Gloria Perez Serrano

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Al final de la II Guerra Mundial, con el res- tañar de las armas todavía en los oídos, un grupo de personas clarividentes com- prendió la necesidad aportar nuevos ideales a la humanidad. Frente al grito que recogía el anhelo de que no hubiera más guerras, la ambición de crear una cul- tura diferente: la cultura de la paz. Deseaban un mundo nuevo, un mundo mejor y, para lograrlo, adoptaron un papel preventivo, generador de nue- vos ideales, ilusiones y valores que se 19 RESUMEN. Los Derechos Humanos se han constituido, en los últimos años, en uno de los referentes más significativos de las sociedades occidentales. Sin embargo, a la perspectiva educativa de los mismos, no se le ha prestado la atención requerida. En este trabajo, se aborda la cuestión de los Derechos Humanos y la dignidad de la persona como fundamento de los mismos, así como las diferentes genera- ciones que se han ido produciendo en la conquista de nuevos derechos y los valo- res asociados a éstos. De igual forma se apuntan los peligros que acechan a los Derechos Humanos en las sociedades democráticas; peligros muy sutiles y difíci- les de identificar. Finaliza aportando directrices generales a tener en cuenta para una mejor educación de los Derechos Humanos, con el fin de propiciar una educación democrática y solidaria para una nueva sociedad. ABSTRACT. In recent years the issue of Human Rights has become one of the most significant concerns of Western society. However, from an educational perspecti- ve this issue has not received adequate attention. This paper looks at the issue of Human Rights and individual dignity as a basis for the former, as well as the different generations produced through the conti- nual achievement of new rights and the values associated with those rights. By the same token, the threats to Human Rights in democratic societies are also noted; very subtle threats which are difficult to identify. The paper concludes by providing general guidelines for a better education in Human Rights, aiming to make a collective and democratic education possible and paving the way for a new society. DERECHOS HUMANOS Y EDUCACIÓN SOCIAL GLORIA PÉREZ SERRANO (*) (*) Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED). Revista de Educación, núm. 336 (2005), pp. 19-39. Fecha de entrada: 15-10-2004 Fecha de aceptación: 05-01-2005

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el derecho a la educacion

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  • Al final de la II Guerra Mundial, con el res-taar de las armas todava en los odos,un grupo de personas clarividentes com-prendi la necesidad aportar nuevos ideales a la humanidad. Frente al gritoque recoga el anhelo de que no hubiera

    ms guerras, la ambicin de crear una cul-tura diferente: la cultura de la paz.

    Deseaban un mundo nuevo, unmundo mejor y, para lograrlo, adoptaronun papel preventivo, generador de nue-vos ideales, ilusiones y valores que se

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    RESUMEN. Los Derechos Humanos se han constituido, en los ltimos aos, en unode los referentes ms significativos de las sociedades occidentales. Sin embargo, ala perspectiva educativa de los mismos, no se le ha prestado la atencin requerida.

    En este trabajo, se aborda la cuestin de los Derechos Humanos y la dignidadde la persona como fundamento de los mismos, as como las diferentes genera-ciones que se han ido produciendo en la conquista de nuevos derechos y los valo-res asociados a stos. De igual forma se apuntan los peligros que acechan a losDerechos Humanos en las sociedades democrticas; peligros muy sutiles y difci-les de identificar.

    Finaliza aportando directrices generales a tener en cuenta para una mejoreducacin de los Derechos Humanos, con el fin de propiciar una educacindemocrtica y solidaria para una nueva sociedad.

    ABSTRACT. In recent years the issue of Human Rights has become one of the mostsignificant concerns of Western society. However, from an educational perspecti-ve this issue has not received adequate attention.

    This paper looks at the issue of Human Rights and individual dignity as a basisfor the former, as well as the different generations produced through the conti-nual achievement of new rights and the values associated with those rights. By thesame token, the threats to Human Rights in democratic societies are also noted;very subtle threats which are difficult to identify.

    The paper concludes by providing general guidelines for a better educationin Human Rights, aiming to make a collective and democratic education possibleand paving the way for a new society.

    DERECHOS HUMANOS Y EDUCACIN SOCIAL

    GLORIA PREZ SERRANO(*)

    (*) Universidad Nacional de Educacin a Distancia (UNED).

    Revista de Educacin, nm. 336 (2005), pp. 19-39.Fecha de entrada: 15-10-2004 Fecha de aceptacin: 05-01-2005

  • plasmaron en la Declaracin Universal delos Derechos Humanos. Consideraronque la clave para lograr este mundo dife-rente era lograr un cambio de la mente yde los corazones que diera lugar al naci-miento una nueva conciencia tica, y estoslo sera posible mediante la educacin.

    El paso de una cultura blica a unacultura de la paz exige un cambio radicalen los hbitos de comportamiento, y laeducacin es la clave de esta transforma-cin pacfica, el pilar capaz de garantizarel desarrollo cultural y material de lasociedad y asegurar la gobernabilidaddemocrtica.

    De este modo, la educacin debe serun derecho al que todos deben teneracceso, especialmente a los ms jvenes,a los que han de facilitrseles los mediosnecesarios para formarse y reflexionar.Hoy en da, existe una desigualdad evi-dente entre los que no disponen de loimprescindible y los que se muestranindiferentes porque lo tienen casi todosin haber soado casi nada, y lo que no seha soado no se aprecia.

    Es propio de los jvenes abrir nuevoshorizontes y arriesgarse, y, en este senti-do, es necesario hacerles notar las dificul-tades que entraa la construccin de unasociedad ms justa y solidaria, que semueva como deca Havel entre la habi-lidad para realizar lo posible y la ilusinpara llevar acabo lo imposible.

    El futuro, debemos iluminarlo congrandes ideales, inspiradores de vida:libertad, justicia y solidaridad tica ymoral. Los valores y los principios nodeben situarse a ras del suelo, sino en loalto. La luna se refleja tanto en el mar,como en el ro y en el lago porque se sitaen lo alto. Aunque, actualmente, la socie-dad se mueve por directrices econmicasy de mercado, stas no pueden ser nues-tro referente normativo; antes bien, sedebe luchar para que los ideales y losvalores ocupen este lugar.

    Los informes internacionales coinci-den en sealar la importancia del papelque la educacin est llamada a desempe-ar como factor de promocin, desarrolloe igualdad entre los pueblos, pues hoynadie duda de que la educacin es el pilarfundamental para construir la paz y lalibertad de las personas, y de que sin ellano habr desarrollo posible. Este desarro-llo tiene que ser endgeno, no se da, segana cada da, es algo que, como la liber-tad, ha de ser conquistado.

    La educacin es uno de los conceptosms amplios y, tambin, uno de los quetiene ms posibilidades de propiciar unaconvivencia armnica. En este sentido, laevaluacin del Libro Blanco de lasComunidades Europeas sita la educa-cin y la formacin en el centro de unproyecto de sociedad. Para dar cuerpo aesta perspectiva, la Comisin ha queridosensibilizar a la poblacin sobre la necesi-dad de construir la sociedad del conoci-miento para que Europa sea ms compe-titiva y ms consciente de s misma y desus valores intrnsecos.

    La mejor manera de preparar el futu-ro es disear una educacin de calidad,capaz de ofrecer a las nuevas generacio-nes un mensaje espiritual atrayente. Puescmo no pensar que la educacin es labase de la democracia y del porvenir delos pueblos?

    Este artculo se centra en losDerechos Humanos, y en la dignidad dela persona como fundamento de los mis-mos, y presta tambin atencin a las dife-rentes generaciones de la conquista delos nuevos derechos y de los valores aso-ciados a ellos.

    Se tiende a pensar que en las socieda-des democrticas no debera existir nin-gn tipo de peligro para los derechoshumanos y, sin embargo, en ellas, los peli-gros son ms sutiles, por lo que, muchasveces, pasan desapercibidos, dado que

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  • este tipo de sociedades no vigilan su cum-plimiento. Es importante no adormecersey, sobre todo, desarrollar una cultura dela prevencin, ya que sta, pese a serintangible e invisible, resulta, con diferen-cia, la ms efectiva y duradera, puesto quepermite evitar el sufrimiento, el dolor y elenfrentamiento.

