Giddens Anthony y Turner Jonathan, Introducción, La teoria social hoy.pdf

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Texto introductorio la La teoría social

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Versión española de Jesús Alborés Bjblioteca Daniel Cosio Villegas

Alianza Editorial

Inventalio 2007

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La teoría social) hoy

Análisis de clases, por Ralph Miliband .............................. . 418

Teoría crítica, por Axcl Honneth ...................................... .. 445

sociología y el rnétodo rnatcmático, por Thornas P. \'111-son ................................................................................. 489

[ndice analítico.................................................................... 515

INTROD-U(~CION

Anthony Giddens y J onathan H. Turner

Este libro ofrece una guía sistemática de las tradiciones y ten­dencias más, ilnportantes en histDria social. No consideran1os que la teoría social sea propiedad de una disciplina concreta) pues las cues­tiones relativas a la vida social y a los productos culturales de la acción social se extienden a todas las disciplinas científicas y huma-.: nÍsticas. Entre otros problemas, los teóricos de la sociedad abordan los siguientes temas: el status de las ciencias sociales, especialmente en relación a la lógica de las ciencias naturalesj la naturaleza de las leyes y generalizaciones que p,ueden establecerse; la interpretación de la agencia humana y el modo de distinguirla de los objetos ,y acontecimientos naturales; y el carácter o forma de las instituciones humanas. Naturalmente, un bosquejo tan escueto encubre multitud de problemas y temas específicos; toda definición de la teoría social está abocada a suscitar controversias. Por tanto} el lector que busque un consenso acerca las metas de la teoría social se sentirá decepcionado. Pues esta falta de consenso) como implican muchas de las contribuciones a este libro, puede ser inherente a la naturaleza de la ciencia social. En último extremo) la cuestión de si puede haber un marco unificado para la teoría social, o siquiera un acuerdo sobre sus intereses básicos, está ella misma sujeta a discusión.

'Uno de los motivos que nos han llevado a publicar este volumen es que cada vez somos más conscientes de los importantes cambios que se han venido produciendo en la teoría social en años recientes.

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10 La teoría lwy

análisis teórico en las ciencias sociales siernpre ha sino una [2111-'

presa diversificada, pero en un deternIinado rnornento posterior a la U C;uerra Mundial ciGrto conjunto de puntos de vista tendieron a prevalecer sobre el resto} iluponiendo cierto grado de aceptación general. Estos puntos de vista generalmente estaban influidos por el r:mpirismo lógico-filosófico. Diversos autores a los que suele asociar­se con esta perspectiva desarrollaron dctern1inadas interpretaciones

carácter de la ciencia que, a pesar de la irnprecisión de esa eti­queta, tenían algunos elelnentos com.unes: todos ellos sospechaban de la metafísica) deseaban definir con nitidez qué era lo que había que considerar científico) insistían en la verificabilidad de los con­ceptos y proposiciones, y tenían cierta inclinación a construir teorías

corte hipotético-deductivo. Fonnaba parte esencial de esta perspectiva la idea de lo que Neu­

rath denominaba «ciencia unificada»; de acuerdo con dicha idea, no h8 bía diferencias lógÍcas fundamentales entre las ciencias naturales y

ciencias sociales. Este punto de vista contribuyó a fomentar cierta de disposición a observar de forma directa la lógica de las pro­

pias ciencias sociales. Pues si la ciencia en general se guía por un único cuerpo de principios} los científicos sociales no tienen más que exalninar los fundamentos lógicos de la ciencia natural para explicar la naturaleza de· su propia empresa. Considerándolo aSÍ, no es sor­prendente que muchos de quienes trabajaban en las ciencias sociales adoptaran acríticamente la filosofía de la ciencia natural relacionada con el empirismo lógico para clarificar sus propias tareas. Por, lo general, el empirismo lógico no era considerado una particular filo­sofía la ciencia con hipótesis potencialmente cuestionables, sino un modelo incontrovertible de la ciencia. Las cuestiones relativas a la «interpretación» 'se reprllTIieron en dos aspectos. Por un lado, la ciencia natural no se consideraba una empresa interpretativa en nin-

sentido fundamental, pues se suponía que su objetivo primordial era la formulación de leyes o sistemas de leyes; por otro, el signifi­cado las teorías y conceptos se consideraba directamente vincu­lado a las observaciones empíricas. Desde este' punto de vista las ciencias sociales eran esencialmente no interpretativas, incluso aunque su objeto gire en torno a procesos interpretativos de la cultura y la comunicación. En consecuencia, la noción de' Verstehen -comprensión, del significado- recibió escasa atención, tanto por parte de' autores que escribían con una inspiración . claramente fllosófica como parte de la mayoría de' los científicos sociales. En los casos en que se consideraba relevante el Verstehen, sólo lo era en, la medida en que 1·se utilizaba para generar. teorías o hipótesis .contrastables. La comprensión empática de los puntos

vista o. sentimientos los demás} se pensaba, puede ayudar al

Introducción 11

o.bserva~or sociológIco a explicar sus conductas, estas expl.ica­ClOnes 'slelnpre tt;nía.n q ue forn1ul.ars~ en términos «operacionales») o al menos en tennInos de de~cnpclOnes de rasgos observables de conductas co?trastables: E! .Verstehen se entendía sirnplemente C?/illO un .fer:-omeno :(psI~~loglCO}) ql:e depende de una compren­Slon ./ necesanalnentc IntuItIVa y no fIable de la conciencia de los demas,

