Giddens Anthony - Las Nuevas Reglas Del Metodo Sociologico

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las nuevas reglas del método sociológit\o Anthony Giddens Amorrortu editores

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las nuevas reglas delmtodo sociolgit\oAnthony GiddensAmorrortu editores

Las nuevas reglas del mtodo sociolgico

Las nuevas reglas del mtodo sociolgicoCrtica positiva de las sociologas interpretativas

Anthony GiddensAmorrortu editores Buenos Aires

Director de la biblioteca de sociologa, Luis A. Rigal New rules uf sociological meth?d: A positive critique of interpretative sociologies, Anthony G1ddens Anthony Giddens, 1967 Primera edicin en castellano, 1987; primera reimpresin, 1993 Traduccin, .Salomn Merener U nica edicin en castellano autorizada por Hutchison & Co, Ltd., Londres, y debidamente protegida en todos los pases. Queda hecho el depsito que previene la ley n 11.723. Todos los derechos de la edicin castellana reservados por Amorrortu editores S.A., Paraguay 1225, 7 piso, Buenos Aires. La reproduccin total o parcial de este libro en forma idntica o modificada por cualquier medio mecnico o electrnico, incluyendo fotocopia, grabacin o cualquier sistema de almacenamiento y recuperacin de informacin, no autorizada por los editores, viola derechos reservados. Cualquier utilizacin debe ser previamente solicitada. Industria argentina. Made in Argentina ISBN 950-518-168-X

Impreso en los Talleres Grficos Color Efe, Paso 192, Avellaneda, provincia de Buenos Aires, en marzo de 1993. Tirada de esta edicin: 1.500 ejemplares.

Indice general

9 Prefacio 13 Introduccin 25 l. Algunas escuelas de teora social y filosofa 73 2. Actividad, identificaciones de actos y propsito comunicativo 95 3 La produccin y reproduccin de la vida social 133 4 La forma de los enunciados explicativos 159 Conclusiones: Algunas nuevas reglas del mtodo sociolgico 167 Bibliografa

Prefacio

Permtaseme utilizar este prefacio para sealar en l algunas caractersticas de la presente obra tal como lo hacen la mayora de los autores en sus libros. Este estudio es slo una parte de un proyecto ms amplio, aunque puede ser considerado un trabajo individual que toca varias cuestiones no tratadas en detalle, pero que resultan vitales para el proyecto en conjunto. Este comprende tres objetivos entrelazados: Uno es desarrollar un enfoque critico de la evolucin de la teora social del siglo XIX y su incorporacin durante el siglo XX como la sociologa>), la antropologa y las ciencias polticas>>, con el carcter de disciplinas institucionalizadas y profesionalizadas. Otro objetivo es delinear y someter a crtica algunos de los principales temas del pensamiento social del siglo XIX que fueron asimilados por lc:ts teoras acerca de la formacin de sociedades avanzadas, tanto en las obras marxistas cuanto en las no marxistas. El tercero es elaborar y replantear los problemas que presenta el carcter siempre desconcertante de las ciencias sociales, en cuanto tienen como materia lo que ellas en s presuponen: la actividad social humana y la intersubjetividad. Este libro se propone como una contribucin al ltimo de los objetivos, aunque todo anlisis de esta clase hace estallar los limites de un recipiente conceptual de tal ndole y tiene consecuencias inmediatas para el trabajo en otrasreas. En su condicin de proyecto nico, esos objetivos se han reunido en un solo haz como esfuerzo por erigir un anlisis crtico del legado, para el perodo contemporneo, de la teora social del siglo XIX y comienzos del XX. En un prximo trabajo general, que ser complemento del actual,* tratar directamente la manera en que puede concebirse dicho anlisis. Ese volumen complementario, que toma la forma de una serie de estudios crticos, encara directamente varias reas y cuestiones importantes que aqu slo se tratan de modo parcial, o que no quedan resueltas de manera alguna. Se concentra menos en las sociologas interpretativas que en las tradiciones positivistas del pensamiento * Studies in Social and Political Theory, Londres: Hutchinson University Library.

[Las dems notas se hallarn al final de cada captulo; la bibliografa se encontrar al final del volumen.\

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social; se extiende sobre los problemas epistemolgicos que son planteados pero no dilucidados en detalle en este estudio, y elabora con ms profundidad la teora de la estructuracin que aqu se introduce. En la presente obra me ocupar del mtodO>> en el sentido en que los filsofos sociales europeos utilizan caractersticamente el trmino, y como lo us Durkheim en Les rgles de la mthode socio/ogique. Queda entendido, entonces, que este libro no pretende ser una gua sobre cmo hacer investigacin prctica>> ni ofrece propuestas especficas de investigacin: es ante todo un ejercicio de esclarecimiento de cuestiones lgicas; por ello tambin lo he subtitulado Crtica positiva de las sociologas interpretativas>>. Con la lectura de la obra se ver que ello no quiere decir positivista. Utilizo el trmino solamente para significar que es una crtica simpattica o constructiva: el sentido que anticipa la versin comteana del trmino como una filosofa definida de las ciencias sociales y naturales. es una designacin impropia para las escuelas de pensamiento que aparecen en el primer captulo, puesto que algunos de ls autores cuyas obrasse consideran all se esfuerzan por separar de la sociologa>> lo que ellos quieren decir. Asi echo mano de ese concepto porque no hay otro fcilmente disponible para reunir un conjunto de escritos que revelan determinadas preocupaciones que son compartidas por la accin significativa. Los temas de este estudio demuestran que la teora social debe incorporar un tratamiento de la accin como conducta. racionalizada, ordenada reflexivamente por los agentes humanos, y debe captar la significacin del lenguaje como medio prctico que lo hace posible. Las consecuencias de tales ideas son profundas, y este libro se limita a bosquejar slo algunas. Todo aquel que reconozca que la autorreflexin, mediada a travs del lenguaje, es inherente a la caracterizacin de la conducta social humana, debe admitir que ello vale tambin para sus propias actividades como analista social, investigador, etc. Creo correcto decir, por otra parte, que las teoras elaboradas en las ciencias sociales no son precisamente marcos de significado por derecho propio; constituyen tambin intervenciones morales en la vida social, cuyas condiciones de existencia procuran esclarecer. En otro lugar procurar vincular el trabajo desarrollado en este libro con un posible programa para la ciencia social en cuanto crtica>>.

Deseara aqu agradecer a las siguientes personas por sus consejos, planteos polmicos y ayuda: Gian Poggi, Steven Lukes, Manny Schegloff, Mel Pollner, Tom Long, David Held. Quen-

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tin Skinner, Geoffrey Hawthorn, Claudius Gellert, Maurice Roche, Lesley Bower y Sam Hollick. Igual reconocimiento merecen los comentarios de grupos de estudiantes de Cambridge, Boston y California. Anthony Giddens Cambridge, enero de 1976

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Introduccin

Tal como las conocemos en la actualidad, las ciencias sociales fueron moldeadas cuando los avances espectaculares de las ciencias naturales confluyeron con los de la tecnologa, especialmente en las postrimeras del siglo XVIII y en el siguiente. Dicho as, rotundamente, no significa ignorar los complejos elementos que tal concepto oculta. Tampoco sera acertado admitir que los triunfos del hombre en su aparente dominio de la naturaleza (dominio intelectual en la ciencia y material en la tecnologa) fueron adoptados sin espritu crtico como modelo para el pensamiento social. Durante todo el siglo XIX, el idealismo en la filosofa social y el romanticismo en la literatura, con sus diferentes vestiduras, mantuvieron distancia respecto de los puntos de

vista intelectuales promovidos por las ciencias naturales, y expresaron en general una profunda hostilidad hacia la difusin de la tecnologa del maquinismo. La mayor parte de los autoressituados dentro de estas tradiciones eran tan escpticos en cuan-

to a la posibilidad de crear una ciencia de la sociedad, como desconfiados acerca de las pretensiones de las ciencias de la naturaleza; sus ideas no sirvieron ms que como contraste crtico frente a los escritos, mucho ms influyentes, de quienes procuraban, precisamente, crear esa ciellcia. Mencionar una o dos figuras es

arriesgado, pero parece razonable considerar a Comte y a Marx como las ms destacadas influencias sobre el desarrollo posterior de las ciencias sociales (utilizar esta designacin para referirme en principio a la sociologa y la antropologa, aunque en ocasiones tambin aludir con ella a la economa y a la historia). La influencia de Comte es fundamental; se la ve proyectada en los escritos de Durkheim y su concepcin del mtodo sociolgico se puede rastrear fcilmente en varios de los temas bsicos de la sociologa acadmica>> y la antropologa del siglo xx. Desde el desdeoso rechazo que el mismo Marx tuvo hacia Comte, el marxismo en sus mltiples variedades continu oponindose a las corrientes del pensamiento social relacionadas con las ideas ms salientes de ese autor. La formulacin de Comte acerca deuna ciencia natural de la sociedad era, en verdad, rebuscada, co-

mo se puede comprobar slo con hojear unas pginas de su Phi/osophie positive; aunque careca de las sutilezas (y, es preciso decirlo, de algunas de las dificultades lgicas) de la obra de

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Marx, imbuida como se hallaba esta de una trasposicin de la dialctica hegeliana. Tanto Comte como Marx escribieron alamparo de los triunfoS de las ciencias naturales, Y_!i_m_bos consi-

deraban la extensin d :..la ciencia al estudio de la conducta hu- mana en sociedad COID.Q un resultado directo de la marcha progresiva del entendimiento humano hacia el hombre mismo Comte instituy esto como doctrina sagrada. La ,

ocupa un sitio primordial en lo que fue considerado, hasta hace poco tiempo, como el principal sistema de teora social fuera de los crculos marxistas: el elaborado en los ltimos cuarenta aos por Talcott Parsons. Al menos en sus primeros escritos, arsons trat especficamente de incluir un.esquema enia personalidad y, por consiguiente, en la motivacin psicolgica (). En el m(!rco de referencia de la-accim> de Parsons no hay accin; slo hay conducta impulSada por disposiciones de necesidad o expectativas de rol. La escena est montada;peio-los actores slo actn segn libretos que ya han sido escritos para ellos. Ms adelante tratar de establecer algunas otras implicaciones que se siguen de aqu. Pero, puede resultar extrao que al lego le sea difcil reconocerse en tales teoras? Porque si bien los escritos de Parsons son, en estos puntos, bastante ms alambicados que los de otros autores, los hombres no aparecen en ellos como agentes hbiles y capaces de conocer, como dueos hasta ciera medida de su propio destino. La primera parte de este estudl> consiste en una breve y critica exploracin de algunas escuelas prominentes del pensamiento social y la filosofa social. Hay puntos de contacto notables y no muy ampliamente reconocidos entre Heidegger y el Wittgenstein del ltimo perodo, en el nivel ms abstracto de la filosofa del ser, y en el campo de las ciencias sociales, entre las figuras menores de Schutz y Winch. Hay slo una diferencia sustancial entre los dos ltimos: la filosofa de Schufz permaneci unida al punto de vista del ego, y, por consiguiente, a la nocin de que nunca podemos alcanzar ms que un conocimiento fragmentario e imperfecto del otro, cuya conciencia debe permanecer eternamente cerrada para nosotros; Winch, en cambio, siguiendo a Wittgenstein, piensa que incluso el conoci ientc de nosotros mismos es

alcanzado mediante categoras semnticas pblicamente accesibles. Ambos insisten en que, al formular descripciones di la