    Sin embargo, la sociedad an no estpreparada para valorar la cultura de la pazy la prevencin, falta la costumbre. Si ungeneral gana una guerra, es condecorado,si la evita, nadie se acordar de l. Comoseala el aforismo ojos que no ven, cora-zn que no siente.

    En este artculo, se analizan tambinlas grandes tendencias que se puedenapreciar en la sociedad actual, as comosu carcter global y su incidencia en laeducacin.

    FUNDAMENTODE LOS DERECHOS HUMANOS

    El precisar qu se entiende por derechoshumanos no es una tarea fcil. No obstan-te, aunque los diccionarios no suelen pro-porcionarnos una definicin a la quepodamos adherirnos, se puede afirmarque son algo especfico del ser humano.Son inherentes a la naturaleza humana ysin ellos no es posible vivir como sereshumanos (Naciones Unidas, 2002). Esdecir, son los derechos que tiene una per-sona por el hecho de serlo.

    Los derechos humanos son derechos,en cuanto tienen que ver con la justi-cia (dar lo justo, lo propio, ni ms nimenos) (Lpez Calera, 2000, p. 171).Un derecho humano es, pues, algoque el hombre determina a partir deaspectos y dimensiones de la realidadhumana que valora especialmente yque considera propio del hombre yslo de l, y por lo que se siente com-prometido; sea a respetarlo, sea a ayu-

    dar a su realizacin los derechoshumanos son un veredicto del hom-bre sobre el hombre, un veredictotransido de valoracin positiva sobres mismo (Cobo, 1993, p. 144).

    Se consideran derechos aquellos bie-nes que constituyen una verdadera pro-piedad del ser humano y le correspondenen cuanto tal. De este modo, se vincula elderecho-necesidad con la obligacin derespetar la carencia y de reconocer, endefinitiva, que algo se le debe a alguiencomo propio, es decir, le pertenece. Setrata, en definitiva, del reconocimientotanto de los derechos que se tienen,como de la obligacin de respetarlos yvelar por su cumplimiento.

    Los derechos humanos y las liberta-des fundamentales nos permiten desarro-llar nuestras cualidades, nuestra inteli-gencia, nuestro talento y nuestra concien-cia, y satisfacer nuestras variadas necesi-dades, entre ellas, las espirituales. Sebasan en la creciente exigencia de lahumanidad de que la dignidad y el valorinherentes a cada ser humano sean respe-tados y protegidos.

    LA DIGNIDAD DE LA PERSONACOMO FUNDAMENTODE LOS DERECHOS HUMANOS

    El concepto de dignidad de la persona esel fundamento de todos los derechos, yas se pone de relieve en el Prembulo dela Declaracin Universal de los DerechosHumanos: Considerando que la libertad,la justicia y la paz en el mundo tienen porbase el reconocimiento de la dignidadintrnseca y de los derechos iguales einalienables de todos los miembros de lafamilia humana. Sin embargo, este con-cepto es muy amplio y resulta poco ope-rativo. Por ello, histricamente, se ha idodotando de contenido mediante el reco-nocimiento de derechos humanos con-

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  • cretos que, como las piezas de un puzz-le, van conformando el verdadero perfilde esa dignidad.

    La conquista de los Derechos Huma-nos ha supuesto un largo proceso quetiene ya una historia bicentenaria, a lolargo del cual se ha ido trazando un cami-no que nos ha llevado, progresivamente,desde el reconocimiento de los llamadosderechos naturales, hasta la universaliza-cin de estos en los derechos fundamen-tales, proclamados por nuestras socieda-des como derechos civiles, sociales, eco-nmicos y polticos.

    El fundamento de los derechoshumanos es la dignidad de la personahumana. Por ello, toda persona es sujetotanto de los derechos, como de los debe-res que stos comportan. El nexo entrederechos y deberes tiende a regular lasrelaciones entre los hombres y los pue-blos. Hoy en da, el respeto a losDerechos Humanos se ha convertido enel principio de moralidad universal, dadoque se toma como criterio que juzga laconducta tanto individual, como social.Los Derechos Humanos constituyen, portanto, un referente tico, y no slo seaspira a lograr su mximo desarrollo, sinoque se consideran principios internacio-nales de comportamiento.

    La inclusin del concepto de dignidadde la persona en la Carta de las NacionesUnidas de 1948 trajo consigo la interna-cionalizacin de los Derechos Humanos,lo que supuso todo un logro en el mbitodel derecho internacional. La obligacinde respetarlos constituye un deber inelu-dible de los Estados, que deben respon-der de su observancia ante la comunidadinternacional.

    No obstante, la proteccin de la digni-dad humana es un ideal anterior a la apa-ricin del concepto jurdico de derechoshumanos. Sus orgenes se pierden en lahistoria, si bien, cindonos a la edad

    moderna, podemos mencionar algunosmomentos significativos.

    Los primeros intentos de dotar elorden social y poltico de un contenidotico se pueden remontar al siglo XVIII,con la aparicin de teoras como el con-trato social de John Locke, la separacinde poderes de Montesquieu y la sobera-na popular de Rousseau que son, todasellas, fuentes del constitucionalismo.Rousseau sostena que la soberana resi-da en la nacin y no en el rey, que losindividuos que habitaban en un territoriono eran sbditos, sino ciudadanos, suje-tos de derechos y deberes.

    La idea del contrato social y de la exis-tencia de una esfera de vida social de lacual el gobernante estaba excluido inspi-r la Declaracin de IndependenciaAmericana de 1776 y la DeclaracinFrancesa de los Derechos de Hombre ydel Ciudadano de 1789. Con ambas,queda consagrado, en el mbito del dere-cho nacional, el concepto de que losderechos individuales son una parte de lavida de los individuos en la que el gobier-no tiene que abstenerse de intervenir.

    Las primeras declaraciones que pre-tendieron la universalidad del reconoci-miento de los derechos humanos datandel siglo XVII. An no se ha logrado estehito histrico que puede considerarsedecisivo, dado que implica una conquistaprogresiva y permanente. En cualquiercaso, los derechos humanos no adquie-ren dimensin internacional hasta des-pus de la II Guerra Mundial.

    La Declaracin de los Derechos delHombre y del Ciudadano de la AsambleaConstituyente de la Revolucin Francesaes un hecho decisivo en la historia, ya quesupuso el inicio del proceso por el quelos derechos humanos adquirieron rangoconstitucional y pasaron del mbito de lasexigencias filosficas a la mxima jerar-qua jurdica.

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  • La historia se escribe, se va escribien-do, con pequeos logros y conquistas.Actualmente, se constata una brechaentre el marco que disean los derechoshumanos y la plasmacin jurdica de losmismos, y la cruda realidad en la queviven muchas personas a las que no se lesreconocen sus derechos.

    As, se producen por doquier abusosde poder que engendran sumisin, ham-bre y guerras, a la vez que, en muchoslugares, masas ingentes se ven condena-das por la intolerancia, la injusticia y lamuerte. Vivimos en un mundo desigualdonde el poder y la riqueza se acumulanen los pases desarrollados y, ms concre-tamente, en algunos sectores de los mis-mos. El hecho de que estas desigualdadesse vayan incrementando interroga a todala humanidad pues, en tanto no haya unamejor distribucin de la riqueza, no sepodr hablar de paz.

    Esta situacin debe movernos a tratarde lograr nuevas conquistas, pues la his-toria de los derechos humanos es la histo-ria de una evolucin que se ha ido produ-ciendo con cada uno de los logros alcan-zados. Este hiato entre la situacin ideal yuna realidad alicorta nos invita seguirbuscando. La conquista de todos los dere-chos ha supuesto un gran esfuerzo ylucha constante, y esta tarea, siempreinacabada, est orientada a lograr el ma-yor bienestar para el mayor nmero deseres humanos.

