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INSTITUTO DE INVESTIGACION DE LAS NACIONES UNIDAS PARA EL DESARROLLO SOCIAL C ONFERENCIA P BLICA SOBRE E NVEJECIMIENTO , DESARROLLO Y PROTECCIN SOCIAL Contribucin de UNRISD a la Segunda Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento 8-9 de abril de 2002 Madrid, Espaæa

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INSTITUTO DE INVESTIGACION DE LAS NACIONES UNIDAS PARA EL DESARROLLO SOCIAL

CONFERENCIA PÚBLICA SOBRE ENVEJECIMIENTO, DESARROLLO

Y PROTECCIÓN SOCIAL

Contribución de UNRISD a la Segunda Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento

8-9 de abril de 2002

Madrid, España

ENVEJECIMIENTO, DESARROLLO Y PROTECCIÓN SOCIAL Financiamiento UNRISD desea agradecer al Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas y al gobierno de España su apoyo y su aportación financiera para esta conferencia. El Instituto agradece también el apoyo para su financiamiento principal otorgado por los gobiernos de Dinamarca, Finlandia, México, Noruega, los Países Bajos, el Reino Unido, Suecia, y Suiza. Contactos en UNRISD Conferencia: Caroline Danloy, UNRISD, Palais des Nations, 1211 Geneva 10, Switzerland.

E-mail [email protected]; Fax: +41 (0)22 917 0650 Prensa: Nicolas Bovay, UNRISD, Palais des Nations, 1211 Geneva 10, Switzerland.

E-mail [email protected]; Fax: +41 (0)22 917 0650 El Instituto de Investigación de las Naciones Unidas para el Desarrollo Social (UNRISD) es una agencia autónoma que se encarga de hacer investigación multidisciplinaria sobre las dimensiones sociales de los problemas contemporáneos que afectan al desarrollo. Su labor está dirigida por la convicción de que para formular políticas de desarrollo efectivas, es crucial comprender el contexto sociopolítico. El Instituto trata de proporcionar a los gobiernos, agencias de desarrollo, organizaciones de base y académicos, un mejor entendimiento sobre cómo las políticas de desarrollo y los procesos de cambio económico, social y del medio ambiente afectan a diferentes grupos sociales. Trabajando con una extensa red de colaboración de centros de investigación nacionales, el UNRISD tiene como meta promover estudios originales y fortalecer la capacidad de investigación en los países en desarrollo. Los programas de investigación de UNRISD están organizados alrededor de cinco temas: Política social y desarrollo; Democracia, gobierno y derechos humanos; Identidades, conflicto y cohesión social; Sociedad civil y movimientos sociales; Tecnología, empresa y sociedad. UNRISD Palais des Nations 1211 Ginebra 10 Suiza Teléfono: (41 22) 917 3020 Fax: (41 22) 917 0650 E-mail: [email protected] Internet: http://www.unrisd.org

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CONTENIDO

Antecedentes........................................................................................................................... 4

Envejecimiento, desarrollo y protección social � Peter Lloyd-Sherlock ................................. 4

Tema 1: Trayectorias del desarrollo, el cambio social y el bienestar en la vejez ............... 6

Cambios históricos de largo plazo en la condición de los ancianos: Gran Bretaña como un ejemplo de lo que sucede en las economías industriales avanzadas - Paul Johnson ...... 6 El envejecimiento en Brasil: Diferencias en el bienestar por zonas rurales y urbanas - Ana Amélia Camarano.......................................................................................................... 7 Los efectos de la transición en las personas mayores en Ucrania: La mirada optimista hacia le futuro - Vladislav V. Bezrukov & Natalia A. Foigt ..................................................... 9 Posibles consecuencias del envejecimiento demográfico para el desarrollo social en China - Du Peng & David Phillips.........................................................................................12 Viudez y envejecimiento en la India - Martha Alter Chen .....................................................13

Tema 2: La protección social formal y las personas mayores............................................16

¿Es el envejecimiento una cuestión de contrato social en el cambio del bienestar o en los conflictos generacionales? El caso de Japón - Tetsuo Ogawa .......................................16 Comparación entre los esquemas de pensión de Chile, Singapur, Brasil y Sudáfrica - Armando Barrientos.............................................................................................................18 La política de salud y las personas de mayor edad en África - Di McIntyre..........................19 Envejecimiento poblacional y crisis en la sociedad argentina: Análisis del impacto en los servicios sociales y de salud específicamente destinados a las personas de edad - Nélida Redondo...................................................................................................................21

Tema 3: Las personas mayores y la economía del cuidado ...............................................22

Envejecimiento en México: Cuidado informal, género y reciprocidad - Cristina Gomes da Conceição & Verónica Montes de Oca Zavala.....................................................................22 Atención informal a la población en edad avanzada: La crisis africana - Nana Apt ..............24 El SIDA y la tercera edad: La perspectiva tailandesa - John Knodel & Chanpen Saengtienchai......................................................................................................................25

Notas sobre los conferenciantes ..........................................................................................28

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ANTECEDENTES Envejecimiento, desarrollo y protección social � Peter Lloyd-Sherlock

El acelerado envejecimiento de la población es en estos momentos una tendencia mundial. Durante mucho tiempo ha sido una cuestión importante para los países desarrollados y actualmente también está adquiriendo importancia en muchos países en desarrollo. En la actualidad se tiende a percibir el envejecimiento de la población como una amenaza para el futuro, en lugar de reconocer este fenómeno como uno de los grandes logros del siglo pasado � aunque también dé lugar a una serie de desafíos sociales, económicos, políticos y culturales. El envejecimiento de la población forma parte de procesos más amplios de desarrollo y transformación, y está influido por los mismos. El bienestar y la calidad de vida de las personas mayores están firmemente condicionadas por su capacidad de aprovechar las oportunidades y enfrentarse a los riesgos asociados al cambio rápido y complejo. La protección social, tanto formal como informal, puede desempeñar un importante papel de mediador de las relaciones. La Conferencia de UNRISD sobre envejecimiento, desarrollo y protección social convocará a una serie de científicos sociales y gerontólogos de renombre internacional procedentes de diversas regiones del mundo. Éstos presentarán informes y dirigirán las discusiones durante esta conferencia de dos días celebrada en el Instituto, que complementará la Asamblea Mundial al proporcionar a los participantes conocimientos sobre la estado actual de las investigaciones y debates académicos sobre las cuestiones fundamentales relativas al envejecimiento y el desarrollo, dado que éstas afectan a diferentes grupos sociales (incluidas generaciones más jóvenes), países y regiones, así como a diferentes contextos de desarrollo, cambio y crisis. En la Conferencia de UNRISD también se estudiarán las oportunidades, problemas y desafíos que conlleva la protección social efectiva de las personas mayores. Esto incluye políticas públicas formales, así como estrategias procedentes de instituciones informales, tales como los sistemas de apoyo a los hogares. En la Conferencia de UNRISD se abordarán los siguientes tres temas conexos: �� Trayectorias del desarrollo, el cambio social y el bienestar en la vejez El envejecimiento de la población y el bienestar de las personas mayores son inseparables de procesos más amplios de desarrollo. La rapidez de estos procesos de cambio en los países en desarrollo se refleja en el inesperado envejecimiento de su población. Aunque las estructuras de población de edad más avanzada suelen ser propias de los países más ricos, la mayoría de las personas mayores del mundo vive actualmente en el Sur. La relación es bilateral: el envejecimiento de la población también puede influir en los modelos de desarrollo. Sin embargo, la pretensión de que el envejecimiento simplemente supone el aumento de los obstáculos en los sectores de producción de la economía se basa en conceptos excesivamente generalizados del consumo y la dependencia durante la vejez. El desarrollo influye en la capacidad de las sociedades de atender a todos los grupos, incluidas las personas mayores y, al mismo tiempo, puede conllevar cambios complejos de carácter social y cultural, que para las personas mayores suponen tanto oportunidades como amenazas. En la Conferencia se examinan estas cuestiones y relaciones en diferentes contextos regionales. En un informe se estudia la experiencia de Gran Bretaña, al tomar este país como representante, en términos generales, de los países industrializados desarrollados. Se analizan los cambios a largo plazo en la situación de las personas mayores, incluido su bienestar económico (con respecto a su acceso tanto a la producción del mercado como a la protección social), su papel en la sociedad y su participación política.

En los informes sobre Brasil y Ucrania se ofrece un contraste con respecto a las trayectorias de desarrollo y al bienestar en la vejez. En Brasil, los resultados económicos han sido relativamente positivos, por lo que se ha elaborado un gran número de amplios programas orientados a las personas mayores. En Ucrania, la crisis económica se ha reflejado en el colapso de la protección social formal. Sin embargo, también pueden identificarse importantes procesos que afectan a las personas mayores en ambos países, como una dinámica de cambio en los hogares y una evolución de las normas culturales. En otro informe se analizan los esfuerzos desplegados por las autoridades políticas en China para hacer frente a los procesos de cambio, cuya rapidez y alcance no tiene precedentes. Esto se contrapone a una historia reciente de reducción de la fertilidad a cualquier precio, y a una falta de atención a la protección

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social formal, en particular en las zonas rurales. En otro informe se examinan las experiencias generales del África Subsahariana, donde la pobreza y los contratiempos del desarrollo reciente no han impedido un rápido cambio social, cultural y epidemiológico. Estos cambios han supuesto una presión para la economía del cuidado informal, impidiendo al mismo tiempo el desarrollo de intervenciones políticas formales. �� La protección social formal y las personas mayores En los países desarrollados, el gasto público para cubrir las necesidades de las personas mayores ha experimentado un rápido crecimiento, lo que ha producido inquietud en torno a la sostenibilidad fiscal y exige un planteamiento más pluralista de la financiación y la prestación de servicios. En la Conferencia se incluye un estudio de la solicitud de servicios de cuidado a largo plazo en Japón, que se extiende con gran rapidez. Se evalúan las reformas recientes y se consideran las relaciones cada vez más complejas entre el Estado, el sector privado, las organizaciones voluntarias y la prestación informal de servicios.

El enfoque de la política pública para las personas mayores en el Sur está muy influenciado por las experiencias del Norte, y se ha visto dominado por la polémica que suscita la reforma de las pensiones. En la Conferencia se incluye un análisis comparativo de programas de pensiones en Singapur, Chile, Sudáfrica y Brasil. Se considera que en Chile, donde el sistema establecido está considerablemente privatizado, los gastos administrativos son más elevados y la cobertura es menor. Se muestran los programas de pensiones no contributivas de Brasil y Sudáfrica para reforzar la protección social informal y facilitar una importante fuente de ingresos a los hogares pobres. El programa previsor estatal de Singapur ofrece un posible modelo de financiación integrada para pensiones, seguro de enfermedad y cuidado a largo plazo. En general, la financiación y prestación de los servicios de atención de salud para las personas mayores se ha considerado en menor grado que la reforma de las pensiones. En uno de los informes de la Conferencia se estudia una excepción importante de esta tendencia, es decir, el ambicioso programa de servicio social y salud para los pensionistas establecido en Argentina. Se presta particular atención a las dificultades financieras del programa, y se establecen comparaciones con el programa Medicare de los Estados Unidos. En muchos países en desarrollo, las personas mayores apenas reciben protección social formal, con la salvedad de los funcionarios jubilados. En un informe sobre África Subsahariana se describe la orientación de la política de salud hacia otros grupos, como las madres, los niños y los trabajadores �productivos�. Las reformas del sector de salud llevadas a cabo en la región, tales como la recuperación de costes, la descentralización y nuevas formas de participación del sector privado, nunca o rara vez consideran los consecuencias que podrían tener en las personas mayores. El carácter general de los marcos de la política de salud se pone de relieve en un informe donde se describen las medidas adoptadas en el contexto de una reforma más o menos similar llevada a cabo en un entorno muy diferente, a saber, en Malasia. Una vez más, apenas se hace referencia a las posibles consecuencias de estos cambios en las personas mayores. Irónicamente, el envejecimiento de la población se utiliza como justificación para promover la financiación privada en el Sureste de Asia, por lo cual se reduce la presión sobre el Estado. Sin embargo, como es bien sabido, el seguro de enfermedad privado tiende a evitar obligaciones con grupos �de alto riesgo�, tales como las personas mayores. �� Las personas mayores y la economía del cuidado La división entre la protección social formal e informal es imprecisa, y cada vez se presta más atención a la interrelación entre ambas. Esto es particularmente significativo en lo concerniente al cuidado a largo plazo de grupos como las personas de edad muy avanzada. Sin embargo, la economía del cuidado también está relacionada con cuestiones tales como la producción de salud y el apoyo económico informal a los hogares. En el Sur, a menudo se afirma que los servicios sociales y de cuidado no constituyen una prioridad política, al dar por supuesto que las estructuras tradicionales del hogar y la comunidad desempeñan su papel. En un estudio de México se muestra cómo los cambios producidos en las estructuras familiares, en los papeles de los hombres y las mujeres, y en las obligaciones de parentesco están obligando a prestar servicios de cuidado informal a las personas mayores. Estos cambios se analizan utilizando un marco de intercambio y reciprocidad entre generaciones. En el informe se establecen comparaciones entre las zonas rurales y urbanas, y se presta particular atención a los efectos de la migración en el cuidado informal y el intercambio.

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A menudo se defiende que las presiones sobre la economía del cuidado están vinculadas a la desaparición progresiva de los valores y normas tradicionales. Sin embargo, las investigaciones históricas han puesto en duda la creencia de que las antiguas generaciones de personas mayores vivían en una �Edad de Oro�, caracterizada por unas normas más estrictas de apoyo familiar y de respeto a los mayores. En efecto, algunas actitudes tradicionales, incluidas la superchería y la discriminación contra las personas con una discapacidad cognitiva, pueden perjudicar notablemente el bienestar de las personas mayores, en particular las mujeres, y conducir a la llamada �economía del descuido�. En uno de los informes de la Conferencia se estudian los valores tradicionales y la viudez en la India, y se observa una discriminación social extendida, que se refleja en los niveles de mortalidad y los datos sobre los ingresos. En este informe también se observan las diferencias entre la naturaleza y el grado de marginación en las diferentes regiones, clases sociales y castas. Muchas personas mayores prestan ellas mismas servicios de cuidado, ayudando quizá a un cónyuge enfermo o a un nieto, lo que cada vez es más notable en contextos donde el VIH/SIDA alcanza un alto grado de difusión. En uno de los informes de la Conferencia se estudian los efectos sociales y económicos del VIH/SIDA en las personas mayores en Tailandia. Se presta particular atención al papel que éstas desempeñan al cuidar a sus hijos enfermos (que son adultos), al tiempo que se resta importancia a los cuidados prestados a los nietos/huérfanos de víctimas del SIDA (este último fenómeno aún no está muy extendido en Tailandia). La prestación de cuidados sigue siendo una actividad mucho más característica de las mujeres que de los hombres, y a menudo una sola persona asume toda la carga, por ejemplo una hija o una nuera. En un informe teórico se estudia la necesidad de asegurar la dignidad de los enfermos, y de evitar asimismo que se explote a las personas que prestan los cuidados. Se critican las perspectivas del contrato social, argumentando que el marco de capacidades ofrece un planteamiento más efectivo para forjarse una idea de la justicia social en la economía del cuidado.

