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    ERASMO DE ROTTERDAM

    A SU AMIGO TOMAS MORO

    SALUD

    ltimamente, durante, mi viaje de Italia a Inglaterra, para no perder enconversaciones banales o inspidas todo el tiempo que tena que pasar a caballo,resolv, ya meditar de vez en cuando alguna cosa que tuviera relacin con nuestroscomunes estudios, ya trasladarme con el pensamiento hacia donde se encontraban losamigos tan doctos y tan amables que iba a volver a ver. Entre stos, mi querido Moro,t ocupas el primer lugar. A pesar de la ausencia, tu recuerdo tena para m tanto hechizocomo si me encontrara a tu lado; y que me muera si he saboreado en mi vida deleite msdulce que el de tu compaa. Queriendo, pues, hacer absolutamente alguna cosa y nopudiendo consagrar mi tiempo a un trabajo, pens componer el Elogio de la locura .

    Qu Minerva me dirs t te ha metido en la cabeza semejante idea? En primerlugar, tu nombra de familia, Moro, tan parecido a la palabra Mora, como tu persona sediferencia de la cosa, pues, segn confesin de todos, t eres seguramente el msenemigo de ella. Aparte de esto, he pensado que este juego de mi imaginacin teagradara ms que a nadie, visto que semejante gnero de broma, no exento, a mientender, de saber ni de gusto, te divierte mucho, y que en la condicin ordinaria de lavida sueles imitar a Demcrito. Aunque el alto alcance de tu inteligencia te eleve porencima del vulgo, gracias a la dulzura inefable y a la amenidad de tu carcter, te es fcily agradable mostrarte con todos el hombre de todas las horas.

    Aceptars, pues, con gusto esta declamacin insignificante como un recuerdo detu amigo y tomars tambin su defensa, porque, estndote dedicada, ya no mepertenece a m, sino a ti. Quiz no falten detractores que censuren, unos, que estas sonbagatelas indignas de un telogo; otros, que son muy mordaces para no herir lamoderacin cristiana, y que repetirn a grandes gritos que resucitamos la comedaantigua, que copiamos a Luciano y que lo desgarramos todo a dentelladas.

    En cuanto a los que se escandalizan de la ligereza y de lo jocoso del asunto, lessuplico que adviertan cmo este ejemplo no es mo, sino que desde hace largo tiempoha sido puesto en prctica frecuentemente por grandes escritores. Ha siglos queHomero, ha cantado La Batracomiomaquia; Virgilio, el mosquito y no s qu viandarstica; Ovidio, el nogal. Polcrates ha hecho el elogio de Busiris e Iscrates lo harefutado. Glaucon ha celebrado la injusticia, Sinesio, la calvicie; Luciano, la mosca y eloficio de parsito. Sneca ha escrito la Metamorfosis de Claudio; Plutarco, el dilogode Grillo con Olisca; Luciano y Apuleyo, el asno; y no s quin, el testamento dellechn Grunnio Corocotta, de que hace mencin San Jernimo. Despus de todo, si estoles agrada, que se imaginen que he jugado a los dados para distraerme, si as lo creen

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    mejor, que he estado corriendo a horcajadas sobre un palo de escoba.Ya que concedemos a todas las clases de la sociedad sus recreaciones, sera una

    injusticia prohibrselas a los estudios, sobre todo si la chanza descansa en un fondoserio y si est manejada de tal suerte que el lector un poco listo saque de ellas ms frutoque de las severas y pomposas elucubraciones de ciertos escritores. Testigos son esosdiscursos zurcidos de piezas y de retazos, donde se ensalza la retrica y la filosofa,donde se hace el panegrico de un prncipe, donde se predica la guerra contra el Turco,donde se predice el porvenir, donde se forjan nuevas cuestiones por nada. As comono hay cosa ms tonta que tratar un asunto serio de una manera frvola, del mismo modotampoco hay nada tan ingenioso como tratar un asunto balad sin incurrir en nieras.Solamente al pblico toca juzgarme; sin embargo, si el amor propio no me ciegademasiado, me parece que no estaba completamente loco al hacer el elogio de la locura.

    Por lo que se refiere al reproche de causticidad, responder que el escritor ha sidosiempre dueo de zaherir todas las condiciones de la vida humana, con tal de que sulicencia no degenerase en frenes. Me admira la delicadeza de las orejas de nuestrosdas; apenas s pueden admitir los ttulos aduladores. Gentes se ven que entienden tanal revs la religin, que las ms horribles blasfemias contra Cristoleo chocaran menosque una ligera broma acerca de un papa o de un prncipe, sobre todo si en ello les vael pan.

    Pregunto yo: criticar a la especie humana sin atacar a nadie individualmente, esmorder? No es ms bien instruir y aconsejar? Adems, no me critico yo mismo bajomuchos aspectos? Y sobre todo, cuando el satrico no perdona a ninguna clase social,no puede sostenerse que l quiera vejar a ningn hombre, sino a todos los vicios. Porlo tanto, si alguno se levanta y grita que est herido, l mismo descubrir suculpabilidad, o por lo menos, su temor.

    San Jernimo ha escrito en este gnero con ms libertad y mordacidad,frecuentemente hasta sin perdonar los nombres propios. Por lo que a nosotros toca,aparte de que nos hemos abstenido formalmente de nombrar a nadie, hemos cuidadonuestras expresiones, y cualquier lector sensato comprender que hemos preferido msbien agradar que morder. A ejemplo de Juvenal, no hemos descendido al fangal ocultode los vicios para removerlo constantemente, sino que nos hemos limitado a pasarrevista a las ridiculeces ms bien que a las torpezas. Si estas razones no bastan paratranquilizar a algunos, piensen por lo menos lo bien que resulta ser censurados por laLocura, y que, al hacerla hablar, hemos debido sostener el carcter del personaje.

    Pero no es esto insistir ya mucho cerca de un abogado cuyo talento, nico, sabesacar triunfantes las causas ms difciles? Adis, elocuentsimo Moro; toma . Pon caloren la defensa de esta Mora.

    En el campo, 9 de Junio de 1508.

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    Habla la estulticia

    [1] Diga lo que quiera de m el comn de los mortales, pues no ignoro cun mal hablande la Estulticia incluso los ms estultos, soy, empero, aqulla, y precisamente la nicaque tiene poder para divertir a los dioses y a los hombres. Y de ello es prueba poderosa,y lo representa bien, el que apenas he comparecido ante esta copiosa reunin paradirigiros la palabra, todos los semblantes han reflejado de sbito nueva e inslitaalegra, los entrecejos se han desarrugado y habis aplaudido con carcajadas alegresy cordiales, por modo que, en verdad, todos los presentes me parecis ebrios de nctarno exento de nepente, como los dioses homricos, mientras antes estabais sentados concara triste y apurada, como recin salidos del antro de Trofonio.

    Al modo que, cuando el bello sol naciente muestra a las tierras su ureo rostro, odespus de un spero invierno el cfiro blando trae nueva primavera, parece que todaslas cosas adquieran diversa faz, color distinto y les retorne la juventud, as apenas heaparecido yo, habis mudado el gesto. Mi sola presencia ha podido conseguir, pues, loque apenas logran los grandes oradores con un discurso lato y meditado que, a pesarde ello, no logra disipar el malhumor de los nimos.

    [2] En cuanto al motivo de que me presente hoy con tan raro atavo, vais a escucharlosi no os molesta prestarme odos, pero no los odos con que atendis a lospredicadores, sino los que acostumbris a dar en el mercado a los charlatanes, juglaresy bufones, o aquellas orejas que levantaba antao nuestro insigne Midas para escuchara Pan.

    Me ha dado hoy por hacer un poco de sofista ante vosotros, pero no de esos deahora que inculcan penosas tonteras en los nios y los ensean a discutir con msterquedad que las mujeres. Imitar, en cambio, a los antiguos, que para evitar elvergonzoso dictado de sabios prefirieron ser llamados sofistas. Se dedicaban stos acelebrar las glorias de los dioses y los hroes. Por ello, vais a or tambin un encomio,pero no el de Hrcules ni el de Soln, sino el de m misma, el de la Estulticia.

    [3] No tengo por sabios a esos que consideran que el alabarse a s mismo sea la mayorde las tonteras y de las inconveniencias. Podr ser necio si as lo quieren, pero habrnde confesar que es tambin oportuno. Hay cosa que ms cuadre sino que la mismaEstulticia sea trompetera de sus alabanzas y cantora de s? Quin podr describirmemejor que yo? A no ser que por acaso me conozca alguien mejor que yo misma. Sinembargo, me creo mucho ms modesta que esta tropa de magnates y sabios que,trastrocado el pudor, suelen sobornar a un retrico halagador o a un poeta vanilocuoy le ponen sueldo para escucharle recitar sus alabanzas, que no son sino mentiras. Elelogiado, aun fingiendo rubor, hace la rueda y yergue la cresta, como el pavo real,mientras el desvergonzado adulador equipara con los dioses a aquel hombre de nada

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    y le presenta como absoluto ejemplar de toda virtud, aun sabiendo que dista mucho decualquiera de ellas, que est vistiendo a la corneja de ajenas plumas, blanqueando a unetope o haciendo de una mosca elefante. En resumen, me atengo a aquel viejoproverbio del vulgo que dice que hace bien en alabarse a s mismo quien no encuentraa otro que lo haga.

    Sin embargo, declaro que me asombra la ingratitud o la indiferencia de los mortales,pues aunque todos me festejen celosamente y reconozcan de buen grado mi bondad,jams ha habido ninguno en tantos siglos que haya celebrado las glorias de la Estulticiaen un agradable discurso, al paso que no han faltado quienes, a costa del aceite y delsueo, hayan importunado con relamidos elogios a los Busiris, a los Falaris, las fiebrescuartanas, las moscas, la calvicie y otras pestes semejantes.

    Vais, pues, a escuchar de m un discurso que ser tanto ms sincero cuanto esimprovisado y repentino.

    [4] No querra que creyeseis que lo he compuesto para exhibicin del ingenio a lamanera que lo hace la cfila de los oradores. Pues stos, segn ya sabis, cuandopronuncian un discurso que les ha costado treinta aos elaborar, y que ms de una vezes incluso ajeno, juran que lo han escrito, y aun que lo han dictado, en tres das, comopor juego.

    A m siempre me ha sido sobremanera grato decir lo que me venga a la boca. Quenadie espere de m, pues, que comience con una definicin de m misma, segn escostumbre de los retricos vulgares, y mucho menos que formule divisiones, puesconstituira tan mal presagio el poner lmites a mi poder, que tan vasto se manifiesta,como separar las partes de aquello en que confluye el culto de todo linaje de gentes. Y,en fin, a qu conducira el convertirme con una definicin en imagen o fantasma,cuando me tenis presente ante vosotros mirndome con los ojos? Segn veis yo soyverdaderamente aquella dispensadora de bienes llamada por los latinos Stultitia, ypor los griegos, Mora.

