Escenarios Actuales - cesim.cl · las mutaciones de un mundo cada vez más globalizado. Por...

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Año 18, N° 3, diciembre, 2013 ISSN 0717-6805 Escenarios Actuales Centro de Estudios e Investigaciones Militares Ejército de Chile

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Año 18, N° 3, diciembre, 2013ISSN 0717-6805

Escenarios Actuales

Centro de Estudios e Investigaciones Militares Ejército de Chile

The Military Studies and Research Center (CESIM) was created on December 12, 1994 in order to help different bodies of the Chilean Army in matters related to military science. It also contributes to exchange ideas and develop research and academic extension in the areas of security and defense. To fulfill its tasks the Center maintains an active relationship with the national and international academic community.

"Current Scenarios" is a free publication of The Military Studies and Research Center (CESIM). The ideas expressed in the articles are those of the authors and do not necessarily represent the thought, doctrine or official position of CESIM or the Chilean Army.

The journal is indexed in the Catalogue of the On-line Regional Information System for Scientific Journals of Latin America, the Caribbean, Spain and Portugal Latindex, (http://www.latindex.org).

El Centro de Estudios e Investigaciones Militares (CESIM) fue creado el 12 de diciembre de 1994, con el objeto de contribuir en materias relacionadas con las ciencias militares a diferentes organismos del Ejército. Asimismo, aportar al intercambio de ideas y desarrollar diversas actividades de investigación y extensión académica en las áreas de Seguridad y Defensa, manteniendo para ello una activa relación con la comunidad académica nacional e internacional.

“Escenarios Actuales” es editada y difundida gratuitamente por el Centro de Estudios e Investigaciones Militares. Las ideas vertidas en los artículos son de exclusiva responsabilidad de los autores y no representan necesariamente el pensamiento, doctrina o posición oficial del CESIM o del Ejército de Chile.

La revista está indexada al Catálogo del Sistema Regional de Información en Línea para Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal, Latindex (http://www.latindex.org).

Contenidos

Editorial. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3

ArtículosSeguridad nacional y estrategia. La protección de los intereses y valores de España en un mundo globalizado TCL. Mario Laborie Iglesias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5

Aspectos geopolíticos del programa antártico de la India: de la idea poscolonialista a patrimonio común de la humanidad Iván Witker Barra. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15

La política exterior de Chile desde 1990 Mario Artaza Rouxel . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25

Diplomacia de defensa: una aproximación conceptual Diego Arancibia Morales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 35

VisionesEl Tratado de Comercio de Armas. Breve reseña de sus conteni-dos e implicancias CRL. (R) Hernán José Riquelme Acevedo y Juan Pablo Jara Ortega . . . . . 45

Actividades Académicas del CESIM. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 51

Panorama Internacional: Seguridad y DefensaEfemérides . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 54

Noticias Internacionales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 55

Reseña de Lecturas Recomendadas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 60

Normas Editoriales. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 63

EscenariosActuales

COMITÉ EDITORIAL

Director de la revista Coronel Diego Jiménez Ramírez Director del Centro de Estudios e Investigaciones Militares

Editor Coronel Eduardo Fuenzalida Helms Coordinador del Área de Extensión

Periodista María Ignacia Matus Matus

CONSEJO EDITORIAL

Raúl Benítez ManautInvestigador de la Universidad Nacional Autónoma de México

Jaime García CovarrubiasProfesor de Asuntos de Seguridad Nacional del Center for Hemispheric Defense Studies, Estados Unidos

General de Brigada John Griffiths SpielmanSecretario General del Ejército

Carlos Malamud RiklesAcadémico del Real Instituto Elcano, España

Iván Witker BarraAcadémico de la Academia Nacional de Estudios Políticos y Estratégicos, Chile

Ximena Fuentes TorrijoAcadémica de la Facultad de Derecho de la Universidad Adolfo Ibáñez, Chile

Ángel Soto GamboaAcadémico de la Universidad de los Andes, Chile

Depto. de Estudios y Análisis: 2450 1931 Depto. de Investigación, Extensión y Difusión Académica: 2450 1908 - 2450 1948 Biblioteca: 2450 1958 - 2450 1959 CESIM Bandera N° 52, Santiago de Chile email: [email protected] [email protected] www.cesim.cl Escenarios Actuales, año 18, diciembre, Nº 3, 2013ISSN 0717-6805

Escenarios Actuales, año 18, diciembre, Nº 3, 2013ISSN 0717-6805

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LCentro de Estudios e Investigaciones MilitaresSantiago de ChileISSN 0717-6805

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Editorial

Escenarios Actuales. Año 18, diciembre, Nº 3 (2013), pp. 3-4.

Para finalizar el año 2013, las temáticas de este último número, si bien son de permanente interés y han estado presentes en la discusión relativa a nuestro quehacer profesional, en la actualidad han cobrado mayor vigencia y notoriedad internacional.

Con el propósito de analizar diversas experiencias, conocer el proceso de elabora-ción de la Estrategia de Seguridad y Defensa de España (ESN) resulta ilustrativo, ya que permite comprender la dinámica y las materias que dicho país consideró, lo que puede contribuir y enriquecer la reflexión nacional, en momentos en que el Congreso de Chile estudia la Estrategia Nacional de Seguridad y Defensa.

En este sentido, el primer artículo “Seguridad nacional y estrategia. La protec-ción de los intereses y valores de España en un mundo globalizado” aborda los principales contenidos que inspiraron la estrategia española, presentada en mayo de 2013 y que corresponde a una actualización.

El teniente coronel Mario Laborie, analista del Instituto Español de Estudios Es-tratégicos, efectúa una síntesis sobre la evolución que ha tenido el concepto de seguridad y las transformaciones y desafíos que se han suscitado a partir de ello. Asimismo, y centrado en la ESN 2013, enuncia los que son catalogados como riesgos y amenazas, otorgando especial énfasis a la necesidad de promo-ver un adecuado nivel de la cultura de la seguridad y defensa en la ciudadanía.

Desde la perspectiva mundial, y tomando en consideración la relevancia que ha adquirido la Antártica a raíz de los efectos del calentamiento global y los cambios en la configuración del poder internacional, el profesor de la Acade-mia Nacional de Estudios Políticos y Estratégicos, PhD Iván Witker, profundiza en los “Aspectos geopolíticos del programa antártico de la India: de la idea pos-colonialista a patrimonio común de la humanidad”.

En tal sentido, este artículo plantea las actuales y diversas problemáticas que enfrenta esta zona geográfica, en una primera parte a través de la descripción de la evolución histórica que esta ha tenido como escenario geopolítico y, pos-teriormente, enfocado en el caso indio. Todo lo anterior, reforzando la tesis del autor de que la Antártica ha dejado de ser un espacio inhóspito y remoto.

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Centrado en el plano nacional, el siguiente artículo efectúa una síntesis de “La po-lítica exterior de Chile desde 1990”, a lo largo del cual es posible constatar su evolu-ción en el marco del incremento de la actividad multilateral, particularmente los avances en torno a la liberalización del comercio, y de las diversas variables que han debido conjugarse en un contexto internacional en permanente cambio.

El embajador Mario Artaza hace mención a los diferentes énfasis que ha teni-do la política exterior, recalcando la continuidad de sus principios y objetivos por más de 20 años, y su apego al derecho internacional. Por otra parte, se-ñala las acciones desarrolladas en el ámbito regional y vecinal, donde se han generado los principales desafíos, especialmente en materia de integración.

En el marco de las instancias que han sido creadas para incrementar la coo-peración internacional, y con ello contribuir a la política exterior, ha surgido el concepto de diplomacia de defensa, el que alude a los esfuerzos e iniciati-vas que desarrollan las Fuerzas Armadas, acordes a los intereses nacionales, para fortalecer los lazos con diversos países, considerando dentro de ellas por ejemplo las operaciones internacionales.

Diego Arancibia, analista de la Dirección de Relaciones Internacionales del Ejército, ahonda en la “Diplomacia de defensa: una aproximación conceptual”, en un primer momento desde la teoría y práctica internacional, para luego centrarse en el caso de Chile, anticipando el creciente interés por continuar realizando estas acciones.

La visión de este número analiza las implicancias del Tratado de Comercio de Armas, actualmente en trámite legislativo para su aprobación. Este tiene como objetivo principal prevenir y eliminar el tráfico ilícito de armas conven-cionales, armas pequeñas y ligeras, entre otros, así como evitar el desvío de las mismas hacia mercados ilegales.

Esta iniciativa, que tiene sus orígenes en 2006 y que fue aprobada por la Asamblea General de Naciones Unidas en abril de 2013, constituye un gran avance en la materia ya que es el primer tratado que reglamenta el comercio internacional de armas convencionales. El coronel (R) Hernán Riquelme y Juan Pablo Jara, analistas de la Unidad de Transparencia y Desarme de la División Internacional de la Subsecretaría de Defensa, explican y detallan el contenido del tratado, de modo de comprender sus alcances y ámbitos de acción.

El CESIM agradece a nuestros colaboradores, quienes en cada edición enri-quecen nuestra revista con su conocimiento y experiencia, entregando en-foques actualizados en las materias que son propias de nuestro quehacer profesional como Centro de Estudios. Finalmente, aprovecho esta instancia para invitarlos a visitar nuestro sitio web (www.cesim.cl) donde, además, Esce-narios Actuales está disponible para descargarla íntegramente.

DIRECTOR CESIM

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Centro de Estudios e Investigaciones MilitaresSantiago de ChileISSN 0717-6805

Palabras Clave

Seguridad

Defensa

Estrategia

Intereses

Incertidumbre

Keywords

Security

Defense

Strategy

Interest

Uncertainty

Seguridad nacional y estrategia. La protección de los intereses y valores de España en un mundo globalizadoTcl. Mario Laborie Iglesias*

Resumen:‘Seguridad’ es un concepto dinámico, ya que en función de las personas que lo utilicen, del momento y lugar en que se encuentren, adquirirá un significado distinto. A lo largo del tiempo, la seguridad nacional, es decir aquella en que el objeto referente es el Estado-Nación, ha sufrido importantes transformaciones. Actualmente, nadie duda que el entorno internacional es mucho más complejo que unos lustros atrás, y que los Estados tienen dificultades para adecuarse a las mutaciones de un mundo cada vez más globalizado. Por consiguiente, se precisan nuevas políticas y líneas de acción que den respuesta a las incertidumbres actuales. Las estrategias de seguridad nacional, entendidas como la gestión integral de todos los elementos que componen el poder del Estado para alcanzar los objetivos nacionales dentro del sistema internacional, se convierten en herramientas indispensables para actuar en la “niebla de la globalización”. En este sentido, el pasado 31 de mayo de 2013, el gobierno de España aprobó la “Estrategia de Seguridad Nacional. Un proyecto compartido” que constituye “la articulación fundamental de la Seguridad Nacional como Política de Estado”. El presente artículo, desde la óptica española, reflexiona sobre la evolución del binomio incertidumbre-seguridad y de la adecuación de los instrumentos nacionales españoles para afrontar los retos de un contexto en continuo cambio.

Escenarios Actuales. Año 18, diciembre, Nº 3 (2013), pp. 5-14.

* Teniente coronel de Artillería. Doctor en Seguridad Internacional, Universidad Nacional de Educación a Distancia. Máster en Paz, Seguridad y Defensa, Instituto Universitario General Gutiérrez Mellado. Autor de la obra “La privatización de la Seguridad” y de diversos artículos y ensayos para publicaciones especializadas en temas de seguridad y defensa. Ha participado en las misiones en el exterior de Bosnia y Afganistán. Entre sus últimos destinos destacan el Mando de Operaciones del Estado Mayor de la Defensa  y el Estado Mayor Militar Internacional de la OTAN (Bruselas-Bélgica). En la actualidad es analista principal del Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEE). [email protected]

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Abstract:“Security” is a dynamic concept since, depending on the people who use it , the time and place in which they are found, it acquires a different meaning. Over time, national security, that is, one in which the referent object is the Nation-State has changed significantly. At present no one doubts that the international environment is much more complex than a few decades ago, and that countries have difficulty adjusting to the changes in an increasingly globalized world. Therefore, new policies and lines of action that respond to current uncertainties need to be implemented. National security strategies, defined as the integrated management of all the elements that make up the power of the state to attain the national goals within the international system, becomes a much needed tool to work in the “cloud of globalization”. In this regard, on May 31, 2013, the Government of Spain approved the “National Security Strategy”. A shared project “constitutes the fundamental articulation of Homeland Security as State Policy”. This paper, from the Spanish perspective, reflects on the evolution of the binomial uncertainly-security and of the adjustment of the Spanish national instruments to face the challenges of a changing context.

I. Transformaciones, incertidumbre y seguridad

La continua transformación del entorno en el que la humanidad realiza sus actividades constituye una cons-tante histórica. Solo hay que observar cómo en el último siglo se han modificado las pautas sociales, económicas, políticas o tecnológicas de las distintas comunidades, obviamente cada una con sus propias características identifi-cativas, para verificar el profundo dinamismo del medio que nos rodea.

De este cambio continuo surge la incertidumbre, la angustia por satisfacer las necesidades físicas y metafísicas, y la exigencia de protegerse ante las eventualidades, los riesgos y las amenazas. Esta exigencia, más acuciante en épocas de crisis, nos obliga a buscar seguridad.

Pero ‘seguridad’ es un concepto controvertido, ya que su significado varía en función de las personas que lo utilicen y del momento y lugar en que se encuentren. Es decir, al mismo tiempo que varía el entorno, o quizás como consecuencia de ello, también se alteran las percepciones de lo que nos amenaza, de lo que nos inquieta, afectando a lo que se entiende por seguridad y, lo que es más importante, al modo en que hay que lograrla.

La firma de la Paz de Westfalia en 1648, cambió definitivamente los sistemas de gobierno imperantes hasta entonces, mediante la creación de otras entidades políticas, los Estados, que no reconocen una autoridad superior a ellos mismos.1 El Estado, como “contrato social”, viene a dar forma a la tesis de Rousseau de que dicho contrato “es la solución para encontrar una forma de asociación que defienda y proteja con toda fuerza común a la persona y los bienes de cada asociado, y por la cual, uniéndose cada uno a otros, no obedezca, sin embargo más que a sí mismo y permanezca tan libre como antes”.2

Durante el siglo XIX y buena parte del XX, el Estado-Nación westfaliano se consolidó como el modelo predominante de organización política. Progresivamente, y de acuerdo a los postulados rousseanianos, los Estados asumieron el compromiso de proteger a sus ciudadanos, demandando a cambio su lealtad.3 Así, los habitantes de un país se

1 LABORIE IGLESIAS, Mario (2013). La privatización de la seguridad. Ministerio de Defensa. Servicio de Publicaciones. Madrid. España. P. 22.2 ROUSSEAU, Jean Jacques (2011). El Contrato Social. Biblioteca El Mundo. Ciro Ediciones. P. 26 .3 LABORIE IGLESIAS, Mario. “El Futuro de los Estudios Estratégicos en España”. IEEE. Documento de Análisis 30/11. 16/11/2011. Disponible en

http://www.ieee.es/Galerias/fichero/docs_analisis/2011/DIEEEA30-2011FuturoEstrategicoMLI.pdf

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encontraban protegidos cuando el Estado, que en gran medida era capaz de gestionar la incertidumbre social, también lo estaba. En ese período, las amenazas a la seguridad de los Estados provenían de otros Estados, ya que en la mayor parte de las ocasiones los respectivos intereses nacionales eran, como hoy, incompatibles, un factor que apenas ha cambiado a lo largo de los siglos.

Para contrarrestar la amenaza externa y garantizar sus intereses nacionales, los Estados hacían uso de su ‘poder militar’ como instrumento primordial de su seguridad4 y de las relaciones con otras naciones, de ahí el vocablo ‘internacional’. Durante la Guerra Fría, y pese a la acción de Naciones Unidas, el orden internacional imperante era fruto de esta concepción estato-céntrica de la seguridad, caracterizada por la competencia y no por la colaboración entre Estados. Es en estas circunstancias, y con las connotaciones señaladas, cuando se acuña el término ‘Seguridad Nacional’, y seguidamente el de ‘Seguridad Colectiva’ que se deriva del anterior.

En 1948, el diplomático estadounidense George Kennan acuñó una definición de ‘seguridad nacional’ que puede considerarse el arquetipo de la era de la confrontación bipolar. Para Kennan, seguridad nacional era “la capacidad continuada de un país para proseguir el desarrollo de su vida interna sin interferencia seria, o amenaza de interferencia de potencias extranjeras”. Según esta definición, el objeto referente de la seguridad era el Estado y la forma de lograrla consistía en contrarrestar las amenazas provenientes de otras naciones.

Sucintamente, esta concepción de seguridad nacional entendía que el uso de la fuerza militar estaba asociado a la defensa de la soberanía y de las fronteras del Estado ante una amenaza externa. La provisión de este tipo de seguridad era el primer objetivo del Estado, priorizado por delante de otros propósitos sociales y funciones gubernamentales. El predominio abrumador de los instrumentos militares, como factor fundamental de las relaciones entre los Estados, conllevaba que los conceptos “Defensa Nacional” y “Seguridad Nacional” fuesen intercambiables.

De igual forma, la seguridad interior de un país era un ámbito exclusivo de los gobiernos y la injerencia extranjera quedaba prohibida por el derecho internacional, recordar en este punto que el artículo 2 de la Carta de Naciones Unidas señala que “ninguna disposición de esta Carta autorizará a Naciones Unidas a intervenir en los asuntos que son esencialmente de la jurisdicción interna de los Estados”. Por lo tanto, seguridad interior y exterior se concebían como dos ámbitos distintos y distanciados.

Sin embargo, las transformaciones globales de las últimas décadas, o mejor dicho la aceleración de las mismas, han variado de nuevo la dualidad incertidumbre-seguridad. Como nunca antes en la historia, los medios de comunicación y transporte, los modos de producción de bienes y servicios o los movimientos de capitales y personas, entre otros, han cambiado de forma drástica la manera en que las distintas comunidades humanas se relacionan.

Las consecuencias esenciales de estas dinámicas son: la aparición de nuevos peligros, el empoderamiento del individuo, la relativización de los factores geográficos, la preponderancia de los conflictos intraestatales y el consiguiente desgaste de los elementos sociopolíticos tradicionales. En estas circunstancias, la eclosión del posmodernismo, entendido no como una época tras la modernidad, sino como condición humana que “reivindica lo individual y local frente a lo universal”,5 supone la deslegitimación de las instituciones y prácticas sociales y políticas sobre las que se asentaba el orden internacional y la convivencia interna de los países.

4 LABORIE IGLESIAS, Mario. “La Evolución del Concepto de Seguridad”. IEEE. Documento Marco 05/2011. 01/06/2011. Disponible en http://www.ieee.es/Galerias/fichero/docs_marco/2011/DIEEEM05-2011EvolucionConceptoSeguridad.pdf

5 VÁSQUEZ ROCCA, Adolfo (2011). “La posmodernidad. Nuevo régimen de verdad, violencia, metafísica y fin de los metarrelatos”. Nómadas. Revista Crítica de Ciencias Sociales y Jurídicas. Nº 29. Madrid, España.

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En este escenario, los ciudadanos se encuentran ante nuevas incertidumbres y ponen en cuestión el antiguo paradigma de seguridad nacional. A los ojos de la sociedad, se deslegitima el uso de la fuerza como herramienta de relación entre los Estados, ya que los peligros, reales o aparentes, escapan a la lógica puramente militar. Así, la defensa nacional, en su noción ordinaria, pierde valor en el seno de la ciudadanía y deja de constituir el medio fundamental para lograr la seguridad. En realidad, el posmodernismo relativiza cualquier macropolítica, sea del signo que sea. Además, todos estos procesos parecen encontrarse fuera del control de los mecanismos económicos y políticos tradicionales. Consecuentemente, el concepto de seguridad deja de estar inequívocamente ligado al de Estado, produciéndose al mismo tiempo un proceso de fraccionamiento de la seguridad, por un lado hacia organizaciones internacionales y por otro hacia actores subestatales.6

Las condiciones expuestas suponen una profunda transformación en la naturaleza del Estado, ahora denominado poswestfaliano, y en las relaciones entre el gobierno y la sociedad civil. Como consecuencia inmediata, las acciones gubernamentales para proteger los intereses nacionales, entendidos como los comunes al Estado y a la sociedad, adquieren una gran complejidad.

Para acomodarse a estas tendencias, la observación, tipificación y análisis de los numerosos factores de inestabilidad e incertidumbre existentes se convierten en herramientas básicas para maniobrar en la ‘niebla’ de la globalización. De este modo, una vez que se han identificado los peligros que afectan a los intereses de la comunidad, los gobiernos nacionales deben desarrollar políticas que, de acuerdo a los valores consustanciales de la nación, valores que el posmodernismo también relativiza, eviten el posible daño. La seguridad nacional, en el sentido amplio, que más adelante se detallará, se convierte así en la más importante política de Estado. Esta es la razón fundamental por la que los países más avanzados han desarrollado estrategias de seguridad nacional y han implantado sistemas institucionales para su ejecución.

En resumen, en el nivel estatal, que pese a lo indicado sigue siendo considerado el primordial, la transformación del entorno, la creciente incertidumbre de la sociedad y la nueva concepción de seguridad, quedan indefectiblemente enlazadas en las respectivas estrategias de seguridad nacional.

II. Intereses, seguridad y estrategias de seguridad nacional

En el marco señalado anteriormente, la seguridad ya no sigue los preceptos de Kennan. Actualmente, las sociedades modernas deben afrontar nuevos riesgos y amenazas, normalmente transfronterizos tales como el crimen organizado, el terrorismo, la disputa por los recursos naturales, las pandemias o los flujos incontrolados de personas, entre otros. Así, gobiernos y organizaciones internacionales de acuerdo a sus características intrínsecas, deben definir estos riesgos y amenazas y valorar la intensidad con que estos pueden afectar a los intereses nacionales, y decidir con qué medios del Estado van a hacerles frente.7

La compleja naturaleza de esos peligros, como posibilidad más o menos cierta de que se produzca daño, impide que sean afrontados con los instrumentos de los que han dispuesto los Estados tradicionalmente, obligando a reformular el concepto de seguridad nacional en dos sentidos. Por un lado, desaparece la división entre seguridad interior y exterior, consecuencia lógica de la pérdida de relevancia de los factores geográficos físicos; y por otro, el término ‘seguridad’ supera la tradicional noción de defensa militar, para englobar ahora aspectos tales como la economía, la sanidad o el medioambiente, resultado de la creciente atención hacia otras incertidumbres de la sociedad.

6 LABORIE. La privatización de la seguridad. Op. cit.7 HUESO GARCÍA, Vicente (2007). “¿Dónde estamos?”. Incluido en VVAA. Modelo español de Seguridad y Defensa. CESEDEN. Publicaciones de

defensa. Madrid, España. Pp. 31-41. Disponible en http://www.ceseden.es/centro_documentacion/documentos/8.pdf

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Por todo ello, hoy la seguridad se concibe por medio de la integración equilibrada y ponderada de todos los instrumentos disponibles, tanto públicos como privados, en poder de los Estados. Además, se reconoce la necesidad de que los Estados cooperen entre ellos para dar respuesta a los nuevos retos planteados. Actualmente ningún país, por poderoso que sea, es capaz de “gestionar” individualmente un entorno estratégico cada vez más incierto y caracterizado, como se ha señalado en el apartado anterior, por la pérdida de importancia relativa del “modelo Estado”, en favor de otros actores de naturaleza privada.

