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    Carrera 13 78 -17 | PBX: 325 8181 l 325 7500 ext. 2499 l [email protected]

    Bogot, Colombia

    LAS 10 ESTRATEGIAS DE LAS FARCEN LA HABANA

    PRESENTACION

    A travs de sus comunicados, documentos y entrevistas a medios nacionales e

    internacionales en los meses recientes, las FARC han ido develando cul es suvisin y perspectiva de los dilogos de paz en La Habana, y cul es su estrategia

    de negociacin. Es importante analizar con detenimiento estos aspectos para

    avizorar cul podra ser el futuro de esas conversaciones y tener unas

    expectativas realistas sobre sus posibles resultados.

    A continuacin analizamos los principales componentes de esa estrategia de las

    FARC que tiene como principal objetivo aprovechar al mximo el nuevo momento

    poltico que se abri en el pas cuando el Gobierno Nacional convoc a la guerrilla

    para iniciar unos nuevos dilogos de paz. Este aprovechamiento busca, de una

    parte, hacerle pagar al Estado y a la sociedad un alto costo a cambio de unaeventual e indeterminada dejacin de las armas, costo que incluye el trmite y

    acuerdo sobre una ambiciosa y radical agenda de negociacin en la que estn

    incluidos prcticamente todos los temas nacionales. Pero tambin, de otra parte,

    al igual que en el pasado, ese aprovechamiento busca obtener el mximo de

    rditos polticos que les abran a las FARC nuevas posibilidades de fortalecimiento

    militar para continuar su lucha armada contra el Estado y la sociedad, en el caso

    de que no llegue a firmarse un acuerdo de paz con el Gobierno Nacional.

    En estas circunstancias hay que tener claras cules son las verdaderas

    intenciones de las FARC en estos dilogos, para evitar pagar costos innecesarios

    en trminos de seguridad nacional y de gobernabilidad. Conocer el juego de las

    FARC permite anticipar, develar y neutralizar sus maniobras tanto en la mesa de

    conversaciones, como de cara al pblico nacional e internacional que est

    interesado en la suerte de las conversaciones de paz.

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    El pas y sus autoridades deben conocer y sopesar bien las estrategias y los

    propsitos de las FARC en los dilogos de paz que se desarrollan en La Habana.All se est jugando buen parte de su futuro. Ese conocimiento y esa ponderacin

    le permitiran al Estado tener la capacidad de anticipacin y de reaccin

    necesarias para no dejarse sorprender ni coger ventaja en unas conversaciones

    que son, obviamente, un complejo pulso poltico y militar con una contraparte

    fraguada ya previamente en muchos escenarios similares. Con la ventaja de que

    la guerrilla s parece haber asimilado y acumulado esa experiencia, mientras el

    Estado parece improvisar cada vez que se ve frente a parecidas circunstancias.

    Por su parte, a la sociedad civil le facilitara tener una actitud menos emotiva y

    ms racional frente a los dilogos de paz. Tambin le permitira evitar el exceso deexpectativas infundadas, la manipulacin emocional e interesada de la guerrilla, y

    contar con ms elementos de juicio es imprescindible para ponderar las

    dificultades de las negociaciones de paz, al tiempo que exigirles transparencia y

    rigor a las autoridades que adelantan esos dilogos en su nombre.

    Analizando cada una de las diez estrategias de las FARC en las conversaciones

    de La Habana, las siguientes pginas quieren contribuir a los anteriores

    propsitos.

    1. BUSQUEDA DE LEGITIMIDAD

    Aunque, obviamente, no lo reconozcan, las FARC son conscientes de que su

    representatividad social y su legitimidad poltica son absolutamente marginales en

    el pas. Por esta razn, la guerrilla trata de llenar este vaco utilizando los dilogos

    de paz como un instrumento que le puede permitir hacerse a la vocera de

    sectores de la poblacin que siempre han rechazado sus mtodos terroristas, o

    sobre los cules su influencia es mnima o inexistente.

    En este propsito, las FARC han condicionado el avance de las conversaciones

    de paz a la participacin amplia de esos sectores populares, reivindicando la

    bandera de una democracia directa que por medio de los dilogos conduzca a

    identificar , consensuar y ejecutar las reformas radicales que, segn la guerrilla,

    son la condicin para la superacin del conflicto. En efecto, para las FARC es

    fundamental escuchar la voz del pueblo. Para nosotros el pueblo es el

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    constituyente primario, es decir, si se quiere realmente construir una sociedad

    nueva donde haya participacin poltica, econmica y social de todos los sectoresdel pas, es absolutamente lgico e indispensable que todos participen 1. En otras

    palabras, para las FARC la legitimidad de los dilogos no la garantiza el hecho de

    que ellos hayan sido convocados por un gobierno legtimo en representacin del

    pueblo, sino por la participacin popular directa auspiciada por la guerrilla. Ms

    an, es la legitimidad misma del Gobierno la que se pone en juego en funcin de

    que se facilite o no la participacin popular y se ejecuten o no las propuestas de

    reformas producto de esa participacin popular. As, afirman las FARC que El

    Estado colombiano reclama y dice ser un representante democrticamente

    elegido por los ciudadanos. Como tal, pensamos que est en la obligacin de no

    solo escuchar, sino tambin implementar las propuestas que ellos hagan2

    .

    Por lo pronto, para las FARC esta participacin popular indispensable y

    legitimadora tiene como escenario privilegiado los foros temticos convocados

    conjuntamente por el Gobierno y la guerrilla. Para las FARC, ah est reflejada la

    voluntad de la gran mayora de los colombianos y como tal tiene que ser tomada

    en cuenta3

    . O sea, es en los foros regionales y temticos donde se expresa la

    voluntad popular, y no en las instituciones democrticas legtimamente

    conformadas por medio de elecciones libres y directas.

    Dichos foros, sobra decirlo, son reuniones cuya asistencia est constituida

    mayoritariamente por personas que simpatizan ideolgicamente con la guerrilla, y

    por voceros de organizaciones fuertemente manipuladas por las FARC en sus

    zona de influencia territorial. Por esta razn no es de extraar la gran empata y

    coincidencia entre las propuestas y conclusiones de esos foros, y los

    planteamientos y las propuestas programticas de la guerrilla. Mediante la

    manipulacin de estos foros, la guerrilla hace aparecer sus propios planteamientos

    como si fueran originados por los sectores populares. Segn lo ha sealado J ess

    Santrich, vocero de las FARC en La Habana, estos foros fueron un compromiso

    1La delegacin de paz de las FARC analiza el debate sobre Poltica de Desarrollo Agrario Integral. Sntesis

    propuestas sociedad civil sobre primer punto de la agenda. Agenda de Noticias Nueva Colombia (ANNCOL)2

    Ibdem.3

    Ibdem.

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    que se defini durante los dilogos exploratorios. Estaba hecho el acuerdo y luego

    lo que vino fue pactar a quien encargaramos de su organizacin y realizacin4

    .

    Por esta va, las FARC pretenden restarle y desconocerle legitimidad al Estado

    colombiano. En consecuencia, la bsqueda de la paz en la que se empea el

    Gobierno como una forma de robustecer la legitimidad democrtica de las

    instituciones, corre el riesgo de terminar siendo un proceso deslegitimador de la

    misma por efecto de la estrategia de la guerrilla. De esta manera la guerrilla trata

    de resolver una situacin aparentemente paradjica: ella enfrenta por la va

    armada al Estado colombiano porque no le reconoce ninguna legitimidad , pero al

    aceptar realizar dilogos de paz con l de hecho y a regaadientes le est

    reconociendo esa representatividad que en principio le niega ; no obstante, en elcurso de las conversaciones de paz, la guerrilla de hecho le niega al Estado

    legitimidad al exigir que se apele a lo que ella llama el constituyente primario

    como una contraparte decisiva para avanzar en cualquier acuerdo de paz.

    Aunque solo participaron alrededor de unas mil personas, luego de la realizacin

    del primer foro sobre el tema agrario la guerrilla estim que las organizaciones y

    personas que all estuvieron pueden representar un universo de unos cinco

    millones de personas5. Esto la llev a exigirle al Gobierno un compromiso ms

    firme con esta participacin popular y a denunciar que pretenda restringirla

    haciendo una interpretacin absurda que manda la posibilidad de que el pueblo

    decida difiriendo su entrada plena para algo que De la Calle ha dado en llamar la

    tercera etapa del proceso. En ninguna parte del acuerdo se habla de etapas, este

    se desarroll integralmente como un solo cuerpo de texto que puede tener

    momentos, perodos de intercambios y recesos, etc, pero no esas tales etapas

    que le dan tono perentorio a las interpretaciones sesgadas y falaces de la

    contraparte. () Por ningn lado se est expresando que esa participacin est

    diferida por las partes a un momento de culminacin del proceso. () Las FARC

    siempre han dicho que el pueblo como constituyente primario, como soberano, es

    el protagonista del proceso, su constructor y refrendador natural6

    .

