Entrevista P. Eduardo Levy, SJ

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Entrevista con el P. Eduardo Levy, sj, fundador de los Encuentros con Cristo Queremos formar personas, no queremos domesticar La formación debe ser una lucha contra el gobierno del egoísmo «Por gracia de Dios, el primer Encuentro con Cristo fue en Noviembre 22 y 23 de 1963, un sábado por la tarde y un domingo todo el día. Los chicos, todos varones, eran de 13 años del Colegio de los Jesuitas en Guadalajara, México. Se hicieron, como respuesta a la necesidad de complementar las clases de religión con una experiencia de Dios que pusiera el acento en el encuentro personal y grupal con Cristo. En aquel entonces, las clases de religión eran vistas, sobre todo, como una materia por aprender» Así resume el P. Eduardo Levy, sj. los inicios de los Encuentros con Cristo. Esta metodología ha ido evolucionando, conforme a la dinámica del Espíritu Santo. Actualmente, se maneja en muchísimos colegios católicos a nivel nacional e internacional. Básicamente es una secuencia de experiencias, desde los 3 años hasta los 18 años. Son retiros donde los jóvenes van viviendo una experiencia gozosa de Dios. Por las diversas necesidades pastorales que el fundador, el P. Levy, ha detectado, los Encuentros se renuevan constantemente, según los signos de los tiempos: lo que interesaba a chicos de hace 10 años, ahora no es tan interesante para los de hoy. También ha desarrollado Encuentros para padres de familia, catequistas, abuelitos, empleadas domésticas, maestros… El P. Levy está actualmente en la comunidad jesuita del Colegio de Ciencias y Humanidades de Guadalajara, Jal. Aprovechando su visita a Tijuana para impartir unos Encuentros en algunos colegios católicos, y en un ambiente totalmente fraterno accedió a darnos una entrevista. Desde ya hace 21 años, los Encuentros con Cristo están en Tijuana. Varios colegios católicos han adoptado esta metodología. ¿Cuál es la tesis original de los Encuentros con Cristo? P. Eduardo

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Entrevista con el P. Eduardo Levy, sj, fundador de los Encuentros con Cristo

Queremos formar personas, no queremos domesticar

La formación debe ser una lucha contra el gobierno del egoísmo

«Por gracia de Dios, el primer Encuentro con Cristo fue en Noviembre 22 y 23 de 1963, un sábado por la tarde y un domingo todo el día. Los chicos, todos varones, eran de 13 años del Colegio de los Jesuitas en Guadalajara, México. Se hicieron, como respuesta a la necesidad de complementar las clases de religión con una experiencia de Dios que pusiera el acento en el encuentro personal y grupal con Cristo. En aquel entonces, las clases de religión eran vistas, sobre todo, como una materia por aprender»

Así resume el P. Eduardo Levy, sj. los inicios de los Encuentros con Cristo. Esta metodología ha ido evolucionando, conforme a la dinámica del Espíritu Santo. Actualmente, se maneja en muchísimos colegios católicos a nivel nacional e internacional. Básicamente es una secuencia de experiencias, desde los 3 años hasta los 18 años. Son retiros donde los jóvenes van viviendo una experiencia gozosa de Dios. Por las diversas necesidades pastorales que el fundador, el P. Levy, ha detectado, los Encuentros se renuevan constantemente, según los signos de los tiempos: lo que interesaba a chicos de hace 10 años, ahora no es tan interesante para los de hoy. También ha desarrollado Encuentros para padres de familia, catequistas, abuelitos, empleadas domésticas, maestros… El P. Levy está actualmente en la comunidad jesuita del Colegio de Ciencias y Humanidades de Guadalajara, Jal. Aprovechando su visita a Tijuana para impartir unos Encuentros en algunos colegios católicos, y en un ambiente totalmente fraterno accedió a darnos una entrevista.

Desde ya hace 21 años, los Encuentros con Cristo están en Tijuana. Varios colegios católicos han adoptado esta metodología. ¿Cuál es la tesis original de los Encuentros con Cristo?