Esta evolución del entorno ha obligado a los Estados a desarrollar sistemas que, de acuerdo a las peculiaridades de la nación en cuestión, aborden la creciente complejidad de su seguridad. Además, “los actores internacionales deben desarrollar una estrategia que les permita mantener o aumentar su capacidad de influencia en la estructura internacional. La entidad de la estrategia depende del papel al que aspire cada actor internacional”.8 Por todo ello, y como piedra angular de los sistemas citados, surgen las estrategias de seguridad nacional.

En su acepción más simple, estrategia es la relación calculada e integrada entre los medios disponibles y la consecución de los fines deseados, de tal manera que el riesgo asumido, el diferencial entre objetivos y medios, sea el menor posible. Desde el punto de vista de la seguridad nacional,9 estrategia supone la gestión integral de todos los elementos que componen el poder del Estado para alcanzar los objetivos nacionales dentro del sistema internacional. En este sentido, la estrategia se convierte en un proceso racional conformado por una variedad de acciones cuidadosamente integradas. En cualquier caso tiene más que ver con el liderazgo que debe guiar su concepción e implementación que con los recursos utilizados.10

La importancia de estos documentos estratégicos está determinada por su valor de referencia para los líderes políticos. Se trata que la toma de decisiones se lleve a cabo descartando aquellos sucesos puntuales, de carácter coyuntural, valiendo al mismo tiempo para determinar las posibles líneas de acción de los distintos gobiernos a medio y largo plazo. La premisa fundamental es que la estrategia debe encontrarse dominada por el propósito político que emana del nivel más alto de decisión del gobierno de la nación.11

Las estrategias de seguridad nacional no deben ser consideradas un fin en sí mismo, sino que forman parte de un planeamiento estratégico comprensivo, que como actividad política, conlleva decisiones para resolver el problema de seguridad del Estado en cuestión, teniendo siempre presente tanto el contexto como los medios disponibles. A la vez, se muestra públicamente cuales son los intereses12 vitales y los medios que se utilizarán para su protección.

En consecuencia, la determinación de esos intereses es el primer paso del planeamiento estratégico. En el entorno internacional, los intereses nacionales son declaraciones generales o específicas del estado final deseado por la nación, sobre la base de lo que las elites políticas entienden que es lo mejor para el bienestar nacional.13 Los intereses

8 ARTEAGA, Félix; FOJÓN, Enrique (2007). “El planeamiento de la política de defensa y seguridad en España”. Instituto Universitario General Gutiérrez Mellado. Madrid, España. P. 305.

9 En el nivel superior, la estrategia de seguridad, denominada por algunos como “gran estrategia”, incluiría la identificación y elaboración de los intereses, de las amenazas a ellos, del estado final deseado para la reacción frente a esa amenaza, del plazo de reacción y de la integración de fines militares y no militares para hacerla frente. BIDDLE, Stephen D. “American Grand Strategy After 9/11: An Assessment”. Strategic Studies Institute. 01/04/2005.

10 LABORIE. “El Futuro de los Estudios Estratégicos ....”, Op. cit. 11 Ibídem. 12 Para Arteaga y Fojón, en función de la posibilidad del recurso a la fuerza, existen tres grupos de intereses: los vitales relacionados con una

amenaza de agresión militar directa, los esenciales relacionados con riesgos indirectos que afectan al bienestar material y los globales relacionados con riesgos remotos que afectan a la paz y seguridad internacional. ARTEAGA, FOJON. Op. cit. P. 28.

13 YARGER, Richard (julio 2010). “The Strategic Appraisal: The Key to Effective Strategy”. Incluido en BARTHOLOMEES, J.B. (editor). Theory of War and Strategy. Volume I. 4th Edition. Strategic Studies Institute. P. 56.

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se asientan en el propósito nacional, que es esencialmente un resumen de los valores permanentes, creencias y ética de la nación. Al nivel más alto, los líderes políticos utilizan la política para identificar los intereses estatales y proporcionar una guía estratégica a los niveles subordinados.14 Es importante resaltar que, bajo ciertas circunstancias, es ciertamente difícil que las distintas fuerzas políticas de un país alcancen el necesario consenso para la definición de estos intereses.

En el caso español y según el Libro Blanco de la Defensa 2000, los intereses nacionales de seguridad se pueden agrupar, de forma general, en tres categorías: vitales, estratégicos y otros.15 Los intereses vitales son en realidad los elementos constitutivos del Estado que deben preservarse de cualquier agresión, estos son: ordenamiento constitucional, soberanía, población, territorio, entre otros. Por su parte, los intereses estratégicos son aquellos que aportan seguridad a nuestro entorno y cuya protección contribuye decisivamente a la defensa de los intereses vitales, destacan los que se derivan de la situación geográfica de España. Finalmente, España tiene otros intereses de diversa índole derivados de la posición que ocupa en la comunidad internacional, por ejemplo, impulsar la colaboración en materias de seguridad y defensa con los países de Iberoamérica.

III. La Estrategia de Seguridad Nacional de España de mayo 2013

España no ha sido ajena a las transformaciones globales señaladas. Incluso, podría afirmarse que los conceptos de seguridad y defensa españoles han evolucionado mucho más rápido y profundamente que en el resto de los países de nuestro entorno, como resultado de la profunda metamorfosis social y política sufrida por nuestra nación en las últimas décadas.

Como en otros países, mucho se ha debatido en España acerca de la necesidad de establecer un concepto amplio de seguridad, que fuese más allá de la tradicional defensa nacional y que respondiese oportunamente a los retos que hoy se le plantean al Estado. Las sucesivas Directivas de Defensa Nacional, aprobadas por el Presidente del gobierno de turno, que han orientado la política de defensa española durante un amplio período, eran de aplicación únicamente al ámbito militar. Pese a su indudable validez, estos documentos presentaban dos carencias fundamentales: la primera, abandono del conjunto de las administraciones del Estado a las cuestiones de seguridad nacional; y segunda, se carecía de un horizonte temporal amplio que aportase la necesaria estabilidad en una materia considerada muy sensible.

Por ello, se instaba recurrentemente a los poderes públicos de la administración para que se elaborasen una estrategia española, del más alto nivel político, en el que una vez determinados los intereses vitales y estratégicos nacionales se fijasen los objetivos y líneas de acción necesarias para garantizar la seguridad nacional.16

A mediados de 2011, esta reivindicación fue, en parte, satisfecha con la publicación de la “Estrategia Española de Seguridad. Una responsabilidad de todos” (EES).17 Este documento supuso un paso de indudable trascendencia, ya que superaba visiones obsoletas en las que la seguridad y la defensa de los españoles descansaba, como responsabilidad exclusiva, en las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y en las Fuerzas Armadas, situadas cada

14 YARGER, op. cit., p. 55. 15 Libro Blanco de la Defensa (2000). Ministerio de Defensa. Secretaría General Técnica. Madrid, España. Pp. 68-69.16 Por ejemplo, consultar BALLESTEROS MARTÍN, Miguel Ángel (diciembre 2003). “Las Estrategias de Seguridad y de Defensa”. Incluido en VVAA.

Fundamentos de la estrategia para el siglo XXI. Ministerio de Defensa. Monografías del CESEDEN. Nº 67.17 “Estrategia Española de Seguridad - Una responsabilidad de todos”. Gobierno de España. Madrid 2011. Disponible en http://www.lamoncloa.

gob.es

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una de ellas en su ámbito.18 En realidad, la EES fue más importante por el proceso seguido en su redacción que por el resultado final; ya que por distintas razones, la EES no pasó de constituir un mero ejercicio teórico.

El pasado 31 de mayo de 2013, el gobierno de España aprobó la “Estrategia de Seguridad Nacional. Un proyecto compartido” (ESN),19 que revisa y actualiza la EES 2011. La ESN 2013, que no supone ninguna ruptura con respecto a la EES, ratifica los siguientes conceptos básicos: enfoque integral, y concepción amplia y dinámica de la seguridad, como servicio público y política de Estado. Además, determina que los principios informadores de la estrategia serán: unidad de acción, anticipación y prevención, eficiencia y sostenibilidad en el uso de los recursos, y resiliencia o capacidad de resistencia y recuperación.

El nuevo documento estratégico español se define así mismo como “la articulación fundamental de la Seguridad Nacional como Política de Estado. Contiene directrices con el fin de reasignar todos los recursos disponibles del Estado de manera eficiente para la preservación de la seguridad nacional. En particular, hace un diagnóstico de nuestro entorno de seguridad, concreta los riesgos y amenazas a los que se enfrenta España en un mundo en constante transformación, define líneas de acción estratégica y configura un nuevo Sistema de Seguridad Nacional”. Como se puede observar, la segunda parte de esta definición establece el índice temático seguido por la ESN 2013, y sobre el que a continuación se presentan los elementos considerados de mayor relevancia.

El entorno de seguridad

Los acontecimientos que transcurren más allá de las fronteras nacionales pueden impactar directamente en España. Por ello, nuestro país tiene una clara vocación internacional, como demuestra su firme voluntad de cumplir con los compromisos contraídos con las principales organizaciones internacionales o regionales a las que pertenece. Nuestra pertenencia a la ONU, la Alianza Atlántica y la Unión Europea (UE) condiciona de forma taxativa la política de seguridad española. Pero, pese a la pertenencia de nuestro país a estas organizaciones, España tiene una distintiva posición en el mundo, unos valores y cultura identificativos, y unos exclusivos intereses vitales y estratégicos. Por ello, la ESN, pese a las múltiples coincidencias con los documentos estratégicos de los países aliados y amigos, presenta sus propias características.

La ESN 2013 señala las tendencias globales que dan forma al mundo multipolar actual y que están impulsando la aparición de nuevos riesgos y amenazas a los que deben hacer frente las sociedades modernas. Entre estas tendencias cabe destacar las transferencias de poder entre Estados, las transformaciones en el mundo árabe, la mayor interdependencia o la adopción de una nueva postura estratégica por Estados Unidos.

Ante la creciente complejidad del entorno de seguridad global, la ENS 2013 señala que hoy existen “… nuevos riesgos y amenazas que afrontar junto a los tradicionales como los conflictos armados, surgen otros tipos de naturaleza esencialmente transnacional, que se retroalimentan y, al interactuar, potencian su peligrosidad y la vulnerabilidad del entorno. El concepto de seguridad en el siglo XXI debe ser amplio y dinámico, para cubrir todos los ámbitos concernientes a la seguridad del Estado y de sus ciudadanos”.

En este sentido, la ESN efectúa por primera vez de forma oficial una definición de seguridad nacional, que integra los intereses vitales y estratégicos de España: “acción del Estado dirigida a proteger la libertad y el bienestar de sus

18 Análisis comparativo de la Estrategia Española de Seguridad - Una responsabilidad de todos. IEEE. Documento de Análisis 17/2011. 26.06.2011. Disponible en http://www.ieee.es/Galerias/fichero/docs_analisis/2011/DIEEEA17_2011EstrategiaEspanolaSeguridad.pdf

19 “Estrategia de Seguridad Nacional. Un proyecto compartido”. Presidencia del gobierno. 2013. Disponible en http://www.lamoncloa.gob.es

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ciudadanos, a garantizar la defensa de España y sus principios y valores constitucionales, así como a contribuir junto a nuestros socios y aliados a la seguridad internacional en el cumplimiento de los compromisos asumidos”.

Los riesgos y amenazas. Ámbitos de actuación de la seguridad nacional

La ESN 2013 establece 12 riesgos y amenazas a la seguridad nacional española y, en concordancia con ellos, también define 12 ámbitos prioritarios de actuación, objetivo principal a alcanzar y líneas de acción estratégicas que enmarcarán las respuestas y actuaciones concretas para contrarrestarlos. De forma confrontada, se resumen a continuación esos riesgos, amenazas y líneas de acción.

Los conflictos armados - Defensa nacional: Aunque la probabilidad de confrontaciones clásicas entre Estados ha disminuido, gracias a las interdependencias globales, los conflictos armados siguen representando una amenaza grave para la seguridad. La defensa nacional tiene como objetivo primordial hacer frente a los conflictos armados que se puedan producir como consecuencia tanto de la defensa de los intereses o valores exclusivamente nacionales, como los compartidos en virtud de nuestra pertenencia a organizaciones internacionales.

Terrorismo - Lucha contra el terrorismo: La globalización y la difusión de las nuevas tecnologías han supuesto el reforzamiento de los medios de acción y capacidades del terrorismo. La lucha contra este tipo de violencia política, que amenaza de manera directa la vida y la seguridad de los ciudadanos, se ha convertido en un fin prioritario de la acción de los gobiernos. Por ello, la ESN aboga por prevenir, actuar desde su origen, y proteger, disminuir vulnerabilidades, de acciones terroristas.

Ciberamenazas - Ciberseguridad: Junto a las innumerables ventajas que aporta, el ciberespacio es fuente de peligros, ya que puede encontrarse al servicio de numerosas actividades ilícitas o delictivas. En particular, la utilización que las organizaciones terroristas hacen de este ámbito constituye un aspecto de creciente preocupación. La respuesta, proveniente de la ciberseguridad, se centra en garantizar un uso seguro de las redes y los sistemas de información a través del fortalecimiento de nuestras capacidades de prevención, detección y respuesta. Además, la intensificación de la colaboración internacional y la implantación de una cultura de ciberseguridad sólida son las líneas de actuación elegidas por la ESN.

Crimen organizado - Lucha contra el crimen organizado: Por su naturaleza transnacional, la delincuencia organizada vive en la actualidad un enorme crecimiento, subvirtiendo el poder de los Estados en una escala sin precedentes. Al igual que ocurre con el ciberespacio, el factor más alarmante de los últimos años en torno de esta amenaza a la seguridad, es su creciente asociación con grupos terroristas, de modo que las actividades de mafias y terroristas llegan a confundirse. El objeto de la lucha contra estas actividades es impedir el asentamiento en territorio español de los grupos criminales organizados; y para ello las líneas de acción gubernamentales son: la sensibilización y concienciación de la sociedad, la potenciación y mejora de los recursos, la mayor eficacia policial y la colaboración entre los centros y agencias de inteligencia.

Inestabilidad económica y financiera - Seguridad económica y financiera: La actual crisis económica y financiera que padece occidente ilustra cómo la inestabilidad en estos ámbitos es uno de los principales riesgos y amenazas actuales, tanto por sí misma como por el impulso que proporciona a otros riesgos. Esta amenaza, que está siendo fomentada por la gran interdependencia entre Estados y agentes privados, obliga a potenciar un modelo de crecimiento económico sostenible y a mitigar los desequilibrios de los mercados, de una forma flexible pero inmediata.

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Vulnerabilidad energética - Seguridad energética: Vivimos en un mundo cada vez más dependiente de los recursos energéticos. Por ello, la excesiva dependencia exterior y la limitada interconexión con los países de nuestro entorno configuran una importante vulnerabilidad para España. Para combatir estos peligros, la seguridad energética pretende potenciar la flexibilidad operativa del sistema nacional de redes de transporte de energía, fomentar el ahorro energético y mejorar la eficacia energética; así como impulsar la sostenibilidad energética.

Proliferación de armas de destrucción masiva - No proliferación: La proliferación de armas de destrucción masiva constituye hoy la amenaza más peligrosa para nuestras sociedades. Como el reciente caso de Siria demuestra, la posibilidad del uso de estos arsenales de destrucción masiva por Estados sigue siendo factible. Pero, sin duda, la amenaza más peligrosa reside en que estas armas caigan en manos de grupos terroristas. En el campo de la no proliferación, España busca evitar el acceso a sustancias peligrosas por parte de terroristas o criminales y proteger a la población. Además, nuestro país se muestra comprometido con los esfuerzos internacionales para limitar la proliferación de misiles de largo y corto alcance.

Flujos migratorios irregulares - Ordenación de las migraciones: El creciente desequilibrio poblacional entre las regiones desarrolladas y subdesarrolladas, que además presentan elevados índices de crecimiento vegetativo humano, está induciendo a corrientes migratorias de unas zonas a otras. Estos flujos pueden constituir una amenaza para la seguridad si se producen de manera descontrolada e ilegal. España tratará entonces de prevenir, controlar y ordenar los flujos migratorios en sus fronteras, que son a su vez límites exteriores de la UE. Para ello, la vigilancia y control de los bordes territoriales, la cooperación con los países de origen y tránsito, o la promoción de la integración social son algunas de las líneas de acción ante este reto.

Espionaje - Contrainteligencia: El espionaje para hurtar información por parte de Estados o de grupos subestatales, se ha convertido en una actividad recurrente que afecta gravemente a la seguridad y economía, en sus vertientes industrial y tecnológica. Para contrarrestar esta actividad, España adoptará medidas de contrainteligencia en la defensa de nuestros intereses estratégicos, políticos y económicos.

Emergencias y catástrofes - Protección ante emergencias y catástrofes: En actualidad, las catástrofes naturales o producidas por la acción del hombre han alcanzado una nueva dimensión. La disrupción sobre el normal funcionamiento de los servicios públicos que estas calamidades producen, obliga a contemplar estos riesgos de forma más cuidadosa que antaño. En este aspecto, y con un enfoque integrador del conjunto de las capacidades disponibles, el objetivo estratégico es establecer un Sistema Nacional de Protección de los ciudadanos que garantice una respuesta adecuada.

Vulnerabilidad del espacio marítimo - Seguridad marítima: El espacio marítimo es un medio donde los riesgos y amenazas a la seguridad se pueden propagar de manera fácil y rápida, por su menor vigilancia que en los espacios terrestre y aéreo. La seguridad marítima se concibe como una forma de salvaguardar la libertad de navegación y proteger el tráfico marítimo y las infraestructuras marítimas críticas, así como la vida humana en el mar.

Vulnerabilidad de las infraestructuras críticas y servicios esenciales - Protección de las infraestructuras críticas: La destrucción o el daño prolongado de las infraestructuras, que posibilitan el normal funcionamiento de los sectores productivos, impactan directamente sobre la seguridad de España y de los españoles. Por consiguiente, es preciso robustecer esas infraestructuras que proporcionan los servicios esenciales para la sociedad, para lo cual la colaboración público-privada y la coordinación internacional resultan indispensables.

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Hacia un nuevo Sistema de Seguridad Nacional

Pese a su indudable importancia, la publicación de la Estrategia de Seguridad Nacional 2013 constituye, nada más, que un nuevo peldaño hacia la necesaria implantación de un sistema integral de seguridad nacional. Se trata de superar la mera fase documental y crear una arquitectura estratégica comprensiva que englobe los aspectos institucionales, documentales y de gestión de crisis, relativos a la seguridad nacional. La EES 2011 reclamaba la creación de un “modelo institucional integrado” que diese “respuesta efectiva e integral a los complejos retos de la seguridad en el mundo actual”. Pero quizás, dadas las circunstancias en las que fue aprobada, no se logró avanzar más allá de la formulación meramente teórica.

En las actuales circunstancias, la condición imperativa es lograr que la totalidad de administración del Estado, incluyendo los ámbitos autonómico y local, recoja los postulados de la ESN y que cada uno de ellos desarrolle, en el marco de sus competencias, las respectivas normas y procedimientos de actuación. Con ello se trataría de asegurar la coherencia entre los diferentes agentes que participan en la seguridad nacional, tanto públicos como privados, y de volcar las cuestiones de seguridad en verdaderos instrumentos políticos.

En este sentido, la ESN 2013 muestra la clara determinación del gobierno de España para establecer de manera definitiva, una arquitectura institucional de seguridad para nuestro país. Para ello se crean dos nuevos organismos, el Consejo de Seguridad Nacional y los comités especializados, que constituirán la base del Sistema de Seguridad Nacional español. A estos efectos, se espera que el nuevo consejo, en un plazo de seis meses, elabore una propuesta de anteproyecto de Ley Orgánica de Seguridad Nacional que permita la constitución definitiva del citado sistema.

IV. Reflexiones finales

Desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, Europa Occidental ha vivido ajena a los conflictos armados que, sin embargo, se han prodigado en otras partes del globo. La Pax Americana ha permitido el éxito del proyecto de integración europea, ya que se han podido destinar recursos económicos al desarrollo industrial y tecnológico, que de otra forma hubieran sido necesarios para la defensa del viejo continente. Este proceso ha permitido un aumento inédito de los niveles de bienestar social en Europa. Los dos factores señalados, ausencia de conflicto y bienestar, han creado la sensación de seguridad que sienten los ciudadanos europeos en la actualidad; aunque como se ha señalado en el texto, el entorno se está transformando tan rápidamente, que parece encontrarse fuera de control.

Incluso en mayor medida, esta situación es la que describe el estado de la seguridad en España. En una sociedad democrática y avanzada como la española, cualquier política, y la de la seguridad nacional es sin duda la más crucial, se encuentra sometida a los valores consustanciales de los españoles. En este sentido, la despreocupación que un segmento de la ciudadanía mantiene en cuestiones relacionadas con la seguridad y defensa constituye un obstáculo fundamental para la implantación de un sistema de seguridad nacional efectivo.

Por ello, una de las tareas esenciales de la propia Estrategia de Seguridad Nacional será promover un adecuado nivel de cultura de seguridad y defensa entre la ciudadanía española. No hay que olvidar que la seguridad y la defensa, con mayúsculas, son valores esenciales para el mantenimiento de los valores de nuestra democracia y del modelo de Estado que los españoles nos hemos dado, así como para la protección de los intereses vitales y estratégicos de la nación. De nuevo, como ha sido costumbre en la historia, se trata de adecuar las incertidumbres que aquejan hoy a la población con las formas y medios de la seguridad nacional, responsabilidad irrenunciable del Estado.

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Centro de Estudios e Investigaciones MilitaresSantiago de ChileISSN 0717-6805

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Palabras Clave

Antártica

India

Tratado Antártico

Recursos naturales

Geopolítica

Keywords

Antarctica

India

Antarctic Treaty

Natural Resources

Geopolitics

Aspectos geopolíticos del programa antártico de la India: de la idea poscolonialista a patrimonio común de la humanidadIván Witker Barra*

Resumen:Este trabajo periodiza el interés por la Antártica en cuatro grandes etapas: la de terra incógnita, la heroica, la cooperativa multilateral y la de disputas geopolíticas, planteando dos hipótesis –relacionadas entre sí– las que permiten comprender y poner en contexto los actuales problemas en esa zona del planeta. Una, que la masa continental en torno al Polo Sur, rodeada por los tres océanos más grandes del planeta, está dejando de ser un espacio inhóspito y remoto. Dos, que factores preponderantes, como la relación entre territorio antártico y cambio climático, los nuevos balances de poder mundial, y los precedentes de la situación en el Ártico están aumentando su valoración estratégica por parte de potencias centrales, de los países con aspiraciones territoriales1 y de otras potencias emergentes. Entre los más recientes y activos está la India.

Abstract:This paper distinguishes four periods in the history of the Antarctic Territory: the Terra Incognita Period, the Heroic Period, the Period of Multilateral Cooperation and the Period of Geopolitical Disputes. They are inter-related and allow us to understand and place into context the two present day issues related to that part of the planet. One issue is that the continental mass located the South Pole and surrounded it by the three largest oceans of the planet, is no longer a remote and inhospitable land. The other issue is that the predominant factors, like the relationship between the Antarctic territory and the climate change, the new balances of world power and the foregoing experiences of the situation in the

* Cientista político y periodista por la Universidad de Chile. PhD en Ciencias Sociales por la Universidad Carlos IV de Praga, República Checa. Actualmente es visiting scholar del Colegio Interamericanos de Defensa, Washington DC. Académico de las universidades Del Desarrollo, Alberto Hurtado y Academia Nacional de Estudios Políticos y Estratégicos, Santiago de Chile. [email protected]

1 Argentina, Australia, Chile, Francia, Gran Bretaña, Nueva Zelandia y Noruega.

Escenarios Actuales. Año 18, diciembre, Nº 3 (2013), pp. 15-24.