    4Entrevista a Jess Santrich comandante de las FARC-EP y miembro de la Delegacin de Paz, Agencia de

    Noticias Nueva Colombia ( ANNCOL), 20/01/2013.5

    Ibdem.6

    Ibdem.

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    Al aceptar lo que la guerrilla llama participacin popular en los dilogos de paz, el

    Estado puede estar cayendo en una trampa. Si acepta las propuestas que de esaparticipacin se derivan, entonces estara haciendo a un lado los mecanismos

    institucionales ya constituidos, hacindole eco a la guerrilla sobre la supuesta falta

    de representatividad de las instituciones democrticas; pero si no acepta esas

    propuestas entonces estara perdiendo seriedad su posicin en la mesa de

    conversaciones al establecer un mecanismo de participacin cuyas conclusiones

    no van a ser tenidas en cuenta, con lo que le da a la guerrilla argumentos para

    denunciar al mundo una supuesta falta de voluntad del gobierno para llegar a un

    acuerdo de paz. As lo estn anticipando al referirse a las conclusiones del foro

    agrario y sealar que nos preguntamos si nuevamente se van a escamotear las

    opiniones y los anhelos de la gente del comn y si entonces la apertura al debatesobre el asunto de la Mesa de Dilogos es el amargo captulo de otra farsa ms. 7

    Es decir, se anticipan a dejar establecido que si no se aceptan sus propuestas,

    presentadas como si tuvieran origen en los sectores populares cuya vocera se

    adjudican, entonces los dilogos no seran sino otra farsa ms.

    Finalmente, es preocupante que en caso de no llegarse a un acuerdo de paz, la

    guerrilla salga fortalecida del proceso al aprovechar los dilogos para obtener

    rditos polticos mediante la convocatoria y la movilizacin de sectores de la

    poblacin de sus zonas de influencia y de otras zonas del pas. Los dilogos de

    paz se habran convertido entonces en una tribuna privilegiada para que la

    guerrilla salga del ostracismo poltico nacional e internacional, y, como es su

    estrategia inveterada, utilice estas circunstancias para transformar estos nuevos

    apoyos polticos en un incremento de su capacidad de accin violenta y terrorista.

    Las consecuencias seran nefastas para el pas.

    2. AMPLIAR LA AGENDA AL MAXIMO

    Luego de su debilitamiento militar y de su reduccin al ostracismo poltico por obra

    y gracia de la poltica de seguridad democrtica, las FARC vieron en la invitacindel Gobierno de Santos a iniciar conversaciones de paz una magnfica

    oportunidad para recuperar el terreno perdido tanto en lo poltico, como en lo

    militar.

    7Comunicado. Reflexiones VIII. Delegacin de Paz de las FAR-EP, 15 de enero de 2013.

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    Por esta razn accedieron a que la agenda de conversaciones aparentemente

    fuera reducida a cinco puntos muy especficos y limitados: el tema agrario, laparticipacin poltica, el fin del conflicto, las drogas ilcitas y las vctimas. Con la

    aceptacin de esta agenda muchos pensaron que por fin la guerrilla haban

    entrado al terreno del pragmatismo poltico y que esto era una seal inequvoca de

    que ella se senta lo suficientemente dbil para renunciar a sus planteamientos

    revolucionarios y sus exigencias de reformas radicales en todos los aspectos del

    acontecer nacional, como condicin para llegar a un acuerdo de paz negociado.

    Sin embargo, los clculos de las FARC eran distintos. Aceptaron esa agenda

    aparentemente recortada con el fin de iniciar muy pronto los dilogos de paz que

    les daran de entrada un estatus poltico que haban perdido, as comoreconocimiento como contraparte del Estado, adems de visibilidad y

    protagonismo meditico nacional e internacional. Todo esto sin que les costara

    ninguna contraprestacin de su parte. Pero en el acuerdo de los cinco puntos

    firmado con el Gobierno, la guerrilla fue suficientemente previsiva como para

    introducir unos principios generales que luego les serviran de base argumental

    para exigir la ampliacin de la agenda en forma prcticamente ilimitada.

    En efecto , en la parte introductoria, las dos partes firmantes del documento

    Acuerdo General para la Terminacin del Conflicto y la Construccin de una Paz

    Estable y Duradera, reconocen que :

    La construccin de la paz es un asunto de la sociedad en su conjunto que

    requiere de la participacin de todos, sin distincin;

    El respeto de los derechos humanos en todos los confines del territorio nacional es

    un fin del Estado que debe promoverse;

    El desarrollo econmico con justicia social y en armona con el medio ambiente, es

    garanta de paz y progreso;

    El desarrollo social con equidad y bienestar, incluyendo las grandes mayoras,

    permite crecer como pas;

    Una Colombia en paz jugar un papel activo y soberano en la paz y el desarrolloregional y mundial;

    Es importante ampliar la democracia como condicin para lograr bases slidas de

    la paz;8

    8Acuerdo General para la Terminacin del Conflicto y la Construccin de una Paz estable y Duradera.

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    De hecho, ya en su primer pronunciamiento formal sobre el inicio de las

    conversaciones de paz, las FARC sealan que incluir estos principios fue unlogro importante en las discusiones del encuentro exploratorio9. Para la guerrilla

    la introduccin de esos axiomas en el Acuerdo General, constituye el marco

    terico de principios que deber ser materializado en los acuerdos finales sobre la

    agenda pactada. Seis meses batallando por estas verdades, nos permiti por fin

    conseguir del gobierno nacional su inclusin 10. Y una vez incluidos, vino su

    aprovechamiento poltico. A partir de ah para llegar a un acuerdo de paz no basta

    llegar a un consenso sobre los cinco puntos de la agenda acordada, sino que para

    las FARC la paz slo podr nacer de hondas transformaciones en la vida

    nacional11. Refirindose al carcter integral e indivisible del documento firmado,

    uno de los voceros del as FARC en La Habana, J ess Santrich, en entrevista conel peridico digital Confidencial Colombia, afirmaba que si se quiere seriedad en

    el proceso, el gobierno tiene que comenzar por no descabezar el acuerdo

    restndole su encabezamiento de fundamentos12

    .

    No obstante, para efectos de la discusin de los temas en la mesa de dilogo, las

    FARC optan por presentar sus propuestas que hacen coincidir con los supuestos

    anhelos populares expresados en los foros manejados por la misma guerrilla-,

    como si fueran un conjunto de iniciativas (que) son mnimos para buscar puntos

    de aproximacin con el gobierno 13

    9La Mesa de Conversaciones,un triunfo del clamor nacional por la paz y la solucin poltica. Comunicado del

    Secretariado del Estado Mayor Central de las FARC_EP, fechado el 5 de septiembre de 2012, ledo por

    Timochenko en video.

    . Al subrayar que son exigencias mnimas,

    quieren dejar por sentado que el margen de negociacin es prcticamente

    inexistente, an cuando, como veremos, el contenido de esas propuestas sea

    radical e inaceptable para un estado de derecho moderno con una economa

    abierta de mercado. Esa es su estrategia, presentar como si fueran mnimos unas

    exigencias que en su alcance son maximalistas. O sea, en realidad es un

    maximalismo sin margen de negociacin, o la imposicin de la revolucin por

    contrato. De esta manera un rechazo del gobierno a sus demandas puede ser

    aprovechado por la guerrilla para sealarlo de inflexible y de no querer avanzar en

    10Ibdem.

    11Balance del cese el fuego unilateral de 60 das como gesto de paz Las FARC_EP hemos cumplido.

    Secretariado del Estado Mayor Central de las FARC-EP , 20 de enero de 201312

    Entrevista a Jess Santrich comandante de las FARC-EP y miembro de la Delegacin de Paz, Agencia de

    Noticias Nueva Colombia ( ANNCOL), 20/01/2013, opus cit.13

    Comunicado de la Delegacin de Paz de las FARC-EP, 19 de enero de 2013.

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    la bsqueda de la paz, adjudicndole por anticipado la responsabilidad ante la

    eventualidad de un fracaso en los dilogos de paz.

