Las Células Dendríticas Plasmocitoides y las Células NK en la Inmunidad Innata Antiviral
Facultat de Ciències Biològiques - CORE · Las células NK son responsables de la inmunidad...
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Facultat de Ciències Biològiques
Departament de Bioquímica i Biologia Molecular
PROGRAMA DE DOCTORADO BIOQUÍMICA CLÍNICO-MÉDICA
E INMUNOLOGÍA
Estudio de la reconstitución inmunológica en pacientes con neoplasias hematológicas sometidos a trasplante
de sangre de cordón umbilical
TESIS DOCTORAL
Presentada por:
Lourdes Cordón Gallego
Dirigida por:
Prof. Miguel A. Sanz Alonso Dr. Guillermo F. Sanz Santillana
Dra. Amparo Sempere Talens
2
MIGUEL ÁNGEL SANZ ALONSO, Profesor Titular del Departamento de Medicina de
la Universidad de Valencia y Jefe del Servicio de Hematología y Hemoterapia del
Hospital Universitario y Politécnico La Fe de Valencia
GUILLERMO SANZ SANTILLANA, Doctor en Medicina y Cirugía por la Universidad
de Valencia y Jefe de Sección de Hematología Clínica del Hospital Universitario y
Politécnico La Fe de Valencia
AMPARO SEMPERE TALENS, Doctora en Medicina y Cirugía por la Universidad de
Valencia y Médico Adjunto Especialista en Hematología del Hospital Universitario y
Politécnico La Fe de Valencia
INFORMAN
Que la tesis doctoral titulada: “Estudio de la reconstitución inmunológica
en pacientes con neoplasias hematológicas sometidos a trasplante de sangre de
cordón umbilical” ha sido realizada bajo nuestra dirección por Lourdes Cordón
Gallego, Licenciada en Ciencias Biológicas y Bioquímica, y reúne, a nuestro juicio,
condiciones suficientes para su presentación y defensa ante el tribunal
correspondiente para optar al grado de doctor por la Universidad de Valencia
En Valencia a 15 de octubre de 2015
Prof. Miguel A. Sanz Alonso Dr. Guillermo Sanz Santillana Dra. Amparo Sempere Talens
3
A mi madre, por legarme mucho
más de lo que jamás ni ella ni yo
pensamos
4
AGRADECIMIENTOS
En primer lugar, mi agradecimiento al Profesor Miguel Ángel Sanz, al Dr. Guillermo
Sanz y a la Dra. Amparo Sempere por dirigir mi tesis. Miguel, es un privilegio formar
parte del gran equipo de investigación que diriges; Guillermo, gracias por introducirme
en el mundo de la inmunología del trasplante; Amparo, gracias por tus enseñanzas en
citometría y hematología, por tu apoyo y por confiar tanto en mí todos estos años.
Esta tesis no habría sido posible sin la inestimable y desinteresada ayuda de Jaime
Sanz e Ignacio Lorenzo. Jaime, te considero un gran profesional y una extraordinaria
persona; gracias por orientarme en el desarrollo de este proyecto y regalarme tu
tiempo tantísimas tardes. Ignacio, gracias por tu valiosa colaboración para la
realización del análisis estadístico, por tu disponibilidad y tu paciencia.
Mi reconocimiento a la labor del excelente equipo técnico del Laboratorio de Citometría
de Flujo del Hospital Universitario y Politécnico La Fe. Pilar, Amparo, Inma y Concha:
además de ser las compañeras que muchos quisieran, os considero mis amigas.
Gracias a Mª Luz Pérez, Isidro Jarque, Rafa Andreu, Fede Gomis y Malé Senent por
sus consejos y su comprensión; a Rebeca Rodríguez, María López, Mariam Ibáñez,
María Noel Tamaño y Fede Moscardó por escucharme, aconsejarme y ser grandes
pilares de apoyo; a Marta Parra, Marta Llop, Blanca Boluda, Samuel Romero e Irene
Luna por sus ánimos; a Teresa Vilanova, Elena Herrero, Juan Carlos Marín, Patricia
Ruiz, Alma Queralt y Celia Domingo por haber sido mis manos en algún momento; y al
resto de integrantes de la Unidad de Diagnóstico Hematológico y del Servicio de
Hematología del Hospital.
Alice, Cecilia, Jaume, David, Isabel, Tatiana: vuestra amistad incondicional es uno de
los tesoros más grandes que tengo, y para la elaboración de esta tesis ha sido muy
necesaria. Gracias a mi padre, por haberme inculcado constancia; a mi hermano Luis,
por ayudarme a ver la vida con más claridad; y a Edie, por su infinita paciencia
conmigo, por darme paz y por aportarme equilibrio al estilo Le Châtelier.
Por último, gracias a todos los pacientes incluidos en este estudio por su contribución
para que, aunque más despacio de lo que quisiéramos, la ciencia y la medicina
avancen.
5
TABLA DE CONTENIDOS
SECCIÓN PÁGINA
1. INTRODUCCIÓN ................................................................................................................. 11
1.1. El sistema inmunológico ............................................................................................. 13
1.1.1. Respuesta inmunitaria natural y específica ........................................................... 14
1.1.2. Inmunidad humoral y celular .................................................................................. 15
1.1.3. Anatomía de la respuesta inmunitaria ................................................................... 15
1.2. El trasplante de sangre de cordón umbilical como alternativa real de trasplante de
progenitores hematopoyéticos ................................................................................... 17
1.2.1. Desarrollo del trasplante de progenitores hematopoyéticos de donante no
emparentado ....................................................................................................................... 17
1.2.2. Desarrollo del TSCU .............................................................................................. 18
1.2.3. Ventajas y limitaciones del TSCU .......................................................................... 18
1.2.4. Inmunidad en TSCU .............................................................................................. 20
1.2.5. Factores que afectan a la reconstitución inmunológica postrasplante .................. 21
1.2.6. Complicaciones postrasplante relacionadas con la inmunodepresión .................. 21
1.3. Papel de la citometría de flujo en el estudio de la reconstitución inmunológica .. 26
1.3.1. Poblaciones linfocitarias de sangre periférica ....................................................... 28
1.3.2. Evaluación de la reconstitución inmunológica postrasplante ................................ 28
1.4. Dinámica de la reconstitución inmunológica postrasplante ................................... 32
1.4.1. Neutrófilos, monocitos y células dendríticas .......................................................... 34
1.4.2. Células Natural Killer ............................................................................................. 35
1.4.3. Células T ................................................................................................................ 35
1.4.4. Células T reguladoras ............................................................................................ 39
1.4.5. Círculos de escisión del receptor de células T ...................................................... 39
1.4.6. Células B ............................................................................................................... 40
2. HIPÓTESIS .......................................................................................................................... 43
3. OBJETIVOS ........................................................................................................................ 47
4. PACIENTES Y MÉTODOS .................................................................................................. 51
6
4.1. Pacientes ....................................................................................................................... 53
4.2. Selección de la unidad de SCU ................................................................................... 53
4.3. Tipificación HLA de los pacientes y los donantes .................................................... 54
4.4. Hemograma, bioquímica y serología .......................................................................... 54
4.5. Estudios de citometría de flujo multiparamétrica ..................................................... 54
4.5.1. Estudio automatizado de poblaciones linfocitarias ................................................ 57
4.5.2. Estudio manual de poblaciones linfocitarias .......................................................... 61
4.6. Recuento de células progenitoras hematopoyéticas por citometría de flujo ........ 66
4.7. Indicación del tipo y las características del TSCU .................................................... 67
4.8. Regímenes de acondicionamiento ............................................................................. 67
4.9. Manejo clínico de la EICH ............................................................................................ 69
4.10. Cuidados de soporte .................................................................................................. 69
4.11. Definiciones ................................................................................................................ 69
4.11.1. Injerto mieloide .................................................................................................... 69
4.11.2. Injerto plaquetar ................................................................................................... 70
4.11.3. Fallo de injerto ..................................................................................................... 70
4.11.4. Enfermedad injerto-contra-huésped aguda y crónica .......................................... 70
4.12. Clasificación del estado de la enfermedad al TSCU ............................................... 70
4.13. Recolección, almacenamiento y gestión de los datos ............................................ 70
4.14. Análisis estadístico .................................................................................................... 71
5. RESULTADOS .................................................................................................................... 73
5.1. Serie global ................................................................................................................... 75
5.1.1. Características de los pacientes ............................................................................ 75
5.1.2. Características de las unidades de SCU y del procedimiento del trasplante ........ 77
5.2. Estudio descriptivo de las poblaciones ..................................................................... 79
5.2.1. Estudio automático de las poblaciones linfocitarias .............................................. 79
5.2.2. Estudio manual de poblaciones linfocitarias .......................................................... 86
5.3. Análisis de factores pronóstico de la reconstitución inmunológica ...................... 99
5.3.1. Variables asociadas a las características de los pacientes o de la enfermedad de
base 99
7
5.3.2. Variables asociadas a las características y la celularidad de las unidades de SCU
101
5.3.3. Variables asociadas al procedimiento de TSCU ................................................. 104
5.4. Impacto de la reconstitución inmunológica sobre la mortalidad relacionada con el
trasplante y la supervivencia global ......................................................................... 106
5.4.1. Mortalidad relacionada con el trasplante ............................................................. 106
5.4.2. Supervivencia global ............................................................................................ 111
6. DISCUSIÓN ....................................................................................................................... 117
7. CONCLUSIONES .............................................................................................................. 133
8. BIBLIOGRAFÍA ................................................................................................................. 137
Glosario de abreviaturas
9
GLOSARIO DE ABREVIATURAS
7-AAD: 7-aminoactinomicina D
AcMos: anticuerpos monoclonales ADN: ácido desoxirribonucleico
Alo-TPH: trasplante alógenico de progenitores hematopoyéticos
APC: aloficocianina APCCy7: aloficocianina con cianina 7 en tándem
APCH7: aloficocianina con cianina H7 en tándem
ATG: antitimoglobulina CD: grupo o cluster de diferenciación
CFM: citometría de flujo multiparamétrica
CFU-GM: unidades formadoras de colonias granulomonocíticas
CI: incidencia acumulada CMH: complejo mayor de histocompatibilidad CMV: citomegalovirus CNT: celularidad nucleada total CPA: célula presentadora de antígenos CPH: células progenitoras hematopoyéticas
CSA: ciclosporina A CSF: factor estimulante de colonias DNE: donante no emparentado
EDTA: ácido etilendiaminotetraacético
EH: enfermedad de Hodgkin EICH: enfermedad injerto contra huésped FITC: isotiocianato de fluoresceína
FLC: fluorocromo
FSC: forward scatter component
G-CSF: factor estimulante de colonias granulocíticas
HLA: antígeno leucocitario humano IFN: interferón
Ig: inmunoglobulina
IL: interleuquina
ISHAGE: International Society for Hematotherapy and Graft Engineering KIR: killer cell immunoglobulin-like receptor LLA: leucemia aguda linfoblástica
Glosario de abreviaturas
10
LMA: leucemia aguda mieloblástica LMC: leucemia mieloide crónica
LNH: linfoma no Hodgkin MALT: tejido linfoide asociado a mucosas
MFM: micofenolato mofetil MRT: mortalidad relacionada con el trasplante
NK: natural killer PCR: reacción en cadena de la polimerasa
PE: ficoeritrina
PerCP: proteína peridinín clorofila
PerCPCy5.5: proteína peridinín clorofila con cianina 5.5 en tándem
PECy7: ficoeritrina con cianina 7 en tándem
RAN: recuento absoluto de neutrófilos RCT: receptor de células T
REDMO: Registro Español de Donantes de Médula Ósea SCU: sangre de cordón umbilical
SG: supervivencia global SLPPT: síndrome linfoproliferativo postrasplante
SMD: síndrome mielodisplásico
SMPC: síndrome mieloproliferativo crónico SSC: side scatter component TA: temperatura ambiente TNF: factor de necrosis tumoral TRECs: círculos de escisión del receptor de células T
Tregs: células T reguladoras TSCU: trasplante de sangre de cordón umbilical
VEB: virus de Epstein-Barr
VHS: virus del herpes simple
VIH: virus de la inmunodeficiencia humana
1. INTRODUCCIÓN
Introducción
13
1.1. El sistema inmunológico
El conjunto de tejidos, células y moléculas responsables de la inmunidad que
protegen al organismo frente a una amplia variedad de sustancias extrañas, patógenos
y enfermedades distinguiéndolos de las células propias se denomina sistema
inmunológico. En términos funcionales, la respuesta inmunitaria consiste inicialmente
en el reconocimiento de los patógenos o las células extrañas que son discriminadas de
las propias, y en el reclutamiento de células y moléculas efectoras para eliminar o
neutralizar los agentes exógenos de forma específica. La exposición repetida al mismo
tipo de patógeno o célula extraña induce una respuesta de memoria que se caracteriza
por una reactividad incrementada para eliminar estas sustancias y prevenir la
enfermedad.
La médula ósea y el timo constituyen los órganos linfoides primarios. En la
médula ósea se produce la diferenciación y la maduración de las células del sistema
inmunológico en un proceso denominado hematopoyesis. Las células troncales
pluripotentes localizadas en la médula ósea dan lugar a los leucocitos, que incluyen
los elementos finales de la línea de diferenciación linfoide y mieloide. A través de la
linfopoyesis se producen las células natural killer (NK), los linfocitos T y los linfocitos B.
Las células NK son responsables de la inmunidad innata y su función es destruir las
células tumorales o las infectadas por virus mediante un mecanismo de citotoxicidad
natural o dependiente de anticuerpos. Las células NK liberan sus gránulos provocando
la lisis celular induciendo la apoptosis de las células a través de la activación de la
cascada de proteasas caspasas y de la liberación de citoquinas secundaria a su
estimulación por diferentes vías. Los linfocitos T y B son los responsables de la
inmunidad adaptativa. Su principal función en el organismo es distinguir lo propio de lo
extraño para articular los mecanismos de defensa del cuerpo y protegerlo frente a las
infecciones. Los linfocitos B maduran en la médula ósea, mientras que los linfocitos T
lo hacen en el timo que se encuentra estructurado en una serie de lóbulos formados
por células epiteliales que definen las zonas cortical y medular proporcionando un
microambiente adecuado para su diferenciación. Los linfocitos maduros recirculan
continuamente desde el torrente sanguíneo hacia los órganos linfoides periféricos o
secundarios, para retornar a la sangre periférica a través de los vasos linfáticos. La
capacidad de los linfocitos de reconocer antígenos mediante receptores específicos se
adquiere en el timo (Roitt, 2008). La mayoría de las respuestas inmunitarias
adaptativas son iniciadas cuando una célula T recirculante reconoce un antígeno
extraño localizado específicamente en la superficie de una célula dendrítica.
Introducción
14
La mielopoyesis produce la diferenciación de todos los elementos celulares que
integran las series eritroblástica, granulopoyética, monocítica y megacariocítica
(Woessner et al, 2006) que participan tanto en la inmunidad innata como en la
adaptativa. Los neutrófilos, eosinófilos y basófilos se encuentran en la circulación
sanguínea actuando como células efectoras en los lugares donde se desarrolla la
respuesta a la infección o inflamación. Los macrófagos y mastocitos completan su
diferenciación en los tejidos, ejerciendo su función como células efectoras en la
primera línea de defensa del organismo e iniciando la respuesta inflamatoria. Los
macrófagos son responsables de la fagocitosis bacteriana y de la captación de los
neutrófilos de la sangre periférica, que también desempeñan una función fagocítica.
Los mastocitos son los mediadores de la defensa frente a parásitos e inician la
respuesta inflamatoria alérgica, reclutando a los eosinófilos y a los basófilos. Por
último, las células dendríticas entran en los tejidos como fagocitos inmaduros para
especializarse en la ingestión de antígenos y posteriormente migrar a los tejidos
linfoides para actuar como células presentadoras de antígenos (CPA) (Janeway,
2005).
El bazo, los ganglios linfáticos y el tejido linfoide asociado a mucosas (MALT)
constituyen los órganos linfoides secundarios o periféricos que captan los antígenos
de la sangre, de los tejidos infectados, y de las superficies epiteliales del organismo,
respectivamente. En ellos los linfocitos T y B, procedentes de los órganos linfoides
primarios, coordinan la respuesta inmunitaria adaptativa. Los linfocitos T tras
reconocer a los antígenos, proliferan y se diferencian en células efectoras antígeno-
específicas, mientras que las células linfoides B proliferan y se diferencian a células
secretoras de anticuerpos (Janeway, 2005).
Para el funcionamiento y la comunicación intercelular del sistema inmunológico
es necesaria la participación de las células endoteliales que posibilitan el tráfico
leucocitario entre la sangre periférica y los tejidos, y la presentación de antígenos por
parte de las células dendríticas que condicionan la activación linfocitaria.
1.1.1. Respuesta inmunitaria natural y específica
El sistema inmunológico tiene como función mantener la integridad estructural y
funcional del organismo, neutralizando y eliminando microorganismos, virus, células o
moléculas extrañas. Se han descrito dos tipos generales de respuesta, que se
diferencian fundamentalmente por los elementos celulares implicados y por el
mecanismo de acción: la inmunidad innata, natural o inespecífica y la inmunidad
Introducción
15
adquirida o específica. Las respuestas innata y adquirida constituyen un sistema
defensivo integrado por numerosas células y moléculas que funcionan de forma
cooperativa (Abbas et al, 2012).
La inmunidad natural está integrada por las barreras anatómicas, fisiológicas,
celulares (endocíticas y fagocíticas) e inflamatorias que actúan de manera
estereotipada frente a diferentes agentes infecciosos. Los linfocitos participan en la
inmunidad adquirida que se desarrolla como respuesta a diferentes infecciones. Una
serie de mecanismos se ponen en marcha tras la exposición a organismos infecciosos
condicionando la estimulación secundaria de estas células. Este tipo de respuesta se
caracteriza por una elevada especificidad de reacción frente a distintas moléculas y
diferentes tipos de infecciones y por la adquisición de memoria ante una repetida
exposición frente a un mismo agente infeccioso, que supone un aumento de la
intensidad y capacidad defensivas (Roitt, 2008).
1.1.2. Inmunidad humoral y celular
La respuesta inmunitaria específica se clasifica como inmunidad humoral o
celular en función de su mecanismo efector y de los componentes implicados en la
misma (Roitt, 2008). Los linfocitos B son los responsables de la inmunidad humoral.
Su función principal es la producción y liberación de anticuerpos al suero, participando
en el reconocimiento antigénico de patógenos infecciosos y de toxinas extracelulares,
lo que facilita su eliminación. Los patógenos intracelulares pueden sobrevivir y
proliferar en el interior de las células fagocitarias escapando a la acción de los
anticuerpos. Es necesaria la intervención de los linfocitos T, efectores de la inmunidad
celular, para que se produzca la destrucción de los patógenos intracelulares y la lisis
de las células infectadas. Los linfocitos T colaboradores (CD4+) modulan los procesos
de interacción con las CPA y la síntesis de anticuerpos por los linfocitos B, mientras
que los linfocitos T citotóxicos (CD8+) son los encargados del reconocimiento de las
células infectadas por virus y de su lisis posterior.
1.1.3. Anatomía de la respuesta inmunitaria
La respuesta inmunitaria en un individuo sano supone un esfuerzo conjunto y
coordinado de las células del sistema inmunológico, siendo necesaria la comunicación
intercelular que se consigue gracias a la secreción de múltiples citoquinas que
incluyen interleuquinas (IL), interferón (IFN), factores estimulantes de colonias (CSF) y
factores de necrosis tumoral (TNF).
Introducción
16
Las células que no son reconocidas como propias y los patógenos que
penetran en el organismo inician la respuesta inmunitaria. Las primeras células
involucradas en la inmunidad inespecífica son los macrófagos que reconocen y captan
los antígenos extraños para transportarlos a través del sistema linfático hasta los
órganos linfoides. Posteriormente, tras su digestión, estas sustancias son
desintegradas en partículas más pequeñas que presentan a los linfocitos produciendo
citoquinas que favorecen la regulación de la actividad linfocitaria. También participan
en la respuesta innata las células NK, que no expresan receptores específicos de
antígenos y cuya función es eliminar las células tumorales o infectadas mediante
mecanismos de lisis y apoptosis. Estas células desempeñan un papel regulador a
través de la liberación de citoquinas coordinando las respuestas innata y adaptativa
(Abbas et al, 2012), (Janeway, 2005).
Los linfocitos T y B están directamente involucrados en la reacción inmunitaria
específica. Los linfocitos B reconocen a los antígenos extraños, lo que condiciona su
diferenciación a células plasmáticas, encargadas de la síntesis y secreción de
inmunoglobulinas con la formación posterior de los complejos antígeno-anticuerpo.
Algunos antígenos son neutralizados por efecto de esta unión. Las células fagocíticas
del sistema inmunitario inespecífico (macrófagos y células dendríticas) ingieren estos
complejos y tras este proceso adquieren su función como CPA. Las células dendríticas
son las más eficientes en la presentación de antígenos y tienen la capacidad de
interaccionar con los linfocitos T iniciando una respuesta inmunitaria. Los linfocitos T
son los encargados de eliminar los patógenos intracelulares, pudiendo destruir
directamente las células infectadas por acción de los linfocitos T citotóxicos. Una
subpoblación de linfocitos T antígeno-específicos es responsable de la memoria
inmunitaria que permite al sistema inmunológico reconocer la estructura antigénica de
las moléculas extrañas presentadas por los macrófagos produciendo la secreción de
linfoquinas que alertan a otras células del sistema inmunitario. Ante una nueva
exposición al mismo patógeno la reacción es más rápida y se producen una mayor
cantidad de anticuerpos que en el primer contacto. El papel de los linfocitos T
antígeno-específicos es fundamental en el control de las infecciones víricas y junto con
los linfocitos B participan en la producción de anticuerpos específicos contra bacterias,
colaborando con los granulocitos en el control de las infecciones fúngicas (Parkman &
Weinberg, 2009), (Roitt, 2008). Otras poblaciones celulares también participan en la
respuesta inmunológica. Ante una infección, se produce el aumento del número de
neutrófilos que fagocitan y destruyen el material extraño. Finalmente los granulocitos
basófilos y eosinófilos desempeñan un papel importante en las reacciones alérgicas
Introducción
17
mediante la liberación de gránulos intracelulares secundaria a la interacción con
sustancias extrañas (Abbas et al, 2012).
1.2. El trasplante de sangre de cordón umbilical como alternativa real de
trasplante de progenitores hematopoyéticos
1.2.1. Desarrollo del trasplante de progenitores hematopoyéticos de donante no
emparentado
Durante las últimas décadas se han producido unos progresos notables en el
campo del trasplante de progenitores hematopoyéticos (TPH) que han permitido
extender significativamente las indicaciones de este procedimiento a un número cada
vez mayor de pacientes. Uno de los avances más importantes ha sido el uso creciente
de donantes y fuentes de progenitores hematopoyéticos alternativos a la médula ósea
o la sangre periférica de un hermano con antígeno leucocitario humano (HLA) idéntico.
Muy particularmente se ha desarrollado el uso de progenitores hematopoyéticos de
médula ósea, sangre periférica y sangre de cordón umbilical (SCU) de donante no
emparentado (DNE), o incluso progenitores hematopoyéticos de un donante familiar
haploidéntico. Aunque el trasplante alogénico de progenitores hematopoyéticos (alo-
TPH) de un hermano HLA-idéntico, tanto de médula ósea como de sangre periférica,
es considerado la mejor opción cuando hay una indicación de trasplante, un donante
de estas características óptimas está sólo disponible en una proporción relativamente
baja de los pacientes en los que está indicado un TPH (alrededor del 30%). Esta
importante limitación para realizar un TPH en las condiciones ideales es la que ha
estimulado la investigación de fuentes alternativas que permitan la realización de un
TPH cuando no se dispone de un hermano HLA-idéntico como donante. Por ello, en
los últimos años se ha producido un extraordinario desarrollo de la donación de
médula ósea y sangre periférica de donantes altruistas entre la población general y de
donaciones de SCU que, mediante una búsqueda en bases de datos internacionales
de millones de donantes, permiten actualmente encontrar progenitores
hematopoyéticos apropiados para realizar un TPH en la gran mayoría de los pacientes
en que este procedimiento está indicado (Sanz, 2012).
Introducción
18
1.2.2. Desarrollo del TSCU
Desde que Gluckman et al. realizaran el primer trasplante de sangre de cordón
umbilical (TSCU) en el año 1988 para tratar a un niño con anemia de Fanconi
(Gluckman et al, 1989), esta modalidad de TPH ha sufrido una enorme expansión en
su actividad e indicaciones. A pesar de las reticencias iniciales en el uso del SCU de
DNE como alternativa al más “convencional” trasplante de médula ósea o de sangre
periférica también de DNE, en los últimos años, en particular en la última década, se
ha ido incrementando notablemente el número de TSCU realizados en todo el mundo,
especialmente en Estados Unidos, Canadá, Japón y los países más desarrollados de
Europa. A ello han contribuido diversos estudios que a finales de los 90 y principios de
los 2000 tuvieron inicialmente como principal objetivo demostrar la factibilidad del
procedimiento en adultos (Bone Marrow Donors Worldwide), (Heemskerk et al, 2005).
Posteriormente, el TSCU como alternativa al trasplante de médula ósea o de sangre
periférica, recibió un definitivo espaldarazo al demostrarse la similitud de los resultados
con las distintas fuentes de progenitores, incluyendo el cordón umbilical (Bone Marrow
Donors Worldwide), (Heemskerk et al, 2005), (Ljungman et al, 2010), (Gluckman et al,
1989). En dichos estudios se demostraba que el cordón umbilical es una razonable
alternativa en adultos con enfermedades hematológicas malignas que no disponían de
un donante apropiado de médula ósea o de sangre periférica, especialmente cuando
se requería una cierta urgencia en la realización del trasplante.
1.2.3. Ventajas y limitaciones del TSCU
Tras el TPH existe un periodo prolongado de severa inmunodeficiencia, que
incluye defectos en la timopoyesis y contribuye a que se eleve la incidencia de
infecciones oportunistas causadas por hongos o virus, que continúa durante años tras
el TPH. Junto a las infecciones, la recidiva de la enfermedad, la enfermedad injerto
contra huésped (EICH) y el rechazo del injerto continúan siendo las mayores
complicaciones que limitan la eficacia del trasplante alogénico.
