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    28 enero - diciembre de 2007

    ResumenAproximarse al conocimiento del fenmeno con-

    temporneo de la fragmentacin social en el marco de

    las transformaciones globales precisa hacer explcitos su

    significado y sus manifestaciones en los mbitos econ-

    mico, poltico y sociocultural, enfatizando, en el mbito

    econmico, las lgicas individualistas; en el mbito pol-

    tico, la incidencia de prcticas sociales fragmentadas en

    la planeacin territorial, y en el mbito sociocultural, las

    dinmicas desterritorializadas que dichas lgicas sealan

    en el territorio. Desde esta perspectiva se hace necesario

    plantear la planeacin territorial como proceso sociopol-

    tico que posibilita el anlisis de las prcticas participativas.

    As, los tres mbitos sirven de fundamento analtico para

    develar las implicaciones ms significativas que vinculan

    la fragmentacin social con la planeacin territorial. Lo

    anterior lleva a considerar que el contenido de estas re-

    flexiones es necesario para ampliar y renovar el conoci-

    miento de lo econmico, lo poltico y lo sociocultural enel mundo contemporneo.

    Palabras claveFragmentacin social, planeacin territorial,

    participacin.

    Abstract

    A closer approach to the current phenomenon,

    that is the social fragmentation starting from a global

    transformation, needs to explicit whit its meaning and its

    manifestations among the economic, political and socio-

    cultural ambits; regarding the social ambit, the individual

    logics must be emphasized; the political ambit the incidence

    of fragmented social practices concerning the territorial

    planning and the socio-cultural ambit the deprived land

    possession dynamics.

    Thus, the 3 ambits are used as analytical foundation

    to be explicit with the most significant implications, which

    link the social fragmentation to the territorial planning.

    Also is necessary to understand the territorial planning

    like socio-politic process permit to analysis participative

    practices. The above information intention is to ponder on

    those reflections to expand and up date the knowledge

    regarding the economic, political and socio-cultural and

    ambits in this contemporary world.

    Key Words

    Social fragmentation, territorial planning,

    participation.

    Recibido: 30 de junio de 2007

    Aprobado:30 de julio de 2007

    Liliana Mara Snchez Mazo

    FragmentacinSOCIALy planeacinTERRITORIAL1

    Social Fragmentation and Territorial Planning

    11 (1) 2007: 28 - 39

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    IntroduccinEl presente artculo tiene un doble propsito. De

    un lado, develar el significado de la fragmentacin social

    a partir del estudio de los mbitos econmicos, polti-

    cos y socioculturales que la desatan en el marco de las

    transformaciones globales; de otro, plantear las inciden-

    cias que se desprenden de las prcticas participativas

    fragmentadas que activan el escenario de planeacin te-

    rritorial, y, a la vez, determinar cmo el proceso de pla-

    neacin asume tales formas colectivas fragmentadas. En

    el marco de estos propsitos se especifican y vinculan las

    nociones de fragmentacin social y planeacin territorial

    participativa. Qu pueden decirnos estas nociones a la

    luz de la experiencia de la sociedad contempornea?

    Qu realidades y dinmicas pretenden explicar? En-

    carar tales preguntas con el debido rigor analtico exige

    estar abiertos a su historicidad, a la fluidez y a la incer-

    tidumbre que les son propias; dar cuenta de ellas hoy

    implica, as mismo, aceptar que se entra a un terreno

    surcado de paradojas, de no pocos equvocos y de fron-

    teras imprecisas.

    En la estructura temtica se desarrolla inicialmen-

    te la nocin de fragmentacin social, haciendo nfasis en

    las principales transformaciones globales que la enmar-

    can en los mbitos en menciny que la llenan de signifi-

    cado. En un segundo momento, se describe la planeacin

    territorial participativa desatacando las nociones de pla-

    neacin, territorio y participacin, lo cual da entrada a

    un tercer momento, donde se vincula la fragmentacin

    social con la planeacin territorial participativa medianteel anlisis de los mbitos econmico, poltico y sociocul-

    tural planteados, resaltando en ellos los fenmenos de

    individualizacin, despolitizacin y desterritorializacin.

    Finalmente, se esbozan conclusiones generales que dan

    cuenta de algunos desafos referidos al reconocimiento

    de la fragmentacin social como fenmeno de la rea-

    lidad contempornea y a la articulacin de voluntades

    sociales y polticas. En los desafos planteados subyace

    una condicin vital: la puesta en escena de actores do-

    tados de voluntad para definir conjuntamente proyectos

    colectivos transformadores que posibiliten mejores civi-

    lizaciones.

    1. Fragmentacin de la sociedad contemporneaEl contexto que enmarca la fragmentacin social

    tiene que ver, indudablemente, con la globalizacin,

    asumida como el rasgo ms caracterstico del mundo

    contemporneo. Ms all de los intensos y acelerados

    procesos que la caracterizan de manera conjugada en

    lo econmico, poltico, cultural, social, territorial, y que

    inciden en las dimensiones temporo-espaciales; la glo-

    balizacin se destaca especialmente por el impacto que

    estos procesos producen en los referentes tradicionales

    de integracin de la sociedad moderna2y que ponen al

    descubierto, como verdad incuestionable, una aguda frag-

    mentacin social que indica la existencia de una multipli-

    cidad de prcticas y acciones colectivas dispersas, sin un

    orden racional aparente que las articule y que, por tanto,aunque posibilita la pluralidad de proyectos, dificulta a la

    vez su coexistencia, coincidencia e interferencia, restn-

    doles poder y fuerza para transformar la realidad. Detrs

    de estas afirmaciones se encierra, no obstante, una mayor

    complejidad que sin duda requiere algunas precisiones:

    en primer lugar, el reconocimiento de la dinmica que se

    expande de cada mbito y su manifestacin social y, en

    segundo lugar, el planteamiento de elementos analticos

    referidos a la accin colectiva3.