Sin el?bargo, a Jo largo de las últirna: dos décadas ha tenido lugar un Cam~l? espectaCl~l~r. De-r:tr? de la fIlo~ofía de la ciencia natural, el d?mllllO del empInsmo 10gIco ha decltnado ante los ataques de ~~scntor~s tales conlO Ku~n, 'T?uhnin, Laka~os y Hesse. su lugar ha surgIdo una «nueva ftlos~fta de la CIenCIa» que desecha muchos supuestos de los puntos de VIsta precedentes. Resulniendo decidida­nlent~ esta nue:ra c~nct;p.ción) en ella se rechaza la idea de que puede ~aber observaCIone.':i ~eonc~n1e~te neutrales; ya no se canonizan como Ideal supremo de la lnves~lgacIón cIentí~ic~ los sistemas de leyes co­n.ectadas de. forma deductiva: pero lo mas nnportante es que la cien­CIa se COnSI?e~a. una empresa-, int~~pretatíva,- d~/ modo 9ue 10~._pro­blema~ d.e slgn:flcaclo, comunlcaClon y trad1-lcclOil adqtucrcn una re·· l~vanc:a InmcdI.ata ..rara las teorías científicas. Estos desarrollos de la fllos.ofla de la CIe-?cla.natur~l han influido inevitablemente en el pen­s~mlento de .la CIenCIa SOCIal, al tiempo que han acentuado el cre­Cl~nt~ desencanto, res.1?ecto a las teorías dOlninantes en la «corriente pnncIpal» de la CIenCIa social.

El resul:ado de :a~es cambi?s. ha sido la prolif~ración de enfoques ?el . .pensamlento teon~o. TradiCiones de pensamiento anteriormente Ignoradas o lTIal "conOCIdas ~an adquirido .nlucha mayor importancia: la fenomenologla, en partICular la relaCIonada con los escritos de Alfred Schutz; la hermenéutica, tal como se ha desarrollado en la obra de aut?res como Ga~amer y Ricoeur; y la teoría crítica, repre­sen~ad~ reclentemen.te por las obras Habermas. Además, se han revl~ahzado y ~xamlnado co~ rellov~do. interés tradiciones de pen­samlent? antenores, como ellnteracciolllSIllO simbólico en los Esta­dos UnIdos y el e~tr~ctu.ralismo o post-estructuralislno en Europa. ~ estas hay que anad!r tIpOS de pensamiento de desarrollo rnás re­CIente, ent~~ los que se cuentan la etnometodología) la teoría de la estnl~turaclon y la « teoría de la praxis», relacionada, sobre todo, con ~Or?Ieu. Aun9.ue esta div~rsida? de· tradiciones y escuelas de pen-­samlento sur&lda en la tea na sOClal parezca asombrosa, sigue habien­do, algo semepn~e a ,:-na «corriente principal») aunque' ya no sea tan ~uJ:nte: E~ funClonalísmo estructural parsoniano, por ejemplo, con .. tI,nua ejerCiendo un l?oderoso atractivo y, de hecho, ha recibido re·· Clentenlefol:te un conslderable relanzamiento en los escritos de 'Luh­rnann, lvíunch, Alexandcr, Hayes y otros. Vemos, pues, que la teoda

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ha llegado a comprender una gama enfoques variada y, con frecuencia, confusa.

sido diversas las respuestas a esta variedad de enfoques: En un cxtrerllO, para muchos de quienes están fundamentalmente Inte­resados en la investigación enlpírica, el .espec~~o de escuelas Y: ciones en disputa representa una confIrmaCIon ~e 1<: que slemp~e

