Gramatología del acontecimiento · lenguajes, tejiendo nuevamente, retomando los hilos al alcance,...
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Índice:
Desplazamientos 4
Geología de la simultaneidad La corriente de la historia reciente 7
El Estado, institución corrosiva de la sociedad 85 Las relaciones de dominación clientelares 140
El acontecimiento Brasil 151 El acontecimiento novela 190 Geografía emancipadora versus geopolítica La agonía de la noche 219
Acontecimiento y narración
Luz en el túnel 236
El capitalismo moral de la burguesía sindical 284 Sistema-región capitalista 318 El capitalismo multicolor, camaleón 338 Geopolítica de captura de los ciclos vitales Capitalismo camaleón 362
Estos relatos humanos son apenas consuelos momentáneos
Pues el mito es incapaz de vencer esta contienda cruenta
Entre el azar y la necesidad
Es mejor regocijarse de este entusiasmo cósmico
Esparcido desde el accidental estallido de afecto
De las partículas virtuales
Amar como ese primer amor
Sin buscar explicar abstractamente este nacimiento emotivo
Intrépido, improbable, imposible
Encerrando el infinito inacabado
En la resonancia inútil de las teorías
Es mejor comprender intuitivamente
Se trata de la fuerza desbordante
De los descomunales enardecimientos incontrolables
De las partículas virtuales
Haciendo crujir su nada
Diseminando sus restos
En universos, constelaciones
Agujeros negros
Sebastiano Monada/ Andrógina Patria-Matria
Desplazamientos
Hemos titulado a este ensayo Gramatología del acontecimiento por varias
razones. Primero, por la escritura, entonces por lo que nos recuerda el
estudio de la escritura, lo que llamó Jacques Derrida De la gramatología1.
Segundo, por ese desplazamiento epistemológico que se muestra y se
nombra como acontecimiento, abandonando definitivamente todo
referente externo, señalado por la mirada de alguna interioridad. No hay
exterioridad ni interioridad. Por otra parte, el acontecimiento es devenir,
no puede ser sino devenir, además de comprenderse como multiplicidad
de singularidades, tal como lo configuraron Gilles Deleuze y Félix
Guattari2. Tercero, consideramos que, para interpretar, desde la
perspectiva de la simultaneidad de la historia reciente, es menester
experimentar desplazamientos, dejando las certezas heredadas, que no
son otra cosa que prejuicios bien elaborados. Cuarto, al contar con las
experiencias sociales, las memorias sociales, cuyo substrato son las
percepciones sociales, de las sociedades, comunidades y colectivos del
quinto continente, Abya Yala, al vernos en la actualización de estas
experiencias, memorias y percepciones, además enfocadas desde la
singularidad interpretativa de un activista, nos vemos empujados a
interpretar la constelación de singularidades de este continente. Lo
hacemos también como un acto de descolonización, entendiendo la
descolonización como desmontaje de mecanismos e inscripciones de
dominación, no como creen los sacerdotes de la de-colonialidad,
separando una parte del todo, aunque sea esta parte la inmensidad
geográfica del sud. Sacerdotes, que, además prohíben citar, nombrar,
recurrir, retomar a teóricos o teorías que provengan del “occidente”, como
si los mismos de-coloniales y sus teorías no lo fueran. Esta es una
muestra patética de una reducción dogmática del emancipador sentido de
la descolonización.
Diremos, con Jacques Rancière, que la parte es el todo3, mucho más aún,
cuando esta parte es el pueblo, hablando en plural, son los pueblos
colonizados, que, en acto supremo de subversión, blandiendo el pre-juicio
de la igualdad, la democracia como acción política, asumen la
1 Ver de Jacques Derrida: De la gramatología. Siglo XXI. México. 2 Ver de Gilles Deleuze y Félix Guattari Mil mesetas. Pre-textos. Valencia.
3 Ver de Jacques Rancière El desacuerdo. Ediciones Nueva Visión, Buenos Aires.
representación del todo. El pueblo o los pueblos no renuncian a asumir la
totalidad, no tiran por la borda parte de esa totalidad; es su herencia, de
la que harán uso crítico, recordando a Hugo Zemelman Merino4. Hacerlo
es cercenarse, como acto de extirpación, que no es otra cosa que la
manifestación masoquista de la culpa. Por lo tanto, profundamente
cristiano; no hay más gesto colonial que este acto de castigo. Los pueblos
libres no tienen consciencia culpable, no se mueven por el resentimiento,
son alegres y espontáneos, viven intensamente lo propio, sus
experiencias singulares a partir de la apertura de las percepciones
corporales. Crean e inventan, retomando sus tradiciones, culturas,
lenguajes, tejiendo nuevamente, retomando los hilos al alcance, hilos que
atraviesan el mundo, que inventan tramas, evocación de tropos, en la
estética de pueblos musicales y rítmicos, que juegan a inventar mundos,
negándose a anclarse en alguno, menos en el impuesto por el poder,
tampoco en el mundo partido que quieren imponer los monjes de las
nuevas verdades, que se parecen demasiado a las viejas verdades.
El ensayo Gramatología del acontecimiento comienza con una reflexión
sobre la historia reciente, reflexión que se sitúa en los contextos de las
teorías de la complejidad, además de buscar pensar desde el tejido del
espacio-tiempo, dejando los absolutos modernos del tiempo y del
espacio; en este perspectiva, tratar de pensar desde el enfoque móvil de
la simultaneidad dinámica.
Después se incursiona en otras vetas de la historia reciente; una muy
importante, que tiene que ver con uno de los fetiches del poder, el Estado.
Esta institución imaginaria de la sociedad es interpelada a partir de las
experiencias rebeldes de los pueblos indígenas, afrodescendientes y
mestizos del continente de Abya Yala. La crítica se sitúa en el efecto
corrosivo del Estado en la sociedad. El capítulo que acompaña a esta
crítica es el análisis y debate sobre una de las formas de la dominación,
aquella que se basa en relaciones afectivas y tiene como símbolo corporal
el cuerpo del caudillo; hablamos de las relaciones de dominación
clientelares, sostén de las políticas populistas.
Los siguientes capítulos se abocan a buscar huellas, marcas,
inscripciones, recorridos, en las territorialidades de un subcontinente
dentro del continente, que denominamos, en la perspectiva de los
desplazamientos, Acontecimiento Brasil. Las búsquedas auscultan tanto
4 Ver de Hugo Zemelman Merino Horizontes de la razón. Anthropos; Barcelona.
las investigaciones de la historia reciente, de investigadores y activistas
de la historia reciente, de sus aportes lúcidos y minuciosos, así como
también se amamantan de las narrativas apasionadas de la novela. Esta
combinación de recursos narrativos, de composiciones de escritura
diferentes y hasta disimiles, sobre todo porque consolidan las
percepciones de distinta manera, no solo se propone una interpretación
multidisciplinar, como lo hacen las teorías de la complejidad, sino
encaminarse a interpretaciones que reintegren los espesores de la
percepción.
Los últimos capítulos se trasladan al debate más actual, a la defensa de
la vida. Parten de la interpelación a las formas cambiantes del capitalismo,
sobre todo a aquellas que responden a los diagramas de poder de la
simulación y del control, particularmente, la crítica se concentra en el
capitalismo que se propone capturar los ciclos vitales.
Una última anotación, otra vez sobre la escritura. Esta inscripción, esta
huella, esta hendidura, que hace memoria, es también un
acontecimiento; esta vez acontecimiento de la pre-narrativa de las
marcas, de las sensaciones, por lo tanto de las conexiones de los cuerpos
con los universos que inventan.
Geología de la simultaneidad
La corriente de la historia reciente
Dedicado a Silvia Rivera Cusicanqui, a Luis Tapia Mealla, a Raquel Gutiérrez
Aguilar, a Rosario Aquim Chávez, a Hugo Rodas, a Raúl Zibechi, a Maristella
Svampa, a Alberto Acosta y a Francisco de Oliveira. A quienes admiro y respeto.
Historia y presente
¿Hay tiempo o sólo es una representación? ¿Se trata de la experiencia del
transcurrir o de otra clase de experiencia? ¿O, mas bien, es como una
sensación producida por la memoria? Comencemos, primero, con estas
preguntas, antes de adentrarnos a hablar de la secuencia pasado,
presente y futuro; es decir, antes de referirnos a esa secuencia que
llamamos tiempo. ¿Hay tiempo o sólo hay movimiento? Alguien puede
preguntar: ¿Cómo puede haber movimiento si no hay tiempo? ¿Es qué el
movimiento requiere tiempo? Si asumimos que el movimiento es traslado
en el espacio-tiempo, donde ya no se trata de tiempo, en su aislada
secuencia, sino de curvatura, si se quiere, de plegamiento; en otras
palabras, de una conjunción, de una composición, de una complejidad,
dada a la razón desde la experiencia de la percepción, conjunción que no
aparece ni como espacio absoluto ni como tiempo absoluto, sino como
una mezcla, como un tejido, que convierten a lo que nombramos en algo
tan diferente al espacio y al tiempo. Tampoco es una correlación y una
co-determinación entre dos entidades, que no existen.
Si asumimos que el espacio-tiempo es un fenómeno gravitatorio,
precisamente porque se curva, ¿qué pasa cuando no hay gravitación o,
mejor dicho, cuando la gravitación es una fuerza en su mínima expresión?
¿El espacio-tiempo también llega a su mínima expresión? ¿Esta mínima
expresión es la diseminación? ¿Otra vez la nada? La nada aparece de dos
maneras; cuando se da, teóricamente, una infinita gravitación, es decir,
el agujero negro; cuando no se da, teóricamente, ninguna gravitación,
cuando ésta desaparece. ¿El espacio-tiempo se concentra y se dispersa
entre dos nadas? Como entre dos polos; uno, de gravitación infinita, de
atracción total; el otro, de ninguna gravitación, de ninguna atracción, sin
embargo, como jalando a la dispersión y diseminación absoluta. Bajo esta
hipótesis interpretativa, usada como imagen teórica, como orientación
figurativa, el espacio-tiempo corresponde a los movimientos curvos,
quizás cíclicos, múltiples, plurales, de las variadas conformaciones físicas,
de acuerdo a sus masas y dinámicas, conformaciones de galaxias,
constelaciones, estrellas, sistemas, en constante agitación.
Lo que hay es movimiento, no tiempo, que es, mas bien, una
representación racional, lineal, de una experiencia, a la que no llega a
interpretar la razón abstracta. Movimiento curvo, cíclico, movimiento
continuo, despliegue constante, simultáneo, de la materia y la energía. El
movimiento continuo no tiene instante, no tiene pasado, presente ni
futuro, no tiene tiempo. No es que sea eterno, la otra idea de la estática,
sino que sus dinámicas, incluso, si se quiere, su génesis, usando esta
palabra tan comprometedora, se tienen que comprender de otra manera,
no como secuencia, sino como simultaneidad.
Considerando esta hipótesis interpretativa, vemos que la historia, como
saber, como ciencia de los documentos, de las fuentes, de los registros,
de los testimonios, incluso de los monumentos, ha sido construida a partir
de la idea de tiempo. Se trata de una ciencia apegada al tiempo; ha
convertido la historia, el pasado, como tiempo dado; en términos
científicos, tiempo registrado. Entonces la interpretación histórica se
construye ordenando las fuentes, los documentos, los registros, de una
manera secuencial. La historia pertenece a la episteme del tiempo, lo que
Michel Foucault llamaba la episteme historicista (siglos XIX-XX). ¿Desde
la perspectiva de la hipótesis interpretativa del movimiento del espacio-
tiempo curvo, podemos seguir hablando de historia, podemos seguir
construyendo la representación de la memoria social desde el paradigma
racional abstracto del tiempo? Vamos a tratar de responder a esta
pregunta evaluando las tesis de la corriente de historia reciente.
Historia del presente
Uno de los conceptos que aporta la historia reciente es el de presente
extendido. Con este concepto el instante se dilata, ciertamente lo que se
entiende como presente se dilata, así como lo que se pueda entender por
coyuntura. Se habla de una historia de un tiempo coetáneo como historia
vivida5.
Cuando comprendemos que es imposible concebir el instante como punto
sin tiempo, así como sólo se puede representar abstractamente el punto
geométrico sin dimensiones; este punto no existe. Sólo es una
abstracción matemática. En términos existenciales todo punto es una
dilatación, por más mínima que sea. En lo que respecta al instante, éste
no es más que una representación abstracta; el instante, como punto sin
tiempo, como presente fugaz, no existe. La experiencia da cuenta de un
constante desplazamiento. Si recurriéramos a una figura, deberíamos
imaginar un viaje; esto es, un movimiento. Un movimiento, obviamente,
no se reduce al instante, así como se han imaginado los partidarios de
esta representación o, si se quiere de esta intuición; quienes se imaginan
el movimiento como una línea conformada por instantes. Esto es una
representación geométrica, al estilo euclidiano. El movimiento no sería
posible de esta forma. El movimiento es un desplazamiento sin instantes,
a no ser que los instantes se piensen como dilataciones, lo que los
convierte en fragmentos del desplazamiento continuo. El movimiento no
se forma por estos fragmentos, por la suma de estos fragmentos, por su
articulación. Son los fragmentos los que pueden concebirse como recortes
del desplazamiento y del movimiento, recortes abstractos, por cierto. En
realidad, si podemos hablar así, el movimiento y el desplazamiento son
continuos, en contextos y espesores de movimientos y desplazamientos
continuos. Todo el universo se mueve. No hay instante sino una
5 Ver de Sebastián Sánchez González Un concepto del presente extendido. Un aporte de la historia del tiempo presente a las ciencias sociales. Universidad Académica de Humanismo Cristiano.
constelación de movimientos y desplazamientos. Esta constelación no
puede reducirse a la representación del tiempo, tanto en su versión de
instante como en su versión de duración. Estamos dentro del universo.
Narrativa del universo
Se concibe el universo como la totalidad del espacio-tiempo, como la
totalidad de todas las formas de la materia, la energía y el impulso, las
leyes y constantes físicas que las rigen. El concepto de universo también
adquiere otros sentidos globales, un tanto diferentes; se alude, por
ejemplo, a conceptos como cosmos, mundo o naturaleza.
En relación al tamaño del universo, observaciones recientes han indicado
que el universo está en expansión acelerada. Así mismo se sabe que la
mayor parte de la materia y la energía en el universo corresponde a las
denominadas materia oscura y energía oscura; en cambio, la materia
ordinaria (barionica), solo representaría algo más del cinco por ciento del
total.
Respecto a la formación del universo, la hipótesis más adecuada parece
ser la del belga Georges Henri Joseph Édouard Lemaître, quien, a partir
de las ecuaciones de Albert Einstein, concluye que el universo no es
estacionario; al contrario, tiene un origen. Este origen supuesto es
figurado en el modelo del Big Bang, teoría que describe la expansión del
espacio-tiempo a partir de una singularidad espaciotemporal. Desde este
momento, el universo se transformó rápidamente, en el periodo llamado
de inflación cósmica, en el cual desaparecieron las supuestas
irregularidades iniciales. Desde este momento inicial el universo se
expandió, pasó de la convulsionada inestabilidad a una situación, que
podría llamarse, estable; del inconmensurable calor se pasó a
temperaturas bajas, de desmesuradas densidades se pasó a menores
densidades. Estas variaciones menores, en lo que corresponde a la
distribución de la masa, dio lugar a la segregación fractal en porciones,
que se encuentran en el universo actual como cúmulos de galaxias.
Las teorías contemporáneas, al suponer un origen también conjeturan un
final. Las investigaciones actuales parecen apoyar las teorías de la
expansión permanente del universo, Big Freeze o Big Rip, Gran Desgarro;
teorías que pronostican que la expansión misma del espacio-tiempo
llegará a un punto en que los átomos mismos se separarán en partículas
subatómicas. Sin embargo, esta no es la única conjetura plausible. Se
vislumbran otros futuros probables; por ejemplo, se especula que la
materia oscura podría ejercer la fuerza de gravedad suficiente como para
detener la expansión; por lo tanto, hacer que toda la materia se comprima
nuevamente. A esta tesis los científicos la denominan el Big Crunch o la
Gran Implosión6.
Estamos dentro de este acontecimiento, formamos parte del mismo. Una
fabulosa simultaneidad plural y múltiple sincroniza todos los movimientos
dispersos. Este acontecimiento existencial no puede expresarse ni como
6Archivo:Hubble ultra deep field.jpg Fuente:
http://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Archivo:Hubble_ultra_deep_field.jpg Licencia: Public domain Contribuyentes: NASA and the European Space Agency. Archivo:Universum.jpg Fuente: http://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Archivo:Universum.jpg Licencia: Creative Commons Attribution-Sharealike 2.5 Contribuyentes: Heikenwaelder Hugo, Austria, Email : [email protected], www.heikenwaelder.at. Archivo:WMAP.jpg Fuente: http://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Archivo:WMAP.jpg Licencia: Public Domain Contribuyentes: Bricktop, Chetvorno, DieBuche, Fastfission, GDK, Mike Peel, Nachcommonsverschieber, Nk, Pieter Kuiper, Shizhao, ediciones anónimas. Archivo:Ngc1316 hst.jpg Fuente: http://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Archivo:Ngc1316_hst.jpg Licencia: Public domain Contribuyentes: NASA, ESA, and The Hubble Heritage Team (STScI/AURA). Archivo:Irregular galaxy NGC 1427A (captured by the Hubble Space Telescope).jpg Fuente: http://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Archivo:Irregular_galaxy_NGC_1427A_(captured_by_the_Hubbl _Space_Telescope).jpg Licencia: Public domain Contribuyentes: NASA, ESA, and The Hubble Heritage Team (STScI/AURA). Archivo:Commons-logo.svg Fuente: http://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Archivo:Commons-logo.svg Licencia: Public Domain Contribuyentes: SVG version was created by User:Grunt and cleaned up by 3247, based on the earlier PNG version, created by Reidab. Archivo:Spanish Wikiquote.SVG Fuente: http://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Archivo:Spanish_Wikiquote.SVG Licencia: logo Contribuyentes: James.mcd.nz. Archivo:Wiktionary-logo-es.png Fuente: http://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Archivo:Wiktionary-logo-es.png Licencia: logo
Contribuyentes: es:Usuario:Pybalo. Ver Wikipedia: Enciclopedia Libre.
duración, ni como instante; estas representaciones son reductivas y
abstractas, respecto a la complejidad desafiante de los proliferantes
desplazamientos, movimientos, transformaciones, concurrentes.
Complejidad en la que nos encontramos inmersos. Esta complejidad de
desplazamientos y movimientos, no es ni duración, es decir, tiempo, ni
instante, desaparición del tiempo; es simultaneidad compleja de
desplazamientos y movimientos diversos, de transformaciones y
dinámicas diversas. Integrándose, paradójicamente, como en una
permanencia consistente y en cambios permanentes. Somos como
síntesis de estas simultaneidades, de estas dinámicas micros y de estas
dinámicas macros, de estas composiciones infinitesimales y de estas
composiciones cósmicas. No es tiempo pues lo que representa y
conmensura este acontecer. Lo que explica la fabulosa simultaneidad es
la fuerza de la gravitación, sus distintas formas, las integraciones y
articulaciones de la materia y la energía, los plegamientos y circulaciones.
Estamos ante fenómenos de las densidades de la existencia, ante la
fenomenología de la densidad de la existencia. Existencia pensada no
como presencia, sino como dinámica, es decir, energía, en constante
despliegue y transformación; en otras palabras, como vida. Fenómeno
existencial que también se manifiesta como curvatura paradójica;
curvatura que a la vez nos retorna y a la vez nos aleja. No es tiempo, es
memoria, pero, también olvido. Es fijación de la información, pero,
también selección; es experiencia, pero también, invención. Es
regularidad de movimientos, pero también, desplazamientos,
desregularización, invención de lo nuevo.
La simultaneidad no es tiempo, tampoco es estática, quietud. La
simultaneidad es dinámica, mejor dicho, conglomerados de dinámicas,
dadas como en el mismo sitio, en la misma situación; sin embargo, sitio
y situación que cambian, se transforman; nunca son las mismas. Aunque
parezca tautológico, lo diremos: El acontecer del acontecimiento acontece
en el mismo acontecimiento. El acontecer es producto de su propia
invención; de la propia invención del acontecimiento. El universo es una
invención de la explosión inicial, del Big Bang. Esta explosión inicial
continúa en nosotros, en esta simultaneidad, que nombraremos,
provisionalmente, contemporánea.
Recordemos la intuición de Friedrich Nietzsche: El eterno retorno de lo
mismo; pero, lo mismo, paradójicamente, como diferencia, en su
diferenciación constante. Esto de retorno es ciclo, es curvatura; esto de
retornar es memoria y regularidad. Sin embargo, no es lo mismo como
eternidad estática, sino lo mismo como diferenciación; esto quiere decir
que son las condiciones iniciales las que cambiaron, las que transformaron
el universo. No es tiempo, son ciclos; que no pueden vislumbrarse a
partir de cada ciclo singular, menos desde la perspectiva de la
singularidad que efectúa el ciclo. El ciclo mismo es una estructura, si se
puede hablar así; es una composición, un sistema. No puede concebirse
el ciclo a partir de lo que circula, sino a partir de toda la composición
estructural del ciclo; el centro, la órbita, lo que órbita, la relación respecto
a lo que se orbita, el espacio-tiempo donde se orbita, las otras órbitas;
todo lo que entra en juego, las fuerzas, las energías, la gravitación
estructural, que cohesiona, por así decirlo, esta composición cíclica.
La simultaneidad es una composición integradora y articuladora de
fenómenos, de procesos, de aconteceres, de movimientos, de
desplazamientos, de fuerzas y energías. Es esta complejidad la que debe
ser pensada; no escapar de la complejidad, reduciendo la simultaneidad
a la secuencia abstracta, vacía, inexistente del tiempo. La simultaneidad
no es tiempo, no es transcurrir, es densidad; espesor de desplazamientos,
de movimientos, de transformaciones, espesor de materias y
antimaterias; espesor, aunque parezca paradójico, de aparentes vacíos,
como los relativos a la materia oscura. Estamos ante el acontecimiento
de la materia. No se entienda materia de manera sustantiva, ni
etimológica, como madera, hyle, raíz de donde proviene, sino como
energía, es decir, dinámica de partículas. En otras palabras, la materia
es relación dinámica de partículas. Por lo tanto, estamos hablando de las
dinámicas moleculares producentes de la materia. Estamos hablando de
la densidad del acontecimiento.
No es tiempo, sino materia; la materia es acontecimiento. La materia no
es, sino que acontece. Es producida por las relaciones de un conjunto de
partículas, en las condiciones infinitesimales en las que se encuentran. En
otras palabras, la materia no es causa, sino, si se quiere, efecto. Si hay
que conmensurar algo, no es una secuencia abstracta inexistente del
tiempo, sino la densidad de la simultaneidad. La pregunta que se nos
viene, desde la cosmovisión acostumbrada o heredada, es: ¿si esta
simultaneidad transcurre? Esta es una pregunta desde la noción del
tiempo. Es ciertamente una pregunta difícil, cuando partimos de una
perspectiva distinta. De todas maneras, la tarea es pensar el
acontecimiento desde un parámetro, si se puede hablar así, que no sea el
tiempo. Lo que está en cuestión son las formas, los contenidos, las
manifestaciones, las expresiones, de lo que se crea, no el tiempo. Lo que
está en cuestión es lo que existe, no lo que no existe, no una
representación secuencial de lo que acontece. Como dijimos, lo que
existe, no es secuencial sino simultaneo. Ahora bien, esta simultaneidad
no es estática sino, mas bien, dinámica. Lo que existe es el movimiento.
El movimiento no es abstracto, sino desplazamiento de algo en la
explanada de algo; si se quiere, el movimiento es una relación. La relación
se da, al darse, se da entre las instancias, dispositivos, disposiciones,
entidades, composiciones, puestas en juego. El darse concurre, se da
entre ellas, no en el tiempo. Lo que emerge de esta relación no es el
tiempo, que es lo que conjetura la razón abstracta, sino la creación que
provoca la relación; es decir, la transformación misma. No se transcurre,
sino que se conforma, se compone, se crea, se produce, si se quiere,
realidad. Esta transformación no se conmensura con el tiempo; esto es
inadecuado, sino con la medida de las transformaciones. Sucede, para dar
un ejemplo, como una acumulación de cambios, de transformaciones, de
desplazamientos. Lo que pondera lo que sucede es esta densidad de
sucesos, sucediendo como cambios y transformaciones. La acumulación
no se da en el tiempo, sino en el mismo ámbito de relaciones entre los
componentes del acontecimiento. Se da como el registro de lo que
acontece. El registro se incrementa; no en el tiempo, sino en la memoria
del registro. La interpretación abstracta de esta memoria conjetura el
tiempo. Sin embargo, una interpretación concreta de la memoria accede
a la sedimentación y a la remoción de lo que acontece; se enfrenta al
fenómeno de la acumulación de transformaciones y desplazamientos en
el mismo estado de situaciones, que es el universo, en constante
movimiento.
Conceptos de la historia reciente
Comencemos con el concepto de presente extendido. ¿Cómo puede
extenderse el presente? Se entiende lo que se quiere decir con este
concepto, que el presente no es puntual, que puede ser considerado en
su dilatación, como lapso, como contemporaneidad. Sin embargo, fuera
de esta significación y este uso, comprensible, por cierto, que corrige una
idea instantánea del presente, dando apertura a su estudio desde las
metodologías de la historia, la justificación del término mismo es
problemática. Si se acepta la extensión del presente hay que replantearse
el concepto mismo de presente; si se habla de extensión, hay que sacarlo
de la secuencia lineal del tiempo, como momento, como coyuntura, como
punto, como instante. Asistimos a la experiencia no de la dilatación, de la
extensión, sino de la complejidad de la simultaneidad. Esta complejidad
no es presente; por lo menos, el presente comprendido en la secuencia
pasado, presente, futuro. Esta complejidad es, usando la metáfora de
Nietzsche, eterno retorno de lo mismo en su propia diferenciación; es
decir, transformación de lo mismo a partir del juego convulso de sus
propias dinámicas inherentes. Las transformaciones son materiales y
energéticas; estas transformaciones no se dan en el tiempo, sino en el
ámbito complejo y entrelazado de las relaciones puestas en juego; ámbito
en constante devenir. Este ámbito no es, obviamente tiempo, sino
constelación de espesores, de densidades, de vacíos, de fuerzas y
energías.
Desde esta perspectiva, el tiempo fue una intuición abstracta,
racionalizada abstractamente, de una experiencia no considerada en su
complejidad, mas bien, aplastada, recortada, reducida a una linealidad
imposible, aunque imaginada matemáticamente. Se ha querido corregir
esta reducción unilineal trasladando la figura a la configuración de
múltiples linealidades. Si bien, este desplazamiento epistemológico
corrige, en parte, la simplicidad de la imagen de tiempo, no resuelve el
problema de fondo. Lo único que se ha hecho es multiplicar la imagen de
secuencia, concibiendo muchas secuencias entrelazadas. Lo que está en
discusión es la idea de secuencia. Se la ha opuesto a una idea e imagen
más rica, más exuberante, la idea de simultaneidad. Con esta idea de
simultaneidad se abandona la intangibilidad del tiempo; nos enfrentamos,
de lleno, a la materialidad del acontecer. Aunque se diga que si bien no
tocamos el tiempo, sin embargo, el tiempo nos toca, al deteriorarnos, al
transformarnos. Este argumento no deja de ser retórico, pues de lo que
se trata es de explicar cómo ocurre el deterioro, cómo acontece la
transformación. Las explicaciones de estos fenómenos no pueden ser sino
materiales, a partir de dinámicas materiales; en todo esto no entra el
tiempo para nada, salvo en el imaginario metafísico de los teóricos e
historiadores.
Lo importante no es defender un concepto, presente extendido, sino
atender a lo que alude, al referente señalado, a este acontecimiento
donde acontecen relaciones, composiciones, desplazamientos,
movimientos, que dan lugar a mutaciones y devenires. Para ilustrar lo
que decimos, podemos dibujar una imagen en movimiento; es como si
todo ocurriera en el mismo sitio y en el mismo instante; sin embargo, el
sitio no es el mismo, sino toda una geología; tampoco es el mismo
instante, pues se da como una acumulación de la memoria, del registro
de la experiencia. Entonces no es instante, sino eternidad – usamos el
término como metáfora -, por así decirlo; eternidad no estática ni
equilibrada, sino eternidad en permanente cambio. No hay tiempo sino
transformación en la misma materialidad compleja, dinámica,
constitutiva.
La materia no es una cosa, un objeto, algo que está ahí, por sobre lo que
pasa el tiempo, como brisa o viento; tiempo externo a las cosas, a los
objetos. Tampoco es algo que mueven fuerzas externas, incluso
considerándola como fuerza inmanente. El movimiento es inherente a la
materia; la materia es movimiento, es dinámicas bullentes, es energía. Si
no hay movimiento, desde las partículas más infinitesimales, hasta las
composiciones cósmicas, no hay materia. La materia es creada y recreada
por el movimiento permanente, por las dinámicas cuánticas, atómicas,
moleculares, molares. Es propiedad de la materia el movimiento y la
transformación. El movimiento es inmanente a la materia. Los
movimientos, las dinámicas, las composiciones, son concretos, físicos. No
hay nada parecido a una secuencia vacía, abstracta, lineal, que tiene que
ser llenada con hechos, con objetos; no hay un transcurrir del tiempo,
que deteriora las cosas y los objetos. El movimiento es la materia misma;
este es su contenido, su consistencia, su devenir. Explicando la
permanencia de la materia, hay que comprender que el movimiento se
aplica a sí mismo, es cíclico.
Concepto físico de materia
El concepto físico clásico de materia considera las regularidades de las
manifestaciones y comportamientos de las distintas formas de materia;
regularidades consideradas leyes de la naturaleza. Materia con energía
asociada, en constante interacción; materia conmensurable, medible,
localizable, en términos espaciotemporales compatibles. En cambio, la
física contemporánea entiende por materia cualquier campo, entidad o
discontinuidad, traducible a fenómeno perceptible, fenómeno irradiante
en el espacio-tiempo; fenómeno cuyo movimiento alcanza una velocidad
igual o inferior a la de la luz. Fenómeno asociado a la energía. Así, de este
modo, todas las formas de materia tienen asociadas una cierta energía;
sin embargo, sólo algunas formas de materia tienen masa.
La materia que adquiere forma de masa se encuentra jerárquicamente
organizada en varios niveles y subniveles. La materia con masa puede ser
estudiada desde los puntos de vista macroscópico y microscópico. Según
el nivel de descripción adoptado debemos asumir descripciones clásicas o
descripciones cuánticas. Una parte de la materia con masa,
concretamente la que compone los astros sub-enfriados y las estrellas,
está constituida por moléculas, átomos, e iones. Cuando las condiciones
de temperatura lo permite la materia se encuentra condensada.
El nivel microscópico de la materia con masa puede entenderse como un
agregado de moléculas. Éstas, a su vez, son formadas por conglomerados
de átomos. Yendo por este lado, el infinitesimal, apareen niveles
infinitesimales mucho más pequeños; los átomos se descomponen en
constituyentes aún más elementales: electrones; que son partículas
leptónicas con carga eléctrica negativa; protones, que son partículas
bariónicas con carga eléctrica positiva; neutrones, que son partículas
bariónicas sin carga eléctrica; empero, con momento magnético.
Hay todo un conjunto de partículas subatómicas que pueden considerarse
las fuerzas fundamentales de la materia. Tácitamente los bariones del
núcleo, protones y neutrones, se mantienen unidos gracias a un campo
escalar formado por piones, bosones de espín cero. Del mismo modo, los
protones y neutrones, que no son partículas elementales, son
composiciones constituidas por partículas mucho más infinitesimales,
llamamos quarks. Los quarks se mantienen unidos mediante el
intercambio de gluones virtuales.
Desde otra perspectiva, macroscópica, la materia con masa se presenta,
en las condiciones imperantes en el sistema solar, en uno de los cuatro
estados de agregación molecular: sólido, líquido, gaseoso y plasma.
Acudiendo a la teoría cinética molecular, la materia se encuentra formada
por moléculas, éstas se encuentran animadas de movimiento, el cual
cambia constantemente de dirección y velocidad, cuando chocan o bajo
el influjo de otras interacciones físicas. Debido a este movimiento se
manifiesta la energía cinética, fuerza que empuja a la separación;
paradójicamente, también se manifiesta una energía potencial, fuerza que
empuja a la cohesión. El estado físico de la materia puede ser descrito
como: sólido, cuando la energía cinética es menor que la potencial;
líquido, cuando la energía cinética y potencial son aproximadamente
iguales; gaseoso, cuando la energía cinética es mayor que la potencial;
plasma, cuando la energía cinética es tal que los electrones tienen una
energía total positiva. Bajo ciertas condiciones puede encontrarse materia
con masa en otros estados físicos, como el condensado de Bose-Einstein
o el condensado fermiónico. La manera más adecuada de definir materia
con masa es describiendo sus cualidades; se puede decir que presenta
dimensiones, es decir, ocupa un lugar en un espacio-tiempo determinado;
también presenta inercia, la inercia se define como la resistencia que
opone la materia a modificar su estado de reposo o movimiento; así
mismo la materia es explicable a partir de la fuerza fundamental de la
gravedad o gravitación.
Una gran parte de la energía del universo corresponde a formas de
materia formada por partículas o campos que no presentan masa, como
la luz y la radiación electromagnética, las dos formadas por fotones sin
masa. Junto con estas partículas sin masa, se postula la existencia de
otras partículas como el gravitón, el fotino y el gravitino, todas ellas
partículas sin masa aunque contribuyen a la energía total del universo.
De acuerdo a estimaciones recientes, alrededor del setenta por ciento del
contenido energético del universo consiste en energía oscura, cuya
presencia se infiere en su efecto sobre la expansión del universo. De
acuerdo a los modelos físicos actuales, sólo aproximadamente el cinco por
ciento de nuestro universo está formado por materia con masa ordinaria.
Se supone que una parte importante de esta masa sería materia
bariónica, formada por bariones y electrones; esta masa sólo supondría
alrededor de 1/1850 de la masa de la materia bariónica. El resto de
nuestro universo se compondría de materia oscura, hablamos del
veintitrés por ciento, y energía oscura, el setenta y dos por ciento. A pesar
que la materia bariónica representa un porcentaje tan pequeño; sin
embargo, la mitad de ella todavía no se ha encontrado. Todas las
estrellas, galaxias y gas observable forman menos de la mitad de los
bariones que debería haber. La hipótesis principal sobre el resto de
materia bariónica no encontrada dice que, como consecuencia del proceso
de formación de estructuras, posterior al Big Bang, está distribuida en
filamentos gaseosos de baja densidad, que forman una red por todo el
universo, en cuyos nodos se encuentran los diversos cúmulos de galaxias.
Al respecto, la tesis de la conservación de la materia se remonta al
químico Antoine-Laurent de Lavoisier; el científico francés midió
cuidadosamente la masa de las sustancias antes y después de intervenir
en una reacción química; llegó a la conclusión de que la materia, medida
por la masa, no se crea ni destruye, sino que sólo se transforma en el
curso de las reacciones. El enunciado expone que, en una reacción
química, la materia no se crea ni se destruye, solo se transforma.
Recogiendo esta tesis y combinándola con la de Mijaíl Vasílievich
Lomonósov, la ley de Lomonosov-Lavoisier enuncia que la masa de un
sistema de sustancias es constante, con independencia de los procesos
internos que puedan afectarle. En otras palabras, la suma de los
productos es igual a la suma de los reactivos, manteniéndose constante
la masa. Desde otra perspectiva, la equivalencia entre masa y energía,
descubierta por Einstein, obliga a rechazar la afirmación de que la masa
convencional se conserva; se entiende que masa y energía son
conmutables. De esta manera se puede afirmar que la masa, equivalente
a la energía, desde la perspectiva relativista, es decir, el total de masa
material y energía, se conserva; sin embargo, la masa en reposo puede
cambiar, como ocurre en aquellos procesos estudiados por la física
relativista, en que una parte de la materia se convierte en fotones. La
conversión en reacciones nucleares de una parte de la materia en energía
radiante, con disminución de la masa en reposo7.
La ley de la conservación de la energía enuncia que la cantidad total de
energía, en cualquier sistema físico aislado, sin interacción con ningún
otro sistema, permanece invariable, aunque dicha energía puede
transformarse en otra forma de energía. En otras palabras, la ley de la
conservación de la energía concibe que la energía no puede crearse ni
destruirse, sólo puede cambiar de una forma a otra. Esta tesis constituye
el primer principio de la termodinámica, la primera ley de la
termodinámica. En mecánica analítica, el principio de conservación de la
energía es una consecuencia de que la dinámica de evolución de los
sistemas preserva las mismas cualidades. Considerando los sistemas
termodinámicos, una consecuencia de la ley de conservación de la energía
es la llamada primera ley de la termodinámica, aunque la energía no se
pierde, se degrada de acuerdo con la segunda ley de la termodinámica.
Es un proceso irreversible, la entropía de un sistema aislado aumenta; no
es posible devolverlo al estado termodinámico físico anterior.
7 Fuentes: Materia Fuente: http://es.wikipedia.org/w/index.php?oldid=70436611 Contribuyentes: .Sergio, @IE, AFLastra, AVIADOR,
Acratta, Airunp, AleCiencias, Aleator, Alefisico, Alhen, Alvaro qc, Amadís, Andreasmperu, Angus, Antonio Peinado, Antur, Antón Francho, Aportador, Atardecere, Baiji, Balderai, Barteik, Beto29, Biasoli, Bifus, BlackBeast, Boja, Camilo, CamiloCamargo, Camilocerda, Canonote, Chichornio, Christopher alberto, Cobalttempest, Comae, Cookie, Cordwainer, Dave6, David0811, Davidperdomoc, Davius, Defcon2, Dermot, Dianai, Diego Bethancourth, Diegusjaimes, Dincertis, Dorieo, Durero, Dyegox, Dánier, Edmenb, Egaida, Ejmeza, Eli22, Emijrp, Equi, Er Komandante, Erbrumar, Error de inicio de sesión, Euratom, FAR, Fcano, Fernando.om, Fito hg, Fmateos, Folkvanger, Foundling, FrancoGG, Gaeddal, Gaius iulius caesar, GermanX, Ggenellina, Greek, Gusama Romero, Gusgus, Gustronico, HUB, House, Huhsunqu, Humberto, Hvirguez, ILVI, Isha, Ivanics, JMCC1, Jaja123, Jarisleif, Javierito92, Jcaraballo, Jerowiki, Jjafjjaf, Jkbw, Jorge c2010, JoseManuel.Lopez.UEM, Josue arias silva, Jsanchezes, Juan.7437, JuanFelipe, Juanjo Bazan, Jugones55, Julen113, Juliabis, Jurock, Kender00, Kismalac, Kordas, Krysthyan, Kved, LP, Leonpolanco, LlamaAl, Loco085, Lordrekard, Luis Felipe Schenone, Luis david01234560, MILO, MONIMINO, MONIMINO 1, Mafores, Magazo, Magister Mathematicae, Maldoror, Maleiva, Mansoncc, Manuel Reyes, ManuelGR, Manwë, Marcelo2891, MarcoAurelio, Mario modesto, Matdrodes, Maveric149, Metrónomo, Misigon, Monik227, Moriel, Mortadelo2005, Muro de Aguas, Mushii, NaBUru38, NekroByte, Netito777, Nicolás Charango, Nicop, Nihilo, Nioger, Nixón, Nolemaikos, Nspiemonte, OMenda, Orgullomoore, Original, Originalpulsar, Oscar ., P. S. F. Freitas, P.o.l.o., Paintman, Palcianeda, Pan con queso, Paxbit, Pedro Jaureguiberry, Pedro Nonualco, Petronas, Phaidros, Platonides, Poco a poco, Ppfk, Prietoquilmes, Pólux, Queninosta, Qwertyytrewqqwerty, RASENGAN-13-1995, RODOLFO ANDRADE GARCIA, Retama, Roberto Fiadone, RoyFocker, SITOMON, SaIdLoL, Saloca, Santiperez, Sealight, Srruly, Taichi, Tano4595, Tirithel, Tomatejc, Tortillovsky, Txo, Ugly, Unaiaia, Valentin estevanez navarro, VanKleinen, Veritusss, Vicovision, Vitamine, Wilfredor, Y0rx, Yeza, ZeruGiran, a200042159132.rev.prima.com.ar, conversion script, Ángel
Luis Alfaro, 1040 ediciones anónimas. Ver Wikipedia: Enciclopedia Libre.
Enfrentamos una dificultad en la proyección de la ley de conservación de
la energía de la mecánica clásica a la teoría de la relatividad. Esta
dificultad consiste en que en mecánica relativista no podemos distinguir
adecuadamente entre masa y energía. Otra dificultad se encuentra en que
en la teoría de la relatividad no es posible formular una ley de
conservación de la masa análoga a la que existe en mecánica clásica; en
este caso, la masa no se conserva. De todas maneras es posible formular
una ley de conservación masa-energía. La materia puede representarse
como un conjunto de campos materiales, a partir de los cuales se forma
el llamado tensor de energía-impulso total. A partir de esta forma
diferencial de la conservación de la energía, dadas las propiedades
especiales del espacio-tiempo, se deduce una ley de conservación en
forma integral.
En la perspectiva y el enfoque de la teoría de la relatividad no hay manera
de calcular una magnitud, como medida de la energía total conjunta de la
materia y el espacio-tiempo, que exprese la conservación integral. La
interpretación de esta situación comprende que el espacio-tiempo
carecer de simetría temporal; no hay invariancia temporal de las
ecuaciones de movimiento. No existe el tiempo ajeno al co-ordenado del
espacio-tiempo. Por otra parte, en mecánica cuántica aparecen otras
dificultades al considerar la cantidad de energía de un sistema dado. La
energía total en ciertos sistemas aislados no está fijada para algunos
estados cuánticos, sino que puede fluctuar. Aunque los estados llamados
estacionarios tienen una energía bien definida; sin embargo, en sistemas
aislados aún para estados no estacionarios, puede definirse una ley de
conservación de la energía en términos de valores medios8.
8 Fuentes: http://es.wikipedia.org/w/index.php?oldid=74260520 Contribuyentes: AVIADOR, Acratta, Agremon, Aleposta, Andreasmperu,
Antón Francho, Arjuno3, AstroNomo, Atalaia, Balderai, Balles2601, Banfield, BetoCG, Chiqitoloco36, Ctrl Z, Daniel solis nah, David alberto hernandez, Davius, Diegusjaimes, Divalino, Edslov, Eduardosalg, El carrera, Eloy, Er Komandante, Fonsi80, Foundling, Greek, Gsrdzl, Guerovictor, HUB, Ingolll, Isha, JacobRodrigues, Jahnfi, Jarisleif, Javierito92, Jcaraballo, Jerowiki, Jkbw, Jorgesar, Joseaperez, Jugo 89,
La materia social
Se ha hablado de materia social como metáfora, haciendo hincapié en la
perspectiva materialista de los estudios y análisis sociales, elaborados con
enfoque histórico. Sin embargo, hay que decirlo, se trata de algo más que
una metáfora. Si partimos de la concepción de que la materia es creada
por las partículas infinitesimales, de acuerdo a las dinámicas cuánticas,
podemos también comprender la analogía con los campos sociales. Los
individuos, las mónadas sociales, pueden ser comprendidos como si
fuesen partículas sociales, las mismas que, en sus dinámicas y relaciones,
crean, producen, materia social. Esto es, instituciones, estructuras,
composiciones múltiples, circuitos, ciclos, constelaciones, sociales.
Retomando la metáfora y partiendo de la analogía, podemos enunciar que
la materia social es movimiento.
La metáfora de la materia social, que tiene como referente otra metáfora,
la materia, que viene de madera (hyle), se convierte en concepto cuando
le atribuimos a la materia ciertas características y condiciones de
posibilidad. La concepción decimonónica de materia es demasiado
parecida a su referente, a la madera. Cuando se usó esta metáfora fue
para hacer hincapié en la percepción de la experiencia de lo sólido, que
es una experiencia preponderantemente táctil, aunque no únicamente.
Sin embargo, cuando la física relativista y la física cuántica, incluso la
misma física clásica, se encuentran con las dinámicas de las fuerzas
fundamentales y constitutivas de la materia, no hay nada parecido a la
Katisss, Ketakopter, Kved, LarA, Leonpolanco, Lluvia, Loco085, MILO, MadriCR, Mandarria01, Matdrodes, MiguelAngelCaballero, Moriel, Netito777, Nioger, Ortisa, Pérez, Richy, Rickyman 20, RoyFocker, Rubpe19, Sa, Sauh, Sauron, Savh, Siabef, Sms, SuperBraulio13, Superzerocool, Tano4595, Technopat, TelmoPP, Thalantyr, Tilla, Tirithel, Triku, Tuputita, UAwiki, Urdangaray, Varano, Vitamine, Waka Waka, Xabier, Yrithinnd, Érico Júnior Wouters, 295 ediciones anónimas. Ver Wikipedia; Enciclopedia Libre.
imagen de lo sólido. Nos encontramos con una combinación sorprendente,
abundantemente del vacío con espesores dispersos de energía
condensada. La materia deja de ser algo parecido a madera, para llegar
a ser dinámica de relaciones de partículas, de átomos, de moléculas, de
cuerpos. Tal parece, que más que nunca, la materia social se parece
mucho más a la materia misma, que es la metáfora inicial. Las mónadas
sociales componen las formas diversas de la materia social, no solamente
institucionales, sino en devenir, provisionales y cambiantes. La materia
social como energía social creativa.
Como decíamos antes, la materia social es movimiento, el movimiento
es material, tangible, no intangible, como ocurre con el tiempo, concepto
metafísico. El movimiento puede ser pensado si somos capaces de pensar
la simultaneidad dinámica; no la secuencia, como es el caso de la
representación del tiempo. La maravilla, lo asombroso, se encuentra en
esta capacidad creativa de las partículas, de los átomos, de las moléculas,
de los cuerpos, de las mónadas. La materialidad se crea por estos
movimientos y estas dinámicas. A su vez, los movimientos no pueden ser
sino materiales, en el sentido de condensaciones de energía, en el sentido
del desplazamiento de composiciones; composiciones no sólo de
condensaciones de energía sino de fuerzas fundamentales. La
materialidad es movimiento, movimiento cuántico, movimiento atómico,
movimiento molecular, movimiento molar.
Apuntes sobre el concepto físico de movimiento
Desde la perspectiva de la mecánica, el movimiento es un cambio de la
posición de un cuerpo, tomando en cuenta el tiempo que transcurre y el
sistema de referencia en cuestión. La cinemática y la dinámica investigan,
estudian y analizan el movimiento. Teniendo en cuenta el sistema de
referencia se definen las ecuaciones del movimiento; matemática que
calcula la posición, la velocidad y la aceleración del cuerpo en cada
instante de tiempo. El movimiento es susceptible de representación, se
emplean gráficas para hacerlo. El sistema físico se configura, por al
menos, contemplando tres propiedades referenciales: la ubicación en
el espacio-tiempo; el estado físico definido; la asociación de una
magnitud física conocida como energía.
Desde otro enfoque, la cinemática describe el movimiento de los cuerpos
físicos; comprende las propiedades de ubicación y el estado físico
enunciadas. La cinemática describe el modo en que un determinado
cuerpo se mueve, también describe las propiedades que son atribuibles a
dicho movimiento. La mecánica estudia las causas que producen el
movimiento, así como las relaciones cuantitativas inherentes al
movimiento. Hablamos de la ciencia física que investiga, estudia y analiza
el movimiento, así como el reposo de los cuerpos; bajo este enfoque
también estudia su evolución en el tiempo, teniendo en cuenta la acción
de fuerzas que afectan el estado de movimiento.
A partir del desplazamiento de las investigaciones de cuerpos físicos que
se mueven a velocidades cercanas a la velocidad de la luz, tal como ocurre
con el movimiento de las partículas subatómicas, se produjo el sisma en
la ciencia de la física, ocasionando desplazamientos y rupturas
epistemológicas. Nuevas teorías son la expresión adecuada de estas
investigaciones; la mecánica relativista y la mecánica cuántica logran
nuevas configuraciones del universo, de la materia y de la energía. Se
puede decir que la mecánica clásica describe el comportamiento de
cuerpos físicos macroscópicos, cuerpos en movimiento a velocidades
mucho menores que las de la luz, también pueden encontrase en reposo.
La mecánica clásica comprende a la mecánica vectorial y a la mecánica
analítica. La mecánica vectorial es aplicable a cuerpos que se mueven en
relación a un observador a velocidades mucho menores a las de la luz. Se
estudia dos magnitudes vectoriales bajo una relación causal; la fuerza y
la acción de la fuerza, medida por la variación del momentum, es decir,
la cantidad de movimiento. El análisis y síntesis de fuerzas, así como de
los momentos, conforman la metodología de la mecánica vectorial.
La mecánica analítica desarrolla métodos más fuertes. Fue Gottfried
Wilhelm Leibniz quien propone, buscando solucionar los problemas
mecánicos, otras magnitudes básicas, escalares, como la energía
cinética y el trabajo. Estas magnitudes están relacionadas de forma
diferencial.
En cambio, trastrocando los términos de referencia de la física, la
mecánica relativista toma en cuenta un sistema de cuatro coordenadas
definidas sobre el espacio-tiempo tetra-dimensional. El movimiento de
una partícula material viene dado por una curva en una 4-variedad
lorentziana, cuyo vector tangente es de tipo temporal. Las acciones a
distancia instantáneas están excluidas, pues al propagarse más rápido,
incluso que la velocidad de la luz, dan lugar a contracciones en el principio
de causalidad. Un sistema en interacción de partículas puntuales debe ser
descrito con la ayuda de campos retardados; en otras palabras, de
campos que no actúan de manera instantánea, cuya variación debe
determinarse como propagación a partir de la posición de la partícula. El
gran problema, al respecto es que no existe un tiempo absoluto para
todos los observadores involucrados. Lo conveniente es re-definir el
intervalo invariante relativista; lo que se hace es parametrizar las
trayectorias en el espacio-tiempo. La descripción de campos de fuerzas o
fluidos requiere definir ciertas magnitudes tensoriales sobre el espacio
vectorial tangente al espacio-tiempo.
Desde la perspectiva infinitesimal de la mecánica cuántica, se describen
las propiedades de la estructura atómica. La descripción cuántica de las
partículas abandona la representación de trayectoria. Tomando en cuenta
el principio de incertidumbre, no puede existir un estado cuántico
convencional, donde posición y el momento puedan cuantificarse en
términos absolutos. Estamos matemáticamente ante distribuciones
probabilísticas en el espacio infinitesimal.
En principio, la mecánica cuántica no incorpora a la teoría de la
relatividad. Cuando la mecánica cuántica incorpora conceptos y
formulaciones relativistas, se convierte en mecánica cuántica relativista,
llamada también teoría cuántica de campos, que incluye a
la electrodinámica, cromodinámica cuántica y a la teoría electro débil
dentro del modelo estándar, además de la teoría cuántica de campos en
el espacio-tiempo curvo. Esto en lo que respecta a los avances de la teoría
unificada; sin embargo, la única interacción que escapa todavía a esta
unificación teórica, que no se ha podido cuantificar es la interacción
gravitatoria. La mecánica cuántica es la base de los estudios del átomo,
los núcleos y las partículas elementales; en este caso es necesario el
tratamiento relativista, pero también en teoría de la información, la
criptografía y la química9.
9 Fuente: Archivo:Leaving Yongsan Station.jpg Fuente:
http://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Archivo:Leaving_Yongsan_Station.jpg Licencia: Creative Commons Attribution-ShareAlike
3.0. Unported Contribuyentes: Danleo, FREEZA, Hyolee2, J o, LERK, 아흔, 2 ediciones anónimas. Archivo:Polea-simple-fija.jpg Fuente: http://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Archivo:Polea-simple-fija.jpg Licencia: GNU Free Documentation License Contribuyentes: César Rincón Archivo:Simple harmonic oscillator.gif Fuente: http://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Archivo:Simple_harmonic_oscillator.gif Licencia: Public Domain Contribuyentes: Oleg Alexandrov. Archivo:Standing wave 2.gif Fuente: http://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Archivo:Standing_wave_2.gif Licencia: Public Domain Contribuyentes: BrokenSegue, Cdang, Fractaler, Kersti Nebelsiek, LucasVB, Nixón, Pieter Kuiper, 11 ediciones anónimas Archivo:Simple Pendulum Oscillator.gif Fuente: http://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Archivo:Simple_Pendulum_Oscillator.gif Licencia: Creative Commons Attribution-ShareAlike 3.0. Unported Contribuyentes: Tibbets74. Archivo:Simple harmonic motion animation.gif Fuente: http://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Archivo:Simple_harmonic_motion_animation.gif Licencia: Public Domain Contribuyentes:
El concepto físico del tiempo
El tiempo es una magnitud física con la que medimos la duración, así
como la distancia de acontecimientos, sometidos a cambios, de los
sistemas expuestos a observación. El tiempo permite ordenar los sucesos
en secuencias, estableciendo un pasado, un futuro y un presente. La
mecánica relativista concibe acontecimientos simultáneos. En contraste,
en la mecánica clásica, el tiempo se concibe como una magnitud absoluta;
se trata de una medida equivalente para todos los observadores. La
mecánica y la física clásica suponen el tiempo absoluto, válido para todos
los observadores. Dado un suceso, el mismo se concibe como secuencia
lineal; secuencia que se distribuye entre pasado, presente y futuro,
incorporando su estimación.
En cambio, según la teoría especial de la relatividad y la teoría general de
la relatividad, los acontecimientos se dan en el espacio-tiempo tetra-
dimensional. En este caso no se puede aseverar la coincidencia de los
hechos, independiente del observador; al contrario, la intervención del
observador es crucial; distintos observadores diferirán sobre la
coincidencia de los eventos. En mecánica relativista, el tiempo depende
del sistema de referencia, de la ubicación del observador, así como de la
condición de movimiento. En la teoría de la relatividad las no coincidentes
User:Evil_saltine. Archivo:Lightnings sequence 2 animation.gif Fuente: http://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Archivo:Lightnings_sequence_2_animation.gif Licencia: Creative Commons. Attribution-Sharealike 2.5 Contribuyentes: original data: Sebastien D'ARCO, animate: Koba-chan. Archivo:F-22 supersonic 090622-N-7780S-014.jpg Fuente: http://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Archivo:F-22_supersonic_090622-N-7780S-014.jpg Licencia: Public Domain. Contribuyentes: Mass Communication Specialist 2nd Class Kyle Steckler, U.S. Navy. Archivo:Newtons laws in latin.jpg Fuente: http://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Archivo:Newtons_laws_in_latin.jpg Licencia: Public Domain Contribuyentes: Bestiasonica, JdH, Man vyi, Tttrung, Wst, 4 ediciones anónimas. Archivo:Vector field.svg Fuente: http://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Archivo:Vector_field.svg Licencia: Public Domain Contribuyentes: Fibonacci. Archivo:Trabajo.png Fuente: http://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Archivo:Trabajo.png Licencia: Creative Commons Attribution-
Share Alike Contribuyentes: Ignacio Marcoux. Ver Wikipedia: Enciclopedia Libre.
relaciones causales nos llevan a comprender que no existe un tiempo
universal, un tiempo absoluto. Cualquier observador percibe el espacio-
tiempo de acuerdo a su condición de movimiento. La dirección paralela a
su tetra-velocidad coincidirá con la llamada trayectoria temporal, los
sucesos concurrentes en las híper-superficies espaciales, perpendiculares
en cada punto a la trayectoria temporal, forman el conjunto de
acontecimientos simultáneos10.
El concepto del espacio-tiempo
Como se ha podido ver, el concepto del espacio-tiempo es radicalmente
distinto al concepto del tiempo absoluto de la física clásica, transferida a
los usos discursivos de las ciencias sociales, así como a los usos prácticos
de los sentidos comunes modernos. Desde nuestro punto de vista, el
concepto de espacio-tiempo es una corrección fundamental a la idea
abstracta del tiempo. Al unir dos condiciones de posibilidad de la intuición,
de acuerdo a la filosofía crítica de Emmanuel Kant, el espacio y el tiempo,
estamos ante una concepción compleja, que no es ni espacio absoluto ni
tiempo absoluto; si se quiere, puede considerarse espacio-tiempo
absoluto, como lo hacen algunos físicos. El entrelazamiento de estos
conceptos, de esta intuición estética, de acuerdo a Kant, teje una textura
abigarrada, matemáticamente curva. Espacio-tiempo curvado por la
fuerza de la gravedad de las masas condensadas.
10 Bibliografía: Robert M. Wald, (1984): General Relativity, Chicago University Press, ISBN 0-226-87033-2. Murgia, Michele Angelo (2009) (en francés). Qu'est-ce que le temps? (http:/ / www. inlibroveritas. net/ lire/ oeuvre22504. html). In Libro Veritas. Ver Wikipedia: Enciclopedia Libre.
Desde nuestro enfoque dinámico este espacio-tiempo es el movimiento
del que hablamos, es la materialidad efectuada por las dinámicas y las
energías. En la física relativista y en la física cuántica el espacio-tiempo
diferencial esta expresado matemáticamente; en la intuición de la
percepción, es decir en la experiencia, en la memoria sensible, aparece
en la paradoja del retorno y del alejamiento. Figuras literarias que narran
los recorridos simultáneos del movimiento, que parece realizarse en dos
sentidos contradictorios. Esta percepción paradójica es experimentada
por los organismos, por las formas de vida, que la biología reconoce como
tales, como seres vivos. En las sociedades humanas estas paradojas
adquieren formas simbólicas contradictorias, no necesariamente claras.
Por eso, no interpretadas en su complejidad; mas bien, simplificadas. Las
expresiones de esta percepción de las paradojas existenciales se
encuentran en los mitos ancestrales, aunque también, desgajando las
capas de la cebolla, en los mitos antiguos, con mayor dificultad, en los
mitos modernos. De manera evidenciada, en las praxis humanas, en lo
que se nombra como historia efectiva, que aparecen al historiador atento
y escrutador como contrastantes sucesos, contradictorios, indescifrables,
que requieren de una labor de topo para poder decodificarlas. Otro
ejemplo ilustrativo es la novela, escritura moderna, testimonio literario
de estas experiencias paradójicas. Que las ciencias modernas no las
hayan tomado en cuenta, descartando las paradojas y las contradicciones,
no habla bien de estas ciencias y los saberes derivados. Se entiende que
nacieron en las mallas institucionales de la modernidad, disciplinaria y
normativa; quizás sea esta la razón por la que buscaron explicaciones
lineales, causales, no contradictorias, menos complejas. Empero, esta
representación teórica no hace desaparecer lo que llamaremos las
intuiciones de la percepción; apenas las oculta, pues la propia historia de
las ciencias nos muestra recorridos plagados de desplazamientos y
rupturas epistemológicas. Las mismas ciencias llamadas duras, la física y
la matemática, nos han abierto el camino a las intuiciones perceptivas,
además de abrirnos nuevos horizontes de experiencias. En la
contemporaneidad, siguiendo hablando de ese modo, ya no es posible
eludir las paradojas de la existencia. Estamos como obligados a
descifrarlas en su descarnada evidencia. Para hacerlo, la excusa que
tomamos ahora son las tesis de la corriente sugerente de la historia
reciente. Vamos a hacer una entrada desde este concepto del espacio-
tiempo, para después, volver a incursionar en nuestra configuración de
simultaneidad dinámica e integral.
El espacio-tiempo es el modelo matemático que combina el espacio y el
tiempo en un único continuo como categorías inseparablemente
relacionadas. En el espacio-tiempo se desarrollan todos los
acontecimientos físicos del universo, de acuerdo no sólo con la teoría de
la relatividad, sino también de acuerdo con otras teorías físicas. Esta
concepción del espacio-tiempo es uno de los avances más importantes
del siglo XX en el campo de la física, así como en la epistemología. El
nombre alude a la necesidad de considerar unificadamente la localización
geométrica en el espacio-tiempo. La diferencia entre componentes
espaciales y temporales es relativa, depende de la condición de
movimiento del observador. De este modo, se habla de continuo espacio-
tiempo. Como es de costumbre concebir el universo a partir de tres
dimensiones espaciales físicas observables, se ha recurrido concebir al
tiempo como si fuese la cuarta dimensión. Entonces el espacio-tiempo se
presenta en cuatro dimensiones. El concepto espacio-tiempo ya forma
parte del imaginario moderno a partir de la teoría de la relatividad
especial, formulada por Einstein en 1905.
Un acontecimiento concreto puede ser descrito por una o más
coordenadas espaciales y una temporal. En el espacio tridimensional se
dibujan tres coordenadas espaciales. La visión tradicional de la mecánica
clásica describe el tiempo como una coordenada independiente,
acompañando a las coordenadas espaciales; el tiempo es una magnitud
equivalente en cualquier parte del universo. Sin embargo, ya, a principios
del siglo XX, consecuencias de las investigaciones de Albert Abraham
Michelson y Edward Williams Morley, así como de las ecuaciones de James
Clerk Maxwell para la electrodinámica, indicaban que la velocidad de la
luz es constante, independiente de la velocidad del emisor u observador,
en contradicción con lo postulado por la mecánica clásica. Teniendo en
cuenta estas investigaciones, Einstein propuso considerar como postulado
la constancia de la velocidad de la luz, relegando al tiempo como
coordenada independiente. En la teoría de la relatividad la percepción del
espacio-tiempo depende de la condición del movimiento del observador.
Esta circunstancia en las transformaciones de coordenadas entre
observadores inerciales, las transformaciones de Lorentz, estas
transformaciones involucran una combinación de las coordenadas
espaciales y la coordenada temporal. La misma situación aparece en la
medición del campo electromagnético; dependiendo de la condición de
movimiento del observador, el campo electromagnético es visto de
diferente manera, en lo que corresponde a su lado magnético y a su lado
eléctrico, por diferentes observadores en movimiento relativo.
A partir del concepto espacio-tiempo no pueden ser consideradas
entidades absolutas al espacio y al tiempo. El concepto de espacio-tiempo
parte de la materialidad del espacio-tiempo. Metafóricamente, así como
también, analíticamente, es decir, abstractamente, separando de una
manera ficticia, se puede decir que el espacio y el tiempo son propiedades
materiales. En otras palabras, el espacio-tiempo se genera por las
dinámicas materiales, que son dinámicas energéticas. El concepto de
espacio-tiempo concibe la tetra-dimensión, las tres dimensiones del
volumen y el tiempo, indisociables. Volviendo a la geometría analítica,
estamos ante la localización de un punto de cuatro coordenadas. Cada
punto comprende la coordenada del tiempo como intrínseca. Ahora bien,
esta coordenada del tiempo, la asociación puntual del tiempo instantáneo
con el punto tridimensional, supone transcurso; entonces, ese punto del
espacio-tiempo se encuentra en constante movimiento. No es un punto
estático, fijo, como en el caso de la geometría analítica del volumen o, en
su caso, del espacio plano. No podríamos representar esta situación en
una gráfica clásica; sólo podría ser representable en movimiento, como
en una película; se trataría de una gráfica dinámica, en movimiento, en
contante transformación y cambio11.
La curvatura del espacio-tiempo está asociada, más bien vinculada, a la
gravedad. El espacio-tiempo se curva, se hunde, ante la presencia de
densidades de masas. En otras palabras, el espacio-tiempo se curva ante
la presencia de magnitudes de gravedad de cierta intensidad y densidad.
La gravedad se manifiesta cuando aparecen esas deformaciones, esos
hundimientos, esas curvaturas del espacio-tiempo. Dicho en términos
figurativos, la gravedad viene a ser esas curvaturas, esos hundimientos,
que obligan a los planetas, en el caso del sistema solar, a circular
alrededor de masas significativas más densas. Desde el enfoque de la
teoría de la relatividad, los planetas no circulan debido a la relación
gravitatoria entre dos masas, sino debido a la curvatura del tejido del
espacio-tiempo, que condiciona el movimiento de los planetas en sentido
elíptico. Si podemos interpretar figurativamente la imagen que transmite
11 Fuente: Espacio-tiempo Fuente: http://es.wikipedia.org/w/index.php?oldid=74326462 Contribuyentes: .Jose, Alefisico, Allforrous,
Antur, Anton Francho, Astroalicante, Baiji, Bryan Aldair Villalobos, Cheveri, Cyrax, DLeandroc, David0811, Davius, Diegusjaimes, Eduardosalg, FAL56, FedericoF, Fmercury1980, Francois11, Fravia, Fresita121011, Fvoncina, GMoyano, Gerardomarcos1492, Gustronico, Heavy, Helmy oved, Humberto, Igna, JMCC1, Jarisleif, Jkbw, Jomra, Jorge c2010, JuanManwell, Kismalac, Komputisto, LeCire, Magister Mathematicae, Matdrodes, Mercenario97, Miss Manzana, Montgomery, Muro de Aguas, Nioger, Nudereckoner, Obed Mesa, Oscar Ernst, Polux, Quijav, Rafa3040, Rigenea, Roberrpm, Robinson marte, Roblespepe, Rubpe19, Rαge, Sanbec, Surrell, Tano4595, Temandocorreo, Template namespace initialisation script, UA31, Vaycheg, Waka Waka, Zuliano31, 159 ediciones anónimas.
Einstein, podemos decir que el espacio-tiempo es un tejido tetra-
dimensional, en tanto que las masas de intensidad y densidad
significativas son acontecimientos gravitatorios, dados en ese tejido.
Como dijimos, todo es movimiento, todo comienza con el movimiento,
es el movimiento el creador. Movimiento de partículas infinitesimales,
sin masa, como en el caso del fotón; partícula elemental, de la familia
Bosón, del grupo Bosón de gauge, en interacción electromagnética,
siendo ella misma su antipartícula, con carga eléctrica nula, con espín 1h.
Según el modelo estándar de la física de partículas, los fotones son los
agentes de producir todos los campos eléctricos y magnéticos, también
son como los gestores de que el universo físico tenga cierta simetría en
todos los puntos del espacio-tiempo. Las propiedades intrínsecas de los
fotones, masa invariante y espín, están determinadas por las propiedades
de la simetría de Gauge. De acuerdo a la teoría, esta partícula, en
interacción, en movimiento, crea tanto el tejido del espacio tiempo, de
la energía oscura, así como también forma parte de la conformación de la
las masas gravitatorias, constituyendo la estructura atómica. La
interacción, todavía desconocida, entre la energía oscura y la energía, por
así decirlo, luminosa, genera los comportamientos del universo, que la
ciencia física llama leyes. Energía oscura cuyas unidades infinitesimales,
si podemos hablar así, no cuentan con densidad ni tiempo. Energía
luminosa, cuyas unidades infinitesimales cuentan con masa y parecen
recorrer el espacio-tiempo, cuando es el espacio-tiempo el que se mueve.
Entonces, el movimiento se presenta como una propiedad intrínseca del
tejido del espacio-tiempo.
Ahora bien, el fotón, en interacción, puede generar o no espacio-tiempo;
cuando no lo genera, ocupa espacio, cuando lo genera produce no sólo
espacio-tiempo, sino también materia, masas, por lo tanto campos
gravitatorios en interacción. El fotón ya es una esfera de interacción de
partículas; cuando se genera espacio, cuando se produce materia, la
interacción de partículas crea el nucleón. A partir del nucleón, las
interacciones generan estructuras atómicas, estructuras moleculares y
estructuras molares. En cada uno de estos niveles, el espacio-tiempo no
es el mismo, es diferente. En todos los niveles, el espacio-tiempo está en
movimiento; se encuentra, por así decirlo, agitado.
Retomando el problema, que nos hemos planteado desde un principio, el
problema de la representación abstracta del movimiento, que llamamos
tiempo, podemos decir que el movimiento no requiere del tiempo, donde
pueda transcurrir; el movimiento, para decirlo de algún modo,
comprende al tiempo, el tiempo forma parte del movimiento mismo. En
otras palabras, para ilustrar, el movimiento genera tiempo y espacio.
Estamos ante la creación del fotón, ante la permanente creatividad del
fotón; partícula virtual que crea “realidad”, desde un punto de vista.
Desde otro, podemos decir, en contraste, que lo único “real” que hay es
esta partícula virtual; lo demás es invención de múltiples interacciones y
composiciones, en distintos niveles y escalas. Todo lo demás no sería
“real”, sino creado; estaría sostenido en el soporte de movimientos, de
dinámicas cuánticas y dinámicas moleculares. La paradoja es la siguiente:
lo “real” no es “real”, es creado; no es “real” en el sentido de soporte
material, sino que se sostiene sobre soportes de interacción de partículas
virtuales.
No se pone en cuestión la existencia, de ninguna manera, lo que se dice
es que la existencia es paradójica. Lo que llamamos “real” es creado por
interacciones múltiples de partículas virtuales; visto y dicho desde una
perspectiva. Visto y dicho desde otra perspectiva, lo único real”, la
partícula virtual, construye un universo como efecto de las interacciones
y composiciones múltiples; así como también como efecto expansivo, si
se puede hablar así, de la ausencia de interacciones, de la inmersión de
frecuencias, por lo tanto, de la no-composición, que es la que se da en
la inmensidad ocupada por la energía oscura y por la materia oscura.
Volviendo al movimiento, ¿cómo entenderlo? ¿Es movimiento de
partículas ínfimas? Entonces se supone que hay movimiento porque hay
partículas que se mueven. ¿Pude haber partículas sin movimiento?
Aparentemente si, son los fotones de la energía oscura; sin embargo, en
este caso, el movimiento es hacia adentro, movimiento absorbente. Por
eso, la energía oscura aparece como una quietud congelada, cuando no
es así por dentro, aunque esta idea de adentro no tenga sentido en estas
unidades de la energía oscura. Se puede decir, a modo de ilustración, que
los fotones que crean materia, se mueven hacia afuera, haciéndose
detectables y luminosos. En otras palabras, no deja de haber movimiento;
por ejemplo, movimiento de frecuencias. Es la diferencia de movimientos
lo que crea la diferencia entre lo oscuro y lo luminoso. Entre lo que no
tiene densidad ninguna, el vacío generado, y lo que tiene densidad, las
distintas formas de materia y de masas. Entre lo que se mantiene interior
y lo que se exterioriza. A modo de una primera hipótesis interpretativa
diremos que lo que se representa como tiempo, en su sentido abstracto
y reductivo, lineal, no es otra cosa que esta exteriorización. Usando la
representación inadecuada de tiempo, diremos que lo que se crea es el
tiempo, en esta exteriorización, en este desplazamiento, de energía, en
interacción con la inmensidad que se mantiene interiorizada, el vacío.
Ciertamente, no es tiempo lo que se crea, sino que el despliegue genera
perturbaciones en el tejido del espacio-tiempo de la oscuridad. Estas
perturbaciones generan ondulaciones y curvaturas en el tejido quieto del
espacio-tiempo oscuro, iluminando los lugares de las perturbaciones. La
oscuridad absoluta y el silencio absoluto se iluminan y se llena de sonidos,
aunque sea en un cinco por ciento de este todo, mayormente vacío y
oscuro. El contraste lo iluminado y los sonidos, las irradiaciones, atraen
nuestra atención, ignorando lo que acontece en la inmensidad oscura. Sin
embargo, la clave para comprender los acontecimientos materiales, de
masa, gravitacionales y luminosos, puede encontrarse, mas bien, en esta
inmensidad oscura, en su energía oscura, en su inmersión, en su
movimiento hacia adentro. En esta simetría y equilibrio absolutos, que
se rompe, en algún momento y en algunos lugares, por alguna razón que
desconocemos.
En resumen, la representación abstracta del tiempo se remite a algo que
no puede representar, el movimiento. Movimiento complejo y
simultáneo, que comprende tanto a la formación de partículas, como el
fotón, a la formación del átomo, a la formación de la molécula, a la
formación molar. Movimiento que supone la generación del espacio-
tiempo, así como su ocupación, su transformación; sobre todo
comprendiendo que lo que se mueve es el espacio-tiempo, lo que se
expande es el espacio-tiempo, no las galaxias, por ejemplo. El
movimiento es precisamente eso, generación, creación, transformación
constante. Como se puede ver, es menester salir del paradigma del
tiempo para poder pensar la complejidad y la simultaneidad del
movimiento.
La vida
Partiendo de que la vida es memoria sensible, esta complejidad del
movimiento múltiple y simultáneo, comprendiendo los distintos niveles y
escalas, se internaliza nuevamente, en forma de inmersión de
información, retenida como experiencia, en unidades autónomas
orgánicas. Estas unidades nacen, se reproducen y mueren; sin embargo,
lo que permanece es el genoma, del que dependen. El genoma, en
resumidas cuentas, es el programa virtual generador de la vida. Se
encuentra inscrito en cada una de las unidades orgánicas, acumula
información, reprograma en ciclos largos. Haciendo comparaciones,
usando analogías, por lo tanto metáforas, el genoma es como la fuerza
fundamental en la biodiversidad; así como la gravedad, aparece como una
de las fuerzas fundamentales del universo, obligando a los cuerpos a
circular debido a la curvatura provocada por su presencia en el tejido
espacio-temporal, así también el genoma obliga a los cuerpos a la
reproducción de una manera cíclica. Esta reproducción cíclica es debida a
los efectos provocados por la presencia de estos organismos, sus
conglomerados y constelaciones vitales, sus nichos, en una especie de
tejido espacio-temporal-vital.
Al respecto, hay que hacer una anotación. Así como, dicho de una manera
apropiada, no hay fuerzas, sino, más bien, campos, interacción de
campos, también podemos concebir al genoma como si fuese campo, que
supone interacción de campos. Entonces estamos ante el tejido espacio-
temporal-vital como posibilidad de vida efectiva, de la misma manera que
el tejido espacio-tiempo de la energía oscura aparece como vacío
generado por una simetría y un equilibrio absoluto. Un acontecimiento
singular como el Big Bang se da en este campo, en este tejido espacio-
tiempo-vital inmerso, rompiendo cierto equilibrio, dando lugar a la
explosión de la vida. La clave parece encontrarse en la formación de
macro-moléculas que interactúan creando organismos autopoiéticos,
capaces de reproducción; autopoiesis inscrita en los organismos mismos.
La autopoiesis es paradójica, como todo acontecimiento del universo; se
manifiesta en el despliegue de la reproducción de la vida; empero,
depende del pliegue del genoma, de la inscripción del genoma. De la
misma manera que el despliegue del universo depende del pliegue del
vacío, que contiene como posibilidad la formación del universo.
El concepto de posibilidad debe ser atendido, debe ser re-trabajado,
ampliado, reestructurado, pues parece que la forma en que se presenta
el tejido espacio-tiempo de la energía oscura, en la que se presenta el
vacío, incluso la nada, es de esa manera: posibilidad, si se quiere, campo
de posibilidades, mejor dicho campos de posibilidades. En palabras
expresivas podemos lanzar la siguiente hipótesis interpretativa: la nada
es la posibilidad de todo.
Límites del concepto de presente expansivo
En las llamadas ciencias sociales el concepto de tiempo manejado y
asumido es el mismo que el concepto de tiempo absoluto de la física
clásica. Tiempo lineal, tiempo sucesivo. Tiempo abstracto, tiempo vacío,
tiempo externo a los acontecimientos. Este concepto es el mismo asumido
por la historia, la ciencia o el saber de la historia. Aunque en algunos
casos se ha intentado salir de la uni-linealidad al desplazarse a la figura
de multi-linealidad histórica, de todas maneras el problema de la
concepción sucesiva y lineal del tiempo se mantiene; representación
abstracta, externa y ajena a la dinámica de los acontecimientos.
La corriente de la historia presente ha incursionado en la concepción
dilatada del presente al concebir un presente expansivo; sin embargo, al
hablar de presente se mantiene en la tradición heredada, en la concepción
lineal y sucesiva del tiempo. Lo que está en cuestión es esta concepción,
esta concomitancia sucesiva de pasado, presente y futuro. Por lo tanto,
el concepto de presente expansivo resulta limitado para pensar la
complejidad del acontecimiento.
No se resuelve el problema de la fugacidad del presente haciéndolo
expansivo, no se resuelve la perentoriedad del momento dilatando el
presente. Lo que se hace es alargar el presente. Hay pues como dos
problemas de entrada; uno, es la increíble noción del instante, como
unidad del tiempo; dos, es la idea de linealidad, que se mantiene en este
alargamiento. Lo único que se ha hecho es convertir el instante en un
transcurso, mas bien, largo. El acontecimiento social no puede
comprenderse por medio de esta representación lineal del tiempo, pues
el acontecimiento social no es lineal, no responde a una manifestación
lineal; el acontecimiento no se expresa sucesivamente. El acontecimiento
acontece como simultaneidad dinámica de movimientos múltiples
entrelazados. De la misma manera que lo que sucede en el universo,
desde la perspectiva física relativista y desde la perspectiva cuántica, el
substrato de la formación del universo es el movimiento, también el
movimiento es el substrato de la formación social, como parte del
universo. Ciertamente no hablamos de la misma cualidad de
movimiento, aunque se supongan, aunque uno aparezca como condición
primordial de posibilidad; de todas maneras, lo que hay que considerar,
para comprender el acontecimiento social, es el movimiento, no el
tiempo, que es una representación abstracta y reducida.
El movimiento social es plural, como todo movimiento, como el
movimiento mismo, en su sentido primordial, creativo y matricial. El
movimiento social no solamente supone el movimiento físico, sino
también el movimiento de la vida, de los ciclos de la vida; aporta con
las singularidades y particularidades de las composiciones institucionales.
No son composiciones materiales, en el sentido físico, no son
composiciones orgánicas, en el sentido biológico, son composiciones
institucionales, en el sentido social, de la institución imaginaria de la
sociedad, institución sostenida en la materialidad de las relaciones
sociales. Estas instituciones serían imposibles sin el movimiento social
constante, sin lo que llamamos, metafóricamente, las dinámicas
moleculares sociales. Ahora bien, el movimiento social no se manifiesta
sucesivamente, como dado en el tiempo; el movimiento social es
simultáneamente dinámico, comprende múltiples movimientos
concatenados. Comprende como constelaciones sociales, que contienen
conglomerados, sistemas, desplazamientos, plegamientos, líneas de fuga,
composiciones y recomposiciones. No podría darse un solo
desplazamiento singular sin interactuar con el conjunto de
desplazamientos y movimientos sociales que se dan a la vez,
interactuando. Las dinámicas moleculares sociales generan el espacio-
tiempo-vital-social, generan el tejido espacio-temporal-vital-social donde
se dan lugar las perturbaciones institucionales.
Las instituciones afectan el tejido espacio-temporal-vital-social; jugando
con analogías y haciendo uso de metáforas, podemos decir que las
instituciones curvan el espacio-tiempo-vital-social, obligan a circular
alrededor de su campo gravitatorio. El tejido espacio-temporal-vital-social
se condensa en estas instituciones, hace de contraste con el tejido
espacio-tiempo-vital-social no condensado. Hace de contraste con la
inmensidad de singularidades dadas en su propia autonomía, por más
relativa que sea. De esto hablamos en otros textos, interpretamos como
contraste entre la sociedad como institución imaginaria y sociedad como
alteridad12. Ahora nos compete atender a la simultaneidad dinámica de la
sociedad.
Concepto de simultaneidad dinámica
La idea de simultaneidad ha sido tomada como contrastante a la idea de
sucesión; se remite a la figura de varios eventos reunidos al mismo
tiempo. Una idea fuerte de simultaneidad es cuando se concibe la
simultaneidad integral; es decir, cuando los sucesos, los eventos, los
hechos, dados se conciben integrados; en interacción, mutuamente
condicionados. Ahora bien, este concepto de simultaneidad no anula el
tiempo; de alguna manera lo supone; tampoco anula la sucesión; se
combina. En cambio, cuando se propone pensar la simultaneidad
dinámica, este concepto se propone como sustitución del concepto de
tiempo.
El concepto de espacio-tiempo corrige la idea abstracta de tiempo; el
tiempo no puede disociarse del espacio; es un acontecimiento espacial;
se genera conjuntamente con el desplazamiento espacial. Por lo tanto, no
hay un tiempo externo al espacio. El tiempo es el espacio mismo en
movimiento. El espacio se desplaza simultáneamente, comprendiendo
todos los movimientos intrínsecos. Ahora bien, esta simultaneidad es
dinámica; se encuentra en constante cambio, en constante
transformación, modificando sus propias condiciones, afectando al
conjunto de interacciones, de composiciones, de entrelazamientos y
desplazamientos.
12 Ver de Raúl Prada Alcoreza Dinámicas moleculares y devenir. Hacia una teoría de las sociedades alterativas. Dinámicas moleculares; La Paz 2013.
El concepto clásico de simultaneidad, como dijimos, supone sucesos que
se dan al mismo tiempo; cuando nos colocamos en el enfoque de la
simultaneidad dinámica, partiendo de que el concepto de tiempo no tiene
sentido, que es abstracto, una construcción especulativa de un tiempo
externo a los acontecimientos, no se puede definir la simultaneidad como
dada al mismo tiempo. Entonces, ¿Cómo entender la simultaneidad sin
considerar el tiempo? Tampoco podemos decir que la simultaneidad se da
en distintos lugares del mismo espacio-tiempo, pues el espacio-tiempo
cambia contantemente, se mueve permanentemente. Retomando nuestra
discusión anterior, podemos decir que, se dan distintos movimientos
singulares coordinados e integrados en el mismo tejido espacio-temporal,
comprendiendo sus distintos niveles y escalas. Lo que importa es la
integración, la conectividad, el condicionamiento, el entrelazamiento y la
coordinación, que se dan de manera inmediata, por así decirlo.
Diremos que la anterior tesis, lo de la conexión inmediata de movimientos
singulares, en un macro-movimiento de la totalidad, usando todavía
ciertos términos provisionalmente, se puede entender, interpretar y hasta
aceptar, aunque sea como hipótesis de partida. Lo complicado es concebir
la distancia en el espacio-tiempo, sobre todo el recorrido de la distancia.
¿El movimiento recorre una distancia? Cuando esta distancia pertenece a
un espacio-tiempo curvo, además de depender de la velocidad del
movimiento. Esto de la velocidad también es problemática, pues
clásicamente viene definida como relación del espacio con el tiempo.
Cuando se mueve el espacio-tiempo, ¿qué significa la velocidad? Por
ejemplo, en un campo gravitatorio dado, no son los cuerpos los que caen,
es el espacio-tiempo el que se acelera. Por lo tanto, el concepto de
velocidad también tiene que cambiar. Se comprende que se trata de la
simultaneidad espacio-temporal, no de una simultaneidad de sucesos en
el espacio, dados al mismo tiempo. La simultaneidad del espacio-tiempo,
en el espacio-tiempo, implica la compacidad del tejido espacio-temporal,
aunque esta compacidad suponga diferencia y pluralidad. Diferencia en la
composición del tejido, pluralidad en las formas de las composiciones.
Desde esta perspectiva, simultaneidad quiere decir integralidad,
comprendiendo distintos niveles y escalas, distintos tamaños, conexiones
complejas entre vació y materia.
El tejido del espacio-tiempo no es un tejido material, en el sentido de
solidez, sino un tejido de movimientos, lo que cambia de por sí es la idea
clásica de tejido y de textura común, que tenemos. ¿Cómo se conectan
las partículas? No lo hacen, ciertamente, de la manera como concebimos
en nuestra experiencia, de manera sólida; no es esta clase de conexión.
Las partículas no se tocan; sin embargo, coordinan sus movimientos,
componiendo esferas energéticas. El átomo supone una coordinación
diferenciada de movimientos; movimientos que hacen al núcleo,
movimientos que hacen a las órbitas que circundan el núcleo. También
supone una coordinación diferenciada de partículas diferentes, así como
de las fuerzas fundamentales. ¿Cómo se conectan los átomos? Tampoco
lo hacen tocándose, como concebimos el tocar comúnmente, pues los
átomos no se tocan, no encajan. Los átomos conforman campos
energéticos, por así decirlo. Campos energéticos tan fuertes que
construyen moléculas. Las moléculas están compuestas por átomos,
aparecen más compactas, si se puede hablar así; empero, no se puede
entender que sean sólidos, pues también se trata de campos energéticos.
Lo sugerente es la agregación de átomos, de la misma manera que lo era
el aglutinamiento de la estructura atómica. ¿Cómo ocurre? Quizás sea
difícil explicar estos fenómenos sin comprender el funcionamiento de la
energía oscura y de la materia oscura, lo que comúnmente se llama vacío.
Parece que lo que conecta, lo que acopla, las partículas, luego los átomos,
tiene que ver con la energía y la materia oscuras.
Lo molar aparece como masas compactas o más o menos compactas,
incluso como hileras diseminadas en el universo. Lo molar no sólo puede
entenderse como composiciones masivas de campos moleculares
diferenciales, sino que generan los campos gravitatorios conocidos y
estudiados por la física clásica, más tarde revisados y replanteados por la
física relativista. Estas masas molares son campos gravitatorios y campos
energéticos combinados y compuestos. El concepto de masa se refiere a
la medida de la cantidad de materia que posee un cuerpo. Se trata de una
propiedad intrínseca de los cuerpos, propiedad determinada por la
relación de la medida de la masa inercial y de la masa gravitacional13. Es
en esta dimensión, si se puede hablar así, donde adquirimos de la
experiencia la idea de materia, la idea de solidez, la idea de conexión
material. Quizás es en esta dimensión en donde adquirimos la imagen
inadecuada de materia, como madera, como sólido, puesto que esta
condición de masa no deja de ser energía y movimiento. Es también en
esta dimensión donde adquirimos, de una manera racional, la idea de
tiempo.
Retomando la concepción del espacio-tiempo, como dijimos, no es
sostenible el sentido común del espacio absoluto y del tiempo absoluto.
Desde esta perspectiva móvil ningún lugar, si se puede hablar así, del
espacio-tiempo, en constante movimiento, es igual a otro lugar; todos
los lugares del espacio-tiempo son distintos. Ni siquiera un mismo lugar
es el mismo, pues se encuentra en constante movimiento. Así como dos
dimensiones hacen al plano y tres dimensiones hacen al volumen, cuatro
13 Referencias: El Universo de Einstein, p. 76. Gran Enciclopedia del Mundo. Bilbao: Durvan, S.A. de Ediciones. B1.-1.021-1964. Ver Wikipedia: La Enciclopedia Libre.
dimensiones hacen al movimiento. Hablamos pues no del movimiento
concebido y representado en tres dimensiones, menos del representado
en dos dimensiones, sino del movimiento complejo efectuado en cuatro
dimensiones; hablamos de la corporeidad cambiante del movimiento
tetra-dimensional.
En adelante, no continuaremos con las interpretaciones de las lecturas
físicas del espacio-tiempo, sino nos abocaremos a tratar los problemas
planteados por la corriente de la historia reciente. Sin embargo, nos
queda, antes, retomar algunas anotaciones sobre la vida.
Anotaciones sobre la vida
En Devenir y dinámicas moleculares - Apuntes para una teoría de la
sociedad alterativa –, a propósito de la pregunta ¿qué es la vida?,
escribimos:
La vida entonces es memoria, constitución de la memoria; memoria como
codificación, almacenamiento y retención, acrecentamiento y uso de la
información capturada. La memoria como que instituye el tiempo al
conservar la huella sensible, sobre todo al guardar la información
genética, la que es usada en la reproducción, en la repetición, por lo tanto
en la continuidad. No se podría entender la vida sin lo sensible, sin la
capacidad sensible; por lo tanto, sin esa predisposición a sentir, que es la
del organismo viviente. Se trata de relaciones afectivas entre interioridad
y exterioridad, operación de clausura y a la vez operación de apertura.
Pero, la vida no se explica sólo por la existencia de organismos, pues
estos no existirían sin la interacción con sus entornos, tampoco sus
entornos serían posibles sin los ecosistemas complejos donde habitan. La
vida supone interacciones múltiples y plurales en los entornos y los
ecosistemas, en el gigantesco complejo movimiento permanente de la
esfera biótica14.
Después anotamos que:
La vida no sólo se explica por la memoria que conserva y crea lo sensible,
sino como torbellino auto-organizativo genético, fenoménico, egoísta y
ecológico. Este remolino que retorna sobre sí mismo para crear vida en
su infinita variedad, lo hace en forma de poli-bucles bullentes y
diferenciados, entrelazados e interconectados, condicionándose
mutuamente. La vida es auto-creación y re-organización de las
condiciones de posibilidad mismas de la vida. La vida es auto-poiesis; por
eso mismo supone inteligencia, cálculo, computación, cogitación, saber,
aunque no sea evocativo; subjetividad, sobre todo por el espesor de
afectividad. La vida considerada como constitución de la sensibilidad
supone organismos y organizaciones capaces de sentir, de establecer una
relación sensible entre “interioridad” y “exterioridad”, donde la
“interioridad” es precisamente el cuerpo que capta la “exterioridad”, que
captura fragmentos de “exterioridad”, convirtiéndolos en parte de su
metabolismo y su experiencia. No interesa tanto la separación entre
“interioridad” y “exterioridad”, sobre la que se ha insistido tanto, sobre
todo en la teoría de sistemas, donde la relación, la separación, aparece
tanto como clausura, así como apertura, sino, lo que es indudablemente
importante es esta capacidad, esta facultad, de sentir. Sin lugar a dudas,
esta constitución sensible es ya la constitución subjetiva, la sensación de
14 Ver de Raúl Prada Alcoreza Devenir y dinámicas moleculares. Apuntes para una teoría de la sociedad alterativa. Dinámicas moleculares; La Paz 2013.
autonomía. Por eso podemos decir que todos los organismos vivos son
“sujetos”, decodifican físicamente, químicamente, biológicamente,
sensiblemente, la información recibida, y actúan, responden. No se puede
tener, en estos temas, no es sostenible, una mirada antropocéntrica,
otorgando sólo a los seres humanos el privilegio de la subjetividad; la vida
como memoria y creación de lo sensible es la “experiencia” que
comparten todos los seres vivos. La vida es precisamente acontecimiento
sensible, el mismo que no podría comprenderse sino como constitución
de subjetividad15.
En relación a lo que consideramos el núcleo de la vida, el genoma,
decimos:
El genoma es la totalidad de la información genética que posee un
organismo o una especie en particular. El genoma en los seres
eucarióticos comprende el ADN contenido en el núcleo, organizado
en cromosomas, y el genoma mitocondrial. El término fue acuñado en
1920 por Hans Winkler, profesor de Botánica en la Universidad de
Hamburgo, Alemania, como un acrónimo de las
palabras gene y cromosoma.
Los organismos diploides tienen dos copias del genoma en sus células,
debido a la presencia de pares de cromosomas homólogos. Los
organismos o células haploides solo contienen una copia. También
existen organismos poliploides, con grupos de cromosomas homólogos.
15 Ibídem.
La secuenciación del genoma de una especie no analiza la diversidad
genética o el polimorfismo de los genes. Para estudiar las variaciones de
un gen se requiere de la comparación entre individuos mediante el
genotipado.
El genoma es indudablemente memoria; se trata de una información
genética, de la totalidad de la información genética que posee un
organismo o una especie en particular. Se trata de la inscripción del
programa, del engrama, de la grama-to-logía, en el devenir del organismo
y de la especie. Una memoria en el devenir y un devenir de la memoria.
La vida entonces no es solamente memoria sino también una anticipación,
la intervención en el espacio-tiempo, en el tiempo del espacio y en el
espacio del tiempo; si se quiere, la construcción de un futuro. Se puede
decir que la vida contiene lo virtual como posibilidad, como múltiples
alternativas, por lo tanto como capacidad creativa, bajo las condiciones
de posibilidad abiertas por el genoma. Las relaciones entre ontogénesis y
filogénesis, entre genotipo y fenotipo, no es exactamente una relación
entre estructura y fenómeno, como entre estructura de la lengua y habla,
sino la relación entre la “dimensión” virtual y la “dimensión” efectiva del
acontecimiento de la vida. Ahora bien, el genoma no es exactamente
virtual; es, si se puede decir, una “racionalidad” inscrita, una
combinatoria, construida “materialmente”, la química del ADN16.
Remarcando, escribimos:
Las células contienen ADN - el material hereditario de todos los
sistemas vivos. El genoma es el conjunto completo de un
organismo de ADN y está organizado en cromosomas. El
16 Ibídem.
ADN contiene los genes, cuya secuencia específica establece cómo
y cuándo construir proteínas. Las proteínas desempeñan
funciones vitales más esenciales, a menudo trabajando juntas
como máquinas moleculares. Máquinas moleculares que
interactúan a través de complejos, vías y redes interconectadas
para que la célula cobrara vida.
Hablamos entonces de, no solamente, memoria constitutiva y creativa de
la sensibilidad, sino también de la inteligencia, el saber, el cálculo, la
computación, la cogitación, la autopoiesis de la vida; es decir, de la auto-
creación misma. Estamos ante la potencia creativa de la vida17.
Retomando estas reflexiones, la vida es memoria sensible. En el texto
citado se dice que fija y retiene la información; metafóricamente también
se dice que constituye el tiempo. Es decir, de alguna manera, lo inventa.
Para lo que nos interesa ahora, en este ensayo, el tiempo es instituido
por la memoria sensible; tiene que ver con lo sensible. El tiempo es una
construcción de la memoria. Jugando con esta tesis, podemos proponer,
a modo de contrastes, con las tesis anteriores, devenidas de una
interpretación de las tesis de la física relativista, que la percepción
encuentra la síntesis inmanente de la experiencia. Supongamos que esta
síntesis inmanente es el tiempo. Esta es la interpretación por parte de la
percepción del acontecimiento y de la experiencia del acontecimiento. El
acontecimiento es sentido y racionalizado como tiempo.
La vida, ahora reduciéndola a la concepción biológica, no, como hicimos
en Dinámicas moleculares y devenir, como concepción plena,
cosmológica, establece una relación temporal con el mundo, que en este
caso es el universo. El tiempo es el parámetro sensible, la medida
17 Ibídem.
sensible, así como la cualidad sensible, constituidos por la vida en su
relación con el mundo, que a su vez, constituye a la vida. En el mismo
sentido, otra hipótesis interpretativa que podemos usar es comprender
que el tiempo, como percepción, es la reducción de la complejidad que
afronta la vida; reduce la simultaneidad dinámica y compleja a su
representación sucesiva. La vida antepone una analítica orgánica a los
entrelazamientos simultáneos de la complejidad. Convierte el movimiento
complejo tetra-dimensional en una representación tridimensional,
además dada por etapas sucesivas. Por ejemplo, el movimiento complejo
del cubo tetra-dimensional aparece reducido a distintos cubos sucesivos
tridimensionales. Entonces la percepción del tiempo resulta ser una
defensa orgánica ante la complejidad dinámica. La vida orgánica genera
esta percepción, esta sensibilidad, incluso esta organicidad, la del tiempo,
para lograr sobrevivir ante las contingencias simultáneas del espacio-
tiempo tetra-dimensional. Será después cuando la razón humana
construya la representación abstracta del tiempo, pasado, presente y
futuro.
Sin embargo, nuca ha dejado de haber problemas en relación a esta
representación. Nunca fue fácil establecer una relación continua entre
pasado, presente y futuro. Lo que aparecía como consistente era el
presente, el ineludible momento vivido. En cambio ya no se tenía control
sobre el pasado, su desaparición vivencial dejaba registros en la memoria
y como huella en una exterioridad permanente. El futuro era mucho más
incierto, algo que parecía, mas bien, depender del azar. El pasado, a pesar
de que la filosofía de Henri Bergson le atribuye carácter de ser, al
otorgarle la condición y cualidad de duración, no logra prolongarse
efectivamente, sino como hipótesis de la memoria. Los datos inmediatos
de la consciencia no dejan de estar escindidos entre la elaboración de la
memoria y la experiencia inmediata. Quizás esta debilidad teórica indujo
Edmund Husserl a inclinarse a formular la tesis del presente extendido.
Sin embargo, esta concepción dilatada del presente no se desentiende de
su herencia sucesiva; el presente incorpora los recuerdos del pasado
reciente y las anticipaciones del futuro inmediato. Husserl sitúa al
presente en el centro de este suceder, el pasado es concebido como re-
tención y el futuro como pro-tensión; logrando de esta forma un
continuum temporal, que no dejaba de desprenderse de la idea de tiempo
como duración18.
Estos problemas teóricos son retomados por el historiador Renhart
Koselleck, quien concibe el acontecimiento histórico como desgarrado
entre dos categorías temporales; una de ellas es conceptuada como
espacio de la experiencia; la otra como horizonte de expectativa19. En
estas categorías se nota la herencia de la fenomenología de Husserl,
además de heredar el dilema de las disyuntivas temporales de una
tradición filosófica que viene desde San Agustín. Koselleck también coloca
a la historia como parte de la construcción de narrativas, por lo tanto de
tramas, que adquieren sentido en la composición misma de la trama. La
historia no nos da la verdad del pasado; la concepción de la historia a de
variar, así mismo, a de variar la concepción del tiempo histórico, que va
a depender de la particular combinación entre espacio de experiencia y
horizonte de expectativa.
Estos desplazamientos epistemológicos anuncian una segunda
“revolución” teórica en la historia; la primera se da con Fernand Braudel
y la escuela de los anales, cuando se vincula a la historia a los ciclos
largos, a las estructuras de larga duración. La segunda, comienza a
acontecer con la corriente de la historia reciente, que concibe el presente
extendido, un presente dilatado, que incluso puede llegar a comprender
18 Revisar de Sebastián Sánchez Gonzáles El presente extendido. Ob. Cit. 19 Ver de Renhart Koselleck Futuro pasado. Para una semántica de los tiempos históricos.
las estructuras de larga duración, así como el horizonte de expectativa.
Esto nos acerca al planteamiento de la simultaneidad dinámica, aunque
se lo haga todavía bajo la herencia del concepto del tiempo absoluto.
Más acá y más allá de la historia
Comenzaremos con una provocación; diremos que nunca se ha hecho
historia sino del presente; se ha hurgado el pasado a partir de los
problemas del presente. A pesar de los registros, de las fuentes, de los
archivos, de los documentos, hasta de los monumentos, se ha usado estas
informaciones para responder a preocupaciones y problemas de un
presente. Esta apreciación favorece la posición y la perspectiva de la
corriente de historia reciente.
Ciertamente muchos de los historiadores de la corriente de historia
reciente hacen historia de los sucesos, eventos, hechos, que les toca vivir;
les toca ser, de alguna manera, testigos, espectadores. En este sentido,
el presente se circunscribe a la experiencia de tres generaciones
yuxtapuestas. Algunos de estos historiadores se dedican a hacer la
historia de los movimientos sociales contemporáneos, tratando de arrojar
luz sobre su secuencia, sus tendencias, sus alcances y su incidencia; sobre
todo sobre su significación histórica. Otros se han abocado a hacer historia
de temáticas y problemáticas presentes, contemporáneas, actuales,
significativas por su incidencia en las sociedades. También los hay de los
que hacen historia de las historias divergentes, de luchas alterativas,
como de las mujeres, concebidas en su radicalidad transgresora,
transgresora de la dominación patriarcal. Así como también se hace
historia de las subjetividades diversas. En el continente de Abya Yala ha
tomado importancia la historia de las resistencia de las comunidades
indígenas a las distintas aplicaciones del modelo extractivista del
capitalismo dependiente. Todas estas historias se aprecian por su valor
explicativo y narrativo de la contemporaneidad. Lo hacen sin hacerse
problema de los dilemas teóricos que plantea el uso del paradigma del
tiempo absoluto.
Sin embargo, hay otros historiadores como Tzvetan Todorov, que
habiendo incursionado en la investigación histórica, trabajado la historia
en su sentido de largo ciclo, como por ejemplo la historia de la conquista
ibérica del continente de Abya Yala, planteándose al mismo tiempo
problemáticas teóricas desatadas por la dominación colonial, ahora
incursionan también en el estudio de acontecimientos del presente, que
incluso podemos llamarlos de la coyuntura mundial. Estos historiadores
tienden a resolver los problemas epistemológicos del uso del tiempo
absoluto, contrastando el presente con el pasado, buscando analogías y
diferencias. Otro modo de acercar el presente al pasado. Estos esfuerzos
son apreciables; empero, no resuelven el problema. ¿Cómo pensar el
acontecimiento histórico si pasado, presente y futuro tienden a disolverse,
a mezclarse, a conformar una convergencia de yuxtaposiciones? Mientras
nos mantengamos en el paradigma del tiempo absoluto es difícil
responder a esta pregunta.