TEMA 1: TRAYECTORIAS DEL DESARROLLO, EL CAMBIO SOCIAL Y EL BIENESTAR EN LA VEJEZ Cambios históricos de largo plazo en la condición de los ancianos: Gran Bretaña como un ejemplo de lo que sucede en las economías industriales avanzadas - Paul Johnson

En esta ponencia se examina la relación entre el cambio económico y social a largo plazo y el status de los ancianos en Gran Bretaña, y se utiliza este estudio de caso como ilustración de pautas más generales que son comunes a las economías industriales avanzadas. El documento se divide en cinco secciones: 1. Antecedentes demográficos: una comparación En esta sección se esboza la trayectoria demográfica de Gran Bretaña y se le compara con la de otros países industrializados y en vías de industrialización. No obstante que a menudo se supone que en las sociedades premodernas la población de edad avanzada era escasa, eso no es cierto. Alrededor del año 1700, cuando Gran Bretaña era una economía primordialmente agrícola y rural, más del 10 por ciento de la población tenía más de 60 años de edad. Para 1820, la proporción de los ancianos en el total de la población se redujo a menos del 7 por ciento; pero después creció de cerca del 8 por ciento en 1900 a más del 21 por ciento en la actualidad. Por lo tanto, es claro que aun cuando la esperanza de vida era baja en los tiempos premodernos, las personas de edad avanzada constituían una gran parte de la población adulta (15 a 25 por ciento), mucho antes de que en el siglo XX se generara un crecimiento rápido en el envejecimiento de la población. Es equivocado, por lo tanto, suponer que sólo en época reciente la población de edad más avanzada haya logrado tener una presencia importante y un peso numérico considerable en relación con el total de población.

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2. Participación En esta sección no solamente se examina la participación de la población de edad más avanzada en el mercado de trabajo, sino también sus actividades informales (domésticas o comunales), en relación con la producción y con el consumo. Se menciona a grandes rasgos el involucramiento activo de los ancianos en la sociedad. Antes del año 1900, era poco común que alguien quedara fuera del mercado de trabajo por su jubilación formal, aunque la incapacidad física reducía la posibilidad de que una minoría considerable de personas en edad avanzada tuvieran empleo remunerado. Desde 1950, en Gran Bretaña ha habido una caída dramática en el empleo de la población de mayor edad tanto masculina como femenina; y en la ponencia se examinan sus causas a la vez que se evalúan las repercusiones relativas de los programas públicos de jubilación y de bienestar, de la conducta de los empleadores, además de la opción individual y las normas sociales. El trabajo con menor remuneración les ha proporcionado a las personas de mayor edad más tiempo libre para realizar otras actividades, y se analiza también su participación más general en la sociedad a través de diversas formas de actividad asociativa. 3. Bienestar En esta sección se analiza el bienestar económico (o su ausencia) y el suministro de ayuda para bienestar por parte de la familia y por sistemas públicos formales e informales, así como el bienestar físico de la población de edad avanzada, su cuidado y atención médica en condiciones de enfermedad. Se refiere en forma general a la pasividad con que trata la sociedad a los ancianos. En la ponencia se insiste en la importancia constante que tiene el apoyo informal para el bienestar de las personas en edad avanzada, y se analiza hasta qué punto el desarrollo de los servicios sociales y de salud pública ha aumentado o socavado dicho apoyo. 4. Status social En esta sección se analiza la posición social de los individuos de mayor edad y la de los ancianos como grupo específico, según estén determinadas por normas y costumbres políticas, legales, médicas y culturales. A su vez, esto tiene que ver con la manera como la sociedad junto con la propia población de mayor edad, categorizan a los ancianos. Estas categorías han sido objeto de cambio significativo en el transcurso del tiempo, como resultado de desarrollos legales y políticos específicos, y en respuesta a actitudes sociales cambiantes, particularmente en lo que se refiere a edad y género. En este sentido, uno de los temas claves es hasta dónde han sido categorizadas de manera significativa las personas de edad avanzada ahora y en el pasado, de acuerdo con su edad cronológica y no según sus aptitudes físicas, su ocupación, su riqueza, su clase social, su etnicidad, su género o alguna otra característica. La evidencia histórica revela que en Gran Bretaña nunca hubo en el pasado una "era dorada" para las personas de mayor edad, en la que se les respetara y se les considerara como personas valiosas debido a su edad. Por otra parte, nunca se ha denigrado consistentemente a los ancianos. El status social de cada persona en edad avanzada ha sido y continúa siéndolo, resultado de un proceso de negociación en el cual tanto las normas sociales como los atributos individuales han jugado cada uno su papel. 5. Las pautas de las economías industriales En esta última sección se hará una comparación entre la trayectoria de participación a largo plazo por parte de la población en edad avanzada en Gran Bretaña, de su bienestar y de su status, con lo que sucede en varios otros países industrializados, a fin de ver hasta dónde han habido pautas comunes de respuesta y de adaptación al proceso de modernización y de desarrollo económico.

El envejecimiento en Brasil: Diferencias en el bienestar por zonas rurales y urbanas - Ana Amélia Camarano

1. Contexto A principios del siglo XXI, una característica común entre los países desarrollados y en desarrollo es el envejecimiento de la población. En Brasil, esto puede observarse en el incremento de la población de 60 y más años, que ascendió del 4 al 9 por ciento entre 1940 y 2000. Esta cifra representa aproximadamente 14 millones de personas en este último año y se prevé que este grupo de edad alcanzará los 25,5 millones de personas en 2020. Lo que es más importante, en 1999 se identificaba al menos una persona mayor en el 26 por ciento de las familias.

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El proceso de envejecimiento en Brasil es bastante heterogéneo y complejo. Una de las diferencias importantes se observa en los ámbitos rurales y urbanos. Aunque la fertilidad y la mortalidad son mucho mayores en las zonas rurales que en las urbanas, el porcentaje de ancianos en toda la población es aproximadamente el mismo en ambas. Esto significa que el envejecimiento de la población no es solamente consecuencia de la disminución de la fertilidad y la mortalidad. La migración de la población rural a las ciudades a una edad primordial contribuye a la aceleración del envejecimiento en las zonas rurales de Brasil y a su ralentización en las zonas urbanas. La mayoría de los migrantes de las zonas rurales son mujeres. Así pues, la composición de hombres y mujeres en la población varía según su lugar de residencia; la relación entre el número de mujeres y hombres ancianos es elevada en el ámbito rural (1,12 en 2000), a diferencia de las zonas urbanas, donde ésta disminuye considerablemente (0,76). Por lo tanto, las necesidades con respecto al cuidado de las personas mayores son diferentes en uno y otro ámbito. 2. Pregunta/métodos El presente informe tiene por objeto, fundamentalmente, abordar la relación entre el envejecimiento y la dependencia, y el papel de las políticas sociales en Brasil, según las zonas rurales y urbanas. Es decir, ¿es diferente ser anciano en las zonas rurales que en las zonas urbanas? Y, en caso afirmativo, ¿a qué dimensión de la vida afecta? ¿De qué forma afecta la política de seguridad social a estas condiciones? Dado que los datos nacionales de Brasil ocultan diferencias regionales, el presente informe también se centra en algunas diferencias entre el Noreste (la región más pobre de Brasil) y el Sudeste (la región más rica) en este proceso. En estas páginas se considera que la vejez comienza a los 60 años, sobre la base de la definición utilizada por la Política nacional de Brasil para los ancianos. No obstante, esto no significa que el grado de vulnerabilidad y dependencia sea el mismo para todas las personas. De hecho, una gran parte de los ancianos brasileños todavía desempeñan papeles sociales, al continuar con sus actividades económicas y cuidar a los nietos, y su situación generalmente es mejor, por lo que algunos incluso comparten sus ingresos. En suma, no se trata de un grupo homogéneo. Se consideran cuatro dimensiones en la vida de las personas mayores, a saber, los acuerdos familiares, las condiciones de salud, las actividades económicas y los ingresos. Para ello se tiene en cuenta la composición de hombres y mujeres y sus edades según las zonas rurales y urbanas. La relación entre el envejecimiento y la dependencia es mayor en los entornos rurales que en los urbanos, y en el Noreste que en el Sudeste. No obstante, el aumento del bienestar observado entre 1981 y 1999 ha beneficiado en mayor grado a las mujeres mayores de los ámbitos rurales y al noreste del país, lo que fundamentalmente obedece a las políticas de seguridad social y salud. Los principales datos analizados son los revelados en las Encuestas generales de hogares (PNAD) de 1981 y 1999, donde se consideran los cambios producidos en 18 años. También se utilizan otras fuentes, tales como los Censos Demográficos y la PNAD de 1998. 3. Algunos resultados Las pruebas empíricas han demostrado que, en Brasil, la relación entre envejecimiento y dependencia no es tan evidente. Los ancianos de las ciudades son más jóvenes que los de las zonas rurales y se ha demostrado que los primeros disfrutan de mejores condiciones de vida que los segundos. Por ejemplo, en 1998, aproximadamente el 84 por ciento de la población mayor de Brasil que vivía en ciudades afirmó que gozaba de buena salud. En las zonas rurales, este porcentaje equivale al 81 por ciento y, en 1981, el número de personas mayores discapacitadas era mayor que en los entornos urbanos. Esta diferencia se invirtió a lo largo del decenio de 1980.

En las familias de las zonas urbanas con un miembro mayor, la pobreza es menos acusada. En efecto, ésta suele ser menor en las familias que viven en ámbitos urbanos. En 1981, el hecho de que hubiera o no un familiar mayor en las familias no afectó prácticamente el porcentaje de familias pobres, particularmente en las esferas rurales. Sin embargo, en 1999 esta situación cambió considerablemente. Por ejemplo, el porcentaje de familias rurales pobres equivalía el 29,7 por ciento, pero, de no haber habido personas mayores, el porcentaje habría ascendido al 48,9 por ciento. Entre las familias urbanas, los porcentajes comparables equivalen al 18,8 y 33,8 por ciento. Otro aspecto es la cuestión de la diferencia entre hombres y mujeres. Entre la población más joven, la pobreza es mayor entre las mujeres que entre los hombres. La situación se invierte al referirse a la población mayor, ya que la

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legislación de Brasil permite a las mujeres acumular la pensión de vejez, de viudez, y los ingresos laborales. Se comparan las condiciones de vida relativamente mejores de las personas mayores con los efectos de la crisis económica continua experimentada por la economía de Brasil. Ésta ha afectado en mayor grado a la población más joven, manifestándose en el desempleo, la violencia, los embarazos en mujeres adolescentes, las rupturas matrimoniales, etc. La pobreza se ha incrementado entre la población de 25 a 59 años y, en consecuencia, el tiempo en que los hijos adultos dependen de sus padres. Pueden considerarse dos formas en que las personas mayores apoyan a las familias, es decir, contribuyen con sus ingresos al presupuesto familiar y viven en familias que cuentan con hijos mayores de edad y nietos. En 1999, la contribución de las personas mayores al presupuesto familiar en el ámbito rural ascendía al 58 por ciento, mientras que en el ámbito urbano esta representaba el 51 por ciento. Los efectos de la contribución financiera de las personas mayores son más importantes en la región noreste que sudeste. La composición de las familias con personas mayores ha cambiado y ha llegado a ser más complicada que el �nido vacío� esperado. La ayuda de los miembros mayores a las familias se manifiesta igualmente a través del incremento del porcentaje de hijos adultos, de 21 años y mayores, que viven en familias dirigidas por ancianos. Asimismo, el porcentaje de �otros familiares� (probablemente nietos) menores de 14 años que viven en familias dirigidas por personas mayores ha aumentado de forma espectacular y se acusó en mayor grado en las familias rurales, en particular las dirigidas por hombres mayores, en la región noreste. En resumen, puede afirmarse que la situación de los ancianos con respecto a sus propias familias ha cambiado, al abandonar su papel tradicional de miembro dependiente y convertirse en miembro prestador de servicios. Esto ha sido posible, debido a que un gran porcentaje de los ingresos de las personas mayores proceden de la Seguridad Social. En las zonas rurales, el porcentaje de personas mayores que recibe algún tipo de prestación social se incrementó del 53 al 82 por ciento entre 1981 y 1999, por lo que se benefició el 87 por ciento de las familias rurales. Este porcentaje es más alto entre las familias que no viven en la pobreza. No obstante, los ingresos laborales siguen siendo importantes para los ingresos de las personas mayores; equivalen al 31,2 por ciento de los ingresos que perciben los ancianos de los ámbitos rurales. Éstos trabajan más que los ancianos de las zonas urbanas, incluso los que ya están jubilados.

Conclusiones Estos resultados indican que, en comparación con 1981, la situación de la población mayor de Brasil en 1998 ha mejorado ostensiblemente. Estos cambios parecen haber afectado en mayor grado a los ancianos de las zonas rurales. Por otra parte, la mejora de las condiciones de vida de la población mayor contrasta con los efectos de la crisis económica continua que atraviesa la economía de Brasil, y que ha afectado más en particular a la población joven, al manifestarse en el desempleo, la violencia, el consumo de drogas, los embarazos en las mujeres adolescentes, las rupturas matrimoniales, etc. En consecuencia, ha aumentado el tiempo en que los hijos adultos dependen de los padres. Tres factores han contribuido notablemente a esta situación: la amplia cobertura de la seguridad social, las políticas de salud y las mejoras en la tecnología médica. No obstante, la mejora de las condiciones de vida de los ancianos ha supuesto unos gastos considerables en términos de prestaciones de seguridad social y de salud. Los gastos en seguridad social son un motivo de preocupación constante. Sin embargo, al evaluarse la política pública, deberían tomarse en consideración los efectos imprevistos de la amplia cobertura de las prestaciones de seguridad social en las personas mayores y sus familias. Se han beneficiado trece millones de familias. Debido a este gran valor, la política de seguridad social se considera una política social moderna capaz de cambiar la distribución de los ingresos en Brasil.

