Estados Unidos quiere volver a las fábricas

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ESTADOS UNIDOS QUIERE VOLVER A LAS FÁBRICAS

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Artículo de opinión publicado el 22/09/2011 el El Diario Montañés en torno a discurso de Obama y su mención a la necesidad de recuperar el liderazgo en manufactura

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ESTADOS UNIDOS QUIERE VOLVER A LAS FÁBRICAS

Estados Unidos quiere volver a las fábricas

LUIS CUBRÍA FALLA

“Si los americanos pueden comprar Kias y Hyundais, quiero ver a la gente en Corea del Sur conduciendo Fords y Chevrolets y Chryslers. Quiero ver más productos vendidos por todo el mundo marcados con estas orgullosas palabras: Hecho en América”. Con esta frase del discurso de Obama del pasado jueves 8 de septiembre, que ha pasado casi desapercibida, aflora una profunda corriente que quiere marcar el futuro económico del gigante americano.

Se trata de volver a fabricar cosas, de abrir las plantas cerradas, para recuperar espacio económico que se ha dejado en manos de otros países, fundamentalmente China. No se buscan cifras de empleo enormes (solo alcanzables con el sector servicios), sino equilibrar la balanza.

Estados Unidos y Occidente en general esperaban basar su bienestar exclusivamente en la ”economía del conocimiento”. Alguien dijo a finales de los 90, en plena fiebre “.com”, que “dentro de poco, cualquier cosa que se pueda tocar no valdrá nada”. Sin embargo, en los últimos años la balanza de pagos se ha inclinado dramáticamente a favor de los países que venden cosas tangibles, como China, Alemania y Japón (y los productores de petróleo).

Alemania ha sido capaz de sostener un fuerte impulso de las actividades innovadoras y científicas sin desmantelar su sector industrial. No debieran ser incompatibles, ni mucho menos, pero en Gran Bretaña, Estados Unidos o España una fiebre devastadora ha echado abajo el modo de vida de gran parte de la población.

Hemos cubierto el frente de la innovación y desprotegido el flanco industrial. ¿Por qué la estrategia ha fallado? En primer lugar implica una visión egocéntrica del mundo, girando en torno a Occidente. El paradigma era este: nosotros hacemos los planos y fabricamos la alta tecnología, y ellos se quedan con los productos más básicos. La realidad es que los Chinos, por ejemplo, no solo producen trastos, también son capaces de innovar y de desarrollar un sector creativo y nos envían miles de contenedores llenos de ordenadores, pantallas leds y células fotovoltaicas.

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Fuente: The White House

Nos enfrentamos a un mundo plano de verdad, donde se aporta valor en todos los niveles y en todas partes.

El otro gran fallo de la apuesta está en nuestros recursos humanos. Hay millones de trabajadores (en Estados Unidos, en España, Italia, Portugal…) que serían felices manejando máquinas y robots, escalando patrones de ropa por ordenador, colocando ladrillos o dando servicio a todos los anteriores. Sin embargo, se encuentran parados y sin posibilidades de recolocación. En Gran Bretaña tienen desde hace años a una población subsidiada de un millón de personas, consideradas no aptas para las finanzas, la innovación o la cultura. Vivir permanentemente con el codo hincado en la barra de un pub es muy duro, y algunos de ellos se han lanzado a quemar las calles, en el mes de agosto.

Para colmo de males, los costes de la vida se han multiplicado, haciendo muy difícil la subsistencia de esos trabajadores poco cualificados y de la industria más básica. Una de las prioridades de los gobiernos occidentales, en la fase de post-crisis en que ya nos encontramos, debiera ser lograr recursos económicos, como vivienda, transporte y servicios básicos. Por cierto, en los últimos años los dirigentes se han esforzado en conseguir todo lo contrario.

Algunas voces alertan contra el olor a proteccionismo que emana de esta política del nuevo “manufacturing age”. En nuestra opinión, una balanza de pagos con un desequilibrio como el actual, extendido en el tiempo, es una amenaza aún mayor… o ganamos todos o ninguno. Las economías que nos hemos convertido en dependientes de la financiación exterior (Estados Unidos y España son los casos más graves) no podemos soportar más dicho déficit.

De la aristocracia china depende mucho la resolución de este dilema del prisionero: un beneficio mutuo impulsando su demanda doméstica y reduciendo su superávit exterior, o una búsqueda del liderazgo mundial haciendo dumping social y económico, como hasta la fecha.

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El tercer plan de estímulo de Obama repite algunas fórmulas que han tenido poco éxito, pero el foco en la economía real resulta esperanzador. Una visión más pragmática del mundo, donde todos los países tienen economía del conocimiento y también, por qué no, producción física. Quizás en España debiéramos pensar un poco en este tema.

Y para terminar, otra frase del discurso de Obama: “nos vamos a asegurar de que la próxima generación de la fabricación tiene lugar no en China o en Europa, sino aquí mismo, en los Estados Unidos. Así es como América puede ser el número uno de nuevo”. Más claro imposible.

Artículo publicado el 22/9/2011 en El Diario Montañés

http://www.eldiariomontanes.es/prensa/20110922/opinion/articulos/estados-unidos-quiere-volver-20110922.html

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