En adelante trataremos de proponer una adecuación del concepto del
espacio-tiempo, de lo que llamamos la simultaneidad dinámica, para el
estudio, análisis e interpretación del acontecimiento histórico.
¿A qué llamamos historia reciente? Sin necesidad de contradecir a los que
se nombran como investigadores de la historia reciente, diremos que esta
corriente es, en realidad, un acontecimiento actual. No se trata sólo de
los investigadores, de los historiadores, incluso los grupos
multidisciplinarios, que efectúan estas investigaciones y que hacen a esta
práctica en la historia, sino de la proliferante y acuciante actividad
investigativa de estudiantes, embarcados en concluir sus tesis, así como
de la abundante actividad de un conjunto de ONGs activistas, dedicadas
a defender derechos, no sólo humanos, en sentido general, sino
diferenciales, colectivos, de la madre tierra, especiales. Quizás lo más
sugerente es la presencia de colectivos activistas interpeladores y
orientadores de luchas concretas; la defensa del agua y de la vida, la
defensa de las cuencas y de los eco-sistemas, la defensa de las
comunidades indígenas, la defensa de los diversos movimientos sociales.
Estos colectivos activistas desarrollan toda una acción de adquisición de
información, de manejo de la información, de análisis y sistematización,
además de la interpretación activa de sus saberes respecto a las
problemáticas en cuestión. La gran masa de documentos de la corriente
de la historia reciente proviene de esta profusa praxis, donde la
investigación se articula al activismo y a la incidencia. Lo sugerente de
todo esto es que los métodos de investigación, si mantenemos estas
clasificaciones, se parecen más a las investigaciones históricas que a
investigaciones sociológicas o antropológicas. En el mejor perfil se trata
de investigaciones multidisciplinarias.
Entonces, ¿qué nos plantea esta emergencia de preocupaciones
investigativas, tanto académicas, institucionales, como las de algunas
ONGs, así como de colectivos activistas, sobre el presente? Emergencia
que se asienta en condiciones de posibilidad privilegiadas por la
tecnología, por la comunicación, por el acceso a la información, a los
archivos, también a los testimonios. Una “revolución” tecnológica,
comunicativa y de la información, empuja a conglomerados de
investigadores de la actualidad, en unos casos como preparados para
hacerlo, por su formación académica, en otros casos improvisados,
provisionales, empíricos, sin embargo, aprendiendo y mejorando en el
camino y de acuerdo a las experiencias. No es pues una preocupación por
conocer el pasado, que se pierde y se aleja, sobre todo en los comienzos
de la modernidad, como lo que ocurre con el nacimiento de la historia
como ciencia, saber y disciplina, nacida durante el siglo XIX. Tampoco es
una preocupación por conocer la historia del capitalismo y las formaciones
económico-sociales, como ocurre con la emergencia e irradiación de las
corrientes marxistas. No son, de la misma manera, unas preocupaciones
por una epistemología y metodología adecuadas para el estudio y el
análisis de los ciclos largos de la historia, como ocurre con la escuela de
los anales. Es una preocupación compulsiva por comprender la
complejidad del presente e incidir en su decurso. La historia reciente ya
no es sólo una actividad académica, es una actividad social, incluso,
yendo más lejos, es una actividad política.
¿Qué relación hay entre este campo – llamémosla así - de la historia
reciente, con los grupos de trabajo que manifiestan preocupaciones
teóricas, quienes, algunos de ellos, por ejemplo, plantean que lo que
hacen es estudiar y comprender el presente expansivo? Lo que pasa es
que, la experiencia e inquietud de la gama de estas actividades lleva a
preguntarse por el sentido del desplazamiento de la temporalidad
histórica, por el sentido de su praxis y su teorisis, por el sentido de esta
formación discursiva reciente. La enunciación filosófica, por escasa que
todavía sea, es señal de que ya hay reflexión sobre su propio que-hacer
de la historia reciente. En este momento no es nuestro interés discutir si
estamos o no de acuerdo con el concepto del presente expansivo;
anteriormente expusimos nuestro punto de vista. Lo que importa ahora
es comprender en qué contexto se enuncia este concepto.
Se puede decir que se trata de un contexto intenso, un presente lleno de
intensidades vertiginosas. Estamos en la experiencia de una modernidad
más evanescente, más trastrocadora, más contradictoria y contrastante
que la de antes, si así todavía podemos hablar, manteniendo las
representaciones del tiempo en el lenguaje. Una modernidad que ha
acortado considerablemente las distancias geográficas por las velocidades
logradas por sus tecnologías de transporte, una modernidad que ha
acortado considerablemente los lapsos por la rapidez de las
comunicaciones. Una modernidad, en fin, que ha roto con las metas
anteriores de acumulación y ganancia, así como con los márgenes de
desigualdades, ensanchando considerablemente estas diferencias.
Estamos ante una modernidad donde todo parece estar a mano, al
alcance, y, paradójicamente, al mismo tiempo, lo que se tiene a mano es
un vacío, una fugacidad, un incumplimiento, una falta; se hace
inalcanzable. Una modernidad de inmensos contrastes. Una modernidad
donde todo parece converger. Una modernidad que se ha autonombrado
como fin de la historia por un vocero teórico del Departamento de
Estado20. Entonces una modernidad que es el presente intenso, que
pretende ser eterno.
Hoy, como nunca, todo está próximo, el pasado, las sociedades antiguas,
las sociedades nacientes, llamadas por la antropología colonial sociedades
primitivas, la hominización, incluso el Big Bang, que se encontraría a trece
mil a catorce mil millones de años. En realidad, formamos parte del Big
Bang, somos el Big Bang. Como nunca el ser humano ha convertido todo
este pasado en parte de su imaginario. ¿Es esta la simultaneidad? Por lo
menos, estamos ante una aparente simultaneidad, una simultaneidad
imaginaria. No hablamos de esta simultaneidad imaginaria, sino de la
simultaneidad dinámica, tal como la hemos expuesto anteriormente.
20 Hablamos de Francis Fukuyama.
¿Cómo adecuar este concepto a la comprensión, en el estudio, análisis e
historia de las sociedades humanas?
Simultaneidad dinámica social
Es difícil, de entrada, plantear la tesis de la simultaneidad dinámica en el
campo social, no sólo por el sentido común asentado y por la
epistemología consolidada, sino porque el campo gravitacional en el que
nos encontramos, el del sistema solar, la física clásica se verifica
convincentemente, preservando la ciencia física newtoniana, también
porque en el campo social son constatables los fenómenos como el
envejecimiento, el nacimiento, el crecimiento, la reproducción y la
muerte, el paso de las generaciones, las transformaciones de la
sociedades. Las sociedades parecen evolucionar. Todo parece corroborar
la representación de las sucesiones y las secuencias. Ante la elocuencia
de esta “realidad” la tesis de la simultaneidad dinámica parece
insostenible.
Para comenzar a responder, diremos que la tesis de la simultaneidad
dinámica no niega estos fenómenos, sino que los explica de otra manera.
Las transformaciones, los cambios, los desplazamientos, los movimientos,
son parte constitutiva de la simultaneidad dinámica. Lo que dice la tesis
de la simultaneidad dinámica es que todo esto no tiene por qué ser
explicado desde la representación del tiempo absoluto. Un primer
desplazamiento correctivo es comprender que el tiempo social no es el
tiempo absoluto. Las representaciones sociales del tiempo no se
corresponden con el tiempo absoluto, incluso cuando, en la modernidad,
esta representación se impone como universal. En primer lugar, la
temporalidad social es institucional. Son las instituciones las que
administran el tiempo social, las que definen sus periodos, sus secuencias,
incluso las que definen las épocas, los cambios de época. En segundo
lugar, las representaciones sociales construyen imaginarios temporales
sobre la base de sus interpretaciones de la experiencia social. En otras
palabras, se puede decir que el tiempo social es vivido considerando
referentes de los colectivos, grupos, comunidades involucradas. En tercer
lugar, la misma modernidad es asimilada heterogéneamente por las
sociedades, las mismas que se construyen su propia memoria social, su
propia historia efectiva.
¿Se va descalificar estas representaciones sociales afirmando que el
tiempo es único, universal y absoluto, que, por lo tanto las
representaciones sociales del tiempo son subjetivas? La misma
representación abstracta, racional, del tiempo absoluto es subjetiva. ¿Se
va decir que, de todas maneras, las representaciones sociales deambulan
en el marco lineal del tiempo absoluto? Esto puede estar ocurriendo, en
la medida que las representaciones sociales arrancan de un pre-juicio
inicial, la representación del tiempo, considerado como sucesión. No es
suficiente ejemplificar con la sucesión de generaciones, la sucesión de
sociedades, lo que hay que entender que estas sucesiones no serían
posibles aisladamente, como eventos aislados, solitarios, en el mundo.
Estas sucesiones se dan en el mundo, paralelas a otras sucesiones,
vinculadas a estas otras sucesiones, afectadas por este paralelismo, por
estas conexiones y por estos condicionamientos mutuos. Lo que hay que
entender es que se da la simultaneidad de sucesos, que hacen posible
que el suceso en cuestión acontezca, se desplace.
Lo que hay que comprender es que el suceso en cuestión no se da
aisladamente sino integrado a un mundo. El mundo es un acontecimiento
simultáneo. Lo “real” no es el suceso aislado, que es, mas bien, una
abstracción analítica, sino el mundo donde se da el suceso. Lo que explica,
al final de cuentas, el suceso en cuestión, no es su secuencia, su
causalidad, sino su relación en y con el mundo. El suceso se explica por
la complejidad donde se encuentra inserto. Lo que hace inteligible el
suceso, de una manera integral, es su modo de articulación y pertenencia
al mundo. Mundo, que, a su vez, es dinámico, se encuentra constituido
por dinámicas moleculares y dinámicas molares sociales. Son las formas
dinámicas del mundo, son las formas de integración del mundo, son las
formas de cómo el mundo constituye, a su vez, a los sucesos, eventos,
hechos, instituciones, colectivos, comunidades, grupos, individuos, lo que
hace inteligible y explica estos acaecimientos.
Una primera forma de la simultaneidad dinámica es esta integralidad
dinámica del mundo.
Una segunda forma de la simultaneidad dinámica tiene que ver con que
los acontecimientos sociales se dan en el tejido del espacio-tiempo-vital-
social tetra-dimensional, en la curvatura de este espacio-tiempo-vital-
social. Los acontecimientos sociales son como plegamientos móviles de
este tejido. Para ilustrar, esto es como decir que los acontecimientos
sociales se dan en un campo de lugares, campo tetra-dimensional, no se
dan en el tiempo. Es el campo el que se transforma, no es que los sucesos
se suceden secuencialmente. Es la dinámica del campo la que crea estas
transformaciones, estos cambios, estos sucesos, como plegamientos y
des-plegamientos tetra-dimensionales.
Para no seguir con una exposición meramente teórica, vamos a intentar
“aplicar”, si así se puede hablar, esta concepción de la simultaneidad
dinámica social en el análisis de un acontecimiento político-social
concreto. De este modo seguir con el desenvolvimiento del tema y el
tratamiento del concepto. Vamos a analizar el “proceso de cambio”
boliviano desde la perspectiva móvil de la concepción de simultaneidad
dinámica social.
La ilusión del pasado
Frente al pasado el imaginario social se comporta como si este hubiera
acontecido en el tiempo pretérito, cuando lo que hace la memoria social
es actualizar recortes de la experiencia en las representaciones puestas
en juego y en concurrencia. Se trata de interpretaciones de la memoria
social de acuerdo a la perspectiva que traza un presente. Estamos ante el
acontecimiento, no del tiempo, sino de la invención social, de la potencia
social, también de la institución imaginaria de la sociedad; la misma que
acontece en el campo dinámico tetra-dimensional. Campo reducido en las
representaciones a la narrativa tridimensional, incluso a la narrativa plana
del sentido común. El movimiento tetra-dimensional es captado por la
experiencia; empero, no representada, reducida por razones “operativas”
a dimensiones manejables institucionalmente. En este sentido se puede
decir que la historia es instituida e institucionalizada. Por eso, el pasado
existe, como parte de la legislación institucional, también como parte de
las actividades del campo escolar.
No son exactamente recuerdos, aunque puedan ser registros, archivos y
documentos, sino fantasmas que cohabitan con los vivos, fantasmas que
los vivos les dan vida. Son representaciones que ayudan a interpretar los
problemas y desafíos del momento. Ayudan también a legitimar a las
instituciones vigentes. El llamado pasado no es más que parte activa y
funcional de la simultaneidad dinámica social. No es que está presente,
que se actualiza en el presente, sino que se produce como parte de las
dinámicas sociales en la simultaneidad social. Si se quiere, para ilustrar,
el pasado comparte con el presente y con el futuro, en esa simultaneidad
dinámica social.
El movimiento complejo que comprende, múltiples y plurales
movimientos, concatenados, entrelazados e integrados, produce el tejido
cambiante de la simultaneidad dinámica. Lo que se llama pasado, cono
representación, es, en realidad, inmanente a la simultaneidad. Está
contenido; pero, también se realiza, se manifiesta, en un movimiento
continuo.
En el Otoño del patriarca, de Gabriel García Márquez, hay una figura
ejemplar de este acontecimiento. El patriarca observa, desde el balcón
del palacio deteriorado, a las carabelas que llegaron al quinto continente.
Los tiempos se encuentran entremezclados en el crepúsculo del poder
solitario. Esta novela nos muestra la manifestación narrativa de la
intuición del movimiento simultáneo.
Para retomar nuestro propósito, podemos ilustrar con la siguiente figura,
una interpretación, desde la simultaneidad, del “proceso de cambio”. El
presidente Evo Morales Ayma cohabita con el levantamiento de Tupac
Amaru y Tupac Katari, incluso con la complicidad de los orejones con la
ocupación española. Así mismo, estamos ante el “proceso de cambio”
que coexiste con la guerrilla de Ayopaya, el sitio de La Paz, la Guerra
Federal, la Guerra Civil de 1949, la revolución nacional de 1952, la
incursión fracasada de la guerrilla del Che. Estos sucesos son
reinventados, son re-producidos, en el momento de la simultaneidad
dinámica. Es un “proceso de cambio” que busca interpretarse en diálogo
con estos sucesos que re-inventa.
Sólo, en la medida que coexisten estos sucesos, pueden tener efectos en
el momento del movimiento complejo. No sólo como representaciones,
sino como sucesos dados en el momento. Como dijimos, no sólo se dan
como representaciones, sino también como hechos, si se quiere, como
materialidades históricas. Están presentes en los comportamientos, en las
instituciones, en la enseñanza; están presentes como aperturas o
clausuras, como posibilidades u obstáculos, en el juego concurrente de
las fuerzas. La conclusión o el mismo fracaso de la guerrilla están presente
en las posibilidades o limitaciones de la correlación de fuerzas del campo
político. Es como si se volviera a fracasar, como si se volviera al
inacabamiento y limitaciones de la guerrilla. No es una condena, sino que
el desafío está presente, vuelve a plantearse, una y otra vez. Por lo tanto,
el desafío es el siguiente: Hay que resolver la tarea pendiente, hay que
concluir con las guerrillas, llevarlas a término, para poder llevar a término
al “proceso de cambio” mismo.
Lo mismo ocurre con los otros sucesos en cuestión; hay que llevar a
término la inconclusa revolución de 1952, así como hay que llevar a
término la Guerra Federal, el levantamiento de Tupac Amaru y de Tupac
Katari. No se puede producir el desenlace del “proceso de cambio” sin
llevar a término estos sucesos pendientes. Estamos ante momentos del
movimiento complejo, momentos que no son temporales, sino estructuras
dinámicas de la simultaneidad social.
La estática social tetra-dimensional
Hay que imaginar una esfera de cuatro dimensiones. Nos hemos
acostumbrado a imaginar la esfera de tres dimensiones, el volumen
esférico. Cuando tenemos que imaginar el movimiento de la esfera, lo que
hacemos es imaginar distintas esferas, que se sitúan en distintos tiempos
y ubicaciones. Es muy difícil imaginar una misma esfera en movimiento,
no sólo en rotación y en traslación, sino en movimiento complejo, donde
es el espacio-tiempo el que se mueve. Es la misma esfera la que se auto-
produce, autogenera, y auto-compone.
Hay físicos que lanzan la hipótesis de que no solamente el tiempo es una
ilusión sino también el movimiento; se refieren al movimiento clásico,
dado en tres dimensiones. Dicen que, en realidad, todo es estático; se
refieren a la estática tetra-dimensional, por lo tanto, compleja. Nosotros
decimos: Todo acontece de manera simultánea y dinámica. En lo que
respecta a la simultaneidad dinámica social decimos: Todos los
acontecimientos sociales acaecen simultáneamente. No es que hay
historia, sino que se reinventa constantemente la historia, se la produce
permanentemente.
Estamos ante una estática tetra-dimensional, que, aunque parezca
paradójico, se mueve; empero, se mueve de modo complejo. Para ilustrar
diremos: Todo se está dando a la vez, pasado, presente y futuro. Sólo
que este a la vez cambia constantemente.
Para ilustrar diremos que todos los sucesos históricos que mencionamos,
como ejemplo, se dan a la vez, coexistiendo con el “proceso de cambio”,
sólo que este a la vez cambia constantemente. De la manera tradicional,
en las representaciones tradicionales, se diría que el futuro se altera
constantemente. Añadiremos que también se altera constantemente el
pasado y el presente. En realidad lo que se altera constantemente es la
simultaneidad dinámica social.
En la medida que no se resuelven los sucesos inconclusos, también queda
inconcluso el “proceso de cambio”. En la medida que se comienzan a
resolver, se abren a su conclusión, también se abre la posibilidad de
conclusión del “proceso de cambio”. Como se puede ver no se está ante
la condena del destino, donde todo ya está escrito, que era parte de la
trama trágica clásica. De ninguna manera; todo está abierto, todo está
por escribirse, a cada rato. La clave radica en las partículas
infinitesimales, constructoras del universo; así también la clave en la
simultaneidad dinámica social se encuentra en las mónadas humanas, las
partículas de las sociedades humanas. Estas partículas son las unidades,
por así decirlo, de la potencia social. Son libres de componer, de tejer, de
construir alternativas. Las mónadas son en sí mismas alterativas.
El “proceso de cambio” mismo no es un proceso, en sentido de secuencia,
es una simultaneidad dinámica en constante reinvención. Se clausura
constantemente a su inconclusión, o se abre constantemente a la
posibilidad de conclusión. Todo depende de la potencia social, de su
capacidad creativa liberada o, mas bien, de su fuerza social capturada por
las mallas institucionales.
Todo esto nos lleva a un gran tema heredado que, empero, debe ser
replanteado; es el tema de la subjetividad. Friedrich Nietzsche había
planteado el tema en términos de voluntad de potencia, incluso cósmica.
Si se supone que la voluntad radica en cada partícula, entonces debemos
concebir que la subjetividad también es inherente en cada partícula. De
esto hablamos en otro texto21. Lo que nos interesa ahora es hablar de lo
que acontece en las y con las mónadas humanas, las mónadas sociales
humanas. Es indiscutible hablar de subjetividad en estas mónadas. Lo que
21 Ver de Raúl Prada Alcoreza Más acá y más allá de la mirada humana. Dinámicas moleculares; La Paz 2013.
interesa es saber cómo funcionan estas subjetividades en la
simultaneidad dinámica.
En la tradición “materialista” ha preponderado la tendencia a considerar
la subjetividad como una contingencia interna, imaginaria, opuesta a la
“objetividad”, por lo tanto, sujeta a errores. Muy cerca de ilusiones
mentales y de afecciones de las sensaciones. Incluso, a partir de Kant, al
considerar el espacio y el tiempo como intuiciones sensibles, se inclina la
interpretación filosófica a considerar estas intuiciones como parte de la
estructura del sujeto; pero, no correspondientes a la “cosa en sí”. Esta
dualización entre lo “objetivo” y lo “subjetivo” resulta problemática. Así
mismo, es problemático su referente de bifurcación: externo e interno o,
si se quiere, exterioridad/interioridad. Este pre-juicio parte del supuesto
de la soledad humana; es el humano el que observa, el que tiene la
perspectiva privilegiada. La interioridad entonces resulta humana, en
cambio la exterioridad, en contraste, es naturaleza. Es difícil sostener
esta interpretación, a no ser que se trate de un axioma indiscutible; algo
que no puede ser posible.
Ni el humano está sólo en el universo, pues comparte, coexiste y cohabita
con los innumerables seres del universo, tampoco tiene la perspectiva
privilegiada. Es uno más de los muchísimos seres. Manteniendo todavía
términos discutibles, diremos que todos los seres contienen
interioridades, que se relacionan con exterioridades. La subjetividad es
inherente a todos los seres. Así como la energía es inherente a la materia,
así como las fuerzas fundamentales crean y recrean la materia, también
podemos decir que la subjetividad es inmanente a la materia. En el
leguaje ya descartado en la física, por lo menos, en parte de ella, se puede
decir que la subjetividad es una fuerza fundamental más entre las fuerzas
fundamentales. Ahora, en el lenguaje más contemporáneo se puede decir
la subjetividad es campo, interacción de campos.
Como enfrentamos problemas de lenguaje para expresar la complejidad,
usaremos los términos de un lenguaje inapropiado, buscando ilustrar
sobre la problemática. La subjetividad es como la causa y el efecto
inmanentes de las interacciones y las relaciones dadas entre los campos.
La interacciones y las relaciones afectan a las estructura internas de los
campos y de las estructuras y composiciones que se encuentran en los
campos. La subjetividad es como el núcleo inmanente de campos
gravitatorios singulares. Este núcleo es como un agujero negro, absorbe
frecuencias, no las deja salir; aunque también, en otro momento, el
núcleo emite frecuencias, quizás otras frecuencias, irradiando, afectando
a los entornos.
No hay interno y externo, ni interioridad y exterioridad, tampoco
subjetividad y objetividad, estos dualismos de la economía política
generalizada. Lo que hay es interacción de campos, plegamientos, des-
plegamientos y re-plegamientos en los campos. Lo que hay es
movimiento complejo, simultaneidad dinámica, que contiene a los campos
de subjetividad en interacción con los múltiples campos. Lo que se dan
son composiciones en movimiento que generan estas inmanencias, por
así decirlo, estos ámbitos inmersos, que hacen de memorias sensibles y
de registros virtuales, también de potencias y posibilidades. Estamos
usando conceptos como inmanencia, memoria sensible y registro virtual,
que corresponden a la voluminosidad tridimensional a la que se le añade
el tiempo absoluto externo a la voluminosidad. ¿Cuáles son los conceptos
apropiados para el espacio-tiempo tetra-dimensional? ¿Se trata de algo
parecido al juego paradójico de conceptos contrastantes?
Inmanencia/trascendencia, memoria/olvido, registro/borradura;
concepciones contrastantes que se abren a todos los juegos paradójicos
de la existencia; entre ellos, adentro/afuera, interioridad/exterioridad; así
como también pasado/futuro; de la misma manera juegos teóricos como
vida/muerte, todo/nada. ¿En el espacio-tiempo se da el acontecimiento
como contraste en la simultaneidad? ¿Ambas, contradicción inherente,
simultáneamente? ¿La voluminosidad se convierte simultáneamente en
energía; es decir, en dinámica, en movimiento, que sólo se dan por el
inmenso vacío entre partículas, entre átomos, entre moléculas, entre
cuerpos molares? ¿Entonces la concepción sería volumen/vacío?
¿Movimiento/estática; por lo tanto, movimiento complejo? ¿En qué
quedaría el concepto de subjetividad? ¿Subjetividad/objetividad? Quizás
esto último no sea apropiado, pues subjetividad y objetividad, que
ciertamente son conceptos contrastantes, corresponden al sumun de la
metafísica y del empirismo racionalistas, al mismo tiempo; concepciones,
opuestas absolutamente al juego paradójico. No es pues apropiado
aceptar estos conceptos, se requiere otra inteligibilidad de la experiencia,
de la existencia y de la vida. De la misma manera tenemos que refutar
conceptos como realidad e irreal.
Retomando la concepción de interacción de campos, incluso los
entrelazamientos de campos, ocurriendo algo parecido a nichos de
campos, usando un concepto ecológico, podemos hipotetizar que estamos
ante campos complejos. Así como acontece con el campo gravitatorio,
que curva y pliega el tejido del espacio-tiempo, condicionando a las masas
menores orbitar alrededor de masas mayores, puede acontecer con un
campo gravitante de inmanencia que condiciona al tejido del espacio-
tiempo a plegarse, a hundirse, a sumergirse, como en un agujero negro
virtual. La memoria, la imaginación, la programación y la reprogramación
del genoma, parecen darse en una dimensión virtual, es decir, en una
dimensión sin dimensiones, con salvedad de la memoria sensible, que
también aparece en la materialidad de los registros. ¿Lo que llamamos
subjetividad forma parte de este acontecimiento virtual, en esta
virtualidad, contenida en la simultaneidad dinámica, en el movimiento
complejo?
¿Ese es el lugar donde, como en un holograma, se contiene la información
del todo? También se puede decir, metafóricamente, la intuición del todo.
Intuición
La intuición alude al conocimiento inmediato, sin intervención de la razón.
La percepción accede a un conocimiento intuitivo; en este sentido, se
habla de intuición sensible. A su vez, el entendimiento supone la intuición
intelectual, que es, mas bien, racional, en la versión abstracta, no de
racionalidad integrada a la percepción; en este sentido, esta intuición se
realiza en el concepto. El estudio de la intuición ha dejado de pertenecer
al campo de la filosofía para incursionar en el campo de la ciencia positiva;
en este caso, es considerada un tópico de la investigación psicológica y
neurológica. Algunas teorías psicológicas comprenden a la intuición como
conocimiento inmediato, conocimiento que no pude representarse. Este
conocimiento puede estar relacionado con experiencias previas. Se
supone que las intuiciones se presentan frecuentemente como reacciones
emotivas repentinas a determinados sucesos, percepciones, es decir,
pensamientos difusos, incluso pensamientos complejos, dados de manera
inmediata.
La epistemología cognitiva explica la fenomenología de la intuición a partir
de la hipótesis de un cerebro dual. De acuerdo a Daniel Kahneman,
estamos ante una mente intuitiva, rápida, automática, mente que no
requiere esfuerzo, que es asociativa e implícita, a la que no es posible
acceder por introspección. Al respecto, intervienen dos procedimientos;
primero, una serie de atajos mentales, heurísticos, desplegados a lo largo
de la historia, desde la hominización hasta la modernidad; segundo, las
asociaciones aprendidas a lo largo de la historia de vida, asociaciones y
analogías, que sostienen los sentimientos, que hacen de substrato a
juicios. La otra parte de la dualidad mentada es lo que comúnmente se
llama consciencia. La actividad consciente es evocativa, discursiva,
secuencial, racional; para su efectuación se requiere de esfuerzo
adicional22.
Lo que llamamos intuición forma parte de fenómenos inherentes a la
simultaneidad dinámica, tiene que ver con la información de la totalidad,
contenida en cada punto, en cada lugar, en cada campo, del universo.
Jugando con la metáfora, usando la figura de intuición, que no es
apropiada para referirse a la complejidad del universo, generalizando su
sentido, por lo tanto proyectándolo, inadecuadamente, teniendo en
cuenta que estos son problemas del lenguaje, diremos que ocurre como
si cada punto, cada lugar, cada campo, del universo intuyera la totalidad.
No puede haber ningún punto, ningún lugar, ningún campo, que no
suponga la totalidad, que no suponga la totalidad del movimiento
complejo.
Este pliegue, este plegamiento, del tejido del espacio-tiempo en sus más
profundas interacciones infinitesimales, incluso, quizás, en las más
profundas inmersiones, sin interacciones infinitesimales, es la contención
virtual de la totalidad. Contención que podríamos llamar sensible, si este
22 Fuente: http://es.wikipedia.org/w/index.php?oldid=73727034 Contribuyentes: 3coma14, AVIADOR, Aleposta, Alex Escalante,
Amadís, Andrés Amado Zuno Arce, Asharhamat, Camilo, Camima, Cipión, Cobalttempest, D1v4, Diegusjaimes, Eduardosalg, Fonsi80, Frei sein, Ganagabriel, GermanX, Grillitus, InesBlanco, Intuición, Ivan.Romero, J.M.Domingo, Jerowiki, Jjmaster, Jkbw, Joarsolo, Joniale, Jplauriente, Kokoo, Labinerie, Lld321, Luis Felipe Schenone, MONIMINO, Matdrodes, Nihilo, Ninovolador, Renly, Ricardogpn,
SantiagoGala, Skr515, Tatvs, Volnig, Xabier, 62 ediciones anónimas. Ver Wikipedia: Eciclopedia Libre.
término no tuviera una connotación, en primer lugar, antropológica, en
segundo lugar, biológica. A partir de esta impresión, podemos suponer
una especie de substrato de lo sensible, substrato cuántico, si se quiere.
No se puede dar nada en el ser humano que no se de en las partículas,
en los átomos, en las moléculas, en lo molar, que no se dé como otra
forma, que no se dé como potencia, que no se dé como posibilidad. Con
esto desechamos la idea de alma, de espíritu, de una inmanencia
metafísica, atribuida por las religiones al ser humano, incluso por el
budismo a los seres orgánicos. La vida no puede ser pensada como alma,
como espíritu, o a partir del alma o del espíritu. La vida es un
acontecimiento que se encuentra ya en las interacciones de las partículas
infinitesimales. No como alma o como espíritu, ni como Dios, sino como
auto-poiesis de las interacciones de las partículas infinitesimales, incluso,
se puede pensar, de interacciones complejas de estas interacciones de
partículas con los campos de la energía y la materia oscura, que no
cuentan con interacciones. En el fondo de estas interacciones e
interacciones complejas nos encontramos con el secreto de la creación y
de la recreación del universo.
Intuición social
En Intuición subversiva escribimos:
Para nosotros la intuición no es una síntesis racionalista, tampoco una
revelación inmanentista. La intuición es la comprensión inmediata dada
como la integración perceptual de la experiencia. Para ponerle un nombre,
con todo el riesgo que esto conlleva, pero para tener un referente de
contraste, llamemos a esta comprensión de la intuición como una de las
formas de expresión de la memoria sensible23.
Nos referíamos a la intuición subversiva, como forma intensa de la
intuición social. Ahora bien, siguiendo lo que dijimos más arriba, la
intuición social vendría a ser un conocimiento inmediato de la totalidad
social, si así podemos hablar, sin discutir este concepto de totalidad. Este
conocimiento no es evocativo, ni discursivo, ni racional, en el sentido
asignado por las ciencias y la filosofía modernas, aunque se exprese
evocativamente, discursivamente y racionalmente, aunque, como con la
percepción, la razón se integre en el entrelazamiento de las sensaciones.
Lo que importa ahora es esta información e imaginación de la totalidad
social, contenida en la memoria social. Este es el substrato de las
acciones, de las prácticas, sociales, incluso de las conductas
racionalizadas instrumentalmente. El conocimiento institucional, el saber
instituido, las ciencias institucionalizadas, trabaja sobre este substrato de
la intuición social. Le hace recortes, convierte estos recortes en etapas
secuenciales. El conocimiento institucional gana en el logro analítico; sin
embargo, pierde en complejidad, también pierde la integralidad.
Recientemente las teorías de la complejidad buscan retomar la
complejidad y la integralidad del acontecimiento social. Han logrado
cuadros y descripciones de la complejidad social, incluso tesis ecológicas
de la complejidad; sin embargo, en la medida que se han mantenido en
el paradigma secuencial, en el paradigma del tiempo absoluto, no han
podido lograr la inteligibilidad de la complejidad en su complejidad, no
han podido visualizar, si así podemos hablar, la integralidad del
acontecimiento social. Desde nuestra perspectiva móvil, esta complejidad
23 Ver de Raúl Prada Alcoreza Acontecimiento político. Editorial Rincón; La Paz 2014. Dinámicas moleculares; la Paz 2014.
y esta integralidad se hacen inteligibles cuando las asumimos desde la
simultaneidad dinámica.
Cundo nos preguntamos: ¿A qué llamamos saber activista, a que
llamamos conocimiento subversivo? ¿Cuál es la relación de este saber
subversivo con el espesor de la percepción y la experiencia social? Una de
las respuestas fue:
Georges Canguilhem, cuando se refiere al saber humano, incorpora a esa
composición dinámica entre información, memoria y anticipación, la
capacidad evocativa. Si bien, es más difícil distinguir el funcionamiento
individual del funcionamiento social, colectivo, en el caso del fenómeno
evocativo, así como también es difícil distinguirlo en el caso del saber de
los organismos, pues estos suponen asociaciones; es decir, sociedades
orgánicas. De todas maneras, se puede decir que el saber individual tiene
determinadas características, en tanto que el saber social, compartido,
que hace de contexto del saber individual, tiene otras características,
quizás más complejas. Por lo tanto, no es lo mismo hablar de saber en
los distintos casos; su connotación varía24.
El análisis continúa:
El saber de los organismos es complejo, tanto en su dimensión asociativa,
conglomerada, social, así como en su dimensión individual; también, claro
está, en su composición dinámica entre la dimensión asociativa y la
dimensión individual. Cuando hablamos de saber, esta figura es más
adecuada a la composición individual, a la autonomía orgánica; esta figura
es menos adecuada cuando nos referimos a conglomerados, a
asociaciones, a colectividades. Se trata más bien de nichos, usando la
metáfora ecológica, comunicativos, de intercambio, de redes, de campos;
usando las memorias, el reconocimiento del terreno, del clima, como
fenómenos vitales, íntimos. Logrando, de este modo, generar un
torbellino de circulaciones de información, aprendizajes, acumulaciones,
desprendiendo actividades, en consecuencia. Estamos ante el
acontecimiento de la vida, ahora visto desde la perspectiva de la
realización de saberes. En la dimensión asociativa, social, no es
24 Ibídem.
exactamente saber el que se da, sino campos de posibilidad de los
saberes; campos de circulaciones de información, campos de memorias,
campos de circulación de actividades; es decir, un torbellino creativo de
experiencias y conocimientos25.
El saber social aparece como torbellino creativo de experiencias y
conocimientos. La intuición subversiva aparece como inteligibilidad
inmediata de la totalidad social en su momento intenso de crisis. La
intuición social como inteligibilidad inmediata de la totalidad social en su
simultaneidad dinámica. El conocimiento racional como inteligibilidad de
recortes de “realidad” en su diacronía construida analíticamente. En la
vida cotidiana de la modernidad heterogénea, el conocimiento se ha
impuesto institucionalmente, se ha corporeizado en las costumbres, las
conductas, los comportamientos masivos. El campo escolar ha
incorporado habitus masivos e irradiantes y compartidos, a pesar de sus
distribuidas pequeñas diferencias. El paradigma del tiempo absoluto se ha
convertido en prejuicio popular, aunque también de élites. Si bien el
conocimiento racional no puede sino asentarse sobre el substrato del
saber social y de la intuición social, lo que tiene efectos prácticos es la
heurística y los conjuntos operativos institucionalizados de la racionalidad
instrumental. Entonces el referente privilegiado y la orientación de
conductas y comportamientos, respecto al mundo constituido y
constituyente, termina siendo la racionalidad instrumental
institucionalizada, ocultando el saber social, la intuición social,
descartando y descalificando la intuición subversiva. La intuición de la
simultaneidad dinámica, concebida en la experiencia social, desaparece
en el tratamiento institucional, en el tratamiento del campo escolar,
incluso en los imaginarios de la vida cotidiana.
En lo que respecta al llamado “proceso de cambio” boliviano, este
conocimiento secuencial, analítico en la academia, procedimental en las
instituciones, sentido común en las conductas masivas, en los habitus, es
el que orienta tanto a gobernantes como a gobernados. Ambos, incluso
cuando se enfrentan, como en la crisis del “gasolinazo”, en el conflicto del
TIPNIS, en la rebelión de los suboficiales, comparten este paradigma, a
su modo. Los gobernados, cuando entran en conflicto con los
gobernantes, al no encontrar otra orientación conceptual que la del
25 Ibídem.
paradigma del tiempo absoluto, terminan limitando e inhibiendo la
potencia social. Terminan limitando la rebelión y la subversión a nuevas
versiones de la reproducción de lo mismo, del poder, de los diagramas y
cartografías de poder institucionalizados. Quizás, por eso es menester y
urgente de-construir este paradigma, sus mallas institucionales, sus
prejuicios compartidos, sus pretensiones de verdad. En esta tarea
indispensable radica la importancia del desplazamiento de la corriente de
la historia reciente, que aunque, todavía se encuentra en los límites y los
márgenes del paradigma del tiempo absoluto, ha abierto senderos para
cruzar los umbrales y límites del horizonte de la modernidad.
Ahora nos concentraremos en algunos aportes de lo que llamamos la
corriente de la historia reciente. Seleccionamos cuatro investigadores,
bolivianos, una investigadora mexicana, un investigador uruguayo, una
investigadora argentina, un investigador ecuatoriano y un investigador
brasilero. Todos ellos tienen también el perfil de activistas, fuertemente
vinculados al activismo político o contra-político, de contra-poder. Los
cuatro bolivianos son Silvia Rivera Cusicanqui, Luis Tapia Mealla, Rosario
Aquim Chávez y Hugo Rodas. La investigadora mexicana es Raquel
Gutiérrez Aguilar. El investigador uruguayo es Raúl Zibechi. La
investigadora Argentina es Maristella Svampa. El investigador ecuatoriano
es Alberto Acosta. El investigador brasilero es Francisco de Oliveira. El
número mayor de los bolivianos tiene que ver con el referente que
tenemos, el “proceso de cambio” boliviano.
Recorridos de la historia reciente
Un aclaración inicial; no consideramos toda la obra de los autores citados.
Tampoco son todos los autores que podríamos considerar. Es una
selección improvisada; empero, significativa por el perfil y carisma de los
mismos. No es un trabajo de antología el que realizamos ahora, sino una
reflexión sobre los recorridos de estos investigadores y activistas, en lo
que respecta a sus aportes a la historia reciente, sobre todo cuando
ilustran sobre los “procesos de cambio” vividos en Sur América. Haremos
entonces hincapié en su incursión en esta perspectiva epistemológica de
la historia reciente.
Cuando Silvia Rivera Cusicanqui hurga en otra historia, no llamaremos la
historia de los vencidos, pues tampoco ella lo aceptaría, sino en la historia
de las resistencias indígenas, cuando arranca su interpretación en el
estudio del acontecimiento del levantamiento campesino del valle (1974),
acompañado por el apoyo de los campesinos del altiplano, siguiendo la
conformación del movimiento katarista, nucleado en los aymaras,
acompañado por quechuas, la investigadora-activista abre una lectura de
un presente dilatado, interpretando los espesores históricos del presente.
Además de interpretar los signos, los símbolos, de los comportamientos
y perfiles del movimiento político-cultural indígena, que encuentra su
inspiración en el levantamiento pan-andino del siglo XVIII. Silvia Rivera
no sólo efectúa el camino de una historia de un presente expandido, sino
que encuentra en el presente, que estudia, lo que llamaremos la
simultaneidad de la colonialidad y la modernidad.
Cuando Luis Tapia Mealla recorre la historia reciente del MAS, en las dos
gestiones del gobierno de Evo Morales, antecedidas por lo que llamamos
la movilización prolongada de 2000 al 2005, encontrando en el
advenimiento del MAS al poder, como se dice comúnmente, el
desmantelamiento de los movimientos sociales, la subordinación de las
organizaciones sociales, la jerarquización de los mandos, la centralización
en el símbolo del caudillo, desencadenando lo que llama el Estado de
derecho como tiranía, ausculta un presente contradictorio, donde se
vuelven a restaurar las dominaciones pretéritas, encubiertas como
democracia popular. De esta manera el presente se presenta no tanto
como extendido, sino como perdido o atrapado en la hondonadas del
poder.
Cuando Raquel Gutiérrez Aguilar configura los ritmos del pachacuti, es
decir del cataclismo, de la crisis, del final de un ciclo y el comienzo de
otro, estudiando minuciosamente las condiciones de posibilidad histórica
que desataron la crisis múltiple del Estado-nación en Bolivia, efectúa una
hermenéutica crítica desde la latencia autogestionaria de las
comunidades, desde el perfil transgresor de las mujeres populares.
Raquel Gutiérrez encuentra un presente subversivo en la intensidad de la
irradiación comunitaria.
Cuando Rosario Aquim Chávez efectúa un desplazamiento transgresor
desde la lectura del devenir cuerpo, del devenir mujer, cuestionando la
visión de género, compartida tanto por el Estado como por los feminismos
liberales, los feminismos funcionales, incluyendo a las reivindicaciones de
las subjetividades diversas, que paradójicamente reproducen el
paradigma patriarcal, encuentra un presente reiterativo en las
dominaciones masculinas, en las estructuras patriarcales, que terminan
continuando, incluso en sus aparentes cuestionamientos. La
simultaneidad dinámica aparece en la permanencia recurrente de las
dominaciones patriarcales.
Cuando Hugo Rodas revisa la historia política e intelectual de Marcelo
Santa Cruz, nombrando esta historia como socialismo vivido, sitúa el
presente dilatado en la lucha por la soberanía de los recursos naturales,
expresados en la biografía intelectual de un hombre que se constituye
como consagración ética a la causa de la liberación nacional. El presente
aparece como campo de batalla por la independencia, así como por la
construcción de interpretaciones apropiadas a una tierra demolida por las
empresas trasnacionales. La simultaneidad es la siguiente: la utopía del
socialismo es la lucha tópica por el socialismo, el socialismo se realiza en
la acción concreta de la lucha y de la entrega a la lucha.
Cuando Raúl Zibechi interroga a los protagonistas de los movimientos
sociales, encontrando en sus testimonios dramáticos el tejido de líneas de
fuga, de gestos alterativos, abriendo rizomáticamente otros horizontes
sin Estado, encuentra en estos despliegues populares contemporáneos no
sólo la lucha por la defensa de los bienes comunes, sino también la
defensa colectiva de la vida. Estamos ante un presente extendido, no
tanto al pasado, sino al futuro. La simultaneidad aparece en la autogestión
configurada como testimonio; así también en la autogestión que efectúa
las autonomías múltiples.
Cuando Maristella Svampa interpela al modelo extractivista
suramericano, partiendo de investigaciones minuciosas sobre los efectos
y consecuencias destructivas y devastadoras de la minería, encuentra un
presente retenido en el despojamiento y desposesión de los recursos
naturales, en la administración de un Estado rentista, situados en el
marco especulativo de un capitalismo financiero dominante. Haciendo uso
de la metáfora, diremos que la investigadora encuentra un presente
geológico, cuyas sedimentaciones son como registros de los ciclos de
vaciamiento de los ecosistemas, territorios afectados por este capitalismo
de poblaciones desamparadas, sometidas a la violencia física y simbólica
de Estado subordinado. La simultaneidad aparece en la reiteración
colonial del extractivismo en las condiciones tecnológicas y financieras
contemporáneas.
Cuando Alberto Acosta investiga la historia económica de Ecuador,
encontrando la maldición de la riqueza de los recursos naturales, la
maldición de la abundancia, que arrastran al Estado-nación, al país, a la
sociedad, al dramático decurso del despojamiento y la desposesión,
dejando la huella de la destrucción en los territorios contaminados y
depredados, encuentra un presente que condena al país no sólo a la
dependencia, sino a la corrosión de la simulación política. Economía y
política se embarcan en la ruta del naufragio, generando costos
irreparables en la destrucción de los ecosistemas. La crítica a la apuesta
petrolera, que prefiere depredar la Amazonia, sin medir las consecuencias
desequilibrantes a largo plazo, hace inteligible la grotesca impostura de
los gobiernos progresistas. La simultaneidad es la de la recurrente
dependencia corrosiva en los llamados gobiernos reformistas.
Cuando Francisco de Oliveira destruye el mito del desarrollo brasilero,
mostrando sus grandes contrastes, sus profundas contradicciones, sus
composiciones dependientes, a pesar de las dos revoluciones, la industrial
y la tecnológica-cibernética, acompañadas por la explosión demográfica
de las ciudades capitales, y la ilusión de bienestar, que generan los
servicios de las ciudades, encuentra un presente grotesco, un presente
que se parece a la figura enigmática del ornitorrinco. Encuentra, que, a
pesar de las revoluciones mencionadas, la composición estructural de
Brasil sigue siendo dependiente y extractivista. La simultaneidad es la del
desenvolvimiento, contradictoriamente combinado, de composiciones
descoyuntadas en las formaciones sociales.
Todos estos investigadores-activistas dilatan, expanden, escavan el
presente, encontrando la simultaneidad dinámica, aunque no la
mencionen. Todos estos investigadores se topan con el saber social, que
altera el conocimiento institucionalizado; todos estos activistas,
interpretan, con la premonición de la intuición social, aunque no la
nombren como intuición; todos estos hombres y mujeres, apasionados
por el compromiso, suponen la intuición subversiva, aunque no
consideren, del todo, las transgresiones populares, las autogestiones
dispersas, los ciclos de la crisis, la emergencia interpeladora de la ética,
el devenir cuerpo, las líneas de fuga y los frentes de resistencias, las
luchas anti-extractivistas, la interpelación anti-extractivista, la
configuraciones monstruosas de la dependencia, como intuiciones
beligerantes.
El Estado, institución corrosiva de la sociedad
Dedicado a Rhina Roux, por sus intensas exposiciones
iluminadoras, por su pasión teórica y su decidida
conceptualización, amasada de sentimientos.
Vamos a realizar una segunda incursión reflexiva sobre la llamada
corriente de la Historia reciente. Esta vez la excusa es el libro Temas y
procesos de la historia reciente de América Latina, una compilación de
investigaciones y ensayos a cargo de Margarita López, Carlos Figueroa y
Beatriz Rajland, que hacen de editores, también de autores del
mencionado libro26. El libro comprende dos partes; la primera, dedicada
a las Contribuciones al debate sobre el concepto de Historia Reciente; la
segunda, dedicada al análisis de las Resistencias, movimientos y luchas
en la Historia Reciente de América Latina. Entonces, se podría decir que,
la primera parte es una reflexión epistemológica sobre esta corriente de
la historia reciente, en tanto que la segunda parte es una reflexión sobre
las materias de esta historia, los movimientos y las luchas sociales
contemporáneas en América Latina. En adelante nos ocuparemos de
ambas preocupaciones de la corriente de la historia reciente.
Comenzaremos con las investigaciones sobre México contemporáneos.
Interesa detenerse en los rasgos sobresalientes de lo que llamaremos la
corrosión institucional de la sociedad; fenómeno que comparten todos los
Estado-nación. También interesa la contrastación social frente a este
fenómeno de deterioro, desgaste y corrupción; sus luchas y resistencias.
Lo sugerente de las investigaciones mencionadas es que muestran el
fenómeno de la perversión institucional en sus formas pronunciadas. En
el abordaje del tema no sólo tomaremos en cuenta los ensayos del libro
compilado, sino también de dos investigadoras mexicana, que abordan la
problemática de la genealogía del Estado a partir del espesor de las
resistencias y luchas sociales, comunitarias y autogestionarias. Hablamos
de Rhina Roux y Raquel Gutiérrez.
Apego a los paradigmas
Lo que se nota, desde un principio, es todavía el apego, de la corriente de
la historia reciente, a pensar desde los paradigmas heredados. La
reflexión sobre los desafíos del momento se efectúa desde los temas,
tesis, conceptos, planteados por los paradigmas de la modernidad.
Nuestra crítica no apunta tanto a los problemas que plantea esta herencia,
sino a que la reflexión epistemológica de la corriente de la historia reciente
se dedique a hacerlo sobre teorías, conceptos, sobre si son o no válidos
26 Margarita López, Carlos Figueroa y Beatriz Rajland: Temas y procesos de la historia reciente de América Latina. CLACSO ; Santiago 2010.
en el momento, en vez de reflexionar sobre la complejidad planteada por
los acontecimientos tratados. Para desde el desafío de la complejidad
abordar la problemática de los límites epistemológicos. En otras palabras,
no importan tanto los conceptos y las teorías como las figuras,
sensaciones, pensamientos, que configuran las experiencias sociales de
estos acontecimientos. Tampoco se trata de desechar la teoría, sino de
sumergirse en la experiencia social de estos acontecimientos, en la
actualización de la memoria social, percibir su complejidad, construir una
interpretación que se conjugue con la complejidad misma. No se trata de
saber si la clase obrera hoy es o no central, si el concepto de lucha de
clases es pertinente ahora, ni se puede seguir pensando desde el
reconocimiento de la ubicación estratégica del Estado; todo esto, puede
ser o no ser. De lo que se trata es de pensar desde el acontecimiento
mismo. Dicho de otra manera, de lo que se trata es partir de la experiencia
social, no tanto así de las teorías heredadas, para efectuar deducciones
interpretativas.
Si partimos que hay crisis epistemológica, que la historia reciente es una
propuesta novedosa para atender el presente, en toda su complejidad
acumulada, entonces, los paradigmas teóricos quedan en segundo lugar.
Lo primero es atender a las percepciones del momento, buscar integrar
racionalidad, investigación, teorización, a esta rica experiencia social de
la coyuntura. Esto equivale, aunque suene trillado, a pensar de otra
manera. Los temas de las investigaciones, expuestas en el libro
compilado, son, por lo demás, sugerentes. Del desafuero al gobierno
legítimo: episodios de la resistencia civil en la confrontación neoliberal en
México de Carlos Figueroa Ibarra y Raquel Sosa Elízaga; Institucionalidad
y antinstitucionalidad en las resistencias, el caso de México de Pilar
Calveiro; Protestas, movimientos sociales y democracia en Colombia
(1975-2007) de Mauricio Archila Neira; Nuevos sujetos étnicos en
Colombia, las comunidades negras y la lucha por sus territorios y su
visibilidad en las estadísticas de Luís Carlos Castillo; Movimientos urbanos
dominicanos y sus oportunidades políticas en la transición democrática
reciente (1978-1991) de Emelio Betances; Acciones colectivas
beligerantes y cívicas y su aporte al proceso democrático venezolano
actual de Margarita López Maya y Luis Eduardo Lander; Uruguay, cambio
político y movimientos sociales a comienzos del siglo XXI de Carlos
Moreira; Tierra, territorio y autonomía, la lucha política del movimiento
social mapuche en la sociedad neoliberal chilena de Juan Carlos Gómez
Leyton; Algumas razões da permanência do clientelismo político no Brasil
contemporáneo de Elsio Lenardão; El movimiento orgánico de la
estructura de la sociedad argentina (1975-2007) de Nicolás Iñigo Carrera;
El proceso de reconstitución del partido del orden en Latinoamérica actual,
el caso argentino (2002-2004) de María Celia Cotarelo; Experiencias de
autogestión de los trabajadores en Argentina, la recuperación de fábricas
y empresas en la última década de Orietta Favaro y Graciela Luorno.
Como se podrá ver, estamos ante una gama amplia de recortes de
“realidad” del presente. De todos ellos nos concentraremos en algunos
seleccionados, que tengan que ver, de manera más directa, con los
tópicos de nuestras preocupaciones; genealogía del Estado, resistencias
y luchas de movimientos sociales.
Una pregunta es pertinente: ¿Qué es hacer historia reciente? ¿Es convertir
al presente en parte de la historia? ¿O, mas bien, es cuestionar la historia
desde el presente; algo así como hacer una contra-historia? ¿Oponerse al
relato del poder con los relatos de los oprimidos? ¿No sería mejor decir:
oponer al relato del poder el relato de los sublevados? Pues son ellos los
que interpelan la narrativa del poder a partir de otra interpretación. Pero,
¿cuál es la interpretación de los sublevados? Este es el punto. ¿Es la
denuncia, como se acostumbra hacer? ¿No es esta la labor política? ¿Cuál,
en este caso, la labor del historiador o del contra-historiador del presente?
Al respecto, nuestra sugerencia es la siguiente: El historiador reciente no
puede quedarse en la denuncia, tampoco solamente en la descripción,
poniendo en la mesa las fotografías del momento; siguiendo este curso,
el historiador reciente no puede contentarse con explicar estos hechos
con teorías heredadas; está urgido a comprender cómo funciona el poder.
¿Cómo funciona en la pluralidad de fuerzas concurrentes, en la pluralidad
de sus formas, en las composiciones institucionalizadas, en las relaciones
variadas, diferenciales y complejas, que se dan entre instituciones y
dinámicas sociales? No basta constatar, por enésima vez, que el Estado
sirve a las clases dominantes, las cuales hacen un uso del Estado de una
manera corrompida, adulterada, usando toda forma de violencia a su
alcance; violencia abierta o encubierta. Lo que importa es saber cómo
funciona el conjunto de dispositivos que ponen a su alcance las clases
dominantes. ¿Cómo se da el ejercicio del poder? No se trata de
descalificarlo como malo, reduciendo el análisis a un juicio moral; con esto
se resuelve un tema de consciencia; empero, no se explica el
acaecimiento de los hechos.
La ventaja del historiador reciente es que no está sólo ante fuentes
escritas, los documentos, que pertenecen a periodos y épocas pasadas,
sino ante fuentes vivas; convive con sus fuentes, cuando éstas no son
documentos de archivo, sino documentos usados como dispositivos de
poder; no siendo documentos de archivo, está ante acciones y prácticas
sociales, efectuadas en el momento. Sus hipótesis interpretativas están
constantemente contrastadas por los sucesos. Esta ventaja no solamente
lo coloca en una situación de saber, sino, sobre todo, en la condición de
potencia. No condición de poder, sino condición de potencia; es decir, en
condición creativa. Está ante campos de posibilidades abiertos, ante el
juego de fuerzas y posibilidades en el momento. Entonces su saber no
puede devenir de la ciencia y teoría institucional, pues esto sería repetir
lo ya dicho; su saber, como saber del presente, sólo puede provenir de
su participación social en el presente. Ahora bien, de las participaciones
experimentadas, es el activismo el qué más ilumina. El buscar incidir en
los desenlaces lleva al activismo a compenetrarse con el mapa y el juego
de fuerzas; con este conocimiento actual. No se trata de que la o el
historiador reciente se convierta obligatoriamente en activista; esto,
como se dice, es una decisión personal. Lo que pasa es que el o la
historiadora reciente se encuentra ante esta forma de saber, así como con
los saberes activos, participantes, en la cotidianidad, saberes operativos,
que intervienen en la modelación del mundo. Estos saberes no son
documentos archivados, no son fuentes históricas, cuya operatividad y
funcionalidad se dio lugar y uso en el pasado, no son algo que la o el
historiador reciente se tiene que preguntar cómo eran interpretados y
manejados en el pasado, cómo ayudarse con ellos para decodificar y
configurar el mundo perdido del pasado. Ese mundo, esa interpretación,
esos manejos, los conoce el o la historiadora, pues vive ese mundo,
interpreta casi de la misma manera y maneja los instrumentos como sus
contemporáneos.
Para la o el historiador reciente no aparece el problema que se plantea el
historiador del pasado, cómo reconfigurar el mundo perdido del pasado; ese mundo está presente ante él o ella. De aquí no se puede colegir que
de lo que se trata es de hacer lo contrario, convertir esas prácticas, esas acciones, esos operadores, esos saberes vivos, en fuentes históricas,
como si el mundo no estuviese presente, como si la o el historiador reciente no participaran en ese mundo. No puede perder la ventaja que
tiene respecto al historiador del pasado. Se enfrenta a lo que todos nos
enfrentamos, todos los humanos, inmersos en sus sociedades, vivos y orgánicos, en un momento que llaman y reconocen como presente; la
pregunta es, cuando se experimenta el presente, cómo se hace que para que lo que sé del mundo, sea poco o mucho, sirva para lograr lo que
quiero. Para el caso del o la historiadora, se trataría de lograr un mejor conocimiento del presente. Ahora bien, este conocimiento no tiene las
mismas características que el conocimiento histórico del historiador clásico. No es un conocimiento distante, conformado a la distancia, es,
por así decirlo, un conocimiento inmediato, demasiado próximo, un
conocimiento interviniente en las acciones, prácticas, habitus del
presente. Un conocimiento que es a su vez práctica, que forma parte del mundo que comparte. Entonces su conocimiento no puede pretender
“neutralidad”, por así decirlo, usando un criterio, por cierto inadecuado,
propuesto por el sociólogo Max Weber, no puede reclamar “validez” científica, siguiendo con la misma tonalidad weberiana. De ninguna
manera se entienda esto como una desventaja; al contrario, deja claro, de manera patente e ineludible, que no hay conocimiento “neutral”, que
no hay conocimiento verdadero, “válido”, brillando como sol sobre los conocimientos falsos, expulsados a las sombras. La importancia de lo que
hace el o la historiadora reciente es que queda claro que el conocimiento no tiene sentido, a no ser especulativo, si es logrado por el conocimiento
mismo; conocer para conocer. Algo tan absurdo como producir para producir más; tesis inaudita, orgullo de la economía política. El
conocimiento es útil porqué sirve para la sobrevivencia. En este sentido, el conocimiento que puede aportar el o la historiadora reciente es útil para
la sobrevivencia humana. Por eso mismo, volvemos a plantear que estamos ante formas de saberes participativos, operativos, prácticos,
activistas.
En adelante nos detendremos en algunas de las investigaciones
mencionadas del libro citado.
Pinceladas de la historia reciente
Carlos Figueroa Ibarra y Raquel Sosa Elízaga, en Del desafuero al
gobierno legítimo: episodios de la resistencia civil en la confrontación
neoliberal en México, hacen una descripción de las condiciones del
presente, de ese entonces (2010), cuando escriben su exposición, del
Estado-nación mexicano:
En el momento en que nos acercamos al fin de la primera década del siglo
XXI, el balance de la aplicación del neoliberalismo en México no es alentador. Grados crecientes de polarización económica, social, política y
cultural han sido la principal secuela de la política económica impuesta
desde los años ochenta. Los saldos evidentes son una economía que dejó de crecer durante dos décadas, la mayor parte de las empresas públicas
desmanteladas, privatizadas o reducidas a su mínima expresión, una
deuda privada convertida en pública que asciende hoy a 160 mil millones
de pesos ($16 mil millones), el saqueo y el ahogamiento fiscal de la industria petrolera, principal industria del país, y una población que
rebasa al 45% de personas sumidas en la pobreza, de las cuales más del
15% son indigentes, con un desempleo del 10% de la PEA (Zepeda Patterson, 2007; Rodríguez y González, 2008; Auditoría Superior de la
Federación, 2003, 2004, 2005, 2006; Di Constanzo, 2008). He aquí el balance de casi treinta años de medidas que han lesionado a la que fuera
la economía y el Estado más sólido de América Latina27.
El presente del que hablan Figueroa y Sosa es el de un mundo afectado
por la dominación del capitalismo financiero, cuyo mecanismo político es el proyecto neo-liberal, mundo que parece seguir siendo el nuestro, el
presente desde donde escribo este ensayo (2014). Quizás la diferencia entre un periodo y otro, fines del siglo XX, hasta la primera década del
siglo siguiente, comienzos del siglo XXI, el primer quinquenio de la segunda década de este siglo, radique, en América Latina y el Caribe, en
la irrupción de los gobiernos progresistas de Sud América, incluyendo al
gobierno centroamericano de Nicaragua. Gobiernos que se reclaman de anti-neoliberales. Empero, en su generalidad, incluso la extensión
traumática del proyecto neoliberal, el mundo de hoy es el mundo de fines del siglo XX. Las luchas anti-neoliberales se han extendido a Europa y los
Estados Unidos de Norte América. Los autores nos muestran el decurso de la implantación de este proyecto de despojamiento y desposesión, que
muchos de nosotros conocemos, sobre todo nuestros pueblos. Después del desmantelamiento de las empresas públicas, su privatización y la
privatización de los recursos naturales, las consecuencias sociales son alarmantes; el costo social perfila una estructura donde se incrementa la
“pobreza”, la desocupación, disfrazada como informalidad, la deuda pública se hace insostenible, ni hablar de la deuda externa. Con la
incursión del neoliberalismo hemos pasado de la condición de países dependientes a la condición de estados fracasados, usando la jerga del
discurso político neo-conservador norteamericano.
Esta pincelada es elocuente, sirve de contexto; la exposición apunta a
descifrar la corrosión del Estado y los mecanismos de poder de las clases dominantes, que han convertido al Estado en su patrimonio. El relato se
centra en la guerra sucia de estas clases dominantes contra el candidato encumbrado por las clases populares, Andrés Manuel López Obrador. Se
describe minuciosamente toda la maquinaria puesta en marcha por las clases dominantes, sus partidos políticos, las empresas e instituciones que
27 Margarita López, Carlos Figueroa y Beatriz Rajland; Ob. Cit.; pág. 70.
controlan, sobre todo la intervención estatal, que se encuentra en sus
manos, incluyendo a la institución encargada de garantizar las elecciones. El cuadro es decadente, el recurso a toda clase de violencias, encubiertas
y abiertas, a todos los medios, mecanismos, estrategias y tácticas,
abarcando la desplegada guerra sucia contra el candidato popular. La violencia descomedida, el desprecio a la democracia, la falta de rubor ante
el empleo de estos recursos delictivos y el racismo, clasismo, sexismo, descomunales desatados por los dueños del Estado y patronos de México.
Este cuadro es ilustrativo e iluminativo de lo que podemos llamar la efectuación descarnada del poder, sobre todo la realización grotesca de
las violencias múltiples, contra la sociedad y el pueblo mexicano.
Ahora bien, es indispensable auscultar el cuadro de la decadencia del poder, es menester pasar de la denuncia, de la descripción exhaustiva, a
la comprensión de la complejidad. ¿Cómo se estructura, cómo se compone, cómo funciona y se articula, esta cartografía del poder singular
que se plasma en el Estado-nación de México? ¿Cuáles son los diagramas de poder engranados que se inscriben en el cuerpo social, induciendo
comportamientos y conductas, inoculando habitus, haciendo uso de
imaginarios, con el objetivo dramático de la reproducción del poder? Un poder, por cierto, como dijimos singular, no abstracto, históricamente
derivado de la genealogía de violencias pretéritas. Proponiendo una hipótesis interpretativa, diríamos que:
Se trata de una estructura de poder singular, patriarcal y patrimonial, que
coloca como principio primordial, en el substrato de donde emerge y que lo sustenta, al pre-juicio del patrón, quién supone que tiene derecho y
acceso a todo, pues todo le pertenece. Este prejuicio supremo expresa la psicología de los amos del Estado; pero, también ilustra acerca de las
bases materiales específicas sobre las que se sostiene la reproducción estatal. Se trata de una malla institucional, que, en la forma, se parece a
las instituciones universales de la democracia formal, liberal y de la modernidad; sin embargo, en lo que respecta al contenido histórico
concreto, se trata de una institucionalidad constituida, desde sus
cimientos, por el cemento mezclado de la proliferación de violencias manifiestas y encubiertas. Se trata de la institucionalidad adulterada en
sus comienzos; por lo tanto de una génesis institucional corrompida, corroída por dentro; aunque también se podría decir que la corrosión es
congénita, es la argamasa con la que se plasman las instituciones. La lógica del poder es la del aprovechamiento, la del oportunismo, la del
usufructúo, usando polifacéticamente los instrumentos del Estado, desde las normas hasta sus dispositivos represivos, pasando por la apabullante
irradiación de los medios de comunicación.
No se crea que esta mezcla adulterada en la materialidad institucional del
Estado, se da sólo en México. Lo que pasa es que la desbordante y descomunal violencia con la que ocurre en México ilumina sobre lo que
ocurre en todos los estados, se consideren o no modernos, respetuosos
de la institucionalidad, desarrollados, civilizados o todo lo contrario. El desborde de la violencia múltiple, cubierta y abierta, en el despliegue de
la reproducción estatal, que en el fondo, es el despliegue de las dominaciones polimorfas de las clases dominantes, sus partidos, sus
empresas, sus instituciones, acaecida en México, es el mismo que en los distintos y variados Estado-nación del mundo. La diferencia se encuentra
en las composiciones, las tonalidades, los ritmos, el atempera-miento, el manejo adecuado o más teatral de la división de poderes de la república.
Todos los Estado-nación tienen su nacimiento en ese código de suspensión que es el Estado de excepción.
Esta concomitancia entre violencias y Estado-nación no excluye, de
ninguna manera, que se busque la especificidad en la genealogía del Estado mexicano. Es a esta tarea a la que debe responder también la
corriente de la historia reciente.
Genealogía del Estado-nación de los pactos corporativos
En un ensayo titulado México: despojo universal, desintegración de la
república y nuevas rebeldías28, la investigadora Rhina Roux29 continúa,
para el análisis del caso mexicano, ideas y reflexiones expuestas en Marx
y la cuestión del despojo. Claves teóricas para iluminar un cambio de
época30, y en Capitales, tecnologías y mundos de la vida. El despojo de
los cuatro elementos31. La investigadora también cuenta con el libro El
28 Ensayo publicado en Dinámicas Moleculares; La Paz 2013. 29 Doctora en Ciencia Política. Profesora-investigadora en la Universidad Autónoma Metropolitana (Xochimilco), México. 30 Adolfo Gilly y Rhina Roux; publicado en Herramienta núm.38, Buenos Aires, junio 2008. 31 Texto incluido por Enrique Arceo y Eduardo Basualdo (comps.), en Los condicionantes de la crisis en América Latina. Inserción internacional y modalidades de acumulación. CLACSO, Buenos Aires, 2009.
príncipe mexicano. Subalternidad, historia y Estado32. Rhina comienza su
ensayo apoteósicamente, escribe:
Un violento proceso de expansión universal de la relación de capital, de
restructuración de las relaciones entre los múltiples capitales y, sobre
todo, de las formas y contenidos de la dominación, la resistencia y la
rebelión, está en curso.
Junto con formas más toscas o sofisticadas de explotación del trabajo en
la relación salarial, un nuevo ciclo de acumulación por despojo acompaña
este movimiento. Éste reedita en escala ampliada, en extensión
geográfica y en profundidad social, el cercamiento de tierras comunales
(enclosure of commons) operado en los albores de la modernidad
capitalista y continuado en los siglos de expansión colonial.
Este proceso disuelve barreras protectoras del mundo humano; rompe
formas políticas de la dominación ancladas todavía en lazos de
dependencia concebidos como naturales y sagrados; destruye vínculos y
equilibrios milenarios de la especie humana con la naturaleza; e incorpora
trabajo, territorios, naturaleza, bienes comunes, conocimientos y
destrezas en los circuitos de valorización de valor.
En el territorio mexicano esta gran transformación está disolviendo los
fundamentos materiales y sociales de una relación estatal: el derecho de
las comunidades agrarias al usufructo de tierras, bosques y aguas y el
resguardo de los bienes comunes, materiales e inmateriales, como
patrimonio público. Desamparo, inseguridad, éxodos migratorios, la
fragmentación del país en múltiples señoríos territoriales, ausencia de ley
y una violencia cotidiana vuelta pandemia son parte de este proceso33.
32 Era 2005; México.
33 Rhina Roux: Ob. Ct.
En el ensayo Roux se propone analizar el cambio histórico en la sociedad
mexicana y el ciclo de violencia que le acompaña. En El príncipe mexicano
Rhina deja claro que el nacimiento del Estado-nación mexicano se asienta
en las alianzas y los pactos, replanteados una y otra vez, sobre todo por
la emergencia radical de la revolución mexicana. Se trata de un Estado
corporativo. En esta malla institucional, en este imaginario de la sociedad
mestiza e india, deja su huella la revolución, la lucha campesina por la
tierra, institucionalizando el ejido como territorio comunal. No se puede
romper el equilibrio sin quebrar las bases y el hormigón armado del
Estado mismo. La burguesía patrimonial, la burguesía intermediaria, la
burguesía agraria, así como la burguesía comercial y financiera,
íntimamente articulada al sistema financiero internacional, el perfil
dominante del sistema-mundo capitalista, también deja su huella, aunque
en mayor proporción que la dejada por las clases populares. Sin embargo,
tanto en los contenidos, en las formas, como en las expresiones, el pacto
se dio lugar, formando equilibrios corporativos, incluso concomitancias y
complicidades, la mayor de las veces silenciosas y aceptadas. Este
equilibrio, si se quiere inestable en su duración, permeable en sus crisis
coyunturales, se ha roto desde la despiadada decisión de las clases
dominantes por el despojamiento y desposesión a gran escala, haciendo
eco del despojamiento y desposesión a escala planetaria, efectuada por
un sistema-mundo capitalista paradójico. Por una parte, bajo el dominio
del capital financiero, apunta a la acumulación especulativa, es decir,
ficticia; por otro lado, al no poder sostener esta acumulación en forma
especulativa, pues esta fantasmagoría es insostenible, se apoya en la más
descarnada explotación del cuerpo del trabajo y de los cuerpos de la vida,
la naturaleza, opta por el despojamiento y desposesión en las formas más
expansivas e intensivas nunca antes experimentadas. Rhina Roux
interpreta este acaecimiento como el de la clausura de una época, ¿la
muerte del Estado-nación?
Retomando lo que dijimos más arriba, cuando decíamos que el substrato
del Estado-nación es espurio, se da, desde un principio, la adulteración
institucional, pareciera que exponemos una contradicción, cuando
apoyamos la tesis de Rhina Roux de que el nacimiento del Estado-nación
es corporativo, basado en alianzas y pactos. Ambas génesis, ambos
nacimientos, se dan en esta genealogía del Estado-nación.
Para comenzar tenemos que aclarar que el modelo institucional universal
no es primero históricamente; paradójicamente, primero se dan las copias
adulteradas, para luego construir un modelo. La historia efectiva de los
estados es anterior al modelo de Estado moderno; los estados “reales”,
por así decirlo, son anteriores a su ideal perseguido. Mas bien, se amoldan
al ideal. Es explicable entonces que las violencias iniciales busquen ser
amortiguadas con la adecuación al modelo republicano; adecuación nunca
total, pues el acercamiento y aproximación parecen condenadas a una
historia interminable de problemas, obstáculos, resistencias,
incomunicaciones.
En esta adecuación al Estado ideal, las clases dominantes han de imponer
sus pertinaces resistencias, evitando perder terreno, influencia, dominios,
monopolios, incluyendo el monopolio de la tierra, el monopolio del capital,
el monopolio institucional. En este transcurso adulteran la mezcla de la
materialidad institucional.
Por otra parte, dada la guerra anti-colonial, la revolución social, que
estalla junto a la guerra anti-colonial, que se extiende y repite en la
revolución campesina y en la revolución nacional, esta sublevación
intermitente quiebra los controles casi absolutos del poder, ejercido por
parte de las clases dominantes, en distintas épocas, periodos y
coyunturas. Aunque no se pueda resolver claramente el desenlace en una
victoria clara y contundente, las clases populares logran afectar a la
composición misma del Estado. Como aceptando la imposibilidad de
definir la victoria y la derrota contundentes, las clases dominantes y las
clases populares como que se inclinan a institucionalizar este equilibrio de
fuerzas. Nace el Estado de los pactos, el Estado corporativo.
Extendiéndose dramáticamente por siglos, conllevando sus
enfermedades, sus crisis y sus achaques.
El tema es que este Estado corporativo parece haber llegado a su fin; ya
no es posible el pacto y las alianzas, con una burguesía nacional,
entregada de lleno a la vorágine del capital financiero y de la destrucción
efectuada, a escala planetaria, por parte de los grandes consorcios
oligopolios extractivistas.
Haciendo un recuento histórico reciente Roux detecta el punto de inflexión
de esta inversión del Estado pactado; escribe:
La nueva expansión de la relación de capital, anunciada en México en los
años ochenta con el derrumbe salarial y el inicio de una larga ofensiva
contra los trabajadores y sus sindicatos, comenzó a desplegarse en el
territorio nacional con la llamada “reconversión industrial”, la
desregulación de los circuitos mercantiles y financieros y la privatización
de empresas públicas. Este proceso, continuado a fondo en los años
noventa con la reforma del artículo 27 constitucional y el Tratado de Libre
Comercio de América del Norte (TLCAN), terminó desmantelando la
estructura productiva estatal levantada en los años de industrialización
de la segunda posguerra: complejos siderúrgicos (Sicartsa, Altos Hornos
de México, Fundidora Monterrey), minas, industria metalúrgica, industria
cementera, ingenios azucareros, fertilizantes, industria tabacalera,
petroquímica, telefonía, aerolíneas, banca y servicios financieros y red
federal de microondas. Entre 1982 y 1994 la estructura productiva estatal
se redujo de 1155 a 216 empresas públicas, mientas se desmontaban
contratos colectivos de trabajo y se introducían innovaciones tecnológicas
en industrias estratégicas (telefonía, petróleos, electricidad, siderurgia e
industria automotriz).34
Sin embargo, el punto de quiebre en este proceso no se encuentra en la
privatización de empresas públicas, la confiscación de derechos laborales
o la desregulación de los circuitos financieros. El punto de quiebre
material y simbólico, que marcó el ingreso sin retorno del territorio
34 Los estudios sobre la llamada “modernización” del capitalismo mexicano fueron abundantes en los años noventa. Véanse, entre otros, Adolfo Gilly, Nuestra caída en la modernidad, Joan Boldó i Climent, México, 1988; Arturo Anguiano (coord.), La modernización de México, UAM Xochimilco, México, 1990; Elvira Concheiro, El gran acuerdo. Gobierno y empresarios en la modernización salinista, Era/UNAM, México, 1996; Eugenia Correa, Crisis y desregulación financiera, Siglo XXI/UNAM, México, 1998.
nacional en un gran cambio de época fue la reforma del artículo 27
constitucional: la desaparición jurídica de las tierras ejidales y
comunales35.
El punto de inflexión es este, la desaparición jurídica de las tierras ejidales
y comunales. ¿Qué significa este hecho, cuál el significado histórico? Lo
diremos categóricamente, la muerte de la revolución mexicana,
perdurable, en su ciclo largo hasta el gobierno de Lázaro Cárdenas, con
las medidas nacionales, democráticas y sociales tomadas, así como
asumiendo estatalmente la nacionalización del petróleo. A pesar de haber
concluido ahí, en su ciclo largo, es, sin embargo, perdurable como
referente, como parte del imaginario social, reminiscencia en el campo
escolar, así como remembranza, que todavía sostenía un decrépito Estado
corporativo. De todas maneras, estaba ahí, en el artículo 27. Cuando se
revisa este artículo, se le quita la pequeña tablita que todavía sostenía la
ilusión de Estado-nación. No solamente se termina de desmoronar todo
pacto olvidado, sino que el imaginario nacional se queda sin sus
fantasmas acompañantes, queda vacío.
La osadía de la burguesía nacional, de la híper-burguesía mundial, es
apostar por la ficción estatal sin legitimación, creyendo que basta la
virtualidad invasora del complejo comunicativo contemporáneo. Nada
más equivocado. Toda “ideología” requiere su sostén material; todo
fetichismo requiere de cierta efectiva afectación, toda ficción estatal,
incluso la neo-liberal, requiere de aparatos “reales” que produzcan esa
ficción y de escenarios adecuados. Con la desaparición de los derechos
colectivos, los derechos comunitarios, los derechos a los bienes comunes,
se termina desolando a la geografía rural, a las poblaciones, pueblos y
comunidades rurales. Ya no queda nada, nada que pueda ser reconocido
como vinculo vital con la tierra, el territorio, la naturaleza. El despojo y la
desposesión han llegado a extremos. Para decirlo filosóficamente, como
metáfora, se termina de desestructurar el ser mexicano.
35 Rhin Roux: Ob. Cit.
Al respecto de este dramático desenlace, Rhina Roux concluye:
La reforma del artículo 27, aprobada junto con cambios en la legislación
nacional sobre la propiedad y usufructo de bosques y aguas, decretó el
fin del reparto agrario, abrió la posibilidad jurídica de conversión de las
tierras ejidales y comunales en propiedad privada y de los campesinos en
propietarios (con “dominio pleno” sobre sus parcelas) y levantó la
prohibición de formar asociaciones mercantiles en el campo. Esa reforma
constitucional significó un quiebre profundo en el modo de ordenación
política de la sociedad mexicana: sancionó jurídicamente la disolución de
la comunidad agraria, autorizó el ingreso formal de la tierra en los
circuitos del mercado y abrió las compuertas del despojo universal de
bienes comunes, materiales e inmateriales36.
¿Qué es lo que afecta esta reforma constitucional? ¿A quiénes afecta?
¿Quiénes se benefician? Roux responde, comenzando con una descripción
de la situación, al momento de la reforma constitucional:
En el momento de la reforma constitucional 15 millones de campesinos
mexicanos y sus familias (cerca del 20 por ciento de la población nacional)
eran ejidatarios. La tierra ejidal abarcaba entonces 103 millones de
hectáreas: 52% del territorio nacional, 55% de las tierras agrícolas y 70%
de los bosques, en posesión de casi 30 mil ejidos y comunidades. La
desintegración de las tierras ejidales y comunales es una tendencia
persistente desde entonces. No por la conversión formal de los ejidos en
propiedad privada (que según cifras oficiales hasta 2011 sólo había
operado en el 2.6% de las tierras ejidales) sino por vías indirectas, como
el franco abandono de las parcelas o la renta de las tierras ejidales a
proyectos de inversión privada inmobiliarios y turísticos. La
proletarización campesina y un éxodo migratorio de más de seis millones
de campesinos mexicanos en la última década son parte de esta
tendencia.37
36 Rhin Roux: Ob. Cit. 37 Pedro Olinto, et.al., Land Market Liberalization and the Access to Land by the Rural Poor: Panel Data Evidence of the Impact of the Mexican Ejido Reform, Basis Working Paper, World Bank, 2002;
Liberada de los diques levantados por la revolución mexicana, una nueva
marea de despojo comenzó a crecer restableciendo no sólo el dominio del
capital sobre la tierra, sino sobre todos los bienes naturales, los bienes y
servicios de propiedad pública (carreteras, puertos, aeropuertos,
ferrocarriles, canales de transmisión satelital, espacio radioeléctrico, red
de fibra óptica), patrimonios culturales (monumentos históricos, zonas
arqueológicas) e incluso los fondos de pensión y de retiro de los
trabajadores. En ese proceso, acompañado del debilitamiento del sistema
de educación pública en todos sus niveles y de la erosión del sistema
nacional de investigación, generación y transmisión del conocimiento, se
fueron también desmoronando los fundamentos materiales y sociales de
la república.
En esta gran operación de despojo, conducida estatalmente y utilizando
viejos y nuevos métodos de fraude y rapiña (manipulación del mercado
bursátil, crisis financieras, “rescates” estatales, uso patrimonial de
recursos públicos, fusión de capitales), se fue conformando una nueva
fracción autónoma de la burguesía nacional asociada con capitales
externos (el capital financiero), de la que las grandes corporaciones
financieras mexicanas con inversiones en otras latitudes son ejemplos
ilustrativos (Grupo Cemex, Gruma, Grupo Carso, Grupo Alfa, Grupo Vitro,
Grupo México, Industrias Peñoles).38 Esa nueva oligarquía financiera
mexicana, que empujó las negociaciones del tratado de libre comercio con
Estados Unidos, en el umbral del siglo XXI concentraba ya casi la mitad
de la producción nacional y más del 50% de las exportaciones
manufactureras, 90% de las cuales se dirigieron a Estados Unidos.39 La
2008 World Development Report: Agriculture for Development, World Bank, 2008. Véase también Laura Randall (ed.), Reformando la reforma agraria mexicana, UAM-Xochimilco, México, 1999. 38 Para una reconstrucción analítica de la conformación de esta nueva oligarquía financiera véase Jorge Basave Kundhardt, Los grupos de capital financiero en México, 1974-1995, El Caballito/UNAM, México, 1996; Carlos Morera, El capital financiero en México y la globalización. Límites y contradicciones, Era/UNAM, México, 1998. 39 Centro de Estudios de las Finanzas Públicas, Evolución del sector manufacturero en México, 1980-2003, Cámara de Diputados, México, 2004, p.43.
personificación de ese proceso es el empresario Carlos Slim quien,
desplazando a William Gates (fundador de Microsoft), fue ubicado en 2012
en la lista Forbes como el hombre más rico del mundo40.
La pregunta pertinente es: ¿A qué clase de transformaciones asistimos
del sistema-mundo capitalista? Transformaciones dadas tanto en los
campos económicos así como en los campos políticos, tanto en la
estructura y composición del capital así como en la estructura y
composición del poder. Transformaciones que afectan a los campos
sociales, los cuales también sufren sacudidas. Así mismo también
podemos hablar de transformaciones culturales. Esta es pues la pregunta
a la que hay que responder.
Vamos a abordar la pregunta sugiriendo un conjunto de hipótesis
interpretativas; pero, antes, pondremos en la mesa las interpretaciones
realizadas por Rhina Roux y Raquel Gutiérrez Aguilar, para el caso
mexicano. La primera investigadora escribe:
El TLCAN no sólo formalizó el libre tránsito de mercancías, dinero y
capitales a través de las fronteras nacionales (excluyendo la libre
movilidad de la fuerza de trabajo). También estableció la obligatoriedad
de otorgar un “trato nacional y preferente” a las inversiones de Canadá y
Estados Unidos en México, prohibiendo la expropiación o nacionalización
de empresas extranjeras salvo por causa de utilidad pública y mediante
una indemnización “justa, pronta y líquida”. En su capítulo XI, que
reglamentó las inversiones, el TLCAN sustrajo a las empresas extranjeras
de las leyes y tribunales mexicanos amparándolas, en caso de litigio, en
el derecho mercantil internacional. En los hechos, como apunto Gutiérrez
Haces, con el TLCAN “el territorio [mexicano] pasó a ser regulado
exclusivamente por el mercado”·41
40 Rhin Roux: Ob. Cit. 41 Teresa Gutiérrez Haces, “La inversión extranjera directa en el TLCAN” en Economía UNAM no.3, UNAM, México, 2004, p.52.
Amparadas en una legislación supranacional, en adecuaciones a leyes
nacionales secundarias (y, en muchos casos, sirviéndose de nuevas redes
clandestinas de robo y pillaje), una nueva oleada de despojo del
patrimonio de bienes naturales comenzó a operar. A esta tendencia
corresponden el aumento en la última década de los títulos de concesión
de costas y playas otorgados a hoteles y empresas turísticas, así como la
privatización de los llamados “terrenos ganados al mar”; la apertura a la
inversión privada en la generación de electricidad; la privatización del
sistema de distribución de gas natural; la apropiación privada de ríos para
la construcción de presas y centrales hidroeléctricas, la expansión de las
explotaciones mineras a cielo abierto y la privatización del sistema de
distribución de agua potable en las ciudades.42 El crecimiento vertiginoso
de las concesiones de explotación minera a capitales externos en la última
década (75% de las cuales han sido otorgadas a empresas canadienses)
es un ejemplo ilustrativo de esta tendencia: en los últimos doce años un
cuarto de la superficie del territorio nacional (casi 52 millones de
hectáreas) ha sido concesionada hasta por 50 años (con posibilidad de
renovación) a empresas mineras.43 Estudios oficiales calculan que en la
última década se ha extraído más oro del suelo mexicano que en los tres
siglos de colonización española.44
En este proceso, que destruye mundos de la vida, patrimonios culturales
y equilibrios ecológicos, un nuevo ciclo de rebeliones comunitarias contra
el despojo se está abriendo. La rebelión de los pueblos de Atenco, en el
estado de México, contra la venta de sus tierras para la construcción de
un aeropuerto (2001); la prolongada protesta de ejidos y comunidades
en Guerrero, iniciada en 2003, frente al proyecto hidroeléctrico de
construcción de la presa La Parota en sus territorios; la insubordinación
de los pueblos yaquis (2010-2011) en defensa del agua de la presa El
42 Véase, entre otros, Andrés Barreda, Voces del agua. Privatización o gestión colectiva: respuestas a la crisis capitalista del agua, Itaca, México, 2006; César Nava Escudero, “La privatización de las zonas costeras en México” en Estudios ambientales, UNAM, México, 2009, ps.165-206; Francisco López Bárcenas y Mayra Montserrat Eslava Galicia, El mineral o la vida. La legislación minera en México, Centro de Orientación y Asesoría a Pueblos Indígenas/Red IINPIM, A.C., México, 2011. 43 Proyectos mineros operados por compañías de capital extranjero 2010, Secretaría de Economía, México, 2011. 44 Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública, Minería en México, Cámara de Diputados, México, 2011.
Novillo y de sus territorios sagrados frente al proyecto de construir un
acueducto en el Valle del Yaqui, en Sonora, han sido algunas de las
múltiples protestas diseminadas por todo el territorio nacional contra el
despojo organizado de bienes naturales45.
Rhina Roux encuentra en el Tratado de Libre Comercio de América del
Norte (TLCAN), el documento firmado por los Estados-nación de América
del Norte, la legalización de un proceso de transformación estructural del
sistema-mundo capitalista, transformación estructural que abole las
soberanías nacionales, engulle a los Estado-nación, convirtiéndolos en
mecanismos y dispositivos engranados a un nuevo orden mundial. Orden
mundial que destruye las bases mismas de la vida social, de las
comunidades, de los vínculos con los territorios y los ciclos de la vida. Si
el capitalismo atentó, desde un principio, contra los equilibrios eco-
sistémicos, al desplegar una estrategia instrumental de dominio sobre la
naturaleza, no había llegado al extremo de afectar las matrices mismas
de los ciclos vitales. Este despojamiento, como reiteración de la
acumulación originaria, aparece, ahora, alcanzando dimensiones antes no
vistas. Las burguesías nativas han renunciado a la soberanía; prefieren
participar en las ganancias especulativas mundiales, creyendo que con
esto forman parte de la globalización, siendo sus agentes decididos. Lo
cierto es que forman parte de la destrucción de la historia, entendiendo
que la historia es la memoria social de los pueblos. Son los agentes de la
destrucción de la memoria. En el caso mexicano son los destructores de
la revolución, constitutiva del Estado y de la sociedad. Sobre todo son los
destructores del ejido, de la expresión territorial de la revolución
campesina, entidad e institución que legitima la vigencia de las
comunidades, del uso de los bienes comunes, que valoriza la cohesión
social y reconoce el valor primordial de la vida. Esto acontece, a pesar
que el ejido, es lo que queda de la revolución campesina, a pesar de su
45 Rhin Roux: Ob. Cit.
anacronismo en sistemas legales republicanos, que amparan el régimen
del mercado.
Se puede decir que Emiliano Zapata es asesinado dos veces – quizás
muchas más -; repitiendo el ignominioso comportamiento político de las
clases dominantes, cuando fue asesinado a la entrada del cuartel, donde
fue invitado; y ahora, cuando se le quita a la revolución campesina, de
entonces, el último rincón donde fue restringida. En este sentido, se
puede decir que la burguesía mexicana, en su despliegue, perfil y
opciones contemporáneas, es la composición social de traición a la patria.
Alguien puede decir que nuestra posición es contradictoria; por una parte,
interpelamos al Estado, proponemos su destrucción; por otra parte,
defendemos la patria contra la incursión devastadora del capital financiero
y extractivista de despojamiento y desposesión. Podría ser cierta esta
acusación si es que reducimos a la patria, mejor si decimos matria, al
Estado-nación; sin embargo, esto no es así. Esta representación del
territorio de los ancestros, territorio que nos comprende e incorpora en
su matriz exuberante, expresa, aunque sea de manera abstracta y
mediada, en el fondo, lo común, nos recuerda que compartimos lo común,
que somos por lo común que nos constituye. Sin embargo,
independientemente, de esta interpretación filosófica, retomando
interpretaciones acostumbradas, de las mejores, las nacional-populares,
la traición a la patria es notoria.
Estableciendo la perspectiva teórica, de la que parte, y la ubicación
política, desde donde emite su análisis, respecto de lo que llamamos
historia reciente de México, Raquel Gutiérrez Aguilar, escribe:
Algunos militantes, ubicados en diversos nichos de reflexión crítica, mantuvimos una ardua batalla contra estas ideas promoviendo que se
restableciera la atención y pertinencia de la lucha como clave fundamental para la comprensión del sentido de la historia; es decir, nos empeñamos
en desplazar la centralidad de la pregunta por el sujeto de la acción, en términos de su identificación precisa, moviendo la atención hacia la
cuestión de la comprensión de la lucha misma, de sus potencialidades y desafíos; buscando dar cuenta de las distintas dinámicas de conformación
de nuevas subjetividades críticas en pugna, en medio del torbellino liberal.
En tal sentido, para distinguir con mayor claridad no sólo entre las distintas posturas teóricas, sino entre las variadas y a veces
contrapuestas maneras de resistir el avance del capitalismo neoliberal e
impugnar el brutal orden de exclusión impuesto, una noción útil es la de tradición de lucha, esto es, el conjunto articulado y más o menos
coherente i) de supuestos y creencias que están en la base de diversas acciones de movilización e impugnación del orden existente; ii) de
prácticas y modos de hacer y decidir que sostienen tales acciones y, iii) de perspectivas y propuestas que se generan, explicitan y discuten
durante los momentos más álgidos de la movilización. Mi trabajo, junto al de much@s otr@s, desde hace muchos años, se inscribe en esta
perspectiva de búsqueda de clarificación. Voy a exponer, entonces, algunas consideraciones generales acerca de lo que he aprendido, a fin
de intentar esbozar un marco de intelección que nos permita ordenar algunas ideas para tendencialmente comprender el momento que vivimos
en México46.
Más abajo, después de desplegar una reflexión crítica sobre el estado de
arte del debate, sobre sus umbrales, límites y horizontes posibles, descartando las ortodoxias, dogmatismos y fundamentalismos, abriendo
recorridos a la interpretación de la complejidad, Raquel Gutiérrez propone una perspectiva dinámica del México contemporáneo. La investigadora
escribe:
Con todos estos elementos tratemos, ahora sí, de rastrear lo que está ocurriendo en México. Comencemos elaborando algún tipo de
periodización que nos resulte relevante. Hemos de partir, a brochazos muy gruesos, desde 1921; fecha en la que formalmente cesaron las
confrontaciones más álgidas que ocurrieron durante los años de la Revolución Mexicana47.
La pregunta es: ¿Qué pasa en México ahora? ¿Cómo responder a esta
pregunta? ¿En la perspectiva de la historia, que no deja de ser lineal? ¿O, mas bien, en la perspectiva del acontecimiento, que es el de la
simultaneidad dinámica? Como expusimos en Geología de la simultaneidad, la perspectiva nuestra es el de la simultaneidad dinámica;
46 Raquel Gutiérrez Agular: Épocas históricas y tradiciones de lucha en México. Consideraciones generales para dotarnos de un esquema que nos alumbre y vuelva inteligibles los flujos del antagonismo social. CEAM-Casa de Ondas; México. Esta obra está licenciada bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial
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es decir, es la concepción y configuración del tejido del espacio-tiempo-
vital-social. Recogiendo las descripciones, análisis e interpretaciones de Roux y Gutiérrez, podemos decir, desde nuestro enfoque, que lo que pasa
en México ahora es una convergencia de sus historias, de los espesores
de sus historias, de las multiplicidades históricas; convergencia que pone en la escena presente los problemas y desafíos pendientes, las guerras y
luchas inconclusas actualizadas, así como la reiteración actualizada de las dominaciones inscritas. Para decirlo rápidamente: La revolución quedó
inconclusa. No se puede seguir adelante si no se resuelve esta asignatura pendiente; es menester llevar a término la reforma agraria; ahora bien,
en las condiciones exigidas por la contemporaneidad, que tiene en cuenta no solamente el derecho a la tierra para quien la trabaja, sino los
espesores territoriales, los espesores ecológicos, en la perspectiva de lo común.
Quizás haya que añadirle a lo anterior que, lo que se da hoy, se da de
manera inusual, por así decirlo, de manera desproporcionada. Las dominaciones adquieren proporciones exageradas, en lo que tiene que
ver con las violencias desenvueltas, tanto abiertas como encubiertas. La
corroboración de esta desproporción se muestra en la feudalización – usando el término metafóricamente - del territorio bajo el control de los
carteles; manifestación perversa y desenfrenada del ejercicio del poder. La concomitancia de los carteles y el Estado, el gobierno, incluso del
mismo Departamento de Estado norteamericano y sus agencias secretas no se puede ocultar. Asistimos entonces no solo a la violencia descarnada
del poder en sus múltiples formas, sino de la exuberancia del poder y del placer del poder.
En contraste asistimos también a la manifestación creativa de la
capacidad de resistencia y de lucha de los pueblos, de las comunidades, de los colectivos. A pesar de que el bloque de los medios de comunicación,
articulados al Estado, a la manipulación gubernamental y de las clases dominantes, tratan de ocultar, exilar a las sombras a estas
manifestaciones, movilizaciones, expresiones colectivas, de las
movilizaciones y luchas sociales, no las pueden hacer desaparecer. Las movilizaciones y resistencias se actualizan, también de una manera
exuberante, aunque se efectúen de forma local y micro-regional. Lo que ocurre ahora es lo que ha ocurrido, por así decirlo, de manera figurativa,
siempre, sólo que repetido en su forma diferencial, acumulativa y hasta exagerada. Es como si la historia, que no es un sujeto, convocara
desesperadamente al pueblo a resolver los problemas acumulados, las tareas pendientes, pues, de lo contrario no se puede seguir adelante,
salvo como repetición de lo mismo, en su diferenciación.
México, que es el sumo de lo que es América Latina y el Caribe, Abya
Ayala condensada en su territorialidad, vive el drama de la dominación imperial, colonial y capitalista, en las formas intensas como se dan en el
país asumido por la intensidad de los cuerpos, que vive su existencia
apasionadamente. Vivir en México y a lo mexicano es vivir intensamente lo que somos, los latinoamericanos y del Caribe, los habitantes de Abya
Yala. La diferencia no radica en lo que se cree; mientras en México persiste la dominación en la forma más grotesca del proyecto neo-liberal,
en tanto que en Sud América se ha dado un giro hacia la “izquierda” con los gobiernos progresistas. Sino, en las tonalidades más perversas y
exuberantes de la corrosión institucional, de la adulteración histórica del Estado. Todos los Estado-nación de América Latina y el Caribe, para no
hablar de los Estado-nación del mundo, repiten diferencialmente la mezcla problemática de las composiciones institucionales; composiciones
institucionalizadas y cristalizadas, como instrumento de la perduración, por todos los medios al alcance de las dominaciones constituidas. Por
esto, es indispensable vernos en el espejo mexicano.
Siguiendo con el análisis, Raquel Gutiérrez escribe:
Así, los 90 años que se extienden de 1920 a la fecha pueden dividirse en
cinco grandes bloques:
1. 1920-1934. Consolidación del aparato de gobierno y del predominio de la burguesía industrial y agro-industrial, al lado de los caudillos
militares, como fracción central de clase dominante.
2. 1934-1940. Consolidación de la peculiar forma de la relación mando-obediencia que regirá en la República al quedar colocado el presidente
como árbitro general de los conflictos que puedan ocurrir en el “cuerpo de la nación”, y también como figura por encima de la ley. Comenzará
en este período la replicación fractal “hacia abajo” de esta forma política.
3. 1940-1968. Crecimiento económico, modernización autoritaria y ampliación del espacio público. Las decisiones principales se
concentran y no se discuten. Exigencia social variada de democratización de la vida pública que termina en la masacre del 2 de
octubre.
4. 1968-1985. Estancamiento económico paulatino. Reducción de los salarios a través, entre otras, de medidas monetarias. Exigencia
múltiple y polifónica de democratización de la vida pública. Auto-
organización acelerada de la sociedad por fuera de las instituciones
corporativas, antes y sobre todo después del terremoto del 85.
5. 1985-2010. Ofensiva liberal en lo económico y en lo político.
Desmantelamiento de la propiedad y del espacio público, así como re-privatización de la riqueza. Desconocimiento paulatino de derechos ya
consagrados en la relación política estado-sociedad. Tendencia generalizada al despojo de los bienes comunes. Bloqueo de la
tendencia hacia la ampliación democrática de la vida pública, y captura de dicha aspiración social al imponerse los mecanismos de la “reforma
política” y el democratismo formal-procedimental, como formas principales de la actividad política. Fraudes electorales no impugnados
contundentemente por las cabezas políticas agraviadas (Cárdenas,
López Obrador).
La investigadora nos ofrece el siguiente cuadro secuencial:
1950-1960 Huelga ferrocarrilera, huelga de los médicos del IMSS eI SSTE.
Insurrección jaramillista.
1968 Movimiento estudiantil del 68. Plataforma integral de democratización
social. Libertad a los presos políticos y derogación de la tipificación del delito de “disolución social”, como cuestiones centrales. Tendencialmente
esta lucha se fue volviendo nacional al sumarse los estudiantes de otros estados. Propuesta de democratización de la vida pública desde los
distintos sectores. Fisura de la vieja forma de política
1974-1975
Masiva lucha de los trabajadores del sector eléctrico por democracia y derechos sociales. Democratización sindical impulsada por la Tendencia
Democrática en el SUTERM. Luchas campesinas generalizadas, centradas en demanda de apoyo estatal. Ola de huelgas obreras en las fábricas que
circundan la ciudad de México (Spicer, Pascual, etc.). Lucha de alcance nacional en la que se movilizaron contingentes obreros de varios estados.
Masiva lucha centrada en la demanda de derechos y democracia al Estado.
1975-1985-1987
Generalización del movimiento urbano-popular en diversas ciudades del país. Construcción de la CONAMUP. Despliegue intenso de la lucha armada
en el país bajo dos formas contrastantes: la auto-defensa y rebelión de
las comunidades rurales en Guerrero bajo la conducción de Lucio Cabañas
y la conformación de organizaciones político-militares más rígidas y cerradas. Época de la represión generalizada y la guerra sucia. Huelga de
la UNAM-CEU. No a las cuotas y democratización de la vida universitaria.
Los dirigentes terminaron pactando con la izquierda política. Si bien la lucha buscaba tener alcance nacional, lo más importante ocurría de
manera local.
Se comienza a erosionar la tradición de lucha centrada en “demandar” soluciones al Estado, para abrir otros caminos: tendencial construcción
autónoma de espacios políticos (una parte de la CONAMUP) o desafío armado al estado para forzar su reconstrucción (organizaciones
guerrilleras).
Primera gran movilización contra las medidas neoliberales, aplicadas desde el 82-83. Se exige democratización y se impugna la capacidad del
Estado de decidir sobre la vida interna en la UNAM.
1988
Fractura del PRI, es decir, del segmento netamente político de la clase dominante. Confrontación entre una postura “modernizante” nacionalista
desarrollista expresada por Cárdenas y la “modernización neoliberal” de Salinas de Gortari. Discusión generalizada de la conveniencia o no de las
formas de lucha política electoral entre amplios contingentes obreros y urbano-populares. Fraude electoral y lucha generalizada y fallida contra
éste. Represión amplia contra las bases organizadas del PRD de aquella época sobre todo en Guerrero y Michoacán.
Disputa electoral por la ocupación del vértice del mando político entre
fracciones de la clase dominante. Lucha de alcance nacional que paulatinamente, tras la derrota de una de las fracciones, se fue
localizando en algunos estados como Guerrero y Michoacán.
1994 Alzamiento zapatista, movilización urbana en torno a las demandas
planteadas por las comunidades indígenas de Chiapas en estado de rebelión. Lucha generalizada contra la represión y por los derechos de los
pueblos indígenas. Lucha local que, sin embargo, logró una amplia resonancia a nivel nacional e internacional. Con ella se fisuró más
explícitamente la antigua tradición de lucha guiada por establecer demandas al Estado o por disputar su ocupación. A partir de sus esfuerzos
se han ido abriendo nuevas perspectivas políticas.
1999
Huelga de la UNAM-CGH. No a las cuotas y reapropiación temporal del espacio público por la comunidad estudiantil. Se exhibió que no había
confianza alguna en la negociación. Ejercicio masivo de impugnación a la
prerrogativa de decidir e imponer por parte del Estado. Articulación amplia en torno al rechazo a los planes de la Rectoría y desconcierto sobre
las vías para continuar.
2001-2003 Levantamiento del pueblo de Atenco contra el despojo de sus territorios.
En estos años se generalizaron diversas luchas locales contra variadas acciones de despojo. Unas exitosas, otras no tanto. Sin duda, la más
conocida e importante es la de Atenco. Fundación de los Caracoles Zapatistas. Lucha eminentemente local que, sin embargo, bloqueó la
alianza Fox-Montiel, que daba sustento económico a la transición electoral. Esta lucha se inscribe en la nueva tradición que desconoce la
prerrogativa de mando político a los gobernantes.