Los efectos de la transición en las personas mayores en Ucrania: La mirada optimista hacia le futuro - Vladislav V. Bezrukov & Natalia A. Foigt

Tras la desintegración de la Unión Soviética, los países de Europa Central y del Este, incluida Ucrania, se han esforzado por establecer una sociedad democrática abierta. Al llevar a cabo reformas sistémicas, algunos países de esta región han logrado superar las consecuencias negativas de la transición y establecer las bases de un futuro próspero. La Ucrania actual se ha enfrentado a la hiperinflación,

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consiguiendo una estabilidad relativa de los precios. A pesar del continuo declive de la producción, el valor absoluto de las asignaciones presupuestarias orientadas a cubrir las necesidades sociales no se modifica desde hace mucho tiempo, y su parte en el presupuesto aumentó incluso en 1996. No obstante, la economía de Ucrania sigue enfrentándose a una crisis, por lo que la tasa de desarrollo humano es considerablemente inferior a otros países desarrollados (según la clasificación del PNUD, en Ucrania ocupaba en 2000 el 91° puesto en esta clasificación mundial). El antiguo orden social, conforme al cual el Estado apoyaba los derechos económicos y sociales, en detrimento de los civiles, está conduciendo progresivamente al establecimiento de un nuevo orden, que prevé la libertad de convicción, expresión y organización, pero sin asegurar la protección social. Durante la transición se experimentó una brusca caída del nivel de ingresos medios, acompañada por la desaparición de productos alimentarios y bienes baratos, para cuya producción el Estado asignaba recursos especiales durante el antiguo régimen. Aunque el Estado concede las pensiones de vejez, éstas apenas bastan para sobrevivir. En el caso de las personas mayores de las zonas rurales, el pago de estas pequeñas pensiones se retrasa considerablemente. El antiguo sistema social de bienestar se caracterizaba por su gran desorganización, y mucho de los principales servicios sociales estatales perdieron su carácter gratuito o se privatizaron parcialmente, encareciéndose en consecuencia. El nivel de atención de salud se redujo bruscamente, y algunas de las instalaciones estatales se privatizaron, por lo que el acceso a las mismas quedó limitado a los ciudadanos privilegiados. Las pérdidas humanas figuran entre los efectos negativos de la transición en las personas mayores, al igual que en toda la población, lo que se refleja en el proceso de despoblación y en una esperanza de vida más baja. Entre 1991 y 2000, la población ucraniana se redujo en 2,1 millones de personas, por lo que la población descendió a 49,7 millones, y la esperanza de vida a los 65 años disminuyó de 14,86 a 13,86 años. El aumento de la morbilidad fue la segunda consecuencia negativa. Los cambios producidos en la estructura de la morbilidad y, por consiguiente, en la estructura de la mortalidad por causas (aumento de la morbilidad y la mortalidad a edades inferiores debido a enfermedades cardiovasculares, neoplasmas, enfermedades cutáneas, etc.) indican la aceleración de los procesos de envejecimiento individuales. Dado que el coste real de las pensiones es inferior al coste real de los salarios, los ingresos reales de los pensionistas disminuyen considerablemente. El crecimiento sin precedentes de la pobreza entre las personas mayores, a consecuencia de la transición, provocó una alimentación desequilibrada e insuficiente que llegó a la inanición, y la extensión de la �enfermedad de la pobreza� entre las personas mayores � la tuberculosis, otras enfermedades contagiosas, intoxicación por alimentos, etc. El aislamiento social sin esperanza provocado por la pobreza redundó en el aumento de la tasa de suicidios entre las personas mayores, que ascendió al 29 por ciento entre 1989 y 1999. La pobreza absoluta en que viven las personas mayores aumenta paralelamente a los ingresos y la desigualdad en materia de bienestar, lo que da lugar a la llamada relativa pobreza de la tercera edad. La desigualdad refleja el cambio en la distribución de los ingresos, que pasan de ser laborales a capitales, y las diferencias al respecto cada vez son mayores. El aumento de esta desigualdad es tanto consecuencia como condición previa de un incremento desigual de los precios, de forma que los precios de los bienes y servicios baratos que consumen las personas mayores aumentan con mayor rapidez que los demás. La situación de desventaja en que viven las personas mayores se agrava por otra consecuencia de la transición, a saber, el aumento del desempleo, que limita las posibilidades de que las personas que superen la edad de trabajar encuentren un trabajo remunerado. La desigualdad e incluso la discriminación manifiesta de las personas mayores por motivos de edad en el mercado del trabajo no sólo contribuyen a su privación económica, sino también a su aislamiento social, lo que redunda en la pérdida de su dignidad humana. La difícil situación económica de las personas mayores se complica más aún por la agravación de los problemas sociales, por cuestiones de diferencias entre los sexos, familiares y públicas. Así pues, si bien en la época soviética el sistema de cuotas había permitido a las mujeres ostentar cargos y participar igualmente en la toma de decisiones, tanto en la esfera económica como política, resulta paradójico que, al establecerse el régimen democrático, se haya reducido el número de mujeres en estos cargos. El gran logro del socialismo, es decir, permitir que las mujeres cobren la pensión de vejez antes que los hombres (estos últimos a los 60 y las primeras a los 55) ha acabado siendo una trampa legislativa para

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éstas, al reducirse el periodo de tiempo en que pueden ganarse la vida. La economía actual en Ucrania no considera el potencial intelectual y profesional de las mujeres mayores; si bien la estructura educativa de los hombres y las mujeres es, en general, muy similar, los hombres con educación universitaria participan mucho más activamente en la economía. Ante la presión de la crisis económica, los procesos de nupcias y fertilidad están experimentando cambios, al igual que la estructura familiar. En el contexto de los problemas sociales de las personas mayores, estas tendencias se manifiestan en el aumento del número de familias de dos generaciones, que incluyen a padres mayores e hijos solteros en edad de contraer matrimonio, y en la extensión de los matrimonios civiles inestables entre las personas mayores y los jóvenes. Cuando este último fenómeno afecta a una familia joven, las probabilidades de tener descendencia se reducen, lo cual, al añadirse a la caída en picado del índice de natalidad (en la última década, éste se redujo en un 42%) limita más aún las posibilidades de que las personas mayores tengan nietos. La falta de libertad, reforzada por la falta de espacio debido al déficit de viviendas, provoca tensión y desintegración familiar, así como conflictos entre las generaciones, que afectan a los miembros de la familia más vulnerables � los niños y los ancianos. Asimismo, las personas mayores se han enfrentado a graves problemas en la comunidad. Los antiguos sistemas de distribución de bienestar social han provocado la desigualdad entre los ancianos, debido a un sistema de concesión de privilegios. La pérdida de estos privilegios durante la transición ha provocado una mayor insatisfacción con el nuevo sistema entre gran parte de la población mayor. La expansión de unas nuevas normas y valores ha provocado la estratificación política y social en la sociedad, donde las personas mayores parecen portar una visión totalitaria desfasada. Esto ha fomentado la desintegración social en general, y el aislamiento social de las personas mayores en particular. La situación social y económica actual de las personas mayores en Ucrania sigue siendo difícil. No obstante, se han producido algunos cambios que deberían subrayarse. El volumen anual de las pensiones aumenta cada año, si bien lentamente. La reforma de atención de salud ha dado lugar a una sensible mejora inicial. En la actualidad se establecen gradualmente sistemas de bienestar tanto públicos como privados. La sociedad cada vez es más consciente del papel positivo de las personas mayores en la estabilización de la sociedad ucraniana. Con unos ingresos familiares más bien bajos, la pensión de los miembros mayores de la familia reviste una gran importancia para apoyar a las generaciones más jóvenes. Tras el colapso de la educación preescolar, la presencia de los abuelos en la familia es un incentivo importante para las madres con hijos pequeños, que desean incorporarse de este modo a la actividad económica. Dejar el hogar a cargo de los miembros mayores de la familia a menudo supone un importante apoyo financiero para la familia de varias generaciones, modelo extendido en la actualidad. A pesar de que la tasa de desempleo se incrementa en la producción de carácter estatal, las personas mayores que trabajan orientan cada vez más su actividad económica hacia el sector autónomo, al tiempo que participan más activamente en la vida pública y la política. Cabe destacar particularmente el movimiento voluntario que iniciaron y dirigieron los veteranos de guerra y del trabajo. Los estudios sobre la calidad de vida realizados por el Instituto de Gerontología en 2001 han demostrado que, en comparación con los ancianos de Europa Occidental, las personas mayores de Ucrania (aunque su retraso es evidente en muchos aspectos) disfrutan de mayor movilidad y son físicamente más independientes. Además, su personalidad abierta (tradicional en la antigua sociedad socialista) en la actualidad les ayuda a evitar la soledad. Gustan de comunicarse con los miembros de su familia, amigos y conocidos. Dado el carácter heterogéneo de la población mayor, se cree que algunos se han adaptado a la nueva situación. Con la estabilización de la política y la economía, este proceso seguirá avanzando y, a largo plazo, la mayoría de los ancianos se adaptarán a la nueva vida, como ha sucedido en el caso de la República Checa, Polonia y los Países Bálticos. En Rusia, la vida de las personas mayores ha experimentado muchos cambios positivos. Ahora, después de haber vivido tantas experiencias, los ancianos de Ucrania tienen todos los motivos para mirar hacia el futuro con optimismo.

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Posibles consecuencias del envejecimiento demográfico para el desarrollo social en China - Du Peng & David Phillips

China, siendo el país más poblado del mundo, con cerca de 1.27 mil millones de habitantes en total, tiene también el mayor número de personas en edad avanzada: 127 millones de personas de 60 años de edad o más, el 10 por ciento de la población nacional. China tiene asimismo más de 88 millones de personas de 65 años de edad o más, 7 por ciento del total de la población. Con su reducida fertilidad, muy por abajo del nivel de substitución demográfica, y con una esperanza de vida mayor a los 71 años, China es uno de los principales países del mundo en desarrollo en proceso de envejecimiento. El proceso de envejecimiento demográfico de China se ha venido acelerando desde 1990 y, cuando los bebés de las cohortes del período de auge de nacimientos lleguen a sus 60 años de edad en el decenio del 2020, se prevé que China llegue a la culminación de su período de envejecimiento demográfico, el cual durará cerca de tres decenios. La proyección para mediados de este siglo señala que el porcentaje de población de 60 años de edad o más de China será mayor del 27 por ciento; y en números absolutos los ancianos de este país sumarán más de 450 millones. Ante la prospectiva de un envejecimiento demográfico sostenido, este aspecto de la población constituirá un desafío muy importante para los próximos decenios, al que, como China misma lo advierte, tendrá que encararse seriamente. Se está dando cada vez mayor atención a las consecuencias potenciales que ello tiene para el desarrollo económico y social de ese país. Los determinantes principales del envejecimiento demográfico en China son semejantes a los de otros países en proceso acelerado de desarrollo, con descenso rápido de su fertilidad y con un nivel de mortalidad que demuestra una de las transiciones epidemiológicas más aceleradas en la historia de la humanidad. La política de planificación familiar de China ha jugado un papel importante en ello pues permitió que surgiera la nueva generación de "hijo único", lo cual ha sido un factor de disminución en el tamaño de la familia y en la formación de estructuras familiares más sencillas. Este proceso ha implicado cambios en el estilo de vida de las personas de edad avanzada; y el conjunto de estos cambios genera desafíos serios al sistema tradicional de apoyo a la familia, con el cual se trató de sostener a los ancianos durante muchos siglos. La heterogeneidad obvia del proceso de envejecimiento en toda China obliga a advertir las enormes diferencias que hay entre los ancianos de las zonas urbanas y sus contrapartes de las zonas rurales. En general, los ancianos residentes en el medio urbano están incluidos en el sistema de protección social y pueden vivir de manera relativamente independiente, con un nivel de calidad de vida adecuado. Por el contrario, muchos de los ciudadanos de edad avanzada en el medio rural actualmente tienen que depender del apoyo económico que les proporcionen sus hijos y están en condiciones económicas más bajas, sobre todo después de la reforma al sistema de colectivismo agrario de las últimas dos décadas. Esta condición es especialmente marcada en el caso de las mujeres, quienes están enfrentando mayores presiones y problemas en su vida diaria. Al mismo tiempo, las diferencias económicas y sociales al interior de China, siendo un país tan grande, son evidentes, sobre todo entre la región oriental desarrollada, y las regiones central y occidental en desarrollo. No obstante que China no tiene una proporción nacional muy alta de personas en edad avanzada, es muy importante advertir que las ciudades principales y las regiones orientales tienen ya más o menos la misma proporción de ancianos que las de muchos países desarrollados. Los desafíos principales del envejecimiento demográfico para el desarrollo social son los siguientes: ��El sistema de seguridad social en evolución reciente necesita cubrir a una numerosa población de

ancianos, y China no tiene todavía en la actualidad un sistema que abarque a todos y sobre todo que sea verdaderamente nacional. La reforma que se está aplicando al sistema de seguridad social ha estado encarando desafíos serios: una población creciente en edad avanzada, un incremento en la demanda de pensiones, en la atención médica, así como la incapacidad de empresas con un comportamiento económico deficiente, para sufragar la parte que les corresponde del costo de la seguridad social básica de sus empleados, etc.

��En la medida en que la proporción de los ancianos en relación con los trabajadores aumente en los

próximos decenios, surgirán problemas sobre relaciones generacionales en las familias y en el seno de la sociedad más amplia. En China esto tiene importancia especial debido a que la mayoría de los ancianos dependen todavía del apoyo que les proporcionen sus hijos, y el actual sistema de

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seguridad social se sustenta, esencialmente, en las aportaciones que transfiere la generación actual a la generación anterior, ya jubilada.

��En la medida en que las cohortes futuras de ancianos con mejor educación y con antecedentes de

trabajo profesional ingresen a la edad avanzada, la sociedad no sólo tendrá que satisfacer sus necesidades de apoyo material sino también las de orden espiritual a fin de elevar su calidad de vida. Se tiene que adoptar medidas efectivas para promover el bienestar, educación, cultura, atención a la salud y deportes para los ciudadanos de mayor edad a fin de crear un entorno que sea adecuado y agradable para los ancianos.

