FRANCO AMERIO - Racionalismo y Empirismo en los ss. XVI I y XVIII - p2

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RACIONALISMO Y EMPIRISMO EN LOS SIGLOS XVII Y XVIII 3. Galileo Galileo 2 , creador de la primera ciencia en sentido moderno —la mecánica—, ha podido y sabido hacer también su teoría, aunque no se halle expuesta en una obra especial a ello dedicada, y haya que recogerla de los diversos lugares de las obras científicas y cartas. En el fondo, la teoría galileana de la ciencia no es otra cosa que la reflexión crítica, la toma de conciencia que tiene Galileo de la ciencia por él construida. Galileo es, pues, el primer científico a la vez que el primer epistemólogo en sentido moderno. 2 Galileo Galilei. nacido en Pisa en 1564, obtuvo en 1589 la cátedra de matemáticas en la Universidad de Pisa, de donde pasó en 1592 a la Universidad de Padua. permaneciendo allí hasta 1610. Fueron estos los años más felices y fecundos en descubrimientos y doctrinas. Este mismo año, descubiertos los satélites de Júpiter—los satélites medíceos—, que anunció con el Sidereus nuncius, se trasladó a Florencia con el título de matemático y filósofo del Gran Duque, En 1611 hizo un viaje a Roma, obteniendo un gran triunfo con la presentación de su anteojo. Al año siguiente comenzaron los ataques contra el heliocentrismo. por él defendido, y que fue condenado por el Santo Oficio en 1616. Galileo tuvo que prometer no volver a enseñarlo o defenderlo. Pero en 1632 la publicación del Diálogo sobre los sistemas del mundo pareció una Infracción de aquella promesa y prohibición. Galileo. citado a Roma, fue relegado al lugar por él designado, su villa de Arcetri, donde vivió los últimos años en la ejecución de su obra maestra Discorsi e dirnostrazioni matematiche intorno a díte tuto ve scienze < 1638). Murió en 1642. Sus descubrimientos iniciaron la ciencia moderna. Los que describimos aquí sumariamente. En el campo de la astronomía, con el admirable invento del anteojo, descubrió las montañas de la Luna, las fases de Venus, los cuatro satélites de Júpiter, el anillo de Saturno; resolvió la Vía Láctea en un conglomerado de estrellas y, finalmente, descubrió las manchas solares, disipando así definitivamente el prejuicio aristotélico de una distinción entre la física terrestre (del mundo corruptible) y la física celeste (del mundo incorruptible). En el campo de la física afirmó el isocronismc del péndulo, inventó el termómetro de aire, el compás geométrico, el reloj de péndulo y, sobre todo, descubrió las leyes del movimiento y las de la caída de los cuerpos, poniendo así las bases de la mecánica. En estas leyes está formulado el principio de inercia; se pone el exacto criterio de medida de las fuerzas, no en la velocidad, sino en el aumento de la misma o aceleración ; se postula la proporcionalidad de la fuerza de gravedad a la cantidad de la materia (peso). A las obras recordadas arriba hay que añadir el Saggiatore (1623). 23

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En "Historia de la filosofía" de Cornelio Fabro.

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  • RACIONALISMO Y EMPIRISMO EN LOS SIGLOS XVII Y XVI II

    3. Galileo

    Galileo2, creador de la primera ciencia en sentido moderno la

    mecnica, ha podido y sabido hacer tambin su teora, aunque no se

    halle expuesta en una obra especial a ello dedicada, y haya que

    recogerla de los diversos lugares de las obras cientficas y cartas. En el

    fondo, la teora galileana de la ciencia no es otra cosa que la reflexin

    crtica, la toma de conciencia que tiene Galileo de la ciencia por l

    construida. Galileo es, pues, el primer cientfico a la vez que el primer

    epistemlogo en sentido moderno.

    2 Galileo Galilei. nacido en Pisa en 1564, obtuvo en 1589 la ctedra de matemticas en la Universidad de Pisa, de donde pas en 1592 a la Universidad de Padua. permaneciendo all hasta 1610. Fueron estos los aos ms felices y fecundos en descubrimientos y doctrinas. Este mismo ao, descubiertos los satlites de Jpiterlos satlites medceos, que anunci con el Sidereus nuncius, se traslad a Florencia con el ttulo de matemtico y filsofo del Gran Duque, En 1611 hizo un viaje a Roma, obteniendo un gran triunfo con la presentacin de su anteojo. Al ao siguiente comenzaron los ataques contra el heliocentrismo. por l defendido, y que fue condenado por el Santo Oficio en 1616. Galileo tuvo que prometer no volver a ensearlo o defenderlo. Pero en 1632 la publicacin del Dilogo sobre los sistemas del mundopareci una Infraccin de aquella promesa y prohibicin. Galileo. citado a Roma, fue relegado al lugar por l designado, su villa de Arcetri, donde vivi los ltimos aos en la ejecucin de su obra maestra Discorsi e dirnostrazioni matematiche intorno a dte tuto ve scienze < 1638). Muri en 1642. Sus descubrimientos iniciaron la ciencia moderna. Los que describimos aqu sumariamente. En el campo de la astronoma, con el admirable invento del anteojo, descubri las montaas de la Luna, las fases de Venus, los cuatro satlites de Jpiter, el anillo de Saturno; resolvi la Va Lctea en un conglomerado de estrellas y, finalmente, descubri las manchas solares, disipando as definitivamente el prejuicio aristotlico de una distincin entre la fsica terrestre (del mundo corruptible) y la fsica celeste (del mundo incorruptible). En el campo de la fsica afirm el isocronismc del pndulo, invent el termmetro de aire, el comps geomtrico, el reloj de pndulo y, sobre todo, descubri las leyes del movimiento y las de la cada de los cuerpos, poniendo as las bases de la mecnica. En estas leyes est formulado el principio de inercia; se pone el exacto criterio de medida de las fuerzas, no en la velocidad, sino en el aumento de la misma o aceleracin ; se postula la proporcionalidad de la fuerza de gravedad a la cantidad de la materia (peso).

    A las obras recordadas arriba hay que aadir el Saggiatore (1623).

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  • FRANCO AMERIO

    Era una idea difundida que la ciencia tena que construirse

    partiendo de la experiencia, y flotaba en el ambiente una desconfianza

    en los mtodos aprioristas y deductivos de la ciencia aristotlica. No es

    steel antiaristotelismoel mrito de Gali- leo. Su mrito est ms

    bien en haber definido con seguridad el mtodo para el conocimiento

    de la naturaleza y el carcter que tal conocimiento asume. Cmo

    llegar a un conocimiento de la naturaleza que abandone la vaguedad,

    la aproximacin, la incertidumbre? Toda certeza es fruto de la razn y

    la demostracin es la que da la certeza racional. En la ciencia no se

    puede uno contentar con la certeza vulgar, fundada sobre la

    materialidad del hecho, sobre la inmediatez del dato; esta certeza

    vulgar, en efecto, no sabe justificarse y por lo mismo no puede

    comunicarse ni ponerse como universalmente vlida. La

    experienciaescribe Galileoes del todo insuficiente; en efecto, en

    todos los hechos naturales, por m observables, me asegura el an sit,

    pero no me da ningn indicio del quomodo" (Opere, ed. nac., XVIII, p.

    208).

    Galileo no puede contentarse con una ciencia puramente com-

    probativa, descriptiva y aproximativa. La ciencia es demostracin. El

    problema fundamental para Galileo es, pues, cmo introducir la

    demostracin en la experiencia, cmo encontrar en sta la necesidad,

    cmo hacer una fsica demostrativa. Galileo recoge a este propsito la

    sugerencia procedente de las matemticas con su naturaleza apodctica

    y su discurso demostrativo. Hay que introducir las matemticas en la

    naturaleza: la objetividad de la ciencia ir ligada a la experiencia; la

    demostratividad y la necesidad irn ligadas a la matemtica.

    Igualmente se requieren observacin y razn, hecho y demostracin

    para tener ciencia, o sea conocimiento exacto y necesario de los

    fenmenos. Pero es posible introducir la matemtica en los

    fenmenos, en la naturaleza? S, porque matemtica significa cantidad

    y el aspecto cuantitativo es uno de los aspectos del mundo fsico.

    Entonces ser necesario tomar el mundo fsico en este su aspecto que,

    por otra parte, no es tanto un aspecto junto a todos los otros, cuanto

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  • RACIONALISMO Y EMPIRISMO EN LOS SIGLOS XVII y XVIII

    un aspecto de todos los otros. ^De este modo, ciencia ser estudio de los

    aspectos cuantitativos del mundo material y de los aspectos cualitativos

    slo en cuanto reducibles de alguna manera a la cantidad. Se comprende

    que Galileo, hablando de las afecciones de los cuerpos, susceptibles

    de trato cientfico, enumere el lugar, el movimiento, la figura, la

    magnitud, la opacidad, la mutabilidad, la produccin, la disolucin

    (Delle macchie solari, en Opere, ed. nac., V, p. 188), entendiendo

    produccin y disolucin como simple transposicin de partes. El

    inicio de la ciencia no es ya la genrica e imprecisa observacin

    baconiana, sino que es una nueva observacin, atenta a la medida de los

    diversos aspectos cuantitativos, tanto en su ser como en su devenir, en

    funcin del factor tiempo, l tambin de estructura cuantitativa, y por

    tanto, matematizable. El resultado a que tiende el proceso inductivo

    sobre estas bases matemticas es la determinacin de una relacin

    constante, funcional, al menos entre algunos de esos aspectos

    cuantitativos. Esta relacin constante, representable matemticamente,

    y por ello exactamente, es la ley. Ahora bien, precisamente Galileo pone

    en la ley el objeto de la investigacin cientfica; la leyes el objeto de la

    ciencia. No es difcil advertir aqu precisamente el momento decisivo de

    la epistemologa ga- lileana, que es la que define perspicuamente la

    ciencia, distinguindola de la filosofa. En efecto, la filosofa busca la

    explicacin ltima de lo real en la naturaleza ntima, en la esencia; es

    una bsqueda orientada en sentido cualitativo. La ciencia en cambio,

    investiga la ley, las relaciones constantes, conforme a las que suceden

    los fenmenos; es, pues, una investigacin orientada en sentido

    cuantitativo. La filosofa responde a la pregunta: qu es?, por qu? Es

    un conocimiento explicativo de la experiencia. La ciencia a la pregunta:

    cmo sucede? Es un conocimiento descriptivo de la experiencia.

    Ciencia, en fin, es descripcin legal. Y como tal descripcin no puede

    menos de hacer uso de la matemtica, la matemtica es un instrumento

    indispensable de la ciencia. As con Galileo la ciencia ha adquirido una

    propia fiso

  • FRANCO AMERIO

    noma, independizndose de la filosofa. Una cosa es el conocer

    filosfico, cualitativo, explicativo; otra, el conocer cientfico, legal,

    descriptivo, cuantitativo.

    Fcilmente puede medirse la novedad e importancia de este

    concepto de ciencia galileano con slo parangonarlo con el ba-

    coniano. Bacn no ha captado ni el objetola ley, ni el

    instrumentolas matemticasde la ciencia. La ciencia baconiana es

    an cualitativa, con nostalgias de explicaciones profundas y de

    esencias. En suma, no consigue an distinguirse de la filosofa. Con

    Galileo se da el gran paso. La oscura meta a que tendan los esfuerzos,

    las esperanzas, los intentos de tantos investigadores y naturalistas del

    siglo xiv en adelante, se ha conseguido ahora. La ciencia, finalmente,

    ha tomado clara y segura conciencia de s. Deja a la filosofa esencias y

    causas, para interesarse tan slo en la exacta descripcin y en la ley.