creído: los debates teóricos son de escaso Interes o relevanCIa l"'JLa~r~a-L~l·LoLs que realizan un trabajo empírico. Si los teóricos s,ociales r:o pueden ponerse de a~uerdo entre. si acerca de, las cuestiones mas básicas, ¿ qué relevancIa pueden tener las cuestIones r~feren~es ~,la teoría social para quienes se ocupan ~o?re todo ,la. l,r:vesngaClon clnpírica? conse~uenci~, se ha ongInado una dlVISlc:n ,bastante considerable entre «lnvestlgadores», que a menudo contlI~uan con­siderándose «positivistas») y ,teóricos, qu~ aho:a se cons~deran de formas OlUy diversas. El desahento de los InvestIgadores, SIn embar­go, no es compartido por to~os .. , e!" otro extrem~, mu~hos han acogido con entusiasmo la d~versIflcacIon. ~e la teona SoCI~l, en la opinión de que la competenCia entre tradlcl,ones de pe~samIe~to ~s sumamente deseable. Desde este punto de Vista, en ocaSIOnes lr:fluI­do por la filosofía de la ciencia natural de Feyer~bend) la proh~era­cióo de tradiciones teóricas es una forma _de eVItar el dogmatIsmo fomentado por el compromiso domi~ante con un s<:lo marco de pensamiento. A veces se señala tamblen que el estu~lo de la con­ducta humana es necesariamente un asunto controvertIdo; solo den­tro de una' sociedad totalitaria existiría un único marco incuestiona-ble el análisis de la conducta social humana.

probable que sea cierto que la mayoría de qu~enes trabajan ,en las ciencias sociales se encuentran en algún punto SItuado entre a,m­bos extremos. Como mínimo, la mayoría afirmaría que la eleCCIón entre las diversas propuestas- h~c~as por ~i:ersas tra~iciones teóric~s no es en rnodo alguno una actiVidad estenl; tal es SIn duda l~ POSI­

ción de los editores de este volumen, incluso aunque sus opIniones difieren respecto a cuál es el mejor ,modo llevar a cabo u~~ ten­tativa SelTIejante. Señalaríamos taf!1blén que la aparente explosIo~ de versiones rivales de la teoría SOCIal oculta una' lnayor coherenCIa e Integración entre esos punto.s de vista diverg~ntes de 10 que puede parecer a priInera vista. ConSIderamos necesano aclar~r este extremo.

primer lugar, puede haber un mayor solapamIento entre todos diferentes de lo que se suele pensar. El desarro~lo . la -etno­rnetodólogía nos proporciona un buen" ejemplo. En las pnmeras L;­ses de su formación, detractores y cntIcos de la etnometodolo~Ia consideraban que esta discr~pa~a de ~orma radical de otros paradlg~ mas depensanliento de la CIenCIa ~oclal, y hasta. ~a~e.poco no se ha puesto de manifiesto que 10:0;; escntos de los- partldanos de la etno-

1 ntroducción 13

-lnetodología tienen algo que aportar a problcJnas que ocupan prác­ticamente a todos los que trabajan en la teoría social. Talnbién se ha evidenCIado que hay afinidades estrechas cntre los pro blcl11as con que se enfrenta la etnon1etodología y los que examinan otras tradi­clones teÓrIcas. ASÍ, por ejemplo, el énfasis en la naturaleza «llletO­

dológica» del uso del lenguaje en el contexto de la vida social puede muy bien considerarse relevante con respecto a cuestiones quc tienen un amplio alcance en la teoría social.

En segundo lugar, se han destacado él lo largo de las últimas décadas ciertas líneas desarrollo comunes compartidas por un amplio conjunto de enfoques teóricos. I-la existido la preocupación, pongamos por caso, por reconceptualizar la naturaleza de la acción. En efecto, numerosos enfoques han mostrado tal inclinación a con­centrarse en esta cuestión que en cierto rDornento parecía que una oleada de subjetivismo estaba a punto de anegar las ciencias sociales. Sin embargo, ahora podemos ver que una reelaboración de cuestio­nes relativas a la acción humana no necesariamente que llevar­nos a enfatizar de fonna exagerada la subjetividad, sino que, al con­trarío, puede vincular una elaborada «teoría del sujeto» a análisis de tipo más «institucional».

tercer lugar, seria difícil negar que ha existido algún tipo de progreso en la resolución de cuestiones que previamente parecían inabordables o no se analizaban de forma directa. ASÍ, durante largo tiempo existió una división entre J.os metodos naturalistas y aquellos que destacaban la importancia del Verstehen, no obstante el predo­minio que los priineros tenían sobre estos últimos. Como conse­cuencia de desarrollos convergentes en un conjunto de tradiciones de pensamiento, se ha evidenciado que la división entre E rkldren (o explicación en función de leyes causales) y Verstehen respondía a un planteamiento erróneo. El Verstehen no es primariamente, como sub­rayan los empiristas lógicos, una cuestión «psicológica»; antes bien, el Verstehen forma parte constitutiva de todas las cuestiones relativas a la interpretación del significado, y está implicado en todas ellas. En la literatura reciente estas cuestiones se han investigado con am­plitud, tanto en el álnbito de la ciencia natural como en el de -la ciencia social; como consecuencia, se han clarificado de forma defi­nitiva problemas que antes eran bastante oscuros.