��El desafío que se advierte muy marcadamente es cómo compartir las responsabilidades del apoyo a

los ancianos, entre el estado, la sociedad, la familia y los individuos. Anteriormente, era responsabilidad tradicional de la familia, sobre todo en el medio rural, excepto en la época de las granjas colectivas. En la medida en que ocurra una disminución constante y prevista de la confianza en la piedad filial, es probable que se requiera legislar para garantizar los derechos y beneficios de los ancianos.

��Ante el envejecimiento demográfico es necesario el establecimiento y desarrollo de servicios

comunitarios. El mayor número de ancianos, la disminución dramática del tamaño de la familia y el cambio en los estilos de vida significa que un mayor número de ancianos frágiles están viviendo solos. ¿Pueden arreglárselas para quedarse en casa o para ingresar a las instituciones? En la actualidad, debido a las amplias reformas económicas, la mayoría de las personas de mayor edad tienen que buscar el apoyo de sus comunidades para poder sobrevivir en sus propios hogares.

��Todos esos factores han estado influyendo para que el gobierno incorpore el tema del

envejecimiento de la población en el plan nacional de desarrollo económico y social. �

Viudez y envejecimiento en la India - Martha Alter Chen

1. Introducción Una población en envejecimiento La población de la India se está envejeciendo. La población de 60 años de edad y más como porcentaje del total de población de la India era el 6.5 por ciento en 1981 y el 13 por ciento en 1991. Esta tendencia refleja el hecho de que la India, como sociedad, está experimentando una transición desde tasas elevadas de mortalidad y de fertilidad, hacia tasas relativamente bajas en ambos casos. En términos de la vida cotidiana esto significa que hay un número creciente de población en edad avanzada que necesita ser atendida y un número decreciente de población joven para atenderla. Esta transición demográfica es causa de ansiedad tanto para los padres de familia como para sus hijos. Mientras que los hijos se preocupan porque no pueden proporcionar suficiente ayuda a sus padres que envejecen, estos últimos se preocupan porque sus hijos no pueden ayudarlos. Esta "ansiedad por la dependencia" es real en ambos sectores de población en la medida en que las meras cifras de personas en edad avanzada se convierten en hechos palpables de la vida contemporánea en la India. Dentro de este cuadro general, hay diferencias significativas entre hombres y mujeres sobre la forma como experimentan el envejecimiento en dicho país. En esta ponencia, exploro brevemente esas diferencias para concentrarme luego en las tribulaciones de las ancianas viudas. Viudez y envejecimiento En la India, la manera como una persona envejece depende significativamente de la condición matrimonial del varón o de la mujer. Esto se debe a dos causas fundamentales. Primero, en la India cuando la población llega a la edad avanzada recibe ayuda relativamente escasa de parte del estado o de sus patrones. La razón es que India no es un estado de bienestar plenamente desarrollado y la mayor parte de su fuerza de trabajo está empleada por cuenta propia o trabaja informalmente. Por lo tanto, los ancianos tienen que depender del apoyo que les proporcionen la familia y la comunidad. Segundo, el estado matrimonial sirve para definir la índole de la asistencia y el apoyo que una persona necesite así como lo que ella o él reciba por parte de su familia y de la sociedad en general. Dado que la población de la India que no contrae matrimonio es relativamente poca y relativamente pocas parejas se

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divorcian, el verdadero problema de los ancianos consiste en ver si sobreviven a su cónyuge. En India, la incidencia de viudez entre hombres y mujeres por igual, aumenta marcadamente con la edad. En tanto que sólo el 5 por ciento de la población total de India está compuesto por viudos y viudas, 47 por ciento de la población en edad avanzada lo son. La brecha por razones de género en cuanto a la viudez entre los ancianos Las mujeres constituyen un número relativamente mayor entre la población de edad avanzada de la India, según lo revelan las cifras: poco más del 7 por ciento del total de mujeres tienen 60 años de edad o más, mientras que en el caso de los hombres es poco menos del 7 por ciento. Considerándolo de otra manera, mientras que 48.1 por ciento de la población total es femenina, el 48.2 por ciento del total de población anciana es femenina. Esto es debido a que aquellas mujeres que sobreviven la infancia, la adolescencia y la maternidad, empiezan a sobrevivir a los hombres después de los 45 años de edad. Sin embargo, la brecha por género en la incidencia de la viudez entre los ancianos es significativa. En todos los grupos de edad, la incidencia de la viudez es menor del 3 por ciento de todos los hombres, y más del 8 por ciento de todas las mujeres. La razón primordial es por las diferencias en la edad del matrimonio y por el índice de reincidencia matrimonial entre hombres y mujeres. Para aquellos que tienen 60 años de edad o más, la incidencia de viudez es algo menor al 20 por ciento en el caso de los hombres y justo menos del 65 por ciento para las mujeres. Esto no es solamente porque las mujeres empiezan a sobrevivir a los hombres después de los 45 años de edad sino también debido a que es más probable que los viudos se vuelvan a casar que las viudas, en cualquier edad pero especialmente cuando ya están viejos. El resultado neto es que las mujeres representan más del 76 por ciento de las personas de edad avanzada en estado de viudez. En la India, las consecuencias (así como las probabilidades) de la viudez son muy diferentes para hombres y mujeres. En comparación con las viudas, los viudos tienen mucho mayor libertad para volver a casarse, mayores derechos de propiedad, oportunidades más amplias de obtener empleo remunerado y, por lo tanto, pueden exigir con mayor autoridad que sus hijos les brinden apoyo económico. Más aún, los viudos encaran pocas restricciones (si es que las hay) en cuanto a su modo de vestir, su dieta o su conducta. En comparación con los viudos, las viudas son mucho más vulnerables ya que sufren agresiones directas y a menudo sumamente graves. 2. Las tribulaciones de las viudas en edad avanzada Ideales manifiestos En toda la India se sabe ampliamente que una función de los lazos de parentesco extenso es la de cuidar de las esposas e hijos de parientes fallecidos. El ideal manifiesto es que el hinduismo provee un lugar seguro para la viuda (por lo menos física y económicamente) dentro de la familia extensa. Bajo el ciclo ideal de la existencia, la vida de una mujer hindú está marcada por la transferencia sucesiva de la responsabilidad por su control social y apoyo económico del padre, hacia el esposo, y luego hacia el hijo. Sin embargo, muchas veces las cosas no van de acuerdo con lo previsto. La viuda sin hijos y la madre que enviuda cuando es joven, suscitan desafíos especiales al sistema de familia extensa. ¿Quién debería mantener y apoyar a estas mujeres? Aun una viuda de mayor edad con hijos grandes puede suscitar un dilema. ¿Cuál de los hijos es el que debería sostenerla? ¿Qué sucede si ninguno de sus hijos puede o quiere hacerlo? La realidad cotidiana A principios del decenio de los 90, junto con un equipo de investigadores locales, apliqué una encuesta a todas las mujeres viudas de 14 aldeas de la India, pertenecientes dos de éstas a cada uno de siete estados: Bengala Occidental, Bijar, Uttar Pradesh, Rayasthán, Andhra Pradesh, Tamil Nadu y Kerala. Entrevistamos a un total de 562 mujeres de las cuales 510 no se volvieron a casar después de haber perdido a su primer marido; pero 17 volvieron a contraer matrimonio y permanecían en ese estado civil cuando se les entrevistó. Mi propósito era entender la vida cotidiana de las viudas. ¿Reciben sostenimiento permanente o apoyo periódico? Si es así, ¿quién las mantiene o las apoya? ¿Tienen alguna propiedad? Si no, ¿cómo sobreviven? Brevemente, esto es lo que encontré. En cuanto al lugar donde viven, surgieron tres factores claros y apremiantes. El primero era que pocas de las viudas de mi muestra (menos del 3 por ciento) vivían con sus parientes políticos. El segundo era que sorpresivamente, pocas de las viudas de mi muestra (menos del 4 por ciento) vivían con sus padres o con sus hermanos. El tercero es que menos de la mitad de todas las viudas de mi muestra (poco más del 40 por ciento) vivían con sus hijos casados.

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¿Qué les sucede a aquéllas viudas que no son sostenidas por sus familiares masculinos? A pesar de las normas tradicionales que no lo permiten, algunas viudas viven con sus hijas casadas. Sin embargo, encontré que muchas de las hijas que pensábamos que estaban "casadas", en realidad estaban abandonadas, divorciadas o también eran viudas. Estos hechos me condujeron hacia otro factor innegable: que muchas de las viudas dependen de sí mismas o de otras mujeres solas. De hecho, en mi muestra, más viudas viven con otra mujer sola que con sus parientes políticos masculinos o con sus padres o con sus hermanos. Dado que pocas de las viudas pueden depender de sus parientes políticos, de sus padres, de sus hermanos, o de sus hijas y que no todas las viudas tienen hijos que estén dispuestos o que puedan sostenerlas, una gran proporción de las viudas tienen que sobrevivir por cuenta propia. En mi muestra, cerca de la mitad de las viudas se sostienen por sí mismas en hogares que carecen de algún adulto varón: incluidas las viudas que viven completamente por cuenta propia así como aquéllas que viven junto con sus hijos pequeños (o que tienen otros dependientes) o viven con otras viudas. La sobrevivencia por cuenta propia Las viudas que sobreviven por cuenta propia, sobre todo las de edad avanzada, merecen atención especial. En la India las personas raramente viven solas. Sin embargo, dentro de este fenómeno relativamente raro hay determinadas pautas que se destacan con claridad. Primero, quienes viven solos caen en dos categorías principales: los hombres jóvenes (algunos con esposas que viven separadas), y las viudas o viudos de edad avanzada. Segundo, los hombres predominan entre todas las personas que viven solas pero las mujeres, sobre todo las viudas, predominan entre las personas ancianas que viven solas. Y, tercero, casi la mitad de los hombres que viven solos han enviudado, mientras que la gran mayoría de las mujeres que viven solas son viudas. En pocas palabras, las viudas predominan entre la población de edad avanzada que vive sola. Algunas viudas de edad avanzada trabajan hasta que están muy ancianas. En su estudio sobre la ancianidad en una aldea de Bengala Occidental, Sarah Lamb encontró que todas las viudas de edad avanzada de la aldea trabajaban para poder salir adelante en sus gastos. Entre las ancianas viudas, las ocupaciones más comunes eran las de proporcionar servicios domésticos a otros hogares o encargarse de tiendas pequeñas. En su estudio sobre la edad avanzada en una casta baja de Tamil Nadu, Paulina Kolenda encontró quince mujeres (sobre todo viudas) de más de 70 años de edad que vivían solas: casi la mitad (7 de 15) tenían hijos que vivían separadamente; otras siete carecían de hijos; y una tenía hijas que vivían separadamente. Una de las viudas, de 76 años de edad, hacía dulces que les vendía a los trabajadores de los hornos de ladrillos. En su estudio sobre la vejez en una aldea de Karnataka, Marulasiddaiah encontró dos viudas de más de setenta años de edad que trabajaban manualmente como asalariadas y algunas otras que se encargaban de pequeñas tiendas. Una viuda había trabajado como obrera manual asalariada hasta que cumplió los 71 años, cuando abrió un pequeño comercio en la parte de su casa que daba a la calle. La mayoría de las viudas que continúan trabajando hasta que están muy ancianas son aquéllas que tienen que manejárselas por sí mismas, para ganarse la vida a duras penas. Algunas viven dependiendo de otros pero tienen que trabajar para ganarse su sustento. Ello se debe a que a menudo las viudas tienen que aportar algo (propiedades o ingresos o servicios domésticos) a aquéllos con quienes ellas conviven o de quienes reciben apoyo. Sin embargo, no todas las viudas son propietarias o pueden trabajar. Algunas son simplemente demasiado viejas para trabajar, a otras no se les permite trabajar bajo las normas sociales tradicionales, y otras más no encuentran trabajo. En mi muestra, más de una tercera parte de las viudas que vivían solas no trabajaban. ¿Qué le sucede a la viuda que es demasiado anciana o está incapacitada o que de cualquier manera no puede ganarse la vida, si no hay quien la sostenga? Algunas de ellas pueden reclamar a la familia de su fallecido esposo, sus derechos a una parte de la cosecha o reclamar al gobierno sus derechos a una pensión por viudez. Otras más pueden verse forzadas a emigrar a las ciudades de peregrinación a fin de lograr salir adelante en sus gastos pidiendo limosna o, como sucede notablemente en Vrindavan y en Varanasi, cantando letanías devocionales. Pero, ¿qué sucede con las demás? Hay suficiente información sobre las viudas ancianas ciegas, sordas o locas que deambulan desamparadas o que languidecen en sus aldeas, por lo que se puede saber qué es lo que les pasa a algunas de ellas. Conocí a una viuda anciana y senil en Bengala Occidental, cuya única fuente de consuelo era una estatuilla de Krishna a la que arrullaba en su regazo como si fuera un bebé. Otras de ellas simplemente ya no existen

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para contar su historia debido a que entre las mujeres de más de 45 años de edad, las viudas mueren más pronto que las casadas. 3. Negligencia social y acción pública ¿Por qué mueren más pronto las viudas ancianas que sus hermanas casadas? La tasa de mortalidad relativamente alta de las viudas no puede deberse a los casos ocasionales de sati. Hay otros procesos que están desarrollándose calladamente. El factor más sorprendente que se desprende de otros estudios y del mío propio es cuán pocas son las viudas que pueden contar con apoyo familiar o comunitario. El otro descubrimiento notable es el de las numerosas viudas que sufren hostigamiento o aun afrentas con violencia de parte de sus parientes, sobre todo de los parientes políticos. Dada la negligencia tan extendida con que se trata a las viudas y la violencia no tan esporádica que se ejerce sobre ellas, se requiere de la acción pública para ayudar a las viudas a fin de que demanden sus derechos a la propiedad, a conseguir empleo remunerado fuera del hogar si están en posibilidad de trabajar, para que se les proporcione protección social a aquéllas que no pueden trabajar y, lo más fundamental, para promover una imagen y una identidad mejores para las viudas. Tres imágenes de la viuda india han captado la atención desde hace tiempo tanto de los indios como de los extranjeros por igual: la niña viuda, la viuda ascética y el ritual del sati. Pero las viudas que yo encontré no evocan ninguna de esas imágenes. En sus mentes había otras tres imágenes: la joven viuda con hijos dependientes de ella, la viuda de edad avanzada sin nadie en quien apoyarse, y otras viudas que tienen que sobrevivir por sí mismas. La preocupación verdadera de ese tipo de viudas se relaciona con problemas que las imágenes dramáticas no logran ilustrar, tales como el derecho de las viudas a la propiedad, a su sostenimiento o al empleo remunerado y, si se les niega ésto, su derecho a alguna forma de asistencia pública. Las imágenes dramáticas de la viudez no deberían desviar nuestra atención de las privaciones reales que sufren las viudas. Es de esperarse que la conciencia creciente del público sobre el envejecimiento de la población en la India ayude a concentrar la atención en la condición social de casi 15 millones de viudas en edad avanzada que hay en el país.