    Respecto a la investigacin cientfica. Galileo escribe la clebre

    expresin: Pretender la esencia de las prximas sustancias

    elementales me parece tan imposible y vano como pretender la de las

    remotsimas y celestes (Delle macchie solari, Opere, V, p. 187).

    La ciencia ser tanto ms exacta y fecunda cuanto ms fiel sea a

    esta su naturaleza legal y cuanto ms sinceramente acepte sus propios

    lmites. Renunciando a las esencias tendr que renunciar tambin al

    valor, al significado profundo de las cosas y del universo, ya que

    significado y valor dependen de las estructuras profundas de lo real, de

    las esencias, de las determinaciones cualitativas. Por eso la ciencia

    nada tiene que decir al hombre en cuanto tal; no puede resolver

    ninguno de sus problemas; por s misma la ciencia no es humana. Es

    tan imposible sustituir religin y filosofa en su cometido especfico,

    que toda veleidad en este sentido comprometera la autonoma que

    condiciona su autenticidad y fecundidad.

    Hemos dicho que la ley es el objeto de la ciencia. Pero la ley no se

    encuentracomo quera Bacncon una simple vin- demiatio; no

    resulta automticamente de una suma, por precisa

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  • RACIONALISMO Y EMPIRISMO EN LOS SIGLOS XVII Y XVI II

    que sea, de observaciones. El trnsito de la observacin y del anlisis a

    la formulacin de la ley es el momento caracterstico del genio

    inventivo; implica siempre una especie de superacin de una situacin

    lmite, una interpretacin de los resultados de la experiencia, una

    liberacin de la incertidumbre y de la contradiccin de que estn

    afectados los fenmenos, una adivinacin de la convergencia de sus

    orientaciones. El momento de la formulacin de la ley se convierte, as,

    en el momento de la formulacin de una hiptesis; la ley se presenta

    como hipottica; asume el valor de una hiptesis que hay que verificar.

    La posicin de Ga- lileo se aparta netamente, ahora tambin, de la de

    Bacn, pues que la hiptesis es precisamente una de las anticipaciones

    que ms aborreca Bacn y contra la que ms pona en guardia. Para

    Bacn hay que esperar la respuesta de la naturaleza; en cambio, para

    Galileo hay que anticiparla. La ciencia no estar nuncacomo

    acariciaba Bacnal alcance de todos, como si fuese fruto

    simplemente de la constancia, de la diligencia y de la paciencia. La

    ciencia es fruto privilegiado del genio que intuye adivinando, porque la

    formulacin de la hiptesismomento crucial del proceso

    cientficono es fruto de experiencia y coleccin de hechos, o de

    razonamiento y demostracin, sino de intuicin genial.

    Experiencia y demostracin constituyen, en cambio, en una sntesis

    armoniosa el tercer momentodespus de la observacin y la

    hiptesisdel mtodo galileano. Es el momento de la verificacin. Si

    antes hemos ascendido de la experiencia a la matemtica, ahora

    debemos descender de la matemtica a la experiencia; hemos

    matematizado la experiencia, ahora hay que experimentar la

    matemtica. Si se da, tericamente, la posibilidad de captar la ley

    construyndola sobre los datos, de hechocomo se ha dichosu

    formulacin toma el aspecto de una hiptesis que hay que verificar. Se

    trata de saber si la naturaleza procede efectivamente del modo que

    hemos enunciado en la ley. Para esto hay que hacer hablar a la

    naturaleza misma, y ello se logra mediante el experimento, que es un

    fenmeno provocado artificialmente

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  • FRANCO AMERIO

    segn los principios de la hiptesis. Se trata de crear una especie de

    naturaleza artificial que, realizando los supuestos de la hiptesis, deber

    funcionar o no de un determinado modo, segn que la hiptesis sea

    verdadera o falsa, realizada o no en la naturaleza. Dejando aparte los

    problemas y el desenvolvimiento que exige la doctrina aqu insinuada,

    nos limitamos a observar que una vez ms el mtodo de Galileo procede

    en sentido contrario al vaticinado por Bacn, porque el experimento es

    precisamente un forzar la naturaleza a hablar, un arrancarle su secreto, y

    no un esperar que ella hable. En el experimento se tiene otro aspecto del

    carcter demostrativo de la fsica de Galileo: la demostracin

    necesaria que une en armnico equilibrio razn y experiencia, a la que

    la ciencia aspiraba. El mtodo de Galileo es el verdadero mtodo

    experimental, porque introduce el concepto exacto de experimento. Y

    Galileo ha hecho un uso precioso de l. Baste recordar los clsicos

    experimentos para verificar la ley de la cada de los cuerpos, de los ms

    simples referentes a la cada libre, a los ms complejos referentes al

    plano inclinado, de los que Galileo nos ha dejado una ntida descripcin

    en la tercera jornada del dilogo sobre las Nuevas ciencias.

    Ya se comprende que los diversos momentos aqu analizados por

    separado y como cronolgicamente sucesivos se interfieren

    recprocamente, de suerte que, no slo la hiptesis sugiere el

    experimento, sino que el experimento corrige la hiptesis, y la hiptesis

    corregida remite a observaciones antes descuidadas, y stas a su vez

    sugieren nuevos experimentos, etc. La ley cientfica no nace como

    Minerva del cerebro de Jpiter, sino que se elabora a menudo

    fatigosamente. Ejemplo, la misma ley de la cada de los cuerpos, cuyas

    sucesivas aproximaciones son logradas con un ininterrumpido trabajo

    que Galileo describe desde el primer paso en el dilogo recin

    recordado, que suprimi la ley aristotlica de la velocidad de cada

    proporcional a los pesos. Es el valor cientfico de la experiencia

    entendida como experimento lo que Galileo exalta escribiendo, por

    ejemplo, que entre las segu

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  • RACIONALISMO Y EMPIRISMO EN LOS SIGLOS XVII Y XVI II

    ras maneras de conseguir la verdad est el anteponer las experiencias a

    cualquier discurso, al no estar nosotros seguros de que en steal

    menos, encubiertamenteno se haya introducido ninguna falacia,

    siendo, en cambio, imposible que una sensata experiencia sea contraria

    a la verdad" (Lett. a Liceti, en Opere, ed. nac., XVIII, p. 249). Y Galileo

    tiene plena confianza en una hiptesis ya confirmada, en una ley

    cientficamente establecida; no puede ser desmentida por la

    experiencia, de manera que bastar razonar sobre ella para que las

    conclusiones que de ella se deducen no tengan necesidad de control

    experimental, pues son conclusiones necesarias de discurso apodictico:

    Yo sin experiencia estoy seguro de que el efecto se seguir como digo,

    porque es necesario que as se siga... sin ninguna otra experiencia; con

    buena y concluyente demostracin podemos claramente probar...

    (Mass. sist., en Opere, ed. nac., VII, p. 171; Nuove Scien- ze, ib., Vin, p.

    107).

    Las lneas maestras del mtodo experimental trazado por Galileo

    sirven an hoy para definir el procedimiento usado por la ciencia. Entre

    el empirismo excesivo, en que queda aprisionado el mtodo baconiano,

    y el racionalismo excesivo a que llegar el mtodo cartesiano,

    resolviendo incluso la fsica en la matemtica, el mtodo de Galileo

    realiza el equilibrio de sentido y entendimiento, empirismo y razn, y

    justamente se denomina experimental por el experimento, en el que

    estpor decirlo as la verdad combinada de ambos elementos.

    La ciencia, autnoma y desprendida de la filosofa, ha iniciado con

    Galileo su triunfal camino. La distincin y la autonoma no significan,

    sin embargo, ni separacin ni mucho menos contraste. En efecto, la

    filosofa impregna necesariamente la ciencia, que encuentra en

    ellaconsciente o inconscientementelos propios presupuestos y la

    propia justificacin. As, son presupuestos metafsico-gnoseolgicos de

    la fsica galileana: Dios como principio de la inteligibilidad y de la

    inteligencia, la aptitud del entendimiento para conocer la verdad, el

    valor de los principios

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  • FRANCO AMERIO

    de identidad, causalidad, razn suficiente; el principio de la

    simplicidad de la naturaleza y de su racionalidad. Galileo escribe en el

    Saggiatore acerca de la estructura matemtica de la naturaleza el

    conocidsimo texto: La filosofa est escrita en ese grandsimo libro

    que continuamente est abierto ante nuestros ojos (el universo); pero

    no se puede entender si primero no se aprende la lengua y se conocen

    los caracteres en que est escrito. Est escrito en lengua matemtica y

    los caracteres son tringulos, crculos y otras figuras geomtricas, sin

    cuyo medio es imposible entender nada humanamente; sin ellos es

    como dar vueltas intilmente por un oscuro laberinto (Saggiatore, n. 6,

    en Opere, VI, p. 232).

    Adems de estas tesis metafsico-gnoseolgicas, que no

    contaminan la investigacin cientfica, sino que la justifican, siendo

    sus presupuestos, se hallan, no obstante, en Galileo otras tesis

    filosficas que contaminan la pureza de la ciencia y amenazan su

    autonoma apenas conquistada. Provienen todas de no haberse atenido

    bien al carcter metodolgico de ciertas afirmaciones fundamentales,

    como la referente al aspecto cuantitativo de la investigacin cientfica.

    En efecto, la ciencia fue definida como conocimiento del aspecto

    cuantitativo de la realidad o conocimiento de la realidad mirada bajo el

    aspecto cuantitativo. Resulta fcil el paso de la afirmacin de este

    carcter cuantitativo como lo nico cognoscible cientficamente, a

    afirmarlo como lo nico cognoscible absolutamente y hasta como lo

    nico real. Es fcil pasar de la omisin de los otros aspectosomisin

    que condiciona el carcter cientfico de la investigacina su

    negacin: pasar de su no significacin cientfica a su no significacin

    ontolgica. Evidentemente es ste un paso de ningn modo impuesto

    por la ciencia ni justificado cientficamente. Esta negacin entrara en

    el campo de la filosofa y debe ser justificada filosficamente. Quien

    pretendiese poner tal doctrina en nombre de la ciencia, confundira

    ciencia con filosofa, retornando a la indistincin pregalileana. Ahora

    bien, que esto ocurriese a Galileo lo dejan entrever algu-

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  • RACIONALISMO Y EMPIRISMO EN LOS SIGLOS XVII Y XVI II

    as pginas muy conocidas, como aquella en que niega la objetividad de

    las cualidades secundarias (Saggiatore, Opere, VI, pginas 348-9) y

    aquella otra en la que reduce las transformaciones sustanciales a simple

    movimiento local (MUS. Sist., en Opere, VII, p. 64). Subjetivismo y

    mecanicismo parecen as conclusiones a las que se encamina el

    pensamiento galileano; y de hecho, el subjetivismo y el mecanicismo

    acompaan el desarrollo de la ciencia durante dos siglos. Perocomo

    se ha dichoson stas tesis metafsicas, fundadas sobre una filosofa,

    aunque pudiera parecer que lo estuviesen sobre la ciencia. El

    hundimiento de las concepciones mecnicas de la fsica clsica,

    ocasionado por la reciente fsica cuntica e indeterminista, ha operado

    una clarificacin definitiva: el mecanicismo ha sido superado, la ciencia

    fsica contina y contina segn la frmula galileana: indagacin de la

    ley, matemtica, hiptesis, experimento. La tentacin filosfica de la

    ciencia renace, por lo dems, incesantemente, aunque parezca superado

    el momento positivista, en el que la ciencia se pona como filosofa y

    religin. El mismo Galileo cedi a la tentacin, aunque sea a l a quien

    la ciencia moderna debe su nacimiento y su estatuto. Por ambas cosas

    ocupa Galileo un puesto notable incluso en la historia de la filosofa.