Notable ejercicio de construcción de autonomía y autogobierno,
completamente por fuera de la anterior tradición de lucha anclada en el demandacionismo y la exigencia al Estado.
2006
VI Declaración de la Selva Lacandona y comienzo de La otra campaña. Tendencial apertura de espacios de conocimiento mutuo y deliberación
entre diversos movimientos y colectivos locales. Represión brutal a militantes de La otra campaña en Atenco en mayo de 2006, después de
que ésta llegó al D.F. Trastrocamiento del anterior límite moral para el ejercicio de la represión: ocupación militar del pueblo de Atenco. Esta ha
sido la mayor iniciativa de visibilizar y expandir la nueva tradición de lucha, autónoma y no demandante al Estado, que ha ido naciendo en la
multiplicidad de luchas particulares contra los variados agravios de corporaciones y gobernantes en el marco de la ofensiva privatizadora y
excluyente emprendida por los gobiernos federal y estatales.
2006
Levantamiento de los pueblos de Oaxaca para frenar los abusos y prepotencia del gobierno de Ulises Ruíz. Búsqueda de democratización
popular desde abajo de la vida pública bajo la perspectiva del desconocimiento del mandato de un mal gobernante. También puede
leerse la más amplia consigna articuladora del movimiento, como la aspiración a democratizar la vida política mediante la participación directa
de la sociedad en la toma de las decisiones más importantes sobre los asuntos públicos, afianzando el derecho a revocar del mando político a los
malos funcionarios. Lucha popular contra el fraude electoral, que fue
conducida a la derrota por los dirigentes políticos del movimiento. Se inscribió en las viejas tradiciones de lucha, negociadoras y demandantes
de solución a las instituciones formales de la república. Lucha regional con
importante resonancia en otros lugares de la República. Quizá el miedo a la lucha de Oaxaca fue uno de los más potentes elementos para que las
élites económicas y políticas se articularan en la alianza que organizó el golpe de estado de 2006. Movilización localizada en la ciudad de México,
aunque con capacidad de conmover al conjunto de la nación.
2007-2008-2009 Fundación del municipio autónomo de San Juan Copala, como esfuerzo
común de autodefensa y autogobierno local. Este esfuerzo autónomo –al menos la primera fase- parece haber concluido en 2010 tras una
violentísima represión y ocupación militar del municipio. Tímidas luchas contra la privatización del petróleo y contra el desmantelamiento de la
empresa LyFC. Lucha local con amplia resonancia nacional, que se enlaza en la perspectiva de la nueva tradición de lucha. Los ciudadanos se
asumen como mandantes, aún si en ocasiones dialogan con funcionarios
públicos. Luchas nacionales y/o regionales amplias aunque circunscritas al regateo sobre los peores efectos de las decisiones gubernamentales
sobre asuntos públicos de gran relevancia económica y política. Demandacionismo, antidemocracia y negociación secreta como rasgos
principales, y, lo peor de la herencia de la antigua tradición de lucha.
En conclusión, el balance de la época, tomando en cuenta las tradiciones políticas mexicanas, es el siguiente:
Comencemos con la tradición movilización-democratización negociación y
pacto político, surgida de la Revolución y consolidada tras el período presidencial cardenista, cuando se construyó el complejo artefacto de
inclusión subordinada, de soborno colectivo y de autonomía tutelada que constituyó el Estado mexicano -sí, el que se escribía con mayúscula
durante los más de 30 años que van de 1934 a 1968. En esta tradición la
relación mando-obediencia se establece entre el “pueblo mexicano” o los diferentes sectores que lo componen y los gobernantes. El “pueblo” acata
y obedece; y si bien tiene derecho a reclamar dentro de ciertos límites, de todos modos la prerrogativa de la decisión política sobre los asuntos
más relevantes que a todos incumben está claramente monopolizada por los gobernantes. Estos se adjudican igualmente, la facultad de ejercer
violencia -de apariencia más o menos legal- contra quienes reclamen, impugnen o rechacen sus decisiones.
En contraste con esta tradición, está la mucho más reciente y todavía no
muy explícita cadena: movilización-impugnación de la prerrogativa de mando de los funcionarios estatales; autonomía- tendencial
reconfiguración política. El quiebre político más importante entre una
tradición y otra está en que muchos de los cuerpos colectivos, que en los últimos años se movilizan e impugnan lo que se decide e impone, se
piensan tendencialmente a sí mismos como “mandantes” -en contraste con “de-mandantes”, que era la anterior figura ordenadora de todo el
sistema de obediencias y lealtades vertical y ascendentemente articuladas. Al hacer tal cosa, poco a poco se va fisurando la persistente
figura del obediente “miembro” o “parte” de un cuerpo político que establece, ya sea institucional o extra-legalmente, un reclamo,
inconformidad o demanda ante los designados y consagrados para ejercer el mando político, exigiendo ser atendido. Se erosiona tal imaginario para
dar paso a la recuperación contemporánea de otra antigua figura política mexicana: la del cuerpo social rebelde, movilizado y levantado, que
establece leyes y ejecuta autónomamente sus decisiones.
Hasta el presente, los ensayos de este tránsito desde las antiguas
tradiciones de lucha hacia otras nuevas y nacientes, han sido sofocadas violentamente en la actual vorágine de creciente represión militar48.
Después de establecer los principales criterios morales, formales y
procedimentales, que se anudan en cada una de las tradiciones políticas, la investigadora propone la siguiente interpretación de la época política:
Los rasgos de la tradición política mexicana de mediados del siglo XX
provienen de la herencia de la Revolución Mexicana y, sobre todo, del sexenio cardenista y del gobierno PRI-ista. Esta tradición se levanta sobre
la noción básica de posibilidad de pactos desiguales, entre la autoridad política legítima y cada conglomerado local bajo su mando, organizado
por lo general, según la actividad que cada cual desarrolla aunque también, en algunos lugares y en fechas más recientes, de acuerdo a la
zona o región que habita. Esta noción de pacto colectivo a través de un
representante propio, con el vértice de la pirámide del mando político y con sus sucesivos funcionarios hacia abajo, aún resuena en el imaginario
colectivo, configurando en el curso de diversas luchas; sobre todo las de los todavía existentes segmentos de trabajadores formales, estatales o
no; y también en las luchas rurales protagonizadas por algunos pueblos indígenas y asociaciones campesinas.
48 Raquel Gutiérrez: Ob. Cit.
A partir de tal dinámica, antaño se configuraba una especie de cadena
ascendente de “autonomías tuteladas”, donde se negociaban algunas ventajas sectoriales a cambio de obediencia y lealtad. Además, en
concordancia con la lógica interna de dicha tradición, entre los
trabajadores y pueblo de México se reproducían y operaban de manera casi directa una serie de mecanismos organizativos verticales y
escalafonarios, que son enemigos acérrimos de la autonomía política de los así asociados. Esta tradición política no termina de morir pese a sus
reiterados fracasos durante los últimos 20 años: nada más por mencionar algunos sucesos recientes, cabe constatar la casi total ausencia de
potencia política tanto de los trabajadores petroleros como de los electricistas, durante los más duros golpes que han sufrido sus
respectivos sectores (la semi-reforma petrolera y la extinción de LyFC) en el actual sexenio.
Ahora bien, los rasgos básicos de la todavía no sepultada tradición política
mexicana de lucha estadocéntrica del siglo XX, aunque ya totalmente erosionados y claramente impotentes, desafortunadamente siguen
mostrando cierto grado de permanencia y efectividad práctica operando
como lastres para la generalización de la acción colectiva, estableciendo opresivos límites a las posibilidades de lucha e impugnación y movilización
de los numerosos contingentes populares y laborales sistemáticamente agraviados. Por ejemplo, dinámicas concordantes con lo que venimos
describiendo han operado durante el último año cuando la mayor parte de los trabajadores del SME, despedidos y sin demasiadas opciones ni de
trabajo ni de vida, han preferido colocarse -aun si incómodamente- detrás de sus dirigentes, en vez de decidirse a actuar de otra manera, corriendo
el riesgo de perder su parte en la hipotética “solución” al problema de la desaparición de LyFC a ser negociada por los dirigentes con las más
importantes autoridades políticas del país.
Las claves morales de este imaginario colectivo en decadencia, heredadas de la esclerotización de la Revolución Mexicana y elaboradas en el
discurso, los símbolos y ritos del nacionalismo revolucionario, son la
pertenencia gremial a un cuerpo nacional organizado y la creencia en que, si bien el entorno presidencial puede fallar en muchas ocasiones, el
presidente ha de querer -o al menos puede ser forzado a admitir- “el bien de la nación” y, en ocasiones límite será capaz de “escucharnos,
protegernos o cumplirnos”. Tal creencia se ha ido fisurando y vaciando paulatinamente de contenido durante los 42 años después de la Noche de
Tlatelolco, e incluso aparenta estar totalmente rota en el discurso explícito popular. Sin embargo, todavía opera con cierta efectividad en los
momentos en que se bosquejan las estrategias prácticas de lucha; por ejemplo, la recurrente tendencia hasta cierto punto incomprensible a
seguir a algún líder -así sea seguirlo hacia el fracaso-, criticándolo en
privado y aprobándolo en público (pensar en López Obrador en 2006, o en Esparza en meses más recientes). Quizá funciona en la cabeza de cada
uno de los agraviados cuando es convocado a una movilización, algún tipo
de cálculo de posibilidades que lo empuja a posicionarse como “seguidor” y “apoyo” acrítico de alguien, a fin de dotar a tal personaje de cierta fuerza
para “negociar” y pactar con el vértice del mando político; pese a que quienes ocupan los puestos políticos más altos del Estado mexicano no
tienen ya la menor intención de establecer pacto alguno con nadie fuera de su círculo, tal como han demostrado una y otra vez; y más bien
imponen crecientemente sus decisiones mediante el uso discrecional y sistemático de su fuerza policial y militar en medio de gigantescos
operativos de propaganda mediática.
En este sentido, la tradición política heredada del siglo XX en la actualidad está operando, insistimos, más como carga, como herencia maldita, como
peso muerto y lastre que anula la posibilidad de desplegar nuevas y más contundentes luchas. Los gerentes empresariales y corporativos, así como
los pactos de sumisión y lealtad popular a cambio de algunas ventajas
materiales con organizaciones verticales de contención, tal como se hacía antes. Ellos han ido poco a poco desplegando e imponiendo un sofisticado
proyecto de individualización del control político y social, que se lleva a cabo tanto a través de los diversos programas sociales y formas anómalas
de remuneración -apoyo a la tercera edad, PROCAMPO, remuneración por estímulos en la universidad, bonos individuales para completar el salario,
etc.-; como de los reiterados y sistemáticos procesos de jerarquización y exclusión impuestos desde arriba, que sirven para establecer estrictas
delimitaciones de quienes han de tener derecho a gozar y ejercer algún derecho y quienes definitivamente quedan excluidos de él -como por
ejemplo el derecho a la educación superior, o al trabajo formal.
En abierto contraste con lo anterior, la tradición de lucha más reciente -y a la vez más antigua- cuya dinámica se afianza en amplias acciones de
deliberación y movilización, en la enérgica impugnación colectiva a
decisiones gubernamentales y empresariales consideradas como inadmisibles, en la tendencial consolidación de autonomía política y
material de los que luchan; para desde ahí proponerse la reconfiguración de modos otros de regulación económica, social y política...
Esta tradición de lucha antigua y contemporánea al mismo tiempo,
todavía no establece con claridad maneras prácticas para lograr generalizarse, para trascender el aislamiento en el que suele quedar
arrinconada y, a la larga y por lo mismo, para superar la impotencia. Este es, de acuerdo a las consideraciones presentadas, el principal problema
político que tenemos encima y el tópico que consideramos urgente colocar
a debate como asunto central. Valgan los argumentos presentados como esquemática contribución a dicha discusión49.
En conclusión, el perfil de la tradición autónoma, auto-determinante,
auto-convocativa de la interpelación social y de las luchas colectivas y comunitarias, no logra plasmarse en un estilo de vida que contenga un
estilo político emancipatorio y libertario de incidencia transformativa en la sociedad. De todas maneras, a estas alturas, es indispensable
reflexionar sobre los presupuestos conceptuales puestos en marcha para interpretar este panorama histórico, llamado época, que puede ser
entendida como época política. Vamos a intentar una reflexión crítica sobre los ejes del análisis, que todavía mantenemos, los activistas,
cuando nos vemos obligados al balance de una época, un periodo o una coyuntura.
Crítica a la razón dialéctica
Toda una época, si podemos hablar así, al calificar todo un periodo largo de influencia “ideológica”, influencia que puede efectuarse teóricamente,
en la formación teórica, hemos considerado a la dialéctica como
pensamiento crítico, incluso, en las versiones marxistas, como pensamiento revolucionario. Se ha asumido, sin mayor discusión, las
interpretaciones, mas bien, las sistematizaciones partidarias, de las corrientes marxistas conformadas en la segunda, tercera y cuarta
internacional, compuestas o compiladas como materialismo histórico y materialismo dialéctico, como pensamiento crítico y pensamiento
revolucionario. ¿Es así? ¿No hay un problema inherente al pensamiento dialéctico, vinculado a los decursos que tomaron las revoluciones
socialistas, la conformación de un Estado policial con plenas prerrogativas centralistas y autoritarias, ungidas por medios impositivos justificados por
el fin mismo de a revolución? Para responder esta pregunta no vamos a optar por el camino fácil; tomar como ejemplo la filosofía del Estado de
Hegel, sino vamos a adentrarnos en las lógicas y la estructura conceptual de este pensamiento.
49 Ibídem.
Hay rasgos característicos de este pensamiento que son como los ejes
estructurales de su lógica inmanente. Uno de esos tiene que ver con el presupuesto o el prejuicio de la astucia de la razón; enunciado por Hegel;
empero, retomado por las corrientes marxistas como astucia de la razón
histórica. Se convierte a la razón y a la historia en sujeto, capaz de actuar, con vida propia. Esto no es más que una transferencia antropomórfica a
esos fantasmas conceptuales que llamamos razón e historia. Ambos son conceptos. Uno referido a la capacidad abstracta de intuición intelectiva,
el otro referido al pasado; pasado imposible de reducirse a la representación, relato, interpretación y explicación que se nombra como
historia. Sin embargo, a estos conceptos se les atribuye la astucia para intervenir y llevar a buen término, en un caso la reflexión, en otro caso la
teleología inmanente en la evolución temporal. A partir de estos paradigmas optimistas se deduce que los problemas están resueltos, los
problemas de la explicación e interpretación, en un caso, los problemas de la perspectiva histórica, en el otro caso, aunque se la tome como
posibilidad y no de una manera determinista, que sería lo más grosero.
El pensamiento dialéctico es conservador. No es crítico, reduce la crítica
a una caricatura, la caricatura de la interpelación, en el mejor de los casos, la caricatura de la síntesis de las contradicciones, en su versión
sofisticada; empero, que no deja de ser elemental. Es un pensamiento conservador pues inhibe las capacidades creativas de la vida, inhibe la
potencia social, atrapándola en la camisa de fuerza de la lógica dialéctica, que al final de cuentas, es la reiteración del silogismo griego; premisa,
mediación y conclusión, sólo que la mediación aparece como la negación de la premisa, para que ésta sea afirmada sintéticamente en la
conclusión. Por otra parte, la dialéctica nunca salió del mundo de las representaciones, mundo que reduce al mundo de la experiencia y de la
percepción a la representación. La dialéctica hace la crítica en el escenario de la representación, la dialéctica hace la revolución en el ámbito
especulativo, reforzando en la práctica la reproducción del poder; es decir, la reproducción de la persistencia de las múltiples formas de dominación.
Para hablar en el elocuente lenguaje popular, claro y diáfano, el fracaso de las revoluciones socialistas deberían habernos llevado a la crítica de su
fundamento teórico, la dialéctica. En cambio hicimos otra cosa, buscamos hipótesis ad hoc para enterrar el socialismo real; empero, salvar la
dialéctica, llámese o no materialismo histórico y materialismo dialéctico.
En contraste, debemos detenernos en las tradiciones anarquistas. No porque no hayan contenido el bagaje teórico marxista o algo parecido no
tienen valor. Esto es valorar un conjunto de percepciones y de intuiciones subversivas irradiantes a través del formato institucionalizado académico.
Las tradiciones anarquistas contienen algo que, lastimosamente,
perdieron las corrientes marxistas, a partir de un determinado momento de su institucionalización; la intuición subversiva, el saber social de la
acción rebelde e insubordinada. Se trataba de comprender este contenido
expresivo, inherente a las explosiones sociales; no atender tanto a los que dicen o no los discursos. Este “teoricismo”, que llamo
fundamentalismo racionalista, ha perdido a los marxistas. Entiéndase bien, el problema no radica en que son teóricos, sino en una teoría
reducida a la simplicidad de la secuencia, de la linealidad del tiempo, de la salomónica solución de la síntesis de las contradicciones.
Contradicciones, además manejadas dualmente, ni siquiera en su pluralidad proliferante. Quizás las tradiciones anarquistas, han
descuidado la composición teórica, por un exagerada y enaltecida irreverencia. Esto es importante anotarlo, pues esta tradición tenía y tiene
horizontes de visibilidad, horizontes de decibilidad, muchísimos más amplios que las teorías formales dialécticas.
Para decirlo de un modo directo, la tradición que debemos retomar de la
experiencia social y la memoria social mexicana es el anarquismo. ¿Quién
más cercano a Emiliano Zapata que Ricardo Flores Magón? Las autonomías zapatistas están más cerca de estas expresiones libertarias,
que se dieron en la revolución mexicana, que persistieron, atravesando periodos; asistiendo a la guerra civil española, valoradas, desde distintas
interpretaciones, más contemporáneas en la rebelión estudiantil, que confluye en Tlatelolco, apreciadas por la rebelión indígena maya en la
selva lacandona.
El anarquismo tiene lo que no se anima ningún marxismo, por más radical que pretenda ser, el cuestionamiento radical, destructivo y deconstructivo
del Estado. De esta institución imaginaria de la sociedad. Esta perspectiva y posición lo lleva mucho más lejos de lo que puedan haber llegado las
tesis más radicales marxistas. Pues uno de los nudos de la persistencia de las dominaciones radica precisamente en este ámbito de relaciones en
este campo burocrático e institucional que es el Estado.
Por otra parte, este anarquismo mexicano, fue y es una de las
expresiones, polifacéticas, de la subjetividad transgresora mexicana. Afectividad y pasión que no han podido domesticar, disciplinar y controlar
los monumentales proyectos estatales, sobre todo en su versión nacionalista, incluyendo al nacionalismo revolucionario. Menos podrán
proyectos más artificiales como los neoliberales. El problema no va por ahí; va por otro lado. La pregunta es: ¿Cómo un pueblo, en realidad
pueblos, tan rebeldes en la vida cotidiana, en las manifestaciones corporales y culturales diarias, ha dejado que lo más grotesco de la
representación de las dominaciones, las corporaciones y coaliciones
mafiosas, pues no son otra cosa, en una u otra forma, en uno u otro caso, en el usufructúo de un fetiche o de otro, se aposente en el Estado-nación,
terminando imponer decursos subordinados y sumisos a los centros del
sistema-mundo capitalista? Esta es la pregunta a la que debemos responder.
A estas alturas del planteamiento, déjenme poner en la mesa hipótesis
interpretativas, anteriores a las hipótesis que intentan caracterizar la dominación contemporánea del sistema-mundo capitalista, hipótesis que
las lanzamos después.
Hipótesis ácratas
1. Creer que una expresión vale por su forma discursiva, mejor si es
avalada por la institución académica, o el prejuicio de la formalidad, no es más que manifestar el apego conservador a los buenos modales.
2. Una expresión cualquiera vale por lo que contiene, lo que contiene de
experiencia condensada, lo que contiene como memoria condensada, vale por su capacidad de alterar el orden, que no es otra cosa que el
orden del poder.
3. Las manifestaciones y recorridos ácratas han abierto y abren
horizontes más allá del bien y el mal, más allá de la moralidad, que no es más que un prejuicio conservador, incluso persistente en los
“revolucionarios”, más allá del fetiche institucional, del fetiche del poder. Estos horizontes no necesariamente tienen que ser dichos,
señalados, como las orientaciones en una carretera o autopista. Pueden serlo o no serlo, lo importante es que son abiertos,
desplazados, vislumbrados, por las vivencias colectivas y sociales de las rebeliones.
4. Si hay algo que nos ha seducido y seduce a los hombres y mujeres, a todas las subjetividades diversas, de Abya y Yala, quizás del mundo,
es el perfil transgresor del estilo cultural mexicano. Del comportamiento cultural, emitido en los efluvios de la piel. Es la
intensidad como se vive. Lo que nos atrae es esa apuesta ultimatista – usemos esta palabra para ilustrar lo que queremos decir - de o todo
o nada, expresada en los actos, mejor si los vislumbramos en su
detalle, es su ubicación local, fugaz, en temas que son propios de la
cotidianidad y de la subjetividad; entonces lo que seduce es esa entrega intensa al instante.
5. La mexicana, el mexicano, en su comunión cotidiana, nunca ha dejado de rebelarse. Sólo que ha dejado que esas esferas distantes del
escenario y el teatro político queden a cargo de sujetos paranoicos, enamorados de sí mismos, atrapados en el placer barato del dinero y
de los reconocimientos forzados, plasmados en tarjetas y publicidades. No olvidemos que Emiliano Zapata y Pancho Villa, después de tomar
el DF se retiraron. No había ahí algo por lo que valga la pena quedarse. Esta es la misma actitud de las comunidades zapatistas. Como dice
John Hollowey, no se trata de tomar el poder, sino de cambiar el
mundo. Ya debemos aprender que tomando el poder no se cambia el mundo sino se lo reproduce en sus peores pesadillas.
6. Lo mejor de esta generación de luchas, que arrancan en 1994 con la
insurrección armada indígena de la selva lacandona, llegando a la movilización prolongada de Bolivia, 2000-2005, es indudablemente el
gesto, la elocuencia, la autonomía y auto-determinación de las comunidades zapatistas. Estas comunidades escaparon de la
seducción del poder. Incursionan el camino de la autodeterminación, autogobierno y autonomía comunitaria, patentizando, que lo efectivo
es la creatividad de las dinámicas sociales, lo político, es decir, lo democrático; que lo efectivo es el consenso colectivo, dejando a un
lado las delegaciones y representaciones, aunque se las tenga que usar provisionalmente. Lastimosamente otras experiencias de luchas, que
se dieron en este contexto temporal, terminaron seducidas y atrapadas
en el drama corrosivo del poder.
7. Que los zapatistas no hayan tomado el poder no es un criterio para devaluar, de una u otra manera, su propuesta política. Al contrario, es
un claro ejemplo de que por ahí no hay que ir. Lo único que tenemos, entre otras experiencias, los y las que participamos en esta generación
de luchas, es esta persistencia comunitaria y autonómica de la Selva Lacandona. La siguiente generación de luchas, que ya se ha
manifestado, en la explosión joven por la educación pública, por el pasaje libre, contra la expropiación de la alegría del deporte, por la
recuperación de lo común contra lo público y lo privado, tiene en el
ejemplo zapatista el referente de lo posible. Se disponen con las poses transgresoras e irreverente como atentados a lo prohibido, impuesto
por el realismo político.
8. No hay pues asidero para un balance pesimista. Las estructuras dominantes en el país y en el mundo no han vencido, como dice Silvia
Rivera Cusicanqui en su libro Dominados pero no vencidos, sino que
se esfuerzan continuamente por convencer que están ahí dominando porque les corresponde. Este esfuerzo es la muestra de su debilidad,
de su insostenibilidad. Requieren de la violencia sistemática, abierta o encubierta, para mantenerse. El pueblo, para hablar en la tradición
rousseauniana, no necesita hacer esfuerzos, es espontaneo y sencillo; aunque ha terminado de creer en la narrativa del poder. Lo que no se
dan cuenta los dominantes y dominados es que los dominantes siempre fueron vencidos por los avatares de la historia, en los ciclos
de sus estructuras de larga duración, pues no pueden persistir naturalmente, sino mediante el uso descomunal de la violencia.
9. De qué se trata. Es cuestión de que los pueblos del mundo decidan no jugar el juego dominante, no seguir sus reglas; retirarse de un juego
aburrido, dejando caer el castillo de naipes, optando por el juego lúdico de la creatividad, de alegría, de la espontaneidad de las asociaciones
dúctiles, plásticas, dinámicas, que ayudan a complementarse.
10. Otro problema radica entonces en cómo se lee la historia. Siendo la historia un relato del poder, hay vencedores y vencidos. La narrativa
se concentra en las tragedias y dramas del poder, olvidando, dejando en la sombra, a las innumerables multitudes que realizan su potencia
social cotidianamente. Olvidemos lo que hacen los hombres, pues eso lo son, estas fraternidades masculinas, abocadas a reconocerse entre
ellas; concentrémonos en las alteridades, por más singulares y fugaces
que sean, de las multitudes, de las comunidades, de las colectividades, de las individualidades asociadas y relacionadas, efectuadas por ellas.
Esta es la enseñanza de las comunidades zapatistas.
11. Que sea una mayoría de gente que todavía cree en la narrativa del poder no debe desalentarnos. Si en algo ha vencido el poder, sus
instituciones, su campo burocrático, su campo institucional, su campo político, su campo escolar, es en lograr convencer a la mayoría que la
narrativa del poder es la “realidad”. Su dominio, entonces es imaginario; lo que no quiere decir que no es efectivo.
12. La tarea es liberar a la mayoría de esta ilusión; hablando en la tradición marxista, liberar de la “ideología”, liberar de los múltiples
fetichismos; de la mercancía, del poder, de las instituciones, de los
patriarcados.
13. La tarea es difundir las experiencias y las memorias sociales, sus
narrativas inhibidas por la dominación del monopolio escolar. Recuperar el espesor de sus percepciones y de sus racionalidades
integradas a las sensaciones.
14. En conclusión, para decirlo de una manera exagerada, sin embargo, ilustrativa, ignoremos a esta narrativa aburrida del poder, ignoremos
a estos paranoicos, enamorados del poder, dejemos que se hunda su ficción institucionalizada, hagamos lo que han hecho las comunidades
zapatistas. Asumamos nuestras autonomías múltiples efectivamente.
Más allá de las instituciones
Dejamos pendiente el análisis de Pilar Calveiro; ahora, que hemos tomado
en cuenta las interpretaciones sobre los contextos histórico-políticos y el Estado-nación de México, podemos pasar a discutir el contraste entre las
posiciones “institucionalistas” respecto a las posiciones “anti-institucionalistas”, en el periodo de fines de siglo XX y comienzos del siglo
XXI (1994-2010), entre las posiciones de la izquierda democrática del Frente Amplio, y las posiciones zapatistas.
La investigadora Pilar Calveiro50, participe del libro de la CLACSO citado,
compara dos posiciones teórico-políticas, dadas en México, también en América Latina y el Caribe, así como en el mundo mismo de la experiencia
política; esto es, contrasta reforma y autonomismo. Como ella misma
expresa:
En este trabajo trataré de abordar las discrepancias entre el discurso del Ejército Zapatista de Liberación Nacional y el del movimiento encabezado
por Andrés Manuel López Obrador, en el caso de México, como aproximación para analizar una contradicción más general, que se
presenta también en otras latitudes. Me refiero al conflicto que existe, por una parte, entre la vía partidaria electoral que busca reformas del sistema
político, en el contexto de democracias capitalistas y, por otra, a los movimientos autonomistas que cuestionan la utilidad de los partidos
políticos para una lucha antisistémica y anticapitalista51.
No estamos exactamente ante la reiteración de la crítica y contrastación que aborda Rosa Luxemburgo, en el segundo cuarto del siglo XX,
considerando el dilema entre reforma o revolución; las condiciones son
otras en la primera década del siglo XXI, además de darse el enfoque o la focalización en uno de los países de las llamadas periferias del sistema-
mundo capitalista, aunque ahora, caracterizado como una de las potencias emergentes, por esas ponderaciones efectuadas por el análisis
económico formal, neoclásico y ecléctico, tan en boga en los habitus de Naciones Unidas. Ponderaciones, por cierto que carecen de sustento
teórico, aunque abundan en estadísticas, indicadores y descripciones impresionistas. Sería grave perderse en la discusión abstracta y general
de reforma o revolución, como si se tratara del debate en torno a dos principios. Estos son los hábitos de la izquierda tradicional, apegada a la
ortodoxia, muy lejos de la crítica, mucho más lejos de la autocrítica. El debate y el dilema, el dilema del debate, el debate en su dilema, debe ser
apreciado, analizado e interpretado en su contexto concreto, en la geografía social y política de sus propias especificidades. Además, es
importante, volver a recordar que no es un problema de principios, sino
de fuerzas, de campo de fuerzas, de correlaciones en el campo de fuerzas.
Pilar Calveiro comienza su descripción con un seguimiento de las intervenciones del sub-comandante Marcos. Muestra, de entrada, los
contrastes con el candidato popular Andrés Manuel López Obrador. Sobre todo hace hincapié en estos contrastes para sustentar su hipótesis de
50 Politóloga de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla en México. 51 Beatriz Calveiro: Institucionalidad y antiinstitucionalidad en las resistencias. El caso de México. En Temas y procesos de la historia reciente de América Latina. CLACSO; Santiago 2010.
interpretación, que explica esta conducta beligerante, la interpelación
zapatista al Frente Amplio, por el “miedo” del sub-comandante Marcos y de los zapatistas a afrontar el desafío político, a un enemigo de
“izquierda”, más peligroso que un enemigo de “derecha”. En esta
perspectiva, la investigadora llega a concluir que, en los hechos, el zapatismo coadyuvó a la “derecha”, mermando las fuerzas, por lo menos
de consenso, del movimiento social de resistencia popular, liderado por López Obrador. La investigación, el contraste en el dilema de reformismo
o autonomismo, termina en una acusación.
Dejando constancia de su inclinación política, la investigadora escribe:
Durante el proceso electoral de 2006 fuimos testigos del ataque que sustentó el subcomandante Marcos (El Sup) –como “vocero” del
zapatismo–, contra el movimiento electoral en su conjunto, pero especialmente contra uno de los candidatos, Andrés Manuel López
Obrador (El Peje). Ambos, identificados por sus nombres de pila y sus respectivos apodos de “luchadores”, en este caso sociales y políticos,
podían ostentar una cercanía incluso afectiva con la gente, poco frecuente
en la política de estos tiempos. No se trató propiamente de una confrontación verbal sino de un ataque unilateral de El Sup que quedó
“dando golpes al aire”, sin encontrar a su oponente. El Peje siguió su ruta electoral, como si no escuchara, aunque reiterando una y otra vez la
inclusión del cumplimiento de los Acuerdos de San Andrés y algunas otras reivindicaciones clásicas del EZLN, como parte de su programa52.
Llama la atención la caricatura que se hace del sub-comandante Marcos;
aparece como un radical exacerbado, que se deja llevar por impulsos “vanguardistas”, algo parecido a los que se observaba a la “izquierda”
radical, durante los gobiernos de unidades populares. La observación sugiere la siguiente consecuencia de este “radicalismo”: el zapatismo
termina aislándose, quedando el movimiento autonomista reducido a un rincón de la Selva Lacandona, sin mayor influencia en la sociedad
mexicana, sin poder mantener el entusiasmo social emergido después de
la intervención armada en 1994. Mientras el candidato del Frente Amplio, Andrés Manuel López Obrador, aparece con una amplia convocatoria
nacional, liderando un movimiento de masas, con capacidad de influencia en la vida política y social del país. Por otra parte, López Obrador tendría
un itinerario distinto, inverso, al efectuado por el sub-comandante Marcos y el zapatismo. Comenzó defendiendo la institucionalidad, criticando el
uso corrosivo, adulterado, de las instituciones, por parte de aprovechadores, oportunistas, corruptos, “piratas” de la política. En la
52 Ibídem.
medida que quedaba claro el fraude electoral institucionalizado y
ejecutado por los grupos de poder, detentores del aparato de Estado, el discurso de López Obrador se habría radicalizado, hasta llegar a la
posición de que hay que formar una nueva república y una nueva
democracia, descartando la que hay, corroída y al servicio de los intereses oscuros de las clases dominantes. Salvo, como anota Pilar Calveiro, el
ejército, que debe mantenerse para resguardar las fronteras de la nación. En contraste, según la investigadora, el sub-comandante Marcos y el
zapatismo, pasan de la lucha armada a una especie de institucionalización, del tamaño de los municipios autónomos.
La interpretación del periodo electoral, acompañado del efecto simbólico
del zapatismo, aunque contrastando la salida institucional, es que se habría perdido una oportunidad sin igual, la de la convocatoria masiva, la
de la congregación de múltiples resistencias al poder, la de la movilización contra el fraude y la violencia estatal. Esta pérdida de oportunidad se
debe tanto a los límites del populismo y ventiladas inconsecuencias, repitiendo centralidades, jerarquías, representaciones, monopolios
políticos, enfermedades congénitas a los partidos, así como al radicalismo
aislacionista del zapatismo.
La caracterización que hace del zapatismo Calveiro es la siguiente:
El discurso zapatista se inscribe en los llamados nuevos movimientos sociales que, a su vez, retoman la antigua tradición de la izquierda
autonomista. En términos muy generales se podría decir que, desde su perspectiva, el capitalismo, el Estado y sus instituciones son inseparables;
el sistema de partidos y los sindicatos tradicionales son parte de dicha institucionalidad. Cierto. Se organizan, entonces, a imagen y semejanza
del Estado, esto es, de manera centralizada, nacional, jerárquica, descendente. Cierto también. De allí se continuarían ciertos rasgos
específicos de los partidos: su alto grado de institucionalización que los hace fuertemente burocráticos y la tendencia a estar más preocupados
por su propia reproducción y el mantenimiento de su poder que por la
defensa de los intereses socioeconómicos que dicen representar53.
Compartiendo con la crítica a la institucionalidad estatal y al sistema de partidos, Calveiro anota:
Estos rasgos los hacen poco democráticos en sus dinámicas internas
porque en lugar de propiciar el diálogo y la diversidad, tratan de lograr unidad y homogeneidad interna y externamente para alcanzar posiciones
53 Ibídem.
hegemónicas, es decir, que buscan un poder con legitimidad y también
con capacidad coercitiva. Son pues un embrión del artefacto estatal que pretenden controlar: vanguardistas y, a la vez, disciplinarios (Gun, 2004).
Desde este planteo inicial ya aparecen dos grandes asuntos: el poder y la
toma del poder del Estado, que están presentes en la lucha política moderna, y que el autonomismo rechaza. Por oposición al poder como
dominio, proponen la idea del poder como creación –“poder hacer”, potencia según John Holloway– que puede y debe desarrollarse al margen
del Estado y sus instituciones, para construir una nueva socialidad54.
En su exposición, la investigadora deja claro que no está en contra de la interpretación crítica zapatista sobre la institucionalidad del Estado; esto
es lo que comparte. La observación demarcadora de la investigadora, su crítica al zapatismo, radica en la crítica a su “táctica” aislacionista, por así
decirlo, endurecida en el ataque, que le parece injustificada, al candidato popular y al Frente Amplio, dejando, sin embargo, pendiente la crítica a
los partidos de las clases dominantes. También observa o pone en duda algunas pretensiones democráticas, participativas, horizontales de los
zapatistas. Escribe:
Por su parte, el antiestatismo se presentó inicialmente como oposición al
“sistema de partido de Estado”, asimilando lo estatal con lo partidario. La crítica al sistema de partidos se centraba en el PRI, aunque ya se
esbozaba un rechazo más general. Desde los primeros textos zapatistas se percibe una contraposición entre la forma de organización partidaria,
siempre sospechosa de “claudicación” (Tercera Declaración), y los movimientos y organizaciones de la sociedad civil. Tal contraposición
alcanzó su máxima expresión en La Sexta (Declaración de la Selva Lacandona). Allí, los partidos se presentan como organizaciones que
tratan de “hacer acuerdos arriba para imponer abajo” y “levantar movimientos que sean después negociados a espaldas de quienes los
hacen”, con actos “de templete donde unos pocos hablan y todos los demás escuchan”. ¡Cierto! En contraposición, en el mismo documento, el
movimiento zapatista se presenta a sí mismo como un movimiento social
que pretende luchar “por los pueblos indios de México, pero ya no solo por ellos, sino que por todos los explotados y desposeídos... sin
intermediarios ni mediaciones... (con) un programa claramente de izquierda o sea anticapitalista o sea antineoliberal... (para) reconstruir
otra forma de hacer política, una que otra vuelta tenga el espíritu de servir a los demás... con honestidad, que cumpla la palabra”. Esta nueva forma
de la política se caracterizaría por el “respeto recíproco a la autonomía e independencia de organizaciones, a sus formas de lucha, a su modo de
54 Ibídem.
organizarse, a sus procesos internos de toma de decisiones, a sus
representaciones legítimas, a sus aspiraciones y demandas.” (La Sexta, 2005) ¿Cierto?
Pilar Calveiro encuentra desplazamientos ondulantes, sino contradictorios, en los discursos, declaraciones y posiciones zapatistas.
Dice:
Ya el 15 de mayo de 1994, en la recta final del proceso electoral de ese año, el EZLN emitió un comunicado verdaderamente ofensivo para el
Partido de la Revolución Democrática (PRD), en el que afirmaba que “el PRD tiende a repetir en su seno aquellos vicios que envenenaron desde
su nacimiento al partido en el poder” preguntándose: “¿Cuál es la diferencia entre el PRD, el PAN y el PRI? ¿No ofrecen el mismo proyecto
económico? ¿No practican la misma democracia interna?” (EZLN, 1994:237-238). En este mismo tenor, en enero de 1995, después de la
derrota electoral del cardenismo, los zapatistas denunciaban sí “un fraude gigantesco”, pero sin dejar de golpear al PRD al señalar una supuesta
“claudicación”. Ya entonces, su conclusión era que “las elecciones no son,
en las condiciones actuales, el camino del cambio democrático”, por lo que llamaban a un Movimiento de Liberación Nacional para la
“instauración de un gobierno de transición, un nuevo constituyente, una nueva carta magna y la destrucción del sistema de partido de Estado”
(Tercera Declaración).
Asimismo, la Quinta Declaración, de julio de 1998, mencionaba la existencia de “gentes y personas buenas que, en los partidos políticos,
levantaron la voz y fuerza organizada en contra de la mentira”. No obstante, en la Convocatoria final para una Consulta Nacional sobre la ley
indígena se apelaba, por una parte, “a las organizaciones políticas y sociales independientes” (lo que excluía de hecho a los partidos) y, por
otra, “a los diputados y senadores de la República de todos los partidos políticos con registro y a los congresistas independientes”, colocándolos a
todos en una misma categoría. Esta asimilación de la diversidad partidaria
en un mismo grupo llegó a su más clara expresión en La Sexta, emitida en la coyuntura electoral de 2006, donde se afirmaba que: “El
neoliberalismo cambió a la clase política de México, o sea a los políticos, porque los hizo como que son empleados de una tienda, que tienen que
hacer todo posible (sic) por vender todo y bien barato... los políticos mexicanos lo (sic) quieren vender PEMEX o sea el petróleo que es de los
mexicanos, y la única diferencia es que unos dicen que se vende todo y otros dicen que se vende una parte... Y los partidos políticos electorales
nada más no defienden, sino que primero que nadie son los que se ponen al servicio de los extranjeros... se encargan de engañarnos... Todos los
partidos políticos electorales que hay ahorita, no nomás uno... puras
robaderas y transas... Y todavía quieren que otra vuelta votamos (sic) por ellos... no tienen Patria, solo cuentas bancarias”. ¿Cierto? Como corolario,
La Sexta convoca “a las organizaciones políticas y sociales de izquierda
que no tengan registro, y a las personas que se reivindiquen de izquierda que no pertenezcan a los partidos políticos con registro” a sumarse a su
campaña y mantenerse al margen del proceso electoral.
En este caso, la crítica al eje capitalismo/Estado/instituciones/ partidos deriva en un franco antipartidismo y antielectoralismo, que produce
desconfianza. En primer lugar, por el tono mismo del discurso. El zapatismo transita de un lenguaje político sencillo y contundente (Primera
y Segunda Declaraciones) a un estilo poético-indígena de alto impacto en la clase media que, dicho sea de paso, no tiene grandes competencias
para juzgar su autenticidad (Tercera, Cuarta y Quinta Declaraciones), para concluir en La Sexta, con una impostación de “sencillez ingenuidad
indígena” por completo increíble y basada principalmente en la mala construcción gramatical del español y en una suerte de traducción de lo
que un ladino entiende que entendería un indígena sobre sus lecciones de
materialismo histórico, aplicadas a la coyuntura política. Por ejemplo, cuando se lee “el capitalismo quiere decir que hay unos pocos que tienen
grandes riquezas, pero no es que se sacaron un premio, o que encontraron un tesoro, o que heredaron de un pariente, sino que esas
riquezas las obtienen de explotar el trabajo de muchos... que quiere decir que como que (sic) exprimen a los trabajadores y les sacan todo lo que
pueden de ganancias... al mundo, o sea al planeta Tierra, también se le dice que es el ‘globo terráqueo’ y por eso se dice ‘globalización’ o sea todo
el mundo”, resulta de una afectación no solo increíble sino incluso ofensiva. ¿Qué está diciendo esta voz “indígena” trucada? ¿Qué identidad
se desea esgrimir y por qué? ¿No se pretende, también aquí, la representación de un sujeto ausente que legitimaría el discurso
enunciado, tal como se le imputa a los partidos políticos?55
Hay que volver a hacer la pregunta, en su doble tonalidad, la abstracta y
general, la concreta y contextual: ¿La discusión es reforma o revolución, reforma o autonomía? Incluso, se puede llegar a aceptar que esa es la
discusión, que, en todo caso, la forma de la discusión se vuelve a dar de la misma manera; sin embargo, no se puede colegir de aquí que ese es
necesariamente el problema. ¿Qué es lo que está en el fondo? La misma investigadora lo ha puesto: Institucionalidad o anti- institucionalidad en
las resistencias. Dicho en otras palabras: ¿El curso emancipador se da a
55 Ibídem.
través de las instituciones o contra ellas? Este es el problema y también
el tema de fondo.
La interpelación zapatista se dirige a las instituciones, que son el Estado,
que son las estructuras y diagramas del poder, que son, por lo tanto, los dispositivos de las dominaciones. ¿Cómo se puede emancipar usando los
mismos dispositivos de la dominación? Este es el punto, si se quiere, que confronta a zapatistas y reformistas, usando la definición de Calveiro. En
la quinta generación de las luchas sociales, teniendo como panorama la historia de los movimientos anti-sistémicos y las revoluciones en la
modernidad, ya se sabe por dónde se han perdido las revoluciones, en la dramática y vertiginosa época de la modernidad, comprendiendo sus
periodos, su clave heterogénea. Las revoluciones se perdieron en el uso de este instrumento de dominación, el Estado, en la maraña de las
intuiciones que usaron para efectuar las transformaciones. Los “revolucionarios” terminaron transformados por el Estado y por las
instituciones, se volvieron parte del Estado y engranajes de la maquinaria de mallas y redes institucionales. Lo que las comunidades mayas de la
Selva Lacandona han puesto en la mesa es este problema histórico-
político. ¿Cómo descolonizar usando los mismos instrumentos de la colonialidad?
¿Se trata de repetir la estrategia para ver si ahora puede dar efecto,
variando quizás en las tácticas, los discursos, las prácticas y las acciones, en el mejor de los casos, combinando con las formas y acciones activadas
por las comunidades autónomas? Esta es la discusión. Es difícil encontrar esta discusión en un cuadro donde se contrastan discursos opuestos, que
apuntan a distintas estrategias. No se trata de saber si el sub-comandante Marcos y los zapatistas son radicales, repiten o no, los radicalismos
“izquierdistas”; hacer esto es tomar el estereotipo del ultimísimo del siglo XX. ¿Por qué se los tiene que tomar como o parecidos a los “radicales”
izquierdistas del siglo XX? ¿Por qué no interpretarlos de otra manera? No parece sostenible aproximarlos a este estereotipo de la “izquierda” – vaya
a saber si “realmente” se dio de la manera como se dibuja este “extremo”
-, si partimos del hecho de que la lucha armada no ha sido planteada para tomar el poder, sino como un medio para obligar al diálogo al Estado-
nación sobre los derechos de los pueblos indígenas.
Es otra generación de luchas a las que pertenece el zapatismo, sin necesidad de desvincularlo de la memoria que reclama, la insurrección
campesina encabezada por Emiliano Zapata. No se consideran vanguardia, como se conciben las “izquierdas”, sobre todo las “izquierdas
radicales”. No es el partido el representante del proletariado, tampoco de los pueblos, ni de las masas desposeídas, ni de los condenados de la
tierra. La representación se encuentra cuestionada. La interpelación al
capitalismo no se la hace desde la mirada proletaria, en el horizonte de la modernidad, sino desde la mirada indígena, interpelando, además del
capitalismo, a la misma modernidad y sus símbolos, el desarrollo y el
progreso. Estos desplazamientos de la rebelión nos muestran otros escenarios, usando esta metáfora comprometedora. Lo primero que hay
que hacer es preguntarse por la emergencia zapatista; quiénes son los que se alzan en armas y qué quieren. La diferencia con los perfiles de la
“izquierda” radica precisamente en esto, en este quiénes y en este querer. Si bien, no se pude plantear la lectura desde la discontinuidad absoluta,
tampoco se puede sostener que se trata de una continuidad de lo mismo.
Para decirlo rápidamente, a pesar de la abusiva totalización metafórica, empero, útil para ilustrar, se trata de la interpelación civilizatoria indígena
al sistema-mundo capitalista, es decir, a la civilización moderna, cuya columna vertebral es el modo de producción capitalista, reteniendo este
concepto marxista. Lo primero es reconocer esta diferencia, antes de aventurarse a hacer analogías de rasgos demasiado generales.
Que el proyecto zapatista, para darle un nombre, el de proyecto, que ya lleva dos décadas, se haya circunscrito a las comunidades controladas por
los zapatistas en la Selva Lacandona, que no se haya expandido nacionalmente, no es un parámetro para decir que han fracasado. El
hecho de que persistan, que coexistan y cohabiten, desprendiendo prácticas comunitarias y autónomas, interpelando con su presencia al
mundo capitalista, es, de por sí, una victoria, usando esta palabra que suena también ultimatista. Dicho, sin tanta pompa, es un ejemplo.
Volviendo al tema; lo que enseña la experiencia zapatista es que se
puede hacer caminos al andar, se puede inventar otros caminos alternativos, alterando precisamente las practicas institucionalizadas.
Desmantelando las instituciones del poder, efectuando otras prácticas, otras instituciones; esta vez al servicio de las sociedades. No
instituciones-amos, instituciones-patrones, dominantes. Que esta
experiencia pueda difundirse, adecuándose a los suelos diferenciales, depende no de si se opta por la revolución o la reforma, sino de los
aprendizajes colectivos respecto a los diagramas y cartografías institucionales. No se trata de negar el camino de la reforma, decir, por
ejemplo, que no se puede reformar; la reforma es posible, además se realiza y se ha realizado. El problema es que las reformas terminan
legitimando el mismo régimen de dominaciones contra el que se lucha, aunque haya mejorado en parte la condición de los “pobres”. Se convierte
en el mejor mecanismo para la prolongación de las dominaciones, articuladas en el orden mundial, en el sistema-mundo. Este es el costo
histórico que se quiere evitar, salir del círculo vicioso de la reproducción
del poder, cuando se critica el reformismo, el populismo, la ilusión popular en caudillos nobles, en el sentido, no de aristócratas, sino de éticos. El
mejor ejemplo, contemporáneo, de lo que decimos, son los gobiernos
progresistas de Sud América.
Estado y corrosión
De entrada habría que recoger la pregunta que se repite en el imaginario
popular: ¿Por qué el Estado o, si se quiere el gobierno, en la jerga difundida, el poder, se encuentra asociado y vinculado a la corrosión, a la
corrupción, a las violencias abiertas y encubiertas, a los abusos, solapados o descarados? Hay que tomar en serio esta pregunta, pues se basa en la
experiencia social. No tomarla como prejuicio del sentido común, como ha acostumbrado a hacerlo la ciencia política, suponiendo que estas
perversiones son contingencias, daños colaterales, para usar esta expresión de moda, errores humanos; empero, de ninguna manera,
atributos innatos al Estado mismo. En contraste con este supuesto o conjetura académica, partiremos de la hipótesis de interpretación
opuesta: El Estado es el lugar privilegiado de la corrosión, de la corrupción, de los paralelismos institucionales, de las violencias abiertas
y encubiertas, además de ser el instrumento de la separación de Estado
y sociedad, el aparato multiuso de las dominaciones.
Monopolio quiere decir control único, incluso puede connotar control centralizado, concentrado y condensado, además de acaparamiento y
especulación. Conocemos la tesis de la economía clásica y neo-clásica, liberal y neo-liberal, de que el monopolio deforma el mercado, lo altera,
si no lo suspende. Sólo que olvidan que precisamente es el capitalismo el que abole el mercado, pues se genera a partir del monopolio, como lo ha
demostrado Fernand Braudel en sus investigaciones históricas. Extendamos la tesis enunciada; digamos que el monopolio legítimo de la
violencia que es el Estado, deforma la sociedad, la altera, si no la suspende. En este caso no nos olvidaremos que es el monopolio legítimo
de la violencia, el que abole la potencia social, la inhibe, usando su energía con el objeto de la reproducción del poder. Jugando con analogías,
diremos que, así como el monopolio económico genera distorsiones, como
los precios de inflación y las estrategias especulativas de ganancia, así también el monopolio político genera distorsiones, como los beneficios
agregados y las estrategias suplementarias de ganancia.
Jugando con las analogías, en relación a la tesis anti-monopólica
enunciada, diremos que, así como se supone, en realidad, se conjetura, que la ausencia de competencia afecta a la productividad, entendida no
sólo como el logro de bajos costos, sino, sobre todo, mejores servicios y
utilidad, se puede decir que, la ausencia de autonomías múltiples, es decir, la ausencia de autodeterminaciones, de autogobiernos, de
autogestiones, ocasiona sumisiones, subordinaciones, sujeciones, obediencias, múltiples, inhibiendo las capacidades creativas y
compositivas de las sociedades. En este estado de cosas, la jerarquía abismal, por cierto imaginaria, definida institucionalmente, entonces
impuesta, genera impunidad o, por lo menos, certeza de impunidad, creencias en los “derechos” privilegiados de los gobernantes, por lo tanto,
genera prácticas encaminadas a realizar estos privilegios. En vano buscan los moralistas el problema de la corrupción en la ausencia ética y moral
de los gobernantes, que pueden contener este vacío, por cierto; sin embargo, el problema no está ahí; no es un albedrío personal, una
predisposición, aunque termine pareciendo así. Es un fenómeno inherente a al ejercicio mismo del poder. Cambiando a los gobernantes,
estableciendo leyes sancionatorias, llamando a la consciencia de los
funcionarios, no se resuelve el problema; ni siquiera se trata de paliativos. La corrosión institucional se repite, una y otra vez, como condena, pues
forma parte del funcionamiento mismo de esta fabulosa maquinaria que llamamos Estado.
No es llevando a la cárcel a los corruptos que se resuelve este problema,
congénito a la maquinaria estatal. Unos sustituirán a los otros, aunque cambien los perfiles, aunque maticen estas prácticas. Respecto a esta
problemática hay que encarar la matriz del problema. Si se acepta el monopolio de la violencia legítima, se está aceptando implícitamente todo
lo que conlleva este acaparamiento de las fuerzas, del uso de las fuerzas, de la disponibilidad de las fuerzas, concentradas, organizadas, al a
servicio del Estado. La solución radical, es decir, que resuelva de raíz, la génesis del problema, se encuentra en acabar con y evitar el monopolio
de la violencia legítima; es decir, acabar con esta institución imaginaria
de la sociedad, que es el Estado. ¿Se podrá? ¿Se puede? ¿No es que estamos obligados a las instituciones, sobre todo aquellas que
“representan” a todos?
¿Cómo responder a estas preguntas? ¿Con un no rotundo, con un sí rotundo? Ni las preguntas, ni las respuestas, pueden ser ultimatistas. No
lo sabemos. Falta comprender esta relación de las sociedades humanas con sus criaturas institucionales. Sin embargo, se puede estar seguros de
algo; las instituciones no pueden convertirse, como lo han hecho, en el principio y fin de las sociedades humanas, en los patrones de sus
actividades y subjetividades. Las instituciones, en todo caso, tienen que
ser plásticas, flexivas, instrumentos al servicio de la potencia social.
¿Podemos imaginar sociedades sin Estado? No solamente imaginar,
encontrarlas en el ahora, en la contemporaneidad, como lo ha hecho Pierre Clastres en la Amazonia venezolana. Pero, ¿esto es posible en el
conjunto de las sociedades afectadas, atravesadas por la modernidad, en clave heterogénea? ¿Por qué no? El Estado no es el único imaginario, no
es la única institución imaginaria, que puede garantizar la cohesión social, sobre todo considerando los costos sociales y subjetivos que ocasiona. En
realidad, no es el imaginario estatal lo que garantiza la cohesión social, sino las mallas, las redes, institucionales, sostenidas por prácticas
concentradoras y de captura, las que mantienen la cohesión social. ¿Acaso no es posible otra clase de mallas y redes, acaso no es adecuado,
aprovechar los tejidos sociales en función de complementariedades, solidaridades, reciprocidades sociales, evitando que los tejidos terminen
usados por esta promoción a la competencia, que, paradójicamente, es también promoción al monopolio. ¿Qué es lo que hace creer a los
humanos de las sociedades contemporáneas que el Estado es lo único que
tienen a mano? ¿El fetichismo del poder? ¿La “ideología”? ¿Las dominaciones múltiples? ¿Todo esto? ¿Pero, cómo es que se da todo esto?
¿Hay algo inherente a la “naturaleza” humana que sea así, que esto ocurra, que se de esta inclinación a la obediencia y la representación? Las
respuestas que se den a estas preguntas aparecerán como esencialistas, es decir metafísicas.
Es difícil recurrir a los esencialismos, a la metafísica, a estas alturas de
las historias múltiples de las diversas sociedades humanas. Es preferible asumir esta conducta contradictoria como parte de las paradojas
existenciales, concretamente, en las sociedades humanas, como parte de las paradojas de las sociedades y de la política. Es preferible decir,
interpretar hipotéticamente, que los humanos se enredan en sus propias tramas, en sus propios tejidos, a tal punto que no saben salir del embrollo.
De lo que se trata, entonces, es de desenredar el nudo, desenredar el
ovillo. Esto no se puede hacer con una espada, como en la leyenda griega, sino con calma, descifrando el mismo nudo, desanudando de acuerdo a
las observaciones adecuadas. ¿Cuánto tiempo tardaremos en desanudarlo? No lo sabemos. Lo que sí sabemos es que para conquistar
nuestra libertad efectiva, nuestras emancipaciones y liberaciones buscadas, tenemos que hacerlo, desanudar el nudo gordiano; pero, no
como lo hizo, según la leyenda, Alejandro Magno para “conquistar” Asia.
Lo grave, mantener la condena, es hacer lo que se acostumbra a hacer, decir, que el nudo gordiano no se desanuda; por lo tanto no hay conquista
de nada, debemos convivir con el Estado, por lo tanto con las
dominaciones polimorfas, como parte de la vida. Esto es convertir a la derrota en un principio, esto es hacer del principio de la derrota el eje
constitutivo de las conductas, por lo tanto de una ética nihilista, de la
voluntad de nada, se usen o no los discursos más esforzados y ampulosos para justificarlas, edulcorando las dominaciones. La esperanza se
encuentra en todos los que aceptan el desafío de desanudar el nudo gordiano del poder. Estas son las rebeliones renacientes, las
sublevaciones emergentes, los movimientos sociales alterativos.
Volviendo al tema, a la fenomenología de la corrosión institucional, retomando nuestra perspectiva de interpretación, perspectiva que
comprende que la existencia es paradójica; por lo tanto, la vida misma es paradójica, así como las sociedades lo son, incluyendo a las sociedades
humanas; particularmente el ser humano es un ser paradójico. Como no podría ser de otra manera, la política no podría dejar de ser paradójica.
Sin embargo, a pesar de esta constatación ineludible, las sociedades humanas han intentado ocultar su condición paradójica; sobre todo en la
modernidad es notoria esta actitud de esconder, hasta de extirpar, las
condición paradójica de las sociedades humanas. La constitución e institución de todas las formas de poder, habidas y por haber, plasma
esta estrategia de ocultamiento de la condición paradójica de la existencia. El poder no sólo como relación de fuerzas, sino, sobre todo,
como relación de dominaciones, se erige, en el fondo, contra su matriz primordial, la potencia social. El poder se erige contra la vida, busca
controlarla, proponiéndose extirpar de ella su propia dinámica, la neguentropía, la reversión de la entropía; es decir, la administración, si
podemos hablar así, de la entropía misma. La vida, en el fondo, es esta relación entre neguentropía y entropía, relación constitutiva de la vida. La
vida es este cálculo, esta cognición, esta inteligencia, que actúa negando la entropía, que ya existe, más que como anterioridad, como
complementariedad.
La oscuridad y la luz forman el universo, en su compleja relación
entrelazada; la materia oscura y la energía oscura en relación con la materia condensada y luminosa constituyen el tejido complejo del
espacio-tiempo. La vida, en sentido biológico, en sentido restringido, no en su sentido amplio, en su sentido cósmico, combina memoria y olvido
en todos los organismos. Éstos aprenden por experiencia, heredando lo aprendido por el genoma; sólo que este aprendizaje heredado no lo
racionalizan, sino que está inscrito en sus cuerpos. Las sociedades humanas combinan imaginación y prácticas instrumentalizadas en el
despliegue de su participación ecológica. Las sociedades humanas son parte de las dinámicas paradójicas de la existencia.
El problema existencial de las sociedades humanas aparece cuando la participación en los ciclos de la vida, en las ecologías concurrentes, se
convierte en estrategias de dominación. Cuando la imaginación, que es
parte de la potencia social, que es creativa, es detenida en la repetición de la imagen en suspensión, imagen de centralidad, imagen de
separación, y, en consecuencia, imagen de posesión y dominio del resto, que no es considerado humano. Esta hipertrofia de la imagen congelada,
más que de la imaginación, que es dinámica y creativa, esta hipertrofia del símbolo, que ya es sustitución, más que dejar fluir la dinámica de las
interpretaciones, por lo tanto de las comunicaciones con el mundo, con los mundos, con el universo, con los universos, es conservada y realizada
materialmente e imaginariamente en las instituciones. Las instituciones son los dispositivos no sólo de captura de fuerzas, sino también de
congelación de la imaginación, de canalización de la energía creativa, la potencia social, orientando su recurso a posibilidades restringidas por las
estrategias de poder.
Llamemos a esta constitución de fundación de las instituciones la
corrosión inicial. Sus estructuras, formas de organización, funcionamientos institucionales son dispositivos que generan corrosión.
Al emerger como dispositivos anti-paradójicos, que buscan reducir o hacer desaparecer la condición paradójica de la existencia, adulteran, en
los ciclos de la vida, sus propios ciclos de vida, su propia reproducción, buscando convertirla en el enseñoramiento humano sobre la naturaleza.
Esta alteración inicial en el ciclo de la vida, es el punto de partida, por así decirlo, de la genealogía de las alteraciones, adulteraciones, perversiones,
conocidas como dominaciones y violencias, dadas en las historias de las sociedades.
Anteriormente dijimos que, de lo que se trata, es que las instituciones
sirvan a las sociedades humanas como instrumentos de sobrevivencia, de convivencia y de coexistencia, no que las sociedades humanas se
conviertan en cuerpos esclavos de las instituciones. Ahora podemos
mejorar el lenguaje, para clarificar la idea. Las instituciones forman parte de las innumerables composiciones humanas; son una composición más.
De ninguna manera, se trata de renunciar a la capacidad compositiva humana, sino de evitar esta forma de composición institucional, que se
enquista, se parapeta, impidiendo, obstaculizando, otras composiciones posibles.
Hipótesis interpretativas del presente del sistema-mundo
1. No vamos a decir que el sistema-mundo capitalista se encuentra en su
fase terminal, como un pronóstico revolucionario. Esto no dependen
de la inercia de los eventos en el tiempo, menos de una ley inscrita en
la historia; sino de la voluntad de los pueblos del mundo.
2. No es la ley la que hace la historia, por más dialéctica que se reclame.
La ley la hacen los humanos, la historia la hacen los humanos, no bajo
las condiciones determinadas, sino bajo las condiciones de posibilidad
que ellos mismos determinan.
3. El sistema-mundo es un concepto propuesto por la teoría de la
dependencia, recogido por la escuela de los anales; es un concepto
que corrige los límites del concepto de modo de producción y de
formación económico social. Empero, sigue siendo un concepto; no es
una materialidad; la materialidad es el referente del concepto; pero,
esta materialidad no se reduce ni se adecúa al concepto; sino, más
bien, es el concepto que debería adecuarse a la complejidad. No es
exactamente un sistema, sino una constelación de conglomerados de
formaciones sociales, que se integran y articulan, conectan y
confrontan, en múltiples escenarios simultáneos.
4. Si se usó el concepto de sistema-mundo era para lograr una
explicación integral de la complejidad. No se puede confundir este
concepto con su referente. La diferencia entre el concepto y su
referente no solamente radica en que el primero es virtual y el segundo
“real”, sino en que el concepto no cambia o lo hace lentamente, en
tanto que el referente es la constante transformación.
5. El referente del concepto también es el referente de nuestra
experiencia; referente que no puede tomarse como condena, fatalidad
o determinismo, sino como producto nuestro. El problema no está en
el referente sino en nosotros que lo producimos. El problema es: ¿por
qué no podemos producir otro referente?
6. No es que el referente sea una mera invención; sino que su existencia
depende de lo que hacemos respecto a las condiciones de posibilidad
de las que somos parte, así como de los propios movimientos y
dinámicas de estas condiciones. Si el sistema-mundo se desboca en
una dramática destrucción de los ecosistemas no es tanto porque estas
son las consecuencias del capitalismo, sino porque dejamos que esto
acontezca.
7. Entonces el problema radica en por qué dejamos que esto acontezca.
8. Esto acontece no porque sea una fatalidad incontrolable, sino porque
la fatalidad radica en nuestra complicidad.
9. Nos hemos dejado convencer de que lo que ocurre depende de leyes,
depende de causalidades, determinismos o, de lo contrario, el azar,
olvidando que la determinación se encuentra, en gran parte, en
nuestras manos.
10. Lo importante no es tanto comprender las leyes de la historia, que
no existen, pues la historia no es el orden y la obediencia que demanda
la ley, sino en lograr emanciparnos de nuestros fetichismos.
11. El capitalismo existe no porque sea una “realidad” ineludible, sino
porque hemos dejado que exista, como si nos hubiera antecedido,
cuando es construcción nuestra.
12. Entonces el problema es el ser humano. ¿Por qué se deja llevar por
la parte maldita de las paradojas existenciales, haciendo una paráfrasis
a Georges Bataille?
13. Según Bataille, porque hay un excedente que hay que destruir,
gastar o acumular. Sin embargo, esto es como transferir al excedente
una culpa. No hay culpa, tampoco está en el excedente el problema,
sino en los y las que producen el excedente. Está en el exceso de
energía que generamos.
14. Por lo tanto está en la potencia que somos. Esta energía, esta
dinámica, es dirigida o a la destrucción o a la acumulación. La pregunta
es: ¿Por qué no a la creación?
15. No es que haya un instinto de destrucción o, en contraste, un
instinto de acumulación, sino que por alguna razón se ha caído en la
renuncia a la creación.
16. ¿Se ha renunciado a la creación por razones de sobrevivencia? No
parece ser el caso; se ha renunciado a la creación por la transferencia
de la potencia social al poder, la transferencia de la potencia social a
las propias criaturas del ser humano.
17. ¿Por qué se hace esto? ¿El ser humano no cree en sí mismo, en su
capacidad, en su potencia; tiene que transferirla a los dioses que se
inventa, para asumirla como si le fuese donada?
18. ¿El ser humano es un organismo que se ha extraviado en sus
representaciones? ¿Es un ser que se ama tanto que prefiere sus
representaciones que los referentes de sus representaciones?
19. De aquí podríamos colegir que el ser humano ha nacido para
destruirse. Esto no es cierto, pues también se inclina a lo contrario;
interpela sus representaciones, las destruye, liberando el espacio a
otras representaciones.
20. El ser humano es un ser paradójico. Se puede decir que hasta ahora
no logra armonizar sus paradojas. Ha optado inclinarse a un lado de la
paradoja, tratando de hacer desaparecer la otra; destruyendo con esto
la vida, por lo menos la vida de sus entornos.
21. ¿En qué momento el ser humano ha optado, mayoritariamente, por
inclinarse a uno de los lados de la paradoja, buscando hacer
desaparecer la otra parte?
22. ¿En los momentos constitutivos del Estado? Creyendo que uno de
los lados de la paradoja es la pureza buscada.
Las relaciones de dominación clientelares
El investigador brasileiro Elsio Lenardão56 nos ofrece uno de los ensayos
más sobresalientes y sugerentes del libro de la CLACSO Temas y procesos
de la historia reciente de América Latina57. Sobresaliente porque toca un tópico problemático en el ámbito de las relaciones sociales y políticas,
constitutivas no solamente de las formaciones sociales sino, sobre todo, de las relaciones de dominación. Sugerente porque propone una
interpretación dinámica de la complejidad inscrita en las relaciones clientelares. El ensayo o la exposición de la investigación titula Algumas
razões da permanência do clientelismo político no Brasil contemporâneo. En adelante nos concentraremos en esta pródiga exposición, plagada de
vetas que penetran en las composiciones geológicas de las relaciones de poder, de las relaciones de dominación, en tópicos poco estudiados, como
es este de las relaciones clientelares58. Después nos abocaremos a reflexionar sobre dos investigaciones exhaustivas sobre el acontecimiento
histórico-político-social-económico-cultural-territorial-vital llamado Brasil. Tomamos en cuenta el libro de Raúl Zibechi Brasil potencia59 y el
libro de Francisco de Oliveira El neo-atraso brasilero60. Además de
considerar en la reflexión y en el análisis, en esta tercera incursión en la
56 Departamento de Ciências Sociais da Universidade Estadual de Londrina/Brasil. 57 Margarita López, Carlos Figueroa y Beatriz Rajland: Temas y procesos de la historia reciente de América Latina. CLACSO ; Santiago 2010. 58 En este ensayo presentamos lo que corresponde al comentario a la exposición de Elsio Lenardão, en el libro citado; después, en otros ensayos, presentaremos lo que corresponde a los comentarios del libro de Raul Zibechi, del libro de Francisco de Oliverira y del ensayo de Camila Moreno. 59 Raúl Zibechi: Brasil potencia. Entre la integración regional y un nuevo imperialismo. Ediciones Desde Abajo. Bogotá 2012. 60 Francisco de Oliveira: El neo-atraso brasilero. Siglo XXI-CLACSO.
historia reciente, la intensa interpelación crítica de Camila Moreno al
capitalismo verde; el título de este ensayo es Economía verde: En lugar de una solución, la nueva fuente de acumulación primitiva61.
Economía política moral
Se puede decir que los políticos son gente extraña; de todos los que
trabajan o se dedican a su profesión, a su oficio, son los únicos que reclaman que se reconozca su sacrificio. Los demás consideran que lo que
hacen es su trabajo, su laburo o labor, su oficio, su profesión; para eso se metieron a efectuarlo. En cambio, los políticos consideran que es una
entrega, incluso renunciando a beneficios y oportunidades, que hubieran encontrado o realizado, sino fuera su entrega patriótica en aras del
pueblo, del país, de la nación, de la patria. ¿Por qué ocurre esto? ¿Por qué no consideran, como los demás, que lo que hacen es el compromiso que
adquirieron al inmiscuirse en estas tareas de representación, delegación, voceros, gestores, funcionarios, gobernantes? Empero, lo sorprendente
de este comportamiento, de esta psicología, no queda ahí; el pueblo
considera, de una u otra manera, crédulamente o con dudas y dubitaciones, que esto es así. O sea los representados también participan
de esta interpretación, que podríamos llamar social, incluso popular. ¿Es así? Tendríamos que aceptarlo, ya que representantes y representados,
gobernantes y gobernados, están prácticamente de acuerdo en esto. Sin embargo, sabemos, también, por la larga experiencia de los pueblos, de
sus luchas sociales, de sus rebeliones y sublevaciones, de sus movimientos anti-sistémicos, que esta creencia política ha sido
interpelada una y otra vez, ha sido cuestionada y puesta en evidencia.
La pregunta es entonces: ¿Qué es lo que empuja a este imaginario ególatra a los políticos? ¿Qué es lo que empuja al pueblo o parte de él, a
compartir este imaginario, de una manera cómplice y concomitante? ¿Qué clase de relaciones se establecen entre políticos y pueblo, sobre todo con
los políticos populistas? Elsio Lenardão encuentra una clave de estas
relaciones de dependencia, de expectativa y esperanza, de economía política moral, que, en resumidas cuentas, puede figurarse como hurgar
en el avispero de las necesidades. El político populista convoca al pueblo, a los “pobres”, convocando a sus necesidades, hurgando en las carencias,
en las demandas dichas y no dichas, empero manifestadas corporal y materialmente como escasez o falta. Los “pobres”, los marginados, los
discriminados, los vilipendiados, encuentran en el político populista al
61 Camila Moreno: Economía verde: En lugar de una solución, la nueva fuente de acumulación primitiva. En el libro Alternativas al capitalismo-colonialismo del siglo XXI. Grupo Permanente de Trabajo sobre Alternativas al
Desarrollo. Fundación Rosa Luxemburgo. Quito 2013.
padre que no tuvieron, que los abandonó a su suerte. Al caudillo que los
abraza, le muestra su afecto, que forma parte de su miserable hogar, pues los visita en el barrio. La relación es afectiva; el lazo es sentimental,
el compromiso es moral, más que político.
De entrada Elsio Lenardão dice que la preocupación de la investigación es
identificar los factores que expliquen la permanencia de las prácticas clientelares, que involucran a sectores populares, prácticas que
configuran el campo político brasilero. A partir de la investigación empírica sobre relaciones clientelares en la ciudad de Londrina, al interior del
Estado de Paraná, en el sur de Brasil, se contrastan interpretaciones sobre el mismo tópico; tesis evaluadas críticamente a la luz del develamiento
hecho por los testimonios populares entrevistados. Entre los autores más notorios contrastados se encuentran Francisco Pereira Farias62 y Jessé
Souza63. El político de referencia es Antonio Belinati, quien establece una relación personalizada con sus electores, conformando una clientela. Elsio
Lenardão dice que la personalización de la relación política es esencial en la formación de clientelas. La proximidad personal y contacto directo con
el votante, construyen relaciones afectivas, que le permiten crear y
mantener vínculos morales, fundados en compromisos personales y de "amistad", que hacen de soportes de las relaciones clientelares64.
Lenardão define el clientelismo político como la modalidad que obtiene el
control de un contingente de votos y retiene el apoyo político de su electorado cautivo, por medio de la cooptación o si se quiere, enganche,
ofreciendo “favores”, ya sea en forma de dinero, apoyo al acceso a servicios, como el agua, la luz, alimentos, construcción, así como el
acceso a puestos de trabajo, también el acceso a la atención de salud, al tratamiento médico, a la obtención de medicamentos. En términos
generales, se podría decir, que estas relaciones afectivas y de dependencia, forman parte de lo que hemos llamado economía política
62 Ver de Farias, Francisco Pereira: Clientelismo e democracia capitalista: elementos para uma abordagem
alternativa, em Rev. Sociologia Política (Curitiba) Nº 15, novembro. 63 Ver de Souza, Jessé: Uma interpretação alternativa do dilema brasileiro, em A modernização seletiva
(Brasília: Ed. UNB); Democracia e personalismo para Roberto Da Matta: descobrindo nossos mistérios ou sistematizando nossos autoenganos?, em Souza, Jessé (org.); Democracia hoje: novos desafios para a teoria democrática contemporânea (Brasília: Ed. UNB); A construção social da sub-cidadania, em Textos Ciências Sociais (Londrina: Publicação do Deptº. de Ciências Sociais); A constituição da modernidade periférica, em Souza, Jessé (org.) A construção social da subcidadania: para uma sociologia política da modernidade periférica (Belo Horizonte: Editora UFMG; Rio de Janeiro: IUPERJ); Modernização periférica e naturalização da desigualdade: o caso brasileiro, em Scalon, Celi (org); Imagens da desigualdade (Belo Horizonte: Ed. UFMG; Rio de Janeiro: IUPERJ/UCAM). 64 Ver de Elsio Lenardão Algumas razões da permanência do clientelismo político no Brasil contemporâneo. Ob. Cit.; Pág. 274.
del chantaje65. Pues, en el fondo hay como una coerción; si votas por mi
tendrás beneficios. Como Lenardão aclara, esta expectativa popular no forma parte de los derechos civiles, de los derechos ciudadanos, no se
asume que sus demandas son derechos, que el Estado está obligado a
atender, sino se considera comúnmente como logros posibilitados por mediación del compadre, del padrino, del político populista, que se acerca
a ellos en códigos afectivos.
Lo inquietante del análisis de Elsio Lenardão es que su prospección, auscultación, geología, podríamos decir nosotros, de estas relaciones
clientelares, de estos espesores de relaciones, que muestran su voluminosidad afectiva y moral, es que nos abre a interpretaciones de la
complejidad componente de las relaciones sociales, ocultadas por los análisis formales de las ciencias sociales de la modernidad. Las ciencias
sociales han reducido las relaciones sociales a lazos abstractos, a líneas de conexión abstractas, mejor si son susceptibles de cuantificación. Las
relaciones dejan de ser así relaciones vivida, sufridas, afectivas, para llegar a ser relaciones de cálculo económico, de cálculo de costo y
beneficio, en su forma más abstracta, o relaciones sujetas a procesos de
racionalización, es decir, modernización. Este es el cuadro abstracto construido por las ciencias sociales. Nada más lejos, como ellos mismos
dicen, los científicos sociales, de la “realidad”. Las relaciones efectivas no dejan de ser nunca sino singulares, complejas, entrelazadas, afectivas,
sentidas. La racionalidad efectiva, no la abstracta, la racionalidad integrada a la percepción y a la experiencia, interviene para interpretar,
justificar, explicar, legitimar los actos.
Si las relaciones clientelares siguen siendo vigentes en el desenvolvimiento político de Brasil, también lo son en el desenvolvimiento
político de América Latina y el Caribe, comprendiendo sus variedades, diferencias contextuales e históricas. Tampoco podemos llegar a decir,
como de alguna manera se supone en la interpretación de Lenardão, así como de analistas latinoamericanos de prestigio, que esto del
clientelismo, mejor dicho, en su amplitud, esto de las relaciones sociales
en su espesor afectivo se dan sólo en las experiencias de las modernidades “periféricas”. De ninguna manera, el mundo que
compartimos, en su geopolítica diferencial y racial, que separa, representativamente, “centros” y “periferias”, es un mundo integrado, a
pesar de sus contrastes, de sus desigualdades, de sus contradicciones, de sus antagonismos. Lo que pasa es que en las “periferias” se manifiesta
más elocuentemente el fenómeno descarnado del poder. Quizás, en las
65 Ver de Raúl Prada Alcoreza Cartografías histórico-políticas. Ediciones Rincón; La Paz 2014. Dinámicas moleculares; La Paz 2014. También revisar Descolonización y transición. Abya Yala; Quito 2014.
sociedades autonombradas como “desarrolladas”, se logra, mas bien,
ocultar estos fenómenos complejos de las dominaciones, salvo en momentos de crisis de valores, como cuando se dieron las emergencias
del nacional socialismo, en Alemania, y del fascismo, en Italia.
En vano los científicos sociales, entre ellos los economistas del “primer
mundo”, pretenden mirar desde “arriba”, con aire de superioridad o, mejor dicho, en el mejor de los casos, como evaluando una situación que
habrían superado, situación reconocida como transición dramática de los países del “tercer mundo” y del “segundo mundo”. Pues ellos, los “países
desarrollados”, a pesar de todas las apariencias tecnológicas y de acumulación de capital, nunca salieron de la naturaleza. Nunca escaparon
de las dinámicas de la vida, entre ellas del acontecimiento proliferante y contrastante de los afectos. Les falta humildad para poder aprender, les
falta, por lo tanto, predisposición a saber, a conocer, la complejidad del embrollo social donde ellos también están metidos. En este sentido las
sociedades llamadas “periféricas”, equivocadamente, enseñan descarnadamente sobre las dinámicas complejas de la modernidad
heterogénea.
Es avisado pretender una epistemología del sur, cuando somos un mundo
integrado en su diferenciación, contrastes y contradicciones. A estas alturas de las investigaciones históricas, ya sabemos que el sistema-
mundo capitalista, que, si se quiere, contiene el núcleo del modo de producción capitalista, que no puede ser sino mundial, nace, como
sistema, en lo que llaman los teóricos de la dependencia “periferias”. Las empresas, los emprendimientos descomunales, con todas sus violencias
desbocadas, con todos sus conglomerados, mezclas, entrelazamientos, sosteniendo la versatilidad y la vertiginosidad de la modernidad, se dan
primordialmente en las llamadas “periferias”. Ahí están como ejemplo las plantaciones de caña, de café, de tabaco, de frutas; también están los
campamentos mineros; en su envergadura descomunal, el tráfico y comercio de esclavos. Ahora, podemos hacernos la pregunta: ¿Dónde
está el núcleo del capitalismo? No está en lo que se ha identificado en la
geopolítica del sistema-mundo como “centros”, sino en las “periferias”. Los que apuestan por una epistemología del sur están equivocados; no se
va encontrar la posibilidad de la emancipación en los lugares no tocados, no enajenados, o, si se quiere, mejorando el ejemplo, para que no sea
tan simple, en la pureza de lo propio, en el sentido de lo que resiste, en sentido que guarda las tradiciones, aunque mezcladas con los toques de
la modernidad. Esto es buscar en la utopía de un pasado o en la utopía de un presente, pretendido virgen, la tierra prometida. Esto no deja de
ser mesianismo y cristianismo heredados, traducidos a lenguajes políticos y teóricos modernos. La importancia de la inmensa “periferia” dominada
por un “centro” dominante es que el secreto del capitalismo se encuentra
precisamente ahí, en la inmensa geografía diferencial de las “periferias”. Las “periferias” son el lugar del despojamiento, la desposesión, la
explotación, el abigarramiento y la suspensión, dadas en magnitudes
descomunales. Para decirlo de una manera ilustrativa; el capitalismo no es exactamente la acumulación, como ha creído la economía política y la
crítica de la economía política, sino lo contrario, es el despojamiento, la desposesión, la explotación. El capitalismo sólo se puede descifrar por la
magnitud, la elocuencia desgarradora, de sus violencias desbocadas, en contra de la naturaleza, tanto humana como de todos los seres de la
madre tierra.
La tarea de la crítica no era ponderar el capitalismo por el progreso o por el desarrollo, menos, como dicen los marxistas, por el desarrollo de las
fuerzas productivas. Al capitalismo habría que conmensurarlo por su capacidad destructiva. Para decirlo metodológicamente, lo que llaman
progreso y desarrollo son efectos de la destrucción. Los economistas, los científicos sociales, han construido su explicación a partir de los efectos,
no de las causas. Aunque suene dicotómico, incluso reductivo, lo que
decimos pretende poner, como se dice, las cosas en su sitio. Ciertamente, es simple considerar esta relación lineal casualista, incluso determinista,
de causa y efecto. Sin embargo, tiene un valor; mostrar el absurdo de la interpretación unilateral de las ciencias sociales y de las ciencias
económicas, así como del propio marxismo.
Retomando el tema, dejemos el contexto mayor en lo siguiente: la generación del capitalismo no parte del llamado “centro” del sistema
mundo sino de la llamada “periferia”.
La investigación y el análisis, en el que está involucrado Lenardão, es el recorrido descriptivo y analítico de una pesquisa que toca un tópico
fundamental, por así decirlo; el espesor de las relaciones políticas. Esta investigación y el análisis nos dan la oportunidad de develar, de hacer
visible, lo que ha ocultado el racionalismo formal y abstracto de las
ciencias sociales y económicas. La complejidad de relaciones que se dan en dinámicas que conjugan y combinan plurales disposiciones corporales,
la multiplicidad inherente a la experiencia social y a la percepción social. Aunque en las llamadas “periferias” se de esta relación de manera
descarnada, y en los llamados “centros”, mas bien, se oculte, pero no desaparezca, lo importante es comprender que las relaciones sociales,
entre ellas las relaciones políticas, se dan en los flujos y compulsiones de espesores sensibles, de hombres y mujeres. Este acontecimiento, que
deviene de la vida, en su pluralidad, es el substrato de todas las contingencias y devenires sociales, aunque aparenten, racionalidad,
formalismo, representación abstracta. Esto no es más que una comedia,
para decirlo categóricamente.
La tesis es la siguiente: No hay “centros” ni “periferias”. Esto puede
parecer contradecir a los elaboradores de la teoría de la dependencia. Aunque parezca paradójico, es afirmarlos. Ellos nos enseñaron el secreto
del capitalismo, fueron más allá de Marx, nos enseñaron que el desarrollo produce subdesarrollo, que el subdesarrollo produce desarrollo, que nos
encontramos en un sistema-mundo cuya geografía diferencia “centros” de acumulación y concentración de capital y “periferias” despojadas y
desposeídas de sus recursos. Ellos nos enseñaron que el capitalismo significa dependencia. Nunca hemos reconocido suficientemente el aporte
conceptual de los de la teoría de la dependencia, teóricos del Sur, por lo tanto epistemólogos del Sur. Ahora pretendemos superarlos, sólo
poniéndole el membrete de epistemología del Sur a un viaje de las actuales carabelas en la nueva conquista del quinto continente, sólo que
esta vez es para encontrar sus secretos espirituales escondidos. Esto no es más que colonialismo en la quinta potencia66.
La teoría de la dependencia, en sus versiones, sobre todo radicales, logró interpretar el mundo, es decir, el capitalismo de una manera integral,
tanto histórica, social, económica, cultural, comprendiendo los fenómenos concretos desatados por el capitalismo, en su relación; es decir, en su
realización, en contradicción con las relaciones consolidadas históricamente en las sociedades variadas, diferenciales, plurales del
mundo. Esa, la teoría de la dependencia, fue, lo que ahora se pretende lograr, sin acierto, epistemología del sur.
66 Llama la atención que cuando se refieren a una nueva epistemología sólo se refieren al campo de las ciencias
sociales, incluyendo a la ciencia histórica, no así, para nada, a las llamadas ciencias duras. ¿Cómo concebir una
ruptura epistemológica si esta es ofertada sólo en una parcialidad del horizonte epistemológico, del complejo
articulado de conocimientos, saberes, ciencias y técnicas? ¿Qué clase de nueva epistemología puede
conformarse si esta responde a un desplazamiento parcial de todo el campo epistemológico, incluso, mejor
dicho, de todo el bloque de espesores, que contienen los planos de intensidad epistemológicos, por así
decirlo? Por otra parte, no se trata de decir enunciados o hacer interpretaciones distintas a los discursos
eurocéntricos, incluso contrastantes y contradictorios. Si se dicen enunciados, si se efectúan interpretaciones,
distintas, incluso contradictorias, desde los mismos procedimientos abstractos, desde la racionalidad
abstracta, que se separa de las percepciones y las experiencias sociales, no se hace otra que pensar de la
misma manera, aunque se pretenda descolonización, con este gesto. De lo que se trata es de crear, inventar,
desatar, otros mundos. Lo que equivale a efectuar una crítica a la racionalidad abstracta, continuando la crítica
de la razón instrumental de Theodor Adorno y Max Horkheimer. Replantear la relación con el mundo o con
los mundos, no desde la representación, sino desde la emancipación de los cuerpos y la liberación de la
potencia social.
Para continuar la labor de estos teóricos latinoamericanos, debemos llevar
a término sus premisas, sus tesis, debemos sacar las consecuencias radicales, de lo que vieron y lo configuraron en el cuerpo teórico
elaborado. Si es como dicen, si estamos en un mundo conformado por la
geopolítica del sistema-mundo capitalista, que diferencia “centros” de “periferias”, entonces el núcleo del capitalismo se encuentra en las
“periferias” despojadas, desposeídas, explotadas y expoliadas. Eso es el capitalismo, la destrucción del planeta y de los ciclos de vida. Lo que pasó
con las “periferias” ahora le toca a los “centros”; el capitalismo especulativo, en su etapa de dominio absoluto financiero, requiere
despojar y desaposesionar también a los pueblos de las sociedades de los “centros” del sistema-mundo capitalista. Ese es el costo de fabuloso
crecimiento estadístico.
Volviendo nuevamente al análisis de Lenardão, nos encontramos con lo que podemos llamar, provisionalmente, el substrato de la política, lo que
el mismo Lenardão llama economía política moral. Nos encontramos que la política, en la mejor versión, no solamente es poder constituyente67,
desmesura, desacuerdo68, democracia efectiva, prejuicio de la igualdad,
desmesura de la parte que reclama ser el todo69, sino que, lo es, todo esto, porque en su substrato, si se quiere, metafóricamente, en su cueva,
es desmesura dinámica de a afectividad. Esto concuerda con la definición de los biólogos contemporáneos, quienes definen la vida como memoria
sensible.
¿Cuáles son las consecuencias teóricas de estos encuentros, de estos descubrimientos de la investigación? Para decirlo categóricamente, las
ciencias sociales, entre ellas la ciencia política, se han movido en apariencias, en las apariencias de la representaciones abstractas; estaban
tan encima, tan arriba, que no consideraron digno dedicarse a estudiar estos fenómenos tan paradójicos, complejos, enrevesados, afectivos, de
las relaciones sociales efectivas; es decir, de relaciones sociales compuestas por la complejidad de niveles, de sedientos, de
estratificaciones, de espesores afectivos, que hacen a lo que una corriente
sociológica ha llamado vida cotidiana70. Cuando se considera este magma social nos vemos ante la necesidad de descifrar la complejidad desde la
complejidad misma, evitando reducirla a simplificaciones escuetas, con el objeto de operatividad, o con el objetivo de lograr eficacia explicativa, que 67 Concepto propuesto por Antonio Negri.
68 Conceptos propuestos por Jacques Rancière.
69 Ver de Jacques Rancière El desacuerdo. Política y filosofía. Ediciones Nueva Visión; Buenos Aires. 70 Nos referimos a Ágnes Heller, más filósofa que socióloga, quien elabora una monumental obra sobre Sociología de la vida cotidiana. Ediciones Península; Barcelona 1977.
no es otra cosa que la reproducción de un modelo casualista o
determinista.
El estudio de las relaciones clientelares en política nos muestra no
solamente una relación paternalista y de dependencia, alejada de la consciencia de los derechos, como dice el investigador, sino la
persistencia, usando las palabras del autor, de la dinámica afectiva, en todos los campos y niveles, si se quiere, mesetas, usando a Bourdieu y
Deleuze. Es el reclamo, para no decir, el reconocimiento, como plantea Hegel en la Fenomenología del Espíritu. Es la demanda, como platea
Ernesto Laclau. Es el grito como propone Enrique Dussel; pero, no la víctima, como el mismo propone; pues esta figura es derrotista, nihilista,
profundamente cristiana, por lo tanto colonial. El y la reclamante, el y la demandante, el y la del grito, no es una víctima, es la resistencia que
teme el poder; en mayor sentido, es el rebelde que aterra al poder. La victimización es la conducta que complementa a la violencia del poder.
Son las heridas y las llagas que se muestran para condoler al dominador, al amo, al patrón. Esta postración es una derrota. Lo que nos enseñaron
nuestros pueblos sublevados es que no son víctimas, sino son la
desmesura vital sublevada contra la maquinaria abstracta del poder. Hablar de víctimas es hablar el lenguaje de los sacerdotes.
Lenardão dice que el clientelismo aparece más como una lealtad
claramente moral, afincada en las relaciones personales, decodificada a partir de valores. No se puede olvidar que la concomitancia fue gestada a
partir de "favores", recibidos del político por parte de los votantes. Estos “favores” se efectúan al margen del sistema institucional; ambos, el
elegido y los electores, suponen que el sistema institucional no funciona. Lo que hacen es como una complicidad “anti-sistémica”, por así decirlo,
aunque parezca paradójico y hasta contradictorio, incluso exagerado. Suponen ambos que hacen un ardid al sistema, que están comprometidos
en esta complicidad. No solo hay colaboración, reciprocidad o expectativa, incluso, mejor dicho, ilusión de reciprocidad, sino que ambos conforman
la política a partir de esta relación afectiva; trastocan, por así decirlo, la
institucionalidad formalizada y dominante de la política. No se crea, no se puede reducir, a la hipótesis, de que el político populista se aprovecha del
elector, del “pobre”, del demandante; esto es reducir la complejidad política a la figura estereotipada del aprovechador. En verdad, para decirlo
de esa forma, el político populista llega a creer que, en algún momento, es también un transgresor.
Hay pues como un drama entre ambas partes, el político, por un lado, y
los/las electoras, la clientela, por otro lado; ambos constituyen la política efectiva en un país concreto, en un periodo determinado. Ambos,
escúchese bien, construyen el poder político efectivo, tal como se da, con
sus legitimidades logradas, que son precisamente estas, las afectivas. ¿A esta experiencia vamos a descalificarlas como falta de consciencia de
clase? ¿La consciencia de clase es la conciencia racional abstracta? ¿No
estamos, mas bien, ante la consciencia efectiva, usando este concepto discutible de la tradición filosófica moderna, cuando atendemos a las
maneras concretas de cómo se dan las experiencias sociales? No buscamos, de ninguna manera, hacer una apología del populismo,
entiéndase bien, pues nunca faltan los jueces que buscan culpables, sino buscamos tratar de encarar un fenómeno tan complejo como la
genealogía de la política, no a partir de diagramas de poder, como nos enseñó Foucault, sino cono génesis de los sentimientos, de las
percepciones, más cerca de Nietzsche. Sobre todo, como les gusta decir a los de-coloniales, más cerca de las cosmovisiones indígenas. Lo que se
da entre el elegido y el elector es un drama de poder. Uno, el primero, cree dominar, cuando está, por así decirlo, en el poder, cree controlar
desde la maquinaria abstracta de poder; sin embargo, es esta máquina abstracta la que domina efectivamente. El otro, los y las otras, creen
obtener beneficios, en esta relación clientelar, cuando lo que ocurre es
que se ilusionan con dádivas, que ciertamente compensan, imaginariamente, a sus sufrimientos. Como dijimos en un texto, usando
lo que desechamos, esa figura de la víctima, pero, esta vez para ilustrar, ambos son víctimas de esta fenomenología, más que una genealogía, del
poder71.
La investigación de Lenardão nos invita a replantar las representaciones, a partir de las cuales, consideramos el mundo contemporáneo.
Requerimos de un desplazamiento epistemológico, no al estilo del que reclama una epistemología del sur, sino del que parte de las experiencias
colectivas, que manifiestan constantemente lo complejo de lo concreto, lo plural de las singularidades, los espesores de las relaciones, la
ebullición de los espesores afectivos. Para decirlo figurativamente, el Sur es la totalidad, Sur y Norte, afectado por un sistema-mundo integrado a
partir de la acción de desposesión y despojamiento; es decir, de la
expoliación y captura de la energía vital. Una epistemología desde el Sur es la epistemología que es capaz de comprender la integralidad de un
mundo que funciona destruyendo la vida, aunque se presente una apariencia de bonanza en un norte y una evidente carencia en el sur.
Decir que las relaciones sociales, entre ellas las relaciones políticas,
funcionan a partir de sus espesores afectivos, es replantear radicalmente
71 Ver de Raúl Prada Alcoreza Acontecimiento político. Editorial Rincón; La Paz 2014. Dinámicas moleculares; La Paz 2014.
la interpretación del mundo contemporáneo. La teoría de la transición a
la modernidad se viene abajo; la tesis de que la herencia de las relaciones tradicionales, entre ellas las clientelares, explica el “atráso” y la magnitud
de las desigualdades, tomadas como pre-modernas, se viene abajo. La
tesis, criticada por Lenardão, de que las desigualdades perversas se deben a la herencia de relaciones tradicionales, se viene abajo, cuando
más bien son consecuencia de la “modernidad periférica”. Lo sorprendente es que las desigualdades abismales se deben a los
proyectos desarrollistas implementados, a la búsqueda de progreso y desarrollo, a la “modernidad periférica”. Lo paradójico, es que una especie
de amortiguación a la desigualdad aparece con estas relaciones complicadas clientelares, en sus códigos populistas.
Nadie dice, pues los ortodoxos interpretan maniqueamente, que esta
relación, la clientelar populista, es emancipación o algo parecido o próximo. De ninguna manera; es una relación de dominación. Sin
embargo, hay que entender, que las relaciones de dominación son variadas y diferenciales. La relación de dominación, basada en el
clientelismo, no deja de ser relaciones de poder; empero, su efectividad,
es decir, su realización, se efectúa comprometiendo afectos, compromisos morales. Por eso, podemos decir, que esta relación forma parte de un
drama, un drama donde los elegidos y los electores se embarcan al abismo, pues el poder, como lógicas de las dominaciones, y el capital,
como lógica de despojamiento, en contraste, como lógica de acumulación, no se reproduce concediendo “favores”, sino inscribiendo en los cuerpos,
la domesticación, la disciplina, la sumisión, la obediencia. Cuando no hay los suficientes recursos como para mantener la masiva demanda, los
“favores” son solo promesa, en su elocución, son bonos, que mantienen a los desposeídos en la permanente expectativa. De todas maneras, hay
que comprender la especificidad de estas formas de dominación afectivas, pues no funcionan de la misma manera que las formas de dominación
burocráticas o las formas de dominación directamente violentas. Estas formas de dominación exaltan la ilusión de la proximidad por la elocuencia
de los símbolos de afecto, las actuaciones de proximidad, desbordando el
ámbito político de relaciones afectivas. La dominación no es violeta, ni represiva, es seductora.
El acontecimiento Brasil
En memoria de Ruy Mauro Marini, teórico de la dependencia,
militante de la liberación continental, marxista heterodoxo,
participe de la creación de una episteme latinoamericana y del
Caribe.
A modo de nota de cabecera
Por la importancia de los temas tratados en el libro de Raúl Zibechi Brasil
potencia, presentamos los ensayos por tópicos. En este sentido, ahora
exponemos el debate sobre el subimperialismo como pieza de la segunda parte
de la tercera incursión en la historia reciente.
Breve historia de un subcontinente
Brasil siempre ha sido un desafío para el análisis. Brasil, no sólo como
formación económico-social, de acuerdo al concepto marxista, que intenta
adecuar el concepto abstracto de modo de producción a conformaciones
históricas efectivas, concretas y complejas, sino formaciones sociales,
territoriales, ecológicas complejas, ampliando la idea de formación a la
perspectiva móvil, integrada y articulada de la complejidad. Dejemos a
un lado la discusión sobre el concepto de formación, no sólo en lo que
respecta a sus estructura categorial, sino al sentido mismo, el sentido
dado por las fuerzas integrantes; ¿quién o, mejor, quienes forman? Esta
es la pregunta; no tanto si el concepto de formación expresa, en su
estructura representativa, la “realidad”, en tanto complejidad.
Brasil es una palabra, por lo tanto un nombre, en este sentido una metáfora. El filólogo Adelino José da Silva Azevedo, considera que se trata
de una palabra de origen celta, barkino traducida al español como barcino. También se interpreta la antigüedad del nombre remontándose a la
lengua de los antiguos fenicios; la palabra nombra a un colorante rojo utilizado para teñir textiles. Tiempo después, la palabra fue adoptada por
los genoveses, transformando su sonido a brazi, que en español era
pronunciada como brasil. El uso dado fue para referirse al palo Brasil; una especie arbórea de la que se obtiene una madera de color rojizo, usada
en la ebanistería, también para la teñido de textiles. Los portugueses nombraron a las tierras arribadas como la isla Brasil, ubicada en el medio
del Atlántico; tierra del palo brasil. Durante la colonia, los cronistas coincidieron en la interpretación del origen del nombre de Brasil. Se puede
nombrar a João de Barros, Frei Vicente do Salvador y Pero de Magalhães Gândavo, compartiendo esta interpretación etimológica.
Otros nombres compitieron en nombrar estas tierras, Monte Pascoal, Isla
de Vera Cruz, Tierra de Santa Cruz, Nova Lusitânia, Cabrália. Durante la época del imperio, el nombre oficial del país fue Imperio de Brasil. En
1967, con la primera Constitución de la dictadura militar, Brasil pasó a llamarse oficialmente la República Federativa de Brasil, nombre que la
Constitución de 1988 conservó. Posteriormente, con la proclamación de
la república, se denominó Estados Unidos del Brasil72.
72 Bibliografia: Azevedo, Aroldo (1971). O Brasil e suas regiões; São Paulo: Companhia Editora Nacional. Barman, Roderick J. (1999). Citizen Emperor: Pedro II and the Making of Brazil, 1825–1891. Stanford: Stanford University Press. Boxer, Charles R. (2002). O império marítimo português 1415–1825; São Paulo: Companhia das Letras. ISBN 8535902929. Bueno, Eduardo (2003). Brasil: uma História; São Paulo: Ática. ISBN 8508082134. Calmon, Pedro (2002). História da Civilização Brasileira; Brasília: Senado Federal. Caravalho, José Murilo de (2007). D. Pedro II; São Paulo: Companhia das Letras. Coelho, Marcos Amorim (1996). Geografia do Brasil; (4ª edición). São Paulo: Moderna. Diégues, Fernando (2004). A revolução brasílica; Rio de Janeiro: Objetiva. Enciclopédia Barsa. Volumen 4: Batráquio-Camarão, Filipe. Rio de Janeiro: Encyclopædia Britannica do Brasil. 1987. Fausto, Boris; Devoto, Fernando J. (2005). Brasil e Argentina: Um ensaio de história comparada (1850–2002); (2ª edición); São Paulo: Editoria 34. Gaspari, Elio (2002). A ditadura envergonhada; São Paulo: Companhia das Letras. Janotti, Aldo (1990). O Marquês de Paraná: inícios de uma carreira política num momento crítico da história da nacionalidade; Belo Horizonte: Itatiaia. Lyra, Heitor (1977). História de Dom Pedro II (1825–1891): Ascensão (1825–1870); 1. Belo Horizonte: Itatiaia. Lyra, Heitor (1977). História de Dom Pedro II (1825–1891): Declínio (1880–1891); 3. Belo Horizonte: Itatiaia. Lustosa, Isabel (2006). D. Pedro I: um herói sem nenhum caráter; São Paulo: Companhia das letras. Moreira, Igor A. G. (1981). O Espaço Geográfico, geografia geral e do
Brasil es un nombre, la metáfora que configura, ahora una compleja formación social-territorial-ecológica, en el contexto del sistema-mundo
capitalista, bajo el dominio y la hegemonía del capitalismo financiero y la
destrucción planetaria del extractivismo. El nombre de los bosques del palo Brasil ahora es el nombre del Estado-nación, de la República Federal
de Brasil, de los Estados Unidos del Brasil. Pero también es el nombre con que se nombra a conglomerados de poblaciones que se distribuyen por
un inmenso territorio, que podemos reconocer como subcontinente interno, dentro del subcontinente de Sud América.
Brasil tiene una superficie de más de 8,5 millones de km²; en
comparación es el quinto país más grande del mundo; el área conmensurada equivalente a poco menos de la mitad del territorio
sudamericano. Delimitado por el océano Atlántico al este, Brasil tiene una línea costera de 7491 km. Al norte limita con el departamento ultramarino
francés de la Guayana Francesa, Sudáfrica, Guyana y Venezuela; al noroeste con Colombia; al oeste con Perú y Bolivia; al sureste con
Paraguay y Argentina, y al sur con Uruguay. Como puede verse tiene
frontera con la mayor parte de los países de América del Sur, a excepción de Ecuador y Chile. La selva amazónica abarca un poco más de tres
millones y medio de km² de su geografía territorial. Este inmenso territorio fue habitado por pueblos y naciones oriundas, antes de la
llegada de los portugueses, quienes arribaron a sus playas en 1500; la expedición de la flota de carabelas fue capitaneada por el marino Pedro
Álvares Cabral.
