Fernando Mires, El Tiempo de Las Dictaduras

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1 Prodavinci El tiempo de las dictaduras; por Fernando Mires Fernando Mires · Tuesday, May 5th, 2015 Cuando en el video lo observaba vociferar, insultar del modo más obsceno a sus adversarios, agredir verbalmente a gobernantes extranjeros, inventar planes de terrorismo, mentir y mentir, parodiando más que imitando a su antepasado, me fue imposible no preguntarme como se sentirá ese hombre cuando está a solas, enfrentado consigo, en ese tribunal del que nos hablaba Sócrates donde todos somos jueces de nosotros. No encontré ninguna respuesta. Hay veces en las cuales resulta imposible ponerse en el lugar del otro. Sobre todo cuando ese otro se encuentra muy lejos de uno. No hablo de lejanías geográficas. Sin embargo, al día siguiente de mi observación, encontré un atisbo de respuesta. Sucedió al leer un artículo del escritor español Enrique Vila-Matas titulado “Pensamos”, en contraposición a “Podemos” de Pablo Iglesias ( El País, 28.04.15). En ese artículo –no lo voy a contar aquí– Vila-Matas critica a Pablo Iglesias por su arrogancia de querer presentarse como vindicador de la historia, como si la historia de España comenzara recién con “Podemos” . Prodavinci - 1 / 3 - 05.05.2015

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Breve ensayo sobre el lenguaje de los dictadores contemporáneos en América Latina y España.

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    El tiempo de las dictaduras; por Fernando MiresFernando Mires Tuesday, May 5th, 2015

    Cuando en el video lo observaba vociferar, insultar del modo ms obsceno a susadversarios, agredir verbalmente a gobernantes extranjeros, inventar planes deterrorismo, mentir y mentir, parodiando ms que imitando a su antepasado, me fueimposible no preguntarme como se sentir ese hombre cuando est a solas,enfrentado consigo, en ese tribunal del que nos hablaba Scrates donde todos somosjueces de nosotros. No encontr ninguna respuesta. Hay veces en las cuales resultaimposible ponerse en el lugar del otro. Sobre todo cuando ese otro se encuentra muylejos de uno. No hablo de lejanas geogrficas.

    Sin embargo, al da siguiente de mi observacin, encontr un atisbo de respuesta.Sucedi al leer un artculo del escritor espaol Enrique Vila-Matas tituladoPensamos, en contraposicin a Podemos de Pablo Iglesias (El Pas, 28.04.15). Enese artculo no lo voy a contar aqu Vila-Matas critica a Pablo Iglesias por suarrogancia de querer presentarse como vindicador de la historia, como si la historiade Espaa comenzara recin con Podemos .

    Prodavinci - 1 / 3 - 05.05.2015

  • 2Segn Vila-Matas, Iglesias padece del mal de otros iluminados que lo han precedidoalgunos de los cuales han llegado al poder con el preciso objetivo de abolir el pasado.Vila-Matas cita incluso unas conocida frase de J. L. Borges: El pasado esindestructible, pues tarde o temprano vuelven todas las cosas, y una de las queprecisamente vuelve es el proyecto de abolir el pasado.

    Entindaseme: no estoy comparando a Iglesias con un dictador. Ni siquiera con elmandatario descrito al comienzo. Iglesias es un hombre de verbo y debate, no deinsulto y gritera. No obstante, al igual que el energmeno, cree segn Vila-Matasque l y su movimiento representan un corte abrupto con el pasado, es decir, que l ylos suyos son portadores de un nuevo comienzo. Eso es precisamente lo que hace del un personaje potencialmente peligroso.

    El proyecto de abolir el pasado en nombre de un futuro luminoso ha sido el de casitodos los dictadores (y de los que quieren serlo). Es por eso que todos sus desmaneslos adjudican a la cuenta de costos necesarios. Qu importan las muertes, lasprisiones, las torturas, los exilios, las mentiras, al lado del futuro que nos aguarda?