    En consecuencia con lo anterior, para las FARC los cinco puntos de la agenda son

    solamente los referentes que sirven para introducir en la mesa de conversaciones

    otros temas que no estn explcitamente incluidos en la agenda. Con el argumento

    de que todos los temas estn estructuralmente interrelacionados y de que se

    necesitan reformas radicales en lo poltico, lo econmico y lo social, buscan

    multiplicar ad infinitum la cantidad de asuntos que se deberan tratar en los

    dilogos, como condicin para llegar a un acuerdo de paz. Esto, obviamente,

    tendra la consecuencia de que las conversaciones se deberan dilatar sin lmites

    en el tiempo, factor ste que examinaremos ms adelante.

    En efecto, a propsito de la discusin del primer punto, Poltica de Desarrollo

    Agrario Integral, las FARC se apresuraron a aadirle los adjetivos socioambiental,

    democrtica y participativa, con enfoque territorial, lo que les permite proponer la

    superacin de las condiciones polticas, econmicas, sociales y culturales que

    generan el ejercicio estructural de la violencia por parte del Estado y sus fuerzas

    paramilitares en las zonas rurales, y provocan el alzamiento armado guerrillero

    para enfrentar esas condiciones 14, para lo cual es necesaria la transformacin

    de las relaciones rurales, que contribuya a la democratizacin real del poder

    territorial, de la sociedad, del Estado y del modelo econmico en su conjunto, as

    como el buen vivir de la poblacin15

    . A partir de estos enunciados todo es

    posible, no obstante se toman el trabajo de aterrizar esas enormes generalidades

    en puntos especficos de muy diverso carcter, tales como:

    a. Denuncia o revisin de tratados y acuerdos y de todo tipo de regulaciones de

    libre comercio, inversin o propiedad intelectual que afecten la soberana

    alimentaria y las condiciones de nutricin y alimentacin de la poblacin16

    14

    Comunicado: FARC-EP Primera Propuesta al Pas. 15 de enero de 2013

    .

    Obviamente las FARC reservarn el derecho de definir lo que es soberana

    alimentaria, as como las condiciones apropiadas de nutricin y alimentacin de lapoblacin. Pero, de entrada, quedarn en suspenso todos los Tratados de Libre

    Comercio firmados por Colombia con once pases, as como decenas de acuerdos

    15Ibdem.

    16Ibdem.

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    multilaterales relacionados con los temas agrarios, comerciales, de inversin y de

    propiedad intelectual.

    b.Reconocimiento y definicin de los territorios y territorialidades campesinas

    (que) deben tener los mismos alcances de las otras formas de territorios

    colectivos (y) respeto real y efectivo por la autonoma y la organizacin poltica,

    econmica, social y cultural, en el establecimiento de jurisdicciones campesinas

    propias, y en la responsabilidad del Estado para su proteccin y financiamiento17

    .

    Esto implicara un reordenamiento del territorio y una enorme fragmentacin de la

    soberana del Estado sobre el mismo, cuyos propsitos de usufructo estratgico

    por parte de una guerrilla no desmovilizada ni desarmada podran ser muy

    preocupantes para la seguridad nacional.

    Si tenemos en cuenta que en suma esos territorios colectivos estn conformados

    por cerca de 30 millones de hectreas de los resguardos indgenas, alrededor de

    4 millones de hectreas de territorios de afrodescendientes, 9 millones de

    hectreas que piden las FARC para las zonas campesinas 18, ms 7 millones de

    hectreas de zonas de produccin campesina de alimentos 19

    , entonces tenemos

    que alrededor de 50 millones de hectreas, o sea cerca del 40 por ciento del

    territorio nacional, sera objeto de un reordenamiento que le otorgara autonoma

    poltica y administrativa con respecto del poder central del Estado, producindose

    de esta manera la desintegracin del territorio y la fragmentacin del Estado.

    Hacia estas zonas se replegaran las FARC para imponer all su poder armado

    luego de la eventual firma de un acuerdo de paz, que, como veremos ms

    adelante, para las FARC no implica la dejacin inmediata de las armas, sino su

    conservacin en firma ilimitada, hasta el cumplimiento pleno y cabal de todos y

    cada uno de los acuerdo firmados en la mesa de dilogos. En esas zonas casi la

    mitad del territorio nacional-, se establecera una especial de poder dual, donde el

    Estado compartira el monopolio de las armas con la guerrilla durante un tiempo

    indeterminado.

    c. Desmilitarizacin del Estado y de la sociedad20

    17

    Ibdem.

    . Para las FARC esto significa

    reducir el tamao de las Fuerzas Militares, disminuir el presupuesto militar y

    18Comunicado. Ocho Propuesta Mnimas. Delegacin de las FARC EP. 6 de febrero de 2013.

    19Ibdem.

    20Comunicado. Delegacin de Paz FARC-EP, 19 de enero de 2013. Tercera Propuesta.

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    cambiar la doctrina militar del Estado21

    . Es decir, a propsito del desarrollo agrario,

    debilitemos las Fuerzas Militares de Colombia. O, mejor, sin un debilitamiento delas Fuerzas Militares, no es posible un desarrollo agrario en Colombia.

    d. Establecer lmites () o prohibiciones, segn el caso, a las economas de

    extraccin de minera a cielo abierto, de hidrocarburos, de generacin de energa

    hdrica y de produccin de agrocombustibles; () regulaciones especficas de

    acompaamiento a la pequea y mediana minera y a la minera artesanal para

    contribuir a su sostenibilidad socioambiental o a su reconversin22

    . Es decir, toda

    la poltica energtica y minera del pas puesta en cuestin a propsito de la

    discusin sobre el desarrollo agrario integral convenido por las partes.

    e. La poltica tributaria debe erigirse en un instrumento de la poltica de

    desconcentracin de la propiedad23

    . Una nueva reforma tributaria tambin exigen

    las FARC como parte fundamental de su reforma agraria y rural.

    f. Refirindose a los cultivos de marihuana, amapola y hoja de coca, las FARC

    exigen la suspensin inmediata y definitiva de aspersiones areas y de otras

    formas de erradicacin considerando los impactos negativos socioambientales,

    econmicos y sociales 24

    . Las FARC han sido consideradas como el principal

    cartel de la produccin de cocana, y un muy importante productor de marihuana y

    amapola. Con esta propuesta las FARC busca que se legisle en causa propia,

    pues la suspensin de los programas de erradicacin de cultivos les permitira

    aumentar su produccin de narcticos y las ganancias derivadas de esta actividad.

    Como se nota, las FARC no se muestran modestas en sus pretensiones al

    abordar cualquier punto de la agenda. Tal y como se demuestra para el caso del

    primer punto de la agenda, los cinco puntos convenidos con el gobierno son para

    la guerrilla, insistimos, apenas la puerta de entrada a otros muchos temas

    significativos y clave de la agenda nacional. De manera subrepticia las FARC

    estn volviendo a la vieja agenda del Cagun que ya todos creamos superada. Laguerrilla ha engaado al gobierno y al pas, a los que en un principio les hicieron

    21Ver entrevista con Mauricio Jaramillo quien fue jefe del equipo negociador de las FARC en La Habana.

    En, El Espectador, domingo 23 de septiembre de 2012 , pginas 10 y 12.22

    Comunicado. Delegacin de Paz FARC-EP, 22 de enero de 2013. Cuarta Propuesta.23

    Ibdem.24

    Ocho Propuestas Mnimas. Delegacin de Paz de las FARC-EP, opus cit.

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    creer que sus ambiciones desbordadas y sus pretensiones exageradas eran cosas

    del pasado, y que un supuesto pragmatismo era lo que la haba llevado a aceptaresta vez conversaciones de paz en La Habana sobre la base de una agenda

    limitada que fuera aceptable para la opinin pblica, en principio renuente a que

    se reiniciaran conversaciones con las FARC, luego de tantos fracasos anteriores.

    Pero una vez sentada en la mesa ha echado por la borda el acuerdo con el

    Gobierno y busca retomar la agenda del Cagun que prcticamente inclua todos

    los temas nacionales.

    3. HACIA EL COGOBIERNO

    Como parte de su estrategia en la mesa de conversaciones, las FARC pretendenestablecer una suerte de gobierno compartido entre la guerrilla y el Estado,

    durante el trascurso de los dilogos de paz. En efecto, la guerrilla ha exigido a los

    negociadores del gobierno en La Habana que se detengan algunas de las

    iniciativas gubernamentales a la espera de lo que se decida en la mesa de

    conversaciones.

