de la sociedad civil.As, la burguesa lleva a cabo una revolucinpasiva, al ir ms all de sus intereseseconmicos y permitir que algunas formas desu hegemona se vean alteradas. Gramsci ponacomo ejemplos de esto a movimientos como elreformismo y el fascismo, as como a laadministracin cientfica y los mtodos de lalnea de ensamblado de Frederick Taylor yHenry Ford.

    Siguiendo la lnea de Maquiavelo,argumenta que el Prncipe moderno elpartido revolucionario es la fuerza quepermitir que la clase obrera desarrolleintelectuales orgnicos y una hegemonaalternativa dentro de la sociedad civil. ParaGramsci, la naturaleza compleja de la sociedadcivil moderna implica que la nica tcticacapaz de minar la hegemona de la burguesa yllevar al socialismo es una guerra deposiciones (anloga a la guerra de trincheras);la guerra en movimiento (o ataque frontal)llevado a cabo por los bolcheviques fue unaestrategia ms apropiada a la sociedad civilprimordial existente en la Rusia Zarista.

  • A pesar de su afirmacin de que la fronteraentre las dos es borrosa, Gramsci alerta contrala adoracin al Estado que resulta deidentificar a la sociedad poltica con lasociedad civil, como en el caso de los jacobinosy los fascistas. l cree que la tarea histrica delproletariado es crear una sociedad regulada ydefine al Estado que tiende a desaparecercomo el pleno desarrollo de la capacidad de lasociedad civil para regularse a s misma.

    HistoricismoGramsci, al igual que el joven Marx, era

    asiduo proponente del historicismo. Desde superspectiva, todo significado se deriva de larelacin entre la actividad prctica (o praxis)y de los procesos sociales e histricosobjetivos de los que formamos parte. Lasideas no podran ser entendidas fuera delcontexto histrico y social, aparte de su funciny origen. Los conceptos con los cuales seorganiza el conocimiento del mundo noderivaran primordialmente de nuestra relacincon las cosas, sino de las relaciones socialesentre los usuarios de estos conceptos. Elresultado es que no habra tal cosa como una

  • naturaleza humana que no cambia, sino unamera idea de sta que cambia histricamente.Adems, la filosofa y la ciencia no reflejaranuna realidad independiente del hombre, sinoque seran verdad en tanto que expresaran elproceso de desarrollo real de una situacinhistrica determinada.

    La mayora de los marxistas sostiene laopinin de sentido comn de que la verdad esla verdad sin importar cuando y donde se lesplantee, y que el conocimiento cientfico (queincluye al marxismo) se acumulahistricamente como el progreso de la verdaden este sentido cotidiano, y por lo tanto nopertenecera al dominio ilusorio de lasuperestructura. Para Gramsci, sin embargo, elmarxismo sera verdadero en el sentidopragmtico social, en que, al articular laconciencia de clase del proletariado, expresarala verdad de su poca mejor que ninguna otrateora. Esta posicin anti-cientfica y anti-positivista se deba a la influencia de BenedettoCroce, probablemente el intelectual italianoms ampliamente respetado de su poca.Aunque Gramsci repudia esta posibilidad, sudescripcin histrica de la verdad ha sido

  • criticada como una forma de relativismo.

    Crtica del EconomicismoEn un famoso artculo escrito antes de su

    encarcelamiento titulado La Revolucincontra Das Kapital, Gramsci afirma que larevolucin bolchevique representaba unarevolucin contra el libro clsico de Karl Marx,considerado la gua bsica de lasocialdemocracia y el movimiento obrero antesde 1917. Iba en contra de varias premisas alefectuarse una revolucin socialista en un pasatrasado como Rusia que no reuna lacondiciones econmicas y sociales que seconsideraban indispensables para el trnsito alsocialismo. El principio de la primordialidad delas relaciones de produccin, deca, era unamalinterpretacin del marxismo. Tanto loscambios econmicos como los cambiosculturales son expresiones de un procesohistrico bsico, y es difcil decir qu esferatiene ms importancia. La creencia fatalista,comn entre el movimiento obrero en susprimeros aos, de que triunfarainevitablemente debido a leyes histricas, era,para Gramsci, el producto de circunstancias de

  • una clase oprimida restringida principalmentea la accin defensiva, y sera abandonada comoun obstculo una vez que la clase obrerapudiera tomar la iniciativa.

    La filosofa de la praxis (un eufemismo delmarxismo que usaba para eludir a los censoresde la prisin) no puede confiar en leyeshistricas invisibles como los agentes delcambio social. La historia est definida por lapraxis humana y por lo tanto incluye elalbedro humano. Sin embargo, el poder de lavoluntad no puede lograr nada de lo que quiereen una situacin determinada: cuando laconsciencia de la clase obrera alcance el nivelde desarrollo necesario para la revolucin, lascircunstancias histricas que se encuentrensern tales que no se podrn alterararbitrariamente.

    Como quiera, no se puede predeterminarpor inevitabilidad histrica cul de los muchosposibles desarrollos tomar lugar.

    Crtica del MaterialismoCon su creencia de que la historia humana y

    la praxis colectiva determinan si una cuestinfilosfica es relevante o no, Gramsci se opone al

  • materialismo metafsico y copia la teora de lapercepcin desarrollada por Engels y Lenin,aunque no lo afirma explcitamente.

    Para Gramsci, el marxismo no lidia con unarealidad que existe por s misma,independiente de la humanidad. El concepto deun universo objetivo fuera de la historiahumana y fuera de la prctica humana era paral anlogo a la creencia en un dios. La historianatural es slo relevante en relacin a lahistoria humana. El materialismo filosfico,como el sentido comn primitivo, resultan deuna falta de pensamiento crtico, y no se puedeafirmar, como lo haca Lenin, que secontrapone a la supersticin religiosa. A pesarde esto, Gramsci se resigna a la existencia deesta forma cruda de marxismo: es estatus delproletariado como clase dependiente implicaque con frecuencia el marxismo, como surepresentacin terica, slo pueda serexpresado en la forma de supersticin populary sentido comn. Sin embargo, para poderdesafiar de manera efectiva las ideologas de lasclases educadas, los marxistas deben presentarsu filosofa de forma ms sofisticada, y tratarde entender genunamente las opiniones de sus

  • oponentes.Gramsci da un paso adelante en el terreno

    epistemolgico al afirmar que "el marxismotambin es una superestructura", lo que quieredecir que no es exactamente la verdad, sino unpunto de vista que, como todo punto de vistapuede tener sus falacias. Al oponerse alrealismo epistemolgico defendido por losleninistas, y al positivismo, abre paso a ungrado mayor de relativismo epistemolgico,que no constituye para Gramsci una renunciatica o poltica, sino la asuncin cabal delcarcter provisorio y construido delconocimiento humano.

  • Influencias

    Pensadores importantes para GramsciNicols MaquiaveloKarl MarxBenedetto CroceLeninAntonio LabriolaGeorges SorelVilfredo ParetoHenri Bergson

    Pensadores influidos por GramsciPerry AndersonMichael Hardt & Antonio NegriLouis AlthusserFernando NeyraRaymond WilliamsDavid HarveyEdward SaidJudith ButlerErnesto Laclau & Chantal MouffeManuel SacristnRoger GaraudyRobert W. CoxPaulo Freire

  • Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Antonio_Gramsci

  • Gramsci, la revolucin cultural yla estrategia para Occidente.

    Dr. Ricardo Miguel Flores. (*) (*) El autor es profesor de la Maestra en Filosofa.

  • I. Prembulo.Ante los ojos de muchos de nuestros

    contemporneos, el marxismo es punto menosque una concepcin del mundo derrotada, unafilosofa perimida o hasta un objeto denostalgia en determinados casos {[1 ]} Enrealidad sto no hace totalmente justicia a larealidad, ya que a una visin que busqueahondar en el asunto, las cosas aparecen de unmodo diverso y no tan expeditivo.

    Incluso a personas con un nivel deinformacin apreciable y hasta con algunaespecialidad humanstica, se les ha escapadocmo el marxismo-leninismo - de suyo perverso- fue deviniendo hasta mutar en algo msdestructivo y sutil, y por ello mismo, ms difcilde detectar. Nos estamos refiriendo algramscismo, filosofa que quiz es cada vezmenos explcitamente mencionada en eventos,publicaciones y ambientes filosficosespecializados, pero que sin embargo, comoharemos ver en el presente artculo, hatriunfado como pocas visiones filosficas lo hanhecho a lo largo de la historia, siendo su escasanotoriedad abierta, parte precisamente de suinsidiosa victoria.

  • Analizaremos primero, en qu consistijustamente el cambio del leninismo algramscismo, como especificacin diversasobrepuesta a la plataforma marxista. Ensegundo lugar consideraremos porqu seprefiri tcticamente, en particular paraOccidente, al gramscismo como arietefilosfico-cultural disolvente; en tercero, cul esla especificidad de su propuesta filosfica ycules son sus principales nexos con otrasfilosofas, dado su contexto italiano; en cuartotrmino, cules han sido las consecuenciassocioculturales de su vigencia filosfica ypoltica, y finalmente, en quinto, qu corolariosse deben extraer, a la luz de la filosofa realistaa fin de contrarrestar la Revolucin Cultural,cuyo diseo y arquitectura, fue la obra a la queconsagr su vida Antonio Gramsci, pensadoritaliano nacido en Cerdea (1891-1937).

    Despus de todo, como dice el Padre AlfredoSenz: "es quizs el suyo el nico intentomarxista de plantear globalmente y, segncreo, con mucha inteligencia, la cuestin deltrnsito hacia el socialismo en una sociedad deformacin occidental" {[2]}. Aade el autor arengln seguido que tanto los fenmenos del

  • eurocomunismo y del talo -comunismo, son dehechura gramsciana, y que fueron delineadoscomo estrategia para la conquista del poder porparte de los partidos comunistas en los paseslatinos.

    Al no poder establecer una dictaduraabierta en las naciones occidentales, se haadoptado como veremos, una va ms larga,pero que se busca que sea ms efectiva, msslida y afianzada, que es la de la dictaduramental, de la que han hablado algunos de suscrticos. El proceso y mecanismos deestablecimiento de dicha dictadura ser partede lo tratado en el presente escrito.

  • II. De la revolucin sovitica a larevolucin cultural. Heterodoxia deGramsci.