    [5] Sin embargo, qu necesidad haba de decroslo? Como si no expresasen bastantequin soy el semblante y la frente; como si alguno que me tomase por Minerva o por laSabidura no pudiese desengaarse con una sola mirada aun sin mediar la palabra, puesla cara es sincero espejo del alma! En m no hay lugar para el engao, ni simulo con elrostro una cosa cuando abrigo otra en el pecho. Soy en todas partes absolutamenteigual a m misma, de suerte que no pueden encubrirme esos que reclaman ttulo yapariencias de sabios y se pasean como monas revestidas de prpura o asnos con pielde len. Por esmerado que sea su disfraz, les asoman por algn sitio las empinadasorejazas de Midas. Ingratos son conmigo, por Hrcules, esos hombres que, aunperteneciendo en cuerpo y alma a mi tropa, se avergenzan tanto de nuestro nombreante el vulgo, que llegan a lanzarlo contra los dems como grave oprobio! Por ser

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    estultsimos, aunque pretendan ser tenidos por sabios y por unos Tales, no merecerancon el mejor derecho que les calificsemos de sabios-tontos ?.

    [6] He querido de esta manera imitar a algunos de los retricos de nuestro tiempo quese tienen por unos dioses en cuanto lucen dos lenguas, como la sanguijuela, y creenejecutar una accin preclara al intercalar en sus discursos latinos, a modo de mosaico,algunas palabritas griegas, aunque no vengan a cuento. Si les faltan palabras delenguas extranjeras, arrancan de podridos pergaminos cuatro o cinco palabrasanticuadas con las cuales derramen las tinieblas sobre el lector, de suerte que los quelas entiendan se complazcan ms con ellas, y los que no, se admiren tanto ms cuantomenos se enteren. Efectivamente, mi gente se complace ms en una cosa a medida quede ms lejos viene. Y si en ella los hay que sean un poco ms ambiciosos, ranse,aplaudan y, segn el ejemplo de los asnos, muevan las orejas a fin de que parezca a losdems que lo comprenden todo.

    Y basta de este asunto. Vuelvo ahora a mi tema.

    [7] Ya conocis mi nombre, varones... Qu adjetivo aadir? Ningn otro queestultsimos, porque puede llamar de modo ms honroso a sus devotos la diosaEstulticia? Como mi genealoga no es conocida de muchos, voy a tratar de exponerla,con el favor de las musas. No fue mi padre ni el Caos, ni el Oreo, ni Saturno, ni Jpiter,ni otro alguno de esta anticuada y podrida familia de dioses, sino Pluto, aquel que apesar de Hesodo y Homero y hasta del mismo Jpiter, es el verdadero padre de losdioses y de los hombres. Segn su antojo se agitaban y se agitan las cosas sacras y lasprofanas, y a tenor de su arbitrio se rigen guerras, paces, mandatos, consejos, juicios,comicios, matrimonios, pactos, alianzas, leyes, artes, lo cmico, lo serio y me falta elaliento las cosas pblicas y privadas de los mortales. Sin su favor, toda esta turba dedioses de que hablan los poetas, y dir ms, ni los mismos dioses mayores, o noexistiran en absoluto o no podran comer caliente en sus propios altares. Si alguientuviese a Pluto airado contra l, no le valdra ni el auxilio de Palas. Por el contrario, quienle tenga propicio, puede permitirse mandar a paseo al Sumo Jpiter y su rayo. ste esel padre de quien me enorgullezco y ste fue quien me engendr, no sacndome de lacabeza, como lo hizo Jpiter con la aburrida y ceuda Palas, sino en la ninfa Neotete,que es la ms bella y la ms alegre de todas. Tampoco soy fruto de un triste deberconyugal, como lo fue aquel herrero cojo, sino lo que es mucho ms deleitoso, de unamor furtivo, como dice nuestro Homero. No caigis en el error de creer que meengendr aquel Pluto aristofnico , que tena un pie en el atad y la vista perdida, sinoun Pluto vigoroso, embriagado por la juventud, y no slo por la juventud, sino anmucho ms por el nctar que gustaba beber puro y largo en el banquete de los dioses.

    [8] Si me preguntis tambin el lugar donde nac puesto que en el da se juzga

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    trascendental para la nobleza el sitio donde uno dio los primeros vagidos, dir queno provengo de la errtica Delos ni del undoso mar, ni de las profundas cavernas, sinode las mismas islas Afortunadas, donde todo crece espontneamente y sin labor . Allno hay ni trabajo, ni vejez, ni enfermedad, ni se ve en el campo el gamn, ni la malva, lacebolla, el altramuz, el haba u otro estilo de bagatelas, sino que por doquier los ojos yla nariz se deleitan con el ajo ureo, la pance, la nepente, la mejorana, la artemisa, el loto,la rosa, la violeta y el jacinto, cual otro jardn de Adonis.

    Nac en medio de estas delicias y no amanec llorando a la vida, sino que sonreamorosamente a mi madre. As no envidio al altsimo Jpiter la cabra que le amamant,puesto que a m me criaron a sus pechos dos graciossimas ninfas, la Ebriedad, hija deBaco, y la Ignorancia, hija de Pan, a las cuales podis ver entre mis acompaantes yseguidores. Si queris conocer sus nombres, os los dir, pero, por Hrcules!, no serasino en griego.

    [9] sta que veis con las cejas arrogantemente erguidas es el Amor Propio. All esta laAdulacin, con ojos risueos y manos aplaudidoras. sta que veis en duermevela y queparece soolienta, es el Olvido, sta, apoyada en los codos y cruzada de manos, sellama Pereza. sta, coronada de rosas y ungida de perfumes de pies a cabeza, es laVoluptuosidad. sta de ojos torpes y extraviados de un lado para otro, es la Demencia.sta otra de ntido cutis y cuerpo bellamente modelado, es la Molicie. Veis tambin dosdioses, mezclados con esas doncellas, de los cuales a uno llaman Como y al otroSublime modorra. Con los fieles auxilios de esta familia, todas las cosas permanecenbajo mi potestad y ejerzo autoridad incluso sobre las autoridades.

    [10] Ya habis odo mi origen, mi educacin y squito. Ahora, para que no parezcaque uso sin motivo del ttulo de diosa, poned las orejas derechas para escuchar cuntosbeneficios proporciono as a los dioses como a los hombres y cun dilatadamentecampea mi numen. Pues si alguien escribi con acierto que un dios se caracteriza porayudar a los mortales y si merecidamente entraron en el Senado divino quienesdescubrieron a los mortales el vino, el trigo o cualquier otro beneficio, por qu yo, porderecho propio, no me llamar y ser tenida por alfa de todos los dioses, cuando soyms generosa que todos en cualquier especie de bienes?

    [11] Primeramente, qu podr ser ms dulce y ms precioso que la misma vida? Y enel principio de sta, quin tiene ms intervencin que yo? Pues ni la temida lanza dePalas ni el escudo del sublime Jpiter que mora en las nubes, tienen parte en engendraro propagar la especie humana.

    El mismo padre de los dioses y rey de los hombres, que con un ademn estremecea todo el Olimpo, tiene que dejar el triple rayo y deponer el rostro de titn, con el quecuando quiere aterroriza a todos los dioses, para encarnarse miserablemente en persona

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    ajena, al modo de los cmicos, si quiere hacer nios, cosa que no es rara en l.Los estoicos se creen casi dioses; pues bien dadme uno de ellos que sea tres, o

    cuatro y hasta seiscientas veces ms estoico que los dems, e incluso a ste le harabandonar si no la barba, signo de sabidura, comn por cierto con los machos cabros,por lo menos el entrecejo fruncido; le har desarrugar la frente, dejar a un lado susdogmas diamantinos y hasta tontear y delirar un poquito. En suma, a m, a m sola,repito, tendr que acudir el sabio en cuanto quiera ser padre. Mas por qu no oshablar con mayor franqueza, segn es mi costumbre? Decid si son la cabeza, el pecho,la mano, la oreja, partes del cuerpo consideradas honestas, las que engendran a losdioses y a los hombres. Creo que no, antes bien es aquella otra parte tan estulta yridcula, que no puede nombrarse sin suscitar la risa, la que propaga el gnero humano.

    Tal es el manantial sagrado de donde todas las cosas reciben la vida, mucho msciertamente que del nmero cuartenario de Pitgoras. Pues decidme: qu hombreofrecera la cabeza al yugo del matrimonio si, como suelen esos sabios, meditase losinconvenientes que le traer esta vida? O, qu mujer permitira el acceso de un varnsi conociese o considerase los peligrosos trabajos del parto o la molestia de laeducacin de los hijos? Pues si debis la vida a los matrimonios y el matrimonio a laDemencia, mi acompaante, comprended cun obligados me estis. Adems, qu mujerque haya sufrido estas incomodidades una vez querra repetirlas, si no interviniese elpoder del Olvido? Ni la misma Venus, diga lo que diga Lucrecio , podra esparcir suveneno, y sin el auxilio de nuestro poder sus facultades quedaran invlidas y nulas.

    De esta suerte, de nuestro juego desatinado y ridculo proceden tambin losarrogantes filsofos, a quienes han sucedido en nuestro tiempo esos a los que el vulgollama monjes, y los purpurados reyes, y los sacerdotes piadosos, y los pontfices tresveces santsimos, y, en fin, toda esa turba de dioses mencionados por los poetas, tancopiosa, que apenas cabe en el Olimpo, con ser ste espaciossimo.

    [12] Sin embargo, poco sera el que me debieseis el principio y fuente de la vida, si noos demostrase tambin que todo cuanto hay en ella de deleitoso procede asimismo demi munificencia. Qu sera, pues, esta vida, si vida pudiese entonces llamarse, cuandoquitaseis de ella el placer? Veo que habis aplaudido. Ya saba yo que ninguno devosotros era bastante sensato , quiero decir bastante insensato, mas vuelvo a decirbastante sensato, para no adherirse a mi parecer.

    Aun cuando los mismos estoicos no desprecien el placer, lo disimulanhabilidosamente y lo censuran con mil injurias cuando estn delante del vulgo, sin otroobjeto que poder gozar de l ms generosamente cuando hayan apartado a los dems.Dganme, si no, por Jpiter: Qu da de la vida no vendr a ser triste, aburrido, feo,inspido, molesto, si no le aads el placer, es decir, el condimento de la Estulticia? Detal aserto puede valer de testigo idneo aquel nunca bastante loado Sfocles, de quiense conserva un hermossimo elogio nuestro: La existencia ms placentera consiste en

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    no reflexionar nada .Pero prosigamos para probar por menor esta doctrina.

    [13] En principio, quin ignora que la edad ms alegre del hombre es con mucho laprimera, y que es la ms grata a todos? Qu tienen los nios para que les besemos, lesabracemos, les acariciemos y hasta de los enemigos merezcan cuidados, si no es elatractivo de la estulticia que la prudente naturaleza ha procurado proporcionarles alnacer para que con el halago de este deleite puedan satisfacer los trabajos de losmaestros y los beneficios de sus protectores? Luego, la juventud, que sucede a estaedad, cun placentera es para todos, con cunta solicitud la ayudan todos, cunafanosamente la miran y con cunto desvelo se tiende una mano en su auxilio! Y,pregunto yo, de dnde procede este encanto de la juventud sino de m, a cuya virtudse debe que los que menos sensatez tienen sean, por lo mismo, los que menos sedisgusten.