    Ya hemos sealado que la guerrilla pretende lograr en la mesa reformas radicales

    en asuntos polticos, econmicos y sociales como condicin para la firma de un

    acuerdo de paz. Por esta razn las FARC aspiran a que los planes del actual

    gobierno en todos esos campos no se contrapongan ni contradigan con las

    propuestas que la guerrilla est poniendo sobre la mesa, y ven en la continuidad

    de la gestin gubernamental un riesgo en contra de la posibilidad de lograr

    acuerdos en la mesa de conversaciones.

    En consecuencia con lo anterior, las FARC-EP consideran un contrasentido y de

    mal augurio para el pas, que mientras se coloca como fundamental en la

    bsqueda de la paz, la discusin poltica de desarrollo agrario integral (), el

    gobierno siga avanzando en el propsito de aprobar una legislacin de tierras y

    desarrollo rural que persiste en la inconveniente determinacin de entregarmayores concesiones a los terratenientes y a los rentistas 25

    25

    Comunicado, Reflexiones VIII, opus cit.

    . Esta visin del

    proceso de paz lleva a las FARC a cuestionarse la pertinencia de los dilogos,

    segn lo seala en sus propios trminos refirindose al gobierno, as: Nos

    preguntamos entonces Con quin dialoga, porqu dialoga y para qu dialoga el

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    gobierno en La Habana? 26. Todo esto para terminar insistiendo en la necesidad

    de que el gobierno genere un mejor ambiente de paz, en que se establezca unatregua legislativa27

    .

    Una tregua legislativa significa, obviamente, una parlisis de la gestin

    gubernamental a la espera de las definiciones en La Habana, no solamente sobre

    el tema agrario, sino sobre prcticamente los principales temas de la agenda

    nacional, pues, como vimos anteriormente, para la guerrilla la agenda nacional

    debe ser objeto de discusin y acuerdo en los dilogos de paz.

    4. NO ENTREGA DE ARMAS

    En el Acuerdo General para la Terminacin del Conflicto el tema de las armas

    apareci por primera vez en un acuerdo firmado entre el gobierno y las FARC.

    Muchos consideraron esto como un avance enorme, pues ese grupo haba sido

    renuente a tratarlo en todas las ocasiones anteriores en que se intent llegar a un

    acuerdo de paz. Sin embargo, el desengao lleg pronto.

    En primer lugar, las FARC aclararon que nunca han hablado de entrega de armas,

    sino de dejacin de las mismas, lo cual significa que en algn momento dejarn de

    usarlas, pero que siempre estarn en su poder. As lo ratific Andrs Pars, uno

    de los voceros de las FARC en La Habana: No asociamos la dejacin de las

    armas con la rendicin ni con entrega. La asociamos a dejar de usar las armas y

    continuar la lucha por nuestros objetivos y banderas. () La palabra,

    gramaticalmente. No significa entrega. Es dejar de usar.28 Y criticando la forma

    como el M19 hizo entrega de sus armas en el proceso de paz que llev a su

    desmovilizacin, refuerza su planteamiento de manera terminante con esta figura:

    La imagen en la que entren los guerrilleros por una puerta con uniformes y armas

    y salgan por otra puerta en pantaloneta, no la vamos a protagonizar29

    .

    Esto es muy grave porque en todos los proceso de paz la entrega de las armas ha

    sido un punto ineludible que se ha resuelto con mltiples formalidades, como la

    26Ibdem.

    27Ibdem.

    28Entrevista con Andrs Pars, en El Espectador, domingo 9 de septiembre de 2012, pginas 2 y 4.

    29Ibdem.

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    entrega a delegados de gobiernos o de organismos multilaterales , pero nunca se

    ha dejado de lado a cambio de la figura de la dejacin que, en todo caso, significaque el grupo irregular sigue en posesin de las armas, lo cual implica que el

    Estado acepta compartir el monopolio de la tenencia de las armas con otro ente ,

    lo que erosiona un principio bsico de la soberana del Estado sobre el territorio.

    En segundo trmino, la mencionada dejacin de las armas para las FARC no

    tiene, ni se le puede establecer, un plazo definido. En efecto, la manera como este

    grupo interpreta el Acuerdo General para la Terminacin del Conflicto lo lleva a

    sostener que esa dejacin no se realizar sino cuando se haya llegado a un

    acuerdo de paz definitivo, y, lo que es lo ms importante, una vez hayan sido

    ejecutados satisfactoriamente por parte del Estado todos y cada uno de lospuntos acordados, sin excepcin. Es decir, primero la implementacin integral de

    todos los acuerdos, y despus la dejacin de las armas. En sus propios trminos

    pensamos que para implementar las propuestas de la poblacin no se puede

    condicionar algo que es un deber del Estado a que se produzca la dejacin de las

    armas por parte de la insurgencia.30Lo anterior es ratificado cuando afirman que

    si se llega a un momento en el que se iniciara la dejacin de armas esto

    implicara un proceso largo que va de la mano de la implementacin paso a paso

    de los acuerdos, pues los acuerdos que no se cumplen es como si jams hubiesen

    existido. Las FARC no caminan con promesas sino con hechos.31

    De igual manera, segn la guerrilla, la eventual incorporacin de los guerrilleros

    de las FARC a la vida poltica legal tendra que realizarse sin que previamente se

    hubiese realizado su desarme. En sus propios trminos, para que la guerrilla

    iniciara su vida poltica legal se requerira un perodo de transicin en el que la

    guerrilla, todava en armas, entra en contacto directo con la poblacin a fin de

    ambientar y generar los espacios sociales y polticos en los que desarrollar su

    actividad legal en el futuro prximo32

    30

    La delegacin de paz de las FARC analiza el debate sobre Poltica de Desarrollo Agrario Integral. Sntesis

    propuestas sociedad civil sobre primer punto de la agenda. Agencia de Noticias Nueva Colombia (ANNCOL),

    11/01/2013.

    Para ello, segn su visin de las cosas, se

    podra recurrir a mecanismos como ceses bilaterales o temporales del fuego,

    ceses de operaciones militares, reas de distensin especficas, reglamentadas y

    31Entrevista con Jess Santrich , miembro de la delegacin de paz de las FARC-EP, Agencia de Noticias

    Nueva Colombia, 20/01/2013.32

    Gabriel Angel, Abrir la democracia es la paz.

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    provisionales33

    Como se puede observar, la denominada combinacin de todas

    las formas de lucha es un esquema que sigue sin cambios en el imaginario de lasFARC, y su reticencia histrica a abandonar las armas contina inalterada.

    As las cosas, las FARC pretenden mantener las armas en su poder y no

    entregarlas nunca. Segn su estrategia, la tenencia de las armas en su poder es la

    garanta para el cumplimiento de los acuerdos por parte del gobierno, pues

    desconfan de la palabra del Estado y no creen en su disposicin a honrar sus

    compromisos. Manteniendo las armas en sus manos, las dejaran de usar

    solamente despus de los muchos aos que necesariamente tomara la

    implementacin de todas las reformas radicales que en lo poltico, econmico y

    social exigen como condicin para alcanzar la terminacin del conflicto. En elimprobable caso de que esto llegara a suceder, el pas vivira una situacin de

    poder dual sobre su territorio durante un tiempo indefinido.

    La insistencia de las FARC en otorgar autonoma poltica y administrativa a los por

    ellas denominados territorios colectivos, hace pensar que esos territorios cerca

    del 40 por ciento del pas-, seran el escenario privilegiado en donde coexistiran

    por tiempo indeterminado un Estado y unas Fuerzas Militares legtimas, de un

    lado, y un grupo irregular armado all replegado y ejerciendo su influencia sobre la

    poblacin, de otro lado, cuya existencia y permanencia tendra que soportar el

    Estado hasta que dicho grupo considere que ya se han cumplido todos los

    acuerdos en su integridad y a su entera y total satisfaccin. En ese momento

    indeterminado las FARC dejarn de usar las armas, pero las conservarn en su

    poder. Por si acaso.

    5. DIALOGO INDEFINIDO

    Las FARC han insistido en que no aceptan que el Gobierno le ponga plazo o

    trmino fijo alguno a los dilogos de paz en Cuba. Por el contrario, las

    conversaciones de paz deben ser indefinidas en el tiempo y, en lo posible,deberan institucionalizarse constitucionalmente, para que su realizacin no sea

    una decisin autnoma de los gobiernos, sino una obligacin permanente del

    Estado.