    No es en manera alguna ocioso recordarcules eran las ideas de Lenin -y otros"maestros fundadores" del marxismo- respectoa cmo y bajo qu condiciones se habra dellevar a cabo el trnsito hacia la sociedadsocialista.

    En breve, Lenin postulaba la necesidad dellevar a cabo primero la revolucin socialista enel terreno poltico-militar, instaurar acontinuacin la llamada "dictadura delproletariado", y a partir de la apropiacin porparte de los comunistas de los "aparatos deEstado" como dira Althusser, realizar loscambios necesarios en materia ideolgica ycultural.

    En terminologa marxista, para Lenin,haba que transformar primero lo que Marxdenomin en sus obras "infraestructura" (laeconoma), para de ah proceder a modificar la"superestructura" (religin, derecho, ideologa,cultura). Ello no obsta a la cuestin de queciertamente el propio Lenin le haba

  • "enmendado la plana" a Marx al menos en unpunto: para el pensador de Trveris, laRevolucin se habra de realizar primero en lospases de industrializacin ms avanzada (eneste caso, Inglaterra, Alemania, Francia,Blgica) y no en las nacionespredominantemente agrcolas; en cambio, parael pensador ruso, s era posible que una nacinagrcola atrasada como Rusia -que entoncesiniciaba su industrializacin- realizara "dadaslas condiciones objetivas" su transformacinrevolucionaria.

    Dadas las dificultades persistentes en lasnaciones de Europa Occidental para llevar acabo una revolucin de carcter violento, lospensadores marxistas ms lcidos, -destacadamente Gramsci- se abocaron a latarea de disear una estrategia marxista paraOccidente; en su caso, particularmente para lasituacin de Italia y, por extensin, para todoslos pases de cultura latino-catlica.

    Gramsci consideraba que mientras Italiafuese catlica, toda tentativa revolucionariaestaba destinada al fracaso. Incluso el lanzaruna revolucin mediante la va violenta podainvolucrar el nada desdeable riesgo de perder

  • todo lo avanzado, de abortar toda la operacinal presentarse un golpe de Estado y/o unadictadura militar.

    Haba que variar la estrategia. Mas antes deproseguir, debemos introducir aqu unadistincin conceptual gramsciana necesariapara entender de una manera adecuada losplanteamientos de este autor. Se trata de ladistincin entre sociedad civil y sociedadpoltica. Siguiendo libremente en este punto alP. Alfredo Senz, podemos decir que la primerahabr de consistir en el conjunto de organismosprivados que corresponden a la funcin dehegemona que el grupo dominante ejercesobre toda la sociedad o el conjunto deorganismos que crean un modo de pensar en elpueblo, le crean un "sentido comn", o modonatural de sentir y pensar y que vienevehiculizado por instancias tales como laIglesia, la Universidad, la escuela, los mediosde comunicacin, entre otros. {[3]}

    Por su parte, la sociedad poltica viene a serel conjunto de organismos que ejercen unafuncin coercitiva y de dominio directo en elcampo jurdico, poltico y militar.Fundamentalmente consiste en el Estado, que

  • tiene por funcin "la tutela del orden pblico yel respeto de las leyes". El hecho es que paraLenin -todava fiel a la concepcin marxista dela sociedad civil- el primer objetivo sigue siendola conquista del Estado, mientras que paraGramsci, la meta es la misma sociedad civil -conjunto de relaciones ideales y culturales-.

    Hecha esta necesaria distincin, podemos acontinuacin abordar la cuestin de porqupara las naciones de Occidente -particularmente para las de raigambre latino-catlica-, se hizo necesario para los marxistaselegir una tctica bien diversa a la que se siguien la Rusia zarista.

  • III. Estrategia para Occidente.Gramsci pensaba que la clave de la

    permanencia de las religiones trascendentes ode la propia Iglesia Catlica en el caso de buenaparte de Occidente, es la profesin de una fefirme e inquebrantable, incluyendo laconstante repeticin de los mismos contenidosdoctrinales. Todo ello colabora, junto con otrasvertientes, a la constitucin del ya mencionado"sentido comn" {[4]}. Pues bien, segn elgramscismo, nadie ha mostrado mayor eficaciaque la Iglesia para crear un sentido comn, conel singular aadido (esto era para l motivo deenvidia y deba ser meta a alcanzar por elPartido Comunista Italiano), de que la Iglesiapor siglos haba logrado amalagamar en suseno tanto al pueblo analfabeta como a unalite intelectual propia. No habiendopermitido, hasta entonces, la escisin entre unpequeo grupo con caractersticas por asdecir, gnsticas (como selecto grupoconocedor) y una masa con acceso nicamentea manifestaciones de religiosidad popular.

    Es as que, para Gramsci, la gran falla detodas las filosofas inmanentistas {[5]}, includoel marxismo, ha sido el no haber acertado a

  • unir en una misma creencia o "sentido comn",a los intelectuales y al pueblo, a losdoctrinarios y a los practicantes, a los expertoso "iniciados" y a los nefitos. Precisamente aeso se abocar Gramsci, a subsanar esacarencia, a travs de sus deletreos escritos,elaborados en las prisiones mussolinianas.

    Gramsci estimaba que la revolucin nohabra de hacerse -ya lo hemos visto-modificando las relaciones econmicas, esto es,estructurales. No, eso no habra de funcionaren Occidente. De qu servira una sociedadpoltica marxista sobrepuesta a una sociedadcivil frreamente cristiana? Ello conllevaramuchos riesgos, toda vez que el expediente delas armas y la represin no puede funcionarindefinidamente. Por ello, Gramsci postulabainiciar cambiando la superestructura (religin,derecho, arte, ciencia, medios decomunicacin) para que transformando lamentalidad (lo que Marx denominabasuperestructura ideolgica) de la sociedad civil,luego esta pudiera caer como fruta madura, yentonces sencillamente la sociedad civilasimilara a la sociedad poltica, no habiendoya contradicciones entre ambas.

  • Atendamos a un conocido autor espaol,profundo conocedor del pensamientogramsciano: "Cmo hacerse con la sociedadcivil, esa amalgama de ideas, creencias,aptitudes, aspiraciones? La respuesta deGramsci pasa por una comprobacin: lasociedad civil est poblada de elementosculturales: modos de pensar, de sentir, desituarse ante la vida, de leer, de divertirse . . . .Se trata, por tanto, de conquistar la culturapara el marxismo, de organizar la cultura pormedio de la captacin de sus agentes, losintelectuales" {[6]}.

    De suerte tal que el punto central habra deconsistir en lo que Gramsci denominaba"mutacin del sentido comn", uno de cuyospivotes habra de ser precisamente el dominio ycontrol de los medios de comunicacin demasas, a travs del desarrollo de toda unalucha cultural (Kulturkampf) contraria a laconcepcin trascendente de la vida.

    Para el ilustre pensador italiano Augusto DelNoce, el gramscismo representa precisamentela culminacin de todo el proceso secularista;"es un cierre total a cualquier trascendenciametafsica y religiosa, hasta el punto de poder

  • decir que, para Gramsci, la misma revolucincomunista no es sino un momento de una msamplia reforma intelectual y moralenderezada a la realizacin de la plenitud delsecularismo" {[7 ]}.

  • IV. Aspectos y conexiones filosficas.Una de las peculiaridades del gramscismo es

    que identifica filosofa y poltica, y a la vezconcibe a la historia (poltica) como filosofa(realizada o realizndose). Se le considera -y encierta manera- se autoconsidera continuadordel actualismo y la filosofa de la praxis deGentile {[8]}. No obstante, fue feroz la crticaque le dirige, al igual que a Benedetto Croce. Es oportuno recordar en el presente contextoque Gentile visualizaba su propia colaboracincon el fascismo como una realizacin de sufilosofa, el actualismo: la dialctica no de lopensado, sino del acto de pensar, del pensarcomo acto puro, esto es, subjetivismo filosfico,cuyo criterio de validez es la exterioridad comoverificacin del pensamiento en cuanto tal.

    Vista entonces la historia contemporneadesde lo que sera una "ptica revolucionaria",la historia moderna es filosfica, en el sentidode que es la realizacin y la verificacin de dosvertientes del hegelianismo, las dos en forma dela ya mencionada filosofa de la praxis: lamarxista y la de Gentile. Si la primeradesemboc en una revolucin y en la formacinde determinados imperios (finalmente fallidos),

  • la segunda es la que ha dado lugar a diversastentativas de una revolucin occidental,adaptada a pases con caractersticas liberal-democrticas, y de base industrial, poniendo enejecucin una filosofa del devenir, que altimas fechas ha involucionado en un meromaterialismo neopositivista, que "es lacobertura del conservadurismo burgus llevadoa su integralidad" {[9]}.

    A Croce particularmente le reprocha el nohaber desarrollado una Kulturkampf {[1 0]}.Gramsci cree reproducir en s mismo, tomandocomo plataforma el pensamiento de BenedettoCroce, el mismo proceso que en el pensarinmanentista de Occidente, condujo de Hegel aMarx, a travs de Feuerbach y losneohegelianos de izquierda, ello con lafinalidad de instaurar una genuinacristalizacin del marxismo, pero depurada detodas "las incrustaciones naturalistas ypositivistas y de sus desviaciones revisionistas"(Gramsci). El hecho es que Gramsci desembocaen una suerte de actualista (gentiliana)"filosofa de la praxis" subjetivista quesobreconforma y recodifica lo que era suplataforma de base: el objetivista materialismo

  • histrico. Ello no significa que Gramsci "renuncira"

    al pensamiento de Marx, eso no sucede enningn momento. Lo que acontece, -y en elloadherimos por entero a la interpretacin de DelNoce- es que, ms all de la explcitaintencionalidad del autor de los Cuadernos dela Crcel {[1 1 ]}, si atendemos a la inexorabletrabasn lgica, el operativo filosficogramsciano, de algn modo realiza,actualiza la meta de toda la "filosofa de lapraxis": superar toda manifestacin de"filosofa especulativa", lograr que, de facto, lafilosofa devenga poltica e historia o, si sequiere, historia poltica y, ser a la vez, eldetonante y el catalizador, que vuelva del revs,esto es, subvierta, todo el dispositivo ideolgicoque configura el sentido comn (hoy llamadomuchas veces "imaginario colectivo") de unasociedad, entendido en el sentido ya lneasarriba indicado.