    Los dictadores se sienten a s mismos como grandes demoledores. Razn por lascuales todos, sean jacobinos, fascistas, bolcheviques, cristianos, pinochetistas,declaran ser revolucionarios. De ah el desdn que experimentan frente a todo lo queexiste en tiempo presente. Ellos imaginan ser los heraldos del nuevo comienzo. Sobrelas ruinas del pasado (es decir, de las tradiciones, de la cultura, de los valores einstituciones) nacer el mundo nuevo. El tribunal de la historia los absolver de todaculpa. Visto de ese modo, el futuro no solo es un tiempo, es, adems, la religin de lasdictaduras. Toda dictadura es futurista.

    El gran problema es que muchas veces los dictadores logran cumplir por lo menos unaparte de su objetivo. O convierten al pasado en ruinas o lo reducen a un conjunto demitos alucinantes. Pero a la vez, al abolir el pasado destruyen a la nica dimensinverdaderamente existente del ser humano: la de ese ayer que hace posible al hoy decada da.

    Sin pasado no puede haber presente. Al demoler el pasado las dictaduras destruyenlos cimientos sobre los cuales reposa el futuro. As, las mismas dictaduras anulan laposibilidad de un nuevo comienzo del cual dicen ser sus portadoras. Porque si hay unnuevo comienzo, este recin comienza cuando una dictadura ha cado. Pero esecomienzo ya no es revolucionario: es restaurador.

    Como ocurre en la escena analtica, donde el paciente intenta secuencializar supasado, en la escena post-dictatorial los pueblos y las naciones buscan reencontrarsecon el pasado para as imaginar al futuro, poniendo esas imgenes bajo la forma dediscurso sobre el espacio pblico de discusin. Esa es una tesis de Hannah Arendt.

    En la filosofa poltica nadie ha tematizado la idea de el nuevo comienzo con tantaintensidad como Hannah Arendt. En contraposicin a Heidegger, Sartre y Camus,para quienes los humanos son arrojados en un mundo cuyo objetivo es la muerte,Arendt puso el acento en la natalidad de todo lo viviente.

    La natalidad en La Condicin Humana (el texto filosfico ms importante de Arendt)Prodavinci - 2 / 3 - 05.05.2015

  • 3precede y contina a la mortalidad. Antes de ser mortales, somos natales. En cada serque viene al mundo en la forma de un nio, se encierra la posibilidad de un nuevocomienzo. Pero no de uno que rompe con el pasado, sino de uno que lo contina endireccin al futuro. Pues el nio cuando viene al mundo no es arrojado a la nada, sinodesde la nada viene a una casa (nach Hause kommens) y por eso, l deber sentirseah como en su casa (zu Hause sein).

    Desde esa casa propia (puede ser un pesebre) comenzamos a descubrir el mundoexterior en donde laboramos e intercambiamos bienes e ideas. Pero si el nio llega auna casa arruinada (la casa de las dictaduras) donde han desaparecido los lmitesentre el mundo exterior y el interior, desaparece tambin la posibilidad de vivir desdeel pasado hacia el futuro.

    Sin privacidad no puede haber ciudadana, sin ciudadana tampoco puede haberprivacidad. Desde un presente vaciado de pasado, el nuevo comienzo dictatorial seconvierte en una radical imposibilidad. Pues solo podemos comenzar de nuevo encontinuidad con lo que hemos recibido del pasado. Por lo mismo, afirma Arendt, cadauno de nosotros es portador de una herencia sin testamento. En consonancia conesa premisa, el propsito de cada dictadura, sobre todo cuando esta se apoya en unproyecto total, es el de desheredar a los ciudadanos.

    Pero si la poltica tiene lugar en los espacios pblicos de la polis, puede llegar aconvertirse en el medio gracias al cual, haciendo uso de la gramtica y la polmica,configuraremos el futuro en tiempo presente junto a los nos-otros y en diferencias conlos otros. No hay otra posibilidad para vivir con alguna certeza en este mundo.

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