TEMA 2: LA PROTECCIÓN SOCIAL FORMAL Y LAS PERSONAS MAYORES ¿Es el envejecimiento una cuestión de contrato social en el cambio del bienestar o en los conflictos generacionales? El caso de Japón - Tetsuo Ogawa

El cuidado de las personas mayores es una cuestión social fundamental en muchas sociedades industriales, así como en los países en desarrollo. En el presente informe se intenta analizar el cuidado, el bienestar intergeneracional y la protección social informal, haciendo referencia al caso de Japón, una de las sociedades industriales más desarrolladas. El informe se centra principalmente en las relaciones entre las generaciones en cuanto a la producción del bienestar para el cuidado de las personas mayores. En este análisis se facilitarán discusiones sobre las relaciones intergeneracionales y el estado del bienestar a través del estudio de la prestación de cuidados en Japón y el empleo de dos conceptos, a saber, el pluralismo del bienestar, y la igualdad social y eficiencia económica. La producción del bienestar es el resultado de cuatro sectores y sus combinaciones, es decir, los sectores informal (familia, parientes y vecinos), reglamentario (por ejemplo, las autoridades locales), privado (empresas privadas con afán lucrativo) y voluntario, tales como las organizaciones caritativas (privadas y sin afán lucrativo). En las sociedades industriales, las relaciones intergeneracionales han sido fuente de solidaridad social, pero también han provocado un conflicto entre las generaciones tras producirse cambios en la política social. En los numerosos estudios realizados sobre el sector informal se han revelado intercambios en el bienestar de carácter intergeneracional en el seno de la familia y se ha insistido en esta última como fuente importante de bienestar para las personas mayores. Además, este tipo de contrato de política social está fundamentalmente relacionado con los cambios de recursos para el bienestar intergeneracional a través de la seguridad social. Sin embargo, parece que la mayoría de las sociedades industriales se hallan ante una nueva encrucijada generacional, debido a la avanzada fase del envejecimiento de la población. Actualmente, la cuestión de igualdad intergeneracional y los debates

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sobre este tema son fundamentales en la mayoría de las sociedades industriales, debido a la ruptura del contrato social entre las generaciones. En Japón, las mujeres tenían históricamente la obligación de cuidar de la familia, al desempeñar el papel tradicional que les correspondía asumir. Este tipo de práctica se ha basado fundamentalmente en ideas de linaje familiar, obligaciones de parentesco y prestación de cuidados determinados por el sexo. A menudo se ha insistido en que el cuidado de las personas mayores ha sido en gran parte asumido por los participantes del sector informal, como las familias. En la mayoría de los casos, estos cuidados han sido más bien prestados por las mujeres que por los hombres y, por lo general, más bien por las nueras que por las hijas o los hijos, como en el caso de las sociedades chinas. Esta tendencia se ha basado en el papel tradicional desempeñado por las mujeres en la sociedad japonesa, donde se depende considerablemente del sector informal por motivos históricos y culturales. Sin embargo, la tendencia actual de delegar el cuidado de las personas mayores en el sector informal ha declinado por factores socioeconómicos e imperativos políticos; por ejemplo, los cambios producidos en la sociedad japonesa y en los papeles tradicionalmente desempeñados por los hombres y las mujeres, las presiones demográficas, los factores económicos y el gran avance de la industrialización. Parece que la tendencia actual en la producción de bienestar cada vez se ajusta menos a la forma tradicional y adquiere una nueva forma, que más bien entraña la combinación de los cuatro sectores mencionados anteriormente que el recurso exclusivo al sector informal. La relación del cuidado intergeneracional sigue siendo la principal fuente de cuidado de las personas mayores en las sociedades industriales, pero, en los países en desarrollo, aún es la única forma de cuidado de este grupo de edad. En Japón, la cuestión de la relación apropiada entre los servicios de cuidado públicos y privados de las personas mayores ha sido últimamente objeto de debate. Al introducirse el Sistema de Seguro de Asistencia Social, una nueva medida política para las personas mayores, y al aumentar la conciencia de la situación de los ancianos debería fomentarse un análisis más detenido de la relación entre las generaciones y del contrato generacional. El debate sobre las generaciones también se centra cada vez más en las obligaciones sociales y morales de las personas jóvenes y de mediana edad para con las personas mayores, cada vez más numerosas, y viceversa. Japón, como estado de bienestar, ha establecido un sistema de reciprocidad intergeneracional, equilibrando esta equidad generacional de pensión y cuidado. El gobierno japonés desempeña un papel importante en la concesión de pensiones, pero el envejecimiento de la población han ejercido presión sobre las pensiones y la seguridad social. Por lo tanto, se considera que el gobierno necesita elaborar un nuevo contrato generacional basado en el antiguo contrato generacional relativo al bienestar.

En este informe se examinará el Sistema de Seguro de Asistencia Social (SCIS), así como los acuerdos presentes y futuros sobre la prestación de cuidados a los ancianos en los sectores informal, reglamentario, voluntario y privado en Japón. En la Sección 1 se facilitan informaciones sucintas sobre las personas encargadas de prestar servicios de cuidado a los ancianos y se pone de relieve la situación actual, así como las relaciones intergeneracionales entre los miembros de la familia; la Sección 2 se centra en el papel que desempeñan los servicios reglamentarios y su relación con los servicios voluntarios y privados para abordar la extendida introducción de dos dimensiones idénticas de relaciones generacionales y su interacción para determinar el bienestar. En las Secciones 3 y 4 se aplica a esta situación un análisis de la eficiencia económica (eficiencia de los costes) y la equidad social (igualdad social), y se insiste en el papel del racionamiento. En particular, se examinará el modo en que los acuerdos sobre la prestación de cuidados en el futuro contribuirán a satisfacer las necesidades de los usuarios en materia de servicios, así como la importancia que reviste la política estatal de atención social, tales como los Planes de Oro y los nuevos Planes de Oro sobre la futura adopción de políticas de atención social en el contexto de las relaciones generacionales y la equidad generacional en un estado de bienestar. En la Sección 5 se discute el contexto japonés en lo concerniente a la elaboración de políticas. En la Sección 6 se aborda la privatización en el marco japonés con una serie de reformas de la administración pública, y los efectos de estos cambios probables, así como las consecuencias en la futura política de cuidado social. Por último, estas reformas se discutirán críticamente en el marco de la filosofía sobre los conflictos intergeneracionales, desde la perspectiva de una de las sociedades industriales más desarrolladas. Un tema clave de este análisis será el examen del modo en que una nueva estructura de cuidado social, con el Sistema de Seguro de Atención Social (SCIS), puede complementar los servicios de atención pública al satisfacer las necesidades de las personas mayores,

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atendiendo dos factores importantes, es decir, la equidad social y la eficiencia económica, así como los posibles cambios futuros para el nuevo sistema de servicios de cuidado.

Comparación entre los esquemas de pensión de Chile, Singapur, Brasil y Sudáfrica - Armando Barrientos

El decenio de los 90 podría ser calificado acertadamente como el de la reforma mundial al sistema de pensiones. Varios países de América Latina así como otros con economías en transición transformaron radicalmente su sistema de pensiones, y adoptaron con rapidez los planes de jubilación individual reglamentados por el gobierno pero suministrados en forma privada. El anteproyecto de reforma al sistema de pensiones en estos países lo proporcionó Chile con su sistema de pensión de 1981, y el Banco Mundial jugó un papel clave al apoyar y financiar este modelo de reforma. En el propio informe del Banco, del año 1994, sobre "Prevención de la crisis de envejecimiento: Políticas para proteger a los ancianos y para promover el crecimiento económico", se destacó al envejecimiento como un problema, en el contexto de la política de desarrollo, aunque con una desafortunada connotación de "crisis". No obstante que en el informe se recomendaba a los países en desarrollo adoptar sistemas de pensión apoyados en bases múltiples, con una pensión pública básica junto con un plan de jubilación por contribución individual de tipo privado culminado con ahorro voluntario, el Banco se concentró casi exclusivamente en apoyar la reforma al sistema de pensiones sustentada en el segundo de esos tres elementos. Se racionalizó esta acción asegurando que el estímulo a los planes de pensión privados tenían ventajas económicas significativas tales como mejores incentivos para trabajar y para ahorrar, fortalecimiento de los mercados de capitales y reducción de los déficit fiscales. El informe de la OCDE de 1998 denominado Sostenimiento de la prosperidad en una sociedad en envejecimiento, reflejó un punto de vista más equilibrado en cuanto a las respuestas de política que se requerían para poder enfrentarse al envejecimiento de la población. De acuerdo con este informe, la reforma al sistema de pensiones es necesaria a fin de incorporar a la población que envejece en esquemas de política en los que se promueva el "envejecimiento activo". En los países en desarrollo se está aplicando una reforma al sistema de pensiones de manera gradual pero no menos significativa. Menos conocidas, pero muy importantes en el contexto de la política de desarrollo, son las experiencias de reforma al sistema de pensiones de Sudáfrica y de Brasil del decenio de los 90. En Sudáfrica, la desaparición del apartheid tuvo como consecuencia una extensión de los beneficios del sistema de pensión básica universal a los africanos. La "pensión social" aporta una fuente constante de ingresos para los ancianos y sus hogares, y está demostrando ser un instrumento poderoso para el desarrollo, al apoyar la actividad económica en el ámbito doméstico y al elevar la inversión en el capital físico y en el humano. Al mismo tiempo, la "pensión social" ha tenido como resultado una mejoría en el status de los ancianos dentro de sus hogares. En Brasil, una nueva constitución, adoptada en 1988, extendió las titularidades de las pensiones a los ancianos en las comunidades rurales y en el empleo informal. Aplicada en 1993, la "previdencia social" ha impulsado un auge significativo en la actividad económica de los hogares, y ha tenido una repercusión importante en la lucha contra la pobreza. Las experiencias de Brasil y de Sudáfrica muestran que el sistema de pensión básica universal puede tener una repercusión sustancial en la disminución de la pobreza, en el bienestar de los ancianos y en el desarrollo económico. El Fondo de Provisión Central de Singapur ofrece un modelo diferente de apoyo a la población en edad avanzada. Las contribuciones obligatorias de la nómina se recolectan en un fondo, que puede ser aprovechado por los beneficiarios para una gama de gastos como los de salud, vivienda y educación. La administración eficiente del fondo reduce significativamente los costos administrativos. Una comparación de los esquemas de pensión de Chile, Singapur, Sudáfrica y Brasil puede aportar lecciones importantes sobre el apoyo a los ancianos en los países en desarrollo. Hay desde luego, problemas técnicos de diseño y de ejecución que en una comparación de este tipo pueden salir a la luz, pero la preocupación principal de esta ponencia es la de considerar hasta dónde los diversos esquemas de pensión proporcionan un modelo a seguir para el apoyo a la población que envejece en los países en desarrollo.

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La ponencia tratará entre otras cosas: ��La medida en que diversos esquemas de pensión permiten apoyar la reducción de diferencias en el

ingreso, la redistribución y el seguro. Los esquemas de pensión funcionan de tres maneras claves. Proporcionan un instrumento para transferir ingresos del trabajo hacia la jubilación, ayudan a lograr objetivos de redistribución de acuerdo con las normas sociales, y proporcionan una gama de seguros para cubrir riesgos sociales claves tales como enfermedad, incapacidad o el fallecimiento de la persona que aporta el sustento. Se hará una comparación de los diversos esquemas de pensión, según su comportamiento en torno a estas tres funciones.

��El problema de la cobertura, tanto en términos de los riesgos como de la población. En la ponencia

se explica porqué el establecimiento de planes de jubilación individual en América Latina ha estado acompañado de una reducción en los índices de cobertura.

��Los costos relativos de los esquemas de pensión. Los cuatro países proporcionan un contraste

adecuado sobre este problema, sugiriéndose que el suministro descentralizado de pensiones con proveedores privados da como resultado un nivel de costos significativamente más alto.

��La sustentabilidad política de los diversos esquemas de pensión y los valores de solidaridad social

que reflejan. La medida en que los esquemas de pensión proporcionan el componente principal del apoyo que se reciba en la edad avanzada. En la ponencia se analizará la importancia que tiene el ingreso por pensión dentro del ingreso doméstico, y el alcance que tienen los esquemas de pensión para poder proporcionar una base de desarrollo para el sostén integral en la vejez, incluidos por ejemplo, la salud y el seguro para asistencia a largo plazo.

La política de salud y las personas de mayor edad en África - Di McIntyre

1. Introducción En esta ponencia se analizan temas de política de salud, concentrándose especialmente en las reformas al sector salud por lo que se refiere a las personas de mayor edad en Africa. Casi no se ha tomado en consideración la repercusión que han tenido las reformas en el sector salud desde la perspectiva de las personas en edad avanzada. Dada la escasez de obras explícitas sobre este tema, se adoptará una estrategia doble en la elaboración de esta ponencia. En primer lugar, se hará un análisis contextual de las características y la experiencia de las personas de edad avanzada en diferentes países africanos. Así se podrá incorporar las obras existentes sobre la reforma del sector salud, a fin de explorar la repercusión que pueda tener en la población de mayor edad. En segundo lugar, se llevará a cabo un análisis sustentado en fuentes primarias, aunque limitado, apoyándose en datos relevantes y accesibles provenientes de las encuestas de hogares. 2. El contexto africano Antes de analizar las reformas al sector salud y sus implicaciones potenciales para las personas de edad avanzada en Africa, es necesario proporcionar alguna información contextual. En especial, es importante proporcionar ideas sobre la diversidad de experiencias de las personas de mayor edad, que es necesario tener en cuenta al analizar la política de salud y la reforma del sector salud. Se proporcionará un panorama breve del perfil demográfico, epidemiológico y socioeconómico de los países africanos, refiriéndose especialmente a los ancianos. En los cuadros correspondientes se presentará un resumen de los datos y se marcarán los puntos claves. Se insistirá de manera especial en las tendencias recientes que se advierten en los porcentajes correspondientes a los sectores de la población que puede ser considerada de edad avanzada, así como en el VIH/SIDA como factor importante al respecto. Además, dependiendo de la disponibilidad de información, se revisarán los problemas claves de salud a los que se enfrenta la población de edad avanzada en Africa. Por último, se agregará también la información disponible sobre el status económico y social de los ancianos.