    La Declaracin Universal de losDerechos Humanos, proclamada por laOrganizacin de las Naciones Unidas(ONU) en 1948, consta de un Prembulo y30 artculos con 50 clusulas. Esta decla-racin representa un primer catlogo degarantas de la persona a escala prctica-mente universal, si bien tambin ha sidocriticada por considerar que ha sido ela-borada por y para la cultura occidental.No obstante, a pesar de las reticencias

    que se manifestaron en su momento, con-sigui un apoyo casi unnime.

    El punto de vista comn de la huma-nidad se logra a partir de lo que pudira-mos llamar el nivel natural, que permitedialogar, coincidir y subrayar lo comn agentes de las condiciones ms variadas.Jacques Maritain que intervino en laredaccin de la Declaracin de losDerechos Humanos de las NacionesUnidas deca que, curiosamente, en laredaccin de esos derechos se pusieronde acuerdo representantes de distintasreligiones e, incluso, agnsticos, pueseran connaturales a la condicin humana.No es que los gobiernos los crearan o losdecretaran, sencillamente los reconocie-ron, y, en consecuencia, se les instaba atenerlos en cuenta en sus propias legisla-ciones. Lo importante era reconocer que,con independencia de la ideologa, seestaba de acuerdo en esos derechos.

    Esa moral natural arranca de nuestracomn condicin, de las necesidadeshumanas y de los bienes en los que hallansu cumplimiento. Esas prescripciones tie-nen carcter moral porque salvaguardanla dignidad humana.

    La internacionalizacin de los dere-chos humanos, lejos de ser una evolucinnatural, supone una autntica ruptura.Deberamos estar bastante sorprendidospor el hecho de que los estados hayanaceptado comprometerse a ello y asom-brados de lo que se ha logrado hastaahora, pues los estados soberanos son losque han negociado y adoptado los textos,los que han ido tejiendo un entramado deobligaciones cada vez ms denso.

    Al comprometerse en la defensa delos derechos humanos, los estados hanadmitido que las relaciones entre lospoderes pblicos y la proteccin estnreguladas por normas internacionales.Ello significa que, a pesar de que existanalgunas voces discordantes, la invocacin

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  • de los derechos humanos no puede con-siderarse una injerencia en los asuntosinternos de un estado. Ante nuestrosojos, se est produciendo, lenta pero pro-gresivamente, una transformacin de lasestructuras y el propio concepto de lasrelaciones internacionales.

    Este progreso no impide que se aten-te de forma inadmisible contra la digni-dad de muchos hombres y mujeres. Simiramos a nuestro alrededor, somos testi-gos de cmo a menudo, los derechoshumanos son violados. Pero estos, lejosde caer en el olvido, tienen una presenciaextraordinaria. Constituyen una aspira-cin irreprimible, y eso les ha conducidoa ocupar un lugar privilegiado entre laspreocupaciones de los estados. No esposible ignorar los derechos humanos, yaque estos se imponen como exigenciatica universal.

    Otro momento fundamental en la his-toria de la humanidad fue la creacin dela UNESCO. Despus de las dos guerrasmundiales, un grupo de polticos tomconciencia de la necesidad de promoverla paz con el fin de evitar las desastrosasconsecuencias de las guerras. Esto condu-jo a la creacin de la UNESCO, organiza-cin cuyo principal objetivo es promoverla cultura de la paz. En una reunin que

    tuvo lugar en Londres en Noviembre de1945, los representantes de los estadosfirmaron el Acta Constitutiva, en la que sedeclara que: si las guerras nacen en lasmentes de los hombres, es en las mentesde los hombres donde deben erigirse losbaluartes de la paz.

    Se estim que una paz fundada sloen acuerdos polticos y econmicos nopoda ser duradera, y que la paz debatener su origen en la solidaridad y el finde la incomprensin mutua, la descon-fianza y el recelo, que son las causas delas guerras. El propsito general de laUNESCO es fundamentalmente tico, yaque se orienta a la defensa de los De-rechos Humanos, la paz y la cooperacininternacional.

    La Declaracin de los DerechosHumanos proclama, por primera vez en lahistoria, que los derechos individuales yla relacin entre los gobiernos y los gru-pos de individuos son una legitimacinreferida a la humanidad. Esta proclama-cin est basada en el concepto de la exis-tencia de derechos universales que debie-ran ser reconocidos y defendidos por lacomunidad mundial. Los derechos y liber-tades garantizados por los DerechosHumanos se subdividen en cuatro gru-pos, segn estn orientados a:

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    GRFICO IClasificacin de los Derechos Humanos

    DERECHOS HUMANOS

    Proteger la vida y laintegridad fsica de

    las personas

    Eliminar todotipo de

    discriminaciones

    Garantizar el ejercicio delos derechos y libertades

    individuales

    Asegurar unascondiciones

    mnimas de vida

  • Proteger la vida y la integridad fsi-ca de las personas.

    Garantizar el ejercicio de los dere-chos y libertades individuales.

    Eliminar todo tipo de discrimina-ciones.

    Asegurar unas condiciones mni-mas de vida.

    Desde la proclamacin de los Dere-chos Humanos, hemos visto aparecernuevas necesidades, y nuevas amenazas yrestricciones de las libertades que debenser tenidas en cuenta. Los derechoshumanos, en su pretensin de alcanzarun horizonte de nuevas conquistas, hande hacer frente a nuevos desafos.

    Conviene subrayar que los derechosde la ciudadana han sido siempre, a lolargo de la historia, una conquista, elresultado de una lucha constante contrala jerarqua en su tradicional forma feu-dal, y contra la injusticia social y la des-igualdad, que, muchas veces, tena su ori-gen en las propias instituciones estatales.Los derechos se han ido consiguiendopoco a poco, se ha luchado por ellos y,una vez logrados, han de ser protegidos.En la raz de estos procesos, se halla eldelicado equilibrio entre las fuerzas pol-ticas y sociales.

    GENERACIONES EN LA CONQUISTADE LOS DERECHOS HUMANOS

    La mutacin histrica de los DerechosHumanos ha dado lugar en funcin deun enfoque peridico basado en la pro-gresiva cobertura de los mismos al esta-blecimiento de lo que se ha denominadogeneraciones.

    PRIMERA GENERACIN

    La primera generacin de DerechosHumanos tiene su fundamento en la

    libertad y est constituida por aquellosque nacen con una impronta individua-lista, como libertades individuales y ladefensa de stas ante los poderes pbli-cos.

    Los derechos polticos y civiles hacenreferencia a la civis. En este sentido,podran hacer mencin a los derechos delciudadano. No obstante, desde el puntode vista etimolgico, es muy difcil preci-sar el sentido de los derechos civiles,dada la polisemia del trmino.

    Las sucesivas declaraciones han refle-jado fluctuaciones en la forma de conce-bir tanto el ser humano, como la socie-dad, y se pasado de un enfoque funda-mentalmente individualista a otro decarcter ms social. El primer enfoquerefleja mejor la mentalidad liberal de exal-tacin del individuo y se traduce en lasllamadas libertades individuales o dere-chos civiles.

    Desde esta perspectiva, el enfoqueindividualista implica el reconocimientode un mbito de actuacin personal quedebe ser respetado por todos y, en espe-cial, por los poderes pblicos, a los cualesse les encomienda garantizar la inviolabi-lidad de ese espacio propio de cada per-sona. Los derechos bsicos del ciudadanoson: el derecho a la vida, a la intimidad, ya la integridad fsica y psquica. Sonimportantes tambin derechos como lalibertad de creencia, de expresin, dereunin y de asociacin; y los referentes ala dimensin moral de la persona, sus creencias morales y la manifestacin delas mismas.

    Estos derechos se caracterizan por-que:

    Imponen un deber de abstencin alos estados. Por ejemplo, respetarla libertad de expresin, es decir,no impedirla.

