Evaluando la inversión en Talara

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EN DEBATE /12 / PORTAFOLIO EL COMERCIO / DOMINGO 16 de diciembre del 2012 P ara los economistas, el Estado interviene en la econo- mía por dos razones: eficiencia y equidad. Intervenir para construir una refinería de petróleo, existiendo una oferta real y un potencial del sector privado, no es justificable. A esta lógica se le agrega la prohibición constitucional de desa- rrollar actividad empresarial si no es para cumplir un rol subsidia- rio, por causas de alto interés público o manifiesta conveniencia nacional. Todos estos supuestos, en el caso de la refinería de Tala- ra, no se cumplen, como sí lo podrían ser para Iquitos, por ejemplo. Sumemos a este argumento legal (de impacto para la factibili- dad de financiamiento), la baja de los márgenes refineros (17,3% anual en los últimos cuatro años) y que se estima seguirán cayen- do debido a la explotación del gas natural que viene a sustituir los consumos de GLP, gasolinas, diésel y residuales. Si se insiste en la inversión estatal, habría que determinar cuánto estaríamos dispuestos a desembolsar. Los princi- pios del Sistema Nacional de Inversión Pública (SNIP) señalan que se debe buscar eficiencia en la utiliza- ción de recursos, sostenibilidad en la mejora de la calidad o ampliación de la provisión de los servi- cios públicos intervenidos por el proyecto y el mayor impacto socioeconómico. La aparen- te ventaja de no estar Petroperú sometido al SNIP no es un motivo para atentar contra es- tos principios. Este año, el Perú habrá crecido casi US$19.000 millones. ¿Podríamos permitir- nos invertir el equivalente a casi un tercio del esfuerzo y el sacrificio de todos los peruanos en un proyecto que no cumple los objetivos de la inversión estatal? Si una refinería como Talara requiere US$3.450 millones para mo- dernizarse y ampliar en un 46% su capacidad de refinación, significa atribuirle un valor cero a la inversión actual. Semejante desembolso solo se justifica para una capacidad que, por lo menos, cuadruplique la prevista para Talara. Discrepo con la tesis que dice que tenemos que pro- ducir diésel localmente por razones de política pública, seguridad energética o por abastecimiento, ya que eso es ca- racterístico del modelo económico de sustitución de importa- ciones, de especial predilección entre los desarrollistas de los años sesenta y cuyas consecuencias negativas fueron una ineficiente asignación de recursos, inflación y subsidios para la formación de monopolios estatales. Si le cuesta tanto al país reducir el contenido de azufre en el diésel y si igualmente pagaremos precios como si lo estuviéra- mos importando, no existe argumento válido para no importar si fuera necesario. El impacto de la sustitución por el gas natural, que casi no contiene azufre, es otro factor que, al parecer, no se toma en cuenta en el balance de impactos de la contaminación ambiental. L a economía de los proyectos de refinación depende de la diferencia entre el precio del petróleo crudo y el de los productos derivados. Por diversas razones (menor consumo, especificaciones más exigentes, puesta en operación de grandes refinerías en el Medio Oriente y Asia ), estamos confrontados con una reducción estructural de este margen. Por ello, estos proyectos no pueden evaluarse con los mismos criterios de rentabilidad que los de producción o de comercialización del petróleo y los derivados. La refinación es vista, tanto por empresas como por Estados, como una actividad estratégica que permite preservar la integración de la cadena de la industria, y asegurar la valorización de la producción y el sumi- nistro de combustibles en un determinado mercado. La modernización de la refinería de Talara debe entenderse co- mo un proyecto vital para la supervivencia de nuestra empresa petrolera. Conviene recordar que desde fines de los noventa, cuando concluyó el proceso de privatización, el Estado no ha definido un rol para Petro-Perú. No obstante, todas las fuerzas políticas coinciden en que es imposible ce- rrarla. Es justo señalar que Petro-Perú ha cumplido abasteciendo al 50% del mercado en condiciones de competencia y ha permitido que no se den cor- tes de suministro en ningún punto del país. De manera pragmática, si no vamos a cerrarla hay queponernosdeacuerdoenlamisiónquedebe cumplir y darle los recursos correspondientes. La misión comprende, primero, continuar el roldeamortiguadorennuestromercadoante la alta volatilidad de los precios y complemen- tar a las empresas privadas, agregando valor en proyectos prioritarios del sector. En una se- gunda instancia, cuando disponga de mejores equiposyrecursoshumanosyhayaacumulado recursos financieros, incluyendo un accionaria- do privado en su capital, podremos fijarle metas másambiciosas(aunenelexteriorcomohoyloha- cen Ecopetrol o Petrobras). La inversión por cuenta de Petro-Perú para el proyecto está estimada en US$2.634 millones y debe evaluarse frente a la caja proyectada de la empresa. Asi- mismo, se ha estimado una inversión a cargo de terceros de US$784 millones. La evaluación hecha por Cofide sobre la base de parámetros conservadores indica que se requerirá de un aporte parcial del Estado para su puesta en operación. Este aporte habrá que compararlo con el costo de una mayor importación y el im- pacto de una subida abrupta de precios que no podríamos amor- tiguar, y con los beneficios en términos de empleos calificados y de reactivación de la economía regional, entre otros indicadores. No hemos invertido en nuestra empresa petrolera por años, solo hemos retirado pequeñas utilidades y la hemos dejado sin recursos, con restricciones administrativas y con un personal dis- minuido. La modernización de Talara debe marcar el inicio de un plan serio de potenciación a largo plazo. EVALUANDO LA INVERSIÓN EN TALARA FRENTE A FRENTE ELEODORO MAYORGA ALBA Socio del estudio Laub & Quijandría Si una refinería como Talara requiere US$3.450 millones para modernizarse [...], significa atribuirle un valor cero a la inversión actual. La modernización de Talara debe marcar el inicio de un plan serio de potenciación a largo plazo. CÉSAR BEDÓN ROCHA Consultor en energía “EL DESEMBOLSO NO ESTÁ JUSTIFICADO” ¿Es adecuada la modernización de la refinería propuesta por Petro-Perú? “INVERTIR EN TALARA ES VITAL PARA PETRO-PERÚ” A io ría C