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Se hará referencia a tres estudios de caso (correspondientes a las regiones meridional, oriental y occidental del continente) para subrayar la diversidad de experiencias de los ancianos en Africa. Se utilizarán las bases de datos de la Living Standards Measurement Survey (LSMS) (Encuesta sobre Medición de Niveles de Vida) para Sudáfrica, Tanzania y Côte d'Ivoire, junto con la información siguiente analizada en cada conjunto de datos: ��Composición del hogar (tamaño, estructura demográfica, etc.); ��Distribución de los ancianos por zonas geográficas (rural, periurbana y en áreas urbanas

"formales"); ��Condición socioeconómica de los hogares con personas de edad avanzada entre sus miembros, en

comparación con otro tipo de hogares; ��Enfermedad registrada en las dos semanas anteriores a la encuesta, analizando el tipo de

enfermedad que se haya registrado en personas de edad avanzada y el grado de incidencia de las enfermedades registradas por grupos de edad; y

��Registro de utilización de los servicios de salud durante las dos semanas anteriores a la encuesta, en relación con las enfermedades registradas, y su comparación por grupos de edad.

3. Las reformas al sector salud Introducción Se proporcionará una breve introducción sobre las reformas al sector salud. Se revisarán brevemente los motivos que subyacen a estas reformas y el alcance de las que han sido aplicadas en países africanos. En las siguientes secciones serán analizadas en mayor detalle algunas de las reformas claves a fin de explorar las implicaciones que tienen para la población de edad avanzada. Pago de cuotas por los usuarios Debido a los desafíos económicos que encararon muchos países africanos en los decenios de los 80 y los 90, muchos gobiernos instituyeron programas de "recuperación de costos", especialmente en términos de cuotas con cargo a los usuarios por los servicios de salud pública. Esto fue promovido con insistencia por el Banco Mundial y en muchos países constituyó una parte integral de los Programas de Ajuste Estructural. Esta sección se sustentará en las numerosas obras sobre cargo de cuotas a los usuarios y destacará los problemas que probablemente sean de mayor relevancia para las personas de edad avanzada. Para ello se utilizará el análisis contextual aportado previamente para inferir cuáles de las repercusiones es más probable que afecten a las personas de mayor edad, a partir de su perfil socioeconómico, su ubicación geográfica, etc. Además, se analizará el grado de protección que reciben los ancianos a raíz de su exención explícita del pago de cuotas, según la información que sobre este tema puede encontrarse en los documentos de política de salud de los países africanos. El seguro de salud social En varios países africanos está creciendo el interés por establecer un Seguro de Salud Social (SSS). No es probable que este mecanismo de financiamiento beneficie de manera significativa a la población de edad avanzada, no obstante que tiene beneficios potenciales, dada su capacidad para ser subsidiado de manera múltiple cuando está sustentado en principios de solidaridad social. Esto es lo que se desprende de la experiencia de países de ingresos bajos y medios, en donde el SSS cubrirá inicialmente a aquellas personas con empleo formal y tardará un plazo considerable para lograr una cobertura universal. De hecho, instituir el SSS puede marginar a los ancianos en cuanto a su acceso equitativo a los servicios de salud. Creación de un entorno favorable para el sector privado Una reforma clave del sector salud ha sido cambiar la combinación de lo público y lo privado en el sector. En especial, han habido iniciativas para alentar a los gobiernos a que establezcan un entorno favorable para que haya mayor financiamiento y suministro de servicios de salud por parte del sector privado. Se revisarán las implicaciones de esta política, sobre todo en cuanto al incremento del seguro de salud privado en algunos países africanos. Paquetes esenciales de políticas El reverso de la moneda en cuanto al "entorno favorable para el sector privado" es la restricción del financiamiento gubernamental de los servicios de salud, reduciéndolos a un paquete mínimo solamente. El Banco Mundial promovió ese tipo de política pregonándolo con vociferación, sobre todo en el interior

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de Africa (véase al respecto el informe de 1993 Mejoramiento de la salud en Africa). Cuando se dió a conocer el Informe Mundial sobre Desarrollo de 1993, titulado Inversión en salud, se llevó a cabo una cantidad abrumadora de estudios sobre "el peso de las enfermedades" en diversos países africanos, apoyándose en el enfoque DALY. Se examinará brevemente la discriminación contra los ancianos que se advierte en dicho enfoque. Además, la composición del paquete esencial de servicios propuesto para los países africanos, sustentada en esos estudios sobre "el peso de las enfermedades", será evaluada en forma crítica en cuanto a la probabilidad de que dichos servicios beneficien a los ancianos. Para ello se incluirán referencias a los tipos de servicios de atención primaria que, según se ha demostrado internacionalmente, contribuyen a mejorar la salud de las personas de edad avanzada. Otras políticas relevantes Se revisará brevemente varias otras políticas de salud relevantes, tales como: ��Seguro de salud privado; ��Esquemas de pago anticipado sustentado en la comunidad; ��Descentralización; e ��Iniciativa Estratégica de Reducción de la Pobreza del Banco Mundial y el FMI. Conclusiones Se hará un resumen de los resultados claves de los análisis mencionados. Además, se ofrecerá recomendaciones sobre la manera de fortalecer la investigación en el futuro a fin de vigilar y evaluar la repercusión de las políticas de salud en las personas de edad avanzada.

Envejecimiento poblacional y crisis en la sociedad argentina: Análisis del impacto en los servicios sociales y de salud específicamente destinados a las personas de edad - Nélida Redondo

Desde fines del Siglo XIX y hasta bien avanzado el Siglo XX, la América del Sur Templada - conformada por Chile, Argentina y Uruguay- se caracterizó por una evolución socioeconómica similar a la de los países que actualmente son los más avanzados del planeta. La transición demográfica que acompañó al desarrollo social y económico de esa época dio por resultado que estas tres naciones, a las que se sumó Cuba más tardíamente, fueran las únicas sociedades envejecidas de América Latina. En la Argentina, el proceso de envejecimiento poblacional avanzó conjuntamente - a partir de mediados del siglo pasado - con la creación y la expansión de instituciones del �Estado de Bienestar� específicamente destinadas a la cobertura del riesgo de vejez, enfermedad y discapacidad de la fuerza de trabajo, y de salud de las personas retiradas de la actividad laboral. Sin embargo, desde julio del 2001 hasta este momento, el impacto de la debacle económica argentina alcanzó a todas las modalidades de transferencias de recursos para la vejez: a) se redujeron el 13% los montos de las jubilaciones y pensiones, b) se retuvieron y devaluaron los ahorros en el sistema bancario a través del denominado �corralito�, negando la libre disponibilidad de los fondos depositados y c) los elevados porcentajes de desocupación, superiores al 22% de la población económicamente activa, impiden la adecuada ayuda familiar. Las personas mayores de los estratos sociales medios, que son a su vez los más envejecidos, padecen con mayor rigor los efectos de estas medidas que provocaron el brusco empobrecimiento de amplios sectores. El colapso del organismo que presta los servicios de salud �el Instituto Nacional de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados (INSSJP), agrava aún más la situación de los mayores. En este contexto, el trabajo presenta una breve reseña de la historia de la creación y evolución de los organismos de la seguridad social específicamente dirigidos a la cobertura de las personas mayores. El propósito de la reseña es analizar los andamiajes político-institucionales que les dieron origen y los acontecimientos más significativos de su evolución, destacando aquéllos que aparecen gravitando como causas de la crisis actual. El trabajo focaliza su análisis en la prestación de servicios sociales y de salud a través del INSSJP, la obra social más grande - en número de asociados y monto presupuestario- de América Latina. El

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INSSJP, popularmente conocido por la sigla de su Plan de Atención Médica Integral (PAMI), junto con el MEDICARE norteamericano constituyen los únicos casos en el mundo de organismos de la seguridad social que tienen como finalidad proporcionar específicamente servicios de salud a población de edad mayor jubilada y pensionada. Por tal motivo, el análisis incorpora una perspectiva comparada entre ambas instituciones a fin de establecer parámetros que permitan ilustrar o explicar las peculiaridades argentinas. El propósito principal del trabajo es el estudio de la actual oferta prestacional del PAMI, relacionándola con las necesidades de salud de la población mayor. Para ello se contrastan datos presupuestarios �composición de los gastos devengados en los ejercicios 2000 y 2001-, información sociodemográfica de la población afiliada y características de la política prestacional, con la información proveniente del reprocesamiento de la �Encuesta Desarrollo Social - Utilización de Servicios Sociales� efectuada por organismos gubernamentales - SIEMPRO/INDEC - (Argentina, 1999), cuyo cuestionario Nª 8 se aplicó a una muestra aleatoria y representativa de las personas mayores de 65 años de todo el país, así como de encuestas de satisfacción a usuarios de PAMI llevadas a cabo en el año 2000. El análisis comparado con el MEDICARE norteamericano sobre características seleccionadas arroja significativas diferencias que permiten explicar las deficiencias argentinas en la cobertura de salud de la población mayor. En el año 2000 el PAMI asociaba al 64% de la población mayor de 65 años del país, mientras que en ese mismo año, el MEDICARE cubría a alrededor del 97% del total de la población norteamericana de ese grupo de edad. Asimismo, la composición del gasto de uno y otro organismo muestra la disparidad entre las respectivas orientaciones de política prestacional: el 84,6 % del presupuesto ejecutado por el MEDICARE en el año 2001 estuvo destinado al pago de internación hospitalaria y servicios clínicos, en tanto el gasto del PAMI en esos rubros no alcanzaba al 40% del total del presupuesto. En el caso del PAMI debe tenerse en cuenta además que sus gastos administrativos superan el 15% de su presupuesto, lo que indicaría por sí algún grado de ineficiencia operativa, que se torna más evidente al tener en cuenta que en el MEDICARE dicho rubro insumió tan solo el 3,3% de su presupuesto La información que se presenta en el trabajo robustece la hipótesis de que la política asistencial del PAMI está principalmente centrada en dar respuesta a las demandas corporativas y clientelares de políticos, prestadores, sindicatos o empleados antes que a satisfacer las necesidades de salud de la población mayor Como resultado de esta orientación, la dinámica institucional se caracteriza por la ineficiencia operativa y la corrupción administrativa. El organismo sufre además las consecuencias de reiteradas crisis macroeconómicas que afectan tanto a la magnitud de la población con derecho a cobertura como a sus ingresos financieros, dando lugar a déficit presupuestarios que generan continuas interrupciones y cortes de prestaciones y servicios. El trabajo concluye sugiriendo diversos criterios para la reconstrucción institucional del PAMI desde la perspectiva de las necesidades de la población mayor, señalando qué servicios deberían fortalecerse y cuáles debieran suprimirse, así como los posibles mecanismos para expandir la cobertura asistencial entre la población mayor argentina. Asimismo alerta acerca de ciertas propuestas oportunistas �de privatización o de federalización- teniendo en cuenta el fracaso de la privatización del Sistema Integrado de Jubilaciones y Pensiones del año 1994, así como el deterioro padecido por el sistema público de salud a partir de su descentralización en la década de 1960.

TEMA 3: LAS PERSONAS MAYORES Y LA ECONOMÍA DEL CUIDADO Envejecimiento en México: Cuidado informal, género y reciprocidad - Cristina Gomes da Conceição & Verónica Montes de Oca Zavala

En México, silenciosamente se consolida el proceso de envejecimiento demográfico. Simultáneamente, aunque los indicadores macroeconómicos muestran una economía en crecimiento, los indicadores sociales muestran procesos de desigualdad estructural y el aumento de la población en pobreza y pobreza extrema. Este contexto está sometiendo a prueba tanto a los sistemas de protección formal como Informal. En el primer caso, la estructura institucional de la seguridad y asistencia social ha

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experimentado cambios y se revela insuficiente para satisfacer la demanda de un segmento demográfico heterogéneo y en constante crecimiento. En el segundo caso �tema central en este artículo� los sistemas de protección social informal, en cuyo centro se ubica la familia y las redes de apoyo social, tienden a desplegar toda una compleja dinámica de arreglos domésticos y mecanismos de co-residencia para ayudar y cuidar a los miembros en edad avanzada. Pero estas estrategias se ven limitadas ante la propia dinámica demográfica, el cambio socioeconómico y las transformaciones culturales. Este trabajo presenta, desde la perspectiva de género, los mecanismos sobre el cuidado informal y los sistemas de apoyo e intercambio en donde el adulto mayor no sólo es receptor sino también proveedor de diferentes tipos de ayuda, principalmente hacia sus hijos. La perspectiva de género toma en cuenta que hombres y mujeres de diferentes generaciones asumen roles en la sociedad, en la familia y en la comunidad, en un complejo proceso de reconstrucción de redes, representaciones y estereotipos respecto al envejecimiento. El documento parte de una vasta literatura actual sobre el contexto socioeconómico y demográfico en México, recupera evidencias de estudios cualitativos y cuantitativos sobre envejecimiento e incorpora estudios de caso e información disponible hasta el momento derivada de encuestas sobre población adulta mayor (ENSE-94 y SABE-98). A partir de lo anterior este artículo discute y muestra que el apoyo familiar no es universal ni homogéneo y llega a estar ausente. Se concluye que la familia asiste y cuida a sus miembros en edad avanzada pero de una manera diferencial dependiendo de algunas características sociodemográficas y las condiciones de ventaja o desventaja en las que el adulto mayor se encuentra. En algunos casos la atención frente a la enfermedad del anciano es menos pesada cuando existen recursos económicos, vivienda propia y algunas propiedades a las cuales recurrir en casos emergentes. Las representaciones de los roles de madre y padre en el pasado, también definen claramente las posturas y decisiones de los hijos al momento de ofrecer apoyo de sus padres en la vejez. La perspectiva de género permite observar los diversos estereotipos que justifican la negación o negociación de los hijos para intercambiar apoyos con sus padres o madres ancianos. Respecto al apoyo que otorgan los adultos mayores se descubrió una extensa y variada actividad por su parte. Los adultos mayores proporcionan dinero, servicios, regalos y cuidado a menores, dependiendo de sus posibilidades y condiciones de género. También se descubre que los principales receptores de apoyo son los(as) cónyuges, seguido en importancia de los hijos, en tercer término los padres y por último, los yernos/nueras, así como suegros y hermanos. Además de que los ancianos pueden ser los cuidadores primarios en caso de enfermedad de los hijos adultos y responsables de sus nietos. En general, sus aportaciones resultan relevantes en el bienestar de los hogares de sus hijos y padres, a veces con un significado invaluable por la confianza que representa y la naturaleza de la ayuda. Los sistemas de herencia familiar en México varían en las áreas rurales y urbanas. En las primeras, la sucesión ejidal ante la muerte radica en el poseedor o en la Asamblea Ejidal, situación que en muchas ocasiones ha marginado a las mujeres en edades avanzadas poniéndola en desventaja dentro de la familia y en la comunidad. En las áreas urbanas, tener conocimiento sobre la herencia puede motivar apoyo familiar o desanimarlo. Las situaciones derivadas de este hecho oscilan desde la cooperación hasta el conflicto familiar. En ambos contextos la mayor esperanza de vida genera que las descendientes prolonguen el tiempo de espera, situación que también puede reducir la constancia del intercambio. Finalmente, la reciprocidad intergeneracional como principio implícito en las relaciones de apoyo e intercambio tiende a variar a partir de la situación socioeconómica tanto del adulto mayor como de los hijos. Las pensiones y otros recursos monetarios también hacen que los adultos mayores sean más atractivos o menos incómodos para las generaciones de adultos, así como les permite a los adultos mayores obtener mayor autonomía, decidir vivir solos o compartir su espacio doméstico con hijos y nietos. Las opciones pueden propiciar redes de solidaridad, situaciones de negociación o conflicto. El número de hijos también afecta la percepción de reciprocidad así como la relación de intercambio, de tal manera que una mayor descendencia sin una buena posición económica puede no representar apoyo alguno, mientras que de una menor descendencia con recursos económicos existe expectativa de apoyo y reciprocidad. En algunos casos la reciprocidad es inmediata o diferida, producto de las acciones del pasado. De los familiares se espera reciprocidad inmediata o diferida, mientras que en las redes de apoyo no familiares se espera reciprocidad inmediata.