    El titular de estos derechos es todoser humano en general y, en el caso

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  • de los derechos polticos, todo ciu-dadano.

    Pueden ser reclamados en todomomento y lugar.

    SEGUNDA GENERACIN

    La segunda generacin de DerechosHumanos tiene su fundamento en laigualdad y en ella se incluyen los Dere-chos Econmicos, Sociales y Culturales.

    La observacin de los derechos civilesno fue suficiente para garantizar una con-vivencia pacfica y en la que imperase lajusticia, si bien su consecucin supuso unpaso importante en la conquista de otrosderechos. Las reivindicaciones a lo largodel siglo XIX y la primera parte del XXtanto del movimiento obrero, como deotros colectivos discriminados consiguie-ron que el estado tomara una posturams proclive al restablecimiento de laigualdad. ste fue el origen de los dere-chos de la segunda generacin: los dere-chos econmicos, sociales y culturales.

    Tras un largo proceso a lo largo delcual se sucedieron las reivindicaciones, elestado liberal de derecho se fue transfor-mando en estado social de derecho.Ahora corresponde a los poderes pbli-cos el facilitar el acceso efectivo de todoslos ciudadanos a los bienes econmicos,sociales y culturales. De este modo, losindividuos esperan de la sociedad la aten-cin y las ayudas que precisen para ejer-cer esos derechos, y, al mismo tiempo, lasociedad est obligada moralmente a bus-car los cauces y recursos necesarios paraque los ciudadanos puedan hacerlo.

    Esto implica que los ciudadanos tie-nen tambin determinados deberes conla sociedad a la que pertenecen, y quedeben cumplirlos con el fin de que losrecursos dedicados a la atencin de susmiembros se extiendan al mayor nmeroposible de estos. Al aceptar los derechos

    de la segunda generacin, el estado seobliga a proveer los medios materialespara la realizacin de los servicios pbli-cos.

    Los derechos de segunda generacin:

    Imponen a los estados un deberpositivo, puesto que tienen la obli-gacin de proporcionar los recur-sos para la satisfaccin de talesnecesidades.

    Son derechos de carcter colectivoms que individual, es decir, sutitular es el individuo en comuni-dad.

    No pueden ser reclamados inme-diata y directamente, sino que seencuentran condicionados a lasposibilidades de cada pas.

    Dentro de este grupo, se pueden enu-merar:

    El derecho al trabajo. El derecho a percibir un salario

    decoroso como medio para subve-nir a las necesidades individuales yfamiliares.

    El derecho a la realizacin humanaen el trabajo.

    El derecho a que las condicionesde salud y de calidad de vida en eltrabajo sean adecuadas.

    El derecho a la seguridad social yeconmica.

    El derecho a la educacin y a lacapacitacin profesional.

    El derecho a las vacaciones, almedio ambiente y al ocio.

    Insistimos en que el papel del estadono es proporcionar a cada uno la realiza-cin plena de estos derechos, sino crearun marco de condiciones que permita atodos el acceso efectivo a ellos. Esta dife-rencia no carece de trascendencia: supo-

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  • ne el paso de una sociedad de menoresde edad, en la que un estado paternalis-ta lo hace todo, a una sociedad personali-zada y que humaniza a sus miembros.

    Los derechos sociales no sustituyen alos civiles, sino que los complementan.Unos y otros se corresponden con sendosaspectos de la dignidad de la persona,con lo que se armonizan la dimensinindividual (libertad y autonoma) y ladimensin social (integracin en la socie-dad y mutua interaccin en ella).

    Por su parte, los derechos culturalesse orientan a la consecucin de nuevoslogros, dado que constituyen la categoramenos desarrollada de los DerechosHumanos. La Conferencia Mundial Edu-cacin para Todos, celebrada bajo el aus-picio de la UNESCO en Jomtiem (1990) ydedicada a las necesidades bsicas delaprendizaje para todos seal como obje-tivo esencial del desarrollo de la educa-cin la transmisin y el enriquecimientode los valores culturales y morales comu-nes, en los que el individuo y la sociedadhan de asentar su identidad y su dignidad.

    La Comisin Mundial de la Cultura ydel Desarrollo (UNESCO, 1997) ha publica-do la obra Nuestra diversidad creativa,en la que se pone de relieve la incidenciade la cultura en el desarrollo de los pue-blos, a la vez que se destaca que no podrhaber esperanza de paz para la humani-dad en tanto se niegue su especificidadcultural, dado que esto equivale a negarsu dignidad.

    El reconocimiento de que todos losciudadanos son sujetos de derechossociales implica para Cobo (1993, p. 100)dos avances en la comprensin de losmismos. Uno, que lo que fundamenta enprimer trmino estos derechos no es eltrabajo, sino la ciudadana, el formarparte de una sociedad. Y el segundo, queel fundamento ltimo de estos derechoses la misma realidad humana que postulaesas ayudas para poder realizarse adecua-

    damente; o lo que es lo mismo, el avancede reconocer que esos derechos son ymerecen el tratamiento de derechoshumanos.

    Segn Magendzo (2001, p. 149), losderechos econmicos, sociales y cultura-les que forman esta segunda generacinson:

    Toda persona tiene derecho a laseguridad social y a obtener la satis-faccin de los derechos econmi-cos, sociales y culturales.

    Toda persona tiene derecho al tra-bajo en condiciones equitativas ysatisfactorias.

    Toda persona tiene derecho a for-mar sindicatos para la defensa desus intereses.

    Toda persona tiene derecho a unnivel de vida adecuado que le ase-gure, as como a su familia, lasalud, la alimentacin, el vestido, lavivienda, la asistencia mdica y losservicios sociales necesarios.

    Toda persona tiene derecho a lasalud fsica y mental.

    La maternidad y la infancia tienenderechos a cuidados y asistenciaespeciales.

    Toda persona tiene derecho a laeducacin en sus diversas modali-dades.

    La educacin primaria ser gratuita. Los padres tienen derecho a esco-

    ger el tipo de educacin que habrde darse a sus hijos.

    TERCERA GENERACIN

    La tercera generacin de DerechosHumanos tiene su fundamento en la soli-daridad. A estos derechos se les denomi-na Derechos de los Pueblos o Derechosde Solidaridad, si bien se hallan todavapoco definidos.

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  • La estrategia reivindicativa de losderechos de la tercera generacin se pola-riza actualmente en torno a temas comoel derecho a la paz, a la calidad de vida(que incluye el derecho al medio ambien-te) y a la libertad informtica, que cons-tituye una respuesta a lo que se ha dadoen llamar la contaminacin de las liberta-des.

    Estos derechos hacen referencia a trestipos de bienes que podemos englobaren:

    Derecho a la paz: Derechos civiles ypolticos.

    Derecho al desarrollo: Derechoseconmicos, sociales y culturales.

    Derecho al medio ambiente:Derechos de los pueblos.

    Como caractersticas de estos dere-chos podemos destacar:

    Los Derechos de los Pueblos pue-den ser reclamados ante el propioEstado por grupos pertenecientesal mismo, pero su titular puede sertambin otro estado.

    Requieren para su cumplimientode prestaciones positivas por partetanto del Estado, como de laComunidad Internacional.

    Estos derechos se involucran en elconcepto de paz en su sentido msamplio. Por ello, con frecuencia, seasocian los derechos de la tercerageneracin y el derecho a la paz.

    En los ltimos aos, la paz ha adquiri-do un protagonismo fundamental entrelas necesidades insatisfechas de los pue-blos, pues la paz como ya indic la UNESCO (1996, p. 1) debe basarse en lasolidaridad intelectual y moral de lahumanidad. Hoy, los derechos debenplantearse desde la perspectiva de la paz,el desarme y el desarrollo de una solidari-

    dad humana que permita vivir dignamen-te a todos los pueblos.

    Derechos humanos y paz se presen-tan estrechamente vinculados. El derechoa la paz es un derecho sntesis de otros,es una condicin previa al ejercicio detodos los derechos. Sin paz, los demsderechos resultan vanos y se vacan decontenido. Todo ello, a pesar de que elreferido derecho a la paz es, en la polticainternacional, una idea relativamentereciente.