    Una aproximacin sociolgica a la fragmentacin

    social muestra que esta no es nueva: siempre se ha ma-

    terializado en el tiempo y en el espacio por medio de los

    intercambios culturales que no son ms que el registro de

    rasgos de sociabilidad, modos de vida, valores, prcticas e

    imaginarios sociales que manifiestan los mltiples sentidos

    de vida. Lo que es nuevo en la sociedad contempornea

    es la gravitacin y agudizacin de profundos cambios en

    las diferentes estructuras de la sociedaddesde finales de la

    dcada de los setenta, que han ocasionado una transfor-

    macin evidente en los rasgos de sociabilidad, vinculacin

    y expresin colectiva, y en la formacin de identidades

    culturales y solidaridades.

    1 Este artculo es producto de un proceso investigativo formulado ydesarrollado en su totalidad por la autora en su tesis Fragmentacin

    social y planeacin territorial: estudio de caso Plan de OrdenamientoTerritorial, municipio de Medelln, corregimiento de San Antonio dePrado, presentada en 2005 en la Escuela de Planeacin Urbano-Re-gional de la Universidad Nacional de Colombia, sede Medelln.

    2 Este artculo es producto de un proceso investigativo formulado ydesarrollado en su totalidad por la autora en su tesis Fragmentacin

    social y planeacin territorial: estudio de caso Plan de OrdenamientoTerritorial, municipio de Medelln, corregimiento de San Antonio dePrado, presentada en 2005 en la Escuela de Planeacin Urbano-Re-gional de la Universidad Nacional de Colombia, sede Medelln.2No hay una perspectiva recproca con respecto a mecanismos, nor-

    mas, reglas y valores frente a los cuales los actores se sientan dirigi-dos.

    3 Se parte de la premisa de que las prcticas sociales, especficamentelas participativas, se estructuran a partir de acciones colectivas, lascuales se han transformado a causa de los procesos provenientes dela globalizacin. Al respecto, Manuel Antonio Garretn, en su publi-cacin La transformacin de la accin colectiva en Amrica Latina(2002: 7-24), afirma que en la actualidad son otros sus principios dereferencia, otro su accionar y su impacto. Tales transformaciones,afirma el autor, inciden en el debilitamiento de la accin colecti-va, es decir, de las prcticas participativas y de los actores, en sumovilizacin espordica caracterizada por acciones fragmentadas ydefensivas.

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    30 enero - diciembre de 2007

    Tal agudizacin hace referencia no solo a transfor-

    maciones en el individuo como actor social 4, (Eche-

    verra y Rincn, 2000: 41) como parte fundamental de

    la urdimbre y de las redes y prcticas colectivas, sino,

    incluso, en cuanto individuo: la propia subjetividad se

    halla escindida. Ante la irrupcin abrupta del proceso

    de globalizacin en los diferentes mbitos, se despliegan

    fuerzas que, de un lado, intentan homogenizar normasde comportamiento y formas de interaccin social por

    la va del consumo, las polticas econmicas, la concep-

    cin de libre mercado, la privatizacin, la desregulacin,

    la apertura, lo cual no se logra de manera totalizante a

    escala local por la puesta en escena de otras formas de

    singularizacin y sociabilidad; y del otro, fragmentan la

    colectividad al promover la existencia dbil de referentes

    institucionales que posibiliten la unidad o la ruptura de

    los vnculos sociales, desatando un desorden social y

    una crisis de sentido que invaden al individuo y produ-

    cen desencantamiento y malestar general. Se menciona

    esta consideracin porque tanto la fragmentacin como

    la homogenizacin (derivadas de la dinmica de merca-

    do y de la tecnologizacin de las comunicaciones) son

    tendencias ambivalentes que se originan en contextos

    globales y se incuban localmente en los imaginarios indi-

    viduales y colectivos, incidiendo en los diferentes estilos

    de vida que los habitantes adoptan, en la constitucin de

    su identidad individual y colectiva, y en el modo como

    ello se expresa y semantiza el territorio.

    As, en el mbito econmicotenemos como ten-

    dencia generalizada la dominacin creciente de la sig-

    nificacin capitalista que conduce a la mundializacin

    de la economa, es decir, del mercado, de la produccin

    y del consumo; a la conformacin de bloques para la

    competencia; a la reestructuracin de sectores econ-

    micos; a la concentracin y centralizacin del poder

    financiero, tecnolgico, militar y poltico, y a la flexibi-

    lizacin de los mercados laborales. Todo esto provoca

    el incremento de la pobreza y de la exclusin social; la

    mercantilizacin de bienes y servicios, del hombre y de

    su conocimiento; nuevas condiciones de privatizacin

    de la vida y problemas de orden social tales como la

    dispersin del trabajo, la precarizacin e informaliza-cin laboral y la marginalidad (Boaventura de Souza,

    1998: 85-131).

    4 El actor social asume en su forma de actuacin un rol pblico ypuede llegar a afectar el mbito pblico, tanto desde el Estado (ensu heterogeneidad y dispersin) como desde las organizaciones co-munitarias, sociales, ciudadanas, polticas, ONG, gremios, sectorprivado, etc.

    Como se observa, el mbito econmico seala mani-

    festaciones de corte social que ponen en evidencia dificul-

    tades para el establecimiento de lazos sociales, dejando al

    descubierto condiciones de privatizacin de la vida que dan

    lugar a un retiro a lo privado como esfera privilegiada, y en

    consecuencia se imponen relaciones sociales de consumo

    mercantilizado que moldean un nuevo tipo de sociabilidad

    ms individualista y egosta que lleva al debilitamiento delvnculo social y tiende a socavar el propio ejercicio ciudada-

    no (Lechner, 1996: 106). Estas manifestaciones dan vida al

    fenmeno de individualizacincaracterizado por la predo-

    minancia del inters particular y que genera la proliferacin

    de prcticas organizativas, detrs de las cuales se identifican

    dificultades en los sistemas de solidaridad, en los procesos

    comunicativos, en la vinculacin social y en las prcticas par-

    ticipativas de los actores sociales.