La reconstitución inmunológica es el proceso de recuperación progresiva del
sistema inmunológico que ocurre tras el TPH. El estudio y el mejor conocimiento de
sus mecanismos y de la dinámica de su recuperación son clave porque permitirán
disminuir la morbi-mortalidad relacionada con el trasplante mediante la aplicación de
inmunoterapia en el área del TPH y controlar selectivamente las complicaciones
infecciosas e inmunológicas.
Introducción
19
El TSCU presenta ciertas ventajas comparado con el alo-TPH en el que se
utilizan otras fuentes de progenitores hematopoyéticos:
§ La rápida disponibilidad de las unidades de SCU reduce el tiempo que
transcurre hasta el trasplante.
§ La SCU contiene suficientes células progenitoras para reconstituir el
compartimento linfo-hematopoyético del receptor.
§ La ausencia de riesgo para los donantes.
§ El bajo riesgo de transmisión de infecciones producidas por
citomegalovirus (CMV) o virus de Epstein-Barr (VEB).
§ La relativa inmadurez de los linfocitos disminuye la reactividad
inmunológica y el riesgo de rechazo.
§ Las ventajas proliferativas de los progenitores de SCU que presentan
una alta tasa de células en ciclo celular, una producción autocrina de
factores de crecimiento y telómeros más largos.
§ El menor número de linfocitos T vírgenes que contiene el TSCU
comparado con otras fuentes disminuyen la incidencia y la gravedad de
la enfermedad de injerto contra huésped (EICH) .
§ El mayor grado de discrepancia que permite en cuanto a la
compatibilidad HLA entre donante y receptor.
Como contrapartida, el TSCU tiene limitaciones con respecto a otros tipos de
alo-TPH:
§ El bajo número de células progenitoras. Las células de SCU tienen alta
capacidad proliferativa, pero dada la limitada dosis celular disponible
para trasplante en la SCU, se han desarrollado estrategias para su
expansión ex vivo que podrían incrementar el número de células
progenitoras y acelerar el proceso de recuperación hematopoyética.
§ El bajo número de linfocitos aumenta el fallo de injerto. Debido a la
complejidad del sistema inmunológico y a la insuficiencia del timo en el
transcurso de la reconstitución inmunológica, la regeneración de las
poblaciones de linfocitos T y B requiere más tiempo hasta que alcanzan
su funcionalidad normal. Colaboran también en este retraso, la
administración postrasplante de fármacos inmunosupresores como
profilaxis o tratamiento de la EICH y el daño inmunológico
Introducción
20
desencadenado por la propia EICH, que tiene al sistema linfoide y a
otros órganos como diana.
§ El retraso en la recuperación hematopoyética. El TSCU supone un
retraso en la reconstitución inmunológica, pero los receptores alcanzan
de forma progresiva a largo plazo (>2 años) incluso mejores valores que
tras un injerto de médula ósea o sangre periférica.
§ La posibilidad, aunque remota, de transmisión de trastornos genéticos
procedentes de las células del donante.
1.2.4. Inmunidad en TSCU
La evaluación del sistema inmunológico es clave en el contexto del trasplante
alogénico debido a que las infecciones postrasplante, las recaídas y las enfermedades
malignas están directamente relacionadas con las alteraciones en el sistema
inmunológico y comportan una profunda inmunodepresión en estos pacientes que se
prolonga más de un año postrasplante. Las infecciones que se producen durante los
primeros meses se deben a la deficiencia en los granulocitos y las células
mononucleares. Pero en el periodo pos-injerto las infecciones están más relacionadas
con la deficiencia de ciertas subpoblaciones como los linfocitos T CD4+ y los linfocitos
B (Toubert, 2008).
Se han llevado a cabo varios estudios en TPH convencional que apoyan que
una completa reconstitución inmunológica postrasplante se correlaciona con una
mayor tasa de remisión completa (ausencia de células malignas en el aspirado de
médula ósea junto con una recuperación del recuento celular en sangre periférica),
menor mortalidad relacionada con el trasplante (MRT) y mejor pronóstico. Sin
embargo, una reconstitución inmunológica incompleta o un retraso en la misma se
relaciona con un riesgo aumentado de recaída o complicaciones infecciosas (Szabolcs
& Cairo, 2010), (Klyuchnikov et al, 2010). La reconstitución inmunológica pos-TSCU se
ha estudiado extensamente en niños (Charrier et al, 2013), (Rénard et al, 2011),
(Bartelink et al, 2013), (Moretta et al, 2001), (Clave et al, 2013), (Oshrine et al, 2013).
Las conclusiones de estos estudios no pueden extrapolarse a los pacientes adultos
debido al menor número de células CD34+ infundidas por kilogramo de peso y a la
pérdida de la función tímica y esplénica con la edad. Además estos estudios son
heterogéneos en cuanto a las características de los pacientes y el trasplante.
Tras el trasplante, los linfocitos T y B requieren más tiempo para alcanzar su
funcionalidad normal. Esto es debido a la complejidad del sistema inmunitario en
Introducción
21
cuanto a la regeneración linfocitaria y la insuficiencia del timo, que tiene un papel
central en la reconstitución inmunológica, la administración postrasplante de fármacos
inmunosupresores como profilaxis o tratamiento de la EICH, y el propio efecto
inmunosupresor de la EICH que tiene como diana al sistema linfoide entre otros
órganos.
Los receptores de TSCU presentan linfopenia CD4 y CD8 más prolongada, con
un efecto sobre los linfocitos T CD8+ más acusado que con otras fuentes de trasplante.
Las posibles causas de esto pueden ser el menor contenido de linfocitos totales en la
SCU, la menor cantidad de células troncales totales, o el predominio de linfocitos
vírgenes cuya expansión periférica homeostática sería insuficiente para conseguir una
recuperación inmunológica rápida en el periodo temprano pos-TSCU.
1.2.5. Factores que afectan a la reconstitución inmunológica postrasplante
Existen diferentes factores que afectan a la recuperación inmunológica
postrasplante. Los factores relacionados con el receptor son la edad, el sexo, el
régimen de acondicionamiento y la enfermedad de base. Las diferencias genéticas
entre el receptor y el donante, incluyendo el HLA, los antígenos menores de
histocompatibilidad y los genes asociados con las respuestas inmunológicas frente a
diversos microorganismos, también influyen en la reconstitución inmunológica. La
fuente del trasplante tiene un impacto en la reconstitución inmunológica y en el caso
del TSCU esta recuperación es más lenta aunque progresivamente y a largo plazo (>2
años) alcanza mejores valores que la recuperación tras un trasplante de médula ósea.
Otros eventos postrasplante como la EICH aguda o crónica, la recidiva de la
enfermedad y las complicaciones infecciosas causadas por virus, bacterias u hongos,
pueden afectar negativamente a la reconstitución inmunológica, tanto directamente
como a través de efectos secundarios relacionados con la utilización de fármacos para
el tratamiento de estas infecciones (Toubert, 2008).
1.2.6. Complicaciones postrasplante relacionadas con la inmunodepresión
Las infecciones bacterianas, víricas o fúngicas oportunistas, la EICH aguda o
crónica, la reacción de huésped contra injerto y la recidiva de la enfermedad continúan
siendo las complicaciones más importantes que limitan la eficacia del alo-TPH debido
a la prolongada inmunodeficiencia de los pacientes en este contexto (Welniak et al,
2007).
Introducción
22
1.2.6.1 Infecciones
Una importante causa de morbilidad y mortalidad pos-TSCU tanto en adultos
como en pacientes pediátricos son las infecciones bacterianas, fúngicas o víricas, cuya
incidencia es mayor que en los TPH de sangre periférica o médula ósea. Algunas
series sugieren que más de 50% de las muertes en los primeros 100 días pos-TSCU
son debidas a infecciones consecuencia del retraso en la reconstitución inmunológica.
En cuanto al tipo de infecciones pos-TPH se distinguen tres periodos cronológicos que
se diferencian en el tipo de patógeno que predomina en cada fase (Figura 1.1).
En la fase temprana o neutropénica (días 0 a +30), que abarca desde el
tratamiento de acondicionamiento hasta el injerto, todos los factores de riesgo para las
infecciones están presentes. Aunque la neutropenia y la ruptura de las barreras
anatómicas (daños de las mucosas y vasculares) son los factores más relevantes de
riesgo en esta fase, la inmunodeficiencia celular y humoral así como la asplenia
funcional en los pacientes que reciben irradiación corporal total también están
presentes. Los principales patógenos que se observan en esta fase son las bacterias
Gram-positivas y negativas, Candida spp. y el virus del herpes simple (VHS) y el tipo
más frecuente de infecciones son bacteriemia o sepsis, neumonía, orofaringitis,
sinusitis, proctitis y celulitis. Los tipos de complicaciones infecciosas en este periodo
son los mismos tanto después del TPH autólogo como del alo-TPH. Sin embargo,
después del TPH autólogo, el riesgo de infecciones bacterianas y su tasa de
mortalidad son más bajos debido a que las mucositis suelen ser menos intensas y la
neutropenia más corta. En el marco del TPH autólogo, el riesgo de infección casi
desparece por completo tras la recuperación de los neutrófilos (Rovira et al, 2012).
Introducción
23
Figura 1.1. Cronología de las infecciones predominantes tras el
TPH. Tomado con permiso de E. Carreras.
La fase intermedia (días +30 a +100) se inicia con el injerto de médula. En este
momento, la neutropenia y la mucositis han desaparecido pero la inmunodeficiencia y
la asplenia funcional, que pueden empeorar y mantenerse por la EICH y su
tratamiento, persisten. Esto favorece el desarrollo de infecciones virales y fúngicas. En
esta fase el CMV, los adenovirus, el poliomavirus BK, los virus respiratorios,
Pneumocystis jiroveci, Candida spp., Aspergillus spp. y otros hongos son los
responsables de las infecciones. Durante décadas, la enfermedad causada por CMV
fue la principal complicación infecciosa en esta fase. Sin embargo, con la introducción
de las técnicas de vigilancia que permitieron un diagnóstico anticipado y un tratamiento
preventivo, la mortalidad debida al CMV ha disminuido notablemente. En la actualidad,
la aspergilosis invasiva se observa en el 5-15% de receptores de alo-TPH, el 60% de
los cuales mueren a causa de esta infección a pesar de la eficacia de los nuevos
fármacos antifúngicos (Rovira et al, 2012).
Por último, en la fase tardía pos-TPH (>100 días) se producen infecciones que
se asocian con la presencia y severidad de la EICH crónica, que impide la
recuperación normal la inmunidad celular y humoral. Además, la asplenia funcional
persiste en los pacientes con EICH y en los que recibieron irradiación corporal total.
Por esta razón, en esta fase, las infecciones son generalmente secundarias a
bacterias encapsuladas (Streptococcus pneumoniae y Haemophilus influenzae),
Introducción
24
Aspergillus spp. y otros hongos, Pneumocystis jiroveci y el virus de la varicela zóster.
En esta fase tardía, existe una clara relación entre el grado de recuperación de la
inmunidad celular y las complicaciones infecciosas. Por lo tanto, el número de células
CD4+ se correlaciona con ciertas infecciones o reactivaciones (Figura 1.2). Ejemplos
claros de ello son la reactivación de Toxoplasma gondii en pacientes seropositivos y la
neumonía por Pneumocystis jiroveci observada cuando se interrumpe la profilaxis con
trimetoprim-sulfametoxazol antes de que se produzca la recuperación de las células
CD4+ (Rovira et al, 2012).
Figura 1.2. Riesgo de infección o reactivación en función del
recuento de células CD4+. Tomado con permiso de E. Carreras.
Esta cronología de las infecciones se ha descrito en pacientes que han recibido
un TPH mieloablativo, pero se pueden observar algunas diferencias en los receptores
de TPH autólogo o TPH con regímenes de acondicionamiento de intensidad reducida.
Así, en el marco del TPH autólogo las infecciones bacterianas son menos frecuentes y
graves y el resto de las infecciones mencionadas son excepcionales. Sin embargo, los
pacientes que recibieron fármacos inmunosupresores (esteroides, análogos de purina
o anticuerpos monoclonales como rituximab o alemtuzumab) o con
hipogammaglobulinemia severa antes del TPH autólogo tienen riesgo de desarrollar
infecciones similares a las observadas en el marco alogénico. En la última década, el
TPH con regímenes de acondicionamiento de intensidad reducida ha sido cada vez
más utilizado en todo el mundo y las infecciones relacionadas con la neutropenia y la
mucositis son menos frecuentes con esta modalidad de TPH que después del TPH
convencional. Sin embargo, las infecciones víricas y fúngicas que se producen en los
periodos intermedio y tardío son comparables debido a que la incidencia y la severidad
de la EICH son similares a las observadas en el TPH mieloablativo. Además, el TPH
con regímenes de acondicionamiento de intensidad reducida se emplea generalmente
Introducción
25
en los pacientes de mayor edad que tienen un peor estado general y comorbilidades;
por todas estas razones, la mortalidad relacionada con la infección no ha disminuido
en este marco (Rovira et al, 2012).
1.2.6.2 Enfermedad injerto contra huésped aguda y crónica
La EICH es una de las complicaciones del TPH que se desarrolla cuando las
células inmunocompetentes del injerto reconocen los antígenos de histocompatibilidad
produciendo un ataque inmunológico contra las células del receptor (Welniak et al,
2007). La EICH aguda aparece en los primeros 100 días pos-TPH, mientras que la
EICH crónica aparece más adelante. Ambas son entidades diferentes, con distinta
etiología y fisiopatología.
La EICH aguda se asocia con linfopenia de células B y con una respuesta
agresiva por parte de los linfocitos T colaboradores que tiene como diana
principalmente la piel y el intestino (Brown & Boussiotis, 2008). Las células T maduras
que acompañan a las células del injerto son activadas por los antígenos del complejo
mayor de histocompatibilidad (CMH) de clase I y II expresados por el receptor.
Además pueden verse también afectados el hígado, los pulmones, el timo y los tejidos
linfoides secundarios.
La fisiopatología de la EICH crónica está menos establecida pero se asemeja a
un trastorno autoinmune con el desarrollo de células T autorreactivas (Brown &
Boussiotis, 2008) que se ha caracterizado en modelos experimentales por la formación
de autoanticuerpos (Welniak et al, 2007). Puede afectar a la piel, las membranas
serosas y las glándulas exocrinas, resultando en una enfermedad debilitante y
potencialmente mortal meses después del trasplante.
El riesgo de EICH grave en los TSCU es menor a pesar del número de
disparidades en los antígenos menores de histocompatibilidad con el receptor. Estos
antígenos menores de histocompatibilidad se han identificado como diana de la
actividad injerto contra tumor (Welniak et al, 2007).
1.2.6.3 Rechazo del injerto (reacción huésped contra injerto)
La reacción huésped contra injerto consiste en que las células
inmunocompetentes que persisten en el receptor tras la quimioterapia desarrollan un
ataque inmunológico contra el injerto que conduce al rechazo.
Introducción
26
Estudios preclínicos muestran que el rechazo del injerto puede estar mediado
por la células NK del receptor, las células NKT, las células Tγδ y/o las células T CD4+ o
CD8+ que reconocen antígenos de histocompatibilidad en las células del donante. Las
células NK presentan receptores inhibidores y activadores dirigidos contra el CMH y
otros determinantes celulares que son críticos para la identificación celular y la
subsecuente acción de las células NK para mediar el ataque contra las células. La
familia de receptores killer cell immunoglobuline-like (KIR) reconoce determinantes
específicos del CMH de clase I (Welniak et al, 2007).
1.3. Papel de la citometría de flujo en el estudio de la reconstitución
inmunológica
La citometría de flujo multiparamétrica (CFM) es una técnica cuantitativa rápida
y objetiva de análisis celular que se ha consolidado como una herramienta
imprescindible en el estudio de las células hematopoyéticas. Permite la identificación,
la caracterización y la cuantificación de las células con una elevada sensibilidad en la
detección de poblaciones celulares poco frecuentes. Esta técnica posibilita el
inmunofenotipaje específico de los linfocitos mediante la evaluación de la expresión de
diferentes antígenos y en la actualidad constituye el método de elección para el
análisis de poblaciones linfocitarias.
La CFM se basa en hacer pasar una suspensión de células marcadas con
anticuerpos monoclonales (AcMos) conjugados con fluorocromos alineadas de una en
una por delante de varios haces de luz de láser. El citómetro de flujo nos proporciona
información sobre los parámetros de dispersión de la luz, tamaño (forward scatter
component, FSC) y complejidad (side scatter component, SSC) celular relativos, y
sobre los antígenos expresados en las células detectados por la emisión o no de
fluorescencia del fluorocromo unido al AcMo. Para la medida de la intensidad de
fluorescencia el haz de láser incide sobre los fluorocromos conjugados a los AcMos
que están unidos a los antígenos celulares. Estos compuestos fluorescentes absorben
energía luminosa con una longitud de onda propia del fluorocromo.
Los citómetros de flujo disponen de programas informáticos de adquisición y
análisis de las muestras. Las características de la adquisición deben ser definidas en
función del objetivo del estudio: tipo de célula y análisis a realizar. La adquisición
puede ser total y englobar a todas las células presentes en la muestra o puede estar
referida a una población celular concreta y realizarse a través de una ventana de
selección definiendo en un gráfico la región donde se encuentran los eventos que
Introducción
27
deseamos analizar. En lo que respecta al número de células a analizar, cuanto menos
frecuente es la población que queremos detectar, mayor debe ser el número eventos a
adquirir, lo que aumenta la sensibilidad de la técnica. El análisis de los archivos de
citometría se realiza representando los datos en diagramas de puntos biparamétricos o
histogramas combinando todos los parámetros almacenados durante la adquisición.
Los resultados de las poblaciones celulares se expresan generalmente en porcentaje
respecto a la población a la que se refieren o en valores absolutos (células/µL).
En la últimas décadas se ha producido un creciente desarrollo de la CFM. Su
aplicación al estudio de las poblaciones linfocitarias en enfermedades infecciosas,
fundamentalmente en la evaluación de pacientes infectados por el virus de la
inmunodeficiencia humana (VIH), supuso un punto de partida para extenderse a otras
áreas de la medicina hasta convertirse actualmente en una técnica asistencial para el
diagnóstico y la monitorización de muchas enfermedades.
Inicialmente los estudios empleaban uno o dos AcMos. Progresivamente,
gracias el desarrollo de nuevos fluorocromos, se ha conseguido aumentar el número
de anticuerpos incluidos en cada combinación. Esto permite detectar un mayor número
de antígenos simultáneamente, rentabilizando la muestra y obteniendo más
información en el análisis. Hoy en día, las técnicas de CFM incluyen paneles con
combinaciones de ocho o más AcMos.
El creciente grado de complejidad de la citometría ha requerido la optimización
de los procedimientos de calibración de los equipos y la implementación de nuevas
herramientas de adquisición y análisis, desembocando en la necesidad de
estandarización de estas técnicas. En los últimos cinco años, el Grupo EuroFlow ha
publicado una serie de procedimientos normalizados de trabajo para la
estandarización de la CFM en el área del diagnóstico oncohematológico que incluyen
la validación de los diferentes paneles de estudio, los protocolos de marcaje,
adquisición y análisis de las muestras (van Dongen et al, 2012b), (van Dongen et al,
2012a), (Kalina et al, 2012), (Kalina et al, 2015). La implantación en los laboratorios
asistenciales de dichos procedimientos posibilitará una correcta comparación intra e
interlaboratorio de los resultados que hará más robusta la evaluación de los estudios,
especialmente los multicéntricos. En lo que respecta al campo de la inmunología y a
las aplicaciones de la citometría en la investigación, se está realizando un gran
esfuerzo para extender la estandarización en estas áreas de trabajo (Maecker et al,
2012).
Introducción
28
1.3.1. Poblaciones linfocitarias de sangre periférica
Una de las principales aplicaciones clínicas de la CFM es el estudio de las
poblaciones linfocitarias en enfermedades infecciosas o en el seguimiento de procesos
reactivos, que se centra en la identificación de los linfocitos T y sus principales
subtipos (colaboradores y citotóxicos), linfocitos B y células NK. El análisis de las
poblaciones linfocitarias en sangre periférica se automatizó principalmente para reducir
los riesgos del operador en la manipulación de los especímenes biológicos,
simplificando además este tipo de estudios. Actualmente, el análisis de las
poblaciones linfocitarias se ha extendido a la monitorización de pacientes con
trasplante de órgano sólido y hematopoyético. En la actualidad, todas las casas
comerciales disponen de programas automáticos de análisis de las poblaciones
linfocitarias diseñados fundamentalmente para el seguimiento de pacientes con
infecciones víricas, aunque más recientemente estas plataformas han sido utilizadas
también para la evaluación inmunológica de pacientes trasplantados.
La información proporcionada por estos estudios, aunque básica, es
imprescindible y forma parte de la evaluación clínica de los pacientes con TPH. Las
alteraciones inmunológicas que se producen en los pacientes trasplantados hacen
necesario ampliar el análisis a otros subtipos linfocitarios que permitan completar y
mejorar el conocimiento sobre la recuperación inmunológica y el manejo clínico de los
enfermos sometidos a este tipo de tratamientos. Puesto que hoy en día no existen
análisis automatizados que incluyan marcadores adicionales dirigidos a la
identificación de subpoblaciones implicadas en la recuperación inmunológica pos-TPH,
los estudios de investigación emplean técnicas manuales diseñando paneles con
combinaciones de AcMos que, además de identificar células NK, T y B, permitan
obtener información sobre otros subtipos celulares que mejoren el conocimiento del
estado inmunológico de estos pacientes y sean de utilidad en su seguimiento.
1.3.2. Evaluación de la reconstitución inmunológica postrasplante
Para identificar los antígenos que expresan las diferentes células del sistema
inmunológico se emplean AcMos. Para su denominación se incorporó el término de
grupo de diferenciación (CD, del inglés cluster of differentiation) que incluye el conjunto
de AcMos que presentan patrones idénticos de reactividad celular y reconocen el
mismo antígeno. Los AcMos se identifican con las siglas CD seguidas del número que
se correlaciona con el linaje específico o el tipo de molécula reconocida. Según las
características del estudio y la información celular que queramos obtener se emplean
Introducción
29
diferentes combinaciones de AcMos. Así, el análisis básico de poblaciones linfocitarias
incluye CD3, CD4, CD8, CD19, CD16/CD56 y CD45. Los estudios de reconstitución
inmunológica además de identificar las poblaciones de linfocitos T, B y células NK
incluyen el estudio de subpoblaciones menos frecuentes dependiendo de su estadio
de diferenciación, función o activación.
Las principales características de los AcMos más frecuentemente utilizados en
este tipo de estudios se describen a continuación. El antígeno leucocitario común o
CD45 es el mayor componente de la membrana linfocitaria, expresándose en estas
células con intensidad superior que en los monocitos y en los neutrófilos. Para la
identificación de las células T se emplea CD3. Este antígeno inicialmente se localiza
en el citoplasma de las células precursoras T para luego expresarse en la membrana
celular. CD3 se asocia con el receptor de células T (RCT) formando un complejo de
membrana y se requiere para estabilizar la interacción de las células T con las CPA
además de ser responsable de gran parte de la comunicación intracelular mediada por
RCT. La mayoría de los timocitos corticales coexpresan los antígenos CD4 y CD8. Si
se diferencian hacia linfocitos T colaboradores expresan únicamente CD4, antígeno
que se une a una región de las moléculas del CMH de clase II. Los linfocitos T CD4+
estimulan la síntesis de anticuerpos por parte de los linfocitos B. En el caso de que se
diferencien a linfocitos T citotóxicos o supresores expresan únicamente CD8, antígeno
que actúa como correceptor para el reconocimiento de antígenos restringidos al CMH
de clase I. Existe además una población minoritaria en sangre periférica (linfocitos pre-
T) que no expresa CD4 ni CD8 que corresponde a los linfocitos Tγδ (Bhandoola et al,
2007). Otros antígenos que se utilizan para caracterizar a las células T son el CD5,
que se encuentra en la mayoría de timocitos y linfocitos T maduros, el CD38 que se
expresa en los timocitos medulares y en los linfocitos T activados, y el CD27 que
podemos encontrarlo en timocitos medulares y linfocitos T periféricos, preferentemente
expresado en la subpoblación de linfocitos T CD4+ vírgenes (CD45RA+CD45RO-). La
molécula HLADR, que identifica antígenos leucocitarios humanos, se puede encontrar
en los linfocitos T activados. Para la caracterización de los linfocitos T vírgenes y los
memoria o activados se emplean los antígenos CD45RA y CD45RO respectivamente.
CD45RA se expresa en los timocitos medulares, CD45RO en los timocitos corticales y
ambos pueden detectarse tanto en los linfocitos T CD4+ como en los T CD8+. Un
antígeno útil para identificar linfocitos T vírgenes o reguladores con capacidad de
migración hacia los órganos linfoides secundarios y células dendríticas con potencial
para dirigirse hacia los vasos linfáticos es CD197 o CCR7. Esta molécula junto con sus
ligandos supone un punto de conexión entre la inmunidad innata y adaptativa a través
Introducción
30
de sus efectos en las interacciones entre linfocitos T y células dendríticas. Las células
T vírgenes entran en los nódulos linfáticos a través de vénulas endoteliales, que
expresan CCL21. Las células dendríticas y los macrófagos migran en los nódulos
linfáticos a través de vasos aferentes linfáticos. La interacción entre las células T y las
células dendríticas en la zona T es CCR7 dependiente. Además, durante la vigilancia
inmunológica, los linfocitos B recirculan entre los compartimentos ricos en células B
(folículos y zonas B) en los órganos linfoides secundarios buscando antígenos. Tras la
unión antigénica, las células B se localizan próximas a las zonas B y T para interactuar
con las células T colaboradoras. Esta migración de células B está dirigida por CCR7 y
sus ligandos. CCR7 se ha identificado como el principal receptor de migración y como
importante regulador para la iniciación de la respuesta inmunológica antígeno-
específica.