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conducta social, el cientfico social que la observa depende y debe depender de las tipificaciones -segn el trmino de Schutzutilizadas por los mismos miembros de la sociedad para describirsus acciones o dar cuenta 4e ellas; y cada uno a su manera subra-

ya la significacin de la reflexividad o la conciencia de s mismo en la conducta humanaJ Dado que lo que se proponen decir no es demasiado diferente en algunos aspectos, no sorprende que sus trabajos tengan en gran parte el mismo tipo de limitaciones,que son las que a mi juicio presentan muchos de quienes han

escrito sobre > en ailos recientes, en especial los que como Winch fueron influidos por el ltimo Wittgenstein principalmente."! La filosofa poswittgensteiniana>> nos

planta firmemente en la sociedad, destacando a la vez el carcter mltiple del lenguaje y el modo en que este se halla inserto en las prcticas sociales.{>in embargo tambin nos deja ah. Las reglasque gobiernan una forma devi

a se toman como par3.metro,

dentro del cual y con referencia cual se pueqen (Castaneda), (Whorf), (Bachelard, Althusser), (Kuhn). Existen, por supuesto, diferencias bsicas ya sea en los puntos de vista filosficos que estas concepciones expresan, como en la clase de problemas que sus autores desarrollaron para tratar de esclarecerlos. Ahora bien: cada uno de ellos seala en alguna parte un movimiento que abarca un amplio frente de la filosofa moderna, de apartamiento respecto del empirismo y el atomismo lgico en la teora del significado: pero no es difcil ver cmo el acento puesto enuniversos de significado discretos puede permitir que el prin-

cipio de la relatividad del sig11ificado y la experiencia se convierta en un relativismo atrapado dentro de un crculo lgico vicioso e incapaz de abordar los problemas de la variacin del significa-

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do. Tratar de demostrar en el curso de este estudio cmo es posible e importante sostener un principio de relatividad al tiempo que se rechaza el relativismo. Ello se logFa escapando a la tendencia de algunos de los autores antes mencionados, si no de todos, a tratar los universos del significado como , o carentes de mediacin. As como el conocimiento del selj es adquirido desde la primera experiencia del infante a travs del conocimiento de los otros (como lo demostr G. H. Mead), el aprendizaje del juego de lenguaje, la participacin en una forma de vida, ocurre en el contexto del aprendizaje acerca de otras formas de vida que son especficamente rechazadas o que se distinguirn de aquella. Lo anterior es seguramente compatible con Wittgenstein, prescindiendo de los que algunos de sus seguidores puedan haber hecho de sus ideas: una particular incorpora muchos tipos de juegos de lenguaje en los niveles de la actividad prctica, el ritual, el juego y el arte; y familiarizarse con esa cultura, como un infante que crece o como un extrao o un visitante, es llegar a captar las mediaciones de aquellos al desplazarse entre los lenguajes de la representacin, la instrumentalidad, el simbolismo, etc. En muy diferentes contextos, Schutz habla del que produce moverse entre diferentes , y Kuhn se refiere a la aprehensin de un nuevo como un repentino . Aunque esas trallsiciones repentinas sin duda ocurren, el miembro comn de la sociedad se desplaza muy rutinariamente entre distintos rdenes de lenguaje y actividad, tal como lo hacen los cientficos en el nivel de la reflexin terica. Talcott Parsons alega que la convergencia ms significativa en el pensamiento social moderno concierne a la idea de la , segn llegaron a adoptarla independientemente Durkheim y Freud; creo que se debe destacar con mayor razn la nocin del fundamento social (y lingstico) de la reflexividad, a la que llegaron, cada uno por su cuenta y desde muy variadas perspectivas, Mead, Wittgenstein y Heidegger, y, siguiendo a este ltimo, Gadamer. La conciencia de s fue considerada siempre, en las escuelas de teora social inclinadas al positivismo, como una molestia que deba reducirse al mnimo; estas escuelas tratan de remplazar la por la observacin externa. La especfica de la , sea por el sujeto mismo o por un observador, se esgrimi siempre como el principal argumento racional de esas escuelas para rechazar la Verstehen. A la captacin intuitiva o emptica de la conciencia la consideran meramente como posible fuente de hiptesis sobre la conducta humana (idea que tiene eco incluso en Weber). En la tradicin de las Geisteswissenschaften del siglo XIX y comienzos del xx, la Verstehen tom, en especial, forma de mtodo, un medio para estudiar al

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hombre que, como tal, dependa de la revivencia)? o la recreacim) de las experiencias de otros. Un punto de vista as, tal

como lo sostuvieron Dilthey y despus Weber, aunque en forma modificada, era por cierto vulnerable a las crticas de los oponentes positivistas, puesto que Dilthey y Weber, en sus diversas maneras, queran sostener que el mtodo de la comprensin>> arroja material de una especie , y por lo tanto ntersubjetivamente verificable. Mas lo que estos autores llamaban >. Segundo: la concomitante omisin que se niega a considerar la vida social humana como activamente constituida, a travs de las acciones de sus miembros. Tercero: el tratamiento del poder como un fenmeno secundario, y de la norma o el >. Pero ni aun en los escritos del propio Mead se subraya la actividad constituyente del . Ms bien era el . 23 La actitud del observador cientfico social es la; opuesta de esta, e implica la suspensin de la creencia de que las cosas son como parecen ser que, (idealmente) no est influido por las demandas pragmticas que domman la actitud natural>>. Las dos actitudes, la del cientfico y la del lego, no se mezclan, sino que discrepan en forma radical: de ah las dificultades surgidas al aplicar el tipo weberiano de modelo de la sociologa interpretativa para la comprensin>> de la accin social. La vida social, en cuanto vivida por sus actores, no debe 'verse

entonces como una serie de dbiles intentos de reproducir la normas de racionilidad tal como las especifica la actitud cientfica, sino, muy por el contr3.rio, como utla serie de

deslumbrantes realizaciones para las cuales estas normas son esencialmente ajenas. Si bien el punto de partida de. tal exposicin puede ser la fenomenologa de Schutz, el resultado lleva en una direccin diferente. Garfinkel no demuestra inters por desarrollar el tipo de anlisis motivacional que propicia el autoranterior, sino que se preocupa acerca de cmo la actitud natu-

ral es interpretada como fenmeno por los actores de la vida diaria. Segn Garfinkel, la proposicin subyacente de la etnometodologia es que las actividades mediante las cuales los miembros de la sociedad producen y manejan conjuntos de cuestiones diarias organizadas son idnticas a los procedimientos de

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esos miembros para hacer "inexplicables" aquellos conjuntos. Las prcticas sociales, segn dice, son realizadas bajo los auspicios de los mismos asuntos ordinarios que son descritos al organizarlas, y en los cuales las originan como eventos...24 Esto lo aleja de la fenomenologa, con su acento cartesiano en la primaca (esencial o existencial) de la experiencia subjetiva, y lo inclina hacia el estudio de las acciones situadas como formas lingsticas pblicamente>> interpretadas. No es difcil ver que el movimiento apunta haca Austin y haca el Wittgenstein del ltimo perodo; porque la nocin de actos elocucionarios, o, como dice Wittgenstein, la idea de que ,25 aunque sirve a fines ms bien descriptivos que filosficos, coincide en forma aproximada con las preocupaciones de Garfinkel. Sin embargo, al describir los objetivos de la etnometodologa, Garfinkel procura recurrir slo en raras ocasiones a la terminologa de los filsofos antes mencionados, y utiliza en cambio los trminos indexalidad y expresin indexah>, que toma de los escritos de Bar-Hillel, y derivan, en ltima instancia, de Peirce. Este acu originariamente la expresin signo indexal para referirse al hecho de que un signo puede tener diferentes significados en distintos contextos, y que los mismos>> componentes semnticos pueden ser expresados por signos distintos, de acuerdo con el contexto (y viceversa). Segn Bar-Hillel, ms del noventa por ciento de las oraciones-signos declarativas que una persona produce en el curso de su vida son expresiones indexales: es evidente que la mayora de las oraciones con tiempos de verbo son indexales, sin mencionar todas aquellas que contienen expresiones tales como "yo", "t", "aqu", "ah", "ahora", "ayer" y "este".26 Tal como aparecen en el discurso corriente, esas expresiones son la materia misma con que la actividad social es organizada por sus miembros como una realizacin prctica, segn sostiene Garfinkel; para los cientficos sociales, no hacen ms que obstruir la descripcin de la actividad social. Casi todas las discusiones formales sobre el mtodo de las ciencias sociales se ocupan de remedian> las expresiones indexales, en un intento por volcarlas en formas que las liberen de su carcter indexa!. El uso de expresiones indexales en el discurso ordinario implica, sin embargo, que los actores sean capaces de utilizar un conocimiento que se da por supuesto, en funcin del cual estn capacitados para ubicar su sentido. Este conocimiento no es nunca algo dado, sino que depende de la reflexividad de las explicaciones de los actores; estas son elementos constitutivos de lo que tratan. Los actores sociales dan por sentada esta misma reflexividad en los otros, y hacen uso de este conocimiento para realizan> cualquier porcin de conducta social. Los miembros conocen y requieren, cuentan con esta reflexividad y la utilizan para producir, realizar, reconocer o demostrar la adecuacin-racional-para-