    Como seala Mayor Zaragoza, el dere-cho a la paz es un derecho fundamentalque la comunidad internacional deberareconocer tal y como ya ha hecho con elderecho al desarrollo. Sin paz, todos losderechos son letra muerta.

    Por otro lado, las condiciones delmedio ambiente estn cobrando unaimportancia creciente en la existenciahumana y su influencia en la vida de lasgeneraciones actuales y futuras justificasu inclusin en el estatuto de los dere-chos fundamentales de la calidad de vida.El derecho a la paz, el derecho a la calidadde vida y el derecho al desarrollo estnntimamente ligados y son, adems, com-plementarios.

    Los derechos de la tercera generacintienen una nueva fundamentacin. Los dela primera generacin buscaban la liber-tad, los de la segunda la igualdad y los dela tercera tienen como principal valor dereferencia la solidaridad.

    Los derechos de la tercera generacino derechos de los pueblos son, segnMagendzo (1993, p. 150):

    Derecho a la autodeterminacin. Derecho a la independencia econ-

    mica y poltica. Derecho a la identidad nacional y

    cultural. Derecho a la paz. Derecho a la coexistencia pacfica,

    el entendimiento y la confianza.

    28

  • Derecho a la cooperacin interna-cional y regional.

    Derecho al desarrollo. Derecho a la justicia social interna-

    cional. Derecho al uso de los avances de las

    ciencias y las tecnologas. Derecho a la solucin de los proble-

    mas alimenticios, demogrficos,educativos y ecolgicos.

    Derecho al medio ambiente. Derecho al patrimonio comn de la

    humanidad. Derecho a un medio de calidad, que

    permita una vida digna.

    A estos derechos podramos aadirotros que estn surgiendo con fuerza enla sociedad actual, entre los que se pue-den mencionar los vinculados con losnuevos modos de comunicacin a travsde la red, la proteccin de la intimidad depersonajes pblicos, los derechos de losexcluidos, etc.

    En cualquier caso, los nuevos dere-chos humanos se caracterizan por su inci-dencia universal en la vida de las personasy exigen una comunidad de esfuerzos yresponsabilidades a escala planetaria.

    Slo mediante un espritu solidariode sinergia, es decir, de cooperacin ysacrificio voluntario y altruista, serposible satisfacer plenamente lasnecesidades y aspiraciones globales

    comunes, relativas a la paz y a la cali-dad de vida (Prez Luo, 2004, p. 3).

    La primera generacin de derechosreivindicaba el derecho al propio disfrutede los derechos humanos y la segundareconoca derechos a los grupos socialesy econmicos, pero ha sido la tercerageneracin la que ha contribuido, deforma decisiva, a crear conciencia de lanecesidad de ampliar, a escala planetaria,el reconocimiento de su titularidad paraas lograr su realizacin total y solidaria.El mismo Prez Luo manifiesta que hoy:

    El individuo y las colectividades resul-tan insuficientes para responder aunas agresiones que, por afectar atoda la humanidad, slo pueden sercontrarrestadas a travs de derechos,cuya titularidad corresponde solidariay universalmente a todos los hombres(2004, p. 10).

    El carcter solidario est indefectible-mente ligado a los derechos de la tercerageneracin, y ha de ser tambin el impul-so que nos mueva a actuar para que losderechos individuales y colectivos se rea-licen en todo el planeta. Estamos, pues,ante una globalizacin de los derechos delos individuos y de los pueblos que cons-tituye una garanta para la supervivenciade toda cultura y civilizacin humana.

    29

    LAS TRESGENERACIONES

    DE LOSDERECHOSHUMANOS

    GRFICO IIGeneraciones de los Derechos Humanos

    LIBERTAD

    SOLIDARIDAD

    IGUALDAD

  • PELIGROSPARA LOS DERECHOS HUMANOSEN LAS SOCIEDADES DEMOCRTICAS

    Algunos pensarn que hablar de demo-cracia y derechos humanos es una tauto-loga. A menudo, se tiende a pensar que sien una democracia los derechos humanosestuvieran en peligro, la razn no seraotra que la desnaturalizacin, la perver-sin de esa democracia. En una verdade-ra democracia, los derechos humanos nopueden estar expuestos a ningn riesgo.Sin embargo, el peligro no slo viene delas dictaduras, sino que, en las apaciblessociedades democrticas, pueden existirpeligros ms sutiles.

    Es difcil darse cuenta de todas las vio-laciones que se comenten contra los dere-chos humanos en nuestras democracias.La mayora de las veces se producen deforma silenciosa y pasan desapercibidas.Estas violaciones suelen afectar a los queviven al margen de nuestras ciudades o,simplemente, a los que son diferentes.Esta situacin se manifiestan en fenme-nos como el racismo, la xenofobia, etc.Por ello, como ciudadanos, debemosestar especialmente atentos a la vulnera-cin de estos derechos.

    En una democracia, la cuestin de losderechos humanos no se plantea necesa-riamente en trminos de lucha o resisten-cia al poder pblico, tal y como ocurre enuna dictadura, sino en trminos de vigi-lancia y de prevencin. Corremos el ries-go de que el ambiente democrticoadormezca nuestras facultades y los dere-chos humanos se conviertan en algo ins-pido. Tenemos que ser conscientes deque los derechos humanos son frgiles y,precisamente por ello, necesitan contarcon el apoyo de todos. Es la nica formade lograr que se respete la dignidad delos seres humanos en todos los lugaresdel planeta.

    Llegado a este punto, hay que sealarque si, hace dcadas, los derechos huma-nos eran importantes, ahora son el col-chn de seguridad que nos sostiene. Losderechos humanos vienen a cubrir elvaco que ha quedado tras el hundimien-to de las ideologas que nos permitan jus-tificar y comprender nuestras sociedades,sus contradicciones y su futuro.

    Tras el desencanto de estos aos, nonos queda casi nada. Los sistemas religio-sos y morales que en otras pocas servanpara ordenar y estructurar la sociedadhan quedado circunscritos, en la actuali-dad, a la esfera privada, ya que se ha pro-ducido una privatizacin de la religin. Elespacio pblico se ha convertido en algocompletamente neutral.

    En este sentido, se ha producidocomo seala Medina (2000, p. 33) unrelevo generacional de las ideologas anivel poltico y sociolgico en lo queatae a la configuracin de las socieda-des. Ya que las religiones y las cosmovisio-nes no son compartidas por todos, paraderivar de ellas los criterios o las normasmorales, se recurre a un elemento comn(la razn moral) que asume la tarea defundamentar unas normas morales comu-nes a todos, capaces de servir de marcoorientador para el establecimiento de lanorma positiva y educativa de los diferen-tes estados. Como seala Camps:

    El culto de nuestro tiempo es el de losDerechos Humanos. Producto de lasecularizacin de la cultura, ocupanel lugar que en tiempos tuvo la reli-gin; el lugar de los mandamientos ydeberes morales inspirados en larevelacin divina, etc. La educacinha ido sustituyendo la formacin reli-giosa por una formacin tica cuyohorizonte lo constituyen los dere-chos fundamentales (Camps, 2003, p.134).

    30

  • No hay tica sin memoria, sin visinglobal. No se debe olvidar que nuestralibertad ha costado muchas vidas. El futu-ro que anhelamos no ser posible si noslimitamos a aferrarnos a aquello de lo queestamos seguro, hemos de buscarlo en lacreacin de ideales que permitan cons-truir una sociedad mejor y en la defensa aultranza de los mismos.

    QU PODEMOS HACER?

    En el fondo de la Declaracin de losDerechos Humanos subyace la idea de ladignidad de la persona humana, que deri-va de la nocin fundamental de alteridad,germen del pensamiento occidental delos derechos humanos.