    Por lo que respecta a Croce, por un lado lereconoca su gran "aportacin a la culturamundial" (sic) y que consideraba "unaconquista civil que no debe perderse" la cualestribaba justamente en su concepcin de que

  • "el hombre moderno puede y debe vivir sinreligin, y se entiende sin religin revelada opositiva o mitolgica o como quiera decirse"{[1 2]}. Mas, por otra parte, lo calificaba de"papa laico", "instrumento eficacsimo dehegemona" {[1 3]}, y le formulaba severosreparos y objeciones en referencia al significadohistrico que Croce le atribua al Renacimiento,la Ilustracin y la Revolucin Francesa, entreotras cosas.

    A ambos -Croce y Gentile- les espeta elhaberse opuesto al movimiento modernista -alinterior de la Iglesia Catlica- ya queconsideraba que la nica forma, atencin a estepunto, en que una religin trascendente puededesvirtuarse, es mediante descomposicininterna; de llevarse hasta sus ltimasconsecuencias este proceso, el catolicismohabra de desembocar en el secularismo, que yavimos que en Gramsci implicaba "un cierretotal a cualquier trascendencia metafsica yreligiosa" (Del Noce). No ve el que no quierever, aunque algunos se afanan en desempearel triste papel que Lenin les asignara: el de"idiotas tiles", cavadores -conscientes o no- desu propia tumba. No olvidemos que el concepto

  • de "modernidad" en Gramsci llevaba implcitauna exclusin absoluta de cualquier referenciaa toda realidad trascendente.

  • V. Algunas consecuencias socioculturalesde la vigencia fctica del gramscismo.

    No se le escapar al lector avezado quemuchos de los afanes y previsiones de estepoltico y filsofo sardo, se han idomaterializando en forma tal, que hoy sonelementos que forman parte ya de la atmsferacomn que respiramos. Hay una inocultablehegemona secularista que satura lamentalidad de grandes segmentos de lasociedad actual -ms all de matices y variantesa establecerse por pases, regiones y ciudades- yva posibilitando, de da en da, que lo que antesera visto como inaceptable, negativo o inclusoaberrante, se mire como "normal", positivo yhasta encomiable, en ms de una ocasin.

    Veamos algunos ejemplos fcilmenteconstatables: Gramsci postulaba que de lanica realidad que se puede (y se debe) hablar,es la de "aqu abajo" (cierre inmanentistatotal), que los escritores y los pensadoressecularistas deban hegemonizar los mediosmasivos de comunicacin (basta encender eltelevisor, escuchar ciertos programas de radio oasomarse a cualquier kiosko), que haba queacabar con el prestigio de autores,

  • instituciones, medios de comunicacin oeditoriales fieles a los valores de la tradicin ypor ende, opuestos a los designios desecularistas, laicistas y "modernizantes".

    Incluso previ Gramsci la defeccin denumerosos "catlicos" que, deslumbrados porla utopa secularista, habran de aceptar lasdiversas formas de "compromiso histrico". Elagudo intelectual italiano saba bien que, seobtenan mayores ganancias por estas vasgraduales, de lenta pero sostenidatransformacin de la mentalidad que por la vade una persecucion abierta. Toda una hbilguerra de posicin estratgicamente concebiday ejecutada. Y muy mal entendida y enfrentadapor quienes estaran obligados a hacerlo.

    Parecera que vivimos en un mundodiseado por (y a la medida de) Gramsci: sehan invertido las valoraciones morales ypolticas, se busca desjerarquizar todo lovalioso, se exalta todo lo que sea o implique"horizontalismo", se "deconstruye" el sanopensamiento filosfico y teolgico, de forma talque queda "pulverizado" en una multitud denuevas ideologas y "filosofas" cuyo sloempeo es "desmitificar", "secularizar",

  • "desacralizar".Seguramente se complacera -y mucho-

    Antonio Gramsci al ver en pleno proceso derealizacin (actualizacin, dira Gentile) algoque alguna vez "profetiz": el fin de la religintendra que ocurrir por "suicidio", al diluirselos lmites de la Cristiandad con respecto almundo moderno. Mientras unos suean conque lo que est acaeciendo es una"cristianizacin del mundo", lo que en realidadse est dando es justamente lo contrario:segmentos considerables de 'cristianos' semundanizan, adoptando los parmetros ycriterios propios de una mentalidad totalmenteinserta en una cosmovisin intramundana ysecularista. Aunque no siempre se niegaexplcitamente, viven como si el mundotrascendente no existiera, como si todoempezara y terminara "aqu abajo".

    El programa era (y es) bien claro: "lograr eldesprestigio de la clase hegemnica, de laIglesia, del ejrcito, de los intelectuales, de losprofesores, etc. Habr incluso que . . .enarbolar las banderas de las libertadesburguesas, de la democracia, como brechaspara penetrar en la sociedad civil. Habr que

  • presentarse maquiavlicamente como defensorde esas libertades democrticas, pero sabiendomuy bien que se las considera tan solo como uninstrumento para la marxistizacin general delsentido comn del pueblo" {[1 4]}.

    Otro lamentable hecho fcilmenteconstatable en diversos ambientes culturales deOccidente, sobre todo del latino ylatinoamericano, es lo que se ha dado en llamarla "traicin de los intelectuales". Esto se ha idologrando por diferentes vas, ya sea mediantefavores, concesin de prebendas, canonjas yhalagos de todo tipo, o si no, mediante latctica opuesta, que es la seguida con losintelectuales y profesores que no se dobleganante estas formas de cooptacin; para ellosestn la presin, el chantaje, la amenaza y elboicot cuando no de plano, el desprestigio, lacalumnia y la difamacin.

    Y es que en la estrategia gramscista elquebrantar de un modo u otro al intelectualopositor es fundamental: oigamos de nuevo alPadre Senz: "Gramsci considera que se haganado una gran batalla cuando se logra ladefeccin de un intelectual, cuando seconquista a un telogo traidor, un militar

  • traidor, un profesor traidor, traidor a sucosmovisin . . . .No ser necesario que estos"convertidos" se declaren marxistas; loimportante es que ya no son enemigos, sonpotables para la nueva cosmovisin. De ah laimportancia de ganarse a los intelectualestradicionales, a los que, aparentementecolocados por encima de la poltica, influyendecisivamente en la propagacin de las ideas,ya que cada intelectual (profesor, periodista osacerdote) arrastra tras de s a un nmeroconsiderable de proslitos" {[1 5]}.

    El que en la mentalidad predominante denuestros das prevalezca a nivel popular el "daigual cualquier religin", "todo es segn comot lo veas", "haz lo que quieras con tal de queseas autntico", "ahora ya todo est permitido",y a nivel filosfico el "no hay naturaleza(humana) sino historia", "yo me doy mi propiaesencia", "no hay ser, sino tan slo devenir, oincluso, devenires", "no hay verdad, todo sereduce a multiplicidad(es)", "no hay escritor,slo texto", "no hay sujeto, sino estructurasepistmicas", y otras sandeces y disparates porel estilo (el catlogo es inagotable), quiere decirque un gramscismo camouflado, en invisible

  • alianza (deliberada o no) con el movimientoNew Age y otras inefables adherencias, se sigueimponiendo en toda la lnea, ms all de lascada vez ms escasas menciones pblicas deeste autor, tanto por parte de quienes lo apoyancomo por parte de sus detractores.

  • VI. Algunas conclusiones desde el pensarrealista.

    A estas alturas, cualquier lector atento ymedianamente enterado de la situacinprevaleciente en el mundo actual habr ya idosacando algunas consecuencias lgicamentedesprendibles de cuanto llevamos dicho.

    Aqu slo destacaremos algunas que noshan parecido relevantes en relacin aldesarrollo de una batalla cultural que lafilosofa realista debe presentar en funcin delrestablecimiento de la vigencia social, primerodel sentido comn (ahora s en la acepcinpropia del tomismo) que ya no parece estar tanbien repartido como en tiempos de Descartes-,y en segundo trmino, de sus propioscontenidos.

    Lo primero a destacar es que si bien en susvariantes leninistas, trotskistas y otras, elmarxismo luce seriamente averiado y sinmuchos visos de restablecer su anteriorinfluencia o en casos, hegemona, por otro lado,en su versin gramsciana no slo est fuerte yvigente, sino incluso, no lejos de conseguir suacariciado triunfo, al imponer su hegemona enlas sociedades occidentales y hasta en sectores

  • del mundo oriental. Hegemona ciertamente"silenciosa", ya que, prcticamente, nadiehabla de Gramsci. (De ocurrir lo contrario,habra ms gente prevenida).

    En segundo trmino, hay que percatarse deque a travs del control generalizado(felizmente hay excepciones) de los mediosmasivos de comunicacin, -y de las agencias ymecanismos que los proveen de programas,publicidad, informacin y elementos de diversandole-, es que se ha ido logrando la hegemonaen la sociedad civil (no olvidemos la diferenciaentre hegemona y dominio), saturando el"imaginario colectivo" o sentido comn de slointereses y contenidos relativos a "este mundo",de forma tal que toda referencia a lotrascendente queda excluda o, en el mejor delos casos, arrinconada.

    Un tercer punto sera descartar la ingenua(por decirlo suavemente) posicin de quienespiensan que es compatible, y hasta deseable (?)el profesar juntas una cosmovisin cristiana yrealista abierta a la metafsica y esta versin delmarxismo supuestamente "deslavada", "soft","democrtica", etc., que sera el gramscismo.Ya hemos visto que es justamente todo lo

  • contrario: es la modalidad ms insidiosa,aviesa, sutil y engaosa no slo del marxismo,sino de todo el pensar secularista, inmanentistay horizontalista presente en la Filosofacontempornea, representando incluso suculminacin, en cierto modo su forma msacabada, ms all de los Nietzsche, Foucault,Derrida, Vattimo, Lyotard, Rorty, Lipovetsky,Baudrillard, Luhmann, etc.

    El cuarto aspecto a destacar es que elgramscismo representa el ms agresivo,custico y disolvente ataque contra toda formade religin trascendente, y en particular contrael catolicismo. Mucha de la descristianizacinactual obedece en buena parte a la accindestructiva y semioculta de los intelectualesorgnicos a la Gramsci, estratgicamentesituados, cuya accin toda se encuentraencaminada a la "mutacin del sentido comn"testa y cristiano a fin de que devenga suopuesto.