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todos-los-propsitos-prcticos de sus procedimientos y hallazgos. 27 En cualquier conversacin entre dos o ms personas, la

explicabilidad>> de los fenmenos es obra de un mutuo de los participantes: ello puede ser entendido como un conjunto de prcticas glosadoras>>, por las cuales los hablantes en la situacin particular del lenguaje expresan algo distinto de lo que pueden decir exactamente con igual nmero pe palabras>>.28 Tal anlisis tiene claras e importantes implicaciones para la lingstica, en la que ha sido evidente desde hace mucho tiempo que la no puede ser tratada en funcin de las propiedades estructurales del lenguaje considerado como un sistema abstracto y completo de signos>>, palabras>> o incluso . Se trata de un punto que ha recibido extraordinario impulso de los escritos de Wittgenstein, Austin y Ryle, y como consecuencia del abandono general de la idea asumida en una generacin anterior por la teora de Russell sobre las descripciones, y por las ambiciones de Carnap, de representar la realidad en su conjunto como un universo de estructuras lgicas>>. Las ideas de Austin en particular y ciertas interpretaciones del Wittgenstein del ltimo perodo tienden a recomendar un anlisis descriptivo y detallado del significado de las palabras en el lenguaje corriente: principalmente, por supuesto, con el fin de resolver -o ms bien disolver- algunas cuestiones tradicionales de la filosofa. Cualesquiera sean los aciertos o desaciertos de la perennecontroversia sobre las tareas propias de la filosofa, se ve cierto

sentido en la afirmacin de Garfinkel de que los estudios ltimos de Wittgenstein pueden extenderse bajo el aspecto de que como fenmenos indexales ... y como una descripcin de estos fenmenos sin intencin de remediarlos.29 Hay evidentes- conexiones entre este co-

mentario, que fluye de los objetivos de la etnometodologa tal como los define Garfinkel, y la obra de recientes filsofos del lenguaje, que arribaron a la conclusin de que ..Jo Pero la mayora de tales filsofos y lingistas parece tratar todava las expresiones como el producto de actores individuales abstractos, o en forma alternativa, tal como se relacionan con reglas o convenciones lingsticas igualmente abstractas, antes que como conversaciones situadas en el tiempo

entre personas. La importancia de la diferencia, como lo indican los estudios de Garfinkel, Sacks, Schegloff y otros, puede ser notable. Los significados trasmitidos por las expresiones son originados en el proceso de conversaciones reales, mediante el mo-

do en que el trabajo conversacional>> se realiza in situ: hay par-

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tes de la conversacin que son medios por los que la conversacin misma. y de esta manera tambin los significados de sus expresiones componentes, es glosada o caracterizada.

Si esto sugiere definidamente que las ideas de Garfinkel pueden ser de importancia para la lingstica, qu se puede decir de sus relaciones con la sociologa? Una respuesta que parece

muy atrayente para Garfinkel es que as como la filosofa deja al mundo tal como est, la etnometodolog_a deja la sociologa tal como est. Nos dice pues, que >, y que no

las expresiones indexales al modo de las teoras que tratan de clasificar y explicar estas prcticas en un nivel general. Segundo, que, en consecuencia,\> no puede ser evaluada fcilmente como una totalidad. La actitud de indiferencia etnometodolgica, empero, en la que insisten algunos autores, incluso el mismo Garfinkel, raras veces se mantiene con la impasibilidad que quiz sera fcil preservar si o;n realidad existiera el abismo lgico que se supone entre la etnometodologa y la sociologa. Ello no debe sorprender si se recuerda el papel que desempearon los escritos de Schutz, con su declarado proyecto de reconstituir la sociologa, como factor influyente sobre el desarrollo de las ideas de Garfnkel. Los trabajos de este estn en verdad repletos de observaciones sobre el

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anlisis constructivO Y difcilmente muestren una actitud de indiferencia hacia el mismo. Hay un residuo bastante claro del

programa de Schutz, por ejemplo, en la observacin de que el mundo familiar del sentido comn de la vida cotidiana(...) ejerce una singular y obstinada soberana sobre las pretensiones de los socilogos de una explicacin adecuada>>.J2 De todos modos,la etnometodologa, en tanto exista realmente un tipo de estu-

diO>> definido que sea digno de designarlo con un trmino especial, no puede ser ms indiferente hacia la sociologa que lo que la sociologa pueda serlo hacia aquella. Si ello no resulta evidente en forma inmediata, lo es, al menos parcialmente, puesto que

la mayora de los autores a quienes esto incumbe, incluso Garfinkel, renen tpicamente en un solo haz toda una serie de cuestiones que, aunque a veces superponen, son lgicamente separables entre s. Entre estas se incluyen' el problema de la >, la distincin en esta forma de los dos tipos globales de no es en realidad lgicamente defendible. En primer lugar, ciertos elementos de lo que Garfinkelllama ((racionalidades cientficas son necesarios al dar una expli-

cacin de la explicabilidad de las acciones, o sea al hacer inteligible su inteligibilidad. Como veremos con cierto detalle ms adelante, estos elementos deben estar conectados con los de losmismos actores legos, o el resultado ser un relativismo incu-

rable. Lo cual debe reconocerse en verdad, precisamente para poder sustentar el punto enteramente vlido -para expresar lo que Schutz y Garfinkel intentan decir en una terminologa diferente- de que la mediacin de los marcos de significado es unatarea hermenutica para la cual los criterios que sirven para juzgar los conceptos y teoras cientficas -precisin, generalidad,

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definicin, lxico libre de connotaciones- son normalmente irrelevantes (pg. 147 y sigs.). Segundo, el identificar la racionalidad con la impide que se realice la descripcin de los actos y comunicaciones por medio de un anlisis de la conducta motivada con un propsito, es decir, de los esfuerzos de los actores por realizar intereses definidos. Esto explica, a mi parecer, el carcter peculiarmente incorpreo y vaco de los informes sobre interacciones y conversaciones que aparece en los escritos de Garfinkel y otros influidos por l. El uso de expresiones tales como hacen> la burocracia, hacen> la fsica nuclear, el tratarlas como , realizaciones prcticas, etc., es, por lo tanto, engaoso. El hacen> una prctica social significa mucho ms que volverla explicable, y esto es precisamente lo que la convierte en una realizacin. En tanto la actitud de indiferencia etnometodolgica>> es mantenida con seriedad, nada puede decirse sobre la relacin entre las explicaciones de actores y observadores sobre la accin. Para Garfinkel, cada cual es tratado como un miembro, incluso los cientficos sociales; la sociologa es meramente el razonamiento sociolgico prctico de los socilogos. Ahora bien: podemos aceptar que el cientfico social est inmerso en el mundo social que trata de descubrir y analizar de un modo particular que es distinto de aquel en que el especialista de las ciencias naturales est inmerso en el suyo. Pero hay un despropsito inherente en el punto de vista de Garfinkel que revela que no puede eludir ms que cualquier otro las cuestiones planteadas por la relacin entre las explicaciones de los actores y las de los observadores. Esto se demuestra fcilmente si se seala que la etnometodologa es en s misma una hbil prctica que sus adherentes vuelven explicable. Por consiguiente, sera posible adoptar una actitud de indiferencia etnometodolgica>> hacia los membrosque-hacen-la-etnometodologa; y adoptar una actitud de hacia estos otros miembros-quehacen-la-etnometodologa de la etnometodologa; y adoptar una actitud de ... As, al infinito! La misma dificultad reaparece en los escritos de quienes rechazan la postura de la en favor de un intento de rectificar los que se ven como fracasos del . El tema principal reside en que los datos que forman las observaciories en relacin con las cuales los socilogos construyen sus teoras e intentan verificarlas depende del previo realizado por los actores legos. El remedio para la investigacin sobre los campos de investigacin, tales como el estudio del suicidio o el crimen, est condicionado por el papel que juegan el conocimiento del sentido comn o las de los actores, en cuanto a definir el fenmeno como fenmeno, como un suicidio o acto criminal.

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El observador cientfico social, de acUerdo con esta idea, estudia las expectativas de fondo>, d g os, de los funcionarios de polica 0 de los tribunales de JUSttcta mvolucrados, para lograr una designacin Vlida>> o exacta>> del fenmeno. Sin embargo, si-

gue abierto el abismo. Porque se acepta que > debe ser entendido con referencia a las expectativas de fondo. Pero surge obviamente la pregunta: las expectativas de fondo de quin? Porque si son las del observador aparte de las de losactores involucradoS, el resultado es un regreso infinito. Las ex-

pectativas de fondo del observador, analizando las expectativas de fondo de los actores, deberan ser analizadas por' un segundoobservador, que por supuesto recurre a sus propias expectativas

de fondo al hacerlo, y as hasta el infinito?4 No hay necesidad de elaborar ms este punto. Las perplejidades no resueltas en el trabajo de algunos de estos autores se manifiestan por el carcter insostenible de las conclusiones a las que son conducidos: porejemplo, que los fenmenos sociales existem> slo en tanto los actores legos los clasifican o identifican como existentes. Una

vez arrojado el manto protector de la y cuando la asimilacin de las realizaciones prcticas con los procedimientos para hacerlos explicables se convierte en una proposicin ontolgica, en vez de ser simplemente un modo decircunscribir aspectos del mundo emprico, semejante resultado

parece inevitalJe. Esto se ejemplifica en proposiciones tan extraordinarias como la afirmacin de que;puesto que los suicidios>> son categorizados por los funcionarios antes de ubicarlos

en las estadsticas, ,

no toman conciencia de esta circularidad. Por el contrario, parecen adoptar el punto de vista de que ella puede ser aplicada de un modo fecundo. As, Cicourel afirma, respecto de la triangulacin indefinida, que cada procedimiento que aparenta Hponer bajo llave" la evidencia, para lograr as un nivel de adecuacin, uede ser sometido a su vez a la misma especie de anlisis que,