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Arctic continent are enhancing the strategic importance by the central powers of the countries with territorial aspirations2 and of other emerging powers. India is among the most recent and active countries.

La Antártica como escenario geopolítico

Ya en la antigua Grecia, geógrafos, matemáticos y filósofos especularon sobre la existencia de una masa continental anti-ártica, que balanceara aquello que se divisaba hacia las frías zonas boreales. La referencia que permitía dicha especulación era el llamado planisferio ptolomeico que imaginaba una gigantesca porción de tierra en la parte más meridional de lo cognoscible. Sin embargo, el horizonte del mar parecía demasiado riesgoso y los precarios navíos no facilitaban aventuras por aquellos desconocidos parajes de la lontananza. Por eso no fue sino hasta 1773, con uno de los viajes del cartógrafo James Cook, que la Antártica dejó de ser ‘terra incógnita’ al ser el primer ser humano en cruzar el círculo polar antártico,3 dando paso a la segunda etapa de la exploración antártica, denominada de “atracción por los polos o heroica”.4

En efecto, casi un siglo de épica carrera y aventuras fueron popularizando verdaderas sagas personales y grupales marcadas por un heroísmo extremo tratando de dilucidar la naturaleza de aquella zona del planeta. Las aventuras en pos de llegar al polo, del noruego Roald Amundsen y del británico Robert Falcon Scott, signadas por el triunfo del primero y la tragedia del segundo, o la misión del anglo-irlandés Ernst Shackleton, sirvieron para ilustrar todo tipo de tópicos referidos a la Antártica, no solo históricos. Novelas, manuales sobre liderazgo, textos escolares o relatos sobre cómo vencer la adversidad, centraron su atención en aquellos arriesgados exploradores, muchos instalados en los panteones de sus respectivos países o en los imaginarios nacionales: Julián Irízar5 en Argentina, Luis Pardo6 en Chile, Nobu Shirase7 en Japón o Jean Baptiste Charcot8 en Francia, por añadir otros a los citados anteriormente.

2 Argentina, Australia, Chile, France, Great Britain, New Zealand, Norway.3 Para otros, finaliza con los viajes del báltico-alemán al servicio ruso Fabian Gottlieb von Bellingshausen, ambos a fines del siglo 18, así

como del ballenero británico James Weddel en 1822-1824, del igualmente británico James Clark Ross en 1839-1843, del explorador francés Sébastien Cesar Dumont d´ Urville en 1837-1840 y del estadounidense Charles Wilkes en 1838. Sobre este punto existe cierta controversia, ya que algunos atribuyen una hazaña similar al navegante español Gabriel de Castilla (quien zarpó desde Valparaíso en 1603 con tres naves con la misión de enfrentarse a corsarios holandeses aunque no hay antecedentes fidedignos acerca de cuán cerca estuvo efectivamente de la Antártica), probablemente un siglo antes, aunque no hay antecedentes sobre la curiosidad real que esa masa de hielo pudiese haber despertado en el navegante ibérico, como sí lo hizo en el británico. Tras largas décadas de peligrosa navegación y dificultosa observación de su topografía y condiciones ambientales, aquellos casquetes polares no fueron otra cosa que meras manchas blancas en los mapas. Ni siquiera los estudios teóricos del matemático alemán Carl Friedrich Gauss lograron resolver si aquella zona pertenecía a una especie de atolón gigante recubierto de hielo o a un continente. Lo importante es constatar que, gracias a las exploraciones de este conjunto de navegantes, la Antártica deja de ser ‘terra incógnita’.

4 Lüdecke llama “el atractivo de los polos”. Se suele señalar su inicio con el Sexto Congreso Geográfico Internacional, celebrado en Londres en 1895 –y que resuelve que la exploración de las Regiones Antárticas es el desafío más grande que tiene la humanidad en materia de exploración geográfica– estimándose que concluye a finales de la Primera Guerra Mundial. Trasfondo de esta segunda etapa es que las manchas blancas en el mapamundi no podían ser interpretadas sino como una evidente falta de datos, lo que significaba una afrenta al avance civilizador de los países centrales. Por eso, tras ese congreso, se lleva a cabo lo que Howkins denomina heroica cruzada magnética para localizar el punto exacto del Polo Sur y se desata una carrera que mutatis mutandi recuerda la carrera espacial entre la URSS y EE.UU. Naylor la sitúa algunos años antes con el Año Polar Internacional (1882-1883) y resalta que su característica central es que ahí se inician las actividades antárticas planificadas y sistemáticas pues lo anterior era producto solo de hechos fortuitos o proyectos aislados. Lo importante, según Naylor, es que desde el primer Año Polar Internacional, la Antártica pasa a ser parte del mundo. Naylor utiliza también la denominación “manía por la exploración” e indica que la exploración antártica contribuye en estos años a desarrollar una concepción de la ciencia más allá de los medios exclusivamente nacionales.

5 Almirante cuyo mérito reside en haber dirigido la primera misión de rescate antártico al asistir al científico sueco Otto Nordenskjöld quien naufragó en 1903.

6 A bordo de la escampavía Yelcho, dirigió en 1916 el rescate de los náufragos de la célebre expedición del británico E. Schackleton quienes llevaban ocho meses en un improvisado campamento.

7 Oficial que encabezó la primera expedición japonesa a la Antártica entre 1910 y 1912.8 Médico militar francés y explorador polar. Organizó en 1903 la primera expedición francesa a la Antártica y murió en épicas condiciones

durante un naufragio cerca de Groenlandia.

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Podría plantearse que en la reciedumbre y el exorbitante interés de estas individualidades descollantes se intuía que aquella masa de hielo iba a adquirir gravitación en el futuro. Al día de hoy, objetivamente, se aprecian allí una serie de elementos geopolíticos muy relevantes.

Primero que todo se trata del cuarto continente más grande del mundo y en torno a él se ubican Australia, Nueva Zelandia, Sudáfrica, las islas Falkland/Malvinas, Chile y Argentina. Está rodeada por los tres océanos más grandes del planeta: Índico, Pacífico y Atlántico, que forman en esa zona el océano Antártico. Segundo, sus casi 14 millones de km cuadrados contienen el 90% del agua dulce de la Tierra y una cantidad inconmensurable de interesantes recursos como petróleo, gas, diamantes y otros. Luego, la siempre presente discusión acerca de la viabilidad que la Antártica pueda albergar asentamientos humanos permanentes, y con relativa autosuficiencia, ha dado pie a la controversia acerca del status político ideal que debiera tener: ¿debe ser patrimonio de la humanidad?, ¿debe ser administrado por un ente multinacional o directamente por Naciones Unidas?, ¿quién y cómo ejerce soberanía?, ¿qué tipo de actividades deben autorizarse?, son algunas de las interrogantes más acuciantes.

Concluyendo la etapa ‘heroica’, la exploración antártica ingresa a la etapa del ‘multilateralismo cooperativo’, el que fue un eje paradigmático de tal envergadura que sus ecos perduran hasta nuestros días y se le asume como una suerte de clave para entender el presente y futuro de la Antártica.

El multilateralismo cooperativo inicia lentamente en los años finales de la Segunda Guerra Mundial exhibiendo una dinámica algo dubitativa por los deseos de la Commonwealth británica de materializar sus reclamos territoriales y que explican decisiones de gran envergadura tomadas por Londres, como la operación Tabarin,9 atribuibles a que en la capital británica se veían las pretensiones noruegas y francesas como un desafío a ser resuelto sin dilaciones. Adicionalmente contribuyen la expedición antártica de la Alemania nazi en 1938-1939 y la explicitación de las pretensiones argentina en 1940 y chilena en 1943.10 Sin embargo, la magnitud de los desafíos antárticos, el emergente interés soviético y estadounidense por la Antártica, más el espíritu cooperativo que emanó del Año Geofísico Internacional (1957-1958) terminaron imponiendo una visión multilateralista marcada por el idealismo que impregna las cinco décadas que dura esta etapa. En el entender de Naylor es una etapa donde sobresalen los “ideales filosófico-morales del internacionalismo científico como medio para hacer avanzar el conocimiento y la hermandad entre los hombres”.11

9 Gran Bretaña lanzó en plena Segunda Guerra Mundial dos grandes operaciones la Tabarin I (1934-1944) y Tabarin II (1944-1946), destinada a hacerse militarmente con territorio antártico, ya que presumían posteriores arreglos diplomáticos bajo la lógica de “posesión efectiva”. Después de la Segunda Guerra Mundial, las labores asignadas a las operaciones Tabarin fueron trasladadas a la entonces recién fundada Falkland Islands Dependencies Survey, lo que imbrica históricamente a las Falkland/Malvinas con las pretensiones británicas sobre la Antártica. Los límites de la pretensión británica fueron explicitados en 1962. Finalizada la Segunda Guerra Mundial, Gran Bretaña decide el establecimiento de bases permanentes, primer país en dar tal paso. Obvio, el fundamento científico era inapelable, pero el trasfondo político no permitía segundas lecturas, había “ocupación efectiva”. Bajo esa misma lógica, se instala un equipo científico conjunto de Suecia, Noruega y Gran Bretaña que comprende un exhaustivo trabajo aéreo y que se plantea la difícil tarea de medir la placa de hielo.

10 Al iniciar la Segunda Guerra Mundial, Chile y Argentina manifestaron reclamos directos sobre importantes porciones del territorio antártico aduciendo algo obvio, la cercanía geográfica. Ambos gobiernos reclamaban la necesidad de hacer efectivo derechos provenientes de la época colonial a partir del Tratado de Tordesillas en 1494 y ya a inicios del siglo 20 a la vez que habían conseguido una cierta capacidad para participar en el mercado ballenero. En 1899 el tema antártico estuvo presente en la agenda del llamado “Abrazo del Estrecho” entre los presidentes Federico Errázuriz Echaurren y Julio A. Roca en 1899 sentando un precedente histórico en el sentido de que ambos países ya entonces tenían un interés genuino por la Antártica. A partir de entonces, en ambos países empezó a abrirse paso la idea de que la Antártica podía pertenecer a la idea de nación en cada uno de ellos. También se recurría al argumento geológico, no del todo comprobable en esa época, de que habría continuidad entre los Andes y el continente antártico así como similitudes en la flora, fauna y composición de hielos. Howkins llama esta tendencia “nacionalismo ambiental” e interpreta el interés argentino por la Antártica como una forma, algo oblicua de hacerle ver a Gran Bretaña su molestia por la presencia en las Falkland/Malvinas. Podríamos añadir que es una primera señal de que la Antártica ya entonces podía tornarse escenario de conflicto. Dichos temores cobraron fuerza pocos años después cuando militares argentinos dispararon a marinos británicos mientras construían una base en Bahía Esperanza. Chile y Argentina unieron esfuerzos en 1953 al repeler el intento británico de expulsar a marinos de estos dos países desde la isla Decepción.

11 NAYLOR, Gimo (2008). “Science, geopolitics and the governance of the Antarctica”, Nature Science vol 1. P. 143. Disponible en http://www.nature.com/naturegeoscience . Bajado 3.3.2010.

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A partir de los años 50 se observa un mayor interés científico por la Antártica y pese a que las expediciones seguían conllevando una buena dosis de peligro, se llegó al convencimiento de que solo los esfuerzos mancomunados de varios países podían dar resultados reales e interesantes. Los gobiernos optaron por privilegiar la coordinación que culminó en la proclamación del Año Geofísico Internacional. En él se unieron a los siete países con aspiraciones territoriales, otros cinco con elevadas motivaciones científicas y políticas: la Unión Soviética, Bélgica, Japón, Estados Unidos y Sudáfrica.

Dichas motivaciones no significaron que los intereses políticos estuviesen ausentes. Sí se manifestaban de forma soterrada. EE.UU. y la URSS compitieron, por ejemplo, para instalar bases en puntos emblemáticos del continente helado y en darle fuerte simbolismo tanto a sus programas de investigación como a sus avances tecnológicos. La URSS construyó una amplia base en el lugar más alejado de la costa.

Los británicos, reviviendo un cierto orgullo imperial, acometieron la difícil tarea de rememorar la expedición de Schackleton cruzando la Antártica y llegaron al polo por vía terrestre a la cabeza de un equipo multinacional. Sin embargo, los estadounidenses arribaron al polo por vía aérea e instalaron una moderna infraestructura denominada Amundsen-Scott; un anuncio sutil que las correlaciones de fuerza y capacidades internacionales estaban cambiando. El multilateralismo tendría égida estadounidense.

La llegada de EE.UU. a la Antártica forjó una visión distinta del multilateralismo. Reflejo de tal aserto es la propuesta del Presidente Harry Truman en junio de 1948 de internacionalizar el continente a través de una especie de condominium, cuya condición era que cada país interesado renunciara a sus reclamos.12 Mirado en perspectiva histórica, y por el contexto político-internacional de la época, es muy posible que Truman haya visto en esta propuesta, que responde enteramente al llamado Principio de la Contención de George Kennan y que dominaba en la política exterior estadounidense de esos años, una jugada para sacar a la Unión Soviética del escenario antártico.

Paralelamente, y con cierto sigilo, Truman ordenó en 1947 la más grande expedición militar vista hasta entonces en la Antártida, conocido como US Navy Antarctic Development Project, cuyos objetivos eran preparar durante dos años a 4.700 soldados para la lucha en condiciones extremas así como el testeo del instrumental de radiocomunicaciones más sofisticado de la época. Finalizada, se lanzó otra, de duración bienal y dimensiones similares, conocida como Operación Windmill.13

Es dable sostener, en todo caso, que los niveles de cooperación alcanzados en la Antártica a partir del Año Geofísico Internacional –en los planos meteorológico, climático, geológico y muchas otras áreas del saber– fueron muy altos e inimaginables, dado que por aquellos años el planeta entero se estremecía con los enfrentamientos periféricos de la Guerra Fría. Este mismo intercambio de datos científicos relevantes puso de manifiesto que la explotación económica de la Antártica parecía por aquellos años como muy lejana y difícilmente sustentable, por lo que cualquier reclamo de soberanía sonaba pretencioso e irrealizable. Ergo, correspondía alentar el espíritu cooperativo y las iniciativas multilaterales.

En consecuencia, los 12 países que más activamente habían promovido el Año Geofísico Internacional se reunieron en Washington DC para acordar un marco multilateral vasto e inclusivo. El Tratado Antártico ve la luz el 1 de enero de 1959, con 14 breves artículos y un preámbulo introductorio, abriéndose de inmediato a todos los países miembros

12 Chile fue el único país que mostró genuino interés en esta propuesta aunque con una variante jurídica a través del llamado Plan Escudero y que consistía en que en vez de la renuncia a reclamos territoriales se acordara una moratoria. Este documento, llamado así en honor al diplomático Julio Escudero Guzmán, fue recibido por con interés por los estadounidenses quienes lo sometieron a criterio de los británicos, quienes dilataron ad infinitum su respuesta. Ver: DODDS, Klaus. “La administración del continente polar: los orígenes geopolíticos del Tratado Antártico de 1959”. Istor Revista de Historia Internacional. 2009, año 10, número 39, CIDE, México.

13 LÜDECKE, Cornelia (2009). “Exploración científica de la Antártica: ejemplos desde la época histórica a la fecha”. Istor Revista de Historia Internacional. año 10, número 39, CIDE, México.

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de la ONU interesados, pero con capacidad de conducir investigaciones científica en terreno, una condición sine qua non. Dado que creció el número de países interesados imposibilitados de cumplir con tan costoso requisito, el Tratado Antártico permitió su ingreso en calidad de miembros consultivos. Hoy existen 39 en esta condición más los siete que habían hecho reclamos territoriales. Estos últimos, acorde al espíritu cooperativo reinante, atenuaron su postura discursiva a un nivel algo más pasivo, pretensiones territoriales.

Especial significación debe concederse a este paso, toda vez que, por ejemplo, Gran Bretaña, ya en julio de 1908, por medio de las llamadas Cartas Patentes, había dejado en claro su derecho a reclamar una porción importante del continente. Fundamento del reclamo británico, era la cualidad estratégica que se adjudicaba por aquel entonces al aceite de ballenas, básico para la calefacción e iluminación en esa época.14

En total, el Tratado Antártico tiene hoy 46 signatarios. El artículo IV prohíbe expresamente cualquier pretensión de soberanía y el V la prohibición total de experimentación y almacenamiento de armas nucleares. De esta forma, el Tratado Antártico se convirtió en un ejemplo a seguir dentro del engranaje multilateral internacional por promover la paz y el entendimiento interestatal de forma tan elocuente.

La validez de esa dimensión pacifista del Tratado Antártico se puso a prueba en 1982 con la Guerra en el Atlántico Sur entre dos miembros plenos del mismo, Gran Bretaña y Argentina, y ambos evitaron llevar las hostilidades hacia territorio considerado antártico.

Por otra parte, el descubrimiento del crecimiento del llamado hoyo de ozono en la Antártica y el llamado a reducir los clorofluorocarburos que contenían masivamente los aerosoles y refrigeradores, reforzó la validez del criterio cooperativo que emana del Tratado Antártico. Ello motivó la firma de un documento adicional, el Protocolo Ambiental de Madrid de 1991, destinado a consolidar el carácter de la zona más protegida del planeta. Por último, el Año Polar Internacional 2007-2008, que apuntó a los efectos planetarios que tiene el derretimiento de los hielos polares, consolidó la importancia científica del Tratado Antártico.

Sin embargo, el advenimiento de un nuevo siglo empezó a dejar de manifiesto el surgimiento de temas nuevos, y algo controversiales, como el aprovechamiento económico de los deshielos. Si bien esta realidad se ha hecho sentir con más fuerza en el Ártico,15 donde los apetitos nacionales de aquellos Estados con reclamos territoriales se han vuelto crecientemente antagónicos y la voracidad de empresas petroleras, navieras, de diamantes y otros minerales son más que evidentes, se mira con optimismo que la Antártica se encuentra, por ahora, en mejores condiciones de protección. Sin embargo, lo que ocurra en el Ártico será visto como un precedente y la Antártica podría transformarse en un escenario donde también se hagan presentes las lógicas geopolíticas. Quizás sea la percepción de que aún hay espacio para posicionamientos previos lo que explique el creciente interés hindú y de otros países emergentes por la Antártica.

14 Francia hizo su petición en 1924, Australia en 1933, Noruega en 1929 y Nueva Zelandia en 1923. Argentina en 1940 (aunque en 1903 adquirió las instalaciones del explorador escocés William Speirs y la transformó en lo que posteriormente denominó base Orcadas, el más antiguo asentamiento humano en la Antártica) y Chile en 1943. Estos últimos sostenían que la Antártica eran extensiones geológicas de sus respectivas masas continentales e incluyeron la extensión territorial respectiva en los libros de textos escolares. Para enfrentar juntos las ambiciones británicas, las cancillerías de los dos países desarrollaron la noción “Antártica sudamericana”. Ver: DODDS, Klaus (2009). “La administración del continente polar: los orígenes geopolíticos del Tratado Antártico de 1959”. Istor Revista de Historia Internacional. , año 10, número 39, CIDE, México. P. 2.

15 Diversas teorías han postulado un reparto territorial de la Antártica según criterios rectores como los siguientes: el del descubrimiento, de la contigüidad, de los cuadrantes y el de la ocupación efectiva. En 1907, el político canadiense Pascal Poirier desarrolló la llamada “teoría de los sectores polares”, basada en el principio de la contigüidad territorial para justificar los reclamos territoriales que estaban efectuando sobre el Ártico. Esta teoría ha intentado ser extrapolada, sin éxito, a la realidad antártica, precisamente por la falta del principio de contigüidad. Sin embargo, décadas atrás, países cercanos a la Antártica como Chile y Argentina invocaron variaciones de esta teoría. Interesantes son los casos de EE.UU., que no reconoce esta teoría en caso alguno, y de Rusia (anteriormente la URSS) que la reconoce para el Ártico, mas no para la Antártica.

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Ante esa perspectiva y desde el punto de vista politológico, las preguntas pertinentes son: ¿cuán coercitivo es efectivamente el Sistema Antártico?, ¿responde el Sistema Antártico a los desafíos actuales y de las décadas que se avecinan?, ¿qué condiciones debieran darse para que la Antártica evite el curso ártico y los intereses terminen destruyendo el espíritu cooperativo?, ¿es multilaterizable la divulgación de los nuevos conocimientos antárticos toda vez que su adquisición importa gastos y fuertes inversiones?

Simultáneamente, está instalándose en el debate internacional la idea, nada peregrina, de que el Sistema del Tratado Antártico (en lo sucesivo STA), compuesto por el tratado propiamente tal y el Protocolo de Madrid es un “club de naciones ricas”. Contar con bases es un requisito que demanda una gran inversión financiera y que pone una línea divisoria muy grande entre los Estados, más allá que estén interesados en la Antártida o no. Esta discusión puede derivar en la vieja cuestión de la representatividad. Naciones muy pobladas como Indonesia, Nigeria, México, por nombrar algunas, están fuera, y tampoco hay otro país signatario africano a excepción de Sudáfrica.

Desde luego el debate puede proseguir a cuestiones ambientalistas de fondo acerca de la relación hombre-natura-leza y podríamos plantearnos la interrogante si la Antártica es un bien que se debe conquistar o cautelar. El hecho que Amundsen haya plantado la bandera noruega antes que nadie en el Polo Sur, visto desde la perspectiva de hoy, puede ser examinado con lupa más exigente en cuanto a los derechos o límites que correspondería poner a las naciones imperiales.16

Estas interrogantes y las nuevas visiones están abriendo claramente una etapa distinta con connotaciones geopolíticas que empieza a dejar atrás de forma paulatina pero persistente a la idea de que la Antártica es solo un continente despoblado y acotado a la investigación científica. Una señal en tal sentido es el bloqueo observado en la reunión de la Commission for the Conservation of Antarctic Marine Living Resources celebrada en Hobart, Australia, a inicios de 2013 y que procuraba crear santuarios. China, Rusia y Ucrania se opusieron a incluir la pesca en las áreas restringidas. Una clara señal en orden a que el comportamiento de cada Estado respecto a la Antártica es cada vez más escrutado y a que la tendencia apuntaría a un mayor aprovechamiento económico. Son atisbos de la cuarta etapa, la de las disputas geopolíticas.

Por lo mismo, no pasa inadvertido que Australia reclame el 42% del territorio antártico o que Rusia esté elaborando desde 2001 un mapa de recursos minerales antárticos. Controversia generó en ese mismo sentido la afirmación del embajador francés para Asuntos Polares (y ex Premier), el socialista Michel Rocard, durante la Asamblea del Tratado Antártico en Buenos Aires en orden a que “el petróleo de la Antártida se va a explotar; la cuestión a discutir es cómo”.17

Dos medidas británicas, una simbólica, otra administrativa, también son susceptibles de ser interpretadas como señales de que el espíritu cooperativo está llegando a su fin. Uno, es el bautizo del área considerada de interés británico como Queen Elizabeth Territory, el otro, la separación administrativa de las Falkland de las Georgia y Sandwich, que se integran ahora a la misma unidad territorial que la Antártica británica. La proyección antártica claramente es uno de los elementos de tipo geopolítico presentes en la disputa por las Falkland/Malvinas.18

16 En 1956, la geopolítica brasileña Terezinha de Castro formuló la llamada “teoría de la defrontación” (o del cuadrante antártico sudamericano) y que constituyó una respuesta a la negativa de EE.UU. de invitar a Brasil a la conferencia que concluyó con la forma del Tratado Antártico (arguyendo la ausencia de investigaciones en el marco del Año Geofísico Internacional). Esta teoría se basa en la proyección de las costas sudamericanas sobre las de la Antártica. Los países que resultarían beneficiados serían: Brasil, Uruguay, Argentina, Chile, Perú y Ecuador. Sin embargo, varios países la rechazan por inconsistencias. Chile porque no considera la isla de Pascua ni el archipiélago Juan Fernández. Argentina también por dejar fuera a las Malvinas. Ecuador se integra porque se considera a las Galápagos. Colombia ha expresado interés en esta teoría por la proyección que tendría su isla Malpelo.