    Mentir si no aado que a medida que crecen y empiezan a cobrar prudencia porobra de la experiencia y del estudio, descaece la perfeccin de la hermosura, languidecesu alegra, se hiela su donaire y les disminuye el vigor. Cuanto ms se alejan de m,menos y menos van viviendo, hasta que llegan a la vejez molesta que no slo lo es paralos dems, sino para s mismos. Tanto es as que ningn mortal podra tolerarla si yo,compadecida nuevamente de tan grandes trabajos, no les echase una mano, y al modocomo los dioses de que hablan los poetas suelen socorrer con alguna metamorfosis alos que estn apurados, as yo, cuando les veo prximos al sepulcro, les devuelvo a lainfancia dentro de la medida de lo posible. De aqu viene que la gente suela considerarcomo nios a los viejos.

    Si alguien se interesa en saber el medio de que me valgo para la transformacin, nose lo ocultar: Les llevo a las fuentes de nuestro ro Leteo, que nace en las islasAfortunadas (pues que por el infierno slo discurre un tenue riachuelo), para que all,al tiempo que van trasegando el agua del Olvido , se enniezcan y se les disuelvan laspreocupaciones del alma. Se dir que no todo queda en esto, sino que, adems, pasana divagar y bobear. Concedo que sea as, pero el infantilizarse no consiste en otra cosa.No es propio de los nios el divagar y el tontear? Y acaso no es lo ms deleitable detal edad el hecho de que carezcan de sensatez? Quin no aborrecer y execrar comocosa monstruosa a un nio dotado de viril sapiencia? De ello es fiador el proverbioconocido por el vulgo: Odio al nio de precoz sabidura.

    Quin podra soportar la relacin y el trato con un viejo que a su enorme experienciade las cosas uniese semejante vigor mental y acritud de juicio? Por esta razn hefavorecido al viejo haciendole delirar, y esta divagacin le liberta, mientras tanto, deaquellas miserables preocupaciones que atormentan al sabio, y le hace ser un agradablecompaero de bebida y librarse del tedio de la vida, el cual apenas puede sobrellevar laedad ms vigorosa. No es raro an que, al modo del anciano de Plauto, vuelva los ojos

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    a aquellas tres letras de A. M. O . Sera desgraciadsimo si conservase la nocin de lascosas, pero mientras tanto, gracias a mi favor, el viejo es feliz, grato a los amigos y notiene nada de bobalicn ni de inepto para las fiestas. Abunda en mi favor que enHomero se vea cmo de la boca de Nstor flua una palabra ms dulce que la miel,mientras la de Aquiles era amarga y los ancianos que l mismo nos describe sentadosen las murallas dejaban escuchar apacibles palabras .

    Segn este criterio, los viejos superan a la misma infancia, edad ciertamenteplacentera, pero inmatura y desprovista del principal halago de la vida, es decir, lalocuacidad. Observar, adems, que los ancianos disfrutan locamente de la compaa delos nios y stos a su vez se deleitan con los viejos, pues Dios se complace en reunira cada cosa con su semejante .

    En qu difieren unos de otros, a no ser en que stos estn ms arrugados y cuentanms aos? Por lo dems, en el cabello incoloro, la boca desdendata, las pocas fuerzascorporales, la apetencia de la leche, el balbuceo, la garrulera, la falta de seso, el olvido,la irreflexin, y, en suma, en todas las dems cosas, se armonizan. Cuanto ms se acercael hombre a la senectud, tanto ms se va asemejando a la infancia, hasta que, al modode sta, el viejo emigra sin tedio de ella ni sensacin de morir.

    [14] Pase quien lo desee a comparar este beneficio que dispenso con lasmetamorfosis operadas por los dems dioses. Y no es del caso recordar las que efectancuando estn airados, sino las ejecutadas en aquellos a quienes son ms propicios:Suelen transformarles en rbol, en ave, en cigarra y hasta en serpiente , como si no fueselo mismo transformarse que perecer. Yo, en cambio, devuelvo a la misma persona laparte mejor y ms feliz de su vida, que si los mortales se contuviesen de toda relacincon la sabidura y orientasen la vida de acuerdo conmigo, no envejeceran y gozarandichosos de perpetua juventud.

    No veis acaso a estos hombres severos dedicados a estudios de filosofa, o agraves y arduos asuntos, que han envejecido antes de llegar a la plena juventud, porobra de las preocupaciones y la constante y agria agitacin de las ideas, que agota elespritu y la savia vital? Por el contrario, mis necios estn regordetes, lucidos, con pielbrillante , a modo, segn dicen, de cerdos acarnanienses; en verdad que no sentirnnunca molestia alguna de la vejez, a menos que, segn a veces acontece, no seenvenenen con la compaa de los sabios. Hasta tal punto se conserva ntegra laexistencia humana cuando se es feliz por todos conceptos.

    Viene en apoyo de ello el valioso testimonio del adagio vulgar que dice: Laestulticia es la nica cosa que frena el paso de la juventud fugacsima y mantiene alejadala molesta vejez. De esta suerte ha dicho acertadamente la voz vulgar acerca de los deBrabante, que mientras a los dems hombres la edad suele redundarles en prudencia,ellos, cuanto ms se acercan a la vejez, ms y ms se entontecen. Y no hay otra genteque, de modo general, tome la vida ms en broma y que menos sienta la tristeza de la

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    vejez. De stos son vecinos, tanto por el lugar como por el modo de vivir, misholandeses. Y no slo les llamo mos, sino aun tan entusiastas devotos, que merecierondel vulgo un apodo que ms que avergonzarles les llena de orgullo .

    Vayan, pues, los estultsimos mortales en busca de Medeas, de Circes, Venus,Auroras y no s qu fuente, que les restituyan la juventud, la cual soy yo la nica quepuede y acostumbra proporcionar. En mi poder est aquel elixir mirfico con que la hijade Memnn prolong la juventud de su abuelo Titn. Yo soy aquella Venus por cuyamerced volvi Fan a la mocedad y as fue amado por Safo con tanto extremo. Mas sonlas hierbas, si las hay; mos los conjuros; ma aquella fuente que no slo hace volver lapasada juventud, sino lo que es mejor, la conserva perpetuamente. As, si estis deacuerdo en que nada hay mejor que la adolescencia y ms detestable que la vejez, creoque os daris cuenta de cunto me debis por prolongar tan gran bien y evitar mal tangrave.

    [15] Pero por qu hablo tanto de los mortales? Examinad el cielo todo e insltemequienquiera si encuentra en alguno de los dioses, fuera de lo que deben a mi poder, algoque no sea spero y desdeable. Por qu Baco ha sido siempre efebo y le ha adornadopoblada cabellera? Porque, insensato y borracho, se ha pasado la vida entera enbanquetes, danzas, cantos y diversiones, sin tener nunca el menor trato con Palas. Porello est tan lejos de querer ser tenido por sabio, que goza con que se le honre pormedio de burlas y farsas y no se ofende por aquel dicho que le atribuye el dictado denecio cuando afirma que tiene an ms de necio que de pintarrajeado. Precisamentele dieron este ltimo ttulo por la licencia que acostumbraban a tomarse losvendimiadores de embadurnar con mosto e higos nuevos la estatua sedente del dioscolocada en la puerta de su templo. Y la antigua comedia, acaso dice algo de l que nosuene a vituperio? Oh estpido dios dicen y digno de nacer del muslo deJpiter!

    Pero quin no preferira ser necio e insulso como ste y estar siempre de fiestas,siempre joven, siempre prdigo en diversiones y placeres para todo el mundo, a sercomo ese taimado Jpiter, que infunde temor a todos, o como Pan, que con sus tumultospnicos todo lo confunde, o como el tiznado Vulcano, siempre sucio del trabajo de sutaller, o como la misma Palas, a la que hacen terrible su lanza y el escudo con la Gorgona,y cuya mirada siempre es hiriente?

    Por qu es siempre nio Cupido? Por qu, sino por ser un bromista y no hacer nipensar nada a derechas? Por qu la urea Venus conserva constantemente la belleza?Sin duda porque tiene conmigo parentesco, de lo que viene que su rostro tenga colorparecido al de mi padre y por tal razn Homero la llama dorada Afrodita. Adems estsonriendo de continuo, si hemos de creer slo en esto a los poetas y a sus mulos losestatuarios. A qu dios dieron culto con mayor piedad los romanos que a Flora, madrede todas las voluptuosidades?

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    Sin embargo, si alguien consulta atentamente en Homero y en los dems poetas lavida de los dioses severos, la encontrar llena de estulticia por entero. Vale la penarecordar las hazaas de los restantes, cuando tan bien conocis los amores yfrivolidades del mismo Jpiter fulminador, o como la severa Diana, olvidada del pudordel sexo, no iba a la caza de otra cosa que de Endimin, por quin se mora? Prefiero,empero, que los dioses oigan a Momo reprochar sus bellaqueras, ya que de l es dequien antao las oan con frecuencia.

    De ah viene que, indignados, le precipitasen a la Tierra, junto con At, porque consu sabidura resultaba importuno para la felicidad de aqullos. Ningn mortal ha queridodesde entonces dar hospitalidad al desterrado, y nada sera ms difcil que encontrrselaen los palacios de los prncipes. En stos, precisamente, est en el candelero micompaera la Adulacin, la cual no convive mejor con Momo que el cordero con el lobo.As los dioses, libres de l, se divirtieron con mayor licencia y placer, y, carentes decensor, hicieron realmente, segn dice Homero, lo que les pareci mejor.

    Qu entretenimientos no ofrece aquel Prapo de higuera? Qu diversin noproducen los hurtos y mixtificaciones de Mercurio? Y el propio Vulcano acostumbrahacer de bufn en los convivios de los dioses, no slo con su cojera, sino tambin consus ocurrencias y sus ridculos dichos que desternillan de risa a la partida de bebedores.Y tambin Sileno, aquel viejo enamorado que suele bailar el crdax con Polifemo alson de la lira, mientras las ninfas danzan la gymnopaida; los stiros semicaprinosrepresentan las atelanas ; Pan, con alguna estpida cancioncilla, hace rer a todo elmundo, puesto que la prefieren a escuchar el canto de las musas, sobre todo cuando elvino ha empezado a empaparles. Har falta que recuerde las cosas que hacen los diosescuando estn bien bebidos? Son, por Hrcules, tan estpidas que, yo misma a veces nopuedo contener la risa. Pero mejor ser acordarse de Harpcrates a este propsito, nosea que nos escuche algn Dios fisgn explicar estas mismas cosas que no le fueronpermitidas a Momo.

    [16] Pero ya es hora de que, a ejemplo de Homero, dejemos el cielo y volvamos a laTierra para ver en ella que nada hay alegre ni feliz que no se deba a mi favor. Observarprimeramente con cunta solicitud ha cuidado la naturaleza, madre y artfice del gnerohumano, de que nunca falte en l el condimento de la estulticia.

    En efecto, segn la definicin de los estoicos, si la sabidura no es sino guiarse porla razn y, por el contrario, la estulticia dejarse llevar por el arbitrio de las pasiones,Jpiter, para que la vida humana no fuese irremediablemente triste y severa, nos dio msinclinacin a las pasiones que a la razn, en tanta medida como lo que difiere meda onzade una libra. Adems releg a la razn a un angosto rincn de la cabeza, mientras dejabael resto del cuerpo al imperio de los desrdenes y de dos tiranos violentsimos ycontrarios: la ira, que domina en el castillo de las entraas y hasta en el corazn, fuentede la vida; y la concupiscencia, que ejerce dilatado imperio hasta lo ms bajo del pubis.