    4. Descartes

    El ambiente que hay que tener en cuenta para entender la filosofa

    de Descartes en su historicidad es el del tardo Renacimiento, en el que

    pululaban nuevas y audaces interpretaciones del universo, fabricadas

    demasiado apresuradamente sobre crticas sumarias del pasado y sobre

    una confianza incontrolada en el presente inmaturo. Crean interpretar

    las nuevas necesidades y colmar las nuevas exigencias inspirndose

    demasiado en la riqueza inagotable del mundo antiguo, en aquellas

    fuentes pre y postaristotlicas que parecan ms aptas para liberarse del

    aristote- lismo escolstico, sostenido todava y dominante en muchos

    am

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  • FRANCO AMERIO

    bientes de la cultura oficial. Audacias de innovadores, resistencias de

    escolsticos, ingenuidad de humanistas, que haban conducido a un

    escepticismo general, ya mitigado por el fidesmo gracias al influjo

    operante del cristianismo como en Charron y Montaigne, ya reflejado

    prcticamente en el programa y en la vida de los llamados libertinos.

    Descartes3 recoge las preocupaciones de su tiempo en una filosofa

    cuyo intento inicial es combatir el escepticismo mediante la

    restauracin de la unidad del saber filosfico. Son las matemticas las

    que le trazan el camino para llegar a ese resultado; las conoca

    profundamente y las haba hecho progresar no poco, con la

    introduccin sobre todo de la geometra analtica. En efecto, no puede

    menos de sorprender el espectculo que ofrece el mundo matemtico

    en oposicin al que presenta el mundo filosfico. Disensiones,

    opiniones, incertidumbres en este ltimo; concordia, unanimidad,

    certeza en el primero. De dnde le viene a las matemticas semejante

    privilegio? Le parece a Descartes que ello depende esencialmente del

    mtodo. Por tanto se impone la conclusin de aplicar a la filosofa el

    mtodo de la matemtica, para dotarla tambin de la certeza propia de

    sta. Ahora bien, el mtodo matemtico esencialmente consiste en un

    proceso deductivo, que parte de un fundamento indubitable. De este

    3 Nacido en La Haye en 1596, se educ con los Padres Jesutas en el colegio de nobles de La Flche. Se doctor en Derecho en la Universidad de Poitiers. Despus de un perodo de vida disipada en Pars, se dedic a viajar y fue a Alemania e Italia. Se sum tambin, aunque breves meses, al squito del duque de Baviera durante la Guerra de los Treinta Aos. Diez ms tarde, se retir a Holanda, donde se entreg sosegadamente a sus estudios. Llamado a Estocolmo por ruegos de la reina Mara Cristina, deseosa de aprender de l la filosofa, muri al ao siguiente (1650) en dicha capital. Las principales obras filosficas son el Discou's de la mlhode, introduccin a un trabajo cientfico; las Meditationes de prima philosophia, ccn una serie de Respuestas a las objeciones que le haban dirigido varios filsofos, telogos y sabios: los Principia philosophiae. como manual ordenado y completo de su pensamiento. Pudense tambin tener presentes las Regulae ad directionem ingenii y Les passions de l ame.

    32

  • R A C I O N A L I S M O Y E M P I R I S M O E N LOS SIGLOS XVII Y XVIII

    modo, el primer paso de la filosofa de Descartes no es otro sino la

    bsqueda de ese punto de partida indubitable.

    Tratndose no de una disciplina particular, sino de la filosofa, o

    sea, del saber absoluto, sin presupuestos, y habida cuenta que de la

    indubitabilidad o certeza del principio depender la de todo el sistema,

    as como la de cada una de las proposiciones del mismo, la

    indubitabilidad o certeza de dicho primer principio tendr que ser

    absoluta e incondicionada. Por consiguiente, lo que se le presenta a

    Descartes con una sensibilidad nueva y con una importancia nunca

    presentida hasta ahora es el problema del inicio del filosofar. Problema

    que hallar una respuesta original a travs de la duda metdica.

    Todos conocen al menos el ttulo del escrito ms famoso de

    Descartes: Discours de la mthode. Puede considerarse como la Carta

    Magna del nuevo filosofar; si como hemos dicho, la filosofa es, para

    Descartes, cuestin de mtodo, un discurso sobre la renovacin de la

    filosofa no podr menos de ser un Discurso del mtodo. Por lo dems,

    el problema del mtodo era el problema del momento. Pinsese en

    Bacn y en todos los esfuerzos para superar el silogismo aristotlico y

    la deduccin escolstica antes de llegar al nuevo mtodo experimental.

    Ni se poda engaar a nadie sobre la importancia de la renovacin

    metdica, como si se tratara de algo puramente lgico en sentido

    formal, de algo extrnseco al saber mismo, desde el momento que era

    patente, por ejemplo, que el nuevo mtodo experimental significaba, a

    la vez, la nueva ciencia galileana. Tambin en Descartes el nuevo

    mtodo significar, a la vez, la nueva filosofa.

    Esta nueva filosofa sienta como premisa la duda metdica, que

    consiste en rechazar como absolutamente falso todo lo que pueda ser

    objeto aun de la ms pequea duda (Principios, 1. I, 2). En el fondo,

    Descartes no ha hecho sino entender rigurosamente la obvia

    enunciacin de que lo indubitable es aquello de lo que no se puede

    dudar. De aqu la tcnica para el hallazgo de semejante indubitable.

    Puedo dudar de todo o hay

  • FRASCO AMERIO

    algo de lo que no puedo dudar? Se sobrentiende que el poder de que

    se trata no precisa estar fundado en razones: es un poder radical. Pues

    bien, por muy insensata que pueda aparecer mi duda sobre la realidad

    de las cosas externas, de los otros hombres, de m mismo como cuerpo,

    el hecho es que una tal duda puede ser formulada. Se derrumba, pues,

    la certeza de los sentidos y la del razonamiento, la de la experiencia

    externa y la de la interna. No se resiente, sin embargo, la certeza de m,

    que dudo, y no se resiente, porque es la condicin de la misma duda:

    no puedo dudar de m mismo en el acto de dudar. Hemos llegado,

    pues, a travs de la duda metdica, a la primera certeza o

    indubitabilidad sobre la que podr erigirse slidamente todo el edificio

    filosfico, al yo dudo o, puesto que la duda es un modo de pensar, al

    pienso, luego existo: cogito, ergo sum (Discurso, parte IV).

    Es sta una de aquellas frmulas de contenido tan concentrado, que

    no bastan siglos de especulacin para extraer todas sus virtualidades. Ni

    se nos pasa por la mente hacer aqu un comentario de la misma.

    Solamente intentaremos hacer ver su conexin con el pasado y con el

    futuro. Con el pasado, puesto que ya Campanella (sensus sui), y antes

    todava, San Agustn (si fallor, sum) haban recurrido a la intimidad de la

    conciencia y a lo absoluto del pensamiento como a algo indubitable e

    inconcuso capaz en realidad de desbaratar todo escepticismo. Con el

    futuro, porque el cogito cartesiano introduce en la filosofa una

    modificacin de gran relieve, enriquecindola con un nuevo punto de

    vista. Si efectivamente el pensamiento es garanta del ser (cogito, ergo

    sum), y no al revs, resulta que la indagacin sobre el pensamiento sirve

    de fundamentacin a la del ser. As se va operando aquel cambio de

    perspectiva caracterstico de la filosofa moderna: del planteamiento

    metafsico al gnoseolgico.

    Dueo ya de la primera certeza, no le queda a Descartes sino

    proceder deductivamente hacia la estructuracin de la filosofa: no slo

    de sta, sino de todo el saber. De hecho no se

    34

  • RACIONALISMO Y EMPIRISMO EN LOS SIGLOS XVII Y XVI II

    podr ya dar la posibilidad de distinguir esferas diversas del saber, de

    distinguir, por ejemplo, un modo de conocer cientfico de uno filosfico,

    porque hay un solo modo de conocer autntico: el que procede

    deductivamente del cogito. El saber constituye un sistema unvoco o,

    segn la metfora del propio Descartes (carta a Clerselier), forma como un

    organismo del que algunas disciplinas (la filosofa) son races, otras

    tronco, ramas, hojas, etc. (las diferentes ciencias).

    Pero antes de continuar se precisa un criterio de certeza, es decir,

    una medidametrocuya aplicacin constante me haga inmune de

    todo error, dndome la seguridad de no dar pasos en falso en el acto de

    deducir. Y es claro que el criterio de certeza, en fuerza del cual es cierto

    todo lo que es cierto, habr de hallarse tambin, y sobre todo, en la

    certeza nica que ahora poseo. Qu origina, pues, la indubitabilidad, la

    certeza del cogito? El patentizrseme clara y distintamente. Concluyo:

    todo lo que, al igual del cogito, se me patentice en una idea clara

    (evidente a una mente despierta) y distinta (que se diferencia netamente

    de todas las otras) ser, como el cogito, verdad certsima. He ah el

    criterio cartesiano: la idea clara y distinta, o sea la evidencia intelectiva

    (Principios, lib. I, 44-46). La transparencia del sentido o la fuerza de la

    persuasin ntima, para Descartes, no poseen valor teortico.

    Lo que hay aqu es una enrgica e intransigente reivindicacin de la

    razn humana como valor nico de verdad. Se trata de una especie de

    racionalismo abstracto que se desarrollar en el siglo inmediato hasta el

    iluminismo. Abstracto, bien por estar fundado exclusivamente en la

    claridad y deductividad de tipo matemtico, bien por no tomar en

    consideracin los elementos concretos, sensitivo-pasionales, en que se

    hallan inmersos idea y pensamiento. Se va hacia una desencarnacin de

    la verdad, hacia una concepcin inmvil y superceleste, que terminar

    por comprometer el significado humano y dramtico de la verdad misma

    35

  • FRACCO AMERIO

    y tambin el equilibrio de la sntesis filosfica cristiana, basada por

    entero en la armona de razn y fe.

    Es claro, en efecto, que el campo de la revelacin, campo del

    sobrenatural, del misterio, es inaccesible al canon de las ideas claras y

    distintas. Fe y razn tienden a ponerse, por tanto, no slo como

    autnomas sino recprocamente extraas (Ib., lib. I, 76). Por este lado

    Descartes prosigue la senda de Ockham, en vez de la de Santo Toms,

    aunque piense poder mantenerse en sta, afirmando la no contrariedad y

    la colaboracin de razn y fe. Ha dado ejemplo de la colaboracin

    tratando con insistencia de aplicar su doctrina fsica al misterio

    eucarstico (Resp. a las IV objec.).