El Tratado de Tordesillas otorgó al reino de Portugal gran parte del territorio que ahora se nombra como Brasil. La independencia del reino
de Portugal se logró el 7 de septiembre de 1822. Se constituyó en un imperio antes de convertirse en una república. La primera capital fue
Salvador de Bahía, después Río de Janeiro, con el tiempo, en la contemporaneidad del siglo XX, se construyó una nueva capital, Brasilia.
La Constitución, promulgada en 1988, forma parte del nuevo constitucionalismo latinoamericano. La Constitución define a Brasil como
una república federativa presidencialista. La federación está formada por la unión del Distrito Federal, veintiséis estados federales y cinco mil
Brasil; (18ª edición). São Paulo: Ática. Munro, Dana Gardner (1942). The Latin American Republics; A History; Nueva York: D. Appleton. Rodrigues, José H.; Seitenfus, Ricardo A.S.; Boechat, Lêda (1995). «Capítulo 15.5». Uma história diplomática do Brasil, 1531-1945; Civilização Brasileira. Schwarcz, Lilia Moritz (1998). As barbas do Imperador: D. Pedro II, um monarca nos trópicos; (2ª edición). São Paulo: Companhia das Letras. Skidmore, Thomas E. (2003). Uma História do Brasil; (4ª edición). São Paulo: Paz e Terra. Souza, Adriana Barreto de (2008). Duque de Caxias: o homem por trás do monumento; Rio de Janeiro: Civilização Brasileira. Vainfas, Ronaldo (2002). Dicionário do Brasil; Rio de Janeiro: Objetiva. Vesentini, José William (1988). Brasil, sociedade e espaço – Geografia do Brasil; (7ª edición). São Paulo: Ática. Vianna, Hélio (1994). História do Brasil período colonial, monarquia e república; (15ª edición); São Paulo: Melhoramentos. Ver
Wikipedia: Enciclopedia Libre.
quinientos sesentaicinco municipios. Contando con la cuantificación de los
últimos censos, Brasil ha sobrepasado los 200 millones de habitantes; lo que hacen del país el quinto más poblado del mundo; sin embargo, la
distribución demográfica desigual configura y define un bajo índice de
densidad poblacional. Esto se debe a que la mayor parte de su población se concentra a lo largo del litoral, mientras en el interior del territorio la
población se distribuye sumando dispersiones demográficas escazas.
El idioma oficial y el más hablado es el portugués; en comparación con Portugal y otros países de habla portuguesa, se convierte en el mayor
país portugués-hablante del mundo. La mayor parte de su población es católica; contando con su acumulación poblacional, es el país que cuenta
con más católicos del mundo. Se puede considerar a la sociedad brasileña multicultural y multiétnica; entrelaza y mezcla, población de
descendientes de europeos, indígenas, africanos y asiáticos.
La ponderación estadística de la economía brasileña la convierte como la mayor de América Latina y del hemisferio Sur; si se toma en cuenta el
PIB nominal, es la sexta economía mayor del mundo; considerando la
paridad del poder adquisitivo (PPC), es la séptima economía mundial. Por lo tanto, Brasil es de las formaciones económicas de más acelerado
crecimiento económico en el mundo, compartiendo esta característica con las potencias emergentes. En lo que respecta a su participación en las
organizaciones internacionales, Brasil es miembro fundador de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), también del privilegiado G20,
así como de la Comunidad de Países de Lengua Portuguesa (CPLP), también de la Unión Latina; obviamente de la Organización de los Estados
Americanos (OEA), así como de la Organización de los Estados iberoamericanos (OEI). Ha sido artífice en la conformación del Mercado
Común del Sur (Mercosur) y de la Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR), además de ser uno de las potencias emergentes conocidas por
la sigla BRICS, que reúne las experiencias recientes de Brasil, Rusia, India, China y Surinam73.
La historia de Brasil no es tan distinta a la del resto de los países sudamericanos de habla castellana, salvo la forma singular de su
independencia, que en gran parte tiene que ver con la decisión misma de la nobleza portuguesa, que huyó de la ocupación del ejército de Napoleón
Bonaparte, que invadió el reino de Portugal, refugiándose en Brasil, asentándose en Río de Janeiro. En 1815, Juan VI, entonces el príncipe
regente de Portugal, en nombre de su madre María I, elevó al Estado de Brasil, una colonia portuguesa, a la condición de Reino soberano en unión
73 Ibídem.
con Portugal. Juan VI regresó a Europa el 26 de abril de 1821, dejando a
su primogénito, Pedro de Alcántara, como príncipe regente. El gobierno portugués intentó transformar a Brasil en una colonia una vez más,
privándolo de los derechos que poseía desde 1808. Los brasileños se
rehusaron a ceder; ante esta resistencia Pedro se apegó a su causa, declarando la independencia del país el 7 de septiembre de 1822. El 12
de octubre, Pedro fue declarado el primer emperador del Brasil y coronado como Pedro I el 1 de diciembre. Por lo tanto, la independencia de Brasil,
más que resultado de una guerra de independencia fue una escisión del reino de Portugal, por decisión de parte de la monarquía, la que residía
en Río de Janeiro.
Si ese fue el procedimiento formal, institucional, de la independencia; la conflagración independentista no dejó de darse; la guerra de la
independencia concurrió de una manera intermitente y desplegándose en la forma de dispersión local. Se levantaron las banderas republicanas;
podemos mencionar el suceso de la Conspiración Minera, dirigida por Tiradentes. De todas maneras, en el siglo XIX el panorama “ideológico”,
si así podemos hablar, era, mas bien, confuso; una parte de las clases
dominantes seguía a favor de la monarquía; otra parte, quizás menor, aunque apoyada por la polifacética “clase media”, se sentía republicana;
en tanto que la mayoría de la población, explotada, discriminada y marginada quedaba en condición de silencio; no se reconocían sus
derechos; hablamos de indígenas, de esclavos, de descendientes de esclavos, de mestizos y mulatos, y ciertamente de las mujeres. Como
dijimos, de todas maneras, a pesar la independencia formal, declarada por Juan VI, la guerra de independencia de Brasil se propagó por casi todo
el territorio, aunque de forma diseminada y dispersa. Se puede decir que lo que quedaba del ejército portugués se rindió el 8 de marzo de 1824.
Como acto formal, la independencia fue reconocida por Portugal el 29 de agosto de 1825; este gesto institucional se ratificó en el tratado de Río de
Janeiro.
Decíamos que la conquista portugués no se diferencia de la conquista
española, no sólo porque ambas son ibéricas, sino por el estilo, la genealogía de la violencia y el poder. Cientos de naciones originarias
fueron sometidas a la violencia de la guerra de conquista, incluso sus pueblos fueron esclavizados, los cuerpos vendidos a los mejores postores.
Se hacían incursiones para cazar “ganado” humano, destruyendo pueblos y sociedades. Las sociedades coloniales, tanto españolas como
portuguesas, así como británicas y francesas, se construyeron sobre cementerios indígenas.
Otra diferencia puede encontrarse en la formación económica colonial. La
colonia portuguesa brasilera construyó su economía sobre las plantaciones cafetaleras y la exportación del café al mercado
internacional. Fue después, de la crisis de los precios del café, que la
economía colonial se desplazó a la extracción del oro, en Mia Gerais. Fue cuando, quizás, la formación económica colonial portuguesa se pareció
más a la formación económica colonial española. Como efecto y continuidad de la pugna ibérica, el conflicto entre españoles y portuguesas
se prolongó extraterritorialmente, a pesar del Tratado de Tordesillas. Los portugueses se extendieron al sur y penetraron tierra adentro, también
incursionaron hacia el oeste, así como al noroeste, lo mismo al sur-oeste y sur; es decir, en todas las direcciones cardinales. Los afectados por
estas incursiones “paulistas” no solo fueron los españoles. En 1809, los portugueses invadieron la Guayana Francesa, llevando al nuevo
continente la guerra europea de británicos contra franceses, apoyando los portugueses a los británicos. Cuando franceses y británicos acordaron la
paz, la ocupación portuguesa de la Guayana francesa llegó a término; después de un lapso, en 1817 la Guayana fue devuelta a Francia. Esta
inclinación por la expansión continuó después de la independencia;
habiendo los portugueses invadido lo que se conoce como la Banda Oriental, que fue posteriormente rebautizada como Provincia Cisplatina,
esta ocupación se mantuvo. Con el objeto de su recuperación, en el año 1825, las Provincias Unidas del Río de la Plata iniciaron una guerra de
reintegración; esta guerra duró hasta 1828. Como resultado de la guerra se plasmó un acuerdo entre las partes, criollos mestizos descendientes de
portugueses y criollos mestizos descendientes de españoles; el acuerdo disponía la independencia de la provincia oriental.
Sin embargo, en esta comparación entre las colonias portuguesas y
españolas, en contraste con las diferencias, se dan también las analogías con las colonias españolas; como por ejemplo, las guerras intestinas se
propagan. Decimos esto, no sólo por el enfrentamiento entre republicanos y monárquicos, sino como resultado de la confrontación de fracciones
dominantes.
En resumen, el 25 de marzo de 1824 se promulgó la primera Constitución.
El 7 de abril de 1831, Pedro I abdicó, quedó como sucesor, Pedro II, su hijo de cinco años. Considerando su edad, se creó una regencia; causa de
conflictos internos. Estallaron los conflictos; ocasionando una regencia en constante crisis. Los grupos en conflicto no estaban en contra de la
monarquía; sin embargo, llevaron lejos los desenlaces, declarando la secesión de sus provincias como repúblicas independientes; la condición
para deponer su actitud beligerante fue exigir un gobierno
institucionalizado. Esta fue la razón para que Pedro II fuese declarado
emperador prematuramente74.
La Constitución republicana fue promulgada en 1891; se convocó a
elecciones directas el año 1894. Votaban hombres, propietarios privados
74 Brasil Fuente: http://es.wikipedia.org/w/index.php?oldid=75007117 Contribuyentes: !R¡€, -Erick-, .Sergio, 1297, 1969, 209.88.104.xxx, 5truenos, 80-24-113-138.uc.nombres.ttd.es, A ver, Aalvarez12, Acocris, Addicted04, Adelius, Ademario neto, Aerotomate, Affeno, Affleck, Afrox, Ahmeto, Airunp, Airwolf, Akjalisco, Alakasam, Alberto Salguero, [email protected], [email protected], Alejandrocaro35, Alejogeovanny, Alelapenya, Aleposta, Alex Hewett, Alexcetera2, AlfaSimon, Alfredo Molina, Alfredobi, Alhen, Aliman5040, Alonso de Mendoza, Alpinu, Alstradiaan, Altovolta, Alvaro qc, Alvaroantonio123, Amadís, Amaia imaz gasalabaster, Amistad2008, Andreasmperu, Andres95vdp, Andresrosario, André Astete, André Martín Espinal Lavado, Andrés Cortina, AngRaf, Angus, AnselmiJuan, Antonio V. 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Funkodd, Rbonvall, Rcidte, Rdosantiago, Relleu, Retama, Rhaniel Santos, Ricardojmercado, Richy, Ricky77, Rigenea, Robert Laymont, Roberto Fiadone, Roblespepe, Rodrigod1997, Rojasoscar1, Rol 01, Romanm, Ronaldo16, Rosarino, Rossoneri 100%, Rotlink, RoyFocker, RoyFokker, Rsg, RubiksMaster110, Rubpe19, Rumpelstiltskin, Rαge, Sabanero, Sabbut, Saloca, Samirbouzas, Sanbec, Santiperez, Santista1982, Santjo2011, Sauron, Savh, Scheridon, Sebrev, Segedano, Senock, SergiL, Sergio Andres Segovia, Shadowxfox, Shalbat, Sharkyquack, Shooke, Siabef, Smartin571, Snico, Sonlocos, Soulreaper, SoundGarden, Srbanana, SuperBraulio13, Supermanue, Superzerocool, Susleriel, Südlich, THEUPNA2009, TONALTEPETL, Taichi, Tano4595, Tanosiglia182, Tarsie, Technopat, Tegin, TeleMania, Tempere, Template namespace initialisation script, Tequendamia, Thanos, Thiagoreis leon, Tigrenick, Tirithel, Tláloc, Tomas00000000, Tomatejc, Tonyyyz, Tortillovsky, Tostadora, Trasamundo, Travelour, Travieso94, Tupeorpesadilla.com718, Ty25, UA31, Ucevista, Ulfilas5, Ultra JG, Urdangaray, V.H.C, VanKleinen, Varano, Veon, Viajobien, Victorestelles, Vini 175, Vitamine, Vizcarra, WABBAW, Waka Waka, Waker, Warko, Wedrey, Wesisnay, WhisperToMe, WikiLodge, Wikipedico wikipedico, Wikiperuvian, Wikisilki, Wilber9r, Winvrpub54, Wira, Workadded, X.joorge, XalD, Xandi, Xatufan, Xexito, Xpz69, Yabama, Yakoo, Yasuri, Yerco, Yilku1, Youssefsan,
Zalovitch, Zapote18, ZeneizeForesto, Zeroth, ZrzlKing, Zyder, cache64.uni-koblenz.de, conversion script, 2544 ediciones anónimas. Ver Wikipedia: Enciclopedia Libre.
e ilustrados, en un contexto de una amplia mayoría poblacional
analfabeta. Las mujeres quedaban excluidas de la participación electoral. En este periodo inicial republicano, el Estado-nación de Brasil se vio
involucrado en la Guerra del Acre con Bolivia, llamada también la guerra
del caucho, en el periodo del auge de la goma en el mercado internacional. Una sucesión dilatada de crisis políticas marcó un decurso difícil; la crisis
del ensillamiento y de la Revuelta de la Armada en 1891, fueron las más ostensibles. El periodo del siglo de la ilustración fue afectado por un ciclo
prolongado de desequilibrio financiero, acompañado por inestabilidades políticas, con efectos negativos en el campo social. Siguiendo esta
secuencia tortuosa en el siguiente siglo, las primeras décadas del siglo XX fueron problemáticas; sin embargo, en este tramo sinuoso se dio lugar la
consolidación de la flamante república. Se desataron rebeliones; entre las que descuellan la Revolución Paulista, la Revolución del Fuerte de
Copacabana, la de la Comuna de Manaos y la Columna Prestes. Como clausura de este periodo turbulento, al inicio de la tercera década, en
1930, Getúlio Vargas, que había sido candidato presidencial en las elecciones de ese año, encabezó un golpe de Estado, asumiendo la
presidencia de la república. Desde nuestra perspectiva, desde la
interpretación genealógica, esta clausura de un periodo turbulento y apertura de una época estratégica, marca el momento o el lapso, si se
quiere, dilatando el vértice, del punto de inflexión histórica.
A propósito de la segunda gestión de Getúlio Vargas, en Cartografías histórico-políticas escribimos:
Entre 1937 y 1945, durante el Estado Novo, Getúlio Vargas dio un impulso
fundamental a la reestructuración del Estado y a la profesionalización del servicio público, creando el Departamento Administrativo del Servicio
Público (DASP) y el IBGE. Suprimió los impuestos en las fronteras inter-estatales y creó el impuesto a la renta. Se orientó cada vez hacia la
intervención estatal en la economía y se concentró en impulsar la industrialización. Fueron creados el Consejo Nacional del Petróleo (CNP),
posteriormente llamada PETROBRÁS, y en 1951 la Compañía Siderúrgica
Nacional (CSN), la Compañía Vale do Rio Doce, la Compañía Hidroeléctrica de São Francisco y la Fábrica Nacional de Motores (FNM). Promulgó,
en 1941, el Código Penal y el Código Procesal. Durante 1943, Getúlio Vargas logró la Consolidación de las Leyes del Trabajo (CLT),
garantizando la estabilidad del empleo después de diez años de servicio, descanso semanal, la reglamentación del trabajo de menores, de la
mujer, del trabajo nocturno y fijando la jornada laboral en ocho horas de
servicio75.
Getúlio Vargas sufrió el mismo destino dramático de los caudillos
populistas de ese medio día del siglo XX; aunque no todos llegaron a la decisión definitiva por la que optó el ya entonces dictador de la república
federal de Brasil, salvo el caudillo boliviano nacionalista, héroe de la guerra del Chaco, German Busch. Después del suicidio de Getúlio Vargas
se sucedieron gobiernos provisionales. Este periodo nacionalista retomó su curso democrático eligiendo a Juscelino Kubitschek, presidente en
1956. Kubitschek fue el artífice de la fabulosa construcción de la capital federal, Brasilia. Su sucesor, Jânio Quadros, renunció en 1961, menos de
un año después de asumir el cargo. Su vicepresidente, João Goulart, tomó la presidencia, por sucesión constitucional. En el contexto de la guerra
fría, cuando el Departamento de Estado y el Pentágono apadrinaron los golpes de Estado en América Latina y el Caribe, como parte de su
estrategia anti-comunista, João Goulart fue depuesto por el golpe militar de 1964.
La dictadura militar se extendió por un largo periodo; duro un poco más de dos décadas. Recién en 1985 se retornó a la forma democrática
institucional. Tancredo Neves ganó las elecciones; sin embargo, no pudo asumir el cargo; tras la enfermedad y fallecimiento, su sucesor, el
vicepresidente, José Sarney, ocupó su lugar por sustitución constitucional. Su gobierno terminó siendo impopular, debido a los efectos
devastadores de una inflación descontrolada. En este panorama crítico, las elecciones de 1989 llevaron a la presidencia a un personaje casi
desconocido, Fernando Collor de Melo. Este personaje se hizo famoso por escándalos de corrupción; renunció tres años más tarde, a causa de este
motivo. Collor fue sucedido por su vicepresidente, Itamar Franco, quien nombró como Ministro de Hacienda al economista e intelectual Fernando
Henrique Cardos. Se reconoce a Fernando Henrique Cardoso la elaboración del exitoso Plan Real. Fernando Henrique Cardoso fue elegido
como presidente en 1994, volvió a ser relecto en 1998. Se conoce a
Henrique Cardoso como el intelectual de la CEPAL que aplicó el proyecto neo-liberal en Brasil. La privatización de la economía fue la estrategia de
75 Ver de Raúl Prada Alcoreza Cartografías histórico-políticas. Rincón Ediciones; La Paz 2014. Dinámicas moleculares; La Paz 2014. Esta descripción todavía guarda la interpretación de una tradición intelectual latinoamericana, la llamada izquierda nacional, cuya narrativa puede situarse en Abelardo Ramos, también en el trotskismo encarnado en Liborio Justo, así como en Adolfo Pelerman, padre de Juanito Pelerman. Adolfo Pelerman fue como un mentor de Sergio Almaráz Paz. Esta tradición, que interpela a lo que llama izquierda internacional, expresa un apego al imaginario del caudillo, del mito con-vocativo, simbolizado en el cuerpo del hombre-padre carismático. Es indispensable de-construir estos apegos carismáticos, de ninguna manera para retornar a la tesis bonapartista de la izquierda tradicional, sino para develar el dramatismo desgarrador de estos símbolos del poder, así como para evidenciar en su singularidad histórica los dos cuerpos del rey.
este presidente, que después de lograr la estabilización como ministro,
como presidente entregó la economía de Brasil a las empresas trasnacionales, verdaderos factores de poder del orden mundial de
dominación global.
No se podría comprender la asunción al poder del Partido de los
Trabajadores (PT) y la llegada de un dirigente sindical metalurgista a la presidencia, Luiz Inácio Lula da Silva, sin tomar en cuenta las luchas del
proletariado brasilero, así como del movimiento campesino más grande del mundo, el Movimiento sin Tierra (MST); sin considerar sus
capacidades organizativas, así como su influencia en la sociedad brasilera. De la misma manera, no se podría comprender este acontecimiento
político sin la participación de un campo intelectual crítico, de tradición y herencia marxista. Estamos no solamente ante un caso, por cierto dado
en un país gigantesco, de viraje a la “izquierda” de Sud América, sino ante la realización y manifestación de una larga tradición de luchas sociales y
organizativas. Se puede decir que el acontecimiento político del PT en el poder es el resultado de las luchas prolongadas del pueblo brasilero, de
una manera duradera y diferida, teniendo en cuenta la historia efectiva y
el perfil peculiar de las luchas y resistencias, en el contexto de la formación social brasilera. Un análisis comparativo de los gobiernos
progresistas de Sud América, de sus antecedentes, de las luchas sociales y movimientos sociales, puede mostrarnos un cuadro significativo de
analogías y diferencias entre sus historias reciente, la arqueología del presente; por ejemplo, es sugerente comparar el desenlace político de
Brasil respecto de los desenlaces políticos de Bolivia, de Venezuela y de Ecuador. En estos casos la llegada al poder de los llamados gobiernos
progresistas es más accidentada e itinerante; aunque responde también a luchas sociales y movimientos sociales desplazados a lo largo del
tiempo, su secuencia es más turbulenta. Sin dejar de mostrar aproximaciones al largo proceso organizativo brasilero, compensando,
quizás, un apego menor a la organicidad con las pasiones populares, que, por cierto no son menos, sino otra forma de asumir la experiencia social,
la memoria social y construir los saberes colectivos. Ciertamente, a
diferencia de larga construcción organizativa social, concurrida en Brasil, en Bolivia y Ecuador se cuenta con la persistencia de la memoria colectiva
y comunitaria, afincadas en estructuras de larga duración, de las comunidades indígenas, de las luchas y resistencias anti-coloniales.
En adelante nos concentraremos en el libro de Raúl Zibechi, Brasil
Potencia.
La potencia social de Brasil
El concepto de potencia es trabajado por el filósofo crítico y transgresor, para su época (siglo XVII), incluso para las siguientes, reconocidas como
el siglo de la ilustración y el siglo de oro de la filosofía moderna (siglos
XVIII y XIX), Baruch Spinoza, a quien Antonio Negri llama la anomalía salvaje, filósofo temido por Hegel, quien busca ansiosamente domesticar
su filosofía inmanentista y panteísta. Potencia quiere decir capacidad, también energía, así como dinámica, rescatando acepciones antiguas; la
potencia es la fuerza inmanente creativa. Usaremos este concepto primordialmente en este sentido, oponiendo potencia a poder, sobre todo
cuando nos refiramos a la potencia social, no sólo como resistencia, sino sobre todo como alteridad creativa de las dinámicas moleculares sociales.
Sabemos que el concepto de potencia ha sido asimilado y reducido al concepto de poder por la ciencia política, en su contexto epistemológico,
por las ciencias sociales, así como por la filosofía moderna. En cambio, como hemos hecho notar, nosotros diferenciamos y distinguimos el
concepto de potencia, en su sentido spinociano, del concepto de poder, mucho más elaborado por Michel Foucault que los filósofos y científicos
políticos que le antecedieron, pretendiendo descifrar los secretos del
poder. Empero, lo que hicieron es reducir incluso el concepto de poder, al circunscribirlo al Estado76.
Raúl Zibechi, en su libro Brasil potencia; entre la integración regional y
un nuevo imperialismo, se propone debatir el concepto de subimperialismo, propuesto para el análisis crítico por Ruy Mauro Marini,
en su libro La acumulación capitalista mundial y el subimperialismo77. También toma en cuenta de Mathias Seibel Luce O subimperialismo
brasileiro revisitado: a política de integraçâo regional do governo Lula (2003-2007)78; de Fabio Bueno y Raphael Seabra Campos A teoria do
subimperialismo brasileiro: notas para uma (re)discussão contemporánea79; de Pedro Enrique Pedreira O imperialismo brasileiro
nos séculos XX e XXI: uma discussâo teórica80 y de Virginia Fontes O
76 Ver de Raúl Prada Alcoreza Acontecimiento político. Rincón Ediciones; La Paz 2014. Dinámicas moleculares 2014. 77 Ruy Mauro Marini: La acumulación capitalista mundial y el subimperialismo. Cuadernos Políticos, No. 12,
México, ERA, abril-junio, 1977. 78 Mathias Seibel Luce: O subimperialismo brasileiro revisitado: a política de integraçâo regional do governo
Lula (2003-2007), Porto Alegre, Universidad Federal de Rio Grande do Sul, 2007. 79 Fabio Bueno y Raphael Seabra: El capitalismo brasileño en el siglo XXI: un ensayo de interpretación, 25 de
mayo de 2010 en http://www.rosa-blindada.info/?p=351 (Consulta 21/10/2011). 80 Pedro Henrique Pedreira Campos: O imperialismo brasileiro nos sécalos XX e XXI: uma discussão teórica,
ponencia al XXI Conferencia Anual de la International Association for Critical Realism, Niteroi, Universidad Federal Fluminense, 23-25 julio, 2009.
Brasil e o capital imperialismo81. Al describir el contexto en el que escribió
el libro citado Ruy Mauro Marini, década de los setenta, Zibechi aclara:
Cuando Marini se ocupó del expansionismo brasileño utilizando el
concepto “subimperialismo”, el país vivía bajo una dictadura militar que buscaba convertirlo en potencia regional aliada a los Estados Unidos.
Marini formaba parte del grupo revolucionario Política Operária (POLOP), creado en 1961, una organización de izquierda marxista pionera en Brasil
en cuanto a su diferenciación con el Partido Comunista Brasileiro (PCB), que defendía el legalismo parlamentarista y la colaboración con una
supuesta “burguesía nacional”. POLOP fue, además, un semillero del que surgieron importantes organizaciones revolucionarias y notables cuadros
políticos y teóricos82.
No olvidemos que Ruy Mauro Marini es uno de los teóricos más importantes de la conocida Teoría de la dependencia; su libro Dialéctica
de la dependencia es uno de los más conocidos de las obras de los teóricos de la dependencia83. Consideramos a la Teoría de la dependencia como el
aporte fundamental de los marxistas latinoamericanos para la
comprensión del sistema-mundo, concepto, por cierto elaborado por ellos. Entonces es importante detenerse en las tesis de Ruy Mauro Marini sobre
el subimperialismo. En otra sugerente aclaración Zibechi escribe:
Su empeño en diferenciarse del análisis del PCB, que aseguraba que el golpe de 1964 instalaba un régimen “títere” del Pentágono y del
Departamento de Estado, lo llevó a estudiar las raíces del golpe en causas internas vinculadas a cierto grado de desarrollo del capitalismo
dependiente. Marini pensaba que la explicación de un fenómeno político es decididamente mala si toma por clave justamente a un factor que lo
condiciona desde fuera. A la vez observaba las peculiaridades del nuevo régimen, al que consideraba distinto a los anteriores golpes de Estado,
destacando la fusión entre la cúpula militar y la burguesía, la exportación de manufacturas y capitales, y la intervención directa en los países de la
región, siempre en consonancia con el imperialismo estadounidense, para
llevar adelante un vasto proceso de reordenamiento nacional y regional84.
Entre los argumentos vertidos por Ruy Mauro Marini se encuentra, entre los que atienden a la lógica y a la metodología de la investigación y el
81 Virginia Fontes, O Brasil e o capital -imperialismo, Rio de Janeiro, EPSJV, UFRJ, 2010. 82 Raúl Zibechi: Brasil potencia. Entre la integración regional y un nuevo imperialismo. Ediciones desde Abajo; Bogotá 2012; pág. 21. 83 Ver de Ruy Mauro Marini América Latina, dependencia y globalización. CLACSO Ediciones; Buenos Aires 2008. 84 Ibídem: Pág. 21.
análisis, el de que no puede explicarse un fenómeno político como las
dictaduras militares, tampoco un hecho político como el golpe de Estado de 1964, sólo por factores externos; por ejemplo, usando como clave
explicativa la tesis del imperialismo norteamericano. Dice:
Nadie niega la influencia de los factores internacionales sobre cuestiones
internas, principalmente cuando se está en presencia de una economía de las llamadas centrales, dominantes o metropolitanas, y en un país
periférico, subdesarrollado. Pero ¿en qué medida se ejerce esta influencia? ¿Qué fuerza tienen frente a los factores internos específicos
de la sociedad sobre la cual actúa?85
Ruy Mauro Marini no descuida el análisis de las estructuras y dinámicas internas, para precisamente hacer inteligible el efecto de las estructuras
y dinámicas externas, que deberíamos llamarlas, mas bien, mundiales. La izquierda tradicional y los teóricos de esta izquierda, hacen al revés,
privilegian la lectura de las estructuras y fuerzas internacionales, para, desde este enfoque deducir lo que acontece internamente, en el país. Lo
siguen haciendo hasta ahora, que se ha vuelto a poner en boga el uso
extendido del concepto de imperialismo, además no revisado en cuanto a sus transformaciones históricas. No es una contradicción el enfoque
inmanentista de esta metodología, la empleada por Marini, con la teoría de la dependencia, que concibe una geopolítica del sistema-mundo
capitalista, geopolítica que diferencia centros de periferias. El sistema-mundo es un sistema integrado y articulado; partir de la comprensión de
las estructuras y dinámicas inherentes a las formaciones sociales periféricas, es retomar esta integralidad del sistema-mundo en sus
concreciones, en sus especificidades, en sus singularidades. Las explicaciones tienen valor cuando logran descifrar la singularidad; las
explicaciones pierden valor cuando se convierten en repetición de lo mismo, como si retornara, una y otra vez, el mismo fantasma conceptual.
Zibechi hace hincapié en la importancia de la tesis de subimperialismo,
escribe:
En primer lugar, Marini considera el golpe de 1964 como “una respuesta
a la crisis económica que afectó a la economía brasileña, entre 1962 y 1967, y a la consecuente intensificación de la lucha de clases”. No es,
empero, un análisis mecánico ni economicista, ya que siempre pone –en consonancia con Marx– la lucha de clases en lugar destacado y como clave
epistemológica para desentrañar la realidad. Por eso sostiene que la elite militar que encabeza el golpe interviene en la lucha de clases en curso y
85 Ruy Mauro Marini: América Latina, dependencia y globalización. Ob. Cit.; págs. 25-26.
fusiona sus intereses con el gran capital. En consecuencia, el
subimperialismo es “la forma que asume el capitalismo dependiente al llegar a la etapa de los monopolios y del capital financiero”.
En segundo lugar, esta alianza entre el gran capital y las fuerzas armadas tiene intereses parcialmente diferentes a los del imperio, por lo
cual utiliza el concepto de “cooperación antagónica” para describir el tipo de relaciones entre Washington y Brasilia. Esa alianza nace para destrabar
problemas específicos del capitalismo dependiente brasileño. Explica que el núcleo de la solución subimperialista implementada desde 1964
consiste en resolver un problema de mercado que está creando dificultades a la acumulación de capital en la industria, convertida en el
sector más dinámico.
En efecto, por la concentración de la propiedad agraria y el carácter de las relaciones sociales en el monocultivo latifundista, el mercado interno
es incapaz de absorber la producción industrial, dificultad que sólo podía resolverse mediante una reforma agraria. Ese es el nudo de la crisis
política que provoca el golpe de 1964.
Las contradicciones entre industria y latifundio se agravaron con la crisis
del sector externo por la caída del precio del café en la década de 1950, principal producto de exportación de Brasil. El consecuente déficit de la
balanza comercial mostraba uno de los estrangulamientos de la economía y la sociedad brasileñas. Como señala Marini, la complementariedad entre
el sector agro exportador y el industrial estaba rota, por dos razones: por un lado, la redistribución con la que hubiera podido superarse el impasse
hubiera afectado la plusvalía de un sector de la burguesía; por otro, la irrupción de los sectores populares (campesinos, obreros, estudiantes)
quitaba todo margen de maniobra para ensayar reformas. “El agotamiento del mercado para los productos industriales (…) sólo podrá
ampliarse a través de la reforma de la estructura agraria.
La radicalización política del movimiento social, que incluyó rebeliones de
sargentos y marineros, amenazando la desintegración de los aparatos represivos, fue respondida con la radicalización de la oligarquía, la
burguesía y sus fuerzas armadas.
El golpe fue una reacción de ese sector que mostró “que no tienen razón quienes ven al actual régimen militar de Brasil como el resultado de una
acción externa”, como pretendía el PCB. El régimen nacido del golpe resuelve el problema estructural mirando hacia el exterior y hacia el
capital extranjero: a través de la exportación de manufacturas y de la
intervención estatal con grandes obras de infraestructura, de transportes,
electrificación y equipamiento de las fuerzas armadas86.
El teórico y militante Marini expresa un conocimiento crítico de la formación social brasilera, conocimiento vinculado a la experiencia social
del pueblo, de sus luchas sociales, del proletariado formado en la experiencia de sus luchas contra el despojo del capital. No se puede
olvidar en el análisis el acontecimiento Getúlio Vargas, cuyo programa nacionalista establece las bases para la industrialización de Brasil. El
problema del fundamentalismo de izquierda es que descalifica este periodo por nacionalista, populista, incluso por el apoyo y el sostén
militar. Este esquematismo se convierte en olvido histórico; pues se les escurre de las manos este antecedente. El desarrollo de la
industrialización brasilera, al grado al que había llegado, en ese entonces, sin des-contextuarlo de la dialéctica de la dependencia, entra en
contradicción con las estructuras de poder afincadas en la propiedad latifundiaria. Se había convertido esta propiedad y sus estructuras de
poder en un obstáculo para el desarrollo económico. Las dinámicas de las
luchas de clases empujaban a esta solución; el golpe de 1964 fue una reacción conservadora para evitar este desenlace. Sin embargo, la casta
militar también ya estaba involucrada con el proyecto de industrialización; no podían impedirlo, más bien buscaban una forma pactada de lograrlo,
sin sacrificar a la clase latifundista. La solución autoritaria encontrada fue la del Estado de excepción, la dictadura militar, que buscó hacer las dos
cosas, por así decirlo, continuar con el proyecto de industrialización y conservar la propiedad latitudinaria. En otras palabras, conservar las
estructuras de poder conservador, a pesar de la revolución industrial en la que estaba involucrado Brasil.
Es elocuente lo que escribe Ruy Mauro Marini, a propósito dice:
La historia política brasileña presenta, en este siglo, dos fases bien
caracterizadas. La primera, que va de 1932 a 1937, es de gran agitación
social, marcada por varias rebeliones y una revolución, la de 1930. Sus causas pueden buscarse en la industrialización que se produce en el país
en la década de 1910, gracias sobre todo a la guerra de 1914, que conduce a la economía brasileña a realizar un considerable esfuerzo de
sustitución de importaciones. La crisis mundial de 1929 y sus repercusiones sobre el mercado internacional van a mantener en un bajo
nivel la capacidad de importación del país, acelerando, de esta manera, su proceso de industrialización.
86 Raúl Zibechi: Ob. Cit.; Págs. 22-23.
Las transformaciones que operan en la estructura económica en ese periodo se expresan, socialmente, en el surgimiento de una nueva clase
media, es decir, de una burguesía industrial directamente vinculada al
mercado interno, y de un nuevo proletariado, que presionan a los antiguos grupos dominantes para obtener un lugar propio en la sociedad política.
El resultado de las luchas desencadenadas por el conflicto es, por intermedio de la revolución de 1930, un compromiso – Estado Nôvo de
1937, bajo la dictadura de Getúlio Vargas -, con el cuál la burguesía se estabiliza en el poder, en asociación con los terratenientes y los viejos
grupos comerciantes, al mismo tiempo que establece un esquema particular de relaciones con el proletariado. En este esquema, el
proletariado será beneficiado por toda una serie de concesiones sociales (concretadas sobre todo en la legislación laboral del Estado Nôvo) y, por
otra parte, encuadrado en una organización sindical rígida, que lo subordina al gobierno, dentro de un modelo típico corporativista87.
Esta lectura de la problemática histórica-política de la formación social
brasilera, sobre todo de su estructura económica y política, nos muestra la sensibilidad de Marini para detectar los puntos de inflexión de lo que
podemos llamar el decurso histórico de la sociedad. En el ciclo de la estructuras de mediana duración, considerando su diferencia con las
estructuras de los ciclos cortos y con las estructuras de los ciclos largos, no se puede interpretar a los gobiernos de Lula y de Dilma sin tomar en
cuenta el punto de inflexión Getúlio Vargas, sobre todo por el papel que cumple su gobierno en las políticas de nacionalización, en el impulso
estratégico, quizás el primero de sus características, a la industrialización, articulando la misma a una geopolítica regional. Todo esto ligado a la
institucionalización de conquistas democráticas, sociales y de los trabajadores. Aunque Marini está interesado en hacer inteligible el
fenómeno económico y político brasilero a partir del concepto de subimperialismo, de todas maneras, sus interpretaciones pueden ser
recogidas para abordar el análisis de los gobiernos progresistas de Sud
América.
Otra anotación al respecto de las contradicciones inherentes a la formación social brasilera de entonces, de parte de Marini, es la siguiente:
Con pequeños cambios, y a pesar de que se derroca a la dictadura de
Vargas, este compromiso político de 1945, este contrato social – si se puede llamar así – se mantiene estable hasta 1950. Empieza entonces un
87 Ruy Mauro Marini: Ob. Cit.; págs. 26-27.
nuevo período de agudas luchas políticas, de las que el suicidio de Vargas
(que regresa al poder mediante elecciones), en 1954, es el primer fruto, y que conducirán al país, en 10 años tormentosos, al golpe militar de
1964. En la raíz de esas luchas encontramos el esfuerzo de la burguesía
industrial por poner a su servicio el aparato del Estado y los recursos económicos disponibles; rompiendo, o por los menos transgrediendo, las
reglas del juego que se habían fijado en 1937. Pero las razones, en verdad, son más profundas: se asiste, en ese período, al deterioro de las
condiciones en las que se basaban esas reglas, lo que se debe, por una parte, al crecimiento constante del sector industrial, y por otra, a las
dificultades que, apareciendo primero en el sector externo, hicieron que la complementariedad hasta entonces existente entre el desarrollo
industrial y las actividades agroexportadoras se convirtieran en una verdadera oposición88.
Parece que una de las explicaciones del golpe de Estado de 1964 y el largo periodo de la dictadura militar se debe a esta salida de excepción para
tratar de adecuar políticamente o institucionalmente esta contradicción,
evitando los desenlaces explosivos, mucho más, si se trata de desenlaces revolucionarios. ¿Lo logran? Esta es la pregunta. Lo que llamamos la
geopolítica regional brasilera, es decir, la estrategia de dominación espacial del Estado-nación de Brasil, tiene su nacimiento institucional en
este contexto y en las coyunturas que contiene. Como veremos en el libro de Raúl Zibechi, hay como una continuidad en la secuencia geopolítica de
los gobiernos, de los periodos secuenciales, en la historia política reciente de Brasil. Revisando, hay como una tradición recogida constantemente,
desde su consolidación institucional, en las dictaduras militares, hasta las formas democráticas y populares, que adquiere en los gobiernos de Lula
y Dilma.
En lo que respecta a la contradicción con el dominio y hegemonía del imperialismo norteamericano, también con los centros del sistema-mundo
capitalista, se busca una cooperación antagónica, usando este concepto,
utilizado por Marini, persiguiendo resolver el antagonismo por medio de una salida negociada, por así decirlo, mejorando los términos de
intercambio de las relaciones entre centros y periferias. Si observamos ahora, la emergencia de la potencia de Brasil, como uno de los BRICS,
vemos que lo que ha ocurrido es que esta cooperación antagónica se ha ampliado, mejorando no solamente los términos de intercambio, sino
modificando la estructura de poder mundial. La presencia de los BRICS modifica la estructura de poder en el sistema-mundo capitalista; empero,
88 Ibídem: Pág. 27.
no salen de los horizontes de este sistema-mundo, mas bien lo refuerzan,
modificando su composición interna. A pesar de los contrastes políticos entre las dictaduras militares y los gobiernos del PT, a pesar de su gran
diferencia política, no solo en lo relativo a la democracia, sino, sobre todo,
en lo que respecta a la emergencia social, hay ejes que se preservan, mejorándolos, haciéndolo, incluso, más irradiantes y efectivos; uno de
estos ejes, quizás crucial, es el de la geopolítica regional. Ahora bien, Ruy Mauro Marini llama a esta geopolítica subimperialismo. ¿Es adecuado este
concepto?
La descripción que hace Zibechi de ese periodo de consolidación estratégica geopolítica es elocuente:
En los años siguientes el país crecería a ritmos formidables, alcanzando
el 12% anual a comienzos de la década de 1970, mientras la industria llegó a crecer a un ritmo del 18% anual. La inversión norteamericana
crece abruptamente y el salario real cae más del 20% entre 1965 y 1974, pero las exportaciones de productos manufacturados se triplican en el
mismo período. Son las filiales de empresas extranjeras las que acaparan
la mayor parte de esas exportaciones. En pocos años Brasil se convierte en la octava potencia industrial del mundo. Bajo el régimen militar la
burguesía industrial brasileña “trata de compensar su imposibilidad para ampliar el mercado interno a través de la incorporación extensiva de
mercados ya formados, como el Uruguay, por ejemplo”89. Por cierto, esa “imposibilidad” refleja, por un lado, la debilidad de una burguesía incapaz
de plantar cara al latifundio, pero, por otro lado, refleja también la potencia del movimiento social ya que el temor a las clases populares la
lleva a echarse en brazos de la oligarquía terrateniente y las fuerzas armadas90.
La alianza de la burguesía industrial es con las fuerzas armadas, no con
el pueblo, no con el proletariado, no con los campesinos, cuyo movimiento se plantea la reforma agraria. ¿Este comportamiento de la burguesía es
una excepción, una peculiaridad de los países periféricos, o, más bien, la
regla, siendo la excepción la alianza de la burguesía industrial con el proletariado? Por Immanuel Wallerstein sabemos que, en llamada
transición al capitalismo en Europa, se produce el aburguesamiento de los terratenientes, de la nobleza, paralelamente al ascenso de la clase
industrial, por este investigador e historiador del sistema-mundo sabemos que la hipótesis de la contradicción antagónica entre burguesía y
terratenientes es, mas bien, excepcional. El marxismo ha usado la
89 Cita de Ruy Mauro Marini, del libro Subdesarrollo y revolución, cit., p. 76. 90 Raúl Zibechi: Ob. Cit.; pág. 23.
excepción como si fuera una generalidad, convirtiéndola no solamente en
regla, sino incluso, en ley histórica91. También sabemos por Silvia Federici que el capitalismo y la modernidad, como civilización instrumental, no son
el resultado de una revolución y de conquistas sociales y populares; todo
lo contrario, la alianza entre burguesía, nobleza e iglesia, en una maniobra de contra-revuelta y contra-revolución, detienen los levantamientos anti-
feudales comunitarios, populares, proletarios y de mujeres, que encarnaban una verdadera revolución social contra las estructuras de
dominación. La persecución a las mujeres rebeldes, que simbolizaban la rebelión y el entramado comunitario, dura tres siglos; es el periodo
conocido como la quema de brujas. La inquisición reiterada.
Como dice Pierre Bourdieu, la revolución francesa es, más bien, una excepción, no la regla. La modernización de la mayoría de los estados
transcurre por vías conservadoras, afincándose o preservando las tradiciones, sobre todo aquellas que tienen que ver con las estructuras de
poder heredadas. El marxismo también convirtió, en este caso, en su interpretación política, la excepción en una regla histórica, incluso, como
dijimos antes, en una ley histórica92. Lo que pasó en Brasil, en lo que
respecta a la revolución industrial, a la modernización, al desarrollo económico, corresponde al desenlace conservador de la transición al
capitalismo. Las clases dominantes lograron controlar el juego de fuerzas concurrente en el proceso histórico de entonces, imponiendo un tipo de
decurso en lo que respecta al llamado desarrollo económico y la revolución industrial. No hay aquí ninguna anomalía, como de alguna manera veía
Marini, también los teóricos de la dependencia. La anomalía salvaje, en el buen sentido de la palabra, en el sentido de explosión subversiva,
deviene, más bien, de la victoria popular, de la victoria social, de la victoria del proletariado, así como de la victoria del campesinado. Es el
gasto heroico, la explosión de las voluntades emancipadoras, la que se impone a la historia y a la realidad93.
El concepto de subimperialismo fue propuesto por Karl Kautsky. Si el
concepto de imperialismo, abordado por el marxismo austriaco, respondía
a hacer inteligible no sólo la concentración de capital, la acumulación expansiva e intensiva de capital, la integración monopólica de los espacios
de producción, circulación y consumo de la economía, sino, fundamentalmente, el dominio del capital financiero y su articulación
estratégica con el Estado. Se puede decir que lo que Lenin llamó hipotéticamente la última fase del capitalismo, el imperialismo, hipótesis
que fue contrastada por los hechos, pues no fue la última fase del
91 Ver de Immanuel Wallerstein El moderno sistema mundial. Tres tomos. Siglo XXI. 2011; México. 92 Ver de Pierre Bourdieu Sur L’État. Cours au Collège de France 1989-1992. Seuil, Raisons d’agir. Paris 2012. 93 Ver de Raúl Prada Alcoreza Acontecimento político. Ob. Cit.
capitalismo, es pues una fase geopolítica por excelencia del Estado-nación
encargado de administrar y empujar la expansión capitalista de la malla de empresas monopólicas de su país. ¿Qué sería entonces el
subimperialismo? Un fenómeno de concentración, de centralización, de
integración y de expansión de capital, que se da bajo el cobijo y el amparo del manto imperialista dominante y hegemónico. Sin embargo, Kautsky
usó el concepto positivamente para referirse a la posibilidad de una vía pacífica al socialismo, aprovechando la concentración e integración de
capital en el marco de una centralización política, conductora de una socialización del excedente creciente, al asumirse el control centralizado
de la producción y los circuitos de distribución. Sin embargo, dejando en suspenso esta interpretación de Kautsky del concepto de
subimperialismo, retomando el sentido que le atribuye Marini, se podría decir que, si el imperialismo responde a una geopolítica de dominación
mundial de un Estado-nación hegemónico, en tanto que el subimperialismo responde a una geopolítica de dominación regional, de
un Estado-nación, que pretende ser hegemónico en la región en cuestión.
Respecto al concepto de cooperación antagónica, que fue propuesta por
August Talheimer, Ruy Mauro Marini, escribe:
Siempre es verdad, sin embargo, que la expansión del capital mundial y la acentuación del proceso monopolista mantuvieron constante la
tendencia integracionista, que se expresa hoy, de manera más evidente, en la intensificación de la exportación de capitales y en la subordinación
tecnológica de los países más débiles. Otro marxista alemán, August Talheimeier, lo advirtió al acuñar en la postguerra su categoría de la
cooperación antagónica. En un momento donde la dominación norteamericana parecía incontrolable frente a la destrucción europea que
siguió a la guerra mundial, Talheimer fue suficientemente lúcido para percibir que el proceso mismo de integración o cooperación,
acentuándose, desarrollaría sus contradicciones internas94.
Interpretando la tesis de Marini, podríamos decir que el concepto de
subimperialismo, que utiliza, se refiere a una geopolítica regional, concebida como estrategia de dominación por parte de la burguesía
industrial, desplegada en un ámbito de relaciones de dependencia relativa, que se pueden identificar como de cooperación antagónica entre
la potencia periférica y el imperialismo hegemónico. La pregunta que tenemos que hacernos es: ¿por qué llamar subimperialismo a este
fenómeno de dependencia relativa reconocida como cooperación antagónica?
94 Ruy Mauro Marini: Ob. Cit.; págs. 60-61.
Una primera versión estatal de esta geopolítica regional la habría formulado la escuela Superior de Guerra. Estrategia geopolítica expresada
por el coronel Golbery do Couto e Silva, que se resume a lo siguiente, de
acuerdo a la descripción de Zibechi:
Su propuesta era tan sencilla como frontal: alianza con Estados Unidos contra el comunismo, expansión interna hacia la Amazonia para ocupar
los “espacios vacíos” y expansión externa hacia el Pacífico para cumplir el “destino manifiesto” de Brasil. Por último, el control del Atlántico Sur.
Sostuvo que Brasil debía realizar un “canje leal” con el imperio, que se traducía en “negociar una alianza bilateral” en la que entregaba recursos
naturales y posiciones geoestratégicas a cambio de “los recursos necesarios para que participemos en la seguridad del Atlántico Sur”, al
que consideraba “monopolio brasileño”. Creía que el Atlántico Sur jugaba un papel similar al que jugó el Caribe en la expansión de Estados Unidos.
Luego de soldada esa alianza, en la tradición de las fuerzas armadas
brasileñas, sostenía que la principal hipótesis de conflicto no se
encontraba en el arco amazónico, al que consideraba “fronteras muertas”, sino en el sur, donde aparece el desafío de Argentina. En su opinión,
Paraguay y Bolivia estaban económicamente subordinados a Argentina y eran “prisioneros geopolíticos”, siendo esas áreas “zonas de roce externas
donde pueden llegar a chocar los intereses brasileños y argentinos”. Sin embargo, “donde se define la tensión máxima en el campo
sudamericano”, es en la frontera de Uruguay, “por la mayor proximidad de los centros de fuerzas potencialmente antagónicos”. Ahí estaban las
“fronteras vivas” que debían ser atendidas95.
Sin embargo, hay que hacer una distinción; una cosa es contar con un
plan geopolítico y otra cosa es realizar efectivamente un dominio geopolítico sobre el espacio objeto de la expansión. Si partimos que la
escuela Superior de Guerra contaba con un plan geopolítico, incluso que
se llegó a convencer del mismo a un sector de la clase política y a otro sector de la burguesía industrial, este propósito de las clases dominantes
de Brasil no es suficiente condición para que se efectivice la geopolítica regional. Raúl Zibechi enumera una serie de sucesos que parecen
corroborar la hipótesis de subimperialismo, escribe:
A comienzos de la década de 1970 se conoció un diseño de intervención militar en Uruguay denominado Operativo Treinta Horas, que se pondría
95 Raúl Zibechi: Ob. Cit.; pág. 25.
en marcha en caso de que la inestabilidad política amenazara desbordar
al Estado uruguayo o que en las elecciones de 1971 ganara la presidencia el recién creado Frente Amplio.
La inestabilidad política en las fronteras preocupaba a los militares brasileños. La existencia del operativo fue difundida por círculos militares
argentinos (en ese momento el país era gobernado por el general Alejandro Agustín Lanusse), alarmados por la posibilidad de que Brasil
llegara al Río de La Plata. En ese período ambos países distribuían sus fuerzas militares en base a la hipótesis de un conflicto por el control del
gran estuario del Plata, herencia de la rivalidad entre España y Portugal. En la década de 1970, Brasil realizaba maniobras militares en la región
sur, construía carreteras en esa dirección y acababa de inaugurar, en octubre de 1971, “la mayor base aérea de América del Sur en Santa
María”.
La intervención brasileña en el golpe de Estado del general Hugo Bánzer contra el gobierno de Juan José Torres, en agosto de 1971, está
documentada y fue públicamente defendida por voceros militares. La
intervención en Bolivia se asentó en dos tesis en ese momento en boga entre los militares brasileños: la “doctrina del cerco”, que decía que Brasil
estaba rodeado de regímenes hostiles, y la “guerra ideológica preventiva” para neutralizar esa situación. El golpe partió de Santa Cruz, donde ya se
asentaban poderosos empresarios brasileños, convertida en la base territorial de los golpistas.
En los días previos y posteriores al levantamiento de Bánzer, en el
aeropuerto de Santa Cruz aterrizaban aviones con municiones y armas para los golpistas. Se trataba de grandes cantidades de ametralladoras
que fueron entregadas esos días decisivos, cuando mineros y estudiantes resistían armas en mano a miembros de la Falange Socialista Boliviana
que había adoptado el nombre de Ejército Nacionalista Cristiano. El 15 de agosto, cuatro días antes del golpe, Brasil había declarado la movilización
de tropas en la frontera; los aviones que llevaban armas a militares y
civiles golpistas ostentaban la bandera brasileña. Tan lejos fue el involucramiento directo con los golpistas que el cónsul de Brasil en Santa
Cruz, Mario Amorío, fue herido durante los combates. La recompensa llegaría pronto. En los años siguientes se firmaron una serie de acuerdos
por los que Bolivia entregaba a su vecino petróleo, gas, manganeso y mineral de hierro a precios preferenciales. Pero no se conformaron sólo
con el control de los recursos naturales sino que planificaron el trazado de vías de comunicación para llegar al Pacífico, entre las que destaca “la
construcción del ferrocarril Cochabamba-Santa Cruz, que empalmaría con los sistemas que llevan a Santos, en el Atlántico, y a Arica, en el Pacífico”.
Mucho tiempo después estos mismos objetivos asumirían otros nombres
como la iniciativa IIRSA.
Pero también hubo cesiones de territorio. En 1974 Bolivia cedió 12.000
kilómetros cuadraros incluyendo los poblados de San Ignacio y Palmarito, en 1976 cedió 27.000 kilómetros cuadrados más, siempre por revisiones
limítrofes, y la isla Suárez en Beni fue ocupada directamente por Brasil. Como sucedió en otros países, como Paraguay, la colonización de
ciudadanos brasileños fue ocupando tierras que eran mucho más baratas que en Brasil, llegando a conformar territorios en los que son mayoría.
El tercer caso es el de Paraguay, donde Brasil consiguió una abrumadora
penetración y enormes ventajas con la firma del Tratado de Itaipú en 1973. Marco Aurelio García, asesor de Política Externa del presidente Lula,
escribió 37 años después que la decisión del régimen militar brasileño de construir Itaipú corriendo con todos los gastos de construcción de la
represa, “más que una opción de política energética, tuvo un claro significado geopolítico”. Se trató de atraer a Paraguay a la esfera brasileña
y de aislar a la Argentina. Los hechos que rodearon la construcción de
Itaipú dan una imagen transparente de lo que Marini consideraba como subimperialismo.
Fue la mayor hidroeléctrica del mundo hasta que fue superada por la
represa de Tres Gargantas en China, tres décadas después. La firma del Tratado de Itaipú entre Brasil y Paraguay generó fuertes polémicas en su
momento y un profundo malestar en Argentina. Hacía mucho tiempo que Brasil tenía la intención de aprovechar los saltos de Sete Quedas, o Salto
de Guairá, para construir una gran represa hidroeléctrica sobre el río Paraná que oficiaba como frontera con Paraguay según el tratado de paz
entre ambos países de 1872, posterior a la guerra de Triple Alianza.
Sin embargo, la demarcación de un tramo de unos veinte kilómetros río arriba de los saltos generó diferencias entre las autoridades de ambos
países. Para resolver el contencioso se firmó en 1927 el tratado Ibarra-
Mangabeira que ratificó que la frontera la constituye el río Paraguay entre los ríos Apa y Bahía. En 1963, bajo la presidencia de Joâo Goulart, el
ministro de Energía y Minas de Brasil visitó Paraguay y aseguró a su presidente que no se daría ningún paso en la construcción de la represa
de Sete Quedas sin el total consentimiento de Paraguay. En enero de 1964 se crea la Comisión Mixta Paraguayo Brasileña para estudiar todos los
aspectos de la obra que podría tener una potencia de entre 12 y 15 millones de MW, igual o superior a Itaipú.
Con la llegada del régimen militar todo cambió. El 31 de marzo de 1964
Goulart fue derrocado y en junio de 1965 un destacamento militar integrado por un sargento y siete soldados ocupó Puerto Renato en la
zona en litigio aún no delimitada. El 21 de octubre la Comisión de Límites
de Paraguay, integrada por el vicecanciller Pedro Godinot, y otros cinco funcionarios, se presentan en el lugar para verificar la violación de la
frontera y son detenidos por un sargento brasileño. Otras versiones afirman que el canciller brasileño Juracy Magalhaes amenazó a Paraguay
con ir a la guerra como lo reconoce en sus memorias. La dictadura militar consolidó así una nueva usurpación del territorio paraguayo, ahora con el
objetivo de construir una enorme represa hidroeléctrica. Sin embargo, el régimen decidió no construir Sete Quedas y en su lugar hacerlo en Itaipú.
El análisis documentado de Schilling le permite concluir que el cambio, cuando ya estaban adelantas las gestiones internacional para conseguir
financiamiento, se debió a una decisión de carácter geopolítico:
¿Por qué, de un momento a otro, cambiaron los planes brasileños y se decidió la construcción de Itaipú, 160 kilómetros más al Sur, en el mismo
río Paraná? La única explicación para ese cambio aparentemente sin
ventajas técnicas ni económicas podría ser encontrada en un detalle técnico de carácter netamente geopolítico. La construcción de Itaipú
perjudicará –por la proximidad de las dos represas y la consecuente disminución de la fuerza de la corriente– la construcción de Corpus por la
Argentina.
Los técnicos afirman, inclusive, que las dos hidroeléctricas, tal como están programadas, son excluyentes. La única posibilidad de tornar viable la
represa de Corpus sería que los brasileños concordasen en aumentar la cota de Itaipú de 100 metros al nivel del mar (como está prevista) a 125.
Parece obvio que el gobierno brasileño ni siquiera va a considerar esa hipótesis, pues ella significaría la reducción del potencial de esa última.
Aparentemente, la maniobra de los geopolíticos brasileños tuvo éxito
total: aseguró a Brasil una potencia de 12,6 millones de kw.; anexó
prácticamente al Paraguay y perjudicó el proyecto hidroeléctrico más importante de la Argentina, para el cual ella no tiene, como Brasil,
alternativas exclusivamente nacionales. Pero al aceptar el proyecto brasileño Paraguay rompía la neutralidad que mantenía desde la guerra
de 1870, cien años atrás, incorporándose como país subordinado a la esfera de influencia de Brasil. Autoridades del régimen militar, como el
ministro de Minas y Energía Antonio Dias Leite, confirmaron esta apreciación al destacar que el proyecto de Itaipú fue una decisión política
antes que energética. Por lo tanto el ministerio de Minas y Energía debió ceder el protagonismo a la cancillería.
La importancia de los casos de Itaipú y el golpe de Estado de Bánzer en Bolivia, es que ambos muestran el empuje de Brasil frente a vecinos
mucho más débiles. Este papel que se adjudicaba Brasil era algo nuevo
en la región sudamericana, y Marini se esfuerza de modo notable por comprenderlo en base a un concepto de enorme valor teórico y político.
La exportación de capitales que comenzaron a realizar las empresas afincadas en Brasil hacia la región en ese mismo período, era la cara
económica de esa política expansionista.
El ambiente político e ideológico en el que reflexiona y escribe Marini implica una exaltación del nacionalismo brasileño y la férrea alianza con
Estados Unidos. En la coyuntura regional inaugurada por el golpe de Estado de 1964, Brasil se convertía en una amenaza para sus vecinos y
muy en particular para los países más pequeños y débiles como Paraguay, Bolivia y Uruguay. Esa era por lo menos la consideración de uno de los
principales ideólogos del régimen, Do Couto e Silva:
Las naciones pequeñas se ven de la noche a la mañana reducidas a la
condición de estados pigmeos y ya se prevé su melancólico fin, bajo los planes de inevitables integraciones regionales; la ecuación de poder en el
mundo se reduce a un pequeño número de factores, y en ella se perciben solamente pocas constelaciones feudales –estados barones– rodeadas de
estados satélites y vasallos (...). No hay otra alternativa para nosotros sino aceptarlos (los planes de integración del imperio) y aceptarlos
conscientemente...
La idea de que Brasil debe “engrandecerse o perecer”, que nació en la Escuela Superior de Guerra, fue ampliándose hacia la burguesía brasileña
y amplios sectores de la sociedad. En ese clima de expansión nacional Marini busca explicar las razones del golpe y del hegemonismo de su país
sin apelar a las categorías establecidas para lo cual busca forjar nuevas ideas. En ese esfuerzo radica tanto su creatividad teórica como su
actualidad96.
Toda esta detallada descripción nos muestra claramente secuencias de
intervenciones, de anexiones, de intromisión del gobierno y del Estado brasilero, en el espacio vital de los países vecinos. Quizás la más
sobresaliente, desde la ponderación geopolítica, fue la construcción de la represa de Itaipú, debido a al carácter irradiador y de afectación de la
mega-hidroeléctrica, incorporando a Paraguay a la esfera de expansión del Estado de Brasil. Sin embargo, habría que preguntarse: ¿esta es la
96 Ibídem: Págs. 25-30.
base material, en sentido histórico-político, que valida el concepto de
subimperialismo? ¿No se explica, mas bien, esta política agresiva por el carácter estructural de una economía en crecimiento y desarrollo, en el
sentido capitalista? ¿La diferencia de poder, en tanto disponibilidad de
fuerzas, respecto a sus vecinos más débiles, no ocasiona estos comportamientos desmesurados? No se trata de cuestionar el concepto
de subimperialismo, sino de evaluarlo en la perspectiva de averiguar si es útil para hacer inteligible la complejidad de este acontecimiento llamado
Brasil.
Según Zibechi, el concepto de subimperialismo, en síntesis, se define de la siguiente manera:
La tesis del subimperialismo de Ruy Mauro Marini se articulaba en torno
a tres ejes: la hegemonía absoluta de los Estados Unidos en el mundo, la existencia de centros medianos de acumulación, dependientes del centro,
que mantenían una relación de cooperación antagónica con Estados Unidos y que a la vez practicaban formas de expansionismo en la región,
y la existencia de un proyecto político subimperialista que de alguna
manera encarnaba la dictadura militar.
La puesta en suspensión del concepto, por parte de Zibechi, se basa en argumentos que consideran las transformaciones contextuales y
estructurales del sistema-mundo capitalista. Escribe:
Cada uno de esos aspectos ha cambiado sustancialmente en las tres décadas transcurridas desde que fue escrito el texto97.
En las tres décadas transcurridas desde la publicación de los trabajos de
Marini sobre el subimperialismo, se han producido cambios notables en el mundo, en la región sudamericana y en Brasil. La posición de Estados
Unidos ha sufrido cambios importantes al punto que hay consenso en aceptar el declive de la ex superpotencia, pese a que mantiene una
importante superioridad en el terreno militar –que aun así no le permite
ganar guerras– y en algunas tecnologías de punta. En Sudamérica los Estados Unidos ya no juegan solos, constatándose una fuerte presencia
de China, del capital español y sobre todo de Brasil. Aunque es el más evidente y comentado, no es ese el único cambio que modifica los análisis
de Marini.
Continúa diciendo que:
97 Ibídem: Pág. 31.
En Brasil se han producido un conjunto de modificaciones notables: la
ampliación de la elite en el poder, que integra a nuevos actores en la alianza entre los militares y la burguesía brasileña; que esa nueva elite
construyó una estrategia de poder que debe llevar a Brasil a convertirse
en una potencia mundial (ya es la principal potencia regional); que el país se ha convertido en un centro autónomo de acumulación de capital con
grandes empresas multinacionales, que se encuentran entre las más importantes del mundo en varios rubros, con el apoyo del Estado; que
está diseñando la arquitectura política, económica y de infraestructura de la región sudamericana que se convierte así en su “patio trasero”, con
relaciones altamente asimétricas con algunos países. A todo lo anterior debe sumarse una sólida política de fortalecimiento militar, la dirección
de la misión militar de las Naciones Unidas en Haití y el diseño de una estrategia capaz de intervenir en las zonas calientes de la región, de modo
directo o indirecto.
Ciertamente, este conjunto de cambios modifican, a mi modo de ver, la actualidad del concepto de subimperialismo para describir el papel de
Brasil. En todo caso, más importante que el concepto (pienso que, con
ciertas reservas, podemos utilizar el de imperialismo) son las consecuencias políticas que se derivan de la comprensión de la nueva
realidad para los pueblos latinoamericanos, y muy en particular para la acción colectiva que encarnan los movimientos sociales98.
¿Si el concepto de subimperialismo es cuestionado desde el
reconocimiento de las transformaciones históricas, tanto externas como internas, por qué volver y mantener el concepto de imperialismo?
¿Volvemos a la tesis de la izquierda tradicional, que se explica la dominación desde la hegemonía absoluta del imperialismo? ¿Se trata de
imperialismo; es decir, del imperialismo multipolar? No deja de sorprender la propuesta de Zibechi, después de sus observaciones al
concepto de subimperialismo. En adelante nos detendremos en la discusión de ambos conceptos, el de subimperialismo y su concepto
matricial, imperialismo.
Abandonar la perspectiva del poder
98 Ibídem: Pág. 34.
La ciencia política, las formaciones discursivas políticas, el discurso
“ideológico”, el análisis marxista de la última fase del capitalismo, abarcando sus distintas formas y consecuencias de composición, están
atrapadas en lo que llamamos la perspectiva del poder; es decir, como
suponiendo que la realidad es el poder o la realidad es conformada por el poder. Hemos opuesto a esta episteme del poder compartida, la de la
crítica a la economía política generalizada, sobre todo, la crítica a la economía política del poder; economía política que diferencia poder de
potencia, sustentando el poder sobre la base de la captura de la potencia. En esta perspectiva, planteamos la interpretación del acontecimiento
Brasil, distinguiendo la potencia social respecto del poder del Estado, de la malla institucional, que captura parte de la potencia social, para
reproducirse como poder y Estado.
¿Cuál es el problema de esta episteme del poder? Desaparece la potencia social, desaparecen las dinámicas moleculares sociales, que componen,
precisamente la malla institucional, así como desaparece otras formas de composición no institucionalizadas. Aunque el marxismo recupera la
potencia social en una lectura de esta potencia social desde la perspectiva
de la lucha de clases, esta recuperación termina restringiendo la potencia social cuando la lucha de clases es sometida al paradigma determinista,
no solo economista, sino de una especie de determinismo del poder. Es menester no sólo liberar la lucha de clases de las formas deterministas
que la encapsulan, sino de emancipar las formas efectivas, posibles, de potencia social.
No se puede aceptar la reducción de la sociedad al Estado. Incluso cuando
se distingue Estado de Sociedad, cuando se concibe la separación del Estado respecto de la sociedad, se termina explicando la sociedad desde
el Estado. En Devenir y dinámicas moleculares propusimos encaminarnos hacia una teoría alterativa de la sociedad, que recupere la potencia social,
las dinámicas moleculares sociales, su capacidad de alteratividad, su capacidad creativa. Es indispensable comprender las dinámicas sociales,
incluyendo las dinámicas institucionales, que llamamos dinámicas
molares, desde la perspectiva de la potencia social, no desde la perspectiva del poder.
El análisis de las dinámicas de la complejidad de la formación social-
territorial-vital, que llamamos acontecimiento Brasil, se efectúa comprendiendo las dinámicas de la potencia social, sus asociaciones, sus
composiciones, sus desplazamientos, sus relaciones polémicas con las formas de poder. No se puede caer en el fetichismo institucional, tampoco
en el fetichismo del poder, como si la “realidad”, como sinónimo de complejidad, fuese la producida por la malla institucional. Esto es como
repetir lo mismo que se critica, el despojamiento del poder, del capital,
del imperialismo; sólo que se lo hace desde la enunciación conceptual. Se crítica al poder; empero, se interpreta la lucha de clases, las luchas
emancipativas, las dinámicas y composiciones institucionales, las
contradicciones económicas y políticas, desde la episteme del poder, desde la irradiación de los conceptos que explican las formas de poder.
Así como el Estado absorbe a la sociedad como si fuese su síntesis política, la representación absorbe al referente, desmaterializándolo, des-
corporizándolo, volviéndolo una estructura categorial abstracta, así también se deja en la sombra la matriz y los substratos de la potencia
social, dejando que sus composiciones iluminadas, las instituciones, expliquen lo que pasa en la sociedad en su conjunto, sólo que reducida a
sus estructuras institucionales. Así como el Estado despoja a las voluntades sociales, convirtiéndola en una voluntad general, que legitima
el Estado; así como los representantes despojan a sus representados, asumiendo institucionalmente su representación, anulando la democracia
efectiva, convertida en una democracia formal, que de democracia sólo conserva la simulación; de la misma manera, interpretar desde el capital,
desde el Estado, desde el imperialismo, desde el subimperialismo, lo que
acontece en la complejidad social, es desterrar, por así decirlo, la potencia social a las sombras. El capital, el Estado, el imperialismo, el
subimperialismo, son fetichismos institucionales, conformados abstractamente a partir del despojamiento de la potencia social. La crítica
de la economía política de Marx tiene precisamente la virtud de mostrar la formación del capital a partir del fetichismo de la mercancía, que
encubre la explotación de la fuerza de trabajo. El marxismo se quedó a la mitad del camino de la crítica del capitalismo. La crítica integral del
capitalismo es una crítica a la economía política generalizada. Crítica integral de la “ideología” en todas sus formas, crítica a las variadas formas
del fetichismo; imaginarios que sustentan las dominaciones múltiples.
La pregunta es: ¿sobre qué formas de despojamiento de las sociedades, de los pueblos, del proletariado plural, de los territorios, de las ecologías,
sobre qué capturas de fuerzas sociales, se sustentan estas mallas
institucionales, que se nombran como Estado, en su forma imperialista y en su forma subimperialista? No basta responder con las descripciones de
las formas concretas de explotación, de discriminación, de colonialidad, de despojamiento, en el mejor de los casos, como las descripciones de
las formas singulares del capitalismo dependiente, del capitalismo salvaje, combinado con las formas avanzadas del desarrollo capitalista,
incluso incorporando la concepción del paradigma extractivista. Estas descripciones son como irradiaciones al espacio-tiempo del mundo de las
sombras desde las linternas institucionales del mundo iluminado por la
representación institucional. Se requiere ver en la oscuridad, ver el
espacio-tiempo no iluminado, el mundo no iluminado institucionalmente.
El vigor de Brasil se encuentra en este espacio-tiempo-social-vital, no
iluminado institucionalmente. La potencia de Brasil se encuentra en las dinámicas moleculares sociales, en la capacidad creativa de los pueblos y
de los movimientos sociales. En ese sentido, vamos a cambiar la perspectiva, para volver a la discusión desde las sombras.
Interpretaciones desde la literatura
¿Dónde encontrar la percepción social, donde encontrar la experiencia social, recogida en sus espesores, en sus intensidades y sus
entrelazamientos complejos? La racionalidad abstracta, ha logrado eficacia operativa, incluso explicativa, en tanto reduce el espacio-tiempo
social a secuencias casualistas; conjetura útil, cuando se requiere llegar a conclusiones ejecutivas, en la perspectiva de los objetivos
instrumentales. Sin embargo, la racionalidad abstracta es inútil para
afrontar la complejidad en su desmesura, en sus devenires, en sus posibilidades latentes. La racionalidad abstracta ha sido útil en el largo
proceso de disciplinamiento y modernización de los comportamientos. Ahora no lo es, pues este disciplinamiento, el subsecuente control,
acompañado por la simulación que convierte al mundo en un gran teatro político, han llegado a su límite. Los problemas desatados por una
intervención instrumental, por una acumulación abstracta, cuyo costo se aproxima a la destrucción del planeta, no pueden ser resueltos por la
racionalidad instrumental, por la racionalidad abstracta; se requiere reintegrar la percepción social, la experiencia social, recuperando los
sedimentos y estratos de la memoria social. Esta tarea requiere afrontar la complejidad desde la complejidad misma.
Ese lugar que buscamos como fuente es la literatura. La literatura, la
escritura, abordada desde la percepción estética; es decir, desde la
intuición sensible, nunca ha perdido los espesores de la percepción y de la experiencia. Es la racionalidad abstracta la que se ha constituido
despojándose de los espesores de la percepción y de la experiencia, para lograr la figura sutil, vaporosa, de los conceptos, en tanto ideas. La
literatura conserva la racionalidad integrada a la percepción. Es allí donde debemos buscar la información del acontecimiento.
En esta perspectiva, vamos a recurrir a la novela Los subterráneos de la
libertad de Jorge Amado99, para poder abordar nuevamente la discusión; pero, esta vez, retomando los espesores singulares de las relaciones
sociales.
La novela de Jorge Amado es una textura metafórica, compuesta de
tejidos entrelazados de dramas, historias de vida, entrecruzados, que hacen de substrato pasional de los tejes y manejes del poder. Los cuadros
alegóricos configurados por el novelista son sumamente expresivos; condensan las entrelazadas relaciones sociales, que tejen las
composiciones sociales del Brasil del primer medio siglo XX. La discusión que abordamos sobre el punto de inflexión de la formación social-
territorial brasilera, cuando se conforma la geopolítica regional, sobre la caracterización de subimperialismo, encuentra en la novela los juegos de
las relaciones sociales, sobre todo de las relaciones de poder, en el relato literario; narrativa proliferante en recorridos metafóricos. Lo sugerente es
encontrar abundante información, de carácter estético, en tanto intuición sensible, íntimamente vinculada a la experiencia social; información
guardada en sus formas figúrales, elocuentes, expresivas. Mostrando los
entrelazamientos de niveles, individuales, micro-sociales, también macro-sociales, así como de clase, lo mismo de territorio, en sus atmósferas
culturales; entrecruzamientos de alianzas institucionales, de pactos políticos. En la novela de Jorge Amado encontramos las densidades de los
cuadros de la formación social brasilera, entrabada en los dilemas de su pasado colonial, de su presente republicano, de los desafíos puestos en
escena por distintos proyectos de clase. En la novela de Jorge Amado podemos encontrar los cuadros estéticos que pueden ayudarnos afrontar
la discusión, ya no desde la racionalidad abstracta, racionalidad reductiva, circunscrita a los paradigmas deterministas, sino desde las intuiciones
sociales, desde las memorias sociales, capaces de sintetizar la totalidad en las narrativas literarias, que preservan los espesores de la experiencia
social.
En la novela Los subterráneos de la libertad nos encontramos con los
perfiles elocuentes de la clase dominante, una burguesía devenida de las propiedades cafetaleras y del comercio de la exportación del café al
mercado internacional. Las familias de abolengo, cuyos apellidos se asocian al reinado portugués y, después, al Imperio del Brasil, se ven
involucradas en la efervescencia de un capitalismo vertiginoso, que no respeta apellidos ni abolengos. Se ven mezclados con banqueros osados,
perfiles vulgares; empero pragmáticos. Se ven enredados con
99 Jorge Amado: Los subterráneos de la libertad. Volumen I-III. Los ásperos tiempos. Volumen I. Editorial Bruguera; Barcelona 1980.
exprostitutas ricas, quienes manejan los hilos secretos de las influencias.
En estos transcursos vertiginosos y evanescentes, los descendientes del imperio son convertidos en políticos, pues su pretendida nobleza quedó
pobre; se involucran, con buenos modales, estereotipados, en
conspiraciones militares. Conspiraciones de golpe de Estado, donde el célebre Getúlio Vargas aparece desnudado en los afanes golpistas, con
los “integralistas”, es decir, fascistas. En contraste, formando parte de la marea política de su tiempo, el proletariado, en sus distintos matices, los
condenados de la tierra, explotados, esclavizados y vilipendiados, resisten y luchan contra el oprobioso poder, corroído institucionalmente. En este
panorama de lucha de clases, en sus singulares formas intensas, es donde el Partido Comunista se convierte en el referente odiado de las clases
dominantes. En este contexto político y social, plagado de coyunturas críticas, Getúlio Vargas es convertido en caudillo populista, por el
torbellino político; caudillo que responde al desafío comunista con promesas al pueblo, desatando afectos; pero también, embarcado en
medidas políticas con pretensiones democráticas, reivindicando los derechos sociales y los derechos del trabajo, además empujado, por la
marea, a las nacionalizaciones, medidas constitutivas del Estado-nación.
Sin embargo, todo esto ocurre, sosteniendo su audacia política, su intrepidez solitaria de jugar con las distintas fuerzas encontradas,
apoyándose en lo más diletante de la intelectualidad, en los perfiles subjetivos más oportunistas, en el más descarnado cinismo moldeado en
sujetos sin escrúpulos. La escoria moral sostiene una dictadura, que al considerarse un poder suspendido sobre las clases, al creerse levitar
sobre las fuerzas, a las que presume engañar, ocasiona dos fenómenos contrapuestos; promueve nacionalizaciones, encaminando la soberanía
del Estado; en contraste, salva a las clases dominantes, portadoras de del desprecio oligárquico a los cuerpos concretos y pasionales de la nación.
Representación y simbolismo, que aunque sea comunidad imaginada, esta representación y este simbolismo son sostenidos por la materialidad,
energía y dinámica del pueblo, en su condición plural.
Getúlio Vargas, lo mismo que los caudillos populistas, de ese medio día
del siglo XX, son imaginarios colectivos, figuras alucinantes, emergidas no sólo de las contradicciones de clases irresueltas, sino de las
compulsiones de las clases dominantes, que al no encontrar la posibilidad de la realización hegemónica a través de la estructura institucional, que
debería responder al formato de la república, buscan sustituir esta falencia con lo que llaman “la mano dura”. Sin embargo, este imaginario
abigarrado también es parte de la desesperación popular, que al verse desamparada, busca al padre que nunca tuvo. Se puede decir, recurriendo
a figuras teóricas, que estos caudillos son como la síntesis dramática de falencias y demandas de clases enfrentadas. Se trata de una forma de
poder, carismático, que se erige sobre el escamoteo de las necesidades,
presentándose como promesa, ante el peligro de las clases dominantes y ante el anhelo sufriente de las clases dominadas. Por eso, en este
ambiente inestable, en constante reflujo, como en un círculo vicioso, la
presencia del Partido Comunista, su activismo organizado, su disciplina militante, su entrega abnegada a la lucha, hace de dispositivo catalizador.
Lejos de asumir las tesis bolcheviques del partido, la tesis de la vanguardia revolucionaria, la trasmisión de la consciencia de clase desde
esta exterioridad vanguardista a la interioridad del proletariado, es importe releer el papel del Partido Comunista en la formación del Brasil
contemporáneo. Hay que distinguir su apego esquemático a un marxismo instrumental, de una praxis activista recurrente, insistente, permanente,
heroica, que adquirió formas representativas, organizativas e “ideológicas” en habitus proletarios, campesinos e intelectuales.
Por lo tanto, este periodo, que llamamos de la conformación de la
geopolítica regional del Estado-nación de Brasil, no puede comprenderse sólo con la descripción de los gobiernos diletantes de Getúlio Vargas, con
descripciones de las nacionalizaciones, del impulso a la industrialización,
de las leyes sociales y del trabajo promulgadas, sino se atiende a lo que, en el fondo, enfrenta este “bonapartismo” latinoamericano, usado por las
clases dominantes. Lo que se busca es una salida que evite la revolución social y salve a las clases dominantes, logrando, además, el camino de la
modernización y el desarrollo económico.
En la novela aparecen los escenarios enrevesados de las relaciones sociales, de las estructuras de poder, de los juegos personales, de grupo
y de clase, que hacen de substrato a los temas que se abordan abstractamente, cuando se lanzan las hipótesis de la geopolítica regional
o del subimperialismo. Puede ser que el mapa general pueda dibujarse a partir de representaciones, incluso de cuerpos teóricos representativos,
que definen tendencias lineales, como secuencias casualistas y deterministas, que son las tesis relativas a la acumulación de capital; en
el mejor de los casos, tesis multilineales que definen tejidos y
composiciones más complejas, como las tesis del imperialismo y las tesis de la dependencia. Sin embargo, los mapas generales que se obtienen
son cuadros de aproximación; los mismos que puede responder a ciertas cuestiones; empero, no puede responder a las cuestiones problemáticas,
que exigen niveles de especificidad y concreción. La pregunta es concreta: ¿Cómo se dio el punto de inflexión en la historia de Brasil? ¿A partir de
qué acumulación, usando esta palabra como metáfora, de la experiencia social, usada operativamente, en la definición de estrategias asumidas
socialmente? ¿Qué condensación de juegos de poder derivó en un proyecto geopolítico regional viable?
Las tesis de la teoría de la dependencia nos ayudan, en parte, a responder a estas preguntas; la tesis del subimperialismo, sea adecuada, sostenible
o no, ayuda en parte a responder, al desplazarse, abandonando las tesis
ortodoxas deterministas. Empero, no son suficientes, para abordar la complejidad. Entonces, las preguntas quedan sin respuestas.
La novela de Jorge Amado tiene la virtud de mostrarnos una “realidad”
fehaciente; la victoria de las clases dominantes, que logran, a pesar de sus prejuicios, limitaciones, imaginarios autoritarios, apegos, en su
momento, al impresionante avance del nacional socialismo alemán y del fascismo italiano, adecuar sus proyectos de dominación a las demandas
sociales, a las demandas de una nación, como comunidad imaginaria. Si podemos hablar de consciencia de clase, en el sentido de consciencia
histórica – claro, que en este caso, se trataría de la consciencia del clase dominante -, deberíamos hacerlo, en lo que respecta a la burguesía
brasilera. Logra superar sus localismos, provincialismos, gremialismos, prejuicios, articulando un proyecto corporativo, por lo tanto pactado, en
su forma autoritaria, que incorpora, por lo menos parte de las demandas
sociales. Entonces la pregunta se transforma; ahora es: ¿Por qué la burguesía brasilera logró este consenso, por lo menos de clase, en pactar
un corporativismo autoritario con la sociedad, incorporando, por lo menos parcialmente, las demandas sociales y nacionales?
En la novela de Jorge Amado nos encontramos con otras revelaciones; se
desnudan las pretensiones de las clases dominantes, se exponen a la luz sus proveniencias. No dejan de ser procedencias vulnerables, expuestas
a la provisionalidad de las contingencias; se hacen nobles después, en su forma representativa, imaginaria, cuando se enriquecen por la
esclavización preservada, por la explotación salvaje, por la usurpación suscitada por oportunismos. La representación de las clases dominantes
es una máscara, que oculta su falencia, su escasez cultural; es una pretensión, manejada ostensivamente, como queriendo demostrar el
origen noble, cuando, en realidad, devienen de los desembarcos de la
conquista. Hay como una consciencia culpable, ocultada por todas las clases dominantes del quinto continente conquistado. Sus desprecios por
lo indígena, por la herencia africana, por lo plebeyo, no es más que las expresivas violencias que ocultan su profunda debilidad; son conscientes,
en el fondo, de su espurio origen. Ciertamente no es algo distinto de lo que pasó en Europa, a pesar de la elaborada “ideología” histórica, que
oculta, de una manera más sofisticada, las violencias iniciales, las descarnadas desnudeces.
A diferencia que el caso mexicano, no es una guerra permanente, una
rebelión interminable, la revolución campesina, lo que obligó a un pacto corporativo, constitutivo del Estado-nación, en Brasil; fue la correlación
de fuerzas la que tuvo que ser asumida por las clases dominantes, si
querían preservarse. Por lo tanto, pragmáticamente, aprendieron a pactar, negociar, conformando un Estado corporativo, que incluya,
parcialmente las demandas sociales. Por eso los gobiernos de Getúlio Vargas fueron paradójicos; empujados por la lucha de clases a resolver el
problema de las demandas de una manera conservadora, realizaron medidas nacional-populares, democráticas, sociales y defensoras del
derecho del trabajo; empero, perpetuando un sentido conservador. Pues esas medias, terminaron manteniendo los latifundios e impulsaron a la
burguesía industrial a realizar su proyección de revolución tecnológica.
La explicación no se encuentra en los discursos nacionalistas de Getúlio Vargas, por lo tanto, tampoco, del todo, en sus contradicciones; sino en
la correlación de fuerzas del momento, donde la potencia social del pueblo y la sociedad brasilera logró inscribir su demanda, de una manera
institucional.
Ahora bien, el ejército brasilero, dejó, en un momento, en el punto de
inflexión, de ser el dispositivo de emergencia de los cuartelazos, que caracterizaron a parte de la historia dramática latinoamericana, para
convertirse en un dispositivo estratégico de la burguesía industrial. ¿Cómo ocurrió esto? No olvidemos que el fenómeno de Getulio Vargas, se da, en
sus distintas tonalidades, variedades singulares, en las historias políticas de América Latina. Es algo que compartimos, como expresión dramática
de nuestras profundas contradicciones. Sin embargo, hay que anotar que, en el caso brasilero, persiste como continuidad histórica y política,
se convierte en una estrategia geopolítica; lo que no acontece en el resto de Latino América, salvo en Cuba, en contraste y desde otra perspectiva,
cuyo desenlace es, mas bien, impuesto por la victoria de la guerrilla y la revolución socialista; es decir, impuesta por las clases llamadas
dominadas.
Ya, desde estas primeras interpretaciones, vemos que al recurrir al
concepto de subimperialismo, que efectivamente se refiere a una geopolítica regional, que puede estar en la cabeza de las clases
dominantes, que puede, incluso, estar institucionalizada en la geopolítica estatal, se hace referencia a la hegemonía lograda por el pragmatismo de
las clases dominantes y sus dispositivos del poder, como el ejército.
Se puede decir, figurativamente, usando las tesis psicoanalíticas metafóricamente, que la burguesía industrial brasilera estaba más cerca
del principio de realidad que del principio del placer. En otras experiencias
latinoamericanas, las burguesías se dejaron llevar por sus imaginarios, por sus sobresaltadas autovaloraciones, sus desprecios del pueblo. Para
que se entienda bien, no hacemos una apología de la burguesía brasilera;
de ninguna manera. Sino, que se pone en mesa, un dato importante, que la burguesía brasilera, a pesar de sus prejuicios raciales, sociales,
sexistas, supo optar por un pragmatismo político, que la llevó a incorporar demandas, aunque no le gustasen, para proyectar su dominio en un
futuro. La pregunta se convierte en: ¿Qué ha acontecido para que la burguesía brasilera haya optado por este pragmatismo?
Para responder a esta pregunta, debemos poner en mesa otra evidencia;
a diferencia de las colonias hispano-hablantes, las colonias portuguesas lograron mantener la unidad territorial, sin formar “republiquetas”,
proyectos de escisión que también se han dado en la historia política de Brasil. Hay una relación de la burguesía brasilera con el espacio nacional,
quizás más pronunciado que con el resto de las burguesías latinoamericanas. En contraste, esta característica, esta aprehensión del
espacio, en la experiencia social brasilera, se manifiesta también, de otra
manera en la intuición espacial, que se expresa en la elaboración de la geografía emancipatoria de Milton Santos. Es esta intuición social la que
debe ser comprendida.
Por lo tanto, las tareas de la investigación histórica radican en interpretar adecuadamente las diferencias claves entre la colonialidad portuguesa
con la colonialidad hispana en el continente. No por encontrar bondades en la colonialidad portuguesa; de ninguna manera, sino por encontrar
cartografías de poder que expliquen las consecuencias históricas, sobre todo en los comportamientos de las clases dominantes.
Aceptamos, de todas maneras, que todo esto, pueda deberse al azar, no
tanto a tendencias históricas. Puede ser; sin embargo, no es despreciable la búsqueda de una explicación a partir del análisis comparativo y de la
confrontación de contrastes histórico-políticos-territoriales. Obviamente
no para montar una verdad; de ninguna manera. Sino, retomando las intuiciones, los desplazamientos logrados, por la teoría de la dependencia
y la historia reciente, que tocan con el dedo en la llaga, señalando las heridas de los problemas, dejando a un lado los fundamentalismos
racionalistas, los paradigmas acostumbrados, atrapados en verdades “bíblicas”.
Entonces, para decirlo de una manera directa, anticipándonos, no se trata
de subimperialismo, por más pretensiones que tenga la Escuela Superior de Guerra, la “ideología” geopolítica de la burguesía industrial, sino de la
renuncia de la burguesía industrial a un proyecto estrictamente particular,
para habilitar su proyecto en términos de pactos, incorporando demandas sociales, populares y nacionales, incluso, en el periodo de la dictadura
militar. Es evidente que muchos generales optaron por la hegemonía
norteamericana, incluso parte de la burguesía sentía la necesidad de la alianza con los Estados Unidos de Norte América; sin embargo, cuando
se elaboró la geopolítica, se la conformó buscando una autonomía relativa, lo que llama Ruy Mauro Marini la cooperación antagónica. Los
militares, no podían tener un proyecto propio, institucional, tutorial, como ejército de la patria, sino expresando el proyecto o los proyectos
concretos de las clases dominantes. La burguesía que había logrado configurar un proyecto estratégico, que sabía lo que quería, era la
burguesía industrial. La dictadura militar fue un dispositivo usado por la burguesía industrial, aunque de una manera negociada con el resto de las
clases dominantes. La pregunta que debemos responder ahora es si la burguesía industrial logró convertir al PT, al Partido de los Trabajadores,
en el poder, en un dispositivo funcional, en la perspectiva de sus objetivos geopolíticos.
Ya que nos hemos adelantado en la hipótesis de la interpretación de la burguesía industrial, también podemos adelantarnos en la hipótesis que
responde esta pregunta. La hipótesis es la siguiente: La burguesía industrial no ha convertido al PT en un dispositivo de su proyecto
geopolítico, de lo que llamaba Marini, subimperialismo, sino que el PT en el poder se ha aburguesado, conformando una recomposición de la
burguesía al incorporar en su contextura una burguesía sindical. Lo que pasa es que el pragmatismo político se convirtió en un habitus en el
proletariado, por lo menos en la dirigencia del proletariado, en su casta burocrática. Para decirlo de una manera simplificada, aunque no correcta,
pues la burguesía industrial y el resto de la burguesía nunca ha dejado de ejercer poder, el proletariado en el poder también ha optado por un
pragmatismo político, parecido al pragmatismo de la burguesía industrial, tanto en el periodo de Getúlio Vargas como en el periodo de la dictadura
militar, después del golpe de 1964. El PT prefiere incorporar al proyecto
popular las demandas de la burguesía. Algo que podríamos llamar lo inverso al pragmatismo burgués; empero, equivalente.
Entonces, ¿se puede hablar de la continuidad de la geopolítica de Estado-
nación? En el sentido del campo de las representaciones sí; sin embargo, no en el sentido de la historia efectiva. En este sentido, de la historia
efectiva, no se corrobora la continuidad de una geopolítica regional, que puede llamarse subimperialismo, como lo hace Marini, o imperialismo,
como lo hace Zibechi, sino el pragmatismo corporativo de una gubernamentalidad pactada. Del pragmatismo burgués pasamos al
pragmatismo proletario, en la figura de un dirigente metalurgista,
primero, y en la figura de una ex-guerrillera, después. La continuidad no es de la geopolítica, que puede ser, mas bien, un discurso de
presentación, sino de la forma de gubernamentalidad lograda. La de un
corporativismo pragmático, que institucionaliza los pactos en un Estado-nación, garante de las revoluciones industriales-tecnológicas-cibernética.
Empero, por el pragmatismo, revoluciones atrapadas en modelos extractivistas dominantes, atrapadas en el circuito vicioso de la
dependencia.
Lo que pasa en Brasil no es algo distinto de lo que pasa en el resto de América Latina y el Caribe, sobre todo en lo que respecta a los llamados
gobiernos progresistas. Sólo que cuando ocurre en Brasil, se efectúa y acontece en la escala subcontinental del tamaño geográfico, poblacional
y económico del Brasil. Esto no es subimperialismo ni imperialismo, por más pretensiones que pueda tener la burguesía y sus ideólogos. Esto es
integración, como los mismos ideólogos conservadores de la escuela Superior de Guerra llaman: Se trata de una integración conservadora,
autoritaria, expansiva, que se opone a la integración emancipadora de los
pueblos de Abya Yala. Una integración, si se quiere, reaccionaria, que busca llevar a cabo la integración, concentración y centralización del
capital, a nivel regional.
En el fondo, las burguesías pujantes, como la brasilera, y, en contraste los pueblos subversivos, como son los pueblos nucleados en los
movimientos sociales anti-sistémicos, saben que no es posible, en un caso, la acumulación ampliada, en el otro caso, la liberación, sin la
integración. Sólo que la concepción de integración que tienen es diametralmente distinta y opuesta.
A la pregunta inherente al libro de Raúl Zibechi, ¿de integración o de
imperialismo?, decimos que se trata de integración, como objetivo inherente; empero, se trata de dos formas de integración contrastantes.
No se trata de acusar a la burguesía brasilera como mala, desde un discurso moral, menos a los gobiernos del PT como malos o traidores,
sino de oponer a sus proyectos integracionistas conservadores y autoritarios, en un caso, o reformistas y populistas, en otro caso, empero,
ambos extractivistas, con proyectos de integración emancipatorios de los pueblos, con proyectos descolonizadores. Estamos obligados a pensar
desde una perspectiva continental, dejando como variables provisionales, las fronteras diseñadas por nuestras oligarquías, las que se opusieron a
la Patria grande. De lo contrario, nuestras respuestas activistas, ni siquiera serán de resistencias, sino como localismos, serán aditamentos
El acontecimiento novela
Dedicado a Camila Moreno, intelectual crítica, activista
apasionada, defensora de la vida, de la madre tierra.
A diferencia del acontecimiento poético100, el acontecimiento novela, que
también forma parte de la fenomenología de la percepción101, de esta
integración inmediata de las sensaciones y la razón integrada al tejido
inmanente del cuerpo, no es el estallido convulsionado de las sensaciones,
sino un fluido tejido de sensaciones conectadas, de alegoría imaginarias,
de intuiciones empíricas, que construyen tramas; es decir narrativas que
cobijan desenlaces. No son conceptos los que utiliza la novela como hilos
de los tejidos, sino experiencias profundas, memorias conmovedoras,
recogidas en personajes, figuras pasionales, espesores de relaciones. La
novela está más acá, respecto de la experiencia social, en tanto que las
ciencias sociales están más allá, del mismo referente. La novela trabaja
dramas, configura tramas, trabaja pasiones, sensaciones, experiencias
singulares, en tanto que las ciencias sociales trabajan relaciones
abstractas, estructuras hipotéticas, que pretenden representar
estructuras “reales”. La novela se constituye en una intuición narrativa
del mundo, en tanto que las ciencias sociales se constituyen en teorías
sobre el mundo. La ventaja de la novela, en lo que respecta a la
comprensión, mejor dicho a la intuición del mundo, es que se encuentra
cerca de los espesores de la experiencia, en tanto que las ciencias sociales
100 Ver de Raúl Prada Alcoreza Acontecimiento poético. Rebelión; Madrid 2013. Dinámicas moleculares; La Paz 2013. 101 Referencia a Fenomenología de la percepción de Merleau Ponty. Ver de Merleau-Ponty Fenomenología de la percepción. Editorial Planeta; Buenos Aires 1993.
han reducido la experiencia a matrices de datos; al hacerlo, han perdido
el con-tacto con los espesores y dinámicas constitutivas del mundo.
Claro que se trata de composiciones distintas; mientras las ciencias
sociales buscan explicar, encontrar las causas y su relación con los
efectos, conjeturan reglas inherentes a los procesos, incluso llegan a
hablar de leyes; la novela forma parte de la memoria social y de la
experiencia social, configura tramas como parte de las manifestaciones
creativas, así como se componen poemas, canciones, así como se pintan
cuadros, así como se danza. La novela forma parte de las expresiones
vitales de la sociedad; en cambio la ciencia social pretende conocimiento.
Sin embargo, precisamente por la proximidad de la narrativa de la novela
a la experiencia y a la memoria social, a los espesores de las
percepciones, contiene información primordial, en la constelación de su
formación. Información vinculada a las composiciones singulares de las
dinámicas concretas sociales, de los lugares, de los territorios, de los
nombres, sobre todo de los cuerpos en su devenir. Estas atribuciones
inherentes convierten a la novela en no solamente tramas escritas que
pueden leerse placenteramente, sino en inscripción de tramas, que nos
enseñan los “secretos” de la vida en la forma condensada de sus dramas,
de sus tragedias, también de sus irradiantes realizaciones.
Jorge Amado es uno de los novelistas más sugerentes en las descripciones
alegóricas de historias singulares, las que entrelazadas terminan
contándonos sobre acontecimientos territoriales, locales, regionales,
nacionales, condensados en la vida de los personajes, protagonistas que
recorren los caminos impresos de la escritura. De entre sus novelas,
sobresalen Los subterráneos de la libertad. Novela narrada en tres tomos;
Los ásperos tiempos, La agonía de la noche y Luz en el túnel.
Una breve biografía del escritor brasilero Jorge Amado se puede resumir
en un trazo secuencial sintético; pero, nunca adecuado para rescatar la intensidad de vida, que llevó a un hombre sensible a transmitir su
experiencia en una melodiosa escritura tropical. Nació en la hacienda de
Auricídia, ubicada en el municipio de Itabuna, al sur del estado de Bahía. La familia nordestina se trasladó a Ilhéus, localidad situada en el litoral
de Bahía. Su trayectoria de vida siguió el desplazamiento de ciudades pequeñas a ciudades grandes; de su aprendizaje primario paso a los
siguientes; hizo los estudios secundarios en la ciudad de Salvador. En Salvador comenzó su experiencia periodística, así como su incursión por
los caminos de la literatura. Más tarde, por iniciativa suya se fundó la conocida Academia de los Rebeldes. Jorge Amado publicó su primera
novela, El País del Carnaval, en 1931, cuándo sólo cumplía 18 años. Se
casó con Matilde García Rosa, esposa con quien tuvo una hija, llamada Lila, el año 1933, cuando publicó su segunda novela, Cacao. En 1935 se
graduó en la Facultad Nacional de Derecho, en Río de Janeiro. Ya
profesional, ingresó al Partido Comunista, destacándose como militante activo. Por sus actividades fue perseguido por la represión de los
gobiernos oligárquicos, obligándole a exiliarse en Argentina y Uruguay durante los años de 1941 y 1942. Aprovechó el exilio para efectuar un
viaje por América Latina. Al regresar a Brasil se separó de Matilde García Rosa.
En 1945 Jorge Amado fue electo miembro de la Asamblea Nacional
Constituyente como representante del Partido Comunista Brasileño (PCB). Fue a la Asamblea Constituyente como el constituyente más votado del
Estado de São Paulo. Una de las leyes que logró hacer aprobar fue la ley sobre la libertad de culto religioso. En ese entonces, se casa con la
escritora Zélia Gattai.
Nació João Jorge, su primer hijo con Zélia, en 1947, año aciago; el PC fue
declarado ilegal; los comunistas fueron considerados enemigos del Estado, desencadenándose su persecución y consecuente encarcelación.
Jorge Amado entró en la clandestinidad con todo el Partido Comunista; optó por el exilio a Francia. Radicó en el país galo hasta 1950. Lila, su
primera hija, falleció en 1949, acarreándole una pena grande. De Francia pasó a Checoslovaquia; allí radicó entre 1950 y 1952, allí también nació
su hija Paloma.
Tres años más tarde Jorge Amado retornó a Brasil. No dejó el PC; sin embargo, se distanció de la militancia activa. La literatura se convirtió en
su vida. La Academia Brasileña de Letras lo reconoció como uno de sus miembros el 6 de abril de 1961. El escritor Jorge Amado es conocido no
solamente en el mundo literario, sino también, como se ha podido ver, en el mundo político, así como también en el mundo académico; recibió el
título de Doctor Honoris Causa por diversas universidades. Pero, quizás
una de sus más agradables satisfacciones fue la entrega del título de Obá de Xangô en la religión Candomblé. El 6 de agosto de 2001, cuando
cumpliría 89 años, Jorge Amado murió en la ciudad de Salvador.
Jorge Amado tiene una prolífica producción literaria; esto se ve en el itinerario de sus novelas. Como dijimos, la primera es El país del Carnaval
(1931), después viene Cacao (1933), le sigue Sudor (1934). Continúan Jubiabá (1935), Mar Muerto (1936), Capitanes de la arena (1937), Tierras
del sin fin (1943), San Jorge de los Ilheus (1944), Seara roja (1946), Los subterráneos de la libertad (1954), Gabriela, clavo y canela (1958), Los
viejos marineros o El capitán de Ultramar (1961), Los pastores de la
noche (1964), Doña Flor y sus dos maridos (1966), Tienda de los milagros (1969), Teresa Batista cansada de guerra (1972), Tieta de Agreste
(1977), Uniforme, frac y camisón de dormir (1979), Tocaia grande
(1984), La desaparición de la santa (1988) y De cómo los turcos descubrieron América (1994).
Considerando las clasificaciones literarias, Jorge Amado es catalogado
como “modernista de la segunda fase”. Una revista literaria, en un artículo sobre Literatura brasilera, hace la siguiente nota sobre Jorge Amado,
después de caracterizarlo como escritor “modernista de la segunda fase”:
En esa búsqueda del hombre brasileño "dispersado por los más lejanos rincones de nuestra tierra", en las palabras de José Lins do Rego, el
regionalismo adquiere una importancia nunca antes alcanzada en la
literatura brasileña, llevando al extremo las relaciones del personaje con el medio rural y social. Realce especial merecen los escritores nordestinos
que viven el paso de un Nordeste medieval a una nueva realidad capitalista e imperialista. Y, en ese aspecto, el bahiano Jorge Amado es
uno de los mejores representantes de la novela brasileña, cuando retrata el drama de la economía del cacao, desde la conquista y uso de la tierra,
hasta la transferencia de sus productos a las manos de los exportadores102.
