JL Caravias sj

El Apocalipsis presenta con duro realismo la lucha histrica entre las fuerzas destructivas y las fuerzas constructivas. Es crudamente realistay profundamente esperanzadorAsegura el triunfo final de la creatividad divina.

Cuando el universo le quede sometido, el Hijo se someter a Aquel que le someti todas las cosas, para que en adelante, Dios sea todo en todos1Cor 15,28

Ahora todo lo hago nuevo 21,5Entonces, el que est sentado en el trono dijo: Despus del triunfo total de Cristo ya no habr ms muerte

Ha llegado la salvacin, el poder y el reinado de nuestro Dios, y la soberana de su Ungido. Pues echaron al acusador de nuestros hermanos...Ellos lo vencieron con la sangre del Cordero y con su palabra y con su testimonio, pues hablaron sin tener miedo a la muerte. 12,10s

S, reinar por los siglos de los siglos.Los veinticuatro Ancianos que estaban sentados en sus tronos delante de Dios se postraron para adorar a Dios, diciendo: Te damos gracias, Seor Dios, Todopoderoso, el que eres y que eras, porque has empezado a reinar, valindote de tu poder invencible. 11,15-17 Ahora el mundo ha pasado a ser reino de nuestro Dios y de su Cristo.

Ya no habr muerte ni lamento, ni llanto, ni pena, pues todo lo anterior ha pasado. 21,4El primer cielo y la primera tierra haban desaparecido, y el mar (la maldad) no existe ya. 21,1Ya no habr noche 22,3Ninguna maldicin es all posible. 22,3Nada manchado entrar en ella. 21,26

l enjugar las lgrimas de sus ojos.

21,3

21,6

Despus vi un cielo nuevo y una tierra nueva. Vi a la Ciudad Santa, la nueva Jerusaln, que bajaba del cielo, de junto a Dios, engalanada como una novia que se adorna para recibir a su esposo. 21,1s

No vi templo alguno en la ciudad, porque su templo es el Seor Dios, el Todopoderoso, y el Cordero. No habr que cerrar sus puertas al fin del da, ya que all no habr noche. 21,22-25

yo ser Dios para l, l ser hijo para m. 21,6ssta es la morada de Dios con los hombres: l habitar en medio de ellos. Ellos sern su pueblo y l ser Dios-con-ellos. sta ser la herencia del vencedor:

El trono de Dios y del Cordero estar en la ciudad, y sus servidores le rendirn culto. Vern su rostro y llevarn su nombre en la frente. No necesitarn luz de lmpara ni luz del sol, porque Dios mismo ser su luz, y reinarn para siempre. 22,3-5

Felices los que lavan sus ropas, porque as tendrn acceso al rbol de la vida, y se les abrirn las puertas de la ciudad. 22,14 Voy a llegar pronto y llevo conmigo el salario para dar a cada uno conforme a su trabajo.

Yo soy el Brote, el Descendiente de David, la estrella radiante de la maana.22,16

El que tenga sed, que se acerque el que lo desee, reciba gratuitamente el agua de la vida. 22,17

El Espritu y la Esposa dicen: Ven! S, llegoenseguidaAmn. Ven, Seor Jess. 22,20 El que escucha diga tambin: Ven! 22,17