    Ello implica su proyecto de "descomposicininterna del catolicismo", de "hacer saltar laIglesia desde dentro" y de liquidar totalmenteel "antiguo concepto del mundo" nsito en lacultura cristiano-catlica.

  • Finalmente, hay que sealar que todointelectual o pensador consecuente que adhierea la cosmovisin cristiana, y por ende, aceptalos principios metafsicos y epistemolgicos dela filosofa realista, debe ser consciente de quepocas cosas contribuyen tanto al avance delsecularismo como la defeccin de telogos,profesores, pensadores, periodistas oescritores. Por lo cual habr que pensar encongruencia con los principios que se diceprofesar pero, no menos importante, habr quetambin llevar una vida coherente que nodesvincule e incomunique las distintasdimensiones de la vida humana. "Quien no vivecomo piensa, acabar pensando como vive".

    ANTONIO GRAMSCI

    EL MODERNO PRNCIPE

  • Apuntes sobre la poltica deMaquiavelo.

    El carcter fundamental de El Prncipe noes el de ser un tratado sistemtico, sino unlibro "viviente", donde la ideologa poltica yla ciencia poltica se fundan en la formadramtica del "mito". Entre la utopa y eltratado escolstico, formas bajo las cuales seconfiguraba la ciencia poltica de la poca,Maquiavelo dio a su concepcin una formaimaginativa y artstica, donde el elementodoctrinal y racional se personificaba en uncondottiero [capitn] que representa enforma plstica y "antropomrfica" el smbolode la "voluntad colectiva". El proceso deformacin de una determinada voluntadcolectiva, que tiene un determinado finpoltico, no es representado a travs depedantescas disquisiciones y clasificacionesde principios y criterios de un mtodo deaccin, sino como las cualidades, los rasgos

  • caractersticos, deberes, necesidades, de unapersona concreta, despertando as la fantasaartstica de aquellos a quienes se procuraconvencer y dando una forma ms concreta alas pasiones polticas {[1 6]}.

    El Prncipe de Maquiavelo podra serestudiado como una ejemplificacinhistrica del "mito" de Sorel, es decir, de unaideologa poltica que no se presenta comouna fra utopa, ni como una argumentacindoctrinaria, sino como la creacin de unafantasa concreta que acta sobre un pueblodisperso y pulverizado para suscitar yorganizar su voluntad colectiva. El carcterutpico de El Prncipe reside en el hecho deque un Prncipe tal no exista en la realidadhistrica, no se presentaba al pueblo italianocon caracteres de inmediatez objetiva, sinoque era una pura abstraccin doctrinaria, elsmbolo del jefe, del condottiero ideal; perolos elementos pasionales, mticos,contenidos en el pequeo volumen y

  • planteados con recursos dramticos de granefecto, se resumen y convierten enelementos, vivos en la conclusin, en lainvocacin de un prncipe "realmenteexistente". En el pequeo volumen,Maquiavelo trata de cmo debe ser elPrncipe para conducir un pueblo a lafundacin de un nuevo Estado y lainvestigacin es llevada con rigor lgico ydesapego cientfico. En la conclusin,Maquiavelo mismo se vuelve pueblo, seconfunde con el pueblo, mas no con unpueblo concebido en forma "genrica", sinocon el pueblo que Maquiavelo previamenteha convencido con su trabajo, del cualprocede y se siente conciencia y expresin ycon quien se identifica totalmente. Parececomo si todo el trabajo "lgico" no fuera otracosa que una autorreflexin del pueblo, unrazonamiento interno, que se hace en laconciencia popular y que concluye con ungrito apasionado, inmediato. La pasin, de

  • razonamiento sobre s misma se transformaen "afecto", fiebre, fanatismo de accin. Heaqu por qu el eplogo de El Prncipe no esextrnseco, "pegado" desde afuera, retrico,sino que por el contrario debe ser explicadocomo un elemento necesario de la obra, omejor, como el elemento que ilumina toda laobra y que aparece como su "manifiestopoltico".

    Se puede estudiar cmo Sorel, partiendode la concepcin de la ideologa-mito nolleg a comprender el fenmeno del partidopoltico y se detuvo en la concepcin delsindicato profesional. Aunque es verdad quepara Sorel el "mito" no encontraba su mayorexpresin en el sindicato como organizacinde una voluntad colectiva, sino en la accinprctica del sindicato y de una voluntadcolectiva ya actuante. La realizacin mximade dicha accin prctica deba ser la huelgageneral, es decir, una "actividad pasiva" decarcter negativo y preliminar (el carcter

  • positivo est dado solamente por el acuerdologrado en las voluntades asociadas) que noprevea una verdadera fase "activa yconstructiva". En Sorel, por consiguiente, seenfrentaban dos necesidades: la del mito y lade la crtica del mito, en cuanto "todo planpreestablecido es utpico y reaccionario". Lasolucin era abandonada al impulso de loirracional, de lo "arbitrario" (en el sentidobergsoniano de "impulso vital") o sea, de la"espontaneidad" {[1 7 ]}.

    Pero puede un mito, sin embargo, ser"no constructivo"? Puede imaginarse, en elorden de intuiciones de Sorel, que seaproductivo en realizaciones un instrumentoque deja la voluntad colectiva en la faseprimitiva y elemental del mero formarse, pordistincin (por "escisin"*), aunque sea conviolencia, es decir, destruyendo lasrelaciones morales y jurdicas existentes?Pero esta voluntad colectiva as formada demanera elemental, no cesar sbitamente

  • de existir, disolvindose en una infinidad devoluntades singulares que en la fase positivaseguirn direcciones diferentes ycontradictorias? Al margen de la cuestin deque no puede existir destruccin, negacin,sin una construccin y una afirmacinimplcitas, entendida sta no en un sentido"metafsico", sino prctico, o seapolticamente, como programa de partido. Eneste caso se ve con claridad que detrs de laespontaneidad se supone un mecanicismopuro, detrs de la libertad (libre impulsovital) un mximo determinismo, detrs delidealismo un materialismo absoluto.

    El moderno prncipe, el mito-prncipe, nopuede ser una persona real, un individuoconcreto; slo puede ser un organismo, unelemento de sociedad complejo en el cualcomience a concretarse una voluntadcolectiva reconocida y afirmada parcialmenteen la accin. Este organismo ya ha sido dadopor el desarrollo histrico y es el partido

  • poltico: la primera clula en la que seresumen los grmenes de voluntad colectivaque tienden a devenir universales y totales.En el mundo moderno slo una accinhistrico-poltica inmediata e inminente,caracterizada por la necesidad de unprocedimiento rpido y fulminante, puedeencarnarse mticamente en un individuoconcreto. La rapidez se torna necesariasolamente cuando se enfrenta un granpeligro inminente que provoca la inmediataexacerbacin de las pasiones y del fanatismo,aniquilando el sentido crtico y lacorrosividad irnica que pueden destruir elcarcter "carismtico" del condottiero (tal eslo que ha ocurrido en la aventura deBoulanger). Pero una accin inmediata de talespecie, por su misma naturaleza, no puedeser de vasto alcance y de carcter orgnico.Ser casi siempre del tipo restauracin yreorganizacin y no del tipo caracterstico dela fundacin de nuevos Estados y nuevas

  • estructuras nacionales y sociales, tal comoen el caso de El Prncipe de Maquiavelo,donde el aspecto de restauracin slo era unelemento retrico, ligado al conceptoliterario de la Italia descendiente de Roma yque deba restaurar el orden y la potencia deRoma {[1 8]}; ser de tipo "defensivo" y nocreativo original. Podr tener vigencia dondese suponga que una voluntad colectiva yaexistente, aunque sea desmembrada,dispersa, haya sufrido un colapso peligroso yamenazador, mas no decisivo y catastrfico ysea necesario reconcentrarla y robustecerla.Pero no podr tener vigencia donde haya quecrear ex novo una voluntad colectiva,enderezndola hacia metas concretas yracionales, pero de una concrecin yracionalidad an no verificadas y criticadaspor una experiencia histrica efectiva yuniversalmente conocida.

    El carcter "abstracto" de la concepcinsoreliana del "mito" aparece en la aversin

  • (que asume la forma pasional de unarepugnancia tica) por los jacobinos, quienesfueron ciertamente una "encarnacincategrica" de El Prncipe de Maquiavelo. Elmoderno Prncipe debe tener una partedestinada al jacobinismo (en el significadointegral que esta nocin ha tenidohistricamente y debe tenerconceptualmente), en cuanto ejemplificacinde cmo se form y oper en concreto unavoluntad colectiva que al menos en algunosaspectos fue creacin ex novo, original. Y esnecesario que la voluntad colectiva y lavoluntad poltica en general, sean definidasen el sentido moderno; la voluntad comoconciencia activa de la necesidad histrica,como protagonista de un efectivo y realdrama histrico.

    Una de las primeras partes debera estardedicada, precisamente, a la "voluntadcolectiva", planteando as la cuestin:"Cundo puede decirse que existen las

  • condiciones para que se pueda suscitar ydesarrollar una voluntad colectiva nacional-popular?", o sea efectuando un anlisishistrico (econmico) de la estructura socialdel pas dado y una representacin"dramtica" de las tentativas realizadas atravs de los siglos, para suscitar estavoluntad y las razones de sus sucesivosfracasos. Por qu en Italia no se dio lamonarqua absoluta en la poca deMaquiavelo? Es necesario remontarse hastael Imperio Romano (cuestiones de la lengua,los intelectuales, etc.), comprender lafuncin de las Comunas medievales; elsignificado del catolicismo, etc. Es necesario,en suma, hacer un esbozo de toda la historiaitaliana, sinttico pero exacto.

