Fragmento El beneficio de las ventosidades

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Musicales, divertidos y sublimes en esencia, los pedos o ventosidades han sido siempre un tema tabú. A pesar de ello, en todas las épocas los más ilustres autores han puesto sus plumas al servicio de este delicado arte escatológico.

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Musicales, divertidos y sublimes en esencia, los pedos o ventosidades han sido siempre un tema tabú. A pesar de ello, en todas las épocas los más ilustres autores han puesto sus plumas al servicio de este delicado arte escatológico. El bene-ficio de las ventosidades es todo un tratado y una declaración de intenciones. Swift demuestra con elegante sorna las bon­dades de la sana práctica del ventoseo sin dejar de mencionar las fatales consecuencias que —especialmente en el caso de las mujeres— pueden derivarse de su contención obstinada.

El texto de Swift se acompaña de una no menos desterni­llante taxonomía del pedo, a cargo de Charles James Fox, que clasifica las flatulencias con la rigurosidad y exhaustividad cien­ tí ficas que se merecen: desde el pedo hacedor de fortuna o el sometido al metodismo hasta el pedo demasiado esforzado pa­sando por el pedo de idioma universal…

Este ingenioso anecdotario recoge a cuantos ilustres de este mundo han tenido a bien consagrar sus plumas o sus culos a tan antigua ocupación. El beneficio de las ventosidades ofrece al lector argumentos elocuentes para el alegre y complaciente pedorreo que debe acompañar su lectura.

«Si un día algún pedo toca tu puerta/ no se la cierres, dé­jala abierta/ deja que sople, deja que gire/ a ver si hay alguien que lo respire».

QUEVEDO

Jonathan Swift (Dublín, 1667­1745) es uno de los principales escritores irlandeses de todos los tiempos, y probablemente el que mejor cultivó la sátira en prosa en idioma inglés. Su principal obra es Los viajes de Gulliver, que tuvo gran influencia en autores como Paine u Orwell. También es autor de Instrucciones a los sir-vientes (Sexto Piso).

CharleS JameS fox (Westminster, 1749­Londres, 1806), políticobritánico liberal, fue parlamentario y ministro en varias ocasiones. Se destacó por su apoyo a la independencia norteamericana, a la revolución francesa y a la campaña antiesclavista y por defender la abolición de la esclavitud.

Jona

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clásicosextopiso

ISBN 978­84­96867­55­0

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El beneficio de las ventosidades Jonathan Swift

Precedido por un «Tratado sobre los gases» Charles James Fox

Traducción de Ismael Attrache

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Todos los derechos reservados.Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida,

transmitida o almacenada de manera alguna sin el permiso previo del editor.

título originalThe Benefit of Farting

Primera edición en español: 2009

TraducciónIsmael Attrache

Copyright © Editorial Sexto Piso, S.A. de C.V., 2009

San Miguel # 36Colonia Barrio San LucasCoyoacán, 04030México D. F., México

Sexto Piso España, S. L.c/ Monte Esquinza 13, 4.º Dcha.28010, Madrid, España.

www.sextopiso.com

DiseñoEstudio Joaquín Gallego

ISBN: 978-84-96867-55-0 Depósito Legal: M-36410-2009

Impreso en España

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ÍNDICE

Tratado sobre los gases 9Charles James Fox

El beneficio de las ventosidades 47Jonathan Swift

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TRATADO SOBRE LOS GASESpor Charles James Fox

conanécdotas curiosas

dezullencos eminentes

Humildemente dedicado al Presidente de la Cámara de los Lores

Quizá estos escritos debieran ocultosquedar, como con tantos gases sepultos.

Si la lectura obligación fuera, el pudornos haría evitar temas como el hedor.Pero el lector lee lo que juzga sensato;

si lo mismo sucediera en el olfato,un gran pedo ahora mismo me tiraría

no lo retendría por hipocresía.

Wilmot

Creditur ex medio quia res,Arcessit habere sudoris minimum.1

1 «Se cree que, como el tema se inspira en la vida cotidiana, [la co-media] cuesta menos sudores.» Epístolas II, Horacio, 1, 168-69.

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AL PRESIDENTE DE LA CÁMARA DE LOS LORES

Estimado señor:

Me tomo la libertad de dedicar esta obra caprichosa a Su Señoría, pues sois un hombre que se eleva por encima de los prejuicios mundanos. También es por todos sabi-do que sois uno de los súbditos preeminentes de los do-minios de Su Majestad; constituís el ejemplo más noble y más digno para vuestros compatriotas.