    En el mbito poltico encontramos un panorama

    no menos crtico que el anterior: el fraccionamiento de

    los poderes y la reduccin del Estado a la produccin de

    bienes y servicios bsicos, funcin que tiende a desdibu-

    jarse debido al establecimiento de procesos y dinmicas

    mercantiles de privatizacin, en la cual los individuos de-

    ben resolver sus condiciones de supervivencia, lo cual va

    instaurando responsabilidades exclusivas que antes eran

    institucionales. Tambin se observan la crisis de los sis-

    temas de representacin y participacin ciudadana, las

    relaciones clientelares que dirigen la accin poltica, la

    incertidumbre y la apata poltica, la ingobernabilidad de-

    mocrtica, la privatizacin de empresas gubernamentales,

    la aparicin de nuevos actores que rivalizan con el go-

    bierno, la relacin vertical entre lo poltico y lo social, la

    debilidad en la capacidad poltica y social para construir o

    aportar al orden y a un proyecto colectivo. Esta situacin

    describe el fenmeno de despolitizacin que pone al des-

    cubierto la afectacin del poder social para intervenir en

    asuntos pblicos.

    Parece, entonces, que las formas de hacer la pol-

    tica ya no convocan rdenes vinculantes que generen se-

    guridad para la accin social. Autores como Uribe (2001:

    129-141), refirindose expresamente a esto, argumentan

    que las formas visibles de la poltica en cuanto prcticainstitucionalizada ya no convocan ni generan una par-

    ticipacin racional desde la que se pueda determinar el

    orden social, es decir, que las consecuencias indeseadas

    de la accin poltica hacen dudar que sea a partir de esta

    desde donde pueda emanar la construccin deliberada

    y autorregulada de los procesos sociales, lo cual nutre el

    fenmeno de despolitizacin.

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    Para hacer referencia al mbito sociocultural, se

    trae a colacin la argumentacin que Jeffrey (2000: 169)

    hace de la cultura, cuando la describe como un proce-

    so que se teje y desteje en la estructura subjetiva de la

    vida cotidiana y en el campo de las relaciones sociales. En

    consecuencia, para este autor todo objeto social puede

    analizarse como objeto cultural y toda estructura social

    como estructura cultural. Por ello, el reconocimiento delos cdigos simblicos distintivos de una sociedad permi-

    tira dar cuenta de cmo la cultura se va modificando por

    la incorporacin de elementos endgenos, de cmo esa

    estructura mvil, lbil, sufre mutaciones y cambia.

    Algunas manifestaciones en este mbito dan cuen-

    ta de una situacin de desamparo cuando se desmoronan

    las certezas tradicionales y se diluyen los anclajes simb-

    licos; tendencias como la virtualizacin de la cultura (se

    vive entre ser ah y salir de ah), la experiencia de una

    individualidad fragmentada, la desterritorializacin de las

    agrupaciones sociales (xodo continuo), las formas de so-

    cializacin opuestas (de un lado, la existencia de procesos

    de globalizacin que proponen una civilizacin universal;

    de otro, la explosin de particularismos que reivindican

    el derecho a ser reconocidos como diferentes), la tenden-

    cia hacia la inmediatez, el aligeramiento y la velocidad

    se constituyen en nuevos registros que se insertan en la

    cultura, provocando el ensanchamiento de los horizontes

    temporales y de los referentes espaciales de los grupos so-

    ciales, dificultando la conformacin de un sentido comn,

    pues al no compartir nociones similares de espacio y tiem-

    po se resquebraja el sustento de evidencias compartidas

    sobre el cual se levanta la comunicacin cotidiana.

    Estas transformaciones en las fuentes colectivas de

    significado socavan, quiebran y hacen perder el sentido

    local de cultura, prdida que hace relevante el proceso

    de individuacin definido por Beck (1997: 28) como la

    desvinculacin y revinculacin a nuevas formas de vida

    de la sociedad en sustitucin de las antiguas, en las que

    los individuos deben producir, representar y combinar

    por s mismos sus propias biografas incorporndolas con

    sus compromisos y redes de relaciones a medida que se

    combinan las preferencias de la vida. Al respecto, Touraine(1993: 265-275) agrega que el individualismo extremo em-

    pobrece la vida social e incide en la prdida de contenido

    ideolgico de las luchas sociales y su no direccionalidad po-

    ltica. Bustelo (1998: 61-72) coincide con Touraine cuando

    reconoce como elemento sociocultural de la fragmentacin

    a la difusin y promocin directa o indirecta de valores re-

    lacionados con el inters individual gracias a los medios

    de comunicacin masiva. Este autor argumenta que la

    importancia del consumo personal parece haber debili-

    tado los sistemas de solidaridad y de accin colectiva as

    como los hbitos de cooperacin y altruismo; as mismo,

    se puede observar como fenmeno correlativo la prolife-

    racin de formas asociativas cuyo eje de agrupacin pasa

    por el inters particular. Por ello, precisamente, dicha frag-

    mentacin alude tambin a una discontinuidad comuni-

    cacional basada en el no querer or a los dems.

    Es preciso advertir que la fragmentacin social se

    asocia al fenmeno de desterritorializacinen la medida

    en que este ltimo se deriva de la interrelacin de prcti-

    cas sociales que ocurren en el territorio y que adquieren

    un carcter simultneo, disperso, discontinuo, mvil, des-

    atando bruscas modificaciones en la experiencia de los

    individuos y grupos sociales que retratan de modo directo

    la fragmentacin social porque pone al descubierto inte-

    racciones sociales conflictivas, precarias, nmadas, ines-

    tables, efmeras. Tales interacciones sealan cambios no

    solo en la manera como los sujetos y colectivos dan sig-

    nificado a sus territorios, sino tambin en la constitucin

    misma de identidades individuales y sociales, las cuales

    son, como sugiere Daniel Pcaut (1999: 8-35), una no-

    cin porosa que est a merced de las circunstancias y,

    como complementa Jess Martn Barbero (1998: 26), son

    frgiles y transterritoriales.