El problema de estas historias de la literatura, de estas clasificaciones del
arte de la escritura, es que parten de bloques, corrientes definidas; que,
en gran parte, corresponden a cuadros clasificatorios ya establecidos y
acordados universalmente. El problema no es que lo hagan, pues
cualquier clasificación ayuda a orientar, a ubicar, incluso a comparar;
pero, esto apenas es un principio, un rayado de la cancha, como se dice.
El problema es que incorporan a las novelas, a los novelistas, a las
escrituras y tramas, a estos mapas previos. Cuando un novelista se
encuentra pre-definido, por ejemplo como “modernista”, como que se
supone que ya se tiene parte de sus secretos, parte de las claves, que
ayudan a comprender su obra. Se lee entonces al escritor, a su obra,
desde una rejilla. Esta es una labor de domesticación de la obra. La misma
termina formando parte de un museo, de la tradición literaria de un país.
Esta institucionalización de la escritura es su muerte; condenada a
102 Revista de la Academia Brasileira de Letras. Río de Janeiro. http://www.abl100anos.com.br.
descansar en museos, bibliotecas, en referencias, que se transmiten en
citas. Se la ha despojado de su rebelión, también de su revelación, de sus
conexiones vitales con el mundo que constituye y que constituye también
a la obra. Es difícil aceptar que un escritor, en el sentido de una
inscripción pasional hendida en la piel del tejido del papel, como
transcripción de la inscripción del mundo en la piel del escritor, haya
escrito para que su obra se entierre en bibliotecas, en el campo de la
tradición literaria, en la referencia constante de la académica. La novela
ha sido escrita para que se la lea, en el sentido de que se vuelva a vivir
los entramados de la narración. La novela forma parte de las
reinvenciones creativas de la vida. Es una seducción al mundo, que, a su
vez, seduce al escritor.
La novela, como la poesía, la música, la pintura, la danza, el arte, la
estética, se componen como parte de la memoria sensible de la vida; son
manifestaciones de la capacidad creativa de las sociedades. En este
sentido, la novela no puede estar separada de los ciclos vitales de la
sociedad. La novela no puede convertirse en objeto de estudio, como ha
ocurrido en las carreras de literatura. Las ciencias positivas han invadido
no solo el campo de las ciencias sociales, sino también el campo de las
ciencias humanas; como las ciencias positivas han terminado disecando
a las novelas, para estudiarlas. Con estos procedimientos metodológicos
las han perdido, a las novelas; solo tienen ante sí textos descuartizados,
divididos, de acuerdo a estructuras hermenéuticas formales, o, quizás, de
acuerdo a periodos de la vida del novelista. Como todo organismo
descuartizado, ya está muerto, sólo tienen del mismo hilachas,
fragmentos desparramados, piezas de rompecabezas, para poderlas
armar al gusto de alguna teoría interpretativa.
Hay que leer a Jorge Amado para encontrarse con su mundo, con el Brasil
vivido, sufrido, amado; hay que encontrar en su novela la memoria
sensible del pueblo singular y de la sociedad particular, que fue percibida
e interpretada por la vivencia intensa del escritor. Esto equivale a
encontrarse con los espesores sensibles de la experiencia, descifrar este
mundo desde estos espesores. Vamos a intentar hacerlo en lo que
respecta a la novela Los subterráneos de la libertad. Vamos a utilizar esta
aproximación, al sentido inmanente de la percepción de la novela, para
mejorar el análisis crítico efectuado sobre el acontecimiento Brasil.
Los ásperos tiempos
La primera novela de Los subterráneos de la libertad gira en torno al golpe
de Estado de Getúlio Vargas103. El golpe, desde su preparación, hasta su
llegada y su consolidación, divide las fuerzas, deja claro el antagonismo
que atraviesa la sociedad; de un lado, están los que son propietario de
cafetales, empresarios, propietarios de periódicos, banqueros,
congresistas, políticos, diplomáticos; del otro lado, están los trabajadores,
el proletariado, hombres y mujeres, familias pobres, campesinos,
jornaleros. Aunque también el golpe de Estado dispersa las fuerzas, que
aparecen como homogéneas; no forman un bloque, pues muestran sus
diferencias. Los políticos liberales, que apuntan a las elecciones, ven con
malos ojos el golpe de Estado; sin embargo, los empresarios y banqueros,
más pragmáticos, menos apegados a las formalidades democráticas,
prefieren “la mano dura” de un hombre audaz y carismático. Getúlio
Vargas104 no solamente es apoyado por la burguesía y los terratenientes,
103 El golpe de estado de 1937 se dio anticipándose a las elecciones presidenciales de enero de 1938. En la
coyuntura crítica, que arrastraba problemas irresueltos desde la rebelión de los oficiales, en la década de los
veinte, el gobierno de turno denunció la existencia de un “plan comunista” para tomar el poder, conocido
como Plan Cohen. La versión oficial del plan conspirativo incluía al capitán Olympio Mourão Filho, mostrando
que la conspiración comprometía a parte del gobierno mismo. En esta situación vulnerable, en la que se
llevaba a cabo el juicio de los participantes de la Intentona comunista (1935), situación crítica acompañada de
estados de excepción, además de la neutralización efectiva de los adversarios, como el caso del interventor
de Río Grande del Sur, Flores da Cunha, se aprovechó la excusa de la inestabilidad política y la acusación de la
conspiración comunista para efectuar un golpe de Estado. El 10 de noviembre de 1937, Getúlio Vargas dio un
golpe de cabeza instaurando el llamado Estado Novo; condición declarada de un Estado corporativo. El Estado
Novo duró hasta el 29 de octubre de 1945. En esta gestión de gobierno Getúlio Vargas cerró el Congreso
Nacional, promulgó una nueva Constitución. La Constitución del Estado Novo le otorgaba al presidente pleno
control de los poderes del Estado, sobre todo del poder Legislativo y del poder Judicial. También se promulgó
el decreto-ley que anulaba la existencia legal de todos los partidos políticos, incluyendo a su aliada en el golpe
de Estado, la Acción Integralista Brasileña(AIB).
104 Getúlio Dornelles Vargas nació en São Borja, el 19 de abril de 1882, falleció en Río de Janeiro, el 24 de
agosto de 1954. Fue cuatro veces Presidente de la República de Brasil; en el quinquenio 1930–1934, durante
el Gobierno Provisorio; durante el lapso de 1934–1937, en el gobierno constitucional; durante el periodo
ampliado de 1937–1945, en el Estado Novo, en el gobierno de facto instaurado; en el corto lapso de 1951–
1954, como presidente electo por voto directo. Esta última gestión de gobierno fue agitada, cuestionada por
el "Manifiesto de los Coroneles", por el polémico aumento del salario mínimo en 100%. En esta gestión de
gobierno conformó PETROBRÁS y ELETROBRÁS. El 5 de agosto de 1954, un atentado mató al mayor de la
aeronáutica, dejando herido al periodista Carlos Lacerda; este atentado desencadenó una crisis política; en
estas extrañas circunstancias Getúlio Vargas se suicidio el 24 de aquel mes fatídico. Se suicidó de un tiro al
corazón, dentro de su cuarto en el Palacio de Catete, en la ciudad de Río de Janeiro, capital del Estado-nación
federal. La trayectoria del caudillo, de Getúlio Vargas, expresa dramáticamente las contradicciones que
atravesaban a la formación social-territorial brasilera. El mito del caudillo es reconfigurado como herencia
es sostenido por el ejército, por las fuerzas armadas, por el dispositivo de
emergencia del Estado, por la policía, así como también por el contingente
de funcionarios, por parte de la clase media, que encuentra su
oportunidad en la dictadura para ascender, para efectuar la movilidad
social soñada. En otras palabras, la dictadura no solamente se sostiene
por la decisión pragmática de la burguesía y los terratenientes, sino
también por la inercia de una estructura de poder centralizada,
burocratizada, represiva y militarizada. Ocurre como si el Estado, desde
su amplitud como campo burocrático, campo institucional, como campo
político, en el formato representativo, se redujera a su núcleo
condensado, el Estado de excepción, desnudándose de todas sus
apariencias formales.
Sin embargo, sabemos que el Estado no es un sujeto, no actúa, como si
fuese persona. Son protagonistas singulares los que intervienen y
empujan desenlaces en un momento que les parece crítico. Estos
protagonistas no actúan sobre un espacio vacío o un plano liso; sino que
se mueven en el espacio-tiempo tejido por instituciones, ecologías
sociales, nichos sociales, atmósferas densas, calentadas o enfriadas por
valores compartidos, prejuicios, símbolos e imaginarios, que hacen de
decodificadores de las relaciones. Los protagonistas no viven sólo el
presente, sino que el presente es contrastado con un pasado inmediato,
que fue presente, la rebelión comunista de por lo menos una década105.
Entonces, se podría decir que el golpe de Estado se opone a la rebelión
comunista. Los sujetos sociales que apuestan al golpe de Estado se
oponen a los sujetos sociales que intervinieron en la rebelión comunista.
La novela contrasta el mundo iluminado del poder contra el mundo
oscuro, subterráneo, del trabajo de zapa de los revolucionarios. Contrasta
los escenarios lujos, donde se desenvuelven las clases dominantes, con
los escenarios pobres, miserables, donde se desenvuelven los
trabajadores, el proletariado. Contrasta perfiles cínicos de hombres de
mundo con perfiles inocentes de mujeres candorosas. Los subterráneos
es una ilustrativa metáfora que muestra las cuevas, las cavernas, el
subsuelo, donde se teje la libertad. El adentro, la intimidad, la experiencia
política; tanto el Partido Democrático Trabalhista (PDT) y el Partido Trabalhista Brasileiro (PTB) reivindican
esta herencia.
105 Hay que tener en cuenta el referente del levantamiento comunista del 27 de noviembre de 1935,
movimiento ocurrido en las ciudades de Natal, Recife y Río de Janeiro.
de los cuerpos vulnerables, muestra su vitalidad creativa, frente a una
exterioridad agresiva, enajenante, donde la experiencia social no es
asumida, sino se prefiere seguir los esquemas de comportamiento
dominantes, usar las máscaras de la ostentación, que, de vez en cuando
caen, por develamiento de amoríos salvajes.
No se crea que estamos repitiendo mapas sociológicos; lo que decimos
son aproximaciones, todavía conceptuales, a la lectura de la novela en
cuestión. Los perfiles de los personajes aparecen, distinguiéndolos por sus
historias de vida. Los perfiles son una entrada a los espesores de los
personajes, espesores que aparecen elocuentemente cuando los
protagonistas descubren sus subjetividades convulsionadas, complejas,
contradictorias. Cuando conocemos sus planes, sus proyectos, sus penas,
sus alegrías, sus frustraciones, sus logros. Sobre todo cuando desciframos
sus comportamientos, que son como el resultado de una pugna interna.
Claro que para algunos personajes se les hace más fácil decidir, pues han
dejado en suspenso los escrúpulos, que podrían obstaculizar.
El diputado Artur Carneiro Macedo da Rocha, descendiente de una vieja
estirpe de São Paulo, es el primer personaje en aparecer. Político liberal, quién había renunciado a su romance de juventud, optando por casarse
con una mujer de familia adinerada; sin llegar a tener remordimientos, seguía amando a la mujer abandonada, que también había optado con
casarse con un hombre adinerado, un banquero. Ambos eran amigos; pero, Artur seguía teniendo pretensiones con Marieta Vale, cuarentona
que conservaba su belleza juvenil. De entrada la novela nos presenta el pragmatismo de personajes característicos de la alta sociedad. Sin
embargo, esta es una de las formas del pragmatismo dominante, hay
otros, más descarnados, que son más violentos, convertidos en verdaderos oportunismos. Un ejemplo de este pragmatismo violento es el
banquero Costa Vale, otro ejemplo es la Comendadora da Torre. Ambos sin los antecedentes familiares de Artur y Marieta, mas bien, de origen
humilde, hasta desdichado, como el caso de la Comendadora, que fue prostituta, se convirtieron en ricos, en personas influyentes en estos
ambientes, donde las familias de apellido, terminaron subordinadas a los nuevos ricos.
Estos contrastes en la propia burguesía nos muestran una composición
alborotada, una burguesía sometida a una movilidad social interna, si se puede hablar así. Esta composición hace evidente que para ser burgués,
lograr la ganancia, la acumulación de ganancias, solo puede lograrse si se es despiadado, si se dejan de lado principios morales, si se acepta
pragmáticamente el código de esta gente emprendedora, empresaria;
código que reza: para avanzar hay que aplastar al que se te pone en
frente. En el medio aparecen otros personajes, útiles para los planes de
esta burguesía emprendedora; el poeta César Guilherme Shopel, propietario de una editorial, escritor de poemas pretendidamente
descarnados, poemas que forman parte de sus diversiones; el doctor
Morais viejo profesor de Medicina, que se hace integralista, es decir, partidario de los fascistas brasileros, inclinados a una alianza con la
Alemania Nazi, la Italia fascista y la España falangista; tiene estas inclinaciones totalitarias a pesar de que dice ser científico y estar
entregado a su laboratorio. Poco después, con el golpe de Getúlio Vargas, el profesor decide apoyar al dictador, a pesar que los integralistas, que
apoyaron el golpe de Estado, terminan excluidos del gobierno de Vargas.
Estamos ante una distribución diferenciada de la composición de la burguesía. A esta composición social se le llama la clase burguesa. Con la
incorporación del senador Venancio Florival, terrateniente en Mato Groso, en Valle del Río Salgado, propietario de latifundios del tamaño de un país,
se tiene casi completa la composición de la burguesía, en la representación narrativa de la novela. Como se puede ver, la clase es un
concepto, una representación sociológica, que tiene como referente
efectivo a una composición social diferenciada, conformada por sujetos concretos, particulares, definidos por sus historias de vida, quienes
despliegan acciones específicas, dando lugar a una composición social singular.
La vida social, efectiva, concreta, específica, singular – usando distintos
términos en este trámite aproximativo de significaciones -, se da en la dinámica de los personajes, de los actores sociales; sus individualidades,
por así decirlo, actúan, intervienen, inciden en los eventos. Las asociaciones y composiciones que acuerdan definen atmósferas, climas,
microclimas, sociales o de vivencia social concreta, dando lugar a hechos, sucesos y secuencias, que son asumidas como fragmentos de “realidad”.
A estas conjunciones llamamos, en su representación general, datos históricos, mejor dicho, haciendo paráfrasis a Henry Bergson, datos
inmediatos de memorias sociales. Memorias, si se quiere de clase,
aludiendo a que se trata de distintas apreciaciones, perspectivas diferenciadas, dependiendo de la voluntad particular, que puede ser de
dominio o, en contraste, emancipativa. Lo sugerente de la narrativa de la novela es que nos coloca ante la efectuación concreta de la sociedad.
Realización diferenciada, de acuerdo a los lugares, los escenarios, las territorialidades, los ámbitos y campos específicos sociales, usando a
Bourdieu. Son pues las dinámicas moleculares singulares las que componen las “realidades” locales, regionales, nacionales. Parece una
interpretación inductiva; empero, no se trata de método, ni de metodología de la investigación. Estamos ante los efectos masivos,
molares de dinámicas moleculares. Cuando se desglosa el concepto de
clase, en este caso, de la burguesía, nos encontramos con una composición variada, una composición dinámica, que muestra, de manera
desnuda, las minuciosas violencias constitutivas de esta composición
social. Ya no se trata del concepto de violencia, que pierde su connotación, en esta abstracción, por más denunciativa que pueda ser; sino de
violencias palpables, violencias concretas en personas, grupos, pueblos concretos. La lucha de clases, el concepto, la teoría, la interpretación,
adquiere la desmesura específica del lugar donde concurre esta guerra social.
Pensar de esta manera, teniendo en cuenta las figuras corpóreas, en
territorios concretos, es pensar la desmesura de la complejidad dada en la singularidad de la vida social. Si bien el concepto teórico, filosófico,
alcanza una irradiación universal, si bien el concepto científico, sociológico, adquiere alcance general, pierden en profundidad, adquieren
esa expansión en la representación plana, pierden espesor. En cambio la narrativa de la novela se mueve en esos volúmenes, en esos espesores,
permitiéndonos una mirada integral, aunque no se pueda universalizar,
tampoco generalizar.
En Los ásperos tiempos se relata una escena ilustrativa en lo que respecta a la consideración de los hechos políticos. El banquero Costa vale se dirige
a Artur, respecto a los rumores del golpe de Estado; el relato de la escena es el siguiente:
Costa Vale tendió la mano hacia el vaso, bebió un trago largo, habló
mientras se acomodaba otra vez en el sofá, semicerrando los ojos: —Bien, bien, Arturzinho, ¿cómo van las cosas? ¿Qué me dices de esas
elecciones? —Vamos a ver: ¿quieres rumores, o quieres hechos?
—Todo, lo quiero todo. A veces, hijo mío, los rumores son la verdad y los hechos sólo su máscara.
El novelista nos presenta una evidente contradicción en el comportamiento político liberal. Por decirlo, todo el mundo sabía o intuía
el golpe de Estado; pero, formalmente, no se aceptaba este anuncio de la tormenta; se lo cubría, como queriendo ayuntar la llegada del suceso,
con la incredulidad institucional. Decir que la verdad se encuentra en los rumores, en tanto que los hechos son una máscara, es poner en suspenso
los hechos, pero, los hechos entendidos como datos institucionales, datos aceptados por el diputado liberal. El cinismo del banquero está más cerca
del acontecer, de lo que va a ocurrir, que los buenos modales del diputado. En otras palabras, el banquero postula la verdad de la fuerza,
la única premisa válida para pronosticar el futuro inmediato. No se trata
sólo de rumor, sino de los códigos de la violencia.
En contraste la novela relata otra escena distinta en un hogar proletario:
Aquel día Mariana cumplía los veintidós años, y por la noche habían venido
a casa algunas amigas con la idea de festejar el acontecimiento. El viejo Orestes había enviado unas botellas de licor de abacaxí que él mismo
elaboraba en sus ratos de ocio. Mariana esperaba que él llegara para servir el vino y partir la tarta que había hecho su madre. No había mucho
que comer y beber, los tiempos eran malos y a Mariana la habían despedido de la fábrica hacía dos meses. Ahora se entregaba por
completo a la organización, y los funcionarios del partido ganaban poco, un menguado sueldo que además pocas veces recibían completo. Si no
fuera por el viejo Orestes, un antiguo anarquista italiano que nunca había perdido, a pesar de haberse inscrito en el partido muchos años atrás, el
amor a las frases solemnes y el anticlericalismo violento, ni vino habría para las visitas. Pero Mariana se sentía alegre, se había puesto su mejor
vestido y llevaba una flor roja en el pelo castaño que enmarcaba su rostro
lleno de dulzura. Sus grandes ojos negros expresaban toda la alegría que la poseía en aquel cumpleaños. Por la mañana, en la habitación donde
dormía con su madre, había pensado en su vida, «había hecho un balance autocrítico», como decían en las reuniones de la célula. Había ingresado
en el partido a los dieciocho años, pero realmente su vida había estado ligada a los comunistas desde mucho antes. Su padre había sido uno de
los más antiguos militantes del partido y en la casa que ocuparon hasta su muerte, un poco mayor y mejor que la de ahora, se habían realizado
muchas reuniones ilegales, se había escondido mucho material de propaganda y más de una vez la policía había irrumpido por la noche,
despertándolos a todos, soltando insultos, amenazas, revolviéndolo todo, registrando hasta en los más mínimos rincones.
Mariana, hija de un militante comunista, también trabajador, fallecido por
desgaste corporal, enfermedad, dedicación, arriesgando la salud,
festejaba su cumpleaños con la familia, compañeros y el viejo Orestes,
anarquista, inscrito en el partido comunista. Ambos, Mariana y Orestes,
simbolizan la solidaridad de clase, el amor simple, humilde, empero,
intenso, a la vida. Para Mariana la verdad es el partido o, mejor dicho, la
verdad del partido; para Orestes la verdad es la verdad de la lucha de
clases. Aquí no hay rumores, ni máscaras; hay experiencia, memoria
constitutiva, construcción de la verdad del futuro, que no puede ser otra
que la misma emancipación proletaria.
En la novela se encuentra una ilustrativa descripción de la situación al
momento del golpe de Estado. Apolinario, el oficial del partido comunista,
perseguido, desde el levantamiento de 1935, viajó clandestinamente al
Uruguay, desde donde tomaría un barco que lo llevaría a España, para
combatir, como oficial, dirigiendo a los soldados del quinto ejército,
organizado por el PC. Conocedor, por el contacto uruguayo, del golpe de
Estado de Getúlio Vargas, está ansioso de noticias.
Lee ávidamente las noticias: el ex-senador Venancio Florival se dirigía a
Vargas y declaraba su apoyo al nuevo régimen en una entrevista
concedida a la prensa, en la que afirmaba que combatir al comunismo era
la necesidad primordial del país. Apolinario hizo una mueca de asco al leer
el nombre del gran latifundista, cuyas historias corrían por los campos de
Mato Grosso y de Goiás: los asesinatos de campesinos, la violencia contra
los que se oponían a él, su voluntad convertida en ley sobre enormes
extensiones de tierra. Otra noticia hablaba de divergencias entre Getúlio
y los integralistas. Acción Integralista había sido prohibida, junto con los
demás partidos políticos y el general Newton Cavalcanti, cuyas relaciones
con el partido fascista eran notorias, había dejado el mando militar de la
ciudad de Rio de Janeiro. Sin embargo, añadía el corresponsal de una
agencia americana de noticias, el nuevo ministro de Justicia intentaba aún
una fórmula de conciliación entre Vargas y los integralistas. Según el
corresponsal, le habían ofrecido a Plinio el ministerio de Educación, y
Acción Integralista, desapareciendo como partido político, se convertiría
en una gran organización paramilitar bajo el rótulo de sociedad deportiva.
Otra noticia anunciaba la liberación de algunos detenidos en el día del
golpe y la llegada a Rio, para volver a las filas del Ejército, del
exgobernador del Estado de Bahía. Un pequeño despacho, en un rincón
de la página y en tipo menor informaba de la detención de comunistas en
Rio, mientras pintaban consignas en las calles. Contra ellos se había
iniciado un proceso, el primero que se apoyaba en la nueva constitución.
Y en tres columnas, en negritas, saltando de la página, el artículo
sensacional: en una entrevista concedida en exclusiva a la United Press,
Vargas trazaba las líneas fundamentales de la política exterior de su
nuevo régimen. Hablaba del panorama confuso del mundo, y afirmaba
que su gobierno seguiría fiel a la amistad tradicional entre los Estados
Unidos y Brasil, garantía de seguridad en el continente en estos tiempos
de amenazas de guerra en Europa; hacía un elogio de Roosevelt en
términos entusiásticos, y se refería a la deuda de Brasil con los capitales
y con los técnicos norteamericanos, factores importantes del progreso
brasileño. Terminaba clasificando al nuevo régimen por él instaurado
como una democracia de tipo más elevado, donde reinaba un clima de
cooperación entre patrones y trabajadores, y de donde desaparecerían
las agitaciones extremistas, peligrosas para la salud de la patria. En un
comentario a la entrevista, la agencia concluía que las palabras de Vargas
eran una respuesta clara a los recelos del Departamento de Estado y de
los medios financieros de Wall Street, temerosos en el primer momento
del golpe ante la posibilidad de una adhesión de Brasil al pacto anti-
Komintern, de una vinculación más profunda con la política germánica y
de una colaboración con los capitales nazis. La entrevista de Vargas había
venido a desmentir tales rumores, y se esperaba que de un momento a
otro los Estados Unidos reconocerían al nuevo régimen político brasileño,
a pesar de su carácter autoritario y antidemocrático. En un periódico
católico, Apolinario leyó un artículo en el que, comentando el golpe, el
periodista analizaba la nueva constitución y, aunque reconocía que
algunos artículos y párrafos podrían parecer en principio extraños para la
mentalidad democrática del pueblo uruguayo, no podía dejar de hacer su
elogio, pues se trataba de defender la integridad moral, económica y
política de Brasil contra la acción nefasta de los comunistas; y el mundo
había llegado a un momento en que no era posible continuar, en nombre
de un liberalismo democrático caduco, dando facilidades a los «cómplices
de Moscú» para realizar su obra satánica de disgregación social. El texto
presentaba al nuevo régimen brasileño como un modelo para los demás
países del continente, si es que pretendían realmente salvar la civilización
cristiana de la amenaza bolchevique. Bastaba contemplar los
acontecimientos de España para ver el peligro. Aclamaba a Vargas como
un gran hombre ejemplo para los políticos latinoamericanos, y le
aseguraba la aprobación de Dios: «del Supremo Artífice del Universo que
Vargas desea salvaguardar con la constitución del Estado Novo».
Nada más esclarecedor que esta figura manifiesta del diletantismo de
Getúlio Vargas. A pesar de su admiración por Hitler y Musolini, reconoce
la influencia de los Estados Unidos de Norte América, declara a la prensa
extranjera que el Departamento de Estado y los medios financieros de
Wall Street no deben preocuparse por lo que sucede en Brasil. Se trata
de una forma democrática más elevada, superior. Una democracia que
supera las contradicciones de clase, que se erige como alianza de clases,
por el bien y el desarrollo de Brasil. La burguesía agraria, en boca del
latifundista el ex-senador Venancio Florival, declara su apoyo al dictador.
El latifundista es el símbolo de la descarnada y desmesurada violencia
contra pueblos, contra campesinos, contra indígenas, contra mestizos, a
quienes se expropiaba sus tierras para instaurar la gran propiedad
terrateniente, a veces, incluso, cada una del tamaño de un país. El
diletantismo no solamente aparece en política internacional, sino también
en política nacional; Getúlio Vargas se deshace de sus compromisos con
los fascistas brasileros. Acción Integralista había sido prohibida, junto con
los demás partidos políticos y el general Newton Cavalcanti, cuyas
relaciones con el partido fascista eran notorias, había dejado el mando
militar de la ciudad de Rio de Janeiro. Sin embargo, quedaba claro que el
golpe iba dirigido contra la revolución social. Un pequeño despacho, en
un rincón de la página y en tipo menor informaba de la detención de
comunistas en Rio, mientras pintaban consignas en las calles. Contra ellos
se había iniciado un proceso, el primero que se apoyaba en la nueva
constitución.
Esta escena, donde se presenta al oficial comunista Apolinario asombrado
ante los sucesos de su país, es elocuente; muestra el desplazamiento,
todavía imperceptible, de Getúlio Vargas, desde sus primeros
compromisos no sólo con los integralistas, sino con parte de la burguesía,
los terratenientes, los banqueros, y quizás parte de los industriales, hacia
posiciones, que quizás considere “propias”, “autónomas”, ya aparecidas
en el desprendimiento del perfil del caudillo. Esta actitud, que podría
leerse desde la perspectiva hipotética de la “autonomía relativa del
Estado”, si se quiere, incluso de la “autonomía relativa del poder”, usando
esta tesis, con toda la provisionalidad del caso, para vislumbrar la
pretensión suspendida del “bonapartista” brasilero. Es elocuente la figura
diletante del caudillo, por lo menos por dos razones; una, por su
pretensión o creencia en que se encuentra sobre las fuerzas, sobre la
lucha de clases, por suponer que goza de una cierta “autonomía”, que le
otorga el poder; otra, porque nos dibuja ejemplarmente los juegos de
poder, sobre todo haciendo visible, que estos juegos de poder adquieren
diferencias singulares, dependiendo del escenario político constituido.
Sobre todo, cuando se da la forma carismática de la política, el cuerpo del
caudillo, símbolo del poder patriarcal, manifiesta sus rasgos patéticos, con
toda la teatralidad de los montajes, los rasgos de una psicología que se
imagina levitando sobre las contingencias de los mortales. Este es el
imaginario; sin embargo, los caudillos nunca dejaron de ser, no lo pueden,
piezas y engranajes, no solo de juegos de poder, sino de estructuras,
diagramas y cartografías de poder establecidas y vigentes.
Para seguir con figuras, esta vez con figuras que combinan azar y
necesidad, se puede decir que los dados estaban echados. Volviendo a los
conceptos sociológicos, la burguesía industrial requería resolver el
problema de la demanda, del mercado interno, sin embargo, no estaba
dispuesta a la reforma agraria, debido a las múltiples conexiones
familiares y amistosas con el resto de la burguesía, sobre todo con la
burguesía agraria. Prefiere una ruta conciliatoria, si se quiere pragmática,
que llevar a cabo una revolución democrático-burguesas, usando
términos de la jerga política de entonces. Se encuentra más cerca de los
terratenientes, cuyas formas de propiedad latifundista, que controlan,
obstaculizan la revolución industrial, que del proletariado, que de la masa
de sus trabajadores, que ya postulan, en alianza con los campesinos, la
reforma agraria. Si bien, este análisis sociológico no se hace, no la hace
la burguesía industrial, la hacen los marxistas, aunque sus reflexiones
individuales sean, más bien, anacrónicas, más apegadas a
conservadurismos reaccionarios y prejuicios católicos, el comportamiento
de “clase”, el instinto de sobrevivencia, efectúa una intuición de “clase”,
inclinando sus acciones a un pragmatismo, como si fuese resultado de un
análisis racional. Encuentran en la salida de emergencia, en el Estado de
excepción, el dispositivo drástico, que, en realidad es un recurso
desesperado, para intentar combinar lo que teóricamente es
incombinable, la revolución industrial sin reforma agraria. Getúlio Vargas
es el lenguaje simbólico, que expresa corporalmente tanto la
desesperación de la burguesía como la demanda afectiva del padre
perdido, de parte del pueblo. El caudillo también es la superficie del
cuerpo donde se inscribe imaginariamente la correlación de fuerzas. El
caudillo busca apropiarse de la oferta comunista de revolución social,
reduciéndola al programa asistencial, a la representación sindical
restringida y tutorada por el gobierno, al reconocimiento de derechos
sociales y del trabajo, empero donados por el Estado corporativo. Se
apropia de la imagen de piedad, que es la interpretación populista de lo
que creen que es la convocatoria comunista.
Desde una interpretación de la lingüística estructural, podríamos decir que
Getúlio Vargas es el significante que llena la burguesía industrial con sus
significados de clase; así mismo es el significante que llena
diferencialmente el resto de la burguesía. Lo mismo pasa con el pueblo,
parte del pueblo, el demandante; esta parte del pueblo demandante usa
el significante del caudillo para llenarlo con los significados de esperanza,
que ventila su súplica. El Caudillo cree que es alguien, es decir, el
protagonista de la historia, que tiene bajo su control los hilos del poder;
así también lo creen sus partidarios; pero, esto no es más que una ilusión.
El mismo se convierte en significante para sí mismo, llenándolo de
significados hedonistas, de significados apologéticos, incluso dramáticos,
tramas donde él, el supremo, es el centro, principio y fin. Jugando con las
interpretaciones, se pude decir que su suicidio es el resultado dramático
de un significante desgarrado por los contrastes y contradicciones de sus
significados.
Es en este círculo significante donde el signo, la interpretación, se arma,
llenando el cuerpo del caudillo con los imaginarios de clase, de estratos
sociales, de grupos, de redes clientelares; se da lugar a la construcción
de la geopolítica regional, lo que Ruy Mauro Marini llama subimperialismo.
En el caso de la geopolítica regional, ciertamente no es el mismo
fenómeno imaginario que los dados en esta compulsión representativa
por el cuerpo del rey, pues se trata de la elaboración y formulación de
una estrategia de dominación espacial. Ya no es el cuerpo del rey el
disputado, sino el espacio geográfico mismo, no sólo de Brasil, sino de
Sud América, incluso más allá, del Atlántico Sud. Entonces se llena de
contenido apetecido el espacio geográfico, se le otorga los significados de
la dominación, del control del espacio, del control de sus recursos
naturales. Ya no lo hacen las clases, en el sentido singular, sino el Estado,
en su sentido universal. Ciertamente, en su formulación efectiva, la hace
la Escuela Superior de Guerra, las Fuerzas Armadas; empero, sosteniendo
esta formulación está la burguesía industrial. La burguesía industrial, en
este caso, se presenta como clase universal, hablando a nombre del
desarrollo económico.
Lo que pasa con el caudillo Getúlio Vargas pasas con los caudillos de este
medio día del siglo XX; se puede extender esta interpretación hasta
nuestros días, sobre todo cuando tenemos como referente a los llamados
gobiernos progresistas, claro que teniendo en cuenta las
transformaciones históricas, los contextos diferenciales, las coyunturas
críticas, los nuevos juegos de fuerzas, las modificaciones sociales,
estructurales y políticas de la lucha de clases. La concurrencia de
significados de clase, de grupos de poder, de redes clientelares, que
llenan de contenidos imaginarios el cuerpo de los caudillos; las
elucubraciones sobre geopolíticas, no sólo regionales, sino incluso locales,
amazónicas, andinas, geopolíticas de los recursos mineros e
hidrocarburíferas, geopolíticas de la integración económica y comercial de
Sud América, dibujan sus estrategias en los mapas, buscando llenar sus
explanadas, rugosidades, fisuras y corrientes con contenidos de
dominación y control. Estos contenidos, tanto las inscripciones sobre el
cuerpo del rey como los dibujos estratégicos sobre los mapas, no dejan
de ser juegos imaginarios, aunque se sostengan en juegos de poder, en
juegos de fuerzas, sostenidos por la materialidad múltiple de violencias
polifacéticas. Las geopolíticas son estrategias, son, si se quiere, en el
sentido operativo, planes, planificaciones de dominación espacial; sin
embargo, para que se den, se realicen, depende de otro juego, que
podríamos llamar opuesto a los juegos de poder, depende del juego de
las resistencias. Es una alucinación creer que la geopolítica funciona solo
porque ha sido elaborada y formulada, aunque lo haya sido por instancias
y dispositivos con mayor disponibilidad de fuerzas. La “realidad” como
complejidad, no es una plastilina, que se puede moldear a gusto.
Se puede mejorar la hipotética pretensión de la geopolítica, se puede
proponer una propensión más compleja, menos simple; por ejemplo,
concebir que los efectos, las resultantes, lo que ocurra, va depender de
la concurrencia de dos campos de juegos de fuerzas, el relativo a los
juegos de poder y el relativo a los juegos de resistencias. Esto mejora la
interpretación política, así como mejora las posibilidades de la razón
instrumental; empero, tampoco logra apropiarse de la complejidad, de la
“realidad” efectiva, desenvuelta por las dinámicas y los devenires que la
constituyen. En este sentido, se puede decir que el poder es una voluntad
de dominio, una voluntad de dominio que busca desesperadamente
controlar los “secretos” de la vida, los núcleos escondidos de la “realidad”.
Sólo lo puede hacer imaginariamente; imaginación febril sostenida por la
malla institucional, descargando sistemáticamente violencias múltiples
para imponer, más que su dominio, la creencia en su dominio, el
fetichismo del poder y el fetichismo institucional.
Debemos aprender de la experiencia social, de la actualización de la
memoria social, de América Latina y el Caribe, para escapar a la episteme
del poder. Descubrir las interpretaciones posibles en las dinámicas de la
potencia social, interpretaciones que no sólo interpelan las formaciones
enunciativas de la episteme del poder, que no sólo señalen sus límites,
sino que comprenden las genealogías de sus emergencias como capturas
de fuerzas, de cuerpos, de mentes, buscando controlar, detener, los flujos
creativos de la vida. La comprensión integral de la potencia social se ríe
de estos esfuerzos por dominar los devenires. Lo máximo que pueden
hacer estas estrategias de dominio, estas pretensiones paranoicas, es
construir islas provisionales de control y de poder, mantenidas por
estructuras institucionales; pero, no son más que islas provisorias en la
inmensa constelación de complejos espesores de los tejidos del espacio-
tiempo-vital-social.
Uno de los más bellos cuadros que configura la novela es la del Valle de
Río Salgado. La descripción es toda una pintura del territorio exuberante:
El río corría con ímpetu de aguas fangosas, las pirañas voraces
encrespaban su tortuoso curso de serpiente. Barrancos, troncos de árboles, cuerpos podridos de animales, hojas secas y plumas coloreadas
de aves iban rumbo al mar a través de la selva, arrastradas por la
corriente. Pájaros de variadas familias trinaban en los árboles frondosos, donde saltaban ágiles macacos bajo el grito estridente de los periquitos,
los ararás, los papagayos. Flores de rara belleza nacían parásitas sobre los troncos, orquídeas de increíble colorido, y flores salvajes, amarillas,
azules, abigarradas, tendidas en el suelo de la selva cerrada en sombras húmedas. Setas monstruosas nacían y crecían con alucinante rapidez bajo
el vuelo de mariposas de todos los colores, algunas de un azul sombrío, casi negro, otras de un azul celeste como un cielo sin nubes. Animales
diversos venían de la selva a beber en las márgenes del río: puercoespines y antas, roedores rápidos, asustadizas pacas, venados de elegante
caminar, serpientes plateadas de agudos dientes venenosos, el temido jaguar de imprevisible salto, de mortales garras asesinas. En la
desembocadura de los pequeños afluentes se calentaban al sol los cocodrilos, con la enorme boca abierta cerrándose sobre peces inocentes.
Una vida de comienzos del mundo se desarrollaba bajo el sol ardiente,
entre las lianas intrincadas que enlazaban los árboles en el casi deshabitado Valle de Río Salgado.
La descripción de las fronteras de este paraíso es narrada desde la
percepción de Gonzalón, el enorme hombre, militante perseguido, por estar comprometido con un alzamiento indígena; hombre condenado a
cuarenta años de prisión, diez como extremista y jefe de revoltosos, y treinta por asesinato.
Gonzalón sabía que más allá del valle, al otro lado de las montañas, se
extendían pastos y haciendas ganaderas, plantaciones, casas de colonos y trabajadores. Y alguna vez se aventuró hasta allí, a pesar del peligro,
hasta aquellas tierras del senador Venancio Florival, cuyo nombre hacía temblar a todo el mundo. Fue así como inició entre los campesinos un
trabajo político, de partido, pese a hallarse desligado de cualquier
organización, perdido en la selva. Había sido una decisión de los compañeros: tenía que desaparecer sin dejar rastro, permanecer durante
un tiempo oculto en cualquier remoto lugar. Era imposible esconderlo en las ciudades, donde lo buscaban policías de todos los estados con orden
de matarle si lo encontraban. Eso le hacía inútil para cualquier tarea del partido, y al mismo tiempo le convertía en una pesada carga para los
demás. Lo comprendió así, y atravesó en espantosa caminata el sertón,
aquella llanura de matorrales espinosos, y luego las montañas, el río y las
selvas vírgenes, hasta dar con aquel valle donde nadie de la policía podría imaginarle ni soñaría con ir a detenerle.
El espesor enmarañado de la selva se opone al espacio plano y estriado
de las plantaciones y las haciendas. La selva también fue el paraíso donde
escaparon los cimarrones, huyendo de la esclavización a la que fueron
sometidos. La selva también es la metáfora de la rebelión opuesta a la
explotación, la revelación exuberante de la vida opuesta a las disciplinas
de la modernidad. Es en estos territorios indomables donde vuelven a
estallar las resistencias y las luchas contra las avanzadas del
imperialismo, empresas desarrollistas que buscan implantarse allí, en el
fin del mundo, para extraer el preciado manganeso. Fue precisamente el
camarada Vitor quien le adelanto que:
—Eso está casi deshabitado. Es una región riquísima. Aún hace poco leí
un artículo sobre ella en una revista norteamericana. Esa gente no va a tardar en tender sus garras sobre estas tierras. Por lo visto hay
manganeso, inmensas cantidades. ¿Por qué no vas ahí, y los esperas hasta que lleguen? Ellos (los norteamericanos) o los alemanes, que
también están interesados.
Es una guerra prolongada esta de la guerra anticolonial. Gonzalón se acordaba de la anterior rebelión y comparaba:
A veces, entre los indígenas de Río Salgado, Gonzalón se acordaba de los
indios de Ilheus. Depositaban en él la misma confianza, lo miraban con los mismos ojos amigos. Un resto de la tribu, escapado de la matanza
organizada en los tiempos de la colonización, cultivando tierras suyas por
herencia inmemorial; una pequeña misión del Servicio de Protección a los Indios funcionando junto a la colonia. Gonzalón era enfermero de la
colonia india, les enseñaba el alfabeto y, al mismo tiempo, despertaba en ellos la conciencia política.
Los compañeros le habían conseguido aquel empleo después de haber
quedado marcado tras la huelga que había dirigido en una fábrica de aceites vegetales. La profesión de enfermero la había aprendido en el
servicio militar. En el hospital donde había encontrado empleo al dejar el uniforme, se hizo comunista. Un médico le había proporcionado libros,
folletos, y pronto se convirtió en un activista ardiente. Del hospital salió para la fábrica, y la huelga fue una escuela útil. Pero desde entonces ya
no pudo vivir en paz: la policía lo consideraba peligroso y cada dos por tres le detenían. Fue entonces cuando, por medio del mismo médico que
le había relacionado con el partido, consiguió ser nombrado enfermero en
la Colonia Paraguaçú.
Pareciera que no hay un solo lugar donde se pueda escapar, la
modernidad, del desarrollo, el progreso, no tardan de llegar; las empresas con sus propietarios, los mismos que se hacen potentados de enormes
extensiones de tierra, llegan como jinetes del apocalipsis. Arrasan con los poblados afincados en esos territorios, arrasan con los bosques, reducen
a los que se quedan a las condiciones miserables de los trabajadores de las periferias del sistema-mundo, arrinconándolos en campamentos
sórdidos. A eso es lo que se llama progreso y desarrollo, las haciendas lujosas ostentan, con aires del imperio, opulencia, mientras se oculta en
la sombra las barracas tristes donde viven los trabajadores agrícolas. Se llama desarrollo y progreso a la destrucción de la tierra, con el objeto de
extraer minerales, apreciados por el mercado y la industria pujante. Getúlio Vargas llega al palacio a nombre de ese desarrollo y progreso. Es
el instrumento carismático de este empuje avasallador que llama la burguesía historia y civilización. Todos los discursos dominantes se van a
encargar de justificar la aparición del padre esperado; a su manera cada
quien, incluso los nacionalistas, incorporando también a los reformistas, verán en el caudillo el padre de la soberanía. No ven que las
nacionalizaciones mejoran las condiciones de los términos de intercambio entre centros y periferias, conservándose las relaciones de dependencia.
Incluso la revolución industrial termina afianzando la dominación de la geopolítica mundial del capital, aunque haya mejorado la condición del
país, convertido en “potencia”. El costo de esta geopolítica es grande. Costo social y costo ecológico.
Pero aquéllas eran tierras fértiles y los campos se dilataban y producían
gracias al arduo trabajo de los indios. Un día, un político descubrió que a aquellos indios jamás se les había hecho concesión legal de las tierras.
Eran tierras de nadie. Y con la benevolente simpatía del gobernador del Estado, puso a su nombre, en el Registro de Títulos de Propiedad, aquella
extensión de tierra sin dueño. Hizo la medición, y los indios y el personal
del Puesto de Paraguaçú no se enteraron de nada hasta que un día apareció el político, título de propiedad en mano, dispuesto a tomar
posesión de su tierra y a «lograr un acuerdo amistoso con los nativos». Gonzalón obligó al viejo sargento a embarcar para Rio y presentar el caso
ante el Servicio de Protección a los Indios, cuyo jefe supremo era un general del Ejército. El Servicio se puso en movimiento, planteó el caso
ante los tribunales. El litigio duró algún tiempo, el general-jefe parecía haber tomado la cosa a pecho. Cuando el sargento volvió, Gonzalón fue
a Bahía a discutir el caso con la dirección del partido. Vitor le dijo, con su voz brusca y directa, atusándose el mostacho largo y erizado:
—No te hagas ilusiones con lo del pleito. Es una justicia de clase, una justicia hecha a la medida de los latifundistas. Pese al clamoroso
escándalo, y del hurto miserable que la cosa va a suponer, el Tribunal
Supremo fallará en contra de los indios. Alimentar ilusiones en ese sentido es desarmar a los braceros y a los colonos...
El desenlace del enfrentamiento, como preparado, de antemano, en las
entrañas mismas del acontecimiento, sobre todo por la servicial función de la justicia al avasallamiento latifundista, por la subsecuente incursión
de ocupación, después de la derrota de la primera acción punitiva, la llegada de la policía militar.
Pero, como había previsto Vitor, el Tribunal Supremo falló en favor del
político. Cuando éste volvió, le acompañaban el delegado de policía de Ilheus y varios elementos de la policía rural. En el Puesto, el sargento
inclinó la cabeza. Se sentía triste y defraudado en su buena fe pero, ya que la justicia lo había decidido así, las tierras eran del nuevo propietario.
El político fue magnánimo: estaba dispuesto a mantener a los indios en
condición de aparceros, a mantener el puesto de protección, e incluso dijo que iba a ayudarles a cumplir con su tarea. Todo parecía resuelto en
buena armonía, pero los indios habían desaparecido, y con ellos Gonzalón. El político, acompañado por el delegado, el viejo sargento y algunos
guardias, salió a ver sus tierras. Fue recibido por una descarga cerrada. Así empezó la lucha en Posto Paraguaçú, lucha que duró más de un mes.
Para liquidar a los indios hubo que movilizar a casi toda la policía militar del Estado.
En aquel primer encuentro, el político fue herido, murió un guardia, y los
demás se retiraron a toda prisa. Aquella noche fue melancólica la entrevista entre el sargento y Gonzalón. El viejo pescador intentó
convencerle de la inutilidad de la resistencia:
—Un pobre no es nada en esta tierra, un pobre no es nada, ¿qué van a
ganar los indios rebelándose, si ni siquiera puede nada el general, con todas sus estrellas y su prestigio? Es marchar a una muerte segura...
El relato del enfrentamiento es apasionante. La tenacidad indígena
infringe derrotas en las avanzadas latifundistas apoyadas por el ejército. El nombre de Gonzalón se convierte en parte de una leyenda, el
levantamiento indígena forma parte de la memoria social, las tierras defendidas son regadas con la sangre de los caídos. Si las haciendas
avanzan, si la nombrada “civilización” moderna avanza, lo hace sobre cementerios indígenas.
La expedición punitiva, compuesta por soldados de la policía militar de Ilheus e Itabuna y por guardias rurales elegidos en las haciendas, fracasó
por completo. Los indios se defendían bien, estaban armados, y su
puntería era temible. Vinieron refuerzos de Bahía, y con ellos un coronel del Ejército y periodistas. El nombre de José Gonzalo ganó una rápida y
temible celebridad en todo el país. Como los periodistas poco o nada sabían de su pasado, inventaron historias tenebrosas, relacionaron su
nombre con el bandidaje que reinaba en las tierras del cacao en años anteriores, le describieron como un criminal sin entrañas al servicio de los
comunistas. Sólo uno, entre los corresponsales de los periódicos, un joven escritor mulato, expuso en sus crónicas la justicia de la causa defendida
por los indios. Inmediatamente fue llamado por la dirección del periódico y, al llegar a Bahía, fue asaltado una noche por un grupo de policías que
lo dejaron inconsciente de una paliza. ¿Acaso no se había atrevido a describir, abusando sin duda de la confianza de su periódico, las torturas
infligidas por el coronel y sus subordinados a un indio a quien habían hecho prisionero? Torturas horribles, que recordaban los tiempos
coloniales, con los nobles portugueses y los jesuitas quemando indios a
medida que avanzaban las «bandeiras».
Al mismo tiempo, por toda la zona, entre millares de braceros, se iba desarrollando una campaña de solidaridad con los indios. Algunos
hombres se arriesgaban de noche, a través de los campos batidos por las patrullas militares, para llevar municiones al Posto Paraguaçú. Muchos no
regresaban, y preferían quedarse para poner su certera puntería al servicio de los rebeldes. Durante más de un mes, bajo el mando de
Gonzalón, los indios pudieron resistir. Desde Bahía seguían enviando refuerzos militares. Fueron cercadas las tierras de la colonia, y en los
periódicos aumentaba cada día el espacio dedicado a la lucha. Los indios iban cayendo uno tras otro, pero la resistencia continuaba. Cada avance
del latifundista se pagaba a un alto precio de sangre. En las haciendas contiguas, braceros y aparceros oían las descargas de fusilería y así iban
adquiriendo consciencia política. Aprendían con los indios. El nombre de
Gonzalón adquirió para ellos un significado, mientras iba adquiriendo otro muy distinto para los señores de la tierra.
Y el cerco se iba apretando, hasta llegar un día en que se vieron reducidos
a sólo el puesto y a unos pocos hombres. Aquel día, Gonzalón fue herido en una salida, y los indios, en un prodigio de audacia sólo posible en ellos
que conocían aquellos caminos palmo a palmo, le llevaron hasta la distante casa de unos amigos. Antes, siguiendo sus consejos, habían
incendiado las plantaciones y las chozas. Al día siguiente, el político pudo
poner los pies en las tierras conquistadas. Unas tierras calcinadas,
empapadas en la sangre de sus defensores.
Estos relatos de la novela nos muestran otro Brasil, no el Brasil
presentado institucionalmente, menos el Brasil turístico, mucho menos el Brasil de la dictadura militar, que al usurpar al pueblo afro, mestizo,
migrante, el nombre de Brasil, presenta una geopolítica regional, que es la voluntad de dominación de las oligarquías, aunque también es la
voluntad de revolución industrial de la burguesía. La novela descubre a Brasil rebelde, en constante lucha contra las oligarquías, contra lo que
llamamos la continuidad del colonialismo, la colonialidad, en constante lucha contra el capitalismo avasallador y destructivo de territorios, de
poblaciones, de sociedades, de culturas. Haciendo un recorte en la remembranza histórica, comenzando con la segunda década del siglo XX,
nos encontramos con levantamientos de oficiales contra las oligarquías. Un ejemplo irradiante de estos levantamientos es el movimiento llamado
Tenentismo. Nombre dado al movimiento político-militar y a la serie de rebeliones de jóvenes oficiales, preponderantemente tenientes; oficiales
descontentos. Estos movimientos políticos-militares, demandaban
reformas en la estructura de poder del país; una de las reivindicaciones apuntaba a las condiciones democráticas, pedía poner fin al "voto
cautivo"; en este sentido demanda la institución del voto secreto, así como la reforma de la educación pública.
Haciendo un recuento, se puede decir que los movimientos tenentistas se
despliegan localmente, dejando inscrita en la memoria social los nombres que los representan, convertidos en símbolos de la rebelión; estos
espesores de la rebelión son la Revolución del Fuerte de Copacabana de 1922, la Revolución Paulista, la Comuna de Manaos de 1924 y la Columna
Prestes. La Columna Prestes se hizo célebre por su larga marcha, su resistencia tenaz, por su duración, también por no ser vencida nunca por
sus persecutores, el ejército federal, las milicias de los hacendados, la policía militar. La Columna Prestes convocó a diversas corrientes
“ideológicas”, cuyas diferencias no eran notorias ni consideradas
importantes como para producir escisiones, en ese momento. La mayor parte de la Columna estaba compuesta por capitanes y tenientes. En esta
rebelión de oficiales se postuló el perfil del "Soldado Cidadão". El capitán Luiz Carlos Prestes se destacó como el más claro líder del movimiento;
este capitán se convirtió en una leyenda en la memoria social, se lo nombró como el Cavaleiro da Esperança. El capitán Luiz Carlos Prestes se
incorpora al Partido Comunista Brasileño; su trayectoria ejemplar lo lleva a convertirse en el Secretario General del partido.
Se puede encontrar en esta matriz, la de la Columna Prestes, la cuna de
distintas composiciones políticas; una lleva a la “revolución de 1930” y al getulismo; otra lleva a la organización fascista Integralista; la tercera, de
expresión radical en su interpelación social y política, lleva a la
incorporación al Partido Comunista de Brasil de parte de los integrantes de la Columna. La “revolución de 1930” reguló y normó con las primeras
formas de legislación social, también desplegó políticas económicas de impulso a la revolución industrial. Promulgó normas favorables a los
trabajadores. Como dijimos, el punto de inflexión se encuentra en este momento de bifurcación histórico-política. La “revolución de 1930”
desguarneció la estructura de poder de las élites políticas tradicionales de la llamada República Velha. Desde entonces se amplía el campo político,
así como los márgenes del juego político, también de las clases sociales que participan en la influencia de la conducción del Estado. La hegemonía
económica de São Paulo y Minas Gerais no desapareció; sin embargo, se vieron en la necesidad de competir con la emergencia de otros polos de
“desarrollo”, como Río de Janeiro y Río Grande do Sul. Fue desplazada la élite del núcleo oligárquico, nombrada popularmente como café com leite,
que comandaban la economía del café, la economía ganadera, combinada
con la economía industrial, todavía subordinada y casi ahogada, además del comercio, la banca y los servicios.
En relación a lo que dijimos en Acontecimiento Brasil, que este período
de Getúlio Vargas, abarcando sus gobiernos, los de facto y el electoral, es el punto de inflexión cuando emerge la geopolítica regional, debemos
también decir, que para comprender este punto de inflexión es menester visualizar los procesos concurrentes que derivan en el desenlace. Lo que
sobresale del periodo que llamamos turbulento es la rebelión, la distintas formas de la rebelión, entre ellas, la que aparece como movimiento
visible, el de los oficiales, que, al final de cuentas, expresa también la rebelión social, ocultada por la noticias. Con esto reforzamos nuestra
hipótesis de interpretación, de que Getúlio Vargas es como la síntesis forzada de la lucha de clases, la solución conservadora para impulsar la
revolución industrial, sin llevar a cabo la reforma agraria; es decir, sin
afectar a los latifundistas, que se convirtieron en un obstáculo para la revolución industrial. Es también una respuesta a la lucha de clases, pues
ante la emergencia de la demanda social, de la interpelación proletaria, el horizonte institucional, como proyecto, responde como acordando un
pacto, concediendo leyes sociales y del trabajo. Lo importante de todo esto, lo significativo de los cuadros de la novela, es que nos revela la
potencia social de la formación social-territorial brasilera.
No pretendemos volver al análisis crítico por los caminos de la teoría, interpelando a las ciencias sociales, a la ciencia política, a la historia
tradicional, sino retomar esta discusión, como planteamos al principio de
este ensayo, desde la interpretación del sentido inmanente que logra la percepción, la experiencia social, la memoria social, recogidas en la
interpretación narrativa de la novela. Si lo hacemos es para dialogar con
el análisis que planteamos, buscando enriquecerlo desde la perspectiva estética de la narrativa literaria. Retomando entonces esta perspectiva
tenemos un cuadro intenso, descrito desde la mirada de Gonzalón, militante aguerrido, desde sus reflexiones, sus recuerdos, sus afectos, sus
predisposiciones. La descripción de la expansión latifundista, los modos operativos de esta expansión, usando al Estado como herramienta
indispensable, tanto en lo que respecta a la justicia como en lo que respecto a los dispositivos represivos, sin dejar de lado a la prensa, es, a
la vez exhaustiva, de la manera que lo puede ser la narrativa literaria, y condensada. Asistimos al despliegue del poder de la oligarquía
conformada en la época del imperio. Haciendo paráfrasis a Van Gogh podemos decir que el Imperio ya no está; pero, la oligarquía sigue
todavía. Hablamos de un diagrama de poder colonial; como todo diagrama de poder, se inscribe en los cuerpos. En el caso que compete,
imprime en los cuerpos una violencia inicial, de la misma manera que
desata sobre la naturaleza una violencia inicial; esta violencia inicial intenta apoderarse de los cuerpos, tratando de convertirlos en
animaciones instrumentadas por una administración racional, burocrática, encaminada a quitarles toda dignidad, humana, por cierto. Inoculando la
desvalorización absoluta. Este diagrama de poder se sostiene en la economía política colonial, que diferencia hombre blanco de hombre
negro, hombre blanco de hombre indio, hombre blanco de hombre de color; diferenciaciones sostenidas en la diferenciación de género
hombre/mujer106. La valorización abstracta es el ideal blanco, que, sin embargo, se sostiene por contraste con el color intenso de lo negro, de lo
pardo, de lo cobrizo; es decir, se ejerce por apropiación de los cuerpos de color. Esta economía política colonial sostiene la geopolítica racial del
sistema-mundo capitalista. La colonización, en sentido moderno, en sentido capitalista, promociona las violencias más demoledoras, pues
parte de la descalificación del otro, que en el fondo es la descalificación
de la otredad, encarnada en la mujer. El diagrama colonial es por excelencia un diagrama de poder patriarcal.
Así como se justificó la guerra de conquista como acción civilizatoria, de
la misma manera se sigue justificando la apropiación de tierras indígenas, que los exploradores llaman “tierras vírgenes”. En tiempos previos al
golpe de Estado de Getúlio Vargas, la oligarquía, figurada como la élite y
106 Revisar de Raúl Prada Alcoreza Cartografías histórico-políticas. Rincón ediciones; La Paz 2014. Dinámicas moleculares; La Paz 2014.
estructura de poder café com leite, consideraba que contenía los atributos
absolutos implantados por la conquista. Podía disponer a su antojo de pueblos, de cuerpos y de tierras. En su forma más desmesurada este
diagrama de poder no persigue domesticar, menos disciplinar, como
corresponde al diagrama de poder por excelencia moderno, sino busca obligar. Nunca hay que olvidar que, en realidad, el substrato del diagrama
de poder colonial es la esclavización; es decir, la disposición absoluta del cuerpo, de los cuerpos, de los conquistados, reducidos a la “animalidad”.
El diagrama de poder colonial es, de los diagramas de poder, el de la “violencia” desnuda, descarnada, sin necesidad de legitimación, salvo el
de la cristianización. Ciertamente, la forma inicial, desmesurada, de este diagrama, se ha transformado. Bartolomé de las Casas denunció la
violencia colonial sobre los pueblos indígenas. Con las independencias, el diagrama colonial se preserva, por medio de transformaciones, que se
adecúan al formato de la república. Sin embargo, su violencia inicial se mantiene. No se explica de otra manera la interminable conquista
recurrente sobre territorios, desconociendo derechos consuetudinarios de los pueblos originarios; después, sobre las poblaciones campesinas
asentadas.
Lo que, en el fondo, entra en crisis, lo que es cuestionado por las
rebeliones, es el diagrama de poder colonial, es este “derecho” del conquistador. Lo que reclamaba la oligarquía es precisamente este
derecho de guerra de conquista, aunque no lo exprese, de esa manera en sus discursos. En la novela, Gonzalón se enfrenta a las singularidades del
diagrama de poder colonial. En su figura se resume la permanente rebelión indígena, la eterna rebelión afro, la eterna rebelión de los
humanos de color, también de los humanos “blancos” pobres, ennegrecidos por su condición social.
La “crítica literaria” ha calificado la narrativa de Jorge Amado de militante,
como queriendo decir que, a pesar de su expresiva narrativa es un escritor que toma posición; lo que haría dudar de su valor literario. Esta “crítica
literaria” considera a la literatura como arte de contemplación, quitándole
a la génesis del arte precisamente lo que lo hace arte, la pasión creativa, que tiene que ver precisamente con la posición en el mundo. No hay arte
por el arte, de la misma manera que no hay producción por la producción, como cree la economía política; esto es “ideología”; lo que Marx decía, es
fetichismo. Los que creen que hay arte por el arte son fetichistas; es decir, perversos. Jorge Amado es militante de la literatura, también es
militante, activista, en el sentido político. Su militancia en la literatura es consecuente con la estética; está íntimamente integrado al acto creativo,
que no puede ser otro que la explosión de la vida, de la memoria sensible. En este acontecimiento literario radica la conmovedora escritura de Jorge
Amado. Su apasionada vinculación con el acontecimiento Brasil lo
empujan a inscribir en la piel del papel lo que se siente en la piel de los cuerpos. Esa “crítica literaria” no entiende nada. Solo subsiste por
relaciones de poder, que se asientan en la simulación de poses de
seriedad, que solo pueden ser tomados en cuenta, fugazmente, en los escenarios montados académicos y de prestigios maquillados.
La belleza de la literatura latinoamericana y del Caribe se encuentra en
esta develación, en mostrarnos la permanente resistencias de los cuerpos y los territorios, la constante rebelión, en sus múltiples formas. Nunca
fuimos “víctimas”, que es el sujeto pasivo del ejercicio del poder, salvo para Bartolomé de las Casas, es decir, para la versión bondadosa de la
iglesia, para la versión piadosa de la colonia, para los humanistas, para los “izquierdistas” que se quedan en la denuncia, para los de-coloniales,
que repiten, posmodernamente, aunque odien esta calificación, la pose de Bartolomé de las Casas. Somos guerreros; siempre lo fuimos, ahora
lo seguimos siendo; esta rebelión reaparece en la selva lacandona, en la movilización anti-extractivista de los pueblos indígenas, en la defensa del
Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro-Sécure (TIPNIS), en las
movilizaciones de los jóvenes que exigen educación de calidad y gratuita, en los jóvenes que exigen pasaje libre, poniendo en claro la defensa de lo
común frente a la expropiación de lo privado y lo público.
Jorge Amado es un guerrero armado de escrituras. No tiene sentido discutir su apego a los esquemas del PCB, pues eso es relativo, aunque
haya sido sentido como de mucha importancia por el novelista. Al final de cuentas el PC termina siendo un instrumento en la rebelión del pueblo
brasilero, por lo menos en la etapa importante de un periodo turbulento. El sentido de la literatura no se encuentra en la literatura, como si fuese
un arte de contemplación, el sentido inmanente de la literatura se encuentra en su lucha por recuperar los espesores de los ciclos de la vida,
expropiados no solo por la modernidad, sino por la simulación de la formalidad. Jorge Amado es un gran novelista por eso, por descifrar,
interpretar, los signos pasionales de los pueblos distribuidos en la
geografía emancipatoria, recordando a Milton Santos, llamada Brasil. Pueblo culto, por la mezcla y combinación de culturas, las devenidas del
África, las devenidas de plurales pueblos indígenas, las devenidas europeas, sin ruborizarse ante los sacerdotes de la de-colonialidad, pues
también están las culturas europeas, que no tienen por qué ser reducidas a las pretensiones propagandistas de las instituciones del poder. Latino
América y el Caribe son territorio culto, de la misma manera; también lo es África, pues ha sido capaz de interpretar las invasiones en sus
canciones, en sus danzas, en sus comportamientos, en los discursos de T’usant Le Ouverture, en Frantz Fanón, en Nelson Mandela. También lo
son los pueblos del continente inmenso, interminable, del Asia. Sus
milenarias culturas y civilizaciones se afincan en la piel de los cuerpos, en las modalidades de las conductas, en las reflexiones filosóficas ancestrales
y actualizadas. Así como en los pueblos de Europa; es absurdo reducir a
las culturas europeas a la representación universal de la modernidad, que pretendió apropiarse de la potencia social, de los pueblos de la península
europea de Eurasia, formulando e institucionalizando representaciones universales de la cultura y civilización moderna. Contra la impostura de
la modernidad hay que rescatar la capacidad creativa de las sociedades y los pueblos, que no son universales, sino auténticos; es decir, singulares.
La importancia de la novela de Jorge Amado radica en que nos hace viajar
a los territorios pasionales del acontecimiento Brasil, dejando en su levitación institucional al Brasil representación mercantil, al Brasil
turístico, pero también Brasil geopolítico. Dejarse llevar por la pretensión de estos discursos es creer en las pretensiones. Hay que escuchar, como
decían los populistas rusos, al pueblo Brasil; en este sentido Brasil es y sigue siendo la rebelión en la sangre; por eso su música, sus seducciones,
sus encantos, las letras de sus composiciones, el ímpetu de los jóvenes.
Lo que hay que preguntarse es: ¿Por qué los gobiernos progresistas del PT caen en la demagogia de Brasil potencia emergente? Cuando esta es
una representación reductiva, edulcorante, incluso triste, cuando la comparamos con Brasil rebelde, impetuosa, de exuberantes imaginarios,
interpeladora de las instituciones. Es triste ver a “compañeros”, los llamaremos así, pues se reclaman socialistas, apegados a los prejuicios
burgueses de poder, de desarrollo y progreso. Mitos de la modernidad, creencias de la colonialidad.
Para decirlo de una manera no acostumbrada por nosotros, empero, que
puede ser ilustrativa, nosotros, del continente de Abya Yala, tenemos una tarea histórica vital, rescatar al mundo de su captura institucional, de su
ilusión de desarrollo, devolviendo a los seres del mundo a su potencia social. ¿Por qué podemos hacer esto? Porque la experiencia social, la
memoria social, de la conquista, de la colonización y de la colonialidad,
comprenden que la malla institucional es el andamiaje del montaje del poder y de los escenarios de las instituciones; la intuición social devela
que estos fantasmas se sostienen sobre la creatividad de los pueblos y las sociedades. Abya Yala, nombre Kuna, la Patria Grande, nombre
mestizo, tiene una tarea histórica vital; no se puede cumplir esta misión sino abolimos la fronteras ficticias, sino destruimos los Estados-nación,
instituciones imaginarias de la sociedad, sino liberamos las capacidades creativas de nuestros pueblos. Los mensajes de Jorge Amado, aunque
sean pronunciados en el lenguaje candoroso del comunismo de su tiempo, expresan esta intuición subversiva. Su optimismo militante se opone no
al pesimismo crítico, como cree la burocracia del partido, sino al cinismo
pragmático, al que han caído no solo las decadencias de las oligarquías, también las corrosiones burguesas, sino el realismo político del partido
social, se llame lo que se llame, capturado por funcionarios, marginando
a los militantes, a los activistas.
El relato más dramático del primer volumen de la novela Los subterráneos de la libertad es la resistencia en la imprenta del partido. El Viejo
Anarquista Orestes dinamita la máquina de imprimar para que no caiga en manos de la policía, que había rodeado la casa. Resiste con pistola en
mano el joven militante Jofre, quien muere tendido en una mesa de la jefatura, donde se lo tortura, para arranarle una confesión. El delegado
policial, famoso por su brutalidad, no logra su cometido, ni por métodos violentos, ni por métodos coercitivos. Frustrado golpea un cadáver, que
antes de morir lo había insultado cuando hacia sus proposiciones comprometedoras. La represión es vencida por la misma muerte de los
revolucionarios. No logra doblegarlos a pesar de su desmesurada violencia, así como de su tramposa coerción.
Geografía emancipadora versus geopolítica La agonía de la noche
En memoria de Chico Mendes, Francisco Alves Mendes Filho,
recolector de caucho, sindicalista y activista ambiental brasileño.
Luchador contra la extracción de madera y la expansión de los
pastizales sobre el Amazonas. Sindicalista de recolectores de
caucho y conductores de camiones. Miembro del Consejo Nacional
de los Recolectores de Caucho. Partícipe de la propuesta de
Reservas Extractivas para los recolectores. Primer presidente de
la Central Única dos Trabalhadores - ACRE. Chico Mendes fue
asesinado el 22 de diciembre de 1988.
La segunda novela de Los subterráneos de la libertad, La agonía de la
noche, comienza con la huelga los estibadores del puerto de Santos. La
huelga se desata porque los estibadores se niegan cargar el café regalado
por el gobierno de Getúlio Vargas a los falangistas dirigidos por Franco,
en plena guerra civil española. Un barco alemán, izada la bandera nazi,
espera en el puerto la carga. La huelga, el negarse a cargar el café, es
una muestra de solidaridad de la ciudad roja, Santos, a los compañeros
comunistas, republicanos, anarquistas, voluntarios del mundo, que luchan
contra al fascismo. El gobierno busca desesperadamente imponerse y
obligar a los estibadores a cargar el café; lo hace sobre todo con métodos
represivos, aunque intenta la coerción, buscando dialogar con los
estibadores. Pero nada da resultado, hasta que se envía al ejército. Son
los soldados los que finalmente cargan el café destinado a los fascistas
españoles. La huelga de los estibadores es derrotada sangrientamente.
En una manifestación de entierro de uno de los primeros caídos en el
puerto, ante la metralla de los policías, la policía carga con todo,
incluyendo a la policía montada que pisotea a los caídos. Es dramática la
escena donde Inácia, la morena afro, flor del puerto, esposa de Doroteu,
dirigente estibador y miembro del partido comunista, cae por salvar la
bandera brasilera que cubría el ataúd del muerto. Cuando cae es
pisoteada por los caballos en el vientre, donde se gestaba el hijo. Inácia
muere en el hospital ante los ojos atónitos de Doroteu, quien, a pedido
de Inácia, le toca una canción alegre, acompañando su partida. A pesar
de la derrota, el balance de João es positivo; dice, a pesar de la derrota,
hemos abierto un agujero en la Constitución del Estado Novo, que prohíbe
huelgas.
La narración de la novela es intensa, de comienzo a fin; en todos los
escenarios, comenzando por el primero, desarrollado en el puerto;
incluyendo los relativos a la algarabía festiva de la burguesía, en el salón
de fiestas del hotel, donde se realiza una fiesta en honor del ministro de
justicia. Es intenso en otros escenarios dramáticos; por ejemplo, la dura
experiencia de Manuela, la bailarina, empujada por Paulo, el amante de
alcurnia, y Shopel, el poeta descarnado, al escenario brillante del cabaret,
cuando ella ama el ballet. Convertida en amante de Paulo, quien termina
repitiendo la historia de su padre, Artur, casándose no con Manuela, sino
con una sobria de la Comendadora la Torre, por la dote que deja la tía a
la sobrina, Rosinha. La segunda novela de Los subterráneos de la libertad
concluye con el aprendizaje de Manuela, aprendizaje de la lógicas
perversas de la sociedad, aprendizaje de los montajes artificiales de la
simulación simbólica dominante, aprendizaje de dónde se encuentra la
verdadera amistad, el amor y la entrega, además del arte del ballet.
El relato de la huelga es sobrecogedor. La descripción es minuciosa,
acompañada por reflexiones políticas, presentando distintos ángulos de
los dramáticos hechos. En el contexto internacional se desataba una
guerra en Europa, en la península ibérica, entre la República y el
totalitarismo fascista, entre el proletariado y parte de la burguesía, que
había decidido refugiarse en la violencia de los fusiles y en la forma
política de la violencia descarnada. Esa guerra se da en Brasil, en un
contexto nacional diferente, en una formación social atravesada por
relaciones coloniales heredadas; se enfrentaba también el proletariado de
las periferias del sistema-mundo capitalista contra un Estado corporativo,
entrabado en la lucha de clases singular del país; Estado usado por la
oligarquía para reprimir al fantasma del comunismo; Estado usado por la
burguesía industrial que busca desarrollo económico; Estado usado por
parte de las clases medias, que buscan movilidad social; Estado usado
por parte del pueblo demandante, que busca una esperanza en la imagen
carismática del caudillo. La represión a la huelga del puerto es sangrienta.
Este es el comienzo del Estado Novo.
Santos ocupada por el Ejército. Como una ciudad de un país en guerra,
conquistada por fuerzas enemigas. Bayonetas reluciendo al sol, ametralladoras en posición ante los tinglados del puerto, a la entrada de
los barrios proletarios. Las escuelas transformadas en cuarteles, y en ellas, no ya la risa alegre de los niños, sino órdenes de los oficiales, gritos.
Santos ocupada por las tropas del Ejército. Santos bajo la pesada bota de los soldados.
En el mundo se hablaba de guerra, en España, hogueras encendidas. Los
japoneses saqueando China; cadáveres pudriéndose en el Chaco. Por el mundo se arrastraba la guerra. ¿Pero esos soldados, fusiles,
ametralladoras, esos clarines, cornetas, tambores retumbantes, esas órdenes del día repetidas, contra qué otros soldados se levantaban? ¿Qué
terribles enemigos, qué Ejército, qué tropas invasoras, qué crueles adversarios viene a combatir el ejército brasileño, qué ávidos extranjeros
amenazan a la patria que esos soldados han jurado defender? ¿Dónde se
esconden esos enemigos extranjeros? ¿Dónde están sus tanques, sus cañones, sus batallones y regimientos? ¿Contra quién se alzan las armas
brasileñas, por qué está la ciudad de Santos ocupada, convertida en plaza de guerra, gimiendo bajo la bota de los soldados?
Para el coronel-comandante de la ciudad, nombrado por el gobierno
federal, aquellos hombres contra quienes conduce a sus valientes soldados brasileños son los peores enemigos.
No, no son los alemanes de Hitler, hablando de transformar al Sur del
Brasil en una colonia septentrional del III Reich. Contra ésos nada tiene el coronel, dirigente de la Acción Integralista, con ellos sueña marchar en
guerra contra Rusia, a ganar sus estrellas de general. No, no son los ricos yanquis masticando chicle y las riquezas minerales de la patria. Contra
ésos nada tiene el coronel, americanos somos todos, y este país es grande
y rico, sobra espacio y riqueza para todos, para alemanes y para norteamericanos.
No, no son los rubios ingleses, cuyo navío de guerra ha anclado
amenazador en el puerto para mejor guardar el capital que les queda en los ferrocarriles, en aquellos tinglados ocupados de los muelles de Santos.
Contra ellos nada tiene el coronel, durante mucho tiempo este país fue
casi de ellos, vamos a dejarlos con sus restos de riqueza, blancos son ellos también, de nuestra misma familia de arios.
No, no es contra ese navío de guerra, de bandera inglesa e intenciones
de desembarco, contra quien el integralista piensa lanzar a sus soldados brasileños. Aún ayer cenó en el barco, hizo chasquear la lengua satisfecha
en homenaje al sabor escocés de aquel güisqui delicioso. Cambió unos brindis con los oficiales británicos, bebiendo por la derrota de sus
comunes e implacables enemigos. ¿Contra quién, pues, dirige el coronel sus armas brasileñas, contra quién manda a sus soldados?
En las casas pobres de aquellos barrios sucios, sin comida para los hijos,
sin dinero para pagar los alquileres, los cinturones apretando las barrigas flacas, ellos son los temidos enemigos contra quienes establece el coronel
sus planes campaña. No visten uniformes, ni calzan botas, ni gorra militar,
no tienen pistolas, ni fusiles, ni ametralladoras, no tienen armas los temibles enemigos.
No tienen armas, a no ser una llama interior que crece en sus pechos: la
solidaridad que entre sí se deben los trabajadores. Contra estibadores en huelga, descargadores, ensacadores, contra los trabajadores de las
fábricas solidarios con ellos, contra los marineros de los remolcadores, contra la hambrienta población obrera traza el táctico coronel sus planes
de campaña, dicta el estratégico coronel sus órdenes de mando.
Se llama proletariado el enemigo peligroso, la huelga fue su temeraria acción de guerra; el crimen que hay que castigar con las armas de los
soldados fue el no haber cargado un barco con café robado al pueblo para ofrecerlo a un asesino de poetas y de obreros. Su crimen fue amar a otros
pobres como ellos, fue amar a su patria oprimida, no querer mezclar su
nombre con los crímenes falangistas al otro lado del mar.
Por eso están las cárceles abarrotadas, por eso fueron torturados y corrió sangre abundante por las calles. Por eso dispararon contra ellos los
desalmados inspectores de la policía secreta, los técnicos de la lucha contra el comunismo, contra las huelgas, contra los movimientos
proletarios. Encerraron entonces a decenas de huelguistas en los calabozos, amontonados como fardos en la bodega de un navío, los
cuerpos deshechos a porrazos; y aquellos enemigos temibles no se rindieron.
Mandaron después a la policía militar, a las patrullas a caballo, como refuerzo para la policía. Barrieron a balazos los muelles, y allí cayó
Bartolomeu. Lanzaron a los caballos contra su entierro, lo disolvieron
aplastando con sus cascos a los obreros, muchos más cayeron junto a su ataúd. En las batallas de esa guerra extraña, sólo uno disparaba, tenía
pistolas, ametralladoras, soldados a caballo. Los otros tenían una llama interior que les crecía en el pecho. Una negra cayó bajo los caballos, era
la flor del puerto de Santos, la perfecta negra Inácia, y primero asesinaron al hijo que llevaba en el vientre. La sangre corrió por las alcantarillas,
centenares y centenares llenaron de nuevo las cárceles, sobre ellos vibraron nuevos latigazos, nuevas porras de goma pesadas como plomo.
Tenían sólo la llama de una idea, un solidario fuego, y no se rindieron esos temibles enemigos.
Vino entonces el Ejército, el coronel con sus soldados. Sus objetivos eran
claros y precisos: cargar el café en el barco nazi, ayudar al general Francisco Franco, que combatía en España al mismo enemigo alzado en
Santos. El coronel integralista obligó a sus soldados a cargar el barco.
Cargado el barco, quedaba sólo acabar con la huelga. Bastaba colocar tras cada huelguista irreductible a un soldado con bayoneta calada y, con este
argumento respetable, hacerle marchar hasta el muelle a trabajar. Mantener los ojos vigilantes y la mano alerta en el gatillo de la
ametralladora para impedir cualquier protesta tras haberles forzado a trabajar. Un soldado con fusil tras cada obrero...
Y terminada la huelga, el coronel volvería a Rio a recibir las felicitaciones,
quizá el ascenso. Lo que no habían conseguido el hambre, el látigo, las patas de los caballos, lo había conseguido el coronel integralista. No tenía
más que dar unas órdenes, claras y precisas órdenes militares.
Así lo explicó el coronel integralista indicando al joven capitán la relación completa de los domicilios de los huelguistas, trabajo de la policía:
—Los soldados los traerán de sus casas, otros vendrán directamente de las cárceles a los muelles; vendrán todos, menos los jefes y los
extranjeros. A esos malditos les llevaremos a la isla Fernando de Noronha. Manos a la obra: ponga a un soldado armado detrás de cada uno de esos
canallas.
El capitán no era integralista, era sólo un capitán del Ejército, jamás se había interesado por la política. Tenía el orgullo de sus estrellas y deseaba
honrar su uniforme. No le gustaba ver en el puerto aquel barco inglés, sus cañones apuntando a la ciudad, le parecía una afrenta a su patria. No
le gustaban tampoco esas órdenes que recibía de arrancar de sus casas
a los obreros, de llevarlos al trabajo a la fuerza. Hubo un tiempo, allá durante el Imperio, en que empleaban al Ejército para cazar esclavos.
Los oficiales dijeron: «No somos jefes de bandas defacinerosos». Y se negaron a enviar a sus hombres a cazar a los negros huidos de los señores
de los ingenios. ¿No pasaba ahora lo mismo? ¿Para eso había ido a la Academia Militar y había estudiado táctica y estrategia, había hecho
solemne juramento a la bandera? Había soñado siempre con el fuego de los combates, con el olor a pólvora, con la gloria sangrienta de las
batallas. Y ahora se sentía defraudado; iba a verse convertido en un facineroso a la caza de obreros desarmados. En su honrado rostro se
reflejó la repugnancia ante aquellas órdenes que le daba el coronel integralista con solemne voz de mando.
—¿Qué piensa, capitán?
—No es ésta la guerra con la que tanto he soñado. No son soldados enemigos.
—No hay enemigo peor que esos malditos comunistas. Enemigos de Dios,
de la Patria y de la Familia. Enemigos del orden establecido, gente que obedece órdenes del extranjero. Es un honor combatir contra ellos,
capitán. Esto es una verdadera guerra.
Se calló el coronel, feliz por su discurso. Se calló el capitán, nada convencido. En el silencio hostil buscó el coronel nuevos argumentos
decisivos.
Encontró uno, irrebatible:
—Y aquí soy yo quien manda, y su deber es obedecer. Usted es militar y sabe qué es una orden. Le he dado una orden y usted no tiene por qué
discutirla.
El capitán se puso firmes. «Un militar tiene que obedecer», pensó.
—Puede irse, capitán.
Eso ocurrió en Santos, ocupada por los soldados como una ciudad
enemiga conquistada, al finalizar la huelga de los estibadores. Contra ella se alzaron fusiles, ametralladoras, contra ella se declaró la guerra.
Era una guerra, sí, guerra de clases; era una ciudad enemiga, sí, enemiga
de la constitución fascista, del Estado Novo, de las banderas nazis en los barcos, de los regalos de café a Franco. Ocupada por soldados,
conquistada, pero no apagada la llama interior que la sustentaba. Así era
Santos en aquellos días, aurora de la libertad empedernida, bandera desplegada al viento, roja ciudad comunista.
Desde el enfoque del análisis estructuralista, se podría armar una estructura interpretativa a partir de oposiciones. El evento de la huelga,
su principio, mediación y fin, se opone al golpe fascista de los integralitas, que tratan de tomar el palacio; pero, Getúlio Vargas resiste, es apoyado
por el ejército. Los fascistas golpistas, aliados a los liberales descontentos, son derrotados. Una manifestación obrera y popular sale a las calles
contra el golpe fascista, no en apoyo del gobierno de Getúlio Vargas, sino contra la conspiración de los integralistas, exigiendo, además, la apertura
democrática. ¿El golpe fascista empuja a Getúlio Vargas más a posiciones populistas?
Retomando otros escenarios narrativos de la novela, se puede decir que
la fiesta de la burguesía en el hotel de la ciudad donde se reprimía a los huelguistas; algarabía cínica, pretendida burlona del movimiento de los
estibadores; se opone a la inmensa soledad, tristeza y depresión en la
que se encuentra Manuela, al ser obligada a abortar, tanto por Paulo, el amante cínico, y por su hermano, a quien admiraba, que también le
aconsejó abortar, evitando así perjudicarse en sus negocios. La fiesta se opone a la soledad.
Si bien hemos descartado hacer estos análisis literarios, esta vez desde
el enfoque estructuralista - dijimos que dividir el texto, fragmentarlo, para después armarlo, como en un rompecabezas, es como dejar hecha
hilachas la novela, convertida en objeto de estudio, para volverla armar en una hermenéutica analítica, esta vez estructural -, vamos a mostrar
un ejemplo de una interpretación efectuada a partir de polarizaciones, para contrastarla con la interpretación perceptual, que busca el sentido
inmanente. Esto se hace no para desvalorizar la interpretación, que nombramos provisionalmente, estructuralista, pues estos análisis, como
dijimos no dejan de arrojar orientaciones en la lectura, sino para retomar
este cuadro de clasificaciones, en un abordaje desde la perspectiva móvil de la percepción.
Así como se ha definido una armadura cultural107, desde el análisis
estructuralista, así también, podemos, hipotéticamente, suponer una armadura pasional. Una armadura pasional que interpreta el cosmos
social desde la estructura de los sentimientos. Una sociedad podría ser leída, no sólo a partir de sus signos, sino a partir del cuadro de sus
107 Ver Mitológicas de Claude Levi-Straus; tomos I-IV. Siglo XXI; México 1976.
pasiones. Retomando el bosquejo de cuadro clasificatorio estructuralista,
podemos contrastar pasiones; por ejemplo, las pasiones emancipatorias contrastan con las pasiones de dominación; así como las pasiones festivas
se oponen a las pasiones depresivas. La armadura pasional interpreta el
cosmos social a partir del cuadro de sus pasiones. Esta armadura pasional explicaría al cosmos social por la contradicción entre emancipación y
dominación, por la contradicción entre festividad y soledad. La lucha entre emancipación y dominación desencadena dramas desgarradores, que
anuncian la luz en el túnel108; la pugna entre festejo, bullicio, y soledad, silencio, desencadena el triste despojamiento de la inocencia; anuncia el
aprendizaje de la despojada y humillada de la cruda “realidad”; pero, también el aprendizaje de la amistad, la solidaridad y de la “ideología” de
la emancipación.
Desde la perspectiva de este enfoque, que hemos llamado, provisionalmente, estructuralista, la novela sería una armadura pasional
que interpreta el cosmos social a partir del contraste y polarización pasional. Claude Lévi-Strauss nos muestra en Mitológicas que la
armadura cultural, compuesta por mitos, interpreta el cosmos y el bosque
a partir del contraste entre fuerzas inmanentes. La narrativa mitológica supone que los desenlaces dados en la tierra, donde vive la gente,
responden a los desenlaces dados en el cosmos. Hay como una antelación de una primera trama primordial, que se repite en la tierra, que la sufren
los humanos. Si se quiere estamos ante una guerra cósmica, que se repite en la tierra, en las formas narradas por los mitos. Algo parecido a lo que
interpretaban las sociedades antiguas en sus mitos; suponen que estamos ante una guerra entre dioses; los humanos sufren esta guerra de la
manera que narran las leyendas.
Esta interpretación estructuralista habría convertido al novelista en un intérprete de la armadura pasional del cosmos social, narrador que, de
alguna manera, conjetura una guerra titánica entre figuras históricas, entre emancipación y dominación, y figuras psicosociales como la
algarabía y el despojamiento, entre el festejo y la soledad. Lo que ocurriría
en la tierra, entonces, es como una dialéctica social que responde a la dialéctica de la filosofía de la historia. Esta podría ser una orientación, una
hipótesis de partida, para adentrarnos a la composición de una interpretación perceptual de la novela.
La interpretación desde la fenomenología de la percepción se sitúa en la
intuición subversiva, en este caso del proletariado brasilero, que logra comprender el mundo, como constituido por las percepciones
108 Título de la tercera novela de Los subterráneos de la libertad.
multitudinarias sociales, por las acciones desencadenadas; en la
interpretación comunista, por la lucha de clases. La voluntad social constituye el mundo, transformándolo, a la vez de heredarlo. La voluntad
del proletariado, es decir, las composiciones de plurales voluntades
proletarias, de las multitudinarias dinámicas moleculares sociales, se convierte en una intervención o constelación de intervenciones que
constituyen el mundo, lo transforman, a la vez de comprenderlo. Lo que hay del otro lado, por así decirlo, por parte de la burguesía, que es una
composición social diferencial y singular, como dijimos, se da como una renuncia a la intuición social; se sustituye la percepción por la razón
instrumental. Razón que busca conocer el mundo de acuerdo a sus condiciones y determinaciones; razón abstracta, en este caso operativa,
que busca, con este conocimiento, con la ciencia y la tecnología, dominar los cuerpos, dominar la naturaleza. Si bien no toda la burguesía piensa
de esta manera, no toda concibe el mundo racionalmente, pues estamos ante una burguesía heredera de prejuicios coloniales, prejuicios que se
representan el mundo como pertenencia de los conquistadores, de todas maneras, es como el horizonte modernista de la burguesía, aunque este
horizonte no sea alcanzado.
¿Qué podemos decir del getulismo, del populismo brasilero, de entonces?
No es intuición subversiva, tampoco es, del todo racionalidad instrumental, aunque exprese claramente el “pragmatismo” político. La
hipótesis interpretativa es la siguiente: La comprensión del mundo del populismo se conforma entre la intuición social y la racionalidad
instrumental; deja de ser intuición social, no llega a ser racionalidad instrumental; sin embargo, el “pragmatismo” populista no deja de
comprender desde las sensaciones, desde una lectura de las demandas sociales, aunque haya dejado la intuición social; por lo tanto, aunque se
haya alejado de la comprensión integral de la totalidad. También el “pragmatismo” populista no deja de adivinar la significación de los
conceptos de la racionalidad instrumental; por eso se pretende progresista, apuesta al desarrollo económico, a la revolución industrial.
En este contexto espacio-temporal, ante las múltiples historias de rebeliones, de los pueblos, del proletariado, de lo nacional-popular, de los
afrodescendientes, de los pueblos indígenas, por lo tanto, ante la crisis del Estado-nación, la dictadura militar, la impuesta por el golpe de Estado
de 1964, recoge el proyecto de la burguesía industrial de desarrollo económico y revolución industrial. Llevando al extremo una solución
política conservadora, salvando a los terratenientes, a las familias heredadas del Imperio, a las oligarquías locales, y, al mismo tiempo,
impulsando una revolución industrial autoritaria, por la vía del Estado, impulsando el desarrollo económico por las vías oligárquicas. La
geopolítica regional que elabora la Escuela Superior de Guerra es la
expresión clara de esta vía escogida y pugnada.
Otra hipótesis: La dictadura militar busca trasladar la guerra interna, la
lucha de clases, hacia, si no es guerra externa, por lo menos es una expansión regional. La geopolítica regional se propone la dominación del
espacio regional, persiguiendo, desesperadamente, trasladar las contradicciones internas a los escenarios de las contradicciones externas,
geopolíticas.
Se puede decir que, desde la implantación violenta de la dictadura militar (1964) hasta el inicio del periodo democrático (1985), hay como dos
décadas de aplicación de la geopolítica regional, dos décadas de suspensión de la democracia, que son aprovechadas para realizar la
revolución industrial autoritaria y el desarrollo económico oligárquico como nunca antes se lo había hecho, sobre todo en los periodos de gestión
de Getúlio Vargas. No se puede decir que esta geopolítica se logre realizar regionalmente, aunque lo haya hecho parcialmente, al incorporar a la
geografía política del Paraguay a la esfera de la irradiación geopolítica del
Estado-nación del Brasil, aunque se haya intervenido en golpes, en planes cómplices con otros regímenes militares de Sud América, aunque haya
habido apropiación de porciones territoriales. Lo que no quiere decir que la influencia del Estado del Brasil no haya crecido; todo lo contrario, la
influencia económica y política ha crecido; empero, esto no significa, no corrobora, que la geopolítica regional, lo que Mauro Marini llama
subimperialismo, se haya efectuado, en el sentido de su realización, aunque lo haya hecho parcialmente.
Lo sugerente en la historia reciente, es que los gobiernos del PT, que
emergen de las largas luchas sociales, que se consolidan en el poder mediante el ejercicio de la formalidad democrática, están en mucho
mejores condiciones de realizar la geopolítica regional, aunque ya no se la conciba como subimperialismo. Todos los gobiernos progresistas de
Sud América, han heredado, por así decirlo, de los gobiernos populistas
del medio día del siglo XX, el racionalismo “pragmático”; igual que aquellos gobiernos postulan la revolución industrial y el desarrollo
económico, como condiciones necesarias para satisfacer la demanda social. Entonces hay como un acuerdo sobre la integración económica; lo
de la integración política forma parte de su discurso; pero, no del ejercicio práctico de sus políticas, salvo las simulaciones diplomáticas. El motor
dinámico, operativo, de esta integración, que llamamos conservadora, también integración burguesa, opuesta a la integración emancipadora de
los pueblos, es el Estado-nación del Brasil, su enorme economía, calificada por eso como potencia emergente.
Una tercera hipótesis de interpretación es conveniente:
Los neopopulismos contemporáneos, quizás, mejor dicho, de manera más
directa, los gobiernos progresistas, no se circunscriben a los dos cuerpos del rey, a la pugna de los significados en el cuerpo significante del
caudillo109. Cuando se traslada esta concurrencia de significados políticos a la geografía, convirtiéndola en el cuerpo-mapa donde se pugnan los
significados geopolíticos, ya no estamos sólo en el nivel del símbolo del caudillo, sino en otro nivel, más complejo, más extenso, incluso más
abstracto. Se pude decir que los gobiernos progresistas se han convertido en estructuras-caudillo, sistemas-caudillo. No es ya sólo el cuerpo del
caudillo el que se disputa simbólicamente, tampoco solo es el mapa el que se disputa geopolíticamente, es una estructura, es un sistema, que
llamaremos provisionalmente, socio-político. Programas, planificaciones, formación discursiva, partido masivo, casi nuevamente partido-Estado,
proyecto político, se convierten en los dispositivos de disputa de las significaciones políticas. Las clases sociales intervienen en esta pugna,
desplegando sus interpretaciones diferenciales de símbolos geopolíticos
más complejos.
Racionalismo “pragmático”
Dijimos que el racionalismo “pragmático” populista no llega a ser
racionalismo instrumental, tampoco ya es intuición social. Sin embargo, conserva una lectura sensible, aunque sea parcial y fragmentada, sin
lograr integrar una percepción; es decir, sin lograr intuir la totalidad. Ante esta falencia, suple esta incapacidad de integración perceptual con la
conjetura “ideológica” de telos racional; el fin de la historia, el desarrollo, el progreso, la revolución industrial y tecnológica. En sus mejores
momentos el populismo se encuentra vinculado afectivamente a parte del pueblo, al pueblo demandante. Del populismo del que hablamos, el
latinoamericano, no está inclinado a la teoría; empero si, a la retórica, a
los discursos con-vocativos, sociales, nacionalistas, culturales. Los teóricos sobre este populismo suelen ser marxistas. En el caso de una
valoración política positiva, el análisis marxistas tiende a ver el fenómeno
109 Ver Los dos cuerpos del rey. Un estudio de teología política medieval. De Ernst H. Kantorowicz. Akal; Madrid.
populista como transición en la experiencia de la politización de las masas.
En el caso de una desvalorización política, el análisis marxista no sólo encuentra en el populismo un reformismo peligroso, engañoso y
obstaculizador, sino incluso ambigüedades que llevan al fascismo. Hay
que tratar de analizar el fenómeno populista, sobre todo el populismo con-vocativo, el populismo que cuenta con apoyo social, no tanto desde los
esquemas marxistas, que aunque ayuden a ubicarlo en coordenadas históricas, no dan cuenta de las relaciones afectivas que establece con
parte del pueblo, que puede ser mayoritario.
El populismo no se hace problema, no le incumben, con las tareas de las transformaciones estructurales, prefiere usar las estructuras para mejorar
las condiciones sociales, para recuperar la soberanía, para lograr los objetivos planteados, que tienen que ver con el desarrollo nacional.
Quizás esto sea un nivel y una forma de “pragmatismo”; sin embargo, no es tan fácil afirmarlo, pues el populismo, en su etapa inicial se complica.
Quiere hacerlo todo, quiere resolverlo todo, incluso explicarlo todo, a partir de su “ideología” nacionalista. También quiere responder a la
demanda social, al mismo tiempo que no está dispuesto a sacrificar a la
burguesía, y en algunos casos ni a los terratenientes. Sin embargo hay que distinguir esta etapa inicial del populismo, de las siguientes, cuando
no solamente se ve obligado a afrontar tareas administrativas, sino tareas políticas de conservación del poder. Es cuando se hacen visibles otras
formas de “pragmatismo” más evidentes. También se pude decir que no es exactamente la misma composición del movimiento populista; los
sectores más “pragmáticos” tienden a ganar preponderancia en las decisiones políticas. Para ilustrar, de una manera un tanto esquemática,
podemos decir que, si al principio tenían importancia los “ideólogos” del populismo; después, estos, los “ideólogos” nacionalistas, serán
desplazados, por decirlo crudamente, por los cínicos. Quienes prefieren los métodos y los procedimientos que consideran más eficaces para
conservar el poder. En resumidas cuentas, estos métodos y procedimientos del “pragmatismo” descarnado reducen el mundo al juego
de las apariencias, al montaje de los artificios, al engaño impactante. Es
cuando el populismo no parce ya diferenciarse de los gobiernos que considera oligárquicos, salvo por su base social amplia, por la confianza
que todavía le brindan las mayorías, ilusionándose con el recuerdo de los discursos iniciales.
Es importante detenerse en este “pragmatismo” descarnado,
correspondiente a la etapa de la consolidación del poder. No es difícil encontrar ejemplos al respecto, sobre todo en los perfiles de las políticas
implementadas en esta fase; monetaristas, de austeridad, en el mejor de los casos, de inversión económica, sobre todo en la industria,
acompañada por una relativa inversión social. El “pragmatismo” aparece
cuando se indemniza a las empresas nacionalizadas, cuando se convocan nuevamente a los capitales internacionales, a pesar de que vayan
acompañadas estas medidas con discursos sociales, nacionalistas y hasta
antiimperialistas. Sin embargo, esta vez preferimos usar ejemplos más próximos del perfil de estos otros populistas, que en parte pueden
proceder de antiguos estratos políticos de oportunistas, incluso de intelectuales conservadores, que se adecuan a las nuevas condiciones del
poder. En la segunda novela de Los subterráneos de la libertad, nos encontramos con la figura de un intelectual conservador, diletante, que
maneja información cosmopolita, quien expresa elocuentemente el cinismo ventilado por comediantes que llevan al extremo el
“pragmatismo”, hasta convertirlo en oportunismo abierto, justificando esta actitud con una concepción decadente del mundo. Ante la suave
interpelación de Manuela en defensa del arte, en contra de la banalidad. El poeta Shopel le responde:
—Eres realmente inocente, Manuela. No sabes nada de estos ambientes,
de este condenado medio artístico... Apréndelo ahora, señora de la danza,
y no lo olvides jamás: literatura y arte son sinónimos de prostitución. La inteligencia tiene en sí algo de prostituta. ¿Qué es una actriz de teatro?
¿Qué es un escritor? ¿Qué son una cantante, una bailarina? Nadie cree que pueda existir una que sea decente, que no se acueste con el primero
que se lo pida. Y con los hombres, lo mismo: de una manera o de otra prostituimos nuestra inteligencia. Las mujeres comprando contratos con
su cuerpo, comprando críticas, éxito... Los hombres, ¡ay, Manuela! Con los hombres es aún peor... Si uno es crítico literario tiene que cubrir de
alabanzas el libro más infame cuando ha sido escrito por un político o por un millonario... Si es poeta, acaba como yo, metido en negocios, haciendo
artículos de publicidad comercial. Si es novelista, trata de buscarse un empleo en una agencia de publicidad y acaba haciendo propaganda de
dentífricos. El destino de los artistas es prostituirse de una manera o de otra. De eso no escapa nadie... Tú te estás prostituyendo ya al bailar en
un casino.
Cuando Manuela hace notar que eso le parece repugnante, además de
considerarlo provisional, una fase en su preparación artista, Shopel le responde:
—No es nada horrible, ¡oh flor de las Manuelas! El arte está por encima
de las contingencias mediocres de la vida. Planea como una nube sobre la vida cotidiana. Las pequeñas reglas morales no se han hecho para
nosotros... Nuestra tarea es escribir, danzar, cantar, actuar en el escenario, pintar para los pocos que pueden pagar nuestra inteligencia...
Somos una especie de criados de lujo, tenemos también algo de payasos.
Pero al mismo tiempo tenemos también nuestros privilegios. Podemos prostituirnos si nos da la gana, y nadie presta demasiada atención a eso.
Al contrario, hasta se convierte en publicidad, en un factor del éxito.
Mientras fui sólo poeta, Manuelinha, comiendo el pan de la miseria, el amargo pan del diablo, sólo un grupito de amigos, como Paulo, leían mis
versos.
Hoy, cuando ando metido en grandes negocios, todo el mundo me habla de mis poemas... Y siempre ha sido así... Antiguamente los artistas y
escritores dependían de las casas nobles, de los príncipes, de los duques... Hoy se han acabado los aristócratas, y pertenecemos a los banqueros, a
los industriales, a los financieros.
Manuela discute, le parece todo esto una prostitución, por lo tanto desaprueba esta concepción. Shopel insiste con sus argumentos:
—Exactamente. Tienes razón... Todos somos una especie de rameras
vendiendo nuestra inteligencia...
—Pero ¿por qué eso es así? —Manuela movía la cabeza desorientada—.
¿Por qué hay que venderse? Yo siempre he querido bailar, tengo necesidad de bailar, pero nunca pensé en el dinero que podría ganar con
esto. Os lo juro, nunca. En lo que pensé siempre es en bailar para todo el mundo, y me es igual si pueden pagar o no, eso no me importa... Me
gusta bailar también cuando estoy sola. Es mi manera de decir lo que siento, lo que me pasa... Cuando bailaba ayer en el casino, tuve que
cerrar los ojos para poder continuar... Cerré los ojos y pensé que estaba sola, o que estaba en un tablado, en un inmenso estadio lleno de gente...
Sólo así puedo danzar...
A Shopel lo que le decía Manuela le parce de una enorme candidez, de una sencilla inocencia; retoma su perorata y concluye:
—El arte es mentira, hija mía. Esto es un tópico, pero es verdad. Y cuanto más mentira es, más hermosa la obra...
Aunque no se hable aquí de política sino de arte, el relato es ejemplar
para mostrar una manera cínica de pensar o por lo menos de exponer sus pensamientos. Sobre todo para mostrar el perfil de una personalidad
descarnada, que precisamente juega un papel indecoroso, al ser como el “palo blanco” del banquero, que monta una gran empresa extractiva de
manganeso en el Valle del Río Salgado, y ser también un escritor cuya retórica apunta a ensalzar estos emprendimientos. Para Shopel el arte es
una mentira, y cuanto más mentira es, más hermosa la obra. Para Shopel
prácticamente no hay diferencia entre el ballet y la danza de cabaret; ambas se prostituyen. Le dice a Manuela que el arte está por encima de
las contingencias mediocres, encima de las reglas morales, que la tarea
de los escritores y artistas es escribir para quienes puede pagar. Le dice: Somos una especie de criados de lujo, tenemos también algo de payasos.