sm embargo, producir por su parte otro ordenamiento indefini-

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do de nuevos anlisis semejantes>> ,36 Pero no nos aclara en qu sentido utiliza aqu el trmino evidencia, es decir, que no desarrolla ninguna explicacin filosfica de lo que afirma. Con referencia al empleo de Garfinkel del concepto de , aparecen problemas similares no resueltos. Un famoso epigrama de Wittgenstein (Una expresin slo tiene sentido en el flujo de la vida>>) bien podra servir para resumir la direccin del inters de Garfinkel en este punto. Segn l, no es tarea de la etnometodologa reparar las expresiones indexales. Las caractersticas indexales -escribe- no son exclusivas de las explicaciones de los legos. Son igualmente comunes en las explicaciones de los profesionales. Por ejemplo, la frmula del lenguaje natural: "La realidad objetiva de los hechos sociales es el principio fundamental de la sociologa" los profesionales la escuchan, segn la ocasin, como una definicin de las actividades de los miembros de la asociacin, como su lema, tarea, meta, realizacin, jactancia, lanzamiento de ventas, justificacin, descubrimiento o' impulso de investigacin. 37 Pero esta proposicin tambin se refiere necesariamente a s misma, como indexal por derecho propio; y por cierto lo mismo podra decirse de cualquiera de los enunciados sobre expresiones indexales que pudiera hacer Garfinkel, que por s mismas deben exhibir . La dificultad es que las expresiones indexales, talcomo Garfinkel las caracteriza, no pueden ser redescriptas, sino solo sustituidas. Debera sealarse que la indexalidad, segn la emplea Garfinkel, es una expresin mucho ms difusa que la expresin indexah> de Bar-Hillel. El punto de vista de este ltimo es que muchas palabras dependen para su sentido de aspectos de la situacin inmediata en las que son pronunciadas. Garfinkel trabaja sobre esta base desde ambos extremos. El contextO, en su modo de entenderlo, parece referirse no slo a la situacin del arte del habla temporalmente (como rasgos de conversaciones en desarrollo) y fsicamente (como ocurriendo dentro de un marco fsico definido, en el que los aspectos de ese marco, incluso las expresiones faciales, etc. son utilizadas para formular un significado). Parece referirse tambin a la ubicacin contextuah> de las aserciones dentro de conjuntos de reglas tcitas. Al incluir las ltimas entre las dos primeras, sin embargo, deja de lado por lo menos un sentido en el que las expresiones indexales)) pueden ser distinguidas de las expresiones libres de contexto, distincin que aparentemente Garfinkel desea mantener. Porque ninguna expresin puede ser libre de contextO>) en el tercer sentido. El enunciado 2 x 2 = 4 slo est libre de contexto, o sea, es no indexal en los primeros dos sentidos; entender su significado por cierto presupone tcitamente ubicarlo detro del conocimiento de ciertas reglas de

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matemtica. La elaboracin de Garfinkel, yendo ms all de laconnotacin original de la expresin indexah>, implica exten-

derla para abarcar lo que Austin llama la fuerza elocucionaria>>o perlocucionaria>> de las expresiones, refirindose a la irona, la jactancia, etc. Ahora bien: la relacin entre estos aspectos formativos de las locuciones con su significadO>> es un tema de controversia. Pero ello, junto con las complicaciones indicadas ms arriba, debe hasta cierto punto ser analizado directamente y

no en teora, o de otro modo nos encontraremos confundidos con otra manifestacin de lo que un filsofo mencion como la

.JB Los problemas planteados por las caractersticas contextuales de la accin y el significado no son exclusivos de la etnometodologa, y los enfrentan otras escuelas de pensamiento que ahora examinar.

La filosofa poswittgensteiniana: WinchConsideremos el siguiente aserto: Es una evidencia de orden

emprico el hecho de que la gente suele explicar ciertas maneras de su obrar, porque slo en el contexto de la conversacin podemos pretender que entendemos lo que estn haciendo y por qulo estn haciendo.39 La afirmacin no viene de un etnometo-

dologista>> sino de un filsofo (Louch), en el curso de un trabajo que ataca desdeosamente las pretensiones de los cientficos sociales de ser capaces de construir teorias sobre la conducta humana que en alguna forma resulten superiores a las explicaciones que los actores legos pueden dar de sus propias acciones. La explicacin de la. conducta humana, segn afirma el autor, esnecesarianente una explicacin moral, ya sea que lo intenten los

actores mismos o los observadores de lo que hacen aquellos. Cuando tratamos de explicar un acto, preguntamos por sus , lo cual significa que preguntamos por la (moral) que una persona tiene para obrar como lo hace. En cuanto sabemos esto, ya no tenemos necesidad de interrogar por qu el acto ocurri. Se deduce de ah que las ciencias sociales, en cuanto tratan de ir ms all de un reconocimiento descriptivo de la accin y del lenguaje propio de los actores legos, son pura verbosidad. La antropologa, por ejemplo, ; lo mismo vale para la sociologa, salvo que en muchos casos los relatos son familiares > si se han de aplicar estos ltimos/ La redescripcin tcnica, sin embargo, no implica la explicacin causal. Porque, segn Winch, si las relaciones sociales entre los hombres

slo existen en sus ideas y a travs de ellas... puesto que las relaciones entre las ideas son relaciones internas, las relaciones sociales tambin deben ser una especie de relacin interna. 41 Esto

queda ilustrado muy simplemente considerando la conexin queexiste entre una orden dada por una persona a otra y la aCcin de someterse a esta. Explicar el acto, segn Winch, implica especificar relaciones conceptuales entre las nociones de Ordem) y

obediencia>>, y de este modo es muy diferente de aislar una dependencia causal entre dos eventos de la naturaleza. Siguiendo a la primera publicacin de The Idea of a Social Science, Winch ampli las ideas expuestas all. 42 Las cuestiones planteadas se pueden ver obviamente en su forma ms cabalcuando investigamos formas de vida)> muy diferentes de la

nuestra. Como ejemplo de esto, Winch toma el celebrado anli-. sis de Evans-Pritchard sobre la magia y la hechicera entre los Azande, fenmenos que parecen peculiarmente ajenos a los que se conocen en el contexto de la cultura europea. Sabemos, segn Evans-Pritchard da por sentado, que aquello que los Azande creen acerca del poder de la magia para curar la enfermedad, por ejemplo, o sobre el de la brujera para producirla, es errneo. Latarea, por consiguiente, consiste en mostrar cmo las prcticas mgicas, la hechicera y las adivinaciones de los orculos sobre-

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viven frente al hecho de que no dan los resultados que los Azande les atribuyen. Pero, segn \Vinch, 1a pregunta no puede formularse legtimamente, en prilller lugar, en la forma que EvansPritchard lo hace. La magia y la hechicera son centrales e intrnsecas de la cultura Zande, y en consecuencia deben entenderse de modo muy diferente a como entendemos creencias y prcticas similares que sobreviven an en nuestra propia cultura. Slo

en contexto de esta hablamos de tales actividades calificndolas de irracionales>> o al menos de incorrectas o errneas >. Al considerar por qu nos vemos obligados a llegar a esta conclusin, Winch cita el anlisis de Wittgenstein acerca de los juegos. Las reglas de un juego especifican un universo de significado que pertenece a la esfera del juego. Ahora bien: supongamos que en un juego particular una' persona pueda ganar siempre mediante un truco simple; cuando la atencin de sus compaeros de juego sea atrada por este hecho, el juego deja de ser tal. Sin embargo, no podemos decir que hemos comprendido que realmente no era un juego en ningn sentido; la cuestin es que ha aparecido un nuevo juego, limitado por principios diferentes del antiguo. Vemos ahora algo distinto -dice Wittgenstein- y ya no podemos seguir jugando ingenuamente. 4 3 Al tratar de interpretar las ideas de la cultura Zande segn las ideas occidentales de la comprensin cientfica el observador comete un error de categoras comparable con el que se comete cuando se intenta entender las reglas de un juego mediante supuestos basados en las reglas de otro. Las consecuencias relativistas de esta especie de anlisis resultan eVidentes: Winch procura soslayarlas especificando ciertas constantes en relacin con las c.uales pueden interpretarse distintas culturas. Luego de rechazar la > y otra incorrecta>> de realizarlo. Pero, como pregunta Maclntyre, hay una forma correcta o incorrecta>> de dar un paseo? Concluye que no la hay, aunque ciertamente desearamos sostener que dar una caminata vespertina es > puede aplicarse a una actividad tal como dar un paseo, y que es un fracaso completo del anlisis de Winch el no distinguirlos. Un sentido es aquel en el cual la expresin lingstica dar un paseo puede ser aplicada de un modo correcto o incorrecto a una pauta particular de conducta: aqu se englobara la discusin sobre si el ser empujado en un cochecillo de nio puede ser correctamente considerado como ejemplo de dar un paseo. El segundo sentido se refiere a las evaluaciones morales de lo correcto y lo incorrecto, y las sanciones vinculadas con estas: el sentido en el cual caminar por el centro de una carretera principal puede ser considerado como una infraccin de la ley. b. Winch utiliza el concepto de o la inteligibilidad de la accin, o sea, en el plano de lo que significa usar las expresiones lingsticas > respecto de observaciones sobre la naturaleza, tanto de los legos como de los profesionales, tambin estn orientadas a menudo hacia problemas de inteligibilidad. As, alguien que pregunta: Por qu se ilumin el cielo justamente entonces? puede aceptar esta respuesta: (cf. infra, pg. 149 y sig.). 49 Winch no desea argumentar que el observador sociolgico, en sus intentos de explicar la conducta social, puede confinar su vocabulario al que utilizan los mismos actores legos. Pero aparte de una cantidad de comentarios hechos al pasar, no da indicacin alguna sobre la relacin que existe entre los conceptos legos y los tcnicos, ni en verdad tampoco resulta muy claro por qu estos ltimos se pueden necesitar. Las culturas diferentes son otros tantos juegos de lenguaje distintos que deben ser entendidos en sus propios trminos, y las actividades del cientfico social que examina esta diversidad cultural, segn dice Winch, se parecen al uso del conocimiento de un lenguaje para entender una conversacin, no a la aplicacin de generalizaciones cientficas para comprender cmo funciona una pieza de una mquina. Las consecuencias de esto, aunque no se indican en detalle, parecen desmentir la pretensin del autor de que su anlisis dilucida simplemente lo que los cientficos sociales ya estn haciendo. Una de las cosas que los socilogos y antroplogos encaran ya es tratar de establecer generalizaciones sobre sociedades diferentes basadas en similitudes que no se formulan, y probablemente tampoco puedan formularse en los trminos empleados por los miembros de esas sociedades, puesto que se proponen establecer comparaciones que no pueden expresarse en dichos trminos o explicar en primer lugar por qu existen esas similitudes. Pero tales esfuerzos quedan, segn parece, totalmente excluidos por la posicin de Winch, que aparenta rechazar de plano la posibilidad de hacer tales comparaciones. 50 El hecho de que existen dificultades lgicas intrnsecas en la concepcin de Winch lo indica su presurosa retirada de un relativismo absoluto, al hablar de ciertas nociones limitantes que existen en todlas sociedades humanas. Estas nociones en el fondo se refieren a Jos universales biolgicos que en cierto sentido desempean un papel en toda existencia humana, Y plantean exigencias que requieren la adap-