En este libro helTIOS tratado de abarcar una gran variedad de planteamientos, aunque no se han podido evitar algunas omisiones. No obstante) creemos que el presente volumen trata más o menos sistemáticamente la mayoría de las tradiciones influyentes de la teQ~ ría social actual. En una breve introdl;Lcción sería imposible aq.alizar con detalle los puntos fuertes o las debilidades de todos los enfo­qúes, En lugar de esto, señalaremos algunos de los temas y preten-

14 La teoría social, hoy

siones destacados de varios autores para dar una idea la diversidad y vitalidad de la teoría social.

¿Cuál es la naturaleza de la ciencia u'V" ....... ".

La práctica totalidad de los capítulos que siguen abordan esta cuestión. Como se pondrá de maúifiesto, hay un extendido desa­cuerdo acerca dG qué clase de ciencia, si es que lo es, es y puede ser la ciencia social. El exalnen de «El conductismo y después del con­ductismo», George Homans, el enfoque de Jonathan Turner en «Teorizar analítico» y, siquiera de forma implícita, el análisis de <~ Teoría parsoniana actual») de Richard Münch, defienden en un sen­tido u otro el «positivismo lógico». Como Homans ha mantenido elocuente y vigorosamente durante m~s de dos décadas, la sociología puede ser, una ciencia comprometida con la elaboración de «leyes ,de subsunción» y sistemas axiomáticos deductivos. 'Turner comparte estavisión de la sociología como conjunto de «leyes subsunción»~ pero rechaza la posibilidad de que exista una teoría verdaderamente axiomática. En' lugar de esto, la sociología debería elaborar leyes abstractas y usarlas en esquemas deductivos laxos. Ade~ás, en la concép~ión de Turner es ,necesario complementar las leyes abstractas con modelos analíticos que especifiquen de forma detallada los pro­cesos causales que conectan las variables de una ley abstracta. Münch sos,tiene la teoría de la acción parsoniana puede usarse para nerar un «marco general de referencia» capaz de organizar una va­r~edad de enfoques teóricos y metodológicos. Desde el punto de vIsta de la metodología, M ünch considera que los tipos ideales, la idiografía, las hipótesis nomológicas y los modelos constructivistas pueden ser entendidos y quizá reconciliados entre sí dentro de un marco de referencia relativo a un tipo de acción más generaL ,De modo similar, el marco de referencia de la accción puede servir para ordenar modos diferentes de explicar los fenómenos: teleonómicos, causales, normativos y racionales. ASÍ, Münch propugna el eclecti­cismo, pero un eclecticismo que, según parece, está comprom,etido con ~na visión positiv;ista de la sociología: se trata de generar y contrastar teorías de forma ,sistemática. ",

Por"otro l~dp, tenemos upa' de argumentos que, en suma-yO! .p~r~e, gi:[~an en torno al supuesto de que el objeto de la ciencia soci~l: i~pi4~ adoptar una orientación típica de la, ciencia., na~ural. Pero inclu~o ,aquí st; ,mantiene una , cierta ambivalencia.)?QfJ<ejeWplo, des~ac¡l a ,e~t~Jespe~to la r,~vjsión que lleva a cabo HansJq~$ .. de ¡as ra~ce,s pr.agm~ticas del interaccionismo y de la elaboración, d~l' Ínte­racc~pnis;mo P9rpar~e de lil, ~(Escuela de Chicago». ,Por un.l.ado, la

In troducción 15

naturaleza pragmática) situacional y construida de la interacción (y por tant?, d,e la organización social) h~r~a. imposibles las «leyes» ; «generalIzaCIOneS) .atempo!al~s del pOSItIVIsmo. Por otra parte, sin embargo, muc~os lnteraCClonlstas -entre los que quizá podríamos c~~tar al propIO 1vIe~d- tratado de descubrir las propiedades baslcas de la InteraCCIón y de desarrollar leyes universales acerca su forma de operar.

~n su lúcido an~lisis de Ga,rfinkel y la etnometodo.logía, John I-Ientage procura eVItar la cuestIón de la «ciencia» en la ciencia so­cial. Pues si la acción es indéxica, contextual y reflexiva, ¿ puede la etnomctodología desarrollar leyes y generalizaciones acerca de ella? La etnometodología no responde a esa pregunta de forma unánime; y, en efecto, los autores relacionados con dicha corriente no se ocu­pan ~e esas materias t.a:r: explí~itamente como la mayoría de los que trabajan. en ~)tras tradlcl.o~es. Los etnometodólogos, por lo general, son partIdanos de descnbIr en detalle los procesos empíricos, dejan­do a ur: lado .aqueLlo que? -,en aparie~cia>. ~o~stítuir.ía la «explicación»; y tamblen eVItan la cues~lon de la «CIentIfICIdad» de las descripciones.