    Esta idea es fundamental hasta talpunto que se ha llegado decir que losderechos humanos son derechos delotro. Sin embargo, este concepto quedebera ser el foco de un desarrollo msamplio de los derechos humanos se vadesdibujando paulatinamente. La aporta-cin ms importante de los DerechosHumanos es haber situado a la personaen el centro mismo de tales derechos, yesto es algo no debemos perder de vista.

    Podemos preguntarnos: Son losDerechos Humanos derechos del otro?Quin cree esto hoy en da? No se tratams bien de nuestros derechos? Pen-semos en los extranjeros, los pobres, losdisminuidos, etc. Un hecho significativo,que nos invita a realizar esta reflexin esque, en la sociedad actual, hablamos msde derechos que de libertades.

    La humanidad se encuentra an enun perodo de aprendizaje. Por ello, laeducacin juega un papel esencial en latarea siempre inacabada que es la forma-cin de la persona. Los derechos huma-nos son tan slo el lenguaje que humani-za a las personas, y lo que queda porhacer compete, sobre todo, a la educa-cin. Las violaciones de los derechos

    humanos no son slo violaciones de laley, pues la ley no es el nico medio deasegurar el respeto de estos derechos, yordena, ante todo, lo que no hay quehacer y no lo que habra que hacer.

    Adems, los derechos humanos noson algo innato, sino adquirido. Se apren-den, pero no pueden ser impuestos pordecreto. El respeto a la dignidad de lapersona no puede garantizarse slomediante prescripciones normativas.

    No podemos conformarnos con res-petar los derechos humanos, es decir,no-violarlos, no basta con adoptar unaactitud negativa, pasiva. Los derechos exi-gen que se lleven a cabo acciones y pro-meven iniciativas en su defensa y quefomenten su desarrollo, y esto va ms allde los mandatos legales.

    Se puede pasar del plano de la tica alderecho, pero el derecho no basta por sslo, necesita de la tica. La educacin yla formacin en derechos humanos sonesenciales. El objetivo es llegar a crearuna verdadera cultura de los DerechosHumanos, porque, aunque la ley puedeobligarme a respetar al otro, no puedeobligarme a aceptarlo en el sentido msamplio del trmino.

    Se puede aludir a los avances que sehan producido en lo que se refiere adeterminadas cuestiones, como los dere-chos de la mujer, de los nios, de losexcluidos, los inmigrantes, etc., o el dere-cho al desarrollo y el fortalecimiento delderecho a la educacin. En las ltimasdcadas, estos derechos se han ido perfi-lando y han visto la luz con la elaboracinde varios protocolos al ConvenioEuropeo de los derechos humanos:

    El convenio para la prevencin dela tortura.

    La carta social europea. Los proyectos sobre minoras,

    sobre el racismo y la intolerancia, ysobre la igualdad entre hombres ymujeres.

    31

  • De igual forma, la Constitucin Euro-pea ha impulsado significativamente estosderechos en el seno de la Unin Europea.

    En esta lnea, tambin cabe destacarlo acontecido en la Cumbre Iberoameri-cana celebrada en Venezuela (Noviembre,1997), y en la que se formul una decla-racin expresa de condena a todas las for-mas de discriminacin y/o multidiscrimi-nacin por gnero y orientacin sexual,raza, etnia, religin, grupo social o cultu-ral, nacionalidad y opinin poltica. Enesta declaracin, se invita a los estados allevar a la prctica lo acordado en los tra-tados internacionales ya ratificados.

    La impunidad entendida como unaausencia de verdad y justicia frente a lasgraves violaciones de los derechos huma-nos penetra en nuestra sociedad y lacorroe. Es necesario crear una cultura enlo referente a los Derechos Humanos, esdecir, formar las mentes y los corazones.

    Todos sabemos que el 50% de lapoblacin mundial se ve privado de losderechos fundamentales que proclama-mos. Se est produciendo un gran desfaseentre el plano normativo y la realidad dia-ria. No podemos ignorar la importanciadel hiato existente entre los progresoslogrados en los planos normativos e inter-nacionales y las realidades nacionales, quedemuestra que, ms all de los regmenesjurdicos, es necesario preocuparse sobretodo por las sociedades, que deben serverdaderamente democrticas.

    UNA NUEVA EDUCACINPARA UNOS TIEMPO NUEVOS

    Los informes internacionales de los lti-mos aos coinciden a la hora de hacerreferencia a una cuestin que consideranclave de cara a un futuro que se nos pre-senta incierto, y ponen en ella sus espe-ranzas. Dichos informes destacan el papelque la educacin est llamada a desempe-

    ar como factor de promocin, desarrolloe igualdad entre los pueblos. Hoy da,nadie duda de que la educacin es el pilarfundamental sobre el que hay que cons-truir la paz y la libertad de las personas.Sin ella, no habr desarrollo posible.

    Coincidimos con Mayor Zaragozacuando afirma que educar no consistesolamente en inculcar saber, ya que paraeducar hay que despertar el enormepotencial de creacin que cada uno denosotros encierra y proporcionar las con-diciones ptimas para que se desarrolle yhaga su mejor contribucin a la vida ensociedad.

    En lo que se refiere a los derechoshumanos, consideramos que un derechoclave es el derecho a la educacin, ya quehace posibles otros derechos. Gracias a laeducacin, el sujeto tiende a desarrollartodas sus posibilidades. Sin embargo, nodebemos quedarnos ah, la sociedad tam-bin tiene la obligacin de transformaresas posibilidades en relaciones efectivasy tiles.

    La educacin es uno de los conceptosms amplios y con ms posibilidades depropiciar y generar una convivenciaarmnica en unas sociedades que seencuentran debatindose entre el equili-brio y el terror. Como manifiesta Wells, lahistoria humana se est convirtiendo cadavez ms en una carrera entre la educaciny la catstrofe. As, en el contexto de unamundializacin creciente de la sociedadhumana, la educacin puede considerar-se como un factor armonizador.

    La mejor garanta del respeto a losDerechos Humanos es, sin duda, laimplantacin de una cultura y una educa-cin para esos derechos. Como sealaMedina (2000, p. 40), los derechos, pormuy consagrados que estn en las consti-tuciones, tan slo se respetan cuando sonconocidos y ejercitados, y, para ello, serequiere que, previamente, se haya pro-

    32

  • porcionado la correspondiente forma-cin.

    Los valores que implican slo adquie-ren sentido cuando se asumen activamen-te y pasan a ser parte integrante de laspropias vivencias personales. Hace siglos,Aristteles ya sealaba que las leyes mstiles, las que son aprobadas por la mayo-ra de ciudadanos, resultan ilusorias si laeducacin y las costumbres no estn ensintona con los principios polticos.

    As, estamos de acuerdo con Medinaen su apreciacin de que la educacin esbase ineludible y condicin necesaria,aunque no suficiente, para la promociny la vigencia de una cultura de los dere-chos humanos. Slo una educacin enestos valores puede garantizar el desarro-llo de los mismos.

    Sin embargo, hacer nuestros estosderechos no es tarea fcil porque, a dife-rencia de los derechos ordinarios, cuyoejercicio agota en s mismo el contenidoconcreto de esos derechos, el ejercicio delos Derechos Humanos, dada su potencia-lidad moral, no se limita a la satisfaccinmomentnea de unos derechos o debe-res. Por su potencialidad moral, la educa-cin en los Derechos Humanos constitu-ye un desafo permanente y sin fin paralas diferentes instancias educativas. Nadahay ms fecundo que el arte de ser libre;pero nada asimismo tan duro como elaprendizaje de la libertad (Tocqueville,1984, p. 242).

    En consecuencia, la mejor manera depreservar el futuro es disear una educa-cin cvica eficaz, razonable y capaz deofrecer a los jvenes un mensaje espiri-tual de calidad. Pues cmo no creer quela educacin genera la democracia y pro-porciona un porvenir a los pueblos?