Es formar seres humanos, según el proyecto de Dios. Queremos que esa idea de que Dios nos ha creado a su imagen y semejanza vaya tomando una dinámica real; que desde el principio se vayan enseñando a captar y poder irlo haciendo, ese proyecto de Dios, como algo suyo. Somos creados a imagen de Dios Trinidad, es decir estamos llamados a la entrega, a la unión, a la felicidad todos juntos y así creadores de humanidad. Creo que la vida de la Trinidad y el proyecto de Dios están en las raíces del ser humano y en su objetivo también. Hay una dinámica de desarrollo para ir descubriendo el proyecto de Dios. Pero en un proceso todo es evolución, en los Encuentros con Cristo también el Espíritu entra en la evolución normal de los niños y de los jóvenes.

P. Eduardo Levy, sj

El lema de los Encuentros es: “formar personas para amar”.

Sí, queremos que se capten como personas para los demás, llamadas a la humildad para que así también se preparen para formar matrimonios y familias con entrega y unión. Esta es la única manera de encontrar una felicidad más consistente. Si no hay este espíritu de dar, de unión, entonces no puede haber felicidad consistente, lo cual es el proyecto de Dios. Se lograra mucho placer, mucho dinero, pero no habrá felicidad consistente. Eso es lo que queremos ir despertando y desarrollando en los niños. Así que la formación de humanidad la concibo como formación de desarrollo de ese proyecto de la Trinidad de asemejarnos a Él, esa es la idea de base.

¿Qué problemáticas ha encontrado para que en esta metodología se dé un Encuentro de los niños y jóvenes con Cristo?

Dado que nosotros tenemos el corazón dividido, tenemos que tener en cuenta que si hay en nosotros esa parte luminosa, es decir esa parte donde están las semillas de Dios, así también tenemos una parte oscura y a veces más fuerte que la parte luminosa y que por lo tanto necesitamos la salvación. Ahí tiene que aparecer Cristo como centro, como el salvador, es el que se asocia con nosotros para salvarnos del espíritu del egoísmo. Esto precisamente lo contrario al proyecto de Dios. Ahora bien, si estamos llamados a la entrega y el espíritu del egoísmo nos lleva a aprovecharnos de los otros, si estamos llamados a la unión y el egoísmo nos separa, y si estamos llamados a crear humanidad y el espíritu del egoísmo nos deshumaniza, entonces la formación tiene que ser también una lucha contra ese gobierno de los egoísmos, deseos desordenados. Así es que hacia allá vamos: hacia un Cristo salvador que tiene que ser en una relación de amistad, de confianza de comprensión.

Los encuentros no son cosa nueva. Han pasado ya casi 48 años desde que usted los fundó. ¿Cuál sería el hilo conductor actual de los Encuentros con Cristo?

Tenemos que llevarlos al Dios de Jesús, al Dios del amor, de la comprensión del perdón de la misericordia. Eso es el núcleo de la formación de los encuentros. Ahora, queremos que los muchachos desde el principio asocien una experiencia de Dios con una experiencia satisfactoria, no queremos presentarles al Dios que nos ve con ojos acusadores, sino el Dios del amor, el Dios amigo, el Dios hermoso, que quiere una relación hermosa con nosotros, que quiere que tengamos entre nosotros relaciones como él, bellas, humanizantes. Evidentemente le tenemos que dar un espacio a la libertad; yo he visto como a veces los chicos conciben la relación con Dios como una especie de cause de leyes. Eso es judaizar y empobrecer el Espíritu de Jesús. Por eso desde el principio tenemos que formar a los chicos como personas

pensantes capaces de tomar decisiones inteligentes. Pero yo diría que esa decisión se da en un ambiente de libertad, enseñarlos a elegir. Por eso no me gustan los formadores que cohíben eso, el pensamiento, la capacidad de decisión, la dinámica democrática, por así decirlo, de los niños. Si queremos que tengan relaciones hermosas con la Trinidad y si las estropeamos, eso ya no puede ser trinitario. Creo yo pues, que para que haya relaciones hermosas, tiene que haber un espacio para la libertad. Por ahí iría la formación de los niños y a ellos cuando les das espacio para que escojan, que tomen decisiones, por más pequeñas que sean, van sintiendo que se les respeta como personas. Yo creo que eso es formar la libertad en ellos. Alguien dirá: ¿eso es discutir? No, eso es importante. Queremos formar personas, no queremos domesticar; queremos formar personas que piensen que elijan. Y ahí está otra problemática: o se les hace demasiado libres, con una pedagogía muy permitiva, pero ahí tampoco se está formando la libertad. En los Encuentros con Cristo, queremos formar una relación con la autoridad de persona con persona, no con un tirano.

¿En qué se diferencia entre la dinámica de los Encuentros con Cristo y la catequesis?