Mucho menos. afD:blvalentes respecto a la cuestión de si puede haber o no una CIenCIa natural de la sociedad' son Thomas Wilson, Ira Cohen, ]effrey Alexander y Anthony Gíddens. Con diferencias entre ellos, todos estos autores mantienen que la ciencia social es fundamentalmente diferente de la ciencia natural. Alexander no re­cha~a de plan? la idea d~ .que' puedan descubrirse leyes de la vida SOCIal, pero afIrma categoncamente que nunca podrá alcanzarse un con~ens? acerca de estas leyes, y que la naturaleza de los datos de la CIenCIa natural no puede nunca conferirles' carácter definitivo. El análisis social, sostiene, siempre conllevará disCursos y debates, acer­ca los supuestos ~e las teorías y de la relevancia de los datos para contrastar estas teonas.

Wilson fo~mul.a un. arg~mento ontológico todavía más fuerte. I?ado qu~ la clenC1~ socl~l. tIene que, t~atar de las emociones) propó­s~tos, actItudes y dISposIcIones subjetIVas de- los actores} los enun­c~ados teóricos y e:upíricos serán «intensionales», y los analistas so­CIales s,e verán oblIgados a realizar interpretaciones del significado.

pOSIble elaborar proyectos teóricos basados en los métodos «ex­t~nsionales» d,e,las ciencias naturales, pero ha de admitirse que solo tIenen una utIlIdad heurística. En el mejor de' los casos el uso de las :r:atemáticas p~ede «ordenar las relaciones de nuestl~os datos y clanfIcar nuestras Ideas acerca de cómo una teoría se relaciona con o.tr~ en un caso particular». Giddens y Cohen defienden una 'tesis SImIlar ~n sus respectivas d,~scrípci?nes del «estructuralismo») y de la «teona de la estructuraClon». Glddens declara «muertos» el es­tructuralismo y el post-estructuralismo, aduciendo que su fracaso

I ! I

16 La teoría social, hoy

para tratar la «agencia» humana y el proceso mediante el cual dicha «agencia}) actúa para producir,. reproducir y cambiar estructuras re­presenta una deficiencia fundamental del análisis estrqctural; pues ,en. la noción agencia, reside la capacidad para cambiar el universo soci;~l, obviando en consecuencia las leyes científicas que descI"Ípen ese unIverso.

Al presentar una descripción detallada de la teoría de la estruc­turación de Giddens, especialnlente de su noción de Praxis, Cohen extrae todas las implicaciones de la poción de «agencia». En ellnejor de los casos, la teoría solo puede destacar las «potencialidades cons­titutivas de la vida social» que los actores utilizan para producir y reproducir modelos sociales. Estas potencialidades se utilizan de modo contextual e histórico} lo que determina que las leyes y gene­ralizaciones sean transfonnables mediante los actos de los agentes. Por tanto, no es posible que la ciencia social sea como las ciencias naturales, ya que sus agentes pueden cambiar la misma naturaleza de su objeto: las pautas de organización ·social.

Los capítulos redactados por Irnmanuel WallersteiI1 J Ralph Mi­liband parecen,. a primera vista, simpatizar con esta concepción de la agencia. En.~efecto, la confrontación con las formas de dominación a través de la Praxis es) por supuesto, el núcleo ~e la tradición mar-, xlsta. Pero ',en su «Análisis ,de ,los sistemas mundiales», Walkrstein afirma que ya se ha malgastado bastante energía debatiendo si la teoría social ha de tener un carácter particularista, o universalísta. W aller,steincon,sidera tales de.bates, «ampulosos»; comp é1:lternativa" propone que la teoría soci~l utilice ~(marcos de refereIlcia)~, C0010 los del análisis de los sistemas mundiales, marcos que abarquen el tietn:­po y espacio suficientes para ob,servar las lógicas o dinámicas básicas de los procesos sociales. Estas lógicas no deben considerarse eternas, puesto que la naturaleza de la organización social cambia a, largo, plazo. La posición de Miliband es J)1enos clara en lo .que toca, a la cuestión de la ciencia. Por una parte, considera los proc,esos de :do­mÍnación como una propiedad invariant¡;, de la organización SOCIal que es objeto del «análisis de clases» p~~o, por otra, da a entender que esta, propiedad puede ser suprimida, lo que alteraría por tanto el mismo análisis de clases empleado para examinarla. } '," '>' :

TaJ e>s el esp~ctro de opiniones. Está darq que el rechazo"cdtico del «positivisl110 lógico» ha, llegado a predoII1:inar en la teoría ~,o~i~l -a .pesar de, Jas protestas ~e uno de los editores de est~.yolu~~n-:.-, .­Aunque la concepciófl de; la sociolo.gía como «ci~ncia.na~l.J,q.l»,:t\ene rod,avfa· muchos',defensor~s., en la ac~ualidad consti,tuyenpna miIü?ría cilla teoría ,sóciq.¡ en sentiqo amplio, tal ~Olno la entendemqs ,e1!-l t;st,e v91umen,~1 Sin.e:r:nbargo, el debate no ha. concluido, como,;p,u<;!de>vers~ en.la diversidad d,e P9siciqnes defendi4~~, en los capitulos. ql:l,~.,)slguen·

In troducción 1/

¿Cuál es el objeto básico de la teoría social?