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    La vida que llevan corrientemente los hombres ya evidencia bastante cunto valela razn contra estas dos fuerzas gemelas, pues cuando ella clama hasta enronquecerindicando el nico camino lcito y dictando normas de honestidad, stas mandan apaseo a su soberana y gritan ms fuerte que ella, hasta que, cansada, cede y se rinde.

    [17] Por lo dems, dado que el varn est destinado a gobernar las cosas de la vida,tena que otorgrsele algo ms del adarme de razn concedido, a fin de que tomaseresoluciones dignas de l. Se me llam a consejo junto con los dems y lo di al punto,y digno de m: Que se le juntase con una mujer, animal ciertamente estulto y necio, perogracioso y placentero, de modo que su compaa en el hogar sazone y endulce con suestupidez la tristeza del carcter varonil. Y as Platn, al parecer dudar en qu gnerocolocar a la mujer, si entre los animales racionales o entre los brutos, no quiso otra cosaque significar la insigne estupidez de este sexo .

    Si, por casualidad, alguna mujer quisiese ser tenida por sabia, no conseguira sinoser doblemente necia, al modo de aquel que, pese a Minerva, se empease en hacerentrar a un buey en la palestra, segn dice el proverbio. Efectivamente, duplica sudefecto aquel que en contra de la naturaleza desva su inclinacin y remeda el aspectode la aptitud. Del mismo modo que, conforme al proverbio griego, aunque la mona sevista de prpura, mona se queda, as la mujer ser siempre mujer; es decir, estpida,sea cual fuere el disfraz que adopte.

    Sin embargo, no creo que el gnero femenino llegue a ser tan estpido que mecensure por el hecho de que otra mujer, la Estulticia en persona, les reproche laestupidez. Pues si consideran juiciosamente la cuestin, vern que deben a la Estulticiael tener ms suerte que los hombres en muchos casos.

    Tienen, primeramente, el encanto de la hermosura, que, justificadamente, anteponena todas las cosas, puesto que, por su virtud, tiranizan hasta a los mismos tiranos. Dednde proceden lo desgraciado del aspecto, el cutis hspido y la espesura de la barba,que dan al varn aspecto de viejo, sino del vicio de la prudencia, mientras que la mujerconserva las mejillas tersas, la voz fina, el cutis delicado, remedo de perpetua juventud?

    En segundo lugar, qu otra cosa desean en esta vida ms que complacer a loshombres en grado mximo? A qu miran, si no, tantos adornos, tintes, baos, afeites,ungentos, perfumes, tanto arte en componerse, pintarse y disfrazar el rostro, los ojosy el cutis? As, pues, qu las recomienda a los hombres ms que la necedad? Hay algoque stos no les toleren? Y a cambio de qu halago, sino de la voluptuosidad? Sedeleitan, por consiguiente, slo en la estulticia y de ello son argumento, piense cadacual lo que quiera, las tonteras que le dice el hombre a la mujer y las ridiculeces quehace cada vez que se propone disfrutar de ella.

    Ya sabis, por tanto, el primero y principal placer de la vida y la fuente de que mana.

    [18] Pero algunos hay, y en primera fila los viejos, que son ms bebedores que

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    mujeriegos y sitan la suma voluptuosidad en la mesa. Juzguen otros de si habrbanquete completo sin mujeres; lo que s consta es que ninguno resulta agradable sinel condimento de la estulticia. Tanto es as, que si falta uno que mueva a la risa connecedad verdadera o simulada, se pagar a algn bufn o se invitar a algn gorrnridculo que con dicharachos risibles, es decir, estultos, ahuyente de la reunin elsilencio y la tristeza. Porque, a qu conduce cargar el vientre de toda clase deconfituras, manjares y golosinas, si los ojos y los odos, si no todo el nimo, han deapacentarse tambin con risas, bromas y chistes?

    De esta manera, yo soy artfice insustituible de las sobremesas, porque aquellasceremonias de los banquetes, como elegir rey a suertes, jugar a los dados, los brindisrecprocos, el establecer rondas, cantar coronados de mirto, bailar y hacer pantomimas, no fueron inventadas por los siete sabios de Grecia, sino por m, para bien del gnerohumano.

    De este modo, se ve que la naturaleza de todas las cosas es tal, que cuanto mstienen de estpidas, tanto ms favorecen la vida de los mortales, la cual, cuando estriste, no parece digna de ser llamada vida. Y triste discurrir la vida, por fuerza, si no oslibris con estos deleites del tedio, hermano de la tristeza.

    [19] Quiz habr quienes desprecien este gnero de placeres y se complazcan en elafecto y trato de los amigos, repitiendo que la amistad es cosa que hay que anteponera todas las dems y aun que es necesaria hasta el punto de que ni el aire, ni el fuego niel agua lo sean en mayor grado. Aaden, incluso, que es tan agradable, que quitarlasera como quitar el Sol, y que es tan honesta, si es que ello viene al caso, que ni losmismos filsofos vacilan en tenerla entre los bienes principales. Pero qu, si demuestroque yo tambin soy la proa y la popa de tanto bien? Y lo probar no con crocosilites,ni sorites, ni ceratinas, o cualquier otra especie de argucias dialcticas, sino de modovulgar y mostrndolo como con el dedo.

    Decid, el condescender, el dejarse llevar, cegarse, alucinarse con los defectos de losamigos y el sentir aficin y admirarse por alguno de sus vicios manifiestos como sifuesen virtudes, no es cosa parecida a la estulticia? Hay quien besa un lunar de suamante, quien se deleita con una verruga de su cordera, el padre que no encuentra sinouna ligera desviacin de la vista en su hijo bizco, qu es todo esto pregunto sinopura necedad? Proclmese una y mil veces que es necedad, pero tambin que sta esla sola que une y conserva unidos a los amigos.

    Me refiero al comn de los mortales, de los cuales nadie nace sin defecto y aqul esel mejor que menos cohibido est por ellos, pues entre esos sabios endiosados o nollega a cuajar la amistad o viene a ser triste y desagradable, y aun la traban slo conpoqusimos, por no atreverme a decir que con ninguno, ya que la mayora de loshombres desbarra es decir, que no hay quien no delire por muchos modos y laamistad slo cabe entre semejantes. As, si por acaso en esos severos tipos se engendra

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    mutua benevolencia, no podr nunca ser constante ni duradera, por ser gente gruonay que vigila los defectos de los amigos con vista ms fina que el guila, o la serpientede Epidauro . En cambio, qu legaosos ojos tiene para los defectos propios y cunpoco ve el fardo que lleva a la espalda! Adems, puesto que es propio de la naturalezahumana, que no haya ingenio alguno sin grandes defectos, y que adems existe tantadesemejanza de edades y de estudios, tantas flaquezas, tantos errores, tantas cadasgraves, cmo podra subsistir entre estos Argos , ni siquiera durante una hora, laalegra de la amistad sin el auxilio de la candidez, es decir, de la estulticia, o, si queris,de la blandura de carcter?

    Pues qu? Cupido, padre y autor de todo afecto, que, por obra de su ceguera, tomalo feo por hermoso, hace que entre vosotros cada cual encuentre hermoso lo que ama,de suerte que el viejo quiera a la vieja como el mozo a la moza. Estas cosas suceden yson redas en todo el mundo, pero tales ridiculeces son las que aglutinan y unen laplacentera sociedad en la vida.

    [20] Cuanto queda dicho de la amistad debe aplicarse con mucho mayor motivo almatrimonio, ya que no es ste otra cosa que la conjuncin indivisa de las vidas. Jpiterinmortal, cuntos divorcios y aun accidentes peores que los divorcios ocurriran si eltrato domstico del varn y la esposa no se viese afianzado y sostenido por laadulacin, la broma, la indulgencia, el engao y el disimulo, que forman como mi cortejo!Ah, qu pocos matrimonios llegaran a cuajar si el novio investigase prudentemente aqu juegos se haba dedicado aquella doncellita delicada, al parecer, y pudorosa, muchoantes de casarse! Y cuntos menos permaneceran unidos si muchos de los actos delas esposas no quedasen ocultos gracias a la negligencia y estupidez de los maridos!

    Todas estas cosas se atribuyen justificadamente a la estulticia y a ella se debe anque la esposa sea agradable al marido y ste a su mujer, a fin de que la casa permanezcatranquila, a fin de que en ella perviva la concordia. Inspira risa y se hace llamar cornudo,consentido y qu s yo qu, el infeliz que enjuga con sus besos las lgrimas de laadltera. Pero cunto mejor es equivocarse as que no consumirse con el afn de loscelos y echarlo todo por lo trgico!

    [21] Aadir, en fin, que sin m no habra ni sociedad, ni relaciones agradables yslidas, ni el pueblo soportara largo tiempo al prncipe, ni el amo al criado, ni la doncellaa su seora, ni el maestro al discpulo, ni el amigo al amigo, ni la esposa al marido, ni elarrendador al arrendatario, ni el camarada al camarada, ni los comensales entre ellos, deno estar entre s engandose unas veces, adulndose otras, condescendiendosabiamente entre ellos, o untndose recprocamente con la miel de la estulticia. Ya medoy cuenta de que esto os parecer afirmacin de mucho bulto, pero an las oirismayores.

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    [22] Decidme: A quin amar aquel que se odie a s mismo? Con quin concordaraquel que discuerde de s mismo? Podr complacer a alguno aquel que sea pesado ymolesto para s? Creo que nadie lo afirmar, a menos que sea ms estulto que la mismaEstulticia.Si prescindieseis de m, adems de no poder nadie soportar a nadie, todo el mundosentira hedor de s, asco de sus propias cosas y repulsin de su misma persona. Tantoms cuanto que la naturaleza, en no pocas ocasiones ms madrastra que madre, hadispuesto el espritu de los mortales, sobre todo de los pocos sensatos, de suerte quecada cual se duela de lo suyo y admire lo ajeno, de lo cual viene que todas las prendas,toda la elegancia y todo el atractivo de la vida se echan a perder y se desvanecen. Quvale la hermosura, principal don de los dioses inmortales, cuando se corrompe con elmorbo de la melancola? Qu la juventud si la envenena el agror de una senil tristeza?

    En fin, qu podra realizar el hombre con belleza (y as conviene que lo haga todo,pues sta no slo es fundamento del arte, sino de cualquier obra) en cualquier funcinde la vida, sea en beneficio propio o en el de los dems, si no le tendiese la mano elAmor Propio, con quien me une fraternal lazo? Y aadir que se esfuerza en sustituirmeen todas partes. Y qu tan necio como satisfacerse y admirarse de uno mismo? Por elcontrario, si se est descontento de uno mismo, podr hacerse algo gentil, gracioso ydigno? Suprimid este condimento en la vida y en el acto se helar el orador en la defensade su causa, el msico no dar placer a nadie con sus ritmos, el histrin, a pesar de susgestos todos, ser silbado, el poeta y sus musas sern objeto de risas, el pintor y su artesern diseados y el mdico y sus frmacos caern en la miseria. En fin, tendremos aTersites en vez de Niceo, a Nstor en vez de Fan; en vez de Minerva a un cerdo, enlugar del locuaz al balbuciente y en el del corts al patn. Tan necesario es que cadacual se lisonjee a s mismo y se procure una pequea estimacin propia antes de que sela otorguen los dems.