17 FRAGA, Rosendo (2013). “La Reina Isabel y el futuro de la Antártida”. Nueva Mayoría, Buenos Aires. Disponible en http://www.nuevamayoria.com. 2013. Bajado 8.1.

18 WITKER, Iván (2012). “Claves geopolíticas en torno al Atlántico sur”. Documento-Marco, número 13, Instituto Español de Estudios Estratégicos. Madrid, España.

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Por estas razones, cada vez se pone más atención a la superposición de las áreas de interés, especialmente la británica con toda la argentina y de estas con buena parte de la chilena. El heroísmo y cooperación comienzan a dar paso a expresiones más ancladas en los respectivos intereses nacionales. Son señales de que se está iniciando la cuarta etapa, donde la exploración se empieza a ubicar a la par de la explotación. Es en ese juego donde se observa el interés de otros países como la India.

India en la Antártica: internacionalizando la Región Polar Austral

Aunque el programa antártico de la India parte recién a inicios de la década de los 80, la visión general de Nueva Delhi hacia el continente antártico se inicia mucho más atrás, de la mano de la independencia del país de la Corona británica, y enarbolando el concepto fundamental de poscolonialismo.

En efecto, entre 1950 y 1970, la India promovió firmemente una línea de trabajo que si bien se subentendía pacífica y mancomunada, propugnaba la idea de descolonizar todas las áreas del planeta, lo que se traducía en la propuesta de una efectiva y total internacionalización de la Antártica. Howkins sostiene que esta línea de trabajo propuesta por la India fue fustigada por el Reino Unido y los principales países latinoamericanos, los cuales, pese a sus disputas en materia de reclamos territoriales, coincidían –hasta antes de la firma del Tratado Antártico– en la idea de evitar cualquier “internacionalización” incluyendo la injerencia de la ONU. El apoyo latinoamericano habría sido vital para el rechazo generalizado que provocaba el concepto de poscolonialismo aplicada a la Antártica.

Eso significó que, por décadas, Nueva Delhi mantuvo distancia del Tratado Antártico y de cualquier idea multilateralista. Pacientemente buscó aliados, encontrando eco poco audible, salvo Malasia, para tratar de abrir discusiones abiertas acerca de si la Antártica estaba o no jurídicamente internacionalizada. La verdad es que la idea poscolonialista de la Antártica, nacida al calor de su propia lucha independentista, surtió muy poco efecto en el plano internacional y la diplomacia hindú fue girando paulatinamente hacia posiciones más realistas, en el sentido de admitir que ya se habían consolidado varias perspectivas sobre la Antártica y que no calzaban, ni siquiera parcialmente, con la citada idea poscolonialista.

La India comprendió que en las décadas posteriores a la descolonización de Asia se fue estructurando la presencia crecientemente activa de tres conjuntos de países –uno del entorno geográfico inmediato de Chile (Argentina, Brasil, Colombia y Perú), otro de países con intereses antárticos relativamente recientes (China, India y Corea) y otro de potencias tradicionales denominado así por tener intereses antárticos históricos (Rusia, Noruega, EE.UU., Gran Bretaña, Nueva Zelandia, Australia, Francia y Alemania). Fue admitiendo que cada uno de estos países tenía su visión particularizada en función de sus prioridades, destacando inclusive ciertas pretensiones territoriales. Este golpe realista dejó al descubierto las limitaciones que contenía la visión poscolonialista.

El golpe realista llevó a la India a un acercamiento a la Unión Soviética –su aliado de la época– respecto a cuestiones antárticas y mandató a la Organización para la Investigación Espacial para que iniciara tratativas con el Centro Hidro-Meteorológico de Moscú, encargado por aquel entonces de las investigaciones y expediciones antárticas de la URSS, para explorar cooperación bilateral. El resultado más visible fue la participación del Dr. Paramijt Singh Senhra en la 17 Expedición Antártica soviética llevada a cabo entre 1971 y 1973.

De ahí en adelante, la posición de Nueva Delhi fue cambiando paulatinamente en orden a diseñar sus propias investigaciones y a obtener capacidades para una mayor autonomía. Esta nueva posición alcanzó uno de sus máximos logros en 1982 cuando organizó su propia expedición. Al año siguiente levantó su primera base, y solo meses después adhirió al Tratado Antártico. En las últimas décadas, India se ha convertido en un importante actor del escenario antártico encontrándose inmerso en la idea de darle un sostenimiento doctrinario renovado a su política antártica: ‘patrimonio común de la humanidad’.

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Ilustra este tránsito lo señalado por su canciller Shri Pranab Mukherjee al clausurar la 30 sesión del Encuentro Consultivo de Tratado Antártico realizado en Nueva Delhi en 2007: “India está comprometida de forma genuina con la investigación científica y cooperación tecnológica en las regiones polares y la Antártica es patrimonio común de toda la humanidad, así como símbolo de necesidad de cooperar pacíficamente a fin de preservarla para la posteridad”.

¿Qué llevó a la India transitar del poscolonialismo al actual concepto de Antártica como patrimonio común de la humani-dad? Esa es la pregunta central para comprender la política de aquel país hacia lo que denomina la Región Polar Austral.

La respuesta radica en tres premisas:

a) Que la India podría alcanzar mejores niveles de interlocución con otros Estados interesados al interior del Tratado Antártico que fuera de este.

b) Que la India podría elevar sus niveles de intercambio científico sobre cuestiones antárticas de manera más fluida al interior del tratado que fuera de él (participando en la obtención de lo que Dodds denomina conocimientos globales comunes).

c) Que cualquier realidad de tipo geopolítico que se configure en la Antártica tendrá su germen en las reuniones que se produzcan al interior del tratado que fuera de este.

Luego, para que la adhesión al tratado no significase un paso disruptivo mayor, los formuladores de política exterior hindú optaron por entender que tanto la visión poscolonialista como la de patrimonio común se subsumen en la idea matriz de internacionalización (y democratización) de la exploración antártica. En suma, esfuerzos por hacer de la Región Polar Austral un espacio más accesible para toda la humanidad.

Sin embargo, si tenemos en consideración algunos elementos geopolíticos relevantes, como que Nueva Delhi tiene presupuestada la compra de un rompehielos, que mantiene un budget de a lo menos 33 US$ millones anuales, que las Fuerzas Armadas son parte fundamental de su programa antártico y otros elementos, podremos concluir que en la visión india, la Antártica forma parte de aquello que Bouzas denomina la “vertebración de estrategias regionales y globales”, la verdadera razón de ser de sus políticas exterior y de defensa & seguridad. Una tendencia consistente y visible desde hace al menos dos décadas.

Existen evidencias que los ajustes de las políticas ártica y antártica de la India fueron ocurriendo de forma paralela con los cambios introducidos por Rajiv Gandhi en los 80 a las políticas exterior y de defensa & seguridad, los cuales fueron

Bases Antárticas de la India

Dakshin GangotriAbierta en 1983, fue abandonada tras una severa tempestad que la cubrió de hielo en 1999. Se reinauguró en 1990, pero solo en calidad de “sitio histórico”.

MaitriAbierta en 1989, es capaz de albergar a 40 personas en verano y 20 en invierno, se focaliza en estudios glaciológicos, mineros, sísmicos y vida marina.

Bharati:Ubicada en Larsemann Hills en el círculo polar a aproximadamente 3.000 km de la base Maitri. Es capaz de albergar a 25 personas en verano y 15 en invierno. Tiene una vida útil proyectada de 25 años. Fue diseñada, construida e instalada in situ por un pool de empresas alemanas (IMS, bof-Architekten y M+P Consulting) por valor de 1,5 mill. de euros.

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dejando atrás el no alineamiento militante para abrirse a otros espacios geopolíticos. Esta tendencia alcanza una de sus cotas de máxima expresión en 1998 con la consolidación paralela de sus capacidades nucleares y misilísticas. Una política antártica autónoma calza además en plenitud con la definición paradigmática de comienzos de siglo en orden a convertir a India en potencia ascendente, medible en términos de proyección de poder, capacidad e influencia política. Complementariamente, en 2006, forma el Ministerio de Ciencias de la Tierra que pasa a aglutinar las políticas ártica y antártica, mientras que en 2008 inaugura la base ártica Himadri (ubicada en Svalbard, Noruega).

Con 30 expediciones antárticas ya realizadas, y con experiencia evidente en travesías polares, junto al fuerte involucramiento de la Armada, Ejército y Fuerza Aérea, la India ha colocado su programa antártico como un componente activo de su política exterior y defensa & seguridad. La Antártica es vista por Nueva Delhi como un desafío político, científico y tecnológico, clave en la consecución de influencia y prestigio internacional.

Las características del programa antártico indio, al tener en común con otros de países asiáticos –como los de China, Malasia, Corea y Japón que crearon en 2003 el Foro Asiático de Ciencias Polares– un cierto aire refractario a una gobernabilidad internacional estricta de la Antártica, plantea desafíos interesantes sobre el devenir en esa zona del mundo. Una tendencia que podría estar indicando la posibilidad que el futuro antártico pertenezca en realidad a los países con capacidades reales de exploración y explotación.

Hitos del interés de la India en la Antártica

1950-1970: India expresa de manera reiterada en diversos foros multilaterales su interés en internacionalizar la Antártica. Al finalizar 1970 resuelve examinar las ventajas de participar en expediciones antárticas. Gobierno mandata a la Organización para la Investigación India del Espacio (OIIE) para que explore fórmulas de cooperación bilateral con otros países.

1971: Firma de un acuerdo entre la OIIE y el Centro Hidro-Metereológico de la URSS, que permite la integración del Dr. Paramjit Singh Senhra a la 17 Expedición Antártica Soviética.

1981: Primera expedición autónoma a la Antártica.1982: Gobierno hindú debate acerca de conveniencia de adherir al Tratado Antártico.1983: Solicitud de adhesión al TA.____: El 12 de septiembre, durante el Quinto Consejo Consultivo del Tratado, India es notificada de su

aceptación como miembro consultivo del TA.1983: Durante la tercera expedición antártica se construye la primera base científica denominada Dakshin

Gangotri. ____: Gobierno indio crea el Centro Nacional para Investigaciones Oceánicas y Antárticas (NCAOR).1997: Ratificación del Protocolo de Protección Ambiental Antártica, perteneciente al Tratado Antártico.1999: La ciudad de Goa, sirve de anfitrión al 11 encuentro del Comité Permanente de Logística y Operaciones

en la Antártica, el que pasa a presidir durante dos años. El año anterior su Subcomité para Monitoreo y Manejo del Ecosistema Antártico había sesionado en la ciudad de Cochin.

2006: Se anuncia la construcción de la tercera base –Bharati– ubicada al interior del círculo polar antártico, en zona reclamada por Australia, la que inicia sus operaciones a fines de 2013. De esta forma, India pasa a formar parte del exclusivo grupo de 9 países con bases permanentes al interior del círculo polar.

____: El denominado “Team Antártica” de las Fuerzas Armadas de la India anuncia que realizará su primera travesía polar en la Antártica.

2007: El Consejo Consultivo del Tratado Antártico sesiona en Nueva Delhi. 2008: Gobierno indio declara que los objetivos del programa antártico indio son: el estudio de los orígenes

de los continentes, sensoria remota, lagos polares y cambio climático.

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Conclusiones

1. La política antártica india debe ser vista en dos perspectivas, por un lado, como asunto válido por sí mismo donde prevalece el interés puramente científico, y, por otro, como componente activo de las políticas exterior y de defensa & seguridad.

2. Vista como componente de los diversos temas de las políticas exterior y defensa & seguridad, la política antártica india exhibe tópicos intervinientes que cruzan todo el espectro: multilateralismo, no alineamiento, autonomía estratégica, diplomacia del desarrollo, disuasión efectiva.

3. Al entender la Antártica como patrimonio común de la humanidad, la India se integra de forma activa a un debate conceptual sobre los lineamientos geopolíticos de las próximas décadas.

4. India –al igual que los otros países con intereses antárticos emergentes como la República Popular China, Japón, Malasia y Corea– está planteando un desafío importante tanto a aquellos países considerados potencias antárticas tradicionales (Gran Bretaña, Francia, Australia y otros) como aquellos del entorno geográfico inmediato (Chile, Argentina, Brasil, Perú y Colombia).

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Madrid.

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Palabras Clave

Principios

Realismo

Reinserción

Vecinal

Multilateralismo

Keywords

Principles

Realism

Reinsertion

Neighborhood

Multilateralism

La política exterior de Chile desde 1990 Mario Artaza Rouxel*

Resumen:La política exterior de Chile exhibe una clara continuidad, basada en principios y objetivos de larga data. En su aplicación han marcado la prioridad en la política vecinal, regional y mundial, en ese orden, con énfasis en la actividad multilateral, especialmente en temas como mantenimiento de la paz, desarrollo de la democracia y promoción de los derechos humanos. Sin embargo, las relaciones vecinales, aunque con algunos progresos, ha mostrado los mayores obstáculos. Chile se ha posicionado como excelente articulador de políticas a nivel multilateral. El Asia-Pacífico ha pasado a ser una región de gran importancia para Chile, mientras que ha logrado grandes avances en la liberalización del comercio. Todas estas acciones requieren un Ministerio de Relaciones Exteriores más moderno para hacer frente a los nuevos desafíos de la agenda internacional.

Abstract:The Foreign Policy of Chile has a clear continuity, based on principles and objectives of long standing. In their application they have prioritized the international relations into three levels: bordering countries, regional community member countries and world nations - in that order, with emphasis on multilateral activity, especially in areas such as peacekeeping, enhancement of democracy and promotion of human rights. However, the relations with neighboring countries, despite some advancement, have presented the major stumbling blocks. Chile has positioned itself as an excellent articulator of policies at a multilateral level. The Asia-Pacific has become a very important region to Chile, while it has achieved great advancement in the liberalization of trade. All this actions require a more modern Ministry of Foreign Affairs in order to meet the new challenges of the international agenda.

* Profesor del Instituto de Estudios Avanzados, Universidad de Santiago. Ha sido funcionario de carrera del Servicio Exterior, Embajador en el Reino Unido y Estados Unidos, Director General de Política Exterior, Director Ejecutivo del Secretariado de APEC en Singapur. Además, durante 16 años se desempeñó en el Banco Mundial. [email protected]

Escenarios Actuales. Año 18, diciembre, Nº 3 (2013), pp. 25-34.

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Cinco presidentes han dirigido la política exterior de Chile en los últimos veintitrés años y con la excepción de algunos detalles (detalles que son siempre importantes) ha existido una interesante continuidad, la que demuestra que los principales principios y objetivos han permanecido invariables. Prueba de ello es que la página web del Ministerio de Relaciones Exteriores referida a esos aspectos ha permanecido sin cambios desde que se hicieron públicos, en una rara y valiosa demostración de transparencia, hace ya más de cinco años, lo que despeja la sospecha que pudiera pensarse que se trata de una mera inercia burocrática. En ese acápite se declara que los principios que guían la política exterior son el respeto al derecho internacional, la integridad territorial del Estado, la protección de la democracia y el respeto a los derechos humanos y la responsabilidad de cooperación con otros Estados.

También los intereses nacionales, siendo muy diversos y adaptándose a los requerimientos o desafíos de la agenda internacional, siempre mutable, son reconocidos en este documento público de una manera explícita, destacando la actividad desarrollada en el campo multilateral, tanto en el área política como económica, importantísima para una potencia regional mediana como Chile, sea para promover la asociación comercial, asegurar sus intereses económicos o desarrollar esfuerzos que contribuyan a la integración regional y al fortalecimiento del multilateralismo; la promoción de la paz y seguridad internacionales, la promoción de sus intereses marítimos y antárticos, la búsqueda de su seguridad energética, la difusión de la cultura chilena, la inserción del país en las redes de la ciencia y tecnología, y la asistencia y protección de los chilenos en el exterior.

Aunque entre estos principios e intereses hay algunos que tienen muy antigua prosapia, ellos fueron reiterados y proclamados junto con otros que tomaron relevancia después de la experiencia vivida por Chile entre 1973 y 1990, como los referidos a la democracia y derechos humanos. Además, la llegada del primero de los gobiernos democráticos coincidió, separada solo por pocos meses, con la desaparición de los socialismos reales y el término de la bipolaridad y, dentro de nuestra región, con un acelerado proceso de redemocratización. La nueva época, las modificaciones en las relaciones de poder mundial y la emergencia de nuevos desafíos que producían un cambio sustancial en la agenda internacional, como la inmigración creciente, el tráfico de drogas, el terrorismo, la degradación del medioambiente, el cambio climático, el crimen organizado trasnacional, el tráfico de personas, etc., que hacen necesario un mayor grado de cooperación internacional en la búsqueda de soluciones conjuntas, obligaron a realinear la política exterior.

Con respecto a los objetivos permanentes y refiriéndose a experiencias tanto previas a 1973 como pos 1990, José Miguel Insulza ha planteado que Chile buscó la universalidad de las relaciones diplomáticas, la plena libertad de intercambio con todas las naciones, la participación en las organizaciones internacionales, la no intervención y la cooperación internacional. Agrega también el principio de la responsabilidad internacional, que implica que Chile debe cumplir deberes ante la comunidad internacional, como es el caso de su participación en las Fuerzas de Paz de Naciones Unidas o como proveedor de cooperación.1

Estos principios, intereses y objetivos de la política exterior han guiado los sucesivos gobiernos, algunos con más énfasis que otros, a veces creando desbalances en los resultados, con las consiguientes observaciones críticas de observadores que habrían preferido cursos de acción alternativos. Un ejemplo claro ha sido la mayor prioridad otorgada a la inserción plena a la globalización por sobre una política más marcadamente regionalista, como veremos mas adelante.2

1 Ensayos sobre Política Exterior (2000). Editorial Los Andes, pp. 53-65.2 Ver: FUENTES, Cristian (2011). “La Política Exterior de Chile 1990-2010”. Política Exterior en el Chile Post-Concertación: Quo vadis? Friedrich Ebert

Stiftung, pp. 23-36. ESCOBAR, Santiago. “Chile y la Política Exterior de geometría variable”. Política Exterior..., op. cit., pp. 37-60.

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En esta materia seguiremos de cerca lo escrito sobre este período por Paz Milet,3 quien señala que al asumir el Presidente Patricio Aylwin en 1990, se debía considerar el estado de nuestras relaciones exteriores a ese momento y establecer nuevos énfasis que consideraran el nuevo contexto internacional, al que nos hemos referido, y el papel que podría cumplir Chile en el mismo.

En el primer aspecto, estaba claro que Chile debía reinsertarse en la comunidad internacional, de la que durante los años de la dictadura había quedado notoriamente aislada. Para ello se determinó universalizar y normalizar las relaciones diplomáticas en todos sus aspectos, acentuando nuestro compromiso con la democracia y el respeto a los derechos humanos. Entre otras medidas, el nuevo gobierno obtuvo la aprobación parlamentaria y ratificó una serie de convenciones internacionales en el campo de los derechos humanos. Además, dispuso reforzar nuestra participación en los organismos multilaterales y desarrollar una política económica de amplia apertura hacia los mercados, con un acento inicial en la región latinoamericana, como había anunciado el Presidente Aylwin en su discurso de marzo de 1990 en el Estadio Nacional al señalar que su gobierno “pretendía contribuir al desarrollo e integración de América Latina”.

Utilizando como contexto el Tratado de Montevideo de la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI) se firmaron Acuerdos de Complementación Económica (ACE) con todos los países de la región, incluyendo Cuba. Cabe destacar el firmado con Bolivia en 1993. No obstante, en el marco del regionalismo abierto, el país continuó la búsqueda de acuerdos económicos, políticos, culturales y de cooperación con otras regiones del globo.

Entre los logros más importantes de aquella administración, debe destacarse el Tratado de Límites con Argentina de 1991, con el que se solucionaron 22 de los 24 puntos limítrofes pendientes (aunque posteriormente el resultado del arbitraje en la Laguna del Desierto atrajo las críticas de algunos sectores y quedó pendiente la cuestión de Campos de Hielo Sur); la profundización de las relaciones con Estados Unidos (incluyendo el levantamiento de la llamada Enmienda Kennedy) y con la Unión Europea. Fue notoria la exitosa gestión en los organismos internacionales como la Organización de Estados Americanos (OEA) y la Organización de Naciones Unidas (ONU) donde Chile logró un marcado protagonismo. Una característica importante de ese gobierno, continuada por los siguientes, fue la utilización de la llamada ‘diplomacia presidencial’, con numerosas giras o visitas al extranjero del Jefe de Estado, las que tuvieron especial relevancia para el ingreso de Chile al APEC (Asia Pacific Economic Cooperation).4 Cabe destacar la decisión del gobierno de Aylwin de crear en 1990 la Agencia de Cooperación Internacional (AGCI) que ha cumplido una interesante y valiosa tarea coadyuvante de su política exterior.

De acuerdo a Milet,5 el gobierno del Presidente Frei Ruiz-Tagle continuó profundizando la internacionalización de la economía chilena, a través de nuevas alianzas y acuerdos, acentuando además la búsqueda de la paz, la extensión de la democracia y el respeto a los derechos humanos, destacando los esfuerzos por mejorar las relaciones con los países vecinos. De este modo, casi al finalizar su mandato, se suscribió con el Perú el Acta de Ejecución de los temas pendientes incluidos en el Tratado de 1929 y participó, como país garante del Protocolo de Río de Janeiro, en la solución del conflicto del Alto Cenepa, entre Ecuador y Perú. Con Bolivia se inició en Algarve, Portugal, el llamado Diálogo sin Exclusiones y con Argentina se firmó un Acuerdo Gasífero de gran proyección, pero que tuvo un fin inesperado y negativo en 2004, durante el gobierno del Presidente Lagos.

Chile tuvo en esta época una destacada participación en organismos de la ONU, llegando a ser elegido miembro no permanente del Consejo de Seguridad en un período de agudos conflictos en los Balcanes y la zona kurda de

3 MILET, Paz (2011). La Política Exterior de Chile, 1990- 2009, del Aislamiento a la Integración Global, Artaza y Ross, Eds. RIL-USACH, p. 315. 4 MILET, ibídem, pp. 315-318.5 MILET, ibídem, p. 318.

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Irak. Durante dicho gobierno se comenzó a regular la participación de Chile en operaciones de paz, tarea que sería desarrollada por los gobiernos siguientes con las leyes Nºs 19.067 y 20.297. El Presidente Frei continuó la práctica de la diplomacia presidencial, participando en numerosas cumbres y visitas oficiales. En 1995 Chile fue uno de los países fundadores de la Organización Internacional de Comercio, destacando así la importancia que le asignaba a normas bien definidas en el campo multilateral para su comercio en expansión.

En el campo comercial se dieron pasos importantes con Estados Unidos, respondiendo a la posibilidad que Chile fuera incorporado al North American Free Trade Agreement (NAFTA), iniciativa que no prosperó debido a que las autoridades norteamericanas no obtuvieron la autorización del Congreso para un fast track para las negociaciones y aprobación. En cambio, se profundizó la presencia de Chile en el Asia-Pacífico. Por otra parte, Chile se incorporó como miembro asociado al Mercado Común del Sur (MERCOSUR) en octubre de 1996, adscribiendo los derechos y obligaciones asociados al acuerdo, con excepción del arancel externo común, medida de la mayor importancia pues esta es el lugar de destino de la mayor parte de nuestras exportaciones con más valor agregado. En 1996 se firmó un Tratado de Libre Comercio con Canadá, el primero con un país industrializado, un Acuerdo Marco con la Unión Europea, mientras que en 1998, un TLC con México y con Centroamérica en 1999.