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tacin o el enfrentamiento de cualquier forma de organizacin social. Pero con seguridad esta tesis, aunque adecuadamente rodeada de restricciones, es precisamente de aquella clase que Winch pretende juzgar como ilegtima. Lo que se supone que debemos hacer, con referencia a tales universales, es dilucidar 1os rasgos desconcertantes de las instituciones ajenas: con ellos tenemos una especie de soporte en nuestros intentos por elaborar las relaciones internas dentro del sistema de ideas que se expresam> en esas instituciones. Sin embargo, podra replicarse que las ideas relacionadas con la base sobre la cual se supone que debemos construir estn en s mismas aprisionadas dentro del propio juego de lenguaje, y pueden representar alguna \5pecie de . _ "-La obra de Winch slo es una contribucin a un diluvio de bcritos de filsofos britnicos publicados durante la dcada de 1950 y principios de la de 1960, en los que la influencia del Wittgenstein del ltimo perodo se destaca ampliamente, y que se ocupan de los problemas de la accin y el significado, y de la explicacin de estos en funcin de , etc. j...a significacin de la obra de Winch deriva quiz menos de su originalidad especfica que del hecho de que est explcitamente enfocada hacia las ciencias sociales_. \Los escritos de la mayora de los autores que expresan ideas sini1Tares a las de Winch o coincidentes con ellas, tales como Anscombe, Peters, Melden, Kenny y otros, prescindieron notablemente, en su mayor parte, de semejante nfasis. En los casos en que se orientaron hacia alguna otra disciplina fuera de la filosofa, se ocuparon de la psicologa antes de que cualquiera de las ciencias sociales (o, como tal vez se podra decir, de las otras ciencias sociales), y particularmente de problemas del . El impulso que aparece detrs de esta preocupacin es sin duda, en grado sustancial, un producto de los temas de las Philosophica/ Jnvestigations, con su observacin repetidamente citada de que en psicologa hay mtodos experimentales y confusin conceptual>>. Este relativo descuido de las ciencias sociales, segn lo que se ve, parece ms bien xtrao. Porque es un elemento esencial de la desde ahf para atacar los problemas de la filosofa. Las reglas establecidas fijan el lmite de la investigacin, y mientras que la conducta de los actores es retratada de modo determinado y convincente, los origenes o convenciones se dejan ocultos en el misterio, y tal vez incluso como necesariamente inexplicables; no aparecen como negociados)>, como productos en s mismos de la accin humana, sino ms bien como un fondo contra el cual tal accin se vuelve inteligible.

Resumen: la significacin de las sociologas interpretativasEste es un punto til para resumir las contribuciones y limitaciones de la vetsin de Schutz de la fenomenologa, la etnometodologa de Garfinkel y los esfuerzos de Winch para aplicar las ideas extradas de las Philosophicallnvestigations a los problemas de la sociologa. Hay diferencias ms bien obvias entre los tres. He sostenido que los escritos de Schutz se ubican bastante prximos al programa fenomenolgico originariamente establecido por Husserl; y que aunque Schutz abandona la fenomenologa trascendental, lo hace arbitrariamente antes que proveyendo un argumento razonado. Por consiguiente, su obra presenta una tensin no resuelta entre una fenomenologa arraigada en la experiencia del ego y un punto de vista radicalmente diferente que se origina en la existencia de un mundo intersubjetiva como condicin previa de la comprensin de s mismo de parte del sujeto particular. En este aspecto muy bsico, la obra de Schutz se distancia mucho menos de la fenomenologa tal como fue heredada de Husserl que la obra de Heidegger, Gadamer, Ricoeur y otros. En los scritos de estos ltimos, la fenomenologa existencial avanza considerablemente ms cerca, como Abel y Habermas (infra, pgs. 57 y sigs.) lo sealan, del punto de vista desarrollado por el Wittgenstein del ltimo periodo y adoptado

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por Winch, segn el ual la compr nsi.n de s mismo slse considera posible medtante la aprop1aciOn por parte del sujeto de formas lingsticas < pblicamente disponibles)), 52 Garfinkel se remite a Schutz y Wittgenstein, no para establecer una explicacin filosfica de la lgica de las ciencias sociales, sino para desarrollar una serie prctica de trabajos de investigacin. Puesto que su inters principal es fomentar tales estudios, la base filosfica de la etnometodologa permanece no dilucidada, dejndose para otros cualquier desarrollo de las consecuencias en este nivel. En la obra de Garfinkel se encuentran dos temas o puntos destacados opuestos que no se concilian entre s. Por un lado, hay una tensin hacia un naturalismo perfectamente sincero, manifestado en el afn por proveer descripciones de expresiones indexales . 55 Segundo, es consecuencia directa de Jo anterior que, de una manera bsica, toda investigacin social utiliza las mismas clases de recursos que los legos para comprender la conducta que se propone analizar o explicar; y viceversa, la teorizacin prctica>> de los legos no puede ser meramente descartada por el observador como un obstculo para la comprensin cientfica de la conducta humana, sino que es un elemento vital p(lr el cual los actores sociales constituyen o hacen que ocurra)> esa condu(\ta. Tercero, los acopios de conocimiento a los que recurren rutinariamente los miembros de la sociedad para hacer un mul)do social significativo dependen de un conocimiento orientado pragmticamente, que en gran parte se da por sentado o queda implcito; esto es un COnocimientm> que el agente raras veces puede expresar en forma proposicional, y para el cual los ideales de la ciencia -precisin de la formulacin, forma lgica exhaustiva, definicin precisa del lxico-, no son requisitos necesarios.

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Cuarto, los conceptos empleados por el cientfico social estn vinculados con una comprensin previa de los que usan los legos

al contituir un mundo social significativo, o dependen de ellos. Cada una de estas conclusiones exige enmiendas y mayor esclarecimiento, que procurar ofrecer en el curso de este estudio. .El desarrollo de tales temas en la obra de estos diversos autores, sin embargo, est limitado por las debilidades caractersticas de sus concepciones. Primero, cada una de ellas se ocupa de la accin como significado antes que de la accin como praxis, o sea, el compromiso de los actores con la realizacin prctica de intereses, incluyendo la -trasformacin de la naturaleza mediante la actividad humana. Segundo, en parte como consecuencia de lo primero, ninguna reconoce la centralidad del poder en la vida social'- Incluso una conversacin pasajera entre dos personas es un.r.telacin de poder, a lit cual los participantes pueden aportar recursos desiguales. La produccin de un mundo social o no puede ser comprendida meramente como un trabajo de colaboracin realizado por pares: los significados que entran en juego expresan asimetras del poder. Tercero, las normas o reglas sociales son susceptibles de inp terpreiacin diferencial; la interpretacin diferencial de los mismos sistemas de ideas est en el corazn de las luchas basadas en la divisin de intereses: las luchas entre catlicos y protestantes, por ejemplo, que han figurado en la historia del cris-. tianismo de Occidente. Ninguna de las tres escuelas consideradas hasta ahora tiene mucho que ofrecer sqbre los problemas de la trasformacin institucional y la historia_. Es de cierta importancia, entonces, dirigirse a una tradicin posterior que combina un inters bsico por tales temas con un enfsis igual en las cuestiones del significado, la comunicacin y la accin en la vida social. ,

Hermenutica y teora crtica: Gadamer, Apel, HabermasLa apropiacin del trmino de J .S. Mili por Dilthey fue el origen del concepto de las Geisteswissenschaften; y sin embargo este ltimo trmino hoy da no tiene equivalente directo en ingls. Aunque adoptaba una traduccin del trmino de Mili, Dilthey trat de cuestionar de manera profunda las concepciones de aquel pensador sobre la lgica y la metodologa de las ciencias de la conducta humana. La tradicin del pensamiento en la que est situado Dilthey, y en la cual tuvo gran influencia formativa, antecede a la invencin del trmino

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que ha llegado a designarla y a la vez contrasta marcadamente con las escuelas filosficas que dominaron en el mundo de habla inglesa desde Mili en adelante..Los orgenes de la filosofa hermenutica en la era moderna son atribuidos quiz muy apropiadamente a Schleiermacher. pero tambin pueden encontrarse anticipaciones del intento de Schleiermacher de fundar un programa general>> para la hermenutica en Herder y Friedrich Wolf. 56 Tratndose de una tradicin de pensamiento que se extiende des de estos autores, a travs de Dilthey, hasta Heidegger y Gadamer en la filosofa alemana ms reciente, las perspectivas vinculadas con las Geisteswissenschaften han permanecido en gran parte extraas a los autores de habla inglesa, con la excepcin de uno o dos filsofos de la historia (de modo ms notable, Collingwood). En consecuencia, resulta de particular inters ver que algunos filsofos alemanes contemporneos influidos por la hermenutica, tales como Apel y Habermas Uunto con Ricoeur, en Francia) han reconocido una convergencia de pensamiento entre las tendencias contemporneas de la filosofa hermenutica y la ruptura con el empirismo lgico sealada en los escritos filosficos anglosajones por la filosofa poswittgensteiniana>>. Tanto Apel como Habermas, por ejemplo, discutieron explcitamente la obra de Winch; y si bien formularon crticas, trataron de demostrar que las ideas desarrolladas en ella, y de modo ms generallos temas de las Philosophica/Investigations, alcanzan independientemente conclusiones que son paralelas a las que se han vuelto centrales en la hermenutica. 57 Pero eso no se produjo sin un cambio muy importante en la tradicin hermenutica en s, que separa los escritos de los autores ms recientes de sus predecesores del siglo xtx.58 En comun con la filosofa poswittgensteiniana, este cambio implica una apreciacin revisada de la naturaleza del lenguaje y su significacin en la vida social; como Gadamer lo seala concisamente: Verstehen ist sprachgebundem> (> de lo: hechos sociales y la coercim> que ejercen sobre la conducta d los actores encarnaron un intento de proveer una teora sobre h relacin entre la accin y las propiedades de lao colectividade: sOciales. Cuando introdujo por primera vez las nociones de exte rioridad y coercin. en Les regles de la mthode sociologique Durkheim omiti separar el sentido ontolgico en el que el m un do fsico tiene una existencia independiente del sujeto cognos cente, y puede influir causalmente sobre su conducta, de las propiedades coercitivas de la organizacin social. Ms tarde, sir embargo, lleg a clarificar el supuesto. que de todos modos Y' estaba fuertemente desarrollado aun en sus primersimos escritos, que los fenmenos sociales son, en su misma esencia, fenmenos morales: las sanciones utilitarias>>, que influyen sobre h: qmducta humana de una manera mecnica, son distinguida de las sanciones morales, cuyo contenido es especfico del universo moral al que vinculan la conscience collective; y lleg.f3 sostener que la adhesin a los ideales morales no es meramente; coercitiva en un sentido simple, sino que es la fuente misma de lE conducta intencional. En este ltimo sentido, se establece unE triple conexin: social-moral-intencional. Esta es la clave para lE sociologa de Durkheim, aunque permanece confundida con una tendencia a ver algunos propsitos GOmo si fueran egocntricos>>, basados en impulsos orgnicos, y resistentes a la incorporacin al universo social de los imperativos morales. 1 Pero la idea de que los propsitos pueden ser considerados como con la gobernada por reglas, y dejan sin explicar los orgenes de las reglas a las que se refieren (a la par que ignoran su carcter de sancionadas). El mismo curso siguieron otros numerosos escritores recientes, quienes, aunque no son filsofos, fueron influidos por las ideas de los seguidores declarados de Wittgenstein. As, en uno de tales textos, se nos dice: > (comunidad social global), un punto de partida que conduce, como ocurri con Durkheim, directamente a la idea de que el disenso (crimen, rebelin, revolucin) ha de ser conceptualizado como >, y visto como una falta de compromiso motivacional con las normas consensuales.