    En suma, comoquiera que la principal parte de la felicidad radica en que uno quieraser lo que es, contribuye a ello grandemente mi querido Amor Propio, haciendo quenadie se duela de su figura, del talento de la estirpe, del estado en que se halla, de laeducacin ni de la patria, de suerte que ni el irlands ansa cambiarse por el italiano, niel tracio con el ateniense, ni el escita con los de las islas Afortunadas. Oh singularsolicitud de la naturaleza que en tan grande variedad de cosas todas las iguala!Dondequiera que se retrae en algo de otorgar sus dones, all acude el Amor Propio aaadir un tanto de los suyos. Aunque esto que acabo de decir ha resultado unanecedad, porque estos ltimos son los ms copiosos.

    No necesito declarar, mientras tanto, que no podris encontrar empresa ilustrealguna sin mi impulso, ni nobles artes que yo no haya inventado.

    [23] Acaso no es la guerra germen y fuente de todos los actos plausibles? Y, sinembargo, hay cosa ms estulta que entablar lucha por no s qu causas, de la cual

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    ambas partes salen siempre ms perjudicadas que beneficiadas? Y de los que sucumben,no hay ni que hablar, como se dijo de los megarenses .

    Cuando se forman en batalla las acorazadas filas de ambos ejrcitos y suenan loscuernos con ronco clamor , de qu serviran esos sabios, exhaustos por el estudio,cuya sangre aguada y fra apenas puede sostenerles el alma? Hacen falta entonceshombres gruesos y vigorosos, en los que haya un mximo de audacia y un mnimo dereflexin, a menos que se prefiera como tipo de soldado a Demstenes, quien siguiendoel consejo de Arquloco, apenas divis al enemigo arroj el escudo y huy,mostrndose tan cobarde soldado cuanto experto orador.

    Pero el talento, se dir, es de grande importancia en las guerras. Convengo en elloen lo referente al caudillo, y aun ste debe tenerlo militar y no filosfico. Por lo dems,son los bribones, los alcahuetes, los criminales, los villanos, los estpidos y losinsolventes y, en fin, la hez del gnero humano quienes ejecutan hazaas tan ilustres,y no los luminares de la filosofa.

    [24] De cun intiles sean stos en cualquier empleo de la vida puede ser testimonioel mismo Scrates, calificado, y sin sabidura alguna, por el orculo de Apolo comonico sabio, el cual trat de defender en pblico no s qu asunto y tuvo que retirarseen medio de las mayores carcajadas de todo el mundo. Sin embargo, este hombre nodesbarraba completamente, porque no quiso aceptar el ttulo de sabio y lo reserv slopara Dios, y porque consider que el sabio deba abstenerse de tratar de los negociospblicos , aun cuando debiera haber aconsejado ms bien que se abstenga de lasabidura quien desee contarse en el nmero de los hombres. Qu fue si no la sabiduralo que le llev a ser acusado y a tener que beber la cicuta? Pues mientras filosofabasobre las nubes y las ideas, y meda las patas de una pulga e investigaba el zumbido deun mosquito, no aprenda aquellas cosas que tocan a la vida normal. Acudi a defenderal maestro en el juicio cuando le peligraba la cabeza, su discpulo Platn, abogado tanilustre que, desconcertado por el estrpito de la plebe, apenas si pudo concluir con elprimer prrafo. Qu dir ahora de Teosfrato? Al empezar una arenga, enmudecirepentinamente como si hubiese visto al lobo . Aquel que animaba al soldado en labatalla, Iscrates, no se atrevi nunca, por lo tmido del genio, ni a despegar los labios.Marco Tulio Cicern, padre de la elocuencia romana, comenzaba sus discursos contemblor poco gallardo, como nio balbuciente, lo cual interpretaba Fabio Quintiliano serpropio de orador sensato y conocedor del peligro. Al exponer esto, puede dejar dereconocerse paladinamente que la sabidura obsta a la brillante gestin de los asuntos?Qu habran hecho los sabios si stos se despachasen con las armas cuando sedesmayan de miedo al combatir slo con palabras desnudas?

    Despus de todo esto se celebra an, alabado sea Dios!, aquella famosa frase dePlatn: Las repblicas seran felices si gobernasen los filsofos o filosofasen losgobernantes . Sin embargo, si consultis a los historiadores, veris que no ha habido

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    prncipes ms pestferos para el Estado que cuando el poder cay en manos de algnfilosofastro o aficionado a las letras. Creo que de ello ofrecen bastante prueba losCatones, de quienes el uno alborot la tranquilidad del Estado con sus insensatasdenuncias, y el otro reivindic con sabidura tan desmesurada la libertad del puebloromano, que la arruin hasta los cimientos.

    Aadidles los Brutos, los Casios, los Gracos y el mismo Cicern, que no fue menosdaoso al Estado romano que Demstenes el ateniense. Marco Antonino, aunqueotorguemos que fue buen emperador, y cabra discutirlo, se hizo pesado y antiptico alos ciudadanos por esta misma razn; es decir, por ser tan filsofo. Pero aunque fuesebueno, segn concedemos, tuvo ms de funesto, por haber dejado tal hijo , de lo quepudo haber de saludable en su administracin. Precisamente esta especie de hombresque se da al afn de la sabidura, aun siendo desgraciadsimos en todo, lo son por modoespecial en la procreacin de los hijos, lo cual me parece obedecer a la providencia dela naturaleza para que el dao de la sabidura no se extienda ms entre los hombres.

    As consta que el hijo de Cicern fue un degenerado y que aquel gran sabioScrates tuvo hijos ms semejantes a la madre que al padre, segn escribiacertadamente uno; es decir, que fueron tontos.

    [25] Podra tolerarse que en los asuntos pblicos sean como asnos tocando la lira,si no fuese que en todas las dems funciones de la vida no acreditan ser ms diestros.Llevad un sabio a un banquete y lo perturbar o con lgubre silencio o con preguntitasfastidiosas. Introducidle en un baile y os parecer, danzando, un camello. Conducidlea un espectculo y con su solo semblante disipar toda diversin y se le obligar a salirdel teatro, como al sabio Catn, si no logra desarrugar el entrecejo. Si mete cucharadaen una conversacin, caer de improviso como el lobo en la fbula. Si algo hay quecomprar o que convenir, en suma, cuando se trate de estas cosas sin las cuales esta vidacotidiana no puede pasar, dirs que este sabio es un leo y no un hombre.

    Aadir que no puede ser til en nada ni a s, ni a la patria, ni a los suyos, porquees inexperto en las cosas corrientes y discrepa largamente de la opinin pblica y de losestilos normales de vida, de lo cual, por cierto, preciso es que siga el odio contra l, porser tanta la disparidad de conducta y sentimientos. Pues qu se trata entre los hombresque no sea necio del todo y que no est hecho por los necios y para los necios? Porello, si alguien a solas quisiese contrariar la corriente general, yo le aconsejara que,imitando a Timn , emigre a algn desierto y all, a solas, disfrute de su sabidura.

    [26] Retornar, empero, a lo que haba dejado sentado antes: qu fuerza ha podidoreunir en ciudad a hombres berroqueos, acorchados y salvajes sino la adulacin? Nosignifica otra cosa la famosa ctara de Anfin y de Orfeo ? Qu otra cosa llam a laconcordia ciudadana a la plebe de Roma, cuando estaba en el extremo de la confusin?Acaso algn discurso filosfico? En absoluto: El risible y pueril aplogo del vientre y

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    las dems partes del cuerpo. Igualmente til fue para Temstocles el aplogo semejantede la zorra y el erizo. Qu discurso de sabio habra tenido tanto poder cuanto aquellasuperchera de la cierva de Sertorio, o aquello de los dos perros de Licurgo, o la risiblefbula sobre la manera de arrancar los pelos de la cola del caballo? Y no dir nada deMinos y de Numa, cada uno de los cuales gobern a la estulta muchedumbre confabulosas invenciones. Con semejantes tonteras se mueve esa bestia enorme yvigorosa, el pueblo.

    [27] Y, por el contrario, qu Estado adopt nunca las leyes de Platn o Aristteleso las tesis de Scrates? Por otra parte, qu fue lo que persuadi a los Decios asacrificarse espontneamente a los dioses manes? Qu fue lo que arrastr al abismo aQuinto Curcio sino la vanagloria, la ms seductora de las sirenas, pero tambin la mscondenada por estos sabios? Dicen ellos: Habr cosa ms necia que el que uncandidato servil halague al pueblo y compre su favor con propinas, soborne la adhesinde la masa, se deleite con sus aclamaciones, sea llevado en triunfo como una banderavenerable Y se haga levantar una estatua de bronce en el foro? Agregad los nombresy sobrenombres que adoptan, los honores divinos otorgados a esos hombrecillos;agregad que tiranos criminales por dems sean comparados a los dioses en el curso deceremonias pblicas. Todas estas cosas no pueden ser ms estultas y para rerse deellas no bastara con un solo DemcritoQuin lo niega?. Pero de esta misma fuente nacieron las hazaas de los vigorososhroes, exaltadas hasta las nubes en los escritos de los varones elocuentes. De talestulticia nacieron los Estados, merced a ella subsisten imperios, autoridades, religin,consejos y tribunales, pues la vida humana no es sino una especie de juego dedespropsitos.

    [28] Ahora hablar de las ciencias. Qu impulsa, sino la sed de gloria, al ingenio delos mortales a elaborar y cultivar para la posteridad disciplinas tenidas por tan excelsas?

    Ciertos hombres estultsimos, sin duda, se creyeron pagados de tantas vigilias ytantos sudores con no s qu fama, vana a ms no poder. En contraste, vosotros debisa la Estulticia ilustres deleites en la vida y, sobre todo, el supremo de disfrutar de lainsensatez ajena.

    [29] As, tras haber reivindicado el mrito del valor y el ingenio, qu os parecera quepretendiese tambin el de la prudencia? Aunque alguno dir que esto equivale a mezclarel agua y el fuego, yo espero triunfar en mi propsito si, como antes, me segusfavoreciendo con vuestra atencin y vuestra aprobacin.

    En primer lugar, si la prudencia se acredita en el uso de las cosas, a quin procedeaplicar mejor tal dictado y tal honor, al sabio que, en parte por pudor y en parte porcortedad de nimo, no se atreve a emprender cosa, o al estulto que no retrocede ante

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    nada ni por vergenza, de que carece, ni por temor al peligro, que no se para aconsiderar?

    El sabio se refugia en los libros de los antiguos, de donde no extrae sino merosartificios de palabras, mientras que el estpido, arrimndose a las cosas que hay queexperimentar, adquiere la verdadera prudencia, si no me equivoco. Parece que esto lo viocon claridad Homero, a pesar de ser ciego, cuando dijo: El necio slo conoce loshechos .

    A la consecucin del conocimiento de los hechos se oponen dos obstculosprincipales: la vergenza que ensombrece con sus nieblas al nimo, y el miedo que, unavez evidenciado el peligro, disuade de emprender las hazaas. De ambos libraestupendamente la Estulticia. Pocos son los mortales que se dan cuenta de las ventajasmltiples que proporciona el no sentir nunca vergenza y el atreverse a todo. Y sialguno prefiere adquirir la prudencia que consiste en el examen de las cosas, os ruegoque me oigis cun lejos estn de ella los que se adjudican este ttulo.