    33Gabriel Angel, opus cit.

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    En todos sus documentos y entrevistas en que se aborda el tema del tiempo, las

    FARC coinciden en que los dilogos de paz debe ser ilimitados. Desde elmomento en que se dio inicio formal a las conversaciones con el Gobierno en

    Oslo, Noruega, las FARC insistieron que esas conversaciones no deberan tener

    plazos. All, Ivn Mrquez afirm, refirindose a la duracin de los dilogos, que

    tal emprendimiento estratgico no puede concebirse como un proceso contra

    reloj. La pretendida paz express que algunos promocionan, por su voltil

    subjetividad y por sus afanes, slo conducir a los precipicios de la frustracin.34

    Pero las FARC han ido an ms all en su pretensin de darle un carcter

    ilimitado en el tiempo a los dilogos de paz con el Gobierno nacional: pretenden

    darle un carcter constitucional y permanente a esas conversaciones. En efecto,en una comunicacin al Comit Internacional de la Cruz Roja le solicitaron sus

    buenos oficios para que al Acuerdo General para la Terminacin del Conflicto

    firmado entre el gobierno colombiano y la guerrilla se le otorgue el carcter de un

    Acuerdo Especial en el marco del Derecho Internacional Humanitario, con lo que,

    en consecuencia , dicho Acuerdo deber pasar automticamente a hacer parte

    del Bloque de Constitucionalidad, generando la obligacin a las partes de

    mantener el escenario del dilogos, como un compromiso inquebrantable sobre el

    que no se puede pender amenazas de suspensin o rompimiento, ms an si se

    toma en consideracin que el gobierno y las FARC han pactado Iniciar

    conversaciones directas e ininterrumpidas hasta alcanzar un acuerdo final para

    la terminacin del conflicto que contribuya a la construccin de una paz estable y

    duradera . 35

    Las FARC buscan dilatar las conversaciones de paz y que ellas tengan la mxima

    duracin posible porque juegan con el tiempo a su favor. Mientras ms se

    prolonguen los dilogos, ms provecho les pueden sacar.

    Con esta maniobra, las FARC buscan quitarle al gobierno

    colombiano la facultad de decidir cundo y cmo romper los dilogos en caso de

    que as lo estime conveniente, y darle a los dilogos de paz un carcter ilimitado y

    permanente.

    34Con la instalacin de la mesa de dilogo en las afueras de Oslo, comenz el proceso de paz que

    desarrollarn las FARC-EP y el gobierno de Colombia. Ivn Mrquez.ANNCOL. La Habana , octubre 19 de

    2012.35

    Carta dirigida al Comit Internacional de la Cruz Roja (CICR). Estado Mayor Central de las Fuerzas Armadas

    Revolucionarias de Colombia, Farc-Ep. La Habana, noviembre 09 de 2012.

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    6. LA PROPAGANDA POLITICA

    La exposicin meditica que derivan las FARC de los dilogos de paz haca

    muchos aos que no la disfrutaban. Han convertido a La Habana en una tribuna

    desde la que le hablan al pas sobre todos los temas divinos y humanos, con el

    inevitable eco que todos los medios de comunicacin les dan a sus

    pronunciamientos. El aprovechamiento de esta circunstancias ha sido intenso; se

    cuentan por decenas los comunicados y las entrevistas originadas por los las

    FARC y sus voceros. Por medio de ellos buscan dar a conocer sus planteamientos

    a millones de personas a las que por otras vas no tendran acceso. Pretender

    reivindicar su naturaleza poltica y tratar de limpiarse de los sealamientos comogrupo terrorista, aunque es por sus acciones brbaras que han sido incluidas en

    las listas de organizaciones terroristas de la Unin Europea, los Estados Unidos,

    Canad y J apn.

    Las FARC saben que un triunfo militar sobre el Estado colombiano es

    absolutamente imposible, pero apelan al factor al que ha recurrido desde siempre

    todo grupo irregular para tratar de balancear su confrontacin con un Estado: la

    propaganda poltica. En los tiempos modernos la enorme presencia de los medios

    de comunicacin permite a los grupos irregulares utilizarlos como un factor

    nivelador que le permite a un grupo dbil intentar hacerse fuerte e incluso socavar

    los apoyos en el frente interno y externo de su adversario. Segn Bin Laden, el 90

    por ciento de la guerra es meditica. 36

    Hay que considerar tambin que la

    propaganda poltica y el eventual incremento en sus apoyos sociales tambin les

    puede incrementar las posibilidades de reforzarse en el plano militar.

    La estrategia de propaganda poltica que las FARC estn desarrollando en La

    Habana tiene como objetivo lavar la propia imagen y proyectarse como un grupo

    poltico insurgente que reivindica los intereses de los sectores populares en

    Colombia.

    El lavado de la imagen empez - cmo no- con una negacin de la realidad. Sin

    sonrojarse, los voceros de las FARC han dicho al mundo que ellos no han

    36Ver,

    http://online.wsj.com/article/SB10001424127887323596204578243702404190338.html?mod=WSJ_hpp_M

    IDDLE_Video_Third

    http://online.wsj.com/article/SB10001424127887323596204578243702404190338.html?mod=WSJ_hpp_MIDDLE_Video_Thirdhttp://online.wsj.com/article/SB10001424127887323596204578243702404190338.html?mod=WSJ_hpp_MIDDLE_Video_Thirdhttp://online.wsj.com/article/SB10001424127887323596204578243702404190338.html?mod=WSJ_hpp_MIDDLE_Video_Thirdhttp://online.wsj.com/article/SB10001424127887323596204578243702404190338.html?mod=WSJ_hpp_MIDDLE_Video_Thirdhttp://online.wsj.com/article/SB10001424127887323596204578243702404190338.html?mod=WSJ_hpp_MIDDLE_Video_Third
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    producido vctimas, que no tienen personas secuestradas, que no tienen vnculos

    con el narcotrfico, y que no han usurpado tierras a los campesinos ni los handesplazado.

    En efecto, muy tempranamente, los voceros de las FARC en La Habana pusieron

    en prctica su estrategia de propaganda poltica. En una entrevista Andrs Pars

    seal que Estamos en la batalla porque el tema de las vctimas sea abordado

    como es: las primeras vctimas somos nosotros.37

    Otro vocero ratific su posicin

    afirmando que las FARC no haban hecho sufrir a nadie. Es decir, el mundo al

    revs, los victimarios se presentan como vctimas y las vctimas de sus acciones

    atroces sencillamente no existen. En consecuencia, las FARC no estaran

    obligadas a contar la verdad de sus crmenes, ni a aceptar la justicia por susactos, ni a reparar a sus vctimas.

    Las FARC tambin han negado tener secuestrados en su poder. Sin embargo,

    segn el organismo gubernamental Direccin Operativa para la Defensa de la

    Libertad Personal, ese grupo armado tiene en su poder alrededor de 400 civiles

    secuestrados; la Fundacin Pas Libre afirma que son 405 los plagiados;

    Fundegan ha denunciado que 17 ganaderos estn en poder de las FARC; los

    comandantes militares denuncian que ms de 60 miembros de la Fuerza Pblica

    son mantenidos secuestrados; para la Fundacin Los Que Faltan son 400 los

    secuestrados; y segn el programa radial Las Voces del Secuestro habra cerca

    de 1000 secuestrados. Pero las FARC niegan tener algn secuestrado en su

    poder y utilizan la tribuna de La Habana para afirmarlo ante el mundo, como parte

    de su estrategia de lavar su imagen.

    De igual manera, las FARC han negado tener vnculos con el narcotrfico, a pesar

    de que est comprobado que tiene zonas de cultivo de coca y laboratorios para la

    produccin de cocana, y de que en sus campamentos se han decomisado miles

    de kilos de la droga. Tambin niegan haber usurpado tierras a los campesinos,

    aunque el Ministerio de Agricultura ha denunciado que las FARC son las autorasde cerca de un tercio de los despojos de tierras que se han documentado en

    Colombia. Estamos hablando de unas 800 mil hectreas. Segn la Unidad de

    Restitucin de Tierras se han recibido ms de 23 mil solicitudes de restitucin de

    tierras correspondientes a ms de un milln 700 mil hectreas, de las cuales

    37Entrevista a Andrs Pars, opus cit.

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    cerca de 8 mil reclamantes, el 38%, denunciaron a las FARC como responsables

    del despojo.38

    La tribuna de Cuba tambin la ha utilizado la guerrilla para negarestas sindicaciones.