    Como puede observarse, los fenmenos enun-

    ciados, la individualizacin, la despolitizacin y la des-

    territorializacin se relacionan entre s, expresando y

    reproduciendo la fragmentacin social en escenarios orga-

    nizacionales, institucionales e incidiendo en las dinmicas

    territoriales, las cuales se llenan del significado provenien-

    te de las formas particulares que adopta el tejido social y

    de la interaccin entre los grupos. Es as como el anlisis

    territorial permite evidenciar la fragmentacin social a

    partir de las formas como se territorializan las prcticas

    sociales.

    Una vez descritos los mbitos, los fenmenos aso-

    ciados a la fragmentacin social y el modo como se relacio-

    nan, es conveniente precisar que un aspecto sobresaliente

    de la fragmentacin social consiste en que sus causas es-tructurales pueden explicarse a partir de la coimplicacin

    entre dinmicas econmicas, polticas y socioculturales,

    incubadas a escalas global y local, que destacan por la

    complejidad de los cambios operados, dando la idea de

    una sociedad atravesada por una crisis profunda que in-

    vade todos los espacios de la cotidianidad humana. As

    pues, la fragmentacin social asumida como fenmeno

    sociolgico permite entender parte de las dificultades

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    que presenta el individuo de la sociedad contempor-

    nea, en cuanto actor social protagnico con poder en

    la construccin de lo social, lo poltico y lo territorial.

    La referencia a dificultades expuesta se emplea para

    sugerir la gama de afectaciones negativas que genera

    la fragmentacin social, entre ellas la desarticulacin y

    dispersin del actor social de su trama de relaciones

    sociales, el debilitamiento de las estructuras colectivas,la anteposicin de la agregacin sutil de individualida-

    des frente a la construccin colectiva, el cumplimiento

    simultneo de roles, lo cual, en conjunto, desencade-

    na nuevas lgicas que rigen el funcionamiento de lo

    social, derivando hacia otros modos de estar juntos,

    de experimentar la pertenencia al territorio, de vivir la

    identidad y hacia la emergencia de mltiples fuentes de

    significado colectivo que exigen nuevos anlisis desde

    las ciencias sociales.

    De la evidencia de la fragmentacin social tra-

    da a colacin llama la atencin el actor social y su ac-

    cionar, como nociones terico-prcticas que pueden

    brindar claves para la interpretacin de las fuerzas que

    en la actualidad constrien y cercenan la posibilidad

    de que el actor cree formas de vida social favorables

    a la libertad, a la afirmacin de s mismo y al reconoci-

    miento del otro como sujeto (Touraine; 2000: 90). La

    imagen del actor dbil, y el despl iegue, de un accionar

    igualmente dbil con una tendencia claramente im-

    productiva en trminos de solidaridad y cambio social

    deja ver que la fragmentacin social pone en discu-

    sin asuntos fundamentales como lo son el sentido de

    pertenencia a un grupo y la colectivizacin de las rei-

    vindicaciones, lo cual tensiona la planeacin territorial

    ya que se imponen lgicas que socavan la posibilidad

    de la participacin.

    Para complementar y a la vez sintetizar lo esboza-

    do, queda por resaltar que se hallan afectadas las acciones

    colectivas que dan cuenta de la existencia de prcticas

    sociales, en razn de que parte de sus elementosesencia-les, actores socioterritoriales, sus valores, procesos comu-

    nicativos y prcticas participativas se han trastocado. Hoy

    parece ser que son otros los motivos, las racionalidadesque inspiran y orientan la movilizacin social y, adems,

    otras sus dinmicas e impactos. En consecuencia, ante tal

    multiplicidad de acciones emergen otros escenarios, otras

    relaciones, redes de comunicacin y otros procesos de

    por s complejos por las caractersticas contextuales en los

    que se desarrollan que deben ser contemplados por los

    procesos de la planeacin territorial.

    2. Planeacin territorial participativaPara hablar de planeacin territorial participativa se

    requiere por lo menos definir qu se entiende por pla-

    neacin, territorio y participacin, y la relacin existente

    entre ellas.

    La importancia del concepto de planeacin terri-

    torial participativa reside en que esta se entiende como

    un proceso a partir del cual se despliega una prctica

    sociopoltica. Se habla de prctica poltica en cuanto se

    interpreta como la ampliacin de la democracia participa-

    tiva en la medida en que diferentes actores con intereses

    legtimos se pueden involucrar en la valoracin de pro-

    puestas de desarrollo y en la toma de decisiones; el plan

    resultante contiene, as, el proceso democrtico en el cual

    la expresin y la negociacin de la diversidad social dan

    pie a la integracin de iniciativas, legitimndose el proce-

    so (Rincn, y Echeverra; 2001: 99-127). La planeacin

    como prctica poltica es fundamentalmente un espacio

    de manifestacin y acumulacin de fuerzas, de poderes

    e intereses que inciden de manera decisiva en el tipo de

    sociedad que se pretende construir y que adquiere dife-

    rentes caractersticas segn como se manifieste la capaci-

    dad de entendimiento y de concertacin entre actores a

    travs de procesos de comunicacin y negociacin en los

    mbitos de toma de decisiones.

    Del mismo modo, es una prctica social ya que en

    ella intervienen un conjunto de actores que entrecruzan

    sus maneras de representar el mundo, sus intereses y va-

    lores e, igualmente, en el sentido de que tiene efectosdeterminados sobre la organizacin de la vida cotidiana

    de esos actores. Por tanto, se dice que la planeacin se

    ofrece como una forma de cambio social controlado que

    pretende incidir en la vida de la poblacin. El hecho de

    que la planeacin sea una prctica social es lo que da

    importancia a la posibilidad de pensar en que sea partici-

    pativa, lo cual, entre otras cosas, implica la expresin del

    reconocimiento del otro, la interaccin con el otro media-

    da por una situacin comn y la puesta en escena de la

    autonoma necesaria para movilizar los intereses.