Los desacuerdos acerca de lo que es y puede ser la teoría social se reflejan en las disputas sobre su objeto bási'co, sea cual sea la forma en que se cqnciba. El punto central de los debates se refiere a varias cuestiones interrelacionadas: ¿ Qué ocurre en el universo social? ¿Cuáles son las propiedades fundamentales del mundo? ¿Qué tipo de análisis de estas propiedades es posible y Jo apropiado? Al plantear estas preguntas resurgen antiguas cuestiones filosóficas, ta­les como el reduccionismo, el realisrno y el nominalismo. Si acepta­mos la opinión de ]effrey Alexander, esto ocurrirá siempre que va­rios autores invoquen el apoyo de los «clásicos» para defender su propio punto de vjsta.

En los demás capítulos de este volumen se puede encontrar una 8.1nplia galua de opiniones acerca de cuáles deberían ser las preocu­paciones primordiales de la teoría social. Algunos sostienen que debe consistir en un micro análisis del comportamiento y de la interacción en contextos situados) mientras que otros se pronuncian por méto­dos más comprehensívos que se ocupen de estructuras emergentes; están quienes defienden la' reconciliación del microanálisis y el ma­croanálisis, mientras que,' en opinión de otros, tales síntesis son con­traproducentes, y, en el mejor de los casos, prematuras. Repasernos

. brevemente este espectro de opiniones. ' HOlnans defiende el reduccionislno en la qué tal vez sea la de­

claración más enérgica que ha formulado hasta el momento. Las instituciones sociales «pueden reducirse, sin residuo, a las conductás de los individuos». Hace algún tiempo era posible interpretar selne-. jante declaración de HOluans como un simple planteamiento estra­tégico: las leyes de la estructura e instituciones de la sociedad se deducirán, en un sistema axiomático, de las de la psicología. Pero ahora parece haber una mayor carga metafísica en el planteamiento de Homans: en último término, toda realidad social es conducta; las instituciones no son más que la suma de estas conductas constitutivas.

Como pone de relieve el capítulo sobre el «interaccionismo sim­bólico» de J oas, hay'una considerable diversidad de opiniones dentro de esta tradición intelectual por lo que se refiere a la cuestión' de qué es lo fundamental en el mundo social. Las raíces pragmáticas del Ínteraccionismo simbólico afirman la importancia de Ja agencia humana cuando los actores construyen modos de conducta en situa­ciones concretas, pero la cuestión de qué es lo «construido» sigue siendo problernática. G. H. Mead enfatizaba la reproducción de es­tructuras sociales a través de las facultades conductuales de la mente, del «yo» [seij] y de la adopción de roles, pero los interaccionistas modernos se enc'!entran p~larizados en torno a la cuestÍón de. si

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18 La teoría social, hoy

debe concederse la prioridad teórica a la «estructura» per se o a -los procesos que producen y reproducen tal estructura. Pues si bien Mead consideraba que estas eran la dos caras de la nlÍsma moneda conceptual) .los teóricos contemporáneos están divididos sobre la cuestión de hasta qué punto la estructura lirnita la acción y viceversa.

Co~o pone de manifiesto el examen de la «Etnometodología», 4<: }.Ientage, en esa, co~riente tal alnbivalencia aparece por doquier. I-Ientage y los partIdanos la etnometodología no formularían el asunto en estos térfl!inos, pero el mensaje de la etnometodología es claro: .hay que estudIar aquellos procesos interactivos, en especial los que gIran en torno al habla y la conversación, mediante los cuales los actores elaboran explicaciones y construyen el sentido del mundo extcr~o) fáctico. realidad social por excelencia --creen algunos­es la Interpret~ción contextual e indéxica de los signos y símbolos entre actores sItuados.

El desarrollo del funcíonalismo parsoniano de Münch contrasta con ~ste énfasis. Pues a pesar de que términos como «significado» y «acc~ón» ocupan un lugar destacado, ,el auténtico objeto de la teoría funCIonal son los sistemas complejos de acciones interrelacionadas. Para Münch y otros parsonianos la realidad existe en diferentes ni­vele,s sisteI?áticos que abarcan virtualmente todas las etapas de la realIdad; SIn embargo, en última instancia el análisis teórico de la a~ción casi sie~pre se centra en la estructura y funciones de los SIstemas y subSIstemas, en su uso de diversos medios simbólicos, en s~s modos de integración y en sus medios de adaptación a entornos dlversos~ La conducta que llevan a cabo los individuos en situaciones concretas. está subordinada a una concepción de un majestuoso uni­verso SOCIal cuatro sistemas de acción integrados en un universo orgánico, télico y físico-químico" '.