    Las razones de los sucesivos fracasos delas tentativas de crear una voluntad colectivanacional-popular hay que buscarlas en laexistencia de determinados grupos socialesque se forman de la disolucin de la

  • burguesa comunal, en el carcter particularde otros grupos que reflejan la funcininternacional de Italia como sede de laIglesia y depositaria del Sacro ImperioRomano. Esta funcin y la posicinconsiguiente determinan una situacininterna que se puede llamar "econmico-corporativa", es decir, polticamente, la peorde las formas de sociedad feudal, la formamenos progresiva y ms estancada. Faltsiempre, y no poda constituirse, una fuerzajacobina eficiente, precisamente la fuerzaque en las otras naciones ha suscitado yorganizado la voluntad colectiva nacionalpopular fundando los Estados modernos.Finalmente, existen las condiciones paraesta voluntad?, o sea, cul es la actualrelacin entre estas condiciones y las fuerzasopuestas? Tradicionalmente las fuerzasopuestas fueron la aristocracia terratenientey ms generalmente la propiedad fundiaria[del suelo] en su conjunto, con el caracterstico

  • elemento italiano de una "burguesa rural"especial, herencia de parasitismo legada a lostiempos modernos por la destruccin, comoclase, de la burguesa comunal (las cienciudades, las ciudades del silencio){[1 9]}. Lascondiciones positivas hay que buscarlas en laexistencia de grupos sociales urbanos,convenientemente desarrollados en el campode la produccin industrial y que hayanalcanzado un determinado nivel de culturahistrico-poltica. Es imposible cualquierformacin de voluntad colectiva nacional-popular si las grandes masas de campesinoscultivadores no irrumpen simultneamenteen la vida poltica. Esto es lo que intentabalograr Maquiavelo a travs de la reforma dela milicia; esto es lo que hicieron losjacobinos en la Revolucin francesa. En estacomprensin hay que identificar unjacobinismo precoz en Maquiavelo, elgermen (ms o menos fecundo) de suconcepcin de la revolucin nacional. Toda la

  • historia de 1815 en adelante muestra elesfuerzo de las clases tradicionales paraimpedir la formacin de una voluntadcolectiva de este tipo, para mantener el poder"econmico-corporativo" en un sistemainternacional de equilibrio pasivo.

    Una parte importante del modernoPrncipe deber estar dedicada a la cuestinde una reforma intelectual y moral, es decir,a la cuestin religiosa o de una concepcindel mundo. Tambin en este campoencontramos en la tradicin ausencia dejacobinismo y miedo del jacobinismo (laltima expresin filosfica de tal miedo es laactitud malthusiana de B. Croce hacia lareligin). El moderno Prncipe debe ser, y nopuede dejar de ser, el abanderado y elorganizador de una reforma intelectual ymoral, lo cual significa crear el terreno paraun desarrollo ulterior de la voluntadcolectiva nacional popular hacia elcumplimiento de una forma superior y total

  • de civilizacin moderna.Estos dos puntos fundamentales: la

    formacin de una voluntad colectivanacional-popular de la cual el modernoPrncipe es al mismo tiempo el organizador yla expresin activa y operante; y la reformaintelectual y moral, deberan constituir laestructura del trabajo. Los puntos concretosde programa deben ser incorporados en laprimera parte, es decir, deben resultar"dramticamente" del discurso y no ser unafra y pedante exposicin de razonamientos.

    Puede haber una reforma cultural, esdecir, una elevacin civil de los estratosdeprimidos de la sociedad, sin unaprecedente reforma econmica y un cambioen la posicin social y en el mundoeconmico? Una reforma intelectual y moralno puede dejar de estar ligada a un programade reforma econmica, o mejor, el programade reforma econmica es precisamente lamanera concreta de presentarse de toda

  • reforma intelectual y moral. El modernoPrncipe, desarrollndose, perturba todo elsistema de relaciones intelectuales y moralesen cuanto su desarrollo significa que cadaacto es concebido como til o daoso, comovirtuoso o perverso, slo en cuanto tienecomo punto de referencia al modernoPrncipe mismo y sirve para incrementar supoder u oponerse a l. El Prncipe ocupa, enlas conciencias, el lugar de la divinidad o delimperativo categrico, deviene la base de unlaicismo moderno y de una completalaicizacin de toda la vida y de todas lasrelaciones de costumbres.

  • "Doblez" e "ingenuidad" deMaquiavelo.

    Analizar el articulo de Adolfo Oxilia,Macchiavelli nel teatro [6]. Interpretacinromntico-liberal de Maquiavelo (Rousseau,en El Contrato Social, III, 6: Foscolo en losSepolcri; Mazzini en el breve ensayo sobreMaquiavelo).

    Escribe Mazzini: "Ecco ci che i vostriprincipi, deboli e vili quanti sono, farannoper dominarvi oh pensatici!" [Aqu tienes esto queson v uestros principios, dbiles y cobardes cunto somos, harn pordominarnos: o nuestro pensamiento!"]. Rousseau ve enMaquiavelo un "gran republicano" obligadopor la poca -- sin que de esto derive ningunamengua de su dignidad moral -- a "dguiserson amour pour la libert" [enmascarar su amor por lalibertad] y a fingir que daba lecciones a losreyes, para drselas a "des grandes auxpeuples" [las may oras populares]. Filippo Burzioanot que tal interpretacin en lugar de

  • justificar moralmente el maquiavelismo dacomo resultado un "maquiavelismo alcuadrado", ya que el autor de El Prncipe noslo dara consejos engaosos sino tambincon engao, para mal de aquellos mismos aquienes estaban dirigidos.

    Esta interpretacin "democrtica" deMaquiavelo derivara del cardenal Pole y deAlberico Gentili (habr que analizar el librode Villari y de Tommasini en las partes quese refieren al xito de Maquiavelo). En miopinin el fragmento de Traiano Boccalini enlos Ragguagli di Parnaso es mucho mssignificativo que la totalidad de losplanteamientos de los "grandes estudiososde la poltica", ya que todo se reduce a unaaplicacin del proverbio vulgar "quienconoce el juego no lo ensea". La corriente"antimaquiavlica" no es ms que lamanifestacin terica de este principio dearte poltico elemental, el principio de queciertas cosas se hacen ms no se dicen.

  • Y justamente de aqu hace el problemams interesante. Por qu Maquiaveloescribi El Prncipe, no como una "memoria"secreta o reservada, como "instrucciones" deun consejero a un prncipe, sino como unlibro que deba caer en manos de todos?,por qu deseaba escribir una obra de"ciencia" desinteresada, como podraargirse partiendo del punto de vista deCroce? Pero esto parece ir contra el espritude la poca, parece ser una concepcinanacrnica. Por "ingenuidad", dado queMaquiavelo es visto como un terico y nocomo un hombre de accin? No me pareceaceptable la hiptesis de la "ingenuidad"vanidosa y "chismosa". Es necesarioreconstruir la poca y las exigencias queMaquiavelo descubra en ella.

    En realidad, no obstante tener El Prncipeun destino preciso, no se puede decir que ellibro haya sido escrito para alguien enparticular, o para todos. Es escrito para un

  • hipottico "hombre de la providencia" quepodra manifestarse tal como se habamanifestado Valentino u otros condottieros,partiendo de la nada, sin tradicin dinstica,por sus excepcionales cualidades militares.La conclusin de El Prncipe justifica todo ellibro tambin ante las masas populares querealmente olvidan los medios empleadospara alcanzar un fin si ste es histricamenteprogresista, vale decir, si revuelve losproblemas esenciales de la poca y estableceun orden donde sea posible moverse, actuar,trabajar con tranquilidad. Al interpretar aMaquiavelo se olvida que la monarquaabsoluta era en aquellos tiempos una formade reinado popular y que ella se apoyabasobre los burgueses contra los nobles ytambin contra el clero (Oxilia se refiere a lahiptesis de que la interpretacindemocrtica de Maquiavelo fue reforzada ypuesta ms en evidencia en el perodo del1700 al 1800 por el Giorno de Parini,

  • "satrico instructor del joven seor, as comoMaquiavelo -- en otros tiempos, con otranaturaleza y medida de los hombres -- habrasido el trgico instructor del prncipe").

    Analizar lo que escribe Alfieri sobreMaquiavelo en el libro Del prncipe e dellelettere. Hablando de las "mximas inmoralesy tirnicas" que se podran extraer "aqu yall" de El Prncipe, Alfieri anota: "Y estasson puestas en evidencia (para quienreflexiona bien) mucho ms para revelar alos pueblos las ambiciones y sagacescrueldades de los prncipes que para enseara los prncipes a practicarlas, puesto queellos casi siempre las adoptan, las hanadoptado y las adoptarn, segn sunecesidad, ingenio y destreza".

    Al margen de la interpretacindemocrtica la nota es justa; peroMaquiavelo no quera "slo" ensear a losprncipes las "mximas" que ellos conocan yadoptaban. Quera en cambio ensear la

  • "coherencia en el arte de gobernar y lacoherencia aplicada a un cierto fin: lacreacin de un Estado unitario italiano. Osea, El Prncipe no es un libro de "ciencia"desde un punto de vista acadmico, sino de"pasin poltica inmediata", un "manifiesto"de partido, que se basa en una concepcin"cientfica" del arte poltico. Maquiaveloensea de verdad la "coherencia" de losmedios "bestiales", lo cual va contra la tesisde Alderisio (del cual es preciso analizar elescrito "Intorno all'arte dello Stato delMachiavelli" y las discusiones posterioressobre su interpretacin como "poltica pura",en "Nuovi Studi" de junio-octubre de 1932);pero esta "coherencia" no es algo meramenteformal, sino la forma necesaria de unadeterminada lnea poltica actual. Que de laexposicin de Maquiavelo se puedan extraerelementos de una "poltica pura" es otracuestin; ella se refiere al lugar que ocupaMaquiavelo en el proceso de formacin de la

  • ciencia poltica "moderna", que no espequeo. Alderisio plantea mal todo elproblema y los aciertos que pueda lograr sepierden en la desconexin del cuadrogeneral, equivocado.

    La cuestin de por qu Maquiaveloescribi El Prncipe y las dems obras no esun simple problema de cultura o depsicologa del autor puesto que sirve paraexplicar en parte la fascinacin que ejercenestos escritos, su vivacidad y originalidad. Nose trata, por cierto, de "tratados" de tipomedieval, ni tampoco de obras de unabogado que quiere justificar las operacioneso el modo de actuar de sus "sostenedores",aunque sea de su prncipe. Las obras deMaquiavelo son de carcter "individualista",expresiones de una personalidad que deseaintervenir en la poltica y en la historia de supas y en tal sentido tienen un origen"democrtico". Existe en Maquiavelo la"pasin, del "jacobino" y por ello agradaba

  • tanto a los jacobinos y a los iluministas; esste un elemento "nacional, en sentidopropio y debera ser estudiado conanterioridad a toda investigacin sobreMaquiavelo.