    Vista as la planeacin, como prctica poltica ysocial se convierte en funcin del gobierno y responsa-

    bilidad del conjunto social y se hace viable si triunfa la

    capacidad de construir alrededor de diferentes propues-

    tas, acuerdos o, al menos, respaldos sociales amarrados

    a una adecuada racionalidad tcnica. En este orden de

    ideas, puede decirse que lo poltico y lo social se re-

    troalimentan, ya que son las formas de accin colectiva,

    con sus prcticas concretas, las que estn ayudando a

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    resignificar la praxis poltica, proponiendo nuevas formas

    de sociabilidad (Naranjo, 2003: 71).

    Son justamente la relacin poltico-social que se

    renueva continuamente y el proceso que se despliega los

    que inciden en que la planeacin adquiera un carcter

    contemporneo y se ubique bajo una concepcin ms

    amplia que la obliga a analizar las condiciones por las queatraviesa la sociedad actual y, en consecuencia, a redefi-

    nir su papel frente a ella. En trminos de Galindo (1997:

    117-124), quien contribuye con lo dicho, la globalizacin

    es el fenmeno social ms significativo y uno de los que

    ms debe ser estudiado, ya que sus diferentes aspectos

    significan un complejo panorama de inclusiones y exclu-

    siones que finalmente determinan la transformacin de

    la sociedad en su conjunto, el surgimiento de intereses,

    de actores y de prcticas sociales. Por ende, a la planea-

    cin contempornea debe asignrsele un lugar propio en

    el mbito de la cultura, siendo esta ampliacin temtica la

    que le propone una rigurosa exigencia de la que apenas

    se toma conciencia.

    La aspiracin, desde este punto de vista, se funda-

    menta en el reconocimiento y la comprensin de aquellos

    fenmenos que como la fragmentacin social tensionan lo

    poltico en la poca contempornea y que generan mo-

    dificaciones en los actores sociales y en el modo como

    sienten y expresan su relacin con la poltica instituciona-

    lizada. Esta situacin, resalta un desafo an pendiente

    que tiene que ver con la integracin de las vidas indivi-

    duales en un orden colectivo. En el fondo, falta repensar

    la categora misma de la sociedad al interior de los proce-

    sos de planeacin territorial (Lechner, 2002: 263-279).

    Las anotaciones que anteceden permiten ahora ar-

    ticular la nocin territorial en la planeacin, es decir, la

    planeacin territorial que adems caracterizamos como

    participativa. Esta referencia en el contexto actual se per-

    fila como una prctica interesante en la cual se conjugan

    tres elementos en continua relacin planeacin, territo-

    rio y participacin, que sirven a la vez de soporte para ir

    tomando progresivamente conciencia de la complejidad

    que la enmarca y de la cual emergen los procesos que sedesarrollan en su seno. Dos premisas tericas parecen ser

    esenciales para entender tal relacin, para develar aquello

    que pertenece a la planeacin territorial participativa y lo

    que cabe esperar de ella, ya que segn sean trazadas estas

    respuestas, se establecern los aspectos de la vida social

    que pueden ser articulados en una identidad poltica y

    social. A continuacin se incluirn elementos comunes en

    las reflexiones de autores como Echeverra (2002: 131),

    Galindo (2001: 67-96) y Velsquez (2003: 50-60), que

    aportan elementos novedosos para la comprensin del

    tema.

    La primera premisa tiene que ver con el fenmeno

    de la globalizacin, de las relaciones econmicas y de la

    cultura, que plantea a los procesos de planeacin territo-

    rial participativa el reto de la complejizacin del territorioy de las prcticas sociales que en l se desarrollan. El hecho

    de que en la planeacin territorial sea posible captar las

    motivaciones y finalidades que fundamentan la vigencia

    de los grupos sociales, tanto en sus aspectos coinciden-

    tes como en los diferenciales, da tambin la posibilidad

    de analizar sus ritmos y cambios. Por ello, se encuentra

    mucho sentido a la planeacin territorial participativa, ya

    que en ella se planifican los territorios de acuerdo con la

    diversidad de los comportamientos sociales y con los sig-

    nificados que los colectivos dan al territorio que habitan.

    Estos procesos de planeacin posibilitan una pedagoga

    del territorio donde el dilogo y la concertacin son ms

    que mecanismos para llegar a acuerdos, porque permiten

    precisamente el reconocimiento de los territorios y las te-

    rritorialidades (Garca, 1976: 173).

    Es necesario plantear que el territorio se asume

    como una nocin compleja y dinmica en cuanto fun-

    ciona como contenedor de la trama de relaciones que se

    tejen y destejen a la luz de los intercambios internos y

    externos provenientes de diversas fuerzas, contextos, ac-

    tores, tiempos y escalas que lo reestructuran. Del mismo

    modo, es una nocin funcional porque al ser un producto

    social da la posibilidad de prefigurarse y organizarse de

    acuerdo con intereses, pretensiones y enfoques; de all

    que pueda ser un contenedor de desarrollo social o de

    desigualdad y exclusin. La poca contempornea, sugie-

    re que las pticas para el anlisis territorial deben con-

    jugar la diversidad, flexibilidad, variabilidad, inestabilidad

    y mltiple coexistencia de rdenes, de tal forma que el

    surgimiento de identidades, vinculaciones, lazos y las for-

    mas mismas de habitar los territorio estn atravesadas en

    lo fctico por movimientos y flujos que las re-localizan. As

    pues, toda relacin con el territorio pierde exclusividad

    y se torna temporal establecindose una relacin etreaentre cultura y territorio.

    A medida que se va connotando el significado de

    lo territorial, es conveniente tambin dar paso a

    la explicacin de la relacin de interdependencia

    que se establece entre territorio y colectividad, la

    cual adquiere un carcter complejo a travs de un

    proceso dialctico de transformacin mutua, tanto

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    material como cultural. Tal proceso pone de manifiesto un movimiento que va

    en doble direccin: el territorio (valga decir, desde sus condiciones ambientales y

    fsicas) modifica la actividad humana, esto quiere decir que la organizacin social

    se estructura y transforma en funcin de las modalidades de los sistemas pro-

    ductivos, adaptados al contexto territorial; a su vez, la colectividad lleva a cabo

    en el horizonte territorial sucesivas transformaciones histrico-culturales que son

    representativas del trabajo social acumulado y de los valores culturales agregados

    (Echeverra, 2001: 220).

