Ética de La Ética

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Ética de la ética Nadie podrá discutir que nos encontramos, según muchos columnistas y “expertos” (a pesar que no hay que ser “experto” o tener un título para darse cuenta), frente a una profunda crisis institucional a partir de los recientes (y no tanto) hechos de delitos tributarios que remecen transversalmente a la política chilena, la crisis ambiental en el norte y sur de Chile reflejada en las sequías que muchas veces terminan en incendios como los que hemos visto últimamente, organización social en torno a demandas que tienen que ver con recursos o calidad ambiental –ver Caimanes, Freirina- producida por la facilidad de ciertos actores sociales por acceder a los recursos de la región, familiares de la gente de la Moneda reuniéndose con los grandes capitales de este país, influyendo en el poder judicial, cambiando fiscales a cargo de casos que los involucran y obstruyéndolo a través de la resistencia del SII de entregar antecedentes a fiscalía; el nombramiento del cura Barros como obispo de Osorno, edecanes presidenciales y exministros de interior envueltos en redes de protección de narcotráfico, leyes que favorecen de manera grosera exclusivamente a los ilustres diputados como la dieta parlamentaria, el silencio inaudito de la bancada estudiantil y de partidos que tenían un discurso “contra la institucionalidad”, la colusión de farmacias/pollos. “Están todos metidos, hay que poner orden, que los sequen en la cárcel, hay que matarlos a todos, hay que sacar a los militares” posiblemente habrán escuchado estas propuestas tanto en los informativos/culturales matinales o noticieros de la caja idiota como en la mesa de su propia casa, en una linda cena familiar que se convierte de repente en lo más parecido al panel de Tolerancia 0, aunque más incisivo y sin el “amiguismo” que caracteriza a alguno de esos personajes con sus entrevistados. Si quisiéramos ir más allá de las opiniones y de la indignación generalizada de la sociedad

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tica de la ticaNadie podr discutir que nos encontramos, segn muchos columnistas y expertos (a pesar que no hay que ser experto o tener un ttulo para darse cuenta), frente a una profunda crisis institucional a partir de los recientes (y no tanto) hechos de delitos tributarios que remecen transversalmente a la poltica chilena, la crisis ambiental en el norte y sur de Chile reflejada en las sequas que muchas veces terminan en incendios como los que hemos visto ltimamente, organizacin social en torno a demandas que tienen que ver con recursos o calidad ambiental ver Caimanes, Freirina- producida por la facilidad de ciertos actores sociales por acceder a los recursos de la regin, familiares de la gente de la Moneda reunindose con los grandes capitales de este pas, influyendo en el poder judicial, cambiando fiscales a cargo de casos que los involucran y obstruyndolo a travs de la resistencia del SII de entregar antecedentes a fiscala; el nombramiento del cura Barros como obispo de Osorno, edecanes presidenciales y exministros de interior envueltos en redes de proteccin de narcotrfico, leyes que favorecen de manera grosera exclusivamente a los ilustres diputados como la dieta parlamentaria, el silencio inaudito de la bancada estudiantil y de partidos que tenan un discurso contra la institucionalidad, la colusin de farmacias/pollos.Estn todos metidos, hay que poner orden, que los sequen en la crcel, hay que matarlos a todos, hay que sacar a los militares posiblemente habrn escuchado estas propuestas tanto en los informativos/culturales matinales o noticieros de la caja idiota como en la mesa de su propia casa, en una linda cena familiar que se convierte de repente en lo ms parecido al panel de Tolerancia 0, aunque ms incisivo y sin el amiguismo que caracteriza a alguno de esos personajes con sus entrevistados. Si quisiramos ir ms all de las opiniones y de la indignacin generalizada de la sociedad chilena frente a las instituciones podramos esquematizar estas exclamaciones vehementes que (muy posiblemente) a todos se nos han pasado por la cabeza.Basta una pequea leda al Twitter o el feed de Facebook para darnos cuenta que la indignacin se concentra en un grupo que muchos llaman Clase media o trabajadora, se manifiesta a travs de estos llamamientos a las penas carcelarias ms altas, ajusticiamiento o incluso las detenciones ciudadanas, promoviendo algo que todos quieren, dcese de la igualdad y justicia Qu ms democrtico que aquello?Tambin podemos darnos cuenta que lo nico que la gente quiere es vivir tranquila, poder salir de vacaciones, ir al mall, pagar las cuentas, y de vez en cuando (obviamente) darse un gustito igual como lo hacen los poderosos.Todo este movimiento social, a pesar de una bsqueda muy profunda, no tiene lideres visibles, es espontaneo en apariencia, ha sido levantada solamente por los medios de comunicacin. Es decir, por medio de su deseo de consumir informacin para pertenecer al grupo crtico que la lleva, los medios de comunicacin y algunos polticos han conseguido que una masa heterognea de individuos demande la eliminacin de todos los privilegios de las clases dominantes, como tambin han levantado prejuicios por montn frente a las poblaciones de menores recursos, llegando a campaas (tambin espontaneas y sin un lder visible) tales como piteate un flaite, las mismas detenciones ciudadanas o cosas tan cotidianas como cruzar la calle al encontrarse con alguien que sugiera otra condicin social, totalmente evidente en la aversin de la CONFEPA a mezclar nios de diferente condicin socioeconmica, ya que son un Otro que va a despojarlo de sus privilegios o su tranquilidad. Todas estas demandas debern ser obtenidas por medio de la violencia o el castigo mximo de parte del Estado o del poder judicial (ms que repetida est la frase: El estado debera hacerse cargo de). Es decir hay una aceptacin total y un intenso deseo de orden institucional.Se nos ha enseado a echarle la culpa al que est al otro lado de la mesa del box, o al otro lado del vidrio del banco, cuando son las relaciones de poder y quienes lo ejercen a quien deberamos apuntar. Este quiebre de la institucionalidad, que tiene sus inicios en las movilizaciones del 2011, ha generado un rumor que podra ir creciendo y que resuena como expusimos en el prrafo anterior. Estaramos frente a una exacerbacin del fascismo, tal y como est ocurriendo en muchas partes del mundo.Frente a todos los ltimos escndalos tambin ha habido voces que dicen que hace falta una revisin a los ramos de tica de las universidades, a propsito de los escndalos de corrupcin mencionados anteriormente. De esta manera se plantea a la tica como un conjunto de leyes o un manual de comportamiento, si fuera as estaramos cayendo en el mismo juego del discurso de poder, al someternos por completo a un discurso que pretende ser hegemnico, y llegando nuevamente a una especie de fascismo. El discurso hegemnico actual es la cristalizacin de un ethos o moral en la palabra, en tanto el hombre es un ser que habla, y este ethos es a su vez: consumir, competir, por todos los medios posibles. Es por esto que proponemos la tica no como discurso, sino que como estructura de pensamiento que, desde los mrgenes del discurso del poder, pueda corroer esta cristalizacin y reformarla desde fuera hacia adentro.Esta manera de concebir la tica nos lleva a considerar tambin a los Otros como un cuerpo al cual nos podemos asimilar, y as desconcentrar el poder, volverlo algo accesorio a los cuerpos de compaeros, cursos, carreras o universidades, en el caso de la poltica universitaria, basta con ver el progreso de las demandas internas de la Escuela de Medicina y darse cuenta de que su choque es con la institucionalidad, y sus problemas cotidianos son solucionados de manera interna.Pero de que discurso de poder nos estn hablando? De qu me sirve reflexionar? Quiero sacar mi carrera, no ser un filsofo/pensador.Preguntas totalmente vlidas para un estudiante que no ha sido consumido por la fiebre revolucionaria o crtica muy de moda por estos das.En respuesta, les plantearemos cuestiones de vuelta:Por qu estudian? Cmo se sienten al ir a clases? Se sienten realmente involucrados o maravillados con la informacin que reciben? Por qu faltan a clases?La universidad, ms especficamente las facultades cientficas, como institucin encargada de formar profesionales, obliga a los estudiantes a escuchar y adoptar el discurso cientfico el cual se configura como un discurso que ejerce poder, algunos ejemplos son cuando nos dicen cmo funciona el mundo (relacin entre neurotransmisores y sentimientos) y lo que debemos hacer para estar ms sanos (menos lpidos en la dieta, menos sal). Frente a este discurso armado y dominante a los estudiantes no nos queda ms remedio que someternos, escuchar e intentar asimilar lo ms que podamos, sin reflexionar. De esta manera nos separamos de la prctica como un cuerpo, al cual nos podemos asimilar siguiendo un conatus y as alcanzar un grado de felicidad o ms simplemente satisfaccin personal, es decir se pierde el deseo en la prctica y el Eros del aprendizaje, nuestro cuerpo nos lo advierte a travs de la dificultad para levantarnos e ir a clases, el excesivo sueo durante la jornada, la lucha que significa intentar mantener la atencin en la catedra. Que la fisiologa o la patologa no expliquen este fenmeno no significa que no debamos hacernos cargo de l. Para recuperar el deseo entonces, es necesario asumir la posicin de sujeto, es decir, reflexionar desde el margen de los discursos (Si no como grasas no me dar un infarto? Si no fumo no me dar cncer? El aborto debe ser castigado? El sistema de salud satisface las necesidades de la poblacin?), escuchar al cuerpo, comprometerse con la praxis y de esta manera construir la autonoma, esto es, desligarse del poder al ejercer la prctica. Para esto, no es necesario ser filsofo ni intelectual.Este no es un llamado a asumir un discurso poltico: Todos saben las atrocidades cometidas por la derecha, todos conocen los resultados de la izquierda burocrtica y autoritaria.Tampoco a ser poltico: Lo que menos queremos es organizar ms redes de poder.Esto tampoco es un llamado a ser crtico: Ya que esta postura tambin ha sucumbido al ethos imperante y se ha convertido en una forma-de-consumir, es decir, se ha perdido la reflexin, solo hay repeticin.No pretendemos renegar del discurso desde el cual nos desempearemos: Nuestra medicina est directamente asociada al discurso cientfico.O a levantar consignas por la educacin: Todos saben lo que est mal, lo hemos vivido y lo hemos repetido hasta el cansancio.