Los precursores linfoides y los linfocitos B normales se identifican por la
expresión de CD19. El antígeno CD10 se expresa inicialmente en los precursores
linfoides B inmaduros que lo pierden durante la maduración a medida que las células
adquieren la expresión de inmunoglobulinas. Posteriormente CD10 se expresa en
células B activadas o en proliferación en los centros germinales (Perez-Andres et al,
2010). Cuando los linfocitos B normales maduran y pasan a circulación periférica
expresan el antígeno CD20. El antígeno CD5, además de ser un marcador pan-T, es
un marcador que identifica a una población conocida como B1. Estas células B1
secretan inmunoglobulinas fundamentalmente de tipo IgM de forma espontánea sin
necesidad de exposición a antígenos, presentan características de células activadas y
están implicadas en la eliminación de células envejecidas y apoptóticas, en
mecanismos de vigilancia inmunitaria o inmunomodulación y en la defensa frente a
diversas infecciones. Otros antígenos que aparecen en las células B son la molécula
de adhesión CD11b que se detecta en las células B de memoria activadas y juega un
papel esencial en su capacidad migratoria (Kawai et al, 2005); la molécula CD23,
receptor de baja afinidad de la IgE asociada con el antígeno del CMH de clase II, se
observa en los linfocitos B incrementándose su expresión cuando se produce
activación antigénica. El antígeno CD27 está presente en una pequeña población de
linfocitos B memoria de sangre periférica, que expresan de forma espontánea IgM
(Perez-Andres et al, 2011), (Kjeldsen et al, 2011). En las células B, CD38 se expresa
de forma intensa en los primeros estadios de la ontogenia y se va perdiendo durante
su maduración, para volver a detectarse cuando la célula B se activa en la
diferenciación terminal a células plasmáticas (Kjeldsen et al, 2011), (Perez-Andres et
al, 2010). Las cadenas ligeras de las inmunoglobulinas (Ig) Kappa y Lambda se
Introducción
31
expresan en los linfocitos B maduros de sangre periférica y en una subpoblación de
células B inmaduras de médula ósea. Ig Kappa se expresa en más del 50% de los
linfocitos B, mientras que Ig Lambda se expresa en un tercio de los linfocitos B.
Además de detectarse en los linfocitos T activados, HLA-DR se encuentra en los
linfocitos B, así como en otras CPA como las células dendríticas, los monocitos, los
macrófagos y en las células tímicas epiteliales.
Las células NK se identifican por CD16 y CD56, que en función de la intensidad
con que se expresan permiten establecer los diferentes estadios madurativos de estas
células. CD16 también aparece en una pequeña población de linfocitos T, así como en
neutrófilos y monocitos. El antígeno CD56 también se encuentra en subpoblaciones de
linfocitos T denominadas T killer. En las células NK, la expresión de CD11b disminuye
cuando se produce su activación, mientras que la de HLADR aumenta en función tanto
de la activación como de la diferenciación celular. La positividad de CD27 (baja o alta)
también subclasifica a las células NK maduras en dos poblaciones con distinta
capacidad migratoria y de respuesta (Hayakawa & Smyth, 2006).
En la Tabla 1.1 se detallan los ligandos y las moléculas asociadas a diferentes
antígenos y su detección en las poblaciones de linfocitos analizadas en los estudios de
reconstitución inmunológica.
Introducción
32
Tabla 1.1. Ligandos y moléculas asociadas a diferentes antígenos en las poblaciones de
células T, B y NK
1.4. Dinámica de la reconstitución inmunológica postrasplante
Como consecuencia del tratamiento de acondicionamiento mieloablativo pre-
TPH, la hematopoyesis normal y las células del sistema inmunológico del receptor son
eliminadas y hay una pérdida de la memoria inmunitaria frente a organismos
Antígeno Ligandos y moléculas asociadas
Cél
ulas
T
Cél
ulas
B
Cél
ulas
NK
CD3 RCT + - -
CD4 CMH clase II, gp120, IL-16, Lck + - -
CD5 CD72, BCR, RCT, gp35-37, ZAP-70, CD21 + + -
CD8 CMH clase I, Lck + - +
CD11b iC3b, fibrinógeno, ICAM-1, 2, factor X + + +
CD16 IgG Fc + - +
CD19 CD21, CD81, CD225, Leu-13, Lyn, Fyn, Vav, PI3-quinasa - + -
CD20 Lyn, LCK, Fyn, proteína superficie celular: 28-30, 180-200, 50-60 kDa - + -
CD23 IgE, CD21, CD11b, CD11c - + -
CD27 CD70, TRAF5, TRAF2 + + +
CD38 CD31, ácido hialurónico, complejo CD3/RCT, CD16, HLA clase I + + +
CD45 p56lck, p59fyn, Src quinasas + + +
CD45RA p56lck, p59fyn, Src quinasas + + -
CD45RO p56lck, p59fyn, Src quinasas + - -
CD56 NCAM-1, heparin sulfato + - +
CD197 CCL19/ECL, CCL21 + + -
Introducción
33
infecciosos, ambientales y vacunaciones. Los pacientes experimentan un periodo
prolongado de disfunción inmunológica con afectación tanto de la inmunidad humoral
como celular que aumenta considerablemente el riesgo de infecciones en el periodo
pos-TPH. Al quedar debilitada la respuesta inmunitaria, el tratamiento de las
infecciones es difícil e ineficaz y la respuesta a las vacunas queda limitada.
La reconstitución inmunológica en el periodo postrasplante es clave para la
recuperación efectiva de los pacientes, para evitar complicaciones infecciosas graves
y la recidiva de la enfermedad de base. La reconstitución inmunológica depende
fundamentalmente de que se produzca una transferencia efectiva de las células
inmunitarias del donante, de la recuperación temprana de la ontogenia linfoide normal,
de la incidencia de EICH aguda y crónica y de los tratamientos pos-TPH
administrados.
Independientemente de la fuente de células progenitoras hematopoyéticas
(CPH), la inmunidad innata, particularmente la dependiente de los fagocitos y las
células NK, es la primera en recuperarse dentro de las primeras semanas pos-TPH.
Por el contrario, la recuperación de la inmunidad adaptativa, incluyendo a los linfocitos
B y T, puede prolongarse desde varios meses hasta años postrasplante.
En adultos sometidos a TSCU la reconstitución inmunológica se caracteriza por
una profunda linfopenia e inmunodeficiencia durante los primeros 6-12 meses
postrasplante. En el desarrollo de la inmunidad pos-TPH se regenera la inmunidad
linfoide normal derivada de las células progenitoras injertadas y de los elementos
linfoides maduros, tanto linfocitos T como B, presentes en el injerto. El análisis
inmunofenotípico mediante CFM permite identificar la presencia de linfocitos T y B y
caracterizar su estadio de diferenciación (Parkman & Weinberg, 2009). A partir del
primer año comienza la recuperación de la función B y T. El número absoluto de
linfocitos totales en el periodo temprano pos-TSCU es muy bajo, excepto para las
células NK circulantes cuyo número no difiere del de controles sanos. El recuento del
número de células B comienza a elevarse a partir de los 6 meses pos-TSCU y
continúa en aumento hasta normalizarse tras 1 año de seguimiento. En cuanto a la
recuperación de la población T pos-TSCU, se observa un retraso en la recuperación
tímica más pronunciada en adultos (18 meses) que en niños (12 meses). También se
observa una disminución de la producción tímica con la edad y de las células T
transferidas con el injerto (Escalón & Komanduri, 2010). En los TPH mieloablativos la
reconstitución inmunológica depende de la capacidad del injerto hematopoyético para
generar de novo las líneas linfoide y mieloide y de la funcionalidad de las células
maduras contenidas en el injerto. Las primeras células en recuperarse son las
Introducción
34
implicadas en la inmunidad innata (monocitos, granulocitos, macrófagos y células NK).
Mientras que las células de la inmunidad específica (linfocitos T y B) tardan hasta años
en recuperarse (Toubert, 2008).
1.4.1. Neutrófilos, monocitos y células dendríticas
Los monocitos son las primeras células en recuperarse, seguidas de
polimorfonucleares, macrófagos tisulares y células NK (Mosaad, 2014). El
prendimiento clínico de los granulocitos neutrófilos, que se consigue cuando éstos
alcanzan un número >0,5 células 109/L, se produce entre los días 10 y 25
postrasplante. Una vez ocurrido esto, el resto de poblaciones de leucocitos comienzan
a recuperarse rápidamente, restaurando en gran medida la inmunidad innata (Storek
et al, 2008). El recuento de neutrófilos se normaliza a las 4 semanas tras el TSCU, a
diferencia de lo que ocurre en el TPH con sangre periférica movilizada con G-CSF (2
semanas) o con médula ósea (3 semanas), pero son hipofuncionales, especialmente
en los pacientes con EICH aguda o crónica, por efecto de los corticoides utilizados
para su tratamiento. El número de monocitos se normaliza alrededor de los 30 días
pos-TPH pero su funcionalidad se mantiene disminuida durante aproximadamente 1
año (Storek et al, 2008).
Existen diferentes tipos de células dendríticas según su localización. Están
implicadas en el procesamiento y la presentación de antígenos a las células T, siendo
las únicas capaces de activar a los linfocitos T vírgenes. Aunque pueden detectarse
células dendríticas epiteliales y de las áreas extrafoliculares de los nódulos linfáticos y
del bazo a los 3 meses pos-TPH, su normalización se produce alrededor de los 6
meses. Las células dendríticas circulantes se identifican a las 2-3 semanas, pero su
número continúa siendo bajo hasta los 3 meses pos-TPH. La recuperación de las
células dendríticas tímicas, que participan en la eliminación de células T
autorreactivas, no se conoce bien en humanos; y las foliculares, implicadas en la
maduración de las células B, son escasas al año pos-TPH (Fearnley et al, 1999). Esto
podría explicar la lenta recuperación de los linfocitos B. Algunos estudios indican que
la presencia de células dendríticas circulantes junto con células T activadas
CD8+HLADR+ en torno al día 50 pos-TSCU se asociaría con una menor incidencia de
infecciones oportunistas (Szabolcs, 2010).
Introducción
35
1.4.2. Células Natural Killer
El fenotipo de las células NK que se detectan en los pacientes trasplantados es
diferente al de los individuos sanos (Chklovskaia et al, 2004). En general, las células
NK y su función de citotoxicidad in vitro son las primeras en recuperarse durante las
primeras semanas pos-TPH, normalizándose sus niveles alrededor de 1-2 meses
(Auletta & Lazarus, 2005). Esta rápida normalización es debida a la expansión de la
población inmadura CD56+brillanteCD16-/+débil, que aumenta entre el primer y el tercer
mes pos-TSCU. Estas células producen más IFN-γ y son menos citotóxicas que en la
población normal y su expansión es más pronunciada en los receptores CMV positivos
(Hokland et al, 1988). La maduración del linaje NK da lugar a una población de células
NK intermedias caracterizadas por la coexpresión de CD56 y CD16, y finalmente a una
población de células NK maduras que son CD56+débil/-CD16++. La expresión de estos
marcadores puede ser utilizada para caracterizar diferentes subpoblaciones de células
NK en los pacientes antes y después del TSCU (Jacobs et al, 1992), (Shilling et al,
2003). La medida de la secreción de citoquinas como el IFN-γ o el factor de necrosis
tumoral α (TNF-α) por las células NK también es informativa por su implicación como
mediadoras en la EICH (Storek et al, 2008).
Durante los primeros meses pos-TPH, las células NK eliminan las células que
no presentan de forma eficaz ligandos para sus receptores KIR (Ruggeri et al, 1999) y
tienen un efecto antileucémico, en particular en la leucemia mieloblástica aguda (LMA)
(Ruggeri et al, 2002), (Ruggeri et al, 2007). Otra acción beneficiosa de las células NK
alorreactivas podría ser la eliminación de las células presentadoras de antígenos del
huésped que favorecen la actividad de las células T alorreactivas para causar EICH
(Ruggeri et al, 2002). Los valores absolutos de las células NK permanecen
aumentados hasta 1 año pos-TSCU y después se normalizan coincidiendo con el
incremento en las células T CD4+ y CD8+ (Komanduri et al, 2007).
1.4.3. Células T
La recuperación del compartimento de células T es fundamental para una
reconstitución inmunológica funcional. En los receptores de TSCU, la diversidad de las
células T se relaciona con varios factores: la supervivencia de las células T infundidas
con el injerto, las células T residuales presentes en el receptor, la regeneración del
timo (dependiente de la edad), el tratamiento inmunosupresor y las complicaciones
postrasplante (Toubert, 2008), (Komanduri et al, 2007). En el marco del alo-TPH, el
bajo número de células T del donante infundidas permite que sobrevivan las pocas
Introducción
36
células T del receptor (no eliminadas por el régimen de acondicionamiento) debido a la
ausencia de alorreactividad. Por otra parte, el número de células T del donante es tan
bajo que durante las 2 primeras semanas, el compartimento T queda vacío. Esto
induce una expansión tanto de las células T del donante como de las del receptor que
reconstituye inicialmente el compartimento antes de que se desarrollen en el timo las
primeras células T vírgenes derivadas del donante (Dumont-Girard et al, 1998). Esta
última población de células T vírgenes producidas de novo deriva de las células
troncales trasplantadas que se diferencian en el timo del receptor (Welniak et al, 2007)
y sólo expresan marcadores de memoria. En el TPH, junto a la reducción de la
capacidad del timo para producir nuevas células T con la edad y el efecto negativo de
la EICH sobre la función tímica, se asocia el daño que ocasiona la terapia de
acondicionamiento combinada con timoglobulina a las células epiteliales del timo, que
disminuye su capacidad de producción de IL-17 necesaria para la supervivencia y el
desarrollo de los timocitos (Mackall et al, 1995), (Mackall et al, 1997).
En el periodo pos-TPH, el número de linfocitos aumenta rápidamente en los
primeros meses y las poblaciones linfocitarias, a excepción de los linfocitos T
colaboradores, alcanzan valores normales en muchos pacientes. A pesar de ello, la
frecuencia de infecciones durante el primer año es muy elevada. Los linfocitos T que
se expanden en este periodo provienen de las células T progenitoras del donante
trasfundidas junto con el injerto. La transferencia de la inmunidad del donante es
escasa y la activación antigénica dista mucho de la que se produce en condiciones
normales. Los clones de células T que se expanden son limitados de forma que sólo
presentan unas pocas especificidades antigénicas. Además la mayor parte de estas
células T han perdido sus receptores de migración y no pueden interaccionar con CPA
ni estimular a las células B en los órganos linfoides secundarios (Storek et al, 2008).
La evaluación de la expresión de CD45RA y CCR7 permite definir diferentes
subpoblaciones de células T: las células T vírgenes (CD45RA+CCR7+); las células de
memoria central tempranas (CD45RA-CCR7+); las células de memoria efectoras
(CD45RA-CCR7-); y las células de memoria efectoras tardías (CD45RA+CCR7-)
(Sallusto et al, 1999). A largo plazo, las respuestas inmunológicas completas requieren
la reconstitución de las células T vírgenes para responder frente a antígenos foráneos
o tumorales. La reconstitución inmunológica de este compartimento requiere que el
timo sea funcional para recuperar la ontogenia completa de las células T. El timo,
durante este periodo, puede ser diana de ataques inmunológicos alorreactivos que
pueden tener consecuencias en la selección tímica, en la generación de células T
autorreactivas y en la perpetuación de la EICH (Toubert, 2008). El fallo en la
Introducción
37
timopoyesis caracteriza la reconstitución inmunológica pos-TSCU comparada con
otras fuentes de CPH y se asocia con una escasez de células CCR7+ vírgenes y de
memoria central. La timopoyesis dañada y el bajo número de células T vírgenes
previamente al TSCU se suman a la prolongada linfopenia T pos-TSCU, que se ve
compensada por la expansión de células NK y B.
Con respecto a las poblaciones de células T CD4+ y CD8+, tras el TSCU el
compartimento CD4+ se caracteriza por una relativa escasez de células vírgenes, con
una alta proporción de células T memoria central y efectoras. El compartimento CD8+
contiene unas pocas células vírgenes y menos células T memoria central que el CD4+.
Las células CD8+ expresan marcadores de memoria efectoras y de diferenciación a
células T de memoria tardías (Komanduri et al, 2007). La preservación de las células
CD4+CCR7+ vírgenes en el periodo inmediato pos-TSCU se relaciona con una mejor
supervivencia debido a su capacidad de iniciar respuestas inmunológicas primarias
tempranas frente a patógenos (Komanduri et al, 2007). Se observa una linfopenia más
prolongada de CD4+ y CD8+, con una mayor inversión del cociente TCD4/TCD8
comparado con otras fuentes de CPH. Esto podría deberse al menor número de
células madre y al predominio de linfocitos vírgenes cuya expansión homeostática
periférica podría ser insuficiente para alcanzar una rápida recuperación inmunológica
en el periodo temprano postrasplante. La recuperación de las células T CD4+ pos-TPH
está especialmente limitada cuanto mayor es la edad del receptor. Este déficit de la
recuperación se asocia con un mayor riesgo de infecciones oportunistas, de forma que
en los pacientes CMV positivos o con EICH se observa una inversión todavía más
pronunciada en el ratio CD4/CD8 (Escalón & Komanduri, 2010). Aunque la inmunidad
T frente a ciertos tipos de virus se pierde tras el trasplante, las células T específicas
contra CMV o VEB pueden detectarse a los 3 meses pos-TPH en mayor proporción
que en individuos normales. Esto es debido a que la presencia del antígeno en el
momento del trasplante hace que se produzca una sobreexpansión de estas células T
en condiciones de linfopenia (Mackall et al, 1996). El número de linfocitos T CD4+ y
CD8+ permanece muy bajo al menos 6 meses pos-TSCU, para posteriormente ir en
aumento. Aproximadamente 1 año pos-TSCU, el cociente CD4/CD8 se normaliza y los
valores absolutos de los linfocitos T CD8+ se acercan a los valores normales (Brown et
al, 2010), (Komanduri et al, 2007). Durante el primer año postrasplante el
compartimento de células T contiene células activadas HLADR+, mayor número de
células CD8+ y menos células T vírgenes que en individuos normales (Leino et al,
1991), (Gratama et al, 1984), (Ault et al, 1985). La repoblación del compartimento T
Introducción
38
por expansión homeostática no restaura la inmunidad T y el alto riesgo de infecciones
se mantiene durante los 2 primeros años pos-TPH.
En individuos sanos, se observa mayor cantidad de células CCR7+ tanto en la
población de células T CD4+ como en la de células CD8+. Una mayor proporción de
células T CD4+CCR7+ a los 30 días pos-TSCU se asoció con una significativamente
mayor supervivencia, mientras que esta relación no se observó en la población T
CD8+CCR7+ (Komanduri et al, 2007). Esto explica que la recuperación de las células T
vírgenes (CD45RA+CCR7+) sea clave para la reconstitución inmunológica a largo
plazo, pero sin olvidar que las células T de memoria también son necesarias para una
respuesta efectiva frente a patógenos.
Las células T vírgenes de SCU infundidas pueden iniciar una respuesta
inmunológica primaria que conduce a la generación de células T de memoria
específicas contra CMV en el periodo temprano pos-TSCU (Komanduri et al, 2007).
Las células T de memoria (CD3+CD45RO+) son las primeras en expandirse tras el TPH
pudiendo ser su origen del donante o de las células T del receptor que hayan
sobrevivido al régimen de acondicionamiento. Estas células T responden rápidamente
a patógenos que estaban presentes en el receptor antes del trasplante, su respuesta
se produce más fácilmente y responden y entran en los tejidos más rápido que las
células T vírgenes. Normalmente se dirigen a mantener bajo control las reactivaciones
periódicas de herpesvirus, CMV o VEB, constituyendo la mayoría de las expansiones
oligoclonales de células T encontradas en adultos sanos, especialmente en la
población T CD8+. Son menos dependientes que las células T vírgenes en el
reconocimiento de complejos de péptidos del CMH propios, en su supervivencia y
expansión periférica (Toubert, 2008). La recuperación de linfocitos T funcionales
específicos contra CMV es crítica para la protección frente a la infección activa por
este virus. La medida de los niveles de IFN-γ en los linfocitos T CD4+ y CD8+ en torno
a 1 mes pos-TPH permite estratificar a los pacientes en función del riesgo de
desarrollar una infección activa por CMV (Solano et al, 2008), así como evaluar la
respuesta a la infección (Storek et al, 2008).
La inmunoterapia en determinados contextos puede ser utilizada para
compensar la carencia de células T inmunocompetentes específicas de antígeno. En
el caso del VEB, su reactivación puede dar lugar a un síndrome linfoproliferativo pos-
TPH (SLPPT) (Toubert, 2008). El VEB se encuentra en el 90% de la población
mundial, persistiendo de forma latente en el cuerpo tras la primo-infección. Se ha
observado que el VEB está presente en el 60-80% de los casos de SLPPT. En el
periodo pos-TPH en el que los pacientes se encuentran inmunocomprometidos la
Introducción
39
respuesta inmunitaria mediada por los linfocitos T citotóxicos no se restablece hasta
los 6 meses después y puede estar dañada en función de la terapia inmunosupresora
empleada o el desarrollo de EICH. En ausencia de control por parte de los linfocitos T,
el VEB inhibe la apoptosis y predispone a las células B a proliferar de forma
incontrolada, favoreciendo la expresión de oncogenes, así como otras alteraciones
genéticas y epigenéticas que conducen a una transformación maligna de los linfocitos
B, ocasionando un SLPPT (Sanz & Andreu, 2014).
Durante los 6 primeros meses pos-TPH pueden encontrarse muchas anomalías
en el repertorio de las células T que son difíciles de relacionar con el estado clínico del
paciente. A partir de 1 año y hasta 2-3 años pos-TPH se pueden correlacionar estas
alteraciones con la presencia de EICH, complicaciones infecciosas graves y recidiva
de la enfermedad. La reconstitución T se retrasa en el caso de los trasplantes con
depleción T o en los injertos con células CD34+ purificados y mejora cuando hay una
hematopoyesis completa de las células del donante (Toubert, 2008).
1.4.4. Células T reguladoras
Las células T reguladoras (Tregs) expresan CD4, CD25 y FoxP3 y se
encuentran en muy baja frecuencia en sangre periférica de adultos. Poseen efectos
inmunomoduladores que reducen la alorreactividad disminuyendo el grado de EICH en
los pacientes trasplantados, manteniendo la homeostasis del sistema inmunológico y
favoreciendo la tolerancia hacia autoantígenos (Tolar et al, 2009). En SCU, las células
T son mayoritariamente vírgenes y existe una subpoblación de Tregs relativamente
más frecuente que en sangre periférica. Esto podría explicar la menor incidencia de
EICH aguda en los TSCU comparado con TPH de médula ósea HLA compatibles. Los
marcadores CD27 y CD127 (cadena ɑ del receptor de la interleuquina-7) identifican
subgrupos con función supresora dentro de la población CD4+CD25++Foxp3+. Su
capacidad inmunosupresora podría aprovecharse para mejorar la tolerancia en el
TSCU (Welniak et al, 2007).
1.4.5. Círculos de escisión del receptor de células T
La reconstitución y el mantenimiento de la diversidad en los linfocitos T
periféricos depende de la generación de timocitos funcionales a lo largo de la vida
adulta. La diferenciación de las células T se caracteriza por una serie de
reordenamientos de los genes del receptor de las células T, que da como resultado la
unión de segmentos de los genes V, D y J. Durante el reordenamiento, los fragmentos
Introducción
40
de ácido desoxirribonucleico (ADN) de estos segmentos génicos son eliminados como
productos de escisión circulares. La cuantificación de los círculos de escisión del
receptor de células T (TRECs) es una medida de la producción tímica de linfocitos
vírgenes y del restablecimiento de la función de las células T (Hazenberg et al, 2001),
(Geenen et al, 2003). En el contexto del TPH, la frecuencia de TRECs es menor a
mayor edad de los pacientes y en trasplantes con depleción de células T. Los valores
medios de TRECs en receptores de TSCU son significativamente más bajos que los
observados en TPH autólogo o alogénico (Komanduri et al, 2007). Principalmente los
niveles se mantienen bajos durante los 3-6 meses pos-TPH a causa de la EICH, la
recaída leucémica y las infecciones oportunistas (Weinberg et al, 2001). Por el
contrario, los niveles altos de TRECs y un amplio repertorio de células T se asocia con
una eficiente reconstitución inmunológica a largo plazo (Talvensaari et al, 2002),
aunque en el marco del alo-TPH se produce cierto retraso en la reconstitución
inmunológica (Komanduri et al, 2007), (Chen et al, 2005). Una mejor función tímica del
receptor antes del injerto se correlaciona con un resultado más favorable en términos
de supervivencia, EICH o infecciones bacterianas o víricas, pudiendo convertirse en un
buen factor pronóstico predictivo de la reconstitución inmunológica pos-TPH (Toubert,
2008).
1.4.6. Células B
A pesar de que el repertorio de células B derivado de las células B infundidas
se restaura relativamente rápido postrasplante, las respuestas mediadas por
anticuerpos se ven dificultadas por la ausencia de células T. La recuperación de la
celularidad B postrasplante resume la ontogenia B normal. Las células B maduras
circulantes que expresan CD19 y CD20 son indetectables o se encuentran en muy
bajo número durante los 2-3 primeros meses pos-TPH y aumentan progresivamente
hasta alcanzar cifras normales a 1-2 años postrasplante (Storek et al, 1993). El
recuento de células B se estabiliza a los 6-9 meses, coincidiendo con la aparición de
las células B derivadas del donante. La expresión de CD23 (receptor de baja afinidad
para la fracción Fc de la IgE) y de CD38 (receptor de adhesión y migración, implicado
en la homeostasis del calcio intracelular) es intensa en las células B de SCU, mientras
que en adultos representan subpoblaciones minoritarias. Durante el primer año pos-
TPH la mayoría de las células B circulantes presentan un inmunofenotipo
indiferenciado expresando CD23+ y/o CD38+ (Guillaume et al, 1998). Las células B1
(CD19+CD5+), B memoria (CD19+CD27+) pueden detectarse a partir del primer año
postrasplante, aunque la proporción estas últimas es escasa, siendo la mayoría
Introducción
41
vírgenes (Storek et al, 2008). Este incremento es menor en alo-TPH comparado con
TPH autólogo y en pacientes con EICH (Small et al, 1990), (Kook et al, 1997)
probablemente debido a que la EICH y su tratamiento interfieren en la linfopoyesis B
(Storek et al, 2001), (Storek et al, 1996).
Los niveles de inmunoglobulinas no son buenos marcadores de la recuperación
de la inmunidad humoral pos-TPH, ya que muchos de ellos son autoanticuerpos o
anticuerpos mono u oligoclonales inespecíficos. La generación de anticuerpos
específicos contra determinadas proteínas antigénicas presentes tras el TPH ocurre
durante el primer año y depende de que encuentren su antígeno. Si no se detectan
antígenos la producción de anticuerpos específicos disminuye (Storek et al, 2008). La
regeneración B está asociada a la aparición de expansiones de células B
monoclonales, lo que apoya que la vacunación pos-TPH deba iniciarse cuando el
número de linfocitos T CD4+ y B sea suficiente para obtener eficacia, normalmente a
partir de los 6 meses pos-TPH (Toubert, 2008).