    El territorio visto desde la concepcin desarrollada permite presentar sintti-

    camente algunas transformaciones que deben ser valoradas por la planeacin te-

    rritorial en trminos de que declaran abiertamente la configuracin cambiante de las

    relaciones entre colectividad y territorio. Tales transformaciones se desprenden de la

    globalizacin y se reflejan en el debilitamiento progresivo de la nocin territorial como

    soporte para la formacin de identidades colectivas y en el desvanecimiento de posi-

    bilidades para que los individuos y colectivos establezcan vnculos con el medio que

    les rodea. Este contexto suscita una cierta tendencia a la disminucin del peso de los

    territorios locales y a la vez emergen contenidos que designan otros modos de habitarlo

    y construirlo socialmente.

    La siguiente consideracin tiene que ver con que la planeacin territorial, por

    ostentar el carcter de participativa, es considerada como una prctica estratgica que

    pretende congregar diferentes actores de base social, polticos, gremiales, acadmicos,

    para que deliberadamente se vinculen y generen lazos de solidaridad que superen

    las visiones y conductas utilitaristas, para que compartan contenidos significativos re-

    lacionados con sus contextos vivenciales, de manera que puedan llegar a propsitos

    colectivamente acordados en lo territorial, lo poltico, lo social, lo cultural mediados

    por el establecimiento de relaciones comunicacionales abiertas, diversas, horizontales

    que faciliten la construccin conjunta de conocimiento.

    Vale decir que la comprensin y la operativizacin de esta pretensin deben

    estar cruzadas por niveles de educacin donde la informacin sea un elemento pe-

    daggico y formativo que habilite el acercamiento, la comunicacin, la concertacin,

    la negociacin, los escenarios para el fortalecimiento y el empoderamiento organiza-

    tivo, reconstituyendo y potenciandordenes sociales que ganen en identidad y que

    avancen hacia nuevos procesos sociales. Se trata de conjugar la participacin en los

    procesos de planeacin territorial buscando la continuidad de la accin colectiva y su

    enriquecimiento, para conformar as un ciclo social ascendente. Conviene explicitar

    que la participacin entendida como prctica estrategica en la planeacin territorial es

    el producto de un largo proceso que precisa de condiciones para desarrollarse, y es all

    donde se cree posible que los procesos de planeacin territorial puedan promoverla y

    fortalecerla.

    De las lneas anteriores se desprende que tal como aqu se entiende, la par-

    ticipacin es un proceso donde diferentes actores se informan, involucran y hacen

    parte en asuntos de inters, sobre los cuales pueden tomar decisiones. Se mide por el

    establecimiento de una comunicacin horizontal, por la existencia y operativizacin

    de mecanismos acertados para la resolucin de conflictos y por la transformacin de

    los procesos sociales. Por ello, se asume como fuente de conocimiento, investigacin,

    organizacin, produccin e intercambio de concepciones e ideologas, que posibilita

    formar sentidos de pertenencia e ir estructurando la base del proceso de refundacin

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    de la poltica. La participacin as considerada es, entonces, un elemento metodol-

    gico que tiene sentido en la medida en que demuestre que la planeacin territorial,

    con su utilizacin, se hace mejor, ms amplia e integral, ms contundente y eficaz, ms

    potente e incluyente, ms expedita y sostenible, ms crtica, pero tambin ms asertiva,

    ms justa y democrtica (Viviescas, 2001: 121-127)

    3. Relacin entre fragmentacin social y planeacin territorialparticipativa

    A continuacin se plantea una relacin conceptual grfica entre las nociones

    desarrolladas.

    Relacin entre fragmentacin social y planeacin territorial participativa

    Para entender la dinmica especfica y la relacin entre fragmentacin social

    y planeacin territorial participativa es necesario poner de relieve la incidencia del

    contexto sobre ellas. La globalizacin genera un complejo panorama de inclusiones

    y exclusiones que trastocan las dinmicas internas de las localidades, y por tanto, de

    los individuos, de los actores sociales, de la accin colectiva, de los territorios y de la

    planeacin territorial misma como funcin pblica. Este panorama indica, en conse-

    cuencia, la presencia de otros elementos en loeconmico, lopoltico y losociocultural

    que producen una multiplicacin de lgicas que desorientan y erosionan la vida social

    y poltica de modo que la transforman. En este sentido, puede afirmarse que la frag-

    mentacin social tensiona la planeacin territorial participativa debido a la dinmica

    que presenta la accin colectiva. En la relacin fragmentacin social-planeacin terri-

    torial se parte de que la planeacin territorial tiene algn tipo de incidencia sobre la

    accin colectiva, ya sea para agudizar su fragmentacin o para aportar elementos que

    contribuyan a su articulacin y fortalecimiento, debido a que capta las motivaciones

    de los grupos sociales, rene actores e intereses en torno al asunto territorial, desarrollaprocesos comunicativos y educativos.

    Puede tambin plantearse que de cada mbito y de su interaccin en la socie-

    dad contempornea se desprenden grandes tendencias que dan vida a los fenmenos

    especficos en los que se manifiesta la fragmentacin social: individualizacin, despo-

    litizacin y desterritorializacin, fenmenos que permiten entender parte de las difi-

    cultades5que presenta el individuo de la sociedad contempornea en cuanto actor

    protagnico en la construccin de lo social, de lo poltico y de lo territorial.

    5 Se emplea el trmino dificulta-des para sugerir la gama deafectaciones negativas que generala fragmentacin social tales comola socavacin, inhibicin, erosiny precarizacin de lo social.