    La primera verdad reconquistada segn el nuevo mtodo es la

    existencia de Dios (Medit., III). Partiendo del cogito, de tres maneras

    diferentes llega Descartes a Dios. La clave de las tres est en la idea de

    Infinito o Perfecto, que Descartes, agustinia- namente, supone presente

    a la mente, originante y condicionadora de toda otra idea y, por esto

    mismo, ms clara que todas las otras. De aqu la fecundidad teortica de

    esa idea. Ante todo, se presta a fundamentarmejor que el ente

    anselmiano, mayor que el cual nada puede pensarseuna

    argumentacin ontolgica; o sea, autoriza derivar inmediatamente la

    existencia del concepto. No es menester ninguna otra cosa para atribuir

    una nota a un ente sino el hallarla necesariamente incluida en su

    concepto; ahora bien, en el concepto de Perfecto est necesariamente

    incluida la existencia; luego lo Perfecto, Dios, existe.

    Las otras pruebas son ms tpicamente cartesianas. Ambas utilizan

    como medio el principio de causalidad, aplicado a la idea de Perfecto en

    un caso, a la existencia de lo imperfecto en el otro. Puedo,

    efectivamente, preguntarme por el origen de la idea de Perfecto que hay

    en m. No proviene de m ni de las otras cosas imperfectas; luego

    proviene de lo Perfecto. Se podr notar que en este caso el principio de

    causalidad es entendido como claro y distinto y por lo mismo

    justificado, lo que no le

    36

  • RACIONALISMO Y EMPIRISMO EN LOS SIGLOS XVII Y XVI II

    conceden todos a Descartes, en modo alguno. Idntica observacin se

    podra repetir a propsito de tantas otras derivaciones del

    procedimiento cartesiano que, en efecto, se muestra menos exigente de

    lo que tenamos derecho a esperar, atendidos sus presupuestos.

    Oscuramente advierte Descartes la dificultad cuando, en lugar de a la

    idea clara y distinta, se acoge al buen sentido o a la lumire naturelle,

    haciendo subrepticiamente coincidir una con otra. Sin embargo,

    sostiene como evidente la aplicacin de la exigencia causal al contenido

    de una idea, en fuerza de la cual se exige una realidad que tenga, al

    menos, tanta perfeccin cuanta se halla en la idea. Supuesto este uso de

    la causalidad, supuesta la inmediacin y claridad de la idea de Perfecto,

    es vlida la conclusin: lo Perfecto existe como causa de mi idea de

    Perfecto.

    En esta argumentacin est ya presente un motivo fundamental

    para la sucesiva. La imperfeccin del yo proviene del hecho mismo de

    la duda: saber es mejor que no saber (dudar). Tambin aqu se aplica el

    principio de causalidad, acordndonos de que este yo imperfecto, del

    que debemos dar razn, posee sin embargo en s la idea de lo Perfecto.

    Ninguna cosa puede ser causa de dicha imperfeccin, precisamente

    porque ningn agente imperfecto sera capaz de explicar la idea de lo

    Perfecto que aqul en s posee. Como se ve, esta ltima prueba supone

    la precedente como parte suya integrante.

    Con desenvoltura singular habla Descartes de los atributos divinos,

    sin que ni siquiera creyera necesario para el caso intentar un examen

    particular crtico, sino que los deduce inmediatamente de la perfeccin.

    Si Dios es perfecto no engaa a su creatura. De dnde, pues, el error?

    Este problema tiene una importancia decisiva tanto en la metafsica

    como en la gnoseologia cartesiana. Hay que dar, en efecto, una

    explicacin del error que excluya al Creador. Pero esa explicacin no se

    puede hallar si se le reconoce al error un carcter teortico. La facultad

    cognoscitiva tiene por naturaleza precisamente conocer, es

    37

  • FRANCO AMERIO

    decir, aprehender la verdad; si no lo consigue en su actuacin, el

    responsable sera el autor de la naturaleza, Dios. Pero Dios ni se

    equivoca ni engaa. Por tanto, la facultad cognoscitiva, siempre que

    proceda segn su propia naturaleza, es infalible. Y es propio de la

    naturaleza desenvolverse segn el criterio de certeza, desarrollando el

    patrimonio de ideas innatas; y es que, segn Descartes, se hace

    necesario reconocer, al lado de las ideas adventicias (que provienen de

    la experiencia) y de las hechas (producidas por el sujeto), ideas innatas,

    de las que, por ese peculiar carcter de innatas, es responsable el autor

    de la naturaleza. El error es, pues, posible en el caso de que el

    entendimiento funcione contrariamente a las exigencias naturales; lo

    que no puede acaecer, si no es por la intervencin de algo extrao al

    entendimiento mismo. Esta cosa extraa es la voluntad libre que,

    precisamente por serlo, puede inducir al entendimiento a poner el

    propio acto, el juicio, aun faltando las condiciones naturales de

    inteligibilidad. El error, pues, es un acto de libertad. Descartes pone

    para el error la misma condicin que para el pecado: abuso de libertad

    (Medit., IV).

    Se precisan algunas acotaciones a propsito de esta doctrina. La

    primera es que, poniendo a Dios como garante de la verdad, Descartes

    se mueve en un crculo vicioso del que en vano trata de liberarse (Resp. a

    las II objec.). Pues si Dios garantiza la veracidad de la idea clara y

    distinta, la existencia de Dios queda, a su vez, fundada en esa misma

    veracidad. La segunda acotacin es que esa doctrina del error comporta

    un primado de la voluntad entendida como arbitrio. Tambin ahora se

    sita Descartes en la lnea de Ockham. La voluntad, en tanto que es

    libre, domina al entendimiento de manera que su acto caracterstico, el

    juicio, muy bien puede decirse un acto de voluntad. Con esto se da

    cabida a lo irracional en el corazn mismo de la razn, a la vez que

    separa a esta ltima de la voluntad, que de este modo es concebida como

    algo irracional, o sea, indiferente respecto de la razn. La consecuencia

    de tal posicin se ve particu

  • RACIONALISMO Y EMPIRISMO EN LOS SIGLOS XVII Y XVI II

    larmente clara en la cuestin de la voluntad divina que, precediendo

    indiferentemente al juicio del entendimiento, funda tanto la verdad y

    los posibles como la existencia y los hechos (Resp. a las 6 objec.). No sin

    razn se ha hablado de un arbitrarismo divino en Descartes.

    As la filosofa cartesiana se ha adueado desde el principio de las

    dos verdades: alma y Dios, caminando en sentido opuesto al de la

    opinin comn, que ni siquiera concepta a Dios y al alma como

    certezas, o si las tiene como tales, las consigue despus de un supremo y

    fatigoso esfuerzo.

    Respecto del universo fsico, qu podemos saber con certeza? Su

    existencia en primer lugar. No tanto porque nos la hagan ver los

    sentidos, cuanto porque el principio de causalidad, aplicado a la

    pasividad de mi experiencia, presupone el mundo como causa

    explicativa de aquella pasividad. La existencia de las cosas es, por

    tanto, una certeza mediata. Este tipo de mediatez ser luego comn a los

    filsofos de los siglos XVII y xvm.

    Y por lo que hace a la naturaleza de los cuerpos? a sus cualidades

    reales? Basndome en el criterio de certeza, tendr que concluir que

    nicamente son reales los aspectos del universo fsico que se me

    presentan en una idea clara y distinta. Es decir, el mundo no es

    realmente lo que es para mis sentidos (color, olor, etctera), sino

    exclusivamente lo que es para mi entendimiento: extensin. La materia

    se identifica con la extensin. Los aspectos reales de los cuerpos sern

    tan slo los aspectos inmediatos de la extensin o cantidad, como

    dimensiones, figura, movimiento, etctera.

    Nos hallamos frente a la distincin de dos grupos de cualidades

    sensibles: primarias, obj'etivas formalmente; secundarias, subjetivas

    formalmente y slo fundamentalmente objetivas, en el sentido de que

    son interpretaciones cualitativas de una realidad que es slo

    cuantitativa por s misma. Y como no son objetivas las cualidades

    estticas: colores, sonidos, etc., asimismo no son objetivas las

    cualidades dinmicas: fuerzas, energas, potencias,

    39

  • FRANCO AMERIO

    etctera. Es la tesis mecanicista: el universo se reduce por entero a

    extensin y movimiento pasivo (Medit., VI). Con ello se reafirma

    tambin la doctrina de la univocidad del saber con la absorcin de la

    fsica en la geometra. Sin embargo, es muy notable la aportacin de

    Descartes a la fsica, no ciertamente porque debido a aquella

    unificacin haya comprometido su autonoma, sino porque con ella ha

    desarrollado el aspecto matemtico del tratado.

    Descartes reconoce para su mundo la necesidad de una causa motriz

    inicial, Dios. Pero, tras el primer impulso, el movimiento no hace ms que

    transmitirse conservndose, de forma que todos los seres csmicos son

    meros transmisores de movimiento, es decir, mquinas. Hasta las plantas

    y los animales, y el hombre como cuerpo: la vida es mecanismo. No hay

    que ir a buscar en los vivientes un principio vital, un alma o algo

    parecido: no hay ms que un juego maravilloso de movimientos

    transmitidos por maravillosos artefactos. La doctrina del continuo parece

    constituir una dificultad seria contra la teora mecnica; Descartes

    rechaza la tesis atomstica como tesis que no puede prescindir del vaco,

    mientras que el vaco es ininteligible o se identifica con la nada. Tampoco

    puede admitir Descartes condensaciones y rarefacciones reales por haber

    identificado la materia con la extensin. Cree poder resolver la dificultad

    con la teora de los torbellinos, desarrollada detalladamente en sus libros

    de fsica.

    La doctrina cartesiana acerca del alma y del cuerpo origina un

    dualismo metafsico. Para l la distincin, comnmente admitida, de alma

    y cuerpo, es interpretada de forma que se constituyen dos esferas

    contrapuestas y no relacionadas, identificndose la sustancia corprea

    con la extensin inerte y la sustancia espiritual con el pensamiento:

    actividad inextensa. Y es intil toda tentativa de unificar en el hombre

    estos dos mundos no relacionados. Descartes no se dio entera cuenta de la

    gravedad del problema y se limit, por cuenta propia, a confirmar el dato

    experimental de la unidad del hombre en su doble aspecto espiritual

    40

  • RACIONALISMO Y EMPIRISMO EN LOS SIGLOS XVII Y XVI II

    y corporal; pero, cuando quiere afinar ms, termina con disparates

    curiosos como el de la glndula pineal, sede especial del alma, a

    travs de la cual se dara la comunicacin entre lo material y lo

    inmaterial (Les passions, p. I, a. 31). Fcilmente se intuye que este

    problema, en la formulacin cartesiana, es insoluble: es el concepto

    mismo de alma y cuerpo el que exige revisin. De otro modo, el

    problema de las relaciones entre ambos es un pseudo-problema. No

    sin razn los esfuerzos de los futuros pensadores girarn alrededor del

    dualismo.

    En resumen, las novedades de la orientacin dada por Descartes a

    la filosofa son: exigencia crtica, planteamiento racionalista, mtodo

    apriorstico deductivo, univocidad del saber, esplritualismo,

    voluntarismo, mecanicismo, dualismo. En cada una de estas

    posiciones van involucrados muchos problemas: los que constituirn

    el principal incentivo para el pensamiento de los siglos xvn y xvm.