    De otra parte, desde que se iniciaron los dilogos, prcticamente no ha pasado ni

    una sola semana en que las FARC no hayan dado a conocer al pblico uno o ms

    documentos en los que exponen sus propuestas relacionadas con la agenda de

    dilogos o con los ms diversos temas nacionales, como crceles, el SENA, etc. A

    toda costa quieren ser excluidos de las listas de organizaciones terroristas, y

    consideran que para ello basta presentar muchos documentos, y no parar la

    violencia y el terrorismo contra la poblacin civil en Colombia.

    7. LOGRAR ESTATUS DE BELIGERANCIA

    Mediante las conversaciones de paz las FARC pretenden quitarse de encima el

    sealamiento como grupo terrorista por parte del Estado colombiano, de los

    pases de la Unin Europea, de Estados Unidos, Canad y J apn, as como de la

    opinin pblica nacional e internacional. Con estos dilogos las FARC pretenden

    adquirir un estatus de beligerancia, es decir, un reconocimiento nacional e

    internacional de la legitimidad de su lucha, o, en otros trminos, de su derecho a

    hacer la guerra al Estado colombiano. Este reconocimiento lo buscan por medio

    de los procedimientos de las conversaciones de paz, de algunos hechos de fuerza

    que lo propicien, o a travs de la firma de determinados acuerdos con el gobierno

    nacional que, al menos formalmente, les permitan reclamar esa condicin.

    El primer camino que utilizan las FARC para propiciar ese reconocimiento de

    beligerancia son los procedimientos utilizados en las mismas conversaciones de

    paz. As, en una entrevista a la agencia Prensa Latina, el vocero de la guerrilla

    Andrs Pars seal que el proceso de bsqueda de la paz es una muestra de la

    condicin de beligerancia de la insurgencia.39

    38

    Ver, El Espectador . Tras el despojo de las FARC. Jueves 21 de febrero de 2013. Pag.4

    Y agreg que si el gobierno est

    sentado en la mesa y si la Cruz Roja ha sido el garante del traslado a la Habanade nuestros combatientes y mandos, quiere decir que los requisitos de los

    39Ver, FARC-EP consideran dadas las condiciones para reconocerles beligerancia.

    http://www.anncol.eu/index.php?option=com_content&view=article&id=922:comunicado&catid=71:movie

    s&Itemid=589

    http://www.anncol.eu/index.php?option=com_content&view=article&id=922:comunicado&catid=71:movies&Itemid=589http://www.anncol.eu/index.php?option=com_content&view=article&id=922:comunicado&catid=71:movies&Itemid=589http://www.anncol.eu/index.php?option=com_content&view=article&id=922:comunicado&catid=71:movies&Itemid=589http://www.anncol.eu/index.php?option=com_content&view=article&id=922:comunicado&catid=71:movies&Itemid=589http://www.anncol.eu/index.php?option=com_content&view=article&id=922:comunicado&catid=71:movies&Itemid=589
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    Protocolos de Ginebra para ser reconocidos como fuerza beligerante estn

    dados40

    .

    La segunda va que siguen las FARC para alcanzar el estatus de beligerancia es

    el denominado intercambio humanitario, mediante el cual pretenden que se

    realice un acuerdo con el gobierno colombiano para que sean excarcelados los

    guerrilleros que estn presos en las crceles, a cambio de que la guerrilla libere a

    los militares y policas que ella mantenga secuestrados en un momento

    determinado. As, en la entrevista arriba mencionada, Andrs Pars dice que la

    discusin sobre el estatus de beligerancia de la guerrilla se actualizar, porque el

    cese unilateral de operaciones ofensivas termina el 20 de enero de 2013.

    Entonces continuarn los combates y es previsible que caigan en nuestras manosoficiales y soldados, a quienes el gobierno niega el carcter de prisioneros de

    guerra. Pero capturados, sern puestos nuevamente como condicin de una

    negociacin que reconozca el carcter de prisioneros de guerra a los soldados de

    las fuerzas armadas oficiales, y tambin de nuestros combatientes presos en las

    crceles de Colombia41

    . Para las FARC un intercambio de los que ellos

    denominan prisioneros de guerra de lado y lado, pondra en plano de igualdad a

    las Fuerzas Armadas del Estado con la guerrilla, y esto les otorgara a estas

    ltimas un estatus de beligerancia.

    Un tercer camino hacia su aspiracin de beligerancia es presionar a organismos

    internacionales a realizar gestiones para ese propsito. Es el caso de la carta que

    le enviaron al Comit Internacional de la Cruz Roja (CICR) en la que le solicitan

    darle al Acuerdo General para la Terminacin del Conflicto firmado con el

    gobierno colombiano, el carcter de un Acuerdo Especial con fuerza

    constitucional. En efecto, como los acuerdos que hacen parte del bloque de

    constitucionalidad slo los firma el Estado colombiano con otros Estados, o con

    organismos multilaterales que los representan, de realizarse la gestin del CICR

    la guerrilla sera asimilada a un Estado con el que el Estado colombiano firma

    acuerdos de carcter intergubernamental, con lo cual se estara reconociendo quehay una disputa legtima por la soberana sobre el territorio de la nacin entre dos

    organizaciones estatales en condiciones de similar representatividad poltica. Es

    la ilusin de las FARC.

    40Ibdem.

    41Ibdem.

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    Con estas estratagemas las FARC buscan alcanzar legitimidad de manera

    subrepticia y meramente formal. Desde cuando los pensadores medievales leplantearon, el mundo occidental ha considerado que hay guerras justas y guerras

    injustas. La justeza de una guerra le otorga legitimidad y derecho a hacer la guerra

    a sus combatientes. Pero para ello se requiere que se cumplan juntas varias

    condiciones: 1) Que la causa sea noble,2) Que no haya otro medio para lograr los

    objetivos de la guerra,3) Que haya una opcin de victoria ,y 4) Que el pueblo la

    apoye.

    La guerra de las FARC contra el Estado y contra el pueblo colombiano es injusta e

    ilegtima. Primero, en teora la causa que supuestamente enarbolan, esto es, la

    justicia social, puede ser noble. Pero esta causa se pervierte por los mtodosbrbaros que han utilizado las FARC durante dcadas y que constituyen

    violaciones masivas, sistemticas y flagrantes al Derecho Internacional

    Humanitario: secuestros, reclutamiento de nios, desplazamientos forzosos,

    masacres, siembra de minas anti-persona, asesinatos fuera de combate,

    atentados indiscriminados, etc. Segundo, Colombia es una democracia abierta,

    pluralista y participativa, donde tienen cabida y garantas todas las expresiones del

    espectro poltico; apelar a la violencia para supuestamente conseguir objetivos

    polticos es inadmisible y criminal. Tercero, las FARC no tienen ninguna opcin de

    victoria militar en Colombia, por ello insistir en la violencia solo ocasiona

    sufrimientos intiles a la poblacin. Cuarto, el 98 por ciento del pueblo colombiano

    repudia a las FARC, razn por la cul es ilegtimo y abusivo que se reclame como

    su vocero.

    Por las anteriores razones las FARC nunca sern reconocidas como fuerza

    beligerante, ni por el Estado colombiano, ni por ningn Estado democrtico del

    mundo que respete las leyes internacionales. Sus maniobras para lograrlo por

    medio de hechos cumplidos no tienen ningn sentido ni razn.

    8. CESE BILATERAL DEL FUEGO

    Las FARC buscan que un subproducto de los dilogos de paz sea el cese bilateral

    de fuego. Detrs de esta propuesta est el inters de que una vez paralizada la

    Fuerza Pblica como resultado de ese cese bilateral, la guerrilla pueda aprovechar

    la situacin para desdoblar sus frentes, recuperar corredores de movilidad, ampliar

    su presencia territorial, aumentar el reclutamiento, y fortalecerse logsticamente.

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    Esto fue lo que hicieron las FARC durante el cese bilateral del fuego que se

    acord con el gobierno de Belisario Betancurt en las frustradas conversaciones depaz que se efectuaron entre 1982 y 1986.

    En efecto, la insistencia de las FARC en el cese bilateral del fuego tiene como fin

    crear las condiciones propicias para recuperar, al menos en parte, la capacidad

    militar y la influencia territorial que perdieron durante los ocho aos de seguridad

    democrtica, periodo durante el cual la guerrilla vio reducirse a menos de la mitad

    su pie de fuerza y su presencia territorial.