El privilegio de los artistas y escritores es que pueden prostituirse cuando les da la gana; además esto es bien visto por y en la publicidad. Le dice
también afirmando esta concepción en una noción de pertenencia: y pertenecemos a los banqueros, a los industriales, a los financieros. La
tesis de Shopel se resume al siguiente enunciado: literatura y arte son sinónimos de prostitución. La inteligencia tiene en sí algo de prostituta.
Si la concepción cínica sobre el arte es esta que reduce el arte a la
imitación, sobre todo al juego de engaño, basado en su efecto de impresión, ¿qué pude decir sobre la política esta concepción
“pragmática”? ¿Si el arte es prostitución, que es la política? La política es el mercado mismo de la prostitución. No es de ninguna manera extraño
que personajes con este perfil cínico, aunque lo expresen de distintas
maneras, con toda la variedad de las formas, desde las más crudas hasta las más sutiles, sean los que se enreden en prácticas corrosivas, en
relaciones clientelares, en actividades de corrupción; lo que hemos llamado economía política del chantaje. Para ellos la política tiene esa
utilidad, de lo contrario no tiene sentido. Estos personajes están muy lejos de cualquier apego a cualquier aire que se parezca al romanticismo. Mas
bien, critican cualquier señal que anuncie esta inclinación sentimental, que les parece ingenua. En la etapa más “pragmática” del populismo, la
economía política del chantaje se extiende alarmantemente, casi hasta copar todo el Estado, incluso hasta corroer las relaciones de cohesión de
la sociedad. Estos gobiernos, que cuentan con apoyo social, que se hallan legitimados por la confianza crédula de la mayoría del pueblo, no son
vencidos por sus contrincantes, sino se derrumban en su propia podredumbre.
Si bien la práctica política institucional no deja de estar atravesada por prácticas de poder paralelas, no institucionales, que la corrupción es
inherente al poder, lo notorio es que estas prácticas se incrementan y extienden compulsivamente, como queriendo sustituir la cohesión social
por la complicidad masiva. Estos personajes están dispuestos a todo, han suspendido todo escrúpulo, pueden un día hablar, haciendo gala de la
forma retórica, con la pose más radical, pueden, al otro día, hablar como los más contumaces reformistas, pueden combinar todo esto con un
nacionalismo chauvinsta, pueden, incluso después de haberse declarado “revolucionarios” radicales, reconocerse como católicos apostólicos y
romanos. Todo vale; ellos son los que llevan adelante eso de el fin
justifica los medios, que se le moteja a Nicolás Maquiavelo, cuando este primordial analista político nunca planteó semejante tesis.
En el siglo XXI han reaparecido los populismo, llamados neopopulismo; han aparecido en formas combinadas. Retoman las imágenes de las
tradiciones socialistas; sólo las imágenes, pues están lejos de dedicarse a estudiar las historias de las teorías y los debates socialistas. Algún
caudillo puede declararse incluso como “marxista-leninista”, sin necesidad de haber sido formado en estas tradiciones estoicas. Basta el juego de
imágenes para heredar el “espíritu”. Otros “marxistas” aplauden esta intrépida incorporación tardía a posiciones que para ellos son caras. Estos
“marxistas” también han aprendido que el mejor método para llegar al poder es el “pragmatismo”. En este caso, no son exactamente populistas,
pues les falta lo que a los otros, los populistas les sobra, sus relaciones afectivas, paternales con el pueblo. No son queridos por el pueblo, por
más esfuerzos que hagan, por más que se declaren consecuentes seguidores del “jefe”, pues el pueblo demandante siempre los mira con
sospecha. Estos “marxistas” también terminan formando su clientela, sus
relaciones clientelares, que no son tan populares, como en el caso de las clientelas populistas, sino se trata de profesionales de clase media, que
siguen creyendo que eso, lo que hace el “marxista”, es parte del procedimiento por etapas del proceso “revolucionario”. Entonces, entre
ambos, populistas y “marxistas”, se termina conformando una retórica abigarrada, donde se combinan anhelos populares por el padre perdido y
promesas socialistas. Por eso, podemos decir, que el fenómeno contemporáneo del neo-populismo, de los gobiernos progresistas, no
corresponde exactamente a las manifestaciones dramáticas del caudillo con-vocativo, sino ya ha adquirido formas más complejas y combinadas,
ciertamente sin dejar de expresar la herencia clientelar del “viejo” populismo. Solo que ahora se presenta como programa-caudillo,
movimiento-caudillo, estructura-caudillo, sistema-caudillo.
Hay todavía otras formas de esta herencia populista. Una de las más
sugerentes es la que llamaremos neo-reformismo, usando nuevamente neologismos. Después de una larga historia organizacional, de articular
un partido sindical, acompañado por las tradiciones interpeladores y críticas de un campo intelectual marxista, cuando el partido no solo se
transforma en un partido de masas, sino en un partido-sociedad, siendo incluso una sociedad dentro de la sociedad, representada en el Estado-
nación, cuando llega a ocupar los espacios de la fabulosa maquinaria del Estado, a pesar de haberse constituido en su distanciamiento a las formas
seductoras del populismo, optando, más bien, por la formación, termina
construyendo una forma de hacer política, desde el gobierno, que tiene
analogías sobresalientes con las formas edulcorantes populistas.
Todas las formas del populismo latinoamericano, basado en relaciones
clientelares, son formas de dominación. Las formas combinadas del populismo, por ejemplo con discursos retóricos “marxistas” no dejan de
ser formas de dominación. La forma de gobierno de un partido-sindicato, de un partido-sociedad, de un partido-Estado, si bien responde a una
forma organizacional y formativa, en sus distintas tonalidades, no deja de ser forma de dominación, pues termina por optar por la retórica política
y la seducción populista, en vez de realizar transformaciones estructurales e institucionales, desmantelando las dominaciones múltiples que
atraviesan los cuerpos sociales.
En memoria de Luíz Carlos Prestes, el Cavaleiro da Esperança,
tenentista, líder de la Columna Prestes, después miembro del Partido Comunista Brasileño, posteriormente Secretario General
del partido. La Columna Prestes nace del intento de revuelta
general contra la República Velha. Acabada la larga marcha, combatiendo a lo largo del recorrido, batallas que nunca
perdieron, disminuidos y agotados, un destacamento al mando del jefe tenentista Siqueira Campos se refugió en Paraguay, mientras
los restantes hombres dirigidos por Prestes se exiliaron en Bolivia.
Luíz Carlos Prestes encabezó el movimiento revolucionario de la
Alianza Nacional liberadora, después del fracaso del movimiento fue encarcelado. En marzo de 1936, Prestes es detenido, se le
despoja de la graduación militar de capitán y es condenado a una pena de prisión de 9 años de cárcel. Su pareja, embarazada de seis
meses, es deportada a Alemania por las autoridades brasileñas y morirá en la cámara de gas del campo de exterminio de Bernburg,
durante la Segunda Guerra Mundial. Su hija Anita nació en una
prisión alemana, pero fue rescatada tras una intensa campaña internacional dirigida por la madre y la hermana de Prestes. Con
el fin del Estado Novo y el derrocamiento de Vargas en 1945, Prestes fue amnistiado y elegido senador. Prestes asumió la
secretaría general del PCB ese mismo año, pero el registro legal del Partido fue cancelado en 1946; Prestes fue perseguido,
obligado a volver a la clandestinidad.
En 1951 conoció a su segunda esposa, María Prestes, con quien tuvo ocho hijos y convivió durante 40 años, hasta la muerte de
Luíz Carlos en 1990. En 1958 Prestes fue condenado a prisión, pero tal orden fue revocada por orden judicial debido a su posición
de senador. Después del golpe de Estado de 1964, derrocado João Goulart, Prestes fue condenado a arresto domiciliario durante
toda una década. En 1970 se exilió de nuevo en la URSS; retornará
a Brasil tras la amnistía de 1979. Durante la década de los sesenta se generaron corrientes marxistas encontradas; Prestes tuvo
conflictos con la fracción maoísta del PCB, la que proponía una "inmediata lucha armada", en franca oposición a las tesis de
Prestes. Los maoístas consideraban a Prestes "fiel seguidor de la ortodoxia soviética". La otra militancia del PCB tampoco estuvo de
acuerdo con sus posiciones políticas, considerándolas anacrónicas, rígidas, poco adecuadas a los desafíos del momento.
Esta militancia del partido optó por las tesis del eurocomunismo.
Al margen de la dirección, en polémica con el Comité Central del
PCB, Prestes expuso sus argumentos en una "Carta a los Comunistas". En la correspondencia propuso una ruta política de
mayor beligerancia con la dictadura militar; también propuso una
reconstrucción del movimiento comunista brasileño. Arrastrando con él a una parte de la militancia, se alejó del PCB en 1982. Se
incorporó activamente por la lucha social y política en distintos tópicos de atención, como el movimiento contra el pago de la
deuda externa. Apoyó la candidatura de Leonel Brizola a la presidencia en 1989. Al año siguiente, con 92 años de edad, Luís
Carlos Prestes muere en su casa de Río de Janeiro.
Historia y narración
Partamos de lo siguiente: De la misma manera que no hay un ápice de
sentido en las palabras, en la lengua, entendida como sistema de signos,
el sentido se realiza en el uso que hace la gente del lenguaje, así mismo
no hay una trama viva en una narración, la trama vive, se activa, si se
reconfigura en la lectura. La emergencia del sentido acontece en la
relación de la gente con el lenguaje; la emergencia de la trama acontece
en la relación del/la lectora con la narrativa. La experiencia del autor
implicado, convertida en memoria, que, a su vez, adquiere una forma en
su actualización escrita, entra en relación con la experiencia del lector
implicado, convertida en memoria, que, a su vez, adquiere realización
interpretativa en la forma refigurada por el/la lectora110.
La trama viva acontece en esa relación de experiencias, de memorias, de
formas narrativas y formas de interpretación, en la que se encuentran
entrabados el autor implicado y el lector implicado. La aparición y
reaparición de la novela, el acontecimiento novela, da lugar a, por lo
menos, dos procesos de apropiación, entre muchas otras; la apropiación
del/la lectora implicada de la trama de la narrativa, la activación en el
lector implicado no solo de su memoria, en el sentido orientado por la
narrativa, sino la interpretación de la memoria descubierta del autor
implicado. Paul Ricoeur dice que si se está de acuerdo con que el valor
cognitivo de la obra consiste en su poder de prefigurar una experiencia
futura, hay que prohibirse fijar la relación dialógica en una verdad
intemporal. Este carácter abierto de la historia de los efectos lleva a decir
que toda obra no sólo es una respuesta a una pregunta anterior, sino, a
su vez, una fuente de preguntas nuevas111.
El horizonte de la novela es el Mundo, el Mundo que experimentó,
Mundo que constituyó al narrador, también Mundo constituido por el
narrador, participando en la constitución del MUNDO por todos los
humanos involucrados. Ahora bien, el mundo de la novela es un mundo
dentro de ese Mundo. Se concibió el mundo de la novela como mundo de
ficción; sin embargo, no hay que olvidar que el mundo de la novela forma
parte del Mundo; no se encuentra fuera del mismo. Entonces el mundo
de la novela forma parte de la constitución del Mundo. El mundo de
ficción de la novela forma parte del Mundo percibido. Lo que narra la
novela del Mundo no es algo ajeno al MUNDO; forma parte del
110 Ver de Paul Ricoeur Tiempo y narración; tomos I-III. Siglo XXI; México 1996. Sobre todo el tomo III, El tiempo narrado. 111 Paul Ricoeur: El tiempo narrado; pág. 889.
acontecimiento Mundo. ¿Es pertinente preguntarse si una novela dice la
verdad? Es decir, entendiendo la verdad como correspondencia con la
“realidad”. De la “realidad” de la que hablamos forma parte la novela; en
todo caso, la novela formaría parte de esa “verdad”. La relación de la
novela con el Mundo es de interpretación; la novela interpreta el Mundo.
Para la novela el Mundo es una trama; es decir, un tejido que se desplaza
hacia sus desenlaces. La interpretación de la novela no es la misma que
la interpretación de una ciencia descriptiva; ya lo dijimos112. La
peculiaridad de la interpretación de la novela es que lo hace
alegóricamente, dibujando y pintando cuadros, moviendo figuras en los
escenarios del drama - como si fuesen imagen-movimiento, así como en
el cine -, incluso participando en la valorización de los personajes y sus
acciones. La novela toma partido; es también una voluntad de
comprensión, así como de intervención. La novela se dirige a los
interlocutores, al público lector. Busca en ellos no solo una lectura de
placer, sino quiere transmitir la experiencia del narrador, convertida en
mensaje. Busca afectar al público lector. Busca comprometerlo.
El/la lectora comparten el Mundo del narrador, aunque este Mundo ya
no corresponda al Mundo del/la lectora; aunque se encuentre en otro
tiempo. El Mundo del que habla el narrador puede ser el pasado del
Mundo del/la lectora; empero, este mundo en devenir no deja de ser
referente; tampoco deja de ser actualizado por la re-figuración efectuada.
El/la lectora tienen también sus mundos; es decir tienen sus
interpretaciones del Mundo, conformadas a partir de sus experiencias
singulares. Cuando una interpretación se encuentra con otra
interpretación del Mundo se da lugar una conmoción, una compulsa de
interpretaciones. Es posible, que pase lo que llama Hans-Georg Gadamer,
la fusión de horizontes113; es decir, la ampliación de los horizontes hacia
un horizonte mayor, conteniendo los horizontes de la composición;
efectuando una interpretación de la interpretación, de la narrativa, a
partir de ese encuentro crucial entre lector y narración. Esta fusión de
horizontes ayuda a ampliar la comprensión del Mundo, sobre todo al
compartir perspectivas, al desplegar una perspectiva que comienza a ser
móvil.
La novela para el/la lectora es un viaje interpretativo, que le hace ver el
Mundo con otros ojos; descubre también el Mundo a partir de la mirada
del narrador. No olvidemos que el Mundo es lo que es porque está
112 Ver de Raul Prada Alcoreza Acontecimento Brasil. Rebelión; Madrid 2014. Dinámicas moleculares; La Paz 2014. 113 Ver de Hans-Georg Gadamer Verdad y método; tomos I y II. Ediciones Sígueme; Salamanca 1992.
atravesado por sentidos, significaciones, símbolos; el Mundo es también
interpretación. Interpretación efectuada por millones de miradas,
interpretación compartida por millones de cuerpos; interpretación
compuesta por millones de interpretaciones, que comparten y compulsan
su visión de mundo. En este sentido, la novela no es ficción, sino parte
de la interpretación del Mundo, parte constitutiva del Mundo. El Mundo
es integral; no se puede separar ficción de realidad. Lo que llamamos
ficción forma parte de la realidad. La ficción enseña la parte oscura, no
iluminada del Mundo; hablamos de la parte no iluminada por las
descripciones científicas.
No se puede hablar pues de la verdad de la novela. La novela tiene una
interpretación configurativa del Mundo; puede incluso llegar a ser una
interpretación des-figurativa del Mundo, como en la novela
contemporánea, como en Ulises de james Joyce. Intentando romper con
las figuras acostumbradas del Mundo; buscando, mas bien, la
desfiguración, lograr liberar la fuerza figurativa, la fuerza plástica, que
hace posible las figuraciones. Desde la primera novela, Don Quijote de la
Mancha, la narrativa es crítica; cuestiona las imágenes heredas, las
interpretaciones heredadas; cuestiona, en definitiva, el Mundo heredado.
La novela se propone constituir otro Mundo. No lo hace como acción
política, sino como acción interpretativa. Busca en los detalles de la vida
cotidiana las fisuras, los resquebrajamientos, los sismos, que pueden ser
imperceptibles, por donde se hace campo el nuevo Mundo.
En relación a la novela de Jorge Amado, la discusión no es si es una novela
militante, sino si su narrativa desnuda el Mundo heredado, si logra
encontrar en los detalles esas fisuras, esos resquebrajamientos, esos
sismos, por donde se abre el nuevo Mundo. Si su narrativa logra
hacernos viajar descubriéndonos el acontecimiento Brasil de su tiempo.
Tampoco es la discusión si estamos o no de acuerdo con su mensaje
político, con la interpretación política bolchevique. Esta es la posición
política del narrador. Sino que, independientemente de la posición
política, con la que podemos estar de acuerdo o no, la narrativa se
convierte en parte del acontecimiento Brasil. Cuando una narrativa forma
parte de la memoria de un pueblo, quiere decir que ha logrado convertirse
en parte del pueblo.
Las teorías de la lectura pueden ayudarnos mucho a comprender la
intrincada relación entre lector y narrativa; desde la retórica de la ficción
hasta la fenomenología de la ficción. Ayudan a un mejor entendimiento
de lo que significa la narrativa viva; es decir, despertada por la lectura.
Lectura que forma parte del texto; pero, también forma parte de sus
bordes, de sus orillas, así como forma parte de la autonomía de la lectura,
la que inventa al mismo texto. Todo esto es sumamente importante; sin
embargo, nuestro interés, en este caso, en la lectura que hacemos de la
novela de Jorge Amado es también otro; nos interesa la novela como
fuente de la interpretación histórico-política. En ese sentido, hemos
encontrado en la novela invalorable información sobre las condiciones
pasionales de una sociedad, que atraviesa un largo periodo crítico en el
proceso de su composiciones sociales, de sus composiciones
institucionales, en su invención gigantesca de la comunidad imaginada,
de la nación. Periodo crítico que converge en lo que hemos llamado punto
de inflexión, que más bien puede ser un trazo, cuando se construye la
geopolítica regional, contrastada por la continuidad orgánica de la
permanente rebelión popular.
Vamos a retomar la novela Los subterráneos de la libertad en su tercer
volumen, Luz en el túnel, continuando con los comentarios, usos,
interpretaciones de los volúmenes anteriores, Ásperos tiempos y Agonía
de la noche.
El túnel
Carlos, de la dirección regional del partido comunista, es atrapado por la
policía. En el camino, cuando lo llevan en el coche celular, se pregunta
quién lo había entregado. Cuando en la Delegación policial descubre que
también otros compañeros habían caído, se da cuenta de la gravedad del
golpe dado por el gobierno al partido comunista. Tarda en darse cuenta
que es un ex-miembro del partido, quién estaba a cargo de las finanzas,
Heitor Magalhães, del que se dudaba sobre sus manejos del dinero del
partido, el que lo entrega. También cae Zé Pedro. No tardaran en caer
João y el Rubio, responsable de la regional. El relato es minucioso en las
violencias descomunales caídas en los cuerpos de los militantes presos;
el caso extremo es el relato de las violaciones de la mujer de Zé Pedro,
Josefa, la tortura al niño, su hijo. Josefa termina enloqueciendo. El relato
también es enaltecedor del coraje de los militantes presos, que no hablan,
resisten, a pesar de las espantosas torturas. Los pocos que quedan, que
escapan a la represión sañuda, tienen la inmensa tarea de reconstruir el
partido. Son Ramiro, el joven campesino, migrado a la ciudad, de acento
portugués, que escapó de una detención, y Mariana, esposa de João,
quienes se encargan de la reconstrucción del partido hasta la llegada del
experimentado Vitor, enviado por el partido, que llega de Bahía, donde
prácticamente el partido no había sido tocado.
También apresaron a Cícero, intelectual de prestigio, integrado al partido.
A pesar de las influencias, sobre todo de su hermano, Raimundo d'Almeida, ministro del gobierno de Getúlio Vargas, no podían liberarlo.
La policía estaba decidida a acabar con el comunismo en Brasil. Cuando,
por fin, Cícero logró salir de la cárcel fue donde sus amigos de la alta sociedad a buscar apoyo para detener la violencia descomunal contra sus
compañeros. Buscó a Hermes Resende, socialista, sociólogo connotado, que acababa de regresar de su viaje de estudios por Europa. Éste, al final
no se comprometió con ayudarlos. Su argumento para no hacerlo es que estaba muy distante del Estado Novo, además de crítico del gobierno; que
pedirles algo sería tomado como un acercamiento. Cuando quedó sólo con los que asistían a la tertulia; Resende expresó lo que pensaba:
En la librería, Hermes Resende hacía la autopsia de los comunistas:
—Por eso todo socialista honesto se aleja de ellos, de los stalinistas.
Quieren liquidar la personalidad de uno, reducir los individuos a simples máquinas a sus órdenes... Por eso están perdiendo el apoyo de los
intelectuales del mundo entero: Gide, Silone, John dos Passos... Sin
hablar ya de Rusia, donde han fusilado a lo mejor que había, los intelectuales que se oponían a los métodos de Stalin.
Resende terminó apoyando a los norteamericanos, considerándolos
demócratas, frente a los fascistas, por un lado, y frente al totalitarismo estalinista, por otro lado. Su apego a lo que concibe como civilización,
desarrollo y progreso, lo inclinan a apoyar el establecimiento de la empresa mixta, brasilera y estadounidense, de explotación de manganeso
en Valle del Rio Salgado. Resende se convierte en el difusor de las ideas democráticas norteamericanas.
El empresario norteamericano es representado en Mister John B. Carlton,
el importante hombre de negocios de Wall Street («El audaz business-man americano», como escribían algunos periódicos; «el generoso
millonario fundador de tantas instituciones beneméritas», como escribían
otros) el doctor honoris-causa por una Universidad de Georgia donde no permitían matricularse a los estudiantes negros. La asociación de este
empresario norteamericano con el empresario brasilero Jose Vale definen una de las rutas escogidas por el gobierno de Getúlio Vargas para el
desarrollo económico pregonado; esta ruta es el extractivismo, la entrega de los recursos naturales al capitalismo estadounidense.
Los militantes comunistas se encontraban en el calabozo, torturados,
desconociéndoseles todos sus derechos, sobre todo los civiles y políticos. Los miembros de la burguesía hacen gala de festines, donde conversan
de todo, desplegando en el aire su cosmopolitismo ventilado. Es notoria
su admiración por Hitler y Musolini; sobre todo admiran su radical forma de acabar con los comunistas. Los tienen como baluarte y hasta esperanza
para acabar con la Unión Soviética, raíz de los males, del comunismo que se irradia por el mundo. Aunque también en estas reuniones se
encuentran opiniones opuestas al fascismo, como la de Resende, quien, que también no está de acuerdo con el modelo estalinista, encuentra que
la garantía de la democracia se halla en la potencia del norte. También el pragmático José Vale, cree que lo mejor es apostar a los norteamericanos,
que aunque gane Hitler en Europa, en la guerra que se avecina, América es continente bajo de influencia de los Estados Unidos de Norte América.
Artur, el aristócrata, padre de Paulo, se encuentra como al medio; se considera liberal, defensor de los principios democráticos, se coloca del
lado de los norteamericanos, en la pugna entre pro-norteamericano y pro-alemanes en el gabinete; sin embargo, reconoce que Hitler es el mejor
remedio contra el comunismo.
Los getulianos declarados son, aparte del profesor Alcebíades de Morais,
Lucas Puccini, el hermano de Manuela, ahora convertido en millonario, por sus negocios turbios, y Eusebio Lima, su amigo alto funcionario del
gobierno. Hay que añadir a este estrato social al delegado de policía, Barros, famoso por su crueldad en la represión y en la asistencia en las
torturas, sobre todo descargándose placenteramente en los cuerpos indefensos de los comunistas presos.
El mapa social y político es esclarecedor. El proletariado habitando los
suburbios, barrios pobres, donde prepondera la escasez; la herencia aristocrática del Imperio habitando los barrios más cotizados de la ciudad,
compartiendo con la burguesía pujante, como es el caso de José Vale y la Comendadora La Torre. La pequeña burguesía, dispersada en toda la
geografía estratificada de la urbe, a excepción de los barrios residenciales
cotizados. Una pequeña burguesía, sin embargo, sujeta a una agitada movilidad social, hacia “arriba” y hacia “abajo”. El ejemplo de pequeño-
burgués que asciende rápidamente es Lucas; otro ejemplo, más bien, lento, es el de su amigo, el alto funcionario, Eusebio Lima, que lo ayudó
a salir de su pobreza. En contraste, Manuela, la balletista encumbrada, no se encuentra exactamente en algún lugar fijo del mapa; es como
inubicable. Cuando se convierte en amante de Paulo y todavía bailaba en un cabaret, vive en un departamento en Copacabana; después de la
ruptura con Paulo, vuelve a casa de la familia, en un barrio pobre; cuando se hace amiga de Marco Sousa, el gran arquitecto, simpatizante
comunista, habita itinerantemente las buenas las casas de Marco;
Manuela deambula de aquí para allá. Después se casa con Marco y vive en casas de holgada comodidad.
La Luz
João, el Rubio y el camarada llegado de Río discutían sobre la forma de
reconstruir la regional del partido.
Continuó la discusión. Aquellos tres hombres, tan diferentes, pero
entregados los tres a la misma causa, se complementaban, corrigiendo cada uno lo que había de poco claro en las ideas de los otros, encontrando
en la discusión la justa manera de llevar su lucha. Se hallaban ante amargas comprobaciones: la policía, con las detenciones de septiembre,
con la violencia de su acción contra el movimiento huelguista, con los sucesivos procesos, había aplicado rudos golpes a la regional del Partido.
Células enteras habían desaparecido en las fábricas, los comités de zona
estaban desorganizados, la combatividad de la masa había disminuido ante la brutalidad de la reacción. Al mismo tiempo, el gobierno intentaba
consolidar el régimen fascista impuesto al país con el golpe del 37, la infiltración imperialista se hacía más fuerte, los capitales alemanes y
norteamericanos se apoderaban de las riquezas del país. Vargas trataba de comprar políticos e intelectuales con cargos y prebendas, la vida del
pueblo se hacía más difícil, la lucha más áspera. Y ellos eran sólo unos millares de hombres en todo el país, perseguidos como ratas, amenazados
por todas partes. Y, sin embargo, la marcha de los acontecimientos dependía sobre todo de ellos, del acierto de sus decisiones, de cada
pequeño grupo de tres o cuatro hombres que se reunían en las grandes ciudades de Brasil, de la misma forma que allí estaban reunidos el Rubio,
João y el camarada llegado de Río.
La reorganización del partido es como el comienzo de la luz en el túnel.
Aunque esta reorganización va costar el apresamiento de João y el Rubio,
debido a nuevas redadas de la policía. Después de la caída de João y el
Rubio, con la llegada de Vitor, la estrategia va a ser convertir el partido
clandestino en un partido de masas. A lo largo de la novela el partido es
el referente, el polo opuesto al Estado Novo; también el cabo opuesto a
la sociedad de clases; es la promesa de la sociedad sin clases, el
socialismo. Es también el referente ético, opuesto a la decadencia de la
aristocracia, a la corrosión de la burguesía, al diletantismo del gobierno,
a la corrupción de sus colaboradores.
Mimesis
Estos cuadros de la narrativa se parecen a los escenarios de cine de las
películas de Griffith y Eisenstein. El primero, director del cine
norteamericano, cine que ya tiene su trayectoria, que con Griffith
adquiere madurez técnica y soltura expresiva; el segundo, director del
flamante cine soviético. Ambos, con sus diferencias, pues el primero juega
con dualismo, conjugados orgánicamente; en tanto que el segundo, pone
en escena oposiciones que se resuelven dialécticamente. Ambos juegan
fuertemente con contrastes, resaltando sus oposiciones, convirtiendo
estas contradicciones en símbolos de la narrativa figurativa, plástica y en
movimiento del cine. Por ejemplo, en Eisenstein el proletario es el símbolo
de la revolución, su figura resplandece en los escenarios, mostrando sus
perfiles rigurosos, recios, decididos, rodeados de una aureola ética. En
contraste los perfiles de la burguesía, de los políticos que la representan,
de los generales y oficiales que la defienden, son exaltados en sus
manifestaciones más grotescas, en sus comportamientos más ridículos,
haciendo hincapié en sus perversiones más decadentes. ¿Este
esquematismo, un tanto maniqueo, estos recursos de los contrastes,
disminuye la calidad estética de las películas de Griffith y Eisenstein? No,
de ninguna manera. Son procedimientos simbólicos, que ayudan a
transmitir el mensaje. La calidad estética del cine de Griffith y Eisenstein
no se pierde, la calidad estética, que tiene que ver con los cuadros en
movimiento, se realiza; los cuadros dinámicos de la película se logran no
tanto en la transmisión del mensaje político, sino en la capacidad de la
intuición sensible, capacidad de sintetizar el acontecimiento, de expresar
esta intuición en la narrativa figural en movimiento, logrando manifestar
la intensidad del drama. Gilles Deleuze, a propósito del cine de Griffith,
escribe:
Griffith concibió la composición de las imágenes-movimiento como una
organización, un organismo, una unidad orgánica. Su hallazgo fue ese. El
organismo es ante todo una unidad en lo diverso, es decir, un conjunto
de partes diferenciadas: están los hombres y las mujeres, los ricos y los
pobres, la ciudad y el campo, el Norte y el Sur, los interiores y los
exteriores, etc. Estas partes son tomadas en relaciones binarias que
constituyen un montaje alternado paralelo, donde la imagen de una
parte sucede a la otra de acuerdo con un ritmo. Pero es preciso también
que la parte y el conjunto entren a su vez en relación, que se intercambien
sus dimensiones relativas: en este sentido, no solo produce el
agravamiento de un detalle sino que trae aparejada una miniaturización
del conjunto, una reducción de la escena (a la escala de un niño, por
ejemplo, como el primer plano del pequeño asistiendo al drama de La
matanza). Y, más generalmente, al mostrar la manera en que los
personajes viven la escena de que forman parte, el primer plano dota al
conjunto objetivo de una subjetividad que lo iguala incluso lo rebasa (por
ejemplo, no sólo los primeros planos de combatientes alternándose con
los planos de conjunto de la batalla, o los primeros planos estupefactos
de la muchachita perseguida por el negro en El nacimiento de una
nación, sino también el primer plano de la joven asociado a las imágenes
de su pensamiento, en Enoch Arden). Por último, es preciso también
que las partes actúen y reaccionen unas sobre otras, para mostrar de qué
modo entran en conflicto y amenazan la unidad del conjunto orgánico, y
a la vez de qué modo superan el conflicto o restauran la unidad. De ciertas
partes emanan acciones que oponen el bueno con el malo, pero de otras
emanan acciones convergentes que vienen en auxilio del bueno: es la
forma del duelo desplegándose a través de todas estas acciones y
pasando por diferentes estadios114.
En lo que respecta a Eisenstein, comentando El acorazado Potemkin,
Deleuze escribe:
La espiral orgánica encuentra su ley interna en la sección áurea, que
indica un punto-cesura y divide el conjunto en dos grandes partes
oponibles pero desiguales (como el momento del cortejo fúnebre, en que
se pasa del buque a la ciudad y el movimiento se invierte). Pero cada
espira o segmento se divide a su vez en dos partes desiguales opuestas.
Y las oposiciones son múltiples: cuantitativa (uno-varios, un hombre-
varios hombres, un solo disparo-una salva, un buque-una flota),
cualitativa (las aguas-la tierra), intensiva (las tinieblas-la luz), dinámica
(movimiento ascendente y descendente, de derecha a izquierda y a la
inversa). Más aún, si se parte de la terminación de la espiral y no de su
comienzo, la sección áurea fija una nueva cesura, el punto más elevado
de inversión en vez del más bajo, engendrando otras divisiones y otras
oposiciones. Así pues, al crecer, la espiral progresa por oposiciones o
contradicciones. Pero lo que de este modo se expresa en el movimiento
del Uno desdoblándose y volviendo a formar una nueva unidad115.
114 Ver de Gilles Deleuze La imagen-movimiento. Estudios sobre cine 1. Paidós; Barcelona 1984. Págs. 52-53. 115 Ibídem: Págs. 56-57.
Un poco más abajo, sigue:
La oposición está al servicio de la unidad dialéctica, y marca su progresión
de la situación de partida a la situación de llegada. En este sentido es que
puede decirse que el conjunto se refleja en cada parte, y que cada espira
o parte reproduce el conjunto. Y esto no solo se cumple en la secuencia,
se cumple en cada imagen, que contiene también sus cesuras, sus
oposiciones, su origen y su terminación: no tiene solamente la unidad de
un elemento yuxtaponible a otros, sino la unidad genética de una “célula”
divisible en otras. Eisenstein dirá que la imagen-movimiento es célula de
montaje, y no simple elemento de montaje. En resumen, el montaje de
oposición sustituye al montaje paralelo, bajo la ley dialéctica del Uno
que se divide para formar la unidad nueva más elevada116.
Jorge Amado no hace cine, es novelista; narra con la escritura.
Ciertamente la escritura transporta figuras, imágenes, metáforas,
alegorías, constituyendo tramas; cuadros que son imaginados por el/la
lectora, que incluso los imaginan en movimiento, como si fuese una
película. En el cine se emplea, si se quiere, usando el lenguaje
correspondiente, lenguaje de la imagen; en la novela se lo hace en
lenguaje escrito. Son distintos lenguajes; en el cine, las imágenes llegan
directamente; en la escritura, las imágenes son despertadas por la
lectura. Sin embargo, se puede decir, comprendiendo estas diferencias,
que ambos, el cine y la novela, conforman tramas; aunque uno lo haga
con la imagen-movimiento y el otro la otra lo haga con el lenguaje escrito,
impreso en el papel; escritura inmóvil, muda. La voz es la del/la lectora,
las imágenes aparecen en el/la lectora, la interpretación aparece en el/la
lectora, el movimiento es recreado en el/la lectora; una vez que termina
la lectura, la trama se conforma en la memoria del lector. La trama es la
textura de estas narraciones, textura hecha en cuadros, en figuras, en
metáforas, en alegorías, aunque unas sean transmitidas de manera
directa, en el leguaje de la imagen, mientras otras sean transmitidas de
manera indirecta, en el lenguaje escrito. Lo que interesa son las
composiciones figúrales de ambas narraciones; la forma como conforman
una totalidad, que llamamos trama.
En Tiempo y narración, Paul Ricoeur dice:
Entre la actividad de narrar una historia y el carácter temporal de la
existencia humana existe una correlación que no es puramente
116 Ibídem: Pág. 57.
accidental, sino que presenta la forma de necesidad transcultural. Con
otras palabras: el tiempo se hace tiempo humano en la medida en que se
articula en modo narrativo, y la narración alcanza su plena significación
cuando se convierte en una condición de la existencia humana117.
Mimesis I
Volviendo a nuestra perspectiva móvil, a nuestra integración perceptual
de perspectivas, volviendo a la fenomenología de la percepción118, se
puede decir que la narración es la manifestación, es decir, la
exteriorización de la memoria, de planos de intensidad de la memoria.
Estos planos de intensidad se realizan en los planos de intensidad de la
escritura o de la imagen-movimiento, que es el cine. La narración
recupera el sentido inmanente, es decir, la intuición del acontecimiento,
en la forma de la trama, en esa totalidad o totalización de sentido, que se
presenta, se hace presente, se hace visible, cuando la narración lo
interpreta en el tejido figural y alegórico. Paul Ricoeur reconstruye esta
trama con la articulación e integración de tres mimesis; una que hace de
condición de posibilidad narrativa; otra que hace de configuración de la
trama; y la tercera que hace de re-figuración con la participación del/la
lectora. De la primera mimesis dice:
Cualquiera que pueda ser fuerza de innovación de la composición poética
en el campo de nuestra experiencia temporal, la composición de la trama
se enraíza en la pre-comprensión del mundo de la acción: de sus
estructuras inteligibles, de sus recursos simbólicos y de su carácter
temporal119.
Para Ricoeur la trama es una imitación de la acción; para que se haga
posible y se efectué esta imitación se requiere identificar la acción en
general por sus rasgos estructurales. La semántica de la acción daría
cuenta de esta competencia. Imitar es elaborar la significación articulada
de la acción; para lograr esto se requiere la aptitud de identificar las
mediaciones simbólicas de la acción. Las articulaciones simbólicas de la
acción son portadoras de caracteres temporales; es cuando se hace
posible realizar la capacidad de la acción para ser narrada120. Ricoeur
117 Paúl Ricoeur: Tiempo y narración. Configuración del tiempo en el relato histórico. Siglo XXI; México 1995. Pág. 113. 118 Revisar de Raúl Prada Alcoreza Acontecimiento poético. Dinámicas moleculares; La Paz 2014. Rebelión; Madrid 2014. 119 Ibídem: Págs. 115-116. 120 Ibídem: Pág. 116.
considera estos rasgos estructurales, simbólicos y temporales de la
siguiente manera:
La inteligibilidad engendrada por la construcción de la trama encuentra el
primer anclaje en nuestra competencia para utilizar de manera
significativa la red conceptual, que distingue estructuralmente el campo
de acción del movimiento físico. Hablo de la red conceptual más que del
concepto de acción para subrayar el hecho de que el propio término de
acción, tomado en el sentido estricto de lo que alguien hace, obtiene su
plena significación de los demás términos de toda la red. Las acciones
implican fines, cuya anticipación no se confunde con algún resultado
previsto o predicho, sino que compromete a aquel de quien depende la
acción. Las acciones, además, remiten a motivos, que se explican por
qué alguien hace o ha hecho algo, de un modo que distinguimos
claramente de aquel por el que un acontecimiento físico conduce a otro
acontecimiento físico. Las acciones tienen también agentes, que hacen o
pueden hacer cosas que se consideran como obra suya, como su hecho;
por consiguiente, se puede considerar a estos agentes responsables de
algunas consecuencias de sus acciones121.
La capacidad de manejar la red conceptual en su conjunto y cada término,
en tanto miembro del conjunto, es la comprensión práctica. La pregunta
es: ¿Cuál la relación de la comprensión narrativa con la comprensión
práctica? Es una relación doble, una relación de presuposición y una
relación de transformación122. Por un lado, la narración presupone
familiaridad con términos como agente, fin, medio, circunstancias, ayuda,
hostilidad, cooperación, conflicto, éxito, fracaso. Por otro lado, la
narración añade los rasgos discursivos que la distinguen de una simple
secuencia de frases de acción123.
Estos rasgos ya no pertenecen a la red conceptual de la semántica de la
acción, son rasgos sintácticos, cuya función es engendrar la composición
de las modalidades de discursos dignos de llamarse narrativos, ya se trate
de narración histórica, ya de narración de ficción. Se puede explicar la
relación entre la red conceptual de la acción y las reglas de composición
narrativa recurriendo a la distinción, familiar en semiótica, entre orden
paradigmático y orden sintagmático. En cuanto provienen del orden
paradigmático, todos los términos relativos a la acción son sincrónicos,
en el sentido de que las relaciones de intersignificación que existen entre
121 Ibídem: Págs. 116-117. 122 Ibídem: Págs. 117-118. 123 Ibídem: Pág. 118.
fines, medios, agentes, circunstancias y lo demás, son perfectamente
reversibles. En cambio, el orden sintagmático del discurso entraña el
carácter irreductible diacrónico de cualquier historia narrada124.
Cuando se pasa del orden paradigmático de la acción al orden
sintagmático de la narración, los términos de la semántica de la acción
adquieren actualidad e integración. Actualidad, cuando los términos, que
sólo tenían una significación virtual en el orden paradigmático de la
acción, adquieren una significación efectiva en el encadenamiento de las
secuencias. Integración, cuando los términos heterogéneos y
diferenciales como agentes, motivos y circunstancias se vuelven
compatibles y operan conjuntamente dentro de totalidades temporales
efectivas125.
En la novela de Jorge Amado la semiótica de la acción adquiere actualidad
e integralidad intensas en la semiótica narrativa. Es una narrativa que
condensa en la diacronía de la novela las sincronías del acontecimiento
Brasil de su tiempo. Más que a la interpretación misma de la narrativa,
hay que atender a los planos de intensidad de la experiencia social, de la
memoria social, que se repiten en los planos de intensidad de los
espesores de la narrativa. En estas transferencias y transformaciones, de
los planos de intensidad de la experiencia social a los planos de intensidad
de la narrativa, se halla el develamiento y la emergencia del sentido
inmanente del acontecimiento Brasil de ese tiempo. Que haya la
posibilidad de otros sentidos inmanentes o de otras formas del sentido
inmanente, es una cosa; empero, lo que hay que atender es el sentido
inmanente atrapado en la novela. El sentido inmanente adquiere forma,
contenido y expresión a partir de la relación pasional del autor con el
acontecimiento Brasil de su tiempo, con el proletariado, con el
campesinado, con los afrodescendientes, con los indígenas, con los
mestizos, con los migrantes pobres de su país. Con el partido comunista
del cuál es militante. Estos agentes de las acciones se convierten en los
cuerpos desde donde se percibe el Mundo. Esta actitud es ciertamente
tomar partido, si se quiere, militar, como una crítica literaria alude; este
posicionamiento no disminuye, de ninguna manera, la calidad estética de
la obra, como pretende esa crítica literaria. Este posicionamiento es tomar
lugar, territorializarse, colocarse en los sitios de la geografía social, desde
los cuales trazar perspectivas interpretativas. Las intensidades de la
124 Ibídem: Pág. 118. 125 Ibídem: Pág. 119.
novela emergen de este tomar lugar, colocarse, territorializarse. ¿Qué
pretende esa crítica literaria? ¿Neutralidad en el acto de narrar? ¿Esto es
posible? Es simplemente un supuesto discutible de la crítica literaria.
Se puede decir que en Luz en el túnel, el tercer volumen de la novela Los
subterráneos de la libertad, la trama despliega los desenlaces, cuyas
condiciones iniciales se presentan en Los ásperos tiempos, las
mediaciones y tránsitos se presentan en Agonía de la noche. Hay tres
desenlaces que queremos considerar; una es la rebelión de los caboclos
en Valle del Río Salgado; otra es el desenlace amoroso de Manuela y
Marco; y la tercera es la última escena de la novela, cuando Prestes
aparece públicamente ante el tribunal que lo juzga, donde Manuela, que
lo fue a ver, a pesar del cuidado que debería tener, por hallarse en la
clandestinidad, grita emocionada iViva Luíz Carlos Prestes!
Desenlace 1
Comencemos con la guerra anti-extractivista, así la llamaré, desatada en
Valle del Río Salgado contra la empresa mixta de explotación de
manganeso. La concesión exige expropiar de esas tierras a sus
cultivadores independientes, los campesinos e indígenas; las primeras
resistencias a las expropiaciones se dan por parte de estas composiciones
sociales y culturales. El primero en aparecer con títulos de propiedad es
el hacendado cafetalero del lugar, Venancio Florival; los segundos en
aparecer son los ingenieros, técnicos, norteamericanos de la empresa, a
los cuales se ataca en su campamento, obligándoles a huir. Los terceros
en aparecer, acompañados por el ejército, son los migrantes colonos
japonés, a quienes se les asigna tierras expropiadas con la tarea de
cultivar arroz. También son resistidos, se desata una guerra de guerrillas,
que aunque no es prolongada, por lo menos, siembra con la sangre
derramada la semilla de la rebelión. La rebelión de los caboclos es
apoyada por los trabajadores de la empresa, quienes emprenden una
huelga en apoyo a los campesinos e indígenas levantados.
El encuentro con João, en Cuiabá, modificó sustancialmente los planes de
Gonçalo. Era imposible evitar que la empresa se instalara en el valle. En consecuencia, había que sentar las bases de una labor de partido entre
los obreros contratados para el inicio de las obras. Doroteu se enroló como obrero. En Campo Grande, otros obreros de Mato Grosso hicieron lo
mismo. Fue el negro quien llevó la noticia de la sentencia en el proceso
por la posesión de las tierras iniciado por la compañía contra los caboclos.
Gonçalo había establecido una ligazón entre los tres frentes de trabajo: los caboclos del valle, junto a los que él mismo se encontraba, los obreros
del campamento, dirigidos por Doroteu, y los campesinos de las haciendas
de Venancio Florival, controlados por Nestor y Claudionor. Así, cuando llegara el momento de la resistencia de los caboclos, podrían intervenir
tanto los obreros como los campesinos.
Las detenciones en São Paulo y en Cuiabá introdujeron nuevas modificaciones: Nestor, buscado por la policía, se internó también en la
selva y era ahora el contacto con Gonçalo y Doroteu. Claudionor se había quedado en las haciendas, oculto por los aparceros y los trabajadores a
jornal.
Crecía la célula de la empresa, y había obtenido ya su primera victoria con la formación y el reconocimiento de un sindicato que reunía a los
trabajadores de la orilla del río. En cambio, había decaído el trabajo en las haciendas. Las sucesivas caravanas habían debilitado la combatividad
aún incipiente de los campesinos. Muchos no querían ni oír hablar de
aquellos asuntos, y Claudionor no tenía experiencia suficiente. También algunos caboclos habían abandonado las márgenes del río al enterarse de
la sentencia del tribunal. No habían sido muchos, sin embargo. La mayoría había decidido, de acuerdo con Nhó Vicente, continuar labrando sus
tierras y defenderlas como pudieran.
Cuando llegó Miranda con los inspectores, los caboclos pensaron que traía la orden de expulsión. Por eso siguieron a la canoa durante todo el viaje.
Gonçalo tuvo que explicarle demoradamente a Nhó Vicente la importancia de que los policías quedaran convencidos de que él ya no andaba por allí.
El viejo no quería de ningún modo ir a hablar con los policías. Fue entonces cuando Gonçalo, conocedor del regreso de Chafik, le pidió su
intervención. Gonçalo se lo pensó mucho antes de pedirle tal cosa. Hasta entonces jamás le había revelado al moro su verdadera identidad. Pero
necesitaba que los policías abandonaran el valle con la certeza de que se
había marchado definitivamente. De no ser así, seguirían en su búsqueda y sería imposible cualquier trabajo. Citó en un lugar de la selva a Chafik.
Vino el moro, acompañado de un caboclo, y Gonçalo mantuvo con él una larga conversación. Había caído la noche, y en algún lugar del río estaba
detenida la canoa con los policías.
Gonçalo se había dejado crecer una larga barba negra que le cubría el pecho y le daba un aire de santón, como uno de esos «beatos»,
predicadores del fin del mundo en la inmensidad del sertón. Le contó a Chafik parte de su historia: estaba condenado a muchos años de prisión.
Le perseguían acusándole de comunista. Ya estaban más o menos
convencidos de su fuga, y para convencerles del todo era preciso que alguien hiciera afirmaciones más concretas. Chafik, por ejemplo. El moro
oía en silencio, inclinado hacia delante, tratando de ver en la oscuridad
que les rodeaba el rostro del gigante. Gonçalo acabó diciéndole que dejaba en sus manos su libertad y su vida. Si los policías le atrapaban, su
muerte era segura.
Chafik le tendió la mano: que no se preocupara; haría lo que le pedía. Y quien luego se iría de allí era él, Chafik. Al Paraguay. Hacía tiempo que lo
tenía pensado, desde que los norteamericanos aparecieron por allí con sus aparatos y sus obreros. Si seguía en el valle, acabaría en la cárcel y
devuelto a Cayena. Principalmente ahora, cuando sentía que se acercaban acontecimientos... Gonçalo no le había contado nada, y él tampoco
preguntaba. Respetaba los secretos de los demás. Pero adivinaba que iban a ocurrir cosas serias. Y él, Chafik, no se quedaba allí. Si no, iba a
ser él quien pagara el pato.
Realmente, unos días después desapareció, sin despedirse de nadie. No
tenía nada que ver con lo que se estaba preparando en el valle, era un lobo solitario, el único bien que deseaba conservar era la libertad, aunque
para eso tuviera que vivir lejos de todo y de todos.
Gonçalo continuó oculto, esperando la expulsión de los caboclos de sus tierras.
Este cuadro es altamente sugerente; se trata de la penetración imperialista al Mato Groso. Estamos ante la reiteración de la conquista, la
colonización y la expansión de la colonialidad. Estamos ante la violencia expansiva del extractivismo colonial del capitalismo dependiente.
Estamos, en la novela, ante la preparación del enfrentamiento contra las avanzadas avasalladoras de este capitalismo extractivista. Chafik, el
comerciante árabe, amigo de Gonçalo, entrevé lo que va pasar. Es
encargado de cumplir una misión, de ratificar de que Gonçalo no se encuentra en el valle; decide después de cumplir su misión alejarse del
lugar. Muchos de los que se fueron a vivir al valle lo hicieron escapando, huyendo de la justicia; creyeron que en el fin del mundo no los irían a
buscar. Empero, aparecieron las empresas capitalista, con todo su aparataje. Es el momento de moverse. Nhó Vicente es convencido de que
todavía no se debe actuar, de que hay que esperar la llegada de la empresa. Doroteu viene huyendo de la persecución a la que es sometido
después de la huelga en Santos, Nestor y Claudionor agitan entre los campesinos. El partido se afinca en esas tierras boscosas, enfrentando la
expansión capitalista y la avanzada imperialista. Este es el comienzo del
desenlace.
Aquella primera salida fue todo un éxito para los caboclos. Habían atacado cuatro plantaciones, las más distantes, y de las cuatro habían expulsado
a los moradores y a los vigilantes. La canoa enviada por el teniente sólo pudo recoger a soldados despavoridos, tres de ellos heridos, y a
japoneses, presa del pánico. Uno de los nuevos colonos había muerto ahogado al intentar huir. Las aguas del río se habían llevado el cuerpo,
cardúmenes de pirañas aparecían en su rastro sanguinolento.
El teniente concentró a sus hombres en una de las plantaciones. Pasaron el resto de la noche sin dormir, esperando. Pero los caboclos no volvieron
aquella noche. Al amanecer murió uno de los soldados heridos. Gonçalo había estudiado durante meses la táctica más conveniente para cuando
llegara el momento de la lucha. Por otra parte, no hacía mucho, sólo dos meses, había pasado por allí el camarada João y aprobó sus planes. El
gigante le había dicho:
—No vamos a poder mantenernos en las zonas cultivadas. Aunque contemos, como espero, con la solidaridad de los obreros y tal vez la de
los jornaleros de Florival. Va a ser imposible. Si nos quedamos en las chozas, nos aplastan en pocos días.
— ¿Y qué piensas hacer, pues? —le había preguntado João. —Lo
importante es el escarmiento, ¿no? Y hacer difícil la vida de los gringos, mostrarles que esta tierra es nuestra, que sus riquezas nos pertenecen,
¿no? Y crear en los campesinos una conciencia de sus derechos sobre las tierras que trabajan, ¿no? Pues eso es lo que vamos a hacer. No serán los
caboclos los que expulsen a los norteamericanos de aquí. Eso lo harán los obreros de la empresa cuando llegue nuestro gran día. Pero los caboclos
despertarán en todo el valle un movimiento de solidaridad contra los gringos.
— ¿Y qué piensas hacer?
—Sacrificar la menos gente posible. Ya lo tengo todo combinado con Nhó Vicente: se quedarán con nosotros sólo los solteros o los que, como él,
tienen otra persona que pueda ocuparse de la familia. Estamos alejando a las mujeres y a los niños, poco a poco, hacia el interior de la selva, a
las zonas de los buscadores de diamantes, de los garimpos, para que inicien su nueva vida por allá. Hemos amontonado munición en estos
meses. Emilio vuelve cargado de cada viaje. Lucharemos mientras nos dure la munición. Durante algunos meses, tal vez, lograremos impedir
que la empresa tome posesión efectiva de estas tierras. Y si la solidaridad
marcha como pensamos, no sólo lograremos paralizar los trabajos de la
empresa, sino que daremos también una lección a Venancio Florival. — ¿Y cómo piensas llevar la lucha?
—Dejaremos que ocupen las plantaciones, y por la noche, atacaremos, un
día una, otro otra, expulsando a los japoneses. Lucha de guerrilla, ¿comprendes? Durante el día estaremos en la selva, donde no nos pueden
agarrar. Por la noche nos acercamos a la orilla y atacamos. ¿Sabes quién me dio esa idea? El viejo Vicente. Al principio yo creía que lo mejor era
que nos quedáramos en las plantaciones y que muriéramos en ellas, pero el viejo me dijo: «Amigazo, lo que aquí se necesita es hacer lo que los
bandidos...» Y tenía razón. En vez de dejarnos aplastar en una matanza de un día, vamos a sostener una lucha de meses.
João se mostró conforme. Se había reunido con Gonçalo, Emilio, el negro
Doroteu y Nestor. Había oído los informes, discutió cada detalle del trabajo en el campamento, en las haciendas, en la aldea de Tatuaçú.
Cuando se iba, Gonçalo le pidió: —Camarada, es posible que esta vez se me lleve el diablo. Ya he salido
de muchas y puede que ésta sea la última. Si es así, se acabó... Se acabó
José Gonçalo para siempre... Pero antes quisiera pedirte un favor... —Dime.
—Cuando encuentres al camarada Vitor, dile que he cumplido lo prometido. Él me mandó, en nombre del Partido, que viniera a estas
tierras a esperar aquí a los gringos para mostrarles que esta tierra es nuestra. Si muero, dile que cumplí la tarea hasta el fin.
—Quédate tranquilo. Lo haré.
En aquellos tiempos de espera, la mayor parte de las familias fue conducida al interior. Por las plantaciones de la orilla del río quedaban
caboclos decididos a defender sus tierras como fuera. Cuando Nestor llegó con el aviso, Gonçalo tomó las últimas disposiciones. Habían abierto un
claro en el bosque y allí se reunieron al abandonar sus chozas y sus campos. Y por la noche lanzaron el primer ataque. Fue un éxito total.
Soldados y japoneses, sorprendidos, sólo pensaron en la huida ante
aquellas descargas que salían de la noche. Ninguno de los caboclos cayó ni fue herido. Pero Gonçalo sabía que, en el futuro, todo iba a ser más
difícil.
El teniente esperaba impaciente la vuelta de las canoas. Al fin, cuando la mañana iba ya alta, aparecieron, cargadas de japoneses, de obreros, de
capataces, bajo el mando del mismo ingeniero norteamericano de la víspera. El teniente abrió los brazos, con un gesto de dramatismo
espectacular: —Lo que necesito son soldados, no a esta gente...
El ingeniero norteamericano casi dejó caer la pipa cuando vio a los heridos y se enteró de los acontecimientos de la noche.
— ¡Ya se lo dije! ¡Ya se lo dije! —repetía el teniente, furioso—. Yo ya lo
sabía...
El jefe de los colonos japoneses, llegado también con las canoas, exigía la vuelta inmediata de todos los colonos a la sede de la empresa. Ahora
era el norteamericano quien se rascaba la cabeza, sin saber qué hacer. Al fin, después de largos conciliábulos, se decidió que las canoas regresarían
con los obreros y los japoneses, y que volverían el mismo día con nuevos soldados. No podían pensar, efectivamente, en construir nuevos
barracones hasta haber eliminado a los caboclos.
Cuando, al caer de la tarde, volvieron una vez más las canoas de la sede de la empresa, los soldados fueron atacados con fuego cerrado desde la
selva. Respondieron, pero era difícil disparar desde las canoas. El ingeniero norteamericano, armado con un colt, ordenó el atraque de las
canoas a la orilla para lanzar a los soldados contra los caboclos,
aprovechando aquella ocasión en que se aventuraban durante el día. Pero no llegó siquiera a acabar las explicaciones: una bala le alcanzó en plena
frente y rodó sobre los soldados. Luego, cuando cesaron las descargas, las canoas pudieron continuar su viaje hasta la cabaña de Emilio, donde
el teniente había reunido a los soldados.
Sólo allí encendieron hogueras. Las plantaciones estaban abandonadas. Una canoa volvió a la sede de la empresa con el cadáver del ingeniero.
En los periódicos de Río y de Sao Paulo empezaron a aparecer las primeras noticias de lo que ocurría en el valle. Aquella noche, los caboclos no
atacaron.
La acción por excelencia es esta rebelión de los caboclos, acompañada
por la huelga de los trabajadores de la empresa extractivista de
manganeso. La rebelión es la textura de la acción en la novela, textura de la rebelión que sostiene la textura simbólica. El segundo anclaje de la
composición narrativa, que da lugar a la comprensión práctica, radica en los recursos simbólicos del campo práctico. Los recursos simbólicos
determinan qué aspectos del hacer, del poder hacer y del saber-poder-hacer devienen en la transposición poética. La acción es susceptible de
narrativa; se encuentra integrada y atravesada por signos, reglas, normas; está mediatizada simbólicamente126. De acuerdo a Ernst
126 Ibídem: pág. 119.
Cassirer, las formas simbólicas son procesos culturales que articulan toda
experiencia127. Ricoeur, retomando a Cassirer y recogiendo a Clifford Geertz, asume que el simbolismo no se encuentra en la mente, no es una
operación psicológica, sino una significación incorporada a la acción,
descifrable y decodificable por la participación de los actores en el juego social128. Antes de incorporarse a la interpretación, los símbolos son
interpretantes inmanentes de la acción. El símbolo también incorpora la idea de regla en sentido de norma. Comparando los códigos culturales
con los códigos genéticos, los primeros son como programas de comportamiento; los códigos culturales se han edificado en las zonas de
derrumbe de la regulación genética. Se puede hablar de transición de la idea de significación inmanente a la regla de descripción, de aquí la
transición a la idea de norma129.
La acción en la novela es la lucha de clases. La rebelión indígena y campesina, apoyada por la huelga de los trabajadores de la empresa
extractivista, la agitación proletaria en las ciudades, es el entramado activo y simbólico que hace de substrato de la novela. La discusión que
se puede derivar de la lectura de Tiempo y narración es si se puede hablar
de una narrativa o, si se quiere, de una pre-narrativa, de la acción, de las prácticas sociales. Esta discusión atañe al tercer rasgo de la pre-
comprensión de la acción, que concierne a los caracteres temporales, que sostienen las configuraciones del tiempo narrativo. No olvidemos que la
comprensión de la acción reconoce en la acción estructuras temporales, que conforman la narración. Lo importante, en este caso, es el
intercambio que la acción efectiva pone de manifiesto entre las dimensiones temporales. No hay tiempo futuro, tampoco un tiempo
pasado, ni un tiempo presente; siguiendo la tesis de Agustín, hay un presente de las cosas futuras, un presente de las cosas pasadas y un
presente de las cosas presentes. De esta manera nos encaminamos a la investigación de la estructura temporal más primitiva de la acción; lo
imprescindible es el modo como la praxis cotidiana ordena, uno con respecto al otro, el presente del futuro, el presente del pasado y el
presente del presente. Esta articulación práctica constituye el inductor
más elemental de la narración130. Sobre la matriz de la intra-temporalidad emergen las configuraciones narrativas y las formas más elaboradas de
la temporalidad correspondientes131.
127 Ver de Ernst Cassirer Filosofía de las formas jurídicas. Fondo de Cultura Económica; México. 128 Paul Ricoeur: Ob. Cit.; Pág. 120. 129 Ibídem: Pág. 122. 130 Ibídem: Págs. 123-125. 131 Ibídem: Pág. 129.
En resumen, la riqueza del sentido de la mimesis I, que consiste en imitar,
representar la acción, es comprender en qué consiste el obrar humano; su semántica, su realidad simbólica, su temporalidad. Este substrato de
la pre-comprensión, compartida por el narrador y el/la lectora, que
sostiene la construcción de la trama, por lo tanto, de la mimética textual y literaria132.
Mimesis II
La segunda mimesis corresponde a la conformación de la trama. Paul Ricoeur dice que:
La trama es mediadora por tres razones al menos. En primer lugar, media
entre acontecimientos o incidentes individuales y una historia tomada como todo. A este respecto se puede decir equivalentemente que extrae
una historia sensata de una serie de acontecimientos o incidentes (los pragmata de Aristóteles); o que transforma estos acontecimientos o
incidentes en una historia133.
Siguiendo el razonamiento, anota:
En segundo lugar, la construcción de la trama integra juntos factores tan
heterogéneos como agentes, fines, medios, interacciones, circunstancias, resultados inesperados, etc134.
A continuación:
La trama es mediadora por un tercer motivo: el de sus caracteres
temporales propios. Por generalización, ellos nos autorizan a llamar a la trama la síntesis de lo heterogéneo135.
La trama es la solución a la paradoja ocasionada, ilumina lo que pone en
evidencia el concepto concordancia-discordancia; la solución es el propio
acto poético. El acto poético extrae de la sucesión la configuración. El relato aparece como historia, la misma que puede ser continuada. Ricoeur
dice que continuar una historia es avanzar en medio de contingencias y de peripecias bajo la égida de la espera, que halla su cumplimiento en la
conclusión. La comprensión de la historia se constituye en el logro de la intuición de cómo y por qué los sucesivos episodios han convergido en
132 Ibídem: Pág. 129. 133 Ibídem: Pág. 131. 134 Ibídem: Pág. 132. 135 Ibídem: Pág. 132.
esta conclusión. Desenlace, que lejos de ser previsible, aparece como
aceptable; es decir como congruente con los episodios reunidos136. Esta es la dimensión episódica de la mimesis II; la dimensión configurante, de
manera distinta, presenta rasgos temporales inversos a la dimensión
episódica.
En primer lugar, la disposición configurante transforma la sucesión de los acontecimientos en una totalidad significante, que es el correlato del acto
de reunir acontecimientos y hace que la historia se deje seguir. Merced a este acto reflexivo, toda la trama puede traducirse en “pensamiento”, que
no es otro que su “punta” o su “tema”137.
En segundo lugar, la configuración de la trama impone a la sucesión indefinida de los incidentes “el sentido de punto final”.
En tercer lugar, la reconsideración de la historia narrada, regida como
totalidad por su manera de acabar, constituye una alternativa a la representación del tiempo como transcurriendo del pasado hacia el futuro,
según la metáfora bien conocida de la “flecha del tiempo”.
Quedan dos rasgos complementarios del acto configurante, que hacen de
puente entre la mimesis II y la mimesis III; estos rasgos son la esquematización y la tradicionalidad. El esquematismo une el
entendimiento y la intuición, generando síntesis intelectivas e intuitivas. El esquematismo se constituye en una historia que tiene todos los
caracteres de una tradición. Se entiende por tradición la transmisión viva de una innovación capaz de reactivarse constantemente, retornando a los
momentos más creadores del hacer poético. De este modo, la tradicionalidad se cosecha con rasgos nuevos, incrementando la relación
de faena con el tiempo. La constitución de una tradición descansa en el juego de innovación y de sedimentación. La sedimentación se produce en
múltiples planos, espesor que exige reflexión en el uso del término paradigmático. La sedimentación se remite a los paradigmas que
constituyen la tipología de la construcción de la trama. Estos paradigmas
proceden de la historia sedimentada cuya génesis se ha borrado138. Integrando forma, género y tipo conformamos el paradigma; entonces, el
paradigma emerge de la labor de la imaginación creadora en los múltiples planos139.
136 Ibídem: Pág. 134. 137 Ibídem: Pág. 134. 138 Ibídem: Págs. 135-136. 139 Ibídem: Pág. 137.
El otro polo de la tradición, la innovación, es correlativa de la
sedimentación. Siempre hay lugar para la innovación; lo que se crea, en la poiesis del poema, de la narrativa, es una obra singular. Puede verse
que los paradigmas constituyen la gramática que regula la composición
de obras nuevas. La desviación acontece en todos los planos; en los tipos, en los géneros, en la trama, tejido de concordancia-discordancia. La
posibilidad de desviación se realiza en los lazos de la relación entre paradigmas sedimentados y obras efectivas. La desviación puede alcanzar
la forma extrema de cisma, lo contrario a la aplicación servil. En cambio, la deformación regulada se sitúa como eje medio, alrededor del cual se
distribuyen las modalidades de cambio de los paradigmas por aplicación140.
Entramado
Hay momentos en la novela cuando todos los planos de intensidad de la
narración se entrelazan. Uno de esos momentos se da en el escenario de regocijo de las reuniones acostumbradas de la burguesía y la aristocracia.
Como siempre se ventila el saber cosmopolita de las clases dominantes;
sin embargo, esta vez, se siente en la atmósfera tensión y preocupación por la reaparición de la agitación comunista, también por el prestigio
legendario de Prestes. Están presentes todos los actores de la dominación. Se encuentra presente el abogado aristócrata Artur Carneiro
Macedo da Rocha, el burgués banquero Costa Vale, la infaltable Marieta, esposa del banquero, acompañados por el conde Saslawski, llegado de
Europa para quedarse a vivir en Brasil, escapando de la guerra. No se encuentran presentes Paulo y Rosinha, casados por conveniencia, quienes
todavía se hallaban en Europa, donde Paulo ejercía de diplomático en la ciudad luz, París, después trasladado a Lisboa, para sacarlos del ambiente
de la guerra. No podía faltar el obeso poeta Shopel, a quien aquella prueba de la existencia y la actividad de los comunistas aterrorizaba hasta el
punto de dejarle casi mudo. Está presente la comendadora da Torre, tía ricachona de Rosinha y Alina; burguesa, empresaria de textiles, con la
misma trayectoria de Costa Vale, cuya movilidad social los eleva hasta los
estratos sociales más altos. Aparece en estos escenarios Lucas Puccini, hermano de Manuela, la balletista encumbrada; Lucas parece emprender
el mismo recorrido que Costa Vale y la comendadora da Torre. No podía faltar el hacendado Venancio Florival, exigiendo la pena de muerte para
todos los comunistas, tras un juicio sumario; tampoco el profesor Alcebíades de Morais, haciendo el elogio del nazismo y fascismo europeos.
A estas reuniones no dejaba de faltar Susana Vieira, casada también por conveniencia con Bertinho Soares, casi por un acuerdo, para guardar las
140 Ibídem: Págs. 138-139.
apariencias de semi-virgen; Susana participa de una compañía de teatro
suave, “Los Ángeles”, apoyada por el gobierno. A estas reuniones se incorpora Teodor Grant, diplomático norteamericano, culto y políglota,
ocultando su verdadera condición de agente del FBI.
El plano de intensidad escenificado es el de regocijo y cordialidad de la
reunión de la clase dominante; sobre este plano y atravesándolo, aparecen los otros planos de intensidad, los relativos a la rebelión y la
agitación social, aunque aparecen mencionados en las conversaciones. También aparece mencionado el plano de intensidad de la segunda guerra
mundial. Con menos persistencia, pero mencionado acaloradamente, aparece el plano de intensidad de la columna Prestes, su larga marcha,
su incorporación al partido comunista, su rebelión y subversión permanente, su prestigio que aterra a aristócratas y burgueses, su
encarcelamiento. Así mismo, aunque casi fantasmagóricamente, aparece tenuemente, como sopesando el ambiente, el plano de intensidad del
Estado Novo.
Uno de los entramados recargados de la narrativa se encuentra en este
relato. Lo sugerente es que en esta parte de la narración se hallan reunidos los motivos del desenlace, expuestos elocuentemente por estos
personajes de la clase dominante. También aparecen descritos los entretelones de las relaciones sociales, de las relaciones de alianzas, las
pequeñas estrategias y las veleidosas tácticas de las minúsculas pugnas del micro-poder grupal; los cálculos y las seducciones artificiales,
derrochando esplendor estridente y comediante de engreídos personajes.
—A veces pienso —dijo Artur Carneiro Macedo da Rocha, alzando la copa
de cristal y mirando a través de su fina materia transparente—, que nadie podrá vencerles jamás... Que luchamos por una causa perdida...
—Ya me dijiste eso una vez, y te respondí que era estúpido pensar así, que es una teoría suicida. Y me dan asco los suicidas: son unos
desertores. Sé que no es fácil terminar con los comunistas: son como la
mala hierba, hay que arrancar hasta las últimas raíces.
Costa Vale engulló un trago de whisky. Estaban en el despacho del banquero, la tarde del mismo día en que aparecieron las banderas rojas
en los cables. En la sala, abierta sobre el jardín, estaban los amigos de la casa, alrededor de Marieta, convocados para una cena en honor del conde
Saslawski, llegado de Europa para quedarse a vivir en Brasil. Comentaban todos la audacia de los comunistas. Aquellas banderolas y aquellas
inscripciones murales habían relegado a un segundo plano al conde, con
su aire romántico de fugitivo de la guerra y sus noticias recientes de Paulo
y Rosinha.
En cuanto entraba un invitado nuevo, se reanudaban los comentarios
sobre la reaparición pública del Partido Comunista, sobre aquellas banderas que ondeaban sobre los cables en el Largo da Sé, sobre las
inscripciones en pleno centro, incluso en la fachada del banco de Costa Vale. Todos ellos: el poeta Shopel, a quien aquella prueba de la existencia
y la actividad de los comunistas aterrorizaba hasta el punto de dejarle casi mudo; la comendadora da Torre, con sus ojitos vivos echando chispas
de rabia, bramando contra la incapacidad de la policía; Lucas Puccini, proclamando la necesidad de una hábil política laboral que desconcertara
a los obreros; el hacendado Venancio Florival, exigiendo la pena de muerte para todos los comunistas, tras un juicio sumario; el profesor
Alcebíades de Morais haciendo el elogio de Hitler, de Mussolini y de Salazar. Sólo Susana Vieira no sabía nada de nada. No se había enterado
de los hechos hasta llegar a la reunión: — ¡Ay, hija mía! No sabía nada... Estamos ensayando una obra nueva,
norteamericana, y no pienso en otra cosa... Pero es que esos comunistas
son realmente infernales... ¡Qué horror! Hasta en la compañía hay gente que simpatiza con ellos...
“Los Ángeles” habían terminado la temporada en São Paulo y preparaban
ahora el repertorio para el año próximo, en Río. Bertinho andaba por la capital de la República en confabulaciones con el ministro de Educación
para obtener un teatro permanente y una subvención mayor que la del año anterior. Pero sólo Teodor Grant se interesó por las noticias teatrales
de Susana. ¿O sea, que entre la gente de la compañía, formada por muchachos de la mejor sociedad de São Paulo, había también gente que
simpatizaba con el comunismo?
¡Vaya si la había!, respondió Susana: desde que la compañía se había profesionalizado, tras el éxito del primer año, habían ingresado en ella
artistas procedentes de otros medios, y algunos no ocultaban sus
simpatías por el comunismo. Se pasaban el día elogiando al teatro soviético, presentándolo como el mejor del mundo... El agregado cultural
del consulado de los Estados Unidos se interesaba por el asunto, quería saber los nombres de aquellos simpatizantes del comunismo... Los demás
se habían enredado en una discusión acalorada sobre los medios más eficaces para acabar con aquella «peste», como decía el profesor
Alcebíades de Morais.
El conde Saslawski, en un francés de pronunciación perfecta, intervenía en la discusión. Hablaba de la Polonia de antes de la guerra, donde, según
él, el Gobierno había conseguido extirpar toda influencia comunista. Las
mujeres escuchaban atentas, y hasta Susana Vieira abandonó a Teo Grant para ir a sentarse junto al conde, cuyo perfil eslavo le encantaba. El conde
había llegado a Brasil pocas semanas antes, con cartas de recomendación
de Paulo y de Rosinha para la comendadora y para Costa Vale. Le habían introducido en sociedad y su éxito había sido inmediato: circulaban
historias sobre él, sobre la nobleza de su familia, sobre la fortuna que poseía en tierras y en acciones de fábricas y empresas, allá en Polonia.
Sólo que la mayoría de las tierras quedaban en las comarcas ucranianas ahora recuperadas por la U.R.S.S. y, en cuanto al capital invertido en las
fábricas, nada sabía el conde de él desde la invasión alemana. Sus padres, su hermana, su cuñada, habían conseguido refugiarse en Francia, y él
esperaba poder traerles a Brasil. Sólo el hermano menor había quedado en Polonia, al cuidado de los intereses de la familia. Todo aquello rodeaba
al conde de una atmósfera romántica que atraía a las mujeres. El conde, con su voz melosa de gigoló, hablaba de sus ricas tierras ucranianas: por
lo que había logrado saber, los bolcheviques las habían entregado a los campesinos, antes sus siervos. Pero, sonreía el conde, cuando la guerra
terminara, volvería, e iba a enseñarles a aquellos bandidos... Imagínense
qué absurdo: su pabellón de caza, una preciosidad, había sido transformado en «club de cultura» para los campesinos. «Club de cultura»
para unos analfabetos. Hasta daban ganas de reír...
No reía, pero sonreía hacia Alina da Torre, en quien había puesto los ojos desde que había llegado a São Paulo: al fin y al cabo, no era un empleo
lo que buscaba el conde Saslawski. Sus títulos de nobleza le impedían dedicarse a ciertos trabajos, le explicó a la comendadora cuando ésta,
para quedar bien con Paulo y con Rosinha, le ofreció veladamente un cargo directivo en sus empresas. De todas las ofertas hechas al conde, la
única que le parecía compatible con su dignidad era el puesto de director artístico de un casino en las playas de Santos. Bertinho Soares estaba
empeñado en conseguírselo. Mientras esperaba, el conde rondaba a la sobrina de la comendadora. Ya desde Europa traía aquellos planes, al oír
a Rosinha hablar de su hermana y de la fortuna de la tía. Por eso Lucas
Puccini lo miraba con ojos cargados de desconfianza, aunque la comendadora le había explicado días antes:
—Si ese conde de la puñeta se cree que se me va a meter en casa y a sorberle los sesos a Alina, está pero que muy equivocado. Para nobles,
me basta con Paulo. Me basta y me sobra...
Las mujeres se compadecían del conde, en comentarios llenos de simpatía, mientras Venancio Florival exigía a gritos la pena de muerte
para todos los comunistas.
Costa Vale arrancó de aquel barullo a Artur Carneiro Macedo da Rocha y
se lo llevó al despacho silencioso donde saboreaban el whisky, comentando, ellos también, los últimos acontecimientos. Durante meses,
todo había estado tranquilo y en calma. Artur recordaba las declaraciones
del jefe de policía sobre la completa liquidación del Partido Comunista de Brasil: hecho que había reconciliado a Costa Vale con el gobierno. Y ahora,
comenzaban a actuar los comunistas, y nuevamente habían aparecido inscripciones a brochazos en los muros del banco, en las paredes de las
fábricas. Otra vez se hacía sentir aquella inquietante presencia. No tardarían en volver las huelgas, la agitación en los medios obreros, las
dificultades para el trabajo en el Valle de Rio Salgado, las consignas contra el capital norteamericano.
La voz del banquero, fría y dura, replicaba a la frase pesimista del ex-
ministro: —Hay que aplastarles sin piedad, cortarles la cabeza...
Con la uña bien cuidada del dedo índice, Artur arranca sonoridades casi musicales del vaso de cristal:
— ¿Cuántas veces nos han dicho, amigo José, que el comunismo estaba
liquidado? Son ya tantas... Para liquidarlo pusiste tú en marcha el golpe del Estado Novo. ¿Cuál es el resultado? ¿De qué sirve detener y condenar?
El pueblo cree en ellos cada vez más. Cree cada vez más en Prestes... —Te lo dije ya una vez: hay que cortar cabezas, arrancar el mal de raíz.
Y hay que hacer fundamentalmente dos cosas —su voz tenía el tono conminatorio de un general explicando el plan de la batalla decisiva—. Sí,
para acabar con el comunismo aquí, en Brasil, necesitamos dos cosas: primero, acabar con él en Rusia. Y de eso va a encargarse Hitler; no
tenemos por qué inquietarnos. La segunda es cosa nuestra: acabar con el prestigio de Prestes.
— ¿Con el prestigio de Prestes? Es difícil... Cuanto más lo juzguen y condenen, más prestigiado va a salir...
—Depende de la forma como le condenen. He pensado mucho en eso. Hay que acabar con el prestigio de Prestes, y de este modo acabamos con
el Partido. No bastan los golpes, estoy de acuerdo contigo: sólo un animal
como Venancio puede pensar así. Tenemos que actuar de modo inteligente.
— ¿Y qué aconsejas? ¿Qué piensas hacer? —Tenemos delante el nuevo proceso contra Prestes. ¿No has notado la
propaganda que se hace a su alrededor? —Sí, presentándole como si fuera un asesino, un ladrón, un delincuente
común... —Exactamente. Hablé en Río sobre eso. Hay que dar una imagen
repulsiva de Prestes. Eso es lo que necesitamos. El proceso está bien tramado, y nada importa que las acusaciones sean o no verdaderas. Tú
bien sabes que cuanto mayor es la calumnia, más posibilidades tiene de
parecer verdad. Pero había una cosa equivocada: la manera de realizar el proceso. La verdad es que los procesos contra los comunistas se realizan
casi a escondidas, sin la presencia de los acusados, a puerta cerrada. El
resultado de este método es contrario al que deseamos. El pueblo cree que se le esconde algo, ¿comprendes?
—Es un poco sutil todo eso... —No hay ninguna sutileza. Vamos a ver: piénsalo. Si juzgamos a Prestes
públicamente, acusándole de todo lo que le acusamos, si le colocamos como un reo ante el pueblo, si abrimos las puertas del tribunal, si
proclamamos su indignidad ante todo el mundo, ¡adiós a su prestigio! El prestigio se gana en muchos años, pero puede perderse en un minuto. Y
eso es lo que vamos a hacer: liquidar esa aureola de héroe que envuelve a Prestes. El pueblo debe verle en el banquillo de los acusados, condenado
por asesinato y como ladrón vulgar. Hay que hundirle, ¿comprendes? Y si se acaba con el mito Prestes, va a ser muy fácil acabar con el resto del
Partido. Habremos arrancado las raíces del prestigio comunista... —Sí. Tal vez tengas razón...
—Desde luego que tengo razón. Hablé con los del Tribunal de Seguridad.
Que Prestes sea juzgado públicamente, que le concedan la palabra para que pueda defenderse, así se va a enterrar, y enterrará con él el prestigio
de su maldito Partido. Desencadenaremos una campaña contra él, le acusaremos de cualquier cosa. Para eso tenemos a Shopel, a Saquila, a
la prensa. De nada sirve andar deteniendo y condenando a gente si no golpeamos donde debemos golpear. Acabar con el prestigio de Prestes,
terminar con ese respeto que le tienen, con la esperanza que ponen en él. Eso representa por lo menos avanzar la mitad en la lucha contra el
comunismo. Después, sólo queda esperar que Hitler le prenda fuego al Kremlin. Con Prestes desprestigiado aquí, y con Stalin ahorcado en Moscú,
podemos dormir tranquilos. Del comunismo no quedará ni el recuerdo.
Artur bebió el resto del whisky: —Así sea. No deseo otra cosa...
José Costa Vale le lanzó una mirada:
—Tú eres un débil, Artur. Sois vosotros, los hombres como tú, los que permitís el avance del comunismo en el mundo. Tú perteneces a un
tiempo pasado, aún crees en ciertas palabras huecas como democracia y libertad. Hoy, querido amigo, los tiempos son muy otros. Tenemos que
golpear duro. Estamos en los tiempos de Hitler, de Mussolini. Ya ves como ésos acabaron con el comunismo en sus países. Pues bien: nosotros
vamos a hacer lo mismo aquí. Y, para empezar, vamos a acabar con Prestes, a dejarle reducido a polvo ante el pueblo. Me gustaría que fueras
a Río, para asistir al juicio.
Notas de piano, llegadas de la sala, penetraban en el despacho. Teo Grant
estaba cantando. Costa Vale escuchó un instante. —Sí. Porque, o acabamos con el prestigio de ese bandido, de ese Prestes
que sustenta la esperanza de esa canalla, o ellos, un día, acabarán con
nosotros... Leí hace poco en una hoja de esas que publican nadie sabe cómo, que Prestes es la luz que ilumina el camino del pueblo. Pues bien:
vamos a ahogar esa luz en el barro, amigo Artur...
Artur se servía más whisky: —Sí, tienes razón. Liquidado Prestes, se acabó el comunismo en Brasil.
Mañana por la mañana mandaré comprar un pasaje de avión para Río. Asistiré al juicio. Está señalado para pasado mañana, ¿no?
Costa Vale se metió la mano en el bolsillo de la chaqueta:
—Ya está comprado... —Y entregó a Artur un billete de avión—. Para el avión de las once. Venancio Florival será tu compañero de viaje.
— ¿Y qué va a hacer ese hombre a Río? El banquero sonrió:
—El gobierno le nombrará interventor en Mato Grosso. Ahora, el estado
de Mato Grosso es una especie de dependencia de la empresa del Valle de
Rio Salgado...
—Y él es el interventor... —Exactamente. Un cargo de la empresa...
Sus ojos fríos mostraban tal decisión que el diputado bajó la cabeza y cambió de tema. Aprovechó las notas altas de la canción, allá en la sala:
—Canta bien, ese Teodor Grant... —Y sabe dónde tiene la cabeza. Esos norteamericanos saben lo que
hacen. Son los amos del mundo, Artur...
Mímesis III
Por último, el tercer momento de la mimesis, se encuentra en la intersección entre el mundo del texto y el mundo del oyente/del
vidente/del lector, entre el mundo configurado por el poema, por la narración, y el mundo donde la acción efectiva se despliega,
desenvolviendo su temporalidad específica141. En otros escritos, nos hemos referido a la mimesis, a los tres momentos de la mimesis,
141 Ibídem: Pág. 140.
comprendiendo que se da una transformación figural; llamamos a la
mimesis I, mimesis II y Mimesis III, figuración, configuración y re-figuración. Proponiendo entonces, que la mimesis III corresponde a la
re-figuración; es decir, a la interpretación del oyente, vidente y lector142.
Ciertamente la re-figuración la hace el/la lectora; sin embargo, como umbral de esta re-figuración, la narrativa dispone de relatos donde coloca
mensajes, cuando los valores plantados se hacen carne en personajes heroicos, entregados a la causa, combatientes por la emancipación de la
humanidad. Uno de esos relatos, intenso en el cuadro de solidaridad, aparece en plena retirada del ejército republicano, después de la derrota
en la guerra civil española. También es elocuente el cuadro en lo que respecta a la descripción de los juegos políticos y diplomáticos de las
democracias europeas, que prefieren entregar España a los fascistas, pretendiendo calmar los ánimos belicistas de Hitler. De la misma manera
entregan Checoslovaquia a la expansión nazi, buscando el mismo objetivo, evitar la guerra, sacrificando estos países a la violencia nazi y
fascista. Bajo estos mismos juegos políticos, los refugiados eran
encerrados en campos de concentración, una vez que llegaban a Francia, una vez que los militares republicanos entregaban las armas. El costo de
esta política cobarde y de la diplomacia pomposa va a ser muy alto para Europa, sobre todo para Francia.
Por esa misma época, en febrero, dos hombres se encontraron y se reconocieron en medio de la multitud de soldados y paisanos, en la
frontera de Francia con España. Una dramática procesión de fugitivos cruzaba los Pirineos aquel invierno.
Los aviones alemanes, los nazis de la Legión Cóndor, volaban sobre la
multitud en retirada, ametrallando al azar, dejando en el rastro de su ruido asesino cadáveres de viejos, mujeres y niños. Carros tirados por
jumentos y por bueyes, empujados por hombres, cunas transformadas en
carretillas, los más variados y primitivos medios de locomoción llevaban las parcas pertenencias de los fugitivos: colchones, cacerolas, trapos,
arcas y baúles antiguos, cuadros de santos católicos, y también abuelos paralíticos, niños recién nacidos. Los soldados italianos, de las legiones
fascistas de Mussolini, y los moros de Franco, marchaban ávidos tras los pasos de los fugitivos. A veces, algunos de éstos se quedaban atrás,
cortados por una columna de soldados enemigos, y para ellos terminaba
142 Revisar de Raul Prada Alcoreza Pensar es devenir. Pensar es Devenir. De Kant a Foucault. Punto Cero. Universidad Nuestra Señora de La Paz; La Paz 1999. Dinámicas moleculares; La paz 2013.
toda esperanza. La sangre empapaba la blancura de la nieve, los
cadáveres yacían junto a los árboles deshojados. Una madre, aún joven, marchaba llevando en sus brazos el cuerpo sin vida de su hijo. A su lado,
apoyado en un bastón, un viejo, abuelo quizá del niño, no podía contener
las lágrimas. Apolinário, con el uniforme de comandante del Ejército Republicano Español, mantenía el orden entre sus soldados:
—No estamos huyendo. Nos estamos retirando como soldados de la República, con disciplina y orden.
Y su autoridad se imponía. Una leyenda de gloria rodeaba a aquel joven
oficial brasileño. Sus hechos se cantaban en los romanceros de la guerra.
Y en torno a la nieve y el frío, las escarpadas montañas. El trágico invierno de la derrota, la fúnebre procesión de fugitivos. Apolinário recordaba las
descripciones de las retiradas en el Nordeste brasileño, en los años de sequía. Pero aquí aún era más terrible: toda aquella población, millares y
millares de familias, abandonaba su patria vendida, dejaba tras sí todo lo que había amado, lo que hasta entonces había constituido su vida. Partían
para tierras que no eran las suyas, iban a empezar su vida de nuevo en
un país extraño, de lengua diferente, de diversas costumbres. Los ojos se volvían hacia el camino recorrido como despidiéndose de los paisajes
maternos, del suelo de la patria.
Tres batallones de soldados republicanos, los últimos en cruzar los Pirineos, marchaban difícilmente entre la masa confusa de los fugitivos.
Apolinário mandaba uno de los batallones y había recibido la orden de cubrir la retaguardia de los otros dos y de la columna de civiles. Los
soldados franquistas se aproximaban. Dijo a sus oficiales: —Vamos a tener el honor de retirarnos combatiendo. Vamos a demostrar
a los falangistas lo que valen los soldados antifascistas...
Vigilaron la montaña mientras los otros dos batallones partían, protegiendo a la multitud de civiles en su retirada. Los soldados de Franco
y de Mussolini avanzaban con ansia de matar. Fueron recibidos por el
fuego cerrado del batallón de Apolinário. Así, combatiendo, defendiendo cada palmo de la montaña, retrocedían hacia la frontera dando tiempo a
que la atravesaran los civiles. Fueron los últimos soldados en cruzarla, y Apolinário sólo la atravesó cuando el último de sus hombres había pasado
ya. Campesinos franceses traían alimentos y vino para los españoles.
Allí estaban ya los otros dos batallones y una enorme masa de exiliados. Era de noche, y el viento gélido, el frío y el hambre les abrumaban. Los
soldados derribaron unos árboles para encender hogueras en torno de las cuales se tumbaban los fugitivos, incapaces de resistir la fatiga. Fue
aquella noche cuando Apolinário se encontró con el sargento Franta
Tyburec, ahora teniente. El checo, dirigiendo a un grupo de soldados en la preparación de las hogueras, identificó en seguida a su antiguo
conocido:
— ¡Pero, si es el brasileño...!
Durante aquellos años de guerra, Apolinário había visto tanta gente, había tratado con hombres de tantas nacionalidades que, de inmediato, se
quedó sin saber quién era aquel teniente y dónde le había conocido. — ¿No te acuerdas ya de mí? Franta Tyburec, sargento checo de la brigada
Dimitrov, cuando aún había brigadas internacionales... Nos encontramos ¿te acuerdas? en...
De repente, toda la escena volvió a la memoria de Apolinário: veía al
entonces sargento arrastrándose por el campo; habían creído que era un nazi, responsable del asesinato de una familia de campesinos. Después,
el sargento le había dejado un periódico con noticias de la huelga de Santos, habían bebido juntos a la salud de Prestes y de Gottwald. Se
abrazaron entonces, y el checo dijo:
—Se ha acabado nuestra guerra... Pero si ellos creen que se acabó para siempre, están muy equivocados. Un día volverá a sus casas el pueblo
español, y en ese día quiero de nuevo estar con él.
Volvía sus ojos hacia la frontera española. En cualquier parte, muy lejos, estaba la tumba de Consolación, la muchacha madrileña, el amor de su
vida. Cuando fueron disueltas las brigadas internacionales, Franta, como Apolinário, había continuado en España. Arrancó los ojos de la dirección
de la frontera, y se alejó andando con el oficial brasileño: —Mañana tenemos que acercarnos a un pueblo próximo. Creo que se
llama Prats de Molló. Ahí tenemos que entregar las armas a las autoridades francesas...
Apolinário asintió:
—Sí. Lo sabía ya.
El viento helado penetraba a través de los capotes, cortando como agujas afiladas. Franta Tyburec se detuvo y preguntó inesperadamente:
— ¿Y cómo van las cosas por tu país? —Mal. Un gobierno fascista, el terror policíaco. Están matando a los
camaradas. El rostro del checo, rostro franco de obrero, reflejaba sus emociones:
—Pues ya sabrás lo que pasa en Checoslovaquia. Ahora que la cosa ha acabado en España, Hitler se lanza contra mi patria. Desde los acuerdos
de Munich, me encuentro como tú estabas entonces. Mi cabeza está en
Praga. Esos bandidos de Londres y de París —se refería a los gobiernos
de Chamberlain y de Daladier— han vendido a España y a Checoslovaquia. —Son tan miserables como Hitler... —comentó Apolinário.
—Entre los chacales y el tigre, es difícil elegir.
Volvieron a caminar en silencio. Se estaban encendiendo las hogueras y
en torno a ellas se apretaban soldados, mujeres y ancianos. Más allá, una voz femenina cantaba una canción de cuna. Franta Tyburec dijo:
—De todos modos, me vuelvo a Praga. El Partido debe de necesitar a todo el mundo allá. Vuelvo como sea. Es un momento difícil para mi país.
Encendió la colilla:
— ¿Sabes lo que pasa aquí? Están metiendo a todo el mundo en campos de concentración...
—Lo sé. La voz del teniente llegaba en la noche, decidida:
—Los primeros días aún hay ciertas facilidades. Pero luego es un régimen carcelario. Como si fuéramos criminales, como si los enemigos de Francia
fuéramos nosotros, y no Franco... Yo cumpliré mi deber de soldado hasta
el último momento, pero cuando hayamos entregado las armas, huiré. Llegaré a Praga como sea...
Al día siguiente, efectivamente, los gendarmes franceses dieron órdenes
a soldados y civiles para que se dirigieran hacia Prats de Molló. Allí les estaban esperando las autoridades. Fue una triste ceremonia aquella
entrega de armas. Los soldados se iban hacia un lado, algunos lloraban. Cerca del pueblo, estaban rodeando un terreno de alambre de espinos.
Era el campo donde iban a ser internados.
Fue Apolinário quien concertó todos los detalles de la fuga. Como comandante de uno de los batallones tenía ciertos pequeños privilegios:
podía salir del campo para ir a hablar con las autoridades. La impaciencia de Franta Tyburec crecía. Y se transformó casi en desesperación cuando,
a mediados de marzo se enteraron de la entrada de Hitler en Praga y de
la desmembración de Checoslovaquia. Apolinário había logrado de los campesinos ropas para él y para Franta. Unos camaradas franceses les
habían dado dinero y direcciones. Huyeron por la noche.
En París se despidieron: Franta iba a intentar llegar a Praga. Apolinário no sabía cuál sería su destino. Los periódicos hablaban de la guerra
próxima, de la guerra de Hitler contra la Unión Soviética. Los nazis amenazaban a Polonia. La primavera se anunciaba con malos augurios.
—Adiós, amigo... —dijo el checo abrazando al brasileño—. Quizás un día volvamos a vernos de nuevo. El mundo es pequeño...
—Pequeños son sólo algunos hombres... —dijo Apolinário—. Ya ves:
amenazas por todas partes, los nazis avanzan. Y, sin embargo, jamás he tenido tanta confianza en nuestra victoria. Hemos perdido Madrid, hemos
perdido Praga, pero cuando te veo a punto de salir, sé que españoles y
checos no están vencidos. —Lo sé... Stalin quería defender Checoslovaquia. Fue Benes quien no
aceptó su ofrecimiento. Prefieren la esclavitud con Hitler antes que ver al pueblo en el poder. Pero eso no va a impedir nuestro avance... Lo sé.
—Estamos atravesando un camino sombrío. Marchamos sobre un pantano.
Pero al fin de este camino está la claridad del día. Estoy seguro. En la frontera vi a un viejo campesino. En el momento de pisar el suelo francés,
se volvió a mirar las tierras de España: «Volveremos, Madre», dijo. Yo estaba desalentado, pero aquella frase del viejo campesino levantó mi
moral.
Franta Tyburec sonrió: —Sí, venceremos, porque lo que nosotros tenemos no es un fusil: es una
idea. Y, amigo, no hay ni fusil ni ametralladora ni cañón que pueda
destruir una idea. Sé que jamás podrán destruir la Unión Soviética porque está edificada sobre la idea de la felicidad del hombre. Un día te veré en
Praga, en una Praga liberada, cuando estemos construyendo el socialismo en Checoslovaquia... —Le abrazó de nuevo y le besó en ambas mejillas,
según la vieja costumbre eslava. —Iré. Puedes estar seguro.
El tren se puso en marcha en la estación llena de niebla. La luz de la locomotora perforó la oscuridad. Apolinário extendió su mano en un adiós.
Su voz repetía: —Hasta pronto, amigo. Hasta pronto...
Este relato es uno de los umbrales de la narración, la zona donde la
mimesis II se articula con la mimesis III, la configuración se articula con la re-configuración. El mensaje afectivo del narrador está sembrado en la
escritura. De cómo lo recoja el/la lectora va depender de la predisposición
subjetiva, de la apertura al horizonte histórico y cultural del narrador, va depender de la intimidad con su propio horizonte histórico y cultural. De
todas maneras la lectura no puede dejar de ser afectada por estas inscripciones pasionales del relato.
Desenlace 2
En nuestra contemporaneidad, la más actual, es difícil hablar de amor románticamente. No solo por el “pragmatismo” imperante en las
relaciones sociales, en la vertiginosidad de los afectos, vividos
intensamente, sino por la predisposición crítica de sensibilidades experimentadas en la liberación de las emociones y en la emancipación
de los sentidos. En todo caso, si perduran estos afectos en la forma
romántica, no son idealizados. Cuando leemos relatos de amores románticos, que reproducen el paradigma del amor romántico, nos
colocamos como distantes e incrédulos, un tanto sorprendidos de asistir a la narrativa que todavía retiene el romanticismo. Hay como una
pretensión de madurez cuando se nos lanzan estas historias de amor, tomamos la posición escéptica. Quizás sea apresurada esta colocación
escéptica, quizás haya que volver a decodificar las manifestaciones de este romanticismo amoroso, todavía ventilándose en algunas historias de
vida, apegadas a la valorización poética de las sensaciones.
El desenlace amoroso entre Manuela y Marco es romántico, un hermoso cuadro, que recuerda la novela romántica. El romanticismo se encuentra
muy cerca de la narrativa heroica. No se trata exactamente del drama que no abandona las figuras épicas, de la novela que no abandona la
epopeya, sino de la narrativa que busca resolver las paradojas de
concordancia-discordancia, incorporando en la dramática estos planos intensidad amorosos, que dan cuenta de resistencias subjetivas al
“pragmatismo” hegemónico. Este desenlace amoroso se integra a los otros desenlaces; en nuestra selección provisional, al desenlace de la
rebelión de los caboclos, y al desenlace de lo que consideramos la conclusión de la obra, el encuentro pasional político entre Prestes y
Mariana, la joven militante comunista, esposa de João. Lo que nos dice la novela, interpretando los entrelazamientos de la trama, es que el amor
romántico, está enlazado a la rebelión, por vasos comunicantes complejos; así también está enlazado al compromiso político, a la
consecuencia, a la tenacidad comunista.
De pie, en la entrada del locutorio, blanco de la curiosidad de las familias
y de los presos, Manuela, hermosa como visión de un sueño, le estaba
esperando. Se lanzó a sus brazos entre sollozos de alegría: — ¡Marcos!
Los presos abandonaban por un momento los asuntos familiares para sonreír y contar a las visitas que aquél era el célebre arquitecto Marcos
de Sousa. La mujer del ex-oficial reconoció a Manuela por las fotografías de las revistas. También los guardias observaban la escena, haciendo
comentarios sobre la belleza de la bailarina.
Cogidos de las manos, como dos enamorados, fueron a sentarse en un banco, en el fondo del locutorio. Marcos le preguntó:
— ¿Cuándo has llegado? ¿Cómo hiciste para venir aquí?
—Llegué hace tres días, y no sabía nada. Telefoneé a São Paulo, a tu despacho. Te había mandado un telegrama anunciándote mi llegada. Al
ver que no ibas a recibirme, creí que estarías enfermo. Luego me lo
explicaron. Quedé como atontada, no puedes imaginártelo... —y estrechaba sus manos, como para convencerse de su presencia, con los
ojos húmedos.
Marcos le sonreía, agradecido. Le resultaba muy difícil hablar. —He estado ya con un abogado para ver qué podía hacer. Pero el pobre
hombre, al saber que se trataba de un proceso político, casi se muere de miedo. Poco faltó para que me echara por las escaleras. Decidí ir
directamente a la policía. — ¿Sola?
Asintió con la cabeza. Sus cabellos rozaban el rostro de Marcos. Una sonrisa tímida aparecía en los labios de la muchacha.
—Allí me dijeron que sólo los parientes próximos podían visitar a los presos: los padres, los hijos, las mujeres. Me preguntaron si ése era mi
caso.
Clavó los ojos azules en Marcos: —Perdona, Marcos, quería verte...
— ¿Que te perdone? ¿Qué tengo que perdonarte...? ¡Si ella supiera lo que aquella visita significaba para él!
—Te voy a contar: Yo quería verte, como fuera, pero verte. El delegado, un tipo antipático, muy gentil aparentemente, pero intentando ofenderme
siempre, me dijo: «Él no tiene padres, es huérfano. Tampoco tiene hermanos, y está soltero...» Quería ofenderme, Marcos: «A no ser que
usted viva con él como casada y sin serlo. En ese caso, es posible...» Y yo le dije que sí, que era verdad. Perdona, lo que yo quería era sólo
verte...
El la miró, con los labios abiertos como si fuera a hablar y no encontrara palabras. Ella bajó la cabeza:
—Se echó a reír, como burlándose, groseramente, pero dio una orden. Sé
que no debía haberlo hecho, pero no podía dejar de verte. Estaba como loca...
—Manuela... ¿Y tú reputación, hija mía? —Eso no me importa. Tenía miedo de que a ti sí te molestara...
— ¿Molestarme? Pero ¿nunca te diste cuenta de que...? — ¿Qué? —Manuela se acercó, ansiosa de la respuesta tan esperada, su
rostro frente al de Marcos. —...que te quiero...? — ¿Es verdad? —exclamó ella—. ¿Realmente es verdad? ¡Oh, Marcos!
¡Qué suerte que te hayan encerrado en la cárcel! Así, al menos me lo has
dicho... ¡Hace tanto tiempo que te quiero, que sólo esperaba una palabra
tuya...!
Apoyó su cabeza en el pecho del arquitecto. Algunos presos sonreían ante
aquella escena. La voz de Manuela murmuró: — ¡Va a ser tan bonito cuando salgas...!
— ¿Aceptas casarte conmigo? — ¿Casarme contigo? Pero Marcos... Tú sabes lo que pasó... Si quieres
vivir conmigo como dijo el delegado, eso me basta... Tú conoces mi pasado.
— ¡Pero, Manuela! ¡Qué locura! Tu pasado... ¿Qué culpa tienes de que te hayan engañado? ¿Me consideras realmente tan mezquino? Te quiero
como esposa, te quiero como compañera. Si nunca te lo dije antes, fue porque temía molestarte, creía que me querías sólo como a un amigo...
— ¿Fue por eso? ¡Y yo pensando que era por lo que me había pasado con Paulo...! Por eso tampoco yo te decía nada. Fuimos dos tontos, Marcos...
—sonreía entre lágrimas. —No me has respondido aún. ¿Aceptas?
— ¿Y me lo preguntas, mi amor?... Eso es más de todo lo que soñé, más
de todo lo que he deseado...
Y le contempló con infinita ternura. Tenía los ojos inundados en lágrimas. No podía ser más feliz. Pero él bajó la voz, preocupado:
—Hay algo más que quiero decirte. Algo que puede cambiarlo todo... —Entonces, no me lo digas. Nada me importa.
—Te importa, sí. Y quiero decírtelo. Oye, Manuela: he pedido mi inscripción en el Partido. Si te casas conmigo, te casarás con un
comunista... —Soy una estúpida, Marcos. No sé nada de política. Pero ya te dije una
vez que para mí es así: los comunistas son los buenos, los otros son los malos. Para mí, al menos, ha sido así. ¿Me enseñarás, verdad? Para que
pueda ayudarte... —Cuando salga, nos casaremos. Pero si me procesan, pueden
condenarme a dos o tres años...
—Aunque sean veinte, te esperaré. Hace ya mucho tiempo que te estoy esperando, Marcos.
Los guardias anunciaron el fin de la hora de visita. Los presos se
despedían de sus familias. Marcos y Manuela se besaron. Era su primer beso. El amor iluminaba el locutorio de la cárcel.