    5. En torno a Descartes

    El influjo de la filosofa cartesiana fue enorme. Domin en su siglo y

    el siguiente. El esprit de gomtrie se convirti en el espritu del

    tiempo y empap toda la cultura del grand sicle ; el principio de la

    razn soberana, el principio crtico de la idea clara y distinta prepar el

    camino a la diosa razn del Ilu- minismo.

    Vamos a ocuparnos ahora de las controversias que ocasion el nuevo

    sistema entre los contemporneos. Tuvo adversarios tenaces y

    sostenedores entusiastas. Entre estos ltimos muchos miembros de

    congregaciones recin surgidas, nacidas en el clima de la Reforma y

    Contrarreforma, y que por esto mismo, ms abiertas a las exigencias del

    tiempo, apreciaban en la sntesis cartesiana el aspecto crtico y el

    planteamiento riguroso que constituan de hecho su mayor novedad y que

    se prestaban mejor al fin apologtico a que iban directamente dirigidos

    sus comunes

    41

  • FRANCO AMERIO

    esfuerzos. Recordamos al P. Mesland, jesuta, al P. Gibieuf, ora-

    toriano, al P. Marsenne, mnimo. Fue sobre todo este ltimo el

    intermediario, por llamarle de algn modo, entre Descartes refractario y

    retirado en Holanda y el mundo de los doctos que constituan en torno a

    su persona una especie de crculo y una academia, til lo mismo al

    progreso de la filosofa que al de la ciencia.

    Contrariamente a stos, otros pensadores, ms conscientes de la

    intrnseca precariedad de algunos puntos del sistema cartesiano,

    prevean sus posibles despliegues y lo atacaban no slo en el terreno

    filosfico sino que tambin llegaban a disputarle el carcter mismo de

    cristiano y hasta de testa. De modo particular sobre este ltimo punto

    fueron vivaces e intransigentes los protestantes holandeses, como

    Gisberto de Voet (Voetius), que protestaba en nombre de la Escritura, y

    sus discpulos que llegaban a parangonar a Descartes con el famossimo

    hereje G. C. Va- nini. No faltaron tampoco los catlicos, entre los

    cuales basta nombrar al ms clebre, D. Huet, que escribi una

    celebradsima Censura philosophiae cartesianae.

    Sin embargo, no es en estos adversarios o seguidores donde se

    refleja el influjo, gigantesco como hemos dicho, del cartesianismo

    sobre el pensamiento moderno. Unos y otros no hacen ms que insistir

    en torno a posiciones cartesianas, sin advertir sus problemas y ver el

    modo de desarrollar sus grmenes y superar sus dificultades.

    Verdaderos cartesianos se muestran aquellos pensadores que, fuera de

    las disputas de escuela, pero posedos de la urgencia de los problemas

    puestos por Descartes, emprenden caminos nuevos y crean un

    pensamiento original. Antes de hablar de ellos, queda por aadir que

    fueron evidentemente adversarios clarsimos de la filosofa cartesiana

    los materialistas, a quienes no podan gustar la desvalorizacin del

    sentido, ni la entronizacin de la razn, ni la afirmacin del alma y de

    Dios como certezas primeras, ni en fin toda la orientacin espiritualista

    de la doctrina. Principales, entre stos, Gassendi y Hobbes.

    42

  • RACIONALISMO Y EMPIRISMO EN LOS SIGLOS XVII Y XVI II

    El primero 4 pertenece, ms bien, al grupo de los renacentistas

    rezagados, puesto que su filosofa se reduce a la reexhumacin y

    reelaboracin del atomismo lucreciano. Acenta particularmente su

    gnoseologa sensista en oposicin al innatismo y esplritualismo

    cartesianos, aunque l mismo en cierta manera se profese espiritualista,

    dejando persistir, junto al atomismo y sen- sismo, las afirmaciones

    acerca de la espiritualidad del alma y la trascendencia de Dios. Lo que le

    falta es la vivificacin y preocupacin del nuevo clima y de los nuevos

    problemas. El encuentro de Gassendi con Descartes fue el encuentro de

    dos pensadores ya formados y heterogneos, de modo que se hizo

    imposible toda recproca y fecunda colaboracin. No muy diferente fue

    el encuentro de Hobbes con Descartes: tambin aqu dos direcciones

    heterogneas recprocamente cerradas, aunque no se puede desconocer

    un mayor influjo de Descartes sobre el filsofo ingls, que acepta su

    mtodo deductivo para la exposicin del propio materialismo. Pero,

    puesto que el materialismo de Hobbes, al contrario del de Gassendi,

    adquiere un significado nuevo en la historia del pensamiento moderno,

    tendremos que volver a ocupamos de l.

    Merece una alusin la actitud de la escuela de Port-Royal, que en

    aquel siglocomo todos sabendomin ampliamente con su prestigio

    la cultura francesa e incluso fuera de Francia. En general, se inclinaron a

    favor del cartesianismo. Su Art de penser, ms conocida como Lgica de

    Port-Royal, fruto de la colaboracin de las dos figuras principales del

    grupo, Arnauld y Nicole, no slo contiene, como se ha dicho, todo el

    jugo del Discurso cartesiano, sino tambin las grandes tesis de la nueva

    fsica y metafsica. El mayor inters concedido a las cuestiones ticas y

    morales muy pronto logr hacer prevalecer sobre el cartesianismo la

    otra determinante de las doctrinas de Port-Royal, esto es,

    4 Fue sacerdote y canonico de Dijon (1592-1655). Entre sus obras: Exercitationes paradoxicae adversus Aristoteleos y Syntagrna philosophiae Epicuri.

    43

  • FRANCO AMERIO

    el jansenismo. En ste ya se nos dan las premisas tanto de la polmica

    anti-malebrancheana de Arnauld como de la polmica anti-cartesiana

    de Pascal.

    6. Pascal

    Con Pascal5 da comienzo el desarrollo del cartesianismo. Gran

    genio de la humanidad, a la vez cientfico y filsofo, sobre l no

    haremos ms que notar la orientacin anti-cartesiana, que le confiere un

    puesto de primera magnitud no slo respecto de la filosofa del siglo

    XVII sino tambin de todo el pensamiento postcartesiano.

    Por una parte, Pascal reconoce las ventajas del nuevo criterio y

    mtodo, pero de otra, sealando sus limitaciones, trata de integrarlos,

    con el fin de que la esfera del conocimiento pueda adecuarse a la esfera

    de la realidad humana, inmensamente ms amplia de lo que son los

    esquemas del proceso lgico abstracto. De ah la reivindicacin del

    valor del experimento junto a la deduccin en el campo de la ciencia,

    as como la reivindicacin del esprit de finesse junto al esprit de

    gometrie, del coeur junto a la raison en el campo de la filosofa.

    El criterio de la deduccin racional es insuficiente en el mbito

    mismo del saber cientfico y crtico. Sobre qu se basan, en efecto, los

    principios de la deduccin misma? Aquella su evidencia de ideas

    innatas, de naturalezas simples que satisfaca a Descartes, le dejan a

    Pascal perplejo, siempre que no se admita explcitamente un criterio

    diferente del que justifica el proceso deductivo (Pensamientos, 282, ed.

    Brunschvicg). Pero el corazn tiene un campo de aplicacin bastante

    ms extenso e importante

    6 Despus de una niez muy precoz y tras fructuosos estudios de fsica y matemtica, se retir en 1654 entre los solitarios de Port-Royal a continuacin de una crisis religiosa y por influjo de doctrinas jansenistas, en cuya defensa y contra la mora! laxista del tiempo escribi las famosas Carlas provinciales. Su fama filosfica se basa en los Pensamientos, que contienen los materiales de una apologa del Cristianismo (1623-1662).

  • RACIONALISMO Y EMPIRISMO EN LOS SIGLOS XVII Y XVIII

    que el de los primeros principios de la ciencia y de la filosofa: aqul

    domina all donde se trate de verdades morales y religiosas y de todo

    cuanto contribuya a conservar e incrementar la convivencia civil

    humana (Ib., 277, 283).

    No es que haya anttesis entre razn y corazn; lo que hay es un

    complemento que a Descartes se le pas desapercibido; debido a esto el

    mundo concreto de la vida y del inters humano, el mundo de los

    problemas ticos y religiosos se le hizo de todo punto inaccesible. Aquel

    inters, que los cartesianos centraban en el mundo fsico, que, resuelto

    en extensin y por ello en geometra, se deja manipular enteramente por

    el criterio de la idea clara y distinta, aquel inters, con el que Pascal se

    haba mostrado complaciente como cientfico, lo redujo, como filsofo,

    a su natural objeto, o sea, al hombre en el misterio de su espiritualidad,

    en el drama de su intimidad. Para esto vaya si se necesita algo ms que

    el proceso deductivo y las ideas claras y distintas! Propugna aqu Pascal

    un mtodo integral que, poniendo en activo todos los resortes humanos,

    colme la insuficiencia teortica y prctica del razonamiento perfecto

    pero ineficaz.

    Este mtodo integral traspasa los lmites propios de los recursos

    naturales. En efecto, una visin completa de la problemtica humana no

    puede plantearse abstractamente, sino slo his- . tricamente. Ahora bien, el

    dato fundamental en la historia del hombre es la unin de la naturaleza con

    lo sobrenatural: el hombre histrico es el Adn cado y redimido por

    Jesucristo. Un doble misteriopecado original y redencin, Adn y

    Jessdefine el significado de los problemas humanos (Ib., 434, 523). Por

    eso resulta intil intentar comprenderlos, y ms resolverlos, con slo, por

    ms que sean todos, los recursos naturales, y menos an, con slo los

    recursos de la razn cartesiana. No puede excogitarse, pues, la solucin del

    misterio del hombre en la filosofa cartesiana, y ni siquiera en pura filosofa

    alguna, sino solamente en el cristianismo (Ib., 435). El grandioso esbozo

    apologtico de los Penses cabalmente fue ideado con el fin de definir

    45

  • FRANCO AMERIO

    la verdad del cristianismo por su exclusiva y exhaustiva capacidad

    de esclarecer el misterio del hombre. Slo la aceptacin de)

    misterio, que entraa el cristianismo, logra esclarecer este otra

    misterio, que es el hombre para s mismo.

    La posicin de Pascal, bien que no se realice en una

    construccin sistemtica, tiene un significado de gran inters en la

    historii del pensamiento en general y en particular de la filosofa

    moderna, porque en ella se hallan orientaciones y motivos cuyo

    desarrollo, juntamente con el de las orientaciones y motivos tipies-

    mente cartesianos, constituyen la atmsfera caracterstica de la

    filosofa y del pensamiento moderno. Su olvido o descuido dio

    origen a una interpretacin unilateral que ha dominado en el pasado

    y que no ha dejado an de dominar: la interpretacin de una

    filosofa del siglo xvn y del xvm como progresiva laicizacin e

    inmanentismo, como progresiva conquista de la autonoma del

    hombre, emancipado de toda fe y de toda trascendencia.