    Pero la consigna del cese al fuego bilateral tambin tiene un propsito poltico:

    indisponer a la opinin pblica en contra del gobierno en tanto ste rechace lapropuesta de las FARC. De esta manera, si el gobierno acepta el cese bilateral, la

    guerrilla obtendra ganancias militares y territoriales. Pero si el gobierno no acepta

    dicha cesacin de hostilidades, la guerrilla obtiene una ganancia poltica al reducir

    los apoyos del gobierno entre la opinin pblica. La condicin de esto ltimo, claro

    est, es que la guerrilla logre incrementar la violencia y el terrorismo hasta niveles

    insufribles para la poblacin, sin que el gobierno pueda hacer lo suficiente para

    evitarlo. En ese momento la poblacin asignar la responsabilidad de la

    inseguridad al gobierno por no aceptar la propuesta de cese del fuego de la

    guerrilla.

    As lo enuncia uno de los voceros de las FARC, alias Rodrigo Granda, cuando

    seala que estamos dispuestos a hacer un cese bilateral, en el momento en que

    el Gobierno lo considere. El pas debe exigirle ese cese al fuego, que puede ser

    verificable42. As, a golpes de violencia terrorista la guerrilla pretende que sea la

    misma poblacin la que le exija al gobierno un cese bilateral del fuego. Pero, si no

    lo hace, las FARC tratarn de justificar su accionar violento argumentando que el

    Gobierno acept dialogar bajo fuego y no puede quejarse cuando haya acciones

    de guerra de las FARC. Por eso insistimos en parar la guerra.43

    Para salirse de este dilema fatal, el gobierno tiene nicamente dos opciones. La

    primera es arremeter fuertemente contra la guerrilla, quitndole la iniciativa militar,

    42Ver, El Colombiano,

    http://www.elcolombiano.com/BancoConocimiento/N/no_somos_narcos_rodrigo_granda/no_somos_narcos_rodrigo_granda.asp43

    El Colombiano, opus cit. Ibdem.

    http://www.elcolombiano.com/BancoConocimiento/N/no_somos_narcos_rodrigo_granda/no_somos_narcos_rodrigo_granda.asphttp://www.elcolombiano.com/BancoConocimiento/N/no_somos_narcos_rodrigo_granda/no_somos_narcos_rodrigo_granda.asphttp://www.elcolombiano.com/BancoConocimiento/N/no_somos_narcos_rodrigo_granda/no_somos_narcos_rodrigo_granda.asphttp://www.elcolombiano.com/BancoConocimiento/N/no_somos_narcos_rodrigo_granda/no_somos_narcos_rodrigo_granda.asphttp://www.elcolombiano.com/BancoConocimiento/N/no_somos_narcos_rodrigo_granda/no_somos_narcos_rodrigo_granda.asp
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    ponerla en una posicin defensiva, y evitando que ejecute sus planes de

    escalamiento del terror, el sabotaje econmico y la violencia. La segunda esexigirle a la guerrilla un cese unilateral de acciones violentas contra el Estado y

    contra la sociedad, como condicin para continuar las conversaciones de paz. La

    primera exige una gran eficacia militar de parte del Estado, y la segunda una alta

    dosis de audacia poltica.

    9. IMPUNIDAD TOTAL

    Los dilogos de paz son una ocasin que aprovechan las FARC para tratar de

    lograr absoluta y total impunidad para sus crmenes de lesa humanidad y sus

    crmenes de guerra. Este objetivo lo defini con precisin alias Rodrigo Grandacuando afirm que nadie va a obligar a cualquiera de nosotros a entregar las

    armas y luego ir a parar a la crcel44

    .

    Para empezar, las FARC niegan haber producido vctimas como resultado de sus

    acciones violentas, y si las hubo, no fueron intencionales. Para este grupo

    guerrillero las vctimas, son vctimas del conflicto, en el que el Estado tiene una

    responsabilidad histrica por accin o por omisin. () El Estado es el victimario

    por antonomasia45. As, mediante un truco dialctico, la guerrilla se despoja de

    cualquier responsabilidad para con las vctima de sus acciones, adjudicando la

    autora al conflicto en general, y al Estado, en particular. Por tanto, es al Estado

    que hay que juzgar, no a las FARC. Porque, adems, si algn dao le han

    causado a los civiles, segn ellas es debido a que en medio del fuego

    seguramente se afecta a la poblacin, pero no es el clculo y la intencin de la

    guerrilla46

    . Es decir, si eventualmente aunque no es seguro- la violencia de la

    guerrilla afecta a la poblacin, es de manera puramente marginal, no calculada ni

    intencional. Por tanto, su responsabilidad es muy limitada, eventual e indirecta.

    As, sin ningn rubor, y ante el estupor nacional e internacional, las FARC niegan

    haber realizado de manera sistemtica y masiva secuestros de miles de personasciviles inocentes durante dcadas; centenares de asesinatos selectivos de

    dirigentes polticos de los partidos tradicionales, de ganaderos, comerciantes y

    agricultores; decenas de miles de desplazamientos forzosos de poblacin

    44El Colombiano, opus cit.

    45Entrevista a Ivn Mrquez, La Habana, 14 de enero de 2013. Delegacin de Paz de las FARC-EP

    46Ibdem.

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    campesina; reclutamientos de nios por millares; vctimas civiles de minas

    quiebrapatas por varios miles; y centenares de vctimas por sus atentadosterroristas indiscriminados, entre otros delitos graves. Todo esto est debidamente

    documentado y comprobado en el pas. Pero su negativa a reconocer la verdad y

    a reparar a las vctimas es la base de su estrategia de alcanzar impunidad como

    consecuencia de los dilogos de paz.

    La ley denominada Marco J urdico para la Paz ha sido criticada por muchas

    entidades de derechos humanos porque les garantiza a las guerrillas que no todos

    sus delitos de lesa humanidad sern investigados y que no todos los autores de

    los crmenes investigados sern procesados judicialmente; adicionalmente, esa

    misma ley establece que los autores de los crmenes que sean investigados,procesados y condenados no pagarn sus condenas porque al final podrn ser

    beneficiarios de la suspensin de las penas. Esta ley ha sido calificada por

    organizaciones defensoras de derechos humanos como una ley de impunidad. Sin

    embargo, esta ley que parece haber sido impulsada por el Gobierno Nacional para

    ambientar mejor el clima para iniciar las conversaciones de paz, ha sido

    rechazada de manera vehemente por las guerrillas de las FARC y el ELN, las que

    en un comunicado conjunto la calificaron como un esperpento inaceptable.

    El propsito de las FARC es que la firma de un acuerdo de paz al final de los

    dilogos de La Habana tenga como requisito esencial que el Estado acepte que

    ninguno de sus integrantes sea objeto de ningn tipo de persecucin o

    investigacin judicial, por ningn tipo de delito. Es decir, ni siquiera aceptan

    comparecer ante los jueces con la garanta de que en ningn caso cumplirn las

    condenas de que eventualmente puedan ser objeto, como lo establece el Marco

    J urdico para la Paz.

    Sin lugar a dudas, esta pretensin de amnista previa, automtica y total por parte

    de las FARC excede las posibilidades legales del Estado colombiano, puesto que

    la legislacin interna y los compromisos adquiridos internacionalmente lo obligan ainvestigar, procesar y castigar todos los delitos de lesa humanidad que se

    cometan en su territorio. Conscientes de ello, los voceros de las FARC en la mesa

    le tienen la solucin a la mano a los voceros del gobierno colombiano: modificar

    las leyes y retirarse de los tratados internacionales, como es el caso del Tratado

    de Roma que estableci la Corte Penal Internacional, bajo cuya jurisdiccin se

    encuentra Colombia. Esto es lo que sugiere alias Rodrigo Granda cuando afirma

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    que as como se hacen los tratados se deben deshacer si el inters supremo es el

    de la paz, que est por encima de cualquier otro.47

    En este punto las FARC han dado insistentes muestras de intransigencia total,

    pues consideran , de una parte, que su lucha armada contra el Estado colombiano

    es legtima y que , por tanto, no puede ser objeto de castigo judicial; de otra parte,

    siempre han negado que sus integrantes hayan realizado secuestros, masacres,

    reclutamiento de menores, violaciones, desplazamientos forzosos de personas, y

    asesinatos sistemticos contra miembros de partidos polticos, entre otros

    crmenes de lesa humanidad.