En resumen, diferentes estudios sugieren que el TSCU es una estrategia
segura y efectiva en pacientes que carecen de donantes familiares o de DNE
apropiados. Los estudios disponibles sobre la reconstitución inmunológica en
pacientes trasplantados con unidades de SCU sin manipular o con unidades
expandidas ex vivo es limitada y existe poca información sobre análisis comparativos
en esta modalidad de trasplante. La CFM es una potente herramienta en el estudio
cuantitativo de poblaciones linfocitarias del sistema inmunológico y la caracterización
de subtipos linfocitarios minoritarios que podrían tener un papel relevante en la
dinámica de la reconstitución inmunológica. El retraso en la reconstitución de la
inmunidad celular predispone a los receptores de este tipo de trasplantes a sufrir
infecciones oportunistas, posibles recaídas de su enfermedad hematológica, segundas
neoplasias o SLPPT. Algunos trabajos proponen estrategias orientadas a acelerar la
reconstitución inmunológica postrasplante mediante la infusión de linfocitos T
reguladores (Nguyen et al, 2008), (Di Ianni et al, 2011), (Martelli et al, 2014) o linfocitos
T reactivos frente a patógenos específicos como Aspergillus, CMV o VEB, (Perruccio
et al, 2005), (Comoli et al, 2008), (Comoli et al, 2007), (Leen et al, 2009), (Feuchtinger
et al, 2010). Otros autores plantean la manipulación de los linfocitos T infundidos para
modular la alorreactividad (Ciceri et al, 2009), (Vago et al, 2012). El conocimiento de la
dinámica y los mecanismos de la recuperación del sistema inmunológico y de las
diferentes poblaciones linfocitarias que contribuyen a la misma permitiría una
comprensión más profunda de la inmunobiología del TSCU y posibilitaría el diseño de
estrategias terapéuticas orientadas a controlar la EICH, atenuar los efectos de la
Introducción
42
inmunosupresión, acelerar la reconstitución inmunológica, modular la alorreactividad,
controlar las infecciones víricas y la aparición de posibles SLPPT.
El conocimiento de la dinámica de la reconstitución inmunológica podría
contribuir a mejorar la estrategia de prevención y tratamiento de las complicaciones
derivadas y, por tanto, a mejorar la supervivencia y la calidad de vida de pacientes que
reciben un TSCU.
2. HIPÓTESIS
Hipótesis
45
El análisis de la dinámica de la reconstitución inmunológica en los pacientes
sometidos a trasplante de SCU con acondicionamiento mieloablativo podría ser crucial
para trazar las estrategias profilácticas y terapéuticas más convenientes durante el
periodo postrasplante. En consecuencia, se podría disminuir la morbilidad y mortalidad
debida a las complicaciones derivadas de la lenta recuperación inmunológica que
caracteriza a esta modalidad de trasplante.
3. OBJETIVOS
Objetivos
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El objetivo principal es estudiar la dinámica de la recuperación inmunológica en
el TSCU mieloablativo y su potencial relación con las complicaciones más
comúnmente asociadas a la profunda deficiencia del sistema inmunitario en el
huésped, tales como las infecciones graves, la EICH aguda y crónica, así como las
recaídas de la enfermedad. Para alcanzar este objetivo principal, se concibieron varios
objetivos específicos que describimos a continuación:
1. Estudiar las subpoblaciones linfocitarias que se considera que tienen un
papel relevante en la reconstitución inmunológica en diferentes periodos
postrasplante (dinámica de la recuperación).
2. Analizar la asociación de los hallazgos en el comportamiento de la
recuperación inmunológica con las características de los pacientes, de
la enfermedad y de otros aspectos relacionados con el procedimiento
(acondicionamientos, celularidad de las unidades, etc.).
3. Estudiar el impacto de la reconstitución inmunológica sobre la
mortalidad relacionada con el trasplante y la supervivencia global.
4. PACIENTES Y MÉTODOS
Pacientes y métodos
53
4.1. Pacientes
La serie analizada incluye 221 pacientes reclutados entre mayo de 1997 y
noviembre de 2014 en el Hospital Universitario y Politécnico La Fe de Valencia
diagnosticados de neoplasias hematológicas y sometidos a TSCU de DNE con
acondicionamiento mieloablativo.
Los criterios de elegibilidad fueron:
• Edad comprendida entre 15 y 55 años.
• Diagnóstico inicial de neoplasia hematológica.
• Necesidad de un trasplante urgente en ausencia de un DNE HLA-idéntico.
• Indicación de un TSCU de DNE como mejor estrategia terapéutica por
ausencia de un donante familiar adecuado (HLA-idéntico o con una única
disparidad) tras una búsqueda en registros internacionales en un periodo de
tres meses.
• Disponibilidad de una unidad de SCU cumpliendo los requisitos mínimos
establecidos, tanto de compatibilidad HLA entre donante y receptor, como de la
dosis celular de la unidad.
• Pacientes con una supervivencia de al menos 3 meses pos-TSCU y que
disponían de al menos un estudio de seguimiento de poblaciones linfocitarias.
• Firma del consentimiento informado por escrito redactado en cumplimiento de
las normas éticas requeridas por la declaración de Helsinki.
Las indicaciones de trasplante fueron aprobadas por el Comité Ético del
Hospital Universitario y Politécnico La Fe.
4.2. Selección de la unidad de SCU
Las búsquedas de unidades de SCU apropiadas para la realización del
trasplante se efectuaron a través del Registro Español de Donantes de Médula Ósea
(REDMO). Los requisitos que las unidades deben de cumplir para su uso en este tipo
de trasplante se describen a continuación (Sanz, 2012):
• Compartir al menos 4 antígenos HLA con el receptor (antígenos HLA de
clase I [A y B] determinados por serología o por tipificación de baja
resolución y antígenos de clase II [DRB1] por alta resolución).
• En lo que respecta a la dosis celular, distinguimos los siguientes periodos:
Pacientes y métodos
54
o Hasta mayo de 2006 se requería que la dosis de celularidad
nucleada total (CNT) fuera superior a 1,5 x 107/kg y las células
CD34+ superiores a 0,5 x 105/kg. En caso de que las células CD34+
fueran inferiores a 1 x 105/kg, la dosis mínima de CNT debía ser
superior a 2 x 107/kg.
o Después de mayo de 2006, una enmienda al protocolo establecía un
mínimo de CNT de 2 x 107/kg y de células CD34+ superior a 1 x
105/kg.
o Desde julio de 2007 hasta la actualidad, el criterio se ha modificado
valorando más la calidad de la unidad que el peso del receptor,
exigiéndose una CNT mínima de 150 x 107 y un total de células
CD34+ superior a 7 x 106.
4.3. Tipificación HLA de los pacientes y los donantes
La tipificación HLA de los pacientes y de las unidades de SCU fue siempre
confirmado en el laboratorio de histocompatibilidad del Centro Regional de Transfusión
Sanguínea de la Comunidad Valenciana (Sanz, 2012). La tipificación serológica de los
antígenos HLA de clase I se realizó con una técnica estándar de microlinfocitotoxicidad
dependiente de complemento (Terasaki & McClelland, 1964). El genotipaje HLA-A, -B,
-C, -DRB, -DQA1, y -DQB1 por baja o alta resolución fue hecho por una técnica de
reacción en cadena de la polimerasa (PCR) con cebadores específicos de secuencia
(SSP-PCR) (Olerup & Zetterquist, 1992) y el genotipado de HLA-DPB1 por alta
resolución por PCR e hibridación reversa con sondas de oligonucleótidos específicos
de secuencia (SSO-PCR) (Buyse et al, 1993).
4.4. Hemograma, bioquímica y serología
El hemograma, la bioquímica y la serología fueron solicitados según criterio
médico y los resultados se introdujeron en la base de datos de laboratorio del Hospital
Universitario y Politécnico La Fe (GestLab, Indra).
4.5. Estudios de citometría de flujo multiparamétrica
Las poblaciones linfocitarias se caracterizaron mediante CFM en muestras de
sangre periférica de menos de 24 horas de los pacientes incluidos en el estudio
Pacientes y métodos
55
obtenidas por venopunción y recogidas en tubos con ácido etilendiaminotetraacético
(EDTA).
Los estudios se efectuaron en diferentes momentos evolutivos (3, 6 ,12, 18, 24
y 36 meses pos-TSCU) mediante un procedimiento automatizado. En un subgrupo de
52 pacientes se realizó en los mismos momentos evolutivos un estudio manual de
poblaciones linfocitarias, que incluyó la caracterización de otros subtipos linfocitarios
(Tabla 4.1).
Pacientes y métodos
56
Tabla 4.1. Poblaciones y subtipos linfocitarios identificados mediante CFM.
Subtipo linfocitario Inmunofenotipo
Linfocitos T totales CD3+
Linfocitos T colaboradores CD3+CD4+CD8-
Linfocitos T citotóxicos CD3+CD4-CD8+
Células T vírgenes CD3+CD45RA+
Células T memoria CD3+CD45RO+
Células T activadas CD3+CD8+HLADR+
Células T vírgenes y memoria centrales CD3+CCR7+
Células B totales CD19+
Células B maduras CD19+CD20+
Células B con clonalidad Kappa CD19+Ig Kappa+
Células B con clonalidad Lambda CD19+Ig Lambda+
Células B1 CD19+CD5+
Células B memoria CD19+CD27+
Células B activadas CD19+CD23+ o CD19+CD38+
Células NK totales CD16+CD56+
Células NK inmaduras CD56++brillanteCD16-/+débil
Células NK maduras CD56-/+débilCD16++
Células NK activadas CD16+CD11b+ o CD16+HLADR+
Pacientes y métodos
57
4.5.1. Estudio automatizado de poblaciones linfocitarias
4.5.1.1 Procesamiento de las muestras
La preparación de las muestras y la dispensación de los AcMos se realizó
mediante el preparador automático Sample Prep Assistant II (Becton Dickinson, San
Jose, CA, USA). En función del periodo del estudio se utilizó el reactivo BD Multitest
(desde 1998 hasta 2012) y BD Multitest 6-color TBNK (hasta 2014) (Becton Dickinson,
San Jose, CA, USA). Estos reactivos consisten en una mezcla de AcMos para la
identificación de las diferentes poblaciones linfocitarias. El marcaje de la sangre
periférica se realizó en una plataforma única empleando tubos TruCount que contienen
un número conocido de microesferas liofilizadas que permite al equipo calcular el
número absoluto de las células linfocitarias.
número'de'eventos'de'interés'
número'de'microesferas'en'el'tubo'
número'de'microesferas'del'lote'
μL'muestra'
La técnica automatizada consistió en marcar 50 µL de sangre periférica con 20
µL del reactivo que contiene una combinación de AcMos conjugados con los
fluorocromos isotiocianato de fluoresceína (FITC), ficoeritrina (PE), proteína peridinín
clorofila (PerCP) y aloficocianina (APC) en el caso de combinaciones de 4 AcMos; en
las combinaciones de 6 AcMos se sustituyó PerCP por proteína peridinín clorofila con
cianina 5.5 en tándem (PerCPCy5.5) y se añadieron ficoeritrina con cianina 7 en
tándem (PECy7) y aloficocianina con cianina 7 (APCCy7).
El reactivo BD Multitest incluía dos combinaciones de AcMos en dos tubos
TruCount por separado. El primer tubo con una mezcla de CD3-FITC, CD8-PE, CD45-
PerCP y CD4-APC; el segundo incluía CD3-FITC, CD16/CD56-PE, CD45-PerCP y
CD19-APC (Tabla 4.2).
Pacientes y métodos
58
Tabla 4.2. Estudio de poblaciones linfocitarias con el reactivo BD Multitest.
Tubo FLC FITC PE PerCP APC
1 AcMo CD3 CD8 CD45 CD4
clon SK3 SK7 SK1 2D1
2 AcMo CD3 CD16/CD56 CD45 CD19
clon SJ25C1 SK7/NCAM 16 B73.1 2D1
FLC: fluorocromo; AcMo: anticuerpo monoclonal; FITC: isotiocianato de fluoresceína;
PE: ficoeritrina; PerCP: proteína peridinín clorofila; APC: aloficocianina
El reactivo BD Multitest 6-color TBNK consistía en una sola combinación de 6
AcMos con CD3-FITC, CD16/CD56-PE, CD45-PerCPCy5.5, CD4-PECy7, CD19-APC
y CD8-APCCy7 en un único tubo TruCount (Tabla 4.3).
Tabla 4.3. Estudio de poblaciones linfocitarias con el reactivo BD Multitest 6-color TBNK.
FLC FITC PE PerCPCy5.5 PECy7 APC APCH7
AcMo CD3 CD16/CD56 CD45 CD4 CD19 CD8
clon SK7 B73.1/NCAM16.2 2D1 (HLe-1) SK3 SJ25C1 SK1
FLC: fluorocromo; AcMo: anticuerpo monoclonal; FITC: isotiocianato de fluoresceína; PE: ficoeritrina;
PerCPCy5.5: proteína peridinín clorofila con cianina 5.5 en tándem; ficoeritrina con cianina 7 en
tándem; APC: aloficocianina; APCCy7: aloficocianina con cianina 7
La incubación con los AcMos se realizó durante 15 minutos en oscuridad y a
temperatura ambiente (TA). A continuación, los hematíes se lisaron con 450 µL de
solución FACSLysing (Becton Dickinson, San Jose, CA, USA) durante 15 minutos en
las mismas condiciones. Tras este paso la muestra se transfirió al citómetro de flujo
para su adquisición y análisis.
Pacientes y métodos
59
4.5.1.2 Adquisición de las muestras
Las muestras fueron adquiridas inicialmente en un citómetro de flujo
FACSCalibur (1997-2012) mediante el programa BD Multiset y en un FACSCanto-II
(2012-2014) con el programa BD FACSCanto versión 2.4 (Becton Dickinson, San
Jose, CA, USA) en el periodo final del estudio. El número de leucocitos adquiridos en
cada muestra lo establecen de forma automática los programas de adquisición con el
fin de asegurar un número adecuado de células para el análisis de la población
linfoide.
4.5.1.3 Análisis de las muestras
El análisis de los datos de citometría de las poblaciones linfocitarias marcadas
con combinaciones de 4 AcMos se realizó en el citómetro FACSCalibur mediante el
programa BD Multiset (Becton Dickinson, San Jose, CA, USA) que realiza un análisis
automatizado de las poblaciones linfocitarias, siendo necesario en algunos casos un
reajuste manual de las regiones de selección. Para el análisis automático del primer
tubo, el programa selecciona la región de los linfocitos en un diagrama de CD45 vs
SSC y representa estas células en los gráficos de CD3 vs CD8, CD3 vs SSC y CD8 vs
CD4 identificando a los linfocitos T, T colaboradores y T citotóxicos. En el segundo
tubo, el programa selecciona nuevamente la región de los linfocitos en CD45 vs SSC y
los representa en los diagramas de CD3 vs CD16/CD56, CD3 vs SSC y CD16/CD56
vs CD19 para identificar a los linfocitos T, los linfocitos B y las células NK.
El análisis de los datos de citometría de las poblaciones linfocitarias marcadas
con combinaciones de 6 AcMos se realizó de forma similar mediante el programa
clínico FACSCanto versión 2.4 (Becton Dickinson, San Jose, CA, USA), que realiza un
análisis automatizado de las poblaciones linfocitarias, siendo necesario en algunos
casos un reajuste manual de las regiones de selección. La suma de las principales
poblaciones linfocitarias (T, B y NK) o linfosuma, tiene un valor establecido de 100 +/-
5.
El análisis automatizado realizado por el programa se muestra en la Figura 4.1.
Las células y las microesferas se representan en un diagrama de puntos de CD45 vs
SSC, en el que se seleccionan los leucocitos y se eliminan las partículas inespecíficas
de la muestra. Para la identificación de los linfocitos se utiliza la expresión intensa de
CD45. Las células B se individualizan en un diagrama de puntos de CD19 vs SSC,
mientras que un diagrama de CD3 vs SSC permite la discriminación de los linfocitos T
del resto de células linfocitarias. Por último, las células T CD4+ y CD8+ se identifican en
Pacientes y métodos
60
un diagrama con CD4 vs CD8 y los linfocitos B y las células NK en otro de CD19 vs
CD16/CD56. La enumeración de las microesferas se realiza utilizando el diagrama de
CD19 vs SSC.
Figura 4.1. Análisis automático de poblaciones linfocitarias en sangre periférica utilizando el
programa de análisis FACSCanto versión 2.4 en un citómetro de flujo FACSCanto-II.
Los resultados se obtuvieron tanto en porcentaje como en números absolutos
(células/µL). Los rangos de normalidad para cada una de las poblaciones linfocitarias
determinadas utilizando los kits comerciales de Becton Dickinson se establecieron
utilizando los valores de referencia proporcionados por el fabricante (Tabla 4.4).
Tabla 4.4. Valores de referencia de las poblaciones linfocitarias usando el reactivo BD Multitest
6-color TBNK.
Población linfocitaria Media (%) Rango (95%) Media
(cels/µL)
Rango (95%)
(cels/µL)
CD3+ totales 71,1 49,1 – 83,6 1.705 603-2.990
CD3+CD4+ 46,4 28,2 – 62,8 1.106 441-2.156
CD3+CD8+ 24 10,2 – 40,1 583 125-1.312
CD19+ 14,9 6,5 – 27,0 354 107-698
CD16+CD56+ 11,7 4,2 – 25,2 266 95-640
Pacientes y métodos
61
4.5.2. Estudio manual de poblaciones linfocitarias
4.5.2.1 Procesamiento de las muestras
El procesamiento de las muestras se realizó utilizando paneles con
combinaciones de 5 a 6 AcMos conjugados con fluorocromos para los siguientes
antígenos de superficie: CD3, CD4, CD5, CD10, CD16, CD20, CD23, CD27, CD38,
CD45, CD45RO, CD45RA, CD56, CCR7, HLADR, Ig Kappa, Ig Lambda (Becton
Dickinson, San Jose, CA, USA). CD3, CD8, CD20 (Cytognos, Salamanca, ES). CD8,
CD11b, CD19 (Immunotech, Marseille, FR) que se incluyeron en diferentes tubos
(Tabla 4.5).
Brevemente, la técnica consistió en una primera incubación de 15 minutos de
las células con los AcMos en oscuridad a TA y la lisis de los hematíes durante 10
minutos con la solución QuickLysis (Cytognos, Salamanca, ES) para a continuación
realizar la adquisición de las células en el citómetro de flujo.
Pacientes y métodos
62
Tabla 4.5. Panel de estudio de los subtipos linfocitarios mediante CFM según el momento
de estudio (meses postrasplante).
Meses FLC FITC PE PerCPCy5.5 PECy7 APC APCH7
3,6,12,18,24,36 AcMo CD8 CD56 CD45 CD4 CD3 CD16
Clon UCH-T4 MY31 2D1 SK3 SK7 3G8
3,6,12,24,36 AcMo Ig Kappa Ig Lambda CD20 CD19 CD10 CD45
Clon TB28-2 1-155-2 L27 J3-119 HI10A 2D1
12,18,24,36 AcMo CD20 CD27 CD45 CD19 CD5 CD10
Clon 2H7 L128 2D1 J3-119 L17F12 HI10A
12,18,24,36 AcMo CD20 CD23 CD38 CD19 CD10 CD45
Clon 2H7 EBVCS-5 HIT2 J3-119 HI10a 2D1
12,18,24,36 AcMo CD8 CD4 CD3 CD45RO CD45RA CD45
Clon UCH-T4 SK3 SK7 UCHL1 HI100 2D1
12,18,24,36 AcMo CD8 CCR7 - CD4 CD3 CD45
Clon UCH-T4 150503 - SK3 SK7 2D1
3,12,18,24,36 AcMo CD11b CD3 HLADR CD8 CD45 CD16
Clon Bear-1 33-2A3 L243 SFCI21Thy2D3 2D1 3G8
FLC: fluorocromo; AcMo: anticuerpo monoclonal, FITC: isotiocianato de fluoresceína, PE: ficoeritrina,
PerCPCy5.5: proteína peridinín clorofila con cianina 5.5 en tándem, PECy7: ficoeritrina con cianina 7 en tándem,
APC: aloficocianina, APCH7: aloficocianina con cianina H7 en tándem.
4.5.2.2 Adquisición de las células
Para asegurar un número suficiente de células para el posterior análisis de
cada subpoblación, se adquirieron a través de una región en el diagrama de FSC vs
SSC un mínimo de 50.000 y un máximo de 100.000 leucocitos en un citómetro de flujo
FACSCanto-II (Becton Dickinson, San Jose, CA, USA).
Pacientes y métodos
63
4.5.2.3 Análisis de las poblaciones
El análisis de los datos de citometría de los diferentes subtipos linfocitarios se
realizó de forma manual utilizando el programa Infinicyt 1.7 (Cytognos, Salamanca,
ES). Los resultados fueron consensuados por dos citometristas.
Los resultados se obtuvieron en porcentaje sobre cada una de las poblaciones
linfoides (T, B o NK). El cálculo absoluto (células/µL) de cada uno de los subtipos
linfocitarios se determinó utilizando la cifra absoluta de linfocitos (calculada de forma
automática por el citómetro de flujo en el estudio de poblaciones linfocitarias) mediante
la siguiente fórmula:
número'de'eventos'de'interés'
número'de'microesferas'en'el'tubo'
número'de'microesferas'del'lote'
μL'muestra'
Porcentaje'sub8po'linfocitario'linfocitos'
μL'�' �' 100'
El análisis manual de los ficheros de CFM se realizó mediante el programa
Infinicyt (Cytognos, Salamanca, ES) utilizando diagramas de puntos biparamétricos.
Se diseñó un perfil de análisis que incluía un diagrama de puntos de FSC vs SSC y
cada una de las fluorescencias empleadas frente a SSC.
Una población celular se identificó como positiva cuando se expresaban los
antígenos utilizados para su identificación y se adelantaba en el eje de ordenadas con
respecto al resto de las poblaciones de células negativas en la muestra. El análisis se
inició eliminando las partículas inespecíficas con bajo FSC vs SSC y ausencia de
expresión de CD45. A continuación, las diferentes subpoblaciones celulares se
identificaron en el área positiva en el diagrama biparamétrico donde se representó el
AcMo que las caracteriza. De este modo, los linfocitos T, B y las células NK se
seleccionaron mediante la expresión de CD3+, CD19+ y CD16+/CD56+/CD3-,
respectivamente, con una expresión de CD45++ (Figura 4.2). Los linfocitos T
colaboradores (CD4+CD8-) y citotóxicos (CD4-CD8+) se individualizaron mediante la
valoración de la expresión de CD4 y CD8. Los AcMos CD45RA y CD45RO permitieron
caracterizar a los linfocitos T vírgenes y memoria, respectivamente. La expresión de
CD3+CD8+HLADR+ identificó a los linfocitos T activados y CCR7 a los linfocitos T con
capacidad migratoria.
Los linfocitos B maduros (Figura 4.3) son CD20 positivos y pueden presentar
clonalidad para las cadenas ligeras kappa o lambda. La subpoblación de linfocitos B1
se individualizó mediante la expresión de CD19+CD5+. La detección de CD19 y CD27
identificó a una subpoblación de linfocitos B de memoria. Los linfocitos B activados se
Pacientes y métodos
64
identificaron como CD19+CD23+ y los linfocitos B activados con función de adhesión y
migración como CD19+CD38+.
Los diferentes estadios madurativos de las células NK se caracterizaron
mediante la expresión de CD56 y CD16 (Figura 4.4). Las células NK de sangre
periférica inmaduras presentan una elevada expresión de CD56 y una débil expresión
de CD16. El aumento de la expresión de CD16 junto con la pérdida de CD56 permitió
identificar a las células NK maduras. Estas últimas células expresan CD11b+ cuando
no han recibido activación antigénica y HLADR+ cuando se encuentran activadas.
ANÁLISIS'RECONSTITUCIÓN'INMUNOLÓGICA'EN'PACIENTE'TSCU'M3,'M6,'M12'
LINFOCITOS'T'MES'3'
LINFOCITOS'T'MES'6'
LINFOCITOS'T'MES'12'
B'A'
D'
C'
G'
F'E'
I'H'
Figura 4.2. Estrategia de análisis manual de la reconstitución de los
linfocitos T en un paciente a los 3, 6 y 12 meses pos-TSCU. A, D y G:
diagramas de FSC vs SSC que muestran los linfocitos T totales
(naranja), los subtipos CD4 (rosa) y CD8 (morado). B, E y H:
diagramas de CD3 vs SSC que muestran los linfocitos T CD3+. C, F e
I: diagramas de CD4 vs CD8 que muestran los linfocitos T
colaboradores CD4+ (rosa) y citotóxicos CD8+ (morado).
Pacientes y métodos
65
ANÁLISIS'RECONSTITUCIÓN'INMUNOLÓGICA'EN'PACIENTE'TSCU'
LINFOCITOS'B'MES'3'
LINFOCITOS'B'MES'6'
LINFOCITOS'B'MES'12'
B'A'
C' D'
E' F'
Figura 4.3. Estrategia de análisis manual de la
reconstitución de los linfocitos B en un paciente a
los 3, 6 y 12 meses pos-TSCU. A, C y E:
diagramas de FSC vs SSC que muestran los
linfocitos B totales (morado). B, D y F: diagramas
de CD19 vs SSC que muestran los linfocitos B
CD19+.
Pacientes y métodos
66
ANÁLISIS'RECONSTITUCIÓN'INMUNOLÓGICA'EN'PACIENTE'TSCU'M3,'M6,'M12'
CÉLULAS'NK'MES'3'
CÉLULAS'NK'MES'6'
CÉLULAS'NK'MES'12'
B'A'
D'
C'
G'
F'E'
I'H'
Figura 4.4. Estrategia de análisis manual de la reconstitución de
las células NK en un paciente a los 3, 6 y 12 meses pos-TSCU.
A, D y G: diagramas de FSC vs SSC que muestran las células
NK (color). B, E, H, C, F e I: diagramas de CD16 vs SSC y CD56
vs SSC que muestran la distinta expresión de CD16+ y CD56+ en
las células NK (maduras en verde claro, intermedias en verde
oscuro e inmaduras en turquesa).