    Es, ante todo, manifiesto que todas las cosas humanas, como los silenos deAlcibades, tienen dos caras que difieren sobremanera entre s, de modo que lo queexteriormente es la muerte, viene a ser la vida, segn reza el dicho, si miras adentro; y,por el contrario, lo que parece vida es muerte; lo que hermoso feo; lo opulento,pauprrimo; lo infame, glorioso; lo docto, indocto; lo robusto, flaco; lo gallardo,innoble; lo alegre, triste; lo prspero, adverso; lo amigable, enemigo; lo saludable,nocivo; y, en suma, veris invertidas de sbito todas las cosas si abrs el sileno.

    Si esto parece quiz dicho demasiado filosficamente, me guiar segn una Minervams vulgar, como suele decirse, y lo pondr ms claro. Quin no convendr en que unrey sea hombre opulento y poderoso? Pero si no est propicio a ninguna cualidadespiritual y nada sacia su codicia, resultar pauprrimo, y si tiene el alma entregada anumerosos vicios, permanecer torpemente esclavizada. Del mismo modo podradiscurrirse tambin acerca de otras cosas, pero me basta con el anterior ejemplo. Algunopreguntar: A qu viene esto? Escuchadme para que extraigamos la moraleja.

    Si alguien se propusiese despojar de las mscaras a los actores cuando estn enescena representando alguna invencin, y mostrase a los espectadores sus rostrosverdaderos y naturales, no desbaratara la accin y se hara merecedor de que todosle echasen del teatro a pedradas como a un loco? Repentinamente se habra presentadouna nueva faz de las cosas, de suerte que quien era mujer antes resultase hombre; el queera joven, viejo; quien poco antes era rey, se trocase en esclavo; y el dios apareciesede pronto como hombrecillo. El suprimir aquel error equivale a trastornar la accin,porque son precisamente el engao y el afeite los que atraen la mirada de losespectadores.

    Ahora bien: Qu es toda la vida mortal sino una especie de comedia donde unosaparecen en escena con las mscaras de los otros y representan su papel hasta que eldirector del coro les hace salir de las tablas? ste ordena frecuentemente a la misma

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    persona que d vida a diversos papeles, de suerte que quien acababa de salir como reycon su prpura, interpreta luego a un triste esclavo andrajoso. Todo el mecanismopermanece oculto en la sombra, pero esta comedia no se representa de otro modo.

    Si un sabio cado del cielo apareciese de sbito y clamase que aquel a quien todostoman por rey y seor ni siquiera es hombre, porque se deja llevar como un cordero porlas pasiones y es un esclavo despreciable, ya que sirve de grado a tantos y tan infamesdueos; que ordenase a estotro que llora la muerte de su padre, que ra, porque por finha empezado la vida para aqul, ya que esta vida no es sino una especie de muerte; quellamase plebeyo y bastardo a aquel otro que se pavonea de su escudo, porque estapartado de la virtud, que es la nica fuente de nobleza; y si del mismo modo fuesehablando de todos los dems, decdme: qu conseguira sino que cualquiera le tomasepor loco furioso?

    Porque nada ms estulto que la sabidura inoportuna ni nada ms imprudente quela prudencia descaminada, y descaminado anda quien no se acomoda al estado presentede las cosas, quien va contra la corriente y no recuerda el precepto de aquel comensalde O bebe, o vete, pretendiendo, en suma, que la comedia no sea comedia.

    Por el contrario, ser en verdad prudente, quien, sabindose mortal, no quiereconocer ms que lo que le ofrece su condicin, se presta gustoso a contemporizar conla muchedumbre humana y no tiene asco a andar errado junto con ella. Pero en esto,dirn, radica precisamente la Estulticia. No negar que as sea, a condicin de que seconvenga en que tal es el modo de representar la comedia de la vida.

    [30] Lo que resta, oh dioses inmortales!, lo dir o lo callar? Por lo dems, por quhe de callarlo si es de toda veracidad? Mas en cosa de tan gran importancia quizconvendra invocar a las Musas del Helicn, a las que suelen acudir los poetas con msfrecuencia por verdaderas bagatelas. Acorredme, pues, un momento, hijas de Jpiter,para que demuestre que sin contar con la Estulticia como gua no habr quien llegue ala excelsa sabidura ni a la llamada fortaleza de la felicidad. Es manifiesto, primeramente,que todas las pasiones humanas corresponden a la Estulticia, puesto que el sabio sedistingue precisamente del estulto en que aqul se gobierna por la razn y ste por laspasiones.

    Por tal razn los estoicos apartan del sabio todos los desrdenes, como si fuesenenfermedades; sin embargo, las pasiones hacen las veces de orientadores de quienesse dirigen hacia el puerto de la sabidura, sino que tambin en cualquier ejercicio de lavirtud suelen ayudar como espuela y acicate en exhortacin a obrar bien.

    Aunque el estoicsimo Sneca protesta enrgicamente contra esto y libera, por elcontrario, al sabio de toda pasin, al hacerlo as no deja en l nada humano, sino msbien a un nuevo dios o a una especie de demiurgo, que ni ha existido hasta ahora, niexiste ni existir; es ms, para decirlo ms claro, labr una estatua marmrea de hombre,impasible y ajeno a toda sensacin humana. Por tanto, si les place, gocen de este sabio

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    suyo, menle por encima de cualquier rival y convivan con l en la repblica de Platno, si lo prefieren, en la regin de las ideas, o en los jardines de Tntalo. Habr quien nohuya o se horrorice de tal tipo de hombre, como de un monstruo o un espectro que seha querido ensordecer a todas las sensaciones de la naturaleza, que carece de pasionesy no se conmueve por el amor ni por la misericordia ms que si de duro pedernal fueseo de mrmol marpesio ; de un hombre de quien nada escapa, que nunca yerra, sinoque, como Linceo , todo lo descubre, que nada deja de juzgar escrupulosamente y nadaignora; que slo est contento de s mismo y se tiene por el nico opulento, el nicosano, el nico rey, el nico libre y, en suma, el nico en todo, aunque ello no acontezcasino en su opinin; que no se entretiene con amigo alguno, porque no sabe lo que esun amigo; que no vacila en echar a rodar a los dioses, y que todo cuanto ve efectuarseen la vida lo condena o lo re como si fuese una locura? Tal es la especie de animalconsiderado sabio absoluto.

    Decidme: Si la cuestin se resolviese por sufragio, qu repblica querra a unmagistrado de este gnero o qu ejrcito deseara semejante general? Ms an: qumujer deseara o tolerara a tal especie de marido, o qu anfitrin a tal invitado, o qucriado a un amo de este genio? Quin no preferira a uno cualquiera de entre la cfilade hombres ms estultos que, a fuer de estulto, pueda mandar u obedecer a los estultos;que agrade a sus semejantes, que son la mayora; que sea complaciente con la mujer,alegre con los amigos, atento con los invitados y grato comensal y, en suma, que noextrae nada humano?

    Pero este sabio me ha empezado a dar lstima; por ello el discurso se dedicar ahoraa los dems beneficios que dispenso.

    [31] Veamos: Si alguien volviese la vista a su alrededor desde lo alto de una excelsaatalaya, como los poetas le atribuyen hacer a Jpiter, vera cuntas calamidades afligenla vida humana, cun msero y cun srdido es su nacimiento, cun trabajosa la crianza,a cuntos sinsabores est expuesta la infancia, a cuntos sudores sujeta la juventud,cun molesta es la vejez, cun dura la inexorabilidad de la muerte, cun perniciosas sonlas legiones de enfermedades, cuntos peligros estn inminentes, cunto desplacer seinfiltra en la vida, cun teido de hiel est todo, para no recordar los males que loshombres se infieren entre s, como, por ejemplo, la miseria, la crcel, la deshonra, lavergenza, los tormentos, las insidias, la traicin, los insultos, los pleitos y los fraudes.Pero estoy pretendiendo contar las arenas del mar...

    No me es propio explicar ahora por qu razn los hombres han merecido tales cosaso cual fue el dios encolerizado que les hizo nacer en el seno de estas miserias, pero elque las considere para su capote, acaso no aprobar el caso de las doncellas de Mileto,aunque se compadezca de ellas? Y quines fueron, sobre todo, los que acusaron detedioso al sino de su vida? No fueron los familiares de la sabidura? Entre ellos,pasando por alto a los Digenes, Jencrates, Catones, Casios y Brutos, citar a aquel

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    ilustre Quirn que, pudiendo ser inmortal, opt por la muerte.Creo que ya os dais cuenta de lo que ocurrira si de modo general los hombres

    fuesen sensatos, es decir, que hara falta otra arcilla y otro Prometeo alfarero . Pero yo,en parte por ignorancia, en parte por irreflexin, algunas veces por olvido de los males,ora por la esperanza de bienes, ora derramando un poco de la miel del placer, voyacorriendo a tan grandes males, de suerte que nadie se complace en dejar la vida aunquese le haya acabado el hilo de las Parcas y espera que sea la misma vida la que se deje al; lo que menos causa deba ser de que le correspondiese vivir, es lo que ms ansiasle da de ello. Tan lejos estn de que les afecte ningn tedio de la vida!

    Es beneficio especial mo que podis ver por doquier a viejos de nestrea senectuden los que ya no sobrevive ni la figura humana, balbucientes, chochos, desdentados,canosos, calvos, o, para describirlos mejor, con palabras aristofnicas, sucios,encorvados, miserables, calvos, llenos de arrugas, sin dientes , pero que se deleitancon la vida y aun aspiran a rejuvenecerse, de suerte que uno se tie las canas, el otrodisimula la calva con una cabellera postiza, el de ms all se vale de los dientes queacaso adquiri de un cerdo y aqul se perece por alguna muchacha y supera entonteras amatorias a cualquier adolescente, pues es frecuente, y casi se aplaude comocosa meritoria que cuando estn ya con un pie en la tumba y no viven sino para darmotivo a un gape funerario, se casen con alguna jovencita, sin dote, que tendr queser disfrutada por otros.

    Pero mucho ms divertido, si se pone atencin en ello, es ver a ancianas que hacemucho que tienen edad de haberse muerto y aun ponen cara de estado y de haberretornado de los infiernos, que tienen siempre en la boca aquella frase de que es buenover la luz del da; llegan a entrar en celo segn suelen decir los griegos, como machoscabros, y compran a buen precio a algn Fan; se embadurnan asiduamente el rostrocon afeites; no se separan del espejo; se depilan el bosque del bajo pubis; exhiben lospechos blandos y marchitos; solicitan la voluptuosidad con trmulo gaido, yacostumbran a beber, a mezclarse en los grupos de las muchachas y a escribir billetesamorosos. Todos se ren de estas cosas tenindolas por estultsimas, como lo son, peroellas estn contentas de s mismas y entretenidas, mientras, con vivos placeres; la vidales resulta una pura miel y son felices gracias a mi favor.

    Querra yo que quienes consideren ridculas estas cosas mediten si no es mejorconseguir una vida dulce gracias a tal estulticia que ir buscando, como dicen, un rbolde donde ahorcarse, pues aunque por el vulgo estas cosas sean tenidas pordeshonrosas infamias, ello no importa a mis estultos, puesto que dicho mal, o no losienten o, si lo sienten, lo desprecian con facilidad. Si les cae una piedra en la cabeza,esto s que es un verdadero mal, pero como la vergenza, la deshonra, el oprobio y lasinjurias no hacen ms dao del caso que se les hace, dejan de ser males si falta elsentido de ellas. Qu te importar que todo el pueblo te silbe, con tal de que t mismote aplaudas? Y solamente la Estulticia puede ayudar a que ello sea posible.