La catequesis es muy importante. Ahí el acento está más puesto en los contenidos, en que tengan un conocimiento de la doctrina y eso evidentemente es importante. Ya muchos catecismos están haciendo un esfuerzo para que dentro de la misma catequesis se les vaya dando una formación humana. Creo que muchos catecismos están diseñados para que capten la doctrina. Entonces veo yo que, así nacieron los encuentros, hace falta un complemento, para que vean los niños y jóvenes, que la relación con Dios es hermosa, que un ser profundo la necesita. Los Encuentros con Cristo no son para hacer catequesis; lo que se trata es de generar experiencias, que a los niños sin que lo puedan definir bien, les resulta muy hermoso. Una experiencia con Dios muy viva, gozosa, algo que no se le va a olvidar. Eso tiene mucho impacto. Alguien podrá objetar: “Es que los contenidos catequéticos fueron muy poquitos”. En realidad no me interesa eso. Se da el contenido suficiente para que se pueda generar la experiencia. Hay que motivar, hay que llevarlo a que esa experiencia viva en ellos y sea vital, se desarrolle, entonces aquí el acento esta mas puesto en la vida, que en la verdad, aunque se necesita también la verdad. Porque una verdad que se queda en el cerebro, y no se lleva a la vida, pues le faltó lo principal, es como una semilla en un pomo. Ahora bien, no basta con el encuentro; hay que darle seguimiento. Cuando yo hice los encuentros suponía que teníamos a los muchachos en el colegio y los podíamos seguir. Ahora sería en la catequesis.

Formar personas libres para pensar… más allá de la imposición.

Mira lo que he visto es que, en primer lugar hay mucho menos religiosos en bastantes colegios la formación ha quedado en manos de los laicos y eso tiene sus ventajas. Pero también me he encontrado con que no se han formado lo suficientemente en una teología viva. En ese caso, lo que transmiten es un contenido seco y lo van gozando como al margen. En algunos otros colegios toman su catecismo y hacen que la formación cristiana se vuelva muchos contenidos para el examen y eso también es empobrecer porque si sólo en eso se queda, no da frutos. La memoria de los niños tiende a lo vivo, son capaces de aprenderse los nombres de todos los jugadores de la liga de fútbol, porque eso es vivo para ellos. Entonces los contenidos secos los olvidan, y los olvidan rápido. Tenemos que hacer que los

contenidos se vuelvan en ellos algo vital. Y eso supone una pedagogía diferente, muy cristiana y muy vital.

Por su amplia experiencia en la pedagogía, ¿cuál cree que es el reto más importante que se tenga en el ámbito educativo?

Yo pienso que algo muy importante es que hagan unos catecismos renovados. Porque la teología necesita una renovación hay muchas cosas que se han venido a través de los siglos peor que ahora nos parece sencillamente increíble. El mismo Papa Benedicto XVI ha pedido a los jesuitas que revisen el Catecismo de la Iglesia Católica. Se necesita pues que los pedagogos católicos tengan capacidad interpretativa de los textos bíblicos. Me decía una niña de unos 6 años, en un colegio en la ciudad de México: Oye Padre, yo creo que mis maestras están desconcertadas. ¿Cómo que desconcertadas? Le pregunté. Si –me contestó– Una de ellas dice que los primeros hombres vivían en cuevas y otras, dicen que vivían en un paraíso. Entonces si no les explicas toda esta hermenéutica empiezan a decir que son puros cuentos. Van creciendo y dicen: Nos estaban cotorreando… ¿¡Imagínate!? Que la catequesis los vaya volviendo incrédulos. Ahora bien, la Verdad tiene que entregarse al muchacho en tanto cuanto el muchacho lo pueda entender. Se trata de alentarlos, decirles: Vas bien, lo estas captando… Se trata también de comprender el proceso de evolución, que la sabiduría de Dios va funcionando. Si el joven va descubriendo, si es sincero y quiere encontrar la verdad, no un orgullo terco, entonces va a llegar a la verdad. Se trata de apoyar y no lo descalificar este proceso porque si no, los muchachos se van a sentir decepcionados. La imposición en pastoral suele ser poco efectiva.

Para mayor información sobre los Encuentros con Cristo, puede usted visitar la página web http://www.encuentrosconcristo.com.mx/, escribir al correo: [email protected] o llamar al teléfono: (0133) 3834-8019 y 3656-6073