    Si es cierto que se puede determinar en la filosofa moderna una

    lnea de desarrollo en tal sentido, no lo es menos tambin que se

    puede establecer una progresin paralela de interiorizacin religiosa,

    de apertura a la trascendencia y a la fe, de poten- ciamiento

    apologtico de la misma filosofa, de redescubrimiento, en fin, de la

    sntesis cristiana, que la Edad Media por cuenta propia haba

    edificado sobre otras bases y segn otras exigencias. Si es filosofa

    moderna la de Espinosa, Hume y Voltaire, tambin lo es la de Pascal,

    Leibniz y Vico. Ms an: me parece que sta ha de ser la lnea del

    proceso que hay que tener en cuenta para poder recuperar y

    revalorizar las conquistas que indiscutiblemente se realizaron en la

    otra lnea de evolucin. Mejor que hablar de dos lneas de desarrollo,

    sera ms exacto hablar de un doble hilo en el que se entreteje la

    nica trama de la filosofa moderna. Disociar ambos hilos y, peor,

    eliminar uno de ellos, comporta la renuncia a comprender este

    perodo histrico.

    46

  • RACIONALISMO Y EMPIRISMO EN LOS SIGLOS XVII Y XVI II

    El significado de Pascal consiste precisamente en la enrgica

    reivindicacin del aspecto concreto de la vida humana, que logra su

    razn de ser, si no se la clausura en la razn abstracta, antes bien se la

    completa en el corazn y se abre a la fe. El camino del hombre

    hacia la clarificacin de su experiencia concreta es el camino hacia

    una nueva apologtica, que Pascal precisamente ha tenido el mrito

    de adivinar y conseguir antes que ningn otro, sealando una senda

    que ser recorrida hasta nuestros das, por ejemplo por M. Blondel.

    Apologtica nueva, es decir, interior e integral. Interior, porque

    arranca, no de las cosas, sino de las exigencias del hombre en el

    drama de su existencia y de su historia; integral, porque, recogiendo

    todas las anttesis de esa existencia y de esa historia, indaga la

    solucin, poniendo en juego los resortes integrales del hombre, hasta

    hacer que el cristianismo se realice, no tanto mediante la crtica

    histrica o la dialctica filosfica, cuanto mediante la experiencia

    vital.

    7. Los problemas de la filosofa post-cartesiana

    Como ya hemos advertido, las incongruencias ms graves de la

    filosofa cartesiana se resumen en el dualismo: en efecto, su

    abstractismo, polarizado en los dos conceptos espritu-pensamiento y

    materia-extensin, desmiente la exigencia de lo concreto.

    Precisamente el problema del dualismo es el que ms directamente ha

    preocupado a los pensadores del siglo xvn. Se suelen distinguir dos

    corrientes en la herencia cartesiana de aquel siglo: la corriente

    racionalista y la empirista. Aunque haya de tomarse esa distincin con

    mucha elasticidad, cuidando de no aumentar una oposicin que resulta

    slo relativa y parcial, tiene un fundamento objetivo que la justifica y

    sirve a modo de esquema clarificador de aquel denso perodo. En el

    fondo, se trata de dos maneras diferentes de sentir los problemas

    cartesianos y de dos orientaciones diversas en el intento de

    resolverlos.

    La corriente racionalista siente, inicialmente, el problema del

    47

  • FRANCO AMERIO

    dualismo como problema de las relaciones entre alma y cuerpo y,

    genricamente luego, como problema metafi'sico, es decir, problema

    de las relaciones entre pensamiento y extensin, bajo esta otra

    frmula de sustancia y causalidad. Se busca la solucin segn el

    espritu de las ideas innatas cartesianas, de la deduccin, del apriori,

    en fin, de la razn pura. En esta lnea afirma Espinosa, exasperando el

    criterio de la perspicuidad ideal, que la sustancia es unvoca y nica;

    y formula as un vigoroso monismo que, fundamentalmente, no es

    ms que un eco de la sentencia de Parmnides, el primer racionalista,

    que lleg tambin a este principio, ndice de la suprema claridad de la

    razn: el ser es, el no-ser no es. Malebranche, por cuenta propia,

    queriendo sustraerse a la fascinacin de la posicin monista, lo

    consigue solamente a medias; pone, es cierto, la multiplicidad de los

    seres, pero niega la multiplicidad de los agentes. Leibniz se mantiene

    en idntico compromiso, limitndose a concentrar en un punto

    (armona preestablecida) la accin divina, que Malebranche distenda

    en el tiempo (ocasionalismo).

    La corriente empirista, por el contrario, siente el problema del

    dualismo, inicialmente, como problema de las relaciones entre

    sensacin y concepto y, genricamente luego, como problema gno-

    seolgico, es decir, problema del origen y del valor del conocimiento.

    Se busca la solucin desde el punto de vista del aposte- riori, de la

    experiencia, de la sensacin, considerada, al revs de Descartes,

    como poseedora de valor teortico, ms an, como fuente de toda

    teoreticidad. Este intento de valorizar la sensacin deriva de fuentes

    extra-cartesianas, vigentes en la Inglaterra del siglo xvn y que se

    reasumen en T. Hobbes. La problemtica cartesiana unida a las

    tendencias sensistas ha dado origen a una concepcin del sujeto

    cognoscitivo como pasividad. La preocupacin, en efecto, de alejar el

    peligro del concordismo, al que se llegaba fatalmente tras haber

    separado al espritu de las cosas y de haber encerrado el conocer en la

    ciudadela abstracta del inna- tismo, distancindolo de todo posible

    encuentro con la plenitud

    48

  • RACIONALISMO Y EMPIRISMO EN LQS SIGLOS XVII Y XVI II

    de la experiencia, es lo que ha obligado a hacer nacer el conocimiento

    desde objeto exclusivamente. Y de aqu se llegar a la tabula rasa de

    Locke y a las leyes de asociacin de Hume, en las que, sin embargo, el

    empirismo, en deduccin lgica, halla su autocrtica. Una vez ms se

    pierde el sentido concreto de la experiencia.

    Si la corriente racionalista no haba sido capaz de restaurar el

    sentido concreto del ser en su unidad y multiplicidad dinmica, la

    corriente empirista no es capaz de restaurar el sentido concreto del

    conocer en el equilibrado contrapeso de objeto y sujeto. Kant ser el

    primero en intentar la restauracin del sentido gno- seolgico concreto;

    lo que no conseguir sino despus de haber innovado el planteamiento

    mismo del filosofar, pues las sendas iniciadas por la especulacin

    cartesiana haban sido recorridas hasta el final y se haban demostrado

    intransitables. Comienza ahora el segundo momento de la filosofa

    moderna, el momento kantiano, dominado por la nueva problemtica y

    por el nuevo mtodo de Kant, as como el momento precedente haba

    sido dominado por la problemtica y por el mtodo cartesianos.

    Tenemos antes que detenernos en la exposicin analtica de todo lo que

    hemos tan slo esquemticamente indicado.

    8. La tendencia racionalista: Malebranche

    El problema que inmediatamente se present a los cartesianos fue el

    de la accin y de la causa. Si los cuerpos no son ms que extensin inerte,

    no puede decirse que sean verdaderas causas, ya que causalidad significa

    actividad, productividad. Estando las cosas as y no pudiendo los cuerpos

    obrar recprocamente, mucho menos lo podrn hacer sobre el espritu en

    orden a originar los conocimientos, aadindose aqu, a la dificultad ya

    apuntada, la derivante de la heterogeneidad de espritu y cuerpo. Estos

    motivos que preocuparon particularmente a los cartesianos holandeses,

    encontraron su formulacin sistemtica en la filosofa de

    49

    4

  • FRANCO AMERIO

    N. Malebranche 6, sacerdote del Oratorio, congregacin recin fundada,

    en la que al culto de San Agustn se haba aadido la admiracin por

    Descartes. El cartesianismo agustinizante de Malebranche se refleja en

    dos tesis caractersticas: el ontologismo y el ocasionalismo; y se funda

    sobre el doble motivo de la idea clara y distinta, cartesiano, y del

    Infinito y de la gloria de Dios, agustiniano. Como se ve, hay una

    atmsfera singular, en la que se armonizan dos exigenciasel

    racionalismo y la msticaque pareceran incompatibles.

    La tesis del ocasionalismo es una solucin del problema de la

    causalidad elaborada sobre presupuestos cartesianos. Se puede resumir

    diciendo que las cosas creadas no son causas, sino solamente ocasin

    para el hacer del nico agente, Dios. Un conjunto de consideraciones

    lleva a Malebranche a la tesis de la inactividad de la crea tura. No se

    trata tan slo de sacar las consecuencias de la inercia de la materia

    cartesianaque nada tendra.que ver con los espritus, sino tambin

    de otras consideraciones en torno al concepto mismo de creatura. La

    creatura no puede producir nada absolutamente, pues producir significa

    hacer ser lo que an no era. Pero dar el ser a las cosas es lo mismo que

    crearlas, y esto es propio de Dios exclusivamente. Atribuir cualquier

    causalidad real a la materia es sustraerla a la Infinitud divina, es un

    atentado a los atributos divinos, es un acto de idolatra, porque es hacer

    dioses de las cosas. Por otra parte, la exigencia rigurosa del criterio de

    certeza no permite dar significado a la accin creatura], pues, en primer

    lugarcomo ya haba dicho Geulinx, el ms claro precursor del

    ocasionalismo, nadie puede hacer ms de lo que sabe hacer, por ser el

    conocer presupuesto del hacer. Y, en tal caso, cmo podr, por

    ejemplo, mover el brazo, si no conozco en absoluto el complicadsimo

    mecanismo de ese movimiento? En segundo lugar, solamente aqulla es

    verdadera causa

    6 Vivi en Pars (1638-1715). Entre sus obras estn: De la recherche de la vrit, Mditations chrtiennes et mtaphysiques, Entretiens sur la mtaphysique et sur la religion.

    50

  • RACIONALISMO Y EMPIRISMO EN LOS SIGLOS X V I I Y X V I I I

    que consiente ver al espritu, entre la misma y su efecto, un ligamento

    necesario; pero el espritu slo sorprende tal ligamento entre la voluntad

    divina creadora y el efecto por ella querido y no entre lo que se dice

    causa y efecto creados. En conclusin, pues, si se quiere, admitida la

    realidad de las creaturas, liberarlas del aislamiento, relacionarlas y

    activarlas, no hay ms remedio que atribuir a las mismas una causalidad

    puramente ocasional con respecto a la verdadera causalidad eficiente

    que es la divina (Recherche de la vrit, p. VI, c. 3, y Aclaracin XV).

    Si el ocasionalismo aparta al hombre de las creaturas, el on-

    tologismo le une a Dios. El ontologismo es un modo de justificar el

    innatismo que Descartes se limitaba a reclamar. Cmo estn en

    nosotros las ideas, desde el momento que la inactividad de ls

    creaturalo mismo material que espiritualhace imposible su

    aprehensin y su generacin? Tambin ahora hace Dios lo que no

    pueden hacer las creaturas. Puesto que en El estn las ideas (creadoras)

    de todas las cosas, basta que la Mente divina se haga presente a la mente

    humana, para que sta conozca cuanto precisa conocer: es la doctrina de

    la visin de todas las cosas en Dios, el ontologismo (Ib., p. II, c. 6, y

    Aclaracin X). Lo primero en el orden lgico, o sea, el conocimiento

    primero y fundamento de todos los otros, es lo primero en el orden

    ontolgico, o sea, el primer ser, Dios. Desistimos de seguir a

    Malebranche en ulteriores determinaciones de tan delicada doctrina y

    nos limitamos a observar que es aqu, en el confn impreciso entre lo

    natural y sobrenatural, en donde la filosofa del Oratoriano se enciende

    de entusiasmo mstico y, por otra parte, cmo el pantesmo conjurado

    puja por romper los lmites de tal filosofa, pues que la exaltacin de la

    unicidad del hacer increado difcilmente armoniza con el

    reconocimiento de una autntica multiplicidad de seres y de acciones

    creadas.