    El problema es que el Estado colombiano no tiene ningn margen de maniobrapoltico ni legal para satisfacer las pretensiones de las FARC. Ms an, la inmensa

    mayora de los colombianos rechazara un acuerdo de paz que implique la

    impunidad para los crmenes de la guerrilla, y sin un apoyo mayoritario de la

    poblacin cualquier negociacin de paz es inviable e ilegtima.

    10. FORTALECIMIENTO MILITAR

    Para las FARC los dilogos de paz siempre han sido una tctica poltica al servicio

    de una estrategia de guerra. Nada hace pensar que en esta oportunidad las FARC

    llegaron a los dilogos de La Habana con una visin diferente, es decir, decididos

    a dejar la lucha armada y a llegar a un acuerdo con el Estado colombiano en

    trminos realistas y pragmticos. Por el contrario muchas de las estrategias de

    negociacin aqu analizadas apuntan a lograr un fortalecimiento militar de la

    guerrilla como subproducto de los dilogos de paz. Tal es el caso de la bsqueda

    de legitimidad, el cogobierno, la dilatacin de los dilogos, el cese al fuego

    bilateral, el reconocimiento del estatus de beligerancia y la impunidad. Todas estas

    estrategias pueden tener no solamente un rdito poltico, sino una ganancia de

    tipo militar que le permitira a las FARC ponerse en mejor situacin de cara a la

    continuacin de su proyecto de lucha armada contra el Estado.

    En efecto, el inicio de dilogos de paz con el Gobierno le permite a la guerrilla

    adquirir legitimidad ante la poblacin en general, pero en particular entre los

    pobladores de las zonas donde tiene presencia territorial. Es obvio que la gente

    47El Colombiano, opus cit.

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    piense que si el gobierno legtimamente constituido reconoce a las FARC como

    contraparte vlida para negociar y acordar con ellas soluciones a los problemasdel pas, pues eso implica aceptar que la guerrilla tiene legitimidad poltica para

    esos efectos. Este reconocimiento le facilita incrementar su reclutamiento tanto

    voluntario como forzoso en sus zonas de influencia, al tiempo que incide en la

    disminucin de las deserciones por efecto de la generacin de expectativas de

    ganancias para los integrantes de la guerrilla, derivadas de las conversaciones y

    de un eventual acuerdo de paz. El efecto neto es, en consecuencia, un incremento

    del pie de fuerza militar de la guerrilla durante los dilogos de paz, que significa

    una ganancia con respecto a la situacin antes de dichos dilogos, an en el caso

    de que estos no culminen en un acuerdo de paz definitivo.

    La dilatacin de los dilogos en el tiempo y la bsqueda del cogobierno durante

    los mismos son otras estrategias de las que la guerrilla puede obtener rditos no

    solo polticos sino militares. As, la influencia que puedan obtener las FARC en lo

    que se refiere al condicionamiento de las polticas pblicas durante las

    conversaciones, les incrementar su credibilidad y su legitimidad entre la

    poblacin de sus zonas de influencia, les facilitar expandirse hacia nuevas zonas,

    y tambin acceder a nuevos sectores sociales que antes de los dilogos eran

    reacios a acercarse a la guerrilla, como ciertos sectores de clases bajas y medias

    urbanas. Las FARC aprovecharn estas circunstancias para infiltrase en

    movimientos y organizaciones sociales, aprovechando el reconocimiento

    gubernamental y su incrementada capacidad para influir en impulsar , detener o

    modificar determinadas polticas pblicas, lo que las puede hacer aparecer ante

    dichos sectores sociales como un instrumento de presin ante el gobierno para

    obtener sus propias reivindicaciones. El aumento de su presencia territorial y de su

    presencia social le permite a la guerrilla aumentar sus redes de apoyo logstico, de

    inteligencia, de milicias y de combatientes en sus filas. Para esto necesitan

    obviamente dilatar al mximo las conversaciones y as aumentar sus posibilidades

    de usufructuar poltica y militarmente los dilogos de paz.

    De igual manera, como ya hemos dicho, lograr un cese al fuego bilateral que

    implica la paralizacin de los operativos militares de las fuerzas del Estado-, le

    permitira a las FARC desdoblar sus frentes, aumentar su presencia territorial,

    rearmarse, re-entrenarse, fortalecer sus redes de apoyo, ampliar el reclutamiento

    en todos los frentes y niveles de la organizacin, recuperar corredores de

    movilidad, aumentar sus ingresos econmicos derivados del narcotrfico y la

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    extorsin, etc. As mismo, el reconocimiento como fuerza beligerante le

    posibilitara extender su accin propagandstica ms all de las fronterasnacionales y, eventualmente, obtener reconocimiento de algn Estado para por su

    conducto tener acceso a armas restringidas en el mercado internacional, lo que

    aumentara su capacidad de amenaza y confrontacin contra el Estado y la

    sociedad colombianos.

    Finalmente, la impunidad que se obtiene en la mesa de conversaciones es un

    incentivo para seguir utilizando e incrementar el uso de la violencia y el terror,

    mientras duran los dilogos de paz y despus de su eventual fracaso. En efecto, la

    impunidad, sobre todo la que se logra de manera anticipada y que incluye los

    crmenes pasados, presentes y futuros, como es el caso del Marco J urdico para laPaz, es una suerte de patente de corso para que la guerrilla siga delinquiendo con

    la seguridad de que al final sus crmenes, incluso los de lesa humanidad y los

    crmenes de guerra, sern perdonados. Esto incentiva la determinacin y la osada

    de los terroristas y los faculta para cometer todo tipo de tropelas y de violaciones

    a los derechos humanos de la poblacin, as como al Derecho Internacional

    Humanitario. Si el carcter irregular de la confrontacin terrorista les otorga de

    antemano una ventaja a sus promotores porque no estn sujetos a ninguna ley,

    mientras que las fuerzas del Estado estn obligadas a cumplir todas las

    disposiciones legales nacionales e internacionales en el uso de la fuerza, la

    concesin anticipada de indultos o amnistas para sus crmenes les aumenta

    perversamente la ventaja sobre las fuerzas del orden, en una asimetra legal y

    tica absolutamente deplorable porque va en favor de los victimarios y en contra

    de sus vctimas. Esto se convierte en una ventaja militar para una guerrilla que se

    ha caracterizado siempre por no tener ningn miramiento ni lmite alguno cuando

    se trata de atacar a la sociedad y al Estado colombianos. Otra ventaja militar para

    las FARC derivada de los dilogos de paz.

    CONCLUSIONES

    A nuestro modo de ver, las FARC no han entrado a los dilogos de paz de manera

    desinteresada y resueltas a llegar a un acuerdo de paz asumiendo los costos

    necesarios, derivados tanto a su casi nula representatividad social y poltica, como

    a su insignificancia militar estratgica. No. Estn haciendo, como en ocasiones

    anteriores, un juego calculado y metdico para sacar el mayor provecho de los

    dilogos de paz, y resueltas a continuar la lucha armada si el Gobierno no les

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    satisface en su integridad todas las exorbitantes demandas que hemos analizado

    en este escrito.

    Las FARC no han tomado la decisin de abandonar la lucha armada. Por el

    contrario, su decisin es utilizar los dilogos de paz como una oportunidad para

    recuperar el terreno perdido en trminos polticos y militares, durante los aos

    recientes. No se sienten derrotadas; por el contrario, se sienten victoriosas porque

    el Estado, segn ellas, ya hizo durante los aos de la seguridad democrtica su

    mximo esfuerzo, y no las pudo derrotar. En consecuencia, para las FARC la

    urgencia de hoy es recuperar la parte de su acumulado que recientemente

    perdieron, antes de tomar en serio la decisin de abandonar la lucha armada en

    un futuro hipottico. Por ello se niegan a hablar de negociacin e insisten en quesolamente son dilogos de paz. Claro, la negociacin implica que cada parte

    cede un poco en aras de llegar a un acuerdo; pero para las FARC el nico que

    est obligado a entregar cosas en estos dilogos es el Estado, mientras que ellas

    se niegan a adquirir cualquier compromiso. Para ellas de lo que se trata es de

    recuperar terreno, no de entregar ni de comprometerse a nada. De ah su soberbia

    y su cinismo.

    Mientras las FARC no se sientan derrotadas y, por ende, sigan considerando

    como hasta ahora que la violencia es un instrumento til y efectivo para obtener

    rditos polticos convertibles en ganancias militares, es estril e iluso esperar de

    ellas una actitud sincera, pragmtica y realista en unos dilogos de paz. Los

    actuales dilogos en La Habana seran entonces una prueba ms de una leccin

    que se consideraba ya aprendida en el pasado.