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    [32] Pero me parece or protestar a los filsofos: Es deplorable esto de vivirdominado por la Estulticia dicen y, por ende, errar, engaarse, ignorar. Ello espropio del hombre, y no veo por qu se le ha de llamar deplorable, cuando as nacisteis,as os criasteis, as os educasteis y tal es la comn suerte de todos. No tiene nada dedeplorable lo que pertenece a la propia naturaleza, a no ser, quiz, que se considere quehay que compadecer al hombre porque no puede volar como las aves, ni andar a cuatropatas como los dems animales, ni est armado de cuernos como el toro. Del mismomodo se podra calificar de desdichado a un hermossimo caballo porque no haaprendido gramtica ni come tortas; o de infeliz a un toro porque no es apto para lapalestra. As, pues, tal como el caballo imperito en gramtica no es desgraciado, as noes infeliz tampoco el estulto, porque el serlo es coherente con su naturaleza.

    Pero contra esto apremian los sofistas: El conocimiento de las ciencias es cualidadpeculiar del hombre, quien, con el auxilio de ellas, compensa con el talento aquellascosas en que la naturaleza le ha desfavorecido. Como si tuviese algn asomo deverdad el que la naturaleza que vel tan solcitamente en favor de los mosquitos, y aunde las hierbas y las florecillas, hubiese slo dormitado en el caso del hombre, haciendoque le fuesen necesarias las ciencias, inventadas por el pernicioso genio de aquel Teutopara sumo perjuicio del gnero humano, ya que no sirven para alcanzar la felicidad yestorban a lo propio para que fueron descubiertas, como un rey muy sabio dijogallardamente, segn Platn, a propsito del invento de la escritura .

    Por tanto, las ciencias irrumpieron en la vida humana junto con tantas otrascalamidades, y por ello a los autores de todos los males se les llama demonios,equivalente a dah/monaj , que significa los que saben.

    Qu sencilla era aquella gente de la Edad de Oro, desprovista de toda ciencia, queviva slo con la gua e inspiracin de la naturaleza! Para qu, pues, les haca falta lagramtica, cuando el idioma era el mismo para todos ni se peda otra cosa al lenguajesino que las gentes se entendiesen unas con otras? De qu habra servido la dialctica,donde no haba conflicto alguno entre opiniones encontradas? Qu lugar poda ocuparentre ellos la retrica, si nadie se propona crear dificultades a otro? Para qu senecesitaba la jurisprudencia, si estaban apartados de las malas costumbres, de lascuales, sin duda, han nacido buenas leyes? Adems, eran demasiado religiosos paraescrutar con impa curiosidad los secretos de la naturaleza, las dimensiones de losastros, sus movimientos y efectos y las causas ocultas de las cosas. Considerabanpecaminoso que el hombre mortal tratase de saber ms de lo que compete a sucondicin, y la locura de averiguar lo que haba ms all del cielo ni siquiera les venaa la imaginacin.

    Mas perdindose poco a poco la pureza de la Edad de Oro, fueron primeramenteinventadas las ciencias por los malos genios, segn dije, pero stas eran an pocas ypocos quienes tenan acceso a ellas. Despus aadieron otras mil la supersticin de loscaldeos y la ociosa frivolidad griega, que no son sino tormentos de la inteligencia, hasta

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    el punto de que con slo una, la gramtica, basta para dar suplicio perpetuo a una vida.

    [33] Sin embargo, entre estas mismas ciencias son especialmente apreciadas aquellasque se aproximaban ms al sentido comn, es decir, a la Estulticia. Los telogos semueren de hambre, se desalientan los fsicos, los astrlogos son objeto de risa y losdialcticos, de menosprecio. El mdico es el nico que vale tanto como muchoshombres , y en esta misma profesin el ms indocto, temerario e irreflexivo prosperams, incluso entre los magnates. As, la medicina, sobre todo ahora que la ejercentantos, no es sino cuestin de adulacin, igual, por cierto, que la retrica.

    Despus de stos ocupan el siguiente lugar los leguleyos y no s decir si hastaocupan el primero, de cuya profesin los filsofos y no quiero dar opinin sobreella suelen rerse unnimemente llamndola asnal. Sin embargo, el arbitrio de estosasnos regula todos los negocios grandes y pequeos. stos aumentan sus latifundios,mientras los telogos, despus de haber extrado de sus escritorios la divinidad entera,han de comer altramuces y librar constante guerra contra las chinches y los piojos.

    De esta suerte, as como son ms dichosas las ciencias que tienen mayor afinidadcon la estulticia, tambin es con mucho ms feliz la gente que ha podido abstenerse deltrato con ciencia alguna y no ha seguido a otro gua que a la naturaleza, que no poseedeficiencia alguna sino cuando los mortales, por acaso, queremos franquear sus lmites.La naturaleza odia lo artificioso y hace crecer mucho ms felizmente lo que no ha sidoviolado por ninguna ciencia.

    [34] Acaso no veis que en cualquier gnero de los dems animales viven ms felicesaquellos que estn ms apartados de las ciencias y no les gua otro magisterio que el dela naturaleza? Cul ms feliz y ms admirable que las abejas? Y aun stas no poseentodos los sentidos corporales. Se encontrar nada semejante a la arquitectura con queconstruyen los edificios? Qu filsofo ha fundado nunca parecido Estado?

    En cambio, el caballo, por ser afn al talento humano y haberse trasladado a convivircon el hombre, participa de las calamidades de ste, y as no es raro verle reventar en lascarreras porque le avergenza ser vencido, y en las batallas, mientras est anhelandoel triunfo, le hieren y muerde el polvo junto con el jinete. Y no hablo de las serretas, nide los acicates, de la prisin de la cuadra, de los ltigos, los palos, de las bridas, deljinete y, en fin, de todo el aparato de la servidumbre a la que se sometiespontneamente cuando, queriendo imitar a los hroes, anhel ardientemente vengarsede los enemigos.

    Cunto ms deseable es la vida de las moscas y de los pjaros que viven libres decuidado y a tenor slo del instinto natural, con tal que se lo toleren las asechanzas delhombre! Si cuando se encierra a los pjaros en una jaula se les ensea a imitar la vozhumana, es admirable cunto pierden de aquella gracia natural suya. Lo que cre lanaturaleza es en todos sus aspectos siempre ms agradable que lo mixtificado por el

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    arte.De este modo, nunca alabara bastante a aquel gallo pitagrico que, habiendo

    sucesivamente sido con la misma entidad filsofo, varn, mujer, rey, particular, pez,caballo, rana, y aun creo que esponja, dictamin que no haba animal ms desgraciadoque el hombre, porque todos los dems, se reducan a los confines de su naturaleza yslo el hombre trataba de salirse de los que le impona su condicin.

    [35] Por el contrario, entre los hombres antepone por muchos conceptos losignorantes a los doctos y famosos, y el clebre Grilo fue bastante ms avisado que elprudente Ulises, porque prefiri continuar gruendo en la pocilga en vez de lanzarsecon l a tantas aventuras peligrosas. No me parece que Homero, padre de las fbulasdisienta de esta opinin, puesto que llama a todos los mortales frecuentsimamentedesdichados y desgraciados, y al mismo Ulises, que es su ejemplar de sabio, le calificaa menudo de infeliz, cosa que nunca hace con Paris, Ayax ni Aquiles. A qu obedecetal cosa sino a que aquel farsante y embaucador no haca nada sin el consejo de Palasy, siendo demasiado sabio, se apartaba a ms no poder de la pauta de la naturaleza?

    As, pues, como entre los mortales se alejan de la felicidad aquellos que se afananpor la sabidura mostrndose en ello misino doblemente estultos, ya que, a pesar dehaber nacido hombres, afectan el gnero de la vida de los dioses inmortales,olvidndose de su condicin y, a ejemplo de los gigantes, con las mquinas de lasciencias declaran la guerra a la naturaleza, de la misma manera estn ms libres dedesdichas aquellos que se acercan cuanto pueden al genio y a la estulticia de los brutosy no se fatigan con nada que supere a la condicin humana.

    Vamos a tratar de mostrarlo, pero no con entimemas de los estoicos, sino con unejemplo vulgar. Y, por los dioses inmortales, hay algo ms feliz que esta especie depersonas a las que el vulgo llama estpidos, estultos, fatuos e inspidos, ttulos stosque, en mi opinin, son hermossimos? Confesar que a primera vista la cosa parecequiz estpida y absurda, pero, sin embargo no puede ser ms verdadera. En principio,carecen de miedo a la muerte, mal nada despreciable, por Jpiter!, y de remordimientosde conciencia; no les conturba la hostilidad de los espritus, no les asustan fantasmasni duendes y ni les turba el miedo de los males que amenazan ni les desasosiega laesperanza de bienes futuros. En suma, no se dejan atormentar por millares depreocupaciones que atosigan a esta vida. No padecen vergenza, ni temor; noambicionan, no envidian ni aman. Por ltimo, si llegan a acercarse ms a la insensatezde los animales brutos, no pecan, segn los telogos.

    Quis iera que meditases, estultsimo sabio, cuntas preocupaciones torturan pordoquier tu nimo de noche y de da; que reunieses en un montn todos los sinsaboresde tu vida y as comprenderas de cunto mal he preservado a mis amados necios.Aade a esto que stos no slo se regalan sin cesar, juegan, cantan y ren, sino quetambin a dondequiera que van llevan consigo el placer, la broma, el juego y la risa

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    como si la misericordia de los dioses se los hubiese otorgado para alegrar la tristeza dela vida humana.

    De donde resulta que mientras los dems hombres estn unidos por afectos varios,stos, por aquella razn, son aceptados por todos como de los suyos, en pie deigualdad, y se les busca, se les regala, festeja, abraza, socorre si lo necesitan y se lestolera sin sancin todo cuanto dicen o hacen. Hasta tal punto nadie desea hacerlesdao, que las mismas fieras se contienen de herirles, como por cierta intuicin de sunatural inocencia. Estn, pues, en el sagrado de los dioses y, sobre todo, en el mo, ypor ello nadie considera injusto tal privilegio.

    [36] Y qu diris si afirmo que incluso gozan de la gracia de los mximos reyes, desuerte que algunos no saben comer, ni andar, ni pasar una hora sin ellos? Muy amenudo anteponen estos tontilocos a sus aburridos sabios, a los cuales algunas vecesmantienen por pura vanidad. El porqu de esta preferencia no me parece oscuro ni cosade admiracin, pues tales sabios no suelen acudir a los prncipes con nada que no seatriste y, engredos con su doctrina, no se recatan de herir odos delicados con verdadesmordaces; en cambio, los bufones proporcionan lo nico que los prncipes buscan pordoquier de mil maneras: bromas, risas, carcajadas y placeres.