Según Héctor Casanueva, “este período fue el de expresión máxima del regionalismo abierto, lo que no fue necesariamente bien entendido por nuestros socios latinoamericanos. Ya en esta época el MERCOSUR esperaba que Chile finalmente ingresara como miembro pleno, lo que no sucedió por la enorme diferencia en las políticas comerciales y aranceles externos, mucho más elevados en el MERCOSUR, y ser incompatible pertenecer a una Unión Aduanera, con la firma de acuerdos de libre comercio con otros países y regiones. Concretamente, el TLC con Canadá y más tarde con los Estados Unidos, así como el Acuerdo de Asociación con la Unión Europea, no eran posibles si ingresábamos al MERCOSUR como miembro pleno”.6 Esta decisión estratégica, concretada en el gobierno siguiente, ha sido la fuente de importantes discusiones entre especialistas.

El Presidente Frei tuvo que hacer frente en la última fase de su gobierno a la crisis que representó la detención en Londres del senador y ex Comandante en Jefe del Ejército Augusto Pinochet, hecho que causó gran conmoción política en el país y en sus relaciones con el Reino Unido y España, y que culminó con su liberación por razones humanitarias.

El gobierno del Presidente Ricardo Lagos planteó en su programa una política exterior que intentaba, manteniendo la continuidad con los anteriores gobiernos, tener algunos rasgos distintivos e innovadores. Así, reiteraba los principios básicos de la política exterior chilena, respondiendo a criterios permanentes, pero acentuaba las necesarias relaciones de cooperación, amistad e integración con los países de la región y la necesidad de profundizar los regímenes de creación de confianza mutua. Agregaba que era necesario considerar prioritariamente la identidad latinoamericana, pero sin que ello significase que su política exterior debía estar amarrada a un compromiso regional incondicional, y ratificaba la prioridad de sus relaciones con los países vecinos, prestando además especial atención a los “países con criterios coincidentes” (like-minded countries). En el área regional, Chile miró con gran interés la iniciativa de Integración de Infraestructura Regional Sudamericana (IIRSA) presentada por Brasil en una Reunión Cumbre de Presidentes Sudamericanos en agosto de 2000, que dio inicio a una serie de reuniones anuales de los presidentes sudamericanos.

Inicialmente, se consideró la posibilidad de incorporar a Chile como miembro pleno de MERCOSUR, lo que se descartó por el impacto que ello tendría en los aranceles del país. Esta decisión tuvo un eco negativo en los países

6 CASANUEVA, Héctor (2011). “La Política de Chile hacia Europa” en Artaza y Ross, op. cit., p. 708.

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de esa organización, pues coincidía con el inicio de las negociaciones de un TLC con Estados Unidos en 2002, casi coetáneamente con un TLC con Corea del Sur, en 2003, el primero entre un país asiático y un país extra asiático, además de un Acuerdo de Asociación Política, Económica y de Cooperación con la Unión Europea firmado en 2002.

De este modo, pese a sus intenciones programáticas, al gobierno se le presentó una situación imprevista: sus éxitos en materia de apertura comercial e integración global no encontraban un correlato en la región, a lo que se sumaban problemas vecinales. En efecto, Chile debió enfrentar un cese del envío de gas al nivel acordado con Argentina, debido a la necesidad de ese país de atender prioritariamente las necesidades internas en una situación de drástica reducción de la producción, lo que fue causa de críticas de algunos sectores políticos nacionales. En tanto, en un aspecto más positivo, Chile y Argentina en 2005 acordaron crear una fuerza combinada para operaciones de paz, para ponerla a disposición de la ONU para futuras misiones. Un año más tarde se formalizó la creación de la Fuerza Binacional de Paz “Cruz del Sur”, lo que en opinión de Iván Witker muestra la profundidad de las medidas de confianza mutua alcanzadas entre los dos países en el ámbito de la defensa.7

Por su parte, Bolivia se encontraba inmersa en la inestabilidad política que le llevó a tener cinco presidentes mientras en Chile gobernaba el Presidente Ricardo Lagos. En ese clima, la reivindicación marítima, fuerte argumento para robustecer la gobernabilidad, condujo al Presidente Carlos Mesa a tratar de utilizar el gas como un elemento negociador, lo que produjo una parálisis de nuestras relaciones. Pese a ello, Chile negoció en 2006 con Bolivia una ampliación del ACE de 1993, otorgando 100% de preferencia arancelaria a las exportaciones bolivianas a Chile, con la excepción del trigo, harina y azúcar.

Con Perú también existieron momentos de tensión, como en los casos de la empresa chilena Lucchetti y de la línea aérea peruana Aerocontinente. La situación de mayor trascendencia tuvo su origen en la decisión peruana de establecer una ley de líneas de base marítimas, lo que en la práctica fue el primer paso para la demanda que se plantearía años más tarde ante la Corte Internacional de Justicia.

Se lograron importantes éxitos en la política multilateral. Como miembro no permanente del Consejo de Seguridad, Chile adoptó una posición crítica frente al nuevo conflicto de Irak y solicitó en su momento una extensión de los plazos exigidos a los iraquíes para dar una respuesta firme a los requerimientos y exigencias que se les había planteado. Posteriormente, no apoyó la decisión norteamericana de actuar sin un acuerdo de la comunidad internacional, ratificando así los principios sustentados tradicionalmente en materia de respeto a los principios del derecho internacional. Pese a ello, Estados Unidos finalmente suscribió un TLC con Chile en enero de 2004. En general, las relaciones con Estados Unidos se mantuvieron y se han seguido manteniendo en un plano positivo, lo que ha llevado a Joaquín Fermandois a referirse a la transición de estas relaciones como una “de país problemático a nación preferida”.8

En 2004 Chile fue anfitrión de la Cumbre de APEC, lo que le permitió demostrar su interés prioritario en la región del Asia-Pacífico, que es la que tiene mayor crecimiento y dinamismo y con la que crecientemente nos une una multiplicidad de tratados de libre comercio, reforzando el potencial de Chile como país puente y plataforma de negocios entre Asia y América del Sur, sin perder de vista, además, la creciente importancia del proceso de Association of Southeast Asian Nations (ASEAN).9

7 WITKER, Iván (2011). “Utilitatis Communio: la Cultura Estratégica de Chile frente a su Vecino Trasandino” en Artaza y Ross, op. cit., pp. 573 y ss. 8 Artaza y Ross, op. cit., pp. 471 y ss. 9 MILET, op. cit. pp. 526 y ss.

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En la Reunión Cumbre de Presidentes Sudamericanos de 2004, en Cuzco, se creó la llamada Comunidad Sudamericana de Naciones, que tendría como objetivo unir al MERCOSUR con la Comunidad Andina de Naciones (CAN). En una demostración del compromiso de Chile con la paz y seguridad internacionales, Chile entró a participar activamente en la Misión de Estabilización de Haití de la Organización de Naciones Unidas, la que continúa hasta el día de hoy.

Al finalizar el mandato del Presidente Lagos, José Miguel Insulza, quien había sido su ministro del Interior, fue elegido Secretario General de la Organización de Estados Americanos.

Al asumir la presidencia, Michelle Bachelet planteó un programa en materia de política exterior con marcada continuidad, destacando el objetivo de reforzar los vínculos con América Latina, haciendo una referencia a la promoción de una identidad regional común con los países emergentes de Asia-Pacífico y en general con los países que comparten los intereses de Chile, con una mención especial a Estados Unidos. La política vecinal tendría un sentido estratégico prioritario. Sin embargo, la prioridad vecinal encontró dificultades al decidir Perú someter a la Corte Internacional de Justicia de La Haya (CIJ) su demanda sobre la frontera marítima con Chile, sosteniendo la inexistencia de tratados sobre la materia. El gobierno designó un equipo jurídico de primer nivel para preparar la defensa de los puntos de vista nacionales en la CIJ. Cabe mencionar que pese a estas diferencias, Chile firmó un Acuerdo de Libre Comercio con Perú en 2009.

Con Argentina, Chile continuó en el perfeccionamiento y profundización de las relaciones bilaterales, como quedó evidenciado con la firma de un Tratado de Complementación, Integración y Cooperación o Tratado de Maipú de 2009. Con respecto a Bolivia, tomando como base el diálogo sin exclusiones iniciado en el gobierno del Presidente Frei, se comenzó a negociar una Agenda de 13 Puntos que incluía una multiplicidad de importantes materias como integración fronteriza, seguridad y defensa, educación, ciencia y tecnología, complementación económica y, como punto sexto, el tema marítimo.10

En el campo multilateral, Chile fue anfitrión de la Cumbre Iberoamericana de 2007 y participó en la Reunión Cumbre de Presidentes Sudamericanos, en la que se cambió el nombre de la Comunidad Sudamericana de Naciones a Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR). Además, ingresó a la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), pero sin excluirse del Grupo de los 77; tuvo un rol activo en la OEA ante la crisis institucional de Honduras; se incorporó como miembro asociado a la Comunidad Andina de Naciones (CAN) y desempeñó la Secretaría Pro-tempore de UNASUR en 2008, período en que se finalizó el Tratado Constitutivo de esa organización (siendo Colombia el último país en ratificarlo).

Ante una grave crisis política en Bolivia, que amenazaba la estabilidad y gobernabilidad de ese país, Chile promovió, con éxito, el diálogo entre las partes en disputa. En este período, además, se suscribió un acuerdo con la Unión Europea para una Asociación para el Desarrollo y la Innovación. La Presidenta Bachelet realizó una serie de visitas a otros países, desarrollando, como sus tres antecesores, una activa diplomacia presidencial. Bajo el gobierno de la Presidenta Bachelet se acordaron importantes tratados de libre comercio con las dos más grandes potencias industriales de Asia-Pacífico, China en octubre de 2006 y Japón, en marzo de 2007. En 2006 entró en vigencia el llamado P-4 o Acuerdo de Asociación Comercial con Brunei, Nueva Zelandia y Singapur, acuerdo que contiene una interesante cláusula de adhesión, que permitiría su ampliación a otras economías del Asia-Pacífico. Con la India, otro gigante asiático de gran interés para Chile, se firmó en 2007 un Acuerdo de Alcance Parcial. Con la firma en 2008 de un Acuerdo Comercial con Panamá se completaron los acuerdos con todos los países centroamericanos. Además, en marzo de 2009 se acordó un TLC con Australia.

10 CORREA, Loreto (2011). “La Política Exterior de Chile hacia Bolivia”. En Artaza y Ross., op. cit., pp. 581 y ss.

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Ángel Flisfisch ha escrito un interesante ensayo sobre la respuesta y variables de la política exterior chilena frente a los diversos mecanismos de concertación política o de integración en América del Sur durante este período, considerando la interacción de intereses de la Alianza Bolivariana para las Américas, Brasil y México en distintas propuestas, lo que implicó una delicada operación de equilibrios o estrategia de contención de iniciativas no deseables desde el punto de vista de Chile y de proposición de caminos alternativos, de modo de negociar y lograr desenlaces satisfactorios.11

La llegada al gobierno del Presidente Sebastián Piñera en 2010, con un sello político diferente, no implicó un cambio sustancial en la política exterior del país. Ratificó el equipo jurídico encargado de la defensa de la posición chilena ante la CIJ frente a la demanda del Perú y apoyó la reelección de José Miguel Insulza a la Secretaría General de la OEA. En materia de liberación comercial con el Sudeste Asiático, la ha seguido profundizando y ha negociado acuerdos con Malasia, Vietnam y Hong Kong. Por otra parte, en marzo de 2011 entró en vigencia un acuerdo comercial con Turquía.

La política vecinal tuvo un giro con respecto a la posición adoptada por el gobierno anterior, adhiriendo a la tesis de mantener la cuestión del juicio ante la CIJ de manera que no afectara una serie de medidas de acercamiento (política de “cuerdas separadas” sugerida por el Presidente García), entre las que se acentuaba las crecientes inversiones chilenas en el Perú y peruanas en Chile, así como la celebración de reuniones de ministros de Relaciones Exteriores y de Defensa. Con Bolivia, en cambio, las relaciones se enfriaron notoriamente ante la declaración chilena en el sentido de que Chile no estaría dispuesto a dividir su territorio para satisfacer la demanda boliviana de una salida al mar. Ante ello, Bolivia tuvo una fuerte reacción y ha presentado su caso ante la CIJ, basada en sus derechos expectaticios derivada de actos unilaterales de Chile en el pasado que implicaban una apertura del país a una salida soberana de Bolivia al Pacífico.

Con Argentina se ha mantenido una relación normal, sin mayores variaciones con respecto a las administraciones anteriores, aunque un embajador chileno tuvo que ser retirado después de declaraciones poco afortunadas en la prensa.

En 2013 Chile fue anfitrión de una importante reunión cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), sucesora del Grupo de Río, con la Unión Europea.

En materia de integración regional, Chile ha apoyado vigorosamente la iniciativa del Presidente Alan García de Perú (2010) de crear una Alianza del Pacífico con México, Colombia y Perú, idea que en corto tiempo ha tomado fuerza con numerosos países que han solicitado ser observadores del proceso, aunque ha debido hacer frente a dudas y críticas de los que consideran que ella implica dar la espalda a importantes países del Atlántico o que la miran como una propuesta muy cargada ideológicamente. Los cuatro países de la alianza representan una población de más de 200 millones de habitantes y el 34% del PIB de América Latina y el 49% de las exportaciones de la región.

Chile también mantiene negociaciones con otros diez países para la llamada Transpacific Partnership (TPP), iniciativa que tiende a crear un área de libre comercio entre varias economías del Asia-Pacífico y de las Américas, negociaciones que han despertado la oposición de sectores que consideran que ellas pueden implicar nuevas y negativas obligaciones para Chile. El TPP tiene como precedente el citado Acuerdo con Nueva Zelandia, Singapur y Brunei (P4) y ya se han realizado numerosas rondas de negociaciones en diversas disciplinas.

11 FLISFISCH, Ángel (2011). “La Política Exterior Chilena y América del Sur”. En Artaza y Ross, op. cit., pp. 545 y ss.

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Esta relativamente breve relación de los principios, objetivos y principales hitos de la política exterior del país nos lleva a concluir que existe en Chile un gran consenso alrededor de estas materias. Como afirma Van Klaveren, “hay muchos más elementos de continuidad que de diferencia en las últimas décadas”.12

Estaríamos en el error si afirmáramos que los hitos ya mencionados proporcionan un cuadro con todos los detalles y todas las luces y sombras de la actividad de Chile en el campo internacional. Esta es mucho más amplia e incluye temas mucho más complejos. Solo mencionarlos constituiría una larga lista. En el campo multilateral, como hemos citado más arriba, la agenda incluye desafíos muy importantes, de los cuales Chile no podía permanecer ajeno y que implican la participación en diversos organismos. Como afirma Eduardo Gálvez,13 el multilateralismo ha constituido un espacio relevante para potenciar nuestros intereses nacionales tanto en organismos internacionales permanentes, sea a nivel mundial o regional, en foros o conferencias, lo que presenta una oportunidad para aportar desde nuestra experiencia y con nuestros valores a la búsqueda de soluciones en temas que afectan a todos los pueblos.

En el período que estamos analizando la diplomacia chilena promovió temas de gran trascendencia para el país e impulsó procesos como la Cumbre Social de 1995 o la Cumbre para el Financiamiento del Desarrollo de 2002 y se dio su fuerte apoyo a otras reuniones como la Cumbre sobre Medio Ambiente y Desarrollo en Río de Janeiro, 1992; la Conferencia sobre Población y Desarrollo en el Cairo en 1994, las cumbres sobre cambio climático de Kioto en 1998 o en Copenhague el 2009; la Conferencia sobre la Mujer en Beijing, 1995, y relacionada con esta última, la creación en 2010 de la entidad “UN-Women” dedicada al empoderamiento de la mujer.14

La actividad chilena en el campo multilateral, sumada a las acciones en el terreno bilateral, llevó al ex canciller Lafer de Brasil a calificarla de “liderazgo de conceptos”,15 significando así un valioso reconocimiento de lo que representa la importante influencia o soft power que puede ejercer una potencia regional mediana, como Chile. En los temas como fortalecimiento de los derechos humanos y promoción de la democracia, el país fue particularmente activo y propositivo.

Nuestra inserción internacional en materias económico-comercial, que pasó de una apertura unilateral hasta 1990 a un proceso bilateral o multilateral muy exitoso de Acuerdos de Complementación Económica y Tratados de Libre Comercio en el período que estamos analizando, Chile institucionalizó vínculos con las principales áreas económicas del mundo. Ello fue otro factor que indicó que Chile había logrado un importante reconocimiento mundial que ha reforzado la capacidad de negociación del país.16

A este respecto, no puede dejar de mencionarse la importancia que han cobrado para Chile las relaciones con países como China, un país que en cortos años se ha establecido como potencia de primer nivel, o como Japón y Corea del Sur. Estos países se cuentan ahora entre nuestros principales socios comerciales, a pesar de encontrarse entre los países ubicados a mayor distancia del nuestro, lo que demuestra la inserción profunda de nuestro país en la globalización. El manejo de nuestras relaciones con estos países en temas políticos, culturales y científicos representa uno de los mayores desafíos para nuestra diplomacia, que no puede contentarse con la sola relación comercial. El apoyo de diversos sectores del país a una nueva política frente a Asia es indispensable.

12 “Doscientos Años de Política Exterior de Chile” (2011). En Artaza y Ross, op. cit., p. 70.13 “Diplomacia Multilateral de Chile post 1990”(2011). En Artaza y Ross, op. cit., p. 166 y ss.14 GÁLVEZ, Eduardo (2011). En Artaza y Ross, op. cit., p. 174.15 MAIRA, Luis (2010). “La Política Exterior de los Gobiernos de la Concertación”, en Chile en la Concertación 1990-2010. Tomo 2, Friedrich Ebert

Stiftung, p. 96.16 ROSS, César (2011). “Los Desafíos de la Política Exterior Chilena”. En Artaza y Ross, op. cit., p. 862.

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Este último punto ha sido remarcado en otra área por Luis Maira, quien junto con reconocer que la diversificación del comercio exterior redujo la dependencia económica del país,17 y que el éxito del trabajo en el área comercial fue muy importante, echa de menos un esfuerzo similar en el área política, especialmente en lo que se refiere al proceso de integración sudamericana.18 Profundizando la crítica en este campo, Cristian Fuentes ha escrito que “se observa cierto desbalance con los aspectos políticos, sesgo que algunos califican de ‘fenicio’… También hay quienes piensan que la estrategia comercial no es neutra, pues proyecta un modelo caracterizado por la concentración económica, una deficiente distribución del ingreso y profundas desigualdades sociales”.19 O como sostiene Ross, al afirmar que existe la “necesidad de restituirle a la política exterior el componente político… Más comercio e inversiones son siempre muy necesarios, pero la política exterior del país no debe minimizar el componente político, nivel en el que siempre se articula el conjunto de los intereses…”.20

Está claro que existen nuevos desafíos para la política exterior del país y que la misma debe estar en permanente adaptación frente a una agenda internacional en expansión y demandas de variada intensidad en los planos vecinal, regional y mundial. Algunos de estos desafíos tienen que ver incluso con la institucionalidad con que cuenta el país para desarrollar su política exterior. Desde 1990 al presente, se ha discutido y enfatizado la necesidad de una modernización del Ministerio de Relaciones Exteriores. Por diversas razones esa tarea ha sido pospuesta una y otra vez, lo que representa una seria debilidad y un obstáculo para la ejecución de una diplomacia proactiva y moderna, capaz de anticipar escenarios que presenten oportunidades o riesgos, o como indica César Ross, nuestra política exterior tiene “una baja capacidad de anticipación a las crisis, especialmente a las vecinales”21 o cuando insiste en que el Ministerio de Relaciones Exteriores debería tener la capacidad de realizar una planificación estratégica de largo plazo (respondiendo a las interrogantes ¿dónde estará Chile en 20 o 30 años?)22 que necesariamente debería englobar los insumos del Ministerio de Defensa, Hacienda y otros.

Existe bastante unanimidad sobre la conveniencia de llevar adelante esta modernización pero no ha existido la voluntad política para hacerlo, limitándose las distintas administraciones a efectuar ajustes menores. Se requiere también un análisis realista de los recursos humanos y financieros con que debe contar una cancillería moderna, capaz de llevar adelante una política exterior al servicio del país y de la ciudadanía. Otro desafío relacionado con lo anterior es la escasa presencia de la diplomacia chilena en áreas como África, Medio Oriente y Asia Central que están emergiendo al escenario mundial con nueva fuerza e importancia.

Existen además una serie de nuevos elementos que han hecho variar el manejo de las relaciones exteriores del país y que deben ser tomados en cuenta. Uno de ellos es el creciente número de nuevos participantes, tanto públicos como privados que interactúan de alguna manera en la esfera internacional. Entre los distintos ministerios y servicios públicos, y para citar solo algunos, que tienen alguna relevancia en la materia se cuentan los Ministerios de Salud (Organización Mundial de Salud (OMS), Organización Panamericana de Salud (OPS), comités de APEC, etc.); Ministerio de Hacienda (Banco Mundial, Banco Interamericano, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OECD); Ministerio del Trabajo (Organización Internacional del Trabajo); Ministerio de Educación (UNESCO, Acuerdo Andrés Bello); Ministerio de Agricultura (FAO) e incluso el Ministerio de Defensa. Aun empleando toda su capacidad, es difícil para el Ministerio de Relaciones Exteriores coordinar debidamente todas estas actividades. Por ello, debe existir un esfuerzo serio para fijar líneas generales de acción y determinar con claridad los objetivos concretos de

17 La política exterior de Chile, op. cit., p. 9418 Ibídem, p. 84.19 “Balance Crítico de la Política Exterior de Chile 1990-2008” (2009). En Chile en la Concertación 1990-2010. Tomo 1, Friedrich Ebert Stiftung,

p. 125.20 ROSS, op. cit., p. 871. 21 Ibídem, p. 854. 22 Ibídem, p. 879.

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nuestro accionar internacional para evitar desviaciones a los mismos. Con respecto a los privados, debería existir un seguimiento y una percepción clara de las acciones que puedan representar riesgos para el interés nacional, como lo fueron en su momento las actividades de empresarios chilenos en el Perú que impactaron negativamente en nuestras relaciones.

Una tarea pendiente es la cooperación con los países vecinos y de la región. El desarrollo creciente del país no ha venido acompañado de mayor generosidad en este aspecto, generosidad además que tiene una fuerte dosis de realismo, pues ella reditúa en estrechamiento de lazos y la posibilidad de ejercer mejor una influencia benéfica. Una política de becas y de entrega de cooperación técnica en áreas en las que Chile tiene una ventaja comparativa podría tener un fuerte impacto positivo. Ello implica aumentar los recursos de AGCI y darle la ubicación que requiere para ejecutar sus tareas.

Otro desarrollo importante es la aparición de una diplomacia regional o paradiplomacia. Ella se ha estado evidenciando de manera creciente en los intereses de nuestras regiones por establecer lazos con el exterior, mayormente con las provincias fronterizas de nuestros vecinos. Este esfuerzo debe ser reconocido y apoyado. Luis Maira, mientras se desempeñaba como embajador en Argentina editó un interesante libro sobre la materia, aprovechando la experiencia detectada por el accionar de varias de nuestras regiones con las provincias argentinas.23

Para concluir resulta interesante recordar que como ha señalado Bernal Meza, nuestra política exterior podría caracterizarse como una de realismo pragmático.24 Este realismo pragmático ha estado moderado por declaraciones y actos principistas, morales y legalistas que se traducen en una férrea adhesión al derecho internacional, la igualdad jurídica de los Estados y la solidaridad internacional. A nuestro entender estos elementos son los que sirven de sostén a la continuidad que ha marcado la política exterior, la que indudablemente debe también ser flexible y adaptarse a nuevos escenarios y desafíos.