    Si tenemos en cuenta todo lo quehemos sealado con anterioridad, la revi-sin de las investigaciones realizadassobre este tema desde diferentes perspec-tivas ideolgicas viene a corroborar la

    idea de que el objetivo primordial que laeducacin en Derechos Humanos debeperseguir es crear y afianzar las virtudesmorales, para lograr de este modo que lapersona se comporte de acuerdo conellas. As, no se imponen pautas de com-portamiento, sino que se pretende sulibre aceptacin por parte del sujeto.Adems, hay que tener en cuenta que loshbitos de comportamiento que genera-mos deben integrar tanto la dimensincognoscitiva, como la afectiva.

    La educacin en los DerechosHumanos adquiere una dimensin tica,ya que pretende el desarrollo de una fuer-za moral que permita obrar de acuerdocon el juicio del propio sujeto. En conse-cuencia, ste debe ser consciente en todomomento de la importancia que paracualquier sociedad tiene la prctica de losvalores que propugnan los DerechosHumanos.

    Para ello, es fundamental elaborar unnuevo modelo de educacin que armoni-ce los intereses individuales y la participa-cin en la comunidad, lo que conllevarealizar una profunda reflexin sobre lascondiciones mnimas necesarias para quesea posible un comportamiento democr-tico.

    Cualquier intento de abordar la edu-cacin desde la vertiente social requierecambios significativos que afectan a losplanteamientos, los procesos metodolgi-cos... Esto nos invita a realizar mayoresesfuerzos para integrar los DerechosHumanos y los valores cvico-sociales enel proceso de enseanza-aprendizaje.

    Para ello, es necesario:

    Ampliar las oportunidades que tie-nen las personas para involucrarsey participar en mayor media en suscomunidades, de modo que pue-dan valorar esta dimensin prcticade la inmersin en la realidadcomo una parte integral de la vida.

    33

  • Definir bien las finalidades de laeducacin: concebirla como unprincipio para el desarrollo integralde un individuo con la capacidadde abrirse a una sociedad pluralista.

    Propiciar una mayor conexinentre las organizaciones cvicas ylas instituciones educativas locales.

    Formar no solamente individuos,sino seres sociales abiertos a lacomunicacin y al dilogo, ciuda-danos capaces de asumir responsa-bilidades.

    Considerar la sociedad civil comouna fuente posible de trabajo.

    Luchar contra la desigualdad deoportunidades.

    Fomentar la participacin de laspersonas, los educadores y lasorganizaciones cvicas en la planifi-cacin de la experiencia educativa.

    El 20 de diciembre de 1996, el Diariode las Comunidades Europeas subraya,en sus conclusiones sobre una poltica deeducacin permanente, que la educacina lo largo de la vida debe adoptar un enfo-que claramente integral en lo que respetaal desarrollo del individuo y la comuni-dad local.

    La formacin pueden contribuir aldesarrollo de las comunidades locales y alfomento de la educacin permanente y sudifusin entre sus miembros. As, estasdeberan convertirse en verdaderas comu-nidades educativas, con lo que ello con-lleva para el desarrollo social, cultural yeconmico continuado del individuo y dela propia comunidad local.

    El comportamiento democrtico im-plica reconocer al otro como igual, susci-tar el inters y la inquietud de las perso-nas y comprometerse activa y responsa-blemente con los procesos y sucesos de lasociedad del momento.

    Todos sabemos que para poder hablarde los derechos de ciudadana es necesa-

    rio disfrutar de un espacio de posibilida-des y oportunidades econmicas, socialesy culturales, y, por tanto, de derechospolticos y de la posibilidad misma de lademocracia.

    En el nuevo milenio, nos enfrentamosal reto de reflexionar acerca del curso queha de seguir la educacin y, para ello,debemos tener en cuenta que la fuerzadel mercado y la eficacia de nuestra formademocrtica de gobierno dependen siem-pre de la vitalidad de la sociedad civil,considerada como fuente de nuestra rea-lizacin como personas.

    En la actualidad, las tendencias emer-gentes en el mbito de la educacin nosofrecen la posibilidad de disear unaserie de aplicaciones educativas orienta-das a crear un mundo nuevo. A continua-cin, se har alusin tan solo a algunas deellas:

    Una educacin basada en el multi-culturalismo y el interculturalismo,aunque sin ignorar las peculiarida-des de las culturas locales. La edu-cacin global debe, desde estaperspectiva, poner el nfasis en eldilogo de las culturas, que ha deestablecerse bajo el paraguas de launidad y la diversidad.

    Es necesario adoptar una pedago-ga intercultural que permita atodas las personas abrirse a lanocin de alteridad y asumir supropia identidad y superarla, para,de este modo, poder comprenderla universalidad y los valores huma-nos. Ahora bien, tanto los indivi-duos, como las comunidades tie-nen derecho a preservar y enrique-cer su identidad cultural, pues stano puede considerarse, en modoalguno, un obstculo para la inte-gracin.

    El ser humano desarrollar un pensa-miento no-dogmtico y la educacin

    34

  • aparecer conectada con la vida. Laeducacin se desarrollar, por lotanto, a lo largo de la toda la vida.Son muchos los mbitos que com-parten el objetivo de una educa-cin y una formacin permanentes,circunstancia que, claramente,guarda relacin con el hecho deque nos encontremos inmersos enla sociedad del conocimiento. Paraalcanzar dicho objetivo, se servirnde las herramientas que la sociedadde la informacin les proporciona,lo que pone de manifiesto la perti-nencia de las acciones que integranambos mbitos la educacin y laformacin. Hoy da, todo el mundoreconoce la necesidad de mejorarla convergencia entre la enseanzageneral y la formacin profesional.La educacin debe evolucionar deuna cultura de la memoria a unacultura de la creatividad, lo queimplica un giro copernicano en lospropsitos de la educacin, la eva-luacin, el currculum, la forma-cin del profesorado, etc.

    Hay que fomentar una visin inte-gral del sujeto frente a la visin ato-mista. Se necesitan nuevas teoraspara hacer frente a la era de lainformacin atomizada, en la queimpera la superespecializacin yse ignora el resto de los saberes.

    Es necesario realizar una seria revi-sin del concepto de inteligencia.Qu entendemos cada uno de nos-otros por inteligencia? Hoy se habla,por ejemplo, de inteligencia emo-cional y de inteligencias mltiples.

    Hay que fomentar tanto la innova-cin, como la capacidad de apren-der a pensar y a crear. Como indicael sabio egipcio Mahmound: si lamente humana no inventa, innovay crea, no es una mente.

    La educacin ha de convertirse enun mecanismo de movilidad so-cioeconmica para los que carecende otros recursos. Por tanto, la edu-cacin deber adoptar el conceptode clnica de destrezas para diag-nosticar la destreza alterada y pres-cribir acciones orientadas a reme-diar esta situacin.

    Hacen falta ms polticas y menospolticos: si la educacin es unacuestin social, debera quedar almargen de la caprichosa poltica ytener con unos objetivos bien defi-nidos, que cuenten con un consen-so lo ms amplio posible y nodependan de los vaivenes del parti-do de turno. Desde nuestra pers-pectiva, el debate acerca de la edu-cacin debe ser un debate social.Es decir, para desarrollar bien lastareas antes mencionadas, es preci-so que el problema de la educacinconstituya un debate pblico en elque no slo participen las institu-ciones, los gobiernos y las organi-zaciones no gubernamentales. Eldebate sobre la educacin concier-ne a la sociedad civil y, por tanto,todos los individuos deben sentirseimplicados.

    Se necesita ms accin y menospalabras: los estudios son tiles eilustrativos, pero nunca deberanconstituir un fin en s mismos.Muchos investigadores y, sobretodo, los educadores necesitanhacer un alto en el camino, mirar alos ojos a los destinatarios de susactuaciones y preguntarse: Estnrealmente aprendiendo? De estaforma, la figura del educador y susexplicaciones no son tan importan-tes como el protagonista de esteproceso: el sujeto que aprende. Y esen esta cuestin en lo que quiere

    35

  • hacer especial nfasis el nuevoespacio educativo europeo.