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Atención informal a la población en edad avanzada: La crisis africana - Nana Apt

La capacidad de la población en edad avanzada para seguir sosteniéndose por sí misma y para contribuir al bienestar de quienes les rodean, será el factor crucial que habrá de distinguir el tipo de prosperidad y seguridad que tenga cada país. Al mismo tiempo, la disponibilidad de sistemas de apoyo adecuados para las personas de mayor edad se está convirtiendo en algo cada vez más importante por el envejecimiento de la población, especialmente en África. África, como el resto del mundo, está envejeciéndose demográficamente. El número de africanos que están envejeciendo está aumentando con rapidez. Al mismo tiempo que está aumentando el número de personas que requieren asistencia para poder tener un nivel de calidad de vida aceptable, los recursos de ese continente están agotándose y el sistema tradicional de bienestar social, la familia extensa, está empezando a desintegrarse. Es evidente el conflicto de lealtades que surge entre la familia conyugal urbanizada, de más reciente formación, y la familia extensa tradicional. El proceso de urbanización socava las ideas y valores culturales que unen a la familia, por lo que la sociedad urbana africana amenaza con transformar la imagen del anciano (que hasta ahora había sido una persona muy relevante y respetada), en un extraño indeseado, a la vez que la familia extensa pierde importancia. La importancia que tenían el papel y el status tradicionales de los ancianos en África está disminuyendo. Además, hay cambios significativos en los roles económicos, en las responsabilidades y en los sistemas de recompensa. La modernización de África afecta también de diversas maneras no económicas el bienestar de la población en edad avanzada. La educación moderna, en particular, erosiona la base de poder de los viejos y les confiere poder a los jóvenes que estén educados, urbanizados y politizados. La educación no solamente ha ampliado la brecha entre viejos y jóvenes sino que ha abierto las compuertas de la urbanización y la migración. La migración repercute de dos formas en la atención a los ancianos: genera distanciamiento social entre generaciones y a las personas en edad avanzada les priva de sus fuentes usuales de apoyo y de ayuda. En África la urbanización y la migración extienden la brecha cultural entre los jóvenes y los viejos tanto individual como colectivamente. Los elaboradores de políticas y los promotores del desarrollo deben empezar a tomar en cuenta el envejecimiento de la población no solamente como un problema de derechos humanos y de justicia social sino como un problema crítico del desarrollo. En esta ponencia se identifica la crisis inmanente del cuidado a los ancianos en África, en el contexto del aumento de la pobreza y de la infección por VIH/SIDA. Se muestra que en toda África los sistemas tradicionales de asistencia están sometidos a restricciones y que las personas en edad avanzada tienen una sobrecarga al tener que ayudar a los demás, cuando son ellas mismas quienes más necesitan de esa atención. La negligencia histórica de los sistemas informales de asistencia ha servido para disfrazar la dimensión de la crisis sin que los funcionarios que elaboran las políticas logren estar suficientemente conscientes del problema como para adoptar nuevas medidas en torno al cuidado y atención a los ancianos. En la actualidad, el moderno sistema mundial económico se impone por encima de la viabilidad de los sistemas tradicionales de bienestar familiar, por lo que es causa primordial de la crisis que aqueja a la asistencia informal. En esta ponencia se propone y se analizan dos situaciones críticas principales, interrelacionadas, vigentes en el continente africano, y que repercuten negativamente en la asistencia a las personas en edad avanzada. Estas son: (1) la crisis de urbanización y migración y (2) el moderno ajuste económico al que se enfrenta la familia urbana africana, lo cual impide que la familia joven sufrague los gastos correspondientes a sus responsabilidades sobre el bienestar, en un contexto de falta de esquemas de seguridad social para los ancianos. Ambas crisis repercuten negativamente en la asistencia informal a los miembros más viejos de la familia. Además, el VIH/SIDA ha surgido como el tercer factor de crisis más reciente con repercusiones en los sistemas tradicionales de asistencia nunca antes experimentadas en África. Apenas han empezado a surgir en el mundo las ideas de política sobre la manera de controlar mejor las energías y recursos tanto de la familia como de la comunidad para satisfacer las necesidades sociales de los individuos que envejecen; pero en África se requiere de dichas ideas con mayor urgencia, antes de que sea demasiado tarde. En la ponencia se sostiene que si se espera que la familia africana sirva como red primaria de asistencia, tal como lo fue alguna vez, se requiere saber más sobre la manera como los cambios sociales han afectado la capacidad de la familia para hacerse cargo de ese tipo de responsabilidades. La ponencia termina proponiendo opciones de política sobre la mejor forma de hacer del envejecimiento en África una experiencia positiva y no una crisis para gobiernos y comunidades.

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El SIDA y la tercera edad: La perspectiva tailandesa - John Knodel & Chanpen Saengtienchai

La epidemia mundial del SIDA generalmente se asocia con adultos entre 20 y 50 años y, en menor grado, con sus hijos pequeños abandonados como huérfanos de víctimas de SIDA, y que a veces se infectan ellos mismos por transmisión perinatal. La epidemia también afecta notablemente a las personas mayores, aun cuando se hayan sido considerablemente ignoradas al abordarse el tema del SIDA. Éstas no sólo pueden contraer la enfermedad, sino que generalmente sufren las numerosas consecuencias de la misma como familiares de generaciones mayores, particularmente como padres de adultos que enferman y mueren a causa del SIDA. Las personas mayores también contribuyen considerablemente al bienestar de los adultos más jóvenes infectados por el SIDA, al desempeñar una función importante cuidando a sus hijos enfermos y al asumir el papel de padres adoptivos de sus nietos abandonados como huérfanos de víctimas del SIDA. Además, las personas mayores pueden contribuir notablemente a los esfuerzos desplegados para extender y mejorar el tratamiento de los enfermos de SIDA. Apenas se han realizado estudios sobre estas cuestiones, en particular en los países en desarrollo. Una excepción al respecto es el amplio estudio del SIDA y las personas mayores que estamos llevando a cabo nosotros y nuestros colegas en Tailandia. En el presente informe se hace referencia a los efectos de la epidemia del SIDA en los ancianos, sobre la base de este estudio. Dado que los padres de los adultos enfermos de SIDA son el grupo de personas mayores más afectado por las consecuencias directas de la epidemia, el informe se centra fundamentalmente en los efectos de esta epidemia en los ancianos y en la contribución de estos últimos a la misma, al desempeñar su papel de padres de adultos infectados. Nuestro análisis se basa principalmente en tres componentes del proyecto de investigación que hemos llevado a cabo: entrevistas con informantes principales sobre casos de individuales de SIDA y sus familias; encuestas directas a padres de enfermos de SIDA y un grupo comparativo de personas mayores; y entrevistas detalladas con padres de enfermos de SIDA. Los dos primeros componentes permiten realizar un análisis cuantitativo, mientras que el tercero se ajusta a un análisis cualitativo. Deben destacarse algunas conclusiones importantes de nuestro análisis. Probablemente, la más importante sea el gran número de personas mayores afectadas negativamente por la epidemia del SIDA, al infectarse sus hijos adultos. Estos padres de enfermos de SIDA no solamente superan en número a las personas mayores infectadas ellas mismas, sino que también superan con creces, al menos en Tailandia, el número de huérfanos de víctimas del SIDA, que ha sido objeto de gran atención y publicidad. Sin embargo, los gobiernos nacionales, las organizaciones internacionales y las organizaciones privadas que se ocupan de la epidemia apenas han tomado en consideración a este grupo de padres mayores. Los padres de enfermos del SIDA pueden acusar efectos negativos de muy diversa índole, a consecuencia de la enfermedad y el fallecimiento de sus hijos adultos. Sin embargo, sólo han sido considerados en un solo aspecto, a saber, por el papel que desempeñan al cuidar a sus nietos huérfanos. Pero este es solamente uno de los aspectos en que el SIDA puede afectar a las personas mayores y, en contextos como Tailandia, los ancianos que cuidan a sus nietos huérfanos son una minoría entre los padres mayores con un hijo adulto infectado por la epidemia. En otros entornos, particularmente en los países africanos, donde la epidemia ha alcanzado un alto grado de difusión y donde el nivel de fertilidad de las personas con más probabilidades de infectarse es mucho más alto, el cuidado de los huérfanos de las víctimas de SIDA será más habitual. Si bien el cuidado de éstos últimos sigue siendo una de las consecuencias principales de la epidemia en las personas mayores, su alcance y efectos para los abuelos posiblemente varíen sustancialmente en función del entorno. Además, al insistirse casi exclusivamente en las personas mayores como padres que cuidan a los huérfanos de enfermos de SIDA, se da la falsa impresión de que éste es el modo más habitual y significativo en que la epidemia afecta a las personas mayores, lo que no es necesariamente correcto. Los padres mayores, al paso que sufren las consecuencias negativas de la epidemia, ayudan ostensiblemente a la sociedad a hacer frente a la misma, al cuidar a sus hijos infectados. Las conclusiones que hemos obtenido nos indican que la mayoría de los adultos de Tailandia enfermos de SIDA vive con el padre o la madre y recibe sus cuidados en la fase terminal de su enfermedad y, en el cincuenta por ciento de los casos, el padre o la madre actúa como principal prestador de cuidados. Estas conclusiones son similares a las obtenidas en Uganda, el único país sobre el que existe una evaluación sistemática. Al cuidar a sus hijos adultos en casa, los padres del SIDA alivian al sistema de

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atención de salud de una enorme carga. Nuestras conclusiones revelan asimismo que muchos de los efectos negativos en los padres están asociados a su contribución, al cuidar a sus hijos, y son particularmente extraordinarios en situaciones en que el padre o la madre actúa como principal prestador de cuidados. Los padres también actúan a menudo como vínculos importantes entre el hijo adulto enfermo y el sistema de atención de salud. Acompañan con frecuencia a su hijo infectado a los centros de atención de salud y permanecen a su lado en los hospitales, consultan a los proveedores de cuidados de salud sobre el tratamiento adecuado, administran a su hijo enfermo los medicamentos recetados y le facilitan una gran variedad de cuidados personales a domicilio. Sin embargo, esta importante contribución de los padres mayores apenas se reconoce en Tailandia ni en otros lugares, por lo que no existen programas para prestar orientación a los mismos en el desempeño de este difícil y doloroso papel. Nuestras entrevistas detalladas con padres de enfermos de SIDA revelan claramente su devoción al cuidar a sus hijos infectados, así como su deseo desesperado de aliviar el sufrimiento y mejorar la salud de estos últimos. Así pues, la situación y motivación de los padres mayores es idónea para contribuir a las actividades encaminadas a mejorar la calidad del cuidado de los enfermos de VIH/SIDA. Su contribución potencial probablemente adquiera más importancia a medida se creen programas nuevos y más ambiciosos para promover una profilaxis y un tratamiento más amplios para las infecciones puntuales, un complejo tratamiento antiretroviral del VIH y un cuidado paliativo. Por lo general, la pérdida de un hijo enfermo de SIDA sólo tiene grandes consecuencias negativas para una minoría los padres. La situación económica de los padres que invierten grandes sumas en el tratamiento suele ser mejor que la media, por lo que pueden permitirse dichos gastos sin experimentar dificultades financieras a largo plazo. Al mismo tiempo, la situación parece afectar en mayor grado a los padres pobres cuyos recursos económicos son muy inferiores a los gastos, aun su inversión en el tratamiento es menor. En consecuencia, las intervenciones encaminadas a ayudar a los padres mayores a hacer frente a los problemas financieros asociados a la pérdida de un hijo enfermo de SIDA deberían considerar el grado de vulnerabilidad y estar orientadas a los padres que probablemente experimenten más dificultades económicas. Algunos posibles efectos asociados a la pérdida de un hijo adulto enfermo de SIDA, como la pérdida de apoyo durante la vejez, posiblemente no se manifiesten hasta mucho tiempo después de la muerte del hijo adulto. En nuestro estudio probablemente no hayamos identificado estos posibles efectos a largo plazo, al no haber transcurrido el tiempo suficiente en el momento en que recabamos las informaciones. Sin embargo, la mayoría de los padres con hijos enfermos de SIDA tiene otros hijos de los que pueden depender. Así pues, la pérdida de un solo hijo adulto no entrañará un grave riesgo de perder el apoyo o la ayuda de sus hijos adultos. Sin embargo, si la epidemia del SIDA adquiere mayor difusión, las generaciones ulteriores de padres con hijos enfermos de SIDA contarán con familias menos numerosas, por lo que la pérdida de un solo hijo adulto podría tener consecuencias más graves en cuanto a la ayuda que reciban de los hijos adultos durante su vejez. En algunos países africanos, donde el grado de difusión del VIH es muy superior a Tailandia, el riesgo de los padres de perder a varios hijos es mucho mayor, por lo que las probabilidades de recibir menos ayuda durante su vejez también aumentan. La lacra social continua en los padres de las personas que fallecen a causa del SIDA no está en absoluto generalizada en la Tailandia actual. Las reacciones de comprensión y apoyo de otras personas de la comunidad suelen ser más frecuentes que las negativas, aunque en algunos ámbitos de la comunidad pueden observarse algunas reacciones claramente negativas, lo que se puso de relieve en nuestras entrevistas abiertas en numerosos ejemplos. Sin embargo, las pruebas anecdóticas de reacciones negativas extremas, en particular durante las primeras fases de la epidemia, han conducido a la opinión exagerada y desfasada acerca del predominio de la imposición de esta lacra, y que cueste reconocer que los miembros de la comunidad también pueden mostrarse comprensivos y ayudar a la familia que tiene la desgracia de perder a uno de sus miembros a causa del SIDA. Una de las consecuencias de la reacción comunitaria relativamente positiva es una resistencia menor de la prevista ante la elaboración de programas orientados a fomentar el apoyo de la comunidad, de forma que se preste ayuda a las familias con un miembro enfermo de SIDA. Al adoptarse una actitud más positiva en la comunidad, probablemente aumente el deseo del hijo adulto enfermo de regresar a casa desde dondequiera que se encuentre, y de que los padres acepten la responsabilidad de cuidar de su hijo enfermo de SIDA.