El voluntarismm>La obra inicial de Parsons estuvo dirigida a reconciliar el VOluntarismo)) supuestamente inherente al enfoque metodolgicO de Weber (y, desde un ngulo diferente, anticipado por Pareto) con la idea de la exigencia funcional del consenso moral. 3 La nocin de valor, tal como est representada en los escritos de Parsons, desempea un papel tan capital en el marco de referencia de la accin porque es el concepto bsico que vincula las disposiciones de necesidad de la personalidad (valores introyectados) y (por la va de las expectativas de rol normativas en el nivel del sistema social) el consenso cultural. , sino en las relaciones cambiantes entre la produccin y la reproduccin de la vida social por sus actores constituyentes. Toda reproduccin es necesariamente produccin; sin embargo, la simiente del cambio existe en cada acto que contribuye a la reproduccin de cualquier forma por los actores; es empleado como medio de comunicacin entre ellos; y forma una estructura que en cierto sentido est constituida por el habla de la el lenguaje; b) utilizado para conferir sentidm>, literalmente, como un arte creativo de un sujeto activo; e) algo que es hecho, realizado por el hablante, pero no con pleno conocimiento de cmo lo hace. Es decir que probablemente pueda ofrecer slo una versin fragmentaria de lo que son las habilidades que ejerce, o de cmo las ejerce. En cuanto medio de comunicacin en la interaccin, el lenguaje implica el uso de (Austin) en el intento comunicativo, en el que el lenguaje es el medio primario pero ciertamente no el nico. En toda interaccin existe un inters constante y una capacidad para descubrir modos de comprensin de la conducta del otro, aparte de la recepcin del intento comunicativo; -por ejemplo, en la comprensin de los motivos-. Las sutilezas de la produccin cotidiana de la interaccin pueden aparecer fcilmente como meras molestias perifricas si los modelos idealizados del dilogo como entendimientos mutuos perfectos>> son tratados como algo que se extrapola ms all de lo que es solamente un mundo posible de la filosofia. Dice Merleau-Ponty: , en las diversas maneras en que este trmino es capaz de ser interpretado, puede considerarse adecuadamente como elemento integral de la produccin del significado en la interaccin, no simplemente como un obstculo para el anlisis formal. En relacin con las teoras de las descripciones definidas, los filsofos han analizado con frecuencia las ambigedades de fra-

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ses como esta: > es ambigedad-en-el-contexto, y definidamente no debe confundrsela con la existencia de una gama de sentidos que una palabra u oracin dadas pueden tener en circunstancias distintas de aquellas en las que fueron emitidas por un parlante particular en un tiempo particular. La frase mencionada antes probablemente no es ambigua, por ejemplo, si se la pronuncia en el curso de una conversacin en la que ya se hizo referencia al individuo que figura en los planes de matrimonio de A; o alternativamente, si el curso de tal conversacin ya puso en claro para los participantes que A se ha propuesto elegir una esposa que resultar objetable para sus padres, aunque sin tener presente hasta ahora alguna en particular. Por el otro lado, una afirmacin que aparte del contexto podra parecer enteramente no ambigua, tal como A se dispone a casarse maana, puede en realidad ser ambigua si, por ejemplo, se la pronuncia con suficiente insinuacin de sarcasmo como para que un oyente no sepa con seguridad si el parlante expresa en realidad lo que dice. El humor, la irona, el sarcasmo dependen todos ellos en alguna medida de tales posibilidades abiertas del discurso, como elementos reconocidos de las destrezas mediante las cuales la interaccin se constituye de un modo significativo. 17 Si bien las destrezas obviamente implican un conocimiento que en principio puede ser expresado en forma proposicional, su saturacin por los aspectos temporales y espaciales del contexto de la comunicacin evidentemente no puede ser tratada slo en estos trminos. Tomemos un ejemplo analizado por Ziff. Los lingistas han sostenido a veces que el significado de una oracin tal como la pluma que est en el escritorio es de oro, cuando se la utiliza en el contexto diario de la comunicacin podra ser expresada en un lenguaje formal como una serie de afirmaciones, conocidas implcitamente por los participantes, que describen caractersticas contextuales pertinentes. 18 De este modo, el referente exacto podra ser indicado sustituyendo la pluma que est en el escritorio por la nica pluma que est en el escritorio de la habitacin del frente del nmero 10, Hertford Street, Cambridge, a las 9 de la maana del 29 de junio de 1975. Pero como lo seala Ziff, esta oracin no explicita lo que era conocido por los participantes en el encuentro dentro del cual la afirmacin fue emitida y comprendida, o utilizada por ellos para producir la comprensin mutua de la frase. Un oyente puede ser perfectamente capaz de entender lo que se dijo y el referente de la frase, sin tener en absoluto nocin de los elementos

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adicionales introducidos en la oracin ms larga. Por otra parte, sera erroneo suponer que si la comunicacin corriente se construyera en funcin de sentencias tales como l ms extensa, habra un aumento de precisin o una prdida de ambigedad. La primera oracin emitida en un contexto especfico no es imprecisa ni ambigua, mientras que el uso de la ms larga puede producir vaguedad e incertidumbre, dado que extendera la escala de lo que tiene que ser sabido en comn para realizar la comunicacin del significado. El uso de la referencia a aspectos fsicos del contexto es sin duda fundamental para sostener un mundo intersubjetivamente dentro del cual ocurre la mayora de las formas de la interaccin diaria. Pero la conciencia de un ambiente sensorial inmediato, como un elemento que se toma para producir la interaccin, no puede ser separado radicalmente de un fondo de conocimiento mutuo, en gran parte implcito, que se utiliza para crear y sostener encuentros, puesto que el primero es categorizado e a la luz del segundo. Utilizo el trmino , en el sentido de Polanyi; el conocimiento mutuo tiene un carcter configurativo. 19 Incluso el intercambio verbal ms superficial presupone y utiliza un acopio difuso de conocimiento en la recepcin del intento comunicativo. Una persona dice a otra: Quiere jugar un partido de tenis?>>, a lo cual una segunda responde: Tengo trabajo para hacen>. Cul es la relacin entre la pregunta y la respuesta? 20 Para captar lo que se dijo por implicacin es necesario saber no solamente lo que significan juegm> y trabajo como tems lexicogrficos, sino poseer tambin otros elementos del conocimiento de las prcticas sociales cuya formulacin es ms difcil y que hacen de la segunda expresin una respuesta (potencialmente) apropiada para la primera. Si la respuesta no es particularmente enigmtica, se debe a que es mutuamente que el trabajo tiene prioridad sobre el juego cuando estn en conflicto en la asignacin del tiempo de una persona, o algo por el estilo. Hasta qu punto el interrogador en el sentido de que se lo da por supuesto, y en su mayor parte permanece inarticulado; por otra parte, no pertenece al fondo en el sentido de que es constantemente actualizado, expuesto y modificado por los miembros de la sociedad en el curso de su interaccin. En otras palabras, el conocimiento que se considera supuesto nunca lo es del todo, y la pertinencia de algn elemento particular para un encuentro puede tener que ser demostrada >, y a veces el actor debe luchar por ella; los actores no se apropian del elemento como algo listo, sino que este es producido y reproducido de nuevo por ellos como parte de la continuidad de sus vidaJ.:

Ordenes morales de la interaccinLos elementos morales de la interaccin se vinculan en forma integral con su constitucin como algo significativo y como un conjunto de relaciones de poder. Cada una de estas conexiones debe considerarse igualmente bsica. Las normas figuran de una manera importante tanto en los escritos de los que han adoptado una posicin fuertemente naturalista en la teora social (en especial Durkheim) como en los de quienes han sido sus crticos ms fervientes. Aunque Durkheim solo lleg a elaborar plenamente sus ideas originales en sus ltimos trabajos, no siempre se inclin a subrayar la significacin de las normas como coercitivas u obligatorias; es decir, que han de ser abordadas mediante la nocin de las sanciones. Schutz, Winch y otros, en cambio, se mostraron ms preocupados por la capacidad de las normas de conferir y permitir. Me propongo sostener que todas las normas son a la vez coercitivas y permisivas. Quiero distinguir tambin entre y reglas, que son casualmente utilizadas como sinnimos por la mayora de los filsofos poswittgensteinianos; tratar las reglas normativas o morales como una subcategora de la nocin ms general de , la sancin que est in volucrada (el riesgo de envenenarse) surge es duramente condenada como contraria a la ciencia, como respec-

to de la representacin conceptual de la conducta humana en si. Pero nada resultf,t tan central en la vida humana ni es tan distintivo de esta como el control reflexivo de la conducta, que todos los miembros competentes>> de la sociedad esperan de los otros. En los escritos de los pensadores sociales que no reconocen que esto sea lo central hay una extraa paradoja, con frecuencia sealada por sus criticas: porque el reconocimiento de su misma competencia)> como autores implica justamente lo que estn obliterando en las interpretaciones que ofrecen de la conducta de los otros. Ningn actor es capaz de controlar el flujo de su accin exhaustivamente, y cuando se le pide que explique por qu hizo lo que hizo en un momento y en un sitio particulares. puede optar por responder que por ninguna razn>), sin comprometer en modo alguno la aceptacin de los otros de su persona como competente)>. Pero esto slo vale para los aspectos de la interaccin diaria que se consideran como triviales, no para lo que se juzga importante en la conducta de un agente, para lo cual siempre se espera que pueda dar razones si se las piden (no considerar aqu hasta dnde esta observacin puede aplicarse fuera de la cultura occidental). Puesto que el dar razones involucra al actor en el suministro de una explicacin verbal de lo que podra guiar slo implcitamente su conducta, hay una fina linea entre la racionalizacin, tal como yo he usado el trmino, y la racionalizacin)) significando el dar falsas razones despus de un evento. El dar razones se entrelaza ntimamente con la evaluacin de la responsabilidad moral por los actos, y por consiguiente se presta fcilmente al disimulo o al engao. Aceptar esto que acabo de sei\alar, sin embargo, en manera alguna es lo mismo que sostener que todas las razones son meramente , y su encaje recproco es de no pequeilas consecuencias en la vida social. En el primero se plantea hasta qu punto las razones expuestas por un agente expresan en