4.6. Recuento de células progenitoras hematopoyéticas por citometría de flujo
El recuento de CPH de las unidades de SCU se realizó en el Centro de
Transfusiones de la Comunidad Valenciana utilizando un kit comercial con los AcMos
CD45-FITC, CD34-PE y el marcador de viabilidad 7-aminoactinomicina D (7-AAD) en
un citómetro FACSCanto-II (Becton Dickinson, San Jose, CA, USA) siguiendo las
recomendaciones de la International Society for Hematotherapy and Graft Engineering
(ISHAGE) (Sutherland et al, 1996), (Sutherland et al, 2003), (Thiago & Sutherland,
2015).
Pacientes y métodos
67
4.7. Indicación del tipo y las características del TSCU
La indicación definitiva del tipo y las características del TPH, incluyendo la
fuente de progenitores hematopoyéticos y el tratamiento de acondicionamiento se
decidieron en una sesión específica semanal en la que participan los hematólogos del
Servicio de Hematología y Hemoterapia del Hospital Universitario y Politécnico La Fe.
En esta sesión se describen de forma pormenorizada las circunstancias particulares
de cada paciente que justifican la indicación de un TPH y se presenta la información
acerca de los potenciales donantes y la urgencia requerida para la realización del
procedimiento. Finalmente se toma una decisión teniendo en cuenta los criterios del
equipo de facultativos (Sanz, 2012).
4.8. Regímenes de acondicionamiento
El régimen de acondicionamiento mieloablativo tiene como objetivo eliminar las
células malignas, provocar una inmunosupresión que permita el injerto funcional y
permanente de las células trasplantadas y producir una aceptable MRT (Carreras et al,
2010). Los tratamientos de acondicionamiento que se emplearon durante el periodo de
estudio se muestran en la Figura 4.5 (Sanz, 2012). Junto con los fármacos
quimioterápicos se administraron sustancias inmunosupresoras como
antitimoglobulina (ATG), ciclosporina A (CSA), prednisona (corticoide) o micofenolato
mofetil (MFM). La combinación de CSA con prednisona o MFM se utilizó para prevenir
la EICH. A los pacientes que desarrollaron EICH se les administraron altas dosis de
corticoides.
Pacientes y métodos
68
Regímenes de Acondicionamiento 1997 - 2005
1997-2002
Tiotepa 5 mg/kg/día
Busulfan VO 1 mg/kg/6h
Ciclofosfamida 60 mg/kg/día
ATG Caballo
-7 -6 -5 -4 -3 -2 -1 0 -9 -8 CSA + Prednisona
2002
Tiotepa 5 mg/kg/día
Busulfan VO 1 mg/kg/6h
Ciclofosfamida 60 mg/kg/día
ATG Conejo 2 mg/kg/día
-7 -6 -5 -4 -3 -2 -1 0 -9 -8 CSA + Prednisona
Tiotepa 5 mg/kg/día
Busulfan IV 0,8 mg/kg/6h
Ciclofosfamida 60 mg/kg/día
2003-2005 ATG Conejo 2 mg/kg/día
-7 -6 -5 -4 -3 -2 -1 0 -9 -8 CSA + Prednisona
Regímenes de Acondicionamiento 2005 - 2008
2005-2007 (GETH 2005)
-7 -6 -5 -4 -3 -2 -1 0
Tiotepa 5 mg/kg/día
Busulfan IV 3,2 mg/kg/día Fludarabina 50 mg/m2/día
ATG Conejo 2 mg/kg/día CSA + Prednisona
2007-2008 (GETH 2007)
-7 -6 -5 -4 -3 -2 -1 0
Tiotepa 5 mg/kg/día
Busulfan IV 3,2 mg/kg/día Fludarabina 50 mg/m2/día
ATG Conejo 2 mg/kg/día CSA + MMF
2009-Actualidad (GETH 2009)
-7 -6 -5 -4 -3 -2 -1 0
Tiotepa 5 mg/kg/día
Busulfan IV 3,2 mg/kg/día Fludarabina 50 mg/m2/día
ATG Conejo 2 mg/kg/día CSA + Pred (+14-+28)
Figura 4.5. Esquema de los diferentes regímenes de acondicionamiento usados en el Hospital
Universitario La Fe. Tomado con permiso de J. Sanz. ATG: antitimoglobulina; CSA: ciclosporina
A; GETH: Grupo Español de Trasplante Hematopoyético; IV: intravenosa; MFM: micofenolato
mofetilo; Pred: prednisona; VO: vía oral.
Pacientes y métodos
69
4.9. Manejo clínico de la EICH
La profilaxis de la EICH se realizó administrando CSA. Hasta el año 2007, la
CSA se combinó con prednisona (Sanz et al, 2001). A partir del año 2007 se sustituyó
la prednisona por MFM. Posteriormente en el año 2009 se sustituyó el MFM por una
pauta corta de corticoides. Los pacientes que desarrollaron EICH aguda recibieron
tratamiento de primera línea con metilprednisolona. Los pacientes que desarrollaron
EICH crónica fueron tratados con prednisona (Moscardó et al, 2014). La descripción
detallada de los tratamientos de profilaxis está fuera de los objetivos de este trabajo.
4.10. Cuidados de soporte
Los pacientes que fueron trasplantados se hospitalizaron en habitaciones
individuales dotadas con aire a presión positiva y filtros HEPA (high-efficiency
particulate air) en régimen de aislamiento invertido. Se administró G-CSF tras el TSCU
hasta que se produjo la recuperación de las cifras de neutrófilos, al mismo tiempo que
los pacientes recibieron profilaxis antibacteriana. Durante 6 meses pos-TSCU o
durante el tratamiento con corticoides todos los pacientes siguieron una profilaxis
antifúngica. En caso de fiebre de >38ºC o infección se les suministró a los pacientes
empíricamente antibióticos de amplio espectro. El seguimiento de los enfermos se
realizó al menos semanalmente hasta el día +100, una vez al mes hasta el día +365 y
anualmente a partir de este momento. Además se tomaron otras medidas preventivas
y terapéuticas que actualmente se utilizan en los pacientes con TSCU como medidas
de profilaxis y monitorización de las infecciones bacterianas, fúngicas y virales,
tratamiento de las infecciones y otras medidas de soporte. Su descripción detallada
está fuera de los objetivos de este trabajo.
4.11. Definiciones
4.11.1. Injerto mieloide
Se definió como un recuento absoluto de neutrófilos (RAN) igual o superior a
0,5 x 109/L en 3 días consecutivos. El tiempo para el injerto mieloide se midió teniendo
en cuenta el tiempo requerido para alcanzar el primer día del injerto mieloide.
Pacientes y métodos
70
4.11.2. Injerto plaquetar
Se definió como un recuento absoluto de plaquetas igual o superior a 20 x
109/L sin requerir soporte de transfusiones en 7 días consecutivos. El tiempo para el
injerto plaquetar se midió teniendo en cuenta el tiempo requerido para alcanzar primer
día del injerto plaquetar.
4.11.3. Fallo de injerto
Se definió como fallo primario de injerto a la ausencia de injerto mieloide en los
pacientes que sobrevivieron al menos 28 días después del trasplante. El fallo
secundario de injerto se definió como la pérdida de un injerto.
4.11.4. Enfermedad injerto-contra-huésped aguda y crónica
Para la definición y la gradación de la EICH aguda y crónica se tuvieron en
cuenta los criterios estándar (Glucksberg et al, 1974), (Przepiorka et al, 1995),
(Shulman et al, 1980).
4.12. Clasificación del estado de la enfermedad al TSCU
El estado de la enfermedad en el momento del TSCU se clasificó en tres
estadios (Sanz et al, 2013):
§ Estadio precoz: pacientes con leucemia aguda, linfoma o síndrome
mielodisplásico (SMD) en primera remisión completa, leucemia mieloide
crónica (LMC) en primera fase crónica y anemia refractaria no tratada.
§ Estadio intermedio: pacientes con leucemia aguda, linfoma o SMD en
segunda o superior remisión completa, LMC en segunda fase crónica o
fase acelerada.
§ Estadio avanzado: leucemia aguda y linfoma refractario o en recaída,
LMC en crisis blástica y anemia refractaria con exceso de blastos no
tratada.
4.13. Recolección, almacenamiento y gestión de los datos
Los datos de CFM se obtuvieron en archivos en formato *fcs y se almacenaron
en los ordenadores de los citómetros. Se guardó una copia de seguridad de los
Pacientes y métodos
71
mismos en discos duros externos y en el servidor del Laboratorio de Citometría de
Flujo del Hospital Universitario y Politécnico La Fe. Desde 1997 hasta 2011, los
resultados de los estudios de poblaciones linfocitarias se recogieron tanto en una base
de datos diseñada para tal propósito como en una base de datos de Microsoft Access
(Microsoft Office®). A partir de 2011 se introdujeron en la base de datos de laboratorio
del Hospital (Gestlab, Indra). Los resultados del análisis manual de los ficheros de
citometría se recogieron en la base de datos de laboratorio del Hospital (Gestlab,
Indra), así como en un formulario de Microsoft Access (Microsoft Office®) concebido
para ello.
La información de los hemogramas se recogió en una base de datos del
laboratorio de morfología del Hospital y posteriormente se almacenaron en soporte
informático hasta 2011. Los resultados de bioquímica y serología se registraron en la
base de datos de los laboratorios del Hospital (Intralab). A partir de 2011 todos los
resultados de estas pruebas se incluyeron en la base de datos de laboratorio (Gestlab,
Indra). Los resultados siempre se incorporaron en la historia clínica de los pacientes.
Los datos acerca de la modalidad de trasplante, los detalles sobre tratamientos,
complicaciones infecciosas, EICH y la evolución se almacenaron en diferentes bases
de datos de Microsoft Access (Microsoft Office®) del Servicio de Hematología del
Hospital Universitario y Politécnico La Fe. Estos datos se actualizaron periódicamente.
Los datos para la elaboración de esta tesis se seleccionaron mediante varias
consultas SQL y se exportaron a hojas de cálculo de Microsoft Excel (Microsoft
Office®) que se utilizaron para el posterior análisis estadístico de los datos.
4.14. Análisis estadístico
En primer lugar se realizó un análisis estadístico descriptivo de la serie. Los
resultados se expresaron como porcentajes en las variables categóricas y como
medianas (extremos) para las variables continuas. El estudio de la comparación de la
distribución de las variables en los distintos subgrupos de pacientes se realizó para
variables continuas mediante el test no paramétrico de la U de Mann-Whitney o el test
de la t de student, de acuerdo a la normalidad de la distribución. Para variables
categóricas se utilizó el test de chi-cuadrado de Pearson, con la corrección de Yates
cuando ésta fue necesaria. Todos los valores de p fueron calculados usando “tests de
dos colas”.
El análisis estadístico se realizó usando R versión 3.2.1 (undefined author),
empleando los paquetes markdown 0.7.7, car 2.1-0, tableone 0.7.1, prodlim 1.5.1,
Pacientes y métodos
72
survival 2.38-3 y cmprsk 2.2-7. Las gráficas de las poblaciones y los subtipos
linfocitarios se realizaron utilizando el paquete ggplot2 1.0.1, representando las medias
con el error estándar. Se consideró significativo un valor de p<0,05. En las variables
estudiadas que mostraron significación estadística se analizaron las diferencias entre
los meses 12 y 3 y la pendiente (de cada paciente) a los 3, 6 y 12 meses para las
poblaciones linfocitarias.
Las variables consideradas para el análisis de factores pronóstico de
reconstitución inmunológica fueron: edad, sexo, diagnóstico, fase de la enfermedad,
alo-TPH previo, serología CMV del receptor, compatibilidad HLA donante-receptor,
sexo donante-receptor, características relacionadas con la celularidad de las unidades
de SCU en el momento de la infusión (CNT, CD34+, CFU-GM, linfocitos absolutos,
linfocitos T CD3+, CD4+, CD8+, linfocitos B CD19+ y células NK CD16+CD56+), régimen
de acondicionamiento mieloablativo y profilaxis de la EICH. Cuando las variables
continuas fueron categorizadas se utilizó la mediana y primer y tercer cuartil como
puntos de corte.
La probabilidad de MRT se calculó mediante el método de incidencia
acumulada (riesgo competitivo) (Gooley et al, 1999), (Fine & Gray, 1999). Se
consideró evento competitivo la recaída. El análisis actuarial de supervivencia se hizo
mediante el método Kaplan-Meier (Kaplan & Meier, 1958) y para comparaciones las
pruebas del log-rank (Mantel, 1966). La supervivencia global (SG) se calculó desde la
fecha del TPH y la recaída o muerte en remisión completa fueron considerados
eventos no censurados, cualquiera que ocurriese primero. El seguimiento de los
pacientes para este estudio fue actualizado el 1 de octubre de 2015.
5. RESULTADOS
Resultados
75
5.1. Serie global
5.1.1. Características de los pacientes
Las características de la serie analizada de 221 pacientes adultos que
recibieron un TSCU de DNE en el Hospital Universitario y Politécnico La Fe desde
mayo de 1997 a noviembre de 2014 se muestran en la Tabla 5.1.
Tabla 5.1. Características de los pacientes sometidos a TSCU mieloablativo*
* Los porcentajes pueden no sumar 100 debido al redondeo. TSCU: trasplante de sangre de cordón umbilical; CMV: citomegalovirus.
Número de pacientes (N) 221
Edad, años Mediana 35 Extremos 15-55 Grupos de edad, n (%) 15 – 20 27 (12) 21 – 30 63 (29) 31 – 40 63 (29) 41 – 50 51 (23) > 50 17 (8) Sexo, n (%) Hombre 132 (60) Mujer 89 (40) Peso, kg Mediana 71 Extremos 37-144 Fase de la enfermedad al TSCU, n (%) Precoz 124 (56) Intermedio 52 (24) Avanzado 45 (20) Diagnóstico Leucemia mieloblástica aguda (LMA) 85 (38) Leucemia linfoblástica aguda (LLA) 85 (38) Leucemia mieloide crónica (LMC) 18 (8) Síndrome mielodisplásico (SMD) 12 (5) Síndrome linfoproliferativo crónico (SLPC) o linfoma 18 (8) Síndrome mieloproliferativo crónico (SMPC) 1 (<1) Otros 2 (<1) Trasplante autólogo previo, n (%) 18 (8) Estado serológico del receptor a CMV, n (%) Positivo 171 (77) Negativo 50 (23)
Resultados
76
La mediana de edad de los pacientes trasplantados fue 35 años (extremos, 15-
55), de los que 132 (60%) fueron hombres. La distribución por enfermedades y el
estadio en el momento del trasplante se muestran en la Figura 5.1 y la Figura 5.2,
respectivamente. En 18 pacientes el TSCU se realizó tras recaída de la enfermedad
después de un TPH autólogo. La mediana de seguimiento de los pacientes vivos en el
momento del presente análisis fue 66 meses (extremos, 7-180).
Figura 5.1. Distribución por enfermedades de los pacientes sometidos a TSCU. LMA:
leucemia mieloblástica aguda; LLA: leucemia linfoblástica aguda; LMC: leucemia
mieloide crónica; SMD: síndrome mielodisplásico; SLPC: síndrome linfoproliferativo
crónico; SMPC: síndrome mieloproliferativo crónico.
Precoz
Intermedio
Avanzado
N=124 (56%)
N=45 (20%)
N=52 (24%)
Figura 5.2. Distribución del estadio de la enfermedad en el momento del TSCU.
Resultados
77
5.1.2. Características de las unidades de SCU y del procedimiento del trasplante
La procedencia de las unidades de SCU se muestra en la Tabla 5.2. Las
unidades de SCU utilizadas se obtuvieron preferentemente de los bancos de
Barcelona (33%) y New York (12%). En la Tabla 5.3 se recogen los datos relativos al
grado de compatibilidad HLA e incompatibilidad ABO y emparejamientos por sexo
entre donante y receptor.
Tabla 5.2. Procedencia de las unidades de SCU*
País N (%)
España 101 (46) Barcelona 74 (33) Valencia 11 (5) Madrid 7 (3) Otros 9 (4) Estados Unidos 56 (25) New York 26 (12) Saint Louis 12 (5) Detroit 1 (<1) Denver 1 (<1) Otros 16 (7) Francia 20 (9) Australia 15 (7) Alemania 10 (5) Dusseldorf 10 (5) Italia 9 (4) Milán 6 (3) Otros 3 (1) Bélgica 8 (4) Reino Unido 1 (<1) Suiza 1 (<1)
* Los porcentajes pueden no sumar 100 debido al redondeo.
Resultados
78
Tabla 5.3. Grados de compatibilidad y emparejamientos por sexo entre donante y receptor
Grado de compatibilidad HLA, N (%) 6 de 6 10 (5) 5 de 6 51 (23) 4 de 6 158 (72) 3 de 6 2 (1) Grado de incompatibilidad ABO, N (%) Mayor 58 (26) Menor 58 (26) Ninguna 105 (48) Emparejamiento por sexo donante – receptor, N (%) Hombre – Hombre 69 (31) Hombre – Mujer 38 (17) Mujer – Hombre 63 (28) Mujer – Mujer 51 (23)
Las características de las unidades de SCU, los regímenes de
acondicionamiento empleados y el tratamiento de profilaxis utilizado para la EICH se
detallan en la Tabla 5.4. El tiempo de almacenamiento y las dosis celulares de las
unidades de SCU empleadas para los trasplantes se resumen en la Tabla 5.5.
Tabla 5.4. Características de las unidades de SCU, regímenes de acondicionamiento y de
profilaxis de la EICH.
Año del trasplante, n (%) 1997 – 2000 12 (5) 2001 – 2005 45 (20) 2006 – 2010 97 (44) 2011 – 2014 67 (30) Régimen de acondicionamiento, n (%) Tiotepa + Busulfan + Ciclofosfamida 50 (23) Tiotepa + Busulfan + Fludarabina 171 (77) Profilaxis de la EICH n (%) Ciclosporina A + Prednisona (Largo) 101 (46) Ciclosporina A + Prednisona (Corto) 58 (26) Ciclosporina A + Mofetil micofenolato 62 (28)
EICH: enfermedad injerto contra huésped
Resultados
79
Tabla 5.5. Tiempo de almacenamiento y dosis celulares de las unidades de SCU
Tiempo de almacenamiento de la unidad de SCU, meses Mediana 29 Extremos 2-212 Viabilidad celular Mediana 70,5 Extremos 35-99 Número de células nucleadas antes de la congelación, × 107/kg* Mediana 3,0 Extremos 1,4-7 Número de células nucleadas infundidas, × 107/kg* Mediana 2,4 Extremos 1-5,6 Número de células CD34+ antes de la congelación, × 105/kg* Mediana 1,7 Extremos 0,1-6,8 Número de células CD34+ infundidas, × 105/kg* Mediana 1,3 Extremos 0,1-21,6 Número de CFU-GM antes de la congelación, × 10 /kg* (n =137) Mediana 2,2 Extremos 0,1-73 Número de CFU-GM infundidas, × 104/kg* (n =156) Mediana 2,6 Extremos 0,1-135
*Células/kg de peso del receptor. CNT: celularidad nucleada total, CFU-GM: unidades formadoras de
colonias granulomonocíticas
5.2. Estudio descriptivo de las poblaciones
5.2.1. Estudio automático de las poblaciones linfocitarias
Las poblaciones linfocitarias que se analizaron mediante el método automático
incluyeron los linfocitos totales, los linfocitos T (CD3+), los T colaboradores
(CD3+CD4+), los T citotóxicos (CD3+CD8+), los linfocitos B (CD19+) y las células NK
(CD16+CD56+). El número de pacientes recogidos en cada periodo de estudio (3, 6,
12, 18, 24 y 36 meses) para cada población, los resultados de media, mediana,
valores mínimo y máximo, así como el primer (Q1) y tercer (Q3) cuartil se expresaron
en valores absolutos (células/µL) (Tabla 5.6, Tabla 5.7, Tabla 5.8, Tabla 5.9, Tabla
5.10, Tabla 5.11). En los gráficos de cada población que acompañan a las tablas
correspondientes se representan las medias en valores absolutos con el error estándar
Resultados
80
para cada momento de estudio (Figura 5.3, Figura 5.4, Figura 5.5, Figura 5.6, Figura
5.7, Figura 5.8).
Tabla 5.6. Valores absolutos de los linfocitos totales de la serie global en los diferentes
momentos de estudio pos-TSCU
Linfocitos totales (células/µL)
Mes Pacientes (N) Media Mediana Mínimo Máximo Q1 Q3
M3 144 641 481 22 6.397 263 732
M6 119 1.111 857 11 4.300 507 1.413
M12 96 1.932 1.682 38 8.886 1.099 2.465
M18 36 2.399 2.163 38 8.736 1.302 3.052
M24 48 2.526 2.393 131 6.926 1.573 3.134
M36 44 2.356 2.077 757 4.782 1.698 2.749
500
1000
1500
2000
2500
M3 M6 M12 M18 M24 M36Momento
Cél
ulas
/µL
Linfocitos totales
Figura 5.3. Medias y error estándar de los linfocitos
totales en cada momento de estudio
El recuento absoluto de linfocitos totales se incrementó de forma muy
pronunciada desde el tercer mes hasta los 18 meses pos-TSCU, estabilizándose a
Resultados
81
partir de ese momento en valores normales alrededor de la media (2.370 células/µL).
El valor de referencia mínimo (1.500 células/µL) se superó en torno a los 9 meses.
Tabla 5.7. Valores absolutos de los linfocitos T (CD3+) de la serie global en los diferentes
momentos de estudio pos-TSCU
Linfocitos T (células/µL)
Mes Pacientes (N) Media Mediana Mínimo Máximo Q1 Q3
M3 143 124 41 0 5.118 0 129
M6 118 302 164 0 2.076 78 402
M12 95 717 588 7 3.416 342 986
M18 36 999 928 9 2.702 481 1.351
M24 47 1.165 928 24 5.847 686 1.344
M36 44 1.310 1.020 93 3.417 317 743
500
1000
M3 M6 M12 M18 M24 M36Momento
Cél
ulas
/µL
Linfocitos T
Figura 5.4. Medias y error estándar de los
linfocitos T (CD3+) en cada momento de estudio
El número absoluto de linfocitos T se recuperó lentamente, superándose el
recuento mínimo (603 células/µL) de esta población alrededor de los 12 meses pos-
Resultados
82
TSCU. A partir de este momento la tendencia fue a seguir incrementándose, pero a
pesar de ello, el recuento a los 36 meses no alcanzó el valor medio de referencia
(1.705 células/µL).
Tabla 5.8. Valores absolutos de los linfocitos T colaboradores (CD3+CD4+) de la serie global en
los diferentes momentos de estudio pos-TSCU
Linfocitos T colaboradores (células/µL)
Mes Pacientes (N) Media Mediana Mínimo Máximo Q1 Q3
M3 143 49 26 0 369 5 69
M6 118 150 109 0 636 43 216
M12 95 319 278 0 1.057 154 432
M18 36 422 415 7 1.054 203 606
M24 47 510 469 6 1.546 322 573
M36 44 622 553 106 1.592 455 673
200
400
600
M3 M6 M12 M18 M24 M36Momento
Cél
ulas
/µL
Linfocitos T colaboradores
Figura 5.5. Medias y error estándar de los
linfocitos T colaboradores (CD3+CD4+) en cada
momento de estudio
Resultados
83
El recuento absoluto de linfocitos T colaboradores (CD4+) alcanzó el valor
mínimo de referencia (441 células/µL) a los 18 meses pos-TSCU y continuó en
aumento. Igual que ocurrió con el número de linfocitos T, tampoco se objetivó un
recuento cercano al valor medio de referencia (1.106 células/µL) a los 36 meses.
Tabla 5.9. Valores absolutos de los linfocitos T citotóxicos (CD3+CD8+) de la serie global en los
diferentes momentos de estudio pos-TSCU
Linfocitos T citotóxicos (células/µL)
Mes Pacientes (N) Media Mediana Mínimo Máximo Q1 Q3
M3 143 73 7 0 4.913 2 24
M6 118 145 36 0 1.436 11 117
M12 95 376 253 0 2.186 125 484
M18 36 539 427 2 2.243 198 744
M24 47 621 418 16 4.911 245 739
M36 44 645 475 93 3.418 317 743
200
400
600
M3 M6 M12 M18 M24 M36Momento
Cél
ulas
/µL
Linfocitos T citotóxicos
Figura 5.6. Medias y error estándar de los
linfocitos T citotóxicos (CD3+CD8+) en cada
momento de estudio
Resultados
84
El recuento de linfocitos T citotóxicos (CD8+) alcanzó el valor medio mínimo
(125 células/µL) a los 6 meses pos-TSCU, y después su número aumentó hasta llegar
a un valor en torno al valor medio de referencia (583 células/µL) a los 18 meses pos-
TSCU. A partir de ese momento, su recuento aumentó más paulatinamente, con una
tendencia a mantenerse ligeramente por encima del valor medio de referencia.
Tabla 5.10. Valores absolutos de los linfocitos B (CD19+) de la serie global en los diferentes
momentos de estudio pos-TSCU
Linfocitos B (células/µL)
Mes Pacientes (N) Media Mediana Mínimo Máximo Q1 Q3
M3 143 226 34 0 2.083 3 300
M6 118 413 253 0 3.397 45 585
M12 95 637 431 0 2.646 257 847
M18 36 871 628 0 4.721 326 1.191
M24 47 894 653 3 4.363 328 1.226
M36 44 655 509 0 2.152 283 867
200
400
600
800
1000
M3 M6 M12 M18 M24 M36Momento
Cél
ulas
/µL
Linfocitos B
Figura 5.7. Medias y error estándar de los
linfocitos B (CD19+) en cada momento de estudio
Resultados
85
El número de linfocitos B aumentó exponencialmente hasta los 18 meses.
Alrededor de los 6 meses el recuento superó el valor medio de referencia (354
células/µL) y en torno a los 12 meses pos-TSCU los valores superaron el valor máximo
de referencia (698 células/µL). Entre los meses 18 y 24 se observó un plateau, para a
continuación producirse un descenso en su número con una tendencia a normalizarse.
Tabla 5.11. Valores absolutos de las células NK (CD16+CD56+) de la serie global en los
diferentes momentos de estudio pos-TSCU
Células NK (células/µL)
Mes Pacientes (N) Media Mediana Mínimo Máximo Q1 Q3
M3 143 284 241 0 1.521 147 355
M6 118 375 279 11 2.295 168 477
M12 95 549 380 20 5.509 251 675
M18 36 490 356 29 4.280 272 496
M24 47 448 368 47 1.430 245 625
M36 44 362 322 40 1.283 240 445
300
400
500
600
M3 M6 M12 M18 M24 M36Momento
Cél
ulas
/µL
Células NK
Figura 5.8. Medias y error estándar de las células NK
(CD16+CD56+) en cada momento de estudio
Resultados
86
El recuento de células NK comenzó su recuperación a partir de los 3 meses
pos-TSCU, superando los valores normales medios (266 células/µL) a partir de ese
momento, y aumentando su recuento absoluto hasta los 12 meses pos-TSCU.