23 La Política Internacional Subnacional en America Latina, Libros del Zorzal, Buenos Aires, 2010.24 América Latina en el Mundo, El Pensamiento Latinoamericano y la Teoría de las Relaciones Internacionales, Grupo Editor Latinoamericano, 2005,

pp. 286-294.

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Centro de Estudios e Investigaciones MilitaresSantiago de ChileISSN 0717-6805

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Palabras Clave

Diplomacia

Defensa

Cooperación

Asistencia

Fuerzas Armadas

Keywords

Diplomacy

Defense

Cooperation

Assistance

Armed Forces

Diplomacia de defensa: una aproximación conceptual*

Diego Arancibia Morales**

Resumen:La diplomacia de defensa existe como práctica, pero su construcción conceptual aún no está del todo desarrollada ni su práctica difundida en Chile, donde se encuentra siendo abordada como un tema nuevo, pero que desde hace muchos años ha sido llevado a la práctica por las Fuerzas Armadas, constituyéndose en una herramienta contributiva de la política exterior de Chile, que acorde a sus intereses nacionales, busca acercar posiciones con Estados afines e incrementar las confianzas con aquellos países en que exista un desacuerdo. En el presente artículo se hará una revisión conceptual y se darán a conocer algunas características de cómo se entiende en Chile.

Abstract:Defense diplomacy exists as a practice, but its conceptual construction is not yet a fully developed or widespread practice in Chile, where it is being addressed as a new issue. Nevertheless, for many years it has been implemented by the Armed Forces, becoming a contributory tool of the foreign policy of Chile which, in accordance with its national interests, seeks to align positions with friendly countries and stimulate confidence with those countries where a disagreement exists. In this paper a conceptual revision will be carried out and some characteristics of how this is understood in Chile will later be made public.

* Este artículo forma parte del Proyecto Extramuros 2013, desarrollado por el autor como Investigador Responsable en la Academia de Estudios Políticos y Estratégicos (ANEPE), titulada “La Diplomacia de Defensa como mecanismo de integración regional. El caso de la Alianza del Pacífico”. En este proyecto también participan Pablo Ortiz (Coinvestigador) e Ignacio Parrao (Ayudante de Investigación).

** Magíster en Seguridad y Defensa, Academia Nacional de Estudios Políticos y Estratégicos (ANEPE). Cientista Político, Universidad Central de Chile. Investigador Externo de la ANEPE. Egresado del Centro de Estudios Hemisféricos de la Defensa (CHDS). Actualmente, se desempeña como analista internacional en la Dirección de Relaciones Internacionales del Ejército de Chile (DIRIDE). [email protected]

Escenarios Actuales. Año 18, diciembre, Nº 3 (2013), pp. 35-44.

Diego Arancibia M. Diplomacia de Defensa: Una aproximación conceptual

Escenarios Actuales, año 18, diciembre, Nº 3, 2013ISSN 0717-6805

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Introducción

Con la entrada en vigencia de la Ley N° 20.424 que define la nueva estructura del Sistema de Defensa Nacional de Chile y reorganiza la orgánica del Ministerio de Defensa Nacional, se crean nuevos estamentos acordes al dinamismo internacional de la Defensa Nacional congruentes con aquellas herramientas de la política exterior de Chile.

En este sentido, hoy la Defensa Nacional cuenta con una estructura encargada de las relaciones internacionales de la defensa, cuyo propósito es orientar la política internacional de defensa y monitorear la acción internacional de los órganos de la defensa nacional como las Fuerzas Armadas, los que cuentan ya sea con una dirección, al mando de un oficial de alto rango, como es el caso del Ejército y la Fuerza Aérea, o un departamento, al mando de un capitán de navío en el caso de la Armada.

En general, las relaciones internacionales de defensa se visualizan en la práctica, pero no en la teoría, y desde esta última perspectiva el desarrollo teórico conceptual de este ámbito se enmarca en lo denominado como diplomacia de defensa, defence diplomacy. A razón de lo recién expuesto, en el presente trabajo se abordará el concepto de diplomacia de defensa, explicando y analizando sus alcances y la importancia que este concepto va marcando en la dinámica de las relaciones internacionales, bilaterales principalmente, como herramienta colaborativa al cumplimiento de la política exterior de los Estados.

De la Diplomacia Convencional a la Diplomacia de Defensa

Por diplomacia se entienden las acciones que realizan los gobiernos de manera hábil e inteligente para cumplir con sus objetivos de política exterior en relación con otros países donde exista un interés común o divergente, pretendiendo influir positivamente en la visión que existe del país en el exterior.1

La instrumentalización de la política exterior, ejercida a través de la diplomacia, ha logrado la creación de diferentes corrientes mediante las cuales se cumplen los objetivos del Estado en relación al interés con otros países, entre ellas, podemos mencionar la diplomacia de cumbres, efectuada por los jefes de Estado en encuentros presidenciales de carácter bilateral o multilateral; la diplomacia parlamentaria, que se realiza a través de misiones diplomáticas de carácter permanente, como por ejemplo Naciones Unidas, Organización de Estados Americanos, Unión Europea, etc.; por último, también encontramos la diplomacia de defensa, que es materializada ya sea por los agregados militares a las embajadas del país en el extranjero o través de los respectivos ministerios de Defensa.

Tanto la diplomacia convencional como la diplomacia de defensa, a pesar de ser distintas han logrado desarrollarse con el propósito de complementarse en pos del cumplimiento de la política exterior, estableciendo puntos en común en torno a las políticas de seguridad y defensa, fusionando la contribución civil y militar hacia un solo objetivo. De hecho, ambas avanzan conjuntamente en el camino hacia la cooperación frente al desafío de limitar los conflictos armados y enfrentar las nuevas amenazas provenientes de enemigos asimétricos capaces de infligir daño, independiente del tamaño y peso internacional del país afectado.

Otros autores como Du Plessis, afirman que la diplomacia es una forma de interacción política, constituyéndose en el primer recurso de la política exterior, a diferencia del instrumento militar que siempre ha sido visto como el último recurso, ya sea para disuadir, defender o atacar. Señala que la diplomacia de defensa es una combinación de

1 SWISTEK, Goran (2012). “The Nexus between Public Diplomacy and Military Diplomacy”. Foreign Affairs and Defence Policy. Connections, Volume XI, number 2, spring.

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características entre la diplomacia convencional, pacífica y persuasiva, y el ámbito militar, visto como coercitivo y violento. No obstante, con el devenir de los años, la dimensión militar ha logrado ser diferenciada en: modo militar, uso de la fuerza; modo político, a través de las operaciones de paz, y diplomáticamente, a través de la diplomacia de defensa.2

Según Bishoyi, la diplomacia de defensa se define como el “uso de las Fuerzas Armadas en operaciones de no guerra y construcción de sus conocimientos en capacitación y disciplina para alcanzar los objetivos nacionales en el extranjero”.3 Asimismo, sostiene que “no sólo promueve la interoperabilidad entre las Fuerzas Armadas y las buenas relaciones de defensa entre los países participantes, sino también genera confianza entre ellos”.4

La diplomacia puede ser definida como el arte y la práctica de llevar a cabo las relaciones exteriores de la nación, en tanto la diplomacia militar puede ser entendida como la conducción de las relaciones exteriores de los hombres de uniforme o incluso de representantes civiles del Ministerio de Defensa.5 Ambas esferas de la diplomacia involucran lo mismo; visitas, reuniones, intercambios, negociaciones, teniendo como habilidades la persuasión y el carácter amable y pacífico. Las actividades de ambas esferas se ejecutan en sintonía con lo dictaminado por la política exterior, considerando el carácter estratégico en lo político, económico y militar.

Azuara reconoce que en el último tiempo ha existido una tendencia en utilizar a los ministerios de Defensa y las Fuerzas Armadas como instrumento para incrementar las relaciones con otros Estados y buscar la estabilización democrática, extender valores de convivencia y aliviar tensiones internacionales. Asimismo, señala que los primeros atisbos de la diplomacia de defensa se encuentran en la Strategic Defence Review (SDR) del Reino Unido, aparecida en 1998, cuyo objetivo es definido como “proporcionar fuerzas para afrontar las distintas actividades llevadas a cabo por el Ministerio de Defensa para disipar la hostilidad, fomentar y mantener la confianza y asistir en el desarrollo de Fuerzas Armadas democráticamente responsables, y así hacer una significativa contribución a la prevención y resolución de conflictos”.6

Uno de los aspectos importantes a resaltar es el carácter democrático de la diplomacia de defensa, surgida a partir del modelo británico, porque no solo puede mitigar la hostilidad, sino también fomentar la confianza y asegurar el control democrático de las Fuerzas Armadas.7

Por otra parte, Muthanna establece que la diplomacia de defensa se define, en la práctica, por los intercambios de alto nivel que se realizan a través de visitas recíprocas, diálogos sobre desafíos a la seguridad y todas aquellas actividades e intercambio a nivel Fuerzas Armadas. A lo anterior, se suma la búsqueda, desarrollo, producción y marketing del equipamiento de defensa, además de otras formas de cooperación.8

A modo de ejemplo, España define siete niveles para la diplomacia de defensa, estas son:

1. Medidas de fomento de la confianza y la seguridad.2. Medidas de control de armamentos.

2 DU PLESSIS, Anton (2008). “Defence Diplomacy: Conceptual and Practical Dimensions with specific reference to South Africa”. Strategic Review for Southern Africa, Vol. 30, Nº 2, November, pp. 87-114.

3 DU PLESSIS en BISHOYI, Saroj (2011). “Defence Diplomacy in US-India Strategic Relationship”. Journal of Defence Studies. Vol. 5. Nº 1. January. 4 Ibídem. 5 RAJESWARI RAJAGOPALAN, Pillai. Diplomacia militar: la necesidad de la India para utilizar con eficacia en la conducción de la diplomacia. 6 AZUARA BLANCO, Ignacio (2009). Diplomacia de Defensa. Boletín de Información, Madrid (308): 75-121, mayo, p. 77. 7 Ibídem, P. 81.8 MUTHANNA, KA (2011). “Military Diplomacy”. Journal of Defence Studies, New Delhi (5): 1-15, enero, p. 2.

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3. Representaciones oficiales permanentes. 4. Intercambios de profesionales. 5. Formación de profesionales, recíprocamente.6. Intercambios doctrinales o de inteligencias. 7. Visitas a instalaciones y otras que contribuyan a la estabilidad de las relaciones internacionales.9

Conforme a lo expuesto por los autores citados precedentemente la tarea más visible de la diplomacia de defensa es la cooperación. Esta visión observada y planteada por Azuara es reflejo de las definiciones institucionales establecidas por algunos de los países más importantes de Europa, que son Inglaterra, Francia y España. Lo que a su vez también proyecta el concepto de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) respecto a la diplomacia de defensa. Desde esta perspectiva, en el nuevo escenario estratégico derivado de la pos Guerra Fría, la diplomacia de defensa se convierte en uno de los ocho pilares fundamentales de las Fuerzas Armadas. En este sentido, las tareas a cumplir son tres: medidas de fomento de la confianza y la seguridad, control de armas y no proliferación; actividades de cooperación, principalmente con el Asia Central y Europa del Este; y otras actividades de cooperación y prevención de conflictos con el área del África Subsahariana y Oriente Próximo.

En este sentido, cabe preguntarse ¿cuáles son los beneficios de cooperar militarmente en apoyo a la política exterior del Estado? En el caso de Chile, como país respetuoso de los acuerdos internacionales que compromete y como sujeto activo del sistema internacional no puede prescindir de cooperar, a través de sus Fuerzas Armadas, en la consecución de sus intereses nacionales plasmados en la política exterior. De hecho, dentro de los ámbitos de acción de las Fuerzas Armadas se encuentra lo internacional, destinado a “respaldar los esfuerzos de cooperación del Estado con la comunidad internacional para mantener la paz y seguridad en el mundo”.10

Bajo este punto de vista, es congruente con lo establecido en la política de defensa de Chile, la cual “se funda en el principio de cooperación en el marco del sistema internacional, especialmente de Naciones Unidas, combina la responsabilidad internacional con la consideración del interés nacional”.11 Especial mención debe hacerse a la dependencia que la política de defensa tiene con la política exterior, donde la primera incluye a las relaciones internacionales, constituyéndose así en un instrumento real y tangible de la segunda.

Mucho se ha discutido sobre la coordinación que deben tener relaciones exteriores y defensa, ante esto el académico Miguel Navarro claramente señala que “existe una vinculación directa y lineal entre la posición que un Estado ocupa en el sistema internacional, las metas que desea lograr en la comunidad de naciones, sus objetivos estratégicos y el desarrollo y la mantención de las capacidades militares necesarias para cumplir dichos objetivos”.12 Esto lo convierte en el punto de convergencia más amplia de la vinculación entre estas dos políticas.

Lo anterior puede ser reforzado por lo indicado por Azuara, para quien la diplomacia de defensa “es el conjunto de actividades no operacionales que ejecutan las organizaciones y unidades dependientes del Ministerio de Defensa en beneficio de la diplomacia tradicional, para la prevención de conflictos, para el establecimiento de medidas de confianza y para el apoyo al desarrollo armónico de Fuerzas Armadas de terceros países, en beneficio del propio Estado, o de organizaciones supranacionales a las que se halle adscrito”.13

9 Ibídem, p. 86. 10 Ministerio de Defensa. Libro de la Defensa Nacional de Chile (2010). Santiago, Ministerio de Defensa Nacional, p. 244.11 Ibídem, pp. 134-135.12 NAVARRO MEZA, Miguel (julio-diciembre 2009). “Política Exterior y Política de Defensa. Una cercanía esquiva”. Política y Estrategia, Santiago

(114): 54-116, p. 63.13 Ibídem, p. 93.

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Si bien el principal desarrollo e influencia de la diplomacia de defensa se ha dado en el Reino Unido, esta proviene de la práctica adoptada durante la Guerra Fría por Estados Unidos y la Unión Soviética, países que con el firme propósito de mantener sus órbitas de influencia establecieron lazos militares con sus aliados en todo el mundo, según Cottey esto se tradujo “proporcionando armas, entrenamiento militar y otras formas de ayuda, y de participar en una amplia cooperación de defensa bilateral y multilateral”.14 Desde este punto de vista, se puede inferir que la creación de la OTAN y el Pacto de Varsovia surgieron con el objetivo de reforzar la diplomacia de defensa.

Cottey es preciso en señalar que la diplomacia de defensa se intensificó con el fin de la Guerra Fría, propiciándose ya sea a nivel bilateral como multilateral varios procesos de cooperación en el ámbito de la defensa. En esta forma de ejercer la diplomacia se utilizan a las Fuerzas Armadas como herramienta de cooperación a la política exterior y de seguridad de los Estados, ante ello las actividades que las definen serían las siguientes:

Cuadro N° 1: Actividades de la Diplomacia de Defensa15

• Reuniones de nivel ministerial o Estado Mayor Conjunto

• Presencia de agregados de defensa

• Firma de acuerdos cooperación bilateral en defensa

• Entrenamiento de personal militar y civil en defensa en el extranjero

• Asesoría del control democrático de las Fuerzas Armadas, gestión de defensa y áreas de especialidad militar

• Contactos e intercambios entre personal militar y visitas a unidades militares

• Intercambio de personal civil o militar en países socios de los ministerios de Defensa

• Desarrollo de equipos de entrenamiento

• Provisión de equipamiento militar y otro material de ayuda

• Ejercicios de entrenamiento militar de carácter bilateral o multilateral

También es importante destacar la idea, proporcionada por Jones, que el soft power fue puesta en práctica por los militares, a través de la diplomacia de defensa desde muchos años antes que esta se haya “conceptualizado” o siquiera pensado, siendo una herramienta instituida a través del fuerte intercambio académico y entrenamiento conjunto entre países en tiempos de paz.

Lo anterior, se contrasta con la capacidad económica y militar propia del hard power que mantiene una voluntad decidida en el uso del empleo de la fuerza, por ejemplo, Estados Unidos frente a la crisis de Siria. Entre ambos poderes existe una posición intermedia llamada smart power, que reúne los recursos del hard power para realizar actividades propias del soft power.16 Un ejemplo de ello son las operaciones de paz, donde el poder militar cumple un fin de cooperación para la mantención de la paz ante la comunidad internacional, además muestra capacidad de despliegue, entrenamiento y equipamiento, logrando un efecto disuasivo ante potenciales adversarios, como fue el caso de Chile con ocasión del envío del primer contingente de la MINUSTAH en 2004.

14 COTTEY, A. and FORSTER, A. (2004). Reshaping Defence Diplomacy: New Roles for Military Cooperation and Assistance. Oxford: Oxford University Press, p. 6.

15 Ibídem, p. 7. 16 JONES, Phil (2010). The Military Contribution to Soft Power: A comparative analysis. Royal College of Defence Studies, Seaford House Paper,

United Kingdom Ministry of Defence.

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Jones sostiene que la contribución militar a la adquisición de poder blando dice relación con la importancia que muchas veces tienen los “Agregados de Defensa” en las distintas misiones diplomáticas de las que son parte, ya sea porque poseen acceso más fácil a otros círculos (la premisa que “un uniforme abre las puertas que un traje no”). Las instancias de cooperación a nivel militar pasan por: 1) educación militar; 2) entrenamiento técnico; 3) visitas de alto nivel; 4) visitas a instalaciones y unidades; 5) asesoramiento militar, cooperación y entrenamiento; 6) control y reducción de armas; 7) asistencia en reformas a la defensa y gobernabilidad; 8) cursos de idiomas; 9) ejercicios militares y; 10) entrenamiento en manejo de desastres, entre otros.

El ejercicio de la Diplomacia de Defensa en Chile

Entendiendo que la diplomacia de defensa es un refuerzo a la diplomacia tradicional, y que contribuye al cumplimiento de los objetivos de política exterior, se puede establecer la diferenciación de sus principales actividades que le dan forma, a través de dos de sus atributos básicos: la cooperación y la asistencia militar. En los distintos niveles, siempre predomina una más que otra, lo que va en estricta relación según el nivel de importancia que se le otorgue a la diplomacia de defensa.

En el caso de Chile, los diferentes niveles se distinguen según quien ejerza la acción diplomática en el ámbito respectivo (ver Figura N° 1). En este sentido, al existir un contacto entre las más altas autoridades de la defensa de un país, capaz de firmar acuerdos de cooperación bilateral, designar y mantener la presencia de agregados de defensa, desarrollar equipos de entrenamiento conjunto y participar de ejercicios militares de carácter bilateral o multilateral, estamos en un nivel político-estratégico, donde el atributo principal es la cooperación, ya que refleja un compromiso mayor en la relación internacional de defensa de dos países.

Este nivel se encuentra precedido por un nivel político, el que define los lineamientos de política exterior y establece cuáles son los Estados con los que existe un interés común por desarrollar o una divergencia por disipar.

Figura N° 1

Fuente: Elaboración propia.

Cooperación

Asistencia Militar

Nivel PolíticoPresidente de la República

Objetivos de Política Exterior

Nivel Político-EstratégicoMinistro de Defensa o Secretario de Defensa

Política Internacional de Defensa

Estratégico-OperacionalDirección de Relaciones Internacionales

(Ejército, Armada y Fuerza Aérea)

Política de acción internacional(Por cada institución)

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Por último, el nivel estratégico operacional, es ejercido por las instituciones armadas a través del entrenamiento de personal militar y civil en defensa en el extranjero, contactos e intercambios entre personal militar y visitas a unidades militares, intercambio de personal civil o militar en países socios de los ministerios de Defensa, provisión de equipamiento militar y otro material de ayuda. En este caso, el atributo es la asistencia militar, ya que las actividades recién enunciadas pueden ser unilaterales, constituyéndose como el paso previo al nivel político-estratégico caracterizado por la cooperación, que es de carácter eminentemente recíproco.

La explicación anterior proviene de la diferenciación de lo “Militar” y la “Defensa” establecida por Muthanna, para quien el primer término “puede ser utilizado para identificar las actividades llevadas a cabo por los componentes uniformados del sistema de defensa de la nación, mientras que el término ‘defensa’ se podría utilizar para dar a entender todo el sistema de defensa, incluyendo los componentes no uniformados como Ministerio de Defensa, instituciones nacionales de formación en seguridad y defensa, como Escuela de Defensa Nacional y las universidades nacionales de Defensa”.17

Se debe considerar que la mayoría de los países que cuentan con una diplomacia de defensa activa posee la totalidad o gran parte de los atributos planteados por Cottey y el modelo chileno adoptado para tal efecto no escapa a esta clasificación. De hecho, aunque nuestro actual sistema de defensa tiene una importante influencia británica, la estructuración de la diplomacia de defensa de Chile se acerca a las acciones definidas en este ámbito con Francia, quienes la desarrollan en cinco ámbitos de acción.

1. Cooperación en defensa.2. Control de armamentos y las medidas de confianza asociadas.3. Participación en el dialogo internacional. 4. Vigilancia estratégica. 5. Apoyo a la actividad diplomática en el seno de las organizaciones internacionales.18

Al respecto, dentro de los principios de la política de defensa de Chile es importante destacar la inclusión del carácter internacional de la misma, resaltando el interés y conveniencia que tiene la estrecha vinculación y coordinación entre su política de defensa y su política exterior, complementándose y potenciándose mutuamente, siempre actuando la primera en respaldo de la última y manteniendo el compromiso de contribuir a la defensa y promoción de la paz internacional.19

En este sentido, la cooperación internacional se caracteriza por su activa participación en la Organización de Naciones Unidas (ONU), Organización de Estados Americanos (OEA), Unión de Naciones Suramericana (UNASUR), por mencionar algunas. Asimismo, destaca la participación en operaciones de mantenimiento de la paz, ya sea con misiones como MINUSTAH o con observadores militares en la frontera siria-israelí, ubicada en los Altos del Golán.

También se han establecido una serie de medidas de fomento de la confianza y la seguridad, principalmente con los países vecinos, a través de reuniones bilaterales de estados mayores, ejercicios entre unidades terrestres, marítimas y aéreas, juegos de crisis bilaterales, intercambio de información sobre temas de interés mutuo, especialmente sobre la realización de ejercicios militares en la frontera, gasto en defensa y equipamiento militar, visitas a unidades, etc.

17 MUTHANNA. Op. cit. p. 2. 18 AZUARA BLANCO, op. cit., pp. 82-83. 19 Ministerio de Defensa, Chile. op. cit., p. 112.

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No obstante la similitud con el caso francés, y para efectos de ejemplificar el desarrollo de la diplomacia de defensa, tomaremos algunos elementos de la clasificación dada por Cottey y Forster, en la relación bilateral que mantiene Chile con sus países vecinos. Cabe acotar que para lo anterior, se han ajustado los atributos propuestos por los autores recién mencionados a la realidad chilena, desde donde situamos la perspectiva en el ejercicio de la diplomacia de defensa. Destaca una diplomacia de defensa activa y dinámica con Argentina, cordial y cercana con Perú, y distante y nula con Bolivia. Las que van en directa congruencia con las definiciones de política exterior mandatadas por el Poder Ejecutivo en determinado período. Al respecto, la apreciación de la diplomacia de defensa con los países mencionados, responde a la percepción actual.