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EN DEBATE /12 / PORTAFOLIOEL COMERCIO / DOMINGO 16 de diciembre del 2012

Para los economistas, el Estado interviene en la econo-mía por dos razones: eficiencia y equidad. Intervenir para construir una refinería de petróleo, existiendo una oferta real y un potencial del sector privado, no es justificable.

A esta lógica se le agrega la prohibición constitucional de desa-rrollar actividad empresarial si no es para cumplir un rol subsidia-rio, por causas de alto interés público o manifiesta conveniencia nacional. Todos estos supuestos, en el caso de la refinería de Tala-ra, no se cumplen, como sí lo podrían ser para Iquitos, por ejemplo.

Sumemos a este argumento legal (de impacto para la factibili-dad de financiamiento), la baja de los márgenes refineros (17,3% anual en los últimos cuatro años) y que se estima seguirán cayen-do debido a la explotación del gas natural que viene a sustituir los consumos de GLP, gasolinas, diésel y residuales.

Si se insiste en la inversión estatal, habría que determinar cuánto estaríamos dispuestos a desembolsar. Los princi-pios del Sistema Nacional de Inversión Pública (SNIP) señalan que se debe buscar eficiencia en la utiliza-ción de recursos, sostenibilidad en la mejora de la calidad o ampliación de la provisión de los servi-cios públicos intervenidos por el proyecto y el mayor impacto socioeconómico. La aparen-te ventaja de no estar Petroperú sometido al SNIP no es un motivo para atentar contra es-tos principios.

Este año, el Perú habrá crecido casi US$19.000 millones. ¿Podríamos permitir-nos invertir el equivalente a casi un tercio del esfuerzo y el sacrificio de todos los peruanos en un proyecto que no cumple los objetivos de la inversión estatal? Si una refinería como Talara requiere US$3.450 millones para mo-dernizarse y ampliar en un 46% su capacidad de refinación, significa atribuirle un valor cero a la inversión actual. Semejante desembolso solo se justifica para una capacidad que, por lo menos, cuadruplique la prevista para Talara.