La descripción que hace Cohen de la teoría de la estructuración Je ~idde?s intenta mediar entre visiones tan dispares del universo SOCIal. Glddens postula una «dualidad de estructura» en la que la e~tructura proporciona las normas y recursos implicados en la agen­c:a, gue a su ~ez reproduce las propiedades estructurales de las ins­tltucIones SOCIales .. L~ estructura es a la vez el medio y el resultado de La conducta cotidIana que desarrollan los actores. Para la teoría de l~ estructuración, por lo tanto, los agentes, la acción y la inte­raCCIón se encuentran limitados por la dimensión estructural de la realidad social} pero. son aquellos mismos agentes quienes la generan. . El c~p~tulo ~<Teorizar an~lítico» de ]onathan Turner es algo me- .

nos optlm}~t~ r~spe~to ~.las posib~lid'ades de integrar conceptualmen:... te :los anahSls instItucionales e, lnterpersonales. En lugar de esto;' '. propone un' análisis ,e'cléctico ,de la microdinámica, análisis que in~'; corpora puntos' de vista del· Ínteraccionismo simbólico) la etnom.'e-

llltioducción 19

todolo~ía, el conductÍvísrrlO y otras perspectivas, pero al mismo tienl­po deúer:de l~ cO~1ceptualizacÍón ~ndependiente de macroprocesos que I!? solo smtetIcen las concepCIones de la teoría funcional, sino. tanl?Iell las de, otros enfoques estructurales. En opinión de Turner, . .11:tentos de superar la escisión que media entre la interacción IndIv1dual las estructuras emergentes son prematuros. Ambos ni­veles_ son 19ualrne.!1te «1;"eales» pero, de momento, cada uno de ellos reqUIere sus p~OpIOS conceptos, proposiciones y modelos.

Otros teóncos con una orientación más crítica a muchos de estos debate? con i~p~ciencia o, quizá, con sospechas. Para estos autore~) ~a reabdad mas lmpo,rtante es la 9,ue .limita las opciones y poteI1clal~dades ~~mana~ fl?-ediante la domInaCIón y la opresión. En este senudo, MIhband Inslst.e ;en. que la dominación de clase y la lucha clases gel~eran la ~In~mlca central de la organización hu­~ana. Por tal motIvo, la pnncIpal preocupación de la teoría social nene que ver con el análisis de la capacidad de controlar los ll1edios d.e producción, administración, comunicación' y coerción en una so­Ciedad. El enfoque de los s,istemas mundiales de WallersteÍn defiende una idea si~i~ar, p~ro, a diferencia del planteamiento del análisis de cla~es de MIlIb~~d., las./ fo.rmaciones sociales y el estado no son las unIdades d,e. anahsls mas Importantes. Antes bien, el objeto central de los. análISIS de la. teoría social serían los «sistemas históricos»} que se extlenden. e-? ~l tlempo y efl: el eS1?acio adoptando formas diversas, desde los. mInI-SIstemas a los Impenos y economías mundiales. Para ~ alletsteIn, el poder de los imperios y sistemas económicos lllun­d.Ia~es para cor;s~re?ir y dominar la ~cción los indi:riduos, corpo­raCIones y «mInI-SIstemas» es la realIdad por excelenCla del universo sociaL

El desarrollo ulterior de la teoría social

. Los caminos y p.rocedimientos para desarrollar la teoría social se sIguer; en gran medl.da del compromiso con un particular objeto de estudIO y con una fIlosofía concreta de la ciencia social. posible obs~rvar todo un espectro de trayect~rias desarrollo convergentes y d1Vergen~:s a este .respecto. Por ejemplo, aunque la teoría de la estruct~racIon de Glddens y la versión de la teoría de la acción pars?nIa.r:a. de Münch parecen ~ener poco en común, ambas defi~n­den ImphcItamente una estrateg~a de elaboración teórica similar: am­has construyen un :n:arco conc~J?tual que puede ~mplearse J?a~a in­terpretar casos empIrICOS especlfIcoS. Sus marcos InterpretatIVOS di­

. en lo tocante a las propiedades. sus~~ntivas del mundo al que se.,refleren, y respecto al tIpO de explicaclon que cada uno de ellos

20 La teoría hoy

cree posible. Sin embargo, ambos están interes::tdos en elaborar una «teoría basada en una ontología») citando la descripción que propo­ne Cohen del enfoque de Giddens. Para ellos, la teoria slrve para captar los rasgos primordiales de la agencia hUJnana y los mode .. los institucionales.