Después su número descendió hasta alcanzar de nuevo valores cercanos a la media,
aunque por encima de ella, a los 36 meses.
5.2.2. Estudio manual de poblaciones linfocitarias
En un subgrupo de 52 pacientes de la serie global se realizaron de forma
paralela estudios manuales de poblaciones linfocitarias para identificar subtipos
celulares minoritarios cuya aparición durante la recuperación inmunológica podría
relacionarse con determinados parámetros clínicos o biológicos. El número de
pacientes recogidos en cada periodo de estudio (3, 6, 12, 18, 24 y 36 meses) para
cada subpoblación, los resultados de media, mediana, valores mínimo y máximo, así
como primer (Q1) y tercer (Q3) cuartil se expresaron en valores absolutos (células/µL).
Entre las subpoblaciones de linfocitos T se incluyeron los linfocitos T vírgenes
(CD3+CD45RA+), memoria (CD3+CD45RO+), linfocitos T activados
(CD3+CD8+HLADR+) y las células T vírgenes memoria central (CD3+CCR7+) (Tabla
5.12, Tabla 5.13, Tabla 5.14, Tabla 5.15).
Tabla 5.12. Valores absolutos de los linfocitos T vírgenes (CD3+CD45RA+) de la serie global en
los diferentes momentos de estudio pos-TSCU
Linfocitos T vírgenes (CD3+CD45RA+) (células/µL)
Mes Pacientes (N) Media Mediana Mínimo Máximo Q1 Q3
M3 0 - - - - - -
M6 0 - - - - - -
M12 19 309 131 0 1.033 35 575
M18 12 458 371 23 1.487 122 673
M24 13 461 264 43 1.939 222 585
M36 8 401 319 169 809 246 556
Resultados
87
Tabla 5.13. Valores absolutos de los linfocitos T memoria (CD3+CD45RO+) de la serie global en
los diferentes momentos de estudio pos-TSCU
Linfocitos T memoria (CD3+CD45RO+) (células/µL)
Mes Pacientes (N) Media Mediana Mínimo Máximo Q1 Q3
M3 0 - - - - - -
M6 0 - - - - - -
M12 19 425 269 87 1.165 167 598
M18 12 609 517 92 1.342 317 766
M24 13 643 445 63 2.197 283 951
M36 8 698 703 498 1.028 608 730
Tabla 5.14. Valores absolutos de los linfocitos T activados (CD3+CD8+HLADR+) de la serie
global en los diferentes momentos de estudio pos-TSCU
Linfocitos T activados (CD3+CD8+HLADR+) (células/µL)
Mes Pacientes (N) Media Mediana Mínimo Máximo Q1 Q3
M3 24 17 2 0 188 1 9
M6 2 18 18 9 27 13 23
M12 19 163 115 6 675 32 229
M18 12 349 77 40 2.406 61 203
M24 13 134 139 17 264 71 217
M36 8 180 175 9 415 28 303
Resultados
88
Tabla 5.15. Valores absolutos de los linfocitos T memoria central (CD3+CCR7+) de la serie
global en los diferentes momentos de estudio pos-TSCU
Linfocitos T memoria centrales (CD3+CCR7+) (células/µL)
Mes Pacientes (N) Media Mediana Mínimo Máximo Q1 Q3
M3 0 - - - - - -
M6 0 - - - - - -
M12 18 158 61 3 545 43 298
M18 12 181 126 0 677 27 238
M24 13 394 362 2 995 211 477
M36 8 365 392 56 779 141 497
En la Figura 5.9 se incluye la representación gráfica de las medias en valores
absolutos con el error estándar de los subtipos linfocitarios T para cada momento de
estudio.
Resultados
89
300
400
500
600
M3 M6 M12 M18 M24 M36Momento
Cél
ulas
/µL
CD3+CD45RA+
400
500
600
700
800
M3 M6 M12 M18 M24 M36Momento
Cél
ulas
/µL
CD3+CD45RO+
0
200
400
M3 M6 M12 M18 M24 M36Momento
Cél
ulas
/µL
CD3+CD8+HLADR+
200
300
400
500
M3 M6 M12 M18 M24 M36Momento
Cél
ulas
/µL
CD3+CCR7+
Subtipos de linfocitos T
Figura 5.9. Medias y error estándar de los subtipos linfocitarios T en cada
momento de estudio que incluye el recuento absoluto en células/µL de linfocitos T
vírgenes (CD3+CD45RA+), memoria (CD3+CD45RO+), activados
(CD3+CD8+HLADR+) y memoria centrales (CD3+CCR7+)
El recuento de linfocitos T vírgenes (CD3+CD45RA+) aumentó entre los 12-18
meses. A continuación se estabilizó su número y descendió a partir de los 24 meses.
El valor absoluto de linfocitos T memoria (CD3+CD45RO+) aumentó entre los 12 y 18
meses para después continuar en aumento de forma más paulatina hasta el mes 36.
Las cifras de linfocitos T activados (CD3+CD8+HLADR+) se mantuvieron en valores en
torno al 0 hasta los 6 meses. A partir de entonces iniciaron su aumento, observándose
un pico a los 18 meses. Después descendieron con una tendencia a mantenerse
estables a partir de los 24 meses. El recuento de linfocitos T con capacidad migratoria
(CD3+CCR7+) se incrementó de forma muy pronunciada a partir de los 18 meses para
estabilizarse alrededor de los 24 meses.
Las subpoblaciones de linfocitos B incluyeron el análisis de los linfocitos B
maduros (CD19+CD20+), los linfocitos con expresión en superficie de las cadenas
ligeras de las inmunoglobulinas (CD19+ Ig Kappa+ y CD19+ Ig Lambda+), los linfocitos
B1 (CD19+CD5+), los linfocitos B memoria (CD19+CD27+) y los linfocitos B activados
Resultados
90
(CD19+CD23+ y CD19+CD38+) (Tabla 5.16, Tabla 5.17, Tabla 5.18, Tabla 5.19, Tabla
5.20, Tabla 5.21, Tabla 5.22).
Tabla 5.16. Valores absolutos de los linfocitos B maduros (CD19+CD20+) de la serie global
en los diferentes momentos de estudio pos-TSCU
Linfocitos B maduros (CD19+CD20+) (células/µL)
Mes Pacientes (N) Media Mediana Mínimo Máximo Q1 Q3
M3 22 341 107 0 1.517 8 388
M6 21 433 375 0 1.768 23 583
M12 18 708 425 0 2.264 176 1.085
M18 7 1.003 784 124 2.009 441 1.612
M24 13 821 652 84 2.764 170 1.100
M36 8 788 734 232 1.597 406 1.038
Tabla 5.17. Valores absolutos de los linfocitos B maduros con clonalidad Ig Kappa (CD19+ Ig
Kappa+) de la serie global en los diferentes momentos de estudio pos-TSCU
Linfocitos B Ig Kappa (CD19+Ig Kappa+) (células/µL)
Mes Pacientes (N) Media Mediana Mínimo Máximo Q1 Q3
M3 18 259 101 3 823 26 327
M6 19 272 244 0 1.096 22 405
M12 17 449 271 0 1.481 183 643
M18 1 403 403 403 403 403 403
M24 13 477 422 47 1.548 98 622
M36 8 452 407 136 878 238 616
Resultados
91
Tabla 5.18. Valores absolutos de los linfocitos B maduros con clonalidad Ig Lambda (CD19+
Ig Lambda+) de la serie global en los diferentes momentos de estudio pos-TSCU
Linfocitos B Ig Lambda (CD19+Ig Lambda+) (células/µL)
Mes Pacientes (N) Media Mediana Mínimo Máximo Q1 Q3
M3 18 158 54 1 698 12 245
M6 19 176 131 0 672 9 265
M12 17 292 162 0 928 86 482
M18 1 208 208 208 208 208 208
M24 13 344 251 37 1.216 73 478
M36 8 337 326 98 718 170 422
Tabla 5.19. Valores absolutos de los linfocitos B1 (CD19+CD5+) de la serie global en los
diferentes momentos de estudio pos-TSCU
Linfocitos B1 (CD19+CD5+) (células/µL)
Mes Pacientes (N) Media Mediana Mínimo Máximo Q1 Q3
M3 1 479 479 479 479 479 479
M6 2 487 487 189 785 338 636
M12 19 216 114 0 812 13 329
M18 10 249 182 14 798 50 309
M24 13 235 221 11 702 41 341
M36 8 225 196 31 562 57 322
Resultados
92
Tabla 5.20. Valores absolutos de los linfocitos B memoria (CD19+CD27+) de la serie global
en los diferentes momentos de estudio pos-TSCU
Linfocitos B memoria (CD19+CD27+) (células/µL)
Mes Pacientes (N) Media Mediana Mínimo Máximo Q1 Q3
M3 1 184 184 184 184 184 184
M6 2 138 138 126 150 132 144
M12 19 58 33 0 224 8 65
M18 10 166 115 6 593 56 231
M24 13 159 68 6 594 67 117
M36 8 134 118 26 259 87 197
Tabla 5.21. Valores absolutos de los linfocitos B activados (CD19+CD23+) de la serie global
en los diferentes momentos de estudio pos-TSCU
Linfocitos B activados (CD19+CD23+) (células/µL)
Mes Pacientes (N) Media Mediana Mínimo Máximo Q1 Q3
M3 0 - - - - - -
M6 0 - - - - - -
M12 19 339 163 0 1.347 55 549
M18 10 441 245 46 1.641 147 548
M24 13 578 430 9 1.907 150 811
M36 8 483 308 138 1.166 221 591
Resultados
93
Tabla 5.22. Valores absolutos de los linfocitos B activados (CD19+CD38+) de la serie global
en los diferentes momentos de estudio pos-TSCU
Linfocitos B activados (CD19+CD38+) (células/µL)
Mes Pacientes (N) Media Mediana Mínimo Máximo Q1 Q3
M3 0 - - - - - -
M6 0 - - - - - -
M12 19 672 435 0 2.200 191 868
M18 10 885 820 124 1.878 385 1.175
M24 13 739 600 81 2.681 164 1.007
M36 8 609 536 232 1.289 364 796
En la Figura 5.10 se incluye la representación gráfica de las medias en valores
absolutos con el error estándar de los subtipos linfocitarios B para cada momento de
estudio.
Resultados
94
250
500
750
1000
1250
M3 M6 M12 M18 M24 M36Momento
Cél
ulas
/µL
CD19+CD20+
200
300
400
500
600
M3 M6 M12 M18 M24 M36Momento
Cél
ulas
/µL
CD19+Ig Kappa+
100
200
300
400
M3 M6 M12 M18 M24 M36Momento
Cél
ulas
/µL
CD19+Ig Lambda+
200
400
600
800
M3 M6 M12 M18 M24 M36Momento
Cél
ulas
/µL
CD19+CD5+
300
400
500
600
700
M3 M6 M12 M18 M24 M36Momento
Cél
ulas
/µL
CD19+CD23+
600
800
1000
M3 M6 M12 M18 M24 M36Momento
Cél
ulas
/µL
CD19+CD38+
50
100
150
200
M3 M6 M12 M18 M24 M36Momento
Cél
ulas
/µL
CD19+CD27+
Subtipos de linfocitos B
Figura 5.10. Medias y error estándar de los subtipos linfocitarios B en
cada momento de estudio que incluye el recuento absoluto en células/µL
de linfocitos B maduros (CD19+CD20+), clonales para Ig Kappa (CD19+ Ig
Kappa+), clonales para Ig Lambda (CD19+ Ig Lambda+), B1 (CD19+CD5+),
activados (CD19+CD23+ y CD19+CD38+) y memoria (CD19+CD27+)
El recuento de linfocitos B maduros CD20+ presentó un pico máximo alrededor
de los 18 meses coincidiendo con el plateau que se observó en la población total de
linfocitos B con valores por encima del máximo. Las cifras absolutas de las cadenas
ligeras Kappa y Lambda de las inmunoglobulinas aumentaron de forma paralela
alrededor de los 12 meses, estabilizándose su expresión a partir de este momento con
un predominio, esperable, de Kappa sobre Lambda. Los valores obtenidos para los
Resultados
95
linfocitos B1 (CD19+CD5+) a los 3 y 6 meses no fueron significativos debido al bajo
número de pacientes estudiados en estos momentos (N=1 y N=2, respectivamente). A
partir de los 12 meses sus valores absolutos se estabilizaron. El recuento de linfocitos
B activados CD19+CD23+ aumentó hasta alcanzar un pico máximo a los 24 meses,
mientras que los CD19+CD38+ presentaron un recuento máximo a los 18 meses. Del
mismo modo que ocurrió con los linfocitos B1 a los 3 y 6 meses, los linfocitos memoria
(CD19+CD27+) no fueron valorables en estos momentos debido a la limitación en el
número de casos estudiados (N=1 y N=2, respectivamente). A partir de los 12 meses y
hasta los 18 meses se produjo un incremento en su número, para posteriormente
estabilizarse con un ligero descenso hasta los 36 meses.
Por último, las células NK se subclasificaron en células NK inmaduras
(CD56++brillanteCD16-/+débil), maduras (CD56-/+débilCD16++) y células NK activadas
(CD16+CD11b+ y CD16+HLADR+) (Tabla 5.23, Tabla 5.24, Tabla 5.25, Tabla 5.26).
Tabla 5.23. Valores absolutos de las células NK inmaduras CD56++brillanteCD16-/+débil de la
serie global en los diferentes momentos de estudio pos-TSCU
Células NK inmaduras (CD56++brillanteCD16-/+débil) (células/µL)
Mes Pacientes (N) Media Mediana Mínimo Máximo Q1 Q3
M3 24 75 55 4 241 26 116
M6 23 53 31 0 229 22 78
M12 19 34 22 3 137 15 48
M18 11 32 31 0 70 20 46
M24 13 20 19 0 42 8 32
M36 8 21 19 0 44 17 25
Resultados
96
Tabla 5.24. Valores absolutos de las células NK maduras CD56-/+débilCD16++ de la serie
global en los diferentes momentos de estudio pos-TSCU
Células NK maduras (CD56-/+débilCD16++) (células/µL)
Mes Pacientes (N) Media Mediana Mínimo Máximo Q1 Q3
M3 24 160 125 30 677 79 189
M6 23 143 114 2 420 51 206
M12 19 535 263 19 5.243 170 377
M18 11 719 180 28 5.416 106 349
M24 13 357 246 63 783 190 456
M36 8 333 264 117 659 237 443
Tabla 5.25. Valores absolutos de las células NK activadas (CD16+CD11b+) de la serie global
en los diferentes momentos de estudio pos-TSCU
Células NK activadas (CD16+CD11b+) (células/µL)
Mes Pacientes (N) Media Mediana Mínimo Máximo Q1 Q3
M3 24 324 245 81 706 169 499
M6 2 428 428 191 665 310 547
M12 19 501 221 70 4.738 165 382
M18 11 409 267 52 2.140 176 355
M24 13 319 318 41 817 231 391
M36 8 324 294 185 467 259 418
Resultados
97
Tabla 5.26. Valores absolutos de las células NK activadas (CD16+HLADR+) de la serie
global en los diferentes momentos de estudio pos-TSCU
Células NK activadas (CD16+HLADR+) (células/µL)
Mes Pacientes (N) Media Mediana Mínimo Máximo Q1 Q3
M3 24 50 36 12 228 27 56
M6 2 51 51 22 81 37 66
M12 19 133 35 6 1.543 26 89
M18 11 108 29 13 856 20 53
M24 13 48 39 7 193 27 49
M36 8 25 18 10 48 16 30
En la Figura 5.11 se incluye la representación gráfica de las medias en valores
absolutos con el error estándar de los subtipos de células NK para cada momento de
estudio.
Resultados
98
30
50
70
90
M3 M6 M12 M18 M24 M36Momento
Cél
ulas
/µL
CD56++CD16-
250
500
750
1000
M3 M6 M12 M18 M24 M36Momento
Cél
ulas
/µL
CD56-CD16++
200
400
600
M3 M6 M12 M18 M24 M36Momento
Cél
ulas
/µL
CD16+CD11b+
50
100
150
200
M3 M6 M12 M18 M24 M36Momento
Cél
ulas
/µL
CD16+HLADR+
Subtipos de células NK
Figura 5.11. Medias y error estándar de los subtipos de células NK en cada momento
de estudio que incluye el recuento absoluto en células/µL de las células NK
inmaduras (CD56++brillanteCD16-/+débil), maduras (CD56-/+débilCD16++) y activadas
(CD16+CD11b+ y CD16+HLADR+)
Se observó una elevación del recuento absoluto de células NK inmaduras
(CD56++brillanteCD16-/+débil) al tercer mes que descendió progresivamente hasta los 12
meses pos-TSCU. A partir de este momento se estabilizaron los valores. El número
absoluto de células NK maduras (CD56-/+débilCD16++) aumentó entre los meses 6 y 18 y
a partir de este momento descendió para estabilizarse en torno al mes 24. Los valores
de células NK activadas CD16+CD11b+ y CD16+HLADR+ mostraron un pico máximo a
los 12 meses pos-TSCU y después disminuyeron su número. Las cifras de células
CD16+CD11b+ parecieron tener una tendencia a estabilizarse a partir de los 24 meses,
mientras que los valores de CD16+HLADR+ continuaron en descenso a partir de este
momento.
Resultados
99
5.3. Análisis de factores pronóstico de la reconstitución inmunológica
5.3.1. Variables asociadas a las características de los pacientes o de la
enfermedad de base
Los pacientes con diagnóstico inicial de linfoma o síndromes linfoproliferativos
crónicos tuvieron una peor reconstitución inmunológica en valores absolutos de
linfocitos totales (p=0,025), linfocitos T citotóxicos (CD8+) (p=0,036) y linfocitos B
(CD19+) (p=0,045) (Figura 5.12).
1000
2000
3000
M3M6M12M18M24M36Momento
Célu
las/µ
L Diagnos_SLP
LNH+EH+SLP
Otro
Linfocitos totales
500
1000
1500
M3M6M12M18M24M36Momento
Célu
las/µ
L Diagnos_SLP
LNH+EH+SLP
Otro
CD3
0
200
400
600
800
M3 M6M12M18M24M36Momento
Célu
las/µ
L Diagnos_SLP
LNH+EH+SLP
Otro
CD8
500
1000
M3M6M12M18M24M36Momento
Célu
las/µ
L Diagnos_SLP
LNH+EH+SLP
Otro
CD19
Según diagnóstico
1000
2000
3000
M3M6M12M18M24M36Momento
Célu
las/µ
L Diagnos_SLP
LNH+EH+SLP
Otro
Linfocitos totales
500
1000
1500
M3M6M12M18M24M36Momento
Célu
las/µ
L Diagnos_SLP
LNH+EH+SLP
Otro
CD3
0
200
400
600
800
M3 M6M12M18M24M36Momento
Célu
las/µ
L Diagnos_SLP
LNH+EH+SLP
Otro
CD8
500
1000
M3M6M12M18M24M36Momento
Célu
las/µ
L Diagnos_SLP
LNH+EH+SLP
Otro
CD19
Según diagnóstico
1000
2000
3000
M3M6M12M18M24M36Momento
Célu
las/µ
L Diagnos_SLP
LNH+EH+SLP
Otro
Linfocitos totales
500
1000
1500
M3M6M12M18M24M36Momento
Célu
las/µ
L Diagnos_SLP
LNH+EH+SLP
Otro
CD3
0
200
400
600
800
M3 M6M12M18M24M36Momento
Célu
las/µ
L Diagnos_SLP
LNH+EH+SLP
Otro
CD8
500
1000
M3M6M12M18M24M36Momento
Célu
las/µ
L Diagnos_SLP
LNH+EH+SLP
Otro
CD19
Según diagnóstico
1000
2000
3000
M3M6M12M18M24M36Momento
Célu
las/µ
L Diagnos_SLP
LNH+EH+SLP
Otro
Linfocitos totales
500
1000
1500
M3M6M12M18M24M36Momento
Célu
las/µ
L Diagnos_SLP
LNH+EH+SLP
Otro
CD3
0
200
400
600
800
M3 M6M12M18M24M36Momento
Célu
las/µ
L Diagnos_SLP
LNH+EH+SLP
Otro
CD8
500
1000
M3M6M12M18M24M36Momento
Célu
las/µ
L Diagnos_SLP
LNH+EH+SLP
Otro
CD19
Según diagnóstico
Figura 5.12. Gráficos de las poblaciones de linfocitos totales, linfocitos T CD3+, linfocitos T
CD8+ y linfocitos B CD19+ en células/µL en los diferentes momentos pos-TSCU (3, 6, 12, 18,
24 y 36 meses) en el grupo de pacientes con diagnóstico de linfoma o síndromes
linfoproliferativos (LNH+EH+SLP) (rojo) respecto al grupo con otros diagnósticos (azul).
LNH: linfoma no Hodgkin; EH: enfermedad d Hodgkin; SLP: síndrome linfoproliferativo.
Los pacientes que recibieron un TPH autólogo previo al TSCU tuvieron una
peor reconstitución inmunológica en valores absolutos de linfocitos B CD19+ (p=0,019)
(Figura 5.13).
Resultados
100
250
500
750
1000
M3 M6 M12 M18 M24 M36Momento
Cél
ulas
/µL NTPH_cod
1
2
CD19 por NTPH
Figura 5.13. Gráfico de la población de linfocitos B CD19+ en células/µL
en los diferentes momentos pos-TSCU (3, 6, 12, 18, 24 y 36 meses) en
el grupo de pacientes que no recibieron TPH autólogo previo (rojo)
respecto a los que recibieron TPH autólogo previo (azul). NTPH: no
trasplante autólogo previo.
Los receptores de TSCU con estado serológico CMV-positivo presentaron una
reconstitución más rápida en valores absolutos de las células NK (p=0,042) y los
linfocitos T citotóxicos (CD8+) (p=0,022), pero recuperaron más lentamente la
celularidad B (CD19+) (p=0,035) (Figura 5.14).
Resultados
101
0
200
400
600
800
M3 M6 M12M18M24 M36Momento
Cél
ulas
/µL CMV_cod
No
Si
CD8 según CMV
500
1000
1500
2000
M3 M6 M12M18M24M36Momento
Cél
ulas
/µL CMV_cod
No
Si
CD19 según CMV
300
400
500
600
M3 M6 M12M18M24 M36Momento
Cél
ulas
/µL CMV_cod
No
Si
NK según CMV
Según CMV
Figura 5.14. Gráficos de las poblaciones de linfocitos T CD8+, linfocitos B
CD19+ y células NK en células/µL en los diferentes momentos pos-TSCU (3, 6,
12, 18, 24 y 36 meses) según ausencia de CMV (rojo) o seropositividad para
CMV (azul) en el momento del TSCU.
5.3.2. Variables asociadas a las características y la celularidad de las unidades
de SCU
Con respecto a la incompatibilidad ABO, se observaron diferencias en la
recuperación de la población de linfocitos T citotóxicos (CD8+) (p=0,043) con una
mejor reconstitución en valores absolutos de esta población en el grupo de pacientes
sin incompatibilidad comparado con los grupos con incompatibilidad ABO mayor y
menor (Figura 5.15).
Resultados
102
0
250
500
750
1000
M3 M6 M12 M18 M24 M36Momento
Cél
ulas
/µL
IncABO_cod
Mayor
Menor
No
CD8 según incompatibilidad ABO
Figura 5.15. Gráfico de la población de linfocitos T CD8+ en células/µL
en los diferentes momentos pos-TSCU (3, 6, 12, 18, 24 y 36 meses)
según incompatibilidad ABO mayor (rojo), menor (verde) o ausencia de
incompatibilidad (azul).
Las unidades de SCU con mayor dosis de CNT antes de la criopreservación
tuvieron una mejor reconstitución inmunológica en valores absolutos de la población
CD4+ (p=0,02) (Figura 5.16). Las unidades de SCU con más células CD34+ infundidas
por kg de peso del receptor reconstituyeron mejor las poblaciones de linfocitos T CD3+
(p=0,047) y T colaboradores CD4+ (p=0,031) en números absolutos (Figura 5.17). Si
se considera la celularidad CD34+ infundida (sin tener en cuenta los kg de peso del
receptor), también se observa una mejor reconstitución de los linfocitos T CD8+
(p=0,036) en números absolutos. Las unidades de SCU con menor tiempo de
almacenamiento tienen mejor reconstitución inmunológica en valores absolutos de los
linfocitos T citotóxicos (CD8+) (p=0,016) (Figura 5.18).
Resultados
103
200
400
600
M3 M6 M12 M18 M24 M36Momento
Cél
ulas
/µL CNT1_Med
<Med
>Med
CD4
Según CNT-pre
Figura 5.16. Gráfico de la población de linfocitos T CD4+ en células/µL en los
diferentes momentos pos-TSCU (3, 6, 12, 18, 24 y 36 meses) según CNT antes
de la criopreservación inferior a la mediana (rojo) o superior a la mediana
(azul).
0
1000
2000
M3M6M12M18M24M36Momento
Cél
ulas
/µL CD34postKg_Med
<Med
>Med
CD3
0
200
400
600
M3M6M12M18M24M36Momento
Cél
ulas
/µL CD34postKg_Med
<Med
>Med
CD4
Según CD34post/Kg
Figura 5.17. Gráfico de la población de linfocitos T CD3+ y T colaboradores CD4+ en células/µL
en los diferentes momentos pos-TSCU (3, 6, 12, 18, 24 y 36 meses) según celularidad CD34+
infundida inferior a la mediana (rojo) o superior a la mediana (azul).
Resultados
104
0
250
500
750
M3 M6 M12 M18 M24 M36Momento
Cél
ulas
/µL MesesAlmac_Med
<Med
>Med
CD8
Según meses de almacenamiento
Figura 5.18. Gráfico de la población de linfocitos T CD8+ en células/µL en los
diferentes momentos pos-TSCU (3, 6, 12, 18, 24 y 36 meses) según meses de
almacenamiento de las unidades de SCU inferior a la mediana (rojo) o superior
a la mediana (azul).