    51

  • FRANCO AMERIO

    9. Espinosa

    El desarrollo del germen cartesiano en sentido netamente pan-

    testa se encuentra en la filosofa de B. Espinosa7. Se le ve que es

    cartesiano ya desde la forma de exposicin: su obra maestra lleva por

    ttulo Ethica ordine geomtrico demonstrata, y tiene de hecho todo el

    aspecto de un tratado de geometra, con sus axiomas, definiciones,

    teoremas y demostraciones, a lo que ni siquiera falta la conclusin ritual

    q. e. d. Revestimiento que sofocara cualquier pensamiento, si no fuera

    porque ste circula fluido e ntimo bajo el mecanismo formal de los

    esquemas lgicos. Tambin en Espinosa, como en Malebranche, hay la

    conjuncin singular de mna forma ments de extremado rigor lgico

    segn el racionalismo abstracto de Descartes, con un impulso que no sin

    razn se ha calificado de mstico. El mero hecho de definir como Etica

    la investigacin crtica de la filosofa indica a favor de esta ltima un

    concepto ms cercano a Pascal que a Descartes: la filosofa como

    problema de la vida.

    Sin embargo, son cartesianos el planteamiento y el proceso de la

    filosofa de Espinosa: el problema del dualismo, el tema de la sustancia,

    el criterio de certeza, el mtodo deductivo, etc. La construccin de

    Espinosa tiene un planteamiento netamente me- tafsico, pues el punto

    de partida es el concepto de sustancia. Dicho concepto, aunque

    fundamental en el dualismo cartesiano, no se deshaca de las sombras,

    definido ambiguamente en aquel paso de los Principios (lib. I, 51),

    donde define la sustancia por el no necesitar de otra cosa para existir.

    Qu significa no

    i Naci en Amsterdam en 1632 de padres judos, comenz los estudios de rabino, lo que le proporcion un vasto conocimiento de la filosofa medieval juda. Expulsado de la sinagoga por su independencia de juicio y de prctica, recorri diversas ciudades de Holanda, y por ltimo vivi en La Haya, donde muri en 1677, despus de una vida de laboriosa y honesta pobreza. Sus obras principales son: Ethica ordine geometrico demonstrata, Tractatus theologico-politicus. Recordemos tambin De intellectus emendatione y Tractatus brevis de Deo, de homine et eius felicitate.

    52

  • RACIONALISMO Y EMPIRISMO EN LOS SIGLOS XVII Y XVI II

    necesitar de otra cosa para existir? Espinosa lo entiende de un modo

    absoluto: no necesitar de otra cosa para existir significa la

    autosuficiencia, la independencia, el ser per se, la autonoma, en fin,

    tanto en el orden entitativo como en el orden cognoscitivo (Etica, lib. I,

    3). La sustancia es Dios (Ib., lib. I, 14). As, por arte de una

    definicin, monismo y pantesmo se presentan sin ms como premisas

    condicionadoras de toda la filosofa. En efecto, de la definicin de

    sustancia fluye todo el proceso, hasta llegar a tener en el sistema

    espinosiano la posicin que el cogito en el sistema cartesiano.

    Primer paso, la deduccin de los atributos de la sustancia. Esta es

    causa sui e infinita: lo que significa que se manifiesta en una infinidad de

    atributos, que le son esenciales. Slo conocemos dos de esos atributos: el

    pensamiento y la extensin. Resulta evidente que de este modo queda

    superado el gran obstculo del dualismo cartesiano. Pensamiento y

    extensin no son ya las dos sustancias heterogneas, entre las que se trata

    de establecer una relacin imposible, sino que son dos atributos de la

    misma sustancia y por eso, idnticos en la sustancia y necesariamente

    correlativos en una especie de paralelismo psico-fsico. Si llamamos, con

    Espinosa, modo lo que se puede distinguir como individualidad en la

    infinidad de los atributos, se puede sostener que a todos los modos de la

    extensin corresponde un modo de pensamiento y viceversa. As el

    cuerpo humano no es ms que el modo de la extensin correspondiente al

    alma humana y el alma humana es el modo de pensamiento

    correspondiente al cuerpo. Y en general, todo cuerpo es el cuerpo de un

    alma y toda alma es el alma de un cuerpo (Ib., lib. III, 13, escol.).

    De qu manera, pues, deben concebirse las relaciones entre Dios y

    el mundo, o sea, entre la sustancia y los modos? Parece claro, por todo lo

    que se ha dicho, que el proceso por el que los modos fluyen de la sustancia

    es un proceso de causalidad inmanente (Ib., lib. I, 18). Dios como causa

    es inmanente al mundo como efecto: Aqul es natura naturans, ste es

    natura naturata

  • FRANCO AMERIO

    (Ib., lib. I, 29, escol.). Resuenan aqu los motivos del pantesmo

    bruniano, una de las fuentes de Espinosa. Con estos presupuestos, nada

    de lo que es podra no ser o ser de otra manera de como es (Ib., lib. I,

    33). La relacin necesaria que une los modos a la sustancia no es

    concebida naturalsticamente, a modo de la emanacin neoplatnica,

    sino geomtricamente: todo modo brota de la sustancia, as como toda

    propiedad del tringulo brota de la esencia del tringulo. Proceso

    intemporal, donde la prioridad es slo prioridad de naturaleza.

    La relacin entre este proceso y el tiempo, por lo que dejan entrever

    los principios espinosianos, no parece ser capaz de garantizar a la

    temporalidad una consistencia autntica. Precisamente esta

    inconsistencia de la historia y del mundo, o mejor, del mundo en su ser y

    en su devenir, que no logra emerger de la sustancia, ha acuado para el

    espinosismo el calificativo de acosmismo. Si el pantesmo en general

    tiende a resolver a Dios en la realidad csmica, el pantesmo

    espinosiano tiene otra orientacin: la absorcin y disolucin del mundo

    en Dios (Ib., libro I, 25, cor.). Tambin este particular de pantesmo

    espinosiano enlaza con la oscura raz del misticismo, que ya hemos

    apuntado como uno de los componentes esenciales del espinosismo.

    Con ste se entremezcla ntimamente el otro componente racionalista en

    la exaltacin del matematicismo como esquema absoluto de lo real. De

    hecho no slo el proceso de nuestro conocimiento es proceso

    geomtrico, sino que el mismo proceso de la realidad, la misma

    causalidad ontolgica se concibe como deduccin matemtica. Ahora se

    comprende que Espinosa haya podido enunciar as el principio supremo

    del racionalismo absoluto: el orden y la conexin de las ideas son

    idnticos al orden y conexin de las cosas (Ib., lib. II, 7). En la frrea

    necesidad slo hay lugar para la conexin determinista. Qu aplicacin

    puede tener el finalismo en un mundo donde todas las conexiones son de

    tipo geomtrico? Aqu toda teleologa es siempre ingenuo

    antropomorfismo (Ib., lib. I, apndice).

    54

  • RACIONALISMO Y EMPIRISMO EN LOS SIGLOS XVII Y XVI II

    En un mundo semejante qu significado puede tener aun lo vida

    humana, que gira por entero en torno a la voluntad libre? Espinosa

    describe el desarrollo del hombre a travs de un triple momento (Ib.,

    lib. II, 39, escol. 2). En el primero el conocimiento es inadecuado y

    fragmentario: es el conocimiento propio de la sensacin, que nos

    descubre el mundo como un agregado de cosas individuales. En la

    prctica, corresponde a esta condicin del conocer la pasin, que tiende

    precisamente a implicar las cosas singulares en nuestra vida singular,

    amndolas, desendolas, odindolas, etc. No es que las pasiones

    reflejen la actividad del alma, son ms bien una impresin, una

    prolongacin de las cosas en el alma que no sabe desasirse de ellas. El

    hombre est as en estado de esclavitud.

    El conocer racional, cientfico, es un momento ulterior. Se desvanece

    la ilusin del mundo como agregado de cosas individuales impresas en m

    con la persuasin de que dominan al mundo leyes que abrazan todo

    absolutamente y que introducen en el devenir del mundo una necesidad

    intangible. De aqu como actitud prctica correspondiente la apata,

    propia del sabio que ha iniciado el proceso de autoliberacin. Este

    proceso se realiza en el tercer momento, en el que el conocimiento es

    intuicin intelectual. Por ella comprende el hombre que el vnculo entre

    las cosas no es extrnseco sino intrnseco: es un vnculo sustancial, es la

    unidad de la vida divina. Entonces l, no slo contempla aptico el

    devenir csmico, libre como est de las pasiones, sino que tambin

    participa en l extasiado viviendo la vida divina. La condicin del hombre

    en este momento es anloga a la del furor heroico de Bruno; Espinosa la

    define amor Dei intellectualis (Ib., lib. V, 32, corol.): es el amor de Dios

    que brota del conocimiento intuitivo. El hombre alcanza en este momento

    la plenitud de la libertad.

    Es importante sealar que la libertad, como toda determinacin de

    la vida prctica comenzando por las pasiones, se reduce en Espinosa a

    la vida cognoscitiva, a la idea. Apata y pasin, li-

  • FRANCO AMERIO

    bertad y voluntad son meros aspectos necesarios de la idea, segn que

    sea sta adecuada o inadecuada (Ib., lib. III, 1 y concl.). Espinosa

    evoca con acentos nuevos la sentencia griega: libertad es plenitud de

    conocimiento, pasin es ignorancia y error; libertad es, como definan

    los estoicos, la espontaneidad de la razn (Ib., lib. III, 49, escol.). Lo

    que el vulgo llama libertad, no es una iniciativa y eleccin imposible,

    sino una ilusin, ocasionada simplemente por la ignorancia de las

    causas, que determinan un cierto evento (Ib., lib. III, 2, escol.). De este

    modo ha desarrollado Espinosa con originalidad, el cogito cartesiano,

    absorbiendo cabalmente en el cogito a todo el hombre, a toda el alma en

    la idea.

    Indudablemente, la construccin espinosiana se presenta como un

    edificio imponente y perfectamente articulado. Por esta su

    sistematizacin ha llegado a fascinar el pensamiento europeo. No

    inmediatamente, pues entre los contemporneos prevaleci un

    movimiento de rgida y a veces violenta oposicin a las paradjicas

    tesis pantestas y deterministas, casi olvidadas en el siglo XVIII, atento a

    ms fciles instancias. Fueron los romnticos alemanes los que

    resucitaron a Espinosa; y el siglo xix ha compensado olvidos e

    incomprensiones con amplio tributo de homenajes y exaltacin.