Cuadro N° 2: Diplomacia de Defensa de Chile con países vecinos

  Argentina Bolivia Perú

Reuniones de nivel ministerial o Estado Mayor

Conjunto

SÍ SÍ SÍ

A nivel ministerial existe el Mecanismo del Comité Permanente de Seguridad

(COMPERSEG), Chile - Argentina, data de 1995

Han existido, correspondiendo a

reuniones a nivel Ejército

A nivel ministerial, existe el Comité Permanente

de Seguridad y Defensa (COSEDE) Chile - Perú,

2001

Presencia de agregados de defensa

SÍ NO SÍ

En Chile existe un agregado de defensa de

Argentina en nuestro país, e igual representante chileno en Argentina

No hay relación. No existen antecedentes

acerca de la permanencia de agregado militar chileno en ese país

En Chile existe un agregado de defensa

de Perú en nuestro país, e igual representante

chileno en Perú

Firma de acuerdos cooperación bilateral en

defensa (Memorándum de Entendimiento -MdE-)

SÍ SÍ SÍ

Hay una cantidad importante de acuerdos firmados, el último que

destaca es el referente a la organización y empleo de la Fuerza de Paz Binacional

Cruz del Sur en 2010

MdE entre los ministerios de Defensa de Chile y

Bolivia, 2008

Existe una cantidad importante de acuerdos firmados, entre ellos se destaca el acuerdo de medición de gastos de defensa del año 2002

Entrenamiento de personal militar y civil en defensa en el extranjero

SÍ NO SÍ

Personal militar del Ejército de Argentina concurre a Chile para

realizar cursos, por ejemplo, de comandos y

fuerzas especiales

Hasta hace unos años había cadetes bolivianos en la Escuela de Aviación,

haciendo el curso de Piloto de Guerra

Personal militar del Ejército del Perú concurre

a Chile para realizar cursos, por ejemplo, maestro de

equitación

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  Argentina Bolivia Perú

Intercambio de personal civil o militar en países

socios de los ministerios de Defensa

SÍ NO SÍ

A modo de ejemplo, hay intercambio de cadetes entre la Escuela Militar

y el Colegio Militar de la Nación

Ha existido intercambio de militares para realizar

pasantías en Chile

Existe intercambio de cadetes entre la Escuela

Militar y la Escuela Militar de Chorrillos

Ejercicios de entrenamiento militar de carácter bilateral o

multilateral

SÍ NO SÍ

Ejercicio “Solidaridad” 2012, caso de catástrofes

naturales, realizado en Mendoza, Argentina

Ejercicio combinado entre las Fuerzas Armadas

de Chile y Bolivia “Hermandad” sobre desastres naturales,

octubre de 2009

Ejercicio “Concordia”, operaciones de ayuda

humanitaria por desastres naturales, entre los

ejércitos de Chile y Perú. Realizado durante 2008

Fuente: Elaboración propia.

Conclusiones

La diplomacia de defensa es una herramienta de la política exterior, ejecutada por miembros de las Fuerzas Armadas, conforme a los lineamientos y acciones derivadas de la política internacional de defensa que tiene como propósito estrechar vínculos con países potencialmente aliados ante una eventual crisis o conflicto, o bien con países en que exista una divergencia que deba ser disipada.

El término “diplomacia de defensa” supone la unión del componente de la “diplomacia pública” a los aspectos de la defensa, siendo la primera una instancia mediante la cual los distintos países se muestran ante el resto y también una forma de influir, conforme al interés nacional, en las decisiones que involucren a más Estados. Mientras que la defensa corresponde al estamento administrativo según el cual los Estados administran su soberanía, protegen el territorio y la población de las agresiones externas en base al uso y disposición de las Fuerzas Armadas. El concepto característico dentro de la diplomacia de defensa es la cooperación. Dicha cooperación siempre debe estar alineada con los objetivos nacionales, así como también obedecer a una necesidad estratégica del propio país, estableciendo objetivos y actividades para ello, así como también de las fuentes empleadas para financiar dichas actividades. Asimismo, la diplomacia de defensa también puede ser analizada en distintos sentidos:

1. Como instrumento de la política exterior, siendo un smart power que combina atributos convencionales (hard power) con otros culturales y políticos (soft power) que atraen a otros países a actuar de una misma manera.

2. Como sistema de reforma y empoderamiento civil en el sector defensa.

3. Como sistema de intercambio académico entre las FF.AA. de países vecinos y/o aliados.

La diplomacia de defensa parece relacionarse de forma más cómoda con la noción de seguridad humana, pues enfatiza en el aspecto estructural que significa la búsqueda del bienestar de los habitantes de los Estados, por medio del cual se mide el desarrollo de una nación. En este sentido, no es de extrañar que Estados Unidos promueva un “Modelo de las 3D” (Diplomacia, Defensa y Desarrollo), sustentada en otra D, llamada democracia, donde se sustenta todo el modelo.

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La necesidad de fortalecer los lazos de amistad y cooperación, a través de la diplomacia de defensa, ya sea para potenciar vínculos con países de interés, se ha visto reforzado también con los cambios de escenarios de las amenazas no convencionales que tiene el mundo actual, y particularmente la región suramericana con el narcotráfico y el crimen organizado.

Mientras Chile siga desarrollándose política y económicamente, en el ámbito internacional será mayor la necesidad de contar con el accionar de la diplomacia de defensa, ya sea participando en operaciones internacionales de carácter multinacional, operaciones de paz en zonas de conflicto o desarrollando proyectos de defensa, demostrando la fuerte y permanente vocación chilena por ser un miembro activo de la comunidad internacional.

Bibliografía

1. AZUARA BLANCO, Ignacio (2009). “Diplomacia de Defensa”. Boletín de Información, Madrid (308): 75-121, mayo.

2. Ministerio de Defensa. Libro de la Defensa Nacional de Chile (2010). Santiago, Ministerio de Defensa Nacional.

3. DU PLESSIS, Anton (2008). “Defence Diplomacy: Conceptual and Practical Dimensions with specific reference to South Africa”. Strategic Review

for Southern Africa, Vol. 30, Nº 2, November, pp. 87-114.

4. DU PLESSIS en BISHOYI, Saroj (2011). “Defence Diplomacy in US-India Strategic Relationship”. Journal of Defence Studies. Vol. 5. Nº 1. January.

5. COTTEY, A. and FORSTER, A. (2004). Reshaping Defence Diplomacy: New Roles for Military Cooperation and Assistance. Oxford: Oxford University

Press, p. 6.

6. JONES, Phil (2010). “The Military Contribution to Soft Power: A comparative analysis.” Royal College of Defence Studies. Seaford House Paper,

United Kingdom Ministry of Defence.

7. MUTHANNA, KA. (2011). “Military Diplomacy”. Journal of Defence Studies. New Delhi (5): 1-15, enero.

8. NAVARRO MEZA, Miguel (2009). “Política Exterior y Política de Defensa. Una cercanía esquiva”. Política y Estrategia. Santiago (114): 54-116,

julio-diciembre.

9. RAJESWARI RAJAGOPALAN, Pillai. Diplomacia militar: la necesidad de la India para utilizar con eficacia en la conducción de la diplomacia.

10. SWISTEK, Goran (2012). “The Nexus between Public Diplomacy and Military Diplomacy”. Foreign Affairs and Defence Policy. Connections,

Volume XI, number 2, spring.

Visiones

Centro de Estudios e Investigaciones MilitaresSantiago de ChileISSN 0717-6805

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Diego Arancibia M. Diplomacia de Defensa: Una aproximación conceptual

El Tratado de Comercio de Armas. Breve reseña de sus contenidos e implicancias Crl. (R) Hernán José Riquelme Acevedo* Juan Pablo Jara Ortega**

Introducción

Desde el fin de la Guerra Fría, los Estados reunidos en diferentes foros multilaterales propiciaron una serie de instrumentos que buscaron ir cimentando la “confianza” entre los Estados en materia de transparencias en las ventas y adquisiciones de armas. Estas medidas quedaron restringidas en gran medida a las transferencias de grandes sistemas de armas y dejaron de lado las armas pequeñas y ligeras.

Simultáneamente, el período de pos Guerra Fría originó cambios sustanciales en la forma y naturaleza de los conflictos internacionales y, por ende, de las materias consideradas como atingentes a la seguridad internacional. La baja ocurrencia de conflictos de carácter interestatal dio paso a la proliferación de conflictos de carácter interno, alimentados en gran medida por la relativa facilidad para adquirir en el mercado negro armamento ligero remanente de los grandes arsenales de la década de los 80. Esto favoreció la protractación de esta clase de conflictos, con severas consecuencias para las poblaciones civiles afectadas, generando crisis humanitarias y violaciones a los derechos humanos en una escala tal que desencadenó una respuesta de parte de múltiples actores del sistema internacional.

Escenarios Actuales. Año 18, diciembre, Nº 3 (2013), pp. 45-50.

* Coronel en retiro del Ejército de Chile. Especialista primario de Estado Mayor. Licenciado en Ciencias Militares. Magíster en Ciencias Militares. Diplomado de Especialista en Relaciones Industriales y Administración de Personal, Curso Superior de Estudios Políticos y Estratégicos, Diplomado en Relaciones Internacionales de Defensa, Diplomado en Políticas Públicas en el ámbito de la Defensa Nacional. Actualmente se desempeña en la Unidad de Transparencia y Desarme de la División Internacional de la Subsecretaría de Defensa.

** Licenciado en Ciencias Políticas y Administrativas, Universidad de Concepción. Diplomado en Estudios Políticos y Estratégicos, Academia Nacional de Estudios Políticos y Estratégicos. Diplomado en Estudios Europeos, Universidad de Concepción y United Nations  Disarmament Fellow (2009). Actualmente se desempeña en la Unidad de Transparencia y Desarme de la División Internacional de la Subsecretaría de Defensa.

Crl. (R) Hernán Riquelme y Juan Pablo Jara El Tratado de Comercio de Armas. Breve reseña de sus...

Escenarios Actuales, año 18, diciembre, Nº 3, 2013ISSN 0717-6805

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El 6 de diciembre de 2006 la Asamblea General de Naciones Unidas, mediante la resolución 61/89,1 solicitó al Secretario General de ese organismo la conformación de un grupo de expertos geográficamente distribuidos con la misión de estudiar la factibilidad de avanzar hacia un tratado que regulara el comercio de armas. Este paso significó un impulso decisivo de la comunidad internacional a uno de los temas más controversiales promovido por los impulsores del derecho internacional humanitario: regular el mercado internacional de armamento en todo su espectro.

Defensa Nacional y Desarme Humanitario

Los cambios observados en los últimos años han dejado un escenario intra y extrarregional con grandes asimetrías y falta de consensos que faciliten el desarrollo, la integración y colaboración en todos los aspectos, debido a visiones políticas, sociales y económicas diferentes. Igualmente persisten factores políticos y culturales que reconstruyen amenazas tradicionales, junto a nuevas amenazas y riesgos a la seguridad, que cruzan el ámbito de los países. Fenómenos como el crimen organizado, el narcotráfico, la inmigración ilegal, la extrema pobreza, el tráfico de armas y municiones, entre otros, están afectando crecientemente a los intereses de los países.

La problemática asociada a la transferencia y tráfico de armamentos guarda una característica particular: se presenta como un problema de seguridad indivisible para los Estados, por cuanto los efectos no deseados de su circulación recaen en todos los países indiferenciadamente, a la vez que sus soluciones no son viables sin el concurso colectivo de la comunidad de naciones. Esto es especialmente relevante para una opinión pública mundial cada vez más sensibilizada ante las consecuencias humanitarias ligadas al uso y comercio de ciertas armas, y de fundamental preocupación para proveer seguridad a los Estados en un mundo interdependiente y de fronteras permeables. Por esta razón, la cooperación en este ámbito aparece como un imperativo.

Más aún, las acciones concertadas entre los países dan viabilidad política a las soluciones concretas, por cuanto cimentan la confianza necesaria para que los Estados puedan a la vez prescindir de ciertos sistemas y asumir decisiones soberanas de otros en un marco de predictibilidad y, por ende, de tranquilidad.

Por lo anterior, en coherencia con la política exterior de Chile en materia de desarme, derecho internacional humanitario y transparencia, la defensa nacional ha asumido estos asuntos mediante la suscripción de acuerdos a nivel bilateral, regional y multilateral.

Muestra de ello ha sido la participación en procesos como los de Ottawa,2 la Convención Sobre Prohibiciones o Restricciones de Ciertas Armas Convencionales3 y la Convención de Oslo,4 todas sobre la prohibición o limitación

1 La Resolución 61/89 solicitaba al Secretario General (SG) de la ONU, que recogiera la opinión de los Estados Parte sobre la viabilidad del establecimiento de normas internacionales comunes. 94 Estados contestaron y se preparó en 2007 un informe. 153 Estados Parte votaron a favor de la Resolución 61/89. La Unión Europea apoyó la iniciativa y dio la bienvenida al apoyo cada vez mayor, en todas las regiones del mundo, a un Tratado de Comercio de Armas: Belarus, China, Egipto, India, Irán, Iraq, Israel, Kuwait, Laos, Libia, Islas Marshall, Nepal, Omán, Pakistán, Qatar, Rusia, Arabia Saudita, Sudán, Siria, Emiratos Árabes Unidos, Venezuela, Yemen y Zimbabwe. Varios países hicieron explicaciones de voto: Jamaica, Cuba, Venezuela, China, India, Irán, Argelia, Libia, Federación Rusa, Israel, Pakistán y Costa Rica.

La Resolución 61/89 también pedía al SG que estableciera un grupo de expertos gubernamentales, con criterios de representatividad geográfica equitativa para examinar la posible aplicación del tratado en cuanto a su ámbito de aplicación, parámetros y que el informe del grupo de expertos se transmitiera a la asamblea general para su consideración en su 63 sesión. El Secretario General nombró expertos de los siguientes 28 países: Argelia, Argentina, Australia, Brasil, China, Colombia, Costa Rica, Cuba, Egipto, España, Finlandia, Francia, Alemania, India, Indonesia, Italia, Japón, Kenia, México, Nigeria, Pakistán, Rumania, Federación Rusa, Sudáfrica, Suiza, Ucrania, Reino Unido y Estados Unidos. El grupo de expertos se reunió en varias ocasiones y su informe ha sido hecho público. Con posterioridad, se ampliaron las consultas a todos los países que quisieran participar en ellas, y el grupo pasó a llamarse Grupo de Trabajo de Composición Abierta.

2 Referido a minas antipersonales.3 Referido a prohibir o restringir el empleo de ciertas armas convencionales y sus cinco protocolos.4 Referida a munición en racimo.

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de uso, fabricación y/o transferencias de estos sistemas. La defensa ha participado desde sus inicios en los procesos de desarme, derecho humanitario y transparencia, al ser parte de la convicción humanitaria del Estado de Chile, enraizada en el derecho internacional en cuanto a que las armas y sus usos también deben ser objeto de normas y reglas que minimicen sus impactos y efectos no deseados.5 No obstante lo anterior, los esfuerzos de reducción y prohibición deben ser compatibilizados con las necesidades de seguridad y defensa de los Estados.

En este sentido, los impactos que estas obligaciones producen en la seguridad y defensa para los Estados, hacen indispensable que el avance de estos asuntos, particularmente en la región, sean abordados concertadamente y las obligaciones sean adoptadas en conjunto, con el fin de evitar desequilibrios o tensiones innecesarias en el plano estratégico. Por ello, cada país es un actor necesario.

Un principio intrínsecamente ligado a las materias de desarme y derecho humanitario, es la transparencia. Esta no es solo una acción deseable para la convivencia entre naciones, sino que representa un valor decisivo para cualquier trabajo en relación a las armas convencionales. No se pueden enfrentar desafíos que no vemos o frente a los cuales no hay voluntad para emprender acciones en función del bien común de los Estados. Por ello, el Estado de Chile estima que la implementación de convenciones humanitarias y los instrumentos de transparencia son asuntos íntimamente ligados para dar viabilidad a las acciones en este ámbito.

El Tratado de Comercio de Armas

Inserto en este ámbito, se encuentra el Tratado de Comercio de Armas (TCA),6 el que en el mediano plazo suscribirá nuestro país7 y que tras cumplir con la normativa legal para su aprobación en el Congreso y su posterior ratificación se transformará en ley, y como tal, deberá ser cumplida y respetada en el territorio nacional.

El propósito esencial del TCA es prevenir y eliminar el tráfico ilícito de armas convencionales, armas pequeñas, armas ligeras, municiones, piezas y componentes, así como evitar el desvío de las mismas al mercado ilegal o hacia usos y/o usuarios finales no autorizados. Asimismo, el texto regula el comercio internacional en el ámbito de la exportación, importación, tránsito, trasbordo y transferencias. Este instrumento internacional es el primer tratado que reglamenta el comercio internacional de armas clásicas y, como tal, se espera se transforme en un nuevo y poderoso instrumento en los esfuerzos para impedir graves violaciones a los derechos humanos o al derecho internacional humanitario. Igualmente, se espera que dé un nuevo impulso a otros esfuerzos de desarme y de lucha contra la proliferación de armas.

Para la defensa nacional, este tratado, una vez ratificado por Chile, impondrá la regulación de exportaciones, importaciones, trasbordos e intermediación para las armas convencionales (carros de combate, vehículos blindados de combate, sistemas de artillería de gran calibre, aviones de combate, helicópteros de ataque, naves de guerra), armas pequeñas (revólveres y pistolas automáticas, fusiles y carabinas, subametralladoras, fusiles de asalto, ametralladoras ligeras) armas ligeras (ametralladoras pesadas, lanzagranadas con y sin soporte, cañones antitanque portátil, fusil sin retroceso, lanzadores portátiles de misiles antitanque y sistemas de cohetes, morteros calibre inferior a 75mm), municiones de todos los calibres, piezas y componentes.

5 Conforme lo que dispone la Ley Nº 20.424.6 Aprobado por la Asamblea General de Naciones Unidad el 23 de abril de 2013.7 Acorde a lo indicado en el artículo 54 número 1 de la Constitución Política de la República y normas al respecto en la Ley Nº 18.918 Orgánica

Constitucional del Congreso Nacional, artículos 59 a 65.

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Asimismo, se deberán informar las transferencias realizadas y una evaluación respecto de si estas exportaciones podrían violar el derecho internacional humanitario o llegar a mercados ilegales, similar o conforme con lo que actualmente realiza la Comisión Asesora sobre Exportación de Armas y Material de Uso o Carácter Bélico, lo que impondrá sumar un nuevo compromiso de transparencia, en sus informes anuales, además de las exportaciones de armas convencionales, armas pequeñas y armas ligeras,8 deberá considerarse la entrega de información sobre las municiones en todos sus calibres, piezas y componentes, produciendo un cambio en los procesos de control interno, regulados por la Ley Nº 17.798 sobre control de armas.

Dicho compromiso será específico para el TCA y no significará modificación alguna para lo que se realiza en virtud de la Resolución 46/36 L de la Asamblea General de Naciones Unidas (presentación de informes sobre transferencias internacionales de armas convencionales).9

Asimismo, el actuar de la Comisión Asesora sobre Exportación de Armas y Material de Uso o Carácter Bélico, que por el Decreto Nº 374 preside el Subsecretario de Defensa, no tendrá modificaciones, por cuanto previo a este acuerdo internacional ya evaluaba las peticiones de exportaciones de armas convencionales, armas pequeñas, armas ligeras, municiones en todos sus calibres, piezas y componentes. En este sentido, esta instancia ya da cumplimiento a lo indicado en los artículos 310 y 411 del TCA.

La Ley Nº 17.798 sobre Control de Armas ya considera en su “Título I: Control de armas y similares”, artículo 2º incisos b) las armas de fuego, sea cual fuere su calibre, sus partes y piezas –asimilable a la categoría de armas pequeñas y ligeras– y c) las municiones y cartuchos. No obstante lo anterior, la Dirección General de Movilización Nacional en su función de supervigilancia y control de las armas, explosivos, fuegos artificiales y artículos pirotécnicos, y otros elementos similares,12 deberá evaluar la necesidad de modificar la Ley Nº 17.798, considerando la inclusión para su control de las armas convencionales, las armas pequeñas y las armas ligeras, municiones, piezas y componentes.

Para los aspectos de regulación del proceso de exportaciones, la Ley Nº 17.798,13 a través de su Reglamento Complementario (Decreto 83, publicado el 13 de mayo de 2008 y promulgado el 22 de febrero de 2007), indica en sus artículos 65 a 69, que para la exportación definitiva de elementos sometidos al control y documentación que deberá acompañar, se debe tener la autorización de la Dirección General de Movilización Nacional y el visto bueno de la Comisión Asesora sobre Exportación de Armas y Material de Uso o Carácter Bélico.14 Conforme lo indicado, Chile ya tiene la norma legal que permite dar cumplimiento a lo indicado en el artículo 7 del TCA.15

Este tratado no afectará el proceso de cumplimiento de la Ley Nº 20.424 de fecha 4 de febrero de 2010, Estatuto Orgánico del Ministerio de Defensa Nacional, en la que la Subsecretaría de Defensa asume la responsabilidad de trabajar lo relacionado con medidas de transparencia del ámbito de la defensa en el marco de los acuerdos, convenciones y tratados, de los cuales el país es Estado Parte.

8 Para Chile, con la promulgación de la Ley Nº 20.424 de fecha 4 de febrero de 2010, Estatuto Orgánico del Ministerio de Defensa Nacional, la División de Relaciones Internacionales de la Subsecretaría de Defensa, a través de su Departamento de Cooperación, Tratados y Acuerdos, asumió la responsabilidad de trabajar todo lo relacionado con medidas de transparencia del ámbito de la defensa en el marco de los acuerdos, convenciones y tratados de los cuales el país es Estado Parte.

9 Informe anual sobre transparencia en importaciones e importaciones de armas convencionales, pequeñas y ligeras.10 Referido a municiones.11 Referido a piezas y componentes.12 Conforme al Título Control de Armas y Elementos Similares, artículo 1º de la Ley Nº 17.798.13 Referida a control de armas y explosivos.14 Decreto Nº 374, de 22 de enero de 2013.15 Comisión Asesora Sobre Exportación de Armas y Material Bélico.

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El TCA otorga en su artículo 13, inciso 3, libertad de acción en la entrega de información al considerar que se podrán excluir de los informes aquellos datos comercialmente sensibles o relativos a la seguridad nacional. Es necesario considerar que una vez que Chile ratifique el TCA el Estado de Chile deberá evaluar si exportará armas convencionales, armas pequeñas, armas ligeras, municiones en todos sus calibres, piezas y componentes a los países que no ingresen a este acuerdo internacional.

A partir de ahora, cada país queda libre de firmar o no el tratado y ratificarlo, un proceso que podría llevar hasta dos años, según fuentes diplomáticas. El documento obligará a las naciones que lo ratifiquen a revisar todos los contratos de armamento para garantizar que las armas vendidas no serán utilizadas en países sometidos a embargo, que abusan de los derechos humanos y en los que se viola el derecho internacional humanitario.

El tratado pretende impedir que armas convencionales sean usadas en ataques contra población civil o edificios que alberguen civiles, como colegios y hospitales. El tratado abarca los tanques, los vehículos blindados y aviones de combate, los sistemas de artillería de gran calibre, helicópteros de ataque, barcos de guerra, misiles y lanzamisiles, así como las armas ligeras.

Síntesis del Tratado de Comercio de Armas

El Tratado de Comercio de Armas (TCA) fue aprobado en su conferencia final, celebrada en Naciones Unidas, en su sede de Nueva York en marzo de 2013, finalizando así un proceso iniciado en el año 1993.

El esquema del TCA consta de un preámbulo, en el que los futuros Estados Partes, países que tomarán esta denominación una vez ratificado el acuerdo conforme la norma legislativa de cada uno, resuelven actuar en conformidad con el artículo 26 de la carta de Naciones Unidas16 y la necesidad de prevenir y eliminar el tráfico ilícito de armas convencionales y de evitar su desvío al mercado ilícito o hacia usos y usuarios finales no autorizados, en particular para la comisión de actos terroristas, entre otros.