    Artculo de Luigi Cavina en la "NuovaAntologia" del 16 de agosto de 1927, Il sonno[sueo] nazionale di Niccol Machiavelli inRomagna e il governo di FrancescoGuicciardini. El tema del ensayo esinteresante, pero Cavina no sabe extraertodas las conclusiones necesarias dado elcarcter superficialmente descriptivo yretrico del escrito. Luego de la batalla dePava [1 525] y la derrota definitiva de losfranceses, que aseguraba la hegemonaespaola en la pennsula, los seoresitalianos estaban dominados por el pnico.Maquiavelo, que se haba trasladado a Romapara entregar personalmente a Clemente VIIlas Historias Florentinas, recientementeconcluidas, propone al Papa crear una milicia

  • nacional [significado preciso del trmino] ylo convence para que haga una experiencia.El Papa enva a Maquiavelo a Romagna [reginEmilia-Romagna, cap. Bolonia] para entrevistarse conFrancesco Guicciardini que era supresidente, adjuntndole un breve [nota pontificia]de fecha 6 de junio de 1525. Maquiavelodeba exponer a Guicciardini su proyecto yste deba darle su parecer. El breve deClemente VII debe ser muy interesante. Allel Papa expone el desconcierto en que seencuentra Italia, tan grande como parainducir tambin a buscar remedios nuevos einslitos y concluye: "Res magna est, utiudicamus et salus est in ea cum statusecelesiastici, tum totius Italiae ac propeuniversae christianitatis reposita", donde seevidencia cmo Italia era para el Papa eltrmino mediador entre el Estadoeclesistico y la cristiandad. Por qu laexperiencia en Romagna? Adems de laconfianza del Papa en la prudencia poltica

  • de Guicciardini, es preciso quizs tener encuenta otros elementos. Los Romagnoloseran buenos soldados: haban combatido convalor y fidelidad para los Venecianos enAgnadello, aunque como mercenarios.Exista tambin en la Romagna el precedentede Valentino, que haba reclutado entre elpueblo muy buenos soldados, etc.Guicciardini hasta 1512 haba escrito que eldar las armas a los ciudadanos "no es algoajeno al vivir como repblica y al vivirpopular, ya que cuando se da 'una justiciabuena y leyes ordenadas', aquellas armas nose adoptan en perjuicio, sino "en utilidad dela patria" y haba elogiado tambin lainstitucin de la ordenanza ideada porMaquiavelo (tentativa de crear en Florenciauna milicia ciudadana, que preparara laresistencia durante el asedio). PeroGuicciardini no crea posible hacer latentativa en Romagna debido a lasexasperadas divisiones de grupos que all

  • dominaban (son muy interesantes susjuicios sobre la Romagna): los gibelinosluego de la victoria de Pava estaban listospara cualquier novedad; aunque no se dieranlas armas, lo mismo surgira algn tumulto;no se puede dar las armas para oponerse alos imperiales justamente a aquellos que sonsus fautores [patrocinadores]. Por otro lado, ladificultad se acrecienta por el hecho de queel Estado es eclesistico, o sea, sin directivasa largo plazo y con fciles gracias eimpunidades, hasta cada nueva eleccin dePapa. En otro Estado las facciones se podrandominar, no en el Estado de la Iglesia. Ya queClemente VII en su breve haba dicho quepara obtener un buen resultado en laempresa eran necesarios no solamente ordeny diligencia, sino tambin "e1 empeo y elamor del pueblo", Guicciardini afirma queesto no es posible porque "la Iglesia, enefecto, no tiene amigos, ni aquellos quedesean vivir bien, ni por diversas razones, los

  • facciosos y tristes". Pero la iniciativa no seconcret, ya que el Papa abandon elproyecto. El episodio ofrece sin embargomximo inters para mostrar cun grandeera la voluntad y la virtud de persuasin deMaquiavelo y cmo influa en los juiciosprcticos inmediatos de Guicciardini y en lasactitudes del Papa que, evidentemente,estuvo durante largo tiempo bajo suinfluencia; el breve puede ser consideradocomo un compendio de la concepcin deMaquiavelo adaptado a la mentalidadpontificia. No se conocen las razones quepueda haber contrapuesto Maquiavelo a lasobservaciones de Guicciardini, puesto que nohabla de esto en sus cartas y las que dirigi aRoma nos son desconocidas. Se puedeobservar que las innovaciones militaressostenidas por Maquiavelo no podan serempleadas en pleno desarrollo de la invasinespaola y que sus propuestas al Papa enaquel momento no podan tener resultados

  • concretos. Afirmacin de Guicciardini de que para la

    vida de un Estado son absolutamentenecesarias dos cosas: las armas y la religin.

    La frmula de Guicciardini puede sertraducida a varias otras, menos drsticas:fuerza y consenso; coercin y persuasin;Estado e Iglesia; sociedad poltica y sociedadcivil; poltica y moral (historia tico-polticade Croce); derecho y libertad; orden ydisciplina; o con un implcito juicio de saberlibertario, violencia y engao. De cualquiermanera, en la concepcin poltica delRenacimiento la religin era el consenso y laIglesia la sociedad civil, el aparato dehegemona del grupo dirigente, que no tenaun aparato propio, una organizacin culturale intelectual propia, sino que considerabacomo tal a la organizacin eclesisticauniversal. Slo se est fuera del Medioevocuando abiertamente se concibe y se analizaa la religin como instrumentum regni.

  • Es preciso estudiar, desde este punto devista, la iniciativa jabobina de la institucindel culto del "Ente Supremo", que aparecepor lo tanto como una tentativa de crear unaidentidad entre Estado y Sociedad civil, deunificar dictatorialmente los elementosconstitutivos del Estado en sentido orgnicoy ms amplio (Estado propiamente dicho ysociedad civil) en un desesperado intento deestrechar en un puo toda la vida popular ynacional, pero aparece tambin como laprimera raz del moderno Estado laico,independiente de la Iglesia, que busca yencuentra en s mismo, en su vida compleja,todos los elementos de su personalidadhistrica.

    En el captulo "Les critiques de l'escalier",del libro de Clemenceau, Grandeurs etmisres d'une victoire (Pars, Plon, 1930),estn contenidas algunas de lasobservaciones generales hechas por m en lanota sobre el artculo de Paolo Treves Il

  • realismo poltico di Guicciardini: porejemplo la distincin entre polticos ydiplomticos. Los diplomticos han sidoformados (dresss) para la ejecucin, no parala iniciativa, dice Clemenceau. Todo elcaptulo es de polmica con Poincar, quienhaba reprochado el no-empleo de losdiplomticos en la preparacin del Tratadode Versalles. Clemenceau, como purohombre de accin, como poltico puro, esextremadamente sarcstico con Poincar,con su espritu abogadil y sus ilusiones deque pueda crearse la historia con sofismas,subterfugios y habilidades formales. "Ladiplomatie est institue plus pour lemaintien des inconciliables que pourl'innovation des imprvus. Dans le motdiplomate il y a la racine double, sens deplier" [La diplomacia se instituy e ms para el mantenimiento deirreconciliables que para la innov acin de imprev istos. En la palabradiplomtica hay raz doble, sentido de doblez.].

    Es verdad, sin embargo, que este

  • concepto de doblez no se refiere a los"diplomticos", sino a los "diplomas" que losdiplomticos conservaban y que tena unsignificado material, de folio plegado.

  • Maquiavelo y EmanueleFiliberto.

    Un artculo de la "Civilt Cattolica" del 15de diciembre de 1928 (Emanuele Filiberto diSavoia nel quarto centenario della nascita)comienza as: "La coincidencia de la muertede Maquiavelo con el nacimiento deEmanuele Filiberto, no deja de aportar susenseanzas. Plena de alto significado es laanttesis representada por los dospersonajes, uno de los cuales desaparece dela escena del mundo, amargado ydesilusionado, cuando el otro se asoma a lavida, todava circundada de misterio,precisamente en aquellos aos que podemosconsiderar como la lnea de separacin entrela edad del Renacimiento y la Reformacatlica. Maquiavelo y Emanuele Filiberto:quin podra representar mejor los dosrostros diferentes, las dos corrientesopuestas que contendan por el dominio del

  • siglo XVI? Habra jams imaginado elsecretario florentino que precisamente aquelsiglo, al que haba pronosticado un Prncipe,sustancialmente pagano en el pensamiento yen la obra, vera en cambio al monarca quems se aproxim al ideal del perfectoprncipe cristiano?".

    Las cosas son muy distintas de cmo lasconciben los escritores de la "CiviltCattolica" y Emanuele Filiberto contina yrealiza a Maquiavelo mucho ms de lo queparece; por ejemplo en el ordenamiento delas milicias nacionales.

    Por otro lado, Emanuele Filiberto sevincula a Maquiavelo tambin por otrascosas, ya que no se rehusaba a suprimir susenemigos con la violencia y el engao.

    Este artculo de la "Civilt Cattolica"interesa a fin de estudiar las relaciones entreEmanuele Filiberto y los jesuitas y el papeljugado por stos en la lucha contra losValdenses [secta de Pierre Valds, 1 1 84].

  • Sobre Emanuele Filiberto es interesante yescrito con seriedad (no hagiogrfico [sobresantos]), el artculo de Pietro Egidi EmanueleFiliberto di Savoia, publicado por "NuovaAntologia" el 16 de abril de 1928. Lacapacidad militar de Emanuele Filiberto esdelineada con mucha perspicacia. Filibertoseala el pasaje de la estrategia de losejrcitos de mercenarios a la nuevaestrategia, que encontrar luego susrepresentantes en Federico 1 y en Napolen:la gran guerra de movimiento por objetivoscapitales y decisivos. En Cateau-Cambrsislogra reconquistar su Estado con la ayuda deEspaa, pero en el tratado se establece la"neutralidad" del Piemonte, es decir, suindependencia tanto de Francia como deEspaa (Egidi sostiene que fue EmanueleFiliberto quien sugiri a los franceses laexigencia de esta neutralidad, para estar encondiciones de librarse de la sujecinespaola, pero se trata de una hiptesis: en

  • este caso los intereses de Francia y los delPiemonte coincidan perfectamente).Se inicia as la moderna poltica exterior delos Savoya, de equilibrio entre las dospotencias principales de Europa. Perodespus de esta paz el Piemonte pierde, enforma irreparable, algunos territorios:Ginebra y las tierras situadas en torno al lagode Ginebra.