Wallerstein parece defender el lnisn10 nlétodo, aunque referido a un objeto de eStudio diferente. Sí bien rechaza la distinción no­lTl0tético-idiográfico, sostiene básicamente que la «ciencia histórica tiene que parúr de lo abstracto y dirigirse a 10 concreto». Corno en el caso de Giddens y Münch, se trata de usar un lnarco amplio y <lbstracto para interpretar sucesos históricos y empíricos concretos.

Wilson consideraría que tales marcos interpretativos, incluso los expresados en términos matemáticos, son, como mucho, recursos heurísticos. Además, nunca podrán constituir un sistelna a partir del cual se formulen deducciones de sucesos empíricos, fundamental­rnente porque tales deducciones estarían llenas de contenido inter­pretativo. Sin embargo, como todos los teóricos, Wilson reconoce que no puede abandonarse enteramente la metáfora construcción de modelos' de la ciencia naturat siempre que se recon~zcan las limitaciones de esa metáfora. ' '

Alexander añadiría que el uso de tales marcos interpretativos y lYlodelos heurísticos estará" inevitablemente sometid9 a debate y con­troversia. Además, siempre estarán subdeterrninados por los datos. Por tanto, la teoría se construirá a partir del diálogo, recurriendo de fonna característica a los clásicos en busca de inspiración 'Y: legiti­TIlación. Por consiguiente, la teoría se desarrollará más en el plano del discurso que en el plano de la confirmación empírica. '

El capítulo de J oas sobre el «Interaccionismo simbólico» y la descripción de la «Etnometodología» de Heritage son los más cer­canos al inducti vismo} incluso aunque teóricos pertenecientes a estas tradiciones puedan rechazar descripción tan categórica. 'Pero, en' lo esencial, sostienen que la teoría debe desarrollarse a partir de las observaciones de la interacción de las personas en los contextos de la vida real. Sea cual sea la naturaleza de la teoría que se desarrolle a pa.í-tir de esas observaciones, tiene que denotar lo que las personas hacen' realmente en contextos situados. decir, conceptos, genel~a­lizaciones y marcos de referencia han de estar empíricamente' fun-da:d,o's en procesos observables de individuos en interaccióri.' '

: Tu-';"ner y Homans comparten una perspectiva común 'en' ciert~s aspectos. Homans' insiste en que la teoría ha de referirse" 'a 1a cón­aueta 'observable y- no á~ entidades reificadas, tales como lá"estnl'ctu­fa, pero" semejante teoría tiene que sér formal y dedúctiva~;S'ea rrie­·diante inducción, 'deducción, abducción o inspiración divina,:, su ''fi­úalidid es' desarróllar ~a:xiO'mas abstractos que puedan servir ';cómo

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.leyes subsuntivas de un espectro de sucesos emplrLCOS tan amplio COIDO sea posible. leyes no deben ser vagos rnarcos de refe­rencia, sino proposiciones específicas sobre relaciones entre varia­bles. Turner comparte esta posición, pero admite la posibilidad de que no exista una teoría científica axÍomática plenamente desarrolla,­da, dado que es imposible iIl1poner controles experimentales. Sin enlbargo, está de acuerdo con Homans en que los Inarcos 'de refe­rencia amplios son demasiado imprecisos y poco rigurosos para cons­tituir la finalidad la actividad teórica. Propone una interacción creativa entre leyes abstractas y modelos analíticos que representan esquemáticamente conlplejos de relaciones causales entre clases néricas de variables. Se trata de traducir 19s modelos analíticos en proposíciones abstractas susceptibles de ser contrastadas, rechazadas o revisadas a la luz de pruebas sistemáticas.

Conclusión

La teoría social es una empresa sumanlente variada. Existen de­sacuerdos acerca de algunas de sus cuestiones más básicas: acerca de qué tipo de ciencia social es posible, acerca de cuál debería ser su objetc:>, y, acerca de qué métodos debe sancionar. los capítulos que. s.lguen podrá encontrarse una panorámica representativa de las pOSICIones acerca de estos problen1as. Hemos seleccionado cuidado­samente autores y temas para ofrecer una guía sistemática, tanto de las tradiciones de pensamiento Inás destacadas de la teoría social

~ como de los cambios que se han producido durante las dos últimas décadas. teoría social se encuentra en estado de fermentación intelectual. Algunos consideran que esto no es sorprendente, ni si­quíera objetable) mientras que otros opinan que engendra confusión y estancamiento~ COlno editores, sin embargo, nuestra finalidad ha sido la 4e representar la diversidad de puntos de vista existentes, y proporCIonar un foro en el que algunos de sus representantes más destacados puedan explicar sus ideas. Confiamos en que el lector encuentre en La teoría social} hoy una guía y una obra de referencia útil para orientarse en la situación actual de la ciencia sociaL