Volviendo al análisis estructuralista – termino que manejamos con la provisionalidad del caso -, podemos decir que el amor de Manuela y Marco
se opone a la relación amorosa de Manuela y Paulo. En este ambivalente
caso, Manuela se entrega ingenua a Paulo, un gigoló, mujeriego y cínico, en lo que respecta a las relaciones de pareja. En el caso de su encuentro
con Marco, Manuela es una mujer experimentada, distante del mundo
adulador, publicitario, estridente, espectacular, al que había sido introducida por Paulo y Shopel; en verdad asqueada de ese mundillo de
derroche. Lo que más desea es el amor de Marco; sin embargo, cree que el arquitecto es inaccesible en términos amorosos, que su decencia lo
aleja, por su pasado. Marco, cree, que por su edad, le dobla a Manuela, la hermosa balletista es inaccesible; lo tiene como su amigo. Además cree
que está vacunada contra el amor, después de la amarga experiencia con Paulo. Ambos no se confiesan, no revelan el amor de uno al otro, hasta
que las circunstancias críticas los obligan a hacerlo.
El amor de Manuela y Marco es como una resistencia sensible a la decadencia mercantil de la modernidad. El romanticismo es otro
fantasma, así como el fantasma del comunismo, que asedia a los estados, a los gobiernos, a las sociedades divididas en clases sociales. Su alianza
es como una concomitancia contra el cinismo y el “pragmatismo”
preponderante. No vamos a discutir aquí si el romanticismo encubre una forma de dominación masculina sutil; esta lectura crítica es
contemporánea, corresponde a nuestra actualidad, no forma parte de los recursos “ideológicos” del periodo de Jorge Amado. No hay necesidad de
entrar a esta discusión, cuando interpretamos la novela. Lo importante es encontrar sus planos de intensidad y, en sus planos de intensidad,
encontrar la eterna rebelión contra el poder y el capital.
Desenlace 3
Las pasiones políticas han movido multitudes, han generado rebeliones,
levantamientos, sublevaciones, han explosionado como revoluciones, a lo
largo de la modernidad; época vertiginosa, de trastrocamientos institucionales, de transvaloraciones de valores, de derrumbes de
estructuras tradicionales. Las pasiones políticas han provocado exigencias extremas en los actores de las movilizaciones; han ocasionado gastos
heroicos, entregas y renuncias, prodigando a la causa la pasión política. La pasión política comunista ha conformado perfiles subjetivos variados;
desde los proletarios arrojados a las huelgas salvajes, que destruían máquinas, hasta los obreros, que asociados en sindicatos, se entrababan
en huelgas largas, sostenidas con coraje y solidaridad. También ha conformado la militancia en grupos y círculos autonombrados como
comunistas; más tarde aparecieron los partidos comunistas, ligados a la
tercera internacional y a la revolución bolchevique. A nombre del comunismo se hicieron insurrecciones proletarias, largas marchas y
guerrillas. Al revisar estas historias, se puede admirar el coraje, la
entrega, la dedicación, el gasto heroico; esta es la voluntad que se enfrenta a la historia y a la “realidad” para transformarla.
Sin embargo, también a nombre del comunismo los partidos, a pesar de
haber tenido un nacimiento activista, hasta aguerrido, terminan burocratizándose, incluso antes de tomar el poder. Se institucionalizan,
terminando formando parte del orden social. Los aguerridos activistas, dedicados, entregados a la causa, incluso disciplinados, son sustituidos
por burócratas y funcionarios del partido, apegados al “pragmatismo” y al realismo político; inclinaciones del comportamiento justificadas por la
tesis de la revolución por etapas.
Hay que distinguir pues distintos periodos del partido comunista; no se puede absorber toda la historia del partido a su vida institucional y
burocrática. No se puede tirar por la borda la experiencia militante de
gente dedicada, de coraje y lucida, que supo articular intuición subversiva e interpretación teórica. Aunque esta interpretación insistente mostrase
un cuerpo rígido, como si la teoría crítica pudiera reducirse a las verdades de la ortodoxia, lo que importa es la articulación explosiva entre teoría y
praxis, en momentos intensos, constitutivos del comunismo.
Mariana es arrastrada por su pasión política, a pesar de la disciplina partidaria, los cuidados y las reglas de la clandestinidad. Quería ver a
Prestes, todo un mito en la militancia comunista, también en el proletariado y en el pueblo rebelde brasilero. A pesar de haberle dicho a
Marco, que se oponía a su ida, que iba estar en un rincón de la sala del Tribunal, observando, callada, silenciosa y casi invisible, cuando ve a Luíz
Carlos Prestes se emociona, se emociona mucho más cuando interrumpen su discurso, una vez que le dan la palabra, y lo arrastra la policía. Grita,
ya sin ninguna consideración por su seguridad personal, —i Viva Luíz
Carlos Prestes !
Mariana tiene una relación pasional política con Prestes, como muchos militantes comunistas de entonces; por ejemplo, el bravo Gonçalo.
Prestes es el símbolo de la lucha comunista, también de la rebelión popular, sintetizaba imaginariamente el coraje, el estoicismo, la entrega
de la militancia. En el momento que Mariana grita, sorprendiendo a todos, escuchada por Prestes, que le sonríe, la conducta de la joven militante
sobrepasa la disciplina del partido, es empujada por un ímpetu desbordante. Su comportamiento es la rebelión llevada al extremo de la
intensidad y de la inmediatez. Este arrojarse, a pesar de las
consecuencias, muestra, por así decirlo, el núcleo de la pasión política. Lo que pasa es que este impulso político vital, esta energía, esta potencia,
es atemperada por la labor paciente, estratégica, del trabajo conspirativo
de los activistas. Cuando la labor tiene como substrato esta pasión, el activismo subversivo se hace posible y se realiza; cuando esta pasión no
se encuentra en la base de los actos, cuando, en vez de ella, aparece el frío calculo, el aparato burocrático, la disciplina sin pasión, el activismo
desaparece, es sustituido por los procedimientos propagandistas del partido. Por eso podemos decir que comunista no es el que pertenece al
partido, no es el que se autonombra comunista, sino estos hombres y mujeres, que pueden o no pertenecer al partido, donde habita
incandescente la pasión política, la llama de la rebelión. Mariana es eso.
La muchacha sobre quien se habían posado los ojos de Venancio Florival
en la ensenada de Botafogo era Mariana; también ella iba en dirección del Tribunal de Seguridad. Cuando le comunicó a Marcos su intención de
asistir al juicio, el arquitecto se opuso. Pero Mariana discutió, y él acabó
mostrando su conformidad, sensible a las razones que la mujer le exponía:
—Me quedaré en un rincón. Sólo quiero ver a Prestes. Nunca le vi. Es una oportunidad única.
Saltó del autobús en el comienzo de la playa de Botafogo, tenía aún
mucho tiempo por delante, no quería llegar demasiado pronto. Mientras andaba al lado de la balaustrada, pensaba en Prestes, en el Partido, en la
lucha. Le habían llegado noticias de la siembra de octavillas en las calles de São Paulo, de las banderas rojas en los cables, de las pintadas en los
muros. Vitor y los otros camaradas estaban realizando un buen trabajo. También ella, Mariana, volvería pronto a la lucha: en cuanto João fuera
enviado a Fernando de Noronha regresaría a São Paulo para ponerse a disposición del Partido. Así podría soportar mejor la ausencia de su
compañero, entregada al trabajo, y así se sentiría cercana a él, pese a la
inmensidad del mar que les separaba.
En una visita a João, le había explicado la significación de aquel juicio público a Prestes, lo que los enemigos esperaban lograr. Había sido
aquella conversación lo que le decidió a asistir al juicio. En la sala se iba a trabar una batalla entre el Partido y la reacción; una batalla cuyos
resultados serían importantes para la prosecución de la lucha. Así se lo había expuesto a Marcos la víspera, cuando el arquitecto discutía la
oportunidad de su presencia en la sala.
Manuela, llena de simpatía por ellos, se horrorizaba ante aquella inmensa
campaña de infamias, y preguntó: — ¿Qué es lo que están tramando?
—Quieren desprestigiar a Prestes ante el pueblo. Mostrar que Prestes está
solo, que no cuenta con nadie. Para que el pueblo pierda la esperanza en él y piense que el Estado Novo está ahí para siempre, inconmovible.
La bailarina abría los hermosos ojos azules con temor:
— ¿Pero es que el pueblo va a creer todo lo que están diciendo sobre Prestes?
Mariana afirmó: —Tengo la seguridad de que la imagen de Prestes saldrá engrandecida
del proceso. —Yo también estoy seguro. Y es preciso que sea así —hablaba Marcos, en
voz baja, como consigo mismo—. El pueblo confía en Prestes. Cuando pienso en el pueblo brasileño, es la imagen de Prestes la que tengo ante
mí...
Una pequeña multitud intenta entrar en el edificio de los juzgados. Los
policías dispersan a los curiosos gritando y empujando: —No hay sitio. No se puede entrar. Está todo lleno...
Pero la multitud no se dispersa. Se va quedando por las proximidades, junto al coche celular que ha traído a Prestes. Mariana consiguió entrar
por casualidad, llegó cuando dos policías abrían paso a Venancio Florival y Artur Carneiro Macedo da Rocha. Se colocó tras ellos y entró. Un policía
quiso cerrarle el paso, pero Venancio, reconociendo en ella a la muchacha a quien había visto fugazmente en Botafogo, le preguntó:
— ¿Quiere entrar? —Soy periodista —dijo Mariana—. De un periódico de São Paulo.
—Dejen entrar a la chica —recomendó el ex-senador a uno de los guardias.
Y ella se encontró de pronto en la sala repleta. Artur y Venancio se sentaron en las sillas reservadas para ellos, tras los jueces. La audiencia
había comenzado. El fiscal iniciaba la acusación.
Mariana, alzándose sobre la punta de los pies, pudo ver a Prestes entre
dos hombres de la policía especial, la camisa sin corbata abierta sobre el pecho, mirando ante sí serenamente. Mariana no puede apartar los ojos
del rostro sereno de Prestes, de sus ojos que una llama apasionada ilumina. Es él, él mismo, el dirigente legendario, el capitán intrépido, el
primer obrero de Brasil, el hombre en quien millones de hombres depositan su esperanza, su fe. La voluntad inflexible, alimentada por un
saber sin dudas, la certeza del futuro.
No sólo los ojos de Mariana están fijos en él. Todos los asistentes están
presos por la firmeza y por la serenidad de aquel hombre, sólo los policías escuchan las viles palabras del fiscal. Los hombres y las mujeres allí
presentes, gente del pueblo, han venido para ver a Prestes, para
solidarizarse con él a través de aquella presencia silenciosa. Han venido porque confían en él. Mariana comprende cuán justa era su confianza: el
pueblo no se dejaba engañar. Un sentimiento de orgullo y de alegría se mezcla con la emoción de ver a Prestes.
De pronto, cierto nerviosismo parece contagiarse a los asistentes:
murmullos, gente que intenta colocarse para ver mejor, y luego un silencio profundo y completo. Mariana alza la cabeza: el presidente del
tribunal, con voz apenas audible, acaba de conceder la palabra a Prestes.
Y la voz de Prestes se eleva, rica de amor y verdad. Cada palabra suena como un mensaje de esperanza y certidumbre, brotando en aquella sala
vigilada por la policía, hasta alcanzar los rincones más distantes de Brasil:
Quiero aprovechar la ocasión que me ofrecen de hablar al pueblo brasileño
para rendir homenaje hoy a una de las mayores fechas de la historia, al vigésimo tercer aniversario de la Gran Revolución
Rusa, que liberó a un pueblo de la tiranía...
El juez grita histérico. Le retira la palabra. Los guardias de la sección especial de la policía, los inspectores de paisano, se lanzan sobre él,
intentando arrastrarle fuera de la sala. Mariana ve aquella masa de policías llevándose al prisionero a la fuerza. El barullo es enorme, los
espectadores se empujan para ver mejor, bajo la amenaza de los policías. Mariana, que está ahora al lado de la mesa del tribunal, cerca de Venancio
y de Artur, oye murmurar: —Hemos perdido la partida...
No sabe que quien acaba de hablar es el exministro Artur Carneiro Macedo
da Rocha, político importante de las clases dominadoras, hombre de Costa
Vale y de los norteamericanos. No sabe tampoco que es Venancio Florival, latifundista y señor de inmensas tierras, quien responde con voz de odio
incontenible: — ¡Para ése: el paredón, y tiros a la barriga...!
Mariana sabe sólo que son enemigos derrotados por la conducta
comunista de Prestes, que son los mismos que querían desprestigiarle ante el pueblo, los que pensaban terminar con el prestigio del Partido, con
el amor del pueblo a Prestes.
Por un instante, súbitamente, Prestes se libera de los policías y se vuelve
hacia el pueblo, abre la boca para hablar. Pero de nuevo se lanzan sobre él.
Mariana no puede contenerse más, y grita: —i Viva Luíz Carlos Prestes!
Fue tan inesperado que, por un momento, nada hicieron. Desde la puerta por donde se le llevaban, Prestes volvió la cabeza y sonrió. Alguien gritaba
al lado de Mariana: — ¡Fue ésta! ¡Fue ésta!
Luego, Mariana sintió que le retorcían un brazo. Los policías se abrían camino entre la gente, a puñetazos y empujones. Le agarraron con tanta
fuerza que se la llevaron casi en volandas. Una pequeña multitud iba detrás de ella y de la policía, como si ya no les interesara nada el juicio,
ahora que Prestes ya no estaba. Fuera brillaba el sol en una mañana deslumbrante. Un policía empujó a
Mariana hacia el coche celular. Ella tropezó, la llevaron a rastras, alguien le sostuvo. Al levantarse pudo sentir en los ojos de todos aquellos que se
habían agrupado en la puerta y en la calle la misma calurosa solidaridad
del hombre del pueblo que le protegía y le daba la mano. —Gracias... —sonrió Mariana. Con paso firme, la cabeza erguida, se
dirigió al coche celular.
A modo de conclusión
La novela Los subterráneos de la libertad despliega una narrativa intensa,
prolífica en figuraciones sociales, desmenuzadas en su íntima subjetividad, presentando sus perfiles singulares. Son elocuente en la
narrativa los contrastes de clases sociales, de sus hábitats, también de sus habitus. Es intensa la perspectiva viajera de la narración, cuando
recorre las regiones de la geografía del país; sobre todo cuando describe estas regiones entrelazadas con los cuerpos, con las percepciones de
estos cuerpos. No sé si se puede hablar de una novela política, en el
sentido de que se narran los decursos sinuosos de la política, las cartografías del campo político, los comportamientos y las conductas
diferenciales en lo que respecta al referente político. Tampoco estoy seguro si se puede decir que la novela, toda novela, es política, como dice
Jean-Françoise Lyotard de la filosofía, afirmando que la filosofía es política143. En todo caso, estamos ante una narrativa que configura el
acontecimiento Brasil desde la experiencia social, desde la memoria
143 Ver de Jean-Françoise Lyotard La diferencia. Gedisa Editorial; Barcelona 1991. También del mismo autor El entusiasmo. Gedisa Editorial; Barcelona 1991.
social, asumidas en una trama de múltiples tejidos entrelazados. Una
trama pasional que sintetiza, por así decirlo, lo heterogéneo, encontrando una totalización metafórica, que interpreta las territorialidades, los
recorridos, los circuitos, los movimientos sociales, las relaciones de
dominación, las relaciones capitalistas, desde las percepciones corporales del pueblo y de la alta sociedad dominante. Aunque el discurso de la
teleología dialéctica aparezca explicando los dramas, este discurso es parte de la locución de ciertos protagonistas, incluso puede ser la misma
concepción filosófica del autor; sin embargo, no es este discurso el que forma parte de la dinámica molecular de la narrativa. Lo que devela el
sentido inmanente del acontecimiento Brasil, de ese tiempo, es la fenomenología de la percepción narrativa, la intuición sensible del
narrador, la dinámica de los cuerpos incorporados en los escenarios de la novela. Es esta intuición sensible, esta intuición estética, combinada con
la intuición intelectiva, la que logra una hermenéutica o, si se quiere, el desenvolvimiento de la mimesis; desde su incrustación en la semántica
práctica hasta los umbrales de la re-figuración.
Habíamos dicho que entre los contrastes operativos de la narración, las
polaridades figurativas, se sitúan en la oposición del partido comunista frente al Estado Novo, en la oposición del proletariado frente a la
burguesía y la aristocracia, del pueblo frente a regímenes herederos del Imperio, que se sostienen sobre diagramas coloniales, actualizados en
cartografías sociales y políticas de la colonialidad. Tomando en cuenta la conclusión de la novela, cuando aparece Prestes, podemos decir también
que la polaridad de constante tención en la novela, como uno de los fondos de contradicciones y antagonismos culturales de la narrativa, es
la de la figura de Luíz Carlos Prestes frente a la figura de Getúlio Vargas. Luíz Carlos Prestes es el símbolo de la permanente rebelión del pueblo
brasilero, en todas las formas, múltiples resistencias, plurales transgresiones, variadas alteraciones, encaminando diversamente la
potencia social. En cambio Getúlio Vargas es el símbolo del poder, del Estado, de la dominación, aunque sus gestiones evolucionen de un
diletantismo incipiente a un pacto “bonapartista”, cuando el caudillo
encausa una revolución industrial autoritaria, una modernización conservadora, aunque la política y el discurso del caudillo adquieran la
locución seductora del populismo.
A partir de lo que acabamos de decir, nos atrevemos a poner en mesa la siguiente crítica. Se lee Brasil desde las casillas iluminadas de las
instituciones, sobre todo de las instituciones del Estado, de las instituciones de la dominancia económica, desde la estrategia de la
geopolítica regional; aunque adquiera una tonalidad crítica esta lectura; incluso dejando la tonalidad, aunque adquiera la forma del discurso de
denuncia, de demanda, inclusive de discurso de crítica radical, en la
medida que la perspectiva se traza desde este iluminismo institucional, moderno y capitalista, que nunca ha dejado de ser colonial, se sigue
leyendo Brasil desde el poder, desde el fetichismo del poder, el fetichismo
del Estado, el fetichismo institucional. Se ha renunciado a leer el acontecimiento Brasil desde la potencia social, desde la alteratividad
social, desde las fuerzas vitales no solamente resistentes, sino creativas culturalmente, creativas socialmente, creativas territorialmente.
El capitalismo moral de la burguesía sindical
Importa comprender
La realidad es artesanía de las interpretaciones
Es producción de la subversión de las multitudes
Es el alba cuando despiertan los y las jóvenes
Heterodoxos, iconoclastas
Destructores de imperios
Forjadores de nuevas exhortaciones
Sebastiano Mónada/Mirada retrospectiva
Enlace transversal
Dejamos pendiente el análisis a partir de la lectura del libro de Raul
Zibechi, Brasil potencia144. La importancia de los tópicos abarcados nos
obliga a detenernos en los mismos, así como nos apremia a buscar apoyo, en la fenomenología de la percepción para llenar los huecos, la falta de
experiencia social concreta, territorial, cultural, con las interpretaciones narrativas de la novela, de los substratos sociales, de las subjetividades
afectivas, de los dramas concretos, en los tiempos que nos toca apreciar, que son los referentes del análisis. Ahora, después de haber elaborado
hipótesis interpretativas a partir de las tramas narrativas de la novela, que devela experiencias sociales concretas, memorias locales, en la
narrativa impetuosa de las configuraciones literarias, podemos retomar la lectura del libro citado, para abordar nuestra contemporaneidad política,
nuestra actualidad ineludible, en lo que respecta a uno de los gobiernos progresistas de Sud América, las gestiones de gobierno del PT.
En Relaciones de dominación clientelares se concibe el clientelismo, las redes clientelares, como relaciones de dominación; es el populismo el que
extiende estas relaciones clientelares hasta otorgarles una intensidad política, basada en relaciones afectivas entre el caudillo populista y su
base electoral capturada. En Acontecimiento Brasil se busca interpretar la formación social-territorial de Brasil a partir de las percepciones de la
potencia social; se contrasta la tesis de subimperialismo, que es, mas bien, interpretado como geopolítica regional, con las resistencias, las
rebeliones, las trasgresiones y la alteratividad social. Se opone a la geopolítica la geografía emancipatoria de los pueblos. En Acontecimiento
novela se vuelve a situar el punto o trazo de inflexión histórico en el periodo de Getúlio Vargas, cuando se busca solucionar la contradicción
entre latifundio y desarrollo capitalista, entre monopolio de la tierra y revolución industrial, entre dominación colonial y democracia, mediante
la síntesis forzada del régimen “bonapartista”, de la revolución industrial
autoritaria, de la modernización conservadora. Esta ruta forzada para salvar a los latifundistas, iniciando una revolución industrial, combinando
la herencia colonial con desarrollo capitalista y modernización, acompañada de concesiones sociales, de carácter populista, tiene como
desenlace simbólico el cuerpo del caudillo, cuerpo significante donde se disputan los significados. En Geografía emancipadora versus geopolítica
se ubica el racionalismo “pragmático” entre la violencia descarnada
144 Raul Zibechi: Brasil potencia. Entre la integración regional y un nuevo imperialismo. Ediciones desde Abajo; Bogotá 2012.
colonial y el racionalismo instrumental. En Acontecimiento y narrativa
concluimos: que la polaridad de constante tención en la novela, como uno de los fondos de contradicciones y antagonismos culturales de la
narrativa, es la de la figura de Luíz Carlos Prestes frente a la figura de
Getúlio Vargas. Luíz Carlos Prestes es el símbolo de la permanente rebelión del pueblo brasilero, en todas las formas, múltiples resistencias,
plurales transgresiones, variadas alteraciones, encaminando diversamente la potencia social. En cambio Getúlio Vargas es el símbolo
del poder, del Estado, de la dominación, aunque sus gestiones evolucionen de un diletantismo incipiente a un pacto “bonapartista”,
cuando el caudillo encausa una revolución industrial autoritaria, una modernización conservadora, aunque la política y el discurso del caudillo
adquieran la locución seductora del populismo.
Después de estos enraizamientos, que hemos llamado fenomenología de la percepción pasional, que viene acompañada por la genealogía del
poder, buscando hermenéuticas de la subjetividad, del acontecimiento Brasil, podemos, ahora, munidos de estos espesores interpretativos,
pasar a la interpretación de la contemporaneidad y actualidad de las
paradojas políticas. Comenzando con la paradoja del Partido de los Trabajadores (PT) en el gobierno impulsando el desarrollo capitalista por
la vía de la especulación financiera. Además de la paradoja del racionalismo “pragmático”, que invierte la síntesis forzada de la burguesía
industrial, que salva a los latifundistas, por el camino de la modernización conservadora, efectuando otra síntesis forzada, esta vez, “proletaria”,
salvando a la burguesía industrial, en consecución de un capitalismo moral.
El balance de las gestiones de gobierno del PT que hace Francisco de
Oliveira es lapidario; se trata de la formación de un nuevo estrato de la
burguesía, la burguesía sindical; una burguesía vinculada además a la
gestión financiera. Escribe:
La estructura de clase también se vio truncada o modificada; las capas
más altas del antiguo proletariado se convirtieron, en parte, en lo que
Robert Reich denominó “analistas simbólicos”: son administradores de
fondos de pensiones complementarios, provenientes de las antiguas
empresas estatales, entre los cuales se destaca el PREVI de los
funcionarios del Banco do Brasil, todavía estatal; o son parte de los
consejos de administración, como el BNDES (Banco de Desarrollo de
Brasil), a título de representantes de los trabajadores145.
Retomando la lectura del libro de Raúl Zibechi Brasil potencia, el autor comenta datos esclarecedores, en este proceso de aburguesamiento del
sindicalismo. Escribe:
Si se toman en cuenta las principales esferas de decisión, el PT es ante
todo un partido de sindicalistas, aunque hay que destacar que eligió a siete diputados empresarios. Además, el PT prácticamente monopoliza la
representación sindical ya que pertenecen a ese partido el 80% de los sindicalistas electos diputados y el 78% del total de parlamentarios
electos. El crecimiento de la bancada sindicalista ha sido importante en los últimos veinte años: en 1991 había apenas 25 sindicalistas en el
Congreso, cifra que se duplicó largamente. Es cierto que la bancada empresarial es mucho mayor que la sindical, ya que llegó a 169
parlamentarios (tenía 120), perteneciendo 32 al PMDB, aliado del gobierno, y 28 al derechista DEM. A diferencia de la bancada sindical, casi
toda petista, la empresarial se distribuye en casi todos los partidos del arco parlamentario. Por último, la bancada ruralista (vinculada a los
ganaderos y al agronegocio) viene descendiendo de forma nítida: cayó de
117 a 61 parlamentarios. Una primera conclusión: desciende la fuerza electoral del viejo latifundio y crece la de empresarios y sindicatos.
Un segundo dato que vale la pena analizar se relaciona con el
financiamiento de los partidos políticos, y muy en particular con los fondos que recibe el PT. Llama la atención el importante papel que tienen los
empresarios en el financiamiento de los partidos, y de modo muy particular las empresas de la construcción. El empresariado aportó 470
millones de dólares a los candidatos electos. El 54% de los parlamentarios electos recibió algún apoyo de las constructoras, o sea 264 diputados y
42 senadores.
El partido que más dinero recibió de las constructoras fue el PT (15 millones de dólares) seguido del PSDB (11 millones). Se trata de
empresas que se benefician de las grandes obras de infraestructura de la
IIRSA y del Programa de Aceleración del Crecimiento (PAC), y que ahora esperan aumentar sus ganancias con las obras que se realizarán para la
Copa del Mundo de 2014 y los Juegos Olímpicos en Rio de Janeiro en 2016. Las empresas que marcharon a la cabeza en donaciones fueron
Camargo Corrêa, Queiroz Galvâo, Andrade Gurtierrez, OAS y Odebrecht,
145 Francisco de Oliveira: El neo-atraso brasileño. Los procesos de modernización conservadora, de Getulio Vargas a Lula. Siglo XXI-CLACSO. Buenos Aires 2009; pág. 160.
nombres que veremos repetirse a lo largo de este trabajo. Se calcula que
las constructoras son responsables de un cuarto de todas las donaciones electorales. Las empresas vinculadas al agronegocio hicieron sus
principales donaciones a los candidatos de la región centro-oeste y
optaron mayoritariamente por los miembros del DEM, grupo que se ha destacado en la defensa de los intereses de ese sector a través de la
bancada ruralista. En las elecciones de 2006, las mil mayores empresas privadas fueron responsables del 30% de la recaudación total de las
campañas de los candidatos a presidente, lo que sin duda revela la importancia de este tipo de financiación.
Sumando lo encontrado hasta ahora, podemos decir que estamos ante la
paradoja de un empresariado que financia en parte la elección de sindicalistas, supuestamente sus mayores enemigos si nos atenemos al
discurso político de ambos sectores. En concreto, empresarios de la construcción financiando al partido de los sindicatos. Sin embargo, si
observamos quiénes son estos sindicalistas convertidos en parlamentarios podemos concluir que tienen un perfil bien diferente del que podría
esperarse: dos tercios tienen título universitario, entre los que destacan
economistas, abogados y profesores. La mayor parte proviene de empresas estatales y del sector bancario. La inmensa mayoría, otros dos
tercios, fueron reelectos. O sea se trata de profesionales especializados como parlamentarios146.
Estamos ante fenómenos de la representación social que adquieren no sólo la deformación de la hipertrofia burocrática, sino que se convierten
en dispositivos económicos de apropiación del ahorro de los trabajadores con fines financieros, además de convertirse en dispositivos de poder, que
ejercen influencia y coerción, presión y dominio, adecuando el espacio político al dominio de la representación social. Asistimos a las
transformaciones de las formas clásicas de la república y del Estado-nación; ahora son las formas de organización jerárquicas del sindicalismo
las que ocupan el lugar de los partidos conservadores y liberales de la
burguesía. Continúan su tarea de legitimación del orden, que garantiza el desarrollo económico, ahora por las vías de un capitalismo moral, que
asiste las demandas de los trabajadores, incorporándolos al crédito, a las facilidades del mercado y a los beneficios financieros.
Revisando la trayectoria de dirigentes sindicales a cargo de la tesorería
nacional de la Central Única de Trabajadores (CUT), después del Fondo de Amparo al Trabajador (FAT), el caso paradigmático es el de Delúbio
146 Raúl Zibechi: Ob. Cit.; págs. 36-36.
Soares, tesorero del PT durante la campaña electoral de 2002; antes
también fue delegado sindical, además de coordinador de las campañas presidenciales de Lula en 1989 y 1998. Zibechi escribe:
Estos hechos permitieron visibilizar algunas trayectorias de dirigentes sindicales vinculados a la cúpula de un partido como el PT, y a la vez como
altos funcionarios del FAT, que ha sido definido por Francisco de Oliveira como “el mayor financiador de capital de largo plazo en el país”. En su
opinión, el “núcleo duro” del PT está integrado por trabajadores transformados en operadores de fondos de pensiones, lo que les permite
acceso a los fondos públicos y establecer vínculos con el capital financiero del cual se convirtieron en co-gestores. En apenas dos décadas la CUT y
el PT vivieron un acelerado proceso de transformaciones que tuvo sus momentos más importantes en los primeros años del neoliberalismo.
Este proceso de conversión del sindicalismo en un organizado y masivo
operador del sistema financiero nacional fue largo; tiene que ver con la transformación del obrero sindicalizado, por lo menos de un amplio sector
privilegiado.
El 90% tenían vivienda propia en barrios con agua, luz, asfalto y
saneamiento; el 70% secundaria completa; el 75% llevaban más de once años en su trabajo, recibían altos salarios, la mayor parte ya tenían
computador y conexión a Internet. Ese tipo de trabajadores, con una indudable cultura de clase media urbana y acceso al consumo, controlaron
desde el comienzo el movimiento sindical metalúrgico del ABC, cuna del nuevo movimiento obrero brasileño. Tres cuartas partes de los obreros de
esas cuatro plantas están afiliados al sindicato y el 81% declararon su simpatía por el PT.
Los trabajadores de la industria automotriz, los bancarios y petroleros son
los principales impulsores de la corriente mayoritaria de la CUT, Articulación Sindical, que es hegemónica también en la dirección del PT.
Esa corriente tuvo cinco ministros en el primer gobierno Lula: Trabajo,
Seguridad Social, Hacienda, Comunicación Social y Ciudades, además del propio presidente147.
Estamos hablando del perfil de un “proletariado” que ya forma parte de
las clases privilegiadas, en contraste con la inmensa mayoría de la población, sometida a trabajos itinerantes, laburos informales,
contrataciones en el marco del capitalismo salvaje, marginados y discriminados en favelas. Los intereses de este “proletariado” están más
147 Ibídem: Pág. 38.
cerca de los intereses de la burguesía que del proletariado nómada. La
alianza entonces se da entre proletariado sindicalizado y burguesía, enfrentándose contra las demandas y movilizaciones del proletariado
nómada; la lucha de clases adquiere un insólito perfil; parte del
proletariado, el sindicalizado, forma parte del Estado-nación, defendiendo el orden instituido, enfrentando la subversión del proletariado nómada y
de los campesinos sin tierra.
Parece una historia de nunca acabar, de una lucha de clases interminable. No basta que el partido de los trabajadores llegue al poder, sea gobierno,
incluso por mayoría congresal; una vez que esto ocurre, el partido de los trabajadores se ve obligado a defender su poder. Lo sorprendente es que
no es en contra de una burguesía conspirativa, sino contra la inmensa mayoría de los trabajadores no sindicalizados y contra los campesinos sin
tierra; también contra las favelas. La diferencia con los gobiernos de la burguesía, sean conservadores, liberales o neoliberales, es que el
gobierno de los trabajadores lo hace a nombre de los trabajadores, a nombre del proletariado, a nombre del pueblo, a nombre de los pobres.
El estilo es empresarial, de una empresa que se inviste de social, una
empresa que quiere doblegar al capitalismo explotador, convirtiéndolo en un capitalismo moral, al servicio de los trabajadores. No hay mejor
gobierno para el desarrollo económico, que no deja de ser capitalista, por lo tanto no hay mejor gobierno para la burguesía recompuesta, con la
incorporación de la burguesía sindical, que este gobierno de los trabajadores. Es cuando la hegemonía burguesa, comprendiendo a todos
sus estratos, se logra plenamente, convenciendo a la mayoría de la población de las bondades de las gestiones sociales gubernamentales. A
propósito de este balance, Raúl Zibechi concluye:
Así se produjo, en pocos años, una mutación en el perfil de la clase obrera: en lo político, más dispuesta a negociar que a luchar; en cuanto
a su cultura, obreros polivalentes ya no focalizados en una profesión o tarea, y comprometidos en el aumento de la productividad148.
Estas transformaciones del proletariado, esta diferenciación social en el
proletariado, es un desafío para el análisis social y político. Las tesis sobre la contradicción entre proletariado y burguesía se derrumban, si es que
no se distingue claramente esta estratificación social en el proletariado, si es que no se explican estas transformaciones sociales y económicas.
Una vez más vemos que el apegarse a teorías como si fueran inmodificables, verdades demostradas, es un craso error. Este teoricismo,
148 Ibídem: Pág. 39.
que hemos llamado fundamentalismo racionalista, no entiende el papel
provisional e instrumental de las teorías. Frente a estas experiencias sociales contemporáneas es indispensable interpretar el impacto en la
formación y reproducción social, particularmente en lo que tiene que ver
con el proletariado, de la inserción de la organización sindical en la cogestión económica y en la gestión estatal. El proletariado se termina
adecuando a la “necesidades” del desarrollo económico, es decir, del desarrollo capitalista, termina respondiendo a los requerimiento de la
revolución industrial-tecnológica-cibernética, subordinada a la acumulación de capital; en otras palabras, termina respondiendo al perfil
obrero requerido por la burguesía industrial.
En la medida que la organización sindical es más poderosa, más extensa y regularizada, en esa misma medida la burguesía se ve obligada a
reconocer esta presencia ineludible, se ve obligada a complementarse con esta organización sindical nacional de influencia masiva. El “pragmatismo”
de la burguesía industrial volvió a buscar una salida conservadora, como lo hizo en la segunda mitad del siglo XX, ante el crecimiento cualitativo y
cuantitativo del proletariado, sobre todo del sindicalizado. El camino fue
la formación de los trabajadores, de acuerdo a los requerimientos del mercado, acompañada de transferencia de fondos estatales, combinados
con transferencia de fondos privados, es decir, de fondos empresariales. Por esta adecuación, la dirigencia sindical no sólo empujó al proletariado
sindicalizado a adaptarse a las demandas del capitalismo nacional, sino que el siguiente paso fue ir más allá, convirtiéndose en administradores
financieros. En otras palabras en agentes del desarrollo capitalista.
Raúl Zibechi encuentra esta transformación de la situación y de la posición del sindicalismo en el contexto de la formación social brasilera, en el
campo social, en el campo económico y en el campo político, desenvolviéndose de manera patente durante el periodo neoliberal. El
autor escribe:
En paralelo, y en parte como consecuencia de estas modificaciones en el
perfil de la clase trabajadora, se registran cambios en los sindicatos y en el escenario político que permiten a varios analistas hablar de “derrota”
de la clase obrera o, si se prefiere, de un conjunto de fracasos: una derrota política al no haber podido elegir a Lula en las elecciones
presidenciales de 1989, a la que se suma la derrota económica y cultural que representó la hegemonía neoliberal a partir de 1990. En el terreno
sindical, la Constitución de 1988 –que consagró la nueva democracia y el fin del régimen militar– dejó en pie las prácticas del viejo sindicalismo
corporativista, entre ellas el llamado “impuesto sindical” o descuento obligatorio de cuota sindical a todos los trabajadores. El nuevo
sindicalismo que representaba la CUT no pudo imponer en la Asamblea
Constituyente la ruptura con el viejo modelo sindical pelego149.
¿Se puede decir que es el fracaso coyuntural del proyecto de poder,
concebido como estrategia electoral, lo que empuja al PT y a la organización sindical a cambiar tácticas, pasando de la confrontación a la
adecuación? ¿Es esta inclinación y decisión por la adaptación, que es una renuncia a las transformaciones estructurales e institucionales del Estado
y la sociedad, lo que explica el aburguesamiento de la poderosa organización sindical y del PT? Eso es lo que parece. Siguiendo la
descripción, Zibechi expone:
La Plenaria Nacional de la CUT realizada en setiembre de 1990 en Belo Horizonte fue un momento decisivo del viraje, al sustituir el sindicalismo
de confrontación por un sindicalismo propositivo. En la década de 1990 los sindicatos bancario, petrolero, petroquímico y del automóvil,
apostaron a la lucha por el contrato colectivo de trabajo en detrimento de las normas protectoras del derecho al trabajo, en un viraje que los lleva
a desentenderse de la mayor parte de los trabajadores, ahora
precarizados, tercerizados, desempleados o informales150.
Esta anotación es importante. Desde una perspectiva marxista se podría
decir que es cuando se pierde la consciencia de clase y se opta por una consciencia elitista, salvaguardando los intereses de la dirigencia y de los
obreros sindicalizados, dejando desamparados a la inmensa población del proletariado nómada, explotado de una manera salvaje. Enunciado que
parece pertinente, al momento de interpretar estas transformaciones sociales. Sin embargo, si bien podemos apoyar esta tesis, de carácter
general, de forma materialista e histórica, no termina de explicar las dinámicas sociales y económicas que operan en estas transformaciones.
En primer lugar, no se puede tomar al proletariado como un bloque homogéneo, aunque éste sea el proyecto político, aunque ésta sea la
“ideología” de clase, pues si bien esto es lo apropiado en la lucha de
clases, no considerar la diferenciación social en el seno del proletariado es un grave error, que lleva a confundir la “realidad” con los deseos. Es,
149 La nota de pie de página aclara el sentido de esta calificación: Pelego, en referencia a la piel de cordero, se
asimila a “carnero”, rompehuelgas o amarillo en el lenguaje del Río de la Plata. En Brasil el término “pelego” se comenzó a popularizar durante el gobierno de Getúlio Vargas, en la década de 1930. Imitando la Carta del Trabajo, de Benito Mussolini, Vargas decretó a Ley de Sindicalización en 1931, sometiendo los estatutos sindicales al Ministerio de Trabajo. Pelego se llamaba al líder sindical de confianza del gobierno y con vínculos con el Estado. Bajo la dictadura militar instalada en 1964, pelego pasó a ser el sindicalista apoyado por los militares. Ibídem; Pág. 39. 150 Ibídem: Pág. 40.
más bien, de esperar que en una sociedad atravesada por las relaciones
capitalistas, que generan diferenciaciones sociales, estas diferenciaciones también acontezcan en el propio campo proletario. Ahora bien, estas
diferenciaciones, que quizás no fueron tan pronunciadas, durante el siglo
XIX y el siglo XX, se compensaron con la solidaridad de clase. También, porque no decirlo, por la “ideología” socialista, por lo que se llama
teóricamente consciencia de clase. Quizás desde el último cuarto del siglo XX y la primera década del siglo XXI, las diferencias fueron marcadamente
pronunciadas, la fuerza de la solidaridad fue desbordada por la fuerza de los intereses de estratos jerarquizados y privilegiados, la consciencia de
clase fue desbordada por la racionalidad instrumental y por el racionalismo “pragmático”.
En segundo lugar es menester comprender las transformaciones dadas en
el modo de producción capitalista, núcleo de las formaciones económico-sociales componentes del sistema-mundo capitalista. Resumiendo
esquemáticamente, podemos decir que la primera gran transformación en el sistema-mundo capitalista, constituido mundialmente por las
conquistas y colonizaciones, fue la revolución industrial, que trastrocó las
estructuras y composiciones del mismo modo de producción capitalista. La segunda gran transformación del sistema-mundo capitalista fue la
integración del sistema-mundo, es decir de su composición diferencial, por las transversales del sistema financiero, que terminó consolidándose
como sistema internacional. Transformación acompañada por la revolución tecnológica y científica. Esta segunda transformación conforma
figuras histórico-políticas de dominación como los relativos al imperialismo, sobre todo en las ultimas décadas de la primera mitad del
siglo XX; después, es posible, que podamos, aunque sea provisionalmente, sostener que arroja la figura de un orden mundial de
dominación que llamaremos imperio151. En el horizonte de esta figura imperial del orden mundial, que sostiene la dominación financiera del ciclo
del capitalismo vigente, aparecen las llamadas potencias emergentes, nombradas como BRICS, que manifiestan transformaciones en la
estructura de poder del sistema-mundo capitalista, en la geopolítica de
este sistema-mundo.
La participación de Brasil, como potencia emergente, en la estructura de poder mundial del sistema-mundo capitalista, afecta a la composición
interna de la estructura de clases. La burguesía brasilera ya no es una burguesía sólo nacional, ya es una burguesía internacionalizada; la
prueba de esto se encuentra en las empresas trasnacionales brasileras que concurren en la competencia de los mercados del mundo. La elite del
151 Tesis de Antonio Negri y de Michael Hardt. Ver Imperio. Paidós; Buenos aires.
proletariado sindicalizado, la estratificación privilegiada, participa de los
beneficios de una mayor apropiación del excedente mundial. Esta oligarquización de parte del proletariado empujaría a su dirigencia y a su
representación política a compartir intereses con la burguesía,
convirtiéndose después también en un estrato de la burguesía, lo que llamamos la burguesía sindical.
En tercer lugar, la crisis del marxismo, que es sustento teórico de los
partidos de los trabajadores, la crisis del socialismo, no solo el llamado socialismo real, crisis teórica e “ideológica”, ha empujado al partido de los
trabajadores a inclinarse por el realismo político y el “pragmatismo”. Planteándolo atrevidamente, para ilustrar, ¿si esto ha ocurrido en el
Partido Comunista Chino, por qué no esperar que pase, algo parecido, en el PT?
La descripción de este proceso de adecuación y adaptación de la dirigencia del proletariado es ilustrativo. Zibechi lo describe pormenorizadamente:
En medio de la reestructuración productiva neoliberal que supuso el despido de gran cantidad de trabajadores en todos los sectores,
incluyendo el automotriz, la petrolera estatal, los bancos y toda industria, los sindicatos a fines de la década de 1990 se insertan en los planes
estatales de formación a través de fondos del FAT, que suponen ingresos millonarios para la CUT, muy superiores a los que percibían por concepto
de cuotas sindicales.
Ya sin la fuerza que tuvo en la década anterior, derrotado su candidato en las elecciones presidenciales y en plena ofensiva del capital, la CUT
decide insertarse en los programas oficiales de recalificación profesional, a través del Plan Nacional de Calificación Profesional desde 1995,
instrumentados por el FAT donde convergen sindicatos y empresarios. El V Congreso de la CUT, celebrado en 1994, luego de analizar la
“reestructuración excluyente” emprendida por el capital con apoyo de un
“Estado privatizado”, propone como parte de su campaña contra el desempleo una “política de formación profesional adecuada a las nuevas
exigencias del mercado de trabajo y con participación de la representación sindical.
Esa propuesta va en línea con la tesis defendida por el gobierno de
Fernando Henrique Cardoso y por el empresariado en el sentido de que el desempleo se debe a la falta de calificación profesional de los
trabajadores. En 1998 la CUT recaudó 17 millones de dólares, de los cuales 2 millones provenían del FAT para formación profesional. En 1999,
la CUT ingresa casi 32 millones de dólares: 12 millones provienen del FAT,
cifra que se eleva a 20 millones en 2000. Desde 1999, el 70% de los gastos de la CUT están ligados a los Programas de Calificación Profesional
del FAT, o sea a instancias ligadas al Estado y a los empresarios.
Por un lado, la central pierde autonomía financiera ya que depende cada
vez más de ingresos no vinculados a los aportes de sus afiliados. Por otro, “la cultura sindical que genera esta estructura, estimulando la aparición
de dirigentes más preocupados en mantenerse al frente de esos aparatos, desenvolviendo una especie de ´carrera´ sindical, que de representar
efectivamente a sus bases”152.
Acompañando a este proceso de adaptación y de adecuación de la
organización sindical al sistema- regional capitalista, para correlacionar un concepto relativo al sistema-mundo capitalista, que corresponde, en
este caso a una región continental, al concepto de geopolítica regional, que hemos usado en vez del concepto de subimperialismo, se produce
también un proceso de jerarquización de la representación sindical. La
representación sindical, jerarquizada en la dirigencia, copa casi todos los espacios de la representación a costa de la representación directa, incluso
mediada, de las bases. Describiendo este itinerario, Zibechi escribe:
Por último, esta institucionalización de la CUT, y su profesionalización dependiente del Estado, no pudo dejar de influir en la integración de sus
órganos de dirección así como en la masa afiliada. Nuevamente los cambios convergen en el mismo período histórico. En el Congreso de 1988
los delegados de base eran el 50,8% de los congresistas mientras el 49,2% eran dirigentes. En el Congreso de 1991, se produce un vuelco
fenomenal: 83% son dirigentes y sólo 17% son delegados de base.
Bajo el gobierno Lula el entrelazamiento entre sindicalismo y Estado se profundiza, como no podía ser de otro modo. El proceso se acelera
llegando a una suerte de final esperable. El sociólogo Rudá Ricci, que
asesoró al Departamento de Trabajadores Rurales de la CUT en 1990, sintetiza este proceso:
“Desde los años 1980 para acá, las organizaciones populares conquistaron
muchos espacios de cogestión. Hoy tenemos 30 mil consejos de gestión pública (de derechos y sectoriales) a lo largo de Brasil. Entonces, los
líderes sociales, incluyendo a los sindicalistas, pasan a cambiar su perfil: de líderes de movilizaciones hacia una dirigencia con capacidad técnica,
152 Ibídem: Pág. 41.
de gobernar. Se percibe el cambio del perfil de los sindicalistas de los
grandes sindicatos: del carisma y la capacidad oratoria hacia uno más reflexivo. El punto final fue el ingreso a los ministerios. A partir de ahí no
es más dirigente sindical. Es un agente gubernamental”153.
Este dato amerita una reflexión. La pregunta es: ¿Qué nos dicen estas transformaciones, en el sentido de adaptación y adecuación, de lo que
deviene el sindicato? ¿De una organización de defensa de los trabajadores se convierte en un organismo de poder sobre los trabajadores? ¿En todo
caso, cómo pudo haber ocurrido esto o algo parecido? ¿Dónde radica el núcleo del problema? La hipótesis interpretativa nuestra es que el núcleo
radica en la representación y en la delegación. Ciertamente la representación y delegación sindical son procedimientos de la
organización, son necesarios para transmitir las decisiones sindicales, también para coordinar sectores, para lograr la centralización de la
representación general de los obreros sindicalizados; son procedimientos, que forman parte de la lucha sindical. Empero, no dejan de ser también,
procedimientos que instauran relaciones de poder. La dirigencia es la
dirigencia que se arriesga por la lucha social, económica, después política, de la clase obrera; sin embargo, la dirigencia también se inviste de poder.
Esta disposición de poder de la dirigencia era compensada por las asambleas, por la construcción de las decisiones colectivas. Sin embargo,
en la medida que se burocratiza la organización sindical, el poder de la dirigencia sindical cobra autonomía, se independiza de las asambleas; las
decisiones son cada vez más mediatizadas. Las bases terminan como el substrato multitudinario, que sostiene con su participación, cada vez más
restringida al voto, a la elección de dirigentes, de una cúpula poderosa que habla a nombre de los trabajadores, cuando ya los dirigentes han
dejado de serlo.
Los dirigentes se llegan a aburguesar porque antes ya se han burocratizado. Esto ocurre porque se sustituye la democracia directa, la
democracia asambleísta, la democracia colectiva, cada vez más con
procedimientos institucionales de la democracia formal. Cuando ocurre esto es probable que los dirigentes contenten a las bases con beneficios,
en el mejor de los casos, de formación, empero, haciendo preponderar, cada vez más, beneficios económicos vinculados al mercado, al consumo
y al crédito. El problema de estos beneficios económicos es que se termina despolitizando al proletariado sindicalizado. Se ha ablandado su capacidad
de lucha; es de esperar que renuncie a las transformaciones estructurales e institucionales, optando por convivencias pacíficas con la burguesía, con
153 Ibídem: Págs. 41-42.
el Estado-nación, garantía del desarrollo capitalista. Esta subordinación
privilegiada al sistema de dominación, tiene una “ganancia” política y económica, por así decirlo, y un costo social. La “ganancia” es que la
cúpula y quizás sus entornos terminan formando un estrato de la
burguesía recompuesta; el costo lo carga el proletariado nómada, empujado a la miseria, a la marginación, a la invicibilización, al no ser
reconocido por no estar sindicalizado.
La despolitización llega lejos. Al proletariado combativo se lo convierte en
un perfil festivo, sus pasiones políticas se sustituyen por el gozo circunstancial, por la algarabía del bullicio ensordecedor y adormecedor.
Otra forma de domesticar el proletariado, esto de ofrecerle fiestas para que olvide su lucha anticapitalista. Las anotaciones de Zibechi son
ilustrativas:
Este sindicalismo comenzó a priorizar las fiestas por sobre las movilizaciones como sucede con los espectáculos del 1 de mayo, que
hasta el gobierno Lula los realizaba sólo la central conservadora Forza
Sindical. Pero a partir de 2004, la CUT comenzó a contratar especialistas en marketing para organizar la fiesta que incluye megaeventos con
artistas populares, sorteos de coches y apartamentos y la prestación de servicios como peluquería y documentación. De este modo, a la creciente
institucionalización y pérdida de autonomía se suma la despolitización y hasta el reforzamiento de la perspectiva neoliberal, los valores del
mercado y la individualización de los problemas del trabajador154.
Burguesía sindical
El marxismo definió a la burguesía como la propietaria de los medios de
producción. ¿Qué sería una burguesía sindical? De la misma manera, ¿qué fue y es la burguesía burocrática del partido-Estado y del Estado-partido,
en lo que respecta a la experiencia del socialismo real? ¿Propietaria de
qué son estas burguesías? ¿Lo mismo podríamos preguntarnos de la burguesía financiera? ¿Propietaria de qué es? El concepto de burguesía
como propietaria de los medios de producción queda restringido, sin poder dar explicación de estos estratos de las oligarquías modernas.
En realidad, la arqueología del concepto burguesía es mucho más amplio
y dúctil que el concepto marxista. De una manera resumida, un tanto esquemática, podríamos decir que con el término burguesía se
154 Ibídem: Págs. 43-44.
identificaba a los habitantes de los burgos, municipios y ciudades, que no
dependían para su subsistencia y reproducción del trabajo de la tierra. En otras palabras, se trata de habitantes de las ciudades a diferencia de los
habitantes del campo. Se puede suponer que estos habitantes de los
burgos generan una economía distinta a la economía o las economías generadas en el campo, comenzando de la economía feudal, en Europa,
y terminando con la economía campesina, que se ha identificado como una economía subordinada, una economía sierva, aunque también,
hablando de los campesinos autónomos, como economías campesinas propiamente dichas, confundidas por ciertos analistas con economías
mercantil simples. La estratificación social de los burgos no tardó en pronunciarse abiertamente, distinguiendo estratos de comerciantes,
estratos de prestamistas, incluso de financistas, estratos sociales de empresarios de la incipiente industria, prioritariamente textil, también se
puede incluir a estratos de artesanos. Esta estratificación deja también fuera del campo de dominio de la definición de burguesía a amplios
estratos de pobres, quizás jornaleros, familias de trabajo itinerante, incluso pordioseros. La “revolución comercial” del siglo XVII enriqueció al
estrato comercial de la burguesía; entonces estos “ricos”, esta oligarquía
comercial, se vuelven como el referente del denominativo de burguesía. Con la revolución industrial, es el estrato de la oligarquía industrial la que
ha de convertirse en el referente del denominativo de burguesía. El marxismo recoge este significado de burguesía; por eso la define como la
propietaria de los medios de producción.
Sin embargo, las transformaciones y estatificaciones de la burguesía no se detienen. Nuevamente, aprovechando la expansión mundial del
capitalismo de la revolución industrial, el estrato de la oligarquía financiera se va convirtiendo en el nuevo referente del denominativo de
burguesía. Aunque, en esta etapa del ciclo largo del capitalismo vigente, la composición de la burguesía, comprendiendo sus estratos sociales,
presentan más bien un perfil entrelazado de la burguesía. La movilidad inter-burguesa es abierta, acompañada por la movilidad del capital y de
las inversiones. Hablar ahora de burguesía connota un campo de dominio
social variado, diferencial; empero, articulado e integrado, concomitante y cómplice de las dominaciones. No es tanto la función en el modo de
producción lo que define a la burguesía como cuando ocurría con la revolución industrial, son, más bien, sus funciones variadas en la
acumulación originaria y ampliada del capital. En este sentido se puede comprender que burguesía connota a los estratos sociales privilegiados y
dominantes que se apropian sustantivamente del excedente, haciéndolo circular, fuera de consumir parte, invirtiendo en variados rubros,
buscando la mayor rentabilidad posible.
La burguesía sindical, que es un denominativo reciente, una especie de
extensión metafórica del concepto acumulativo de burguesía, identifica a un nuevo estrato de la burguesía, de por sí amalgamada. Se trata de una
oligarquía que se apropia de parte del excedente de los trabajadores, ya
sea de una manera directa o de una manera indirecta, por ejemplo a través de transferencias estatales o empresariales. Lo sugerente es que
esta burguesía sindical, en el Brasil en tiempos de Lula y Dilma, se especializa en la administración financiera.
La diferenciación inicial, para el espacio o la geografía ocupada por la
burguesía, sus hábitats y sus circuitos, entre ciudad y campo se ha roto, pues, en parte, los terratenientes, se han aburguesado, no solo a través
de la renta percibida, sino que han incursionado en la inversión en distintos rubros, asimilando a su habitus las lógicas de la acumulación de
capital. Las relaciones y las redes de los circuitos capitalistas han atravesado lo que la sociología llama área rural.
La palabra burguesía deriva del francés bourgeoisie; en sentido lato,
denomina a la clase media acomodada. En principio se usó esta
denominación para referirse a la clase social compuesta por los habitantes de los "burgos"; es decir, las ciudades bajomedievales de Europa
occidental. Ejercieron el poder local en las ciudades a través de una distinción social urbana, mezclados con la nobleza; lo que en las ciudades-
Estado italianas contraía la ejecución de una forma autónoma de poder. En tanto que en las monarquías absolutas se conforma, de manera
variada, la delegación subordinada del Tercer Estado, plebe, pueblo vulgo.
Como dijimos, esquemáticamente, la burguesía comercial, también financiera, emergida de la bonanza desatada por la conquista y la
colonización del quinto continente, bautizado como América, fue el primer referente claro en relación al perfil de lo que se llamó conceptualmente
burguesía. Después, el referente fue el estrato industrial de la oligarquía moderna, cuando se dio lugar la emergencia de la burguesía industrial,
durante el ciclo inaugural de las revoluciones modernas, comprendiendo
a la revolución industrial, a las llamadas revoluciones políticas, así como a las revoluciones sociales, si se quiere acompañadas, en parte, por las
burguesías, aunque las vanguardias eran los plebeyos, el pueblo insurrecto. Ahora, el referente podría ser, como dijimos, el estrato de la
oligarquía financiera; sin embargo, en la coyuntura y el periodo reciente del ciclo largo del capitalismo vigente, la composición social burguesa
aparece como entrelazada, móvil, articulando sus estrados de una manera mutante. Por eso, es preferible optar por una referencia móvil y
mutante, sin olvidar la articulación integrada de la burguesía.
Se puede hablar de una extensión del habitus; la moral burguesa se
extendió por el mundo donde el capitalismo se expandió, asentándose, incluso en combinación, mezcla y articulación abigarrada con costumbres
nativas y locales, comportamientos dominantes en las distintas tierras del
mundo. Con el tiempo, sobre todo con la proliferación de los mercados y el incremento del consumo, los habitus burgueses se modificaron; sin
exagerar, se puede decir que el llamado “modo de vida americano”, que corresponde al estilo burgués norteamericano, irradió por el mundo de las
comunicaciones, siendo asimilado e imitado por los comportamientos, no sólo de parte de las burguesías locales y nacionales, sino también de otros
estratos medios, llamados, de una manera general, pequeño-burguesía.
Entonces, podemos decir, tomando estos bocetos esquemáticos de esta descripción panorámica, que se forma una burguesía sindical también por
medio de la incorporación de habitus, por medio de la imitación de comportamientos, por medio de la influencia “ideológica” de formas de
concebir el mundo y la “realidad”. Si atendemos a los comportamientos y conductas de la “aristocracia” sindical, vamos a ver que tienen muy poco
que ver con los comportamientos y conductas, con los habitus de la
inmensa mayoría del proletariado, sobre todo en lo que respecta al proletariado nómada.
Siguiendo la ilustrativa descripción, Zibechi dice:
La elite del poder estatal federal ha vivido importantes mutaciones en los
últimos años, de modo particular desde enero de 2003 cuando Lula llegó a la presidencia. En Brasil existen unos 80.000 cargos de confianza
política; de ellos unos 47.500 son cargos de confianza en la administración directa que pueden ser nombrados discrecionalmente por
el Poder Ejecutivo. De todos esos cargos, los que pertenecen a la Dirección y Asesoramiento Superiores (DAS) niveles 5 y 6 y los de
Naturaleza Especial (NES) son definidos como “cargos de dirección comandados por dirigentes públicos”, ya que se ubican en el escalón
inmediatamente inferior a los ministros y secretarios de Estado. Al ser cargos nombrados directamente por los ministros o por el propio
presidente, y por tratarse de puestos gerenciales de alto nivel, son considerados como la elite dirigente del gobierno.
Ese escalón está integrado por apenas mil cargos. El estudio de la socióloga Maria Celina Soares D´Araujo echa luz sobre esa elite. En el año
2009, 984 cargos de confianza integraban el DAS 5: jefes de gabinete del ministro, directores de departamento, consultores jurídicos, secretarios
de control interno y subsecretarios de planeamiento, presupuesto y
administración. Otros 212 cargos integraban el DAS 6: asesores especiales, subsecretarios y secretarios de órganos de la Presidencia. Los
cargos NES eran 62 en 2009: comandos de las fuerzas armadas, dirección
del Banco Central, y diversos cargos jurídicos y secretarías especiales. El trabajo de campo consiguió respuestas del 30% de esos 1.258 cargos, lo
que lo convierte en la fuente más importante de información sobre el más elevado escalón del gobierno Lula.
Un primer dato es que hay apenas un 20% de mujeres y que entre el 87
y el 84% son blancos (según se tome el primer y el segundo gobierno de Lula, o sea 2003-2006 y 2007-2010). El 95% tiene formación terciaria o
son posgraduados, predominando economía, ingeniería y derecho. Sin embargo, la formación de los padres de estos cargos es mucho más baja,
apenas el 45% tienen formación universitaria completa, lo que muestra que los cargos de mayor confianza provienen de familias con niveles
socioeconómicos más bajos que los alcanzados por sus hijos.
Sin embargo el dato más relevante es la participación de los cargos de
confianza en la alta administración federal en organizaciones sociales: el 45% tienen afiliación sindical y un porcentaje similar participan en
movimientos sociales mientras un 30% participa en consejos profesionales, lo que permite concluir que un sector mayoritario de los
cargos de confianza son profesionales organizados. Ese porcentaje llama la atención porque es varias veces superior al promedio de afiliación
sindical de los brasileños, que es del 18%. La mitad de esos cargos son funcionarios públicos de carrera, sobre todo profesores y bancarios. Entre
los sindicalizados, la mayoría (39%) están afiliados a algún partido político, siendo el PT (con el 82,5%) el partido que más adhesiones tiene
en ese sector. Si se extrapolan los datos de la encuesta, de los 1.200 cargos de mayor confianza en el gobierno federal casi la mitad (unos 600)
provienen del mundo sindical155.
Lo que hay que analizar es qué pasó con la estructura de poder heredada con la llegada al “poder” del PT. ¿Cambio? ¿No cambio, se asimiló el PT
a la estructura de poder heredada? Esta pregunta es crucial en el ensayo; podríamos decir, que es mucho más sugerente que aclarar la definición
metafórica de burguesía sindical.
155 Ibídem: Págs. 44-45.
Tomando en cuenta este propósito, retomamos la descripción,
recurriendo a Raúl Zibechi, quien, citando a Maria Celina Soares D´Araujo, escribe:
La autora que realizó la investigación sobre las elites en el gobierno de Lula, estima que la fuerte presencia sindical en el gobierno no es un reflejo
del triunfo electoral del PT, sino de la elevada tasa de sindicalización en el sector público, en general adherido a ese partido, cercana al 80% entre
los funcionarios públicos del Poder Ejecutivo federal.
Un poco más adelante, expone:
Sin embargo la autora advierte:
En un país con tantas desigualdades como Brasil, nada indica que el fortalecimiento de la estructura sindical corporativa pueda convertirse en
instrumento de mayor igualdad social, económica y política. Porque nunca lo fue. Al contrario, fue instrumento de jerarquización de ganancias y de
derechos en la sociedad brasileña, pautada por derechos desiguales y
restringidos apenas a quien estaba formalizado en el mercado de trabajo156.
Una clave en esta información es la indicación de que se trata de una estructura corporativa, calificada como instrumento de jerarquización de
ganancias y de derechos en la sociedad brasileña, pautada por derechos desiguales y restringidos apenas a quien estaba formalizado en el
mercado de trabajo. La estructura corporativa ya estaba constituida antes de la llegada del PT al “poder”; ¿qué pasa después? Sabemos, por lo
menos hipotéticamente, con el uso de las hipótesis interpretativas que hicimos en Relaciones de dominación clientelares, Acontecimiento Brasil,
Acontecimiento novela, Geografía emancipadora versus geopolítica y Acontecimiento y narrativa, que estamos ante un Estado corporativo,
forma concreta, histórico-política, del Estado-nación, del Estado Federal
de Brasil. La hipótesis interpretativa subsecuente parece ser que la organización corporativa sindical le cae como anillo al dedo a la forma
singular del Estado corporativo. Si sostenemos esta hipótesis, tendríamos que deducir que la estructura de poder heredada no ha cambiado.
Pero, vamos con calma, sigamos con el análisis. Zibechi continúa:
156 Ibídem: Pág. 46.
En el primer gobierno Lula el 26% de los ministros provenían del
sindicalismo, y en el segundo el 16%. Cabe aclarar que en los siete gobiernos pos dictadura el porcentaje promedio de sindicalistas en el
gabinete era de apenas 11,5%. En cuanto a la participación en
movimientos sociales, el 45% de los ministros de Lula estaban vinculados a ellos. El 38% de sus ministros estaban a su vez en el consejo de alguna
empresa estatal.
Con este conjunto de datos podemos tener un perfil aproximado de la importancia que tuvo el movimiento sindical en los dos gobiernos de Lula,
de modo muy particular en el primer escalón del poder. Debe aclararse, no obstante, que se trata de un sindicalismo de clases medias, integrado
por profesores, bancarios y otros profesionales, con estudios universitarios y posgraduados y carreras como funcionarios estatales157.
No parece aconsejable sostener la hipótesis de que la estructura de poder no cambio, de que el PT y la poderosa organización sindical fueron
absorbidas, incorporándose a la estructura de poder dada; es preferible,
comprender que la incorporación de una organización sindical corporativa modifica la estructura de poder heredada, dando lugar a relaciones de
dominación delegadas, conformadas por la fijación de las representaciones.
Estructuras estructurantes y des-estructurantes del poder
Respondiendo a la pregunta si cambió o no la estructura de poder
heredada, descartando la presumible hipótesis que conjetura, apresuradamente que no cambio, vamos a intentar elaborar hipótesis
interpretativas configuradas poniendo en juego la episteme de la complejidad y lo que hemos llamado la percepción del acontecimiento.
Hipótesis interpretativas de la complejidad y del acontecimiento
Una de las tesis más apasionantes de la teoría de la dependencia es la de
salir de la dependencia recuperando el control de los recursos, el control económico, por medio de lo que, las versiones más suaves de estas
corrientes de la teoría de la dependencia, llamaban sustitución de
157 Ibídem: Págs. 46-47.
importaciones, que en las versiones más concretas y sólidas no era otra
cosa que la revolución industrial. ¿Por qué es esta tesis apasionada? Los teóricos más radicales de la teoría de la dependencia comprendían
profundamente el significado histórico-político de las nacionalizaciones.
Las nacionalizaciones no son sólo medidas administrativas de transferencia de propiedad, por la vía de la expropiación, pasando de
manos de empresas privadas trasnacionales a la empresa pública, creada con este fin. Las nacionalizaciones no sólo recuperan los recursos bajo el
control del Estado-nación subalterno, sino que, con este acto político, que viene acompañado por el entusiasmo popular, se planta raíces, por así
decirlo, para una efectiva constitución y construcción de lo que los nacionalistas y populistas del medio siglo XX llamaban nación,
concretamente el Estado-nación. Hay como una intuición política de que la materialidad de la institución imaginaria de la sociedad, el Estado, y de
la comunidad imaginada, la nación, radica en estos subsuelos, en estos yacimientos, en este humus, que debe volver a manos del pueblo, por
mediación del Estado.
Entonces, ¿qué estructuras de poder son las que se activan en estas
acciones políticas de nacionalización? Hemos hablado de las paradojas de los populismos y de los nacionalismos del medio día del siglo XX; sin
embargo, esta inteligibilidad de las paradojas no es suficiente para terminar de abordar, de una manera más completa e integral, todo lo que
se pone en juego. Lo decimos sobre todo a partir de la experiencia de los gobiernos progresistas de Sud América de fines del siglo XX y en el albor
del siglo XXI, particularmente la experiencia de las gestiones de gobierno del PT, que, como hemos dicho no pueden explicarse sin la inflexión dada
en el trazado temporal crítico y desgarrador de los periodos diletantes y cambiantes de Getúlio Vargas.
La hipótesis interpretativa, manejada por nosotros, es que los Estado-
nación subalternos, al formarse en los umbrales y los limites traspasados de la revolución industrial británica, terminaron formando parte del orden
mundial, que se empezaba a configurar, que terminó de consolidarse
después de la segunda guerra mundial. Dijimos que los Estado-nación forman parte del orden mundial, a tal punto que son los administradores
de la trasferencia de los recursos naturales de las periferias a los centros cambiantes del sistema-mundo capitalista. Mantenemos esta hipótesis;
sin embargo, no es suficiente para explicar lo que se ocasiona cuando se dan las nacionalizaciones, y, sobre todo cuando se continúa
consecuentemente con la industrialización, como ha ocurrido en el caso de Brasil, obviamente hasta el periodo neoliberal, cuando se orienta una
privatización arrasadora, recuperándose después, la proyección anterior, con las gestiones de gobierno del PT.
La interpretación de la economía académica, muy influenciada por las corrientes neoclásicas y por las interpretaciones neoliberales, hablan de
potencia emergente, conformando un grupo ejemplar llamado BRICS.
Esto es una lectura cuantitativa, que induce de cuadros estadísticos esta calificación, que no llega a ser conceptual. La discusión cualitativa no se
encuentra en las dimensiones cuantitativas del crecimiento y el desarrollo de la potencia Brasil, sino en cuáles estructuras subyacentes son las que
se ponen en juego, cuáles son las que sostienen no sólo un proyecto político, que hemos llamado de integración conservadora, sino el
acaecimiento paradójico y complejo del acontecimiento Brasil.
Ya dejamos claro que no es adecuado manejar el concepto de subimperialismo, que fue el proyecto geopolítico de la dictadura militar;
también dijimos que es mejor hablar de geopolítica regional, en vez de subimperialismo, proyecto que ha sido transferido a los siguientes
gobiernos, incluyendo a los gobiernos de Lula y Dilma. Sin embargo, dejamos claro que esta geopolítica sigue siendo un proyecto, no es
exactamente una “realidad”, aunque cuente con el peso de la economía
pujante de Brasil y la voluntad política de un Estado, además de las irradiaciones en el continente. Para realizarse se requiere su perpetración
territorial, social, política y cultural, que no puede ser otro que la integración. Entonces lo adecuado es hablar de dos tendencias
potenciales; una, que hemos llamado la integración conservadora, burguesa, monitoreada por la dinámica economía brasilera; la otra, es
una integración emancipadora, impulsada por la capacidad de resistencia, de lucha, de rebelión, transgresiones y alteridades, de los pueblos de
Abya Yala, capaces de intuir, en sus cuerpos, en las expresiones desbordantes de sus cuerpos, la emergencia de mundos alternativos,
desde sus subversiones minuciosas, cotidianas, a veces explosiones itinerantes, volcánicas.
Los gobiernos progresistas, las estructuras estatales tomadas por estos
gobiernos, se ponen o mantienen el contacto con el magma social, del
que, en parte se sustentan, y en parte lo escamotean. Estructuras organizacionales más consolidadas como las del PT pueden leer, a su
manera, las señales, las marcas, las huellas, las inscripciones, los signos, del magma social, apoyarse en esta lectura parcial para darle consistencia
al proyecto geopolítico regional, marchando a la integración capitalista regional. No se disputa, exactamente, como comúnmente se cree,
convertirse en la principal potencia emergente, o en la segunda más importante, aunque este proyecto esté en la cabeza de los estrategas y
geopolíticos. La concurrencia inmanente es otra, aunque no sea decodificada, interpretada y vislumbrada; en la actualidad desafiante, en
el momento abierto a sus horizontes mutables, en la coyuntural del ciclo
del capitalismo vigente, comprendiendo las contradicciones inherentes al sistema-mundo capitalista, lo que está en juego, en la perspectiva
conservadora, esta vez mundial, es qué potencia o grupo de potencias
integra el mundo, ciertamente de una manera conservadora.
El juego de fondo, que empuja a la economía y la política brasilera, es esta compulsión en la que se ve comprometida, en la medida que se
transforma su economía. Sin embargo, esta tendencia inherente, que arrastra toda lógica de concentración, centralización y acumulación
capitalista, no puede darse sin América Latina y el Caribe. La integración conservadora, capitalista, es una tarea imperiosa para la economía
pujante, desenvuelta, brasilera.
Teóricamente, el ahora, es buen momento para realizar esta integración, cuando hay acuerdos y coincidencias entre gobiernos progresistas. Sin
embargo, hay problemas. Las economías desiguales, las diferencias cualitativas entre las burguesías nacionales, también entre las
maquinarias estatales, incluso diferencia entre proyectos de integración,
esta vez incluyendo al mismo gobierno de Brasil, que sólo logran armar instituciones burocráticas de integración, quedando lejos una
institucionalidad transversal que articule los territorios, las poblaciones, del continente. Las burguesías, incluso sus burocracias, si es que el Estado
tiene un papel mayor que las empresas privadas, no tienen vocación efectiva de integración.
¿Qué decimos con estas reflexiones? Para decirlo directamente, para
Latino América y el caribe hay sólo dos proyectos con futuro, por así decirlo; uno, es el de la integración conservadora; el otro, es el de la
integración emancipadora de los pueblos.
Lo sugerente de Brasil, como puede observarse en el libro de Raúl Zibechi, Brasil potencia, también, aunque lo haga de una manera crítica, enfoque
que compartimos plenamente, el libro de Francisco de Oliveira, El neo-
atraso brasilero, es que ha logrado no solo una revolución industrial, sino también tecnológica, científica y cibernética. Yendo al ejemplo más
concreto, ha logrado montar un aparato tecnológico y científico que le permite autonomía energética, con tecnología propia y proyectos
fabulosos de ciudades submarinas para abaratar los costos de producción del crudo. Este ejemplo, muestra, para parafrasear el libro leído, la
potencia de la economía brasilera como para empujar el proyecto de integración mencionado.
Chanceando, se podría bromear, decir, en ese tono juguetón, que los de
UNASUR, en vez de reunirse para escuchar sus declaraciones integracionistas, que parecen flores arrancadas para regalarlas a los
asistentes, flores que después mueren en los floreros, den pasos efectivos
de integración. Comenzando por renunciar a la retórica burocrática, convocando a una constituyente de Latino América y el Caribe. No lo van
a hacer, pues esas instituciones no están para eso, están para perder el tiempo, para llenar de papeles las oficinas; les es imposible la integración
efectiva, pues sus imaginarios siguen apegados a las comunidades imaginadas, a las “republiquetas”, a las naciones recortadas por las
oligarquías regionales, opuestas a los proyectos políticos de Tupac Amaru y de Simón Bolívar. Los pueblos rebeldes, cuando se encuentran más
cerca de la rebelión de los cuerpos, son los que tienen más posibilidad de realizar una integración, esta vez, emancipadora, con proyección a los
pueblos del mundo.
Entonces, como que podemos sugerir hablar de estructuras estructurantes y de estructuras des-estructurantes. Ampliando el
concepto de Pierre Bourdieu de estructura estructurante, queremos
nombrar de esta manera a las redes, tejidos, articulaciones, conexiones, complementariedades, que se dan en las relaciones prácticas entre
pueblos, territorios, ecologías, asociaciones y composiciones sociales, incluso cruzando las fronteras. Ciertamente estas relaciones se
encuentran codificadas por los estados; empero, los códigos estatales no interpretan la complejidad; la reducen a la norma, a la interpretación
institucional, que no deja de ser procedimiento. Las diferencias locales, territoriales, de costumbres, de usos de la lengua, de usos culturales, mas
bien, acercan a los pueblos, pues viven los mismos dramas sociales. Sus historias coloniales, las herencias de la colonialidad, son casi parecidas, a
no ser por las tonalidades, las tramas y las memorias concretas. Estos tejidos socio-culturales componen entramados que articulan y enlazan a
los pueblos, a pesar que los intereses económicos empujan a suponer separaciones encontradas.
Las oligarquías de nuestros países se han creído herederas de los conquistadores, por lo tanto, que podían continuar su huella. Se
comportaron como conquistadores al interior de los países, enfrentándose nuevamente, recurrentemente, a los pueblos indígenas, a los
afrodescendientes, a los mestizos, a los descendientes “blancos” pobres; así también convirtiendo a la naturaleza en una adversidad, que debería
ser domesticada, dominada. La división de fronteras de las repúblicas flamantes fue una herencia de las administraciones coloniales. La
descolonización debería haber comenzado por ahí, disipando las fronteras. Es todo el continente el que ha sufrido la conquista y la
colonización, es todo el continente el que debería borrar las fronteras
imaginarias, sostenidas estatalmente, para afrontar la descolonización, que implica primordialmente liberar los espesores territoriales,
ecológicos, poblacionales de toda división administrativa, de toda
cartografía colonial. Otro mundo posible era posible, bastaba con empezar sin espacios estriados.
Sin embargo, estas estructuras estructurantes sociales, culturales y
territoriales, se encuentran montadas por estructuras institucionales, por mallas institucionales estatales, que capturan e inhiben la potencia social,
que la dividen, que la separan, desviando sus fuerzas hacia la realización de estructuras de poder, que llamaremos estructuras des-estructurantes.
El substrato entonces, incluso de la tendencia inherente, que señalamos
más arriba, la tendencia a la integración conservadora, por la vía capitalista, es esta discordancia entre estructuras estructurantes y
estructuras des-estructurantes. Entre estructuras estructurantes de la potencia social, que se expresa en dinámicas moleculares sociales, y
estructuras des-estructurantes del poder.
Retomando la tesis matricial que enunciamos, de que la existencia es
paradójica, de que la vida es paradójica; hablamos de paradojas iniciales, que sostienen el decurso de las paradojas específicas, se llamen
paradojas políticas, sociales, económicas, culturales, en las sociedades humanas. Podemos conjeturar que esta discordancia principal entre
estructuras estructurantes y estructuras des-estructurantes no se resuelve con la opción unilateral de un polo, sino que es probable que la
paradoja se de en otras formas.
Apuntes sobre la discusión
Los y las analistas no se ponen de acuerdo con la caracterización de los
gobiernos del PT y en lo que respecta a caracterización del estrato sindical
gobernante y empresario. Vamos a abordar esta discusión, sobre todo auscultar los desacuerdos en las interpretaciones. Retomando el debate,
Raúl Zibechi escribe:
Vamos a repasar brevemente algunos de los argumentos que se esgrimen, comenzando con la posición del gobierno Lula y del movimiento
sindical.
El programa de gobierno del PT en la campaña electoral de 2002 argumentaba que los fondos de pensiones son “un poderoso instrumento
de fortalecimiento del mercado interno y una forma de ahorro de largo
plazo para el crecimiento del país”. Hasta ahí se trata de un argumento clásico y, si se quiere, razonable. Pero aparece una tesis que hace
referencia a los fondos de pensiones como una nueva estrategia destinada
a controlar el capitalismo y moralizarlo. Se trata de un viraje que lleva a la dirección del PT y a los sindicalistas vinculados a los fondos de
pensiones a pensar el futuro del país a través del mercado y del sistema financiero.
En este sentido Lula se destacó por apostar a los fondos como clave para
el desarrollo del país pero, también, como eje de la integración social158.
La tesis gubernamental es: Usar los fondos de pensiones como una nueva
estrategia destinada a controlar el capitalismo y moralizarlo. ¿Moralizar el capitalismo? ¿Cómo se puede moralizar el capitalismo? ¿Qué significa
moralizar el capitalismo? Si decodificamos antes esta hipótesis gubernamental, podemos, incluso aceptar, que lo que se quiere decir es
que el capitalismo clásico, por así decirlo, es inmoral; lo que hay que hacer
entonces, es educarlo, darle una formación moral. Esto significa exigir lo que el asesor de Lula, Oded Grajew, concibe como responsabilidad social
empresarial. Sustituir la lógica de la ganancia compulsiva por una lógica de servicio social. Fuera de las buenas intenciones de Lula y del asesor,
Oded Grajew, ¿esta moralización del capitalismo es posible?
Para comenzar el capitalismo no es sujeto; es, si se quiere desde un modo de producción, como núcleo de la formación económico-social concreta,
hasta un sistema-mundo capitalista. ¿Entonces se puede moralizar a los sujetos, en este caso a los capitalistas, a los empresarios? Si la
moralización supone una educación, una formación, todo sujeto es susceptible de ser afectado por un proyecto educativo y formativo. Ahora
bien, suponiendo, hipotéticamente, que los sujetos empresarios sean moralizados, se convenzan de su responsabilidad social, ¿van a actuar en
consecuencia? Con todo el perdón del caso, por recurrir a un
esquematismo determinista, que sólo lo usamos a modo de ejemplo. ¿Qué condicionantes y determinantes activan las conductas de los empresarios?
¿Las morales o las lógicas “pragmáticas” del mercado? Si no se resuelve este dilema, no se puede sostener la hipótesis esgrimida por Lula y su
asesor.
Zibechi continua:
158 Raul Zibechi: Ob. Cit.; pág. 59.
El programa de gobierno del PT en la campaña electoral de 2002
argumentaba que los fondos de pensiones son “un poderoso instrumento de fortalecimiento del mercado interno y una forma de ahorro de largo
plazo para el crecimiento del país”. Hasta ahí se trata de un argumento
clásico y, si se quiere, razonable. Pero aparece una tesis que hace referencia a los fondos de pensiones como una nueva estrategia destinada
a controlar el capitalismo y moralizarlo. Se trata de un viraje que lleva a la dirección del PT y a los sindicalistas vinculados a los fondos de
pensiones a pensar el futuro del país a través del mercado y del sistema financiero.
En este sentido Lula se destacó por apostar a los fondos como clave para
el desarrollo del país pero, también, como eje de la integración social. Poco después de asumir la presidencia los tres principales fondos, Previ,
Petros y Funcef, convocaron el I Seminario Internacional sobre Fondos de Pensiones, en Rio de Janeiro, del 27 al 28 de mayo. En el discurso con
que cerró el evento, Lula llamó a los sindicatos a crear fondos de pensiones con el argumento de “la utilización social” de esos fondos. “Si
no aumentamos el ahorro, no habrá recursos para inversiones, si no hay
inversiones, no habrá crecimiento económico, si no hay crecimiento no habrá creación de empleo, si no hay creación de empleos no habrá renta”.
Las tareas que antes correspondían al Estado, ahora la encarna el
mercado financiero, que pasa a ser la clave de bóveda del éxito de un gobierno de izquierda159.
No se podrían lanzar estos discursos y estas apuestas audaces si es que
no se dieran en las atmósferas del presente, de un presente del ciclo largo del capitalismo vigente, ciclo dominado por el sistema financiero
internacional. Los que emiten tal discurso asumen tal dominio como “realidad”; lo que hay que hacer es adaptarse a esta “realidad”. Se trata,
como dijimos, de una política de adecuación y adaptación al sistema-
mundo capitalista. Se ha dejado de luchar contra las formas de dominación múltiples del capital. Estos discursos tienen que explicarse
como dispositivos de poder, como dispositivos destinados a legitimar una política económica y social, que, en este caso, es una política de
promoción capitalista, edulcorada con bonos, asistencias sociales, programas de inversión social, incorporación del proletariado
sindicalizado a la gestión del capital.
159 Ibídem: Págs. 59-60.
Zibechi hace una anotación sobre los argumentos vertidos por el asesor
de Lula, anotación esclarecedora de la manera de pensar gubernamental:
Una de las intervenciones más interesantes en ese seminario, en el que
participó la plana mayor de los fondos de pensiones de Brasil, sindicalistas y autoridades vinculadas al tema, fue la de Oded Grajew, en ese momento
asesor especial de Lula. Grajew es empresario, fue presidente de la Asociación Brasileña de Fabricantes de Juguetes y fundador y presidente
del Instituto Ethos de Empresas y Responsabilidad Social. Es posgraduado en administración en la Fundación Getúlio Vargas de Sâo Paulo, como
buena parte de los sindicalistas de los fondos de pensiones. Pero lo más importante: es uno de los inspiradores del Foro Social Mundial, el
encuentro de todos los movimientos del mundo.
Grajew es un defensor de la “responsabilidad empresarial” o responsabilidad social de las empresas. Considera que los fondos de
pensiones pueden jugar un papel decisivo para dotar al capitalismo de “una postura ética y una visión social”, lo que puede suponer un viraje en
el sistema que puede llevar al mercado financiero a no guiarse
exclusivamente por los criterios de rentabilidad y seguridad de sus inversiones. Sostiene que Brasil está en inmejorables condiciones para
convertirse en un referente global en este sentido. La forma como Grajew defiende la “responsabilidad social” de las empresas, es, cuando menos,
contradictoria. Por un lado defiende valores como el respeto a los derechos humanos y de los trabajadores, el medio ambiente y la
preocupación por “prácticas de buena gobernanza corporativa”. En paralelo, señala que la responsabilidad social empresarial es un buen
negocio ya que es “el único camino para la sostenibilidad a largo plazo de las ganancias” porque “atraen y retienen talentos, motivan a sus
funcionarios, ganan la preferencia de los consumidores y de la comunidad, acceso a mercados, financiamiento e inversiones, y corren menos riesgos
de acumular pasivos ambientales, sociales y éticos.
Por otro lado, defiende la propuesta de la inclusión social por la vía del
mercado, en la misma dirección que los gestores de los fondos de pensión-PT. Considera que ha sido la movilización del tercer sector y las
ONGs, en base a las orientaciones de la responsabilidad social, como se han conseguido avances en materia de derechos humanos, de género,
raza, niñez y derechos sociales, a través de “acciones de solidaridad” y de “atender la emergencia social”160.
160 Raúl Zibechi; Ob. Cit.; pag. 61.
En relación a la moral postulada para los empresarios, la contrastación se
da con los innumerables conflictos desatados por la implementación del proyecto de capitalismo moral del PT. Conflictos ambientales, conflictos
con los pueblos nativos, conflictos sociales, que se distribuyen por toda la
amplia geografía de los territorios del país. El respeto a los derechos humanos y de los trabajadores, el medio ambiente y la preocupación por
“prácticas de buena gobernanza corporativa, queda como buena intención, convertido en discurso edulcorante de la implementación de un
desarrollo capitalista, que no puede dejar de ser lo que la experiencia social ha aprendido, despojamiento, desposesión, explotación,
subordinación, marginación, discriminación, la continuidad de la colonialidad por otros caminos.
En este sentido de la crítica, Zibechi retoma las observaciones de investigadores críticos:
Estos puntos de vista son los que llevan a Jardim a considerar que el
gobierno de Lula defiende una “domesticación” o “moralización del
capitalismo” que se concreta en la inclusión social vía fondos de pensiones:
“En este contexto, legitimar los fondos y deslegitimar el “capital salvaje”
es una estrategia simbólica que consiste en marcar una distinción entre actividades de inclusión social y actividades de especulación; entre los
fondos de pensiones del pasado y los del presente. Como consecuencia, los fondos de pensiones ganan legitimidad social sobre una actividad
puramente económica”161.
Pero a la vez cree que se trata de un doble discurso, ya que los fondos de pensiones de Brasil son los mayores compradores de títulos de deuda
pública: el 63% de las inversiones de los fondos están colocados en renta fija, o sea fondos de deuda pública, lo que los convierte en meros
especuladores y “usureros” del gobierno. Brasil tiene una de las tasas de
interés más altas del mundo, lo que contradice tanto el discurso sobre el predominio de lo social por sobre lo económico como la supuesta
priorización del largo plazo por sobre el corto. Se trata, por tanto, de un viraje que llevó a la convergencia de intereses con el capital financiero y
que se refleja en un discurso que “llevó al gobierno del PT, sindicatos y centrales sindicales a agregar el concepto de ´mercado´ a su tradicional
discurso social”162. 161 Maria Chaves Jardim, Domesticaçâo e/ou Moralizaçâo do Capitalismo no Governo Lula: Inclusâo Social
Via Mercado e Via Fundos de Pensâo, Dados, Rio de Janeiro, No. 1 , 2009, p. 123. 162 Ibíd., p. 152.
Lo que concluye Maria Chaves Jardim corrobora que se trata,
efectivamente, de un estrato social de la burguesía brasileira
recompuesta, hablamos del estrato de la burguesía sindical. Un estrato de la burguesía que, en la división del trabajo inter-burguesa, ha optado
por ocuparse del manejo financiero. Aunque también, a partir de las funciones de gobierno, se delega responsabilidades empresariales, en las
empresas públicas, así como se delegan participaciones en empresas privadas donde el Estado es accionista.
Retomando a Francisco de Oliveira, Zibechi ingresa al debate:
El crítico más sólido sobre la participación de los sindicalistas en la
dirección de los fondos de pensiones es el sociólogo Francisco de Oliveira. En su opinión se trata de “una verdadera nueva clase social” formada a
partir del “control del acceso a los fondos públicos, el conocimiento del ´mapa de la mina´”. Su propuesta de que estamos ante la conformación
de una nueva clase ha sido polémica y fue rechaza por los sindicalistas.
Sostiene que esa nueva clase, cuyo emergente son personas como Gushiken y Berzoini, “tiene unidad de objetivos, se formó en el consenso
ideológico sobre la nueva función del Estado, trabaja al interior de los controles de fondos estatales o semiestatales y está en el lugar que hace
el puente con el sistema financiero”163.
Este “núcleo duro del PT”, o sea “trabajadores transformados en operadores de fondos de pensiones”, sería similar a la clase nacida en los
países socialistas “a partir del control del aparato productivo estatal por la burocracia”. No se dedica a controlar las ganancias de la empresa
privada sino que está ubicada en el lugar donde nacen esas ganancias, o sea los fondos de pensiones. La particularidad del caso brasileño, sostiene
De Oliveira, es que la acumulación financiera se registra sobre todo en el ámbito estatal. Agrega que el trabajador que dirige fondos de pensiones
está dividido pero que siempre gana el lado financiero, porque debe
comportarse como administrador de los fondos164.
Continuando con la argumentación del intelectual marxista crítico brasilero, Zibechi cita a Francisco de Oliveira:
Bajo condiciones de descomposición de su base clasista, el simétrico
crecimiento del poder de clase no unificable de la burguesía y la
163 Francisco de Oliveira, Crítica a razâo dualista. O ornitorrinco, cit., pp. 147-148. 164 Raúl Zibechi: Ob. Cit.; pág. 62.
preeminencia en su interior de la ´nueva clase´ de los administradores
de los fondos de pensiones, el PT respondió con su propia estatización, que toma la forma de ocupación de los cargos y funciones en el gobierno,
para justamente procesar el acceso a los fondos públicos. Es la sustitución
de la política por la administración, la imposibilidad de la política, que es disenso, elección, opción, dentro de un conjunto de determinaciones165.
Consideramos que Francisco de Oliveira lanza una clave interpretativa, dice: el PT respondió con su propia estatización, que toma la forma de
ocupación de los cargos y funciones en el gobierno, para justamente procesar el acceso a los fondos públicos. ¿Qué hacen los gobiernos
progresistas en el “poder”, nacionalizan por expropiación o intervienen en el mercado y la inversión financiera? Hay que distinguir estos gobiernos
progresistas del siglo XXI de los gobiernos nacionalistas y populistas del medio día del siglo XX. Estos gobiernos del siglo pasado decretaron y
legislaron nacionalizaciones, que se ejecutaron por expropiación; en cambio, los gobiernos progresistas del nuevo siglo, prefieren métodos
menos “bruscos”, optan por intervenir en las empresas adquiriendo
acciones, delegando directores, además de incursionar en la forma dominante del capitalismo, el financiero. Por decir algo, estos gobiernos
optan por “nacionalizaciones” posmodernas, mediante la ocupación abstracta de las empresas privadas y del mercado de finanzas. Se
ilusionan que controlan las empresas, se ilusionan que controlan las lógicas financieras, incluso que controlan el mercado, cuando son estas
estructuras constituidas, las empresas, el sistema financiero, el mercado, es decir, las estructuras que componen el capitalismo, las que terminan
controlándolos.
Como dijimos, no hay acuerdo con la interpretación de Francisco de
Oliveira, Zibechi transmite argumentos opuestos:
Jardim, por el contrario, considera dos argumentos que problematizan del
nacimiento de una “nueva clase” asociada a los fondos de pensiones. Recoge la opinión de Gushiken de que en Brasil son pocos los sindicatos
que se involucran activamente en las elecciones a los consejos de los fondos de pensiones. En segundo lugar, pone en cuestión el poder y la
capacidad de influir en las decisiones de los sindicalistas elegidos en los cargos directivos de los fondos y sugiere que “en el espacio financiero los
sindicalistas no consiguen imponer expresamente su voz” y que “el poder de negociación de los sindicalistas en la mesa de los empresarios es
165 Francisco de Oliveira, O momento Lenin, Novos Estudos, No. 75, Sâo Paulo, Cebrap, pp. 40-41, julio 2006.
limitado”. Al revés que De Oliveira, cree que el involucramiento de los
sindicalistas en los fondos de pensiones no está guiado por intereses económicos y que se trata de estrategias de carácter político volcadas
hacia más el interior del mundo sindical que hacia el exterior166.
Sin embargo, los argumentos de Maria Chaves Jardim no desbaratan los argumentos de Francisco de Oliveira. Que sean pocos los sindicatos que
se involucran activamente en las elecciones a los consejos de los fondos de pensiones, que no tengan el suficiente poder y la capacidad de influir
en las decisiones de los sindicalistas elegidos en los cargos directivos de los fondos, que en el espacio financiero los sindicalistas no consiguen
imponer expresamente su voz, que el poder de negociación de los sindicalistas en la mesa de los empresarios es limitado, que la
investigadora concluya en que el involucramiento de los sindicalistas en los fondos de pensiones no está guiado por intereses económicos y que
se trata de estrategias de carácter político volcadas hacia más el interior del mundo sindical que hacia el exterior, no afectan en nada a la tesis de
Oliveira, que plantea la conformación de un estrato social de la burguesía,
que nosotros hemos terminado de llamarle burguesía sindical. Ciertamente, la burguesía sindical no solo se tiene que legitimar ante la
sociedad, sino se tiene que legitimar principalmente ante sus bases; por lo tanto, está obligada a volcarse hacia el interior sindical. Lo que importa
es su función en el sistema-capitalista nacional, en el sistema capitalista-regional y en el sistema-mundo capitalista; este papel se define por su
vinculación no solo política, no sólo institucional, como gobierno, sino como gestores y administradores de la acumulación de capital.
Lo mismo podemos decir de la argumentación de Joâo Bernardo y Luciano
Pereira; más bien corroboran la tesis de Francisco de Oliveira. A propósito, Zibechi anota:
Finalmente, en el libro Capitalismo sindical de Joâo Bernardo y Luciano
Pereira sostienen que en la transformación de los sindicatos en inversores
capitalistas se registra otra modalidad de apropiación como la que realizan los gestores o la tecnoburocracia: “Al revés de los burgueses que se
apoderan del capital mediante las garantías jurídicas de la propiedad individual y de la transmisión de los bienes por medio de la herencia, los
gestores se apoderan colectivamente del capital gracias a mecanismo de carácter más sociológico que jurídico”167. Esta opinión, que conecta con
la experiencia del socialismo real donde no existía propiedad privada de
166 Raúl Zibechi: Ob. Cit.; pág. 63. 167 Joâo Bernardo y Luciano Pereira, Capitalismo sindical, Sâo Paulo, Xamá, 2008, p. 13.
los medios de producción pero sí una burocracia estatal que los
gestionaba en su beneficio, considera que el control de la economía disfrazado bajo la forma de remuneración garantiza a esos gestores la
posesión efectiva del capital. En consecuencia, el desarrollo del
capitalismo habría provocado la existencia de una clase trabajadora y dos clases capitalistas: la burguesía y los gestores168.
Hay algo que observar de la argumentación de Joâo Bernardo y Luciano Pereira. No se puede concebir de una manera reductiva el concepto de
burguesía, como dijimos antes; no puede anclarse la reproducción social de la clase dominante a una sola forma de reproducción, la derivada de
la forma de propiedad y transmitida por herencia. La composición de la burguesía, sus transformaciones a lo largo de su historia, muestran, mas
bien, distintas formas de reproducción social, sus estratos expresan distintas referencias y perfiles, que, a lo largo del tiempo, se amalgaman
y se entrelazan, conformando una composición diferenciada, empero, articulada e integrada. No hay pues dos clases capitalistas, la burguesía
y los gestores; ambos estratos forman una misma clase diferenciada por
estratos, donde la burguesía sindical es el nuevo estrato de la composición histórica.
Desde esta perspectiva, disentimos de la conclusión de Raul Zibechi, que
escribe:
Cinco décadas después de la creación del sector dirigente que llevó a Brasil a forjar su base industrial en la década de 1950, al golpe de Estado
de 1964 y a un nuevo ascenso económico, se produjo durante la primera década del siglo XXI la ampliación de la elite en el poder. Gestores
estatales y sindicalistas de empresas estatales se incrustaron en los espacios donde se toman decisiones económicas y forjaron relaciones de
confianza tanto con militares como con empresarios brasileños. No creo que estemos ante una nueva clase en el poder sino ante la gradual
ampliación de la vieja elite que se siente revitalizada con fuertes
inyecciones de capitales frescos y con proyectos que actualizan el viejo anhelo de la casta militar de convertir a Brasil en potencia global169.
No creemos que se pueda considerar a este estrato social en el “poder” solamente como gestores estatales y sindicalistas de empresas estatales,
además solamente incrustadas en los espacios donde se toman decisiones
168 Raúl Zibechi: Ob. Cit.; pág. 64. 169 Raúl Zibechi: Ob. Cit.; pág. 65.
económicas y forjaron relaciones de confianza tanto con militares como
con empresarios brasileños. Tampoco en este caso, podemos reducir el perfil estratificado de la composición burguesa, solo a la “vieja elite”, que
se abría ampliado. Toda elite, como vimos, en los textos anteriores, está
sometida a la movilidad social, se ve engrosada por los nuevos ricos. Lo mismo que antes, la “vieja elite”, se ve en parte desplazada por los
nuevos ricos, el nuevo estrato social de la burguesía, que, a diferencia de las anteriores, representa, nada más ni nada menos, que al proletariado
sindicalizado.
Sistema-región capitalista
Dedicado a los y las jóvenes rebeldes heterodoxos iconoclastas, portadores del fuego del alba; nueva generación de luchas, más allá de las representaciones y delegaciones, más allá de las pretensiosas
vanguardias. Libertarios activistas, combatientes por recuperar lo común, frente a las expropiaciones privadas y públicas.
El concepto de sistema-mundo capitalista corrigió las limitaciones del
concepto modo de producción capitalista, sin hacerlo desaparecer, mas
bien, manteniéndolo como núcleo de la formación social-económica
capitalista y del sistema-mundo capitalista, concibiendo el modo de
producción capitalista como modo de producción mundial. La virtud del
sistema-mundo capitalista es que concibe la articulación y la integración
de diferenciales condiciones de posibilitad históricas, de diferentes modos
de producción, de distintos estados, sociedades, culturas y mercados, al
proceso de acumulación de capital, que comprende la recurrente
acumulación originaria y repercute en la acumulación ampliada de capital.
Se trata de un concepto que asume la inteligibilidad de la complejidad del
mundo. En otro lugar dijimos que forma parte de las teorías de la
complejidad o de la episteme de la complejidad.
De la misma manera, es indispensable comprender que así como se da
un sistema-mundo capitalista, también se dan sistemas-región
capitalistas, como componentes estratégicos de la configuración y
geopolítica del sistema-mundo capitalista. Tendríamos que entender, mas
o menos, de una manera aproximada, todavía sin ver sus diferencias, que
el sistema-región capitalista es como un sistema-mundo capitalista a
escala menor. Integra y articula territorialidades diferenciales, micro-
regiones diferentes, en otras palabras, ecosistemas diferentes, modos de
producción distintos, comunidades, poblaciones, sociedades locales, a los
procesos de acumulación originaria regional y acumulación ampliada
regional, en el contexto de modificaciones estructurales de la acumulación
mundial de capital.
Volviendo a la interpretación, desde nuestro enfoque de la complejidad,
del libro de Francisco de Oliveira El neo-atraso brasileño. Los procesos de
modernización conservadora, de Getúlio Vargas a Lula170. Podemos,
ahora, sugerir que, en su crítica a la razón dual, paradigma expresado en
la tesis del modo de producción capitalista subdesarrollado, que adquiere
su amplia exposición en la teoría de la dependencia, de Oliveira propone
una teoría articuladora e integral del desenvolvimiento de un sistema-
región capitalista, aunque el marxista crítico brasileño no utilice este
término.
Francisco de Oliveira cuestiona la concepción dualista que contrasta
“atraso” o, si se quiera, tradición, a moderno, a “desarrollo”171. Por lo
170 Francisco de Oliveira: El neo-atraso brasileño. Los procesos de modernización conservadora, de Getúlio Vargas a Lula. Siglo XXI-CLACSO; Buenos Aires 2009. 171 Francisco de Oliveira: Este trabalho se inscreve ao lado de outros surgidos recentemente, que buscam renovar a discussão sobre a economia brasileira; neste sentido, o trabalho de Maria da Conceição Tavares e José Serra, Más allá del estancamiento: una discusión sobre el estilo del desarrollo reciente de Brasil retoma um estilo e um método de interpretação que estiveram ausentes da literatura econômica latino-americana durante muito tempo, sepultados sob a avalanche cepalina, e inscreve-se como um marco e um roteiro para novas indagações. Convém assinalar que, por todos os lados, o pensamento sócio-econômico latinoamericano dá mostras de insatisfação e de ruptura com o estilo cepalino
tanto cuestiona la tesis principal de la teoría de la dependencia, que el
desarrollo genera el subdesarrollo. De la misma manera que Ruy Mauro
Marini, parte del análisis de las condiciones y estructuras internas, no de
las condiciones y estructuras externas, para analizar la formación
económico-social brasileña; empero, llega a conclusiones distintas.
Mientras Ruy Mauro Marino se mantiene en la teoría de la dependencia,
Francisco de Oliveira sale de su horizonte, proponiendo una teoría no
dualista.