    Egidi delinea tambin con bastanteperspicacia la poltica exterior de EmanueleFiliberto, pero aporta slo algunos elementosinsuficientes sobre la poltica interna yespecialmente militar y esos pocoselementos estn ligados a aquellos hechos depoltica interna que dependan en formaestricta del exterior. Por ejemplo: launificacin territorial del Estado por ladevolucin de las tierras todava ocupadaspor los franceses y espaoles luego deCateau-Cambrsis o los acuerdos con losCantones suizos para reconquistar algunas

  • de las tierras perdidas. (Para el estudio sobreMaquiavelo ser preciso analizarespecialmente los ordenamientos militaresde Emanuele Filiberto y su poltica internacon respecto al equilibrio de clases sobre elcual se fund el principado absoluto de losSaboya).

  • Maquiavelismo y anti-maquiavelismo.

    Charles Benoist escribe en el prefacio a Lemachiavlism - 1re. Partie: Avant Machiavel(Pars, Plon, 1907): "Hay maquiavelismo ymaquiavelismo; hay un maquiavelismoverdadero y uno falso; hay unmaquiavelismo que es de Maquiavelo y otroque algunas veces es de sus discpulos, peroms frecuentemente de los enemigos deMaquiavelo; son ya dos, o mejor tresmaquiavelismos: el de Maquiavelo, el de losmaquiavelistas y el de losantimaquiavelistas. Pero he aqu un cuarto:el de quienes jams leyeron una lnea deMaquiavelo, y se sirven inoportunamente delos verbos (!), sustantivos y adjetivosderivados de su nombre. Es por ello queMaquiavelo no debera ser consideradoresponsable de todo aquello que despus del se complacieron en hacerle decir el

  • primero o el ltimo recin llegado".

  • La ciencia de la poltica.La innovacin fundamental introducida

    por la filosofa de la praxis en la ciencia de lapoltica y de la historia es la demostracin deque no existe una "naturaleza humana"abstracta, fija e inmutable (concepto quederiva del pensamiento religioso y de latrascendencia), sino que la naturalezahumana es el conjunto de relaciones socialeshistricamente determinadas, es decir, unhecho histrico verificable, dentro de ciertoslmites, con los mtodos de la filologa y de lacrtica. Por lo tanto, la ciencia poltica debeser concebida en su contenido concreto (ytambin en su formulacin lgica) como unorganismo en desarrollo. Hay que hacernotar sin embargo que la formulacin dadapor Maquiavelo a la cuestin de la poltica (yla afirmacin implcita en sus escritos de quela poltica es una ciencia autnoma, con susprincipios y leyes, diferentes de los

  • pertenecientes a la moral y a la religin,proposicin que tiene una gran importanciafilosfica, porque implcitamente innova laconcepcin de la moral y de la religin, esdecir, innova toda la concepcin del mundo)es an hoy discutida y contradicha, nohabiendo logrado convertirse en "sentidocomn". Qu significa esto?, significasolamente que la revolucin intelectual ymoral, cuyos elementos estn contenidos innuce en el pensamiento de Maquiavelo, no seha realizado todava, no ha devenido unaforma pblica y manifiesta de la culturanacional? O quizs tiene un merosignificado poltico actual, sirve para indicarla separacin existente entre gobernantes ygobernados, para indicar que existen dosculturas: la de los gobernantes y la de losgobernados; y que la clase dirigente, como laIglesia, tiene una actitud hacia los "simples"dictada por la necesidad de no separarse deellos, por una parte, y por la otra de

  • mantenerlos en la conviccin de queMaquiavelo no es nada ms que unaaparicin diablica?

    Se plantea as el problema del significadoque ha tenido Maquiavelo en su tiempo y delos fines que se propona escribiendo suslibros y especialmente El Prncipe. Ladoctrina de Maquiavelo no era en su tiempopuramente "libresca", un monopolio depensadores aislados, un libro secreto, quecircula entre iniciados. El estilo deMaquiavelo no es el de un tratadistasistemtico, como los haba en el Medioevo yen el Humanismo, sino todo lo contrario; esel estilo de un hombre de accin, de quienquiere impulsar la accin; es el estilo de un"manifiesto" de partido. La interpretacin"moralista" dada por Foscolo [1 7 7 8-1 827 ] es, porcierto, errnea; sin embargo es verdad queMaquiavelo ha develado algo y no sloteorizado sobre lo real Pero cul era el finde tal develar? Un fin moralista o poltico?

  • Se suele decir que las normas de Maquiavelopara la actividad poltica "se aplican, mas nose dicen"; los grandes polticos --se dice--comienzan por maldecir a Maquiavelo, pordeclararse antimaquiavlicos, precisamentepara poder aplicar las normas "santamente".No habr sido Maquiavelo pocomaquiavlico, uno de aquellos que "saben eljuego" y tontamente lo ensean mientras elmaquiavelismo vulgar ensea a hacer locontrario? La afirmacin de Croce de que,siendo el maquiavelismo una ciencia, sirvetanto a los reaccionarios como a losdemocrticos, como el arte de la esgrimasirve a los seores y a los bandidos, paradefenderse como para asesinar, y que en talsentido es necesario entender el juicio deFoscolo, es verdadera en abstracto. El mismoMaquiavelo anota que las cosas que escribeson aplicadas y han sido siempre aplicadas,por los ms grandes hombres de la historia.De all que no parezca querer sugerirlas a

  • quienes ya las conocen. Su estilo no estampoco el de una desinteresada actividadcientfica, ni puede pensarse que hayallegado a sus tesis de ciencia poltica por vade la especulacin filosfica, lo que en estamateria particular tendra algo de milagrosopara su poca, si an hoy encuentra tantahostilidad y oposicin.

    Se puede suponer, por consiguiente, queMaquiavelo tiene en vista a "quien no sabe",que intenta realizar la educacin poltica de"quien no sabe", educacin poltica nonegativa, de odiadores de tiranos comoparece entender Foscolo, sino positiva, dequien debe reconocer como necesariosdeterminados medios, aunque propios detiranos, porque quiere determinados fines.Quien ha nacido en la tradicin de loshombres de gobierno, por todo el complejode la educacin que absorbe del ambientefamiliar, en el cual predominan los interesesdinsticos o patrimoniales, adquiere casi

  • automticamente los caracteres del polticorealista. Por consiguiente, quin "no sabe"?.La clase revolucionaria de su tiempo, el"pueblo" y la "nacin" italiana, la democraciaciudadana de cuyo seno surgen losSavonarola y los Pier Soderini y no losCastruccio ni los Valentino. Se puedeconsiderar que Maquiavelo quiere persuadira estas fuerzas de la necesidad de tener un"jefe" que sepa lo que quiere y cmo obtenerlo que quiere y de aceptarlo con entusiasmo,aun cuando sus acciones puedan estar oparecer en contradiccin con la ideologadifundida en la poca, la religin. Estaposicin de la poltica de Maquiavelo serepite en el caso de la filosofa de la praxis.Se repite la necesidad de ser"antimaquiavlicos", desarrollando unateora y una tcnica de la poltica que puedanservir a las dos partes en lucha, aun cuandose piense que ellas concluirn por servirespecialmente a la parte que "no saba",

  • porque se considera que es all donde seencuentra la fuerza progresista de la historia.Y en efecto se obtiene de inmediato unresultado: el de destruir la unidad basada enla ideologa tradicional, sin cuya ruptura lafuerza nueva no podra adquirir concienciade la propia personalidad independiente. Elmaquiavelismo, al igual que la poltica de lafilosofa de le praxis, ha servido para mejorarla tcnica poltica tradicional de los gruposdirigentes conservadores; pero esto no debeenmascarar su carcter esencialmenterevolucionario, que es sentido an hoy y queexplica todo el antimaquiavelismo, desde elexpresado por los jesuitas hasta elantimaquiavelismo pietista de PasqualeVillari.

  • La poltica como cienciaautnoma.

    La cuestin inicial que debe ser planteaday resuelta en un trabajo sobre Maquiavelo esla cuestin de la poltica como cienciaautnoma, es decir, del puesto que ocupa odebe ocupar la ciencia poltica en unaconcepcin del mundo sistemtica(coherente y consecuente), en una filosofade la praxis.

    A este respecto, el progreso aportado porCroce a los estudios sobre Maquiavelo ysobre la ciencia poltica consisteprincipalmente (como en otros campos de laactividad crtica crociana) en la disolucin deuna serie de problemas falsos, inexistentes omal planteados. Croce se ha basado sobre sudistincin de los momentos del espritu ysobre la afirmacin de un momento de laprctica, de un espritu prctico, autnomo eindependiente, aunque ligado circularmente

  • a la realidad entera por la dialctica de losdistintos. En una filosofa de la praxis, ladistincin no ser por cierto entre losmomentos del Espritu absoluto, sino entrelos grados de la superestructura y se tratar,por lo tanto, de establecer la posicindialctica de la actividad poltica (y de laciencia correspondiente) como determinadogrado superestructural. Se podr decir, comoprimera indicacin y aproximacin, que laactividad poltica es justamente el primermomento o primer grado, el momento en elcual la superestructura est an en la faseinmediata de mera afirmacin voluntaria,indistinta y elemental.

    En qu sentido se puede identificar lapoltica con la historia y, por consiguiente,toda la vida con la poltica? Cmo puedeconcebirse por ello a todo el sistema de lassuperestructuras como distinciones de lapoltica y cmo se justifica la introduccindel concepto de distincin en una filosofa de

  • la praxis? Pero puede hablarse de dialcticade los distintos? cmo puede entenderse elconcepto de crculo entre los grados de lasuperestructura? Concepto de bloquehistrico, es decir unidad entre la naturalezay el espritu (estructura y superestructura),unidad de los contrarios y de los distintos.