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verdad su control de lo que hizo; en el otro hay que preguntar hasta qu punto su explicacin se conforma a lo que generalmente es reconocido, en su ambiente social, como conducta razonable>>. El ltimo sentido, a su vez, depende de pautas de creencia ms o menos difusamente integradas a las cuales los actores se refieren con el fin de derivar explicaciones fundadas de sus conductas reciprocas. Lo que Schutz llama el que los actores poseen, y que aplican en la produccin de la interaccin, cubre en realidad dos elementos analticamente separables. Existe lo que he llamado genricamente incluyen a todos los que tienen la autoridad y la entrada privilegiada a los dominios del conocimiento especializado: sacerdotes, magos, cientficos, filsofos. El sentido comn por cierto es en parte el conocimiento acumulado de los legos; pero las creencias del sentido comn reflejan y encarnan tambin las perspectivas desarrolladas por los expertos. Como seala Evans-Pritchard, el lego de la cultura europea considera la lluvia como el resultado de causas naturales que pueden ser expuestas por un meteorlogo, aunque es improbable que l mismo pueda ofrecer algo ms que una explicacin rudimentaria de esta especie; un azande caracteriza los orgenes de la lluvia dentro de una cosmologa diferente. 29 La racionalizacin de la accin por la va del sentido comn es un fenmeno de vasto alcance en sociologa, pues los propios cientficos sociales pretenden ser expertos que proveen conocimiento autorizado. En consecuencia, se plantea la cuestin crucial: En qu sentido los acopios de conocimiento, que los actores emplean para constituir o dar existencia a la misma sociedad que es el objeto de anlisis, son corregibles a la luz de la investigacin y la teora sociolgicas (pg. 151 y sigs.)? Sin pre-

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juzgar sobre una discusin posterior en un nivel abstracto, debemos considerar ante todo dos aspectos desde los cuales la conducta de los actores puede ser opaca para ellos mismos: primero, el de la motivacin, y segundo, el de las propiedades estructurales de la interaccin.

La motivacin de la accinCometeramos un error si supusiramos que las especies de

explicaciones que los actores buscan y aceptan respecto de la conducta de los otros estn limitadas a la racionalizacin de laconducta, es decir en cuanto se presume que el actor comprende

adecuadamente lo que est haciendo y por qu lo est haciendo.tEn el lenguaje corriente, como he mencionado antes, las razones no estn claramente distinguidas de los motivos; uno podra preguntar: Cul fue su razn para hacer X?n como un

equivalente de . Sin embargo, se reconoce que preguntar por los motivos de alguien paraactuar como lo hace es potencialmente buscar elementos en su

conducta de los que l mismo puede no tener plena conciencia.Es por esto, a mi juicio, que el t-rmino motivos inconcientes

no resulta particularmente violento en el lenguaje corriente, mientras que parece menos fcil aceptar razones inconcientes. Mi uso de > estn definidos de un modo tpicamente claro e indiscutido. Por otra parte, constituyen una totalidad unificada en el sentido de que estn ms o menos racionalmente coordinadas entre s. Hay unas pocas prcticas ms, semejantes a esta, por ejemplo los rituales y ceremoniales, que tienden tambin a tener un carcter y estructuracin)> en el anlisis sociolgico no es equivalente a hablar en el modo reificado, tan comn como fenmeno del mundo de la vida de los actores legos. En el modo reificado, las colectividades figuran en el lenguaje de sus miembros como entidades producidas, no por los hombres mismos, sino como objetos extraos producidos por la naturaleza, y de este modo son dislocadas de su carcter como productos humano&..La terminologa de la estructura y la estructuracin reconoce una distincin entre objetificacin ( Vergegenstiindlichung) y reificacin. El defecto de no observar tal distincin es la marca caracterstica del idealismo en la teora social -y reaparece en algunas de las dificultades de los escritos de Ci-

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cnurel, Douglas el al. La di\olucin de la reificacin est evidentemente vinculada con la posibilidad de comprensin (cognoscitiva) por parte de los actores de que las estructuras son sus propios producto; y con la recuperacin (prctica) de su control sobre ellas. Sin embargo, e"itas dos consecuencias de la >,operacin de lomodos reificadns de pensamiento se confunden con facilidad. Justamente tal confusin presta credibilidad a la critica sn\.:ial racionalista: la confusin se expresa en la tesis de que la conciencia de las condiciones de la vida social conduce ipso factu al logro del control sobre c"itas (como en Feuerbach; y en una forma ms compleja, en Apel y Habermas).

ResumenPodran ser tiles unos pocos comentarios sucintos sobre los temas de este captulo. Empec sugiriendo aspectos en los cuales la sociologa de Durkheim y el marco de referencia de la accin de Par-SOnS- aunque dirigidos hacia muchas de las cuestiones que se tratan en estc.estudio, resultan insatisfactorios. Aunque Parsons emplea el trmino, su esquema de hecho no alcana a desarrollar una ora de la accin, tal como la he definido; admite una divisin de los intereses en la vida social pero slo en trminos de una oposicin del individuo)) y la ((sociedad. vista conH)--ufia comunidad moral; y los orgenes del conflicto social se atribuyen en consecuencia a las imperfecciones en los compromisos morales que vinculan la motivacin de los actores individuales con los valores centrales)) de los que depende la estabilidad social. Los escritos de Marx parecen ofrecer un cuadro muy diferente de anlisis, en el que el poder, la divisin de intereses y la lucha aparecen como las caractersticas dominantes; pero a causa de su concentracin en la crtica de la economa poltica del capitalismo, a la que entreg el trabajo de su vida, Marx nunca lleg a retornar a los problem'as ms generales de la ontologa que lo preocuparon en la primera parte de su carrera intelectual. Por consiguiente, los trabajos de Marx slo ofrecen una amplia orientacin prelimnar, en cuanto a las nociones de Pmxis y la capacidad trasformadora del trabajo humano, _para los temas cspecfic_QS_ __qlJ.e quiero tratar. He sostenido que la produccin de la sociedad es siempre y en todas partes una realizacin de destreza de sus miembros. Si bien esto se reconoce en cada una de las escuelas de la sociologa interpretativa que analic en la primera parte de este estudio, no han logrado reconciliar tal punto de vista con la tesis igualmente esencial, dominante en la mayor parte de las escuelas deterministas del pensamiento, de que si los hombres hacen la sociedad, no

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la hacen meramente en condiciones de su propia eleccin. En otras palabras, es fundamental complementar la idea de la produccin de la vida social con la de la reproduccin social de las estructuras. El habla y el lenguaje nos proveen de una serie de indicaciones tiles en cuanto a cmo conceptualizar los procesos de la produccin y la reproduccin sociales_, no porque la sociedad sea como un lenguaje, sino, por el contrario, porque el lenguaje como actividad prctica ocupa una posicin tan central en la vida social, que en algunos aspectos bsicos puede ser tratado como si ejemplificara los procesos sociales en general. .El habla (accin) presupone un sujeto (actor), y los actos del habla esun-situad6s contextualmente, puesto que es dilogo entre l)ablantes (interaccin). Tanto el habla como el dilogo son realizaciones complejas de sus productores: el saber producirlos, por otra parte, no es precisamente lo mismo que ser capaz de especificar las condiciones que hacen posible su produccin o las consecuencias no intentadas de cuya aparicin podran ser el instrumento. Considerado como una estructura -y esto es crucial-, el lenguaje (natural) es una condicin para generar los actos del habla y el logro del dilogo, pero es tambin la consecuencia no intentada de la produccin del habla y la realizacin del dilogo. Esta dualidad de la estructura es el rasgo ms integral de los procesos de la reproduccin social, que a su vez siempre pueden ser analizados en principio como un proceso dinmico de estructuracin. Analticamente se pueden distinguir tres elementos en la produccin de las formas de interaccin: toda interaccin implica una comunicacin (intentada), la operacin del poder y relaciones morales. Las modalidades segn las cuales estas son puestas a actuar)) en la interaccin por los actores participantes tambin pueden ser tratadas como los medios por los cuales las estructuras son reconstituidas. Con el trmino las organizaciones o colectividades, sino a los sistemas de reglas y recursos generativos. Las estructuras existen fuera del tiempo y el espacio)>, y deben ser tratadas para los fines del anlisis como especficamente ) es slo pretender que no pueden ser tratadas como los procederes situados de sujetos concretos, a cuya constitucin sirven a la vez que son constituidas por ellos; no, por supuesto, que no tengan historia interna o evolucin. b) El concepto de reproduccin no tiene m.yor relacin especial con el estudio de la ((estabilidad>) social que la que tiene con el del cambio>) social. Por el contrario, ayuda a atravesar la divisin entre esttica>> y dinmica)), tan caracterstica del funcionalismo desde Comte hasta los tiempos modernos. Cada acto que contribuye a la reproduccin de la estructura es tambin un acto de produccin, una empresa novedosa, y como tal puede iniciar el cambio al alterar esa estructura al mismo tiempo que la reproduce. El concepto de motivacin es importante para la teora social en tres aspectos. Primero, los elementos motivacionales pueden operar como condiciones causales no reconocidas de la accin, o sea como impulsos inconcientes no accesibles al control reflexivo de la racionalizacin de la conducta. En principio, la relacin entre tales elementos y la racionalizacin progresiva de su conducta por un actor deben ser consideradas con un carcter plstico, como ofreciendo la posibilidad del desarrollo revelador de la comprensin de uno mismo. Segundo, los motivos generan intereses definidos. Mientras que la nocin de inters>) ha de ser entendida muy ampliamente, en referencia a cualquier curso de accin que facilite el cumplimiento de deseo, el sentido ms significativo en el anlisis social es el de inters social)), donde la respuesta de otros sirve como medio para la persecucin de intereses particulares. Tercero, la teora de la motivacin tiene aplicacin inmediata a la de la reproduccin de las estructuras. Sin embargo, como he tratado de mostrar al comienzo de este captulo, la tesis de la correspondencia de los motivos y la interiorizacin)) de los valores consensuales, tal como fue expuesta por Parsons, es una versin inadecuada de tal teora. Esto se debe a dos razones: a) Ha sido derivada del problema hobbesiano del orden, el cual, afirmando un estado de naturaleza en el que cada persona levanta su mano contra cada uno de los otros, slo es capaz de dar cuenta de la divisin de intereses en la sociedad en la medida en que se la representa como una divisin entre los intereses de los actores individuales y los de la comunidad social en su conjunto. b) El compromiso motivacional con un Orden>) dado se hace equivalente al compromiso moral con ese Orden, relegando as toda preocupacin por la acomodacin a l como sistema de dominacin que a la vez expresa las asimetras del poder en la interaccin social y es reproducido por estas.