También Francisco de Oliveira encuentra que el punto de inflexión del
perfil de la estructura económica de Brasil se encuentra en 1930, si se
quiere en las tres décadas que le siguen172. Empero, a diferencia de Ruy
Mauro Marini, no observa una contradicción entre lo que ocurre en el área
rural y el área urbana, entre la economía agroexportadora y la economía
industrial. La estructura económica deja de tener como centro a la agro-
exportación, convirtiéndose, más bien, la revolución industrial en el centro
de la nueva estructura económica. Esto es, concurriendo las
de análise, procurando recapturar o entendimento da problemática latinoamericana mediante a utilização de um arsenal teórico e metodológico que esteve encoberto por uma espécie de "respeito humano" que deu largas à utilização do arsenal marginalista e keynesiano, estes conferindo honorabilidade e reconhecimento científico junto ao "establishment" técnico e acadêmico. Assim boa parte da intelectualidade latinoamericananas últimas décadas dilacerou-se nas pontas do dilema: enquanto denunciavam as miseráveis condições de ida da grande parte da população latinoamericana, seus esquemas teóricos e analíticos prendiam-nos às discussões em torno da relação produto-capital, propensão para poupar ou investir, eficiência marginal do capital, economias de escala, tamanho do mercado, levando-os, sem se darem conta, a construir o estranho mundo da dualidade e a desembocarem, a contra-gosto, na ideologia do circulo vicioso da pobreza. A dualidade reconciliava o suposto rigor científico das análises com a consciência moral, levando a proposições reformistas. A bem da verdade, devese reconhecer que o fenômeno assinalado foi muito mais freqüente e mais intenso entre economistas que entre outros cientistas sociais: sociólogos, cientistas políticos e também filósofos conseguiram escapar, ainda que parcialmente, à tentação dualista, mantendo, como eixos centrais da interpretação, categorias como "sistema econômico", "modo de produção", "classes sociais", "exploração", "dominação". Mas ainda assim o prestígio dos economistas penetrou largamente as outras ciências sociais, que se tornaram quase caudatárias: "sociedade moderna"-"sociedade tradicional", por exemplo, é um binômio que, deitando raízes no modelo dualista, conduziu boa parte dos esforços na Sociologia e na Ciência Política a uma espécie de "beco sem saída" rostowiano. A economia brasileira:critica a razão dualista. file:///C:/Users/RAUL%20PRADA/Documents/Brasil/a_economia_brasileira.pdf; págs. 2-4. 172 A Revolução de 1930 marca o fim de um ciclo e o início de outro na economia brasileira: o fim da hegemonia agrário-exportadora e o início da predominância da estrutura produtiva de base urbano-industrial. Ainda que essa predominância não se concretize em termos da participação da indústria na renda interna senão em 1956, quando pela primeira vez a renda do setor industrial superará a da agricultura, o processo mediante o qual a posição hegemônica se concretizaria é crucial: a nova correlação de forças sociais, a reformulação do aparelho e da ação estatal, a regulamentação dos fatores, entre os quais o trabalho ou o preço do trabalho, têm o significado, de um lado, de destruição das regras do jogo segundo as quais a economia se inclinava para as atividades agrárioexportadoras e, de outro, de criação das condições institucionais para a expansão das atividades ligadas ao mercado interno. Trata-se, em suma, de introduzir um novo modo de acumulação, qualitativa e quantitativamente distinto, que dependerá substantivamente de uma realização parcial interna crescente. A destruição das regras do Jogo da economia agrário-exportadora significava penalizar o custo e a rentabilidade dos fatores que eram tradicionalmente alocados para a produção com destino externo, seja confiscando lucros parciais (o caso do café, por exemplo), seja aumentando o custo relativo do dinheiro emprestado a agricultura (bastando simplesmente que o custo do dinheiro emprestado à indústria fosse mais baixo).
transformaciones en las producciones rurales, que articulan lo que llama
acumulaciones originarias a pequeña escala, cuando los campesinos
chaquean y talan el bosque, abriendo zonas de cultivo, vinculándose a las
formas de propagación de la agricultura expansiva, que no deja de
sostenerse en a fuerza de trabajo, empleando, en principio, muy poca
maquinaria y sistemas de producción agrícolas intensivos. Dice que se
impone, vía regulación estatal, la transferencia de excedentes desde las
producciones agrícolas, sobre todo de café, hacia el impulso de la
industrialización. Entonces, las formas de relaciones y vínculos entre las
economías rurales con las economías urbanas, principalmente con la
industrial, son funcionales y no duales, menos de oposición. En conjunto,
coadyuvan a la acumulación general de capital, que destina su inversión
a la revolución industrial173.
Lo mismo pasa con el empíricamente denominado sector terciario.
Tampoco está de acuerdo con la tesis dualista, que supone que la
hipertrofia del sector terciario, es decir de los servicios, es una indicación
y muestra del “rezago” y del “subdesarrollo”. Al contrario, la forma de
expansión de los servicios, que suponen una multiplicidad de formas,
incluso personales y familiares, entreveradas con la aparición de
empresas de servicios, tanto privada como pública, corresponde al
desenvolvimiento singular de la expansión y la transformación capitalista
en Brasil. Los servicios, en pleno crecimiento acelerado de las ciudades,
coadyuvan a la acumulación, al mantener servicios baratos, incidiendo en
no hacer subir los salarios de los trabajadores. Se darían también
transferencias desde los servicios a la acumulación industrial174.
173 Francisco de Oliveira: O "subdesenvolvimento" pareceria a forma própria de ser das economias pré-industriais penetradas pelo capitalismo, em "trânsito", portanto, para formas mais avançadas e sedimentadas deste; sem embargo, uma tal postulação esquece que o "subdesenvolvimento" é precisamente uma "produção" da expansão do capitalismo. Em raríssimos casos — dos quais os mais conspícuos são México e Peru — trata-se da penetração de modos de produção anteriores, de caráter "asiático", pelo capitalismo; na grande maioria dos casos, as economias pré-industriais da América Latina foram criadas pela expansão do capitalismo mundial, como uma reserva de acumulação primitiva do sistema global; em resumo, o "subdesenvolvimento" é uma formação capitalista e não simplesmente histórica. Ao enfatizar o aspecto da dependência — a conhecida relação centro-periferia — os teóricos do "modo de produção subdesenvolvido" quase deixaram de tratar os aspectos internos das estruturas de dominação que conformam as estruturas de acumulação próprias de países como o Brasil: toda a questão do desenvolvimento foi vista sob o ângulo das relações externas, e o problema transformou-se assim em uma oposição entre nações, passando despercebido o fato de que, antes de oposição entre nações, o desenvolvimento ou o crescimento é um problema que diz respeito à oposição entre classes sociais internas. O conjunto da teorização sobre o "modo de produção subdesenvolvido" continua a não responder quem tem a predominância: se são as leis internas de articulação que geram o "todo" ou se são as leis de ligação com o resto do sistema que comandam a estrutura de relações. Penetrado de ambigüidade, o "sub- desenvolvimento" pareceria ser um sistema que se move entre sua capacidade de produzir um excedente que é apropriado parcialmente pelo exterior e sua incapacidade de absorver internamente de modo produtivo a outra parte do excedente que gera. Ob. Cit.; Págs. 5-6. 174 Francisco de Oliveira: O outro termo da equação urbano-industrial são os chamados "serviços", um conjunto heterogêneo de atividades, cuja única homogeneidade consiste na característica de não produzirem bens materiais. O
También propone que bajo las condiciones de la intervención estatal en
la revolución industrial, el monopolio de las empresas industriales, las
transferencias económicas de otros sectores, el primario y el secundario,
los impuestos a la producción agrícola, el abaratamiento de costos de la
industria, en lo que respecta a las materias primas e insumos, así como
manteniendo salarios regulados, así como las políticas proteccionistas,
permitían mantener precios altos, no competitivos, con los precios de
productos industriales externos. Bajo estas condiciones no se requería
precios competitivos en el mercado interno, aunque si cuando se trataba
del mercado externo.
Lo sugerente de Francisco de Oliveira es que concibe una concatenación
de condiciones, de factores, de procesos diversos, en el desenvolvimiento
de la revolución industrial brasileña. A esta concepción, nosotros la
llamamos, interpretando desde nuestro enfoque teórico, sistema-región
capitalista.
El sostén del sistema-mundo capitalista
La plataforma de transferencias económicas
papel e a função dos serviços numa economia não têm sido matéria muito atraente para os economistas, a julgar pela literatura existente. A obra clássica de Colin Clark, The conditions of economic progress, sentou as bases do modelo empírico de desagregação do conjunto das atividades econômicas nos três setores, Primário, Secundário e Terciário. Anali- ticamente, o modelo de Clark tem servido de paradigma para a observação das participações dos três setores no produto interno bruto, tomando-se a elevação relativa do produto Secundário (industrial) e do produto Terciário (dos serviços) como sinal de diversificação e desenvolvimento econômico. Sem embargo, também tem sido usado o modelo de Clark num sentido equivocado, qual seja o de confundir as relações formais entre os três setores com suas relações estruturais, isto é, com o papel que cada um desempenha no conjunto da economia e com o papel interdependente que jogam entre si. O modelo de Clark é, repita-se, empírico-formal; ele assinala apenas as formas da divisão social do trabalho e sua aparição seqüencial. Quando se o utiliza para descrever uma formação econômico-social concreta ou um modo de produção, necessário se faz indagar das relações estruturais entre os setores e do papel que cada um cumpre na estaria representado em termos de participação no produto e no emprego, num "quantum" desproporcional. Em outras palavras, segundo os teóricos do subdesenvolvimento, o setor Terciário tem participações nos agregados referidos que ainda não deveria ter: é "inchado". Uma das características, assim, do "modo de produção subdesenvolvido" é ter um Terciário "inchado", que consome excedente e comparece como um peso morto na formação do produto. Deve-se convir que um certo mecanicismo de inspiração marxista também contribuiu para essa formulação: os serviços, nessa vertente teórica, de um modo geral, são "improdutivos", nada agregando de valor ao produto social. Essa interpretação distingue os serviços de transporte" e comunicações, por exemplo, dos de intermediação: os primeiros ainda seriam produtivos, enquanto os segundos, não. Conviria perguntar se a produção de serviços de intermediação ou de publicidade, por exemplo, não representam, também, trabalho socialmente necessário para a reprodução das condições do sistema capitalista, entre as quais a dimensão da dominação se coloca como das mais importantes: dificilmente se poderia contestar que não; ela faz parte, inclusive, da reprodução da mercadoria que distingue o capitalismo de outros modos de produção: da mercadoria trabalho. Ibídem: Págs. 22-24.
Interpretando la crítica de la razón dualista175 de Francisco de Oliveira en
lo que respecta a rebatir la dualización y contraste entre “atraso” y
“progreso”, “subdesarrollo” y “desarrollo”, cuando anotamos que descarta
la tesis principal de la teoría de la dependencia de que el desarrollo
produce subdesarrollo, hay que dejar claro que lo que expresa de Oliveira
es que no hay tal “atraso”, tal “subdesarrollo”, como anterioridad al
“desarrollo”, opuesto al “desarrollo”, sino que eso que los de la CEPAL
llamaron “atraso” y “subdesarrollo” no es anterior, no es un rezago, sino
precisamente lo avanzado del modo de producción capitalista y del
sistema-mundo capitalista. El sistema-mundo capitalista crea esas
periferias del sistema-mundo, crea esa parte del mundo moderno, como
el lado oscuro de la luna, precisamente para lograr transferencias
económicas, que financian el “desarrollo”, la acumulación industrial,
tecnológica y científica de los llamados centros. De la misma manera que
pasa en el sistema-mundo regional, que aparentemente es un caso
particular, tardío, de desarrollo capitalista, donde la agricultura, las
economías agrarias, transfieren excedente a la acumulación industrial,
por medio del abaratamiento de los costos de producción, por medio del
abaratamiento de las materias primas, por medio del abaratamiento del
costo de reproducción de la fuerza de trabajo, por medio del
abaratamiento de los servicios, así también sucede, en la escala mundial,
en las relaciones entre periferias y centros del sistema-mundo. Como
dijimos en otro ensayo176, en realidad, el verdadero centro, el centro
efectivo, dinámico, del sistema-mundo capitalista, no es lo que se llama
centro, sino lo que se llama periferias. No es pues algo particular, sui
generis, lo que pasa en el sistema-mundo regional, sino que repite lo que
ha sucedido en el sistema-mundo, en escala mundial. En otras palabras,
se crea el entorno colonial, donde se genera la acumulación originaria de
capital, que efectivamente no es entorno, sino la plataforma del desarrollo
y el crecimiento capitalista, de la acumulación de capital. Esa inmensa
geografía donde se amplía la frontera agrícola, donde se amplía la frontera
de los recursos naturales, de las reservas, de las materias primas, donde
se cuenta con poblaciones susceptibles de conversión a la condición
proletaria, es la que sostiene el desarrollo capitalista a escala mundial, la
que sostiene la acumulación, concentración, control de capital en los
llamados centros del sistema–mundo.
Es una tesis equivocada interpretar que en esa inmensa geografía
subsisten las tradiciones, los “rezagos”, los obstáculos al “desarrollo”,
175 Se encuentra como primer ensayo en El neo-atraso brasileño. Ob.Cit. 176 Ver Cartografías histórico-políticas. Ediciones Rincón; La Paz 2014. Dinámicas moleculares; La Paz 2013.
cuando precisamente todos esos perfiles han sido creados por el sistema-
mundo capitalista para poder financiar la revolución industrial, la
revolución tecnológica y científica.
El análisis de Francisco de Oliveira es sobresaliente pues rompe con los
límites la teoría de la dependencia, sale de las contradicciones de la razón
dualista. Propone una interpretación y un análisis integral y articulado de
totalidades, que nosotros llamamos sistema-mundo capitalista y sistema-
mundo regional. Desde esta perspectiva se hace comprensible y
entendible lo que hemos llamado la revolución industrial brasilera, aporta
a la inteligibilidad de lo que nombramos como acontecimiento Brasil.
Referentes que se hacen hasta incompresibles e inentendibles desde las
tesis cuantitativistas de la economía clásica y de las interpretaciones neo-
liberales; así también estas cuestiones no terminan de resolverse en los
análisis de la CEPAL. De la misma manera quedan en suspenso en la teoría
de la dependencia, que ya logró avanzar en el concepto de sistema-
mundo capitalista, diferenciando en esta totalidad integral centros y
periferias. Al respecto, lo que hay que preguntarse es qué es
dependiente, respecto de qué lo es. Un análisis más minucioso, un análisis
crítico, invierte la relación; la acumulación capitalista de los centros es
dependiente de la des-acumulación, del despojamiento y desposesión de
las periferias.
El círculo vicioso
Después de lo que llamamos el punto o trazo de inflexión en el periodo
de Getúlio Vargas, el gran paso a la industrialización, sobre todo a la
transformación vertiginosa de la estructura económica, se dio en la
gestión de gobierno de Kubitschek, contando con el Plan de Metas del
Desarrollo. Este Plan se propuso avanzar cincuenta años en cinco. A
propósito, Francisco de Oliveira, escribe:
Luego del cuadro descrito en el capítulo anterior - Un intermezzo para la
reflexión política: revolución burguesa y acumulación industrial en Brasil
-, durante la presidencia de Kubitschek se acelerará el proceso de
acumulación capitalista, con ayuda del famoso Plan de Metas del
Desarrollo, que proponía avanzar “cincuenta años en cinco”. La definitiva
conversión del sector industrial y las empresas de las unidades-clave del
sistema, así como la implantación de las ramas automovilísticas, de
construcción naval, de mecánica pesada, de cemento, de papel y de
celulosa, y la triplicación de la capacidad de la siderurgia, determinan la
dirección de la estrategia a seguir. Por su parte, el Estado, cumpliendo su
papel y actuando en la forma ya descrita, se lanzará a un vasto programa
de construcción y mejoramiento de la infraestructura de carreteras, la
producción de la energía eléctrica, el almacenamiento y los silos y los
puertos, además de facilitar el avance de la frontera agrícola “externa”
con obras como la edificación de Brasilia y la autopista Belém-Brasilia. El
Estado opera a través de una estructura fiscal primitiva y en extremo
regresiva, con lo que fatalmente incurrirá en déficits crecientes, en lo que
constituye una curiosa forma de aumentar hasta el límite su deuda interna
sin la reciprocidad de los acreedores. Por otro lado, la coyuntura
internacional es poco propicia: en una etapa en la que el capitalismo se
está redefiniendo en un sentido poli-centrista, con el auge del Mercado
Común Europeo, su estrategia política continuará inmersa en el “chaleco
de fuerza” de las concepciones maniqueístas de Foster Dulles. En estas
circunstancias, la aceleración buscada será necesariamente asincrónica
respecto a la estrategia política de los países centrales, lo cual irá en
contra de cualquier posible financiamiento de gobierno a gobierno. Se
recurrirá entonces al endeudamiento privado externo, de corto plazo, que
genera presiones sobre la balanza de pagos en una etapa en la que la
elasticidad de las exportaciones frente al crecimiento del producto es
relativamente nula.
La aceleración que se produce durante el periodo de Kubitschek no podía
ser menos exagerada y sus efectos pronto se materializarían. El
coeficiente de inversión – la relación entre la formación de capital y el
producto bruto – se eleva desde un índice 100 en el quinquenio anterior
hasta uno de 122, esto es, en cinco años, el promedio anual del
coeficiente crece casi un 25%, un esfuerzo digno de destacar para
cualquier economía177.
Pensar el acontecimiento es también lograr el acontecimiento del
pensamiento, de un pensamiento que se constituye como intuición del
acontecimiento, que construye sobre esa intuición la comprensión, el
saber, el conocimiento, el análisis. Cuando nombramos nuestro ámbito de
comprensión como acontecimiento Brasil, nos proponíamos precisamente
177 Francisco de Oliveira: El neo-atraso brasileño. Ob.Cit.; págs. 77-79.
este devenir. No hablamos de historia de Brasil, que es una
representación académica, que supone una secuencia, quizás una
evolución. Los análisis marxistas están entrampados en esta perspectiva
lineal del tiempo histórico, también en este cuadro académico. No
decimos que el cuadro académico está equivocado, tampoco que la
historia no nos enseña nada. Estamos muy lejos de esas afirmaciones.
Tan sólo decimos que nuestro ámbito de espesores del tejido espacio-
temporal que llamamos acontecimiento Brasil, es otro, incluso distinto al
referente del concepto de formación económico-social. Nos interesa, en
lo que respecta al acontecimiento Brasil, comprender el efecto masivo,
configurativo de las composiciones sociales y territoriales, a partir de las
dinámicas moleculares sociales.
En este sentido o desde esta perspectiva móvil, es sugerente comprender
y sugerir hipótesis interpretativas, de momentos o coyunturas cruciales,
que generan torsiones e inflexiones. Anteriormente hablamos del punto o
trazo de inflexión en los periodos de Getúlio Vargas, ahora vamos a
situarnos en el periodo de la dictadura militar (1964-1985), y
preguntarnos si se puede hablar de punto o trazo de inflexión. Para tal
efecto, nos vamos a apoyar en el análisis que realiza Francisco de Oliveira
de este periodo.
Si bien podemos sostener que hay un punto o trazo de inflexión en el
periodo de gestiones gubernamentales de Getúlio Vagas, no podemos
decir lo mismo respecto del periodo de la dictadura militar, por más
analogías que se puedan encontrar. El cambio de la estructura económica
de Brasil, pasar de una economía basada en la agro-exportación a una
economía basada en la revolución industrial, expresa, de por sí, de la
inflexión o bifurcación de la que hablamos. No ocurre lo mismo con el
periodo de la dictadura militar. Denominamos, para figurarla, a la
inflexión dada en el periodo de Getúlio Vargas, síntesis forzada, referida
a una revolución industrial autoritaria, a una modernización
conservadora. Lo que ocurre con el periodo de la dictadura militar no es
lo mismo, no tiene los mismos efectos, no ocasiona la revolución industrial
o su continuidad ampliada; es, más bien, la prolongación como inercia de
lo que aconteció anteriormente. La síntesis forzada de la revolución
industrial autoritaria salva a la clase latifundista, incorporándola a la
acumulación industrial. La dictadura militar persigue detener
represivamente la agitación social, persigue salir de la crisis económica y
política, que se expresa en la contradicción de una concentración de la
disponibilidad dineraria en pocas manos, el monopolio y control industrial,
la acumulación del ahorro, que ya no puede invertirse productivamente si
no se dan cambios estructurales, frente a abismales desigualdades, donde
la mayoría de la población no puede acceder a los bienes durables, salvo
los de mediana duración, como los electrodomésticos. El avance de la
revolución industrial, en el sentido de su aceleración, la propuesta por
Kubitschek, se estanca.
La dictadura militar no tiene lo que tuvo el periodo de Getúlio Vargas,
además del estilo populista, la transferencia sustantiva de los recursos a
la revolución industrial, además haciendo concesiones populistas a las
clases sociales populares y de los trabajadores. La dictadura militar optó
por una represión sin ingenio, mantuvo el bajo nivel de los salarios, y, en
vez de buscar salidas a la inversión productiva, con la misma importancia
que tuvo antes, encontró salidas de corto alcance en la especulación
financiera. Mantuvo los niveles de ganancia de la burguesía, empero a
costa de ahorcar las posibilidades de la continuidad de la revolución
industrial, en sus formas más intensivas de revolución tecnológica y
científica. En vez de crear las transformaciones materiales en el país,
prefirió importar bienes de capital endeudándose estrepitosamente.
Ciertamente, la economía no dejo de crecer, tampoco la industria; pero,
no lo hizo con toda su capacidad y posibilidad. Lo único que hizo la
dictadura militar, con métodos represivos, es postergar la crisis obligando
a la austeridad a la mayoría de la población, sobre todo a la clase
trabajadora, incidiendo en un mayor enriquecimiento de las clases
dominantes.
No se trata entonces de un punto o trazo de inflexión sino de un círculo
vicioso. La dictadura militar quiso extender los procedimientos del tramo
anterior de sostén de la acumulación industrial; transferencias de la
economía agraria, bajos costos de la reproducción de la fuerza de trabajo,
servicios que sostienen también estos costos bajos, concentración de la
disponibilidad dineraria, monopolio de las empresas industriales; sin
embargo, estos procedimientos no podían continuar cuando se tocaron
límites del modelo, que combina acumulación originaria y acumulación
industrial tardía. Se requería una redistribución de la riqueza, logrando
que la mayoría de la población aumente su capacidad de consumo y de
compra. Se requería una democratización en distintos niveles, algo a la
que no estaban dispuestas las clases dominantes, que todavía preservan
“ideologías” conservadoras, que hemos llamado herederas de la
colonialidad.
La crisis económica y política no tardará en llegar, que en principio,
también de una manera conservadora, se intentó resolver por medio de
un modelo neoliberal de privatizaciones. Este modelo, por más impacto
que pueda haber tenido en su primera etapa, sobre todo por una
combinación de shock y seducción, con la invitación a la clase obrera
sindicalizada a incorporarse al mercado de trabajo especializado,
mediante la profesionalización, la formación técnica, además de
incorporarla al acceso de los bienes de consumo masivo, usando la
extensión de los créditos, no hizo más que agudizar a mediano plazo los
problemas y las contradicciones de la estructura económica.
Es con las gestiones de gobierno del PT cuando se intenta corregir las
incongruencias del modelo de acumulación industrial heredado, en el
mismo marco del sistema-región capitalista. Se puede decir que, en parte,
son resueltos varios problemas y distintas incongruencias y desajustes,
sobre todo logrando hacer ingresar a importantes contingentes de la
población a lo que podemos llamar genéricamente clases medias178. Sin
embargo, las gestiones del PT heredan también una ilusión peligrosa, la
de la especulación financiera. Al mantener esta inclinación, preservan
también otras contradicciones que generan o mantienen la tendencia a la
crisis de la estructura económica.
A propósito, en Crítica de la razón dualista, Francisco de Oliveira escribe:
¿En qué sentido encaminó el sistema su propia reposición? Lejos de haber
cortado los “nudos gordianos” de la acumulación originaria, parece estar
explotándolos: la carretera Transamazónica no es más que una
gigantesca operación “originaria” que reproduce la experiencia de Belém-
Brasilia, lo que para los románticos “à la Malraux” podría llamarse una
saga. Brasil sería así el único lugar del mundo donde – después de la
desmoralización de Hollywood – la vida aún se desarrolla en términos
“épicos”, muy cercanos a las tomas en eastmancolor de Jean Manzon.
La resolución de las contradicciones entre las relaciones de producción y
el nivel de desarrollo de las fuerzas productivas se “resuelve” con la
profundización de la explotación del trabajo. La estructuración de la
expansión monopolista requiere tasas de ganancia elevadísimas y la
forma en la que se produce (vía mercado de capitales) instaura una
competencia por los fondos de acumulación (por ahorro), entre la órbita
178 Ver de Raúl Zibechi Brasil potencia. Ediciones desde Abajo; Bogotá 2012.
financiera y la estructura productiva, que esteriliza parcialmente los
aumentos del ahorro. Un creciente distanciamiento entre la órbita
financiera y la órbita de producción es el precio que debe pagarse por esa
precoz hegemonía del capital financiero. El sistema, evidentemente, se
mueve, pero en su recreación no se desprende de los esquemas de
acumulación arcaicos que, paradójicamente, son parte de su razón de
crecimiento. En muchos aspectos, el periodo posterior a 1964 parece ser
diferente de las etapas anteriores, pero su diferencia fundamental tal vez
esté en esa combinación de crecimiento con la persistencia de los
problemas históricos. Bajo este aspecto, el periodo posterior a 1964
difícilmente resulta compatible con la imagen de una revolución
económica burguesa; es más parecido a su opuesto, la de una
contrarrevolución. Ésta tal vez sea su semejanza más pronunciada con el
fascismo que, en el fondo, es una combinación de expansión económica
y represión179.
En resumen, respondiendo a la pregunta, Francisco de Oliveira concluye:
¿Cuál es el manejo del capital que puede oponerse a una crisis
proveniente de su propio exceso? Lejos de ser una proposición reformista,
el acceso de las grandes masas de la población a los éxitos de la
producción fue siempre una condición sine qua non de la expansión
capitalista. En el periodo posterior a 1964, sin embargo, la expansión de
la economía brasileña profundizó la exclusión de estas clases –
movimiento característico que venía afirmándose desde etapas anteriores
– e, incluso, hizo de la exclusión un elemento vital de su dinamismo180.
La formación económico-social ornitorrinco
En Cartografías histórico-políticas redactamos sobre el referente
histórico-social al que alude la metáfora de ornitorrinco, usada por
179 Ibídem: págs. 114-115. 180 Ibídem: pág. 129.
Francisco de Oliveira para ilustrar sobre el bricolaje de la composición
contemporánea de la potencia emergente de Brasil; escribimos:
En lo que corresponde al balance de las rutas desarrollistas
contemporáneas, sobre todo en lo que respecta a las llamadas potencias
emergentes, es aleccionador leer a Francisco de Oliveira cuando hace un
análisis ilustrativo de lo que ocurre con la potencia emergente de Brasil181.
El autor de El neo-atraso brasileño propone dos hipótesis
interpretativas; una, que por un lado fueron las actividades rurales de
subsistencia, el trabajo informal y la precarización de los salarios los que
subsidiaron el crecimiento de la industria y los servicios. La segunda
hipótesis se refiere a la emergencia de una nueva burguesía compuesta
por técnicos, economistas y banqueros, núcleo duro del Partido de los
Trabajadores (PT). Ambas condiciones determinan la identidad paradójica
que adquiere el capitalismo periférico en esta parte del mundo, aquí el
capitalismo se financia con la explotación de los trabajadores, en tanto
que el progreso sucede siempre en otro lugar, allí donde se produce la
ciencia y la tecnología de punta, en el centro del sistema-mundo
capitalista.
Este balance es contundente, no hay desarrollo en las potencias
emergentes, por lo menos entendiendo a este fenómeno de una manera
integral, sino neo-atraso, repitiendo las condiciones perversas de este
rezago. El desarrollo de las fuerzas productivas deja en la ruina a
una parte de la humanidad, el subdesarrollo aparentemente deja de
existir, no así sus calamidades, el “trabajo informal”, el mismo que se
transforma en un indicador de la desagregación social. Lo que se produce
son modernidades heterogéneas y de contrastes. Por un lado, centros
urbanos que imitan el iluminismo edificado de las urbes del norte,
burguesías articuladas a las redes del capital financiero, por lo tanto que
forman parte de la misma burguesía globalizada; por otro lado, incluso
en las mismas ciudades, cordones, espacios, amplias zonas de
marginamiento y “economía informal”, incluso ilícita. Grandes mayorías
181 Francisco de Oliveira: El neo-atraso brasilero. Siglo XXI-CLACSO. Buenos Aires 2009.
discriminadas. En las potencias emergentes se ha dado lugar a la
emergencia industrial, que no es otra cosa que el desplazamiento de la
desindustrialización del centro del sistema-mundo capitalista, que ha
optado por tecnología de punta, transfiriendo tecnología obsoleta a las
llamadas potencias emergentes. En estos parajes se ha dado lugar a la
formación de nuevas burguesías, que no tendrían nada que envidiar a las
burguesías del norte, sobre todo en lo que respecta a su opulencia;
empero, este esplendor se construye sobre la base del marginamiento,
la “informalización” de las grandes mayorías explotadas y dominadas, que
habitan las zonas, los espacios del neo-atraso y la pobreza repetida
descomunalmente. La emergencia de las potencias se basa en la
destrucción devastadora de la naturaleza, la ampliación de la
frontera agrícola, el uso de los transgénicos. De esta manera los costos
de este progreso son demasiado altos como para hacerlo sostenible.
No hay pues destino con el desarrollismo, tampoco con el neo-
nacionalismo. Lo que hacen, en el mejor de los casos, en el caso de las
potencias emergentes, es volver a modificar los términos de intercambio
en las lógicas de acumulación del capital, modificar su participación en la
estructura mundial de dominación capitalista. Por eso, podemos volver a
decir, que los nacionalismo están mucho más cerca de las ilusiones
liberales criollas y gamonales que de los proyectos emancipatorios y
libertarios de los movimientos sociales, naciones y pueblos indígenas
originarios. Están más cerca de repetir las formas coloniales, las del
colonialismo interno, también las reiteradas cadenas de la dependencia,
que de lograr construir las soberanías plurales que requiere un mundo
alternativo de autodeterminaciones, auto-convocatorias, de
participaciones sociales y ejercicios plurales de la democracia. Si bien los
nacionalismos heroicos – los del medio día del siglo XX - forman parte de
la historia de las luchas, pretender repetirlos en los ciclos contemporáneos
del capitalismo es apostar por una imitación burda y cómplice de las
formas de acumulación mundial capitalista por despojamiento.
Reflexiones sobre el Ornitorrinco
No vamos a hablar de la zoología del ornitorrinco, tampoco del libro de
Umberto Eco sobre Kant y el ornitorrinco, vamos a hablar de la
metáfora que usa Francisco de Oliveira para analizar el perfil y la
estructura histórica de la formación económica del Brasil. A partir de esta
reflexión sobre una potencia emergente vamos a desplegar una reflexión
sobre el perfil y la estructura de la formación económica y social boliviana,
sobre todo teniendo en cuenta los desafíos del llamado proceso de
cambio.
Francisco de Oliveira publica un sugestivo texto crítico, como parte de la
crítica a la razón dualista, que separa los mundos de la economía entre
tradicionales y modernos. El sugerente texto de crítica se titula El
ornitorrinco182, figura que toma de un animal extraño para caracterizar
lo que sucede con el denominado desarrollo brasileño. Nos referimos a la
extraña apariencia de este mamífero ponedor de huevos, venenoso, con
hocico en forma de pico de pato, cola de castor y patas de nutria. Esta
figura y esta composición compleja inspiraron a Francisco de Oliveira una
caracterización también de composición y combinación complejas de las
economías capitalistas periféricas. ¿Cómo describe al ornitorrinco
económico y social?
Altamente urbanizado, con poca fuerza de trabajo y población en
el campo, aunque sin ningún residuo pre-capitalista; por el
contrario, con presencia de un fuerte agrobusiness. A esto se
suma un sector completo de la segunda revolución industrial,
avanzando titubeante por la tercera revolución, la molecular-
digital o informática. Por un lado, una estructura de servicios muy
diversificada – sobre todo cuando está ligada a los estratos de
altos ingresos que, en rigor, son más ostensiblemente perdularios
que sofisticados - . En el otro extremo, una estructura muy
primitiva, ligada directamente al consumo de los estratos pobres.
Posee también un sistema financiero todavía atrofiado pero que,
precisamente por la financiarización y el aumento de la deuda
interna, acapara una gran proporción del PIB183.
182 El ensayo se encuentra en el libro El neo-atraso Brasilero, junto a La crítica de la razón dualista. Ob. Cit. 183 Francisco de Oliveira: El neo-atraso brasileño. Los procesos de modernización conservadora, de Getúlio Vargas a Lula. Siglo XXI, CLACSO, 2009. Buenos Aires. Pág. 144.
Francisco de Oliveira visualiza la recreación y expansión de la
informalidad, la mantención del crónico desempleo, el encubrimiento del
subempleo, como formas de articulación y subvención a la acumulación
de capital, formas completamente articuladas y funcionales a los sistemas
de industrialización e incursión en la tecnología molecular-digital.
Combinaciones que forman parte de esa complementariedad y recreación
violenta entre la forma de acumulación ampliada y la forma de
acumulación originaria por despojamiento. Todo esto atravesado por un
sistema financiero que cubre el funcionamiento económico, succionando
las esferas y los circuitos económicos a la lógica de la financiarización,
que empuja al uso especulativo del capital financiero. Produciendo
entonces un endeudamiento externo e interno que caracterizan a las
actuales economías dependientes, llamadas emergentes. Este
ornitorrinco económico y social se sostiene sobre la extensa base de
la diferenciación social excluyente y marginada de la distribución de la
riqueza y el excedente, que se concentran desproporcionalmente en la
minoría poblacional de empresarios privilegiados por el monopolio y el
apoyo estatal, a la que se suman las clases medias beneficiadas por la
expansión de los servicios e impulsadas al consumo. La gran mayoría de
la población está condenada a vivir en los márgenes de esta modernidad,
pasando de ser el ejército industrial de reserva a la masa gigantesca
de trabajadores “informales”, proletariado nómada y habitante de los
barrios prohibidos.
Se trata del reino de la “informalidad”, el desvanecimiento del salario,
del adelanto del costo de producción.
La tendencia moderna del capital es suprimir el adelanto: el pago
a los trabajadores pasa a depender de los resultados de las ventas
de los productos-mercancía. En las formas de tercerización del
trabajo precario, y en lo que – entre nosotros – se continúa
denominando “trabajo informal”, éste es un cambio radical en la
determinación del capital variable. Así, aunque parezca extraño,
los rendimientos de los trabajadores pasan a depender de la
realización del valor de las mercancías, lo que antes no ocurría.
En los sectores todavía dominados por la forma salario, sigue en
pie la anterior modalidad, tanto es así que la reacción de los
capitalistas es desemplear la fuerza de trabajo. El conjunto de los
trabajadores es transformado en la suma independiente de un
ejército de activos y de reserva, que se intercambia no de acuerdo
con los ciclos de negocios, sino diariamente184.
Esto es, se produce la suspensión de la producción, de la valorización
de la producción, por lo tanto de la valorización del tiempo
socialmente necesario del trabajo. Lo que se hace, sobre la base de
su ocultamiento, es abrir nuevamente las temporalidades de la súper-
explotación, así como del dominio absoluto de la circulación y el
mercado, obligando a la gente al sacrificio y a la donación de sus
vidas en aras de la realización de la ganancia. Suspendiéndose con
esto los derechos conquistados en la historia de las largas luchas
sociales. Desde entonces ya no se trata de los derechos, tampoco del
sujeto de los derechos, sino de la realización descarnada de las ventas y
de los resultados del sistema. Se vive entonces la dramática experiencia
de la precarización, de la fragmentación, de la dispersión y la
diseminación de las formas de vida y de las formas de organización. La
realización de las súper-ganancias, la construcción deslumbrante de las
grande urbes metropolitanas, la conformación de barrios de ensoñación y
oasis paradisiacos, contando también con los moles comerciales y de
consumo para las clases medias, sólo se pueden dar si al mismo tiempos
se transfieren los costos de la magnificencia a extensas zonas
suburbanas, a expansivos entornos de miseria, a favelas interiores o
ruralidades vaciadas y detenidas en el tiempo. El costo no sólo se
materializa en los perfiles de la marginación y la exclusión, sino también
en la conformación de mundos paralelos y periféricos185.
Esto es lo que escribimos. Ahora podemos observar que esta redacción
se apega a las connotaciones de la metáfora de ornitorrinco, haciendo
hincapié en esa composición y combinación saturada en fijaciones
irreductibles a la armonía. La metáfora desborda en la irradiación
significativa; lo que ha quedado un tanto inhibido es el sentido de la
explicación, que no radica tanto en las deformaciones, por así decirlo, sino
en la inteligibilidad de las contradicciones. Intentaremos retomar esta
redacción, recuperando el ensayo El ornitorrinco de Francisco de Oliveira,
buscando ilustrar sobre la explicación de esta formación-económico
social, hoy identificada como potencia emergente.
184 Ibídem: Pág. 148. 185 Ver de Raúl Prada Alcoreza Cartografías histórico-políticas. Dinámicas moleculares; La Paz 2013.
Usando los conceptos que propusimos para el análisis, sistema-región
capitalista y sistema-mundo capitalista, el sistema-región forma parte del
sistema-mundo. Lo que pase en el sistema-región tiene que ver con lo
que pasa en el sistema-mundo. La forma cómo se da el sistema-región
es singular, propia, si se quiere; no resulta de una repetición taxativa de
lo que pasa en el sistema-mundo; sin embargo, ambos acaecimientos,
ambas complejas composiciones no son ajenas, interactúan.
Las transformaciones en el sistema-mundo afectan al sistema-región. Las
articulaciones entre un sistema y otro también se modifican. La etapa del
ciclo largo del capitalismo vigente, dominado por el capitalismo financiero,
modula las relaciones y las articulaciones entre el sistema-región y el
sistema-mundo. Si la teoría de la dependencia hablaba de dependencia
de las periferias respecto a los centros del sistema-mundo, ahora
podemos hablar de complicidad inter-burguesa en la apropiación
especulativa de la energía desprendida por los cuerpos, por la inmensa
fuerza de trabajo súper-explotada, acompañada por la concomitancia
inter-burguesa en el despojamiento y desposesión de cuerpos y la
naturaleza. En otras palabras, la complicidad y concomitancia inter-
burguesa ha llevado a una suerte de conciencia desdichada, de aceptación
de que así deben ser las cosas. Se acepta que el aporte del país al
sistema-mundo capitalista, en este sistema-mundo discordante-
concordante, es decir, paradójico, sobretodo atravesado por
antagonismos, el logro de una autonomía relativa como potencia
emergente, se efectúa, se hace posible, continuando con el devenir de la
acumulación originaria recurrente. Acumulación originaria articulada,
activadora y catalizadora de la acumulación ampliada, que se sostiene con
la ampliación desmesurada de la frontera agrícola, con la migración
descomunal a las ciudades, vaciando los campos, situando a la mayoría
de la población en el espacio de las condiciones precarias del proletariado
nómada. Lo que llamaron dependencia, los teóricos de la dependencia, se
ha convertido en una implicación dramática obligada. La compulsión por
tasas de retorno cada vez más rápidas empuja a las circulaciones de
capitales a expandir e intensificar las formas de financiarización,
obligando, para poder sostener esta fabulosa apuesta a la especulación,
a un descomunal desborde de las formas de explotación extractivistas.
La forma de globalización privatista, implementada por el proyecto
neoliberal, ha llevado al mundo a una unificación mezclada mayor;
empero, basada en la destrucción sin precedentes de los ecosistemas, y
de la suspensión de los derechos sociales, del trabajo y colectivos.
Empujando a las masas trabajadoras a la precarización, mientras una
aristocracia “obrera” privilegiada se beneficia grandemente, participando
directamente en el control y retención del excedente.
No es problema para los llamados centros del sistema-mundo capitalista
que emerjan potencias industriales, incluso tecnológicas y científicas,
como el caso de China; pues estas potencias emergentes ya forman parte
de los centros. En este contexto de desplazamientos en el sistema-mundo
capitalista, en los centros del sistema-mundo, tampoco se puede decir
que se asiste a una lucha a muerte entre imperialismos, como ocurrió
antes, durante la primera y segunda guerras mundiales. Más parecen
concurrencias, que disputan el reparto del excedente mundial. Las
potencias concurrentes no parecen inclinarse a guerrear por este reparto,
sino a presionar para lograr mejores condiciones en la distribución. Un
conjunto de redes de circulaciones, recorridos, mercados, producciones,
sobre todo de las redes financieras, las vinculan y las aproximan, incluso
se puede concebirlas como “complementariedades” capitalistas.
Las potencias emergentes, llamadas BRICS, han surgido incluso, de
alguna manera, apoyadas por las propias dinámicas del sistema-mundo
capitalista, por la propia connivencia de los anteriores centros. El
problema no está ahí, sino el problema radica en la contradicción
generada por estas potencias emergentes con sus propias poblaciones,
pues esta emergencia industrial se efectúa a costa de las grandes
mayorías precarizadas. Esto no se oculta, ni disminuye, a pesar de que
importantes sectores de trabajadores se incorporen como clases medias
al mercado de los consumos masivos, pues las mayorías demográficas
son empujadas a la suspensión de sus condiciones de vida y de
reproducción social.
Las observaciones de Francisco de Oliveira son importantes, nos muestran
recorridos sinuosos de la potencia emergente. Como el autor dice, la
potencia emergente abarca las tres revoluciones materiales; la revolución
industrial, la revolución tecnológica y científica, la revolución molecular y
cibernética; sin embargo, no logra articular estos recorridos, abarcando
plenamente estas revoluciones materiales, ni logra armonizarlas; por lo
tanto, no resuelve problemas estructurales económicos, sociales, políticos
y culturales pendientes. De esta manera, la potencia emergente se
embarca en una ruta incierta, que la lleva a volver a inclinarse, optando,
de manera oficiosa, por el recurso desesperado de estrategias de poder
represivas. Como una vez lo hizo el periodo de gestiones
gubernamentales de Getúlio Vargas; otra vez lo hizo el periodo
gubernamental de la dictadura militar, de una manera más descarnada y
policial. La diferencia entre ambos periodos, es que el primero fue
populista, en tanto que el segundo fue abiertamente oligárquico y elitario.
Las gestiones gubernamentales del PT no son populistas, se apoyan en
una organización sindical corporativa, conformada en la larga tradición
organizacional y de formación proletaria de los trabajadores
sindicalizados. Las gestiones gubernamentales del PT son sociales, por
sus proyectos sociales de alcance, por el impacto de estos proyectos; sin
embargo, proyectos sociales casados con la administración financiera a
gran escala. Mediante esta administración financiera hay un total
involucramiento con las corporaciones empresariales, tanto públicas como
privadas. Se puede decir que las gestiones gubernamentales del PT
corresponden a un proyecto político reformista de gran escala y
envergadura.
El capitalismo multicolor, camaleón
Dedicado a los y las activistas defensoras de la Madre
Tierra. A ellos y ellas que aman a la vida.
La producción capitalista ha estado calculada, en
cuanto a sus formas de movimiento y leyes, desde el
principio, sobre la base de la Tierra entera como almacén de
fuerzas productivas. En su impulso hacia la apropiación de
fuerzas productivas para fines de explotación, el capital
recorre el mundo entero; saca medios de producción de
todos los rincones de la Tierra; cogiéndolos o adquiriéndolos
de todos los grados de cultura y formas sociales. La cuestión
acerca de los elementos materiales de la acumulación del
capital, lejos de hallarse resuelta por la forma material de la
plusvalía, producida en forma capitalista, se transforma en
otra cuestión: para utilizar productivamente la plusvalía
realizada, es menester que el capital progresivo disponga
cada vez en mayor grado de la Tierra entera para poder hacer
una selección cuantitativa y cualitativamente ilimitada de
sus medios de producción. La apropiación súbita de nuevos
territorios de materias primas en cantidad ilimitada, para
hacer frente, así, a todas las alternativas e interrupciones
eventuales de su importación de antiguas fuentes, como a
todos los aumentos súbitos de la demanda social, es una de
las condiciones previas, imprescindibles, del proceso de
acumulación en su elasticidad186.
Rosa Luxemburgo
Articulación
Este ensayo no está directamente vinculado a los ensayos dedicados al
acontecimiento Brasil, mas bien, tiene como tema una interpelación crítica
al capitalismo verde, se ocupa de comentar el análisis deconstructivo de
la narrativa verde, análisis de desmontaje de los nuevos procedimientos
186 Rosa Luxemburgo: Acumulación del Capital, Capitulo XXVI La reproducción del capital y su medio
ambiente. http://grupgerminal.org/?q=system/files/LA+ACUMULACI%C3%93N+DEL+CAPITAL.pdf.
de dominación del capital, ahora por la vía de la financiarización de los
seres y ciclos vitales, que este discurso contable llama servicios
ambientales. Es una intelectual y activista brasileña la que efectúa la
crítica deconstructiva, la que lanza la interpelación al capitalismo verde.
La conexión con los otros ensayos se encuentra en la actualización
contextual del acontecimiento.
Capitalismo camaleón
Camila Moreno en Economía verde: En lugar de una solución, la nueva
fuente de acumulación primitiva187 hace un análisis minucioso de la
emergencia de la nueva narrativa “ideológica” del capitalismo financiero.
Nos muestra dos pasos importantes en el discurso o la formación
discursiva legitimadora de las formas paradójicas del capitalismo
contemporáneo, la brutal extractivista y la virtual financiera. El primer
paso se da como movimiento del llamado, ahora, capitalismo marrón, que
no es otro que el crudo capitalismo “pragmático”, hacia el capitalismo de
la des-carbonización. Después, el segundo paso, consiste en pasar de este
capitalismo financiero que apoya la des-carbonización, al capitalismo
verde.
Lo sugerente del análisis crítico de Camila Moreno es que muestra que
estos dos pasos discursivos del capitalismo financiero, que es el
dominante en el ciclo largo del capitalismo vigente, son puestas en escena
para edulcorar no solo la desbocada multiplicidad de dominaciones sobre
los cuerpos y la naturaleza, sino también formas “ideológicas” que apoyan
187 Camila Moreno: Las ropas verdes del rey. La economía verde: una nueva fuente de acumulación primitiva. En Alternativas al capitalismo del siglo XXI. Fundación Rosa Luxemburgo/Abya Yala. Quito-Ecuador2013.
nuevas formas de explotación, cada vez más sofisticadas, del capital -
abstracción del biopoder - de los cuerpos, los territorios y la naturaleza.
En su análisis crítico, Camila Moreno ubica en el centro discursivo el
denominativo de cambio climático; denominativo que pretende presentar
a los responsables del cambio climático como si se hubiera, de repente,
tomado consciencia del peligro. Planteándose políticas mundiales
correctivas, que llaman “fallas del mercado”. Fallas que se pueden
resolver con intervención del mercado mismo, de los juegos del mercado,
proponiendo compras de retención del carbono; de este modo salvando
los bosques. De esta tesis, no es más que un paso imperceptible el que
se tiene que dar para proponer una salida verde a la crisis múltiple de la
sociedad moderna.
Ese paso ya se ha dado. Existen un conjunto de proyectos, propuestas,
acuerdos de grupos de países, encaminados a apuntalar un futuro verde,
corrigiendo los males del capitalismo marrón.
La importancia del análisis crítico de Camila Moreno radica en develar que
estos pasos discursivos, incluso pasos políticos a nivel mundial,
involucrando a los organismos internacionales y a los estados nacionales,
son mecanismo de no solo legitimación de las dominaciones múltiples,
entre ellas del destructivo modelo extractivista, sino es un avance hacia
nuevas formas de dominación, que tienen como materia de poder a la
vida. Buscan controlar los ciclos de la vida, de tal manera que convierten
a esta captura, por cierto parcial, pues no pueden capturar la potencia
creativa de la vida, en una forma de acumulación de capital. Al respecto,
definiendo el contexto donde se da este discurso, Camila escribe:
Aun no contamos con una definición canónica del concepto de economía verde, que nos de luces sobre si se trata de algo enteramente distinto de
la economía actual (también referida en estos días como economía
“marrón”). Pese a eso, las agencias de las Naciones Unidas como el PNUMA,18 PNUD,19 UNCTAD;20 organizaciones multilaterales como la
OCDE,21 el Banco Mundial,22 bancos regionales de desarrollo,23 el
Parlamento Europeo,24 consultoras internacionales,25 coaliciones empresariales,26 y otros actores han formulado propuestas, listado
sectores prioritarios y definido agendas sectoriales; han establecido objetivos y metas cuantificables, asi como recomendado nuevos
instrumentos financieros e inversiones para lograr el cambio hacia un futuro “mas verde”188.
A partir del lucido y actual análisis de Camila Moreno debemos
preguntarnos sobre la caracterización de la forma del capitalismo
contemporáneo, actual, ciclo largo dominado por el capitalismo financiero.
¿Qué clase de capitalismo es este que se presenta como verde? Por cierto,
no tiene ninguna utilidad denunciarlo como hipócrita, peor aún, como
artimaña para continuar con los mismos procedimientos de explotación y
despojamiento. Esto no deja de ser, en el mejor de los casos, una
denuncia; en el peor de los casos, una catarsis. Lo que importa es
averiguar sobre las transformaciones del sistema-mundo capitalista,
cómo, de tal manera, estas transformaciones definen las condiciones de
posibilidad de semejantes posturas, de semejantes discursos.
El capitalismo contemporáneo no es el que corresponde a la experiencia
del insigne teórico crítico Karl Marx, no es el capitalismo dependiente de
la experiencia del “ideólogo” militante Vladimir Lenin, tampoco es el que
corresponde a la experiencia dramática del reflexivo Antonio Gramsci. No
es el capitalismo gamonal implementado en los Andes e interpretado
lúcidamente por el singular José Carlos Mariátegui; no es el capitalismo
minero, extractivista del siglo XIX y de la primera mitad del siglo XX,
188 Ibídem: Págs. 63-64.
interpretado por el estoico Guillermo Lora. No es el capitalismo de la
formación social abigarrada, interpretado por el inventivo y barroco René
Zabaleta Mercado. Este capitalismo es el de un sistema-mundo capaz de
simular, capaz de imitar las demandas de los colectivos sociales.
Entonces, la tarea es caracterizar a esta forma de capitalismo,
comprender y entender sus lógicas y estructuras inherentes. De ninguna
manera, reducirlo a las antiguas representaciones del capitalismo. Este
apego dogmático no solamente es una renuncia a prender de la historia,
sino es una apuesta a la derrota.
El capitalismo verde es un capitalismo que busca seducir a la sensibilidad
bondadosa y a la imaginación romántica, presentando un cuadro atractivo
de defensa de la naturaleza. Ciertamente no podemos hablar así, pues el
capitalismo no es un sujeto. Es una representación conceptual para
explicar una forma de Estado, un modo de producción, una forma de
modulación y disciplinamiento de la sociedad, así como el despliegue de
sus formas de control y simulación; entonces, se trata, más bien, de las
actividades asociadas, concomitantes, de grupos de poder, que logran
controlar ciertos lugares estratégicos de decisión; empero, no pueden, no
podrían, es imposible, controlar la totalidad de condiciones, factores y
variables intervinientes en los procesos que configuran el acontecimiento,
que es la vida.
No estamos ante la brutalidad del capitalismo inaugural, capitalismo
colonial; tampoco estamos ante el capitalismo “pragmático” de la
revolución industrial. Así como no nos encontramos ante el capitalismo
violento de los imperialismos de la mitad del siglo XX; tampoco ante el
capitalismo de la época de la guerra fría, cuando una de la híper-potencias
financia la reconstrucción de las potencias occidentales y orientales
derrotadas. No estamos ante el capitalismo belicoso, que incursiona en la
guerra de Corea y en la guerra de Vietnam creyendo que podía imponerse,
después de su victoria contundente en la segunda guerra mundial. Este
capitalismo es distinto. Es un capitalismo verde; es un capitalismo que se
presenta como consciente de los daños que causa en el planeta, que se
presenta con la voluntad de corregir los daños causados.
En sentido efectivo, tendríamos que caracterizar al capitalismo verde
como capitalismo molecular, pues se trata de un modo de producción que
ha penetrado en la información genética, que manipula las moléculas
componentes de las células de los organismos. Sin embargo, la
caracterización aconsejable exige más; es un capitalismo, que para
autonombrarse como verde, ha acumulado saber y conocimiento
histórico, por así decirlo, usándolos como dispositivos de poder, en este
caso de un poder plástico, que se adapta a las demandas.
No es que los engreídos funcionarios de los organismos internacionales
tengan esta consciencia ecológica, pues si la tuvieran no emitirían
semejantes discursos, no desplegarían semejantes estrategias. No es que
los amos del universo, pues así se sienten, los propietarios de acciones,
propietarios de la mayoría de las acciones de las empresas trasnacionales,
sobre todo extractivistas, que dominan el mundo, sean conscientes de lo
que acontece, sino se trata de un sistema-mundo, que en conjunto, en el
bloque de sus estructuras, en la gama de sus engranajes, en la
articulación de sus funcionamientos, ha aprendido o, por lo menos, se
puede decir que parece que ha aprendido, de la experiencia de sus
dominaciones.
Si el capitalismo verde se dispone, por lo menos declarativamente,
invertir en la compra de la retención de carbono, en presionar, aunque
sea teatralmente, a las potencias industriales, a disminuir la emisión de
carbono, estamos ante un capitalismo que interviene no sólo sobre las
condiciones de producción, sobre la fuerza de trabajo, utilizando la
ciencia y la tecnología, sino ante un capitalismo que tiene en “mente” la
intervención en los ciclos y las lógicas de la vida, comprendiendo los
programas y las informaciones genéticas.
La lucha actual, contemporánea, con lo que significa plenamente este
término, contra las dominaciones múltiples del capitalismo, no se
resumen sólo a la lucha por la profundización de la democracia en la forma
de socialismo, sino que implica la defensa integral de la vida. La vida no
como metáfora, no como representación “ideológica” y cultural, sino la
vida, en el sentido más radical efectivo del término. La vida como
existencia. Ya no se trata solo de la igualdad, de la democracia
participativa, tampoco de la imprescindible tarea de la descolonización,
sino de la subsistencia, de la sobrevivencia, de la posibilidad de liberar la
potencia de la vida. La lucha contra el capitalismo es una lucha contra una
inclinación tanática, quizás inherente en la paradójica constitución de las
instituciones de poder, instauradas por las proliferantes asociaciones
humanas.
Ya no es un problema “ideológico”, no se trata sólo de la crítica de la
“ideología”, ya no es solamente una lucha por la igualdad, el prejuicio
supremo de la democracia, el socialismo; tampoco, como dijimos,
solamente la lucha anticolonial y descolonizadora. Así como no se
restringe a la lucha por las subjetividades diversas. La lucha es por la
vida.
¿Podremos los y las humanas comprender que se trata de esto y nada
más que de esto, de la vida? ¿Qué impide hacerlo? ¿La miopía, no poder
ver lejos, ver solamente lo cercano, el entorno de uno mismo? ¿Qué
importancia estratégica tiene el vencer, el dominar, el enriquecerse, el
distanciarse de los demás? Ninguna, todos marchamos a la muerte, a la
desaparición del individuo. Empero, la vida no es el individuo, no es el
organismo, es el plural genético, es la población colectiva y asociada de
partículas, de átomos, de moléculas, de células, de organismos, de
sociedades diversas de constelaciones. Es la información y el programa
genético. Las victorias, los poderes, las riquezas de los mortales, solo son
imaginarias.
Por lo tanto, la importancia de la interpelación de Camila Moreno radica
en señalar la levedad del discurso del capitalismo verde. El contraste
primordial se encuentra en la comparación del discurso institucional
internacional del capitalismo verde y la explosión dinámica de los ciclos
de la vida. Camila Moreno devela la hipostasis del discurso, el artificio del
discurso del capitalismo verde, sobre todo en contraste son las
devastadoras consecuencias del capitalismo marrón, que no es otra cosa,
que el verdadero color del capitalismo verde o, si se quiere, el color de
fondo.
Otro logro del análisis de Camila Moreno es mostrar que el capitalismo
como sistema estratégico vigente no deja de ser demoledor; se
autonombre como sustentable, des-carbonización o verde, en la medida
que se basa en esa combinación perversa entre acumulación originaria de
capital – extractivismo – y acumulación ampliada de capital – sea
industrial, tecnológica-científica, cibernética o virtual y especulativa, sus
repercusiones no dejan de ser destructivas.
Camila Moreno nos dice, que no se trata solamente de oponerse a las
estrategias discursivas, operativas y políticas de los organismos
internacionales, dispositivos de poder del orden mundial, sino de
oponerse a las prácticas destructivas de los nichos y continentes
ecológicos de los ciclos de la vida. En esta perspectiva, de oponerse a los
discursos “ideológicos”, a los programas y al engranaje institucional de
las políticas mundiales y gubernamentales de la implementación del
capitalismo verde.
En tercer lugar, podríamos decir, que Camila Moreno, al interpelar al
capitalismo verde, se coloca en una ruta seguida por los teóricos de la
teoría de la dependencia, después por Francisco de Oliveira, el crítico
marxista brasileño, que atraviesa el paradigma ortodoxo, para innovar en
explicaciones específicas y singulares. Camila Moreno, no es ni lo uno ni
lo otro, no pertenece al paradigma de la teoría de la dependencia,
tampoco al marxismo critico al estilo de Francisco de Oliveira; empero,
tiene algo en común, se rebela a los paradigmas heredados.
¿Cuál entonces el problema? No hay salida por el capitalismo verde, pues
se trata de una política financiera, del uso especulativo del mercado, de
la compra de retenciones de carbono, de la postulación verde, sin afectar
a las causas, por así decirlo, del cambio climático. Es indispensable, acudir
a una solución radical, que afecte a las raíces del problema. No es la salida
la especulación financiera, no hay solución por el camino de la
financiarización del capitalismo verde; la tarea es lograr una salida del
mundo “real”, del mundo del sistema-mundo capitalista.
En sentido especifico, si se quiere, concreto, no hay salía por maniobras
financieras. El problema radica en la lógica abstracta de la acumulación
de capital. También en las lógicas de poder del orden mundial, del
imperio; así como en las lógicas de dominación interna de los Estado-
nación. La salida se encuentra en otro horizonte, en otro mundo posible,
que no tenga como presupuesto esta estrategia del dominio sobre cuerpos
y campos de la vida.
Cuando hablamos así, mucha gente cree que esto es un romanticismo
incurable. Consideran que el pecado de nuestras hipótesis es la
ingenuidad y la inocencia ante un mudo descarnado y brutal. Puede
parecer que sea sí; empero, se olvidan que lo que proponen desde el
realismo político no es más que un logro probable, de corto alcance, en el
decurso prolongado de los avatares de los ciclos de la vida. A propósito,
Camila Moreno escribe:
La guía intenta una definición de trabajo para la economía verde, uno de los ejes centrales de la Rio+20:
El PNUMA considera que una economía verde debe mejorar el bienestar
del ser humano y la equidad social, a la vez que reduce significativamente los riesgos ambientales y las escaseces ecológicas. En su forma mas
básica, una economía verde seria aquella que tiene bajas emisiones de carbono, utiliza los recursos de forma eficiente y es socialmente
incluyente.
En este intento de circunscribir “en su forma más básica” lo que sería la
economía verde, la formulación incorpora la centralidad que la métrica o “medición del carbono” ha jugado en las políticas climáticas: la referencia
a las toneladas métricas equivalentes de dióxido de carbono (1 tCO2e = a 1 unidad de reducción certificada de emisiones, o = a 1 “crédito de
carbono”) como medida “objetiva” del logro (o no) de sus metas de bajar las emisiones, en relación con la economía marrón, y refrenda la des
carbonización, como una dinámica estructural para “enverdecer” la economía189.
Camila Moreno, propone escapar de las lógicas de la acumulación;
obviamente, en esta perspectiva, escapar de las lógicas de la especulación
financiera. Escribe:
189 Ibídem: Págs. 81-82.
El sistema económico actual es definido por el PNUMA como una Era of
Capital Misallocation (Era del capital mal distribuido), en donde hemos “permitido” que los negocios sigan bajo “externalidades ambientales y
sociales significativas, ampliamente no contabilizadas y no verificadas”;
frente a eso, la idea de poner un precio a la contaminación (y al carbono, las compensaciones, permisos de agua, la biodiversidad, servicios
ambientales, etc.) es presentada como un engranaje central para seguir adelante, “para traer los cambios en los patrones de inversión privada y
lograr historias de éxito, especialmente en los países en desarrollo” (UNEP, 2011: 2)190.
La tesis primordial del capitalismo verde es pasar de la era del capital mal
asignado a la era del capital bien asignado. Es un problema de asignación
o de colocación del capital, de las inversiones, de las finanzas. De eso se
trata. La argumentación de este discurso no podía ser más liviano. Para
los “ideólogos” del capitalismo verde se trata de un problema
administrativo. No se les puede pedir a estos señores y señoras una
reflexión sobre las consecuencias del modo de producción, que tiene en
su base la expansión desbordante del extractivismo, que tiene en su
desenvolvimiento la generación masiva de contaminaciones y
depredaciones, que tiene en su horizonte la reiteración viciosa de los
ciclos degenerativos del capitalismo.
Más abajo, Camila, de manera más elocuente, escribe:
Como ejemplo de esta valoración de las externalidades (costo de las emisiones resultantes de la deforestación y los créditos por evitarla o
reducirla), la guía del PNUMA apunta al mecanismo de REDD+, que aun aguarda reglamentación definitiva bajo las negociaciones de la
Convención del Clima, como el “régimen de REDD+”, pues quizás es “tal
190 Ibídem: Pág. 85.
vez la mejor oportunidad en la actualidad para facilitar la transición a la
economía verde para el sector [global] de bosques”191.
Describiendo y analizando no solo la propuesta del capitalismo
verde, sino también su implementación, Camila Moreno expone:
Así como la contabilización de las externalidades sociales y ambientales es un engranaje central para seguir adelante en la economía verde, la
creación de nuevos activos económicos es estructural. Entre la constelación de temas que nos estarían llevando hacia una economía
verde, está la incorporación de una nueva medición de la riqueza de los países, a través del “PIB verde”, que sería la cuantificación y
contabilización de los llamados “activos ambientales” (como se definen el carbono, la biodiversidad, el agua, etc.). El carbono ya es un activo
negociado bajo mecanismos internacionales, como el MDL, y en los
mercados voluntarios ya están en desarrollo nuevos mecanismos que incorporen otros activos verdes. Estos activos, comercializados como los
nuevos títulos verdes son de interés, por ejemplo, para los bancos y empresas, que necesitan cada vez mas de titularización (o securitizacion)
ambiental de sus emprendimientos e inversiones.
Los mercados de carbono (y un precio global al carbono) figuran como la principal apuesta de los gobiernos y de las macro-políticas de combate al
cambio climático, así como la espina dorsal de las propuestas para una economía verde o de bajo consumo de carbono. El carbono, este nuevo
commodity global –y el más emblemático de este momento de la acumulación, que apunta a los bienes y servicios intangibles–, ha reunido,
desde su creación oficial en 2005 (cuando entra en operación el esquema de comercio de emisiones de la Unión Europea), un valor global de US$
142 billones de dólares (cifras de 2011, referentes al año 2010).59
Este valor es obtenido del comercio de más de 7 billones de toneladas de
CO2, representadas en las Certified Emisson Reduction (CER o reducción certificada de emisiones), el principal título de la economía financiera del
carbono. La falta de claridad sobre el marco regulatorio para el periodo post 2012 (cuando expira el primer periodo de compromiso del Protocolo
191 Ibídem: Págs. 85-86.
de Kyoto, que debe ser remplazado por un nuevo acuerdo global hasta
2015), es actualmente la principal traba para su expansion.60
Las CER son el primer ejemplo de cómo se estructura la financiación y el
comercio de los llamados activos ambientales. Su principal característica es la fungibilidad: en sí, una CER es un título negociable en el mercado
financiero que representa la reducción de emisiones de 1 tonelada métrica de dióxido de carbono equivalente (tCO2e).61
En el proceso de construcción del PIB verde, estos nuevos activos son
paulatinamente transformados en una clase de variables macroeconómicas, como ya está ocurriendo con los inventarios de
carbono y la incorporación de sus “stocks” en las cuentas nacionales. Se argumenta, por ejemplo, que la transformación del carbono en un
indicador macroeconómico permitiría una apreciación o valoración “más verdadera” del nivel “real” de la economía y de la viabilidad del
crecimiento en renta y empleo para los países.
Con el objetivo de “hacer para la biodiversidad lo mismo que el Informe
Stern había hecho para el clima”, “hacer visible el valor de los servicios de la Naturaleza” y con eso, “influenciar negocios y decisiones adoptados
por los países”, nace la encomienda para la elaboración del estudio The Economics of Ecosystems and Biodiversity (La economía de los
ecosistemas y de la biodiversidad), conocido por su sigla TEEB, una pieza clave de la arquitectura de la economía verde.62 El pedido para la
realización del estudio surgió de la reunión del G8+5, en 2007, y fue coordinado por el economista hindu Pavan Sukdev, exdirector de Banco
Mundial y, a la época, director de la división de nuevos mercados del Deutsche Bank (el Banco Alemán). Sukdev, en su ano sabático, coordino
el estudio desde el PNUMA y con la legitimidad de la ONU.
El TEEB calculo que la destrucción de los activos de la Naturaleza, como bosques y humedales, entre otros, causa pérdidas anuales de por lo
menos US$ 2,5 trillones en el mundo; y que los costos para proteger la
biodiversidad y los ecosistemas son más bajos que el costo de dejar que ellos disminuyan. Así se demostró el valor económico de bosques, agua,
suelo y corales (entre otros), como también el costo ocasionado por la pérdida de estos recursos. Uno de los principales logros del TEEB es que
introduce metodologías de cálculo y una métrica para referencia internacional, con varias categorías de servicios ambientales, con
capítulos distintos para cada uno de los diferentes sectores de la sociedad (Diseñadores de políticas, sector de negocios, sociedad civil, gobiernos
locales, etc.). Su objetivo general consiste en conocer el valor económico
de lo que implica la pérdida de biodiversidad, como del retorno de
inversiones por cuenta de la conservación de la biodiversidad.
El TEEB fue recibido oficialmente por los países, en el marco de la 10 COP
de la Convención de Biodiversidad, realizada en octubre de 2010, en Nagoya, Japón. Hoy es la principal referencia internacional para subsidiar
a los países que están estimando el valor de la Naturaleza y la adopción de políticas públicas de valoración del capital natural.
Este movimiento estructural, bajo los auspicios de las Naciones Unidas,
es indicativo del proceso a través del cual, concretamente, se está promoviendo la incorporación del “capital natural”; concepto central en
este momento de la acumulación. En el lanzamiento del TEEB, el líder del proyecto, Pavan Sukdev, expreso: “estamos viviendo del capital de la
Tierra, precisamos aprender a vivir de las ganancias”.
El Banco Mundial lanzo, el primer semestre de 2012, el informe Inclusive Green Growth: The Pathway to Sustainable Development (Crecimiento
verde inclusivo: El camino hacia un desarrollo sostenible). El documento
es presentado como un “marco analítico que tiene en cuenta las limitaciones del sistema marino, terrestre y atmosférico en planes para el
crecimiento económico necesarios para seguir reduciendo la pobreza”, que pretende “desmitificar la concepción de que el crecimiento verde es
un lujo que la mayoría de los países no se puede dar”, y cuyos principales obstáculos serian “las barreras políticas, los comportamientos muy
arraigados y la falta de instrumentos financieros adecuados”. El crecimiento “verde e inclusivo”, a la moda Banco Mundial, se presenta
como un incentivo a los gobiernos para “cambiar su enfoque en materia de políticas de crecimiento para una mejor medición no solo de lo que se
está produciendo, sino también lo que se está consumiendo y contaminando en el proceso”; así, incluye las externalidades en el
cómputo general del cálculo económico. Para este fin, según el Banco, es menester “asignar valor a las tierras de cultivo, los minerales, los ríos, los
océanos, los bosques y la biodiversidad, y otorgar derechos de
propiedad”, lo que “brindara a los Gobiernos, a la industria y a las personas suficientes incentivos para gestionarlos de una manera
eficiente, inclusiva y sostenible”192.
Estamos ante una evaluación cuantitativa, ante una descripción, que se
pretende de científica; en ese sentido, estamos ante propuestas
192 Camila Moreno: Ob. Cit.; págs. 86-89.
operativas e instrumentales para solucionar el problema identificado: el
cambio climático. Sin embargo, esta evaluación descriptiva y cuantitativa
está muy lejos de comprender el problema. El problema no radica en la
desmesura del impacto de la “falla del mercado”, en la falta de
contabilización de los costos transferidos a la naturaleza, sino en una
lógica cualitativa, inherente al sistema-mundo capitalista; esto es, la
estrategia de acumulación basada en la destrucción de la naturaleza. Lo
que hay que poner en cuestión es esta lógica abstracta, esta obsesión y
compulsión por el dominio. Ninguna financiarización de políticas
reductivas, menos agresivas con la naturaleza, podrá alcanzar los
objetivos de un menor impacto en el cambio climático. Lo único que se
podría lograr con estos procedimientos especulativos es prolongar el lapso
de diferimiento de una crisis ecológica de gran alcance.
Camila Moreno continúa con su balance, que lo subtitula como La
economía verde como narrativa unificadora del capital financiero; escribe:
El rasgo distintivo de la narrativa unificadora de la economía verde es la instauración del concepto de capital natural, que constituye hoy una
demanda central del capital financiero y, en gran medida, la condición para la reproducción de este. Bajo el concepto estructurante de capital
natural, activos antes invisibles en la economía tradicional, tal como los servicios ambientales (donde se incluyen carbono, biodiversidad, agua, y
otros), son adecuados, medidos y valorados para su negociación en los
mercados.
En un momento en el que la economía mundial es absolutamente dependiente y controlada por el capital financiero, y con el mismo capital
financiero en crisis, la creación e introducción de nuevos activos en el
mercado financiero, a través de la expansión de la financiación, es la
principal estrategia de apalancamiento de la economía verde.
La naturalización del capital natural como una realidad económica –pero
también social, cultural y política– conlleva un nuevo momento de acumulación primitiva, con el enclosure o aislamiento de estos activos
ambientales, al crear exclusión (separar componentes indivisibles de la biodiversidad y de los ecosistemas) y al asegurar que lo que antes era un
bien común, pueda ser transformado en propiedad privada.64. Pero, ¿cómo privatizar y poseer el aire?
Para eso, son necesarios mecanismos que vinculen los recursos naturales
y los bienes comunes –en adelante llamados activos ambientales– a los mercados y a su lógica. Estos son cuantificados, monetizados y
transformados en títulos o papeles verdes (como los créditos de carbono). Para que tengan un referente de su valor real, estos papeles verdes
necesitan garantizar su seguridad jurídica; es decir, estos títulos deben representar nuevos derechos reales de propiedad privada. Así ya está
ocurriendo, por ejemplo, con los “derechos al carbono” (carbon rights),
que se expresan bajo nuevas formas de control (como las metodologías para “medir/cuantificar, reportar y verificar” las existencias de carbono)
y se regula mediante contratos el acceso y el manejo en los territorios donde estos “activos” efectivamente están –por ejemplo, un bosque, bajo
un contrato de pago servicios ambientales o de REDD+–. Para que esta clase de activos constituya capital natural, es necesario identificar los
bienes y servicios ambientales –como se denominan bajo esta lógica el agua, la biodiversidad y el carbono, así como la belleza escénica, la
polinización, etc. –, y el “valor” que tienen en el funcionamiento de los ecosistemas. Estas funciones ecológicas son clasificadas y divididas como
“servicios”, según las categorías propuestas por el estudio TEEB, referido anteriormente: a) servicios de provisión, que incluye bienes ambientales,
como agua, maderas, fibras; b) servicios de regulación, que incluye regulación del clima, de vectores de enfermedades, regulación del suelo,
entre otros; c) servicios culturales y/o espirituales, que dependen de las
percepciones colectivas de los humanos acerca de los ecosistemas y de sus componentes; y, d) servicios de sustento o soporte, que son procesos
ecológicos que aseguran el funcionamiento adecuado de los ecosistemas; por ejemplo, la fotosíntesis. El valor económico global de la actividad de
polinización de los insectos fue estimado por el Instituto Nacional de Investigación Agrícola (INNRA), de Francia, en 153 billones de euros
anuales, lo que correspondería a 9,5% del PIB agrícola mundial para alimentación humana, relativo a los precios de los commodities agrícolas
de 2005 (N. Gallai, J-M. Salles, 2008). El estudio cuantifico el impacto para los consumidores, en términos de la disminución de la producción y
el aumento de los precios de los alimentos. Al mismo tiempo que este tipo
de cálculo pretende reforzar los argumentos demostrativos del valor invisible de la biodiversidad (actividad de los insectos en la polinización y
cuanto eso significa para la agricultura), una externalidad no contabilizada
en el cálculo económico actual, lo hace traduciendo el valor en un precio, que (aun hipotéticamente) tiene como referencia un mercado, como la
disposición de pagar para conservar este servicio que los insectos hacen “gratis”.
Los activos ambientales que conforman el capital natural, como el
carbono, el agua y la biodiversidad, son como el lastre que garantizara este nuevo paso de acumulación, en el cual su incorporación en la
contabilización de valor y riqueza de los países es un proceso ya en curso. Las experiencias locales y nacionales que desarrollan y amplían esta
nueva frontera de la lógica de la mercancía, así como la perspectiva de constitución de un mercado global para estos “servicios”, ilustra en
términos actuales a elasticidad y capacidad de acaparamiento y apropiación de las fuerzas productivas, que mueve la acumulación
descrita por Rosa Luxemburgo193.
Karl Marx decía que la tierra no tiene valor en sí, valor dinerario,
que es el capitalismo, la contabilidad capitalista, la que le atribuye
abstractamente un valor, desde la perspectiva de la valorización dineraria
de la lógica del capital. Se refería a la renta. Ahora asistimos a la
generalización de la valorización capitalista; a todos los lugares de la
tierra el capitalismo les atribuye valor, hasta los rincones más recónditos
adquieren esta medida aritmética. No se salva ningún organismo vivo,
tampoco ninguna molécula. Aunque a ninguna partícula infinitesimal del
estallido inicial, big bang, contenga inherentemente esta contabilidad
abstracta de la valorización capitalista, el modo de producción capitalista
les atribuye esta conmensuración cuantitativa. El discurso del capitalismo
verde habla de capital natural; es decir, la naturaleza es un capital inicial,
por así decirlo. Por lo tanto, se puede también concebir a la naturaleza
como una empresa inicial. ¿Esta empresa es privada o pública? La
193 Camila Moreno: Ob. Cit.; págs. 90-92.
violencia del modo de producción capitalista sobre la naturaleza no
solamente acontece mediante las múltiples formas del modelo
extractivista, sino también se trata de una violencia metafísica,
recordando a Jacques Derrida, que comenta a Emmanuel Levinas, en un
texto que se titula Violencia y metafísica194. La violencia metafísica
consiste en reducir las dinámicas de los ciclos vitales a figuras
elementales, susceptibles de cuantificación. El capitalismo verde, como
toda la ciencia positiva de la modernidad, diseca las plurales formas de
vida, para poderlas contar. Lo que está contando es las formas disecadas
de la muerte, no las formas dinámicas de la vida. Se trata de otra manera
de matar la vida, de imaginarla de esta manera, disecada, detenida,
inmovilizada, para poder medir lo que esta contabilidad y aritmética
elemental llama valor. Con esto creen los “ideólogos” del capitalismo
verde que restituyen a la naturaleza lo que se le quita, creen que con
estos procedimientos financieros se compensa la destrucción del planeta
y los atentados sistemáticos contra los ciclos de la vida. Así como lo
expresa elocuentemente Pavan Sukdev: “estamos viviendo del capital de
la Tierra, precisamos aprender a vivir de las ganancias”.
Fuera de que se reduce la tierra a la representación del capital
natural, habría que preguntarse ¿quiénes viven de ese capital? ¿Quiénes
pueden aprender a vivir de las ganancias? Este procedimiento de
financiarización verde resuelve el problema del cambio climático
preservando las causas, buscando apaliar las consecuencias. No habrá
otro método más tramposo, aunque sofisticado por la minuciosa
cuantificación, que oculta la estructura del problema al momento de
edulcorar la violencia sistemática del capitalismo contra la naturaleza. Por
otra parte, a todo esto hay que añadirle, que también es un gran negocio.
194 Revisar de Jacques Derrida Violencia y metafísica; en La escritura y la diferencia. Anthropos; Barcelona 1989.
La ganancia no se detiene; la inversión financiera tiene réditos, además
de propietarios virtuales de bienes de la naturaleza, de bosques, de
territorios, de recortes geográficos y geológicos.
Camila Moreno hace el diagnóstico:
La ingeniería va en camino de que esta nueva “riqueza de las naciones”,
los activos que conforman el capital natural, puedan ser pronto
monetizados, registrados, transformados en títulos financieros y negociados en el mercado financiero. El cómo evaluar las existencias de
carbono en términos monetarios y su incorporación en las cuentas nacionales es la tarea que desarrolla actualmente el System of
Environmental and Economic Accounting (SEEA, Sistema de Contabilidad Económico Ambiental), de la División de Estadística de las Naciones
Unidas y el adjusted net savings methods del Banco Mundial (Banco Mundial, 2006:123).
En el lanzamiento de la Declaración sobre el capital natural, uno de los
puntos más destacados de Rio+20, fue “una declaración y llamado a la acción del sector financiero para trabajar hacia la integración de las
consideraciones del capital natural en nuestros productos y servicios financieros en el siglo 21”, que incluye una Hoja de ruta para la industria
financiera, para contabilizar la Naturaleza.66
Treinta y nueve bancos, inversionistas y aseguradoras, junto con más de
60 países y más de 90 corporaciones privadas, como Unilever, Puma y Dow Chemical, entre otras, hicieron un llamado colectivo para la
contabilización y valoración del capital natural en la Rio+20. El Banco Mundial también ha ayudado a varios países a contabilizar su capital
natural en los sistemas nacionales de cuentas, a través de dos mecanismos: a) una asociación mundial llamada Wealth Accounting and
the Valuation of Ecosystem Services (WAVES o Contabilidad de la riqueza y valoración de servicios eco-sistémicos, en traducción libre);67 y, b) el
intercambio de experiencias concretas a partir de su plataforma System of Environmental- Economic Accounting (SEEA, Sistema de contabilidad
económico-ambiental, en traducción libre), en la región latinoamericana.
Con este apoyo, Costa Rica y Colombia ya están implementando la metodología de valoración de sus activos ambientales.
En esta tarea de asesorar a los países en la tarea de contabilizar el capital natural en sus cuentas nacionales, la representante del
Banco Mundial expreso que:
[…] el Capital natural es algo fundamental a lo que hacemos como Banco Mundial y al que queremos ser, [...] trabajar con el capital natural es
volver a nuestro negocio original (our core business). Después de la Segunda Guerra Mundial, en los años 50, fuimos de país en país
ayudándolos a colocar sus cuentas nacionales en orden. Hoy, ayudar a los países a poner el capital natural en las cuentas nacionales y hacer de eso
una realidad es central a la respuesta a las múltiples crisis, del cambio climático y a la volatilidad de los precios de los alimentos195.
Después de este diagnóstico, de este estado del arte del discurso
del capitalismo verde, Camila hace la conclusión del análisis:
Quisiéramos destacar que esta nueva narrativa hegemónica “verde” ha logrado gran eficacia, al alentar y legitimar el camino hacia una nueva
base de acumulación, que reposa fundamentalmente en el concepto del capital natural y en el plan ambicioso de contabilizar, valorar e incorporar
a los mercados –a través de la compra-venta de los servicios ambientales, como ya lo apuntan los mercados existentes de carbono, biodiversidad y,
progresivamente, el del agua–, esto constituye todo un portafolio de bienes y servicios ambientales (incluidos los intangibles, culturales, etc.),
así como las “infraestructuras naturales” (como ahora denominan a los ríos, suelos, bosques, etc.),69 que, hasta el momento, estuvieron
“gratuitamente” provistos por la Naturaleza.
La economía verde, en este sentido, es una falsa solución, y es claro que
no se presenta contraria a la continuidad de la actual economía marrón extractiva e intensiva en energía; sus mecanismos verdes son concebidos
de tal forma que la creación de valor, bajo su lógica, es complementarían e interdependiente a la economía actual. Entonces, funciona como una
forma de economía espejo: es justamente la escasez y contaminación de
195 Camila Moreno: Ob. Cit.; págs. 90-94.
los recursos, generadas por la economía actual, lo que genera valor a los
activos ambientales de la economía verde. Al final, ¿si el agua fuera abundante y limpia, quienes estarían dispuestos a pagar por ella, aunque
sea caro? ¿Si el aire fuera limpio sano y sin contaminación, se podría
vender los servicios de los bosques como productores de carbono?
Frente a la crítica que la sociedad civil construyo a lo largo de la última década, en la confrontación, resistencia y creación de alternativas a la
globalización, al libre comercio, al neoliberalismo y al Consenso de Washington, es un enorme retroceso encontrarnos hoy frente a la
cristalización de un nuevo consenso, un consenso verde. Bajo la nueva hegemonía verde, igual y reiteradamente, reaparece el discurso de que
solamente tras los mecanismos económicos y la generalización de la racionalidad instrumental sobre decisiones vitales (en relación con el
clima, el sistema alimentario, el agua, etc.), es posible lograr la transición necesaria que garantice la continuidad de la vida en el planeta. La Rio+20
fue un momento crucial en el proceso de cristalización de este nuevo consenso. No fue el evento en sí mismo, pero si una necesaria parada
mediática: un momento de espectáculo visible, donde los medios de
comunicación capturaron y publicitaron estos cambios como parte de una historia... de una trayectoria más larga. Los actores hegemónicos en este
proceso están dando pasos concretos y estructurales para incorporar, de hecho, el capital natural a la realidad económica.
Considerando el contexto en donde la energía y los recursos son cada vez
más escasos y disputados, con particularidades distintas en las ultimas décadas –como la de la importancia que adquirió la cuestión del cambio
climático– tenemos la tarea de la deconstrucción de la versión verde de las mismas políticas estructurales de ajuste, reformas legales,
flexibilización de derechos y asalto a los bienes comunes, de la misma manera que la confrontamos cuando se instauraron las políticas
neoliberales.
En el contexto de la re-significación de las luchas y de la necesidad de
enfrentar juntos a la crisis ambiental real, es urgente reflexionar en articulación con amplios sectores de la sociedad e, incluso, actores
aliados. ¿Por qué este “verde”, no es tan verde como se presenta?, sin dejarnos caer en la trampa del reciclaje del discurso hegemónico sobre el
desarrollo y el crecimiento. En esta ruta, la denuncia y la resistencia al salto hacia la financiación y captura del capital natural, es un reto de
imperativa urgencia, así como en el horizonte de movilización y construcción de alianzas, está la construcción de una verdadera transición
ecológica y energética, central e ineludible, como reto para superar el capitalismo.
Para hacer frente a esta tarea, está en nuestras manos la defensa y promoción intransigente de los bienes comunes y la construcción continua
de formas comunales de gobernanza. Nos toca interpelar a nuestros
Estados y gobiernos en términos de cómo están actuando para “comunalizar”, refrendar y asegurar los bienes comunes y las practicas
alrededor de estos. Necesitamos asegurar que los bienes comunes sean como un antídoto, como una idea fuerza, que sustente una narrativa
nuestra, capaz de vincular las practicas emancipadoras que existen, que resisten y que toman forma en el cotidiano, y que las afirmen como un
modo de producción capaz de suplir las necesidades para el bienestar, pero, sobre todo, para el Buen Vivir, más allá del desarrollo196.
Este análisis crítico, deconstructivo, del discurso del capitalismo verde, es
minucioso en el desmontaje de los argumentos vertidos por los
organismos internacionales y los “ideólogos” de este diagrama de poder
financiero. Nos sitúa en el contexto mundial actual, recorrido por estos
dispositivos de dominación correspondientes a la forma más abstracta del
capitalismo, la relativa a la especulación financiera. Camila Moreno ha
mostrado al detalle los métodos y procedimientos, los conceptos, las tesis,
los cálculos, de este despliegue global “verde”, que funciona como mega-
gigantesca red que busca atrapar al planeta como si fuera una corriente
de peces y especies comerciales.
Puntualizando, se trata de una nueva narrativa del poder, no solamente
legitimadora del modo de producción capitalista, sino, sobre todo, del
modelo inherente, el extractivista colonial. También se trata de la
mercantilización de todo ser y de todo ciclo vital; la extensión inaudita del
mercado más allá de las mercancías, propiamente dichas. Abarcando las
extensiones y los nichos de la vida, incluyendo sus lugares infinitesimales.
Claro que no pueden imaginarse abarcar los espesores del tejido del
espacio-tiempo de la plural y proliferante vida, pues su ciencia es plana,
no puede, está imposibilitada, de pensar, concebir y moverse con soltura
por esta textura curva.
Siguiendo con la puntualización, el capitalismo verde es una falsa solución
o una solución tramposa. Es más de lo mismo; estamos ante un
capitalismo multicolor, un capitalismo camaleón. Continua en la misma
economía política, la de la bifurcación ente valor de uso y valor abstracto,
apropiándose de la energía cristalizada en el valor de uso, representando
esta apropiación, esta privatización del trabajo colectivo y del intelecto
196 Camila Moreno: Ob. Cit. Págs. 95-97.
general, en la métrica aritmética de la valorización abstracta. Expande
esta privatización a los bienes comunes, incluso más allá, sugiriendo
capturar la energía dinámica de la vida, buscando apropiarse de los
organismos y ciclos vitales, representando esta apropiación en la
cuantificación de la contabilidad verde.
Por otra parte, el discurso del capitalismo verde es cínico, pretende vender
los desechos que el mismo capitalismo ha provocado; agua contaminada,
aire contaminado, tierra esterilizada. Las víctimas de las atrocidades del
capitalismo tienen que escuchar estos comerciales; se persigue
convencerlas de las bondades de este mercado bursátil de lo común, de
lo que es accesible directamente, que forma parte de los ciclos de la vida.
Es una nueva versión de la expropiación de lo común por parte de lo
privado y de lo público, de estas empresas encargadas de engullir energía,
engullir vida, transformándolas en productos despojados de vitalidad,
transformándolas, ahora, con el capitalismo verde, en servicios
ambientales.
La convocatoria de Camila Moreno es apasionante. Hay que volver a
luchar como lo hicimos antes, contra las dominaciones multiformes del
capitalismo cambiante en su propia historicidad. La potencia de la vida
contra el bio-poder.
Geopolítica de captura de los ciclos vitales
Capitalismo camaleón
El capitalismo multicolor, camaleón es un ensayo que comenta el análisis crítico de Camila Moreno Las ropas verdes del rey. La economía verde:
una nueva fuente de acumulación primitiva. El análisis crítico pasó por la revisión de Miriam Lang, Claudia López y Alejandra Santillana, quienes
aportaron y comentaron el ensayo. En la versión publicada se tiene una redacción más prolija, hay ciertas modificaciones de orden de la
exposición, además de incorporar algunas reflexiones y análisis sugerentes. Sin embargo, el ensayo, en su segunda versión, enriquecido,
no ha cambiado sustancialmente. Las principales consideraciones, los enunciados ejes, las tesis críticas, tal como se expusieron en la primera
versión, se mantienen. Ahora pasaremos a completar nuestro anterior comentario, tomando en cuenta los aportes de la segunda versión, que
además ha sido publicado en el libro Alternativas al capitalismo del siglo
XXI197.
La historia del capitalismo verde, si se puede hablar de historia, cuando
se trata, más bien de una historia reciente, nos remite, en su nacimiento, a la constatación por parte de los gobiernos centrales de los efectos
nocivos y peligrosos de la acumulación de gases de efecto invernadero, los cuales contribuyeron a ocasionar el llamado cambio climático. Es el
gobierno de Tony Blair quien invita a los países emergentes a la reunión
197 Alternativas al capitalismo del siglo XXI. Fundación Rosa Luxemburgo. Quito 2013. http://www.rosalux.org.ec/attachments/article/727/Alternativas%20al%20capitalismoimprenta.pdf
del G 8, que se llevó a cabo en Escocia, en 2005. Se tuvo la expectativa
de que la reunión contribuiría a formar un grupo más representativo, inyectando ímpetu renovado a la ronda de Doha sobre las negociaciones
de comercio (OMC), y logre una mayor cooperación sobre el tema de
cambio climático198. Como resultado del encuentro, los países del grupo G8+5 emitieron un comunicado conjunto, en el camino de construir “un
nuevo paradigma para la cooperación internacional en el futuro”. En consecuencia, el G8+5, Climate Change Dialogue (Dialogo sobre el
cambio climático), propuso la organización de una reunión en el año siguiente, en febrero de 2007, en Washington, Estados Unidos de
Norteamérica. Allí, los países se comprometieron en un acuerdo no vinculante para cooperar con el cambio climático199. En este encuentro se
elaboró el proyecto para una Green Economy Initiative (Iniciativa para la economía verde) de las Naciones Unidas, contando con el financiamiento
de la Unión Europea, Alemania y Noruega. En este contexto de la iniciativa, emerge la propuesta para un Global Green New Deal (Nuevo
acuerdo verde global), cuyo trabajo estuvo encabezado por el PNUMA y lanzado en medio de la crisis financiera de 2008200.
Como se puede observar la economía verde es una propuesta de los países del norte, en colaboración de las potencias emergentes. No es una
demanda del sud. Esta ubicación del nacimiento de la propuesta indica el lugar de donde se genera una geopolítica, que vamos a llamar de
definición de los nuevos dominios del imperio, dominios que no se encuentran bajo el control de los dispositivos de poder del capital. Esto
es, lo que llama el discurso del capitalismo verde los servicios ambientales. El capitalismo controla los recursos naturales, las reservas
minerales e hidrocarburíferas, además de otros recursos, que se han convertido en estratégicos, como los recursos vinculados a otras fuentes
de energía. Sin embargo, los dispositivos geopolíticos del capitalismo vigente saben que no controlan los cursos, los ciclos; por ejemplo, los
cursos y ciclos del agua y del aire. Hay como una consciencia geopolítica de que el agua se ha convertido ya en un recurso estratégico, que debe
caer bajo el control de los dispositivos económicos, políticos y normativos
del capital. Se hace evidente entonces que las potencias del norte, en colaboración con las potencias emergentes, se proponen la captura de los
cursos y ciclos vitales, incluyendo los ciclos de los suelos, sobre todo aptos para la agricultura. En este sentido, hay como una consciencia de que los
alimentos, aunque no sean recursos naturales, tal como los entiende la economía, pues son sembrados y cultivados, se han convertido en bienes
estratégicos. Nuestra hipótesis política es la siguiente: El imperio, el orden
198 Ibídem: Pág. 71. 199 Ibídem: Pág. 71. 200 Ibídem: Pág. 71.
de poder mundial, se propone una nueva era de ocupación, captura y
dominio sobre los cuerpos y sus ciclos vitales. Se trata de una nueva forma de conquista y colonización.
Se presenta este proyecto de poder bajo un barniz edulcorante, usando un discurso propositivo en términos de la financiarización de los servicios
ambientales, discurso reconocido como del capitalismo verde. En realidad, hay como dos planos de esta geopolítica. Se puede observar que el
discurso de la economía verde funciona como una máscara, oculta el proyecto geopolítico de neo-colonización, en las formas sofisticadas de los
mecanismos financieros, acompañadas por el uso instrumental de las tecnologías de punta. Sin embargo, el discurso del capitalismo verde no
es solamente máscara, es también un instrumento apropiado para iniciar el avance, la apropiación, de los bienes comunes, despojando a las
sociedades, a las comunidades, a los pueblos, de sus recursos vitales. Estamos entonces a las puertas de una nueva conquista y colonización,
de un nuevo despojamiento y desposesión, a escala planetaria, con características de ocupación sofisticada, combinando capturas virtuales y
financieras, con posesiones y apropiaciones materiales.
Si este proyecto logra avanzar en sus primeras etapas, si logra agrupar y
cohesionar al grupo de países comprometidos, en este núcleo de poder, en este núcleo estratégico, la inmensa mayoría de los pueblos se verán
sometidos, indefensos, ante la violencia descomunal que se proyecta desatar.
Por lo tanto, la discusión no solamente radica en las trampas que encierra
la economía verde, sino también en el proyecto geopolítico oculto, que es el eje principal de semejante operación a escala mundial. Las guerras
policiales desatadas, como parte de la guerra infinita contra el terrorismo, a nombre de los derechos humanos, exaltando confrontaciones culturales,
quizás sean como las primeras maniobras en el sentido de una ocupación global del planeta, por parte de las potencias que conforman el imperio.
Las resistencias y las luchas de los pueblos del mundo contra semejante proyecto geopolítico neo-colonial, si van a proyectarse, tienen que
constituirse como bloque-histórico-político-cultural-plural, como una coordinación mundial de las resistencias y las defensas de la vida, cuanto
antes. No se puede perder tiempo en diferencias secundarias, que pueden resolverse o no en consensos y en las discusiones; lo importante, lo
imprescindible, es lograr la cohesión de los pueblos, que se encuentran efectivamente amenazados por el descomunal poder acumulado, la
descomunal disponibilidad de fuerza, de los dispositivos de dominación controlados por la híper-burguesía que domina el mundo.
En este segundo comentario al ensayo de Camila Moreno, proponemos un desplazamiento del análisis, sin dejar, de ninguna manera, lo que se
recogió en el primer comentario al ensayo, aquella deconstrucción del
discurso del capitalismo verde, dicho con los propios términos de la autora. El desplazamiento analítico consiste en orientar la crítica al
develamiento de esta geopolítica de captura y ocupación imperial de los ciclos vitales, a la geopolítica de conquista y neo-colonización, en los
términos que permiten las tecnologías contemporáneas.
Ahora bien, como dijimos en otro texto201, la geopolítica es un plan de
dominación del espacio; no es una materialidad efectiva, no es que la dominación espacial acontezca, como por arte de magia, como realización
de la geopolítica. La geopolítica enfrenta resistencia, luchas sociales, obstáculos materiales de los espesores territoriales, además de las
dinámicas moleculares sociales alterativas. La geopolítica como plan de dominación espacial se enfrenta al espacio-tiempo efectivo, que sí está
plasmado, se enfrenta a las geografías humanas, sociales, culturales.
Es más, las geopolíticas están vencidas de antemano por las geografías
efectivas. No pueden con el acontecimiento geográfico-territorial-social. Tienen que buscar someter el espacio empleando la descarga inaudita de
la violencia estatal, aplicada en dimensiones gigantescas. Lo que implica no solo un gran esfuerzo estatal, sino también exige su sostenimiento en
el tiempo. Es posible, como ha ocurrido en la historia política de los estados, que se logre ocupar estratégicamente determinados lugares
considerados nucleares, de acuerdo a la perspectiva geológica. Empero, esta ocupación no corrobora la dominación completa del espacio, tenido
como materia y objeto de poder. La geopolítica es una de las herramientas más elaboradas de la planificación de la dominación; sin embargo, lo que
expresa, de manera exagerada es la pretensión de la racionalidad instrumental, usada para efectos geopolíticos, de realizarse
absolutamente. Esto no es más que una pretensión. Para ilustrar, diremos
que se trata de una geopolítica que se oriente en el plano, mientras la geografía efectiva, social y cultural, se manifiesta y desenvuelve en
espesores dinámicos. La geopolítica está lejos de comprender la complejidad.
El hecho de que todavía haya gente que sigue jugando a la geopolítica
muestra la persistencia de un perfil psicológico, perfil paranoico del gran
201 Ver de Raúl Prada Alcoreza Acontecimentos Brasil. Rebelión; Madrid 2014. Dinámicas moleculares; La Paz 2014.
patriarca, del gran déspota, que se multiplica, distributivamente, en los
equipos de burócratas y militares, que se consideran estrategas y estadistas. Esta gente, que sigue jugando a las guerras, es un resabio de
otras épocas. Sin embargo, no dejan de ser peligrosos, pues empujan a
desenlaces fatales. Que todavía aparezcan dirigiendo, gobernando, aconsejando, administrando, manejando fondos, sobre todo de los
estados considerados potencias, las emergidas y las emergentes, ocurre porque los pueblos del mundo dejan que lo hagan. Cuando los pueblos
del mundo se liberen del fetichismo del poder, del fetichismo institucional, del fetichismo de la mercancía, tendrán que terminar con estos juegos de
guerra, con estos juegos de dominación.
La geopolítica que está detrás del capitalismo verde, la que hemos llamado geopolítica de captura de los ciclos vitales, forma parte de esta
herencia de las estrategias de dominación. Que sus herramientas sean más sofisticadas no la sacan de este cuadro, ya de museo, de los
arsenales de estrategias bélicas. Lo sorprendente de esta geopóltica son
sus objetivos, que podemos resumirlos en dos: 1) Lograr, mediante la financiarización de los servicios ambientales, el “desarrollo” y el
crecimiento económico, además de mantener o incrementar las tasas de ganancia; y 2) controlar y administrar los ciclos de la vida de una manera
racional-instrumental.
Este optimismo positivista es patético. La naturaleza se convierte en la empresa inicial, además del capital natural; por lo tanto, se puede actuar
administrativamente en esta empresa originaria y distribuir racionalmente la gestión de las inversiones, aprovechando el capital natural. La
representación del mundo que tiene esta geopolítica es la de un mundo estructurado por la competencia y la concurrencia de capitales. Es el
mundo cuantitativo de la aritmética de la acumulación de capital. Quizás en la historia de los saberes, sobre todo en la historia de los instrumentos
de estos saberes, no haya habido tanta fe, tanto apego a la seguridad que
brindan las herramientas de medición y el imaginario de poder que les acompaña. Estos sacerdotes positivistas tienen la gran desventaja de no
contar con la incertidumbre que acompañaba a los monjes y sacerdotes antiguos, portadores de la verdad religiosa. Su mundo representado, es
decir, el mundo reducido a la representación de la medida, es una figura geométrica vacía; solo sus bordes, sus planos, sus aristas, dan cuenta,
como en una medusa, que algo existe. En todo caso esta figura está lejos de las geometrías no-euclidianas.
¿Controlar los ciclos vitales? Ciertamente manipulan genéticamente, han
inventado semillas mulas, que no se reproducen de manera espontánea, aseguran que cuentan con semillas resistentes a plagas, a climas
adversos. Todo esto no solo puede ser, sino que es, efectivamente,
ocurre. Sin embargo, esto no es controlar los ciclos vitales. Pueden intervenir en estos ciclos, pueden terminar, incluso, de formar parte de
los mismos; empero, no pueden jamás controlarlos. En primer lugar, las sociedades humanas, los dispositivos de poder, en contraste, con los
dispositivos creativos de la potencia social, forman parte de los ciclos vitales. Estas ciencias operativas, esta racionalidad instrumental, estas
tecnologías de punta, forman parte de los ciclos vitales. Los ciclos vitales se encuentran más acá y más allá de la mirada humana. Pueden
comprender, mejorar la comprensión, elaborar teorías, cada vez más complejas, puede participar de mejor manera en los ciclos o, si se quiere,
si no aprenden y apuestan a la destrucción, pueden participar afectando los ciclos vitales. Pero, no pueden controlar las complejas, múltiples,
dinámicas, en distintos niveles, de los ciclos vitales, que se despliegan en los tejidos del espacio-tiempo. Esta pretensión es un delirio paranoico, la
obsesión de convertirse en Dios, otra criatura humana.
Entonces, ¿qué hacen estos geopolíticos, estos financistas? ¿Cuál es el alcance de sus operaciones? La sobreproducción, la sobreacumulación,
que repercute en la excesiva disponibilidad dineraria, que no saben cómo utilizarla, ni dónde invertirla rentablemente, los lleva a inventarse modos
y maneras de circulación de capitales. La economía vede ya funciona como parte de los aparatos económicos capitalistas, como parte del
conjunto de mecanismos que hacen al modo de producción capitalista y al sistema-mundo capitalista. Han logrado destinar parte del exceso de
grasa hacia una circulación especulativa; especulación financiera que se representa en acciones como la compra de retención de carbono, acciones
como capturar carbono, disminuir los gases de efecto invernadero; que se representa en la propósito de la captura financiera de bosques, de
territorios, de cuencas; que se representa en el afán de la captura de
actividades orgánicas como la polinización. Lo que han logrado estas operaciones financieras y geopolíticas es hacer circular el capital, que dice
que responde a una buena asignación; sin embargo, las incongruencias, las contradicciones, del sistema-mundo capitalista se mantienen. Las
causas de la contaminación, depredación, destrucción de ecosistemas, persisten. Lo de la buena asignación solo está en la cabeza de estos
estrategas de las finanzas, de estos estrategas de las geopolíticas de la dominación.