    Se puede introducir el criterio dedistincin tambin en la estructura? Cmohabr que entender a la estructura? En elsistema de las relaciones sociales cmopodrn distinguirse los elementos "tcnica","trabajo", "clase", etc., entendidos en unsentido histrico y no "metafsico"? Crticade la posicin de Croce para quien a los finesde la polmica la estructura llega a ser un"dios oculto", un "nomeno" [cosa pensada(Kant)] en contraposicin a las "apariencias"de la superestructura. "Apariencias" ensentido metafrico y en sentido positivo.Por qu "histricamente" y comoterminologa, se habl de "apariencias"?

  • Es interesante establecer cmo Croceextrajo de esta concepcin general suparticular doctrina del error y del origenprctico del error. Para Croce el error nace deuna "pasin" inmediata, es decir, de carcterindividual o de grupo. Pero qu producir la"pasin" de importancia histrica ms vasta,la pasin como "categora"? La pasin-inters inmediata que es origen del "error" esel momento que en las Glosas a Feuerbaches llamado schmutzig-jdisch.{[20]} Pero ascomo la pasin-inters schmutzig-jdischdetermina el error inmediato, as la pasindel grupo social ms vasto determina el"error" filosfico (con un intermediario: elerror ideologa, que Croce analiza aparte). Loimportante en esta serie: "egosmo (errorinmediato) ideologa-filosofa" es eltrmino comn "error", ligado a los diversosgrados de pasiones y que habr que entenderno en el significado moralista o doctrinario,sino en el sentido puramente "histrico" y

  • dialctico de "aquello que es histricamentecaduco y digno de caer", en el sentido del"carcter no definitivo" de toda filosofa, dela "muerte-vida". "ser-no-ser", es decir, deltrmino dialctico a superar en el desarrollo.

    El trmino "aparente", "apariencia",significa esto y nada ms que esto, y esnecesario justificarlo contra el dogmatismo:es la afirmacin de la caducidad de todosistema ideolgico, junto a la afirmacin dela validez histrica y de la necesidad de todosistema ("En el terreno ideolgico el hombreadquiere conciencia de las relacionessociales", al decir esto no afirmamos lanecesidad y la validez de las "apariencias"?).

    La concepcin de Croce de la poltica-pasin excluye a las partidos, porque no sepuede pensar en una "pasin" organizada ypermanente; la pasin permanente es unacondicin de orgasmo y de espasmo quedetermina ineptitudes en el obrar. Excluye a

  • los partidos y excluye todo "plan" de accinconcertado de antemano. Sin embargo, lospartidos existen y los planes de accin sonelaborados, aplicados y frecuentementerealizados en una medida muy considerable:existe, por consiguiente, un "vicio" en laconcepcin de Croce. Y de nada sirve decirque si los partidos existen, esto no tiene unagran importancia "terica" porque en elmomento de la accin el "partido" que actano es el mismo "partido" que exista antes;en parte esto puede ser cierto, sin embargo,entre los dos "partidos" las coincidencias sontantas que en realidad puede decirse que setrata del mismo organismo.

    Pero esta concepcin para ser vlidadebera poder aplicarse tambin a la "guerra"y, por consiguiente, explicar el hecho de losejrcitos permanentes, de las academiasmilitares, de los cuerpos de oficiales. Laguerra en los hechos es tambin "pasin", lams intensa y febril, es un momento de la

  • vida poltica, la continuacin, bajo otrasformas, de una determinada poltica. Esnecesario explicar entonces cmo la "pasin"puede convertirse en "deber" moral y nodeber de moral poltica, sino de tica.

    Sobre los "planes polticos" vinculados alos partidos como formaciones permanentes,recordar lo que deca Moltke de los planesmilitares en el sentido de que dichos planesno pueden ser elaborados y fijadospreviamente en todos sus detalles, sino sloen su ncleo central, ya que lasparticularidades de la accin dependen, encierta medida, de los movimientos deladversario. La pasin se manifiestajustamente en los particulares, pero no meparece que el principio de Moltke puedajustificar la concepcin de Croce; en todocaso, quedar por explicar el gnero de"pasin" del Estado Mayor que elabor elplan con mente fra y "desapasionada".

    Si, el concepto crociano de la pasin como

  • momento de la poltica choca con ladificultad de explicar y justificar lasformaciones polticas permanentes, como lospartidos y an ms los ejrcitos nacionales ylos Estados Mayores; ya que no se puedeconcebir una pasin organizadapermanentemente sin que se convierta enracionalidad y reflexin ponderada, y dejepor lo tanto de ser pasin, la polucin slopuede encontrarse en la identificacin depoltica y economa. La poltica es accinpermanente y da nacimiento aorganizaciones permanentes en cuanto seidentifica con la economa. Pero esta ltimase distingue tambin de la poltica y por ellose puede hablar separadamente de economay de poltica y se puede hablar de "pasinpoltica" como de un impulso inmediato a laaccin que nace en el terreno "permanente yorgnico" de la vida econmica, pero losupera; haciendo entrar en juegosentimientos y aspiraciones en cuya

  • atmsfera incandescente el mismo clculo dela vida humana individual obedece a leyesdiferentes de las que rigen el pequeointers individual.

    Junto a los mritos de la"maquiavelstica" moderna, derivada deCroce, es necesario sealar tambin las"exageraciones" y desviaciones a que ha dadolugar. Se form el hbito de considerardemasiado a Maquiavelo como el "poltico engeneral", como el "cientfico de la poltica",actual en todos los tiempos.

    Es preciso considerar fundamentalmentea Maquiavelo como expresin necesaria desu tiempo, vinculado en forma estrecha a lascondiciones y exigencias de su tiempo,caracterizado por: 1) las luchas internas de larepblica florentina y por la particularestructura del Estado que no saba liberarsede los residuos comunales-municipales, esdecir, de una forma de feudalismoconstituida en una traba; 2) por las luchas

  • entre los Estados italianos por un equilibrioen el mbito italiano, que era obstaculizadopor la existencia del Papado y de los otrosresiduos feudales, municipalistas, y por laforma estatal ciudadana y no territorial; 3)por las luchas de los Estados italianos ms omenos solidarios con un equilibrio europeo,o sea, por las contradicciones entre lasnecesidades de un equilibrio interno italianoy las exigencias de los estados europeos enlucha por la hegemona.

    Sobre Maquiavelo influye el ejemplo deFrancia y de Espaa, que alcanzaron unafuerte unidad estatal territorial; Maquiavelohace un "parangn elptico" (para usar laexpresin crociana) y extrae las reglas paraun Estado fuerte en general e italiano enparticular. Maquiavelo es en todo un hombrede su poca; y su ciencia poltica representala filosofa de tal poca, que tiende a laorganizacin de las monarquas nacionalesabsolutas "como formas polticas que

  • permiten y facilitan un desarrollo ulterior delas fuerzas productivas burguesas. EnMaquiavelo se puede descubrir in nucelaseparacin de los poderes y elparlamentarismo (el rgimenrepresentativo); su "ferocia" est dirigidacontra los residuos del mundo feudal y nocontra las clases progresistas. El Prncipedebe poner trmino a la anarqua feudal; y esesto lo que hace Valentino en Romagna,apoyndose en las clases productivas,comerciantes y campesinos. Dado el carctermilitar-dictatorial del jefe del Estado, comose requiere en un perodo de lucha por lafundacin y la consolidacin de un nuevopoder, la indicacin de clase contenida en elArte de la guerra debe ser entendida tambinen su aplicacin a la estructura general delEstado. Si las clases urbanas desean ponerfin al desorden interno y a la anarquaexterna deben apoyarse en los campesinoscomo masa, constituyendo una fuerza

  • armada segura y fiel, de un tipoabsolutamente diferente al de las compaasde mercenarios. Se puede decir que laconcepcin esencialmente poltica es tandominante en Maquiavelo que le hacecometer errores de carcter militar; de allque piense especialmente en la infantera,cuyas masas pueden ser enroladas en virtudde una accin poltica y desconozca elsignificado de la artillera.

    Russo (en los Prolegomeni a Machiavelli)anota justamente que El Arte de la guerraintegra El Prncipe, pero no extrae todas lasconclusiones de su observacin. Tambin enEl Arte de la guerra Maquiavelo debe serconsiderado como un poltico que se ocupade arte militar; su unilateralismo (as comootras "curiosidades" del tipo de la teora de lafalange, que dan lugar a bromas fciles comolas lanzadas por Bandello, que son las msconocidas) deriva del hecho de que no es lacuestin tcnico-militar la que est en el

  • centro de su inters y de su pensamiento ypor ello Maquiavelo la trata slo en cuantoes necesaria para su construccin poltica.Mas no slo El Arte de la guerra debe servinculado a El Prncipe, sino tambin lasHistorias florentinas, que deben servirjustamente como un anlisis de lascondiciones reales italianas y europeas, dedonde surgen las exigencias inmediatascontenidas en El Prncipe.

    De una concepcin de Maquiavelo msadecuada a los tiempos derivasubordinadamente una valoracin mshistoricista de los denominados"antimaquiavelistas", o al menos de los ms"ingenuos" entre ellos. No se trata enrealidad, de antimaquiavelistas sino depolticos que expresan exigencias de sutiempo o de condiciones diferentes a las queactuaban sobre Maquiavelo; la formapolmica es entonces puro accidenteliterario. El ejemplo tpico de estos

  • "antimaquiavelistas" hay que buscarlo, meparece, en Jean Bodin (1530-1596), que fuediputado a los Estados Generales de Blois en1576 y que hizo rechazar all por el TercerEstado los subsidios exigidos por la guerracivil {[21 ]}.

    Durante las guerras civiles en Francia,Bodin es el exponente del tercer partido,llamado de los "polticos", que se coloca en elpunto de vista del inters nacional, o sea, deun equilibrio interno de las clases en dondela hegemona pertenece al Tercer Estado atravs del monarca. Me parece evidente queclasificar a Bodin entre los"antimaquiavlicos" es una cuestinabsolutamente extrnseca y superficial.Bodin funda la ciencia poltica en Francia enun terreno mucho ms avanzado y complejoque el que Italia haba ofrecido aMaquiavelo. Para Bodin no se trata de fundarel Estado unitario-territorial (nacional), esdecir, de retornar a la poca de Luis XI, sino

  • de equilibrar las fuerzas sociales en lucha enel interior de este Estado ya fuerte yenraizado; no es el momento de la fuerza elque interesa a Bodin, sino el momento delconsenso. Con Bodin se tiende a desarrollarla monarqua absoluta: el Tercer Estado estan