    Mantenindose lejana de las condenas de unos y de las exaltaciones

    de otros admiradores del poder sistemtico de la filosofa espinosiana,

    la reflexin crtica advierte sin embargo que, al fundarse

    exclusivamente en la definicin de sustancia y en otras pocas

    definiciones postuladas ms que justificadas, queda crticamente

    infundada. Estamos ante el primero de los poemas me- tafsicos en que

    abundar el siglo xix. Atentos a desarrollar con rigurosa

    sistematizacin los principios puestos, creen hallar exhaustiva

    justificacin en la sola coherencia de la sistematizacin que sobre ellos

    construyen; lo que delata una implcita instancia escptica, como si los

    principios no se pudiesen reconocer en su verdad, sino solamente

    estimar ms o menos aptos para susten

    56

  • RACIONALISMO Y EMPIRISMO EN LOS SIGLOS XVII Y XVI II

    tar el desarrollo de las deducciones en las que precisamente se basan.

    De todas formas, empero, no se descubri entonces la instancia

    escptica, sino que, por el contrario, la segura confianza es- pinosiana en

    el ritmo cerrado de las deducciones fue entendida como seguridad de la

    razn, dominadora por s sola del universo, y suscit, por reaccin, una

    llamada a los lmites que la razn encuentra en la experiencia, que la

    corriente empirista haba tomado como motivo fundamental de la propia

    elaboracin doctrinal.

    10. La tendencia empirista: Hobbes

    La filosofa cartesiana hall en Inglaterra valoraciones y reacciones

    diversas de las habidas en el continente. Precisamente el empirismo

    rechaz lo que la corriente racionalista aceptaba y pona por fundamento

    de la propia especulacin: la doctrina del espritu como pensamiento

    puro desenvolvindose segn un propio patrimonio de ideas innatas. A

    esto se contrapone el principio del origen experimental, a posteriori, del

    conocer. Un impulso en este sentido se nota ya en las obras de F. Bacn

    y de T. Hobbes, as que el terreno estaba preparado en Inglaterra. Ya

    hemos hablado de Bacn, y le hemos reconocido el mrito de propugna-

    dor del mtodo inductivo en la indagacin cientfica, primer paso hacia

    el mtodo experimental de Galileo. Ahora bien, con Hobbes 8 el

    naturalismo y empirismo genrico de Bacn se transforma en una

    metafsica materialista que, beneficindose del mtodo riguroso

    propuesto entonces por Descartes, pudo elevarse a poderoso sistema de

    filosofa.

    Se resume su tesis fundamenta] en la afirmacin de que solamente

    existe lo individual; ms an, tan slo lo individual cor

    8 Concibi una grandiosa obra con el ttulo Elementos de filosofa en tres partes: De corpore. De homine. De cive. Esta ltima, reelaborada y desarrollada, dio origen a su obra maestra, el Leviathan. sive de materia, forma et potestate civitatis ecclesiasticae et civilis (1588-1679).

    57

  • FRANCO AMERIO

    preo. De aqu una metafsica materialista y una gnoseologa sen- sista,

    patentes especialmente en el De Homine y en el De Corpore: todo es

    materia y aspecto de materia, en la que el movimiento es slo el

    principio universal de explicacin. De este modo entendimiento y

    voluntad se reducen a sentido y pasin, y stos, a su vez, se reducen a

    puros movimientos somticos y moleculares. En el fondo, Hobbes no

    hace sino apropiarse el mecanicismo cartesiano, extendindolo al reino

    del espritu que Descartes haba reservado a otra interpretacin. Es una

    forma drstica de cortar el nudo del dualismo; manera a la que tienden,

    ms o menos conscientemente, los cientficos y todos los fascinados por

    la claridad y simplicidad aportadas al mundo fsico por la consideracin

    mecnica.

    No menos que por el crudo y sistemtico materialismo de su

    filosofa teortica Hobbes es importante por su filosofa prctica. No

    pudindose poner en tal filosofa otro criterio de moralidad que el

    inters individual o egosmo, se sigue que tampoco la poltica podr

    apelar a un principio diverso. En el egosmo se encuentra el origen y

    fundamento de la sociedad: en el egosmo que se defiende de las

    desventajas del mismo egosmo, y de esta defensa brotan los fenmenos

    que llamamos derecho, deber, ley, etctera.

    Ms claramente: Hobbes separa el estado de naturaleza del estado

    de sociedad. En el primero est el desenfreno del egosmo homo

    homini lupuscon la secuencia de inquietudes, daos, luchas, que

    originan el deseo de algo que impida dichas consecuencias (Leviatn, c.

    13). Este algo es el Estado: nace de un contrato, por el que los

    individuos se someten irrevocablemente a quien, por ese mismo acto,

    queda constituido rbitro que refrena los egosmos de todos, para

    proporcionar a todos la gran ventaja del orden y de la seguridad (Ib., c.

    17). El Estado que de ah nace es absolutista, porque, naciendo por l

    (con el orden y la estabilidad) las categoras del orden y de la

    estabilidadque son derechos, deberes, leyes, costumbres, etc.a

    nada ni a nadie pue-

    58

  • RACIONALISMO Y EMPIRISMO EN LOS SIGLOS XVII Y XVI II

    de recurrir el individuo contra el Estado, si no es a lo que no ha recibido

    del Estado, es decir, al propio egosmo y a la propia fuerza, que sin

    embargo ha enajenado en el contrato por la ventaja que la enajenacin

    proporcionaba (Ib., c. 18). El individuo queda as a merced del Estado.

    No en vano formulaba Hobbes la teora poltica al tiempo que se

    sucedan en el trono ingls los Estuardo en la trabajada crisis que, a

    travs de desrdenes y luchas civiles, terminara por arrojarles del

    trono. Nada tena que aparecer entonces ms deseable que el orden 3' la

    seguridad, a cuyo logro no duda Hobbes de sacrificar todo lo dems.

    Ahora resulta fcil entrever la angustia de la poltica hobbesiana,

    porque, como observar Rousseau, tambin en las profundidades de

    una prisin se goza de orden y seguridad...

    Las ideas de Hobbes, por lo dems, rimaban con las que, aunque

    diversamente elaboradas y justificadas, expona Espinosa en un

    Tractatus theologico-politicus, desenvolviendo la tesis capital de la

    identidad de fuerza y derecho: tanto vale el derecho cuanto vale la

    fuerza que lo sostiene. No hay derechos conculcados ni injusticias

    triunfantes; es igual a derecho (Tractatus thel. pol., c. 16). Esta tesis

    arranca ya de la doctrina metafsica de la necesidad del todo, y por

    tanto de la adecuacin entre lo posible y lo real, ya de la doctrina del

    egosmo e instinto de conservacin, manifiesto a travs de toda la gama

    pasional, como nico constitutivo del consorcio humano. El derecho,

    pues, que regula las relaciones entre los hombres asociados no es otro

    que la fuerza: una fuerza superior a las otras, una fuerza de tal suerte

    configurada, que la hace capaz de eludir las otras fuerzas concurrentes

    (Tractatus theol. pol., c. III, 2). Tambin la convivencia humana, en

    definitiva, es regida por leyes mecnicas.

    La diferencia entre Hobbes 3' Espinosa est en la doctrina

    espinosiana de la libertad del pensamiento, de la incoercibilidad de la

    vida propiamente espiritual, incoercibilidad de la conciencia sustrada

    por eso mismo al control del Estado. Si los lmites de su derecho son

    los lmites de su fuerza, todo lo que es incoer-

    59

  • FRANCO AMERIO

    cible, como la religin, y la filosofa, como el pensamiento, en fin, se

    sustrae completamente al Estado (Tract. theol. pol., c. 20). La paradoja

    metafsica halla su paralela en la paradoja poltica: en aqulla, la

    necesidad universal y frrea tiene que dejar libre el paso a la libertad

    del sabio; en sta, la omnipotencia del Estado tiene que dejar a salvo la

    libertad del pensador.

    11. Loche

    Evitando la extremosidad de Hobbes y en contacto mayor con el

    genrico naturalismo baconiano, elabora J. Locke9 de modo ms

    riguroso y ms perfecto el principio empirista. Los cartesianosentre

    los cuales cuenta Locke especialmente a los platnicos de

    Oxfordproceden impertrritos persuadidos de dominar con sus ideas

    innatas el universo entero y dictaminan sobre la realidad de las cosas,

    aun las ms remotas y difciles, con el solo artificio de sus conceptos a

    priori. No es demasiado simplista este modo de proceder? No es

    aventurado y presuntuoso? Locke trata precisamente de evitar el

    simplismo, la improvisacin y la presuncin haciendo, como

    prembulo a toda investigacin ulterior, un detallado estudio sobre el

    entendimiento humano para circunscribir exactamente su naturaleza,

    su poder, sus lmites. La investigacin lockiana se plantea, pues, como

    una gnoseologa.

    Ante todo, es que se dan ideas innatas? Si se dieran, debera

    desaparecer toda diferencia entre quien sabe y quien no sabe, entre

    adulto y nio, civilizado y salvaje. Cmo podran, en efecto,

    diferenciarse en cuanto al conocer, si todos poseyeran las mismas

    9 Despus de los estudios en Oxford entr al servicio del conde de Shaftesbury como preceptor, mdico, secretario y amigo. Despus de la cada y muerte de su patrono se mantuvo fiel al ideal poltico de los Wighs, de los que aqul haba sido jefe. Retom del exilio holands cuando triunf el liberalismo con Guillermo de Orange en 1689. Vivi retirado hasta su muerte (1632-1704). Sus obras, adems del Ensayo sobre el entendimiento humano y Pensamientos sobre la educacin (que le dan un puesto eminente en la historia de la pedagoga), son dos Tratados sobre el gobierno civil.

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  • RACIONALISMO Y EMPIRISMO EN LOS SIGLOS XVII Y XVI I /

    ideas? Y despus, cmo se explicara el esfuerzo del aprendizaje? Y

    cmo se justificaran las diferencias tan profundas entre religin,

    costumbres, moral, que se observan entre los distintos pueblos de la

    tierra? Conclusin: no existen las ideas innatas (Ensayo, lib. I).

    La crtica del principio innatista se convierte ahora en enunciado

    del principio empirista: la mente del hombre es tamquam tabula rasa in

    qua nihil est scriptum. Slo la experiencia va llenando de signos esa tabula

    rasa: lo que significa que todo conocimiento tiene origen en la

    experiencia. Se trata ahora de precisar, explicando el modo de

    efectuarse la gnesis experimental de las ideas, trmino que, para

    Loclce, como en general para los empi- ristas, es usado, no en el sentido

    especfico de conocimiento intelectivo, sino en el sentido genrico de

    conocimiento, dado que el empirismo no admite por principio

    diferencia especfica entre las dos formas de conocer, sensitiva e

    intelectiva, conocimientos experimentales los dos. Segn Locke la

    experiencia produce las ideas de dos formas: como sensacin produce las

    ideas de lo que nos es externo, como reflexin de lo que es interno a

    nosotros. Se obtienen as las ideas simples como caliente, verde,

    amargo, en el primer caso; como dolor, conocer, desear, en el segundo

    (Ib., lib. II, c. 1).

    Hasta aqu el sujeto se comporta pasivamente, se deja impresionar.

    Se tendr como un polvillo de ideas simples, un puado de tomos

    cognoscitivos, mientras que en nuestro conocimiento efectivo tenemos

    complejos, sistemas y organismos de ideas. Locke los denomina

    genricamente ideas complejas. Este es, pues, el problema: cmo se