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    3.1. mbito econmico. Fenmeno asociado:la individualizacin

    A modo de sntesis, puede decirse que las raciona-

    lidades particulares que no logran tejerse ni insertarse en

    una trama colectiva y que invocan relaciones de confian-

    za y reciprocidad restringidas a individuos, grupos peque-

    os y/o sectores son el comn denominador que mejor

    define el individualismo, el cual, para efectos analticos

    del accionar social, no puede ser asumido como un refle-

    jo estrictamente ntimo, sino como un fenmeno que

    supone la primaca de lgicas y dinmicas individualistas

    donde el actor no est atado, subordinado o anclado a

    algo superior que le dicte la orientacin, el carcter y el

    sentido de sus ideas y acciones. Ante esta realidad se des-

    vanecen, se desdibujan y pierden sentido terico las no-

    ciones figurativas de actores sociales y acciones colectivas

    densas y estructuradas, dndose primaca al individuo y

    a la sumatoria de acciones individuales descoordinadas y

    puntuales que aparecen bajo el ropaje de lo social.

    La individualizacin as vista se asume como un fen-

    meno con incidencia negativa en la construccin de vnculos

    asociativos. En efecto, esta idea es percibida con gran clari-

    dad cuando se remiten consideraciones empricas como la

    desagregacin de lo social, la apata que empaa la inclusin

    en procesos colectivos, liderazgos y acciones unipersonales

    no instituyentes que producen resultados desde actores y

    lugares especficos, expresin de sociabilidades de baja in-

    tensidad en la comunicacin6, vigencias organizativas apri-

    sionadas por el inmediatismo, actores dbiles y frgiles que

    ponen en tensin la constitucin de identidades debido a sumltiple pertenencia a organizaciones. Estas consideraciones

    exhiben predominantemente individuos, actores y acciones

    que no tienen coincidencia en asuntos fundamentales, que

    no se comportan coextensiblemente, coimplicadamente, lo

    cual, adems de erosionar y amenazar la frgil figura del teji-

    do social, constrie la comprensin de que un asunto espe-

    cfico pueda coincidir con el del conjunto.

    3.2. mbito sociocultural. Fenmeno asocia-do: la desterritorializacinLas prcticas de desterritorializacin estn referidas

    a formas sociales que no tienen un arraigo slido al terri-torio. Este desarraigo parece radicar en la precaria me-

    6 Tales sociabilidades son evidenciadas empricamente en el estable-cimiento de lazos de solidaridad y de confianza solo entre quienesse consideran iguales. De este modo, la sociabilidad de baja in-tensidad se retrata en el exterior mediante el registro de procesoscomunicativos discontinuos y efmeros que dificultan la posibilidadreal de tejer racionalidades colectivas fundadas en afectos, motivoso luchas especficas.

    diacin que guardan los actores que encarnan las formas

    sociales, desde sus prcticas cotidianas, entre s y con el

    territorio. En este fenmeno, las condiciones territoriales

    no alcanzan a generar vnculos con lo social, ya que no

    se dispone de imgenes, por ejemplo desde la disposi-

    cin de espacios pblicos, que ayuden a dar sentido a

    la experiencia cotidiana de las prcticas organizativas.

    Parece que muchos procesos sociales se entorpecen y seeliminan porque dinmicas sociales que discurren en el

    territorio logran desapropiarlos, desarraigarlos, desterri-

    torializarlos. As, el territorio que podra ser un escenario

    de encuentro se convierte en un escenario de desen-

    cuentro para sujetos en desencuentro.

    Una vez descritos los principales rasgos territoriales

    que caracterizan la fragmentacin y su fenmeno asocia-

    do, la desterritorializacin, tiene sentido reconocer que

    en el ambiente en el que se despliega la fragmentacin

    social, la funcionalidad dada al territorio por la colecti-

    vidad se expresa bajo formas de desvinculacin social y

    territorial, es decir: ni el territorio, bajo las condiciones de

    movilidad actuales, ni lo sociocultural, bajo las prcticas

    sociales territorializadas fragmentadas, se ofrecen como

    referencias o pilares para el establecimiento de vnculos

    permanentes y estables.

    3.3. mbito poltico. Fenmeno asociado: ladespolitizacinLas caractersticas en mencin imponen restriccio-

    nes a lo social, a lo poltico y a la articulacin sociopoltica

    dejando como huella una relacin desnaturalizada con

    evidentes signos de instrumentalizacin coyuntural que

    la exhiben como un medio para la consecucin de algo

    y no como un fin en s misma. Lo social, lo poltico se

    convierten as en correlato; ambos, vistos desde su pre-

    cariedad, debilidad y deslegitimidad, son corresponsables

    en la marginacin, la exclusin, el empobrecimiento y la

    fragmentacin de lo social. Es posible que la dbil imagen

    de lo social no sea sino la contraparte de la debilidad po-

    ltica y viceversa.

    El contenido poltico de los procesos de planeacin

    territorial participativa incurre en la despolitizacin en lamedida en que no incorpora las caractersticas sociocultu-

    rales, prescinde de la constitucin de espacios que permi-

    tan el surgimiento de actores significativos y autnomos,

    no propone proyectos de articulacin social; por tanto, no

    se ofrece como un canal, un espacio o un medio para con-

    tinuidad de las formas sociales, sino que deja pendiente

    un asunto fundamental hoy visto como demanda: el otor-

    gamiento de sentido a la vida social y a la constitucin de

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    identidades. La implicacin que de ello se despliega para lo social es una sensacin de

    desencanto, incredulidad y escepticismo, que incide en que los actores se involucren

    en procesos de desarrollo ms por un inters especfico, personal o cuando ms grupal

    que por su carcter sociopoltico reflexivo.

    Pero qu queda por hacer ante tales obstculos que sumergen la expresin y

    conformacin de lo social en una franca crisis? La planeacin territorial participativa se

    encuentra de cara a los desafos que le plantea la fragmentacin social y que conciernenal modo de convivir, de interactuar, de producir sentido social, de habitar el territorio.

    Estos asuntos hasta hoy no ocupan un papel protagnico en la agenda poltica a la hora

    de planear los territorios.