5.3.3. Variables asociadas al procedimiento de TSCU
Los pacientes que recibieron profilaxis para la EICH con CSA + MFM tuvieron
una mejor reconstitución inmunológica en valores absolutos de los linfocitos T (CD3+)
(p=0,01) y los linfocitos T colaboradores (CD4+) (p=0,007) que los que recibieron
profilaxis con CSA + prednisona (Figura 5.19).
Resultados
105
0
500
1000
1500
M3M6M12M18M24M36Momento
Cél
ulas
/µL EiAgPro_MMF
CyA+MMF
CyA+P
CD3
0
200
400
600
M3M6M12M18M24M36Momento
Cél
ulas
/µL EiAgPro_MMF
CyA+MMF
CyA+P
CD4
0
250
500
750
1000
M3M6M12M18M24M36Momento
Cél
ulas
/µL EiAgPro_MMF
CyA+MMF
CyA+P
CD8
Según profilaxis de EICH
Figura 5.19. Gráficos de las poblaciones de linfocitos T CD3+ y los linfocitos T CD4+ en
células/µL en los diferentes momentos pos-TSCU (3, 6, 12, 18, 24 y 36 meses) según
profilaxis de la EICH con CSA + MFM (rojo) o con CSA + prednisona (azul).
Los pacientes que presentaron EICH aguda tuvieron una reconstitución
inmunológica peor de los linfocitos T (CD3+) (p=0,016) y T colaboradores (CD4+)
(p=0,009) (Figura 5.20).
400
800
1200
1600
M3 M6 M12 M18 M24 M36Momento
Cél
ulas
/µL EiAg_No
No
si
CD3
200
400
600
M3 M6 M12 M18 M24 M36Momento
Cél
ulas
/µL EiAg_No
No
si
CD4
Según EICH aguda
Figura 5.20. Gráficos de las poblaciones de linfocitos T CD3+ y los linfocitos T CD4+ en
células/µL en los diferentes momentos pos-TSCU (3, 6, 12, 18, 24 y 36 meses) según ausencia
(rojo) o presencia de EICH aguda (azul).
Resultados
106
5.4. Impacto de la reconstitución inmunológica sobre la mortalidad relacionada
con el trasplante y la supervivencia global
5.4.1. Mortalidad relacionada con el trasplante
En la Tabla 5.27. se muestran los resultados del impacto de la reconstitución
inmunológica sobre la MRT del recuento absoluto de las poblaciones linfocitarias a los
3, 6 y 12 meses. Atendiendo a la significación (p-valor) se utilizó la mediana o el primer
cuartil (Q1) como el punto de corte para discriminar los grupos con menor o mayor
MRT. El factor desfavorable para mayor mortalidad fue un valor absoluto de la
población linfocitaria inferior al punto de corte establecido en todos los casos.
Resultados
107
Tabla 5.27. Punto de corte en células/µL de las poblaciones linfocitarias a los 3, 6 y 12 meses
para el porcentaje de incidencia acumulada (CI) a los 60 meses y significación (p-valor).
Población Mes Punto de corte
(células/µL) % CI (60 meses) p-valor
Linfocitos totales 3 <Q1=263 64 vs 28 <0,001
Linfocitos T CD3+ 3 Mediana=41 56 vs 17 <0,001
Linfocitos T CD4+ 3 Mediana=26 56 vs 17 <0,001
Linfocitos T CD8+ 3 Mediana=7 50 vs 23 <0,001
Linfocitos B CD19+ 3 Q1=3 63 vs 28 <0,001
Linfocitos totales 6 Q1=507 54 vs 21 <0,001
Linfocitos T CD3+ 6 Mediana=164 45 vs 14 <0,001
Linfocitos T CD4+ 6 Mediana=109 46 vs 14 <0,001
Linfocitos T CD8+ 6 Mediana=36 41 vs 19 0,01
Linfocitos B CD19+ 6 Q1=45 57 vs 20 <0,001
Células NK CD16+CD56+ 6 Q1=168 41 vs 26 0,08
Linfocitos totales 12 Q1=1.099 46 vs 8 <0,001
Linfocitos T CD3+ 12 Mediana=588 27 vs 6 0,004
Linfocitos T CD4+ 12 Q1=154 49 vs 6 <0,001
Linfocitos T CD8+ 12 Mediana=253 25 vs 9 0,02
Linfocitos B CD19+ 12 Q1=257 39 vs 9 <0,001
Células NK CD16+CD56+ 12 Mediana=380 24 vs 9 0,09
Resultados
108
En la Figura 5.21 se muestran las curvas de la incidencia acumulada de MRT
global, a los 3, 6 y 12 meses después del TSCU. En la Figura 5.22, Figura 5.23 y
Figura 5.24 se pueden observar las curvas de incidencia acumulada de MRT para el
recuento absoluto de las poblaciones linfocitarias que resultaron ser significativas en el
análisis a los 3, 6 y 12 meses tras el TSCU respectivamente.
C"
B"A"
D"
Figura 5.21. Curvas de incidencia acumulada de MRT en la serie global considerando los
pacientes vivos al TSCU (A) y a los 3 (B), 6 (C) y 12 meses (D) después
Un total de 81 pacientes murieron por causas no relacionadas con recaída en
una mediana de tiempo de 7 meses después del TSCU (extremos, 3-129). La
incidencia acumulada de MRT a los 60 meses fue 37%.
Resultados
109
Linfocitos totales
Linfocitos CD8+
Linfocitos T CD3+
Linfocitos T CD4+
Linfocitos B CD19+
Poblaciones linfocitarias a los 3 meses pos-TSCU
C"
B"A"
D"
E"
p<0,001 p<0,001 64
28
56
17
p<0,001
56
17
p<0,001 50
23
p<0,001 63
28
Figura 5.22. Curvas de incidencia acumulada de MRT según el número absoluto a los 3 meses
del TSCU de diferentes poblaciones linfocitarias: linfocitos (A), linfocitos CD3+ (B), linfocitos
CD4+ (C), linfocitos CD8+ (D) y linfocitos B CD19+ (E). Las diferencias entre curvas fueron
estadísticamente significativas en todos los casos (ver Tabla 5.27)
Resultados
110
Linfocitos totales
Linfocitos CD8+
Linfocitos T CD3+
Linfocitos T CD4+
Linfocitos B CD19+
Poblaciones linfocitarias a los 6 meses pos-TSCU
C"
B"A"
D"
E"
p<0,001 p<0,001 54
21
45
14
p<0,001
46
14
p=0,01
41
19
p<0,001 57
20
Figura 5.23. Curvas de incidencia acumulada de MRT según el número absoluto a los 6 meses
del TSCU de diferentes poblaciones linfocitarias: linfocitos (A), linfocitos CD3+ (B), linfocitos
CD4+ (C), linfocitos CD8+ (D) y linfocitos B CD19+ (E). Las diferencias entre curvas fueron
estadísticamente significativas en todos los casos (ver Tabla 5.27)
Resultados
111
Linfocitos totales
Linfocitos CD8+
Linfocitos T CD3+
Linfocitos T CD4+
Linfocitos B CD19+
Poblaciones linfocitarias a los 12 meses pos-TSCU
C"
B"A"
D"
E"
p<0,001 p=0,004
46
8
27
6
p<0,001
49
6
p=0,02
25
9
p<0,001
39
9
Figura 5.24. Curvas de incidencia acumulada de MRT según el número absoluto a los 12
meses del TSCU de diferentes poblaciones linfocitarias: linfocitos (A), linfocitos CD3+ (B),
linfocitos CD4+ (C), linfocitos CD8+ (D) y linfocitos B CD19+ (E). Las diferencias entre curvas
fueron estadísticamente significativas en todos los casos (ver Tabla 5.27)
5.4.2. Supervivencia global
En la Tabla 5.28 se muestran los resultados del impacto de la reconstitución
inmunológica sobre la SG del recuento absoluto de las poblaciones linfocitarias a los 3,
6 y 12 meses. Atendiendo a la significación (p-valor) se utilizó la mediana o el primer
cuartil (Q1) como el punto de corte para discriminar los grupos con menor o mayor SG.
El factor favorable para mayor supervivencia fue un recuento absoluto de la población
linfocitaria superior al punto de corte establecido en todos los casos.
Resultados
112
Tabla 5.28. Punto de corte en células/µL de las poblaciones linfocitarias a los 3, 6 y 12 meses
para el porcentaje de probabilidad de supervivencia global (SG) a los 60 meses y significación
(p-valor)
Población Mes Punto de corte
(células/µL) % SG (60 meses) p-valor
Linfocitos totales 3 Q1=263 24 vs 45 <0,001
Linfocitos T CD3+ 3 Mediana=41 25 vs 51 <0,001
Linfocitos T CD4+ 3 Mediana=26 25 vs 51 <0,001
Linfocitos T CD8+ 3 Mediana=7 29 vs 48 0,003
Linfocitos B CD19+ 3 Q1=3 28 vs 42 0,008
Linfocitos totales 6 Q1=507 22 vs 55 <0,001
Linfocitos T CD3+ 6 Mediana=164 31 vs 61 <0,001
Linfocitos T CD4+ 6 Mediana=109 27 vs 64 <0,001
Linfocitos T CD8+ 6 Mediana=36 33 vs 58 0,006
Linfocitos B CD19+ 6 Q1=45 27 vs 53 <0,001
Células NK CD16+CD56+ 6 Q1=168 28 vs 52 0,006
Linfocitos totales 12 Q1=1.099 43 vs 72 0,003
Linfocitos T CD3+ 12 Mediana=588 51 vs 80 <0,001
Linfocitos T CD4+ 12 Q1=154 36 vs 76 <0,001
Linfocitos T CD8+ 12 Mediana=253 53 vs 78 0,003
Linfocitos B CD19+ 12 Q1=257 42 vs 74 <0,001
Células NK CD16+CD56+ 12 Mediana=380 55 vs 76 0,01
Resultados
113
En la Figura 5.25 se muestran las curvas de la incidencia acumulada de SG
global, a los 3, 6 y 12 meses después del TSCU. En la Figura 5.26, Figura 5.27 y
Figura 5.28 se muestran las curvas de probabilidad de SG para las poblaciones
linfocitarias que resultaron ser significativas en el análisis a los 3, 6 y 12 meses tras el
TSCU respectivamente.
C"
B"A"
D"
Figura 5.25. Curvas de incidencia acumulada de SG en la serie global considerando los
pacientes vivos al TSCU (A) y a los 3 (B), 6 (C) y 12 meses (D) después
La supervivencia global fue del 35% con una mediana de seguimiento post-
TSCU de 63 meses (extremos, 10-161), por lo que 77 pacientes permanecían vivos al
final del análisis.
Resultados
114
Linfocitos totales
Linfocitos CD8+
Linfocitos T CD3+
Linfocitos T CD4+
Linfocitos B CD19+
Poblaciones linfocitarias a los 3 meses pos-TSCU
C"
B"A"
D"
E"
p<0,001 p<0,001
45
24
51
25
p<0,001
51
25
p=0,003
48
29
p=0,008
42
28
Figura 5.26. Curvas de incidencia acumulada de SG según el número absoluto a los 3
meses del TSCU de diferentes poblaciones linfocitarias: linfocitos (A), linfocitos CD3+ (B),
linfocitos CD4+ (C), linfocitos CD8+ (D) y linfocitos B CD19+ (E). Las diferencias entre curvas
fueron estadísticamente significativas en todos los casos (ver Tabla 5.28)
Resultados
115
Linfocitos totales
Linfocitos CD8+
Linfocitos T CD3+
Linfocitos T CD4+
Linfocitos B CD19+
Poblaciones linfocitarias a los 6 meses pos-TSCU
Células NK CD16+CD56+
C"
B"A"
D"
E"
p<0,001 p<0,001
55
22
61
31
p<0,001
64
27
p=0,006
58
33
p<0,001
53
27
F"
p=0,006
52
28
Figura 5.27. Curvas de incidencia acumulada de SG según el número absoluto a los 6
meses del TSCU de diferentes poblaciones linfocitarias: linfocitos (A), linfocitos CD3+ (B),
linfocitos CD4+ (C), linfocitos CD8+ (D), linfocitos B CD19+ (E) y células NK CD16+CD56+ (F).
Las diferencias entre curvas fueron estadísticamente significativas en todos los casos (ver
Tabla 5.28)
Resultados
116
Linfocitos totales
Linfocitos CD8+
Linfocitos T CD3+
Linfocitos T CD4+
Linfocitos B CD19+
Poblaciones linfocitarias a los 12 meses pos-TSCU
Células NK CD16+CD56+
C"
B"A"
D"
E"
p=0,003 p<0,001
72
43
80
51
p<0,001
76
36
p=0,003
78
53
p<0,001
76
55
74
42
F"
p=0,01
Figura 5.28. Curvas de incidencia acumulada de SG según el número absoluto a los 12
meses del TSCU de diferentes poblaciones linfocitarias: linfocitos (A), linfocitos CD3+ (B),
linfocitos CD4+ (C), linfocitos CD8+ (D), linfocitos B CD19+ (E) y células NK CD16+CD56+ (F).
Las diferencias entre curvas fueron estadísticamente significativas en todos los casos (ver
Tabla 5.28)
6. DISCUSIÓN
Discusión
119
El TSCU ha demostrado ser un procedimiento alternativo a otros tipos de
trasplante alogénico en pacientes adultos que no disponen de un donante familiar
HLA-idéntico (Sanz et al, 2001), (Brown & Boussiotis, 2008), (Muñoz et al, 2014). Una
de las principales limitaciones del TSCU es el retraso en la reconstitución
inmunológica que expone a los pacientes a sufrir graves complicaciones relacionadas
fundamentalmente con infecciones oportunistas y EICH.
La incorporación de la CMF a los laboratorios asistenciales extendió
inicialmente su aplicación al análisis del estado inmunológico de los trasplantes
hematopoyéticos, lo que ha propiciado el desarrollo de numerosos estudios en el
marco de los alo-TPH de sangre periférica o médula ósea. En el área del TSCU, el
conocimiento de la dinámica y los mecanismos de la reconstitución inmunológica ha
favorecido una comprensión más profunda de su inmunobiología. Esta información
podría facilitar el seguimiento de los pacientes y el diseño de nuevas estrategias
terapéuticas orientadas a controlar las complicaciones que surgen en el periodo
postrasplante, lo que contribuiría a mejorar la supervivencia y la calidad de vida de los
pacientes que reciben un TSCU como única posibilidad de curación.
Aunque en los últimos años el número de publicaciones que evalúa el TSCU ha
aumentado considerablemente, en general las series analizadas no incluyen muchos
pacientes, observándose una gran heterogeneidad en lo que respecta a los
parámetros analizados que dificulta la comparación de los resultados. Estos factores
condicionan que muchas de las conclusiones deban ser confirmadas en futuros
estudios prospectivos. Las series más actuales en pacientes pediátricos analizan la
reconstitución inmunológica tras el TSCU comparando las características respecto a
otras modalidades de trasplante en enfermedades hematológicas malignas y no
malignas (inmunodeficiencias) (Oshrine et al, 2013), (Charrier et al, 2013), (Bartelink et
al, 2013), (Rénard et al, 2011). En otros trabajos se evalúa la influencia de diferentes
regímenes de acondicionamiento sobre la recuperación linfocitaria (Bae et al, 2012),
(Geyer et al, 2011). Recientemente, se han publicado algunos artículos en los que se
revisa la recuperación inmunológica en la población adulta. Jacobson et al. comparan
los resultados obtenidos en 144 pacientes trasplantados con dos unidades de SCU vs
alo-TPH con sangre periférica movilizada, todos ellos tratados con regímenes de
intensidad reducida (Jacobson et al, 2012). Otros grupos han decidido el empleo de
dos unidades de SCU en pacientes tratados con esquemas de acondicionamiento
mieloablativo (Ramirez et al, 2013). Kanda et al. valoran la recuperación inmunológica
en 95 pacientes que recibieron un TSCU con dos unidades frente a alo-TPH de
hermano compatible o no emparentado acondicionados con regímenes mieloablativos
Discusión
120
(Kanda et al, 2012). En otro estudio, se comparó la reconstitución inmunológica a largo
plazo en TSCU frente a alo-TPH no emparentado en enfermedades hematológicas
malignas y anemia aplásica (Servais et al, 2014). Nakatami et al. evaluaron la
regeneración de células B en TSCU y alo-TPH de médula ósea tanto en niños como
en adultos tratados con regímenes de acondicionamiento mieloablativo o de intensidad
reducida con enfermedades malignas y no malignas (Nakatani et al, 2014). El trabajo
más reciente sobre reconstitución inmunológica en adultos (Politikos et al, 2015) se
centra en la recuperación de las células T en pacientes trasplantados con dos
unidades de SCU con diagnóstico de neoplasias hematológicas que recibieron
esquemas mieloablativos o de intensidad reducida. Nuestra serie de pacientes incluyó
a 221 pacientes adultos, todos ellos con enfermedades hematológicas malignas. Una
característica que aporta homogeneidad a nuestros datos es que el estudio se ha
realizado en un único centro, lo que redujo la variabilidad inherente a algunos factores
que podrían influir sobre los resultados, tales como la modalidad de trasplante y el
empleo de diferentes regímenes de acondicionamiento y tratamientos de profilaxis de
la EICH. En nuestra serie se objetivó una mayor diversidad en cuanto a los
diagnósticos de los pacientes, siendo el más frecuente el de las leucemias agudas de
mal pronóstico (LLA y LMA) que representaban un 76%. A diferencia de algunas de las
series pediátricas (Oshrine et al, 2013), (Geyer et al, 2011), (Rénard et al, 2011),
(Clave et al, 2013), observamos sólo un 38% de LLA, posiblemente debido a la menor
incidencia de este tipo de leucemia en los pacientes adultos, objetivando una mayor
proporción de linfoma y síndromes linfoproliferativos. Pese a que el número de
pacientes de la serie global para este tipo de trasplante fue alto, el análisis de las
diferentes poblaciones linfocitarias en cada momento de estudio no se pudo realizar en
todos ellos. La importante morbi-mortalidad de este tipo de procedimiento condicionó
la realización de los estudios inmunofenotípicos durante el seguimiento postrasplante,
así como la imposibilidad de disponer de muestras de todos los pacientes durante
todos los momentos de la monitorización.
La mayoría de los TSCU realizados en el Hospital Universitario y Politécnico La
Fe de Valencia (74%) se efectuaron entre los años 2006 y 2014. Este incremento
posiblemente estuvo condicionado por la mayor experiencia adquirida por nuestro
grupo en este tipo de trasplante durante la última década, que posibilitó que este
procedimiento fuese una opción a considerar para el tratamiento de estas
enfermedades.
En lo que respecta a las características pretrasplante, un 8% de los pacientes
recibieron previamente un trasplante autólogo, que unido al mal pronóstico de los
Discusión
121
casos de leucemias agudas incluidas en la serie, impactó de forma negativa sobre la
MRT. Aunque se trata de una serie de pacientes adultos, la mediana de edad fue de
35 años. Más de la mitad (58%) tenían edades comprendidas entre 21 y 40 años y tan
sólo una minoría (8%) eran mayores de 50 años. El TSCU es una modalidad de
trasplante agresiva, lo que explica que la mediana de edad corresponda a adultos
jóvenes si la comparamos con la mediana de los pacientes que reciben otro tipo de
trasplante alogénico. Posiblemente esto justifica que existan más trabajos en niños
que reciben TSCU que en adultos (Lindemans et al, 2014), (Charrier et al, 2013),
(Clave et al, 2013). La edad del trasplante tiene una repercusión importante en la
recuperación de la celularidad T. Ambos factores se encuentran inversamente
relacionados, observándose una timopoyesis menos eficiente en adultos (Danby &
Rocha, 2014), (Komanduri et al, 2007), (Weinberg et al, 2001). Mackall et al.
estudiaron un grupo de 15 pacientes jóvenes (con edad inferior a 25 años) observando
un menor recuento de linfocitos T CD4+ y linfocitos vírgenes en los de mayor edad.
Confirmaron que la reconstitución de los linfocitos T CD4+ es timo-dependiente, siendo
superior en niños y en adultos jóvenes (Mackall et al, 1995). Sus resultados sugieren
que una función tímica residual es necesaria para una rápida regeneración de las
células T en pacientes que reciben altas dosis de quimioterapia. La comparación
realizada por Small et al. en adultos vs niños trasplantados con médula ósea objetivó
una peor recuperación de los linfocitos T, CD4+ y CD8+ en adultos, que se relacionó
con un mayor riesgo de infecciones oportunistas (Small et al, 1999). Klein et al.
compararon la reconstitución de las poblaciones T en niños vs adultos de hasta 58
años observando un retraso en la reconstitución de las células T centrales en éstos
últimos, que se vio influenciada por edad, EICH o su profilaxis. Sorprendentemente, en
nuestro estudio no se han encontrado diferencias en la reconstitución de los linfocitos
T en valores absolutos en función de la edad de los receptores del TSCU. La baja
mediana de edad de los pacientes pudo contribuir en la obtención de estos resultados.
El análisis de las diferentes poblaciones y subtipos linfocitarios fue realizado en
un mismo laboratorio, sin variaciones en lo que respecta a la metodología y los
reactivos utilizados, lo que permitió una mayor homogeneidad de los resultados
inmunofenotípicos. En el caso de los estudios automatizados, esta sistemática de
trabajo redujo la variabilidad. La utilización de controles externos periódicos y el
riguroso mantenimiento de los equipos de citometría aumentó la fiabilidad de los
resultados. En el caso de los análisis manuales los datos fueron consensuados por
dos citometristas. A pesar de ello, una limitación importante ha sido la escasa
Discusión
122
estandarización de los paneles multicolor empleados para los estudios inmunológicos
de citometría (Maecker et al, 2012).
La SCU es una fuente rica en progenitores hematopoyéticos, pero el bajo
número de linfocitos relativamente inmaduros y el limitado volumen contribuyen al
retraso en la reconstitución inmunológica. La depleción de células T unida a los
regímenes de acondicionamiento empleados en los TSCU provocan una persistente
linfopenia en los receptores de este tipo de trasplante. En los análisis realizados
mediante CMF en nuestra serie se observó una linfopenia mantenida hasta los 12
meses postrasplante, normalizándose el recuento linfocitario a partir de los 18 meses.
En el periodo temprano pos-TSCU, la expansión de las células NK y los linfocitos B
compensó la escasez de linfocitos T. La recuperación de la población linfoide T
depende de la supervivencia de las células de las unidades de SCU, que está
constituida fundamentalmente por células T vírgenes y es menor que en los
trasplantes de sangre periférica, así como de la producción de novo de células T por el
timo del receptor (Komanduri et al, 2007). Klein et al. observaron una recuperación de
la población T en niños a los 9-12 meses pos-TSCU (Klein et al, 2001), más rápida
que en adultos. Comparado con otros estudios de recuperación inmunológica con las
mismas características realizados en niños (Geyer et al, 2011), (Oshrine et al, 2013)
en los que se también se observó una recuperación más rápida de la población T,
nuestro estudio en adultos mostró un retraso en la recuperación del número absoluto
de linfocitos T, que no se completó en el último momento del estudio. Algunos trabajos
en adultos han mostrado una más temprana recuperación de los linfocitos T a los 3
meses (Jacobson et al, 2012). Estas diferencias podrían ser consecuencia de los
distintos esquemas de acondicionamiento o debidos a las características del TSCU
(SCU con dos unidades, expansión ex vivo). En nuestra serie la administración de un
esquema quimioterápico más agresivo y el empleo de una sola unidad de SCU, unido
a la depleción T in vivo, podrían justificar en parte la lenta recuperación del recuento
absoluto de la población linfoide T.
La comparación de pacientes pediátricos y adultos muestra que la recuperación
de los linfocitos T en niños que reciben TPH no emparentando es similar a la de los
receptores emparentados, mientras que la recuperación T es más lenta en adultos no
emparentados, indicando una función tímica reducida en estos últimos (Small et al,
1999). En este caso, la reconstitución inmunológica debe derivar de las células de la
unidad de SCU, aumentando la probabilidad de infecciones oportunistas en los
receptores de TPH con depleción T. En TPH haploidéntico de sangre periférica con
depleción T puede producirse una grave depresión en el recuento de linfocitos T CD4+
Discusión
123
hasta 1-2 años después del TPH, lo que explicaría la mayor tasa de infecciones
fúngicas o víricas (CMV) (Volpi et al, 2001). Tanto los estudios realizados con TSCU
en niños (Charrier et al, 2013), y adultos (Talvensaari et al, 2002) (Komanduri et al,
2007), como los efectuados con trasplante autólogo (Parkman & Weinberg, 2009),
objetivan un retraso más acusado de los linfocitos T CD4+ frente a los CD8+,
produciéndose una inversión del cociente. Esta diferencia en el número de linfocitos
colaboradores y citotóxicos se ha descrito también en los alo-TPH de sangre periférica
vs médula ósea, aunque en los primeros parece que la recuperación de los linfocitos T
CD4+ es más rápida. En el alo-TPH de médula ósea los linfocitos T CD8+ se
normalizan más rápidamente, lo que condiciona la inversión en el cociente hasta los 6-
9 meses postrasplante (Parkman & Weinberg, 2009). En concordancia con estos
hallazgos, observamos una lenta recuperación de las cifras absolutas de linfocitos T
CD4+, que a los 36 meses todavía no se había completado, y una reconstitución más
temprana del recuento de linfocitos T CD8+ que se normalizaron alrededor de los 18
meses pos-TSCU. El número de linfocitos T tampoco alcanzó valores normales en el
último momento del estudio, probablemente debido en parte al retraso en la
recuperación de las cifras de células T CD4+. El fallo en la recuperación del recuento
de las células T CD4+ no permitió que se alcanzara esta relación entre ambas
poblaciones T. La diferente dinámica en la recuperación de ambos tipos celulares se
explicaría fundamentalmente por la dependencia tímica de los linfocitos T CD4+.
Mientras que los linfocitos T CD8+ proliferan por expansión homeostática, los CD4+
requieren de una adecuada timopoyesis, que está dañada en estos pacientes. La
depleción de células T in vivo producida por el tratamiento con ATG fue otro factor
añadido que retrasó la recuperación de esta población linfocitaria.