Discrepo con la tesis que dice que tenemos que pro-ducir diésel localmente por razones de política pública, seguridad energética o por abastecimiento, ya que eso es ca-racterístico del modelo económico de sustitución de importa-ciones, de especial predilección entre los desarrollistas de los años sesenta y cuyas consecuencias negativas fueron una ineficiente asignación de recursos, inflación y subsidios para la formación de monopolios estatales.

Si le cuesta tanto al país reducir el contenido de azufre en el diésel y si igualmente pagaremos precios como si lo estuviéra-mos importando, no existe argumento válido para no importar si fuera necesario. El impacto de la sustitución por el gas natural, que casi no contiene azufre, es otro factor que, al parecer, no se toma en cuenta en el balance de impactos de la contaminación ambiental.

La economía de los proyectos de refinación depende de la diferencia entre el precio del petróleo crudo y el de los productos derivados. Por diversas razones (menor consumo, especificaciones más exigentes, puesta en operación de grandes refinerías en el Medio Oriente

y Asia ), estamos confrontados con una reducción estructural de este margen. Por ello, estos proyectos no pueden evaluarse con los mismos criterios de rentabilidad que los de producción o de comercialización del petróleo y los derivados. La refinación es vista, tanto por empresas como por Estados, como una actividad estratégica que permite preservar la integración de la cadena de la industria, y asegurar la valorización de la producción y el sumi-nistro de combustibles en un determinado mercado.

La modernización de la refinería de Talara debe entenderse co-mo un proyecto vital para la supervivencia de nuestra empresa

petrolera. Conviene recordar que desde fines de los noventa, cuando concluyó el proceso de privatización, el Estado no

ha definido un rol para Petro-Perú. No obstante, todas las fuerzas políticas coinciden en que es imposible ce-

rrarla. Es justo señalar que Petro-Perú ha cumplido abasteciendo al 50% del mercado en condiciones

de competencia y ha permitido que no se den cor-tes de suministro en ningún punto del país. De manera pragmática, si no vamos a cerrarla hay que ponernos de acuerdo en la misión que debe cumplir y darle los recursos correspondientes. La misión comprende, primero, continuar el rol de amortiguador en nuestro mercado ante la alta volatilidad de los precios y complemen-tar a las empresas privadas, agregando valor en proyectos prioritarios del sector. En una se-gunda instancia, cuando disponga de mejores equipos y recursos humanos y haya acumulado

recursos financieros, incluyendo un accionaria-do privado en su capital, podremos fijarle metas

más ambiciosas (aun en el exterior como hoy lo ha-cen Ecopetrol o Petrobras).La inversión por cuenta de Petro-Perú para el

proyecto está estimada en US$2.634 millones y debe evaluarse frente a la caja proyectada de la empresa. Asi-

mismo, se ha estimado una inversión a cargo de terceros de US$784 millones. La evaluación hecha por Cofide sobre la base

de parámetros conservadores indica que se requerirá de un aporte parcial del Estado para su puesta en operación. Este aporte habrá que compararlo con el costo de una mayor importación y el im-pacto de una subida abrupta de precios que no podríamos amor-tiguar, y con los beneficios en términos de empleos calificados y de reactivación de la economía regional, entre otros indicadores.

No hemos invertido en nuestra empresa petrolera por años, solo hemos retirado pequeñas utilidades y la hemos dejado sin recursos, con restricciones administrativas y con un personal dis-minuido. La modernización de Talara debe marcar el inicio de un plan serio de potenciación a largo plazo.

EVALUANDO LA INVERSIÓN EN TALARA

FRENTEA FRENTE

ELEODORO MAYORGA ALBASocio del estudio

Laub & Quijandría

Si una refinería

como Talara requiere

US$3.450 millones para

modernizarse [...],

significa atribuirle un valor

cero a la inversión actual.

La modernización de Talara

debe marcar el inicio

de un plan

serio de potenciación a

largo plazo.

CÉSAR BEDÓNROCHA

Consultor

en energía

“EL DESEMBOLSO NO ESTÁ JUSTIFICADO”

¿Es adecuada la modernización de la refinería propuesta por Petro-Perú?

“INVERTIR EN TALARA ES VITAL PARA PETRO-PERÚ”

Aio

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