    4. Conclusiones. Fragmentacin social y planeacin territorial parti-cipativa: desafos sociales y poltico-institucionales

    En el mbito econmico, poltico y sociocultural descrito hay elementos que da-

    an y menoscaban la posibilidad de que los actores obtengan niveles ptimos de partici-

    pacin en procesos de desarrollo, de que reconstruyan tramas colectivas donde valga la

    pena luchar por lo comn, por la constitucin de identidades sociales. En ello, se presu-

    ponen como fenmenos centrales y llamativos el individualismo, la desterritorializacin y

    la despolitizacin que estn implicando las dificultades por las que transitan los actores y

    los procesos sociales territorializados y su reflejo en acciones participativas. Sin embargo,

    es importante visualizar en el panorama descrito posibles desafos que motiven la refor-

    mulacin de las prcticas y construcciones sociales territorializadas y el mbito mismo de

    la poltica. La responsabilidad sociopoltica se dirige no solo a identificar las fuerzas que

    impactan negativamente lo social, sino tambin a combatirlas para poder mediante un

    proceso gradual recuperar la funcin poltica de la sociedad.

    Acerca del reconocimiento de la fragmentacin social como fenmeno de la reali-

    dad: discusin terica y metodolgica en la planeacin territorial participativa

    El reconocimiento de la fragmentacin social y sus fenmenos asociados in-

    dividualizacin, desterritorializacin y despolitizacin como realidades que tienen

    efectos contundentes sobre la participacin en procesos de planeacin territorial

    y sobre las posibilidades de lograr niveles democrticos y de convivencia im-

    plica que la planeacin territorial revise y modifique sustancialmente sus propias

    orientaciones y mtodos, que establezca escenarios, procesos y procedimientos

    mediante los cuales pueda alcanzar metodologas y actitudes de autocrtica, co-

    rreccin y actualizacin que le permitan atender las demandas de la sociedad

    contempornea en lo que tiene que ver con la renovacin sociocultural (Viviescas,

    2001: 121-127). Atreverse a inaugurar nuevas reflexiones que llenen a la planea-

    cin de otros contenidos es fundamental para continuar en su construccin social

    y poltica. Por ende, esta no puede ser un asunto marginal que se toca tangencial-

    mente por perodos para cumplir con un requisito legal: es necesario que a partirde su accionar se aporten elementos tiles que vayan posicionando el perfil de una

    verdadera cultura de la planeacin.

    En ltima instancia, lo que se pretende poner en discusin es que la planeacin

    territorial contempornea precisa percatarse del cambio de la realidad social y, por tan-

    to, de las categoras interpretativas para abordarla desde la colectividad en el territorio

    y desde las formas visibles en las que se hace la poltica y se expresa lo poltico, pues

    aunque no deja de ser dramtica la situacin actual, en ella se esconden los sentidos

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    y significados con los cuales podran generarse y establecerse conductores y relaciones

    comunicantes en beneficio de lo social.

    Sumando voluntades sociales y polticas

    Cuando se habla de conducir en una misma direccin tanto esfuerzos colectivos

    como acciones polticas, se est poniendo de nuevo en evidencia que la funcindel

    gobernante y la responsabilidad de los actores sociales, especialmente de las organi-zaciones sociales, es la de conocer, analizar y buscar salidas a la fragmentacin social.

    As, los actores, en conjunto con el gobierno, deben hacer un esfuerzo para superar los

    vicios y obstculos que representan la ausencia de condiciones institucionales y socia-

    les para hacer realidad la movilizacin de voluntades sociales en torno a los objetivos

    de la planeacin territorial participativa.

    Al plantear estas reflexiones e identificar los problemas prcticos, as como los

    posibles retos a los que estamos expuestos, surgen preguntas recurrentes que tienen

    que ver con la aplicacin y la funcionalidad de la planeacin territorial bajo procesos

    participativos y de las prcticas sociales en las condiciones actuales de confusin y caos

    social. Cmo y desde dnde pensar procesos de planeacin territorial participativos

    cuando se tiene en frente actores intelectuales, de organizacin, privados y polticos

    que permanecen apticos y con una capacidad restringida para dotar los procesos de

    elementos reflexivos y propositivos que los potencien y actualicen?

    Esto ltimo no constituye una mera preocupacin altruista: es una condicin

    que debe ser desenmaraada para conjugar la participacin en los procesos de pla-

    neacin territorial y para que, a la vez, surta efecto positivo en la sociedad. Aunque se

    argumenta que las condiciones impuestas por la globalizacin a nivel local inciden en

    el aparecimiento y agudizacin de lo que aqu se ha denominado fragmentacin social,

    debe tambin sealarse que los actores sociales elaboran, asumen, canalizan y acomo-

    dan en forma dismil los efectos globalizantes, y es precisamente en el enfrentamiento

    con la realidad donde se cree que existen posibilidades para virar a nuevos rumbos,

    para producir alternativas emergentes que faciliten reunir puntos de encuentro. Sin

    embargo, a manera de hiptesis, podra pensarse que tales capacidades restringidas y

    la apata social mencionadas seran el resultado de un desarrollo determinstico de la

    estructura social sobre la accin social y sobre la misma planeacin territorial, donde

    parece ser que la accin social est definida y dirigida por las condiciones estructurales

    y donde pareciera que no existen actores sociales.

    Esta hiptesis no es generalizable ni a todos los contextos ni a todos las acciones

    colectivas. A mi modo de ver, quedara pendiente la discusin sobre si la fragmentacin

    social se presenta con mayor o menor intensidad, con caractersticas, dimensiones e

    implicaciones similares o diferentes en otros escenarios y sobre si puede pensarse en

    medio de las formas y expresiones sociales, culturales, territoriales, polticas y econ-micas existentes procesos que cristalicen opciones de vinculacin social. En este caso,

    se ha hecho referencia al actor social territorializado y a su participacin en el mbito

    pblico, donde estn de por medio asuntos colectivos, los cuales, adems de atravesar

    intereses y poderes de todo tipo, tocan con la manera de hacer poltica, a partir del

    sentido poltico puesto en juego por todos lo que all interactan.

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