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Tailandia comparte características importantes con muchos países, donde la extensión de la epidemia del VIH/SIDA ha alcanzado un nivel medio-alto, y éstas posiblemente determinen las consecuencias de la misma para los padres y las familias. Incluyen la naturaleza homosexual de la mayoría de las transmisiones y el grado en que los padres dependen de la ayuda de los hijos adultos durante su vejez. Asimismo, Tailandia tiene algunas características que la distinguen de otros países en desarrollo, particularmente de algunos países de África, donde la gravedad de la epidemia es mucho mayor. Muchas de estas características probablemente moderen los efectos de la epidemia en los padres mayores de Tailandia, a diferencia de los países donde no se observan. Éstas incluyen un sistema solidamente establecido de salud pública, un seguro de salud estatal considerablemente amplio, unas actividades excepcionalmente satisfactorias para hacer frente abiertamente a la epidemia y educar al respecto al público en general, y un nivel de fertilidad bajo en la generación de adultos con más probabilidades de contraer el SIDA, en comparación con el nivel de fertilidad de la generación anterior. Tailandia también cuenta con su propio entorno cultural, fuertemente influenciado por su patrimonio del Budismo Theravada, en cuyo marco se interpretan las causas y consecuencias de la epidemia. Así pues, las conclusiones del presente estudio probablemente revistan gran importancia para los países en desarrollo afectados por la epidemia del SIDA, pero también será preciso comprenderlas refiriéndose específicamente al contexto Tailandia.

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NOTAS SOBRE LOS CONFERENCIANTES Nana Araba Apt is Director of the Centre for Social Policy Studies at the University of Ghana, Legon, and is former Head of the Department of Sociology at the same university. Her areas of research and publications focus on ageing and old age, the family as a support system, gender and gender roles. In 1999, she received an Award of Recognition from the United Nations Secretary General for her research and advocacy work on ageing in Africa. She is a Board Member of HelpAge International and President of the African Gerontological Society. She was also a member of the United Nations Expert Group responsible for drafting the document for the World Assembly on Ageing. Armando Barrientos is Lecturer in Public Economics and Development at the Institute for Development Policy and Management at the University of Manchester, UK. His research focuses on welfare and social protection, and he has published a number of papers on pension and health reforms in Latin America, and on the well-being and vulnerability of older workers and their households. He is a joint convenor of the Ageing and Development Study Group of the Development Studies Association in the UK. Vladislav Bezrukov has been Director of the Institute of Gerontology in Kiev since 1989. He is also Corresponding Member of the Academy of Medical Science of Ukraine, Honoured Scientist of Ukraine, President of the Ukrainian Gerontology and Geriatrics Society, Chief of the Laboratory of Social Gerontology at the Institute of Gerontology, Head of Laboratory of Physiology, N.D. Strazhesko Awardee, Director of the WHO Collaborating Center on Aging in Kiev, and Member of the Ukrainian Societies of Physiology, Pathophysiology and Endocrinology. Previously, he worked as Social Affairs Officer at the United Nations Centre for Social Development and Humanitarian Affairs (Vienna, Austria, 1983-1988); and was an expert of the WHO and UN workshops on medical-social aspects of the ageing. He is the Editor-in-Chief of the Ukrainian journal Problems of Aging and Longevity, and is a member of the editorial boards of several national and international journals. He has more than 370 publications on a variety of subjects related to ageing. Ana Amélia Camarano is an Economist for the Brazilian Government, co-ordinating the Research Group on Family and Population at the Applied Economic Research (IPEA) of the Planning Ministry. She is also Lecturer at the National School of Statistics and at the Cândido Mendes University. She has worked on the topic of ageing since 1999 and edited the volume Muito Além dos 60: Os novos idosos brasileiros, (Beyond the Sixties: The New Brazilian Elderly). Some of her recent publications include �Envelhecimento da população brasileira: Uma contribuição demográfica� (forthcoming chapter in a volume prepared by the Sociedade Brasileira de Geriatria and Gerontologia), �O idoso no mercado de trabalho� (IPEA Textos para Discussão, No 830, 2001), �Envelhecimento da população brasileira: Problema para quem� (in Bahia: Análise & Dados, Salvador, 2001), Envelhecimento, condições de vida e política previdenciária: Como ficam as mulheres? (presented at the Inter-Amercian Conference on Social Security, Fortaleza, November 2001). Martha Chen is Horner Distinguished Visiting Professor at the Radcliffe Institute for Advanced Study, Lecturer in Public Policy at the Kennedy School of Government, and Coordinator of the global network �Women in Informal Employment: Globalizing and Organizing� (WIEGO). Her areas of specialization are gender and development, poverty alleviation, and the informal economy. She has long-term resident experience in Bangladesh, where she worked with the Bangladesh Rural Advancement Committee (BRAC), and in India, where she worked with over 50 non-governmental organizations in her capacity as field representative of Oxfam America for India and Bangladesh. Since joining Harvard University in 1987, she has undertaken a field study of widowhood in rural India, pursued policy research on women's economic role in development, taught courses on international development, provided advisory services to various donor agencies and non-governmental organizations, and established a global network on women in the informal economy. Natalia Foigt works as a researcher at the Laboratory of Medical Demography of the Kiev Institute of Gerontology, where she studies the problems of population ageing, older population structure and trends, mortality and life expectancy, and ways of improving population policy for the elderly. She is the author of more than 20 scientific publications and of the forthcoming volume entitled Life Expectancy at Old Age in Ukraine: Evolution, Current Status and Prognosis.

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Maria Cristina Gomes da Conceição is Professor-Researcher at the Latin American Faculty of Social Sciences (FLACSO-Mexico) and Consultant for the Population Council of Mexico and the Caribbean. Previously, she was Research Associate at the National School of Public Health of Fundacao Oswaldo Cruz in Rio of Janeiro. Her most recent publications include �Household and income: Ageing and gender inequalities in urban Brazil and Colombia� (Journal of Developing Societies, forthcoming 2002); �Households income structure and social policy in Brazil, Mexico and Colombia�, in the forthcoming volume Exclusion and Engagement: Social Policy in Latin America (London, 2002); �México � un país de jóvenes, en rápido proceso de envejecimiento, participación laboral, pensiones, discapacidad y uso de servicios de salud� in the volume Políticas Públicas en América Latina (UNAM, forthcoming 2002), �Life course, households and institutions� (Journal of Comparative Family Studies, forthcoming 2002); �Hogares e ingresos en tres generaciones de jefes y jefas en diferentes contextos institucionales� (Revista de Estudios Demográficos y Urbanos, El Colegio de México, 2001); and �Condiciones socioeconómicas de la tercera edad� (DEMOS, 2001). Paul Johnson is Professor of Economic History at the London School of Economics (LSE). He has written widely on the economics and history of old age and pensions, and on the development of welfare states.His publications include Workers versus Pensioners (1989); Ageing and Economic Welfare (1992); Labour Markets in an Ageing Europe (1993); Old Age: from Antiquity to Post-Modernity (1998). He has been a consultant to the UK government and the World Bank on pension system and social sector reform. He is currently working with colleagues at LSE on the construction of a micro-simulation model of the ageing of the UK population to 2050. John Knodel is Professor of Sociology at the Population Studies Center, University of Michigan. He specializes in the areas of population dynamics and ageing in developing countries, with an emphasis on Thailand, and on European historical demography. He has also conducted several studies related to the social demography of education, especially in Thailand and Viet Nam. At present, his areas of research include the socio-demographic impact of AIDS on the older persons, with a focus on Thailand; the relationship between gender and older-age well-being and intergenerational support exchanges; sexual behavior; and the social demography of Southeast Asia. He currently has grants to examine the impact of the AIDS epidemic on older persons and to conduct a comparative study of gender and ageing in eight Asian countries. Di McIntyre is Associate Professor in the Department of Public Health and Primary Health Care at the University of Cape Town, South Africa, where she has worked since 1988. She is the Founder and Director of the Health Economics Unit since 1990. She has nearly 20 years of experience in health economics and health policy, and has worked primarily in Southern and East Africa. Her main research interests are the evaluation of health equity issues, and the analysis of health sector reform initiatives. She is involved in a wide range of training and technical support activities. She has also served on a number of governmental policy advisory committees and is involved in a range of health economics and policy capacity development initiatives within the African region.

Verónica Montes de Oca Zavaka is Research Associate at the Instituto de Investigaciones Sociales (IIS-UNAM) in Mexico,and is a teacher of demography and sociology at the National University of Mexico (UNAM). She currently conducts research on the impact of structural adjustment programmes on systems of social support for the elderly, families and households; and on formal and informal social protection and public policies. Some of her recent publications include �Discourses, voices and visions on the aged in Mexico City� in Indian Journal of Gerontology (Special Issue, Vol. 15(1-2), 2001), and �Desigualdad estructural entre la población anciana en México: Factores que han condicionado el apoyo institucional entre la población con 60 años y más en México� (Estudios Demográficos y Urbanos, El Colegio de México, 2001). She has also co-ordinated the publication titled "Envejecimiento demográfico y políticas públicas para adultos mayores. México en Iberoamérica ante el nuevo siglo".

Tetsuo Ogawa is Research Associate at the Oxford Institute of Ageing, and Senior Member at St Antony's College, University of Oxford. In 1994-95, he was a British Council Fellow from Japan. His main research interest is in social policy and administration, with particular emphasis on citizens� rights, social exclusion, community development, social solidarity, and social policy development in ageing societies. In 1996, he contributed to the BBC TV programme �The Coming of Age�.

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David R. Phillips is Professor of Social Policy and Associate Director of the Asia-Pacific Institute of Ageing Studies at Lingnan University, Hong Kong, where he is also Head of the Department of Politics and Sociology. His research and teaching interests are in health, health care and social epidemiology, with particular focus on social gerontology and and long-term care issues. He is Co-ordinator of the Asian Ageing Research Network and has acted as an advisor on ageing issues to the United Nations Economic and Social Commission for Asia and the Pacific, among other organizations. He is an advisory editor to Social Science and Medicine amongst other journals and a co-editor of the Hong Kong Journal of Gerontology. He has published over one hundred papers and some of his books since 1990 include: Ageing in East and Southeast Asia (Edward Arnold, 1992); Environment and Ageing (Centre of Urban Planning & Environmental Management, University of Hong Kong, 1999); Ageing in the Asia-Pacific Region (Routledge, 2000); National Policies on Ageing and Long-term Care in the Asia-Pacific (Institute of Southeast Asian Studies, Singapore, 2002). Nélida Redondo is Senior Researcher on the programme �La deuda social argentina� (The Argentinean Social Debt) at the Argentinean Catholic University. She is former Director of Studies and Research at the National Institute of Public Administration (1994-2001) and Deputy Director at the National Institute of Social Services for Retired and Pensioners. Some of her recent publications include Aspectos metodológicos del diseño de un sistema de información para servicios de salud a ancianos (2001), �Impacto social del envejecimiento: Radiografía de una población� in Encrucijadas UBA (Revista de la Universidad de Buenos Aires, Vol.1(3), 2001), �El riesgo vejez es argentino: Los ancianos, como inversores cautivos del mercado local, son los que más padecen las fallas del sistema� (Diario Clarín, 21 July 2001) and �Mujeres: por la igualdad: Mejor, no jubilarse antes� (Diario Clarín, 8 March 2001). Chanpen Saegtienchai is former Senior Researcher at the College of Population Studies, Chulalongkorn University, Thailand. She is currently an independent researcher collaborating with the Faculty of Nursing at Chulalongkorn University. She has worked in the area of ageing since 1986, and started her interest in HIV/AIDS related issues in 1993. Her current research focuses on the impacts of AIDS on older people in Thailand. Peter Lloyd-Sherlock is Lecturer in Social Development at the School of Development Studies, University of East Anglia. He has previously held posts at the London School of Hygiene and Tropical Medicine, and at the University of Glasgow. He has been involved in ageing and development research for 12 years, and has led research projects in Argentina, Brazil, Thailand and South Africa. His major publications include Old Age and Poverty in the Developing World. The Shantytowns of Buenos Aires (Macmillan, 1997), �Old age and poverty in developing countries: New policy challenges� (World Development, Vol.18 (12), 2000), and �Formal social protection for older people in developing countries; three different approaches� (Journal of Social Policy, 31(4), forthcoming 2002). Du Peng is Professor and Deputy Director at the Population and Development Studies Center, and Deputy Director of Center on Ageing Studies at Renmin University of China. Previously, he was Visiting Scholar at the Center for Ageing Studies, Flinders University in Australia for two years. He is the author of Ageing Issues and Policies in the European Union (2000), Who Will Provide for the Chinese Elderly? (2000), Chinese Elderly in the Ageing Process (1996), The Process of Population Ageing in China (1994), and the co-author of Social Gerontology (1999) and The Ageing of Population in China (1991).

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