    Para finalizar este apartado, se presen-tan unas inspiradoras orientaciones meto-dolgicas que facilitan la formacin enDerechos Humanos (Medina, 2000, pp.41-42):

    Este tipo de educacin debe tenercomo referencia constante la De-claracin Universal de los DerechosHumanos y los valores que en ellasubyacen. El padre de la sociologamoderna Emile Durkheim afir-maba al respecto: Ensear moralno es predicarla ni es inculcarla, esexplicarla. Rehusar al nio todaexplicacin de este tipo, no inten-tar hacerle comprender las razonesde las reglas que debe seguir escondenarlo a una moralidad in-completa e inferior (Durkheim,1963, p. 101)

    La educacin para los DerechosHumanos no debera ser una asig-natura ms del currculum escolar,sino una dimensin transversaldel mismo que impregnase el curr-culum de cualquier materia. Enesta lnea, la UNESCO (1994) apuntaque los derechos no pueden que-dar en meros enunciados tericoso de principios, sino que han deser valores que cada ser humanotiene que encarnar y hacer propios;han de ser vivencias que acompa-en al sujeto, la escuela o la institu-cin educativa en todo instante, yno un tema que se imparta en cla-ses o como parte de enseanzastradicionales.

    Un factor fundamental del ejerciciode estos derechos es el nivel de jus-ticia institucional y la atmsferamoral en que se desarrollan lasactividades escolares en el aula. No

    se ensean ni se aprenden los dere-chos humanos sin vivirlos. La escue-la debe estar organizada de maneraque los derechos humanos en gene-ral sean permanentemente respeta-dos (Soler Roca, 1988, p. 18).

    Por ltimo, el autor aconseja conel fin de potenciar la educacin enlos Derechos Humanos el desarro-llo una gran variedad de tcnicasparticipativas y dialogsticas, comoel dilogo reflexivo, la participa-cin guiada, la tcnica de clarifi-cacin de valores, los practicumsmorales, el role talking o el roleplaying (la capacidad de asumirdistintos papeles). Estas tcnicasayudan al alumno a ponerse en ellugar del otro y a experimentar laalteridad, y le permiten desarrollarlas capacidades relacionadas con eldilogo, la comprensin y el enten-dimiento mutuo.

    CONCLUSIONES

    La educacin en los Derechos Humanosse revela como una prioridad, como algoque hay que tener en cuenta en todos lossistemas educativos. En este sentido, esimportante si bien los derechos no seaprenden si no se ejercitan prestar tam-bin atencin a la dimensin cognosciti-va. Aunque este tipo de educacin siem-pre ha sido importante, ha de tener anms relevancia en las sociedades pluralis-tas, en esencia ms complejas, ya que elejercicio de los derechos se hace impres-cindible para propiciar una convivenciaarmnica.

    Las sociedades actuales son cada vezms diversas, en ellas, conviven gentes derazas y culturas diferentes. Este hecho escada da ms patente en Europa, debidotanto a las tendencias migratorias, como ala imagen que transmiten los medios de

    36

  • comunicacin social. Es urgente tomarconciencia de que vivimos en una socie-dad compleja, y de lo que implica: lanecesidad de formar en los valores quedefienden los Derechos Humanos. Deeste modo, podremos construir un futuromejor y una sociedad ms plural, y podre-mos ser partcipes de la riqueza que apor-ta la diversidad creativa.

    La sociedad actual es ya un mosaicopluricultural y multitnico, y la sociedadfutura lo ser en mayor medida. La educa-cin para la ciudadana en este tipo desociedades resulta, al mismo tiempo, alta-mente compleja y muy rica en oportuni-dades, y presenta una exigencia ineludi-ble, ya que para vivir en ellas se precisa deuna formacin cvica cada vez ms slidaque propicie una convivencia pacfica y ala vez solidaria.

    De todos es sabido que la compleji-dad y la diversidad engendran riqueza,variedad y colorido, pero tambin exigenque todos los miembros de este tipo decomunidades desarrollen actitudes derespeto a la dignidad y libertad de la per-sona, pues la ciudadana entraa los mis-mos derechos y deberes para todos.

    En la sociedad actual, se valora cadavez ms la convivencia, la capacidad dedilogo, de relacin y de comunicacin.Por ello, en los prximos aos, se harms necesaria una formacin en losDerechos Humanos, que posibilite la con-vivencia y el respeto entre personas dediversas razas, culturas, religiones y cos-tumbres.

    Por otro lado, durante mucho tiempo,la misin de la educacin se ha centradoen la tarea de preparar a la prxima gene-racin para ser productiva en el mercadoy, ahora, sin embargo, es necesario redefi-nir la naturaleza misma del trabajo. La erade la informacin nos invita a preparar alas personas para la bsqueda de alterna-tivas de trabajo en el sector terciario, que

    se est transformando progresivamenteen una red necesaria e imprescindiblepara propiciar las relaciones y la convi-vencia entre las personas, lo que exige unimportante replanteamiento de la educa-cin. Mirando al futuro, las redes telem-ticas nos facilitarn la posibilidad de con-tactar con el otro distante y lejano.

    Adems, se deben cultivar tambin larelacin y la convivencia con el prximo,el vecino, el compaero y amigo. La con-vivencia se crea, se desarrolla y se cultiva.No es algo que nos venga dado, exigetiempo, cuidado, recreacin, el esfuerzode mirar al otro y tener en cuenta susintereses, y, sobre todo, presencia estar ysentir con el otro. La convivencia se crea,se va creando da a da, implica irsehaciendo con el otro y con los otros. Hayque aprender a vivir juntos, a convivir, ya desarrollar las potencialidades de cadapersona.

    Debemos fomentar al mismo tiempoel sentido de pertenencia a una comuni-dad concreta y la vinculacin con la socie-dad global. As, cada vez se revela msnecesaria una educacin que permitaarmonizar la propia identidad y el des-arrollo de los valores caractersticos de unmodo de ser cosmopolita, universal.Como seala Ortega, slo si sabe vivir demanera armnica ambas dimensiones,puede una persona estar situada en supleno quicio y eficacia.

    La convivencia es un arte que seaprende, algo que merece la pena descu-brir. Implica no exigir a los dems quevivan a nuestro ritmo, sino hacer quemerezca la pena acomodarnos a las nece-sidades y los ritmos de los otros. En laconvivencia, hay que desarrollar un talan-te conciliador, aprender a coordinar lapropia autonoma con la libertad de losdems, y respetar los derechos del otro.

    Tanto en el plano personal y familiar,como en el nacional e internacional la

    37

  • convivencia es importante. La Declara-cin de los Derechos Humanos debe serla referencia principal a la hora de fomen-tar la cooperacin y la solidaridad inter-nacionales y la cultura de la paz. El dilo-go, las consultas y la voluntad de apren-der unos de otros y compartir constituyenlos pilares de esta cooperacin, en la quedebera tener cabida el respeto de ladiversidad.

    Creo conveniente subrayar, en suma,que los Derechos Humanos no son lostextos, ni los mecanismos que se violan ose olvidan con rapidez, son una escuelade vida, y nos ensean a conservar ennosotros mismos la capacidad de indig-narnos, pero de forma paciente y toleran-te. No debemos dejarnos vencer por eldesnimo o por el fatalismo sutil moda-lidad de la indiferencia. Los DerechosHumanos deben ser reivindicativos, peroel espritu de sus reivindicaciones ha deser verdaderamente solidario; y debencompaginar el sentido de los lmites y elde la urgencia. Porque, si bien es ciertoque los Derechos Humanos estn presen-tes en las grandes causas, tambin formanparte de la vida diaria, de lo annimo, y,en consecuencia, no podemos esperarque su defensa nos aporte la menorrecompensa. Paciencia y vigilancia. Esnecesario tomar conciencia de que, desdesus orgenes, el fermento y la levadura delmundo ha sido la inquebrantable obsti-nacin de los pacficos.

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