Varios de vuestros pares me han contado que Su Seño-ría se tira pedos, sin reserva alguna, al ocupar el asiento oficial de la asamblea de nobles. Esto demuestra la sin-ceridad y la imparcialidad de Su Señoría, y merecéis el agradecimiento de toda la nación, sobre todo del partido democrático, por comportaros del mismo modo ante esa orgullosa institución de representantes hereditarios que ante los plebeyos que llenaban las sesiones de los tri-bunales superiores del campo. Se trata de algo viril; admiro a la espléndida naturaleza en todas sus manifes-taciones, y detesto esas personas despreciables y afecta-das que la constriñen y la corrigen en cualquiera de sus obras sublimes y hermosas. La fama, mi Señor, con su trompeta sonora y estruendosa, declara que los pedos de Su Señoría son tan FUERTES y ROTUNDOS como

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sus argumentos; tan VIGOROSOS como su inteligencia; tan CONTUNDENTES como su lengua; tan BRILLANTES como su ingenio y tan SONOROS y tan MUSICALES como la voz de Su Señoría.

Que Su Señoría siga soltando ventosidades como un griego antiguo durante muchos años; sinceramente se lo desea

El muy devoto sirviente de Su Señoría,

EL AUTOR

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Musicales, divertidos y sublimes en esencia, los pedos o ventosidades han sido siempre un tema tabú. A pesar de ello, en todas las épocas los más ilustres autores han puesto sus plumas al servicio de este delicado arte escatológico. El bene-ficio de las ventosidades es todo un tratado y una declaración de intenciones. Swift demuestra con elegante sorna las bon­dades de la sana práctica del ventoseo sin dejar de mencionar las fatales consecuencias que —especialmente en el caso de las mujeres— pueden derivarse de su contención obstinada.

El texto de Swift se acompaña de una no menos desterni­llante taxonomía del pedo, a cargo de Charles James Fox, que clasifica las flatulencias con la rigurosidad y exhaustividad cien­ tí ficas que se merecen: desde el pedo hacedor de fortuna o el sometido al metodismo hasta el pedo demasiado esforzado pa­sando por el pedo de idioma universal…

Este ingenioso anecdotario recoge a cuantos ilustres de este mundo han tenido a bien consagrar sus plumas o sus culos a tan antigua ocupación. El beneficio de las ventosidades ofrece al lector argumentos elocuentes para el alegre y complaciente pedorreo que debe acompañar su lectura.

«Si un día algún pedo toca tu puerta/ no se la cierres, dé­jala abierta/ deja que sople, deja que gire/ a ver si hay alguien que lo respire».

QUEVEDO

Jonathan Swift (Dublín, 1667­1745) es uno de los principales escritores irlandeses de todos los tiempos, y probablemente el que mejor cultivó la sátira en prosa en idioma inglés. Su principal obra es Los viajes de Gulliver, que tuvo gran influencia en autores como Paine u Orwell. También es autor de Instrucciones a los sir-vientes (Sexto Piso).

CharleS JameS fox (Westminster, 1749­Londres, 1806), políticobritánico liberal, fue parlamentario y ministro en varias ocasiones. Se destacó por su apoyo a la independencia norteamericana, a la revolución francesa y a la campaña antiesclavista y por defender la abolición de la esclavitud.

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PRÓLOGO DEL AUTOR

Me parece escuchar la siguiente exclamación del lector CURIOSO: «¡Santo Cielo! ¿Cómo es posible que un hom-bre dedique su cabeza a tan grandes bobadas, a un tema tan vil como los pedos? Debería darle vergüenza apli-car sus escasas facultades a una cuestión tan sucia y tan absurda. Y que IMPRIMA sus IDEAS sobre las vento-sidades, que dedique esas elucubraciones inmundas al Presidente de la Cámara de los Lores, es el culmen de la impudicia y del desatino humanos». Quizá tengáis ra-zón, amable lector, pero soy tan vicioso e incorregible que me importa un rábano vuestra opinión. No obstan-te, antes de que nos despidamos os contaré un secreto: sabed que el siguiente y singular tratado fue escrito y publicado tras realizar una apuesta considerable; vuestra censura me deja indiferente, pues he ganado la apuesta.

Nos haec novimus esse nihil.2

2 «Sabemos que esas cosas nada son.» Epigramas XIII, Marcial, 2, 8.