En pacientes pediátricos, las células B alcanzan niveles normales con una
mediana de 6 meses pos-TSCU, diferenciándose gradualmente hacia fenotipos más
maduros (Niehues et al, 2001), (Giraud et al, 2000). Nakatani et al. demostraron una
mejor neogénesis de los linfocitos B en TSCU comparado con alo-TPH de sangre
periférica o médula ósea, detectando una activación funcional normal de los linfocitos
B alrededor de los 12 meses postrasplante (Nakatani et al, 2014). Los valores medios
normales de linfocitos B fueron observados en nuestro análisis a partir de los 6 meses
pos-TSCU, con un progresivo incremento hasta el mes 18, objetivándose a partir de
este momento recuentos que superaron el valor máximo de referencia, con una
posterior normalización después de los 24 meses. Esta expansión de los linfocitos B
podría ser un efecto producido por el origen medular de estas células unido a una
compensación por la falta de linfocitos T. Teniendo en cuenta que algunos pacientes
Discusión
124
de nuestra serie fueron tratados con rituximab por aumento de la carga viral de VEB,
estas cifras podrían estar incluso infravaloradas.
Del mismo modo que se ha descrito en el alo-TPH con otras fuentes de
progenitores hematopoyéticos, las células NK son las primeras en expandirse después
del TSCU. En concreto, la subpoblación de células NK inmaduras es la predominante
en el periodo temprano pos-TSCU tanto en adultos como en niños (Giraud et al, 2000).
Aunque los valores normales de células NK se alcanzan a los 3 meses en la mayoría
de las series, muchos autores han descrito una sobreexpansión de esta población
(Niehues et al, 2001), (Komanduri et al, 2007), (Ruggeri et al, 2011) que puede durar
hasta 9 meses y que contribuiría al efecto de injerto contra leucemia observado con
esta modalidad de trasplante en neoplasias hematológicas (Parkman et al, 2006). En
nuestro estudio detectamos valores absolutos normales de las células NK a los 3
meses pos-TSCU, con una posterior expansión que alcanzó un pico máximo a los 12
meses y un progresivo descenso con tendencia a la normalización sobre los 36
meses.
Respecto a los subtipos específicos de linfocitos analizados manualmente en el
grupo de 52 pacientes, el número de casos disponibles en cada momento de estudio
no permitió extraer conclusiones estadísticas que correlacionaran su reconstitución
con otros parámetros clínico-biológicos. Existen pocos estudios que analicen en
diferentes momentos todas estas poblaciones minoritarias en su conjunto aunque sí se
han caracterizado algunas de ellas en el marco del TSCU. Una de las principales
limitaciones para su análisis es la ya comentada elevada morbi-mortalidad de los
pacientes que dificulta su seguimiento durante los meses postrasplante, momentos en
los que sería interesante su valoración para la monitorización de este tipo de
trasplante.
Algunos grupos han destacado la temprana recuperación de los linfocitos T
vírgenes (CD3+CD4+CD45RA+) en TSCU. Otros como Jacobson et al. observaron
diferencias en la proporción de linfocitos T vírgenes y memoria (CD3+CD45RO+) en
trasplante con dos unidades de SCU respecto al alo-TPH convencional, con una
menor proporción de la población T CD3+CD4+CD45RA+ en el TSCU que puede
detectarse en muy bajo número en sangre periférica a los 6 meses (Jacobson et al,
2012). La recuperación de estas células depende de la diferenciación de las células
hematopoyéticas y su maduración en el microambiente tímico. Otros trabajos sugieren
que la capacidad funcional de las células T CD8+ efectoras contra CMV depende de la
presencia de células CD4+CD45RA+ a los 6-12 meses pos-TSCU (Brown et al, 2010).
Los compartimentos de células CD4+ y CD8+ presentan baja proporción de células
Discusión
125
vírgenes, mientras que el último presenta mayor número de células T memoria. Por
otra parte, se ha observado que la expresión de CD45RA+ no identifica de forma
inequívoca a las células T vírgenes puesto éstas también pueden expandirse fuera del
timo sin previa estimulación y además la población CD45RO+ puede revertir a un
fenotipo de célula virgen (Haynes et al, 1999), (Picker et al, 1993). En general, la
población de linfocitos T memoria predomina sobre la de T vírgenes en adultos sanos.
En nuestro estudio, los linfocitos T vírgenes y memoria no fueron evaluables hasta los
12 meses pos-TSCU. En el caso de los T vírgenes CD3+CD45RA+ se observó una
estabilización de su recuento a partir de los 18 meses, con una ligera caída a partir de
los 24 meses, mientras que los linfocitos T memoria CD3+CD45RO+ se estabilizaron
en torno a los 18 meses, mostraron una tendencia a seguir en aumento. A largo plazo
se hizo patente la predominancia de los T memoria sobre los T vírgenes. En lo que
respecta a los linfocitos T activados CD3+CD8+HLADR+ detectamos un aumento entre
los 6-18 meses, momento en el que su recuento fue máximo, lo que podría coincidir
con la mayor incidencia de reactivación de CMV. No obstante, como se comentará
más adelante, esta subpoblación activada de linfocitos T no es CMV-específica y
podría incrementarse ante cualquier tipo de viriasis. CCR7+ se expresa en la mayoría
de células T de sangre periférica (Campbell et al, 2001). En TSCU gran parte de las
células T expandidas presentan una hiporregulación de la expresión de CCR7 (Mazur
et al, 2008), observándose una menor proporción de linfocitos T CD3+CCR7+ que en
controles sanos (Komanduri et al, 2007). Los linfocitos T memoria CCR7- muestran
receptores para la migración a los tejidos inflamados, mientras que los CCR7+
expresan receptores de migración a nódulos linfáticos y carecen de función efectora
inmediata (Sallusto et al, 1999). En nuestra serie, el recuento absolutos de la
subpoblación T CCR7+ aumentó a partir de los 18 meses con un máximo a los 24
meses. Estos datos podrían indicar el momento en que estos linfocitos adquieren la
capacidad de migración a los órganos linfoides secundarios con la recuperación tímica
en el TSCU.
Los linfocitos B CD19+CD20+ presentaron un valor máximo a los 18 meses, en
concordancia con lo observado para la población de linfocitos B total estudiada
mediante técnicas automatizadas. La expresión de las cadenas ligeras de las
inmunoglobulinas Kappa y Lambda aumentó de forma paralela, estabilizándose a
partir de los 12 meses, con un predominio de Kappa como corresponde a la población
linfoide B normal. En SCU los linfocitos B1 (CD19+CD5+) pueden representar hasta el
50% del total de células B. En individuos sanos, la población de células B1 es superior
en niños que en adultos, mientras que el recuento de células B memoria
Discusión
126
(CD19+CD27+) se incrementa con la edad, disminuyendo las células B vírgenes. Estos
cambios funcionales están estrechamente relacionados con la estimulación antigénica
(Veneri et al, 2009). En nuestra serie los linfocitos B1 se detectaron a los 12 meses
pos-TSCU, siendo su número absoluto muy bajo pero constante hasta los 36 meses.
Los linfocitos B memoria aumentaron entre los 12-18 meses y luego se estabilizaron.
Los linfocitos B activados CD19+CD23+ con función reguladora suponen
aproximadamente el 5% de los linfocitos B de sangre periférica en niños. En SCU se
pueden encontrar hasta un 40% de estos linfocitos (Chirumbolo et al, 2011). Su
expresión en las células B de sangre periférica decrece gradualmente conforme los
linfocitos B reaccionan frente a los antígenos y se activan. Los valores absolutos que
obtuvimos para esta población alcanzaron un máximo a los 24 meses, lo que indicaría
que a partir de este momento muchos de los linfocitos B ya han sido activados y
comienzan a decaer. Las células B activadas CD19+CD38+ podrían mediar la
eliminación de células B autorreactivas antes de que se conviertan en linfocitos B
memoria (García-Muñoz, 2010). El recuento más alto de linfocitos B con este fenotipo
se observó a los 18 meses y después su tendencia fue a disminuir. Las células B
CD19+CD38+ aumentarían un poco antes que las CD19+CD23+ eliminando las células
autorreactivas previamente a la activación antigénica.
En TSCU se ha observado la presencia de valores normales de células NK a
los 3 meses postrasplante, inicialmente con predominio de células NK inmaduras
(CD56+brillanteCD16-/+débil) que no presentan citotoxicidad dependiente de anticuerpos ni
capacidad de lisis. Esta población se incrementa rápidamente tras el prendimiento de
los granulocitos neutrófilos, aproximadamente al mes pos-TSCU, y después decae
para madurar hacia un fenotipo intermedio CD56+brillante/CD16+. Por último aparecen las
células NK maduras CD56-CD16++ en torno a los 12 meses (Béziat et al, 2011). Estas
observaciones están en concordancia con nuestros resultados, en los que se observó
un elevado recuento absoluto de células NK inmaduras a los 3 meses pos-TSCU, que
descendió hasta valores en torno a la normalidad a partir de los 12 meses coincidiendo
con el incremento de células NK maduras al año del trasplante, que representaron la
mayoría de la población NK. Las células NK activadas en procesos agudos aumentan
la expresión de HLADR y disminuyen la reactividad para CD11b, mientras que las que
se activan en procesos crónicos se asocian con una menor expresión de ambos
antígenos, llegando a desparecer la expresión de HLADR con el paso del tiempo (Lima
et al, 2001), (Lima et al, 2002). En nuestra serie las subpoblaciones de células NK
activadas CD16+CD11b+ y CD16+HLADR+ presentaron un recuento máximo a los 12
meses pos-TSCU, coincidiendo con el aumento que se observó en la población de
Discusión
127
células NK maduras, e iniciando posteriormente un descenso. A los 24 meses la
población CD16+CD11b+, implicada en la adhesión y la expansión de las células NK,
pareció presentar una tendencia a estabilizarse, mientras que las células NK
CD16+HLADR+ presentaron recuentos muy bajos a partir de este momento.
En los pacientes con diagnóstico inicial de linfoma y síndromes
linfoproliferativos se observó una peor reconstitución inmunológica de las poblaciones
de linfocitos totales, linfocitos T citotóxicos (CD8+) y linfocitos B (CD19+). De forma
similar, los pacientes que recibieron un TPH autólogo previo al TSCU tuvieron una
peor reconstitución inmunológica de los valores absolutos de la población CD19+,
incluyéndose en este grupo de pacientes la mayoría de los casos con diagnóstico de
linfoma o síndromes linfoproliferativos. El rituximab es una de las terapias más
utilizadas en los esquemas de tratamiento del linfoma B y los síndromes
linfoproliferativos y fue administrado en la mayoría de estos pacientes. La diana
terapéutica de este fármaco son los linfocitos B, por lo que podría considerarse al anti-
CD20 pudo ser responsable de este hallazgo por la influencia en la recuperación de
las células B. No obstante, el largo periodo de tiempo transcurrido desde su
administración (aproximadamente un año y medio antes de la realización del TSCU)
hace necesario plantearse otros factores que expliquen este resultado.
Algunos estudios han analizado el impacto que tiene la reactivación del CMV
sobre la recuperación de las cifras de linfocitos en el primer mes pos-TSCU (Beck et
al, 2010) observando que los mayores recuentos de linfocitos totales se asociaron con
una elevada probabilidad de reactivación de este virus. Otro trabajo en series
pediátricas objetivó que en los pacientes CMV-positivos la recuperación de los
linfocitos T totales y T CD8+ era superior (Niehues et al, 2001). Brown et al.
encontraron en adultos trasplantados con doble unidad de SCU que los linfocitos T
CD8+ productores de IFN-γ detectables a las 8 semanas postrasplante no eran
capaces de eliminar el CMV. El control de la infección producida por este virus
depende de la recuperación de la población CD4+CD45RA+, la restauración de una
timopoyesis normal y el reordenamiento de los TRECs (Brown et al, 2010). McGoldrick
et al. encontraron en trasplante con dos unidades de cordón una recuperación de
linfocitos T CD4+ y CD8+ a los 42 días postrasplante. Pero ninguna de las poblaciones
proliferaba de forma adecuada, posiblemente por el daño inducido sobre el timo, y las
células no presentaban especificidad frente al virus del CMV (McGoldrick et al, 2013).
En nuestra serie, la mayoría de los pacientes (77%) eran CMV positivos en el
momento del TSCU, dato que se corresponde con lo referido en la población española
adulta (Sanz & Andreu, 2014). La seropositividad para CMV condiciona el riesgo de
Discusión
128
reinfección por este virus en el periodo postrasplante (Walker et al, 2007), lo cual
influye negativamente en la supervivencia de los pacientes trasplantados con SCU.
Los receptores de TSCU con estado serológico CMV-positivo presentaron una
reconstitución más rápida de las cifras absolutas de células NK y linfocitos T
citotóxicos (CD8+), pero recuperaron más lentamente la población B (CD19+). En
pacientes pediátricos se ha evidenciado que la infección por CMV aumenta los
linfocitos T CD8+ pero no los CD4+ (Farnault et al, 2012). En adultos, la recuperación
postrasplante de la población T CD8+ CMV-específica es necesaria para controlar la
reactivación vírica (Borchers et al, 2012). El desarrollo de estudios funcionales
linfocitarios podría mejorar la información sobre el estado inmunológico de estos
pacientes. La subpoblación CD3+CD8+HLADR+ identifica a linfocitos T activados que
podrían estar respondiendo ante una infección vírica aguda, incluyendo la provocada
por el CMV. Un análisis minucioso de citoquinas permitiría confirmar la especificidad
contra el CMV de estos linfocitos T. Tal como sugieren Della Chiesa et al. el CMV
podría promover el desarrollo de las células NK en los pacientes que experimentan
una reactivación vírica tras el TSCU (Chiesa et al, 2012). Por otra parte, los pacientes
seropositivos en el momento del trasplante pueden experimentar una reactivación del
virus (Walker et al, 2007). Esto podría explicar la rápida aparición de las células NK
que se observó en los pacientes seropositivos en el periodo pos-TSCU. Foley et al.
observaron que a los 12 meses del alo-TPH, la reactivación del CMV estimulaba el
desarrollo de células NK de fenotipo maduro (Foley et al, 2012). Estas células de la
inmunidad innata podrían desempeñar un papel protector frente a la recaída de la
enfermedad neoplásica y controlar las enfermedades infecciosas durante un largo
periodo postrasplante. En nuestra serie, encontramos en los pacientes seropositivos
que las células NK presentaron un recuento máximo a los 12 meses pos-TSCU,
resultado que estaría de acuerdo con lo observado por Foley et al. La información
disponible respecto a la relación entre la seropositividad para CMV y la recuperación
de la población CD19+ es escasa. El bajo recuento de la población de linfocitos B
podría ser consecuencia de la elevación de las poblaciones linfoides T y NK
secundario a la reactivación vírica.
Con respecto a la incompatibilidad ABO, el grupo de pacientes que no
presentaron incompatibilidad recuperaron mejor las cifras absolutas de linfocitos T
citotóxicos (CD8+) que los que presentaron incompatibilidad mayor o menor. No
encontramos diferencias en la recuperación del resto de poblaciones linfocitarias, por
lo que la influencia aislada de la población T CD8+ sobre la incompatibilidad ABO fue
de difícil interpretación.
Discusión
129
En cuanto a las unidades de SCU, el 46% procedían de bancos de cordón
españoles, y en concreto el 33% de Barcelona. El suministro de unidades de SCU
procedentes de bancos nacionales se ha incrementado hasta llegar a situarse
ligeramente por encima de la mitad en los últimos años, como ya fue descrito por Sanz
(Sanz, 2012). Esta circunstancia podría suponer una autosuficiencia en el suministro
de las unidades procedentes de bancos españoles, lo que implicaría ventajas tanto
logísticas como económicas de este tipo de procedimiento. El bajo recuento celular de
las unidades de SCU comparado con otras fuentes de CPH como la médula ósea o la
sangre periférica podría condicionar un retraso en la recuperación hematopoyética, así
como un incremento en el fallo de injerto (Welniak et al, 2007). Por esta razón, otras
estrategias empleadas en el marco del TSCU han sido la infusión de dos unidades de
SCU o de unidades de SCU expandidas ex vivo (Horwitz & Frassoni, 2015), con la
finalidad de incrementar el número de células progenitoras y así acelerar la
recuperación hematopoyética. En el caso del TSCU con dos unidades de SCU se ha
observado que la unidad predominante en el injerto suele ser la que contiene mayor
número de células CD3+ (Ramirez et al, 2011). En nuestra serie, las unidades de SCU
con mayor dosis de CNT antes de la criopreservación tuvieron una mejor
reconstitución inmunológica de la población CD4+. Las unidades de SCU con más
células CD34+ infundidas por kg de peso del receptor reconstituyeron mejor las
poblaciones de linfocitos T CD3+ y T colaboradores CD4+. Cuando se consideró la
celularidad CD34+ infundida (sin tener en cuenta los kg de peso del receptor), también
se observó una mejor reconstitución de los linfocitos T CD8+. En general, a mayor
número de CNT infundidas, y en particular a mayor número de células CD34+, se
observa una mejor reconstitución inmunológica. Un hallazgo a comentar en nuestra
serie fue que las unidades de SCU con menor tiempo de almacenamiento tuvieron una
mejor reconstitución inmunológica sólo de los valores absolutos de linfocitos T
citotóxicos (CD8+), no observándose diferencias en los que respecta al resto de las
poblaciones. Sería esperable que un menor tiempo de almacenamiento de las
unidades se hubiera relacionado con una mejor reconstitución global de todas las
poblaciones linfoides.
En el tratamiento de profilaxis de la EICH la sustitución de prednisona por MFM
tiene como finalidad reducir la inmunosupresión y acelerar la reconstitución
inmunológica pos-TSCU. Como contrapartida, el MFM produce cierta mielotoxicidad
(Sanz et al, 2013) que podría estar mediada por la inhibición de la proliferación y la
función citotóxica de las células NK (Ohata et al, 2011). En nuestra serie, los pacientes
que recibieron profilaxis de la EICH con CSA + MFM tuvieron una mejor reconstitución
Discusión
130
inmunológica de las cifras absolutas de linfocitos T (CD3+) y linfocitos T colaboradores
(CD4+). No se observaron diferencias significativas en la recuperación de las células
NK. Los corticoides como la prednisona influyen desfavorablemente en la recuperación
de la población de linfocitos T. Estos resultados parecen indicar que el MFM
propiciaría una mejor recuperación de los linfocitos T.
La presencia de EICH aguda es un factor predictivo de EICH crónica y ambas
tienen un impacto negativo sobre la función tímica. El tratamiento inmunosupresor
empleado para tratar la EICH aguda intensifica la inmunodeficiencia del receptor, lo
que explicaría el mayor riesgo de infecciones asociadas a esta complicación por la
menor proporción de linfocitos T y B presentes en el periodo pos-TSCU (Parkman &
Weinberg, 2009). Los valores de TRECs se correlacionan con el número de células T
vírgenes. La presencia de EICH aguda en alo-TPH afecta negativamente al timo tal
como se ha demostrado mediante el análisis de TRECs (Toubert et al, 2012), de forma
que la escasez de progenitores de las células T hace que se produzca un retraso en
su reconstitución. Cuando se midieron los TRECs en TSCU vs trasplante de médula
ósea HLA-idéntico se detectaron valores bajos de TRECs en ambos grupos a los 12
meses, mejorando a los 24 meses en los TSCU (Talvensaari et al, 2002). Estos datos
indicarían que se produce una recuperación tímica eficiente a partir de los progenitores
linfoides de SCU a pesar del menor número de células infundidas comparado con el
TPH de médula ósea. En nuestra serie, no se realizó la detección de TRECs, pero en
los pacientes que presentaron EICH aguda se observó una peor reconstitución
inmunológica del recuento absoluto de linfocitos T (CD3+), colaboradores (CD4+) y
citotóxicos (CD8+), probablemente asociada a la deficiente reconstitución del timo.
Los datos disponibles sobre la MRT en TSCU mieloablativo provienen
principalmente de análisis retrospectivos realizados en series pediátricas. Estos
estudios indican una MRT del 27-39% a los 100 días pos-TSCU y del 30-44% a los 12
meses (Rocha et al, 2004), (Laughlin et al, 2004). La elevada incidencia de mortalidad
sin recaída en estos pacientes es en parte atribuible a las infecciones y la EICH aguda
que sobrevienen en los primeros 100 días debido al retraso en la reconstitución
inmunológica, así como a la toxicidad producida por el tratamiento intensivo
administrado. Algunos trabajos realizados en alo-TPH (Le Blanc et al, 2009), (Savani
et al, 2007) y TSCU (Burke et al, 2011) han mostrado que un mayor recuento absoluto
de linfocitos predice la SG. En un estudio realizado por Szabolcs et al. en una serie de
pacientes trasplantados con SCU se observó una SG a los 78 meses ligeramente
inferior al 50% (Szabolcs & Niedzwiecki, 2007). En las dos últimas décadas, la SG al
año tras alo-TPH se ha incrementado del 40 al 70% en pacientes con leucemia
Discusión
131
mieloide aguda (Komanduri et al, 2013). Otras series han comparado diferentes tipos
de alo-TPH, encontrando una SG a los 3 años en TSCU del 26% (Laughlin et al,
2004). De forma similar a lo observado en los citados estudios, la MRT a los 60 meses
fue del 37% en nuestra serie, con un aumento considerable entre los 3-12 meses pos-
TSCU, y una tendencia a estabilizarse en torno a los 21 meses. La MRT a los 3, 6 y 12
meses fue <1%, 14% y 29%, respectivamente. La SG a los 60 meses fue del 35%, con
un descenso muy pronunciado hasta los 12 meses pos-TSCU, que se estabilizó
alrededor de los 35 meses. La SG a los 3, 6 y 12 meses fue 99%, 87% y 61%,
respectivamente. La reconstitución inmunológica de las células NK no pareció ser un
factor predictor de la MRT, aunque sí influyó a los 6 y 12 meses en la SG. En cambio,
la recuperación de los linfocitos T y B proporcionó información sobre qué pacientes
tendrían mayor probabilidad de supervivencia o mayor riesgo de morir por causas no
relacionadas con la recaída de la enfermedad. Puesto que las células NK son las
primeras en recuperarse tras el TSCU, podrían no suponen una población celular
limitante para disminuir la MRT o aumentar la SG a los 3 meses. En el caso de las
células T, la timopoyesis se encuentra muy dañada en el contexto de este tipo de
trasplante observándose escasos precursores T y células vírgenes. Una de las
estrategias terapéuticas para optimizar la reconstitución inmunológica podría ser la
administración de IL-17 que intensifica la timopoyesis, induciendo la regeneración
tímica, aumentando la proliferación de los linfocitos T y la diversidad en el repertorio
del RCT (Mackall et al, 2011), (Perales et al, 2012). Varios autores han encontrado
esta relación positiva entre IL-17 y timopoyesis, pero otros (Politikos et al, 2015) han
obtenido resultados contrarios. A pesar de que la neogénesis de los linfocitos B no es
edad-dependiente como ocurre como la timopoyesis, tras el TSCU también se ha
observado una escasez de linfocitos B. La falta de linfocitos T antígeno-específicos
imposibilita su interacción con los linfocitos B, lo que repercute en la producción de
inmunoglobulinas específicas por parte de éstos, haciendo más vulnerable al sistema
inmunológico que no puede protegerse de infecciones. Una estrategia que se ha
propuesto para la protección frente a infecciones víricas ha sido la generación de
células T virus-específicas a partir de SCU, pero esta opción está limitada por el
escaso número de linfocitos T presentes en las SCU disponibles para su manipulación,
su fenotipo virgen su baja actividad citotóxica y su alta tasa de apoptosis. Otra opción
explorada por Bari et al. ha sido la expansión ex vivo de las células de SCU y la
optimización de su capacidad migratoria (Bari et al, 2015).
La información aportada en este trabajo ha permitido mejorar nuestro
conocimiento sobre el estado inmunológico de los pacientes sometidos a TSCU. Son
Discusión
132
necesarios estudios prospectivos funcionales y de poblaciones linfocitarias minoritarias
en un mayor número de pacientes que contribuyan a ampliar la información sobre la
reconstitución inmunológica en este tipo de trasplante. La aplicación de estos análisis
podría favorecer el diseño de terapias inmunomoduladoras para el manejo de las
complicaciones relacionadas con este procedimiento, acortando el retraso en la
recuperación inmunológica y, en consecuencia, mejorando la supervivencia de los
pacientes con TSCU.
7. CONCLUSIONES
Conclusiones
135
Este proyecto de Tesis Doctoral cuyo objetivo primordial ha sido evaluar la
dinámica de la reconstitución inmunológica y su potencial relación con las
complicaciones asociadas a la inmunodepresión que se produce tras el TSCU
mieloablativo de DNE en pacientes con neoplasias hematológicas permite extraer las
siguientes conclusiones:
1. La dinámica de reconstitución inmunológica tras el TSCU muestra una rápida
recuperación de las cifras absolutas de células NK, un lento restablecimiento
del recuento de linfocitos B y un retraso importante en la normalización de los
valores de los diferentes subtipos de linfocitos T.
2. La recuperación del recuento de linfocitos T en la mayoría de los pacientes es
todavía incompleta a los 3 años del trasplante, siendo especialmente evidente
para los linfocitos T colaboradores CD4+.
3. Los pacientes con linfoma o síndromes linfoproliferativos experimentan un
mayor retraso en la normalización de los valores absolutos de linfocitos B.
4. La seropositividad para citomegalovirus supone un aumento significativo de las
cifras absolutas de linfocitos T citotóxicos CD8+ y mayor incremento de los
valores de células NK en el primer año postrasplante, así como un retraso de la
recuperación de los números absolutos de linfocitos B.
5. La profilaxis de la EICH con ciclosporina A y micofenolato mofetil se asocia a la
reconstitución inmunológica más precoz del recuento absoluto de linfocitos T
(CD3+) y linfocitos T colaboradores (CD4+) que la profilaxis con corticoides.
6. El recuento absoluto de linfocitos T totales fue significativamente más bajo en
los pacientes que desarrollaron EICH aguda y su recuperación más lenta.
7. La recuperación del número absoluto de linfocitos T y B se asoció directamente
a la supervivencia global (más rápida recuperación mejor supervivencia) e
inversamente a la mortalidad relacionada con el trasplante (más rápida
recuperación menor mortalidad). La recuperación del recuento absoluto de
células NK a los 6 y 12 meses postrasplante se relacionó con mejor
supervivencia global.
8. El conocimiento detallado de la dinámica y características de la recuperación
inmunológica en los pacientes sometidos a TSCU que hemos analizado en
esta Tesis Doctoral, ayudarán a trazar estrategias profilácticas y terapéuticas
adaptadas al riesgo que estén orientadas a promover una reconstitución
inmunológica más eficiente y reducir la mortalidad infecciosa, el mayor
problema de esta modalidad de trasplante.
8. BIBLIOGRAFÍA
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