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NotasGiddens, t97lb. McHugh et al., 1974, pgs. 2S y 27 (las bastardillas son mas). Parsons, 1949. 1951, pg. 36 (las bastardillas son mas). 1949, pg. 81. Pienso que este comentario tambin vale para el anlisis desarrollado en Berger y Luckmann (1967) que, en mi opinin, fracasa en su intento de conciliar una teorla de la accin con una teora de la organizacin institucional. 7 Cf. Giddens, 1976. 8 Giddens, 197lb. 9 Vase la introduccin de mi obra de 1972, pgs. 38-48. 10 Parsons, nota del traductor, en Webe, 1964, pg. 124. Cf. Parsons, 1951 (pg. 36), donde distingue dos aspectos del problema del orden)): el problema hobbesiano'' y el : un escepticismo potencial hacia las pretensiones de la ciencia est incorporado en un sentido fundamental al orden legtimo de la organizacin social de la ciencia -aun cuando no se acte constantement.e de acuerdo con l-, pero no es un rasgo de las cosmologas religiosas. Por otro lado, es importante destacar que un error similar en el nfasis, una exageracin de la unidad interna de las formas de vida, caracteriza al anlisis de Winch. Las similitudes doctrinarias que hacen posible hablar del Cristianis-

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IDO)) como una cosmologa religiosa nica tambin han sido sujetas a profundas .diferencias y luchas de interpretacin. Segundo, el desarrollo de la ciencia est constantemente entrelazado con las influencias sociales y los intereses que nominalmen.te estn fuera de la ciencia misma y es afectado por ellos. En The Structure of Scientijic Revolutions, Kuhn tiende a sostener que las influencias externas)) entran en juego slo durante las fases de cambio revolucionario)). Pero la autonoma institucional de la ciencia como razn crtica evidentemente nunca es ms que parcial: los dogmatismos, al igual que las pasmosas innovaciones en la teora cientfica, estn condicionados de la misma manera por normas e intereses distintos de los internos a la autolegitimacin de la ciencia. Decir esto no es, por supuesto, sugerir que la validez de las teoras cientficas puede ser reducida a los intereses que podran desempear un papel en cuanto a generarlos, -que es el error clsico de la antigua > del marco respecto de lo que es externo, o sea de lo que corresponde a cuadr.Ps de significado discretos o rivales.

Relativismo y anlisis hermenuticoSi este anlisis se acepta, no existe una dificultad lgica insuperable para el relativismo en el nivel del significado, o sea para esa forma del relativismo que tiende a derivar de un nfasis redoblado en el carcter cerradO>> de los marcos de significado, en el que la traslacin del significado de un marco a otro aparece como si fuera lgicamente imposible.l9 El relativismo en el nivel del significado puede ser separado parcialmente del relativismo de/juicio: con esto quiero expresar la idea de que diferentes marcos de significado expresan distintas realidades>>, cada una de las cuales forma un universo especfico de experiencia que es lgicamente equivalente a cualquier otro, y que por consiguiente no puede evaluarse en relacin recproca con los dems, sino que debe aceptarse como dado. Cada una de estas formas de relativismo genera paradojas: cada una convierte el crculo en el cual todo conocimiento se mueve -involucrando siempre presuposiciones, pero siendo capaz de iluminar tales presuposiciones mediante el conocimiento construido sobre ellas- en un crculo vicioso antes que en uno fructfero. Acepto como axiomtico que ni el relativismo en el nivel del significado ni el relativismo del juicio son capaces de hacer frente a la objecin sobre sus propias premisas. Es decir que no hay manera de expresarlos si no es con una autonegacin a la manera que lo son todas las pretensiones universales de la forma de . Por familiar y trivial que esto sea, me parece una objecin mucho ms concluyente al relativismo que aquella que seala que nos niega la posibilidad de hacer lo que sabemos que podemos hacer: traducir de un lenguaje a otro, analizar crticamente los patrones de otras culturas, hablar de ,20 etc. La posibilidad de hacer estas cosas deriva precisamente del rechazo del ca rcter autonegador de la posicin relativista que arranca con una pretensin universal, y slo concluye con el descubrimiento de que todo se mueve en un crculo. Por lo tanto, con el fin de trascender el relativismo del juicio,

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es necesario sostener una distincin entre sentido y referencia con respecto a los marcos de significado. La mediacin de estos ltimos es un problema hermenutico, ya sea que esto concierna a la relacin entre los paradigmas, dentro de la ciencia, a la comprensin de perodos histricos distantes o de culturas ajenas. El anlisis hermenutico exige un respeto por la autenticidad de los marcos mediados de significado: esta es la va necesaria para entender otras formas de vida, es decir, generar descripciones de estas que estn potencialmente disponibles para quienes no han participado directamente de ellas. Pero la autenticidad en el nivel del significado debe distinguirse de la validez de las proposiciones acerca del mundo que se expresan como creencias dentro de un marco de significado particular. Esta es la distincin entre conocimiento mutuo y sentido comn que hice antes (pg. 116 y sigs.). La comprensin de la brujera azande por un occidental es un problema hermenutico que involucra la mediacin de marcos de significado; tal comprensin es una condicin, antes que una causa lgicamente excluyente, para la posibilidad, por ejemplo, de comparar la validez de una teora microbiana de la enfermedad con una teora de que la enfermedad puede ser inducida mediante rituales de brujera. No quiero sugerir que estos comentarios ayudan a resolver cmo la ha de ser entendida, o que implican un compromiso con una teora de la correspondencia. Popper defiende una versin de esta ltima, a la manera de la concepcin de Tarski de la verdad. Pero hay dificultades serias, quizs insuperables, con esta idea, muy vinculadas con el significado de las divergencias entre los marcos de significado. La teora de Tarski muestra supuestamente cmo es posible hacer una afirmacin en un metalenguaje acerca de la correspondencia entre un lenguaje objeto y el estado fctico de una cuestin, por medio de la forma "s" es verdadero si, y slo si, s)>. Pero la aplicacin de tal nocin, incluso si no es presentada como un criterio de la verdad, parece presuponer la existencia de un lenguaje de observacin neutral en el que las pretensiones expresadas dentro de dos marcos de significado difcil (paradigmas o teoras) pueden ser formuladas en el enunciado s.2l En el caso de que fuera necesario volver a destacar este Punto, habra que repetir que la evaluacin de teoras rivales sobre la enfermedad dentro de los trminos de la ciencia occidental no se justifica ni puede justificarse por s misma: el compromiso con la ciencia no puede justificarse racionalmente en s en funcin de los criterios que definen la racionalidad del mtodo cientfico como tal. Tampoco pueden hacerlo los argumentos que apelan al poder cognoscitivo superior de la ciencia, excepto como documentacin del xito histrico de la ciencia y la tecnologa occidentales en la destruccin material de otras culturas.

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Este anlisis de la filosofa de la ciencia no hace ms que suministrar una aproximacin inicial a la lgica y la epistemologa de ls ci ncias sociales. Podemos aceptar que, lo mismo que en las ctenctas naturales, en la sociologa no hay observaciones o datos libres de teora; que un esquema de falsificacionismo sofisticado ofrece una aproximacin inicial (pero no enteramente adecuada) a los problemas de la verificacin; y que la captacin de cualquier perspectiva terica mayor, o la mediacin de tales perspectivas, prescindiendo de que uno reserve el trmino paradigma)) para las ciencias naturales o proceda de otro modo, son tareas hermentticas. Ms all de esto tenemos que enfrentar una serie de cuestiones .que surgen de las profundas diferencias que separan las ciencias sociales de las naturales. La sociologa, a diferencia de las ciencias naturales, est en una relacin de sujeto-sujeto con su campo de estudiO)); no en una relacin de sujeto-objeto; se ocupa de un mundo preinterpretado, en el que los significados desarrollados por sujetos activos entran prcticamente en la constitucin o produccin real de ese mundo; por consiguiente, la construccin de la teora social implica una doble hermenutica que no tiene paralelo en ninguna parte; y finalmente, el estado lgico de las generalizaciones es distinto en una manera muy significativa del de las leyes cientficas naturales. Antes de pasar a estos problemas, sin embargo, vale la pena vincular brevemente la hermenutica con el anlisis de la racionalidad en la filosofa anglonorteamericana.22 Las creencias mantenidas por miembros de culturas ajenas -por ejemplo, que un hombre tambin puede ser simultneamente un cuervo- han constituido tradicionalmente una fuente de preocupaciones para los antroplogos. Lvy-Bruhl, por lo menos en el perodo inicial de su carrera, sostena que el pensamiento primitivo es prelgicO)), porque no reconoce el principio de contradiccin: acaso no es simplemente una autocontradiccin sostener que un hombre es un hombre y sin embargo es simultneamente un cuervo? No obstante, tal creencia no es diferente en modo notable de creencias que tenemos mucho ms cerca: por ejemplo, que el pan partido en la comunin es el cuerpo de Cristo y el vino su sangre; o que un sistema finito de matemticas puede abarcar un concepto de infinito; o que el incremento de velocidad prolonga el paso del tiempo... La cuestin es que la mediacin de marcos de significado no puede ser tratada en funcin de las premisas de la lgica formal impuestas como un conjunto de relaciones necesariaS)) que todo pensamiento, para ser racional, debe observar. La lgica formal no trata de la metfora, la irona, el sarcasmo, la contradiccin deliberada y otras sutilezas del lenguaje como actividad prctica. Consideremos una afirmacin como esta: Est lloviendo, pero no lo creo.23 Es esto necesariamente autocontradictorio? La respuesta es que no; por lo menos en

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ciertos contextos no hay nada particularmente inslito en que una persona diga algo muy semejante. Un granjero que est esperando que llueva despus de una prolongada sequa podra decir: Est lloviendo. No lo creo ). O un hombre que observa la lluvia podra decir a otro: Por supuesto esto no es realmente una lluvia>>. Ahora bien: se podra responder que cuando el granjero dice que no lo cree, esta es una manera irnica de decir que en verdad lo cree; y que hay un entendimiento implcito en la segunda circunstancia (, antes que, por ejemplo, religiosa. Pero que la cuestin no es tan imple se puede ver con facilidad tomando slo este ejem