En los principios invocados se encuentran el derecho inmanente de los Estados a la legítima defensa; la solución pacífica de controversias, la renuncia a recurrir a la amenaza o uso de la fuerza, la no intervención, respetar y hacer respetar el derecho internacional humanitario, regulación del comercio internacional de armas, el respeto a los intereses legítimos de los Estados de adquirir armas para ejercer su derecho de legítima defensa y para operaciones de mantenimiento de la paz y la aplicación coherente, objetiva y no discriminatoria del TCA.

Contiene 28 artículos, los que orientan y definen los contenidos que permitirán la aplicación general del TCA. Es destacable considerar que cada Estado Parte deberá extremar sus medidas de control interno en la administración del acuerdo y disponer de una “lista de control” para aplicar lo dispuesto. Asimismo, en la presentación de los informes nacionales, los Estados pueden excluir información de datos comercialmente sensibles o relativos a la seguridad nacional.

¿Cómo funcionará el Tratado sobre el Comercio de Armas?

Para ser eficaz, el TCA se basa en un principio simple: impedir las transferencias de armas cuando exista un riesgo considerable de que estas vayan a ser utilizadas para cometer violaciones de los derechos humanos o del derecho humanitario internacional. El tratado establece normas internacionales vinculantes que se aplicarán para evaluar

16 Referido a promover el establecimiento y mantenimiento de la paz y la seguridad internacional con la menor desviación posible de recurso humanos y económicos del mundo hacia los armamentos.

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las transferencias internacionales de armas. Dichas normas están establecidas en Chile a partir de Ley de Control de Armas y Explosivos,17 así como a partir del derecho internacional de los derechos humanos, del derecho humanitario internacional, de resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, de principios establecidos en la Carta de Naciones Unidas y de otras normas internacionales.

¿Cómo se aplicará el Tratado sobre el Comercio de Armas?

El Tratado sobre el Comercio de Armas será incorporado a la legislación y las regulaciones nacionales una vez ratificado e iniciándose el cumplimiento de este, conforme lo que impone su articulado. Con el TCA en rigor será posible exigir a los gobiernos informen sobre sus exportaciones de armas de forma abierta y transparente, lo que permitirá un mayor control en el ámbito de la transparencia. Lo anterior, considerando que hoy en día tan solo un reducido número de Estados informan de manera pública sobre las transferencias de armas que llevan a cabo. Es esencial incluir la compraventa de partes y componentes de armas, así como de equipamiento y de formación relacionados.

¿Qué tipo de armas incluye el Tratado?

El Tratado sobre el Comercio de Armas debe incluir todas las armas convencionales, municiones, piezas y componentes. Teniendo en cuenta que la industria de armamento está cada vez más globalizada, incluir en este acuerdo la compraventa de municiones, piezas y componentes permitirá tener información más relacionada, que admita poder tener en caso necesario, la posibilidad de seguir la trazabilidad de lo comerciado.

¿Qué tipo de actividades deben incluirse en el TCA?

Para que el TCA sea efectivo, este debe incluir la importación, exportación de todas las armas convencionales, munición, piezas y componentes. Al texto del TCA se puede acceder a través del sitio oficial de Naciones Unidas.

17 Ley 17.798.

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Crl. (R) Hernán Riquelme y Juan Pablo Jara El Tratado de Comercio de Armas. Breve reseña de sus...Escenarios Actuales. Año 18, diciembre, Nº 3 (2013), pp. 51-53.

Alumnos efectúan pasantías en el CESIM

Con el propósito de contribuir a la generación de conocimiento, así como estrechar lazos académicos, el CESIM recibe permanentemente alumnos que deciden realizar sus prácticas profesionales o pasantías en temas relativos al área de la seguridad y defensa.

En este contexto, durante el segundo semestre del año, y en el marco del intercambio con el Centro de Estudios Internacionales de la Pontificia Universidad Católica de Chile, Julia Juvigny, Licenciada en América Latina y Estudios de Defensa de la Universidad Católica de París, realizó en el CESIM la tesis “La nueva estrategia de defensa brasilera. El liderazgo de Brasil y sus efectos en la seguridad regional”.

En tanto, Mauricio Heise, Administrador Público y Licenciado en Ciencias Políticas y Administrativas de la Universidad de Los Lagos y Máster (C) en Estudios sobre Terrorismo, Universidad Internacional de la Rioja, desarrolló la investigación “Implicancias y efectos del fenómeno del terrorismo en el proceso de integración de América Latina con Asia-Pacífico. El caso yihadista”.

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CESIM realizó taller sobre conflicto colombiano

El día 3 de septiembre se efectuó el taller académico “El conflicto colombiano y las implicancias del proceso de paz”, en la que participó el coronel Alberto Ruiz Mora, Director del Instituto de Ciencias Militares de Colombia, quien expuso “La evolución del conflicto colombiano”, sintetizando los principales acontecimientos históricos que lo han configurado. Por otra parte, el coronel Freddy Hernán Calixto Monrroy, Vicerrector Académico de la Escuela Militar de Cadetes del Ejército de Colombia, abordó “El plan de transformación del Ejército Nacional de Colombia”, exhibiendo los cambios y líneas estratégicas trazadas por dicha institución con el propósito de enfrentar el conflicto interno.

Con motivo de la visita de los oficiales colombianos, se firmó además un Convenio de Colaboración Académica entre el CESIM y el Instituto de Ciencias Militares del Ejército de Colombia, instancia que permitirá desarrollar trabajos de investigación conjuntos, así como diversos intercambios en materias afines al quehacer profesional de ambos centros.

Director del Instituto Español de Estudios Estratégicos visitó el CESIM

En el marco del intercambio suscrito entre el CESIM y el Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEE), el Director del IEEE, general Miguel Ángel Ballesteros, efectuó una visita a nuestro país. En dicha oportunidad, el 21 de octubre en el CESIM, dictó la conferencia “El proceso de integración de la Unión Europea en el ámbito de la seguridad y defensa”, abordando el estado de situación así como los actuales desafíos.

Posteriormente, se presentó el libro “Implican-cias del desplazamiento del centro del poder geopolítico en dirección a Asia-Pacífico. Pers-

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pectivas de la Unión Europea y América Lati-na”, el que reproduce la investigación efectua-da entre ambos centros de estudios durante el primer semestre del año 2013.

A la actividad asistieron, entre otras personas, el embajador de España en Chile, señor Iñigo de Palacio España, el Jefe de la División de Relaciones Internacionales de Subsecretaría de Defensa, embajador Luis Palma, y el Director del Centro de Estudios Internacionales de la Pontificia Universidad Católica, GDE Juan Emilio Cheyre, además de académicos, investigadores y oficiales.

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Efemérides

Escenarios Actuales. Año 18, diciembre, Nº 3 (2013), pp. 54-59.

Décimo aniversario de la Declaración sobre Seguridad en Las

Américas

El 28 de octubre de 2003, la Conferencia Especial sobre Seguridad de la Organización de Estados Americanos (OEA) concluyó con la firma de la “Declaración sobre Seguridad en Las Américas”, documento que modificó el concepto de seguridad en la región mediante el cual se asumieron nuevos desafíos.

Lo anterior se establecía en razón del nuevo escenario que estaba marcado, principalmente, por los cambios derivados del fin de la Guerra Fría, el retorno de la democracia, la democratización de Europa Oriental, la paz alcanzada en Centroamérica en los años 80 y 90 y, posteriormente, los atentados terroristas en Estados Unidos en 2001, entre otros. Frente a esta realidad, se consideraba además la Resolución Nº 1.080 adoptada durante la Asamblea General de Santiago de Chile en 1991, a lo que se sumaría más tarde la Carta Democrática Interamericana, suscrita el 11 de septiembre de 2011.

Fuente: http://www.flickr.com/photos/oasoea/sets/72157637048956304/

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Noticias Internacionales

Cumbre de APEC en Indonesia

Entre el 5 y 7 de octubre, en la ciudad de Bali se desarrolló un nuevo encuentro de presidentes y primeros ministros del Asia-Pacific Economic Cooperation (APEC), foro que tiene por objeto incentivar la integración económica entre los países de la región del Asia-Pacífico. Este encuentro reúne anualmente a 21 economías, representa cerca del 60% de la población y comercio mundial, lo que es significativo en razón de promover el desarrollo y crecimiento. En esta ocasión, el tema central de la cumbre fue “Hacia la resiliencia y crecimiento: prioridades para la reforma de la economía global”.

En relación a la participación de Chile, el Presidente Sebastián Piñera efectuó un balance positivo del encuentro, resaltando el tratado de libre comercio que se firmó con Tailandia y el acuerdo de iniciar conversaciones tendientes a lograr un tratado de libre comercio con Indonesia. Por otra parte, se firmaron acuerdos con China, considerando la creación de un Centro de Desarrollo en la Ciencia de la Astronomía en Chile.

Asimismo, se llevaron a cabo algunas instancias tendientes a negociar el Acuerdo de la Asociación Transpacífico (TPP), el que considera a 12 países, entre los que se encuentran Australia, Chile, Estados Unidos, Japón, México, Perú, Singapur y Vietnam. El propósito del TPP es crear una plataforma para una potencial integración económica en la región de Asia-Pacífico. En relación a las reuniones del TPP, Piñera indicó que

De este modo se reconocía que las amenazas en un mundo globalizado traspasaban las fronteras, aumentando con ello las repercusiones, lo que requería necesariamente de nuevos compromisos y de una agenda en común que surgiera del consenso y diálogo entre las naciones de la región. El entonces Secretario General de la OEA, César Gaviria, planteaba que la Declaración enfatizaba “los enormes intereses que tienen nuestras naciones en mantener la paz y seguridad a través de la cooperación y la acción colectiva, y la gran tarea que hay por realizar para garantizar la paz”. (Ver: http://www.oas.org/es/centro_noticias/comunicado_prensa.asp?sCodigo=C-212/03)

A 10 años, “esta declaración constituye hoy nuestra guía principal en materia de seguridad. Es el equivalente a otros pilares, como lo son la Carta de la OEA, la Carta Democrática Interamericana, la Convención Americana de Derechos Humanos, la Carta Social y la Convención sobre Violencia contra la Mujer”, manifestó el Secretario General de la OEA, José Miguel Insulza, en la inauguración de la sesión extraordinaria del Consejo Permanente de la OEA realizada en octubre de 2013. (Ver: http://www.oas.org/es/centro_noticias/comunicado_prensa.

asp?sCodigo=C-403/13)

Por otra parte, Insulza enfatizó que en el marco de este enfoque de seguridad multidimensional, la seguridad era tarea de todos, desde las respectivas funciones y en el marco de la legalidad democrática, afrontando las amenazas tradicionales así como las nuevas surgidas desde diversos ámbitos.

A modo de balance, Insulza lamentó que “nuestra acción colectiva muestra un déficit frente a nuestras necesidades de coordinación hemisférica”, oportunidad que aprovechó para hacer un llamado a ratificar la Convención Interamericana contra la Fabricación y el Tráfico Ilícito de Armas de Fuego, Municiones, Explosivos y otros Materiales Relacionados (CIFTA). Asimismo, resaltó la necesidad de fortalecer a la JID y al Colegio Interamericano de Defensa con el fin de adaptarse a las nuevas realidades.

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“hemos redoblado nuestro compromiso con hacer nuestros mejores esfuerzos para llegar a buen puerto con este gran acuerdo que representa más de 800 millones de personas, y que para Chile representa más de un tercio de nuestras exportaciones(…)”. (Ver: http://www.latercera.com/noticia/politica/2013/10/674-546042-9-pinera-realiza-positivo-balance-

de-cumbre-apec-y-destaca-que-encuentro-dio.shtml).

Este tratado es para las autoridades chilenas uno de los acuerdos más importantes de libre comercio, por considera a los países que se encuentran creciendo en mayor medida e incluye a Japón y Estados Unidos.

XXIII Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno

Desarrollada entre el 18 y 19 de octubre en la ciudad de Panamá, el encuentro tuvo como tema central “El papel político, económico, social y cultural de la comunidad iberoamericana en el nuevo contexto mundial”.

Junto con reafirmar los principios que inspiran este foro de diálogo, concertación política y cooperación, los asistentes acordaron diversas medidas en el ámbito político, económico, social y cultural, todas enfocadas a promover el desarrollo económico con inclusión. (Ver Declaración de Panamá en: http://segib.org/sites/default/files/

DECLARACIÓN%20DE%20PANAMÁ-XXIII-E.pdf )

Entre los acuerdos, destaca la Resolución sobre la Renovación de la Conferencia Iberoamericana mediante la cual se adoptaron una serie de acciones con el fin de analizar y fortalecer el rol de este foro, de modo de lograr una renovación institucional. En ella se considera, entre otras, la identificación de nuevas prioridades, establecer nuevos lineamientos, ampliar el espacio dedicado al diálogo privado entre los Jefes de Estado y de gobierno en un foro de reflexión sobre el tema de la cumbre y otros de interés político, renovar el funcionamiento, organización y financiamiento de la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB). (Ver Resolución

sobre la Renovación de la Conferencia Iberoamericana en: http://segib.org/sites/default/files/RESOLUCIÓN%20RENOVACIÓN%20

CONFERENCIA-XXIII-E.pdf ).

Fuente: http://www.apec2013.or.id/

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Lo anterior, considerando el informe previo, denominado “Una reflexión sobre el futuro de las cumbres iberoamericanas”, cuya elaboración se encomendó a una comisión que estuvo integrada por el ex Presidente de Chile, Ricardo Lagos, la ex Canciller de México, Patricia Espinosa, y el Secretario General Iberoamericano, Enrique Iglesias.

El canciller Alfredo Moreno, en representación del Presidente de la República Sebastián Piñera, destacó el trabajo efectuado por la comisión de estudios que se conformó para renovar las cumbres iberoamericanas.

Fuente: http://mire.gob.pa/noticias/2013/10/19/panama-dinamiza-mecanismos-de-la-cumbre-iberoamericana

Fuente: http://www.minrel.gob.cl/canciller-moreno-participa-en-cumbre-iberoamericana-de-jefes-de-estado-y-de-gobierno/minrel/2013-10-19/174622.html

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“Creo que han hecho un planteamiento serio, profundo y acertado, entonces ahora entre los países discutimos la aplicación de muchas de las cosas que ellos han señalado y que van a permitir una integración más eficiente y más enfocada, en particular, en la cooperación, en lo que podemos aprender mutuamente y podemos colaborar uno con otro y también en la cultura, que es otro tema que une enormemente”. (Ver: http://www.minrel.gob.cl/canciller-

moreno-participa-en-cumbre-iberoamericana-de-jefes-de-estado-y-de-gobierno/minrel/2013-10-19/174622.html)

Además, se instruyó a la SEGIB proponer a la Comunidad de Estados Latinoamericana y Caribeños (CELAC) ampliar relaciones con la Unión Europea en el marco de la alternancia de las cumbres iberoamericanas y CELAC-UE.

Por otra parte, se celebró el ingreso de Japón en la Conferencia Iberoamericana como observador asociado y de la Organización Internacional de Migraciones (OIM), la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI), la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), la Organización Panamericana de Salud (OPS) y el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).

Finalmente, se acordó que la próxima cumbre se realizará en la ciudad de Veracruz, México, y que durante el 2014 se efectúe una reunión extraordinaria de coordinadores nacionales y de responsables de cooperación para otorgar directrices a la SEGIB para elaborar el presupuesto 2015.

Reunión de Comandantes en Jefe de Ejércitos Americanos

Entre el 22 y 25 de octubre en la ciudad de México se desarrolló este encuentro en el marco de la Conferencia de Ejércitos Americanos (CEA), el que congrega a 21 ejércitos entre los que se encuentran Argentina, Brasil,

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Canadá, Perú, Estados Unidos y Nicaragua. Existen también Estados que asisten en su calidad de observadores, como es el caso de Belice, Barbados, Jamaica, Guyana y Surinam, así como organizaciones observadoras: la Junta Interamericana de Defensa (JID) y la Conferencia de las Fuerzas Armadas Centroamericanas (CFAC).

Este año el tema central de la cita estuvo enfocado en el aporte que puede realizar la CEA en las operaciones de mantenimiento de la paz, bajo mandato de Naciones Unidas. Esto mediante la creación de mecanismos, herramientas y procedimientos que contribuyan a mejorar capacidades colectivas, así como la interoperatividad de quienes participen. Lo anterior, considerando en especial las operaciones de ayuda en caso de desastres naturales.

El Comandante en Jefe del Ejército de Chile, general Juan Miguel Fuente-Alba, aprovechó la oportunidad para sostener, además, reuniones bilaterales con sus pares del Ejército Sur de Estados Unidos, Canadá, Colombia y Perú.

GDB René Leiva V. Reseña de Lecturas Recomendadas

Reseña de Lecturas Recomendadas

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Guerra electrónica. El dominio del espectro electromagnético y las vulnerabilidades de las tecnologías de la información en el campo de batalla digital

Autor: Pedro Jarpa Martínez.Colección Academia Politécnica Militar del Ejército de Chile.Santiago de Chile, 2013, 127 páginas.

General de Brigada René Leiva Villagra*

Un buen título conduce directamente a la idea central de un libro. El autor, que me corresponde la honrosa y ardua tarea de presentar, es don Pedro Jarpa Martínez. Su extenso currículum, marcado por una preparación académica de primer nivel y una experiencia operativa en ingeniería en sistemas de armas, particularmente en telecomunicaciones y guerra electrónica, otorgan la base para proyectar un trabajo investigativo y literario-técnico que atrae y genera conocimiento.

Pedro Jarpa es oficial en retiro de la Fuerza Aérea de Chile, graduado de la Academia Politécnica Aeronáutica, egresado como ingeniero en la especialidad de Electrónica desde la Academia Politécnica Militar, Master of Science del Naval Postgraduate School of Monterey-California, MBA del IEDE-España, se acogió a retiro el 2009 para desempeñarse como gerente de operaciones en una importante compañía nacional de proyectos de telecomunicaciones. Mediante la presente publicación, vuelve a su alma mater de la ingeniería politécnica militar a entregar un valioso aporte, cual es su libro Guerra electrónica. El dominio del espectro electromagnético y las vulnerabilidades de las tecnologías de la información en el campo de batalla digital.

Escenarios Actuales. Año 18, diciembre, Nº 3 (2013), pp. 60-62.

* Oficial de Estado Mayor del Ejército de Chile. Magíster en Planificación Estratégica y Candidato a Magíster en Historia Militar y Pensamiento Estratégico, Academia de Guerra del Ejército de Chile. Graduado del Signals Officer Advance Course, del Ejército de Estados Unidos. Diplomado en Gestión en Educación, Pontificia Universidad Católica de Chile. Actualmente se desempeña como Comandante de Telecomunicaciones del Ejército de Chile. [email protected]

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Este es, sin duda, un tema complejo, difícil de presentar y estructurar, donde el autor, con genialidad y precisión lo desgrana en cinco capítulos. De este modo, el campo de batalla digital es abordado en el primero, sosteniendo que “la revolución tecnológica más significativa en la guerra y en la vida actual, está en el rol de la información y el conocimiento, y en particular en el grado de la alerta situacional que se le presenta a los comandantes”.

Permítame una pausa en esto y hacer un recuerdo militar. El general Cordingley,1 comandante de la Séptima Brigada Acorazada Británica “Ratas del Desierto”, a quien tuve la magnífica oportunidad de conocer personalmente en 1992, en su libro En el ojo de la tormenta, narra sus experiencias como comandante en la Guerra del Golfo. En uno de sus párrafos indicaba que el desconcierto y desconocimiento de lo que tenía al frente, a los costados y a retaguardia él lo había sentido como su peor enemigo. Esa bruma era aumentada por los efectos de la guerra electrónica enemiga que atacaba su capacidad de mando y control, y a la que debía responder buscando su destrucción o neutralización a la brevedad.

El autor en esta publicación, también coincide con el general Cordingley, y en este mismo primer capítulo destaca la interdependencia de los elementos del mando y control, con su ciclo de decisión o ciclo C2, donde nuevamente aparece el factor crítico de la batalla moderna; el volumen de información agobiante que este puede llegar a presentar.

A ello se suma la aplicación del concepto de la guerra de la información, que a poco andar, el autor la lleva a encuadrar y asociar en forma relacional con la guerra electrónica.

El segundo capítulo nos lleva a los misterios, para quienes no disfrutan de la teoría de la radio-propagación, para adentrarnos en sensores, con énfasis en radares. El mérito de esto es que, lejos de haber sido una extensa explicación del funcionamiento de radares, lo que es ir asociando a él el comportamiento de eventuales amenazas, ilustrando cómo el radar es usado en sistemas de guías de armas, donde sin dramatizar y causar pánico ecuacional en el lector, aporta con algunas fórmulas necesarias para quien requiera la comprobación vía cálculo de algunas de las relaciones paramétricas a considerar. Ahí, el texto toma aún mayor valor de uso porque lejos de ser una suerte de clasificación conceptual, lo que va entregando son complementos relacionales para poder entender quién es qué en el contexto, con un fundamento matemático-físico-electrónico al planteamiento.

Luego, al pasar al tercer capítulo, “Guerra electrónica de telecomunicaciones”, el autor ilustra al lector sobre la forma de efectuar el ataque electrónico a comunicaciones usando diferentes técnicas o modos de bloqueo, perturbación o jamming, todo ello representado en buenas láminas gráficas que ayudan a suplementar el entendimiento de lo planteado.

En el cuarto capítulo, el autor luego de haber descrito la forma de la espada que hará el ataque, representa la forma del escudo que dará la “protección electrónica”.

En el quinto capítulo, el comandante Jarpa es osado y juega su apuesta en la definición de lo que él estima sería “el nuevo escenario” y, con gran mérito, permite entender qué tiene que ver la ciberguerra con la guerra electrónica, pero, tal y como lo haría un buen crítico de cine, me niego a contarles el fin… pero la califico de un guión bien estructurado, con ideas claras, sustentadas y con apariciones sensacionales de sus principales protagonistas: el radar, el jammer, el radiolocalizador y la participación especial del frequency hopping.

1 Cordingley, Patrick (1996). In the eye of the Storm: Commanding the desert rats in the Gulf War. London: Hodder and Stoughton.

GDB René Leiva V. Reseña de Lecturas Recomendadas

Escenarios Actuales, año 18, diciembre, Nº 3, 2013ISSN 0717-6805

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Para finalizar esta reseña, clara y categóricamente recomiendo la lectura de este libro, en sus dos aproximaciones que pueden ser: enfrentarlo con una idea ilustrativa de los alcances y usos de la guerra electrónica y las vulnerabilidades de la información en el campo de batalla digital y, un segundo vector de trabajo, que puede ser tomarlo con una mirada dura paramétrica y con baterías recargadas de la calculadora científica, y así ir tras la aplicación y verificación de parámetros técnicos para la comprensión de esta arma multiplicadora de efectos, como lo es la guerra electrónica.

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GDB René Leiva V. Reseña de Lecturas RecomendadasEscenarios Actuales. Año 18, diciembre, Nº 3 (2013), pp. 63-64

La revista Escenarios Actuales es publicada desde 1995 a la fecha de manera ininterrumpida. Actualmente, es una publicación cuatrimestral y se distribuye gratuitamente al mundo académico, organismos gubernamentales, centros de estudios nacionales y extranjeros, Fuerzas Armadas y de Orden y Seguridad, entre otros. Tiene un tiraje de 500 ejemplares, no obstante es posible descargarla desde nuestro sitio web de forma íntegra (www.cesim.cl).

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