    Fijaos de modo especial en una cualidad, nada despreciable, de los estultos, que esel ser los nicos francos y veraces. Hay cosa ms digna de aplauso que la verdad?Aun cuando Alcibades, en aquel proverbio platnico, site la verdad nicamente enel vino y en la infancia , ello no obsta a que se me deba de modo peculiar toda alabanza,y, si no, acudamos al testimonio de Eurpides, de quien se conserva aquel clebre dichoacerca de m, segn el cual el necio no dice ms que necedades . Todo cuanto llevael necio en el pecho, lo traduce a la cara y lo expresa de palabra. En cambio, el sabiotiene dos lenguas, como recuerda el mismo Eurpides diciendo que una de ellas es la queusan para decir la verdad y con la otra las cosas que consideran convenientes segnel momento . Es propio de ellos transformar lo negro en blanco, y, con la misma boca,soplan simultneamente a lo fro y a lo caliente , porque media gran distancia entre loque esconden en el pecho y lo que fingen de palabra.

    Los prncipes, empero, aun viviendo en el seno de tanta dicha, o de lo que pretendeserlo, me parecen desgraciadsimos, porque carecen de ocasin de escuchar la verdady porque estn obligados a tener a su lado aduladores en vez de amilos. Dir alguien:Pero es que los odos de los prncipes aborrecen la verdad y por la misma causarehuyen a los sabios, puesto que temen que no salga alguien demasiado liberal que seatreva a decir cosas ciertas en vez de cosas placenteras. Cierto es, la verdad esdesagradable a los prncipes, pero ello viene por modo admirable en auxilio de misnecios, puesto que de ellos escuchan con placer no slo verdades, sino hasta francosinsultos, cuando las mismas palabras, proferidas por un sabio, seran materia decondena a muerte; en cambio, dicho por un necio resulta en increble contento.

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    Tiene, pues, la verdad cierta esencial facultad de agradar si en ella no va implcitaofensa, pero esta virtud no se la han concedido los dioses ms que a los necios. Poresta misma razn de tal especie de hombres suelen gozarse locamente las mujeres, puesson de natural ms propensos al placer y a la jocosidad. Por lo tanto, cualquier cosa quehagan en tal sentido, aunque a las veces se trate de lo ms extremadamente serio, lointerpretan como broma y juego, pues tal es la tendencia natural de este sexo, sobretodo en lo que mira a encubrir sus defectos.

    [37] Volviendo a la felicidad propia de los necios, dir que tras haber pasado la vidacon suma alegra, sin miedo ni sensacin de la muerte se van derechamente a losCampos Elseos para deleitar all con sus bromas a las almas pas y ociosas. Vamos,pues, a confrontar la suerte de cualquier sabio con la de este necio. Imagnate, quepones delante de l a un ejemplo de sabidura, a un hombre que ha gastado toda lainfancia y toda la adolescencia en aprender las ciencias y que la parte ms deliciosa dela vida la ha perdido en incesantes vigilias, cuidados y sudores y que en lo que lerestaba tampoco ha degustado ni un tantico de placer, viviendo siempre sobrio, pobre,triste, malvolo y duro para consigo mismo y pesado y desagradable para los dems,plido, macilento, enfermizo, legaoso, canoso y viejo antes de ahora y prematuramentehuido de esta vida... Pero qu le importa morir, si nunca ha vivido? Ah tenis el belloretrato de un sabio!

    [38] Ya vuelvo a or croar contra m a las ranas del Prtico . Nada ms lamentabledicen que la locura, y la estulticia manifiesta o es pariente de la locura o, mejordicho, es ya la locura misma. Qu es la locura sino un extravo de la razn? Pero stosyerran absolutamente el camino. Vamos, pues, a desvanecer este silogismo, con el favorde las Musas. No razonan torpemente, pero as como Scrates ensea, segn Platn , que haba dosVenus, dividiendo el concepto de Venus, y, partiendo un Cupido, haca de l dos, asestos dialcticos tambin deban haber distinguido entre una y otra locura, si es quequeran pasar por cuerdos. Porque no puede admitirse absolutamente que cualquierlocura sea calamitosa. No deca otra cosa Horacio al hablar de que soy juguete de unaamable locura , ni Platn hubiera colocado entre las delicias ms preeminentes de lavida el arrebato de los poetas, los adivinos y los amantes, ni aquella sibila hubiesecalificado de loca la empresa de Eneas . Hay, pues, dos especies de locura: Una es laque las crueles furias lanzan desde los infiernos, como serpientes, para encender en lospechos de los mortales el ardor de la guerra, o insaciable sed de oro, o amor indigno yfunesto, o el parricidio, el incesto, el sacrilegio o cualquier otra calamidad, y tambincuando hacen sentirse al alma culpable y contrita enviando contra ella furias yfantasmas.

    Pero hay otra locura muy diferente de sta, que mana directamente de m y que es

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    digna de ser deseada en grado sumo por todos. Se manifiesta por cierto alegre extravode la razn, que libera al alma de cuidados angustiosos y la perfuma con mltiplesvoluptuosidades. Tal extravo de la razn es el que deseaba Cicern como magnobeneficio de los dioses, segn carta escrita a tico , para perder la conciencia de tantosmales. Tampoco lo lamentaba aquel ciudadano de Argos que haba estado loco y sehaba pasado todos los das sentado solo en el teatro riendo, palmoteando,divirtindose, porque crea contemplar admirables tragedias, aunque de hecho no serepresentaba nada. Todo ello, al tiempo que se conduca correctamente en los deberesde la vida y era agradable a los amigos, complaciente con la mujer, indulgente con lossiervos y no se encolerizaba porque le destapasen una botella. Comoquiera que lelibrase la familia de la enfermedad a fuerza de medicamentos, dijo as a los amigos,cuando hubo vuelto del todo a sus cabales: Por Plux, que me habis matado, amigos.Nada me habis favorecido arrebatndome as aquel placer y extirpando a viva fuerzaaquel gratsimo error de mi mente .

    Y hasta razn tena, puesto que eran los dems los equivocados y quienes msnecesitaban del elboro por haber credo necesario disipar con drogas, como si fueseenfermedad, una locura tan feliz y agradable.

    Sin embargo, no he querido con esto afirmar que se deba calificar de locura acualquier extravo de la razn o de los sentidos, ni que est loco aquel legaoso queconfunda a un mulo con un asno, o aquel que admire una poesa pedestre como si fuesemagistral. Pero si yerra no slo el sentido, sino tambin el juicio de la razn de modoconstante y ms all de lo normal, ser lcito considerar a ste prximo a la locura, comolo estara aquel que escuchase rebuznar a algn asno y creyese estar oyendo a unaorquesta prodigiosa, o aquel pobrecillo, nacido en nfima cuna, que se figurase ser el reyCreso de Lidia.

    Tal gnero de locura, empero, si se inclina hacia lo deleitable, segn ocurre confrecuencia, reporta no mediano placer tanto a los que estn posedos por l como aaquellos que lo presencian, sin que stos tengan que estar locos por ello. Pues talespecie de locura est mucho ms extendida de lo que cree el vulgo: El loco se re delloco y se proporcionan mutuo placer, y no ser raro que veis que el ms loco se burlecon mayores ganas del que lo est menos.

    [39] A juicio de la Estulticia, cuanto ms estulta es una persona tanto ms feliz es, contal que se contenga en esta especie de locura que nos es peculiar y que, adems, esttan extendida, que no s si en el conjunto de todos los mortales podra encontrarse aalguien que se mantuviese cuerdo a todas horas y no estuviese posedo de algunaespecie de locura. La diferencia entre una y otra locura radica en que la gente llama locoa aquel que imagina que una calabaza es una mujer, puesto que ello les sucede apoqusimas personas. En cambio, aquel que ensalza a su mujer, a la que tiene en comncon muchos otros, como si fuese Penpole y la ensalza en tono mayor, se engaa

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    dulcemente y no habr nadie que le llame loco, puesto que sta es cosa que les ocurreen general a los maridos.

    Tambin pertenecen a este grupo aquellos que lo desprecian todo ante la caza mayory afirman recibir un placer espiritual increble cuando oyen el grosero sonido del cuernoy el aullido de los perros. Hasta llego a creer que cuando huelen los excrementos de losperros, les parece que se trata de cinamomo. Adems, qu placer puede haber endespedazar una fiera? El descuartizar toros y carneros es cosa de la plebe, pero la fierano puede ser hecha cuartos sino por mano de un noble. ste, con la cabeza al aire,hincado de rodillas y provisto del cuchillo destinado a esto, porque hacerlo con unocualquiera no se consiente, procede a cortar con ciertos gestos ciertos miembros delanimal observando determinado orden ritual. Se asombra, mientras tanto, como de cosanueva la silenciosa tropa de circunstantes, a pesar de que aquel espectculo lo hacontemplado ms de mil veces. Adems, aquel a quien haya tocado degustar un pedazode la bestia lo considera como prenda de no poca nobleza. As, pues, como esta genteno entiende de otra cosa que de perseguir y devorar afanosamente a las fieras, vandegenerando hasta ser casi otras fieras, aunque entretanto crean darse vida de reyes.Tambin es muy semejante a stos aquel gnero de personas que arden en insaciableafn de edificar, y cambian tan pronto las cosas redondas en cuadradas como lascuadradas en redondas. Y lo hacen sin trmino ni mtodo hasta verse reducidos a lapobreza ms extrema y no quedarles donde vivir ni que comer. Pero qu les importa, sientretanto han pasado unos cuantos aos con sumo placer?

    Me parece que les son muy prximos aquellos que, por medio de las nuevas cienciasy de las ocultas, se esfuerzan en transformar las especies de las cosas y van por tierray mar a la caza de cierta quintaesencia. Les sustenta la dulce esperanza hasta el puntode que nunca les duelen los trabajos ni los dispendios y con admirable ingenio siempreestn ideando algo en que, aunque tengan que engaarse de nuevo, les sea grato elerror, hasta que, despus de haberlo gastado todo, ya no les queda nada que echar alhornillo. Sin embargo, no renuncian a soar placenteras ilusiones y animan a los demsa gozar de la misma felicidad. Cuando se ven ya abandonados de toda esperanza, lesqueda an una frase de la que extraen gran consuelo: Las grandes cosas, con quererlasbasta . Luego echan la culpa a la brevedad de la vida que no basta a la magnitud delasunto.

    Dudo un poco de si se deber admitir a los jugadores en nuestro colegio. Sinembargo, es un espectculo absolutamente necio y ridculo que veamos algunos deellos tan devotos del juego, que tan pronto oyen el cubileteo de los dados, al punto lessalta y les palpita el corazn. Despus, seducidos por la esperanza de ganar, hacen quela nave de sus riquezas naufrague y se estrelle en el escollo del juego, no menos temibleque el cabo Malea. Pero apenas han salido desnudos a flote, engaan a todo el mundo,menos a quien les gan, con nimo de que no se les tenga por hombres de pocaformalidad. Qu os parecen cuando estn viejos y casi ciegos y siguen jugando con

  • Erasmo de Rotterdam Elogio de la locura

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    los anteojos puestos? Por ltimo, cuando la merecida gota les paraliza los dedos, nopagan sueldo a un ayudante para que les eche los dados en el cubilete?

    Lo cual sera agradable si no ocurriese, como suele, que este juego en frenesdegenera y por ello corresponde a las Furias y no a m.

    [40] Queda otro estilo de hombres el cual, sin duda alguna, pertenece por entero anuestra grey. Se complace en escuchar o explicar falsos milagros y prodigios y nuncase cansa, por maravillosas que sean, de recordar fbulas de espectros, duendes, larvas,seres infernales y otros mil portentos semejantes, los